Qué Es Cultura (B. Enguix)
Qué Es Cultura (B. Enguix)
Qué Es Cultura (B. Enguix)
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No obstante, para poner un poco de orden en tanta complejidad, podemos En Ardèvol (2005)
empezar hablando de cuáles son las características de la cultura. La cultura es
un conocimiento�socialmente�compartido. No somos seres culturales más
que en relación con los otros. Aunque no todos sabemos lo mismo, ni lo mani-
festamos del mismo modo. Por ello Ciccourel13 habla del conocimiento�dis-
tribuido. Un conocimiento que se sitúa en los procesos mentales del cerebro,
pero también en las herramientas que utilizamos, el entorno en el que vivi-
mos (que nos lleva a vivir de determinada manera), en el trabajo cooperativo.
Esta manera de abordar la cultura, como conocimiento distribuido, implica,
retornando a la definición de Goodenough, que lo que cada uno de nosotros
necesita saber para comportarse de modo aceptable en una sociedad puede ser
distinto y no es fácilmente clasificable. Esa diversidad en la homogeneidad
(una homogeneidad que podríamos denominar intracultural) está mediada por
relaciones étnicas, de clase y de género, entre otras. Pero también por la expe-
riencia: como Díaz de Rada apunta (2010), no es lo mismo jugar al rugby que
ser jugador de rugby.
Una vez conocidas las dificultades que presenta llegar a una definición inque-
brantable de cultura, basada en universales o para encontrar leyes generales
del comportamiento humano que sean aplicables transhistórica y transcultu-
ralmente, debemos cambiar el eje de nuestra mirada para intentar comprender
y describir, como proponen las propuestas interpretativistas, el significado de
prácticas�concretas en contextos concretos e inmersas en estructuras cultu-
rales concretas. Para ello, nos puede resultar útil tener en cuenta las caracte-
rísticas de la cultura.
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Como Llobera afirma en su texto El Camp i el Mètode de l’Antropologia14, la Llobera (2009, pág. 20-21)
2)�Simbólica: fue Leslie White quien, por primera vez afirmó que el compor-
tamiento humano era el resultado de la utilización de símbolos.
2)�La�cultura�no�es�lo�que�hace�solamente�el�reducido�número�de�personas
que,�reconocidamente,�pintan�cuadros,�producen�arte,�escriben�libros,�di-
rigen�películas,�diseñan�moda�y�otras�cosas�por�el�estilo. El concepto an-
tropológico de cultura exige comprender que cualquier ser humano es agente
de cultura.
3)� La� cultura� no� es� un� grupo� de� personas,� ni� una� nación,� ni� un� cuerpo Lectura recomendada
social. El concepto antropológico de cultura exige el reconocimiento de que
A.�Díaz�de�Rada (2010). Cul-
la cultura se predica de la acción�social, es una propiedad de la acción social tura, Antropología y Otras Ton-
y no de quienes la ponen en práctica (Díaz de Rada, 2010, pág. 18-19). terías. Madrid: Trotta.
En este texto, el profesor
Díaz de Rada repasa y co-
La consideración de la cultura como proceso, como práctica y como acción so- menta numerosas concepcio-
nes de la cultura –que extrae
cial que se da en relación con los otros, en situaciones concretas y en un con- del texto de Kroeber y Kluck-
texto dado, supone un viraje respecto a otros conceptos de cultura más restric- hohn, entre otros– pero tam-
bién lleva a cabo la reubica-
tivos. En tanto práctica, acción y relación, esta perspectiva pone en conexión ción de la cultura –tal y co-
mo la entendemos desde la
tanto las cuestiones más adaptativas y referidas a la cultura material, como la antropología– en el terreno
perspectiva más cognitivista que prima el símbolo y el significado focalizando que le corresponde, que es
el del proceso, la acción-rela-
la cuestión de la cultura en sus agentes, los seres humanos, en tanto agentes y ción y el contexto social.
no en tanto sujetos, y considerándolos a todos ellos productores de cultura.
(15)
Díaz de Rada (2010, pág.
