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N

DICIO
E

Julián Capasso
NDA Julián Capasso
Julián Capasso SEGU

Otros títulos Víctor Hugo


Una historia de coherencia y convicción
PIES NEGROS
Marcos González Cezer
“La gente percibe el color de la camiseta que lleva Una historia de coherencia y convicción
EL JARDIN DE LOS EKEKOS puesta cada persona pública. Con una exposición
Julio Boccalatte Julián Capasso
mediática de varias horas por día, uno puede fingir Nació el 3 de febrero de 1988
EL BOXEO Y YO durante un cierto tiempo. Al final, no hay más remedio en Temperley. Actualmente es
Julio Ernesto Vila productor periodístico de “La
que exhibir los verdaderos colores. Seguro que cometió
Mañana” de Radio Continental,
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES errores de apreciación, pero es también casi seguro coordinador del sitio web oficial
DE LA COPA AMERICA DE
que fueron eso, errores. Pero nadie podrá nunca decir de Víctor Hugo Morales y colabo-
FÚTBOL
Guillermo Knoll rador en prensa y comunicación
que le pagó a Víctor Hugo para que él dijera lo que no

Víctor Hugo
de la línea estatal Ferrobaires y
EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu-
Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó
Beder sus estudios secundarios en
Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal-
JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El
Ganadores del II Concurso
Deportivo”, programa deportivo
Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo
Roberto Santoro semanal que produjo y condujo
quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense
AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500).
Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en
atletismo argentino arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que las revistas PM y EMERSUR.
Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja
económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” para Koala Contenidos, donde re-
¡PARTIDAZO!
alizó entrevistas y producciones
Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA
Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV

Ediciones Al arco
Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente
HECHOS PELOTA, para DeporTV.
El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista
durante la dictadura militar en 2011.
(1976-1983)
Fernando Ferreira juliancapasso@hotmail.com
@juliancapasso
Ediciones Al Arco
contacto@librosalarco.com.ar

Foto de tapa
Florencia Downes (agostinadownes@gmail.com)

Diseño
Federico Sosa
@fedessosa

Impreso en MPS, Gerli, Provincia de Buenos Aires

Fecha de catalogación 11-10-2013

Víctor Hugo, una historia de coherencia y convicción. - 1a ed. 2a reimp.-


Ciudad autónoma de Buenos Aires: Al arco Ediciones, 2013.
260 p. ; 22x15 cm.

ISBN 978-987-1367-48-1

1. Morales, Víctor Hugo. Biografía I. Título


CDD 927
Julián Capasso

VÍctor Hugo
Una historia de coherencia y convicción
Dedicatoria

A
mis padres, Nuncio José y Ana María; mis hermanos,
Martín y Pablo; mis abuelos, Carmen, Antonio, Pepe y
Elisa; mis tíos/as y primos/as.
A mis amigos. Los de la Plaza. Los de Turdera. Los de siempre.
Los de toda la vida. A toda la gente del Instituto Vicente Pallotti de
Turdera: compañeros de la Promoción 39, directivos, profesores/as,
preceptores/as, personal, egresados de los últimos años, integrantes
de la SEJU. A Daniel Pintor, Matías Lastassio, Sergio Varela, Galo
Herrera, Hugo Morales, Ignacio Beláustegui, Nicolás Zavaleta y toda
la gente de Ferrobaires que me abrió sus puertas en momentos de
inestabilidad laboral.
A Martín Magariños, Luciano Ghiglia, Marcos Sznac,
Juanchi González, Santiago Coni y Juan Manuel Rodríguez, por
acompañarme en las primeras aventuras del oficio.
A Christian Rémoli, por las oportunidades y por enseñarme a
trabajar.
A Abel Amadori, que en paz descanse; a su mujer, Stella Maris
Castañeda; y a Marcelo León, por los primeros espacios en mis
comienzos. A Ezequiel Fernández Moores, Ariel Scher, Gustavo
Veiga y Ariel Senosiain por marcar un camino.
A Juan José Panno, Jorge Búsico, Guillermo Blanco y Carlos
Ferreira, por su ayuda y su asesoramiento.
A los excelentes compañeros que tuve en la mayoría de mis
trabajos.
A los difamadores profesionales, que me encaminaron a encontrar
la energía necesaria para este libro.
Agradecimientos

A
los trabajadores del Archivo de TEA y DeporTEA:
Enrique Stroppiana, Marcelo Massarino, Víctor
Raffo, Héctor Corti, y Rodrigo Spiess.
A mis compañeros y profesores de TEA y DeporTEA.
A Julio Boccalatte y Marcos González Cezer, de Ediciones Al Arco.
Al doctor César Francis por su generosidad y asesoramiento.
A César Ferri y Fabiana Segovia por las oportunidades.
A los más de 100 entrevistados por su tiempo y sus valiosos aportes.
A Raúl Llusá y Daniel Vilá, por ser los primeros correctores que tuve
en este proyecto.
A Dani, Vale, Fede y Lukitas por ayudarme con las desgrabaciones.
A Víctor Hugo, por aceptar que sea su biógrafo.
Prólogo
Por Adrián Paenza

E
s obvio que hemos disentido muchas veces, la más re-
ciente y pública es su posición con respecto al campo,
pero, ¿cómo se me podría ocurrir que él estaba siendo
‘hablado’ por otro para sostener su postura? ¿Por qué
habría de pensar eso? Solo le decía que mirara hacia
los costados y viera quiénes eran sus acompañantes y con eso tendría
material para entretenerse: no importaba lo que yo pensara, importa-
ba quiénes eran sus compañeros de ruta, eso le debería dar la pauta
de que estaba cometiendo un error.
Fama o Prestigio.
Hay una diferencia muy fuerte entre ser conocido y ser respe-
tado, ser conocido o reconocido. O puesto en otros términos: hay
una diferencia muy grande entre ser famoso y ser prestigioso. Dejar
un testimonio indeleble, dejar una huella. Conocí a Víctor Hugo en
1977, en la cantina “Don Carlos”, en la esquina de Valentín Gómez
y Billinghurst, en pleno barrio de Almagro en la ciudad de Buenos
Aires. Seguramente se habría de jugar un partido que involucraba
a algún equipo uruguayo o a la propia selección. No entiendo bien
por qué, pero recuerdo un hecho extraño: estaba vestido de negro.
Me acerqué a él, conversamos un rato, y en ese momento le dije que
me gustaría hacer lo posible para traerlo a la Argentina. Nosotros
estábamos en ese momento con Néstor Ibarra, Fernando Niembro y
Marcelo Araujo preparando lo que sería nuestro desembarco en Ra-
dio El Mundo primero y Radio Mitre después, en lo que terminaría
siendo uno de los programas deportivos de mayor espesor en los que
yo trabajé: Sport 80. Víctor Hugo, como quedará claro luego de leer

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JULIAN CAPASSO

el libro, llegó finalmente a la Argentina en 1981, el año de Maradona


en Boca. Y allí comenzó nuestra tarea profesional conjunta y se con-
solidó nuestra amistad. Pero esa es otra historia.
Lo que sí importa acá es que cualquier cosa que diga tiene el sus-
tento de más de 36 años de que nos conocemos. Vi nacer a todos sus
hijos y a sus nietos, compartimos infinitos viajes, horas de fútbol,
basketball, otros deportes. Cine, teatro, recitales, cenas. Y dos episo-
dios únicos para mí: mi participación en un Bingo y una corrida de
toros, ambas en España. Más horas con amigos, charlas larguísimas
con testigos, sin testigos, con familias, sin ellas. En las buenas, ma-
las, las del medio, las de todos los días. Experiencias de vida, en la
profesión y en nuestras vidas ‘no públicas’, para no decir privadas
porque creo que eso ya no existe. En la Argentina, en el Uruguay,
en los mundiales, en distintas ciudades de Europa, Estados Unidos
o México. Para resumirlo entonces: hemos ‘vivido’ juntos más de la
mitad de nuestras vidas.
Dicho esto, cualquier cosa que diga sobre él está teñida por el
afecto, la distorsión de la cercanía y el respeto que siempre le tuve,
desde que lo escuché por primera vez relatar a un arquero llamado
Carrabs, una pelota que ‘se hundía en la noche como quien clava un
puñal’ y anunciar con su famoso ‘ta-ta-ta’ el gol que habría de llegar
o el ‘no quieran saber, no le pregunten a nadie’.
Advertido está usted entonces. Pero al mismo tiempo, cualquier
cosa que diga también, tiene un valor agregado: salvo su familia más
cercana (Beatriz, Paula, Matías, Camila y su tía Gladys), sus dos
hermanos (José Pedro y Dumas) y sus dos amigos de Cardona (Beto
y Heber), nadie compartió tantas horas con él como yo. Puedo decir
tranquilo: yo, a Víctor Hugo, lo conozco bien. Somos amigos. So-
mos muy amigos. Pocas cosas extraño más en mi vida que nuestras
interminables charlas y discusiones sobre la visión del mundo que
cada uno tiene en ese momento, cuando discutimos sobre ideas que
queremos testear con el otro. Tanto él como yo terminamos con una
lapicera anotando en un papel cualquiera, mientras hablamos, para
no olvidarnos de tal o cual tema. Como si el tiempo nunca alcanza-

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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

ra, esa sensación de que ‘espero que esto no se termine’. Son pocos
los momentos de silencio. Llegan después, cuando nos separamos.
Alguna vez me dijo Tití Fernández que se sentía incómodo porque
cuando estábamos todos juntos en la mesa, los demás sentían como
que “no hay nada más alrededor de ustedes: todo empieza y termina
en ustedes dos”. O Alberto Kornblihtt, que nos dijo no hace mucho:
“Cuando hablo con ustedes, parecen los sobrinos del Pato Donald:
uno empieza una frase y el otro la termina”. ¿Por qué habría de decir
todo esto? ¿Por qué no escribir libremente el prólogo de un libro que
habla de Víctor Hugo? Tengo ganas de decir mucho, las ideas se me
arremolinan buscando una salida, pero solo doy abasto para escribir
de a una por vez. Y tengo miedo de olvidarme de otras que ven cómo
su tiempo pareciera no llegar nunca. ¿Por qué no puedo disfrutar de
este momento? Es que siento que en esta coyuntura, pareciera como
que tengo que escribir en defensa de Víctor Hugo. Pero, ¿defenderlo
de qué?
¿De quiénes?
¿Cómo hablar del legado que deja un individuo? La abrumado-
ra mayoría de las personas que habitan este mundo, una vez que
desaparecen físicamente, dejan memorias en un pequeño grupo: sus
familias, sus amigos. No son menos intensos por ser unos pocos,
ciertamente, pero su impacto tiene pocos receptores. En todo caso,
torcieron o modificaron la vida de las personas que alcanzaron a to-
car. Sí, ¿pero cuántos son? Y mientras usted lee esto, no lo tome en
forma peyorativa: al contrario. Es una lástima que gente que tiene y
tuvo muchísimo que aportar, no pudo hacer que su mensaje llegara
en forma masiva, porque no tuvo o bien los medios o bien la expo-
sición que merecían sus ideas. El mundo está lleno de ellos. Pero
hay un reducidísimo grupo de personas que tienen la posibilidad de
llegar con su mensaje en forma cotidiana, consistente y muy amplia.
Cuando Víctor Hugo relataba en el Uruguay, y estoy hablando de la
década del 70, la promoción de su programa decía: “Víctor Hugo y
el ‘eco’ de todo un país”. ¿El ‘eco’? ¿Qué ‘eco’? Respuesta: uno po-
día ir a la cancha (el Estadio Centenario de Montevideo, en donde se

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JULIAN CAPASSO

juegan y jugaron los partidos más importantes del fútbol uruguayo)


sin llevar una radio portátil. El relato de Víctor Hugo se escuchaba
igual, como si se propalara por los altoparlantes del estadio. Ese po-
der de penetración tiene Víctor Hugo desde hace ¡40 años!
Pero esto no sería suficiente. En todo caso, lo pondría en el lugar
de alguien que estuvo transmitiendo fútbol durante mucho tiempo.
Y listo. Pero no, ¿por qué habría de hacerse tan popular? ¿Qué habrá
tenido este muchacho nacido en un pequeño pueblito uruguayo para
tener esa cantidad de seguidores? La radio es implacable: no hay
imagen, no hay lenguaje corporal. Es pura fantasía. Es la relación
intensa entre el que habla y el que escucha. Y si bien uno sospecha
que el que habla es siempre el mismo, en realidad, el que habla es
distinto para cada persona que escucha. Cada persona imagina que
quien habla es alguien que le está hablando privadamente a él/ella. Y
mantienen una conexión en algún lugar privado, como si se relacio-
naran en forma extraña. Es una relación que aparenta ser unidirec-
cional, pero no. Uno mantiene diálogos silenciosos con el que habla.
Le cree o no. Lo ubica en un lugar preferencial, si es que lo sigue
cotidianamente. Y tal como en una religión, como los seguidores
fieles a alguien que predica, empiezan a vibrar en la misma longitud
de onda, unidos sutilmente por un hilo que va y vuelve, o al menos
es lo que uno se imagina...
Como yo comenté muchos partidos al lado de Víctor Hugo, puedo
hablar no solo de su dialéctica impecable, de su perfecta dicción,
de un uso totalmente inédito del vocabulario, de la precisión en sus
descripciones a una velocidad asombrosa, sino del encanto con el
que es capaz de contar una historia, de su sensibilidad para adver-
tir dónde se encuentran alojados los puntos sutiles que él habrá de
exponer. Cada historia tiene una excusa ligada con un hecho que se
está produciendo y que se supone que el relator, narra. Pero el Víctor
Hugo relator sabe que está hablando por radio y que quien escucha
no ve el objeto del relato, sino que implica un acto de imaginación. Y
entonces, él, que sí es testigo, va contando, y quien está del otro lado
se deja seducir por sus palabras. Y cada persona va viviendo una his-

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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

toria diferente, millones de historias originadas en una sola que ni si-


quiera existe como tal. Pero se transformó primero en ‘el eco de todo
un país’, después desafió sin proponérselo a un mito viviente como
era José María Muñoz, y también lo destronó. Le jugó de visitante,
y le robó lo más preciado que tenía: el público. Víctor Hugo se hizo
creíble, porque su historia tuvo siempre un costado social. Nunca fue
fácil, no dobló las rodillas ni titubeó frente al poder. En el Uruguay,
donde todo se reduce a Nacional y Peñarol, se permitió el lujo de
seguir la campaña de Defensor, el mismo año en que intuyó como
ninguno que sería campeón y que escondía una historia que merecía
ser contada. Y la sintió como propia, porque lo fue. Y es el día de hoy
en que esa historia es su historia, lo marcaría para siempre: no im-
portaron ni Peñarol ni Nacional ni la supuesta audiencia que perdería
por seguir a Defensor. Lo que estaba en juego era su credibilidad.
Y la defendió de la única manera que valía: siguiendo a Defensor a
todos lados. Y la gente no es tonta. Ese mismo público vio también
cómo los dirigentes del fútbol le prohibieron la entrada a la cancha
y poco menos que lo condenaban al ostracismo profesional. Y en
algún momento, ese niño rebelde que no quería escuchar, terminó
preso. Y la historia se repitió en la Argentina. Siempre discutiéndole
al poder, a quienes se creían los dueños de ese poder. Y tal como
sucedió con Defensor en el Uruguay, hubo varios equivalentes en
nuestro país. Por eso siguió las campañas de Ferro Carril Oeste, de
Estudiantes de la Plata y de Argentinos Juniors. O las de Vélez. Víc-
tor Hugo fue y será siempre muy popular y comprenderá siempre a
los que no tienen el dinero suficiente para pagar el cable y poder ver
fútbol por televisión. Entenderá siempre a quienes tienen un vino de
más o al que hace una cola de un día (con noche incluida) para con-
seguir una entrada y ver el River-Boca, o el Gimnasia-Estudiantes o
el Newell’s-Central (por poner algunos ejemplos) desde lo más alto
de la tribuna, allí arriba... donde ‘te sangra la nariz’. Eso sí: deplorará
siempre a quienes llaman a un dirigente por teléfono para conseguir
una platea o entrada ‘de favor’, para sentarse en un palco privilegia-
do casi tan cerca de la cancha como para escuchar lo que allí se dice.

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JULIAN CAPASSO

Y son justamente esas personas las únicas que pudiéndolo pagar,


lo piden como una gracia. Siempre fue sensible a esa diferencia y
siempre jugó a favor de la gente. De la misma forma en que siempre
deplorará que no paguemos los impuestos aquellos que sí podemos
y que sí debemos, porque en definitiva, si no pagamos nosotros, en-
tonces, ¿quién paga? La gente no es tonta y percibe el color de la
camiseta que lleva puesta cada persona pública. Con una exposición
mediática de varias horas por día, uno puede fingir durante un cier-
to tiempo. Al final, no hay más remedio que exhibir los verdaderos
colores. Seguro que cometió errores de apreciación, pero es también
casi seguro que fueron eso, errores como los que tiene usted que aho-
ra está leyendo estas líneas, o que tengo yo que soy quien las escribe.
Pero nadie podrá nunca decir que le pagó a Víctor Hugo para que él
dijera lo que no pensaba. Un día salíamos del cine con él y con Bea-
triz, su compañera de toda la vida, después de ver la película ‘Detrás
de las Noticias’. Allí se cuestionaba la ética de un notero que aspira-
ba a ser el conductor de un noticiero en el que trabajaba diariamente.
Este periodista había violado las normas elementales de respeto a la
profesión cuando apareció llorando en cámara, emocionado frente a
lo que estaba diciendo una mujer a la que le habían asesinado un hijo
(creo que esa fue la razón, pero si no fue esa, a los efectos de esta his-
toria es irrelevante). La propia productora de ese noticiero advirtió
después que, si el periodista había ido a hacer la nota con la madre
con una sola cámara, cómo podría ser que quien filmaba hubiera po-
dido registrar que le caía esa lágrima por la mejilla mientras la mujer
relataba su pesadilla. Allí descubrió que había sido un truco, que
el notero se había hecho filmar después de terminada la entrevista,
llorando como un actor y que luego la habían editado. Y lo increpa y
le dice: ‘Vos no tenés ética’. El respondió: “La ética es una línea que
uno ya no sabe dónde está... Es que la corren tanto...”.
Así fue que salimos del cine y después de discutir largo rato so-
bre lo que habíamos visto, concluimos en algo que me quedó para
siempre: “Puede que uno, frente a un micrófono, no diga todo lo que
piensa. A eso, estamos expuestos todos los periodistas. Pero lo que

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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

nunca estaríamos dispuestos a hacer, es a decir lo que no pensamos’.


Ese fue el resumen. Y eso también resume un poco lo que es Víctor
Hugo. Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra Torneos y
Competencias. Es decir: peleó con balas de cebita frente al equiva-
lente de la Armada Inglesa. Les peleó todos los días, desde todos los
frentes. Lo quisieron comprar de todas las formas posibles. Yo fui
testigo de la charla que tuvo con Carlos Avila en su momento, quien
lo quería contratar genuinamente. En definitiva no arreglaron, pero
mientras Avila lo quería para ponerlo al frente de su enorme batallón
de periodistas, quienes estaban detrás de él, detrás de Avila, querían
otra cosa: querían traerlo para ese lado, callarlo, cooptarlo, domarlo.
Por eso –creo– que Avila no fue responsable. Avila fue una suerte
de emisario, formal o imaginado, pero fue alguien enviado para una
misión que –finalmente– resultó imposible. Víctor Hugo nunca se
arrepintió de no haber arreglado, y como tantas otras veces, el dinero
que rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema económico
de su vida para siempre. Pero dijo que no.
Quisieron, pero no pudieron. Si era tan fácil comprarlo, ¿por qué
no pudieron? Aunque parezca extraño, quiero recalcar una vez más
que no pudieron porque si bien el dinero siempre es un factor en la
vida profesional de cualquier persona, ciertamente no fue el único
en su caso. Víctor Hugo quería ser independiente. No quería que
cualquiera, fuera el contrato que firmara, terminara sirviendo para
ceder o hipotecar su libertad. O mejor dicho, su ‘tiempo’. Claro que
Víctor Hugo tiene y tuvo siempre una remuneración por encima de
todo lo que cobraron todos los otros periodistas. Todos. Me acuerdo
de que mi viejo, cuando lo trajimos a Víctor Hugo desde el Uruguay,
y le dijimos en el living de su casa que “tener a Víctor Hugo era
algo así como tener a la Coca-Cola”, y mi padre -que no sabía quién
era nuestro amigo ‘uruguayo’ en ese momento-, nos dijo a Ibarra,
Araujo, Niembro y a mí: “Si ustedes están tan seguros que tienen la
fórmula de la Coca-Cola, ¿por qué se la van a regalar a Julio Moyano
y a Radio Mitre? Háganse socios ustedes, no vendan la exclusividad
de la fórmula por unos pocos dólares”. Ninguno de nosotros vio ese

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JULIAN CAPASSO

negocio, ni vio a Víctor Hugo como un negocio. Nosotros queríamos


traerlo a la Argentina y trabajar junto con él, hacer del fútbol por ra-
dio lo que nosotros habíamos fantaseado durante años. Y decía lo del
contrato porque finalmente Moyano –el entonces director de Radio
Mitre– arregló con Víctor Hugo un dinero exactamente equivalente
al de nosotros cuatro sumados: Ibarra, Niembro, Araujo y yo. Es
decir, terminó pagando dos contratos iguales. Y vaya si Víctor Hugo
se lo devolvió. Escribí todo esto como para que se entienda desde
dónde venimos. Todos nosotros estuvimos más cerca de Grondona
que Víctor Hugo. Mejor dicho: nosotros, todos, tuvimos relación con
Grondona. Víctor Hugo no. Nunca quiso. Nunca le gustó. Y hasta el
momento en que me insultó en el Mundial del 94 por el tema Mara-
dona, yo también estuve más cerca de él. Y los tres (Araujo, Niem-
bro y yo) trabajamos durante mucho tiempo en Torneos y Compe-
tencias. Es decir, la única relación de Víctor Hugo con el ‘poder’, o
con el establishment, fue su conexión con El Gráfico. Pero también
él advirtió que ese no era el sitio indicado para llevar adelante su
tarea profesional. Editorial Atlántida fue su punto débil. El sabe que
allí no debió haber trabajado. Fue un matrimonio por conveniencia.
Ninguno de los Vigil, ni Aníbal ni Constancio, pudieron ganarlo para
ellos de la misma forma que habían cooptado al ‘gordo’ Muñoz en
su momento. Pero, afortunadamente para él, logró salir de ese ‘nido’
y se abroqueló en su individualidad. Víctor Hugo fue siempre inde-
pendiente, y se ocupó muy claramente de establecerlo en cada una
de sus relaciones profesionales. Y cuando Ricardo Gangeme lo tentó
con una cantidad de dinero obsceno para que dejara Radio Mitre y
se fuera a Radio Argentina (sí, ¡Radio Argentina!) justo en el año
1986, año del mundial de México, año en el que la Argentina termi-
naría ganando con el famoso gol de Maradona a Inglaterra, antes de
aceptar la oferta, le puso como condición que nos ofreciera a todos
los integrantes del equipo de Radio Mitre un contrato equivalente o
mejor que el que teníamos para llevarnos a todos a Radio Argentina
también. Piense de nuevo lo que acaba de leer: la condición sine qua
non para que Víctor Hugo cambiara de dial era que Gangeme, el

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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

dueño de Radio Argentina, tenía que ofrecerle a cada uno de los in-
tegrantes de su equipo (30 personas) un contrato equivalente o mejor
que el que cada uno tenía en Radio Mitre.
Muchos no aceptaron (entre otros Niembro, Ibarra, Araujo, Lu-
jambio). Muchos sí aceptamos, y nos fuimos con él. Si Gangeme no
hubiera extendido una oferta a todos los periodistas que trabajába-
mos con él, no lo habría escuchado, y hubiera dejado sobre la mesa
lo que él mismo me definió con una imagen: “Adrián, me ofreció una
cantidad de dinero que en lugar de contarla habría que pesarla”.
Era esperable, Victor Hugo tardó poco tiempo en conocer a Gan-
geme, discutió con él por incumplir con quienes eran sus compañeros
en ese momento y terminó su relación y se fue a Radio Continental.
Víctor Hugo se negó sistemática e históricamente a participar en nin-
guna actividad farandulera que le quitara su bien más preciado: su
tiempo. Fuimos (y aún somos) capaces de quedarnos cinco o seis ho-
ras hablando, en larguísimas sobremesas. Difícilmente ocupen algún
espacio las vidas de otras personas. Sí las ideas. O los viajes. Esa es
la mejor forma de Víctor Hugo para ocupar su tiempo. Abrumado por
sus dificultades con la tecnología, lo confunden los MP3, los PDF y
las “www”; aún hoy se niega a tener un teléfono celular. Su domingo
ideal lo llevaría a hacer su programa de música clásica a las 9 de la
mañana, saltar al Colón para ver alguna ópera al mediodía, salir de
apuro para transmitir un River-Boca o –si lo merecieran– un Depor-
tivo Español-Ferro, apurar a Beatriz para que le cebe un mate en el
auto cuando juntos salen para ir al cine a ver alguna película fran-
cesa (o argentina, es irrelevante), para después terminar haciendo, a
las 11 de la noche, su queridísimo “Bajada de Línea”. Y todo esto,
mezclando lo popular con lo más fino de la cultura. Hablando con el
mediocampista de All Boys, con la misma pasión con la que se en-
contró con Pavarotti o Plácido Domingo. Y como en cada reportaje,
siempre intentando no ponerse él en el centro de la escena y evitando
poner incómodo a su entrevistado, sin por ello perder firmeza en sus
convicciones. Claro que disentimos. Y mucho. Dos temas puntuales:
el boxeo y el campo. El boxeo merece ser tratado en otro contexto.

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JULIAN CAPASSO

El ‘tema del campo’, no. Discutimos mucho. Mucho. Una noche en


particular en un restaurant cerca de la casa de él, junto con Beatriz,
Alberto Kornblihtt y su mujer, Etel. Esa noche resultó ser maravillo-
sa, porque Alberto, quien es también muy amigo mío, advirtió que
la relación que tenemos es tan profunda que tolera que tuviéramos
posiciones tan antagónicas, y que no nos hubiéramos faltado el res-
peto ni una sola vez en más de cuatro horas de charla. Y ninguno de
los dos cedió en su posición. No tuve yo los suficientes argumentos
en ese momento para convencerlo de lo que yo creía que estaba equi-
vocado. No me alcanzó. Cuando comenzó a advertir que los socios
que tenía en el camino no eran sus habituales compañeros de ruta,
empezó a dudar. Y hubo más discusiones, más pirotecnia verbal. Yo
había visto a Néstor Kirchner varias veces y siempre le quedó claro
que yo no lo había votado. Y yo, que me fui haciendo ‘kirchnerista’
con el tiempo, traté de explicarle a Víctor Hugo que ‘esta gente’ está
haciendo lo que nosotros hubiéramos querido que hicieran todos los
que lo antecedieron, solo que ellos nunca lo prometieron. Lo hacían
porque querían hacerlo, porque estaban convencidos. Y la prueba de
fuego llegaría pronto: ¿qué habría de pasar con Clarín? ¿Qué habría
de pasar con la codificación del fútbol? ¿Qué habría de pasar con la
Ley de Medios?
Esa era la madre de todas las batallas. Eso fue suficiente. Su larga
lucha parecía tener ahora intérpretes con poder. El mismo Kirchner
que les había prolongado la licencia por diez años más, esta vez pa-
recía decidido a decir que no. Seguramente habrá contado sus solda-
ditos y habrá advertido (Kirchner digo) que ese era el momento justo
para entablar la batalla final contra el monopolio de la información.
O el oligopolio, si usted prefiere. Y eso fue también lo que lo terminó
seduciendo a Víctor Hugo, mucho más allá de la llamada telefónica
tan puntual que el propio Kirchner le hizo a Víctor Hugo a Radio
Continental para explicarle lo que había hecho con esos ‘famosos’
dos millones de dólares. Fue una muestra de respeto. Víctor Hugo
me dijo que se sintió abrumado e incómodo por haber opinado pú-
blicamente sin haber tenido los suficientes datos. Y se corrigió. Las

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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

condiciones de contorno estaban cambiando, o habían cambiado, y


él estaba dispuesto a revisar su posición. Fueron momentos muy in-
tensos y muy dignificantes. Ver una persona envuelta en sus propias
contradicciones. Está claro que le hubiera sido mucho más fácil se-
guir con su posición inicial. ¿Por qué no? ¿Qué podría cambiar en
la vida de él? ¿Por qué tener que enfrentarse con lo que él sabía que
serían sus nuevos acusadores pero viejos ‘enemigos intelectuales e
ideológicos’ de toda la vida? Es que Víctor Hugo entendió que debía
emprender el camino de retorno y reencontrarse con él mismo. Y
lo hizo, en una demostración extraordinaria de coraje intelectual y
de compromiso con lo que él creía que eran sus verdaderas convic-
ciones. Y comenzó a virar y explicar con su lógica implacable cada
movimiento que dio, cada cambio que hizo. Y mientras usted lee
todo esto, no se le escapa que una cosa es hacer una revisión y/o in-
trospección en la soledad de un cuarto, y después compartirlo con su
mujer/marido, hijos y familiares. Otra distinta es tener que hacerlo
en forma pública. Pero lo hizo. Su capacidad reflexiva, su habilidad
para ligar situaciones e interpretar la realidad, lo han transformado
en líder de un sector mayoritario de la opinión pública argentina en
esta primera parte del siglo XXI. Creo que de esa forma será reco-
nocido por los libros de historia que evoquen lo que pasaba/pasa en
esta época. Víctor Hugo se ha ubicado como el defensor de los más
necesitados, de los sin voz, de los que nunca tuvieron decodificador
en su vida. Víctor Hugo los representa a todos. Y nos hace mejores a
todos. El, de alguna forma, se ha transformado en el decodificador de
las grandes mayorías. A él lo escuchan por eso. El libro servirá como
un recorrido imprescindible para entender a uno de los mecenas de
este siglo, que elevó la barra de la ética profesional a una altura en
donde el oxígeno que allí circula ha sido respirado por pocas perso-
nas en la historia del periodismo en la Argentina. Por supuesto, no
quiero decir y espero que no quede así que todas sus opiniones son
las mejores o las únicas, porque no solo no lo pienso sino que no
creo eso de nadie, ni de Víctor Hugo ni de ninguna persona. Lo que
sí puedo decir, es que es capaz de provocar con su capacidad para co-

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JULIAN CAPASSO

municar, para decir lo que piensa y provocar al que escucha a decidir


si está de acuerdo o no, a formarse una opinión, a entender un poco
mejor de qué se trata. Yo disfruto de proponer temas de discusión en
nuestros encuentros, porque siento que me educo mientras charla-
mos, pero no porque él me diga algo que él sabe y yo no, sino porque
usualmente discutimos sobre algo que ninguno de los dos sabe y nos
hace bien mirarlo desde distintas ópticas, jugando distintos roles,
haciendo de ‘abogados del diablo’ si es necesario.
Ahora le toca a usted. Ahora viene el libro de Julián Capasso. So-
lamente usted sabrá qué partes de él le interesarán. Lo que me intere-
só a mí, quizás no sea atractivo para usted, y viceversa. Por lo tanto,
se harán tantas lecturas como personas lo recorran. Estoy seguro de
que el propio Víctor Hugo discutirá con él mismo mientras lo vea, se
peleará con él mismo por haber dicho lo que dijo en algún momento,
pero, en todo caso, ¿quién no? ¿O acaso usted estaría de acuerdo en
repetir todo lo que dijo en su vida?
¿Mantendría la misma posición en todos los temas controversiales
o binarios con los que se enfrentó en su vida? Aunque sea nada más
que por eso, vale la pena leer el libro que sigue, para entender un
poco más, con algunas pinceladas que fotografían una pequeña parte
de la vida de uno de los héroes de nuestra era.

20
Introducción
“¿Qué le pasó a Victor Hugo?”

¿Sentís que te trajo problemas o una mirada condena-


toria? ¿Cuánto te importa?”, le preguntó Matías Mar-
tín a Víctor Hugo el lunes 12 de abril de 2010, en una
entrevista para Telefé, en la que el rioplatense confesaba que no le
molestaba quedar más cerca del Gobierno ideológicamente, aunque
manteniendo la versión crítica, si es que enfrente continuaba teniendo
al establishment periodístico, haciendo referencia específicamente al
Grupo Clarín como “uno de los problemas morales más graves que
tiene desde hace un tiempo la sociedad argentina”. Morales le res-
pondió a Matías: “Me trajo malas miradas y me importan poco. Te di-
ría nada. Yo estaba cómodo, de alguna manera, cuando ocurrió lo del
campo. La clase media y media alta estaba encantada conmigo. Me
daban premios. Cuando llega la ley de medios, yo me planto donde
estuve toda la vida. ¡Es una locura Matías lo que ha pasado! Desde el
mismo momento en que yo me pronuncié a favor de la ley de medios
que llevo 10 ó 15 años, peleando contra ese monstruo con un cuchi-
llito de madera, desde ese mismo momento dijeron que se dio vuelta.
Amigos que me dicen ¿Qué le pasa a Víctor Hugo? ¡Me avergüenzan
esos amigos! Yo depongo esas amistades y te lo digo públicamente.
De mí pueden decir imbécilmente, perversamente, maliciosamente
que yo me di vuelta y ponerle el precio. Pero no tienen un elemento
contante y sonante como podría ser que yo vaya y gane mucho dinero
transmitiendo el campeonato mundial por canal 7”.
“¿Qué le pasó a Víctor Hugo?”, es el latiguillo que se instaló de
un tiempo a esta parte. “¿Qué le pasó? Se vendió al gobierno, ahora
defiende a los Kirchner, no lo escucho más”.

21
JULIAN CAPASSO

“¿Qué le pasó a Víctor Hugo? Nada –responde José Gabriel Car-


bajal, que fue su compañero de trabajo durante una década–. El dis-
curso de Víctor Hugo fue siempre igual. No lo cambió con el tiempo.
En todo caso le fue agregando convicciones y, con el aplomo de
los años, su palabra adquirió un peso, que excedió largamente lo
deportivo, para instalarse en la consideración más elevada de una
sociedad lastimada en sus valores y menesterosa de referencias cla-
ras. Su capacidad inmensa para leer entrelíneas los acontecimientos
y su relación con lo que sobre ellos se publica, más su natural talento
para armonizar sus ideas y la construcción del relato fiel a rajatabla
de aquellas ideas, lo han convertido en una de las figuras más tras-
cendentes del periodismo en Argentina. A todo esto se le suma su
carácter implacable, que lo ha llevado a erigirse en un ‘enemigo’
despiadado del establishment. No sé si lo esperaban o no en esta
instancia. Pero quienes estuvimos más de cinco minutos cerca de él,
sabíamos cuál era el recorrido”.
“Cuando una sociedad hace un giro, los medios suelen acompañar.
Usted hoy tiene una postura contracíclica. ¿Qué riesgos asume?”, le
preguntaron a Víctor Hugo en un reportaje a la revista Noticias del
20 de marzo de 2010. “Que no te entiendan. Que no conozcan los
antecedentes que avalan ciertas opiniones. La audiencia, el lector,
siempre reclaman que seas lo que ellos pretenden que seas. Estoy
en un lugar en donde a mí me cuesta mucho cada una de mis opi-
niones, por eso yo me respeto. Pago fuertemente para opinar. Por el
tema del campo pagué con un programa que salía en Canal 7 y me
perjudiqué económicamente en cifras que, para mí manera de vivir
-soy un hombre en relación de dependencia-, significaron un golpe
tremendo. Lo pagué porque en el Gobierno hubo gente (no de arriba;
Kirchner recién ahora sabrá quién soy, porque habló conmigo), que
llamaba enojada porque alguien que confrontara con el Gobierno
tuviera un programa en la televisión pública”, respondió.
Néstor Clivatti, corresponsal de radio Continental en Santa Fe
desde 1989, aporta: “Víctor Hugo continúa actualmente siendo el
mismo gladiador infatigable, un provocador de cornisa y un hombre

22
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

que generalmente elige ‘enemigos que están a la altura del conflic-


to’. Su exposición ha crecido de forma exponencial en los últimos
años debido a que se ha consolidado como un periodista de opinión
firme también en el ámbito político de nuestro país y en un medio de
alto prestigio como Radio Continental, lugar que es su casa y su ata-
laya para dar pelea a cada convicción sin medir las consecuencias.
La pregunta... ‘che, ¿qué le pasa a Víctor Hugo?’, es la que más he
respondido en mi vida y se repite diariamente con una frecuencia
directamente proporcional a su alta influencia en el mercado de la
comunicación, como también a lo controvertido de sus posiciones,
que recorren un arco que va desde sus históricas posturas ideológi-
cas, pasando por la irritación que a muchos le provoca no coincidir
ahora en algunos temas, hasta la inevitable relación a lo venal que
está en la fantasía de un sector de la opinión pública y no en el real
procedimiento ético de sus razonamientos y comentarios”.
Orlando Barone, ex compañero en radio Continental, opina: “Ac-
tualmente Víctor Hugo es el mayor exponente de los periodistas no-
tables que ha logrado revertir la idea de que los periodistas ricos y
famosos son siempre obedientes al establishment. Esa idea de que
cuando sos rico y famoso, haciendo una simplificación, obedecés a
cánones de tus grandes empleadores, porque esto es lo que le está
pasando a la mayoría de los periodistas. No hay nada más conser-
vador que el que quiere conservar su poder. Y Víctor Hugo es un
transgresor. No es el único. Pero la figura de Víctor Hugo es muy
emblemática por el lugar en donde trabaja, por el soporte de Con-
tinental, que pertenece al trípode de los medios hegemónicos junto
con La Nación, Clarín y, quizás, Perfil. Sin embargo, es discordante.
Ha asumido con una actitud esclarecedora la Ley de Medios y es el
mejor mensajero que ésta ha tenido”.
Su ex compañero Oscar Barnade, que trabaja en Clarín desde
1994, reflexiona: “Si alguien se pregunta qué le pasa a Víctor Hugo,
me parece que no entiende nada. Víctor Hugo tiene una postura ética
de años. Y cuando defiende algo o lo enfrenta lo hace con muchos
argumentos. Te puede gustar o no, pero no por eso alguien de los

23
JULIAN CAPASSO

medios es buen o mal periodista. Sus condiciones son indiscutibles.


Para mí es el mejor. No es un momento tibio este, donde la política
comenzó a estar de nuevo en discusión y cómo se manejan los me-
dios también. Entonces se discute mucho y está bien que se opine. Es
un momento donde no hay grises”.
José “Chiche” Almozny, ex compañero de Víctor Hugo en Desa-
yuno, agrega: “A mí también me preguntan todo el tiempo: ‘¿Qué
le pasó a Víctor Hugo?’. Yo creo que él está convencido de lo que
dice. Y yo lo respeto. Y hay mucha gente convencida y lo que pasa
es que no es Víctor Hugo ni tiene su repercusión. Como este es un
país que mucha gente agarra de todo, los mal pensados te dicen:
‘Che, ¿cuánto le dieron?’. Y yo por él pongo las manos en el fuego.
El además no necesita agarrar nada. Sé que por principios sería im-
posible. Siempre fue muy coherente. Es uno de los pocos tipos, no
sé si decir el único, que resiste un archivo. Hay tipos en el medio que
hace una semana te dijeron una cosa y la cambian. Hay gente que en
el mismo programa, con dos horas de diferencia, dice otra. En Canal
7 le ofrecían mucha plata para relatar el último mundial y él dijo que
no porque, si aceptaba, iban a pensar que lo que dijo de la Ley de
Medios era por interés. Víctor Hugo es para un país como Suiza. Nos
queda grande. Pero, por suerte, lo tenemos acá”.
Alejandro Apo, el comentarista que más tiempo trabajó al lado de
Víctor Hugo, reflexiona: “¿Qué le pasó a Víctor Hugo? Cuando la
gente me pregunta eso en la calle le contesto: Víctor Hugo apoya la
Ley de Medios. ¿Quién era el que planteaba una apertura de voces
antes de la ley de medios del Gobierno? Víctor Hugo solo. Cuando
el gobierno abraza esa idea, la profundiza y la presenta, la pelea y la
hace sancionar en las dos cámaras, ¿en quién se basa? En la denuncia
de Víctor Hugo. Entonces, ¿cómo se puede pensar que Víctor Hugo
cambió? Víctor Hugo empezó a ver que el Gobierno tenía conductas
que tenían que ver con su manera de ver la realidad y que la resolvía
ocupándose de los temas. Víctor Hugo no es del gobierno. Es simple.
Es su parecer que en este tramo coincidió con muchos de los parece-
res del Gobierno y él acompaña esas ideas, aunque está en desacuer-

24
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

do con otras, que las manifiesta con vehemencia también, como por
ejemplo la despenalización del aborto que él siempre reclama. ¡Y
se lo pide mal! Diciendo ‘cómo un gobierno que se dice progresista
no impulsa eso’. El único tipo que enfrentó a Grondona cuando le
dio el negocio del fútbol a Torneos y Competencias y a Clarín fue
Víctor Hugo. Nosotros, sus compañeros, acompañábamos, pero él
la llevaba adelante. Que la gente piense, o debería pensarlo, cómo
habría sido la vida de Víctor Hugo si hubiera admitido el manejo
de Grondona en la AFA. Hubiera ganado todos los Martín Fierro de
Oro, hubiera sido el niño mimado de TyC. Pero él eligió su convic-
ción, como siempre. Independiente. Y su manera de denunciar ese
robo que después se demostró que era eso”.
Beto Casella, en tanto, aporta: “Tuve la suerte de que Víctor Hugo
me explicara personalmente ‘qué le pasó’. Me hubiera sorprendido
que no apoyara enfáticamente la Ley de Medios y el Fútbol para To-
dos, conocido su eterno encono con el grupo Clarín. No tengo dudas
de que esto también habla bien de Morales. Si vamos al grano, no
tiene ninguna necesidad, a esta altura de la vida y de su profesión, de
soportar que algún imberbe lo increpe a la salida de un estadio por
cierta adhesión al Gobierno. Presumo que no le está costando nada
barato –en una sociedad tan intolerante– pero lo debe estar asumien-
do bien templado. Me sigue dando vergüenza ajena la sospecha de
interés económico (que es casi lo mismo que tildarlo de corrupto)
que deslizó, por ejemplo, Jorge Lanata”.
Y se suma Alejandro Fantino: “Yo a Víctor Hugo le creo. Además,
en el medio se sabe de su pelea con Clarín, que viene desde hace 20
años. De su pelea con Grondona, que es un aliado de este Gobierno
y que viene de toda la vida. Su pelea contra los grandes grupos eco-
nómicos viene de toda la vida, cuando en su momento peleó contra
Torneos y Competencias lo hizo desde siempre. Entonces, cuando
traes en la genética una historia de lucha, no me parece mal creerle.
Entonces y por eso yo le creo. Después, si políticamente coincide
con algunas cuestiones de este Gobierno… ¿por qué no? Es un tipo
que cree en sus convicciones. Hace 20 años que lo conozco y que

25
JULIAN CAPASSO

siempre está en el camino que siempre lo vi recorrer. Siempre lo


vi recorrer este camino. No se ha alejado ni un poquito de lo que
siempre hizo. No ha traicionado lo que él siempre pensó. Es más, ni
siquiera se ha traicionado él. Porque por ahí comenzó pensando una
cosa de quienes gobernaban y se terminó dando cuenta de que él está
a favor de lo que el Estado estuvo llevando adelante a nivel político.
Ha sido consecuente con su forma de pensar, siempre”.
“Yo soy el menos sorprendido en este caso porque realmente no
esperaba otra cosa”, dice Alejandro Dolina.
Y Diego “Chavo” Fucks opina: “Cuando dicen que el Gobierno lo
compró, me indigno y pido: ‘Por favor muchachos, ¡no digan bolu-
deces!’. No hay manera. No hay modo. Ni siquiera que tenga la vida
económica resuelta es una excusa para que alguien no se corrompa,
porque hay tipos que están llenos de plata y siguen haciendo negocios
turbios. Siguen comprándose o siguen vendiéndose. Pero el tipo que
dice esa boludez no conoce a Víctor Hugo o no le prestó atención.
Yo a Víctor Hugo lo escucho putear a Clarín desde la década del ‘80.
Ahí también tuvo una actitud muy generosa que yo destaco siempre.
Muchos cuando me quieren atacar a mí o algún “victorhugueano”
nos dicen: ‘Ustedes hablaban mal de Torneos y ahora trabajan ahí’.
Y la realidad es que yo nunca hablé mal de Torneos. Víctor Hugo nos
dijo: “Muchachos, no se metan ustedes. Esta es una pelea mía. Yo
económicamente estoy muy bien. Ustedes tienen que laburar. Este
es un camino muy largo. Déjenme a mí’. Y ahí cada uno resolvía
por su propia cuenta. Pero me pareció una decisión muy inteligente.
El tenía su lucha y trataba de no meternos a nosotros. Que Víctor
Hugo tenga cierta simpatía por este Gobierno a mí me resulta abso-
lutamente natural. Este Gobierno está haciendo cosas que él apoyó
y pidió siempre. La ley de Medios, por ejemplo, la democratización
de los medios. A mí me resultaría muy extraño que Víctor Hugo es-
tuviera en contra de la política de Derechos Humanos del Gobierno.
Yo no estoy de acuerdo con todo lo que Víctor Hugo dice, pero la
realidad es que si yo tengo que poner las manos por él, no dudo un
solo segundo en ponerlas”.

26
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

“Yo no tengo, por conformación, el gen del seguidísimo. No sigo


a nadie pero ocurre que sin ser la revolución, el oficialismo ha hecho
muchísimas cosas que yo vengo defendiendo desde hace muchos
años, al igual que le pasó a Víctor Hugo. Por ejemplo, yo le puse la
voz a la película de Gerardo Vallejos en contra de la privatización
de los fondos de pensiones, de las AFJP. Ahora se vuelve al sistema
solidario de reparto, del que yo jamás salí. Entonces, ¿cómo no voy
a apoyarlo si hay una ley de comunicación audiovisual que es la
revolución? Por ese lado va la cosa. Eso le pasa a Víctor Hugo, que
además argumenta su posición”, agrega Liliana López Foresi.
Y Matías Martin concluye: “A mí lo que me parece es que Víctor
Hugo siempre fue un tipo de un coraje admirable y envidiable que
nunca midió el impacto negativo que podrían tener sus convicciones
y las defensas de las mismas; y que el gobierno nacional agarró tal
vez los dos temas con los que Víctor Hugo venía hacía más tiempo
batallando, que eran el fútbol de la AFA y todo lo de Clarín y los
medios. Eran los derechos del fútbol y los medios de comunicación
y Clarín. Ahí Víctor Hugo se sintió reflejado, se embanderó. Ahora,
los que tratan de degradarlo, tienen una enorme bajeza. Quien ha
escuchado a Víctor Hugo puede decir que no está de acuerdo, pero
no puede desconocer que ésta es la manera en la que se ha manejado
siempre y que se maneja en base a sus convicciones. Por eso en su
trayectoria tiene una carrera de tanto reconocimiento. Por eso los
que lo atacan se descalifican solos, porque podés decir que no estás
de acuerdo en muchas cosas pero acusarlo de venderse me parece
una bajeza que no merece siquiera ser comentada”.
Lo que le pasa a Víctor Hugo, en definitiva, es lo que le pasó
siempre: la valentía, la honestidad. Valores de los que da testimonio
este libro.
Víctor Hugo: una historia de coherencia y convicción.

27
Capítulo I

V
íctor Hugo Morales nació el 26 de diciembre de
1947 en Cardona. Hijo de Víctor Vicente Morales y
de Irma Nelly Pérez, pasó gran parte de su infancia
con sus abuelos. “Mi pueblo está separado por unas
vías. De un lado es Florencio Sánchez, donde vivían
mis padres; y el otro, Cardona, donde estaban mis abuelos y adonde
me mudé porque debía aplicarme inyecciones de hígado de bacalao
por problemas de crecimiento”, recuerda. Tiene dos hermanos, José
Pedro y Dumas; y otros tres del segundo matrimonio de su papá.
“Pasé una niñez extraordinaria. Siempre jugando. Creo que toda mi
vida me la pasé jugando, nunca perdí ese espíritu, nunca pasé más de
tres días sin practicar al menos algún deporte”, dice hoy.
Fue en casa de sus abuelos donde activó su formación política.
“Eran de los sectores más intransigentes de la izquierda del Partido
Blanco, de derecha. La primera vez que hice un aviso fue a dos vo-
ces con mi mamá, que era puntera en el barrio”. En Cardona hizo la
Primera y la Secundaria, en Colonia la preparatoria para abogacía y,
cuando era hora de comenzar la carrera, ya lo había atrapado otra pa-
sión: “Entré a Radio Colonia, y ahí mi vida giró hacia este lado”.

•••
En 1974, consolidado como columnista de Deportes del noticiero
Telenoche (Canal 4 de Uruguay, al que había entrado el año anterior),
Víctor Hugo Morales saltó al conocimiento público y sorprendió por
la forma en que elaboró las críticas a su Selección nacional por su
mala performance en el Mundial de Alemania. Por esos años, con

29
JULIAN CAPASSO

el periodista Jorge Da Silveira, Víctor Hugo encabezaba un equipo


armado por el productor Enrique Destri llamado “Clan 10”, que se
emitía por Radio 10 de Uruguay y estaba tercero en el rating.
El 9 de mayo de 1975, a los 58 años, murió en Uruguay el relator
Carlos Solé, que por 40 años transmitió los principales acontecimien-
tos deportivos desde Radio Sarandí y llegó a capturar hasta el 80%
de la audiencia. Este hecho representaría un vuelco fundamental en
la carrera de Víctor Hugo, que por esos días disfrutaba de su primer
viaje a Europa, para el que había trabajado duramente y ahorrado con
angustia los 500 dólares que le costaría la estadía planeada.
“Para mayo del 75 estaba en Europa, cumpliendo mis sueños de
marinero, cuando se produjo el fallecimiento de don Carlos Solé. Es-
taba llegando a Barcelona. ‘Sr. Morales, sírvase pasar por mostra-
dor...’, me dijeron en el hotel. El corazón me dio un salto. Me arrimé
al mostrador presintiendo una desagracia. ‘Debe llamar a Montevi-
deo, urgentemente, al doctor Da Silveira’, me informaron. Perdí todo
control. Se me caían las lágrimas. Pensaba en mi madre, mi padre,
mis hermanos, Beto, Heber, abuela Flora. Imaginaba el peor desastre.
Por fin, oí la voz de Da Silveira.
–Nene, no es nada con tu familia, quedate tranquilo, pero pasó
algo que te va a doler mucho: el nueve falleció Solé”, recuerda Víctor
Hugo de aquel momento en su primer libro, El Intruso.
Radio Sarandí había nacido y crecido con la figura de Solé. Preocu-
pados por la pérdida de quien era el pilar fundamental de su estruc-
tura, las autoridades de la emisora se propusieron mantener su gran
audiencia. Por eso es que durante 25 días las por entonces dos radios
más importantes de Uruguay, Sarandí y Oriental, brindaron una dura
batalla para incorporar a Víctor Hugo Morales.
Aunque estuvo cerca de incorporarse a Sarandí, con la que llegó
a entablar negociaciones desde Europa, Víctor Hugo, de la mano de
Destri, firmó con Oriental el 3 de junio de 1975.
“Esa noche, afónico, con todos los nervios acumulados en mi gar-
ganta, debuté con un hilo de voz ante los micrófonos de Oriental, en
un partido Uruguay-Chile, igual que en el 69, cuando llegué a Mon-

30
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

tevideo. Al otro día, los diarios hablaban de ‘la noche de los dedos
inquietos’. La audiencia estaba desorientada por los cambios produ-
cidos en varias emisoras. Tres semanas después se hizo una encuesta.
Tenía casi el 20 por ciento de la audiencia y me asombraba de solo
pensar que, dos años antes, me paraba en la puerta de la cabina del
estadio con la ilusión de que, aunque fuera uno solo de aquellos es-
pectadores, estaría escuchando mi relato”, describió Víctor Hugo en
su primer libro.
Dos años después, Víctor Hugo había incrementado notablemente
su audiencia: pasó de tener el 20% y elevó hasta el 75% el share en
las transmisiones de fútbol.

•••
“Buenas noches, país del dolor”. Con esta frase cerró su transmisión
Víctor Hugo desde Caracas el 6 de marzo de 1977, tras una derrota de
Venezuela ante Bolivia por 3-1, por las Eliminatorias Sudamericanas
para el Mundial de Argentina 78. Uruguay necesitaba que triunfara el
local o que empataran para clasificar al campeonato que iba a organi-
zar el país vecino. Fue triunfo de Bolivia y Uruguay se quedaba sin
jugar un Mundial luego de veinte años de presencia ininterrumpida.
Para entonces, del muchachito ilusionado que relataba fútbol había
pasado a ser un periodista polémico, discutido y comprometido con
su profesión, lo que le trajo problemas con la dictadura que, con un
golpe de Estado el 27 de junio de 1973, había tomado el poder en
Uruguay.
Juan Carlos Paullier, comentarista de los encuentros que Víctor
Hugo relataba por entonces, recuerda: “En las Eliminatorias para
Argentina 78, en el partido de Venezuela contra Uruguay jugado en
Caracas, Víctor Hugo y yo transmitimos para todo Uruguay desde
la tribuna del estadio porque no nos dieron cabina. Alrededor nues-
tro se ubicaron cientos y cientos de uruguayos gritando ‘Uruguay sí,
dictadura no… se va acabar, se va acabar, la dictadura militar’. Esos
cánticos salieron al aire durante todo el relato de Víctor Hugo y mis
comentarios. Previo al partido, los hinchas habían estado preguntan-

31
JULIAN CAPASSO

do cuál era la transmisión más escuchada en nuestro país y dijeron:


‘La de Oriental, la de Víctor Hugo, la de Paullier’. Entonces nos ro-
dearon aquella noche en el estadio de Caracas para cantar contra la
dictadura. Cuando llegamos a Uruguay las autoridades militares, el
ESMACO (Estado Mayor Conjunto), lo citaron a Víctor Hugo para
que diera explicaciones. A lo que Víctor Hugo dijo: ‘¿Qué íbamos ha-
cer nosotros si los uruguayos libre y espontáneamente cantaban esas
consignas? ¿Les íbamos a tapar la boca?’. Fue una seria advertencia
de los militares. Que se hubieran agotado las cabinas determinó que
transmitiéramos entre el público y la policía no intervino. En ningún
momento durante el partido la policía alejó a los uruguayos que es-
taban alrededor nuestro. Y nosotros tampoco, ni Víctor Hugo ni yo,
porque estábamos muy convencidos de lo que estaban gritando esos
uruguayos”.
Víctor Hugo recuerda en El Intruso: “No era la primera vez pero
el susto fue grande. Me llevaron a un lugar en el que nadie me decía
una palabra, hasta que me hicieron pasar y me preguntaron qué había
querido decir con ‘Buenas noches, país del dolor’. Y, además, estaban
molestos porque algunos uruguayos exiliados en Caracas cantaron
consignas muy cerca del puesto de transmisión y me parece que des-
confiaban de alguna complicidad mía”.
Meses después vivió otro momento de tensión por una entrevista al
delantero de Defensor Sporting Julio Filippini, quien había marcado
un gol ante Nacional de Montevideo, en un partido disputado en el
estadio Centenario que lo tuvo como figura y que, por las presiones
recibidas tras esa nota, no jugó nunca más profesionalmente.
Filippini, ahora contador residente en Montevideo, otorga preci-
siones: “Terminó el encuentro y el periodista Américo Signorelli me
puso los auriculares para que hablara con Víctor Hugo. ‘¿A quién le
dedica el gol?’, me preguntó. Yo le contesté que a mi hermano y a
los compañeros del Penal de Libertad. ‘Muy bien, recibido. Gracias
Filipini. Hasta luego…’, me contestó Víctor Hugo de forma aproba-
toria y ahí es que se armó todo el lío. Yo me enteré después de que
se lo llevaron detenido para escuchar la grabación. Cuando dije eso,

32
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

mis padres lo escucharon por radio porque se estaban yendo del esta-
dio y volvieron a buscarme desesperados porque tenía a mi hermano
preso y a mi hermana exiliada. Mi padre me localizó y me pidió que
me escondiera por unos días porque la policía me iba a buscar. Efec-
tivamente la policía fue a buscarme el lunes al club. Como no me
encontraron se llevaron detenidos a varios compañeros. Al enterarme
de que Víctor Hugo había tenido problemas lo llamé por teléfono y le
dije: ‘Disculpame’. A lo que él me contestó: ‘No, por favor, no tenés
nada que ver, simplemente te están buscando, te conviene hablar con
fulano de tal’, me dijo, que era un coronel que estaba al mando del
operativo. A ese coronel lo llamé a los cuatro días para explicarle lo
que pasó. ‘Bueno, el operativo de las fuerzas conjuntas termina acá’,
me respondió. Mi hermano fue liberado en 1984 y esto fue en 1976,
cuando salimos campeones. Por primera vez que un barrio chico salía
campeón. Defensor era un cuadro chico y Víctor Hugo fue el único
periodista que se atrevió a seguirlo en todo el campeonato. Fue una
gran apuesta, con la que le fue bien”.
“Tarjeta amarilla, usted entiende”, le dijeron los militares a Víctor
Hugo al pedirle explicaciones.

•••
En junio de 1978 Víctor Hugo relató para su país el campeonato
Mundial que se disputó en Argentina, Selección por la que expresó
públicamente su simpatía, pese a que ocasionó el malestar en algunos
de sus oyentes, que llamaban ofuscados a la radio.
Entusiasmado entonces por la organización que Argentina había
mostrado durante el Mundial, en el retorno a su país Víctor Hugo en-
dureció las críticas hacia las autoridades del fútbol uruguayo, que en
varias oportunidades lo habían declarado “persona no grata”.
El 11 de julio de 1978, dos semanas después de haber finalizado el
Mundial en la Argentina y a tres semanas de que se iniciara un nuevo
campeonato de fútbol en Uruguay, Víctor Hugo escribió una nota que
el semanario Multicolor tituló: “Improvisación que avergüenza”.
Así fue que en la noche del miércoles 12 de julio de 1978, en Gua-

33
JULIAN CAPASSO

yabo 1531 -la Asociación Uruguaya de Fútbol-, tras cuatro horas y


media de sesión, los enojados dirigentes locales, entre los cuales es-
taban 11 presidentes de clubes de primera división, se dieron un au-
tovoto de confianza y comenzaron a pergeñar la idea de prohibir el
ingreso de periodistas al estadio, en una discusión que, obviamente,
tuvo a Víctor Hugo como epicentro del debate.
En un comunicado, así, informaron la suspensión de “toda relación
de la AUF” con Víctor Hugo y su comentarista, Juan Carlos Paullier,
a los que les prohibieron la transmisión de los partidos del torneo
local.
“La prohibición fue a los dos exactamente –recuerda el propio Pau-
llier-. En la transmisión de Oriental el uno era Víctor Hugo y el dos
era yo. Ambos emitíamos opiniones muy duras, muy fuertes. Nos ju-
gamos la ropa todos los días contra el sistema y por eso llegó la pro-
hibición. El fútbol nos consideraba dos personas peligrosas”.
–¿Qué siente, Víctor Hugo Morales, ante esta situación? –le pre-
guntaron en el diario El País al día siguiente del comunicado.
–Un inmenso alivio, porque esto es mejor que las amenazas, la
coacción y las provocaciones. Una gran seguridad en mi proceder.
Una profunda convicción.
–Pero duele, ¿verdad?
–En este momento se me ha ocurrido pensar en mi país. Lo único
que les faltaba a los dirigentes del fútbol era comprometer su imagen,
por una simple revancha, por un rencor que les quita nobleza.
–¿Seguirá con su prédica?
–Voy a esperar la reacción de mi público. Si los llamados y las
cartas de solidaridad, si los amigos anónimos que siempre me han
alentado, se hacen presentes, voy a seguir. Solo ellos me importan
para decidir mi futuro. Será la opinión pública la que tenga la última
palabra.
–¿Y en el futuro inmediato?
–Empezaré por dejar las manos libres a las empresas que me tienen
contratado. Voy a ofrecer la rescisión de contratos a todas ellas.
–¿Y su libertad de trabajo?

34
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

–Voy a luchar por ella, de acuerdo con las leyes de mi país. Voy a
apelar a todos los recursos legales. No me entrego, aunque la veo fea.
Un gesto solidario de Miguel Olivencia, entonces gerente de Ra-
dioMundo, conmovió a Víctor Hugo: “Vengo a avisarte que si vos
no transmitís, nosotros tampoco. Esta decisión es definitiva. Aunque
relate otro en Oriental, si no sos vos, no dejo salir la transmisión de
fútbol”.
Al mediodía de ese día a Víctor Hugo le avisaron que, tras una ges-
tión de su compañero Carlos Giacosa, a las 16 lo recibiría el general
Julio César Rapela, protagonista de los alzamientos militares de 1973
y hombre cercano a Gregorio Álvarez, que desde 1981 a 1985 fue
presidente de Facto y quien en octubre de 2009 fue condenado por la
justicia uruguaya a 25 años de prisión por la muerte de 37 opositores
que se sucedieron entre 1977 y 1978, cuando era jefe del ejército.
Esa tarde, Víctor Hugo mantuvo el siguiente diálogo con Rapela:
–General, más que nada me importa hacerle una pregunta. No sé si
tengo derecho o si usted quiere responderla. Pero necesitamos saber.
–De aquí no tiene por qué irse sin respuestas a cuestiones concre-
tas.
–Sé positivamente que algunos dirigentes aceptaron la decisión
porque se les dijo que esto venía de arriba. ¿Ustedes dieron la aproba-
ción a las autoridades de la Asociación?
–De ninguna manera. Aquí fue hecha una consulta y se les respon-
dió a los señores dirigentes que era un tema en el que el gobierno del
país no tiene nada que ver. Era una cuestión entre particulares. Ahora
bien, frente a esta conmoción pública, sí debemos estar alertas. Y las
autoridades competentes resolverán hasta qué punto el tema escapa a
la administración pública. Ustedes pueden tener la seguridad de que
si las leyes los amparan, serán amparados. Si la Asociación tiene ra-
zón, será como ellos han decidido. En este momento, eso sí no se lo
puedo responder (…) En estos momentos, las autoridades competen-
tes se están informando. Es cuanto puedo decirle. Eso, y que aquí no
se le dio aprobación a nada ni a nadie.
En el atardecer de esa misma tarde, distintos medios de prensa se

35
JULIAN CAPASSO

hicieron eco de la medida contra Víctor Hugo: “Un atropello”.


Y el propio Víctor Hugo cerró ese día su columna en Telenoche:
“Señores dirigentes, en el fondo dan lástima, porque tengo el respaldo
de mucha gente y ustedes están solos, dramáticamente solos”.
En la noche del lunes 17 de julio, el relator colombiano Edgar Pe-
rea le propuso a Víctor Hugo, en una cena realizada en el Pollo Do-
rado de la que participaba el periodista argentino Fernando Niembro
(quien había viajado para solidarizarse), realizar una transmisión para
reemplazarlo en los partidos que por la Copa Libertadores debían ju-
gar al otro día Danubio contra Junior de Barranquilla y Peñarol ante
Deportivo Cali. “En dos minutos quedó armada una transmisión in-
creíble en una radio uruguaya, con dos relatores colombianos y un
comentarista argentino, la más genial protesta que podíamos inven-
tar…”, detalla Víctor Hugo.
La transmisión de radio Oriental, el 18 de julio y mientras la AUF
ya empezaba a pensar en revertir su decisión por la presión mediática,
tuvo relatos de los periodistas de la Cadena Caracol de Colombia, y
los comentarios de Niembro, por entonces en Canal 7 de Argentina.
“Veinticinco minutos del primer tiempo, Danubio cero, Junior
cero… Víctor Hugo ¡¿por qué no estás aquiiií?!”, reclamaba Araujo.
“Señores: Peñarol y Cali empatan cero a cero pero no entiendo por
qué tengo este micrófono en mi mano. ¡Quiero saber por qué no está
aquí Víctor Hugo Morales!”, se sumaba después Perea.
“A cada momento, en lugar de un aviso, Perea decía: ’Víctor Hugo
tu eres el que sigue relatando, no debes callar tu voz’”, recuerda Amé-
rico Signorelli, vestuarista en las transmisiones de radio Oriental.
Al día siguiente, 19 de julio, el gobierno emitió un comunicado:
“El Presidente de la República, reunido con la Junta de Comandan-
tes en Jefe en la ciudad de Rivera, en la fecha ha decidido:
. Autorizar a los periodistas Víctor Hugo Morales y Juan Carlos
Paullier a que, en el ejercicio de su profesión, continúen las transmi-
siones desde todos los escenarios deportivos con los cuales la Radioe-
misora a la que prestan sus servicios mantiene acuerdos o contratos
vigentes.

