La Clave de La Victoria-Tutmakov
La Clave de La Victoria-Tutmakov
La Clave de La Victoria-Tutmakov
DE LA VICTORIA
Vladímir Tukmakov
© Vladímir Tukmakov, de la edición rusa
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los titulares del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial
o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluida la reprografía y el tratamiento
informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público.
eISBN: 978-84-16511-51-8
Depósito Legal: Z 1195-2016
Índice
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Prólogo del autor
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pró lo g o d e l auto r
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Preludio histórico
— ¿Piensa usted que estoy mo- En este preciso momento tuvo
ralmente obligado a jugar la misma lugar el famoso diálogo con el que
defensa que utilicé contra Chigorin? comenzábamos nuestra charla sobre
— No está obligado, pero el pú- el arte de la preparación.
blico espera que defienda sus prin- 6...£f6?!
cipios.
Un ataque de dama tan temprano
Este diálogo o uno similar lo parece extravagante, pero se podría
mantuvieron Wilhelm Steinitz e Isi- atribuir a un experimento sin el cual
dor Gunsberg en 1891. no hay posibilidad de desarrollo. Sin
A continuación, Steinitz repitió embargo, ¡Steinitz utilizó esta de-
sobre el tablero la jugada 6...£f6, fensa a menudo (si es que se puede
que le había llevado al fracaso en la llamar defensa a este masoquismo)!
partida que había jugado en aquellos Desde hace mucho se sabe que una
días (!) contra Chigorin por telégrafo. defensa sólida es la que recomienda
Lasker: 6...d6 7.d4 ¥b6, y 6...¤f6,
tampoco está mal.
Gambito de Evans [C52]
Gunsberg — Steinitz 7.d4 ¤h6?!
Nueva York (12ª partida, Sigue con su estilo de extrava-
gancia masoquista. Siendo una per-
match 1891) sona íntegra hasta el final, Steinitz
1.e4 e5 2. ¤f3 ¤c6 3.¥c4 ¥c5 intentó defender esta posición por
4.b4 ¥xb4 5.c3 ¥a5 6.0-0 otros medios. Eligió 7...h6 en su 16ª
partida contra Gunsberg, la cual ter-
minó en derrota para las negras en
21 jugadas. Chigorin puso en duda el
7...¤ge7, aparentemente más natural,
en la 17ª partida de su segundo en-
cuentro (La Habana, 1891): 8.d5! (no
tan claro sería 8.£a4 ¥b6 9.¥g5 £d6
10.¤a3 exd4 11.¤b5 £g6 Guns-
berg-Steinitz (m/18) 1891) 8...¤d8
9.£a4 ¥b6 10.¥g5 £d6 11.¤a3 c6
12.¦ad1 £b8 13.¥xe7 ¢xe7 14.d6+
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12.¥e2!
Lo más asombroso es que hasta
Aunque resulte extraño, las ne- este momento Steinitz estaba repi-
gras aún resisten después del natural tiendo la ya mencionada partida con
12. ¦ad1 £g6 13.¥xd8 ¥xd8 14.dxc6 Chigorin, jugada por telégrafo du-
bxc6 15.¤xe5 £f6 16.f4 ¥c7. rante un breve descanso en el match.
12...¥c7 16...¤g4
Sería muy mala 12...£c7 Después de 16...¤e6 17.¥c1!
13.¤c4 f6 14.¥xh6 gxh6 15.¤fxe5! (amenazando 18.¥а3!) 17... ¤g8
fxe5 16.¥h5+ ¤f7 17.£a3. 18.¥a3 c5 19.¦ad1 (Chigorin-Stei-
13.¤c4 £f8 nitz por telégrafo, 1890-1891) la po-
(Véase el diagrama) sición de las negras no tiene arreglo.
Resulta difícil calificar como mejora
14.d6
esta jugada contra Gunsberg.
Una solución elegante, aunque
17.¤h4! ¤e6 18.¥xg4 ¤xg5
lejos de ser la única. Por ejemplo,
19.¤f5 ¤e6 20.¦fd1 ¥c7 21.¤a8!
14.¤fxe5 no es una mala alternativa.
¦xa8 22.£xa8 ¢d8 23.¦xd7+ ¢xd7
24.¦d1+ 1–0
Hoy en día no es tanto la partida
en sí como las circunstancias que la
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7.¤f1!?
Claramente, la posición pedía 7.
0-0. Pero en tal caso habría surgi-
do sobre el tablero una construcción
española típica y lo más probable es 11.h4! ¤e7
que la partida no habría aparecido en 11...f5!? 12.h5 (12.exf5 gxf5
este libro. 13.d4!) 12...f4 13.¤d5 g5 14.h6 ¥f6
7...0-0 8.¥a4!? 15.g3!
Preparando el traslado del alfil a 12.h5 d5
la casilla c2, como es habitual en la 12...g5!? 13.h6!±.
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21...¥a8?
Otra vez peca de pasivo. Aunque
21...¦xe6 22.fxe6+ ¦xe6 no resolvía
todos los problemas, facilitaba con-
siderablemente la tarea de las negras,
aportándoles cierto contrajuego.
22.¢f2 ¦a7 23.g4 h6 24.¦d3
a5?!
Y sin embargo, esta repentina 35.e5!
muestra de actividad es inoportuna. Este tipo de ataque también se
25.h4 axb4 26.axb4 ¦ae7 volvió típico en posiciones parecidas.
35...dxe5 36.¤e4 ¤d5 37.¤6c5
Aquí ya era necesario 26...¦xе6.
¥c8 38.¤xd7 ¥xd7 39.¦h7 ¦f8
27.¢f3 ¦g8 28.¢f4 g6 40.¦a1
28...g5+ 29.¢f3 con el subsi- Resulta que la apertura de la co-
guiente 30.¦h1 y la penetración por lumna «а» también jugó a favor de
la columna h tampoco cambiaría la las blancas.
evaluación de la posición. 40...¢d8 41.¦a8+ ¥c8 42.¤c5
29.¦g3 g5+ 1–0
29...gxf5 30.exf5 d5 no sirve Finalmente, Lasker no solo lo-
ante 31.g5! hxg5+ 32.hxg5 fxg5+ gró hacerse con la victoria en este
33.¤xg5+ ¢f8 34.f6 ¦a7 35.¢e5!+. duelo crucial, sino también adelan-
tar a su desmoralizado adversario en
30.¢f3 ¤b6 31.hxg5 hxg5
la meta.
32.¦h3!
Precisamente el segundo cam-
Sin dejarse llevar por ganancias peón del mundo tomó como arma
materiales de poco valor: 32.¦xd6?! esta nueva técnica de la alteración
¤c4 33.¦d1 ¦h8, y de repente las artificial del equilibrio. Hasta los
piezas negras cobran vida. mejores ajedrecistas de aquella épo-
32...¦d7 ca se desanimaban con facilidad ante
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17.gxh3 ¤xh3+ 18.¢f1, porque si cer al genio uno tenía que alcanzar
18...¤g5 19.¥g5 £g5 en compara- un nuevo nivel de entendimiento del
ción con la anterior anotación la torre ajedrez y de sí mismo en el ajedrez.
ya está en e2 y es posible consolidar Era sabido que resultaba imposible
con 20.¤d2. Tampoco es suficiente superar el talento del cubano, por lo
18...¥f4 19.¥xf4 ¤xf4 20.¦e4 ¦ae8 que había que buscar otros medios.
21.¤d2! A pesar de la aparente impecabilidad
17.hxg4 de su juego, en él se podían encontrar
defectos ocultos. Capablanca capta-
17.£xf2? ¥g3 18.£f1 ¥xe2
ba al instante la esencia de una po-
19.£xe2 ¦ae8-+.
sición, pero a veces pasaba por alto
17...¥h2+ 18.¢f1 ¥g3 las oportunidades menos evidentes.
Ante 18...¤h1 el AI sugiere Su planteamiento de la apertura no
19.¦e3! como la respuesta más fuer- se distinguía por su profundidad y
te, aunque el 19.¥е3 propuesto por a veces se limitaba a un desarrollo
Capablanca también es una opción. primitivo de las piezas. Con toda su
19.¦xf2 £h1+ 20.¢e2 ¥xf2 21. habilidad artística, a veces le faltaba
¥d2! ¥h4 22.£h3 ¦ae8+ 23.¢d3 profundidad. Y lo que es más impor-
£f1+ 24.¢c2 ¥f2 25.£f3! £g1 26. tante, estaba absolutamente satisfe-
¥d5! c5 27.dxc5 ¥xc5 28.b4! ¥d6 cho con su juego y consigo mismo,
29.a4 a5 30.axb5 axb4 31.¦a6! bxc3 de modo que carecía totalmente de
32.¤xc3 ¥b4 33.b6 ¥xc3 34.¥xc3 una mirada crítica hacia su propia
h6 35.b7 ¦e3 36.¥xf7+! 1–0 creatividad. Había que hacer fren-
te a la superficialidad brillante con
Uno de los logros más brillantes un análisis infatigable e implacable.
del cubano. Ni el quisquilloso AI ni Sustituir el planteamiento utilitarista
un sinfín de investigadores han lo- de la apertura por un trabajo sólido
grado sacarle defectos. ¿Cuál de los de investigación. Poner fin al sibari-
campeones posteriores superaría un tismo trabajando duro cada día. Todo
reto con semejante maestría? esto, multiplicado por la voluntad y
Como ya se ha dicho antes, el un amor inmenso por el ajedrez y por
tercer campeón mundial apartó el sí mismo como ajedrecista, dio como
ajedrez de la vía de desarrollo mar- resultado la aparición de un adver-
cada hasta entonces. No necesitaba sario digno. La victoria de Alexánder
conocer a fondo la teoría ni los per- Alekhine contra Capablanca marcó
files psicológicos de sus adversarios. el comienzo de una nueva etapa en
Su mano sola colocaba la pieza siem- el desarrollo del ajedrez. La prepa-
pre en la casilla correcta. Aun cuando ración profesional para cada partida
sus movimientos no eran perfectos, en concreto y para la competición en
solía bastarle con esto porque, a dife- general se convirtió en una parte im-
rencia de sus oponentes, ¡Capablanca prescindible e importantísima de esta
casi nunca cometía errores graves! maestría. Además, a diferencia de
Esta era precisamente la razón de Lasker o Capablanca, para Alekhine
su invencibilidad. Así que para ven- el ajedrez era su principal sustento.
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Pero hubo otra persona cuya tiempo. Fue Rubinstein quien jalonó
contribución al desarrollo del ajedrez los caminos del desarrollo de mu-
difícilmente puede ser sobreestima- chas aperturas.
da. Tarrasch y Nimzóvich introduje- Aun medio siglo después Kor-
ron importantes mejoras y ajustes en chnói aplicó en cada partida de su
los principios del juego posicional de match en Baguio los sistemas in-
Steinitz. La teoría de la apertura en el troducidos por Rubinstein. Todavía
sentido contemporáneo mundial solo hoy sus mayores logros funcionan a
empezaba a fraguarse. la perfección.
Su constructor principal fue
Akiba Rubinstein.
Mientras que Steinitz, Tarrasch Gambito de Dama [D34]
o Nimzóvich intentaban someter las Rubinstein — Tarrasch
piezas del ajedrez a las leyes y re- Karlsbad, 1923
glas inventadas por ellos mismos,
Rubinstein trataba de comprender la 1.d4 d5 2.c4 e6 3.¤c3 c5 4.cxd5
esencia del ajedrez y la armonía in- exd5 5.¤f3 ¤c6 6.g3!
terna de las piezas.
De hecho, él fue el primer aje-
drecista de la más alta categoría.
Rubinstein no formulaba teorías
abstractas, no le interesaban los as-
pectos psicológicos de la lucha y era
completamente ajeno a todo tipo de
narcisismo ajedrecístico. Buscaba la
verdad del ajedrez con meticulosidad
y perseverancia y no pretendía más
que eso. Mucho antes de la aparición
de Fischer él ya profesaba su credo: Brillante estudio de la apertu-
«No creo en psicología, creo en bue- ra por parte de Rubinstein que aún
nas jugadas». hoy sigue siendo la principal arma
de blancas contra el sistema de Ta-
Por supuesto que es difícil lla-
rrasch.
mar «científico» a Rubinstein, aun-
que sus métodos de investigación 6...¤f6 7.¥g2 ¥e7 8.0-0 0-0
en el ajedrez se asemejan a los de 9.¥g5 ¥e6 10.dxc5 ¥xc5 11.¤e1!?
la ciencia. Quizá sería más ade- No se trata de una improvisación.
cuado compararlo con un buscador Quince años antes en esta posición
de oro que tamiza minuciosamente Rubinstein había jugado 11.¥xf6
toneladas de mineral para encontrar £xf6 12.¤xd5 £xb2 13.¤c7 ¦ad8
una pepita de oro. Su búsqueda fre- 14.£c1 £xc1 15.¦axc1 ¥b6 16.¤xe6
cuentemente culminaba con éxito y fxe6 17.¦fd1 (Rubinstein — Schle-
muchos de sus descubrimientos se chter, Praga 1908). Quizá el último
adelantaron considerablemente a su movimiento de las blancas resulta un
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30.¤xe5! 5.¤ge2
Una pequeña combinación que
corona la conquista posicional de las
blancas.
30...¤c7 31.¥c4+ ¢e7 32.¤c6+
¢f8 33.¥xf6 gxf6 34.¦d8+ ¤e8
35.b5 ¥b7 36.¦d7 ¥xc6 37.bxc6 1–0
¡Excelente partida! Y un ejem-
plo más de previsión en la apertura.
En la segunda mitad del siglo XX
este tipo de posiciones se volvieron
muy populares. Finalmente, uno de 5...cxd4
los más modernos enfoques de la de-
fensa Nimzóvich de la mano de Aki- Otra posición teórica moderna
ba Rubinstein. surgió después de 5...d5 6.a3 ¥xc3+
7.¤xc3 cxd4 8.exd4 dxc4 9.¥xc4 ¤c6
10.¥e3 0-0 11.0-0 b6 12.£d3 ¥b7
Defensa Nimzóvich [E42] 13.¦ad1. Y aquí lo más fuerte es 13...
Rubinstein — Maroczy h6! (13...¤e7?! 14.¥g5 ¤g6 15.f4! h6
16.¥xf6 £xf6 17.f5 exf5 18.¦xf5 con
Hamburgo (Olimpiada) 1930
ventaja para las blancas, Botvínnik
1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3 ¥b4 — Tolush, Moscú 1965) 14.f3 ¤e7,
4.e3 c5 proporcionando una lucha estratégica
Ante 4...0-0 las blancas también compleja (Korchnói — Kárpov, Ba-
responderían 5.¤ge2. El sistema li- guio (5ª partida, match 1978).
gado al desarrollo del caballo en e2 6.exd4 d5 7.a3.
en la defensa Nimzóvich es una de Aquí se puede jugar 7.c5 ¤e4
las aportaciones más maravillosas de 8.¥d2 ¤xd2 9.£xd2 b6 (9...a5 10.a3
Akiba Rubinstein. ¥xc3 11.¤xc3 ¥d7 12.¥d3 a4 13.0-
Este comentario de Alexander 0 0-0 14.f4² Korchnói — Kárpov,
Alekhine confirma la medida en que Baguio (3ª partida de match, 1978)
los estudios teóricos de Rubinstein 10.a3 ¥xc3 11.¤xc3 bxc5 12.dxc5²
definieron su tiempo: «Este es uno (Kaspárov — Tal, Bruselas 1987).
de los descubrimientos más desa- 7...¥e7 8.c5 b6 9.b4 bxc5
fortunados del artista de las apertu- En la práctica profesional mo-
ras Rubinstein». Y esto lo dice so- derna se juega más 9...0-0.
bre un sistema que utilizaron como
arma Botvínnik, Petrosian, Korch- 10.dxc5 e5!?
nói, Kaspárov y muchos otros gran- Aquí también es más prudente
des maestros del siglo XX. De hecho, 10...0-0, pero se entiende que la in-
muy recientemente lo jugó el líder de tención de Maroczy es poner en duda
la nueva generación, Magnus Carl- la inusual operación en el flanco de
sen, contra Adams (Londres, 2009). las blancas.
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ria y deja que sean los demás quienes pero la evaluación de la variante ha
se dediquen a la penosa búsqueda de cambiado radicalmente en tiempos
la verdad. ¡Un enfoque del ajedrez recientes debido a 10.dxe5! ¤xe5
chocantemente distinto del de Ru- 11.cxd5 £xd5 12.e4. En todas las
binstein! partidas en las que se llegaba a esta
8.e3 e5 posición, las negras sufrían grandes
dificultades.
10...£xd5 11.¥c4 £d6
9.f3! (? — Alekhine).
En aquella época y durante mu-
chos años posteriores la continuación 12.dxe5?!
principal fue 9.cxd5 £xd5 10.¥c4 Es mejor 12.¤e2! exd4 13.exd4!
£a5+ 11.b4 ¤xb4 12.£xe4 ¤c2+ (13.¥b5?! 0-0 14.¥xc6? d3µ L.
13.¢e2 £e1+ 14.¢f3 ¤xa1 15.¥b2 Grigorian — Maslov, Taskent 1974)
0-0! (Alekhine estudió 15...¥e6 13...¤xd4 14.¤xd4 £xd4 15.£e2+
16.d5 0-0-0 17.dxe6±) 16.¢g3 ¥e6 16.¥xe6 fxe6 17.£xe6+ ¢f8
¥d7!? 17.¤f3 £xh1 18.¤g5 g6 18.¥e3 £d5 y la posición queda
19.£xe5 ¦ae8 (el AI señala la opción igualada.
19...£d1!? 20.h3 ¥xh3!=) 20.£f6 12...¤xe5 13.¥d2
¦xe3+ 21.fxe3 £e1+ 22.¢f3 £d1+
23.¢g3 da tablas (Sadler — Tuk- Las blancas ya están pasan-
makov, Linares 1995), aunque ambos do ciertos apuros: 13.¤e2?! ¥e6!
jugadores pasaron por alto la opción 14.¥xe6 ¤d3+ 15.¢f1 fxe6µ. 13.¥e2
23.¥e2! £b1 (23...¥g4+ 24.¢f4! £c2 0-0 14.e4 es relativamente mejor.
25.d5±) 24.d5 £f5+ 25.£xf5 ¥xf5 13...0-0 14.¥b4 c5 15.¦d1 £c6
26.¥xa1, y las negras tienen mucho 16.¥d2 ¥f5!?
camino que recorrer para las tablas.
Parece muy sugestiva, pero tam-
9...¤f6 bién es buena la sencilla 16...¤xc4!
9...£h4+ 10.g3 ¤xg3 11.£f2 17.£xc4 ¥e6 18.£c3 £b5.
¤f5 12.cxd5±. 17.£xf5 ¤xc4 18.¥c1 ¦fe8
10.cxd5?! 19.¢f2 ¦e6
El campeón mundial consideró La dificultad de jugar este tipo
que este movimiento era necesario, de posiciones está en la variedad de
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10...£e5+!
Alekhine consideraba esta ju-
gada como perdedora, y proponía
7.f3! 10...¦g8 11. £xc7 ¤c6 como la más
7.¥f4!? ¤f6 8.f3 0-0 (8...exf3 fuerte. De hecho, la posición que sur-
9.£xf3 £xd4? 10.¤b5+- — Ale- gía no estaba clara aun después de la
khine) 9.fxe4 ¤xe4 10.¤xe4 fxe4 mejor 12.¥f4 (jugaría en favor de las
11.£d2 ¤d7 sucedió en la ya men- negras 12.¤b5?! £h4+ 13.g3 £e4+
cionada partida Thomas - Nimzó- 14.¢f2 £xc2+ 15.¢g1 ¤e4; tam-
vich (Mariánské Lázně, 1925). Las poco es prometedora 12.¥d2 ¤e4
negras tienen contrajuego. 13.0-0-0 ¦g7 14.£f4 ¤f2 15.£xd4
7...exf3 8.£xf3 £xd4 ¤xd4 16.¥e3 ¤xd1 17.¥xd4 ¦d7
18.¥b5 ¤xc3=) 12...¤e4. De modo
Se podía tomar el peón de otra
que la «avidez» de Nimzóvich estaba
manera: 8...£h4+ 9.g3 £xd4, des-
bien justificada, solo que en las po-
pués de lo cual las blancas pueden
siciones agudas e irracionales como
elegir entre dos buenas opciones:
esta, Alekhine era claramente supe-
10.¤b5 y 10.¥f4.
rior a sus adversarios.
9.£g3!
11.¥e2 ¦g8
Un recurso poco evidente que no
Es peor 11...¤g4 12.£xe5 ¤xe5
existe en caso de 8...£h4. Pero des-
13.¥f4±.
pués de 9.¤b5!? las negras mante-
nían la posibilidad de 9...£h4+ (otra 12.£h6 ¦g6
defensa es 9...£e5+!? 10.¥e2 ¤a6) 12...¦xg2? 13.¥g5! ¤bd7 14.0-
10.g3 £e7. 0-0 conduciría a un rápido colapso.
9...¤f6! 13.£h4 ¥d7!?
Es la continuación más acti- Perdería 13...¦xg2? 14.¥f4+-
va. Otros movimientos llevaban a ¦xe2+ 15.¤xe2 £xb2 16.¦d1 ¤bd7
peor juego para las negras: 9...¤c6 17.¦g1, pero una alternativa posible era
10.¤b5 £e4+ 11.¥e3!; 9...¤e7! 13...¦g4!? 14.£h3 ¤c6 15.0-0 ¦g6.
10.¥e3! £f6 11. 0-0-0! Después de 14.£f2 ¤e4! (14...¤c6?!
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eso el desafortunado comienzo del por el peón) 9...f5, y las negras están
match en absoluto le hizo descarrilar. bien. Quizá de ahí surgió la idea de
Por otra parte, a Alekhine, que ya de poner f5 bajo control de antema-
entrada no dudaba de su éxito, este no. Aunque también es posible que
buen comienzo solo le dio un exceso el origen de esta atrevida jugada se
de confianza. encuentre en el buen comienzo de
Alekhine en el match, el cual le dio
excesiva confianza.
