Definición de Desarrollo Humano

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Definición de desarrollo humano

El desarrollo humano es el proceso por el que una sociedad mejora las condiciones de vida de
sus miembros a través de un incremento de los bienes con los que puede cubrir sus
necesidades básicas y complementarias, y de la creación de un entorno social en el que
respeten los derechos humanos de todos ellos. También se considera como la cantidad de
opciones que tiene un ser humano en su propio medio, para ser o hacer y produzca un
beneficio para su comunidad. El Desarrollo Humano podría definirse también como una forma
de medir la calidad de vida del ser humano en el medio en que se desenvuelve.

En un sentido genérico, el desarrollo humano es la adquisición de parte de los individuos,


comunidades e instituciones, de la capacidad de participar efectivamente en la construcción de
una civilización mundial que es próspera tanto en un sentido material como espiritual;3
también es muy importante decir que el desarrollo humano es parte integral para que el
individuo logre un conocimiento más profundo de sí mismo, es decir, no tanto de forma
externa, sino ya más íntima consigo mismo.4

Desarrollo humano significa que cada persona


alcance todo su potencial
El desarrollo humano tiene por objeto las libertades humanas: la libertad
de desarrollar todo el potencial de cada vida humana —no solo el de
unas pocas ni tampoco el de la mayoría, sino el de todas las vidas de
cada rincón del planeta— ahora y en el futuro. Esta dimensión universal
es lo que con ere al enfoque del desarrollo humano su singularidad.

Sin embargo, una cosa es el principio de universalismo y otra, muy


distinta, llevarlo a la práctica. Durante el último cuarto de siglo se ha
observado un impresionante progreso en muchos ámbitos del desarrollo
humano: la población es más longeva, hay más personas que salen de la
pobreza extrema y menos que sufren malnutrición. El desarrollo humano
ha enriquecido las vidas humanas, aunque lamentablemente no siempre
en la misma medida y, lo que es aún peor, no todas las vidas.

Es por ese motivo —y no por casualidad— que los dirigentes mundiales


se comprometieron en 2015 a emprender un proceso de desarrollo que no
deje a nadie atrás, una premisa central en la Agenda 2030. Con esta
aspiración universal, resulta oportuno que el presente Informe sobre
Desarrollo Humano 2016 esté dedicado al tema del desarrollo humano
para todos.

El Informe comienza ofreciendo a grandes rasgos un panorama general


de los desafíos que afronta el mundo y la esperanza que alberga la
humanidad de un futuro mejor. Algunos de los desafíos son persistentes
(privaciones), otros se están acentuando (desigualdades) y otros son
nuevos (extremismo violento), aunque la mayoría se refuerzan
mutuamente. Con independencia de su naturaleza o alcance, estos
desafíos repercuten en el bienestar de las personas tanto para las
generaciones presentes como para las futuras.

Sin embargo, el Informe también nos recuerda lo logrado por la


humanidad en los últimos 25 años y nos infunde la esperanza de que es
posible seguir avanzando. Podemos aprovechar los logros que hemos
realizado, explorar nuevas posibilidades para superar los desafíos y
alcanzar lo que antes parecía inalcanzable. Hacer realidad las esperanzas
está a nuestro alcance.

Ante ese amplio contexto, el Informe plantea a continuación dos


cuestiones fundamentales: quién ha quedado atrás en los progresos del
desarrollo humano y cómo y por qué ha sucedido esto. Hace hincapié en
que son los pobres, los marginados y los grupos vulnerables —como las
minorías étnicas, los pueblos indígenas, los refugiados y los migrantes—
quienes han quedado más atrás. Entre los obstáculos al universalismo
cabe citar las privaciones y desigualdades, la discriminación y la
exclusión, los valores y las normas sociales, así como los prejuicios y la
intolerancia. El Informe también señala con claridad las distintas
barreras de género que se refuerzan mutuamente y que niegan a muchas
mujeres las oportunidades y el empoderamiento necesarios para
desarrollar al máximo el potencial de sus vidas.

A fin de garantizar el desarrollo humano para todos, el Informe afirma


que no basta únicamente con determinar la naturaleza y las causas de la
privación de quienes han quedado atrás. También es necesario poner de
relieve algunos aspectos del marco analítico del desarrollo humano y las
perspectivas de evaluación a la hora de afrontar los problemas que
frenan el desarrollo humano universal. Por ejemplo, los derechos
humanos y la seguridad humana, la voz y la autonomía, las capacidades
colectivas y la interdependencia de las oportunidades son factores clave
para el desarrollo humano de quienes actualmente se encuentran
excluidos. De manera similar, se ha de tener en cuenta la calidad de los
resultados en materia de desarrollo humano y no solo la cantidad, yendo
más allá de los promedios y desglosando las estadísticas (especialmente
en función del género), a n de evaluar si los beneficios del desarrollo
humano llegan a todos y velar por que así ocurra.
Significado de Desarrollo humano

Qué es Desarrollo humano:

Como desarrollo humano se denomina el proceso en que una sociedad, a partir del desarrollo
económico, mejora de manera integral las condiciones de vida de sus miembros.