36
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

. Esta decisión es acordada velando por la preservación de la más


sana libertad de expresión y libertad de trabajo, que han sido y serán
valores permanentes en la colectividad oriental.
. Que esta medida tendrá vigencia hasta tanto se expidan los órga-
nos judiciales competentes”.
“Hubo muchas claves para que se levantara la prohibición, pero
fue muy fuerte la solidaridad de los colegas latinoamericanos, como
la del ‘Negro’ Perea de Caracol de Colombia, la de Niembro y tam-
bién la gente de acá. Creo que se dio una sumatoria de factores para
que nos levantaran la proscripción a Víctor Hugo y a mí”, señala Pau-
llier.
Víctor Hugo se enteró del comunicado 10 minutos después, cuan-
do arribó a El País y Mundocolor y recibió el saludo de sus compa-
ñeros.
“Salí de la administración de El País con el corazón saliéndome
por la boca. Me sacudía una de las emociones más maravillosas de
mi vida cuando me tiré por las escaleras, llevando la gente por delan-
te, contestando sin detenerme las felicitaciones de los empleados de
‘Avisos’ y el portero hincha de Nacional”, recuerda Víctor Hugo.
Una hora después de haberse enterado del comunicado, Víctor
Hugo estaba en el Canal 4 abrazándose con sus compañeros. Más
sereno, en la mañana posterior, la del jueves 20 de julio, escribió su
artículo en Mundocolor titulado “No estoy feliz porque esto recién
comienza…”:
“¿Usted piensa que estoy satisfecho, verdad? Puedo asegurarle que
no. Los momentos de dolor quedan marcados. El proceso incierto y
ansioso de horas interminables queda indeleblemente grabado en mi
espíritu. No es éste un momento feliz. No existe nada que me asegu-
re que los rencores han quedado a un lado. Yo no festejo ni me río.
Me preocupo. Respeto a quienes no tuvieron derecho ni razón. Quise
respetarlos, mejor dicho. Quizás si estuvieran dentro de mí, quizás
si supieran que soy feliz solo porque mañana puedo ir a visitar a mi
abuela sin que me diga que soy un loco y que la tengo rezando todo
el día, quizás, si pudieran creerme que no les guardo rencor, ni me río

37
JULIAN CAPASSO

de ellos y sinceramente los respeto, y quiero trabajar con ellos, para


golpear juntos en cada tecla que no funcione, hasta hacerla funcionar,
quizás cambiaran su actitud”.

•••
“La verdad es que estaba muy enfrentado con aquellos dirigentes
de la AUF y el proceso de la Selección argentina, hecho al margen de
los dirigentes del fútbol de entonces, por afuera de sus intereses, me
llevó a elogiar lo que se hacía aquí. Hace un tiempo repasaba aquellos
días en una nota que me pidieron las Abuelas de Plaza de Mayo sobre
el Mundial 78 y les escribí con desconsuelo que en aquellos días, visto
desde el Uruguay, todo me había parecido muy bueno. La preparación
del equipo, la ceremonia inaugural, la victoria argentina, la fiesta del
pueblo que acompañé a pie desde River hasta el centro cantando con
la gente… Hoy lo veo de otra manera, claro. Es el eterno aprendizaje.
Cuando después de que Daniel Passarella levantara la Copa en Núñez
volví a Montevideo, mis críticas se hicieron más duras, tomando el
ejemplo argentino, mirá qué sabio era entonces, hasta que se pudrie-
ron y me prohibieron”, explica, a la distancia, Víctor Hugo.
Eran los últimos meses antes de partir hacia la Argentina, pero que-
daba tiempo para nuevos episodios.
“Con algunos jugadores organizábamos partidos de fútbol de salón,
hacíamos giras y donábamos la recaudación a escuelas, hospitales.
En una de esas andanzas de fútbol se armó una trifulca muy grande.
Estábamos jugando el partido, insultaron a mi mujer, que estaba em-
barazada, desde la tribuna y nos peleamos. Como siempre cuando hay
un tipo muy conocido, existe la fantasía de ver cómo le sacás dinero,
por lo que hubo una denuncia de por medio. Yo me acuerdo de que
me fui de viaje inmediatamente a Europa por una gira de la Selección
Uruguaya y me mandaron a buscar por Interpol. Se había armado un
escándalo. Entonces, en la radio me dijeron que me volviera porque
era un disparate. Y al pisar el aeropuerto me llevaron directamente en
‘cana’. Gravitó mucho que sucediera en tiempos de dictadura. Yo no
era un perseguido, pero me habían amonestado varias veces por cosas

38
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

que decía en la radio. Que me llevaran preso 27 días se debía, exclu-


sivamente, a que no tenía relación con ningún militar fuerte, de peso.
Me di cuenta de que estaba bastante solo, bastante desprotegido. Que
bastara que un militar de mediana graduación llamase a la radio para
decir ‘Vería con simpatía que no lo tengan más’, para que efectiva-
mente no te tuviesen más. No tenía palenque en el que recostarme. Y
en ese momento aparecen en la Central de Policía, de la nada, Adrián
Paenza y Fernando Niembro con la propuesta de cruzar el río”, re-
construye Víctor Hugo.
“Cuando Víctor Hugo tomó la decisión de irse a Argentina habla-
mos con Daniel Romay, el dueño de canal Montecarlo y radio Orien-
tal, para comunicarle la decisión. Pensé que Romay iba a pelear la
cosa. Para mi sorpresa se levantó, le dio la mano a Víctor Hugo y le
dijo: ‘Mucha suerte’. Y mirándome me preguntó: ‘¿Usted también se
va?’. Al contestarle afirmativamente hizo un gesto aprobatorio y nada
más. Una despedida impensada, pienso, por todo lo que significó Víc-
tor Hugo en esa radio, la polarización de la audiencia, la venta increí-
ble de avisos que generó”, asegura Jorge Crosa, periodista que trabajó
junto a Víctor Hugo en los 70 en Uruguay y en los 80 en Argentina.
Según Víctor Hugo, “en los últimos meses llamaron al dueño de
radio Oriental para recriminarle a él, ya no a mí, que yo había tenido
una expresión grosera al decir ‘esto no tiene gollete’ en una trans-
misión o en una audición, no recuerdo bien. Romay, poco antes, me
había aconsejado paternalmente que no me fuera. Yo le pregunté si
se bancaba el simple llamado de un cabo diciéndole que vería con
buenos ojos que prescindiera de mí, y él había respondido que eso
no iba a suceder, que no embromara. Pero luego, cuando me contó lo
del gollete, me pareció que me daba la razón, que él también se daba
cuenta de que era mejor romper con el medio. A veces se llega a eso
en la vida. Ya no sabés por qué pero tenés que mudarte, cambiar los
muebles, darte un aire nuevo”.
Sobre aquella experiencia de estar preso, Víctor Hugo reconoció:
“¿Qué hice en el calabozo? Jugué la final del campeonato de ajedrez
que se armaba en la cárcel contra uno de los que me había peleado

39
JULIAN CAPASSO

(…) Estar preso no es tan malo como se piensa. Las sociedades que se
construyen en las cárceles, sobre todo en las que no existen desfaces
con el tipo de internados, son muchísimo más agradables que las que
hay afuera. Estoy muy seguro. Se manejan valores como la solida-
ridad, la lucha contra el tiempo…la introspección. Yo no la pasé tan
mal. Es más, a los diez días detestaba las visitas, excepto las de mi
familia, claro. Por supuesto que yo tenía la ventaja de saber que mi
encierro no podía ser mayor a los dos meses. Había un final. Debe ser
duro estar ahí para siempre”.

•••
Entre el 30 de diciembre de 1980 y el 10 de enero de 1981, Víctor
Hugo narró los últimos partidos por radio Oriental, en el marco de la
Copa de Oro de Campeones Mundiales (el recordado Mundialito),
organizada para celebrar el cincuentenario del primer Mundial.
El torneo se disputó en Montevideo y participaron Uruguay, Ita-
lia, Brasil, Argentina, Alemania Federal y Holanda (sub campeón en
1974 y 1978, que jugó en reemplazo de Inglaterra).
“A Víctor Hugo la dictadura le permitió transmitir el Mundialito
de casualidad. Por decreto del entonces presidente de facto, Aparicio
Méndez, quien emitió la orden: ‘Autorízase al Señor Morales a ingre-
sar al Estadio Centenario para cumplir sus funciones como periodis-
ta’. Allí estábamos todos, con el apoyo de la gente y con la sonrisa
cómplice de algún colega, encantado de que no transmitiera. La guerra
a Víctor Hugo y a todos nosotros fue implacable. No podían entender
que de 10 oyentes, 8 ó 9 estuviesen con Oriental. Una lástima, pero
es la verdad. Fue terrible, aunque nunca se temió por la vida, lo que si
vimos era que se había puesto imposible trabajar en paz, porque si te
cuidás en cada expresión y siendo izquierdistas, como lo somos con
él, no teníamos mucho para caminar en estas calles”, detalla Crosa.
Con el arbitraje del austríaco Erich Linemayer, Uruguay derrotó en
la final del Mundialito a Brasil por 2-1 en el Centenario. Barrios abrió
el marcador a los 5 minutos del segundo tiempo para Uruguay. Brasil
empató a los 17 minutos, Sócrates de penal. Y, a 10 minutos del final,

40
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Waldemar Victorino señaló de cabeza el gol del triunfo uruguayo,


relatado así por Víctor Hugo en su despedida de radio Oriental:

“Se abre Rubén Paz. La tira Venancio para Rubén Paz. Rubén Paz
levanta mal para Venancio. Quita Luisinho de cabeza. Busca Junior.
Levanta mal una pelota que toma Barrios. Barrios para Venancio Ra-
mos. Victorino esperando en el segundo palo. Va el centro de Ramos.
Pega en Junior. La busca otra vez Venancio Ramos. Foul de Junior.
Tiro libre para Uruguay. Me pregunto: ¿dónde está el público, donde
están las banderas, dónde están las ganas de gritar? ¡Hay que estar
con este equipo uruguayo que sin jugar bien mantiene en ésta toda su
chance, toda la moral, para llegar a la victoria! Aquí está pelándose
Rubén Paz con dos brasileños a los que él quería retirar porque la ban-
dera estaba demasiado cerca. Le quedan al partido diez minutos exac-
tos. Uruguay busca en este tiro de Venancio Ramos el gol. Viene para
Krazowsky ¡Gooool! ¡Victorino! ¡Gooooooooool! ¡Gooooooooool!
¡Uruguayoooooooo! ¡Victorinooooooooo! ¡Victorino! ¡Waldemar
Victorino! Otra vez, en la instancia dorada, apareció con su cabeza,
después de que no alcanzó Krazowsky el centro de Venancio Ramos.
¡Y estalla de alegría el país! ¡Quedate tranquilo Obdulio! ¡Los mu-
chachos no te van a dejar cambiar la historia! ¡Uruguay 2, Brasil 1!
¡Quedate tranquilo Obdulio te digo!”.

Cuenta Crosa: “El Mundialito fue algo atípico en un pueblo aco-


sado por el terror, la muerte, las desapariciones y el cercenamiento
feroz a los seres pensantes –recuerda Crosa–. La puesta en marcha del
torneo nos sorprendió en la medida que todo un estadio iba a juntarse,
como nunca pensaron los ‘dueños del país’, contrariando la filosofía
castrense de no permitir reuniones ni de cumpleaños. Pues bien, para
las transmisiones nos entregaron un disco con la marcha oficial del
certamen, con la orden de difundirla. Era horrible. Víctor Hugo la
escuchó y le pareció una bofetada al buen gusto y una tomadura de
pelo de parte de los militares que, mediante la festiva marchita, que-
rían mostrar una sonrisa al pueblo uruguayo en medio de una batalla

41
JULIAN CAPASSO

intestina feroz. Entonces sentimos que había que contrarrestar el gol-


pe bajísimo. Antes de siquiera pensar en qué íbamos a hacer para no
poner al aire eso, llegaron Alberto Triunfo y Roberto Da Silva, dos
creadores musicales de primerísimo nivel de Uruguay que la “rom-
pen” en materia de jingles y de campañas publicitarias, con su ingenio
y talento. Contaban con el feliz valor agregado de que son del palo
nuestro. Además son amigos de verdad, de los que no te fallan por
ningún motivo. Por lo tanto los escuchamos con suma atención”.
“Llegaron con un disco bajo el brazo –agrega–. Como el pan. Lo
escuchamos… y decidimos adoptarlo. Romay nos puso la condición
de pasar también la ‘oficial’ y le dijimos que sí sabiendo que era no.
Las transmisiones empezaban bien temprano. Queríamos conquistar
a la gente y lo logramos. Mientras se iba llenando, en cualquier parti-
do, el estadio, nosotros invitábamos a la gente a entonar esta canción
de ‘Beto’ Triunfo y Da Silva. La cantábamos al aire”.
“Le pedíamos al público que nos acompañara con la música y la le-
tra de ‘Uruguay te queremos ver campeón…’. Sabíamos que la gente
estaba con la radio en Oriental y muy atenta a las emisiones, no digo
valientes, para evitar la petulancia, pero si transgresoras, al punto de
la sanción. Siempre pegamos en el palo de la ‘inteligencia del pelo
corto y tambor’. Entonces se nos ocurrió que la gente cantara con
nosotros, les marcábamos la letra y decíamos: ‘A ver gente uruguaya,
querido pueblo uruguayo, a ver esa Tribuna Olímpica, aflojen con el
mate y canten con nosotros... ¡Uruguay te queremos, te queremos ver
campeón, porque en esta tierra vive un pueblo con corazón, Uruguay,
campeón, te queremos ver campeón!’. Y la gente cantaba. Así se fue
dando el fenómeno de un estadio cantando a pleno el tema de Beto
Triunfo y Da Silva. La primera vez que pasó, Víctor Hugo venía es-
cuchando y le costó creer el clima que vio en el estadio. Sonrió larga-
mente y se sintió muy feliz de la inquietud periodística. La compartió
y él se sumó al coro, las banderas se mostraron por miles, la gente
estaba contenta, a pesar del castigo de la dictadura, pero fue como
un bálsamo, una terapia de grupo... ¡de más de 40.000 personas! Fue
tanto el éxito que ni el director de la emisora, ni los gendarmes de tur-

42
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

no, impidieron la explosión de júbilo cada vez que convocábamos a


cantar a nuestra gente. No pudieron parar la música, la sonrisa, la ale-
gría del pueblo uruguayo y lentamente, con una gran calidad, nuestra
gente empezó a entonar algo que nosotros no digitamos a través del
micrófono de Radio Oriental… ’¡Se va a acabar, se va a acabar… la
Dictadura Militar!’. Con real sorpresa empezamos a escuchar que el
pueblo uruguayo, bajito, como sonseando, empezó a tararear su rebel-
día. Nos sentimos identificados, acompañamos escuchando y poten-
ciando el audio de Exteriores. El pueblo no quería más, la gente solita
se animó. Y el fútbol, gestor de inolvidables hazañas, fue el vehículo
de un pueblo de más de 50.000 almas que se juntaron para cantar.
Este es el recuerdo grande, así lo vivimos, con orgullo lo recordamos
y jamás olvidaremos a ese pueblo cantando desde las cuatro tribunas,
en una explosión libertaria, de las que jamás se escuchó en ningún
ámbito, ni en ningún escenario del país. Un hecho formidable. Un
pueblo extraordinario”.
Hoy, Víctor Hugo aporta: “Yo tenía una altísima exposición, por
eso me cuidaba bastante. Era bastante apetecido por la dictadura uru-
guaya. Me han pedido avisos, por ejemplo, ante los que yo me las
ingeniaba para no hacerlos. Eso desarrollé, la capacidad para decir
‘no estoy’ a sus pedidos, y además pude hacer algunas travesuras. Me
favorecía ser periodista deportivo, no tenía tan marcado el rasgo polí-
tico. Lo de darles micrófono a los exiliados en Venezuela, la campaña
en contra del boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, la
canción que impusimos por sobre el himno oficial del Mundialito...”.
“Ahora han surgido algunos escritos queriéndome vincular con la
dictadura. Es una risa que sean los propios ‘fachos’ los que denuncian
una cosa así. Pero bueno, basta con contrastar los archivos que se des-
clasificaron para ver la forma en que me vigilaban. Me prohibieron,
fui preso por una pelea en un partido de fútbol de las que hay 80 por
día en Montevideo, y en 1981 me vengo a la Argentina. Estando en
‘cana’ vi que la situación ya era irrespirable”.

43
Víctor Hugo y...
...su oficio de relator, y el partido más difícil de relatar.

Por Rodolfo Braceli


(La Nación Revista, 19 de agosto de 2007)

L
a una y media de la tarde. Mate. Estamos en una cabina
de la cancha de River. Víctor Hugo se pone el buzo.
Pega dos papelitos sobre el cristal. En ellos ha escrito el
detalle de los partidos y la formación de los equipos. Otro mate. Dice:
“Muy buenas tardes, ¡Argentina!”. Pasa vertiginosa revista al deporte
del mundo. Mira el cielo. Y se enoja. Y acusa. ¿A quién? “A ese techo
de nubes que impide el sol”. Y hace el primer reclamo al sol. Todo lo
que desenvolverá en el par de horas y media anterior al comienzo del
partido escapa lejos al relator, al informador: corresponde más bien a
un maestro de ceremonias, o a un porfiado brujo. Víctor Hugo ha jun-
tado los leños, ha encendido el fuego, en adelante no dejará de soplar
todo el tiempo. Para que el fuego no se apague. Para que siga y siga
enarbolado. En sus manos tendrá esa ceremonia del fútbol y del gol
que involucra a millones de corazones expectantes. La mano derecha
de Víctor Hugo está extendida hacia un costado. Aunque no mira en
esa dirección, la mano recibe la calidez de otro mate. Ahora observa
que los primeros hinchas “van salpicando la tribuna popular”. Les ha-
bla como si cada uno de ellos lo pudiera oír: “Ustedes son los prime-
ros clientes del domingo”. De nuevo se queja por el sol. Un chiquilín
le golpea el vidrio de la cabina, lo saluda. Víctor Hugo, en medio de
una tanda publicitaria, recuerda: “A su edad yo era como él, tan alto
como ahora y flaquísimo. Me dolían los huesos. Tuvieron que poner-
me inyecciones de aceite de hígado de bacalao. El hospital quedaba
cerca de mis abuelos. Ese fue el pretexto para irme del pueblo”.
–Víctor Hugo, ¿sabía que hay mucha gente que secretamente soñó
con ser relator de fútbol?

45
JULIAN CAPASSO

–Bueno, es una actividad como tantas otras, solo que mucho más
generosamente reconocida.
–No solo eso, como decía Serafín Vistalba –un poeta perfectamen-
te desconocido–, cuando uno se convierte en relator de fútbol hace de
invisible mago entre esas criaturas que están en la cancha y que otros
a la distancia solo pueden imaginar. ¿Tenemos un minuto para que le
cuente un par de casos?
–Tenemos dos minutos, Rodolfo. ¿Un mate?
(…) Las tres y tres minutos de la tarde. El partido ha comenzado.
Otro reclamo airado de Víctor Hugo: “Que se quiebre ese techo de
nubes. Que se abra la tarde, que asome su nariz el sol”.
¿Cómo es el señor Morales cuando relata? Así: siempre toma el
micrófono con la mano izquierda. Antes se pone la toalla al cuello. La
mano derecha la usa para dar indicaciones como una batuta orquestal,
y para el mate que no cesa, que no cesará. Al pie izquierdo lo cruza
por atrás, encimándolo al derecho, y lo sacude todo el tiempo. Ésa
es su descarga. Viéndolo por la nuca, uno advierte que Víctor Hugo
es un compaginador, un auténtico director de orquesta. Con el codo
derecho marca la entrada de su comentarista, Alejandro Apo. Siembra
la cabina de señales que el escucha ni imagina. “El fútbol me gusta,
pero lo que a mí me fascina es trabajar para el espectáculo radial.
Busco eso: el espectáculo, los colores. Casi no sé lo que dicen quie-
nes me rodean, salvo que sea muy ingenioso o muy bruto. Yo pongo
voces en el aire. Las barajo, juego con ellas. Combino una voz aguda
con una grave. Improviso. Deseché los cantos rimados... aquello de:
‘¡Y tírenle nomás papel. Se lo merece este gol de Miguel!’. Las cosas
que prenden son las que surgen solas”. Ésa es una de sus claves: cui-
dar la virginidad de la ocurrencia.
Veinte minutos de partido. Rostro empapado de sudor. Toalla.
Como la tarde sigue gris y el partido también, Víctor Hugo, urugua-
yo al fin, no se resigna, se embronca, saca pecho como si estuviera
en la final del Maracaná y desenvaina otra de sus claves. Juega a las
adivinanzas y apuesta con sus acotaciones. Empieza a arriesgar, a
apostar fuerte. Apuesta cuando vaticina que el joven debutante “dará

46
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

que hablar”. Apuesta cuando dice que Fulano “esta tarde jugará su
mejor partido desde que llegó a River”. Apuesta cuando otra voz le
informa “gol de Vélez” y él, sobre el pucho, pregunta: “¿De Funes o
de Gareca?” “Sí, de Funes, Víctor Hugo”. Apuesta cuando conmina y
emplaza al sol para “que salga de una vez”. Con esas apuestas Víctor
Hugo se compromete. Crea suspenso. Intenta saltos en el aire. Y una
y otra vez salta como se debe: salta sin red.
Y el mate busca el alma de su organismo dinamizado por el rela-
to al pie, al centímetro. Y la toalla enjuga. Y, ¿de dónde carajo saca
fuerzas habiendo dormido tan poco? “Soy un tipo con más energía
mental que física. A veces tengo que apelar a mi garra, a mi resto
físico. Como relator soy un jugador que da ventajas. Le hago caso
a esa canción que dice: ‘Dalo todo. No te quedes con nada’. No me
administro. Soy incapaz de cuidar mi garganta. Hace tres domingos,
a las dos horas del partido no salía de mí ni un hilo de voz. A mi voz
la tiro toda. Toda”.
Y es cierto lo que dice Víctor Hugo de su voz. Allá abajo, en el más
bello de los verdes, el de la gramilla de la cancha, ahora un pibe con
el 10 en la espalda elude a dos, patea, la pelota casi besa el ángulo. Y
Víctor Hugo arroja detrás de esa pelota a sus amígdalas. Tratando de
empujarla para que llegue al nido crucial: la red.
Pero el partido no se da por aludido: sigue gris, sigue chato. Malo.
Víctor Hugo no se entrega, apela a otro de sus recursos. Decide ser
actor y autor. Habla por los jugadores, desde ellos. Imagina lo que se
dicen dulcemente antes de un córner. Mate. Y se enoja con el referí,
porque conversa tanto: “¿Qué quiere este señor de negro? ¿Conseguir
un primer plano y verse esta noche por levé?”. Mate que queda incon-
cluso. Y de pronto: ¿gol? No: ¡el sol! Le da la bienvenida. El señor
Morales, ¿qué es en realidad?, ¿un relator de fútbol? No. El fútbol
es lo de menos, sobre todo cuando el fútbol como emoción se vuelve
anémico. El señor Morales es un maestro de ceremonias. Es un duende
que habla por los jugadores. Es un porfiado canciller capaz de hacer
gestiones para conseguir que el sol venga ¡y se haga la fiesta! Otro
mate. Una pregunta: ¿cuántos mates puede tomar un ser humano?

47
JULIAN CAPASSO

Y el partido ‘vaaa’. Como la vida. A propósito: en esto del vivir,


¿cuál será la meta del señor Morales? “Ninguna. Pepe Parada cuenta
que él estaba casado con una vedette que se pasaba las noches sin
pegar un ojo. ‘¿Qué te pasa que no dormís?’, le preguntaba. ‘Quiero
llegar. Tengo que llegar’, respondía ella. Pepe, harto, una noche le
dijo: ‘Pero no seas boluda. Yo ya llegué. Y no hay nada’. Yo creo en
eso. No corro detrás de nada. Paladeo la vida”.
Todo llega, así en la cancha como en la vida. Y de repente, seño-
ras y señores, un alarido: ‘gooooooooooooooooooOOOOOOOLLL-
LLL...’. El grito se eleva, planea, desciende, ya a punto de extinguirse
¡se remonta de nuevo! El grito construye su propia eternidad. Con
el grito va todo. Sus amígdalas y su alma, ¿por dónde andarán? Es
en este momento del alarido crucial, viendo cómo se sacude toda la
humanidad de Víctor Hugo, cuando vuelve a mí la terrible imagen de
aquel cuerpo de mi hermano mayor, el Pelado, que se sacudía, electri-
ficado. Sí, ahora he visto de nuevo aquel cuerpo convertido en un solo
interminable temblor, como si un cable de alta tensión le estuviera
quemando la médula del alma. La imagen es idéntica. Pero ahora no
tiene que ver con la casi tragedia, ahora tiene que ver con el éxtasis
del gol. Víctor Hugo ha vaciado hasta el último resto de su organismo
en el gol-alarido. Uno queda exhausto de solo mirarlo. Su grito de gol
es una epilepsia al revés. La epilepsia del júbilo. Una temeridad. Dan
ganas de decirle: “No lo haga otra vez. Cuídese, por favor. No olvide
que es padre de familia”.
Final del partido. Centésimo o milésimo mate. Buzo y toalla, em-
papados. ¿Y ahora qué? Ahora el señor Morales se duchará y se irá
luego al cine, a cenar, a tomar unas copas, a bailar, después al café
a leer y oler los diarios recién salidos... Su domingo es un domingo
único: empezó el sábado y se prolongará hasta el amanecer del lunes.
Domingo exagerado. ¡Domingo de 32 horas! Todavía falta para que
diga: “Buen día. Me voy a dormir”. Le hago la última pregunta:
–¿ Cómo explica, Víctor Hugo, ese vértigo, esas ganas de vivirse
todo en cada día, en cada noche?
–Rodolfo, la vida es un rato.

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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Descendiendo de a dos los escalones del estadio, ahí va el hombre


que de chico veneraba a Fioravanti y a Carlos Solé. Ahí va el hombre
que no quiere red de seguridad cada vez que se arroja a las alturas del
alarido. Ahí va el hombre capaz de conminar al sol para que baje a
pintar el aire de los domingos a la tarde. Ese hombre, grandulón, es
más que un relator de fútbol. Guiñada va, guiñada viene, en cada par-
tido Víctor Hugo Morales se permite ciertas reflexiones: “... Pero por
favor, el árbitro ha sancionado algo que recién, para el equipo grande,
pasó por alto. Y esto se repite tantas veces... Estamos haciendo un
fútbol demasiado desparejo, demasiado injusto, demasiado parecido
al mundo, demasiado parecido a la vida misma...”.

•••
En su libro “Entre Shakespeare y Maradona”, el periodista Héctor
Vega Onesime, bajo el título “El relato más difícil de mi vida”, repro-
duce las sensaciones que Víctor Hugo reconoció que tuvo el jueves
28 de octubre de 1982, cuando le tocó relatar por primera vez para
una radio argentina un partido entre uruguayos y argentinos.
Esa noche, en el Monumental, por el Grupo 1 de la Segunda fase de
la Copa Libertadores 1982, River Plate perdió 4 a 2 contra Peñarol.
“Cuando llegué al estadio Monumental el jueves 28 tenía las gran-
des dudas y temores de los días previos a este choque entre River
Plate y Peñarol por la Copa Libertadores de América. Lo único que
no admitía discusión fue que me encontraba frente al relato más difí-
cil de mi vida. Es fácil y natural en una radio uruguaya entregar una
versión entusiasta cuando juegan dos equipos de mi país. También
había sido sencillo transmitir deseando que Argentina anduviera bien
en el Mundial, o, pocos días antes, trabajar con la camiseta de River
izada al micrófono. Pero esta vez...
Algo tenía claro: mis temores estaban inspirados más por lo que
podían sentir los uruguayos que por los argentinos. El injusto podía
castigarme diciendo “se vendió” si yo ponía sobre el tapete que ahora
estoy aquí, que vivo del fútbol argentino, que hace un año y medio
no recibo otra cosa que no sean halagos, respeto, amistad y estímulo

49
JULIAN CAPASSO

profesional. Por otro lado, podía resultar un “atrevimiento” que en


una emisora argentina, para el medio que más felicidad me dio desde
que dejé la adolescencia, yo denunciara un entusiasmo sospechoso si
Peñarol ganaba.
El miércoles había estado en Montevideo y un hincha me dijo:
‘Mire que voy a llevar la radio para ver lo que dice’. Le respondí con
una sonrisa al paso, pero ‘el otro yo’ se me quedó dando un golpe en
la nariz. Pensé en el Mundial Juvenil de Tokio, en 1979, cuando ni
soñaba con venir a la Argentina y relaté el clásico rioplatense con la
celeste envolviéndome. Pero hubo un penal a favor de los argentinos
que no fue cobrado. Siempre creí que una cosa era el entusiasmo por
“mi” equipo y otra la traición a la ética profesional. Y dije que el
juez nos había perdonado la vida. Los teléfonos de Radio Oriental se
sacudieron por ‘ese infame vendido’. El recuerdo y lo que me dijo el
hincha en Montevideo hicieron crecer el miedo a perder esa estima
que aumenta mi gratitud por este país cada día de mi vida. Al estar
más en manos de los que los demás quieran pensar que en mi propio
comportamiento, fui hacia el estadio Monumental con el ánimo de
quien camina hacia la guillotina.
Deseaba que no hubiera jugadas polémicas, que el juez no se equi-
vocara. Quería tener cuatro ojos para ver todo como nunca y encon-
trar las palabras justas ante cada situación.
Un minuto antes me juré espontaneidad, hablar sin parar para que
las palabras salieran sin ningún tipo de censura, para que no me trai-
cionara el miedo a quedar mal con alguien. “Que sea lo que Dios
quiera”, me dije, y como para los jugadores, empezado el partido,
adiós a los nervios. (...) River con su pobre actuación me facilitó todo.
Simplificó el trabajo más difícil de mi carrera, ese que no quisiera ha-
cer nunca más, eso de relatar un partido entre argentinos y uruguayos,
y que usted solo puede entender si alguna vez se tuvo que meter en
una discusión entre su madre y su esposa”.

50
Capítulo II

J
osé María Muñoz arribó con los pantalones rotos a pedir
trabajo en radio Rivadavia en 1947 y allí se desempeñó
–salvo en 1955, que se fue a radio Belgrano–, hasta que
falleció, el 14 de octubre de 1992.
El 7 de noviembre de 1933, Edmundo Campagnale y su
hermano Alberto habían fundado “La Oral Deportiva”, un programa
semanal de informaciones desde la redacción del diario Crítica.
Al morir Campagnale en 1958, Muñoz se hizo cargo de la dirección
de deportes de radio Rivadavia y quedó como jefe del programa. En
1968 contaba con el 85% del share en las transmisiones deportivas.
“Resultó innovador, convirtió las transmisiones deportivas en
shows, impuso las conexiones con otras canchas, las previas de los
partidos y lo que ocurría después; inició las transmisiones interna-
cionales; eligió el horario vespertino para el deporte”, escribió para
La Nación en 2003 sobre “La Oral deportiva” Alicia Petti, periodista
especialista en radio, al conmemorarse los 70 años de aire.
Por el programa más antiguo de la radio argentina desfilaron los
hermanos Sojit, los Campagnale, Lalo Pelicciari, Bernardino Veiga,
Aytor Aramburu, Luis García del Soto, Ulises Barrera, Washington
Rivera, Héctor Vidaña, Francisco Mura, José Caldez, Julio Ricardo,
Alfredo Curcu, Néstor Ibarra, Julio César Conte, Dante Zavatarelli,
los hermanos D’Agostino, los Marini, Julio César Calvo, Roberto
Montes, Pedro Fiore, Horacio García Blanco, Juan Carlos Morales,
Osvaldo Caffarelli, Enrique Macaya Márquez, Jorge Bullrich, Mar-
celo Tinelli, Beto Gonzáñez, Roberto Ayala, Juan José Lujambio,
Roberto Rinaldi, Walter Saavedra, Juan José Moro, Eduardo Luis,

51
JULIAN CAPASSO

Osvaldo Whebe, Horacio de Bonis, Rubén Falcón, Juan Carlos Aced,


Héctor Sanz, Hernán Didona, Alberto Citro, Hugo Sánchez, Mario
Serafini, Hernán Ramazoti, Víctor Brizuela, Roberto Reyna, Emilio
Caso, Roberto Sbarra, Carlos Menéndez, Walter Nelson, Julio Gon-
zalo Pertierra, Carlos Alberto Muñoz, Marcelo Baffa, Oscar Mileti, el
profesor Civitarese, Ernesto Cherquis Bialo, Néstor Centra, Enrique
Sacco y hasta Luis Sandrini, que tuvo un muy fugaz paso.
“La oral deportiva” ejerció un absoluto liderazgo radiofónico en
los 50, 60 y 70, bajo la batuta de Muñoz, un relator controvertido es-
pecialmente por su relación con los poderes de turno, si bien un sector
ruidoso del periodismo deportivo aprovechó para vincularlo más de
la cuenta con la dictadura militar de 1976-1983.
Para la pelea con este “monstruo” fue convocado Víctor Hugo.

•••
Los periodistas Fernando Niembro, Néstor Ibarra, Marcelo Araujo
y Adrián Paenza habían reclutado a un grupo de colegas que años
atrás se había despedido de radio Rivadavia, en épocas en que nadie
lograba ni siquiera hacerle cosquillas a Muñoz. En ese plan incluye-
ron la posibilidad de traer a Víctor Hugo a relatar a Argentina.
Niembro, en el programa “La Radio” emitido por canal (á) en
2006, contó: “Para competir con Muñoz, yo particularmente sabía
que había un relator en Uruguay que era extraordinario. No era aquel
que solo te decía con certeza quién llevaba la pelota sino que además
tenía una enorme cultura que la trasladaba a los partidos de fútbol y
embellecía los relatos. No era el narrador lineal que decía éste se la
pasa a aquel, y aquel se la pasa a éste, sino que le iba a incorporar
a todo eso un mundo todavía más mágico que era los partidos de
fútbol, donde uno puede recrearle al oyente sin mentirle un mundo
bello, feliz, lleno de fanatismo. Lo fuimos a buscar, y Julio Moyano
(productor) lo convenció”.
Con el aval de Moyano, en marzo de 1980, Paenza y Niembro via-
jaron al barrio montevideano de Punta Carretas a visitar a Morales,
que se encontraba preso desde hacía 23 días.

52
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

–¿No querés venir a relatar a la Argentina? –le preguntaron–.


“Estaba tan preocupado y herido que mi respuesta fue: ‘Me voy
hoy. Vamos para adelante’ –recuerda Víctor Hugo–. Fue un alarde
de la locura porque estaba bastante hecho en el Uruguay. Ni siquie-
ra venía buscando un futuro. Venía dejando un presente en aras del
gusto que me daba Buenos Aires y mis sueños cardonenses de habitar
este lugar que para mí era ‘La Meca’ en cuanto a la profesión que
desarrollo. Dos meses más tarde estaba arrepentido de decirles que sí,
pero ya había dado mi palabra. Y tuve que apechugar. Me asusté mu-
cho. Estaba arriesgando mucho de mi vida profesional. En Uruguay
yo ya no era un muchachito: tenía un lugar ganado en la radiofonía.
En aquel entonces, en Oriental teníamos una audiencia como la de
(José María) Muñoz aquí. Yo, que era dueño de un panorama muy
halagüeño en Uruguay, venía a someterme a ser un outsider”, detalló
Víctor Hugo en una entrevista otorgada en 2008 a la revista Hecho en
Buenos Aires’.
Y en la revista Centro de Prensa, noviembre de 1991, Niembro
contó: “Cuando iba a buscar a Víctor Hugo a Montevideo, me llama-
ban y me decían que me iban a tirar al Río de la Plata si cruzaba otra
vez a buscar a ese ‘tupamaro’. Se habían dado cuenta de que ‘Sport
80’ había crecido y que Víctor Hugo Morales les iba a robar el papel.
Entonces hicieron presiones para que no viniera. Todos nos decían
que no íbamos a poder competir con Muñoz, porque Muñoz era un
mito”.
La oferta que Julio Moyano Producciones le hizo a Víctor Hugo
era por un solo año y no superaba lo que cobraba en Uruguay: 18 mil
dólares. Que en pocos meses se hicieron apenas 3.000 por la deva-
luación ordenada por Jorge Martínez de Hoz, poco antes de dejar el
cargo de ministro de Economía al terminar la presidencia de Jorge
Videla.
“Fue un año muy duro. Me acuerdo de que cuando fui a hablar de
este tema con Moyano, él me dijo que me fuera haciendo la idea de
que vivía en Argentina”, contó Víctor Hugo.
La noche del miércoles 18 de febrero, Víctor Hugo arribó en avión

53
JULIAN CAPASSO

desde Montevideo al Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery,


acompañado por su amigo y colega Jorge Crosa.
“Lo fui a buscar al aeroparque con mi Fiat 600 color verde. Fui-
mos a comer al restaurante Pippo. Y luego los llevé al hotel Liberty,
donde se alojaron en ese momento”, recuerda el periodista Eduardo
Ramenzoni.
“Vivimos los primeros tiempos en el Hotel Liberty, donde en 1976
sucedió el lamentable hecho de la muerte de Héctor Gutiérrez Ruiz y
el episodio de Zelmar Michelini, dos amigos personales de la lucha
por las libertades uruguayas dentro del hoy Frente Amplio. Estar allí
nos provocó tanto a Víctor Hugo como a mí una especie de rebeldía
no declarada pero sufrida, el saber que estábamos ahí, donde bes-
tias con armas callaron las voces del talento y la esperanza del Toba
y Zelmar. Pero no pudieron matar el concepto y la idea renovadora
de cómo dirigir un país con cambios políticos ciertos y no cobijarse
dentro de los partidos tradicionales, conservadores, acomodaticios y
serviles a los intereses extranjeros. Cualquier monedita sirve en esos
tristes estamentos que, años después, derribamos con el voto”, cuenta
Crosa.

•••
Desde su aparición en 1949 y durante las décadas del 50 y el 60,
la revista Goles, más barata, superó en ventas a El Gráfico. Hasta que
en 1968 sufrió durante varios meses una huelga de Fabril Financiera.
Esto le permitió a El Gráfico volver a monopolizar el mercado. En
1969, festejando sus 50 años, la tirada fue de 270.000 ejemplares.
“Cuando reapareció Goles encontró el mercado duro y copado por
su competencia. Entonces empezó lo de ‘imitar’ a El Gráfico. Tapa
dura, páginas a color y más hojas. Incluso los fotógrafos tenían orden
de seguir lo que hacían los nuestros. Esto llegó a provocar una tapa
que salió en las dos revistas el mismo día y con idéntica imagen. Fue
el 8 de octubre de 1972. Madurga, que había pasado al Palmeiras, jun-
to a Ponce y Novello, jugadores de Boca. Fue un partido del torneo de
verano de Mar del PLata. La revista Gente publicó las dos tapas como

54
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

una curiosidad insólita en el mundo editorial”, cuenta Héctor Vega


Onesime, quien desde 1961 hasta 1984 trabajó en El Gráfico.
En toda la década del 70, por ser la emisora líder (hasta el 95%
de audiencia en las transmisiones de fútbol de los domingos), radio
Rivadavia despachaba avisos publicitarios de las empresas más im-
portantes: Gillette, Thompson y Williams, Coca Cola, La Serenísima.
La revista El Gráfico fue uno de los doce sponsors que, durante un
prolongado tiempo, mencionaban Orlando Ferreiro y Leopoldo Cos-
ta, locutores comerciales de José María Muñoz en sus programas.
“Era una época en la que los partidos no se televisaban, las imáge-
nes no se visualizaban y los goles no se capturaban. El fútbol era la
cancha y la radio. Y era más la gente que podía vibrar con el fútbol
por radio que la gente que podía llegar a la cancha. No era solo en el
lugar donde se desarrollaban los partidos. También lo era a lo largo
del país. El Gráfico contribuyó fuertemente, igual que los grandes re-
latores argentinos, a que muchas personas de muchas generaciones de
este país nacieran y muriesen habiendo adorado ídolos que jamás vie-
ron. Con láminas, relatos, goles. La radio era muy importante. Pero
el estilo de Muñoz, muy popular, indiscutible, no se adecuaba tanto
al estilo de El Gráfico. Para ejemplificarlo: El Gráfico se escribía de
manera distinta a la que Muñoz hablaba”, señala el periodista Ernesto
Cherquis Bialo.
Goles, de la editorial de Julio Korn, había sufrido la muerte de su
director Enzo Centenario Argentino, Ardigó, fallecido el 20 de febre-
ro de 1977 en una cabina del estadio Centenario de Montevideo.
Para recuperar lectores, Goles no solo se propuso estar a la altura
tecnológica de El Gráfico: pagó el doble por publicidad en Rivada-
via.
Para mediados de 1980, en la redacción de Editorial Atlántida ya
estaban enterados del arribo de Víctor Hugo.
“En 1980 acompañé al director ejecutivo de Editorial Atlántida,
Constancio Vigil, a realizar gestiones en Rivadavia –cuenta Cher-
quis–. Les advertimos a los dueños: ‘Nosotros disponemos de tanta
plata para auspiciar. Y si no podemos firmar con ustedes vamos a lle-

55
JULIAN CAPASSO

var a cabo una acción, en la que vamos a invertir a 2, 3 ó 4 años, para


contribuir al advenimiento de lo que va a ser una competencia muy
dura para ustedes. Sería muy inteligente de parte de Rivadavia apoyar
a El Gráfico porque sino El Gráfico va a contribuir a que venga y se
instale en Argentina Víctor Hugo Morales’, les dijimos. Contestaron:
‘¿Quién es Víctor Hugo Morales al lado del ‘Gordo’ Muñoz?’ En
realidad, esa era una frase que tenía mucho de cierto, pero sin pers-
pectiva”.
Según Vega Onesime, Muñoz hizo un intento para recuperar la
publicidad de El Gráfico. “Pero ya era tarde, y además el interés de
Atlántida por Víctor Hugo se debía también a que la empresa, no sé si
sola o con algún socio, estaba comprando Radio El Mundo”.
“Le dimos un sostén que no se cuantificaba porque no éramos un
cliente muy generoso. Estábamos en manos de unos empresarios muy
soberbios que manejaban Editorial Atlántida. Ventajero como era Vi-
gil, se trató de pagar lo menos posible. Pero hicimos un gran apoyo
con notas, con esto, con lo otro. Yo le insistía a Vigil: ‘Es una posi-
bilidad extraordinaria porque la identificación con Víctor Hugo para
nosotros va a ser muy saludable. Es un cambio fundamental en un
nuestro posicionamiento semiológico, un salto de calidad’. Sabíamos
que, en lo inmediato, íbamos a perder audiencia pero que si estába-
mos en esa etapa fundacional, si estábamos desde el primero momen-
to, íbamos a terminar identificándonos”, asegura Cherquis Bialo.
“Como esto sucedió en una época en la que se tenía vergüenza, a
veces nosotros mismos nos decíamos: ‘No le demos tanta manija a
nuestro principal comunicador de deportes si no la gente se va a creer
cualquier cosa’. Logramos que Víctor Hugo escribiera algunas cosas
para El Gráfico, principalmente desde el Exterior. Inclusive alguna
vez hizo un ciclo de columnas. A nosotros nos fue muy bien con esa
identificación. Después, había diferencias entre Víctor Hugo y el res-
to de Sport 80, que estaba enfrentado con el establishment. Y El Grá-
fico era Atlántida, parte del establishment, porque la empresa estuvo
vinculada a lo peor de la historia argentina”, explica Cherquis.
“El periodismo me trató muy bien y le tiraron a la gente un éxito

56
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

que no existía. En los primeros pasos dados en 1981 a mí me inflaron,


me hicieron mucha promoción. Recién al año siguiente, cuando pasa-
mos de radio El Mundo a Mitre, una emisora que estaba más caliente,
empezó un crecimiento profesional real”, reconoce Víctor Hugo.

•••
El domingo 22 de febrero de 1981, por radio El Mundo, Víctor
Hugo relataba de este modo el gol de Diego Armando Maradona en
su debut oficial con la camiseta de Boca Juniors, triunfo sobre Talle-
res de Córdoba, por la primera fecha del torneo Metropolitano.
“Dijo nada por aquí y nada por allá, mostrando la galera. Empezó
a correr y fue sacando conejos y palomas y pañuelos azules y amari-
llos, hasta que finalmente escapó a Baley. Iba a convertir el gol, pero
el arquero de Talleres no tuvo otro remedio que derribarlo. Y allí está
Diego Armando Maradona, haciendo pensar a 70.000 argentinos que
están en la cancha de Boca: ‘iQué lindo es levantarse un domingo a la
mañana en Buenos Aires, si de tarde juega Maradona!’ Maradona va
a tirar el penal. 19 minutos y medio del primer tiempo. Se preparan
las gargantas, y todas las manos, y todos los puños, y todas las voces,
¡todas! en La Bombonera. Talleres está a punto de ser derrotado por
este tiro de Maradona. Se me ocurre que abajo, y al parante dere-
cho. O quizá lo tire fuerte para asegurarlo. Es el primero de todos.
Se adelanta Maradona... ¡Gggggoooooollllll! ¡Gggggooooooooooll-
lll! ¡De Boca! ¡Diego Arrrrrrrmando Maradona! El penal abajo. ¡La
soltó como una lágrima! La pelota se metió lentamente abajo, sobre
el parante izquierdo, mientras Baley disimulaba buscando palomitas
junto al derecho. Boca 1, Talleres 0. Diego Arrrmando Maradona es
el grito, es la explosión de júbilo en La Bombonera, cuando van 20
minutos y medio del primer tiempo. Y Talleres creo que ya conoce su
destino...”.
“‘La soltó como una lágrima’, dijo Víctor Hugo en su relato de
mi debut en Boca. Y es verdad porque la pelota cayó adentro de la
red prácticamente. Es muy difícil relatar un penal con tanta maestría.
Porque un penal es patear y el arquero va a un lado o lo ataja. Y se

57
JULIAN CAPASSO

escucha la carga emotiva que le puso. Es mejor que verlo por televi-
sión”, comentó Maradona sobre esa narración.
“Entré a la cabina con mucho miedo. Estaba muy nervioso y an-
gustiado. Había avisos por muchos medios sobre mi debut. Mis ami-
gos estaban todos pendientes de cómo me iba a ir. Así que estaba muy
achicado. A mí me temblaba todo. Diego dijo que ese día le tembla-
ron las piernas. A mí me temblaba el estadio. Cuando estoy dando
un examen soy fatal: el miedo a defraudar es muy paralizante. Y ese
día no fue la excepción. Yo en ese momento tenía una garganta muy
mortificada por el cigarrillo, lo que me generaba dudas acerca de si
iba a aguantar. Y los nervios y la falta de descanso son lo peor para la
garganta. Sin embargo, salió un muy buen relato, muy creativo. Me
acuerdo de que Maradona metió un penal y dije que ‘había soltado la
pelota como una lágrima’. Y cuando dije eso me tranquilicé: sentí que
había presentado algo”, recuerda Víctor Hugo.
Dos meses después, el viernes 12 abril de 1981, ante una Bombo-
nera repleta, Boca Juniors goleó a River por 3 a 0. Los primeros dos
goles del encuentro los convirtió Miguel Brindisi. El tercero fue una
nueva obra de Diego Maradona. Luego del clásico y otro relato ma-
gistral, Víctor Hugo comenzó a sentir que su voz ya trascendía.
“Siempre recuerdo a la gente del Diario Popular, con la que yo no
tengo contactos, ni nunca he tenido una relación profesional y valoré
tanto, porque yo vivía envuelto en miedos en esos tiempos en los cua-
les cumplía mi primera etapa en la radiofonía argentina. Pero mi bau-
tismo de popularidad fue la noche en la que Diego le mete aquel gol
a Fillol en la cancha de Boca con el ‘que sea, que sea, que sea’, que
provocó un disgusto por un tiempo de la hinchada de River, que lo in-
terpretaron mal. Años después hubo varios ‘que sea, que sea, que sea’
para Francescoli también. Yo lo decía porque pedía un gol de Diego,
por la magia que estaba desplegando aquella noche memorable en la
cancha de Boca. Terminado el partido me fui a cenar, después a tomar
un café con los amigos y, para redondearla, fuimos a algún boliche.
Siempre fui muy nochero y, en esas épocas, muchísimo más que aho-
ra. Mi promedio era de acostarme a las 5 de la mañana. No sé qué

58
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

hacía con la noche pero yo no me acostaba antes de esa hora. A las 4


ó 5 de la mañana del amanecer posterior al superclásico paso por un
kiosco y me asombro al ver que el Diario El popular había titulado
‘Tá Tá Tá: 3 a 0’. Y yo dije ahí: ‘Caramba. Esto empieza a funcionar.
Esto camina’. Fue mi primer bautismo de popularidad. Y fue un gran
alivio porque recién habían pasado dos meses de mi llegada y ya un
diario titulaba con el latiguillo”, cuenta Víctor Hugo.
“Yo lo recuerdo en esos boliches de charlas de madrugada sin el re-
loj. Alargaba la noche jugando al backgamon o charlando con amigos
para concertar partidos de tenis, sin alcohol, porque nunca fue de to-
mar. Me llamaba para decirme: ‘Jorge, viejo, pasame a buscar al club
a las tres y media más o menos’. Madrugada porteña. Yo hacía mis
cosas y él jugando al backgamon. A la hora señalada lo iba a buscar
y salía para contarme sus hazañas en el juego raro que nunca entendí.
Eramos hombres de la noche. Y las madrugadas porteñas ciertamente
que las disfrutábamos de lo lindo”, aporta su amigo Jorge Crosa.
A fines de 1981, antes de renovar su contrato con Julio Moyano
Producciones, Víctor Hugo recibió una suculenta oferta de una emi-
sora montevideana: Radio Panamericana, integrante de un grupo que
también manejaba los diarios Mundocolor y El País, le ofreció 200 mil
dólares en la mano, más 15.000 por mes, otros 200 mil dólares como
prima y, además, el 25 % de las acciones de la radio, para hacer trans-
misiones de fútbol y conducir un programa periodístico de 8 a 12.
“Es verdad. Lo que me ofrecieron es una ‘grosería’, porque con ello
aseguraba mi bienestar para toda la vida. Pero la rechacé porque acá
me siento muy bien. Tanto yo, como mi señora, y mi hija, estamos
enamorados de esta ciudad. Me siento halagado profesionalmente.
Además, si tuviera que hacer un balance de lo que conseguí en este
tiempo y de lo que anhelaba, tengo que decir que soy un afortunado”,
reconoció Víctor Hugo a principios de 1982 en la revista Así.

•••
Al poco tiempo de llegar a Argentina, Víctor Hugo y su equipo,
que en 1982 se mudaron a radio Mitre, lograron algo inesperado: par-

59
JULIAN CAPASSO

tir la audiencia en el mundial de España 82 y acabar con décadas de


hegemonía. En la segunda parte de los 80, Víctor Hugo superó en las
mediciones a José María Muñoz.
Dante Zavatarelli, que ingresó a radio Rivadavia en 1960 y fue,
junto a Horacio García Blanco, el comentarista principal que tuvo
Muñoz en los Mundiales Argentina 78 y España 82, brinda detalles
sobre aquella competencia que se desató en las audiciones deportivas:
“La gente de Rivadavia en el ámbito de deportes vivía al son de lo
que pensaba Muñoz. Es muy probable que alguno, a lo mejor, hubiera
avizorado algo distinto de lo que eventualmente pensaba Muñoz, pero
no se atrevían a decírselo. El Gordo creía que ni Víctor Hugo ni Sport
80 eran suficiente entidad para competirle. La realidad le terminó
mostrando lo contrario. En general, la competencia fracasaba, duraba
muy poco y desaparecía, porque eran ex compañeros que repetían la
fórmula. Y porque ‘La Oral’ llevaba ya una continuidad de 40 años
y la gente estaba acostumbrada. Si estornudábamos en ‘La Oral’, se
resfriaba el país. Subías a un colectivo y estaba puesta radio Rivada-
via. Pasabas por un balcón y la radio que salía de adentro de la casa
era Rivadavia. Y, además, al frente de nuestro equipo estaba Muñoz,
que era mucho más convocante que cualquiera de los ex compañeros
que se iban a formar una nueva entidad. En cambio, lo que hizo Sport
80, al influjo de Víctor Hugo y siguiendo los lineamientos de Araujo
y de Niembro, fue hacer un programa deportivo con contenidos dis-
tintos. Ellos empezaron a hacer un periodismo mucho más subjetivo:
a insistir en las cosas del fútbol argentino y del deporte que se realiza-
ban mal. Esto, unido a buenos profesionales, hizo que Sport 80 fuera
desplazando en audiencia a ‘La Oral deportiva’. Ellos iban cobrando
entidad y nosotros disminuíamos la audiencia monopólica que tenía-
mos. Yo creo que, además del paso del tiempo que es natural, otro
acierto de Sport 80 con Víctor Hugo fue que transmitieron la misma
emoción de Muñoz. Pero con un contenido dialéctico totalmente di-
ferente. Víctor Hugo era un hombre de una cultura muy distinta y
muy superior a Muñoz, quien era muy básico y esencial. Alcanzó la
misma emotividad y la adornó con un lenguaje más apropiado y, por

60
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

momentos, más bello. De lo que se dice de Muñoz, en tanto, debo


admitir que fueron ciertos sus vínculos con la dictadura, que fueron
los mismos que tuvo con todos los presidentes. Muñoz no entendía ni
le interesaba la política. A él le importaba solo la pelota. Si en vez de
los genocidas hubiera estado Fidel Castro hubiese tenido los vínculos
aceitados también con él. No era por una cuestión ideológica. Y no
creo que sea eso lo que haya sido lo que haya determinado la caída
de Muñoz. No fue por una reacción de la gente que dijo: ‘Este estuvo
con la dictadura y entonces no lo escuchamos más’. El público en-
contraba en Sport 80 un contenido que no tenía en La Oral Deportiva.
Sobre Víctor Hugo, personalmente nunca comentaba nada Muñoz,
quien siempre tuvo temores a todas las cosas por su falta de inteli-
gencia. El creía, como hombre de muy baja cultura, que había que
ocultar las cosas malas para que no crecieran. Su conducta como jefe
de deportes de Rivadavia era como que nada estaba pasando. Yo fui
testigo de que Horacio García Blanco, otro de sus comentaristas, le
dijo: ‘Mirá que esto viene mal. Ellos están creciendo. Hay que darle
otra tónica’. Sin embargo, Muñoz creía que incorporando a figuras se
iba a atenuar esto. Por eso convocó a Enrique Macaya Márquez. No
quería admitir que se estaba cayendo a pedazos. La revista El Gráfico,
como referente escrito del deporte que era, también contribuyó, entre
todos estos múltiples factores, a la instalación de Víctor Hugo”.
Luego de tres años de competencia, el 6 de diciembre de 1983, la
revista El Gráfico publicó una producción en la que juntó a los dos
relatores y los entrevistó en la previa de Independiente 3-Nueva Chi-
cago 2, por la 14ª fecha del Metropolitano 83.
El Gráfico tituló: “Muñoz-Morales, los reyes del domingo”.
“Muñoz y Morales han creado un clima de competencia. El Gordo
era líder total y absoluto hasta que llegó Víctor Hugo en 1981. De a
poco, en forma creciente y notable, el narrador uruguayo fue divi-
diendo la audiencia. Y si bien los cómputos marcan una mayoría para
Muñoz, los índices demuestran que la competencia existe –cosa que
no ocurría en los últimos tres lustros– y que Muñoz y Rivadavia han
tenido que retocar fórmulas para mantener la primacía. (…)”

61
JULIAN CAPASSO

La competencia entre los dos grandes relatores fue feroz desde lo


profesional. Sin embargo, mantuvieron siempre un trato cordial en
lo personal. Por delicadeza, evitaban conversar sobre trabajo en los
viajes y estadios en los que cruzaban. Solo tuvieron unos pocos cor-
tocircuitos en los primeros años. En una ocasión, Víctor Hugo se mo-
lestó porque Muñoz se había quejado a las autoridades de Canal 7 por
sacar un disco con los goles del Boca campeón del Metro 81 relatados
por la voz de Morales. “Me parece mentira que ustedes saquen un
disco con un tipo extranjero y tupamaro de izquierda”, le había dicho
Muñoz a quienes manejaban Canal 7.
En otra oportunidad, fue Muñoz el enojado cuando Víctor Hugo
declaró: “No es extraño que no se me abran las puertas como a José
María Muñoz para quien, presumo, el poder ejerce una gran suges-
tión”. Luego, Morales tuvo que aclarar: “La sensualidad que él tiene
por el poder, yo la tengo por la noche, pero pienso que a él le gustaría
hacer bien las cosas y ayudar a los demás”.
El 14 de octubre de 1992, día en que murió José María Muñoz,
Víctor Hugo Morales dedicó quince minutos de su programa Compe-
tencia para recordar la figura del Gordo. Y en la previa del superclá-
sico siguiente a la partida de Muñoz realizó una descripción de todas
las cosas extraordinarias que tiene un superclásico. “Pero falta algo
que nunca más a va tener y que se va a extrañar para siempre: que es
la voz de Muñoz para relatarlo”, cerró luego de esa descripción.
Por lo demás, solo hubo gestos mutuos de nobleza. En 1986 Víctor
Hugo le exigió a radio Argentina, para la que trabajaba, que abriera
el juego del Mundial 86 (para el que había comprado los derechos
exclusivos de transmisión). Y Muñoz devolvió la gentileza para la
transmisión de la Copa Intercontinental de ese mismo año en Japón,
entre River Plate y Steaua Bucarest, de Rumania.

62
Víctor Hugo y...
...las escuelas de periodismo y el periodismo deportivo

En mi lápida quiero que pongan: ‘Nunca tuvo una


escuela de periodismo deportivo’”, enfatizó Víctor
Hugo en una entrevista a Annabella Castro para la re-
vista “Hecho en Buenos Aires” en 2008.
En esa nota, Morales se explayó sobre el tema: “Puede ser que
haya buenas intenciones y algunos resultados positivos, pero no creo
en las escuelas de periodismo deportivo como formación. Periodis-
mo deportivo puede hacer cualquier persona que hable bien, que
piense bien y que sepa del juego. Nada más se necesita. Entonces,
esa ilusión que les toman a chicos de 17 ó 18 años que no saben qué
hacer con su vida y eligen una carrera fácil, para después vomitar pa-
santes hacia las empresas, a mí no me gusta. No me gustaría formar
a nadie si no tengo la ilusión de que eso le va a cambiar la vida. Por
supuesto, me he perdido un gran negocio. Pero sería responsable de
generarles ilusiones a cientos de chicos que después van a tratar de
conseguir trabajo, y no lo hay. Me podrás decir ‘pero si estudiás ar-
quitectura capaz que tampoco podes ejercer’. Es verdad, ¿pero sabés
la diferencia que hay entre estudiar arquitectura y estudiar periodis-
mo deportivo?”.
El 1 de julio de 1960 se concretó un viejo anhelo de José López
Pájaro, padre del periodista Julio Ricardo, quien fundó el Círculo
de Periodistas Deportivos, que actualmente lleva su nombre. Años
más tarde, en 1973 la Universidad de El Salvador (USAL) creó la
Facultad de Ciencias de la Comunicación. A partir de 1988 empezó
a funcionar la carrera de Comunicación Social de la Universidad de
Buenos Aires (UBA).

