Familias Procesos y Sistemas de Significado

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Familias: Procesos y sistemas de significado.

Gerardo Reséndiz J.

Resumen

El artículo describe diferentes conceptos básicos útiles para ejercitar el desarrollo de una
mirada sistémica y relacional de las familias a partir de los procesos y los sistemas de
significado, invitando al lector a que sea él mismo quien construya los puentes entre los
diferentes conceptos expuestos. En las conclusiones presenta al respeto sistémico, al
principio de identidad y a las prácticas de reconocimiento como ejes en los encuentros
con las familias.

1. Introducción
En la actualidad el abordaje de la familia es atravesado por diferentes líneas teóricas,
epistemológicas y también por diferentes profesiones. Las familias por su parte se
encuentran viviendo dentro de marcos culturales, sociales y tecnológicos en
permanente movimiento. El observador/operador cualquiera que este sea, se enfrenta
a la necesidad de elegir entre las diferentes miradas disponibles para entender el
diario acontecer de las familias.

De las muchas posibilidades para mirar la familia, aquí se presenta una en la que la
familia es vista dentro de un movimiento evolutivo, contextual, relacional, provista
de recursos y con un sentido de identidad. Para este fin voy a presentar en las páginas
siguientes algunos de los conceptos que enseño en las clases dirigidas a terapeutas
familiares sistémicos.

En mi experiencia parecen todos conceptos muy conocidos pero que en la práctica


real aparecen muchas ocasiones como desconocidos o sin un referente visible en el
quehacer diario de los operadores con las familias. Sin embargo me parecen todos a
la base del desarrollo de una mirada sistémico relacional. A mi entender los procesos
y los sistemas de significados están siempre entretejidos confirmando o generando

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construcciones sociales, pero aquí con fines didácticos los separo, por lo cual estoy
consciente que habrá sobreposiciones en el desarrollo del texto.

Algunos de estos conceptos han sido ampliamente citados en la bibliografía, pero los
agrego como parte de un elenco, otros resultan más novedosos. En todos los casos
remito a los textos originales para ampliar su entendimiento, ya que este lo considero
un texto básico pero que he encontrado muy útil para transmitirlo a los colegas en
formación.

Encuentro estas ideas como una red articulada que permite crear un lenguaje común
para quienes trabajamos con familias del cual partir para luego ser enriquecido por
las diferentes teorías y profesiones que se ocupan de las familias.

2. Visión sistémico relacional de la familia


Un sistema resulta de la relación recurrente entre un conjunto de elementos, en la
medida en que estos elementos se mantienen en relación se conforma un sistema.
Entre sistema y elementos hay una relación, por una parte es la relación entre los
distintos elementos que dá origen y continuidad al sistema, por otra parte el sistema
organiza a sus integrantes, sus posiciones, sus comportamientos y sus relaciones.

Desde este punto de vista de relaciones recíprocas que liga a sus componentes, la
especificidad de sus componentes emerge a su vez, de su individualidad y de su
pertenencia a la familia en un contexto social, cultural e histórico específicos. La
forma de la relación entre la familia y sus miembros tiene dos niveles que
mutuamente se dan forma, la familia emerge de los individuos y viceversa. Para que
la familia exista es necesario que existan sus individuos, y al mismo tiempo la
familia da identidad y pertenencia a sus miembros.

La familia pensada como sistema enfatiza la circularidad de sus relaciones que


caracterizan la vida del grupo familiar, cada comportamiento de sus individuos es
recíprocamente influenciado por los diferentes miembros de la familia, a su vez un
cambio en uno de sus miembros alimenta cambios en sus otros miembros.
Simultáneamente la familia y sus individuos sostienen relaciones circulares con el

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medio y otros sistemas como se explicará más adelante. Este contacto con el
ambiente exterior es un factor esencial que permite su capacidad para transformarse.

El individuo es entendido a partir de sus relaciones y de su contexto, y la familia que


normalmente es su grupo primario resulta prioritario para entender al individuo. De
esta visión derivan dos principios, el primero de ellos es que la relación precede y
trasciende al individuo, es un principio que nos orienta a pensar a los eventos y a
las personas a través de las relaciones con otras personas, eventos e ideas, a través de
relaciones de relaciones, “nos relacionamos y entonces somos” (Cecchin, 2004).

