La Clave de La Victoria-Tutmakov

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LA CLAVE

DE LA VICTORIA
Vladímir Tukmakov
© Vladímir Tukmakov, de la edición rusa

© Teell Editorial, S.L.


EDITADO POR TEELL EDITORIAL, S.L.
Primera edición en español: Teell Editorial, S.L. 2016
www.teelleditorial.com

Traductor: Inés Goñi y Alexandra Bazhenova-Sorokina

Diseño cubierta: www.uypdesign.com

Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de
los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial
o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluida la reprografía y el tratamiento
informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.
eISBN: 978-84-16511-51-8
Depósito Legal: Z 1195-2016
Índice

Prólogo del autor...................................................................................... 7


Preludio histórico..................................................................................... 11
1. ¿ESA u OSA?.................................................................................. 55
Epílogo al capítulo «¿Esa u Osa?».................................................. 115
2. El ajedrez de la era informática....................................................... 117
Epílogo al capítulo «El ajedrez de la era informática».................... 187
3. Partidas decisivas............................................................................. 189
Epílogo al capítulo «Partidas decisivas»......................................... 261
Índice de jugadores.................................................................................. 263
Índice de aperturas................................................................................... 267

5
Prólogo del autor

En ocasiones se ha hablado de cómo la vida imita al ajedrez. Garri


Kaspárov incluso dedicó a este tema un libro muy extenso. Pero el au-
tor de este libro intentará resistir esa tentación. El contenido se limitará
a la preparación de una partida de ajedrez y, como mucho, se hablará de
la preparación para la vida en el ajedrez.
Una partida de ajedrez es una lucha entre dos individuos. La com-
prensión de los puntos fuertes y débiles del adversario, así como el
conocimiento de los defectos propios, son activos de igual importancia
tanto para un novato como para un campeón del mundo. Aunque usted
y su oponente hayan aprendido las reglas del juego recientemente, co-
nocer el sencillo mecanismo de desarrollar la dama a h5 y el alfil a c4
con el consiguiente mate en f7 puede dar grandes frutos en un primer
período. Claro está que tarde o temprano su oponente, desconcertado
por semejante vuelta de tuerca, acabará demostrando con la ayuda de
un manual o por sí solo la insolvencia de tales maniobras de caballería.
Entonces el arma que tantas victorias fulminantes procuró se volverá
contra su amo como un bumerán. Pero, llegado a tal punto, usted ya no
podrá librarse del virus de la preparación que tan sorprendentes éxitos
le ha aportado, por lo que seguirá buscando métodos más sofisticados
de sorprender a su rival. Precisamente esta lucha diaria a capa y espada
es la esencia del arte de la preparación moderna del ajedrez.
En el transcurso de los últimos ciento y pico años el ajedrez ha
recorrido un largo camino en el que ha pasado de ser un juego de
apuestas de cafetería a adquirir una compleja función polifónica, un
extravagante punto de encuentro entre el arte, el deporte y la cien-
cia. A medida que el juego se fue desarrollando, el factor deportivo
fue desplazando al arte y, en años recientes, la aparición y la rápida
mejoría de los programas informáticos ha dado al ajedrez un nuevo e
inesperado impulso.

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L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Con la aparición del primer campeón del mundo oficial en el año


1886, la lucha por el codiciado título, que para muchos se convirtió en
meta y sentido de su vida, añadió intensidad y dramatismo a este de-
sarrollo, y los enfrentamientos por el título de campeón mundial fueron
en gran medida puntos de inflexión en el desarrollo de este gran juego.
En la primera parte de este libro se hablará del arduo camino re-
corrido por los ajedrecistas desde el diletantismo hasta la profesiona-
lización. Existe la teoría de que los campeones mundiales de ajedrez
son el reflejo perfecto de la época en la que viven. Esta bella hipótesis
no siempre se confirma, y Steinitz, Lasker y Capablanca son buenos
ejemplos de excepciones.
Por aquel entonces, el ajedrez estaba dando los primeros pasos ha-
cia su reglamentación, de modo que las leyes de esta actividad humana
acababan de crearse y tenían poco en común con los procesos que te-
nían lugar de forma paralela en la vida real. A medida que el ajedrez se
fue profesionalizando, fue dependiendo cada vez más de las realidades
de su entorno social.
La contribución de ajedrecistas aislados a la consolidación y el de-
sarrollo del arte de la preparación no es, ni mucho menos, siempre
proporcional a sus logros deportivos; esta disciplina tiene sus propios
héroes y campeones. En el ránking universalmente admitido de aje-
drecistas del pasado José Raúl Capablanca está por encima de Max
Euwe, y la posición de Alexánder Alekhine es incomparable con la
de Akiba Rubinstein. Sin embargo, en este libro el nombre de Euwe
aparecerá mucho más que el del genial cubano, y los descubrimientos
en aperturas de Rubinstein estarán a la par que los logros creativos
del cuarto campeón del mundo. Fue en la Unión Soviética cuando los
campeones de ajedrez y la sociedad alcanzaron una sorprendente con-
sonancia. No es casualidad que fueran precisamente los ajedrecistas
soviéticos, liderados por Mijaíl Botvínnik, quienes dieran el gran paso
hacia el trato del ajedrez como una profesión seria y hacia la siste-
matización de la preparación de la partida. Botvínnik, Smyslov, Tal,
Petrosián, Spassky, Kárpov, Kaspárov, aportaron algo todos ellos al
arte de la preparación.
Paradójicamente, la contribución a este ámbito de los genios del
ajedrez más reconocidos es menos significativa. Robert Fischer no es
una excepción, aunque su superioridad frente a sus contemporáneos
fue aplastante. El match de 1972 contra Boris Spassky consolidó for-
malmente la hegemonía del estadounidense y, al mismo tiempo, marcó

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pró lo g o d e l auto r

el inicio de la era del enfrentamiento total en el ajedrez. Los duelos


subsiguientes de Kárpov con Korchnói y Kaspárov fueron aún más en-
carnizados y requirieron de sus protagonistas una estabilidad psicoló-
gica sin precedentes. La preparación de las aperturas también adquirió
un nuevo estatus. En los enfrentamientos entre Kárpov y Kaspárov se
volvió frecuente que ambos contrincantes utilizaran los mismos sis-
temas con ambos colores y que las partidas terminaran antes que los
análisis de casa. No es casualidad, pues, que el enfrentamiento entre
estos dos grandes ajedrecistas y enemigos irreconciliables coincidiera
con la aparición de la era de la informática en el ajedrez.
Dedicaremos un capítulo aparte a la preparación en el ajedrez mo-
derno y al creciente protagonismo del ordenador. El autor aún recuer-
da bien aquellos métodos de preparación que hoy en día solo pueden
calificarse de arcaicos. Sería ingenuo subestimar la influencia de los
programas informáticos sobre el juego, pero en ocasiones trataremos la
fe ciega en las valoraciones del Amigo Inhumano (o AI, como figura
en el libro) con un toque de ironía. Por el momento, el destino de una
partida de ajedrez sigue en manos de las personas.
Finalmente, la última parte del libro estará dedicada a partidas de-
cisivas en un torneo, en un match, o a veces incluso en toda la carrera
deportiva de un ajedrecista. El secreto del éxito en el ajedrez es capri-
choso y a veces escurridizo. Los componentes de la fórmula secreta son
conocidos: talento, memoria, voluntad (carácter), aptitud para el trabajo
y salud. Pero el resultado final no se define mediante una simple suma
de los factores, por lo que no parece posible hacer una clasificación de
los mejores ajedrecistas del pasado y del presente.
Existe otro componente nada desdeñable: el amor por el ajedrez.
Este funciona a modo de potente acumulador que alimenta la memoria
y la aptitud para el trabajo, y en cierto modo también la voluntad. Pero,
si bien el amor es irracional y el talento nos viene dado de nacimiento,
todo lo demás se puede y se debe entrenar y educar. Este libro pretende
ser una ayuda en este proceso tan difícil y delicado.
Aunque la preparación del ajedrecista moderno consiste principal-
mente en el trabajo de las aperturas, este libro no tratará solo eso. En
primer lugar, porque los amantes del ajedrez no solo son los profesio-
nales, que dedican al ajedrez todo su tiempo. En segundo lugar y, se-
guramente, más importante, el ajedrez no se limita solo a las aperturas.
Por eso este libro muestra todas las partidas íntegras, aunque el énfasis
se haga en la preparación teórica. La gran mayoría de los ejemplos es-

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L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

tán tomados de la práctica de grandes maestros de alto nivel, por eso es


muy interesante observar cómo una ventaja lograda al comienzo de la
partida se transforma en una victoria definitiva. No menos instructivo
resulta analizar partidas en las cuales esto no se logró por un motivo
u otro.
Este libro está dirigido a todos aquellos que aún conservan la fe en
la capacidad de autoperfeccionamiento y quieren aumentar su fuerza
práctica. Si el lector extrae algo nuevo y útil para él, el autor dará por
logrado su cometido.

10
Preludio histórico
— ¿Piensa usted que estoy mo- En este preciso momento tuvo
ralmente obligado a jugar la misma lugar el famoso diálogo con el que
defensa que utilicé contra Chigorin? comenzábamos nuestra charla sobre
— No está obligado, pero el pú- el arte de la preparación.
blico espera que defienda sus prin- 6...£f6?!
cipios.
Un ataque de dama tan temprano
Este diálogo o uno similar lo parece extravagante, pero se podría
mantuvieron Wilhelm Steinitz e Isi- atribuir a un experimento sin el cual
dor Gunsberg en 1891. no hay posibilidad de desarrollo. Sin
A continuación, Steinitz repitió embargo, ¡Steinitz utilizó esta de-
sobre el tablero la jugada 6...£f6, fensa a menudo (si es que se puede
que le había llevado al fracaso en la llamar defensa a este masoquismo)!
partida que había jugado en aquellos Desde hace mucho se sabe que una
días (!) contra Chigorin por telégrafo. defensa sólida es la que recomienda
Lasker: 6...d6 7.d4 ¥b6, y 6...¤f6,
tampoco está mal.
Gambito de Evans [C52]
Gunsberg — Steinitz 7.d4 ¤h6?!
Nueva York (12ª partida, Sigue con su estilo de extrava-
gancia masoquista. Siendo una per-
match 1891) sona íntegra hasta el final, Steinitz
1.e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5 intentó defender esta posición por
4.b4 ¥xb4 5.c3 ¥a5 6.0-0 otros medios. Eligió 7...h6 en su 16ª
partida contra Gunsberg, la cual ter-
minó en derrota para las negras en
21 jugadas. Chigorin puso en duda el
7...¤ge7, aparentemente más natural,
en la 17ª partida de su segundo en-
cuentro (La Habana, 1891): 8.d5! (no
tan claro sería 8.£a4 ¥b6 9.¥g5 £d6
10.¤a3 exd4 11.¤b5 £g6 Guns-
berg-Steinitz (m/18) 1891) 8...¤d8
9.£a4 ¥b6 10.¥g5 £d6 11.¤a3 c6
12.¦ad1 £b8 13.¥xe7 ¢xe7 14.d6+

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L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¢f8 15.£b4 con una excelente com-


pensación por el peón.
8.¥g5 £d6
La posición resultante de 8...£g6
9.d5 ¤b8 10.¤a3!? f6 11.¥xh6
£xh6 12.d6 no levanta pasiones.
9.d5 ¤d8 10.£a4 ¥b6 11.¤a3
c6
Y si 11...0-0 es fuerte 12.¥e2,
por ejemplo: 12...f6 13.¤c4 £e7
14.¥xh6 gxh6 15.d6. 14...¥xd6 15.¤b6 ¦b8 16.£xa7

12.¥e2!
Lo más asombroso es que hasta
Aunque resulte extraño, las ne- este momento Steinitz estaba repi-
gras aún resisten después del natural tiendo la ya mencionada partida con
12. ¦ad1 £g6 13.¥xd8 ¥xd8 14.dxc6 Chigorin, jugada por telégrafo du-
bxc6 15.¤xe5 £f6 16.f4 ¥c7. rante un breve descanso en el match.
12...¥c7 16...¤g4
Sería muy mala 12...£c7 Después de 16...¤e6 17.¥c1!
13.¤c4 f6 14.¥xh6 gxh6 15.¤fxe5! (amenazando 18.¥а3!) 17... ¤g8
fxe5 16.¥h5+ ¤f7 17.£a3. 18.¥a3 c5 19.¦ad1 (Chigorin-Stei-
13.¤c4 £f8 nitz por telégrafo, 1890-1891) la po-
(Véase el diagrama) sición de las negras no tiene arreglo.
Resulta difícil calificar como mejora
14.d6
esta jugada contra Gunsberg.
Una solución elegante, aunque
17.¤h4! ¤e6 18.¥xg4 ¤xg5
lejos de ser la única. Por ejemplo,
19.¤f5 ¤e6 20.¦fd1 ¥c7 21.¤a8!
14.¤fxe5 no es una mala alternativa.
¦xa8 22.£xa8 ¢d8 23.¦xd7+ ¢xd7
24.¦d1+ 1–0
Hoy en día no es tanto la partida
en sí como las circunstancias que la

12
pr e lu d i o h i stó r i co

rodean lo que puede causar admira- nable intenta adaptar el mundo a sí


ción. No olvidemos que no se trata mismo. Así pues, el progreso depen-
de una partidita en un café con una de del irrazonable».
apuesta insignificante, sino del match Wilhelm Steinitz era uno de esos
del campeonato mundial. Claro que hombres irrazonables de los que ha-
en aquellos tiempos idílicos la lu- blaba Shaw.
cha por la corona mundial de ajedrez
El ajedrez vivía un momento
distaba mucho de la contienda total
romántico en que los principios for-
en todos los frentes en la que se con-
mulados y las teorías desarolladas
virtió durante la segunda mitad del
eran mucho más importantes que
siglo XX. Así y todo... también la
los movimientos aislados e incluso
conversación que tuvo lugar durante
que la meta deportiva. Asimismo,
la partida es asombrosa no solo por
los manifiestos y las declaraciones
el hecho en sí (ahora inimaginable),
se distinguían por su patetismo y su
sino también por su enorme conte-
carácter paradójico: «Una victoria
nido concentrado en un diálogo tan
por una combinación errónea, aun-
corto. Imagine esta fantasmagóri-
que sea espectacular, me llena de
ca situación: el campeón del mundo
horror artístico» (Steinitz). Se refería
pregunta a su rival con la franqueza
probablemente a las combinaciones
de un niño si está obligado a hacer
que no encajaban en su proclamada
un movimiento dudoso que ya le ha-
teoría del juego posicional. Las ex-
bía llevado una vez a la derrota. Y el
cepciones pueden y deben omitirse,
candidato, que obviamente sueña con
¡vivan las reglas! En su beneficio
el título, le contesta: Pues sí, sabe us-
se sacrificaban las dudas y tam-
ted, hay cosas más importantes que
bién los puntos, como en la partida
los títulos y las condecoraciones. ¡Y
que acabamos de ver. Para Steinitz,
el campeón, obediente, confía en su
Chigorin, Tarrasсh o Nimzóvich las
criterio!
partidas aisladas no eran sino epi-
De hecho, si este fantástico diá- sodios de una lucha interminable
logo no hubiera tenido lugar, habría por sus convicciones y principios en
sido necesario inventarlo, pues ca- la que las piezas de ajedrez eran los
racteriza de un modo inmejorable ejecutores obedientes de su voluntad
las costumbres en el ajedrez de aquel y las jugadas no existían por sí mis-
entonces. mas sino que estaban supeditadas a
En realidad, el ajedrez tal y determinadas leyes y teorías. En ese
como lo conocemos hoy en día en- sentido muchas veces un movimien-
tonces aún estaba formándose. Y una to de segunda clase que encajaba en
de las primeras personas que intentó su doctrina de ajedrez valía más que
darle una imagen respetable median- un ataque brillante pero a su parecer
te determinados principios y teorías fortuito. Sin embargo, en sus mejo-
fue el mismo Steinitz. En palabras res momentos Steinitz fue realmente
de Bernard Shaw: «El hombre razo- grande. Mientras que sus contempo-
nable se adapta al mundo; el irrazo- ráneos más talentosos jugaban solo

13
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

con movimientos, él pensaba en pla- construcción española. En la segun-


nes y conceptos. La partida que pre- da partida del match, tras 8.¤e3 d5!
sentamos a continuación se jugó hace 9.£c2 se había visto obligado a ocu-
más de 120 años, pero podría pasar par esta casilla con la dama.
por actual. 8...¤d7
Un proyecto bastante complica-
Apertura española [С65] do. La idea de Chigorin consiste en
Steinitz-Chigorin trasladar este caballo a e6 y así im-
La Habana (4ª partida, pedir el avance d3-d4 al tiempo que
match 1892) prepara f7-f5. Más sencillo y vigo-
roso fue el juego del campeón ruso
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6 en la 14ª partida del match: 8...d5
4.d3 9.£e2 £d6 10.¤g3 ¥e6.
Una apertura muy actual: «el 9.¤e3 ¤c5
muro de Berlín». Desesperados por
9...f5!? 10.b4 (10.exf5 gxf5 11.
sacar ventaja en los finales compli-
¤d5²) 10...f4 11.¤d5 g5÷.
cados resultantes de 4.0-0 ¤е4, los
grandes maestros del siglo XXI tam- 10.¥c2 ¤e6
bién suelen elegir esta discreta con- Las negras tienen todo prepara-
tinuación. do para el avance programado f7-f5.
4...d6 5.c3 g6 6.¤bd2 ¥g7 Pero, en vez de impedir este avance,
de repente Steinitz muestra actividad
en el flanco de rey. ¡Un enfoque de
la posición novedosísimo en aquella
época!

7.¤f1!?
Claramente, la posición pedía 7.
0-0. Pero en tal caso habría surgi-
do sobre el tablero una construcción
española típica y lo más probable es 11.h4! ¤e7
que la partida no habría aparecido en 11...f5!? 12.h5 (12.exf5 gxf5
este libro. 13.d4!) 12...f4 13.¤d5 g5 14.h6 ¥f6
7...0-0 8.¥a4!? 15.g3!
Preparando el traslado del alfil a 12.h5 d5
la casilla c2, como es habitual en la 12...g5!? 13.h6!±.

14
pr e lu d i o h i stó r i co

13.hxg6 fxg6? 20...a5?!


Un grave error. Chigorin se deja
seducir por la apertura de la columna
«f», omitiendo factores posicionales
de mucha más importancia y dura-
ción. Precisamente en el plantea-
miento estratégico es donde más se
notaba la superioridad de Steinitz
frente a sus oponentes.
Tenía que haber jugado 13...
hxg6, aunque después de 14.¤g4!
(14. £e2!?) 14...dxe4 15.dxe4
£xd1+ 16.¥xd1 f6 17.¤h6+ ¥xh6 Al parecer, una pérdida de tiem-
18.¥xh6 la posición está mejor para po. La mejor opción para las negras
las blancas. seguramente era 20...¤f4 21.¤g5
h5!, tras lo cual las posibilidades de
14.exd5 ¤xd5 15.¤xd5 £xd5 defensa aún no están agotadas. Tam-
16.¥b3± bién sería interesante 21.d4!? ¥g4!
Ahora se ponen de manifiesto 22.¤g5.
los defectos del movimiento 13 de las
21.d4!
negras. Además hay una tensión muy
desagradable por la diagonal a2-g8. Ahora esta penetración tan anti-
16...£c6 17.£e2 ¥d7 cipada gana en fuerza.
No cambia nada 17...a5 18.a4 21...exd4 22.¤xd4 ¥xd4
£b6 19.¥c4. Todo lo demás pierde aún más
18.¥e3! fácilmente: 22...¤xd4 23.¦xh7+!
Sin dejarse cautivar por la opción ¢xh7 24.£h1+; 22...£a6 23.¥c4
18.¤xe5? £xg2 19.¤xd7 £xh1+ £a8 24.¤f3; 22...£e4 23.¤f3! £c6
20.¢d2 ¢h8 21.¥xe6 £h2 22.¤xf8 24.£d3.
¦xf8 23.¢e1, que llevaba a una po- 23.¦xd4! ¤xd4?
sición ambigua después de 23...¦e8! Dando paso a un final efectista,
18...¢h8 19.0-0-0! aunque también después del más te-
La original conducta de las naz 23...¦e7 24.¦dh4 las negras es-
blancas llevó a una posición en la tán acabadas.
que ya no hay nada que recuerde a la 24.¦xh7+! ¢xh7 25.£h1+ ¢g7
apertura española. Pero lo más im- 26.¥h6+ ¢f6 27.£h4+ ¢e5 28.
portante es que estas acciones lleva- £xd4+ con mate en un movimiento.
ron a una ventaja importante y, pro- 1–0.
bablemente, decisiva.
Tras Steinitz, un hombre sin
19...¦ae8 20.£f1!? concesiones pero un tanto dogmático
Preparando la penetración d3- en sus puntos de vista, llegó Ema-
d4. nuel Lasker. A él no le interesaban

15
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

demasiado las teorías artificiales y Apertura española [C68]


no le amedrentaban las excepcio- Lasker - Capablanca
nes. «Las reglas más estrictas del
ajedrez son las excepciones». Bien
Petersburgo, 1914
podría ser Lasker, y no Tartakóver,
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6
el autor de esta paradoja. La prácti-
4.¥xc6
ca era la piedra de toque con la que
se comprobaban las teorías. Y si un En aquella época no había nada
movimiento que cuadraba perfecta- de raro en este movimiento; de he-
mente en los postulados posicionales cho, el día anterior lo había jugado
formulados no resultaba ser el mejor, Alekhine contra el propio Lasker.
pues peor para los principios. El aje- Pero, teniendo en cuenta que antes
drez es ante todo un combate entre de la partida Lasker estaba a un pun-
las personas que mueven las piezas to de su adversario y para ganar el
y no un enfrentamiento entre piezas torneo el campeón del mundo debía
que se rigen por leyes inmutables. Es derrotarlo, la elección de la apertura
una lucha, y lo principal en la lucha parece poco evidente en el mejor de
es el resultado. los casos.
La psicología de la lucha y la 4...dxc6 5.d4
psicología del jugador era lo que 5.¤c3 f6 6.d4 exd4 7.£xd4
interesaba al nuevo campeón mun- £xd4 8.¤xd4 se jugó en la partida
dial. La famosa partida contra Ca- anteriormente citada entre Alekhine
pablanca del torneo de Petersburgo y Lasker. Más sensación si cabe cau-
de 1914 es la mejor muestra de ese só el retorno de esta variante al aje-
nuevo enfoque. Al joven cubano, drez de élite cuando en la Olimpiada
que lideraba con seguridad el tor- de 1966 en La Habana Fischer co-
neo, le bastaba hacer tablas con sechó varias victorias jugando 5.0-0.
negras frente al vigente campeón
para hacerse con la victoria. Todo el 5...exd4 6.£xd4 £xd4 7.¤xd4
mundo esperaba un juego agresivo Se obtiene una posición clara-
por parte de Lasker, pero la apertura mente igualada. ¿Con qué contaba
que eligió sorprendió a todos, in- Lasker al elegir una variante aparen-
cluso a su oponente. Todos creyeron temente tan inocua para esta partida
que Capablanca, ya entonces consi- crucial? Según parece pensó que Ca-
derado como un maestro de primera pablanca, arrullado por el aparente
clase en las posiciones simplifica- espíritu pacífico de su adversario, ju-
das, podría defender la posición de garía con menos energía e ingeniosi-
las negras sin mayor dificultad. Sin dad que en una posición más compleja
embargo, todo resultó mucho más y aguda.
complicado de lo que parecía. 7...¥d6
Más acertado sería 7...¥d7 con
el subsiguiente 0-0-0.
8.¤c3 ¤e7 9.0-0 0-0 10.f4 ¦e8

16
pr e lu d i o h i stó r i co

Tampoco está mal la propuesta 13...¥b7?!


de Tarrasch 10...f5 11.e5 ¥c5 12.¥e3 Primera muestra de manse-
¥xd4 13.¥xd4 b6 o el simple 10...f6. dumbre. La solución correcta era
Fue precisamente esta simplicidad de 13...¥xf4! 14.¦xf4 c5! Con el con-
los problemas que surgían la que, a siguiente traslado del caballo а е5.
mi modo de ver, le jugó una mala pa- En caso de 15.¦d1 ¥b7 16.¦f2 ¦ad8
sada al cubano. 17.¦fd2 ¦xd2 18.¦xd2 ¤c6 19.¦d7
11.¤b3 f6 ¦c8 las negras están perfectamente,
(Véase el diagrama) y después del «lógico» 20.¤d5? ¤e5
incluso tienen ventaja. Capablanca
12.f5!
vio esta variante, pero seguramente
Aquí comienza el fantástico plan creyó que todos los caminos llevaban
que se convirtió en un clásico en las a Roma.
posiciones de este tipo. Por lo demás,
14.¥xd6 cxd6 15.¤d4 ¦ad8?!
no cambia la evaluación de la posi-
ción. Es más, en realidad las blancas Otra decisión extraña: las ne-
no tenían ninguna alternativa lógica gras permiten al oponente ocupar e6
de juego. Por ejemplo, el desarrollo con un tempo. La posición se man-
de 12. ¥e3 llevaría a 12...¤d5! tenía después de 15...¥c8! 16.¦ad1
c5 17.¤b3 (17.¤e6 ¥xe6 18.fxe6
¦ad8 19.¤d5 ¤c6 facilita las tablas)
17...d5! (17...¦d8!?) 18.¤xd5 ¤xd5
19.exd5 ¦e5=.
16.¤e6 ¦d7 17.¦ad1 ¤c8?!
Capablanca sigue evitando las
decisiones concretas. Y otra vez, se-
gún sus propias palabras, el cubano
consideró la opción activa de 17...
c5!? (con la idea de d6-d5) 18.¤d5
¥xd5 19.exd5 b5, con buenas proba-
12...b6 bilidades de defender con éxito, pero
También seguro para las negras por alguna razón la desechó. 18.¦d3
es 12... ¥d7 13.¥f4 ¦ad8. parece más peligrosa para las negras,
13.¥f4 para contestar a 18...d5? con 19.¦g3!
Aunque aun en este caso las negras
resisten: 18... ¢f7! 19.¦fd1?! ¥xе4!
20.¤xе4 ¤f5.
18.¦f2 b5 19.¦fd2 ¦de7 20.b4
¢f7 21.a3

17
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

32...¤c4 es una victoria forzada


para las blancas: 33.¦h7+ (También
sería muy fuerte un 33.¢g3 preven-
tivo) 33...¢e8 34.¦a1 ¥b7 35.¤c7+!
¢d7 36.¦xe7+ ¢xe7 37.¦a7.
33.¢g3!
Aquí también es muy fuerte.
33...¢e8 34.¦dh1 ¥b7

21...¥a8?
Otra vez peca de pasivo. Aunque
21...¦xe6 22.fxe6+ ¦xe6 no resolvía
todos los problemas, facilitaba con-
siderablemente la tarea de las negras,
aportándoles cierto contrajuego.
22.¢f2 ¦a7 23.g4 h6 24.¦d3
a5?!
Y sin embargo, esta repentina 35.e5!
muestra de actividad es inoportuna. Este tipo de ataque también se
25.h4 axb4 26.axb4 ¦ae7 volvió típico en posiciones parecidas.
35...dxe5 36.¤e4 ¤d5 37.¤6c5
Aquí ya era necesario 26...¦xе6.
¥c8 38.¤xd7 ¥xd7 39.¦h7 ¦f8
27.¢f3 ¦g8 28.¢f4 g6 40.¦a1
28...g5+ 29.¢f3 con el subsi- Resulta que la apertura de la co-
guiente 30.¦h1 y la penetración por lumna «а» también jugó a favor de
la columna h tampoco cambiaría la las blancas.
evaluación de la posición. 40...¢d8 41.¦a8+ ¥c8 42.¤c5
29.¦g3 g5+ 1–0
29...gxf5 30.exf5 d5 no sirve Finalmente, Lasker no solo lo-
ante 31.g5! hxg5+ 32.hxg5 fxg5+ gró hacerse con la victoria en este
33.¤xg5+ ¢f8 34.f6 ¦a7 35.¢e5!+. duelo crucial, sino también adelan-
tar a su desmoralizado adversario en
30.¢f3 ¤b6 31.hxg5 hxg5
la meta.
32.¦h3!
Precisamente el segundo cam-
Sin dejarse llevar por ganancias peón del mundo tomó como arma
materiales de poco valor: 32.¦xd6?! esta nueva técnica de la alteración
¤c4 33.¦d1 ¦h8, y de repente las artificial del equilibrio. Hasta los
piezas negras cobran vida. mejores ajedrecistas de aquella épo-
32...¦d7 ca se desanimaban con facilidad ante

18
pr e lu d i o h i stó r i co

un cambio repentino en el ritmo de cio: 15.c4!? ¦e6 16.f4 a6 17.¤c3


juego. ¤f6 18.¤d5 (18.e5!? £e8 19.¤d5)
A continuación tenemos un fa- 18...¤xd5 19.exd5 (19.cxd5!)
moso ejemplo muy ilustrativo. 19...¦e7 terminó en tablas en la par-
tida Capablanca-Marshall (Nueva
York, 4ª partida del match, 1909);
Apertura española [C66] 15.f4!? a6 16.¤c3 ¤f6! 17.e5 £e8
Tarrasch - Lasker también da una posición totalmente
defendible.
Alemania (match, 4ª partida),
1908
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6
4.0-0 d6
Este es un tratamiento de la
apertura típico de Lasker. Evitando
las variantes forzadas (en este caso
derivadas de 4...¤e4), prefiere tras-
ladar el peso de la lucha al medio
juego.
5.d4 ¥d7 6. ¤c3 ¥e7 7. ¦e1 15...¦e5!
exd4 8. ¤xd4 ¤xd4
Lo que viene a continuación en
También es posible 8...0-0, la partida no debe valorarse en base
como jugó Lasker en la segunda par- a criterios exclusivamente ajedre-
tida del match. císticos. La primera (y acertadísi-
9. £xd4 ¥xb5 10. ¤xb5 0-0 ma) impresión es que las blancas
11. ¥g5 h6 12. ¥h4 ¦e8 gozan de una ventaja pequeña pero
Un movimiento «de sentido co- firme. Como consecuencia, las ne-
mún», tras el cual las negras empie- gras deben defenderse con destreza.
zan a tener dificultades. La variante El campeón mundial escoge la tác-
más concreta 12...c6 13.¤c3 ¦e8 tica opuesta: altera bruscamente el
14.¦ad1 £a5 habría igualado la po- equilibrio con el objeto de agudizar
sición. la posición al máximo. Por supuesto,
Lasker contaba con que este desa-
13.¦ad1
rrollo de los acontecimientos fuera el
Previniendo un posible c7-c6 y más incómodo para su oponente.
amenazando 14.e5.
16.¤d4
13...¤d7 14.¥xe7 ¦xe7
15.£c3!? 16.£xc7? ¦xb5 17.£xd6 ¦xb2
Preparando el avance del caba- 18.£xd7 £xd7 19.¦xd7 ¦c8 es mala
llo pasando por d4 a f5. Las blancas porque las negras llegan al final con
tenían otras alternativas para hacer ventaja.
uso de su relativa ventaja de espa- 16...¦c5

19
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Continuando la táctica de deses-


tabilizar la barca.
17.£b3 ¤b6 18.f4
Las blancas tenían otras posi-
bilidades de aumentar la presión,
como 18.¤f5 o 18.¦е3, pero el úl-
timo ataque de las negras les indu-
jo a activarse más. Un movimiento
para limitar la movilidad de una torre
adelantada es completamente lógico,
pero aun así la posición cambia ra-
24.¦e3?
dicalmente.
¿Falta de concentración? ¿Pá-
18...£f6 19.£f3 ¦e8 20.c3 a5!
nico? ¿Apuros de tiempo? Segura-
21.b3
mente, de todo un poco. El último
Tratando de limitar al máximo movimiento de blancas es un error
la actividad de las negras. Más pe- grave, y eso que tenían muchas bue-
ligroso parece 21.¤b3! ¦b5 22.£e2 nas continuaciones posibles. La más
¦f5 (22...c6?! 23.¤d4 ¦c5 24.£f2±) sencilla, 24.e5 dxe5 25.¦xe5, les da
23.g3, tras lo cual las negras están una pequeña ventaja. Más compleja
en una situación complicada, ya que de evaluar en apuros de tiempo es
después de la natural 23...a4 resulta 24.¦d2!? c5? 25.bxc5 ¦xc5 (25...
muy incómodo 24.e5! dxe5 25.¤d4! dxc5 26.e5 £g6 27.¤f5) 26.¦b2 o
Tarrasch, sin embargo, resultó no es- 24.a3 c5 25.bxc5 ¦xc5. De estas úl-
tar preparado para un cambio de re- timas variantes se desprende que c7-
gistro tan brusco. c5 no era una amenaza hasta ahora,
21...a4 22.b4 sino que la ha facilitado el último y
No es un movimiento malo en desafortunado movimiento.
absoluto, pero altera más si cabe el 24...c5 25.¤b5?
equilibrio, y Lasker era muy supe- En busca de la combinación fan-
rior a su adversario en posiciones tasma. Tarrasch perdió totalmente el
dinámicas llenas de motivos tácti- control de sí mismo y de la posición,
cos. Tras la estabilizante 22.c4 se- a pesar de que no tenía razones ob-
ría mucho más fácil jugar para las jetivas para alarmarse. Para mante-
blancas. ner el equilibrio con facilidad valían
22...¦c4 23.g3 ¦d8 tanto 25.¤c2 cxb4 26.¤xb4 como
Preparando el contraataque c7- 25.bxc5 ¦xc5 26.¦b1 ¤c4 27.¦d3.
c5, que no convenía jugar aún por 25...cxb4 26.¦xd6?
24.¤b5.
¡La guinda de la autodestruc-
ción! Tras la calculada 26.¦ed3! las
blancas aún podían seguir luchando.
26...¦xd6 27.e5 ¦xf4!

20
pr e lu d i o h i stó r i co

Y aquí está la refutación, que bien proporcionado que es el ajedrez


por otro lado es bastante obvia. moderno.
28.gxf4 £g6+ 29.¢h1 Curiosamente, la victoria de Ca-
Algunos prefieren 29.¢f2 ¦d2+ pablanca en su match contra Lasker
30.¦e2 ¦xe2+ 31.£xe2 ¤d5. supuso un impasse para el desarrollo
del ajedrez. En general, la aparición
29...£b1+ 30.¢g2 ¦d2+
de un genio absoluto a menudo rom-
La situación de las blancas es pe la relación entre los tiempos y la
totalmente desesperada y la conti- sucesión de las tradiciones. Cuando
nuación de la lucha solo puede acha- hablábamos de la fórmula del éxito,
carse a la ya mencionada pérdida de se sobreentendía que cuanto más alta
la noción de la realidad. fuera la suma de los factores positi-
31.¦e2 £xa2 32.¦xd2 £xd2+ vos, mayores serían las probabilida-
33.¢g3 a3 34.e6 £e1+ 35.¢g4 des de éxito, al menos en teoría. Pero
£xe6+ 36.f5 £c4+ 37.¤d4 a2 el fenómeno Capablanca no se podía
38.£d1 ¤d5 39.£a4 ¤xc3 40.£e8+ medir con la misma vara. El nuevo
¢h7 41.¢h5 a1£ 0–1 genio del ajedrez no tenía una me-
Al parecer, los provocativos mo- moria excepcional ni destacaba por
vimientos de la torre negra alteraron su perseverancia en el trabajo y, según
el juicio del oponente. A partir de testimonios de sus contemporáneos,
cierto momento, Tarrasch perdió el ni siquiera tenía un tablero de aje-
control de lo que sucedía y sus mo- drez en casa (recuerdo a los lectores
vimientos perdieron la lógica y la jóvenes que en aquella época aún no
coherencia. Sin embargo, esto no su- existían los ordenadores con mega-
cedió solo, sino que esta reacción fue bases y gráficos impresionantes). Él
provocada por las acciones inespera- simplemente sabía en qué casillas ha-
das pero meticulosamente calculadas bía que poner las piezas y, al parecer,
del adversario. ellas interactuaban por cuenta propia.
Ya entonces los campeones del Era difícil, si no imposible, aprender
mundo definían el vector de desarro- algo de él; uno solo podía asombrarse.
llo del ajedrez. Tanto Steinitz como La partida que se expone a con-
Lasker no solo fueron jugadores so- tinuación también es muy célebre. Lo
bresalientes, sino también investiga- más sorprendente de esta partida ni
dores concienzudos. A decir verdad, siquiera es la facilidad con la que el
al primero le interesaban solo, por cubano, que juega con blancas, solu-
formularlo simplificadamente, las ciona los problemas preparados por
piezas del ajedrez y las leyes que ri- su oponente en casa. Lo realmente
gen sus interacciones. El segundo se asombroso es que Capablanca, guia-
sentía más atraído por la filosofía de do solo por la intuición, superó los
la lucha, la lógica de la toma de de- análisis de los ajedrecistas de varias
cisiones por parte de los jugadores. generaciones posteriores y anticipó
Pero ambos fueron de los primeros las deducciones de los mejores pro-
arquitectos del palacio hermoso y gramas informáticos.

21
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Apertura española [C89] que los investigadores tardaron años


Capablanca — Marshall en comprender.
Nueva York, 1918 14...£h4 15.d4
Aquí tampoco se puede tomar el
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6 caballo por la misma razón: 15.hxg4
4.¥a4 ¤f6 5.0-0 ¥e7 6.¦e1 b5 ¥h2+! 16.¢f1 ¥xg4 17.£e4 ¥f4!
7.¥b3 0-0 8.c3
15...¤xf2
Ahora hay muchas maneras de
evitar el ataque amenazador de Mar- El gran maestro Leonid Sha-
shall, pero por aquel entonces el mo- mkóvich propuso la interesante idea
vimiento en las partidas se hacía de 15...h5!?, pero el 16.¦e2! profiláctico
forma casi automática. repele todo tipo de amenaza (16.¤d2
¥h2+ 17.¢f1 ¥d6! solo lleva a la re-
8...d5! petición de movimientos).
16.¦e2
Después de muchos años de
esfuerzos conjuntos se acordó que
16.¥d2! sería más fuerte, pero esto
tampoco es tan sencillo. Después
de 16...¥xh3! (todas las demás
continuaciones son más débiles)
17.gxh3 ¤xh3+ 18.¢f1! (18.¢g2
¤g5 19.¥xg5 £xe1 a favor de las
negras) 18...¤g5! 19.¥xg5 (19.£g2
¡Una de las posiciones más fa- ¤h3! tampoco está claro) 19...£xg5
mosas del ajedrez! 20.¤a3 c5 21.¦ad1 c4 22.¥c2 ¦ae8
las negras obtienen una compen-
9.exd5 ¤xd5 10.¤xe5 ¤xe5 sación decente por su pieza. Parece
11.¦xe5 ¤f6 que tampoco pierde la ya desecha-
Se han probado otras vías de da 16.£xf2!? ¥h2+ 17.¢f1 ¥g3
retirada para el caballo: 11...¤b6 e 18.£d2! (en caso de 18.£e2? ¥xh3
incluso 11... ¤f4, pero al final pre- 19.gxh3 ¦ae8 las blancas están en
valeció sobre todos ellos el discreto apuros) 18...¥xh3 19.gxh3 £xh3+
11...с6, gracias al cual ha perdurado 20.£g2 £f5+ 21.¢g1 ¥xe1 22.¤d2.
el sistema 8...d5. La posición no está nada clara.
12.¦e1 ¥d6 13.h3 ¤g4!? 16...¥g4.
14.£f3! No parece que en la variante
Capablanca no necesitaba cal- propuesta por Kaspárov en Mis ge-
cular variantes difíciles como niales predecesores (16...¤g4 17.g3!
14.hxg4 £h4 15.£f3 ¥h2+16.¢f1 £xh3 18.£xa8 ¥xg3 19.£g2 £h4
¥xg4 17.£e4 ¥f4! 18.g3 £h2! con 20.¤d2) las negras obtengan com-
un ataque decisivo para negras. Él pensación suficiente por su torre. No
tenía un instinto natural para aquello es tan fuerte como 16.¥d2, 16...¥xh3

22
pr e lu d i o h i stó r i co

17.gxh3 ¤xh3+ 18.¢f1, porque si cer al genio uno tenía que alcanzar
18...¤g5 19.¥g5 £g5 en compara- un nuevo nivel de entendimiento del
ción con la anterior anotación la torre ajedrez y de sí mismo en el ajedrez.
ya está en e2 y es posible consolidar Era sabido que resultaba imposible
con 20.¤d2. Tampoco es suficiente superar el talento del cubano, por lo
18...¥f4 19.¥xf4 ¤xf4 20.¦e4 ¦ae8 que había que buscar otros medios.
21.¤d2! A pesar de la aparente impecabilidad
17.hxg4 de su juego, en él se podían encontrar
defectos ocultos. Capablanca capta-
17.£xf2? ¥g3 18.£f1 ¥xe2
ba al instante la esencia de una po-
19.£xe2 ¦ae8-+.
sición, pero a veces pasaba por alto
17...¥h2+ 18.¢f1 ¥g3 las oportunidades menos evidentes.
Ante 18...¤h1 el AI sugiere Su planteamiento de la apertura no
19.¦e3! como la respuesta más fuer- se distinguía por su profundidad y
te, aunque el 19.¥е3 propuesto por a veces se limitaba a un desarrollo
Capablanca también es una opción. primitivo de las piezas. Con toda su
19.¦xf2 £h1+ 20.¢e2 ¥xf2 21. habilidad artística, a veces le faltaba
¥d2! ¥h4 22.£h3 ¦ae8+ 23.¢d3 profundidad. Y lo que es más impor-
£f1+ 24.¢c2 ¥f2 25.£f3! £g1 26. tante, estaba absolutamente satisfe-
¥d5! c5 27.dxc5 ¥xc5 28.b4! ¥d6 cho con su juego y consigo mismo,
29.a4 a5 30.axb5 axb4 31.¦a6! bxc3 de modo que carecía totalmente de
32.¤xc3 ¥b4 33.b6 ¥xc3 34.¥xc3 una mirada crítica hacia su propia
h6 35.b7 ¦e3 36.¥xf7+! 1–0 creatividad. Había que hacer fren-
te a la superficialidad brillante con
Uno de los logros más brillantes un análisis infatigable e implacable.
del cubano. Ni el quisquilloso AI ni Sustituir el planteamiento utilitarista
un sinfín de investigadores han lo- de la apertura por un trabajo sólido
grado sacarle defectos. ¿Cuál de los de investigación. Poner fin al sibari-
campeones posteriores superaría un tismo trabajando duro cada día. Todo
reto con semejante maestría? esto, multiplicado por la voluntad y
Como ya se ha dicho antes, el un amor inmenso por el ajedrez y por
tercer campeón mundial apartó el sí mismo como ajedrecista, dio como
ajedrez de la vía de desarrollo mar- resultado la aparición de un adver-
cada hasta entonces. No necesitaba sario digno. La victoria de Alexánder
conocer a fondo la teoría ni los per- Alekhine contra Capablanca marcó
files psicológicos de sus adversarios. el comienzo de una nueva etapa en
Su mano sola colocaba la pieza siem- el desarrollo del ajedrez. La prepa-
pre en la casilla correcta. Aun cuando ración profesional para cada partida
sus movimientos no eran perfectos, en concreto y para la competición en
solía bastarle con esto porque, a dife- general se convirtió en una parte im-
rencia de sus oponentes, ¡Capablanca prescindible e importantísima de esta
casi nunca cometía errores graves! maestría. Además, a diferencia de
Esta era precisamente la razón de Lasker o Capablanca, para Alekhine
su invencibilidad. Así que para ven- el ajedrez era su principal sustento.

23
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Pero hubo otra persona cuya tiempo. Fue Rubinstein quien jalonó
contribución al desarrollo del ajedrez los caminos del desarrollo de mu-
difícilmente puede ser sobreestima- chas aperturas.
da. Tarrasch y Nimzóvich introduje- Aun medio siglo después Kor-
ron importantes mejoras y ajustes en chnói aplicó en cada partida de su
los principios del juego posicional de match en Baguio los sistemas in-
Steinitz. La teoría de la apertura en el troducidos por Rubinstein. Todavía
sentido contemporáneo mundial solo hoy sus mayores logros funcionan a
empezaba a fraguarse. la perfección.
Su constructor principal fue
Akiba Rubinstein.
Mientras que Steinitz, Tarrasch Gambito de Dama [D34]
o Nimzóvich intentaban someter las Rubinstein — Tarrasch
piezas del ajedrez a las leyes y re- Karlsbad, 1923
glas inventadas por ellos mismos,
Rubinstein trataba de comprender la 1.d4 d5 2.c4 e6 3.¤c3 c5 4.cxd5
esencia del ajedrez y la armonía in- exd5 5.¤f3 ¤c6 6.g3!
terna de las piezas.
De hecho, él fue el primer aje-
drecista de la más alta categoría.
Rubinstein no formulaba teorías
abstractas, no le interesaban los as-
pectos psicológicos de la lucha y era
completamente ajeno a todo tipo de
narcisismo ajedrecístico. Buscaba la
verdad del ajedrez con meticulosidad
y perseverancia y no pretendía más
que eso. Mucho antes de la aparición
de Fischer él ya profesaba su credo: Brillante estudio de la apertu-
«No creo en psicología, creo en bue- ra por parte de Rubinstein que aún
nas jugadas». hoy sigue siendo la principal arma
de blancas contra el sistema de Ta-
Por supuesto que es difícil lla-
rrasch.
mar «científico» a Rubinstein, aun-
que sus métodos de investigación 6...¤f6 7.¥g2 ¥e7 8.0-0 0-0
en el ajedrez se asemejan a los de 9.¥g5 ¥e6 10.dxc5 ¥xc5 11.¤e1!?
la ciencia. Quizá sería más ade- No se trata de una improvisación.
cuado compararlo con un buscador Quince años antes en esta posición
de oro que tamiza minuciosamente Rubinstein había jugado 11.¥xf6
toneladas de mineral para encontrar £xf6 12.¤xd5 £xb2 13.¤c7 ¦ad8
una pepita de oro. Su búsqueda fre- 14.£c1 £xc1 15.¦axc1 ¥b6 16.¤xe6
cuentemente culminaba con éxito y fxe6 17.¦fd1 (Rubinstein — Schle-
muchos de sus descubrimientos se chter, Praga 1908). Quizá el último
adelantaron considerablemente a su movimiento de las blancas resulta un

24
pr e lu d i o h i stó r i co

poco indolente. Rubinstein no logró 24...dxe3


ganar la partida y todo el plan pareció Quizá habría sido preferible ju-
poco prometedor. Pero la partida Pe- gar 24...¤c6 inmediatamente. Pero
trosian — Spassky (Moscú, 12ª par- da la impresión de que las negras
tida de match, 1969) demostró que la mantendrán la posición de cualquier
idea de las blancas tenía un gran po- modo. Parece que eso mismo pensó
tencial. Spassky jugó 15...b6, pero no Tarrasch.
logró esquivar las dificultades.
25.fxe3 ¤c6 26.£d2 ¤b8
11...d4 12.¥xf6 £xf6 13.¤e4
27.¦dxa7 ¦cd8 28.£e2 h6 29.¥e4
£e7 14.¤xc5 £xc5 15.¤d3 £b6
¦d7 30.¦a8 ¦dd8 31.¦f1 £d6
31...£xf1+ 32.£xf1 ¦xf1+
33.¢xf1 no libra a las negras total-
mente de las dificultades, pero, si se
juega con precisión, pueden salvarse.
32.¦xf8+ ¦xf8 33.¢g2!
Un movimiento profiláctico ab-
solutamente moderno.
33...£b4 34.£d3 ¢h8 35.¦a7
£b2+ 36.¢h3 £b6 37.¦a8 ¦d8
16.¤f4! 38.£c4 ¤d7 39.£c6! ¦xa8
¡Un modernísimo sacrificio de 40.£xa8+ ¤b8
peón! Después de 40...£b8 41.£xb8+
16...£xb2 17.¤xe6 fxe6 18.¦b1 ¤xb8 42.¢g4 las blancas ganan el
£xa2 19.¦xb7 £a6 20.£b3 ¤d8 peón de e5.
21.¦d7 ¦c8 22.£b2 41.£d5 £c7 42.¥f5! ¤c6
Las blancas obtienen una com- A pesar de la limitación de ma-
pensación más que suficiente por el terial, es muy difícil defender con las
peón sacrificado. En lugar del mo- negras, pues se encuentran casi en
vimiento jugado también se puede zugzwang.
hacer 22.¥f3.
43.£c4 £d6?
22...e5 23.¦a1!?
Es mala 23.¥d5+ ¢h8 24.£a1! La única opción de continuar la
£е2 a causa de 25.£а3! ¦е8 26.¦е7!, resistencia era 43...£b7!±.
y en caso de 24...£f6 o 24...£а1 au- 44.£f7 £d8 45.£g6 1–0
menta la ventaja de las blancas. Tam-
Si en esta partida se aplicaba el
bién sirve 24.f4.
sistema más efectivo para comba-
23...£f6 24.e3 tir la defensa Tarrasch, la que sigue
A 24.¥d5+ ¢h8 25.f3 se pue- a continuación regaló al mundo una
de replicar con el ingenioso 25...d3! de las variantes más populares en la
26.exd3 ¤c6=. historia del ajedrez.

25
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Gambito de Dama [D48] Y. Razuváev, en su biografía


Grünfeld — Rubinstein sobre Akiba Rubinstein, aquí reco-
mienda 14.a5. Korchnói siguió este
Merano, 1924 consejo en su partida contra Noguei-
1.d4 d5 2.c4 e6 3.¤c3 c6 4.¤f3 ras (Wijk aan Zee, 1987) y, aunque
¤f6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4! la partida concluyó en victoria para
las blancas, el mismo Korchnói tiene
Esta variante recibió el nombre sus dudas acerca de la fuerza de este
de Defensa Merano a partir de esta movimiento.
partida. Al igual que muchos otros
sistemas de apertura introducidos por 14...a5!?
A. Rubinstein, la Merano fue una de Los grandes maestros anterior-
las variantes teóricas más populares mente citados también difieren en su
durante muchas décadas. A día de valoración de esta continuación crí-
hoy todavía no ha perdido su actua- tica. Razuváev le pone un símbolo de
lidad. exclamación, mientras que Korchnói
considera más importante el factor
7.¥xc4 b5 8.¥d3 a6
de pérdida de fuerza en b5. Las po-
siciones resultantes de esta variante
son un arma de doble filo que difí-
cilmente genera una valoración uná-
nime, y esta es una de las razones por
las que la Merano goza de una popu-
laridad inagotable.
15.¤c4 £c7

Una de las posiciones más cé-


lebres del ajedrez moderno. Una al-
ternativa magistral de esta teoría es
8...¥b7.
9.0-0
Aunque aún hoy a veces se jue-
ga esto, la continuación principal
para blancas es 9.е4! Las agudísimas 16.¥d2
posiciones surgidas tras este movi- Este movimiento relativamen-
miento se convirtieron en un tema de te pasivo se convirtió en el motivo
debates teóricos del más alto nivel, de las dificultades posteriores de las
incluidos los campeonatos mundia- blancas. 16.b3 con la idea de dejar el
les. alfil en fianchetto debilitaba c3, de lo
9...c5 10.a4 b4 11.¤e4 ¥b7 cual las negras podían aprovecharse
12.¤ed2 ¥e7 13.£e2 0-0 14.¦d1 inmediatamente mediante 16...¤d5

26
pr e lu d i o h i stó r i co

o 16...¤е4. La mejor resolución 25...¤xe5 26.¦xe5 £h4! 27.f4?


es de una rigurosidad informática: El mal menor era 27.¥e3 ¥d6
16.e4 cxd4 17.¤xd4 ¤c5 (17...¥xe4 28.g3 £f6 29.¦b5 ¥c6.
18.¥xe4 ¤xe4 19.¤xe6 fxe6 20.£xe4
27...¥f6 28.g3
¤c5 21.£g4 ¦f6 22.¥e3 también
es mejor para blancas) 18.¤b5 £c6
19.¤e5 £c8 20.¥e3!, y tras la toma
del peón sacrificado las blancas ob-
tienen una compensación generosa en
todos los casos. En este caso particular
se manifiesta el debilitamiento de b5.
16...¦fd8 17.¦ac1 £c6!
El comienzo de una sutil manio-
bra. Al mismo tiempo toma control
de la casilla e4.
18.b3 £d5 19.¥e1?! 28...¥xe5!
Merece la pena considerar Este ataque táctico sencillo pero
19.£f1!? cxd4 20.¤xd4, aunque las eficaz pone fin a la partida.
negras no están obligadas a tomar en 29.dxe5 £e7 30.¥e3 £d7
d4. 31.¥e2 £xa4 32.g4 b3 33.¢f2 ¥e4
19...cxd4! 20.exd4 ¦dc8! 34.¥d4 ¦d8 35.¢e3 ¥c2 36.¦a1
21.¥d2 ¤e4 22.¦e1 ¤d6!? £b4 0–1
Un movimiento multilateral Rubinstein también hizo su
que mantiene la tensión. 22...¤d2 aportación a la teoría de la apertura
o 22...¤с3 facilitaría la labor de las inglesa, no muy actual por aquella
blancas. época.
23.£f1
Otra jugada pasiva. Vale la Apertura inglesa [A31]
pena prestar atención a 23.¥f4, tras Rubinstein — Tarrasch
el cual no conviene 23...¤f5 debido
Berlín, 1928
a 24.£d1!, y si las negras juegan,
como hacen en la partida, 23...¤xс4, 1.c4 c5 2.¤f3 ¤f6 3.d4 cxd4
las piezas de las blancas están en una 4.¤xd4 d5 5.cxd5 ¤xd5 6.e4 ¤f6
distribución mucho más activa. 7.¤c3 e5
23...¤xc4! 24.bxc4
Tras 24.¥xc4 £d6 la posición es
favorable para las negras.
24...£h5 25.¤e5?
No ayudaba a igualar 25.¥e4
¥xe4 26.¦xe4 ¥f6, pero sí es buena
idea considerar 25.¥е2.

27
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¤b4 y, a pesar del considerable défi-


cit material, las negras tienen muchas
probabilidades de igualar.
10...¥c5 11.¤a4 ¥e7
Una mejora con respecto de
11...0-0 (Rubinstein — Reti, Buda-
pest 1926).
12.¥e3 ¥d7 13.¦c1 0-0 14.a3
De nuevo una profilaxis muy
útil.
8.¤db5!? 14...¦fd8 15.¢e1 ¤e8 16.¥e2
«No he visto este movimiento ¤d6 17.¤ac3 ¤xb5 18.¤xb5 b6
ni en estudios teóricos ni en ninguna 19.b4
partida, por lo que debe ser conside- «¡Un caballo en el borde del
rado como mi novedad» (Rubinstein). tablero es el mayor insulto para un
A esto hay que añadir que el insacia- maestro!» ¿Recordaría Rubinstein
ble investigador no dio a la primera la célebre frase de su oponente du-
con esta continuación. 8.¥b5+ ¥d7 rante la partida? Fuera este el caso
9.¤f5!? (9.¤f3!?) 9...¤c6?! (des- o no, es precisamente el pésimo po-
pués de 9...¥xb5 10.£xd8+ ¢xd8 sicionamiento del caballo en a6 el
11.¤xb5 ¤xe4 12.¥e3© surge una que determina la ventaja decisiva de
posición problemática) 10.¤d6+ blancas.
¥xd6 11.£xd6 £e7 12.£xe7+ ¤xe7
19...¥e6 20.¢f2 ¦d7 21.¦hd1
13.¥e3 ya se había dado en la partida
¦xd1 22.¦xd1 ¢f8 23.g3 ¢e8 24.f4
Rubinstein — Mieses (Petersburgo,
f6 25.fxe5 fxe5 26.¥c1! ¥c8?!
1909). Y aunque en aquella ocasión
las blancas obtuvieron ventaja en la En este movimiento ya se huele
apertura, el gran maestro polaco si- la derrota, aunque tampoco 26...¥b3,
guió buscando nuevos caminos. a pesar de ser más activo, cambia la
evaluación de la posición.
8...£xd1+
27.¥b2 ¥f6 28.¤d6+ ¢e7
Una imprecisión. 8...a6 9.£xd8+ 29.¤c4! ¢e6
¢xd8 10.¤a3 ¥e6 da a las negras
grandes posibilidades de igualar.
9.¢xd1 ¤a6 10.f3!
Por supuesto, sería deseable
prevenir 10...¥с5, pero en caso de
10.¥e3 las negras tienen un con-
trajuego muy ingenioso: 10...¤g4!
11.¥xa7 ¦xa7 12.¤xa7 ¥d7!
(12...¤xf2+? 13.¢e1 ¤xh1
14.¤xc8±) 13.¢e1 ¥c5 14.¤ab5

28
pr e lu d i o h i stó r i co

30.¤xe5! 5.¤ge2
Una pequeña combinación que
corona la conquista posicional de las
blancas.
30...¤c7 31.¥c4+ ¢e7 32.¤c6+
¢f8 33.¥xf6 gxf6 34.¦d8+ ¤e8
35.b5 ¥b7 36.¦d7 ¥xc6 37.bxc6 1–0
¡Excelente partida! Y un ejem-
plo más de previsión en la apertura.
En la segunda mitad del siglo XX
este tipo de posiciones se volvieron
muy populares. Finalmente, uno de 5...cxd4
los más modernos enfoques de la de-
fensa Nimzóvich de la mano de Aki- Otra posición teórica moderna
ba Rubinstein. surgió después de 5...d5 6.a3 ¥xc3+
7.¤xc3 cxd4 8.exd4 dxc4 9.¥xc4 ¤c6
10.¥e3 0-0 11.0-0 b6 12.£d3 ¥b7
Defensa Nimzóvich [E42] 13.¦ad1. Y aquí lo más fuerte es 13...
Rubinstein — Maroczy h6! (13...¤e7?! 14.¥g5 ¤g6 15.f4! h6
16.¥xf6 £xf6 17.f5 exf5 18.¦xf5 con
Hamburgo (Olimpiada) 1930
ventaja para las blancas, Botvínnik
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4 — Tolush, Moscú 1965) 14.f3 ¤e7,
4.e3 c5 proporcionando una lucha estratégica
Ante 4...0-0 las blancas también compleja (Korchnói — Kárpov, Ba-
responderían 5.¤ge2. El sistema li- guio (5ª partida, match 1978).
gado al desarrollo del caballo en e2 6.exd4 d5 7.a3.
en la defensa Nimzóvich es una de Aquí se puede jugar 7.c5 ¤e4
las aportaciones más maravillosas de 8.¥d2 ¤xd2 9.£xd2 b6 (9...a5 10.a3
Akiba Rubinstein. ¥xc3 11.¤xc3 ¥d7 12.¥d3 a4 13.0-
Este comentario de Alexander 0 0-0 14.f4² Korchnói — Kárpov,
Alekhine confirma la medida en que Baguio (3ª partida de match, 1978)
los estudios teóricos de Rubinstein 10.a3 ¥xc3 11.¤xc3 bxc5 12.dxc5²
definieron su tiempo: «Este es uno (Kaspárov — Tal, Bruselas 1987).
de los descubrimientos más desa- 7...¥e7 8.c5 b6 9.b4 bxc5
fortunados del artista de las apertu- En la práctica profesional mo-
ras Rubinstein». Y esto lo dice so- derna se juega más 9...0-0.
bre un sistema que utilizaron como
arma Botvínnik, Petrosian, Korch- 10.dxc5 e5!?
nói, Kaspárov y muchos otros gran- Aquí también es más prudente
des maestros del siglo XX. De hecho, 10...0-0, pero se entiende que la in-
muy recientemente lo jugó el líder de tención de Maroczy es poner en duda
la nueva generación, Magnus Carl- la inusual operación en el flanco de
sen, contra Adams (Londres, 2009). las blancas.

29
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

blancas es 16.¥d4 ¥g5! 17.¥xg7 ¦e8


18.¥b2 a5! 19.b5 ¤d7) 16...¦e8!
Ahora se descubre la idea detrás de
la «extraña» toma con el rey en la 13ª
jugada. 17.¢d2 ¤c6 18.¦xc2 ¥f5
19.¦c4 ¢c7, y las negras obtienen
compensación total por el peón.
16.0-0-0+ ¢c7 17.¥f4+ ¢b7
18.g3 ¥f5 19.¥g2?!
No es la opción más fuerte.
19.b5! ¤a5 20.¥g2+ ¢c8 21.¥d5!
11.f4!
¦e8 22.¤d4 sería una conclusión ló-
¡Ahora el golpe es asestado des- gica de la partida.
de el otro extremo!
19...¦ae8! 20.b5?
11...d4! Y este movimiento natural
Las negras aceptan la invita- casi deja escapar la victoria. Tanto
ción. Después de 11...e4 12.¤d4 y de 20.¤с3 como 20.¦d6 mantenían la
11...¤c6 12.fxe5! ¤xe5 13.¥f4 las superioridad de blancas.
opciones de las blancas eran mejores. 20...¦xe2 21.¥xc6+ ¢c8 22.¦d5
12.fxe5 dxc3 13.£xd8+ ¢xd8! ¥e6?
¡Las negras están en su mejor El error decisivo. 22...¥e4!
momento! Aunque la posición pa- 23.b6 axb6 24.cxb6 ¦c2+! 25.¢d1
rece pedir 13...¥xd8 14.exf6 ¥xf6 ¦b2 26.b7+ ¦xb7 27.¥xb7+ ¢xb7
15.¥f4, esta sería más débil. 28.¦d7+ ¢c6 29.¦c7+ ¢b6 garan-
tizaba a las negras un contrajuego
14.exf6 ¥xf6 15.¥e3 suficiente.
23.b6 axb6 24.cxb6 ¦b2 25.¦a5
1–0
¡Un combate corto pero muy in-
tenso!

A Rubinstein le faltaron tres


cosas para hacerse con el título de
campeón mundial y convertirse en
el líder indiscutible: suerte, carácter
y salud. Alekhine, por el contrario,
15...¤c6? rebosaba todos ellos. Este último se-
A pesar de todo, Maroczy no so- guramente pueda considerarse como
porta la tensión. Esta posición atípica el primer profesional del ajedrez en
requería soluciones originales: 15... el sentido moderno de la palabra.
c2! 16.¦c1 (aún más peligroso para Si observamos de nuevo la lista de

30
pr e lu d i o h i stó r i co

cualidades «de caballero» necesa- miento de la naturaleza humana, así


rias para alcanzar la cima del éxito, como de la psicología del oponente.
Alekhine es uno de los pocos uni- Antes combatían solo con las piezas,
versales en la cohorte de los grandes ahora el combate es también con el
campeones. Su entrega al ajedrez era adversario: con su voluntad, con sus
abnegada, a diferencia de sus prede- nervios, con sus peculiaridades indi-
cesores (es bien sabido que Lasker viduales y, por último pero no menos
dejó el ajedrez durante años en más importante, con su vanidad». Estas
de una ocasión por las matemáticas palabras de buena gana las habría
o la filosofía, mientras que la rela- firmado el propio Lasker.
ción de Capablanca con el ajedrez Tras derrotar a su poderoso y
se puede considerar de aficionado, más peligroso rival, Alekhine fue el
pues se guiaba exclusivamente por rey absoluto del ajedrez durante mu-
su don natural y no se molestaba en chos años.
dedicarle horas diarias de estudio).
Las partidas que siguen a conti-
La memoria de Alekhine también
nuación son una muestra de su esti-
era privilegiada: no solo recordaba
lo ajedrecístico y de su superioridad
todas las partidas que había jugado,
aplastante frente a sus contemporá-
sino también la gran mayoría de las
neos:
partidas de sus oponentes. Desde jo-
ven dedicó su vida a una gran meta:
llegar a ser campeón del mundo, y Defensa Nimzóvich [E37]
lo logró, así que no hace falta hablar Vidmar — Alekhine
de su carácter. Finalmente, no solo
dedicaba al ajedrez mucho tiempo, San Remo, 1930
sino que vivía en él. Y hasta cierta 1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4
edad no tuvo problemas de salud. ¡El 4.£c2 d5 5.a3 ¥xc3+ 6.£xc3 ¤e4
campeón idóneo! 7.£c2 ¤c6
Su victoria en el titánico match Un tratamiento de la apertu-
contra Capablanca marcó una nue- ra típico de Alekhine: desarrollo de
va etapa en el desarrollo del arte de piezas lo más rápido posible, a veces
la preparación en el ajedrez. Para incluso en detrimento de los factores
alcanzar su meta tuvo que someter posicionales estáticos. Su comentario
en buena medida su individualidad sobre este movimiento no es menos
creativa natural a los requerimientos interesante: «Dado que solo he utili-
de la conveniencia deportiva. zado esta idea en esta partida y desde
«Mi victoria contra Capablan- entonces no la he vuelto a probar, no
ca se la debo, en primer lugar, a mi me sorprendería en absoluto que un
superioridad en el ámbito psicológi- análisis detallado demuestre irrevo-
co. Capablanca jugó valiéndose casi cablemente la insuficiencia de este
exclusivamente de su enorme talen- sistema de defensa». En otras pala-
to intuitivo. Pero hoy en día la lucha bras, lo importante para el campeón
ajedrecística requiere cierto conoci- del mundo en esta partida es la victo-

31
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

ria y deja que sean los demás quienes pero la evaluación de la variante ha
se dediquen a la penosa búsqueda de cambiado radicalmente en tiempos
la verdad. ¡Un enfoque del ajedrez recientes debido a 10.dxe5! ¤xe5
chocantemente distinto del de Ru- 11.cxd5 £xd5 12.e4. En todas las
binstein! partidas en las que se llegaba a esta
8.e3 e5 posición, las negras sufrían grandes
dificultades.
10...£xd5 11.¥c4 £d6

9.f3! (? — Alekhine).
En aquella época y durante mu-
chos años posteriores la continuación 12.dxe5?!
principal fue 9.cxd5 £xd5 10.¥c4 Es mejor 12.¤e2! exd4 13.exd4!
£a5+ 11.b4 ¤xb4 12.£xe4 ¤c2+ (13.¥b5?! 0-0 14.¥xc6? d3µ L.
13.¢e2 £e1+ 14.¢f3 ¤xa1 15.¥b2 Grigorian — Maslov, Taskent 1974)
0-0! (Alekhine estudió 15...¥e6 13...¤xd4 14.¤xd4 £xd4 15.£e2+
16.d5 0-0-0 17.dxe6±) 16.¢g3 ¥e6 16.¥xe6 fxe6 17.£xe6+ ¢f8
¥d7!? 17.¤f3 £xh1 18.¤g5 g6 18.¥e3 £d5 y la posición queda
19.£xe5 ¦ae8 (el AI señala la opción igualada.
19...£d1!? 20.h3 ¥xh3!=) 20.£f6 12...¤xe5 13.¥d2
¦xe3+ 21.fxe3 £e1+ 22.¢f3 £d1+
23.¢g3 da tablas (Sadler — Tuk- Las blancas ya están pasan-
makov, Linares 1995), aunque ambos do ciertos apuros: 13.¤e2?! ¥e6!
jugadores pasaron por alto la opción 14.¥xe6 ¤d3+ 15.¢f1 fxe6µ. 13.¥e2
23.¥e2! £b1 (23...¥g4+ 24.¢f4! £c2 0-0 14.e4 es relativamente mejor.
25.d5±) 24.d5 £f5+ 25.£xf5 ¥xf5 13...0-0 14.¥b4 c5 15.¦d1 £c6
26.¥xa1, y las negras tienen mucho 16.¥d2 ¥f5!?
camino que recorrer para las tablas.
Parece muy sugestiva, pero tam-
9...¤f6 bién es buena la sencilla 16...¤xc4!
9...£h4+ 10.g3 ¤xg3 11.£f2 17.£xc4 ¥e6 18.£c3 £b5.
¤f5 12.cxd5±. 17.£xf5 ¤xc4 18.¥c1 ¦fe8
10.cxd5?! 19.¢f2 ¦e6
El campeón mundial consideró La dificultad de jugar este tipo
que este movimiento era necesario, de posiciones está en la variedad de

32
pr e lu d i o h i stó r i co

elecciones. Hay muchas continuacio- 37...¦xa2+ 38.¢g3 ¢f8 39.h4


nes atractivas y no es tan fácil elegir ¢e7 40.¤e4
la mejor de todas. 19...¤e5 20.¤e2 Gracias a su juego ingenioso, las
c4 era otra opción posible. negras ganan calidad, pero a cambio
20.¤h3 ¤e4+! 21.¢e1 ¤ed6 se ven obligadas a cambiar casi todas
22.£d3 las piezas. Resulta difícil imaginar
cómo las blancas pueden perder esta
posición. Por otra parte, nosotros no
vamos a entrar en un análisis deta-
llado del final. En cualquier caso, las
negras merecen más ganar esta par-
tida que las blancas hacer tablas.
40...h6 41.¤f2 ¢e6 42.¤d3
El caballo ocupaba un puesto pri-
vilegiado en e4, no hacía falta cam-
biarlo de sitio.
42...¢f5 43.¤f4 ¦a4 44.¤d3
22...¤xe3!? ¦c4 45.¤f2 ¦c6 46.¤h3 ¢e5 47.h5?
Una vez más, lo mejor es ene- Pseudoactividad: no debía ade-
migo de lo bueno. Podía haber segui- lantar el peón.
do aumentando la presión mediante 47...¦c2 48.¤f4 ¦d2 49.¤h3
22...¦аe8. ¢d4 50.¤f4 ¢e3 51.¤e6 ¦d5 52.f4
23.¥xe3 c4 24.£d5 ¦xe3+ ¦f5 53.¢g4 ¦f6 54.f5 ¦f7 55.g3 ¢e4
25.¢f2 £xd5 26.¦xd5 ¦d3! 56.¤c5+ ¢d4 57.¤b3+ ¢e5 0–1
Como resultado de la operación Más efectista si cabe es el si-
forzada las negras han ganado un guiente ejemplo.
peón, pero la posición se ha simplifi-
cado muchísimo. Alekhine encuentra Defensa francesa [C15]
la mejor opción. 26...¦e6 27.¦hd1
¤e8 28.¦d7 ¦b6 29.¦1d2 auguraba
Alekhine — Nimzóvich
peores perspectivas de éxito. Bled, 1931
27.¦xd3 cxd3 28.¦d1 ¤c4 1.e4 e6 2.d4 d5 3.¤c3 ¥b4
29.¦xd3 ¤xb2 30.¦b3 ¤c4 31.¦xb7 4.¤ge2
¤xa3 32.¤g5 Alekhine comenta: «Una juga-
Un contrajuego que debía bastar da absolutamente inofensiva. Pero la
para las tablas. elegí porque sabía que en las mismas
circunstancias Nimzóvich ya había
32...a5 33.¤xf7 a4 34.¤d6 ¤c2 demostrado excesiva avidez y no ha-
35.¦b2 a3 36.¦xc2 a2 37.¦xa2 bía pagado el debido precio».
Es más exacta 37.¦c1! a1£ 4...dxe4 5.a3 ¥xc3+ 6.¤xc3
38.¦xa1 ¦xa1 39.g4. f5!?

33
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

He aquí la notoria «avidez» de 10.£xg7


la cual hablaba Alekhine. La natural
6...¤с6 llevaba a una posición más o
menos igualada.

10...£e5+!
Alekhine consideraba esta ju-
gada como perdedora, y proponía
7.f3! 10...¦g8 11. £xc7 ¤c6 como la más
7.¥f4!? ¤f6 8.f3 0-0 (8...exf3 fuerte. De hecho, la posición que sur-
9.£xf3 £xd4? 10.¤b5+- — Ale- gía no estaba clara aun después de la
khine) 9.fxe4 ¤xe4 10.¤xe4 fxe4 mejor 12.¥f4 (jugaría en favor de las
11.£d2 ¤d7 sucedió en la ya men- negras 12.¤b5?! £h4+ 13.g3 £e4+
cionada partida Thomas - Nimzó- 14.¢f2 £xc2+ 15.¢g1 ¤e4; tam-
vich (Mariánské Lázně, 1925). Las poco es prometedora 12.¥d2 ¤e4
negras tienen contrajuego. 13.0-0-0 ¦g7 14.£f4 ¤f2 15.£xd4
7...exf3 8.£xf3 £xd4 ¤xd4 16.¥e3 ¤xd1 17.¥xd4 ¦d7
18.¥b5 ¤xc3=) 12...¤e4. De modo
Se podía tomar el peón de otra
que la «avidez» de Nimzóvich estaba
manera: 8...£h4+ 9.g3 £xd4, des-
bien justificada, solo que en las po-
pués de lo cual las blancas pueden
siciones agudas e irracionales como
elegir entre dos buenas opciones:
esta, Alekhine era claramente supe-
10.¤b5 y 10.¥f4.
rior a sus adversarios.
9.£g3!
11.¥e2 ¦g8
Un recurso poco evidente que no
Es peor 11...¤g4 12.£xe5 ¤xe5
existe en caso de 8...£h4. Pero des-
13.¥f4±.
pués de 9.¤b5!? las negras mante-
nían la posibilidad de 9...£h4+ (otra 12.£h6 ¦g6
defensa es 9...£e5+!? 10.¥e2 ¤a6) 12...¦xg2? 13.¥g5! ¤bd7 14.0-
10.g3 £e7. 0-0 conduciría a un rápido colapso.
9...¤f6! 13.£h4 ¥d7!?
Es la continuación más acti- Perdería 13...¦xg2? 14.¥f4+-
va. Otros movimientos llevaban a ¦xe2+ 15.¤xe2 £xb2 16.¦d1 ¤bd7
peor juego para las negras: 9...¤c6 17.¦g1, pero una alternativa posible era
10.¤b5 £e4+ 11.¥e3!; 9...¤e7! 13...¦g4!? 14.£h3 ¤c6 15.0-0 ¦g6.
10.¥e3! £f6 11. 0-0-0! Después de 14.£f2 ¤e4! (14...¤c6?!

34
pr e lu d i o h i stó r i co

15.0-0 ¦g7 16.¦e1!) 15.¤xe4 ¦xe4 la 19...¢g7 20.¤xe4 fxe4 21.


posición tampoco está clara. ¥h6++-.
14.¥g5! 1–0
Estos fragmentos bastan para
hacernos una idea del perfil ajedre-
cístico del cuarto campeón del mun-
do: un ajedrecista brillante con una
imaginación ilimitada y un magní-
fico poder de cálculo de variantes.
Resulta difícil no estar de acuerdo
con esta descripción con la que sus
mismos contemporáneos se referían
a él. El otro cliché, que identifica a
Alekhine como un enciclopedista e
14...¥c6? incansable investigador de aperturas,
¡Jugado con mucho optimis- es más discutible.
mo! Las negras intentan desarro- Efectivamente, Alekhine era ca-
llar el caballo b8 a d7 y defenderlo paz de jugar prácticamente cualquier
todo, pero ya no queda tiempo para apertura, pero carecía de la profun-
desarrollar cómodamente. Debía didad y la solidez de Rubinstein. Su
haber jugado 14...¤c6!, que lleva objetivo principal era sorprender a
a una posición perfectamente de-
su oponente, atraerlo a un territorio
fendible. Por ejemplo: 15.0-0-0
desconocido, incluso aunque ello su-
0-0-0 16.¥h5 (16.¦he1 h6 17.¥xh6
pusiera cierto nivel de extravagancia
¤g4! 18.¥xg4 ¦xg4² 19.£xg4 fxg4
y riesgo.
20.¦xe5 ¤xe5=) 16...¤xh5! 17.¥xd8
£f4+ 18.¢b1 £xh4 19.¥xh4 ¦xg2 Todo aquello que Alekhine no
20.¦hg1 ¦g6, y las negras no quedan había podido permitirse en su en-
peor que las blancas. frentamiento con Capablanca, lo
usaba sin tasa a la hora de jugar con-
15.0-0-0
tra oponentes que le infundían menos
Después de esta jugada natural respeto.
la posición de negras se está cayendo
en pedazos. Quizá carecía también de la in-
tuición para las aperturas propia de
15...¥xg2 los investigadores natos; valoraba
Tampoco les salvaría 15...¤bd7 con gran escepticismo las variantes
16. ¦he1+- ¥e4 (16...0-0-0 17.¥h5 que habían perdurado en el tiempo
¦xg5 18.¦xe5 ¦xh5 19.£d4) 17.¥h5 y a veces se dejaba llevar por ideas
(17.¥f3!?) 17...¤xh5 18.£xh5 francamente aventuradas. En ge-
¤f6 19.¥xf6 £xf6 20.¤xe4 fxe4 neral, las anotaciones de Alekhine
21.£b5+!+-. sobre las aperturas pueden resultar
16.¦he1 ¥e4 17.¥h5! ¤xh5 sorprendentes por su trivialidad y
18.¦d8+ ¢f7 19.£xh5 por su falta de perspicacia. Basta con

35
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

observar algunos ejemplos: «1.е4 с5 suyos, o los reemplazaba incluso, con


2.¤f3 ¤с6 3.¥b5? g6 — En el ter- palabras. Para mi gusto, la opinión de
cer movimiento de las blancas casi Fischer era la más acertada: «Mu-
cualquier opción es buena», «1.d4 chos consideran a Alekhine un gran
d5 2.¤f3 ¤f6 3.c4 c6 4.¤c3e6 — teórico de las aperturas, pero yo creo
Es una imprecisión, puesto que en que empleaba las variantes «de li-
una defensa ortodoxa el movimiento bro» sin conocerlas detalladamente y
c7-c6 no siempre es útil...», «1.d4 confiando en que su talento natural le
¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 d5 4.¤c3 ¥b4 — ayudaría a salir de cualquier apuro».
Aunque, estrictamente hablando, esta Para ir concluyendo este breve
defensa no es del todo correcta, es estudio, podría decirse que para Ale-
difícil de rebatir. Solo la escogí para khine la apertura consistía en lo mis-
comprobar las ventajas prácticas que mo que para los jugadores de hockey
pueden surgir si las blancas no jue- canadienses el lanzamiento del puck
gan con precisión, así como el peligro al lado contrario: lo importante es
que supondría si las blancas juegan trasladar el juego lo más cerca po-
bien», «Este movimiento (6.¥g5 — sible de la portería contraria o, en
B. T.), igual que 6.¥f4, gozó de una términos ajedrecísticos, del rey. El
gran popularidad durante los pri- elemento del genio ruso era el medio
meros años de empleo de la defen- juego, especialmente las posiciones
sa Tarrasch, pero quedó desplazado desequilibradas en las que prevale-
casi totalmente de la práctica por el ce el factor dinámico. En esas posi-
6.g3 de Schlechter (Praga, 1908). ciones les sacaba una cabeza a todos
Elegí este movimiento únicamen- sus contemporáneos. Los estudios
te por variar, tratando en la medida meticulosos y los esquemas cuida-
de lo posible plantear a mi oponen- dosamente elaborados nunca fueron
te problemas de apertura nuevos (o el fuerte de Alekhine; en este plano
muy olvidados)». Otra cita brillante: tanto él como sus restantes contem-
«Considero la elección de este movi- poráneos estaban muy por debajo de
miento (1...с5 después de 1.d4 en una Rubinstein. Pero en aquellos tiempos
partida del match contra Bogoliúbov nadie prestaba tanta atención como él
de 1934), el cual tras esta partida ad- a la psicología de la preparación de
quirió cierta popularidad, como uno las aperturas, en este ámbito no tenía
de mis pecados ajedrecísticos. Por- igual.
que si bien un campeón del mundo, Los grandísimos éxitos del cam-
humano al fin y al cabo, no puede peón mundial en los torneos de San
evitar hacer malos movimientos en Remo, Bled, Zúrich, así como sus
la apertura de vez en cuando, debe al sólidas victorias en los matches con
menos eludir aquellos que él mismo Bogoliúbov, afianzaron la hegemonía
considera insatisfactorios». de Alekhine.
Si bien los movimientos de Ru- Lo que es más, tampoco se veía
binstein hablaban por sí mismos, en el horizonte ningún candidato ca-
Alekhine a menudo completaba los paz de hacerle frente que no fuera su

36
pr e lu d i o h i stó r i co

viejo y acérrimo rival Capablanca, yéndose por derroteros inesperados,


con el cual Alekhine evitaba cuida- pues no sabía lidiar con el estrés de
dosamente enfrentarse. Por este mo- ningún otro modo. ¿Por qué ganó en-
tivo precisamente su derrota frente a tonces el holandés, un ajedrecista que
Max Euwe y la pérdida del título casi no destacaba por su talento y que no
supusieron un mayor shock para el era ni mucho menos el candidato in-
mundo del ajedrez que para el propio discutible al título de campeón mun-
Alekhine. dial? En primer lugar, gracias a una
¿Qué sucedió entonces, y cómo preparación rigurosa y compleja para
logró un modesto maestro de Am- el match durante todo un año y medio
sterdam ponerse al nivel de los le- (antes no se había hecho nada pare-
gendarios campeones? cido en el ajedrez). Sometió todas las
partidas de su oponente, así como sus
Los dos encuentros entre Ale- preferencias y sus debilidades en las
khine y Euwe marcaron un antes y un aperturas, a un escrupuloso análisis.
después en el perfeccionamiento del Euwe no poseía una imaginación tan
arte de la preparación, por lo que tie- poderosa como la del campeón mun-
ne sentido detenernos a examinarlos dial, no producía la misma cantidad
detalladamente. de ideas inesperadas y paradójicas,
Indudablemente, la relevancia pero su preparación era mucho más
de Euwe en la historia del ajedrez no firme y sólida. El holandés no era de
es comparable con la de sus grandes los que cuentan con la inspiración del
predecesores. Pero en el área temáti- momento, por eso siempre estaba al
ca que nos ocupa es una figura muy corriente de los últimos estudios y
simbólica. Al fin y al cabo, derrotó verificaba cuidadosamente y com-
a uno de los mejores ajedrecistas de pletaba los análisis publicados. El
todos los tiempos cuando éste se en- factor psicológico también contribu-
contraba en la plenitud de su fuerza yó a su victoria: tanto la opinión po-
y de su talento. Por mucho que digan pular (incluso la de sus compatriotas)
los historiadores del ajedrez sobre como los especialistas veían a Ale-
el deterioro del juego del campeón, khine como el claro favorito. El pro-
sus logros anteriormente reflejados pio Euwe no sobreestimaba sus fuer-
demuestran claramente que estas hi- zas y consideraba que su misión era
pótesis son incorrectas. Tampoco se jugar a la altura de las circunstancias
debe tener en cuenta el tan mentado y perder con una puntuación decoro-
alcoholismo de Alekhine. Existe la sa. Él no había resultado vencedor en
opinión banal de que Alekhine per- ningún proceso de clasificación, no
dió el match de 1935 porque bebía se había ganado el derecho luchando
y ganó el match de revancha porque con otros competidores y su modes-
se había rehabilitado. Yo creo que tia natural favorecía esa conciencia
Alekhine no perdió en 1935 porque de sí mismo. De modo que interior-
bebiera, sino que, al contrario, se mente estaba del todo liberado a la
dio más seriamente a la botella jus- vez que concentrado y preparado: la
to cuando sintió que el match estaba condición ideal para la batalla. Por

37
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

eso el desafortunado comienzo del por el peón) 9...f5, y las negras están
match en absoluto le hizo descarrilar. bien. Quizá de ahí surgió la idea de
Por otra parte, a Alekhine, que ya de poner f5 bajo control de antema-
entrada no dudaba de su éxito, este no. Aunque también es posible que
buen comienzo solo le dio un exceso el origen de esta atrevida jugada se
de confianza. encuentre en el buen comienzo de
Alekhine en el match, el cual le dio
excesiva confianza.
Defensa francesa [C15] 7...b6?!
Alekhine — Euwe Euwe reacciona de la misma ma-
Países Bajos (7ª partida, nera que en la quinta partida; el estilo
match 1935) del campeón holandés en principio se
distinguía por una cierta rigidez en
1.e4 e6 2.d4 d5 3.¤c3 ¥b4
sus decisiones. Es posible que Ale-
4.¤ge2 dxe4 5.a3 ¥e7 6.¤xe4 ¤c6
khine también tuviera en cuenta esta
peculiaridad de su oponente.
7...e5!? 8.d5 ¤d4! 9.¤2c3!?
(otra opción es 9.¤xd4!? £xd5
10.¥g2 £xd4 11.£e2 con la corres-
pondiente compensación por el peón)
9...¤f6 10.¤xf6+ ¥xf6 11.¥g2 h5
no fue nada mala, pero es más fácil
7...¤f6! 8.¤xf6+ ¥xf6 9.¥e3 h5!
10.gxh5 £d5 con un excelente juego
para las negras.
7.g4?! 8.¥g2 ¥b7 9.c3 ¤f6 10.¤2g3
¡Uno de los movimientos más 0-0!?
chocantes jugados a tan alto nivel! No es una mala decisión, aunque
¿De dónde pudo salir tal idea? Tra- muchos comentaristas han condenado
temos de averiguarlo. esta jugada. Sería más prudente es-
En la quinta partida del match conder el rey al otro lado: 10...£d7!?
Alekhine jugó «decentemente»: 11.h4 (11.g5 ¤xe4 12. ¤xe4 0-0-0=
7.¥e3 ¤f68.¤2c3 0-0 9.¤g3 b6 — Alekhine) 11...0-0-0.
10.¥e2 ¥b711.0-0, pero no obtuvo 11.g5
nada de la apertura. 7.f4 ¤f6 8.£d3 De nuevo la continuación más
¤xe4 9.£xe4 £d5! es más extrava- dinámica (y arriesgada). Aunque la
gante, pero tampoco da ningún fruto; apacible 11.¤xf6+ ¥xf6 12.0-0 solo
no está mal 7.g3, pero entonces 7...
presagiaba igualdad.
e5 8.d5 ¤d4 9.¤2c3 (probable-
mente 9.¤xd4 £xd5 10.¥g2 £xd4 11...¤xe4 12.¤xe4 ¢h8
11.£xd4! exd4 12.¥f4 es más fuer- Preparando f7-f5. Pero sería
te y da una compensación suficiente mejor atacar el centro de otra ma-

38
pr e lu d i o h i stó r i co

nera: 12...e5! 13.¥e3 (13.d5?! ¤a5 19...¦g8!? 20.¥f3?


14.h4 £d7) 13...exd4 14.cxd4 ¤a5, Las blancas eligen, de un amplio
y las negras no tienen problemas. abanico de continuaciones, la menos
13.£h5! £e8?! afortunada. Son interesantes tanto
Siguiendo su línea con integri- 20.£h5!? como 20.£h3!?; el AI opta
dad. Aunque también en este caso por la «inhumana» 20.¦g1.
sería mejor 13...e5! 14.dxe5 ¤xe5 20...£d3!
15.0-0 £d5. Un recurso perfecto, aunque las
negras no le sacan el máximo partido.
21.¥e2d £e4?
Tras el fortísimo 21...£с2! se-
rían las blancas quienes deberían
buscar el modo de salvarse, mientras
que ahora vuelven a tener ventaja.
22.£xe4 fxe4 23.¥h4!?
Aún más fuerte es 23.0-0-0!
23...h6?!
14.¤f6! 23...¢g7!
¡Las negras debieron de pasar 24.0-0-0 ¦ae8 25.¥f6+ ¢h7
por alto este ataque! 26.f4!+- exf3 27.¥xf3! ¤a5 28.¥xb7
¤xb7 29.¦d7 ¤c5 30.¦xf7+ ¢g6
14...¥xf6 31.¦xc7 ¤d3+ 32.¢b1 ¢f5 33.¦d1
Es peor 14...gxf6?! 15.gxf6 ¤a5 ¤xe5 34.¦f1+ ¢e4 35.¦xa7 ¤c4
(15...¥xf6 16.¥e4+-) 16.¥xb7 ¤xb7 36.¦d7 ¢e3 37.¦e1+ ¢f3 38.¦xe8
17.£f3! AI 17...¤a5 18.fxe7 £xe7 ¦xe8 39.¦d4 ¤e3 40.¦h4 1–0
19.¥h6 ¦g8 20.0-0-0, con ventaja Esta es la partida cuyo desarrollo
para las blancas. debió poner en guardia al campeón
15.gxf6 gxf6 16.£h4 £d8 mundial: la acción inicial arriesgada
aunque psicológicamente bien calcu-
16...£e7? 17.¥e4+-. lada, el juego seguro y audaz al sa-
17.¥f4! e5 18.¥g3 f5!? 19.dxe5 lir de la apertura, luego un tropiezo
Aquí ya se pueden sacar con- poco explicable. La falta de aplomo
clusiones sobre el experimento de impidió a Euwe aprovechar la opor-
apertura de las blancas: ha sido todo tunidad, pero fue una señal que pasó
un éxito. La posición resultante les es desapercibida. Aparentemente Ale-
claramente favorable. Los aconteci- khine decidió que su oponente estaba
mientos que se suceden a partir de desmoralizado y que el destino del
aquí son otra historia. Reflejaremos match estaba decidido. Pero el ho-
el resto de la partida limitándonos a landés siguió luchando como si nada.
hacer el mínimo número de observa- Resultó que el campeón mundial
ciones. no estaba realmente preparado para

39
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

una oposición seria. Con los primeros 8...b5!


fracasos le entraron los sudores fríos El indeciso 8...c6 sería total-
y empezó a cometer errores extraños. mente impropio de Alekhine.
9.£xc7
Defensa Grünfeld [D97]
Euwe — Alekhine
Países Bajos (12ª partida,
match 1935)
1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5
4.£b3 dxc4 5.£xc4 ¥g7 6.e4 0-0
7.¤f3 a6 8.¥f4
El movimiento anterior de las
negras fue, al parecer, una improvi-
sación (y una improvisación genial,
como quedó claro muchos años des- 9...£e8?
pués). La reacción de las blancas ante Cambiaría radicalmente la valo-
lo inesperado es totalmente lógica y ración de toda la variante 9...£xc7!
sensata: desarrollar otra pieza con un 10.¥xc7 ¥b7! (es más fuerte que
tiempo. A comienzos de los años 70 10...b4 11.¤a4 ¥b7) 11.e5 (también
del pasado siglo, gracias a los estu- se ha probado 11.¥d3 b4 12.¤a4
dios de los ajedrecistas húngaros, el ¤xe4 13.0-0 ¤f6 14.¦ac1 ¤bd7
sistema de 7...а6 se volvió tremen- 15.¤e5 ¦fc8 16.¦fe1 e6= Leko —
damente popular. En un primer mo- Anand, Miskolc (rápidas) 2009)
mento predominó el uso del agudo 11...¤d5 12.¤xd5 (la reacción ini-
plan 8.e5 b5 9.£b3 ¤fd7 10.e6 o cial de las blancas no fue la mejor:
10.h4, y en tiempos recientes Carlsen 12.¥a5 ¤f4! 13.0-0-0? (era prefe-
ha puesto en práctica 10.¤g5. Otro rible 13.a4 ¤c6 14.¥b6) 13...¤h3!
rumbo posible (uno más tranqui- Con un juego mejor para negras
lo) podría tomarse mediante 8.¥е2. (Balashov — Barczay, Skopie 1970)
También es curiosa la opción actual- 12...¥xd5 13.¥e2 ¦c8. Tal y como ha
mente más en boga: 8.£а4. demostrado la práctica, las negras no
tenían ningún problema. Mantener
las damas, por el contrario, lleva a
una ventaja para las blancas.
10.¥e2 ¤c6
No es mejor 10...b4 11.¤d5
¤xd5 12.exd5, porque ahora las ne-
gras deben cambiar damas en condi-
ciones considerablemente peores.
11.d5 ¤b4?!

