Informe Criminologia Clinica

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 14

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior


Universidad Santa María – Núcleo Oriente
Facultad de Derecho
Semestre VI

Criminología Clínica

Docente: Autores:
Abg. Álvaro Millán Juan Luis Maleno
C.I: 27.949.212
Arianny Goita
C.I: 28.160.283
Jonny Betancourt
C.I:26.520.918
Barcelona – 13 de agosto de 2019
Criminología clínica
Técnicamente se puede definir a la Criminología Clínica como la ciencia
multidisciplinaria que estudia al delincuente en forma particular, a fin de
conocer la génesis de su conducta delictiva y aplicarle un tratamiento
personalizado, procurando su reinserción a la sociedad, es decir, parte del
estudio clínico e individual del delincuente, considerándose al delito como una
conducta anormal patológica, de una personalidad conflictiva, con una
determinada problemática de violencia.
Ahora bien, si la criminología clínica representa un conjunto de
actividades que son objeto de estudio para la reinserción del individuo en la
sociedad, entonces, podemos ilustrar en sentido estricto que el término
“Criminología Clínica”: “…Consiste en la aplicación integrada y conjunta del
saber criminológico y las técnicas del diagnóstico a casos particulares, con
fines diagnósticos y terapéuticos”.
Esencialmente, como toda ciencia, la criminología clínica tiene sus
objetivos específicos a los fines de explicar la conducta delictiva del individuo y
proporcionar las soluciones para que dicho sujeto pueda ser reinsertado en la
sociedad, es por ello que su campo se limita objetivamente a la evaluación
individual del sujeto y no a la colectividad. A diferencia del examen pericial
psiquiátrico, el criminológico no tiene por objetivo establecer la responsabilidad
penal del sujeto al tener en cuenta los posibles trastornos mentales.

En algunos autores, de fuerte influencia positivista, puede encontrarse el


criterio de que el estudio criminológico clínico tiene por objetivo esencial o
exclusivo, establecer la peligrosidad del sujeto estudiado y que esta es su
concepto clave, lo que limita sus objetivos para determinar si va a seguir
delinquiendo y en qué medida, tratando de precisar su capacidad criminal
(cantidad de delito que puede cometer el criminal) y su adaptabilidad
(capacidad de adaptación al medio en que vive).

En cualquier caso, hay dos preguntas criminológicas esenciales, a


responderse ante el análisis de un criminal:

¿Quién es el individuo que comete el crimen? 

¿Qué respuesta debe darse a su conducta?