63
JULIAN CAPASSO

Durante los 90, en el marco de la aparición de canales de cable,


diarios y revistas especializadas, surgieron decenas de opciones para
estudiar la carrera de técnico en periodismo deportivo, caracteriza-
dos en focalizarse en aportes más prácticos de la profesión.
En 1990 los periodistas Jorge Búsico, Guillermo Blanco y Juan
José Panno fundaron Deportea, continuando con la premisa de “éti-
ca, pasión y trabajo” con la que Carlos Ferreira, Carlos Ares, Osval-
do Pepe, Carlos Ulanovsky y el mismo Panno inauguraron TEA en
1987.
En 1993 apareció la Escuela Superior de Ciencias Deportivas, una
idea de los periodistas Marcelo Araujo y Fernando Niembro. “Por
una generación de periodistas que nos superen”, prometían en el slo-
gan.
En 1997 el ex futbolista y más tarde reconocido periodista depor-
tivo Enrique “Quique” Wolff creó la “Escuela de Periodismo Depor-
tivo Instituto 20 de junio”, cuya sede está en San Isidro.
En 2001 nació el Instituto Superior de Periodismo Deportivo (IS-
PED).
El periodista Eduardo Aliverti, fundador de las escuelas de lo-
cución y periodismo “Eter”, cuyo slogan es “pura comunicación”,
agregó en 2007 la especialización en periodismo deportivo. “No,
nunca hablé con él de esto pero porque no se dio la oportunidad”,
dice Aliverti.
En la revista Un Caño número 12, publicada en agosto de 2006,
bajo el título de “Estudiás, te cansás, ¿qué ganás?”, se cuestionó el
rol que han tenido algunas escuelas de periodismo deportivo. “De-
cenas de escuelas en el país, miles de egresados sin trabajo, escasos
medios de comunicación que ofrecen un puesto estable. La moda
de estudiar Periodismo Deportivo en los 90, ya es una huella más
del desastre del ‘vale todo’ menemista. Convertidas en máquinas co-
merciales que ilusionan a los pibes, las escuelas pululan entre una
docencia de bajo nivel y una universidad estatal que no se atreve a
ponerse los largos”, presentaban en la bajada de una nota que firmó
Pablo Llonto, con colaboración de Sebastián De La Mata, donde se

64
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

reprodujeron las siguientes afirmaciones de Víctor Hugo: “No es lo


mismo estudiar Periodismo Deportivo, estudiar Ciencias de la Co-
municación; que estudiar cosas que si no conseguís trabajo por lo
menos sos un hombre preparado, alerta, que levantó sus defensas
intelectuales. Si vos te recibís de médico y no podés trabajar por lo
menos has estudiado, te has quemado las pestañas con cientos de
libros que te han dejado datos y elementos que hacen a tu bagaje
cultural insustituibles. Ahora, si vos te pasas cuatro años de tu vida,
de los 17 a los 21, sustituyendo los cuatro años de formación cultural
más importantes que una persona puede llegar a tener por estudiar la
táctica del fútbol, la historia del fútbol y recibir de vez en cuando a
otro periodista o a un director técnico que viene y te da una charla y
esto se considera que es la formación de un periodista, y para hacerlo
le cobrás a la gente una matrícula y algo por mes y todo lo demás, me
parece que es una gigantesca estafa para después vomitarles pasantes
a los medios de comunicación que consiguen tener, en vez de buenos
profesionales, pasantes mal preparados que por poca plata son muy
usados en esto de los datos del fútbol de la B, de la C, y los mandan
sin un viático, de la peor manera y con un salario inexistente”.
Víctor Hugo rechazó siempre las invitaciones a charlas, participa-
ciones o premios que le extendían desde las escuelas de periodismo.
Solo aceptaba las infinitas requisitorias de los alumnos que lo iban a
buscar a la puerta de la radio. Recién hace pocos años empezó a con-
currir a las entregas de premios que ETER realiza a fin de cada año.
Y en 2008 accedió a la invitación de participar en el ciclo de char-
las que organizan en Radio TEA. Ese día, mirando a los alumnos que
asistieron, dijo: “Vine a Radio TEA porque yo previamente sé cómo
están haciendo las cosas aquí. Pero hay mucha gente que se lanzó a
hacer dinero con esto a través del nombre que tiene, de la pasión que
a los jóvenes les genera hoy día el fútbol y creo que han hecho un
comercio. Si uno puede dividir lo que es el comercio de los que es
el verdadero amor por el periodismo. O hacerlos coincidir porque a
nadie le gusta dejar de ganar estaríamos en lo ideal”.
Sobre esto, su compañero durante 23 años Hugo “Negro” Lenci-

65
JULIAN CAPASSO

na, docente del Círculo de Periodistas Deportivos, señala: “Yo te-


nía con Víctor Hugo una discrepancia sobre todo lo que se refiere a
establecimientos educacionales de periodismo. Porque Víctor Hugo
me ha llegado a decir que no servían para nada. Ahí si discutíamos
largamente. De eso, yo hablaba desde el punto de vista docente y,
sigo sosteniendo, que tienen su importancia. Lo que pasa es que en
líneas generales, los establecimientos educacionales que enseñan
comunicación social en Argentina son todos deficientes. Todos, to-
dos y lo digo por experiencia. Lo digo con conocimiento de causa.
El problema acá es que la mayoría de las escuelas de periodismo
son malas, son buenas en un aspecto y tienen falencias en otros y
así sucesivamente. En consecuencia, no son del todo buenas aquí.
Y a nivel mundial hay alguna buena. ¿Quién le ha ofrecido a Víctor
Hugo tener escuela de periodismo? A los famosos, a los que generan
siempre se les ofrece negocios. Con él alguna vez hacíamos un chiste
de esos negocios que hacía Clarín, y ¿por qué hace negocios Clarín?
Porque a Clarín lo van a buscar otros grandes pescados, los grandes
pulpos para hacer negocios. Digo Clarín como puedo decir otras em-
presas, ¿no? Además, lo buscaban porque era una buena ventana, un
buen expositor y, además, era un gran vendedor de publicidad”.
Del mismo modo, Víctor Hugo se ha mostrado crítico en reitera-
das ocasiones con el nivel del periodismo deportivo argentino, lo que
le valió enfrentamiento con colegas. Su opinión quedó plasmada en
múltiples entrevistas y en el libro Jugados, de 1999, que escribió con
Guillermo Salatino, Walter Vargas y Fabiana Segovia, entre otros, y
en el que firmó la columna ‘Crítica a la Patria Deportista’.
“Las viejas aspiraciones éticas quedaron para servir el café en la
mesa de los negociadores. Saco blanco, manos enguantadas, porte
digno, pero inadvertidas. Serviciales. Y aquello que aludía a todo el
periodismo, condenó a la intrascendencia, a la complicidad, a la con-
dición de albatros herido, a aquel que tiene una llegada más directa y
masiva: el periodismo deportivo. Los años 90 venían con un cuervo
bajo el brazo, como un dudoso regalo para ese enfermo crónico. La
llegada de diarios deportivos y radios de fútbol durante todo el día,

66
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

el amarillismo como estilo, el uso globalizado y flexibilizado de las


pasantías, los títulos vacíos de importancia, el rumor como alimento
indispensable, el chisme, el escándalo ascendido a “inevitable”, la
persecución de los no alineados, se llevaron a un museo los viejos
problemas de reportajes ramplones y escasas ideas. El problema ya
no sería –no será– ese reportaje tradicional en el que se le pregunta
a un jugador “si se tiene fe”, “si cree que pueden ganar”, “si está
contento con la victoria”, “si le gustó su gol”. Eso era lo habitual.
La mayoría de las preguntas de la historia del periodismo deportivo
hubieran merecido el beneficio de no ser pronunciadas.
(…) El periodista deportivo aborrece lo que en todas las activida-
des humanas –hasta la de los niños jugando con un Nintendo– aus-
picia el crecimiento: la complejidad. Lo quiere lindo, fácil, primario.
Con la estructura de pensamiento del periodismo deportivo, conser-
vadora, intolerante ante los cambios, la sangre estaría quieta en las
venas.
(…) Los 90 emboscaron al periodismo deportivo en una mezcla
de intereses de los medios con la propia actividad deportiva. Gravi-
taron negativamente los pooles periodísticos que provocaron que A,
B y C, que podían pensar distinto, se uniformaran para ser una sola
D. Disminuyó el trabajo, aumentaron las presiones, decreció la in-
dependencia de los periodistas y tornó más miserables las relaciones
entre ellos. Para pasar por el cuello de botella de D no había más
remedio para la mayoría que bajar la cabeza, hacer no ya lo que le
decían, sino lo que imaginaban que se esperaba de ellos. Sostenerse
pasó a ser la prioridad esencial. Caerse en cualquier empresa del
pool significaba salir de todas las que lo integraban. La demanda de
los otros pooles era cero. Pero, además, el fútbol generó la apari-
ción de un proyecto televisivo que arrasó con cualquier posibilidad
de hacer periodismo con independencia de los poderes del fútbol y
de los intereses de las empresas. Desde un contrato de exclusividad
dado en términos reales de por vida –y tras los primeros forcejeos
con aquellos canales que se mostraron indignados y denunciaron de
todas las maneras posibles las irregularidades que se estaban come-

67
JULIAN CAPASSO

tiendo– la empresa de los derechos exclusivos los persuadió, repar-


tiendo la torta un poco más equitativamente. Los que protestaban
con vibrantes solicitadas, con comunicados emitidos a través de los
organismos que los nucleaban, también acordaron, acaso inevitable-
mente, puesto que el abroche “legal” parecía perfecto y era mejor
unirse al enemigo que enfrentarlo y perder todo. Empresarialmente,
y sobre todo en los tiempos finales del siglo donde la única ética
posible está dictada por la posición en el mercado, todos hicieron lo
que debían.
Con todos los canales a su disposición, la empresa de los dere-
chos contrató a todos los periodistas que le fueron posibles. Algunos,
protegidos por su nombre, habrán pensado en mantener márgenes
de independencia, sin advertir que, igualmente, su credibilidad era
afectada y que, además, con el tiempo, no podrían ser menos que la
voz oficial de la historia. Pero a ellos, a los consagrados, y a los que
querían empezar a serlo, ¿les quedaban otros caminos? La necesi-
dad, la vanidad y los grandes sueldos –o las necesidades mínimas,
según los casos– y, sobre todo, el hecho de ser casi la única amarra,
determinó que la empresa fuera el deseado o inevitable puerto de los
periodistas deportivos.
La raíz de estos males no está en ninguno de los que han partici-
pado. La organización del mundo en los 90, la ética que impuso, el
eclipse de los valores, el negocio como meta, lo justifica todo. La
AFA encontró la receta perfecta para que alguno de sus dirigentes
más importantes tuvieran el privilegio de contar con prensa propia.
Como otros beneficios son indemostrables –el económico, en espe-
cial, porque a sus clubes no se les han visto las ganancias– cabe apre-
ciar como nada desdeñable la posibilidad de ser parte de la historia
tal como se la quiere contar. ¿Podría esta empresa, a la que se ha te-
nido la delicadeza de otorgarle uno de los más fantásticos negocios,
permitir que sus periodistas criticaran a ése, o a esos dirigentes?
¿Es justo el periodismo cuando puede ser revelador, cáustico, in-
cisivo, irónico, agresivo, con algunos protagonistas que no tienen
paraguas, pero genuflexo y cómplice ante otros? ¿Es lo que entende-

68
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

mos por periodismo darle a la gente solo una historia oficial, conver-
tir canales y radios en agentes de aquellos a los que se debe juzgar?
Cerrados los caminos para ser críticos en serio, imposibilitados
de pagar el peaje porque el precio les resulta demasiado elevado,
se transita por las colectoras. O se habla de nada. Horas y horas ha-
blando de nada. Ochenta nombres posibles de jugadores que serán
vendidos, algún servicio intencionado o no a algún contratista que
quiera promocionar que ese jugador va a B, para que se asuste C. Y
ataques virulentos contra todo lo que se oponga a las libertades, a los
derechos y a las conveniencias del fútbol, entendiendo por fútbol no
el juego, ni el interés público o de las instituciones, sino la tranqui-
lidad de algunos hombres. Jueces que atiendan causas vinculadas al
fútbol, árbitros que desobedezcan el sistema o que lo hagan peligrar;
todos son puestos contra el paredón. Al fútbol, al de ellos, no lo
toca nadie. El periodismo pasa a desempeñar el papel de los voceros.
Hace propaganda para el fútbol. Está comprometido con él, y olvida
por completo que también se puede vivir “con” el otro: el Fútbol
hecho por los protagonistas, vivido por los hinchas, criticado por el
periodismo. Así como nació. Lo extraordinario es que el avance del
poder económico terminará poniendo absolutamente a todo el perio-
dismo bajo sospecha. Todos estarán comprados. Pasarán a fin de mes
por la misma ventanilla. De alguna manera ya sucede, porque las
compras hasta pueden ser indirectas. El periodista se vuelve un ma-
rinero al que le cambian muy seguido el dueño del barco. Cada vez
que la nave cambie de propietario, el marinero, por más que se haga
el distraído, tendrá que poner las velas como los vientos manden. El
periodismo deportivo de los medios audiovisuales será redefinido.
Ser periodista no será más ser un fiscal que actúa en nombre de la
gente.
(…) Los periodistas son un adorno, dan paso a lo que viene, si
es posible con un ademán, no ya con palabras, porque están com-
primidos, siempre corridos por el tiempo. Si el periodista llega al
programa queriendo hablar de la violencia, quizás no haya imágenes
al respecto si eso puede complicar al establishment. Dice que igual

69
JULIAN CAPASSO

quiere opinar y le responden: “Lo que pasa es que no nos entra todo
lo que tenemos”. Y eso, “lo que tenemos” es el periodismo de casi
todo el programa. Ya no es cuestión de complicidades o de miedos.
Es, simplemente, no estar previsto, no interesar”.

70
Capítulo III

E
n “El deporte de informar”, el periodista Sergio Le-
vinski cuenta: “El gran cambio se produjo con la
llegada de “Sport 80”, programa emitido por Radio
Mitre a fines de los años setenta, con una nueva con-
cepción dialoguista que terminó definitivamente con
el mensaje unidireccional al oyente. De ese plantel de notables pe-
riodistas (en la mayoría de los casos) aparecieron quienes en la ac-
tualidad marcan la opinión en las principales emisoras. Este cambio
se potenció a partir de 1981 con la llegada a la Argentina del relator
uruguayo Víctor Hugo Morales, dueño de una extraordinaria riqueza
cultural y de un excelente timbre de voz, que provocó el asombro de
los oyentes y un masivo cambio en la concepción del relato, median-
te lo que podría definirse como una nueva vuelta de tuerca hacia un
estilo más cercano al de Fioravanti, aunque conservando su propia
personalidad”.
“Sport 80 estaba integrado por un grupo de periodistas que fue au-
mentando con el tiempo, así como la aceptación de los oyentes, pero
la columna vertebral estaba conformada por Néstor Ibarra, Fernando
Niembro, Marcelo Araujo, Diego Bonadeo, Adrián Paenza, Roberto
Erguía, Alejandro Apo, Guillermo Salatino, Ricardo Ruiz, Juan José
Lujambio y un gran equipo, que tenía ciertos criterios que para ese
momento fueron originales y marcaron un cambio de rumbo: una
primera cuestión es que se priorizaba el análisis de la información
sobre los datos inconexos. La gran versatilidad de Ibarra y Niembro
tuvo mucha influencia en este estilo, junto a la agresividad e ironía
de Bonadeo. El hecho de que el programa tuviera una tira diaria y no

71
JULIAN CAPASSO

se le diera importancia al relato dominguero, como era tradicional


hasta ese momento (Rivadavia durante años había marcado la pauta
de las transmisiones basadas en la infraestructura, el despliegue y la
notable voz de Muñoz), también resultaba una novedad. Otra de las
claves resultó el acceso a la información comprometida y alejada de
los intereses de los protagonistas. Por primera vez, los entrevistados
no solo no eran halagados sino que muchas veces eran decididamen-
te cuestionados, actitud que el ambiente deportivo no conocía y que
por un tiempo significó una transición hacia la total democratización
y la aparición de un periodismo distinto, que manejaba un mayor
volumen de información y que mostraba como cartas en la mesa la
posibilidad de darla a conocer sin tapujos. “Sport 80” apuntó al cora-
zón de “La oral deportiva” de Rivadavia (algunos de sus integrantes
se habían formado allí o habían trabajado con Muñoz en Canal 7) y
hasta vulneraron determinados aspectos que eran tabúes en la radio-
fonía.
En 1981, con la llegada del relator Víctor Hugo Morales desde
Uruguay, el programa experimentó un giro de 180 grados al redi-
señar el formato y regresar a la estructura tradicional de los relatos
domingueros para competir con Muñoz y apuntar definitivamente a
destronarlo a partir de la sólida base de los comentaristas y la voz
incomparable de un joven Morales de 33 años, a quien se lo plantea-
ba como la antítesis de Muñoz. Si el “relator de América” aparecía
como inculto, veterano, en el ocaso y ligado a asuntos controvertidos
de la época de la dictadura militar, Morales se afirmaba como un pe-
riodista con riqueza de vocabulario, una voz en ascenso, una notable
visión de la cancha y gran capacidad intelectual, lo cual provocó la
rápida aceptación del público, sumada a la fortuna de debutar (en
Radio El Mundo) el mismísimo día del debut de Diego Maradona en
Boca Juniors.
Lo que resulta innegable, visto a la distancia, es la impronta de
“Sport 80” en el medio periodístico-deportivo, que marcó a toda una
generación y promovió periodistas estrella del ambiente así como a
una segunda fila de los que entonces eran noteros, que llegaron a más

72
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

altas posiciones aun cuando no representaban el estilo de reflexión y


de ruptura de reglas de sus mentores (Eduardo Ramenzoni, Miguel
Ángel “Tití” Fernández, Roberto Leto, Juan Manuel Pons, etcéte-
ra)”.

•••
El periodista Diego Bonadeo aseguró en la revista Un Caño y en
una nota otorgada al portal digital Periódico Libre: “El Negro Erguía,
Pancho Ibáñez y yo fuimos los fundadores del mítico Sport 80. Gui-
llermo Salatino se borró el día que tenía que empezar el programa
porque Fernando Marín, que estaba con él en Radio Belgrano, no lo
dejó. A los quince días Pancho Ibáñez nos dijo ‘yo los quiero mucho,
pero esto no lo entiendo como periodismo así que si me lo permiten
me voy a ir’. Sport 80 iba a la tarde, algo absurdo para un progra-
ma sobre fútbol. Tengo las cartas guardadas, el 60% eran mujeres.
El Gordo Muñoz lo llamó a Julio Moyano, que era el productor de
Sport ‘80, para decirle que estaba muy nervioso por lo que decíamos.
Hicimos cosas maravillosas, que no se podían hacer durante la dicta-
dura y las hicimos igual. Después llegaron Néstor Ibarra y Juan José
Lujambio. Al año siguiente el programa pasó al mediodía y llegaron
Niembro y Araujo. Luego se sumó a Adrián Paenza. ¡Teníamos más
audiencia que Antonio Carrizo en Rivadavia!”.
Por su parte, Fernando Niembro reconstruyó en la edición de Cen-
tro de Prensa de septiembre de 1991: “Badía me dio la oportunidad
de trabajar con él en radio Mitre. Empecé haciendo flashes. Había un
programa deportivo llamado Sport 80, que iba por la tarde. Moya-
no, que era el productor, me dijo que lo iban a sacar. Yo le aconsejé
que lo pusiera a la una de la tarde, y nos incorporamos con Araujo.
Era un horario infrecuente para un programa de deportes, porque la
gente estaba acostumbrada a escuchar deportes según la tradición,
a las siete de la tarde”. Y, en el libro de Levinski, agregó: “(…) Lo
que hicimos fue conmover un poco el ambiente. Creo que en eso sí
fuimos pioneros, porque a partir de nuestra inquietud por enfrentar a
esa única voz que había en la Argentina, con nuestro estilo (después

73
JULIAN CAPASSO

se incorporó Víctor Hugo Morales), no nos quedamos con la versión


oficial y tratamos, desde nuestras distintas posturas, de analizar el
deporte, y fundamentalmente el fútbol, de otra manera. Así se con-
movió el espectro y muchos entendieron que se podía ver el deporte
de otra forma, v el mundo acompañaba con el creciente acercamien-
to de la gente a las manifestaciones deportivas (…) Antes de “Sport
80” había una sola voz: Muñoz. El tenía la única voz, por su como-
didad con la situación y por el estado económico y político que se
vivía. Muñoz se inclinaba a respetar las informaciones oficiales y es
de imaginarse que al gobierno le venía de maravillas alguien que se
inclinara a escuchar sus voces y mandar sus mensajes”.
Para Adrián Paenza, con Sport 80 se logró desacartonar el perio-
dismo deportivo: “Comenzamos a poner en duda todo. Hasta decía-
mos que el boxeo no era deporte. No se trataba de leer los diarios
por radio, sino de generar información para que luego los diarios
la levantaran. Creo que viví un momento histórico muy particular
dentro del periodismo deportivo, que fue haber participado en un
programa que se llamó Sport 80. Eso fue una bisagra en la historia
del periodismo deportivo, me voy a excluir y lo voy a mirar como
un observador externo. Históricamente el periodismo deportivo no
opinaba, estaba todo bien, Muñoz saludaba a todo el mundo…Sport
80 modificó eso, empezó a opinar y se generó un gran lío porque
empezamos a decir ‘esto me gusta, esto no me gusta, éste juega bien,
éste juega mal’”.
En 1981, el programa se emitió por radio El Mundo. En 1982,
Sport 80 se mudó a los estudios que radio Mitre conserva aún en
Mansilla 2668, y se sumaron los periodistas Alejandro Apo, Guiller-
mo Salatino y Alfredo Parga. El locutor comercial del programa era
Anselmo Marini.
Apo reconstruye: “A fin de 1980 Niembro, Araujo y Paenza me
llaman por teléfono y me citan en la casa de Paenza. Me ofrecen
integrar el equipo de Sport 80 al que iba a sumarse Víctor Hugo.
Le tuve que decir que no porque estaba con Parnizani haciendo una
transmisión que era una buena alternativa a la de Muñoz con un equi-

74
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

po excelente: Juan José Lujambio, Julio Ricardo, Ricardo Podestá,


Norberto Longo y Rafael Olivari. Sentía que no me podía ir porque
me había dado mis primeros viajes por América y me habían permi-
tido muchos avances periodísticos. Era una respuesta de ingratitud
irme. En 1981 me hago amigo de Víctor Hugo jugando al fútbol con
la ya desaparecida agencia de noticias Saporiti. Como ni Splendid
ni El Mundo presentaban equipo en el torneo Interprensa, nos con-
voca Américo Rial a jugar a Víctor Hugo y a mí. Fuimos con Tony
Pintos. Terminábamos de jugar los sábados a la mañana, nos íbamos
a comer algo a Pueyrredón y San Luis, en Once, donde vivía Víctor
Hugo, y nos íbamos al cine. Así se hizo una amistad grande. A fin de
1981 Moyano decide dejar El Mundo y comprar Mitre. Y el día que
River sale campeón en cancha de Ferro por el Nacional ‘81, con Al-
fredo Di Stéfano de técnico, con gol de Kempes, luego de hacer las
notas post partido me agarra Araujo del hombro y me dice: ‘Ahora
también Víctor Hugo pide que vengas’. Por esos días arreglé todo
con Niembro. En Sport 80 me dieron primero una conexión. Debuté
en Talleres contra Estudiantes. Labruna y Bilardo de técnicos. Ese
día Víctor Hugo me recibe de una manera que me emociona. Lo ten-
go el audio grabado pero no lo encuentro. Al final de la presentación
remata con: “¡Epa con Apo!”. La gente me habló siempre más de los
elogios que él me daba que de lo que yo decía (…) Sport 80 cambió
la historia del periodismo deportivo en la argentina. Haber integra-
do eso es un orgullo. Era contestatario en la época de la dictadura.
Araujo hizo una vez una editorial en la que describía las torturas del
terrorismo de estado. Y hasta habló con Hebe De Bonafini. Era otra
cosa a lo que ofrecía Muñoz. Un periodismo muy independiente.
Había discusiones al aire. Había diversidad de estilos y opiniones y
de gustos”.

•••
“¿Sport 80 es de esos programas que uno puede decir que mar-
có un antes y un después?”, le preguntó Eduardo Aliverti a Víctor
Hugo en el programa “Los Locos de la Azotea”, emitido por el canal

75
JULIAN CAPASSO

Encuentro en octubre de 2011. “Sport 80 vino, primero, con una di-


námica diferente pero también una estética desordenada, desoreja-
da, pero al mismo tiempo interesante y atractiva, como resulta cual-
quier discusión que uno presencia en algún momento, y con algunos
aportes en cuanto a la profundidad: la independencia de criterio, la
transparencia finalmente de lo que se hacía frente al micrófono muy
interesantes y que resultaron revolucionarias hasta en el detalle del
tuteo. Carlos Alberto a José María le decía: ‘Usted’”, resumió Mo-
rales.
En 1982, Víctor Hugo, Paenza, Araujo, Pons, Niembro, Jorge
Crosa, Carlos Muñoz y Alejandro Apo viajaron a España a cubrir el
Mundial, tiempo en que se empezó a emparejar la competencia con
Muñoz.
Juan Manuel Pons recuerda: “Fue el mejor equipo deportivo de
todas las épocas. Todo lo que se hace ahora es una copia y calco de
aquello. Se le cambió la cara al periodismo deportivo argentino. Fue
un vuelco. Hubo un antes y un después de ese programa. Se rompió
con la virginidad de cosas que no hacían: que los jugadores empie-
cen a hablar de política, de los militares, de literatura, de sexo y de
mujeres. Apoyamos a Oscar Ruggeri y a Ricardo Gareca y le dimos
aire cuando hicieron una huelga para pasar de Boca a River. Hubo
denuncias de un partido arreglado entre Racing y Talleres, ambos
de Córdoba, en un Nacional. Poníamos al aire las charlas técnicas
de algunos entrenadores que nos dejaban pasar al vestuario, como
Labruna, Rogel o Bilardo. Además, íbamos arriba del micro con los
jugadores. A mí me tocó una vez ir en el ómnibus desde La Can-
dela hasta La Boca, hacer notas a los jugadoras y ponerlas al aire.
Además, éramos más humildes, más sensatos, aprendíamos todos
los días, pese a que trabajábamos en el medio más fuerte de la Ar-
gentina. Y de eso no sacábamos ventajas. En el programa, con la
dictadura vigente, se han llegado a hacer editoriales políticas con el
tema ‘Cada cosa con su tema’, de Joan Manuel Serrat”.
Por su parte, Eduardo Ramenzoni evoca: “A Víctor Hugo lo escu-
chaba a la medianoche en Hora 25 cuando estaba en Uruguay. Los

76
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

que éramos muchachos a fines de los 70 lo teníamos como una re-


ferencia sublime, máxima, por cómo era como periodista, por cómo
relataba, por su dialéctica, por su retórica, por su manera de ver el
fútbol y por lo que ya significaba. Lo conocíamos por el equipo de
fútbol del torneo de periodistas. Con el correr de visitas y en contac-
tos telefónicos formamos una cercanía. Por eso cuando lo contrata-
ron acá nos pusimos muy contentos. Para nosotros fue, es y será el
ídolo periodístico. Yo me sumé a Sport 80 en junio de 1981 cuando
me llamó Araujo, que era el productor. Cada uno de nosotros seguía
la actualidad de los clubes cuando eso no se acostumbraba. Fuimos
los precursores. Ahora es moneda corriente. Todos los días había in-
formación de los clubes grandes. A los que íbamos a hacer campo de
juego Víctor Hugo nos daba mucho protagonismo. Antes los cronis-
tas no tenían importancia y, si fuimos un poco conocidos fue por ese
protagonismo, porque él recalcaba la profesionalidad que teníamos.
Por eso con “Tití” Fernández todo lo que nosotros crecimos se lo
debemos a él. Por la manera en que nos promocionaba”.
Apenas llegado a Argentina, Víctor Hugo anunció que, pese a que
iba a conducir diariamente Sport 80, se iba a resguardar al momento
de opinar: “Todavía tengo barreras de confianza y tengo miedo de
defraudar al cariño que recibo. En caliente sí que opino, por supues-
to, como por ejemplo el otro día con los jugadores de Boca en Men-
doza: dije que se habían vuelto locos, que el referí les había perdo-
nado un penal, que eran culpables. Lo que no digo acá, por ejemplo,
es que eso pasa porque en Boca no hay dirigentes en condiciones
morales de sancionar ni dirigir, porque se ha engañado mucho a los
jugadores, porque se les debe… Tengo limitado por mí mismo el
periodismo de reflexión, tanto que he rechazado ofertas muy buenas
para comentar por televisión”, explicó en la revista El Gráfico del 13
de abril de 1982.
Y el 6 de diciembre de 1984, también en El Gráfico, declaró: “Yo
me he tomado mi tiempo pero sin darme cuenta me he orientado
hacia el terreno de la opinión; también he tenido problemas y he sido
declarado persona no grata por más de una institución. Pero creo que

77
JULIAN CAPASSO

no podía venir a un país que no conocía, para criticar todo desde el


vamos; por otra parte, en Uruguay yo era un periodista que relataba
fútbol y acá soy un relator que de vez en cuando opina (…) No es que
es una manera de no comprometerme. Yo sufrí mucho en Uruguay
por haberme tomado en serio mi rol de periodista combatiente y lle-
gué acá destrozado. Sin embargo, me he jugado en situaciones en las
cuales casi ningún sector del periodismo asumió una posición”.
El alejamiento de Julio Moyano en agosto de 1985 de la conduc-
ción de radio Mitre fue determinante en la desintegración del equipo
de Sport 80. Las nuevas autoridades, con más interés en el manejo
empresarial que periodístico y artístico, se demoraron en realizarle
una oferta de continuidad a Víctor Hugo quien, finalmente, aceptó
la suculenta oferta que le hicieron para ir a radio Argentina. “A fines
de septiembre empezamos a hablar con la radio de la renovación
del contrato, aunque a mí ya me parecía una fecha tardía. Esto es
un poco la seguridad que a veces tienen los empresarios de que los
laburantes son patrimonios de ellos y no gente independiente que,
de vez en cuando, tiene otro tipo de ofertas. En esa fecha ellos me
hacen una oferta verbal y yo les contesto por carta, dejando variantes
para un contrato por uno, dos o cinco años. En esa carta yo hablo del
Mundial porque estaba convencido de que Mitre compraría los de-
rechos para transmitirlo. La radio tardó muchísimo en responderme
(…) Un día quedamos en reuniones a las 18.30 y los dirigentes no
pudieron ir. Yo estaba en una verdadera encrucijada porque quería
saber realmente si Mitre iba a transmitir el Mundial o no (…) De
seguir Moyano en Mitre creo que no me hubiese ido de la radio. Es
decir, Moyano sigue siendo socio de la radio, pero desde hace tres
meses él no está en la conducción. Creo esto porque Moyano es un
tipo tremendamente celoso de los profesionales que contrata. Yo te
digo que he tenido diferencias y enfrentamientos con él, pero no
me hubiera ido de Mitre, porque si él hubiera manejado la cosa no
hubiésemos tardado tanto en negociar la continuidad: siempre trató
esos temas con anticipación”, le reconstruyó Víctor Hugo a El Grá-
fico el 3 de diciembre de 1985.

78
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

“Por los egos de las personas, por el tema de querer ser la porción
más importante, se terminó Sport 80. Víctor Hugo se fue abriendo.
Siempre los argentinos en vez de unirse nos vamos separando para
tratar de ser mejores en otro lado. Pero todos juntos ese equipo no
tenía contra”, lamenta actualmente Pons.
Y Niembro contó: “¿Por qué se disuelve Sport 80? Hubo ofertas
que algunos aceptaron y otros no. A Víctor Hugo le hicieron una
grande en radio Argentina. Quiso llevarse a todo el equipo pero a
mí, a Araujo y a Ibarra, nos hicieron otra buena oferta en Mitre y nos
quedamos”.
La experiencia en Mitre terminó de forma traumática para Víctor
Hugo, cuando las flamantes autoridades de la emisora, como castigo
por haber firmado con radio Argentina, no le dejaron entrar a relatar
el último partido de ese año en el que Racing consiguió volver a
Primera División, luego de dos años en la “B” y tras empatar con
Atlanta.

79
Víctor Hugo y...
...su exposición en el senado contra los monopolios

E
l 25 de febrero de 1994, el entonces presidente Carlos Saúl
Menem firmó el decreto de Necesidad y Urgencia 304/94,
que establecía: “Los titulares de derechos de transmisión te-
levisiva de encuentros de fútbol donde participe la Selección Argen-
tina, en torneos oficiales organizados por la Federación Internacional
de Fútbol Asociado (FIFA), deberán comercializar estos derechos de
modo que la difusión de los encuentros abarque todo el territorio del
país”.
Según escribió José Ignacio López en la página 267 de la biografía
de Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, “uno de los conflictos que
más recuerda coincidió con uno de los momentos de mayor tensión
entre Menem y los medios, en pleno 1993. Trisa y TSC, siguiendo el
esquema con el que habían comercializado un año antes la Copa Amé-
rica, negociaron con la AFA y la FIFA los derechos de las eliminatorias
del Mundial 1994. El esquema, que no contrariaba ninguna norma,
preveía la transmisión por aire en la Capital Federal y por cable en el
Interior. Los costos solo se amortizaban con este formato, ya que el
mercado publicitario del Interior no tenía la dimensión suficiente. Fo-
goneado por Ámbito Financiero, Menem dictó un decreto obligando
a transmitir los partidos por televisión abierta en todo el país. A los
cables del Interior, que ya habían lanzado sus campañas de marketing,
hubo que devolverles 6.600.000 dólares. Corach llegó a amenazar con
intervenir la AFA y finalmente los partidos se transmitieron por ATC.
Aunque el decreto hablaba de eventos ‘deportivos con representantes
argentinos’, nunca se aplicó a otros casos. Y en éste se hizo de manera
retroactiva”.

80
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Torneos y Competencias, empresa socia del grupo Clarín desde


1991, le había cedido los derechos a una firma estadounidense con
sede en las Islas Vírgenes, que intentó sacarles el mayor rédito econó-
mico posible al comercializarlos por el sistema codificado.
Antes, en 2000, mientras avanzaban las Eliminatorias y los parti-
dos del seleccionado iban en directo solo para los pocos argentinos
que tenían el “Pague por ver”, el abogado César Francis, uno de los
creadores del Foro Social del Deporte, impulsó un proyecto de ley que
presentaron los diputados nacionales Alicia Castro y Pablo Fondevilla
para que esos partidos pudieran verse gratuitamente por la televisión
abierta.
“Doctorcito, doctorcito, quédese tranquilo. Tenga paciencia. La ley
va a salir. Pero sepa que usted se va y entra la gente de Clarín”, le re-
conoció a Francis por aquellos días el entonces senador nacional José
Luis Gioja, actualmente gobernador de la provincia de San Juan.
“Necesitaban tiempo porque ellos tenían que manejar el tema con
Clarín. Tenían que calmar a la fiera que, en este asunto, era Clarín.
Tenían temor de que Clarín sacara cosas en contra del Senado. Había
mucha presión para ellos. Muchísima”, explica César Francis.
Invitado especialmente, Víctor Hugo Morales hizo una presenta-
ción demoledora en el Senado de la Nación, el 21 de junio de 2000.
“(…) Hoy estamos reunidos para debatir sobre la transmisión de
los partidos de la Selección nacional, pero en realidad lo que vamos
a discutir, señores senadores, excede las fronteras del fútbol, debido a
que el núcleo de esta discusión gira en torno de uno de los principales
componentes de la identidad nacional de los argentinos en tiempos
en los cuales la globalización y el escepticismo sobre las cuestiones
públicas –sumado al individualismo imperante–, ha ido forjando una
sociedad sin punto de encuentro para quienes la integramos.
En este marco, el fútbol resiste como el último polo de atracción de
los argentinos, convirtiéndose en uno de los escasos escenarios de nive-
lación social en donde las diferencias se reducen, por lo menos durante
noventa minutos, a su mínima expresión. Ante este panorama, solo el
deporte en general y el fútbol en particular, han logrado mantenerse a

81
JULIAN CAPASSO

duras penas al alcance del trabajador. A ese que le fueron quitando el


cigarrillo, el café con el diario en el bar de la esquina, la salida al cine
y luego ir a comer con su señora. Y como si esto fuera poco, preten-
den sacarle el fútbol de su seleccionado nacional, salvo que abone en
concepto de peaje el ya famoso ‘pay per view’, para quienes habitan
esta Capital y el Gran Buenos Aires, como requisito indispensable para
evitar vivir en diferido, como lo anuncia el poco feliz aviso publicitario
de los canales de cable, que de todas maneras sirve para demostrar que
existe una vida que es en diferido, que es la que le estarían entregando
a más de la mitad de los ciudadanos argentinos.
En el Interior del país la situación también es compleja -y ustedes,
como senadores que representan a las provincias lo saben muy bien,
y seguramente tienen los reclamos de toda la gente de sus pagos- para
quienes quieran observar a su Seleccionado, en virtud de que las imá-
genes solo llegan por televisión por cable, siendo indispensable abo-
narse a la misma para recibir las imágenes del partido en directo. Es
decir que sobre el ajuste, que tanto le ha dolido a la gente, se va a hacer
un poco más de ajuste sobre lo que necesariamente tiene que gastar,
para darse el gusto de eso que es parte de su cultura.
Esta operación comercial tuvo como arquitectos ausentes en esta
instancia, los señores Julio Grondona y Carlos Avila, y golpea en el
bolsillo de los que componen el pueblo argentino, sometiéndonos a
un negocio que para nosotros entra en el terreno del negociado, cons-
truido a costa de la gente y por cifras multimillonarias. Es aquí donde
quiero detenerme para repasar con ustedes los sugestivos eslabones
que conformaron esta cadena comercial sospechosa y sospechada por
donde se la quiera mirar.
En primer lugar, quiero remarcar que la AFA –previsora por cierto–
cedió los derechos de transmisión de las eliminatorias en diciembre
de 1998, por la módica suma de 15 millones de dólares, cifra esta que
no fue abonada en su momento sino que se irá percibiendo en forma
gradual, a medida que se vayan realizando los partidos. Este modo de
venta de la AFA genera de por sí numerosas dudas, a las que debería-
mos agregarle la inquietud sobre cuáles habrán sido las motivaciones

82
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

que llevaron al señor Grondona a aceptar un precio fijo a cobrarse en


cómodas cuotas, perdiendo hasta los intereses financieros.
Pero sobre todo, no asociándose con un porcentaje en los dividen-
dos –cuantiosos– como sí tiene en el negocio madre de todas las des-
venturas del fútbol, en el contrato fijado hasta el 2014 donde la AFA es
socia de Torneos y Competencias.
No debemos olvidamos del modus operandi de esta operación co-
mercial, la que se concretó en el más profundo de los silencios, sin
preaviso a hinchas, clubes, e integrantes del gobierno nacional, ha-
ciendo caso omiso a las anteriores oportunidades en las cuales el Po-
der Ejecutivo nacional tiró por tierra, decretos mediante, contratacio-
nes de esta naturaleza, garantizando que los partidos se transmitieran
en directo y por televisión abierta.
Aquí debo señalar, desde mi visión de periodista, que mucho hu-
biera querido también el mismo énfasis del actual Poder Ejecutivo,
determinando por decreto lo que ya le ha dado muchísimo tiempo de
abuso en esa posición dominante a quienes son dueños del negocio
de transmitir los partidos en las condiciones que ellos querían. Segu-
ramente que un decreto hubiera impedido todo esto, tal como ocurrió
en el pasado. Pero, de todas maneras, tenemos la ventaja de que esto
ahora puede salir por ley, dada la representatividad de los señores se-
nadores, y antes la de los diputados de todo el país, que lo hace mucho
menos vulnerable y discutible.
Estos antecedentes eran plenamente conocidos por la AFA y el señor
Avila, y que fueran conocidos por los señores Grondona y Avila, es de
vital significación e importancia jurídica, debido a que por estos meses
se esgrimieron numerosos argumentos de los posibles perjuicios que
el Estado debería afrontar, entiéndase resarcimiento económico a las
empresas participantes, si osara obligar, ley o decreto mediante, que
los partidos se transmitan por televisión abierta y en directo.
Empero, hasta la fecha nunca nadie mencionó que en el Código
Civil se consagra la garantía de evicción, que consiste en que el ad-
quiriente de alguna cosa o derecho que no pueda gozar del mismo en
forma total o parcial por una contingencia que el vendedor conocía

83
JULIAN CAPASSO

que podía acontecer y que no informara del riesgo al momento de


realizarse la operación, deberá reintegrar el dinero recibido. Esto es lo
que ocurrió en la AFA primero, y Torneos después.
Esta es la situación por la cual entendemos que el Estado nacional
no deberá bajo ningún concepto indemnizar a empresa alguna, en todo
caso la reparación le correspondería a la AFA y/o Torneos por no avi-
sar de los riesgos al momento de vender los derechos al adquiriente y
en el supuesto de que el adquiriente estuviera en conocimiento de los
peligros existentes, nadie deberá indemnizar a nadie debido a que de
antemano se conocían los riesgos a que se exponía.
(…) Pero aún esgrimiendo desconocimiento de los riesgos de tur-
bación por alguna de las empresas adquirientes, encontramos otra
razón jurídica que evitaría que el Estado sea responsable de resarcir
supuestos perjuicios, ya que de nuestro análisis surge que en el peor
de los presupuestos, la AFA incursionó en una extralimitación de las
facultades que posee y que le fueran concedidas para comercializar los
derechos de transmisión, al ceder la exclusividad de los derechos sin
resguardar el interés común, en virtud de que la cesión para comercia-
lizar los partidos de la Argentina es bajo la tradición y el espíritu de
que los cotejos sean transmitidos en directo y por televisión abierta y
no marginando a vastas franjas de la población que, paradójicamente,
son quienes le otorgaron indirectamente el poder de representación a
la propia AFA.
Es en razón de lo expuesto que, ante las amenazas de juicios que
llevarían adelante contra el Estado nacional, y en virtud de los argu-
mentos hasta aquí esgrimidos, desearía que llegara el momento por el
cual los partidos se transmitan por televisión abierta y en directo, para
constatar si realmente estas empresas multimillonarias, hacedoras de
negocios de todo tipo y color, se atreverían ir a un enfrentamiento con-
tra el mismo Estado, que en numerosas ocasiones no detuvo su mirada
ante el sorprendente y vertiginoso crecimiento económico que según
fuentes bien informadas, el patrimonio de Torneos y Competencias,
creció en tres años de 500.000 dólares a 170.000.000 de dólares.
Por todo lo expuesto, ya fuera por evicción y/o por exceso del man-

84
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

datario, en esta historia la AFA, al ceder algo que no poseía, no se


encuentra motivos de derecho para afirmar que el Estado deba res-
ponder económicamente en virtud de esta dudosa negociación que,
casualmente, nació un 28 de diciembre, día de los inocentes. Detalles
de la comercialización. Desde aquel 28 de diciembre de 1998 los con-
tratos de televisación fueron pasando de mano en mano, al estilo de
una cuidadosa jugada de rugby, de la AFA a Torneos, de Torneos a
Enequis S A, de Enequis S A a Dayco Holding Limited, empresa esta
de nacionalidad norteamericana cuya dirección en el país del Norte es
la de una casilla postal ubicada en Road Town Tórtola, Islas Vírgenes
Británicas, mientras que en nuestro país no posee domicilio comercial,
señalando como lugar de funcionamiento a las oficinas de la señora
Thompson, representante legal de Dayco Holding.
Dayco, que es un eslabón fundamental en la compra -la empresa
sobre la que giran los derechos internacionales de todo esto- tiene esta
representación en el país. Corresponde a un lugar en el mundo que
tiene ocho manzanas. Este es el Down Town de las Islas Vírgenes.
Seguramente no pudieron invitarla, porque nunca es mencionada, no
les debe ni constar la existencia de la empresa que, finalmente, sería
las que les podría presentar esta tremenda demanda que, como una es-
pada de Damocles, pasa a pender sobre el Estado si este cumple, para
nuestro punto de vista, con su finalidad fundamental, que es asegurar
el mismo derecho a todos los ciudadanos del país.
(…) De acuerdo a la información recabada, la manera en que se
promocionan los partidos es por intermedio de un folleto sin mem-
brete, sin nombre ni domicilio, figurando solamente un número de
teléfono, como surge del expediente del Tribunal de Defensa de la
Competencia. Junto con el folleto, se adjunta una carta preimpresa
en blanco, para que los representantes de las empresas que quieran
adquirir firmen en blanco rindiéndose a los precios y condiciones
económicas que les imponga el único titular. No instrumentan con-
trato alguno, pero sí una nota de adhesión para evitar el pago de
impuestos de sellos. Dayco no emite factura ni recibos al recibir los
cheques de los adquirientes, en una clara violación a las normas tri-

85
JULIAN CAPASSO

butarias vigentes, siendo presumible que se está evadiendo al fisco.


(…) A este punto hemos llegado luego de transitar un ancho terre-
no plagado de maniobras ardidosas y simulaciones. Así se ha logrado
generar una historia comercial a espalda de la gente, gracias a la AFA
y su desdén inicial a la hora de la comercialización. El mismo desdén
para no estar aquí en esta audiencia pública ante los senadores de la
Nación, y su posterior desentendimiento con el tema, como si lo que
ocurriera con la Selección en cuanto a la transmisión fuera algo ajeno
a sus intereses como entidad madre del fútbol.
Por ello, de esta exposición creemos que no podemos olvidamos de
la ley de defensa de la competencia, la que a nuestro entender no fue
respetada en numerosos artículos, debiendo ser la máxima responsa-
ble de la seguridad jurídica en todo país que pretenda
poseer una dosis mínima de seriedad. Hay que obligar a que se res-
pete la legislación vigente, en virtud de que no existe mayor inseguri-
dad jurídica en un país que cuando una ley es violada, y los órganos de
control, la Justicia, el Ejecutivo y los parlamentarios con sus fueros,
no la hacen respetar o cumplir, sancionando toda maniobra ilícita con
el máximo castigo existente, o por lo menos, con la denuncia pública.
¿De qué seguridad jurídica estamos hablando, cuando en los hechos
nos enteramos de que la empresa internacional Dayco, que vendría a
ser la supuesta víctima internacional ante la aprobación de una ley del
Congreso Nacional, tiene por dirección una casilla postal en las Islas
Vírgenes Británicas, y en nuestro país solo posee un representante le-
gal, que ni siquiera posee oficinas como Dayco, hojas membretadas
o por lo menos, alguna referencia previa en el mercado nacional, no
emitiendo facturas por sus operaciones comerciales?
Señores senadores, creo que la descripción por si sola basta para
determinar que de sancionarse el proyecto en cuestión, no se estaría
afectando de ninguna manera la seguridad jurídica, y mucho menos
se afectarían los intereses de inversiones comerciales extranjeras en la
Argentina. De aprobarse este proyecto, no se estarían ahuyentando ni
alentando el cierre de fábricas o empresas que pudieran brindar trabajo
a los habitantes de la Argentina, o que impulsaren el desarrollo de al-

86
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

guna industria huérfana en este suelo. Insisto, señores senadores, creo


que hablar de interés internacional no reviste seriedad. En todo caso,
deberíamos analizar si no estamos ante una situación en la cual los
actores, para asegurarse sus expectativas lucrativas, no construyeron
de antemano una trampa a una posible ley. El viejo refrán ‘hecha la
ley, hecha la trampa’’ se estará empleando al revés “hecha la trampa,
para que no pueda surgir la ley’’, trampa que no está fundada en bases
sólidas, como se desprende del análisis.
Por todo lo expuesto, tenemos la sospecha de que la AFA, Cable-
visión, Dayco y Torneos han incurrido en una operatoria comercial
multimillonaria a costa de la gente, y en clara contraposición a la
normativa vigente, al limitar, restringir y extorsionar la competencia,
abusar de la posición dominante de la AFA y demás empresas adqui-
rientes, interrumpir una costumbre del pueblo argentino que consiste
en que los partidos de la Selección nacional se vean en directo y por
TV abierta, evitarle al fútbol argentino ganancias superiores a las obte-
nidas, discriminar a millones de argentinos al restringirle el derecho de
observar los partidos de su Selección y no vivir en diferido e introducir
una empresa extranjera para obstaculizar cualquier sanción legislativa
que permita que los partidos se transmitan en directa y por televisión
abierta.
Ante esta reseña no podemos más que solicitarles a los señores se-
nadores que se acuerden del pueblo a quienes representan, sobre todo
a los pueblos de las provincias, como ya lo han hecho en otras ocasio-
nes sobre este tema tan particular, presentando proyectos tendientes a
defender el derecho de la gente.
Por todo lo señalado, sería bueno que en estos tiempos de ajuste y
pese a las presiones que se reciben permanentemente de los grupos
empresariales -tremendamente poderosos- que están en juego en este
momento en el ámbito de los medios de comunicación, en esta encru-
cijada entre los poderosos y la gente, por una vez gane la gente”.
Finalmente, el 11 de octubre de 2000, fue sancionada La Ley 25.342,
que determinó la “Transmisión televisiva de partidos de la Selección
Argentina de fútbol” y que ordenó: “Establécese que las asociaciones

87
JULIAN CAPASSO

deportivas y/o los titulares de los derechos de transmisión televisiva


de encuentros de fútbol donde participe la Selección Nacional Argen-
tina, organizados por la Federación Internacional de Fútbol Asociado,
la Confederación Sudamericana de Fútbol o el Comité Olímpico Inter-
nacional deberán comercializar esos derechos garantizando la trans-
misión en directo de los encuentros a todo el territorio nacional”.
“En realidad podría decir que quizá mi lucha no fue contra Gron-
dona y contra todo lo que él proyectó. Por supuesto que lucho contra
el monopolio y trato de decirle a la gente que hay un canal que se ha
comprado con el dinero de los jugadores de fútbol y de los clubes en
un negocio injusto y no licitado, que les hubiera generado a los clu-
bes muchísimas más ganancias. He luchado también contra la mentira
que urdieron para la eliminatoria del campeonato mundial pasado, una
trampa vergonzosa de la que participaron Avila, el grupo Clarín, los
cables y la radio para la que yo trabajaba. Con esa lucha encima, yo no
podría dar explicaciones de que ahora trabajo para ellos porque a mí
me dejan decir lo que pienso. Sería un argumento muy débil”, explicó
Víctor Hugo a la revista Pronto a fines de 2003.

88
Capítulo IV

L
a voz notable de Víctor Hugo, sus modos de decir y
sus ideas, pasaron largamente los límites de la radio.
Argentina respiraba ahora aires de democracia con el
triunfo de Ricardo Alfonsín en las elecciones de 1983 y
Eduardo Metzger, director de los spots publicitarios del
candidato radical en su campaña, apostó fuerte en la televisión.
“La dictadura había deteriorado a comunicación. Y pensamos que
era el momento de producir un programa televisivo bien federal, que
mostrara historias de vida, personajes típicos y cada uno de los rinco-
nes del país”, cuenta Metzger.
Era ya 1984. Y convocó a Luis Cella, socio de su productora: “Se va
a llamar ‘El Espejo… para que la gente se mire’. ¿A vos se te ocurre
quién puede conducirlo?”, le preguntó.
“Mi hermano trabajaba en Sport 80 –cuenta Cella–, eso para empe-
zar. Pero yo ya escuchaba a Víctor Hugo en Montevideo porque soy
un enfermo del fútbol. Un día, en el restaurante ‘Los Años Locos’,
Víctor Hugo señaló que había hecho mucha televisión en Montevideo
y al poco tiempo me mandó un cassette. Lo miré y quedé impactado.
‘Este tipo es un fenómeno’, comenté públicamente. ‘Sí, pero relata
fútbol’, solían contestarme. Así que se lo propuse a Metzger. Pese a
que había varios candidatos para conducir ‘El Espejo’ decidimos ju-
garnos por él. Desde entonces no paró más”.
“Yo lo escuchaba de vez en cuando a Víctor Hugo aunque no era
un asiduo oyente del fútbol. Pero me sorprendía cómo manejaba el
lenguaje radial. Por eso pasó a ser uno de mis candidatos”, agrega el
propio Metzger.

89
JULIAN CAPASSO

A los dos días del primer contacto, sentado en las oficinas de la


productora, Víctor Hugo le aclaró: “Antes de que usted me haga la
propuesta yo le quiero decir lo siguiente: vine hace unos años traído a
la Argentina por Julio Moyano, que produce mis programas de radio y
las transmisiones de fútbol y siempre me está proponiendo cosas para
que haga televisión. Pero hasta ahora lo he rechazado. Por lo tanto lo
que usted me va a ofrecer tiene que ser demasiado importante como
para que yo vaya y le diga a Moyano: ‘Me voy a hacer este programa
con Metzger’”.
“Pensé que no iba a aceptar –cuenta el productor–, pero de todos
modos le conté que teníamos preparado un programa que iba a ir a las
14, en el que se iba a recorrer el país, pero que, en principio, durante
los primeros tres meses, dada la complejidad de la producción, íbamos
a trabajar en la zona del Gran Buenos Aires”.
–Está bien, lo hago –respondió Víctor Hugo–.
–Le agradezco y me sorprende que no haya puesto ningún reparo.
Pero tenemos que hablar de dinero –dijo Metzger.–
–No me importa. Sé que usted me va a pagar bien.
Según él, ese fue el origen de una ironía que suele repetir el urugua-
yo: “Metzger fue el que me hizo hacer las mejores cosas en televisión
y el que peor me pagó”. El productor admite que en eso hay algo de
cierto: “Es que Víctor Hugo siempre fue un tipo muy bien cotizado y
yo un hombre muy prudente. No iba a prometer cosas que no podía
cumplir”.

•••
“No andábamos bien al principio y un día le digo a Eduardo: ‘Me
parece que si vamos al Interior la rompemos’, y accedió a probar una
semana. El primer rating grande fue en Córdoba, cuando volvíamos
del Norte, un día que estuvimos con el Sapo Cativa y el Negro Alvarez
y marcamos 25 puntos. En el piso en Buenos Aires estaba también un
periodista emblemático, el Negro Juárez. Ese día salió un programa
bárbaro. Después no bajamos de los 20 puntos”, dice Cella.
“Víctor Hugo tenía que demostrar que no solo se ocupaba del fút-

90
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

bol. Para él también era un examen. Ahora es fácil comprobar eso


porque se sabe, por ejemplo, su afición a la música clásica. Pero era
un prodigio. Mucha cancha, una gran memoria, ganas por doquier. Y
un detalle no menor: no era argentino. Sin embargo, nadie criticó eso
nunca. El tipo era un argentino más”, recuerda la periodista Silvina
Chediek, quien comenzó su carrera justamente en El Espejo.
“Se puede decir que debutamos al mismo tiempo en la televisión
argentina, el mismo día, con la diferencia de que él me llevaba años
luz de experiencia. Víctor Hugo fue de una generosidad increíble, me
ayudó muchísimo a que no patinara y ‘El Espejo’ fue realmente una
escuela increíble”, agrega.
Tanto Metzger como Chediek aseguran que los sorprendía la ad-
miración que ya en aquella época despertaba Víctor Hugo: “En las
grandes ciudades o en los pequeños pueblos siempre lo rodeaban para
pedirle autógrafos y él atendía a todo el mundo”, rememora Chediek,
quien apunta otro elementos significativo: “Si bien el programa se con-
virtió en el más visto de la tarde en la historia de Canal 13, al principio,
cuando era en los barrios de Buenos Aires, no superaba los 5 puntos,
una cifra que no estaba nada mal para ese horario. Sin embargo, Víctor
Hugo se asumió responsable de lo que consideraba una baja audiencia
y se ofreció a dar un paso al costado. Por supuesto le dijeron que no y
cuando Metzger propuso recorrer la Argentina se agregó César Mas-
cetti para cubrir cualquier posible ausencia del conductor. Después,
explotó todo”.
En 1986, el programa pasó a Canal 7; y en 1995, con Víctor Hugo
desde el piso como presentador, Andrés Percivale como conductor y
María Belén Aramburu como co-conductora, tuvo un paso fugaz por
Canal 9.

•••
En 1985, luego de asegurarse los derechos de transmisión del Mun-
dial de México 86, Ricardo General, propietario de Radio Argentina,
contrató al periodista Julio Ricardo y se puso una meta entre ceja y
ceja: contar con Víctor Hugo Morales, a punto de terminar su víncu-

91
JULIAN CAPASSO

lo de cuatro años con Mitre. Fueron varias charlas entre Gangeme y


Víctor Hugo, quien antes de firmar puso algunas exigencias: la po-
sibilidad de seguir en la TV, ofertas para todos los integrantes de su
equipo en Mitre y abrirles el juego a otras radios para lo que sería la
transmisión del Mundial en México. “El público que siempre escuchó
a Muñoz no va a ser obligado a escucharme a mí que hace solo cinco
años que estoy en el país”, dijo.
“Yo estaba en la reunión. Y lo primero que le dijo Víctor Hugo a
Gangeme fue: ‘Muñoz tiene que transmitir’. Yo no quiero una exclu-
sividad. Eso no es una audiencia conquistada. Es una audiencia por
obligación. Audiencia cautiva. Le doy la posibilidad de que lo abra”,
recuerda Alejandro Apo. Así fue que el lunes 2 de diciembre de 1985
Víctor Hugo Morales firmó el traspaso a LR2 Radio Argentina.
Marcelo Araujo, Néstor Ibarra, Fernando Niembro, Roberto Leto,
Ricardo Ruiz, Juan Manuel Pons y Juan José Lujambio eligieron que-
darse en Mitre, que cinco meses atrás, mediante testaferros, había pa-
sado a manos de lo que empezaba a conformarse como Grupo Clarín.
En busca de un efecto similar al que había causado Víctor Hugo en
1981, fueron en busca de un relator extranjero. En esta oportunidad
contrataron al relator colombiano Francisco “Paché” Andrade. Fue
fracaso.
Adrián Paenza, Eduardo Ramenzoni, Miguel “Tití” Fernández,
Jorge Crosa, Guillermo Salatino, Reinaldo Martínez y Alejandro Apo
acompañaron a Víctor Hugo a radio Argentina y se sumaron Gustavo
Veiga, Marcelo Manuele y Hugo Lencina.
“Para mí todo lo que decidiera Víctor Hugo estaba bien. Yo iba con
él hasta la muerte. Si me decía: ‘Vamos a morir’, yo iba. Siempre me
acuerdo de que me acomodó la plata que iba a ganar. Me acerqué y le
dije: ‘Me sacaste lindo’. ‘Bastantito’, me respondió. Me había sacado
como 20 veces lo que yo ganaba en radio Mitre. Siempre filosófica-
mente él es un hombre que establece un código de dignidad. Es natural
en él. Entonces eso se traduce en la pelea por mejores salarios y en
hacer que estén todos bien”, resume Alejandro Apo.
Una vez instalado en radio Argentina sumó a una camada importan-

92
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

te de jóvenes cronistas, que actualmente son reconocidos periodistas:


Diego “Chavo” Fucks, Mariano Closs, Oscar Barnade, Marcelo Be-
nedetto, Jorge Arcapalo, Fernando Villar, Juan Yankilevich, Gustavo
Cima y Darío Villarroel.

•••
Con los derechos asegurados desde bastante tiempo antes, el fla-
mante equipo de deportes de radio Argentina se propuso realizar una
transmisión ambiciosa desde México. Se establecieron acuerdos con
radios de Mar del Plata y Córdoba. Por esto se sumaron reconocidos
periodistas como Mario Trucco y Víctor Brizuela, quienes oficiaron
de comentaristas.
“En el verano de 1986, comenzamos a reproducir los relatos de Víc-
tor Hugo en fútbol de verano por LU6 luego de hacerlo durante 10 años
con los de Muñoz. Y fue increíble lo que sucedió con México 86 y un
Maradona esplendoroso: el mejor Maradona, para el mejor Bilardo, y
para el mejor Víctor Hugo. No había mejor ecuación para el éxito. En
los bares, los taxis, los comercios, las panaderías, los hoteles y hasta
en los colegios de Mar del Plata se hablaba de ‘un tal Víctor Hugo’”.
“La generosidad de Víctor Hugo se vio expuesta en toda su dimensión
ese año. Era tradición en las radios del Interior del país hacer las veces
de ‘propaladoras’, cuando de fútbol se trataba. Tomar la transmisión
implicaba solo eso. Era ‘bajar’ por línea telefónica el partido tal cual,
cortando la publicidad de la señal original, para insertar la propia con
el locutor comercial en el estudio. Se me ocurrió consultar si podía su-
mar dos o tres integrantes de nuestro staff periodístico, con el permiso
de LU6, para lograr una identidad lugareña con el oyente de aquí. No
solo que fue así, sino que cuando Víctor Hugo se enteró, dijo: ‘Desde
hoy les voy a dar, en medio de la previa de la transmisión, 10 minutos
de aire, mano a mano, para que le cuenten al país por nuestra radio lo
más importante que sucede en el deporte de Mar del Plata. Y si yo digo
blanco y ustedes piensan negro, me interrumpen en el aire, pero siem-
pre con argumentación que permita el intercambio de ideas válido.
Lo discutimos al aire, sin ningún prejuicio de mi parte por ello. Acá

93
JULIAN CAPASSO

no hace falta que todos pensemos igual’. Quedamos mudos”, asegura


Jorge Jaskilioff.
“Era imposible que Víctor Hugo dejara a alguien afuera. Cuando
el equipo de radio Argentina fue a México éramos mucho más de 20,
una cifra casi impensada para la época. Lo es incluso actualmente. Es-
tábamos las 24 horas desde allá. Ser tantos solo fue posible por la in-
quietud de Víctor Hugo. Hubo que hacer una reducción en los montos
personales de muchísimos de nosotros para que esto pudiera llevarse
a cabo. Debe haber sido una de las satisfacciones más grandes de su
vida profesional haber podido convocar y ser él el gestor de que tan-
tos jóvenes periodistas viajaran por primera vez. Muchísimos que hoy
tienen un nombre acreditado en el periodismo argentino lo pudieron
hacer por primera vez por ese esfuerzo, que no era común y que tam-
poco sigue siendo común hoy en día”, valora Julio Ricardo.
“Ese Mundial fue una locura. La generosidad de Víctor Hugo tocó
su techo. Es un tipo extremadamente generoso. A ese Mundial fueron
tipos que ni siquiera pueden hablar por radio. No sé si incluirme. Yo
creo que por radio podía hablar. Víctor Hugo luchó mucho contra mi
voz gruesa y mi falta de dicción, que yo fui con el tiempo corrigiendo.
Pero hubo tipos que fueron a pasear. Esa es la verdad. Eramos 25 per-
sonas. Muchísimo. Una locura”, comenta Diego “Chavo” Fucks.
Luego de la consagración como relator que vivió en radio Argen-
tina en el Mundial de México, recibió varias ofertas para la siguiente
temporada. La principal era de una productora que se ocupaba de la
programación de radio Del Plata, que había incorporado a su grilla al
periodista Bernardo Neustadt. Otra emisora del Exterior le ofrecía un
cheque en blanco. Pero decidió continuar en radio Argentina, que a
partir de 1987 comenzó a transmitir los partidos de fútbol en simultá-
neo con Continental, en la que permanece hasta estos días.
Por aquellos días, Víctor Hugo razonaba: “Soy un tipo agradecido
que no deja en banda en nadie, menos a quien le dio tanto como el
señor Gangeme. ¿Es posible que ante el menor sobresalto económico
de este señor yo agarre la primera oferta que se me cruza? Sería un
imprudente”.

94
Víctor Hugo y...
...la pelea con César Luis Menotti

L
a pelea con César Luis Menotti fue la más grande, en inten-
sidad y duración, que Víctor Hugo Morales mantuvo con un
personaje público en Argentina.
Mientras estaba en Uruguay, Víctor Hugo adhería a las ideas futbo-
lísticas que aplicó Menotti en la década del 70 en Argentina. Primero,
dirigiendo al Huracán campeón del Metropolitano 73. Luego, con la
Selección Nacional Argentina campeón del mundo en 1978.
De hecho, en su libro El Intruso, publicado en 1979, Víctor Hugo
escribió una nota titulada: “Menotti: un tipo que duerme tranquilo”.
“La infamia le espera agazapada y él lo sabe. Lo acechan la envi-
dia, la intolerancia, las angustias, la impaciencia, la histeria… Quiere
que sus muchachos jueguen con alma de sábado a la noche. Conven-
cer a todos de que esto es un juego. O que si es un trabajo no hay por
qué dejar de hacer plata con poesía... Se llama Luis César Menotti”.
Recién instalado en Argentina, Víctor Hugo tomó la decisión de
abstenerse de opinar, entre tantas cuestiones, sobre el entonces en-
trenador de la Selección. Según Roberto Leto, integrante de Sport
80, “Víctor Hugo estuvo en ese debate muy influenciado por Araujo,
Niembro y Paenza, que estaban fuertemente enfrentados a Menotti”.
Luego, con el paso del tiempo, simpatizó y se puso en línea con las
ideas que aplicó Carlos Timoteo Griguol en Ferro y Carlos Bilardo en
Estudiantes de La Plata, cuando se consagraron campeones con esos
equipos, más vinculados al orden, la táctica y la especulación.
Así quedó de la vereda opuesta en cuestiones futbolísticas a lo que
pregonaba Menotti, con quien mantuvo cruces fuertísimos, que co-
menzaron a través de las páginas de la revista El Gráfico.

95
JULIAN CAPASSO

En la última edición de diciembre de 1984, Menotti declaró: “¿Mo-


rales? Es un analfabeto, un imbécil. Cree que se ha recibido de relator
de fútbol en la Sorbona de París y grita, reta a los jugadores, no aporta
absolutamente nada. Cree que para que se críen los hijos hay que ma-
tar a los abuelos. No conoce la historia, para él es igual Pinochet que
Fidel Castro, así son sus convicciones”.
Y bastó que Víctor Hugo Morales, también en una nota de El Grá-
fico, pronunciara algunas de sus ideas futbolísticas para que se termi-
nara de desatar la batalla: “Sigo pensando que el fútbol que se jugaba
hace 40 años era horrible. Ahora se juega con estado físico, con tác-
ticas y técnica. Ya no es cuestión de grandes contra chicos. Cualquier
equipo de hoy golea a los del año ‘50. ¿Cómo podían jugar con 90
kilos? Hay un gol de Pelé en el ‘58 que es para morirse de risa. Uno se
pregunta: ¿ése es Pelé? Nadie lo marcaba, tenía espacios…”.
El 29 de enero de 1985, la revista tituló: “Menotti-Morales. Violen-
ta polémica”, con las siguientes declaraciones del DT: “Alguien tiene
que parar a los imbéciles, alguien tiene que decirles a los analfabetos
que no pueden seguir haciéndole daño a nuestro fútbol. Yo no quiero
polemizar con Morales, no me interesa. Para mí no es un enemigo.
Yo me preocuparía si me atacaran tipos como Griguol, tipos como
Juan De Biase, como Sábato. . . Si yo considero a ese Morales como
mi enemigo, tendría que replantearme muchas cosas. Tendría que de-
cirme: “Ojo Flaco, algo pasa”. No, no es mi enemigo. Porque yo a
los enemigos me los merezco… Este se arroga el derecho de querer
destrozarnos la historia futbolística. Es tan necio que no se da cuenta
de que uno debe mirar la historia para saber dónde se encuentra. Eso
es lo que realmente me calienta. . . Es como si ahora dijera que San
Martín fue un tonto porque cruzó la cordillera a caballo con un sable
y no esperó que se inventara el avión. No, las necedades y las tonteras
no me las banco en mi fútbol. Debemos terminar con los analfabetos
y los imbéciles. Tenemos que sanear el fútbol.”
“Creo que los desconocimientos y la imbecilidad de Morales han
ido muy lejos, tremendamente lejos y merece una lección. ¿Cómo
puede dudar de la capacidad de Máspoli, de Obdulio Várela, si él no

96
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

los conoció? Ni siquiera los vio jugar… Yo me vuelvo loco cuando


me tocan la historia, y mucho más si lo hacen sin conocimientos.
Morales siempre tuvo ese tupé, esa alevosía para hablar mal de la
gente”.
En la siguiente página de estas declaraciones realizadas al periodis-
ta Enrique Romero, César Luis Menotti escribió una extensa carta, a
la que le puso firma y su número de C.I. La dedicó a Víctor Hugo con
el título: “La pretensión de los imbéciles”. Solicitó que se reprodujera
una frase de Atahualpa Yupanqui debajo del escrito: “Para que crez-
can los hijos no hace faltar matar a los abuelos”.
En esa misma edición, Ernesto Cherquis Bialo, entonces director
de El Gráfico, envió al periodista Carlos Irusta a San Miguel de Tu-
cumán, donde se encontraba Víctor Hugo junto a una dotación de 40
personas transmitiendo para Canal 13 El espejo… para que la gente
se mire.
“Yo no soy enemigo de Menotti –dijo entonces el periodista uru-
guayo–. Para nada. Simplemente no me gusta, no lo respeto, no me
interesa. A un actor, a un protagonista de cualquier cosa, necesito
creerle. Y no hay posibilidad de creerle a Menotti a través de sus con-
tradicciones, de su incoherencia, de su soberbia…”.
“Lo de imbécil es... irrespondible. Sería igual que jugar como los
chicos diciendo ‘más imbécil sos vos’. El busca herirme, pero no lo
consigue. En su omnipotencia, piensa que desde su Olimpo dicta jui-
cios y que son universales. Que diga lo que quiera, en eso no le res-
pondo”.
“El me acusa de antiargentino y eso sí –eso sí– es lo único que me
duele y preocupa, porque él hace con esto una incentivación a la vio-
lencia. El sabe muy bien que en el momento violento que se vive, los
tipos conocidos en el fútbol estamos siempre expuestos a la agresión
por gente a la que simplemente no le gustó lo que uno dijo antes de
un partido. Si a esa gente, que actuando en patota son energúmenos,
vos le das un argumento precioso como ese, una cuestión que pasa
por el nacionalismo, que estimula los más bajos rencores, pensá lo
que puede pasar, ¿no?”.