40
pr e lu d i o h i stó r i co

La última oportunidad de com- mente infravalorado. En este aspecto


plicar el juego de algún modo era él estaba muy por encima de su opo-
11...e5. nente. El match pegó un giro de 180
12.0-0 ¤xe4 grados cuando, tras ganar una buena
partida en la variante actual de la de-
Por desgracia para las negras, ya
fensa eslava, Euwe ganó no menos
no quedan alternativas mejores.
sorprendentemente la siguiente par-
13.¤xe4 ¤xd5 14.£c1 ¥f5 tida con el color opuesto.
Si se añadiera un peón a la po-
sición de las negras, por ejemplo en
c4, el resultado de la lucha no estaría Defensa eslava [D17]
en absoluto claro, pero sin él la com- Euwe — Alekhine
pensación por la pieza es claramente Países Bajos (20ª partida,
insuficiente. match 1935)
15.¤g3 ¦c8 16.£d2 ¤xf4
17.£xf4 ¥c2 1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.¤c3 dxc4 5.a4 ¥f5 6.¤e5 ¤bd7
Pierde forzosamente 17...¥xb2 7.¤xc4 £c7 8.g3 e5 9.dxe5 ¤xe5
18.¤xf5 ¥xa1 19.£h6 gxf5 20.¤g5. 10.¥f4 ¤fd7 11.¥g2 f6
18.£b4 £d8 19.¤e1! ¥a4 En la primera partida del match
20.¦b1! ¥d4 21.¤f3! se dio 11...¥e6 12.¤xe5 ¤xe5 13.0-0
Sin hacer la más mínima conce- ¥e7?! 14.£c2 ¦d8 15.¦fd1, solo que
sión. 21.b3 a5 22.£a3 ¥c5 23.£c1 entonces era Alekhine quien jugaba
¥xf2+. con blancas. La apertura de aquel
21...¥c5 22.£h4 ¥c2 23.¦bc1 duelo fue claramente desfavorable
f6 24.¥c4+! bxc4 para Euwe. Al parecer, el holandés
Aquí ya se podía dejar caer el te- había trabajado mucho en esta posi-
lón con la conciencia tranquila. ción, puesto que derrotó fulminante-
mente a su adversario no solo en esta
25.£xc4+ ¢g7 26.£xc2 £a5 sino también en la siguiente partida
27.£e2 e5 28.a3 ¥e7 29.¤d4 ¦xc1 con negras. Aún faltaban más de 60
30.¦xc1 ¢h8 31.¤c6 £c7 32.£xa6 años para la llegada del impactante
¦c8 33.¤f1 ¦b8 34.¤xe7 £xe7 11...g5!?, que se ha convertido en el
35.¦c8+ ¦xc8 36.£xc8+ 1–0 arma principal de las negras en la ac-
El candidato, que llevaba mu- tualidad.
cho mejor el estrés de los infortunios 12.0-0 ¦d8 13.£c1
inevitables, tampoco perdió el con-
trol de sí mismo ante este giro del
match en su favor. La envidiable for-
ma física del holandés fue un factor
nada desdeñable en su favor. Euwe
fue, seguramente, el primer ajedre-
cista en comprender la importancia
de este factor hasta entonces clara-

41
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

22.¥f4! (Kaspárov solo muestra esta


opción igualadora: 22.¤xd7 ¥xd7
23.¥xa7 ¦a8 24.¦d1) 22...¦xf4
(22...¦e7 23.¥d6) 23.gxf4 ¦e7
24.¦b1 ¥a3 25.¤xb7 ¥c8 26.¤a5
¦xe2 27.¤xc6, y en esta posición las
negras tienen que luchar por salvarse.
Euwe, como de costumbre, prefiere
un camino más claro.
17...¤xe5
Ante 17...fxe5 las blancas tienen
13...£b8?!
un amplio abanico de continuaciones
Al automático 13...¥e7? le se- atractivas: 18.¦xd7!?, que conduce a
guiría 14.¤xe5 ¤xe5 15.¤d5, lo- la variante anterior, o las más tran-
grando la ventaja de la pareja de quilas 18.¤g5, 18.¥g5 o 18.¥е3.
alfiles. Pero la defensa que eligió
18.¤g5 fxg5
Alekhine contra esta amenaza no
fue la correcta. El camino a seguir, Seguramente, el mal menor era
13...¥е6, lo demostró Euwe en la si- 18...¥f7 19.¤xf7 ¦xf7 20.¥h3 ¦ff8,
guiente partida. pero Alekhine esperaba salvarse con
14.¤e4 ¥e7 15.£c3 0-0 la ayuda de la táctica.
16.¦ad1 ¥e6 19.¥xe5 ¥f6! 20.¥xb8 ¥xc3
21.¥d6 ¦f7 22.bxc3 ¦fd7
Así las negras recuperan una
pieza, pero sus problemas no están ni
mucho menos superados.
23.¦b1! ¦xd6 24.¦xb7 ¦8d7
25.¦xd7
Más o menos equivalente es
25.¦b8+ ¢f7 26.f4 g4 27.¦c8.
25...¥xd7 26.¥e4
Una vez más, las blancas optan
17.¤xe5 por el movimiento más sólido y se-
En contra de la opinión de Euwe guro, que es suficiente para la victo-
y de la de muchos comentaristas pos- ria. Es más natural 26.¦b1.
teriores, la combinación 17.¦xd7!?
26...c5?!
¦xd7 18.¤xe5 fxe5 19.¥xe5 lle-
vaba a una ventaja para las blan- Alekhine podía haber compli-
cas: 19...¥b4! es la mejor defensa. cado ostensiblemente la labor de su
20.¥xb8 ¥xc3 21.¤c5! (es peor oponente con 26...¦d2 27.¥d3 ¥h3
21.¥d6 ¦e8 22.bxc3 ¥f5 23.¤c5 28.¦b1 g4!
¦xd6 24.¤xb7 ¦d2) 21...¥xb2 27.c4 ¥xa4?

42
pr e lu d i o h i stó r i co

Las negras buscan desesperadas 10.¥f4 ¤fd7 11.¥g2 ¦d8 12.£c1 f6


la igualdad de material, pero pa- 13.0-0
san por alto el poco obvio 30º mo-
vimiento de las blancas. 27...¦a6 o
27...¦d2 daban más probabilidades
de defender.
28.¥d5+ ¢f8 29.¦a1 ¦a6

13...¥e6!
Jugar la misma apertura con
ambos colores no es algo tan raro
en un match por el título de cam-
peón mundial. El análisis meticuloso
30.¦a2! de las posiciones posibles durante la
Las blancas encuentran la cla- preparación y el posterior examen de
ve de impedir la idea de defensa de la partida ya jugada pueden revelar
las negras relacionada con ¥a4-b5 oportunidades ocultas en las variantes
y convierten la superioridad de sus y ofrecernos un nuevo punto de vista.
peones en el centro. Las negras están Naturalmente, uno se siente tentado
totalmente paralizadas y no tienen de poner en práctica las nuevas ideas,
nada que contraponer a este sencillo especialmente hacia el final de una
plan. competición larga, cuando las reservas
de la preparación de casa práctica-
30...¢e7 31.f4 gxf4 32.gxf4 ¢f6
mente se han agotado. Entonces apa-
(32...¦g6+ 33.¢f2 ¥d7 34.¦xa7).
recen en los matches estas «aperturas
33.e4 g5 34.f5 h5 35.h4 gxh4
invertidas». El mejor ejemplo de este
36.¢h2 ¢g5 37.¢h3 ¦a5 38.¥b7!
fenómeno son los encuentros entre
¢f6 39.¥d5 ¢g5 40.¥b7 ¢f6
Kárpov y Kaspárov. El movimiento de
41.¥c8 1–0
esta partida es una mejora considera-
ble en comparación con 13...£b8?!
Defensa eslava [D17] 14.¤xe5
Alekhine — Euwe Es una reacción perfectamente
Países Bajos (21ª partida, plausible. Sin embargo, cuando Ale-
match 1935) khine decidió utilizar este sistema
con las negras en la primera parti-
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6 da del match de 1937, Euwe fue el
4.¤c3 dxc4 5.a4 ¥f5 6.¤e5 ¤bd7 primero en desviarse: 14.¤e4 ¥b4
7.¤xc4 £c7 8.g3 e5 9.dxe5 ¤xe5 15.a5 y, por cierto, volvió a ganar.

43
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

14...¤xe5 15.a5 Tampoco está mal 18...£xe5


Sería preferible 15.¤е4, guar- 19.¤d3 £b5.
dando а4-а5 para más adelante.
15...a6! 16.¤e4 ¥b4!?
Significativamente más acti-
va que 16...¥e7 17.¤c5, tras la cual
17...¥xc5 (es casi forzada 17...¥c8
18.¥e3) 18.£xc5 £e7 y las negras
tienen una posición firme pero un
poco pasiva. También es tremenda-
mente interesante 16...¦d5!? 17.£c3
¦b5 18.¦a4 ¥e7.
19.f4?
17.¤c5
Donde las blancas dijeron «a»,
17.¥d2 ¥xd2 18.¤xd2 0-0 no
ahora dicen «b», pero en este caso
causaba ningún problema a las ne-
tal elocuencia es inútil. 19.¤d3
gras.
¥xa5 20.£c5 ¥b6 21.£xe5+ £xe5
17...¥c8 22.¤xe5 ¥d4 no podía satisfacer a
17...¥xc5 18.£xc5 £e7 ya se Alekhine, pero la posición aún no
ha mencionado en una nota anterior, cruzaría la frontera del equilibrio:
pero es curiosa 17...¥d5!? 18.e4 ¥f7 19.£c4! ¦d4 20.£c2 ¦d2 21.£c4.
19.¦a4 ¦d4!, jugada en la parti- 19...¥d2! 20.£c4
da Quinteros – Hort (Buenos Aires, 20.£c2 exf4 21.gxf4 0-0µ.
1980).
20...¦d4 21.£b3
18.¥xe5
21.¤e6? £f7!
La costumbre de Alekhine de
21...exf4 22.gxf4 £e7!
tratar de agudizar la posición esta
vez le jugó una mala pasada. 18.¤d3 Tras esta fuerte jugada la posi-
¤xd3 19.¥xc7 ¤xc1 20.¦axc1 ¦d2 ción de las blancas cae en picado.
21.¦fd1 llevaba a un final total- 23.¤d3 ¥e6 24.£a3 ¥c4
mente equilibrado. La interesantí- 25.¢h1 £xa3 26.¦xa3 0-0 27.¦a4
sima 18.¥e3!? ¥xa5 19.f4, por otra ¦fd8 28.¦a3 ¥xd3 29.exd3 ¦b4
parte, tras el fuerte 19...¤g4! (19... 30.¦f2 ¦xb2 31.¥f1 ¦d4 32.f5 ¦f4
¤g6? pierde debido a 20.¤xa6! 33.¦xf4 ¥xf4 34.h3 ¥d6 35.¦a1
bxa6 21.£xc6+ ¢f7 22.¥d5+ ¢f7 36.d4 ¢f6 37.¦e1 ¥b4 38.¦a1
¢f8 23.£c5+ £e7 24.¦xa5 ¦xd5 ¦d2 39.¥c4 ¦xd4 40.¥e6 ¦d3 0–1
25.£xc8+) 20.¤xb7!? ¥xb7 21.h3 Alekhine no se recuperó de este
¤xe3 22.£xe3+ £e7 23.£xe7+ tremendo golpe psicológico. Resul-
¢xe7 24.¦xa5 ¦d2 también acaba tó que en posiciones con un cuadro
pacíficamente. estratégico claro Euwe no tenía nada
18...fxe5 que envidiar a su temible oponente.

44
pr e lu d i o h i stó r i co

La tabla de resultados se igualó, pero su propio entrenador. Esto solo au-


claramente el candidato se hizo con menta la sobrecarga psicológica y el
la iniciativa. estrés. A mi modo de ver, para los
Precisamente alrededor de la ajedrecistas maduros soltar la ten-
21ª partida acontecieron los hechos sión tras una partida muy estresan-
que dieron pie a los rumores sobre te con una copa de vino no solo es
el alcoholismo del campeón mun- admisible sino que incluso puede ser
dial. Desde luego, no eran rumores conveniente. Claro que hay que co-
infundados. Hasta este momento, nocer los límites de uno mismo. Por
Alekhine había ahogado del único otra parte, la historia está plagada de
divertidos ejemplos en los que uno
modo que sabía la tensión crecien-
de los contendientes empieza dan-
te en un match que se desarrolla-
do ventaja a su sobrio adversario y
ba de forma tan inesperada. Pero
finalmente acaba venciendo. No sé
a partir de esta partida parece que
en qué terminó una partida del GM
perdió el control no solo del match
Jólmov que comenzó de la siguien-
sino también de sí mismo. Este sería
te manera: 1.е4 ¤с6 2.d4 b6 3.¤f3
un buen momento para abordar un
e5 4.dxe5, tras lo cual este declaró
tema bastante delicado: el ajedrez y
sorprendido: «Mira que he jugado
el alcohol. No voy a mencionar una la defensa Grünfeld un montón de
vez más el consabido hecho de que veces y nunca había obtenido una
beber es nocivo para la salud y el posición tan mala». El GM Averbaj
ajedrez de élite no es compatible ni cuenta otra historia muy célebre con
con el más leve alcoholismo. Como el mismo protagonista: Jólmov, ago-
dijo François de La Rochefoucauld: tado aún por los excesos alcohólicos
«La mala conducta de otros no es de la noche anterior, se dormía a ra-
un ejemplo a seguir, sino un mo- tos durante una partida con Averbaj.
tivo de cautela». Aunque, incluso Este último consideraba que era su
en este caso totalmente indiscuti- deber despertarlo, y no tardó mucho
ble, las reglas generales no son tan en pagar cara su nobleza. Jólmov, ya
indiscutibles conforme al ajedrez. descansado, jugó el final de la par-
La carrera de un gran maestro del tida extremadamente bien y casti-
ajedrez no dura años, sino décadas. gó a su oponente por su delicadeza
Los deportistas de la mayoría de indebida. En los torneos soviéticos,
disciplinas se jubilan precisamente que solían durar varias semanas, un
cuando los ajedrecistas alcanzan la fenómeno bastante extendido era el
flor de la vida profesional. Además, de la «inobservancia del régimen».
en otras modalidades el deportis- A falta de otras distracciones, el al-
ta se encuentra bajo la vigilancia cohol solía servir como sustituto o
constante de su entrenador, lo cual como suplemento. Ahora el ajedrez
prácticamente elimina las tenta- ha cambiado y la intensidad de los
ciones. El ajedrez es una actividad torneos se ha intensificado notable-
mucho más específica, y no es raro mente, pero este tema no ha perdido
que el jugador sea al mismo tiempo ni mucho menos su relevancia.

45
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Estas historias, la verdad sea te de Lutikov, Podgaets, se solidarizó


dicha, solo resultan graciosas sobre con la situación de su colega, pero yo
el papel. En la vida real, este tipo elegí rehusar.
de situaciones pueden ser muy des-
concertantes, porque ningún manual
explica qué línea de comportamiento Defensa Grünfeld [D93]
seguir ante un adversario ebrio. El Tukmakov — Suetin
GM Taimánov en una ocasión co- Sochi, 1970
metió un error clásico. Su oponente,
el GM Stahlberg, a partir de cierto 1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5
4.¤f3 ¥g7 5.¥f4 0-0 6.e3 c5 7.dxc5
punto en su carrera ya no era capaz
£a5 8.¦c1 dxc4 9.¥xc4 ¤c6 10.0-0
de jugar totalmente sobrio, pero antes
£xc5 11.¥b3 £a5
de esta partida había rebasado todos
los límites imaginables. Tras obtener
una gran ventaja en la apertura, Tai-
mánov decidió terminar con la parti-
da cuanto antes con un ataque directo
pero, a juzgar por el resultado, no del
todo correcto. El peligro inmediato
del rey desembriagó al sueco, que
rechazó con destreza todas las ame-
nazas y logró una posición ganadora.
A pesar de todo, la falta de energía
hizo que no lograra materializar su
La teoría de esta posición ya era
ventaja y la partida se saldó con unas
bastante conocida. Las negras pla-
tablas. ¿Cómo actuar, entonces, en
nean jugar 12...¥g4, por eso nor-
este tipo de situaciones? ¿Existen re-
malmente la reacción de las blancas
cetas recomendadas? Por supuesto, la
es 12.h3. Pero la peculiaridad de esta
intervención de los jueces es más que
situación me empujó a tomar una de-
conveniente pero, ¿y si depende solo
cisión inusual.
de usted? Compartiré un ejemplo de
mi propia carrera profesional. 12.¤g5?!
Sucedió en Sochi, una ciudad de Durante la partida estuve muy
balnearios, durante un match entre orgulloso de esta jugada.
grandes maestros y jóvenes maestros 12...¥g4?!
en 1970. Los GM Suetin y Lutikov La efectividad práctica de una
llegaron en un estado no del todo novedad teórica se basa en que uno
óptimo, por no decir «bastante alum- rara vez encuentra la respuesta óp-
brados». Eso sí, hay que reconocer tima sobre el tablero. Solo más tar-
que no lo estaban hasta el punto de de, después de analizarlo en casa, se
no ser conscientes de ello, por lo que, vuelven todos sabios y omniscientes.
nada más llegar a sus respectivas No es de extrañar, entonces, que mi
mesas, ofrecieron tablas. El oponen- cansado oponente tampoco lograra

46
pr e lu d i o h i stó r i co

reaccionar de la mejor manera. Al Aún no era demasiado tarde para


parecer, también yo perdí el equili- volver al buen camino con 14.f3!
brio porque obviamente sobreesti- ¥c8! 15.£b3 e6 16.¤xf7 ¢xf7
mé el valor de mi propia invención. 17.¤b5, pero ya no sería tan fuerte
Dos rondas después repetí confiado como en la jugada anterior.
mi dudoso experimento de aper- 14...¦af8?
tura. Pero esta vez el oponente es- Ahora la ventaja recae defini-
taba preparado: 12... h6! 13.¤ge4 tivamente en las blancas. La me-
(más coherente sería 13. ¤xf7!? jor defensa era 14...¤d8! 15.h3
¦xf7 14.¥xf7+ ¢xf7 15. £b3+ ¢f8 (15.¤xf7 ¥e6! este es el movimiento
16.¦fd1, y la ventaja de las blancas que yo pasé por alto al jugar 13.¥f7)
en el desarrollo casi compensa el li- 15...¥d7 16.¦fd1 ¥e8, con mejores
gero déficit material) 13...¤h5 (tam- oportunidades para las negras.
poco está mal 13...¤xe4 14.¤xe4
15.¤xf7 ¦xf7 16.£xb7 ¤b4?
¥f5) 14.¤d5 ¤xf4 15.¤xf4 £e5
(15...¥f5) 16.¤xg6 £xe4 17.¤xf8 Las negras no aguantan la ten-
¥xf8 18.¥d5 £b4 19.£c2 (19.£h5!) sión. Debían haber jugado 16... e5
19...e6 20.a3 £b6 21.¥xc6 bxc6 17.£xc6 exf4 18.exf4, y el resultado
22.£xc6 £xc6 23.¦xc6 ¥b7= (Tuk- de la batalla no estaría claro.
makov-Stein). La partida terminó en 17.¥c7!
tablas, y nadie más volvió a repetir Aquí ya todo ha terminando.
mi extravagante asalto de caballo en
17...£c5 18.¤e4 £f5 19.¤g3
esta posición.
£d7 20.£xb4 ¤d5 21.£b8+ ¦f8 22.
£b3 ¥e6 23.¦fd1 ¦c8 24.e4 ¤b6 25.
¦xd7 ¥xb3 26.¦d8+ ¦xd8 27.¥xd8
¥xa2 28.¦a1 ¥b3 29.¦xa7 1–0

Analicemos las acciones de las


blancas en esta peculiar situación.
Desde el punto de vista ético, mi
posición me parece absolutamente
correcta pero, en cuanto a las de-
cisiones puramente ajedrecísticas,
13.¥xf7+ no son ni mucho menos intachables.
Una novedad en la apertura es una
La jugada buena es 13.f3! ¥d7 técnica genial, pero es preferible
(13... ¥c8!) 14.¤xf7 ¦xf7 15.¥xf7+ que esté planeada en casa y no bajo
¢xf7 16.£b3+ ¢f8 17.£xb7 con la influencia de los vapores etílicos
mejores oportunidades, pero pasé por del oponente. Por otro lado, repetirla
alto el recurso de defensa oculto de sin realizar una revisión minucio-
las negras. sa es absolutamente inaceptable. El
13...¦xf7 14.£b3? deseo de desencadenar una crisis en

47
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

el tablero lo antes posible es un claro ocasión todo venía meticulosamente


error. Al contrario, hay que mantener analizado de casa. Aturdido por la
la tensión todo lo posible, cediendo el presión, Euwe perdió en pocos mo-
honor de tomar las decisiones críticas vimientos, aunque, como se vio más
al adversario. No hay que confiar en tarde, había una fisura importante en
los errores del oponente, sino crear el análisis de las blancas.
las condiciones que los propicien: en
este sentido, el juego de Euwe en la
partida 21 puede servir como refe- Defensa eslava [D10]
rencia. Finalmente, ¡nunca hay que Alekhine — Euwe
despertar al rival, por mucho que us- Países Bajos (6ª partida,
ted lo desee! match 1937)
Con su victoria en el match del
campeonato mundial, Max Euwe Antes de la partida el resultado
demostró la gran importancia de la del match era 3:2 a favor del cam-
preparación integral y coherente en peón mundial. Alekhine necesitaba
la lucha de alto nivel. una victoria, la cual llegó como por
arte de magia. Esta victoria decisiva
Alekhine aprendió bien la lec-
para el match inspiró a uno y desmo-
ción del maestro de Amsterdam. Dos
ralizó por completo al otro. Pero el
años después apareció con un as-
papel de mago lo interpretó el mismo
pecto nuevo y muy cambiado: había
Alekhine.
adelgazado, había dejado por com-
pleto la bebida y, en general, había 1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤c3 dxc4 4.e4
consagrado su vida a una sola meta: e5 5.¥xc4!!?
recuperar el título mundial. Psicoló- ¡Un descubrimiento brillante de
gicamente, la situación también ha- Alekhine! Su valor creativo aumenta
bía dado un giro radical: Ahora Euwe enormemente si observamos que las
era considerado el favorito, lo cual no blancas tenían una alternativa na-
le ayudó en absoluto a mantener su tural y sólida: 5.¤f3 exd4 6.£xd4
habitual serenidad. Por el contra- £xd4 7.¤xd4 b5 8.a4 b4 9.¤d1
rio, Alekhine estaba muchísimo más ¥a6 10.¥e3 (10. ¥f4 ¤f6 11.f3 ¥c5
tranquilo y equilibrado que dos años 12.¤f5 0-0 13. ¦c1 c3! 14.bxc3 g6
antes. Finalmente, en comparación 15.¤g3 ¤fd7!= Kaspárov — Hueb-
con el primer match, se mostró mu- ner, Belfort 1988) 10...¤f6 11.f3
cho más cauto, y su valoración de las (Alekhine), con una pequeña y es-
posiciones se distinguía por una ma- table ventaja de las blancas. Lo que
yor objetividad. es más, con 5.¤f3 la decisión de sa-
Solo en una ocasión, y en un crificar se podía aplazar una jugada
momento realmente crucial, Alekhi- hasta después de la respuesta forzada
ne jugó en su antiguo estilo desen- 5...еxd4. Pero las blancas decidieron
frenado. Pero el sacrificio del caballo no torturarse con vacilaciones y que-
en la sexta jugada no fue una im- mar todos los puentes a la primera
provisación al azar, sino que en esta oportunidad.

48
pr e lu d i o h i stó r i co

natural de los acontecimientos y de-


volverle la sorpresa al oponente suele
conducir a graves errores. Esta situa-
ción es bastante típica en el ajedrez de
hoy, puesto que el todopoderoso AI
participa en el análisis. Un buen con-
sejo: hay que confiar más en la propia
intuición. Por el contrario, para Euwe
la intuición era menos importante que
la lógica y el conocimiento...
6...b5?
5...exd4
¡Y este es el resultado! Pero
5...£xd4 6.£b3 £d7 7.¥g5! con intentemos no analizarlo mediante
el subsiguiente ¦d1. La iniciativa de consideraciones generales, como en
las blancas se volvía peligrosa. el comentario anterior, sino con el
6.¤f3! seco lenguaje de las variantes.
Tras 6...¥c5, si a pesar de todo
nos abstenemos de aceptar el sa-
crificio, las blancas tienen 7.¤e5!?
Tampoco está mal el tranquilo 7.¤e2
o el agudo 7.0-0 dxc3 8.¥xf7+ ¢e7
9.£b3 ¤f6.
Así que hay que tomar la pieza:
6...dxc3 7.¥xf7+ ¢e7 8.£b3
cxb2!
En sus anotaciones a la partida,
A estas alturas, cualquier otra ju- el ganador presenta los resultados de
gada sería de una cobardía inaceptable su preparación de casa: 8... ¤f6 9.e5
¿Qué pueden hacer ahora las negras? ¤e4 10.0-0!
Es más que evidente que la respues- a) 10...£b6 11.£c4! cxb2 12.
ta más crítica es capturar en с3, sobre ¥xb2 £xb2 13.£xe4 ¢xf7 14.¤g5+
todo porque no se ve una victoria for- ¢e8 15.£f4 ¥e7 (15...¥d7) 16.£f7+
zada inmediata para las blancas. Por ¢d8 17.¦ad1+ ¥d7 18.¤e6+
otro lado, está claro que el oponente
¢c8 19.£xe7 £xe5 20.¦fe1 £f6
había analizado minuciosamente to-
(20...£a5 21.¤c5 ¦d8 22.¤e4)
das las implicaciones del sacrificio
21.¦xd7 ¤xd7 22.£d6+-;
en la tranquilidad de su despacho. Y
si él elegía la tempestad frente a la b) 10...¤a6 11.£c4 ¤ac5 12.
paz de un lugar seguro, lo hacía te- ¥g5+! ¤xg5 13.¤xg5 con un ataque
niendo todo en cuenta. Por lo tanto, peligroso y probablemente ganador.
no se puede capturar la pieza. El afán ¡Esto es impresionante, espe-
por desviarse a toda costa del curso cialmente si tenemos en cuenta que

49
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

llevó a cabo el análisis usando solo hablado sobre la naturaleza de este


la cabeza, las manos y las piezas! Y tipo de errores.
el descuido en el análisis es humana- 7...¥a6 8.£b3!
mente comprensible: la captura en b2
Es la continuación más sólida
incorpora el alfil en el ataque, lo cual
del ataque, aunque también es posi-
no es lógico.
ble 8.£xd4 £xd4 9.¤fxd4. Alekhine
9.¥xb2 £b6! 10.¥a3+ (10.¥xg8 lleva la partida hacia un final lógico
¦xg8 11.£xg8 £b4+ 12.¤d2 £xb2 con mucha energía y con gran estilo.
13.¦b1 £c2µ) 10...c5 11.¥xg8 ¦xg8
12.¥xc5+ (12.£xg8 £a5+) 12... 8...£e7
£xc5 13.0-0 £h5 En caso de 8...¥xb5? 9.¥xf7+
Este movimiento único y a la vez ¢d7 10.¤xd4!, el ataque de las
difícil de encontrar es muy fácil de blancas es incontenible.
pasar por alto en el análisis tradicional 9.0-0 ¥xb5 10.¥xb5 ¤f6
(tales problemas son minucias para el Tampoco vale 10...cxb5?
AI), pero otros recursos resultan de 11.£d5.
poca ayuda: 13...¦h8 14.¦fc1 £b6
11.¥c4
15.¦xc8 £xb3 16.axb3±; 13...¤c6
14.£xg8 h6 15.¦ab1. Se podría incluso sacrificar una
pieza por una posición así, pero en el
14.£xg8 ¥e6 15.£h8 ¤c6
tablero hay igualdad de material. El
La ventaja de las negras es in- resultado de la partida ya está deci-
discutible, aunque la batalla aún no dido.
ha terminado.
11...¤bd7 12.¤xd4! ¦b8
Así que el fantástico concepto 13.£c2 £c5 14.¤f5
resultó ser imperfecto o, más estric-
14.¤xc6? ¦c8.
tamente hablando, incorrecto. Pero
tratemos de especular un poco más. 14...¤e5 15.¥f4!
¿Cómo habría actuado Alekhine de Introduciendo la última pie-
haber sabido el diagnóstico defi- za en la batalla. Es menos clara
nitivo de su descubrimiento? Estoy 15.¤xg7+?! ¢d8 16.¦d1+ ¢c7.
seguro de que no hubiera cambiado 15...¤h5 16.¥xf7+! ¢xf7
nada: tanto la partida como el match 17.£xc5 ¥xc5 18.¥xe5 ¦b5
habrían seguido el mismo curso, solo
que se habría añadido el elemento 18...¦be8 19.¥d6.
del riesgo consciente (un farol, si se 19.¥d6 ¥b6 20.b4 ¦d8
quiere). Al fin y al cabo, ¡el campeón 21.¦ad1c5 22.bxc5 ¥xc5 23.¦d5 1–0
ruso era todo un jugador! No dudo
que Tal habría hecho lo mismo. ¿Qué
El efecto psicológico de tales
habría hecho usted, querido lector?
victorias difícilmente se puede exa-
7.¤xb5! gerar. Alekhine estaba inspirado,
Euwe había pasado por alto esta ganó las dos partidas siguientes y no
jugada bastante obvia. Pero ya hemos dejó escapar la iniciativa.

50
pr e lu d i o h i stó r i co

Finalmente, Alekhine se impuso dimos que para rodear los caminos


como claro vencedor de la revancha y principales de la teoría se requiere
recuperó el título de campeón mun- un enorme trabajo de investigación.
dial. En el match mencionado las blancas
Entonces, ¿cuál es el resumen de habían jugado 6.е4 y 6.g3.
este encuentro? 6...¤c6 7.¥c4!?
En el primer match, Euwe «el Nadie había jugado así antes que
aficionado» dio una lección a un Botvínnik. Sin embargo, esta jugada
campeón del mundo que parecía su- no es en absoluto improvisada, sino
perior a él en todos los aspectos. Al el comienzo de un esquema de desa-
final resultó que también en ajedrez rrollo muy bien pensado, cuyos ma-
el orden puede vencer a la clase y que tices ni siquiera el campeón mundial
la preparación juiciosa y meticulosa- supo ver.
mente planeada desempeña un papel 7...cxd4
enorme. Afortunadamente, Alekhine
resultó ser un alumno concienzudo. Probablemente no hacía falta
apresurar este cambio, pero de este
Entretanto saltó a la palestra el modo Alekhine evita las variantes
ajedrecista que hizo todo un culto con una posible captura en d5 y c5.
de la preparación integral para cada
partida y para cada competición. Se 8.exd4 ¥e7 9.0-0 0-0 10.¦e1
trata, por supuesto, de Mijaíl Botvín-
nik. Los cimientos de su sensacional
victoria frente al campeón mundial
se sentaron mucho antes de que los
rivales se enfrentasen en el tablero.

Gambito de Dama [D41]


Botvínnik — Alekhine
Países Bajos, torneo AVRO,
1938 10...b6?!
1.¤f3 d5 2.d4 ¤f6 3.c4 e6 Un movimiento natural que, sin
4.¤c3c5 5.cxd5 ¤xd5 6.e3. embargo, lleva a serias dificultades.
Es preferible 10...а6 o 10...¤f6.
El comentario de Botvínnik es
característico: «Un año antes, en el 11.¤xd5!
match de revancha del campeonato Aquí es donde se nota el impac-
mundial, este sistema había apare- to de la posición del alfil en c4. Las
cido cuatro veces, tanto de la mano negras tienen que tomar en d5 con
de Euwe como de la de Alekhine. el peón, resaltando el punto débil de
Obviamente, yo evité las variantes su jugada anterior: c6 se debilita. Si
surgidas en sus partidas...» Aña- el peón estuviera en b7 la operación

51
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

de cambio de las blancas tendría un 23.¦b7?! ¦c8 24.¢f1 b5 es evi-


efecto mucho menor. dentemente prematuro.
11...exd5 12.¥b5 ¥d7?! 23...¦f7 24.¦c8+ ¦f8 25.¦c3!
Otra inexactitud grave, después Independientemente de la esca-
de la cual la situación de las negras sez del material, la situación de las
se vuelve preocupante. negras es poco envidiable: ninguna
12...¥b7 13.£a4 ¦c8 14.¥f4 a6 de las tres figuras puede moverse
15.¥xc6 ¦xc6 16.¤e5 ¦e6! (menos realmente, y el movimiento de los
preciso sería 16...¦c8 17.£d7 ¥a8 peones en el flanco de rey solo crea
18.¦ac1 con ventaja de las blancas, nuevos puntos débiles. Las blancas
como sucedió en la partida Neukirch solo tienen que mostrar firmeza y no
— Sliwa en Sofía, 1957). meter la pata durante las inminentes
adquisiciones materiales.
13.£a4 ¤b8
25...g5 26.¤e1 h5 27.h4! ¤d7
13...¦c8 14.¥f4±.
Ante 27...¢f7 la más fuerte es
14.¥f4 ¥xb5 15.£xb5 a6 16.£a4 28.hxg5 (28.¤f3 g4 29.¤e1 ¦e8 da
¥d6 17.¥xd6 £xd6 18.¦ac1 ¦a7 a las negras cierto contrajuego) 28...
fxg5 29.¤f3 ¢f6 30.¤e5. Es to-
talmente insatisfactorio 27... gxh4
28.¤f3.
28.¦c7 ¦f7 29.¤f3 g4 30.¤e1
Ahora el caballo blanco se dirige
hacia la casilla dominante f4.
30...f5 31.¤d3 f4 32.f3!
Sin dejarse tentar por ganancias
materiales inmediatas: 32.¤b4 ¤f6
33.¤xa6 f3.
Las negras tienen muchos ases 32...gxf3 33.gxf3 a5 34.a4 ¢f8
en la manga, demasiados, por extra- 35.¦c6 ¢e7 36.¢f2 ¦f5 37.b3 ¢d8
ño que parezca. Si bien las debilida- 38.¢e2 ¤b8 39.¦g6!
des de los peones negros en el flanco De nuevo, la codicia solo trae-
de dama son crónicas, las blancas ría problemas: 39.¦xb6 ¢c7 40.¦b5
tendrán que ceder una de sus colum- ¤c6.
nas abiertas. En posiciones de este
39...¢c7 40.¤e5 ¤a6 41.¦g7+
tipo con las damas sobre el tablero es
preferible controlar la columna «e», Ganaba más fácilmente 41.¦g5.
que es más cercana al rey. En el final, 41...¢c8 42.¤c6 ¦f6 43.¤e7+
por el contrario, la columna «c» es ¢d8 44.¤xd5 ¦d6 45.¦g5 ¤b4
más importante. Botvínnik apuesta 46.¤xb4 axb4 47.¦xh5 ¦c6
por el final. 47...¦xd4 48.¦e5!
19.£c2! ¦e7 20.¦xe7 £xe7 48.¦b5 ¢c7 49.¦xb4 ¦h6
21.£c7 £xc7 22.¦xc7 f6 23.¢f1! 50.¦b5 ¦xh4 51.¢d3 1–0

52
pr e lu d i o h i stó r i co

¡Un cuadro impresionante! 8.0-0-0?


La siguiente partida ilustra a la ¡Una inocencia asombrosa para
perfección la profundidad del don un ajedrecista de este nivel! Keres
analítico del nuevo candidato al título repite la partida Mikenas — Bo-
de campeón mundial. tvínnik (campeonato de la URSS),
probablemente confiando en el re-
sultado.
Defensa Nimzóvich [E35] Tampoco es impresionante
Keres — Botvínnik 8.e3?! cxd4 9.exd4 ¤c6 10.¥b5
Leningrado/Moscú, 1941 0-0 11.¤ge2 £b6 12.£d3 ¥xc3+
13.bxc3 ¤e4 14.0-0 ¥f5, jugada en
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4 la partida Kotov — Botvínnik (cam-
4.£c2 d5 5.cxd5 exd5 peonato de la URSS). Las negras es-
Después de la partida Beliavsky tán claramente mejor.
— Romanishin (Groninga, 1993) se Tras el aparentemente lógico
popularizó la continuación 5...£xd5 8.¤f3, todos los problemas se re-
6.¤f3 £f5!? suelven con cxd4!? (tampoco está
6.¥g5 h6 7.¥h4 mal 8...g5 9.¥g3 ¤e4 10.e3 ¥f5
11.¥d3 c4 12.¥xe4 ¥xe4 13.£a4+
Es menos peligroso 7.¥xf6
¤c6 14.¤e5?! ¥xg2 15.¤xc6 ¥xc3+
£xf6 8.a3 ¥xc3+ 9.£xc3 0-0 10.e3
16.bxc3 £d7 17.¦g1 ¥e4, como jugó
c6 11.¤f3, aunque una posición tan
Ponomariov en la partida rápida con-
anodina no es del gusto de todos.
tra Malájov (Jánty-Mansisk, 2009))
7...c5!? 9.¤xd4 ¤c6 10.¤xc6 bxc6 11.a3
En Nikolic contra Kaspárov ¥e7 12.e3 0-0
(Belgrado, 1989) se interpretó esta La continuación más crí-
posición de otra manera: 7...g5 8.¥g3 tica es 8.dxc5! g5 (8...0-0 9.e3
¤e4 9.e3 c6 10.¥d3 ¤xg3 11.hxg3 ¤bd7 10.¥d3 £a5 11.¤ge2 ¥xc3+
¥e6, pero después de 12.a3 el debi- 12.£xc3 £xc3+ 13.¤xc3² Kas-
litamiento del flanco de rey resultó párov — Korchnói, Tilburgo, 1989)
injustificado. El contrajuego en el 9.¥g3 ¤e4 10.e3 £a5 11.¤ge2 ¥f5
centro parece un plan más lógico. 12.¥e5 (Kaspárov — Short, Londres
(9ª partida de match), 1993).
8...¥xc3!
Una mejora de la mencionada
partida de Mikenas, que continuaba
8...0-0?! 9.dxc5! ¥xc3 10.£xc3 g5
11.¥g3 ¤e4 12.£a3 ¥e6 13.f3 ¤xg3
14.hxg3. Pero el fuerte movimiento
jugado en esta partida no es inven-
ción de Botvínnik.
9.£xc3

53
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Ya es tarde para desviar- Básicamente, las blancas ya no tie-


se: 9.¥xf6 ¥xb2+! 10.¢xb2 £xf6 nen escapatoria. A diferencia de su
11.£xc5 ¤a6 12.£xd5 0-0, y las oponente, Keres estaría viendo esta
blancas no podrán evitar la desgracia. posición por primera vez.
9...g5 10.¥g3 11.£xd4 ¤c6 12.£a4 ¥f5 13.e3
En sus comentarios, Botvínnik
propone como la mejor jugada 13.f3
£b6 14.e4 dxe4 15.¢b1, pero des-
pués de 15...exf3+ 16.¢a1 las negras
ganan de todos modos.
13...¦c8 14.¥d3
Esto equivale a la rendición de
la partida, pero 14.¤e2 0-0 15.¤c3
¤e4 16.£a3 £b6, con múltiples
amenazas, no es mucho mejor para
10...cxd4! las blancas.
Hasta este momento los adver- 14...£d7! 15.¢b1 ¥xd3+ 16.
sarios estaban repitiendo la parti- ¦xd3 £f5 17.e4 ¤xe4 18.¢a1 0-0
da Belavenets — Simagin (Moscú, 19.¦d1 b5 20.£xb5 ¤d4 21.£d3
1940), donde las negras jugaron ¤c2+ 22.¢b1 ¤b4 0–1
10...¤е4, que tampoco está mal. ¡Una derrota horrible! Y obsér-
Pero el movimiento con la ganancia vese que esta victoria frente a uno de
de un tempo de Botvínnik, que ha- los ajedrecistas más poderosos del
bía analizado todo al detalle durante mundo venía, en realidad, lograda de
la preparación, es mucho más fuerte. casa.

54
¿ESA u OSA?
La Segunda Guerra Mundial val, y poca gente podía soportar tan
cambió radicalmente el panorama alta presión.
político, haciendo que la mitad de En el siguiente duelo entre el
Europa fuera totalmente dependiente quinto y el sexto campeón mundial
de la Unión Soviética. se apreció claramente la diferencia
El ajedrez internacional tam- en la profundidad de la preparación
bién se rindió a la dictadura soviéti- de la apertura.
ca. Claro que en el reino del ajedrez
el cambio en el poder tuvo lugar sin
aviones ni tanques, pero no por ello la Gambito de Dama [D49]
hegemonía de los ajedrecistas sovié- Botvínnik — Euwe
ticos fue menos obvia o convincente. Moscú (campeonato
Tras la muerte de Alekhine en mundial), 1948
1948 se celebró un torneo entre los
cinco mejores ajedrecistas del mun- 1.d4 d5 2.¤f3 ¤f6 3.c4 e6
do para determinar al sucesor del 4.¤c3 c6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4
campeón fallecido. Mijaíl Botvínnik 7.¥xc4 b5 8.¥d3 a6
logró una victoria convincente, la Una continuación antigua que no
cual lo convirtió en el sexto campeón ha perdido su actualidad hoy en día.
mundial del ajedrez. Otra tendencia frecuente es 8...¥b7
No solo causó impresión la can- 9.e4 b4 10.¤a4 c5; 8...b4 también ha
tidad de puntos que ganó Botvínnik, surgido en más de una ocasión.
sino también su estilo: claro, lógico, 9.e4 c5 10.e5
basado en una preparación magní- También se han jugado miles de
fica de las aperturas y en planes es- partidas alrededor de 10.d5. La moda
tratégicos impecables, no se parecía oscila entre estos dos movimientos.
ni al brillante estilo de combinacio-
10...cxd4 11.¤xb5 axb5
nes de Alekhine, ni tampoco tenía
nada que ver con el virtuosismo Botvínnik jugó esta variante con
de Capablanca, pero esto solo ha- éxito con ambos colores. Con las
cía que sus victorias resultaran más negras prefería 11...¤xe5 12.¤xe5
convincentes. Era una máquina que axb5.
se movía inquebrantable hacia el ri- 12.exf6

55
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

daciones teóricas. ¿Podría él saber


que estas eran erróneas?»

12...£b6
Parece probable que la valora-
ción del movimiento 10.е5 dependa 14...¤c5?!
de quién tenga la ventaja después de Tanto Botvínnik en sus anota-
las dificultades que surgen tras 12... ciones de la partida como Kaspárov
gxf6 13.0-0 £b6 14.£e2 (14.¥e4 en su libro Mis geniales predecesores
¥b7 15.¥xb7 £xb7 16.¤xd4 ¦g8 valoran la posición resultante de 14...
es menos prometedor, y las ne- ¥b7 15.¦e1 0-0 16.¥f4 ¥d5 17.¤e5
gras no tienen problemas) 14...¥b7 (17.£e2!?) 17...¤xe5 18.¥xe5 ¥xe5
15.¥xb5. Esta posición fue un tema 19.¦xe5 f5 20.¦xd5!? exd5 21.£b3
de debate en el match del cam- como favorable para las blancas.
peonato mundial entre Krámnik y Sin embargo, no está todo tan claro:
Anand en 2008. Tanto 15...¥d6 en 21...£e6! (21...£c5 22.¥xb5 ¦fb8
la tercera partida como 15...¦g8 en 23.£g3+ es realmente peligroso
la quinta procuraron sendas victo- para las negras) 22.¥xb5 f4 23.¦d1
rias para las negras. Estrictamen- f3 24.g3 ¦ab8! con una posición de
te hablando, fue la victoria en este doble filo.
duelo teórico la que otorgó el título
de campeón mundial a Anand. El 15.¥f4 ¥b7 16.¦e1 ¦d8?
movimiento elegido por Euwe era la Después de este error la posi-
línea principal por aquel entonces. ción de las negras va irremediable-
Pero mientras el gran maestro ho- mente cuesta abajo. También es mala
landés se limitaba a seguir las re- 16...0-0? 17.¥xh7+! ¢xh7 18.¤g5+
comendaciones teóricas, Botvínnik, ¢g6 19.£g4, con un ataque ganador,
según sus propias palabras, lo tenía pero tenía que haber cambiado varias
todo analizado a fondo. piezas: 16...¤xd3 17.£xd3 ¥xf3!
13.fxg7 ¥xg7 14.0-0 18.£xf3 0-0, y la cosa no estaría tan
fea para las negras.
Botvínnik: «Todo esto lo tenía
preparado aun antes de la guerra y 17.¦c1 ¦d5
comprobado en abril de 1939 en una Ahora en caso de 17...¤xd3
partida de entrenamiento con Ra- 18.£xd3, a todo lo demás se le añade
gozin. Euwe se aferra a las recomen- la amenaza de 19.¥с7.

56
¿e sa u o sa?

18.¥e5 ¥xe5 su sucesor añadió a esta un trabajo


Ya no quedaba defensa posible, lo de investigación exhaustivo e inde-
cual se demuestra con las siguientes pendiente.
variantes: 18...¤xd3 19.£xd3 ¥xe5 La victoria de Botvínnik supuso
20.¤xe5 £d6!? 21.£g3! d3 22.¦cd1 el triunfo de la organización, la dedi-
d2 23.¦e2; 18...0-0 19.¥xg7 ¢xg7 cación y la preparación. Toda la vida
20.¤e5 ¤xd3 21.£xd3 ¦g8 22.£f3! del nuevo campeón estaba dedicada
19.¦xe5 ¦xe5 a una meta, y cada detalle del pro-
ceso era importante. No solo no era
La última oportunidad de pro-
longar la resistencia era 19...¤xd3 menos preciso que Euwe, sino que
20.£xd3 £d6! 21.¦xd5 £xd5 resultó ser considerablemente más
22.£xd4 0-0!±. profundo y completo que su prede-
cesor. «El enfoque científico de Bo-
20.¤xe5 ¤xd3 21.£xd3 f6 tvínnik le permitió crear un sistema
21...¦g8 solo garantizaba a las sin precedente de preparación para
negras una serie de jaques agóni- las competiciones, el cual incluía un
cos: 22.£xh7! ¦xg2+ 23.¢f1¦xf2+ estudio fundamental de las apertu-
24.¢xf2 d3+ 25.¢f1 ¥g2+, etc. ras, así como el estudio sistemáti-
co del estilo de su adversario, y un
escrupuloso análisis de las partidas
propias, obligatoriamente publicado
para que otros pudieran criticarlo».
Así valora la aportación del sexto
campeón del mundo uno de sus dis-
cípulos más consecuentes y, segura-
mente, el más talentoso: Garri Kas-
párov. El joven campeón soviético
compartió su sistema de preparación
por primera vez tras su match contra
22.£g3! Flohr en 1933. A diferencia de Euwe
¡Un elegante toque final! y Alekhine, que recurrían al método
22...fxe5 23.£g7 ¦f8 24.¦c7 integral de preparación exclusiva-
£xc7 25.£xc7 ¥d5 26.£xe5 mente para los campeonatos mun-
diales, Botvínnik lo adoptó de forma
Para el resto no hacen falta pa- regular. Asimismo, tenía en cuenta
labras. cada detalle y cada particularidad de
26...d3 27.£e3 ¥c4 28.b3 ¦f7 su futuro oponente. Botvínnik fue el
29.f3 ¦d7 30.£d2 e5 31.bxc4 bxc4 primero en utilizar partidas de en-
32.¢f2 ¢f7 33.¢e3 ¢e6 34.£b4 trenamiento como preparación para
¦c7 35.¢d2 ¦c6 36.a4 1–0 las competiciones, y no solo como
Si bien Euwe, como siempre, herramienta para comprobar ideas
demostró en esta partida su conoci- ajedrecísticas. Durante esas partidas
miento de la teoría contemporánea, simulaba todas las situaciones posi-

57
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

bles. Dado que en aquella época se solo analizaba meticulosamente la


permitía fumar durante la partida, apertura y las posiciones de medio
Botvínnik hacía que fumaran puros juego que surgían de esta, sino tam-
y le echaran el humo en la cara; en- bién los finales típicos; sus predece-
cendía la radio al máximo volumen sores no habrían podido ni imaginar
para que no le afectara el ruido de tal profundidad. El torneo de 1948 no
los espectadores en la sala de juego. solo dio un nuevo campeón mundial;
Durante los torneos, seguía a raja- el segundo y el tercer puesto también
tabla un horario marcado al minuto. los ocuparon ajedrecistas soviéticos:
Estudiaba cuidadosamente el trayec- Smyslov y Keres. Ambos habían
to hasta la sala de juego: este debía destacado ya antes de la guerra, pero
pasar por calles poco transitadas y pronto empezaron a surgir nuevos
durar unos 20-25 minutos. La dieta nombres de la Unión Soviética como
también era un elemento importante salidos de una cadena de producción:
de la preparación: prestaba especial primero Bronstein y Boleslavski,
atención al fósforo, que es esencial luego Géler, Petrosián, Averbaj, Tai-
para la actividad mental intensa, de mánov,... El primer torneo de candi-
modo que lo reponía constantemente datos de 1950 también culminó con
con los alimentos correspondientes. la victoria total de los ajedrecistas
Korchnói, que siempre incluía caviar soviéticos, los cuales alcanzaron los
de esturión en su dieta diaria de los cuatro primeros puestos. La partida
torneos, aprendió esto de Botvínnik. que sigue a continuación la jugaron
Tampoco el sexo le resultaba irre- los dos vencedores, los cuales se en-
levante al joven campeón soviético. frentaron en un match para determi-
Opinaba que era necesario olvidarse nar quién tendría el derecho de retar
del sexo no solo durante la compe- al campeón del mundo.
tición, sino también durante la pre-
paración para la misma, puesto que
el sexo consume precisamente ese Defensa Grünfeld [D89]
fósforo tan necesario para el ajedrez. Bronstein — Boleslavski
Por supuesto, algunos postulados de Moscú, 1950
las enseñanzas de Botvínnik hoy en
día resultan ingenuos y otros, por 1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5
decirlo sutilmente, discutibles, pero 4.cxd5 ¤xd5 5.e4 ¤xc3 6.bxc3 c5
su fe particular en los principios for- 7.¥c4 ¥g7 8.¤e2 0-0 9.0-0 cxd4
mulados no tenía límite. Todo, ab- La interpretación contemporá-
solutamente todo estaba supeditado nea de esta variante es más flexible.
a la obtención del éxito: el joven de Las negras suelen evitar el cambio
Leningrado no necesitaba estimular inmediato en el centro y prefieren
su ambición. Además, su tendencia 9...¤c6 10.¥e3 £c7. Es la línea clá-
personal coincidía felizmente con la sica, pero hay otras ramificaciones
política del joven y poderoso estado que han sido desarrolladas detalla-
al que representaba. La preparación damente y puestas a prueba muchas
teórica también subió un escalón: no veces:

58
¿e sa u o sa?

a) 10...¥g4 11.f3 ¤a5 (11...¥d7) esta posición como aproximadamen-


12.¥xf7+ ¦xf7 13.fxg4 ¦xf1+ te igualada.
14.¢xf1 cxd4 (14...£d6 15.e5 £d5
16.¥f2 ¦d8 17.£a4 b6 18.£c2 ¦c8
19.£d1 ¦d8) 15.cxd4;
b) 10...¤a5 11.¥d3 £b6;
c) 10...¥d7.
Sin embargo, el análisis detalla-
do de estas continuaciones pertenece
a un libro completamente diferente,
y es un tema muy querido para un
«grünfeldista» de toda la vida como
yo. 16...£b6+?!
10.cxd4 ¤c6 11.¥e3 ¥g4 Por aquel entonces se conside-
Se considera menos precisa la raba que el movimiento de la partida
inmediata 11...¤a5 12.¥d3 ¥e6 resolvía los problemas de las negras,
13.d5 ¥xa1 14.£xa1 f6 15.¥h6 ¦e8 y sin embargo, durante la prepara-
16.¤f4. Activando f2-f3 las negras ción para la partida, Bronstein había
obtienen recursos adicionales de de- observado perspicazmente los de-
fensa. fectos de esta continuación natural.
Efectivamente, como se aclarará más
12.f3 ¤a5 13.¥d3
tarde, los tempos ganados por las ne-
Los matches entre Kaspárov y gras son efímeros: todas las jugadas
Kárpov resucitaron la aparentemen- siguientes de las blancas forman par-
te estéril 13.¥f7!? En definitiva, te de su plan general, y lo que parecía
durante estos años las negras ela- una ganancia de tiempo resulta ser
boraron unos métodos fiables para una pérdida. La continuación princi-
neutralizar la superioridad mínima pal para las negras hoy en día es 16...
de las blancas. 13.¥d5 ¥d7 14.¦b1 ¦e8 17.¢h1 ¥d7 (17...¦c8 18.¤f4
estuvo de moda una temporada ¥d7 19.e5 ¤c4 lleva a la misma
pero, aquí también, después de 14... posición mediante una trasposición
a6! 15.¥xb7 ¦a7 16.¥d5 ¥b5 17.a4 de jugadas) 18.e5 ¦c8 19.¤f4 ¤c4
¥xe2 18.£xe2 e6 19.¥c4 ¥xd4 las 20.e6 ¥a4 21.¤xg6! hxg6 22.¥xg6,
negras aguantan. con grandes complicaciones. Todo
13...¥e6 14.d5 ¥xa1 15.£xa1 esto parece tremendamente fasci-
f6 16.¥h6 nante y hasta romántico, pero en la
realidad la mayoría de las veces aca-
En las décadas que han pasado
ba en tablas alrededor del movimien-
desde entonces las blancas han pro-
to 40.
bado otras posibilidades de desa-
rrollo de esta iniciativa: 16.¦b1 ¥d7 17.¢h1
(16...b6), 16.£d4 ¥f7, 16.¢h1, pero Hasta este momento estaban re-
no cambian la evaluación inicial de pitiendo su partida del torneo prin-

59
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

cipal. Entonces las blancas habían 19...b6?


jugado distinto: 17.¤d4 ¥d7 18.¦b1 Solo esta jugada instintiva con-
£c5 19.¦c1 £b6 20.¥xf8 ¦xf8 solida la ventaja de las blancas. Pero,
21.h4 ¦d8 22.¢h1. La posición de contrariamente a la opinión tradicio-
las blancas es preferible, y después nal, las cosas no se ven tan sombrías
de la natural 22...£d6?! (22...е5!?) para las negras. Efectivamente, su
las blancas incluso podrían obtener juego hasta ahora había sido bastan-
una ventaja sólida con la ayuda de la te lógico. Solo se podía justificar la
menos evidente 23.¥b5! Con su ju- empresa de 16...£b6 y 17...¦d8 con
gada en esta partida Bronstein aspira la ayuda de 19...¤c6! 20.dxc6 (o bien
a algo más. 20.¥c3!? £e3 21.¥c4 ¥f7 22.¦xb7
17...¦fd8 ¦ab8 23.¦c7 ¤e5 24.¥xe5 fxe5, pero
aun aquí las negras aguantan) 20...
En cualquier caso, es coheren-
bxc6! (es mala 20...¦xd3? 21.cxb7
te. Después de 17...¥d7 18.¦b1 £d6
¦b8 22.¥f4) 21.¦c1 (21.¤c1!? ¦ab8!
19.¥xf8 ¦xf8 20.£c3 b6 21.¥a6 las
22.¦xb8 ¦xb8 con una posición
blancas tienen una ventaja estable.
igualmente confusa) 21...£a3 22.¦c3
18.¦b1! £c5! £xa2 23.£e1 c5! Esta posición poco
La arriesgada 18...£f2? 19.£c3 convencional es difícil de evaluar y
¥h3 solo empeoraría la situación más aún de poner en práctica. Otra
de las negras: 20.¤f4 ¥d7 (no es variación menos prometedora para
mucho mejor 20...¥xg2+ 21.¤xg2 las negras es 19...¦ac8 20.¦b5 £a3
£xa2 22.¦a1 £b3 23.£c7±) 21.d6 21.£b1 ¤c6 22.¦b3 £d6 23.dxe6 b6
£h4 22.dxe7 ¦dc8 23.£xa5 £xh6 24.¤f4±.
24.£d5+¢h8 25.£d6 £g5 26.¤e2 20.¥b4 £c7 21.¦c1 £b7
¥c6 27.f4 £h6 28.¤d4, y las blancas No sirve 21...£d7 22.¤d4 ¥xd5
dominan totalmente el tablero. (22...¥f7 23.¥b5 £b7 24.¥xa5 bxa5
19.¥d2! 25.¥c6+-) 23.¥b5 £b7 24.¥xa5±.
22.£b1 ¦ab8?
Una rendición inesperada. Tanto
después de 22...¥c8 23.¤f4, como
de 22...£d7 23.¥a6 ¥f7 24.¤d4, las
blancas gozan indudablemente de
más oportunidades, pero toda la lu-
cha está aún por delante.
23.dxe6
Ahora la posición de las negras
es insalvable.
¡Un cambio brusco en la direc- 23...¤c6 24.¥c3 ¤e5 25.¥b5
ción del golpe principal! Las dos pie- ¦bc8 26.¥xe5 ¦xc1+ 27.£xc1 fxe5
zas menores de las negras se encuen- 28.¥d7 £a6 29.¤g3 £xa2 30.h4!
tran amenazadas. ¦f8 31.£g5 ¦f6 32.£xf6! 1–0

60
¿e sa u o sa?

Un duelo de principios en la No parece que esta cuestión


apertura, seguido de un tenso com- deba tomarse a la ligera. La hegemo-
bate en el medio juego y el precio nía (no temamos las palabras altiso-
incrementado de cada error: todo nantes) de los ajedrecistas soviéticos
eso es característico no solo de este en la segunda mitad del siglo XX
encuentro sino del ajedrez de la pos- fue indudable (la aparición de Fis-
guerra en general. Y el papel prin- cher podría considerarse un episodio
cipal en esta «intensificación» lo enojoso). Guiados por su líder Mijaíl
desempeñaron los representantes de Botvínnik conquistaron todos los tí-
la Unión Soviética. tulos del mundo.
El término «Escuela Soviéti- El país del socialismo avanzado
ca de Ajedrez» es tan habitual en no tenía demasiados argumentos en
la literatura ajedrecística como lo la lucha contra el occidente capita-
era la doctrina marxista-leninis- lista, por eso convirtieron el ajedrez
ta en la vida cotidiana del pueblo en algo más que un juego intelectual
soviético. De hecho, el primero era y entretenido. Ahora debía represen-
un producto mucho más ecológico, tar el deporte, el arte y la ciencia a
por así decirlo: la doctrina de Marx, la vez.
Engels, Lenin y Stalin fue un pro- Se creó, además, un noble linaje:
ducto importado, y su adaptación Petrov, Chigorin, Alekhine, Botvín-
a las peculiares condiciones locales nik, etc. A decir verdad, el parentesco
no fue tan sencilla. El ejército de era dudoso: Alekhine fue movilizado
ideólogos estatales hacía frente a los a la fuerza de otro campamento ideo-
problemas de un modo u otro, pero lógico, pero todo artificio es válido en
esto requería un trabajo constan- nombre de la conveniencia política.
te con la población. El ajedrez, sin El estilo de Botvínnik no tenía nada
embargo, fue una planta que creció que ver con sus ya mentados prede-
en la singular tierra soviética, no cesores, pero este detalle insignifi-
brotó en ninguna otra, y por lo tanto cante también se podía omitir. Con la
debía demostrar las ventajas del ré- ayuda de los industriosos equilibris-
gimen soviético en general. Y llegar tas ideológicos se creó, a partir de las
al fondo de este fenómeno no solo investigaciones económicas de Marx,
es interesante, sino también educa- la doctrina triunfal de Marx-Le-
tivo. Es un hecho irrefutable que el nin-Stalin; del mismo modo, los dis-
término «soviético» en referencia al cretos artículos de Botvínnik sobre su
ajedrez fue durante muchas décadas sistema de preparación para los tor-
sinónimo de la más alta calidad, de neos fueron convertidos en una Doc-
modo que los atributos de este tér- trina, una especie de Evangelio de los
mino no dejan lugar a dudas. Pero la ajedrecistas soviéticos. Así se crea-
palabra clave, «escuela», a mi modo ron las premisas para el surgimiento
de ver no refleja la esencia ni las de la victoriosa escuela soviética de
causas del dominio indiscutible de ajedrez, o ESA. En las ciencias y en
los ajedrecistas soviéticos. las artes se entiende por «escuela»

61
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

un grupo de discípulos unidos por un en aquellos tiempos era un privilegio


líder que desarrolla una teoría o una del que gozaban muy pocos. Ade-
corriente sugerida por este. Sin em- más, todos estos claros beneficios no
bargo, pensándolo bien, el sistema de conllevaban la onerosa obligación de
preparación de Botvínnik puede ver- ser miembro del partido comunista o
se, a lo sumo, como el primer manual de cooperar con el KGB, lo cual era
para ajedrecistas profesionales, que indispensable para alcanzar el éxito
fue importante en la época, aunque un en otras áreas.
tanto ingenuo. Con todo esto, la ideo- La aportación del Patriarca,
logía y la nacionalidad desempeñaron como llamaban a menudo a Botvín-
un papel secundario. La continuidad nik, fue realmente grande. Fue un
también es una condición importan- líder innegable de este partido arti-
te pero, por ejemplo la serie Morphy, ficial y el símbolo y la bandera del
Zukertort, Marshall, Reshevsky, Fis- ajedrez soviético. Fue en gran parte
cher no es menos impresionante y, sin gracias a él que las palabras gran
embargo, nadie afirma la existencia maestro pasaron a pronunciarse con
de una escuela americana del ajedrez. admiración en la enorme Unión So-
Analizando con más deteni- viética, donde los torneos de ajedrez
miento los perfiles creativos de los reunían a miles de espectadores.
ajedrecistas soviéticos, no encontra- La exacerbada rivalidad, gene-
mos mucho en común entre Botvín- rada por un lado por la enorme popu-
nik y Bronstein, Keres y Géler, Tal y laridad del ajedrez y, por el otro, por el
Petrosián, Korchnói y Spassky. Del carácter cerrado del sistema, también
mismo modo, se puede hablar de Gli- ayudó al crecimiento de la maestría.
gorić y Portisch como seguidores de En aquellas condiciones sobrevivían
Botvínnik, aunque ellos, como ya se solo los más fuertes, los que lograban
sabe, no eran soviéticos. Pero debe de alcanzar un equilibrio entre el talento
haber algo que explique este fenóme- ajedrecístico y la estabilidad psicoló-
no indudable de superioridad absoluta gica, entre la capacidad incansable de
de un país frente al resto del mundo. trabajo y el pragmatismo deportivo.
Efectivamente, existió tal factor, De modo que es más lógico llamar a
y ese algo misterioso fue la organi- este conglomerado no Escuela, sino
zación. El estado procuró a los aje- Organización: la Organización So-
drecistas soviéticos un nivel de vida viética de Ajedrez, u OSA. La OSA
espectacular con el que sus compe- creó las condiciones necesarias para
tidores de otros países no podían ni el desarrollo y perfeccionamiento
soñar. Los grandes maestros e incluso masivo del ajedrez profesional, un
los maestros cobraban un sueldo solo concepto que no existía en los países
por ejercer su profesión, mientras los occidentales.
ajedrecistas gozaban de un nivel de La interacción creativa constan-
prestigio sin precedentes. Los mejo- te o las sesiones de entrenamiento,
res profesionales obtuvieron el de- actividades rutinarias para la OSA y
recho de viajar al extranjero, lo que sin embargo desconocidas por sus ri-

62
¿e sa u o sa?

vales, daban a los ajedrecistas sovié-


ticos una ventaja palpable por encima
de sus colegas extranjeros. Era muy
difícil (y, por lo tanto, especialmente
tentador) vencer a un gran maestro
de la URSS en el duelo de apertu-
ra. Quienes lo intentaban rara vez lo
lograban. En el torneo interzonal en
Gotemburgo se dio un caso sin pre-
cedentes. En las tres partidas en las
que les tocó enfrentarse a ajedrecis-
tas de Argentina y de la URSS surgió 11.¤xe6!
la misma posición de apertura. La Precisamente este sacrificio tan
víspera, los ajedrecistas argentinos evidente aparece en las tres partidas
habían analizado minuciosamente antes mencionadas. Para los argen-
una variante agudísima de la defensa tinos no fue ninguna sorpresa, ha-
siciliana y llegaron a la conclusión de bían analizado sus consecuencias
que el avance provocador del peón escrupulosamente la víspera o, en
«g» en la novena jugada era muy cualquier caso, eso pensaban ellos.
posible y el sacrificio del caballo en Géler fue el primero en decidirse
respuesta no solo es insuficiente para a sacrificar, y enseguida le siguie-
la victoria de las blancas, sino que las ron Spassky y Keres. Sin embargo,
pone al borde de la derrota. este movimiento crítico en la partida
no es obligatorio ni mucho menos,
A continuación mostramos el
sino que también sirve 11.£h5 ¤e5
resultado de este enfrentamiento en
12.¥f2 ¥xg5 13.h4 seguido de enro-
bloque.
que largo, como demostró la práctica
más adelante.
Defensa Siciliana [B98] 11...fxe6 12.£h5+ ¢f8
Keres — Najdorf
Gotemburgo (Interzonal),
1955
1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4
4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 a6 6.¥g5 e6 7.f4
¥e7 8.£f3 h6 9.¥h4 g5!?
Esta fue una novedad entonces,
fruto de la creatividad colectiva de
los argentinos.
10.fxg5 ¤fd7 13.¥b5!
Esta es la posición crítica de toda También este movimiento efec-
la variación. tista que jugaron todos los grandes

63
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

maestros soviéticos había sido anali- a esta partida, aunque no se ha en-


zado por los argentinos. Seguramen- contrado nada mejor que tablas para
te es el más fuerte, aunque después las blancas. Pero los recursos de esta
también surgió 13.¥c4 ¤e5 14.¥g3! posición no están ni mucho menos
¤bc6 15.gxh6. Esta posición requie- agotados). 14...¦f7 15.£xh6+ ¢g8
re un estudio exhaustivo tanto con el 16.£g6+ ¦g7 17.£xe6+ ¢h8, y las
ordenador como en la práctica. negras defendieron con éxito. (Gli-
13...¢g7 gorić — Fischer, Portorož (Interzo-
nal), 1958). En mi opinión, en esta
Panno siguió el camino traza-
ramificación también quedan cues-
do en casa: 13...¤e5?, pero se topó
tiones por resolver.
con una respuesta que no había con-
templado en su análisis cuando Gé- 14.0-0 ¤e5 15.¥g3 ¤g6
ler jugó 14.¥g3!, tras lo cual ya no En caso de 15...£g8? gana
hubo modo de salvarse. Probable- 16.¥xe5+ dxe5 17.¥e8!, y si
mente, como sucedía a menudo en la 15...¤bc6? todo queda solucionado
era preinformática, en el análisis solo por el sencillo 16.¥xc6.
se había contemplado la automática 16.gxh6+ ¦xh6 17.¦f7+
14.0-0+ ¢g8! 15.¥g3 (el AI sugie- ¢xf7 18.£xh6 axb5 19.¦f1+
re como la más fuerte 15.¦f6!? ¥xf6 ¢e8 20.£xg6+ ¢d7 21.¦f7! ¤c6
16.gxf6, pero después de 16...¢h7 el 22.¤d5! ¦xa2
ataque entra en un callejón sin sa-
lida) 15...hxg5, con ventaja. En la Aceptar el sacrificio es aún peor:
partida aún se jugaron varios mo- 22...exd5 23.£xd6+ ¢e8 24.£g6
vimientos más: 14...¥xg5 15.0-0+ ¢d7 25.exd5 ¦xa2, y ahora lo más
¢e7 16.¥xe5 £b6+ 17.¢h1 dxe5 sencillo es 26.dxc6+ bxc6 27.¥d6.
18.£f7+ ¢d6 19.¦ad1+, tras lo cual 23.h4
todo quedó claro. Los experimenta- Sorprendentemente, hasta este
dos Najdorf y Pilnik entendieron rá- momento la partida Spassky — Pilnik
pidamente la situación y corrigieron había seguido el mismo camino fu-
sobre la marcha. El movimiento de la nesto para las negras. Aquí el futuro
partida es indudablemente más fuerte campeón mundial jugó la más sutil
que 13...¤е5?, aunque tampoco eli- 23.h3, tras la cual las negras se veían
mina las dificultades de las negras. obligadas a jugar 23...¦xb2 (Pilnik
Durante mucho tiempo, el re- siguió hasta el final el ejemplo de
curso principal de las negras fue Najdorf: 23...£h8? 24.¤xe7 ¤xe7
13...¦h7, descubierto poco des- 25.£g5, con una rápida victoria para
pués del fiasco de los argentinos y las blancas) 24.¢h2! (¡una profilaxis
aplicado por primera vez por Fis- necesaria! Las cosas no están del
cher. 14.£g6 (en la práctica se veía todo claras tras el directo 24.¤xe7
más a menudo 14.0-0+ ¢g8 15.g6 ¤xe7 25.¥h4 ¢c6! 26.¦xe7 ¦xc2)
¦g7 16.¦f7 ¥xh4 17.£xh6 ¦xf7 24...¦b1 25.¤xe7 ¤xe7 26.¥h4 ¢c6
18.gxf7+ ¢xf7 19.£h7+, que Keres 27.¦xe7, con un ataque ganador para
ya había sugerido en sus anotaciones las blancas.

64
¿e sa u o sa?

23...£h8? cambio forzado de damas las pro-


También aquí es más tenaz babilidades de victoria de las ne-
23...¦xb2, aunque no cambia el re- gras quedaban reducidas casi a cero.
sultado final: 24.h5 ¦xc2 25.h6, y Mientras tanto, en la partida de mis
ganan las blancas. competidores inmediatos Podgaets
y Kots surgió exactamente la mis-
24.¤xe7 ¤xe7 25.£g5 1–0
ma posición. Yuri Kots, que había
La obra colectiva, si bien cla- llegado tarde a la partida (por aquel
ramente amateur, de los ajedrecistas entonces el reglamento todavía lo
argentinos, no superó la prueba de la permitía), había mirado a los lados
máquina soviética de ajedrez. y había comenzado a repetir mis
Estos casos de suicidio colec- movimientos. También repitió irre-
tivo no se ven muy a menudo, pero flexivamente mi desgraciado avan-
yo fui testigo e incluso responsable ce del peón. Cuando la respuesta de
involuntario de un caso que recuerda mi oponente apareció en el tablero
vagamente al de Gotemburgo. mural, Kots comprendió al instante
lo sucedido. Yuri en aquel momento
Una cita célebre de Hegel afirma
era uno de los maestros más fuer-
que la historia se repite dos veces: la
tes de Ucrania, se había clasificado
primera, como tragedia y la segunda,
un par de veces para jugar el cam-
como farsa.
peonato de la URSS, lo cual era una
El incidente en cuestión tuvo tarjeta de visita bastante digna. Sin
lugar en la última ronda del cam- embargo, era bastante más conocido
peonato de Ucrania. El ambiente del en los círculos de jugadores profe-
torneo estaba bastante tenso, pues un sionales de cartas, donde su rating
gran número de participantes trata- era significativamente más alto que
ba de ocupar los puestos que daban el de ajedrez. Tampoco desdeñaba
derecho a participar en el campeo- el uso de métodos poco caballero-
nato de la URSS. El autor de estas sos, de modo que confiar a ciegas
líneas lideraba con medio punto por en la suerte no era propio de él. Sin
delante del resto de competidores, esperar a que su adversario viera la
pero debía evitar las tablas porque, desalentadora respuesta de la dama,
en caso de compartir puesto, tenía se lanzó hacia el tablero mural y lo
un desempate poco favorable. De bloqueó con su enjuto cuerpo. Se
modo que necesitaba jugar para ga- mantuvo largo rato en esta pose in-
nar con negras. Elegí una apertura cómoda hasta que Podgaets movió.
apropiada: la defensa India de Rey. Su sufrimiento no fue en vano: o
Tras jugar vigorosamente los mo- bien porque su oponente consideró
vimientos teóricos, en un momento el cambio de damas insuficiente (él
dado adelanté decidido (igual que también necesitaba una victoria), o
los argentinos) el peón «g». Sin em- bien por alguna otra razón, el caso
bargo, la respuesta inesperada de mi es que hizo un movimiento distin-
oponente prácticamente tiró por la to, aunque esto no libró a Kots de
borda mis esperanzas, pues tras el la derrota.

65
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Defensa India de Rey [E69] dente 16...а6, con una posición com-
Steinberg - Tukmakov pleja y más que aceptable.
Kiev, 1968 17.£a4!
Lamentablemente, ahora el cam-
1.c4 ¤f6 2.¤c3 g6 3.g3 ¥g7
bio de damas es inminente y la par-
4.¥g2 0-0 5.¤f3 d6 6.0-0 e5 7.d4
tida se encamina hacia dos posibles
¤bd7 8.e4 c6 9.h3 £a5 10.¦e1 exd4
resultados, descartando precisamen-
11.¤xd4 ¦e8 12.¥e3 ¤e5 13.¥f1
te el que era primordial para mí. El
¥e6 14.¤xe6 ¦xe6 15.¢g2 ¦ae8
defecto del último movimiento de
16.f3
las negras se vuelve aún más obvio
con 17.с5!, porque tras 17...dxc5,
un simple 18.¥g5 da ventaja a las
blancas. Pero las complicaciones
que surgen después de 17.c5 ¤h5!
18.¥xg5 ¦g6 19.f4 ¤xg3 20.¢xg3
£xc5 habrían sido, sin duda alguna,
el mal menor para las negras, tenien-
do en cuenta la situación del torneo.
Podgaets, por el contrario, eligió la
simple 17.¦b1 h6 (17...¤h5!? sería
más acorde al espíritu de la posición)
En este momento tuvieron lu-
18.b4 £c7 19.£b3 ¤ed7 (19...¤h5!?
gar los acontecimientos descritos.
20.¤e2 ¦f6) 20.¦bc1 ¤h5 21.¥f2
Basándonos en Mega Database, re-
£b8 22.¦ed1 ¥e5 23.¤e2 ¦g6
sulta difícil imaginar el estado en el
24.¤d4, y poco a poco convirtió su
que estaba la teoría de esta variante,
ventaja en una victoria.
pues muchas partidas importantes de
torneos soviéticos no figuran en ella, 17...£xa4 18.¤xa4 h6 19.¦ad1
incluidas las descritas. Recuerdo bien ¤ed7 20.¤c3 ¤h5 21.¥d4 f5!
que hasta aquí jugué con bastante Esta actividad es necesaria.
determinación. Sospecho que solo Después de 21...¥e5 22.¥xe5 ¤xe5
la siguiente jugada de las negras fue 23.¥e2 ¤f6 24.¦d2 las negras tie-
improvisada. nen por delante una larga lucha por
16...g5?! la igualdad.
A primera vista, el plan de las 22.¥f2
negras es muy interesante: poner un 22.¥xa7 ¥xc3 (22...f4 23.g4
caballo en g6 y el otro en h5, desa- ¤g3©) 23.bxc3 ¦a8 24.¥f2 fxe4
rrollar el alfil a e5, de modo que el 25.¦xe4 ¦xe4 26.fxe4 ¤hf6 27.¦xd6
ligeramente debilitado rey de blancas ¦xa2 llevaba a la igualdad total.
puede verse en peligro. Desgracia-
22...f4 23.g4 ¤g3 24.¥xg3 fxg3
damente resultó haber un movimien-
to que corta de raíz las aspiraciones 24...¥xc3 25.bxc3 fxg3=.
agresivas de las negras. Es más pru- 25.¤e2!

66
¿e sa u o sa?

Las blancas consiguen una ven- Tal es la refutación de Botvín-


taja relativa, pero insuficiente para la nik, o más bien un intento de refu-
victoria. tación. En algunos aspectos esta fue
25...c5 26.b3 ¤f8 27.¤xg3 ¤g6 incluso deliberada, pues ni las his-
28.¤f5 ¤h4+ 29.¤xh4 gxh4 30.f4 torias claramente inventadas ni los
¦xe4 31.¦xe4 ¦xe4 32.¢f3 ¦d4 testimonios «totalmente fidedignos»
33.¦xd4 ¥xd4 34.¢e4 ¢f7 35.¢f5 de algunos testigos sobre su desdén
¥e3 36.¥g2 b6 37.¥d5+ ¢e7 hacia la preparación eran ciertos. La
38.¥b7 ¥d2 39.¥g2 ¢f7 40.¥d5+ dedicación del iconoclasta al ajedrez
¢e7 ½ – ½ era incluso mayor que la de Botvín-
nik, pero el carácter de esta inmer-
Mi suerte no fue mucho mejor. A
sión era completamente distinto. Si lo
pesar de que compartí los puestos de
que más deseaba el Patriarca era que
clasificación, me quedé a las puertas
su barómetro interno indicara «cla-
de la final.
ro» y necesitaba prever y pronosticar
Si la historia de Gotemburgo fue cualquier desviación, el frenético Tal
inmediatamente bautizada por los prefería hacer caso omiso del suyo.
periodistas como «la tragedia argen- Lo predecible le aburría y le parecía
tina», lo acontecido en el campeona- carente de interés; la claridad extrema
to ucraniano fue más parecido a una despojaba al ajedrez del elemento del
farsa. juego. La preparación de la partida
Volviendo a la OSA, puede según Tal se correspondía totalmente
decirse que los años cincuenta ya con este concepto. Lo más impor-
estuvieron marcados por su total tante no era acercarse todo lo posible
supremacía. Primero Bronstein y a la verdad, sino encontrar una idea
luego Smyslov, que no eran ni mu- interesante que inspirase creatividad.
cho menos adeptos del arte de Bo- Para Botvínnik la preparación ideal
tvínnik, intentaron salir de su som- reducía al mínimo el factor del juego.
bra. Vasili Smyslov tuvo más suerte Este método desagradaba a Tal. Sus
e incluso le robó el título, aunque estudios de aperturas a veces peca-
solo lo retuvo un año. Pero la autori- ban de superficiales, y no solo porque
dad ajedrecística del Patriarca per- él no tuviera la paciencia o el ahínco
maneció imperturbable y su sistema necesarios para llevar a cabo un aná-
de preparación fue declarado el pilar lisis exhaustivo, sino también porque
de la célebre escuela soviética de le resultaba aburrido conocer el re-
ajedrez. sultado de antemano. En ese sentido,
La aparición de Mijaíl Tal marcó Tal se parecía mucho a Alekhine y, si
el inicio de una verdadera revolución se intentara hacer un árbol genealó-
en el ajedrez. A él sí que no se le po- gico del ajedrez, Tal descendería di-
día llamar discípulo ni sucesor de rectamente de Chigorin y Alekhine.
Botvínnik. Era más bien su antípoda, También se podrían considerar
tanto en el sentido artístico como en como antagónicas sus percepciones
el humano. personales de la lucha. Para Botvín-

67
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

nik el combate no se limitaba al ta-


blero, sino que la lucha con el rival
era absoluta. Lo que era bueno para
su enemigo (¡sí, esa es la palabra!),
era malo para él, y viceversa. Este
enfoque del Patriarca y de la OSA
quedó reflejado en los matches entre
Kárpov y Korchnói y en el enfrenta-
miento entre Kárpov y Kaspárov. Aún
hoy a veces se oyen los ecos de esta
tradición. La «no-resistencia» de
Tal frente a Botvínnik, por supuesto, 11.¢d1!?
era inconsciente, y sin embargo re- El origen de este movimien-
sultó ser tremendamente eficaz. La to nada obvio es mucho menos claro.
agresión psicológica del adversario Una leyenda que acompañó a la figu-
se desvanecía al no encontrar resis- ra de Tal toda su vida dice que fue el
tencia, e incluso producía el efecto entrenador del ajedrecista, Alexander
contrario. Koblenz, quien descubrió 11.¢d1 en
La primera partida marcó el tono una de las antiguas revistas que había
de todo el match. esparcidas por el suelo. Y todo esto
pasó justo una hora antes de la prime-
ra partida del campeonato mundial. El
Defensa francesa [C18] candidato, tras echar un vistazo a las
Tal — Botvínnik salvajes variantes que surgían, excla-
Moscú (1ª partida, mó: «¡Perfecto, así voy a jugar!» Es
match 1960) una historia bonita que concuerda a la
perfección con el carácter del «Mago
1.e4 de Riga», sobre todo teniendo en
Este movimiento no pudo ser cuenta que la primera referencia a esta
ninguna sorpresa para Botvínnik, jugada la hizo Euwe a finales de los
dado que su joven oponente lo había años cuarenta. Pero los cuentos rara
anunciado inmediatamente después vez superan la prueba de contrastar los
de convertirse en candidato. hechos: 11.¢d1 lo jugó por primera
vez Gligorić contra Petrosián. ¡Y esto
1...e6 2.d4 d5 3.¤c3 ¥b4 4.e5
sucedió en 1959, en el torneo de can-
c5 5.a3 ¥xc3+ 6.bxc3 £c7 7.£g4
didatos que el mismo Tal había gana-
f5 8.£g3 ¤e7 9.£xg7 ¦g8 10.£xh7
do triunfalmente! Es inimaginable que
cxd4
esta partida hubiera pasado desaperci-
Tanto la defensa francesa, pre- bida por Tal o que la hubiera olvidado.
dilecta de Botvínnik, como la posi- De modo que, tristemente, todo fue
ción que se alcanzó eran muy fáciles mucho más prosaico y el extravagante
de pronosticar. movimiento del rey había sido planea-
do y analizado de antemano.

68
¿e sa u o sa?

La jugada «normal» es 11.¤e2, negras. Es posible que el movimiento


que también lleva a una posición 12 de las blancas ya fuera inespera-
compleja, pero más predecible. do. Pero lo más probable es que el
11...¤bc6 12.f4 ¥d7 13. £h3 dxc3 carácter de la posición no gustara
14.£xc3 0-0-0 15.g3 ¥e8 16.¥g2 demasiado al campeón del mundo,
¥h5, con una buena posición para las que prefería un esquema más claro.
negras, surgió por ejemplo en la par- Merece la pena, en vez de la jugada
tida R. Byrne — Botvínnik (Monte en la partida, prestar atención a 13...
Carlo, 1968). dxc3!? o 13...¤c6!?
11...¥d7!? 14.cxd3 ¥a4+ 15.¢e1 £xe5
Resulta que Botvínnik también Es más interesante 15...¤c6, sa-
estaba preparado para este giro del crificando un segundo peón, lo cual
rumbo, así que fue el primero en des- es más propio de Tal que de Botvín-
viarse de la partida original. Petro- nik.
sián había elegido 11...¤bc6 12.¤f3 16.¥g5! ¤c6 17.d4 £c7
¤xe5?! (12...dxc3!?) 13.¥g5 ¤5g6 El problema de las blancas sigue
y tras 14.¥xe7?! ¤xe7 15.cxd4 ¥d7 siendo el retraso en el desarrollo y el
y había igualado la posición, pero rey mal posicionado. Tal lo resuel-
14.¥f6! plantea problemas mucho ve con mucha elegancia, incluyendo
mayores para las negras. sus torres en la lucha de una manera
12.£h5+ ¤g6 poco tradicional y, al mismo tiempo,
Es interesante 12...¢d8, como dejando el rey en el centro.
jugó Botvínnik en la 12ª partida 18.h4! e5
de la revancha contra Tal. La par-
tida seguía 13.¤f3 £xc3 14.¦a2
¤bc6 15.¦b2 ¢c7 16.¦b5 ¦h8 (16...
a6!? 17.¥b2 axb5 18.¥xc3 dxc3©
Nakamura - Berg, Bermuda, 2003;
16...£а1!? todavía no se ha puesto
en práctica) 17.£xh8 ¦xh8 18.¥b2
£xf3+ 19.gxf3. Aunque las negras
tienen una compensación más que
suficiente, este encuentro también lo
ganó Tal.
13.¤e2 d3 Intentando hacer uso de los fac-
tores ya mencionados. La más apaci-
Es la continuación lógica de
ble 18...¤ce7 19.¦h3 0-0-0 20.¦e3
11...¥d7. Sin embargo, hacer este
deja a las blancas con ventaja.
movimiento le llevó a Botvínnik 37
minutos, lo que demuestra una rela- 19.¦h3! £f7
tiva inseguridad. Solo podemos tratar En caso de 19...f4, no es tan
de adivinar en qué momento se había buena la recomendación de Tal
agotado la preparación casera de las 20.£g4 en vista de 20...£f7 21.h5

69
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¤f8, pero es muy fuerte 20.dxe5! La tercera partida resultó ser


£xе5 21.¢d2!, con la posterior in- aun más provocadora, pero al mis-
clusión de la torre de dama. 19...e4 mo tiempo característica del enfoque
20.¤f4 £f7 21.¦b1 no ofrece ningu- de Tal en la apertura. Tales experi-
na perspectiva a las negras. mentos eran muy acordes a su credo:
20.dxe5! ¤cxe5 21.¦e3 ¢d7 «Para un match tan intenso es mucho
22.¦b1 b6 23.¤f4 más importante mantener la mente
despejada que llegar con dos male-
Sorprendentemente, todas las tas llenas de novedades teóricas y no
piezas blancas se han desarrollado en poder consolidar la ventaja obtenida
armonía y, con todo, el rey sigue es- en la apertura por culpa del cansan-
tando completamente a salvo. cio».
23...¦ae8 24.¦b4 ¥c6 25.£d1
Para completar el cuadro, ¡tam-
bién la dama vuelve a su posición
Defensa Caro-Kann [B11]
inicial! El AI, que carece de sentido Tal — Botvínnik
de la belleza, muestra como la más Moscú (3ª partida,
fuerte la prosaica 25.¤xg6 ¤xg6 match 1960)
26.¥d3. Es posible estar de acuerdo,
pero no despierta admiración. 1.e4 c6 2.¤c3 d5 3.¤f3 ¥g4
4.h3 ¥xf3
25...¤xf4 26.¦xf4 ¤g6 27.¦d4
¦xe3+?! (Véase el diagrama)
También es mala 27...f4 28.¦xe8 5.gxf3!?
¦xe8+ 29.¢d2!, pero es un poco más Como en la primera partida, Tal
resistente la inmediata 27...¢с7. intenta dar a esta tercera una forma
28.fxe3! ¢c7 29.c4! inusual desde el comienzo.
Marcando la apertura decisiva
de todas las columnas y diagonales.
29...dxc4 30.¥xc4 £g7 31.¥xg8
£xg8 32.h5 1–0
Quedó claro que Botvínnik tenía
por delante una dura prueba. Y no solo
porque perdió el duelo inicial, lo cual
nunca es agradable. El carácter desar-
ticulado e ilógico de la lucha no podía
resultarle agradable, mientras que a su
rival le venía como anillo al dedo. Las Sin duda, evitar los esquemas
jugadas bruscas y profundas sin co- clásicos con un plan estratégico cla-
nexión aparente, pero unidas por una ro formaba parte de su orientación
especie de armonía interna, formaban general para todo el match. Sin em-
un juego para el que el campeón mun- bargo, en esta ocasión, la idea de las
dial no estaba preparado. blancas difícilmente puede consi-

70
¿e sa u o sa?

derarse afortunada. Botvínnik supo 9...¤h5 10.¥g5 £a5


sacar a relucir las insuficiencias del Manteniendo el estilo riguroso.
último movimiento de las blancas va- Quizá era objetivamente más fuerte
liéndose de medios bastante simples. 10...f6 11.f4 (11.exf6 gxf6 12.¥d2
No es casualidad que 5.gxf3 no haya £c7 favorece a las negras) 11...g6
encontrado adeptos en el ajedrez de 12.¥h6 £a5, pero entonces la posi-
alto nivel, y los míseros 30 casos que ción adoptaría un carácter aún más
figuran en la base de datos frente a inusual, que es lo que Botvínnik tra-
las 3.000 partidas en las que se jugó taba de eludir.
5.£f3 son una gota en el mar. Pero
este experimento quedó justificado 11.¥d2 £b6 12.a3 ¥e7 13.¥e3
como parte de la estrategia del match. g6 14.¤a4 £d8 15.£d2 ¤g7
Cada vez que Botvínnik se encontra- ¡De nuevo el rigor exacerba-
ba con la jugada inesperada de turno, do! Se podía tomar el peón perfec-
se ponía a pensar largo rato, entraba tamente: 15...¥xh4!? 16.0-0-0 (no
en apuros de tiempo y, al final, esta sirve la arriesgada 16.¦xh4 £xh4
circunstancia a menudo resultaba de- 17.¥g5 £h1 18.£b4 f6 19.£xb7
cisiva. Esta partida precisamente se 0-0!) 16...¥e7, pero a cambio del
desarrolló en ese tipo de escenario. insignificante peón de «h» las blan-
5...e6 cas tienen esa columna abierta y, por
tanto, muy prometedora. Y, en gene-
La base de datos ofrece una
ral, todo lo que le venía bien a Tal no
continuación de origen incierto que,
podía convenir a Botvínnik.
sin embargo, resulta muy impresio-
nante: 5...e5 6.f4 dxe4 7.fxe5 £d4 16.¥g5 h6!
8.£e2 £xe5 9.d4 £xd4 10.¤xe4 ¥e7 Tras 16...¤f5 17.¥xe7 £xe7
11.¥f4 £xb2 12.¦d1 ¤f6 13.¤d6+ 18.h5 las piezas de las blancas cobran
¢f8 14.£xe7+ ¢xe7 15.¤f5+ ¢e8 un poco más de vida.
16.¤xg7+ ¢f8 17.¥d6+ ¢xg7 17.¥xh6?!
18.¦g1+ ¤g4 19.¦xg4+ ¢f6 20.¦f4+
¢g7, con tablas por jaque perpetuo La contenida 17.¥xe7 £xe7
(Tal — Koblenz, Moscú 1960). Por 18.¥d3 ¤f5 19.¥xf5 gxf5 lleva a una
supuesto, no se podía esperar esta posición más o menos igualada, pero
clase de romanticismo del campeón aburrida. El rebelde Tal continúa
mundial. buscando una tormenta, pero solo
encuentra problemas.
6.d4 ¤d7 7.¥f4 ¥b4 8.h4 ¤gf6
9.e5?! 17...¤f5 18.¥f4 ¦xh4 19.¦xh4
¤xh4 20.0-0-0 b5
Ahora la estructura de los peones
queda definitivamente establecida Botvínnik cae en la tentación,
y es más fácil jugar para las negras. pero incluso la más mínima desvia-
Más propio del espíritu de Tal era ción de la línea general puede supo-
9.£d3 ¥xc3+ 10.bxc3, aunque des- ner un gran riesgo en la lucha con
pués de 10...£e7 las negras alcanzan Tal. Es más solvente 20...¤f3.
una posición sumamente sólida. 21.¤c5 ¤xc5 22.dxc5 ¥xc5

71
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

22...¤xf3!? 23.£c3 ¤h4 es per- 31...£h1+


fectamente aceptable. Ya no hay modo de evitar las
23.¥e2 ¥e7 24.¢b1 £c7 tablas: 31...¢b7 32.¥xb5 cxb5
25.¦h1 0-0-0 26.¥g3 ¤f5 27.¦h7 33.£xb5+ ¢c7 34.¥d2; 31...¢b8
32.¥xf5 (32.¥xb5? ¥d8) 32...£h1+
(32...gxf5 33.¥e3) 33.¢a2 £xf3
34.¥d2 (34.¥e3? d4!) 34...gxf5
35.¥b4 ¥xb4 36.£d8+ ¢b7 37.axb4.
32.¢a2 £xf3 33.£a6+ ¢b8
34.£xc6 £xf4 35.¥xb5 £xe5
36.£e8+ ¢b7 37.£c6+ ¢b8 ½ – ½

Una vez más, los movimientos


en apariencia caóticos de las piezas
Da la impresión de que a las blancas cobraron sentido y lógica al
blancas no les va bien. El peón de más final de la partida.
«sano» sin signos visibles de com- Botvínnik no logró adaptarse
pensación según todas las leyes de al estilo de su oponente en todo el
entonces debería garantizar a las ne- match, por lo que tuvo que cederle el
gras una ventaja seria y cómoda. En título de campeón.
la realidad, la columna «h» abierta y Daba la impresión de que no
la posición ligeramente debilitada del solo se había efectuado un cambio de
rey negro no son triunfos tan insigni- campeón mundial, sino que la llega-
ficantes en manos del joven Tal. da de Tal al ajedrez marcaba el inicio
27...¦f8?! de una nueva era. La era de la fanta-
Una jugada excesivamente aca- sía que vuela libre frente a los planes
démica. 27...¥c5 es más activa y meticulosamente elegidos, de la im-
fuerte, con la idea de colocar la torre provisación frente a la preparación de
en d7. largas horas.
28.¥f4 £d8 29.¥d3 ¦h8 Sin embargo, resultó que no
30.¦xh8 todo era tan sencillo. El juego efec-
tivamente cambió, volviéndose más
Las blancas se ven obligadas a
dinámico y espectacular. Pero el
cambiar torres, pues no sirve 30.¦xf7
enfoque objetivo y científico de la
£e8.
preparación volvió a demostrar su
30...£xh8 31.£a5! viabilidad. Botvínnik, fiel a su me-
¡Uy! Botvínnik había jugado con ticulosidad característica, analizó los
corrección y lógica pero, contra todo resultados del match perdido, to-
pronóstico, el primer ataque activo da mando buena nota de las fortalezas y
a las blancas contrajuego suficiente. debilidades de su rival. La superio-
Si pudiera volver el peón de b5 a b7... ridad inicial del académico del aje-
pero, por desgracia, no puede. drez en el arte de la preparación no

72
¿e sa u o sa?

había sido cuestionada ni en el pri- metódico se volvieron prácticamen-


mer match, pero en aquel momento te sinónimos de falta de talento. Esta
la inventiva y la imaginación del jo- deformación perjudicó incluso a Tal,
ven genio estaban multiplicadas por por no hablar de sus seguidores me-
su tremenda energía y su ambición. nos dotados.
En el match de revancha Tal era una El excampeón del mundo más
sombra de lo que había sido. Le fa- joven, como le gustaba referirse a
lló la salud y su preparación de las sí mismo, permaneció en la élite del
aperturas seguía al mismo nivel que ajedrez durante muchos años, pero
el año anterior, y su fe inagotable en no logró ni mucho menos enmendar
sí mismo se convirtió en negligencia todos los pecados ajedrecísticos de
irreflexiva. Por desgracia, la brillan- su juventud. Uno de ellos era su ex-
te teoría de la «mente despejada» no cesivo entusiasmo por las ideas efec-
superó una prueba seria. Los ataques tistas pero no del todo analizadas.
de Tal, cuando no iban respaldados
por la suficiente energía y por un cál-
culo preciso, se desmoronaban frente Ruy López [C93]
a los bastiones de defensa hábilmente Tal — Gligorić
construidos por el astuto Botvínnik. Belgrado (1ª partida, match
De modo que el resultado del segun- 1968)
do match no fue menos lógico que el
del primero. 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6
Como ya hemos dicho antes, los 4.¥a4 ¤f6 5.0-0 ¥e7 6.¦e1 b5
campeones del mundo se volvían al 7.¥b3 d6 8.c3 0-0 9.h3 h6 10.d4
mismo tiempo los legisladores de ¦e8 11.¤bd2 ¥f8 12.¤f1 ¥b7
las modas, y sus partidas definían 13.¤g3 ¤a5 14.¥c2 ¤c4 15.a4
durante largas temporadas el vector Junto con 15.b3 es la jugada más
de desarrollo del ajedrez. A pesar de popular en esta posición. Aunque
que Tal ocupó el trono durante ape- también se juega 15.¥d3, como hizo
nas un año, no se debe subestimar su Tal, por ejemplo, en la 9ª partida del
aportación al arte del ajedrez. Puso match.
literalmente patas arriba las ideas 15...d5!?
comunes y establecidas sobre multi-
tud de posiciones y aportó al juego
la expresión y el dinamismo que le
faltaban. También cambió la forma
de abordar la preparación. Mientras
que Botvínnik creó las normas y las
elevó al absoluto, Tal puede ser visto
como la encarnación de su recha-
zo. Durante un tiempo predomina-
ron en el ajedrez la improvisación y
la inspiración, y lo sistemático y lo

73
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Las negras procuran resolver 24.с5 las opciones de las blancas son
todos sus problemas inmediatamen- obviamente mejores) 22.bxa6 £g6
te con un contraataque. En los años 23.g4 ¥e4 24.¥xe4 fxe4 25.£a4 h5
siguientes esta reacción se volvió es- 26.£d7 (Stein — Reshevsky, Susa
tándar en muchas ramificaciones de (playoff del Interzonal), 1967). Las
la Ruy López. blancas no consiguieron convertir su
16.b3 excelente ventaja en un punto.
18...¥xe4! 19.¥xe4 ¤b6
En la partida que marcó el ini-
20.¥xa8 ¤xa8 21.axb5 axb5 22.¥e3
cio de la historia de la variante 15...
(dejaba más oportunidades 22.¤xe5!
d5, las negras jugaron de otra mane-
¦xe5 23.¦xa8 £xa8 24.dxe5, aun-
ra: 16.exd5 exd4 17.¦xe8 £xe8 18.
que era dificilísimo para las blancas
£xd4 ¥xd5 19.¤h5 ¤xh5 20.£xd5
convertir el peón de más) 22...exd4
¤f6 (Stein — Spassky, Amsterdam
23.¤xd4 £d5 (Stein — Reshevsky,
(Interzonal), 1964). Las negras man-
Susa (playoff del Interzonal), 1967).
tuvieron su posición sin mucho es-
Las blancas tampoco ganaron esta
fuerzo, después de lo cual empezó partida. ¡Es asombrosa la cantidad de
la búsqueda de nuevos caminos. La choques dramáticos vinculados con
línea encontrada en esta partida se esta variante! Como consecuencia,
convirtió en el tema principal de de- Stein no se clasificó para el torneo de
bate durante una temporada. candidatos, dejando el puesto a Res-
16...dxe4 17.¤xe4 ¤xe4 hevsky. El duelo teórico entre Tal y
Gligorić también tuvo implicaciones
deportivas de importancia.
18...¥xe4 19.¦xe4 £d5 20.¦g4!
Solo así pueden las blancas lu-
char por la ventaja.
20...¤a5 21.¥xh6 ¤xb3

18.¥xe4
Por increíble que parezca, esta
toma natural no es obligatoria. Tam-
bién se ha jugado 18.¦xe4!?
Al principio, las negras no re-
accionaron a la novedad de la mejor
manera: 18...f5?! 19.¦e1 e4 20.bxc4 Esta es la posición crítica de toda
exf3 21.axb5 £f6 (el mal menor era la variante. Poco antes del match de
21...fxg2 22.bxa6 ¦xa6 23.¦xa6 candidatos tuvo lugar su ensayo ge-
¥xa6, aunque aquí también tras neral.