Área de aplicación

El tema de los objetivos ubica también al estudio criminológico clínico en


distintos «momentos penales» o áreas de aplicación.
Otra de las críticas históricas a la Criminología es la de que tiende a
clasificar al delincuente y dedicarse más al criminal ya juzgado y condenado, es
decir, ya en el período penitenciario.
En realidad, el estudio criminológico clínico puede ser necesario:
 En un acusado/procesado, de modo que aporte información importante
al sistema procesal sobre su individualidad, útil tanto para interpretar su
acto delictivo como para la selección e individualización de la medida de
control a imponerle como pena.
 En un recluso u otra forma de sancionado: para diseñar su rehabilitación
e identificar los recursos de los sistemas familiar, comunitario y otros que
pueden desempeñar un papel positivo o ser contrarrestados por
desfavorables; todo ello de especial aplicación también en el aspecto de
la reinserción.
En cualquiera de estas áreas, es evidente que no puede tratarse solo de
un estudio encaminado a detectar y explicar lo ya ocurrido y establecer la
«peligrosidad» del sujeto estudiado, mucho menos dimensionarla con adjetivos,
a lo que pudiera reducírsele en un enfoque fundamentado en un positivismo
ortodoxo (que también en la actualidad todavía puede encontrarse y otorga
predominio a lo biológico). Al definir sus objetivos se afirmó que: «conocer la
génesis de su conducta delictiva y aplicarle un tratamiento personalizado,
procurando su reinserción a la sociedad»; por lo que habría también que
pronosticar; y es necesario detectar, describir y analizar los factores de
potencial desarrollo positivo a emplear, introducir o sustituir para la
rehabilitación, o la reinserción -si se trata de un recluso-, lo que suma todavía
más variables a detectar, combinar, desarrollar o neutralizar.
Pioneros
Cesare Lombroso
Fue uno de los fundadores de la Escuela Italiana. Lombroso fue el
principal impulsor de la aplicación práctica de la patología.
Su libro Tratado antropológico experimental del hombre delincuente, que
se publicó en 1876, fue uno de los más influyentes para el desarrollo de la
criminología moderna.
Su principal aportación fue la clasificación de los criminales en seis tipos
distintos, en función de diferentes datos antropométricos que recopiló en sus
estudios.
Estas ideas se volvieron muy polémicas en su campo en los años
posteriores, pero aún siguen siendo ampliamente aceptadas.
Lombroso dijo que las causas de la criminalidad están relacionadas con
la forma, causas físicas y biológicas.
Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la
concepción del delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético,
observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes
habituales (asimetrías craneales, determinadas formas de mandíbula, orejas,
arcos superciliares, etc.). Sin embargo, en sus obras se mencionan también
como factores criminógenos el clima, la orografía, el grado de civilización, la
densidad de población, la alimentación, el alcoholismo, la instrucción, la
posición económica y hasta la religión.
Un rasgo llamativo en su obra es la crudeza con que expone algunas de
sus conclusiones, que resulta aún más chocante a la luz de las ideas que
predominan en la criminología tras el ocaso de la escuela positivista. Esta
crudeza puede deberse a la tendencia positivista a despojar al discurso
científico de toda otra consideración aparte de la mera descripción de la
realidad, eludiendo juicios morales o sentimentales.
Por ejemplo, refiriéndose a lo que él llama la terapia del delito, dice:
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios:
es necesario o bien secuestrarlos para siempre, en los casos de los
incorregibles, o suprimirlos, cuando su incorregibilidad los torna demasiado
peligrosos"
Otro rasgo característico de la obra de Lombroso es la precariedad de su
método científico, frecuentemente de la observación empírica, a veces sobre la
población, y de relaciones de causalidad escasamente fundadas. Por ejemplo,
de la comparación entre la temperatura anual media en las distintas provincias
de Italia y el índice de homicidios en cada una de ellas concluye Lombroso que
el calor favorece este tipo de delitos.
La posición según la cual los delitos son producto de estos diversos
factores determinantes, lleva lógicamente a bregar por un código penal que los
prevea y ajuste las condenas a la existencia de esos mismos factores, dejando
de lado las preocupaciones de la llamada dogmática penal. La pena tiene como
objetivo según Lombroso la defensa social, entendida como neutralización del
peligro que para la sociedad representan ciertos individuos que no pueden
dominar sus tendencias criminales. Al mismo tiempo, tiene el fin de intentar una
readaptación en los casos en que fuera posible.
Benigno Di Tulio
Para este criminólogo la criminología es una ciencia que se encarga de
estudiar las conductas consideradas antisociales criminales. Este estudio lo va
realizar a través de una serie de casos que se consideran bien normales, bien
anormales o bien patológicos. De esta forma va saber diferenciar cuales son
los factores que llevan a una persona a actuar o no de una determinada
manera.
Gracias a este autor la criminología empezó a utilizar las teorías
biológicas y psicológicas, integrando de esta forma estas ciencias para las
explicaciones de los comportamientos de los criminales.
Para Di Tullio era necesario llevar a cabo un estudio sobre la
personalidad del delincuente para detectar los comportamientos o las
conductas antisociales. Al realizar un tratamiento médico en el que se estudie
al paciente desde todos los puntos de vista posibles implica poder realizar un
análisis profundo de su personalidad y del propio sujeto.
Benigno Di Tulio explica: "No podemos seguir negando que el crimen,
antes de ser una ofensa a una norma legal, es una acción humana que no se
puede conocer, en su contenido psicológico y su aspecto social, excepto a
través del estudio de la personalidad. de quien lo concibió, lo preparó y lo
implementó. Y es sobre la base de estos conceptos que llegamos a afirmar
cada vez más el acuerdo de los académicos de cada país en que el proceso
penal debe basarse, cada vez más rigurosamente, en una doble investigación:
la legal, dirigida a determinar la existencia de un delito; El otro antropológico,
dirigido a conocer la personalidad de quien lo hizo”
Enrico Ferri
Ferri consideró que las razones por las cuales el hombre es delincuente
son ajenas a su voluntad. El delito para Ferri no existe, existen enfermedades
que bien ha heredado o las adquirió en el transcurso de su vida.
Cuestionó el énfasis en características fisiológicas de los criminales,
campo de estudio de Lombroso. En su lugar, se centró en el estudio de las