Defensa francesa [C15] 7...b6?!
Alekhine — Euwe Euwe reacciona de la misma ma-
Países Bajos (7ª partida, nera que en la quinta partida; el estilo
match 1935) del campeón holandés en principio se
distinguía por una cierta rigidez en
1.e4 e6 2.d4 d5 3.¤c3 ¥b4
sus decisiones. Es posible que Ale-
4.¤ge2 dxe4 5.a3 ¥e7 6.¤xe4 ¤c6
khine también tuviera en cuenta esta
peculiaridad de su oponente.
7...e5!? 8.d5 ¤d4! 9.¤2c3!?
(otra opción es 9.¤xd4!? £xd5
10.¥g2 £xd4 11.£e2 con la corres-
pondiente compensación por el peón)
9...¤f6 10.¤xf6+ ¥xf6 11.¥g2 h5
no fue nada mala, pero es más fácil
7...¤f6! 8.¤xf6+ ¥xf6 9.¥e3 h5!
10.gxh5 £d5 con un excelente juego
para las negras.
7.g4?! 8.¥g2 ¥b7 9.c3 ¤f6 10.¤2g3
¡Uno de los movimientos más 0-0!?
chocantes jugados a tan alto nivel! No es una mala decisión, aunque
¿De dónde pudo salir tal idea? Tra- muchos comentaristas han condenado
temos de averiguarlo. esta jugada. Sería más prudente es-
En la quinta partida del match conder el rey al otro lado: 10...£d7!?
Alekhine jugó «decentemente»: 11.h4 (11.g5 ¤xe4 12. ¤xe4 0-0-0=
7.¥e3 ¤f68.¤2c3 0-0 9.¤g3 b6 — Alekhine) 11...0-0-0.
10.¥e2 ¥b711.0-0, pero no obtuvo 11.g5
nada de la apertura. 7.f4 ¤f6 8.£d3 De nuevo la continuación más
¤xe4 9.£xe4 £d5! es más extrava- dinámica (y arriesgada). Aunque la
gante, pero tampoco da ningún fruto; apacible 11.¤xf6+ ¥xf6 12.0-0 solo
no está mal 7.g3, pero entonces 7...
presagiaba igualdad.
e5 8.d5 ¤d4 9.¤2c3 (probable-
mente 9.¤xd4 £xd5 10.¥g2 £xd4 11...¤xe4 12.¤xe4 ¢h8
11.£xd4! exd4 12.¥f4 es más fuer- Preparando f7-f5. Pero sería
te y da una compensación suficiente mejor atacar el centro de otra ma-
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13...¥e6!
Jugar la misma apertura con
ambos colores no es algo tan raro
en un match por el título de cam-
peón mundial. El análisis meticuloso
30.¦a2! de las posiciones posibles durante la
Las blancas encuentran la cla- preparación y el posterior examen de
ve de impedir la idea de defensa de la partida ya jugada pueden revelar
las negras relacionada con ¥a4-b5 oportunidades ocultas en las variantes
y convierten la superioridad de sus y ofrecernos un nuevo punto de vista.
peones en el centro. Las negras están Naturalmente, uno se siente tentado
totalmente paralizadas y no tienen de poner en práctica las nuevas ideas,
nada que contraponer a este sencillo especialmente hacia el final de una
plan. competición larga, cuando las reservas
de la preparación de casa práctica-
30...¢e7 31.f4 gxf4 32.gxf4 ¢f6
mente se han agotado. Entonces apa-
(32...¦g6+ 33.¢f2 ¥d7 34.¦xa7).
recen en los matches estas «aperturas
33.e4 g5 34.f5 h5 35.h4 gxh4
invertidas». El mejor ejemplo de este
36.¢h2 ¢g5 37.¢h3 ¦a5 38.¥b7!
fenómeno son los encuentros entre
¢f6 39.¥d5 ¢g5 40.¥b7 ¢f6
Kárpov y Kaspárov. El movimiento de
41.¥c8 1–0
esta partida es una mejora considera-
ble en comparación con 13...£b8?!
Defensa eslava [D17] 14.¤xe5
Alekhine — Euwe Es una reacción perfectamente
Países Bajos (21ª partida, plausible. Sin embargo, cuando Ale-
match 1935) khine decidió utilizar este sistema
con las negras en la primera parti-
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6 da del match de 1937, Euwe fue el
4.¤c3 dxc4 5.a4 ¥f5 6.¤e5 ¤bd7 primero en desviarse: 14.¤e4 ¥b4
7.¤xc4 £c7 8.g3 e5 9.dxe5 ¤xe5 15.a5 y, por cierto, volvió a ganar.
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¿ESA u OSA?
La Segunda Guerra Mundial val, y poca gente podía soportar tan
cambió radicalmente el panorama alta presión.
político, haciendo que la mitad de En el siguiente duelo entre el
Europa fuera totalmente dependiente quinto y el sexto campeón mundial
de la Unión Soviética. se apreció claramente la diferencia
El ajedrez internacional tam- en la profundidad de la preparación
bién se rindió a la dictadura soviéti- de la apertura.
ca. Claro que en el reino del ajedrez
el cambio en el poder tuvo lugar sin
aviones ni tanques, pero no por ello la Gambito de Dama [D49]
hegemonía de los ajedrecistas sovié- Botvínnik — Euwe
ticos fue menos obvia o convincente. Moscú (campeonato
Tras la muerte de Alekhine en mundial), 1948
1948 se celebró un torneo entre los
cinco mejores ajedrecistas del mun- 1.d4 d5 2.¤f3 ¤f6 3.c4 e6
do para determinar al sucesor del 4.¤c3 c6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4
campeón fallecido. Mijaíl Botvínnik 7.¥xc4 b5 8.¥d3 a6
logró una victoria convincente, la Una continuación antigua que no
cual lo convirtió en el sexto campeón ha perdido su actualidad hoy en día.
mundial del ajedrez. Otra tendencia frecuente es 8...¥b7
No solo causó impresión la can- 9.e4 b4 10.¤a4 c5; 8...b4 también ha
tidad de puntos que ganó Botvínnik, surgido en más de una ocasión.
sino también su estilo: claro, lógico, 9.e4 c5 10.e5
basado en una preparación magní- También se han jugado miles de
fica de las aperturas y en planes es- partidas alrededor de 10.d5. La moda
tratégicos impecables, no se parecía oscila entre estos dos movimientos.
ni al brillante estilo de combinacio-
10...cxd4 11.¤xb5 axb5
nes de Alekhine, ni tampoco tenía
nada que ver con el virtuosismo Botvínnik jugó esta variante con
de Capablanca, pero esto solo ha- éxito con ambos colores. Con las
cía que sus victorias resultaran más negras prefería 11...¤xe5 12.¤xe5
convincentes. Era una máquina que axb5.
se movía inquebrantable hacia el ri- 12.exf6
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12...£b6
Parece probable que la valora-
ción del movimiento 10.е5 dependa 14...¤c5?!
de quién tenga la ventaja después de Tanto Botvínnik en sus anota-
las dificultades que surgen tras 12... ciones de la partida como Kaspárov
gxf6 13.0-0 £b6 14.£e2 (14.¥e4 en su libro Mis geniales predecesores
¥b7 15.¥xb7 £xb7 16.¤xd4 ¦g8 valoran la posición resultante de 14...
es menos prometedor, y las ne- ¥b7 15.¦e1 0-0 16.¥f4 ¥d5 17.¤e5
gras no tienen problemas) 14...¥b7 (17.£e2!?) 17...¤xe5 18.¥xe5 ¥xe5
15.¥xb5. Esta posición fue un tema 19.¦xe5 f5 20.¦xd5!? exd5 21.£b3
de debate en el match del cam- como favorable para las blancas.
peonato mundial entre Krámnik y Sin embargo, no está todo tan claro:
Anand en 2008. Tanto 15...¥d6 en 21...£e6! (21...£c5 22.¥xb5 ¦fb8
la tercera partida como 15...¦g8 en 23.£g3+ es realmente peligroso
la quinta procuraron sendas victo- para las negras) 22.¥xb5 f4 23.¦d1
rias para las negras. Estrictamen- f3 24.g3 ¦ab8! con una posición de
te hablando, fue la victoria en este doble filo.
duelo teórico la que otorgó el título
de campeón mundial a Anand. El 15.¥f4 ¥b7 16.¦e1 ¦d8?
movimiento elegido por Euwe era la Después de este error la posi-
línea principal por aquel entonces. ción de las negras va irremediable-
Pero mientras el gran maestro ho- mente cuesta abajo. También es mala
landés se limitaba a seguir las re- 16...0-0? 17.¥xh7+! ¢xh7 18.¤g5+
comendaciones teóricas, Botvínnik, ¢g6 19.£g4, con un ataque ganador,
según sus propias palabras, lo tenía pero tenía que haber cambiado varias
todo analizado a fondo. piezas: 16...¤xd3 17.£xd3 ¥xf3!
13.fxg7 ¥xg7 14.0-0 18.£xf3 0-0, y la cosa no estaría tan
fea para las negras.
Botvínnik: «Todo esto lo tenía
preparado aun antes de la guerra y 17.¦c1 ¦d5
comprobado en abril de 1939 en una Ahora en caso de 17...¤xd3
partida de entrenamiento con Ra- 18.£xd3, a todo lo demás se le añade
gozin. Euwe se aferra a las recomen- la amenaza de 19.¥с7.
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Defensa India de Rey [E69] dente 16...а6, con una posición com-
Steinberg - Tukmakov pleja y más que aceptable.
Kiev, 1968 17.£a4!
Lamentablemente, ahora el cam-
1.c4 ¤f6 2.¤c3 g6 3.g3 ¥g7
bio de damas es inminente y la par-
4.¥g2 0-0 5.¤f3 d6 6.0-0 e5 7.d4
tida se encamina hacia dos posibles
¤bd7 8.e4 c6 9.h3 £a5 10.¦e1 exd4
resultados, descartando precisamen-
11.¤xd4 ¦e8 12.¥e3 ¤e5 13.¥f1
te el que era primordial para mí. El
¥e6 14.¤xe6 ¦xe6 15.¢g2 ¦ae8
defecto del último movimiento de
16.f3
las negras se vuelve aún más obvio
con 17.с5!, porque tras 17...dxc5,
un simple 18.¥g5 da ventaja a las
blancas. Pero las complicaciones
que surgen después de 17.c5 ¤h5!
18.¥xg5 ¦g6 19.f4 ¤xg3 20.¢xg3
£xc5 habrían sido, sin duda alguna,
el mal menor para las negras, tenien-
do en cuenta la situación del torneo.
Podgaets, por el contrario, eligió la
simple 17.¦b1 h6 (17...¤h5!? sería
más acorde al espíritu de la posición)
En este momento tuvieron lu-
18.b4 £c7 19.£b3 ¤ed7 (19...¤h5!?
gar los acontecimientos descritos.
20.¤e2 ¦f6) 20.¦bc1 ¤h5 21.¥f2
Basándonos en Mega Database, re-
£b8 22.¦ed1 ¥e5 23.¤e2 ¦g6
sulta difícil imaginar el estado en el
24.¤d4, y poco a poco convirtió su
que estaba la teoría de esta variante,
ventaja en una victoria.
pues muchas partidas importantes de
torneos soviéticos no figuran en ella, 17...£xa4 18.¤xa4 h6 19.¦ad1
incluidas las descritas. Recuerdo bien ¤ed7 20.¤c3 ¤h5 21.¥d4 f5!
que hasta aquí jugué con bastante Esta actividad es necesaria.
determinación. Sospecho que solo Después de 21...¥e5 22.¥xe5 ¤xe5
la siguiente jugada de las negras fue 23.¥e2 ¤f6 24.¦d2 las negras tie-
improvisada. nen por delante una larga lucha por
16...g5?! la igualdad.
A primera vista, el plan de las 22.¥f2
negras es muy interesante: poner un 22.¥xa7 ¥xc3 (22...f4 23.g4
caballo en g6 y el otro en h5, desa- ¤g3©) 23.bxc3 ¦a8 24.¥f2 fxe4
rrollar el alfil a e5, de modo que el 25.¦xe4 ¦xe4 26.fxe4 ¤hf6 27.¦xd6
ligeramente debilitado rey de blancas ¦xa2 llevaba a la igualdad total.
puede verse en peligro. Desgracia-
22...f4 23.g4 ¤g3 24.¥xg3 fxg3
damente resultó haber un movimien-
to que corta de raíz las aspiraciones 24...¥xc3 25.bxc3 fxg3=.
agresivas de las negras. Es más pru- 25.¤e2!
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Las negras procuran resolver 24.с5 las opciones de las blancas son
todos sus problemas inmediatamen- obviamente mejores) 22.bxa6 £g6
te con un contraataque. En los años 23.g4 ¥e4 24.¥xe4 fxe4 25.£a4 h5
siguientes esta reacción se volvió es- 26.£d7 (Stein — Reshevsky, Susa
tándar en muchas ramificaciones de (playoff del Interzonal), 1967). Las
la Ruy López. blancas no consiguieron convertir su
16.b3 excelente ventaja en un punto.
18...¥xe4! 19.¥xe4 ¤b6
En la partida que marcó el ini-
20.¥xa8 ¤xa8 21.axb5 axb5 22.¥e3
cio de la historia de la variante 15...
(dejaba más oportunidades 22.¤xe5!
d5, las negras jugaron de otra mane-
¦xe5 23.¦xa8 £xa8 24.dxe5, aun-
ra: 16.exd5 exd4 17.¦xe8 £xe8 18.
que era dificilísimo para las blancas
£xd4 ¥xd5 19.¤h5 ¤xh5 20.£xd5
convertir el peón de más) 22...exd4
¤f6 (Stein — Spassky, Amsterdam
23.¤xd4 £d5 (Stein — Reshevsky,
(Interzonal), 1964). Las negras man-
Susa (playoff del Interzonal), 1967).
tuvieron su posición sin mucho es-
Las blancas tampoco ganaron esta
fuerzo, después de lo cual empezó partida. ¡Es asombrosa la cantidad de
la búsqueda de nuevos caminos. La choques dramáticos vinculados con
línea encontrada en esta partida se esta variante! Como consecuencia,
convirtió en el tema principal de de- Stein no se clasificó para el torneo de
bate durante una temporada. candidatos, dejando el puesto a Res-
16...dxe4 17.¤xe4 ¤xe4 hevsky. El duelo teórico entre Tal y
Gligorić también tuvo implicaciones
deportivas de importancia.
18...¥xe4 19.¦xe4 £d5 20.¦g4!
Solo así pueden las blancas lu-
char por la ventaja.
20...¤a5 21.¥xh6 ¤xb3
18.¥xe4
Por increíble que parezca, esta
toma natural no es obligatoria. Tam-
bién se ha jugado 18.¦xe4!?
Al principio, las negras no re-
accionaron a la novedad de la mejor
manera: 18...f5?! 19.¦e1 e4 20.bxc4 Esta es la posición crítica de toda
exf3 21.axb5 £f6 (el mal menor era la variante. Poco antes del match de
21...fxg2 22.bxa6 ¦xa6 23.¦xa6 candidatos tuvo lugar su ensayo ge-
¥xa6, aunque aquí también tras neral.
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por 29.¦hxg6+ fxg6 30.¦xg6+ ¥g7 Esta variante resultó tan desa-
31.dxc5 ¤xc5, muy típica de Tal, fortunada para Tal como para Stein.
después de la cual las blancas juegan Ni que decir tiene que una derrota
32.¢h2 a sangre fría y el desenlace con blancas no es la mejor forma de
todavía no es nada previsible. comenzar un match.
29.¤xd4 ¦b1 30.¥c1 £b2 Los ajedrecistas soviéticos man-
tenían su supremacía mundial. La
influencia de Tal hizo que durante
un tiempo se dejara de seguir rigu-
rosamente los dogmas de Botvínnik,
instaurándose en su lugar un enfo-
que del juego más ligero e incluso
más bohemio. Sin embargo, algunos
grandes maestros resultaron ser in-
munes a las modas. Estos no se deja-
ron llevar de un lado a otro sino que,
de forma pausada y metódica, con-
31.£h5? tinuaron su trabajo de investigación
en busca de la verdad. Uno de estos
Hasta este momento ambos ad-
trabajadores abnegados fue Yefim
versarios habían estado a la altura,
pero ahora Tal comete un error que Géler. La profundidad de sus análisis
resulta decisivo. Tenía que haber admiró al mismísimo Botvínnik, y
ejecutado de forma un poco distin- precisamente gracias a Géler muchas
ta la operación que tenía en mente: variantes de aperturas fueron adop-
31.¤b3! £xb3 32.£h5 ¦xc1+ 33. tadas en la práctica de los grandes
¢h2 ¥d6+ 34.¦xd6, y las negras tie- maestros.
nen que buscar refugio.
31...£xc1+ 32.¢h2 ¥d6+! Defensa Siciliana [B92]
Un recurso que, en caso de Géler — Fischer
31.¤b3!, habría sido mucho más dé- Curazao, 1962
bil.
1.e4 c5 2.¤f3 d6 3.d4 cxd4
33.¦xd6 £f4+ 34.¦g3 £xd6 4.¤xd4 ¤f6 5.¤c3 a6 6.¥e2
35.¤f5 ¦ee1! 36.£xf7+ ¢xf7 37.
¤xd6+ ¢e6 38.¦g6+ ¢d5 39.¤f5 Esta modesta jugada de alfil fue
¦b7 40.¤e3+? una fiel servidora de Géler durante
muchas décadas. Encajaba a la per-
Pasando por alto una respuesta fección en el estilo claro y lógico del
poco evidente de las negras. 40.¦g5 gran maestro y le proporcionó mu-
era mucho más tenaz. chos puntos. Sin embargo, las oca-
40...¦xe3! 41.fxe3 ¦c7! 42.¢g3 siones puntuales en las que cambió
c4 43.¢f4 c3 44.e4+ ¢c4 45.¦a6 c2 su querida variante por otra le cau-
46.¦a1 ¢d3 0–1 saron más sinsabores.
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¿e sa u o sa?
15...¤c5?
Fischer trata de impedir me-
cánicamente el peligroso avance de
с4-с5, pero el bloqueo de las casillas
negras resulta insolvente. También
favorece a las blancas 15...f5. 16.c5!
f4 (16...dxc5 17.¤xc5 ¤xc5 18.b4
f4 19.¥xc5 ¥d6 20.¥g4+-) 17.cxd6
10...¥e6 £xd6 18.¥c5 ¤xc5 19.¤xc5±. Es
más tenaz 15... ¦ac8 16.£d2 f5.
En el interzonal de Estocolmo
(1962) que precedió el torneo de 16.¤xc5 dxc5
candidatos, Géler jugó tres partidas
en esta línea: 10...b6 11.£d2 ¥b7
(11...¥e6 12.¦fd1 ¤bd7 13.f3 £b7
14.¤c1 ¦fd8 15.¤1a2 ¤c5 16.¤b4
a5 17.¤bd5 Géler — Bolbochán)
12.f3 ¥c6?! (12...¤bd7) 13.¦fd1
¤bd7 14.£e1 h6 15.£f1 £b7
16.¥c4 (Géler — Fischer); 10...¤bd7
11.a5 b5 12.axb6 ¤xb6 13.¤a5
¥e6 14.£d2 ¦fd8 15.¥xb6! £xb6
16.¤d5 ¤xd5 17.exd5 ¥d7 18.¦a2
(Géler — Stein). En todas ellas, las 17.b4!
negras se enfrentaron a grandes di-
Tras esta fuerte jugada la ventaja
ficultades.
de las blancas es ya evidente.
11.a5 ¤bd7 12.¤d5 ¤xd5 17...¦ac8
12...¥xd5 13.exd5 también es 17...cxb4 18.¥b6 £d7 19.£b3
ventajoso para las blancas. con el consiguiente с4-с5 es aún
13.exd5 ¥f5 14.c4 ¥g6 15.¦c1 peor.
18.£b3 ¥d6 19.¦fd1
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17.e5! ¤c4
La reacción más natural. En
otras continuaciones la iniciativa de
las blancas también compensa total-
mente el peón sacrificado. Por ejem-
plo: 17...£e7 18.£f4 ¤c4 19.¤g5
g6 20.£h4 h5 21.¥f5! ¦ce8 22.e6 o
17...h6 18.¥f5 ¦c7 19.e6.
Da la impresión de que el ataque
18.£f4 ¤b2? de las blancas ha llegado a un punto
muerto. Una pieza ha sido sacrifica-
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¿e sa u o sa?
da, otras dos están colgando y no pa- 21...£e7 22.¦d4! ¢h6 23.¤e4+
rece haber ninguna amenaza directa ¢h7 24.¤f6+! gxf6 25.£f5+ ¢h6
en el horizonte. 26.exf6 £xe1+ 27.¢h2 ¦g8 28.g4 y
21.h4!! las negras están desvalidas.
Esta partida aparece en todos 22.h5+! ¢h6 23.¤xf7+ ¢h7
los libros como un ejemplo de bri- 24.£f5+ ¢g8 25.e6!+-
llante preparación de Polugaevksy, y Esta posición, que también con-
no es para menos. Otro argumento a sideró Polugaevsky en su prepa-
favor de esta conclusión es el testi- ración para la partida, fue vista por
monio del analista de Tal, Gennadi casualidad por el gran maestro Géler
Sosonko. Resulta que en su análisis al pasar por delante de su habitación.
ellos también llegaron hasta esa po- Cuál no sería su sorpresa cuando al
sición. Tampoco pasaron por alto el día siguiente la vio puesta en práctica
sacrificio de la pieza, pero lo recha- en la partida real.
zaron por consideraciones generales:
a primera vista, la «tasa de ataque»
no era lo suficientemente grande.
Pero donde el excampeón dio por
finalizado su análisis, ¡Polugaevsky
solo acababa de empezar! La jugada
en la partida no merecería ni un signo
de exclamación si no formara parte
de un proyecto impecable y elabora-
do hasta el último detalle.
21...¦c4
25...£f6!
