Trabajo - Dei - Verbum Parcial

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Ponentes: Lic. Luis Perdomo y Lic.

Angela Hernández de Patines

Ángela María Hernández de Patines


Tabla de contenido

1. INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................3
2. DESARROLLO.........................................................................................................................3
2.1. CARACTERÍSTICAS Y ORGANIZACIÓN DE LA DEI VERBUM..................................................3
2.2. MENSAJE DE LA DEI VERBUM Y SU IMPORTANCIA.............................................................5
2.3. NOVEDAD Y SIGNIFICACIÓN PERSONAL DE LA DEI VERBUM..............................................6
2.4. SÍNTESIS DE LA DEI VERBUM..............................................................................................6
CONCLUSIONES...........................................................................................................................11
BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................12
1. INTRODUCCIÓN
Este trabajo sobre la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación (Dei Verbum)
pretende hacer una síntesis de este documento del Concilio Vaticano II, que ha revalorizado
más profundamente la importancia fundamental de la Palabra de Dios, para deriva de allí
una renovación de la vida de la Iglesia, sobre todo, en la predicación, en la catequesis, en la
teología, en la espiritualidad y en el camino ecuménico.

Se inicia describiendo las características del documento, su contextualización dentro del


conjunto de documentos del Concilio Vaticano II y la organización del mismo que da
cuenta de su estructura y contenido. Luego se aborda la importancia y significación que ha
tenido el mismo para la Iglesia del Siglo XX, que para algunos autores, representa el paso
a una concepción personalista, histórico-salvífica y cristológica de la revelación y que por
tal razón constituyó una especie de revolución copernicana frente a una concepción
doctrinalista, temporal, nocional, que había prevalecido hasta mediados del siglo XX.
Seguidamente se aborda la novedad y significación que este documento tuvo a nivel
personal, destacándose la gracia que significó conocerlo de voceros del CEBIPAL, expertos
en Biblia y enamorados de la Palabra de Dios.

Posteriormente, se presenta una síntesis del documento, que no se ajusta a los


requerimientos establecidos, pero que a nivel personal significó saborear las delicias de
cada uno de los numerales de este maravilloso documento de la Iglesia. Finalmente, se
presentan unas conclusiones de los elementos abordados en el presente trabajo.

2. DESARROLLO
2.1.CARACTERÍSTICAS Y ORGANIZACIÓN DE LA DEI VERBUM
El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica convocado por el
papa Juan XXIII, quien lo anunció en el mes de enero de 1959. Fue uno de los eventos
históricos que marcaron el siglo XX.Tras un largo y duro trabajo, se redactaron 16
documentos, que constituyeronuna toma de conciencia de la situación de la Iglesia para ese
momento y definieron las orientaciones que guiarían a la Iglesia en adelante.Estos
documentos fueron los siguientes:

Constituciones:

1. Dei Verbum (Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación)


2. Lumen Gentium (Constitución Dogmática sobre la Iglesia)
3. SacrosanctumConcilium (Constitución sobre la Sagrada Liturgia)
4. Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual)
Declaraciones

5. GravissimumEducationis (Declaración sobre la Educación Cristiana)


6. NostraAetate (Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las
Religiones no cristianas)
7. DignitatisHumanae (Declaración sobre la libertad religiosa)

Decretos

8. Ad Gentes (Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia)


9. PresbyterorumOrdinis (Decreto sobre el ministerio y vida de los presbíteros)
10. Apostolicam Actuositatem (Decreto sobre el apostolado de los laicos)
11. OptatamTotius (Decreto sobre la formación sacerdotal)
12. PerfectaeCaritatis (Decreto sobre la adecuada renovación de la vida
religiosa)
13. ChristusDominus (Decreto sobre el ministerio pastoral de los Obispos)
14. UnitatisRedintegratio (Decreto sobre el ecumenismo)
15. OrientaliumEcclesiarum (Decreto sobre las Iglesias orientales católicas)
16. Inter Mirifica (Decreto sobre los Medios de comunicación social)

