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DICIO
E
Julián Capasso
NDA Julián Capasso
Julián Capasso SEGU
Víctor Hugo
de la línea estatal Ferrobaires y
EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu-
Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó
Beder sus estudios secundarios en
Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal-
JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El
Ganadores del II Concurso
Deportivo”, programa deportivo
Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo
Roberto Santoro semanal que produjo y condujo
quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense
AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500).
Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en
atletismo argentino arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que las revistas PM y EMERSUR.
Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja
económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” para Koala Contenidos, donde re-
¡PARTIDAZO!
alizó entrevistas y producciones
Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA
Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV
Ediciones Al arco
Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente
HECHOS PELOTA, para DeporTV.
El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista
durante la dictadura militar en 2011.
(1976-1983)
Fernando Ferreira juliancapasso@hotmail.com
@juliancapasso
Ediciones Al Arco
contacto@librosalarco.com.ar
Foto de tapa
Florencia Downes (agostinadownes@gmail.com)
Diseño
Federico Sosa
@fedessosa
ISBN 978-987-1367-48-1
VÍctor Hugo
Una historia de coherencia y convicción
Dedicatoria
A
mis padres, Nuncio José y Ana María; mis hermanos,
Martín y Pablo; mis abuelos, Carmen, Antonio, Pepe y
Elisa; mis tíos/as y primos/as.
A mis amigos. Los de la Plaza. Los de Turdera. Los de siempre.
Los de toda la vida. A toda la gente del Instituto Vicente Pallotti de
Turdera: compañeros de la Promoción 39, directivos, profesores/as,
preceptores/as, personal, egresados de los últimos años, integrantes
de la SEJU. A Daniel Pintor, Matías Lastassio, Sergio Varela, Galo
Herrera, Hugo Morales, Ignacio Beláustegui, Nicolás Zavaleta y toda
la gente de Ferrobaires que me abrió sus puertas en momentos de
inestabilidad laboral.
A Martín Magariños, Luciano Ghiglia, Marcos Sznac,
Juanchi González, Santiago Coni y Juan Manuel Rodríguez, por
acompañarme en las primeras aventuras del oficio.
A Christian Rémoli, por las oportunidades y por enseñarme a
trabajar.
A Abel Amadori, que en paz descanse; a su mujer, Stella Maris
Castañeda; y a Marcelo León, por los primeros espacios en mis
comienzos. A Ezequiel Fernández Moores, Ariel Scher, Gustavo
Veiga y Ariel Senosiain por marcar un camino.
A Juan José Panno, Jorge Búsico, Guillermo Blanco y Carlos
Ferreira, por su ayuda y su asesoramiento.
A los excelentes compañeros que tuve en la mayoría de mis
trabajos.
A los difamadores profesionales, que me encaminaron a encontrar
la energía necesaria para este libro.
Agradecimientos
A
los trabajadores del Archivo de TEA y DeporTEA:
Enrique Stroppiana, Marcelo Massarino, Víctor
Raffo, Héctor Corti, y Rodrigo Spiess.
A mis compañeros y profesores de TEA y DeporTEA.
A Julio Boccalatte y Marcos González Cezer, de Ediciones Al Arco.
Al doctor César Francis por su generosidad y asesoramiento.
A César Ferri y Fabiana Segovia por las oportunidades.
A los más de 100 entrevistados por su tiempo y sus valiosos aportes.
A Raúl Llusá y Daniel Vilá, por ser los primeros correctores que tuve
en este proyecto.
A Dani, Vale, Fede y Lukitas por ayudarme con las desgrabaciones.
A Víctor Hugo, por aceptar que sea su biógrafo.
Prólogo
Por Adrián Paenza
E
s obvio que hemos disentido muchas veces, la más re-
ciente y pública es su posición con respecto al campo,
pero, ¿cómo se me podría ocurrir que él estaba siendo
‘hablado’ por otro para sostener su postura? ¿Por qué
habría de pensar eso? Solo le decía que mirara hacia
los costados y viera quiénes eran sus acompañantes y con eso tendría
material para entretenerse: no importaba lo que yo pensara, importa-
ba quiénes eran sus compañeros de ruta, eso le debería dar la pauta
de que estaba cometiendo un error.
