Ensayo Familia

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Ensayo

EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LAS COMUNIDADES

RURALES DESDE LA CONEXIÓN ENTRE IGLESIA CATÓLICA Y FUERZAS

MILITARES COMO RED DE APOYO.

Ana Lennys Bello Bello

Jorge Leonardo Estrada

Universidad de Cartagena

Facultad de Ciencias Sociales y de educación

Maestría en Familia y Género

Docente: P.H.D Luz Amparo Micolta León

Abril de 2021
INTRODUCCIÓN

Este ensayo muestra la importancia de las mujeres en las zonas rurales con relación

al empoderamiento para el mejoramiento de su calidad de vida, además, nos ilustra en el rol

que debe realizar las fuerzas militares y la Iglesia como defensores de los derechos de las

mujeres; enfatiza la importancia de la promoción y la categorización del rol femenino en las

instituciones de Iglesia y Fuerzas militares como ejes articuladores de apoyo en el

desarrollo del empoderamiento.

Por otro lado, expresa el modo cómo las mujeres entran dentro del conflicto, donde

son vulneradas dentro de la ley deduciendo que el estado debe vincular a este genero a

promover el liderazgo y el emprendimiento dentro de las zonas rurales, para fortalecer la

economía del país y de ellas mismas. Esto es contribuyente de que el estado subsidie a

programas y proyectos que asean productivos dentro de un marco legal de sus derechos.
EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES EN LAS COMUNIDADES

RURALES DESDE LA CONEXIÓN ENTRE IGLESIA CATÓLICA Y FUERZAS

MILITARES COMO RED DE APOYO.

En el proceso histórico colombiano se ha constituido un desarrollo de la mano del

conflicto, pues es la violencia que vulnera los derechos de la mujer dentro de sociedades

urbanas y rurales; teniendo en cuenta esto, la doctrina social de la Iglesia debe ser

contributiva a gestiones de paz y defensa de los derechos de este género; Las instituciones

militares por su parte, deben añadirse al beneficio de las mujeres de la forma más humana

posible. Las estrategias colaborativas que genera el estado aportan de forma socio-

económica a las mujeres con la creación de programas y proyectos que ayuden a su

emprendimiento, de este modo empoderarse y ser lideres para la construcción socio

económica del país especialmente de las zonas rurales

Según el articulo de Parrilla, J, (1998). La Condición De La Mujer En La Doctrina

Social De La Iglesia, nos dice que:

“Pero siendo fieles a la historia y a la realidad, hay que decir que las mujeres han
trabajado siempre incluso más que los varones y lo siguen haciendo actualmente, al
menos en términos de tiempo si incluimos el trabajo no estimado como trabajo
productivo en la contabilidad nacional de los países, como ha demostrado el informe
sobre el desarrollo humano de la ONU del año 1995.”

Según este postulado, las mujeres son prioridad laboral dentro de los países, ya que

ellas manejan mejor el emprendimiento y son creativas al momento de interactuar con

programas y proyectos. Es muy importante que las mujeres se protejan y tengan seguridad

social y además que en base no deben ser victimas ni excluidas dentro de los programas y

proyectos que genera el gobierno.


La explotación de los derechos de la mujer trae implícita una violencia simbólica

sexual y el rechazo a mujeres homosexuales, llevando a una tendencia en la que no exista

un marco legal de igualdad de la mujer en la misma sociedad. Es importante que las

instituciones que se pretenden sean una red de apoyo en este proceso investigativo tomen

bandera en la promoción de la persona femenina. En el caso de la Iglesia Católica, se

pongan en marcha programas para darle forma espiritual al rol de la mujer desde cualquier

perspectiva, buscando la promoción total de la mujer, por su parte, los militares han de no

solo cumplir con el deber de proteger, sino aportar al crecimiento humano de esta población

altamente vulnerable y de la que cada día se debe promover para que tenga una mejor

calidad de vida.