Tras un largo rato de reflexión,
Tal eligió la defensa más lógica. No Es la única defensa. 25...£e7
es de sorprender que coincidiera con 26.h6! perdía inmediatamente, así
la línea principal de su análisis de como 25...¤xd1 26.e7 £e8
casa. Las variantes que siguen son 27.exf8£+ £xf8 28.¤h6+! gxh6
una buena ilustración de los peligros 29.£g6+ ¢h8 30.¦e8.
que esperan a las negras en otras lí- 26.£xf6 gxf6 27.¦d2!
neas: La aparentemente fuerte 27.¤d6
21...¤xd1 22.h5+ ¢h6 (22... en realidad es engañosa: 27...¤xd1
¢xh5 23.g4+ ¢g6 24.£f5+ ¢h6 25. 28.e7 ¦c1!, y las negras se salvan.
£h7+ ¢xg5 26.£h5+ ¢f4 27.£f5#) En el tablero Polugaevsky no vio
23.¤e6+ ¢h7 24.¤xd8 ¦cxd8 esta defensa, pero parece por justi-
25.¦xd1+-; cia divina que intuitivamente eligió la
continuación correcta.
21...f5 22.¦d4! con la mis-
ma idea 23.h5, además, las negras 27...¦c6! 28.¦xb2 ¦e8?!
también tienen que tener en cuenta Con los apuros de tiempo las
23.£g3 y 23.¦е3; negras dejan pasar la oportunidad de
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19.¥xd5 ¤xd5 20.£xc7+ ¢xc7 con 26.fxe5 ¦e8 27.¦e1 ¤c2 28.¦e2
esa cómoda supremacía con la que ¤d4 29.¦e3 ¤c2 30.¦h3 ¦xe5
soñaban las negras. 31.¤f3 ¦xd5 32.¦xh7 ¦xd3 33.h4
17.¥d3! ¥xd3 ¤e3
Y otra vez las negras pasan por Daba tablas más fácilmente
alto una continuación activa: 17...e4! 33...¤d4 34.¤xd4 ¦xd4 35.h5 ¦h4+
18.¤xe4 £xd5 (para las tablas basta 36.¢g1 f4 37.¢f2 ¢a7 38.¢f3 f5.
con 18...¥xe4 19.dxc6 £e5! 20.£e3 34.¦xf7 ¦d1+
¥xc6 21.£xe5 fxe5 22.¥f5+ ¢c7 ¡Todos cometemos errores en
23.¦xd8 ¢xd8) 19.f3 ¥xe4 20.fxe4 los apuros de tiempo! La defensa
£c5, aunque tras 21.£f2 £a5+ correcta era 34...¢c8 con la idea de
22.¦d2 las blancas deben mantener 35.¢h2 ¦d7! o 35.h5 ¦d1! 36.¢h2
la posición. ¦d7!.
18.£xd3 ¤d4 19.0-0 ¢b8 35.¢h2 ¦a1 36.h5 f4?
20.¢h1 £xa3 21.f4 ¦c8 22.¤e4
Una jugada impulsiva, muy típica
£xd3
en los apuros de tiempo, que despoja
Sería interesante, aunque com- a las negras de todas las perspectivas.
pletamente inconsistente, 22...£xa2!? 36...¦xa2 37.¦g7 (37.¤h4!? ¦a5!
23.¦f2 (23.¦d2!? ¦xc2 24.¦xc2 38.¢h3 ¦a1 39.¤xf5 ¦h1+ 40.¢g3
¤xc2 25.£e2 exf4 26.¤xf6 ¦d8=) ¤xf5+ 41.¦xf5 b5, aparentemente,
23...¦xc2 24.¦xc2 £xc2 (más dé- también da tablas) 37...¦a5!!, según
bil es 24...¤xc2 25.£d2) 25.£xc2 el análisis de Kaspárov, también lleva
¤xc2 26.¤xf6 ¦xg2 27.¢xg2 ¤e3+ a tablas. Sin embargo, esto sobrepa-
28.¢f3 ¤xd1 29.fxe5 ¢c7. Cuan- sa las posibilidades del jugador (por
do eludes complicaciones ventajosas grande que sea), que estaba en in-
conscientemente no es lógico avan- mensos apuros de tiempo. El análisis
zar hacia las impredecibles. de este instructivo final rebasa los lí-
23.cxd3 mites de nuestro tema, así que vamos
Fischer, por el contrario, apro- a fiarnos del autor de MGP.
vecha cualquier oportunidad para 37.¦xf4 ¦xa2 38.¦e4!
continuar la lucha. 23.¦xd3 ¦xc2 También ganaba 38.¢h3 ¤xg2
24.g3 ¦xa2 (24...¦g6!?) 25.¤xf6 39.¦f8+ ¢c7 40.h6, pero Fischer
¦c8 26.fxe5 ¦cc2 27.¤g4 h5 28.¤f2 encuentra un camino más simple y
¦xf2 29.¦xf2 ¦xf2 30.¦xd4 b5 solo elegante.
crea obstáculos para las blancas.
38...¤xg2
23...¦c2 24.¦d2 ¦xd2 25.¤xd2
38...¤f5 39.¦e5.
f5!?
39.¢g3 ¦a5 40.¤e5 1–0
Aquí ya se entiende bien el de-
seo de evitar complicaciones. Tras
25...¦d8 26.¤e4 ¦xd5 27.¤xf6 ¦a5 Este duelo demostró, una vez
28.fxe5 la posición es favorable a las más, que la eficacia de una nove-
blancas. dad en la apertura depende no solo
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¿e sa u o sa?
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¿e sa u o sa?
¤xc5 17.axb5 axb5 18.¥g5 ¦xa1 resulta ya muy difícil. Por ejemplo:
19.¥xd8 ¦xf1+ 20.¢xf1 ¦xd8, tal y 18...f5 19.exf6 ¥xf6 20.¤xf6+ gxf6
como jugaron Topálov — Anand en 21.axb5 axb5 22.¦xa8 ¦xa8 23.¦d5!
Dos Hermanas en 1996, no ha tenido b4 (23...¦b8 24.f5 ¤g7 25.¥d4 ¤e8
continuadores) 15.¤fg5 con mejores 26.¦d7 y las blancas dominan total-
opciones para las blancas en ambos mente) 24.¦b5; o 18...¦fd8 19.axb5
casos. axb5 20.¦xa8 ¦xa8 21.¦d7 (más
14.¤xd4 ¤xd4 precisa que 21.f5 ¦d8) 21...¥h4!
14...£xd4?! 15.axb5 £xe5 22.g3 ¦d8! 23.¦xd8+ ¥xd8 24.f5
16.bxa6 no ha superado la prueba de ¤f8 25.¢f2 con una ventaja evidente
la práctica. de las blancas en ambos casos.
15.¤e4 ¤e6 19.¦d7 ¥f8 20.f5 ¤d8
Ahora las blancas logran una
superioridad considerable por medios
sencillos, aunque era un poco me-
jor 15...0-0 16.axb5 ¤xb5 17.¥e3.
Cabe señalar que la tarea de las ne-
gras era terriblemente difícil desde el
principio.
16.¥e3 0-0 17.f4 £xd1
Parece el mal menor, pues con
las damas sobre el tablero la defen-
sa resulta todavía más complicada: 21.a5!
17...g6 18.£f3; 17...f5 18.exf6 ¥xf6
19.£b3. Una de las especialidades de
Kárpov: ¡jugar por la dominación
18.¦fxd1 con un movimiento a su vez profi-
El juego del final también re- láctico! Tampoco es mala la directa
sulta sencillo para las blancas. Más 21.¦xc7 bxa4 22.¥d4 ¦b4 23.¦d1
concretamente, se amenaza 19.f5. ¦b7 24.¦dc1 a3 25.¦xb7 ¤xb7
Además, a estas alturas Kárpov había 26.bxa3 ¥xa3 27.¦c7 ¤d8 28.e6!,
utilizado solo 10 minutos de su tiem- pero al campeón mundial no le gus-
po frente a la hora y media de Korch- tan las prisas.
nói, lo cual no ayudaba a mejorar los
21...¤c6 22.e6! fxe6 23.f6! ¤e5
ánimos de este último.
18...¦fb8? El peón de с7 está perdido. Tras
23...¦c8 24.¦c1 ¤xa5 25.¥d4 las
Con este movimiento algo re- negras están completamente perdi-
buscado Korchnói trata de resolver das.
varios problemas de una sola vez:
organizar el contrajuego en la co- 24.¦xc7 ¦c8 25.¦ac1 ¦xc7
lumna «b» y liberar la casilla f8 para 26.¦xc7 ¦d8 27.h3!?
sus piezas. Esto no proporciona el ¡Una muestra de extrema ente-
éxito, pero defender con las negras reza y tranquilidad! Es más que sufi-
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¿e sa u o sa?
1
N. del T: Título de un monólogo de
los años 70 del cómico Zhvanetski, quien
sugiere que hay que hacer las cosas «más 8...d5!?
minuciosamente» en relación con la baja
calidad de los medicamentos hechos para el ¿Qué es esto? ¿Acaso está segu-
mercado interior. ro de la impecabilidad de su análi-
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¿e sa u o sa?
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incorporar el caballo solitario al jue- propia visión del ajedrez y con ideas
go: 24.¤b2, y aunque tras 24...¤7e5 nuevas y, a veces, paradójicas.
(o 24...£f6 25.¤c4 ¤7e5 26.¤xe5
¤xe5 27.¥g2) 25.¥g2 la supremacía
de las negras es innegable, la partida Apertura Inglesa [A17]
no está ni mucho menos terminada. Romanishin — Petrosián
24...£f6 Ereván (campeonato de la
Ahora el caballo en а4 se queda URSS), 1975
al margen y el resto de piezas de las
blancas tampoco tienen perspectivas. 1.c4 ¤f6 2.¤c3 e6 3.¤f3 b6
Solo queda esperar que suceda un 4.e4 ¥b7
milagro.
25.a3 a5 26.axb4 axb4 27.£a2
¥g6 28.d6
Simplemente no hay movimien-
tos útiles 28.¤d2 ¦e2.
28...g4! 29.£d2 ¢g7 30.f3
£xd6 31.fxg4 £d4+
¡Comienza el ataque final!
32.¢h1 ¤f6! 33.¦f4 ¤e4
34.£xd3 ¤f2+ 35.¦xf2 ¥xd3 En esta posición se jugaba de
36.¦fd2 £e3 37.¦xd3 ¦c1! 38.¤b2 todo: 5.d3, 5.е5, 5.£с2, e incluso
£f2 39.¤d2 ¦xd1+ 40.¤xd1 ¦e1+ 5.£е2. Pero por algún motivo a nadie
0–1 se le había ocurrido hacer esta jugada
aparentemente fea, pero sumamente
Está claro que en nuestros días lógica, con el alfil:
es imposible pasar por alto una ju- 5.¥d3!? d6
gada como 12.¥е3; para eso está Por desgracia no presencié la
la mirada vigilante del AI. Muchos reacción del excampeón del mundo
análisis que en su día se consideraron a esta jugada salvaje, pues seguro
impecables están siendo reevaluados que fue impagable. No obstante, Ro-
ahora. En el próximo capítulo nos manishin estaba preparado para lo
dedicaremos a describir detenida- que le viniera. Según cuenta Adrián
mente los detalles y peculiaridades Mikhalchishin, su analista en aquel
de la preparación contemporánea, torneo, «Oleg me preguntaba entre
pero ahora volvamos a los tiempos de risas: ¿qué te parece, cuando la sala
la OSA. No eran solo los campeones entera lo vea, ¿me abuchearán a mí
del mundo y los aspirantes al título o al asistente?» Pero, mirando la
quienes contribuían a que avanzara posición sin prejuicios, se nota que
la teoría, sino que de vez en cuan- 5.¥d3 lleva implícita una idea muy
do surgían nuevos jugadores con su saludable: trasladar el alfil por la
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19.¤e2?
No todos los días logra uno en-
Un claro error, que puede acha- contrar una idea nueva en una variante
carse al estrés y la fatiga. Era nece- bien estudiada. Menos frecuente aún
sario jugar 19.¥d2! b4 20.c4, tras la es que la idea original pase la prueba
cual surgía una posición ya analizada del análisis. Pero incluso cuando las
en los comentarios a la 17ª jugada de variantes confirman la corrección de
las negras. la idea inicial, eso no garantiza que
19...¤xc3 20.¤xc3 ¥xc3 el afortunado hallazgo vaya a poder
21.¦b1c5! ponerse en práctica. Depende mucho
Las negras no ceden la gran dia- de la suerte y de su majestad el Azar.
gonal aun a costa de una ganancia de El gran maestro Yuri Razuváev
calidad. Ahora su terrible ejército de tuvo una idea inesperada para la Va-
peones en el centro decide el desen- riante Merano cuando se preparaba
lace de la lucha. para jugar una partida con Evgue-
22.¥b2 ni Svéshnikov. Aquella vez no tuvo
ocasión de ponerla en práctica, y lo
22.¥d2 ¥e5! cierto es que pasó mucho tiempo y
22...¥xb2! 23.¦xb2 d5 24.£c1 la ocasión no se presentaba, hasta el
d4 25.¥d1 £d6 26.¦c2 ¦ac8 27.£g5 punto de que llegó a olvidar la idea
£e5 por completo. Solo al cabo de va-
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a6 18.¥c6 £c7 (en Dresde 2008, 15.¤xe6! fxe6 16.¥g5 ¤e7 17.¥b5!
Shírov había elegido contra Krám- y no duda de su decisión, pero para
nik 18...¥xc6, pero había alcanzado el humano hay cosas en juego, por lo
una posición difícil tras 19.¤xc6 que su elección es más comprensible.
£c7 20.¦ac1 £b7 21.¤xe7 ¦xe7 15...¤xe5
22.b3) 19.¦ac1 ¤xe5 20.¥xb7 ¤xg4
La situación de las negras no
21.¦xc7 ¤xc7 22.¥xa8 ¦xa8 23.¤c6
tiene nada envidiable. El movimiento
¤d5 24.¤xe7 ¤xe7 25.¥xb4, con
de la partida parece muy peligroso,
una ventaja mínima de las blancas.
Lo curioso es que Shírov no logró pero 15...£a5 no es mejor en ningún
aguantar esta posición totalmente aspecto: 16.¤xe6! (tampoco es mala
defendible contra Grischuk, cuando la prudente 16.¥b5! a6 17.¥xd7+
había salvado heroicamente la posi- ¢xd7 18.¤b3!±) 16...¥xe5 17.¦fe1
ción perdida contra Krámnik. El aje- £xa4 18.¤c5 ¤xc5 19.¦xe5+ ¢f8
drez no siempre es lógico. 20.¥h6+ ¢g8 21.£d4, y a las negras
no les queda otra opción que la de
14.£g4 ¥g7? rendirse.
El lector descubrirá que un es- 16.¤xe6! ¤xg4 17.¤xd8!?
tribillo de este libro es que los errores
no suelen venir solos. Esto se aplica No es una mala solución, pero
especialmente a situaciones extremas era más despiadada 17.¥b5+! £d7
como esta. Tampoco es recomendable 18.¤xg7+ ¢f8 19.¥xd7 ¤gf6
para las negras 14...¤xe5? 15.¥b5+ 20.¤e6+ fxe6 21.¥xe6+-.
¥c6 (15...¤d7 16.¤xe6) 16.¥xc6+ 17...h6! 18.¥h4 g5
¤xc6 17.¤xc6 £d7 18.¤d4 £xa4 18...¦xd8 19.¥b5+ ¦d7 20.¦ad1
19.¤xe6! fxe6 (en caso de 19...£d7 a6 21.¥xd7+ ¢xd7 22.¤c5+ ¢c6
gana 20.£d4) 20.£xe6+ ¤e7 21.¦e1 23.¤xb7 igualmente poco atractivo.
con un ataque fortísimo de las blan-
19.¤xb7 gxh4 20.¥c4?!
cas, pero tras 14...£a5 ó 14...¥e7 aún
queda mucha lucha por delante. 20.h3! ¤gf6 21.¦fe1+ ¢f8
22.¦ad1 no dejaba posibilidades de
nada.
20...¤b6! 21.¤xb6 axb6
22.¤d6+ ¢e7 23.¤xf7 ¦he8
24.¦ad1 ¥xb2,
y las negras, con la ayuda de su
adversario, lograron aguantar esta
difícil posición.
25.¤d6?!
25.¥b3!
15.¥g5! 25...¦ed8 26.¤f5+ ¢f6
El intrépido AI se lanza de ca- 27.¤xh4 ¤e5 28.¥d5 ¦ac8 29.f4?
beza contra el rey de las negras: 29.g3!±.
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¦f8 20.¦xf4 ¦xf4 21.£xf4 £f6 años después surgió un atrevido que
22.£e4 se decidió a defender este final. Tras
La teoría de esta variante se de- 33...¢е5 34.¢f2 ¢d5, en la partida
sarrollaba rápido por aquel entonces. Shulman - Marin (Reikiavik, 2009)
También jugué esta posición con las las negras consiguieron una victoria
blancas: 22.£e3 b6 23.¢h1!? ¥d7 que premió generosamente el trabajo
(es más fuerte 23...e5) 24.¦f1 £b2 de investigación realizado. Pero no
25.£f3 ¥c6 26.£f7+ ¢h8 27.¥f3 me atrevería a afirmar que 33...¢е5
¥xf3 28.£xf3 ¦d8 29.d7. Las ne- da tablas. No ayuda a resolver el pro-
gras tendrán que luchar por las ta- blema el hecho de que el AI no es ni
mucho menos todopoderoso en este
blas (Tukmakov — Ftáčnik, Hastings
tipo de posiciones.
1982/83).
22...¦b8 23.¦f1 £d4+ 34.¢f2 e4 35.¥c6 ¢e5 36.h4!
24.£xd4+ cxd4 25.¦b1! Estrictamente hablando, solo
En aquel momento fue una no- esta jugada brillante que encontró
vedad. Antes las blancas jugaban Nóvikov determina definitivamente
25.с5. la evaluación de esta posición. Debi-
do al zugzwang las negras no pueden
25...¥d7 mantener los peones centrales en su
Es muy mala 25...e5? 26.c5 ¥f5 lugar. Bloqueando la activación del
27.c6! rey negro con la ayuda de la barrera
26.¥f3 b6 27.c5 ¦c8 28.c6 ¥xc6 g3-h4, las blancas ganan con la ma-
29.¦c1 ¥d7 30.¦xc8 ¥xc8 31.¥c6 niobra ¢е2-d2-c2- b3-c4. Las ne-
¢f6 32.d7 ¥xd7 33.¥xd7 gras están indefensas ante este plan.
Este atípico final alcanzado casi
forzosamente tras 25.¦b1 no parece
amenazador para las negras. Lo úni-
co que me preocupaba era el juego
veloz y seguro de mi adversario.
33...e5
Parece que tras el movimien-
to natural de la partida ya no hay
escapatoria. Las consecuencias de
33...¢е5 son menos claras. Kaspárov,
en su libro «La revolución en los 70», 36...h6 37.g3 g5 38.h5 ¢f5
escribe que en su preparación para el 39.a4 ¢e5 40.¥b7 ¢f5 41.¥c8+ ¢e5
match contra Kárpov en 1986 estudió 42.¢e2 ¢d5 43.¥b7+ ¢e5 44.¢d2
minuciosamente esta posición con ¢f5 45.¥c8+ ¢e5 46.¢c2 d3+
sus analistas, pero no pudo encontrar 47.¢c3 ¢d5 48.¥a6 ¢e5 49.¥b7
un modo claro de hacer tablas con ¢f5 50.¢d2 ¢g4 51.¥xe4 ¢xg3
las negras. Nóvikov prácticamente 52.¥xd3 g4 53.¥f5 ¢f3 54.¢e1 ¢f4
acabó con esta variante, pero 25 (!) 55.¥c8 ¢g5 56.¢f2 ¢xh5 57.¢g3
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que este dato ofrece cierto consuelo, do al fútbol le vinieron mucho mejor
no resulta de ninguna ayuda. ¿Cómo que trabajar en el ajedrez. Después de
actuar, entonces, en tales casos? esto, Yusúpov ganó cuatro partidas
Existe una receta universal de con- seguidas, aunque incluso esto resul-
juros: olvidar las derrotas anteriores, tó insuficiente para ganar el torneo.
empezar de cero, cancelar los planes Resultó que Serguéi y su entrenador
excesivamente ambiciosos, concen- Dvoretski también habían hecho un
trarse solo en la próxima partida, etc. zigzag por si acaso: habían dedica-
Todos estos son, sin duda, bue- do el día libre a jugar a las cartas.
nos consejos, pero ya se sabe que No sé si todos considerarán perfecto
decirlo es más fácil que hacerlo. En este método, pero Dolmátov ganó el
realidad, el elemento más impor- campeonato mundial.
tante y a la vez el más difícil de la Más discutible si cabe desde el
lista es «olvidar». Para lograrlo, es punto de vista pedagógico parece la
recomendable el método del giro ra- solución de Alexander Roshal. En
dical o del zigzag. Este es muy co- el campeonato de Europa juvenil de
nocido en el campo de la psicología 1974, su tutelado Serguéi Makáry-
y se resume en que es útil cambiar chev prácticamente había perdido
bruscamente el curso de los acon- las oportunidades de ganar el torneo.
tecimientos en un momento crítico. Afortunadamente, llegó el Año Nue-
Durante las competiciones, la mayo- vo y, para celebrar la ocasión, el en-
ría de ajedrecistas llevan un orden de trenador convenció a su joven discí-
vida concreto. En situaciones críticas pulo de que se bebiera un vaso entero
en las que las técnicas frecuentes re- de vodka. ¡La proposición impactó
sultan inútiles, tiene sentido no solo muchísimo al joven Serguéi! ¿Nece-
corregir la distribución del tiempo sito aclarar quién ganó el campeona-
habitual sino incluso cortarla de raíz. to de Europa?