En el caso de la Constitución Dogmática sobre La Divina Revelación, conocida también


como la Dei Verbum (Palabra de Dios), el 18 de noviembre de 1965, el papa Pablo VI
firmó, con un voto casi plebiscitario: 2350 votantes, 2344placet, 6 no placet, después de
haber sido objeto de seis redacciones.
Desde el contexto de los Documentos Pontificios, todos importantes ya que todos tienen
como autor al Papa, la importancia del documento no se deduce tanto de su clasificación
(Encíclica, Constitución Apostólica, etc.) como de su contenido.
Debido al peso y la verdad que contienen, todo fiel debe concederle a las encíclicas
asentimiento, obediencia y respeto. El Papa Pío XII observó que las encíclicas, aunque no
son la forma usual de promulgar pronunciamientos infalibles, si reflejan el Magisterio
Ordinario de la Iglesia y merece ese respeto de parte de los fieles. De acuerdo a lo anterior,
esta Constitución Dogmática es de significativa importancia para la Iglesia.
En cuento a su estructura, tiene seis (6) capítulos, con los siguientes contenidos:
1. LA REVELACIÓN EN SI MISMA
a. Naturaleza y objeto de la revelación
b. Preparación de la revelación evangélica
c. Cristo lleva a su culmen la revelación
d. La revelación hay que recibirla con fe
e. Las verdades reveladas
2. TRANSMISION DE LA REVELACIÓN DIVINA
a. Los Apóstoles y sus sucesores, heraldos del Evangelio
b. La Sagrada Tradición
c. Mutua relación entre la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura
d. Relación de una y otra con toda la Iglesia y con el Magisterio
3. INSPIRACIÓN DIVINA DE LA SAGRADA ESCRITURA Y SU
INTERPRETACIÓN
a. Se establece el hecho de la inspiración y de la verdad de la Sagrada Escritura
b. Cómo hay que interpretar la Sagrada Escritura
c. Condescendencia de Dios
4. EL ANTIGUO TESTAMENTO
a. La historia de la salvación consignada en los libros del Antiguo Testamento
b. Importancia del Antiguo Testamento para los cristianos
c. Unidad de ambos Testamento
5. EL NUEVO TESTAMENTO
a. Excelencia del Nuevo Testamento
b. Origen apostólico de los Evangelios
c. Carácter histórico de los Evangelios
d. Los restantes escritos del Nuevo Testamento
6. LA SAGRADA ESCRICTURA EN LA VIDA DE LA IGLESIA
a. La Iglesia venera las Sagradas Escrituras
b. Se recomiendan las traducciones bien cuidadas
c. Deber de los católicos doctos
d. Importancia de la Sagrada Escritura para la Teología
e. Se recomienda la lectura asidua de la Sagrada Escritura