El otro principio es que “sin contexto no hay significado” (Boscolo, Cecchin,


Campbell y Draper, 1985), entendiendo los contextos en su acepción amplía como
categorías de la mente (Bateson, 1998) y como matrices de significados, teniendo
especialmente en consideración una multiplicidad de contextos físicos, temporales,
ideológicos, relacionales y sociales en los que nos encontramos simultáneamente
participando.

En una visión relacional tiene especial importancia el observador (operador o


terapeuta) que hace una particular lectura del mundo a partir del contexto desde el
cual mira y del tipo de relación que sostiene con los otros, participando a su vez de
las construcciones sociales y los sistemas de significado en los cuales se encuentra
inmerso. Desde este punto las prácticas recursivas o de segundo orden (Bianciardi y
Telfener, 2014) y la reflexividad sobre las acciones se vuelven fundamentales en
nuestro quehacer. El observador va puesto al interior del sistema de relaciones de la
familia al mismo tiempo que mira su relación con la familia desde diferentes
ángulos.

Procesos

1. Macroprocesos

Seguramente estos son los procesos mayormente descritos por los teóricos de la
terapia familiar sistémica. La vida de la familia está ligada a estos cuatro grandes
procesos(Fruggeri, 2006).. El proceso morfostático que garantiza la estabilidad y la

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continuidad ante las variaciones del ambiente circundante y del ambiente interno de
la familia. Por otra parte el proceso morfogenético regula las transformaciones
accesibles al sistema. La capacidad de la familia para seguir siendo la misma está
ligada a su capacidad para mutar en relación a los cambios de sus componentes y a
los cambios que acontecen en el ambiente en el cual la familia se encuentra inserida
y con el cual mantiene relaciones, podríamos decir que hay un principio de identidad
en el nivel simbólico que permite a la familia dar continuidad y sentido a su historia,
al tiempo que nuevos elementos son incorporados a sus prácticas y sistemas de
significados. Por cada parte que cambia de una familia, es necesario que otra parte se
mantenga siendo la misma. Es un principio de identidad y continuidad.

La combinación de otros dos procesos resulta de especial importancia en la vida


familiar. La cohesión grupal, es decir el funcionamiento del grupo como totalidad,
que requiere de la capacidad para coordinarse y sintonizarse entre sus integrantes
(Fruggeri, 2009), y la autonomía de sus miembros entendida como la participación
de cada uno de ellos como individuos en sus propias vida a lo largo de diferentes
contextos. La calidad de las relaciones en el grupo están ligadas a la oportunidad de
sus miembros para realizar su individualidad dentro y fuera del espacio familiar.
Aquí hay un principio de complementariedad entre sus integrantes y
multiplicidad de identidades dada la variedad de contextos en los que participa
cada uno de sus integrantes.

2. Procesualidad

Las familias al intentar absolver sus funciones ponen en movimiento procesos


adaptativos empujados por las mutaciones internas y por el ambiente a su alrededor.
Reorganizan repetidamente sus relaciones en las fases de pasaje de sus vidas, en
torno a los temas importantes, y a las situaciones emergentes. Una misma familia
podría estar simultáneamente en proceso de construcción de nuevos modos
relacionales con el hijo adolescente, redefiniendo la relación de pareja, cambiando de
residencia, incorporando a la familia al primer nieto, estableciendo maneras no
abusivas de acercarse, atendiendo las demandas hospitalarias de un accidente

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ocurrido a un tío y negociando la importancia de la lealtad a la cultura de origen de
los padres.

Podemos entender a los procesos como verdaderos momentos de negociación,


oscilación, acomodamiento recíproco, coordinación, desestructuración y
restructuración muchas veces implícitos entre sus miembros (Fruggeri, 2006 ). La
familias, dada esta procesualidad asumen formas diferentes en momentos diferentes
de su historia familiar. Por otra parte los procesos organizan la cotidianidad y es la
cotidianidad familiar la que permite a los diferentes integrantes de la familia
estructurarse psicológicamente.

3. Microprocesos

Los microprocesos de la vida cotidiana permiten cambiar configuración interactiva y