Es relevante que existan mujeres empoderadas capaces de liderar de forma

productiva, esto es un gesto que permite una cobertura de paz y armonía aboliendo las

dificultades de la violencia que influyen directamente en los comportamientos psicológicos,

sociales, religiosos y culturales de la mujer, que dentro de los espacio rurales han sufrido

desplazamiento, de abuso sexual y de masacres, las cuales han quedado en el olvido a pesar

de que existen leyes que protegen a la mujer, esto nos muestra falencias en aplicar una ley

que conserve la estabilidad social de la mujer.

Según el articulo de Sánchez Gómez, O. (2008). Las Violencias contra las Mujeres

en una Sociedad en Guerra:

La defensa del derecho a disfrutar y experimentar con el propio cuerpo se ve como


una provocación por parte ciertos sectores. Al avance de las mujeres y de sus
reivindicaciones algunos contraponen el ejercicio de la violencia. La reacción de oposición
a la afirmación pública del placer femenino también se ejerce mediante la violación porque
el cuerpo de las mujeres continúa siendo territorio colonizado y espacio de disputa del
patriarcado. P.17

La anterior cita nos muestra que la mujer todavía es un elemento de explotación

dentro de los sistemas patriarcales, utilizando su cuerpo degradado y sin valorar lo que

verdaderamente son, no se valora completamente al día de hoy su participación en el

desarrollo de los estados y estos no se hacen conscientes de las virtudes y habilidades de las

mujeres.

En este orden, resulta pertinente un relato un tanto cronológico de los desarrollos

históricos para la construcción de la historia. Sin dejar de mencionar la herencia del

feminismo en la constitución del 91, el contexto al que nos referimos, es una vía posible

contemplada en las leyes, que enmarque la aceptación de las diferencias sexuales, la lucha

en contra de la violencia femenina y las expresiones de las violencias contra las mujeres,

los feminicidios, y la valoración del cuerpo, entre otros muchos aspectos de importancia.

Sembrar la simiente de la valoración en las mujeres que no lo hacen por sí mismas,

es un carácter afín a la configuración de una mujer que apuesta por la libertad. El

androcentrismo es algo cotidiano, pero no normal, la etapa en construcción de una nueva

cultura, una cultura andrógena que no haga distinción de una cosa y otra; pero para que esto

sea posible, la coeducación de la familia ha de centrarse en la forma de asumir las

realidades unipersonales, en donde la conciencia de cotidianidad en el género y la manera

de tratar los géneros independientemente de concepciones culturales.

La educación de las mujeres desde niñas en muchas culturas se basa en el

sufrimiento, aprender a sufrir, se trata entonces de un tono de liberación femenina que se

dirige a mujeres y hombres por igual. De este modo, quien hace valer el sentido de la
feminidad son los sujetos a quienes se les atribuirá el rescate de la valoración, y en quien se

debe reflejar el efecto son en primera instancia las mismas mujeres y posterior a ello, los

hombres, las instituciones, los círculos sociales, las instancias de otro orden etc.

El viejo ordenamiento patriarcal articulado con el poder en el siglo XXI, debería

mostrar el cambio de mentalidad en las sociedades y en donde se descubra que la

individualidad de las mujeres, su cuerpo, sus decisiones, hace parte del empoderamiento

que ha alcanzado, que no le decide ni el estado ni la iglesia, sino su conciencia, clara y

lucida de acuerdo a sus mismas circunstancias.

En estas líneas, se deja de manifiesto, que la unidad social entre instituciones radica

un capital aporte en las dinámicas sociales y culturales que tiene incidencia amplia en el

desarrollo de conceptos, nociones y concepciones acerca de la familia y dentro de ello el rol

de la mujer. La diversidad de las formas familiares se enmarca en la historia de la religión y

el estado; lo culturalmente aceptado y lo históricamente poco reconocido, como la

precarización y la mano de obra barata que esconde la figura femenina desfiguran la amplia

figura de la dinámica de genero que se ubica en relación con estructuras de poder; así por

ejemplo, “el mundo doméstico, aparentemente dominado por lazos de afecto, no es ese

mundo idílico que pinta la ideología patriarcal. Es un mundo sin horarios, en el que el

trabajo que las mujeres hacen diariamente se deshace pronto y hay que rehacerlo al día

siguiente. Es un mundo que requiere una dedicación completa.” Bosch, E. Ferrer, V., A.