74
¿e sa u o sa?

22.¦a3!? nuación serena y fuerte, a pesar de


En el match amistoso URSS — que en la primera partida Gligorić
Yugoslavia, Tal optó por la natural había reaccionado precisamente así
22.¦b1. Tras 22...bxa4 (la inclusión a 22.¦b1. Es lógico que en primer
de 22...e4 23.¤h4! solo incrementa lugar analizaran las variantes for-
el potencial de ataque de las blan- zadas: 22...¥xa3? 23.¦xg7+ ¢h8
cas) 23.¤xe5 f5 24.¦g3 ¦xe5? (24... 24.¤g5 es una catástrofe total para
c5) 25.dxe5 £xe5 (25... £xd1+!? las negras; los pronósticos también
26.¦xd1 a3 27.c4 ¤d4! 28.¦gd3 ¤c2 son favorables para las blancas des-
29.¦3d2±) 26.£d7 ¤c5 27.¥xg7! pués de 22...f5 23.¦g5! ¢h7 (tam-
¥xg7 28.¦xg7+ £xg7 29.£d5+ ¢h7 bién es mala 23...¥xa3 24.¦xg7+
30.£xa8 (Tal — Gligorić, Budva, ¢h8 25.¤h4 ¦e6 26.£h5; no vale
1967) las blancas alcanzaron una 23...¦e6 24.¦xb3 ¦xh6 25.¦xf5+-;
posición totalmente ganada que, resulta muy peligrosa 23...¤c5
sin embargo, se las ingeniaron para 24.¦xf5! gxh6 25.¤xe5) 24.¥xg7
no ganar. Obviamente, no se po- ¥xg7 25.¦xb3; 22...e4!? 23.¤h4!
día contar con la repetición de aquel es menos claro, pero incluso aquí las
escenario, especialmente dado que blancas atacan.
el juego de las negras se había for- 23.¦xa4
talecido de forma bastante evidente: Probablemente por eso no la ha-
24...с5! Las blancas tampoco querían bían tenido en cuenta, dado que la
rechazar la variante entera, pues la torre blanca ahora entra en la lucha.
batería dirigida al rey negro resulta- 23...¦ab8!?
ba demasiado atractiva. Cuando algo
no está permitido pero realmente lo Activando la torre y apoyando el
deseamos, siempre se encuentra una caballo de b3. El deseo de Gligorić
solución. Cuando los analistas pro- de evitar complicaciones peligrosas
pusieron el paradójico 22.¦а3, la idea tras 24...f5 es comprensible, pero es
vino como caída del cielo. El ataque interesante 24...еxd4.
de las blancas se desarrollaba por su 24.¦xa6 exd4 25.cxd4 c5
propia cuenta, aunque a decir verdad 26.¥e3 ¦b4! 27.¦g5 £b7 28.¦h6
no se había llevado a cabo un análi- Es famosa la frase de Alexan-
sis minucioso, pues el excampeón del der Koblenz, el entrenador del octavo
mundo estaba tan entusiasmado que campeón mundial: «Si Misha tiene
había decidido guardar sus fuerzas y una columna abierta, ¡habrá un jaque
energía para la partida. mate!» Aquí el rey negro está ataca-
22...bxa4! do por dos torres, pero el desenlace
de esta lucha no está ni mucho menos
No fue fácil para el GM yugos-
claro.
lavo y tardó alrededor de una hora
en jugar este movimiento. Pero fue 28...¤xd4
tiempo bien invertido. Por desgra- La inclusión de 28...g6 29.¦h4
cia, en el cuartel general de Tal no ¤d4 favorece a las negras, pero Gli-
habían tomado en serio esta conti- gorić no pudo evitar preocuparse

75
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

por 29.¦hxg6+ fxg6 30.¦xg6+ ¥g7 Esta variante resultó tan desa-
31.dxc5 ¤xc5, muy típica de Tal, fortunada para Tal como para Stein.
después de la cual las blancas juegan Ni que decir tiene que una derrota
32.¢h2 a sangre fría y el desenlace con blancas no es la mejor forma de
todavía no es nada previsible. comenzar un match.
29.¤xd4 ¦b1 30.¥c1 £b2 Los ajedrecistas soviéticos man-
tenían su supremacía mundial. La
influencia de Tal hizo que durante
un tiempo se dejara de seguir rigu-
rosamente los dogmas de Botvínnik,
instaurándose en su lugar un enfo-
que del juego más ligero e incluso
más bohemio. Sin embargo, algunos
grandes maestros resultaron ser in-
munes a las modas. Estos no se deja-
ron llevar de un lado a otro sino que,
de forma pausada y metódica, con-
31.£h5? tinuaron su trabajo de investigación
en busca de la verdad. Uno de estos
Hasta este momento ambos ad-
trabajadores abnegados fue Yefim
versarios habían estado a la altura,
pero ahora Tal comete un error que Géler. La profundidad de sus análisis
resulta decisivo. Tenía que haber admiró al mismísimo Botvínnik, y
ejecutado de forma un poco distin- precisamente gracias a Géler muchas
ta la operación que tenía en mente: variantes de aperturas fueron adop-
31.¤b3! £xb3 32.£h5 ¦xc1+ 33. tadas en la práctica de los grandes
¢h2 ¥d6+ 34.¦xd6, y las negras tie- maestros.
nen que buscar refugio.
31...£xc1+ 32.¢h2 ¥d6+! Defensa Siciliana [B92]
Un recurso que, en caso de Géler — Fischer
31.¤b3!, habría sido mucho más dé- Curazao, 1962
bil.
1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4
33.¦xd6 £f4+ 34.¦g3 £xd6 4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 a6 6.¥e2
35.¤f5 ¦ee1! 36.£xf7+ ¢xf7 37.
¤xd6+ ¢e6 38.¦g6+ ¢d5 39.¤f5 Esta modesta jugada de alfil fue
¦b7 40.¤e3+? una fiel servidora de Géler durante
muchas décadas. Encajaba a la per-
Pasando por alto una respuesta fección en el estilo claro y lógico del
poco evidente de las negras. 40.¦g5 gran maestro y le proporcionó mu-
era mucho más tenaz. chos puntos. Sin embargo, las oca-
40...¦xe3! 41.fxe3 ¦c7! 42.¢g3 siones puntuales en las que cambió
c4 43.¢f4 c3 44.e4+ ¢c4 45.¦a6 c2 su querida variante por otra le cau-
46.¦a1 ¢d3 0–1 saron más sinsabores.

76
¿e sa u o sa?

6...e5 7.¤b3 ¥e7 8.0-0 0-0


9.¥e3 £c7
Más tarde se decidió que era más
exacto comenzar con 9...¥e6. Una
de las posiciones actuales de esta
variante surge tras 10.¤d5!? ¤bd7
11.£d3.
10.a4

15...¤c5?
Fischer trata de impedir me-
cánicamente el peligroso avance de
с4-с5, pero el bloqueo de las casillas
negras resulta insolvente. También
favorece a las blancas 15...f5. 16.c5!
f4 (16...dxc5 17.¤xc5 ¤xc5 18.b4
f4 19.¥xc5 ¥d6 20.¥g4+-) 17.cxd6
10...¥e6 £xd6 18.¥c5 ¤xc5 19.¤xc5±. Es
más tenaz 15... ¦ac8 16.£d2 f5.
En el interzonal de Estocolmo
(1962) que precedió el torneo de 16.¤xc5 dxc5
candidatos, Géler jugó tres partidas
en esta línea: 10...b6 11.£d2 ¥b7
(11...¥e6 12.¦fd1 ¤bd7 13.f3 £b7
14.¤c1 ¦fd8 15.¤1a2 ¤c5 16.¤b4
a5 17.¤bd5 Géler — Bolbochán)
12.f3 ¥c6?! (12...¤bd7) 13.¦fd1
¤bd7 14.£e1 h6 15.£f1 £b7
16.¥c4 (Géler — Fischer); 10...¤bd7
11.a5 b5 12.axb6 ¤xb6 13.¤a5
¥e6 14.£d2 ¦fd8 15.¥xb6! £xb6
16.¤d5 ¤xd5 17.exd5 ¥d7 18.¦a2
(Géler — Stein). En todas ellas, las 17.b4!
negras se enfrentaron a grandes di-
Tras esta fuerte jugada la ventaja
ficultades.
de las blancas es ya evidente.
11.a5 ¤bd7 12.¤d5 ¤xd5 17...¦ac8
12...¥xd5 13.exd5 también es 17...cxb4 18.¥b6 £d7 19.£b3
ventajoso para las blancas. con el consiguiente с4-с5 es aún
13.exd5 ¥f5 14.c4 ¥g6 15.¦c1 peor.
18.£b3 ¥d6 19.¦fd1

77
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Tampoco tiene mala pinta 19.bxc5 29.£a4! ¥d7 30.£a3 ¦xa5


¥xc5 20.¥xc5 £xc5 21.£xb7 £xa5 De lo contrario, 31.¦b6.
22.¦fd1, pero el movimiento de la
31.¦xb7!
partida es más fuerte.
Más sencilla que 31.£e7, que
19...£e7 20.bxc5 ¥xc5 21.¥xc5
también es buena.
¦xc5 22.¦a1!
31...£xb7 32.£xa5 g6 33.h3
Marcando el traslado de la torre
£b1+ 34.¢h2?
por а1-а4-b4. Las negras lo tienen
difícil para oponerse a este plan. Tras 34.¥f1! las blancas ga-
nan fácilmente pero, como sucedía
22...¦d8 23.¦a4 ¥f5
a veces en las partidas de Géler, este
23...¦cc8 impide temporalmen- subestimó los recursos tácticos de su
te el plan de las blancas, pero tras oponente por estar distraído con las
la certera 24.£b2! (24.¦b4? ¥c2) ideas estratégicas globales.
24...¦d7 25.¦b4 no cambia nada.
34...¥f5?
23...¦d7 24.¦b4 ¦xa5 25.d6! tam-
poco es satisfactorio para las negras. Sorprendentemente, Fischer
también pasa por alto la inespera-
24.¦b4 ¥c8 25.¦b6 ¦d6
da salvación: 34...£c2! 35.£d8+
Quizá las negras debían haber (35.£e1 a5) 35...¢g7 36.£xd7 £xe2
tomado el peón con 25...¦xa5, pero 37.£c7 a5 38.f4 (38.£xa5 £xc4)
después de 26.d6 £d7 27.£c3 ¦c5 38...£e4 39.fxe5 (39.£xe5+? in-
28.¥f3 £a4 29.¦b4 Fischer habría cluso pierde: 39...£xe5 40.fxe5 a4)
estado en apuros igualmente. 39...£f4+.
26.£b4 £c7 27.¦xd6 £xd6 35.£c3
28.¦b1 £c7
Ahora todo vuelve a su sitio.
A primera vista parece que las
negras han logrado defenderse, pues 35...£e4 36.¥f3 £d4
la natural 29.¦а1 les da el tiempo No las salva 36...£d3 37.£xd3
necesario para consolidarse, pero la ¥xd3 38.c5 ¢f8 39.d6 ¢e8 40.¥c6+
elegante maniobra de la dama blanca ¢d8 41.¢g3.
confirma la corrección de la estrate- 37.£xd4 exd4 38.g4 ¥c8 39.c5
gia de Géler. a5 40.c6 ¢f8 41.d6
En este punto se pospuso la par-
tida, pero Fischer se rindió sin termi-
nar de jugarla en vista de las simples
variantes:
41.d6 ¢e8 (41...a4 42.c7 a3
43.¥c6 a2 44.d7 ¥xd7 45.¥xd7
a1£ 46. c8£+) 42.¥d1 ¥a6 43.g5
¥b5 (43...¢d8 44.¥g4) 44.c7 ¥d7
45.¥a4+-. 1–0

78
¿e sa u o sa?

Lev Polugaevsky se dedicó al lo de partidas decisivas), se clasificó


ajedrez con más pasión si cabe. Su para jugar el torneo de candidatos.
destino no fue el propio de los gran- Pero una vez superado este obstá-
des ajedrecistas, aunque él sin duda culo, volvió a clasificarse dos veces
pertenecía a esta categoría. Lev pasó más. Las cualidades que los grandes
mucho tiempo bajo la sombra de sus luchadores tenían por naturaleza, él
coetáneos: Korchnói, Tal y Spass- las consiguió a base de un autoaná-
ky. Cuando estos eran ya grandes lisis implacable y un trabajo interno
maestros célebres, él alcanzaba el constante. Su camino hasta la cum-
título con tremendo esfuerzo y te- bre fue mucho más largo y doloroso,
són. Siempre es arriesgado comparar pero eso hizo que su experiencia fue-
el alcance del don natural, pero no ra mucho más valiosa. Desde el pun-
cabe duda de que su talento era in- to de vista puramente ajedrecístico,
ferior al de Spassky o Tal. Del mismo pocos ajedrecistas en toda la historia
modo, Lev no podía sino admirar la pueden compararse con Polugaevsky
insaciable sed de lucha y la intran- en profundidad de estudio, meticulo-
sigencia de Korchnói. Aquellas co- sidad y exactitud de análisis. En este
sas que a sus camaradas les venían aspecto es muy ilustrativa esta parti-
de forma simple y natural, Polugae- da contra Tal.
vsky las conseguía con muchísimo
trabajo, pero cada vez que superaba Gambito de Dama [D41]
una nueva marca, ya no volvía atrás.
Polugaevsky — Tal
Cuando en 1967 compartió primer
puesto en el campeonato de la URSS, Moscú (campeonato de la
esto se consideró como un gran logro URSS), 1969
de Polugaevsky, pero cuando repitió 1.c4 ¤f6 2.¤c3 e6 3.¤f3 d5
la hazaña en los dos campeonatos 4.d4 c5 5.cxd5 ¤xd5 6.e4 ¤xc3
consecutivos ya nadie se mostró sor- 7.bxc3 cxd4 8.cxd4 ¥b4+ 9.¥d2
prendido. ¥xd2+ 10.£xd2 0-0 11.¥c4 ¤c6
Durante largos años, las cua- 12.0-0 b6 13.¦ad1 ¥b7 14.¦fe1
lidades deportivas de Polugaevsky ¤a5
también distaron mucho del nivel de En la partida Petrosián — Kor-
los campeones. Su inseguridad natu- chnói (Il Ciocco, 6ª partida del
ral y su excesiva irritabilidad hacían match, 1977) surgió 14...¤e7 15.d5
que en el momento decisivo Lev no exd5 16.exd5 ¤f5 17.¤e5! ¤d6
estuviera en condiciones de exhibir 18.¤c6! ¥xc6 19.dxc6 ¤xc4 20.£f4
toda su maestría. Como consecuen- ¤d6 21.¦xd6 con gran ventaja para
cia de esto, tardó muchísimo en su- las blancas; 14...¦c8 15.d5 exd5
perar la barrera interzonal. Lo logró (15...¤a5 16.¥d3! exd5 17.e5 lle-
por primera vez en el umbral de la vaba, tras una transposición de mo-
cuarentena, en el año 1973. Tras ga- vimientos, a la partida en cuestión)
nar una partida decisiva contra Lajos 16.¥xd5 ¤a5?! (merecía atención
Portisch (la cual figura en el capítu- 16...£c7 17.£g5 h6 18.£g4 ¤e7)

79
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

17.£f4 £c7 18.£f5 dio la victoria


a Spassky contra Petrosián (Moscú,
5ª partida del match, campeonato
1969). No es ninguna coincidencia.
Spassky y Polugaevsky habían ana-
lizado en detalle toda la variante en
el campo de entrenamiento en Dub-
na. Petrosián se desvió de la variante
principal, mientras que Tal cayó justo
en la trampa.
15.¥d3 ¦c8
(Véase el diagrama) Parece que las negras han re-
suelto todos sus problemas, pues tras
16.d5! exd5 la natural 19.¦d2 ¤xd3 las blancas
Después de esta partida les tocó a no tienen compensación suficien-
las negras buscar un remedio. Una de te. Sin embargo, la preparación de
las posibles tentativas era 16...£d6!? Polugaevsky resultó ser mucho más
17.dxe6 (17. £e2 e5) 17...fxe6 profunda, aunque ya se iba haciendo
(17...£xe6 18.¤d4 £e5 19.¤f5 pe- problemático encontrar una defensa
ligroso para las negras), pero después satisfactoria. No es suficiente 18...h6
de 18.£g5 £c5 19.£h4 las blancas 19. £f5 g6 20.£h3 (también es inte-
tienen opciones de ataque. resante 20.£g4 h5 21.£g3) 20...¢g7
21.e6 £f6! (21...fxe6? 22.¤d4) a
causa de 22.exf7 £xf7 23.¥xg6!
£xg6 24. ¦e7+ ¦f7 25.¦xb7 ¦xb7
26.£xc8±. Mejor 22...¦с6, pero aun
en este caso las blancas tienen mejo-
res perspectivas.
19.¥xh7+! ¢xh7 20.¤g5+ ¢g6

17.e5! ¤c4
La reacción más natural. En
otras continuaciones la iniciativa de
las blancas también compensa total-
mente el peón sacrificado. Por ejem-
plo: 17...£e7 18.£f4 ¤c4 19.¤g5
g6 20.£h4 h5 21.¥f5! ¦ce8 22.e6 o
17...h6 18.¥f5 ¦c7 19.e6.
Da la impresión de que el ataque
18.£f4 ¤b2? de las blancas ha llegado a un punto
muerto. Una pieza ha sido sacrifica-

80
¿e sa u o sa?

da, otras dos están colgando y no pa- 21...£e7 22.¦d4! ¢h6 23.¤e4+
rece haber ninguna amenaza directa ¢h7 24.¤f6+! gxf6 25.£f5+ ¢h6
en el horizonte. 26.exf6 £xe1+ 27.¢h2 ¦g8 28.g4 y
21.h4!! las negras están desvalidas.
Esta partida aparece en todos 22.h5+! ¢h6 23.¤xf7+ ¢h7
los libros como un ejemplo de bri- 24.£f5+ ¢g8 25.e6!+-
llante preparación de Polugaevksy, y Esta posición, que también con-
no es para menos. Otro argumento a sideró Polugaevsky en su prepa-
favor de esta conclusión es el testi- ración para la partida, fue vista por
monio del analista de Tal, Gennadi casualidad por el gran maestro Géler
Sosonko. Resulta que en su análisis al pasar por delante de su habitación.
ellos también llegaron hasta esa po- Cuál no sería su sorpresa cuando al
sición. Tampoco pasaron por alto el día siguiente la vio puesta en práctica
sacrificio de la pieza, pero lo recha- en la partida real.
zaron por consideraciones generales:
a primera vista, la «tasa de ataque»
no era lo suficientemente grande.
Pero donde el excampeón dio por
finalizado su análisis, ¡Polugaevsky
solo acababa de empezar! La jugada
en la partida no merecería ni un signo
de exclamación si no formara parte
de un proyecto impecable y elabora-
do hasta el último detalle.
21...¦c4
25...£f6!
Tras un largo rato de reflexión,
Tal eligió la defensa más lógica. No Es la única defensa. 25...£e7
es de sorprender que coincidiera con 26.h6! perdía inmediatamente, así
la línea principal de su análisis de como 25...¤xd1 26.e7 £e8
casa. Las variantes que siguen son 27.exf8£+ £xf8 28.¤h6+! gxh6
una buena ilustración de los peligros 29.£g6+ ¢h8 30.¦e8.
que esperan a las negras en otras lí- 26.£xf6 gxf6 27.¦d2!
neas: La aparentemente fuerte 27.¤d6
21...¤xd1 22.h5+ ¢h6 (22... en realidad es engañosa: 27...¤xd1
¢xh5 23.g4+ ¢g6 24.£f5+ ¢h6 25. 28.e7 ¦c1!, y las negras se salvan.
£h7+ ¢xg5 26.£h5+ ¢f4 27.£f5#) En el tablero Polugaevsky no vio
23.¤e6+ ¢h7 24.¤xd8 ¦cxd8 esta defensa, pero parece por justi-
25.¦xd1+-; cia divina que intuitivamente eligió la
continuación correcta.
21...f5 22.¦d4! con la mis-
ma idea 23.h5, además, las negras 27...¦c6! 28.¦xb2 ¦e8?!
también tienen que tener en cuenta Con los apuros de tiempo las
23.£g3 y 23.¦е3; negras dejan pasar la oportunidad de

81
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

una defensa más tenaz con 28...¥c8, «Analicé la posición teórica de


tras la cual el oponente tendría que la Variante Botvínnik durante medio
ser muy preciso: 29.¤h6+! (29.e7? mes aproximadamente, arriesgándo-
¦e8 30.¤d8 ¦c7 31.¦be2 d4 32.¦d2 me a perder un tiempo valioso, en la
¦cxe7 33.¦xe7 ¦xe7 34.¦xd4 ¦d7 y preparación para mi match contra
las negras bien podían salvarse) 29... Mecking (1977). El riesgo resultó jus-
¢h7 30.¤f5 ¦xe6 31.¦c1!±. tificado. Una noche insomne, absorto
29.¤h6+ ¢h7 30.¤f5 ¦exe6 31. en el trabajo, de repente me estremecí:
¦xe6 ¦xe6 32.¦c2 ¦c6 33.¦e2 ¥c8 acababa de cazar al vuelo, como si de
un pájaro de fuego se tratara, una idea
No es mucho mejor 33...¦c7 34.
absolutamente novedosa. No me hizo
¦e6! d4 35.¦xf6 d3 36.¦h6+ ¢g8
falta usarla en el match, de modo que
37.¦d6 ¥e4 38.¤e3, y las blancas
conservé el papelito con la anotación
ganan.
poco más de cuatro años». Las pala-
4.¦e7+ ¢h8 bras de Polugaevsky explican parcial-
34...¢g8 complicaba un poco mente la naturaleza de sus descubri-
la tarea a las blancas. La siguiente mientos de aperturas.
variante es bastante fácil de encon- 13...¤b6?!
trar sobre el tablero: 35.¤h4! ¦c1+
A causa de esta partida se des-
36.¢h2 ¦c4 37.f4 ¦xf4 38.¤g6 ¦f5
cartó este movimiento, que hasta
39.g4 ¦g5 40.¦e8+ ¢g7 41.¦xc8
entonces se había considerado prác-
¦xg4 42.¢h3 ¦a4 43.¢g3 ¦xa2
ticamente el principal (quizá hasta
44.¤f4+-.
que lleguen tiempos mejores). En lo
35.¤h4! f5 36.¤g6+ ¢g8 que concierne a otras continuaciones
37.¦xa7 1–0 de esta posición, ese es un tema para
monografías especializadas.
Polugaevsky fue, sin duda, el 14.dxe6! £xd1+
continuador del enfoque científico
del ajedrez de Botvínnik. Resulta 14...¥xh1 15.e7 £d7 (15...£xd1+
simbólico que uno de los ejemplos 16.¦xd1 lleva a la posición de la par-
más claros de su profunda inmersión tida) 16.£xd7+ ¤xd7 17.¤xb5 ¥xe7
en los secretos posicionales sea una 18.fxe7 f6 19.¥f4 claramente a favor
novedad asombrosa en la Variante de las blancas.
Botvínnik. 15.¦xd1 ¥xh1 16.e7

Gambito de Dama [D44]


Polugaevsky — Torre
Moscú, 1981
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.¤c3 e6 5.¥g5 dxc4 6.e4 b5 7.e5
h6 8.¥h4 g5 9.¤xg5 hxg5 10.¥xg5
¤bd7 11.exf6 ¥b7 12.g3 c5 13.d5

82
¿e sa u o sa?

16...a6 La defensa pasiva no es nada


La rehabilitación posible de esta prometedora: 18...¥xg5 19.fxg5 ¦b8
variante pasa por 16...¥c6!? 17.¦d6 20.¦d6! ¥a8 21.¥h3. Las negras es-
b4! tán completamente perdidas.
Es la única opción. Pierden tam- 19.¦d6!
bién 17...¦c8 18.h4 ¥h6 19.f4 ¤d7 El AI muestra este movimien-
20.¥h3 ¦c7 21.¤d5 ¥xd5 22.¦xd5, to como el indudablemente mejor...
y 17...¥d7 18.¤e4! ¥f5 (18...¦g8 ¡en una lucha por las tablas! En este
19.¦d5! ¥xe7 20.¦e5) 19.¤xc5. tipo de posiciones como guía no vale
18.¦xc6 bxc3 19.bxc3 ¥h6 nada. En cambio, el genio de la hu-
20.¥h4 manidad encarnado en Polugaevsky
Las blancas no logran colocar no solo descubrió una idea fantástica
una cadena de peones con h4 y f4, inaccesible a ningún programa, sino
mientras que con un alfil funcional que, además, la pulió con la precisión
en h6 los pronósticos de las negras de un ordenador.
no son tan malos. 19...¦b8!
20...¢d7 21.¦xc5 ¥f4 con bue- De poca ayuda es 19...bxc3
nas posibilidades de salvarse. 20.¦xb6 cxb2 (20...c2 21.¢d2 ¢d7
17.h4!! 22.¥xc4 ¥e4 23.¦xa6!+-) 21.¥xc4±
La posición que surge después ¥c6 22.¦xb2 a5 23.¦b5! ¦c8
de 17.exf8£+ ¢xf8! 18.¦d6 ¦b8 24.¦xa5.
19.¥e3 ¦h5 20.¥e2 ¦e5, la defendió En todas las variantes la supe-
con éxito Baguírov, entrenador de rioridad material de las negras es una
Polugaevsky durante muchos años, ilusión, pues la torre de h8 no se in-
contra Plachetka (Berlín, 1979) y corpora a la batalla.
Beliavsky (Moscú, 1981).
20.¤d1 ¥xg5
17...¥h6 18.f4!
Tras 20...¥e4 Kaspárov introdu-
Ahora la torre de rey de las ne- ce una variante pintoresca: 21.¤e3 c3
gras debe permanecer recluida, el 22.¥xa6 ¤d7 23.¤c4 cxb2 24.¤xb2
peón en e7 inmoviliza al rey y el es- ¥b1 25.¦d1 ¥xa2 26.¥c4 b3 27.¥b5!
píritu vence a la materia. ¦xb5 28.¤c4 con un mate inevitable.
18...b4
21.fxg5 ¤d5!
Pierde 21...¥d5 22.¤e3 ¥e6
23.¥g2 ¥d7 24.¥c6! (más fuerte y
bonito que el 24.¥e4± indicado por
Polugaevsky) 24...¥xc6 25.¤f5! ¦g8
26.¤g7+ ¦xg7 27.¦d8+ ¦xd8
28.exd8£+ ¢xd8 29.fxg7.
Las imprecisiones puntuales del
análisis no hacen más que resaltar el
factor humano de esta grandiosa idea.

83
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

22.¥xc4 ¤xe7 23.fxe7 ¢xe7 36.g6


24.¦f6! Ahora, de nuevo, todo ha termi-
Dominar es más importante que nado.
un peón. 24.¦xa6 ¦he8! 25.¦f6 ¢f8+ 36...¢e3
da a las negras opciones de salvarse.
36...fxg6 37.hxg6 ¦e8+ 38.¢d2
24...¦hf8 25.¤e3 ¥e4 26.¦xa6
¦e7 39.¥f7.
Las negras se han escapado de
las garras de las blancas, pero a un 37.g7 ¦c8 38.¢f1 d3 39.¢g2
alto precio. Ahora las blancas no solo ¢f4 40.h6 1–0
tienen ventaja posicional, sino tam- El plan de Polugaevsky es muy
bién material. impresionante. Es impecable todo él,
26...¦bd8 27.¦f6! ¦d6 28.¦f4 desde la idea paradójica hasta las va-
¦d4 29.h5 ¥d3! 30.¤d5+! riantes verificadas al detalle.
Según el propio Polugaevsky, su La aparición de Fischer acabó
análisis se extendía hasta esta posi- con la agradable imagen de supre-
ción. ¡Resulta hasta difícil de ima- macía total de la OSA. El hecho de
ginar! que el advenedizo insolente fuera
americano complicaba aún más la
30...¢d6 31.¦xd4 cxd4
situación. En los años 60 y 70, el
32.¥b3?!
enfrentamiento ideológico entre la
Cuando ya estaba todo prácti- URSS y EE. UU. alcanzó el punto
camente hecho, comienza una serie más álgido, por lo que la lucha con-
de fallos inexplicables. Ganaba muy tra Fischer iba mucho más allá de
fácilmente 32.¥xd3 ¢xd5 33.h6 ¦g8 los límites del ajedrez. En el ciclo de
34.h7 ¦h8 35.¢d2 (tampoco es mala candidatos de 1971, Tigran Petro-
la directa 35.a4). sián era la última barrera de la OSA
32...¥c2! 33.¥xc2 ¢xd5 que separaba a Fischer del encuentro
34.¥b3+? con Spassky. Ya en la primera par-
Un error provocado, al parecer, tida del match final de candidatos,
por alucinaciones. Aún ganaba fácil- el excampeón del mundo exhibió un
mente 34.h6, o la igualmente buena arma secreta: el fruto de la creación
34.¢d2. colectiva de su equipo de entrena-
34...¢e5 35.g4 ¢f4? dores.
Esta mala jugada de las negras,
sin embargo, es muy comprensi-
ble dado el agotamiento posterior a Defensa Siciliana [B33]
una dura defensa más los apuros de Fischer — Petrosián
tiempo. Se podían lograr las tablas Buenos Aires (1ª partida,
de forma sorprendentemente sim- match 1971)
ple con 35...d3! 36.g6 fxg6 37.hxg6
¢f6 38.¢d2 (38.¥f7 ¦c8) 38...¦d8 La situación psicológica antes
39.¥f7 ¦d4. del match final de candidatos no era

84
¿e sa u o sa?

nada favorable al excampeón mun- ¡Ahí va la bomba preparada es-


dial. Su feroz adversario había lo- pecialmente para Fischer! En este
grado hasta entonces 18 victorias momento quedó claro con qué con-
consecutivas y parecía incontenible. taba Petrosián al elegir la defensa si-
Era imprescindible aguantar con las ciliana. A decir verdad, hay un riesgo
negras; por eso, la apertura elegida considerable en este planteamiento:
por Petrosián, que no era ni mucho si el oponente elude la línea magis-
menos su fuerte, sorprendió a todos. tral, uno tendrá que jugar en su terre-
1.e4 c5 2.¤f3 e6 3.d4 cxd4 no, y es imposible controlar todos los
4.¤xd4 ¤c6 5.¤b5 d6 6.¥f4 e5 matices de la nueva apertura. Pero en
7.¥e3 ¤f6 8.¥g5 ¥e6 9.¤1c3 el caso de Fischer este riesgo era mí-
nimo, pues el americano creía en sus
Hoy en día las blancas juegan
esquemas de apertura y muy rara vez
con más precaución: 9.¥xf6 gxf6
se desviaba. Solo se hizo más flexible
10.¤d2.
en el match contra Spassky, ¿quizá a
9...a6 10.¥xf6?! causa de las sorpresas que le dieron
Por aquel entonces la variante los rusos en las aperturas?
Chelyábinsk solo daba sus prime- 11...¤d4 12.¤c4 (12.¥c4 d5)
ros tímidos pasos hacia el reconoci- 12...f5 13.exf5 ¤xf5 14.¥d3 ¦c8
miento, por eso todas las posiciones (14...¤d4) 15.¥xf5 ¦xc4 16.¥xe6
de este tipo se evaluaban como fa- fxe6 17.£e2, que apareció en la sex-
vorables a las blancas. Una estructura ta partida del match Fischer - Tai-
de peones comprometida, el control mánov (Vancouver, 1971) o 11...¤e7
sólido de la casilla d5, ¿qué más se 12.¤c4 d5 13.exd5 ¤xd5 14.¤xd5
puede pedir? Además, tras 10.¤a3 ¥xd5 15.¤e3 ¥c6 16.¥c4 £xd1+
¥e7 (10...d5 11.exd5 ¥xa3 12.bxa3 17.¦xd1 ¦c8 18.¥d5 (Kárpov —
£a5 13.dxe6 £xc3+ 14.¥d2 £c5 Taimánov, Leningrado 1971) segu-
15.exf7+ en esta situación no es tan ramente convenían a las blancas.
fuerte para las negras) 11.¤c4 ¤d4,
12.exd5
las negras no tienen problemas.
Jugado al instante. 12. ¤xd5
10...gxf6 11.¤a3
¥xa3 (tampoco está mal 12...£a5+
13.£d2 £xd2+ 14.¢xd2 0-0-0
15.c4 f5 16.f3 fxe4 17.fxe4 f5
18.exf5 ¥xd5 19.cxd5 ¦xd5+ con
una compensación más que satisfac-
toria por el peón) 13.bxa3 f5 favorece
a las negras.
12...¥xa3 13.bxa3 £a5 14.£d2
0-0-0
Solo ahora se detuvo Fischer a
pensar. No podemos sino conjetu-
11...d5! rar qué es lo que había pasado por

85
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

alto durante la preparación. Es muy suerte. Polugaevsky, por cierto, op-


probable que para él 11...d5! ya fue- taba por 15...¢b8.
ra una sorpresa, aunque las jugadas 16.¦d1! ¥f5?!
anteriores prácticamente forzadas no
Tras media hora de reflexión, Pe-
le hubieran generado dudas. Aunque
trosián rechaza la jugada 16...¦xg2!,
la elección que les tocaba hacer a
analizada por Chabanenko y com-
las blancas ahora tampoco resultaba
probada antes de la partida. Otro
agradable.
misterio psicológico que no lograron
15.¥c4 explicar ni el jugador ni sus ayudan-
15.¦d1 (las demás son aún tes. No es un caso de «fisuras» en el
peores) 15...¥xd5 16.¤xd5 ¦xd5 análisis de casa que aparecieron so-
17.£xa5 ¦xa5 18.¥c4 ¤d4 19.¦d2 bre el tablero, lo cual sucede bastante
¦xa3 20.¥xf7 ¦f8 21.¥b3 ¦d8 lle- a menudo. Parece que a Petrosián no
vaba a un final poco placentero para le agradaba desde el principio esta
las blancas. posición complicada de doble filo
pero, tras seguir las indicaciones de
sus analistas, durante la partida optó
por el camino que le pareció menos
arriesgado. Su decisión tuvo poco
que ver con el ajedrez.
El desarrollo de la lucha tras
16...¦xg2! se podría ilustrar con las
variantes: 17.¤e4 (probablemente la
más fuerte) 17...£b6 18.£e3 £xe3+.
Es la continuación más lógica y
15...¦hg8! segura. Las posiciones más descon-
certantes aparecen tras 18...¤d4!?
Tanto esta jugada como toda la 19.¢f1! ¥g4 20.¢xg2 ¥f3+ 21.£xf3
variante fue minuciosamente ana- ¤xf3 22.¢xf3 f5 23.¤d2! (más débil
lizada por el ajedrecista moldavo es 23.¤g3? £g6 24.h3 e4+ 25.¢e2
Vyacheslav Chebanenko, el cual en- f4 26.¤f1 e3 27.¥d3 £h5+ 28.f3
tregó el cuaderno con el análisis al ¦xd5 con una obvia ventaja de las
mismo Petrosián justo después de negras) 23...e4+ 24.¢e2 £c5.
su victoria frente a Korchnói en el
match de la semifinal. Las ideas re- 19.fxe3 ¥g4 20.¦d2 ¥f3
volucionarias suelen estar en el aire. 21.¦xg2 ¥xg2 22.¦g1 ¥xe4 23.dxc6
Lev Polugaevsky llegó a la idea de bxc6 24.¥xa6+ ¢c7, y las blancas
11...d5 al mismo tiempo que Chaba- tienen que luchar por las tablas.
nenko, pero prefirió no compartirla También es interesante
con nadie. El honor del precursor 16...¤e7!? 17.¤e4 £c7! (aún más
se lo llevó el excampeón del mun- fuerte que 17...£xd2+ 18.¦xd2
do pero, sabiendo el resultado de la ¤xd5; 18... ¥xd5 19.¥xd5 ¤xd5
partida, es difícil considerarlo una 20.g3 f5 21.c4) 18.£c3 ¥xd5

86
¿e sa u o sa?

19.¥xd5 ¤xd5 20.£xc7+ ¢xc7 con 26.fxe5 ¦e8 27.¦e1 ¤c2 28.¦e2
esa cómoda supremacía con la que ¤d4 29.¦e3 ¤c2 30.¦h3 ¦xe5
soñaban las negras. 31.¤f3 ¦xd5 32.¦xh7 ¦xd3 33.h4
17.¥d3! ¥xd3 ¤e3
Y otra vez las negras pasan por Daba tablas más fácilmente
alto una continuación activa: 17...e4! 33...¤d4 34.¤xd4 ¦xd4 35.h5 ¦h4+
18.¤xe4 £xd5 (para las tablas basta 36.¢g1 f4 37.¢f2 ¢a7 38.¢f3 f5.
con 18...¥xe4 19.dxc6 £e5! 20.£e3 34.¦xf7 ¦d1+
¥xc6 21.£xe5 fxe5 22.¥f5+ ¢c7 ¡Todos cometemos errores en
23.¦xd8 ¢xd8) 19.f3 ¥xe4 20.fxe4 los apuros de tiempo! La defensa
£c5, aunque tras 21.£f2 £a5+ correcta era 34...¢c8 con la idea de
22.¦d2 las blancas deben mantener 35.¢h2 ¦d7! o 35.h5 ¦d1! 36.¢h2
la posición. ¦d7!.
18.£xd3 ¤d4 19.0-0 ¢b8 35.¢h2 ¦a1 36.h5 f4?
20.¢h1 £xa3 21.f4 ¦c8 22.¤e4
Una jugada impulsiva, muy típica
£xd3
en los apuros de tiempo, que despoja
Sería interesante, aunque com- a las negras de todas las perspectivas.
pletamente inconsistente, 22...£xa2!? 36...¦xa2 37.¦g7 (37.¤h4!? ¦a5!
23.¦f2 (23.¦d2!? ¦xc2 24.¦xc2 38.¢h3 ¦a1 39.¤xf5 ¦h1+ 40.¢g3
¤xc2 25.£e2 exf4 26.¤xf6 ¦d8=) ¤xf5+ 41.¦xf5 b5, aparentemente,
23...¦xc2 24.¦xc2 £xc2 (más dé- también da tablas) 37...¦a5!!, según
bil es 24...¤xc2 25.£d2) 25.£xc2 el análisis de Kaspárov, también lleva
¤xc2 26.¤xf6 ¦xg2 27.¢xg2 ¤e3+ a tablas. Sin embargo, esto sobrepa-
28.¢f3 ¤xd1 29.fxe5 ¢c7. Cuan- sa las posibilidades del jugador (por
do eludes complicaciones ventajosas grande que sea), que estaba en in-
conscientemente no es lógico avan- mensos apuros de tiempo. El análisis
zar hacia las impredecibles. de este instructivo final rebasa los lí-
23.cxd3 mites de nuestro tema, así que vamos
Fischer, por el contrario, apro- a fiarnos del autor de MGP.
vecha cualquier oportunidad para 37.¦xf4 ¦xa2 38.¦e4!
continuar la lucha. 23.¦xd3 ¦xc2 También ganaba 38.¢h3 ¤xg2
24.g3 ¦xa2 (24...¦g6!?) 25.¤xf6 39.¦f8+ ¢c7 40.h6, pero Fischer
¦c8 26.fxe5 ¦cc2 27.¤g4 h5 28.¤f2 encuentra un camino más simple y
¦xf2 29.¦xf2 ¦xf2 30.¦xd4 b5 solo elegante.
crea obstáculos para las blancas.
38...¤xg2
23...¦c2 24.¦d2 ¦xd2 25.¤xd2
38...¤f5 39.¦e5.
f5!?
39.¢g3 ¦a5 40.¤e5 1–0
Aquí ya se entiende bien el de-
seo de evitar complicaciones. Tras
25...¦d8 26.¤e4 ¦xd5 27.¤xf6 ¦a5 Este duelo demostró, una vez
28.fxe5 la posición es favorable a las más, que la eficacia de una nove-
blancas. dad en la apertura depende no solo

87
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

de su valor objetivo sino también del Apertura Española [C80]


momento y el lugar en que se usa. Kárpov — Korchnói
El repertorio de aperturas debe co-
Baguio (10ª partida del match,
rresponderse al máximo con la indi-
vidualidad creativa del ajedrecista, 1978)
y en este caso Petrosián resultó no 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6
estar en absoluto preparado para el 4.¥a4 ¤f6 5.0-0 ¤xe4 6.d4 b5
carácter de las agudas posiciones 7.¥b3 d5 8.dxe5 ¥e6 9.¤bd2 ¤c5
que surgían. 10.c3 d4 11.¤g5!?
Ni Petrosián ni Spassky logra-
ron frenar a Fischer, pero entonces
entró en escena un miembro de la
nueva generación de ajedrecistas so-
viéticos, de un talento enorme y un
carácter atípicamente fuerte para su
edad. Ahora todas las esperanzas de
la OSA en su lucha contra el terrible
americano estaban depositadas en
Anatoli Kárpov. Se invirtieron todos
los recursos disponibles en la prepa-
ración del match inminente. Tan solo En palabras del propio Kárpov,
podemos hacer conjeturas de cuál «este sacrificio tan original salió de
habría sido el resultado del match, la «mente febril» de mi entrenador
pues finalmente no se celebró: lo (Ígor Záitsev) varios meses antes del
que no lograron ni los adversarios comienzo del match». No solo sor-
de Fischer ni la potente OSA, lo hizo prende la imaginación del autor; lo
el propio americano. Dejó el ajedrez más asombroso es que todavía no se
sin jugar ni un solo movimiento en ha llegado a una conclusión definiti-
calidad de campeón mundial. Sin va sobre esta brillante idea de Záit-
embargo, por suerte para el nuevo sev, ¡y eso que ya han pasado más
campeón, los colosales recursos que de 30 años! Por supuesto, este ex-
se habían invertido en el proceso de celente movimiento merece bastante
preparación no cayeron en saco roto. más que los «objetivos» (!?) que se
Tanto el enorme equipo de entrena- le atribuyen ahora tras muchos años
dores como las ideas de aperturas de investigaciones. Pueden imagi-
acumuladas sirvieron para la lucha narse el estado de Korchnói al verse
contra el nuevo enemigo ideológico: obligado a resolver estos complejísi-
Víktor Korchnói. Uno de los analis- mos problemas directamente sobre el
tas de Kárpov, Ígor Záitsev, traslada- tablero.
do del equipo de Petrosián, fue quien 11...dxc3
aportó las ideas más inesperadas y Desde el punto de vista práctico
brillantes. esta es la mejor solución, pero llega al
precio de 45 minutos de tiempo. Pos-

88
¿e sa u o sa?

teriormente se han probado en el más aquel entonces, o bien el campeón


alto nivel tanto 11...£xg5!? 12.£f3 del mundo decidió que ya eran sufi-
0-0-0 13.¥xe6+ fxe6 14.£xc6 cientes sorpresas en una partida. En
£xe5, como 11...¥d5 12.¤xf7! ¢xf7 cualquier caso, las negras lograron
13.£f3+ ¢e6 14.£g4+ ¢e7 15.e6!, salvarse por esta vez.
pero es imposible lanzarse a hacer 14...£xd1
este tipo de pruebas sin un análi-
Por razones incomprensibles
sis meticuloso. Se pueden comparar
(para el autor), tampoco Kaspárov se
los sentimientos que debió de ex-
decidió directamente por 14.¥с2!. En
perimentar Korchnói en esta partida
la sexta partida del match de Nueva
con los de un zapador que va por un
York él también jugó 14.¤f3. Anand
campo de minas. Un paso en falso y...
fue el primero en desviarse: 14...0-
12.¤xe6 fxe6 13.bxc3 £d3 0-0!? 15.£e1!? ¤xb3 16.axb3 ¢b7,
(Véase el diagrama) y las blancas no lograron sacar pro-
14.¤f3 vecho de su mínima ventaja.
15.¥xd1
Confiando en la pareja de alfi-
les. Prometía poco 15.¦xd1 ¤xb3
16.axb3 ¥c5.
15...¥e7 16.¥e3 ¤d3!?
16...0-0 17.¥c2.
17.¥b3
Parece ofrecer mejores pronós-
ticos 17.¥c2! ¤cxe5 (y si 17...0-
0-0 18.a4! ¤dxe5 19.¤xe5 ¤xe5
Las blancas se contentan con 20.axb5 axb5 21.¦a6 ¥d6 22.¥e4
una ventaja mínima que, sin embar- las blancas obtienen una compensa-
go, resulta insuficiente para la victo- ción fantástica por el peón) 18.¤xe5
ria. La lógica de la posición reque- ¤xe5 19.¥d4 — las negras van a te-
ría acciones más resueltas: 14.¥c2! ner que luchar por las tablas.
£xc3 15.¤b3!! ¤xb3 16.¥xb3 ¤d4 17...¢f7 18.¦ad1 ¤dxe5
17.£g4! (la triste 17.¦b1 que propone 19.¤xe5+ ¤xe5 20.¥f4 ¤c4!
el AI es un insulto en esta posición) La avaricia en exceso tam-
17...£xa1 18.¥xe6 ¦d8 19.¥h6!! bién puede crear dificultades aquí:
Tuvo lugar en la partida Kaspárov 20...¥d6 21.¦fe1 ¢f6 22.¦e4©.
— Anand (Nueva York (10ª parti-
21.¥xc4 bxc4 22.¦d4 ¥d6!
da del match), 1995). El siguiente
23.¥e3
enigma consiste en que toda la idea
de 14.¥с2 ya la había propuesto Tal 23.¥xd6 cxd6 24.¦xd6 ¦hd8
en Baguio. O bien el grandioso plan lleva a tablas rápidas.
ejecutado por Kaspárov tantos años 23...¦hb8 24.¦xc4 ¦b2 25.a4
después aún no estaba finalizado por ¦a2 26.g3 ¦b8 27.¦d1 ¦bb2

89
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

28.¦dd4 ¦b1+ 29.¢g2 ¦ba1 30.¦h4 match. El movimiento y, sobre todo,


h6 31.¥c5 e5 32.¥a7 ¢e6 33.¦cg4 el resultado del debate, demostraron
¥e7 34.¦h5 ¥f6 35.¦c4 ¢d7 convincentemente el poderío creativo
Y ahora 35...¢d6! generaba de la OSA.
problemas para las blancas, puesto 13.a4!
que tras 36.¥b8 ¥d8 el peón en е5 En sus dos anteriores partidas
está protegido. con las blancas, Kárpov había utiliza-
36.¥b8 c6 37.¦e4 ¦xa4 38.c4 do la idea de Géler y Razuváev, quie-
¦a5 39.¥xe5 ¥xe5 40.¦hxe5 ¦xe5 nes trabajaban desde Moscú durante
41.¦xe5 ¦a4 42.¦e4 ¦a5 43.h4 h5 el match por orden de las autoridades
44.¦f4 ½ – ½ deportivas: 13.¤e4! ¥e7. ¡Este mo-
vimiento natural le llevó a Korch-
En esta partida Korchnói logró nói 79 minutos! 14.¥e3 ¤f5! (en la
escapar al peligro mortal de milagro. 14ª partida las negras reaccionaron
El torpedo de la creación colectiva de desafortunadamente — 14...¤xf3+?
la OSA lo alcanzó tres años después. 15.£xf3 0-0 16.¦fd1 £e8, pasando
por alto el tremendo 17.¤f6+! En esa
ocasión no se dio una lucha signifi-
Apertura Española [C80] cativa) 15.£c2 0-0 16.¤eg5 (plan-
Kárpov — Korchnói tea más problemas para las negras
Merano (18ª partida, match 16.¦ad1! ¤xe3 17.fxe3) 16...¥xg5!
1981) 17.¤xg5 g6 18.¤xe6 fxe6 19.¦ae1
£d5= (16ª partida). En esta ocasión
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6 vino bien una idea de Polugaevsky,
4.¥a4 ¤f6 5.0-0 ¤xe4 6.d4 b5 que se encontraba en Merano, idea
7.¥b3 d5 8.dxe5 ¥e6 9.¤bd2 ¤c5 que había terminado de desarrollar
10.c3 d4 11.¥xe6 el equipo del campeón mundial. El
Kárpov abandona 11.¤g5, ¡pero potencial de 13.¤е4 no estaba ni
tiene nuevas cartas para su oponente! mucho menos agotado, pero el juego
11...¤xe6 12.cxd4 ¤cxd4 preventivo resultaba aun más eficaz.
13...¥e7?!
Las negras responden de manera
análoga a las partidas anteriores, pero
esta vez la respuesta natural no es ni
de lejos la mejor. Esta posición sigue
siendo muy actual a día de hoy. Tam-
bién se ha jugado 13...¥b4 14.axb5
¤xb5 15.£a4 ¥xd2 (es la última
tendencia, antes se jugaba 15...¥е7)
16.¥xd2 0-0 17.¦fd1 c5 18.¥e3 £e7
(Yakovenko — V. Mijálevski, Novi
Esta posición se convirtió en Sad 2009); 13...¥c5 14.¤e4 ¥b6
un tema de debate teórico durante el (14...0-0 15.¤xc5 ¤xf3+ 16.£xf3

90
¿e sa u o sa?

¤xc5 17.axb5 axb5 18.¥g5 ¦xa1 resulta ya muy difícil. Por ejemplo:
19.¥xd8 ¦xf1+ 20.¢xf1 ¦xd8, tal y 18...f5 19.exf6 ¥xf6 20.¤xf6+ gxf6
como jugaron Topálov — Anand en 21.axb5 axb5 22.¦xa8 ¦xa8 23.¦d5!
Dos Hermanas en 1996, no ha tenido b4 (23...¦b8 24.f5 ¤g7 25.¥d4 ¤e8
continuadores) 15.¤fg5 con mejores 26.¦d7 y las blancas dominan total-
opciones para las blancas en ambos mente) 24.¦b5; o 18...¦fd8 19.axb5
casos. axb5 20.¦xa8 ¦xa8 21.¦d7 (más
14.¤xd4 ¤xd4 precisa que 21.f5 ¦d8) 21...¥h4!
14...£xd4?! 15.axb5 £xe5 22.g3 ¦d8! 23.¦xd8+ ¥xd8 24.f5
16.bxa6 no ha superado la prueba de ¤f8 25.¢f2 con una ventaja evidente
la práctica. de las blancas en ambos casos.
15.¤e4 ¤e6 19.¦d7 ¥f8 20.f5 ¤d8
Ahora las blancas logran una
superioridad considerable por medios
sencillos, aunque era un poco me-
jor 15...0-0 16.axb5 ¤xb5 17.¥e3.
Cabe señalar que la tarea de las ne-
gras era terriblemente difícil desde el
principio.
16.¥e3 0-0 17.f4 £xd1
Parece el mal menor, pues con
las damas sobre el tablero la defen-
sa resulta todavía más complicada: 21.a5!
17...g6 18.£f3; 17...f5 18.exf6 ¥xf6
19.£b3. Una de las especialidades de
Kárpov: ¡jugar por la dominación
18.¦fxd1 con un movimiento a su vez profi-
El juego del final también re- láctico! Tampoco es mala la directa
sulta sencillo para las blancas. Más 21.¦xc7 bxa4 22.¥d4 ¦b4 23.¦d1
concretamente, se amenaza 19.f5. ¦b7 24.¦dc1 a3 25.¦xb7 ¤xb7
Además, a estas alturas Kárpov había 26.bxa3 ¥xa3 27.¦c7 ¤d8 28.e6!,
utilizado solo 10 minutos de su tiem- pero al campeón mundial no le gus-
po frente a la hora y media de Korch- tan las prisas.
nói, lo cual no ayudaba a mejorar los
21...¤c6 22.e6! fxe6 23.f6! ¤e5
ánimos de este último.
18...¦fb8? El peón de с7 está perdido. Tras
23...¦c8 24.¦c1 ¤xa5 25.¥d4 las
Con este movimiento algo re- negras están completamente perdi-
buscado Korchnói trata de resolver das.
varios problemas de una sola vez:
organizar el contrajuego en la co- 24.¦xc7 ¦c8 25.¦ac1 ¦xc7
lumna «b» y liberar la casilla f8 para 26.¦xc7 ¦d8 27.h3!?
sus piezas. Esto no proporciona el ¡Una muestra de extrema ente-
éxito, pero defender con las negras reza y tranquilidad! Es más que sufi-

91
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

ciente para ganar 27.¥f4 ¤f7 28.¦a7 se encontraba en la cima de su ca-


¦d4 29.fxg7 ¦xe4 30.gxf8£+ ¢xf8 rrera. Se podía suponer que la lucha
31.¥d2, pero el fruto maduro debe no iba a ser menos encarnizada que
caer por sí mismo. en matches anteriores. Sin embargo,
27...h6 la realidad superó todas las expecta-
tivas. Este duelo implacable se alargó
Una respuesta profiláctica, pero
durante seis años, cinco encuentros y
en esta ocasión es un testimonio de
casi 150 partidas. El gran enfrenta-
indefensión. No aporta nada el in-
miento se convirtió en el mayor fe-
tento de contrajuego 27...¦d7 28.¦c8
nómeno ajedrecístico del siglo XX y
¦f7 29.fxg7 ¦xg7 30.¥h6 ¦f7
tuvo una gran influencia en el pos-
31.¤g5.
terior desarrollo del ancestral juego.
28.¦a7 ¤c4 No voy a detallar las peripecias de
Y de nuevo no funciona el con- este duelo de numerosas rondas, pues
trajuego: 28...¦d1+ 29.¢f2 ¦b1 esta tarea ya tomó a Garri Kaspárov
30.¥d4 ¤c6 31.f7+ ¢h7 32.¦a8 varios gruesos volúmenes. Solo diré
¤xd4 33.¦xf8 ¦xb2+ 34.¢g1 ¦b1+ que es imposible apreciar desde fuera
35.¢h2 ¦f1 36.¦d8. el estrés inhumano que suponen ta-
29.¥b6 ¦b8 les situaciones. Esta experiencia solo
Pierde muy fácilmente puede resultar especialmente intere-
29...¤xb6 30.axb6 ¦b8 31.f7+ ¢h8 sante e instructiva para aquellos que
32.b7. En caso de 29...¦d1+ la más se preparan para algo parecido, e in-
sencilla es 30.¢f2! tuyo que tal perfil no abundará entre
los lectores de este libro.
30.¥c5! ¥xc5+ 31.¤xc5 gxf6
32.b4! En cuanto al tema principal que
nos ocupa, el arte de la preparación,
Destaca la potencia de la posi- los esfuerzos del mismo Kaspárov
ción de las blancas. El resto de mo- y de su equipo de entrenadores su-
vimientos de las negras solo pueden pusieron un verdadero adelanto. Los
responder al deseo de llegar al con- métodos de preparación ajedrecística
trol de tiempo. En realidad, el match empleados por el joven candidato fi-
concluyó en este momento. jaron el rumbo que a partir de enton-
32...¦d8 33.¦xa6 ¢f7 34.¦a7+ ces siguieron todos los mejores aje-
¢g6 35.¦d7 ¦e8 36.a6 ¦a8 37.¦b7 drecistas del mundo. La aparición y
¢f5 38.¦xb5 ¢e5 39.¦b7 ¢d5 el rápido fortalecimiento del AI solo
40.¦f7 f5 41.¦f6 1–0 confirmó que este era el camino co-
rrecto.
Pasaron tres años más. En el si- El aspirante ya tenía fama de
guiente match por el título mundial se erudito de las aperturas incluso antes
enfrentaron dos ajedrecistas soviéti- del campeonato del mundo. Este era,
cos, como en los viejos tiempos. El quizá, uno de los pocos aspectos en
joven Garri Kaspárov retó al cam- los que los expertos lo consideraban
peón del mundo Anatoli Kárpov, que más fuerte que el campeón mun-

92
¿e sa u o sa?

dial. Sin embargo, tras el catastrófi- a lo largo de su larga y brillante ca-


co inicio del primer match por parte rrera. «Desde mediados de los años
de Kaspárov, pareció por momentos 80 ya nadie ponía en duda que solo el
que este factor no influiría en el re- trabajo de investigación infatigable y
sultado. Aun así, fue precisamente el determinado (el asesoramiento crea-
trabajo constante e incansable de pre- tivo de las partidas jugadas y la bús-
paración de la apertura el que ayudó queda de nuevas ideas) puede ampliar
a Kaspárov en un primer momento a significativamente los horizontes de
aferrarse al borde del abismo y, más nuestra concepción del juego». Lo
tarde, invertir el curso de un duelo único que se puede añadir a las pala-
que parecía irremediablemente per- bras del notable ajedrecista es que el
dido. A pesar de estar psicológica- primero que entendió esto y lo puso
mente destrozado y a punto de tirar la en práctica fue el mismo Kaspárov, y
toalla, Garri se mantuvo en autopiloto este factor predeterminó su largo rei-
gracias a su impecable preparación de nado en el ajedrez mundial.
casa. Los analistas tenían la misión de A pesar de todo, en la era prein-
descartar el juego independiente, para formática de vez en cuando se en-
el cual Kaspárov estaba simplemen- contraban fisuras incluso en los aná-
te incapacitado tras las desventuras lisis de este descubridor.
iniciales. Por irrealista que pareciera
esta tarea, se realizaba con éxito. A
menudo la partida terminaba bastan- Defensa Siciliana [B44]
te antes que los análisis de la base de Kárpov — Kaspárov
entrenamiento del candidato. El iró-
nico eslogan «Más minuciosamente1» Moscú (16ª partida, match
de Mijaíl Zhvanetski, que llamaba a 1985)
realizar un trabajo concienzudo y de
1.e4 c5 2.¤f3 e6 3.d4 cxd4
calidad, no pudo aplicarse a la socie-
4.¤xd4 ¤c6 5.¤b5 d6 6.c4 ¤f6
dad soviética en general, pero sí fun-
7.¤1c3 a6 8.¤a3
cionó dentro de un pequeño colectivo
de mentes afines. En aquellos durísi-
mos días, fue precisamente esa forma
exhaustiva de abordar la apertura la
que salvó a Garri de la perdición. Más
tarde, este eslogan se volvió determi-
nante en la preparación de Kaspárov

1
N. del T: Título de un monólogo de
los años 70 del cómico Zhvanetski, quien
sugiere que hay que hacer las cosas «más 8...d5!?
minuciosamente» en relación con la baja
calidad de los medicamentos hechos para el ¿Qué es esto? ¿Acaso está segu-
mercado interior. ro de la impecabilidad de su análi-

93
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

sis de casa, o es un farol? Este sa- cipios creativos? ¿O solo necesitaba


crificio vertiginoso le había dado un un argumento adicional? Sea como
gran resultado la primera vez que lo fuere, 11...¥с5 se jugó inmediata-
había ejecutado, en la 12ª partida: mente sobre el tablero.
las negras habían logrado las tablas
fácilmente. Pero ahora ya no conta-
ba con el factor sorpresa y, lo que es
más, era evidente que el oponente se
había preparado a conciencia para el
siguiente duelo. Esta vez cabía espe-
rar la reacción más crítica. Precisa-
mente con esto contaba el equipo de
Kaspárov.
9.cxd5 exd5 10.exd5 ¤b4
11.¥e2!
12.0-0?!
Una mejora esperada. En la 12ª
La respuesta tampoco se hizo es-
partida no se había dado una gran
perar. Aunque la más fuerte 12.¥e3!
lucha: 11.¥c4 ¥g4! (11...b5? 12.0-0
¥xe3 13.£a4+ ¥d7! (13... ¤d7?
bxc4 13.¦e1+ ¥e7 14.d6 ¥e6
14.£xb4 ¥c5 15.£e4+ ¢f8 16.0-0
15.¤xc4±) 12.¥e2 ¥xe2 13.£xe2+
surgió en la partida Kárpov — Van
£e7 14.¥e3 ¤bxd5 15.¤c2 ¤xe3
Der Wiel, Bruselas, 1986)14.£xb4
16.¤xe3 £e6, e hicieron tablas en
no es de las más difíciles, y el AI
dos movimientos.
la muestra al instante. ¿Cómo ex-
11...¥c5!? plicar entonces este ejemplo de ce-
Aunque objetivamente este mo- guera ajedrecística colectiva? Todos
vimiento merece una valoración más los jugadores conocen casos en los
modesta, este fue en última instan- que los análisis erróneos de horas
cia el que logró la victoria. Las ne- (e incluso días) se vuelven evidentes
gras no tendrían muchos problemas justo después de surgir la posición
tras la natural 11...¤fxd5 12.0-0 crítica en la partida. En este caso
¥e6 13.¤xd5 £xd5. Pero si Kár- Kaspárov y su equipo, enfrascados
pov estaba preparado para esta po- en el análisis de las consecuencias
sición, Kaspárov debía evitarla: esa a largo plazo del sacrificio, pasaron
fue la base psicológica de su largo por alto las más inmediatas. Kárpov,
enfrentamiento. Para comprobar esta por su parte... confió demasiado en
idea, Kaspárov propone una varian- su oponente. Además era importante
te peculiar: 13.£а4!? b5 14.¤axb5 mostrar su absoluta preparación, así
axb5 15.¥xb5 ¢e7 16. ¤xd5 ¤xd5, que la respuesta fue rápida. Hay que
y aquí 17.£е4!? o 17.£h4 promete añadir que 12.¥е3 tampoco ganaba
una compensación suficiente para las ni mucho menos. Las negras podían
blancas. ¿Creía él que su adversario resistir con perseverancia: 14...£b6!
se lanzaría a hacer un sacrificio poco 15.£xb6 ¥xb6 16.¤c4 ¥c5, con
claro totalmente contrario a sus prin- cierta compensación por el peón.

94
¿e sa u o sa?

12...0-0 13.¥f3?! 18.¥xa8 ¦xa8, y después 19.h3!


13.¥g5! ¤bxd5 14.¤xd5 Más fuerte que la elegida por
£xd5 15.¥xf6 £xd1 16.¦fxd1 gxf6 Kaspárov 19.¥xf6 £xf6 20.¤c2
17.¦ac1 daba una pequeña pero có- ¤xb2 21.¤d5 £d6.
moda ventaja a las blancas. ¿Por qué 19...b4
no eligió Kárpov esa posición? Lo
En caso de 19...£c6 20.¥xf6
más probable es que creyera que las
£xf6 21.¤c2 ¤xb2 22.¤d5 £d6
negras no tenían compensación por 23.¤ce3 la jugada complementaria
el peón y que no había motivos para 19.h3 resulta verdaderamente útil.
deshacerse voluntariamente del ma-
terial de más. 20.¤c4 £e6 21.¥xf6 gxf6
13...¥f5 14.¥g5 Tampoco es peligrosa 21...£xc4
22.b3! £e6 23.¤a4 gxf6 24.¤xc5
En esta situación es menos ¤xc5 25.£xb4.
fuerte que en el movimiento ante-
rior, pero también en caso de 14.¥e3 22.¤e3 bxc3 23.£xc3.
¥xe3 15.fxe3 ¥d3 16.¦e1 £b6 las Parece que las blancas se salvan.
negras tienen un juego de piezas fan- A decir verdad, es dificilísimo atre-
tástico que compensa con creces la verse con una operación de este tipo
pérdida mínima de material. en la partida.
14...¦e8 15.£d2 b5! 16.¦ad1 17...h6! 18.¥h4 b4! 19.¤a4
16.d6 ¦a7 17.¦ad1 ¦d7 está También con la más natural
vinculado a la pérdida del peón «d», 19.¤e2 £b6 (o 19...£d6) las negras
que era la esperanza de las blancas, obtienen una posición espléndida.
pues tras 18.¥f4 va 18...¤d3. 19...¥d6
16...¤d3 17.¤ab1?! Kaspárov: «¡Ya contaba con esta
Parece que el campeón del posición en mi análisis de casa!» Con
mundo subestimó el peligro de su tanto entusiasmo analítico no es de
situación. Efectivamente, aunque las extrañar que pasara por alto la banal
negras forman una estructura ame- 12.¥е3!
nazante, no se ven amenazas direc- 20.¥g3 ¦c8 21.b3 g5! 22.¥xd6
tas. Convenía realizar una operación No vale 22.¤b2? ¤xb2 23.£xb2
de descarga, aunque a costa de un g4 24.¥e2 ¦c2, esa es la idea de 21...
peón: g5! Un intento de animar el juego:
17.d6! £xd6! 22.h4 ¤e4 23.¥xe4 ¥xe4 24.¥xd6
£xd6 25.f3 ¥g6 26.hxg5 ¤f4
Es la más vigorosa, así planeaba
27.¦fe1 hxg5 tampoco supone nin-
jugar Kaspárov. Las consecuencias
gún alivio. Uno no puede sino com-
de la natural 17...b4 son más bien fa-
padecer la suerte de los caballos.
vorables a las blancas, por ejemplo:
18.¥xa8 £xa8 19.¥xf6 gxf6 20.d7 22...£xd6 23.g3 ¤d7! 24.¥g2?!
¦d8 21.¤a4 bxa3 22.¤xc5 ¤xc5 Las blancas pierden la última
23.£a5. oportunidad de salvarse. Había que

95
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

incorporar el caballo solitario al jue- propia visión del ajedrez y con ideas
go: 24.¤b2, y aunque tras 24...¤7e5 nuevas y, a veces, paradójicas.
(o 24...£f6 25.¤c4 ¤7e5 26.¤xe5
¤xe5 27.¥g2) 25.¥g2 la supremacía
de las negras es innegable, la partida Apertura Inglesa [A17]
no está ni mucho menos terminada. Romanishin — Petrosián
24...£f6 Ereván (campeonato de la
Ahora el caballo en а4 se queda URSS), 1975
al margen y el resto de piezas de las
blancas tampoco tienen perspectivas. 1.c4 ¤f6 2.¤c3 e6 3.¤f3 b6
Solo queda esperar que suceda un 4.e4 ¥b7
milagro.
25.a3 a5 26.axb4 axb4 27.£a2
¥g6 28.d6
Simplemente no hay movimien-
tos útiles 28.¤d2 ¦e2.
28...g4! 29.£d2 ¢g7 30.f3
£xd6 31.fxg4 £d4+
¡Comienza el ataque final!
32.¢h1 ¤f6! 33.¦f4 ¤e4
34.£xd3 ¤f2+ 35.¦xf2 ¥xd3 En esta posición se jugaba de
36.¦fd2 £e3 37.¦xd3 ¦c1! 38.¤b2 todo: 5.d3, 5.е5, 5.£с2, e incluso
£f2 39.¤d2 ¦xd1+ 40.¤xd1 ¦e1+ 5.£е2. Pero por algún motivo a nadie
0–1 se le había ocurrido hacer esta jugada
aparentemente fea, pero sumamente
Está claro que en nuestros días lógica, con el alfil:
es imposible pasar por alto una ju- 5.¥d3!? d6
gada como 12.¥е3; para eso está Por desgracia no presencié la
la mirada vigilante del AI. Muchos reacción del excampeón del mundo
análisis que en su día se consideraron a esta jugada salvaje, pues seguro
impecables están siendo reevaluados que fue impagable. No obstante, Ro-
ahora. En el próximo capítulo nos manishin estaba preparado para lo
dedicaremos a describir detenida- que le viniera. Según cuenta Adrián
mente los detalles y peculiaridades Mikhalchishin, su analista en aquel
de la preparación contemporánea, torneo, «Oleg me preguntaba entre
pero ahora volvamos a los tiempos de risas: ¿qué te parece, cuando la sala
la OSA. No eran solo los campeones entera lo vea, ¿me abuchearán a mí
del mundo y los aspirantes al título o al asistente?» Pero, mirando la
quienes contribuían a que avanzara posición sin prejuicios, se nota que
la teoría, sino que de vez en cuan- 5.¥d3 lleva implícita una idea muy
do surgían nuevos jugadores con su saludable: trasladar el alfil por la

96
¿e sa u o sa?

diagonal b1–h7 y realizar d2-d4 con 13.f4 ¦ad8 14.¦c1


el mínimo número de movimientos. Amenazando 15.¤d5.
La reacción puramente ajedrecísti-
14...£b8 15.¦f3
ca de Petrosián, por el contrario, fue
muy predecible: solía reaccionar de Con la intención inequívoca de
la manera más contenida y segura a dar jaque mate. Es posible una confi-
las sorpresas en la apertura. Por eso guración más sólida: 15. ¤xc6 ¥xc6
descartó ideas más vigorosas, como 16.£d3 ¦fe8 17.¦ce1
5...d5 6.cxd5 exd5 7.e5 ¤fd7 ó 5...c5 15...g6
6.0-0 ¤c6 7.e5.
6.¥c2 c5 7.d4 cxd4 8.¤xd4 ¥e7 ¡Otra profilaxis! Se veía mucho
9.0-0 0-0 10.b3 ¤c6 más interesante 15...d5!? 16.cxd5
¤xd4 (16...exd5? 17.e5 con una
Tras el desarrollo del caballo de ventaja palpable para las blancas,
dama a d7, lo cual es más habitual pues tras 17...¤е4 es fuerte 18.¤d5,
en la formación «erizo», las blancas mientras que 17...¤xd4 pierde to-
distribuirían sus piezas por el centro talmente a causa de 18.exf6 ¥xf6
sin trabas, además de que el alfil en 19.¥xh7+!) 17.£xd4 exd5 18.e5
c2 está en una ubicación perfecta. ¥c5 19.£d3 ¤e4 20.£e2 f5 con una
11.¥b2 a6 12.¢h1 posición de doble filo. El movimiento
Un movimiento profilácti- de la partida debilita la diagonal a1-
co muy útil. 12.¤xc6 ¥xc6 13.£d3 h8 y posibilita el sacrificio progra-
g6 (también es posible 13...¦e8, mado de la pieza.
pues el sacrificio temático 14.¤d5
exd5 15.exd5 ¥b7 16.¥xf6 ¥xf6
17.£xh7+ ¢f8 aquí no es suficiente)
14.a4 £c7 15.f4 ¦ad8 16.£e2 ¦fe8
no aportó grandes dividendos a las
blancas (Polugaevsky — Petrosián,
Kislovodsk, 1982).
12...£c7
En esta casilla la dama está so-
metida a todo tipo de golpes. 12...
£d7!?, teniendo en cuenta la idea de 16.¤d5! exd5
13...¤d4 14.£d4 b5, era más segu-
16...¤xd5 17.cxd5 equivale a la
ra. Así se desarrolló la partida Mec-
rendición.
king — Polugaevsky (Lucerna, 12ª
partida, match 1977): 13.¤xc6 ¥xc6 17.exd5!
14.£d3 b5 15.cxb5 ¥xb5 (15...axb5 La brillante 17.¤f5?! es reba-
16.¤d5! ¥xd5 17.exd5 con una pre- tida fríamente por el impasible AI:
sión desagradable) 16.¤xb5 £xb5 17...dxe4! 18.¦g3 (18.¤xe7+ ¤xe7
17.¦ac1. Aun así, las blancas tienen 19.£d4 d5! 20.£xf6 d4) 18...d5
mejores perspectivas. 19.¤xe7+ ¤xe7 20.¥xf6 ¤f5.

97
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

17...¤xd4 18.£xd4 ¦de8! El primer error, aunque inme-


¡Es la mejor defensa! Ya era diatamente decisivo. Era preciso ju-
un poco tarde para jugar 18...£c7? gar 21... ¤g4! 22.£f4 ¤f6, y cuesta
19.f5!, amenazando 20.£h4. encontrar algo mejor para las blancas
que 23.£h6=, aun teniendo en cuenta
19.f5! los apuros de tiempo del adversario.
Es interesante 19.g4!?, pero 22.¦g3!
aquí las negras también aguantan:
La posición de las negras se
19...£a8! 20.g5
desploma inesperadamente en g6.
Es más ingeniosa 20.¥e4!?, 22...¥c8 23.¥xe5 dxe5 24.fxg6
pero entonces 20...£c8! (20...¥d8?!
21.¦e1! £c8 22.g5 £g4 23.¦ff1±) Aun más fuerte era el zwischen-
21.g5 £c5 22.£c3 ¥d8 23.¥d3 ¥xd5 zug 24.d6!
24.cxd5 £xc3 25.¥xc3 ¤xd5, y las 24...fxg6 25.¥xg6+- ¤g4
negras deben resistir. 25...hxg6 26.¦xg6+ ¢f7
20...¥xd5! 21.cxd5 £xd5 27.¦g7+ ¢e8 28.¦xc7 ¥xc7
22.£d1! £xd1+ 23.¦xd1 ¤h5. Las 29.¦f1+-.
blancas obtienen suficiente compen- 26.¥h5 ¦f6 27.£d2 ¦f4
sación por el peón, pero nada más.
27...¦g6 28.¥xg6 hxg6
19...¥d8 20.£h4 ¦e5! 29.£e2+-.
¡Una estratagema clásica de Pe- 28.d6
trosián! Perdían instantáneamente Ganaba más fácilmente la cal-
tanto 20...¤xd5? 21.£xh7+, como culada 28.h3 ¥h4 29.¦xg4+ ¥xg4
20... ¤h5? 21.£xh5. 30.¥xg4.
21.£h6! 28...£g7 29.d7!?
Aquí merecía la pena conside-
En caso de 21.fxg6?! fxg6 rar 29.¥xg4! ¦xg4 30.£d5+ ¢h8
22.¦cf1 ¢g7, el ataque de las blancas 31.¦xg4 ¥xg4 32.¦f1
llega a un callejón sin salida. 29...¥b7?
También es mala 29...¥xd7?
30.¥xg4 ¦xg4 31.¦xg4 £xg4
32.¦d1+-, pero prolongaba la re-
sistencia 29...£xd7, aunque tras
30.£xd7 ¥xd7 31.¥xg4 ¦xg4
32.¦d1! ¥h4 33.¦xd7 ¥xg3 34.hxg3
¦xg3 35.¦d6 las blancas tienen el fi-
nal técnicamente ganado.
30.£xf4!
30...exf4 31.¦xg4 ¥g5 32.¦d1.
21...£c7? 1–0

98
¿e sa u o sa?

Ruy López [C92] ¡Como un trueno salido del cielo


Géler — Eingorn despejado!
Riga (campeonato de la 16.¥xe4 f5 17.¥c2
URSS, 1985) Por ahora las negras tienen solo
un peón por una figura, pero el peón
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6 d5, que es importante, también está
4.¥a4 ¤f6 5.0-0 ¥e7 6.¦e1 b5 condenado; tampoco es fácil defender
7.¥b3 d6 8.c3 0-0 9.h3 ¥b7 10.d4 c3, y además todas las piezas meno-
¦e8 11.¤bd2 ¥f8 12.¥c2 g6 13.d5 res de las negras ya han desarrollado
Un plan bastante popular en esta su máxima actividad. Así que desde
posición. El mismo Géler había ju- el punto de vista posicional el sacri-
gado así más de una vez, por eso la ficio es absolutamente adecuado. Sin
preparación de las negras tenía un embargo, hay un factor adicional que
carácter concreto. influyó en el desenlace del encuentro.
13...¤e7 Yefim Géler, un brillante ajedrecista y
Las negras optaban por 13...¤b8 un teórico profundo, a menudo asom-
con mucha más frecuencia y, sor- braba a sus adversarios con sorpresas
prendentemente, eso no cambió des- en la apertura. Probablemente por eso
pués de esta partida. Ni el transcurso las novedades del oponente solían
ni el final de la partida parecieron provocar en él una reacción típica:
impresionar demasiado a los espe- se sumía en una reflexión profunda,
cialistas. ¡Tuvo que pasar más de un esforzándose por refutar el esquema
cuarto de siglo para que se reanudara de su adversario a toda costa. Mu-
el desarrollo del tema! chas veces este maximalismo le hizo
pasar apuros de tiempo. Además, él
14.¤f1
despreciaba la defensa, especialmente
No se puede descartar que 14.b3 la pasiva. Así que el hallazgo de Ein-
tuviera más perspectivas para las gorn fue un gran éxito también desde
blancas, dejando el caballo d2 más el punto de vista psicológico.
cerca del flanco de dama.
17...e4!?
14...¥g7 15.b3
Pasados muchos años, Navara
probó contra Carlsen otra posibilidad
atractiva:
17...¤xd5!? 18.b4!?
Cabe suponer que el joven rival
jugaba a primera vista. En todo caso,
rechazó la natural (y objetivamente
más fuerte) 18.¥d2 e4 19.¤d4 b4
20.c4 ¥xd4 (también es interesan-
te 20...¤b6) 21.cxd5 ¥xa1 22.£xa1
¥xd5 23.¥xb4, y las blancas, cuando
15...¤xe4! menos, no están peor.

99
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

18...¤xc3 La posición de las negras es tan


El esquema de las blancas se buena que pueden permitirse movi-
podía poner en duda con la inespe- mientos «de sentido común». Sería
rada 18...c5! muy apropiada la más decisiva 27...
c4.
19.¥b3+ d5 20.£c2 ¤e4 21.
¦xe4!? fxe4 22.¤g5 a5!? 23.bxa5 28.h4 f4 29.¥g4 £xg5 30.hxg5
¦xa5 24.¤xe4. Surgió una posición ¦c7 31.¦d1 d3 32.¦c3 ¦e5 33.f3 e3
difícil de jugar y de evaluar (Carl- Es más precisa 33...¦xg5
sen — Navara, Dresde (Olimpiada), 34.¥e6+ ¢g7 35.fxe4 ¥xe4.
2008). 34.¦cxd3?!
18.¤d4 ¤xd5 Perdiendo la oportunidad de una
defensa más persistente: 34.¤xe3
fxe3 35.¦cxd3 c4 36.bxc4 bxc4
37.¦c3. Pero, a decir verdad, las
blancas ya estaban en grandes apuros
de tiempo.
34...e2 35.¦e1 exf1£+ 36.¢xf1
¦xg5 37.¢f2 ¢g7 38.¦d7+ ¦xd7
39.¥xd7 ¢f7 40.a4 ¥d5 41.¥c8
¥xb3 42.a5 c4 43.¥xa6 c3 44.¥b7
b4 45.¦a1 ¥d5 46.¥xd5+ 0–1

19.¤e2?
No todos los días logra uno en-
Un claro error, que puede acha- contrar una idea nueva en una variante
carse al estrés y la fatiga. Era nece- bien estudiada. Menos frecuente aún
sario jugar 19.¥d2! b4 20.c4, tras la es que la idea original pase la prueba
cual surgía una posición ya analizada del análisis. Pero incluso cuando las
en los comentarios a la 17ª jugada de variantes confirman la corrección de
las negras. la idea inicial, eso no garantiza que
19...¤xc3 20.¤xc3 ¥xc3 el afortunado hallazgo vaya a poder
21.¦b1c5! ponerse en práctica. Depende mucho
Las negras no ceden la gran dia- de la suerte y de su majestad el Azar.
gonal aun a costa de una ganancia de El gran maestro Yuri Razuváev
calidad. Ahora su terrible ejército de tuvo una idea inesperada para la Va-
peones en el centro decide el desen- riante Merano cuando se preparaba
lace de la lucha. para jugar una partida con Evgue-
22.¥b2 ni Svéshnikov. Aquella vez no tuvo
ocasión de ponerla en práctica, y lo
22.¥d2 ¥e5! cierto es que pasó mucho tiempo y
22...¥xb2! 23.¦xb2 d5 24.£c1 la ocasión no se presentaba, hasta el
d4 25.¥d1 £d6 26.¦c2 ¦ac8 27.£g5 punto de que llegó a olvidar la idea
£e5 por completo. Solo al cabo de va-

100
¿e sa u o sa?

rios años, un día que estaba haciendo 13...g6?!


limpieza de cuadernos con anotacio- No es la respuesta más afortu-
nes, la idea le volvió literalmente de nada, pero es natural. Por supuesto,
golpe a la cabeza. Y poco después se es muy difícil decidirse por la toma
presentó por fin la ocasión de utili- del peón sin un análisis previo, y más
zarla. frente a un oponente preparado. De
modo que la prudencia de Bagírov es
comprensible, pues para él el análisis
Gambito de Dama [D47] profundo de preparación no era un
Razuváev — Bagírov tema baladí. La toma del sacrificio
Jurmala, 1987 se ha probado en muchas ocasiones
posteriores:
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤c3 ¤f6 4.e3 13...¤xe5 14.¥b5+ ¤d7 15.¦e1
e6 5.¤f3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4 7.¥xc4 ¦c8 16.£h5 g6 17.£h3 (17.£e5?!
b5 8.¥d3 ¥b7 9.e4 b4 10.¤a4 c5 £f6 18.£xf6 ¤5xf6 no dio compen-
11.e5 ¤d5 12.0-0 cxd4 sación por el peón en la partida Ftáč-
nik — Tukmakov, Biel 1988) 17...a6
18.¥g5 ¥e7 19.¥xe7 ¤xe7 (19...£xe7
20.¤xe6 fxe6 21.¦xe6 axb5 22.¦xe7+
¤xe7 23.¦e1 ¢d8 24.£e3 ¤d5
25.£g5+ ¢c7 26.£g3+ lleva a ta-
blas) 20.¤xe6 fxe6 21.¥xd7+ £xd7
22.¤b6 se jugó en la partida Oll —
Svéshnikov (Tallin, 1988). Las negras
tienen posibilidades algo mejores,
aunque esta partida al final la ganaron
las blancas. Bagírov tenía motivos de
Cuando se jugó esta partida, la sobra para maldecir su suerte. El pro-
posición del diagrama ya estaba bien yectil ideado para Svéshnikov le había
estudiada. Se jugaba así con negras tocado a él de rebote.
constantemente, eran muy asiduos Cierto es que poco después le
Svéshnikov, Polugaevsky y Bagírov. tocó sufrir al propio Evgueni: 13...
Los análisis se extendían a muchos a6? 14.¤xe6 fxe6 15.£h5+ ¢e7
movimientos, pero todos ellos em- 16.¥g5+ ¤5f6 17.exf6+, y la posi-
pezaban desde 13.¦е1, que entonces ción de las blancas presiona conside-
era considerada como obligatoria. rablemente (Smagin — Svéshnikov,
13.¤xd4!? Sochi 1987).
Para el impresionable Vladímir También era posible rechazar el
Bagírov, el cual siempre se lamenta- sacrificio de un modo más natural:
ba de su mala suerte en la vida y en el 13...¥e7. Uno de los ejemplos más
ajedrez, esta novedad en una variante recientes en esta línea es de Grischuk
estudiada tan a fondo debió de supo- — Shírov, Bilbao 2009: 14.¦e1 0-0
ner un gran impacto psicológico. 15.£g4 ¦e8 16.¥b5 ¢h8 17.¥d2

101
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

a6 18.¥c6 £c7 (en Dresde 2008, 15.¤xe6! fxe6 16.¥g5 ¤e7 17.¥b5!
Shírov había elegido contra Krám- y no duda de su decisión, pero para
nik 18...¥xc6, pero había alcanzado el humano hay cosas en juego, por lo
una posición difícil tras 19.¤xc6 que su elección es más comprensible.
£c7 20.¦ac1 £b7 21.¤xe7 ¦xe7 15...¤xe5
22.b3) 19.¦ac1 ¤xe5 20.¥xb7 ¤xg4
La situación de las negras no
21.¦xc7 ¤xc7 22.¥xa8 ¦xa8 23.¤c6
tiene nada envidiable. El movimiento
¤d5 24.¤xe7 ¤xe7 25.¥xb4, con
de la partida parece muy peligroso,
una ventaja mínima de las blancas.
Lo curioso es que Shírov no logró pero 15...£a5 no es mejor en ningún
aguantar esta posición totalmente aspecto: 16.¤xe6! (tampoco es mala
defendible contra Grischuk, cuando la prudente 16.¥b5! a6 17.¥xd7+
había salvado heroicamente la posi- ¢xd7 18.¤b3!±) 16...¥xe5 17.¦fe1
ción perdida contra Krámnik. El aje- £xa4 18.¤c5 ¤xc5 19.¦xe5+ ¢f8
drez no siempre es lógico. 20.¥h6+ ¢g8 21.£d4, y a las negras
no les queda otra opción que la de
14.£g4 ¥g7? rendirse.
El lector descubrirá que un es- 16.¤xe6! ¤xg4 17.¤xd8!?
tribillo de este libro es que los errores
no suelen venir solos. Esto se aplica No es una mala solución, pero
especialmente a situaciones extremas era más despiadada 17.¥b5+! £d7
como esta. Tampoco es recomendable 18.¤xg7+ ¢f8 19.¥xd7 ¤gf6
para las negras 14...¤xe5? 15.¥b5+ 20.¤e6+ fxe6 21.¥xe6+-.
¥c6 (15...¤d7 16.¤xe6) 16.¥xc6+ 17...h6! 18.¥h4 g5
¤xc6 17.¤xc6 £d7 18.¤d4 £xa4 18...¦xd8 19.¥b5+ ¦d7 20.¦ad1
19.¤xe6! fxe6 (en caso de 19...£d7 a6 21.¥xd7+ ¢xd7 22.¤c5+ ¢c6
gana 20.£d4) 20.£xe6+ ¤e7 21.¦e1 23.¤xb7 igualmente poco atractivo.
con un ataque fortísimo de las blan-
19.¤xb7 gxh4 20.¥c4?!
cas, pero tras 14...£a5 ó 14...¥e7 aún
queda mucha lucha por delante. 20.h3! ¤gf6 21.¦fe1+ ¢f8
22.¦ad1 no dejaba posibilidades de
nada.
20...¤b6! 21.¤xb6 axb6
22.¤d6+ ¢e7 23.¤xf7 ¦he8
24.¦ad1 ¥xb2,
y las negras, con la ayuda de su
adversario, lograron aguantar esta
difícil posición.
25.¤d6?!
25.¥b3!
15.¥g5! 25...¦ed8 26.¤f5+ ¢f6
El intrépido AI se lanza de ca- 27.¤xh4 ¤e5 28.¥d5 ¦ac8 29.f4?
beza contra el rey de las negras: 29.g3!±.

102
¿e sa u o sa?

29...¤g4 30.¦fe1 ¦e8! luego, no puede ponerse al nivel del


31.¦xe8?! campeonato aniversario del año an-
31.¤f3 ¤e3=. terior, donde logré ocupar el segundo
puesto por detrás de Kárpov. Ade-
31...¦xe8?
más, de forma totalmente inesperada
Deja pasar la inesperada opor- para mí, resulté ser el participante
tunidad de tomar la iniciativa: más mayor del torneo. Todas estas
31...¥d4+! 32.¢f1 ¤xh2+ 33.¢e2 condiciones me convertían en uno
¦xe8+. Y ahora la ventaja vuelve a de los favoritos, al menos según mis
estar del lado de las blancas. propios cálculos. Sin embargo, todo
32.¤f3?! sucedió al revés de como yo augura-
ba. Ya en la segunda ronda, el joven
Tanto 32.¥c4 como 32.g3 eran
maestro Ígor Nóvikov me cazó con
considerablemente más fuertes. Tras
una preparación casera de una pro-
el movimiento de la partida, sin es-
fundidad y una sutileza increíbles.
perar a que se jugara 32...b3! 33.¥b3
¥а3, las blancas ofrecieron tablas. ½
–½
Defensa Grünfeld [D85]
El resultado del duelo no parece
justo, pero los caprichos de la Fortu- Nóvikov — Tukmakov
na no son nada predecibles. Lvov (Campeonato de la
Concluimos este capítulo con URSS), 1984
varios ejemplos de la carrera ajedre- 1.d4 ¤f6 2.¤f3 g6 3.c4 ¥g7
cística del autor, miembro de pleno 4.¤c3 d5 5.cxd5 ¤xd5 6.e4 ¤xc3
derecho de la OSA durante muchos 7.bxc3 c5 8.¦b1 0-0 9.¥e2 ¤c6
años. 10.d5 ¤e5 11.¤xe5 ¥xe5 12.£d2 e6
Como dice el refrán: «El listo 13.f4 ¥g7
aprende de los errores ajenos, mien-
tras que el tonto no aprende ni de los
suyos». Existen equivalentes de este
dicho en muchas lenguas. No se pue-
de discutir que es preferible ser listo,
pero en ajedrez hasta los más grandes
sufren derrotas. Por eso, la sabiduría
consiste en conocerse a uno mismo
con todas sus inevitables contradic-
ciones, y esto solo puede lograrse
trabajando los errores propios. Por
suerte o por desgracia, la vida nun- Una continuación natural, que
ca deja de lanzarnos material para el además era la principal en aquella
autoperfeccionamiento. época.
El 51º Campeonato de la URSS 14.c4 ¦e8 15.e5 f6 16.d6 fxe5
en Lvov no fue sobresaliente. Desde 17.¥b2 exf4 18.¥xg7 ¢xg7 19.0-0

103
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¦f8 20.¦xf4 ¦xf4 21.£xf4 £f6 años después surgió un atrevido que
22.£e4 se decidió a defender este final. Tras
La teoría de esta variante se de- 33...¢е5 34.¢f2 ¢d5, en la partida
sarrollaba rápido por aquel entonces. Shulman - Marin (Reikiavik, 2009)
También jugué esta posición con las las negras consiguieron una victoria
blancas: 22.£e3 b6 23.¢h1!? ¥d7 que premió generosamente el trabajo
(es más fuerte 23...e5) 24.¦f1 £b2 de investigación realizado. Pero no
25.£f3 ¥c6 26.£f7+ ¢h8 27.¥f3 me atrevería a afirmar que 33...¢е5
¥xf3 28.£xf3 ¦d8 29.d7. Las ne- da tablas. No ayuda a resolver el pro-
gras tendrán que luchar por las ta- blema el hecho de que el AI no es ni
mucho menos todopoderoso en este
blas (Tukmakov — Ftáčnik, Hastings
tipo de posiciones.
1982/83).
22...¦b8 23.¦f1 £d4+ 34.¢f2 e4 35.¥c6 ¢e5 36.h4!
24.£xd4+ cxd4 25.¦b1! Estrictamente hablando, solo
En aquel momento fue una no- esta jugada brillante que encontró
vedad. Antes las blancas jugaban Nóvikov determina definitivamente
25.с5. la evaluación de esta posición. Debi-
do al zugzwang las negras no pueden
25...¥d7 mantener los peones centrales en su
Es muy mala 25...e5? 26.c5 ¥f5 lugar. Bloqueando la activación del
27.c6! rey negro con la ayuda de la barrera
26.¥f3 b6 27.c5 ¦c8 28.c6 ¥xc6 g3-h4, las blancas ganan con la ma-
29.¦c1 ¥d7 30.¦xc8 ¥xc8 31.¥c6 niobra ¢е2-d2-c2- b3-c4. Las ne-
¢f6 32.d7 ¥xd7 33.¥xd7 gras están indefensas ante este plan.
Este atípico final alcanzado casi
forzosamente tras 25.¦b1 no parece
amenazador para las negras. Lo úni-
co que me preocupaba era el juego
veloz y seguro de mi adversario.
33...e5
Parece que tras el movimien-
to natural de la partida ya no hay
escapatoria. Las consecuencias de
33...¢е5 son menos claras. Kaspárov,
en su libro «La revolución en los 70», 36...h6 37.g3 g5 38.h5 ¢f5
escribe que en su preparación para el 39.a4 ¢e5 40.¥b7 ¢f5 41.¥c8+ ¢e5
match contra Kárpov en 1986 estudió 42.¢e2 ¢d5 43.¥b7+ ¢e5 44.¢d2
minuciosamente esta posición con ¢f5 45.¥c8+ ¢e5 46.¢c2 d3+
sus analistas, pero no pudo encontrar 47.¢c3 ¢d5 48.¥a6 ¢e5 49.¥b7
un modo claro de hacer tablas con ¢f5 50.¢d2 ¢g4 51.¥xe4 ¢xg3
las negras. Nóvikov prácticamente 52.¥xd3 g4 53.¥f5 ¢f3 54.¢e1 ¢f4
acabó con esta variante, pero 25 (!) 55.¥c8 ¢g5 56.¢f2 ¢xh5 57.¢g3

104
¿e sa u o sa?