Fama o Prestigio.
Hay una diferencia muy fuerte entre ser conocido y ser respe-
tado, ser conocido o reconocido. O puesto en otros términos: hay
una diferencia muy grande entre ser famoso y ser prestigioso. Dejar
un testimonio indeleble, dejar una huella. Conocí a Víctor Hugo en
1977, en la cantina “Don Carlos”, en la esquina de Valentín Gómez
y Billinghurst, en pleno barrio de Almagro en la ciudad de Buenos
Aires. Seguramente se habría de jugar un partido que involucraba
a algún equipo uruguayo o a la propia selección. No entiendo bien
por qué, pero recuerdo un hecho extraño: estaba vestido de negro.
Me acerqué a él, conversamos un rato, y en ese momento le dije que
me gustaría hacer lo posible para traerlo a la Argentina. Nosotros
estábamos en ese momento con Néstor Ibarra, Fernando Niembro y
Marcelo Araujo preparando lo que sería nuestro desembarco en Ra-
dio El Mundo primero y Radio Mitre después, en lo que terminaría
siendo uno de los programas deportivos de mayor espesor en los que
yo trabajé: Sport 80. Víctor Hugo, como quedará claro luego de leer
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ra, esa sensación de que ‘espero que esto no se termine’. Son pocos
los momentos de silencio. Llegan después, cuando nos separamos.
Alguna vez me dijo Tití Fernández que se sentía incómodo porque
cuando estábamos todos juntos en la mesa, los demás sentían como
que “no hay nada más alrededor de ustedes: todo empieza y termina
en ustedes dos”. O Alberto Kornblihtt, que nos dijo no hace mucho:
“Cuando hablo con ustedes, parecen los sobrinos del Pato Donald:
uno empieza una frase y el otro la termina”. ¿Por qué habría de decir
todo esto? ¿Por qué no escribir libremente el prólogo de un libro que
habla de Víctor Hugo? Tengo ganas de decir mucho, las ideas se me
arremolinan buscando una salida, pero solo doy abasto para escribir
de a una por vez. Y tengo miedo de olvidarme de otras que ven cómo
su tiempo pareciera no llegar nunca. ¿Por qué no puedo disfrutar de
este momento? Es que siento que en esta coyuntura, pareciera como
que tengo que escribir en defensa de Víctor Hugo. Pero, ¿defenderlo
de qué?
¿De quiénes?
¿Cómo hablar del legado que deja un individuo? La abrumado-
ra mayoría de las personas que habitan este mundo, una vez que
desaparecen físicamente, dejan memorias en un pequeño grupo: sus
familias, sus amigos. No son menos intensos por ser unos pocos,
ciertamente, pero su impacto tiene pocos receptores. En todo caso,
torcieron o modificaron la vida de las personas que alcanzaron a to-
car. Sí, ¿pero cuántos son? Y mientras usted lee esto, no lo tome en
forma peyorativa: al contrario. Es una lástima que gente que tiene y
tuvo muchísimo que aportar, no pudo hacer que su mensaje llegara
en forma masiva, porque no tuvo o bien los medios o bien la expo-
sición que merecían sus ideas. El mundo está lleno de ellos. Pero
hay un reducidísimo grupo de personas que tienen la posibilidad de
llegar con su mensaje en forma cotidiana, consistente y muy amplia.
Cuando Víctor Hugo relataba en el Uruguay, y estoy hablando de la
década del 70, la promoción de su programa decía: “Víctor Hugo y
el ‘eco’ de todo un país”. ¿El ‘eco’? ¿Qué ‘eco’? Respuesta: uno po-
día ir a la cancha (el Estadio Centenario de Montevideo, en donde se
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dueño de Radio Argentina, tenía que ofrecerle a cada uno de los in-
tegrantes de su equipo (30 personas) un contrato equivalente o mejor
que el que cada uno tenía en Radio Mitre.
