Los Siete Pilares de La Vida

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Los siete pilares de la vida

( Publicado en Revista Creces, Julio 2002 )

¿Cuál es la definición de vida? Recuerdo una conferencia científica de élite que pensó una respuesta
para esta pregunta. ¿Una enzima está viva? ¿Un virus está vivo? Después de muchas horas de
discusiones, se hizo un esfuerzo en buscar una frase que pudiera definir la vida y se creyó encontrar
una solución: “la capacidad de reproducirse”. “Esto sería lo esencial que definiría la vida”, afirmó un
científico. Todos estuvieron de acuerdo que la esencia de la vida era la capacidad de reproducirse,
hasta que se escuchó una tranquila voz: “entonces un conejo está muerto”. Dos conejos, un macho y
una hembra serían “vida”, pero cada uno por separado está muerto. A este punto de la discusión todos
nos convencimos que la vida no tenía una definición simple.
Entonces ofrecí una descripción: “un organismo vivo es una unidad organizada, que puede desarrollar
reacciones metabólicas, defenderse a sí mismo de las injurias, responder a estímulos y que por lo
menos puede ser un socio en la reproducción. Pero en verdad no me siento feliz con esta definición.
Con todo, cuando se da tiempo para una reflexión más extensa, pienso que se pueden definir los pilares
fundamentales en que se basa la vida, tal como la conocemos. Por “pilares”, entiendo los principios
fundamentales (termodinámicos y cinéticos), por los cuales opera la vida. Los actuales intereses de
descubrir vida en otras galaxias, como también el tratar de reproducir el sistema de la vida artificial,
hacen ahora deseable dilucidar esos pilares, su operación, aclarando por qué ellos son esenciales para
la vida. En este ensayo, me refiero a los mecanismos particulares por los cuales estos principios se han
implementado en la vida en la Tierra, reservando el derecho a sugerir que pueden haber otros
mecanismos para implementar los mismos principios. Si yo fuera un griego antiguo, crearía una diosa
de la vida, a la que llamaría PICERAS, por las razones que luego aclararé.El primer pilar de la vida
es un “PROGRAMA”. Por un programa entiendo un plan organizado que describe tanto los
ingredientes como la cinética e interacción entre los mismos, en la medida que el sistema de vida
persiste a través del tiempo. Para el sistema de vida que observamos en la Tierra, el programa se
implementa por el DNA, que codifica los genes de los organismos de la Tierra y que es replicado de
generación en generación, con pequeños cambios, pero siempre con el plan general intacto. Los genes
a su vez codifican sustancias químicas (las proteínas, los ácidos nucleicos, etc.), que realizan las
reacciones en el sistema vivo. Es el DNA quien guarda el programa y mantiene la vida en

la Tierra.El segundo pilar de la vida es la “IMPROVISACIÖN”. Ya que el sistema vivo va a ser


inevitablemente una pequeña fracción de un universo mayor en que vive, no va a poder controlar todos
los cambios y vicisitudes del medio ambiente que lo rodea, por lo que debe tener un mecanismo de
cambio y adaptación del programa. Así por ejemplo si un periodo de tiempo caliente, cambia a una
edad de hielo, su programa va a ser menos efectivo, por lo que el sistema necesitará de cambios para
sobrevivir. En nuestro sistema de vida estos cambios pueden lograrse por procesos de mutación, más
selección, que permiten optimizar el programa frente a nuevos desafíos ambientales a los que se puede
enfrentar.
El tercer pilar de la vida es la “COMPARTAMENTALIZACION“. Todos los organismos que
consideramos vivos están confinados en un volumen limitado, rodeados por una superficie que
llamamos membrana o piel, que mantiene los ingredientes en un volumen definido, y al mismo tiempo
mantiene fuera las sustancias químicas deletéreas o tóxicas. Además, en la medida que los organismos
van siendo mayores, se dividen en compartimentos más pequeños, que llamamos células (u órganos, es
decir, grupos de células), con el objeto de centralizar y especializar ciertas funciones dentro de un
organismo mayor. Las razones para la compartamentalización, es que la vida depende de reacciones
cinéticas de sus ingredientes, los sustratos y catálisis (enzimas) del sistema vivo. Esas ciencias
dependen de la concentración de los ingredientes. Una simple dilución del contenido de la célula la
mata, aunque todas las sustancias químicas se mantengan activas. De este modo el contenedor es
esencial para mantener la concentración, el arreglo interior del organismo vivo y para proveerle
protección del exterior.