97
JULIAN CAPASSO

A la semana siguiente, fue Víctor Hugo quien firmó una carta en El


Gráfico en su edición del 5 de febrero de 1985. La misma fue enviada
a la revista con expreso pedido de publicación de parte del autor.
“Quise darme el gusto de probar que Menotti miente, que su con-
dición de fabulador ya no respeta límites, que su conciencia es nada
más que un basural, incapaz de rebelarse y recordarle que no hay
hombre posible por el solo hecho de desafiar a través de una revista a
una pelea que pudo concretar mil veces”.
Cuando en 1988 César Luis Menotti se hizo cargo de la dirección
técnica de River Plate, los jugadores decidieron no darle notas a Mi-
guel Fernández, cronista de Víctor Hugo en el equipo de Nuñez. “Se
me acercó la ‘Chancha’ Rinaldi y me explicó que el plantel había de-
cidido no hablar más conmigo. Era para congraciarse con Menotti”,
cuenta.
Y el ‘Chavo’ Fucks aporta: “Yo recuerdo a veces, por ejemplo, opi-
niones mías que ahora yo no me reconozco, porque la vida te cambia
mucho. Yo tenía cierta simpatía por Menotti cuando era más chico por
el fútbol. Todos creen que fue Víctor Hugo el que me hizo cambiar,
pero en realidad fue Jorge Solari el que me ayudó a entender que el
fútbol era otra cosa. Que no era solo eso que pregonaba Menotti. Me
acuerdo que se lo dije a Víctor Hugo: ‘¿Vos sabés que hablé con So-
lari? Me explicó y creo que vos tenés razón en muchas cosas’. Y me
dijo: ‘¿Viste boludo?’”.
En 1994, el productor de televisión Eduardo Metzer compró el
Club Alvarado de Mar Del Plata y contrató a Menotti para organizar
el proyecto. “Empecé a conocerlo a Menotti cuando empezó a tra-
bajar en el Proyecto Alvarado, que fue un fracaso total. Perdí mucha
guita. Nunca más me metí en eso. Un día le pregunté: ‘¿Vos tomarías
un café con Víctor Hugo?’. ‘Yo sí, no tengo problema, ya pasó eso’,
me respondió. Entonces lo llamé a Víctor Hugo, con el que había
quedado una amistad de los tiempos de El Espejo y Desayuno, se lo
propuse, pero me respondió: “De ninguna manera. No me pidas eso”,
relata.
“Es un matón del micrófono y llegó desde Uruguay arrastrándose

98
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

como una culebra en un camalote”, dijo Menotti en 1994 sobre Víctor


Hugo, quien, por esta frase, tomó la decisión de iniciarle un juicio por
“calumnias e injurias”.
“Yo no creo que el honor se defienda en los tribunales, los jueces
tienen cosas más importantes que resolver como quien mató a Cabe-
zas o quien se robó la plata de un banco…Yo soy más feudal, creo que
hay otras maneras de resolver esa cuestión”, dijo Menotti al enterarse
de que Morales le había iniciado acciones legales.
Según informó el diario Crónica, “después de unas cuantas ideas
y vueltas, que incluyeron un pedido de 18 meses de prisión, Menotti
fue absuelto”.
“Menotti no es culpable del delito de injurias. No deterioró ni me-
noscabó a Morales con sus declaraciones”, determinó en su fallo el
juez Raúl García el 14 de noviembre de 1998. “Me siento defrauda-
do”, expresó Víctor Hugo, que se agarró la cabeza cuando conoció la
absolución del entrenador.
“Busqué una medida ejemplificadora de lo que yo entiendo que
es un agravio”, había explicado el periodista, que, resignado, aclaró:
“Pero si uno se somete a la Justicia no es para hacer observaciones
(…) Ahora Menotti deberá reflexionar, pues el juicio le dejó elemen-
tos notables para saber cómo proceder con el periodismo. El sabe que
el derecho a la causa es absolutamente plausible -lo dijo el juez- y de
este inicio puede sacar conclusiones”.
Darío Villarroel, abogado de Víctor Hugo en ese juicio junto al
Doctor Oscar Viñale, señala: “En un momento del juicio, cuando es-
tábamos hablando, nos pregunta el Juez: “¿Víctor Hugo va a hablar?”.
“No”, dijimos junto al otro abogado. “Sí, voy a hablar”, gritó Víctor
Hugo. Lo tocamos y dijimos: “No Víctor Hugo, ya está”. No hubo
forma. Y Víctor Hugo se sacó las ganas que tenía de decirle a Menotti
en la cara un montón de cosas. Eso lo perjudicó. Luego de eso, el
juez dijo: “Tengo tres querellas en el estudio de Menotti contra Víctor
Hugo por lo cual esto va a ser como una rueda, juicio por uno, juicio
por otro, por lo cual corresponde que se pongan de acuerdo algún
día”. No ganó Menotti el juicio. Cada uno tuvo que pagar su abogado.

99
JULIAN CAPASSO

En realidad yo le cobré 2 pesos, nada. Empatamos prácticamente, em-


patamos. El juez, que era un cholulo, cuando todo terminó dijo: “Me
gustaría que se den un abrazo. ¡Víctor Hugo se lo quería comer!”
“He tenido mis diferencias con César Luis Menotti en un rubro
que no tiene que ver estrictamente con lo deportivo. Eso no quiere
decir que esté de acuerdo en todo lo que él haga dentro de un campo
de juego, pero esas diferencias son mínimas en comparación a otros
puntos de vista que fueron los que plantearon una discusión más am-
plia”, explicó Víctor Hugo en Humor en 1999. “¿Las diferencias son
tan grandes como para haber ido a un juicio?”, lo interrogaron en esa
nota. “Depende de lo que vos entiendas por dignidad”, respondió.
“¿Una autocrítica a formularse en aquella vieja polémica con Me-
notti? Francamente, los excesos en los encontronazos directos que
periodísticamente se produjeron, siempre como cuando uno se pelea a
trompadas, después a uno lo dejan mal. Entonces quisiera recorrer un
camino hacia atrás por el cual determinadas palabras o frases o ideas
hirientes preparadas deliberadamente no hubieran sido pronunciadas,
pero en lo demás, en lo que hace a la pelea contra un hombre singu-
larmente comprometido con aspectos negativos del fútbol, siempre
vinculado al poder, con militares, radicales, o ser candidato por Me-
nem llamándose a sí mismo un hombre de izquierda..., encontrar en
Eduardo Duhalde características del Che Guevara, todas esas cosas…
esa parte no me produce el mínimo arrepentimiento”, declaró en octu-
bre de 2000 en la revista 4 x 4.
Más acá en el tiempo, en las últimas entrevistas que le realizaron,
con la autocrítica más desarrollada y los ánimos apaciguados, Víctor
Hugo reconoció: “Con el paso de los años uno comprendió que hubo
gente que verdaderamente le hizo daño al fútbol”. Incluso, en la pá-
gina 214 de su autobiografía publicada en 2009, rescató: “Menotti es
un tipo de una personalidad extraordinaria”. Y, en el aniversario 25º
del Mundial ganado por Argentina en 1978, declaró: “Vale el recono-
cimiento para esos campeones. Asumo que he sido muy injusto con
esa Selección”.

100
Capítulo V

Víctor Hugo se jugó la carrera en el país por mí. Recién


había llegado a Argentina y si los resultados no se nos
daban no iba a poder opinar más de nada. Fue funda-
mental su apoyo para que yo llegara al Mundial de México siendo el
DT. Siempre le estaré agradecido”, reconoce Carlos Bilardo.
“Fue así como dice Bilardo”, dice el periodista Eduardo “Ruso” Ra-
menzoni, que reclama: “Esto merece y tendría que ser siempre mencio-
nado y recordado. Porque Víctor Hugo se jugó la credibilidad que había
cosechado en sus primeros años en Argentina para que continuara Bilar-
do en la Selección. Porque creía en él. Creía en ese grupo de jugadores
que fue a disputar la Copa del Mundo. Y el resultado le dio la razón”.
“Antes de arrancar la Copa del Mundo hubo un movimiento muy
importante para destituir a Bilardo porque no se confiaba en el equipo
que había armado y también por el tipo de entrenamientos que hacía
la Selección. Además, no solo que en los partidos amistosos no con-
vencía, sino que además dejaban mucho que desear y eran muy criti-
cados. Era criticado Bilardo en sí por su manera de parar los equipos.
Además, tenía el antecedente de haber integrado como jugador el Es-
tudiantes de La Plata campeón dirigido por Osvaldo Zubeldía, quien
fue amado por mucha gente pero también muy odiado por otra tanta.
Y, sin embargo, Víctor Hugo se la jugó, junto a Paenza, a Araujo y a
Niembro, de que Bilardo tenía que seguir a capa y espada. Enfrentaron
a los medios periodísticos más importantes”, agrega el Ruso.

•••
“¿Como recuerda los días del Mundial del 86?”, le preguntó a Víc-
tor Hugo la periodista española Patricia Cazón, en un reportaje publi-

101
JULIAN CAPASSO

cado en abril de 2011 en el diario deportivo español AS: “Había deja-


do de fumar. Vivía una experiencia nueva con una tendencia a comer
terrible. En un mes aumenté catorce kilos. Tenía una firme convicción
de que la Argentina iba hacer muy buen Mundial. Éramos poquitos los
que creíamos. El grito famoso del gol de Maradona tiene que ver con
el placer que te provoca tener razón. El ‘86 fue el último gran campeo-
nato del mundo. La última etapa en la que el fútbol arte le ganaba al
fútbol estratégico, más físico”.
Apo, otro de los periodistas que cubrió ese Mundial para Radio Ar-
gentina, cuenta: “Víctor Hugo abrió la transmisión de la inauguración
del campeonato mundial de 1986, en el que se iban a enfrentar Italia
y Bulgaria, diciendo que Argentina iba a ser campeón del mundo. Yo
casi me voy. Él aseguraba que en la gira vio que ese equipo iba a llegar
lejos. En un partido que Argentina le ganó de visitante a la Selección
de Colombia. Ahí descubrió que se estaba armando un equipo sólido.
O’ Reilly, el Secretario de Deporte de la Nación en el gobierno de Ri-
cardo Alfonsín, quería echar a Bilardo. La convicción de Víctor Hugo
por ese equipo era sorprendente. Yo era uno de los que creía que nos
volvíamos en primera ronda, al igual que todo el público futbolero
de Argentina. En el tercer partido, el empate con Italia, recién vi un
equipo sólido. Esa Selección había empatado con el Grasshoppers, un
conjunto de Suiza. Venía mal. El campeonato conseguido en México
fue un golpe muy fuerte a favor de Víctor Hugo porque la gente en-
tendió que había descubierto esos valores de Bilardo. Que no era por
un simple vistazo comparativo con Menotti. Había visto un trabajo en
serio y confiaba en él”.

•••
Para entender esta disputa y tomar dimensión del por qué de las
palabras alabadoras de Bilardo sobre Víctor Hugo, vale reflotar el ca-
pítulo 8 de “Breve Historia del deporte argentino”, donde Ezequiel
Fernández Moores, el periodista argentino de mayor prestigio y reco-
nocimiento internacional, titula: “México 86. Ganar en democracia”,
para reconstruir los turbulentos momentos por los que atravesó Carlos

102
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Bilardo a apenas tres meses del comienzo de la Copa del Mundo:


“(…) ¿Pero usted tiene atribuciones para realizar un cambio de téc-
nico, por ejemplo?”. El periodista del diario Tiempo Argentino sabe
perfectamente que la respuesta es “no”. Pero igual se lo pregunta. Y
Rodolfo “Michingo” O’Reilly, secretario de Deportes del gobierno de
Alfonsín, responde: “Yo no tengo jurisdicción ni competencia sobre el
tema de la Selección. Solo es mi opinión sobre cómo juega”. Su opi-
nión era que Argentina “no juega a nada”. Así fue titulada la entrevista
ese 10 de abril. La mecha estaba encendida. Un altísimo dirigente de la
AFA cuenta off the record a la agencia DyN que expondrá ante el Co-
mité Ejecutivo su disconformismo con Bilardo. El entrenador llama a
DyN. Quiere saber quién es ese dirigente. Julio Grondona, presidente
de la AFA, transmite desde Zurich su apoyo a Bilardo. Lo mismo hacen
los jugadores, liderados por Maradona y Oscar Ruggeri. Buscan expo-
ner a los “golpistas”. Anticiparse para frenar la intentona. Es el último
recurso ante la firme sensación de que Bilardo está siendo echado de
la Selección. Es extenso, pero el relato, hoy casi desconocido que ofre-
ció O’Reilly años después sobre ese momento, es imperdible: ‘El que
quiso que yo adoptara esa postura fue Alfonsín, no yo. Un día estába-
mos haciendo un asado con (Enrique “Coti”) Nosiglia; estábamos los
dos solos porque yo tenía una casita, de mi anterior matrimonio, muy
chiquita, en Las Lomas de San Isidro, que habíamos comprado con
mi ex mujer y estaba pegada a una casa grande que Nosiglia alquilaba
todos los veranos. Llamó Alfonsín, preguntó qué estábamos haciendo
y se vino de Olivos. Éramos tres o cuatro. Entonces Alfonsín, en un
momento dado, me dice: “Che, ¿cuándo lo vas a echar a Bilardo?”. Y
le digo: “Mira, yo no tengo forma de echarlo a Bilardo, ¿cómo lo voy
a echar?”. Yo no sé si se acuerdan ustedes que perdíamos contra todos;
que perdían contra Israel, contra Suiza... Bueno, entonces él me dice:
“¿Por qué no le das el raje, que es un desastre? Toda la gente lo pu-
tea”. “Yo no tengo manera de echarlo”, le respondo. Entonces, típico
de él, me dice: “Ponele a alguien al lado”. Cada vez que me veía me
gastaba con eso, que el tipo era un desastre y todo eso. Un día vino el
presidente del Consejo Nacional del Deporte o no sé qué de España, se

103
JULIAN CAPASSO

llamaba Roma Cuyas Sol, para firmar unos convenios y a raíz de eso
me llaman de Tiempo Argentino y me dicen, medio arreglado, ¿no?:
“Doctor, ¿y de la Selección nacional qué opina?”. “No va ni para atrás
ni para adelante”, le digo. Entonces el periodista me dice: “¿Y usted
qué haría? ¿Lo cambiaría a Bilardo?”. “Yo no tengo jurisdicción ni
competencia”, respondí. Está en los documentos eso. Fue textual. Para
qué... Fue un cable y a los cinco minutos todas las radios y los canales
con eso. Se armó un quilombo impresionante. Me puteaban en arameo
todos, desde Niembro a Víctor Hugo Morales. Me radicalizaron en la
postura y me empezaron a apretar. Dije que lo de Tilcara (preparación
en la altura) me parecía un desastre, que me parecía que estaban ar-
mando cosas para justificar el sueldo que percibían en la AFA, que en
treinta días un equipo se podía entrenar. Bueno, entonces pasa lo que
todos sabemos. Llamaron a los de Boca y a los de River, juntaron a los
que habían ido a Tilcara, se vinieron después los que estaban en Euro-
pa y fueron treinta y cinco días a México. El equipo era otro equipo.
Apareció Valdano, Maradona, “el Negro” Enrique, Olarticoechea, Ga-
rré. Entonces arrancan y se van allá a jugar con este loco (Maradona)
que estaba imparable’”.

•••
El 29 de junio de 1986, en el estadio Azteca de la Ciudad de Méxi-
co, Argentina y Alemania disputaron la final del Mundial. José Luis
Brown a los 23 minutos del primer tiempo y Jorge Valdano a los 10
del segundo pusieron en ventaja a Argentina. Alemania igualó el re-
sultado en el complemento por tantos de Karl-Heinz Rummenigge y
Rudi Völler.
A los 39 minutos del segundo tiempo, tras una habilitación de Ma-
radona, Jorge Burruchaga marcó el tanto definitivo para el triunfo ar-
gentino relatado así por Víctor Hugo:
Ahí Batista sacándola en dirección a Ruggeri. Ruggeri que de-
vuelve para Maradona. Salta con Förster. Golpe de cabeza de Förster.
Toma Enrique. Traba. Viene para Diego. Maradona de cabeza la tira
para Ricardo Giusti. Giusti de cabeza para Maradona. Maradona entre

104
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

tres. ¡Se va solo Burruchaga! ¡Se va solo Burruchaga! ¡Está Valdano!


Burruchagaaaaa… ¡Gooooooooooool! ¡Goooooooooool Gooooool
argentinoooooo! ¡Burruchagaaaaaaaa! ¡Burruchaga viejo y peludo
nomás! ¡Burruchagaa! ¡Después del pase genial de Maradona! ¡Y la
corrida de Burruchaga! ¡Y Valdano que acompañaba! ¡Y la salida de
Schumacher! ¡Y el toque a un costado, al palo derecho de Schuma-
cher! Para decretar Burruchaga, el hombre de Gualeguay, y me dan
ganas de cantar: ‘Me voy rumbeando para el litoral, y no te olvidés de
Gualeguay, ni tampoco de Gualeguaychú’! ¡Salud! ¡Te saluda el país!
¡Burruchaga viejo! ¡Argentina 3, Alemania 2! ¡Argentina 3, México
2! ¡Argentina a 5 minutos de ser campeón del mundo!
La emoción de Víctor Hugo se extendió para describir el final del
partido, los festejos del equipo argentino y, recurriendo a su memoria,
combinada con su prodigiosa imaginación, fue nombrando cada punto
del país en un relato vibrante:
Mientras tanto pienso en Tucumán. En Tafí del Valle. En Luces. En
Lugares. En Tafí Viejo. Denme una mano con nombres de provincias
porque no quiero dejar a ninguna afuera en este festejo. Ahí están los
alemanes con ganas de llorar, algunos de ellos sin consuelo. Y allá
están los argentinos en el círculo central. Ya están de torsos desnu-
dos mientras pienso en Santiago del Estero. En Caferata. En la Salta
de los Valderrama. ¿Ustedes imaginan lo que se va a cantar y chupar
esta noche en lo de Valderrama? ¡Qué lindo va a ser la noche en la
Quebrada de San Lorenzo! Y vuelvo otra vez a la cancha. Y miro a
los jugadores. Los he perdido a algunos de ellos. Tratan de proteger a
Maradona. Tratan de proteger a los jugadores de la euforia, del júbilo,
de los jugadores argentinos. Pienso en la Quebrada de Humahuaca en
Jujuy. En la laguna de Yala, la más alta de la Argentina. Y pienso en La
Quiaca. La Quiaca. Desde La Quiaca hasta Ushuaia el grito de todos
los argentinos, pasando por La Rioja, pasando por Chilecito, rebotan-
do en Catamarca, en la puesta de suelo de Polo Giménez. Se acuerda
de uno aquí y otro más allá, y es un argentino aquí y otro más allá. Y
un abrazo laaaaaaargo que no termina nunca Polo. Y allí está en andas
Oscar Ruggeri. Allí está el festejo de todos los argentinos presentes

105
JULIAN CAPASSO

en el estadio Azteca. Pienso en Corrientes, en Mercedes, pienso en


Esquina, de donde vienen los Maradona. Pienso en San Juan. Pienso
en el viento zonda gritándole al mundo allá arriba de Los Andes: “¡Ar-
gentina es campeón del mundo!” ¡Gente de Caucete, vamos a la calle a
festejar! Gente de San Luis, que grita Mercedes. Pienso en la calle an-
gosta, calle angosta, qué lindo viejo. Pienso en Mendoza, San Martín
y Godoy Cruz. Las cuevas. Los carriles mendocinos. Y las acequias,
que son acequias de un país campeón del mundo.
Y me da por pensar en él, en uno de los grandes del fútbol mendoci-
no. Y voy a Mendoza. Y voy a Misiones. Y me meto en los yerbatales.
Me tomo un mate glorioso. Y paso por Entre Ríos ¿Te acordás Carlos
Patronaldi? Un abrazo fresco de los ríos que recuerda. Por Concordia.
Por Concepción. Gualeguay, el pueblo de Burruchaga. Por Gualegua-
ychú, por Paraná. Por argentinos que se mueven ahora por el césped
del estadio Azteca de una manera que impide reconocer a los jugado-
res. Creo que es Enrique el que está siendo paseado en andas. Pienso
en el chupín que van a comer los pescadores de Santa Fé. Pienso el
festejo por allá, por el puente colgante. Pienso en La Pampa. En Santa
Rosa. En General Pico, en Río Negro, el Alto Valle. Tomo una man-
zana y sigo. Y me meto en la línea sur, siempre con tanta pena y tanta
pobreza y hoy, hoy seguramente con tanta alegría. Y reboto y llego a
General Pico. ¿Qué tal amigos de Neuquén? Y en Santa Cruz, Caleta
Olivia, Comodoro Rivadavia, estoy un rato en la playa Rivadavia. Y
me voy corriendo para Chubut y para Trelew. Y voy otra vez hasta el
territorio nacional de Tierra del Fuego. Y voy hasta Ushuaia. ¿Dónde
es que había empezado? Había empezado en La Quiaca. Y ahí está
Diego Armando Maradona. Y que Las Malvinas supieran qué lindo,
qué lindo muchachos que es poder sentirse campeones del mundo.
Más ganas tendrían de ser la nueva provincia. Ahí están los argenti-
nos ahora, van a dar la vuelta olímpica. Van a dar la vuelta olímpica
según el movimiento inverso a las agujas del reloj. Todavía no pueden
arrancar porque hay demasiada gente en la cancha. Están esperando
para entregar la copa. Argentina es el campeón mundial de 1986. Yo
sé que nadie me está escuchando país. Yo sé que todos han salido a

106
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

festejar. Yo sé que todos son gritos. Son abrazos. Que de los livings
salieron como disparados por las escaleras porque el ascensor demo-
raba mucho. Y salieron a la calle y, ¿a quién abrazo? A quien venga.
Ahí está el abrazo fuerte en todas las calles. Y salen corriendo por-
que ‘Y vamos al Obelisco porque se junta mucha gente. Vamos’. Y se
abrazan, mientras van corriendo. Algunos van directamente a pie. Una
señora que pierde la chancleta. ‘Vení nena vení, no te me pierdas’. Y
la toma del brazo y la levanta y ‘llevala viejo vos que yo no puedo’. Y
van todos corriendo para el Obelisco. Y el grito fuerte, que permite el
fútbol, que permite el deporte. En su hora más gloriosa. Y allí están en
el círculo central ahora. No han podido dar la vuelta olímpica todavía.
Porque no se puede. Y el estadio Azteca totalmente mudo frente a la
conquista de los argentinos. Les quedó cerca el triunfo de Alemania,
cuando Alemania empató y puso el 2 a 2 y nos pegó el susto de nuestra
vida relatando fútbol. Sin embargo, el genio de Maradona alcanzó a
mandar la pelota para Burruchaga, y el hombre de Gualeguay se fue
como rumbeando para el litoral. Se fue y se fue. Lo tenía a Valdano.
Yo pensé que se la tocaba a Valdano.
Todos me engañan cuando relato en el equipo argentino. Siempre
va uno acompañando pero nunca se la dan. Siempre el que la lleva es
el que patea. Y fue Burruchaga el que tiró cruzado. Jorge Cysterpiller
se da un abrazo con Maradona en la hora más gloriosa. ‘Vení, olvi-
demos todo, que somos muy felices como para pensar en pequeños
errores de nuestra vida’. Y Marcelo Trobbiani, que se permitió el
último lujo, el último taco, con el torso desnudo y los puños apreta-
dos y ahora con su amigo el ‘Cabezón’ Ruggeri. Y otro abrazo más.
¿Con quién será? Qué suerte que tienen. Yo busco más gente para
abrazarme. Lo empapé todo a Julio Ricardo. Y a Víctor Brizuela. Y
al Tano Fazzini. Y a ‘Tití’ Fernández. Y al ‘Ruso’ Ramenzoni. Y a
Antonito Pintos. Y a Dumas Leonardo. Y no llego a Marcelo Manue-
le, nada más porque está en el Centro de radio junto a Carlos Baiba,
pero también apretados en el festejo. Y allá en los estudios de radio
Argentina ‘El Tano’ Salvatori que tiró los controles por la ventana y
que dijo: ‘¿Qué me voy a poner a controlar el volumen? ¡Que se que-

107
JULIAN CAPASSO

de disfónico porque es lo que quiere! Quiere no hablar por días y por


días porque está feliz. ¡Y está feliz porque piensa que todo el pueblo
está feliz! Y es la hora soñada. Hay quienes dicen que la venganza
es el placer de los dioses. No pienso en la venganza. En nombre de
ninguno de los protagonistas de esta Selección. Má’ qué venganza si
el país entero tiene ganas de pasearlo en andas al hombre que vino
a cebar mate en la delegación, a ese Tata Brown, al que no le faltó
nada. A ese Tata Brown que convirtió el gol que nos puso en el ca-
mino de la victoria. A ese Tata Brown, del pueblo de Ranchos, que
jugó con el brazo recogido. Acaso pendiente que no se descoloque
el hombro y sin embargo permaneció en la cancha. Los abrazos no
terminan nunca. Hay jugadores que dicen: ‘Yo quiero quedarme a
vivir aquí. Que me pongan un techito aquí nomás’. Todos en llanto
con lágrimas que resbalan por los rostros de todos ellos. Hay surcos
de felicidad en la cara de los argentinos que ahora están posando
para los fotógrafos (….) Mirando los alemanes. Son grandes. Cla-
ro que son grandes. Ahí están los alemanes. Y un brasileño que se
da vuelta y me levanta el pulgar para arriba. Los brasileños deben
ser en América los más contentos de que Argentina haya ganado el
campeonato del mundo, aunque parezca mentira. Porque son rivales
deportivos pero tienen sentido de grandeza. Y entonces no podrían
hinchar por Alemania. Ahí están los argentinos que han terminado
de posar para los fotógrafos. Y Ruggeri que salta y que salta y dice:
¿A quién no abracé? A vos sí, a vos sí, vení para acá que te abrazo
a vos’. Y el abrazo fuerte e interminable con Almirón. Ahí están los
argentinos en pleno festejo. Nery Pumpido que es un racimo encima
de Maradona y de Brown. El abrazo de Maradona y de Brown y de
Nery Pumpido que dice: ‘Cuidado, no le toqués el hombro que lo
tiene mal’. Y José Luis Brown y Maradona y Pumpido. Pumpido
que se abraza a Maradona y lo pierdo de vista ahora. Argentina es
el campeón mundial de 1986. No tengo nada para decir. Es tan pura
esta victoria que no la pueden ensuciar ni siquiera los que mañana
tengan el tupé de decirle al país que sí, que somos campeones, pero
que este no es el fútbol que al pueblo le gusta ¡Ja ja ja! Risa me pro-

108
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

vocan. Argentina es el campeón del mundo y hace mucho tiempo


que guardaba esto. ¡Esto es para vos Narigón! Por lo que sufriste.
Por eso te digo: ¡Gracias campeón!

•••
En el vestuario campeón, los operadores técnicos que radio Ar-
gentina había enviado a México instalaron un equipo para que los
vestuaristas, ‘Tití’ Fernández y Ramenzoni, realizaran las notas post
partido. Apenas minutos después del partido, cuando los periodis-
tas aún no tenían permitido el ingreso al vestuario, Carlos Salvador
Bilardo se apartó de los festejos, buscó el equipo de transmisión de
radio Argentina, lo detectó, tomó el micrófono e interrumpió la des-
cripción de los festejos que aún estaba haciendo Víctor Hugo, que,
al no identificar la voz que llegaba a los oídos de sus auriculares,
preguntó:
–¿Quién habla? ¿Quién habla?
Y el entonces entrenador campeón del mundo dijo:
–Víctor Hugo, soy Bilardo. Solo te quiero decir muchas gracias.

109
Víctor Hugo y...
...su declaración de ciudadano ilustre

E
l 7 de diciembre de 2006, la Legislatura de la Ciudad Au-
tónoma de Buenos Aires declaró como ciudadano ilustre a
Víctor Hugo Morales. También al bandoneonista y cantau-
tor Rubén Juárez y al doctor Floreal Ferrara. En la noche del viernes
13 de abril de 2007, se celebró el acto en el Salón Dorado de la Legis-
latura porteña.
La encargada de abrir la ceremonia fue su ex compañera Guada-
lupe Roverano, desde hace años locutora oficial de la Legislatura,
quien agradeció a Víctor Hugo la oportunidad de ser la primera mu-
jer que trabajó con él en un programa de radio. “Un profundo femi-
nista que dice todo lo que piensa y, además, se la banca”, resumió.
Mientras que el matemático Adrián Paenza, amigo personal de
Víctor Hugo, reflexionó: “Un 2 de febrero de 1981 Víctor Hugo Mo-
rales debutó como relator en Buenos Aires. Un 2 de febrero de 1981,
Diego Armando Maradona debutó en el Club Atlético Boca Juniors
(…) ¿Alguien conoce a una persona que vio 60 veces la Traviata?
¿Alguien conoce a una persona que vio 60 veces una misma cosa?
Bueno, Víctor Hugo fue capaz de hacer este tipo de cosas por la ópe-
ra y lo mismo habrá hecho con otros géneros, como el tango y otras
artes (…) Hoy más que nunca, si la ciudad hablara te diría: ‘Gracias
Nene, vos sí que entendiste mi alma. Te quiero’”.
“Estoy casado con Buenos Aires. Saludaré en el atrio”, señaló Víctor
Hugo. Y, emocionado, dijo que le faltaban dos abrazos: el de Norberto
Laporta, precursor de esta iniciativa y fallecido diez días antes tras una
larga enfermedad, y el de Diego Armando Maradona, por esos días
internado en la clínica Los Arcos por una insuficiencia estomacal.

110
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Con la voz entrecortada por tanta emoción, Víctor Hugo consideró


a Maradona su mayor inspirador de su carrera de relator. “Por eso me
falta su abrazo”, apuntó.
“¿Qué sensación le queda del momento en que recibió la distin-
ción?”, le preguntó un mes después el periodista Alejandro Casar
González, para la revista Noticias del 19 de mayo de 2007. A lo que
Víctor Hugo respondió: “Es irrepetible que gente que me conoce
desde hace 30 años hable de mí como lo hizo, y saber que está siendo
bien sincera. Y que, por ejemplo, Adrián Paenza recortó mucho de
lo que querría haber dicho. Se lo pedí expresamente. ‘No me mates’,
le rogué. Pero igual, lo que decía era muy emocionante. ¿Si es como
una devolución de la gente, que tanto vibró con aquel “barrilete cós-
mico” de Maradona? A la gente le tocó muy fuertemente el corazón.
Buena parte del afecto que me puedan tener tiene que ver con eso. Y
cuando hablaron de mí en la Legislatura estaba paralizado del cora-
zón, pero es otro tipo de emoción. La otra es más loca, más violenta,
es la de golpear el pupitre, gritar: “Argentina 3-Alemania 2” en la
final del Mundial de México. Son emociones menos queribles, que
me han llevado a discutir tontamente muchas veces. En cambio, la
emoción de este homenaje es más fina, más delicada, tiene que ver
con la sensibilidad, con la autoestima. Con decir: ‘Caramba, esto está
bueno’. Soy un tipo muy de Buenos Aires, muy identificado y muy
divulgador de la ciudad, muy relacionado con su energía, su arte,
su cultura. Soy un verdadero bicho de ciudad, que ama más ver un
edificio que la naturaleza (…) Toda la vida me atrajo más lo que el
hombre ha hecho. Es excesivo el aprecio que me dio la Legislatura,
pero estoy contento de cómo han sido las cosas, finalmente. Ya soy
un hombre con nostalgias, por encima de un hombre con proyectos.
Tengo más pasado que futuro. Entonces, mirando para atrás, creo
que en el ámbito del periodismo yo también me miro con respeto.
Esta iniciativa del legislador Norberto La Porta tuvo un primer voto
negativo, sobre todo del sector de la derecha. La Porta me dijo: “Esto
es una injusticia. Voy a esperar el tiempo que corresponda para pre-
sentarlo de nuevo”. Fue muy generoso. En dos años, consiguió una

111
JULIAN CAPASSO

votación positiva. Y unánime. Hay que entender que un periodista


genera controversias.
“Te estoy viendo: te declaran Ciudadano Ilustre. Llorabas como
niño”, le señaló Rodolfo Braceli en La Nación meses después. “Y
eso que me preparé concienzudamente para que no me ocurriese “,
explicó.

112
Capítulo VI

E
l 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca del Distrito
Federal de la ciudad de México y por los cuartos de fi-
nal del Mundial de aquel año, la Selección Argentina
derrotó a Inglaterra por 2 a 1, con goles marcados por
Diego Armando Maradona.
El primero fue a los 5 minutos del segundo tiempo: Maradona
recibió el balón y se lo pasó a Jorge Valdano, cuyo remate rozó al
defensor inglés Steve Hodge. El balón se elevó y caía muerto en el
medio del área, pero Diego saltó con sus 166 centímetros, alcanzó
a cachetear la pelota con su puño izquierdo para engañar al árbitro
tunecino Ali Bin Nasser, anticipar al portero Peter Shilton y conver-
tir el gol conocido como el de “La Mano de Dios”, relatado de esta
forma por Víctor Hugo:
Argentina y la pelota. Argentina y el partido. ¿Para cuándo Ar-
gentina y el gol? ¡Vamos muchachos! La pelota viene para Batista.
Batista viene para Enrique. Enrique cambia para el Vasco. Allá viene
para Olarticoechea, que lo tiene a Diego como número 10, a Giusti
como número 9, a Burruchaga y a Valdano de 7. La pelota para Mara-
dona. Maradona puede tocar para Enrique. Siempre Maradona. Hace
un dribling. Se va. Se va entre tres. Siempre Diego. ¡Genial, genial,
genial! Tocó para Valdano… Le queda a Maradona, anticipó a Shil-
ton. Con la mano. Gol. Gooooooooooooooool. Goooooooooooool.
Gooooooooooooooool Argentino Diegol. Diego Armando Marado-
na. Entró a buscar luego de la jugada maravillosa. Un rechazo para
atrás. Saltó con la mano para mí para que termine en gol mandando
la pelota por arriba de Peter Shilton. El línea no lo advirtió. El árbitro

113
JULIAN CAPASSO

no lo vio, mientras los ingleses entregaban todo tipo de justificadas


protestas. Para mí el gol fue con la mano. Lo grito con el alma, pero
tengo que decirlo. Es lo que pienso. Solo espero que me digan des-
de Buenos Aires, que están mirando el partido en televisión ahora
mismo, por favor si fue válido el gol de Maradona aunque el árbitro
no lo vio. Argentina está ganando por 1 a 0 y que Dios me perdone
lo que voy a decir. Contra Inglaterra, hoy, aun así, con un gol con la
mano. ¿Qué quiere que le diga?
Desde Buenos Aires llegó la voz inmediata del periodista Ricardo
Sciocia, fallecido a mediados de 2006:
–Con la cabeza Víctor Hugo. Te confirmo que fue con la cabeza el
gol Víctor Hugo. No hay ninguna duda.
–¿Con la cabeza? –preguntó Víctor Hugo.
–Sí señor, con la cabeza en el replay.
–De acuerdo, bien, entonces tendré que corregir todo lo dicho. Ar-
gentina ganando por 1 a 0. Gol de Diego Armando Maradona. Y me
dice Ricardo Sciocia desde estudios centrales que el gol fue de ca-
beza y no con la mano. ¡Lo que hizo Maradona en la jugada previa!
¡La cantidad de gente que quedó en el camino! La tocó para Valdano.
Valdano la perdía otra vez, miren lo que son las cosas, pero sin em-
bargo vino un jugador inglés, creo que es Sansom, revoleó la pelota,
la dio para atrás, Shilton llegó más tarde que Maradona, yo creí que
Maradona había saltado, por el tipo de salto, y que la había tocado
con la mano. Me dicen desde Buenos Aires que fue de cabeza. Pero
basta de esto. Gana Argentina y toca Maradona. Y Maradona manda
para Giusti…
“Me quedé muy mal en los minutos posteriores al primer gol por-
que yo había insistido en que había sido con la mano. Sin embargo,
desde Buenos Aires me decían que había sido legítimo”, cuenta hoy
el relator.
La polémica, si se puede llamar así, quedaría de todos modos en
un segundo plano minutos después. Que sucedió lo siguiente:
“Enrique engancha. Va a tocar para Diego... ahí la tiene Marado-
na, lo marcan dos. Pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha

114
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

el genio del fútbol mundial. Deja el tendal y va a tocar para Burru-


chaga. Siempre Maradona. ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! Tá-tá-tá-tá-tá-tá
¡¡¡Gooooooooolllll!!! ¡¡¡Goooooooooooooooollll!!! ¡Quiero llorar!
¡Dios santo! ¡Viva el fútbol! ¡Golaaazo! Diegol! ¡Maradona! Es
para llorar, perdónenme... Maradona, en una corrida memorable, en
la jugada de todos los tiempos. Barrilete cósmico, ¿de qué planeta
viniste?
Para dejar en el camino a tanto inglés.
Para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina.
Argentina 2 Inglaterra 0.
¡Diegol!, Diego Armando Maradona.
Gracias Dios por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas.
Por este Argentina 2, Inglaterra 0”.

•••
El 1 de junio de 1995, en la revista Gente, Víctor Hugo calificó el
relato de este gol como “el pájaro azul que los poetas quieren soltar
de sus cabezas. Una bala en la única guerra posible. Mi peor trabajo
y el que más satisfacciones me dio”. En Clarín, 22 de febrero de
1996, explicó: “Alguien había dicho que Maradona era un barrilete.
Yo estaba medio zarpado con Diego, decía que era un extraterrestre,
y apareció eso como un flechazo en mi cabeza. ‘Barrilete cósmico’.
Fue un golpe eléctrico que todavía puedo evocar en mi cuerpo, una
emoción tan enorme que perdí el control. Se convirtió en una leyen-
da pero para mí fue como estar desnudo en mi casa y darme cuenta
de que miles de personas me miraban”.
“¿Te reconciliaste con el relato del gol de Maradona a los ingle-
ses?”, le preguntó en 2004 para la revista Todo radio el periodista
Gustavo Masutti. “Sí, porque ya parecía un acto de soberbia por mi
parte negar que nunca hice algo que generara más impacto emocio-
nal en la gente, que el relato de ese gol. Todavía sigo sin escucharlo
porque me cuesta reconocerme (…) Si relatara siempre desbordado
no me hubiera emocionado aquella vez. Yo no relato así. Nunca pier-
do noción de lo que digo. Aquello fue como si me filmaran un día

115
JULIAN CAPASSO

en que me emborracho y me desnudo en una fiesta, y después me


muestran el video. Soy medio solemne. Le agradezco a Dios lo que
pasó, porque la gente se identificó y ése fue el momento de mayor
alegría colectiva de la historia argentina. Mi única lucidez fue fijar
que era la ‘jugada de todos los tiempos’”.
Diego Maradona, entrevistado en 2008 para el documental “Víc-
tor Hugo, cuerdas y vocales”, emitido por Telesur, señaló: “El gol
más lindo que se recuerda de los mundiales tuve la suerte de hacerlo
yo y relatarlo él. O sea, se juntan dos cosas muy lindas (…) Yo, cada
vez que lo escucho, siento la misma emoción de siempre. Es increí-
ble cómo Víctor Hugo puede hilvanar tantas palabras lindas en tan
pocos segundos que dura un gol”.

•••
“Muchas veces me paran en la calle y me dicen: ‘¡Escuche!’. Y
me abren el celular en el que tienen de ringtone el gol. Es muy emo-
cionante. Yo digo en broma, pero un poco en serio también, que hace
como 24 años que vengo remando con ese gol. Mucha suerte tuve
con la admiración por Diego, el amor que yo tengo por Diego, la
gratitud de amante del fútbol pero también el desafío que Diego im-
plicó siempre con su creatividad, el genio, la poesía de su fútbol para
inspirar los relatos. Todo esto determinó que esa jugada se convirtie-
se en algo especial. Efectivamente es la más grande jugada de todos
los tiempos. Muchas veces cuando ando de viaje me han hecho en
entrevistas. El gol es conocido en Italia, en Francia, en España. Por
eso digo que le debo tanto a Diego”, contó Morales en noviembre de
2010 en el programa Mundo Casella, del canal C5N.
El miércoles 22 de junio de 2011, a 25 años de los goles de Mara-
dona a Inglaterra, la producción de “La Mañana” puso al aire a Ma-
radona de sorpresa para Víctor Hugo e intercambiaron el siguiente
diálogo:
–¿Cómo lo recuerda? ¿Cómo se despertó hoy? Con estos 25 años
que se cumplen de estas hazañas maravillosas que nos regaló –arran-
có el relator.

116
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

–Llorando. Llorando Víctor Hugo porque tuve mensajes de mis


dos hijas pero en especial de Dalma que me escribió una de esas
cosas que la verdad que nos cagan la vida. Y la verdad que lloré
mucho de alegría, por el recuerdo, por lo que hoy soy para mis hijas,
por lo que luché. Pero por sobre todas las cosas, porque ellas están
conmigo y se sienten orgullosas del padre que tienen hoy. Y podrán
pasar muchos años y no va a seguir siendo lo mismo porque hoy soy
otro tipo y si les faltó algo a las chicas, creo que hoy estoy haciendo
las cosas bien con ellas, que es eso lo que más me importa –devolvió
Diego.
–Yo sé que ese triunfo para usted es más importante todavía que
aquel de hace 25 años. Pero… ¿usted cómo ve la jugada?
–La jugada yo la veo muy clara. El hecho de que los ingleses no
iban al roce y yo los veía que estaban un poco cansados. Yo decía en
cuanto tenga la posibilidad de encararlos, sé que voy a pasar, pero
el ‘Negro’ Enrique dice que me dejó solo. ¡Me dejó solo en Chasco-
mús!
–Solo con su alma lo dejó…
–¡Ja ja ja! ¡Claro! Ya cuando tomé el envión y vi que venían Val-
dano y Burruchaga por el otro lado haciendo una cortina bárbara
porque no sabían a quien tomar, cuando ya dejo en el camino a Peter
Shilton, se ve cómo se estira el cuello del inglés y ya no me pue-
de tomar. Y ahí agarro velocidad pensando en que podía descargar
también por los que venían por adentro, que eran Burru y Valdano.
Y el central Fenwick no se decidía si ir a cerrar el posible pase mío
para adentroo salirme a mí tampoco. Entonces tomé la decisión de
amagar que iba a meter el pase y cuando Fenwick hace el pase para
la derecha se la tiro al ladito del pie izquierdo de Fenwick. Fue algo
muy rápido, muy cantado, porque yo en el estadio de Wembley ha-
bía hecho una jugada parecida en 1980, y cuando vine acá a Buenos
Aires mi hermano Hugo me dijo: ‘Pero tendrías que haber gambe-
teado…’. Fue algo que me quedó siempre. Y la verdad que en ese
momento pensé en pegarle con tres dedos al segundo palo pero como
lo vi a Shilton tan grande dije: ‘Le amago. Le amago otra vez’. Y le

117
JULIAN CAPASSO

amagué a Shilton, que parecía un novato porque no sabía qué hacer,


si tirarse a los pies, o hacerme penal. Como me salió de una forma
muy recta, me permitió a mí tocarla para un costado y empujarla con
tres dedos adentro del arco prácticamente en el área chica. Y después
me como una patada del rubio grandote impresionante pero con la
alegría del gol ni la sentí. La sentí después del partido cuando está-
bamos en el vestuario.
–Querido Diego, el amor y el cariño de siempre por usted, de toda
la gente que ha llamado y, por supuesto, de este relator tan agradeci-
do a la vida por haber estado allí viendo al más grande de todos los
tiempos. Le mando un fuerte abrazo. Que lo pase muy bien con las
nenas.
–Muchas gracias Víctor Hugo. Y le agradezco por todo. Quiero
que sepa que su lucha es mi lucha. Y acá estamos para cuando me
necesite.

•••
“Víctor Hugo lo ama a Diego y Diego lo ama a Víctor Hugo”, dice
el periodista Alejandro Apo, quien cuenta: “Estábamos haciendo la
previa de la final del Mundial de Alemania 2006 entre Francia e Italia.
En los pupitres de radio Continental en el Estadio Olímpico de Berlín
nos ubicamos junto a Víctor Hugo y a Román Iucht. En un momento,
todas las miradas apuntaron para un solo lado. Estaba entrando Ma-
radona al sector prensa rodeado por varios custodios. Diego comenzó
a subir las escaleras para ir a la cabina en la que iba a comentar para
la televisión española. En el único momento que detuvo su marcha,
se vino directo para donde estábamos nosotros para saludar a Víctor
Hugo. Corrió a los guardaespaldas, que lo miraban sin entender qué
iba a hacer, le dio la mano a cada uno de los tres y siguió su camino”.
Maradona, en un homenaje por el trigésimo aniversario de Víctor
Hugo en la Argentina, lo explicó así: “Empezamos casi juntos. Él re-
latando aquel partido ante Talleres de Córdoba. Yo lo quiero mucho
como relator y como persona. Porque siempre se manejó de la manera
correcta. Me pone contento que, además, haya realizado una brillante

118
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

carrera periodística. Rescato lo buen tipo que es y cómo se ha portado


siempre con la familia Maradona. Es un hombre coherente, que sabe
hacer las cosas muy bien (…) Hay un respeto mutuo.
Consultado por la relación con Maradona, el relator rioplatense le
declaró a La Maga el 9 de febrero de 1994: “Siempre tuve una cosa
cordial, a mí me mueve muchísimo, me paraliza a veces también, de
repente, la inmensa gratitud que le tengo por lo que me ha hecho vi-
vir a mí como relator. En mi profesión yo alcancé mis picos, hasta
aquellos de los que me arrepiento, o por lo menos me censuro, como
el gol de Inglaterra, gracias a Maradona. La felicidad más grande y
el desafío al mismo tiempo más grande que he tenido como relator
para buscar aunque sea una metáfora que ilustre lo que este hombre
ha sido capaz de hacer, me lo ha planteado él. La reivindicación más
fuerte de una cuestión futbolística en la que yo creía. Todo esto me ha
generado una particular gratitud de la que yo no voy a abdicar. Esto
es lo primero que me relaciona con él. Valoro y quiero a Maradona
porque es un buen hijo en una cosa que no es muy fácil de explicar.
El ha sido orgulloso de su familia, sostén de su familia y mostrador
de su familia desde su origen en el llano hasta llegar a una figuración
social donde la humildad siempre latente de sus padres, y su familia en
general, le podría haber provocado alguna vergüenza. Esto le sucede
a muchísima gente que surge desde abajo y después se avergüenza
de su tío pobre o de su pariente inculto. Es una particular grandeza
de Maradona. Además, siempre lo veo pelear como pegando golpes
desde veinte centímetros más abajo de su contrincante, él elige rivales
siempre poderosos, los elige mal o bien, los elige muchas veces desdi-
ciéndose, un poco caóticamente, pero digamos que él pelea desde con-
vicciones que no le importa sostenerlas frente al poderoso. No busca
alianzas con el poderoso con tal de llevar adelante una idea suya. En
este rubro, por ejemplo, está totalmente alejado de Pelé, que cuando
se enfrentó al poder lo hizo por un interés directo y personal. Por eso
ante la valoración siempre latente de que Pelé es el ejemplo del depor-
tista y el modelo de hombre yo digo que no. Mi modelo de hombre se
aproxima muchísimo más a lo que es Maradona (…) Él tiene algo que

119
JULIAN CAPASSO

no se pierde, de origen, el resentimiento social es una marca de la que


uno no se aparta, y yo lo digo hasta con cierta autoridad. Yo tengo un
cierto resentimiento por marginación, por agresión sufrida en carne
propia en la niñez, en la adolescencia, que no se borra, y que reapare-
ce generalmente en la reacción ante la acción de la que yo pueda ser
víctima. Esto me permite entenderlo. Maradona tiene una capacidad
de reacción desmesurada, él recibe una presión y contraataca con una
presión todavía más fuerte”.
El viernes 13 de abril de 2007, se hizo el acto en la Legislatura en
el que Víctor Hugo fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de
Buenos Aires. En su discurso agradeció a dos personas. Primero, a
Norberto Laporta, impulsor del proyecto de ley y que había fallecido
el lunes de la semana anterior a los 68 años por un cáncer. Luego, para
agradecer al segundo, solo le salió un “Die…” y quebró. No le salió la
última sílaba para completar la dedicatoria a un Maradona que ese día
se encontraba internado en la clínica Los Arcos por una insuficiencia
estomacal. “Me falta su abrazo”, apuntó ese día.
Para el documental “Víctor Hugo, cuerdas y vocales”, a Maradona
le hicieron escuchar la frase “los dos tienen algo en común: siempre
eligen rivales muy poderosos”, que habitualmente repite Apo cuando
hace mención a las similitudes entre el relator y el ex futbolista. “Por
eso yo soy hincha de Víctor Hugo. Porque no se dejó comprar. No es
comprable. Las ideas y los pensamientos no se compran. Eso Víctor
Hugo lo tiene muy claro y lo pinta de cuerpo y alma”, aseguró Diego.
Víctor Hugo, hoy, sigue sosteniendo su escala de predilecciones:
“Diego, (Lionel) Messi y Pelé. Messi es el primero que se le puede
comparar y yo me preparo, pero Diego todavía sigue siendo más artís-
tico, menos preocupado por el gol propio (aunque tampoco es una ca-
racterística saliente de Lionel). Juzgo que Diego está todavía un poco
más arriba. Pero, lo que digo, maradoniano de ley que soy, me preparo
para la posibilidad de tener que asumir lo contrario en dos, tres o cua-
tro años, ya consumados los hechos”.

120
Víctor Hugo y...
...su lucha contra los monopolios de prensa.

E
l conductor Marcelo Longobardi lo entrevistaba y es-
cuchaba atentamente la noche del miércoles 30 de sep-
tiembre de 2009 en los estudios de C5N, cuando en un
momento lo interrumpió y le pidió: “Pero Víctor Hugo,
contame, ¿porqué tu desprecio hacia los monopolios?
¿Qué pasó? ¿Qué te pasó?”. A lo que el periodista rioplatense respon-
dió: “Yo he sufrido los monopolios, los he detestado, me parece que
han hecho un enorme daño, que han conspirado contra la calidad del
periodismo que tenemos, contra nuestra libertad de expresión, que han
dañado la imagen del periodismo que más o menos nosotros soñamos
desde la condición que tenemos ambos que es estrictamente de pe-
riodistas. No somos dueños de medios. En consecuencia, a la ley de
medios la leí con actitud positiva. Pero después me di cuenta de que
era una muy buena ley”.
Víctor Hugo Morales fue uno de los más vehementes críticos a la
conformación de los monopolios de prensa desde que su conforma-
ción en Argentina entre fines de los 80 y principios de los 90.
En el número 2 de la revista Sin Anestesia, publicada en julio de
1991, anticipaba por caso: “El hecho de que una misma empresa acu-
mule un diario, una radio, un canal de TV abierto y varios por cable
es un terrible mal tanto para los profesionales como para la gente. Es
prácticamente una desgracia que esto suceda al país. Para la gente es
pésimo porque esos “holdings” empresarios están referidos a intereses
concretos y marchan en la dirección que esos intereses disponen. La
gente, entonces, no cuenta con distintas fuentes para consultar sobre
la realidad que, como es inevitable, responden a aquellos intereses.

121
JULIAN CAPASSO

Para los profesionales resulta pavoroso por las consecuencias que esto
tiene sobre las fuentes de trabajos. Significa una amenaza muy seria y
una merma considerable del mercado laboral, y no es difícil encontrar
a un mismo periodista que realiza el trabajo de tres a cuatro colegas
dejando fuera a tantos profesionales”.
A lo largo de su vida, en Uruguay y la Argentina, Víctor Hugo tuvo
un discurso coherente y una postura siempre opuesta a la de la concen-
tración de medios de comunicación, y así lo resumió en su libro “Un
grito en el desierto”, en 1998:
El periodismo, por su parte, debiera representar un rol decisivo. Es
el único que puede permanecer cerca de la gente, entre dos factores
preponderantes. Pese a semejante atributo, el hecho de haberse con-
vertido en poder en sí mismo, ha hecho claudicar en muchos países su
credibilidad. Absorbió tales proporciones su semejanza con los tiem-
pos de la concentración de poderío y riqueza, que el periodismo ha
instalado en los últimos años la misma sensación de desamparo que
proyecta el poder político. No es sencillo detectar cuándo sus títulos
y comentarios proceden de una irreductible pureza ética. Su afán por
aumentar influencias, su competencia salvaje con los otros medios y
los mismos gobiernos, lo llevó a darle la espalda a la hambruna de la
dignidad. Para que la situación se tomara más grave y de improbable
retorno, accedieron al periodismo recursos económicos que corres-
ponden a distintos intereses. Ya no son nacidos periodistas los due-
ños verdaderos de muchos medios. Ya no son auténticos fiscales que
actúan en el nombre del pueblo, los que fueron periodistas. Un título
perturbador para el gobierno puede ser parte de una negociación en la
que las autoridades no quieren ceder. O una estadística favorable, un
guiño amistoso por la adjudicación de algún privilegio.
Los últimos años globalizaron todas las relaciones de poder, y le
han hecho tanto pie a ese salto sin conciencia dado por los dueños
de los medios que le han dejado como si alguien hubiera oprimido la
pausa del video. En el aire, tironeados de un lado por la conciencia
buena del verdadero periodismo y del otro por los diabólicos llamados
a tener mayor predominio en la estructura del poder, son los medios de

122
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

comunicación la esperanza eclipsada de un refugio para los valores de


la dignidad. Ellos tienen que luchar con los valores contra la tentación
del poder. Contra la necesidad vendedora de la época, esa que sostiene
que los diarios deben seguirle el rumbo a la televisión. Idea que pros-
peró en razón de la pertenencia de los diarios y las radios y los canales
de televisión a los mismos dueños. Y a la advertencia surgida de algún
gerente de marketing que descubrió que el público quiere leer sobre
aquello que aparece en las masificadoras pantallas de televisión. Si no
existe en la TV, no existe y deja de interesar. En cambio, si cuatro mi-
llones de telespectadores vieron anoche un episodio mínimo, frívolo,
estúpido. Un escandalete, una polémica a los gritos o un asesinato,
un diario que se precie no puede ignorarlo hoy. Se instala una especie
de nuevo criterio ético. ¿Existió en la televisión? Pues entonces, des-
menucemos, comentemos y encuestemos sobre tal episodio. No hay
artistas, no hay valores, no hay gente, si no es digna de la pantalla. No
hay vida, afuera.
Por la mañana, los comentaristas de radio hablan sobre la televisión.
Parecen sacar provecho de la producción que en sí misma implica el
hacer un juego de talentos, una aproximación dialéctica, sin extremar
sus propias debilidades y obligaciones de generar estética. Le sacan
el jugo a la televisión para no producir ellos. En los diarios, los temas
son los de la diosa electrónica: en el mundo del espectáculo, en las
páginas policiales -donde muchos medios encontraron refugio seguro
para dar la sensación de informar aún a despecho de haber señalado
antaño que tal actitud era una explotación del morbo de los lectores-.
Los diarios no se detienen a mirar, en todo caso con la debida com-
pasión, a los periodistas televisivos -y tampoco a los de la radio que,
impotentes, siguen esos pasos porque ahí donde va la televisión debe
de estar la noticia-, moviéndose como ejércitos siniestros, apuntando
a criminales e inocentes con micrófonos que parecen lanzas arropadas
con sombreritos identificatorios -para que se sepa a cuál escuadrón
pertenecen-. Que ametrallan a sus víctimas con obviedades, gritos
ininteligibles, acusaciones absurdas, centros paranoicos tropezando,
encimándose, agrediéndose. Que luego de participar de espectáculo

123
JULIAN CAPASSO

tan desagradable reivindican el derecho de informar a la gente, pro-


nuncian discursos sobre la libertad de expresión, se muestran valientes
advirtiendo que de todas las maneras seguirán el asunto aunque no le
guste a ese señor que acaban de pisotear, babear, incriminar y apostro-
far. Y finalmente, con jadeos que son más o menos teatrales según el
grado de pudor en cuestión, prometen volver en cuanto el conductor
lo considere necesario, con gesto de seguir al pie del cañón. Infelices
usados, tontos útiles al deformante espejo de las cámaras, preguntan
en la pausa: ¿Cómo salió esto, che?
No entraremos, no ingresaremos en el milenio que viene sin códi-
gos éticos. No se puede amar el periodismo y ser parte de la inmundi-
cia. Ya hay dinero y poder de sobra. Entonces, como para empezar, es
necesario reunirse y poner algunas vallas, un decoro mínimo. ¿Por qué
hombres cultos, de elevada autoestima, bienintencionados en cual-
quier reunión social donde se hable de la vida, en su tarea empresarial
auspician o pierden el control de estos comportamientos? No serán
esos jóvenes periodistas impedidos de revisar su papel, obligados por
las urgencias económicas y el deseo de estar en televisión a cualquier
precio, quienes pueden poner frenos a un comportamiento que atañe
tanto a sus dignidades como a la gente que los ve.
Eso tiene que venir de arriba, de las jerarquías más altas de los me-
dios periodísticos, de quienes aún conservan poder sobre sus propios
actos. No hay razones lógicas para pensar que ese espectáculo los re-
presenta. No son expresiones de su educación, no. Y cuando sus pares
culturales les reprochan, manifestaran que eso es lo que el público
quiere. Y que ellos tienen una empresa con fines de lucro, no una insti-
tución de beneficencia. Dicen que tampoco ellos mismos lo soportan,
pero que de obra forma no pueden competir. Y sonríen como si se tra-
tase de una travesura. Pero no es una diablura inocente. Es nada menos
que ser los propietarios del mundo cultural que sus medios proyectan.
Ellos tienen los tirantes del techo, y los ponen más abajo. Cada hora
Asfixian. Y convierten sus mundos en sitios donde lo mejor es irse. A
otros títulos, otros debates, otros canales, otros países.
Y el que no puede escaparse a tomar oxígeno es un prisionero, no

124
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

un ciudadano. Solo pueden liberarlo esos hombres de la política: los


que se animen a no ser gobierno si para lograr eso deben negociar sus
conciencias. Pero ya fueron derrotados. Porque ellos saben bien que
no vencerán si se enfrentan con el establishment económico mundial.
Y juegan a ser cómplices, acaso creyendo que después podrán do-
minar a ese potro con corazón de diablo, desbocado sin riendas, sin
domador posible.
Patéticos. Si no despiertan en la gente los dormidos o perimidos
criterios de dignidad, si no toman esa bandera, si no es con ella que
se plantan en la batalla, solo serán una diferencia de grado, un matiz.
Acaso podrán soñar con ser menos obscenos, proyectar imágenes más
decorosas del poder. Pero ya verán, cuando el primero de ellos robe,
cuánto es de difícil denunciarlo -dado el costo político que acarrea-.
No es un error del sistema: es el sistema. Ya entenderán como, sin
supremas cortes controladas-Dios, la Suprema Corte, la de los hom-
bres más sabios y más justos, la protectora de todas las leyes, esa que
no puede parecerse a los pálidos consorcios de hombres simples en
reuniones a las ocho de la noche donde se vota levantando la mano
para poner un sillón nuevo en el hall del edificio-, ¡sin supremas cortes
controladas no hay gobierno posible! Ya tendrán que sentarse con el
número 8 en el banco mundial cualquiera para que se les ordene que
hacer, si es que se necesita una nueva dilación en los pagos de los inte-
reses. Ya abrirán los brazos escandalizados, casi dignos en el ademán,
para gritar que así se les muere la gente. Y ya oirán la respuesta: ‘”De
la otra forma también”.
Si los hombres de la oposición, por naturaleza una reserva ética de
la sociedad, a los medios de comunicación, estableciendo un equilibrio
entre los invictos intereses y los vapuleados principios, no son capaces
de integrar en el nuevo milenio con otra concepción de sus roles, las
grandes empresas deberán entonces asumir en su acción directa sobre
la gente unas de las últimas posibilidades para mantener cierta digni-
dad. De lo contrario, se seguirán abriendo las puertas a la creciente
locura de la sociedad. Ya se discute -por lo menos ante el concepto de
un trato más humano y otro más duro- cuál es la mejor vía para lograr

125
JULIAN CAPASSO

la bendecida eficiencia. Pero se está muy lejos de empresarios que


se vanaglorian no solo de sus ganancias sino también del trabajo que
ofrecieron y dieron.
No es aconsejable pegarle tanto al hombre. En el piso 25, alrededor
de la mesa del directorio, hay una cierta tranquilidad. Pero están la
calle y están los hijos, y están los amigos. No hay un botón eyector
para quitarse de encima a esos millones de postergados, desocupados,
ofendidos, hambrientos y un mal día, revanchistas. La vida no puede
valer tan poca cosa Y si un hombre no vale nada, si es solo un número,
la vida de nadie –por más custodios que se tengan y barrios cerrados
que se habiten– ya es demasiado. Miles de personas han delinquido
en los últimos años sin haber imaginado nunca que serían capaces de
hacerlo. De nunca a la primera vez hay un larguísimo ejercicio. Un
miedo y una vergüenza infinitos. Pero de la primera vez a la segunda
el tránsito es un pestañeo.
No puede ser así de sencillo dejar a una persona sin trabajo. Es
demasiado lo que se le quita, y cada día es más. Ya no es solamente
la condena sin reservas a sectores que no recibieron educación, que
no han probado un bocado apetitoso en toda su vida. Se trata también
de hombres y mujeres con metas y sueños que creyeron posibles, que
pueden pensar, y por lo tanto sufren de otra manera la agresión. Los
han puesto en un tobogán, y ellos sienten que mientras caen hay quie-
nes aplauden lo gracioso que resulta verlos tan perplejos, abrazados
a sus hijos y mujeres, diciéndoles hasta nunca a sus barrios, clubes,
colegios, amigos y países.
Sin embargo, si las escasas reservas que existen -los políticos opo-
sitores, los dueños de los medios de comunicación, las empresas-
mantienen intacto su fracaso, pues nos queda el hombre. Dignidad
es, cuando todo parece perdido, conciencia de lo que a nosotros, los
hombres, nos está ocurriendo. Y la certeza de lo que empeora. Y la
convicción de que no debería ser así.

•••
“El costo de las batallas que di en general ha estado compensado

126
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

–dice hoy el uruguayo-. Cuando te peleás con (Julio) Grondona te estás


peleando con mucha gente. Cuando te peleás con (Héctor) Magnetto
(CEO de Clarín), lo mismo, sobre todo con los periodistas que, con
torpeza, se creen que son el medio. Me privé de tener en la Argentina
una posición profesional más cómoda, de tener una oferta en lugar de
diez, de perder anunciantes, de perder plata. Pero no mortifican porque
de todos modos he ganado muchísimo dinero. He cobrado mucho más
que otros relatores porque marqué un lugar profesional que excede esa
función. Podría haber ganado mucho más dinero, pero no me importa.
Porque gané en todos los otros aspectos de la vida”.
“Estoy muy orgulloso cuando miro hacia atrás, porque no he cedido
a ningún tipo de presión. Cada mañana de mi vida podría haber bajado
los decibeles de la pelea y no lo hice. Más bien fue al contrario. Lo
único que me afecta, de vez en cuando, es el grado de padecimiento no
comentado de mis hijos. Pero aparentemente todo está bien”.

127
Capítulo VII

E
n enero de 1987, Víctor Hugo y todo el equipo que lo
acompañó el año anterior en radio Argentina comen-
zaron a transmitir en dúplex con Continental, enton-
ces manejada por Julio Cepeda Producciones.
En la emisora, fundada el 28 de septiembre de 1969
con el traspaso de nombre de lo que fue radio Porteña, y para nada
identificada con el fútbol en sus primeros 18 años de vida, respetaron
el nombre de la tira deportiva que ya se emitía por la emisora: “Com-
petencia”, en el que estaban Quique Wolff, Antonio De Turris, Diego
Bonadeo y Carlos Juvenal, entre otros. Cuando llegan Víctor Hugo y
equipo, el único que queda y se incorpora es Wolff.
“Yo estaba en Continental desde 1984 y Víctor Hugo arregla en
1987. No era una radio futbolera, pero llegó Víctor Hugo con su equi-
po y fue creciendo”, cuenta Rolando Hanglin.
Mientras que Ricardo Cutufos, quien empezó como operador de
vestuarios el mismo día que Víctor Hugo debutó en el micrófono
de El Mundo, señala: “En 1983 entro a Continental y ya estaba una
transmisión de fútbol diferente a la que llamaban ‘El carrusel’, con
un estilo muy particular. Relataban saliendo permanentemente de to-
dos los estadios. Era la época en que todos los partidos se jugaban el
domingo y al mismo horario. El que estaba en cancha de Boca salía
al aire y daba su opinión, e inmediatamente se pegaba el que estaba
en la cancha de Argentinos Juniors. Cuando Víctor Hugo desembar-
ca en Continental lo hace a partir de su relato en radio Argentina.
Salía por las dos emisoras y, al poco tiempo, ya desembarca en radio
Continental para hacer la tira de deportes”.

129
JULIAN CAPASSO

“Pasamos a Continental y estuvimos en dúplex con Argentina du-


rante el primer trimestre de 1987. Allí terminó la etapa de Argentina
y en abril ya nos instalamos de manera definitiva en los estudios de
Continental”, confirma el periodista Reinaldo Martínez.
Según el abogado y periodista Darío Villarroel, desde sus inicios
el ciclo intentó diferenciarse: “Desde que llegamos informábamos
de por ejemplo, violencia en el fútbol, contratos que no se firmaban,
jugadores libres. Yo empecé a ir todos los martes a Agremiados por
los conflictos de los jugadores. Era la primera vez que se empezó a
ocupar de los jugadores a los que no les pagaban. El primer lío fue
cuando la barra entró a apretar a los jugadores de San Lorenzo y fue
el ‘Bambino’ Veira a Agremiados con los jugadores. Cubríamos todo
lo que tuviera que ver con los reclamos de los jugadores que queda-
ban libres. Empezamos a explicar lo que es el Estatuto del Jugador
de futbol, los derechos del jugador de futbol. Sacábamos a todos los
jugadores que estaban en conflicto”.

