Articulo ¿Tiene Sentido El Trabajo Pedagógico

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MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

Artículo académico
¿TIENE SENTIDO EL TRABAJO PEDAGÓGICO?

MATERIA:
PEDAGOGÍA E HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

NOMBRE DEL ESTUDIANTE: LINDA NALLELY GALLARDO MORALES

ASESOR:  MTRO. VICTOR MANUEL CRUZ HERRERA

Atoyac de Alvarez, Gro., Enero de 2021


¿TIENE SENTIDO EL TRABAJO PEDAGÓGICO?
Ing. Linda Nallely Gallardo Morales

que debemos contribuir con el desarrollo


real de un docente -investigador, pues, al
“Hoy se habla, con insistencia, del
reivindicar la condición de generador de
profesor investigador. En mi opinión lo que
hay de investigador en el profesor no es teorías está en la posibilidad de producir
una cualidad o una forma de ser o de nuevos conocimientos, desde un proceso
actuar que se agregue a la de enseñar. La reflexivo, que deben socializados y
indagación, la búsqueda, la investigación, sistematizados para que sean útiles a la
forman parte de la naturaleza de la sociedad.
práctica docente. Lo que se necesita es
que el profesor, en su formación
permanente, se perciba y se asuma, por
ser profesor, como investigador.”
Palabras claves: práctica pedagógica,
PAULO FREIRE formación docente, docente-investigador,
saber pedagógico, retos y desafíos de la
Resumen practica docente.
La práctica docente es una praxis social
que enfrenta situaciones, eventos y
personas, donde intervienen sentidos y
significados, producto de las relaciones
que en ella se dan. En el hacer diario de la
práctica docente los maestros enfrentan
retos, uno de ellos en la actualidad son las
exigencias que desde las políticas
educativas han asignado a los maestros
“cambiar sus propias prácticas docentes”,
por ser una necesidad consecuencia de la
modernidad del siglo XXI. Este articulo
examina la formación docente desde dos
de sus categorías de análisis más
importantes: (a) la práctica pedagógica y
(b) el saber pedagógico, las cuales se
revelan en sus entidades ontológicas,
teóricas y epistemológicas cuando se
indaga sobre el proceso formativo

Nuestra actuación no puede, ni debe estar


limitada sólo a consumir conocimientos
producidos por otros (Eliot, 1997), sino
I. INTRODUCCION.

La escuela es la institución creada para proveer a los individuos de una educación de


calidad. En nuestro país esta afirmación se encuentra reglamentada en la Constitución y en
la Ley General de Educación. El artículo tercero Constitucional garantiza la calidad
educativa, asegurando la idoneidad de los profesionales de la educación, que participan en
el proceso de enseñanza, para el logro del aprendizaje de los estudiantes.

Conceptualizar el término de práctica docente no es sencillo, ya que en ella se encuentran


contradicciones porque se mueve entre la política educativa y el hacer de los docentes en el
vivir diario cara a cara con la docencia; de compartir con los alumnos situaciones
académicas, pero también familiares, económicas, políticas y sociales.

La formación docente está asociada a la emergencia de nuevas maneras de concebir el


conocimiento y el proceso de la ciencia, en general, plantea nuevas interrogantes según las
cuales no existen verdades absolutas, sino que su estatuto será siempre provisional y desde
esta perspectiva se intenta estudiar –la formación docente– en sus categorías de análisis
mas importantes: (a) la práctica pedagógica y (b) el saber pedagógico. Se trata de
reflexionar desde una perspectiva ontológica, epistemológica y teórica sobre la relación de
ese proceso complejo entre el saber y el hacer.

La reflexión desde la práctica implica la condición de un docente investigador; más real que
ideal, pero; no obstante, a pesar de las formalidades declarativas se mantiene una
concepción, heredada de la tradición, de formar sólo para enseñar porque se supone que la
investigación está reservada a los expertos o son otros profesionales quienes deben
investigar los problemas de la educación, lo cual no es verdad.

En este contexto, los docentes trabajamos, en las escuelas, en aulas inadecuadas, saturadas
de alumnos, carentes de espacios en donde los estudiantes tengan acceso a las tecnologías
de la información y la comunicación, sin las adaptaciones para incluir a todo tipo de
alumnos. Además, los docentes no tenemos la preparación para atender todas las
necesidades de aprendizaje, incluidas las necesidades especiales, de los alumnos. Inicié en
esta función después de haber egresado de una licenciatura no pedagógica, sin embargo,
desde mis inicios como docente descubrí la importancia que tiene aprender acerca de los
métodos pedagógicos, de las estrategias didácticas, del desarrollo cognitivo, de los estilos
de aprendizaje de los alumnos, y que, además debía mantenerme en actualización continua,
si lo que pretendo es lograr hacer un trabajo profesional.
2. DESARROLLO

Práctica Pedagógica
La actividad diaria que desarrollamos en las aulas, laboratorios u otros espacios, orientada
por un currículo y que tiene como propósito la formación de nuestros alumnos es la práctica
pedagógica. Esta entidad tiene varios componentes que es necesario examinar:
a) los docentes, b) el currículo, c) los alumnos, y d) el proceso formativo (Díaz, 2004).