Como dicen los ingleses, «a situa- Aleksandr Motyliov en una si-
ciones desesperadas, medidas deses- tuación similar en Wijk aan Zee se
peradas». Aplicado a nuestro caso, pegó un chapuzón en el Mar del Nor-
podría decirse que «las situaciones te en enero, como resultado de lo cual
difíciles requieren soluciones poco ganó el torneo B.
ortodoxas». El mencionado zigzag Creo que mi mayor logro perso-
puede resultar totalmente inocente. nal en esta área es el del match por el
Por ejemplo, en 1978 en el campeo- título mundial del año 1998. Después
nato del mundo juvenil, dos amigos, de que Anand igualara el marcador
Artur Yusúpov y Serguéi Dolmátov, en la última partida, parecía imposi-
competían apasionadamente entre sí. ble que Kárpov ganara el desempate.
Tras siete partidas, Serguéi sacaba un Logré convencer al múltiple cam-
punto a su compañero. Artur no lo- peón del mundo de que hiciera un
graba dominar su juego, por lo que el zigzag: en lugar de prepararse como
día de descanso le vino como agua de de costumbre, se fue a un restaurante
mayo. Las dos horas que pasó jugan- con unos amigos y se distrajo de los
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Epílogo al capítulo
«¿Esa u Osa?»
¿Tiene sentido recurrir a di- está dirigido a ajedrecistas que, por
gresiones históricas y excavar los diversas razones, no pueden dedicar-
asuntos de días pasados en un libro le mucho tiempo al juego, aunque a
dedicado a los métodos modernos de veces participan en torneos. ¿Cómo
preparación? Al fin y al cabo, al co- prepararse para una partida en unas
mentar las decisiones individuales de horas sin conocimientos del inmen-
los ajedrecistas más notables del pa- so bloque que es la teoría moderna?
sado, el autor en ocasiones ha adop- ¿Cómo evitar los trucos de apertura
tado (aunque no intencionadamente) de un rival más leído? O, al contrario,
un tono didáctico y condescendiente. ¿cómo sorprender a un oponente que
Por supuesto, para alguien armado parece menos experto?
con los conocimientos y la técnica Estas son preguntas nada bala-
de un gran maestro actual, las gue- díes para un jugador de ajedrez de
rras de aperturas de la primera mitad cualquier nivel y edad.
del siglo XX parecen peleas inocen-
¡Estudie los clásicos! Este es-
tes de patio de colegio, e incluso los
logan puede parecer tan anticuado
métodos de preparación de algunos
como las partidas que el autor le invita
campeones mundiales solo pueden
a analizar. Al fin y al cabo, los gran-
calificarse de amateur.
des maestros modernos han absorbido
Sin embargo, en primer lugar, un y superado hace tiempo los descubri-
ajedrecista, igual que cualquier ciu- mientos de Reti y Nimzóvich, por no
dadano respetable, debe conocer la mencionar los de Steinitz y Tarrasch.
historia del país en el que vive. Tales Sin embargo, es muy difícil aprender
conocimientos no son ni mucho me- los principios de la profilaxis y de la
nos una carga sin sentido en nuestra superprotección de las partidas de los
memoria, sino que nos dan una vi- ídolos modernos: las líneas estratégi-
sión amplia y profunda para resolver cas armónicas son interrumpidas una
problemas actuales. vez tras otra por zigzags tácticos, y
En segundo lugar, el autor no ha las ideas de un jugador son destrui-
concebido este libro solo para profe- das por su oponente mucho antes de
sionales actuales o futuros. También que el primero logre su objetivo. En
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las partidas clásicas todo está claro y disfruta del juego pero, por diversas
resaltado y a veces es tan bonito que razones, no se ha graduado en uni-
le deja a uno sin respiración, espe- versidades ajedrecísticas, se ganan el
cialmente cuando viene anotado por pan con otras ocupaciones, por lo que
el ganador. De modo que las partidas no tienen tanto tiempo para la histo-
en apariencia sencillas pero lógicas de ria, por muy convincentes que resul-
Capablanca son mucho más didácti- ten los argumentos del autor.
cas que las complejísimas obras de los Las normas se deben aprender
súper GM modernos. con ejemplos sencillos y lógicos. Por
Nadie empieza a estudiar las eso yo recomiendo las partidas de
normas gramáticas por las excep- Capablanca y no las de Alekhine, las
ciones, por muy bellas y paradóji- de Botvínnik y no las de Bronstein,
cas que sean, y el ajedrez actual de las de Kárpov y no las de Kaspárov.
alto nivel está tejido con paradojas y Y la mejor forma de hacer esto no es
refutaciones. Las normas básicas se estudiarlo todo a la vez con las me-
formularon principalmente durante la gabases electrónicas, sino analizando
primera mitad del siglo XX. las colecciones de partidas seleccio-
Pero, ¿de dónde podemos sacar nadas de estos fantásticos ajedrecis-
el tiempo para estudiar a todos es- tas con sus propias anotaciones. Esto
tos titanes del pasado, hoy semiol- le garantizará provecho y disfrute a
vidados? Obviamente, la gente que partes iguales.
116
El ajedrez de la
era informática
Para la década de 1970, el ajedrez ajedrez no supuso una ocupación,
ya había recorrido un largo camino. sino que parecía más bien un ele-
Antes de la Segunda Guerra Mun- mento de ayuda filantrópica. Su
dial, e incluso un tiempo después, presencia discreta y no intrusiva ali-
solo unos pocos miembros de la élite viaba la fastidiosa labor rutinaria de
del ajedrez podían considerarse pro- búsqueda y procesamiento de volú-
fesionales en el sentido estricto de la menes enormes de información. Por
palabra. La aparición de la OSA y su no hablar de las sobrecargas físicas:
posición de dominio en el mundo del los tomos de los «Informadores» y de
ajedrez cambiaron significativamente las guías de aperturas eran bastante
el estatus del juego. Se volvió simple- pesados.
mente imposible para los meros afi-
La generación de ajedrecistas
cionados alcanzar éxitos relevantes.
profesionales de los lejanos años 70
El análisis de las partidas jugadas, el
estudio de los siempre crecientes vo- y 80 del siglo pasado apreciaban el
lúmenes de información, el trabajo en regalo del progreso en su justa me-
las aperturas, por no hablar de la pre- dida, pero no concebían su vida sin
paración física y psicológica, exigían conocer las preferencias de apertura
una entrega total. La búsqueda y sis- de su oponente, sin buscar los pun-
tematización de la información con- tos débiles de su repertorio. Pero la
sumían una gran cantidad de tiempo. composición del retrato creativo del
La aparición de los «Informadores adversario también se volvió sor-
ajedrecísticos», los precursores de las prendentemente fácil y acabó redu-
bases de datos modernas, simplificó ciéndose a saber apretar los botones
considerablemente esta labor, pero a correctos, de modo que antes o des-
pesar de todo los estudios profundos pués, con entusiasmo o con resigna-
de las aperturas seguían siendo desa- ción, todos acabaron entregándose a
rrollados por unos pocos entusiastas, la informatización obligatoria.
pues se trataba de una labor muy poco Al principio esta se limitaba a
agradecida. las bases de datos, ya que los prime-
De modo que, al principio, la ros programas ajedrecísticos eran tan
irrupción de los ordenadores en el inútiles en la estrategia que hasta su
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e l aj e d r e z d e l a e r a i n fo r máti ca
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dores y así le da una nueva vida a la dor y capitán del equipo ucraniano.
variante. No tenía dudas con los primeros dos
La fama sensacional de apertu- tableros, pero en el tercero el joven-
ras en modo alguno románticas como císimo Andréi Volokitin tendría que
el Muro de Berlín en la defensa Ruy enfrentarse a Rafael Vaganián o a
López o la variante Chebanenko en la Smbat Lputián, unos GMs excep-
eslava se explica en parte por la nos- cionalmente fuertes y con mucha
talgia por el ajedrez de antes, cuando experiencia. Desde el punto de vis-
lo que importaba era el conocimiento ta de la apertura la diferencia no era
y la comprensión de las leyes uni- grande, pues ambos iban a elegir sin
versales, y no tener una memoria ex- duda la defensa francesa tras 1.е4, y
cepcional. Pero, a decir verdad, aquí aplicar las mismas variantes. La si-
también la evaluación de las posicio- tuación se agravaba por el hecho de
nes clave se define no ya por con- que la víspera de la partida Vaganián
sideraciones posicionales abstractas había resuelto todos los problemas de
sino por variantes muy concretas, la apertura en la partida contra Gris-
movimiento tras movimiento. chuk. No cabía duda de que la exitosa
Resumiendo lo dicho, se puede variante se iba a repetir. En aquellas
decir que el ajedrez del más alto ni- circunstancias, sería el colmo de la
vel ha cambiado drásticamente. En el frivolidad contar con la improvisa-
siglo XX a la gente le gustaba decir ción sobre el tablero, por eso Andréi
que el ajedrez es una combinación de se enfrentó a una elección: encontrar
ciencia, arte y deporte. Ahora el arte un fortalecimiento serio del juego de
ha pasado discretamente a la sombra, las blancas o quedarse en la reserva.
y el juego es mucho más deporte y Vino a rescatarlo Serguéi Kariakin,
ciencia. La improvisación y la fan- el cual descansaba en aquella ronda.
tasía van perdiendo cada vez más te- Durante las dos horas que quedaban
rreno en favor de las investigaciones antes de tener que enviar la composi-
minuciosas. ción de los equipos, los chicos resol-
Voy a comenzar mi selección de vieron brillantemente la difícil tarea.
ejemplos que ilustran las peculiari- Así que Volokitin se ganó, en todos
dades de la preparación informática los sentidos, su derecho a jugar aquel
con una partida que es especialmen- encuentro.
te memorable para mí. Se jugó en la
Olimpiada en Calviá. En aquel mo-
mento, el equipo de Ucrania era el Defensa Francesa [C18]
claro líder. Sin embargo, teníamos Volokitin — Lputián
seis rondas más por delante y nuestro Calvià (Olimpiada, 2004)
próximo encuentro sería con Arme-
nia, que era un rival fuerte y tradi- 1.e4 e6 2.d4 d5 3.¤c3 ¥b4 4.e5
cionalmente difícil para nosotros. c5 5.a3 ¥a5
Pongo «nosotros» pues he tenido el Esta fue la variante objeto de in-
honor y el placer de ser el entrena- vestigación antes del match.
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bajo de zapador. Y aun en esta par- con obedientes (aunque, como hemos
tida el ordenador cumplió su tarea, comprobado antes, completamente
solo que se demoró un poco. Y otra oportunistas) AI y, obviamente, con
vez, como en los viejos tiempos, falló dos ajedrecistas brillantes.
el factor humano. 13.0-0 £b6 14.£e2
En el match Krámnik — Anand
el equipo del aspirante trabajó a la
perfección. No solo eligieron un sur-
tido impecable de variantes teniendo
en cuenta el retrato psicológico del
oponente, sino que el trabajo con-
creto con el AI fue del más alto ni-
vel. Fueron las complejas posiciones
irracionales de la variante Merano las
que constituyeron el principal obstá-
culo para el campeón del mundo. En
realidad, los siguientes dos apasio- 14...¥b7!?
nantes combates decidieron el desti-
Aunque ya se habían hecho 14
no del título.
jugadas, en realidad la partida co-
mienza aquí. Normalmente las ne-
gras no cedían el peón b5. Estric-
Gambito de Dama [D49] tamente hablando, el movimiento en
Krámnik — Anand la partida no es una novedad, pero
Bonn (3a partida del match) la vida real de 14...¥b7 empezó con
2008 este duelo.
15.¥xb5! ¥d6!?
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.¤c3 e6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3 dxc4 En la quinta partida Anand apli-
7.¥xc4 b5 8.¥d3 a6!? 9.e4 c5 10.e5 có 15...¦g8.
cxd4 11.¤xb5 axb5 12.exf6 gxf6 16.¦d1
Está claro que durante los 60 Durante la preparación, el equi-
años transcurridos desde el match de po de Anand sin duda consideró
1948 la teoría ha avanzado algo. En también 16.¤xd4!? £xd4! (tam-
vez de 12...£b6 (Botvínnik - Euwe, bién parece atractivo 16...¦g8, pero
la partida que comentamos en la sec- tras 17.g3! £xd4 18.¦d1 este tipo
ción histórica), la jugada principal de inclusión está más a favor de las
desde hace mucho es 12...gxf6. Pero blancas) 17.¦d1 ¥xh2+! 18.¢xh2
en el siglo XXI los tiempos de desa- £h4+ 19. ¢g1 ¥xg2! 20.¥xd7+ ¢e7
rrollo teórico del ajedrez se acortaron 21.¢xg2 ¦hg8+ con un ataque ame-
increíblemente. Lo que antes habría nazador, que resulta suficiente solo
llevado décadas, lo hicieron en dos para las tablas: 22.¢f3 £h5+ 23.¢e3
partidas del campeonato mundial dos £c5+ 24.¢d2 ¦ad8! 25.¦f1 (25.£f1
equipos de entrenadores, equipados ¦xd7+ 26.¢e1 ¦xd1+27.¢xd1 £h5+
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22...¦g7!
Sospecho que esta posición
también estaba en las pantallas de
los ordenadores en el campo del
GM indio. Son malas para las ne-
gras 22...¥c8? 23.¦h7+-, y 22...
f5? 23.£c3+-, pero 22...¥xg3!?
23.hxg3 h4! parece conducir a tablas
forzadas: 24.¦d6 (está mal 24.¢f1?
hxg3 25.fxg3 ¦g5!, pero es muy po-
sible 24.£d6+ £xd6 25.¦xd6 ¥d5) 29.¦a3?
24...£c5 25.b4 £e5 26.¦d8+¦xd8 Una defensa natural y lógica,
27.£xd8+ ¢g7 28.£e7+ ¢h6 preparada por el movimiento 27.а4!
29.£f8+ ¦g7 30.£h8+ ¦h7 31. Desgraciadamente para las blan-
£f8+. Sin embargo, el movimiento cas, no resulta adecuada. Probable-
en la partida da a las blancas una mente Krámnik rechazó 29.¦d1 a
tarea mucho más difícil, especial- causa de la simple 29...¥g4, aunque
mente teniendo en cuenta las fuerzas lo más probable es que tras 30.£е3
ya gastadas y los apuros de tiempo £xе3 31.fxe3 ¥xd1 32.¢xd1 ¦g2
cada vez más próximos. 33.¢c1! la partida termine en tablas.
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18.¦fc1!?
¡Esta jugada le costó 45 minutos
a Krámnik! Demasiado desperdicio
para un simple recuento de varian-
tes. O bien la preparación de casa no
estaba a la altura, o bien no le gustó
15...¦g8!?N algo sobre el tablero.
¡Sorpresa! El primero en des- La natural 18.¦fd1?! f4 19.¥h4
viarse es Anand. Aunque esta juga- permite 19...¦a5! y ahora no vale
da, la línea principal de «Rybka», no 20.a4 en vistas de 20...¦xb5! 21.axb5
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¥xa8 ¦xa8 17.¦fe1 ¥b5 18.¦c2 la posición debilitada del rey de las
¤d5 19.¦ec1 (Ponomariov — To- blancas de algún modo les sirven de
pálov, Sofía, 2005; Krámnik — To- compensación.
pálov, Dortmund, 2005). Luego jugó
8...¤bd7 contra Radjábov y Kozul.
9.¤e5
13.f3
Cubriendo las casillas blancas
de antemano. En caso de 13.£c2
9...b5! (por analogía a la partida Gélfand —
La idea de Ivanchuk. La posi- Ivanchuk) se nota el mérito del mo-
ción algo peor resultante de 9...¤d5 vimiento 11 de las negras: 13...e5!
10.¤xc4 ¤xf4 11.gxf4, como solían 14.¥xe5 ¥h3 15.f3 ¥xf1 16.¢xf1
jugar las negras, no podía satisfacer ¤d5. Al haber reembolsado el sacri-
a Topálov. La jugada en la partida ficio de la calidad, las negras tienen
cambia drásticamente la situación una compensación bastante buena
sobre el tablero. para el peón. El ingenioso AI pro-
pone 13.a3!? e5 14.¥xe5 ¥h3 15.f3
10.¤xc6 ¤xc6 11.¥xc6 ¥d7N
¥xf1 16.£xf1, pero en este caso tras
Ivanchuk contra Gélfand (Niza, 16...¤d5 17.¤c3 f6 18.¥f4 ¤xf4
2010, a ciegas) jugó 11...¥a6 y tras 19.gxf4 la situación no está clara.
12.¥xa8 £xa8 13.£c2 £c6! 14.¥g5
13...¤d5 14.¥d2 e5!?
¥b7 15.f3 e5!? (15...h6!?) 16.¥xf6
£xf6 obtuvo compensación sufi- Ivanchuk implementó una idea
ciente por la calidad. Es difícil decir parecida.
si es mejor la continuación elegida 15.e4
por Topálov. En lugar de quedarse en
la diagonal grande, el alfil se queda La continuación 15.dxe5 ¥h3
en la с8–h3, pero aquí también tendrá 16.¦e1 ¦d8 parece demasiado peli-
una tarea que hacer. grosa.
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Una historia así puede pasar en 12.b4 a5 13.¦b1 axb4 14.axb4 £e7
un open provinciano, solo que en este 15.e4!?
caso el camino hacia el reconoci- 15.£b3 las blancas no pueden
miento puede llevar unos días. Así o conseguir la supremacía, pero me-
de manera parecida surgen los éxitos rece atención 15.¥d2!?, para tras
de apertura de la temporada. A veces 15...¥xb4 jugar 16.e4.
la popularidad de una variante dada
15...e5 16.¤e2!
se mantiene durante meses, o incluso
años. La probabilidad de que se re- La línea 16.dxe5 ¤xe5 17.¤xe5
quiera un análisis de estas variantes ¥xe5 (también está bien 17...£xe5)
favoritas es muy alta, y se elimina el 18.¤e2 £e6 19.f4 ¦a2, que aparece,
factor sorpresa, así que la investiga- en particular, en la partida «a ciegas»
ción no es superflua, sino profunda y Gélfand — Anand (Niza, 2008),
extensa. Se examinan todos los de- puede considerarse sin salida: las ne-
talles y ramificaciones, y se ponen gras lo tienen todo bajo control.
«minas» en los lugares menos espe- 16...¥xb4 17.¤g3
rados. (Véase el diagrama)
Este tipo de enfoque requie- 17...g6
re mucha meticulosidad y consume
También se jugaba 17...exd4
mucho tiempo, por eso, en principio,
18.e5 ¤xe5 19.¤xe5 c5 20.¦xb4
todo el trabajo se hace de antemano cxb4 21.¦e1 £e6 y, aunque la po-
en el proceso de preparación para la sición de las blancas parece tener
competición. posibilidades, al menos para mí, el
Primero ilustramos este tipo de AI no comparte esta evaluación. Las
preparación con las partidas de Ka- blancas tampoco lograron mucho
simdzhánov. en la práctica. Ni 22.£b1 (Eliánov
— Gustafsson, Dresde, 2008), ni
22.¤f5, que se presenta en la partida
Gambito de Dama [D46] Naer — Gálkin (Kolontayevo, 1997),
Kasimdzhánov — Aronián llevarían al éxito. Sin embargo las
Jermuk, 2009 negras eligen otro camino, también
comprobado al más alto nivel.
1.d4 d5 2.c4 c6 3.¤f3 ¤f6
4.¤c3 e6 5.e3 ¤bd7 6.¥d3
Como vimos, Krámnik también
jugó de esta manera contra Anand.
No es aventurado suponer que Ka-
simdzhánov, uno de los entrenado-
res de Anand en aquel match, usó
algunas ideas de aquel juego en esta
partida.
6...dxc4 7.¥xc4 b5 8.¥d3 ¥d6
9.0-0 0-0 10.£c2 ¥b7 11.a3 a6
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21.£b3 ¤de5 22.£xe6+ ¦f7 23. está fuera de las capacidades hu-
¤xe5 ¤xe5 24.¥e2 £d6 manas, sino como una opinión de
Tampoco pudieron las negras los que de hecho participaron en la
resolver todos sus problemas ni si- discusión. Es difícil exagerar la im-
quiera después de 24...¥c8 25.£b3 portancia del AI en el éxito de las
¥c3 26.¥e3 £a3 27.f4! (Morozé- blancas. Aunque bien pudiera ser
vich — Navara, Reggio Emilia, que también Rustam hubiera estu-
2010/11). diado esta variante durante la pre-
25.£b3 ¥c5 26.¦bd1 ¦a3 paración. Solo él sabe cuánto tiempo
27.£c2 ¥d4 28.¥e3! le había llevado examinar todos los
detalles y ramificaciones, pero apli-
En esta variante casi forzada no
có sus análisis muy rápidamente en
es tan difícil seguir la primera línea
el tablero.
de «Rybka». Resulta mucho más di-
fícil evaluar correctamente las con- 31.¦xf7 ¤xf7
secuencias del juego forzado, pues No ayuda 31...£xf7 32.£c3!
el AI sigue siendo optimista con ¥f4 33.¦f1+-.
respecto a la posición de las negras 32.£b3 ¥b6 33.¥g4
incluso largo rato después.
Estrictamente hablando, aquí ya
28...¦xe3 se puede bajar el telón.
Tanto 28...c5 29.¥xb5 como 33...¢h8 34.¦d7 £c5 35.£b1
29...¦а4 30.¢h1! (con la consecuen-
te 31.f4) son peores para las negras. El AI prefiere 35.¤e2! ¤e5
36.¦xb7 ¤xg4 37.£b2+ ¤e5
29.fxe3 ¥xe3+ 30.¢h1
38.¦xb6 £xb6 39.£xe5+.
35...¤e5 36.¦xb7 ¤xg4 37.h3
¤f6 38.e5
La elección de la máquina,
38.£a1 £d4 39.£a8+ ¤g8 40.¦xb6
£xb6 41.£a1+, puede considerarse
más elegante, pero el AI ya había he-
cho su aportación a la victoria de las
blancas.
38...£xe5 39.¦xb6 £xg3
40.£a1 £f4 41.¦b7 1–0
30...£e7?