•••
En “Jugados. Crítica a la patria deportista”, realizado por los en-
tonces integrantes de “Competencia”, Víctor Hugo dejó asentados
los principios con los que pretendía manejarse en la emisión:
“La actitud frente a la noticia es el primero de los elementos para
definir a los programas de los periodistas que firman este libro y a sus
compañeros. Aún si todo fuera un gran error, esa es la jerarquía de
valores dentro de la cual nos movemos. El programa se hace como
si se fuera a diagramar la página de un diario. En muchas ocasiones,
lo que pueda despertar nuestro interés es nada. Y aquí surge el desa-
fío. Producir. Hay una gama extraordinaria de materias pendientes,
fechas que disparan recuerdos valiosos, reportajes que no siguen el
vaivén de las novedades y que pueden resultar más profundos. Y ese
es el eje. Un programa de periodismo que depende de los periodistas.
De sus nombres, de su independencia, con nivel cultural, calidad de
pensamiento, sentido de la responsabilidad frente al oyente. Y no
hay forma de que cada día discutan Chilavert y Maradona.

130
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Hay diferencias entre los programas concebidos a partir de los


protagonistas o de los periodistas, tanto en la calidad que desarrolla
el profesional como en la del oyente. Pensar es un entrenamiento. Un
ejercicio extraordinario más que nada. La satisfacción más valiosa a
experimentar es aquella de ver siempre con la mano en alto, y ansio-
so, a un periodista que tiene una idea para agregar. Y saberlos libres
de toda presión, con el único límite del orden que debe mantenerse
para que la idea sea captada por el oyente.
Como en esos juegos hogareños de ir agregando palabras hasta
construir una frase, el programa se hace encadenando ideas, hasta
componer un pensamiento que a su vez sirva como disparador para
el que escucha. El torrente del pensamiento del grupo presentaría
baches insalvables si hubiera que cuidarse en el discurso. Todos esta-
rían dispuestos a decir algo inconveniente, cada uno estaría pendien-
te de que los demás cometieran errores, el pensamiento no tendría
forma de progresar. Por lo tanto, no tendría manera de partir hacia
ninguna parte. Es decir, sería necesario pensar otro programa. De
notas y noticias, por ejemplo.
De cómo se logra o mantiene esa independencia tan necesitada
para hacer periodismo de ideas, para alentar al debate y no ser parte
de la sobredosis informativa, no hay respuestas. Únicas e indiscu-
tibles no las hay. La generosidad de la empresa y la rectitud de los
periodistas son una base que puede funcionar por separado. Suele
especularse con la “fuerza” que algún profesional tiene, o el negocio
que él significa. Pensamiento estrecho y peligroso (…) A la fecha
de terminar este libro es un disfrute sin igual sentir que gozamos,
por las razones que sean, de márgenes de independencia que tienen
como único límite nuestra propia capacidad.
Son las siete y allí estamos, con bastante buen humor, más bien
amigos, con un cierto desparpajo y con algunas exageraciones so-
bre nuestras personalidades para reírnos con los oyentes del despiste
o de la locura viajera de quien esto escribe, de lo poco que gasta
Sabatino, del vicio de corregir o pronunciar sin fallas de Reinaldo,
de las enfermedades de Walter, de los miedos de Alejandro, de las

131
JULIAN CAPASSO

viejas conquistas del Chavo, de los embates de José Gabriel, de las


relaciones públicas del Negro Lencina, de la pachorra del operador,
el Gallego Fariña. Se abre el micrófono, se prende la luz. Quizás
hoy nos salga bien y los oyentes se rían, piensen y se emocionen con
nosotros”.

•••
El lunes 13 de abril de 1987, y mientras Competencia crecía, Víc-
tor Hugo comenzó a conducir un show periodístico llamado “Desa-
yuno”, que se emitió por Canal 13 de lunes a viernes, de 7 a 10.
Un horario inusual para el uruguayo.
“¿Y la vida nocturna, la bohemia?” Ahora no existe. Cambió to-
talmente mi vida. Antes de empezar con Desayuno, me acostaba más
tarde de lo que ahora me levanto. Mi promedio era las 6 ó 7. ¿Cómo
vivo este cambio? ¿Cómo me siento? Bien, no extraño nada. Todas
las cosas tienen un precio y un premio. En este caso he pagado el
precio de no poder estar al lado de hechos del espectáculo, que me
gustan mucho, pero lo notable es que uno puede hacer las mismas
cosas en otros horarios. Por ejemplo, ir al cine a la 1 de la tarde. Son
cosas que hay que ir descubriendo. Digamos que rompí con la noche
en un momento interesante para hacerlo, aunque no sé si esto es de-
finitivo”, le contaba Víctor Hugo a un mes del estreno a la revista de
espectáculos Flash.
Teté Coustarot, co-conductora del ciclo, recuerda ahora: “Cuando
el productor Eduardo Metzger me convoca para hacer Desayuno,
me cuenta que iba a ser con Víctor Hugo, a quien escuchaba por el
fútbol. Pero uno conoce a la gente trabajando porque, como les decía
siempre a todos, en un programa donde nos teníamos que levantar
cuatro y media de la mañana, si realmente después tenemos armonía
quiere decir que podemos atravesar cualquier situación en la vida,
porque es muy difícil levantarse tan temprano todos los días y no
tener mal humor, no tener irritación, porque siempre dormís poco,
aunque pretendas acostarte temprano”.
El programa matutino, con fuerte presencia de la actualidad, te-

132
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

nía como pilares la información y los servicios imprescindibles para


aquellos televidentes que a esa hora salían de su casa para comenzar
el día laboral.
“Yo desde siempre tenía la intención de hacer televisión a la ma-
ñana. No entendía por qué se había dejado a manos de la radio la
información de la primera mañana. De hecho, en los Estados Uni-
dos es considerado el segundo prime time. Por eso creé Desayuno.
Porque en ésa época era como si la gente se levantaba ciega y solo
empezara a ver al mediodía”, dice Eduardo Metzger, productor del
programa y pionero en hacer ciclos matinales.
En el programa también estaban Ernesto Schoo, Carlos Garayco-
chea, Juan Fazzini, Alejandro Apo y distintos especialistas.
“Víctor Hugo tenía un desafío muy grande, que era salir del perio-
dismo deportivo para pasar a otro tipo de periodismo y así expresar
todo lo que sabía por todo lo que leía. Había un sector donde estaba
todo lo nuevo, que la gran novedad era el fax en ese momento, y no-
sotros recibíamos diarios, las tapas de los diarios de todo el mundo, y
Víctor Hugo se maravillaba con todo lo que era y significaba recibir
información inmediatamente. Ahora al lado de Internet ya parece
todo precario pero en ese momento era todo una revolución. Tenía-
mos como novedad el helicóptero que iba mostrando el tránsito, que
era toda una novedad porque se podía observar lo que iba pasando.
En ese momento Víctor Hugo venía de un trabajo en radio bastante
intenso. Por eso tuvo también que aprender y adecuarse a los tiem-
pos de un noticiero de televisión. Ya había hecho El Espejo, pero
este era un programa diferente, un noticiero a las 7 de la mañana.
En ese momento nosotros teníamos que estudiar mucho, prepararnos
mucho, leer mucho, estábamos muy atentos a lo que iba pasando en
el programa. Era un programa donde había muchísima gente: estaba
Julián Weich, que era el chico del supermercado que traía las media-
lunas. Ahí empezó María Belén Aramburu, comenzó Silvia Martí-
nez, también Sergio Elguezábal y muchísima gente que después hizo
una carrera interesante en los medios. Fue una experiencia muy linda
para todos”, dice Coustarot.

133
JULIAN CAPASSO

Para el humorista Carlos Garaycochea, “fue un privilegio hacer


TV con alguien que se interesaba en hacer un programa de nivel. Era
muy bueno tirando pies para mis intervenciones. Por ejemplo, una
vez le pedí: ‘Cuando me salude elógieme la corbata’. Lo hacía y yo
le decía: ‘Espéreme que tengo más’. Y terminaba sacando una corba-
ta de tres metros de largo y él lo festejaba. Siempre que me podía ser
útil le pedía algo y él lo hacía. Apreciaba un tipo de humor que está
desapareciendo en la TV. Esto me estimulaba mucho”.
“En esa primer etapa, la conducción de Víctor Hugo no duró mu-
cho porque a él, con su ritmo de vida, salidas y teatros, le costaba
levantarse a las 5 de la mañana. Por eso a los tres meses y medio me
dijo: ‘Mirá Eduardo, yo no puedo hacer más este programa porque
termino mal. A la noche en la radio termino tarde, después tengo
siempre algún acontecimiento social o cultural’. Entonces lo llamé a
César Mascetti para que lo reemplazara”, cuenta Metzger.
“Víctor Hugo es una persona que nunca hace un programa, nunca
tiene un solo trabajo, sino que tiene 25 simultáneos. Y le gusta viajar
y le gusta pasear. Es una enorme esclavitud un noticiero, que no se
detiene nunca porque es todos los días”, cuenta Coustarot.
Una vez conquistado al público más madrugador, Desayuno debió
ser levantado en 1988 por razones de fuerza mayor, cuando el Go-
bierno Nacional declaró la “Emergencia energética”, que provocó
que la televisión comenzara a transmitir después del mediodía.

134
Víctor Hugo y...
...la despedida intempestiva de Radio Continental.

E
n 2002, la empresa española Telefónica Internacional se
convirtió en la dueña de la porción mayoritaria y controlan-
te de radio Continental y, además, contaba con el 20% de
Torneos y Competencias, empresa fundada por Carlos Avila.
El conductor y periodista Matías Martin asegura haber sido testigo
de una conversación entre miembros de las altas esferas de Torneos y
Competencias. “Un día presencié un encuentro entre jefes de TyC en
la que señalaron: ‘Si no podemos comprar o contratar a Víctor Hugo
vamos a comprar la radio en la que trabaja Víctor Hugo’. Y se fueron
a comprar una radio entera por no poder comprarlo a él. Yo estaba en
TyC en esa época y alguien muy, muy, muy importante me dijo que
si no podían comprar a ese capitán iban a comprar el barco, iban a
comprar el medio en el que trabajaba ese capitán”.
Víctor Hugo, desde su programa deportivo “Competencia”, que
hasta ese momento acumulaba 15 años ininterrumpidos en la emiso-
ra, despotricaba diariamente por el contrato leonino que TyC había
firmado con el presidente de la AFA, Julio Grondona, para la emisión
y comercialización de los partidos del fútbol argentino hasta 2014.
Las posturas que el relator y su equipo mantenían en las emisiones
vespertinas generaba la irritación de los gerentes que Telefónica ha-
bía designado para la radio, quienes se focalizaron en ponerle trabas
al programa para, de esta forma, sacarse de encima a Morales.
“Se les ocurrió acabar con el producto. Así fue como empezaron
las pérdidas de algunos profesionales, tal partido no hay que hacerlo,
tal viaje tampoco, y a fulano de tal no le renovamos el contrato, o
se lo pagamos pero no lo queremos ver dentro de la radio, más al-

135
JULIAN CAPASSO

gún intento de corrimiento de horario. Desde mayo, además, hacían


durar cinco minutos al informativo, hubiera lo que hubiere, incluso
sin nada que informar. Dos minutos al tránsito, cuatro minutos de
promociones y cuatro de publicidad cada media hora. Lo cierto es
que, por cada media hora, teníamos diez minutos de programa para
meter la opinión o la información. Con lo cual, para poder informar
un poco, teníamos que morigerar la opinión. Ésas eran maneras de
debilitar el producto, de que perdiéramos audiencia y así poder apli-
car la única cláusula que podía generar una ruptura de contrato por
parte de ellos con responsabilidad mía: que yo ya no daba los frutos
de otrora”, le explicaba Víctor Hugo al periodista Ezequiel Fernán-
dez Moores, en una entrevista publicada el 17 de octubre de 2002 en
“Tres Puntos”.
A principios de ese año, en las altas esferas de Telefónica generó
malestar una nota que Víctor Hugo escribió para el diario La Nación,
en la que calificaba a la situación de los medios como “desgraciada”,
despotricaba por la proliferación de los multimedios y trataba de ex-
plicar las cuestiones por las que se daba este proceso.
En ese artículo, que actuó como la gota que rebalsó el vaso de las
autoridades, analizaba el avance de los multimedios hacia intereses
que no son estrictamente periodísticos y de la llegada de empresas
no periodísticas a los medios de comunicación, citando a los Grupos
Clarín y Telefónica como ejemplos.
A la irritación por sus posturas, se agregaba un conflicto económi-
co provocado por la devaluación del peso, decretada el primer día de
ese año por el entonces presidente Eduardo Duhalde. Víctor Hugo
había ofrecido pesificar lo que estaba en dólares, aproximadamente
la mitad del contrato, firmado en 1996, pero que le otorgaran una
compensación publicitaria de lo que quedaba como una abrupta dife-
rencia, mientras se discutía la pesificación en la Corte Suprema.
“Si la Corte decidía que la pesificación es inconstitucional yo pa-
saba a tener una mejor posición no para cobrar en dólares, sino para
mejorar la cotización del uno a uno”, le explicaba al diario La Na-
ción en una nota publicaba el sábado 5 de octubre de 2002.

136
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Alejandro Di Capua, el gerente general que Telefónica había de-


signado para Continental, tomó la torpe decisión de echar a Víctor
Hugo al enterarse de que el conductor había anunciado mediante un
telegrama que se iba a presentar en la emisora con un escribano para
dejar constancia de la deuda que mantenían con él desde mayo.
“Creo que la cuestión económica fue un pretexto, que lo que ellos
querían era arrastrar una situación para sacarse de encima un per-
sonaje molesto, un tipo cuyo discurso por lo menos al hombre que
maneja a la radio en nombre de Telefónica no le gustaba. No hablo
de censura, sino de absoluto desagrado hacia mí. Había un rechazo
muy grande a mi discurso”, explicó Víctor Hugo el día posterior, en
una suerte de conferencia de prensa que la producción del programa
“Desayuno” se vio obligada a organizar en Canal 7 por la gran can-
tidad de requerimientos periodísticos que se sucedieron.
Al relator no solo no le permitieron despedirse de su audiencia
sino también que Edmundo Rébora, apoderado de radio Continental
en ese entonces, le notificó que tampoco podía ingresar al edificio.
“Pasado el mediodía me envían un escribano a mi estudio avisán-
dome que no lo iban a dejar entrar a hacer el programa. Ofrecen que
ni vaya a la radio. Obviamente que le dijimos que se iba a presentar
a desarrollar su tarea habitualmente y que, en todo caso, iban a tener
que tomar la decisión en la cara de él”, cuenta César Francis, aboga-
do de Víctor Hugo Morales. Y agrega: “Lo llamé inmediatamente a
Víctor Hugo, que estaba jugando al tenis. Nos fuimos con él para la
radio. Nos invitan a pasar al segundo piso del edificio y a labrar un
acta informándonos que se discontinuaba el vínculo laboral”.
“Una cosa fantástica que me tocó vivir y que fue una épica, fue
cuando apareció un señor, un capo, mandado por Telefónica, que
era un especialista en situaciones de crisis, esos viejos echadores,
que venía de limpiar 800 personas en Tandanor, que hoy es una em-
presa recuperada por el Estado Argentino, que hizo una cooperativa
de trabajadores, y que están trabajando ahí. Este hombre venía del
desguace de los tiempos de Menem. Era un especialista en echar
gente. Víctor Hugo era el contrato más caro de la radio y ese hombre,

137
JULIAN CAPASSO

Di Capua, llegó dispuesto a limpiarlo. Hasta que lo echa”, recuerda


Hugo Lencina, columnista de “Competencia” desde 1987.
Por lo tanto, el jueves 3 de octubre de 2002 a las 19.03, el perio-
dista Alejandro Apo, co-conductor del ciclo, abrió el programa infor-
mando que Víctor Hugo había sido despedido de la emisora.
“Recuerdo muy bien que el día que él no vino, nosotros no hici-
mos programa. Dimos un correo electrónico, una dirección, y llovie-
ron los correos electrónicos, la gente solidarizándose. Y lo hicimos
porque lo sentíamos, como las veces que hubo que transmitir los
fines de semanas posteriores también hicimos las cosas que hicimos,
las hicimos de corazón y con alto placer”, cuenta Román Iucht.
Mientras que Apo, por su parte, aporta: “‘Venite al café Tortoni’,
me dice Víctor Hugo por teléfono. Cuando entro me cuenta que lo
echaron. Por eso es que yo cuando pongo un pie en la radio, me man-
dan al segundo piso a hablar con Di Capua, que me intenta engañar
cuando me dice: ‘Ya arreglamos con Víctor Hugo. Así que no digas
nada al aire’. Mi respuesta fue: ‘No. De la única manera que voy a
hacer todo normal y sin mencionar este episodio, es que me lo diga
él. Si vos lográs que me lo diga él no tengo problema’. A lo que Di
Capua contesta: ‘Está arreglando acá adelante’. Entonces, entro con
la secretaria de Di Capua y Víctor Hugo recién ahí sí efectivamente
estaba hablando dentro de la radio. ‘Alejandro quiere hablar con us-
ted’, le dicen a Víctor Hugo, a lo que él responde: ‘Ya no tengo más
nada que hablar con Alejandro’. Apenas contamos al aire que le ha-
bían interrumpido la continuidad laboral la gente empezó a mandar
correos electrónicos. Yo pensaba que si él no volvía me iba a ir. A mí
me hacían notas en todos lados por cómo nos habíamos manejado,
que para mí fue natural. Era como estar en el barrio y tener que salir
a pelearnos con otro. Era nuestro líder natural”.
“Esa fue una carga de épica para nosotros porque empezaron a
buscar primero con Apo, como correspondía porque era el segundo,
fueron llamando a todos y le dijimos que no. Nos pedían que mane-
jemos el programa y que no comentáramos que Víctor Hugo había
sido echado. Entonces le dijimos que ponga música porque si noso-

138
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

tros salíamos al aire lo íbamos a decir. Esto sucedía a las 6 y pico


de la tarde, no tenían muchas chances. Salió Apo al aire diciendo
que Víctor Hugo había sido echado. La gente que no estaba ahí no
se imagina lo que pasó, explotó la central telefónica, y no entraban
más llamados. Llegaban comunicaciones telefónicas de todos lados.
Empezó a llegar gente: diputados, personalidades, se acercaron las
Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo”, agrega Hugo Lencina.
Además, colegas de otras emisoras mostraron inmediata adhesión.
Incluso, la solidaridad hacia Víctor Hugo llegó desde Oscar Tabárez
y Manuel Pellegrini, en ese entonces entrenadores de Boca Juniors y
River Plate, que se acercaron al otro día a Fabio Vallejo y Sebastián
Srur, periodistas del equipo Competencia desde hace una década en
esos equipos, para transmitir su apoyo.
Rolando Hanglin, una de las figuras de la emisora, que en ese 2002
tenía dos programas junto a Florencia Ibañez –se había mudado con
el de interés general a la mañana y tenía uno a la noche denominado
“Cartas y encuentros”, para solos y solas–, recuerda: “Fue un año
muy desgraciado para la radio y muy difícil para los periodistas de la
radio, porque en los medios, cuando forman parte de grandes compa-
ñías multinacionales o nacionales de grandes redes, eventualmente a
los medios les desaparecen los gerentes. Los gerentes pueden venir
de una fábrica de fideos o de un banco, o de un pool de soja. Son
muy capaces en lo suyo pero manejar una radio es otra historia. En-
tonces, aquella vez hubo un choque y a Víctor Hugo no lo dejaron
entrar. Tuvo un conflicto laboral del que no conozco las intimidades.
Yo lo único que sé es que Víctor Hugo es mi colega, mi compañero,
y prefiero estar en una radio con Víctor Hugo que sin Víctor Hugo.
Simplemente eso. En aquella ocasión, sorprendió la respuesta del
público, porque enseguida la gente llamó. Se revolucionó. Y todo
eso pesa porque, lógico, los periodistas de la radio tenemos una rela-
ción afectiva con la gente, que es muy especial. Los que no conocen
ese fenómeno de repente se los llevan por delante”.
Consultado por la revista Noticias sobre si se había sentido humi-
llado por lo acontecido, en un reportaje publicado el 19 de octubre

139
JULIAN CAPASSO

de 2002, Víctor Hugo contestó: “No sé si humillación es la palabra,


sino muy indignado por no poder llegar al micrófono. Por dos cosas:
la prohibición en sí misma, a alguien que estuvo quince años, que lo
sentí como que no me reconocían nada, y la ratificación de la falta
de confianza en mis valores personales, pese a que yo no iba a decir
nada escandaloso. Al no permitírmelo a mí, al ser mis compañeros
los que lo hicieron -una suerte de suicidio profesional: los podían
haber echado a todos- provocó mucho más bronca en la gente, que se
solidarizaba por lo que me quitaban, pero también porque me veían
a mí en un juego de poder muy perverso y no es así: la mayoría de
la gente que llamaba tiene muchos más problemas que yo, tipos des-
ocupados, echados mal. Yo, en cambio, no soy un trabajador común
y corriente. Fue gratificante –por cómo reaccionaron todos-, pero
ahora es preocupante: ante tanto cariño, ¿cómo hago para no defrau-
dar?”.
Por la presión de los oyentes, que se sumaba al desprestigio que le
ocasionaba a la emisora la medida, Telefónica decidió reincorporar
a Morales y mover a otro sector a Alejandro Di Capua, quien en los
dos años que estuvo como director de Continental repetía con fre-
cuencia que no entendía nada de radio y que no le gustaba el fútbol.
“El costo para la emisora era tremendo. El desgaste que sufrió la
marca Continental fue importantísimo. Eso los hizo recapacitar. Pé-
rez Bello, con quien tuvimos seis meses de negociación, aparece en
escena para tratar de apagar el incendio”, recuerda Francis.
Así las cosas, una semana después, Jorge Pérez Bello, directivo de
Amira, la rama de Telefónica dedicada a los medios, llamó a Víctor
Hugo para ofrecerle sentarse a negociar la deuda y firmar un nuevo
contrato. Víctor Hugo tomó la decisión de sentarse con Jorge Pérez
Bello pese a que sus abogados le explicaban y le insistían en que
si reabría la negociación perdería una importante suma de dinero a
largo plazo, que podría haber ganado fácilmente por la imprudencia
con la que Telefónica se había manejado.
“Si Víctor Hugo quería se quedaba con la radio. Y no es una metá-
fora”, asegura Francis. Y explica: “Porque era un contrato en negro,

140
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

en fraude a la ley laboral. Eso si hubiese ido por el camino laboral.


Y si hubiese transitado el camino civil también se quedaba con la
radio por la cláusula de indemnización que tenía el contrato. Estaban
muertos por cualquiera de las dos variantes. Pero él no quería lucrar
con esto. El quería seguir haciendo su trabajo, seguir con sus compa-
ñeros siendo empleado de radio Continental y que le paguen lo que
se había firmado en su momento”.
“Lo que ocurre es que meto en el análisis varias cosas: que no
quiero separarme de mis compañeros que se jugaron la ropa por mí;
que no voy a estar en otra radio a la misma hora; mi edad, y que el
contrato era por cuatro años más”, explicó Morales cuando acordó
su vuelta. Dos años después, declaró en Todo radio sobre esto: “No
podía dejar indefensos a mis compañeros y encima competir con
ellos”.
Fabiana Segovia, su amiga y en esos años productora de “Compe-
tencia, cuenta: “Hubo tres semanas en las que a Víctor Hugo no lo
dejaban entrar a hacer el programa. Pese a eso se venía igualmente
hasta el bar de la esquina a tomar un café con nosotros y a ayudarnos
en la producción del programa. A las 18.55 los integrantes del equipo
nos íbamos a la radio y él se iba para su casa”.
El domingo 27 de octubre de 2002, por la 14ª fecha del Torneo
Apertura, Boca Juniors le ganó en el estadio Monumental a River
Plate por 2 a 1 con dos goles de Marcelo “Chelo” Delgado. Luego de
ese encuentro, Víctor Hugo retornó al aire de radio Continental, para
relatar goles marcados por Daniel Montenegro (2) y Andrés Silvera
en el triunfo por 3 a 1 de Independiente sobre Rosario Central, que
le permitió al equipo de Avellaneda estirar la diferencia a 8 puntos
sobre River, conjunto que lo escoltaba, en un torneo que ganó bajo
el comando de Américo Rubén Gallego.
“A mí su retorno también me tocó muy de cerca porque yo me
casé el día que oficialmente se anuncia que él va a volver. Entonces
coincidió con que había un motivo más para poder celebrar. En mi
casamiento celebrábamos mi casamiento y todos celebrábamos que
ese día se había confirmado que él volvía. Entonces fue un motivo

141
JULIAN CAPASSO

doble porque la pasábamos fenómeno, estábamos todos tan conten-


tos por verme contento a mí, pero estábamos muy contentos también
porque era el día que se oficializaba que él volvía”, dice Iucht.
“Esta fue una épica periodística que en algún momento va a tener
un plafón histórico más grande que el que tiene, porque solo nos
acordamos de eso los que estuvimos ahí. Ha habido pocos casos, y
es algo inédito, donde las fuerzas vivas de la comunidad salgan a
defender a un tipo que echan de un medio. No solo que lo reponen
sino que también terminan despidiendo al echador. Yo no conozco
un caso así acá en la Argentina. Sí conozco un caso fuera del país,
Pero acá en la Argentina no. Una cosa increíble y eso lo logró Víctor
Hugo”, completa Hugo Lencina.

142
Capítulo VIII

L
uego de comandar la gran transmisión que con el
equipo Competencia realizó desde el Mundial de Ita-
lia 90, en el que Argentina finalizó subcampeón, Víc-
tor Hugo recibió una propuesta de trabajo que, desde
un primer momento, le despertó mucho entusiasmo.
Consistía en conducir un programa de interés general en la segunda
mañana de radio Continental.
Reemplazando el “Primera Mano” de Rolando Hanglin, desde el
lunes 4 de febrero hasta fin de diciembre de 1991, de 9 a 13, y previo
al espacio de Mario Mactas, Víctor Hugo condujo La Radio, al que
varias veces calificó como el mejor que hizo en su vida.
Lo acompañaba, al igual que luego en La Mañana, Daniel López.
El equipo estaba integrado por Guadalupe Roverano en la locución
y en temas de interés para la mujer; Darío Villarroel, que aborda-
ba las cuestiones judiciales; Mariano Closs y Fernando Villar, que
anunciaban las noticias deportivas; Silvio Ferrer, en la producción;
Fabián Blázquez, que aportaba apostillas y grageas humorísticas; y
Alejandra Martínez y Carlos Milito en móviles.
Competían en ese segmento horario contra El magazine de la Ma-
ñana, años más tarde Hoy poy hoy, que por radio Mitre conducía
Néstor Ibarra; Rapidísimo, con Héctor Larrea en radio Rivadavia; y
Contacto Directo, con Santo Biasatti al frente, en radio Del Plata.
“Estoy en cada detalle de la producción, muy encima del produc-
to, estoy atrapado por el proyecto. Soy el responsable de la elección
de todos los temas. Siempre fui un tipo informado de todo lo que
pasa, pero este año con el programa La Radio, he tenido que estar

143
JULIAN CAPASSO

específicamente informado de cada uno de los temas para poder pre-


guntar y tomar partido. Cuando uno hace eso recuerda que hay cosas
más importantes que un partido de fútbol”, le contaba Víctor Hugo a
las revista Teleclic en agosto de 1991.
Además, expresaba una declaración de principios sobre cómo se
manejaba: “Con el programa de la mañana no quiero agredir al que
piensa distinto, porque yo tengo formas de pensar, no quiero dejar a
nadie dándole trompadas a la pared como lo hacen conmigo algunos
periodistas. Yo trato de abrirle un camino, de decirle cómo pienso
pero al mismo tiempo respetar su posición”.
Durante todo ese año, desde lo periodístico, Víctor Hugo y su
equipo remaron contra la corriente privatizadora que se había insta-
lado desde el inicio del gobierno de Carlos Menem.
“Yo estaba en la radio en el servicio informativo. Se arma el equi-
po para La Radio y pasé a ser un colaborador directo de Víctor Hugo.
Con cierto apoyo en lo informativo, lo acompañé en comentarios y
opiniones. También compartíamos las entrevistas. Fue espectacular
ese programa. La Radio tenía una audiencia enorme y muy parti-
cipativa. Fue un lujo ese programa y una pena que durara solo una
temporada. Uno de los mejores de los que formé parte. Cambió la
idea de cómo tiene que ser la mañana en la radio. Más allá de toda la
parte periodística, tenía una presentación cuidada desde lo musical,
desde la producción y contaba con muchos elementos guionados,
no habituales hasta ese momento en Argentina. El programa andu-
vo muy bien pero por cambios en la conducción de la empresa en
aquella época, no pudimos seguir. Transitábamos el comienzo de la
década del 90 con una corriente de fuerte apoyo al gobierno de Car-
los Menem. Nosotros éramos muy críticos en puntos esenciales de
lo que era el menemismo. Cómo se llevaban adelante algunas priva-
tizaciones, como la de ENTel y de la siderúrgica Somisa. También
despotricamos por el desmantelamiento de la red ferroviaria. Los
móviles de nuestro programa acompañaban las manifestaciones en
contra de esos proyectos pero la idea generalizada era, todavía, de
apoyo a ese Gobierno”, cuenta Daniel López, periodista y locutor

144
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

oriundo de 9 de Julio, que ingresó a Continental en 1985.


Guadalupe Roverano, locutora de aquel programa, rescata y va-
lora la oportunidad que Víctor Hugo le otorgó: “En 1990 trabajaba
para radio Municipal, donde era columnista de Carlos Abrevaya. En
uno de los pocos reportajes que se hacían en piso vino él. Luego de
una charla muy amena yo había hecho un comentario sobre violencia
de género. Dos meses después me llaman desde la dirección artística
de radio Continental y me dicen: ‘Víctor Hugo nos habló muy bien
de vos y quiere que seas la locutora de apoyo del programa que va a
empezar a la mañana y que, además, manejes el tema de la columna
de la mujer’. Para mí era una maravilla no solo el hecho de trabajar
ahí sino también que haya un espacio de temas para la mujer en una
de las radios más escuchadas. Yo creo que en esos momentos Víctor
Hugo se la re jugó por varias cosas: primero, porque a mí no me
conocían y se animó a apoyar a una incipiente joven periodista y
locutora. Además, apostó mucho a incluir temas de mujer. Incluso,
a él le comentaban y le sugerían: ‘¿Pero no son un poco pesaditos
los temas? ¿Por qué no habla un poco de temas más light, como de
moda y de maquillaje?’, porque hablábamos de toda la cuestión dis-
criminatoria hacia la mujer, que hoy en día, por suerte, están entre
los temas principales de la agenda. Pero en ese momento no. El me
reconocía que le sugerían que cambie. Pero, finalmente, me decía:
‘Vos seguí haciendo eso’. Fue una experiencia fantástica sobre todo
por el trabajo en equipo. Víctor Hugo es la persona que en radio más
sabe manejar perfectamente y con todo respeto a todos los profesio-
nales que trabajan con él porque los trata como tales. Sabe equilibrar
y poner las pesas en cada parte de la balanza. Por eso es que se cons-
truyó una relación fantástica entre todos los integrantes. Rescato de
Víctor Hugo la valentía que tenía de hablar de cosas que molestaban
e incomodaban. Además, era de aceptar siempre los errores propios.
Tenía sus convicciones básicas, pero siempre se estaba preguntando
permanentemente. Uno de los temas salientes de ese 1991 fue todo
lo relativo a la investigación y el juicio por el crimen de María Sole-
dad Morales. Creo que La Radio fue el espacio que más profundizó

145
JULIAN CAPASSO

e informó sobre el tema y todas sus implicancias en aquellas épocas


de menemato. Con Darío Villarruel, un lujo al respecto y que tenía
un compromiso impresionante”.

•••
En el inicio de su Gobierno, Carlos Menem privatizó los canales
de televisión de aire. Editorial Atlántida, presidida en esos años por
Constancio Vigil, formó parte del Grupo Federal de Inversiones, que
se quedó con Canal 11 y radio Continental.
“Eran tiempos en que los primos Constancio y Aníbal manejaban
la compañía y en los que el primero compartía los greens de golf con
Menem”, detalló el periodista Sebastián Catalano en una investiga-
ción sobre la familia Vigil publicada por la revista Fortuna del 8 de
junio de 2007.
Las posturas políticas de centro izquierda que ya en esa época
expresaba Víctor Hugo no eran compatibles con la oleada neoliberal
imperante en los medios de comunicación. Incluso, desde la geren-
cia comercial le habían comunicado que por ese motivo se había
producido la pérdida de importantes anunciantes.
A estas problemática se le sumaba la estrecha relación amistosa
que los flamantes dueños de radio Continental mantenían con Me-
nem, habitualmente criticado en La Radio por sus políticas privati-
zadoras, que dejaron como saldo la venta de 33 empresas públicas
de servicios, 19 otorgadas y de 86 concesiones petroleras. Además,
el 1 de abril de ese 1991 se instauró el Plan de Convertibilidad, que
desmembró el Estado y la industria nacional.
Por estas cosas, a fin de año, las autoridades de la radio le anun-
ciaron a Víctor Hugo que no le iban a renovar el contrato por La
Radio, aunque iba a mantener su espacio con la tira deportiva y con
los relatos de los partidos de fútbol del fin de semana. “Es imposible
seguir así”, le reconocieron.
“En ese proceso hegemónico neoliberal las voces estaban muy
recortadas porque el debate estaba bastante cerrado donde en los me-
dios de comunicación había una sola voz. A Víctor Hugo lo sacan del

146
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

aire y lo dejan solo con el fútbol porque ahí no estaba tan politizado
como con la agenda de la mañana. Luego de que se fue Víctor Hugo
llegaron Carolina Perín, Rolando Hanglin, Oscar Gómez Castañon,
y armaron toda una programación de un enorme discurso a favor
de la posibilidad de que los proyectos neoliberales encabezados por
Menem siguieran adelante”, confirma Carlos Milito, actualmente
Profesor Titular del Taller de Producción Radiofónica I de la Fa-
cultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, que se
desempeñó en la emisora, primero en el informativo y luego como
locutor comercial, desde 1985 hasta 2003.
“Ese era mi ideal de programa, aunque su perfil contestatario hizo
que no me lo volvieran a ofrecer. Su desaparición fue mortificante
para mí. Allí puse en práctica todo lo que había aprendido como re-
lator, periodista, locutor e informativista. Me absorbió de tal manera
que no me importaba otra cosa que no fuera ese programa. La radio
tenía una gran producción, en un tiempo en que muchos creen que
ser productor es tener una buena agenda o marcar una revista o un
diario para que el conductor lea y opine”, dice VH.
El periodista y abogado Darío Villarroel se explaya sobre los re-
cuerdos que tiene de aquel programa en el que también participó:
“Ahí empecé a hacer información judicial de la actualidad y aban-
doné las transmisiones de fútbol. Recuerdo que le pregunté a mi
papá (el también periodista Sergio Villarroel, ya fallecido) y a Víc-
tor Hugo: ‘¿Qué hago?’. Mi papá me dice: ‘Periodistas deportivos
hay muchos, periodistas de información judicial no hay, con lo cual
como periodista deportivo podés ser bueno, pero con lo otro vas a ser
el único’. Dicho y hecho. Víctor Hugo me decía lo mismo: ‘Me pa-
rece que lo mejor es eso’. Así es que empecé. Lo más importante de
todo ese 1991 es que me mandó a Catamarca. La radio no me quería
enviar por presupuesto. Y entonces, de su propio bolsillo, puso el di-
nero Víctor Hugo. Estuve 15 días en Catamarca. Luego volví para la
sentencia. Fue una novela. Víctor Hugo me felicitó cuando retorné:
‘Darío te felicito por el trabajo’. En ‘La Radio’ hacíamos un progra-
ma con muchísima producción. Y por ahí venía la cadena nacional y

147
JULIAN CAPASSO

teníamos menos espacio. Al aire Víctor Hugo decía: ¿No podemos


cortar la cadena? ¿Otra vez Menem? ¡Está tan bueno el programa!
No sacábamos muchos políticos en el programa, pero Pino Solanas,
Hebe de Bonafini o el fiscal Molina tenían su lugar. Era un programa
que no tenía publicidad: todos la sacaban porque le pegábamos a
todo el mundo”.
Para reemplazo de La Radio en 1992, en la segunda mañana, se
instaló en el aire de Continental “Tiempos Modernos”, conducido
por Oscar Gómez Castañón y Jorge Jacobson.

148
...el llamado de Néstor y el encuentro con Cristina.

“El llamado de Néstor atiendo yo. Y bueno… un sus-


to. Primero no me llamo él, me llamó un muchacho
que se llama Juan Francisco “Tatú” Alarcón, que era
el secretario privado de Néstor. ‘Hola, habla Tatú, soy secretario de
Néstor Kirchner’. ‘Qué tal’, respondí. ‘Néstor quiere hablar con Víc-
tor Hugo’, me pide. ‘Cómo no’, le dije. Entonces entro al estudio y
le digo a Víctor Hugo: ‘Kirchner quiere hablar con vos’. Se lo dije
bajito para que saliera tranquilo. Se apoyó contra la pared que está
al lado de la ventana y habló solo tres minutos. No habló nada. Le
explicó lo de los dos ‘palos verdes’. Y Víctor Hugo volvió al estudio.
Esa tarde nos íbamos a Villa Gesell para hacer el programa allá al
otro día y ‘Tatú’ quería mandarle por fax unos documentos en los
que mostraba que Kirchner precisaba esa plata para pagar una deuda
que tenía. Se lo di a Víctor Hugo y ahí él quedo conforme con la ex-
plicación que le había dado antes”, cuenta Fabiana Segovia.
A los días, la revista Noticias le hizo una entrevista.
Noticias: ¿Por qué le pidió disculpas a Kirchner, luego de cuestio-
nar su compra de dos millones de dólares?
Morales: El lunes siguiente a la tapa de Perfil con ese tema, yo
arranqué mi programa y dije cosas terribles. ¿Qué marca eso? La
más absoluta libertad e independencia. Es verdad que, acto seguido,
Kirchner me llama y me dice ‘Le quiero decir por qué yo compré
ese dinero’. Y me da una explicación que a mí me da vergüenza no
haberla siquiera imaginado y que me pareció coherente.
Noticias: ¿Por qué dio por cierta la versión de Kirchner sobre la
compra de dólares?

149
JULIAN CAPASSO

Morales: Porque no puede ser mentira, digamos.


Noticias: ¿Por qué no puede serlo? ¿Le alcanza con su palabra?
Morales: Es un tema lo suficientemente menor como para, siendo
un ex presidente, llamar a un periodista y aclararle: “Le quiero decir
que lo que está diciendo no es cierto”. Porque con ese periodista con-
sigue una parte de credibilidad cuando en realidad lo que le importa
es lo que pudieran decir los otros medios. Yo le creo.
Noticias: Parece una actitud inocente para un periodista. Es la pa-
labra de Kirchner diciendo: “Yo hice esto por esta razón” y usted
diciendo: “Yo no necesito más pruebas”.
Morales: Tampoco las necesité después de que Luis Juez me ju-
rara por su hija que no ha hecho nada corrupto. Para mí eso es sufi-
ciente. Porque si yo no soy capaz de creer en eso, soy una porquería.
Kirchner me dijo: “Lo hago con usted porque por lo menos es capaz
de entender”. Como diciendo: “Usted por lo menos, es capaz de co-
rregirse. Yo no compré los dólares para especular”.
Noticias: ¿No le llama la atención el crecimiento patrimonial de
los Kirchner?
Morales: Lo perverso de este tema es lo que hace el periodismo
maniqueísta. Es decir que Kirchner es el tipo más poderoso y hace
lo que quiere del país. Entonces ese tipo que hace lo que quiere para
especular, resulta que si compra dólares, él podría ponerlo en el pre-
cio que quiera pero no lo hace. Es más, la UIA le pedía que pusiera el
dólar más arriba. Y él, que es el señor que todo lo puede, no lo hace.
En consecuencia, o no tiene el poder que le adjudican o teniendo ese
poder no es verdad que quisiera especular.
Noticias: ¿Usted había hablado con Kirchner antes?
Morales: No, yo no le he dado la mano, ni lo he mirado a los ojos.
No hay contacto, lo cual celebro.
El jueves 28 de octubre de 2010, día posterior a la muerte de Nés-
tor Kirchner, Víctor Hugo accedió al pedido de Roberto Caballero y
Ricardo Gotta, director y editor de deporte de Tiempo Argentino res-
pectivamente, y escribió una nota, titulada “La conversación”, en la
que reconstruyó el llamado que el ex presidente le realizó el martes

150
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

2 de febrero de 2010 para justificar cómo y por qué había comprado


dos millones de dólares.
“Una severa crítica realizada por radio fue el disparador de una
comunicación telefónica que permitió la comprensión de que el
odio, en su concepción más violenta, había ganado una buena parte
de los medios. Este periodista recuerda un contacto telefónico con
Néstor Kirchner. Eran los días de febrero de este 2010, cuando tras-
cendió que el ex presidente había comprado 2 millones de dólares en
el Banco Central hacia octubre-noviembre de 2008. Acostumbrados
a comprar dólares como una forma de ahorro o especulación en la
Argentina, la idea que prevaleció era que Kirchner había querido ha-
cer una buena diferencia. Un hombre que tenía acceso a información
privilegiada compraba dólares que un año y medio más tarde tenían
un valor más elevado.
Era un lunes, y este periodista comenzó su programa de radio con una
crítica durísima a Kirchner, la peor que le había hecho a su figura. Lu-
nes y martes, largos minutos fueron invertidos en fustigar la presunta
acción del líder político. Fue tal el tono que el cronista vivió minutos
de vergüenza cuando al intentar disculparse, el miércoles, puso al aire
sus propias palabras y no pudo resistirlo. Sonaban tan inapropiadas
e irrespetuosas frente a la realidad de los hechos que debió quitarlas
del aire, aun si las había imaginado como parte de una excusa, cuya
sinceridad crecía ante el tenor de las diatribas de los días precedentes.
Una autoincriminación hace suponer que el relator de los hechos so-
breactuaba en los reproches a Kirchner, porque la participación que
había tenido en el Fútbol para Todos y la Ley de Medios era muy no-
toria y, en la pelea, había sido acusado bastardamente de oficialista
por aquellos medios defensores del statu quo mafioso. Quizás había
quienes recordaban que llevaba 15 años dando pelea contra el robo
de Clarín y de Torneos y Competencias, pero no todos lo sabían. Para
dejar en claro que apoyaba lo del fútbol y la Ley de Medios, pero que
no era parte de un alineamiento con el gobierno, ¿aprovechó la oca-
sión para mostrar su independencia? Es muy posible, piensa hoy. La
ocasión era propicia aunque más no fuese inconscientemente para

151
JULIAN CAPASSO

exhibir que estaba muy lejos de ser un vocero del gobierno. En el


afán, fue el más duro, quizás. Entonces, derrapó.

SUENA EL TELÉFONO
Néstor Kirchner llamó ese martes hacia el mediodía, después de
las dos andanadas acusatorias hacia su persona. El firmante, que no
conocía al ex presidente ni había hablado nunca con él, fue hacia el
teléfono, prometiéndose firmeza frente a cualquier ataque, porque se-
guro que él llamaba para confrontar duramente. Un secretario dijo:
“Le paso con el doctor”, lo cual vino muy bien porque el periodista no
sabía cómo tratarlo.
–Holaaaa...
–Buen día, Víctor Hugo, ¿cómo está?
–Bien “doctor”, bien, algo preocupado, se imaginará. (Buena con-
sejera es cierta humildad, se dijo.)
–No, mire, la verdad es que lo llamo porque a usted, a usted –remar-
có–, quiero decirle cómo son las cosas. (¿Cómo “eran”, si estaba todo
tan claro...?) Yo compré esos dólares para una operación que debía
hacer en esos mismos días. Los compré con mi nombre, hasta el tope
permitido en el Banco Central, no me escondí para hacerlo, puse mi
nombre, respeté la ley y le aseguro que no lo hice para especular de
ninguna manera sino para afrontar un compromiso muy claro.
–Pero doctor, ¿por qué dejó pasar estos días sin aclararlo? (Un re-
proche como para ir justificando la mancada).
–La verdad es que ya estoy cansado. Van a decir lo que quieran,
siempre. Y le diría que ni me importa. Mienten como animales, y no
tengo ganas de aclararles nada.
–Pero qué macana, al fin de cuentas, porque ¿sabe lo que me da más
vergüenza? Ni se me ocurrió lo que usted me explica. Estamos hechos
para pensar mal, parece tan simple lo que me explica que...
–Tengo aquí los papeles para mandárselos al instante, porque quiero
que vea usted mismo...
–No, espere, doctor. Si esto es como usted me dice, yo ya lo insulté,
y aceptar que me lo pruebe sería volver a insultarlo. Le creo, entiendo

152
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

muy bien lo que me dice y le pido que me deje volver al micrófono


para pedir las disculpas que le ofrezco muy... avergonzado, doctor,
muy abochornado.
–Permítame decirle que no quiero que haga una aclaración, lo que
me importa es que usted lo sepa. Nada más. (Kirchner hablaba con
calidez, con respeto, sin calentura, con nobleza... ¿Dónde estaba la
bestia peluda que pensaba enfrentar este cronista cuando iba hacia el
teléfono?). Por más que aclare, me van a pegar por otro lado. Es lo
mismo, déjelo correr... ¿Sabe por qué se lo quería decir? Porque yo
creo saber quién es usted, y me importa que sepa esto. Nada más. Solo
me sentiré mejor si me dice a dónde puedo enviarle los papeles de lo
que le digo. Mi secretario, aquí al lado, se los puede entregar en media
hora. Así que...
–Doctor, olvídese. Hablamos en otra oportunidad, pero ahora dé-
jeme ir al micrófono. En este momento le pido disculpas, pero lo que
dije no lo dije en un teléfono, sino en un micrófono, y es ahí donde
quiero hablar.
–No lo haga, ya está. Yo me conformo con que usted...
–Doctor, le mando un saludo y lo dejo, permítame. (Se oyeron unas
palabras más de Kirchner pero se perdieron en un “hasta cualquier
momento, doctor”).
Tristemente, el pedido de excusas, realizado de inmediato a través
del programa que conduce, le trajo a este periodista la certeza de que
el odio, en su concepción más violenta, había ganado una buena parte
de los medios y la sociedad.
Nunca le fue perdonado el gesto. Se incorporó a la fantasía antoja-
diza de los que acusan de “oficialista” cualquier aprobación que al go-
bierno se destine. No importó a muchos imbéciles que el descargo, el
paliativo, la inculpación eran la consecuencia de una crítica durísima
infligida a Kirchner cuando ya habían transcurrido varios meses de la
aprobación de la Ley de Medios, no obstante lo cual, el cronista, aun
equivocado, podía separar ese tema de lo que le parecía censurable.
Nadie habló más de aquellos dólares. Lo que dijo Kirchner era cierto.
El 30 de diciembre de 2011 Víctor Hugo describió en una nota para

153
JULIAN CAPASSO

su sitio oficial el encuentro que tuvo con la Presidenta Cristina Fer-


nández de Kirchner el 9 de noviembre de ese mismo año en el acto
de presentación del sexto libro sobre matemática de Adrián Paenza,
titulado “¿Cómo, esto también es matemática?”:
“Conocí a la Presidenta hace pocas semanas cuando Adrián Paenza
presentó su nuevo libro en el Teatro Maipo. Ella pasaba entre las dos
filas que se abren a su paso como sucede con la quilla de una lancha
que surca las aguas.
Ya había cruzado mi línea rumbo al escenario cuando Adrián se
acercó y me preguntó: “¿Te saludó, te vio?”. Respondí que no y agre-
gué un “dejá, está bien así”, pero Adrián la llamó, creo que por su
nombre, porque ahí, a raíz de la timidez que me convierte en un idiota
casi siempre, me empecé a quedar más sordo. La mujer giró con una
espléndida sonrisa y tuve la sensación de que un león, o leona mejor
dicho, tomase nota de mi presencia.
La seguridad de la mujer tenía algo de ese andar. Yo estaba matando
a Adrián en mis fantasías cuando ella estiró su mano y tuteándome me
saludó con una cordialidad envolvente.
Todo lo que recuerdo del momento es su pequeña mano dentro de la
mía porque el tacto fue el único sentido que funcionó a pleno.
Con el Pepe, con Evo, con Chávez y Tabaré, presidentes con los que
estuve en otras circunstancias, fue más fácil. Lo del Maipo fue como
cuando siendo niño un Presidente se me acercó en mi pueblo para sa-
ludarme por un discurso que había pronunciado. El hombre medía tres
metros y yo pensé que me iba a comer cuando se agachó.
Después la Presidenta volvió sobre sus pasos hacia el centro del
escenario donde se iba a disfrutar el encuentro inusual de la primera
ciudadana y el autor de un libro.
Ahora puedo perfectamente sentir la sensación de su mano, peque-
ña y femenina. Y en una dimensión que se presenta en cámara lenta,
como dentro de un haz de luz que me encandila, sin oír, sin tomar nota
de nadie en mi visión periférica, evoco su consideración al saludar-
me.
Y me alegra que esa mujer que seguramente está al tanto de todo

154
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

sepa cuál es mi nula, distante, casi pacata relación con el poder.


Ella sabe que en las múltiples discrepancias y acuerdos que expre-
so como periodista va el más profundo desinterés, en todos los sen-
tidos. Así que si me lo permiten, ahora que lo pienso bien, lo que la
Presidenta me ofreció fue un respeto que espero siempre merecer”.
El 2 de junio de 2012, Víctor Hugo retornó de Europa. Había via-
jado a Madrid para relatar la final de la Copa del Rey que Barcelona
le ganó al Athletic de Bilbao por 3-0. Luego disfrutó del mejor tenis
del mundo en la primera semana de Roland Garros en París.
Indignado por el panorama con la agresión a periodistas del pro-
grama 6, 7, 8 y por la locura desatada entonces en torno al dólar,
propuso el domingo 3 en la apertura de “Bajada de Línea” y el lunes
4 en el comienzo de “La Mañana”:
“Al volver de una Europa angustiada por la falta de trabajo y los
recortes a la educación y la salud, me perturbó francamente la locura
desatada en torno al dólar. Acompañaría, por dar un ejemplo, si el
seis por ciento del PBI destinado a la educación fuese reducido. Pero
por los dólares, ¡NO! Y como alguien dirá que es muy fácil decirlo
cuando uno ya los tiene encanutados, como es mi caso (todo lo que
gané últimamente lo tengo en dólares) estoy dispuesto si se suman
otros, periodistas, empresarios, funcionarios, a vender la parte que
me corresponde en la relación familiar y pesificarme. No son dos
dólares…. No es demasiado para algunos muy ricos, pero no es poco
para nadie, lo aseguro. Así que en vez de llorar por los dólares que
no les venden a los comunicadores y público en general, ofrezco ir
a pesos. Sería lindo que en las redes sociales, los que saben de eso,
dieran un manijazo para el otro lado. En vez de agredir y matar por
un dólar, a lo que algunos parecen estar dispuestos, hagamos la con-
traria. Asumamos riesgos, vamos a creerle al Estado”.
El miércoles 6 de junio, la Presidenta, en cadena nacional desde
Casa Rosada, al anunciar suba de aranceles a bienes de capital im-
portados y el traspaso de la Secretaría de Transporte al Ministerio del
Interior, anunció que tomaría la propuesta que hizo Víctor Hugo de
que funcionarios y periodistas pesifiquen su plazo fijo en dólares.

155
JULIAN CAPASSO

“No todos son iguales y acá sí quiero hacer referencia a un pe-


riodista con quien tengo mis diferencias pero por el que tengo una
gran admiración por su coherencia. Porque es de los que te habla
de principios y de convicciones y de moral y tienen coherencia. No
como otros que pontifican desde los medios y reciben o plata en ne-
gro, en blanco o en amarillo o en naranja o de cualquier otro color.
Me refiero al periodista Víctor Hugo Morales que ha comenzado
hace unos días, yo no me había enterado, una campaña impulsando
para que realmente esto que nos quieren hacer a los argentinos de
volvernos locos una vez más no caigamos, e impulsando él y quie-
nes tienen depósitos a plazos fijos en dólares lo pongan en pesos. La
verdad que yo tengo un plazo fijo en dólares bastante viejo y lo otro
lo tengo en pesos, que es más rentable. Quiero decirle Víctor Hugo
Morales si me está escuchando, no sé si estará en el programa, que
he decidido que voy a poner mi plazo fijo en pesos y que espero que
usted también cumpla la palabra y que ponga los suyos en pesos y de
paso dirigirme a todos los compañeros y amigos que tengan plazos
fijos en dólares los pasen a pesos (…) Creo que Víctor Hugo Morales
tiene razón. Creo que es necesario dar testimonio y dar pruebas por-
que habla cada uno que ha fundido diarios, que han dejado gente en
la calle, y hablan. Es una Argentina de una libertad maravillosa, de
la que estoy orgullosa de vivir en un país donde uno puede escuchar
de todo. Cosas sensatas, cosas coherentes, como la que dijo Víctor
Hugo. Y también de lo otro”.
A las 10 de la mañana del viernes 8 de junio Beatriz de Nava, es-
posa de Víctor Hugo, se dirigió a la casa matriz del Banco HSBC a
hacer los trámites: “Hice la pesificación prometida de la parte de los
ahorros que están bajo mi dirección. Desde hace 33 años cuando me
casé, tengo separación de bienes, por mi propia decisión: yo tenía
muy poco entonces y la condición económica de mi mujer era muy
superior. (…) Lo que era un dinero en dólares que permanecía en una
cuenta en un banco de Buenos Aires, me hace sentir moralmente res-
ponsable y con derecho al 50 por ciento. Eso es lo que he pesificado.
Y no son monedas según mi forma de ver estos asuntos. (…) Debo

156
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

decir que lo he hecho con agrado y que se trata de un simple gesto


generado por el rechazo que me provocó la agresión a mis colegas
de Canal 7, por ciudadanos que ‘caceroleaban’ por no poder comprar
dólares. Pensé para mí: “Yo salgo de esto”. Y como en tantos temas
de mi vida, lo dije en voz alta. Ahí creí firmar un contrato con quie-
nes creyeran en esa promesa, que no me hace mejor ni ante mí. Es
un gesto espontáneo, pudo ser otro, o simplemente ser una queja. Me
salió de esa forma. No creo que pierda dinero. Tengo fe respecto a
que el dólar termine en una cotización muy parecida a la oficial ac-
tual. Si no fuese así, habré perdido un poco de dinero, una partecita
de lo mucho que la profesión y la Argentina me han dado”, describió
Víctor Hugo en una columna para su sitio web oficial.

157
Capítulo IX

D
el 15 de junio al 4 de julio de 1993, Ecuador volvió
a ser anfitrión de una Copa América de fútbol luego
de 34 años. Por primera vez participarían dos equi-
pos de la Concacaf: México y Estados Unidos.
El 19 de febrero de 1991, en Rosario, Alfio Basi-
le había debutado como entrenador de la Selección Argentina derro-
tando en un amistoso a Hungría por 2 a 0 con goles de Darío Franco
y Antonio Mohammed.
Con Oscar Ruggeri como capitán, Gabriel Batistuta de goleador,
y apoyado en referentes como Sergio Goycochea y Diego Simeone,
Basile logró rápidamente armar un equipo vistoso y ganador que,
seis meses después, el 21 de julio de 1991, derrotó en Santiago a
Colombia por 2 a 1, con goles de Batistuta y Simeone, y se alzó con
La Copa América disputada en Chile.
Esa Selección continuó su racha ganadora en todos los torneos,
amistosos u oficiales, en los que participó: Copas Kirin World An-
nual, FIFA Confederaciones y Artemio Franchi. Por lo que para los
primeros días de junio de 1993, cuando se instaló en el Club Filan-
banco, de la ciudad de Guayaquil, Provincia de Guayas, de cara a
una nueva Copa América (la citada, en Ecuador), la racha era de 23
partidos invicta.
Días antes del debut con triunfo ante Bolivia por 1 a 0 con gol de
Batistuta, Víctor Hugo Morales arribó al aeropuerto de Guayaquil
y, consultado sobre quiénes eran los favoritos a ganar el torneo en
una entrevista de la televisión ecuatoriana, señaló a Brasil, que un
año después se coronó campeón del mundo en Estados Unidos, y a

159
JULIAN CAPASSO

Colombia, que meses después goleó a Argentina en el estadio Monu-


mental por 5 a 0 por las eliminatorias sudamericanas.
El pronóstico molestó a los jugadores de la Selección Argentina,
que, luego de ser avisados de esto por el masajista Miguel Galíndez,
le dedicaron a Víctor Hugo, con cánticos desde los vestuarios, cada
uno de los pases a instancias finales.
Luis Di Fonti, locutor comercial de radio Continental en ese tor-
neo, aclara: “Cuando llegamos a Guayaquil se acercó la gente de
la televisión ecuatoriana a hacerle notas a Víctor Hugo. Detrás de
él venía yo con Juan Fazzini y las valijas saliendo de la aduana.
Es cierto que, ante la consulta de quién era el candidato a ganar la
Copa América, señaló a Brasil y a Colombia como candidatos. Pero
el cronista que lo entrevistaba le preguntó: ‘¿Y Argentina?’. ‘Es el
campeón –dijo él-. A Argentina hay que sacarle la Copa’. Y termina
la entrevista. Galíndez le contó la historia cortada a Ruggeri. Luego,
un día que el equipo iba a recorrer el estadio del Barcelona, Ruggeri
lo llama al ‘Tano’ Fazzini. Yo me quedo en un costado. Cuando veo
que Ruggeri empieza a gesticular me acerco porque soy mucho más
grandote que Fazzini, pensando que a Ruggeri se le podía escapar
alguna trastada. Me acerco y Fazzini me presenta. Ruggeri estaba
recriminando esto. Por eso me meto y junto al ‘Tano’ le explicamos
cómo había sido todo. ‘A vos te faltaba la última parte que segura-
mente no viste’, le insistíamos. Y ahí me reconoce que él no lo había
visto. Que se lo había contado Galíndez. Le explicamos que no había
una mala predisposición de parte nuestra y le queríamos hacer enten-
der que si a ellos le iba mal, a nosotros también”.

•••
El domingo 4 de julio de 1993, con dos goles de Batistuta, Ar-
gentina derrotó a México por 2 a 0 y se consagró bicampeón de
América.
“’Vos sos un traidor y en Buenos Aires me la vas a pagar’, fue
la única frase que Alfio “Coco” Basile le dijo a Víctor Hugo casi al
oído cuando accidentalmente se cruzaron en el Business del vuelo

160
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

de Aerolíneas Argentinas, con el que volvimos con la Selección Ar-


gentina desde Guayaquil, en 1993, al otro día de la obtención de la
Copa América. Fui el único testigo de ese cruce que Basile intentó
que fuera discreto pero que no pudo evitar mi atención y sorpresa.
Víctor Hugo ocupó su asiento y recién despertó al llegar a Ezeiza.
En aquel torneo hubo una relación de enfrentamiento entre los refe-
rentes del equipo argentino y un sector del periodismo que era crítico
de Basile. Todo se potenció con el pronóstico de Víctor Hugo. Desde
allí, cada victoria en aquella Copa América le era dedicada en el ves-
tuario a Víctor Hugo”, cuenta Néstor Clivatti, periodista del equipo
“Competencia” desde 1989.
Semanas más tarde, el viernes 23 de julio de 1993, el plantel pro-
fesional y el cuerpo técnico de la Selección, sin dar argumentos,
emitieron un comunicado, leído por Ruggeri en el predio de Ezeiza,
en el que le hacían conocer a “la opinión pública” que le iban a negar
entrevistas a Víctor Hugo y a los integrantes de su equipo.
La decisión se tomó luego de una ajustada votación que incluyó
14 sufragios a favor de la medida y 11 en contra. La única razón de
peso era que Víctor Hugo no los había dado de candidatos a ganar la
Copa América que finalmente obtuvieron.
“Esta es una faceta más de autoritarismo. (…) El factótum, el
hombre que se equivoca profundamente, el que se sube al caballo, el
que no sabe manejar este momento de éxito, es Alfio Basile”, denun-
ció inmediatamente el relator.
Víctor Hugo decidió no llevar a sus “vestuaristas” Diego ‘Chavo’
Fucks y Eduardo Ramenzoni, encargados de la cobertura de la Se-
lección, a los primeros partidos de Eliminatorias que se jugaban en el
Exterior. “Los jugadores han dejado sin trabajo a periodistas que los
han visto a todos ellos desde que eran juveniles y se morían por una
nota hasta ahora que tienen esta actitud soberbia. (…) No me cues-
ta mezclar lo sucedido mientras relato los partidos de la Selección
porque estoy muy entrenado, soy naturalmente objetivo. Me parece
que sí estoy limitado respecto de la fantasía que trato de descargar
durante el gol, el juego con los nombres, apellidos y apodos, con la

161
JULIAN CAPASSO

historia de cada uno. Ahora me da más trabajo, porque ya no tengo


alegría en la relación con ellos. (…) No quiero averiguar quiénes
votaron a favor. Si quiero, puedo averiguarlo en un minuto. Pero no.
Porque saberlo dejaría un sedimento para el futuro. Estos muchachos
van a seguir jugando. Algunos, tal vez, lleguen a directores técnicos,
y yo –si Dios quiere- tengo para quince años de micrófono. Es mejor
dejarlo así”, resumía sus sensaciones sobre la insólita decisión.
Según informó el periodista Alfredo Serra en la revista Somos,
“uno de los nudos de este conflicto es Diego Maradona. Morales
quiere verlo en la Selección, y Basile -en principio- no”. Víctor Hugo
insistía en que Basile debía aceptar que Maradona era mil veces más
figura que cualquier conductor y convocarlo.
El otro cabecilla del boicot y líder de los cánticos fue Oscar Ru-
ggeri, el mayor en edad de ese equipo. Al principio, justificaba el
accionar en que los jugadores estaban doloridos porque Víctor Hugo
no los había tenido en cuenta y repetía que no debería haber actua-
do así porque Argentina le abrió las puertas. Luego, en una radio
rosarina, el capitán disparó: “Es un uruguayo que vino a matarse el
hambre”.
Un mes después de la Copa América, el 5 de septiembre de 1993,
la Selección fue goleada 5 a 0 por Colombia en el estadio Monumen-
tal y dejó comprometida su clasificación al Mundial de Estados Uni-
dos ‘94. Esa noche, el estadio coreó: “¡Maradóoo, Maradóoo”!”.
Para disputar al otro mes los partidos de repechaje contra Austra-
lia, Basile decidió acceder al clamor popular y, tras una reunión de
dos horas en la oficina de su representante, Norberto Recassens, le
pidió a Diego Maradona, quien se había incorporado a Newell’s el 9
de septiembre, que retornara a la Selección.
Para anunciar su regreso y como muestra de apoyo a Víctor Hugo,
Maradona decidió otorgarle a radio Continental la primicia.
En su autobiografía, “Yo soy el Diego de la gente”, Maradona
contó: “La cosa era que la gran preocupación del equipo era si ha-
blaban con Víctor Hugo Morales o no, si le daban notas a El Gráfico
o no…Yo les dije: “¡Déjense de joder, vamos a hablar con todo el

162
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

mundo y también vamos a jugar, que tenemos que clasificar al Selec-


cionado para el Mundial de Estados Unidos!”.
“Cuando llegó Diego le dijeron: ‘No hablés con Víctor Hugo’.
Y él respondió: ‘¿Vos estás loco? ¡Mirá si yo no voy a hablar con
Víctor Hugo’!,”, cuenta Alejandro Apo, que en ese tiempo estaba
trabajando para radio Del Plata y en Telefé junto a Enrique Wolff.
Años después, en junio de 2003, en una entrevista con El Gráfico,
Oscar Ruggeri declaró: “No fui el ideólogo del boicot a Víctor Hugo
en la Selección. Fue el grupo”. Y reconoció: “Fue una equivocación,
tendríamos que habernos sentado a hablar con Víctor Hugo”.
En cambio, Alfio Basile, cuando volvió a ser entrenador de la Se-
lección Argentina en 2007, tras el encuentro ante Venezuela por la
segunda fecha de las eliminatorias mundialistas para Sudáfrica 2010,
tuvo un cruce con el periodista Román Iucht, integrante del equipo
Competencia desde fines de los ‘80, al que, en medio de la confe-
rencia, le espetó: “Vos sos la contra y por eso no te hablo más. Para
ustedes todo está mal. Nunca una buena. Cuando yo tengo un tipo en
contra, me gusta tenerlo en contra de verdad. Vos sos contra mío des-
de Víctor Hugo y no quiero que me preguntes nada más porque si no
tendría que contestarte y no soy hipócrita. No me gusta contestarte a
vos, sos un tipo que me mataste siempre y nunca ves nada bueno...
todo para vos es distinto”.
Por este cruce con el técnico, al que se le sumaban las críticas
a la estructura organizativa de la AFA que Román Iucht mantenía
desde “5 a la barrera”, programa que conducía en TyC Sports, Julio
Grondona llamó a Torneos y Competencias, empresa que tenía en
sociedad con el Grupo Clarín los derechos de la comercialización del
fútbol, y solicitó que sacaran de pantalla al periodista.