La práctica docente “es el conjunto de estrategias y acciones empleadas por el profesor en


el proceso de enseñanza-aprendizaje” (Ejea, 2007).

Ahora bien, cuando examinamos nuestra práctica pedagógica ¿Como nos vemos como
docentes? ¿Cómo nos perciben los demás? Es indudable que somos nosotros quienes le
damos vida a la práctica pedagógica, pero realmente, qué respondemos, cuando nos
hacemos la pregunta ¿Quién soy? ¿Soy realmente un docente ideal?

Los docentes somos una circunstancia que se forma a partir de una persona. Si la formación
personal es fuerte, sólida, así lo será el docente. Por eso es necesario preguntarnos ¿Cuáles
son los valores y convicciones que orientan mi actuación? ¿Acaso vivo desde el personaje
que aparento ser o desde la persona que soy? ¿Qué es lo que orienta mi vida? ¿Tener más o
ser más? Se trata de darle sentido a nuestras vidas, y así evitar quedarnos llenos de nada y
vacíos de todo.

Los maestros enfrentamos el reto de guiar a los alumnos para el logro de sus aprendizajes
con la metodología pedagógica que desarrollemos en el trabajo áulico. Pero también,
debemos cumplir con otras funciones que se han agregado al trabajo docente, como son la
tutoría y la gestión escolar que, aunque están relacionadas con nuestro trabajo, implican la
aplicación de otras habilidades que los profesores debemos poseer. (Fernández, 2009).

El reto para los docentes es la creación de una escuela pública diferente, con un modelo
educativo que recupere la relación entre escuela y comunidad, para que sea un instrumento
que lleve a la transformación real de esta sociedad en la que prevalece el egocentrismo, más
preocupada por satisfacer las necesidades económicas y materiales, y que se aleja de los
valores éticos y morales. La nueva escuela tendría que caracterizarse por el profesionalismo
de los docentes, quienes deben ser democráticos e incluyentes. Los docentes debemos ser
quienes proveamos de una educación de calidad para todos, los encargados de rescatar y
preservar la cultura de los pueblos, y ser los proveedores del conocimiento universal

Saber Pedagógico.

Los docentes generamos teorías, como fundamento consciente o inconsciente de nuestra


práctica pedagógica, que pueden contribuir a la constitución de una base de conocimientos
sobre los procesos que explican nuestra actuación profesional. Este reconocimiento
constituye un nuevo referente, desde el cual se replantea el problema de la formación
permanente del docente, como opción de su desarrollo personal y profesional; genera,
además, un proceso reflexivo importante que, desde una postura crítica en relación con sus
actuaciones, inicia una búsqueda de fundamentos para que las prácticas pedagógicas de los
docentes tengan sentido y con ese proceso contribuyan a producir teorías que fortalezcan su
ejercicio docente.

Ahora bien, considero que esta realidad del docente como generador de conocimientos,
cuando reflexiona desde su práctica, reconstruyéndola y resignificándola no ha sido
estudiada de manera sistemática, amplia y suficiente en nuestros escenarios educativos. Sin
lugar a dudas, es una situación que debe ser examinada como consecuencia de las
implicaciones que tiene, entre algunas, en las siguientes áreas: (a) políticas de docencia del
Estado, (b) programas de formación docente de las universidades y (c) ejercicio docente y
práctica pedagógica en las instituciones educativas, por citar los más importantes.

En consecuencia, estamos frente a un vacío teórico en relación con el estudio sobre la


construcción del saber pedagógico de los docentes. Este hecho es de interés para quienes
investigamos sobre los problemas de la educación; pues es evidente el protagonismo y la
responsabilidad del docente en las diversas instancias donde se planifica, organiza, ejecuta
y evalúa el proceso educativo como factor importante en el desarrollo y progreso de la
sociedad.

Formación Docente

El ejercicio de la profesión docente y en la decisión que tomamos de desarrollar un plan


personal, visto que, la universidad contribuye con un bajo porcentaje de los saben la
elaboración de saberes y dominios.

La formación del docente, licenciado o profesor, en la mayoría de los casos, concluye en la


escolaridad al no disponer de un plan de formación permanente. Una vez concluidos los
estudios universitarios, en parte, con carencias y vacíos el docente ingresa al ejercicio
profesional o continúa con su ejercicio docente con un conjunto de saberes dispersos,
difusos, superficiales que lo acompañan durante su desempeño; a los cuales se suman la
rutina, conformismo, condiciones adversas del medio, ausencia de programas de formación
y un abandono intelectual que se apodera del docente ayudado por la fragilidad de un
compromiso que no ha podido desarrollar.

Retos y desafíos de la práctica docente que enfrentamos los maestros del siglo XXI.

