Resumen Convergencia Digital

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Resumen

Los medios de comunicación ante la convergencia digital

Hablar de convergencia digital dice [CITATION Sal \l 2058 ] es referirse a la aparición


de las tecnologías digitales, las mismas que han tenido un profundo efecto
paralizador en los sistemas y procesos tradicionales del periodismo, a los que los
medios estaban acostumbrados hasta finales del siglo XX.

El concepto de convergencia (convergence) fue incorporado por primera vez a los


estudios sobre comunicación por autores como Nicholas Negroponte (apud Fidler,
1997), el término designaba el proceso de entrecruce de medios y
contenidos posibilitados por la naciente tecnología digital. Sin embargo, a
medida que los efectos de esa revolución tecnológica se extendían y
diversificaban, en las décadas de 1990 y 2000 es cuando el concepto teórico de la
convergencia ha experimentado en paralelo un proceso de enriquecimiento y
polisemia (múltiples conceptos que tiene una palabra).

En el ámbito tecnológico, la convergencia se ha reflejado durante los últimos años


en una sustancial modificación tanto de los procesos de producción como de las
modalidades de consumo de los contenidos periodísticos. Abundan los ejemplos.
Las cámaras profesionales que hoy día utilizan los reporteros de televisión cada
vez tienen prestaciones más semejantes a las minicámaras empleadas por
periodistas de otros soportes. De igual modo, los magnetófonos digitales
empleados por los periodistas de la radio apenas se diferencian de las grabadoras
empleadas por redactores de otro tipo de medios. Y podríamos mencionar muchos
otros instrumentos, dispositivos y aplicaciones que se utilizan indistintamente por
periodistas de medios impresos, audiovisuales y de internet.
Algunos de esos cambios han supuesto un evidente beneficio para las
organizaciones periodísticas, pues han agilizado y simplificado los procesos de
producción.

También los propios periodistas han hallado mejoras profesionales en ciertos


aspectos de su trabajo pues, gracias a las tecnologías digitales, además de
multiplicar el abanico de fuentes, han aligerado ciertas labores mecánicas que
antaño lastraban su quehacer informativo cotidiano. Las tecnologías digitales, y
especialmente internet, han traído consigo un enriquecimiento en los lenguajes
informativos, en las modalidades de relación con el público, en la ubicuidad y
temporalidad de la información y, en fin, en múltiples ámbitos cruciales de la
actividad periodística.

Frente a las mejoras en ciertos aspectos logísticos, la llegada de las tecnologías


digitales ha supuesto una drástica complicación en otros aspectos de carácter
económico. En particular, los modelos de negocio tradicionalmente empleados por
las empresas periodísticas han entrado en una profunda crisis.

Dada la existente superabundancia de información, la fórmula de vender


contenidos no ha permitido obtener márgenes de rentabilidad suficientes hasta
ahora. Por su parte, los ingresos por vía publicitaria en internet, aunque
crecientes, no alcanzan a compensar las caídas –de audiencia y, cada vez más,
también de ingresos por publicidad– que han comenzado a sufrir las empresas
periodísticas en sus medios tradicionales.

El drama de las empresas periodísticas actuales es que, desde el punto de vista


técnico, están en condiciones de realizar mejor periodismo que nunca; sin
embargo, como contrapartida, desde el punto de vista económico, se ven
incapaces de idear fórmulas sostenibles que permitan rentabilizar proyectos
periodísticos de gran tamaño. Ante a esta situación, la mayoría de las empresas
periodísticas ha adoptado hasta ahora estrategias esencialmente defensivas.
Prefieren guardar la ropa de sus medios periodísticos tradicionales antes que
aventurarse a nadar por las desconocidas aguas digitales.

Las tecnologías digitales han arraigado en los últimos años en todos los ámbitos
profesionales de los medios de comunicación. De entrada, han sustituido a las
herramientas analógicas empleadas
hasta hace poco más de una década para la investigación, producción y difusión
de informaciones. Asimismo, las tecnologías digitales han multiplicado los
soportes de consumo en manos del público, gracias a los ordenadores, agendas
electrónicas, teléfonos móviles y diversos dispositivos inteligentes. Por eso, así
como existen fenómenos de convergencia en el seno de las empresas
periodísticas, es posible identificar procesos paralelos de convergencia entre las
propias tecnologías empleadas específicamente por esos medios. Esa
convergencia en las tecnologías ocurre, de hecho, en múltiples escalas, entre las
que destacan las redes, los instrumentos y las aplicaciones informáticas
multiplataforma.