163
Víctor Hugo y...
...la propuesta de sumarse a Fútbol para Todos.

“¿Ustedes me preguntan si me gustaría que Víctor


Hugo se hiciera cargo de Fútbol para Todos? Pero ni
hablar. Me encantaría. Aplaudo con las orejas. Si lo
convencen al otro día me voy a su casa con un contrato”, remarcó el
jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, en una entrevista que concedió
a la revista Un Caño en abril de 2010.
El martes 11 de agosto de 2009, en una sala de prensa del predio
de Ezeiza, Ernesto Cherquis Bialo, director de Medios y Comunica-
ción de la AFA, comunicó que la entidad madre del fútbol argentino
resolvió romper, por decisión unánime de 102 dirigentes de clubes,
el vínculo que desde 1991, luego de prórrogas contractuales y sin un
solo llamado a licitación, tenía con Televisión Satelital Codificada
(TSC), que hasta ese momento abonaba 268 millones de pesos por
temporada.
Por lo que el viernes 21 de agosto de 2009, con una semana de
retraso, en el encuentro que disputaron Gimnasia y Esgrima La Plata
y Godoy Cruz, se dio inicio al Torneo Apertura 2009 y a la inau-
guración de las emisiones del “Fútbol para Todos”, donde los diez
partidos se pueden observar por canal de aire en vivo.
Esa tarde, a las 18.54, Marcelo Araujo, acompañado por Julio Ri-
cardo, abrió la transmisión de ese encuentro por Canal 7 desde el
estadio de Gimnasia: “Vuelve el fútbol, pero ahora es para todos
(…) Estaba acostumbrado a entrar a la cancha custodiado por la po-
licía, por eso me emocioné cuando hoy nos recibieron con aplausos
y mimos”.
A fines de ese agosto de 2009, luego de la primera fecha del Aper-

164
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

tura y antes de que se iniciase la segunda, Araujo, relator principal de


los encuentros y a cargo junto a Luis Cella de la dirección periodísti-
ca del nuevo proyecto de televisación del fútbol de primera división,
llamó a Víctor Hugo y le ofreció integrarse al “Fútbol para Todos”.
“Lo llamé a Víctor Hugo a mediados de 2009, nos juntamos en el
Café Tortoni y me dijo: ‘No me parece ético, Luisito, y además van
a pensar que estuve haciendo una campaña contra Clarín y Torneos
para después tener yo trabajo’”, cuenta Luis Cella.
“¿No le gustaría trabajar en la transmisión de los partidos de fút-
bol?”, le preguntaron a Morales en un reportaje realizado por la re-
vista Veintitrés y publicado el jueves 3 de septiembre de 2009. “No.
Me lo ofrecieron, pero no. No lo hago por varias cosas. Quiero que
quede limpita la pelea por tantos años de que yo criticaba por un
interés de querer trabajar en las transmisiones, pero también quiero
ver cómo termina de instrumentar el Gobierno su presencia en este
tema del fútbol. Pero andando un tiempo y si es todo transparente,
veremos. Marcelo Araujo quería que yo estuviera ahí. Me lo ofrecie-
ron la semana pasada y les dije que no”, confesó.
En esa misma entrevista le preguntaron: “¿La decisión de que el
fútbol se vea por el canal estatal es solo una política del momento
o un instrumento real que cambia la forma de televisar este deporte
en el país?”. A lo que Víctor Hugo analizaba, en línea con el fuerte
respaldo que desde el micrófono y en otras entrevistas le dio a esa in-
tervención: “Es un cambio del que todavía no se tiene conciencia. Lo
que ha ocurrido es extraordinario y estoy esperando que el Gobierno
lo cierre de la mejor manera. Tiene que quedar muy claro que si, por
ejemplo, gastaba 900 millones de pesos en publicidad y tenía previs-
to 1.200 millones para este año, gastará 600 millones de pesos en el
fútbol y los otros 600 millones en publicidad directa. Así es mucho
más eficaz. Hay que fijarse el rating del fútbol para darse cuenta
cómo llega a la gente (…) Se dan cosas muy hipócritas, diarios di-
ciendo que ya hay 400 millones que sacaron la plata del Tesoro para
ir al fútbol. No es así, no es así. Clarín, en los primeros seis meses,
recibió 188 millones de pesos en publicidad. Son muy hipócritas los

165
JULIAN CAPASSO

medios. A veces me pregunto: ¿por qué no rechazan los medios la


plata de la publicidad si es que sale del Tesoro y dicen que vaya a
otro lado? (…) ¿Juicios? ¿Dónde están? ¿Te imaginas a Clarín que-
dándose con la cancha de Boca? (…) El fútbol está aguas arriba de
la ley. Pero el fútbol, antes de esta decisión de romper el contrato,
estaba aguas abajo de la ley (…) Hicieron lo del fútbol sin la ley. La
ley apunta a la diversidad, a la no concentración de medios (…) Lo
que está pasando es extraordinario. No es que sea bueno o malo. Es
muy bueno para el fútbol, porque ahora, en vez de 260 millones será
de 600 millones y guarda al que lo maneje mal. Ahora hay millones
de personas que ven fútbol y antes estaban afuera. Tenías que hacer
vida de bar para que otros hicieran su negocio. Es bueno para la pro-
fesión periodística, que se adecenta. Había una porquería periodís-
tica importante. Esto será bueno hasta para los periodistas de Clarín
(…) Habría que hablar con un psicólogo. El que ve River, ve Boca.
Esto ayuda al entretenimiento de la gente. El domingo está completo
con fútbol. Son las horas del suicidio del domingo (…) La AFA tiene
que remodelar todo. Todo lo que dio mal lo tiene que recuperar (…)
Hasta hace un par de semanas, para ver a River o a Boca, solo podían
hacerlo cerca de un millón de personas. Hoy, con Canal 7, lo ven
cerca de 25 millones de personas. No tiene la mínima posibilidad de
analizarse (…) No hay que olvidarse de que millones de personas
que no tenían cable, que no lo podían pagar, no tenían cómo entrete-
nerse. Al tipo normal, que no tiene recursos, esta decisión le cambia
el día. Saber que tenés River a las dos de la tarde, que hasta a las
ocho hay fútbol en vivo (…) ¿Si está bien que la televisación del
fútbol la pague el Estado haciendo una lectura más simplista? Soy
un cobarde, porque no me animo a decir que está bien que el Estado
pague el fútbol, es un bienestar espiritual enormemente valioso (…)
El Gobierno, hábilmente, respaldó una decisión que había que tomar.
Hizo el guiño (…) La culpa de que esto se terminara como terminó
es la soberbia de Clarín. Grondona les avisó que el fútbol iba cami-
no a la muerte total. Les decía: ayuden. El final de Grondona en la
AFA era un posible campeonato mundial sin Argentina campeón y

166
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

un fútbol hecho pedazos. Y pensó: ¿no quiero este final? (…) Hasta
lo ninguneaban desde Clarín. Pero Grondona tiene un solo atributo
desde mi punto de vista, es un hombre de pelea, hijo de la pelea. Se
fue calentando y Aníbal Fernández la pescó (…) Y no hay que olvi-
darse de todos los negocios que le permitió hacer Grondona a Tor-
neos y Competencias, como comprar en forma directa los derechos
del Mundial. Pero Grondona les pidió una mano, no se la dieron. Les
pagó con la misma moneda”.
En aquellos días que se implementaba el flamante “Fútbol para
Todos”, el jueves 27 de agosto de 2009 y por cadena nacional, la pre-
sidenta Cristina, en el Salón Mujeres Argentinas de la Casa Rosada,
firmó, presentó públicamente y envió al Congreso el proyecto de ley
de “Servicios de Comunicación Audiovisual” para reemplazar la ley
de radiodifusión vigente desde los tiempos de la dictadura militar.
“Conceptos como libertad de expresión, libertad de prensa y de-
recho a la información deben ser concebidos e interpretados en su
correcta interpretación. Libertad de expresión no puede convertirse
en libertad de extorsión. Libertad de prensa no puede ser confundida
con la libertad de los propietarios de la prensa. Y derecho a la infor-
mación significa el derecho a toda la información, no al ocultamien-
to de una parte o a la distorsión y la manipulación de la otra parte”,
señaló esa tarde la Presidenta.
Tres días después, el 30 de agosto, el director de cine Tristán Bauer,
por entonces presidente del Sistema Nacional de Medios Públicos y
actualmente presidente de Radio y Televisión Argentina (RTA) lla-
mó a Víctor Hugo para ofrecerle una de las mejores propuestas de
su vida: hacerse cargo de la transmisión del mundial de fútbol. La
oferta era la más alta económicamente que Víctor Hugo había reci-
bido en toda su vida profesional: casi 250 mil dólares por apenas un
mes de trabajo.
“Yo sé que se podría haber hecho una gran transmisión, pero sería
un comportamiento perverso en función de mi apoyo a la Ley de
Medios (…) Me da mucha pena porque es una oportunidad frente al
zafarrancho que el periodismo está haciendo con su credibilidad, me

167
JULIAN CAPASSO

he alejado del periodismo en los grandes medios (…) He pensado


por lo que quiero a Tristán en relatar y donar el dinero que gane, sé
que hay algún perverso que puede pensar de esa manera y no corres-
ponde dejarle alguna prueba perversa a un perverso”, le contó al sitio
web de Perfil el 11 de noviembre de 2009.
Un mes antes, durante la madrugada del sábado 10 de octubre de
2009, tras casi 20 horas de debate ininterrumpido y en una maratóni-
ca sesión, el Senado de la Nación, por 44 votos a favor y 24 en con-
tra, sancionó la “Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”,
que ya contaba con media sanción de la Cámara de Diputados.
Y días apenas 5 días después, Víctor Hugo le avisó a Tristán Bauer
que no iba a relatar el Mundial por la televisión pública.
“No me sorprendió. Sé que le ofrecieron la dirección periodística
de ‘Fútbol para Todos’ y como él no quería mezclar una cosa con la
otra no lo aceptó tal como no aceptaría trabajar con cual o tal perso-
na”, afirma su ex compañero Gustavo Cima.
Mientras que Alejandro Apo opina: “Me pareció una posición co-
herente con lo que es Víctor Hugo. Me pareció bien. No me sorpren-
dió. Tiene coraje hasta para eso. La gente siempre anda con suspi-
cacias”.
Roberto Butula, ex productor de televisión y amigo personal de
Víctor Hugo, cuenta: “Antes del mundial le hicieron una propuesta
a Víctor Hugo para ir a relatar el fútbol por canal 7, que fue una de
las propuestas que siempre esperó. Nos comentó en una cena en su
casa en la que nos decía: ‘¿Saben qué pasa? Si yo agarro el relato
del fútbol del mundial de canal 7, van a decir que me sobornaron
para que yo diga las cosas que a veces digo a favor del gobierno’.
Y fue la mejor oferta de su vida. Yo incluso medio en broma le digo
a Víctor Hugo: ‘Aflojá un poco con tus principios que tus amigos
tenemos que trabajar’. Y se muere de la risa. Pero la verdad es que
tiene razón. Esa es la coherencia de la que hablo. No solo rechazó
esto, sino que además, puso dinero en ese mundial. Porque unos me-
ses después, a principios de 2010, lo llamo a Víctor Hugo y cuando
me atiende, muy contento, me dice: ‘Me falta un pasaje y medio

168
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

más’. Después me explicó que me hablaba de los pasajes para llevar


al Mundial de Sudáfrica a muchos de sus compañeros. Los pagó él.
Empezó a hacer esas charlas por el Interior para recaudar plata. En
la radio le dijeron que solo podían ir tres o cuatro. ‘Yo voy a llevar
ocho más’, dijo Víctor Hugo. Y él empezó hacer las charlas por el
Interior del país, recorría desde Chivilcoy hasta Bahía Blanca, hacía
un programa, una charla por la cual le pagaban un cachet, y ese dine-
ro se lo daba a Fabiana Segovia para el pasaje de éste y de aquel. En
toda esa tarea el tipo pone el cuerpo, pone su trabajo, gana su dinero
y lo invierte en ayudar a su gente. Yo quisiera saber de todos los
periodistas deportivos que tienen cierto poder en Argentina, cuán-
tos han hecho eso con uno de sus compañeros. Con uno solo de sus
compañeros. Quisiera saberlo y, si hay alguien que lo hizo, también
lo reconocería”.
Actualmente son miembros de La Cámpora los que confiesan que
el creador y líder de esta agrupación juvenil, Máximo Kirchner, hijo
de la actual Presidenta Cristina Fernández y que ha ganado ascen-
dencia en el Gobierno luego de la muerte de su padre, anhela fervien-
temente que Víctor Hugo alguna día revea esta decisión. Inclusive
integrantes de su entorno ironizan: “Ya que no quiere que se piense
que es por plata, ¿por qué no lo agarra gratis?”.

•••
“Fue así tal cual –confirma Víctor Hugo-. Y me sucedió algo simi-
lar con un amigo mío, ‘Paco’ Casal. Lo conozco desde hace muchos
años y siempre agradezco no haber estado en Uruguay durante esta
etapa en la que él se quedó con todo, porque yo lo habría combatido.
Pero hay una diferencia: él no vino al fútbol a usarlo y quedarse con
todo, no; él llegó del fútbol, la peleó desde abajo y terminó cami-
nando por encima de tipos que antes lo miraban con desprecio. Y un
dato: no hay un solo jugador que hable mal de él. La cuestión es que
hace unos tres años, Paco me ofreció hacer un programa de fútbol
desde Europa pero en contacto directo con Sudamérica, a veces des-
de Barcelona, otras desde Milan, otras desde Londres. Entrevistan-

169
JULIAN CAPASSO

do, pasando goles, en fin. Era para Telefé, y me dijo: ‘Voy a ofrecerte
una cifra que nunca escuchaste en tu vida’. Pero no dejé que me la
hiciera. ‘Paco, yo no puedo trabajar para vos’, le respondí”.
“Es que si yo trabajaba para Casal, tenía que renunciar al periodis-
mo. Si ataco al grupo Clarín porque es dueño de todo no puedo tra-
bajar para un tipo que es dueño de todo en Uruguay. Y además estaba
a punto de desembarcar en la Argentina con un proyecto televisivo,
con lo que habrían dicho que había estado operando… Así que le dije
que no. Lloraba Paco, porque es un tipo muy emotivo. ‘Cómo puede
ser que dos tipos que se conocen de toda la vida, hechos de abajo…’,
arrancó, y ahí se quebró. Fue hace tres años. En el hotel Plaza”.

170
Capítulo X

E
n los casi 30 años que lleva en el aire de radio Conti-
nental, por Competencia pasaron reconocidos perio-
distas como Enrique Wolff, Julio Ricardo, Juan Fa-
zzini, Juan Carlos Mena, Gustavo Veiga, Guillermo
Salatino, Ricardo Sciocia, Tití Fernández, Eduardo
Ramenzoni, Juan Manuel Pons, Adrián Paenza, Reinaldo Martí-
nez, Marcelo Benedetto, Claudio Federovsky, Mariano Closs, Juan
Yanquilevich, Chavo Fucks, Osvaldo Wehbe, José Gabriel Carba-
jal, Alejandro Apo, Andrea Leonian, Vanina Pujol, Hugo Lencina,
Fernando Salceda, Fernando Villar, Dumas Morales, Ulises Barrera,
Jorge Vidal, Jesús Emiliano, Jorge Jaskillioff, Diego Osorio, Tony
Pintos, Walter Vargas, Gustavo Cima, Liliana Iaruso, Carlos Ilardo,
Julio Martínez, Marcelo Vivo, Pablo Edi y Tucán Pereyra Iraola.
En 1998, en la revista Humor, le consultaron a Víctor Hugo por la
pérdida de profesionales que se marchaban:
–Hay mucha gente que arrancó con vos y hoy trabaja para Torneos
y Competencias, grupo con el que mantenés diferencias conocidas.
¿Cómo te sentís frente a esto?
–Creo que he colaborado bastante bien en la formación de algunos
periodistas. Pero me parece que hubo un deliberado intento de dejar-
me solo sacándome gente valiosa. Era una manera de combatirme.
Te aclaro que permanentemente les doy impulso a los periodistas
para aprovechar las oportunidades. Siempre les digo que nunca dejen
pasar las ofertas, porque es la única manera de ganar dinero. Nunca
la empresa que nos tiene nos reconoce, nunca. Recién cuando nos
ofrecen el doble en otro lado quieren retenernos. El último que nos

171
JULIAN CAPASSO

llevaron fue Diego Fucks. ¿Cómo voy a privarle al ‘Chavo’ del viento
profesional que significa que lo vean y lo escuchen millones con un
comentario de pocos minutos en “Fútbol de Primera”? Me encanta
que se vayan porque también me dan una gran angustia todos los que
están esperando por entrar. Hay mucha desesperación de laburo. No
me da bronca que me saquen gente, te lo digo de verdad. Algunos que
se van son más agradecidos. Otros, menos. Te da mucho dolor haber
sido muy amigo y muy protector de alguien que, rápidamente, en la
miel de otro éxito, se olvida del pasado. Ahí sentís que estuviste com-
partiendo cosas, cenas, viajes, ilusiones, y de eso no quedó nada”.
Hoy, el grupo que acompaña a Víctor Hugo en Competencia tiene
a Román Iutch, Matías Canillán, Sergio Kanevsky, Jorge Arcapalo,
Guillermo Caporaletti, César Ferri, Sebastián Srur, Fabio Vallejo, Pa-
blo Difonti, Roberto Mahmoud, Jorge Collazo, Néstor Clivati, Hernán
Castelo, Santiago Russo, Viviana Vila, Leandro Illia, Marcelo Gonzá-
lez, Gustavo Martínez, Sebastián Pordomingo, Marcelo Mármol De
Moura, Eduardo Bolaños y Maxi Giuliboni. La producción y coordi-
nación continúa a cargo de Héber Hernández y José Pedro Morales.

•••
Otro programa deportivo que creó y condujo Víctor Hugo en Ar-
gentina fue “Por Deporte”, que desde 1992, todos los sábados de 13 a
15, durante casi una década antes del “Con Afecto” de Alejandro Apo,
pasó revista a la actualidad de todos los disciplinas. En los primeros
tiempos incluyó juegos con los oyentes, destacadas producciones espe-
ciales y originales segmentos, como el “¿Sabías qué?” y “El colado”.
Integraron ese equipo Daniel Martínez y Fabiana Segovia en la coor-
dinación, Luis Di Fonti y Viviana Vila después en la co-conducción,
Rodolfo “El tachero memorioso” Bisco, y el chico memorioso Enri-
que Martins. También Carlos Barulich, Adrián Stoppelman y Mónica
Tosconi. También se iniciaron jóvenes como Matías Canillán, Andrés
Eliceche, Andrea Leonian, Sebastián Srur y Julio Martínez.
“A ‘Por Deporte’ el nombre se lo puso un oyente. Cuando arrancó
el programa no tenía nombre y le pidieron a los oyentes que propu-

172
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

sieran nombres y un oyente dijo ‘Por Deporte’”, memora Fabiana


Segovia, que ingresó al programa en 1994 como colaboradora y lue-
go se hizo cargo de la producción general.
La periodista Mónica Tosconi, radicada en España desde hace 12
años, recuerda: “Llegué a Continental en el año 1991, recién había
comenzado el programa ‘La Radio’. Yo estudiaba Ciencias de La Co-
municación en la UBA y con la “excusa” de que necesitaba hacer un
trabajo para la facultad, llamé a la producción donde una tal Marina
Chiaromonti, para mi sorpresa, me dijo que podía ir al día siguiente.
Me presenté allí con el descaro que da la ignorancia y la juventud y
ahí me quedé hasta el año 96. Olvidarme del primer día será imposi-
ble; lo tengo grabado en mis retinas (una frase que solía usar Víctor
Hugo). Los olores, los colores, las voces, el ir y venir de la gente,
el mozo del Tortoni trayendo los cafés, los teléfonos sonando sin
cesar… y a través del control y detrás de un gran micrófono Víctor
Hugo saludando a la audiencia de la mañana. Todo esto lo recuerdo
como una película, italiana tal vez como las que le gustan a Víctor
Hugo, a cámara lenta. En aquel momento entendí que hay comuni-
cadores que nacen y otros que se hacen. Víctor Hugo con una mirada
me dio la bienvenida y me invitó a sentarme, mientras comentaba a
los oyentes alguna novedad sobre el caso María Soledad (la informa-
ción que dominaba por aquel entonces). Con la etiqueta de ‘La Nena’
pasé a tener mi lugar. La confianza depositada hizo todo lo demás. A
partir del 94 comencé en TyC Sports y combiné durante dos años la
televisión y la radio. Mi carta de presentación en el cable fue trabajar
con Víctor Hugo y eso, además de imponer, generaba presión. ‘Por
Deporte’ para mí fue pura satisfacción, era jugar en Primera y… ¡con
Maradona! Una situación que se vive pocas veces en la vida”.
El humorista Adrián Stoppelman cuenta que ya en el primer con-
tacto lo sorprendió las formas en las que se maneja Víctor Hugo y
otorga detalles de la gestación de “Por Deporte”: “En diciembre de
1991, en las últimas emisiones de ‘La Radio’, me acerqué al final de
un programa y le dejé unos cassettes con micros de humor. Tres días
después me llama un tal Héber Hernández, que yo no sabía que era su

173
JULIAN CAPASSO

mejor amigo, para pedirme permiso para usar el material. Me sorpren-


dió muchísimo porque no sucedía ni sucede en el medio. Lo normal
era que te robaran la idea o lo pasaran sin tu permiso. Además, Héber
me dice que Víctor Hugo quería hablar conmigo. En esa reunión me
pide que aparezca en febrero del año siguiente porque arrancaba un
programa nuevo los sábados en donde podía llegar a funcionar bien lo
que le estaba proponiendo. ‘Sábado a la 1’, se llamó en los primeros
programas donde tuve la oportunidad de hacer los primeros micros de
humor. Ya al mes siguiente se le encontró nombre: ‘Por Deporte’. El
primer humor que hice para Víctor Hugo en esos años eran parodias
mías a sus relatos: narraba desde una siesta, para un partido de aje-
drez, o de pesca. O sino trataba de reflejar cómo eran los Víctor Hugo
relatores en otras partes del mundo. Cómo era el Víctor Hugo chino,
el Víctor Hugo israelí, el Víctor Hugo apache, el Víctor Hugo ruso, el
Víctor Hugo africano. A cada uno le poníamos el ‘ta ta ta gol’”.
Carlos Barulich agrega: “A principios de 1992 se me ocurrió grabar
una transmisión del Fútbol Continental y trabajando artesanalmente,
con un radiograbador Sony de doble cassettera, armé el primer mi-
cro, intercalando los errores con trocitos musicales que tuvieran que
ver con el tema para darle la cuota de humor. Cuando tuve listos los
dos primeros, fui a verlo a Víctor Hugo, a quien conocía y admira-
ba, pero con quien nunca había tenido la ocasión de trabajar. Él los
escuchó y me dijo: ‘Estas son las cosas que llegan un minuto tarde,
el sábado pasado arrancamos un programa pero ya tengo a alguien
que hace humor, Adrián Stoppelmann’”.
–Bueno, lamento haber llegado tarde –le dijo Barulich–.
–Pero me gusta mucho, decime... ¿eso tiene continuidad? –le pre-
guntó Víctor Hugo antes de que se fuera.
–Obvio, van a seguir metiendo la pata todos los domingos, y tengo
en mi cabeza miles de fragmentos musicales que pueden usarse.
–Bueno, conseguite un auspiciante, la plata es para vos.
–Bueno, pero estos micros podés aprovecharlos.
–No, no quiero que nadie trabaje gratis.
“La cuestión es que empecé a hacer los micros y cuando pasaron

174
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

varios programas y no conseguía auspiciantes, él me empezó a pagar


algo de su bolsillo. En realidad no tenía por qué hacerlo. Un día me
dijo: ‘Carlos, no puedo creer que no tengas un amigo de la noche
que tenga una empresa y te pueda tirar un aviso’. Yo sabía que se-
ría incapaz de vender un vaso de agua en medio del desierto. Pero
decidí probar. Estaba por llegar el invierno, y me acordé que un co-
mercio de la calle Murillo empezaba para esa época a promocionar
sus camperas de cuero. Fui y me recibió el dueño. Cuando le dije
quién era el tipo me dijo: ‘Barulich, escucho el programa todos los
sábados, además yo soy yorugua, como Víctor Hugo, tus micros me
encantan’. Yo me dije, ‘Bueno, ya está, por fin venderé un aviso’. El
hombre, súper amable, mandó a pedir dos cortados al bar de al lado,
y mientras llegaban me llevó a recorrer el negocio. Me mostró toda
la gama de camperas, desde la más barata a la más cara, una que
era un sueño… Entramos a su oficina, tomamos los cortados, y no
solamente no le pude vender publicidad, ¡el tipo terminó vendiéndo-
me una campera más cara que la más cara que me había mostrado!
Cuando a la tarde se lo conté a Víctor Hugo le dije: ‘Yo para vender
publicidad soy más inútil que el ángel de la guarda de la familia
Kennedy’. Y Víctor Hugo jamás dejó de pagarme, de su bolsillo, y
me fue aumentando”.
Fabiana Segovia, finalmente, resalta la sensibilidad que a Víctor
Hugo le despertaba luego de conocer las historias de los deportistas
amateurs, en años en que sufrían un completo abandono por parte de
las entonces autoridades: “De ese programa vienen las historias muy
lindas de los deportistas amateur que siempre tienen historias más
interesantes y ricas de vida que la de los futbolistas o tenistas conoci-
dos. Cada vez que había un deportista no podía viajar a un torneo en
alguna parte del mundo, Víctor Hugo ponía de su bolsillo la plata di-
rectamente, o conseguía que algún auspiciante de él a su vez apoyara
a ese deportista. Esto pasó mil veces. ‘Fabi ocupate de esto’, me dijo
en una cantidad infinita de veces. Y todo arrancó con ‘Por Deporte’
porque Víctor Hugo se empezó a sensibilizar con las historias que
escuchaba. En esas historias divinas que siempre hay en el deporte,

175
JULIAN CAPASSO

escuchaba la del maratonista ciego que corría con el pibe que llevaba
de lazarillo. Pero como le pagaban el pasaje a un torneo solo al pibe
que corría y el lazarillo no tenía cobertura, él siempre se terminaba
solidarizando e interviniendo”.

176
Víctor Hugo y...
...su defensa a la Ley de Medios.

El 4 de abril de 2008, a diez días del primer lockout


agropecuario, la presidente recibió a los directivos de
la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y el 16
de abril a los miembros de la Coalición por una Radiodifusión De-
mocrática, quienes le presentaron los ‘21 puntos por el Derecho a la
Comunicación’ en los que desde 2003 trabajaron 300 organizaciones
sociales y cooperativas, sindicatos, universidades, organismos de
derechos humanos, asociaciones de radiodifusores y radios comuni-
tarias y le solicitaron que reformara la vetusta ley de Radiodifusión,
sancionada por Videla en 1980 y empeorada por Menem diez años
después. Transcurrió un año de debates, seminarios, foros, mesas
redondas, en los barrios, los sindicatos, las universidades, Concejos
Deliberantes y Legislaturas provinciales antes de que CFK presenta-
ra su primer anteproyecto, que recién se convirtió en proyecto de ley
luego de otro semestre de apasionados foros regionales realizados
en todo el país. También las dos cámaras del Congreso realizaron
sendas rondas de consulta con las organizaciones de la Coalición y
con aquellas que representaban a los intereses económicos en juego,
incluyendo a las autoridades del Grupo Clarín, que se negaron a con-
currir aduciendo que las decisiones ya estaban tomadas. No hay otra
ley discutida con tan alto grado de participación en la historia argen-
tina, y solo el Código Civil del siglo XIX puede competir con ella en
cuanto a anotaciones de legislación comparada”, contó el periodista
Horacio Verbitsky el 29 de mayo de 2011 en Página 12.
Luego de varias modificaciones, el 18 de marzo de 2009 la pre-
sidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba en el Teatro Ar-

177
JULIAN CAPASSO

gentino de La Plata, y como “una vieja deuda de la democracia”, el


envío del anteproyecto para regular la comunicación audiovisual y
reemplazar el viejo decreto-ley de radiodifusión que llevaba la firma
de Jorge Rafael Videla, Albano Harguindeguy y José Alfredo Mar-
tínez de Hoz.
Ya a principios de abril de 2009, luego de analizar el proyecto de ley
de radiodifusión e indignado por el tratamiento periodístico que los
medios dominantes realizaban sobre la ley, Víctor Hugo editorializó
en su programa matutino: “Hasta ahora se viene hablando de la ley de
radiodifusión, bueno, no tanto porque hay un buen sector del periodis-
mo que nada dice porque nada puede decir al respecto porque natu-
ralmente está en contra por sus intereses. El mensaje más contundente
desde la política en contra del proyecto vino de dos fuertes figuras de
la oposición: Lilita Carrió y Gerardo Morales. Hoy vamos a escuchar
lo que dijo Lilita. Parece atinado defender la libertad de prensa contra
lo que sea, como ella dijo, no obstante algunos ya le hemos agradecido
la intención y decimos que si es por nosotros que no se moleste, por-
que no está en juego la libertad de los periodistas si no, en todo caso,
la libertad que gozan los medios, sus dueños. Una libertad que muchas
veces se agota en el dueño de la empresa, y ahí termina, que nada tiene
que ver con nosotros, los periodistas. Para entendernos mejor vamos
a empezar escuchando a Lilita Carrió: ‘No tenemos ningún problema
en defender los llamados grupos económicos si es para defender la
libertad de prensa’. Parece fantástico lo que dice Lilita, sin embargo,
quiero dejar un solo ejemplo, por ahora, para permitir un razonamiento
más cómodo y que pulveriza, desde mi punto de vista, el razonamiento
que presenta Lilita Carrió. Una nueva ley que limite los monopolios es
lo mejor que puede sucedernos a los periodistas. Te invito a pensarlo
de esta manera: tomen mentalmente todas las empresas periodísticas
del multimedio más mencionado como destinatario de la ley, tomen
las radios del grupo, ahora tomen sus canales y después tomen sus
diarios, ahora su agencias de noticias y ahora las decenas y decenas
de empresas que el multimedio posee. Imaginen a continuación a sus
periodistas, a los más destacados que usted quiera, los que son de los

178
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

más importantes que hemos tenido de muchos años a esta parte. Ahora
imagínelos hablando a favor de la ley de radio difusión, o imagínelos
nada más, declarando en otros medios que están a favor. Esto es im-
posible, entonces el solo hecho de no encontrar una sola voz a favor
del proyecto en esos medios, le demuestra que quizás y desde nuestro
punto de vista, a la señora Carrió y a la oposición que lo que en reali-
dad sucede es que esos periodistas no tienen la libertad de decir lo que
quieren. Ésa es la libertad de prensa que dice la oposición que quiere
defender. Y yo insisto, francamente, en pedir que no lo hagan, por lo
menos no en nombre de todos los periodistas. Nos hace tanto daño
que podemos pensar por lo contrario. Si hay periodistas que pertene-
ciendo a los medios implicados están en contra del proyecto por otras
cuestiones pero no lo pueden decir tampoco. Los multimedios son lo
suficientemente dañinos para nuestra profesión, para que no sonemos
creíbles, tengamos la posición que tengamos frente a un hecho como
este, por ejemplo, de la ley de radiodifusión. Libertad son muchos
medios. Libertad es que si me echan de este trabajo porque molesta lo
que digo pueda encontrar, rápidamente, otro sitio donde expresarme.
Los medios concentrados nos quitan el trabajo, nos condicionan, nos
limitan, ahí está uno de los reales enemigos de la libertad de prensa,
por lo cual yo discrepo, respetuosamente, con lo que ha dicho Lili-
ta Carrió, que parece un mensaje de mucha personalidad, de mucha
fuerza, que tiene un gran énfasis, pero nada más pensando en lo que
no pueden decir cientos de periodistas que trabajan en determinados
medios sobre la ley de radiodifusión, no pueden decir si están a favor
de la misma, pero tampoco casi pueden decir si están en contra, pense-
mos si realmente es ayudar a la libertad de prensa.”
Fabiana Segovia, coordinadora de “La Mañana” y amiga de Víctor
Hugo, cuenta: “Estábamos en Portugal, habíamos hecho el programa
desde Lisboa, y nos llama Fernando Salceda y le dice a Víctor Hugo
que estaba encaminado lo de la Ley de Medios y el Fútbol para Todos.
Cortó el celular y nos fuimos a un bar. Me miró y me dijo: ‘Es lo que
esperé toda mi vida’. Ese día estaba, por esto, exultante y feliz”.
“No me sorprendió su defensa de la ley porque Víctor Hugo siem-

179
JULIAN CAPASSO

pre sostuvo lo mismo. Fue una demostración de coherencia. Es im-


portante porque se sabe que no era un simpatizante del gobierno.
Quien dijo que cambió por plata debe ser alguien dispuesto a cam-
biar por plata”, señala Horacio Verbitsky.
A lo largo de los últimos años, Víctor Hugo defendió enfáticamen-
te su posición respecto de la Ley de Medios. Y valen algunos pocos
ejemplos para sostener la coherencia de su discurso.
NiaPalos: –Te escuché decir que la libertad muchas veces se agota
en el dueño de la empresa, pero que los periodistas tienen margen de
maniobra. ¿Qué alcance tiene eso? ¿Por qué entonces los periodistas
son tan consecuentes con los dueños de los medios donde trabajan?
VH: –Yo creo que tiene que ver con la relación que tienen con el
gobierno. Yo no he tenido nunca una actitud de malicia con el gobier-
no, sino más bien de disgusto. Lo que debe haber es un componente
de mucha bronca para que no puedas ver las ventajas de la Ley para
los periodistas. Las ventajas son poder decir lo que quieras porque va
a generar mucho más laburo. Con cada radio nueva que se forme a
partir de la ley, va a haber 20 ó 30 tipos más que van a laburar. Pero
además se van a crear situaciones de mercado por las cuales las viejas
injusticias de los oligopolios que se quedaron con una porción brutal
del mercado, van a saltar por los aires y la carrera va a empezar de nue-
vo. Una de las preguntas que se hacen imbécilmente es por ejemplo
cómo van a hacer para sostener la radio, porque conciben un mercado
empequeñecido, no conciben un mercado que se amplíe, no conciben
que Clarín suelte todo lo que tiene prisionero. Clarín no te permite
hacer publicidad en otros medios. (…) No pueden estar tan en contra,
yo creo que lo que pierde a la mayoría es el resentimiento contra el
gobierno en general. Y si vos funcionás desde esa calentura, no ves
nada. No era verdad que entraban las telefónicas, pero lo querían ver
así. Entonces pedalearon con lo de las telefónicas, se sacaron las tele-
fónicas y pedalearon con lo de la licencia cada dos años. Ninguna de
estas cosas nunca fue real.
(Miradas al Sur, 11 de octubre de 2009, Suple Ni a Palos)
–¿Cuál es su análisis del nuevo proyecto de ley de Radiodifusión?

180
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

VH: –La ley es para evitar la concentración de medios. Uno de mis


problemas en Radio Continental es que todo mi discurso está en contra
de los intereses de la radio. Ellos pierden así como diez radios. Pero
pierden, además, la expectativa de tener más radios.
–¿Qué puede cambiar con la nueva ley?
VH: –Ahora no hay diversidad. Cambia la mano. Había un ejército
sin laburar. Lo que pasa es que se achica un poco el negocio para ellos
(Revista Veintitrés, 3 de septiembre de 2009)
H: –¿Qué crees que va a pasar con la Ley de Medios?
VH: –Le tengo desconfianza a la Corte Suprema. A mí Lorenzetti
y Fayt me hacen un ruido raro. Empecé a leer un libro de Fayt. “La
Omnipotencia de la prensa”. Y no sé la Highton de Nolasco. Si ya hay
tres votos que son bravos, con uno más se termina todo.
H: –Sería una tragedia que la justicia anulara una ley que fue apro-
bada por el pueblo.
VH: –Y sabes por qué es grave, porque es ahora o nunca más. Esta
es una oportunidad absolutamente única de salir de estas mafias. Para
mí esta pelea empezó mucho antes, yo he luchado contra estos tipos a
brazo partido porque los conocía de su actividad en el fútbol y sé que
protegieron a mafiosos. Actuaron ellos como mafiosos dando protec-
ción o castigo según cómo te portabas con ellos. Pero lo bueno de la
Ley de Medios es que le dio una bandera a la juventud, y es doloroso
sino sale porque nunca más nadie más se va a animar. Esto exigió
mucha bronca, que fue el motor, y mucho coraje. Hay un motor noble,
que es el coraje, y hay un motor discutible que es la bronca que se fue
produciendo en determinado momento, entre el gobierno y el grupo.
Solamente esos dos factores: un poco de rabia y un mucho de coraje
para enfrentar al verdadero poder, porque si algo quedó demostrado es
que el poder es el poder, y el gobierno es el gobierno. La diferencia es
abismal. Si tendrá razón la Ley de Medios que se mantuvo en pie en
el consenso de la gente y de la juventud, con todo lo que le han hecho
en contra.
(Hebe de Bonafini en una entrevista para “Sueños Compartidos”, la
revista de la Fundación Madres de Plaza de Mayo)

181
JULIAN CAPASSO

Más allá de las entrevistas cedidas a los distintos medios, Víctor


Hugo dejó clara su posición a las 18.50 del viernes 11 de septiembre
de 2009, cuando se presentó en la última Audiencia Pública de la
Cámara de Diputados de la Nación, para manifestarse públicamente
a favor del proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audio-
visual.
“(...) Estuve aquí, en otro recinto pero en las mismas circuns-
tancias, cuando se trataba de televisar el fútbol de las selecciones
argentinas por la televisión abierta. Y ya asistí a las demostraciones
de enorme poder del grupo multimediático Clarín sobre todas las
instituciones periodísticas que venían a representarlo. Me acuerdo el
bochorno que me provocó y que me vuelve a provocar ARPA, que
viene a ser la asociación que nuclea a los hombres de radio y que
tiene intereses que están absolutamente por fuera de los intereses de
los hombres de radio, que somos víctimas, con compañeros que nos
cruzamos diariamente en los pasillos para preguntarle si ya le ofre-
cieron el retiro voluntario o si lo van a echar porque las radios están
empobrecidas.
Por aquí han pasado ADEPA, ATA y no sé cuántas instituciones
más. Para mí, y con todo respeto, bien mandados por el poder que
ejerce sobre ellos el grupo más en cuestión cuando se trata de hablar
de esta ley. Porque ellos saben perfectamente que para comprar pu-
blicidades en ciertos medios, en el poderoso, si uno quiere poner un
aviso en otros medios también, debe pagar seiscientos pesos, para
dar un ejemplo. Pero si pone solamente en ese medio, es decir, si se
castiga a los otros medios no dándole publicidad, se pagan doscien-
tos. De esa manera, les importa el poder que acumulan y el poder
que destruyen, las posibilidades económicas que destruyen de los
demás.
Me da mucho gusto estar aquí para decir que conozco muy bien a
quienes usan la libertad de prensa para lanzarse a todos los negocios.
Los conozco del fútbol, los conozco por el robo que hicieron durante
quince años del fútbol, una estafa que tenía que ver con millones de
personas que quedaban afuera de la posibilidad de ver el fútbol, por

182
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

supuesto, la gente más modesta. Era una doble estafa. Yo veía solo la
que cometían contra el fútbol. Ahora comienzo a ver, cuando se leen
los ratings de televisión, la estafa contra millones de personas que no
tenían la posibilidad de ver lo que más aman, el fútbol. El único di-
vertimento al que pueden aspirar millones de personas. Yo puedo ir
al cine, al teatro, a donde quiera. Por ahora y gracias a Dios. Pero mi-
llones de personas que también tienen el mismo espíritu festivo que
yo y no pueden ir a ningún lado, pero por lo menos pueden quedarse
en su casa a ver a Independiente, a Racing, a su equipo favorito.
El fútbol les permitió comprar radios para ir destruyendo poco a
poco los mensajes de los comunicadores que estaban enfrentados
con el negociado que hacían durante quince años con el fútbol. Les
permitió comprar radios que financiaban con lo que ganaban de las
ganancias espurias que les daba el fútbol por TV. Radios que per-
dían dinero a raudales pero no importaba: lo que querían generar
eran transmisiones y transmisiones para poder, de esa manera, hacer
flaquear a los otros, a los que no podíamos manejarnos de la misma
manera porque no teníamos dinero salvo el que vendemos a través
de la publicidad. Y se lanzaron a todo tipo de negocios parecidos al
del fútbol.
¿Quién no conoce el negocio de las AFJP? Claro, es muy difícil
hablar. Todos los periodistas en su conjunto, y bien hacemos, segui-
mos los rastros de corrupción de cualquier elemento que aparezca en
los gobiernos, en éste y en los del pasado. Pero los rasgos de corrup-
ción que aparecen en las empresas privadas a veces los perdemos de
vista porque hay una gran complicidad.
En determinado momento, con el contratito del fútbol que eran
cinco papeles que nunca vio ningún dirigente y que después estaban
apurados por mostrárselo a los dirigentes diciendo: ‘Vengan que les
queremos mostrar el contrato’. Con ese papelito fundaron cadenas
de televisión por cable en todo el país y, sobre todo, dijeron: ‘Tene-
mos un negocio tan bueno que lo vamos a poner a cotizar en la bol-
sa”. Por supuesto, con el conglomerado de otros negocios. Se trata
de 264 empresas, ni más, ni menos. De eso estamos hablando.

183
JULIAN CAPASSO

Y con ese papelito del fútbol, con ese contrato, por cierto, mal ha-
bido, sin licitación, sin nada, se lanzaron al negocio de las acciones
de la bolsa. Acciones de más de 20 pesos, casi 30, que hoy día deben
valer seis o siete pesos. Una diferencia de un dinero de los jubilados
que se tragaban entre las AFJP, las diez, porque no quedó ninguna
afuera, y el conglomerado periodístico en cuestión.
Vayamos a la discusión de la ley. Se habla de las telefónicas, su-
pongo que tendrán el buen gusto de corregir cualquier línea que pue-
da poner donde había un monopolio a otro monopolio. No creo que
sean tan zonzos de privarse que la ley se vote para favorecer a nadie
porque esto es demasiado grande como para impedírselo ellos mis-
mos.
Se habla del control parlamentario que podría llegar a tenerse a tra-
vés de esta ley por parte del poder ejecutivo. Los gobiernos cambian,
a los gobiernos los podemos cambiar, siempre los podemos cambiar
cuando no nos gustan. Pero lo que no podemos cambiar son esos
poderes que desconocemos, que la gente no sabe prácticamente que
existen, que están por encima, efectivamente, de los poderes de los
partidos políticos y de los gobiernos, bien que lo saben.
El COMFER es inmensamente más poderoso que cualquier órgano
que, por otra parte, va a tener control parlamentario, que se pueda ins-
tituir con esta ley. El COMFER puede decir, por ejemplo, “no va más
Cablevisión ni Multicanal” y lo hace sobre algo que firmó un ex pre-
sidente muy poderoso de la república. Fíjense ustedes lo que se puede
hacer. Es tan perverso este organismo creado por los militares, que no
existe nada más importante que quitárselo de encima, nada puede ser
peor si el COMFER ejecuta todo lo que puede ejecutar desde el poder
que tiene, y responde solo al poder ejecutivo.
La integración del COMFER es un militar de aviación, un militar
del ejército, un militar de la marina, ésa es la conformación natural.
Ahora es un organismo dependiente estrictamente del Poder Ejecu-
tivo a través del cual el Poder Ejecutivo podría hacer lo que quisiese
pues este gobierno se lo quita de encima y da la posibilidad de que
haya un organismo donde haya control y discusión parlamentaria.

184
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

A mí me parece absolutamente saludable. Si lo pueden mejorar y


que sea solamente parlamentario, todavía mejor. Finalmente uno se
da cuenta a qué se oponen los diputados que se oponen, para quiénes
están trabajando, al servicio de quiénes están en estos momentos.
Es absolutamente conversable que esta ley, para mejorarla y para
llegar al 10 de diciembre, se los digo como periodista y con la inmen-
sa alegría de que tenemos una ley que nos va a regir de una manera
completamente distinta a la perversión de la dictadura.
He comprado una revista de humor y cierro, señores, porque dije:
‘Voy a estar nervioso’. Yo me pongo muy tenso. Soy un titán detrás
de un micrófono, detrás de una cámara, pero no delante de la gente,
me horroriza estar delante de la gente. Entonces dije: ‘Voy a termi-
nar con un poquito de humor’. Y una revista de humor dice hoy: ‘La
prensa libre ante el desafío de la mordaza política. ¿Por qué el perio-
dismo independiente debe defender su derecho inalienable a voltear
gobiernos, impulsar lobbies empresariales, operar, crear imperios
monopólicos y apropiarse hijos de desaparecidos?’”.

185
Capítulo XI

D
oce años después de su versión original, y luego de que
Argentina Televisora Color (ATC) cediera su nombre
para volver a llamarse Canal 7, el lunes 29 de mayo
de 2000 Víctor Hugo comenzó a conducir la segun-
da etapa de ‘Desayuno’, reflotado casi con la misma
estructura de otrora, aunque en esta ocasión acompañado por “Chiche”
Almozny (deportes), Gabriela Andrinetti (meteorología), José Ignacio
López(política), Liliana Resnik(espectáculos), Pablo Wende (econo-
mía) y María Amuchástegui (calidad de vida).
“Al reflotar ‘‘Desayuno’’ siento un gran placer, muchas ganas de
trabajar y entusiasmo. De lo contrario, no hubiera podido enfrentar al
público. La experiencia cuando debutamos, en 1987, fue estupenda.
Pero reconozco que sentí un gran cansancio sobre el final del ciclo.
Es un gran esfuerzo para asumir durante siete u ocho meses (…) No
puedo evitar el hecho de estar informado, y muy bien, ya que llego al
canal con los diarios leídos. El público bien temprano está ávido de
información”, contaba Víctor Hugo a la revista Ultima Hora del 22
de junio de 2000.
La gran novedad en el comienzo del programa matutino fue la utili-
zación de un video que le permitía al telespectador mirar y escuchar las
entrevistas que se realizan en forma telefónica.
Si Víctor Hugo se ausentaba por otros compromisos de trabajo o
viajes, quien tomaba la conducción era José “Chiche” Almozny, que
cuenta: “Metzger me daba la posibilidad de conducir a mí. Yo hacía la
mía. No podía hacer de Víctor Hugo porque es imposible. Hay lugares
donde se iba el conductor principal y se trata de hacer lo mismo. En

187
JULIAN CAPASSO

mi caso trataba de hacer lo que podía. Fue muy grato. Era muy fácil
porque teníamos buenos columnistas, venían invitados al piso, tenía
mucho prestigio el programa”.
Por su parte, el periodista José Ignacio López rescata: “Era muy
buena la convivencia profesional con Víctor Hugo. Con él se trabaja-
ba muy bien. Con mucha libertad. Con mucho respeto mutuo. En los
valores fundamentales del periodismo y en cómo lo entendíamos no
teníamos muchas diferencias. Eso también ayuda”.
A fin de la temporada 2000, para la revista Claro del 20 de diciem-
bre, Víctor Hugo realizó un balance: “Lamentablemente, en televi-
sión siempre hay que hablar de esta cosa tan traumática del rating:
el programa mantuvo siempre un promedio de entre 1,5 y 2,4, con
picos de tres y cuatro puntos muchas veces. Y en más de una ocasión
fue el programa más visto del canal. Si lo medimos a nivel calidad,
creo que se hizo un programa digno, un programa perfectible y me-
jorable, que dependió mucho de la parte técnica con la que se contó.
Tuvo buena convocatoria, además, porque uno también intuye cómo
le va al programa cuando ve quiénes aceptan concurrir y en ‘Desayu-
no’ hubo un nivel de invitados, sobre todo del ámbito político, muy
alto... Casi todos pasaron por allí…”.

•••
En febrero de 2000, en Latinoamérica comenzó a emitirse un nuevo
canal de cable y satélite dedicado a los deportes, Panamerican Sports
Network (PSN), que se posicionó rápidamente en el mercado y acaparó
una gran audiencia al comprar la exclusividad de las transmisiones de
la Fórmula 1, la NBA y la Copa Libertadores.
Los derechos de la final de la Copa Intercontinental 2000, que a fina-
les de año jugarían Boca Juniors (campeón de la Libertadores) y Real
Madrid (ganador de la Champions de Europa), fueron comprados en un
millón de dólares por la empresa estadounidense Hicks y Liberty Me-
dia, propietario de CableVisión, que decidió transmitirlo por PSN para
fortalecer la señal. Multicanal, que ya pertenecía al Grupo Clarín y era
líder del mercado con 3 millones de abonados, no llegó a un acuerdo

188
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

económico con Cablevisión por la cesión de derechos, como sí había


hecho Supercanal, líder del sistema de cable en el Interior del país.
Los abonados a Multicanal se mostraron muy enfadados, incluso una
gran cantidad pidió la baja del servicio, porque hasta tres días antes del
partido la señal PSN prometía pasar el partido por su canal sin aclarar
que no lo iba a hacer por ese cable operador.
Así las cosas, millones de argentinos, pese a que muchos tenían con-
tratado un sistema de cable, se iban a privar de ver en vivo y en directo
el partido del año. Tenían que conformarse con escucharlo por radio
a la mañana y verlo en diferido a la noche por América TV, por el cual
Torneos y Competencias (TyC) había desembolsado 150 millones de
dólares meses atrás. Era la primera vez en la historia que un partido
de esa trascendencia, una final Intercontinental, no se transmitía por la
televisión abierta.
El lunes 27 de noviembre de 2000, al finalizar una emisión del ciclo
periodístico ‘‘Desayuno’’ en la que había medido 1.7 de rating, en Ca-
nal 7, Víctor Hugo grabó la habitual promoción del programa en la que
anunció que al día siguiente iban a “espiar” el partido que desvelaba a
tantos millones de hinchas xeneizes.
El martes 28 de noviembre de 2000, a las 7, mientras Boca y Real
Madrid salían al campo de juego en el Estadio Nacional de Tokio, el
conductor presentaba los títulos de un nuevo “‘Desayuno’”, que ya a
esa hora marcaba 2.9 puntos de rating.
El programa empezó normalmente. A las 7.15, los televisores que
habitualmente estaban detrás de los columnistas del programa, emitían
imágenes del inicio del encuentro. Cuando pasaban las noticias o los
reportajes, la pantalla estaba totalmente tapada.
A los seis minutos de juego, Boca ganaba 2-0 con tantos de Martín
Palermo. Y a ‘‘Desayuno’’ se fueron sumando televidentes a medida
que se iban enterando que podían ver cada vez más partes del encuen-
tro en la pantalla de Canal 7. En la franja horaria de las 7.45/8.00, el
matutino alcanzó un pico de rating de 12.1. El segundo tiempo fue
emitido casi por completo y en los 5 minutos finales Víctor Hugo or-
denó al director que ponga en pantalla completa el final del partido,

189
JULIAN CAPASSO

que finalmente ganó Boca por 2 a 1. Ese día, “‘Desayuno’” marcó un


promedio de 9.3 puntos de rating, el más alto del año para el ciclo y el
canal en el año.
“Víctor Hugo Morales ofreció un ‘Desayuno’ indigesto a PSN: Ca-
nal 7 emitió el partido Boca-Real Madrid sin autorización”, tituló el
diario La Nación el miércoles 29 de noviembre de 2000.
Eduardo Megtzer, productor general de “‘Desayuno’” y responsa-
ble del acuerdo de coproducción con Canal 7, recuerda: “Reconozco
que fue premeditado lo que hicimos. El día anterior lo terminamos de
planear con Víctor Hugo. Es más, incluso grabamos la promoción y lo
anunciamos. Apenas comenzó el partido habilitamos una pantalla en la
que se veía de fondo el partido, pero con José Ignacio López y “Chi-
che” Almozny delante. Se lo podía espiar. Esto no perjudicaba a nadie
porque el que lo quería mirar por Cablevisión lo iba a mirar. Pero había
ciudades, como en Paraná o Mar del Plata, en donde solo entraba Mul-
ticanal y no podían verlo bajo ningún punto de vista. Por eso tomamos
esa decisión. Nosotros pretendimos defender a muerte la posición de
ser un servicio público”.
El reconocido periodista y especialista en medios de comunicación
Carlos Ulanovsky, autor de varios libros sobre la historia de la televi-
sión, los diarios y la radio, analizó para Página 12 dos días después:
“A mí me parece que éste es un episodio simpatiquísimo. (…) Fue un
desafío interesante al sistema, en una época casi sin desafíos. (…) La
de ‘’Desayuno’’ fue una apuesta ideológica”.
Luciano Olivera, gerente de programación de Canal 7 en esa época,
se defendió ante una amenaza de juicio de Cablevisión: “Nunca dimos
la autorización. No sabíamos que se haría lo que se hizo”.
Sobre esto, Víctor Hugo dijo: “Él no sabía lo que iba a ocurrir, salvo
la advertencia de la promoción. Esto muestra que tenemos posibilidad
de trabajar con independencia de criterios. Porque si algún logro tiene
para mostrar el gobierno nacional, es que ha convertido el canal en
estatal y no en un canal obediente al gobierno de turno. Parte de esa
libertad que tenemos es la que asumimos para hacer lo que hicimos.
Y si le genera algún problema al canal, para ellos no es estrictamente

190
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

justo porque Luciano Olivera no tiene nada que ver con la decisión del
programa”. Sin embargo, según informó el periodista Carlos Polimeni,
“la actitud de Víctor Hugo fue celebrada por muchos funcionarios que
no pueden decir en público lo que piensan del monopolio”.
“Pudimos estar mal legalmente, pero lo que hicimos fue legítimo
éticamente”, justificó Víctor Hugo en Página 12.
Metzger reconstruye lo que sucedió tras la polémica emisión del
partido: “No tuvimos temor. Lo que ocurre es que visita el canal un
funcionario de Cablevisión avisando que va a hacer una demanda. En-
tonces, los del canal se asustan y dicen que esto había sido una deci-
sión de Víctor Hugo y de Megtzer. De esta manera, el canal se abrió
de piernas. Fue una mentira total porque, como dije y antes que nada,
nosotros lo habíamos promocionado; y cuando estábamos al aire me
llamó el gerente artístico de la emisora para felicitarme por lo que es-
tábamos haciendo. Fue una suma de desencuentros a los que se agrega
uno que yo creo que fue el problema del juicio, que ni Víctor Hugo ni
yo conocíamos. Al no hacerse el negocio entre Cablevisión y Multi-
canal, la gente de Cablevisión hace un precontrato con Canal 7 para
transmitir el partido en diferido a la noche, por el cual se le iban a pagar
más de 300 mil dólares, una cifra muy grande, a pagar en publicidad
de CableVisión. No era efectivo sino que CableVisión accedía a miles
de segundos que le iban a servir para promocionar su servicio de cable
durante un largo período. Ese precontrato se firmó el viernes 24. Tanto
tuvo de validez ese precontrato y tan encaminado había quedado todo
que durante el sábado 25 y domingo 26 se comenzó a emitir publici-
dad de CableVisión en Canal 7. Pero el lunes 27 alguien del Gobierno
señaló a las autoridades del canal que eso era una locura y le reprochó
que se pague tanto. Por eso tiraron para atrás el convenio firmado y
terminaron arreglando de último momento con América. Por esto, la
gente de Cablevisión me decía: ‘Estos ustedes lo hicieron a propósito
porque se rompió ese contrato’. Pero yo le explicaba: ‘Te doy mi pala-
bra de honor de que yo no sabía que ni existía ese contrato. Me estoy
enterando por vos que existía ese precontrato’. Un gran error de Víctor
Hugo fue declarar que lo volvería a hacer. Lo agarré y le dije: ‘No digas

191
JULIAN CAPASSO

eso. Lo hicimos porque estábamos convencidos aunque sabíamos que


los derechos no eran nuestros. Si decís eso estás señalando que somos
capaces de tomar cualquier cosa que no es nuestra’”.
Una semana después del partido, Víctor Hugo resumió las sensacio-
nes que tuvo en esa aventura: “Me sentí útil como pocas veces en la
vida. Puede ocurrir que uno no sepa para que está en un medio de co-
municación, cuál es el bien que está haciendo. Esta vez fui feliz como
un chico porque sentí que le fui útil a la gente”.
Al poco tiempo, Cablevisión inició un juicio, que aún no tiene reso-
lución, con tres demandados por uso de imagen sin autorización: Canal
7, Eduardo Metzger y Víctor Hugo Morales.

•••
Luego de un prolongado receso, que incluyó un conflicto por el pre-
supuesto del ciclo y que originó la salida de José María Hermida, res-
ponsable en aquel entonces de contenidos de la emisora estatal, ‘Desa-
yuno’ volvió a la pantalla de canal 7 el martes 10 de julio de 2001 para
instalarse definitivamente en la mañana de la televisión.
El miércoles 11 de julio Domingo Cavallo, en su segundo perío-
do como Ministro de Economía, eligió a ‘Desayuno’ para anunciar un
histórico plan de ajuste, en el que prometía afrontar la deuda externa a
costa de una reducción en los gastos del Estado, jubilaciones y sueldos
incluidos, con recortes de hasta el 10%.
En ese 2001 se sumaron al staff Guillermo Caporaletti (Deportes),
Andrea Campbell (co-conducción), Claudio Rico (Humor), Alejandro
Puerta y Pablo Viña. Y, hacia fin de ese año, a Metzger se le ocurrió
incluir como columnistas a Ricardo Alfonsín y a Eduardo Duhalde.
“El Víctor Hugo del fútbol es el que más me insertó en la gente, pero
el de ‘Desayuno’ es el periodista interesado por todo y el que profesio-
nalmente más se acerca al profesional de los medios que siento que soy
(…) Me libera ser un hombre orquesta. Es una carga energética de co-
sas que me gustan y me hacen bien para avanzar sobre las otras”, decía
el uruguayo por esos días.
El lunes 13 de mayo de 2002 se inició la tercera temporada de ‘De-

192
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

sayuno’, un buen año en que la pantalla del canal estatal estuvo caliente
por el acuerdo que realizado con DirecTV para transmitir en vivo va-
rios partidos del Mundial de fútbol Corea y Japón.
Paola Prenat se sumó como co-conductora en reemplazo de Andrea
Campbell; Zulma Richardt empezó a compartir los comentarios polí-
ticos junto a José Ignacio López y Pablo Basz pasó a ocuparse de las
noticias internacionales.
El gran acierto de Metzger para esta temporada fue haber incorpo-
rado a José Luis Telecher, creador de Carozo y Narizota, para animar a
un conejo peluche apodado Pepe Pompín.
Transcurrido el primer semestre de 2003, varios canales tomaron la
decisión de darle batalla a un segmento horario en el que históricamen-
te en Argentina el público escuchaba radio.
El lunes 25 de agosto de 2003, tres meses después de que el ex presi-
dente Carlos Menem desertara de competir en el ballotage contra Nés-
tor Kirchner, que asumió el 25 de mayo la presidencia, Daniel Hadad
llegaba en helicóptero a los estudios que Canal 9 tenía en Palermo para
conducir “El primero de la mañana”.
Los biógrafos no autorizados de Hadad escribieron: “(…) Comenzó
como uno de los proyectos periodísticos más ambiciosos de la historia
de televisión: cincuenta personas fueron contratadas para mantener a
Hadad y a su nueva troupe dos horas al aire: un equipo de guionistas
coordinado por Jorge “el Turco” Manzur; un equipo de editores; dos
móviles propios, tres alquilados, dos puntos fijos (en Comodoro Py y
en Casa de Gobierno); una escenografía importada de Estados Unidos
y la presencia de Rubén Suguier, el ex gerente de noticias de Telefé
y América poniendo toda su experiencia al servicio de dos horas de
programa y el chiche nuevo: un helicóptero sobrevolando los ciclos
de Buenos Aires en vivo y en directo. Pero no alcanzó. Su regreso a la
televisión duró solo 22 días. Hadad estaba obsesionado con su nuevo
emprendimiento. El programa tenía que ser perfecto. Emular a las verti-
ginosas mañanas de la televisión norteamericana, hasta en las enormes
tazas de café que ostentan los periodistas en cámara. Quería demostrar
que a pesar de la pérdida de rating y las dificultades económicas del 9

193
JULIAN CAPASSO

todavía era capaz de sacar conejos de la galera”.


La repercusión por semejante puesta en escena no le alcanzó para
derrotar a ‘Desayuno’. Unos 20 días después el ciclo terminó.
“Creo realmente que el conejo Pompín fue decisivo para ganarle a
Daniel Hadad”, declaró irónicamente Víctor Hugo, consolidado como
el verdugo mediático de Hadad, luego de que el viernes 20 Pablo Dug-
gan y Claudia Cherasco asumieran la conducción del matutino de canal
9. Luego, reconoció: “Pensé que con una pantalla más caliente, como
es la del 9, y con un presupuesto mayor, a la larga Hadad nos iba a ga-
nar, pero finalmente no fue así”.

•••
Ya en 2004, tras la “renovación automática” para la continuidad de
‘Desayuno’, se sumaron al programa Jorge Elías, actual columnista so-
bre temas internacionales del diario La Nación, y Myriam Bunin, para
abordar las cuestiones de interés femenino.
“Eduardo Metzger me conocía por cuestiones sociales y sabía de
mi pasión por la televisión de la mañana. Yo venía trabajando en los
medios gráficos y un día me conoció y me dijo: ‘Vos tenés que ha-
cer televisión Myriam. Tengo problemas con mi columna femenina en
‘Desayuno’ y ahí fui. Víctor Hugo, luego de mi estreno, me pregunta:
‘¿Cuántas veces por semana vas a venir? ¿Una? Bueno, vení dos’. A
la tercera semana me dijo: ‘¿Venís todos los días no?’ Así que estuve
tres años trabajando en lo que fue una experiencia maravillosa. Fue
muy divertido y me dio una magnitud de lo que era Víctor Hugo en
cuanto a la masividad. Además, descubrí que no era solamente un señor
excelente relator de futbol, sino que era un libro abierto, que tiene un
carisma como pocos, una inteligencia brutal y una humildad increíble
para aprender todos los días”.
Dos años más tarde, en abril de 2006, Víctor Hugo escribió una nota
para la edición impresa del diario La Nación en la que se explayó sobre
por qué creía que el Gobierno uruguayo, liderado por Tabaré Vázquez
y el Frente Amplio, estaba en la vereda correcta en el conflicto más
resonante y duradero que tuvo que llevar adelante la gestión de Nés-

194
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

tor Kirchner: la disputa entre Argentina y Uruguay por la instalación


de una planta de producción de pasta de celulosa perteneciente a la
empresa finlandesa Botnia, ubicada en territorio uruguayo y sobre las
aguas binacionales del río Uruguay, cerca de las poblaciones uruguaya
de Fray Bentos y argentina de Gualeguaychú.
El 23 mayo de 2006, con Víctor Hugo ya instalado en Europa para
relatar el Mundial de Alemania, asumió como directora ejecutiva de
canal 7 Rosario Lufrano, ex conductora del noticiero de Telefé.
El día que tomó el cargo, Lufrano anunció que quería que “un clási-
co como ‘Desayuno’ continuara en la pantalla.
Pero cuenta Metzger: “Con esa conducción empezaron los proble-
mas. Yo nunca llegué a hablar con Rosario Lufrano. Había un segundo,
que era Néstor Piccone, que me llamó para decirme: ‘A nosotros nos
gustaría intervenir un poco más porque ahora somos la nueva conduc-
ción y manejamos el noticiero’. A lo que respondí: “Mirá Piccone, es lo
único que yo no voy a aceptar. En mi programa la línea la manejo yo.
Yo sé lo que hago’. No le gustó mucho”.
El viernes 7 de julio de 2006, los integrantes de ‘Desayuno’ hicieron
el programa sin saber que era el último. “Ese día nos despedimos hasta
el lunes. Y cuando terminó el programa, recibí la carta documento que
decía que no iba más”, recuerda Metzger.
“Cuando llegamos, analizamos toda la programación y estimamos
que ese programa estaba gastado. Además, se trataba de un programa
de actualidad y ya tenemos otro”, se justificó Piccone, entonces coordi-
nador de contenidos del canal, en el diario Clarín.
Mientras que Rosario Lufrano le explicó ese viernes 7 de julio a
Página 12 que la decisión de levantar ‘Desayuno’ obedeció a que el
programa “cumplió un ciclo”. “Creemos que, aun cuando en su mo-
mento fue innovador y exitoso, en estos momentos su formato, desde
lo artístico, se volvió anticuado y no aporta al diseño de una pantalla
dinámica y moderna como la que estamos proyectando (…) Hay una
revisión de toda la programación y no de uno o dos programas en par-
ticular: es inevitable que para que el nuevo diseño del canal tenga lugar
en la pantalla haya que modificar la grilla”.