¢g5 58.¥xg4 a6 59.¥e2 b5 60.¥xb5 10.d5 ¤e5 11.¤xe5 ¥xe5 12.£d2 e6


1–0 13.f4 ¥h8
¡Sin duda, es un logro récord Obviamente no quería probar
en extensión del análisis! En cual- 13...¥g7 de nuevo, 13...¥с7 se volvió
quier caso, no fue derrotado en la era el arma principal de las negras mu-
preinformática. Según contaba Ígor, cho más tarde, por eso decidí repetir
el final que surgía tras la 24ª juga- la extravagante jugada que me había
da de las negras ya se lo había en- dado el éxito en la partida contra Van
contrado en una competición menor der Sterren (Wijk aan Zee, 1984).
poco antes del campeonato. Aquella Pero huyendo del fuego acabé en las
partida terminó en tablas, pero Nó- brasas. Eingorn estaba preparado
vikov no dejaba de sentir insatisfac- para este giro de los acontecimientos,
ción. Pasó unos días (!), dejando de lo había previsto y me había prepa-
lado las demás partidas, absorto en rado una desagradable sorpresa.
el análisis de este peculiar final. Por
supuesto, tiró el torneo por la borda,
pero sus esfuerzos no fueron en vano.
La calidad del análisis no solo quedó
comprobada en nuestra partida, sino
que el tiempo la ha confirmado. Na-
turalmente, este récord no me produ-
jo ninguna alegría, sobre todo porque
el torneo acababa de empezar y la
defensa Grünfeld era en aquel mo-
mento mi arma principal contra 1.d4.
La nueva prueba no se hizo esperar. 14.c4 ¦e8 15.e5 f6
En la cuarta ronda volvió a presen-
tarse la misma posición crítica de la
apertura.
Esta vez, en lugar del final se
dio un medio juego agudísimo. Pero
una vez más la suerte no estuvo de
mi lado.

Defensa Grünfeld [D85]


Eingorn — Tukmakov
Lvov (campeonato de la 16.f5!
URSS), 1984 ¡Aquí está! Eingorn jugó este
movimiento con rapidez y seguridad,
1.d4 ¤f6 2.¤f3 g6 3.c4 ¥g7 lo cual me dejó claro que mi pesadi-
4.¤c3 d5 5.cxd5 ¤xd5 6.e4 ¤xc3 lla no había acabado tras la partida
7.bxc3 c5 8.¦b1 0-0 9.¥e2 ¤c6 contra Nóvikov.

105
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

16...gxf5 ¦xe5 (la más natural 18...fxe5 es de-


Esta jugada no fue fácil para mí. masiado peligrosa teniendo en cuen-
Lo entenderá cualquier ajedrecis- ta 19.¦g3+ ¥g7 20.£h6 £e7 21.d6
ta que alguna vez haya «caído en la £f8 22.£h5!, y las negras no tienen
trampa de la variante». Uno gasta su una defensa satisfactoria contra las
tiempo y sus fuerzas no tanto en la múltiples amenazas como 23.¦g7 o
búsqueda de la respuesta adecuada 23.¥h6) 19.¥b2. Da pena ver la po-
como en la flagelación, pues pare- sición comprometida en que se en-
ce que habría sido tan fácil prever la cuentran las negras.
reacción del oponente, pero no había
mirado todas las posibilidades, no
había analizado todo lo suficiente...
Es difícil quitarse de la cabeza todos
esos molestos pensamientos parale-
los, pero es necesario. Solo hay que
acostumbrarse a la idea de que las
novedades en la apertura son una
parte tan imprescindible del juego
como las sorpresas en el medio jue-
go, que surgen prácticamente en cada
jugada. El movimiento de la partida 18.¥b2?!
en la práctica es una decisión co-
rrecta. Está muy mal 16...еxf5 17.e6, Es una imprecisión importante.
pero otras opciones tampoco pro- Según contaba Eingorn, 16.f5! fue
meten una vida cómoda para las ne- concebida directamente en el proceso
gras: 16...exd5 17.fxg6 hxg6 18.cxd5 de preparación de la partida. En los
¦xe5 19.0-0 se presentó en la parti- tiempos del análisis «manual» sim-
da Agzámov - Pribyl (Sochi, 1984). plemente no había tiempo para pu-
lir los detalles. Es mucho más fuerte
Las negras están en una posición
18.d6! ¦g7 19.exf6 £xf6 20.¥b2 e5
peligrosa. 16...fxe5 17.fxe6 £h4+
21.¥xe5! £xe5 22.¦e3±, que surgió
18.¢d1 ¥xe6 19.¦xb7 ¦ad8 está
en la partida McCambridge — Hu-
bien para las negras, pero 17.fxg6
jartarson (Grindavík, 1984). Es cu-
hxg6 18.£с2! da a las blancas una
rioso que esta partida, que fue mere-
iniciativa desagradable.
cidamente reconocida como el des-
17.¦b3 ¦e7 cubrimiento teórico más importante
Aquí las negras tampoco tienen del número 37 del «Informador aje-
una elección fácil. Por ejemplo: 17... drecístico», se jugó un par de meses
fxe5 18.¦g3+ ¥g7 19.d6! (las con- antes de la que estamos comentando,
secuencias de 19.£h6 ¦e7 20.¥b2 pero... eran otros tiempos, la infor-
£c7 están menos claras) 19...f4 mación se difundía más lentamente
20.¦g4 ¢h8 21.¥b2 ¥f6 22.0-0 ¦g8 y los jugadores de esta partida rein-
23.¦xg8+ ¢xg8 24.g3! con ventaja ventamos la rueda por nuestra propia
para las blancas, o 17...exd5 18.cxd5 cuenta.

106
¿e sa u o sa?

18...fxe5 19.£g5+ 29...¥a6?


Aquí ya es menos fuerte 19.d6 ¡Aquí están las consecuencias
en vista de 19...¦g7 20.0-0 (20.¥xe5 a largo plazo de una novedad en la
¦xg2 21.¢f1 ¥xe5 22.¢xg2 ¢h8 es apertura! Tras gastar cantidad de
poco claro en el mejor de los casos) tiempo y fuerzas solucionando pro-
20...b6 con un juego complejo. blemas dificilísimos, las negras tro-
19...¥g7 20.¥xe5 h6! piezan en terreno llano. Después del
simple 29...¥b7 30.0-0 ¥e4, no es-
Pierde 20...exd5? 21.¦g3 £d7
tán peor en ningún aspecto.
22.¥f6 ¦f7 23.cxd5! ¢h8 24.¥b5.
21.£g6 £e8 30.¦e3 ¥d4
La más segura, aunque tampoco 30...¥xe2 31.¢xe2 ¥f6 32.¦f1
está mal 21...exd5 22.¥xg7 ¦xg7 23. no perdía inmediatamente, pero tam-
£xh6 £g5. poco entusiasma.
22.£xe8+ ¦xe8 23.¦g3 ¦e7 31.¦e6?
24.¥d6 31.¦e7+ ¦xe7 32.dxe7 ¥xe2
24.d6 ¦d7 25.¦g6 ¢h7 26.¦xe6 33.¢xe2 ¢g6 34.¦c1 garantizaba a
¥xe5 27.¦xe5 ¦xd6 también condu- las blancas una ventaja sólida en el
cía a la igualdad. final.
24...¦d7 31...¥xe2?
¡La mejor defensa! Es menos Devuelve el favor. 31... ¥b7!,
fuerte 24... ¦f7 25.0-0 exd5 26.¥h5! igual que en la jugada 29, salvaba la
(durante la partida temía 26.¥f3, partida.
pero el AI lo defiende imperturbable: 32.¢xe2 ¢g7 33.¦f1 ¦f8?
26... dxc4 27.¥d5 c3 28.¥xc5 ¥d7, Era más tenaz 33...¢f7.
evaluando la posición como igua-
34.¢d3 ¥c5 35.¥xc5 bxc5
lada. Dejaremos que pese sobre la
36.¢c4 ¦b7 37.¦fe1 1–0
conciencia del AI) 26...¦d7 27.¦e1!
¦xd6 28.¦e8+ ¢h7 29.¦e7, y las ne-
gras están condenadas. Esta derrota me resultó más
25.¥xc5 exd5 26.cxd5 ¢h7 molesta si cabe que la anterior. Si
27.d6 b6 28.¥a3 ¥e5 29.¦d3 en aquella, por así decirlo, me había
pasado un tren por encima, esta vez
yo era el único culpable. No solo me
había derrumbado desde el comien-
zo del campeonato, sino que además
me había quedado prácticamente
despojado de mi apertura principal.
Por muy desagradable que resulte
esta situación, no puede considerarse
un evento aislado. Hasta los mejores
ajedrecistas se encuentran periódica-
mente en situaciones similares. Aun-

107
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

que este dato ofrece cierto consuelo, do al fútbol le vinieron mucho mejor
no resulta de ninguna ayuda. ¿Cómo que trabajar en el ajedrez. Después de
actuar, entonces, en tales casos? esto, Yusúpov ganó cuatro partidas
Existe una receta universal de con- seguidas, aunque incluso esto resul-
juros: olvidar las derrotas anteriores, tó insuficiente para ganar el torneo.
empezar de cero, cancelar los planes Resultó que Serguéi y su entrenador
excesivamente ambiciosos, concen- Dvoretski también habían hecho un
trarse solo en la próxima partida, etc. zigzag por si acaso: habían dedica-
Todos estos son, sin duda, bue- do el día libre a jugar a las cartas.
nos consejos, pero ya se sabe que No sé si todos considerarán perfecto
decirlo es más fácil que hacerlo. En este método, pero Dolmátov ganó el
realidad, el elemento más impor- campeonato mundial.
tante y a la vez el más difícil de la Más discutible si cabe desde el
lista es «olvidar». Para lograrlo, es punto de vista pedagógico parece la
recomendable el método del giro ra- solución de Alexander Roshal. En
dical o del zigzag. Este es muy co- el campeonato de Europa juvenil de
nocido en el campo de la psicología 1974, su tutelado Serguéi Makáry-
y se resume en que es útil cambiar chev prácticamente había perdido
bruscamente el curso de los acon- las oportunidades de ganar el torneo.
tecimientos en un momento crítico. Afortunadamente, llegó el Año Nue-
Durante las competiciones, la mayo- vo y, para celebrar la ocasión, el en-
ría de ajedrecistas llevan un orden de trenador convenció a su joven discí-
vida concreto. En situaciones críticas pulo de que se bebiera un vaso entero
en las que las técnicas frecuentes re- de vodka. ¡La proposición impactó
sultan inútiles, tiene sentido no solo muchísimo al joven Serguéi! ¿Nece-
corregir la distribución del tiempo sito aclarar quién ganó el campeona-
habitual sino incluso cortarla de raíz. to de Europa?
Como dicen los ingleses, «a situa- Aleksandr Motyliov en una si-
ciones desesperadas, medidas deses- tuación similar en Wijk aan Zee se
peradas». Aplicado a nuestro caso, pegó un chapuzón en el Mar del Nor-
podría decirse que «las situaciones te en enero, como resultado de lo cual
difíciles requieren soluciones poco ganó el torneo B.
ortodoxas». El mencionado zigzag Creo que mi mayor logro perso-
puede resultar totalmente inocente. nal en esta área es el del match por el
Por ejemplo, en 1978 en el campeo- título mundial del año 1998. Después
nato del mundo juvenil, dos amigos, de que Anand igualara el marcador
Artur Yusúpov y Serguéi Dolmátov, en la última partida, parecía imposi-
competían apasionadamente entre sí. ble que Kárpov ganara el desempate.
Tras siete partidas, Serguéi sacaba un Logré convencer al múltiple cam-
punto a su compañero. Artur no lo- peón del mundo de que hiciera un
graba dominar su juego, por lo que el zigzag: en lugar de prepararse como
día de descanso le vino como agua de de costumbre, se fue a un restaurante
mayo. Las dos horas que pasó jugan- con unos amigos y se distrajo de los

108
¿e sa u o sa?

pensamientos que lo atormentaban. Las blancas tienen otra conti-


Créanme que no fue nada fácil, pero nuación atractiva de ataque:
el día siguiente Anatoli consiguió 11.¤cb5!? axb5 12.¥xb5+
ganar las dos partidas rápidas deci- ¤bd7!
sivas.
12...¤fd7 condujo a las ne-
Volviendo al año 1984, tomé una gras hacia una catástrofe tras
decisión que quizá ni siquiera pue- 13.¤xe6! fxe6 14.£h3 ¢f7 15.f5!
da calificarse de zigzag: decidí no ¥e4 16.fxe6+ ¢g8 17.£b3! ¥xc2
jugar más la desafortunada Defensa (se llegaba a un final aún más im-
Grünfeld. No tenía preparadas al- presionante tras 17...¤c5 18.£c4 d5
ternativas, pero este decisivo cambio 19.¦xd5 ¤xe6 20.¦c5! £f7 21.¦f1
de rumbo resultó ser una buena idea: £xf1+ 22.£xf1 ¥xc5 23.£c4! — a
por supuesto, no gané el torneo, pero pesar de gozar de una gran ventaja
lo terminé con un «resultado posi- material, las negras están desvali-
tivo», un desenlace bastante dig- das) 18.£xc2 £xc2+ 19.¢xc2 ¤xe5
no. Solo queda desear a los lectores 20.e7 (Krum Geórgiev — Kaspárov,
cantidad de torneos exitosos, pero si Malta, Olimpiada de 1980).
se encuentran con dificultades ines-
peradas, ¡no olviden el zigzag! Por 13.£h3
suerte, en mi carrera también ha ha- 13.¤xe6? fxe6 14.£h3 ¢f7 en
bido episodios más agradables. esta situación es mala para las blan-
cas.
13...b3!
Defensa Siciliana [B96] 13...0-0-0?! 14.exf6 ¤xf6,
Yudasin — Tukmakov como se dio en la partida Bóbras
Frunze (Campeonato de la — Świercz (Lublin, 2009), da una
URSS), 1981 ventaja absolutamente gratuita a las
blancas.
1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4 14.£xb3 ¥d5 15.c4 ¤e4
4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 a6 6.¥g5 e6 7.f4 16.¦he1! ¤xg5!
£c7 8.£f3 b5 9.0-0-0 b4 10.e5 ¥b7
Para 16...¥b7 no queda tiempo:
17.f5! ¤xg5 18.fxe6 ¤xe6 19.exd6,
con un triunfo aplastante.
17.fxg5 ¥xc4! 18.exd6 ¥xb3+
19.dxc7 ¥xd1 20.¦xd1 ¥d6 21.¤xe6
¢e7 22.¤d4 ¥f4+ 23.¢b1 ¤b6 24.
¤c6+ ¢e6 25.¤d8+ ¢e7 26.¤c6+
¢e6 27.¤d8+ ½ : ½ (Mitoń — Va-
chier-Lagrave, Dresde, (Olimpiada
de 2008).
Una lucha impresionante, ¿ver-
11.£h3 dad? Y ahora, ¡permítanme pre-

109
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

sentarles a la Muerte por Tablas del 12...£xe5 13.¥xf6


ajedrez! Con ella atemorizaron al
mundo Lasker y Capablanca, y este
es su aspecto actual. Elegante e im-
pecable, causa júbilo a los aficiona-
dos del ajedrez, pero apenas arranca-
rá una sonrisa condescendiente a los
iluminados. Dos jóvenes ajedrecistas
perfectamente preparados demos-
traron convincentemente la luz y las
sombras del ajedrez contemporáneo.
11...dxe5 12.fxe5
Otra posición de relevancia teó-
12.¤cb5 en esta variante es mu- rica.
cho más débil, como demuestra la
13...gxf6!
siguiente partida:
Como sucede muchas veces en
12...axb5 13.¥xb5+ ¥c6! este tipo de posiciones, los factores
Este es un recurso que yo había dinámicos hacen sombra a los está-
encontrado durante la preparación y ticos. La dama centralizada es mucho
que, estrictamente hablando, acaba más importante para las blancas que
con 12.¤cb5?. La variante 13...¤c6 la dañada estructura de peones.
14.¤xe6 (14.fxe5 ¤e4-+) 14...fxe6 13...£xf6? 14.¤cb5! axb5
15.£xe6+ ¥e7 16.fxe5 £c8 (16...
14...¥c5? es aún más débil:
b3 17.a4! £c8 18.£xb3) 17.£c4 re-
15.¤xe6! axb5 (15...fxe6 16.£h5+)
queriría una investigación adicional
16.¥xb5+ ¤c6 17.¥xc6+ ¥xc6
si esta fuera actual. La jugada de la
18.¤c7+ ¢f8 19.¤xa8 £f4+ 20.¢b1
partida es mucho más fuerte.
£b8 21.¦hf1 ¥e7 22.£e6 1–0 (Chi-
14.fxe5 burdanidze — Tukmakov, Taskent,
Psajis reflexionó 1 hora y 35 mi- 1980).
nutos (!) sobre esta posición, pero no 15.¥xb5+ ¤c6!
logró encontrar la salvación, pues no
¡Es la única! 15...¢e7? 16.
la había. £g3! ¤d7 17.£c7 (17.¤c6+ ¥xc6
14...¥xb5 15.exf6 ¥d7! 18.£d6+ ¢e8 19.£xc6 ganaba in-
Es un movimiento ganador, aun- mediatamente) 17...£g5+ 18.¢b1
que el AI evalúa como mejor ¥d5 19.£xd7+ ¢f6 20.¦hf1+
15...¦xa2, lo cual ratifica la partida ¢g6 21.£xf7+ ¢h6 22.¤f5+ exf5
Salmán - Zdébskaya (Dresde, Olim- 23.£xd5, y la posición está clara sin
piada de 2008). necesidad de palabras (Ferrar — Yu-
dasin, Calgary, 1996).
16.¤f5 gxf6 17.¥xf6 ¦g8
18.£xh7 b3 19.¤d6+ ¥xd6 20.¦xd6 16.¦hf1!
¦f8 0–1 (Psajis — Tukmakov, Frunze, Es claramente mala 16.¤xc6
1979). £g5+ 17.¢b1 £xb5.

110
¿e sa u o sa?

16...£g5+ 17.¢b1 £d5 18.a4! En esta posición había termina-


No es tan fácil encontrar un mo- do mi análisis de casa, pensando que
vimiento así sin la ayuda del AI. las negras estaban bien. Y efectiva-
mente así es, pero es difícil para las
18...0-0-0 19.¤xc6 £xd1+
negras materializar su ventaja. Los
20.¦xd1 ¦xd1+ 21.¢a2±.
peones pasados conectados de las
14.¥b5+! blancas en el flanco de la dama su-
¡De nada sirve llorar! ¡Hay que ponen una gran amenaza potencial.
continuar el ataque a toda costa! 23.£xc3 ¥d6
14...axb5 15.¦he1 £f4+ Las negras tienen un amplio
Es una jugada planeada en casa, abanico de continuaciones más o
pero no es en absoluto la única. menos iguales en valor: 23...¢g7!?;
Conduce a unas tablas curiosas 23...£e5!?; 23...¦g8!?
15...¥xg2!? 16.£xg2 (no así 16.£d3? 24.g3 £f5 25.£c4 £f3 26.¦f1
£c5 17.¦xe6+ fxe6 18.¤xe6 £e5-+ Tras 26.£d5!? £xd5 27.¦xd5
Müller — Brunner, Alemania, 1991). ¢e7 28.¦h5 se presenta un curioso
16...£g5+ 17.£xg5 fxg5 18.¤dxb5 final.
¤a6 19.¤d5 ¦d8 20.¤f6+ ¢e7
26...£e3 27.a4 ¢g7 28.¦d1
21.¤d5+.
¥e5 29.¦d7 ¦f8 30.¢a2 £b6 31.c3
También es interesante ¢h8!?
15...£g5+!? 16.¢b1 ¦a6!
Liberando la torre para medidas
16...¥c5, la cual el AI viene activas.
proponiendo con insistencia, apa-
32.b4
rentemente tiene un desperfec-
to: 17.¤xe6! fxe6 18.£xe6+ ¢f8 Es peligrosa 32.¦xf7? ¦b8 33.b4
19.h4! £xh4 (19...£h6 20.¤e4 ¥xe4 £d8!, y las negras comienzan el ata-
21. ¦xe4+-) 20.¦h1 £g5 21.¦h5!! que decisivo.
¦a6 22.¦d8+ ¢g7 23.¦xg5+ fxg5 32...£f2+ 33.¢b3 £xh2 34.a5
24.£e5++-. Las blancas tienen menos opor-
17.¤dxb5! ¥e7 18.¤c7+ ¢f8 tunidades de salvación en la varian-
19.¤xa6 ¤xa6 20.¤e4 £g6 21.¤d6! te 34.¦xf7 ¦xf7 35.£xf7 £xg3, por
con una posición ni mucho menos ejemplo: 36.£f8+ £g8+ 37.£xg8+
clara. ¢xg8 38.a5 h5 39.b5 ¥g3 40.b6 ¥f2
16.¢b1 ¦a6! 17.£h5! 41.b7 ¥a7 42.c4 ¢f7-+.
Con 15...£g5!? las negras no 34...£xg3 35.a6 £h3 36.¦d3
habrían tenido este recurso tan im- También es posible 36.¦xf7!?
portante. ¦xf7 37.£xf7 £xc3+ 38.¢a4 con
17...bxc3 18.¤xe6 ¦xe6 pronósticos de tablas.
19.¦xe6+ ¥e7 20.£xb5+ ¥c6 36...£h1 37.b5 ¦g8! 38.¢b4
21.¦xc6 ¤xc6 22.£xc6+ ¢f8 £b1+ 39.¢a5 ¦b8 40.a7 £a1+?!

111
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Una jugada de control de tiem- Una de las posiciones teóricas


po, y, como sucede a menudo, no es modernas surge tras 7.¥xc4 cxd4
la mejor. 40... ¥c7+! 41.¢a4 £a1+ 8.¤xd4.
42.¢b3 £xa7 43.¦d7 ¦a8! 44.¢c2 7...cxd4 8.£a4+ ¤c6 9.0-0-0
£f2+ ganaba inmediatamente.
41.£a4 ¥c7+ 42.¢b4 £xa4+
43.¢xa4 ¦a8 44.c4 ¦xa7+ 45.¢b3
¢g7 46.c5 ¦a1 47.b6 ¥e5
En caso de 47...¥xb6? 48.¢b2!
¦a6 49.¦d6 las blancas se salvan.
48.¢b4 h5 49.c6 ¦c1 50.¢b5
¢g6 51.¦d5 h4 52.¦xe5 fxe5 53.c7
Ahora se presenta forzosamen-
te un final de damas con el peón «e»
de las negras. Yo no tuve mayores
problemas, aunque el texto real de la La posición del diagrama era
partida no se corresponde al 100% bastante popular en la década de
con el de la Megabase. 1930.
53...h3 54.b7 h2 55.b8£ h1£ 9...h6!?
56.£g8+ ¢f6 57.£d8+ ¢g6 58. En aquellos años, el tema prin-
£g8+ ¢f6 59.£d8+ ¢f5 60.c8£+ cipal de los debates teóricos era la si-
¦xc8 61.£xc8+ ¢f4 62.£c4+ £e4 guiente variante: 9...¥d7 10.¤e4 ¥e7
63.£xf7+ ¢e3 64.£a7+ £d4 65. 11.exf6 gxf6 12.¥h4, y ahora las ne-
£g7 ¢d3 66.£g2 e4 67.£h1 ¢c2 gras tienen varios movimientos po-
68.£g2+ ¢b3 69.£g8+ ¢c3 70. sibles: 12...¤а5, 12...¦с8, 12...е5. Yo
£a2? £b4+ 0–1 comencé a sentir interés por esta po-
Si bien el duelo teórico anterior sición a raíz de la partida Ziatdínov
tuvo lugar en una variante agudísi- — Oll (Taskent 1986), que ganaron
ma de la Defensa Siciliana, contra las blancas con un estilo impecable.
Yusúpov logré encontrar una op- Ahí surgió la duda de si las negras
ción interesante que me permitió podrían de algún modo desviarse de
evitar las complicaciones indesea- las complicaciones peligrosas. Por
das. eliminación llegué al movimiento 9...
h6. El análisis mostraba que se pue-
de jugar así y enseguida se presentó
Gambito de Dama [D39] la oportunidad de comprobarlo en la
Yusúpov — Tukmakov práctica.
Minsk (Campeonato de la 10.exf6
URSS), 1987 Es la línea principal, aunque las
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 d5 blancas tienen otras alternativas.
4.¤c3 dxc4 5.e4 ¥b4 6.¥g5 c5 7.e5 10...hxg5 11.fxg7 ¦g8 12.¤xd4

112
¿e sa u o sa?

16.h5 ¦xg7 17.h6 ¦h7 18.¥e2 b6!?


19.¥xg4 ¥b7, y las negras mantu-
vieron el final (Timman — Kárpov,
Amsterdam 1987). Es más ambi-
ciosa 14.£xc4 ¥d7 15.¤b5 ¦xg7
16.¤d6+ (menos peligrosa para las
negras es 16.£c5 0-0-0 17.¥c4
£b6 18.£xb6 axb6 con igualdad, P.
Nikolic — Beliavsky, Bruselas 1988)
16...¢f8 17.¤xb7 £a3+ 18.¢b1 ¥e8
19.£c5+ £xc5 20.¤xc5, y las negras
El efecto de este hallazgo fue tan se enfrentan a una defensa compli-
grande que la variante se populari- cada.
zó de manera inmediata y se some-
tió a prueba en el más alto nivel. Se 14...£xc3+ 15.¢b1 bxc6
probó 12.¤e4, al cual es interesante 16.£xc6+ ¢e7 17.£d6+
responder con 12...d3!? (12...¥e7 17.£xa8 £b4+ =.
13.h4!? gxh4 14.¤xd4 ¥d7 15.¤xc6 17...¢f6 18.¦c1
bxc6 16.£xc4 a favor de las blan-
18.h4 ¥a6 19.hxg5+ ¢xg5
cas, Beliavsky — Chandler, Linares
20.¦d5+! ¢g6 21.¥d3+ llevó a
1988).
una victoria inmediata en la partida
12...¥xc3! Malajatko - Pérez Felipe (Laguna,
Solo este movimiento ya es 2008), pero la calculada 19...¢g7
una verdadera novedad. 12...¥d7 20.¦h7 ¢g6! da tablas.
13.¤e4! £e7 14.¤c2 (14.¤b5!?) 18...£e5 19.£xe5+ ¢xe5
14...f5 15.¤xb4 fxe4 16.¤xc6 ¥xc6 20.¥xc4 ¥b7 21.f3 ¦xg7
17.£xc4 ya se había jugado en la
partida Vidmar — Bogoliúbov (No- Solo ahora se puede dar por
ttingham, 1936), con victoria de las completada la fase de apertura. Las
blancas. negras han evitado con éxito las con-
trariedades del medio juego y llegan
13.bxc3 £a5!
a un final favorable. Por lo demás, su
¡Es la clave de la idea de las ventaja es de carácter más bien sim-
negras! 13...¥d7?! 14.¤b5! ¦xg7 bólico.
15.£a3! No es de ningún modo sa-
tisfactoria. 22.¦he1+ ¢f6 23.¥b3
14.¤xc6 23.h3=.
También aquí las blancas tie- 23...g4! 24.¦c7
nen que hacer una elección seria. Permite un sacrificio posicio-
Tras 14.£xa5!? ¤xa5 15.h4 g4 (pa- nal. Sin embargo, tras 24.fxg4 ¥xg2
rece peligrosa 15...¦xg7 16.hxg5 25.¥d1 ¦b8+ 26.¢a1 ¦h7 la inicia-
¦xg5 17.¦h8+ ¢e7 18.g3, pero es tiva de las negras se vuelve bastante
posible 15...gxh4!? 16.¦xh4 ¢e7) desagradable.

113
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Otro error como respuesta, cau-


sado por los grandes apuros de tiem-
po. 33.¦b3! daba tablas sin dificul-
tad.
33...a6! 34.¥d3 ¦xb1 35.¥xb1
¢h4 36.¢f3 ¢h3 37.¥c2 f5 0–1
A lo largo de medio siglo, la
OSA contuvo toda la creciente com-
petencia, pero finalmente las desgra-
cias se le vinieron encima. El coloso
que la había engendrado, la Unión
24...gxf3! 25.¦xb7
Soviética, se tambaleó y acabó por
¡Reto aceptado! 25.gxf3 ¦b8 es derrumbarse. La profesión del aje-
favorable a las negras. drecista perdió su aura de prestigio y
25...fxg2 26.¦g1 ¦h8 27.¥a4! los padres de niños dotados orienta-
27.¦xa7 ¦xh2 28.¦c7 ¦h1 ron su desarrollo en otras direccio-
(28...¢e5!?) 29.¦cc1 ¦xg1 30.¦xg1 nes. Los ajedrecistas profesionales
¢f5 31.¥a4 e5 es mala para las blan- soviéticos se desperdigaron por todo
cas. el mundo, inculcando su experiencia
y su maestría a todo aquel que pu-
27...¦xh2 28.¢c2?
diera permitírselo. Más fuerte aún
Es un movimiento natural, pero fue el impacto que produjeron las
perdedor. Daba tablas 28.¦d7 ¢f5 tecnologías modernas. Al principio,
29.¥c6. También era considerable- los ordenadores hicieron la infor-
mente más fuerte la «incorrecta» re- mación más accesible. Cualquier in-
tirada del rey 28.¢а1. teresado desde el punto más remoto
28...¦g4! 29.¥e8 del planeta podía, en cuestión de se-
Resulta que la casilla necesaria gundos, acceder a partidas que antes
с6 no está disponible. Y la diagonal solo podían verse con el permiso de
а4–е8 es demasiado corta para el al- la jefatura de deportes de la Unión
fil. Soviética. Poco a poco, el AI fue
convirtiéndose en el soldado univer-
29...¦h1 30.¦bb1 ¦h8?
sal: el sparring, el asesor e incluso el
30...¢e7! -+ 31.¥b5 ¦b4! ga- entrenador, todo en uno. En el próxi-
naba inmediatamente. mo capítulo trataremos de analizar
31.¥b5 ¢g5 32.¢d2 ¦b8 los tremendos cambios que produjo
32...¢h4? 33.¦h1+. en el ajedrez la llegada de los mons-
truos de hierro y su influencia en el
33.¢e3?
arte de la preparación.

114
Epílogo al capítulo
«¿Esa u Osa?»
¿Tiene sentido recurrir a di- está dirigido a ajedrecistas que, por
gresiones históricas y excavar los diversas razones, no pueden dedicar-
asuntos de días pasados en un libro le mucho tiempo al juego, aunque a
dedicado a los métodos modernos de veces participan en torneos. ¿Cómo
preparación? Al fin y al cabo, al co- prepararse para una partida en unas
mentar las decisiones individuales de horas sin conocimientos del inmen-
los ajedrecistas más notables del pa- so bloque que es la teoría moderna?
sado, el autor en ocasiones ha adop- ¿Cómo evitar los trucos de apertura
tado (aunque no intencionadamente) de un rival más leído? O, al contrario,
un tono didáctico y condescendiente. ¿cómo sorprender a un oponente que
Por supuesto, para alguien armado parece menos experto?
con los conocimientos y la técnica Estas son preguntas nada bala-
de un gran maestro actual, las gue- díes para un jugador de ajedrez de
rras de aperturas de la primera mitad cualquier nivel y edad.
del siglo XX parecen peleas inocen-
¡Estudie los clásicos! Este es-
tes de patio de colegio, e incluso los
logan puede parecer tan anticuado
métodos de preparación de algunos
como las partidas que el autor le invita
campeones mundiales solo pueden
a analizar. Al fin y al cabo, los gran-
calificarse de amateur.
des maestros modernos han absorbido
Sin embargo, en primer lugar, un y superado hace tiempo los descubri-
ajedrecista, igual que cualquier ciu- mientos de Reti y Nimzóvich, por no
dadano respetable, debe conocer la mencionar los de Steinitz y Tarrasch.
historia del país en el que vive. Tales Sin embargo, es muy difícil aprender
conocimientos no son ni mucho me- los principios de la profilaxis y de la
nos una carga sin sentido en nuestra superprotección de las partidas de los
memoria, sino que nos dan una vi- ídolos modernos: las líneas estratégi-
sión amplia y profunda para resolver cas armónicas son interrumpidas una
problemas actuales. vez tras otra por zigzags tácticos, y
En segundo lugar, el autor no ha las ideas de un jugador son destrui-
concebido este libro solo para profe- das por su oponente mucho antes de
sionales actuales o futuros. También que el primero logre su objetivo. En

115
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

las partidas clásicas todo está claro y disfruta del juego pero, por diversas
resaltado y a veces es tan bonito que razones, no se ha graduado en uni-
le deja a uno sin respiración, espe- versidades ajedrecísticas, se ganan el
cialmente cuando viene anotado por pan con otras ocupaciones, por lo que
el ganador. De modo que las partidas no tienen tanto tiempo para la histo-
en apariencia sencillas pero lógicas de ria, por muy convincentes que resul-
Capablanca son mucho más didácti- ten los argumentos del autor.
cas que las complejísimas obras de los Las normas se deben aprender
súper GM modernos. con ejemplos sencillos y lógicos. Por
Nadie empieza a estudiar las eso yo recomiendo las partidas de
normas gramáticas por las excep- Capablanca y no las de Alekhine, las
ciones, por muy bellas y paradóji- de Botvínnik y no las de Bronstein,
cas que sean, y el ajedrez actual de las de Kárpov y no las de Kaspárov.
alto nivel está tejido con paradojas y Y la mejor forma de hacer esto no es
refutaciones. Las normas básicas se estudiarlo todo a la vez con las me-
formularon principalmente durante la gabases electrónicas, sino analizando
primera mitad del siglo XX. las colecciones de partidas seleccio-
Pero, ¿de dónde podemos sacar nadas de estos fantásticos ajedrecis-
el tiempo para estudiar a todos es- tas con sus propias anotaciones. Esto
tos titanes del pasado, hoy semiol- le garantizará provecho y disfrute a
vidados? Obviamente, la gente que partes iguales.

116
El ajedrez de la
era informática
Para la década de 1970, el ajedrez ajedrez no supuso una ocupación,
ya había recorrido un largo camino. sino que parecía más bien un ele-
Antes de la Segunda Guerra Mun- mento de ayuda filantrópica. Su
dial, e incluso un tiempo después, presencia discreta y no intrusiva ali-
solo unos pocos miembros de la élite viaba la fastidiosa labor rutinaria de
del ajedrez podían considerarse pro- búsqueda y procesamiento de volú-
fesionales en el sentido estricto de la menes enormes de información. Por
palabra. La aparición de la OSA y su no hablar de las sobrecargas físicas:
posición de dominio en el mundo del los tomos de los «Informadores» y de
ajedrez cambiaron significativamente las guías de aperturas eran bastante
el estatus del juego. Se volvió simple- pesados.
mente imposible para los meros afi-
La generación de ajedrecistas
cionados alcanzar éxitos relevantes.
profesionales de los lejanos años 70
El análisis de las partidas jugadas, el
estudio de los siempre crecientes vo- y 80 del siglo pasado apreciaban el
lúmenes de información, el trabajo en regalo del progreso en su justa me-
las aperturas, por no hablar de la pre- dida, pero no concebían su vida sin
paración física y psicológica, exigían conocer las preferencias de apertura
una entrega total. La búsqueda y sis- de su oponente, sin buscar los pun-
tematización de la información con- tos débiles de su repertorio. Pero la
sumían una gran cantidad de tiempo. composición del retrato creativo del
La aparición de los «Informadores adversario también se volvió sor-
ajedrecísticos», los precursores de las prendentemente fácil y acabó redu-
bases de datos modernas, simplificó ciéndose a saber apretar los botones
considerablemente esta labor, pero a correctos, de modo que antes o des-
pesar de todo los estudios profundos pués, con entusiasmo o con resigna-
de las aperturas seguían siendo desa- ción, todos acabaron entregándose a
rrollados por unos pocos entusiastas, la informatización obligatoria.
pues se trataba de una labor muy poco Al principio esta se limitaba a
agradecida. las bases de datos, ya que los prime-
De modo que, al principio, la ros programas ajedrecísticos eran tan
irrupción de los ordenadores en el inútiles en la estrategia que hasta su

117
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

incuestionable perspicacia táctica no tándem siguen siendo los mismos,


hacía más que exaltar la grandeza de pero el arte de la cooperación ocupa
la mente humana. Hasta cierto mo- ahora el primer plano. En la cum-
mento el AI desempeñó un papel tan bre, donde el nivel del juego de los
subordinado al del hombre que ni se ajedrecistas más fuertes del mundo
pensaba en que algún día le pudiese es más o menos igual, la capacidad
superar. No hablamos, claro está, de de trabajar eficazmente con el AI
los publicitadísimos espectáculos que desempeña un papel crucial. Esta
protagonizaron primero Kaspárov y tarea es realmente difícil, pues el ni-
luego Krámnik contra los monstruos vel de los ordenadores que participan
de hierro. Había demasiado en juego en la preparación de los ajedrecistas
para los productores de la tecnología crece a gran velocidad. Además de
informática como para dejar perder a los AI corrientes, los ajedrecistas
sus criaturas. En la relación entre el acuden cada vez más a la ayuda de
ajedrecista y la máquina, el hombre superordenadores que normalmente
era el jefe indiscutible: él fijaba el se utilizan en investigaciones cien-
rumbo de la búsqueda, y el progra- tíficas. La importancia del respaldo
ma, obedeciendo las indicaciones de técnico, especialmente en la apertu-
su amo, solo hacía correcciones me- ra, es inmensa. En el último match
nores y ajustes. por el título mundial Anand — To-
pálov era indiscutible la suprema-
Pero en los últimos años este
cía del GM búlgaro, el cual jugaba
equilibrio ha cambiado drásticamen-
en casa y tenía a su disposición un
te y parece que de forma irreversi-
ordenador de grandísima potencia.
ble. Ahora el AI ha asumido el papel
Pero hay que saber usar este poder
de oráculo y el de lazarillo a la vez,
adecuadamente. No es casualidad
dejando al humano la posibilidad de
que en su equipo de entrenadores
poner en práctica las recomendacio-
hubiera un especialista de progra-
nes de la mente superior. Y esto no
mas informáticos de ajedrez. Topá-
solo se debe al perfeccionamiento lov es uno de los mejores jugadores
de los programas, los cuales se han de «advanced chess» (combinación
vuelto mucho más cualificados en las jugador-ordenador) del mundo. Sin
sutilezas posicionales. La capacidad embargo, su oponente tampoco era
de las máquinas crece a pasos agi- ningún tonto; no olvidemos que en
gantados. El talento, la intuición y la el match contra Krámnik solo dos
experiencia del ajedrecista palidecen años antes, el equipo de Anand había
cada día frente a la fuerza bruta del estado muy por encima de su opo-
ordenador. Al haber perdido el papel nente en la apertura. Se alcanzó un
de líder en este equipo, el hombre nivel aún más alto de cooperación
corre el riesgo de volverse un mero entre el ajedrecista y el AI, pero es
ejecutor respetuoso de la voluntad de obvio que es en este ámbito donde
la máquina. quedan enormes recursos ocultos
En cuanto a la preparación para mejorar la preparación de la
contemporánea, los miembros del apertura y, por consecuencia, para

118
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

mejorar la capacidad práctica del sobresalientes, ahora todo el mundo


ajedrecista de carne y hueso. En este habla el mismo esperanto informá-
sentido el ajedrez va en consonan- tico, y solo escuchando con atención
cia con otros deportes en los cuales uno puede distinguir un débil acento
se hace mucho uso de los últimos propio. Repasando las partidas se ha
logros tecnológicos. La equipación vuelto casi imposible distinguir con
deportiva desempeña un papel cada precisión a los jugadores. Si el estilo
vez más importante, si no decisivo. de Botvínnik, Petrosián, Tal, Fischer
Por ejemplo, la lista de los récords o Kárpov se podía adivinar sin mirar
mundiales de natación ha cambiado el encabezamiento, hoy en día en los
por completo los últimos años debi- logros más importantes de los líde-
do a la aparición de los nuevos sú- res contemporáneos destaca la per-
perbañadores. Cualquier nadador se fección universal informática. Por
vuelve automáticamente incapaz de ahora solo sucede en la apertura y en
luchar por los primeros puestos por el medio juego que se deriva de ella.
el mero hecho de llevar un bañador ¡Pero nada puede frenar el progreso!
de la generación anterior. Procesos
Bajo la influencia e incluso el
similares tienen lugar en patinaje de
impacto directo de los programas
velocidad, esquí, atletismo y otras
disciplinas. Los avances tecnológi- ajedrecísticos, poco a poco está cam-
cos se convierten en un factor crucial biando el mapa de las aperturas. Las
allí donde hasta hace poco los cam- líneas más agresivas de la defensa
peones eran seleccionados por el vo- siciliana, que ocuparon las mentes de
lumen de sus músculos y su capaci- varias generaciones, están cayendo
dad de reflejos. Volviendo al ajedrez, en el olvido, pues se ha dictado ya el
se puede constatar que se ha borrado veredicto final sobre complicaciones
la división habitual de los ajedrecis- que antes parecían completamente
tas en investigadores, a quienes tan- impredecibles. Apariciones episódi-
to valoraba Botvínnik, y jugadores cas en el más alto nivel del ajedrez
prácticos. Todo el trabajo rutinario de modas recientes, como la varian-
de buscar y organizar la informa- te Polugaevsky o el «peón envene-
ción, que tanto irritaba a los prácti- nado», a menudo se reducen a una
cos, se lo hace ahora la máquina. El prueba de la erudición y memoria del
dócil AI lleva también a cabo la tarea adversario. Si las negras encuentran
minuciosa de elaborar las variantes, (o recuerdan) el único camino, está
en la que antes los investigadores bien, serán tablas. En caso contra-
tenían una clara ventaja. Como con- rio, la perdición será inevitable. Así
secuencia, ha surgido una tendencia fue, o será muy pronto, el destino de
evidente en el ajedrez contemporá- muchas variantes forzadas. Por otro
neo: claramente hay más ajedrecis- lado, de vez en cuando recobran vida
tas fuertes, pero entre ellos cada vez continuaciones archivadas y olvida-
hay menos personalidades brillantes. das hace mucho tiempo. El AI en-
Mientras que antes era imposible cuentra una posibilidad que pasaron
confundir las voces de los intérpretes por alto generaciones de investiga-

119
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

dores y así le da una nueva vida a la dor y capitán del equipo ucraniano.
variante. No tenía dudas con los primeros dos
La fama sensacional de apertu- tableros, pero en el tercero el joven-
ras en modo alguno románticas como císimo Andréi Volokitin tendría que
el Muro de Berlín en la defensa Ruy enfrentarse a Rafael Vaganián o a
López o la variante Chebanenko en la Smbat Lputián, unos GMs excep-
eslava se explica en parte por la nos- cionalmente fuertes y con mucha
talgia por el ajedrez de antes, cuando experiencia. Desde el punto de vis-
lo que importaba era el conocimiento ta de la apertura la diferencia no era
y la comprensión de las leyes uni- grande, pues ambos iban a elegir sin
versales, y no tener una memoria ex- duda la defensa francesa tras 1.е4, y
cepcional. Pero, a decir verdad, aquí aplicar las mismas variantes. La si-
también la evaluación de las posicio- tuación se agravaba por el hecho de
nes clave se define no ya por con- que la víspera de la partida Vaganián
sideraciones posicionales abstractas había resuelto todos los problemas de
sino por variantes muy concretas, la apertura en la partida contra Gris-
movimiento tras movimiento. chuk. No cabía duda de que la exitosa
Resumiendo lo dicho, se puede variante se iba a repetir. En aquellas
decir que el ajedrez del más alto ni- circunstancias, sería el colmo de la
vel ha cambiado drásticamente. En el frivolidad contar con la improvisa-
siglo XX a la gente le gustaba decir ción sobre el tablero, por eso Andréi
que el ajedrez es una combinación de se enfrentó a una elección: encontrar
ciencia, arte y deporte. Ahora el arte un fortalecimiento serio del juego de
ha pasado discretamente a la sombra, las blancas o quedarse en la reserva.
y el juego es mucho más deporte y Vino a rescatarlo Serguéi Kariakin,
ciencia. La improvisación y la fan- el cual descansaba en aquella ronda.
tasía van perdiendo cada vez más te- Durante las dos horas que quedaban
rreno en favor de las investigaciones antes de tener que enviar la composi-
minuciosas. ción de los equipos, los chicos resol-
Voy a comenzar mi selección de vieron brillantemente la difícil tarea.
ejemplos que ilustran las peculiari- Así que Volokitin se ganó, en todos
dades de la preparación informática los sentidos, su derecho a jugar aquel
con una partida que es especialmen- encuentro.
te memorable para mí. Se jugó en la
Olimpiada en Calviá. En aquel mo-
mento, el equipo de Ucrania era el Defensa Francesa [C18]
claro líder. Sin embargo, teníamos Volokitin — Lputián
seis rondas más por delante y nuestro Calvià (Olimpiada, 2004)
próximo encuentro sería con Arme-
nia, que era un rival fuerte y tradi- 1.e4 e6 2.d4 d5 3.¤c3 ¥b4 4.e5
cionalmente difícil para nosotros. c5 5.a3 ¥a5
Pongo «nosotros» pues he tenido el Esta fue la variante objeto de in-
honor y el placer de ser el entrena- vestigación antes del match.

120
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

6.b4 cxd4 7.£g4 ¤e7 8.bxa5 ¦xf5 21.£e3± (Stellwagen — Bartel,


dxc3 9.£xg7 ¦g8 10.£xh7 ¤bc6 Alemania, 2006).
11.¤f3 £c7 12.¥f4 14.axb7+ ¢b8 15.£d3 ¦g4
En la famosa partida Fischer 15...¤g6 16.¥g3 ¤cxe5
— Tal, jugada en 1960 en la Olim- 17.¤xe5 ¤xe5 18.£d4± f6 19.¦b1
piada de Leipzig, tuvo lugar 12.¥b5 ¦g7 20.¦b3 £d6 21.¦xc3 ¥c6
¥d7 13.0-0 (13.¥f4) 13... 0-0-0 22.¥e2, con ventaja de las blancas,
(13...¤xe5) 14.¥g5, y el final de la se conoce desde la partida Matulovic
partida fue inesperadamente rápido — Osmanagic (Sarajevo, 1965). No
y espectacular: 14...¤xe5 15.¤xe5 es mucho mejor 15...d4 16.¦b1 ¦g4
¥xb5 16.¤xf7 ¥xf1 17.¤xd8 17.¥g3 ¤f5 18.¥e2 ¤a5 19.0-0 ¥c6
¦xg5 18.¤xe6 ¦xg2+ 19.¢h1 £e5 20.¦b4.
20.¦xf1 £xe6 21.¢xg2 £g4+ ½ : 16.g3!
½.
La posición tras 16.¥e3 ¤f5
12...¥d7 17.¥c5 ¦e4+ (17...¦c4!?) 18.¢d1
(18.¥e2 £a5©) 18...¦c4 (18...£a5!?)
19.£xf5 ¦xc5 20.£xf7 d4, como se
jugó en la partida Ricardi — Forster
(Elista, Olimpida de 1998), se ve algo
mejor para las blancas, pero el juego
de las negras es muy mejorable. Aún
peor es 16.¥g3?! ¦e4+ 17.¥e2 ¤f5.
16...¤g6 17.£xc3
17.h3! ¤xf4 18.£xc3! era igual
de buena.
13.a6! 17...¤xf4
Una jugada fuerte, pero toda-
vía no es una novedad. 13.¥d3!?
0-0-0 14.¥g3 £xa5 15.0-0 ¤f5
16.¥xf5 exf5 17.£xf7 ¦df8 18.£h7
f4 19.¥xf4 ¥f5 20.£h4 ¦h8 21.£g3
¦hg8 22.£h4 con repetición de mo-
vimientos surgió en la ya mencio-
nada partida Grischuk — Vaganián,
Alemania, 2006.
13...0-0-0
Muchas veces se presentaba 18.h3!!
también 13...b6!? He aquí un ejem- Fue esta idea brillante, encon-
plo bastante reciente: 14.¥g3 0-0-0 trada y elaborada durante la prepara-
15.¥d3 ¦h8 16.£g7 ¦dg8 17.£f6 ción, la que había asegurado la par-
¥e8 18.0-0 ¦h5 19.£f4 ¤f5 20.¥xf5 ticipación de Volokitin en el match.

121
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

18...¤xh3 ¡Y otra vez la mejor jugada!


No alivia el apuro de las ne- 27...fxg3 28.¥a6! g2
gras. 18... d4 19.£c5 ¤xh3 20.¥xh3 Tampoco les salvaba 28...¥c6
¦e4+ 21. ¢f1 ¤xe5 22.£xc7+ ¢xc7 29.¦e7+ (29.¦xd8? ¥xb7!) 29...¢b6
23.¤g5! 30.¦xd8 ¥xb7 31.¦xb7+ ¢xa6
19.¦xh3! 32.¦b1.
19.¥xh3? ¦c4. 29.¦hxe8 ¦g8 30.¦xd8 ¦xd8
31.¦g1 ¦g8 32.¢e2
19...¤xe5
Aquí uno podía ya bajar el telón,
Otras continuaciones tampoco
pero en los torneos por equipos se
cambiaban la evaluación de la posi-
juega hasta el final.
ción: 19...¦a4 20.¥e2 d4 21.£c5 ¦a5
22.£d6±; 19...¦e4+ 20.¥e2 ¤xe5 32...¢b6 33.¥d3 ¢xb7 34.¢f3
21.£xc7+ ¢xc7 22.¤g5±; 19...d4 ¢b6 35.¦xg2 ¦xg2 36.¢xg2 ¢a5
20.£c5 ¤xe5 21.£xc7+ (21.£xe5? 37.¢f3 ¢a4 38.¢e3 ¢xa3 39.¢d4
¦e4+! 22.£xe4 £c3+ 23.¢d1 ¢b4 40.¢xd5 f5 1–0
£xa1+ 24.¢d2 £c3+=) 21...¢xc7
22.¤xe5 ¦e4+ 23.¢d2 ¦xe5 24.¦b1 Un ejemplo perfecto de prepa-
¥c6 25.¦h7±. ración que no se veía a menudo en
20.£xc7+ ¢xc7 21.¤xe5 esa época. La victoria en esta partida
¦e4+22.¢d2 ¦xe5 23.¥d3! nos posibilitó evitar la derrota en un
match que se desarrolló con com-
La preparación de casa no está
plicaciones y nos acercó sustancial-
terminada aún en esta posición prác-
mente a la victoria definitiva en la
ticamente ganadora.
Olimpiada.
23...¦g5 Analizando los factores que lle-
Tampoco ayudan otros movi- varon a la victoria de las blancas, se
mientos: 23...¢xb7 24.f4+-; 23...d4 ve que el papel del AI es importan-
24.¦b1 ¦b8+- 25.¦h7 ¥e8 26.¥g6! te, pero en principio se limitaba a un
¦xb7 27.¦xb7+ ¢xb7 28.¥xf7 ¥xf7 apoyo técnico eficaz. En pocas horas
29.¦xf7+ ¢b6 30.¢d3+-. consiguieron procesar una cantidad
24.¦h7! ¥e8 enorme de partidas y decidir la di-
rección del golpe principal. La parte
24...¢xb7!? 25.¦xf7; 24...¦f8
conceptual fue fruto de la mente hu-
25.¦b1.
mana, mientras que sería justo dividir
25.¦e1! los laureles a partes iguales entre los
¡Una conversión impecable! jugadores y el AI en cuanto al refi-
25...e5 namiento de las variantes hasta llegar
a una perfección absoluta. Aunque
25...¢xb7 26.¦xe6+-; 25...¢b8 tengo que recordarles que la partida
26.¦h8 ¢xb7+- 27.¥b5 ¥xb5 se jugó en una época que para los or-
28.¦xd8+-. denadores de hoy puede considerarse
26.f4! exf4 27.¦h8! prehistórica.

122
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Las partidas que siguen tuvieron bastante rara y prácticamente olvi-


lugar en matches de campeonatos dada» (Baréev)
mundiales con todas las circunstan- 16...£h5
cias que esto conlleva: una prepa-
ración minuciosa de muchos meses, «Casi una hora reflexionó Lékó
un análisis meticuloso del repertorio sobre sus opciones: jugar el medio
de aperturas del oponente, equipos juego que no recordaba o el final que
de ayuda dotados de ordenadores desconocía» –un testimonio más de
poderosos, y el resto de atributos Baréev. Ahora hay decenas de parti-
profesionales imprescindibles para das jugadas con este final, y muchas
una preparación seria y profesional. de ellas del más alto nivel.
Como demostró la famosa partida 16...£xf1+ 17.¢xf1 ¥f5
que citamos a continuación, todas 18.¤d2 (las negras lograron soste-
estas condiciones no pueden proteger ner la posición tras 18.f3 h6 19.¤d2
al jugador contra despistes trágicos. ¥xe4 20.fxe4 ¤c7 21.¢g2 c5 22.e5
Se pueden encontrar detalles verda- ¥e7 23.¤e4 cxd4 24.cxd4 a5, Anand
deros, así como el ambiente psicoló- – Svidler, San Luis, 2005) 18...h6
gico de una de las partidas más dra- 19.¦e1 ¦ae8 20.¤f3 ¥h3+ 21.¢g1
máticas en la historia de los matches ¥g4 22.¤e5 f6 23.¤d3 ¥f5 24.¦d1
de los campeonatos mundiales, en ¥g4 25.¦d2 – y así de manera extra-
el curioso libro de Baréev y Levítov vagante las blancas lograron sostener
«Las notas del analista». Dedicado a la ventaja material y luego ganaron la
los matches de Krámnik contra Kas- partida (Volokitin – Ponomariov, Fo-
párov y Lékó, invita al lector a des- ros, 2006).
cubrir la curiosa y específica cocina
La tarea de Lékó no era nada
profesional, habitualmente vedada a
fácil, pero su respuesta sorprendió
los de fuera.
bastante a sus oponentes: en el equi-
po de Krámnik todos pronosticaban
Ruy López [C89] su paso al final.
Krámnik — Lékó 17.¤d2 ¥f5 18.f3!
Brissago, (8ª match En principio solo esta jugada
del campeonato, 2004) puede llamarse el inicio de la prepa-
ración original de la apertura hecha
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 a6 por el equipo de Krámnik.
4.¥a4 ¤f6 5.0-0 ¥e7 6.¦e1 b5
7.¥b3 0-0 8.c3 d5 9.exd5 ¤xd5 18.¥xd5, 18.¦е1 y 18.¥d1, que
10.¤xe5 ¤xe5 11.¦xe5 c6 12.d4 habían surgido antes, fueron recha-
¥d6 13.¦e1 £h4 14.g3 £h3 15.¦e4 zados por diferentes motivos.
g5 16.£f1!? 18...¤f6 19.¦e1?!
«Teniendo en cuenta la predi- El comienzo de un plan fa-
lección de Lékó por las continua- tal. Como alternativa se proponía
ciones más populares y modernas, 19.a4!? Hay dos partidas curio-
habíamos preparado una variante sas en cuanto a este tema del me-

123
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

morial de Tal de 2006: 19...¤xe4


20.¤xe4 £g6 21.¤xd6 (21.¤xg5!?)
21...£xd6 22.¥xg5 £g6!? (22...¦fe8
23.¦e1 £g6 24.¥e7 ¦a7 25.¥c5
¦aa8 26.¥e7 ¦a7 27.¥c5 condujo a
tablas en la partida Shírov – Lékó)
23.£c1 ¥d3 24.axb5 axb5 25.¦xa8
¦xa8 26.¢f2 – este enfrentamiento
terminó con la victoria de las ne-
gras (Shírov – Aronián). Y aunque
las posibilidades de las blancas no
están ni mucho menos agotadas en Este movimiento fuerte tampo-
esta dirección, la atención de los co fue una sorpresa para Krámnik.
analistas se dirigió hacia 19.£g2!? Las jugadas antecedentes no habían
£g6 20.¦e3 ¦ae8 (20...¤d5 21.¦e1 costado mucho tiempo a Vladímir,
¦ae8 22.£f2? ¤f4! dio la victo- mientras que Peter ya estaba en gra-
ria a las negras en la partida Sho- ves apuros de tiempo.
móev – Grischuk, Dagomys, 2008, 22.axb5?!
pero es más fuerte para las blancas La misma rapidez y seguridad.
22.¤е4 g4 25.¥c2) 21.¤e4 ¤xe4 (la Krámnik sabía que existía otra va-
experimental 21...¤d5?! 22.¥xd5 riante: 22.¤e4 ¤xe4 23.fxe4 ¥xe4
cxd5 23.¤xd6 £xd6 24.¦xe8 ¦xe8 24.¥xg5! bxa4! 25.¥c4 ¥d5 26.¥xd5
25.¥xg5 condujo a una clara venta- cxd5 27.£f6 con igualdad, pero optó
ja de las blancas, Anand – Aronián, por la vía crítica. La opinión compe-
Montecarlo (ajedrez rápido, 2007) tente del AI está en gran parte a favor
22.g4 ¤g3!? (también es interesan- de su resolución.
te 22...¥xg4!? 23.fxe4) 23.hxg3 ¥d3
(la excéntrica 23...¥b1 surgió en la 22...¥d3 23.£f2?
partida referente Anand – Aronián, Un error decisivo, tanto en el
Wijk aan Zee, 2007) 24.¥d2 ¦xe3 análisis como en la partida. No era
25.¥xe3 ¦e8 26.¦e1 c5, y las negras tarde para reflexionar, reconfirmar
lograron aguantar (Svídler – Aronián, las recomendaciones del entrenador
Linares 2007). Aquí la situación está y tomar la única decisión correcta:
aún lejos del veredicto final. 23.£d1! ¥e2 24.£e1!
19...¦ae8 20.¦xe8 ¦xe8 21.a4!? Aquí también el afán de con-
Sigue la línea planteada de an- seguir un mejor resultado no apor-
temano. 21.¤e4 ¤xe4 22.fxe4 ¦xe4 ta nada bueno: 24.¥c2? £h5! (no
23.¥d2 ¥e6 24.¥xe6 ¦xe6 25.¦e1 24...¥xd1? 25.¥xg6 hxg6 26.bxa6
llevaba a una posición igualada. ¥c7 27.a7 ¦a8 28.¤c4 ¤d5 29.¢f2!
con ventaja de las blancas) 25.£e1
21...£g6!
¥xf3, y la posición de las blancas
se está derrumbando, así como en la
partida.

124
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

24...¥d3 25.£d1 con repetición vez en la partida. Pasó lo imposi-


de movimientos. Pero es casi impo- ble: ¡el cazador cayó en la elaborada
sible parar en una situación similar, trampa que él mismo había prepara-
pues las dudas solo dan lugar a la do! Para la sentencia final le habían
esperanza del oponente casi derrota- faltado literalmente unos segundos
do. De manera paradójica, la táctica durante la preparación, los cuales re-
aparentemente correcta de presionar sultaron decisivos.
al adversario psicológicamente con- 26.¢f2
dujo a las blancas a la catástrofe.
Otras continuaciones son igual
23...¦e2 24.£xe2 de malas: 26.a7 £e3+ 27.¢g2
Ya no les salvaba 24.bxa6 ¥xf3+! 28.¤xf3 £e2+ 29.¢g1 ¤g4
¦xf2 25.¢xf2 £h5 26.¢g1 ¥xg3! 30.a8£+ ¢g7 31.£xc6 (31.¥xg5
27.hxg3 £h3 28.a7 £xg3+ 29.¢h1 £f2+ 32.¢h1 £xf3+ 33.¢g1 £f2+
g4! 30.a8£+ ¢g7, y las blancas es- 34.¢h1 £xh2#) 31...£f2+ 32.¢h1
tán desvalidas. Por ejemplo: 31.¦a7 £f1+ 33.¤g1 ¤f2#.
£e1+ 32.¢g2 gxf3+ 33.¤xf3 £f1+ 26...¥xf3! 27.¤xf3 ¤e4+
34.¢g3 ¤h5+ 35.¢h4 £h1+ 36.¢g4 28.¢e1 ¤xc3!
£g2+37.¢xh5 £h3+ 38.¢g5 £g3+
39.¢h5 ¥g6#. ¡El acorde final! Péter, que vivió
tantas cosas en esta partida, no po-
24...¥xe2 25.bxa6 día permitir que le fuese arrebatado
el triunfo.
29.bxc3 £xc3+ 30.¢f2 £xa1
31.a7?!
Uno podría hacerse ilusiones
de salvación con 31.¥xg5 £xa6
32.¥d1, pero no cabe duda de que
la fortaleza en apariencia construi-
da por las blancas sería destruida en
cualquier caso.
31...h6 32.h4 g4 0–1
25...£d3!! Tal cosa podía, por supuesto,
El único movimiento que cam- suceder (¡y sucedió muchas veces!)
bia drásticamente la evaluación de la en los tiempos del «trabajo manual»,
posición. El AI, que antes estaba in- pero rara vez los exploradores de en-
dudablemente a favor de las blancas, tonces se atrevían a adentrarse tanto
tras haberlo pensado un rato cambia en el bosque de las variantes teóricas,
de opinión y se pasa sin escrúpulos pues eran muy conscientes tanto del
al lado del adversario. Lo entendieron riesgo de cometer errores como de
horrorizados el analista de Krámnik, su precio. La aparición del Al redu-
Svídler (que era el responsable de la jo considerablemente el sentido del
variante), y el mismo Vladímir, que peligro en los jugadores humanos,
se quedó reflexionando por primera puesto que la máquina asumió el tra-

125
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

bajo de zapador. Y aun en esta par- con obedientes (aunque, como hemos
tida el ordenador cumplió su tarea, comprobado antes, completamente
solo que se demoró un poco. Y otra oportunistas) AI y, obviamente, con
vez, como en los viejos tiempos, falló dos ajedrecistas brillantes.
el factor humano. 13.0-0 £b6 14.£e2
En el match Krámnik — Anand
el equipo del aspirante trabajó a la
perfección. No solo eligieron un sur-
tido impecable de variantes teniendo
en cuenta el retrato psicológico del
oponente, sino que el trabajo con-
creto con el AI fue del más alto ni-
vel. Fueron las complejas posiciones
irracionales de la variante Merano las
que constituyeron el principal obstá-
culo para el campeón del mundo. En
realidad, los siguientes dos apasio- 14...¥b7!?
nantes combates decidieron el desti-
Aunque ya se habían hecho 14
no del título.
jugadas, en realidad la partida co-
mienza aquí. Normalmente las ne-
gras no cedían el peón b5. Estric-
Gambito de Dama [D49] tamente hablando, el movimiento en
Krámnik — Anand la partida no es una novedad, pero
Bonn (3a partida del match) la vida real de 14...¥b7 empezó con
2008 este duelo.
15.¥xb5! ¥d6!?
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.¤c3 e6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4 En la quinta partida Anand apli-
7.¥xc4 b5 8.¥d3 a6!? 9.e4 c5 10.e5 có 15...¦g8.
cxd4 11.¤xb5 axb5 12.exf6 gxf6 16.¦d1
Está claro que durante los 60 Durante la preparación, el equi-
años transcurridos desde el match de po de Anand sin duda consideró
1948 la teoría ha avanzado algo. En también 16.¤xd4!? £xd4! (tam-
vez de 12...£b6 (Botvínnik - Euwe, bién parece atractivo 16...¦g8, pero
la partida que comentamos en la sec- tras 17.g3! £xd4 18.¦d1 este tipo
ción histórica), la jugada principal de inclusión está más a favor de las
desde hace mucho es 12...gxf6. Pero blancas) 17.¦d1 ¥xh2+! 18.¢xh2
en el siglo XXI los tiempos de desa- £h4+ 19. ¢g1 ¥xg2! 20.¥xd7+ ¢e7
rrollo teórico del ajedrez se acortaron 21.¢xg2 ¦hg8+ con un ataque ame-
increíblemente. Lo que antes habría nazador, que resulta suficiente solo
llevado décadas, lo hicieron en dos para las tablas: 22.¢f3 £h5+ 23.¢e3
partidas del campeonato mundial dos £c5+ 24.¢d2 ¦ad8! 25.¦f1 (25.£f1
equipos de entrenadores, equipados ¦xd7+ 26.¢e1 ¦xd1+27.¢xd1 £h5+

126
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

28.¢e1 £h2!=) 25...¦xd7+ 26.¢e1 19.¥xd7 ¦ag8! 20.¥b5 d3!? 21.


¦c8! 27.£e3 £a5+ 28.¥d2 ¦xd2 £xd3 ¦xg3+ 22.hxg3 ¦xg3+ 23.¢f1
29.£xd2 £e5+ 30.£e2 £a5+=. Esta ¦xd3 24.¥xd3 £d4! 25.¤c4 ¥b4!
variante, poco obvia pero contunden- 26.a3 ¥g2+! 27.¢xg2 £g4+, for-
te, la cita Anand, pero ¿es posible para zando un jaque perpetuo.
la mente humana encontrar y evaluar También parece tentadora 18.
correctamente todas estas jugadas so- a4!??, a la cual las negras tienen una
bre el tablero? Así pues, la decisión de
buena respuesta: 18...£c5.
Krámnik parece muy lógica.
18...¥xf4
16...¦g8 17.g3! ¦g4!
Al contrario de Krámnik, las
negras seguramente habían llegado
al fondo de la atractiva 18...¦xf4?!
19.gxf4 ¢e7 20.a4 en casa.
19.¤xd4!?
Las consecuencias de 19.¦xd4
0-0-0! 20.¦ad1 ¥d5! 21.a4 ¢b8
son tan difíciles de evaluar como las
complicaciones en la partida.
19...h5!
18.¥f4 La preparación de las negras es
Otra vez una elección difícil para muy impresionante. Atreverse a un
las blancas, pues su tarea se complica movimiento similar es imposible,
porque los otros posibles movimien- y más aún porque tampoco pierde
tos también se ven muy prometedo- 19...¦g6!? 20.a4!?
res. Creando suspense. En las va-
Además de la jugada en la par- riantes forzadas las negras aguan-
tida, se veía bien 18.¤d2 con las tan: 20.¥xd7+?! ¢xd7 21.¤xe6+
amenazas de 19. ¥d7 ¢d7 20.£g4 ¥d6! 22.¤f4 ¦g5 a favor de las ne-
y 19.¤с4. Sin embargo, parece que gras; 20.¤xe6!? fxe6 21.¦xd7 ¢f8
esta posibilidad también estaba con- 22.¥d3 ¥e5! 23.¥xg6 hxg6 24.£c4
siderada. Anand muestra la siguiente ¢e8! 25.¦h7 ¥d4! 26.¦xb7 ¥xf2+
variante: 27.¢f1 £xb7. Aun al AI le cues-
18.¤d2 ¢e7!! ta tiempo creer en la posición de
¡Un movimiento increíble! Re- las negras, ¡pero está dirigido por
sulta que la única amenaza real era personas cualificadas! 28.£xe6+
19.¤с4, mientras que 19.£g4 tras ¢f8 29.£xf6+ ¢g8 30.£xg6+ ¢h8
19...£b5 está mal para las blancas. 31.£f6+ ¢g8 32.£g5+ ¢h8 33.
Un poco menos fuerte es 18...h5?! £e5+ ¢h7 34.¢xf2 ¦f8+ 35.¢g1
19.¤c4 £c5 20. b4 £d5 21. ¤xd6+ £b6+ 36.¢g2 ¦f2+ 37.¢h3 £h6+
£xd6 22.f3 £d5 23.¢f2 (23.¥b2!?) 38.¢g4 £g6+ con un jaque perpe-
23...¦g6 24.¥b2±. tuo (Anand).

127
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

20...¥d5! 21.¤xe6 £xe6 23.¦xg7 ¢xg7 24.gxf4 ¦d8!


22.¦xd5 25.£e2!?
En la variante 22.¥xd7+ ¢xd7 Está mal 25.£c4? ¦d4-+, pero
23.¦xd5+ £xd5 24.¦d1 £xd1+ 25. es muy posible 25.£b3!?
£xd1+ ¥d6 las negras deben aguan- 25...¢h6 26.¢f1 ¦g8 27.a4!
tar.
Krámnik sigue sorprendente-
22...£xe2 23.¥xe2, y las opor- mente imperturbable. Es imprescin-
tunidades de los oponentes son más o dible defender el alfil b5, lo cual re-
menos iguales. sulta evidente en esta bonita variante:
20.¤xe6 fxe6 21.¦xd7 ¢f8 27.f5? ¥g2+! 28.¢e1 ¥c6! 29.£d2+
22.£d3 ¢h7 30.¥xc6 £xc6 31.¢e2 £b5+
32.¢f3 ¦g4 33.¦e1 £c6+ 34.¢e2
£c4+ 35.¢f3 (35.¢d1 ¦d4 36.fxe6
¦xd2+ 37.¢xd2 £b4+ 38.¢d1
£d4+-+) 35...¦d4-+.
27...¥g2+ 28.¢e1 ¥h3!
28...¥с6 o 28...¥d5 eran sufi-
ciente para las tablas, pero la jugada
inesperada de la partida pone a las
blancas ante unos problemas prácti-
camente irresolubles.

22...¦g7!
Sospecho que esta posición
también estaba en las pantallas de
los ordenadores en el campo del
GM indio. Son malas para las ne-
gras 22...¥c8? 23.¦h7+-, y 22...
f5? 23.£c3+-, pero 22...¥xg3!?
23.hxg3 h4! parece conducir a tablas
forzadas: 24.¦d6 (está mal 24.¢f1?
hxg3 25.fxg3 ¦g5!, pero es muy po-
sible 24.£d6+ £xd6 25.¦xd6 ¥d5) 29.¦a3?
24...£c5 25.b4 £e5 26.¦d8+¦xd8 Una defensa natural y lógica,
27.£xd8+ ¢g7 28.£e7+ ¢h6 preparada por el movimiento 27.а4!
29.£f8+ ¦g7 30.£h8+ ¦h7 31. Desgraciadamente para las blan-
£f8+. Sin embargo, el movimiento cas, no resulta adecuada. Probable-
en la partida da a las blancas una mente Krámnik rechazó 29.¦d1 a
tarea mucho más difícil, especial- causa de la simple 29...¥g4, aunque
mente teniendo en cuenta las fuerzas lo más probable es que tras 30.£е3
ya gastadas y los apuros de tiempo £xе3 31.fxe3 ¥xd1 32.¢xd1 ¦g2
cada vez más próximos. 33.¢c1! la partida termine en tablas.

128
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Sin embargo, 29...¥f5! como propo- 34.£xd3 £xf2 con oportunidades de


ne Anand crea problemas dificilísi- ganar para las negras.
mos. Los movimientos informáticos Todas estas variantes complejas
30.£f1! o 30.h3! en realidad man- son solo una parte de las dificulta-
tienen la igualdad, pero ¿hay muchos des que tenía que superar Anand en
ajedrecistas en el mundo capaces de su camino hacia la victoria. Uno no
hacer algo así sobre el tablero? Y to- puede sino admirar las capacidades
das las jugadas «humanas» no hacen defensivas de una posición aparente-
sino empeorar la situación. mente tan mala de las blancas.
29...¦g1+ 30.¢d2 £d4+ 32.f3?
31.¢c2 ¥g4?! Esta relajación es lo que procura-
Deja a las blancas una oportuni- ban las negras. Ahora su tarea se hace
dad milagrosa de salvación. Es más mucho más fácil. La única defensa era
fuerte 31...¥f5+!; sin embargo, aun 32.¦d3! ¥f5 33.¢b3 ¥xd3 34. £xd3
teniendo muchísimo tiempo y una £xf2 (tras 34...£xf4 35. £e3! las
mente más o menos clara, es increí- oportunidades de las blancas son al
blemente difícil calcular y evaluar menos iguales) 35.£d8!, y las blancas
todas las variantes. se salvan con un jaque perpetuo.
32.¦d3! 32...¥f5+ 33.¥d3 ¥h3?!
La más fuerte, pero aun con No deja escapar la victoria, pero
otras defensas la tarea de las negras es demasiado sofisticado. Gana-
no es ni mucho menos fácil: ba muy fácilmente 33...¥xd3+! 34.
¦xd3 (34.£xd3 ¦g2+) 34...£c4+.
a) 32.¢b3 ¦c1! 33.a5 £d5+!
34.¥c4 £b7+ 35.¢a4 (35.¥b5 ¥c2+ 34.a5
36.¢a2 £h1 con jaque mate inevita- Tampoco salvaban otras con-
ble) 35...¦c2!! 36.¥a6 £d7+ 37.£b5 tinuaciones: 34.£e4 ¦g2+ 35.¢d1
¦c4+ 38.¢b3 £d3+ 39.¢a2 £b1+ £g1+ 36.£e1 £xh2!-+ o 34.£d2
40.¢b3 ¦c2 41.¦a2d ¥e4!! 42.¥b7 ¦g2 35.¥e2 ¥f5+ 36.¢c1 £g1+
£d1 43.¢a3 ¥xb7 44.£xb7 ¦c4 37.£d1 £xh2 -+.
45. b3 £d6+ 46.¢b2 £d2+ 47.¢a3 34...¦g2 35.a6 ¦xe2+ 36.¥xe2
£xa5+ 48.¢b2 £c3+ 49.¢a3 ¥f5+ 37.¢b3 £e3+ 38.¢a2 £xe2
¦c5-+, y solo ahora la situación se 39.a7 £c4+ 40.¢a1 £f1+ 41.¢a2
aclara completamente; ¥b1+ 0–1
b) 32.¥d3 ¦g2!? 33.¥xf5
¦xf2 34.¥d3 ¦xe2+ 35.¥xe2 £e4+
36.¥d3 £xf4 37.a5 £xh2+ 38.¢b1
Gambito de Dama [D49]
h4 39.a6 £g1+ 40.¢a2 £a7-+; Krámnik — Anand
32...¦g4!?
Bonn (5ª partida del match)
2008
Es más o menos equivalente
32...¦g2!? 33.¢b3 ¥xd3 34.£xd3 1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
£xf2 35.£c3 £xf4 33.¢b3 ¥xd3 4.¤c3 e6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4

129
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

7.¥xc4 b5 8.¥d3 a6 9.e4 c5 10.e5 podía ni mucho menos sorprender a


cxd4 11.¤xb5 axb5 12.exf6 gxf6 Krámnik ni a su equipo.
13.0-0 £b6 14.£e2 ¥b7! 16.¥f4
Por el momento todo está como Una reacción absolutamente
en la tercera partida, que había cons- natural. 15...¥d6, jugada en la ter-
tituido una victoria impresionante cera partida, impedía el desarrollo
para las negras. del alfil. En caso de 16.¦d1, tras
15.¥xb5 16...¥d6 se presentaba la situación
de la tercera partida, pero las negras
La repetición de la apertura era
lograban una oportunidad adicio-
en sí misma enigmática: ¿quién de
nal: 16...¦a5!? 17.¥xd7+ (17. a4?!
los dos oponentes sería el primero en
¦xb5! 18.axb5 ¤e5 peligroso para
desviarse del camino trillado? Con
las blancas) 17...¢xd7 18.¦xd4+
mucha probabilidad se podía suponer
£xd4 19.¤xd4 ¥xg2 20.£d2 ¥h3+
que lo haría Krámnik. Literalmen-
21. ¢h1 ¥g2+=.
te un día antes de la quinta partida
ya se había demostrado una posible 16...¥d6 17.¥g3 f5
mejora: Esta continuación, sin duda la
15.¥f4 ¥c6 (15...b4!?) 16.¦fc1 más activa y lógica, tampoco debería
¤c5 17.¥g3 (17.¤xd4 ¤xd3 en principio sorprender al adversario.
18.£xd3 ¦d8 19.¥e3 ¥c5 20.£c2 17...¢е7 también es posible, pero es
¥xd4 21.¥xd4 ¦xd4 22.£xc6+ £xc6 menos ambiciosa.
23.¦xc6 0-0 conduce a tablas), pero
las consecuencias de 17...¦d8 18.¦c2
£b7 19.¦e1 ¦g8 20.¤h4 ¦g5 21.f3
¤xd3 22.£xd3 ¦c5, son más bien
favorables a las negras (Moiséenko
— Colovic, Kalitea 2008).

18.¦fc1!?
¡Esta jugada le costó 45 minutos
a Krámnik! Demasiado desperdicio
para un simple recuento de varian-
tes. O bien la preparación de casa no
estaba a la altura, o bien no le gustó
15...¦g8!?N algo sobre el tablero.
¡Sorpresa! El primero en des- La natural 18.¦fd1?! f4 19.¥h4
viarse es Anand. Aunque esta juga- permite 19...¦a5! y ahora no vale
da, la línea principal de «Rybka», no 20.a4 en vistas de 20...¦xb5! 21.axb5

130
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

¤e5 22.¤xe5 ¦xg2+ 23.¢f1 ¦xh2 cas. Tampoco aporta dividendos


24.¤f3 ¦h1+ 25.¢g2 ¦xh4. ¿Puede la recomendación del AI: 22.g3!?
ser que esta variante fuera la que ha- ¦g5 23. ¥xd7 fxg3! 24.hxg3 ¦ag8!
bían pasado por alto en la prepara- 25.a5 £d6 26.¦a3 ¦xg3+! 27.¦xg3
ción? Tampoco promete nada bueno ¦xg3+ 28.fxg3 £xg3+ 29.¤g2 ¥xg2
20.¥d7 ¢d7. 30.£f2 £g5, con tablas garantizadas.
Otras tentativas tampoco augu- 22...¦ac8 23.¦xc8
ran mucho a las blancas: 18.¤xd4 f4 No está mejor 23.¦d1 £c5 (23...
19.¤xe6! Parece prometedora, pero ¤f6!?) 24.¥xd7 ¢xd7 25.¦ad3 e5
tras 19...fxe6 20.£xe6+ ¢f8 21.£f5+ 26.£h5 £d5 27.f3 con una posición
¢g7 22.¥d3 £c6!? 23.£xh7+ ¢f8 ni mucho menos clara.
24.£f5+ conduce a jaque perpetuo.
23...¦xc8 24.¦a1 £c5 25.£g4
18.¤e5!? d3! 19.¥xd7+
£e5
(19.£xd3 ¥xe5 20.¥xd7+ ¢f8 es a
favor de las negras) solo es atractiva 25...£c2!?
a primera vista, pues tras 19...¢e7 26.¤f3 £f6 27.¦e1
tiene que limitarse a 20.£xd3 (tam-
poco es satisfactorio para las blan- Evitando (¡por ahora!) la trampa
cas 20.¤xd3 ¥xg3 21.hxg3 ¦xg3, y encubierta 27.¤xd4? £xd4 28.¦d1
20.£e1 f4 21.¥h4+ ¢f8) 20...¥xe5 ¤f6 29.¦xd4 ¤xg4 30.¦d7+ ¢f6
21.£b5! £xb5 22.¥xb5 con relativa 31.¦xb7 ¦c1+ 32.¥f1 ¤e3!-+. Se-
igualdad. guramente fue algo inconsciente.
27.¥xd7 ¢xd7 28.¤xd4 ¢e7 29.¦d1
Es interesante 18.a4!? f4 19.¥h4 ¦c4 conducía a la igualdad completa.
£c5 con un juego de doble filo.
27...¦c5!? 28.b4 ¦c3
18...f4 19.¥h4 ¥e7!
¡Una jugada fuerte! El alfil ya
no tiene nada que hacer en d6. La
idea del movimiento 18 de las blan-
cas se mostraba en variantes como
19...¦a5?! 20.a4 ¦xb5? 21.£xb5±
£xb5 22.axb5, y no hay captu-
ra en f3 a causa del jaque mate en
с8; o 19...¥d5 20.¦c2 £b7 21.¦ac1
¢f8 (21...¥xf3? 22.£xf3 £xf3
23.¦c8++-) 22.¥c6±.
20.a4 ¥xh4 21.¤xh4 ¢e7! 29.¤xd4?
Conectando las torres negras. Con otras continuaciones, las
blancas tenían determinados pro-
22.¦a3! blemas. Por ejemplo: 29.¥xd7 ¢xd7
Lógico y coherente. Pero, como 30.¤d2 £g6 o 29.¤d2!? d3, pero el
en la tercera partida, esta manio- movimiento en la partida parece estar
bra no da la felicidad a las blan- bien desde cualquier punto de vista.

131
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

29...£xd4 30.¦d1 ¤f6 31.¦xd4 original de Ivanchuk obtuvo un gran


¤xg4 32.¦d7+ ¢f6 33.¦xb7 ¦c1+ apoyo informático.
34.¥f1
A primera vista, las negras tie-
Defensa Bogo-india [E11]
nen que buscar auxilio.
Anand — Topálov
34...¤e3!
Sofía (7ª partida del match),
Y efectivamente, no hay salva-
ción, pero... ¡para las blancas! No es
2010
una contra-combinación complica- 1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 d5 4.g3
da, pero resulta bastante elegante. ¥b4+.
35.fxe3 ¡Una «novedad»! En las tres
Totalmente irremediable para partidas anteriores del match Topálov
las blancas es 35.h3 ¦xf1+ 36.¢h2 siempre optó por 4...dxc4 y, aunque
¦xf2. las posiciones consecuentes no eran
35...fxe3 0–1 tan malas objetivamente, el resulta-
do había sido poco satisfactorio: solo
La variante 35...fxe3 (con la idea
tablas. Y, en general, en los últimos
de е3- e2) 36. ¦c7 ¦xc7 37.g3 ¦c1
años la estadística de la catalana del
38.¢g2 ¦c2+ 39.¢f3 ¦f2+ es más
búlgaro deja mucho que desear. Ya es
que convincente.
hora de cambiar si no la apertura, al
menos la variante.
Estos duelos son un ejemplo
perfecto de cooperación entre una 5.¥d2 ¥e7 6.¥g2 0–0 7.0–0 c6
persona y una máquina. La elección 8.¥f4
de la variante psicológicamente co-
rrecta y el pronóstico exacto del po-
sible curso de los acontecimientos
son, sin duda alguna, una prerroga-
tiva humana. Pero las posiciones que
surgen son tan agudas y el precio
de cada movimiento es tan alto que
cualquier fallo podría llevar al resul-
tado opuesto. Aquí se mostró impe-
cable el AI, naturalmente, dirigido
por operadores capacitados.
Pero en el match contra Topálov 8...dxc4!?
tenían que enfrentarse a un oponente La respuesta más clásica, pero
no menos ejercitado en el arte de la Topálov jugaba así por primera vez.
preparación. El equipo del GM búl- En dos ocasiones había sufrido un
garo estaba absolutamente al nivel de fracaso en un final agudo: 8...b6
sus adversarios, y de vez en cuando 9.¤c3 ¥a6 10.cxd5 cxd5 11.¦c1
tomaba la iniciativa de la apertu- ¤c6!? 12.¤xd5 £xd5 13.¤e5 ¤xd4
ra. En la siguiente partida, una idea 14.¥xd5 ¤xe2+ 15.£xe2 ¥xe2 16.

132
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

¥xa8 ¦xa8 17.¦fe1 ¥b5 18.¦c2 la posición debilitada del rey de las
¤d5 19.¦ec1 (Ponomariov — To- blancas de algún modo les sirven de
pálov, Sofía, 2005; Krámnik — To- compensación.
pálov, Dortmund, 2005). Luego jugó
8...¤bd7 contra Radjábov y Kozul.
9.¤e5

13.f3
Cubriendo las casillas blancas
de antemano. En caso de 13.£c2
9...b5! (por analogía a la partida Gélfand —
La idea de Ivanchuk. La posi- Ivanchuk) se nota el mérito del mo-
ción algo peor resultante de 9...¤d5 vimiento 11 de las negras: 13...e5!
10.¤xc4 ¤xf4 11.gxf4, como solían 14.¥xe5 ¥h3 15.f3 ¥xf1 16.¢xf1
jugar las negras, no podía satisfacer ¤d5. Al haber reembolsado el sacri-
a Topálov. La jugada en la partida ficio de la calidad, las negras tienen
cambia drásticamente la situación una compensación bastante buena
sobre el tablero. para el peón. El ingenioso AI pro-
pone 13.a3!? e5 14.¥xe5 ¥h3 15.f3
10.¤xc6 ¤xc6 11.¥xc6 ¥d7N
¥xf1 16.£xf1, pero en este caso tras
Ivanchuk contra Gélfand (Niza, 16...¤d5 17.¤c3 f6 18.¥f4 ¤xf4
2010, a ciegas) jugó 11...¥a6 y tras 19.gxf4 la situación no está clara.
12.¥xa8 £xa8 13.£c2 £c6! 14.¥g5
13...¤d5 14.¥d2 e5!?
¥b7 15.f3 e5!? (15...h6!?) 16.¥xf6
£xf6 obtuvo compensación sufi- Ivanchuk implementó una idea
ciente por la calidad. Es difícil decir parecida.
si es mejor la continuación elegida 15.e4
por Topálov. En lugar de quedarse en
la diagonal grande, el alfil se queda La continuación 15.dxe5 ¥h3
en la с8–h3, pero aquí también tendrá 16.¦e1 ¦d8 parece demasiado peli-
una tarea que hacer. grosa.

12.¥xa8 £xa8 15...¥h3!? 16.exd5 ¥xf1


17.£xf1 exd4!
Una posición poco convencio-
nal. A cambio de la calidad sacrifi- Por supuesto, no funciona
cada, las negras no tienen ni un peón, 17...£xd5? 18.£e2!
pero los dos alfiles amenazadores y 18.a4! £xd5 19.axb5 £xb5

133
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Hasta aquel momento Topálov En caso de 24.¤a3?!, si lo qui-


solo había gastado tres minutos, de- sieran, las negras podrían hacer ta-
mostrando claramente a su oponen- blas de manera elegante: 24...£d5
te que lo tenía «todo bajo control». 25.¦xc4 ¥xa3! 26.¦d4 £xd4!
Siempre es desagradable estar bajo 27.¥xd4 d2 28.¥c3 ¦e1.
una presión así, aunque objetiva- 24...h6
mente la actividad de las negras solo
Y ahora un juego demasiado vi-
vale para tablas.
goroso podría poner obstáculos para
las negras: 24...£h5?! 25.¤d2! ¦e2
(25...¥xg3 26.£g1! ¥e5 27. ¦a5!+-)
26.h4 h6 27.¦a5, pero es curioso
24...¥b4!?
25.¤d2
En apuros de tiempo Anand pre-
fiere seguridad. 25.£h3² causa más
problemas, aunque aquí también las
negras aguantan: 25...¥b4 26.£d7
£xd7 27.¦xd7 ¦e2! 28.¥xb4 ¦xb2
20.¦xa7!? 29.¤d2 ¦xb4 30.¦d4 ¦a4 31.¤xc4
¡Una sabia decisión! Pues si ¢h7.
20...¥с5 hay 21.¦а5, ¿por qué no to- 25...¥b4!
mar otro peón? ¡La única jugada! El peón pasa-
20...¦e8 21.¢h1!? do en d3 y la actividad de las negras
facilita una compensación suficiente
Un movimiento inesperado, que
por la pieza.
finalmente hace parar a pensar a
Topálov. Puede llegarse al resultado 26.¦a1!
del duelo teórico: aunque hay mucho ¡Las blancas también están a la
juego por delante, la evaluación de la altura! Tras la imprudente 26.¤e4?
posición en el tablero es de igualdad ¥xc3 27.bxc3 f5! el oponente toma
dinámica. la iniciativa.
21...¥f8!? 26...¥xc3 27.bxc3 ¦e2 28.¦d1!
Apoyaba la igualdad la obvia Ahora es Anand quien hace la
21...£xb2, por ejemplo: 22.£e1! jugada única. En caso de 28.¤e4? f5
(22.£xc4 £xb1+ 23.¢g2=) 22...h6! las blancas tienen grandes problemas.
(22...¢f8? 23.¦xe7 ¦xe7 24.¥b4+-) 28...£a4
23.¤a3 c3 24.¥c1!? £b3!? 25.¦xe7
Una de muchas posibilidades
¦xe7 26.£xe7 £d1+ 27.¢g2 £xc1.
para mantener la igualdad.
Topálov, que tiene la costumbre de
arriesgarse, busca el modo de ganar. 29.¤e4
22.¦c7!? d3! 23.¥c3! ¥d6! 29.¦a1!?
24.¦a7! 29...£c2

134
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

O 29...f5 30.¦d2 fxe4 31.¦xe2 45.¢g2 £e6 46.£d1 £e3


dxe2 32.£xe2 £a1+ 33.¢g2 £xc3 47.£f3 £e6 48.£b7+ ¢g6 49.£b1+
34.£xe4 con tablas. ¢g7 50.£d1 £e3 51.£c2 £e2
30.¦c1 ¦xh2+ 31.¢g1 ¦g2+ 52.£a4 ¢g8 53.£d7 ¢f8 54.£d5
32.£xg2 £xc1+ 33.£f1 £e3+ ¢g7 55.¢g3 £e3+ 56.£f3 £e5+
Es más fácil 33...d2! 34.¤xd2 57.¢g2 £e6 58.£d1
£xd2 35.£xc4. La misma posición ya estaba en
34.£f2 £c1+ 35.£f1 £e3+ el tablero tras las jugadas 46 y 50 de
las blancas, por eso son tablas. ¡Una
35...d2!=.
batalla fenomenal! ½ – ½
36.¢g2!
Está claro que los ejemplos que
Ahora es Anand quien tiene una
citamos bien pueden constituir es-
ventaja simbólica.
tándares que los «simples mortales»
36...f5 37.¤f2 ¢h7 38.£b1 £e6 pocas veces alcanzan. Pero todo el
39.£b5 mundo tiene ordenadores, y muchos
39.£a2!? se muestran deseosos y capaces de
39...g5!? 40.g4 fxg4 41.fxg4 trabajar con ellos de manera compe-
tente.
Los casos brillantes que ana-
lizamos a continuación difieren en
su metodología. El primer grupo
está formado por ejemplos de la
preparación general de la apertura.
En principio se trata de aperturas
y variantes muy utilizadas. El caso
es que la moda ajedrecística es tan
inconstante y caprichosa como la de
la alta costura, y todo profesional
41...¢g6 que se precie está obligado a estar
41...d2!? posiblemente también al tanto de sus inesperados cambios.
es suficiente para tablas, por ejemplo: Digamos que en un torneo de Li-
42.£f5+ £xf5 43.gxf5 g4! 44.¢g3 h5 nares o Moscú se emplea una idea
45.¢f4 ¢g7 46.¤d1 ¢f6 47.¤e3=. interesante de apertura. Casi simul-
42.£b7 táneamente en diferentes partes del
mundo la posición crítica aparece en
En caso de 42.£a4!? las negras
las pantallas de centenas de ordena-
mantienen la igualdad con ayuda de
dores. La novedad se somete inme-
42...£d5+ 43.¢f1 £e6.
diatamente a una prueba minuciosa
42...d2! 43.£b1+ ¢g7 44.¢f1 y exhaustiva. Si el veredicto es po-
£e7 sitivo, al día siguiente una variante
Un amenazador d2 pasado com- que bien podía ser olvidada y dejada
pensa más que suficientemente la de lado por su falta de interés, cobra
pieza. nueva vida.