Muchos no aceptaron (entre otros Niembro, Ibarra, Araujo, Lu-
jambio). Muchos sí aceptamos, y nos fuimos con él. Si Gangeme no
hubiera extendido una oferta a todos los periodistas que trabajába-
mos con él, no lo habría escuchado, y hubiera dejado sobre la mesa
lo que él mismo me definió con una imagen: “Adrián, me ofreció una
cantidad de dinero que en lugar de contarla habría que pesarla”.
Era esperable, Victor Hugo tardó poco tiempo en conocer a Gan-
geme, discutió con él por incumplir con quienes eran sus compañeros
en ese momento y terminó su relación y se fue a Radio Continental.
Víctor Hugo se negó sistemática e históricamente a participar en nin-
guna actividad farandulera que le quitara su bien más preciado: su
tiempo. Fuimos (y aún somos) capaces de quedarnos cinco o seis ho-
ras hablando, en larguísimas sobremesas. Difícilmente ocupen algún
espacio las vidas de otras personas. Sí las ideas. O los viajes. Esa es
la mejor forma de Víctor Hugo para ocupar su tiempo. Abrumado por
sus dificultades con la tecnología, lo confunden los MP3, los PDF y
las “www”; aún hoy se niega a tener un teléfono celular. Su domingo
ideal lo llevaría a hacer su programa de música clásica a las 9 de la
mañana, saltar al Colón para ver alguna ópera al mediodía, salir de
apuro para transmitir un River-Boca o –si lo merecieran– un Depor-
tivo Español-Ferro, apurar a Beatriz para que le cebe un mate en el
auto cuando juntos salen para ir al cine a ver alguna película fran-
cesa (o argentina, es irrelevante), para después terminar haciendo, a
las 11 de la noche, su queridísimo “Bajada de Línea”. Y todo esto,
mezclando lo popular con lo más fino de la cultura. Hablando con el
mediocampista de All Boys, con la misma pasión con la que se en-
contró con Pavarotti o Plácido Domingo. Y como en cada reportaje,
siempre intentando no ponerse él en el centro de la escena y evitando
poner incómodo a su entrevistado, sin por ello perder firmeza en sus
convicciones. Claro que disentimos. Y mucho. Dos temas puntuales:
el boxeo y el campo. El boxeo merece ser tratado en otro contexto.
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Introducción
“¿Qué le pasó a Victor Hugo?”
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do con otras, que las manifiesta con vehemencia también, como por
ejemplo la despenalización del aborto que él siempre reclama. ¡Y
se lo pide mal! Diciendo ‘cómo un gobierno que se dice progresista
no impulsa eso’. El único tipo que enfrentó a Grondona cuando le
dio el negocio del fútbol a Torneos y Competencias y a Clarín fue
Víctor Hugo. Nosotros, sus compañeros, acompañábamos, pero él
la llevaba adelante. Que la gente piense, o debería pensarlo, cómo
habría sido la vida de Víctor Hugo si hubiera admitido el manejo
de Grondona en la AFA. Hubiera ganado todos los Martín Fierro de
Oro, hubiera sido el niño mimado de TyC. Pero él eligió su convic-
ción, como siempre. Independiente. Y su manera de denunciar ese
robo que después se demostró que era eso”.
Beto Casella, en tanto, aporta: “Tuve la suerte de que Víctor Hugo
me explicara personalmente ‘qué le pasó’. Me hubiera sorprendido
que no apoyara enfáticamente la Ley de Medios y el Fútbol para To-
dos, conocido su eterno encono con el grupo Clarín. No tengo dudas
de que esto también habla bien de Morales. Si vamos al grano, no
tiene ninguna necesidad, a esta altura de la vida y de su profesión, de
soportar que algún imberbe lo increpe a la salida de un estadio por
cierta adhesión al Gobierno. Presumo que no le está costando nada
barato –en una sociedad tan intolerante– pero lo debe estar asumien-
do bien templado. Me sigue dando vergüenza ajena la sospecha de
interés económico (que es casi lo mismo que tildarlo de corrupto)
que deslizó, por ejemplo, Jorge Lanata”.
