Historia de La Iglesia Apostólica
Historia de La Iglesia Apostólica
Historia de La Iglesia Apostólica
IGLESIA”
Iquitos – Perú
2021
Contenido
Sus Orígenes.................................................................................................................................3
Como ya hemos dicho, la iglesia emerge en un ambiente cristo-céntrico expectante de la venida del
Señor, y que entiende que esta vida es pasajera, y que hay algo en el porvenir que será glorioso. En este
contexto había enseñanza del Antiguo Testamento, había enseñanza sobre Jesucristo, y también había
líderes emergentes. En medio de este ambiente casi perfecto, la iglesia en Jerusalén tuvo que enfrentar
el desafío de mirar hacia el exterior para llevar a otros el mensaje de salvación. El deseo del Señor era la
propagación y difusión del evangelio e intervendría con “estímulos” para hacer que el evangelio se
expandiese. Los estímulos llegarían por medio de la persecución de los judíos, y luego aparecería con
fuerza desde la vereda de las autoridades romanas 1, esto con el propósito de que fueran probados y
dispersados, llevando las buenas nuevas de salvación por gran parte del mundo conocido.
1 El Judaísmo era religión permitida en el imperio romano, y como tal, gozaba de
protección y ciertos privilegios. En los orígenes de la iglesia, el cristianismo se vio como
una secta dentro del judaísmo por lo que gozaban de los mismos privilegios y protección,
pero no pasó mucho tiempo hasta que el judaísmo decidió emprender guerra en contra
del cristianismo y aclarar al imperio romano de que nada tenían que ver los cristianos
con ellos. Esto tomó más fuerza en la medida que más y más gentiles se unían a la
iglesia.
2 Tres tipos de personas participaban de la religión judía: Los judíos nativos, o de
ascendencia judía. Los prosélitos, quienes eran gentiles que por medio de un rito de
iniciación (bautismo y circuncisión entre las actividades del rito) ingresaban al
judaísmo, y por último los Temerosos de Dios o Temerosos de la puerta, quienes
participaban en la “puerta” de las sinagogas de las enseñanzas de la ley de Dios. Es muy
probable que Cornelio, descrito como temeroso de Dios, haya sido un integrante de este
grupo.
2. Influencia de la Iglesia Apostólica en la Historia
La Iglesia Católica Apostólica Romana, como se conoce oficialmente, fue fundada por el apóstol San
Pedro poco después de la muerte de Jesucristo, según la Biblia, con el fin de difundir la filosofía cristiana.
Jesús era un carpintero que vivió en Galilea. Él predicó un mensaje de amor, sin violencia y la compasión
entre los individuos. Al ser un judío, fue perseguido por los fariseos y condenado a muerte por
crucifixión, después de una intensa tortura.
El Imperio Romano mismo que persiguió a los judíos, adoptó el cristianismo como religión oficial en el
año 380 d.C. Pero fue en la Edad Media cuando la Iglesia se fortaleció y se convirtió en una gran
potencia. Desde el siglo V d.C., la iglesia extendió sus territorios. Como estaba escrito en las Escrituras, la
salvación sucede en la simplicidad. Y debido a estas palabras, la tierra de fieles nobles y sus riquezas
fueron entregadas a la Iglesia concediendo un gran poder a la institución. Ocurrió también en la misma
Edad Media su propio declive.
Incrédulos con las promesas de salvación a cambio de votos de pobreza, muchos clérigos fieles y algunos
miembros cuestionaron la Sagrada Escritura. Con esto, la Iglesia comenzó una serie de persecuciones
contra los llamados herejes a través de la denominada Santa Inquisición. Millones de personas fueron
procesadas y condenadas a muerte, siendo quemadas vivas en la hoguera.
Otro factor importante para la comprensión de la expansión fueron las cruzadas cristianas. Financiado
por la Iglesia, el ejército se aventuró por todo el mundo con el objetivo de predicar la catequesis y la
conversión de los no católicos. En la mayoría de los casos, con una violencia excesiva. Algunos sacerdotes
no estaban de acuerdo con estas y otras prácticas de la Iglesia como el conjunto de las indulgencias, por
ejemplo, que consistía en el pago por los fieles de una salvación completa. Estos sacerdotes, como
Martín Lutero y Juan Calvino, construyeron sus propias iglesias. Este hecho fue conocido como la
Reforma Protestante. Otros, no contentos con la adoración de los santos y las imágenes, fundaron la
Iglesia Ortodoxa.