2.2.MENSAJE DE LA DEI VERBUM Y SU IMPORTANCIA


El alcance y valoración de ese proceso lo explica muy bien el Cardenal de Lubac (1970):
«En esta Constitución Dei Verbum se ventilan la idea de la Revelación lo mismo que los
conceptos íntimamente ligados con ella, como son los conceptos de tradición e inspiración.
Ésta era la primera vez que un concilio se ponía a estudiar "de una manera tan consciente y
metódica las categorías más fundamentales y primordiales del cristianismo"» Significó,
según algunos autores, el paso a una concepciónpersonalista, histórico-salvífica y
cristológica de la revelación constituyó una especie derevolución copernicana frente a una
concepción doctrinalista, temporal, nocional, quehabía prevalecido hasta mediados del siglo
XX.De Lubac también señala que “uno de los principales méritos de la Dei Verbum fue el
de haber devueltotodo a unidad. Unidad del Revelador y de lo Revelado en Cristo; unidad
de la Escrituray de la Tradición, que no deben separarse; unidad, atestiguada en el último
capítulo, delVerbo de Dios bajo las dos formas en las que se hace presente, es decir, la
Escritura y laEucaristía”.
El Papa Benedicto XVI, en su alocución a los participantes en el Congreso Internacional
sobre “LaSagrada Escritura en la Vida de la Iglesia” (Roma, 14-18 de Septiembre de 2005)
señala algunas de esasaportaciones: “Damos gracias a Dios porque en estos últimos
tiempos, gracias al impulso dado por laconstitución dogmática Dei Verbum, se ha
revalorizado más profundamente la importancia fundamentalde la Palabra de Dios. De eso
se ha derivado una renovación de la vida de la Iglesia, sobre todo, en lapredicación, en la
catequesis, en la teología, en la espiritualidad y en el camino ecuménico. La Iglesiadebe
renovarse siempre y rejuvenecer y la Palabra de Dios, que no envejece nunca ni se agota, es
elmedio privilegiado para ese objetivo”. (Juan Apecechea, 2005).
Los documentos del Concilio Vaticano II, y entre ellos la Dei Verbum, significaron el
mayor cambio que la Iglesia experimentó durante el Siglo XX, y sus efectos se sienten aún
hoy, pues la incorporación del mismo ha sido muy variable en una y otra parte del mundo y
en este sentido muchas iglesias aún hoy están introduciendo esos cambios. Los mismos
además han conducido a un mayor ecumenismo.

2.3.NOVEDAD Y SIGNIFICACIÓNPERSONAL DE LA DEI VERBUM


Este documento ha representado para mí la mano amorosa de Nuestra Madre la Iglesia
Católica que quiere darles a sus hijos el mejor alimento y que los lleva de la mano para que
puedan nutrirse al máximo de él. Y este alimento es la Palabra de Dios, es Dios mismo que
sale a nuestro encuentro a través de su Palabra. Además haber conocido el documento a
través de personas que no sólo tienen una excelente formación bíblica (el CEBIPAL), sino
que además aman la Palabra y viven de Ella, ha sido una gracia maravillosa de Dios. Fue la
forma que encontró el Señor y que dispuso para mí, para que me enamorara de su Palabra y
viviera otra faceta de su amor. De esta manera uno aprende a amar cada día más a su Iglesia
y a vivir las palabras de Santa Teresa de Ávila, cuando estaba cerca de la muerte: SOY
HIJA DE LA IGLESIA.
Uno de los elementos más interesantes del documento es esa unidad entre Sagrada Escritura
y Tradición, dos expresiones de una misma Revelación y ambas unidas al Magisterio de la
Iglesia, gracias al cual podemos alcanzar la dimensión y la profundidad de la Revelación.