¡Un gran logro! La mayor parte
El AI propone la siguiente va- del trabajo probablemente lo habían
riante como la defensa más fuerte: hecho en casa, pero también sobre el
30...£a3 31.¦d8+ ¢g7 32. ¦xf7+ tablero las blancas actuaron de ma-
¢xf7 33.¦b8 ¥a6 34.¤f1 ¥a7
nera impecable.
35.¦h8 ¢g7 36.¦e8 £d6 37.£a2
¥c5. Cito esta posibilidad no como
una alternativa de la partida, pues
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Es difícil decir en qué punto ter- fxe6 29.¦d7+ ¢h6 30.¦xb7 ¥xc3
minaba el análisis de Kasimdzhánov, 31.bxc3 e5!? y las negras deben
pero la enorme ventaja de tiempo de aguantar.
las blancas pronto se disipó, y los La solución más cruda es
acontecimientos decisivos sucedie- 26.¤xf7! ¢xf7 (pierde 26...¤xf4
ron con apuros mutuos de tiempo. 27.¥xf6+ ¢xf7 28. ¦c7+ ¢xf6
23...£d5 24.£h3! 29.£f1!; 26...¥xc3!? 27. ¤xh8
Claro que no 24.¥f3? £xf3! £xb2! 28.¥xh5 ¦xh8 29.¦d7+ ¢f8
30.¦cd1! ¦xh5 31.¦xb7 ¥d2! deja
24...¦h8! algunas oportunidades de salva-
La natural 24...¦ac8 lleva al ción) 27.¦d7+ ¢g8 28.£g4! ¦h6!
fracaso: 25.¦xc8 ¦xc8 26.¥f3 £d7 (28...¥e4? 29.¥f3+-) 29.¦xb7 con
27.¥b4 £c7 28.¥xh5 ¦h8 29.£xe6! una ventaja grande y probablemente
¥xg5 30.¦d7 £c1+ 31.¥d1 £xd1+ decisiva, lo que sería el legítimo re-
32.¦xd1 fxe6 33.¦d7+. sultado de una preparación brillante
25.¥c3 £xa2!? en casa.
26...¥xc3!
Sería rendirse demasiado tem-
prano 25...¤xf4?! 26.¥xf6+ ¢xf6 Posiblemente las blancas subes-
27.exf4 ¦xh3 28.¦xd5 ¥xd5 timaron esta contenida respuesta.
29.¤xh3 ¥xa2, aunque la realización Promete aun menos 27.¦xf7+
de la ventaja de las blancas llevaría a ¢g8 28.¦xb7 ¤xf4 29.£g4 ¤xe2+
complicaciones técnicas. 30.£xe2 £d5, aunque tras 31.£g2!
¥xb2 32.£xd5 exd5 33.¦c6 la rigu-
rosidad de las figuras blancas com-
pensa la desventaja material.
27...£xe6 28.¤xe6+ ¢h6
29.¦xc3
Y para 29.¤g5 las negras en-
cuentran la única defensa: 29... ¥c8!
30.¤xf7+ ¢g7 31.¦c7 ¥a5 32.¦e7
¥b4 33.¦ec7.
29...¥c8! 30.¦xc8 ¦hxc8
26.¦d7? 31.¦xf7 ¦e8?!
De entre varias soluciones ten- Las negras no pueden aguantar
tadoras las blancas no eligen la más más la tensión, aunque básicamen-
fuerte. te ya han resuelto sus problemas.
Tampoco vale 26.¤xе6? ¢g8!, La simple 31...¦c2! 32.¥d3 ¦xb2
pero tras la intermedia 26.¦а1 £b3 33.¤g5 ¤g7 34.¦f6 ¦c8 35.¦xg6+
27.¤xе6! ya es mucho más fuerte, ¢h5 36.¦xg7 ¦c1+ 37.¥f1 ¦bb1 ga-
pues para 27...¢g8 está la opción de rantiza tablas forzadas.
28.¤с5. Queda 27...£xе6 28. £xе6 32.¤g5 ¤g7 33.¢f2 ¦f8?
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10...£f6
Este es el movimiento con el que
está vinculada la idea de las negras.
Normalmente elegían 10...¥f5. La
novedad funcionó a pedir de boca,
pero luego se descubrió que Ivan-
chuk no era el primero en usarla.
14...d4!?
11.e3
Las negras siguen incrementan-
La reacción más natural. Aun-
do la tensión. 14...¤e5 garantizaba
que hace muy poco las blancas con
una igualdad cómoda.
éxito pusieron en práctica 11.h4!?
Tras 11...¥f5 12.¥g5 £e6 13.£c1 h6 15.¦ad1 ¤xd2 16.£xd2 ¦ad8!
14.¥e3 £f6 (14...0-0) 15.¥g5 £e6 Las negras no plantearon todas
16.¥f4 d4 17.e3 0-0 18.¥c4 £f6 no estas complicaciones para confor-
obtuvieron nada especial, pero ga- marse con una posición algo peor tras
naron la partida (Zhu Chen — Hou 16...dxe3 17.fxe3 £e7 18.h3.
Yifan, campeonato del mundo, An- 17.£c1 d3! 18.¦xd3 ¦xd3
tioquía, 2010). Si uno recuerda que 19.¥xd3 ¥xf3 20.gxf3 ¤e5
el analista de la ajedrecista de Catar
fue Morozevich, no hay nada de qué Otra vez rechazando una sim-
sorprenderse. Además de eso, el AI ple igualdad: 20...£xf3 21.£d1 £h3
también da una evaluación bastan- 22.¢h1 ¦e5 23.¥e2 ¦xc5.
te alta a esta idea. También merece 21.¥e4 ¤xf3+ 22.¥xf3 £xf3
atención la sólida 11.g3. 23.£d1 £f5 24.b4
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Espero que el lector no haya ol- Pero puede ser que subestimaran otra
vidado todavía esta posición. En la idea más, disfrazada detrás del mo-
partida anterior mencionamos mu- vimiento 17 de las blancas.
chas posibilidades que tienen las 18...¥f8?!
blancas. Aparentemente, hay una
Una jugada natural que, sin
más, ¡y muy desagradable!
embargo, lleva a una posición difí-
17.£c1! cil. Tampoco resuelve los problemas
La idea de esta jugada no es 18...¥d6 19.¤e5 c5 20.¥h5 ¥g6
nueva y es muy comprensible: como 21.¥f3 £b3 22.¥g4, pero vale la
tras 17.с4 sigue 17...£f5, las blancas pena considerar 18...¥f5.
defienden su alfil de antemano, pre- 19.c4 £d8
parando el comodísimo avance с3-
No es posible escapar cediendo
с4. Sin embargo, resulta que hay otra
la calidad: 19...¥xf3 20.cxd5 ¦xe3
idea menos evidente.
21.fxe3 ¥xd5 22.¥g4.
17...¤a5
20.¤e5 ¥f5 21.£c3 b6
Una reacción natural, pero
No hay mucha elegancia ni en
pronto las negras se encuentran ante
21...c6, ni en 21...¤c6 22.¤xc6 bxc6
serias complicaciones. Puede ser que
23.c5. Al mismo tiempo, es difícil
el movimiento en la partida ya fuese
atreverse a jugar 21...f6 22.£xa5
una deficiencia. Merecía atención la
(22.¥h5) 22...£xd4 23.¥f3 c6
fría 17...h6 18.c4 (en caso de 18.£e3
24.¤xc6 £xf4 25.¤xa7.
es fuerte 18...¥d6!) 18...£f5 19.¤e5
(19.d5 ¤a5 está bien para las negras) 22.¦ad1
19...¤xe5 20.¥xe5 £g6 21.¥g4 Hay una resolución radical de
¥f5, y las negras no tienen proble- esta posición: 22.c5!?, pero Anand
mas. Vladímir Krámnik dijo después prefiere seguir el curso más natural.
de la partida que había olvidado sus 22...£f6
análisis, y es posible que se refiriera
22...f6 es el mal menor.
a esta posibilidad. Pero es dificilísi-
mo guardar en la mente tal cantidad 23.£g3
de posiciones parecidas que solo se Continuación de la misma lí-
diferencian por matices. Si los mejo- nea estricta. La variante 23.c5 ¥xh3
res ajedrecistas del mundo se quejan 24.£g3 ¥f5 25.¥g5 £e6 26.¥h5
de este problema, ¡es que realmente ¥g6 27.¥g4 f5 28.d5 es claramente
existe! brillante, pero demasiado cooperati-
18.£e3! va. Huele demasiado a máquina.
Las negras están preparadas tan- 23...¤c6 24.¤g4 £g6 25.d5
to para 18.¤d2, a la cual iguala 18... ¤a5
¥d6! 19.¥xd6 cxd6 20.¤xe4 ¦xe4 Otra variación del mismo tema
21.¥f3 ¦xe1+ 22.£xe1 £b3, como es la variante 25...¥c2 26.¦d2 ¤a5
para 18.c4 £f5 19.£e3, a la cual 27.¦xc2! £xc2 28.¤h6+ ¢h8
seguiría 19...¥xf3 20.£xf3 ¥d6!=. 29.¤xf7+ ¢g8 30.¤e5 £e4 31.¢f1!
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12.¤f5!
¡Aun así! El impresionante sa- 16.¥e4!
crificio del caballo había sido clara-
mente preparado por Riazántsev en En realidad, es precisamente en
casa, aparte de que era bastante fácil esta jugada cuando comienza una
pronosticar este curso de los aconte- colaboración en plano de igualdad
cimientos. 12.£e5!? f6 13.£e4 £c8 entre el hombre y la máquina. En
14.¦d1 ¤ac7 15.¤xg6?! (15.¤a3!?) un principio el AI obviamente sub-
15...hxg6 16.£xg6+ ¢d8 surgió en estima esta posibilidad, optando
la partida de Kariákin contra Svidler por 16.¤xd5 ¥xd5 17.¥xd5 ¤xd5
(Sochi, 2008). Las negras lograron 18.£xd5 ¥f6, aunque aquí las ne-
bloquear el ataque. gras no tienen absolutamente nada
que temer. En este punto terminó su
12...gxf5 13.£e5 0-0! análisis Kariákin, pero su adversario
Es mucho peor para las negras llegó mucho más adelante.
13...f6 14.£xf5. 16...¥f6 17.£xh7+ ¢f8
14.£xf5 18.¥xd5 ¥xd5 19.¤xd5 ¤xd5
Ahora se amenaza 15.¥е4, así 20.e4 ¤c7 21.¥h6+ ¢e7 22.e5!
que las negras están obligadas a de- ¥xe5 23.£e4!
volver el caballo. De ese modo resul- Todavía no era tarde para con-
ta que las blancas no habían arries- tentarse con unas bonitas tablas: 23.
gado nada con el sacrificio. Además, ¥g5+ ¥f6 24.¦fe1+ ¤e6 25.¦xe6+!
el AI omnividente enseguida mues- dxe6 26.¥xf6+ ¢xf6 27.£h6+ ¢e7
tra esta posibilidad. Kariákin, según 28.£h4+ ¢f8 29.£h8+, pero las
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£d4+ 34.¢f1 ¢b5 35.¥xd8 ¦xd8 Hasta este momento las negras,
36.¦xe6 ¦f8+ 37.¢g2 £xb2+ 38.¢h3 jugando por eliminación, habían
¦h8+ 39.¦h7) 33.¦xe6+ ¦d6 34.¦ae7 encontrado jugadas únicas. Pero en
¦xe6 35.¦xe6+ ¢d7 36.¦xb6, y las cuanto finalmente tuvieron opciones,
negras están desvalidas. O 32.£f7!? se equivocaron. 36...dxc3! 37.¥xc3+
d3 33.£b7+ ¢b5 34.£a6+ ¢c6 ¢b3! les daba mejores pronósticos.
35.¦xe6+! £xe6 36.£b7+ ¢b5 37.c4!
37.¥d2! con un ataque irrebatible. La atractiva 37.£g6 d3 38.¦cf7
32...c4 se topa con la imprevista 38...¤f4!
Causaba problemas más com- 39.gxf4 ¦g8.
plejos 32...d3 33.£f7! Parece que 37...£d6 38.¦b7?
eso es lo que planteaban hacer las En medio de la lucha es práctica-
blancas. 33... £d4+ 34.¢g2 ¢d6 mente imposible sentir el cambio del
35.¢h3! ¡Profilaxis! 35...d2 36.¦d7+ viento. Una jugada muy lógica en la
¦xd7 37.£xe8 £d5 38.¥xd2 ¢c7 partida resulta demasiado lenta. Debe-
39.¦xe6 £xd2 40.¦e7 con muy bue- ría haber sido más decisiva: 38.¦xe6!?
nas oportunidades de ganar. ¦xe6! (38...£xe6? 39.£f3+ ¢c2
33.£f7 40.£e2 es demasiado peligroso para
De esta forma la jugada ya no es las negras) 39.£f1 ¢c2 40.£c1+ ¢d3
tan fuerte. Gana fácilmente 33.¥f8! 41.¦f7 ¦f6 42.¦xf6 £xf6 43.¥g5 £d6
¦xf8 (33...d3 34.£f7!, y las negras conduce a tablas. Trae consecuencias
deben darse por vencidas. Tam- imprevisibles 38.£g6!? d3 39.¦cf7
poco está nada mal la temática 34. £d4+ 40.¦f2 £xc4.
¥e7) 34.¦xe6+ ¦d6 35.£h7 £xe6 38...d3! 39.a5 £d4+ 40.¢f1
36.£b7+ ¢c5 37.¦a5+. £e4
33...¢c5! 34.¥d2?! Tampoco está mal 40...¢c2
34.¦c7+! ¢b4 35.¦e7! ¦xe7 41.¦xb6 ¢xd2.
36.£xe7+ £c5 37.¦xe6 £xe7 41.¢g1
38.¦xe7 deja a las negras unas bue- 41.¦xb6+ ¢c2 42.¢g1
nas oportunidades de ganar. (42.¦bxe6 £h1+ 43.¢f2 £xh2+
34...c3! 35.¦c7+? 44.¢f1 £h1+ 45.¢f2 ¦f8) 42...¢xd2
Durante los últimos movimien- 43.¦bxe6 ¦xe6 44.£xe6 ¢c2 45.c5
tos las blancas, teniendo un buen £d5! lleva a la posición en la partida.
surtido de opciones, «habían elegi- 41...¢c2 42.¦xb6
do mal» cada vez. Pero solo ahora También es irremediable para las
han traspasado el límite. 35.bxc3! blancas 42. ¦e7 ¦xe7 43.£xe7 ¢xd2
¢c4! (35...dxc3 36.¥xc3 ¢c4 44.¦xe6 £d4+ 45.¢f1 ¢c2.
37.¥e1 es claramente a favor de las 42...¢xd2 43.¦bxe6 ¦xe6
blancas) 36.cxd4 todavía mantenía 44.£xe6 ¢c2 45.c5 £d5! 46.£g4
la ventaja. £d4+! 47.¦f2+ d2 48.£f3 e4 49.£f7
35...¢b4 36.bxc3+ ¢b3?! ¢c3 0–1
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¤bd7 8.0-0 ¦e8 9.£c2 exd4 ¡Como piedra caída del cielo!
10.¤xd4 c6 11.¦ad1 a6 12.f3 La jugada en sí y la idea que con-
tiene causan una gran impresión.
Tampoco lo entiende el AI, que no lo
muestra en las primeras diez líneas
en una profundidad de 14. Su reco-
mendación es muy sensata y previ-
sible: 14.£b3 ¤c5 15.£a3 (15.£b4
¥f8!) 15...¤cd7 con una posición
complicada. Uno puede suponer que
fue este el objeto del análisis durante
la preparación de las negras para la
partida. Pero lo más sorprendente (y
Esta posición no puede consi- lo más indignante para mí) es que al
derarse muy actual. Sin embargo, haber obtenido el movimiento 14.f4
causó una seria discusión teórica. para la revisión, la máquina pronto
Empezó por la partida Feller — Ba- revisa los valores y estima, como se
crot en el campeonato de Francia de debe, el planteamiento de las blancas.
2008. Bacrot quedó pensativo largo 14...dxe4
rato y, al tener una mala premoni-
ción, rechazó la más crítica 12...d5. La historia «francesa» continuó
La neutral 12...£с7 condujo a una en el campeonato de Europa en Novi
posición algo peor para las negras. Sad cuando, con ayuda de Feller, su
Pero el siguiente adversario de Fe- compañero de equipo Fressinet ven-
ller, Apicella, vino totalmente pre- ció a McShane, demostrando los pun-
parado para la partida. tos débiles de otra toma: 14...¤xe4
15.¤xd5 ¤ef6 (15...¤dc5 se reba-
12...d5!?
te vía 16.f5! £xd5 17. fxg6 hxg6
Un deseo natural de explotar la 18.¥c4 £h5 19.¥xf7+) 16.¤c7 ¦xe3
exposición de piezas en la columna 17.¤xa8 con ventaja para las blancas.
«е».
15.g4!
13.cxd5 cxd5
La primera línea de «Rybka»,
aunque la máquina no llega a esta
conclusión enseguida. Sin embargo,
probablemente Feller tuvo bastante
tiempo para hacerle cambiar de opi-
nión durante la preparación.
15...h6
Por raro que parezca, Bologán,
un experto reconocido en la defen-
sa india de rey, también decidió po-
ner a prueba el planteamiento de las
14.f4!! blancas. Sin embargo, tras 15...£a5
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lógico como el práctico del hallazgo apertura de Carlsen. Así que la ten-
de Carlsen. Uno puede pronosticar tativa de las negras de estabilizar la
que durante la preparación no va a situación de los peones en el centro
analizar esta continuación, lo cual es es muy natural, pero tiene defectos
una gran ventaja en el ajedrez con- puramente ajedrecísticos, pues abre a
temporáneo. Buenos movimientos en las blancas la columna «d» y, lo que
esta posición son 10.¥е2 y 10.¥е3, es más importante, les cede la im-
mientras que en la práctica surge con portantísima casilla d4.
más frecuencia la aguda 10.е6. Por 18.dxe5 £e8 19.£c5 ¦c8 20.a4
cierto, según el AI, ninguna de estas
Se ve más natural 20.¤d4!,
jugadas cambia la evaluación de la
pero tras la forzada 20...¤d7 21.£a3
posición como igualada.
¤xe5 hace falta encontrar 22.¤d5!,
10...¤b6 11.¥e3 ¤c6 12.¦d1 mucho más fuerte que las obvias
¥f5 13.¥e2!? 22.£а6 o 22.¤f5. En este caso las
Variantes tales como 13.e6 blancas tienen mejores pronósticos.
¤xd4 (o 13...f6 14.¤f7 £c8 15.d5 20...¤xa4
¤a5 16.£b4 ¤ac4) 14.¥xd4 ¥xd4
En el caso de 20...¥c2!? las
15.¤xf7 ¥xe6 16.¤xd8 ¥xf2+
blancas pueden sacrificar la calidad:
17.¢e2 ¥xb3 18.axb3 ¦axd8
21.axb5!? ¥xd1 22.¦xd1 con com-
19.¦xd8 ¦xd8 20.¢xf2 ¦d2+ no son
pensación suficiente.
nada claras, aparte de que se avienen
mal al estilo del juego del noruego. 21.¤xa4 bxa4 22.¤d4 ¦b8
13...¤a5 14.£b4 ¤ac4 15.0-0
f6
Hasta ahora las negras se han
abstenido de hacer el requerido ata-
que al caballo en g5 vía h6 y han ob-
tenido algunos dividendos: ahora el
centro de peones de las blancas está
siendo atacado a buen ritmo.
16.¤f3 ¤xe3 17.fxe3 fxe5?!
17...c6 18.e4 ¥e6 19.d5 cxd5
20.¤d4 parece muy amenazador, Parece que las negras no tienen
pero tras 20...£d7 las negras aguan- problemas: todas sus piezas están en
tan. el juego y además el peón extra, aun-
que doblado, es un factor importante.
Es curiosa también 17...¤d5
Para mantener la tensión, que está
18.¤xd5 £xd5 19.£xe7 £xa2, sin
disminuyendo, las blancas tienen que
embargo, en ambos casos la posición
inventar algo.
tiene un carácter táctico, mientras
que para entonces el GM cubano ya 23.g4!?
había gastado mucho tiempo y fuer- Un recurso inesperado. La evi-
zas, consecuencia del hallazgo de dente 23.¤c6 no aporta nada consi-
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30...¢h8?
En una situación de gran apuro
de tiempo esta jugada se hace me-
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en la partida es sin duda la más co- dxc4 7.e3 ¥e6 8.¤f3 c5 9.¥e2 ¥g7
rrecta. 23...¦ac8?? pierde inmedia- 10.0-0 0-0 11.¦b1
tamente: 24.¦xg7+ ¢xg7 25.¦g1+
¢h8 26.£e5+ f6 27.£h5; 23...£d5?!
24.£xd5 exd5 25.¦c7 lleva a un final
poco agradable de torres.
24.£b7 ¦f8!
Parece muy poco artística, pero
el AI no entiende de tales categorías.
Además la jugada es prácticamente
forzada.
25.¦c7 £xb2 26.¦xf7 ¦xf7 27.
£xa8+ ¢h7 28.£e8 ¦c7 29.£xe6 11...cxd4!
£xf2 30.£e4+ ¢g8 31.£e8+
Un movimiento ni mucho menos
Tanto aquí como en el movi- evidente, fruto del laboratorio de en-
miento 33 las blancas tienen una trenamiento de Kamski. También es
oportunidad poco evidente de conti- muy posible 11...b6!? 12.£c2 cxd4
nuar la lucha: 31.h3! Fue la que mos- 13.cxd4 ¤d7 14.¤g5 ¥d5 15.e4 ¥b7
tró Krámnik después de la partida, lo 16.¥xc4 h6 17.¤f3 ¦c8, lo cual su-
cual concuerda completamente con la cedió en la partida Gupta — Arésh-
opinión del AI. Sin embargo es poco chenko (Nueva Dehli, 2011). Es mu-
probable que esto hubiera cambiado cho más débil 11...¥d5?! 12.£c2
el desenlace de la partida, pues las cxd4?! (12...f5) 13.cxd4 b6 14.¥xc4
negras seguramente sabían la con- ¤c6 15.¦fc1 ¥xc4 16.£xc4 ¤a5
tinuación de la variante: 31...£c2 17.£c7 con una gran ventaja para las
32.£e8+ ¢h7 33.d5 £f5 34.£e4 blancas, como sucedió en la segunda
£xe4 35.fxe4 ¦e7!, y el final de to- partida del match. Kamski olvidó su
rres aguanta. análisis de casa, confundió el orden
31...¢h7 32.£e4+ ¢g8 33. de jugadas y se salvó de milagro.