características psicológicas, que creía eran las responsables del desarrollo de
la criminalidad en el individuo. Estas características incluían el habla, la
escritura, los símbolos secretos, el arte y la literatura, así como la insensibilidad
moral y la falta de repugnancia a la idea y ejecución de la ofensa, previo a su
comisión, y la ausencia de remordimiento después de cometerla.
Alegó que los sentimientos como la religión, el honor y la lealtad no
contribuían al comportamiento criminal, pues estas ideas eran muy
complicadas para tener un impacto definitivo en la moral básica de las
personas. Argumentó que eran otros sentimientos, como el odio, el amor y la
vanidad los que influenciaban grandemente pues tenían más control sobre la
moral de las personas. Sostenía que el libre albedrío es una ilusión subjetiva,
confrontándose con el principio del derecho penal clásico.
Clasificaba los factores del delito en:
Antropológicos: constitución orgánica; psíquica y características
personales
Físicos o cosmo-telúricos: clima, la naturaleza del suelo, la producción
agrícola, etc.
Sociales: densidad, costumbres, religión, familia, alcoholismo, las leyes
civiles y penales, etc.
Resumió su teoría al definir la psicología criminal como una resistencia
defectuosa de las tendencias criminales y las tentaciones, debido a una
impulsividad desequilibrada que caracteriza solo a los niños y a los salvajes.
Según Ferri lo que es perjudicial para la sociedad se establece partiendo
del estudio de la misma. Abogaba por el estudio del delito en relación con los
individuos y la sociedad, no con abstracciones lógicas. Creía en la necesidad
de encontrar leyes generales sobre la criminalidad: una forma científica para
distinguir un comportamiento penal del que no lo es. Postulaba que las penas
deben aplicarse sólo en razón solamente de la peligrosidad del delincuente,
mientras que la naturaleza y extensión de las mismas serán las necesarias
para neutralizar la peligrosidad.
Jean Pinatel
Fue uno de los vertebradores de la criminología en Europa mediante dos
vías que, a la postre, han resultado fundamentales: el asociacionismo para
superar las tradicionales escuelas nacionales que o bien competían unas con
otras o bien estaban aisladas y el intercambio de conocimientos a través de
encuentros, clases universitarias, conferencias, etc.
En su carrera se centró en siete aspectos de la criminología: su historia,
criminología general, criminología clínica, filosofía y política criminal, ciencia
penitenciaria, delincuencia e inadaptación juvenil y, finalmente, la investigación
y enseñanza científica de la personalidad criminal. Entre todas sus teorías y
prácticas es un modelo y paradigma para trabajos e investigaciones su
concepto de la personalidad criminal, desarrollado ampliamente, que reflexiona
en profundidad sobre las cuatro variables: la agresividad, la labilidad, la
indiferencia afectiva y el egocentrismo del delincuente.
Trabajó también intensamente para modernizar la orientación y la
práctica penitenciaria: reconoció el efecto negativo de la encarcelación y la
insuficiencia de los actuales regímenes penitenciarios para que el interno
alcance las pautas de conducta prosocial y en la necesidad de innovar
investigaciones y programas de criminología clínica con realistas
planteamientos individualizados que fueran verificables, controlables y
evaluables.
Citando textualmente a Pinatel sobre las direcciones de la criminología y
sobre la necesidad última de la empatía: «no consiste en absolver o en
justificar al delincuente, sino en transformarle como hombre... la promoción del
hombre, el respeto de la dignidad del hombre, crear en él los instintos de
simpatía que vayan más allá de los de defensa».
Rafael Garófalo
Garofalo, el tercer autor más importante de la Escuela Italiana, se
encontraba a medio camino entre las ideas de los otros dos. Creía que tanto
los factores biológicos como los sociales tenían una gran importancia en el
desarrollo de una personalidad criminal.
Sus teorías gravitaban en torno al concepto de "delito natural", que
definió como "la lesión de aquella parte de los sentimientos altruistas
fundamentales de piedad o probidad, en la medida media en que son poseídos
por una comunidad, y que es indispensable para la adaptación del individuo a
la sociedad". Fundamentaba la responsabilidad penal en la peligrosidad innata
del delincuente, al que consideraba una "variedad" involucionada de la especie
humana, incapaz de asimilar los valores de la sociedad. Defendía, de este
modo, que la única forma de evitar el delito era eliminando los factores
externos que dan pie a delinquir, estableciendo una relación causa-efecto entre
circunstancias y criminalidad y dejando al margen el libre albedrío.
Metodología clínica
El método clínico es el proceso o secuencia ordenada de acciones que
los médicos han desarrollado para generar su conocimiento desde el comienzo
de la era científica, es decir, es el método científico aplicado a la práctica
clínica; el orden recorrido para estudiar y comprender el proceso de salud y de
enfermedad de un sujeto en toda su integridad social, biológica y psicológica.
Al aplicar el método clínico se está elaborando y construyendo el conocimiento
médico. Conocimiento que tiene una connotación histórico-social, dado que el
"proceso de conocer" depende del tiempo y el espacio de una sociedad. De
esta manera, en el interior de cada sociedad se van desarrollando diversos
saberes acerca de todos los aspectos que preocupan al hombre.
Acciones o procedimientos a aplicar
Es la operatoria de este proceso de obtención de conocimientos a través
de métodos y técnicas seleccionadas (habilidades).
A través de su aplicación se recogen datos subjetivos y objetivos. El
instrumento utilizado para el registro de los datos es la historia clínica.
Incluye un conjunto de procedimientos tales como el interrogatorio, el
examen físico y la evaluación de los estudios complementarios.
La anamnesis implica dialogar con el paciente, teniendo en cuenta su
lenguaje, discurso y cultura, para que el médico recopile información sobre su
estado de salud. En este acto se aplican diferentes técnicas de comunicación:
entrevistas estructuradas, con acuerdo de las partes en las características del
encuentro; semiestructuradas, donde hay algunas pautas establecidas y otras
libres; y la entrevista libre sin definiciones previas.
El examen físico incluye la inspección, la palpación en búsqueda de
formas, tamaños, bordes, límites y movimientos, la auscultación en búsqueda
de sonidos y ruidos y la percusión, induciéndolos para luego interpretarlos, en
el orden adecuado al signo buscado.
Las exploraciones complementarias comprenden los datos de exámenes
de laboratorio, diagnóstico por imágenes y técnicas especiales, los cuales son
evaluados e integrados a la información precedente.