En 1929, después de la firma del Tratado de Letrán, se fundó el Estado del Vaticano, una ciudad-estado
de 44 hectáreas habitada entonces por poco más de 800 personas. El Vaticano, el centro de la Iglesia
Católica, es considerado el estado más pequeño del mundo. En 2000, el Vaticano, representado por el
Papa Juan Pablo II, pidió oficialmente perdón por los errores cometidos por la Iglesia en el pasado.
Mientras que las religiones otorgan al hombre un papel de superioridad moral y espiritual, a la mujer se
le asigna un rol secundario, a menudo sumiso, dependiente o reducido a su capacidad reproductiva.
También la mujer es vista como una fuente de tentación de la cual el hombre debe protegerse. El
hombre, como partícipe en la reproducción, no asume mayor responsabilidad por la regulación de la
fecundidad, un aspecto de la vida matrimonial que es más bien una preocupación femenina. Esta forma
de pensar fue dejando un campo abierto para que la mujer expresara sus necesidades y una vez que la
sexualidad y la reproducción fueron separadas por el advenimiento de la píldora, el argumento feminista
por los derechos reproductivos adquirió su propia dinámica y fuerza. Pero, para alcanzar esta nueva
etapa libertadora, hubo un espacio que cubre muchos siglos donde la mujer no tenía esos derechos. “El
matrimonio hoy en día depende más en la satisfacción de un sentimiento íntimo que en un lazo
dependiente del valor de propiedades o del número de hijos”.
Las controversias del siglo XXI también se centran sobre dos importantes derechos: el derecho a la vida,
y el derecho sexual y reproductivo. Líderes de casi todas las religiones han discutido ampliamente el
derecho a la vida, especialmente cuando comienza la vida humana, o sea el momento cuando el feto y su
alma se unen para crear un ser humano viable, y cuáles son sus derechos como tal. Incluso la Iglesia
Católica hoy en día reconoce el problema del comienzo de la vida humana cuando explica que “es
recomendable darle al feto el mayor respeto como persona desde el momento de la fecundación ya que
es imposible determinar el momento en que una nueva persona existe”. Sin embargo, la Iglesia Católica,
hasta hace poco más de cien años atrás, tomaba la posición de que el feto era un ser humano sólo
cuando este era animado, o sea se podía constatar su movimiento (generalmente a los cuarenta días de
gestación). En contraste, la religión judía reconoce que sólo el ser ya recién nacido tiene los derechos
completos de una persona humana. Muchas otras religiones caen entre estos dos extremos. El desarrollo
fetal y la hominización (la unión del feto con su alma), incluyendo los derechos de un ser humano viable,
han sido una preocupación de todas las religiones y ha tenido gran importancia en determinar cuándo un
aborto es permitido o no. Casi todas las religiones aceptan la necesidad de un aborto para salvar la vida
de la madre en caso de peligro – lo que la Iglesia Católica reduce a los llamados abortos indirectos (sólo
en casos de embarazo ectópico o cáncer de los órganos genitales).
La segunda categoría de derechos - los derechos sexuales y reproductivos - forman en nuestros tiempos
un importante aspecto del debate que continúa desafiando las posiciones teológicas de las grandes
religiones, especialmente en lo que se refiere al aborto y también, en algunos casos, a la anticoncepción.
Incluso al discutir las Metas del Milenio, organismos internacionales y países se ven sometidos a la
presión de posiciones religiosas que continúan actuando para impedir el progreso de los derechos
sexuales y reproductivos con argumentos que niegan a la mujer su capacidad de decisión, a menudo
obligándola a sufrir embarazos no deseados, con sus riesgos de salud y consecuencias emocionales. A
muchas mujeres, en sus esfuerzos para no caer bajo la línea que las definiría como situadas en la
pobreza, se las condena a obtener un aborto inseguro – lo que puede resultar en graves riesgos para sus
vidas y en un descalabro económico para sus familias al confrontar las complicaciones y tratamientos
después de una intervención en condiciones insalubres. En vez de ayudar a las familias a superar sus
condiciones y niveles de vida, las políticas públicas que niegan derechos sexuales y reproductivos,
incluyendo el acceso a servicios de salud reproductiva - a menudo actuando bajo influencias religiosas -
obstruyen los caminos de muchas personas que intentan salir de la pobreza.