Trabajo - Dei - Verbum Parcial
Trabajo - Dei - Verbum Parcial
Trabajo - Dei - Verbum Parcial
1. INTRODUCCIÓN.....................................................................................................................3
2. DESARROLLO.........................................................................................................................3
2.1. CARACTERÍSTICAS Y ORGANIZACIÓN DE LA DEI VERBUM..................................................3
2.2. MENSAJE DE LA DEI VERBUM Y SU IMPORTANCIA.............................................................5
2.3. NOVEDAD Y SIGNIFICACIÓN PERSONAL DE LA DEI VERBUM..............................................6
2.4. SÍNTESIS DE LA DEI VERBUM..............................................................................................6
CONCLUSIONES...........................................................................................................................11
BIBLIOGRAFÍA.............................................................................................................................12
1. INTRODUCCIÓN
Este trabajo sobre la Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación (Dei Verbum)
pretende hacer una síntesis de este documento del Concilio Vaticano II, que ha revalorizado
más profundamente la importancia fundamental de la Palabra de Dios, para deriva de allí
una renovación de la vida de la Iglesia, sobre todo, en la predicación, en la catequesis, en la
teología, en la espiritualidad y en el camino ecuménico.
2. DESARROLLO
2.1.CARACTERÍSTICAS Y ORGANIZACIÓN DE LA DEI VERBUM
El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica convocado por el
papa Juan XXIII, quien lo anunció en el mes de enero de 1959. Fue uno de los eventos
históricos que marcaron el siglo XX.Tras un largo y duro trabajo, se redactaron 16
documentos, que constituyeronuna toma de conciencia de la situación de la Iglesia para ese
momento y definieron las orientaciones que guiarían a la Iglesia en adelante.Estos
documentos fueron los siguientes:
Constituciones:
Decretos
Con relación a estos tres primeros capítulos de la Dei Verbum, es muy esclarecedor el
artículo del sacerdote jesuita Juan Apercechea denominado DEI VERBUM, La revelación
cristiana como palabra, tradición y acontecimiento histórico. Este autor plantea que la
revelación no es sólo manifestación de algo, sino la “auto manifestación y auto donación de
Alguien” (Apecechea, 2005), por eso sólo se realiza como Palabra en la medida que se
establece una comunicación interpersonal. “La “palabra” o dabar en la tradición semítico-
bíblica se halla frecuentemente vinculado al término ruah o espíritu (Sal 33, 6), en cuanto
aliento y fuerza vital que descubre a lo más íntimo y profundo de la persona (cf Jn 6, 63).
La palabra de Dios, en cuanto dabar, es iluminada y activada por la acción del Espíritu
Santo haciéndola operativa y salvadora. Citando la segunda carta de Pedro, dice la DV que
“los hombres se hacen partícipes de la naturaleza misma de Dios” (DV 2). De acuerdo a lo
anterior el recorrido de la revelación de Dios, al estilo de Juan capítulo 15, es el siguiente:
1. Tiene su inicioen el amor gratuito de Dios.
2. Por la acción del Espíritu Santo propicia un diálogo fecundo.
3. Hace posible un mutuo encuentro amistoso
4. El encuentro culmina en una comunión de vida
5. Esa comunión de vida nos mueve a amarnos unos a otros, como signo y testimonio del
amor de Dios.
Todo este hermoso cuadro de la revelación como diálogo, como encuentro y como
comunión entre Dios y el hombre es impensable e inviable, si no es por la acción gratuita
del Espíritu Santo.Con relación a Cristo como el pleno sentido de la Revelación, señala
“Todo antes de Cristo fue camino hacia él, todo después de Cristo es vivir desde él”.
Con relación a la Tradición plantea la importancia de ésta en contraposición al principio de
la sola Scriptura. En el contexto del concilio de Trento donde se proclamó que la
Revelación (el concilio no emplea este vocablo, sino el de “evangelio”) se encuentra “en
los libros escritos y en las tradiciones no escritas”. Como plantea Danielou (1973):La
Tradición es algo extraordinariamente rico: es toda la vitalidad de la Iglesia bajo la
influencia del Espíritu Santo, que conserva el depósito, lo actualiza en el tiempo, según
cada época”
Otra aportación importante y original de la DV, además de la de la Revelación como
Palabra y como Tradición, es señalar y destacar el carácter histórico dela misma. “Es la
primera vez que un documento del magisterio extraordinario describela economía de la
revelación por la vía de la historia y de la encarnación”. Esta historia tiene un doble
carácter: es antropocéntrico-lineal en su concepción del tiempo y de la historia en el
Judaísmo, pues es el propio hombre quien construye, organiza y ordena su tiempo; y al
mismo tiempo es teocéntrica, por cuanto el hombre nopuede entenderse a sí mismo como
dueño y señor absoluto de su propia existencia. Eldueño y señor absoluto es otro, es Dios,
que está en el origen de su existencia, le dice su
Palabra, le revela sus planes y promesas y guía la historia humana.