La educación que imparte el Estado, utilizando el modelo tradicional, se ha hecho obsoleta,


uno de los retos es llevar a cabo cambios radicales que la reivindiquen y la hagan salir del
burocratismo en el que se encuentra desde hace varias décadas. Las autoridades
gubernamentales y la clase política, cuyo actuar ha producido la desconfianza y el
alejamiento de la sociedad, se han encargado de hacer de la educación un producto alejado
de las expectativas de las familias, quienes, aunque siguen considerando que es importante
educarse, han caído en un conformismo que lleva a la escasa o nula participación en los
asuntos educativos.

Los maestros enfrentamos el reto de guiar a los alumnos para el logro de sus aprendizajes
con la metodología pedagógica que desarrollemos en el trabajo áulico. Pero también,
debemos cumplir con otras funciones que se han agregado al trabajo docente, como son la
tutoría y la gestión escolar que, aunque están relacionadas con nuestro trabajo, implican la
aplicación de otras habilidades que los profesores debemos poseer. (Fernández, 2009)

El reto para el Estado mexicano es hacer una verdadera reforma educativa, no solo laboral,
que sea incluyente, que tome en cuenta la atención a la diversidad, a la heterogeneidad, a la
desigualdad. Además, para transformar la educación desde sus orígenes, deben considerarse
problemas históricos como el analfabetismo, el rezago educativo, el problema de cobertura,
etc. Hacer la revisión del proyecto educativo, del currículum, de la práctica docente, de las
condiciones de infraestructura, etc. Incluir a todos los interesados en la educación:
docentes, directivos, alumnos, padres de familia, autoridades civiles, la sociedad en general,
para arribar a una real y factible propuesta de solución.

3. CONCLUSIONES

Aportes para una reconceptualización del saber pedagógico como objeto epistemológico

En estas investigaciones de representaciones del saber pedagógico se evidencia un conjunto


de elementos que componen este saber: componentes éticos, conceptuales, procedimentales
y aquellos relativos a la praxis docente, todos estos con una fuerte connotación axiológica,
ética e ideológica, provenientes de distintas tradiciones pedagógicas. Estas representaciones
dan cuenta de una racionalidad, es decir, de la forma que tienen los estudiantes de
pedagogía y los profesores formadores de docentes de significar la realidad escolar, esto es,
una episteme.

La práctica docente que se ha llevado a cabo durante décadas en las escuelas del país, no
pudo contribuir de manera satisfactoria al desarrollo de habilidades cognitivas, actitudinales
y valorales en los alumnos cuando se tenía claro el modelo de sociedad que se deseaba
formar. Ahora, que el país debe encarar los retos de una sociedad globalizada, se tiene que
modificar el esquema tradicional, identificando y eligiendo un nuevo paradigma acorde a
las características que los alumnos han adoptado en la sociedad actual.

Los docentes, profesionales de la educación, debemos ser las personas formadas


académicamente para responder a las necesidades educativas de los alumnos; debemos
dejar de promover y practicar la educación bancaria, en la que el docente es el transmisor y
los alumnos los receptores del conocimiento. Ahora se debe ceder al alumno el papel
protagónico en su proceso de aprendizaje. El papel del docente es la de mediador en el
encuentro del alumno con el conocimiento, es guía y facilitador del aprendizaje y no solo el
simple expositor de la información. En esta mediación debe ser el profesor quien oriente y
conduzca la actividad constructiva del aprendizaje de los alumnos, a quienes debe
proporcionar la ayuda profesional que necesitan.

Los profesores debemos organizar, proporcionar información y llevar un desarrollo


ordenado de la clase; informar a los alumnos de los propósitos, contenidos, metodología y
criterios de evaluación; despertar la curiosidad e interés de los alumnos hacia los
contenidos y actividades a desarrollar; facilitar la comprensión delos contenidos básicos.
Además debemos ser ejemplo en nuestro actuar y ser portadores de valores; asesorar en el
cuidado del medio ambiente y el buen uso de todos los recursos

Respecto a la formación inicial docente, es necesario reconstruir la relación de los centros


de formación y sus currículos, con las instituciones escolares, teniendo en cuenta que en
ellas se construye el saber pedagógico objeto epistemológico de la profesión.

4. REFERENCIAS

Covey, S. (1996). Los siete hábitos de la gente altamente efectiva. Argentina: Paidós.

Díaz, V. (2001a). Construcción del saber pedagógico. Sinopsis Educativa, Revista


Venezolana de Investigación., 1(2), 13-40.

Elliot, J. (1997). La investigación – acción en educación. Madrid: Morata

Aguerrondo, I. (10-12 de julio de 2002). Maestros en América Latina. Recuperado el 16 de


enero de 2013, de http://www.ub.edu/obipd/PDF%20docs/Formaci
%C3%B3%20Permanent/Educaci
%C3%B3%20Universitaria/Documents/desafios_politica_educativa_reformas_formacion_
docente_aguerrondo.pdf

Cullen, C. A. (2007). Resistir con inteligencia. México: Pueblo Nuevo.

Delfino, J. T. (2011). Un modelo educativo en cuestión. Plaza y Valdes.

Fierro, C. (2006). Transformando la práctica docente. México: Paidós.

Fregoso, M. V. (s.f.). Significados de la práctica docente que tienen los profesores de


educación primaria.

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