52-57)
CC-BY-NC-ND • PID_00192834 39 Cultura, culturas, antropología
“no hay práctica social sin regla, pero no hay regla que pueda prede-
cir, de una vez por todas, cómo será una práctica. Conocer las reglas es
esencial para comprender la acción concreta, pero sin acción concreta
toda regla es puro papel mojado”.
Esta mirada sobre la cultura pone en juego la dialéctica entre lo particular y lo Tramas de significado
universal, puesto que la cultura es universal pero las prácticas son concretas.
La importancia que Díaz de
La distancia entre ambos polos se salva mediante la relación: la función de Rada concede a lo relacional
la cultura es conectar [...] si el concepto de sociedad nos invita a contemplar como elemento constitutivo
de lo cultural lo vincula con
las relaciones entre seres humanos, el de cultura nos invita a contemplar las la tradición geertziana de las
tramas de significado, con Ba-
formas convencionales que cobran tales relaciones. El pensamiento relacional teson y con Edmund Leach
(1970, pág. 99), que en las
obliga a comprender que por detrás de las especializaciones (la polución la conferencias que dictó para
trata el experto en medio ambiente, a los ancianos desamparados los acoge la BBC en 1968 afirmaba que
“basta con conectar” para te-
asuntos sociales...) hay una trama común que además hace que nada sea más ner presente la total interco-
nexión de las cosas. Una cone-
cultural que nada: el técnico municipal en educación y cultura usa el concep- xión dinámica y no estática.
to de cultura para distinguir su acción de la acción del técnico municipal en
medio ambiente, pero nosotros usamos ese concepto para comprender la ac-
ción social emprendida por ambos técnicos y más aún, por cualquier otro ser
humano en cualquier situación social. Ningún individuo considerado indivi-
dualmente puede ser agente de cultura (Díaz de Rada, 2010, pág. 84-87).
... se refiere a una entidad espiritual o inmate- ... se refiere a prácticas emprendidas por per-
rial. sonas de carne y hueso.
... se refiere a las obras de las élites artísticas o ... se refiere a cualquier acción, la realice quien
intelectuales. la realice.
... se refiere a vestigios escleróticos del pasado. ... está vivo y coleando en las prácticas concre-
tas.
... muchas veces designa tradiciones perversas ... designa la forma convencional de cualquier
y a los pueblos o colectivos que cargan con acción humana, que en todo caso es ejercida
ellas. por personas con alguna capacidad de deci-
sión.
Pero... ¿dónde� está� la� cultura? Para este autor, la cultura es el lugar de las
relaciones que los seres humanos mantienen con otros seres humanos y con
los objetos de su mundo vital (2010, pág. 94). Al mirar un tornillo, hemos de
pensar quién hizo el tornillo, para qué sirve, cómo es, porque el lugar de la
cultura exige un movimiento, un tropo, desde las personas y las cosas hasta
las relaciones que esas personas mantienen entre sí y con las cosas: para ver la
cultura, “las unidades de análisis no son grupos o individuos sino contextos
de interacción” (2010, pág. 97).
Esta perspectiva nos lleva a considerar que ninguna cosa es cultura por sí mis- Lecturas recomendadas
ma, sino que son las personas las que hacen la cultura al interpretar las reglas
Para saber más sobre la rela-
de la acción. Al hacer cultura mediante la acción y la relación, también produ- ción entre el capital cultural,
cimos control, exclusión, clasificación, distinción. La cultura tampoco es un el gusto, su constitución co-
mo mercancía y las clases so-
producto o un objeto, sino un proceso, el decurso de la acción: la misma ideo- ciales os recomendamos dos
libros del sociólogo francés
logía que la define como “cosa” la traslada a la esfera de circulación general de
Pierre Bourdieu:
los bienes de consumo, la convierte en mercancía y así, convirtiendo la cultura P.�Bourdieu (1991). La Dis-
en patrimonio y patrimonio de unos pocos (elites) se provoca la exclusividad tinción. Criterio y Bases Socia-
les del Gusto. Madrid: Taurus.
y la exclusión de otros muchos. P.�Bourdieu (2011). El Sentido
Social del Gusto. Buenos Aires:
Siglo XXI.