135
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Una historia así puede pasar en 12.b4 a5 13.¦b1 axb4 14.axb4 £e7
un open provinciano, solo que en este 15.e4!?
caso el camino hacia el reconoci- 15.£b3 las blancas no pueden
miento puede llevar unos días. Así o conseguir la supremacía, pero me-
de manera parecida surgen los éxitos rece atención 15.¥d2!?, para tras
de apertura de la temporada. A veces 15...¥xb4 jugar 16.e4.
la popularidad de una variante dada
15...e5 16.¤e2!
se mantiene durante meses, o incluso
años. La probabilidad de que se re- La línea 16.dxe5 ¤xe5 17.¤xe5
quiera un análisis de estas variantes ¥xe5 (también está bien 17...£xe5)
favoritas es muy alta, y se elimina el 18.¤e2 £e6 19.f4 ¦a2, que aparece,
factor sorpresa, así que la investiga- en particular, en la partida «a ciegas»
ción no es superflua, sino profunda y Gélfand — Anand (Niza, 2008),
extensa. Se examinan todos los de- puede considerarse sin salida: las ne-
talles y ramificaciones, y se ponen gras lo tienen todo bajo control.
«minas» en los lugares menos espe- 16...¥xb4 17.¤g3
rados. (Véase el diagrama)
Este tipo de enfoque requie- 17...g6
re mucha meticulosidad y consume
También se jugaba 17...exd4
mucho tiempo, por eso, en principio,
18.e5 ¤xe5 19.¤xe5 c5 20.¦xb4
todo el trabajo se hace de antemano cxb4 21.¦e1 £e6 y, aunque la po-
en el proceso de preparación para la sición de las blancas parece tener
competición. posibilidades, al menos para mí, el
Primero ilustramos este tipo de AI no comparte esta evaluación. Las
preparación con las partidas de Ka- blancas tampoco lograron mucho
simdzhánov. en la práctica. Ni 22.£b1 (Eliánov
— Gustafsson, Dresde, 2008), ni
22.¤f5, que se presenta en la partida
Gambito de Dama [D46] Naer — Gálkin (Kolontayevo, 1997),
Kasimdzhánov — Aronián llevarían al éxito. Sin embargo las
Jermuk, 2009 negras eligen otro camino, también
comprobado al más alto nivel.
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.¤c3 e6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3
Como vimos, Krámnik también
jugó de esta manera contra Anand.
No es aventurado suponer que Ka-
simdzhánov, uno de los entrenado-
res de Anand en aquel match, usó
algunas ideas de aquel juego en esta
partida.
6...dxc4 7.¥xc4 b5 8.¥d3 ¥d6
9.0-0 0-0 10.£c2 ¥b7 11.a3 a6

136
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

18.dxe5 ¤g4 que aprovecharía Lékó unas rondas


más tarde.
19...fxe6 20.¥g5 £c5
Aparentemente esta es la po-
sición que procuraban obtener las
blancas durante la preparación. Es
muy probable que Aronián se limi-
tara al análisis de la partida Svidler
— Kariákin y preparara una mejora
a partir de ella, posiblemente la úni-
ca que hemos comentado. Sobre el
tablero tuvo que resolver unos pro-
19.e6!? blemas dificilísimos que su oponente
había preparado ya en casa.
Las blancas son las primeras en
desviarse de la hoja de ruta teórica. En la ronda 11 Lékó demostró el
Y aunque la investigación de esta fallo oculto del movimiento 19 de las
posición solo está comenzando, no blancas: 20...£d6! ¡En el orden de
cabe duda de que Kasimdzhánov se jugadas elegido por Svidler no había
había preparado muy a fondo. Inme- esta posibilidad! ¿Era una elección
diatamente surgen varias preguntas. consciente de Kasimdzhánov o ha-
La primera es ¿por qué no conti- bía subestimado 20...£d6 duran-
núa él como en la partida anterior? te la preparación? Es una pregunta
Les recuerdo cómo había seguido: retórica, pues los profesionales nor-
19.¥g5 £c5 20.e6 ¤de5 (20...fxe6 malmente no revelan tales secretos.
21.£b3 llevaba con una trasposi- Sea como fuere, esta vez Rustam
ción de jugadas a una posición que acertó de lleno. También es curio-
surge en la partida que nos ocupa) so el final de la partida contra Lékó:
21.¤xe5 ¤xe5 22.¥f6 (Svidler — 21.¥e2 ¦f7 22.¦bd1 £f8 23.¤d4
Kariákin, Bakú, 2008). Puede ser (se probó también 23.h3 Pashikián
que a causa de 22...¤xd3 (22...£xc2 — Esen, Bursa, 2010. Aunque las
23.¥xc2 ¥d6 24.¥b3 llevó en la blancas lograron conseguir la victo-
partida ya mencionada a una ventaja ria, no creo que esta jugada cambie
y más adelante a la victoria de las drásticamente la evaluación de la
blancas) 23. £xd3 fxe6! (es más dé- posición) 23...¤xf2 24.¤xe6 ¤xd1
bil 23...£d6 24.£f3! fxe6 25.e5, y 25.¤xf8 ¥c5+ 26.¢h1 ¦xf1+ 27.
las negras están en una mala situa- ¤xf1 ¤f2+ 28.¢g1 ¤h3+ 29.¢h1
ción). Ahora tras 24.e5 £c3 se pre- ¤f2+ 30.¢g1 ¤h3+ (Kasimdzhá-
senta una posición complicadísima nov — Lékó, Jermuk, 2009). Las
que no es ni mucho menos fácil de negras habrían podido continuar
evaluar. Se puede suponer que Ka- la lucha, si hubieran querido: 30...
simdzhánov quería evitarla. Aunque ¤g4+!? 31.¢h1 ¦xf8, pero decidie-
en la secuencia de movimientos ele- ron que ganar el duelo teórico era ya
gida por él surge otra oportunidad un éxito suficiente.

137
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

21.£b3 ¤de5 22.£xe6+ ¦f7 23. está fuera de las capacidades hu-
¤xe5 ¤xe5 24.¥e2 £d6 manas, sino como una opinión de
Tampoco pudieron las negras los que de hecho participaron en la
resolver todos sus problemas ni si- discusión. Es difícil exagerar la im-
quiera después de 24...¥c8 25.£b3 portancia del AI en el éxito de las
¥c3 26.¥e3 £a3 27.f4! (Morozé- blancas. Aunque bien pudiera ser
vich — Navara, Reggio Emilia, que también Rustam hubiera estu-
2010/11). diado esta variante durante la pre-
25.£b3 ¥c5 26.¦bd1 ¦a3 paración. Solo él sabe cuánto tiempo
27.£c2 ¥d4 28.¥e3! le había llevado examinar todos los
detalles y ramificaciones, pero apli-
En esta variante casi forzada no
có sus análisis muy rápidamente en
es tan difícil seguir la primera línea
el tablero.
de «Rybka». Resulta mucho más di-
fícil evaluar correctamente las con- 31.¦xf7 ¤xf7
secuencias del juego forzado, pues No ayuda 31...£xf7 32.£c3!
el AI sigue siendo optimista con ¥f4 33.¦f1+-.
respecto a la posición de las negras 32.£b3 ¥b6 33.¥g4
incluso largo rato después.
Estrictamente hablando, aquí ya
28...¦xe3 se puede bajar el telón.
Tanto 28...c5 29.¥xb5 como 33...¢h8 34.¦d7 £c5 35.£b1
29...¦а4 30.¢h1! (con la consecuen-
te 31.f4) son peores para las negras. El AI prefiere 35.¤e2! ¤e5
36.¦xb7 ¤xg4 37.£b2+ ¤e5
29.fxe3 ¥xe3+ 30.¢h1
38.¦xb6 £xb6 39.£xe5+.
35...¤e5 36.¦xb7 ¤xg4 37.h3
¤f6 38.e5
La elección de la máquina,
38.£a1 £d4 39.£a8+ ¤g8 40.¦xb6
£xb6 41.£a1+, puede considerarse
más elegante, pero el AI ya había he-
cho su aportación a la victoria de las
blancas.
38...£xe5 39.¦xb6 £xg3
40.£a1 £f4 41.¦b7 1–0
30...£e7?
¡Un gran logro! La mayor parte
El AI propone la siguiente va- del trabajo probablemente lo habían
riante como la defensa más fuerte: hecho en casa, pero también sobre el
30...£a3 31.¦d8+ ¢g7 32. ¦xf7+ tablero las blancas actuaron de ma-
¢xf7 33.¦b8 ¥a6 34.¤f1 ¥a7
nera impecable.
35.¦h8 ¢g7 36.¦e8 £d6 37.£a2
¥c5. Cito esta posibilidad no como
una alternativa de la partida, pues

138
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Gambito de Dama [D46] 14...¤f6 15.£h4 c5 16.e4 cxd4


Kasimdzhánov — Chepa- 17.¥g5 e5 18.¥xf6 gxf6 19.¤xd4!±,
como sucedió en la partida Vólzhin
rínov — Malajatko, Swidnica, 1998) segu-
Jermuk, 2009 ramente le era familiar a Cheparínov.
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6 15.£h4 c5 16.¤g5 h5
4.¤c3 e6 5.e3 ¤bd7 6.£c2!
Probablemente la jugada más
El signo de exclamación no se crítica. Más tranquila es 16...¤f6
refiere a la jugada de las blancas. 17.dxc5 £xc5 (17...¥xc5?! 18.b4)
Se dirige a Rustam Kasimdzhánov o 18.¥d2 h5?! (aquí uno puede li-
más bien a la profundidad y exten- mitarse a una contenida 18... ¦fc8)
sión de su preparación. Jugó 6.¥d3 19.¥c3 e5 20.¥e4! (20.¤e4?? ¤xe4
contra Aronián y también mostró 21.¥xe4 ¥e7 -+ pasó en la parti-
tanto erudición brillante como ideas da blitz Gólod — Gélfand, Netan-
innovadoras. ya, 2009) 20...¤xe4 21.¤xe4 ¥xe4
6...¥d6 7.¥d3 0-0 8.0-0 dxc4 22.£xe4².
9.¥xc4 a6 10.¦d1 b5 11.¥e2 £c7
12.¤e4!?
Una continuación que por una
larga temporada quedó al margen de
la teoría, pero que de repente adqui-
rió fama. Lo que añade importancia
y malicia al asunto es el hecho de
que Kasimdzhánov formaba parte
del equipo de entrenadores de Anand
durante su match contra Krámnik,
y la «Merano» desempeñó un papel
posiblemente decisivo en aquel en- 17.g4!
cuentro. Cheparínov tampoco era ni Solo de este modo uno puede
mucho menos la última persona en poner en duda el movimiento previo
el gremio de los investigadores de de las negras. 17.¤e4 ¥xe4 18.¥xe4
aperturas. Antes, el punto de parti- ¦ae8 19.¥f3 (no sirve para nada
da para la exploración era la posición 19.¥d2 ¥e7 20.£g3 £xg3 21.hxg3
que surge tras 12.e4 e5. ¤f6) 19...¥e7 20.£e4 ¤f6 21.£c2
12...¤xe4 13.£xe4 ¥b7 ¦c8 condujo a igualdad (Onischuk
— Schulman, Montreal, 2009).
Evitando 13...e5 14.£d3!? En
aquel momento fue una novedad. 17...¤f6 18.gxh5 ¤xh5
14...exd4 15.£xd4 ¥e7 16.£f4! Falla la tentativa de contraataque
£xf4 17.exf4 con una pequeña, pero 18...£c6? 19.d5! £xd5 20.e4 £c6
firme ventaja de las blancas (Kasim- 21.hxg6 fxg6 22.£h6, y no les va
dzhánov — Aronián, Nálchik, 2009). bien a las negras.
14.¥d3 g6! 19.¥e2 ¢g7

139
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Desde ese momento práctica- Aun en una situación relajada


mente en cada jugada los oponentes con el fiel AI a mano es muy difícil
tienen que tomar decisiones serias, navegar este laberinto de variantes
sobre todo las negras. A juzgar por complicadísimas. Uno no puede sino
el reloj, el ajedrecista búlgaro había simpatizar con Cheparínov, el cual se
pasado al «control manual» desde ve obligado a tomar decisiones sobre
hacía mucho y tomaba todas las de- el tablero sin saber hasta qué profun-
cisiones sobre el tablero. Hasta cierto didades llegaban los análisis de su
momento su adversario tenía una ta- oponente.
rea algo más fácil, pues utilizaba su 20.dxc5 ¥e5!?
tiempo sobre todo para recordar.
Una decisión sensata desde el
Requería una investigación pro- punto de vista práctico. Ahora al
funda 19...¤f6!? 20.dxc5 £xc5 (es menos las negras no tienen que te-
peor 20...¥xc5 21.b4 ¥d6 22.¥b2 mer problemas en la gran diagonal.
e5 23. ¥f3 con una ventaja mínima
Sin embargo, desde ese momento
de las blancas) 21.¥d2 ¢g7 (tam-
todo va paradójicamente de mal en
bién es posible 21...£f5!? 22.¥c3
peor para las blancas. Es mucho más
¥e5 23.¥b4 ¥xb2 24.¦ab1 ¥e5©)
difícil evaluar las consecuencias de
22.¦ac1, y las negras tienen otra
20...£xc5!? 21.b4 ¥xh2+ (conduce a
elección complicada que hacer:
peor final 21...£xb4 22.£xb4 ¥xb4
22...¦h8! 23.£xh8+! ¦xh8 24. 23.¦d7 ¥d5 24.e4 ¥c6 25.¤xe6+
¦xc5 ¥xc5 25.¥c3, y el final es más ¢g8 26.¤xf8 ¥xf8 27.¦c7 ¥xe4)
agradable para las blancas. 22.¢f1!? (se llega a una conclu-
La situación se hace menos pre- sión inesperada tras 22.¢xh2 £e5+
visible en caso de 23.f4 £xa1 24.¥xh5 ¦h8 25.¤xe6+
22...¥xh2+!? 23.¢f1! ¢g8 26. ¦d8+ ¦xd8 27.£xd8+ ¢h7
En las hermosísimas varian- 28.¤g5+ ¢g7 29.¤e6+ — ¡tablas!)
tes 23.¢xh2 £d6+ 24.£f4 ¦h8+ 22... £e5- y el desenlace de la bata-
25. ¢g3 e5! (es más débil 25...¦h5? lla no es nada previsible.
26.¥xh5 ¤xh5+ 27.¢g4 f5+ 28.¢h4 21.f4 ¥f6 22.¥d2 £xc5
¤xf4 29.¥c3+ e5 30.exf4! £b6 Evitando una nueva tentación:
31.¥xe5+ ¢g8 32.¦d2 ¦c8 33.¦c7!, 22...¥xb2 23.¦ac1! Sin duda, la res-
y las blancas ganan) 26.£b4 ¤h5+!! puesta más fuerte. 23...¥d5!? (23...
27.¥xh5 ¦xh5 28.£xd6 ¦xg5+ ¥xc1?! 24.¥xc1! es peligroso para
29.¢h4 ¦h5+ 30.¢g3 las negras se las negras, pero es muy posible 23...
salvan milagrosamente. ¦ad8 24.¦c2 ¥f6 25.c6 ¥xc6 26.
23...£f5 24.e4 ¥xe4 25.¤xe4 ¦dc1 £d6) 24.¥xh5 ¦h8 25.£f2
¤xe4 26.¥h6+ ¢g8 27.¥g4 £e5 ¦xh5 26.¥a5 £xa5 27.£xb2+ ¢g8
28.¥f3 28.c6 £c7 29.£f6 ¦e8. Las negras
Aquí la situación es crítica para tienen una defensa difícil por delante.
ellas. 23.¦ac1

140
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Es difícil decir en qué punto ter- fxe6 29.¦d7+ ¢h6 30.¦xb7 ¥xc3
minaba el análisis de Kasimdzhánov, 31.bxc3 e5!? y las negras deben
pero la enorme ventaja de tiempo de aguantar.
las blancas pronto se disipó, y los La solución más cruda es
acontecimientos decisivos sucedie- 26.¤xf7! ¢xf7 (pierde 26...¤xf4
ron con apuros mutuos de tiempo. 27.¥xf6+ ¢xf7 28. ¦c7+ ¢xf6
23...£d5 24.£h3! 29.£f1!; 26...¥xc3!? 27. ¤xh8
Claro que no 24.¥f3? £xf3! £xb2! 28.¥xh5 ¦xh8 29.¦d7+ ¢f8
30.¦cd1! ¦xh5 31.¦xb7 ¥d2! deja
24...¦h8! algunas oportunidades de salva-
La natural 24...¦ac8 lleva al ción) 27.¦d7+ ¢g8 28.£g4! ¦h6!
fracaso: 25.¦xc8 ¦xc8 26.¥f3 £d7 (28...¥e4? 29.¥f3+-) 29.¦xb7 con
27.¥b4 £c7 28.¥xh5 ¦h8 29.£xe6! una ventaja grande y probablemente
¥xg5 30.¦d7 £c1+ 31.¥d1 £xd1+ decisiva, lo que sería el legítimo re-
32.¦xd1 fxe6 33.¦d7+. sultado de una preparación brillante
25.¥c3 £xa2!? en casa.
26...¥xc3!
Sería rendirse demasiado tem-
prano 25...¤xf4?! 26.¥xf6+ ¢xf6 Posiblemente las blancas subes-
27.exf4 ¦xh3 28.¦xd5 ¥xd5 timaron esta contenida respuesta.
29.¤xh3 ¥xa2, aunque la realización Promete aun menos 27.¦xf7+
de la ventaja de las blancas llevaría a ¢g8 28.¦xb7 ¤xf4 29.£g4 ¤xe2+
complicaciones técnicas. 30.£xe2 £d5, aunque tras 31.£g2!
¥xb2 32.£xd5 exd5 33.¦c6 la rigu-
rosidad de las figuras blancas com-
pensa la desventaja material.
27...£xe6 28.¤xe6+ ¢h6
29.¦xc3
Y para 29.¤g5 las negras en-
cuentran la única defensa: 29... ¥c8!
30.¤xf7+ ¢g7 31.¦c7 ¥a5 32.¦e7
¥b4 33.¦ec7.
29...¥c8! 30.¦xc8 ¦hxc8
26.¦d7? 31.¦xf7 ¦e8?!
De entre varias soluciones ten- Las negras no pueden aguantar
tadoras las blancas no eligen la más más la tensión, aunque básicamen-
fuerte. te ya han resuelto sus problemas.
Tampoco vale 26.¤xе6? ¢g8!, La simple 31...¦c2! 32.¥d3 ¦xb2
pero tras la intermedia 26.¦а1 £b3 33.¤g5 ¤g7 34.¦f6 ¦c8 35.¦xg6+
27.¤xе6! ya es mucho más fuerte, ¢h5 36.¦xg7 ¦c1+ 37.¥f1 ¦bb1 ga-
pues para 27...¢g8 está la opción de rantiza tablas forzadas.
28.¤с5. Queda 27...£xе6 28. £xе6 32.¤g5 ¤g7 33.¢f2 ¦f8?

141
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Y esta pierde, pues la fatiga y los plejos. Por el contrario, el jugador


apuros de tiempo se cobran su precio. «dirigente» no puede adaptarse in-
Lleva a las tablas 33...¦ad8 34.¦a7 mediatamente al nuevo régimen y
¦d2 35.¤f7+ ¢h7 36.¤g5+. muchas veces los frutos del trabajo
34.¦d7! de muchos meses se arruinan. Por
Ahora no es posible 35...¦аd8, ejemplo, en esta partida Kasim-
y la actividad de la torre blanca se dzhánov por poco deja escapar la
convierte en un factor decisivo. Ka- victoria, pero su adversario cansado
simdzhánov ejecuta brillantemente el no pudo aprovechar la oportunidad.
ataque final utilizando un mínimo de Siempre son curiosos los en-
fuerzas. cuentros de investigadores que tienen
34...¦f6 35.¥d3! b4 36.h4! enfoques diferentes en la preparación
a5 37.h5! a4 38.hxg6 a3 39.¤f7+ de apertura. Boris Gélfand es uno de
¢h5 40.¤e5 ¦xg6 41.¥xg6+ ¢h6 los pocos miembros de la élite que
42.bxa3 1–0 se formó en la época preinformática.
Por eso él toma la iniciativa de ge-
nerar ideas a la antigua, y solo deja
La profundidad de inmersión
en los secretos de una posición al AI elaborar los detalles. Dmitri
mostrada en este ejemplo recuer- Yakovenko, por otro lado, tiene mu-
da las recién analizadas partidas de cha más confianza en la máquina,
Anand. No es casualidad, pues no siempre y cuando se use correcta-
olvidemos que Rustam forma par- mente.
te del equipo de entrenadores del
campeón del mundo. Aunque aquí
Defensa Nimzóvich[E35]
nos enfrentamos a uno de los pro-
blemas claves en el ajedrez de hoy. Yakovenko — Gélfand
Por impecable y profundo que sea Jermuk, 2009
el análisis de casa, siempre acaba
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4
en algún momento. Y la transición
de piloto automático a manual no es 4.£c2 d5 5.cxd5 exd5 6.¥g5 c5
fácil incluso para los GMs más po- 7.dxc5
derosos. El ajedrecista que «ha caí- Está claro que ya nadie repite el
do en la variante» paradójicamente error de Kéres 7.0-0-0? que hemos
lo tiene hasta cierto punto más fá- visto antes.
cil: está balanceándose al borde de 7...h6 8.¥h4 g5
un abismo, y solo puede salvarse a
Gélfand también jugó esta po-
costa de un esfuerzo supremo. To-
davía no sabe en qué momento ha sición con las blancas: 8...0-0 9.e3
terminado el análisis del oponente, g5 10.¥g3 ¤e4 11.¤f3 ¤d7 12.¥e2
así que en el momento de lanzarse ¤dxc5 con aproximada igualdad
a mar abierto él ya está dispuesto a (Gélfand — Kariákin, Sochi, 2008).
resolver los problemas más com- 9.¥g3 ¤e4 10.¥xb8

142
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

mejor para las blancas) 15.¥d6. En


esta posición agudísima las negras
tienen que elegir: 15... ¥g4!? 16.f3!?
d4 17.e4 ¦he8 18.¤e2? (18.¥d3!)
18...¥xf3! 19.gxf3 £xf3-+ (Vavrak
— V. Pópov, Budva, 2009) o 15...d4!?
16.¤e2! ¥g6 (16... ¥g4!?) 17.¤xd4
¤e4 18.£xa5 £xf2+ 19.¢d1 ¦d7.
Tras algún tiempo de reflexión, el AI
pone ceros seguros en todas las va-
riantes principales. No me pregunten
10...¥xc3+ por qué.
La posición es forzada en vis- No cabe duda de que los dos ri-
ta de la amenaza de 11.£а4. O más vales, siendo conocedores de la teo-
precisamente, es forzada si las negras ría y muy trabajadores, entendían
van a tomar en b8. Pero existe otra perfectamente lo que ahora sabemos
posibilidad mucho más interesante: nosotros. Entonces, ¿por qué no jugó
10...£f6!? 11.¥g3 (lo más crítico; ni Gélfand 10...£f6, y qué tenía pla-
11.¤f3 ni 11.е3 son nada peligrosas neado como respuesta Yakovenko?
para las negras) 11...¤xc3 12.a3 ¥f5 Esta pregunta y, lo que es más im-
13.£d2 ¥a5. portante, las respuestas, forman el
contenido principal de esta partida.
a) 14.b4? ¤e4 15.£c1 ¦c8! 16.
¦a2 ¦xc5 17.£a1 £c6 18.£e5+ ¢d8 11.bxc3 ¦xb8 12.£a4+ ¥d7
19.£xh8+ ¢d7 0–1 (I. Sokolov — 13.£d4 0-0 14.f3 ¤f6 15.g4
Aronián, Olimpiada en Turín, 2006).
De hecho, fue Aronián quien intro-
dujo 10...£f6 en la práctica.
b) 14.¤f3!? no es una catástrofe
para las blancas, pero no es ni mu-
cho menos suficiente para luchar por
la ventaja: 14... ¤b1 15.£xa5 £xb2
16.£a4+ ¥d7 17.¥e5 ¤c3 18.£d1!
Usando la imaginación, se puede
perder aquí también: 18.£b4? £xa1+
19.¢d2 d4! 20.£xd4 (20.¥xd4 15...b6!
¤e4+ 21.¢c2 £a2+ 22.¢c1 0-0)
Formalmente es una novedad,
20...£b2+ 21.¢e3 £c1+ 22.¤d2
pero en realidad está disponible para
¤b5.
todo el mundo. Aunque mi AI pone
18...¤xd1 19.¥xb2 ¤xb2 esta fuerte jugada en la segunda lí-
20.¦b1 ¤a4 21.¦xb7 ¤xc5. nea, mientras que en la primera va
c) 14.e3! 0-0-0!? (14...0-0 15...¤h7, pero no voy a entrar en
15.b4! ¥d8 16.¤f3 ¤e4 17.£c1 es esta discusión. Es más débil 15...¦e8

143
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

16.h4 £e7 17.hxg5 hxg5 18.¤h3 de su trabajo queda al margen de la


£e5 19.¤f2 con una ventaja pequeña partida jugada. Pero incluso las pre-
pero firme de las blancas (Bocharov guntas no formuladas (una parte de
— Zhou Weiqi, Moscú, 2009). las cuales intenta formular el autor)
16.c6! despiertan la curiosidad de colegas y
estimulan nuevas investigaciones.
Es difícil decir si la última ju-
gada de las negras fue una sorpresa Vasili Ivanchuk, representante
para Yakovenko, pero su reacción es de la misma generación que Gélfand,
bastante predecible. Es peligrosísimo también cuenta más consigo mismo.
abrir columnas adicionales con un Pero su repertorio de aperturas es
mal desarrollo. mucho más amplio que el de Boris,
así que sus adversarios tienen una
6...¥xc6 17.h4 ¦e8
tarea especialmente difícil cuando se
17...¤d7!? 18.hxg5 £xg5. preparan para la partida.
18.hxg5 hxg5 19.e3 La partida que comentamos a
Algo conservadora. Convenía continuación tiene una larga prehis-
19.¦h6 ¦e6 (19... ¢g7? 20.¦h5 ¢g6 toria. Ivanchuk venía analizando la
21.£d3+) 20.¤h3 ¤h7 21.¦xe6 fxe6 idea de 10... £f6 desde hacía mucho,
22.£e5, pero tras la forzada 22...¢f7 pero no surgía la oportunidad de po-
solo la muy poco obvia 23.f4! pro- nerla en práctica, así que acabó por
mete oportunidades de éxito a las archivar la variante. Se acordó de ella
blancas, pues el curso natural de durante la preparación para el me-
acontecimientos 23.e3 ¦c8 24.¥d3 morial de Capablanca en 2006. Era
£f6! 25.£xf6+ ¢xf6 conduce a la un torneo de doble vuelta, así que ha-
igualdad. bía que prepararse para cada adver-
19...£d6 20.¤e2 sario con los dos colores. Uno de sus
futuros oponentes, Yevgueni Baréev,
Y tras este movimiento la po-
solía jugar 4.£с2 contra la defensa
sición se iguala totalmente. Aunque
Nimzóvich, y la novedad medio olvi-
las negras tampoco tienen proble-
dada le vino de perlas. Afortunada-
mas graves con otras continuaciones:
mente, en los años que habían pasado
20.¢f2? ¦e4!; 20.¢d2!? ¦e5 21.¥d3
no aparecieron nuevas partidas sobre
¦be8 22.¤h3 ¦xe3 23.¤xg5 £g3
este tema en las bases, de modo que
24.¢c2=; 20.0-0-0!?
solo hacía falta comprobar y actua-
20...¥b5 21.¢f2 ¥xe2 22.¥xe2 lizar las variantes. El trabajo no cesó
¦bc8 23.¥d3 £e5 24.¦ac1 ¢g7 ni siquiera durante la boda de Vasi-
25.¦c2 ¦e7 26.a4 ¦ce8 27.¦e2 ¦c8 li, que tuvo lugar unos días antes del
28.¦c2 ¦ce8 29.¦e2 ¦c8 30.¦c2 ½ viaje a Cuba. Menos mal que el ana-
–½ lista, GM Orest Gritsak, fue también
El citado enfrentamiento no se el padrino de boda. Así que Ivanchuk
distinguió por muchos efectos ex- puede pensar en la victoria en aquella
ternos. Como pasa muchas veces con partida como el regalo de boda que se
los GMs de altísimo nivel, gran parte hizo a sí mismo.

144
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Defensa Nimzóvich [E37] 11...¥g4 12.¥e2


Baréev — Ivanchuk 12.¤d4? ¥d1! (12...¤xd4?!
La Habana, 2006 13.exd4 ¥d1? — 13...0-0 —
14.¥b5+¢e7 15.¢xd1 ¤xf2+
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4 16.¢e2 ¤xh1 17.¥e3) 13.¢xd1
4.£c2 d5 5.a3 ¥xc3+ 6.£xc3 ¤e4 ¤xf2+ 14.¢e1 ¤xh1 15.¤xc6 bxc6
7.£c2 c5 8.dxc5 ¤c6 9.cxd5 exd5 16.g3 0-0 con mejores pronósticos
10.¤f3 para las negras se presentó en la
partida Eliánov — Balogh (Bosnia,
2006). Por alguna razón se incorpo-
ró a las bases mucho más tarde, por
eso ni Ivanchuk ni Baréev la cono-
cían.
12...0-0 13.0-0 ¦fe8 14.¥d2

10...£f6
Este es el movimiento con el que
está vinculada la idea de las negras.
Normalmente elegían 10...¥f5. La
novedad funcionó a pedir de boca,
pero luego se descubrió que Ivan-
chuk no era el primero en usarla.
14...d4!?
11.e3
Las negras siguen incrementan-
La reacción más natural. Aun-
do la tensión. 14...¤e5 garantizaba
que hace muy poco las blancas con
una igualdad cómoda.
éxito pusieron en práctica 11.h4!?
Tras 11...¥f5 12.¥g5 £e6 13.£c1 h6 15.¦ad1 ¤xd2 16.£xd2 ¦ad8!
14.¥e3 £f6 (14...0-0) 15.¥g5 £e6 Las negras no plantearon todas
16.¥f4 d4 17.e3 0-0 18.¥c4 £f6 no estas complicaciones para confor-
obtuvieron nada especial, pero ga- marse con una posición algo peor tras
naron la partida (Zhu Chen — Hou 16...dxe3 17.fxe3 £e7 18.h3.
Yifan, campeonato del mundo, An- 17.£c1 d3! 18.¦xd3 ¦xd3
tioquía, 2010). Si uno recuerda que 19.¥xd3 ¥xf3 20.gxf3 ¤e5
el analista de la ajedrecista de Catar
fue Morozevich, no hay nada de qué Otra vez rechazando una sim-
sorprenderse. Además de eso, el AI ple igualdad: 20...£xf3 21.£d1 £h3
también da una evaluación bastan- 22.¢h1 ¦e5 23.¥e2 ¦xc5.
te alta a esta idea. También merece 21.¥e4 ¤xf3+ 22.¥xf3 £xf3
atención la sólida 11.g3. 23.£d1 £f5 24.b4

145
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Y en caso de 24.£d6 h6 25.b4 Sin esperar 39.¢h5 £g6+


¦e6 26.£b8+ ¢h7 27.£xb7 £d3 40.£xg6 fxg6, las blancas se rindie-
las negras tienen contrajuego sufi- ron. 0–1
ciente.
24...h6! Las tres siguientes partidas fue-
Rechazando forzar las tablas ron jugadas en la versión actual de la
(24...£g6+ 25.¢h1 £e4+), Ivan- defensa Petrov, sin la cual no pasa ni
chuk sigue buscando oportunidades un súper torneo hoy en día. Lo que
para vencer a un adversario bastante es más, todas ellas tuvieron lugar en
cansado, aparte de que no hay mucho el mismo torneo de Wijk aan Zee de
riesgo en continuar el juego. 2010. Pero el paralelismo con la his-
25.¦e1 a5!? 26.e4 £g6+ 27.¢f1 toria de Gotemburgo que se comen-
axb4 28.axb4 ¦xe4 29.£b1?! taba aquí solo es superficial. Todos
los participantes estaban muy bien
Mantenía la igualdad 29.¦xe4 informados sobre el estado actual de
£xe4 30.£d8+ ¢h7 31.£d7, pero en la variante, y las partidas jugadas en
este caso hay que prever tras 31...f5 el torneo sin duda fueron analizadas
32.b5 f4 un movimiento muy poco con toda meticulosidad. Parece que
evidente: 33.£g4! todavía no se han obtenido respues-
29...£a6+ 30.¢g2 ¦g4+ tas exhaustivas, por lo que el conflic-
31.¢h3?! to teórico pronto va a tener continua-
31.¢f3. ción.
31...¦g6 El primer encuentro fue el si-
guiente:

Defensa Petrov [C42]


Kariákin — Smeets
Wijk aan Zee, 2010
1.e4 e5 2.¤f3 ¤f6 3.¤xe5 d6 4.
¤f3 ¤xe4 5.d4 d5 6.¥d3 ¤c6 7.0-0
¥e7 8.c4 ¤b4 9.¥e2 0-0 10.¤c3
¥f5 11.a3 ¤xc3 12.bxc3 ¤c6
13.¦e1 ¦e8 14.cxd5 £xd5 15.¥f4
32.£f5?
¦ac8
Pierde la partida. Es más resis-
Todas las partidas en cuestión
tente 32.¦e3, aunque tras 32...£c6
llegaban muy pronto a la posición en
33.¦g3 ¦f6 las blancas tienen una
el diagrama.
defensa nada fácil por delante.
32...£c6! 33.¦e4 ¦g5! 34.£f3
£d7+ 35.¢h4 ¦g1 36.£e3 £f5
37.¦e8+ ¢h7 38.£e4 g5+

146
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

lo segundo, lo cual muchas veces


provoca inseguridad y pánico, y esto
conduce a errores.
Pero dejémonos de conjeturas y
especulaciones y volvamos al aje-
drez. ¿Cuál es la idea de 16.g3? Pro-
bablemente quiere defender el alfil.
Si 16.с4 no es peligroso en vista de
16...£е4 con el consecuente £с2,
ahora 17.с4 seguido de 18.d5 es una
amenaza real. Las negras se defien-
16.g3!? den de manera puramente mecánica.
¡Una novedad! ¡Qué de jugadas Pero el peón b5 ahora es una debili-
han hecho las blancas en esta noví- dad que plantea graves problemas a
sima posición teórica del siglo XXI! las negras. Es mucho mejor la natural
También 16.h3 (a la cual vamos a y apacible 16...¥f6 17.¤d2 (17.c4
regresar más adelante), y 16.¥d3, y £d7) 17...£d7 con un posición per-
16.с4... Incluso 16.а4 una vez fue ju- fecta para las negras, aun cuando el
gada por Ivanchuk. Y no es nada sor- peón en g3 se ve algo raro.
prendente, pues la posición es com- 17.¤d2 ¤a5?
plicada e interesantísima: ¡hay que
crear, imaginar y probar! Ni siquiera
el AI tiene una preferencia clara entre
todas estas opciones. Lo raro es que
el movimiento en la partida, que está
bastante bien evaluado por la máqui-
na, no hubiera surgido antes. Tam-
bién es sorprendente que la natural
16.¥f1, que está en la primera línea,
se aplicara extremadamente poco.
16...b5?!
La reacción de las negras es Como bien es sabido, los errores
bastante típica para el ajedrez con- vienen de dos en dos. Mientras que
temporáneo. Una novedad, y más en la jugada precedente solo plantea-
posiciones bastante conocidas, suele ba problemas, esta, en realidad, los
generar tal choque que inmediata- solucionó, y en favor de las blancas.
mente le sigue un error. Y es total- Solo queda por decir que el farol de
mente lógico: esta posición se jugaba apertura de Kariákin se justificó bri-
y, lo que es más, estaba analizada por llantemente. Las negras debían ha-
jugadores estelares, así que la nueva berse «concentrado»: 17...a6 18.¤f1
jugada solo puede ser o muy mala o £d7 con una posición algo peor, pero
increíblemente buena. Como lo pri- bastante jugable.
mero es muy poco probable, queda 18.¤f1?

147
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Desgraciadamente, las blancas Defensa Petrov [C42]


tampoco están a la altura. En vez de Shírov — Krámnik
un traslado típico del caballo, desde
el punto de vista práctico gana 18.a4!
Wijk aan Zee, 2010
b4 19.¥a6! (lo más probable es que
1.e4 e5 2.¤f3 ¤f6 3.¤xe5 d6
precisamente esta jugada poco evi-
4.¤f3 ¤xe4 5.d4 d5 6.¥d3 ¤c6 7.0-0
dente se le escapara a Serguéi) 19...
¥e7 8.c4 ¤b4 9.¥e2 0-0 10.¤c3
bxc3 20.¦e5 £d7 21.¥xc8 ¦xc8
¥f5 11.a3 ¤xc3 12.bxc3 ¤c6 13.¦e1
22.¦xa5 cxd2 23.£xd2.
¦e8 14.cxd5 £xd5 15.¥f4 ¦ac8
18...¤c4 19.¥xc4?!
Aquí también se pueden no-
tar errores emparejados. Uno puede
plantear problemas a su oponente
mediante 19.a4!?, aunque ahora no
es tan fuerte como lo era en la ju-
gada anterior. 19...¥d6! (la natural
19...a6 otra vez pone la partida al
borde de la derrota: 20.axb5 axb5
21.¥xc4 £xc4 22.¤e3 £e6 23.d5
£d7 24.¤xf5 £xf5 25.¥xc7! ¦xc7
26.d6 ¦d7 27.¦xe7 ¦dxe7 28.dxe7 Una posición teórica que ya nos
£e5 29.£d8) 20.¥xd6 ¥h3! 21.¥f3 es familiar. Hasta cierto momento
¦xe1 22.¥xd5 ¦xd1 23.¦xd1 ¤xd6, Shírov sigue el camino trillado.
y con el juego exacto de las negras, la
16.h3 ¥e4
partida debe terminar en tablas.
19...£xc4 20.¤e3 £e6 21.¤xf5 La continuación más popular por
aquel entonces. Surgía muchas veces.
La variante 21.d5 £d7 22.¤xf5 16...h6 17.¤d2 £d7 18.¤c4 ¥d6 con
£xf5 23.¥xc7 ¦xc7 24.d6 ¦d7 alguna iniciativa de las blancas.
25.¦xe7 ¦dxe7 26.dxe7 £e5 solo su-
braya la necesidad de 19.а4. Con la 17.¤d2!?
columna «a» abierta esta posición está El secreto y atractivo de este
absolutamente perdida para las negras, sistema consiste en que en cada mo-
mientras que por ahora aguantan. mento ambos bandos tienen varias
21...£xf5 22.¦e5 £d7 23.£e2 posibilidades igual de válidas. De
¥d6 24.£xb5 c6 25.¦xe8+ ½ – ½ este modo se abren horizontes am-
plios para la investigación. Los ma-
Tras 25...¦xе8 26.£d3 ¥xf4
tices y las sutilezas son muy impor-
27.gxf4 £g4+ 28.£g3 £f5 las ne-
tantes, y no todos los jugadores son
gras resisten peor.
capaces de acordarse de todas ellas.
Así que la memoria tiene un papel
Un duelo corto, pero muy dra- protagonista a la hora de interpretar
mático. La continuación tuvo lugar esta variante. Por ejemplo, en esta
ya en el final del torneo. posición se ponía a prueba17.¥e3,

148
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

17.a4 y 17.£a4, sin mencionar las (24...¦xe4 25.¥xc7²) 25.¥xc7!, y las


opciones menos populares. El movi- negras tienen dificultades en el final.
miento en la partida en aquella tem- 22.hxg4
porada se consideraba apacible.
Se puede sacar las primeras
17...¥xg2 18.¥g4 ¥h1 conclusiones. La novedad no cambia
La más fuerte. En caso de 18... la evaluación de la posición a iguala-
f5 19.¥e2 ¤a5 (19...b5 20.a4! A6 da, pero le añade una configuración
21.axb5 axb5 22.¦b1 también es original. Las blancas tienen cierta
favorable a las blancas) 20.£a4! no ventaja espacial, pero su rey está de-
es fácil defenderse para las negras. bilitado.
19.f3 ¥h4 22...£f7
(Véase el diagrama) En vista de que las blancas tie-
20.¦e4! nen que intercambiar las damas, es
Una novedad que se hallaba a un poco más acertada la inmediata
la vista, en cualquier caso el AI la 22...¤e7.
pone en la primera línea sin pensar- 23.£b3 ¤e7!? 24.£xf7+
lo dos veces. Así que en realidad el Siguiendo una línea magistral.
factor sorpresa no es tan importante. Tras la imprudente 24.£xb7 ¤d5
Pero sí lo es la evaluación de con- 25.¦xe8+ ¦xe8 26.¥e5 ¥g5 (también
secuencias más lejanas. En la partida es muy posible 26...¤xc3 27.¦c1
original se había jugado 20.¦f1?! f5 ¤d5 28.¦c5 ¦d8=) 27.c4 ¤e7!
21.¥h5 g6 22.¢xh1 gxh5 23.¦g1+ 28.¦d1 ¤g6, las blancas se pueden
¢h8 24.£f1?! (Lékó — Anand, San llevar grandes disgustos: ¡el rey está
Luis, 2005). Aquella partida fue ga- desnudo!
nada al final por las blancas. A decir
24...¢xf7 25.c4 ¤g6 26.¥h2
verdad, 20.¦f1 parece algo rara. Sin
¥f6 27.¦b1 b6 28.d5
duda, durante estos años el AI ya se
ha vuelto más hábil. Es poco probable que esta posi-
ción en concreto hubiera estado en el
tablero de Shírov durante la prepara-
ción (aunque en nuestros días todo es
posible), pero bien podía haber pla-
neado algo parecido. Aunque la posi-
ción sigue siendo objetivamente igua-
lada, es más agradable de jugar para
las blancas: considerando que no hay
riesgos, no es un logro desdeñable.
28...¥e5 29.f4 ¥d6 30.a4 h6
31. ¦be1 ¤f8 32.f5 ¤d7 33.¥xd6
20...f5 21.¢xh1 fxg4 cxd6 34.¦e6 ¤e5
Es arriesgado 21...fxe4 22.fxe4 Es muy seguro 34...¤c5 35.¤e4
¦xe4 23.£f3 ¦ce8 24.¤xe4 £xe4 ¤xe4 36.¦1xe4 ¦xe6 37.fxe6+ ¢e8,

149
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

pero la jugada en la partida no es en ¦c8 41.d6 ¤c5 42.¦e7) 39.¤xg7


absoluto peor. ¢xg7 40.¦xe1, aunque tras 40...c4
las oportunidades de tablas son muy
realistas.
36...¤xe1 37.d7 ¦cd8 38.
dxe8£+ ¦xe8 39.¤c4 ¦xe6 40.
fxe6+ ¢e7 41.¤e5 ¢d6
Krámnik conduce el final con un
juego preciso.
42.¤c4+ ¢e7 43.¤e5 ¢d6 44.
¢h2!? ¤c2 45.¤c4+ ¢e7 46.¢g3
¤b4 47.¤e3 ¤xd5! 48.¤xd5+ ¢xe6
35.c5! 49.¤c3 a6 50.¢f4 b5 51.axb5 ½ – ½
El capítulo final tuvo lugar en la
Es difícil de imaginar que en una
última ronda, cuando se enfrentaron
posición apacible con una material
dos antiguos archienemigos. La nove-
tan limitado se pueda encontrar un
dad de Shírov no le escandalizó nada
recurso tan efectivo. Probablemen-
a Krámnik, aunque seguramente se
te resultó inesperado también para
hicieron algunos ajustes. Pronto en el
Krámnik.
tablero se presentó la misma posición.
35...¤d3?!
Teniendo en cuenta el supuesto
Defensa Petrov [C42]
choque causado por el último movi-
miento, las negras tienen una elección Anand — Krámnik
muy difícil. La variante 35...¦xe6 Wijk ann Zee, 2010
36. fxe6+ ¢e7 37.¤e4! bxc5 (37...
dxc5? 38.¤g3 pierde) 38.¦b1 ¦c7 1.e4 e5 2.¤f3 ¤f6 3.¤xe5 d6
39.¦b8 de lejos puede parecer peli- 4.¤f3 ¤xe4 5.d4 d5 6.¥d3 ¤c6
grosa a una persona, pero el AI sigue 7.0-0 ¥e7 8.c4 ¤b4 9.¥e2 0-0
imperturbable: 39...¤xg4 40.¦g8 g5 10.¤c3 ¥f5 11.a3 ¤xc3 12.bxc3
41.¦g7+ ¢d8 42.¦g8+ con tablas. ¤c6 13.¦e1 ¦e8 14.cxd5 £xd5
15.¥f4 ¦ac8 16.h3 ¥e4
36.cxd6?!
Una respuesta inadecuada. Las
negras hubieran tenido una ta-
rea mucho más difícil con 36.¤e4!
¤xe1 37.¤xd6+ ¢f8 38.¤xe8 (pa-
rece que las negras aún aguantan
en caso de 38.c6 ¦xe6 39.fxe6 ¦a8
40.c7 ¤d3 41.c8£+ ¦xc8 42.¤xc8
¢e8 43.¤d6+ ¢d8 44.¤f5 ¤f4
45.e7+ ¢d7 46.d6 ¤e6) 38...bxc5!
(pierde 38...¦xe8? 39.c6! ¤d3 40.c7

150
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Espero que el lector no haya ol- Pero puede ser que subestimaran otra
vidado todavía esta posición. En la idea más, disfrazada detrás del mo-
partida anterior mencionamos mu- vimiento 17 de las blancas.
chas posibilidades que tienen las 18...¥f8?!
blancas. Aparentemente, hay una
Una jugada natural que, sin
más, ¡y muy desagradable!
embargo, lleva a una posición difí-
17.£c1! cil. Tampoco resuelve los problemas
La idea de esta jugada no es 18...¥d6 19.¤e5 c5 20.¥h5 ¥g6
nueva y es muy comprensible: como 21.¥f3 £b3 22.¥g4, pero vale la
tras 17.с4 sigue 17...£f5, las blancas pena considerar 18...¥f5.
defienden su alfil de antemano, pre- 19.c4 £d8
parando el comodísimo avance с3-
No es posible escapar cediendo
с4. Sin embargo, resulta que hay otra
la calidad: 19...¥xf3 20.cxd5 ¦xe3
idea menos evidente.
21.fxe3 ¥xd5 22.¥g4.
17...¤a5
20.¤e5 ¥f5 21.£c3 b6
Una reacción natural, pero
No hay mucha elegancia ni en
pronto las negras se encuentran ante
21...c6, ni en 21...¤c6 22.¤xc6 bxc6
serias complicaciones. Puede ser que
23.c5. Al mismo tiempo, es difícil
el movimiento en la partida ya fuese
atreverse a jugar 21...f6 22.£xa5
una deficiencia. Merecía atención la
(22.¥h5) 22...£xd4 23.¥f3 c6
fría 17...h6 18.c4 (en caso de 18.£e3
24.¤xc6 £xf4 25.¤xa7.
es fuerte 18...¥d6!) 18...£f5 19.¤e5
(19.d5 ¤a5 está bien para las negras) 22.¦ad1
19...¤xe5 20.¥xe5 £g6 21.¥g4 Hay una resolución radical de
¥f5, y las negras no tienen proble- esta posición: 22.c5!?, pero Anand
mas. Vladímir Krámnik dijo después prefiere seguir el curso más natural.
de la partida que había olvidado sus 22...£f6
análisis, y es posible que se refiriera
22...f6 es el mal menor.
a esta posibilidad. Pero es dificilísi-
mo guardar en la mente tal cantidad 23.£g3
de posiciones parecidas que solo se Continuación de la misma lí-
diferencian por matices. Si los mejo- nea estricta. La variante 23.c5 ¥xh3
res ajedrecistas del mundo se quejan 24.£g3 ¥f5 25.¥g5 £e6 26.¥h5
de este problema, ¡es que realmente ¥g6 27.¥g4 f5 28.d5 es claramente
existe! brillante, pero demasiado cooperati-
18.£e3! va. Huele demasiado a máquina.
Las negras están preparadas tan- 23...¤c6 24.¤g4 £g6 25.d5
to para 18.¤d2, a la cual iguala 18... ¤a5
¥d6! 19.¥xd6 cxd6 20.¤xe4 ¦xe4 Otra variación del mismo tema
21.¥f3 ¦xe1+ 22.£xe1 £b3, como es la variante 25...¥c2 26.¦d2 ¤a5
para 18.c4 £f5 19.£e3, a la cual 27.¦xc2! £xc2 28.¤h6+ ¢h8
seguiría 19...¥xf3 20.£xf3 ¥d6!=. 29.¤xf7+ ¢g8 30.¤e5 £e4 31.¢f1!

151
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

26.¥xc7 ¥c2?! cible. Es una paradoja de la práctica


Es algo más resistente 26...¥c5. actual de los torneos: variantes agu-
dísimas forzadas que hace poco do-
27.¦c1 ¤b3?!
minaban la vanguardia teórica pasan
Ya es tarde para admitir el error: a la sombra al haber sido comple-
27...¥f5 28.c5! tamente agotadas. Por el contrario,
28.¦xc2! £xc2 29.¤h6+ ¢h8 en aperturas que parecían serenas
30.¤xf7+ ¢g8 31.¤h6+ ¢h8 32. y poco apasionantes, tales como la
¤f7+ ¢g8 33.¤h6+ ¢h8 34.¥e5! defensa rusa o la india de dama, se
Evitando la tentación de repetir encuentran nuevos recursos comple-
tamente inesperados.
la posición otra vez.
34...£g6 35.¥g4 ¦xc4 36.£xb3
¦xe5 37.¦xe5 ¦c1+ 38.¢h2 ¥d6
Defensa India de Dama [E15]
39.f4
Nisipeanu — Pelletier
¡Es aún más fuerte 39.£e3!
Rijeka, 2010
39...¥xe5 40.fxe5 gxh6
Sorprendentemente, tras la for- 1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 b6 4.g3
tísima 40...£e4! las blancas todavía ¥a6 5.£c2
tienen trabajo por delante: 41.d6! Esta jugada discreta está poco a
(41.¤f5 £xe5+ 42.£g3 £xd5 poco expulsando de la práctica ac-
43.£b8+ £g8 44.£xa7 tampoco tual tanto a la variante analizada casi
está mal) 41...£f4+ 42.£g3 ¦h1+ hasta los reyes desnudos 5.b3 ¥b4+
43.¢xh1 £xg3 44.¤f7+ ¢g8 45.d7 6.¥d2 ¥e7, y 5.¤bd2, como a las
¢xf7 46.d8£ £e1+ 47.¢h2 £xe5+ poco ambiciosas 5.£a4 y 5.£b3.
48.g3 £b2+ 49.¢g1. 5...¥b7 6.¥g2 c5 7.d5
41.£e3! £b1 42.d6 ¦h1+ 43.
¢g3 ¦e1 44.£f4 ¦f1 45.¥f3 1–0

Así, el resultado global del en-


frentamiento teórico es claramente
a favor de las blancas, aunque en
cifras parece menos convincente.
Sin embargo, no cabe duda de que
pronto vamos a obtener respuestas
tanto a nuestras preguntas formu-
ladas como a las tácitas. ¡El duelo Es precisamente el sacrificio
continúa! inesperado del peón el que dio nuevo
Las dos partidas desconcertan- ímpetu a una variante prácticamente
tes que analizamos a continuación se dejada de lado por falta de interés.
juegan con una apertura que desde Desde 2006 la teoría de esta ramifi-
siempre se ha considerado muy apa- cación se está desarrollando rápida-

152
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

mente, y la variante ha entrado en el


repertorio de muchos de los ajedre-
cistas más fuertes del mundo.
7...exd5 8.cxd5 ¤xd5 9.0-0
¥e7 10.¦d1 ¤c6 11.£f5 ¤f6 12.e4

En esto consiste la idea de las


negras: devolver el peón, pero a pre-
cio del cambio de damas. Un buen
desarrollo debería, en principio,
compensar el muy avanzado peón
d6. Sin embargo, la experiencia es
12...d6!? aún demasiado escasa para confir-
Este movimiento fue aplicado mar esta predicción.
por primera vez por Judit Polgar. An- 14.£c2!?
tes se consideraba obligatorio 12...g6
13.£f4 0-0 14.e5 ¤h5, y ahora las Nisipeanu opta por no cambiar
blancas tienen que elegir: las damas y elige un movimiento
que el AI rechaza. No cabe duda de
15.£c4 d5! 16.exd6 ¥xd6
que esta jugada había sido precedi-
17.¤c3 ¤a5 18.£d3 ¥c7 19.£c2
da por un gran trabajo de investiga-
£e7 20. ¦e1 £d7 21.¥g5© (Gélfand
ción. 14.£xd7+ ¤xd7 15.exd6 ¥f6
— Lékó, Jermúk, 2009).
16.¦e1+ ¢f8 17.¤c3 ¤b4 18.¥g5!?
También se puso en práctica Surgió en la partida origen: 18...
15.£g4 d5 16.exd6 ¥xd6 (16...¥f6?! ¥xf3?! 19.¥xf3 ¦d8 20.¥xf6 ¤xf6
17.¤c3 ¤d4 18.¤xd4 ¥xg2 19.¤f5 21.¦e7± (Baréev — J. Polgár, Elistá,
¥c6 20. d7 lleva a una ventaja para 2007). Sin embargo, las negras tie-
las blancas, Carlsen — Ivanchuk, nen una mejora evidente: 18... ¤с2!
Monte-Carlo (ajedrez rápido, 2007)) 19.¥xf6 ¤xf6 20.¦е7 ¥xf3 21. ¥xf3
17.¤c3 con el veredicto típico para ¦е8! 22.¦xе8+ ¢xе8 23.¥с6+ ¢d8
las posiciones que surgen aquí: las 24.¦d1 ¤d4, y no tienen nada que
blancas tienen compensación por el temer. Así jugó el movimiento 18
peón sacrificado. Pelletier contra Carlsen (Biel, 2008).
13.e5 £d7! Pero siguió la inesperada 19.¦е7!, y
otra vez las negras tropezaron con
complicaciones: 19...¥xf3?! (es crí-
tica la toma en e7) 20.¥xf3 ¥xg5
22.¦xd7 ¦d8 23.¦xd8+ ¥xd8 24.
¦d1. Lo más probable es que Pelle-

153
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

tier hubiera introducido correcciones Esta es la posición crítica de la


en su juego, pero Nisipeanu se le ha- partida. Las negras tienen una gran
bía adelantado. Teniendo en cuenta ventaja material, no hay amenazas
que merecen mucha atención tam- directas para las blancas, y sin em-
bién 14.¤h4!? y 14.£f4!?, uno pue- bargo nada es tan fácil como parece.
de suponer la multitud de variantes Las blancas tienen sus ventajas: sus
que había calculado el GM rumano piezas están muy bien movilizadas,
durante la preparación. ¡Pero su labor además, el caballo en a1 está con-
no fue en vano! denado. Desde hace mucho Pelletier
14...¤b4 15.£e2 tiene que tomar decisiones difíciles
sobre el tablero, mientras que Nisi-
Tampoco es aceptable 15.£b3
peanu habría analizado meticulo-
¥d5, ni 15.£c3 ¤e4.
samente todos los detalles y, si no,
15...¥a6 16.£e1 seguramente habría calculado en su
En caso de 16.£e3 las blancas, mente el posible desarrollo del juego.
además del mismo 16...¤с2, tie- Para él la partida, estrictamente ha-
nen que tener en cuenta 16...¤g4 o blando, apenas acababa de comen-
16...¤fd5. zar, mientras que las negras llevaban
16...¤c2 17.£d2 ¤xa1 18.exf6 tiempo trabajando duro. Por eso su
¥xf6 19.¦e1+ ¥e7 error no puede sorprendernos.
Se entiende el deseo de las ne- 20...0-0?
gras de mantener la posibilidad De hecho el enroque estaba pre-
del enroque. Pero tampoco pierden determinado por el último movi-
los movimientos del rey: 19...¢d8 miento de las negras, ¡pero el rey de-
20.¤c3 ¦e8 21.¦d1 ¥b7 22.£d3 bía haber sido retirado hacia el lado
h6; 19...¢f8 20.¤e5 ¥xe5 21.¥xa8 contrario! Tras 20...0-0-0! 21.£d5!?
£c8 22.¥g2 h5 en ambos casos con (es más débil 21.b3 ¥f6 22.¥b2 ¤xb3
un juego muy poco claro. No es tan 23.axb3 ¥b7; las negras también ob-
fácil ganar el caballo atrapado en tienen una posición cómoda en caso
a1; mientras tanto, las negras logran de 21.¤d5 ¦he8 22.b4 ¥f6 23.¤xf6
crear un contrajuego. gxf6 24.¥b2 ¦xe1+ 25.¤xe1¦e8
20.¤c3 26.¥xa1 ¦e2) 21...¥b7 22.£d3 f6!?
(también es curiosa 22...¦he8 23.¥d2
¥f6 24.¦xa1) 23.¤d5 (23.¥d2 d5)
23...¦he8 24.¥e3 ¤c2! 25.¤xe7+
¦xe7 26.£xc2 ¥e4, la partida puede
terminar de cualquier manera.
21.¤e5 £c8?
Es mucho más persistente
21...£f5! 22.¥xa8 dxe5 23.¥e4 £e6
24.¤d5 ¦d8 25.¤xe7+ £xe7 26.£c3
¦d4 27.b3. Aunque en la posición fi-
nal las oportunidades de las blancas

154
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

son indudablemente más altas, las


negras bien pueden resistir.
22.¤c6 ¥d8 23.¤d5
Ahora la partida de las negras va
rápidamente cuesta abajo.
23...£g4
Una jugada poco elegante, pero
la más natural. 23...£d7 pierde dra-
máticamente, es forzado: 24.¤ce7+
¢h8 25.b3! ¦e8 26.¥b2! ¥xe7
27.¥xg7+ ¢xg7 28.£c3+ f6 29. 10.£e4
¦xe7+ £xe7 30. ¤xe7 ¦ad8 31.¤d5. Una idea relativamente nueva.
24.b3 Se presenta mucho más a menudo
Tampoco está mal 24.b4. 10.¦d1 ¤c6, entre otras en la pre-
viamente analizada partida Nisipea-
24...¥b7 25.h3! £h5 26.¤ce7+
nu — Pelletier, y también en el en-
¢h8 27.¤f4 1–0
cuentro Lékó — Kariákin (Wijk aan
Zee, 2010).
En esta partida el riesgo del ju- 10...¤a6
gador y la curiosidad del investigador
se han justificado completamente. No sirve 10...£c7? 11.¤h4 ¥c6
Pero el explorador tuvo menos suerte 12.¤f5 g6 13.¤c3! gxf5 14. ¤xd5
en el siguiente duelo. £d6 15.£xf5 con una ventaja de-
cisiva de las blancas (Sakáev —
Ekström, Budva, 2009); 10...¥c6
Defensa India de Dama [E15] 11.¤e5 ¤f6 12.¤xc6 ¤xc6 13.£d3
les concede dos alfiles a las blancas y,
Riazántsev — Kariákin
en consecuencia, les da una compen-
Poikovsky, 2010 sación duradera por el peón sacrifi-
cado. Otra retirada de dama lleva a
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 b6 4.g3 la igualdad: 13.£a4 0-0 14.¦d1 ¤d4
¥a6 5.£c2 15.¤c3 b5 16.£a6 b4 (Aronián —
La misma línea tan de moda. Anand, Morelia/Linares, 2008).
5...¥b7 6.¥g2 c5 7.d5 exd5 11.¤h4 g6.
8.cxd5 ¤xd5 9.0-0 ¥e7
Una reacción natural al ataque
del caballo, aunque la amenaza de
12.¤f5 no es ni mucho menos fatal.
Por ejemplo: 11...0-0 12.¤f5 ¦b8!
13. £a4 ¤ac7 (también es curioso
13...b5!? 14.£xb5 ¤ab4 con com-
plicaciones poco claras) 14.e4 ¤b4,
y ahora lo mejor para las blancas

155
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

es probablemente 15.¥f4, pues tras sus propias palabras, también sabía


15.¤c3 no está mal 15...¤d3, y a de ella. Pero Riazántsev se adentró
15.¦d1 se responde con fuerza con mucho más allá en los misterios de
15...b5! No hay lugar a dudas de la posición.
que la posición tras 11...0-0 pronto 14...¦e8 15.¤c3!
se convertirá en un campo de prue-
La jugada evidente: 15.¥xd5
ba para nuevos experimentos teóri-
¥xd5 16.£xd5 tras 16...¤b4 17.£f5
cos.
d5 conduce a igualdad.
15...¤ac7

12.¤f5!
¡Aun así! El impresionante sa- 16.¥e4!
crificio del caballo había sido clara-
mente preparado por Riazántsev en En realidad, es precisamente en
casa, aparte de que era bastante fácil esta jugada cuando comienza una
pronosticar este curso de los aconte- colaboración en plano de igualdad
cimientos. 12.£e5!? f6 13.£e4 £c8 entre el hombre y la máquina. En
14.¦d1 ¤ac7 15.¤xg6?! (15.¤a3!?) un principio el AI obviamente sub-
15...hxg6 16.£xg6+ ¢d8 surgió en estima esta posibilidad, optando
la partida de Kariákin contra Svidler por 16.¤xd5 ¥xd5 17.¥xd5 ¤xd5
(Sochi, 2008). Las negras lograron 18.£xd5 ¥f6, aunque aquí las ne-
bloquear el ataque. gras no tienen absolutamente nada
que temer. En este punto terminó su
12...gxf5 13.£e5 0-0! análisis Kariákin, pero su adversario
Es mucho peor para las negras llegó mucho más adelante.
13...f6 14.£xf5. 16...¥f6 17.£xh7+ ¢f8
14.£xf5 18.¥xd5 ¥xd5 19.¤xd5 ¤xd5
Ahora se amenaza 15.¥е4, así 20.e4 ¤c7 21.¥h6+ ¢e7 22.e5!
que las negras están obligadas a de- ¥xe5 23.£e4!
volver el caballo. De ese modo resul- Todavía no era tarde para con-
ta que las blancas no habían arries- tentarse con unas bonitas tablas: 23.
gado nada con el sacrificio. Además, ¥g5+ ¥f6 24.¦fe1+ ¤e6 25.¦xe6+!
el AI omnividente enseguida mues- dxe6 26.¥xf6+ ¢xf6 27.£h6+ ¢e7
tra esta posibilidad. Kariákin, según 28.£h4+ ¢f8 29.£h8+, pero las

156
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

blancas ya habían hecho su elección 29.¦af1 d4


en la jugada 16. La reagrupación 29...£d6
23...f6! 30.¦1f6 ¦g8 31.£f5 ¦ae8 32.¦xa7
La única jugada. Pierde 23...¢f6 no supone un consuelo, pues para
24.¥g5+! ¢xg5 25.f4+ ¢h6 26.fxe5 32...c4 hay 33.b4!, con un ataque
d5 (peor aún es 26...£e7 27.¦f5! vencedor de las blancas.
£e6 28.¦af1) 27.£g4 ¦g8 28.¦f6+ 30.¦1f6 £d5
¦g6 29.¦af1 con un ataque vencedor
de las blancas.
24.f4 d5 25.£h7+ ¢d6 26.fxe5+
fxe5 27.¦f7 ¤e6
Está claro que en esta etapa la ta-
rea de las negras es mucho más difícil:
tienen que encontrar jugadas únicas
sobre el tablero, arriesgándolo todo.
Y mientras tanto es obvio que las
blancas aún no han empezado a jugar
independientemente, pues Riazántsev
hace todas sus jugadas con rapidez y Las negras activan la dama y
seguridad. El estado psicológico de parece que todos los problemas están
Serguéi no es de envidiar: bien puede resueltos. Sin embargo, los recursos
ser que la posición de las negras esté del ataque están lejos de acabarse.
objetivamente perdida y las blancas lo 31.¦xa7! ¦ad8
sepan. Es muy difícil mantener la cal- Es difícil predecir lo lejos que
ma en una situación así. habían llegado los análisis de Ria-
28.£g6! zántsev, puede ser que incluyeran
Hace falta tener en cuenta la se- también la brillante 31.¦xa7! En
riedad de la defensa de las negras. todo caso, hasta entonces el juego de
28...¦е7. las blancas es impecable tanto desde
28...¢c6!? el punto de vista informático como
humano. Pero desde este momento
Con la idea de introducir la las jugadas de las blancas pierden la
dama en el juego. Ahora 28...¦e7 ya precisión y claridad de la máquina,
no es tan fuerte en vista de 29.¥g5! las ideas geniales dejan de estar apo-
(es mucho más débil 29.¥f8? £xf8 yadas por cálculos precisos.
30.¦xf8 ¦xf8) 29...¦xf7 30.¥xd8 ¦g7
31.¥c7+ ¦xc7 32.¦f1, y las oportuni- 32.a4!
dades de las blancas son mejores. Es Una jugada fuerte y absoluta-
curioso el intento de tomar la inicia- mente humana que impide la evacua-
tiva mediante 28...¦g8 29.£f5 ¤d4 ción del rey negro por la casilla b7.
30.¦f6+ ¢c7 31.£xe5+ ¢b7 32.¦af1 Sin embargo, había otras soluciones,
¦e8 33.£h5, pero aquí también las por ejemplo: 32.¥f8! (con la idea de
negras mantienen la ventaja. 33.¥е7) 32...¦xf8 (32...d3 33.¥e7

157
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

£d4+ 34.¢f1 ¢b5 35.¥xd8 ¦xd8 Hasta este momento las negras,
36.¦xe6 ¦f8+ 37.¢g2 £xb2+ 38.¢h3 jugando por eliminación, habían
¦h8+ 39.¦h7) 33.¦xe6+ ¦d6 34.¦ae7 encontrado jugadas únicas. Pero en
¦xe6 35.¦xe6+ ¢d7 36.¦xb6, y las cuanto finalmente tuvieron opciones,
negras están desvalidas. O 32.£f7!? se equivocaron. 36...dxc3! 37.¥xc3+
d3 33.£b7+ ¢b5 34.£a6+ ¢c6 ¢b3! les daba mejores pronósticos.
35.¦xe6+! £xe6 36.£b7+ ¢b5 37.c4!
37.¥d2! con un ataque irrebatible. La atractiva 37.£g6 d3 38.¦cf7
32...c4 se topa con la imprevista 38...¤f4!
Causaba problemas más com- 39.gxf4 ¦g8.
plejos 32...d3 33.£f7! Parece que 37...£d6 38.¦b7?
eso es lo que planteaban hacer las En medio de la lucha es práctica-
blancas. 33... £d4+ 34.¢g2 ¢d6 mente imposible sentir el cambio del
35.¢h3! ¡Profilaxis! 35...d2 36.¦d7+ viento. Una jugada muy lógica en la
¦xd7 37.£xe8 £d5 38.¥xd2 ¢c7 partida resulta demasiado lenta. Debe-
39.¦xe6 £xd2 40.¦e7 con muy bue- ría haber sido más decisiva: 38.¦xe6!?
nas oportunidades de ganar. ¦xe6! (38...£xe6? 39.£f3+ ¢c2
33.£f7 40.£e2 es demasiado peligroso para
De esta forma la jugada ya no es las negras) 39.£f1 ¢c2 40.£c1+ ¢d3
tan fuerte. Gana fácilmente 33.¥f8! 41.¦f7 ¦f6 42.¦xf6 £xf6 43.¥g5 £d6
¦xf8 (33...d3 34.£f7!, y las negras conduce a tablas. Trae consecuencias
deben darse por vencidas. Tam- imprevisibles 38.£g6!? d3 39.¦cf7
poco está nada mal la temática 34. £d4+ 40.¦f2 £xc4.
¥e7) 34.¦xe6+ ¦d6 35.£h7 £xe6 38...d3! 39.a5 £d4+ 40.¢f1
36.£b7+ ¢c5 37.¦a5+. £e4
33...¢c5! 34.¥d2?! Tampoco está mal 40...¢c2
34.¦c7+! ¢b4 35.¦e7! ¦xe7 41.¦xb6 ¢xd2.
36.£xe7+ £c5 37.¦xe6 £xe7 41.¢g1
38.¦xe7 deja a las negras unas bue- 41.¦xb6+ ¢c2 42.¢g1
nas oportunidades de ganar. (42.¦bxe6 £h1+ 43.¢f2 £xh2+
34...c3! 35.¦c7+? 44.¢f1 £h1+ 45.¢f2 ¦f8) 42...¢xd2
Durante los últimos movimien- 43.¦bxe6 ¦xe6 44.£xe6 ¢c2 45.c5
tos las blancas, teniendo un buen £d5! lleva a la posición en la partida.
surtido de opciones, «habían elegi- 41...¢c2 42.¦xb6
do mal» cada vez. Pero solo ahora También es irremediable para las
han traspasado el límite. 35.bxc3! blancas 42. ¦e7 ¦xe7 43.£xe7 ¢xd2
¢c4! (35...dxc3 36.¥xc3 ¢c4 44.¦xe6 £d4+ 45.¢f1 ¢c2.
37.¥e1 es claramente a favor de las 42...¢xd2 43.¦bxe6 ¦xe6
blancas) 36.cxd4 todavía mantenía 44.£xe6 ¢c2 45.c5 £d5! 46.£g4
la ventaja. £d4+! 47.¦f2+ d2 48.£f3 e4 49.£f7
35...¢b4 36.bxc3+ ¢b3?! ¢c3 0–1

158
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

¡Una partida asombrosa! Obvia- crear aunque sea un pequeño proble-


mente, Riazántsev puede quejarse de ma en la apertura ya es un logro. Y la
mala suerte, pues no merecía la de- tarea real se limita a obtener la posi-
rrota en la partida. Pero uno no pue- ción más confortable para uno mismo
de sino admirar el autocontrol de su y al mismo tiempo la menos agrada-
oponente. Aquí otra vez hallamos un ble para el adversario. Pero a veces,
curioso fenómeno del ajedrez con- incluso en las pocas horas que tiene
temporáneo. El jugador que causó una el ajedrecista antes de la partida, lo-
sorpresa al principio de la partida tie- gra encontrar una idea original. Aun
ne la ventaja durante la actividad de su si el valor objetivo de una novedad no
análisis. Su adversario corre el riesgo es tan alto, el factor sorpresa es más
de dar traspiés a cada instante y está importante que la calidad. Este en-
bajo una enorme presión psicológica. foque es aún más efectivo cuando el
Sin embargo, cuando logra no perder tiempo apremia.
y sobrevivir a un campo de minas, La siguiente es una partida de
por así decirlo, el equilibrio de poder ajedrez rápido, lo cual claramente
cambia drásticamente. El cazador que tenía en cuenta Ivanchuk. Hay que
solo está preparado para disparar a su añadir aquí que, gozando de una eru-
presa con impunidad, muchas veces dición enciclopédica y un repertorio
se relaja y acaba siendo víctima del amplísimo de aperturas, Vasili es es-
oponente concentrado hasta el límite pecialmente apto en la preparación
y resistiendo con toda su fuerza. ajustada a un oponente concreto.
Las partidas discutidas son vivas
muestras de las profundidades que Defensa Siciliana [B87]
alcanzan los análisis de casa de va-
riantes de aperturas muy conocidas.
Ivanchuk — Kariákin
Niza (ajedrez rápido), 2008
Es muy diferente la prepara-
ción que se «ajusta al adversario» ya 1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4
durante las competiciones. Es de un 4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 a6 6.¥c4 e6
carácter concreto y no solo tiene en 7.¥b3 b5 8.¥g5 ¥e7 9.£f3 £c7
cuenta la individualidad del rival, sus 10.e5 ¥b7 11.exd6 ¥xd6 12.£e3
preferencias de apertura y juego, sino ¥c5 13.0-0-0 ¤c6
también la situación en el torneo y
los objetivos deportivos inmediatos.
Esta preparación suele tener lugar
justo antes de la partida, así que se
deben gastar el tiempo y las fuerzas
con sensatez. Obviamente es una
idea muy atractiva encontrar una de-
bilidad en el repertorio del oponente
y darle un golpe demoledor, pero en
las condiciones de tiempo limitado
esto es prácticamente irreal. Por eso,

159
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

La posición que surge, consi- ajedrez. Ahora el fiel AI encuentra


derada no crítica para el ataque de 14.£xе6 en segundos y pronto lo
Sózin, sin embargo se ha presentado pone en la primera línea. Para mí es
de vez en cuando en la práctica y se una noticia poco agradable.
creía más que aceptable para las ne- 14...fxe6 15.¤xe6
gras. Esta evaluación había sido co-
rroborada en una partida de Kariákin
jugada unos años antes.
14.£xe6+!!
Vasili conoció esta jugada for-
midable poco antes del torneo de
Niza. El análisis, en el cual el AI
desempeñaba un papel importan-
te, afirmó que se puede jugar así. El
control de tiempo solo debía aumen-
tar el efecto.
Ahora las negras tienen una
En la partida mencionada las elección dificilísima por delante. No
blancas juegan con más discreción: es de sorprender que Serguéi no diera
14.¥xf6 gxf6 15.¤d5?! en el blanco.
Es mejor 15.¤e4con una mejora 15...£e5?!
que seguramente tuvo que considerar
Kariákin: 15...¥xd4 16.¦xd4 ¤xd4 La mejor defensa (obviamente
con la ayuda del AI) quedó demos-
17.¤xf6+ ¢f8 18.£xd4 ¦d8 19.£h4
trada muy pronto: 15...£e7! 16.¦he1
h5 (19...h6!?) 20.£g5 h4 con más o
£xe6! 17.¦xe6+ ¤e7 18.¥xf6
menos igualdad de oportunidades.
gxf6 19.¥d5! (en la partida había
15...£d8 16.c3 ¤xd4 17.cxd4 19.¦de1? ¢d7 con los mejores pro-
¥a7 18.¤f4 £d6 19.¤h5? (hace nósticos para las negras, Andrews —
falta cambiar a una triste defensa: Gopal, Filadelfia, 2008) 19...¥xd5
19.¦d3 0-0-0 20.¦hd1) 19...0-0-0 20.¤xd5, y el desenlace más proba-
20.¤xf6 ¥xd4 0–1 (Papa — Kariá- ble del encuentro son tablas. Se diría
kin, Lausana, 2003). que la jugada en la partida solo lleva
Aunque la novedad empleada a una trasposición de movimientos,
por Vasili no cambia radicalmente la pero no es así.
evaluación de la posición, sí obliga a Parece que las negras pueden lle-
las negras a actuar con precisión to- gar a tablas también con la muy fría
tal. Con todo eso, Serguéi tenía que 15...¥b6! 16.¦he1 (las blancas tam-
tomar decisiones en condiciones de poco pierden tras 16.¤xc7+ ¥xc7
tiempo muy limitado, lo cual com- 17.¦he1+ ¤e7 18.¥d5 ¦b8 19.¥xb7
plicaba aún más su tarea. En cuanto ¦xb7 20.¥xf6 gxf6 21.¦e6 ¢f7
a la estética, hace poco esta nove- 22.¦xa6) 16... £xh2!!, y las blan-
dad habría tenido un éxito inmediato cas no tienen nada más que el jaque
entre los amantes de la belleza en el perpetuo: 17.¤c7+ (17. ¤xg7+ ¢f8

160
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

18.¤e6+ ¢f7 19.¤f4+ ¢f8) 17...¢f8 21...¤d4 22.¤d6 ¦hf8 23.f3


18.¤e6+ ¢f7 19. ¤f4+ ¢f8 20.¤e6+. b4 24.¤ce4+ ¤xe4 25.¦xe4 ¤xb3+
Entonces resulta que el descu- 26. axb3 a5 27.¦g4+ ¢f6 28.¤e4+
brimiento brillante de Ivanchuk era ¢e5 29.¦h4 a4 30.bxa4 ¦xa4
muy correcto, y aun con el juego 31. ¤c5 ¦a1+ 32.¢d2 ¦g8 33.g3 ¦f1
adecuado de las negras él no arriesga 34.¢e2 ¦b1 35.¦xb4 ¢d5 36.¤e4
nada. Solo es triste que el potencial ¢c6 37.h4 ¦h1 38.¦c4+ ¢b6 39.b4
de este hallazgo se agotara en unas ¦d8 40.¦c5 ¦a8 41.c3 ¦a2+ 42.¢e3
pocas partidas. ¦e1+ 43.¢f4 ¦f1 44.¦h5 ¦a8
45.¦h6+ ¢b5 46.¤d6+ ¢a4 47.¦xh7
16.¤xg7+!
¢b3 48.¦c7 ¦d8 49.¤f5 1–0
¡Las blancas no tienen este re-
curso con 15...£е7! Es lamentable que el efecto
práctico de un sacrificio tan brillante
16...¢f8 resultara penosamente pequeño: solo
Pierde 16...¢e7? 17. ¦he1 ¦hf8 un punto en una partida rápida. Pero
18.¤h5. así es la vida ajedrecística.
17.¤e6+ ¢f7 Por el contrario, la próxima par-
Esta elección tampoco es óp- tida no contiene efectos externos
tima. Es mejor 17...¢e7! 18.¦he1 visibles. Pero uno no puede sino
¥xf2! 19.¦xe5 ¤xe5 20.¤g7! ¤c4! asombrarse de la profundidad de
21.¥xc4 bxc4 22.¦f1 ¢f7! 23.¦xf2 penetración en la posición. Además,
¢g6 con una posición aproximada- este logro debe de ser totalmente
mente igualada. humano, pues el AI todavía no es un
18.¦he1 £xe1? buen consejero en tales posiciones.
Un error decisivo. Uno pue-
de seguir resistiendo de dos mane- Ruy López [C67]
ras: 18...£xg5+!? 19.¤xg5+ ¢g6 Yakovenko — Wang Yue
20.¤ce4! ¥e7! (20... ¤xe4 21.¤xe4
¥e7 22.¤d6±), aunque tras 21.¤f7
Elista, 2008
o 21.¤e6 las oportunidades de las 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6
blancas son mejores; merece mu- 4.0-0 ¤xe4 5.d4 ¤d6 6.¥xc6 dxc6
cha atención 18...¥xf2!? 19.¦xe5 7.dxe5 ¤f5 8.£xd8+ ¢xd8
¤xe5 20.¤d8+ ¢g6 21.¥xf6 ¢xf6
La defensa berlinesa cobró
22.¤xb7 ¦hf8!
nueva vida tras el match Kaspárov
19.¤xc5+ ¢g6 20.¦xe1 ¢xg5 — Krámnik en 2000. En gran parte
21.¤xb7 debido a la reevaluación de toda una
Las blancas tienen una ventaja serie de posiciones que de ahí surgen,
suficiente para la victoria. Se necesi- Krámnik logró vencer a su podero-
ta precisión para conseguirla, e Ivan- so adversario. Obviamente toda la
chuk la demuestra. Sin embargo, esta variante se hizo muy conocida, pero
parte ya se sale del tema que estamos casi exclusivamente en el nivel alto:
tratando. para retener todos los matices la me-

161
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

moria no es suficiente y el AI, como pasan en el flanco del rey) y guardó


ya se ha mencionado, no ayuda mu- la posición. En realidad, fue un juego
cho en este tipo de posiciones. «a ciegas». Está claro que no muchos
9.¤c3 ¢e8 se conformarían con jugar una posi-
ción tan poco estimulante una y otra
Otro plan posible es evacuar al
vez, pero ya se sabe que para gustos
rey al flanco de dama.
están los colores.
10.h3 ¥e7 11.g4 ¤h4 12.¤xh4
¥xh4 13.¦d1 ¥e7 14.¢g2 h5 15.f3 21.¤xe6 fxe6 22.f4 b5 23.b3
¥e6 ¦h7 24.¥f2 hxg4
No había que apresurarse con
este cambio, pero las blancas pueden
forzarlo con la siguiente reagrupa-
ción: ¥g3, ¦h2 y luego ¢f3-e4.
25.hxg4 ¦h8 26.¦h1 ¦xh1 27.
¢xh1 ¢d7 28.¢g2 ¥b4 29.¢f3 ¢e8

Esta situación tampoco es nada


nueva, incluso a nivel de GMs se
presenta al comienzo de decenas de
partidas. Le añadió intriga al debate
el hecho de que Wang Yue, un apa-
sionado amante de la «Berlín», poco
antes había defendido esta posición Sorprendentemente la misma
contra Almasi y Adams, mientras posición se presentó en la ya men-
Yakovenko había vencido a Alekséev cionada partida Almasi — Wang
con las blancas. Yue (Bakú, 2008). En aquella partida
16.¤e2! rápida las blancas jugaron automá-
Un plan introducido en la prác- ticamente 30.с4, pero no lograron
tica por Kariákin. Hasta entonces las romper la resistencia del oponente.
blancas solían jugar 16.¥f4. Durante la preparación Yakovenko
pudo entender mejor los matices de
16...¦d8 17.¥e3 a6 18.¤f4 g6
la posición.
19.¦xd8+ ¢xd8 20.¦d1+ ¢c8.
Wang Yue no perdió la fe en esta 30.¢e4!
posición tras la derrota en la parti- El signo de exclamación no es
da analizada. Contra Lékó (Niza, a para la jugada, totalmente evidente,
ciegas, 2009) retrocedió con el rey a sino para el rechazo de principios del
e8 (lo cual parece sensato, pues los avance c2-c4. El sentido de esta su-
acontecimientos más importantes tileza se revelará más adelante.

162
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

30...¢e7 31.¥h4+ ¢e8 32.f5 ra de su oponente, notar los puntos


gxf5+ 33.gxf5 exf5+ 34.¢xf5 ¥c3 débiles en una fortaleza que parecía
35.¥f2 ¢e7 36.e6 ¢e8 37.¥g3 ¥a5 inexpugnable y encontrar una manera
38.¥e5 ¥b6 elegante de derrumbarla. Tales logros
suceden rara vez, pero por eso dan
aún más satisfacción artística.
Morozévich es conocido por sus
decisiones originales y a veces pa-
radójicas. Su repertorio de apertu-
ras tampoco es el estándar. Durante
muchos años aplicó con éxito la de-
fensa Chigórin que antes de él había
sido considerada una apertura poco
correcta. También animó realmente
con sus ideas la defensa eslava. Esta
39.c3!! vez aplicó una jugada nueva en una
¡Por eso el peón tuvo que que- variante de la defensa nimzo-india
darse en c2! que parecía completamente investi-
gada.
39...c5
Ante la amenaza 40.¥d4 no se
puede evitar este avance indeseable, Defensa Nimzo-india [E39]
y tras él, el alfil de las negras se con- Morozévich — Ponomariov
vierte en inválido.
Moscú, 2008
40.c4!
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4
¡Ahora sí que es hora! Lo demás
4.£c2 0-0 5.¤f3 c5 6.dxc5 ¤a6
es bastante fácil.
(Véase el diagrama)
40...¥a5 41.¢f6 c6 42.e7 ¥e1
43.¢e6 ¥h4 44.¢d6 ¥xe7+ 45.¢xc6 7.c6!?N
bxc4 46.bxc4 ¢d8 47.¥d6 ¥h4 ¡Cuántas jugadas no se habrán
48.¥xc5 ¢c8 49.¢b6 a5 50.¢xa5 hecho en esta posición conocida
¢b7 51.¢b5 ¥g3 52.a4 ¢a8 53.¥e3 y bien estudiada desde hace tan-
¥d6 54.¥d2 ¢b7 to tiempo! Entre las más populares:
Como no es posible entregar 7.a3, 7.g3, 7.¥d2 7.e3, pero a nadie
el alfil por el peón «c», Wang Yue antes de Morozévich se le había ocu-
cede.. 1–0 rrido el movimiento extraño que hizo
en esta partida. Teniendo en cuenta el
factor sorpresa, un cambio decidido
Al parecer las blancas alcanzan de estructura de peones y los conse-
la victoria sin ningún problema, pero cutivos problemas que uno tiene que
es difícil imaginar el trabajo analíti- resolver sobre el tablero, el resultado
co que le ha costado al ganador: tuvo es un enfoque interesante en la aper-
que adivinar la elección de apertu- tura.

163
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

8...¥xc3+ 9.£xc3 ¤e4 10.£c2 bxc6


con un buen juego para las negras
(Morozévich — Ivanchuk), uno
puede considerar que el movimiento
7.с6!? había perdido su popularidad.
8.a3
8.g3!?
8...¥xc3+ 9.£xc3 ¤c5
La excesiva actividad vinculada
con 9...¤e4?! trae complicaciones:
7...dxc6 10.£e5! ¤ac5 11.b4 f6 12.£f4 ¤c3
La otra captura parece más na- 13.¥d2 ¤5e4 14.¥xc3 ¤xc3 15.£e3
tural: nos enseñaron en la infancia ¤a4 16.£b3 ¤b6 17.¦d1! (17.c5
a tomar con el peón hacia el centro. £d5!).
Inmediatamente después del torneo 10.¥e3!
tuvo lugar uno de blitz, en el cual
también pasó la prueba exprés esta
línea: 7...bxc6 8.a3 ¥xc3+
Es menos lógico 8...¥e7 9.e4 d6
10.b4!? ¤b8 11.¥e2 a5 12.¦b1 axb4
13.axb4 ¤a6÷ (Malákhov — Fedor-
chuk, Budva 2009).
9.£xc3 ¤c5
O 9...d5 10.e3 (10.b4 ¤e4
11.£c2 c5 12.b5 ¤c7 13.e3 a6 Carl-
sen — Lékó) 10...¤c5 11.£c2 ¤ce4
12.¥e2 a5 (12...¥b7 13.0-0 c5 14.b3 10...¤ce4?
£e7 Morozévich — Alekséev) 13.b3 ¡Con el caballo equivocado! Es
£b6 14.0-0 ¦b8 15.¦b1 ¥a6 (Mo- mucho más interesante 10...¤fe4!?
rozévich — Lékó). 11.£c2 £a5+ 12.b4 (12.¤d2 ¤xd2
10.£c2 a5 11.¥e3 ¤ce4 (11... 13.¥xd2 £a4 14.£xa4 ¤xa4 15.0-
£e7 12.g3 a4 13.¥g2 ¥a6 Morozé- 0-0 ¦d8! tampoco promete nada
vich — Kárpov) 12.c5 a4 13.¤d2 especial a las blancas) 12...£a4
¤xd2 14.¥xd2 ¥a6 15.g3 ¤d5 (Mo- 13.£b2!? ¤d7 14.g4! (la posición
rozévich — Ponomariov). tras 14.g3 a5 15.£d4 ¤df6 es fa-
Aunque estas partidas termina- vorable a las negras) 14...a5 15.£d4
ron de modos diferentes (¡el blitz es £b3 16.£d3 £xd3 17.exd3 ¤d6. En
el blitz!), las negras no tienen que- esta posición crítica las oportunida-
ja en cuanto a los resultados de la des de los dos jugadores son aproxi-
apertura. Añadiendo a eso la idea de madamente iguales.
Ivanchuk — 7...d5!? 8.a3 (8.cxd5!?) 11.£e5!

164
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

De repente el caballo en е4 está 16...¦fc8 17.¥xb4 £b6 18.c5


en peligro. £d8 19.¦g1 g6 20.¦d1 £xf6 21.c6
11...b5?! ¥xc6 22.¦g4 £xe5 23.¤xe5 f5 24.
¤xc6 ¦xc6 25.¥g2 a5 26.¥xe4 fxe4
Por raro que parezca, ya no hay 27.¥d2 ¦c4 28.¦g5 ¦a4 29.¦xb5
defensa aceptable. Aun en caso de la ¦xa3 30.¦b7 a4 31.¥f4 ¦b3
más resistente 11...£e7 12.0-0-0 32.¦xb3 axb3 33.¦b1 e3 34.¥xe3
¦d8 13.¦xd8+ £xd8 14.g4 ¤d6 ¦b8 35.¢d2 ¦b4 36.f3 e5 37.¥f2
15.£f4 b5 16.g5 ¤h5 17.£g4 g6 1–0
18.¤e5 las blancas tienen una ven-
taja asegurada. Está mal 11... £d6
12.¦d1 £xe5 13.¤xe5 o 11...c5 Un cambio drástico de ritmo en
12.g4 una posición bastante trillada hizo
fallar incluso a un jugador tan capaz
12.g4!
y experimentado como Ponomariov.
Por otro lado, la innovación de Mo-
rozévich es una invención ocasional y
no puede ser recomendada de modo
sistemático. Aunque se puede probar
a dejar de lado las primeras líneas del
ordenador durante el análisis de posi-
ciones de apertura, centrándose en si-
tuaciones menos evidentes. Igual uno
logra encontrar una idea nueva que le
convenga por el estilo y el humor. En
el ajedrez de hoy, cuando las primeras
Una situación inesperada: ha- 3-4 líneas del programa son estudia-
cia la jugada 12, cinco movimientos das por todo el mundo, este enfoque
después de 7.с6!?, las negras ya pue- puede dar algún fruto práctico.
den rendirse. Este es el resultado real La mayoría de las partidas en
de una novedad repentina. este capítulo ilustran la práctica de
12...c5 la élite ajedrecística. Pero no solo
ellos trabajan el campo del ajedrez.
Es relativamente mejor 12...h6 El siguiente ejemplo es, a mi enten-
13.h4 ¤xf2 14.¥xf2 ¤xg4. der, uno de los más brillantes en la
13.g5 £a5+ 14.b4 cxb4 recopilación.
15.gxf6+-
Las blancas no solo tienen una
pieza de más, sino un ataque. A ve- Defensa India de Rey [E94]
ces resulta demasiado, pero no en Feller — Apicella
esta partida. Francia, 2009
15...¥b7 16.¥d2 1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 ¥g7
Es más fácil 16.¦g1 g6 17.£xb5. 4.e4 d6 5.¤f3 0-0 6.¥e2 e5 7.¥e3

165
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¤bd7 8.0-0 ¦e8 9.£c2 exd4 ¡Como piedra caída del cielo!
10.¤xd4 c6 11.¦ad1 a6 12.f3 La jugada en sí y la idea que con-
tiene causan una gran impresión.
Tampoco lo entiende el AI, que no lo
muestra en las primeras diez líneas
en una profundidad de 14. Su reco-
mendación es muy sensata y previ-
sible: 14.£b3 ¤c5 15.£a3 (15.£b4
¥f8!) 15...¤cd7 con una posición
complicada. Uno puede suponer que
fue este el objeto del análisis durante
la preparación de las negras para la
partida. Pero lo más sorprendente (y
Esta posición no puede consi- lo más indignante para mí) es que al
derarse muy actual. Sin embargo, haber obtenido el movimiento 14.f4
causó una seria discusión teórica. para la revisión, la máquina pronto
Empezó por la partida Feller — Ba- revisa los valores y estima, como se
crot en el campeonato de Francia de debe, el planteamiento de las blancas.
2008. Bacrot quedó pensativo largo 14...dxe4
rato y, al tener una mala premoni-
ción, rechazó la más crítica 12...d5. La historia «francesa» continuó
La neutral 12...£с7 condujo a una en el campeonato de Europa en Novi
posición algo peor para las negras. Sad cuando, con ayuda de Feller, su
Pero el siguiente adversario de Fe- compañero de equipo Fressinet ven-
ller, Apicella, vino totalmente pre- ció a McShane, demostrando los pun-
parado para la partida. tos débiles de otra toma: 14...¤xe4
15.¤xd5 ¤ef6 (15...¤dc5 se reba-
12...d5!?
te vía 16.f5! £xd5 17. fxg6 hxg6
Un deseo natural de explotar la 18.¥c4 £h5 19.¥xf7+) 16.¤c7 ¦xe3
exposición de piezas en la columna 17.¤xa8 con ventaja para las blancas.
«е».
15.g4!
13.cxd5 cxd5
La primera línea de «Rybka»,
aunque la máquina no llega a esta
conclusión enseguida. Sin embargo,
probablemente Feller tuvo bastante
tiempo para hacerle cambiar de opi-
nión durante la preparación.
15...h6
Por raro que parezca, Bologán,
un experto reconocido en la defen-
sa india de rey, también decidió po-
ner a prueba el planteamiento de las
14.f4!! blancas. Sin embargo, tras 15...£a5

166
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

16.g5 ¤h5 17.¥xh5 gxh5 18.b4! 23.¤f5?!