relacional entre sus miembros en los diferentes momentos y exigencias del día a día.
Las microprocesos entendidos como microtransiciones familiares (Fruggeri, 2009)
son las pequeñas fases de pasaje, que permiten a las familias dentro de una serie de
configuraciones resolver la continuidad de la vida familiar cotidiana al mismo tiempo
que incluir microtransiciones que generan discontinuidades menores pero que
facilitan el ingreso de nuevas formas familiares y de la construcción día a día de
nuevos significados, piénsese por ejemplo en cuando los padres alternan el cuidado
del hijo pequeño, o cuando el hijo aprende a permanecer como observador mientras
los padres se expresan afecto, o cuando un padre aprende a permitir la negociación
de los hijos para después incluirse activamente en la configuración relacional. Al
poner atención en los microprocesos de la vida familiar hemos dado un salto en la
tradición de la terapia familiar sistémica concentrada en sus inicios en atender las
discontinuidades familiares generadas por los grandes saltos de un momento de sus
vidas a otro, dejando de lado los procesos de la vida cotidiana que al mismo tiempo
sostienen la rutina familiar y que también que facilitan el ingreso a nuevas
configuraciones interactivas. La unidad relacional mínima de observación es la
tríada, aprendemos a participar de manera interactiva tanto participando de manera
directa en la tarea como en la posición de observadores. Al mismo tiempo la

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presencia de observadores modifica el contexto de la relación en el momento
presente.

4. Multiprocesualidad

Se refiere a los procesos familiares interconectados en diferentes niveles. a) Las


relaciones al interior de la familia y de la familia con el ambiente que tiene como
resultado b) el desarrollo de procesos interpersonales simbólicos e interactivos que
son alimentados por c) diferencias individuales que por otra parte reconducen a d)
procesos macrosociales de tipo simbólico-estructural que van mantenidos y
transformados también a través de a) las relaciones al interior de la familia y de la
familia con su ambiente (Fruggeri, 2005).

Figura 1- Modelo para el análisis multiprocesual de las relaciones familiares

procesos
Son el interpersonales
las relaciones en la
resultado de simbólicos e
familia y entre esta y
el ambiente interactivos

Que están
alimentados
por
Que son
mantenidos y
trasformados
a través de Que son
diferencias
atribuibles a
individuales

procesos macrosociales
simbólicos y estructurales

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Fruggeri, 2005

El esquema plantea la recursividad entre procesos individuales, familiares y sociales,


generando un sentido que conecta los diferentes niveles a la vez que atribuye sentido
a cada una de sus partes miradas en el marco de un proceso más amplío.

5. Niveles interaccional, relacional y totalidad

Diferentes niveles de observación van considerados al observar las familias:


interaccional, relacional y totalidad. El nivel interaccional lo podemos identificar al
observar las actuaciones entre los distintos miembros de la familia, la forma en la que
responden a las acciones de otros y que va tejiendo interacciones complejas, procesos
muchas veces aperceptivos para sus integrantes, que se mantienen fuera de su
conciencia pero que nutren de una cualidad única y particular a cada sistema
familiar, que nos permite observar las pautas entre sus miembros.

El nivel relacional implica un mayor nivel de inferencia, va orientado a identificar


las distintas relaciones y los significados con los cuales los miembros dotan a estás
relaciones de forma explícita e implícita. Tanto los miembros que se encuentran
dentro de una determinada relación como los demás integrantes que permanecen, en
un momento dado, al margen de la relación son a su vez influidos por la
construcción de significados que emergen de esta relación. Al mismo tiempo una
determinada relación entre dos personas dentro de la familia viene influenciada por
significados que otros integrantes dan a su relación y por los significados dados a
otras relaciones entre otros miembros del sistema familiar. Es evidente la
imposibilidad desde este punto de vista de pensar a las relaciones como diádicas ya
que siempre hay un universo relacional presente o ausente que hace de contexto en
nuestras relaciones.

El nivel de totalidad, se refiere al funcionamiento de la familia como un todo, como


unidad con identidad, con una cierta autonomía, que implica por otra parte todavía un

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nivel de abstracción mayor, que requiere pensar a la familia como unidad viva que
transita por diferentes pasajes y transformaciones, que como describiría Maturana
(2004) tiene como finalidad en última instancia “existir”, pero que en su existir
desarrolla formas y acomodamientos diferentes que permitan dar continuidad a su
existencia. Es una visión que confía en la evolución del sistema familiar y en los
recursos que desarrolla en su tránsito como unidad por la vida. De alguna forma este
nivel de análisis nos permite pensar en qué tipo de transiciones son posibles en un
momento dado para los integrantes de una determinada familia.

6. Interdependencia relacional

Detrás del evolucionar de las familias en el tiempo, hay complejas redes de


relaciones. Tanto las relaciones como los contextos son interdependientes, la
interdependencia relacional (Fruggeri, 2005) es la relación entre relaciones y la
relación entre contextos mutuamente influyentes unos con otros. Aquí la mirada la
posicionamos en el nivel suprapersonal, en el cómo la relación entre personas influye
en la realización de la relación entre otras personas por ejemplo como la relación
entre el nieto y los abuelos influye en la relación del nieto con las autoridades
escolares, o cómo la relación entre el contexto de salud y una familia nuclear
modifica a su vez el contexto y la relación entre la familia nuclear con la familias de
origen. La unidad de observación cambia y con ello el sentido que atribuimos a los
comportamientos.