En cuanto a la convergencia de redes podemos decir que a partir de su origen


militar de comienzos de los años setenta, internet se ha expandido
exponencialmente en las últimas décadas gracias a la interconexión de un
sinnúmero de redes telemáticas públicas y privadas. De hecho, su red más
popular, la web, ha alcanzado el éxito gracias en gran medida a su capacidad
integradora de contenidos, servicios y aplicaciones digitales.

Con vistas al futuro, este proceso de convergencia de redes sin duda continuará,
gracias a una creciente interrelación entre las redes de ordenadores, las de
telefonía móvil y las de televisión, lo que supondrá una oportunidad de desarrollo
para los medios de comunicación.

Sobre la convergencia instrumental vemos que, en el pasado, los periodistas de


prensa, radio y televisión se distinguían, entre otras cosas, por trabajar con
herramientas muy diferentes. El redactor de un periódico se enfrentaba a diario a
una máquina de escribir; el locutor de radio, a un micrófono y un aparato para
grabar de cinta llamado magnetófono; y el presentador de televisión, a una cámara
y a un dispositivo de edición de vídeo. Hoy día, el ordenador o computadora, ha
venido a integrar en un único aparato todas esas tecnologías para la redacción y
la edición audiovisual. Esta posibilidad tecnológica ha comenzado a ser
aprovechada por las empresas periodísticas para promover una creciente
polivalencia profesional de sus trabajadores.

De hecho, particularmente en los cibermedios, cada vez más periodistas


comienzan a manejarse de manera habitual con todas estas herramientas: por
eso, crece la preocupación de si esta diversificación de tareas acaso no traerá
consigo una rebaja en los umbrales de calidad técnica de los contenidos
resultantes. Sea como fuere, la tendencia actual a la integración de redacciones
lleva a pensar que la polivalencia instrumental crecerá en el futuro, en la medida
en que las redacciones unificadas tendrán que atender las necesidades
informativas de medios diferentes.

Por su lado la convergencia de aplicaciones, al igual que los aparatos, las


aplicaciones informáticas para la edición y, en particular, los sistemas de gestión
de contenidos (content management systems, CMS) también han experimentado
un proceso de integración. Frente a los sistemas editoriales monomedia de hace
no muchos años, los CMS actuales se han transformado en avanzados sistemas
de edición multiplataforma, desde los que se puede llevar a cabo labores de
documentación, composición, edición, diseño y publicación. Es cierto que todavía
estos CMS mantienen una clara división entre medios impresos y medios
audiovisuales. Los primeros sirven para coordinar la gestión editorial de periódicos
y sus respectivas versiones digitales; los segundos, en cambio, permiten llevar a
cabo la gestión editorial de contenidos de audio y vídeo junto con los de sus
correspondientes ediciones digitales. Una vez más, la tendencia a la integración
de redacciones permite intuir que en el futuro los CMS evolucionarán hacia una
creciente potencia multiplataforma y multimedia, ofreciendo servicios integrados
de edición para medios impresos, audiovisuales y cibermedios.

En suma, la introducción de la convergencia provoca una serie de cambios en las


prácticas periodísticas; la más importante es la polivalencia, entendida como el
desempeño por parte de un mismo periodista de las destrezas necesarias para
elaborar noticias en varios soportes. En numerosas empresas de comunicación, la
convergencia de redacciones implica un mayor grado de polivalencia del periodista
(García Avilés, 2006: 105-109). La polivalencia es un concepto ciertamente distinto
de la convergencia, aunque ésta actúa como “detonante” de aquella. Conforme
aumenta el nivel de convergencia de medios, al periodista se le requiere un mayor
grado de polivalencia, que en parte se explica por la capacidad de la tecnología
digital para disminuir tanto el grado de especialización como el número de
personas necesario para manejar los equipos y sistemas de trabajo. Ello, a
primera vista, incrementa la productividad laboral y reduce el coste de producción
para las empresas.

En las redacciones actuales, ya no basta con que el redactor sepa escribir.


