Nutrición y Desarrollo Infantil

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación


UPTOS “Clodosbaldo Russian”
Cumaná- Edo- Sucre

Desarrollo Infantil

Andreína Muñoz
C.I: 26.704.934

Cumaná 16 de mayo de 2021


Índice
Introducción…………………………………………………………………………………………………………3

Capítulo 1: Nutrición y desarrollo infantil……………………………………………………………….4

Capítulo 2: Nutrición materna………………………….………………………………………………………5

Capítulo 3: Programación fetal……………………………………………………………………………………..6

Capítulo 4: Alimentación infantil……………………………………………………………………………….7

Conclusión………………………………………………………………………………………………………………….8
Introducción

Una alimentación correcta y equilibrada es esencial para el sano desarrollo y


crecimiento de los niños, y por ello es una de las mayores preocupaciones de los padres
desde que nacen nuestros hijos.

Cuando la mujer está embarazada, la nutrición es muy importante. Necesita una gran
cantidad de nutrientes importantes antes del embarazo. Preferir alimentos saludables a
diario le ayudará a darle al bebé lo que necesita para desarrollarse. También ayudará para
que usted y su bebé ganen la cantidad adecuada de peso.

La dieta materna puede tener una influencia significativa en la producción de la leche


de la madre.

Una adecuada nutrición es fundamental para el crecimiento y desarrollo saludable del


bebé, incluso para evitar futuros trastornos alimenticios

La nutrición es de suma importancia para la salud. Los alimentos se adecuan en cada


etapa en base a las necesidades nutricionales del niño. Desde el nacimiento la nutrición y
la alimentación juegan un importante papel para el desarrollo equilibrado y el
mantenimiento de salud.
Nutrición y desarrollo infantil

La buena nutrición es vital para el crecimiento y el desarrollo de los niños. La


alimentación de las mujeres embarazadas y los niños pequeños debe ser variada y
nutritiva. Debe incluir nutrientes fundamentales, como proteínas y ácidos grasos
esenciales, que ayudan al crecimiento y aportan energía; vitamina A para defender al
organismo contra las enfermedades; yodo para el sano desarrollo del cerebro infantil; y
hierro para preservar las funciones mentales y físicas.

Los niños que sufren de anemia o desnutrición, y los que se enferman con frecuencia,
son más temerosos que los niños saludables. Además, muestran menos interés en jugar,
explorar e interactuar con los demás. Estos niños requieren estímulo, atención y cuidados
especiales para comer, jugar e interactuar con otras personas y, así ,́ recuperar la salud.

Más de un tercio de las muertes que ocurren todos los años a nivel mundial se
atribuyen a la malnutrición y, concretamente, a la desnutrición, que debilita la resistencia
del organismo a las enfermedades. Si una mujer embarazada está malnutrida, o si su hijo
presenta malnutrición durante los primeros dos años de vida, el crecimiento y el
desarrollo físico y mental del niño se retrasarán. Esta situación es irreversible; de hecho,
afecta al niño durante el resto de su vida.

La malnutrición se produce cuando el organismo no obtiene la cantidad apropiada de


energía (calorías), proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales y demás
nutrientes que los órganos y los tejidos necesitan para mantenerse sanos y funcionar
correctamente. La desnutrición y la sobre nutrición son formas de malnutrición.

Los niños muchas veces consumen grandes cantidades de alimentos altos en energía,
pero pobres en otros nutrientes fundamentales; por ejemplo, bebidas azucaradas o
alimentos fritos y ricos en almidón. En estos casos, es imperioso mejorar la calidad de la
alimentación del niño y motivarlo a hacer más ejercicio y actividad física.
Nutrición materna

El estado nutricional de la mujer embarazada afecta el resultado del embarazo, sobre


todo respecto al peso del niño al nacer, ya que hay una relación entre el aumento de peso
materno y el desarrollo y crecimiento fetal. A una mayor malnutrición de la madre, menor
peso al nacer del bebé, mayor porcentaje de embarazos malogrados, malformaciones y
muertes neonatales. El camino más seguro para tener un bebe sano es elegir un estilo de
vida saludable que incluya los controles periódicos con el médico, una alimentación en el
embarazo equilibrada, ejercicio físico siempre que el médico lo aconseje, evitar los rayos
x, eliminar el consumo de alcohol, cigarrillos y limitar la cafeína.

