Herpes Zoster Euris

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA SALUD

UNIVERSIDAD DE LAS CIENCIAS DE LA SALUD “HUGO CHÁVEZ FRÍA”

PROGRAMA NACIONAL DE FORMACIÓN AVANZADA DE MEDICINA GENERAL


INTEGRAL (PNFA MGI)

“PLAN UNIVERSIDAD EN CASA”

NOMBRES Y APELLIDOS DEL RESIDENTE: EURIS GONZALEZ

CEDULA DE IDENTIDAD: 24.336.099.

CURSO: 2021.

PERIODO ACADÉMICO: SEGUNDO PERIODO.

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HERPES ZOSTER.

El herpes zóster es una infección viral que causa una erupción dolorosa. Aunque el
herpes zóster se puede manifestar en cualquier parte del cuerpo, la mayoría de las
veces aparece como una sola franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o
derecho del torso. El herpes zóster es causado por el virus varicela-zóster, el mismo
virus que causa la varicela. Después de haber tenido varicela, el virus permanece
inactivo en el tejido nervioso cerca de la médula espinal y el cerebro. Años más tarde, el
virus puede reactivarse como herpes zóster. El herpes zóster no es una afección que
pone en riesgo la vida, pero puede ser muy dolorosa. Las vacunas pueden ayudar a
reducir el riesgo de tener herpes zóster. El tratamiento temprano puede ayudar a
acortar una infección por herpes zóster y disminuir la posibilidad de complicaciones. La
complicación más común es la neuralgia posherpética, que hace que el herpes zóster
duela durante mucho tiempo después de que las ampollas desaparecieron.

CAUSA

El herpes zóster es causado por el virus varicela-zóster, el mismo virus que causa la
varicela. Cualquiera que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. Después
de recuperarte de la varicela, el virus ingresa a tu sistema nervioso y permanece
inactivo durante años.

Con el tiempo, puede reactivarse, viajar a lo largo de las vías nerviosas hasta la piel y
producir herpes zóster. Sin embargo, no todas las personas que han tenido varicela
desarrollarán herpes zóster.

La razón del desarrollo del herpes zóster no está clara. Puede deberse a una menor
inmunidad a las infecciones a medida que envejeces. El herpes zóster es más común
en adultos mayores y en personas con sistemas inmunitarios debilitados.

La varicela-zóster es parte de un grupo de virus llamados virus del herpes, que incluye
los virus que causan el herpes labial y el herpes genital. Debido a esto, la culebrilla
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también se conoce como herpes zóster. Sin embargo, el virus que causa la varicela y el
herpes zóster no es el mismo virus responsable del herpes labial o del herpes genital,
una infección de transmisión sexual.

ETIOLOGÍA.

El herpes zóster es causado por el virus de la varicela zóster (VHZ). Se trata de


un virus de la familia de los herpesvirus – herpesviridae-, en concreto clasificado como
virus del herpes humano 3 (HHV-3). Su único reservorio es el ser humano y posee un
solo serotipo. Su material genético es ADN bicatenario lineal y no segmentado
protegido por una cápside icosaédrica. La replicación del virus ocurre en el núcleo de la
célula huésped. Además tiene peplómeros de superficie densamente distribuidos que
intervienen en la invasión celular y una envoltura lipídica que proviene de la
propia membrana celular. Los viriones necesitan tener esta envoltura para ser
infectivos, lo que explica la labilidad del virus en el ambiente, ya que la envoltura es
sensible a los detergentes, al éter etílico, al calor, a los pH extremos y al aire seco. Por
lo tanto, la transmisión debe ser por contacto directo.

El VHZ es también el causante de la varicela, enfermedad cutánea clásicamente


infantil. Cuando remite la varicela, el organismo no elimina completamente el virus. Éste
queda latente en los ganglios sensitivos del paciente, el cual se podrá reactivar cuando
exista una inmunodeficiencia en el afectado. Por ello, el herpes zóster tiene una mayor
incidencia en individuos de edad avanzada y en aquellos que tienen alterada su
respuesta inmune debido a enfermedades o a estar sometidos
a tratamientos inmunosupresores.

CUADRO CLÍNICO.

Los primeros síntomas del herpes zóster son inespecíficos e


incluyen cefaleas, fotosensibilidad, fiebre y malestar general, que pueden durar uno o
varios días. Se siguen de picores, hormigueos y dolor que puede llegar a ser extremo,
todo ello en la zona del nervio afectado, donde aparecerá la erupción cutánea. Este
dolor puede presentar múltiples características, como punzante, ardiente, picante,
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etcétera, y se suele desarrollar en brotes agudos y exacerbaciones. Además, el
paciente muestra sensibilidad e hiperestesia en el dermatoma afectado. En esta fase,
puede haber problemas diagnósticos con otras patologías, como infarto de
miocardio, cólico renal, colecistitis, pleuresía o glaucoma, según la zona afectada.
Algunos pacientes pueden tener estos síntomas y no desarrollar el rash cutáneo, lo que
se denomina zoster sin herpes, que puede dificultar el diagnóstico.

Cuando el VHZ afecta a la división oftálmica del nervio trigémino, la erupción aparece


en una mitad del cráneo, desde el ojo hasta la coronilla. Si implica a la rama
nasociliar de este nervio, el herpes zóster se manifiesta con ampollas en la punta y el
lateral de la nariz y puede provocar daños en la córnea. En caso de afectar a las demás
divisiones del trigémino u otros nervios craneales, el herpes zóster provoca lesiones
en boca, oreja, faringe y laringe.