Sistemas de significado

7. Premisas y paradigmas

Dos principios conceptuales importantes que organizan la construcción de


significados de las familias son las premisas y los paradigmas.

Las premisas son las creencias estructuradas en el inconsciente familiar, funcionan


como hábitos de puntuación de la realidad familiar compartida, en general los
integrantes de la familia tiene poca o nula conciencia de ellas ya que son presentadas

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como la realidad, dicen Boscolo y Bertrando (2000) que son como “las plantas de los
pies, nos apoyamos en ellas pero no las podemos ver”.

El observador toma conciencia de ellas infiriendo a partir de la danza coordinada de


interacciones de la familia, las historias predominantes de la familia, la cultura y las
nuevas ideas que generan diferencias por no ser acordes con las premisas
establecidas. Se puede decir que son enunciados relacionales que engloban al grupo
familiar y son de carácter abstracto como por ejemplo “el dinero es afecto”, “las
diferencias no están bien”, “las relaciones son cariño” o “las buenas familias tiene las
cosas bajo control” etc., dictan la forma de relacionarse en las familias e indican la
manera de encuadrar los hechos pero no las razones. Tienen un valor adaptativo con
el medio aunque pueden ser también fuente de sufrimiento.

Los paradigmas se refieren a la manera en que la familia se relaciona con y en su


contexto social, es la visión que la familia tiene del mundo. Reiss (1987) señala tres
dimensiones importantes: la configuración, la coordinación y la información en el
sistema. La configuración se refiere a las creencias de la familia sobre el ambiente
social, lo ve como ordenado y controlable, o tiende a verlo como caótico e
incontrolable.

La coordinación se refiere a la forma en cómo la familia piensa que es percibida por


su ambiente social. Algunas familias se piensan como conjunto, y son tratadas de esa
manera por su ambiente social, otras más se ven como agregado de individuos que
tiene relaciones de forma separada en los contextos en los cuales sus integrantes
participan.

La información en el sistema, se refiere a la orientación de la familias con respecto a


si consideran los eventos del mundo social como esencialmente nuevos e
interpretables sobre la base de la experiencia actual o como reconocibles e
interpretables a partir de la experiencia pasada.

Por otra parte las familias pueden verse a ellas mismas o al ambiente externo como
sujetos activos en su reorganización o no, y considerar al ambiente social como
extraño y amenazante o como digno de confianza y conectados a él.

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8. Temporalidad

Un sistema social como la familia se puede considerar como un conjunto de


individuos cada uno con sus tiempos e historias individuales, que se compenetran
para construir la historia del sistema. Uno de los aprendizajes más importantes de la
visión sistémica es aprender a mirar cómo las historias de cada integrante de la
familia encajan unas con otras aún cuando aparecen a primera vista como
contradictorias. Cada persona ocupa una posición diferente por lo que la historia es
vista desde un punto de vista distinto.

De la misma manera los individuos pueden tener tiempos y ritmos diferentes, puede
ser que uno de sus miembros, no evolucione al mismo ritmo que los demás, se pare o
retroceda en el tiempo, mientras que los demás puedan adaptarse, comprender esta
situación o bien convertirse en opositores intolerantes, con las consecuencias que
esto tiene en la calidad de las relaciones familiares (Boscolo y Bertrando, 1996). La
patología emerge de la falta de coordinación entre los diferentes tiempos
individuales, familiares, sociales y culturales.

Prevalece desde esta perspectiva temporal una visión diacrónica


(pasado/presente/futuro) de las familias junto con una visión sincrónica
(fenomenológico/sociológico/antropológico), un punto de vista evolutivo de los
sistemas familiares y sus recursos, en medio de una perspectiva compleja de los
sistemas, evitando el establecimiento de juicios empobrecedores, considerando a las
ideas y las categorías del clínico con una validez temporal.