El capítulo IV de la Dei Verbum relativo al Antiguo Testamento plantea como la historia de
la salvación está consignada en él: la economía de la salvación fue narrada y explicada por
autores sagrados, de allí el valor perenne del Antiguo Testamento. Estos libros aunque
contienen “algunas cosas imperfectas” (DV 14), demuestran la verdadera pedagogía divina:
“encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del
hombre y tesoros admirables de oración, y en lo que, por fin, está latente el misterio de
nuestra salvación” (ibid). Plantea también la unidad de ambos testamentos: “El Nuevo
Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está patente en el Nuevo” (DV 16).
Considerando que el Nuevo Testamento, es un testimonio perenne y divino del misterio de
Cristo, tiene un carácter de excelencia. Los cuatro evangelios tienen carácter apostólico y
puede hablarse de un “Evangelio en cuatro redacciones, según Mateo, Marcos, Lucas y
Juan.” (DV 17). El mismo tiene un carácter histórico, pues comunica lo que Jesús hizo,
comunicó y enseñó para la salvación de los hombres. En los otros libros del canon del
Nuevo Testamento, se confirma todo lo que se refiere a Cristo, se refiere la historia de la
iglesia primitiva y se anuncia la consumación de la obra de Cristo.
En el capítulo VI esta encíclica se pronuncia sobre la significación de la Sagrada Escritura
en la vida de la Iglesia, partiendo de la premisa que La Iglesia ha venerado siempre las
Sagradas Escrituras al igual que el mismo Cuerpo del Señor, no dejando de tomar de la
mesa y de distribuir a los fieles el pan de vida, tanto de la palabra de Dios como del Cuerpo
de Cristo, sobre todo en la Liturgia. La iglesia ha considerado y considera la Sagrada
Escritura, juntamente con la Tradición, como la regla suprema de su fe, puesto que,
inspiradas por Dios y escritas de una vez para siempre, comunican inmutablemente la
palabra del mismo Dios, y hacen resonar la voz del Espíritu Santo en las palabras de los
Profetas y de los Apóstoles, es necesario, por consiguiente, que toda la predicación
eclesiástica, como la misma religión cristiana, se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por
ella.Porque en los sagrados libros el Padre que está en los cielos va con amor al encuentro
de sus hijos y habla con ellos. Y es tanta la eficacia que radica en la palabra de Dios, que
es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia, y para sus hijos, fortaleza de la fe, alimento del
alma, fuente pura y perenne de la vida espiritual. Perfectamente, por tanto, se aplican a la
Sagrada Escritura estas palabras: «Pues la palabra de Dios es viva y eficaz» (Hb 4, 12),
«que puede edificar y dar la herencia a todos los que han sido santificados» (Hch 20, 32; cf.
1 Ts 2, 13).
También señala la importancia que los cristianos tengan amplio acceso a la Sagrada
Escritura, por eso la Iglesia, ya desde sus principios, hizo suya la antiquísima versión griega
del Antiguo Testamento, llamada de los Setenta, y conserva siempre con honor otras
traducciones orientales y latinas, sobre todo la que llaman Vulgata. Para garantizar ese
acceso, la Iglesia procura y promueve que se redacten traducciones aptas y fieles en varias
lenguas, a partir de los textos originales, asimismo promueve que algunas de estas
traducciones se lleven a cabo con la colaboración de los hermanos separados, de forma tal
que puedan ser usadas por todos los cristianos.
La Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, trata de acercarse cada día más a la “profunda
inteligencia de las Sagradas Escrituras, para alimentar a sus hijos. Por esta razón fomenta
el estudio de los Santos Padres, tanto de Oriente como de Occidentes, así como del
Sagradas Liturgias. En este contexto, los exégetas tienen un importante papel bajo la
vigilancia del Magisterio de la Iglesia, para ayudar a los fieles en la lectura de la Palabra de
Dios y para que el mayor número posible de ministros de la palabra puedan repartir
fructuosamente al pueblo de Dios el alimento de las Escrituras. El Concilio anima, por esa
razón, a la continuación de los estudios bíblicos.