Las ampollas son contagiosas por contacto directo, normalmente en los primeros 7
días, y pueden pasar de una persona a otra. Si el VHZ pasa de una persona con herpes
zóster a otra que nunca ha tenido contacto con el virus, el cuadro que le produce es
una varicela. El virus no se contagia a través de la respiración, la tos o el contacto
casual. Por ello, la enfermedad sólo es contagiosa en fase ampollosa, y no en las fases
inicial, cicatricial o posherpética.

FACTORES DE RIESGO

Cualquiera que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster. La mayoría de los
adultos en los Estados Unidos tuvieron varicela cuando eran niños, antes de la llegada
de la vacunación infantil de rutina que ahora protege contra la varicela.

Entre los factores que pueden aumentar tu riesgo de desarrollar herpes zóster se
incluyen:

 Tener más de 50 años. El herpes zóster es más común en personas mayores


de 50 años. El riesgo aumenta con la edad.

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 Tener ciertas enfermedades. Las enfermedades que debilitan tu sistema
inmunitario, como el VIH/SIDA y el cáncer, pueden aumentar tu riesgo de contraer
herpes zóster.

 Someterse a tratamientos oncológicos. La radiación o la quimioterapia


pueden reducir tu resistencia a las enfermedades y desencadenar el herpes
zóster.

 Tomar ciertos medicamentos. Los medicamentos diseñados para prevenir el


rechazo de órganos trasplantados pueden aumentar el riesgo de contraer herpes
zóster, al igual que el uso prolongado de esteroides, como la prednisona.

COMPLICACIONES

Las complicaciones del zóster pueden ser:

 Neuralgia posherpética. En algunas personas, el dolor del zóster continúa


mucho tiempo después de la desaparición de las ampollas. Esta enfermedad es
conocida como neuralgia posherpética y aparece cuando las fibras nerviosas
dañadas envían mensajes de dolor confusos y exagerados de la piel al cerebro.

 Pérdida de la visión. El zóster en el ojo o alrededor de este (zóster oftálmico)


puede causar infecciones oculares dolorosas que pueden provocar la pérdida de la
visión.

 Problemas neurológicos. Según qué nervios se vean afectados, el zóster


puede causar una inflamación del cerebro (encefalitis), parálisis facial o problemas
auditivos o del equilibrio.

 Infecciones de la piel. Si las ampollas del zóster no se tratan correctamente, es


posible contraer infecciones bacterianas de la piel.

DIAGNÓSTICO.

Cuando la erupción aún no se ha desarrollado o ya han cicatrizado las ampollas, puede


ser difícil de diagnosticar. También es así en el caso del zoster sine herpete. Aparte de
la erupción, los demás síntomas pueden ocurrir en otras patologías. Si el sarpullido ha

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aparecido, la identificación de esta patología sólo exige un examen visual, ya que muy
pocas enfermedades producen una erupción con una distribución en dermatomas. En
ocasiones, el virus del herpes simple (VHS) y el virus coxsackie pueden producir una
erupción con este mismo patrón.

Existen pruebas de laboratorio disponibles para el diagnóstico de herpes zóster. La


prueba más utilizada es aquella que detecta los anticuerpos IgM específicos del VHZ en
la sangre. Estos aparecen durante el curso del herpes zóster y la varicela, pero no se
encuentran mientras el virus está latente. En laboratorios más especializados, los
fluidos recogidos de una ampolla pueden usarse para realizar una PCR y compararlas
con un patrón de ADN del virus de la varicela zóster. También se puede realizar un
cultivo del virus en líneas celulares susceptibles para aislar las partículas víricas e
identificarlas con un microscopio electrónico.

COMPLICACIONES

Las complicaciones del zóster pueden ser:

 Neuralgia posherpética. En algunas personas, el dolor del zóster continúa


mucho tiempo después de la desaparición de las ampollas. Esta enfermedad es
conocida como neuralgia posherpética y aparece cuando las fibras nerviosas
dañadas envían mensajes de dolor confusos y exagerados de la piel al cerebro.

 Pérdida de la visión. El zóster en el ojo o alrededor de este (zóster oftálmico)


puede causar infecciones oculares dolorosas que pueden provocar la pérdida de la
visión.

 Problemas neurológicos. Según qué nervios se vean afectados, el zóster


puede causar una inflamación del cerebro (encefalitis), parálisis facial o problemas
auditivos o del equilibrio.

 Infecciones de la piel. Si las ampollas del zóster no se tratan correctamente, es


posible contraer infecciones bacterianas de la piel.

TRATAMIENTO.

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No existe ningún tratamiento curativo, ni es posible la eliminación del virus del
organismo. Sin embargo, existen tratamientos que pueden paliar los síntomas, y
disminuir la duración y gravedad del proceso. El tratamiento suele ser necesario para la
complicación de la neuralgia posherpética. Sin embargo, algunos estudios sobre el
dolor que se siente una vez que ha desaparecido la erupción, muestran que, sin tratar,
la neuralgia posherpética es muy poco común en personas menores de 50 años y
desaparece en poco tiempo. En los afectados mayores de 50 años, el dolor desaparece
más lentamente, pero incluso en personas mayores de 70, el 85 % no padece dolor
pasado un año desde su ataque de herpes zóster.

TRATAMIENTO SINTOMÁTICO

Se basa en el cuidado de las lesiones y en la analgesia. Se deben proteger las lesiones


con apósitos estériles para evitar la sobreinfección bacteriana. El tratamiento del dolor
agudo se realiza inicialmente con medidas locales como la aplicación de compresas
frías y la administración de analgésicos no narcóticos tales como el paracetamol. En
ocasiones la intensidad del dolor requerirá el empleo de analgésicos opiáceos como
morfina o metadona.

Analgésicos.

Antivirales.

Esteroides.

Profilaxis.

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