Alzamora A. (2006). P. 16
En este orden de ideas, hacer visible la problemática y la complejidad de la misma,

hace correr el riesgo de institucionalizar la tensión y generar una nueva situación en la

Iglesia y las fuerzas militares, la necesidad, la importancia, de aportar a los contextos, la

existencia de políticas de equidad de género, la posibilidad de proyectos que promuevan el

género, la posibilidad de que desde el ejercicio reflexivo que acompaña la experiencia que

resignifica la configuración de la figura femenina. Es así como se comprende que

“En la actualidad, muchos ejércitos del mundo deben realizar esfuerzos adicionales
para ganar el reconocimiento de la población, y es por esto que como instituciones
gubernamentales deben apostar a la responsabilidad social y desarrollo de sus
sociedades, liderando proyectos que impacten las comunidades y les permitan ser
referentes de estas, generando confianza para la construcción de seguridad y
desarrollo social” (Jaramillo, E. 2019). P.7

Por último, a este aporte significativo, se debe precisar que se trata de poder aportar

al utillaje teórico y metodológico para dejar un horizonte abierto al empoderamiento

femenino desde el centro de las instituciones mencionadas para que esto se refleje

posteriormente en la proyección comunitaria en las comunidades rurales en el marco del

conflicto. Todo esto nos hace comprender cómo las representaciones simbólicas de las

concepciones de empoderamiento invitan al progreso de pensamiento, de identificación de

circunstancias, de conceptos, que comprenden las instituciones, sus políticas y proyectos de

acción dirigidos a la mujer.


CONCLUSIÓN

En síntesis, las mujeres dentro del conflicto han sido elementos de violencia y de

explotación siendo el centro de exclusión social dentro de una sociedad machista y

patriarcal, la cual la ha perjudicado el libre desarrollo del género, sin embargo desde las

instancias de Iglesia católica y Ejercito, se busca encontrar bases para una promoción del

empoderamiento femenino sin que esto implique la transgresión de los criterios

institucionales, sino haciendo una revolución pacífica de estructuras en la que se converja

en el posicionamiento y valoración de la mujer en su conjunto.

En zonas rurales la mujer es la espina dorsal de la economía de un país y, más

cuando se presenta un empoderamiento dentro de los contextos de emprendimiento e

innovación de la creación de empresas contribuyentes a la producción y al derecho al

trabajo, entrando en un marco de igualdad y justicia respecto a la imponente cultura

patriarcal dominante por miles de años en la historia de la humanidad.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Bosch, E. Ferrer, V., A. Alzamora A. (2006). El laberinto patriarcal: Reflexiones teórico-

prácticas sobre la violencia contra las mujeres (3ª ed.). Barcelona, España:

Anthropos.

Jaramillo Henao, E. (2019) Ensayo, Liderazgo Social en las Fuerzas Militares en el Post-

Conflicto, para el desarrollo sostenible de la Población Civil. Bogotá, Colombia:

Universidad militar Nueva Granada

Parrilla, J, (1998) Articulo, La Condición De La Mujer En La Doctrina Social De La

Iglesia. Universidad Pontificia de Salamanca Madrid-España, (Revista Stadium

Otavense), pág. 65-92

Rico Zapata, J. (2018) Relaciones civiles-militares en el Postconflicto Colombiano.

Medellín, Antioquia- Colombia: Universidad Pontificia Bolivariana.

Sánchez Gómez, O. (2008-06.). Las Violencias contra las Mujeres en una Sociedad en

Guerra. Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas.

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