£e8+ ½ – ½ No es un caso raro en el ajedrez de
la era informática. Afortunadamente
En el otro match la igualdad for- su contraparte le dejó la posibilidad
zada fue conseguida solo al segundo de demostrar cuál era el camino co-
intento. rrecto.
12.¤xd4
No aporta nada a las blancas
Defensa Grünfeld [D80] 12.cxd4 £d7 13.¤g5 ¥d5 14.e4 ¥c6.
Gélfand — Kamski
12...¥d5 13.£c2 £d7 14.¦fd1
Kazán, 2011
Tiene buenos pronósticos
1.d4 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5 14.e4!? ¥c6 15.¥xc4, pero en este
4.¥g5 ¤e4 5.¥h4 ¤xc3 6.bxc3 caso también las negras resuel-
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ven sus problemas con la ayuda del 19.¦db1 ¦xb7 20.¦xb7 ¦c8 21.¦xa7
mismo intercambio poco evidente: c3.
15...¥xd4! 16.cxd4 £xd4 17.¦bd1 18...b6 19.¦dc1 ¦ac8
£e5 18.f4 £c5+ 19.¢h1 ¤a6.
Otra posible solución: 19...£xe4
20.fxe4 ¦fc8 21.¦b4 ¢f8 22.¦bxc4
¦xc4 23.¦xc4 ¢e8 con igualdad.
20.¦b4 c3 21.¦b3 ¤f6 22.£xe6
fxe6 23.¥xf6 ½ – ½
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suelen optar por 3...£b6, él preparó Rieka, 2010) 5.c3 c5!? 6.exd5 exd5
una novedad. Pero no pudo poner a 7.¥b5+ ¥d7 8.£e2+ ¥e7 9.dxc5
prueba lo preparado en casa, pues £xc5 10.b3 a6 11.¥xd7+ ¤xd7
la partida siguió otro camino. Yan 12.¤h3 0-0-0 se encontraron en la
Nepómniaschi tuvo más suerte, por- partida de Nepómniaschi — Ivan-
que encontró la misma idea inde- chuk (La Habana, 2010). Es difícil
pendientemente de Ivanchuk y con evaluar esta posición de doble filo.
ella venció a Jobava. Sin embargo, En realidad los logros de Ivanchuk
Nepómniaschi perdió el siguiente abren una nueva página en la historia
duelo con esta idea... frente a Ivan- de esta variante.
chuk. Y después vino otra prueba. 4...e5
Las negras tienen una amplísima
Defensa Caro-Kann [B12] elección, pero se podía pronosticar
Ivanchuk — Jobava una reacción parecida, pues Jobava
había jugado de este modo contra
Janty-Mansisk (Olimpiada,
Nepómniaschi.
2010)
5.exd5 ¤f6!?
1.e4 c6 2.d4 d5 3.f3 £b6 Merece atención 5...cxd5 6.¤c3
Jobava recoge el guante. En la exd4 7.¤b5 (7.¤xd5? £a5+) 7...a6
partida mencionada Mchedlishvili 8.¤xd4 (8.£xd4? £e6+) 8...¤f6.
eligió 3...e6 4.¤c3 ¥b4 5.¤ge2 dxe4 6.dxe5
6.a3 ¥a5 7.fxe4 e5!? con un juego
complicado (Ivanchuk — Mchedli-
shvili, Grecia, 2009).
6...¥c5!?
¡Una sorpresa! Para 6...¤xd5
4.a3!? Ivanchuk planteaba 7.¤d2! ¤e3
8.¤c4 ¤xc4 9.¥xc4 ¥c5 10.¤e2.
Una novedad más, preparada es-
pecialmente para esta partida. 4.a4!? 7.exf6 ¥f2+
e6!? (4...e5!? 5.dxe5?! dxe4 6.a5 ¡Una asombrosa posición! De
£c7 7.f4 ¤h6 8.¤c3 ¥b4 9.¥d2 e3?! las ocho jugadas hechas por las blan-
10.¥xe3 0-0 11.¤f3 a favor de las cas, siete son hechas por peones y
blancas, Nepómniaschi — Jobava, una por el rey. Y así jugó uno de los
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jugadores más fuertes del mundo y posición intrincada que surge cual-
no un ajedrecista novato. Este de- quier desenlace es posible.
rroche artístico es una marca del GM 11.£xe1 ¥xe1 12.¢xe1 ¥f5
ucraniano. 13.¥e2!? ¤d7?!
8.¢e2 0-0 9.£d2 Las negras juegan para el desa-
La única. La posición de las rrollo más rápido posible. Otra vez es
blancas parece muy peligrosa, así que más práctico 13...cxd5 o 13...¥xc2.
la proposición de tablas es muy com- 14.dxc6 bxc6?!
prensible desde el punto de vista hu-
mano. Sin embargo, el imperturbable Es preferible 14...£xc6 15.¤c3
AI no tiene miedo a los espectros y ¤xf6.
valora más la ventaja material. 15.¥d1!
Ahora hay una ventaja enorme
de material por parte de las blancas.
Y lo que es más, el juego se hace
mucho más fácil para ellas.
15...¦e8+ 16.¤e2 ¤xf6
17.¤bc3
9...¦e8+
La decisión de continuar la lucha,
así como la jugada en la partida, no le
llevaron mucho tiempo a Baadur. El
AI ve como la más fuerte 9...¥xg1
10.¢d1 ¥d4 (10...¥f5 11.g4 ¥g6
12.h4) 11.fxg7 ¥xg7 12.¤c3 ¤d7
17...¥c8?!
con compensación insuficiente, en su
opinión, por el material sacrificado. Se entiende bien por qué las
Esta evaluación no hace la tarea de negras quieren conservar más pie-
las blancas ni mucho menos fácil en zas, sin embargo 17...¤d5! 18.¤xd5
una situación tan atípica como esta. cxd5 es la mejor solución.
10.¢d1 ¦e1+?! 18.a4! a5 19.¦f1
Es una decisión muy impor- La idea de las blancas es sencilla:
tante que Jobava también tomó in- protegerlo todo y después empezar a
creíblemente pronto. La más natural realizar su gran ventaja material. Las
10...¥xg1 es mejor desde el punto de negras no tienen un verdadero con-
vista práctico también. Por ejemplo: trajuego. También es buena la inme-
11.¥d3 ¤d7 12. fxg7 ¤f6, y en la diata 19.¦a3.
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solicitado. Todos los bien informa- idea, cada análisis profundo costaba
dos lo van a conocer, pero solo va a mucho trabajo y tiempo. El proceso
ser utilizado contra jugadores menos era tan importante como el resulta-
experimentados, o en situaciones en do. En el camino hacia la verdad un
las que la calidad de los movimientos investigador aprendía muchas cosas
es más importante que el resultado nuevas, y aun si el resultado de una
final. búsqueda en concreto era negativo,
El GM de hoy dedica muchí- el esfuerzo empleado no era en vano.
simo tiempo y esfuerzo a estudiar, En nuestros días, una desviación
buscar, filtrar y pulir las variantes de inesperada sobre el tablero del ca-
la apertura. La proporción de ener- mino planeado en casa a veces lle-
gía que se gasta para la preparación ga a causar estupor, pues las jugadas
y para el juego en sí se ha desplazado aplicadas no están relacionadas a
claramente a favor de la preparación. través de la lógica y el entendimien-
Mientras que antes la apertura y el to del jugador, sino que proceden de
trabajo vinculado con ella solo era la opinión y voluntad de la máqui-
un prólogo para la acción real, ahora na. La consecuencia es el creciente
el juego independiente, la improvi- abismo entre una apertura impeca-
sación, los planteamientos origina- ble, un medio juego satisfactorio y
les muchas veces se ven como una un final a menudo desastroso. En la
lamentable falta de preparación de actual etapa del desarrollo del aje-
casa. Es frecuente que un profesional drez la cuestión no es ya la de alcan-
se siente al tablero cansado y sobre- zar una armonía absoluta entre todos
excitado, casi sin fuerzas para recor- los componentes, sino la de llegar a
dar y poner en práctica sus compli- proporciones al menos algo acep-
cados análisis informáticos. Y aún tables. Esta es también un área que
hay otro peligro que aguarda al aje- esconde grandes recursos que espe-
drecista contemporáneo: la facilidad ran ser perfeccionados. Y los jóvenes
con que se obtienen las respuestas ajedrecistas, que han entendido las
correctas del consejero omnisciente tendencias contemporáneas, alcan-
crea una ilusión de sencillez. En la zarán un nuevo nivel de maestría con
época pre-informática cada nueva mucha más facilidad.
186
Epílogo al capítulo
«El ajedrez de la
era informática»
Los problemas con los que se la misma tentación pero carentes de
topa el ajedrecista profesional con- posibilidades? No rendirse al dul-
temporáneo requieren una entrega ce canto de las sirenas y mantenerse
total que no deja ni tiempo ni energía alejados del torbellino de esa escu-
emocional para ninguna otra activi- rridiza verdad.
dad. ¿Qué puede hacer entonces un La única forma de conservar el
aficionado que solo puede dedicar a disfrute del juego y al mismo tiem-
su juego favorito un máximo de diez po la capacidad de mejorar es reducir
horas semanales? al mínimo el diálogo con la máqui-
Leer con atención el último ca- na. Porque esta conversación con-
pítulo y... olvidarlo de inmediato. duce inevitablemente a una depen-
Una persona que no está consagrada dencia total del AI, la cual conlleva
totalmente al ajedrez simplemente no una completa incapacidad creativa.
puede permitirse ponerse a perseguir El trabajo a la antigua, con un libro,
un fantasma. Los programas, que no como ya decíamos en el epílogo an-
paran de mejorar, crean la ilusión de terior, es infinitamente más útil. Y
que la verdad, o al menos su com- el camino más efectivo, el cual es
ponente ajedrecístico, es accesible. también antiguo, de Botvínnik nada
Muchos grandes maestros, los cua- menos, es su receta de análisis de las
les pasan cada vez más horas frente propias partidas. Un análisis pau-
a esa pantalla luminosa, son víctimas sado, tremendamente autocrítico y
de esta creencia, que es en cierto sin ningún tipo de ayuda externa.
modo una nueva religión. El intento Y solo en la etapa final, cuando los
de llevar los análisis hasta el resulta- acentos estén puestos y las conclu-
do final es sin duda digno de elogio, siones propias sacadas, solo entonces
pero la verdad muy a menudo escapa tiene sentido encender el redactor
incluso a estos entusiastas. implacable, el tan mentado AI. Este
¿Qué pueden hacer entonces es- mostrará, como si fuera un proyec-
tos pobres aficionados seducidos por tor, los errores y al mismo tiempo las
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Partidas decisivas
Sin duda alguna, para un profe- tablemente se van a presentar. Es un
sional actual el equipamiento teórico componente clave de la preparación
es importantísimo. Tampoco se ha de todo ajedrecista.
hecho ni mucho menos obsoleto el El ejemplo clásico y más llama-
arte de jugar al ajedrez, incluso si en tivo de enfrentamiento es el match.
nuestros tiempos no siempre se llega Aquí todo es claro y sencillo: la
a jugar como tal. La salud y la es- victoria de un jugador significa la
tabilidad psicológica desempeñan un derrota del otro, mientras que nues-
papel crucial. Pero en la carrera de tro propio error siempre conduce al
cada ajedrecista son inevitables las triunfo de nuestro rival. La tensión
situaciones en las cuales el desenlace psicológica que experimenta un aje-
de un torneo, de un match y, a veces, drecista en esta situación depende
de toda una vida dependen de una totalmente de cada uno, y es difí-
sola partida. cil evaluarla con objetividad desde
La capacidad de movilizar sus fuera. Depende, por supuesto, de la
mejores cualidades y mostrar toda importancia del certamen, de las ca-
su maestría en este momento culmi- pacidades del adversario y del tem-
nante es algo que siempre ha carac- peramento de cada jugador, pero en
terizado a los grandes ajedrecistas. todo caso sobrepasa en mucho el ni-
Por supuesto este es un don que a vel de tensión de una partida normal.
veces otorga la naturaleza además Lo expone bien Garri Kaspárov, que
del talento puramente ajedrecístico. ha ganado muchas partidas cruciales
Pero la historia conoce otros ejem- en su vida: «Tales desafíos, que tie-
plos, en los cuales se convertían en nen un significado incomparable en
héroes insuperables personas que la vida de un ajedrecista, poseen sus
antes fallaban en momentos críticos: propias normas de lucha. Cuando una
basta con acordarse de Polugaevs- sola jugada puede decidir el «ser o no
ky y Spassky. Por otro lado, Geller ser», es muy difícil mantener una
y Keres no lograron llegar hasta la absoluta claridad de pensamiento. Es
cima a causa de fracasos justo en las imposible librarse de la idea de que
partidas más importantes. Se puede una jugada errónea puede resultar
y se debe trabajar para desarrollar fatal, pues ya no habrá posibilidad de
un carácter deportivo que permita arreglar nada: ¡es la última partida
enfrentarse a las pruebas que inevi- del match!»
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En los duelos decisivos de los adversario». Por otro lado, las ne-
matches el dramatismo de la situa- gras suelen elegir la seguridad como
ción se hace aún más visible: aquí lema. El ajedrecista que se conforma
todo depende de la maestría, de la con tablas normalmente juega como
resistencia psicológica y del domi- un segundón: una apertura sólida, un
nio de sí mismo de un jugador. Los juego seguro sin muchos caprichos,
ejemplos que mostramos a continua- nada de ideas extravagantes ni sa-
ción demuestran mejor que las pa- crificios poco claros. Se va al con-
labras la trascendencia y el nivel de traataque solo en caso de absoluta
tensión de tales desafíos. necesidad o cuando el riesgo es nulo.
Sin embargo, Spassky decidió actuar
ad absurdum.
La situación que se presen-
tó en la última partida del match
de candidatos Keres — Spassky es Defensa Benoni [A68]
bastante típica: las blancas necesi- Keres — Spassky
tan una victoria, mientras que a las
Riga (10ª partida del match),
negras les satisfacen tablas. En tales
circunstancias las estrategias de las 1965
blancas pueden ser drásticamente 1.d4 ¤f6 2.c4 g6!?
diferentes: desde la agresión abierta
¡Primera sorpresa! La defensa
desde las primeras jugadas hasta un
india clásica nunca se había consi-
juego tranquilo y deliberadamente
derado como una apertura «segura»,
pausado. Acordándonos de paralelos
además de que no era frecuente en
históricos, Kárpov utilizó la primera
el repertorio de Spassky. Entonces,
opción contra Kaspárov en la parti-
¿cómo se explica esta elección? En
da final del match de 1985, mien- primer lugar, por falta de experiencia
tras Kaspárov eligió la segunda en en matches: el Spassky que ya había
el match de 1987. Los dos desafíos jugado dos ciclos de candidatos nun-
están detalladamente analizados por ca se habría lanzado a una aventura
Kaspárov en su libro «Mis Geniales semejante. Además, había perdido
Predecesores», y no hay nada que la anterior partida con negras con la
añadir a sus comentarios. defensa Nimzóvich. Largas horas de
La actitud agresiva de Keres era análisis buscando mejoras... ¿Por qué
bastante predecible. Es muy expresi- no lanzarse al juego por un camino
va la descripción que de él hizo una inesperado desde el principio? Final-
vez Bronstein: «A Keres le gusta y mente, lo más importante: tal juego
sabe jugar volcándose en el juego, se corresponde al máximo con el es-
sobre todo al final, si de eso depen- tado psicológico de un joven ajedre-
de el resultado del certamen... Pare- cista. Obviamente optó por arriesgar,
ce que la palabra «torneo» le evo- pero sabía muy bien que en caso de
ca a Keres imágenes de caballeros cualquier complicación a él le bas-
atacando a caballo lanza en ristre y taba con medio punto menos que lo
que ni sueñan en ofrecer tablas a su que necesitaba su oponente. Y esta es
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29.f5. Por otro lado en la variante se- Una partida brillante, típica del
cundaria 23... ¥xd4 24.fxg5 las ne- joven Tal. Lo que le da un valor es-
gras encuentran la potente respuesta pecial es el que la pieza hubiera sido
24...£е8!, y tras la forzada 25.£g4 sacrificada en el momento crucial,
¤c5 26.¥xf7+ £xf7 27.£xd4 £xd5 cuando el destino de todo el match
surge una posición muy poco clara. de candidatos estaba pendiente. Es-
Solo queda mencionar la reco- toy convencido de que si las blancas
mendación del AI: 20.h5! £f8 21.g6 hubieran jugado con más prudencia
¦f6 22.gxh7+ ¢xh7 (22...¢h8 23.h6) en la 16, el desenlace del encuentro
23.¥xf6 £xf6 24.£h3 ¦f8 25.¦e6±. habría sido diferente. ¡Tal fue fiel a sí
20...¦xf5 mismo y ganó!
En caso de 20...¤f8!? deci- ¿Qué lección se puede sacar de
de 21.¥xh7+! ¢xh7 22.h5! ¥xg5 esta extraordinaria partida? ¿Que en
23.£e4+ ¢g8 24.fxg5 con un ataque tales situaciones hay que correr al
victorioso. ataque con la espada desenvainada
y combatir al enemigo con un asal-
21.¦xe7 ¤e5!
to furioso? ¡Nada de eso! En primer
22.£e4 £f8 lugar, en duelos tan importantes hace
La única jugada. Es mala falta mantenerse fiel a uno mismo.
22...¦f7? 23.¦xf7 ¤xf7 24.g6. Una decisión que fue correcta para
23.fxe5 ¦f4 Tal habría sido fatal, por ejemplo,
para Petrosián, y viceversa. Traicio-
23...£xe7 24.£xf5 ¥xd5 25.¦f1
nar los propios principios artísticos
dxe5 26.¥xe5±.
lleva casi inevitablemente a la derro-
24.£e3 ¦f3?! ta. Basta con acordarse de la ya men-
Algo más acertada es 24...¥xd5 cionada partida Kárpov — Kaspárov
25.exd6 ¦xd4 26.£xd4 ¥xh1 del match de 1985. El campeón del
27.£xb4 ¦d8 28.b3, y sin embargo mundo, a quien solo le satisfacía la
es difícilísimo salvar esta posición. victoria, eligió la continuación más
25.£e2 £xe7 26.£xf3 dxe5 crítica. El aspirante hizo frente al
27.¦e1 ¦d8 desafío, lo cual generó una lucha
Ya no hay refugio. 27...¦f8 intensísima. La partida se tornaba
28.£b3 £f7 29.¥xe5 £xd5 30.¥d6 en favor de las blancas, pero en un
£xb3 31.axb3 es absolutamente momento crítico la cautela natural de
irremediable para las negras. Kárpov se puso de manifiesto. Bastó
con una pequeña demora para perder
28.¦xe5 £d6 29.£f4 ¦f8 la iniciativa y, al cabo de muy poco,
30.£e4 b3 31.axb3 ¦f1+ 32.¢d2
la corona. Kárpov fue técnicamente
£b4+ 33.c3 £d6 34.¥c5!
correcto, pero en realidad había co-
El camino más rápido y elegante metido un error decisivo en casa, eli-
a la victoria. giendo la variante de apertura. Por el
34...£xc5 35.¦e8+ ¦f8 36.£e6+ contrario, Kaspárov permaneció fiel
¢h8 37.£f7! 1–0 a sí mismo y ganó.
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Las dos siguientes partidas de- caso rarísimo el que una novedad
cisivas se jugaron en el match Kor- de tal calibre en una apertura fuera
chnói — Polugaevsky de 1980, lleno aplicada en una partida decisiva del
de dramatismo. En la última partida más alto nivel! Es verdad que mucho
Polugaevsky, que estaba un punto por tiempo después, cuando ya había ba-
detrás, no podía conformarse con las ses de datos, se supo que este hallaz-
tablas. go se había realizado hacía mucho
tiempo, pero esto no disminuye en
un ápice el mérito del investigador.
Defensa india de dama [E17] Él buscaba sin sospechar que hubiera
Polugaevsky — Korchnói ningún precedente, y la línea obtuvo
Buenos Aires (12ª partida, una gran popularidad precisamente a
match 1980) causa del duelo que estamos anali-
zando.
1.¤f3 ¤f6 2.c4 b6 3.g3 e6
8...c6
4.¥g2 ¥b7 5.0-0 ¥e7 6.d4 0-0 7.d5
exd5 En la partida de origen se jugó
8...¤e4!? 9.cxd5 ¤d6 10.¤f3 a5
11.¤c3 f5 (Guimard — Pílnik, La
Plata, 1944). El movimiento hecho
por Korchnói es, sin duda, el más
crítico.
9.cxd5 ¤xd5
Muchas veces se puso en prácti-
ca 9...cxd5 10.¤c3 ¤a6 11.¤f5 ¤c7
12.¥f4 con una ventaja pequeña,
pero estable.
10.¤f5 ¥c5
8.¤h4!
Probablemente la posición más
Hasta esta partida las blan-
crítica de toda la variante, que no
cas habían jugado exclusivamente
ha perdido su actualidad hoy en día,
8.¤d4. También había jugado así el
surge tras 10...¤c7 11.¤c3 d5 12.e4
mismo Polugaevsky en las partidas
¥f6 13.exd5 cxd5 14.¥f4 ¤ba6. Las
anteriores del match: 8.¤d4 ¥c6!?
blancas tienen una compensación se-
(8...¤c6!? 9.cxd5 ¤xd4 10.£xd4
gura por el peón, pero no queda claro
c5 se presentó en la sexta partida)
que vaya a ser suficiente como para
9.cxd5 ¥xd5 10.¥xd5 ¤xd5 11.e4
obtener una ventaja.