£c7 (posiblemente el mal menor Una jugada apasionada, bella y
fuera 18...£xb4 19.¤d5 £c5 20.¤c7 muy humana, y sin embargo insufi-
¥xd4 21.£xc5 ¥xc5 22.¥xc5 ¤xc5 ciente para combatir al intelecto arti-
23.¤xe8 ¥h3 24.¤f6+ ¢g7 25.¦fe1, ficial. Debería introducir fríamente a
aunque es difícil salvarse para las la dama en la acción militar: 23.¥g4!?
blancas) 19.¤d5! £xc2 20.¤xc2 ¤c5 24.£g2 o 23.£c1!? (con la idea
¤f8 21.f5 ¥e5 22.¥d4 se encuentra de 24.£е3) 23...e3 24.¤f3.
en una situación muy dura (Gyimesi
23...¤f6?!
— Bologán, Rijeka, 2010).
El AI muestra el camino
16.g5 hxg5 17.fxg5 ¤h7
hacia las tablas forzadas: 23...gxf5!
18.¦xf7! ¤xg5
24.¦d5 £e7 25.¦dxf5 ¤b6!
Al principio el AI piensa que 26.¦xg5 (26.¦5f4 ¥e6 27.¤xe4
conduce a igualdad 18...¥xd4, pero ¢g8! 28.¤xg5 £xg5 es más débil)
no hace falta oponerse a una máquina 26...£xg5 27.£xe4+ £g6 28.£h4+
desalmada, sino que es mejor dejarle £h6 29.¥d3+ ¢g8 30.£d8+ ¥f8
reflexionar por un rato y nos dará la y aquí, según la máquina, todos los
primera línea: 19.¥xd4 £xg5+ 20.¢h1 movimientos sensatos conducen a
¢xf7 21.¤xe4 ¦xe4 22.£xe4 ¤df6 la paz. Me limito a mostrar la pista
23.¦f1 ¥d7 24.£xb7 ¦d8 25.¥b6 ¢e7 más artística: 31.¤d5 ¥d7! 32.¤e7+
26.¥xd8+ ¢xd8 27.£xa6±. ¢h8 33.¤g6+ ¢g8 34.¤e7+ ¢g7
19.¦ff1 ¦e5 20.¢h1 ¢h7 35.¦g1+ ¢f7 36.¦f1+.
21.¥f4?! 24.¤xg7 ¢xg7 25.¦xf6!?
Parece que fue solo en este mo- Permaneciendo fiel al método
mento cuando las blancas empezaron de la fuerza bruta. Las blancas están
a crear por su propia cuenta. Es di- mejor tras 25.£d2!? ¥h3 26.£f4!².
fícil adivinar la razón: puede que a
25...£xf6 26.¤d5 £c6 27.£d2
Feller le pareciera que todos los ca-
¤e6?
minos llevan a Roma, o puede que le
fallara la memoria. El AI indudable- Es comprensible el deseo de las
mente favorece 21.¥с4! negras de prevenir 28.£d4, pero tras
27...¤f7 28.£d4+ ¢f8 29.£b4+ ¢g7
21...£e7! 22.¥xe5 £xe5
30.£xe4 ¥f5 31.£d4+ ¢f8 32.¥f3
¦d8 la ventaja mínima de las blancas
no es suficiente para la victoria.
28.£b4
28.b4!
28...¤c5?
28...¤g5.
29.£d4+ ¢h7 30.¤e7 £b6
31.¦c1 ¤a4 32.£xa4 £e3 33.¦c7
¢h6 34.£e8 ¥f5 35.¤xf5+ 1–0

167
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Uno no puede sino compadecer oponentes las estudian meticulosa-


a las negras: ¡se enfrentaron a dema- mente. Las nuevas oportunidades se
siadas pruebas durante esta partida! buscan en la profundidad. Se cambia
Yo pondría 14.f4!! en el top de en cierto modo la actitud frente a la
la lista de las mejores jugadas en este apertura: la meta no es tener venta-
libro. El escándalo reciente vinculado ja con las blancas o igualdad con las
con el joven GM francés2 no ha cam- negras, sino obtener una posición en
biado, ni mucho menos, mi opinión. la cual uno se oriente mejor que su
Lo que hace esta partida es mostrar adversario. Obviamente para esto
el potencial artístico de Feller. Una hace falta un trabajo enorme durante
idea paradójica, un análisis profundo la preparación, autoestima y la mayor
y concreto de todas las ramificacio- clase. Todo esto lo demuestra el joven
nes: una preparación de la más alta noruego en el duelo que sigue.
calidad. En cuanto a las impreci-
siones en el juego, ya hemos tocado
el tema. Es muy difícil cambiar del Defensa Grünfeld [D97]
cómodo registro de lo preparado en Carlsen — Domínguez
casa al ritmo de toma de decisiones Wijk aan Zee, 2010
sobre el tablero.
La siguiente partida es en cier- 1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5
to modo un prototipo del ajedrez del 4.¤f3 ¥g7 5.£b3 dxc4 6.£xc4 0-0
futuro. 7.e4 a6 8.e5 b5 9.£b3 ¤fd7
O, lo que sería más correcto, Una posición bien conocida y
el futuro como lo ve el autor. Una aplicada muchas veces al más alto
alianza ideal entre la creatividad de nivel.
una persona y la impecabilidad del
AI.
Este enfrentamiento bien puede
servir de modelo de la preparación
actual. Aunque obviamente no to-
dos los ajedrecistas poseen la intui-
ción y la fantasía de Magnus Carlsen.
En este caso es conveniente usar el
AI como consejero. «El campo del
conocimiento general», las primeras
líneas de los programas, están cons-
cientemente dejadas de lado, pues los 10.¤g5!?
Una novedad teórica. Su valor
objetivo no es tan obvio, pero el he-
2
La federación de ajedrez de Francia
cho de que «Rybka» no incluya esta
acusó a Feller de obtener ayuda exterior uti- jugada en las primeras diez (!) líneas
lizando el móvil en la Olimpiada 2010 en en una profundidad de 14 inmediata-
Janty-Mansisk. - Ed. mente aumenta tanto el efecto psico-

168
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

lógico como el práctico del hallazgo apertura de Carlsen. Así que la ten-
de Carlsen. Uno puede pronosticar tativa de las negras de estabilizar la
que durante la preparación no va a situación de los peones en el centro
analizar esta continuación, lo cual es es muy natural, pero tiene defectos
una gran ventaja en el ajedrez con- puramente ajedrecísticos, pues abre a
temporáneo. Buenos movimientos en las blancas la columna «d» y, lo que
esta posición son 10.¥е2 y 10.¥е3, es más importante, les cede la im-
mientras que en la práctica surge con portantísima casilla d4.
más frecuencia la aguda 10.е6. Por 18.dxe5 £e8 19.£c5 ¦c8 20.a4
cierto, según el AI, ninguna de estas
Se ve más natural 20.¤d4!,
jugadas cambia la evaluación de la
pero tras la forzada 20...¤d7 21.£a3
posición como igualada.
¤xe5 hace falta encontrar 22.¤d5!,
10...¤b6 11.¥e3 ¤c6 12.¦d1 mucho más fuerte que las obvias
¥f5 13.¥e2!? 22.£а6 o 22.¤f5. En este caso las
Variantes tales como 13.e6 blancas tienen mejores pronósticos.
¤xd4 (o 13...f6 14.¤f7 £c8 15.d5 20...¤xa4
¤a5 16.£b4 ¤ac4) 14.¥xd4 ¥xd4
En el caso de 20...¥c2!? las
15.¤xf7 ¥xe6 16.¤xd8 ¥xf2+
blancas pueden sacrificar la calidad:
17.¢e2 ¥xb3 18.axb3 ¦axd8
21.axb5!? ¥xd1 22.¦xd1 con com-
19.¦xd8 ¦xd8 20.¢xf2 ¦d2+ no son
pensación suficiente.
nada claras, aparte de que se avienen
mal al estilo del juego del noruego. 21.¤xa4 bxa4 22.¤d4 ¦b8
13...¤a5 14.£b4 ¤ac4 15.0-0
f6
Hasta ahora las negras se han
abstenido de hacer el requerido ata-
que al caballo en g5 vía h6 y han ob-
tenido algunos dividendos: ahora el
centro de peones de las blancas está
siendo atacado a buen ritmo.
16.¤f3 ¤xe3 17.fxe3 fxe5?!
17...c6 18.e4 ¥e6 19.d5 cxd5
20.¤d4 parece muy amenazador, Parece que las negras no tienen
pero tras 20...£d7 las negras aguan- problemas: todas sus piezas están en
tan. el juego y además el peón extra, aun-
que doblado, es un factor importante.
Es curiosa también 17...¤d5
Para mantener la tensión, que está
18.¤xd5 £xd5 19.£xe7 £xa2, sin
disminuyendo, las blancas tienen que
embargo, en ambos casos la posición
inventar algo.
tiene un carácter táctico, mientras
que para entonces el GM cubano ya 23.g4!?
había gastado mucho tiempo y fuer- Un recurso inesperado. La evi-
zas, consecuencia del hallazgo de dente 23.¤c6 no aporta nada consi-

169
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

derando que 23...¦b6! (mucho peor cánicamente pero, desgraciadamen-


es 23...¦xb2 24.¥c4+ ¢h8 25.¦d8 te, pierde. Para llegar a tablas hace
£xd8 26.¤xd8 ¦xd8 27.£xe7) 24. falta la fría 30...¥xe5!, por ejemplo:
¤xe7+ ¢h8. 31.¤g5+ ¢h8 (también es posible
23...¥e4! 31...¢g7 32.¦f1 ¢h8 33.¤f7+ ¢g7
34.¤g5 ¢h8) 32.¤f7+ ¢g7 33.¤xe5
Algo más débil es 23...¥d7?! £xe5 34.£xc6 £xb2 35.£c7+ ¢h8
24.¦xf8+ ¥xf8 (24...£xf8? 25.£d5+; 36.¦d8+.
24...¢xf8? 25.e6) 25.e6 ¥c8 26.¥f3,
y las negras tienen que hacer unas 31.¤xg7 ¢xg7 32.e6! ¦b7 33.
pocas jugadas únicas para no per- £c3+ ¢g8 34.¦d6! ¦e7 35.¦xc6 £f8
der enseguida: 26... ¦b6! (26...¥b7? 36.¦c8 ¦e8 37.¦xe8 £xe8 38.£f6
27.¥xb7 ¦xb7 28.¤c6; 26...¦xb2? £c8 39.¢g2 £c2+ 40.¢h3 £c5
27.£xc7) 27.£xc7 ¦d6 28.¦c1 ¥h6! Tampoco cambia nada 40...£c7
29.£c3! Solo de ese modo las blan- 41.e7 £c8 42.¢h4.
cas guardan alguna ventaja, otros 41.¢h4 £b4 42.£f7+ ¢h8
movimientos son visiblemente peo- 43.e7 £e1+ 44.¢g5 £e3+ 45.£f4
res: 29.£xc8 ¥xe3+ 30.¢f1 ¦d8; 1–0
29.¢f2 ¦xd4
24.¤e6 ¦xf1+ 25.¥xf1 c6! 26. Domínguez resolvió con éxito
¤g5 ¥d5 27.e4! los problemas de apertura, se de-
La aleatoria 27.¦xd5? cxd5 28. fendió con éxito en el medio juego,
£xd5+ e6! (conduce a tablas 28... pero no pudo resistir hasta el final la
¢h8 29.¤f7+ ¢g8 30.¤h6+; 30. tensión mantenida por su adversario.
¤d6+? incluso pierde a causa de Aquí bien se puede decir que, si bien
30...e6) 29.¤xe6 £f7 solo plantea las negras no merecían necesaria-
problemas para las blancas. mente perder, Carlsen sí que se ganó
27...¥b3 28.¥c4+ e6! 29.¤xe6 su victoria.
¥xc4 30.£xc4 Está claro que rara vez uno logra
encontrar una posibilidad así justo
antes de la partida, pues normal-
mente tales ideas se van acumulando
durante una preparación seria y fun-
damentada.
El siguiente ejemplo bien puede
llamarse típico de la práctica de los
torneos de hoy.

30...¢h8?
En una situación de gran apuro
de tiempo esta jugada se hace me-

170
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Defensa Nimzo-India [E20]


Ponomariov — Gashímov
Astracán, 2010
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 c5 4.g3
cxd4 5.¤xd4 ¥b4+ 6.¤c3 ¤e4
7.£d3 ¤xc3
A comienzos del desarrollo de
esta variante en los años 70 del siglo
XX las negras siempre jugaron aquí
7...£a5, mientras que últimamen- 11.c5!
te se hace más popular la dirección
7...¥xc3+ 8.bxc3 ¤c5. Aquí está el fruto más impor-
tante de la preparación. En la única
8.bxc3 ¥e7 9.¥f4!?
partida en la que antes había surgido
Lo más probable es que esta ju- 9.¥f4, había 11.¥e3 a6 (11...¤c6;
gada se encontrara durante la prepa- 11...¥e6) 12.¤a7! ¥d7 13.¥g2 ¤c6
ración para la partida. La probabi- 14.¤xc6 ¥xc6, y las negras no tienen
lidad de que Gashímov eligiera esta graves problemas (A. Mastrovasi-
variante era bastante alta. Se había lis — Fedorchuk, Capelle la Grande,
dado dos veces en juegos de Vugar: 2010). A decir verdad, la tarea de
9.¥g2 0-0 10.0-0 tablas (P. Niel- Ruslán no fue muy difícil, pues «Ry-
sen — Gashímov, La Habana, 2007); bka» pone esta jugada impactante
9.¤b5 ¤c6 10.¤d6+ (10.¥g2 0-0 inmediatamente en la primera línea
11.¥f4 e5 12.¥c1! b6 13.0-0 ¥b7 y sigue considerándola la más fuerte,
14.¦d1² surgió en la partida Aronián dejando la segunda línea a la elegida
— Kariákin, Moscú, 2010) 10...¥xd6 por Mastrovasilis.
11.£xd6 £a5 12.¥d2 £e5 13.£d3
11...exf4 12.cxd6 0-0
d5 14.¥g2 dxc4 15.£xc4 (l’Ami —
Gashímov, Dresde, olimpiada 2008). 12...¥f6? 13.¤c7+.
En la última partida las negras ha- 13.dxe7 £xe7 14.¥g2
bían tenido algunos problemas, pero Es muy probable que 11.с5! no
Ponomariov optó por no examinar los fuera una sorpresa para las negras.
análisis del rival. Gashímov seguramente había ana-
9...d6 lizado tales posiciones y la primera
Una jugada natural, pero ni mu- línea del ordenador no había de esca-
cho menos la única. También es po- par a su atención, en teoría. Ponoma-
sible 9...¤c6, 9...a6, y aun la provo- riov habría debido tenerlo en cuenta.
cativa 9...g5!? Además del movimiento natural de la
partida también es interesante la más
10.¤b5 e5
energética 14. £d6!?, para la cual la
más fuerte sería 14... ¤c6! (y en caso
de 14...£xd6 15. ¤xd6 fxg3 16.hxg3

171
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¦d8 17.0-0-0, y tras 14...£e4 29.¦e3 £d7


15.¦g1 las blancas mantienen la ini-
ciativa) 15.£xe7 ¤xe7 16.gxf4 ¤d5,
recuperando el peón.
14...¦d8 15.¤d4 £c7
También es bien posible 15...fxg3
16.hxg3 h6. La columna «h» abierta
no trae dividendos a las blancas.
16.0-0 fxg3 17.hxg3 ¤c6
18.¦ab1
La preparación de casa no ha
aportado gran ventaja, pues la po- 30.a3!
sición de las negras es bastante de- Un brillante movimiento profi-
fendible, pero el oponente ha gastado láctico que es aún menos agradable
muchas fuerzas y mucha emoción, lo para el oponente en apuros de tiempo.
que puede resultar un factor decisi- Ahora no hay camino para atacar el
vo más adelante. Para eso hace falta alfil de d5.
sostener la tensión, lo cual se le da
30...£d8
muy bien a Ponomariov.
30...¦e8? 31.¦xe8 £xe8 32.£c7.
18...¥d7 19.¦fd1 ¤a5
31.¦b3 £d7 32.e4 £e7
Para alcanzar la completa igual-
dad las negras solo tienen que jugar Posiblemente es más correcto
¦ас8, ¡pero es el turno de las blancas! 32...f6, impidiendo el avance е4-е5
y cortando la diagonal а1–h8.
20.¥e4! g6 21.£f3 ¥c6
33.£d2! ¢h7 34.£b2 ¤d8
21...¦ab8 22.¥d5.
22.¤xc6 ¦xd1+ 23.¦xd1 ¤xc6 35.¦f3! ¤c6
24.¥d5 ¦e8 25.c4 £e7 26.¢g2 h5?! En caso de 35...b6 es muy
Actividad prematura. Es más desagradable 36.¦f6 ¤e6 (36...¤b7
sensata 26...¤e5 27.£c3 b6. 37.e5) 37.£e5 £xa3 38.¥xe6 fxe6
39.£c7+ ¢h6 40.e5!, y las blancas
27.¦d3! ¢g7 dominan.
¡Forzada! Es peor 27...¤e5 36.e5! a5?
28.£e4 ¢h7 29.¦e3 £d7 30.£f4.
La defensa de las negras se hace
28.£f4 ¦f8 más difícil en apuros de tiempo. No
Tales jugadas normalmente se es fácil atreverse a la relativamente
hacen de mala gana. Las blancas to- mejor 36...¤xe5, pues aun así tras
davía no disponen de amenazas di- 37.¦e3 f6 38.f4 £c5 39. £xb7+ ¢h6
rectas, pero tampoco es fácil defen- 40.£b4 ¤d7 41.¦e7 a5 42.£xc5
derse. Es más natural 28...¦c8 29.¦f3 ¤xc5 43.¦c7 los pronósticos de las
f6 30.¦e3 £c7, aunque no es desea- blancas para el final son mucho me-
ble debilitar la fila 7. jores. Una jugada impulsiva, típica

172
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

de los apuros de tiempo, empeora la punto ilustrar también el modelo de


situación de las negras. preparación ajedrecística contem-
poránea. Una nueva continuación
de la apertura, incluso si es bastan-
te predecible para el adversario, no
debe necesariamente cambiar de in-
mediato el destino de la partida. La
sorpresa solo asegura la base para
desarrollar la iniciativa. Aquí cabe
una comparación con el tenis, en el
cual un servicio potente es una gran
ventaja, pero no puede garantizar el
éxito final. Y lo que es más, la fuerza
37.e6! f5 del servicio tiene que concordar con
Tampoco es buena 37...fxe6 la rapidez de reacción y la velocidad
38.¦xf8 £xf8 39.£xb7+ ¤e7 de movimiento en la pista del mis-
40.¥xe6. mo que sirve: en caso contrario pue-
de volverse como un bumerán. En el
38.£b6 ajedrez contemporáneo, la prepara-
38.¦b3! ¤d8 39.£e5+-. ción de apertura debe ser enfocada
38...¦e8 39.¦e3 ¦c8 40.¦d3 en un jugador concreto, en las pecu-
¢g8 41.£e3! liaridades de su juego, en su tempe-
ramento y, no menos importante, en
Con amenaza de 42.£h6. su memoria. De no ser así el trabajo
41...g5 42.¥xc6 bxc6 43.¦d7 realizado puede resultar incluso no-
£f6 44.¦f7 £g6 45.£e5 f4 46.¦f5 civo.
f3+ 47.¢h2 1–0 Como conclusión voy a citar seis
partidas más que simbolizan la si-
tuación actual en el ajedrez del nivel
A primera vista, la novedad teó-
más alto. Fueron jugadas por GMs
rica no tuvo grandes consecuencias,
cuya cualificación no deja lugar a
pues la ventaja de las blancas tras la
apertura tenía un carácter más bien dudas. Son profesionales en todos los
simbólico. Pero la iniciativa psicoló- sentidos de la palabra, que prestan
gica desde el principio la tenía Pono- mucha atención y dedican tiempo a
mariov, estaba mejor preparado que la preparación. Así que ni los logros,
su oponente para el tipo de posición ni los errores de estos jugadores se
que surgió. Por último, cuando la lu- pueden considerar ocasionales, por
cha llegó a su etapa final, Gashímov el contrario, son bastante típicos del
estaba ya muy cansado tras resolver ajedrez de la primera década del siglo
los problemas anteriores, mientras XXI.
los apuros de tiempo agudizaban los Las dos primeras se jugaron en
problemas puramente ajedrecísti- la olimpiada en Janty-Mansisk y no
cos. Esta partida puede hasta cierto solo tuvieron un importante signifi-

173
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

cado teórico, sino una gran impor-


tancia deportiva.

Gambito de Dama [D43]


Vachier-Lagrave — Gélfand
Janty-Mansisk, Olimpiada
2010
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤c3 ¤f6
4.¤f3 e6 5.¥g5 h6 6.¥h4 dxc4
7.e4 g5 8.¥g3 b5 9.¥e2 ¥b7 10.h4
g4 11.¤e5 ¦g8 12.¥xg4 ¤bd7 17...¤xe4
13.¤xd7 £xd7 14.¥f3 Por ahora los rivales siguen el
camino trillado. En caso de 17...¥xe4
es muy fuerte 18.¥d6! en vez de
18.£xd7+?! ¢xd7 19.0-0-0+?
(19.¦c1=) 19...¢c6 20.¥d6? ¥xf3
21.gxf3 ¤d5 con ventaja para las
negras (Sakáev — Maletin, San Pe-
tersburgo, 2009).
18.£xd7+ ¢xd7 19.0-0-0+!
Solo tras esta jugada natural la
partida se vuelve original. 19.¦d1+
14...b4 ¢e7 20.¥d6+ ¢e8 21.0-0 a5 22.¥f4
Gélfand ya había jugado esta ¤xc5 23.¥xb7 ¤xb7 24.¥xh6 con
posición, aunque con las blancas. igualdad se presentó en la partida
Su adversario Lékó aplicó 14...c5, Holmberg — van Oosterom (ajedrez
pero tras 15.e5! (es más débil 15. por correspondencia, 2007).
dxc5 £xd1+ 16.¦xd1 a6 17.e5 ¥xf3
19...¢e8 20.¥f4!
18.gxf3 ¤h5 19.¤e4 ¦c8 20.¥f4 f5
21.¤d6+ ¥xd6 22.cxd6 ¦c5= Gél- Un movimiento fuerte, sin em-
fand — Lékó, Miscolc, ajedrez rá- bargo al principio el AI solo lo
pido, 2010) 15...¤d5 16.¤e4 cxd4 considera primero en una lista en-
17.£xd4 las blancas mantienen la tre otros iguales. 20.¦d4 ¤xg3 21.
iniciativa. La última jugada de las ¥xb7 ¤e2+ 22.¢b1 ¤xd4 23.¥xa8
blancas es sin duda fruto de la pre- c3 a favor de las negras; 20.c6 ¥xc6
paración de casa. Vachier-Lagrave 21.¦he1 f5 conduce a una posición
también analizó esta posición. En igualada. Solo tras muchas jugadas,
este caso la cooperación con el AI al haber reevaluado categóricamente
resultó más fructífera. la posición, el AI cambia de opinión
15.¤a4 c5 16.¤xc5 ¥xc5 indirectamente sobre el transcurso de
17.dxc5 la partida.

174
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

20...¤xc5 21.¥xb7 ¤xb7 22. la posición tras 33.¦d7+ ¢f6 34.¢c2


¥xh6 ¤c5? no deja lugar a dudas: las blancas tie-
Y otra vez la clara primera línea, nen que ganar.
¡que en realidad es prácticamente 32.c6 ¦c3 33.¦d7+ ¢g6 34.c7
su error decisivo! 22...¦xg2, la cual f4 35.¦d6+
permite 23.¥e3 con el corte del ca- Igual de bien está 35.¦g1+.
ballo en b7, dejaba más oportunida-
35...¢g7 36.¦g1+ ¢f7 37.¦d8
des para salvarse, por ejemplo: 23...
1–0
¢e7 24.h5 ¦g7 25.h6 ¦h7.
23.¥e3 ¤d3+ 24.¢b1!
¡Un matiz importante! 24.¢c2 Defensa Caro-Kann [B12]
¦xg2 forzaba 25.¦hg1 (25.h5 ¤xf2) Kariákin — Eliánov
25...¦xg1 26.¦xg1 ¢e7 con buenos Janty-Manskisk (Olimpiada,
pronósticos de tablas. 2010)
24...¦xg2 25.h5 f5 26.h6 ¢f7
27.h7 ¦h8 28.b3! 1.e4 c6 2.d4 d5 3.e5 ¥f5 4.¤f3
e6 5.¥e2 c5 6.¥e3 £b6 7.¤c3
Evidentemente la jugada más £xb2!?
fuerte, aunque bastante obvia. No
tengo dudas de que esta posición la La posición que ha surgido se
había tenido Maxime en su tablero había presentado ya en la experien-
(o, lo que es más probable, en la pan- cia de ambos rivales, así que los dos
talla de su ordenador). Pero para la llegaron a la partida perfectamen-
evaluación final de la variante todo te armados. Junto con la toma del
esto no basta. Aun a nivel 16 «Ry- peón las negras tienen otra oportu-
bka» evalúa esta posición como solo nidad: 7...¤c6!? 8.0-0 (es menos
un poco mejor para las blancas. crítico 8.¤a4 £a5+ 9.c3 c4 10.0-0
b5 11.¤c5 ¥xc5 12. dxc5 ¤ge7
28...e5 13.¤d4 a6 14.f4 ¥e4 con un juego
28...f4 29.¥d4 e5 30.bxc4 ¤xf2 complejo, Yakovenko — Eliánov,
31.¥xe5 ¤xh1 32.¥xh8 ¦h2 33. Dagomys, 2010) 8...£xb2 9.£e1!?
¦d7+ ¢g6 34.c5+-. (9.¤b5!? c4! 10.¤c7+ ¢d7
29.bxc4! ¤xf2 30.¥xf2 ¦xf2 11.¤xa8 ¥xc2 12.£e1 ¥b4 13.¥d2
31.c5!+- ¤ge7, la cual surgió en la partida a
ciegas entre Kariákin y Morozévich,
Solo ahora el AI lo ve claro: no
Niza 2009, probablemente no había
hay salvación para las negras. Des-
satisfecho a Serguéi) 9...cxd4 10.
cubrirlo tampoco le haría gracia a
¥xd4 ¤xd4 11.¤xd4 ¥b4 12.¤db5
Gélfand, pero ya no se puede cam-
¥a5 (una mejora en comparación
biar nada.
con 12...¥xc3 13.¤xc3 a6 14.¦b1
31...¦f3 £a3 15.¦xb7 ¤e7 16.¥b5+ ¢f8
«Rybka» muestra cómo la de- 17.¥d3, que se presentó en el mismo
fensa más perseverante 31...b3 torneo (Kariákin — Tukháev, Plo-
32.axb3 ¦f3, pero la evaluación de vdiv, 2010). 13.¦b1 £xc2 14.¦b3

175
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¤e7 15.¤d6+ ¢f8 16.¤xb7 ¥b6 11.¤b5!?


17.¤d6 ¥a5 18.¤b7 ¥b6 con ta- La más crítica 11.¢d2 ¥b4
blas (Smirnov — Maletin, Plovdiv, 12.¦b1 ¥a5 13.g4!? ¥xg4 14.¦xf7
2010). Sin embargo, la última pala- ¥xf3 15.¦xf3 ¤ge7 dio el éxito a
bra en esta variante por ahora per- las negras en el encuentro Inarkiev
tenece a Gashímov: 12.¦b1! ¥xc3 — Eliánov (2010). Aunque en esta
13.¦xb2 ¥xе1 14.¦xе1 b6 15.¥b5+ ramificación las blancas aún tienen
¢f8 16.¤xf5!? exf5 17.¦b3! ¤е7 oportunidades para mejorar el jue-
18.¦с3 con una ventaja en el final go, parece que la jugada en la partida
(Gashímov — Ivanchuk, Reggio plantea más problemas.
Emilia, 2010/11).
11...¤d8 12.¦c7!
12.¦xa7 ¦xa7 13.¤xa7 ¥xc2.
12...¦b8 13.¤d6+ ¥xd6
14.exd6 ¦b1+ 15.¥d1 ¥xc2 16.¢d2
¥xd1 17.¦xd1 ¦b6
17...¦b2+ 18.¢c3 ¦xa2 19.¦b1
¦a6 20.¥f4 ¦b6 21.¦xb6 axb6
22.¢b4
18.¥f4! ¤f6 19.¦e7+ ¢f8
20.¦xa7 ¤e4+ 21.¢c2 f6
8.£b1
Es interesante 8.¤b5 ¥xc2!
9.£c1 £xc1+ 10.¦xc1 ¥g6 11.¤c7+
¢d7 12.¤xa8 c4 13.¤h4 ¤c6
14.¤xg6 hxg6 15.0-0 ¥b4 con
compensación por el material sacri-
ficado (S. Hansen — Berkes, He-
raklio 2007).
8...£xb1+ 9.¦xb1 c4 10.¦xb7
¤c6
22.h4!
Kariákin hizo rápidamente todas
las jugadas, incluyendo esta última,
demostrando su completa seguri-
dad tanto en su posición como en la
impecabilidad del análisis. Eliánov
mostró mucho menos optimismo. Le
paralizó completamente el último y
muy fuerte movimiento de las blan-
cas. Su meta era impedir el posible
contrajuego de las negras conectado

176
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

con g7-g5. Tales jugadas profilácti- En ambos casos uno no puede


cas todavía son difíciles para el AI. sino admirar la calidad de la prepa-
Uno tiene que explicarle usando la ración del vencedor. El papel del AI
fuerza que la posición de las negras en estos casos solo es subordinado.
es prácticamente irremediable. Pro- Tanto Maxime como Serguéi, en
mete poco 22.¦b1 ¦xb1 23.¢xb1 g5 vez de confiar en la máquina, conti-
24.¥c1 ¦g8 25.¦xh7 ¦g7 26.¦h8+ nuaron su análisis de la posición en
¦g8 27.¦h7 ¦g7, y las blancas, a falta profundidad y sus búsquedas perse-
de mejores opciones, tienen que re- verantes llevaron a auténticos des-
petir movimientos. cubrimientos. En ambas situaciones,
22...¤xf2 posiciones que parecían inofensivas
para las negras resultaron compli-
No puede satisfacer a las ne-
cadísimas. Por el contrario, Boris y
gras 22...h6 23.h5 ¢g8 24.¦b1 ¦xb1
Pável en un momento dado deposi-
25.¢xb1 ¢h7; muy mala es 22...
taron su confianza en el AI y caye-
¤xd6? 23.¦b1.
ron víctimas de su falta de perspi-
23.¦b1 ¦xb1 24.¢xb1 ¤e4 cacia.
25.a4¦g8 26.a5 ¤c6 27.¦a6!
El próximo ejemplo es aún más
Aquí ya hay más de una ma- instructivo.
nera de alcanzar el objetivo: 27.d7
¤d8 28.¦a8 ¢f7 (28... ¢e7 29.¦b8!)
29.a6 ¤c3+ 30.¢c2 ¤b5 31.¦b8 Gambito de Dama [D38]
¤a7 32.¥d6 tampoco bastan para la
victoria. Aronián — Krámnik
27...¤b8
Moscú, 2010
No cambia nada 27...¤d8 1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4
28.¦a8 ¢f7 29.¦c8. 4.¤f3 d5 5.cxd5 exd5 6.¥g5 h6
28.¦a7 ¤c6 29.d7! ¤d8 7.¥h4 c5 8.dxc5 ¤bd7
29...¢e7 30.d8£+ ¢xd8 El último grito de la moda. En la
31.¦a8+. década de 1970, cuando la teoría de
esta variante se estaba formando, se
30.¢c2 ¢e7 31.a6 e5 32.¥c1
consideraba casi obligatoria 8...¤с6,
También es fuerte la simple y poco antes de esta partida le tra-
32.dxe5 ¤c5 33.¦a8. jo éxito a Krámnik 8...0-0. Después
32...¢d6 llegó 9.¦c1 g5 10.¥g3 ¤e4 11.e3
Al principio el AI se hace ilu- £a5 12.¥e5 £xa2 13.¥d3 £xb2
siones acerca de 32...¤d6, pero al 14.¥xe4 dxe4 15.¦c2 £b3 16.¤d2
descubrir la variante 33.¥a3 e4 (33... £e6 con un juego brillante de las ne-
¢e6 34.¥xd6 ¢xd6 35.dxe5+ fxe5 gras (Ponomariov — Krámnik, Niza,
36.¦a8) 34.¦c7! exf3 35.gxf3 ¤e6 ajedrez rápido, 2010).
36.¦c8, saca la bandera blanca. 9.¦c1 £a5
33.¥a3+ ¢c6 34.¦a8 1–0

177
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Un recurso fantástico que cam-


bia drásticamente la situación en el
tablero. Un desarrollo apacible favo-
rece a las blancas: 16...b6 17.c6 ¤c5
18.¤d4 ¦e8 19.¥d3 ¤xd3+ 20.£xd3
¦e4 21.¥g3 ¦a7 22.0-0, tiene difícil
defensa para las negras (Macieja —
M. Sochko, Varsovia, 2010).
17.£xc5 ¥f5!
¡Un esfuerzo importante! Solo
10.a3!? unos días atrás se había jugado una
partida en la cual las negras ha-
Una idea realmente nueva. An- bían sido mucho menos rigurosas:
tes las blancas siempre habían jugado 17...¥e6 18.£d4 (merece atención
10.£d4. 18.£c3 ¦ac8 19.£a1) 18...£xa3
10...¥xc3+ 11.¦xc3 ¤e4 12.b4 19.¥e2 £c1+ 20.£d1 £b2 (es más
¤xc3 13.£a1 sensato 20...£c3+ 21.£d2 £a1+
22.£d1 £c3+ con tablas) 21.0-0, y
Es igual de buena 13.£c1 o
las blancas finalmente consiguieron
13.£b3.
la victoria (Lahno — T. Kosínstseva,
13...£a4 Cap D’Agde, 2010).
En la partida de origen las negras 18.£d4
jugaron 13...£a6, y tras 14.£xc3 El sentido del último movi-
£g6 15.e3 £b1+ 16.¢d2 0-0 17.¦g1 miento de las negras se hace claro
a5 18.¥c4 axb4 19.axb4 £e4 20.¥d3 en la variante 18.£c1 ¦ac8 19.£a1
£e6 surgió una posición agudísima ¦c2 20.¤d4 (con el alfil negro en e6
con posibilidades para ambas partes no era posible a causa de 20.¥d3)
(Delchev — Palac, Janty-Mansisk, 20... ¦fc8! 21.¤xc2 ¦xc2 22.¥g3
Olimpiada 2010) d4! (22...£b3 23.¥e5) 23.exd4 £b3
14.£xc3 0-0 15.e3 a5 16.b5 24.¥e2 ¥d3 (24...¦b2!? 25.0-0
¦xe2) 25. 0-0 ¦xe2, y las blancas
tienen una defensa difícil por de-
lante.
18...£xa3 19.¥e2 £b4+!
A las negras no les valen las
tablas que surgen tras 19...£c1+
20.£d1 £c3+ 21.£d2 £a1+ 22.£d1
£c3+.
20.£xb4
20.£d2 ¦fc8.
16...¤xc5!! 20...axb4 21.¤d4 ¦a1+!

178
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

Tampoco está mal 21...¦fc8 34.b6 h5 35.¦b1 ¦xf2 36.¤b3


22.¥d1 (no quita dificultades 22.0-0 ¦aa2 37.¦g1 ¢h7 38.¤c5 ¦fd2??
¥c2! 23.¤xc2 ¦xc2 24.¥d3 ¦d2 En su vano intento de ganar,
25.¥b1 b3 26.¥e7 ¦a4!) 22...¥h7 las negras perdieron el control de la
(más exacto que 22...¥g6 23.f4), posición. Se hacen tablas bastante
pero la jugada en la partida es más fácilmente: 38...¦ad2! 39.¤xb7 b3
fuerte. 40.¤a5 b2 41.b7 ¦xg2+ (41...b1£
22.¥d1 42.¦xb1 ¦xg2+) 42.¦xg2 ¦xg2+
43.¢xg2 b1£ 44.¥a7.
39.¤xb7 b3 40.¤c5 b2 41.¦b1!
1–0

La preparación de Krámnik fue


impecable: una elección precisa de
la apertura, un conocimiento per-
fecto del estado de la teoría de esta
ramificación, y finalmente, una seria
mejora que cambia de manera pro-
22...¥h7? funda la evaluación de esta posición.
Según confesó Krámnik después Al mismo tiempo Aronián no estaba
de la partida, había mezclado dos preparado para la variante utilizada
ideas vencedoras. El cóctel no tuvo en la partida, su preparación databa,
éxito. En esta situación tendría que según confesó, de 2005, y la evalua-
jugar 22...¦fa8! 23.¥g3 (23.¤xf5 ción objetiva de la posición no le era
b3 24.¤xh6+ ¢f8) 23...¥d3 24.¢d2 agradable. Pero ¿sería justo achacar
¥c4, y es difícil saber qué aconsejar el resultado inesperado de la partida
a las blancas. a la pura suerte? Pues no es la prime-
23.¤b3 ¦b1 24.¤d2 ¦b2 ra vez que Krámnik se olvida de algo,
mientras que Aronián sale indemne
24...¦c1 25.¤b3.
de diferentes situaciones una y otra
25.¥g3 ¦c8 26.¥e5 ¦a2 27.¤b3 vez. Parece que la explicación de este
¥c2 28.¥xc2 ¦cxc2 29.0-0 f6 fenómeno es más profunda. Vladímir
30.¥d4 ¦a3 31.¤a1! prefiere apostar por su preparación
¡La más precisa! ¡Es sorpren- de casa, no solo confiando al AI el
dente cómo aguantan las blancas! análisis detallado de los pormenores,
31...¦d2 32.h3 ¦ad3 33.¢h2! sino también la memorización de in-
¦a3 numerables matices y subvariantes.
En caso de 33...¦d1 34.¦xd1 Su preparación para una partida
¦xd1 35.¤b3 solo las negras corren específica en muchos casos se limita
riesgo de ser derrotadas, por ejem- a muchas horas de reiteración y me-
plo: 35... ¦b1 36.¤c5 b3 37.¤xb7 b2 morización. A veces no le quedan
38.¢g3. ni frescura ni energía para su pro-

179
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

pio juego. Y la memoria puede fa- Es mucho más frecuente 14...c5


llar. Levón, al contrario, sacrifica la 15.¥h7+ ¢h8 16.¥e4 ¦b8 17.0-0
profundidad de las investigaciones a5 (van Wely — Volokitin, Foros,
de casa para mantener el gusto por la 2008). La posición se aproxima a la
lucha y muchas veces encuentra re- igualdad, pero las negras tienen que
cursos extraordinarios. comprobarla con un juego correcto.
Una tendencia más del ajedrez En la partida citada no lo pudieron
contemporáneo es la «desaparición» lograr. Krámnik aplica una continua-
de algunas variantes. En los matches ción más rigurosa que tiene por meta
de candidatos en Kazán los GMs que llegar a las tablas con más fuerza.
jugaron con las negras llegaron a ta- 15.¦xc6 ¤d5 16.£b3 ¤b4 17.
blas fácilmente en unas cuantas oca- ¦c1 ¤xd3+ 18.£xd3 ¥b7 19.0-0
siones partiendo de posiciones que ¥xf3 20.gxf3 £g5+ 21.¢h1
parecían muy peligrosas. Y todos sus La única partida en la cual se
esfuerzos se limitaron a no olvidar y presentó 14...¤f6 (van Wely — Ka-
no confundir las variantes pulidas por simdzhánov, Janty-Mansisk (Olim-
sus equipos de entrenadores. Los ad- piada, 2010), en ese momento ter-
versarios no tenían más opciones que minó en paz. Pero durante la prepa-
conformarse con la impecabilidad ración a Radjábov le surgieron dudas
del análisis de casa. sobre las negras.
21...£d5 22.£e4 £xa2 23.¦g1
Gambito de Dama [D56]
Radjábov — Krámnik
Kazán, 2011
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤f3 d5
4.¤c3 ¥e7 5.¥g5 h6 6.¥h4 0-0 7.e3
¤e4 8.¥xe7 £xe7 9.¦c1 c6 10.¥d3
¤xc3 11.¦xc3 dxc4 12.¥xc4 ¤d7
13.£c2 b6 14.¥d3

La primera impresión es que no


es fácil defenderse para las negras.
Probablemente así evaluara Radjá-
bov la situación.
23...¦fc8!
La respuesta en absoluto evi-
dente de Krámnik (y aún más la rá-
pidez de la acción) demuestra que
este curso de los acontecimientos no
4...¤f6!? fue una sorpresa para él. La jugada

180
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

en la partida es sin duda la más co- dxc4 7.e3 ¥e6 8.¤f3 c5 9.¥e2 ¥g7
rrecta. 23...¦ac8?? pierde inmedia- 10.0-0 0-0 11.¦b1
tamente: 24.¦xg7+ ¢xg7 25.¦g1+
¢h8 26.£e5+ f6 27.£h5; 23...£d5?!
24.£xd5 exd5 25.¦c7 lleva a un final
poco agradable de torres.
24.£b7 ¦f8!
Parece muy poco artística, pero
el AI no entiende de tales categorías.
Además la jugada es prácticamente
forzada.
25.¦c7 £xb2 26.¦xf7 ¦xf7 27.
£xa8+ ¢h7 28.£e8 ¦c7 29.£xe6 11...cxd4!
£xf2 30.£e4+ ¢g8 31.£e8+
Un movimiento ni mucho menos
Tanto aquí como en el movi- evidente, fruto del laboratorio de en-
miento 33 las blancas tienen una trenamiento de Kamski. También es
oportunidad poco evidente de conti- muy posible 11...b6!? 12.£c2 cxd4
nuar la lucha: 31.h3! Fue la que mos- 13.cxd4 ¤d7 14.¤g5 ¥d5 15.e4 ¥b7
tró Krámnik después de la partida, lo 16.¥xc4 h6 17.¤f3 ¦c8, lo cual su-
cual concuerda completamente con la cedió en la partida Gupta — Arésh-
opinión del AI. Sin embargo es poco chenko (Nueva Dehli, 2011). Es mu-
probable que esto hubiera cambiado cho más débil 11...¥d5?! 12.£c2
el desenlace de la partida, pues las cxd4?! (12...f5) 13.cxd4 b6 14.¥xc4
negras seguramente sabían la con- ¤c6 15.¦fc1 ¥xc4 16.£xc4 ¤a5
tinuación de la variante: 31...£c2 17.£c7 con una gran ventaja para las
32.£e8+ ¢h7 33.d5 £f5 34.£e4 blancas, como sucedió en la segunda
£xe4 35.fxe4 ¦e7!, y el final de to- partida del match. Kamski olvidó su
rres aguanta. análisis de casa, confundió el orden
31...¢h7 32.£e4+ ¢g8 33. de jugadas y se salvó de milagro.
£e8+ ½ – ½ No es un caso raro en el ajedrez de
la era informática. Afortunadamente
En el otro match la igualdad for- su contraparte le dejó la posibilidad
zada fue conseguida solo al segundo de demostrar cuál era el camino co-
intento. rrecto.
12.¤xd4
No aporta nada a las blancas
Defensa Grünfeld [D80] 12.cxd4 £d7 13.¤g5 ¥d5 14.e4 ¥c6.
Gélfand — Kamski
12...¥d5 13.£c2 £d7 14.¦fd1
Kazán, 2011
Tiene buenos pronósticos
1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5 14.e4!? ¥c6 15.¥xc4, pero en este
4.¥g5 ¤e4 5.¥h4 ¤xc3 6.bxc3 caso también las negras resuel-

181
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

ven sus problemas con la ayuda del 19.¦db1 ¦xb7 20.¦xb7 ¦c8 21.¦xa7
mismo intercambio poco evidente: c3.
15...¥xd4! 16.cxd4 £xd4 17.¦bd1 18...b6 19.¦dc1 ¦ac8
£e5 18.f4 £c5+ 19.¢h1 ¤a6.
Otra posible solución: 19...£xe4
20.fxe4 ¦fc8 21.¦b4 ¢f8 22.¦bxc4
¦xc4 23.¦xc4 ¢e8 con igualdad.
20.¦b4 c3 21.¦b3 ¤f6 22.£xe6
fxe6 23.¥xf6 ½ – ½

Lo más fácil para las negras


ahora es 23..exf6 24.¦xc3 ¦xc3 25.
¦xc3 ¦f7, y las negras sostienen el
final fácilmente. Toda la partida le
llevó solo unos minutos a Kamski,
14...¥xd4!
lo que se puede considerar como una
¡Una resolución muy concreta y recompensa por los tormentos de las
poco convencional de la posición! Es negras en el duelo anterior.
muy difícil sacrificar el alfil para un
«grünfeldista», pero el AI no tiene ni Hablando de la armonía entre
gustos, ni simpatías. La jugada en la la riqueza de ideas del jugador y la
partida es la primera línea segura de meticulosidad de su comprobación
los programas. informática, el más próximo al ideal
de la élite de hoy es Vasili Ivanchuk.
15.cxd4 A esto contribuye su constante tra-
No presagia ventajas 15.¦xd4 bajo del ajedrez y su erudición única
¤c6 16.¦d2 £e6 17.£d1 ¥e4 en las aperturas. En los últimos años
18.¦xb7 ¦ab8 19.¦dd7 ¦xb7 tampoco evita la ayuda del AI, aun-
20.¦xb7 ¦d8, pero es muy curiosa que no confía demasiado en sus eva-
15.е4!? que es la que sugiere el or- luaciones.
denador. La partida jugada en Janty-
15...£e6 16.¥f3 Mansisk contra Baadur Jobava es tan
La más fuerte. Ahora las negras particular que es difícil comprobar
logran demostrar la variante princi- o rebatir cualquier conclusión sobre
pal de su preparación de casa. ella. En cambio la historia que pre-
cede a la partida puede servir como
16...¥xf3 17.gxf3 ¤d7
una buena ilustración del método de
En caso de 17...£d5 18.£e4! preparación de la apertura que usa
£xe4 19.fxe4 b6 20.¦dc1 las blancas Vasili.
mantienen la iniciativa.
Ivanchuk jugó 3.f3 por primera
18.£e4 vez en la defensa Caro-Kann contra
Las negras tienen bastante con- el GM Mchedlishvili. Al haber no-
trajuego incluso tras 18.¦xb7 ¦fb8 tado que los ajedrecistas georgianos

182
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

suelen optar por 3...£b6, él preparó Rieka, 2010) 5.c3 c5!? 6.exd5 exd5
una novedad. Pero no pudo poner a 7.¥b5+ ¥d7 8.£e2+ ¥e7 9.dxc5
prueba lo preparado en casa, pues £xc5 10.b3 a6 11.¥xd7+ ¤xd7
la partida siguió otro camino. Yan 12.¤h3 0-0-0 se encontraron en la
Nepómniaschi tuvo más suerte, por- partida de Nepómniaschi — Ivan-
que encontró la misma idea inde- chuk (La Habana, 2010). Es difícil
pendientemente de Ivanchuk y con evaluar esta posición de doble filo.
ella venció a Jobava. Sin embargo, En realidad los logros de Ivanchuk
Nepómniaschi perdió el siguiente abren una nueva página en la historia
duelo con esta idea... frente a Ivan- de esta variante.
chuk. Y después vino otra prueba. 4...e5
Las negras tienen una amplísima
Defensa Caro-Kann [B12] elección, pero se podía pronosticar
Ivanchuk — Jobava una reacción parecida, pues Jobava
había jugado de este modo contra
Janty-Mansisk (Olimpiada,
Nepómniaschi.
2010)
5.exd5 ¤f6!?
1.e4 c6 2.d4 d5 3.f3 £b6 Merece atención 5...cxd5 6.¤c3
Jobava recoge el guante. En la exd4 7.¤b5 (7.¤xd5? £a5+) 7...a6
partida mencionada Mchedlishvili 8.¤xd4 (8.£xd4? £e6+) 8...¤f6.
eligió 3...e6 4.¤c3 ¥b4 5.¤ge2 dxe4 6.dxe5
6.a3 ¥a5 7.fxe4 e5!? con un juego
complicado (Ivanchuk — Mchedli-
shvili, Grecia, 2009).

6...¥c5!?
¡Una sorpresa! Para 6...¤xd5
4.a3!? Ivanchuk planteaba 7.¤d2! ¤e3
8.¤c4 ¤xc4 9.¥xc4 ¥c5 10.¤e2.
Una novedad más, preparada es-
pecialmente para esta partida. 4.a4!? 7.exf6 ¥f2+
e6!? (4...e5!? 5.dxe5?! dxe4 6.a5 ¡Una asombrosa posición! De
£c7 7.f4 ¤h6 8.¤c3 ¥b4 9.¥d2 e3?! las ocho jugadas hechas por las blan-
10.¥xe3 0-0 11.¤f3 a favor de las cas, siete son hechas por peones y
blancas, Nepómniaschi — Jobava, una por el rey. Y así jugó uno de los

183
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

jugadores más fuertes del mundo y posición intrincada que surge cual-
no un ajedrecista novato. Este de- quier desenlace es posible.
rroche artístico es una marca del GM 11.£xe1 ¥xe1 12.¢xe1 ¥f5
ucraniano. 13.¥e2!? ¤d7?!
8.¢e2 0-0 9.£d2 Las negras juegan para el desa-
La única. La posición de las rrollo más rápido posible. Otra vez es
blancas parece muy peligrosa, así que más práctico 13...cxd5 o 13...¥xc2.
la proposición de tablas es muy com- 14.dxc6 bxc6?!
prensible desde el punto de vista hu-
mano. Sin embargo, el imperturbable Es preferible 14...£xc6 15.¤c3
AI no tiene miedo a los espectros y ¤xf6.
valora más la ventaja material. 15.¥d1!
Ahora hay una ventaja enorme
de material por parte de las blancas.
Y lo que es más, el juego se hace
mucho más fácil para ellas.
15...¦e8+ 16.¤e2 ¤xf6
17.¤bc3

9...¦e8+
La decisión de continuar la lucha,
así como la jugada en la partida, no le
llevaron mucho tiempo a Baadur. El
AI ve como la más fuerte 9...¥xg1
10.¢d1 ¥d4 (10...¥f5 11.g4 ¥g6
12.h4) 11.fxg7 ¥xg7 12.¤c3 ¤d7
17...¥c8?!
con compensación insuficiente, en su
opinión, por el material sacrificado. Se entiende bien por qué las
Esta evaluación no hace la tarea de negras quieren conservar más pie-
las blancas ni mucho menos fácil en zas, sin embargo 17...¤d5! 18.¤xd5
una situación tan atípica como esta. cxd5 es la mejor solución.
10.¢d1 ¦e1+?! 18.a4! a5 19.¦f1
Es una decisión muy impor- La idea de las blancas es sencilla:
tante que Jobava también tomó in- protegerlo todo y después empezar a
creíblemente pronto. La más natural realizar su gran ventaja material. Las
10...¥xg1 es mejor desde el punto de negras no tienen un verdadero con-
vista práctico también. Por ejemplo: trajuego. También es buena la inme-
11.¥d3 ¤d7 12. fxg7 ¤f6, y en la diata 19.¦a3.

184
e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca

19...¥a6 20.¦f2 h5 21.¦a3! h4 dejando en su lugar una homogenei-


22.g3 h3 23.g4 ¦d8 24.¤f4 ¤d7 dad universal. El AI que todo lo ve
25. ¦b3 £d4 26.¤fe2 ¦e8 27.¤e4! encuentra nuevos motivos tácticos en
£xa4 28.¥d2 posiciones en las que la gente antes
Por el precio de un peón las se limitaba a hacer consideraciones
blancas lograron una máxima coor- generales. Bajo la influencia de pro-
dinación de todas sus múltiples pie- gramas cada vez más poderosos la
zas. La suerte de la partida está de- gente también ha empezado a cam-
cidida. biar. En consecuencia, el ajedrez se
28...£a1 29.¥c3 ¤e5 ha vuelto mucho más dinámico, hay
mucha más tensión que antes en el
Un intento de hacer algún tipo juego. En cuanto a la apertura, en
de contrajuego que solo acelera el la cual la influencia y la importan-
desenlace. Por otro lado, ya no había cia del AI es especialmente notable,
salvación. el papel de la persona se reduce más
30.¦a3 £b1 31.¤d2 £c1 y más al del cliente de un enorme
32.¦xa5 ¤g6 33.¦xa6 ¤f4 34.¦a8! supermercado. La servicial base de
1–0 datos propone diferentes posibilida-
des de entre los millones de partidas
¿Qué le ha aportado al ajedrez la que tiene almacenadas, mientras los
revolución o, mejor dicho, la evolu- programas, progresivamente me-
ción informática? jorados, indican los precios de cada
producto ofertado. A diferencia del
El juego se hizo más concreto.
mercado real, los productos de las
La estrategia, en el sentido que le
mejores marcas están al alcance de
daba Botvínnik a la palabra, desa-
todos los compradores. Cualquie-
pareció. Es difícil encontrar partidas
ra puede convertirse en un experto
en el nivel alto de GMs en las cua-
de la teoría de aperturas, con tal de
les una de las partes siga con éxito y
que disponga de suficiente habilidad,
sin desviarse una misma línea des-
de la apertura hasta el final. Prác- voluntad y tiempo libre. Pero a nivel
ticamente todo lo deciden detalles, de GMs no se valora la mercancía de
matices, a veces imperceptibles para calidad de las primeras líneas del AI.
el ojo humano, pero que el vigilante Como anticuarios, los profesionales
AI no pasa por alto. Los principios serios recorren los rincones de los
comunes de las posiciones perma- mercadillos a la búsqueda de tesoros
necen, obviamente, pero dejaron de escondidos y olvidados. Al encontrar
desempeñar el papel decisivo de an- por la décima línea una idea que les
tes. Por otro lado, ha crecido mucho interesa, la limpian en casa y la pu-
la función de la táctica. Y el caso no len, tras lo cual su valor se incremen-
es que el estilo agresivo haya demos- ta enormemente.
trado finalmente su eficacia. Es más Así que en un futuro cercano el
probable que el concepto de estilo en producto de lujo, las continuaciones
sí esté desapareciendo poco a poco, objetivamente mejores, estará poco

185
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

solicitado. Todos los bien informa- idea, cada análisis profundo costaba
dos lo van a conocer, pero solo va a mucho trabajo y tiempo. El proceso
ser utilizado contra jugadores menos era tan importante como el resulta-
experimentados, o en situaciones en do. En el camino hacia la verdad un
las que la calidad de los movimientos investigador aprendía muchas cosas
es más importante que el resultado nuevas, y aun si el resultado de una
final. búsqueda en concreto era negativo,
El GM de hoy dedica muchí- el esfuerzo empleado no era en vano.
simo tiempo y esfuerzo a estudiar, En nuestros días, una desviación
buscar, filtrar y pulir las variantes de inesperada sobre el tablero del ca-
la apertura. La proporción de ener- mino planeado en casa a veces lle-
gía que se gasta para la preparación ga a causar estupor, pues las jugadas
y para el juego en sí se ha desplazado aplicadas no están relacionadas a
claramente a favor de la preparación. través de la lógica y el entendimien-
Mientras que antes la apertura y el to del jugador, sino que proceden de
trabajo vinculado con ella solo era la opinión y voluntad de la máqui-
un prólogo para la acción real, ahora na. La consecuencia es el creciente
el juego independiente, la improvi- abismo entre una apertura impeca-
sación, los planteamientos origina- ble, un medio juego satisfactorio y
les muchas veces se ven como una un final a menudo desastroso. En la
lamentable falta de preparación de actual etapa del desarrollo del aje-
casa. Es frecuente que un profesional drez la cuestión no es ya la de alcan-
se siente al tablero cansado y sobre- zar una armonía absoluta entre todos
excitado, casi sin fuerzas para recor- los componentes, sino la de llegar a
dar y poner en práctica sus compli- proporciones al menos algo acep-
cados análisis informáticos. Y aún tables. Esta es también un área que
hay otro peligro que aguarda al aje- esconde grandes recursos que espe-
drecista contemporáneo: la facilidad ran ser perfeccionados. Y los jóvenes
con que se obtienen las respuestas ajedrecistas, que han entendido las
correctas del consejero omnisciente tendencias contemporáneas, alcan-
crea una ilusión de sencillez. En la zarán un nuevo nivel de maestría con
época pre-informática cada nueva mucha más facilidad.

186
Epílogo al capítulo
«El ajedrez de la
era informática»
Los problemas con los que se la misma tentación pero carentes de
topa el ajedrecista profesional con- posibilidades? No rendirse al dul-
temporáneo requieren una entrega ce canto de las sirenas y mantenerse
total que no deja ni tiempo ni energía alejados del torbellino de esa escu-
emocional para ninguna otra activi- rridiza verdad.
dad. ¿Qué puede hacer entonces un La única forma de conservar el
aficionado que solo puede dedicar a disfrute del juego y al mismo tiem-
su juego favorito un máximo de diez po la capacidad de mejorar es reducir
horas semanales? al mínimo el diálogo con la máqui-
Leer con atención el último ca- na. Porque esta conversación con-
pítulo y... olvidarlo de inmediato. duce inevitablemente a una depen-
Una persona que no está consagrada dencia total del AI, la cual conlleva
totalmente al ajedrez simplemente no una completa incapacidad creativa.
puede permitirse ponerse a perseguir El trabajo a la antigua, con un libro,
un fantasma. Los programas, que no como ya decíamos en el epílogo an-
paran de mejorar, crean la ilusión de terior, es infinitamente más útil. Y
que la verdad, o al menos su com- el camino más efectivo, el cual es
ponente ajedrecístico, es accesible. también antiguo, de Botvínnik nada
Muchos grandes maestros, los cua- menos, es su receta de análisis de las
les pasan cada vez más horas frente propias partidas. Un análisis pau-
a esa pantalla luminosa, son víctimas sado, tremendamente autocrítico y
de esta creencia, que es en cierto sin ningún tipo de ayuda externa.
modo una nueva religión. El intento Y solo en la etapa final, cuando los
de llevar los análisis hasta el resulta- acentos estén puestos y las conclu-
do final es sin duda digno de elogio, siones propias sacadas, solo entonces
pero la verdad muy a menudo escapa tiene sentido encender el redactor
incluso a estos entusiastas. implacable, el tan mentado AI. Este
¿Qué pueden hacer entonces es- mostrará, como si fuera un proyec-
tos pobres aficionados seducidos por tor, los errores y al mismo tiempo las

187
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

opciones de mejora. Cualquier otra que utilice, adentrarse en su espíritu,


relación con el AI es preferible evi- por expresarlo de un modo grandi-
tarla. Es especialmente peligroso un locuente. Si se adopta este método,
estudio conjunto de partidas online. antes de cada partida es bastante
Esta colaboración puede generar una sencillo refrescar la memoria con las
percepción errónea del nivel ajedre- variantes y las partidas más recientes
cístico de uno mismo. Mientras que jugadas con ellas.
a nivel de GM la sobreestimación
de uno mismo es admisible (y a ve- Por supuesto, también se puede
ces incluso útil), a los aficionados no adoptar una actitud diametralmente
suele causarles más que desgracias. opuesta y tener el más amplio reper-
torio de aperturas: jugar sin prepa-
En cuanto a la preparación teó-
rica, lo mejor es ceñirse a una senci- ración. Esto prácticamente excluye la
lla norma: cuanto menos se juegue, posibilidad de preparación por par-
más limitado debe ser el repertorio te del oponente, pero usted también
de aperturas. Esta limitación au- deberá estar dispuesto a improvisar
toimpuesta, junto con el análisis ya desde los primeros movimientos.
mencionado de las partidas propias, Claro que para ese tipo de enfoque
le permitirá entender con mayor pro- creativo los libros como este son
fundidad los detalles de las variantes contraproducentes.

188
Partidas decisivas
Sin duda alguna, para un profe- tablemente se van a presentar. Es un
sional actual el equipamiento teórico componente clave de la preparación
es importantísimo. Tampoco se ha de todo ajedrecista.
hecho ni mucho menos obsoleto el El ejemplo clásico y más llama-
arte de jugar al ajedrez, incluso si en tivo de enfrentamiento es el match.
nuestros tiempos no siempre se llega Aquí todo es claro y sencillo: la
a jugar como tal. La salud y la es- victoria de un jugador significa la
tabilidad psicológica desempeñan un derrota del otro, mientras que nues-
papel crucial. Pero en la carrera de tro propio error siempre conduce al
cada ajedrecista son inevitables las triunfo de nuestro rival. La tensión
situaciones en las cuales el desenlace psicológica que experimenta un aje-
de un torneo, de un match y, a veces, drecista en esta situación depende
de toda una vida dependen de una totalmente de cada uno, y es difí-
sola partida. cil evaluarla con objetividad desde
La capacidad de movilizar sus fuera. Depende, por supuesto, de la
mejores cualidades y mostrar toda importancia del certamen, de las ca-
su maestría en este momento culmi- pacidades del adversario y del tem-
nante es algo que siempre ha carac- peramento de cada jugador, pero en
terizado a los grandes ajedrecistas. todo caso sobrepasa en mucho el ni-
Por supuesto este es un don que a vel de tensión de una partida normal.
veces otorga la naturaleza además Lo expone bien Garri Kaspárov, que
del talento puramente ajedrecístico. ha ganado muchas partidas cruciales
Pero la historia conoce otros ejem- en su vida: «Tales desafíos, que tie-
plos, en los cuales se convertían en nen un significado incomparable en
héroes insuperables personas que la vida de un ajedrecista, poseen sus
antes fallaban en momentos críticos: propias normas de lucha. Cuando una
basta con acordarse de Polugaevs- sola jugada puede decidir el «ser o no
ky y Spassky. Por otro lado, Geller ser», es muy difícil mantener una
y Keres no lograron llegar hasta la absoluta claridad de pensamiento. Es
cima a causa de fracasos justo en las imposible librarse de la idea de que
partidas más importantes. Se puede una jugada errónea puede resultar
y se debe trabajar para desarrollar fatal, pues ya no habrá posibilidad de
un carácter deportivo que permita arreglar nada: ¡es la última partida
enfrentarse a las pruebas que inevi- del match!»

189
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

En los duelos decisivos de los adversario». Por otro lado, las ne-
matches el dramatismo de la situa- gras suelen elegir la seguridad como
ción se hace aún más visible: aquí lema. El ajedrecista que se conforma
todo depende de la maestría, de la con tablas normalmente juega como
resistencia psicológica y del domi- un segundón: una apertura sólida, un
nio de sí mismo de un jugador. Los juego seguro sin muchos caprichos,
ejemplos que mostramos a continua- nada de ideas extravagantes ni sa-
ción demuestran mejor que las pa- crificios poco claros. Se va al con-
labras la trascendencia y el nivel de traataque solo en caso de absoluta
tensión de tales desafíos. necesidad o cuando el riesgo es nulo.
Sin embargo, Spassky decidió actuar
ad absurdum.
La situación que se presen-
tó en la última partida del match
de candidatos Keres — Spassky es Defensa Benoni [A68]
bastante típica: las blancas necesi- Keres — Spassky
tan una victoria, mientras que a las
Riga (10ª partida del match),
negras les satisfacen tablas. En tales
circunstancias las estrategias de las 1965
blancas pueden ser drásticamente 1.d4 ¤f6 2.c4 g6!?
diferentes: desde la agresión abierta
¡Primera sorpresa! La defensa
desde las primeras jugadas hasta un
india clásica nunca se había consi-
juego tranquilo y deliberadamente
derado como una apertura «segura»,
pausado. Acordándonos de paralelos
además de que no era frecuente en
históricos, Kárpov utilizó la primera
el repertorio de Spassky. Entonces,
opción contra Kaspárov en la parti-
¿cómo se explica esta elección? En
da final del match de 1985, mien- primer lugar, por falta de experiencia
tras Kaspárov eligió la segunda en en matches: el Spassky que ya había
el match de 1987. Los dos desafíos jugado dos ciclos de candidatos nun-
están detalladamente analizados por ca se habría lanzado a una aventura
Kaspárov en su libro «Mis Geniales semejante. Además, había perdido
Predecesores», y no hay nada que la anterior partida con negras con la
añadir a sus comentarios. defensa Nimzóvich. Largas horas de
La actitud agresiva de Keres era análisis buscando mejoras... ¿Por qué
bastante predecible. Es muy expresi- no lanzarse al juego por un camino
va la descripción que de él hizo una inesperado desde el principio? Final-
vez Bronstein: «A Keres le gusta y mente, lo más importante: tal juego
sabe jugar volcándose en el juego, se corresponde al máximo con el es-
sobre todo al final, si de eso depen- tado psicológico de un joven ajedre-
de el resultado del certamen... Pare- cista. Obviamente optó por arriesgar,
ce que la palabra «torneo» le evo- pero sabía muy bien que en caso de
ca a Keres imágenes de caballeros cualquier complicación a él le bas-
atacando a caballo lanza en ristre y taba con medio punto menos que lo
que ni sueñan en ofrecer tablas a su que necesitaba su oponente. Y esta es

190
pa rti da s d e c i s iva s

una ventaja importante en una pelea Las blancas no hubieran per-


peligrosa. dido toda precaución para llegar a
3.¤c3 ¥g7 4.e4 d6 5.f4 un carril posicional con algo como
13.¥xb5 ¤dxe5 14.0-0.
La elección de las blancas, por el
contrario, es muy predecible. Keres 13...fxe6
ya había jugado así en varias ocasio- Tampoco está mal para las ne-
nes, además de que la situación del gras 13... ¤b6!? 14.¥g5 (14.h3 fxe6
match no le dejó muchas opciones. 15.¥g5 ¥f6 o 14.0-0 fxe6 15.¥g5
5...c5 6.d5 0-0 7.¤f3 e6 8.¥e2 ¥f6 16.¥xf6 £xf6 también inofen-
exd5 9.cxd5 sivo para las negras) 14...¥f6 (o
14...¥xc3+ 15.bxc3 f6).
Y ahora la partida cambió de
rumbo hacia una defensa Benoni. 14.dxe6 ¦xf4 15.£d5!
9...b5!? (Véase el diagrama)
Y una vez más la continuación 15...¢h8!?
más crítica posible. ¡Parecía que por ¡Parece que tampoco le valen
un acuerdo tácito los rivales habían las tablas a Spassky! Las negras
dejado de lado las armas típicas de un sacrifican la calidad y se meten
duelo decisivo, pasando a un nivel de en unas complicaciones poco cla-
pelea callejera sin cuartel! ras, aunque tienen una continua-
10.e5 dxe5 11.fxe5 ¤g4 ción mucho más segura y tranquila:
15...¥b7! 16.£xb7 ¤b6 con pro-
nósticos aproximadamente iguales.
Así que probablemente al haber to-
mado antes de la partida la decisión
de luchar, el futuro campeón del
mundo no pensó en ningún momen-
to en compromisos.

La continuación más crítica en


esta posición es sin duda 12.¥g5. O
Keres dudaba de su poder, o (lo que
me parece lo más probable) simple-
mente aspiraba a dejar la teoría lo
más pronto posible.
12.¥f4!? 16.£xa8 ¤b6 17.£xa7 ¥xe6
Una novedad por aquel entonces. 18.0-0
12...¤d7 13.e6!

191
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

¤xf1 21.¦d1 £b8 22.¥xf1 con pro-


nósticos algo mejores.
19...b4 20.¤b5?!
Otra vez una actitud muy com-
prensible, pero ahora el peón b2
queda indefenso. Tendría que ju-
gar 20.¤d1! con un juego comple-
jo. Por ejemplo: 20...¦f7 21.£a5
¤g4 22.£xc5 ¤xf2 23.¤xf2 ¥xb2
24.¦d1 £c7 25.£xb4 ¥f6, y queda
mucha lucha por delante.
18.¦d1!? ¥d4 19.¤xb5 ¤e3
20.¤bxd4 ¤xg2+? 21.¢f2 £h4+ 22. 20...¦f7 21.£a5 £b8!?
¢g1 se encontró en la partida Pelikán ¡Increíble! Las negras siguen
— Quinteros (Buenos Aires, 1966). atacando, aunque tienen una con-
Las negras se quedaron sin nada. tinuación más sencilla y mejor
Es mejor 20...сxd4! 21.¢f2, y aho- 21...¥xb2.
ra no 21...¤xd1 22.¦xd1 con evi- 22.¦e1 ¥d5!?
dente ventaja para las blancas, sino Hay otras buenas jugadas, por
21...¥g4!?, manteniendo la tensión. ejemplo: 22...¤g4 23.¥f1 (23.¦ff1
18...¤e3 ¦xf3) 23...¤c4 24.£a6 ¥d5.
En caso de 18...¥d4+!? las blan- 23.¥f1
cas tendrían que jugar 19.¢h1 (19. En caso de 23.¥d3 no está mal al
¤xd4 £xd4+ 20.¢h1 ¦xf1+ 21.¦xf1 menos 23...¤bc4.
¤f2+ 22.¦xf2 £xf2 23.h3 ¤a4!? 23...¤xf1! 24.¦fxf1?!
conduce a igualdad, lo que las blan-
Está claro que incluso a un súper
cas no pueden permitir), y las ne-
GM, y sobre todo con grandes apu-
gras se ven obligadas a encontrar la
ros de tiempo, se le hace imposible
completamente evidente 19...¥xc3!
encontrar la mejor defensa 24.b3!,
(en caso contrario lo tienen mucho poniendo bajo control la casilla
peor) 20.bxc3 £d6! con una varian- с4. Por otro lado, en este caso solo
te aproximada: 21.¦ad1 ¥d5 22.g3 cambia el final de la partida, no del
¦xf3 23.¦xf3 ¤f2+ 24.¢g1 ¤xd1 match, pues en la variante forzada
25.¥xd1 ¥xf3 26.¥xf3=. 24...¤xh2 25.¤xh2 ¦xf2 26.¢xf2
19.¦f2 £xh2 27.¦e8+ ¥f8 28.¦xf8+ ¢g7
las negras no corren ningún riesgo de
Teniendo en cuenta la situación
derrota.
en el match es una elección lógica,
pues las blancas confían en su ven- 24...¤c4 25.£a6 ¦f6 26.£a4
taja material. Facilita la tarea de las ¤xb2 27.£c2?
negras 19.¦ad1 ¤xd1 20.¦xd1 ¥d4+ Tras la jugada única 27.£a5! no
21.¢h1 b4, pero también mere- lleva al objetivo 27...¤c4? 28.£c7.
ce atención 19.¥xb5!? ¦f7 20.£а5 La más fuerte para las negras es

192
pa rti da s d e c i s iva s

27...¦f7, aunque tampoco está mal gó la hora de la verdad. Aquel día el


27...¤d3. Las blancas quedarían en genio del excampeón del mundo se
una posición mala y con grandes manifestó en todo su esplendor.
apuros de tiempo, pero la partida
continuaría. Mientras que ahora todo
ha terminado. Defensa Siciliana [B82]
27...£xb5 28.¦e7 ¤d3 29.£e2
Tal — Larsen
c4 30.¦e8+ ¦f8 31.¦xf8+ ¥xf8 Bled (10ª partida del match,
32.¤g5 ¥c5+ 33.¢h1 £d7 34.£d2 torneo 1965)
£e7 35.¤f3 £e3 0–1
1.e4 c5 2.¤f3 ¤c6 3.d4 cxd4
4.¤xd4 e6 5.¤c3 d6 6.¥e3 ¤f6
La intransigencia constante de 7.f4 ¥e7 8.£f3 0-0 9.0-0-0 £c7
Keres no podía sino inspirar respeto, 10.¤db5?!
pero tenía también su aspecto nega- Obviamente evadiendo 10.g4
tivo. Su falta de variedad en la elec- ¤xd4 11.¥xd4 e5, pero las conse-
ción de la táctica para un encuentro cuencias de esta variante son más
decisivo hizo fallar muchas veces al bien a favor de las blancas: 12.fxe5
GM estonio, incluso en los momen- dxe5 13.£g3 ¤xg4 14.¤d5 £d8
tos más importantes de su brillante 15.¤xe7+ £xe7 16.¥c3 (Sax —
carrera. Kaspárov, Nikšić, 1983). Con la
Por el contrario, Spassky demos- jugada de la partida las blancas, en
tró en esta partida una entereza feno- realidad, pierden un tiempo.
menal y una imperturbable seguridad 10...£b8 11.g4 a6 12.¤d4
en sí mismo. Fueron estas cualidades ¤xd4 13.¥xd4 b5
las que en gran medida le ayudaron Las negras tienen un juego total-
a pasar dos matches dificilísimos de mente efectivo incluso tras 13...e5!?
candidatos para llegar a dos matches 14.g5 ¥g4 15.£g3 exd4 16.¦xd4 (no
del campeonato mundial. Les re- es mejor 16.gxf6 dxc3 17.h3! ¥xf6
cuerdo que al haber vencido a Tigrán 18.hxg4) 16...¥e6 17.gxf6 ¥xf6.
Petrosián en el match del campeona- 14.g5 ¤d7 15.¥d3 b4
to de 1969, se convirtió en el décimo
campeón del mundo en ajedrez.
El siguiente duelo tuvo lugar en
el mismo ciclo de candidatos, y esta
vez se enfrentaron en él dos célebres
pendencieros, Mijaíl Tal y Bent Lar-
sen. En este match Tal jugó sin su ri-
gurosidad típica, mientras que Larsen
al menos no desmerecía de su temible
rival. La iniciativa siempre la tuvo el
danés, pero para la última partida (la
décima), el marcador se igualó. Lle- 16.¤d5!

193
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

La retirada sería una falta de La variante principal se ve


ánimo imperdonable. Además, la así: 18.¦de1! (lo más amenazador)
variante 16.¤e2 e5 17.¥e3 exf4 18...¥d8 19.£h3 ¤e5 20.£h6 ¥b6!
18.¤xf4 ¤e5 no promete mucho a 21.fxe5 ¥xd4 22.¦е4! ¥f2! 23.e6
las blancas. Y con el riesgo y el peli- fxe6 24.dxe6, y aquí tanto 24...¥b7,
gro el excampeón está en su elemen- como 24...d5 lleva a una ventaja pal-
to, para él es un ambiente ideal para pable de las blancas.
un encuentro. Sin embargo, tras 17...g6 mere-
16...exd5 17.exd5 ce mucha consideración 18.¦he1. El
punto débil de este movimiento es
obvio: la torre abandona la columna
«h». En la partida fue precisamente
la marcha del peón externo del rey
con la ayuda de la torre lo que de-
cidió el resultado. Por otro lado, el
alfil en d3 resulta protegido, lo cual
también es importante en algunas
variantes. Aquí están:
18...¥d8 19.£h3 ¤e5 20.£h6
¥b6 21.f5! gxf5
La partida ha atraído muchísima
Es muy posible tomar con la
atención de los amantes del ajedrez de
pieza: 21...¥xf5!? 22.¥xf5 (22.
todo el mundo. La analizaron varias
¥xe5!? dxe5 23.¥xf5 gxf5 24.¦d3
generaciones de investigadores. Pero
¦a7 25.¦h3 f6 26.gxf6 f4 27.¦h5
no se han obtenido todas las respuestas,
¢h8! 28.¦hxe5 ¦af7 29.¦e6) 22...
ni siquiera con la ayuda del meticulo-
gxf5 23.¦xe5 dxe5 (es más débil 23...
so AI. Uno no puede sino compadecer
¥xd4? 24.¦xd4 £a7 25.¦h4 f6 26.
a Larsen, que está obligado a tomar
¦e1 ¦ae8 27.¦d1!±) 24.¥xb6©.
decisiones importantes directamente
sobre el tablero. En este momento las 22.¥xb6 ¤g4 23.¦g1! ¤xh6
negras tienen solo dos opciones reales 24.gxh6+ ¢h8 25.¥d4+ f6 26.¦de1!
de continuación, pero calcular sus im- En la situación única que ha sur-
plicaciones no está al alcance no solo gido, en la cual las blancas solo tie-
de una persona, sino tampoco de una nen una pieza por la dama, sin em-
máquina. Solo le queda confiar en su bargo son las negras las que parecen
intuición. Pero parece que esta le hu- necesitar un refugio. Sin pretender
biera fallado al danés. decir la última verdad, uno puede re-
17...f5 sumir que aun con la (¡probablemen-
te!) objetivamente más fuerte 17...g6
La sentencia final de numerosos
el juego solo está empezando.
analistas, la cual confirma Kaspárov
en MGP: es más fuerte 17...g6!, lo 18.¦de1!?
cual pone en duda el atrevido plan- Es aproximadamente equivalen-
teamiento de las blancas. te a 18. ¦he1!? ¥d8

194
pa rti da s d e c i s iva s

Dada la disposición de las torres 19.¥xf5? ¤f8!, y las negras resucitan


blancas, 18...¦f7!? es mucho más milagrosamente.
adecuada que en la partida. Por ejem- 19...¥b7
plo: 19.¥xf5 (tras 19.h4 ¤f8 20.h5 la
Parece que la posición de las
torre d1 se ve mucho mejor en h1)
negras es objetivamente mala. Por
19...¤f8 20.¥e6! ¤xe6 21.dxe6 ¦f5
ejemplo, pierde la activación del
22.¥f6!! ¥xf6 23.£e4 g6 24.gxf6
caballo: 19...¤c5? 20.h5 ¤xd3+
¦xf6 25.£d4 ¦f8 (25...¦xe6?
21.£xd3 ¥f8 22.g6 ¦c7 23.gxh7+
26.£d5; 25...¢g7? 26.f5) 26.e7 ¦e8
¢xh7 24.£g3!
27.£d5+ ¢g7 28.£d4+ ¢h6 29.f5
¥xf5 30.£h4+ ¢g7 31.£d4+. El AI
con su mano hábil lo conduce todo a
las tablas.
19.£h3 £c7 20.¥xf5 ¦xf5
21.£xf5 ¤f8 22.£e4 £f7 23.h4 con
buenos pronósticos para ambos la-
dos.
En realidad todos estos trucos
con las torres son difíciles de enten-
der aun tras un análisis pausado con
un consultor impávido. ¿Qué decir de 20.¥xf5!?
los jugadores, forzados a actuar por Una observación curiosa de Tal
intuición? para esta jugada: «Una concesión al
18...¦f7? cálculo deportivo. Si esta posición no
¡Larsen apostó por el caballo hubiera surgido en la última partida,
perdedor! En esta situación debe- habría jugado con más atrevimiento:
ría jugar 18...¥d8!, cuando entre 20.g6 hxg6 21.h5 g5 22.¥xf5! con
múltiples posibilidades la mejor es, amenazas peligrosísimas. Sin embar-
probablemente, la propuesta por Tal go quería dar un golpe seguro, pero
19.£h5! (no vale 19.¥xg7 ¢xg7 no he podido encontrar una victoria
20.£h5 ¦g8! 21.¥xf5 ¤f8, y las forzada tras 22...¥f6 23.¥e6 £f8
negras se han defendido) 19...¤c5 (no 23...¥xd4 24.fxg5 £f8 25.g6)
20.¥xg7! ¤xd3+ 21.¢b1! £c7! sobre el tablero, así que he decidido
(21...¤xe1? 22.g6 pierde lenta- no gastar mi tiempo calculando va-
mente) 22.¥xf8 ¤xe1 23.¦xe1 £f7 riantes complejas para no llegar a los
apuros de tiempo». Resulta que fue
24.£xf7+ ¢xf7 25.¥xd6 con un fi-
una decisión sabia. Hacer todos los
nal más o menos igualado.
cálculos en una posición tan compli-
19.h4! cada es simplemente imposible. Por
¡Precisamente así! De inmediato ejemplo, la posición final de la va-
resulta evidente que todas las piezas riante de Tal se vuelve a favor de las
blancas están situadas de una mane- blancas: 24.¥xf6 g4 25.£xg4 ¤xf6
ra perfecta. Es mucho menos fuerte 26.£g5 ¢h8 27.¥xf7 £xf7 28.h6 g6

195
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

29.f5. Por otro lado en la variante se- Una partida brillante, típica del
cundaria 23... ¥xd4 24.fxg5 las ne- joven Tal. Lo que le da un valor es-
gras encuentran la potente respuesta pecial es el que la pieza hubiera sido
24...£е8!, y tras la forzada 25.£g4 sacrificada en el momento crucial,
¤c5 26.¥xf7+ £xf7 27.£xd4 £xd5 cuando el destino de todo el match
surge una posición muy poco clara. de candidatos estaba pendiente. Es-
Solo queda mencionar la reco- toy convencido de que si las blancas
mendación del AI: 20.h5! £f8 21.g6 hubieran jugado con más prudencia
¦f6 22.gxh7+ ¢xh7 (22...¢h8 23.h6) en la 16, el desenlace del encuentro
23.¥xf6 £xf6 24.£h3 ¦f8 25.¦e6±. habría sido diferente. ¡Tal fue fiel a sí
20...¦xf5 mismo y ganó!
En caso de 20...¤f8!? deci- ¿Qué lección se puede sacar de
de 21.¥xh7+! ¢xh7 22.h5! ¥xg5 esta extraordinaria partida? ¿Que en
23.£e4+ ¢g8 24.fxg5 con un ataque tales situaciones hay que correr al
victorioso. ataque con la espada desenvainada
y combatir al enemigo con un asal-
21.¦xe7 ¤e5!
to furioso? ¡Nada de eso! En primer
22.£e4 £f8 lugar, en duelos tan importantes hace
La única jugada. Es mala falta mantenerse fiel a uno mismo.
22...¦f7? 23.¦xf7 ¤xf7 24.g6. Una decisión que fue correcta para
23.fxe5 ¦f4 Tal habría sido fatal, por ejemplo,
para Petrosián, y viceversa. Traicio-
23...£xe7 24.£xf5 ¥xd5 25.¦f1
nar los propios principios artísticos
dxe5 26.¥xe5±.
lleva casi inevitablemente a la derro-
24.£e3 ¦f3?! ta. Basta con acordarse de la ya men-
Algo más acertada es 24...¥xd5 cionada partida Kárpov — Kaspárov
25.exd6 ¦xd4 26.£xd4 ¥xh1 del match de 1985. El campeón del
27.£xb4 ¦d8 28.b3, y sin embargo mundo, a quien solo le satisfacía la
es difícilísimo salvar esta posición. victoria, eligió la continuación más
25.£e2 £xe7 26.£xf3 dxe5 crítica. El aspirante hizo frente al
27.¦e1 ¦d8 desafío, lo cual generó una lucha
Ya no hay refugio. 27...¦f8 intensísima. La partida se tornaba
28.£b3 £f7 29.¥xe5 £xd5 30.¥d6 en favor de las blancas, pero en un
£xb3 31.axb3 es absolutamente momento crítico la cautela natural de
irremediable para las negras. Kárpov se puso de manifiesto. Bastó
con una pequeña demora para perder
28.¦xe5 £d6 29.£f4 ¦f8 la iniciativa y, al cabo de muy poco,
30.£e4 b3 31.axb3 ¦f1+ 32.¢d2
la corona. Kárpov fue técnicamente
£b4+ 33.c3 £d6 34.¥c5!
correcto, pero en realidad había co-
El camino más rápido y elegante metido un error decisivo en casa, eli-
a la victoria. giendo la variante de apertura. Por el
34...£xc5 35.¦e8+ ¦f8 36.£e6+ contrario, Kaspárov permaneció fiel
¢h8 37.£f7! 1–0 a sí mismo y ganó.

196
pa rti da s d e c i s iva s

Las dos siguientes partidas de- caso rarísimo el que una novedad
cisivas se jugaron en el match Kor- de tal calibre en una apertura fuera
chnói — Polugaevsky de 1980, lleno aplicada en una partida decisiva del
de dramatismo. En la última partida más alto nivel! Es verdad que mucho
Polugaevsky, que estaba un punto por tiempo después, cuando ya había ba-
detrás, no podía conformarse con las ses de datos, se supo que este hallaz-
tablas. go se había realizado hacía mucho
tiempo, pero esto no disminuye en
un ápice el mérito del investigador.
Defensa india de dama [E17] Él buscaba sin sospechar que hubiera
Polugaevsky — Korchnói ningún precedente, y la línea obtuvo
Buenos Aires (12ª partida, una gran popularidad precisamente a
match 1980) causa del duelo que estamos anali-
zando.
1.¤f3 ¤f6 2.c4 b6 3.g3 e6
8...c6
4.¥g2 ¥b7 5.0-0 ¥e7 6.d4 0-0 7.d5
exd5 En la partida de origen se jugó
8...¤e4!? 9.cxd5 ¤d6 10.¤f3 a5
11.¤c3 f5 (Guimard — Pílnik, La
Plata, 1944). El movimiento hecho
por Korchnói es, sin duda, el más
crítico.
9.cxd5 ¤xd5
Muchas veces se puso en prácti-
ca 9...cxd5 10.¤c3 ¤a6 11.¤f5 ¤c7
12.¥f4 con una ventaja pequeña,
pero estable.
10.¤f5 ¥c5
8.¤h4!
Probablemente la posición más
Hasta esta partida las blan-
crítica de toda la variante, que no
cas habían jugado exclusivamente
ha perdido su actualidad hoy en día,
8.¤d4. También había jugado así el
surge tras 10...¤c7 11.¤c3 d5 12.e4
mismo Polugaevsky en las partidas
¥f6 13.exd5 cxd5 14.¥f4 ¤ba6. Las
anteriores del match: 8.¤d4 ¥c6!?
blancas tienen una compensación se-
(8...¤c6!? 9.cxd5 ¤xd4 10.£xd4
gura por el peón, pero no queda claro
c5 se presentó en la sexta partida)
que vaya a ser suficiente como para
9.cxd5 ¥xd5 10.¥xd5 ¤xd5 11.e4
obtener una ventaja.
¤b4 12. ¤c3 ¥f6 13.¤f5 ¦e8 (parti-
da 8). Tras muchas horas de análisis, 11.e4 ¤e7?!
según el propio Polugaevsky, «logré Una jugada desgraciada, resul-
encontrar una senda absolutamente tante de un descuido táctico. En ade-
nueva en una apertura que parecía lante, las negras preferirían 11...¤с7
haber sido estudiada a fondo». ¡Un o 11...£f6.

197
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

la posición ya está objetivamente


preparada para acciones más deci-
sivas: 20.f4!? ¤d3 21.¥c3! con las
amenazas de 22.¥f1 y 22.е5. Por
otro lado, hablando de un algoritmo
adecuado para tomar decisiones, es
más importante permanecer fiel a sí
mismo que encontrar la jugada per-
fecta. En este sentido no hay razón
para criticar a las blancas.
20...£e7?!
12.¤xg7! Poniendo obstáculos a 21.¦d6.
Un golpe inesperado que Korch- Es más resistente, sin embargo,
nói claramente no había previsto. Y 20...¤b4 21.¦d6! £e7 22.¦ad1 ¦ad8
aunque paradójicamente la posición 23.f4 ¤ec6.
de las negras todavía no se había de- 21.f4 ¤c4 22.¤xc4 ¥xc4 23.e5!
rrumbado, la iniciativa psicológica y fxe5
la del juego pasaron definitivamente
a las blancas, lo cual es importantísi- La posición se ha abierto, ob-
mo en una situación tan tensa. viamente a favor de las blancas. Pero
¿hay una continuación decisiva?
12...¢xg7 13.b4 ¥xb4
Tras 13...¥a6!? Polugaevsky
tiene que elegir entre la apaci-
ble 14.¦e1 ¥xf2+ 15.¢xf2 ¤g6 y
14.bxc5 ¥xf1 15.¥xf1. En ambos
casos las blancas tienen suficien-
te compensación, pero los recursos
defensivos de las negras también son
grandes. Parece que tras 12.¤xg7
Korchnói se sintió al borde del KO y
no pudo demostrar su característica
habilidad para la defensa. 24.¥xc6!
14.£d4+ f6 15.£xb4 c5 16.£d2 Una solución brillante y muy
¤bc6 17.¥b2 ¥a6 18.¦d1 ¤e5 poco evidente. 24.¥xe5+ ¢g8 o
19.¤a3 ¤7c6 20.£e3!? 24.fxe5 ¥e6 es mucho más débil.
¡Una decisión característica de 24...dxc6 25.¦d7!!
Polugaevsky! Un jugador ingenio- ¡Un perfecto toque final!
so y audaz que cuando la situación
25...£xd7 26.£xe5+ ¢f7?!
no le dejaba opciones intentaba
aplazar al máximo el momento de 26...¢g6 27.£g5+ ¢f7 28.¦e1
la decisión crítica. El movimiento lleva a la posición de la partida.
en la partida no es nada malo, pero 27.£f6+

198
pa rti da s d e c i s iva s

27.¦e1! £e6 28.£c7+ ¢e8 29. 65.£e3+ ¢c6 66.£xb3 £h8+ 67.
£xc6+ ¢e7 30.£b7+ termina la ¢e7 £h4 68.£c4+ ¢b6 69.£b4+
partida inmediatamente. ¢c6 70.£e4+ ¢b5 71.¢f7 a5 72.g6
27...¢g8 28.£g5+ ¢f7 29.¦e1 £g4 73.£e5+ 1–0
£e6
29...¥e6 30.f5. Obviamente, Polugaevsky tuvo
30.£g7+ ¢e8 31.¦xe6+ ¥xe6 mucha suerte, pues encontrar una
32. ¥f6 ¥f7 33.¥g5 novedad tan potente en el momento
más importante no es algo que ocu-
Aquí también es más fácil
rra a menudo. Pero también fue un
33.£xh7. La enorme tensión se deja
acto de justicia divina. Trabajador
sentir. Unas imprecisiones y Kor-
incansable, Lev no dejaba de inves-
chnói a poco salva una posición que
tigar ni por un segundo, incluso du-
parecía perdida sin remedio.
rante los matches. Tampoco era un
33...¢d7 34.¥h6 c4 35.£xh7 c5 luchador nato. Como persona mie-
36.¥xf8 ¦xf8 37.£g7 ¢e7 38.£e5+ dosa, Polugaevsky tenía una natu-
¢d7 39.g4 raleza indecisa, y solo con el tiempo
39.£f6. logró no solo controlar sus emocio-
39...¦e8 40.£f6 ¥d5 41.g5 ¦e2 nes, sino dominarlas. El hecho de
42.h4 que venciera a su rival más difícil ya
Afortunadamente para Polugae- lo dice todo. Parecía que Korchnói lo
vsky, la partida fue aplazada, y supo iba a tener complicado después de
convertir su pequeña ventaja en una semejante golpe. Y es verdad que en
merecida victoria. la primera partida de desempate no
consiguió plantear graves problemas
42...b5 43.£f5+ ¢d6 44.£f8+ a su adversario. En la segunda fue
¢c6 45.£c8+ ¢d6 46.£d8+ ¢c6 Polugaevsky quien jugaba con las
47.£a8+ ¢d6 48.£f8+ ¢c6 49.a3! blancas. No contaba con que esta vez
Otra vez una compostura me- el proyectil diera en la misma dia-
recedora de felicitaciones. El AI no na, pero tampoco tenía razones para
tiene miedo a las complicaciones tras desechar su afortunada variante.
49.h5 b4 50.£a8+ ¢d6 51.£b8+ Decidirse era mucho más difícil para
¢c6 52.£xa7, pero una persona no Korchnói. ¿Intentar defenderse con
está para acciones heroicas en tal las negras y apostar por las próximas
situación. Los peones negros están blancas? ¿O procurar tomar la ini-
ahora atascados, y la victoria se con- ciativa, aunque con grandes riesgos?
vierte en una cuestión de tiempo. No hay que olvidar que cualquier
49...¦e3 50.h5 c3 51.£f6+ ¥e6 error en esta situación tan tensa po-
52.¢f2 c2 53.£b2 ¦h3 54.¢g2 día deshacer el fruto de muchos años
¥f5 55.£f6+ ¢c7 56.£xf5 c1£ 57. de trabajo. El carácter fiero de Kor-
£e5+ ¢b6 58.¢xh3 b4 59.axb4 chnói hacía claramente esperar que
cxb4 60.h6 £h1+ 61.¢g4 £d1+ 62. se decantase por la segunda opción.
¢f5 £c2+ 63.¢f6 b3 64.h7 £xh7 Solo faltaba una idea adecuada de

199
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

apertura, y se encontró. Según con- las negras: 6...¥e6 7.¥xe6 ¤d3+


taba Emanuel Stein, el portavoz de 8.¢f1 fxe6 9.¤g5 £b6. Sin embargo
Korchnói en aquel match, «Korch- 10.£f3! (en vez de 10.£e2 c4, como
nói se había preparado durante toda en la partida mencionada arriba) 10...
la noche con sus entrenadores Stean c4 11.b3± pone en duda el plantea-
y Seirawan, puliendo una variante miento de las negras.
aguda de la apertura inglesa. La va- 7.¢e2 ¤f4+ 8.¢f1 ¤e6 9.b4!?
riante era arriesgada, pero Korchnói
confiaba en el efecto sorpresa: si el Esta jugada es probablemente
rival jugaba a la antigua, le íbamos inevitable si las blancas buscan una
a deleitar con una mejora encontrada ventaja.
por Michael Stean... Mientras tanto, 9...cxb4
por aquellas mismas fechas trans- Es curiosa la idea de Miles 9...
curría el match Hübner — Portisch g6!? 10.bxc5 ¥g7. Así se desarro-
en Italia, y Bent Larsen estaba allí lló una de las últimas partidas sobre
como corresponsal del periódico este tema: 11.¥xe6 ¥xe6 12.d4 0-0
argentino «Clarín». Así que por la 13.¥e3! f5 14.exf5 ¦xf5 (es peor
mañana salgo por la prensa, abro el 14...gxf5 15.£e2!) 15.h4!? Con un
«Clarín» y... me quedo estupefac- juego de doble filo (Jairulin — Nai-
to: ¡toda la variante está ahí! ¡Toda! ditsch, Moscú, 2006).
Resulta que la víspera la habían ju-
10.¤d5
gado Hübner y Portisch...» Las noti-
cias de Stein provocaron un shock en También surge 10.¤e2 ¤c7
el equipo de Korchnói, pues se trata- (10...g6 11.¥b2 ¥g7 12.¥xe6 ¥xb2
ba de aprovechar el factor sorpresa. no funciona a causa de 13.¥xf7+,
Al final decidieron no cambiar nada pero una extravagante 10...g5!? está
con la esperanza de que los rusos no muy en concordancia con el espíritu
leyeran los periódicos argentinos. En de la posición ) 11.d4 e6 12.h4 con
nuestra edad informática toda esta compensación por el peón (Hübner
historia parece aún más cómica e in- — Tukmakov, Wijk aan Zee, 1984).
verosímil. 10...g6!?
Aunque lejos de ser el único, el
Apertura Inglesa [A34] proyecto más lógico es neutralizar
Polugaevsky — Korchnói el alfil de las casillas negras de las
blancas. Fue exactamente esta idea la
Buenos Aires (14ª partida, que asombró a la vez a dos equipos
match 1980) de entrenadores en distintos conti-
1.¤f3 ¤f6 2.c4 c5 3.¤c3 d5 nentes.
4.cxd5 ¤xd5 5.e4 ¤b4 6.¥c4 ¤d3+ 11.¥b2 ¥g7 12.¥xg7 ¤xg7
Una nueva oleada de popula- 13.¤xb4
ridad de esta variante la causó la La jugada más natural, pero
partida Polugaevsky — Tal (Riga, no imprescindible. 13.£a4+ ¤c6
1979), ganada a la perfección por 14.¤xb4 ¥d7 15.¤xc6 ¥xc6 16.¥b5

200
pa rti da s d e c i s iva s

conducía a completa igualdad. 14...¥g4 15.¢e2?!