Además, se le exige conocimientos de edición de vídeo, maquetación, publicación
en la web, fotografía o locución, por citar sólo algunas destrezas propias del
periodista polivalente. En la redacción integrada, se espera que el redactor sea
capaz de producir una información para el diario en papel, en internet y, en
determinados casos, también para un informativo de radio y televisión. A estos
periodistas se les exige, de acuerdo con Salaverría (2003), una serie de aptitudes
que configuran el perfil del periodista multimedia: Dominio de las tecnologías de
grabación y edición digital, habilidad para el trabajo en equipo, versatilidad para
elaborar contenidos con imagen, audio, texto y grafismo; capacidad de reacción
para enfrentarse a la información de última hora.
La polivalencia trae consigo, por tanto, la necesidad de invertir en formación
adicional para los periodistas y una política de contratación de profesionales que
cuenten con estas destrezas.
En televisión, el periodista polivalente es capaz de editar las imágenes que ha
grabado el operador de cámara e incluso realizar algún efecto de posproducción.
Después, envía la noticia a un sistema que la transportará a otros soportes. Pero
en este planteamiento de periodista multimedia, sería una exageración pretender
que el periodista haga de todo: redactar las crónicas para la radio y, a la vez,
grabar las imágenes para la televisión, editarlas y además escribir esa noticia para
el periódico. Sin embargo, con el tiempo el redactor ha ido asumiendo nuevas
funciones, y en este proceso es la propia tecnología la que le obliga a cambiar. Lo
mismo ocurre en prensa.

Antes, el redactor sólo escribía el texto y el equipo de maquetación se encargaba


de diseñarlo; ahora, lo maqueta él mismo. El periodismo polivalente se basa en
que el contenido se elabore y se distribuya de modos distintos. De este modo, el
periodista se considera un “proveedor de contenidos”, haciendo hincapié en la
diversidad de soportes en los que puede difundir las informaciones.

Según el director del Chicago Tribune, Howard Tyner, “la estrategia consiste en
recabar los contenidos una sola vez y luego distribuirlos a los consumidores tantas
veces y a través de tantos canales diferentes de información como sea posible”
(cit. en García Avilés, 2006: 107). Por ello, las grandes empresas de comunicación
propietarias de diarios, radios, televisiones y cibermedios, en la actualidad buscan
“proveedores de contenidos”.

Son grandes loe retos profesionales ante la convergencia, la convergencia de


redacciones no está exenta de numerosos riesgos. La necesidad de actualizar la
formación de los periodistas en destrezas de redacción, locución, edición,
grabación y publicación multimedia, y también de compensar su trabajo, que se ha
visto incrementado por la exigencia de producir contenidos para varias
plataformas.
Los directivos de las empresas periodísticas han de convencer a los integrantes
de la redacción de que el entorno de convergencia multimedia es una oportunidad
para desarrollar periodismo de calidad, y no una amenaza. Teniendo en cuenta
estos cambios en la vida cotidiana y el consumo de contenidos, y el cambio en los
procesos de trabajo, los objetivos están puestos en satisfacer los nuevos hábitos
de los lectores y diversificar las habilidades. Esto no significa que el periodista
tenga que convertirse en un experto en todos los temas, sino que ha de tener en
cuenta la potencialidad de publicación en diferentes plataformas. Por ejemplo,
ante un grave accidente de tráfico del que un redactor es testigo accidental, tal vez
éste no sea capaz de sacar fotos o grabar vídeo, pero sí podrá llamar a la
redacción para dar la noticia y que se emita en la edición digital, así como orientar
a los equipos de infografía y producción multimedia con su investigación precisa
en el lugar de los hechos.

El reto de la convergencia multimedia no es sólo tecnológico ni gerencial, es


profesional. Esto afecta esencialmente a todas las tareas periodísticas básicas. La
reinvención del periodismo solo puede venir de la mano de los propios periodistas.
De ahí que sea imprescindible fortalecer los equipos editoriales y otorgarles
autoridad para liderar los procesos de convergencia. La convergencia multimedia
no debe ser entendida sólo como una gestión optimizada de los recursos, sino
también como la búsqueda de productos informativos cualitativamente mejores a
través de la cooperación entre medios.”

Fuentes consultadas:
Ramón Salaverría Aliaga Los medios de comunicación ante la
convergencia digital Universidad de Navarra. 2009.

Ramón Salaverría y José Alberto García Avilés La convergencia


tecnológica en los medios de comunicación: retos para el periodismo, 2008.

Germán Velásquez García Convergencia de medios y nuevas formas de


comunicación, 2013.

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