¤b4 12. ¤c3 ¥f6 13.¤f5 ¦e8 (parti-
da 8). Tras muchas horas de análisis, 11.e4 ¤e7?!
según el propio Polugaevsky, «logré Una jugada desgraciada, resul-
encontrar una senda absolutamente tante de un descuido táctico. En ade-
nueva en una apertura que parecía lante, las negras preferirían 11...¤с7
haber sido estudiada a fondo». ¡Un o 11...£f6.
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27.¦e1! £e6 28.£c7+ ¢e8 29. 65.£e3+ ¢c6 66.£xb3 £h8+ 67.
£xc6+ ¢e7 30.£b7+ termina la ¢e7 £h4 68.£c4+ ¢b6 69.£b4+
partida inmediatamente. ¢c6 70.£e4+ ¢b5 71.¢f7 a5 72.g6
27...¢g8 28.£g5+ ¢f7 29.¦e1 £g4 73.£e5+ 1–0
£e6
29...¥e6 30.f5. Obviamente, Polugaevsky tuvo
30.£g7+ ¢e8 31.¦xe6+ ¥xe6 mucha suerte, pues encontrar una
32. ¥f6 ¥f7 33.¥g5 novedad tan potente en el momento
más importante no es algo que ocu-
Aquí también es más fácil
rra a menudo. Pero también fue un
33.£xh7. La enorme tensión se deja
acto de justicia divina. Trabajador
sentir. Unas imprecisiones y Kor-
incansable, Lev no dejaba de inves-
chnói a poco salva una posición que
tigar ni por un segundo, incluso du-
parecía perdida sin remedio.
rante los matches. Tampoco era un
33...¢d7 34.¥h6 c4 35.£xh7 c5 luchador nato. Como persona mie-
36.¥xf8 ¦xf8 37.£g7 ¢e7 38.£e5+ dosa, Polugaevsky tenía una natu-
¢d7 39.g4 raleza indecisa, y solo con el tiempo
39.£f6. logró no solo controlar sus emocio-
39...¦e8 40.£f6 ¥d5 41.g5 ¦e2 nes, sino dominarlas. El hecho de
42.h4 que venciera a su rival más difícil ya
Afortunadamente para Polugae- lo dice todo. Parecía que Korchnói lo
vsky, la partida fue aplazada, y supo iba a tener complicado después de
convertir su pequeña ventaja en una semejante golpe. Y es verdad que en
merecida victoria. la primera partida de desempate no
consiguió plantear graves problemas
42...b5 43.£f5+ ¢d6 44.£f8+ a su adversario. En la segunda fue
¢c6 45.£c8+ ¢d6 46.£d8+ ¢c6 Polugaevsky quien jugaba con las
47.£a8+ ¢d6 48.£f8+ ¢c6 49.a3! blancas. No contaba con que esta vez
Otra vez una compostura me- el proyectil diera en la misma dia-
recedora de felicitaciones. El AI no na, pero tampoco tenía razones para
tiene miedo a las complicaciones tras desechar su afortunada variante.
49.h5 b4 50.£a8+ ¢d6 51.£b8+ Decidirse era mucho más difícil para
¢c6 52.£xa7, pero una persona no Korchnói. ¿Intentar defenderse con
está para acciones heroicas en tal las negras y apostar por las próximas
situación. Los peones negros están blancas? ¿O procurar tomar la ini-
ahora atascados, y la victoria se con- ciativa, aunque con grandes riesgos?
vierte en una cuestión de tiempo. No hay que olvidar que cualquier
49...¦e3 50.h5 c3 51.£f6+ ¥e6 error en esta situación tan tensa po-
52.¢f2 c2 53.£b2 ¦h3 54.¢g2 día deshacer el fruto de muchos años
¥f5 55.£f6+ ¢c7 56.£xf5 c1£ 57. de trabajo. El carácter fiero de Kor-
£e5+ ¢b6 58.¢xh3 b4 59.axb4 chnói hacía claramente esperar que
cxb4 60.h6 £h1+ 61.¢g4 £d1+ 62. se decantase por la segunda opción.
¢f5 £c2+ 63.¢f6 b3 64.h7 £xh7 Solo faltaba una idea adecuada de
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24. gxf3 ¤f6+ 25.¢e5 ¦ad8µ) las blancas, necesitaba una victoria,
23...¥xf3+ 24.gxf3 ¦f5 no es nada mientras las negras se conforma-
mejor. rían con las tablas. Ya no le queda-
22...¦f5! 23.¦c7? ban ideas fructíferas a Artur, así que
conscientemente aplazó todo el peso
¡Esto ya es un suicidio! Tras
de la lucha para el medio juego.
la fortísima 23.¤d3 ¤f6+ 24. ¢e3
¤d5+ 25.¢e4 ¥xf3+ 26.gxf3¦d8 no
hay nada que envidiar a las blancas, Defensa Nimzóvich [E43]
pero al menos hay igualdad material Yusúpov — Ivanchuk
sobre el tablero. Ahora las pérdidas
Bruselas (8ª partida, match
materiales son inevitables.
1991)
23...¤f6+ 24.¢d3
Pierde inmediatamente 24.¢e3 1.d4 ¤f6 2.c4 e6 3.¤c3
¥xf3 25.gxf3 a5. Artur se mantiene fiel a sí mis-
24...a5 25.¤c2 ¤d5 26.¦xb7 mo: todas las partidas del match que
¤f4+ 27.¢e4 ¤xg2 28.¤e5 había jugado con las blancas comen-
zaron así. Una decisión hasta cierto
28.¤fe1 ¤xe1 29.¤xe1 ¦xf2 no
punto discutible, pues en tal situación
es mucho mejor.
es preferible plantear problemas para
28...¦f4+ 29.¢d5 el oponente lo antes posible. Aunque
Tras 29.¢d3 ¥f5+ las blancas tratar de competir con Ivanchuk en el
también pierden la pieza. campo de la erudición de aperturas
29...¥f5! 30.¦c7 es casi inútil.
Amenaza 30...¥е4+. 3...¥b4 4.e3 b6
30...¦d8+ 31.¢c5 ¥xc2 32.¤c6 Vasili es el primero en alejarse
¦e8 33.¤xe7+ ¢f8 34.¤c6 ¦f5+ del camino conocido. En la segunda
35.¤e5 ¤f4 36.¦xh7 ¢g8 37.¦d7 y la sexta partida jugó 4...с5.
¤d3+ 38.¢b6 ¤xe5 39.dxe5 ¦exe5 5.¥d3 ¥b7 6.¤f3 0-0 7.0-0 c5
40.¦c1 ¦f6+ 41.¢a7 ¦xf2 0–1 8.¥d2
Y otra vez la victoria de Korch- La propuesta principal en esta
nói es muy merecida y lógica. Mu- posición es 8.¤a4.
chos en su lugar preferirían un jue- 8...cxd4 9.exd4 d5 10.cxd5
go igualador, sobre todo teniendo en ¤xd5 11.¦c1
cuenta la derrota en la 12ª partida. Una jugada nueva por aquel
Pero esta vez él mismo desempeñó el entonces, pero no supone graves
papel de alborotador y fue bien re- problemas para las negras. Es más
compensado por ello. interesante un intento de compli-
Antes de la última partida del car el desarrollo natural: 11.¦e1!?,
match de candidatos Yusúpov — para que si 11...¤c6 (11...¤d7!?)
Ivanchuk surgió la situación que ya jugar 12.¤xd5 ¥xd2 (es más dé-
conocemos. Yusúpov, jugando con bil 12...£xd5 13.¥e4 £a5 14.¥xb4
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£xb4 15.£c2) 13.£xd2 £xd5 rre al flanco del rey. Para el mismo
14.¥e4 con una ventaja mínima de fin tampoco está mal 13...¥e7!?
las blancas conseguida, eso sí, a cos- 14.¤xd5
ta de serias simplificaciones. 11.£e2 14.¦g4 f5! La más decidida.
tampoco impide 11...¤c6; para 15.¦g3 ¥d6 16.¥g5 £d7 17.¤xd5
11.¤e5!? no está mal 11...¤d7. (17.¦h3 ¤f4), y aquí es igual de in-
11...¤c6 12.¦e1 ofensivo para las negras tanto 17...
Además de 12.£с2 o 12.£е2 me- ¥xg3, como 17...exd5.
rece atención 12.¥e4!? ¤f6 (12...f5 14...£xd5 15.¦g4 ¦fd8 y las ne-
13.¥xd5 exd5 14.¤b5 a favor de las gras aguantan perfectamente.
blancas) 13.¥g5 ¥e7 14.¥b1¦c8 15.a3
14.¤xd5
h6 16.¥h4 con un juego complejo.
La mejor. Tras 14.¦h4 ¤g6 el
12...¦c8
ataque de las blancas se ahoga sin
haber empezado.
14...¤xd5
14...¥xd2? 15.¤xe7+ £xe7
16.£xd2 ¥xe4 17.¥xe4±; 14...exd5?
15.¦h4+-.
15.¦h4 g6
Frenando en seco las amena-
zas que surgen en la diagonal b1–h7.
Tampoco está mal para este fin 15...
f5.
En una posición típica con peón
aislado, las negras distribuyeron sus 16.¦xc8 £xc8
piezas de la mejor manera. Es difí- Más natural y mejor que
cil para las blancas oponer cualquier 16...¥xс8.
tipo de lucha. Por ejemplo, a la típica 17.¤g5!?
13.¥b1 las negras responden con la
sencilla 13...¤f6 con un juego claro Otro posible desarrollo del ata-
y cómodo. que está vinculado con 17.¤e5.
13.¦e4!?
Parece aventurada, pero en la
presente situación deportiva es, sin
duda, una decisión correcta. Cam-
bia bruscamente el carácter del en-
frentamiento, lo cual beneficia a las
blancas.
13...¤ce7
Una jugada natural y buena,
impidiendo el traslado de la to-
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resultado de esta síntesis milagrosa- mientras que para los GMs es bas-
mente lograda. tante fácil.
10...£d7 11.£xd7+ ¢xd7 12. 28.g5
¤c3 e5 13.f4 exf4 14.¥xf4 (Véase el diagrama)
No ha sido tan poco lo logrado 28...¤h7?
con el cambio de damas: el desarrollo En realidad, es el único error en
de las negras se ha retrasado, mien- esta partida, pero fue suficiente. Tras
tras las simplificaciones consiguien- la correcta 28...¤e8! 29.¢c3 ¤d6
tes llevan a más concesiones. 30.¤xd6 ¢xd6 31.h4 las negras tie-
14...¥d6 nen un largo trecho hasta lograr las
Un intento de consolidarse de tablas, pero no es ni mucho menos
algún modo vía 14...¦e8+ 15.¢d2 fácil ganar para las blancas.
¤e7 (15...¥d6 16.¥xd6 ¢xd6 17.
¤b5+ suele conllevar la pérdida del
peón) 16.¦e1 ¤c6 no supone ningún
alivio: 17.¦xe8 ¢xe8 18.¥g2.
15.¥xd6 ¢xd6 16.0-0-0 ¤f6
17.h3 ¦ad8
Ahora tras 18.¥g2 viene la apa-
cible 18...¢с7. Parece que las negras
se han defendido, pero surge una
nueva transformación de la posición.
18.¤b5+ ¢d7 29.h4 ¤f8 30.¦he1 ¦h3 31.¦e5!
Según el testimonio de Polugae- ¤e6 32.¥e4 ¥xe4
vsky, estuvo temeroso de 18...¢e5. Es aún peor 32...¦xh4 33.¥xg6
Pero es un movimiento más fácil de fxg6 34.¦d5+ ¢e7 35.¦e1 ¦a6
proponer que de jugar. 36.¦xc5.
19.¤xa7 ¦a8 20.¤b5 ¦xa2 33.¦xe4 ¦a8?!
21.¢c2 ¦a4 22.¢c3 ¦e8 23.¥g2 ¦e2 Es más resistente 33...¦f3, im-
¡Las negras están a la altura! pidiendo la siguiente jugada de las
Tras la natural 23...b6 24.¦he1 ¦xe1 blancas.
25.¦xe1 la torre negra se ve fuera del 34.¦f1! ¦f8 35.¢c3 f5
juego. Precipita el desenlace, pero ya
24.¥xb7 ¦a2 25.¦b1 ¦e3 no hay salvación.
26.¢b3! ¦a5 27.¦bd1 h5! 36.¦e5 f4 37.¦a1! ¦e3 38.¦a7+
La variante 27...¥xd3? 28.¢c3 ¢c8 39.¦xe6 1–0
¤d5+! 29.¥xd5 ¥e4+ 30.¢d2 ¦d3+
31.¢e2 ¦xd5 32.¤c3! ¥xh1 33.cxd5 Uno puede con toda justicia lla-
¥g2 34.¢f2 ¥xh3 35.¢g3+- solo mar a Polugaevsky un seguidor del
le parece complicada a un profano, enfoque de Botvínnik en ajedrez: la
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32...¦xc1 33.¤xc1 £f4 34.f3 £xh2+ rrotas también es una parte necesa-
35.¢f2 £h4+ 36.¢e2 ¥b7. ria de tal labor. Es muy importante
Pero la función evaluadora del determinar los motivos detrás de los
Monstruo es claramente inferior errores frustrantes y los felices acier-
a su función calculadora. La va- tos, de los descuidos raros y los apu-
riante principal 30.¤f3 ¥f4 31.¦c8 ros de tiempo inesperados. Y no es ni
¥xf3 32.¦h8+ ¢xh8 33.¥d4+ ¥e5 mucho menos secundario el papel del
34.£xe5+ £xe5 35.¥xe5+ ¢h7 factor humano. Si uno mismo se es-
36.gxf3 ¦a3 el AI la estima como cucha con atención, analiza su propio
ganada. ¡Permítanme discrepar! estado de ánimo y aplica las correc-
ciones correspondentes, con tiem-
29...£xc5 0–1
po uno puede prepararse para tales
pruebas y elaborar la condición es-
Como consecuencia, Kaspárov pecial que mejor le convenga. Ni que
y Psajis compartieron el título, y yo decir tiene que solo se pueden crear
perdí mi bronce. El futuro campeón las condiciones propicias para una
del mundo dirigió exitosamente el partida decisiva con un buen juego
escenario de la partida que iba a ju- durante toda la competición.
gar, adaptándolo a la perfección a Existen muchos torneos dife-
su propio temperamento y estado de rentes. No tiene sentido comparar la
ánimo. Y lo que es mucho más im- importancia de los campeonatos de
portante, logró llevarlo a cabo. Yo, la URSS o los torneos interzonales
sin embargo, sobreestimé mi aptitud con un simple open. Los campeo-
para jugar en el campo de mi opo- natos soviéticos desaparecieron hace
nente. Aunque, como se demostró mucho tiempo junto con el país que
posteriormente, poca gente ha sido los acogió. Los interzonales tam-
capaz de hacerlo. bién pasaron a mejor vida. A cambio
¿Cómo prepararse de forma idó- emergieron nuevos certámenes que
nea para un duelo decisivo? ¿Cómo bien pueden compararse con sus an-
estimar con precisión esta mística tecesores.
proporción en la cual la excitación La última ronda del cuarto tor-
inevitable esté eficazmente dosifica- neo Grand Prix en Nálchik enfrentó
da por la razón? Desgraciadamente, a los candidatos a ganar el primer
no existe un algoritmo universal. Una premio. En caso de tablas los dos
persona es una construcción dema- compartirían el trofeo asegurado y
siado complicada como para que se los puntos extra correspondientes,
puedan tener en cuenta absoluta- además del generoso premio. Parecía
mente todos sus matices. Por eso la fácil predecir un resultado apacible
fórmula del éxito siempre es indivi- en aquel encuentro. Es muy proba-
dual. El tiempo y la experiencia son ble que Péter Lékó, que jugaba con
los mejores ayudantes en el proceso las negras, no se hubiera opuesto. Sin
de conocerse a uno mismo. El aná- embargo, su rival parecía tener otros
lisis ajedrecístico de victorias y de- planes.
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pa rti da s d e c i s iva s
17...b5!?
17...e5 18.d5 ¦ac8 es a favor de
las blancas.
18.c5 ¤d5
Es curiosa 18...a5.
19.£g3
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26.¥c5 ¥xd5 27.¤d4 con buenas incluso en esos casos suele haber
oportunidades de tablas. un momento crucial, tras el cual el
24...¤xd5 25.¤d4!? f6 26.¤xf5 desenlace de la carrera es difícil de
fxe5 27.¤d6 ¤f4!? cambiar.
27...¦8c7 28.¤xc4 bxc4 29.¦xe5 En 2010 el GM ucraniano Pável
¤f4 tampoco está mal. Eliánov fue uno de los diez ajedre-
28.¤xb7 ¤d3 29.¤d6 ¤xe1 cistas más fuertes del mundo. Tan
30.¤xc4 ¤c2 31.¤d6 ¦d8 32.¤b7 solo unos años antes poca gente hu-
¦d2 33.¦c1?! biera imaginado tal ascensión del
joven ajedrecista. Su rápido ascenso
Es más tozudo 33.¦b1.
empezó tras la victoria en el torneo
33...¤d4 34.¦c8+ ¢h7 35.h4 «В» en Wijk aan Zee. En aquel tor-
¦xb2 36.¦a8 ¤e2+ neo memorable para él también tuvo
También gana 36...¦a2 37.¦xa7 lugar un punto de no retorno.
b4. Después de la décima ronda nada
37.¢h2 ¤f4 estaba claro en la lucha por el pri-
Es más elegante 37...b4! mer puesto. La partida de la siguiente
ronda, en la cual se enfrentaban los
38.¢g1 ¤d3 39.¤d6 ¤xf2
40.¦xa7 ¤g4 41.g3 ¤e3 42.¢h1 líderes, debía decidir mucho. Como
¢g6 43.¦b7 ¦d2 44.¤xb5 ¤f5 los adversarios de Vachier-Lagrave
45.g4 ¤xh4 46.¢g1 ¦g2+ 47.¢f1 en las rondas que quedaban eran cla-
¦xg4 48.¦a7 ¤f5 49.a4 h5 50.a5 h4 ramente menos fuertes, Pável decidió
51.¦a8 h3 0–1 jugar para ganar, sin reparar en el co-
lor negro. Una decisión valiente, pero
en el ajedrez profesional el coraje no
Obviamente el error de Ulhmann lo es todo. El caso es que aun para
no fue el que hubiera tenido que empezar la lucha con las negras hace
rechazar la lucha por el primer pues- falta como mínimo sorprender al ri-
to antes de la partida: cualquier aje- val al comienzo de la partida. Eliánov
drecista que se precie está obligado a tomó la decisión de jugar una apertura
hacer un intento en tal situación en el que nunca antes había puesto en prác-
torneo. Es probable que subestimara tica. Una elección arriesgada, aparte
el riesgo de tal decisión y que tarda- de que simplemente no tuvo tiempo
ra demasiado en hacer la proposición para estudiar todas las variantes cola-
salvadora. En cuanto a Kárpov, no
terales. Solo le quedaba confiar en su
fue solo la lógica ajedrecística la que
suerte, y aquella no le falló.
le empujó a seguir luchando. Ganan-
do este torneo ya estaba pensando
en el siguiente, y había que «educar» Giuoco Piano [C54]
a los competidores de manera ade- Vachier-Lagrave — Eliánov
cuada.
Wijk aan Zee, 2007
No siempre el destino del torneo
se decide en la última ronda, pero 1.e4 e5 2.¤f3 ¤c6!? 3.¥c4?!
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26...£xb6 27.b3?
27.¤e3 £xb2 no podía gustar a
las blancas, pero ya no había mejor
opción.
27...¦c8 28.¤c4 ¤xc4 29.¤e3
29.bxc4 ¥xc2.
29...¤d6 0–1
La simplicidad relativa de la
24...h6! victoria no la hizo menos importante.
Las negras consiguieron mu- Calificarse para un puesto en el pri-
cho, pero la posición de las blancas mer súper torneo de su vida fue una
todavía es bastante segura. ¡En tales recompensa meritoria a la valentía de
casos la profilaxis siempre es prove- Eliánov.
chosa! En mi experiencia en torneos,
25.¤c2?! Wijk aan Zee también desempeñó un
Aquí están las consecuencias. En papel importante. La situación en la
las posiciones de este tipo combatir que me encontré se parecía a la ante-
las amenazas directas y encontrar las riormente expuesta: de la misma ma-
jugadas únicas es mucho más fácil nera todo se decidía en la ronda once,
que quedarse en la incertidumbre. solo que en mi caso fue la última. En
Se entiende bien por qué las blancas la lucha por el primer puesto com-
quieren simplificar la posición, pero petía conmigo fieramente el joven
esto solo aumenta sus dificultades. ajedrecista americano Patrick Wolff.
Sería mejor preparar el cambio de los Para la última ronda adelantábamos
alfiles de las casillas blancas con la por mucho a los demás competidores,
ayuda de 25.¦e1. pero el destino del premio principal,
25...£c7! un lugar en el torneo A, quedaba por
Es más debil 25...£f6 26.¥d4, decidir. Wolff debía jugar contra el
pero no es nada mala 25...¤f5 rival más débil de la competición, así
26.£xd8 ¥xd8, pues frente a que a mí solo me quedaba confiar en
27.¥xa7? es fuerte 27...¥g5. Aunque mis propias fuerzas.
en este caso se cambiarían las damas,
lo cual facilita la tarea de las blancas.
26.¥xb6? Gambito de Volga [A57]
En realidad, el error decisivo. Es Moskalenko — Tukmakov
mucho más resistente 26.¤f1 ¤f5! Wijk aan Zee, 1992
(26...¥xc2 deja escapar la ventaja:
27.¥xb6 £xb6 — 27...axb6 28.¤e3 1.d4 ¤f6 2.c4 c5 3.d5 b5 4.cxb5
— 28.¦xc2) 27.£d2. a6 5.b6
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26.£d3?
Tras este movimiento la parti-
da de las blancas va cuesta abajo a
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15.¦f6?!
