Novena A Nuestra Señora de Loreto
Novena A Nuestra Señora de Loreto
Novena A Nuestra Señora de Loreto
SEÑAL DE LA CRUZ
ACTO DE CONTRICCION
DÍA PRIMERO
¡Oh, Madre mía! Tu Casa fue envuelta por el poder infinito
de Dios, para que el pecado no penetrara en ella en el
momento feliz de tu Concepción Inmaculada. Te suplico
me hagas participante del cúmulo casi infinito de gracias
que entonces derramaron a porfía sobre ti, el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo, y me alcances, en particular, tal
pureza de cuerpo y alma, que merezca ser en tu Casa digno
hijo tuyo y hermano de Jesús, Así sea.
EL ÁNGELUS
V. El ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
_ Dios te salve, María, etc.
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
_ Dios te salve, María, etc.
V. El Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
_ Dios te salve, María, etc.
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de
nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN
Dígnate, Señor, infundir tu gracia en nuestras almas, a fin
de que, habiendo conocido por la voz del ángel el misterio
de la Encarnación de tu Hijo, podamos llegar por los
méritos de su pasión y cruz, a la gloria de la resurrección,
por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN FINAL
¡Oh, Madre y defensa mía! Tu casita de Loreto fue la
fortaleza desde la cual derrocaste el poder del infierno y el
primer Sagrario del mundo que preservaste de la
profanación de sus enemigos.
Ven a mi corazón, sea él tu nueva casa que defiendas
contra la multitud de enemigos que la asedian; permanece
en ella con Jesús, tu hijo, para que yo sea como un
sagrario en este mundo hasta que me introduzcas en el
cielo. Así sea.
DÍA SEGUNDO
(En este día y siguientes, lo mismo que el primero, excepto
la oración propia).
Tu nacimiento, ¡Oh, Estrella de la mañana!, llenó el cielo
de alegría y la tierra de honor y felicidad. Tu Nombre
dulcísimo, que entonces se oyó por primera vez en la
Santa Casa repercutió con celestial melodía en el mundo
entero, llevando la esperanza a los mortales. Disipe tu luz
las tinieblas del pecado que me envuelven desde que nací,
y tu Nombre se grabe en mi alma, como señal de los
moradores de tu Santa Casa en este mundo, y sea prenda
de mi eterna morada en el cielo. Así sea.
DÍA TERCERO
¡Oh, Niña encantadora de Loreto, Tú eres el lirio entre
espinas, blanco por la pureza de tu cuerpo, oro por el
fervor de tu caridad y fragante por la humildad de tu
corazón.
Que estas virtudes de tu niñez, cuyos perfumes
impregnaron los muros de tu casita de Loreto, saturen
también mi corazón, para que así como ella fue trasladada
a Loreto para no ser profanada, sea yo también llevado al
cielo. Así sea.
DÍA CUARTO
¡Oh, Madre mía! Al tomar el Verbo de Dios la carne
inmaculada que Tú le prestaste, te hiciste Madre de Dios y
a nosotros hermanos de Jesús. Concédeme que al
contemplar en la Encarnación el más grande de los
misterios obrados en tu Santa Casa, mi carne flaca se una
con tu espíritu y el de Jesús, para que pueda formar parte
de la Sagrada Familia de la que Tú eres Madre tierna, en
cuyo seno quiero vivir y morir. Así sea.
DÍA QUINTO
¡Oh, Madre del Amor Hermoso! La primera impresión del
amor maternal hacia el Hijo que llevabas en tus entrañas,
derritió tu alma santísima. Deja caer sobre mi duro
corazón siquiera una gota de ese amor hermoso, que lo
purifique e inflame para amar como Tú amaste en este
mundo y ser amado de Dios en el otro. Así sea.
DÍA SEXTO
¡Virgen suavísima! Tu castísimo esposo José, consolado
por tu intercesión amorosa te veneraba lleno de fe en
compañía de la corte celestial, mientras fuiste el Sagrario
vivo de mi Jesús.
Fortalece mi espíritu; consuélame en mis temores y dudas;
y, ya que te venero en este misterio con José, tu esposo,
los santos del cielo y los justos de la tierra, no me falte tu
compañía y la de tu Santo Esposo en la hora de la muerte.
Así sea.
DÍA SÉPTIMO
¡Madre obedientísima! Con el fin de dar cumplimiento a las
profecías y sumisa también a la voluntad del César, te
dirigiste a la ciudad de David, dando a luz allí al Verbo
Encarnado; pero una vez que lo presentaste en el Templo,
volviste presurosa a Nazareth, para darle posesión de tu
Santa Casa.
¡Madre mía! Ya que te he seguido hasta Belén, y allí
contigo he adorado a Jesús, no me cierres las puertas de
tu casa bendita; quiero en ese recinto dichoso, amarlo más
y más, para seguir amándole en el cielo. Así sea.
DÍA OCTAVO
¡Oh, Madre dolorosa! Las amarguras y tormentos de la
Pasión, vistos en lontananza, inundaron tu Santa Casa,
durante la infancia de Jesús, permaneciendo Tú
amorosamente resignada, en unión con Jesús, tu Hijo y tu
castísimo esposo José.
Ya que las aflicciones y penas merecidas por mis pecados,
han llegado hasta el seno de mi familia, concédeme la
misma resignación a mí y a todos los míos; a fin de que
asemejándonos a tu Sagrada Familia, tengamos la misma
recompensa en el cielo. Así sea.
DÍA NOVENO
¡Oh, Madre mía! Felices han sido los días que he pasado en
tu Santa Casa. Los misterios inefables, que contigo he
meditado, llenan de luz mi inteligencia y mi corazón de
esperanza y amor. Mil gracias, Madre mía. En este templo
de Loreto, enriquecido con las mismas gracias de la casa
donde naciste, procuraré tu gloria al mismo tiempo que el
provecho de mi alma. Tu casa será mi casa y tu cielo será
mi cielo. Así sea.
CONSAGRACIÓN