Según el profesor Ernesto Pérez González, el método propio debe ser


interdisciplinario. Las variables a cuya obtención se dirigen esos métodos,
aquellas que los perfilan como herramientas, derivan precisamente de los
factores cuya presencia se desea pesquisar.
Pinatel convocaba al estudio multidisciplinario del caso individual, para
lograr una hipótesis sobre su conducta y elaborar un programa de medidas con
fines de prevención individual, pero debe hacerlo «respetando y cuidando la
dignidad del hombre».

Por ello, lo primero a plantearse en cuanto a método, es el respeto a los


principios bioéticos en la investigación con relación a las personas exploradas,
lo que obliga en la actividad criminológica al dominio, tanto de lo general de
ellas como de reglas específicas definidas por organismos internacionales
sobre derechos humanos y obligaciones para personal que trabaja con
personas privadas de libertad; en primer lugar, pues por la propia práctica de
los autores y las relaciones con estas personas no están exentas de
limitaciones, cuando, como ya se ha visto, hasta los Estados deben
observarlas; y, en segundo, precisamente, porque violaciones de tal tipo serían
de pleno interés, en cualquier sentido y nivel, para los objetivos, análisis y
acciones criminológicas, de modo que no sería lógico aportarlas.

Tratar medianamente los contenidos que pudieran derivarse del tema


bioético y de la Criminología, obligaría a un curso solo para ello. Solo se
mencionarán tres aspectos:

 Cualesquiera que sean los objetivos y métodos de una investigación,


criminológica, incluidas las considerables como «clínicas», se debe
obtener el consentimiento informado explícito, de los sujetos de estudio;
ofrecer confidencialidad para la información, y advertir qué tipo de
información el investigador no podrá guardaren secreto, desde el inicio
mismo de la relación, antes de que pueda producirse el dilema.