2.4.SÍNTESIS DE LA DEI VERBUM


Su objetivo es “exponer la doctrina genuina sobre la Divina revelación y sobre su
trasmisión para que todo el mundo, oyendo, crea el anuncio de la salvación;creyendo,
espere y esperando, ame”. (DV 1)
El capítulo I trata sobre la Revelación, entendiéndola como:
 Manifestación de Dios, que se revela a si mismo, mediante su hijo, Jesucristo. Es
manifestación y donación de Dios mismo.
 el hecho que Dios habla a los hombres, como amigos (Cf. Jn. 15, 15)
 motivada por el gran amor de Dios,
 invitación a la comunicación con Él y a recibirlo en su compañía. La revelación no
es sólo manifestación de algo, sino la “auto manifestación y auto donación de
Alguien” (Apecechea, 2005), por eso se realiza como Palabra en la medida que se
establece una comunicación interpersonal.
 Expresada en hechos (obras) y palabras que constituyen un todo orgánico e
indisociable.
 Manifestación de la verdad íntima de Dios a través de Cristo, “mediador y plenitud
de toda revelación.”
Respecto a este último punto resulta esclarecedor un comentario de José Alberto Garijo
Serrano del Aula de Biblia sobre la verdad contenida en la Sagrada Escritura: “Un concepto
de verdad de tipo "semítico": la verdad no es algo abstracto e intelectual, sino algo muy
concreto que se experimenta con todo el ser. "Conocer" la verdad significa "amar y
encontrar la verdad" (o también "hacer la verdad" y "caminar en la verdad"). Una Verdad
que no es una idea, sino una Persona: Cristo. La "verdad cristiana" no es un sistema de
ideas o de normas; no es un libro, sino que es una verdad de orden personal. Es la Persona
de Cristo, y por tanto, un "misterio personal". Porque toda persona es un "misterio", algo
cuyo fondo último permanece oculto a no ser que libremente se quiera manifestar a otra
persona. Sólo el amor nos pone en comunicación con el misterio profundo de cualquier
persona. Por eso el amor y la verdad están unidos: "Creo lo que no veo, y creyendo amo, y
amando..veo" (San Agustín).”
En el Antiguo Testamento se prepara la revelación evangélica a través de la Historia de
Salvación del pueblo judío. Como señala la carta a los Hebreos, Dios nos ha hablado de
diversas maneras, pero últimamente lo ha hecho a través de su Hijo; el Nuevo Testamento
muestra la obra de salvación que el Padre confío a Jesús. Jesús en toda su manifestación, y
especialmente con su muerte y resurrección, y con el envío del Espíritu Santo completa la
Revelación y nos muestra el designio de salvación y vida eterna que Dios tiene para
nosotros.
Todo esto sólo puede ser leído y entendido a los ojos de la Fe, gracia de Dios a través del
Espíritu Santo.
Este Evangelio prometido a los profetas, fue trasmitido por predicación oral de los
Apóstoles a partir de lo que habían visto, oído y vivido con Cristo y ellos dejaron como
sucesores suyos a los Obispos. Dice el capítulo II, “esta sagrada tradición y la Sagrada
Escritura de ambos testamentos son como un espejo en que la iglesia peregrina contempla a
Dios, de quien todo lo recibe”(DV 7). La tradición que deriva de los apóstoles sigue
progresando en la Iglesia con el auxilio del Espíritu Santo, como en su momento se expresó
en la tradición patrística. Esta misma tradición ha permitido establecer el canon de los
libros sagrados, por esta razón “la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura están
íntimamente unidas y compenetradas, porque surgiendo de una misma fuente, se funden en
cierto modo y tienden a un mismo fin” (DV 9), por esta razón ambas deben ser veneradas,
pues ambas han sido inspiradas por el Espíritu Santo. Ambas “constituyen un solo depósito
sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia” (DV 10)
La Iglesia, como madre nuestra, ejerce el oficio de “interpretar auténticamente la palabra de
Dios” con la asistencia del Espíritu Santo, y en este sentido está al servicio de la Sagrada
Escritura. De forma tal que, Sagrada Tradición, Sagrada Escritura y Magisterio de la
Iglesia, es una trilogía íntimamente vinculada orientada a servir a la salvación de las almas.
Este principio es contrario al establecido por la doctrinaluterana de la sola Scriptura, que es
extensivo a otras iglesias protestantes.
El numeral 11 del Capítulo III de la Dei Verbum ratifica que todos los libros del Antiguo y
Nuevo Testamento son tenidos por santos y canónicos en tanto que “toda la Escritura es
divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda obra buena”(2
Tim 3,16-17” (DV 11).
El numeral 12 señala con relación a la interpretación de la Sagrada Escritura, lo siguiente:
 Debe investigarse lo que los hagiógrafos quisieron realmente expresar.
 Para esto es importante considerar los “géneros literarios”: histórico, profético,
poético u otro.
 Debe considerarse el sentido que intentó expresar el hagiógrafo según su contexto
histórico y cultural, y los géneros literarios usados en su época. Esto significa
considerar las formas autóctonas de expresión, de pensar, de hablar, que eran
propias del contexto histórico cultural del hagiógrafo.
 Esta interpretación debe realizarse en el contexto de la “unidad de toda la Sagrada
Escritura, teniendo en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la
fe”. (DV 12).
Todo lo anterior es función de los exégetas y contribuye a leer y a interpretar la Escritura
con el mismo sentido con que se escribió. Todo esto muestra la gran condescendencia de
Dios, que no sólo tomó la carne de la debilidad humana, sino que permanentemente nos
ayuda a través de la Iglesia entender su Palabra, asumiendo nuestra debilidad.