13.£c1 ¤c6 14.d4 h5 (dirigido con- ¡Una decisión atrevida! Pare-
tra £h6) 15.£f4 ¤e6 16.£e3 ¤a5 ce que las emociones se apoderaron
17.¥d3 £d6 18.g3 en la partida Ko- del sentido común. Es mucho más
chíev — Tukmakov (Moscú, 1983) sólida 15.£d2 ¥xf3 16.gxf3 ¤c6
lleva a un juego curioso y complejo, (probablemente es más fuerte 16...
pero las negras tienen una impor- a5! 17.¤c2 £c7) 17.¤xc6 bxc6, lo
tante mejora: 14...¥е6!, y en caso de cual ocurrió en la partida paralela,
15.£h6 — 15...¤f5!, y las blancas mientras aquí 18.¢g2 les salva a las
no lo tienen bien. blancas de graves problemas.
13...0-0 15...£d6! 16.£d2 ¤e6 17.¥xe6
£xe6 18.¢e3
«¡Cantamos gloria a la insen-
satez de los valientes3!» Uno puede
hacer tal movimiento en un estado de
destreza emocional. Aunque en caso
de la fría 18.£d3 ¤d7 19.¦he1 la
posición de las blancas quedaba peor
pero había posibilidades de defensa.
18...f5! 19.£d3
Está mal 19.e5 f4+ 20.¢e2
14.d4?! ¥xf3+ 21.gxf3 £c4+ 22.¢e1 a5
23.¤c2 ¤c6. Peor aún 19.¤e5?
Así jugó Hübner. Y Larsen en
¤d7 20.f4 (20.f3 ¤xe5 21.dxe5
sus comentarios periodísticos criticó
¦ad8 22.£b2 £b6+ 23.¢e2 fxe4)
esta jugada con razón y propuso la
20...¤xe5 21.fxe5 fxe4.
profiláctica 14.h3. La historia conta-
da por Stein a mi parecer dramatiza 19...fxe4 20.£xe4 £xe4+
la situación demasiado. Si Polugae- 21.¢xe4 ¤d7 22.¦hc1
vsky hubiera sabido de la partida La partida ha llegado al final,
jugada en Italia la víspera, proba- y parece que las blancas han logra-
blemente habría abandonado la op- do evitar mayores complicaciones;
timista 14.d4. Y lo más importante sin embargo, usando relativamente
es que habría desaparecido el efecto pocas fuerzas Korchnói organiza un
sorpresa por el cual apostaba Korch- ataque decisivo. Con la jugada en
nói. ¡Pero las negras no tienen nada la partida las blancas dan el primer
que temer en cualquier caso! Tras paso hacia el abismo, pero 22.¤d5 e6
14.h3 recomendada por Larssen no (22...¥xf3+ 23.gxf3 ¤f6+ 24.¤xf6+
está mal 14...e5!? 15.g3 ¥e6 16.¦c1 ¦xf6µ) 23.¤f4 (o 23.¤e3 ¥xf3+
¤d7, como surgió en la partida Sei-
rawan — Sax (Linares, 1983), pero
la inmediata 14...¥е6 también re- 3
N. del T: El autor cita el poema «El
suelve problemas. canto del petrel», de Maksim Gorki.

201
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

24. gxf3 ¤f6+ 25.¢e5 ¦ad8µ) las blancas, necesitaba una victoria,
23...¥xf3+ 24.gxf3 ¦f5 no es nada mientras las negras se conforma-
mejor. rían con las tablas. Ya no le queda-
22...¦f5! 23.¦c7? ban ideas fructíferas a Artur, así que
conscientemente aplazó todo el peso
¡Esto ya es un suicidio! Tras
de la lucha para el medio juego.
la fortísima 23.¤d3 ¤f6+ 24. ¢e3
¤d5+ 25.¢e4 ¥xf3+ 26.gxf3¦d8 no
hay nada que envidiar a las blancas, Defensa Nimzóvich [E43]
pero al menos hay igualdad material Yusúpov — Ivanchuk
sobre el tablero. Ahora las pérdidas
Bruselas (8ª partida, match
materiales son inevitables.
1991)
23...¤f6+ 24.¢d3
Pierde inmediatamente 24.¢e3 1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3
¥xf3 25.gxf3 a5. Artur se mantiene fiel a sí mis-
24...a5 25.¤c2 ¤d5 26.¦xb7 mo: todas las partidas del match que
¤f4+ 27.¢e4 ¤xg2 28.¤e5 había jugado con las blancas comen-
zaron así. Una decisión hasta cierto
28.¤fe1 ¤xe1 29.¤xe1 ¦xf2 no
punto discutible, pues en tal situación
es mucho mejor.
es preferible plantear problemas para
28...¦f4+ 29.¢d5 el oponente lo antes posible. Aunque
Tras 29.¢d3 ¥f5+ las blancas tratar de competir con Ivanchuk en el
también pierden la pieza. campo de la erudición de aperturas
29...¥f5! 30.¦c7 es casi inútil.
Amenaza 30...¥е4+. 3...¥b4 4.e3 b6
30...¦d8+ 31.¢c5 ¥xc2 32.¤c6 Vasili es el primero en alejarse
¦e8 33.¤xe7+ ¢f8 34.¤c6 ¦f5+ del camino conocido. En la segunda
35.¤e5 ¤f4 36.¦xh7 ¢g8 37.¦d7 y la sexta partida jugó 4...с5.
¤d3+ 38.¢b6 ¤xe5 39.dxe5 ¦exe5 5.¥d3 ¥b7 6.¤f3 0-0 7.0-0 c5
40.¦c1 ¦f6+ 41.¢a7 ¦xf2 0–1 8.¥d2
Y otra vez la victoria de Korch- La propuesta principal en esta
nói es muy merecida y lógica. Mu- posición es 8.¤a4.
chos en su lugar preferirían un jue- 8...cxd4 9.exd4 d5 10.cxd5
go igualador, sobre todo teniendo en ¤xd5 11.¦c1
cuenta la derrota en la 12ª partida. Una jugada nueva por aquel
Pero esta vez él mismo desempeñó el entonces, pero no supone graves
papel de alborotador y fue bien re- problemas para las negras. Es más
compensado por ello. interesante un intento de compli-
Antes de la última partida del car el desarrollo natural: 11.¦e1!?,
match de candidatos Yusúpov — para que si 11...¤c6 (11...¤d7!?)
Ivanchuk surgió la situación que ya jugar 12.¤xd5 ¥xd2 (es más dé-
conocemos. Yusúpov, jugando con bil 12...£xd5 13.¥e4 £a5 14.¥xb4

202
pa rti da s d e c i s iva s

£xb4 15.£c2) 13.£xd2 £xd5 rre al flanco del rey. Para el mismo
14.¥e4 con una ventaja mínima de fin tampoco está mal 13...¥e7!?
las blancas conseguida, eso sí, a cos- 14.¤xd5
ta de serias simplificaciones. 11.£e2 14.¦g4 f5! La más decidida.
tampoco impide 11...¤c6; para 15.¦g3 ¥d6 16.¥g5 £d7 17.¤xd5
11.¤e5!? no está mal 11...¤d7. (17.¦h3 ¤f4), y aquí es igual de in-
11...¤c6 12.¦e1 ofensivo para las negras tanto 17...
Además de 12.£с2 o 12.£е2 me- ¥xg3, como 17...exd5.
rece atención 12.¥e4!? ¤f6 (12...f5 14...£xd5 15.¦g4 ¦fd8 y las ne-
13.¥xd5 exd5 14.¤b5 a favor de las gras aguantan perfectamente.
blancas) 13.¥g5 ¥e7 14.¥b1¦c8 15.a3
14.¤xd5
h6 16.¥h4 con un juego complejo.
La mejor. Tras 14.¦h4 ¤g6 el
12...¦c8
ataque de las blancas se ahoga sin
haber empezado.
14...¤xd5
14...¥xd2? 15.¤xe7+ £xe7
16.£xd2 ¥xe4 17.¥xe4±; 14...exd5?
15.¦h4+-.
15.¦h4 g6
Frenando en seco las amena-
zas que surgen en la diagonal b1–h7.
Tampoco está mal para este fin 15...
f5.
En una posición típica con peón
aislado, las negras distribuyeron sus 16.¦xc8 £xc8
piezas de la mejor manera. Es difí- Más natural y mejor que
cil para las blancas oponer cualquier 16...¥xс8.
tipo de lucha. Por ejemplo, a la típica 17.¤g5!?
13.¥b1 las negras responden con la
sencilla 13...¤f6 con un juego claro Otro posible desarrollo del ata-
y cómodo. que está vinculado con 17.¤e5.
13.¦e4!?
Parece aventurada, pero en la
presente situación deportiva es, sin
duda, una decisión correcta. Cam-
bia bruscamente el carácter del en-
frentamiento, lo cual beneficia a las
blancas.
13...¤ce7
Una jugada natural y buena,
impidiendo el traslado de la to-

203
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

17...¥e7! Solo a costa de una torre se pue-


¡La reacción más fría! Se ve algo de apoyar esta iniciativa decreciente.
provocativa 17...h5!?, aunque tras 20.g4? ¥xd3 21.£xd3 hxg4 22.¦xg4
18.g4 (18. ¦xh5!? ¥xd2 19.£xd2 ¥xg5 23.¥xg5 ¢g7 deja cortado el
gxh5 20.¤xe6 £xe6 21.£g5+ ¢h8 ataque de las blancas.
22.£xh5+ solo da tablas) 18...hxg4! 20...gxh5 21.¥h7+! ¢g7!
las negras están bien. Es menos clara Es más débil 21...¢h8? 22.£xh5
17...¥xd2 18.£xd2 £c6 (18...¤f6? ¤f6 23.£h4! El ataque de las blan-
19.¤xh7; 18...h5?! 19.g4) 19.¤xh7 cas es peligrosísimo. Algunas va-
¦c8 20.¥f1! riantes son muy bellas: 23...¥b4 (la
18.£g4 ¥a6!? defensa más persistente) 24.¥c2+!
¢g7 (24...¢g8 25.¤h7! ¤d5
El deseo de Ivanchuk de sim-
26.¤f6+ ¤xf6 27.£g5+) 25.¤xe6+
plificar el juego de algún modo es
fxe6 (25...£xe6 26.¥h6+ ¢h8
comprensible. La jugada en la par-
27.¥xf8+ ¢g8 28. ¥xb4) 26.£g5+
tida no es ni mucho menos mala,
¢h8 27.£h6+ ¢g8 28.£g6+ ¢h8
pero hay otras ideas atractivas:
29.¥xb4. Parece que las negras no
18...¤f6!? 19.£h3 h5 20.g4? £c6
tienen salvación.
21.f3 £a4!-+; 18...f5!?; 18...h5!
19.£g3 (19.¦xh5? ¤f6) 19...¥b4!, 22.£xh5
y no es suficiente 20.¤xf7 ¦xf7 (Véase el diagrama)
21. ¥h6!? ¦f6 22.¥xg6 a causa de 22...¤f6?
22...£c7! 23.£g5 ¥d2! 24.¥f7+
Ivanchuk da un tropezón a un
¢xf7. Aunque en esta situación de-
paso de la victoria en el match. Aun-
portiva da miedo hasta calcular tales
que su tarea no fue nada fácil. Pier-
variantes.
de inmediatamente 22...f6? 23.¤xe6
19.£h3! £xе6 24.£h6+ y 22... ¥е2? 23.¤f3!
19.¦xh7 en esta situación equi- ¤f6 24.£h6+ ¢h8 25.¥b1+ ¢g8
vale a la derrota: 19...¥xg5 20.£xg5 26.¥g5.
¢xh7 21.¥xg6+ fxg6 22.£h6+=.
19...h5!
Pierde inmediatamente 19...¥xd3?
20.¦xh7. También parece peligro-
sa 19...¥xg5?! 20.¥xg5 h5 21.g4!
¥xd3 22.£xd3 hxg4 23.£e4!, aun-
que tras 23...f5! 24.£e5 ¤f6! las ne-
gras se salvan de manera milagrosa:
25.¥xf6 ¦xf6 26.£xf6 £c1+ 27.¢g2
£c6+ 28.¢f1 £c1+ 29.¢e2 £xb2+
30.¢d3 £a3+ 31.¢c4 £a4+ con ja- Lleva a la meta desea-
que perpetuo. da 22...¥b4! 23.¤xf7 (la única)
20.¦xh5! 23... ¦xf7 24.£h6+ (24.¥g5?! ¦f6!)

204
pa rti da s d e c i s iva s

24... ¢h8 25.¥f5+ ¢g8 26.¥xe6 ingeniosas para complicar el juego, y


(26. £g6+ ¢f8 27.¥xe6 £b7! en cuanto tomó la iniciativa, no per-
28.¥g5 ¢e8 también es inofensiva mitió que el ritmo del ataque decayera
para las negras) 26...£c2! 27.¥xf7+ ni por un segundo. Ivanchuk también
¢xf7 28.£h5+. La lucha termina en luchó con dignidad, pero no pudo re-
jaque perpetuo. sistir la presión intensísima de su ri-
Queda por mencionar que tam- val. Un único error decidió el desen-
bién es una pista falsa 22...¥xg5? lace de este duelo apasionante. Hay
23.¥xg5 f6 24.¥e4! ¦h8 (24... que reconocer el mérito de Artur, que
f5 25.¥h6+ ¢f6 26.£g5+ ¢f7 hizo todo lo que pudo para que este
27.£g7++-) 25.£g6+ ¢f8 26.¥xd5! error ocurriera. Entusiasmado por la
exd5 27.£xf6+ ¢g8 28.£g6+ ¢f8 victoria, Yusúpov ganó de la misma
29.¥d2! Las blancas no se confor- manera atrevida la primera partida de
man con un jaque perpetuo. 29...£c4 desempate de ajedrez rápido, esta vez
30.h3!, y no hay refugio para las ne- con las negras, la cual, en realidad,
gras. predeterminó el resultado del en-
cuentro. El match, que había repre-
¡Y ahora las blancas ganan!
sentado una interesantísima lucha,
23.¤xe6+! fxe6 culminó con su victoria. El juego de
23...£xe6 24.£h6+ ¢h8 Yusúpov en este ciclo de candidatos
25.¥f5+ ¢g8 26.¥xe6 fxe6 27.£g6+ constituyó probablemente la cumbre
¢h8 28.¥h6 ¦g8 29.£f7 ¤d5 de su carrera, mientras que la derro-
30.£xe6 ¥b7 31.g3+-. ta en el match parece haber dejado
24.£h6+ ¢h8 25.¥f5+ ¢g8 26. una huella imborrable en la memo-
£g5+ ¢h8 27.£h4+ ¢g8 28.£g5+ ria del más talentoso GM ucraniano.
¢h8 29.£h4+ ¢g8 30.£g3+ ¢h8 En cualquier caso, desde entonces el
31.£h3+ ¢g7 32.£g3+ ¢h8 33. autocontrol le ha abandonado en los
£h3+ ¢g7 34.¥xe6! £xe6 momentos más críticos.
Es forzada. La siguiente partida tuvo lugar
durante el Campeonato Mundial. Al
35.£xe6 ¥d8
menos así se llamaba oficialmen-
No cambia nada 35...¦e8 36.¥g5 te esta competición. En realidad, el
¥b5 37.h4. duelo de 6 partidas representaba la
36.g4! parte final de un grandioso torneo
La enorme ventaja de las blancas de eliminatorias organizado por la
lo decide todo. FIDE. La interesante idea de Kirsán
Ilumzhínov recibió, años más tar-
36...¦e8 37.£f5 ¥c4 38.g5 1–0
de, el nombre de Copa del Mundo,
lo cual se corresponde mucho mejor
Es asombrosa el ansia de victoria con el formato del evento. Las con-
de Yusúpov. A pesar de no haber ob- diciones para participar tampoco te-
tenido la menor ventaja en la apertu- nían mucho que ver con las nociones
ra, no dejaba de buscar posibilidades típicas de un match del campeona-

205
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

to mundial. Anand llegó a Lausana


desde Groninga, donde la víspera
había vencido a Adams en un juego
de desempate, y antes de él a otros
cinco rivales. Por el contrario, Kárpov
no tuvo que luchar para calificarse, y
llegó hasta el duelo final tranquilo y
preparado. No es de asombrar, pues,
que fuera él quien dominaba duran-
te todo el torneo. Estrictamente ha-
blando, la sexta partida bien podría
no haber tenido lugar, puesto que el 7.¥c4!?
multicampeón del mundo había teni- Esta posición ya había surgido
do todas las oportunidades de decidir en la práctica de Kárpov: 7.0-0-0
el desenlace de la lucha mucho antes. ¥g7 8.e5!? dxe5 (8...£e7!?) 9.dxe5
Sea como fuere, Kárpov solo necesi- £e7 10.f4 ¤c6 11.¤f3 ¥d7 12.h4
taba no perder la última partida. gxf4 13.£xf4 0-0-0 14.¤e4 ¤b8!
Elegir la apertura en tal situa- (Adams — Kárpov, Las Palmas,
ción es de muchísima importancia. 1994); 7.g3 ¥g7 8.0-0-0 ¥d7 (evi-
Como ya hemos visto, una apertura tando 8...¤c6 9.¤b5 £d8 10.d5) 9.f4
explosiva, guardada para un caso así, gxf4 10.gxf4 ¤c6 11. ¤f3 0-0-0
puede resultar muy oportuna. Pero 12.£e3 ¢b8 13.¦g1 ¦hg8 14.a3
normalmente a esas alturas la muni- a6 15.e5 £e7 (Topálov — Kárpov,
ción teórica ya está agotada. El ar- Fráncfort (ajedrez rápido), 1997).
senal de Anand, por los motivos ya A propósito, en las dos partidas las
explicados, se había agotado hacía negras ganaron. El proyecto, planea-
mucho. Al fatigado GM indio solo le do por el equipo de entrenadores de
quedaba esperar un milagro. Anand, transmite a la partida un ca-
rácter original.
Ataque Trompowky [A45] 7...¤c6 8.¤ge2 ¥g7 9.¦d1 ¥d7
10.0-0 0-0-0
Anand — Kárpov
Da miedo hacer un enroque cor-
Lausana (Campeonato Mun-
to con el g7-g5 ya jugado, mientras
dial de la FIDE) 1998 que los enroques de lados opuestos
1.d4 ¤f6 2.¥g5 son un logro moral para las blancas.
Una sorpresa: Anand nunca ha- 11.¤b5!
bía jugado así. Si no hay manera de Un ataque inmediato a la posi-
sorprender al oponente a lo grande, ción del rey negro no promete mu-
hay que contentarse con lo poco que cho: 11.b4 g4 12.b5 ¤a5 13.¥d3 h5.
se tenga. No está claro cómo tienen que desa-
2...e6 3.e4 h6 4.¥xf6 £xf6 rrollar su actividad las blancas.
5.¤c3 d6 6.£d2 g5 11...a6

206
pa rti da s d e c i s iva s

Una necesidad. 11...¢b8 12.d5 sin miedo. Aunque el factor tiempo


exd5 13.exd5 ¤e7 14.£a5 ¥xb5 empieza a desempeñar un papel im-
15.¥xb5 con la inclusión consiguien- portante.
te de la torre al ataque en la tercera 21.¤f4 ¦fg8
fila no es muy agradable, mientras
Sacrificando el peón. En caso
que 15...£xb2? 16.¦d3 es un regalo
de 21...e5?! 22.¤xh5! solo gana en
demasiado generoso al adversario.
fuerza. Tiene sentido 21...h4!?, li-
12.¤a3 brando de tentaciones al adversario.
Ahora b2-b4-b5 se convierte en 22.d5!?
una amenaza real. Un modo drásticamente dife-
12...g4!? rente de jugar para ganar: 22.¤xh5,
En su turno, las negras de- y luego jugar a contener el peón. En
ben mostrar actividad en el flanco este caso la tarea de las negras se
opuesto. Para el mismo fin merece simplifica: 22...f5! 23.¦h3 £g5 24.
atención 12...h5!? 13.b4 h4 14.f4 h3, ¤f4 £g7! con una perfecta compen-
y probablemente la más enérgica es sación por el peón sacrificado.
12...£g6!? 13.¥d3 f5. 22...¥e8
13.f4 Es un error jugar 22...¥xf4?
13.b4?! £g5! 23.dxc6!
13...gxf3 14.¦xf3 £e7 15.c3
Uno tiene que bajar el ritmo,
pues la inmediata 15.b4 se enfrenta a
15...d5! 16.exd5 ¤xb4 17.dxe6 ¥xe6
18.¥xe6+ fxe6 con simplificaciones
que favorecen a las negras.
15...h5 16.¦df1 ¦df8 17.b4
El juego se agudiza, pero no hay
logros reales que mencionar: hay una
igualdad dinámica en el tablero.
17...¤a7!? 23.£f2
Una profilaxis típica de Kárpov. Ahora la toma del peón merece
17...h4 18.b5 axb5 19.¤xb5 h3 es aún más atención:
más aguda. Por otro lado, es su opo- 23.¤xh5!? f5
nente quien tiene que tratar de agu- Las blancas siguen bien en la
dizar. variante: 23...£g5!? 24.¤f4 e5?!
18.¤c2 ¥h6 19.£e1 ¢b8 25.¦g3.
20.¥d3 ¥c6! 24.¤f4 ¥xf4
Con amenaza de 21...f5. Las ne- Es interesante 24...e5!? 25.¤e6
gras colocaron sus alfiles a la perfec- f4 26.c4 ¥d7 (en caso de 26...¥h5 las
ción y ahora pueden mirar al futuro blancas simplemente dejan la torre

207
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

expuesta a la captura — 27.b5, obte- Éste es, en sí mismo, el primer


niendo una compensación suficien- error de la partida, pero rápidamente se
te por la pieza) 27.b5 axb5 28.cxb5 convirtió en el decisivo. Hay que jugar
¤xb5 29.£a5 — y en este caso las 28...¦xg6! 29. ¥xg6 (29.¦f8+ ¤c8!
blancas tienen buenos pronósticos. Kárpov pasó por alto este recurso en
25.¦xf4 fxe4 26.¥xe4 exd5 sus cálculos. 30.¥xg6 ¦xf8 31.£xf8
27.¥xd5 £h7 £g5-+) 29...¥xf3 30.£xf3 dxe5
31.dxe5 £xb4! (31...¤c6?! 32.£f6
Anand presenta esta varian- a favor de las blancas) 32.£f6 £d4+
te como refutación de 23.¤xh5. Es 33.¢h1 ¦d8, y las blancas como mí-
verdad que tras la automática 28.h3 nimo no lo tienen peor. Pero en apuros
las negras están bien. Pero la para- de tiempo (y el caso es que a Kárpov
dójica 28. h4! cambia drásticamen- no le queda prácticamente nada) se
te la evaluación de toda la variante: pierden incluso mejores posiciones.
28...£xc2 29.¥xg8 ¦xg8 30.¦1f2
29.¤xh8 ¥xf3 30.¤f7 £h4
£g6 31.¦f8. No hay defensa con-
tra 32.h5 (así se aclara el sentido de La mejor defensa, pero tampo-
28.h4!), y las blancas ganan. co cambia nada. A las blancas solo
les queda guardar la compostura y la
23...¥g7
seguridad.
Y ahora 23...h4!? sería muy
31.£xf3
oportuna.
De ningún modo 31.£xh4??
24.¤d4!?
¦xg2+ 32.¢h1 ¦f2+=.
Algo más correcto es 24.dxe6
31...£xd4+ 32.¢h1 d5 33.¦d1!
fxe6 25.¥c4 ¦h6 26.¤d4.
El plan de las blancas es simple:
24...¥d7
hay que tomar el peón de h5, tras lo
En apuros de tiempo las ne- cual el peón pasado en «h» será de-
gras prefieren solidez y seguri- cisivo. Y el flanco de dama no tiene
dad. Es más difícil atreverse a jugar ninguna función.
24...¤b5!? 25. dxe6 (25.¥xb5 ¥xd4 33...£xb4 34.¦b1 £a4 35.£xh5
26.cxd4 ¥xb5; 25.¤xb5 axb5 26.c4) ¤c6 36.£e2 ¢a7 37.£f2+ b6
25...¤xd4 26.cxd4 fxe6 o 24...¥xd4 38.¦c1! ¢b7 39.h3!
25.cxd4 e5, aunque aquí también en
todas las variantes las negras aguan- La partida continúa por inercia
tan bien. hasta que el tiempo se agota.
25.dxe6 ¥xd4 26.cxd4 fxe6 39...¦c8 40.£f6 ¤d4 41.¤d8+!
27.e5 ¥c6 28.¤g6 También gana 41.¤d6+.
Una consecuencia lógica de la 41...¢b8 42.¤xe6
operación comenzada por la jugada Se acaba el tiempo y las negras
25.dxe6. En realidad, las blancas no se rinden. 1–0
tienen nada mejor (28.¦g3 h4). En contra de todos los pronósti-
28...£d8?? cos, ocurrió algo sensacional. En una

208
pa rti da s d e c i s iva s

situación prácticamente desespera- timonios de los testigos suelen tener


da Anand y sus asistentes tomaron carácter confidencial y no suelen
la única decisión correcta. Conti- hacerse públicos. Una de las pocas
nuar una discusión teórica contra un excepciones es el ya mencionado li-
oponente perfectamente preparado bro de Evgeny Baréev, uno de ana-
no tenía sentido. Así que la elección listas de Krámnik en los torneos con
recayó en una variante apacible sin Kaspárov y Lékó. Contiene muchos
grandes aspiraciones a obtener ven- detalles curiosos y revelaciones que
tajas y que, además, no entraba en pocas veces salen fuera de los equi-
el repertorio de aperturas del GM pos de entrenadores. Desde fuera es
indio. La nueva disposición prepa- difícil de imaginar, por ejemplo, el
rada por Anand aumentó aun más el cansancio y agotamiento que se apo-
efecto sorpresa. Además, el hallazgo deran de los participantes desde la
no tenía un carácter concreto sino primera mitad del match. Al parecer,
conceptual y no exigía una revisión los muchos meses de preparación con
meticulosa de las variantes. Así que la ayuda de equipos de asistentes,
las pocas fuerzas que le quedaban al médicos, psicólogos y masajistas,
GM las invirtió en la propia partida. solo hacen efecto durante unas pocas
Por raro que parezca, los nervios le partidas. No recuerdo que ocurriera
fallaron a Kárpov, que estaba en una nada parecido en el pasado. Había
situación psicológicamente mucho mucha menos gente alrededor de los
más ventajosa. campeones, y las emociones estaban
En las partidas rápidas de desem- más controladas. Puede que fueran
pate ya era Anand el claro favorito, otros tiempos. Antes podían aparecer
pero su suerte lo abandonó. Su ago- breves notas sobre el cansancio en los
tado sistema nervioso no aguantó la comentarios a un juego, para expli-
sobrecarga. car errores absurdos, pero el foco de
Otra partida interesantísima des- atención era siempre el ajedrez. No
de el punto de vista psicológico fue la se solía hablar de las emociones, las
jugada en un verdadero Campeonato flaquezas se encubrían en vez de ex-
Mundial. Los duelos al más alto ni- ponerlas. Según Botvínnik: «Es fácil
vel no son comparables a ningún otro escribir unas memorias, basta con
por el grado de tensión psicológica ni omitir todo lo que no debe ser es-
por el peso de la responsabilidad que crito». Por otro lado, la sinceridad de
siente cada contendiente. Los cam- los implicados es un material que no
peonatos mundiales son singulares, tiene precio, tanto para profesiona-
y solo habiendo estado dentro pue- les como para simples aficionados al
de uno sentir el ambiente peculiar de ajedrez. Solo que no muchos tendrán
estos eventos. Las impresiones de los la oportunidad de experimentarlo en
mismos participantes normalmen- sus carnes.
te son subjetivas; siempre se nota O quizá es todo culpa de los or-
en ellos el eco de un enfrentamiento denadores, que subyugan a los aje-
intransigente. Las sensaciones y tes- drecistas sin piedad, enganchándoles

209
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

a la droga de la verdad absoluta, que en los dos días que precedieron a la


se supone pueden alcanzar con su partida. A primera vista, tal enfo-
ayuda. La ilusión de que la partida que en una partida decisiva parece
puede ser decidida en casa se apo- como mínimo extraño. Pero ya he-
dera cada vez más de las masas. Y mos observado a reconocidos espe-
ya es tarde para parar. Los análisis, cialistas en teoría rechazar en tales
o mejor dicho, las consultas al AI, se momentos aperturas que se cono-
alargan hasta el amanecer; luego la cen de cabo a rabo. ¿Por qué suce-
bestia que nunca se cansa trabaja por de esto? Probablemente, la clave se
su cuenta para que la persona, al des- halla en el campo de la psicología.
pertarse, continúe el ensueño tóxico. En los momentos de máxima ten-
La búsqueda continua de la verdad, sión unos conocimientos excesivos
multiplicada por la vital importancia se convierten en un obstáculo. Todo
del resultado, atormenta y agota el lo bien estudiado parece insuficien-
espíritu mucho más que el inocente te, además de que el jugador supone
ajedrez de antaño. (muchas veces erróneamente) que
Volviendo a la última partida de todos sus conocimientos los posee
Krámnik — Lékó, les recuerdo que también su oponente. Por el contra-
las blancas tenían por delante una ta- rio, cada nueva idea parece atrac-
rea típica de estas situaciones: vencer tiva y prometedora. Obviamente
a toda costa. Todos los intentos de es un espejismo, y la novedad y el
igualar la puntuación anteriormente atractivo se explican por la falta de
se habían topado con la pertinacia familiaridad con los matices de la
indomable de Lékó. variante recién aprendida. Sin em-
bargo, hay un lado positivo de este
enfoque: todos los restantes recur-
Defensa Caro-Kann [B12] sos, que inevitablemente dormirían
Krámnik — Lékó durante el juego en posiciones to-
Brissago (14ª partida, match talmente conocidas, se activan al
máximo. Y sucede que la actividad
2004) mental y el estado de ánimo son
En las últimas partidas del tor- los factores más importantes en el
neo Krámnik se había empeñado combate decisivo.
desesperadamente en igualar la pun- 3...¥f5 4.h4!?
tuación, pero todos sus esfuerzos ¡Una jugada nada característica
fueron en vano: Lékó resistió como de Krámnik! Creo que ante cual-
una roca. Solo quedaba la última quier otra partida ni lo habría mira-
oportunidad. do, pero antes de un duelo decisivo
1.e4 c6 2.d4 d5 3.e5!? uno está en un estado de ánimo muy
Medio improvisada, según el especial: deja de creer en sí mismo,
testimonio de Baréev. Esta variante y se vuelve muy atento a las voces
no se había preparado para el tor- de otros.
neo, y Vladímir la había aprendido 4...h6 5.g4 ¥d7

210
pa rti da s d e c i s iva s

9.¤xc5 £a5+ 10.c3 £xc5


11.¤f3
La partida adopta un carácter
muy diferente tras 11.¥e3!? £c7
12.f4 ¤c6 13.¤f3 f6!? 14.b4!? fxe5
15.b5 ¤a5 16.¤xe5 £xc3+ 17. ¢f2
¤f6÷ (Shomoev – P.H. Nielsen, Ma-
guncia, 2009).
11...¤e7 12.¥d3
Una imprecisión tras la cual la
6.¤d2 tarea de las negras se hace más fácil.
Una continuación no muy crí- Habría que poner la casilla g6 bajo
tica. Como no hubo mucho tiempo control con el peón: 12.h5.
para procesar la nueva información, 12...¤bc6 13.¥e3 £a5 14.£d2
simplemente no lo tuvo para la ra- 14.£e2 ¤g6 15.¥d2 £c7 fuerza
mificación 4...h6. Por otro lado, no 16.¥xg6 fxg6 con igualdad.
hay una única continuación que sea
14...¤g6
la más fuerte en esta posición.
Es curioso 14...d4!? 15.cxd4
6...c5
(15.¤xd4 ¤xe5 16.¥e2 £d5;
También es posible otro jue- 15.¥xd4 ¤xd4 16.cxd4 £d5 17.¦h3
go: 6...e6 7.¤b3 a5 8.a4 ¤a6 9.¥e3 ¥b5) 15...¤b4 16.0-0 ¥b5 17.¥xb5+
(9.¥d2 b6 10.¥e3 h5 11.gxh5 ¤h6 £xb5 con compensación por el peón.
12.¤e2 ¤f5 Kurnósov — Cheparí- Pero es una decisión arriesgada, aun
nov, Dresde, 2007) 9...£c7 10.¤f3 sin tener en cuenta la importancia de
h5 11.gxh5 ¦xh5 12.c3 ¤e7 (Kur- la partida.
nósov — Ivanchuk, Kuşadası, 2006)
15.¥d4! ¤xd4
con un juego complejo en los dos
casos. Hay una buena alternativa a la
nueva serie de cambios: 15...h5!?
7.dxc5 e6
16.cxd4
Un movimiento en absoluto
obligatorio. Es curiosa 7...¤c6 8.f4
(8.¤b3 ¤xe5 9.£xd5 ¤c6! con una
compensación perfecta por el peón)
8...e6 9.¤b3 ¥xc5 10.¤xc5 £a5+
11.c3 £xc5 con una versión venta-
josa de la variante que surgió en la
partida. Merece atención también
7...£c7!?
8.¤b3 ¥xc5
Todavía no está mal 8...¤с6 o
8...£с7. 16...£xd2+

211
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Merece atención 16... £b6!? 22...¢d8?


17.0-0-0 ¥b5 18.¥c2 ¤e7 19.¢b1 Un error grave y, probablemen-
0-0-0 20.¦c1 ¢b8 21.£f4 ¤c6. te, decisivo. Lékó cubre mecánica-
Pero Lékó no olvida que para él las mente el campo с7 de la invasión,
tablas en esta partida son más que pero al hacerlo se pierde la coordi-
una victoria. Sin embargo, las pe- nación de las torres negras. También
queñas concesiones llevaron a gran- es peligrosa 22...¥xa4 23.¦c7 ¥b5
des complicaciones para las negras. 24.¥b1!, por ejemplo:
17.¢xd2 ¤f4?! a) 24...0-0 25.¦g5 ¤f4 (25...
Paso a paso buscando simplifi- g6 26.¥xg6 fxg6 27.¦xg6+ ¢h8
car al máximo, las negras subrepti- 28.¤g5+-) 26.¢e3±;
ciamente entran en una serie de pre-
b) 24...b6 25.¤g5 0-0 26.¥h7+
cariedades. Es muy segura 17...¤e7
¢h8 27.¥c2! ¢g8 28.¥d1 ¤f4
18.¦ac1 ¤c6.
29.¢e3±;
18.¦ac1! h5
с) 24...¥d725.¤g5 ¦f8 26.¢e3.
O 18...¤xd3!? 19.¢xd3 ¢e7
20.g5 ¥c6 21.¢e3 con una ventaja Según Krámnik, deja muy bue-
mínima de las blancas. nas oportunidades de tablas 22...¢e7!
19.¦hg1 ¥c6 23.b5 axb5 24.axb5 ¥d7 25.¦c7
b6. Es difícil no estar de acuer-
Es obviamente peor 19...¦c8 20. do: 26.¦b7 (26.¤g5 ¦hc8 27.¦xc8
¦xc8+ ¥xc8 21.gxh5 ¤xh5 22.¦c1 ¦xc8 28.¤xf7 ¢xf7 29.¥g6+ ¢f8
¢d8 23.¢e3. También está lejos 30.¥xh5 ¦c4 31.¦g4 ¥e8; 26...f6!?)
de las tablas la variante 19...¤xd3 26...¦hc8 27.¦xb6 ¦a2+ 28.¢e3 ¦c3
20.¢xd3 hxg4 21.¦xg4 g6 22.¦c7 29.¦d1 ¦b2 30.¤e1 ¦xb5.
¦b8 23.¤g5 ¦f8 24.¦g1 ¢d8
25.¦gc1. 23.¤g5 ¥e8
20.gxh5 ¤xh5 21.b4! 23...¦f8 24.¥e2 ¤f4 25.¤h7+-.
Incluso en una posición simpli- 24.b5
ficada al máximo Krámnik logra en- La flemática 24.¢e3!, conser-
contrar una vía de mejora. vando e incluso reforzando todas las
21...a6 22.a4! amenazas, es más desagradable para
el oponente, sobre todo teniendo en
cuenta sus graves apuros de tiempo.
Pero es difícilisimo mantener la ca-
beza fría en una situación parecida.
24...¤f4?!
Un error, simplificando la tarea
de las blancas. Es más resistente
24...axb5 25.¥xb5! b6!
25...¤f4?! y en está situación
es más débil: 26.¢e3 ¤g6 (ante

212
pa rti da s d e c i s iva s

26...f6 lo soluciona todo la elegan- En este caso el mismo Lékó fue


te 27.¤f7+! ¥xf7 28.¦xg7 ¤g2+ el principal responsable de su de-
29.¦xg2 fxe5 30.dxe5) 27.¥xe8 rrota. El juego de la simplificación
¢xe8 28.¤xe6 fxe6 29.¦xg6 ¢f7 a toda costa se conviritió en una se-
30.¦g4. rie de pequeñas concesiones. Y en el
26.¥xe8 ¦xe8 (26...¢xe8 27. punto culminante, un error lo decidió
¦c7+-) 27.¤xf7+ ¢d7 28.¤d6 ¦f8 todo. Pero uno no debe subestimar el
29.¢e3 ¦xa4 30.¦c3 ¦aa8 mérito de su rival. Poca gente logra
mantener la calma en una situación
La ventaja de las blancas es irre- así y no lanzarse de cabeza a las
futable, pero la escasez de material complicaciones poco claras. El jue-
deja a las negras oportunidades de go de Krámnik en el tramo final fue
salvarse. simplemente impecable.
25.b6! Una partida decisiva en un tor-
Despojando a las negras del últi- neo es un evento mucho más ordi-
mo resquicio de contrajuego. Al sen- nario. Normalmente hay menos en
tir la victoria acercarse, el juego de juego y las condiciones en principio
Krámnik se vuelve impecable. son diferentes. A veces ni siquiera la
25...¤xd3 victoria aporta el éxito deseado, pues
hay otros participantes involucrados
25...¦c8 26.¦xc8+ ¢xc8
en la disputa. Ni que decir tiene que
27.¦c1+ ¢b8 28.¦c7+-; 25...f6
diferentes jugadores pueden tener
26.¤f3+-.
metas muy distintas en el torneo, por
26.¢xd3 ¦c8 27.¦xc8+ ¢xc8 lo que no se puede comparar la ten-
28.¦c1+ ¥c6 29.¤xf7 ¦xh4 30. sión psicológica que cada uno expe-
¤d6+ ¢d8 31.¦g1 rimenta.
La posición de las negras es Pero en la situación analizada a
irremediable. El destino de la partida continuación todo era igual que en un
y del match está decidido. match. En la última ronda del torneo
31...¦h3+ interzonal solo una victoria permiti-
31...¦h7 32.a5 ¢e7 33.¢e3 ¢f8 ría a Polugaevsky alcanzar a su rival y
34.¦c1+-. hacerse con una plaza de calificación
para el torneo de candidatos. Lev no
32.¢e2 ¦a3 33.¦xg7 ¦xa4 solo había tenido malos resultados
34.f4! ¦a2+ en las partidas decisivas jugadas
34...¦xd4 35.f5! exf5 36.e6. hasta el momento, sino que además
35.¢f3 ¦a3+ 36.¢g4 ¦d3 se enfrentaba a Lajos Portisch, que
por aquellos años figuraba entre los
Pierde igual 36...¦a1 37.¤xb7+
ajedrecistas más fuertes del mundo.
¥xb7 38.¦xb7 ¦g1+ 39.¢h5
¿Cómo concentrarse en un duelo tan
37.f5! ¦xd4+ 38.¢g5 exf5 39. importante? ¿Qué estrategia adop-
¢f6 ¦g4 40.¦c7 ¦h4 41.¤f7+ 1–0 tar para la partida? ¿Qué variante de
apertura elegir? Polugaevsky habla

213
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

de sus sentimientos, de sus dudas y


vacilaciones con increíble sinceridad
en su libro «Nacimiento de una va-
riante».

Apertura Reti [A09]


Polugaevsky — Portisch
Petrópolis (torneo Interzonal)
1973
1.¤f3 d5 2.c4 d4 3.g3 9.g4!?
Una elección inesperada de Esta elección sin embargo no es
apertura para una partida tan impor- nada evidente. También es muy po-
tante, pero es uno de los problemas sible 9.¤c3 ¤f6 (9...0-0-0 10.¤b5
más grandes en tales situaciones. Es £e5+ 11.¥e2 a favor de las blancas)
imprescindible sorprender al opo- 10.¥f4 con un juego curioso.
nente, pero ¿cómo? Polugaevsky, 9...¥g6
según sus propias palabras, incluso
Es más cautelosa 9...¥d7, pero
se había planteado jugar 1.е4, pero
lo más probable es que la siguiente
luego decidió mantenerse fiel a sí
jugada de las blancas fuera una com-
mismo. ¿Es posible que se decidiera
pleta sorpresa para Portisch.
por esta secuencia de movimientos
influido por su partida contra Pan- 10.£a4+!!
no, la cual había perdido unas rondas ¿Cómo puede uno cambiar las
antes? Aquel encuentro se había de- damas en una «must win situation»,
sarrollado de manera algo diferente, aun si objetivamente fuera la mejor
pero el diseño de la posición es muy jugada? Solo se puede estar prepara-
parecido: 3.e3 ¤c6 4.exd4 ¤xd4 do para tales decisiones cuando uno
5.¤xd4 £xd4 6.d3 e5 (Panno — Po- se siente plenamente dispuesto para
lugaevsky, Petrópolis, 1973). el duelo al que se enfrenta. Escribe
3...c5 4.e3 ¤c6 5.exd4 ¤xd4 Polugaevsky: «¿Qué hacer? ¿Desa-
6.¤xd4 £xd4 7.d3 rrollar una actitud calmada e indi-
También es posible 7.¤c3 ¥g4 ferente ante la lucha inminente? ¿O
8.¥e2 ¥xe2 9.£xe2 e6 (Korchnói — despertar en mí mismo el sentimiento
Mecking, Augusta (3ª partida, match de máxima rabia deportiva? En rea-
1974). lidad, no valía ni lo primero, pues
te predispone a una lucha bastante
7...¥g4 8.f3!?
calmada, ni lo segundo, pues podía
En principio, forzado. Tras quemarme muy rápido. Hacía falta
8.¥e2 ¥xe2 9.£xe2 0-0-0 es difícil una síntesis de estos dos estados, un
jugar esta posición para ganar. gran ímpetu pero con la cabeza fría».
8...¥f5 La brillante jugada de la partida fue

214
pa rti da s d e c i s iva s

resultado de esta síntesis milagrosa- mientras que para los GMs es bas-
mente lograda. tante fácil.
10...£d7 11.£xd7+ ¢xd7 12. 28.g5
¤c3 e5 13.f4 exf4 14.¥xf4 (Véase el diagrama)
No ha sido tan poco lo logrado 28...¤h7?
con el cambio de damas: el desarrollo En realidad, es el único error en
de las negras se ha retrasado, mien- esta partida, pero fue suficiente. Tras
tras las simplificaciones consiguien- la correcta 28...¤e8! 29.¢c3 ¤d6
tes llevan a más concesiones. 30.¤xd6 ¢xd6 31.h4 las negras tie-
14...¥d6 nen un largo trecho hasta lograr las
Un intento de consolidarse de tablas, pero no es ni mucho menos
algún modo vía 14...¦e8+ 15.¢d2 fácil ganar para las blancas.
¤e7 (15...¥d6 16.¥xd6 ¢xd6 17.
¤b5+ suele conllevar la pérdida del
peón) 16.¦e1 ¤c6 no supone ningún
alivio: 17.¦xe8 ¢xe8 18.¥g2.
15.¥xd6 ¢xd6 16.0-0-0 ¤f6
17.h3 ¦ad8
Ahora tras 18.¥g2 viene la apa-
cible 18...¢с7. Parece que las negras
se han defendido, pero surge una
nueva transformación de la posición.
18.¤b5+ ¢d7 29.h4 ¤f8 30.¦he1 ¦h3 31.¦e5!
Según el testimonio de Polugae- ¤e6 32.¥e4 ¥xe4
vsky, estuvo temeroso de 18...¢e5. Es aún peor 32...¦xh4 33.¥xg6
Pero es un movimiento más fácil de fxg6 34.¦d5+ ¢e7 35.¦e1 ¦a6
proponer que de jugar. 36.¦xc5.
19.¤xa7 ¦a8 20.¤b5 ¦xa2 33.¦xe4 ¦a8?!
21.¢c2 ¦a4 22.¢c3 ¦e8 23.¥g2 ¦e2 Es más resistente 33...¦f3, im-
¡Las negras están a la altura! pidiendo la siguiente jugada de las
Tras la natural 23...b6 24.¦he1 ¦xe1 blancas.
25.¦xe1 la torre negra se ve fuera del 34.¦f1! ¦f8 35.¢c3 f5
juego. Precipita el desenlace, pero ya
24.¥xb7 ¦a2 25.¦b1 ¦e3 no hay salvación.
26.¢b3! ¦a5 27.¦bd1 h5! 36.¦e5 f4 37.¦a1! ¦e3 38.¦a7+
La variante 27...¥xd3? 28.¢c3 ¢c8 39.¦xe6 1–0
¤d5+! 29.¥xd5 ¥e4+ 30.¢d2 ¦d3+
31.¢e2 ¦xd5 32.¤c3! ¥xh1 33.cxd5 Uno puede con toda justicia lla-
¥g2 34.¢f2 ¥xh3 35.¢g3+- solo mar a Polugaevsky un seguidor del
le parece complicada a un profano, enfoque de Botvínnik en ajedrez: la

215
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

investigación integral y objetiva de Se jugó en la última ronda del


un problema, seguida del cumpli- campeonato de la URSS, el cual
miento inquebrantable de las con- servía al mismo tiempo de tor-
clusiones sacadas. Pero si bien el ca- neo zonal. Lev Psajis fue el líder
rácter firme del Patriarca se corres- del torneo, medio punto detrás iba
pondía perfectamente con este tipo Kaspárov, mientras el tercer lugar lo
de preparación, Lev lo tenía mucho ocupaba el autor de estas líneas, el
más complicado. Con el ajedrez en sí cual ya no tenía ninguna posibilidad
todo estaba claro. En él, para llegar a de alcanzar a los líderes destacados.
la verdad solo se requería tiempo y La parte más importante, que era
trabajo. Ninguno de estos supusieron calificarme para el torneo zonal, ya
jamás un problema para Polugaevsky. la había cumplido, por lo que anti-
Pero con el carácter todo era mucho cipaba con agrado el siguiente en-
más difícil. Para Botvínnik no exis- cuentro. No cabía duda de que iba a
tían las vacilaciones ni las dudas, y ser un combate, pues solo una victo-
cada decisión que tomaba siempre ria permitía a Garri optar al título de
era la única correcta. Por el contrario, campeón. Yo me sentía muy bien, a
Lev, siempre lleno de dudas y poco mi modo de ver, estaba en una forma
seguro de sí mismo, estaba hecho de óptima: estaba algo nervioso, pero al
otra pasta. Y eso salía a relucir más mismo tiempo tenía todas mis emo-
en los momentos cruciales, cuando se ciones bajo control. La confianza en
decidía el destino de un torneo o de mi futuro éxito aumentó aún más
todo un ciclo. Le llevó muchos años cuando vi a mi adversario. Obvia-
de fracasos y superaciones establecer mente estaba sobreexcitado y no
su propia fórmula de estado interno podía manejar la presión. Tal condi-
que le permitiera resolver los proble- ción, como sabía por mi propia ex-
mas de más alto nivel. periencia, no prometía nada bueno.
La victoria en esta partida mar-
có una nueva etapa en la carrera de
Polugaevsky. Y no solo por el he-
Defensa India de Rey [E74]
cho de que hubiera logrado superar Tukmakov — Kaspárov
a uno de los mejores ajedrecistas del Frunze (campeonato de la
mundo. Lev consiguió mucho más: URSS), 1981
se sobrepuso a sí mismo. Tras su-
perar exitosamente una prueba más 1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 ¥g7
en las eliminatorias contra Portisch 4.e4 d6 5.¥e2 0-0 6.¥g5
y Géller, se clasificó para el torneo La variante de apertura de la
de candidatos y durante muchos años partida era fácil de pronosticar, pues
ocupó un puesto firme entre la élite por aquel entonces «la India de Rey»
del ajedrez mundial. era el arma principal de Kaspárov,
La partida educativa que sigue a mientras que yo solía aplicar el sis-
continuación viene de mi propia bio- tema de Averbaj.
grafía deportiva. 6...c5 7.d5 b5!

216
pa rti da s d e c i s iva s

¡Mostrando abiertamente una 15...¤xb5 16.¤xb5


predisposición agresiva! Para el jo- 16.axb5 ¦xa1 17.£xa1 d5
ven de dieciocho años era la primera 18.exd5 ¤xd5, y las negras tienen
oportunidad de coronarse campeón una oportunidad para conseguir la
de la URSS, y efectivamente, se es- igualdad.
tremecía de excitación, y yo, por el
contrario, estaba tranquilo y seguro 16...d5 17.exd5 ¤xd5 18.¤e5!?
de mi éxito. Recuerdo haberme sen- ¡Un buen movimiento! Es menos
tido hasta afligido por mi rival en claro 18.£c2 ¤b4! 19.¥xb4 cxb4:
algún momento, porque en un esta- los dos alfiles fuertes les suministran
do tan nervioso yo estaría absoluta- un buen contrajuego a las negras.
mente desvalido. En lo que se refiere 18...¦e8
a la evaluación objetiva de la última
jugada, no es nada mala. Sale una
versión del gambito Volga bastante
acertada para las negras.
8.cxb5 a6 9.a4! h6
Una mejora en comparación
con 9...£a5 10.¥d2 ¤bd7 11.¦a3!±
(Kaspárov — Spassky, Tilburgo,
1981). Las blancas, tras obtener una
posición ganadora, finalmente per-
dieron aquella partida.
10.¥d2 Ambos rivales invertimos mu-
cho tiempo en resolver los problemas
La inclusión de 10.¥f4 g5! en la que se iban presentando. Sin embar-
variante que surgió en la partida fa- go, comentando la partida descubrí,
vorece más a las negras. para mi sorpresa, que hasta este mo-
10...e6 11.dxe6 ¥xe6 12.¤f3 mento habíamos repetido la partida
axb5 13.¥xb5 A.Petrosián — Arbákov (Moscú,
13.axb5? es más débil en vistas 1981). Puede ser que solo fuera una
de 13...¥b3! 14.£c1 ¦xa1 15.£xa1 revelación tardía para mí, mientras
¦e8. que Garri solo trataba de recordar la
página correcta: es sabido que en su
13...¤a6 14.0-0 ¤c7
juventud destacaba por su memoria
Para 14...¤b4 tampoco está mal fotográfica. Sea como fuere, Petro-
15.¦e1. sián eligió 19.£с1!?, a lo que las ne-
15.¦e1 gras respondieron con 19...£h4?! (es
Conservando el alfil, las blan- más interesante 19...¥f5). Las blan-
cas pierden su ventaja: 15.¥e2 d5! cas obtuvieron cierta ventaja, pero
16.exd5 ¤fxd5 17.¤xd5 ¤xd5 con perdieron. También merece atención
una compensación suficiente por el 19.¤с4.
peón. 19.¦c1!? ¥f5!

217
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Es mucho peor 22.¥xe1 ¦e8!


22...¦e8!
Está claro que las negras no
hubieran planteado complicaciones
descabelladas para luego acabar lu-
chando por la igualdad:: 22...¦xa4!?
23.b4 ¦a1 24.¦c1 ¦xc1 25.£xc1,
aunque aquí también tienen algún
tipo de compensación por el peón.
23.£c1
20.¤c6!? En caso de 23.£f1 23...¤b6! es
¡Yendo a por todas! Aunque este aun más fuerte que en la partida.
movimiento me llevó bastante tiem- 23...¤b6!
po, juzgué tanto mi posición en el También es curiosa la inmediata
tablero como mi condición con mu- 23...¦e2!?
cho optimismo. La natural 20.¤c4
fue rechazada a causa de 20...¦xe1+ 24.b3 ¦e2
21.¥xe1 ¤f4! 22.£xd8+ ¦xd8, y
las blancas tienen que luchar por la
igualdad. No me gustaba 20.f4, que
debilita la posición, por considera-
ciones generales. Las negras pueden
jugar 20...¤f6 con un juego comple-
jo (la recomendación de Kaspárov:
20...g5!? 21.£h5 ¦e7÷). Finalmen-
te, 20.¥a5?! ¦xa5 21.¤c6 ¦xe1+
22.£xe1 £a8! 23.£xa5 (23.¤xa5
¤f4) 23...£xc6 también favorece a
las negras. 25.¥a5?!

20...£d7! La tensión sobre el tablero au-


menta cada vez más, y tampoco se
Las negras no se detienen frente calma mi oponente. Kaspárov pare-
al sacrificio de un segundo peón para cía impregnar las piezas negras con
complicar la situación en la mayor su propia energía. Mientras tanto las
medida posible. Durante la partida blancas poco a poco se alejan del ca-
los dos evaluamos la posición que mino correcto. Y en verdad la elec-
se presenta tras 20...£b6!? 21.¤a5 ción no fue fácil.
¦xe1+ 22.£xe1 como favorable a las Es curiosa 25.¥e3!? ¥b2! 26.
blancas, pero no está todo tan claro. £f1 ¥d3 27.¥d4! ¥xb5 (no cambia
El AI indica 22...¥d3, también es nada 27...¦d2 28.£e1 ¦e2 29.£d1
posible 21...¦еd8. ¥xb5 30.¦xb5 ¥xd4 31.£xe2 £xc6)
21.¦xc5 ¦xe1+ 22.£xe1 28.¦xb5 ¥xd4 29.£xe2 (29. ¤xd4?

218
pa rti da s d e c i s iva s

¦d2 30.¤f3 ¦d1 31.¦xb6£d3!-+) ¥xg2! 32.¢xg2 £g4+ conducía a


29...£xc6, y las negras deben man- tablas. Al mismo resultado lleva
tener esta posición. 27.¥xb6 ¥xe5 28.¦xe5 £xe5 29.¥d4
La más fuerte es 25.¥c3! ¦c2 £e6 30.¤c3 £g4 31.¤xe4 £xe4
26.£e1 ¥xc3 (26...¥e4?! 27.¤e5!±) 32.£c8+ £e8 33.£xe8+ ¦xe8=. La
27.¤xc3, y la compensación por «inhumana» 27.¤f3!? ¥xf3 28.gxf3
dos peones no es suficiente, por £h4 (28...¤d7 29.¦c2!±) 29.£f1
ejemplo: 27...£e6!? 28.£d1! ¥g4 ¦a2 30.¥xb6 ¦a1 31.£xa1 ¥xa1
29.£b1!(29.£a1 £f6) 29...¦b2 32.a5 £h3!= también confirma la
30.£a1 £xb3 31.¦b5 £xc3 32.¤e7+ evaluación objetiva de la posición.
¢h7 33.¦xb2 ¥d1 34.£xd1 £xb2 27...¦a2 28.¥xb6
35.a5±. Yo estaba a punto de jugar, se-
25...¥e4! gún había planeado de antemano,
25...¥b2!? 26.£f1 ¦e6! con 28.¤dc6, pero en el último instan-
una posición complicadísima. Es te caí en la cuenta de 28...£xc5!;
más débil 26...¥d3 27.¤b4! ¥xb5 28.¤df3 ¥xf3 29.¤xf3 ¦a1 30.¥xb6
28.¦xb5 ¦d2 29.¥xb6 ¦d1 30.¤d5 ¦xc1+ 31.¦xc1 £e6 32.a5 mantiene
¦xf1+ 31.¢xf1±. las tablas, pero desafortunadamente
para las blancas se encuentra la fatal
26.¤e5
28...¤d5!
Es muy mala 26.¥xb6? £g4
28...¥xe5 29.£e3?
27.£f1 ¦e1!, pero es posible 26.£f1
¦b2 27.¥xb6. Aunque las negras ¡Y sin embargo no se puede en-
tienen una elección agradable entre gañar al destino! El mismo descui-
27...¥xg2 con tablas inmediatas y do puso fin a la partida. La jugada
27...¥xс6 con compensación por el absolutamente única era 29.£e1!
peón. ¢h7!! Un movimiento ni mucho me-
nos comprensible para la mente de un
26...£e7! jugador de carne y hueso, procedente
de la cripta del AI. Con continua-
ciones normales las blancas parecían
aguantar:
a) 29...£d6!? 30.¤b5!
30.¤e2?! ¥b7! (30...¥xh2+
31.¢h1 ¥e5 32.¤c3! £f6 33.¢g1
¥xc3 34.¦c8+ ¢h7 35.¦xc3 £xb6
36.£xe4 £xf2+ 37.¢h2) 31.a5 £e6!
30...£e6 31.¦xe5! £xe5 32.¥d4
£g5 (32...£e6 33.h3) 33.g3 ¥c6
27.¤d4? 34.¤a7 ¥d7 35.£e4;
¡El sentido del peligro me falló! b) 29...£f6!? 30.¤e2! (30.¦xe5
27.£f1!? ¦a2 28.¥xb6 ¥xe5 29.¤c3 £xe5 31.f3 £g5 32.g3 ¥d5) 30...¦a1
¥xh2+! 30.¢xh2 £h4+ 31.¢g1 31.¦c1 £g5 32.£f1 (32.g3 £f6!)

219
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

32...¦xc1 33.¤xc1 £f4 34.f3 £xh2+ rrotas también es una parte necesa-
35.¢f2 £h4+ 36.¢e2 ¥b7. ria de tal labor. Es muy importante
Pero la función evaluadora del determinar los motivos detrás de los
Monstruo es claramente inferior errores frustrantes y los felices acier-
a su función calculadora. La va- tos, de los descuidos raros y los apu-
riante principal 30.¤f3 ¥f4 31.¦c8 ros de tiempo inesperados. Y no es ni
¥xf3 32.¦h8+ ¢xh8 33.¥d4+ ¥e5 mucho menos secundario el papel del
34.£xe5+ £xe5 35.¥xe5+ ¢h7 factor humano. Si uno mismo se es-
36.gxf3 ¦a3 el AI la estima como cucha con atención, analiza su propio
ganada. ¡Permítanme discrepar! estado de ánimo y aplica las correc-
ciones correspondentes, con tiem-
29...£xc5 0–1
po uno puede prepararse para tales
pruebas y elaborar la condición es-
Como consecuencia, Kaspárov pecial que mejor le convenga. Ni que
y Psajis compartieron el título, y yo decir tiene que solo se pueden crear
perdí mi bronce. El futuro campeón las condiciones propicias para una
del mundo dirigió exitosamente el partida decisiva con un buen juego
escenario de la partida que iba a ju- durante toda la competición.
gar, adaptándolo a la perfección a Existen muchos torneos dife-
su propio temperamento y estado de rentes. No tiene sentido comparar la
ánimo. Y lo que es mucho más im- importancia de los campeonatos de
portante, logró llevarlo a cabo. Yo, la URSS o los torneos interzonales
sin embargo, sobreestimé mi aptitud con un simple open. Los campeo-
para jugar en el campo de mi opo- natos soviéticos desaparecieron hace
nente. Aunque, como se demostró mucho tiempo junto con el país que
posteriormente, poca gente ha sido los acogió. Los interzonales tam-
capaz de hacerlo. bién pasaron a mejor vida. A cambio
¿Cómo prepararse de forma idó- emergieron nuevos certámenes que
nea para un duelo decisivo? ¿Cómo bien pueden compararse con sus an-
estimar con precisión esta mística tecesores.
proporción en la cual la excitación La última ronda del cuarto tor-
inevitable esté eficazmente dosifica- neo Grand Prix en Nálchik enfrentó
da por la razón? Desgraciadamente, a los candidatos a ganar el primer
no existe un algoritmo universal. Una premio. En caso de tablas los dos
persona es una construcción dema- compartirían el trofeo asegurado y
siado complicada como para que se los puntos extra correspondientes,
puedan tener en cuenta absoluta- además del generoso premio. Parecía
mente todos sus matices. Por eso la fácil predecir un resultado apacible
fórmula del éxito siempre es indivi- en aquel encuentro. Es muy proba-
dual. El tiempo y la experiencia son ble que Péter Lékó, que jugaba con
los mejores ayudantes en el proceso las negras, no se hubiera opuesto. Sin
de conocerse a uno mismo. El aná- embargo, su rival parecía tener otros
lisis ajedrecístico de victorias y de- planes.

220
pa rti da s d e c i s iva s

Defensa Nimzóvich [E55] 15...£f4!


Aronián — Lékó Un intento de definir la situa-
Nálchik, 2009 ción en el centro inmediatamente
vía 15...¥xf3 16.£xf3 e5 tras 17.d5
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4 conduce a una posición en la cual
4.e3 0-0 5.¥d3 d5 6.¤f3 c5 7.0-0 el peón pasado y la pareja de alfiles
dxc4 8.¥xc4 ¤bd7 9.£e2 b6 10.¦d1 garantizan a las blancas una venta-
cxd4 11.exd4 ¥xc3 12.bxc3 ¥b7 ja pequeña, pero estable. Un ataque
Esta posición es conocida desde con la dama es típico en esta varian-
hace mucho. 12...£c7 13.¥d2 ¥b7 te.
14.¥d3 ¦ac8 se presenta en la parti- 16.£e3
da Polugaevsky — Korchnói (Tiflis,
Tras 16.a4 la liberación de
26º Campeonato de la URSS) ya en
tensión 16...¥xf3 17.£xf3 £xf3
el año 1959.
18.gxf3 e5 lleva a igualdad; en caso
13.¥b3!? de 16.¤d2 ¦ac8 las negras tampoco
Una continuación bastante inu- tienen muchos problemas.
sual. Normalmente las blancas eligen 16...£f5
13.¥d3. Promete poco a las blancas
13.¥b2 £c7 14.¥d3 ¤d5! 15.£e4 16...£xe3?! 17.fxe3 mejora la
¤7f6 (es menos correcto 15...¤5f6 estructura de peones de las blancas.
16.£h4 ¥xf3 17.gxf3 — la pareja de 17.¤e1!?
alfiles blancos compensa de sobra Amenazaba 17...¥xf3 con igual-
la estructura quebrada de los peo- dad. Las negras necesitan resolver el
nes, Kórobov — Hoffman, Pardubice, problema de los peones en с4 y d4 de
2004) 16.£e5 ¦ac8 17.c4 ¤f4 (Lautier algún modo.
— Carlsen, Janty-Mansisk, 2005).
13...£c7
También se ha puesto a prueba
13...¤d5!? 14.¥d2 £f6 (14...£c7!?)
15.c4 ¤f4 16.£e3 ¤g6 17.¤g5!
¤e7 18. ¤e4² (Kórobov — Krávtsiv,
Poltava, 2008).
14.c4 ¦fe8 15.¥b2

17...b5!?
17...e5 18.d5 ¦ac8 es a favor de
las blancas.
18.c5 ¤d5
Es curiosa 18...a5.
19.£g3

221
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

El cambio de damas 19.£d3 liberaron la casilla d5 para el caballo,


£xd3 20.¤xd3 a5 obviamente satis- así es como deberían jugar.
facía a Lékó. 26.¤g2 ¥d5
19...¤f4 20.¦d2 ¤f6 21.f3 Admitiendo el error. A todos los
¤6h5 22.£f2 ¥d5 problemas de las negras se añaden
Una jugada natural, aunque ni los apuros de tiempo.
mucho menos obligatoria. 22...a5!? 27.¤e3 ¤f6
23. ¥c2 £g5 24.¢h1 ¥c6, dejando
la casilla d5 vacante y preparando el Las dificultades se hacen cada
avance de peones en el flanco de la vez más palpables. En caso de
dama es probablemente más flexible. 27...¥c6 es poco agradable 28.d5!
¥xd5 (28...exd5 29.¤f5) 29.¤xd5
23.¥c2 £g5 24.¢h1 exd5 30.f4 £e7 31.¦xd5.
28.h4 £h5 29.¤xd5! ¤xd5?!
Sabiendo el futuro desarrollo
de la partida es fácil recomendar
29...£xd5. Objetivamente sería la
mejor decisión, pues ahora la dama
negra empieza a experimentar inco-
modidades.
30.¦e1 ¦ed8 31.¦de2 ¦ab8
32.¥c1 h6 33.¢g2

La posición de las negras se ve


muy adecuada, pero en realidad los
caballos se estorban el uno al otro.
Estaría bien trasladar el caballo h5 a
c6, pero es muy difícil de poner en
práctica. Todavía merecían atención
24...а5 o 24...b4.
24...¥c4?!
Una decisión extraña. El alfil de
las casillas blancas, sin ninguna pre-
sión, deja su excelente posición en Las sombras se ciernen sobre la
d5. Probablemente, al haber gastado dama.
mucho tiempo y fuerzas, poco a poco 33...¤c3?
Péter había perdido el hilo del juego. ¡Un movimiento típico en apu-
Sucede a menudo en este tipo de po- ros de tiempo! Si 33...a5 es igual de
siciones camaleónicas. fuerte 34.¦e5!¤xe5 35.¦xe5, pero
25.g3 ¤g6?! en la partida ocurrió algo mucho
Otra jugada poco explicable. Si peor.
con el movimiento anterior las negras 34.¦e5! ¤xe5 35.¦xe5

222
pa rti da s d e c i s iva s

Ahora la posición de las negras pronto al mutuo entendimiento. No


se está deshaciendo. es improbable que Lékó contara con
35...f5 36.¥b3 este escenario. En todo caso, tras una
apertura bastante exitosa, empezó a
Es aún más fuerte 36.¦xe6! ¦e8
actuar con menos seguridad. Por el
36...¤d5 37.¦xe6 ¢h8? contrario, Aronián mantuvo la cabe-
El último error, muy compren- za fría y la compostura hasta el final.
sible en la ofuscación de los apuros Una situación mucho más com-
de tiempo. Las negras sacan al rey de plicada y desconcertante se presentó
la desagradable clavada, pero dan al antes de la última ronda del torneo
oponente tiempo para movilizar sus final del Grand Prix en Astracán.
fuerzas de forma decisiva. El menor Varias personas aspiraban al segun-
de los males era 37...a5!? 38.¦e5 £f7 do premio en la clasificación general,
39.a3 a4 40.¥a2 b4 41.axb4 ¦xb4, lo que les calificaba para el torneo
pero incluso en tal caso su situación de candidatos. En teoría las mejores
era desoladora. oportunidades las tenía Radjábov,
38.£e1! ¤f6 39.£e5 que jugaba con las blancas contra
¡Dominación completa! Wang Yue. No solo la victoria en este
encuentro le garantizaba el resultado
39...¦e8 40.c6 ¦bc8 41.£xb5
deseado, sino que también las tablas
£g6 42.h5
le daban en la práctica muy buenas
Eliminando la táctica tipo 42.¥f4 posibilidades. En esta situación solo
¦xe6 43.¥xe6 ¤h5, pero no cambia la victoria de Gashimov con las ne-
nada: 44.¥xc8 ¤xf4+ 45.¢h2 ¤h5 gras sobre Lékó haría que Vugar se
46.£b8. clasificase como candidato. Wang
42...£xh5 43.¥f4 Yue, a su vez, tampoco era un ob-
Para lo demás no hacen falta pa- servador imparcial en esta disputa,
labras. pues la victoria en la última partida
lo pondría a él entre los aspirantes.
43...a6 44.£xa6 ¤h7 45.c7 ¤g5
46.¦xe8+ £xe8 47.d5 ¦a8 48.£c4
¢h7 49.d6 £e1 50.£f1 £e8 51.£d3 Defensa Petrov [C42]
£d7 52.£c4 £e8 53.¥xg5 hxg5 Radjábov — Wang Yue
54.£g8+ 1–0
Astracán, 2010
La victoria de Aronián se con- 1.e4 e5 2.¤f3 ¤f6
siguió, en primer lugar, gracias a su Una elección un tanto extraña.
predisposición para la lucha, cuando En una situación en la que uno no
muchos habrían preferido fijar el re- puede conformarse sino con la victo-
sultado. En esos casos normalmente ria, la defensa rusa no es la apertura
todo se limita a sondear un poco en más adecuada. Aunque en el reper-
la apertura. Si las blancas no ob- torio de aperturas del ajedrecista chi-
tienen una ventaja segura, se llega no no hay lugar para la agresión.

223
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

3.¤xe5 d6 4.¤f3 ¤xe4 5.¤c3 17...¦f7!


¤xc3 6.dxc3 ¥e7 7.¥e3 ¤c6 8.£d2 Hasta este momento los dos ad-
0-0 9.0-0-0 ¤e5 versarios habían repetido la partida
jugada unos días antes. Posiblemente
Radjábov había depositado sus es-
peranzas en que los eventos siguie-
ran repitiéndose: 17...£xf3 18.¦hg1
¦f7 19.¥h6 ¥f8 20.¥xg7 ¦xg7 21.
¦xg7+ ¥xg7 22.h6 ¢h8 23.¦xg7
(una de las posibles mejoras es
23.hxg7+ ¢g8 24.£xd6 ¦e8 25.£d7
£e4 26.a3 £e7 27.£d4 según el AI)
23...¦g8 24.¦xg8+ ¢xg8 25.£e1
(Yakovenko — Gélfand). Este de-
10.h4 sarrollo de la partida no satisface de
La última moda. Pero, como ninguna manera a las negras.
demuestra el curso de los aconte- 18.¦f4 £e6 19.¦e4 £f5 20.¦f4
cimientos, Radjábov no estaba dis- £e6
puesto a luchar de verdad por la vic- No es imposible que este fuera el
toria en este encuentro. Seguramente plan de Radjábov: averiguar si el ri-
lo más acertado en esta situación ha- val tomaría el peón envenenado y en
bría sido jugar la firme 10.¤xe5 dxe5 caso contrario forzar tablas.
11.£xd8 ¥xd8 12.¥c4, tras lo cual
Wang Yue se habría enfrentado a la 21.¦e4 £d7!
tarea ya habitual para él de defender Parecería que solo en aquel ins-
un final algo peor. Probablemente lo tante Wang Yue se diera cuenta de
habría logrado, pero de todos modos que, vista la situación con perspec-
el GM azerí se habría quitado un ri- tiva, las tablas no le convenían. La
val de encima. posición de las blancas es obviamen-
te segura, pero las negras tomaron la
10...c6 11.¢b1 ¥g4 12.¥e2
¤xf3 13.¥xf3 ¥xf3 14.gxf3 £a5 iniciativa psicológica.
15.h5 £f5 16.¦dg1 f6 17.¦g4 22.c4 ¥f8 23.¦g4 £f5 24.¦f4
£e6 25.¦e4 £f5 26.¦f4 £e6 27.¦e4
£d7 28.¦g4 b6
Objetivamente, las posiciones
están igualadas, pero hasta cierto
punto el juego es más difícil para las
blancas. Además de la incomodidad
psicólogica, la estructura de peones
algo dispersa en el flanco del rey po-
dría ser un factor negativo en el fi-
nal de partida. Actuar con rigor sin
arriesgar nada es difícil. Parece que

224
pa rti da s d e c i s iva s

Radjábov no estaba preparado para


tal juego.
29.£d3 f5! 30.¦d4 ¦e8 31.¥f4
¦f6 32.¦d1 h6 33.b3 ¦ee6 34.¥g3
Merece atención la reagrupación
34.£f1! £e8 35.£h3.
34...£e8
A las negras ya no les valen
las posiciones simplificadas: 34...f4
35.¦xf4 ¦xf4 36.¥xf4 £f7 37.¥c1
£xh5=. El rey blanco tiene cortada la
35.¥h4 ¦f7 36.¥g3?! columna «d», y 48...¢f6 está ame-
nazada: parece que todo va muy mal
36.f4, librando la casilla f3 para para las blancas.
la dama, todavía es completamente
seguro para las blancas. 48.f5!
36...f4! 37.¦xf4 ¦xf4 38.¥xf4 Después de haberse pasado la
£xh5 39.¥c1 £g6 40.£xg6? mitad de la partida en actitud pasi-
va, al encontrarse contra las cuerdas
Confusión. En el final la pre- Radjábov resistió con furor. El sacri-
sencia del peón pasado en «h» pro- ficio del peón es la mejor opción.
porciona una gran ventaja a las ne-
48...gxf5 49.a4 c5 50.¦h1 ¢g6
gras. Hace falta conservar las damas:
51.¦g1+ ¢f6 52.¦h1 ¢g6
40.£f1 £f5 41.¦d3, aunque aquí
también las negras tienen mejores Probablemente da más opor-
posibilidades. tunidades 52...¦h7 53.¢d3 h5
54.¥f4 h4 55.¢e3 ¢g6 56.¦g1+
40...¦xg6 41.¥e3 ¦f6 42.f4 ¦f5
¢f7 57.¥b8 ¥h6+ 58.¢e2 ¢f6. En
43.c3 d5!?
h7 la torre apoya el peón pasado de
43...h5!? «h» y defiende el flanco de dama al
44.cxd5 ¦xd5 45.¦g1 mismo tiempo. Por cierto, tras 59.f4!
El final de alfiles es malísimo la lucha no había ni mucho menos
para las blancas. terminado.
45...¢f7 46.¢c2 g6 53.¦g1+ ¢h7 54.¦h1 a5 55.¦h5
¢g6 56.¦h1 ¥g7 57.¦g1+ ¢h7
No funciona el ataque inme-
58.¦h1 ¥f8 59.¦h5 ¢g6 60.¦h1
diato al peón f4: 46...¥d6 47.c4 ¦f5
¦d6 61.¥f4 ¦e6 62.¢d2 h5 63.¦e1!
48.¢d3 ¥xf4? 49.¢e4 ¦g5 50.¦xg5
con tablas; 46...h5 47.c4 ¦f5 48.¢d3 Amenaza 63...¥h6, y el final de
tampoco promete mucho. torres es irremediable para las blan-
cas. El de alfiles, por el contrario, no
47.c4 ¦d7
está nada mal en vista de la coloca-
ción de los peones en el flanco de
dama.

225
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

63...¦c6 64.¢e3 ¦e6+ 65.¢d2 deseado a su compatriota. Es mucho


¦f6 66.¥e5 ¦c6 67.¦g1+ ¢f7 más difícil comprender a Wang Yue.
68.¢e3 ¥h6+ 69.f4 En realidad, simplemente lo dejó
Lo peor ya pasó para las blancas. todo al azar, el cual, según parecía,
La actividad de las piezas compen- ya le había elegido a él, aunque en el
saba la falta del peón. Sin embargo, último momento favoreció al otro.
la lucha duró hasta el final. La tarea Durante su carrera, Anatoli
de las blancas no era tan difícil, pero Kárpov ha ganado muchísimos tor-
no había tiempo para pensarlo todo neos diferentes. Con todo, normal-
bien, además el resultado era dema- mente no aspiraba a ganar con gran
siado importante para ambos juga- ventaja, contentándose con una ven-
dores. taja mínima sobre sus competidores.
69...h4 70.¦h1 ¦e6 71.¢f2 ¥g7 Pero hubo excepciones. Antes de la
72.¥xg7 ¢xg7 73.¦xh4 ¦e4 74.¢f3 partida final del torneo de Scopie el
¦e1 75.¦h3 ¦b1 76.¦g3+ ¢f6 campeón del mundo iba en cabeza,
77.¢g2 ¦b2+ 78.¢f1 ¦h2 79.¢g1 pero a medio punto de él estaba el
¦d2 80.¢f1 ¦d4 81.¦f3 ¢g6 GM alemán oriental Wolfgang Uhl-
82.¢g2 ¢h5 83.¢h3 ¦e4 84.¢g3 mann, el cual en aquellos años figu-
¦e1 85.¦d3 ¦g1+ 86.¢h3 ¦g4 raba entre los principales ajedrecistas
87.¦f3 ¦h4+ 88.¢g3 ¦h1 89.¦e3 del mundo. El color blanco le supo-
¦g1+ 90.¢h3 ¦f1 91.¢g3 ¦g1+ ½ nía la posibilidad de jugar para ganar
–½ sin mucho riesgo, pues la propuesta
de tablas en cualquier momento ga-
rantizaba a su competidor la victoria
Parece como si Radjábov no limpia en el torneo.
hubiera elaborado un proyecto cla-
ro para la partida más importante
para él, al no haberse decidido por Apertura inglesa [A17]
una táctica. Tigrán Petrosián en ta- Uhlmann — Kárpov
les situaciones hacía tablas sin pen- Scopie, 1976
sar siquiera en otras variantes. En
este caso seguramente habría sido la 1.c4 ¤f6 2.¤c3 e6 3.¤f3 b6
mejor solución. La elección de aper- 4.e4 ¥b7 5.£e2 ¥b4 6.e5 ¤g8 7.d4
tura del rival quizá aumentó la incer- ¤e7 8.£d3 d5 9.exd6 cxd6 10.a3
tidumbre: la defensa Petrov mostraba 10.¥e2 d5.
claramente la falta de ambición del 10...¥xc3+ 11.£xc3 ¤d7
GM chino. Las dudas y la confusión 12.¥e2 ¦c8 13.0-0 0-0 14.¥g5?!
en el corazón de Teimur lo empujaron
14.b4?! ¥a6! 15.£b3 d5.
al borde de la derrota. Pero cuando
se vio sin otras opciones, Radjábov 14...h6 15.¥h4 £e8 16.¥g3 ¤f5
demostró coraje y resolución. Al fi- 17.¥f4 b5! 18.¥d3
nal la fortuna le sonrió: Gashímov Hay que recurrir a las complica-
no había usado sus oportunidades ciones. No es nada satisfactoria 18.b3
y perdió, proporcionando el puesto bxc4 19.bxc4 ¤b6.

226
pa rti da s d e c i s iva s

el final tras 20.£e3?! £xe3 21.fxe3


¦xc4 22.¥xd6 ¦e8.
20...£f6
Kárpov: «En este instante el GM
alemán propuso tablas, pero yo le pedí
que moviera». Creo que la respuesta
del campeón del mundo sorprendió
un poco a Ulhmann, pero el curso
de los acontecimientos posteriores le
debió de enfadar considerablemen-
te. La reacción de su adversario no
18...£e7!
estaba al margen de las reglas y las
Es característico el comentario negras no arriesgaban continuan-
de Kárpov a esta jugada: «Hon- do el juego. No obstante, poca gente
radamente hay que decir que las hubiera actuado así en una situación
complicaciones que surgieron tras similar. También es característico el
18...¥xf3 19.¥xf5 ¥a8! (la más comentario del campeón off the re-
fuerte. Para 19...¥e2 es suficien- cord: «¡Debería haberme propuesto
te 20.¦fe1) 20.¦ae1 (20.¥h3 ¦xc4 tablas antes de la partida!»
21.£g3 ¤f6 22.¥xh6 ¤h5 23.£h4
21.d5
gxh6 24.£xh5 ¢h7) 20...£d8
21.¥b1 ¦xc4 fueron bastante venta- La mejor decisión, relativamente.
josas para las negras. Sin embargo, 21...¦xc4 22.£xf6 ¤xf6
el lector debe tener en cuenta la si- 23.¥xd6 ¦fc8
tuación de los rivales en el torneo... Las negras rechazaron 23...¦d8
Está claro que la ventaja peque- 24.¥e7 ¦xd5 25.¥xf6 gxf6, aunque
ña pero permanente tras 18...£е7 no cabe duda de su ventaja.
me satisfacía más que una posible
superioridad mayor pero vincu-
lada a complicaciones en caso de
18...¥xf3». Hay que añadir que para
las blancas es más fuerte 20.¥h3
¦xс4 21.£g3 ¤f6 22.¥xh6 ¤h5
23.£h4 gxh6 24.£xh5, mientras que
sin duda Kárpov ni siquiera se plan-
teó 18...g5 19.¥xf5 gxf4 (19...¦xc4
20.£a5) 20.¦fe1 tal y como reco-
mienda el AI.
19.¥xf5 exf5 20.¦fe1 24.¥e5?
En caso de 20.¤d2?! bxc4 Se podía explotar la inactivi-
21.£b4 ¤b6 22.¥xd6 £g5 23.f3 dad del oponente con la ayuda de
¦fe8 a las blancas les esperan gran- 24.¦ad1! ¦d8 (24...¤xd5 25.¤d4;
des problemas en el medio juego, y en 24...¥xd5 25.¤d4) 25.b3! ¦e4

227
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

26.¥c5 ¥xd5 27.¤d4 con buenas incluso en esos casos suele haber
oportunidades de tablas. un momento crucial, tras el cual el
24...¤xd5 25.¤d4!? f6 26.¤xf5 desenlace de la carrera es difícil de
fxe5 27.¤d6 ¤f4!? cambiar.
27...¦8c7 28.¤xc4 bxc4 29.¦xe5 En 2010 el GM ucraniano Pável
¤f4 tampoco está mal. Eliánov fue uno de los diez ajedre-
28.¤xb7 ¤d3 29.¤d6 ¤xe1 cistas más fuertes del mundo. Tan
30.¤xc4 ¤c2 31.¤d6 ¦d8 32.¤b7 solo unos años antes poca gente hu-
¦d2 33.¦c1?! biera imaginado tal ascensión del
joven ajedrecista. Su rápido ascenso
Es más tozudo 33.¦b1.
empezó tras la victoria en el torneo
33...¤d4 34.¦c8+ ¢h7 35.h4 «В» en Wijk aan Zee. En aquel tor-
¦xb2 36.¦a8 ¤e2+ neo memorable para él también tuvo
También gana 36...¦a2 37.¦xa7 lugar un punto de no retorno.
b4. Después de la décima ronda nada
37.¢h2 ¤f4 estaba claro en la lucha por el pri-
Es más elegante 37...b4! mer puesto. La partida de la siguiente
ronda, en la cual se enfrentaban los
38.¢g1 ¤d3 39.¤d6 ¤xf2
40.¦xa7 ¤g4 41.g3 ¤e3 42.¢h1 líderes, debía decidir mucho. Como
¢g6 43.¦b7 ¦d2 44.¤xb5 ¤f5 los adversarios de Vachier-Lagrave
45.g4 ¤xh4 46.¢g1 ¦g2+ 47.¢f1 en las rondas que quedaban eran cla-
¦xg4 48.¦a7 ¤f5 49.a4 h5 50.a5 h4 ramente menos fuertes, Pável decidió
51.¦a8 h3 0–1 jugar para ganar, sin reparar en el co-
lor negro. Una decisión valiente, pero
en el ajedrez profesional el coraje no
Obviamente el error de Ulhmann lo es todo. El caso es que aun para
no fue el que hubiera tenido que empezar la lucha con las negras hace
rechazar la lucha por el primer pues- falta como mínimo sorprender al ri-
to antes de la partida: cualquier aje- val al comienzo de la partida. Eliánov
drecista que se precie está obligado a tomó la decisión de jugar una apertura
hacer un intento en tal situación en el que nunca antes había puesto en prác-
torneo. Es probable que subestimara tica. Una elección arriesgada, aparte
el riesgo de tal decisión y que tarda- de que simplemente no tuvo tiempo
ra demasiado en hacer la proposición para estudiar todas las variantes cola-
salvadora. En cuanto a Kárpov, no
terales. Solo le quedaba confiar en su
fue solo la lógica ajedrecística la que
suerte, y aquella no le falló.
le empujó a seguir luchando. Ganan-
do este torneo ya estaba pensando
en el siguiente, y había que «educar» Giuoco Piano [C54]
a los competidores de manera ade- Vachier-Lagrave — Eliánov
cuada.
Wijk aan Zee, 2007
No siempre el destino del torneo
se decide en la última ronda, pero 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6!? 3.¥c4?!

228
pa rti da s d e c i s iva s

El ambiente característico de 11.¢xd2 también se ha visto, pero


las partidas decisivas a veces da no es ni mucho menos recomenda-
origen a decisiones extravagantes. ble).
Aunque parezcan lógicas y sensatas 9...¥d7!?
durante el encuentro, son difíciles
de explicar en una situación nor- Creando la amenaza de
mal. Antes y después del duelo con 10...¤xе5 y al mismo tiempo impi-
Eliánov, Maxime siempre jugó la diendo la idea de tomar en c6 y do-
apertura española, y muchas veces blar los peones.
tras 3...а6 tomaba en с6. Se podía 10.¥d3?!
imaginar que las negras prepararan Probablemente es más correcta
3...¤f6, pero incluso esta continua- 10.¥a4 o 10.¥e2.
ción no debe de asustar a un ver-
dadero «español». Sin embargo, al
toparse con una sorpresa el francés
no permaneció fiel a sí mismo. Solo
el propio Vachier-Lagrave podría
explicar por qué rehusó utilizar su
arma más ensayada en un momento
tan importante.
3...¥c5 4.c3 ¤f6
La suerte de Eliánov no solo fue
el hecho de que sorprendiera a su
adversario, sino también el que adi- 10...¤b4!
vinara la variante que surgiría en la
partida. El último movimiento les deja a
las negras tomar la iniciativa.
5.d4
11.¥e2 c5! 12.¥e3 cxd4
Una jugada antigua. En la prác-
13.¤xd4
tica contemporánea de GMs es mu-
cho más frecuente 5.d3. Frente a 13.¥xd4 ¤c6! ganaría
5...exd4 6.e5 en rigor.
En caso de 6.cxd4 ¥b4+ desde 13...¤c6 14.0-0 ¤xe5 15.£b3
hace mucho se sabe que nada pro- ¤c4! 16.¥xc4 dxc4 17.£xc4 0-0
mete a las blancas la agresiva 7.¤c3 18.¦d1 ¦c8 19.£d3 ¦e8 20.¤d2
(7.¥d2 ¥xd2+ 8.¤bxd2 d5 9.exd5 ¥f5! 21.£b5
¤xd5 completamente inofensiva) Tras una serie de jugadas casi
7...¤xe4 8. 0-0 ¥xc3 9.d5 ¥f6. forzadas el carácter de la posición
6...d5 7.¥b5 ¤e4 8.cxd4 ¥b6 se determina claramente: las blancas
9.h3 están obligadas a luchar por la igual-
Los pocos GMs que a ve- dad.
ces aplican esta variante prefieren 21...¤d6 22.£d5 ¥g6 23.¦ac1
9.¥e3 0-0 10.¤c3 (10.¤bd2? ¤xd2 ¦xc1 24.¦xc1

229
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

26...£xb6 27.b3?
27.¤e3 £xb2 no podía gustar a
las blancas, pero ya no había mejor
opción.
27...¦c8 28.¤c4 ¤xc4 29.¤e3
29.bxc4 ¥xc2.
29...¤d6 0–1

La simplicidad relativa de la
24...h6! victoria no la hizo menos importante.
Las negras consiguieron mu- Calificarse para un puesto en el pri-
cho, pero la posición de las blancas mer súper torneo de su vida fue una
todavía es bastante segura. ¡En tales recompensa meritoria a la valentía de
casos la profilaxis siempre es prove- Eliánov.
chosa! En mi experiencia en torneos,
25.¤c2?! Wijk aan Zee también desempeñó un
Aquí están las consecuencias. En papel importante. La situación en la
las posiciones de este tipo combatir que me encontré se parecía a la ante-
las amenazas directas y encontrar las riormente expuesta: de la misma ma-
jugadas únicas es mucho más fácil nera todo se decidía en la ronda once,
que quedarse en la incertidumbre. solo que en mi caso fue la última. En
Se entiende bien por qué las blancas la lucha por el primer puesto com-
quieren simplificar la posición, pero petía conmigo fieramente el joven
esto solo aumenta sus dificultades. ajedrecista americano Patrick Wolff.
Sería mejor preparar el cambio de los Para la última ronda adelantábamos
alfiles de las casillas blancas con la por mucho a los demás competidores,
ayuda de 25.¦e1. pero el destino del premio principal,
25...£c7! un lugar en el torneo A, quedaba por
Es más debil 25...£f6 26.¥d4, decidir. Wolff debía jugar contra el
pero no es nada mala 25...¤f5 rival más débil de la competición, así
26.£xd8 ¥xd8, pues frente a que a mí solo me quedaba confiar en
27.¥xa7? es fuerte 27...¥g5. Aunque mis propias fuerzas.
en este caso se cambiarían las damas,
lo cual facilita la tarea de las blancas.
26.¥xb6? Gambito de Volga [A57]
En realidad, el error decisivo. Es Moskalenko — Tukmakov
mucho más resistente 26.¤f1 ¤f5! Wijk aan Zee, 1992
(26...¥xc2 deja escapar la ventaja:
27.¥xb6 £xb6 — 27...axb6 28.¤e3 1.d4 ¤f6 2.c4 c5 3.d5 b5 4.cxb5
— 28.¦xc2) 27.£d2. a6 5.b6

230
pa rti da s d e c i s iva s

No es la respuesta más clásica, 19.e5!


pero es perfectamente posible. Mos- Las blancas dan una respuesta de
kalenko solía jugar así, mientras que manual a la actividad de las negras en
yo también tenía algo de experiencia el flanco: un contragolpe en el centro.
en el juego con las blancas. 19...¦b4
5...£xb6 Obviamente no 19...dxe5? a causa
5...d6 6.¤c3 ¤bd7 7.e4 g6 8.a4 de 20.£f2.
¤xb6 9.a5 ¤bd7 10.f4 ¥g7 11.¥c4 20.b3 ¥b5!? 21.¦ad1 £b7
0-0 12.¤f3 con mejores pronósticos Merece mucha atención el sacri-
para las blancas ocurrió en la partida ficio de calidad: 21...¦xb3 22.¤xb5
Tukmakov — J. Polgar (Amsterdam, ¦xb5 23.¥xb5 axb5.
1990).
22.exd6?!
6.¤c3 g6 7.e4 d6 8.¤f3 ¥g7
Y el caso es que las blancas po-
9.¥e2 0-0 10.¤d2 ¤bd7 11.0-0
drían forzarlo, además de forma más
£c7
conveniente para ellas: 22.¥d2! ¦xb3
11...¤e5 12.¢h1 (12.f4 c4+ 23.¤xb5 ¦xb5 24.¥c3!
13.¢h1 ¤d3÷) 12...g5 13.¤c4 ¤xc4 22...exd6 23.¤e4 ¤xd5!?
14.¥xc4 g4 15.¦b1 (Tukmakov —
Plachetka, Ostende, 1990) es menos Causando una crisis inmediata.
sólido para las negras. No está mal la apacible 23...¤e8.
24.¤xd6?!
12.a4 ¦b8 13.a5 ¤e8 14.¤c4
¤e5 15.f4 Ahora el juego se desarrolla a fa-
vor de las negras. Tras la fría 24.¥d2!
Merece atención 15.¤b6.
las blancas evitan grandes dificulta-
15...¤xc4 16.¥xc4 £a7!? des, por ejemplo: 24...¥xc4 25.bxc4
Comenzando la reagrupación de ¥d4+ 26.¢h1 ¤e3! 27.¤xd6 £c6
las piezas transitando por el punto b5. 28.¥xe3 £xd6 29.¥xd4 cxd4 30.f5.
Una idea drásticamente diferente está 24...¥xc4 25.bxc4 ¤c3
relacionada con 16...¥d4+ 17.¢h1
¤f6.
17.£e2 ¤c7 18.¥e3 ¥d7

26.£d3?
Tras este movimiento la parti-
da de las blancas va cuesta abajo a

231
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

toda velocidad. Hubiera dado mucho 42.¦g5!) 40.¦f7+ ¢d8 41.¦f8+


mejores oportunidades de salvación con tablas. Es adecuada 38...¢g7 o
el paso a un final: 26.¤xb7 ¤xe2+ 38...¢g8 con opciones de ganar.
27.¢f2 ¤c3 28.¦d7 ¦xc4 29.¢f3! 38...¥f6
26...£c6 27.¦d2 f5! Es más fuerte 38...£c7 39.¦xf5+
Frenando en seco el contrajue- ¢e6 40.g4 £xa5.
go de las blancas vinculado a f4- 39.¦b6 £c8 40.¦bd6 h5
f5. Además de eso, el caballo en d6
40...£b8!
está condenado, y su captura solo es
cuestión de tiempo. 41.¦d7+ ¢g6?
28.¦e1 ¦bb8 Al haber pasado por los pelos
el control de tiempo, las negras por
Es prematura 28...¦d8 a causa
poco dejan escapar la victoria.
de 29.¤xf5.
42.¦7d6?
29.¥f2 ¦fd8!
Tras 42.¦5d6! las negras ten-
No hay defensa satisfactoria drían que conformarse con las tablas.
contra la amenaza de 30...¤е4. No hay defensa contra la duplicación
30.¤xf5 gxf5 31.£xd8+ ¦xd8 de torres en la sexta fila.
32.¦xd8+ ¢f7 42...¢f7 43.¦d7+ ¢e8!
Las negras tienen una posición ¡Así debería haber jugado ya en
absolutamente ganada, pero las par- el movimiento 41!
tidas decisivas tienen su propia dra-
maturgia. Además, el asunto se agra- 44.¦7d6 ¥d4 45.¦b6 ¢f7
va por los serios apuros de tiempo. 46.¢h2 h4!
33.¥h4 ¥d4+ 34.¢h1 ¤e4 La posición de las negras es de
35.¦b1 ¤f2+? nuevo ganadora. Esta vez sin más
aventuras.
No había ninguna necesidad de
cambiar ese buen caballo. Casi cual- 47.g3 hxg3+ 48.¢xg3 ¥f6 49.
quier otra jugada sensata hubiera ¢f3 ¥d8 50.¦bd6 ¥xa5 51.h4 ¥c3
sido mejor. 52.¦d8 £c6 53.¦8d6 £a4 54.¦xf5+
¢e7 55.¦dd5 ¥d4 56.¦g5 £xc4
36.¥xf2 ¥xf2 37.¦d5 ¥d4? 57.h5 £f1+ 58.¢g3 £f2+ 0–1
Otro error que complica con-
siderablemente la tarea de las ne-
Es obvio que el contenido pura-
gras. Para la victoria hubiera bastado
mente ajedrecístico de esta partida es
la profiláctica 37...¢g7, la pasiva
sustancialmente inferior a su impor-
37...£с8, o la activa 37...£а4.
tancia deportiva, pero así pasa mu-
38.h3? chas veces en tales duelos. Lograr la
Devolviendo el favor. Tras la na- ventaja cuesta tanto tiempo y emo-
tural 38.¦xf5+ no está bien 38...¢e7? ción (es especialmente difícil para las
39.¦e1+ ¢d7 (39...¢d6? pierde sin negras) que en un momento decisivo
más: 40.¦d5+ ¢c7 41.¦e7+ ¢c8 a veces falla la concentración. Hay

232
pa rti da s d e c i s iva s

que tener en cuenta esta circunstan- lleno en las complicaciones cuando la


cia durante la preparación. Sea como victoria es necesaria, en primer lugar,
fuere, la victoria me proporcionó el para el oponente. Pero la partida solo
primer puesto, pues aunque hubiera sigue los ejemplos conocidos.
empatado puntos con mi competidor, 11...¢xf7 12.£b3+
los parámetros de desempate estaban Esta posición había surgido dos
a mi favor. Animado por esta victo- veces en mis partidas, lo cual, sin
ria, jugué con gran éxito durante todo duda, sabía Topálov. El curso de los
el año. acontecimientos en ellas hubiera sido
El siguiente encuentro memora- muy apropiado para su situación en
ble tuvo lugar unos meses más tarde. el torneo.
Llegué a la última ronda del
open en Palma de Mallorca a me-
dio punto detrás del líder, el joven
y por aquel entonces poco conocido
Veselín Topálov. Es bien sabido que
los torneos del sistema suizo tienen
sus propias leyes. El ganador se lleva
todo y compartir el segundo premio
en principio no trae ni gloria, ni di-
nero.
Así que la decisión de correr el
12...¢f6!?
riesgo no me costó mucho. Además,
el apellido búlgaro tan bien conocido Así transcurrieron los duelos
ahora no me decía nada entonces. mencionados: 12...¥e6 13.d5 ¤a5 14.
dxe6+ ¦xe6 15.£a4 c6 16.¦ad1 £c7
17.c4! (es más fuerte que 17.¦d3 ¢g8
Defensa Grünfeld [D86] 18. c4 ¥f8 19.¦fd1 ¦f6 20.f3 ¥xa3
Topálov — Tukmakov 21.¦xa3 b6= Folke — Tukmakov,
Palma de Mallorca, 1992 Groninga, 1990) 17...¢g8 18.¤c1
¥f8 19.¥xf8 (es aún más fuer-
1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5 4. te 19.¥b2) 19...¦xf8 20.¤b3 ¤xb3
cxd5 ¤xd5 5.e4 ¤xc3 6.bxc3 ¥g7 21.axb3 b6 (Campos — Tukmakov,
7.¥c4 0-0 8.¤e2 ¤c6 9.0-0 e5 Osuna, 1991). Las negras deben lu-
10.¥a3 char por la igualdad. Analizando la
En conexión con el sacrificio última partida, eché una ojeada a la
posterior es la continuación más crí- jugada del rey, que parecía enorme-
tica, pero muchas veces ocurría tanto mente peligrosa, pero no encontré una
refutación directa. Es difícil imaginar
10.¥e3, como 10.d5 ¤a5 11.¥d3.
una oportunidad mejor para poner a
10...¦e8 11.¥xf7+! prueba una idea no experimentada.
Una decisión que a primera vista Hice una inspiración profunda, y me
parece extraña: las blancas entran de sumergí en lo desconocido.