9. Manejo Coordinado de Significados

De las diferentes maneras de entender y desarrollar entendimientos para abordar los


sistemas de significados en las familias uno especialmente enriquecedor es el
propuesto por Pearce y Cronen (1980). En su esquema la comunicación va propuesta
en 6 niveles: Modelo culturales, autobiografía, relación, episodios, actos lingüísticos
y contenido. En la teoría plantean como elementos importantes del manejo
coordinado de significados: la fuerza contextual, la fuerza implicativa, los principios

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regulativos, las reglas constitutivas, la reflexividad entre niveles, los circuitos
armónicos y los circuitos bizarros.

Los significados son construidos y transformados a través del rico entramado


relacional de niveles, dependiendo del contexto que utilizamos para entender una
determinada situación los significados cambian, por ejemplo una discusión entre dos
personas (un mismo episodio) puede ser leído diferente si el contexto es la historia de
la relación, la autobiografía de cada persona o un determinado modelo cultural. De la
misma manera el episodio puede a su vez ser talmente significativo que inicie por
transformar la historia de la relación, la autobiografía o los modelos culturales. A su
vez el contenido y los actos lingüísticos serán entendidos diferentes según sea la
construcción de significados que se haga del episodio.

Tres corolarios importantes para el tema de las familias, el primero es que abandona
la idea que el lenguaje corresponda a una realidad objetiva, el segundo que los
significados y la realidad van negociados y construidos, y tercero abre el camino para
la multiplicidad de saberes con que las familias organizan sus sistemas de
significados.

Conclusiones

Muchas de las problemáticas por los que las familias solicitan apoyo surgen en los
momentos de transición no logrados o mal logrados en sus vidas. Parte del trabajo
con las familias consiste en favorecer condiciones relacionales diferentes que
permitan a la familia crearse una imagen más competente de sí misma y ampliar el
número de alternativas posibles en su historia que les permita mayor libertad de
acción y decisión.

Los distintos conceptos aquí descritos nos invitan a pensar las familias a través del
lente de la complejidad en términos de procesos y significados. Es responsabilidad
ética del observador, (llámese investigador, clínico, terapeuta sistémico o algún otro
profesionista), la utilización y la articulación de los conceptos aquí expuestos, pero
sobre todo es su responsabilidad la imagen que devuelva a las familias y a sus
integrantes en cada encuentro con ellos. Una imagen que puede ser basada en los

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déficit y las patologías o una imagen que favorezca una identidad competente y
evolutiva del sistema familiar.

Para concluir tres ideas que en mi opinión sirven para construir un vínculo positivo y
que vuelven placenteros los encuentros con las familias:

1. Los organismos, entendiendo también a las familias como organismos, tienen


buenas razones para comportarse como se comportan, aquí está el respeto sistémico

2. Por cada parte que cambia de una familia, es necesario que otra parte se
mantenga siendo la misma. Es un principio de identidad.

3. Más reconoces la identidad de la familia y los esfuerzos de sus integrantes por


mantenerse unidos y más se sienten en la posibilidad de avanzar. Mientras más
juzgada se ve, menos se siente en la posibilidad de hacer algo por ella misma. Es
una práctica de reconocimiento

Referencias bibliográficas

Bateson, G. (1998) Pasos hacia una ecología de la mente. Una aproximación


revolucionaria a la autocomprensión del hombre. Argentina: Lohlé-Lumen.

Bianciardi, M. y Telfener, U. (2014) Ricorsivitá in Psicoterapia. Riflessioni sulla


pratica clínica. Italia: Bollati Boringhieri.

Boscolo, L. y Bertrando, P. (2000) Terapia sistémica Individual. Argentina:


Amorrortu.

Boscolo, L. y Bertrando, P. (1996) Los tiempos del tiempo. España: Paidós

Boscolo, L., Cecchin, G., Campbell, D. y Draper, R. (1985) “Twenty more


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Campbell, D. y Draper, R. (1985) Applications of Systemic Family Therapy. The
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Cecchin G.. (2005) Ci relazionamo dunque siamo. Curiositá e trappole dell’
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Fruggeri, L. (2005) Diverse Normalitá. Psicología sociale delle relazioni familiari.


Italia: Carocci

Fruggeri, L. (2006) Famiglie. Dinamiche interpersonali e processi psico-sociali.


Italia: Carocci.

Fruggeri, L. (2009) Osservare le famiglie. Metodi e tecniche. Italia: Carocci.

Maturana, H. (2004) Desde la biología a la psicología. Argentina: Editorial


Universitaria y Lumen.

Pearce, B. y Cronen, V. (1980) Communication, action and meaning: the creation of


social realities. E.U: Praeger

Reiss, D. (1987) The family’s construction of reality. E.U.: Harvard University Press

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