 No emplear nunca en delincuentes privados de libertad, «ni con su


consentimiento», formas de exploración o ensayos de tratamientos, que
puedan representar riesgo para la integridad física y psicológica, o
neutralicen o disminuyan su voluntad de comunicación. 

 Mantener las acciones solo en función de los objetivos y métodos


científicos de trabajo, sin incorporar otras ajenas a ello por interés
punitivo o de inteligencia de las autoridades. 

Aunque existen formas establecidas, «historias» o «baterías» de


exploración, en realidad cada investigador debe hacer su selección y
adaptaciones según sus objetivos y enfoques criminógenos, que a su vez
dependen de los factores cuya presencia se desea pesquisar. Incluso, no
necesariamente se busca lo mismo al peritar un acusado de delito que cuando
se va a diseñar la rehabilitación o la reinserción de un recluso. 

Por ello, es importante tener preestablecido lo que se busca y en qué áreas:


personalidad, inteligencia, medio social histórico y actual, salud, economía,
medios económicos, modo y proyecto de vida, aficiones, empleo del tiempo
libre, motivación delictiva, crítica de su situación, expectativas, momento vital
en que delinquió, antecedentes patológicos y problemas de salud,
antecedentes psiquiátricos, hábitos tóxicos y similares.
Estado peligroso

El Estado Peligroso es la situación individual que, por diferentes


circunstancias sociales, el sujeto está en gran proclividad de caer en la
delincuencia.

Su origen está en la temibilidad de Rafael Garófalo, que es


la perversidad constante y activa que hay que temer de parte del delincuente.

Arturo Rocco dice que la temibilidad no es característica del autor sino


más bien es repercusión social de esa característica.

Más tarde se abandona esta teoría y se la remplaza por la Tesis de la


Peligrosidad como base de la responsabilidad criminal. P.ej., si alguien da una
substancia abortiva a una mujer no embarazada, no se debe sancionar el daño
objetivo, en realidad no lo hay, sino la peligrosidad subjetiva que emana de la
personalidad del autor.

Clases

 Estado Peligroso Pre-delictual : Situación en que se encuentran los


individuos proclives al delito a los que se les aplican medidas de
seguridad.

 Estado Peligroso Post-delictual: Son delincuentes a los que se les aplica


una sanción de acuerdo a su peligrosidad manifiesta.

La Escuela Positiva ha remplazado la Imputabilidad por el Estado


Peligroso porque no le interesa saber si la voluntad es libre o no, sino
solamente el peligro que representa el individuo para la sociedad.

Bases históricas actuales

Modernamente, se ha definido peligrosidad como “calidad de peligroso” y,


más concretamente, “peligrosidad criminal” como “tendencia de una persona a
cometer un delito (probabilidad de comisión de actos futuros), evidenciada
generalmente por su conducta antisocial”. Estado peligroso sería, por tanto, “el
conjunto de circunstancias o condiciones que derivan en alto riesgo para
la producción de un daño contra bienes jurídicamente protegidos”. En
definitiva, actualmente se tiene en consideración un juicio de probabilidad,
nunca de certeza, entendido como una “valoración del riesgo de violencia”
(Esbec, 2003). 

Podemos distinguir, de este modo, dos dimensiones del concepto


“peligrosidad criminal”: una vertiente subjetiva como la capacidad criminal que
porta un sujeto, y otra dimensión objetiva, por los delitos ya cometidos y
aquellos que se espera que cometa en el futuro (Leal Medina, 2011).

 En principio, aunque parte de la sociología y la psicología criminal postulan


que las conductas antisociales son comportamientos atípicos o anormales, en
realidad cualquiera es susceptible de realizar una de estas conductas
consideradas desviadas o antisociales. Desde el punto de vista de la
peligrosidad social bien puede decirse que todos somos sujetos peligrosos en
potencia. Desde el punto de vista de la Criminología y Sociología modernas, los
delincuentes son personas “normales”. El comportamiento delictivo no deviene
de patología alguna, si bien puede darse en determinados sujetos
considerados incapaces de responsabilidad penal (inimputables o
seminimputables) que se encuentran inmersos en un “estado peligroso”
diagnosticable.

