TRabajo
TRabajo
TRabajo
Los Dos Halcones. Anónimo Había una vez un gran rey que amaba mucho a los animales, por eso,
un día recibió como regalo dos hermosas crías de halcón. El rey, siempre cuidadoso, entregó las
aves al maestro cetrero para que las alimentara, cuidara y entrenara.
El tiempo pasó y algunos meses después los halcones crecieron. El maestro cetrero pidió una
audiencia con el rey cetrero para explicarle que uno de los halcones volanta con normalidad, pero
que el otro había permanecido en la misma rama que usaba para vivir, nunca había levantado
vuelo. El rey muy preocupado hizo llamar a diferentes expertos, pero ninguno pudo ayudar.
Ya desesperado, ofreció una recompensa a quien hiciera que el ave pudiera volar. Al día siguiente,
el halcón volaba con libertad por los aires. El rey ordenó que le trajeran al responsable de tal
hazaña. Se trataba de un joven campesino.
El rey, antes de entregarle la recompensa, le preguntó cómo había hecho volar al halcón a lo que
el joven le respondió: —Solo partí la rama, el halcón no tuvo otra opción que volar.
El Falso Maestro.
Había una vez un renombrado maestro, uno que perseguía la fama y coleccionaba discípulos.
Cuando alcanzó a tener cientos de seguidores, los reunió bajo una gran carpa y con voz impositiva
dijo: –Amados míos, escuchen la voz del sabio.
Se hizo el silencio, no se escuchaban ni las respiraciones de los presentes.
—Jamás se relacionen con la mujer del otro, no beban alcohol ni consuman carne.
Entonces uno de los presentes se atrevió a hablar:
—Pero ¿No estaba usted abrazando a la esposa de Jai ayer?
—Sí, era yo—respondió el maestro.
Entonces, otro seguidor le preguntó:
—¿No le vi anoche beber en la taberna hasta desfallecer:
—Sí, ese era yo—respondió el maestro sin vergüenza alguna.
Un tercer seguidor decidió interrogar también al sabio:
—Y a la hora de la cena te vi comiendo carne del mercado.
—Sí, era yo—afirmó el sabio. En ese instante, todos los seguidores se levantaron de sus sillas y
empezaron a protestar.
—Entonces, ¿Por qué nos pides que hagamos cosas que no haces tú?
El falso maestro respondió entonces:
—Yo solo me dedico a enseñar, no a practicar.
El Foso de las Ranas
Había una vez un grupo de ranas que iban al bosque a jugar y cantar. Se reunían todas y jugaban,
saltaban y cantaban hasta bien entrada la noche. Eran mejores amigas y siempre reían y nada las
separaba.
Un día decidieron conocer un bosque nuevo y empezaron a jugar, tal fue su suerte que tres ranitas
del grupo cayeron en un foso muy profundo. Las demás miraron horrorizadas que el foso era
demasiado profundo para rescatar a sus amigas.
Las tres ranitas trataron y trataron de subir escalando las paredes del foso, pero era difícil,
avanzaban un poco y volvían a caer. Las que quedaron arriba comentaban que era imposible, que
sus esfuerzos eran en vano, que mejor se resignaran, porque ninguna rana podía escalar una
pared tan alta.
Dos ranas escucharon los comentarios y se dejaron caer en el fondo del foso, esperando su muerte
con resignación, pero la tercera continuó y continuó, a veces caía, pero no dejó de intentarlo.
Finalmente, logró salir. Las ranas sorprendidas le preguntaron:
Hace mucho mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro encontró un árbol con
un cartel que decía: soy un árbol encantado, si dices las palabras mágicas, lo verás.
El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta del mundo, y por eso se
dice siempre que "por favor" y "gracias", son las palabras mágicas.
El escorpión y la rana: fábulas educativas con valores
Un escorpión y una rana se encontraban junto a una charca. El escorpión deseaba cruzar al otro
lado y no sabía cómo hasta que se le ocurrió la idea de pedir a la rana que le cruzara. La rana,
atemorizada, se negó a cruzarle:
- Si te cruzo, me picarás y moriré.
- ¿Cómo voy a hacer eso? Si te pico, morirás y nos ahogaremos los dos.