Se ve enérgica, pero en reali-
dad aminora el paso del ataque. Las
blancas van a duplicar las torres en
la columna «f», y para 15...¢h8 una
buena idea sería 16.¥с1 ¥g7 17.¥g5.
14.fxe5+
Otra ofensiva de la torre — 15.¦f7+?
Topálov hizo esta jugada rápi- — es aún más débil: 15...¢h8, tras la
damente, aunque las blancas tenían cual amenaza 16...¥е6, y la superfi-
como mínimo otras dos opciones cial actividad resulta ser una pérdida
atractivas. de tiempo. Es mucho más peligrosa
La primera de ellas: 14.dxe5+!? 15.£f7+ ¢h8 16.¤f4, para después
¢g7 15.f5!? (15.¦ad1 £h4!) 15... de 16...¥g4 continuar aumentando la
¤xe5 16.f6+ ¢h8 17.¦ad1 ¥d7 presión vía 17.¦f2. Pero la más desa-
18.f7 ¦f8 19.£xb7 (facilita la ta- gradable para las negras es la paradó-
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7...d6 8.¤ge2 ¤d7 9.¤f4 ¤e5 £d4 bien complacería a las negras)
10.£e2!? 20...¥d7 21.£a5 con iniciativa de las
10.¥b5+ ¢f7 no es peligrosa blancas.
para las negras. Una posición muy 19.£d3 ¦c7 20.¦a2 ¥g7 21.¢g2
peculiar se presenta tras 10.¥e2 g5!? ¦cc8 22.£e2 ¥h6
11.¤h5 £f7 12.¤b5 ¢d8, pero en En principio no pude encontrar
esta partida cualquier desviación de el plan correcto: 22...¢g8!? Con la
la igualdad me convenía. consiguiente £f7 y ¥е5.
10...¥h6!? 23.¦ba1 ¢g8! 24.¦a3 £f7
Para no pensar en las conse- 25.¢g1
cuencias de 11.h4 tras 10...¥g7 Las blancas tienen aún grandes
11.h4 0-0 12.a4 ¤xc4 problemas para encontrar un buen
En caso de 12...¥d7 es desagra- proyecto.
dable 13.¥b5. 25...¥g7 26.¦b3 ¦cb8 27.£c4
13.£xc4 b6 14.g3 ¥e5!?
Lputián juega con contención. Es seguramente prematura 27...
Es más aguda 14.h5!? g5 15.¤e6 ¥xc3 28.£xc3 b5 29.axb5 axb5 30.
¥xe6 16.dxe6 f4 con oportunidades ¦xa8 ¦xa8 31.¦a3=.
para ambos. 28.£e2?! ¦a7?!
14...a6 15.0-0 ¥d7 Arrullados por las maniobras
Se crea una posición complicada monótonas, los dos rivales desper-
con mutuas oportunidades, a la cual diciamos la oportunidad de cambiar
aspiraban las negras al haber elegido drásticamente el carácter de la posi-
una apertura exótica. ción: 28...b5! 29.axb5 axb5 30.¦xa8
16.¤e6 ¦fb8 ¦xa8 31.¤xb5 ¥xf4 32.exf4 ¦a1+
33.¢g2 £xd5+ con una obvia ven-
16...¥xe6?! 17.dxe6 es a favor
taja de las negras.
de las blancas.
17.¦fb1 29.¢g2 h6
Cautela razonable. 17.¤c7 ¦a7 Preparándose para abrir un se-
18.¤xa6? ¦ba8 está muy mal; no gundo frente.
conviene a las blancas 17.e4?! b5 30.¦h1 ¦aa8!?
18.axb5 axb5 19.¦xa8 ¦xa8 20.¤xb5 30...g5?! 31.hxg5 hxg5 32.¤e6
£xb2; 17.f4?! b5! concede a las blancas el tan deseado
17...¢f7 18.¤f4 ¦b7! contrajuego.
Preparando b6-b5. La inme- 31.£d3
diata 18...b5!? provocaría una crisis
prematura: 19.axb5 ¥xb5! (es más
fuerte que 19...axb5 20. ¦xa8 ¦xa8
21.¤xb5) 20.£a2! (20. ¤xb5?! axb5
21.¦xa8 bxc4 22.¦xb8 ¥xf4 23.exf4
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37...£f5! 38.£xf5
38.£f3 ¥e2!, forzando el cam-
bio de damas en una forma aún más
beneficiosa.
38...gxf5+ 39.¢f3 ¦g4! 40.¤f4
¥d7
Terminaron los apuros de tiem-
po y la partida pasa a ser cuestión de
aprovechar la ventaja.
41.¦a3 a5 42.c4 ¢g7 43.¦h1?
31...¥xc3?!
El error final. Es más resistente.
¡Una decisión crucial! Temien- 43.¦g3.
do que la ventaja que se presenta
43...e5! 44.dxe6d ¥c6+ 45.¤d5
tras 31...b5 32.axb5 axb5 33.¤xb5
¦xc4
¥xf4 34.exf4 ¥xb5 35.¦xb5 ¦xb5
36.£xb5 £xd5+ 37.¢h2 fuera a ser Lo demás es bastante simple.
insuficiente para la victoria, las ne- 46.¦d3 ¦e8 47.¦g1+ ¢h7!
gras toman el peón dudoso. 47...¢f8? 48.¦g6.
32.¦xc3 ¥xa4 33.g4?! 48.¢e2 ¦xe6 49.¢d2 ¦xh4
Es mucho más peligrosa 33.e4! 50.¤f4 ¦f6 51.¢c3 0–1
¡La columna «е» es más importante
para el ataque que la «g»!
La partida de ajedrez rápi-
33...¥b5
do transcurrió exactamente igual,
Es difícil tomar la decisión co- pero esta vez yo iba por delante en
rrecta en los apuros de tiempo que la clasificación al haber ganado con
pasábamos ambos jugadores. No las negras. Es difícil adivinar la es-
quería permitir el agobio de 34.g5 trategia que hubiera elegido Lputián
(por ejempo tras 33...¦f8). Por otro si hubiera tenido tiempo de reflexio-
lado, tras el cambio de damas 33... nar. A falta de lo cual, sin pensarlo
fxg4 34.£xg6+ £xg6 35.¤xg6 ¢f7 dos veces, optó por una variante de
36.h5! las blancas también tienen un su repertorio general, para la cual yo
serio contrajuego. estaba preparado. Sin embargo, esto
34.£d1 fxg4 35.£xg4 ¢h7 no me ayudó mucho. Procurando lle-
36.¦h3u ¦g8 37.¤e6? gar a la seguridad de las tablas, cla-
Es más fuerte 37.e4!, tomando ramente me concentré solo en ello, y
bajo control la casilla f5 y liberando al final perdí. Solo el blitz decidió la
la fila 3 para el nuevo despliegue de lucha a mi favor. Después de tantos
torres. En ese caso toda la lucha hu- altibajos quedé completamente ago-
biera estado aún por pelearse. Tras la tado, tan extenuantes habían sido las
jugada en la partida la ventaja pasa a peripecias de este dramático enfren-
las negras de una vez por todas. tamiento.
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14...¤e4!! 15.¤xe4
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fácil. Las blancas tienen varias op- 20.¥c4) se pueda jugar 19.¤xf7!
ciones equivalentes, la más popular ¢xf7 20.f5, y no es fácil defender-
de las cuales es 12.¥f3. se para las negras: 20...e5 (es rela-
12.¥d3 ¥d7 13.£f3 ¤b4 14.a5 tivamente mejor 20...¤e5 21.¥xe5
¥c6 15.£g3 dxe5 22.¥c4 ¢g8 23.¥xe6+ ¢h8
24. ¥xc8 ¦xc8, pero aquí también
Por supuesto, 15.g4 d5 16.e5 tras 25.f6 las blancas tienen un jue-
¤d7 no se correspondía de ningún go activo) 21.¥c4+ d5 (21...¢e7?
modo con la situación deportiva. 22.£h4+ ¤f6 23.¥b6 £b8 24.¥b3
15...¥f8 16.¤f3 es demasiado peligroso) 22. ¥b6!
Es difícil para las blancas de- (22.exd5? ¥b5 23. ¥b3 ¥c4, repe-
terminar su plan. 16.¤xc6!? bxc6 liendo el ataque) 22...¤xb6 23.axb6
17.¥b6 £b8 18.e5 ¤d7 19.¤e4 d5 £d6 24.¥b3! con un ataque extre-
20.¤f6+ ¤xf6 21.exf6 g6 tampoco madamente fuerte. Esta es una de las
promete mucho, pero así la posición posibles continuaciones: 24...¢g8
se simplifica en buena medida, lo 25.exd5 ¥b5 26.¤e4 £d8 27.f6+-.
cual actúa a favor de Wang Hao. Pero las negras bien pueden evitar
todas estas complicaciones con la
16...¤d7 17.¥d4 ¦ac8 ayuda de la intermedia 18...¤xd3!
17...e5?! 18.fxe5 dxe5 19.¥c4! 19.cxd3 y solo entonces 19...f6 con
es peligroso para las negras. La juga- una buena posición.
da en la partida prepara este avance. 18...¤xd3 19.cxd3 dxe5 20.fxe5
(Véase el diagrama) A primera vista las blancas están
18.e5?! bien. En particular amenaza 21.¤g5,
sin embargo, la fría respuesta de Po-
nomariov aclara la situación.
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durante los apuros de tiempo del 10.b4 ¤d4) 9...¥g4, y el control so-
oponente... bre el punto d4 garantiza a las negras
un juego cómodo.
Apertura inglesa [A16] 6...¤db4
Topálov — Kamski O 6...¥g7 7.e4 ¤db4 8.£b3!
Kazán, 2011 ¥xd4 9.¥c4 0-0 10.¥h6 con una
iniciativa amenazadora a cambio del
1.¤f3 ¤f6 2.c4 g6 3.¤c3 d5 peón sacrificado.
4.cxd5 ¤xd5 5.£c2!?
7.£a4 ¥g7
Una novedad en la quinta jugada
es una rareza. Por supuesto, las blan- No exime de las dificultades
cas no hubieran elegido tal secuencia 7...¥d7 8.£d1! ¥g4 9.a3 ¤d5 10.e4
de movimientos para volver a la po- ¤xc3 11.bxc3.
sición principal de la defensa Grün- 8.e4! ¥d7 9.£b3 ¥xd4 10.¤d5!,
feld tras 5.d4. Teniendo en cuenta y no es fácil defenderse para las ne-
la situación en el match, 5.e4 ¤xc3 gras.
6.dxc3 £xd1+ 7.¢xd1 tampoco po- 6.e4! ¤b6
día satisfacerles. Más bien se podría Otra elección difícil para las ne-
esperar algo en la línea de 5.h4!? o gras: 6...¤xc3 7.dxc3 da a las blan-
mejoras en la variante 5.£b3 ¤b6 cas una ventaja pequeña pero estable;
6.d4 ¥g7 7.¥f4 ¥e6 8.£a3 ¤c6 9. en caso de 6...¤b4 7.£a4+ ¤8c6
0-0-0!?, como ocurrió en la segunda 8.d4 ¥d7 9.£b3 ¥xd4 10.¤d5! surge
partida del match. la posición que hemos contemplado
antes.
7.d4 0-0 8.¥e3
Esta posición es bien conocida
en teoría, pero con la dama en b3.
Resulta que la dama en c2 como mí-
nimo no está peor situada.
8...¥g4
8...¤c6!?
5...¥g7
La sorpresa obligó a Kamski a
pararse a pensar y la jugada natural
en la partida no se produjo inmedia-
tamente. Probablemente Gata ha-
bía estudiado las consecuencias de
5...¤c6 6.d4.
Es más débil 6.e4 ¤db4 7.£b1
¥g4 8.a3 ¥xf3 9.axb4 (9.gxf3 ¤a6
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38...¤7c6??
Kamski responde al error de
Topálov con uno suyo, y mucho más
grave. Prácticamente hubiera iguala-
do el juego 38...¥b3! 39.¥d4 £d3.
39.£d6 ¢e8
39...¤e7 40.¤xg5+.
40.¤c7+?
Dificultando seriamente su pro- 45.¥f1??
pia tarea. Gana fácilmente 40.¥d4! Las fuerzas le abandonaron al
Por ejemplo: 40...£d3 41.£f8+ excampeón del mundo. 45.¢h2 £e2
¢d7 42.£xf6 ¤f3+ 43.¥xf3 £xf3 46.£h6+ todavía gana.
44.£f7+ ¤e7 45.¤f8+ ¢d8 46. 45...¥xd5 46.exd5
£xa2.
No es suficiente 46.£xd5 £xd5
40...¢f7 41.¤d5!? 47.exd5 ¤e7 48.¥e2 ¤xf5 49.¥xh5
No es tarde para volver hacia ¢e7, y las negras se salvan en el fi-
la variante anterior: 41.¤e6! ¢e8 nal.
42.¥d4! 46...¤d4! 47.£f6+ ¢g8 48.
41...£e2! £xg5+
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17.¦d1!
Con este movimiento Gélfand
empieza a poner en práctica un pro-
yecto profundo y paradójico que
cambia drásticamente el carácter de
la posición.
17...¦h5
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43.¦c7!
Este recurso precisamente hizo
que Zajar y el equipo conserváramos
la esperanza de ganar.
43...¢c4 44.¦g7 ¢d3?
Un error, justo a un paso de las
tablas. Y las negras dieron el paso,
¡pero en la dirección contraria! Era
necesario jugar 44...¢b5! 45.¦xg5
¦xb7 46.¦f5 ¢c6 47.¦xf4 (tampoco
promete nada 47.¥xc5 dxc5 48.¦xf4
Si se considera la amenaza de
¢d5) 47...¦b1+ 48.¥e1 d5, y la acti-
37.¦с1 la posición de las negras pa-
vidad de las piezas negras les garan-
rece muy peligrosa, pero estas tienen
tizan unas tablas fáciles.
una defensa poco evidente.
45.h3!
36...¥c3! 37.¦c1 ¥a5 38.¢f1
Este sereno movimiento fue
¢e5 39.¦a1
precisamente el que pasó por alto
En este momento terminaron Safarli. Ahora tiene que afrontar la
el resto de partidas del match, y los pérdida de tiempos.
participantes ya libres (algunos espe- 45...¥e3?
ranzados, otros temerosos) siguieron
el desarrollo de los acontecimientos. No resulta fácil reconocer los
errores propios, pero eso siempre es
39...¥b4 mejor que seguir por el camino equi-
Merecía atención 39... ¥c3. vocado. Tras la correcta 45...¢c4!
40.¦a7 ¦b8 41.¦xh7 ¥c5 42.b7 46.¢e2 ¢b5 las blancas deben se-
¢xd5 guir con 47.¥e1! (el final de torres
que surge tras 47.¥xc5 dxc5 48.¢d3
— o 48.¢f3 ¢c6 49.¦xg5 ¦xb7
50.¢xf4 ¢b5 — 48...¢b4 49.¢c2
¢c4 50.¦h7 ¢b4 51.¢d3 ¢b5
52.¢c3 ¢c6 53.¢c4 ¦d8 54.¦h6+
¢xb7 55.¦g6 f3!, da tablas), y si
47...¢c6 — 48.¥c3! La superioridad
de las blancas es evidente pero, ¿es
suficiente para ganar? Tras el mo-
vimiento de la partida la tarea de las
blancas se simplifica.
La primera impresión es que las 46.¦d7 ¢e4 47.¢e2 ¥xf2
tablas son inevitables. En momen- 48.¢xf2 d5 49.¢e2 ¢e5
tos así es de especial importancia no Las negras están en zugzwang.
ceder al pánico y seguir buscando 50.¢d3 ¢e6 51.¦c7 ¢d6
oportunidades con sangre fría. 52.¦h7 ¦f8 53.¦f7 ¦e8 54.¦g7 ¢c6
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pa rti da s d e c i s iva s
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pa rti da s d e c i s iva s
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campeón del mundo valoró con pre- decisivas se vuelven totalmente im-
cisión su estado anímico y prefirió prescindibles. Pero hay un factor más
las complicaciones de un juego duro sin el cual todas las consideraciones
frente a la contención que pedía la anteriores se vuelven huecas. Para
situación del match. La victoria de ganar cualquier partida decisiva,
Anand frente a Kárpov también tie- además de la maestría y todo el res-
ne que ver con la correcta elección to de cualidades ya mencionadas, se
estratégica en una partida decisiva. necesita suerte. Este factor impor-
No apostó por la apertura sino por tantísimo tampoco debe abandonarse
el medio juego, en el cual vertió las a la merced del azar. Se debe hacer
fuerzas que le quedaban. todo lo posible por atraer la suerte a
Es difícil sobreestimar la im- nuestro lado. Los creyentes rezan y
portancia de la apertura en tales oca- limpian sus pecados. Los ateos y los
siones. Esta debe corresponderse al agnósticos creen por un tiempo en
máximo con el estado psicológico del los milagros. Se aferran a rituales y
jugador y con el objetivo deportivo, y supersticiones que en algún momen-
no debería producir ninguna sensa- to les han dado el éxito. No existen
ción de incomodidad. Una vez más, las insignificancias en un asunto tan
las recomendaciones generales no importante.
son válidas. Por ejemplo, si al autor Espero, querido lector, que su
le ayudaron a alcanzar el éxito en sus vida ajedrecística goce de un gran
encuentros las variantes extravagan- número de partidas decisivas, ¡pues
tes con un elemento de farol, a Yu- precisamente su cantidad define el
súpov en una partida decisiva contra éxito de una carrera! Mi intención
Ivanchuk le dio el éxito una apertura inicial era terminar el libro con esta
clásica seguida de una determinación briosa nota. Pero después recordé las
agresiva en el medio juego. Krámnik duras pruebas que supusieron estas
contra Lékó supo incluso dar a una partidas providenciales para mí, el
posición aparentemente aguda un estrés y las noches de insomnio que
carácter técnico que le resultaba có- supone tener que jugar para ganar
modo a él. En este tipo de situaciones en la última ronda. ¿Será correcto
son muy útiles las sorpresas en las desear al prójimo semejantes tras-
aperturas. Por supuesto, las verdade- tornos? Me viene a la mente Tigran
ras revelaciones teóricas, como la de Petrosián, el cual evitaba siempre
Polugaevsky contra Korchnói, se dan que podía las situaciones extremas
muy rara vez, pero a veces hasta una y, cuando se veía envuelto en ellas,
inocente trasposición de movimien- confiaba plenamente en la suerte. Y
tos puede ser de ayuda. la infinidad de colegas que prefieren
La concentración máxima y la una mala paz a una buena pelea. Pero
determinación en alcanzar la meta si es usted realmente ambicioso, si
fijada son condiciones que conside- además del ordenador en su equipaje
ramos evidentes. Son importantes en lleva siempre un bastón de mariscal,
cualquier partida, de modo que en las entonces no evite estas pruebas.
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Epílogo al capítulo
«Partidas decisivas»
Precisamente en las partidas La tarea se simplifica un poco
decisivas es donde el elemento de- cuando unas tablas son un resultado
portivo del ajedrez se coloca en pri- suficiente. Estas se suelen conseguir
mer plano, dejando otros aspectos a mediante el mero hecho de propo-
la sombra. Esta idea, de un modo u nerlas. Incluso si un desenlace pací-
otro, se filtra entre los comentarios fico no garantiza el éxito final, sino
de todas las partidas de este capí- que solo nos da muchas probabili-
tulo. dades de lograrlo, es bien sabido que
Por supuesto, en los matches «más vale pájaro en mano que ciento
del campeonato mundial la tensión volando». Al fin y al cabo, un posible
es infinitamente mayor que en la fracaso nos perseguirá durante lar-
última ronda de un torneo de clubs gos meses, especialmente si resulta
de aficionados. Pero el ascenso al que unas tablas habrían garantizado
monte Olimpo está destinado a muy la obtención del resultado deseado. Y
pocos, y casi todos ellos han vivi- lo que es más importante, conserva-
do la situación en la que el resul- remos esas valiosas células nerviosas
tado de todo el torneo depende de que, según dicen, no se regeneran. Si
una jugada única. Por este motivo, un ajedrecista de la talla de Tigrán
dado que el resultado necesario no Petrosián SIEMPRE seguía esa di-
se puede garantizar, se deben ase- rectriz, seguramente para un simple
gurar al menos las condiciones óp- aficionado es la solución más sensa-
timas para lograrlo. Esto es igual- ta.
mente aplicable a un encuentro entre Sin embargo, en el ajedrez como
destacados grandes maestros como en la vida real una solución diplo-
a una partida entre ajedrecistas co- mática no es ni mucho menos siem-
nocidos solo en su municipio. Aun- pre viable. Hay ocasiones en las que
que en el segundo caso el resultado nuestro oponente no se siente tan pa-
de esa partida «decisiva» no es ni cífico. Frente a la agresión siempre
mucho menos una cuestión de vida son buenas la calma y la sangre fría.
o muerte, tiene sentido observar de- Siempre que sea posible, es preferible
talladamente las situaciones depor- decantarse por continuaciones sóli-
tivas que surgen. das, sin enredarse en complicaciones
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L A C L AV E D E L A V I CTO R IA
262
Índice de Jugadores
Las cifras indican las páginas: DOMÍNGUEZ — Carlsen 168
las partidas jugadas con las blancas
están marcadas en negrilla. EFÍMENKO — Malájov 252;
Mijalevski 257; Safarli 255
263
í n d i c e d e j u gad o r e s
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í n d i c e d e j u gad o r e s
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Indice de aperturas
Las cifras señalan las páginas. Gambito de Evans
C52 – 11
Apertura Reti
Apertura italiana (Giuoco Piano)
A09 – 214
C54 – 228, 257
Apertura inglesa
A16 – 246; A17 – 96, 226; Ruy Lopez
A31 – 27; A34 – 200 C65 – 11; C66 – 19; C67 – 161,
252; C68 – 15; C80 – 88, 90;
Defensa Benoni C89 – 22, 122; C92 – 99;
A43 – 236 C93 – 73
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í n d i c e d e ape rtu r a s
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