233
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

13.f4 rea de las negras 19.¥xf8 £xf8 20.


La continuación más natural £xb7 £c5+ 21. ¢h1 ¦f8) 19... ¥e3+
del ataque, la cual no le llevó mu- 20.¢h1 c5 21. c4 ¦b8 22. £xa7 (cla-
cho tiempo a mi joven adversario. ramente a favor de las negras 22. ¥b2
Yo tampoco había reparado en otras ¥d4 23.¥xd4 cxd4 24.£xa7 £b6!)
posibilidades durante la preparación. 22...¦xf7! Un sacrificio en respuesta,
Sin embargo el AI es de otra opinión: que resuelve los problemas. 23.¦xf7
¤xf7 24.£xd7 £xd7 25.¦xd7 ¦b1+
13.¦ad1! ¥d7
26.¥c1 ¤g5, y solo las blancas pue-
Tampoco impresiona la variante den tener problemas.
13...exd4 14.¤xd4 £d7 (es aún peor
Se ve atractiva 14.d5!? ¤a5
14... ¥d7 15.¤xc6 bxc6 16.¦d3)
15.fxe5+ ¢g7 16.£a4 con una com-
15.¤b5 ¤a5, tras la cual están bien
pensación segura por la pieza. De las
para las blancas tanto 16.£а4, como
múltiples respuestas (16...b6, 16...с6,
16.¦xd7.
16...¥g4, 16...¥е3+) no es fácil ele-
14.dxe5+! ¦xe5 (14...¤xe5 gir la mejor para las negras.
15.f4 es muy mala para las negras)
14...¢g7
15.f4! ¦xe4 16.¤g3 ¦e3 17.f5! con
un ataque ganador de las blancas. Así
se comprueba el carácter dudoso del
experimento de apertura de las ne-
gras.
13...¥h6

15.¦f6?!
Se ve enérgica, pero en reali-
dad aminora el paso del ataque. Las
blancas van a duplicar las torres en
la columna «f», y para 15...¢h8 una
buena idea sería 16.¥с1 ¥g7 17.¥g5.
14.fxe5+
Otra ofensiva de la torre — 15.¦f7+?
Topálov hizo esta jugada rápi- — es aún más débil: 15...¢h8, tras la
damente, aunque las blancas tenían cual amenaza 16...¥е6, y la superfi-
como mínimo otras dos opciones cial actividad resulta ser una pérdida
atractivas. de tiempo. Es mucho más peligrosa
La primera de ellas: 14.dxe5+!? 15.£f7+ ¢h8 16.¤f4, para después
¢g7 15.f5!? (15.¦ad1 £h4!) 15... de 16...¥g4 continuar aumentando la
¤xe5 16.f6+ ¢h8 17.¦ad1 ¥d7 presión vía 17.¦f2. Pero la más desa-
18.f7 ¦f8 19.£xb7 (facilita la ta- gradable para las negras es la paradó-

234
pa rti da s d e c i s iva s

jica 15.¥c1!, cambiando su defensor Desperdiciando el momento para


principal. Tras 15...¥xc1 16.¦axc1 pasar al contraataque decisivo:
¤a5 17.£f7+ ¢h8 (posiblemente es 19...¦b8! 20.£xa7 ¦b2 21.¤f4 £h4!
mejor 17...¢h6 18.d5!? ¥g4 19.¤d4 22.d5 (22.¦f1 ¥xf4 23.¥xf4 ¥f3!)
¦f8 20.£xf8+ £xf8 21.¦xf8 ¦xf8 22...¦xe4 23.¦f1 ¦b1!
22.e6, y ahora solo la decidida 22... 20.¤g3! ¦xc7 21.¥xc7 £g5
с5! ahorra mayores disgustos a las 22.h3
negras) 18.¤f4 las blancas tienen un
¡Una sensatez digna de elogio!
ataque peligroso.
El rey obtiene refugio en h2 y la lu-
15...¥g4! 16.¦f7+ cha continúa.
16.£xb7 ¤xe5 17.dxe5 ¥e3+ 22...£e3+ 23.¢h2 £xc3 24.¦f1
18.¢h1 ¥xe2 no es ni mucho menos ¥e6 25.d5 ¥g8 26.¥f4?!
consolador para las blancas. El cambio de alfiles de casillas
16...¢h8 17.£xb7 negras facilita considerablemente la
tarea de las negras. No hay que
desestimar el peón: 26.£xa7 ¥g7
27.¥a5 £c8 28.¥d2, y aunque las
oportunidades de las negras son me-
jores, la lucha aún no ha terminado.
26...¥xf4 27.¦xf4 ¤f6! 28.£a6
¢g7 29.£xa7+ ¥f7 30.¤e2?
El último error, aunque tras la
más resistente 30.£f2 £e5 la victo-
ria de las negras era solo cuestión de
tiempo..
17...¤xe5?! 30...£e5 31.¢g1 ¦e7 32.£d4
Una respuesta que estaba pi- £xd4+ 33.¤xd4 ¦xe4 0–1
diendo ser jugada, pero que no es la
más fuerte. Fue justamente rechazada El final es absolutamente nega-
17...¥xe2? 18. £xc6! £h4 19.¥e7!, tivo para las blancas. En esta partida
pero desgraciadamente no se encon- el experimento peligroso de apertura
tró la sutil 17...¢g8! 18.¦xc7 ¤a5 terminó en un éxito completo creati-
19.£d5+ £xd5 20.exd5 ¥xe2, y las vo y deportivo, pero mecerse al bor-
piezas negras son mucho más fuertes de de un abismo no es para todos los
que los peones blancos. gustos. En cualquier caso, yo no lo he
18.¦xc7?! vuelto a repetir.
Entre todos los posibles forma-
Deja más oportunidades para tos y controles de tiempo del aje-
una defensa exitosa 18.dxe5! ¥e3+ drez contemporáneo, cada uno de
19.¢h1 ¦b8 20.£a6 ¦b6 21.£c4 los cuales tiene sus características
¥e6 22.£xc7 ¥xf7 23.£xf7. específicas, destacan los torneos por
18...¤d7 19.¥d6 ¦c8?! eliminatorias o «knock-out». En

235
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

principio los mini-matches en ellos fensa holandesa, un cóctel dudoso y


consisten solo en dos partidas, y en hasta letal. Pero dada la situación en
consecuencia, cada segundo due- la que me encontraba tuve que dejar
lo resulta inevitablemente decisivo. el buen gusto de lado.
Además, cuando se enfrentan dos ri- 3.¤c3 ¤f6 4.¥g5
vales de parecida clase (y no solo en
esos casos) la puntuación 1:1 es muy En caso de 4.g3 g6 5.¥g2 ¥g7 la
probable, y entonces la fórmula del partida adquiría rasgos de la variante
combate cambia drásticamente. Los Leningrado de la defensa holandesa.
ajedrecistas tienen que luchar tanto 4...£b6!? 5.¥xf6
en ajedrez rápido, como en blitz. Lo En la partida que me había ser-
que es más, antes todas estas trans- vido como «fuente de inspiración» a
formaciones vertiginosas ocurrían en
la hora de elegir la variante, se ha-
el mismo día, justo después de que
bía jugado 5.£d2 h6?! 6.¥xf6 £xf6
terminara la segunda partida clásica.
7.0-0-0 con una ventaja evidente de
Los primeros en poner en práctica tal
reglamento fueron los organizadores las blancas (Alburt — Levitt, Nue-
de Tilburgo, los cuales probablemen- va York, 1994). Yo pensaba salir a
te estaban cansados de súper torneos lo bruto: 5...£xb2!? 6.¦b1 £а3. Es
formales y respetables. En uno de los un poco lenta, pero también posible
primeros torneos de este tipo surgió 5.¦b1.
una situación crítica para el autor de 5...£xf6
este libro. La víspera había perdido Merece atención 5...exf6.
con las blancas frente a Smbat Lpu-
tián y entonces me vi obligado a ganar 6.e3 g6
a toda costa con las negras. Cuanto Es algo más correcta 6...d6.
más pensaba en la partida inminen-
te, peor me sentía. Todas las variantes
de apertura de mi repertorio habitual
parecían inadecuadas para el combate
decisivo. Buscando algo peculiar me
topé con una idea algo extravagante,
pero curiosa. No hubo tiempo para
excavar más en las bases de datos, así
que di luz verde al hallazgo.

Defensa Benoni [A43]


Lputián — Tukmakov 7.¥c4
Tilburgo, 1994 Tenía más miedo de 7.d6! exd6
(7...£xd6 8.£xd6 exd6 9.¤b5 ¢d8
1.d4 c5 2.d5 f5!? (?!) 10.0-0-0 no puede satisfacer a las
Sobre el tablero surgió una ca- negras por razones deportivas) 8.¤f3
prichosa mezcla de Benoni y la de- ¤c6 9.¥c4.

236
pa rti da s d e c i s iva s

7...d6 8.¤ge2 ¤d7 9.¤f4 ¤e5 £d4 bien complacería a las negras)
10.£e2!? 20...¥d7 21.£a5 con iniciativa de las
10.¥b5+ ¢f7 no es peligrosa blancas.
para las negras. Una posición muy 19.£d3 ¦c7 20.¦a2 ¥g7 21.¢g2
peculiar se presenta tras 10.¥e2 g5!? ¦cc8 22.£e2 ¥h6
11.¤h5 £f7 12.¤b5 ¢d8, pero en En principio no pude encontrar
esta partida cualquier desviación de el plan correcto: 22...¢g8!? Con la
la igualdad me convenía. consiguiente £f7 y ¥е5.
10...¥h6!? 23.¦ba1 ¢g8! 24.¦a3 £f7
Para no pensar en las conse- 25.¢g1
cuencias de 11.h4 tras 10...¥g7 Las blancas tienen aún grandes
11.h4 0-0 12.a4 ¤xc4 problemas para encontrar un buen
En caso de 12...¥d7 es desagra- proyecto.
dable 13.¥b5. 25...¥g7 26.¦b3 ¦cb8 27.£c4
13.£xc4 b6 14.g3 ¥e5!?
Lputián juega con contención. Es seguramente prematura 27...
Es más aguda 14.h5!? g5 15.¤e6 ¥xc3 28.£xc3 b5 29.axb5 axb5 30.
¥xe6 16.dxe6 f4 con oportunidades ¦xa8 ¦xa8 31.¦a3=.
para ambos. 28.£e2?! ¦a7?!
14...a6 15.0-0 ¥d7 Arrullados por las maniobras
Se crea una posición complicada monótonas, los dos rivales desper-
con mutuas oportunidades, a la cual diciamos la oportunidad de cambiar
aspiraban las negras al haber elegido drásticamente el carácter de la posi-
una apertura exótica. ción: 28...b5! 29.axb5 axb5 30.¦xa8
16.¤e6 ¦fb8 ¦xa8 31.¤xb5 ¥xf4 32.exf4 ¦a1+
33.¢g2 £xd5+ con una obvia ven-
16...¥xe6?! 17.dxe6 es a favor
taja de las negras.
de las blancas.
17.¦fb1 29.¢g2 h6
Cautela razonable. 17.¤c7 ¦a7 Preparándose para abrir un se-
18.¤xa6? ¦ba8 está muy mal; no gundo frente.
conviene a las blancas 17.e4?! b5 30.¦h1 ¦aa8!?
18.axb5 axb5 19.¦xa8 ¦xa8 20.¤xb5 30...g5?! 31.hxg5 hxg5 32.¤e6
£xb2; 17.f4?! b5! concede a las blancas el tan deseado
17...¢f7 18.¤f4 ¦b7! contrajuego.
Preparando b6-b5. La inme- 31.£d3
diata 18...b5!? provocaría una crisis
prematura: 19.axb5 ¥xb5! (es más
fuerte que 19...axb5 20. ¦xa8 ¦xa8
21.¤xb5) 20.£a2! (20. ¤xb5?! axb5
21.¦xa8 bxc4 22.¦xb8 ¥xf4 23.exf4

237
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

37...£f5! 38.£xf5
38.£f3 ¥e2!, forzando el cam-
bio de damas en una forma aún más
beneficiosa.
38...gxf5+ 39.¢f3 ¦g4! 40.¤f4
¥d7
Terminaron los apuros de tiem-
po y la partida pasa a ser cuestión de
aprovechar la ventaja.
41.¦a3 a5 42.c4 ¢g7 43.¦h1?
31...¥xc3?!
El error final. Es más resistente.
¡Una decisión crucial! Temien- 43.¦g3.
do que la ventaja que se presenta
43...e5! 44.dxe6d ¥c6+ 45.¤d5
tras 31...b5 32.axb5 axb5 33.¤xb5
¦xc4
¥xf4 34.exf4 ¥xb5 35.¦xb5 ¦xb5
36.£xb5 £xd5+ 37.¢h2 fuera a ser Lo demás es bastante simple.
insuficiente para la victoria, las ne- 46.¦d3 ¦e8 47.¦g1+ ¢h7!
gras toman el peón dudoso. 47...¢f8? 48.¦g6.
32.¦xc3 ¥xa4 33.g4?! 48.¢e2 ¦xe6 49.¢d2 ¦xh4
Es mucho más peligrosa 33.e4! 50.¤f4 ¦f6 51.¢c3 0–1
¡La columna «е» es más importante
para el ataque que la «g»!
La partida de ajedrez rápi-
33...¥b5
do transcurrió exactamente igual,
Es difícil tomar la decisión co- pero esta vez yo iba por delante en
rrecta en los apuros de tiempo que la clasificación al haber ganado con
pasábamos ambos jugadores. No las negras. Es difícil adivinar la es-
quería permitir el agobio de 34.g5 trategia que hubiera elegido Lputián
(por ejempo tras 33...¦f8). Por otro si hubiera tenido tiempo de reflexio-
lado, tras el cambio de damas 33... nar. A falta de lo cual, sin pensarlo
fxg4 34.£xg6+ £xg6 35.¤xg6 ¢f7 dos veces, optó por una variante de
36.h5! las blancas también tienen un su repertorio general, para la cual yo
serio contrajuego. estaba preparado. Sin embargo, esto
34.£d1 fxg4 35.£xg4 ¢h7 no me ayudó mucho. Procurando lle-
36.¦h3u ¦g8 37.¤e6? gar a la seguridad de las tablas, cla-
Es más fuerte 37.e4!, tomando ramente me concentré solo en ello, y
bajo control la casilla f5 y liberando al final perdí. Solo el blitz decidió la
la fila 3 para el nuevo despliegue de lucha a mi favor. Después de tantos
torres. En ese caso toda la lucha hu- altibajos quedé completamente ago-
biera estado aún por pelearse. Tras la tado, tan extenuantes habían sido las
jugada en la partida la ventaja pasa a peripecias de este dramático enfren-
las negras de una vez por todas. tamiento.

238
pa rti da s d e c i s iva s

En el siguiente match, contra Defensa eslava [D12]


Baréev, apenas aguanté la partida Ivanchuk — Cheparínov
clásica, pero no tenía fuerzas para
nada más. Mi propia experiencia
Janty-Mansisk, 2005
confirmó la certeza de las palabras de 1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6 4.e3
Anand: «Muchas veces la diferencia ¥f5 5.¤c3 e6 6.¤h4 ¥g6 7.¤xg6
entre un buen rendimiento y un logro hxg6 8.¥d2 ¤bd7 9.¦c1 ¥d6 10.a3
extraordinario no se encuentra en los a6 11.c5?!
aspectos técnicos del juego, sino en Liberar la tensión en el centro es
características deportivas, tales como favorable para las negras. Es preferi-
la fuerza de voluntad y la capacidad ble 11.h3 o 11.g3.
de resistir la presión».
11...¥c7
Fueron precisamente los ras-
gos deportivos los que determinaron La captura en h2, en la cual con-
los ganadores de los campeonatos fiaba probablemente Vasili, es de-
knock-out que durante muchos años masiado arriesgada para las negras,
sustituyeron a los certámenes tradi- especialmente en esta situación.
cionales del Campeonato Mundial. 12.f4 g5! 13.¥d3
Los aspectos puramente ajedrecísti- Por el contrario 13.fxg5 ¤h5 es
cos dejaron de desempeñar el papel peligrosa para las blancas.
principal en esos combates mortales.
13...gxf4 14.exf4
Se hizo mucho más importante el
sistema nervioso estable y la capa- Parece que las blancas ganaron el
cidad de vivir normalmente bajo una duelo de apertura: tienen una ventaja
constante presión psicológica. Fue espacial y pareja de alfiles, mien-
aún más relevante que antes la capa- tras que el contrajuego de las negras
cidad de olvidar el duelo anterior, por vinculado a e6-e5 está impedido de
dramático que hubiera sido. Además manera segura... Sin embargo, la res-
de eso muchos jugadores, incluso los puesta brillante de Cheparínov cam-
extraordinarios, no daban el visto bia drásticamente la situación sobre
bueno a la convivencia de tres disci- el tablero.
plinas tan diferentes como el ajedrez
clásico, el ajedrez rápido y el blitz
bajo el mismo techo.
En la Copa del Mundo de 2005
se halló en una situación complicada
uno de los mejores ajedrecistas de la
última década, Vasili Ivanchuk.
Perdió la primera partida, así que
tenía que vengarse en la segunda.

14...¤e4!! 15.¤xe4

239
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

No es mejor 15.¥xe4 dxe4 25.¦e5!


16.£b3, procurando complicar la ta- Un sacrificio prácticamente for-
rea de las negras (la variante 16.¤xe4 zado. Con 25.¦xe8 ¢xe8 no está cla-
¤f6 17.¤xf6+ £xf6 18.¥e3 0-0-0 ro cómo las blancas puedan realizar
es absolutamente inofensiva para su ventaja material. Aunque parece
las negras), 16...£h4+! 17.g3 £h3 que incluso en la nueva situación las
18.£xb7 £g2 19.£xa8+ ¤b8 20.¦f1 negras pueden mantener la posición
¦xh2 21.¦c2 e3 22.¥xe3 £xc2, y el sin problema.
que las blancas puedan resistir de al-
25...¥xe5 26.fxe5 ¦e7 27.h4 ¦h8
guna manera tras 23.£b7, es de poco 28.g3 ¢e6 29.¢e2 ¦f7 30.¥f4 ¦b8
consuelo. 31.¦b6 ¦a8 32.¢d3 a5 33.¥g5 ¦a6
15...dxe4 16.¥xe4 ¤f6 34.¦b3 a4 35.¦b4 ¦d7 36.¢e3 ¦h7
Una jugada obvia, pero es aun 37.¢f4 ¦a7 38.¥f6 ¦a8 39.¢g5 ¦f7
más fuerte 16...£f6! 17.¦c4 ¥xf4 40.b3 axb3 41.¦xb3 ¦a4 42.¦d3
18.g3 ¥xd2+ 19.£xd2 0-0-0 con ¦a8 43.¦f3!
una igualdad confortable. Resistiendo la tentación de:
17.£f3 ¤xe4 43.¢xg6 ¦g8+ 44.¢h6 ¦g4 45.¥g5
17...£xd4? 18.¥xc6+. ¦f8 46.¢g7 ¦a8, tras lo cual las
blancas son incapaces de fortalecer-
18.£xe4 £d5 se.
Tras 18...£h4+?! 19.g3 £h3 20. 43...¦a4 44.¦d3 ¦a8 45.g4 fxg4
¢d1! El rey blanco se retira con se- 46.¢xg4 ¦h7
guridad al flanco de la dama, mien-
Para las negras, a su vez, es
tras el peón extra se queda.
peligroso transformar la posición:
19.£xd5 exd5 20.¢f2 f5 21.¦c3 46...¦xf6 47.exf6 ¢xf6 48.¦f3+ ¢g7
¢f7 22.h3 g6 23.¦b3 ¦ab8 24.¦e1 49.¢g5 ¦a4 50.¦b3 ¦xd4 51.¦xb7+
¦he8 ¢f8 52.¦c7±.
Las negras están a punto de 47.¢g5 ¦g8 48.¦b3 ¦h5+
conseguir su objetivo, y no está claro 49. ¢g4 ¦h7 50.a4 ¦a8 51.¦b4
cómo se pueden derribar sus defen- ¦d7 52. ¢g5 ¢f7 53.¢h6 ¦g8
sas. 54.¦b3 ¦c7 55.a5 ¢e6 56.¦g3 ¢f7
57.¦g2 ¦d7 58.¦a2 ¢e6 59.a6 bxa6
60.¦xa6 ¦c7 61.¢g5 ¢f7
Parece que las blancas solo si-
guen con el juego mecánicamente.
Sin embargo encuentran una posi-
bilidad increíble de mejorar su po-
sición.
62.h5! gxh5+ 63.¢f5! ¦e8

240
pa rti da s d e c i s iva s

68.¥f6 ¦h7 (68...h4 69.¦b7) 69.¦b3


h4 70.¦h3 ¦h6 71.¥xh4 ¢e8 72.¦g3,
y las blancas ganan.
Sin embargo las negras se salvan
justo a tiempo.
64...¦b7 65.¦g2 ¢f8 66.¦h2
66.e6 ¦b1 67.e7+ ¦xe7
68.¥xe7+ ¢xe7 69.¦g7+ ¢d8
70.¢e6 ¦f1!=.
66...¦b1 67.¦xh5 ¦f1+ 68.¢g6
El último movimiento de las ne- ¦g1+ 69.¥g5 ¢g8 70.¢f5 ¦f1+
gras es forzado, pues se amenazaba 71.¢g4 ¦g1+ ½ – ½
64.е6. Está claro que las blancas tie-
nen compensación completa por la
En esta partida Ivanchuk ex-
calidad: todas sus piezas ocupan po-
hibió técnica, aguante y paciencia,
siciones dominantes. Y más aún, las
pero solo hasta el momento en que
negras tienen graves problemas con
su ventaja finalmente se hizo deci-
las jugadas. Pero, ¿se puede utilizar
siva. La proximidad de la victoria
esta circunstancia con el mínimo de
deseada resultó ser una carga dema-
material que les queda?
siado grande para sus nervios. En un
64.¦a2? momento crítico perder la concen-
¡Un error trágico! Tras haber tración aun por un instante resultó
mostrado una táctica sutilísima y un fatal.
aguante fenomenal, Ivanchuk tropie- Vasili se encontró en una situa-
za a un paso de la victoria. ción todavía más difícil en la Copa
64.¦b6!! (Vasili estuvo a punto del Mundo de 2009.
de jugar así, pero en el último instan- La primera partida con el joven
te su mano hizo por sí sola un movi- filipino So se desarrolló de manera
miento «más correcto») 64...¢f8. muy curiosa, pero en un momen-
De repente queda claro que las to dado las blancas sobreestimaron
negras están en Zugzwang. Tras sus pronósticos, rechazaron el jaque
64...¦e6 la completa superioridad de perpetuo, y perdieron. La tarea de
las blancas decide la cuestión 65.¦b1! ganar con las negras «por encar-
¦e8 (es irremediable 65...¦xf6+ go» parecía difìcil, pero alcanzable
66.exf6 ¦a7 67.¦g1) 66.¦g1 ¢f8 en vistas de la poca experiencia del
(66...¦g8 67.e6+ ¢f8 68.e7+) 67.e6 oponente. Sin embargo, So abordó la
¦h7 68.¥e5 ¦ee7 69.¥d6, y las ne- partida con una sabiduría impropia
gras están desvalidas. de su edad.

65.e6 ¦h7 66.¥h4! Lo decide


toda la dominación completa de las
piezas blancas. 66...¦c8 67.¢e5 ¦h6

241
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

Defensa eslava [D13] las negras a igualar la posición com-


So — Ivanchuk pletamente. Pero como esta estrate-
gia no corresponde en ningún modo
Janty-Mansisk, 2009 al temperamento del filipino, este se
inquietó.
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.cxd5 30.g4?
¡Una sorpresa muy desagrada-
ble! Además de que el joven filipi-
no siempre había empezado el juego
con el peón del rey y solo desde hacía
poco se había hecho «ambidiestro»,
su juego siempre se había caracteri-
zado por la agresividad. Pero ese día
decidió olvidar su orgullo.
4...cxd5 5.¤c3 ¤c6 6.¥f4 a6
7.¦c1 ¥f5 8.e3 e6 9.£b3 ¦a7!?
Una posición tan inocua es difí- 30...h3!
cil de revivir. Por supuesto, Ivanchuk aprove-
10.¤e5 ¤xe5 11.¥xe5 ¤d7 chó la oportunidad.
12.¥g3 ¥e7 13.¥e2 0-0 14.0-0 £a8 31.¢g3?
15.¤b1 Como ya se ha observado, los
Preparándose para doblar por la errores no aparecen solos. En vista de
columna «с». la amenaza letal de 31...¥h4+ hace
15...¦c8 16.¥d3 falta pasar a una defensa cerrada:
31.£d2 ¥h4+ 32.¢f1 £b5+ 33.£e2
Buscando los cambios con con-
£b4 34.a3 £b3 35.e5, sin embargo,
sistencia.
tal transformación es psicológica-
16...¥xd3 17.£xd3 ¦c6! 18.¦c2 mente difícil incluso para ajedrecis-
¤b6 19.¦fc1 ¤c4 20.¤d2 tas experimentados.
Uno solo podría compadecerse 31...£e1+ 32.¢xh3
de las negras si hubieran tenido que Para 32.¥f2 lo más fácil es ju-
jugar para ganar en la posición tras gar 32... ¥h4+! 33.¢xh4 £xf2+
20.b3 ¤d6 21.¦xc6 bxc6 22.¤c3 34.¢xh3 £xb2 35.exd5 cxd5 36.a3
¤f5 23.¤a4, aunque la jugada de la £b3 con un final técnicamente ga-
partida aún no estropea nada. nado.
20...¤xd2 21.£xd2 a5 22.£d3 32...dxe4 33.£xe4
a4 23.f3 ¦aa6 24.e4 £d8 25.¦xc6
¦xc6 26.¦xc6 bxc6 27.¥f2 h5
28.¥e3 £a5 29.¢f2 h4
El juego demasiado inocuo de su
oponente para llegar a tablas ayuda a

242
pa rti da s d e c i s iva s

mento decisivo. Cuando le separaba


de la victoria un movimiento preciso,
otra vez cayó en estado de parálisis.
¿Puede ser que esta fragilidad del
sistema nervioso le impide a Ivan-
chuk explotar al máximo su inmenso
talento ajedrecístico?
Con este antecedente se hacen
aún más evidentes la estupenda sen-
satez e imperturbabilidad del GM
ucraniano Ruslán Ponomariov, ¡ese
33...£f1+? sí que nunca pierde la cabeza! No es
Y otra vez en un momento de- de sorprender, pues, que en el siste-
cisivo los nervios fallan a Ivanchuk. ma knock-out Ruslán sea uno de los
La simple 33...£e2! hubiera puesto a jugadores más capaces del mundo.
las blancas en una situación sin sa- Y no es que tenga una forma mágica
lida. Por ejemplo: 34.g5 (o 34.£e5 de evitar las situaciones críticas, sino
£xb2 35.¥f4 ¥f8! 36.£b8 £xd4-+) que las resuelve con mucha más sol-
34...¥d6! 35.f4 ¥b4! (la más fuerte, tura. Perdió con las blancas la prime-
pero tampoco está mal 35...£xb2) ra partida de su micromatch contra
36.d5 cxd5 37.£xb4 £xe3+ 38.¢g4 el potente GM chino Wang Hao. El
d4, y las negras tenían que ganar. autor recuerda las angustias mentales
34.¢g3 ¥d6+ que había pasado él mismo y de las
dificultades increíbles de Ivanchuk
La victoria se esfumó. No apor-
ta nada 34...£e1+ 35.¥f2! ¥h4+ para batir a sus rivales. Ponomariov
36.¢xh4 £xf2+ 37.¢h3 £xb2 38. solucionó un problema similar con
£xc6 £xa2 39.£e8+ ¢h7 40.£xf7 una sencillez encantadora.
£d5 41.¢h4 a3 42.g5, y las negras
no pueden evitar el jaque perpetuo. Defensa siciliana [B85]
35.¥f4 ¥b4 36.g5! Wang Hao — Ponomariov
Una jugada única, pero sufi- Janty-Mansisk, 2007
ciente.
1.e4 c5 2.¤f3 e6
36...¥e1+ 37.¢g4 £g2+ 38.¥g3
¥xg3 39.hxg3 £xb2 40.£xc6 En caso de 2...d6 es imprescin-
£xd4+ 41.f4 g6 42.£c2 a3 43.¢f3 dible tener en cuenta 3.¥b5+.
e5 44.fxe5 £xe5 45.£d3 £b2 3.d4 cxd4 4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3
46.£d5 ½ – ½ d6 6.¥e2 a6 7.f4 £c7 8.0-0 ¥e7
9.a4 0-0 10.¥e3 ¤c6 11.¢h1 ¦e8
Todo se repitió con asombrosa Surgió la posición teórica de
precisión. La paciencia, maestría y la variante Scheveningen. Miles de
compostura solo estuvieron presen- partidas habían comenzado con esta
tes en el juego de Vasili hasta el mo- posición, pero no por ello se hizo más

243
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

fácil. Las blancas tienen varias op- 20.¥c4) se pueda jugar 19.¤xf7!
ciones equivalentes, la más popular ¢xf7 20.f5, y no es fácil defender-
de las cuales es 12.¥f3. se para las negras: 20...e5 (es rela-
12.¥d3 ¥d7 13.£f3 ¤b4 14.a5 tivamente mejor 20...¤e5 21.¥xe5
¥c6 15.£g3 dxe5 22.¥c4 ¢g8 23.¥xe6+ ¢h8
24. ¥xc8 ¦xc8, pero aquí también
Por supuesto, 15.g4 d5 16.e5 tras 25.f6 las blancas tienen un jue-
¤d7 no se correspondía de ningún go activo) 21.¥c4+ d5 (21...¢e7?
modo con la situación deportiva. 22.£h4+ ¤f6 23.¥b6 £b8 24.¥b3
15...¥f8 16.¤f3 es demasiado peligroso) 22. ¥b6!
Es difícil para las blancas de- (22.exd5? ¥b5 23. ¥b3 ¥c4, repe-
terminar su plan. 16.¤xc6!? bxc6 liendo el ataque) 22...¤xb6 23.axb6
17.¥b6 £b8 18.e5 ¤d7 19.¤e4 d5 £d6 24.¥b3! con un ataque extre-
20.¤f6+ ¤xf6 21.exf6 g6 tampoco madamente fuerte. Esta es una de las
promete mucho, pero así la posición posibles continuaciones: 24...¢g8
se simplifica en buena medida, lo 25.exd5 ¥b5 26.¤e4 £d8 27.f6+-.
cual actúa a favor de Wang Hao. Pero las negras bien pueden evitar
todas estas complicaciones con la
16...¤d7 17.¥d4 ¦ac8 ayuda de la intermedia 18...¤xd3!
17...e5?! 18.fxe5 dxe5 19.¥c4! 19.cxd3 y solo entonces 19...f6 con
es peligroso para las negras. La juga- una buena posición.
da en la partida prepara este avance. 18...¤xd3 19.cxd3 dxe5 20.fxe5
(Véase el diagrama) A primera vista las blancas están
18.e5?! bien. En particular amenaza 21.¤g5,
sin embargo, la fría respuesta de Po-
nomariov aclara la situación.

Y de nuevo no está muy cla-


ro qué deben hacer las blancas. Es
muy difícil maniobrar en una posi- 20...f5!
ción así, y la situación en el match Ahora las blancas no tienen
no anima a emprender acciones ninguna posibilidad de atacar y los
arriesgadas. Se ve bastante bien, factores estáticos, particularmente la
por ejemplo, 18.¤g5!?, para que presencia de ambos alfiles, determi-
tras 18...h6 (18...f6 19.¤xe6 ¦xe6 nan la supremacía de las negras. Así

244
pa rti da s d e c i s iva s

que el cambio de damas es práctica- Al parecer, la partida no ofrece


mente forzado. nada extraordinario: no hay ni una
21.exf6 £xg3 22.f7+ novedad sofisticada en la apertura,
ni decisiones llamativas en el me-
22.hxg3 gxf6 también es favo-
dio juego. Pero todo está llevado a
rable a las negras.
cabo de manera profesional, con una
22...¢xf7 23.hxg3 ¢g8 24.¤e5 técnica muy buena y con un ries-
Es algo más resistente 24.¤e4 go mínimo. Y lo más importante es
e5 25.¥c3. que en ella se resuelve un problema
24...¤xe5 25.¥xe5 ¦ed8 deportivo dificilísimo. Huelga decir
que Ponomariov ganó el desempa-
La posición de las negras es te y avanzó a la siguiente ronda. Es
ciertamente mejor, pero a las blancas la capacidad de alcanzar su objetivo
les basta con unas tablas. Sin em- con recursos bastante simples lo que
bargo, Ponomariov no le deja ni una permite a Ruslán preservar una ener-
oportunidad a su adversario, condu- gía que es vital en los torneos knock-
ciendo la partida hasta un final vic- out. En este sentido destaca entre
torioso con sangre fría y movimien- otros GMs, incluso entre los que no
tos circunspectos. le son inferiores en clase.
26.d4 ¥d6! 27.¦fd1 ¥xe5 28. El formato de los matches de
dxe5 ¦xd1+! 29.¦xd1 ¦f8 30.¢g1 candidatos en Kazán era muy pare-
¦f5 31.¦e1 ¦g5 32.¦e3 ¦g4! cido al de la copa. Sin embargo los
Las blancas no tienen ningún duelos constaban de cuatro en lugar
modo de defender las múltiples de- de dos partidas, pero también lo que
bilidades de sus peones. estaba en juego era más importante
33.¤e2 ¦b4 34.b3 ¢f7 35.¦d3 y cualquier pareja de jugadores de
¥b5 36.¦f3+ ¢e7 37.¤f4 ¥c6 Kazán habría honrado la final de la
38.¦e3 ¦b5 39.g4 ¦b4! 40.g3 h6! Copa del Mundo.
Las negras no se apresuran. 40... En el match de cuartos de final
g5 41.¤h5 ¦xg4 42.¤f6 le da opor- Topálov — Kamski ocurrió una si-
tunidades al oponente. tuación que ya hemos contemplado
varias veces en las páginas de este
41.¢f2 g5 42.¤h5 ¦xg4 43.¤f6 libro. Al excampeón del mundo,
¦b4 44.g4 ¦b5 45.¢e2 ¥d5 que jugaba con las blancas, solo le
También es bastante buena 45... valía la victoria. El búlgaro con-
¦xa5. dujo la partida impecablemente.
46.¦d3 Todo se hizo siguiendo las mejo-
res recetas: una sorpresa temprana
Para 46.¦c3 sin duda surgiría
en la quinta jugada de la apertura,
46...¥c6 47.¦e3 ¦xa5.
un juego agresivo pero justificado
46...¦xa5 47.¢e3 ¦b5 48.¢d4 desde el punto de vista posicional
a5 49.¦c3 ¦b4+ 50.¢d3 ¥c6 0–1 en el medio juego y, finalmente,
una «vuelta de tuerca» oportuna

245
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

durante los apuros de tiempo del 10.b4 ¤d4) 9...¥g4, y el control so-
oponente... bre el punto d4 garantiza a las negras
un juego cómodo.
Apertura inglesa [A16] 6...¤db4
Topálov — Kamski O 6...¥g7 7.e4 ¤db4 8.£b3!
Kazán, 2011 ¥xd4 9.¥c4 0-0 10.¥h6 con una
iniciativa amenazadora a cambio del
1.¤f3 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5 peón sacrificado.
4.cxd5 ¤xd5 5.£c2!?
7.£a4 ¥g7
Una novedad en la quinta jugada
es una rareza. Por supuesto, las blan- No exime de las dificultades
cas no hubieran elegido tal secuencia 7...¥d7 8.£d1! ¥g4 9.a3 ¤d5 10.e4
de movimientos para volver a la po- ¤xc3 11.bxc3.
sición principal de la defensa Grün- 8.e4! ¥d7 9.£b3 ¥xd4 10.¤d5!,
feld tras 5.d4. Teniendo en cuenta y no es fácil defenderse para las ne-
la situación en el match, 5.e4 ¤xc3 gras.
6.dxc3 £xd1+ 7.¢xd1 tampoco po- 6.e4! ¤b6
día satisfacerles. Más bien se podría Otra elección difícil para las ne-
esperar algo en la línea de 5.h4!? o gras: 6...¤xc3 7.dxc3 da a las blan-
mejoras en la variante 5.£b3 ¤b6 cas una ventaja pequeña pero estable;
6.d4 ¥g7 7.¥f4 ¥e6 8.£a3 ¤c6 9. en caso de 6...¤b4 7.£a4+ ¤8c6
0-0-0!?, como ocurrió en la segunda 8.d4 ¥d7 9.£b3 ¥xd4 10.¤d5! surge
partida del match. la posición que hemos contemplado
antes.
7.d4 0-0 8.¥e3
Esta posición es bien conocida
en teoría, pero con la dama en b3.
Resulta que la dama en c2 como mí-
nimo no está peor situada.
8...¥g4
8...¤c6!?

5...¥g7
La sorpresa obligó a Kamski a
pararse a pensar y la jugada natural
en la partida no se produjo inmedia-
tamente. Probablemente Gata ha-
bía estudiado las consecuencias de
5...¤c6 6.d4.
Es más débil 6.e4 ¤db4 7.£b1
¥g4 8.a3 ¥xf3 9.axb4 (9.gxf3 ¤a6

246
pa rti da s d e c i s iva s

9.¤e5! lo que las negras tienen que sostener


Una sutileza importante que, por una defensa pasiva.
la rapidez con la que se llevó a cabo, 22...c5 23.¥f1 ¤c6 24.g3 ¢g7
habría sido preparada por Topálov en 25.¥g2 h5
casa. Tras la natural 9.0-0-0 ¤c6 Es comprensible el deseo de las
10.d5 ¤e5 11.¥e2 ¤ec4, haciendo
negras de mostrar al menos cierta
uso de la ausencia de la dama en b3,
actividad, pero la jugada en la partida
las negras resuelven todos sus pro-
solo debilita la posición del rey.
blemas. Esta fuerte jugada de la par-
tida, por otra parte, subraya las vir- 26.¤b5 ¤c8 27.£d2 c4 28.bxc4
tudes de 5.£с2. ¥xc4 29.¤d4 £b4 30.£c1 ¤8e7
9...¥xe5 31.a3 £a4 32.£b2 b6 33.¢h2 ¢f7
34.£c3 ¥a2!
Con la dama en b3 las negras
hubieran conseguido un tiempo im-
portante con 9...¥е6.
10.dxe5 ¤c6 11.h3 ¥e6 12.¦d1
£c8 13.f4
Es hora de hacer un resumen
del duelo teórico. Las blancas tie-
nen la ventaja de los dos alfiles, un
fuerte centro de peones y una gran
supremacía de tiempo: muy bue-
nas premisas para la victoria en una
partida tan importante. Sin embar-
go, la lucha no está ni mucho menos Kamski se defiende con una te-
terminada. nacidad muy propia de él. La idea del
último movimiento está vinculada
13...¦d8 14.b3 ¤b4
con 35...£с4.
Es un poco más correcta
35.f5!?
14...¦xd1+ 15.£xd1 £e8 16.¥e2
¦d8 17.£c1 ¤d4, aunque tras Un intento de usar al máximo
18.¢f2 las blancas mantendrían una los apuros de tiempo del oponen-
presión desagradable. te. Para 35.¥f1 (con amenaza de
15.¦xd8+ £xd8 16.£b1± f5 36.¥b5) las negras deben encontrar
la única defensa en 35...¤xd4 36.
En realidad, el único intento de
¥xd4 £c6.
reavivar el juego de algún modo.
35...£c4 36.£b2 ¤e5 37.£d2
17.exf6 exf6 18.¥e2 £e7 19.
0-0 ¥f7 20.¥f2 ¦d8 21.¦d1 ¦xd1+ Merece atención 37.fxg6, y la
22.£xd1 continuación más fuerte es, proba-
El cambio de torres no altera la blemente, 37.¤b5! ¢g7 38.¤xa7
evaluación de la posición: del lado de gxf5 39.¥d4 ¤d7 40.¤b5.
las blancas hay una gran ventaja, con 37...g5

247
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

La línea 37...¥b1! 38.£h6 £a2 Al haber salido de los apuros de


del AI es imposible de encontrar en tiempo Kamski muestra una sutileza
apuros de tiempo. asombrosa.
38.¤e6? 42.£xf6+ ¢e8 43.£e6+ ¢f8
En un momento tan crucial es 44.¢g1
difícil guardar la compostura aun El movimiento en la parti-
cuando el oponente está en apuros da todavía no estropea nada, pero
de tiempo. La manera más conve- parece que justo en este momen-
niente de subrayar la supremacía era to Topálov perdió el hilo victorio-
38.£d1! g4 39.£d2, rompiendo a so. Teniendo mucho tiempo a su
través del peón h5. disposición, no pudo encontrar una
variante ganadora. Por ejemplo: 44.
£h6+ ¢f7 45.¥g1! ¥xd5 (45...¤f3+
46.¢h1 ¤xg1 47.£f6+) 46.exd5
¤d8 (46...¤d4 47.£h7+ ¢e8 48.f6
¤ef3+ 49.¢h1 ¤xg1 50.f7+) 47.
¢h1!; ó 44.¥g1! ¤f3+ 45.¢h1 ¥xd5
46.£d6+! ¢e8 47.exd5 ¤e7 48.f6
¤f5 49.f7+ ¢xf7 50.£e6+.
44...£d1+

38...¤7c6??
Kamski responde al error de
Topálov con uno suyo, y mucho más
grave. Prácticamente hubiera iguala-
do el juego 38...¥b3! 39.¥d4 £d3.
39.£d6 ¢e8
39...¤e7 40.¤xg5+.
40.¤c7+?
Dificultando seriamente su pro- 45.¥f1??
pia tarea. Gana fácilmente 40.¥d4! Las fuerzas le abandonaron al
Por ejemplo: 40...£d3 41.£f8+ excampeón del mundo. 45.¢h2 £e2
¢d7 42.£xf6 ¤f3+ 43.¥xf3 £xf3 46.£h6+ todavía gana.
44.£f7+ ¤e7 45.¤f8+ ¢d8 46. 45...¥xd5 46.exd5
£xa2.
No es suficiente 46.£xd5 £xd5
40...¢f7 41.¤d5!? 47.exd5 ¤e7 48.¥e2 ¤xf5 49.¥xh5
No es tarde para volver hacia ¢e7, y las negras se salvan en el fi-
la variante anterior: 41.¤e6! ¢e8 nal.
42.¥d4! 46...¤d4! 47.£f6+ ¢g8 48.
41...£e2! £xg5+

248
pa rti da s d e c i s iva s

La mejor oportunidad prác- Defensa Grünfeld [D76]


tica es 48.¥xd4 £xd4+ 49.¢h1 Gélfand — Grischuk
£xd5+ 50.¥g2, pero tras la precisa
Kazán, 2011
50...£d1+ 51.¢h2 ¤f3+! 52.¥xf3
£xf3 53.£xg5+ ¢f7 las negras to- 1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤f3 ¥g7
davía hacen tablas. 4.g3 d5 5.cxd5 ¤xd5 6.¥g2 ¤b6
48...¢f7 49.£d8 £c2! 7.¤c3 ¤c6 8.e3 0-0 9.0-0 ¦e8
10.¦e1 a5 11.£e2 ¥g4 12.h3 ¥e6
Elemental, pero suficiente. Ahora
las blancas no tienen ninguna opor-
tunidad de ganar.
50.¥g2 £c1+ 51.¢h2 £c2
52.¥g1 ¤df3+ 53.¢h1 ¤e1 54.¥f2!
Ahora son las blancas las que
encuentran el único camino de sal-
vación.
54...£xf2 55.£c7+ ¢f6 56.
£d6+ ¢f7 57.£c7+ ¢f6 58.£d6+
¢f7 ½ – ½
13.b3
Este movimiento natural, por
¿Por qué tropezó Topálov a un
raro que parezca, es una novedad.
paso de una merecida victoria? Por
Sin embargo, la posición resultan-
supuesto, Kamski se defendió con
te había sucedido varias veces. Otra
ferocidad, pero en un momento dado
continuación posible es 13.¦d1 ¥c4
ya nada dependía de él. Por alguna
14.£c2 ¤b4 15.£b1 a4 16.e4 £d7
razón la suerte abandonó a las blan-
con un juego complicado. La jugada
cas. Puede ser que Topálov no tuviera
en la partida limita el contrajuego de
suficiente energía y motivación, las las negras conectado con ¥c4.
cualidades por las que siempre había
destacado. 13...a4 14.¦b1!
El match final de Kazán se de- En esta jugada discreta se halla
sarrolló de manera muy diferente. el planteamiento de las blancas. Es
Las primeras cinco partidas acabaron importante mantener el control sobre
en tablas, y todos estaban esperaban la casilla c4. Todo el concepto de la
una apasionante ronda de desem- apertura de las blancas fue una com-
pates. Pero todo terminó en la sexta pleta sorpresa para Grischuk, el cual
empezó a tomarse su tiempo para
partida.
pensar.
14...axb3 15.axb3 £c8 16.¢h2
¦a5!?
La primera impresión es que así
las negras toman la iniciativa.

249
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

17.¦d1!
Con este movimiento Gélfand
empieza a poner en práctica un pro-
yecto profundo y paradójico que
cambia drásticamente el carácter de
la posición.
17...¦h5

Ésta es la posición más crítica de


la partida y la de todo el match final
de candidatos. A primera vista pare-
ce que las negras no tengan ninguna
complicación, e incluso que son ellas
las que deciden el carácter de la lucha
por venir.
20...¥xh4?!
18.¤h4!
La decisión de Grischuk resultó
La decisión más crítica y rigu-
equivocada, pero eso solo quedó cla-
rosa. No es ni mucho menos feliz la
ro como resultado del juego brillante
18.h4 ¥g4; 18.¤g1 y 18.£f1 son de-
de Gélfand. Es verdad que el cambio
masiado pasivas.
de alfiles les dejó a las blancas al-
18...¥f6 19.f4! gunas posibilidades más. Durante la
Una continuación lógica del plan partida y después de ella los comen-
comenzado con la jugada 17. Por otro tadores proponían como la jugada
lado, el AI evalúa el planteamiento más fuerte 20...¤d5!? Es dificilísi-
de las blancas con escepticismo, cre- mo hacer una evaluación fiable de
yendo que es más sensato terminar este movimiento y de las posiciones
el asunto de forma pacífica:19.¥f3 complicadísimas que surgen como
¦a5 (incluso hay un camino más consecuencia del mismo, pero los
elegante hacia las tablas: 19...¦h6!? problemas de las negras, especial-
20.d5 ¥xc3 21.dxc6 bxc6 22.e4 mente teniendo en cuenta los apuros
¦xh4 23.gxh4 ¥e5+ 24.¢g1 ¥xb3! de tiempo de Grischuk, permanecie-
25.¦xb3 £xh3) 20.¥g2 ¦d8; tampo- ron. Por ejemplo: 21.¤xd5 ¦hxd5
co promete nada 19.d5 ¥xc3 20.dxc6 (21...¦dxd5!?) 22.¥xd5!? (22.¥b2
bxc6 21.¥xc6 ¦d8. en esta forma no es tan fuerte como
19...¦d8 20.£f2 en la partida, al menos a causa de
22...¦b5) 22...¥xd5 23.¤f3. Es muy
probable que Alexander realizara el
cambio en la jugada 20 para eliminar
esta posibilidad. 23...£e6 (23...£f5

250
pa rti da s d e c i s iva s

24.¤d2) 24.b4 £e4 25.¤d2 £c2, y Una pequeña incorrección. Es


no está claro hasta qué punto sirve de aún más fuerte 29.£b5!
compensación la calidad a las negras. 29...f6 30.¥a1
21.gxh4 ¤d5 22.¤xd5 ¦hxd5 Un movimiento hecho por Bo-
23.¥b2! ris prácticamente sin dilación. La
Es muy posible que fuera esta máquina prefiere la variante forza-
discreta jugada la que Grischuk hu- da 30.c7 ¦d7 31.£b5 fxe5 32.£xd7
biera subestimado en sus cálculos. £xd7 33.c8£+ £xc8 34.¦xc8+, pero
Tras 23.¥xd5? ¥xd5 las blancas es- la elección de Gélfand es todavía más
tán obligadas a jugar 24.f5! con un desagradable para las negras, espe-
juego aproximadamente igualado. cialmente si uno tiene en cuenta los
Ahora la partida de las negras va de apuros de tiempo enormes del opo-
pronto cuesta abajo. nente.
23...¦b5 30...¦c5
Quizá la mejor oportunidad es No es mejor 30...£c7 31.e5 ¥f7
23...f5, procurando organizar el blo- 32.¦d1!, y las negras lo llevan mal.
queo en las casillas blancas. Pero
31.¦xc5 bxc5 32.£b5 £c7?
en este caso se debilita la posición
del rey negro. Jugando 24.h5! ¥f7 Un tropezón final en los apuros
25.£h4 £e6 26.¥xd5 £xd5 27.¦g1, de tiempo. Es más resistente 32...¥a2
las blancas guardan la supremacía. 33.¦b2 £c7, pero también en este
caso tras 34.e5 el desenlace de la
24.£e2!
partida sería igual.
Tampoco está mal 24.e4 ¥xb3
33.¦xb3 ¤xc6 34.e5 ¤d4
25.¦dc1, pero la jugada en la partida
35.£c4+ 1–0
es incluso más fuerte.
24...¦h5 25.e4! ¥xb3 26.¦dc1
Los alfiles de largo alcance, un Una vez más, las blancas lo-
puñado poderoso de peones en el graron sorprender a su oponente en
centro y las torres perfectamente la apertura. Si bien es cierto que la
movilizadas de las blancas contra las novedad no cambió decisivamente la
piezas negras, caóticamente desper- valoración de la posición, Gélfand se
digadas por el tablero, son el factor mostró mejor preparado para las re-
que determina el desenlace de la lu- soluciones atípicas posteriores. Puede
cha. afirmarse que el israelí se siente muy
cómodo en el ambiente tenso de los
26...¤a5 27.d5 b6
duelos decisivos, pues había ganado
El AI propone 27...¥a2 28.¦a1 los últimos 12 encuentros en los que
¤b3 29.¦xa2 ¤xc1 30.¥xc1 como la había participado, un logro asom-
más fuerte, pero esta recomendación broso. Y, aunque Grischuk también
en sí nos habla de la gravedad de la se había mostrado como un guerrero
situación de las negras. de sangre fría y nervios de acero, en
28.¥e5! c5 29.dxc6 la última partida la balanza cayó del

251
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

lado de Boris. No puede descartarse tesis sobre el rol de la personalidad


que el argumento decisivo en la re- en la historia del ajedrez.
solución de este enfrentamiento fue- La Olimpiada de Janty-Mansisk
ra la pasión arrolladora por el ajedrez estuvo marcada por la rivalidad entre
que Gélfand ha mantenido durante Ucrania y la líder, Rusia. El encuen-
toda su larga carrera. Su oponente no tro entre los dos principales compe-
supo encontrar un modo de rebatirlo. tidores fue de extrema importancia.
Especialmente dramáticas re- En aquel momento Ucrania lidera-
sultan las partidas decisivas en ba la competición, y lo mínimo que
competiciones por equipos, pues la necesitaba nuestro equipo era man-
responsabilidad por el resultado del tener el status quo. La partida Ka-
duelo se multiplica como mínimo riakin-Eliánov, ganada por las blan-
por el número de personas direc- cas, que jugaban en casa, la hemos
tamente interesadas. El campo de comentado en el capítulo anterior.
fuerza que se forma en torno a ta- Ivanchuk y Ponomariov luchaban por
les partidas en ocasiones engendra las tablas. De modo que toda nues-
obras de arte ajedrecísticas, pero a tra esperanza estaba depositada en la
veces conduce a errores totalmen- partida de Efímenko.
te incomprensibles. El ambiente de
responsabilidad aumentada afecta a
los jugadores de formas muy diver- Ruy López [C67]
sas: a algunos parece quedárseles la Efímenko — Malájov
mente en blanco y se vuelven com- Janty-Mansisk (Olimpiada)
pletamente indefensos, mientras que 2010
otros por el contrario movilizan al
máximo todos sus recursos internos 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥b5 ¤f6
y juegan a un nivel superior al ha- 4.0-0 ¤xe4 5.d4 ¤d6 6.¥xc6 dxc6
bitual. De modo que el concepto del 7.dxe5 ¤f5 8.£xd8+ ¢xd8 9.¤c3
«jugador de equipo» no es ni mucho
menos una muletilla periodística,
sino un término real. El «espíritu
de equipo» y el «buen ambiente de
equipo» tampoco son nociones abs-
tractas, sino importantísimos facto-
res para lograr el éxito. A menudo,
la verdadera fuerza del equipo no
la define un rating medio alto, sino
precisamente esos detalles que a
primera vista no parecen relaciona-
dos con el ajedrez. Los éxitos de la Sobre el tablero apareció una de
selección armenia lo confirman, y la las posiciones teóricas más popula-
sobresaliente aportación de Gabriel res del ajedrez moderno. Cada parte
Sargissian a estas victorias apoya la goza de ciertas ventajas: las blancas

252
pa rti da s d e c i s iva s

tienen superioridad de peones en el con una ventaja decisiva de las blan-


flanco de rey y las negras tienen la cas.
pareja de alfiles. La ruptura tempra- 25.¢f1 g5 26.¥c1 ¢g7 27.¥xf4
na del equilibrio estratégico así como gxf4 28.¤d2
la variedad de planes resultan muy
atractivas para los mejores ajedrecis-
tas del mundo.
9...¢e8
La más frecuente, aunque el plan
de evacuación del rey de las negras
por el flanco de dama tampoco lo ha
rebatido nadie. Efímenko tiene mu-
cha experiencia jugando esta variante
con ambos colores. En esta Olimpia-
da ya había ganado con las negras a
I. Saric. A estas alturas más o menos
se hizo evidente que el destino del
10.¤e2
match dependía del resultado de esta
La partida contra Saric fue por partida. La posición de las negras era
otros derroteros: 10.h3 b6 (última- totalmente segura. Podían mantener
mente las negras tienden a preferir la pareja de alfiles, aunque la elec-
10...h5) 11.¦d1 ¥b7 12.¥f4 ¦c8, y ción de Malájov tampoco fue mala.
en esta lucha encarnizada Zajar logró
28...¥xd6!?
alcanzar la victoria.
28...f6!?
10...¤e7 11.h3 ¤g6 12.b3 h6
13.¥b2 c5 14.¦ad1 ¥e6 15.¤c3 29.exd6 ¦d8 30.¤e4 f5?
¥e7 16.¤d5 ¥d8 17.c4 a5 18.a4 c6 Un error, aunque no muy evi-
19.¤c3 ¥e7 20.¤e4 ¦d8 21.¦fe1 dente. Parece que de este modo las
Malájov resolvió con éxito los negras ganan el peón en e5, pero no
problemas de la apertura e igualó es tan sencillo. Es mejor 30...¥f5
la posición. Pero las circunstancias 31.f3 f6 32.¦d2 ¢f7, y las blancas no
del match obligaban a las blancas a pueden fortalecerse.
buscar la victoria. Paradójicamente, 31.¤c3 ¢f6 32.¢e2 ¥f7 33.d7
solo una táctica expectante podía dar ¥h5+
oportunidades de ganar. La activa Este jaque reflejo solo ayuda a
21.¤d6+ ¥xd6 22.exd6 f6 solo sim- las blancas, pero es que la tarea de
plificaba la tarea a las negras. Malájov ya no es tan sencilla como
21...¦xd1 22.¦xd1 ¤f4 puede parecer a primera vista. Re-
sulta que en la variante 33...¢e6
22...¥f5!?
34.f3 ¦xd7 35.¦xd7 ¢xd7 36.¢d3
23.¥a3 b6 24.¤d6+ ¢f8 ¢e6 37.¤e2 ¢e5 38.¢c3 (con idea
Y de ninguna manera 24...¥xd6? de ¤с1) 38...¢f6 39.h4 se pierde el
25.¦xd6 ¥d7 26.e6 ¤xe6 27.¤e5 peón en f4. Se alcanza un final pa-

253
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

recido en caso de 33...¢e5 34.f3 ¥e6 Más fuerte que la «correcta»


35.h4 ¦xd7 36.¦xd7 ¥xd7 37.¢d3. 44.¤e5. De este modo las blancas
No me aventuraré a asegurar que es fuerzan la captura en g4.
una victoria clara de las blancas, pero 44...fxg4 45.hxg4 b5 46.¤f5
desde luego las probabilidades están bxa4 47.bxa4 ¦b4 48.¦d6+ ¢f7
de su lado. 49.¦xh6
34.f3 ¢e6 35.¢e1! ¥f7 Otra decisión nada trivial. El
35...¦xd7 36.¦xd7 ¢xd7 peón en c4 está indirectamente pro-
37.¤e2. tegido, y ahora el movimiento del
36.¤e2 ¢e5 37.¤c1 ¥e6 peón «g» es decisivo.
38.¤d3+ ¢f6 39.¤xf4 ¥xd7? 49...¦xa4 50.g5 ¢g8 51.¤d6
¡El error decisivo! Con las torres Por supuesto, también ganaba
sobre el tablero los problemas de las 51.g6 ¦xc4 52.¢f3, pero Zajar jue-
negras solo van en aumento. Había ga especialmente sólido, «para que el
que jugar 39...¦xd7 40.¦xd7 ¥xd7, equipo no se preocupara».
que lleva a la posición mencionada 51...¥f7 52.¤xf7 ¢xf7 53.f5
en la nota anterior. ¦xc4 54.¢f3
40.¢f2 ¢e7 Los peones de las negras no
desempeñan ningún papel en esta
posición.
54...¦b4 55.¦h7+ ¢g8 56.g6
1–0
Gracias a esta victoria Ucrania
retuvo el liderazgo.
La novena ronda volvió a poner a
Zajar a prueba. Durante largo rato no
había cabido duda de que ganaríamos
a Azerbayán pero, como de costum-
Las blancas gozan de una seria bre, los apuros de tiempo cambia-
ventaja, quizá decisiva. Pero es muy ron totalmente la situación. Y una
difícil mantener la calma en condi- vez más la partida decisiva fue la de
ciones de tremenda presión psico- Efímenko, quien hacia la mitad go-
lógica en las que el resultado de un zaba de una gran ventaja, pero para
match importantísimo depende de el primer control de tiempo ya solo
cada jugada. La entereza de Efí- conservaba ínfimas probabilidades
menko es admirable. No dio a su rival de ganar.
ni una oportunidad.
41.¤g6+! ¢e6
La única jugada.
42.f4 ¦b8 43.g4! ¥e8 44.¤h4!

254
pa rti da s d e c i s iva s

Defensa siciliana [B92] Dejaba más esperanzas de con-


Efímenko — Safarli trajuego 23...¤f4 24.exf5 ¤xd3
25.£xd3 ¦xf5 o 23...fxe4 24.¥xe4
Janty-Mansisk (Olimpiada) ¦c8.
2010
24.¥e2 ¤f6 25.£d3 g5
1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4
4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 a6 6.¥e2 e5
7.¤b3 ¥e7 8.0-0 0-0 9.¥e3 ¥e6
10.¤d5 ¤bd7 11.£d3 ¥xd5
12.exd5 ¤c5 13.£d2 b6
13...¤fe4 14.£b4 b6 15.f3 ¤f6
16.¦ad1² se jugó en la partida Short
— Efímenko (Wijk aan Zee, 2009),
de modo que Zajar conocía bien la
posición.
14.f3 ¤h5 15.¦fd1 f5 16.¤xc5 26.£h3!?
bxc5 17.c3 ¥h4 18.¥d3 g6?!
Una decisión inesperada que
La continuación natural del obstaculiza g5-g4. Si hubiera jugado
plan de las negras era 18...f4 19.¥f2 la natural 26.¦dc1 g4 27.¦c6 la posi-
¥xf2+, cambiando los alfiles de las ción se habría agudizado muchísimo:
casillas negras. 27...f3! 28.gxf3 ¤h5.
19.b4 cxb4 20.cxb4 ¥f6?! 26...¢g7
Es inconsecuente. También O 26...¤xe4 27.¥d3 ¤f6 28.¥f5
ahora se debía jugar 20...f4 21.¥f2 (28.£f5!?) 28...¢g7 29.¦dc1 con
¥xf2+ 22.£xf2 ¤f6, aunque después ventaja para las blancas.
de 23.¦ac1 la iniciativa pasan a te-
27.¥g4?
nerla las blancas.
Pierde casi toda la ventaja. La
21.¦ab1
fría 27.¦dc1! ¤xe4 28.¥d3 ¤f6
21.¦ac1 da a las negras opcio- 29.£f5 era muy fuerte, y también es
nes adicionales en la variante 21...e4 buena 27.¦bc1.
22.fxe4 f4 23.¥f2 ¥g5, pues la torre 27...¤xe4 28.¥f5 ¦xf5! 29.£xf5
en с1 queda colgando. ¤c3 30.a4 ¦b8 31.¦e1 ¤xb1
21...e4!? 32.¦xb1 ¦b7 33.b5 axb5 34.axb5
Una interesante opción de agu- £f6 35.£xf6+
dizar el juego. Dejaba más opciones 35.£e4,
22.fxe4 ¥e5 23.¥f2! aunque el cambio de damas resulta
muy tentador.
23.exf5 £h4 llevaba a compli-
caciones innecesarias para las blan- 35...¢xf6 36.b6
cas.
23...f4?!

255
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

43.¦c7!
Este recurso precisamente hizo
que Zajar y el equipo conserváramos
la esperanza de ganar.
43...¢c4 44.¦g7 ¢d3?
Un error, justo a un paso de las
tablas. Y las negras dieron el paso,
¡pero en la dirección contraria! Era
necesario jugar 44...¢b5! 45.¦xg5
¦xb7 46.¦f5 ¢c6 47.¦xf4 (tampoco
promete nada 47.¥xc5 dxc5 48.¦xf4
Si se considera la amenaza de
¢d5) 47...¦b1+ 48.¥e1 d5, y la acti-
37.¦с1 la posición de las negras pa-
vidad de las piezas negras les garan-
rece muy peligrosa, pero estas tienen
tizan unas tablas fáciles.
una defensa poco evidente.
45.h3!
36...¥c3! 37.¦c1 ¥a5 38.¢f1
Este sereno movimiento fue
¢e5 39.¦a1
precisamente el que pasó por alto
En este momento terminaron Safarli. Ahora tiene que afrontar la
el resto de partidas del match, y los pérdida de tiempos.
participantes ya libres (algunos espe- 45...¥e3?
ranzados, otros temerosos) siguieron
el desarrollo de los acontecimientos. No resulta fácil reconocer los
errores propios, pero eso siempre es
39...¥b4 mejor que seguir por el camino equi-
Merecía atención 39... ¥c3. vocado. Tras la correcta 45...¢c4!
40.¦a7 ¦b8 41.¦xh7 ¥c5 42.b7 46.¢e2 ¢b5 las blancas deben se-
¢xd5 guir con 47.¥e1! (el final de torres
que surge tras 47.¥xc5 dxc5 48.¢d3
— o 48.¢f3 ¢c6 49.¦xg5 ¦xb7
50.¢xf4 ¢b5 — 48...¢b4 49.¢c2
¢c4 50.¦h7 ¢b4 51.¢d3 ¢b5
52.¢c3 ¢c6 53.¢c4 ¦d8 54.¦h6+
¢xb7 55.¦g6 f3!, da tablas), y si
47...¢c6 — 48.¥c3! La superioridad
de las blancas es evidente pero, ¿es
suficiente para ganar? Tras el mo-
vimiento de la partida la tarea de las
blancas se simplifica.
La primera impresión es que las 46.¦d7 ¢e4 47.¢e2 ¥xf2
tablas son inevitables. En momen- 48.¢xf2 d5 49.¢e2 ¢e5
tos así es de especial importancia no Las negras están en zugzwang.
ceder al pánico y seguir buscando 50.¢d3 ¢e6 51.¦c7 ¢d6
oportunidades con sangre fría. 52.¦h7 ¦f8 53.¦f7 ¦e8 54.¦g7 ¢c6

256
pa rti da s d e c i s iva s

55.¦e7 ¦f8 56.¢d4 ¦d8 57.¦g7 ¦e8 A Efímenko le gusta emplear


58.¦g6+ ¢xb7 59.¢xd5 f3 60.gxf3 estos sistemas de apertura nada apre-
¦h8 61.¦xg5 ¦xh3 62.f4 surados y en apariencia sin preten-
Ahora sobre el tablero hay una siones.
posición teórica ganadora para las 9...¤e7
blancas. También se jugó contra Zajar 9...
62...¢c7 63.¢e6 ¦h6+ 64.¢f7 h6 10.¤bd2 ¤h5 (Efímenko — Negi,
¦h7+ 65.¦g7 ¦h6 66.f5 ¢d7 67.f6 Moscú 2007), y 9...¥e6 10.¥c2 d5
¦h8 68.¦g1 1–0 (10...¦e8 11.¤bd2 d5 Efímenko —
El resultado favorable de esta Ferguson, Isla de Man 2007) 11.exd5
partida nos garantizó la victoria por £xd5 12.¥g5 ¤d7 (Efímenko —
la mínima del match. Short, Kemer 2007).
Antes de la última ronda Ucra- 10.¤bd2 ¤g6 11.¤f1 h6
nia seguía en cabeza, pero el principal 12.¤g3 ¦e8 13.d4 ¥e6 14.¥c2 ¥d7
competidor también tenía opciones Un movimiento poco habitual.
de ganar, pues en caso de empate en Normalmente las negras preferían
puntos de equipo la ganadora sería 14...с6 o 14...¤h7. Esta última en
Rusia. Si derrotábamos a Israel, ga- concreto apareció en la partida Efí-
naríamos la competición, las tablas en menko — Adams (Gibraltar 2007):
esta última ronda nos garantizaban la 14...¤h7 15.¤f5 ¤g5 16.¥e3 exd4
plata e incluso podían ser suficien-
17.cxd4 c5 18.¤xg5 hxg5, y ahora
tes para el oro si Rusia erraba contra
en lugar de 19.£h5 merecía atención
España. En una situación tan tensa,
19.dxc5 ¥xc5 20.¥xc5 dxc5 21.¤d6
la apuesta segura era un juego sóli-
¦e7 22.e5 con mejores perspecti-
do pero, ¿cómo combinar esa con-
vas para las blancas. En general, la
veniente precaución con la necesidad
abundancia de opciones da a las ne-
de jugar para ganar? Efímenko tenía
gras una falsa sensación de seguri-
una respuesta totalmente convincente.
Cierto es que la partida se interrumpió dad. En realidad, tales posiciones en
sin llegar a su conclusión lógica. En apariencia sencillas esconden can-
el match Rusia — España se habían tidad de arrecifes submarinos. Este
firmado las tablas, lo cual hacía inne- resultó ser el caso de la partida que
cesario el alarde de técnica. nos ocupa.
15.¥e3 ¥c6 16.£d2 exd4
17.¥xd4 ¤e5
Apertura italiana [C54]
Solo este movimiento es una no-
Efímenko — Mijalevski vedad.
Janty-Mansisk (Olimpiada) Kasimdzhánov contra Bologán
2010 (Córcega 2006) eligió 17...¤d7.
1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5 18.£e3! ¤c4 19.£c1 ¤e5
4.c3 ¤f6 5.d3 d6 6.¥b3 a6 7.0-0 20.¤xe5 dxe5 21.¥xa7 ¦xa7 22.£e3
¥a7 8.¦e1 0-0 9.h3 ¦a8 23.¦ad1

257
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

La posición se simplificó aún 36.¦d7 ¦xf6 37.¦xc7b5 38.¦e7 ¦d6!,


más, pero los problemas de las negras es inocua para las negras.
permanecieron. 32...hxg5 33.¦ed1 ¦xd5
23...£e7 34.¦xd5 ¦e6?!
23...¤d7!? La pasiva 34...¢f8? daba la posi-
bilidad de demostrar un plan ganador
24.¤f5 £f8 25.£g3
en su forma pura: 35.¢f1 f6 36.¦d7
¦e7 37.¦d8+ ¦e8 38.¦xe8+ ¢xe8
39.¢e2 ¢f7 40.¢f3, y tras la creación
del peón pasado «h» las blancas ganan
sin dificultad. Aunque es considera-
blemente más fuerte 34...¢g7 35.¢f1
¢f6 36.¦d7 ¦c8 37.¢e2 ¢e6 38.¦d1
¦g8 39.¢f3 ¦h8, y a las blancas les
cuesta fortalecerse.
35.¢f1 ¢f8?!
Aquí también se podía pasar al
25...g6?! plan mostrado arriba, aunque con
la pérdida de un tiempo: 35...¢g7
Tras la cuidadosa 25...¢h7 con 36.¢e2 ¢f6 37.¢f3 ¦e8.
la consiguiente g7-g6 sería más di-
36.¢e2 ¢e7 37.¢f3 c6
fícil para las blancas desarrollar su
iniciativa. Pero Mijalevski, fiel a su De nuevo se puede jugar 37...¢f6,
estilo activo, se esfuerza por galopar pero las blancas pueden presionar con
hacia la crisis. 38.c4 ¦e8 39.c5 ¢e6 40.b4.
26.£h4! gxf5 38.¦d2 a5
38...f6 39.b4!
Las blancas mantenían la venta-
ja en caso de 26...¤h5 27.¦d2 ¢h7 39.¢g4 ¦h6?!
28.¦ed1 ¤f4 29.¤e3. ¡Un movimiento impulsivo típi-
27.£xf6 f4 28.¥b3 £g7 29.£f5 co de los apuros de tiempo! Si bien
¦ad8 30.¥d5 es cierto que después de 39...f6 40.g3
las negras tampoco se libraban de las
Otro posible plan para las blan- dificultades.
cas es 30.¢h2 ¦f8 31.g3, pero Efí-
menko, como de costumbre, no evita
las simplificaciones.
30...¥xd5 31.¦xd5 £g5
32.£xg5+
Ahora el principal triunfo de las
blancas consiste en crear un peón pa-
sado en la columna «h». Otra varia-
ción del final de torres, 32.¦ed1 £xf5
33.exf5 ¦xd5 34.¦xd5¦e7 35.f6 ¦e6

258
pa rti da s d e c i s iva s

En este momento se puso fin a la dicho, en la de los pocos elegidos que


partida por voluntad de los capitanes. han vivido esa experiencia. Crear
Tras la forzada 40.¢g5 ¦g6+ 41.¢f5 una tensión tan inhumana de forma
¦xg2 42.¢xe5 ¦h2 43.¢xf4 ¦xh3 artificial no parece posible. Otra cosa
44.¢g4 ¦h1 45.f4 las blancas tie- totalmente distinta es una partida de-
nen buenas oportunidades de ganar, cisiva en un torneo de rápidas o en
desde luego bastantes más que en los un open, en un torneo de todos con-
dos ejemplos anteriores. Pero en este tra todos o en un mini match. Tales
caso las tablas resultaron ser más va- pruebas las puede tener que superar
liosas y ponderables, pues bastaban cualquiera y es necesario prepararse
para garantizar la victoria del equipo. de antemano. Una frase que oí una
½–½ vez, «Convéncete de que no eres un
Los ejemplos estudiados mues- genio e intenta vivir con sensatez»,
tran que en las competiciones por es una forma inmejorable de abordar
equipos desempeñan un papel im- tales situaciones. El problema es que
portante algunas cualidades que no la última partida inevitablemente so-
siempre dan el éxito en torneos indi- bresale por encima de todas las an-
viduales. En condiciones de nervio- teriores. Es esa precisamente la que
sismo y tensión elevados, la agresi- a menudo define el éxito o el fracaso
vidad manifiesta suele conducir a fa- de toda la campaña. Es muy impor-
llos de cálculo y errores. La ambición tante establecer la fórmula emocional
y la fijación en el éxito de la propia de uno mismo. No es buena la calma
partida deben unirse en armonía con excesiva, el intento de subestimar la
la solidez y la prudencia. Una buena importancia de un duelo decisivo.
técnica combinada con la sangre fría Más peligrosa todavía es la sobre-
a veces dan resultados sorprendentes. excitación, la cual puede abrumar al
Entonces, ¿cómo deberíamos jugador. Ambos estados deben com-
abordar las partidas de las que de- binarse en la medida óptima.
pende la actuación en el campeo- La principal dificultad radica
nato? ¿Cómo si fueran puntos de en que trazar los parámetros idóneos
inflexión en nuestra vida o como de esa excitación calculadora (o
una parte rutinaria de nuestra ca- ese cálculo excitado) es imposible,
rrera profesional? Por supuesto, no pues es algo demasiado particular.
existe una fórmula universal, y las Recordemos cómo el experimenta-
recomendaciones del autor no pue- do autor juzgó tan erróneamente la
den garantizar el éxito. Además, es nerviosidad hipertrófica del joven
necesario ser consciente del nivel de Kaspárov. Resultó que esa excesiva
la tarea a la que nos enfrentamos en excitación precisamente ayudaba a
cada caso concreto. Es imposible si- Garri a mantener la intensidad ne-
mular la situación en la que está en cesaria en el tablero. O la decisión
juego el título de campeón del mun- en apariencia injustificadamente
do. Tal partida es un evento único en arriesgada de Spassky en su en-
la vida de cada ajedrecista o, mejor cuentro con Keres. El que sería

259
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

campeón del mundo valoró con pre- decisivas se vuelven totalmente im-
cisión su estado anímico y prefirió prescindibles. Pero hay un factor más
las complicaciones de un juego duro sin el cual todas las consideraciones
frente a la contención que pedía la anteriores se vuelven huecas. Para
situación del match. La victoria de ganar cualquier partida decisiva,
Anand frente a Kárpov también tie- además de la maestría y todo el res-
ne que ver con la correcta elección to de cualidades ya mencionadas, se
estratégica en una partida decisiva. necesita suerte. Este factor impor-
No apostó por la apertura sino por tantísimo tampoco debe abandonarse
el medio juego, en el cual vertió las a la merced del azar. Se debe hacer
fuerzas que le quedaban. todo lo posible por atraer la suerte a
Es difícil sobreestimar la im- nuestro lado. Los creyentes rezan y
portancia de la apertura en tales oca- limpian sus pecados. Los ateos y los
siones. Esta debe corresponderse al agnósticos creen por un tiempo en
máximo con el estado psicológico del los milagros. Se aferran a rituales y
jugador y con el objetivo deportivo, y supersticiones que en algún momen-
no debería producir ninguna sensa- to les han dado el éxito. No existen
ción de incomodidad. Una vez más, las insignificancias en un asunto tan
las recomendaciones generales no importante.
son válidas. Por ejemplo, si al autor Espero, querido lector, que su
le ayudaron a alcanzar el éxito en sus vida ajedrecística goce de un gran
encuentros las variantes extravagan- número de partidas decisivas, ¡pues
tes con un elemento de farol, a Yu- precisamente su cantidad define el
súpov en una partida decisiva contra éxito de una carrera! Mi intención
Ivanchuk le dio el éxito una apertura inicial era terminar el libro con esta
clásica seguida de una determinación briosa nota. Pero después recordé las
agresiva en el medio juego. Krámnik duras pruebas que supusieron estas
contra Lékó supo incluso dar a una partidas providenciales para mí, el
posición aparentemente aguda un estrés y las noches de insomnio que
carácter técnico que le resultaba có- supone tener que jugar para ganar
modo a él. En este tipo de situaciones en la última ronda. ¿Será correcto
son muy útiles las sorpresas en las desear al prójimo semejantes tras-
aperturas. Por supuesto, las verdade- tornos? Me viene a la mente Tigran
ras revelaciones teóricas, como la de Petrosián, el cual evitaba siempre
Polugaevsky contra Korchnói, se dan que podía las situaciones extremas
muy rara vez, pero a veces hasta una y, cuando se veía envuelto en ellas,
inocente trasposición de movimien- confiaba plenamente en la suerte. Y
tos puede ser de ayuda. la infinidad de colegas que prefieren
La concentración máxima y la una mala paz a una buena pelea. Pero
determinación en alcanzar la meta si es usted realmente ambicioso, si
fijada son condiciones que conside- además del ordenador en su equipaje
ramos evidentes. Son importantes en lleva siempre un bastón de mariscal,
cualquier partida, de modo que en las entonces no evite estas pruebas.

260
Epílogo al capítulo
«Partidas decisivas»
Precisamente en las partidas La tarea se simplifica un poco
decisivas es donde el elemento de- cuando unas tablas son un resultado
portivo del ajedrez se coloca en pri- suficiente. Estas se suelen conseguir
mer plano, dejando otros aspectos a mediante el mero hecho de propo-
la sombra. Esta idea, de un modo u nerlas. Incluso si un desenlace pací-
otro, se filtra entre los comentarios fico no garantiza el éxito final, sino
de todas las partidas de este capí- que solo nos da muchas probabili-
tulo. dades de lograrlo, es bien sabido que
Por supuesto, en los matches «más vale pájaro en mano que ciento
del campeonato mundial la tensión volando». Al fin y al cabo, un posible
es infinitamente mayor que en la fracaso nos perseguirá durante lar-
última ronda de un torneo de clubs gos meses, especialmente si resulta
de aficionados. Pero el ascenso al que unas tablas habrían garantizado
monte Olimpo está destinado a muy la obtención del resultado deseado. Y
pocos, y casi todos ellos han vivi- lo que es más importante, conserva-
do la situación en la que el resul- remos esas valiosas células nerviosas
tado de todo el torneo depende de que, según dicen, no se regeneran. Si
una jugada única. Por este motivo, un ajedrecista de la talla de Tigrán
dado que el resultado necesario no Petrosián SIEMPRE seguía esa di-
se puede garantizar, se deben ase- rectriz, seguramente para un simple
gurar al menos las condiciones óp- aficionado es la solución más sensa-
timas para lograrlo. Esto es igual- ta.
mente aplicable a un encuentro entre Sin embargo, en el ajedrez como
destacados grandes maestros como en la vida real una solución diplo-
a una partida entre ajedrecistas co- mática no es ni mucho menos siem-
nocidos solo en su municipio. Aun- pre viable. Hay ocasiones en las que
que en el segundo caso el resultado nuestro oponente no se siente tan pa-
de esa partida «decisiva» no es ni cífico. Frente a la agresión siempre
mucho menos una cuestión de vida son buenas la calma y la sangre fría.
o muerte, tiene sentido observar de- Siempre que sea posible, es preferible
talladamente las situaciones depor- decantarse por continuaciones sóli-
tivas que surgen. das, sin enredarse en complicaciones

261
L A C L AV E D E L A V I CTO R IA

dudosas y al mismo tiempo evitando dos jugadores, y en tales situaciones


las tentaciones de simplificar la posi- un ataque temerario no es ni mucho
ción a cualquier precio. Como hemos menos la única arma. Al contrario,
visto en la partida Krámnik - Lékó, la firmeza y el autocontrol ganan
una táctica similar llevó al fracaso con más frecuencia. Lo principal es
incluso a un jugador defensivo tan establecer el algoritmo propio que
espectacular como el gran maestro se adapte a la perfección a nuestro
húngaro. Tampoco debemos olvidar carácter, temperamento y nivel de
que quien juega para ganar muchas preparación. Por cierto, aún no se ha
veces cruza la frontera del riesgo ad- dicho ni una palabra sobre la impor-
misible, de modo que hay que estar tancia de la preparación de la aper-
preparado para un posible regalo del tura para una partida decisiva. Esto
destino. El sentido común y la pru- no es casualidad, pues la apertura es
dencia no son en absoluto sinónimos lo último que debe preocuparnos en
de pusilanimidad y cobardía. estos casos. Por supuesto, es mejor
La tarea se complica significa- decidir de antemano qué variante de
tivamente si las tablas nos valen lo apertura queremos jugar, e incluso
mismo que la derrota, y solo la vic- elaborar una estrategia para un due-
toria en esa partida nos puede garan- lo tan importante. Pero mucho más
tizar el éxito. Pero también en este importante que el orden preciso de
caso hay opciones. La decisión más movimientos o la búsqueda de nue-
natural desde el punto de vista psi- vas continuaciones a una posición
cológico es intentar hacerse con la conocida es entenderse a uno mis-
iniciativa desde los primeros movi- mo y prepararse bien para la lucha.
mientos, incluso aunque eso suponga El resultado de estos encuentros no
correr un gran riesgo. De hecho, es suele decidirse en la apertura, sino
una decisión totalmente justificada que lo define la capacidad de poner
si a nuestro adversario el resultado de manifiesto nuestras mejores cua-
de la partida le es indiferente. Esta lidades en condiciones extremas. Y
situación se da muy a menudo en el conocimiento de uno mismo, de
torneos de todos contra todos y por nuestras virtudes y nuestros defectos
equipos. En los de sistema suizo, sin humanos, es útil para todos los aje-
embargo, es más frecuente que las drecistas, independientemente de su
tablas no les valgan a ninguno de los nivel y edad.

262
Índice de Jugadores
Las cifras indican las páginas: DOMÍNGUEZ — Carlsen 168
las partidas jugadas con las blancas
están marcadas en negrilla. EFÍMENKO — Malájov 252;
Mijalevski 257; Safarli 255

ALEKHINE — Botvínnik 51; EINGORN — Geller 99; Tukmakov


Vidmar 31; Nimzóvich 33; Euwe 105
38, 40, 41, 43, 48
ELIÁNOV — Vachier-Lagrave 228;
ANAND — Kárpov 2206; Krámnik Kariákin 175
126, 129, 150; Topálov 132
EUWE — Alekhine 37, 39, 40, 42,
APICELLA — Feller 165 48; Botvínnik 55

ARONIÁN — Kasimdzhánov 136; FELLER — Apicella 165


Krámnik 177; Lékó 221
FISCHER — Geller 76; Petrosián 84
BAGÍROV — Razuváev 101
GASHÍMOV — Ponomariov 171
BARÉEV — Ivanchuk 145
GELLER — Fischer 76; Eingorn 99
BOLESLAVSKI — Bronstein 58
GÉLFAND — Vachier-Lagrave
BOTVÍNNIK — Alekhine 51; Keres 174; Grischuk 249; Kamski 181;
53; Tal 69, 72; Euwe 55 Yakovenko 142

BRONSTEIN — Boleslavski 58 GLIGORIĆ — Tal 73

CAPABLANCA — Lasker 16; GRISCHUK — Gélfand 249


Marshall 22
GRÜNFELD — Rubinstein 26
CARLSEN — Domínguez 168
GUNSBERG — Steinitz 11
CHEPARÍNOV — Ivanchuk 239;
Kasimdzhánov 139 IVANCHUK — Baréev 145; Jobava
183; Kariákin 159; So 242;
CHIGORIN — Steinitz 14 Cheparínov 239; Yusúpov 202

263
í n d i c e d e j u gad o r e s

JOBAVA — Ivanchuk 183 MOSKALENKO — Tukmakov 230

KAMSKI — Gélfand 181; Topálov NAJDORF — Keres 63


246
NIMZÓVICH — Alekhine 33
KÁRPOV — Anand 206; Kaspárov
93; Korchnói 88, 90; Ullman 226 NISIPEANU — Pelletier 152

KARIÁKIN — Ivanchuk 159; NÓVIKOV — Tukmakov 103


Riazántsev 155; Smeets 146;
Eliánov 175 PELLETIER — Nisipeanu 152

KASPÁROV — Kárpov 93; PETROSIÁN — Romanishin 96;


Tukmakov 216 Fischer 84

KASIMDZHÁNOV — Aronián 136; POLUGAEVSKY — Korchnói 197,


Cheparínov 139 200; Portisch 214; Tal 79; Torre
82
KERES — Botvínnik 53; Najdorf 63;
Spassky 190 PONOMARIOV —Wang Hao 243;
Gashímov 171; Morozévich 163
KORCHNÓI — Kárpov 88, 90;
Polugaevsky 197, 200 PORTISCH — Polugaevsky 214
KRÁMNIK — Anand 126, 129, 150;
RADJÁBOV — Wang Yue 223;
Aronián 177; Lékó 123, 210;
Krámnik 180
Radjábov 180; Shírov 148

LARSEN — Tal 193 RAZUVÁEV — Bagírov 101

LASKER — Capablanca 16; ROMANISHIN — Petrosián 96


Tarrasch 19
RUBINSTEIN — Grünfeld 26;
LÉKÓ — Aronián 221; Krámnik Maroczy 29; Tarrasch 24, 27
123, 210
RIAZÁNTSEV — Kariákin 155
LPUTIÁN — Volokitin 120;
Tukmakov 236 SAFARLI — Efímenko 255

MALÁJOV — Efímenko 252 SHÍROV — Krámnik 148

MAROCZY — Rubinstein 29 STEINBERG — Tukmakov 66

MARSHALL — Capablanca 22 SMEETS — Kariákin 146

MIJALEVSKI — Efímenko 257 SO — Ivanchuk 242

MOROZÉVICH — Ponomariov 163 SPASSKY — Keres 190

264
í n d i c e d e j u gad o r e s

STEINITZ — Gunsberg 11; Chigorin UHLMANN — Kárpov 226


14
VACHIER-LAGRAVE — Gélfand
SUETIN — Tukmakov 46 174; Eliánov 228
TAL — Botvínnik 68, 70; Gligorić VIDMAR — Alekhine 31
73; Larsen 193; Polugaevsky 79
VOLOKITIN — Lputián 120
TARRASCH — Lasker 19;
Rubinstein 24, 27 WANG HAO— Ponomariov 243

TOPÁLOV — Anand 132; Kamski WANG YUE— Radjábov 223;


246; Tukmakov 233 Yakovenko 161

TORRE — Polugaevsky 82 YAKOVENKO — Wang Yue 161;


Gélfand 142
TUKMAKOV — Kaspárov 216;
Lputián 236; Moskalenko 230; YUDASIN — Tukmakov 109
Nóvikov 103; Suetin 46; Topálov
233; Steinberg 66; Eingorn 105; YUSÚPOV — Ivanchuk 202;
Yudasin 109; Yusúpov 112 Tukmakov 112

265
Indice de aperturas
Las cifras señalan las páginas. Gambito de Evans
C52 – 11
Apertura Reti
Apertura italiana (Giuoco Piano)
A09 – 214
C54 – 228, 257
Apertura inglesa
A16 – 246; A17 – 96, 226; Ruy Lopez
A31 – 27; A34 – 200 C65 – 11; C66 – 19; C67 – 161,
252; C68 – 15; C80 – 88, 90;
Defensa Benoni C89 – 22, 122; C92 – 99;
A43 – 236 C93 – 73

Ataque Trompowsky Defensa eslava


A45 – 206 D10 – 48; D12 – 239;
D13 – 242; D17 – 41, 43
Gambito de Volga
A57 – 230 Gambito de dama
D34 – 24; D38 – 177;
Apertura Benoni (Moderna) D39 – 112; D41 – 51, 79;
A68 – 190 D43 – 174; D44 – 82; D46 –
136, 139; D47 – 101; D48 – 26;
Defensa Caro-Kann D49 – 55, 126, 129; D56 – 180
B11 – 70; B12 – 175, 183, 210
Defensa Grünfeld
Defensa siciliana D76 – 249; D80 – 181;
B33 – 84; B44 – 93; B82 – 193; D85 – 103, 105; D86 – 233;
B85 – 243; B87 – 159; B92 – 76, D89 – 58; D93 – 46;
255; B96 – 109; B98 – 63 D97 – 40, 168

Defensa francesa Defensa Bogo-India


C15 – 33, 38; C18 – 68, 120 E11 – 132

Defensa Petrov India de dama


C42 – 146, 148, 150, 223 E15 – 152, 155; E17 – 197

267
í n d i c e d e ape rtu r a s

Defensa Nimzóvich Defensa India de Rey


E20 – 171; E35 – 53, 142; E69 – 66; E74 – 216; E94 – 165
E37 – 31, 145; E39 – 163;
E42 – 29; E43 – 202; E55 – 221

268

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