El argumento era tan lógico que la rana acabó aceptando. Sin embargo, cuando iban por la mitad
de la charca, el escorpión picó a la rana. Antes de que ambos murieran ahogados, la rana miró
incrédula al escorpión y preguntó por qué lo había hecho:
Moraleja: aléjate de la gente que intenta hacer daño, incluso cuando parezca que tiene buenas
intenciones, querrá tu mal.
el cuervo y el zorro
Un cuervo estaba en un árbol tomando un poco de queso que había encontrado. Un zorro
llegó hasta donde estaba el cuervo, al olor del queso. Tenía tanta hambre que comenzó a
decirle lo bello que era.
Alababa su plumaje, su forma de volar, su canto, su porte tan elegante y lo bueno que era
encontrando comida. Cuantos más elogios decía el zorro, más orgulloso se mostraba el
cuervo que parecía incluso hinchar su pecho.
Fue entonces cuando, el astuto zorro le pidió que cantase con su voz melodiosa para que
pudiera escucharle. El vanidoso cuervo, cedió ante la petición de su admirador y, en el
momento en el que abrió el pico, cayó el queso que fue devorado inmediatamente por el
zorro.
Moraleja: no te fíes de las alabanzas y elogios de los demás. No confíes en quien solo te
ensalza.
La oveja perdida. Nuevo testamento. Lucas 15, 4-7
¿Qué hombre de vosotros, si tiene cien ovejas y se le pierde una de ellas, no deja las noventa y
nueve en el desierto y va tras la que se le perdió, hasta que la halla?
Y al encontrarla, la pone sobre sus hombros gozosos; y cuando llega a casa, reúne a los amigos y a
los vecinos, diciéndoles: Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente que por noventa y
nueve justos que no necesitan de arrepentimiento.
1. El sembrador
Mateo 13:3-23, Marcos 4:2-20 y Lucas 8:4-15 contienen la parábola del sembrador. Los tres
escritores de los evangelios incluyen la explicación de Jesús de la parábola en la narración,
marcándola como una historia que era importante que los creyentes comprendieran. Los
discípulos no entendían el significado de la historia, por lo que Jesús quería que fuera muy claro.
La parábola compara la forma como la gente recibe el mensaje de Jesús con la clase de suelo en
que las semillas pueden caer. Elige un buen suelo para plantar la semilla del Evangelio.
El buen samaritano
Lucas 10:30-37 contiene la parábola del buen samaritano. Jesús usa esta historia para ilustrar cuál
de los vecinos cumple las condiciones de Levítico 19:19 y Deuteronomio 6:05, estos son pasajes
que dicen que los creyentes se deben amar a otros como a sí mismos. El samaritano, que era parte
de una raza despreciada de los Judíos, mostró compasión por el hombre herido y demostró ser un
verdadero prójimo. Jesús quería que el abogado viera más allá de los prejuicios raciales la verdad
de que toda la humanidad es su prójimo.
Mito la Misteriosa Luna Llena
Una noche de luna llena una pareja encuentra a un perro estaba todo lastimado y decidieron
llevárselo a su casa para curarlo, el hombre se quitó el cinturón y se lo colocó al perro en el cuello,
la mujer comienza a limpiar las heridas que tiene el perro, al agacharse el perro ve una cruz que
tiene la mujer en su cuello y de inmediato el perro comienza a morderla y corre por toda la casa. El
perro se lanza por una ventana sin saber que están en el piso 13 de un edificio, la pareja queda
sorprendida y evita asomarse a la ventana ya que sabían que el perro moriría.
En el bosque vivía un niño con un hombre, ahí también se encontraban varios niños, pero es éste
niño de cabellos largos tenía una particularidad, el niño no era un humano, si no lo lluvia
convertida en un niño, entonces el hombre como no sabia nada se quedó con el niño, cuando
quiso agua para la tinaja el niño escurrió su cabello largo y se la dio para que pudiera tomarla.
Pasó el tiempo y unos niños quisieron jugar con él, entonces comenzaron a jugar, el hombre no
avisó que tuvieran mucho cuidado con él, que no le fueran a hacer nada malo.
Los niños comenzaron a pegarle patadas por todo su cuerpo, luego ocurrió algo terrible, el niño
lluvia comenzó a lanzar relámpagos desde debajo de su brazo, cuando terminaron los relámpagos
empezó a llover mucho y los niños que le hicieron daño desaparecieron y más nuca se volvió a
saber del niño lluvia.