Si creemos que la cultura está en los objetos, confundimos “culturas” (litera-
tura, cine) con agentes (literatos, artistas) y además jerarquizamos las formas
culturales, clasificando las formas de cultura al menos en dos tipos: la alta cul-
tura (la música clásica, la pintura contemporánea) y la cultura popular, que,
además, relacionamos con las capacidades de unos pocos (en el primer caso)
o de la mayoría (en el segundo). Esto tiene importantes implicaciones para
la construcción del estatus social, es decir, para la distribución del poder en
la sociedad, puesto que lo que Bourdieu llamó capital cultural nos otorga una
posición determinada en las relaciones sociales. Si esto lo elevamos a mayor
escala, se considera que existen culturas avanzadas y estacionarias, culturas
más “avanzadas” y culturas más “primitivas”, en un ejercicio de etnocentris-
mo que Lévi-Strauss criticó con dureza en su texto Raza e Historia (1995).
“los cuadros, los libros, las obras de arte, esas cosas que llamamos “cultura” no son dis-
tintas de los tornillos, los raíles o las tuberías: para un antropólogo social no lo son”.
“Un libro, por ejemplo, Pantaleón y las visitadoras, legitima con su éxito el valor de la
literatura exactamente de la misma manera que una nevera legitima con su éxito el valor
de los electrodomésticos [...] una novela y una nevera son, en un plano, mercancías,
y como tales se comportan; y en otro plano, son obras culturales, resultado de sendos
procesos de acción humana reglada. Allá quien quiera ver en esto distinciones espurias”.
De todo ello se deduce que no puede haber gente sin cultura y que no es sen-
sato hablar de mayores o menores cantidades de cultura. De cualificar, clasi-
ficar, etiquetar y jerarquizar a los grupos humanos en función de su capital
cultural el foco de atención pasa a cualificar las acciones sociales:
“la cultura deja de adjetivar a grupos, comunidades e instituciones, para aludir a las for-
mas que asume la acción según lógicas y tradiciones que le son constitutivas”.
Por todo ello, la cultura “se tiene” como el tiempo, se vive en ella; lo que sí
tenemos o no es competencia cultural, la capacidad de dar forma convencional
a nuestra acción. Y estas competencias son resultado del aprendizaje social
(Díaz de Rada, 2010, pág. 22).
“Hacia el final de su reciente estudio de las ideas empleadas por pueblos tribales, La Pen-
sée Sauvage, el antropólogo francés Lévi-Strauss observa que la explicación científica no
consiste, como tendemos a imaginar, en la reducción de lo complejo a lo simple. Antes
bien consiste, dice el autor, en sustituir por una complejidad más inteligible una com-
plejidad que lo es menos. En el caso del estudio del hombre puede uno ir aún más lejos,
según creo, y aducir que la explicación a menudo consiste en sustituir cuadros simples
por cuadros complejos, procurando conservar de alguna manera la claridad persuasiva
que presentaban los cuadros simples”.
¿Creéis que podemos hablar de la cultura japonesa, de la esquimal, etc.? ¿Qué tipo de
teorías estamos poniendo en juego, las ideacionales, las adaptativas o ambas?
¿Por qué la palabra cultura aparece en todos lados y con los más diversos significados?
Bibliografía
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logy: Working in the Present (pág. 137-162). Santa Fe: NM: School of American Research Press.
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pologia Social y Cultural. La Cultura y las Culturas (pág. 51-82). Madrid: Cuadernos de la Uned.
Kroeber, A. L.; Kluckhohn, C. (1952). Culture, a Critical Review of Concepts and Definitions.
Nueva York: Vintage Books.
Lévi-Strauss, C. (1995). “Raza e Historia”. En: Honorio Velasco (comp.) (1995). Lecturas de
Antropología Social y Cultural. La Cultura y las Culturas (pág. 96-128). Madrid: Cuadernos de
la UNED.