 Además de ello, hay que tener en cuenta que el concepto de peligrosidad


criminal puede estar desligado de la comisión de hechos delictivos, es decir, “la
peligrosidad es una condición probabilística, no un hecho, y aun si esa persona
no infringe lesiones a nadie, no por ello deja de ser peligrosa hasta cierto
punto” (Maguire et al., 2004).

Definición unitaria desde la criminología

Peligro, de latín periculum, hace referencia al riesgo, a la contingencia


inminente de que suceda algún mal, siendo la situación, cosa u obstáculo lo
que aumenta la posibilidad de algún perjuicio o daño.

Peligrosidad, cuando lo aplicamos a una persona, es la calidad de perjuicio


que pudiese ocasionar ésta, en atención a los factores que le impelen a hacer
este daño. La Real Academia de la Lengua acepta dicho término refiriéndose a
una persona como aquel que puede causar daño o cometer actos delictivos.

Para dejar más claro este concepto, repasemos otras definiciones


otorgadas por diversos autores estudiosos del derecho y la criminología. Rocco
la define como la potencia, actitud, la idoneidad, la capacidad de la persona
para ser causa de acciones dañosas o peligrosas. Petrocelli la define como
conjunto de condiciones subjetivas y objetivas bajo cuyo impulso, es probable
que un individuo cometa un hecho socialmente peligroso o dañino. La
Enciclopedia Quillet dice que la peligrosidad es el conjunto de condiciones
subjetivas que autoriza un pronóstico acerca de la propensión de un individuo a
cometer delitos.

Como se puede observar, los elementos comunes en las definiciones son la


potencialidad y la intención de ser proclive al delito. Así como hay una clara
diferencia entre agresión y violencia, la peligrosidad se distingue de los dos
anteriores en que ambos términos nos ayudan a intentar diagnosticar el último.

Componentes de la peligrosidad
Los estudiosos de la conducta criminal coinciden en que la peligrosidad
tiene dos componentes esenciales: la capacidad criminal y la adaptabilidad
social.

El primer concepto, la capacidad criminal, hace referencia a la tensión


interna delictiva, la potencia delincuencial, lo que es capaz de dar de sí la
personalidad criminal en el campo delictivo. Por su parte, la adaptabilidad
social es la idoneidad del delincuente para la vida social, esto es, la posibilidad
de adaptación de la actividad del criminal al medio en que se inserta.

A partir de dichos componentes podemos reconocer cuatro formas de


estado peligroso:

 Capacidad criminal muy fuerte y adaptabilidad muy elevada : aquí se


presentan las manifestaciones más graves de conducta antisocial como
son delitos de cuello blanco, delitos político-financieros, delincuencia
organizada, psicópatas organizados, etcétera.

 Capacidad criminal muy elevada y adaptabilidad incierta : menos graves,


pero de potencial criminógeno muy dañino. Su inadaptación los hace
atraer la atención sobre ellos fácilmente. Criminales profesionales y
especializados, marginados sociales, entre otros se encuentran en esta
categoría.

 Capacidad criminal poco elevada y adaptación débil : constituyen los


delincuentes que habitualmente inundan las prisiones. Entre ellos se
hallan inadaptados psíquicos, delincuentes característicos y tipologías
similares.

 Capacidad criminal débil y adaptabilidad elevada : formas ligeras de


criminalidad. Su peligrosidad es baja o bien aguda (la peligrosidad
puede ser crónica o aguda en atención a la duración; hablaremos de
esto más adelante). Aquí se reconocen los delincuentes ocasionales y
pasionales

Elementos constitutivos de la peligrosidad

Citaremos y explicaremos a continuación las características más


importantes de la peligrosidad:

 Elementos: se reconocen dos elementos de la peligrosidad. El primero


conocido como estado peligroso, es la situación que vivencia una
persona que está a punto de cometer un delito. En tanto, la oportunidad
es la conveniencia de tiempo y lugar que se presta o favorece al sujeto
para dar el paso al acto.

 Formas: psiquiatras, psicólogos y criminólogos distinguen dos tipos de


peligrosidad, siendo la primera crónica (o permanente) que se presenta
por lo general en casos de psicopatía y en otros delincuentes de difícil
readaptación; mientras la segunda se refiere a la peligrosidad aguda,
que es más bien episódica y que inclusive puede agotarse en el hecho
mismo. Pese a ello, de mantenerse las circunstancias criminógenas la
peligrosidad aguda puede derivar a la crónica.