En este sentido, el desarrollo humano significa no solo que los individuos cuentan con los
recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas, sino también que tienen acceso a los
sistemas de salud y educación, adecuados niveles de seguridad personal, plenas libertades
políticas y culturales, así como la capacidad para cultivar sus intereses y desarrollar sus
potencialidades productivas y creativas, entre otras cosas.

De allí que precisamente uno de los objetivos fundamentales del desarrollo humano sea crear
las condiciones propicias para que las personas disfruten de una amplia gama de
oportunidades (empleo, educación, desarrollo productivo), además de que puedan llevar una
vida que valoren, acorde con sus expectativas y capacidades.

De este modo, desarrollo humano también significa calidad de vida, participación activa en las
decisiones que afectan nuestro entorno, oportunidades para desarrollar al máximo nuestras
capacidades y respeto a los derechos humanos y a la dignidad de la vida.

El desarrollo humano va más allá del nivel de ingresos o riqueza de una economía considerada
en cuanto tal. Al contrario, se enfoca en la riqueza del más importante recurso con que cuenta
una nación: el capital humano.

El desarrollo humano es una de las metas del milenio propuesta por la Organización de las
Naciones Unidas (ONU). En este sentido, el organismo encargado a nivel mundial de coordinar
políticas y esfuerzos en torno al asunto del desarrollo humano es precisamente el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que además presenta periódicamente el Informe
Anual Mundial sobre el Desarrollo Humano. Este informe expone datos estadísticos que
calculan, según distintos indicadores, el nivel de desarrollo humano en contraste con el nivel
de pobreza multidimensional a lo largo y ancho del mundo.

Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas sustentadas en la dignidad humana,


cuya realización efectiva resulta indispensable para el desarrollo integral de la persona. Este
conjunto de prerrogativas se encuentra establecido dentro del orden jurídico nacional, en
nuestra Constitución Política, tratados internacionales y las leyes.
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción
alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión,
lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin
discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles.

Los derechos humanos universales están a menudo contemplados en la ley y garantizados por
ella, a través de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales
y otras fuentes del derecho internacional. El derecho internacional de los derechos humanos
establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas
situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y
proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.

El respeto hacia los derechos humanos de cada persona es un deber de todos. Todas las
autoridades en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar,
proteger y garantizar los derechos humanos consignados en favor del individuo.

Los derechos humanos son inalienables. No deben suprimirse, salvo en determinadas


situaciones y según las debidas garantías procesales. Por ejemplo, se puede restringir el
derecho a la libertad si un tribunal de justicia dictamina que una persona es culpable de haber
cometido un delito.

Los derechos humanos son iguales y no discriminatorios: La no discriminación es un principio


transversal en el derecho internacional de derechos humanos. Está presente en todos los
principales tratados de derechos humanos y constituye el tema central de algunas
convenciones internacionales como la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial y la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer.
El principio se aplica a toda persona en relación con todos los derechos humanos y las
libertades, y prohíbe la discriminación sobre la base de una lista no exhaustiva de categorías
tales como sexo, raza, color, y así sucesivamente. El principio de la no discriminación se
complementa con el principio de igualdad, como lo estipula el artículo 1 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad
y derechos”.

Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. Los Estados asumen las
obligaciones y los deberes, en virtud del derecho internacional, de respetar, proteger y realizar
los derechos humanos. La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse
de interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. La obligación de
protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra
individuos y grupos. La obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar
medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos. En el plano
individual, así como debemos hacer respetar nuestros derechos humanos, también debemos
respetar los derechos humanos de los demás.

La aplicación de los derechos humanos a la que se encuentran obligadas todas las autoridades
se rige por los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.

El principio de la universalidad. Todas las personas son titulares de todos los derechos
humanos. Dicho principio se encuentra estrechamente relacionado a la igualdad y no
discriminación. No obstante, para lograr la igualdad real se debe atender a las circunstancias o
necesidades específicas de las personas.

Principio de Interdependencia: Consiste en que cada uno de los derechos humanos se


encuentran ligados unos a otros, de tal manera que el reconocimiento de uno de ellos , así
como su ejercicio, implica necesariamente que se respeten y protejan múltiples derechos que
se encuentran vinculados.

Principio de Indivisibilidad: Implica que los derechos humanos no pueden ser fragmentados
sea cual fuere su naturaleza. Cada uno de ellos conforma una totalidad, de tal forma que se
deben reconocer, proteger y garantizar de forma integral por todas las autoridades.

Principio de interdependencia e indivisibilidad: Todos los derechos humanos, sean éstos los
derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida, la igualdad ante la ley y la libertad de
expresión; los derechos económicos, sociales y culturales, como el derecho al trabajo, la
seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los derechos al desarrollo y la
libre determinación, todos son derechos indivisibles, interrelacionados e interdependientes. El
avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera, la privación de un derecho
afecta negativamente a los demás.

Principio de Progresividad: Constituye una obligación del Estado para asegurar el progreso en
el desarrollo constructivo de los derechos humanos, al mismo tiempo, implica una prohibición
para el Estado respecto a cualquier retroceso de los derechos. El Estado debe proveer las
condiciones más óptimas de disfrute de los derechos y no disminuir ese nivel logrado.

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