El cuarto pilar es la “ENERGIA”. Como sabemos, la vida significa movimientos (de compuestos
químicos del cuerpo o de componentes del cuerpo) y un sistema con movimiento neto no puede estar
en equilibrio. Debe estar abierto, y en este caso, en un sistema metabolizante. En el interior de la célula
se están produciendo muchas reacciones químicas y desde afuera vienen moléculas (O2, CO2, metales,
etc.). El sistema del organismo es parsimonioso; muchas de las sustancias químicas son recicladas
varias veces durante la vida del organismo (el CO2 por ejemplo, es consumido en la fotosíntesis y
luego producido por oxidación en el sistema), pero originalmente ellos entran desde afuera al sistema
vivo, de este modo los termodinámicos llaman a esto un sistema abierto. Por las muchas reacciones y
el hecho de que hay alguna ganancia de entropía (la analogía mecánica sería fricción), debe haber una
compensación para que el sistema se mantenga funcionando, por lo que se requiere de una continua
fuente de energía. En la biosfera de la Tierra, la mayor fuente de energía es el Sol (aunque la vida en la
Tierra toma una pequeña cantidad de energía de otras fuentes como el calor interno de la Tierra), el
sistema puede continuar indefinidamente, reciclando sustancias químicas, en la medida que se agrega
energía del sol, para compensar sus cambios entrópicos.

El quinto pilar es la “REGENERACION”. Porque un sistema metabolizante compuesto de catálisis


(enzimas) y sustancias químicas (metabolitos) está constantemente reaccionando en un contenedor,
inevitablemente se asocia con pérdidas termodinámicas. Porque eventualmente ante estas pérdidas
puede cambiar adversamente la cinética del programa, debe existir un plan para compensar por esas
pérdidas, esto es, un sistema de regeneración. Uno de estos sistemas de regeneración es la difusión del
transporte activo de sustancias químicas dentro del organismo vivo. Así por ejemplo, el CO2 y sus
productos reemplazan las pérdidas inevitables de las reacciones químicas. Otro sistema de
regeneración es la constante resíntesis de los constituyentes del sistema vivo que están sujetos al uso y
desgaste. Por ejemplo, el músculo cardiaco de una persona normal palpita 60 veces por minuto, 3.600
veces en una hora, 1.314.000 veces al año y 91.980.000 veces a lo largo de la vida. Ningún material
fabricado por el hombre es capaz de resistir sin fatigarse y colapsarse con tanto uso, y ésa es la razón
por la cual un corazón artificial tiene un periodo de utilización tan corto. Por el contrario, el sistema
vivo continuamente se está resintetizando y reemplazando las proteínas de su músculo, en la medida
que se van degradando; el organismo hace lo mismo para otros constituyentes, como los sacos
pulmonares, las proteínas del riñón, las sinapsis del cerebro, etc.

Pero ésta no es la única forma en que el sistema vivo se regenera. La constante reconstitución de sus
proteínas y constituyentes del cuerpo no es tan perfecta, y así pequeñas pérdidas para cada
regeneración llegan a sumar grandes pérdidas a lo largo de todo el proceso, acumulándose en lo que
llamamos la vejez. De este modo, el sistema vivo, al menos como lo conocemos, usa inteligentes
trucos para perfeccionar el proceso de regeneración, como es “el comenzar de nuevo”. Una célula
comienza de nuevo dividiéndose, como es el caso de la “Escherichia coli”, o por el nacimiento de un
niño, como es el caso del “Homo sapiens”. Comenzando con una nueva generación, el niño comienza
a rasguñar, y todos los ingredientes químicos, programas y otros constituyentes, vuelven atrás,
comenzando a corregir la declinación del funcionamiento continuo del proceso metabólico.

El sexto pilar es la “ADAPTABILIDAD“. La improvisación es una forma de adaptabilidad, pero es


muy lenta para los muchos azares ambientales que tiene que enfrentar un organismo vivo. Por ejemplo,
un humano que pone una mano al fuego tiene una experiencia dolorosa que no tiene que seleccionarse
en la evolución. El individuo necesita retirar su mano del fuego inmediatamente para poder más
adelante vivir apropiadamente. La respuesta de comportamiento al dolor es esencial para sobrevivir y
es una respuesta fundamental para el sistema vivo, que llamamos retroalimentación. Nuestro
organismo responde a la restricción de nutrientes (suministro de energía) con la sensación de hambre,
lo que nos lleva a buscar nuevo alimento y nuestra retroalimentación nos previene de ingerir un exceso
de nutrientes (esto es, más allá de la satisfacción), perdiendo el apetito y comiendo menos. Caminar
largas distancias con pies descalzos nos lleva a la formación de callosidades o a la adquisición de
zapatos que nos protejan. Estas manifestaciones del comportamiento de adaptabilidad son el desarrollo
de respuestas de retroalimentación y proalimentación al nivel molecular y son respuestas del sistema
de vida que nos permiten sobrevivir en ambientes que cambian rápidamente. La adaptabilidad podría
incluirse en la improvisación (pilar número 2), pero la improvisación es un mecanismo para cambiar el
programa fundamental, mientras que la adaptabilidad (pilar número 6) es una respuesta del
comportamiento, que es parte del programa. Como estas dos necesidades son manejadas por diferentes
mecanismos en nuestro sistema de vida de la Tierra, creo que ellos serían dos conceptos diferentes
manejados por dos mecanismos diferentes que conducen a un nuevo descubrimiento.