Con relación a estos tres primeros capítulos de la Dei Verbum, es muy esclarecedor el
artículo del sacerdote jesuita Juan Apercechea denominado DEI VERBUM, La revelación
cristiana como palabra, tradición y acontecimiento histórico. Este autor plantea que la
revelación no es sólo manifestación de algo, sino la “auto manifestación y auto donación de
Alguien” (Apecechea, 2005), por eso sólo se realiza como Palabra en la medida que se
establece una comunicación interpersonal. “La “palabra” o dabar en la tradición semítico-
bíblica se halla frecuentemente vinculado al término ruah o espíritu (Sal 33, 6), en cuanto
aliento y fuerza vital que descubre a lo más íntimo y profundo de la persona (cf Jn 6, 63).
La palabra de Dios, en cuanto dabar, es iluminada y activada por la acción del Espíritu
Santo haciéndola operativa y salvadora. Citando la segunda carta de Pedro, dice la DV que
“los hombres se hacen partícipes de la naturaleza misma de Dios” (DV 2). De acuerdo a lo
anterior el recorrido de la revelación de Dios, al estilo de Juan capítulo 15, es el siguiente:
1. Tiene su inicioen el amor gratuito de Dios.
2. Por la acción del Espíritu Santo propicia un diálogo fecundo.
3. Hace posible un mutuo encuentro amistoso
4. El encuentro culmina en una comunión de vida
5. Esa comunión de vida nos mueve a amarnos unos a otros, como signo y testimonio del
amor de Dios.
Todo este hermoso cuadro de la revelación como diálogo, como encuentro y como
comunión entre Dios y el hombre es impensable e inviable, si no es por la acción gratuita
del Espíritu Santo.Con relación a Cristo como el pleno sentido de la Revelación, señala
“Todo antes de Cristo fue camino hacia él, todo después de Cristo es vivir desde él”.
Con relación a la Tradición plantea la importancia de ésta en contraposición al principio de
la sola Scriptura. En el contexto del concilio de Trento donde se proclamó que la
Revelación (el concilio no emplea este vocablo, sino el de “evangelio”) se encuentra “en
los libros escritos y en las tradiciones no escritas”. Como plantea Danielou (1973):La
Tradición es algo extraordinariamente rico: es toda la vitalidad de la Iglesia bajo la
influencia del Espíritu Santo, que conserva el depósito, lo actualiza en el tiempo, según
cada época”
Otra aportación importante y original de la DV, además de la de la Revelación como
Palabra y como Tradición, es señalar y destacar el carácter histórico dela misma. “Es la
primera vez que un documento del magisterio extraordinario describela economía de la
revelación por la vía de la historia y de la encarnación”. Esta historia tiene un doble
carácter: es antropocéntrico-lineal en su concepción del tiempo y de la historia en el
Judaísmo, pues es el propio hombre quien construye, organiza y ordena su tiempo; y al
mismo tiempo es teocéntrica, por cuanto el hombre nopuede entenderse a sí mismo como
dueño y señor absoluto de su propia existencia. Eldueño y señor absoluto es otro, es Dios,
que está en el origen de su existencia, le dice su
Palabra, le revela sus planes y promesas y guía la historia humana.
El capítulo IV de la Dei Verbum relativo al Antiguo Testamento plantea como la historia de
la salvación está consignada en él: la economía de la salvación fue narrada y explicada por
autores sagrados, de allí el valor perenne del Antiguo Testamento. Estos libros aunque
contienen “algunas cosas imperfectas” (DV 14), demuestran la verdadera pedagogía divina:
“encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del
hombre y tesoros admirables de oración, y en lo que, por fin, está latente el misterio de
nuestra salvación” (ibid). Plantea también la unidad de ambos testamentos: “El Nuevo
Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo” (DV 16).
Considerando que el Nuevo Testamento, es un testimonio perenne y divino del misterio de
Cristo, tiene un carácter de excelencia. Los cuatro evangelios tienen carácter apostólico y
puede hablarse de un “Evangelio en cuatro redacciones, según Mateo, Marcos, Lucas y
Juan.” (DV 17). El mismo tiene un carácter histórico, pues comunica lo que Jesús hizo,
comunicó y enseñó para la salvación de los hombres. En los otros libros del canon del
Nuevo Testamento, se confirma todo lo que se refiere a Cristo, se refiere la historia de la
iglesia primitiva y se anuncia la consumación de la obra de Cristo.
En el capítulo VI esta encíclica se pronuncia sobre la significación de la Sagrada Escritura
en la vida de la Iglesia, partiendo de la premisa que La Iglesia ha venerado siempre las
Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la
mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo
de Cristo, sobre todo en la Liturgia. La iglesia ha considerado y considera la Sagrada
Escritura, juntamente con la Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que,
inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la
palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los
Profetas y de los Apóstoles, es necesario, por consiguiente, que toda la predicación
eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por
ella.Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos va con amor al encuentro
de sus hijos y habla con ellos. Y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que
es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y para sus hijos, fortaleza de la fe, alimento del
alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual. Perfectamente, por tanto, se aplican a la
Sagrada Escritura estas palabras: «Pues la palabra de Dios es viva y eficaz» (Hb 4, 12),
«que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados» (Hch 20, 32; cf.
1 Ts 2, 13).
También señala la importancia que los cristianos tengan amplio acceso a la Sagrada
Escritura, por eso la Iglesia, ya desde sus principios, hizo suya la antiquísima versión griega
del Antiguo Testamento, llamada de los Setenta, y conserva siempre con honor otras
traducciones orientales y latinas, sobre todo la que llaman Vulgata. Para garantizar ese
acceso, la Iglesia procura y promueve que se redacten traducciones aptas y fieles en varias
lenguas, a partir de los textos originales, asimismo promueve que algunas de estas
traducciones se lleven a cabo con la colaboración de los hermanos separados, de forma tal
que puedan ser usadas por todos los cristianos.
La Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, trata de acercarse cada día más a la “profunda
inteligencia de las Sagradas Escrituras, para alimentar a sus hijos. Por esta razón fomenta
el estudio de los Santos Padres, tanto de Oriente como de Occidentes, así como del
Sagradas Liturgias. En este contexto, los exégetas tienen un importante papel bajo la
vigilancia del Magisterio de la Iglesia, para ayudar a los fieles en la lectura de la Palabra de
Dios y para que el mayor número posible de ministros de la palabra puedan repartir
fructuosamente al pueblo de Dios el alimento de las Escrituras. El Concilio anima, por esa
razón, a la continuación de los estudios bíblicos.
Con relación a la importancia de la Sagrada Escritura para la Teología señala que ésta se
apoya, como en cimiento perpetuo, en la palabra escrita de Dios al mismo tiempo que en la
Sagrada Tradición, y con ella se robustece firmemente y se rejuvenece continuamente,
investigando a la luz de la fe toda la verdad contenida en el misterio de Cristo.”(DV 24). A
título de síntesis plantea que “el estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de
la Sagrada Teología” (ibid). Asimismo señala en el mismo numeral que el ministerio de la
palabra, esto es, la predicación pastoral, la catequesis y toda instrucción cristiana, en la que
es preciso que ocupe un lugar importante la homilía litúrgica, se nutre saludablemente y se
vigoriza santamente con la misma palabra de la Escritura, lo cual constituye el germen de lo
que posteriormente se entenderá como animación bíblica de la pastoral.
En el numeral 25, la Encíclica recomienda la lectura asidua de la Sagrada Escritura por
parte de los sacerdotes, diáconos, catequistas para que “ninguno de ellos resulte predicador
vacío y superfluo de la Palabra de Dios que no la escucha en su interior”, pues sólo
enriqueciéndose de Ella podrá comunicar las riquezas de la Palabra de Dios. Citando a San
Jerónimo señala que “el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo”.
Invita a acercarse a ella por diferentes vías: Sagrada Liturgia, la lectura espiritual. “Pero no
olviden que debe acompañar la oración a la lectura de la Sagrada Escritura, para que se
entable diálogo entre Dios y el hombre; porque «a El hablamos cuando oramos, y a El
oímos cuando leemos las palabras divinas»” (DV 25).
En el contexto de que la Iglesia venera por igual la Sagrada Escritura y la Eucaristía,
finaliza indicando que así “como la vida de la Iglesia recibe su incremento de la renovación
constante del misterio Eucarístico, así es de esperar un nuevo impulso de la vida espiritual
por el aumento de la veneración de la palabra de Dios, que «permanece para siempre» (Is
40, 8; cf. Pe 1, 23-25).”(DV 26).