La leche materna es el mejor alimento para los recién nacidos y lactantes. Las
reservas nutricionales de una mujer lactante pueden estar más o menos agotadas como
resultado del embarazo y la pérdida de sangre durante el parto. La lactancia plantea
necesidades nutricionales especiales, principalmente debido a la pérdida de nutrientes a
través de la leche materna.

El volumen de leche materna varía ampliamente. Los nutrientes presentes en la leche


proceden de la dieta de la madre o de sus reservas de nutrientes.

Para conseguir un buen estado nutricional durante la lactancia, la mujer tiene que
aumentar la ingesta de nutrientes. La leche materna tiene una composición bastante
constante y la dieta de la madre solo afecta a algunos nutrientes. El contenido de grasa de
la leche materna varía con la dieta. El contenido de hidratos de carbono, proteína, calcio y
hierro no cambia mucho incluso si la madre ingiere poca cantidad de estos en su dieta. Sin
embargo, si la dieta de una madre es deficiente en vitaminas hidrosolubles y vitaminas A y
D, su leche contiene menos cantidades de estos nutrientes. En cada visita posnatal tanto
la madre como el niño deben ser examinados, y se debe proporcionar asesoramiento
sobre la alimentación saludable. Durante la lactancia se debe evitar una dieta que aporte
menos de 1.800cal al día.
Programación fetal

La programación fetal se define como un proceso de adaptación por el cual la


nutrición y otros factores ambientales alteran las vías de desarrollo durante el período de
crecimiento prenatal, induciendo con ello cambios en el metabolismo y la susceptibilidad
de los adultos a la enfermedad crónica. Este concepto actualmente es conocido como
“origen en el desarrollo de la salud y enfermedad” (DOHaD por sus siglas en inglés
Developmental Origins of Health and Disease) debido a la creciente convicción de que el
efecto sobre la salud del individuo está presente desde la concepción hasta los primeros
años de vida.

Las alteraciones en la trayectoria de crecimiento y desarrollo intrauterino, así como


durante los primeros años de vida, generan cambios funcionales que en el adulto llevan a
un riesgo aumentado de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad,
asma, entre otras. Diferentes factores pueden contribuir separada o aditivamente a estas
alteraciones. Entre ellos podemos mencionar la malnutrición, el sedentarismo, la
exposición a toxinas (alcohol, cigarrillo) o a glucocorticoides sintéticos, e incluso el estrés
propiamente dicho. En los años ochenta, el epidemiólogo británico David Barker comenzó
un estudio sobre este tema y así surgió la teoría de Barker. La misma sostiene que el bajo
peso al nacer es un indicador emblema para demostrar la correlación entre un ambiente
intrauterino adverso y la posibilidad de una futura instauración de enfermedad
cardiovascular ¡A partir de aquí comenzaría un nuevo paradigma! El bajo peso al
nacimiento no solo se asocia a un riesgo aumentado de padecer complicaciones en el
periodo neonatal, y a un aumento en la mortalidad perinatal, sino que, además, se
asociaría a mayor riesgo de enfermedad en la vida adulta.
Alimentación infantil

La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psíquico y social


de los niños. Por ello, una dieta saludable es vital para que su crecimiento sea óptimo. Es
recomendable no abusar de las grasas vegetales y comer al menos, cinco veces al día
frutas y verduras.

Una buena nutrición y la práctica de ejercicio es la primera línea de defensa contra


numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida. La
ingesta de nutrientes es distinta en función de las distintas etapas de su evolución.

Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del
tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Durante este
período, los niños pueden adquirir buenos hábitos alimenticios en lo que se refiere a la
variedad de los alimentos y al sabor de las comidas.

Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser


devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo intelectual, el rendimiento
escolar y debilitar la salud de los niños.
Conclusión

Una buena alimentación es vital para que el niño crezca sano y fuerte. Comer bien
afecta no sólo a su crecimiento físico, sino también a su desarrollo intelectual.

Una correcta alimentación del niño durante los primeros años de vida puede
repercutir positivamente en su estado de salud, así como en su habilidad para aprender,
comunicarse con los demás, pensar y racionalizar, socializarse, adaptarse a nuevos
ambientes y personas y, sobre todo, en su rendimiento escolar. Una buena alimentación
puede influir notablemente en su futuro.

Una dieta equilibrada durante el embarazo puede ayudar a disminuir el riesgo de que
un niño padezca ciertas en la edad adulta, como: diabetes, enfermedades
cardiovasculares, hipertensión y obesidad. Además de ingerir la cantidad recomendada de
calorías durante el embarazo, se recomienda consumir una combinación adecuada de
alimentos que proporcionen la cantidad adecuada de nutrientes.

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