195
JULIAN CAPASSO

El final del ciclo incluyó, además, acusaciones entre la productora


dueña del ciclo y las flamantes autoridades del canal.
Hoy Metzger reconstruye: “Víctor Hugo se había ido un tiempo an-
tes al Mundial. O sea, no es que lo levantaron por un dicho de él. Aun-
que lo de él venía desde siempre. Enrique Albistur, entonces secretario
de Medios, me decía: ‘Paralo a Víctor Hugo un poco porque el ‘Flaco’
-en referencia al ex presidente Néstor Kichner- está furioso por tal po-
sición, por lo de las papeleras, porque llevan a la Carrió y la tienen me-
dia hora’. Me acuerdo de que Albistur me lo comentó una vez. Para el
canal era el programa que tenía mayor rating y el de mayor facturación.
Ellos no querían sacarlo porque les servía. Sino, lo hubiesen levantado
antes. Yo a Albistur le explicaba: ‘Es bueno para el canal que el pro-
grama sea así además. Porque seguramente a vos muchos te van a acu-
sar de que usas el canal oficial para usarlo y hacer propaganda oficial
del gobierno. Vos nos ponés a nosotros como ejemplo y decís: ‘Tengo
a ‘’Desayuno’’ que no hace propaganda del gobierno. Yo le insistía:
‘Nosotros nos estamos ni a favor ni en contra del gobierno. Vamos a
resaltar las cosas que está haciendo bien el Gobierno y vamos a criticar
las cosas que vemos mal y vamos a traer a gente de la oposición’. Y esa
era la independencia que defendíamos con Víctor Hugo. Lo mismo que
su posición contra Clarín, Grondona o contra Avila y TyC, aunque yo
no tenía nada contra ellos, yo respetaba eso porque sabía de lo sano de
la posición de Víctor Hugo. No era una postura caprichosa y que estaba
en contra de TyC porque sí. (…) Víctor Hugo y yo compartíamos en el
programa, desde el punto de vista político, todas las expresiones. Hace
42 años que hago televisión. Separaba muy bien todo. Mi idea nunca
la incorporé a mi programa. Si hubiese querido hacer un programa po-
lítico partidario lo hubiera hecho pero nunca lo hice, pero por supuesto
que en la grandes líneas nuestro programa estaba más sesgado, de al-
guna manera, a la centro izquierda que a la centro derecha. Pero nada
más que eso. No había nadie que no podía venir al programa. Esa era
la virtud de ‘Desayuno’, que podía tener a cualquiera de cualquier idea.
Estábamos abiertos a todas las expresiones. Y las posiciones las defen-
díamos a muerte tanto Víctor Hugo como yo”.

196
Víctor Hugo y...
...su fascinación por el arte y los artistas.

(…) Conozco al señor Morales, el vecino que se sienta


en la butaca de al lado en el abono de ópera del Colón
y siempre grita ‘¡Bravo!’ al final de cada acto con su
voz profesional: parece otro tenor que se escapó del escenario. En
los entreactos no va a hacer sociales: se queda en su butaca interro-
gándome sobre política y periodismo. Cuando la música vuelve a
encenderse, él entra en trance nuevamente y disfruta como un chico
hasta el final del espectáculo”, escribió Jorge Fontevecchia, CEO de
Editorial Perfil, en Noticias del 25 de febrero de 2006.
“A veces pensaba que era demasiado generoso con los artistas, a
los que promovía y alentaba. Pero luego me di cuenta de que él tiene
un sagrado respeto por el arte. En cualquier de sus facetas. Sea el arte
popular o el arte aparentemente menor, como artesanías o lo que fue-
re. En eso es incomparable. Deja una impronta de un sello muy par-
ticular en el campo de la cultura”, reflexiona el periodista Orlando
Barone, compañero durante más de dos años en radio Continental.
Cuando en su pueblo natal, Cardona, pasaba un circo, lo contem-
plaba embelesado. Desde siempre, todo lo que tenga música o movi-
miento lo atrae y lo encandila. En su infancia, en época de vacacio-
nes, recibía la visita de sus 13 tíos que, según contó, “a medida que
empezaban a llegar, la vida era un jolgorio corrido de bandoneón,
guitarra, tango, milonga, versos recitados y comida. De ahí viene un
cierto empuje. Otro empuje fue haber tenido profesores que instala-
ron en mí la curiosidad por la música clásica cuando tenía 12 años.
Mi devoción es extraña. No existe día de mi vida en que no vea una
película, una obra de teatro o que no asista a un concierto”.

197
JULIAN CAPASSO

En 1992 Víctor Hugo se asoció a una galería de arte, situada en


la calle Defensa del barrio de San Telmo, para formar parte de un
proyecto con el objetivo de promocionar a artistas uruguayos que
aún viven del otro lado del Río de La Plata. “Para ellos es muy difí-
cil pelear por la conquista de un mercado”, explicaba el rioplatense,
que se encargaba de organizar él mismo las muestras, como la de los
pintores charrúas Carlos Amorcitti o Pilar González. “Ahora que la
ciudad se llenó de shoppings que son iguales en cualquier parte del
mundo. San Telmo preserva algunas cosas que tienen que ver espe-
cíficamente con esta región. Y además, se parece mucho a Montevi-
deo”, explicaba el por qué de la compra de la galería a Clarín, donde
se definía como “un gustador, no un gran conocedor del arte”.
“Tengo una galería de arte pero con cuadros de 400 ó 500 dólares,
en una época en la que cada vez que vendemos uno descorchamos
una botella. Eso no es un negocio, es un gusto que me doy. Es un
almacén de arte, en la calle Defensa. Un lugar maravilloso donde
armo alguna exposición, ayudo a algún pintor a vender lo suyo, sin
utilidades para mí”, le contaba a la revista Somos el 21 de diciembre
de 1992.
Y en La Maga, publicación que le otorgó siempre un gran espa-
cio a la cultura, el martes 6 de junio de 1995, Víctor Hugo explicó
cómo nació su pasión por el arte: “Gracias a un profesor que fue muy
cariñoso conmigo, y que en un momento me incentivó para leer la
historia del arte y me hizo escuchar mucha música. Y por otro lado
por mis inquietudes e inclinaciones personales, naturales (…) Segu-
ramente me podría haber desviado de mi camino de relator. Alguna
labor vinculada con el arte podría haber sido compatible con mis
inclinaciones y mis gustos, pero no fue así (…) De un cuadro aprecio
una pintura, un dibujo, un grabado, son impresiones del alma. Que
la impresión sea más o menos comunicativa depende de cómo el
contemplador está preparado, De cuánto ha preguntado, de cuánto
se ha leído y visto. Pero finalmente, cuando uno se planta frente a
una obra, es el espíritu y la sensibilidad la que reclama admiración,
placer o rechazo (…) Me gusta prácticamente toda la música: el fla-

198
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

menco, las canzonetas italianas, la murga y el folclore. Y si mi hijo


pone a Fito Páez encantado de la vida. Anoche estuvimos escuchan-
do a Aerosmith”.
“Quería abrir un caminito para pintores uruguayos (…) Me equi-
voqué en el lugar y en la época. Era el 1 a 1 y nadie andaba con 700
dólares, o sea 700 pesos, para comprar cuadros. Eran obras de entre
700 y 1.500 dólares. Hice algunas exposiciones, pero tampoco la
podía atender como quería. Lo bueno es que pasé muchas tardes
ahí, entre cuadros, en un ambiente muy lindo, pero un poco ruinoso
en lo económico. Y por eso la cerré dos años después”, explicó en
la revista Brando en 2008 sobre aquella Galería de arte que tuvo en
San Telmo.
“Soy un tipo de una infinita curiosidad por todo, tengo una in-
clinación extraordinaria por las cosas de los artistas, los vampirizo,
chupo sus ideas, su sensibilidad, me alimento de ellos y estoy seguro
que hasta en el ejercicio de mi trabajo más conocido se refleja”, le
dijo a Página 12 el 22 de febrero de 1996.
A fines de 1997 las entonces autoridades de radio Nacional Clá-
sica lo contactaron y le ofrecieron tener un espacio en esa emisora
luego de ver que iba tan seguido al Teatro Colón. Así nació “A título
personal”, que aún se emite todos los sábados, actualmente de 11 a
13.
“Radio Clásica me da la posibilidad de divulgar muchas cosas
mías. Para mí, nada es más importante que el mundo de los artistas.
Lo que tengo visto de cine, de teatro y escuchado de música perfec-
tamente podría establecer un récord. Clásica me abre las puertas para
que yo pueda mostrar muchas de las cosas que tengo. Por supuesto
que detrás de esto no hay ningún interés económico ni nada por el
estilo, solo un gran disfrute (…) Yo he vivido noches imborrables en
el Met, la Scala de Milán, la Opera de París, o en el Colón, y me daba
mucha pena porque quedaban allí, sin ser divulgadas (…) A mí una
idea así no se me hubiera ocurrido nunca. Esto fue una idea y pro-
puesta exclusivamente de la dirección de la radio. Ellos unieron to-
dos esos factores y concluyeron en que yo podría hacer un programa

199
JULIAN CAPASSO

de radio a través de la música, y a mí me interesó inmediatamente”,


detalló en La Nación el 7 de diciembre de 1997.
En mayo de 1999, “A título personal”, se convirtió también en un
programa de televisión. Se emitió, en aquella época, por canal Bra-
vo. Un año después pasó a los sábados a las 21 a canal (á), por donde
se reflotó en 2004 hasta 2008 cuando pasó al canal Encuentro.
“Soy un tipo que prefiere ver, en vez del mar, el mar pintado. Ten-
go una inclinación asombrosa hacia los artistas, hacia el mundo de
las ideas y lo artístico. Casi todo me conduce a ver las cosas desde
una mirada humanista”, dijo en La Nación revista el 7 de febrero de
1999.
“Puedo ir de una cancha al Colón sin que en eso haya ningún
mérito. En todo caso soy un privilegiado. Por lo demás, el bienestar
espiritual actúa como una adrenalina positiva que te empuja a más, a
más. A mí me gusta hacer tantas cosas y es tan corta la vida y es tan
corto el tiempo y es tan corto el día... Cuando pienso que ya dormí 15
años de mi vida, siento desconsuelo”, comentó en 1999 en revista La
Nueva, donde le propusieron hacer un seleccionado mundial, pero
con músicos. “El 10 es Mozart, por supuesto. Si se lesiona a Brahms.
Y de 2 pongo a Bach. Porque en su música está el respaldo de todo.
El número 5, el organizador es Beethoven... Arquero no sé, tendría
que ser algún músico con sotana, porque así ocupa más arco. ¿Cho-
pin dónde? Chopin es el tipo de los chispazos geniales. En realidad
Chopin podría ser el 10 y Mozart el 9. Pero veo en Mozart a un 9 ju-
gador, no un 9 solamente 9. Un arquero podría ser un pintor, porque
son los tipos que más tuvieron que confrontar con la crítica. Picasso
se banco la incomprensión. Arquero, entonces. ¿Y de 8? Ahí pongo a
un tipo comprometido, a un escritor, a alguien serio: Víctor Hugo”.
Desde 1994 hasta 2002, luego del “Con afecto” de Alejandro Apo
y antes de las transmisiones de fútbol, de 19.30 a 20, el rioplatense
condujo “El polaco es Gardel”. “Es un programa que nació como un
homenaje a Roberto Goyeneche. Por ese motivo yo le pedí a Conti-
nental que no lo comercializara. Me lo han querido comprar empre-
sas importantes, pero quiero mantener su status de tributo”, contaba

200
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Víctor Hugo en la revista Humor. Y en La Nueva, se refirió a Goye-


neche: “¡Qué grande el Polaco! Yo siempre he tenido mucho miedo
de acercarme a los tipos que admiro. Prefiero la distancia... Bueno,
con el Polaco tuve decenas de conversaciones y humanamente nunca
me defraudó. Un genio, pero sin malicia”.
Ricardo Cutufos, operador técnico y encargado de darle forma ar-
tística a ese programa, reconstruye: “¿Por qué tenía la idea Víctor
Hugo de hacer el programa en homenaje al ‘Polaco’? Porque destaca
los músicos importantes, los que han trascendido y siempre tiene la
idea de hacer algo en referencia a eso. Cuando llegó a Continental,
en 1987, también habíamos hecho ‘Fervor de Buenos Aires’. Víctor
Hugo siempre tuvo esta cuestión de hacer cosas allegadas a Buenos
Aires y su música. Se trataba de contar historias, sacar artistas al
aire. Se hacían notas a los artistas y se pasaba su música. El progra-
ma tenía una particularidad que Víctor Hugo me había pedido: armar
toda una carpeta con temas musicales que mencionaran a Buenos
Aires. De todo tipo: de rock, de tango, de folclore, pero que mencio-
naban a Buenos Aires. Estamos hablando de la época de los discos
de vinilo”.
A su tercera hija, Camila, de 14 años, Víctor Hugo le quiso poner
Fedora, en homenaje a Plácido Domingo. Desde hace mucho tiempo,
todos los meses, en su casa reúne a amigos para hablar y escuchar a
algún artista. José “Chiche” Almozny, amigo que ha sido invitado a
esas tertulias, cuenta: “Es de contratar figuras para homenajear a sus
amigos. Una noche en su casa abre la puerta y dice: ‘Adelante maes-
tro’. Y entró Horacio Salgan con Ubaldo De Lío, que de hecho cono-
ció a su novia joven en la casa de Víctor Hugo. Además, cuando hace
eso se contrata al mejor cocinero o cheff de paella de la Argentina
para nosotros (…) Yo aprendí con él a escuchar música clásica en las
iglesias de París. Nos ha llevado a escuchar a Vivaldi y a Mozart en
las catedrales ¡Un lujo! (…) Es un hombre que sale todas las noches.
Le gusta disfrutar. En una ocasión, salía de la radio y se iba con su
mujer todos los días a la misma hora a ver una parte de una obra que
le gustaba (…) Cuando a él le gusta es de ponerlo allá arriba. Promo-

201
JULIAN CAPASSO

ciona y los lugares se llenan. No le gusta que lo inviten. Él va a un


lugar y paga la entrada siempre, sea el cine o el teatro”.
Horacio Lavandera es un joven pianista argentino nacido en 1984
en Buenos Aires, que con 16 años se consagró vencedor del 3º Con-
curso Internacional de Piano Umberto Micheli, celebrado en el Con-
servatorio Giuseppe Verdi y el Teatro alla Scalla de Milán. Ha sido
galardonado como el mejor solista instrumental argentino en 2006
y 2008 por la Asociación de Críticos Musicales de Argentina y el
diploma al mérito de la Fundación Konex. Y cuenta: “A Víctor Hugo
lo conocí el 26 de diciembre de 1998, cuando yo tenía 14 años. Justa-
mente el día de su cumpleaños. Había organizado una cena musical
con amigos. El maestro De Raco, quien era uno de sus invitados, me
llevó para que interpretara para él. Desde ese momento Víctor Hugo
siempre estuvo cerca de mis progresos. Lógicamente al personaje
–el periodista, el relator– lo conozco desde que tengo uso de razón.
Yo nací en el 84 y Víctor Hugo en ese entonces ya era una figura
destacada en el periodismo y la cultura. Además tanto mi familia
como yo somos totalmente futboleros y sus magníficos relatos estu-
vieron siempre presentes entre nosotros. Su seriedad y sus maneras
cordiales ya nos eran conocidas. Cuando nos conocimos personal-
mente fue seguir comprobando la maravillosa persona que es. Víctor
Hugo apoyó muy de cerca mi carrera y difundió mis discos, mis
presentaciones y mi arte como pocos. Estuvo presente en momentos
muy importantes para mí. Entre tantos conciertos, estuvo presente
en mi debut en el Teatro Colón junto a la Orquesta Mozarteum de
Salzburgo. No olvido nunca una nota que él publicó en el diario La
Razón el 7 de septiembre de 2001, titulada ‘Más que futuro él es
presente’. Yo tenía entonces 16 años. El gran proyecto que llevamos
a cabo fue un especial televisivo dedicado a Frederic Chopin en su
200 aniversario en 2010. Fue una grabación para la TV Pública que
se realizó a un nivel altísimo, en el cual me entrevistó e interpreté
obras del compositor durante más de una hora y media. Un programa
inolvidable que disfrutamos enormemente. Me ha invitado a muchos
de sus programas, con entrevistas de la más alta calidad, respeto y

202
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

calidez. ¿Qué creo que él valora de los artistas? La entrega total al


arte. En numerosas entrevistas que tuve con él, un tema recurren-
te fue justamente la dedicación, el estudio profundo y la intensidad
de las interpretaciones. Encuentro en Víctor Hugo a un interlocutor
abierto a recibir mensajes muy personales de los artistas, adquirir-
los y de este modo disfrutar y descubrir las individualidades. Es un
verdadero apasionado de todas las manifestaciones artísticas y esto
lo transmite a todos los oyentes de todos sus programas. El valora y
aprecia, admira y consulta, aprende constantemente de los artistas.
Su modo de aproximación es la de un apasionado que se deja llevar
por la inmensidad del arte y de sus creadores (…) Víctor Hugo es un
ejemplo de difusor. Invita a compartir el arte y que no sea solo para
unos pocos. En este sentido es una figura capital en los últimos 25 de
años de la cultura en nuestro país”.
Según ha comentado su amigo Adrián Paenza, “en una ocasión
Víctor Hugo asistió a una obra. Cuando llegó al teatro, le comu-
nicaron que no se iba a abrir la sala porque no se habían vendido
la cantidad mínima de boletos. Entonces pagó él de su bolsillo un
montón de tickets y empezó a parar gente en la calle, les regalaba la
entrada y los invitaba con tal de que se hiciera el espectáculo que él
quería ver”.
“Víctor Hugo ha puesto avisos en diarios para apoyar espectáculos
que él consideraba valiosos y que por no tener la publicidad apropia-
da podían correr el riesgo de bajar de cartel. El no quiere comentarlo,
le da mucha vergüenza, igual que pasar por la boletería del cine, que
lo reconozcan y lo dejen entrar sin pagar”, cuentan allegados a él.
“Él ha ayudado a muchos artistas que no tenían para grabar. Ayuda
a mucha gente. Colabora, hace donaciones. Ha ido en una semana
dos veces a París porque vio una ópera o un ballet que no había
visto su mujer, volvió a Argentina y se volvió a ir con ella”, asegura
Almozny.
Por su casa, donde resaltan las colecciones de arte con cuadros de
Alonso, Castagnino, Robirosa y el quilmeño Aldo Severi y en la que
no hay ningún lugar en el que esté a más de dos metros de un disco,

203
JULIAN CAPASSO

también pasó el tenor Leonardo Pastore, de 37 años, que cuenta su


experiencia: “Lo conocí a Víctor Hugo en el 2000 cuando recibí una
invitación para cantar en una reunión en su casa. En ese momento
yo incursionaba como lo hice siempre en la música popular y canta-
ba arias y canciones populares napolitanas y españolas, que fueron
repertorio de grandes tenores, pero nunca había cantado ópera. Re-
cuerdo que una canción que canté ese día era especialmente de su
gusto, “Dicitencello Vuie”. A partir de esa noche es incalculable el
apoyo que tuve en todo sentido, profesional y humano, desde invi-
tarme a cantar en su programa “A título personal” hasta producirme
un disco y hacerme saber de muchas maneras junto con un grupo de
amigos que tenía que cantar ópera además de lo que hacía en ese mo-
mento. Tanto me insistió que logró el objetivo y pude lograr unos de
mis grandes sueños que aún sigo disfrutando. Yo creo que no podría
hablar con ningún crítico acerca de Verdi, Beethoven, Mozart, como
también de Piazzolla, Gardel o Edith Piaff, Goyeneche o Aníbal
Troilo, como sé que puedo hablar con él. Ese bagaje de conocimien-
to y emoción lo tiene incorporado de tantas y tantas noches entrega-
das al placer de la música y lo transmite con la misma intensidad y
pasión con la que relata partidos de fútbol. Me llena de orgullo decir
que viví momentos muy especiales gracias a él y a su apoyo, solo
movilizado por mi música, sin ningún otro interés que ése”.
Además, en todos sus programas hay un espacio para promocio-
nar a autores y para recomendar libros. Por esto es que, el 8 de abril
de 2008, en la 34ª Feria Internacional del Libro, Víctor Hugo fue
premiado por su aporte a la promoción de la lectura por la Fundación
“El Libro”.
Horacio García, presidente de la Fundación, integrada por más de
un centenar de escritores, explicó antes de premiar a Morales: “La
Fundación El Libro es una fundación que está dedicada a la difusión
de la lectura y el libro. Y de repente nos encontramos con personajes
que desde los medios te contribuyen a esto. Y quizás él no se ha dado
cuenta lo mucho que ha contribuido a la difusión de la cultura en ge-
neral y, en especial, del libro. ¿Por qué? Porque llega a públicos que

204
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

quizás a nosotros no llegamos. Una contribución como la que hace


Víctor Hugo yo creo que merece un premio. Así que la verdad que
tengo un placer enorme de entregarle esta plaqueta en nombre de la
Fundación y de todos los presentes y de todos los lectores”.
Luego de una catarata de aplausos que dispararon los presentes
en el completo auditorio, un sonriente y agradecido Víctor Hugo
se paró, recibió la plaqueta simbólica de color plateado de parte de
García luego de estrecharle la mano, agradeció al público presente
mientras mostraba la distinción, se sentó y explicó: “Hablando del
libro puedo decirle dos cosas. Una de mi vida como muchacho y otra
de mi vida como padre, que son simples en cuanto a lo que contie-
nen. Uno de los recuerdos más gratos de mi vida es la casa de mis
abuelos. Un patiecito donde daba el sol en otoño sobretodo. Yo iba
a la tarde al secundario. Eran épocas en las que no teníamos tantas
horas de clase. Y ahí yo tuve las primeras verdaderas experiencias de
lector porque las otras eran en el Liceo. En ese patiecito yo encontré
las primeras lecturas. El descubrimiento de Charles Reznikoff, que
se iba a convertir en un personaje del que siempre iba a poder hablar,
al que siempre iba a poder mencionar. Yo tenía 13, 14 o 15 años. Eso
era el libro para mí en aquellos años. Un deslumbramiento”.
“Pasan los años y lo otro que quiero comentar es que como le
pertenecemos a un mundo cuyo progreso nos ha llevado a un avan-
ce enorme de la informática, con la televisión ganando tantas horas
sobre nosotros. Tengo una hija de 11 años y ella se ríe, pero yo se lo
digo de verdad. Cada vez que la encuentro enfrascada en un libro y,
por suerte, es bastante buena lectora, pese a todo lo que los acecha,
ese mundo de la informática, de la computadora y, de vez en cuando
hay que luchar contra todo eso, yo le digo de verdad ‘en este mismo
momento me gustaría regalarte el mundo’. Porque sé que ella está
construyendo un verdadero motivo de felicidad”.
“Por lo tanto, sentir que soy mimado, y por tantos amigos, a esta
hora yo pensé que habría cuatro o cinco porque sabía que la Feria no
abre hasta más tarde, y por estas personalidades, me hace sentir una
doble gratitud. Por lo que ofreció a mi vida como felicidad cada libro

205
JULIAN CAPASSO

que leí. Y por lo que me permitió de destaque profesional, si ustedes


quieren, para estar en este momento uno imagina que mágicamen-
te, misteriosamente, frente a todos ustedes, recibiendo una plaqueta,
recibiendo un diploma, acompañado por mi familia, lo que siempre
configura una emoción más alta, y por la certeza de que detrás de
ustedes hay un amigo y por la intuición de que quizás uno a veces
escuchando un programa de radio, o viendo un programa de otra
naturaleza, la sugerencia que hemos hecho de un libro, el recuerdo
que hemos mencionado de cómo una frase poética o una prosa bien
escrita ha influido en nuestra vida, quizás arrojó a alguien a un papel
para anotar el título del libro y después comprárselo. Si eso ha su-
cedido con alguno de ustedes. Si eso ha sucedido con algún oyente,
me doy por plenamente satisfecho porque creo que no puede haber
una misión más alta que la que todos seamos un poco más cultos, un
poco más preparados, que mejoremos nuestra estructura de pensa-
miento. Porque si de algún lado nos viene la idea de libertad, si desde
algún sitio podemos pensar en un hombre libre, es justamente desde
la cultura. Y nada, absolutamente nada, contribuye más a la cultura
que un buen libro”.

206
Capítulo XII

Carlos Mariani, ex director de programación de ESPN,


fallecido el 7 de septiembre de 2010, tomó contacto
con Víctor Hugo en octubre de 2002 cuando fue des-
pedido por Continental para decirle que ESPN podía ser a través
de la radio una buena oportunidad. Tuvieron unas reuniones hasta
que él soluciona su conflicto y retorna al aire de Continental. Por la
relación creada surge ‘Hablemos de fútbol’”, cuenta Enrique Sacco,
periodista y gerente de programación de ESPN Radio y que se encar-
gó de reemplazar a Morales en este programa cuando por distintos
menesteres no podía conducirlo.
Roberto Perfumo, ex defensor de Racing Club y River Plate, que
disputó dos Mundiales con la Selección Argentina, recuerda: “Yo ya
había trabajado para ESPN en 2002 para la cobertura de la Copa del
Mundo Japón y Corea. Por eso ya conocía a Carlos Mariani, que me
llama y me pregunta: ‘¿Te animás a trabajar con Víctor Hugo para
esta idea que tengo?’. Respondí afirmativamente pese a que nunca
había trabajado con él ni había sido amigo de él, ni siquiera tuve re-
lación con él porque cuando llegó a Argentina yo ya no jugaba más.
Solo me había entrevistado cuando era técnico de Racing en 1992
y lo había cruzado cuando viajaba a Uruguay para dirigir en 1980
y 1981 un equipo chico llamado Sud América. Viajaba los lunes y
jueves porque estaba terminando la carrera de psicología social, por
eso lo encontraba mucho en los aeropuertos o dentro de algún bar-
co. Luego, Mariani fue luego a hacerle la misma pregunta a Víctor
Hugo, que respondió: ‘Encantado’”.
Así, el lunes 17 de marzo de 2003, comenzó a emitirse “Hable-

207
JULIAN CAPASSO

mos de Fútbol” por la señal ESPN+, conducido por Víctor Hugo y


Perfumo.

•••
Por el inicio del ciclo, entrevistado por la periodista Soledad Agua-
do para La Nación del martes 18 de marzo de 2003, Víctor Hugo de-
cía: “Es un programa sin otra pretensión que hablar del fútbol como
juego en sí mismo (…) Para mí, lo fundamental es trabajar con gente
cuyas ideas aprecio. Será un programa de corte sencillo, donde no
solamente charlaremos sino que también analizaremos con imáge-
nes. Hablar cada lunes de lo que pasó en la fecha y, cada jueves, de
todo lo que compone la actualidad del juego (…) Hablar de fútbol es
hablar de un todo, estrictamente del juego. Si se habla de las reglas,
se habla de fútbol. También del rol de la mujer en las canchas, que
no será un tema que se nos escape. De lo que vamos a hablar poco es
del negocio. Quiero disfrutar este proyecto, y cuando hacés crítica
no disfrutás. Tenés que pelearte con gente y no es placentero (…) Va
a haber crítica, pero sobre otros aspectos: porque el equipo se paró
con dos o con tres o con cuatro en el fondo o porque no juega bien
el off-side. También podemos hablar de la locura del fútbol: que a
los técnicos los quieren echar a la segunda derrota, mencionar el
resultadismo, o el mal hábito de la violencia. Vamos a dar vueltas
en derredor del fútbol, con los conocimientos de Roberto Perfumo
y mi impronta, más periodística (…) Esta es una de mis primeras
veces en TV. Mis programas, en general, han sido fuera del fútbol y
la verdad es que me cuesta este cambio. Siempre he querido reservar
mi costado televisivo a mis placeres. Pero esta es una posibilidad
de encabezar una cosa bien hecha. ¿Cómo responde el coequiper?
Creo que vamos a tener buena química. Siempre hubo un trato muy
cordial. Compartir la escena con un deportista da buenos resultados,
porque tenés un testigo de lo que querés demostrar: en contra o a
favor, claro... Sobre todo, las cuestiones que hacen a la psicología
del juego se hacen más interesantes cuando las aporta alguien que
las ha vivido”.

208
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Para Perfumo, “lo más saliente era el entusiasmo que traía el en-
trevistado para ir a un programa a hablar de fútbol. Fue tan exacto
el nombre. Fue tan anormal por el estilo del programa. El invitado
venía y sabía que no lo iban a apretar mal, ni lo iban a incomodar y
que iba a poder decir lo que le parezca en la medida que sea razo-
nable. ¿Qué me cambió luego de haber trabajado con Víctor Hugo?
Aprendí a memorizar con él, a manejar un poco los tonos. El tema
es que hablar después de Víctor Hugo es como cantar después de
Gardel. Te baja la autoestima. ‘Dejame que empiezo yo porque si
lo hacés vos no tenemos que ir todos’, le decía. Víctor Hugo no es
solo un relator, es un fenómeno de la comunicación. Es como Silvio
Marzolini, el ex lateral izquierdo de Boca Juniors y que fue compa-
ñero mío en la Selección Argentina. Marzolini llegaba al vestuario
cansado o lesionado y sin ganas, pero cuando empezaba el partido
no lo paraba nadie. Siempre digo siempre que fue como haber ido a
la facultad. Pero ojo, ¡A la de Harvard!”, enfatiza.
“’Hablemos de Fútbol’ es un programa atractivo e interesante por
la sencilla razón de que Roberto Perfumo y Víctor Hugo Morales
son dos personas interesantes, conocedoras del tema y que ven el
fútbol desde un punto de vista distinto de los periodistas y cronistas
deportivos en general, que están más obligados a opinar en función
de los resultados del partido (…) Víctor Hugo y Perfumo no están
atados a la inmediatez de la opinión, entonces toman más distancia
y pueden ver a los equipos, a los jugadores y a los entrenadores con
mayor perspectiva, con más profundidad, pueden ver a mediano y
largo plazo. En ese sentido, es un espacio distinto, con mayor elabo-
ración de la opinión, con más reflexión. Las conversaciones con los
invitados –jugadores y entrenadores- son más inteligentes, con pre-
guntas que pretenden mayor profundidad (…) Es un programa que
tiene un contenido pedagógico, que enseña. Perfumo es un maestro y
cuando describe a un jugador, te enseña a mirar. Y Víctor Hugo sabe
aprovechar la experiencia de Perfumo como jugador y entrenador
a la hora de hablar de mediocampistas, rabonas, arqueros, caños,
defensores, penales y del juego en general…”, describió en la publi-

209
JULIAN CAPASSO

cación Gacemail TEA Imagen en abril de 2003 el periodista Carlos


Ares, corresponsal del diario El País de España, fundador, docente y
director de TEA, DeporTEA, TEA Fotoperiodismo y TEA Imagen.
En 2006, la editorial Planeta publicó un libro de 308 páginas con
lo mejor del ciclo televisivo. “’Hablemos de Fútbol’ no es un libro
porque nació al revés, cumplió un proceso distinto. ‘Hablemos de
fútbol’ fue primero un programa de televisión amamantado por los
conceptos de numerosos personajes, por ideas que surgieron primero
como palabras, para después transformarse en letra impresa. Víc-
tor Hugo y Roberto Perfumo –sus conductores– recopilaron jugo-
sas charlas futboleras con figuras que hacen y que hicieron historia.
Directores técnicos, preparadores físicos, médicos, psicoanalistas,
dirigentes y periodistas que se juntaron para hablar sobre el deporte
que más los apasiona: el fútbol. Así surgió este libro. Un lugar en
el que el lector no solo se encontrará con las ideas que más de 130
invitados tienen sobre “El jugador”, “El fútbol que vemos hoy” o
“Las divisiones inferiores”, sino que también se emocionará con sus
historias de vida, sonreirá con sus anécdotas y junto con los protago-
nistas sentirá el “aroma” de los vestuarios para unirse en un abrazo
de gol...”, resume la reseña.
Mientras que, como introducción, Víctor Hugo y Perfumo escri-
bieron: “Es un verdadero placer invitarlos a entrar a la cancha para
poder jugar juntos y así disfrutar de este partidazo en forma de libro.
‘Hablemos de fútbol’ está hecho en realidad por más de 160 “juga-
dores”. La fácil tarea nuestra fue desgrabar y pasar al papel toda la
inmensa riqueza futbolera que cada uno de los protagonistas trajo al
programa. No solo con esto aprendieron los televidentes, también
nosotros. Ya con ‘Hablemos de fútbol’ en su cuarta temporada no
hay dudas de que el aprendizaje dio resultados. Ambos jugamos mu-
cho mejor. Por eso queremos que a vos te pase lo mismo porque las
anécdotas, los conceptos y momentos son imperdibles. Porque es
experiencia que vivieron y viven los grandes de la historia de este
jueguito que tantas sensaciones de la condición humana moviliza.
Dicen que en la vida nunca se vuelve igual; si te animás a entrar a la

210
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

cancha con nosotros, seguramente tu manera de sentir y ver el fútbol


cambiará. Ya desde el vestuario te quedará grabado para siempre el
inconfundible olor que este ámbito genera. Adentro del campo de
juego además de temblarte las piernas, tampoco podrás olvidar el
aroma a césped recién cortado. Ya con la pelota en juego tu manera
de entenderlo te hará gozar mucho más de él. Dale, anímate, ¿quién
te dice...? En una de esas terminamos todos: los protagonistas de este
libro, vos, y nosotros dos, en un apasionado abrazo de gol”.
Perfumo cuenta que “el libro surge de una charla de los dos re-
tornando en el auto desde San Isidro, donde están los estudios de
ESPN. Ese era otro placer. Yo no venía con remís ni con mi auto.
Volvíamos en el auto de él con su secretario, Mario Caballero, y
charlábamos mucho. En muchos de esos retornos insistíamos en que
hay cosas que no pueden quedar así en el aire. ‘Entonces podemos
regrabar y volver a ver’, reflexionábamos. Por eso le pedí que me dé
a un muchacho y me acerca a Marcelo Marmol De Moura. Con él
íbamos armando y le pasábamos a él lo que elegíamos”.
“Yo escribía para el contenido de Competencia desde hacía unos
años hasta que en 2005 Víctor Hugo me asigna para visualizar los
programas de los primeros años del ciclo. Desgrababa y apuntalaba
lo mejor. Luego, durante varios meses, fui tres veces por semana a la
casa de Roberto Perfumo y ahí elegíamos lo más interesante”, señala
Marcelo Marmol de Moura.
“Todos los grandes del fútbol tienen frases o ejemplos en las con-
versaciones que no se pueden perder para el mundo del fútbol. Este
libro es para una escuela de periodismo deportivo y, sobre todo, para
una escuela de entrenadores en la que, por ejemplo, tengan que ha-
blar sobre el arquero. ¿Quién habla sobre el trabajo de piernas de los
arqueros? Navarro Montoya. No tiene precio”, explica Perfumo.

•••
Por no llegar a un acuerdo económico con ESPN, Víctor Hugo
abandonó el ciclo a fines de 2008. La señal internacional, a partir
de marzo de 2009, decidió cambiar el formato del programa: pasó

211
JULIAN CAPASSO

a emitirse diariamente y lo reemplazaron como conductores los pe-


riodistas Raúl Taquini, Eduardo Caimi y Norberto “Ruso” Verea.
Roberto Perfumo continuó en el ciclo pero asistiendo dos veces por
semana. Mientras que en 2010 se sumó el ex futbolista Rubén Capria
y en 2011 se integró José Chatruc.
“Tras la partida de Víctor Hugo en 2009 lo armaron más estilo de
magazine. Con más imagen. Antes éramos Víctor Hugo, yo y uno
o dos invitados. Ahora hay más información, pasan los goles, los
penales, hay rotación en la mesa, que está más concurrida”, cierra
Perfumo.

212
Víctor Hugo y...
...sus disputas con Grondona y Torneos y Competencias

El aporte de una nueva organización radial deportiva


es de gran beneficio para el desarrollo del fútbol en
nuestro país. Como presidente de la AFA le deseo a
Víctor Hugo Morales y Sport 80 la mejor de las suertes”, decía Julio
Grondona en el aviso publicitario que Julio Moyano Producciones
puso en las páginas de numerosos diarios y revistas en febrero de
1981 para promocionar el arribo de Víctor Hugo desde Uruguay al
micrófono de radio El Mundo.
“¿Quién es el dirigente más capaz del fútbol argentino?”, le pre-
guntó la revista El Gráfico a Víctor Hugo Morales el 5 de septiembre
de 1995. “Julio Grondona”, fue su respuesta.
Alejandro Apo explica: “Hasta mediados de los 90 Víctor Hugo
tuvo una relación cordial con Julio Grondona, porque aún era un
presidente que apoyaba la continuidad de los entrenadores naciona-
les, o si tenía que descender Racing o San Lorenzo descendían. A
ese dirigente apoyábamos nosotros. Defendía más o menos bien los
intereses del fútbol. Después se hizo un hombre más de negocios que
de fútbol. Hubo un quiebre para nosotros cuando le entregó a Avila
ese negocio brillante con el que junto al Grupo Clarín siempre le
escatimaron la plata a los clubes del fútbol argentino”.
“¿Por qué cree que los dirigentes de fútbol argentino lo eligen, lo
reeligen y lo recontraeligen a Julio Grondona?”, le preguntaron en
2000 a Víctor Hugo en El Gráfico. “Hay tres o cuatro categorías de
dirigentes: unos son cómplices, a otros les conviene, otros se sienten
temerosos de que si van en contra les hagan daño a sus clubes y final-
mente hay otros que le creen (…) Se han planteado las cosas de tal

213
JULIAN CAPASSO

manera que o se asocian al poder o terminan devastados. De alguna


manera todos se entregan a este caballero ¿Qué tiene de único? Po-
der, conciencia, olfato, criterio de poder, de cómo administrarlo, de
cómo desde ese poder manejar a la gente a través de las debilidades.
El poder lo primero que sabe es dónde está la debilidad del otro.
¿Algo bueno de un tipo que se mantiene tanto tiempo en el poder?
En lo único que hay una cierta coherencia de Grondona es en cómo
ha mantenido a los técnicos. Es una alta responsabilidad la que él ha
asumido en determinado momento contra poderosos, como en tiem-
pos del radicalismo cuando le quisieron voltear a Bilardo; contra
un establishment que quería la cabeza de Basile; cuando pese a sus
desencuentros con Passarella, nunca hubo dudas de que Passarella
estaba firme”.
En el segundo semestre de 2001, Grondona le inició un juicio a
Víctor Hugo, al igual que en ese año Avila y Nofal, dueño y director
de Torneos y Competencias respectivamente, por “campaña de des-
prestigio y daños y perjuicios”, pero no la causa no prosperó.
Una fuente cercana al Palacio de Tribunales reconstruye el hecho:
“Para hacer un juicio civil por daños y prejuicios primero hay que
pasar por la mediación judicial. En la mediación no hubo acuerdo y,
cuando no hay acuerdo en la mediación, queda presentar la deman-
da. En este caso los abogados de Julio Grondona no presentaron la
demanda y, por ende, perdieron la posibilidad de defender el juicio.
En la audiencia los vieron muy sólidos y muy firmes, tanto en lo
jurídico como en lo personal, a los abogados de Víctor Hugo que,
además, tenían documentado todo lo denunciado”.
En la audiencia participaron Julio Grondona, una mediadora ju-
dicial, el abogado de Grondona, y Hernán Maller y César Francis
como apoderados de Víctor Hugo Morales. En esa audiencia cada
una de las partes planteó su posición. Los defensores de Julio Gron-
dona plantearon que eran víctimas de una campaña de desprestigio
por parte de Víctor Hugo. Y los defensores de Víctor Hugo refutaron
que estaba en el ejercicio de libertad de prensa, opinión y expresión
y que, además de ese uso de libertad de expresión, tenían toda la

214
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

documentación que respaldaba cada uno de los dichos y afirmacio-


nes de Víctor Hugo. Aseguraron que no pensaban retractarse, que
entendían que no tenían que dar un paso para atrás y que estaban
dispuestos ir a juicio. En un momento, César Francis señaló que no
obstante todas esas cuestiones y siguiendo las instrucciones de su
apoderado Víctor Hugo Morales, que estaba de viaje, iba a ofrecerle
una compensación a Grondona para resarcir su moral. La defensa
de Grondona, que permanecía en una actitud tranquila en la misma
mesa y a la misma altura que Francis, planteó que estaba dispuesto a
escuchar. A lo que inmediatamente Francis dijo que tenía para pagar
10 pesos en efectivo en ese momento en concepto de reparación mo-
ral. “A Grondona le agarró mucha calentura, se puso rojo, se levanto
de la mesa, se abalanzó contra Francis, mesa de por medio, y lo tuvo
que calmar su abogado. Grondona y sus abogados se ofuscaron y
pidieron hacer el acta y cerrar la mediación en ese mismo momento.
Se imprimió todo rápidamente, firmaron en apenas segundos y se
fueron sin saludar y pegando portazos”, reconstruye un testigo del
hecho.
César Francis no solo era el abogado de Víctor Hugo sino tam-
bién que en aquellos años se encargaba en el programa “Competen-
cia” del tratamiento periodístico de cuestiones legales. Épocas en las
que, según cuenta, “Víctor Hugo estaba muy caliente con todas las
causas abiertas. Por eso presenciaba el programa al lado de él. A ve-
ces hablaba por teléfono y estaba con un oído atento a lo que él decía
al aire para que no hable y dé excusas de las que se podían agarrar
porque le grababan el programa. Nos monitoreaban”.
“Allanaron la ferretería de Grondona”, tituló el jueves 19 de abril
de 2001 la revista platense El Clásico, uno de los pocos medios que
se hicieron eco de la noticia, que informó: “Una delegación de la
comisaría cuarta de Avellaneda junto con inspectores de la Adminis-
tración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) allanó anoche un corra-
lón de Materiales perteneciente al titular de AFA, Julio Grondona, y
secuestró documentación comercial vinculada con Racing Club. La
comisión, que contó con la participación de las divisiones Opera-

215
JULIAN CAPASSO

ciones Financieras y Defraudaciones y Estafas, fue enviada por una


orden de la Fiscalía de Instrucción Nro. 29 de la Capital Federal.
Grondona, quien actualmente se encuentra en Zurich (Suiza) en una
reunión de FIFA, tiene abierta una causa por asociación ilícita, que
se inició el año pasado. También allanaron las oficinas de la Asocia-
ción del Fútbol Argentino (AFA), en el marco de la causa contra Ju-
lio Grondona, por el presunto delito de administración fraudulenta.
Anoticiado de los acontecimientos, Grondona decidió adelantar para
hoy su regreso desde Zurich, donde se encuentra desde el lunes en
uno de sus habituales viajes a la FIFA. El allanamiento fue ordenado
por el juez Juan José Mahdjoubian, según confirmó la policía, en el
marco de la causa en la que el magistrado investiga a Grondona a
raíz de una denuncia efectuada por el diputado Mario Das Neves. El
juez investiga el crecimiento patrimonial del presidente de la AFA y
sus vínculos con Torneos y Competencias (TyC), empresa que posee
los derechos de transmisión del fútbol argentino hasta 2014. Durante
el año 2000 hubo más de 30 allanamientos no solo en la AFA, sino
también en las empresas TyC, Multicanal y Cablevisión, y las ofici-
nas que tiene en Buenos Aires el dirigente Eduardo Deluca”.
Francis, que además de abogado es periodista, fue la única perso-
na que cubrió el allanamiento a la ferretería que la familia Grondona
tiene en la calle Independencia al 500 de la localidad de Sarandí.
Lo hizo para “Competencia”, el programa vespertino deportivo que
Víctor Hugo conduce en radio Continental desde 1987.
“La descripción que elaboró Francis esa noche en ‘Competencia’
sobre el allanamiento a la ferretería de Grondona fue espectacular”,
señala Christian Rémoli, actualmente periodista del semanario Mira-
das al Sur y profesor de la escuela de comunicación ETER.
Sobre esto, Francis recuerda: “Algo muy importante es que aquel
juicio y aquella mediación con Grondona transcurre después de que
no solo sacamos la ley que determinó que los partidos de la Selección
Argentina se vean en directo y por televisión abierta, sino también
nosotros cubrimos el allanamiento en la ferretería en vivo. Fuimos
el único medio que estuvo ahí. El 99% de los medios no informaron

216
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

sobre el allanamiento a la ferretería de los Grondona. Y nosotros


cubrimos el allanamiento en vivo y en directo desde la puerta de la
ferretería contando cómo le revisaron los cajones, cómo entraron los
patrulleros, las cosas que se llevaban, el apriete de la policía para
que nos vayamos, la cara del hermano que estaba en la ferretería.
Era algo así como allanar el Vaticano y no vino nadie a cubrirlo.
¡Nadie! ¡De ningún medio! La policía me decía: ‘Aflojá que se están
poniendo nervioso por vos. Tratá de irte’. Y yo le decía que no me
iba a ir. En un momento se me paró un auto enfrente. Yo estaba en
la calle y se me para una camioneta a mi altura, baja la ventanilla el
conductor y me pregunta: ‘¿Vos sos César Francis?’ Para adentro me
decía: “Estoy al horno con fritas”. Miré para todos los lados, pero me
habían encerrado de una manera que no podía salir. Incluso conté al
aire lo sucedido y me dije: ‘Por lo menos vamos a morir con digni-
dad’. ‘Sí’, respondí. ‘Te felicito, te estoy escuchando en la radio, sos
genial’, me dijeron. ¡No sabés el alivio que me dio cuando me dijo
que era un oyente!”
“Hace muchos, muchos años que el fútbol vive en off side. Pero
como también es el árbitro... ¡no se lo cobran! El negocio que se
urdió a espaldas de la gente y de los intereses de los clubes hizo que
el fútbol perdiera varas cosas. ¿Por ejemplo? Primero, el respeto.
Segundo, la credibilidad. Todo cuanto lo rodea pertenece a un esta-
blishment del que son cómplices Grondona, la televisión del fútbol,
los dirigentes grondonistas y algunos medios de comunicación que
lucraron enormemente con este negocio. ¿Si los hago responsables
de la violencia? Completamente. Desde el primer día, la AFA debió
ser clara y decir: ‘Si no podemos parar la violencia, vamos a castigar
al que la ejerce”. Pero, a pesar de que tiene las armas para hacerlo
(quita de puntos, desafiliación y hasta desaparición de equipos), nun-
ca quiso. Porque ni AFA, ni Grondona ni los tribunales que depen-
den de él tienen autoridad moral para corregir estas conductas apli-
cando sanciones (…) ¿Cuál puede ser un principio de solución? La
renuncia de Grondona, para que el fútbol empiece a vivir un clima
de limpieza, de decencia en sus negocios y de prolijidad en sus actos

217
JULIAN CAPASSO

administrativos, y donde no haya un hombre que en veinticinco años


de gestión creó todos los vicios imaginables en materia de conduc-
ta”, fundamentaba Víctor Hugo ante la revista Gente en septiembre
de 2003.
El viernes 14 de diciembre de 2007, Víctor Hugo estaba en Nueva
York cuando se enteró de que Julio Grondona ordenó que echaran
de TyC Sports al periodista Román Iucht, uno de sus ahijados en
la profesión. Dos días después, escribió en su columna dominical
de Perfil: “(…) Como castigo para Román y mensaje para los que
quedan adentro, toman la decisión de terminar con un desobediente.
Podría decirse que la gente de TyC Sports y el presidente de AFA
tienen ‘derecho’ en la firma del último perverso contrato. Acordaron
que Grondona digitaría quiénes pueden y quiénes no trabajar en la
televisión que se compró las almas y las mentes del fútbol. La tele
oficial del fútbol sigue ganando cientos de millones por año, a costa
de la pobreza del fútbol golondrina, nivel B Nacional reforzado que
se tiene hoy día, y Grondona se da algunos gustos. ¿Por qué no ha-
brían de hacerlo, si son los amos y les gusta que se sepa? El atropello
pasará inadvertido, aunque la Justicia, llegado el momento, ponga
algunos asuntos en su verdadero lugar”.
“Usted es muy crítico de los depositarios del poder político en el
fútbol, con Julio Grondona a la cabeza. ¿Considera que con la salida
de Grondona se podría revertir la situación?”, le preguntó Marcelo
León en febrero de 2008 en un reportaje para la revista PM. “Esto no
se acaba con Grondona. Lo perverso va a prosperar en el fútbol. Los
canales de televisión, los diarios que tienen detrás, todo el grupo que
domina el medio ha establecido que la moral de los dirigentes tiene
que ser la que está en evidencia, ya que es la más servicial para sus
intereses. La moral grondoniana va a licuarse en décadas. Grondona
como persona ya no interesa tanto, sino lo que él ha instalado. Van
a haber continuadores con su moral y su ética, todo lo que yo recha-
zo”, contestó Morales.
El 18 de enero de 2010, finalmente, Grondona dio una entrevista a
Diario Popular, en la que los periodistas Mariano Bourgarel y Pablo

218
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Vignola, le preguntaron por el Mundial de Sudáfrica, la relación en-


tre Maradona y Bilardo, por Messi, por la renovación arbitral, por la
prensa, por el reparto de la plata de la televisión y…por las críticas
que recibió de parte de Víctor Hugo durante 15 años.
“Ya no tan lejos de Víctor Hugo”, titularon en el recuadro que
acompañó a la entrevista. “Una de las sorpresas que ofreció la charla
con el titular de la AFA, que tuvo que ver con la autocrítica y el sin-
ceramiento que hizo en relación a los contratos de TV, y específica-
mente, el análisis de su pelea permanente, de la última década, con el
periodista Víctor Hugo Morales, de radio Continental. Grondona dio
a entender que los dos pensaban lo mismo, pero que él no lo podía
ejecutar porque nadie le ofrecía un plan B para no dejar al fútbol sin
los recursos de la televisión. Grondona explicó: ‘Lo que pasa es que
Víctor Hugo sigue sosteniendo un hecho sin aclarar una pequeña
cosa: que no lo pude demostrar antes, porque no tenía a nadie atrás,
como plan de alternativa. Y encima, los que estaban atrás, tenían el
temor de seguir mi idea. Esa es la diferencia. No es yo quería que
la AFA siga ligada a las empresas anteriores, que comercializaban
los derechos de televisión. O que yo me pensaba beneficiar con esos
convenios. No tengo necesidad, por suerte. Yo sigo estando como
estuve siempre. Entonces jamás me preocupé en querer contestar,
nunca he reaccionado, y algún motivo tendría que existir. Para que
se piense por qué no reaccionaba a las críticas’. Y en ese sentido,
bajó la guardia, y contó: ‘¿No podría ser que yo no reaccionaba a las
críticas que recibía de Víctor Hugo por el acuerdo con la TV, porque
compartía y venía lo que él decía, y no podía tener una solución al
tema?”.
Del mismo modo que al presidente de la AFA, VH se enfrentó
con fiereza a la empresa que manejó durante años los negocios del
fútbol: “Víctor Hugo Morales: crítico número uno de ese negocio”,
subtituló el periodista Ezequiel Fernández Moores en el libro “Qué
desastre la TV”, cuyos autores son los periodistas de espectáculos
Carlos Ulanovsky y Pablo Sirvén, para las páginas donde brinda los
detalles del contrato que Torneos y Competencias, socia del Grupo

219
JULIAN CAPASSO

Clarín, mantuvo con la AFA desde 1991 hasta 2009 por la comercia-
lización y emisión de los derechos del fútbol argentino:
“Grondona demuestra ser socio de Avila. Torneos es la AFA o al
revés; es la oficina de un fantástico negocio al que llegan los dirigen-
tes de los clubes a pedir una limosna”, dijo Morales. Avila llegó a
demandarlo por un millón de dólares, sin éxito.
El primer contrato entre la AFA y TyC se firmó el 28 de junio de
1985. Y el 19 de abril de 1991 la Asociación del Fútbol Argentina
(AFA) y la empresa Televisión Satelital Codificada (TSC), formada
por Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, firmaron un contrato
sin previa licitación hasta 1996 por la comercialización y la emisión
de los derechos del fútbol argentino.
El abogado y periodista Pablo Llonto detalló en “La Noble Er-
nestina. El misterio de la mujer más rica del país” (Ediciones La
Cartonera, 2003), la biografía no autorizada de Ernestina Herrera
de Noble: “Hay algo que unifica a las pocas mujeres millonarias de
Argentina y que no tiene nada que ver con el oro: su lejanía con el
fútbol. Lo consideran un deporte que no entienden y que se juega
allá lejos, en la chusma. Los negocios de fútbol son cosa de hombres,
de la que deben ocuparse los hombres. La llegada del programa Fút-
bol de Primera, cuyo dueño era la empresa Torneos y Competencias
(TyC), a Canal 13 fue aceptada por la viuda cuando sus gerentes le
dijeron que con los resúmenes de los partidos el rating de los domin-
gos a la noche estaba asegurado y que los ingresos publicitarios en
ese programa podían convertirse en buena parte del sostén del canal.
La recién nacida Telefé había preferido no emitir fútbol los domin-
gos a la noche porque empezaba a tomar vuelo Marcelo Tinelli, un
muchacho de 30 años que con su simpatía atraía a la familia con
‘Ritmo de la Noche’. Pero, en 1991, las posibilidades de participar
en un negocio global con TyC eran tantas, que Pagliaro y Magnetto,
durante un almuerzo en el que analizaban los pro y contras del fu-
turo emprendimiento, acordaron que solo le trasladarían a la viuda
toda la información cuando cerraran trato con ese señor con pinta
de tanguero del que tanto les habían hablado en la Asociación del

220
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

Fútbol Argentino, “el Negro” Avila. Carlos Avila, el empresario de la


publicidad al que un buen día los dirigentes del fútbol le entregaron
la llave de la felicidad, era el dueño de los derechos de televisión de
los campeonatos locales por cinco años. Con todos los partidos del
domingo en el bolsillo, y después de dos intentos de asociarse con
Samuel Liberman, dueño de la operadora de cable VCC y Eduardo
Eurnekián de su competidora Cablevisión, quienes aseguraban no
tener tanto dinero, buscó a Pagliaro para ofrecerle un negocio con-
junto: la explotación de los partidos del viernes por la noche. No era
una idea de Avila. Era la copia de lo que ya ocurría en los campeona-
tos europeos. La AFA debía autorizar, previo pago de derechos, que
un equipo grande y uno chico se enfrentaran los viernes para que
Avila pudiera vender ese partido a todos los cables del Interior que lo
tendrían por un pago adicional. La primera respuesta de Pagliaro fue
“ahora no tenemos plata”. Avila pretendía dos millones de dólares de
inversión con la promesa de retornos espectaculares. Pagliaro llamó
por teléfono a Magnetto y quedaron en que la segunda contestación
sería “socios sí, pero la plata te la damos más adelante”. Al poco
tiempo nacían dos empresas, Televisión Satelital Codificada (TSC)
y Tele red Imagen S.A. (TRISA), en las que Clarín sería la socia
mayoritaria con el 60% de las acciones y con ellas le compraría a la
AFA no solo los derechos para comercializar y codificar los partidos
de los viernes; también haría reservas por partidos adelantados de
sábados y lunes. Avila se jactaba de haberle sacado un millón y me-
dio de dólares a Clarín y en el diario se comentaba que la inversión
llegaba a los dos millones. Lo cierto es que en cuestión de semanas,
Clarín, y no Avila, poseía la última palabra en cualquier tipo de deci-
siones políticas de envergadura que debían tomarse en la AFA”.
“Como la exploración daba señales positivas, las ganas de aso-
ciarse con TyC en otros campos se le caían de la boca a Magnetto y
a Pagliaro. Una tarde llenaron el escritorio de la viuda con planes:
la publicidad estática en los estadios, la ampliación de una red de
comercialización de eventos que llegara a Uruguay y a Chile y hasta
un canal de cable deportivo. La viuda los miró y razonó junto a ellos:

221
JULIAN CAPASSO

‘Si esto que cuentan es así, hagan lo que les parezca. El fútbol no lo
entiendo. ¿Qué quieren que haga?’”.
“Grondona le debe mucho al Grupo Clarín”, es el título que el
periodista Gustavo Veiga generó de parte de Carlos Avila en una
entrevista publicada en abril de 2010 por la revista Un Caño. En
la repregunta a esa afirmación, el empresario oriundo de Paraguay
consagrado como el zar de la televisión en el fútbol en la década del
90, amplió: “Grondona le debe mucho al Grupo Clarín porque nun-
ca fue un dirigente atacado bajo ningún concepto, cuando cualquier
dirigente, de cualquier institución, siempre puede ser nota. El Grupo
nunca lo atacó, aunque sí otros periodistas como Víctor Hugo Mo-
rales y algunos de medios con menor penetración. Sin embargo, el
grupo poderoso que tenía los derechos lo cuidó”.
“(…) Estoy harto de “Torneos y Competencias”. Es un grupo al
que la AFA le vendió su alma. Estoy a punto de escribirle una carta a
(Julio) Grondona, una carta personal tratando de hacerlo reflexionar
sobre lo que ha hecho”, denunció Víctor Hugo Morales inmediata-
mente sobre esto en el libro “El negocio del fútbol”, con testimonios
recogidos por Sergio Levinsky entre 1991 y 1995.
Carlos Avila llegó a reconocer en alguna oportunidad sin ningún
pudor: “Mis periodistas tienen libertad, pero lo único que no deben
hacer es hablar mal de donde comen ni de donde trabajan. Tampoco
yo les voy a pedir que hagan cierto tipo de cosas para beneficiarme
en algún negocio, es decir, consensuamos la línea. Eso sí, no voy a
aceptar que un periodista hable mal de nosotros”.
“¿Usted critica a Torneos y Competencias porque no pertenece a
esa empresa?”, lo interpelaron los cronistas Analía Argento y Javier
Manes. “No es así. Por esa cosa de que los multimedios están confor-
mados por varias empresas, los dueños de TyC también son patrones
míos”, explicó Víctor Hugo. ¿Entonces? “Y, es dramático. Esperarán
el momento oportuno para darme el raje. ¿Si haría un programa de
televisión producido por TyC? No way. No hay manera. Por ellos y
por mí. Pero si me lo ofrecieran, la respuesta sería rotundamente no.
¿Si Carlos Avila me ofreciera tres millones de dólares por un año de

222
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

trabajo? No hay dinero. También en ese caso diría que no, porque no
puedo funcionar periodísticamente donde los intereses se confunden
con lo periodístico. Trabajaría en cualquier lado menos en Torneos…
¿Qué opino de Avila? Diría que es un tipo muy cordial que ha sido
hasta tolerante conmigo. Yo siempre los he criticado mucho. Me pa-
rece que ni Avila ni nadie en estos tiempos le supo poner freno a la
situación monopólica que generan por su propio poder”, explicaba
Víctor Hugo.
“Avila se moría por tenerlo. Le daba cualquier cosa por tenerlo.
Avila pagaba cualquier cosa para que estuviera en Torneos y Compe-
tencias. Lo querían para el fútbol de primera. Y el no quería”, asegura
José “Chiche” Almozny, quien trabajó para el canal América 2 cuan-
do la familia Avila era uno de sus propietarios. Mientras que Alejan-
dro Apo confirma: “Avila lo tentó varias veces a Víctor Hugo”.
Tal es así, que entre 1996 y 1997, Víctor Hugo recibió la visita de
varios emisarios de Torneos y Competencias, quienes lo comenzaron
a persuadir con la firme intención de contratarlo. Sin embargo, pre-
firió no escuchar ni siquiera ofertas. Incluso, para evitar la tentación
por aceptar una propuesta de esta empresa a la que criticaba constan-
temente, avisó que lo estaban tanteando a las entonces autoridades
de radio Continental, quienes para retenerlo le ofrecieron un contrato
por diez años.
Compañero de Víctor Hugo Morales entre 1986 y 2009, el pe-
riodista Hugo Lencina cuenta: “Me consta, porque yo lo estaba es-
perando, aunque no entré en una reunión en la que Víctor Hugo me
pidió que lo acompañase en la calle Libertad, entre Lavalle y Tucu-
mán. En un momento Avila con su gente empezaron a hacerle una
tarea de seducción porque querían llevárselo. Y Avila en una reunión
de las que tuvo con él en el piso 12 de Libertad 567 hizo una puesta
en escena, sacó la chequera y le dijo: ‘Poné la cifra Morales, hasta
siete cifras resisto”. Y Víctor Hugo le contestó: ‘No. Porque eso va a
ser un mal contrato para los dos’. Para él porque la gente ya no iba a
seguir escuchándolo porque iba a dejar de creerle porque se cruzaba
de vereda, y tampoco para Avila porque si se cruzaba de vereda iba

223
JULIAN CAPASSO

a perder el capital de la credibilidad. En el momento que lo tuviese,


era una columna menos en contra, y era cooptar a la columna más
fuerte que tenía en contra”.
“Víctor Hugo siempre fue un tipo muy coherente, en todos los as-
pectos. No podía transar con alguien al que ya estaba enfrentado. No
directamente, pero sí a la empresa por todo lo que ya le había hecho
a la sociedad con el codificado y toda esa basura. Víctor Hugo no
podía asociarse a eso. Eso fue una más de las coherencias que tuvo
en ese sentido”, señala el productor Roberto Butula.
Según detalló Gustavo Veiga en la revista Un Caño número 17,
publicada en septiembre de 2009, días después de la intervención por
parte del Estado en el contrato AFA-TSC, “el contrato que rescindió
Grondona es la suma de varios que fueron sufriendo ampliaciones
o actualizaciones a lo largo de dieciocho años, entre el 19 de abril
de 1991 y el 22 de junio de 2007, cuando se firmó el último entre la
AFA y TSC. El fútbol primero cedió un partido los viernes, después
otro los sábados, más tarde uno que jugarían los denominados equi-
pos de menor convocatoria y así, sucesivamente, hasta entregar los
diez que se disputan por fecha. Avila, el 22 de diciembre de 1997, le
había servido en bandeja el negocio a Clarín mediante un contrato
entre TyC y TSC por el cual le cedía sus derechos televisivos. A tal
punto se confundieron las dos siglas en una sola compañía –sinergia
empresaria, que le dicen- que el socio mayor le pidió a Torneos que
cambiara de nombre porque se confundía con la señal TyC Sports,
un canal de entretenimiento donde cuestionar a Grondona era pasi-
ble de castigo”.
Morales no interrumpió sus críticas ni siquiera cuando el CEI
Citicorp Holdings, dueño del 40% de Torneos y Competencias, en-
tró al paquete accionario de radio Continental: “Un día –recuerda
Lencina- estábamos entretenidos, como habitualmente lo hacíamos,
pegándole a Torneos y Competencias, a la AFA. Íbamos como 20
minutos de ‘Competencia’. Yo ya estaba enterado de algo ese día
que hasta el momento me lo había guardado. Vamos al primer corte
publicitario después de 18 minutos de sacudir contra TyC y sube

224
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

corriendo Freddy Ojeda, gerente de contenidos de radio Continental


desde mediados de los ‘80 hasta 2006, que entra al estudio y nos
grita: ‘Paaaaaaren viejo con Torneos y Competencias, que hoy aca-
ba de comprar el 15% de las acciones de esta radio’. En esa época
se vendían acciones todo el tiempo. Volvemos del corte, se prende
la luz y Víctor Hugo dice: ‘Acaba de estar con nosotros el direc-
tor artístico de la radio, Fredy Ojeda, que nos informó recién que
Torneos y Competencias acaba de comprar el 15% de las acciones
de esta radio, en consecuencia, vamos a hablar el 15% menos pero
vamos a seguir hablando’. Pasaron 40 minutos, hasta las 8, sin corte,
sin nada. Víctor Hugo se subió a los pedales y no paró más hasta el
informativo, hablando en contra de Clarín, de Torneos y Competen-
cias, de Grondona, de los monopolios. Esto es absolutamente real y
yo lo cuento mucho en charlas que doy”.
“Tenés una postura crítica ante el manejo del fútbol. Es decir, la
AFA y Torneos y Competencias. ¿Qué beneficios y perjuicios te trajo
esa postura?”, le preguntaban por 2004 en Todo Radio. “El beneficio
es espiritual y de conciencia. El perjuicio es inmenso, en acceso a
notas, posibilidades de derechos de transmisión de partidos. Y den-
tro de su organización hubiera conseguido mucho más dinero. No
me arrepiento de no estar ganando cuatro veces más, pero sujeto a
intereses”, aseguraba Víctor Hugo. “¿Cuatro veces? ¿Esa es la re-
lación?”, le preguntó asombrado el periodista. “Probablemente. Si
supieras lo que gana un conductor de fútbol por televisión. La plata
de la televisión es otra. Además, en la pertenencia hay muchos be-
neficios. Hay programas que van y vienen y cuestiones por el estilo.
Si estás con ellos, la vida es otra (…) Por más que tengas nombre y
apellido, terminás perteneciendo a la empresa para la que trabajás.
No hay manera de escapar. ¿Quién puede decir, dentro del sistema,
“esto es perverso”? y estamos hablando de un fraude hecho fútbol,
de un negocio no licitado que empobreció a los clubes y enriqueció a
la TV. Que envileció a los dirigentes porque saben que al que levante
la voz, el establishment periodístico lo va a hacer ‘pelota’. No hay
modo de decirlo desde adentro. (…) algo tengo claro: antes de per-

225
JULIAN CAPASSO

tenecerle al monopolio, me tengo que volver loco o sin vergüenza”,


respondía el periodista rioplatense. ¿Es para tanto?, le preguntaba
sorprendido el periodista Gustavo Masutti. “Sí, porque la gente ad-
vierte la falta de respeto, los torneos de porquería que organizan, que
el fútbol esté al servicio de una grilla de programación y que a través
de él se compraron canales, dirigentes, periodistas o lo que fuera. Por
supuesto que me quieren, porque fui muy bandera de otra cosa. Pero
si lo hago sería peor que el peor”, enfatizaba Víctor Hugo.

