Informe Película Múltiple
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23 personalidades
-Personaje 1 Hombre tranquilo que las secuestro pero las cuida y TOC de limpieza (Siempre
limpia con el mismo trapo) Secuestro niñas: Se pone ropa del padre de las niñas. Debilidad por
ver jóvenes bailando desnudas
-Personaje 4 Niño: cuenta a las niñas que el hombre que las secuestró ha hecho cosas malas
-personaje 5 denisse
No existe personalidad 24, la bestia no existe, es una fantasía: trabajaba en un zoo y la bestia
es la mezcla de muchos animales.
Dice que la bestia piensa que las identidades son personas extraordinarias
Cada personaje está aislado de los otros. La persona no es consciente de que las tiene. En la
película algunas personalidad interactúan entre si ¡¡¡contradiccion¡¡¡¡ el personaje 1 sabe que
han intentado engañar al niño ¿Cómo lo sabe? ¿Por qué el niño conoce a patricia?
Dos identidades pueden darse a la vez al mismo tiempo y las diferencias pueden ser enorme.
Distinto cociente intelectual, forma física, forma de vivir…etc.
El TID es un trastorno muy poco corriente que sin embargo es conocido por la población
general mucho más que otros trastornos debido a la amplia representación que han hecho de
él la literatura y el cine. Y es que de todos los trastornos mentales, el TID es, sin lugar a dudas,
el que más juego ha dado a guionistas y directores de cine. La razón es muy sencilla: la
posibilidad de jugar a sorprender al espectador con finales inesperados y giros sorprendentes
de guión, pues la peculiar manifestación de este trastorno permite manejar tramas efectistas y
tramposas, y sólo al final de la cinta revelar la realidad.
Sin embargo, y por desgracia, el gran interés que ha mostrado el cine por este trastorno no ha
derivado en una correcta representación del mismo, muy al contrario, quizá sea éste uno de
los trastornos peor tratados. Esto se debe principalmente a que el poder de atracción de la
multiplicidad de personalidades ha tendido a eclipsar al resto de características y
sintomatología del trastorno, de forma que, salvo en contadas ocasiones, lo que se presenta
ante el espectador es una versión estereotipada y sesgada del mismo basada única y
exclusivamente en la presencia de varias personalidades diferentes, dejando a un lado
cualquier otro elemento propio del trastorno.
Las distintas personalidades que se desarrollan en el interior de una misma persona con TID
coexisten y se relacionan unas con otras como si se tratara de una familia: pueden negar el
conocimiento entre ellas, ser críticas unas con otras o incluso entrar en una guerra abierta. La
mayoría de las películas que han utilizado el trastorno lo han hecho presentando personajes
con personalidades extremadamente conflictivas y violentas, en las que se dan cita asesinatos
y masacres, obviamente debido a la mayor potencialidad de impacto de este tipo de tramas.
Pero en la realidad no ocurre así necesariamente, de hecho, son mínimos los casos
documentados en los que haya existido asesinato o crimen relacionado con el trastorno. Lo
que sí suele ocurrir es que las personalidades son opuestas entre sí, existiendo una
personalidad que se muestra rebelde, traviesa, infantil e irresponsable en oposición a una
personalidad adulta, responsable y que sigue las convenciones sociales.
Las diferencias entre ambos trastornos parecen muy claras sobre el papel, no así en la práctica
clínica real y mucho menos en la gran pantalla. En la práctica clínica no es infrecuente
confundir este trastorno con la esquizofrenia, y de hecho algunos especialistas argumentan
que se ha subestimado la existencia del trastorno de identidad disociativo al ser diagnosticado
erróneamente como esquizofrenia. Este fenómeno se ve exacerbado en el cine, que suele
mezclar y confundir síntomas de uno y otro.
Así, se hace muy difícil distinguir una doble personalidad de una alucinación, porque el aspecto
visual del cine obliga a mostrar tanto el TID como la esquizofrenia como algo externo, tangible,
visible al espectador. Recursos como dos personajes interpretados por distintos actores o
conversaciones entre dos personalidades crean la duda en el espectador acerca de si lo que
está viendo existe realmente o es una mera representación visual de un proceso mental. Este
punto es clave, pues determina si hay alucinación o no.
Una de las técnicas que posee el especialista para determinar si se trata de una doble
personalidad o un delirio es preguntar al paciente si las voces que escucha vienen de fuera de
su cabeza (alucinaciones) o de dentro (la otra personalidad). La labor del psicólogo es
determinar si la doble personalidad es fruto de un delirio o es una verdadera escisión de la
personalidad. Al quedar eliminados todos los síntomas que acompañan al trastorno salvo el
más llamativo, el desdoblamiento, se torna muy complicado establecer un diagnóstico
diferencial. Muchos trastornos comparten síntomas comunes, a veces solo pequeños y sutiles
detalles diferencian unos de otros. Por esta razón, en muchas ocasiones el cine no permite
llegar a un diagnóstico concluyente y se generan posturas encontradas.