CONCLUSIONES
El objetivo de este documento, tal como lo indica en el proemio es “exponer la doctrina
genuina sobre la Divina Revelación y sobre su transmisión para que todo el mundo,
oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame.” (DV 1) Es
decir que su objetivo es que podamos profundizar en la fe, por ella crecer nuestra esperanza
y conformarnos con Cristo en el amor.

Este documento nos muestra cómo Dios en su inmenso amor quiso comunicarse con los
hombres para entrar en comunión con ellos. Esta Revelación se inició en el Antiguo
Testamento y llegó a su plenitud con Cristo, culmen de la Revelación, que se hace Palabra
de Dios en la medida en que es aceptada con fe por el hombre. Esta Revelación se ha
trasmitido a través de la Sagrada Escritura y la Tradición que están unidas íntimamente
entre sí y con el Magisterio de la Iglesia. Reiterando el pensamiento paulino establece que
"toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir,
para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda
obra buena" (2 Tim., 3,16-17). Señala cómo debe ser interpretada para comprender
exactamente que quiso comunicarnos su autor (Dios), destacando la importancia de los
géneros literarios. Aborda lo relativo a los dos Testamentos, señalando su unidad y cómo
el Antiguo Testamento alcanza su plena significación en el Nuevo Testamento.

En su capítulo VI, este documento afirma cómo la Iglesia venera por igual la Sagrada
Escritura y la Eucaristía, y como sus fieles debemos alimentarnos de ambas para alimento
del alma. Insiste en la importancia de acercarnos a la Palabra de Dios, estudiándola pero
también meditándola, orándola y haciéndola vida en nuestra vida. Mostrando la
extraordinaria significación de la Palabra señala que ella es “el alma de la Teología”(DV
25)

BIBLIOGRAFÍA

APECECHEA, Juan, 2005, DEI VERBUM, La revelación cristiana como palabra, tradición y
acontecimiento histórico

Cardenal Henri de Lubac, S.J., LA NOVEDAD DE LA DEI VERBUM, Comentario al


preámbulo y al capítulo primero: en B.D Dupuy (dir.), La Revelación divina Constitución
Dogmática «Dei Verbum», Taurus, 1970, Madrid, t I, p 349.

CERVIGON, Javier , s/f, Comentarios sobre la Dei Verbum:La Biblia Como Testimonio Escrito e
Inspirado de la Revelación Dialogada y Amistosa de Dios

PABLO VI, 1965, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación (Dei Verbum)

VILLEGAS, Miguel Angel, 40 años de la Dei Verbum: escuchar para anunciar, en revista Esquila
Misional.

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