Valoración y cuantificación de la peligrosidad criminal.

La valoración de la peligrosidad tiene carácter cualitativo y cuantitativo :


El primero se aprecia en el estudio minucioso y objetivo de los factores
criminógenos del sujeto antisocial, tanto endógenos (por ejemplo, su
caracterología y biotipo, disposición orgánica, psicopatologías etcétera) o
exógenos (entorno social, condiciones ambientales, cultura, nivel educativo,
otros).

En este sentido, también es de suma importancia establecer si la


peligrosidad del sujeto en cuestión es absoluta, es decir si sus conductas
antisociales se desarrollan bajo la influencia de estímulos criminógenos
cualesquiera, o bien si se habla de una peligrosidad relativa en la cual el
individuo solo pasa al acto tras la influencia de factores específicos y en muy
particulares circunstancias.

Por otra parte, la valoración cuantitativa hace referencia al valor, a la


cantidad y el tamaño de factores que permiten pronosticar, entre otras cosas, la
probabilidad de reincidencia y la efectividad de un tratamiento penitenciario.
Usualmente se clasifica en mínima, media y máxima, pero diferentes autores
manejan múltiples escalas en base a ítems preestablecidos correlacionados a
la peligrosidad cualitativa, tratando de puntualizar el mayor número de factores
criminógenos posibles presentes en el sujeto. De tales estudios citaremos
ejemplos más adelante.

El umbral criminógeno

Esto plantea de varios problemas en lo relativo a algo que diversos


estudiosos de la conducta humana denominan umbral criminógeno, también
conocido como umbral delincuencial, que se define como la capacidad del
sujeto para reaccionar a una determinada cantidad de estímulo criminógeno.

Esta es una característica individual. Así, cuanto menor sea el umbral


criminógeno del sujeto, menor estímulo criminal necesitará para dar el paso al
acto (tal como las personas con bajo umbral para el dolor necesitan un
pequeño estímulo para producirlo). Al cotejo de los estudios de la personalidad
deberán sumarse los antecedentes por delitos previos del individuo, así como
observar las diferencias en la acción entre un acto y otro, puesto que la
peligrosidad tiende a incrementarse en medida a la complejidad del delito.

Escalas para valorar la peligrosidad

Para Schied (autor alemán), la peligrosidad puede cuantificarse en


una escala que consta de 15 factores y donde cada uno de ellos suma un
punto negativo y que a su vez se relacionan con la probabilidad de
reincidencia. Entre dichos factores que engloba este autor, se destacan
principalmente psicopatías, enfermedades hereditarias, regularidad laboral,
antecedentes judiciales, etcétera.

Otras herramientas de apoyo que se incluyen para valorar la


peligrosidad incluyen el HCR-20 (protocolo para valorar el riesgo de cualquier
tipo de violencia), LSI-R (que calcula las probabilidades de reincidencia), SVR-
20 (diseñado especialmente para calcular las probabilidades de reincidencia de
los agresores sexuales), etcétera.

¿Para qué sirve conocer la peligrosidad de un criminal?

Desde un punto de vista clínico, establecer el nivel de peligrosidad de un


criminal tiene varios objetivos entre los cuales destacamos los siguientes:

 Establecer cuál será la actuación criminológica . Si será profiláctica o


únicamente un tratamiento específico, si necesita de una labor
reintegrativa total o si simplemente se deben atender los factores
criminógenos específicos que desembocan en la conducta criminal, es
decir, permite hacer más individualizado el tratamiento penitenciario.

 Ayudar a determinar al juez cuál es la reacción penal . si es meritorio


de una pena privativa de libertad o de una medida de seguridad. Si
necesita de un tratamiento carcelario de cinco años o de veinte.

 Indicar cuál es su probabilidad de reincidencia ayudando


establecer un correcto diagnóstico. un pronóstico y por ende su
probabilidad de reintegrarse a la sociedad.

 Justificar qué institución penitenciaria le es más conveniente para


el tratamiento y si amerita estar en un centro penitenciario o en una
prisión de baja, media o de alta peligrosidad.

 Brindar una idea del daño que puede infringir  en contra de los
demás.

También podría gustarte