Finalmente, y lejos del último, está la “SECLUSION” (aislamiento). En este contexto, por
seclusión entiendo algo como privacidad en el mundo social de nuestro universo. Es esencial para el
sistema metabolizador con muchas reacciones, ir al mismo tiempo para mantener la reacción en la
senda 1 (por ejemplo A-B-C-D) y que no se desvíe a la catálisis de la senda 2 (R-S-T-U). Nuestro
sistema vivo hace esto (por una propiedad crucial de la vida, cual es la especificidad de las enzimas
que trabajan sólo para las moléculas a las cuales han sido designadas y no se confunden por
coaliciones con moléculas misceláneas de otras vías. En algún sentido, esta propiedad es como el
aislante de un cable que conduce electricidad, que no permite que se produzca un corto circuito con
otro cable. La seclusión de un sistema biológico no es absoluta pues puede ser interrumpido por
mensajes de retroalimentación y proalimentación, pero sólo mensajes que tienen arreglos específicos
pueden ser recibidos. Hay también especificidad en las interacciones del DNA y RNA. Es este camino
de seclusión el que permite que ocurran miles de reacciones con alta eficiencia en el pequeño volumen
de una célula viva, mientras simultáneamente reciben señales selectivas que aseguran una respuesta
apropiada a cambios ambientales.

Estos son los siete pilares de la vida – P (programa), I (improvisación), C (compartamentalización), E


(energía), R (regeneración), A (adaptabilidad), S (seclusión), PICERAS (para abreviar), son los
principios fundamentales sobre los cuales se basa el sistema de la vida. Mayores exámenes pueden
clarificar cómo la vida en la Tierra ha implementado estos principios. Pero estos mecanismos pueden
no ser perfectos y tienen que mejorarse. Por ejemplo, el sistema de regeneración usado por la vida en
la Tierra, es imperfecto y por eso requiere el “comenzar de nuevo”. A su vez este mecanismo de
comenzar de nuevo, requiere mantener una herencia continua que transmita el programa a la nueva
generación. Supongamos que las proteínas, las hormonas y las células, tuvieran un mejor sistema de
retroalimentación, de modo que el decaimiento gradual que produce la edad fuese constantemente
corregido por la retroalimentación. Esto eliminaría la muerte y la necesidad de herencia que requiere el
actual sistema. También significaría que un simple individuo viviría para siempre sin envejecer. Con
todo, esto sería un problema porque el “comenzar de nuevo” (muerte y un nuevo nacimiento), provee
de una oportunidad para improvisaciones (mutaciones en el DNA), y este pilar necesitaría ser
reemplazado para un nuevo mecanismo que le proporcione la misma ventaja.

Estos dilemas nos obligan a confrontar otra realidad. En los tiempos actuales, parecería que la forma
en que las mutaciones y la selección (sobrevida del más fuerte) han estado trabajando durante toda la
evolución, ahora no deberían aplicarse al “Homo sapiens”. Hemos llegado a ser más compasivos,
menos demandantes. Tal vez ahora en una nueva aproximación, de vida más larga y cambios
deliberativos en el programa, un consejo supremo de sabios Salomones podría ser el sustituto para la
cruda realidad de sobrevida del más fuerte. Yo personalmente no deseo ese drástico cambio en los
mecanismos de improvisación que nos han sido útiles durante siglos. Sólo estoy anotando que existe la
posibilidad de cambios, siempre que podamos mantener los pilares.

El listado de siete fundamentos de la vida nos permite pensar en forma diferente acerca de los
objetivos de la investigación terapéutica. El concepto de adaptabilidad, por ejemplo, es ciertamente
uno de los cuales en los que pueden desarrollarse mejores mecanismos, ajustando los existentes para
que trabajen con mayor eficiencia en el sistema de vida real. Así por ejemplo, el ojo puede adaptarse a
los sistemas de luz externa en un orden de magnitud de 10 (1010), mientras que otros órganos del
cuerpo humano, tienen un rango mucho menor. Tal vez otros órganos, como los pulmones, riñones o el
bazo podrían mejorar en mayores concentraciones de reguladores, y la edad sería menos dañina para
ellos.

Es así como los principios PICERAS parecen ser necesarios para la operación del sistema de vida. Los
mecanismos para alcanzar semejante sistema pueden variar en la medida que satisfagan la
termodinámica y los requerimientos cinéticos. Tenemos un ejemplo, la vida en la Tierra nos ha
mostrado como se puede hacer. Sería interesante saber si otro paquete de mecanismos podría
proporcionar un modelo con vida como la nuestra.

Daniel Kochland

Department of Molecular and Cell Biology


University of California
Editor en Jefe de Science
Artículo de Science, vol. 295, del 22 de Marzo de 2002.

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