Con relación a la importancia de la Sagrada Escritura para la Teología señala que ésta se
apoya, como en cimiento perpetuo, en la palabra escrita de Dios al mismo tiempo que en la
Sagrada Tradición, y con ella se robustece firmemente y se rejuvenece continuamente,
investigando a la luz de la fe toda la verdad contenida en el misterio de Cristo.”(DV 24). A
título de síntesis plantea que “el estudio de la Sagrada Escritura ha de ser como el alma de
la Sagrada Teología” (ibid). Asimismo señala en el mismo numeral que el ministerio de la
palabra, esto es, la predicación pastoral, la catequesis y toda instrucción cristiana, en la que
es preciso que ocupe un lugar importante la homilía litúrgica, se nutre saludablemente y se
vigoriza santamente con la misma palabra de la Escritura, lo cual constituye el germen de lo
que posteriormente se entenderá como animación bíblica de la pastoral.
En el numeral 25, la Encíclica recomienda la lectura asidua de la Sagrada Escritura por
parte de los sacerdotes, diáconos, catequistas para que “ninguno de ellos resulte predicador
vacío y superfluo de la Palabra de Dios que no la escucha en su interior”, pues sólo
enriqueciéndose de Ella podrá comunicar las riquezas de la Palabra de Dios. Citando a San
Jerónimo señala que “el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo”.
Invita a acercarse a ella por diferentes vías: Sagrada Liturgia, la lectura espiritual. “Pero no
olviden que debe acompañar la oración a la lectura de la Sagrada Escritura, para que se
entable diálogo entre Dios y el hombre; porque «a El hablamos cuando oramos, y a El
oímos cuando leemos las palabras divinas»” (DV 25).
En el contexto de que la Iglesia venera por igual la Sagrada Escritura y la Eucaristía,
finaliza indicando que así “como la vida de la Iglesia recibe su incremento de la renovación
constante del misterio Eucarístico, así es de esperar un nuevo impulso de la vida espiritual
por el aumento de la veneración de la palabra de Dios, que «permanece para siempre» (Is
40, 8; cf. Pe 1, 23-25).”(DV 26).
CONCLUSIONES
El objetivo de este documento, tal como lo indica en el proemio es “exponer la doctrina
genuina sobre la Divina Revelación y sobre su transmisión para que todo el mundo,
oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame.” (DV 1) Es
decir que su objetivo es que podamos profundizar en la fe, por ella crecer nuestra esperanza
y conformarnos con Cristo en el amor.
Este documento nos muestra cómo Dios en su inmenso amor quiso comunicarse con los
hombres para entrar en comunión con ellos. Esta Revelación se inició en el Antiguo
Testamento y llegó a su plenitud con Cristo, culmen de la Revelación, que se hace Palabra
de Dios en la medida en que es aceptada con fe por el hombre. Esta Revelación se ha
trasmitido a través de la Sagrada Escritura y la Tradición que están unidas íntimamente
entre sí y con el Magisterio de la Iglesia. Reiterando el pensamiento paulino establece que
"toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar, para argüir, para corregir,
para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda
obra buena" (2 Tim., 3,16-17). Señala cómo debe ser interpretada para comprender
exactamente que quiso comunicarnos su autor (Dios), destacando la importancia de los
géneros literarios. Aborda lo relativo a los dos Testamentos, señalando su unidad y cómo
el Antiguo Testamento alcanza su plena significación en el Nuevo Testamento.
En su capítulo VI, este documento afirma cómo la Iglesia venera por igual la Sagrada
Escritura y la Eucaristía, y como sus fieles debemos alimentarnos de ambas para alimento
del alma. Insiste en la importancia de acercarnos a la Palabra de Dios, estudiándola pero
también meditándola, orándola y haciéndola vida en nuestra vida. Mostrando la
extraordinaria significación de la Palabra señala que ella es “el alma de la Teología”(DV
25)
BIBLIOGRAFÍA
APECECHEA, Juan, 2005, DEI VERBUM, La revelación cristiana como palabra, tradición y
acontecimiento histórico
CERVIGON, Javier , s/f, Comentarios sobre la Dei Verbum:La Biblia Como Testimonio Escrito e
Inspirado de la Revelación Dialogada y Amistosa de Dios
PABLO VI, 1965, Constitución Dogmática sobre la Divina Revelación (Dei Verbum)
VILLEGAS, Miguel Angel, 40 años de la Dei Verbum: escuchar para anunciar, en revista Esquila
Misional.