•••
“Me da cierta pena, cierta nostalgia, me mortifica, pero mi rela-
ción con Grondona no tiene retorno –cuenta hoy-. Tuve una relación
cordial con él, más allá de que a mí nunca me gustó la cercanía con el
protagonista porque me parece que puede debilitar mi opinión, con
Grondona había cordialidad por coincidir en los viajes, quedarnos
de charla en los hoteles, esas cosas. Sobre todo le tenía respeto por
cómo lo había sostenido a Bilardo antes del Mundial 86. Pero cuan-
do llega la TV empiezo a pelearme, digo esto, responde lo otro…
hasta que en el 97, 98 se rompen todos los puentes. Y yo creo que
una de las cosas más difíciles que le han pasado fue pelearse conmi-
go, porque yo nunca lo juzgué por interés”.
“De esto que él ha hecho, cederle a Clarín la posibilidad de cons-
truir el poder que tiene, porque todo lo ha hecho desde el fútbol con
los cables y los abonos y esas cosas, que tanto daño provocó en el
país, de eso no tiene retorno. Me da nostalgia, lo que les digo. Tenía
mucho respeto por su mujer, por la lealtad que su mujer le tenía;
y hasta uno de sus hijos ha intentado un acercamiento, pero no se
puede. No hay vuelta de tuerca. Julio Grondona ha sido el Doctor
Jeckyll de Clarín, de ese monstruo que todo se lo devora”.

226
Capítulo XIII

E
n noviembre de 2004 y luego de tres años de nego-
ciaciones con el Grupo Telefónica, el grupo español
Prisa accedió al paquete accionario de radio Conti-
nental, tras utilizar a una sociedad americana para
beneficiarse con un tratado bilateral de inversiones.
De esta manera, salteó la Ley 25.750, de Preservación de Bienes y
Patrimonios Culturales, conocida como “La ley Clarín” y promul-
gada por el ex presidente Eduardo Duhalde durante su presidencia,
que estableció un principio de propiedad de los medios de comuni-
cación para que pertenezcan en su mayoría a empresas nacionales,
limitando a un 30% el capital extranjero en los medios de comuni-
cación.
Luego de un tiempo de transición y reacomodamientos, que in-
cluyeron a fines de 2006 el alejamiento a radio 10 de figuras como
Rolando Hanglin y Alejandro Dolina, históricamente identificadas
con la emisora, el Grupo Prisa afianzó la idea de incorporar a mega
estrellas para los horarios centrales de la programación de radio
Continental.
El viernes 3 de noviembre de 2006, Magdalena Ruiz Guiñazú
anunció que dejaba radio Mitre tras 20 años de relación, porque
había aceptado la oferta del Grupo Prisa, con quien a la semana
firmó un vínculo por cinco años para retornar a radio Continental,
la emisora donde se inició. Semanas después, Víctor Hugo lubricó
su acuerdo para hacerse cargo de la segunda mañana de la emisora
situada en Rivadavia 835.
Así las cosas, el lunes 5 de febrero de 2007 Víctor Hugo abrió

227
JULIAN CAPASSO

“La Mañana”, desde París, donde se encontraba porque dos días


después la Selección Argentina, en ese entonces dirigida por Alfio
Basile y con Lionel Messi en el campo de juego, iba a enfrentar a
su par de Francia.

•••
En los primeros tiempos de “La Mañana” a Víctor Hugo lo acom-
pañaron: Daniel López en la información general; Florencia Ibáñez
en la locución, Omar Lavieri con temas judiciales; Jorge Elías, en
las noticias internacionales; el humorista Adrián Stoppelman; Mar-
celo Stiletano, en espectáculos; Matías Canillán en deportes; Susa-
na Andrada, que atendía las consultas de los consumidores; Cyn-
thia García, en investigaciones; Pablo Milrud, con acertijos para
entretener a los oyentes; Carlos Marrero, Marcela Ojeda y Domini-
que Metzger en los móviles; Ludmila Moscato en la edición de los
llamados; Matías Arreseygor y Laura Caragliano para los clips de
audio; Hernán Avella en los controles y Orlando Barone con una
columna de opinión diaria. La producción, con la coordinación de
Fabiana Segovia, quedó a cargo de María González Bergés, Silvio
Ferrer, Carlos Bianco y Agustina Zeballos.
Daniel López, co-equiper de Víctor Hugo, cuenta: “Cuando los
nuevos dueños de la empresa nos comunican que habían tomado la
decisión de tener mega estrellas conduciendo en los horarios centra-
les, lo acepté tranquilamente. De conducir ‘Desayuno Continental’
de 6 a 9 pasé a volver a acompañar a Víctor Hugo de 9 a 13.
Lo hablé con Víctor Hugo cuando me hablaron de esa posibili-
dad, que a mí me encantó. Dentro de la mala situación que era dejar
de conducir de 6 a 9, volver a trabajar con él, con quien siempre me
sentí muy cómodo, era un reacomodamiento agradable y la mejor
opción”.
“(…) El programa surge de una especie de combate entre la pa-
sión informativa de Daniel López, un periodista con una vibración y
un conocimiento de la noticia que le permitiría perfectamente hacer
un programa de diez horas seguidas sobre la actualidad sin parar

228
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

nunca, con mi deseo de acotar lo que es verdaderamente noticia y


convertirlo en información, tomando temas producidos previamen-
te y que son de mi interés en cada jornada. Entre la una y las dos de
la tarde de cada día, yo sé qué programa voy a tener al día siguiente.
Después me quedo a la expectativa de lo que ocurra en el movi-
miento de las noticias que se pueda convertir en tema informativo.
Me hago representar en mi manera de ser, pensar y sentir la vida a
través de cada una de las personas que están en el programa. Todos
los días nos queda material afuera; el programa podría seguir hasta
las cuatro de la tarde todos los días. No me gusta la noticia policial;
entonces, la tengo acotada y va en dosis más bien homeopáticas.
Evito el morbo. Me gustan, en cambio, las cosas que puedan des-
pertar interés a la mayor cantidad de gente al mismo tiempo (…)”,
resumía Víctor Hugo para La Nación.
Una de las características salientes de ‘La Mañana’ pasa por los
constantes viajes de Víctor Hugo, quien conduce el programa desde
diferentes rincones del mundo, desde París a Mar del Plata, desde
Nueva York a La Paz.
“Antes de viajar armo siempre canciones, cortinas, escritores,
historias que hayan sucedido ahí, cosas que hayan pasado lindas
para ser contadas. Todo si va acompañado por un audio mejor. Esto
es radio y tiene que haber material sonoro de todo”, dice Fabiana
Segovia. Y agrega: “Cambia en que él esta todo el tiempo dándole
las órdenes por privada a Hernán Avella. Mientras no está al aire,
Víctor Hugo habla todo el tiempo y va marcando lo que va a pasar
y lo va organizando con el operador”.
“El programa soñado”, tituló la revista Noticias en su edición
1574, publicada el 23 de febrero de 2007, en la que el periodista
Luis Frontera elaboró la siguiente critica: “¿Puede la radio compe-
tir con medios digitales o de la videoimagen? La respuesta es no.
Pero la pregunta clave es otra: ¿qué puede hacer la radio mejor que
los demás? Y este programa da una respuesta: muy bien conducido
por Víctor Hugo Morales, y con una mega producción (la mayor
que se pueda escuchar en AM), cumple lo que propone: ‘Que a las

229
JULIAN CAPASSO

13 horas no exista en internet una noticia que no hayamos dado’. Y


Daniel López, limitado a la información, apuntala al conductor con
su objetividad”.

•••
“A fines de 2006 Víctor Hugo me escribe un mail desde Nue-
va York, y me avisa que va a empezar un programa a la mañana
con toda gente nueva. Y me propone acompañarlo. Ahora somos un
equipo pero en ese momento no éramos nada. Nos fuimos conocien-
do todos sobre la marcha. Era como la embajadora y la verdad que
el tema medio que me superó. Yo estuve dos meses muy mal, que
no dormía nada porque estaba muy nerviosa. Para mí los primeros
meses del programa fueron un desastre. Había que armar un equipo
donde no lo había y con gente de muchos años, que arrastraba sus
vicios. Con Daniel López acostumbrado a conducir programas, con
un montón de columnistas. No había ni lugar para todos. Entonces
al final del programa siempre había tres enojados. Si no era un co-
lumnista era un productor que había preparado cuatro cosas y no
había salido”, recuerda Fabiana Segovia.
Por su parte, la locutora Florencia Ibáñez dice: “A fines del año
2006 tuve una lucha interna sobre irme o no a Radio 10 porque eran
muchos años los que había compartido con Rolando Hanglin. Era
una dupla muy fuerte porque actuábamos juntos en teatro y nos iba
muy bien. La gente nos asociaba. Yo me había acoplado muy bien a
su historia y sabía muy bien que palabra meter en el momento justo.
Y sabía que separarme de él era bravísimo para él y para mí. Pero
tuve que tomar una decisión y me quedé en Continental. “Ay Dios
mío, ¿qué me vas a dar después de Rolando? ¿Qué me va a tocar a
la mañana? ¿Si contratan a uno que habla mal? ¿O a alguien que no
es mi look?”, me preguntaba. Cuando me enteré de que era Víctor
Hugo dije: ‘¡Gracias Dios mío no sólo porque me abriste una ven-
tana cuando se cierra una puerta, sino que es un ventanal gigante”.
Fue una gran suerte”.
Hernán Avella es operador técnico desde 1990. A fines de 1994

230
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

pasó por la puerta de Continental y se le ocurrió preguntar si nece-


sitaban gente. Humberto Longo, por entonces jefe de operadores,
le ofreció inmediatamente tres turnos fijos. Empezó el viernes 1
de diciembre y, al segundo día, le tocó hacer un partido de fútbol
con Víctor Hugo. “Rompí el hielo enseguida”, dice Avella, que en
octubre de 2006 tomó el turno de mañana luego de haber esperado
ansiosamente su pase a los días de semana. “Lo que nosotros más
hacemos acá toda la tarde es divertirnos. El trabajo sale. El progra-
ma sale. Y lo que decimos siempre es que lo más divertido siempre
pasa fuera del aire. Nosotros la pasamos muy bien con eso y Víctor
Hugo en ese sentido en muy compinche también, porque además
se banca las gastadas. Porque él tiene muchas formas de hablar que
terminan sonando graciosas. Tal vez está hablando muy seriamente
de algún tema y me pide que yo se lo ilustre con música, y quizá
encuentro un tema de Los Pibes Chorros para ilustrar. Entonces,
mientras Víctor Hugo está hablando muy solemnemente atrás esta
sonando una cumbia total. Y es tan antagónica la situación que ter-
mina siendo divertida. Es una especie de paso de comedia tipo Les
Luthiers. Eso es lo que tratamos de hacer acá fundamentalmente”,
señala Hernán Avella.
Por su parte, Orlando Barone reconstruye: “En el programa de
Víctor Hugo leía una carta abierta con total libertad que me dio
una repercusión que nunca antes tuve en mi trayectoria en la radio.
La atribuyo a la importancia que tiene la imagen de Víctor Hugo,
la ética con la que se maneja y la propia resonancia que tiene él en
el campo de la radio. Tal es así que me entregaron el premio ‘Ar-
gentores’ por el segmento en el que leía esa carta. Con Víctor Hugo
teníamos esta confluencia profesional”.
“Si hay algo que se hace realmente en este programa es que se
chequea hasta la última coma, porque es un cuidado especial que
se le hace a unas determinas cuestiones informativas, justamente
para que no tengan los otros de dónde agarrarse para defenestrarlo.
Entonces se hace un trabajo muy fino de chequear de dónde viene la
información, quién lo dijo. O si hay un audio mejor, porque Víctor

231
JULIAN CAPASSO

Hugo dice: ‘Esto es radio muchachos, acá necesitamos las voces,


no leer el diario’. Tiene otro peso periodísticamente oírlo. Por eso
todo se chequea y se trata de conseguir hasta el último detalle de la
frase. Se trata de no sacar de contexto absolutamente nada”, comen-
ta Avella.
“Víctor Hugo es una persona sumamente creativa, entonces todo
el tiempo está descubriendo cosas, y es un equipo que se reúne, algo
que no es usual. Se reúne antes del programa, después del progra-
ma, va a comer, sale. Es un equipo. Entonces eso es muy entreteni-
do porque bueno siempre cada uno trae sus ideas y son expuestas.
Algunas, por supuesto, que las rechaza. Y otras son aprobadas. Y él
también aporta, entonces, es muy rico todo el material que nos pue-
de tirar para hacer la producción.”, aporta María González Bergés,
productora de larga trayectoria en el medio, que incluye un paso de
1989 a 1995 como gerenta de producción de radio Mitre.
Agustina Zeballos, otra de sus productoras, cuenta cómo es su
participación en el armado del programa y los aspectos que son im-
portantes para Víctor Hugo: “Nosotros a partir de la una de la tarde
grabamos durante todo el día los canales de noticias y tomamos por
la señal de la tele. Lo dejo grabando todo el día, y cuando retorno
a la noche a casa empiezo a sacar solamente los testimonios de los
distintos temas que a mí me interesan o que sé que a Víctor Hugo le
van a interesar para presentar los temas que se van a tratar en el pro-
grama. Nosotros no trabajamos con los temas que tratan los diarios,
aunque con algunos temas específicos es imposible no tocarlos. Y
en cuanto a la programación de las entrevistas, hay una página web
con un servicio que presta una empresa que hace un relevamiento
de todas las notas que hacen todas las radios, hacemos un segui-
miento de quiénes son los personajes que están hablando en los me-
dios y cómo salen. Si salen mucho en todos los demás, Víctor Hugo
no los quiere entrevistar. Prefiere hacer a los que no han salido para
tener una voz que ya no se escuche. Así que nosotros llegamos acá
a las 5 de la mañana, y a las 5 de la mañana nosotros nos ponemos
a trabajar en todo lo que son ediciones de audio. Los temas que si

232
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

le interesan mucho a Víctor Hugo son los temas que se continúan


en el tiempo. Por ejemplo, el ADN de los hijos de Ernestina Herrera
de Noble. No es un tema que dura cinco minutos, sino que da para
investigar y para seguirlo. Por él yo aprendí que la capacidad del
productor se basa en las ideas, en la creatividad, en el tratamiento
de los temas”.
Adrián Stoppelman, la persona que tiene la difícil misión de ha-
cer sonreír diariamente a los oyentes, cuenta: “A fin de 2006 me
entero de que Víctor Hugo iba arrancar “La Mañana” y que, encima,
se iba un gerente de la radio con el que yo no tenía buena relación.
Entonces la llamo a Fabiana y le pregunto: ‘¿Qué onda?’. Estaba en
Nueva York leyendo el diario y me entero de estas cosas. Me dije:
‘Esta es la mía’. Cuando empezamos había gente que no se conocía
entre sí. No sabíamos quién era quién. No fue sencillo. Ahora con
los años ya somos una familia. Creo que son dos o tres cosas las que
Víctor Hugo valora de mí. La primera es la confianza: sabe que no
voy a hacer una macana y que no voy a decir nada que lo incomode.
Aunque el humor a veces es políticamente incorrecto. Por ejemplo,
si voy a hacer humor sobre el casamiento gay en el Ejército, si bien
él me pregunta, sabe que no voy a hacer humor discriminatorio.
Que no voy a hacer lo que hacen los demás. Que no voy a decir
malas palabras. Que voy a tratar de hacer una cosa ingeniosa, dentro
de lo humanamente posible. Todos hacemos macanas. Hay errores.
Pero creo que sabe que hay un nivel cultural. Además, lo conozco
mucho a él. Ya sabemos de qué se trata. La confianza profesional de
tantos años. La amistad es aparte. Vos podés ser muy amigo pero si
sos un inepto no vas a estar al lado de Víctor Hugo. Algo tenés que
saber hacer. La mesa del programa es una mesa de capos. No porque
esté yo. Sino que los demás son gente de súper nivel. Entonces en lo
profesional creo que valora eso. Y que todos los días uno pueda dar-
le una vuelta al tema del día. Después de más de cuatro años seguir
encontrando puntas para hacer humor. Víctor Hugo tiene un sentido
del humor que por su forma de ser muchas veces se reprime de
mostrarlo al aire. Es un poco pacato y él lo sabe. Y lo reconoce: no

233
JULIAN CAPASSO

es que esté revelando nada que no se puede revelar. Tiene esa cosa
pacata de su imagen profesional, que es muy respetable. Se la ganó
y la trabajó. El no admite la mala palabra. Tampoco la grosería. Yo
puedo hacerlo si quisiera, pero no caigo en eso porque sé con quién
estoy. Es el trabajo del humorista tirar del piolín. Víctor Hugo sabe
que llego hasta ahí y que no lo voy a comprometer. Está de acuerdo
a sus valores”.

•••
Gran parte del equipo que inició La Mañana en febrero de 2007
continúa actualmente. Se sumaron Cecilia Pilar Pintos, Celeste Del
Bianco y Tamara Di Tella en 2008, Paulino Rodrigues en 2009 para
reforzar el tratamiento de la actualidad política, César Ferri en 2010
reemplazó en la información deportiva a Matías Canillán y en 2011
se le dio espacio a Gabriela Vizental para que aborde problemáticas
ambientales.
“A fines del 2009 VH me entrevistó telefónicamente para que haga
una reseña sobre la COP 15 (cumbre de cambio climático en Copen-
hague). Luego de esas dos salidas al aire me ofreció que haga las
columnas de medio ambiente, entendiendo que era un tema impor-
tante y que a la audiencia le iba a interesar. Hasta ese momento no era
común un columnista de esta temática en los programas periodísticos
de las AM. Hoy luego de dos años de participar, puedo decirte que
su buen ojo y olfato periodístico le dio la razón, ya que la respuesta
y los llamados de los oyentes nos demuestran a diario que los temas
ambientales interesan y preocupan a la audiencia. En lo que respecta
a él, es una persona que ilumina a quienes están en su mesa de trabajo
y te permite trabajar con total libertad”, afirma Vizental.
Hernán Avella agrega: “Lo que tiene de bueno Víctor Hugo en
comparación a muchos conductores, y lo digo sin que nadie se sienta
ofendido porque trabajé con mucha gente por suerte y con todos me
he llevado muy bien, es una enorme generosidad en lo que al trabajo
se refiere. Descansa mucho en la gente de confianza. Así como des-
cansa y te banca y te palmea la espalda y te saluda en los premios y te

234
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

hace subir, con la misma confianza te manda a la mierda si lo dejaste


a pie. Y eso es lo bueno de la relación. Es una relación muy sana, es
muy honesta y es de ambos lados esto. Yo me he peleado infinidades
de veces con él por cuestiones que tienen que ver con el programa. El
programa es de él y yo a veces me quedo pensando y me digo: ‘Debo
estar loco con venir a plantearle a él situaciones de su programa’.
Pero él te da el espacio, porque permanentemente te consulta y te
pregunta: ‘¿Qué te parece?’. O te pide: ‘A ver, escuchá vos tal cosa’.
Hace tiempo que no escucho un tipo que con esa naturalidad pueda
expresarse, porque él generalmente tiene muy poquitas cosas escritas.
Cuando él editorializa lo único que tiene generalmente en la mesa es
una especie de ayuda de memoria con cuestiones muy puntuales de
cosas que no quiere olvidarse. Y siempre está divertido. Se ríe, se la
pasa charlando”.
Avella maneja las tandas comerciales, la música, las cortinas, los
oyentes, el tiempo del programa y los tiempos de todos. “Como con-
secuencia de ese trabajo tengo que manejar el tiempo de Víctor Hugo
también. Es fundamental. Mil veces le he dicho: ‘Hoy estas recontra-
larguero’. O ‘Te viniste con ganas de hablar. Después nos sentamos y
tomamos un café y charlamos, pero pará de hablar porque se me van
los tiempos a la mierda’. Es un tipo muy visceral con algunos temas.
Se larga a la opinión y, tal vez, está todo un programa hablando de lo
mismo. Entonces le pedimos que afloje, no sólo yo, sino también Fa-
biana Segovia, o inclusive Cecilia Pilar Pintos, que corta los oyentes.
‘Danos un respiro’, le pedimos. El se hace cargo y lo plantea al aire,
algo que no se da con otros conductores. Me da muchísimo placer
también ser el operador porque la música tiene un lugar enorme en el
programa, todo es música. Él es un enorme melómano, al igual que
yo. Entonces, en ese sentido nunca hay problema, siempre que haya
música vamos a estar felices para cualquier cosa. De hecho muchas
veces, aunque ahora no tanto, pero en una época en la peor pelea con
Clarín, donde él hace unas editoriales tremendas y yo con un poco
de temor, porque uno tambien conoce sus límites, pero como tengo
confianza con él se que me va a bancar, después de que él defenestra-

235
JULIAN CAPASSO

ba a diestra y siniestra muchas veces le he cerrado con la música de


Roberto Carlos, ‘’Yo quiero tener un millón de amigos’’, y nos hemos
divertido”.
“A Víctor Hugo no le gusta que le manejes el programa. Quiere
saber qué va a pasar. El dirige. Es como un director de orquesta. La
radio la maneja que da miedo y es cuidadoso en el aire. Y no hay mu-
chos así. Yo me acuerdo y por eso lo extraño mucho a Fernando Peña
porque también hacia esto. Hacía radio buena, preocupándose por la
calidad”, reflexiona Fabiana Segovia.
Actualmente, el programa matutino de Víctor Hugo es el de mayor
participación en el encendido de radio Continental. “Siempre tuvo
muy buena audiencia. El tema es que arrancó bajo porque no hay que
olvidarse que el programa comenzó con un bache de tres meses en
los que no hubo nada. Entonces, la gente no entendía qué pasaba en
la mañana de Continental. Hanglin se fue dejando un 10% de share.
Pero a Víctor Hugo de entrada lo empezaron a seguir a mucho. Si-
gue subiendo, siempre sube un poco. La gente que piensa como él lo
escucha y la gente que no piensa como él también lo escucha porque
quiere saber qué dice. Está consiguiendo un público joven, pero tam-
bién lo escucha gente grande, porque para hacer un rating tan alto
tenés que tener de todo”, señala María González Bergés, productora
de radio Continental desde 1995.
“Víctor Hugo tiene un gran caudal de gente joven que ahora lo
sigue. Eso es algo que siempre quiso. Me acuerdo que cuando yo
cortaba oyentes en 2008 en ‘La Mañana”, lo alegraba si salía algún
joven en el combo de oyentes. Y eso es algo que ahora lo está logran-
do”, agrega Celeste Del Bianco, productora del programa desde 2007
hasta mediados de 2009.
Bajo la instrucción de poner al aire “diferentes voces”, la periodis-
ta y locutora Cecilia Pilar Pintos es la productora que se encarga ac-
tualmente de seleccionar y cortar los mensajes de los casi 500 oyentes
que llaman por día. “Por el tema de la ley de medios, hubo un quiebre
total”, confirma.

236
Víctor Hugo y...
...su amor por la radio, la admiración de sus colegas.

¿Cuál es tu pasión más grande, la música o el fútbol?”,


le preguntó Hebe de Bonafini en una entrevista para
Sueños Compartidos, la revista de la Fundación Ma-
dres de Plaza de Mayo. “La radio. Porque si me quitan la radio me da
la sensación de que verdaderamente me muero, también si me quitan
la música. Si me quitan el fútbol posiblemente no. Porque yo no soy
relator de fútbol porque soy loco del fútbol, sino porque soy loco de
la radio. Lo que había para hacer en ese momento, para destacarte,
era el fútbol. Pero si hubiese sido básquet el deporte popular, hubiese
sido relator de basquetbol o de boxeo. Amanezco cada día de mi vida
feliz por ejecutar un trabajo que me gusta mucho. Mi pasión es la
radio”, respondió Víctor Hugo.
En un especial sobre la radio publicado en septiembre de 1993
por la revista La Maga, Víctor Hugo explicó cómo, de dónde y por
qué surgió su encantamiento por este medio de comunicación: “De
chico, la radio fue mi vida, mi fascinación inicial a todas las cosas,
entre ellas al amor. Al amor entré por la radio con Oscar Casco, con
Hilda Bernard, con aquellos radioteatros de El Mundo a las cinco de
la tarde o los de Radio Porteña al mediodía. Entré con los musicales
tipo Glostora Tango Club y, también, en un porcentaje menor que
estos programas, con las transmisiones deportivas (…) Me invade
un recuerdo muy fuerte: la casa a oscuras a las 10 de la noche y
yo en la pieza de mis padres... una radio, la única radio vieja de la
casa, de aquellas antiguas, altas, con una poderosa luz amarillenta
que iluminaba la habitación y era como un reflector poderosísimo.
Y mientras tanto, yo soñaba con ser parte de ese mundo. De pibe

237
JULIAN CAPASSO

hablaba solo, hablaba como los actores, presentaba como los pre-
sentadores, relataba como los relatores. Aprendía el esquema de las
novelas y representaba al actor, caminando por la casa. Alguna vez
una vecina le comentó a mi madre que echara un vistazo a ver qué
pasaba conmigo, si era normal o no. Mis padres se reían... (…) En mi
pueblo, Cardona, una empresa instaló parlantes sonoros en las doce
esquinas más importantes y transmitía desde una oficina chiquitita.
Esa propaladora hizo un concurso de locutores y lo gané yo, que
por entonces tenía 13, 14 años. Durante tres meses, los últimos tres
que viví en el pueblo, me convertí en el locutor de esa propaladora.
Anunciaba bailes, remates de feria, esas cosas. Cuando me sentaba
en el escritorio, frente al micrófono, en esa oficina chiquita me sentía
el tipo más feliz del mundo. Creo que aquél fue el estudio de radio
más importante que habité en mi vida... (…) Tres meses después del
comienzo de esa experiencia en mi pueblo me fui a Colonia. Había
terminado el liceo y tenía que hacer el preparatorio para abogacía.
Mis padres hacían un gran esfuerzo para pagarme la pensión y se me
ocurrió ir a pedir trabajo a Radio Colonia. Recuerdo que llegué el 15
de marzo, que el 16 empezaron las clases y que el 20 de abril ya era
locutor de la radio. Mi primer sueldo fue de 250 pesos nominales,
215 pesos líquidos; el segundo fue de 468; el tercero, de 913 (el ge-
rente escribía trece con ese), y el cuarto, 1.064 pesos. No es que ten-
ga buena memoria sino que aquello fue muy impactante. La pensión
costaba 400 pesos y cuando ganaba 913 ya era un potentado. (…) La
primera satisfacción fue que a los ocho meses me pusieron a condu-
cir un programa que se llamaba Tardecitas porteñas. Al poco tiempo
empezaron a contratarme avisadores de Buenos Aires y simultánea-
mente comencé a redactar noticias para el informativo. Hacía una
tarea importante y ganaba mucho dinero. A los dos años de estar en
Colonia, Héctor Ricardo García me aceptó una prueba de relator.
Viajé a Buenos Aires y el 11 de septiembre del 66 en un grabador
transmití el partido de reserva de Boca y Argentinos Juniors, en el
que recuerdo jugaba Menotti, y a la noche se lo di a escuchar a Gar-
cía. Él escuchaba en silencio, sin una mueca y yo tirado en un sillón,

238
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

hundido, muerto de ansiedad. Cuando terminó me dijo:’ ¿Sabes una


cosa? Vas a ser el mejor relator de mi país’. No lo podía creer. (…)
El que me quitó el miedo al micrófono fue Enzo Ardigó. Aprendí
un poco de todos, pero muchísimo de Ardigó. Hacíamos una trans-
misión y yo solo me animaba a enfrentarme al micrófono cuando
empezaba el partido, antes no, un poco porque mi timidez era enor-
me o mi lenguaje muy estrecho y entonces él me decía: ‘Me voy un
ratito, habla del público, de los antecedentes y de lo que esperás del
partido’, y se iba 20 minutos. Enzo era muy paternal, muy formativo.
Yo también tenía una admiración muy grande por Dante Panzeri, el
tipo más increíblemente humano que conocí. Panzeri y Ardigó me
aconsejaron y me ayudaron mucho en aquellos tiempos en que yo
era medio bohemio y medio loco... (…) La radio tiene sobre la te-
levisión la ventaja de manejar mejor la instantaneidad. Todo cuanto
afronta la televisión que debe resolverse ante lo instantáneo suele ser
vergonzoso, da vergüenza ajena. Le fui tomando antipatía a la tele-
visión por esos periodistas que le dicen al camarógrafo: ‘Vení para
acá, andá para allá, seguime, corré’. La instantaneidad que maneja la
radio le impide que puedan hacerse ocho análisis distintos como en
un diario al día siguiente, pero la radio es muchísimo más ética que
la televisión en todos los aspectos y con respecto a la prensa escrita
cuenta con la ventaja de que es menos víctima de los preconceptos.
El oyente muchas veces no sabe de qué palo es el emisor y eso es
positivo (…) El cope mío era el radioteatro. La mujer más hermosa
del mundo era Hilda Bernard. En uno de los últimos radioteatros en
el Uruguay llegué a hacer el narrador, el hilvanador de las historias,
el Julio César Barlon digamos. Yo ya estaba metido en la boca del
mazo, era un tipo conocido por el fútbol, pero aquello me parecía
extraordinario y lo hice con una gran pasión”.
Héctor Larrea, con 50 años de trayectoria en el medio y 30 mil
horas de aire, dice: “Muñoz estaba solo y a mucha distancia. Al co-
menzar Víctor Hugo, se crea un segundo puesto importante, gravi-
tante que con el tiempo se fue haciendo un empate. A mí me gusta
el fútbol, pero no soy fanático. Escuchando la radio pero descubrí

239
JULIAN CAPASSO

que había un relator con un lenguaje original y diferente. Me daba


la sensación como de que había un lugar para él que estaba vacante,
que había que llenar, que cubrir y que Víctor Hugo cubrió con hol-
gura. Porque a la radio argentina Víctor Hugo le aportó un lenguaje
diferente, combinado con matices uruguayos que acá no existían.
“Tá tá tá”, es absolutamente uruguayo. Con una impronta más jo-
ven, en alguna medida, cambió el molde del relato clásico. Porque
el relator de radio tiene la obligación de darle al juego una emoción
adicional, con detalles y con originalidad, que quizás no la tiene. El
relator tiene que ser un conocedor de fútbol. No solo de los juga-
dores que se desplazan. El relator tiene que estar atento a llamar la
atención a través del lenguaje, porque es lo pintoresco y lo que llama
la atención al oyente del fútbol. Por eso Muñoz y Víctor Hugo son
los más resonantes de la historia del relato de los últimos 50 años de
Argentina”.
Larrea, que ha desempeñado su labor en las radios Argentina, An-
tártida, Mitre, Espléndida, El Mundo, Continental y Rivadavia (don-
de durante 30 años hizo “Rapidísimo”), asegura: “Muchas veces lo
escucho desde las 12 cuando termino yo hasta las 13, horario en que
finaliza él. Ese Víctor Hugo conductor de un programa de interés
general de radio se preocupa, por ejemplo, por cuestionar al perio-
dismo y a los medios y por criticar espectáculos que nadie cuestiona,
a los que nadie les daría ni cinco de pelota. Además de conductor, es
periodista, es periodista político, periodista social, es periodista fut-
bolístico, especialista en esto y en lo otro... Es un hombre muy com-
pleto en realidad. Yo no tengo nada de eso. Y tampoco me importa.
Yo en mi programa me inclino más para la parte artística de las cosas
y para el humor. En cambio, Víctor Hugo es muy completo. No me
acuerdo si hay algún otro conductor que sea tan completo también en
la historia de la radio en la argentina. Tendría que pensarlo, aunque
tampoco ha existido la exigencia de que hicieran eso. El trato con
él ha sido siempre muy bueno, muy esporádico, muy respetuoso,
tengo una estima por él, y él me ha hecho sentir que siente estima
por mí. Es una persona muy educada Víctor Hugo. Y yo le llamo una

240
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

persona educada a aquella persona que respeta ciertos cánones en el


trato. Es una persona, que aparte de ser muy sensible, es muy respe-
tuosa. Que al mismo tiempo se gana el respeto no. Me parece que se
ha ganado un prestigio muy justificadamente. La gente lo quiere, lo
respeta, estaba esperando en el momento en que él llegó. La gente,
sin saberlo, inconcientemente, lo estaba esperando”.
El periodista y locutor Daniel López reconoce: “Siempre repito
que aquel 1991 en el que trabajé por primera vez con Víctor Hugo
y los dos años que estuve con Cacho Fontana significaron un apren-
dizaje enorme de cómo se conduce un programa, de cómo manejar
los ritmos y de cómo se distribuye el juego. Me dio una solidez muy
necesaria para cuando tuve la oportunidad de conducir mi propio
programa en Radio Continental. Ser el número dos de Víctor Hugo
en ese programa me fue útil porque los directivos de la empresa
se dieron cuenta que podía conducir un programa. El siempre me
estimulaba ir al frente en las preguntas, en los comentarios y en la
participación”.
Su ex compañero Orlando Barone opina: “La radio no es un hecho
abstracto o un hecho gracioso donde fluye el mismo río. La radio es
muchos ríos y hay personas, personajes y protagonistas que se desta-
can en un rol determinado, pero hay algunos que trascienden el mero
hecho del soporte, que sería la radio. Si bien Víctor Hugo también
escribe y hace televisión, aunque en menor medida que la radio, es
un caso excepcional porque de un rango, de un rubro, de un género
como el del relato deportivo, que podría parecer prosaico, menor,
popular y populista, logró hacer un hecho cultural. Es tan impresio-
nante lo que consiguió porque hay veces que algunos que presumen
hacer un hecho cultural lo descienden a lo bastardo”.
Rolando Hanglin, que luego de 22 años en el aire de radio Con-
tinental, desembarcó en febrero de 2007 a las tardes de Radio 10,
cuenta: “Yo escuchaba la tira deportiva de Mitre donde estaban Mar-
celo Araujo, Adrián Paenza y Fernando Niembro. Era el grupo inicial
de ese equipo y lo hacían muy bien. Con información, con ritmo, con
el sentido de la primicia, eran muy buenos periodistas. Recuerdo que

241
JULIAN CAPASSO

un día empezaron a hablar de que ellos lo iban a traer a Víctor Hugo


Morales. Decían que tenían ‘un crack, que es buenísimo y que los
mata a todos’, llamado Víctor Hugo Morales. Y que con ese crack
rompían todo. Efectivamente al año siguiente aparece Víctor Hugo.
En ese momento, era “Tá tá tá” Morales. Y Víctor Hugo la rompió
porque el relato deportivo argentino estaba atrasado en vocabulario
y atrasado en comentaristas. El uruguayo trajo otro vocabulario, otra
velocidad, buscó tipos que le pudieran devolver una pelota, que hi-
cieran las acotaciones rápidas, bien habladas y en castellano. Porque
Víctor Hugo tiene la gran virtud de que habla en castellano, algo
que es una cosa rara porque acá se habla una especie de cocoliche
que no es castellano. Víctor Hugo pronuncia las palabras en todos
los idiomas como se debe pronunciar, construye las frases con sin-
taxis y está hablando de corrido a toda velocidad y, sin embargo, es
perfecto. Su redacción en el aire es perfecta. Tiene un nivel cultural
diferente y, al mismo tiempo, está en la cocina, en el ajo del fútbol.
Esas son condiciones excepcionales de un crack por su forma de re-
latar, la extraordinaria e incansable voz que tiene. Porque lo que hace
no es normal. El fútbol lo transmite a los gritos y a toda velocidad y
con un gran nivel de concentración para no equivocarse un jugador.
Es muy difícil. Ya está hecho a ese oficio y lo domina. Se lo pone
como un guante. Su forma de transmitir fue acuñando latiguillos y
frases como el barrilete cósmico para Maradona que quedaron en el
vocabulario futbolero de todos los hinchas. Además, Víctor Hugo
tiene vocación por lo internacional. En eso es netamente uruguayo:
su escenario es el mundo. A Víctor Hugo le gusta estar en el mundo,
viajar, conocer, mostrar, hacer, transmitir y lo hace constantemente.
Es un comunicador cultural de fútbol para el mundo. En ese lengua-
je Víctor Hugo le gana a todos lejos porque verdaderamente es un
hombre de mundo. No está de visita. El conoce perfectamente los
lugares, las ciudades, los idiomas. Eso lo pone a la cabeza de todos
los relatores y periodistas deportivos. Además tiene otra condición:
es un gran jefe de equipo. Lleva con él a personajes, a colaboradores
y a amigos, que trajo del Uruguay y que son tipos muy capaces. Los

242
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

otros los fue juntando acá. Pero Víctor Hugo defiende a su gente, va
con su gente, y eso es muy valioso para un periodista. Víctor Hugo
lleva a su equipo, protege a su gente y hace muy bien. Para nosotros
es importante tener cabezas de compañía como Víctor Hugo. Saber
que te defienden y que no sos negociable. ¡No son negociables! Es
bueno eso. Esas son las condiciones muy especiales que yo le reco-
nozco a Víctor Hugo Morales, que creo que por decisión personal,
que se ha convertido en ‘Víctor Hugo’, que es una marca y es un
estilo”.
Mientras que Paulino Rodrigues, que además de tener su colum-
na sobre actualidad en ‘La Mañana’ conduce “Primera Mano” (FM
Imagina 104.3 de 8 a 10) y “Antes que mañana” (radio Continental
de 21 a 24), apuntala: “Tener a Larrea, con quien trabajé tres años en
radio Rivadavia, y a Víctor Hugo de maestros ha sido una suerte para
mi carrera. De Víctor Hugo se aprende a poner el acento en las di-
versas miradas que hay sobre los temas, en indagar a fondo, en tratar
de buscar los problemas importantes sobre lo urgente. Y de Larrea el
estilo, la velocidad, “Rapidísimo”, el entretenimiento que implica la
radio. Y de Víctor Hugo, a su vez, también la producción. Convertir
a la radio en un espectáculo. Darle al que escucha la posibilidad de
que en realidad tenga casi un monitor de televisión. Es un hombre
muy importante en mi carrera, que le tengo una gran admiración y
que seguramente es alguien de quien uno aprendió mucho. Tengo
mucha gratitud hacia él”.
Ari Paluch cuenta: “Yo fui un gran oyente de radios uruguayas y
en aquellos tiempos Radio Oriental, que tenía canal libre e interna-
cional, entraba como tiro en Buenos Aires. Me gustaba mucho su
estilo de relato, me llamaba la atención. Me generaba una atracción
porque era algo distinto a lo que escuchás habitualmente Aquí, por
aquellos tiempos estaba muy fuerte Muñoz. Además, me gustaba
mucho la combinación que hacía con Carlos Luis Gregory, un lo-
cutor comercial, para hacer una muy interesante transmisión. Y un
primo mío, oriundo de Uruguay, me dijo: ‘Vas a ver que si Víctor
Hugo viene a Buenos Aires, lo desbanca al gordo Muñoz’. Mi res-

243
JULIAN CAPASSO

puesta fue: ‘Mirá, acá el gordo Muñoz es una institución’. Como soy
de Boca tengo presente el día que fui a la cancha a ver el debut de
Maradona, que le ganamos a Talleres y que debutó Víctor Hugo en
Argentina. Me despertó mucha admiración un producto radiofóni-
co que me parecía muy atractivo. Después Víctor Hugo ya empezó
a meterse en algunas polémicas que ya mostraban su tinte. Por un
contacto en común, lo fui a ver para pedirle como estudiante de pe-
riodismo la posibilidad de hacer algo en Sport 80 que lamentable no
se dio. O que sabiamente no se dio porque no tenía por qué darse. Ya
empezamos a ver un hombre que tenía una posición clara, tomada y
que no era simplemente una buena voz de relator. Todo esto se fue
proyectando y potenciando cuando el empezó a pegarle a Ávila y los
monopolios, algo que lo dejaba muy bien parado y como un hombre
muy valiente, muy honesto y muy decente. Y ahora, en esta última
etapa, que no es el Víctor Hugo que a mí más me agrade porque creo
que ya está demasiado obsesionado con el tema Clarín. Me parece
muy lindo lo que hace pero hay veces que cuando observás un pro-
ducto de él, desde una transmisión deportiva o su programa periodís-
tico, si bien tiene todo el derecho y a lo mejor hasta tenga la razón,
me parece que a veces está muy obsesionado con el tema. Por eso
entonces hay veces que me parece que los programas de él se están
tornando monotemáticos”.
Beto Casella, que ha desempeñado su labor en las radios Provin-
cia, Del Plata, El Mundo, radio 10, Mitre, La Mega, y desde 2005
años comanda “Bien levantado”, actualmente líder en audiencia des-
de la FM Pop, asegura: “No es ninguna originalidad sostener que,
para los de mi generación, Víctor Hugo fue el quiebre obligado,
post José María Muñoz, la Oral Deportiva y Rivadavia clavada in-
variablemente, a la hora del fútbol. En su desembarco en la radio
argentina, Víctor Hugo no tenía nada que ver con cualquier cosa que
hubiéramos escuchado hasta ese momento. Salvando las distancias,
fue como cuando llegaron Los Beatles. En mi caso, que tuve mi
primera Spika allá por mis 8 años, crecí con Fontana, Carrizo, La-
rrea, Muñoz, Pedro Aníbal Mansilla y, después, Juan Alberto Badía

244
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

y Fernando Bravo. A los que estábamos rumbeados hacia el lado


de la Comunicación como profesión, y además éramos futboleros,
nos pasaban dos cosas: disfrutábamos esa nueva forma de contar... y
además queríamos contar como él, aunque no relatáramos. Creo que
Víctor Hugo no solamente aportó una forma de relato innovadora:
no tengo la menor duda que también incorporó solidez a las mesas,
columnistas con opinión fuerte y argumentos sólidos. No sé si Víctor
Hugo tiene una especie de manual de estilo para sus colaboradores,
pero siempre me llamó la atención que en sus tiras escasearan los
lugares comunes tan aburridos o los latiguillos fáciles. Aún hoy, en
la mesa de Víctor Hugo y sus compañeros, siempre se está hablando
de otra cosa que en el resto de las tiras deportivas. Cuando digo “de
otra cosa” digo “de otra forma”. Como se ve, la objetividad a la hora
de hablar de Víctor Hugo van a tener que ir a buscarla a otra parte.
Si tengo que apuntarle un defecto, no tengo dudas: como oyente, me
fastidia escucharlo por teléfono, desde... París!!! Los hombres de
radio tienen que estar en la mesa de la radio. Bueno, alguna contra,
tenía que tener”.
“Es un tipo que está cercano y a mí me ha forjado en mi carrera,
que si estuviera hecho de un material, una gran parte de ese material
de mi aleación, estaría hecha de Víctor Hugo Morales. Manejando
programas de radio, tiene el secreto de todo conductor: el manejo de
los tiempos. Entonces tiene un detector de cuando algo se va largo
o cuando algo es corto. Y tiene la maestría de poder hacer hablar a
todos al mismo tiempo y que todo se entienda. Además, despliega su
muy importante bagaje cultural. Por eso estamos en presencia de un
conductor que, si quiere, terminará su vida conduciendo programas
políticos como lo está haciendo de actualidad. Lo mismo que ha ge-
nerando como relator de fútbol lo está generando o lo puede generar
como conductor de interés general. En Mar Del Plata debuté el 20 de
enero del 1993 y a la derecha estaba Víctor Hugo fumando un haba-
no en la cabina. Ese día, antes del partido, tuvo el gesto de acercarse,
recibirme y desearme suerte. Una cosa es ahora, que viene y te da un
abrazo con 20 años de carrera. ¡Pero cuando arrancás! Ahí yo era un

245
JULIAN CAPASSO

pibito de pelo largo de 20 años, que relataba fútbol, que podría haber
quedado en el olvido y haber terminado mi carrera ese mismo día.
Sin embargo, Víctor Hugo tuvo el gesto de venir y darme la mano y
desearme suerte. Esas cosas no se pueden olvidar de ninguna mane-
ra. Cuando estaba en radio Mitre también tuvo el gesto de desearme
suerte, saludarme y también de reconocer un par de relatos míos que
le habían gustado. ‘Venía escuchando en el auto Alejandro Fantino,
este buen relator que tiene radio Mitre’, decía al aire. Todo esto me
genera un sentimiento hacia él de gratitud importante”, señala Ale-
jandro Fantino, que luego de relatar por diez años la campaña de
Boca Juniors, condujo programas de interés general y magazines en
las emisoras Mitre, La Mega, Radio Show, Uno y Rivadavia hasta
instalarse desde febrero de 2011 en los mediodías de radio 10.
Por su parte, Alejandro Dolina señala: “Viajaba por razones fami-
liares a Uruguay porque mi pareja de entonces era oriental. Pasaba
mis vacaciones en Montevideo en los 70 y tenía muchos amigos que
me contaban de la realidad uruguaya. Entre ellas, la realidad radial.
Entonces lo empecé a escuchar como relator, supe de su lenguaje tan
especial y tan rico, pero también de su carácter firme. Me chusmea-
ban mis amigos orientales los enfrentamientos que había tenido con
algunos jugadores o algunos personajes del fútbol en el Uruguay.
Así que yo soy antiguo escucha de Víctor Hugo, quizás más antiguo
que todos los argentinos que lo escuchan. Por eso es que cuando
él vino a transmitir ya lo conocía ampliamente. De manera que no
me sorprendieron sus virtudes. Pero yo creo que en aquel comienzo
hubo una etapa de continuo crecimiento que llega hasta hoy. Afor-
tunadamente para todos, Víctor Hugo excede los límites del relator
deportivo e incursiona en territorios de periodismo general. Incluso,
más recientemente se especializa en ciertos conocimientos de ópera
y arte. Es decir, el tipo va aprendiendo y a medida que va apren-
diendo nos va dando una respuesta profesional cada vez mejor. Eso
ha ocurrido continuamente desde que el llegó como el estupendo
relator deportivo que continúa siendo, hasta hoy que es un referente
periodístico. Y es notable y admirable, por lo que ahora es más evi-

246
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

dente: su valiente enfrentamiento con las corporaciones mediáticas


y por sus posiciones políticas. También lo es por la excelencia con
que realiza sus comunicaciones, por la riqueza de lenguaje que pone,
por la claridad de discurso, por la buena radio que hace y hasta por
la buena televisión hace. Y no se trata de asumir posiciones política-
mente correctas o simpáticas, incluso valientes, sino de hacerlo con
excelencia. Porque yo creo que un inepto que defiende sus posicio-
nes políticas generalmente las perjudica, que no es el caso de Víctor
Hugo ni mucho menos. Con respecto a los artista, la importancia de
tener un comunicador que le preste tanto espacio es visto con gran
agradecimiento y es la demostración de que verdaderamente no se
ha contentado con fórmulas exitosas. Es el reflejo de su crecimiento
personal y de su crecimiento profesional. Eso es extraordinario por-
que así debía ser siempre. Pero no, hay personas que encuentran una
prosperidad en ciertas recetas, allí se estacionan y por mucho que des-
pués en lo más íntimo detesten lo que hacen, lo continúan porque es
exitoso. Aquí se ve evidentemente que Víctor Hugo hace programas
que antes que a nadie le gustan a él. Y eso es lo que hace un comuni-
cador digno, hace un programa para él primero. Para mí el tipo que
mide la repercusión que algo tiene o que hace un estudio de mercado
y después se hace un programa o una obra artística es un miserable.
Los escritores escriben los libros que les gusta leer a ellos. Lo mismo
en este caso con Víctor Hugo con la radio. Nosotros ni siquiera somos
amigos, sino que nos profesamos mucho afecto, pero nos vemos una
vez cada cuatro o cinco años. De manera que no estoy obligado a ha-
blar bien de Víctor Hugo por un trato frecuente o por pertenecer a un
mismo grupo ni nada. Conmigo también como compañero del medio
el ha sido muy generoso porque ha participado muy desinteresada-
mente en algunas pequeñas aventuras. Pero yo estoy hablando como
oyente, ni siquiera como compañero que fui de Radio Continental,
sino como oyente. Y en ese sentido estoy más agradecido que en
ningún otro caso”.
Liliana López Foresi aporta: “Cada mañana que puedo que no voy
a los cursos estoy escuchando a Víctor Hugo. Es agradable y me

247
JULIAN CAPASSO

gusta la construcción del discurso. Me hace bien escucharlo. Coin-


cido a veces, otras en general. Además tiene gustos musicales muy
parecidos a los míos, y hay mucho de identificación con esto. Tiene
una voz maravillosa, que me es agradable y me hace bien a mí que
tengo un oído muy sensible. A mí me gusta escucharlo, y eso que soy
muy impaciente. Reconozco que soy una oyente embromada para
eso. Como lo conozco, se que además Víctor Hugo habla así. Es
así fuera de aire. Cuando él a veces se critica o se reprocha muchas
cosas, me dan ganas de decirle: ‘¡No lo hagas! ¡Ya está! ¡Sos Víctor
Hugo! Hace poco le dije a él que tiene que dar tantas explicaciones.
Es demasiado humilde y no tiene por qué serlo”.
Matías Martin, por su parte, se declara oyente de Víctor Hugo de
chico: “Era un fanático del fútbol y de River. Entonces para mí los
partidos, las transmisiones y demás era un lugar y un día me encon-
tré con Víctor Hugo, un día apareció Víctor Hugo, un día descubrí
Sport 80 y nunca más me moví de ese dial. Nací en 1970 así que en
1981 tendría 11 y por esa época empecé a ser un poco más cons-
ciente. El equipo de Sport 80 era obscenamente genial, con tantas
figuras, tantos que después encabezaron planteles periodísticos que
era un lujo y Víctor Hugo era el bastonero ahí. Ya era Gardel con las
descripciones, el lenguaje, el idioma, el ritmo en el relato, la pasión
que le ponía, las ganas. Iba a mirarlo a la cabina para observar cómo
cerraban el partido, como hacían el post partido en las transmisiones
deportivas. De la infancia me acuerdo de eso, de un lugar muy des-
tacado que tenía Víctor Hugo. Me parece que hay gente que tiene un
molde único y Víctor Hugo es incopiable. Uno puede tratar de tomar
el ejemplo de Víctor Hugo para esforzarse en las descripciones, para
tratar de tener un buen lenguaje para comunicar, para ser claro, para
ser jugado en lo que uno dice, pero copiar a Víctor Hugo es… como
copiar a Maradona. Es como copiar el talento de alguien que nace
con ese talento, me parece que lo que uno hace es tratar de verse en
ese espejo e incorporar conceptos y mejorar, pero nunca trataría de
imitarlo. Como oyente donde me tuvo más fiel era en Competen-
cia. Sus programas deportivos los seguí mucho más. Trabajé en “La

248
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

noche menos pensada”, que fue un programa que hizo Víctor Hugo
en canal 9, donde yo era un notero de exteriores. Ni Víctor Hugo
posiblemente sepa esto. ¿Qué siento cuando me nombra o elogia?
Me acuerdo de Las primeras veces, por ejemplo en una nota para
“El Rayo” que me hizo Dolores Barreiro. Ella había hecho en ese
programa una nota con Víctor Hugo y una nota conmigo. Antes, para
dar pié a mi nota, Víctor Hugo habló muy elogiosamente, y para mí
ya era algo enorme, ya significaba algo y me generaba como una
situación insólita. Y que hable elogiosamente me hacía poner colo-
rado.Ya pasaron muchos años, yo ya tengo 40 y me lo he cruzado
muchas veces, he compartido momentos, incluso alguna cena, y es
alguien a quien yo, además de admirarlo lo he bajado a tierra, lo he
transformado en una persona, en un ser humano, y por eso me da pla-
cer encontrarlo y puedo tener un diálogo normal y llano aún desde la
admiración que siento por él”.
Finalmente, Eduardo Aliverti explica: “Lo descubrí como medio
mundo, en Sport 80. Y “La Mañana” es el programa de su trayectoria
que más de cerca seguí, no sólo por su figura y en particular la atrac-
ción que ejerce su modo de expresarse, su dicción, su construcción
sintáctica (condiciones que para mí son imprescindibles a la hora de
elegir una escucha), sino porque es muy buen magazine de actuali-
dad. Yo creo que Víctor Hugo, antes que nada, es un profesional, en
términos de relato futbolístico, en términos de cómo construye una
oración, en términos de cómo desarrolla una idea, está sin lugar a
duda entre los más grandes con que ha contado la radiofonía argenti-
na. Y esto que puede parecer una obviedad, por lo menos a mí, no me
parece un dato menor, porque cuando se envidia a alguien y cuando
se ataca a alguien, hay un componente muy fuerte de que se lo hace
porque es el mejor. O porque es uno de los mejores. Nadie se detiene
en cuestionar un mediocre. Esto es lo primero que quiero dejar claro.
A partir de ahí, o en medio de eso, hay un posicionamiento político
muy claro de Víctor Hugo, que se ha salido de lo que se conoce
como políticamente correcto. Yo creo que, sobre la base también, de
que hay en la Argentina en particular, o tal no en particular, pero en

249
JULIAN CAPASSO

todo caso lo hay, y esto es lo que nos debe importar, la idea de que
un periodista, un animador, un comunicador, pero sobre todo un pe-
riodista, debe ser necesariamente un opositor, un fiscal. Nunca tener
puntos de contacto, de simpatía, con rasgos de algún oficialismo de
turno, aunque esto supónganle en contra de sus propias creencias, de
sus propias convicciones. Víctor Hugo y alguna gente más encarna
hoy el reverso de ese cinismo. Del cinismo de que existe el perio-
dismo independiente. De que existe la neutralidad. De que existe la
objetividad. Y por eso creo que se lo ataca. Pero vuelvo al comienzo
de la respuesta. Se lo ataca, en principio, porque es un grande. Por-
que nadie se detiene en cuestionar a un mediocre. Y muchos de los
que los cuestionan son precisamente esos: mediocres”.

250
Capítulo XIV

B
ajada de Línea, la vuelta de Víctor Hugo a la televi-
sión abierta luego de cuatro años, buscó posicionarse
como la opción más fuerte de periodismo político y
de actualidad, en el horario que históricamente tenía
reservado el fútbol. Para el primer programa, Víctor
Hugo tuvo material relacionado con la despenalización del aborto, el
conflicto de Papel Prensa, las escuchas ilegales y la minería a cielo
abierto.
“Periodismo sin medias tintas”, tituló Página 12 la crítica del pro-
grama. “Entre las reflexiones del periodista uruguayo y la presencia
de invitados virtuales que debaten vía Twitter, el ciclo conecta con la
coyuntura mediático-política del país. En el primer envío fue entre-
vistada Lidia Papaleo y se abordó el tema del aborto”.
“Antítesis desde su mismo título del ‘periodismo independiente’
que se declama desde algunos sectores, Bajada de línea (domingos a
las 21.30) no es más que un ciclo periodístico que se propone abor-
dar diferentes temas de índole social explicitando su posición. El
programa que el domingo estrenó Canal 9 tiene por objetivo echar
luz sobre temas de relevancia nacional –tanto coyunturales como es-
tructurales– proponiendo mostrar la “otra campana”, frente a la que
los grandes grupos mediáticos ofrecen a diario. Sin autoproclamarse
independiente, Bajada... toma posición independiente respecto de
cualquier gobierno o empresa periodística. En ese sentido, Bajada...
es Víctor Hugo Morales hecho programa de TV. No es poco para los
convulsionados tiempos mediático-políticos que corren. En el debut,
el ciclo midió 5,4 puntos de rating, quedando tercero en su franja y

251
JULIAN CAPASSO

ganándole a La cornisa cuando compitieron directamente”.


“Último representante de un periodismo sin medias tintas, que no
se preocupa por encubrir el lugar desde el que dice lo que dice, el ciclo
producido por GP Media es hijo directo de la coyuntura mediático-
política del país. Sin pretensiones de neutralidad, Bajada... es perio-
dismo explícito y concreto, al que nadie puede acusar de enmascarar
pensamiento alguno. En este punto, el programa recobra sentido con
la conducción de Víctor Hugo, figura atravesada por la coherencia
ideológica. Un capital que sobresale en momentos en que, como el
mismo relator y periodista uruguayo expresó en un reportaje en este
diario, sobran comunicadores que prestan su imagen pública ‘a ideas
o intereses que son propios de un productor o empresa’”.
Y en el número 390 de la revista Debate, Víctor Hugo analizó lo
que había sido la presentación de su programa.
–El nombre de su nuevo programa de televisión, Bajada de línea,
parece una contraposición directa con la idea de “periodismo inde-
pendiente”, un juego deliberado. ¿Es así?
–Línea es lo que se cree que a uno le bajan. Nosotros, los periodis-
tas, podemos bajar línea para ayudar a entender a la gente. Y ésa es
un poco la idea. Por otra parte, el título no es mío. Es un título jugue-
tón de los muchachos más marketineros que producen el programa.
A mí me importa tres pepinos el título.
–¿Qué le pareció el primer envío? ¿Volvió a verlo?
–Sí, y estoy muy contento, sinceramente orgulloso del programa.
Está hecho con mucha producción, una ideología clara, una posición
sin dobleces y tranquilidad de conciencia. Entonces, la nobleza del
producto es indiscutible. Después, qué sé yo, el público dirá. A mí
me parece que la estética del programa es buena.
–¿Cómo vivió la entrevista con Lidia Papaleo, que fue todo un
acontecimiento periodístico?
–Muy tenso, de mi parte. Quería que quedase claro lo que creo, sé
y pienso sobre el tema: Papel Prensa fue una apropiación de Mag-
netto y su gente. Real y hecha con la clara complicidad de la dictadu-
ra. Ellos me piden a mí que crea en demasiadas cosas, “mirá lo que

252
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION

me ocurrió con Papel Prensa”. El tema, en realidad, iba a aparecer


más chiquito, para que no me pasase como en la época previa a Fút-
bol para Todos y la Ley de Medios, cuando había gente que me decía
“basta de Grondona y Clarín, hable de fútbol”.
–¿Tiene ese miedo?
–En La mañana, que es una propuesta de radio de la que también
me siento orgulloso, la cuestión de la perfidia de Clarín y su pelea
con el Gobierno se devora buena parte del programa. Por eso, tenía
decidido que en la tele tuviera una incidencia menor. Pero, en ese
momento, me llamaron de La Nación, me pidieron una entrevista y
me acercaron una carpeta con sus argumentos. Y ocurrió una cosa
increíble. Me puse a trabajar en el tema y hablé de manera personal
con Rafael Ianover y Lidia Papaleo, cosa que no se me hubiera ocu-
rrido de otra forma. ¿Por qué lo hice? Porque quería cotejar mejor
aquellos argumentos. Aunque debo decir que, apenas leí las carpetas,
me dije “esto no cierra”. Y así fue. Lidia firmó el último papel el 8 o
9 de marzo de 1977 y, el 14, cayó detenida.
–Se cae la coartada de las fechas.
–Claro, después está el tema de la presión que habían ejercido
mediante los diarios que se iban a quedar con Papel Prensa y el pre-
cio que finalmente terminaron pagando: siete mil dólares en mano.
No hay manera de que esto sea aceptado como verdad. Claramente,
lo que dijeron fue “hagamos esto así porque, si los metemos presos,
algún día esta operación no va a valer”. Es una situación de obviedad
tan extraordinaria que el único argumento que, en el lugar de ellos,
podrías esgrimir es “pasaron tantos años, pensamos que nunca nos
iban a molestar por este tema”.
–Y podría haber pasado.
–Por suerte no ocurrió. Pero la historia del robo de Papel Prensa
a los Graiver se supo toda la vida. Yo la escucho desde hace más de
veinte años. Desde los años ochenta, por lo menos. Julio Ramos,
por ejemplo, hizo mucho para que se supiera. Así que no era algo
nuevo.
–¿Qué vio en Lidia Papaleo?

253
JULIAN CAPASSO

–Una mujer que encapsuló el dolor durante muchos años, como


se hace con los grandes traumas, porque pensó siempre que no tenía
ninguna razón para sacarlo afuera. Lo metió en una cápsula y lo
mandó, digamos, a un sitio alejado de su centro cerebral. Cuando
encontró un contexto propicio, nada más abrirse un poquito, sacó de
ese encapsulamiento todo lo que tenía y salió dolor, bronca y hasta
resentimiento. Al hablar tiene una actitud monolítica, de persona que
está segura de lo que está haciendo, típico de quienes no tienen mie-
do de que les detecten alguna falla.

254
Prólogo Por Adrián Paenza 9
Introducción “¿Qué le pasó a Victor Hugo?” 21
Capítulo 1 29
Víctor Hugo y...su oficio de relator, y el partido más difícil de relatar. 45
Capítulo 2 51
Víctor Hugo y...las escuelas de periodismo y el periodismo deportivo 63
Capítulo 3 71
Víctor Hugo y...su exposición en el senado contra los monopolios 80
Capítulo 4 89
Víctor Hugo y...la pelea con César Luis Menotti 95
Capítulo 5 101
Víctor Hugo y...su declaración de ciudadano ilustre 110
Capítulo 6 113
Víctor Hugo y...su lucha contra los monopolios de prensa. 121
Capítulo 7 129
Víctor Hugo y...la despedida intempestiva de Radio Continental. 135
Capítulo 8 143
Víctor Hugo y...el llamado de Néstor y el encuentro con Cristina. 149
Capítulo 9 159
Víctor Hugo y...la propuesta de sumarse a Fútbol para Todos. 164
Capítulo 10 171
Víctor Hugo y...su defensa a la Ley de Medios. 177
Capítulo 11 187
Víctor Hugo y...su fascinación por el arte y los artistas. 197
Capítulo 12 207
Víctor Hugo y...sus disputas con Grondona y Torneos y Competencias 213
Capítulo 13 227
Víctor Hugo y...su amor por la radio, la admiración de sus colegas. 237
Capítulo 14 251
N
DICIO
E

Julián Capasso
NDA Julián Capasso
Julián Capasso SEGU

Otros títulos Víctor Hugo


Una historia de coherencia y convicción
PIES NEGROS
Marcos González Cezer
“La gente percibe el color de la camiseta que lleva Una historia de coherencia y convicción
EL JARDIN DE LOS EKEKOS puesta cada persona pública. Con una exposición
Julio Boccalatte Julián Capasso
mediática de varias horas por día, uno puede fingir Nació el 3 de febrero de 1988
EL BOXEO Y YO durante un cierto tiempo. Al final, no hay más remedio en Temperley. Actualmente es
Julio Ernesto Vila productor periodístico de “La
que exhibir los verdaderos colores. Seguro que cometió
Mañana” de Radio Continental,
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES errores de apreciación, pero es también casi seguro coordinador del sitio web oficial
DE LA COPA AMERICA DE
que fueron eso, errores. Pero nadie podrá nunca decir de Víctor Hugo Morales y colabo-
FÚTBOL
Guillermo Knoll rador en prensa y comunicación
que le pagó a Víctor Hugo para que él dijera lo que no

Víctor Hugo
de la línea estatal Ferrobaires y
EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu-
Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó
Beder sus estudios secundarios en
Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal-
JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El
Ganadores del II Concurso
Deportivo”, programa deportivo
Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo
Roberto Santoro semanal que produjo y condujo
quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense
AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500).
Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en
atletismo argentino arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que las revistas PM y EMERSUR.
Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja
económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” para Koala Contenidos, donde re-
¡PARTIDAZO!
alizó entrevistas y producciones
Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA
Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV

Ediciones Al arco
Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente
HECHOS PELOTA, para DeporTV.
El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista
durante la dictadura militar en 2011.
(1976-1983)
Fernando Ferreira juliancapasso@hotmail.com
@juliancapasso
N
DICIO
E

Julián Capasso
NDA Julián Capasso
Julián Capasso SEGU

Otros títulos Víctor Hugo


Una historia de coherencia y convicción
PIES NEGROS
Marcos González Cezer
“La gente percibe el color de la camiseta que lleva Una historia de coherencia y convicción
EL JARDIN DE LOS EKEKOS puesta cada persona pública. Con una exposición
Julio Boccalatte Julián Capasso
mediática de varias horas por día, uno puede fingir Nació el 3 de febrero de 1988
EL BOXEO Y YO durante un cierto tiempo. Al final, no hay más remedio en Temperley. Actualmente es
Julio Ernesto Vila productor periodístico de “La
que exhibir los verdaderos colores. Seguro que cometió
Mañana” de Radio Continental,
ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES errores de apreciación, pero es también casi seguro coordinador del sitio web oficial
DE LA COPA AMERICA DE
que fueron eso, errores. Pero nadie podrá nunca decir de Víctor Hugo Morales y colabo-
FÚTBOL
Guillermo Knoll rador en prensa y comunicación
que le pagó a Víctor Hugo para que él dijera lo que no

Víctor Hugo
de la línea estatal Ferrobaires y
EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu-
Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó
Beder sus estudios secundarios en
Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal-
JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El
Ganadores del II Concurso
Deportivo”, programa deportivo
Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo
Roberto Santoro semanal que produjo y condujo
quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense
AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500).
Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en
atletismo argentino arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que las revistas PM y EMERSUR.
Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja
económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” para Koala Contenidos, donde re-
¡PARTIDAZO!
alizó entrevistas y producciones
Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA
Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV

Ediciones Al arco
Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente
HECHOS PELOTA, para DeporTV.
El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista
durante la dictadura militar en 2011.
(1976-1983)
Fernando Ferreira juliancapasso@hotmail.com
@juliancapasso

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