Y se suma Alejandro Fantino: “Yo a Víctor Hugo le creo. Además,
en el medio se sabe de su pelea con Clarín, que viene desde hace 20
años. De su pelea con Grondona, que es un aliado de este Gobierno
y que viene de toda la vida. Su pelea contra los grandes grupos eco-
nómicos viene de toda la vida, cuando en su momento peleó contra
Torneos y Competencias lo hizo desde siempre. Entonces, cuando
traes en la genética una historia de lucha, no me parece mal creerle.
Entonces y por eso yo le creo. Después, si políticamente coincide
con algunas cuestiones de este Gobierno… ¿por qué no? Es un tipo
que cree en sus convicciones. Hace 20 años que lo conozco y que
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Capítulo I
V
íctor Hugo Morales nació el 26 de diciembre de
1947 en Cardona. Hijo de Víctor Vicente Morales y
de Irma Nelly Pérez, pasó gran parte de su infancia
con sus abuelos. “Mi pueblo está separado por unas
vías. De un lado es Florencio Sánchez, donde vivían
mis padres; y el otro, Cardona, donde estaban mis abuelos y adonde
me mudé porque debía aplicarme inyecciones de hígado de bacalao
por problemas de crecimiento”, recuerda. Tiene dos hermanos, José
Pedro y Dumas; y otros tres del segundo matrimonio de su papá.
“Pasé una niñez extraordinaria. Siempre jugando. Creo que toda mi
vida me la pasé jugando, nunca perdí ese espíritu, nunca pasé más de
tres días sin practicar al menos algún deporte”, dice hoy.
Fue en casa de sus abuelos donde activó su formación política.
“Eran de los sectores más intransigentes de la izquierda del Partido
Blanco, de derecha. La primera vez que hice un aviso fue a dos vo-
ces con mi mamá, que era puntera en el barrio”. En Cardona hizo la
Primera y la Secundaria, en Colonia la preparatoria para abogacía y,
cuando era hora de comenzar la carrera, ya lo había atrapado otra pa-
sión: “Entré a Radio Colonia, y ahí mi vida giró hacia este lado”.
•••
En 1974, consolidado como columnista de Deportes del noticiero
Telenoche (Canal 4 de Uruguay, al que había entrado el año anterior),
Víctor Hugo Morales saltó al conocimiento público y sorprendió por
la forma en que elaboró las críticas a su Selección nacional por su
mala performance en el Mundial de Alemania. Por esos años, con
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tevideo. Al otro día, los diarios hablaban de ‘la noche de los dedos
inquietos’. La audiencia estaba desorientada por los cambios produ-
cidos en varias emisoras. Tres semanas después se hizo una encuesta.
Tenía casi el 20 por ciento de la audiencia y me asombraba de solo
pensar que, dos años antes, me paraba en la puerta de la cabina del
estadio con la ilusión de que, aunque fuera uno solo de aquellos es-
pectadores, estaría escuchando mi relato”, describió Víctor Hugo en
su primer libro.
Dos años después, Víctor Hugo había incrementado notablemente
su audiencia: pasó de tener el 20% y elevó hasta el 75% el share en
las transmisiones de fútbol.
•••
“Buenas noches, país del dolor”. Con esta frase cerró su transmisión
Víctor Hugo desde Caracas el 6 de marzo de 1977, tras una derrota de
Venezuela ante Bolivia por 3-1, por las Eliminatorias Sudamericanas
para el Mundial de Argentina 78. Uruguay necesitaba que triunfara el
local o que empataran para clasificar al campeonato que iba a organi-
zar el país vecino. Fue triunfo de Bolivia y Uruguay se quedaba sin
jugar un Mundial luego de veinte años de presencia ininterrumpida.
Para entonces, del muchachito ilusionado que relataba fútbol había
pasado a ser un periodista polémico, discutido y comprometido con
su profesión, lo que le trajo problemas con la dictadura que, con un
golpe de Estado el 27 de junio de 1973, había tomado el poder en
Uruguay.
Juan Carlos Paullier, comentarista de los encuentros que Víctor
Hugo relataba por entonces, recuerda: “En las Eliminatorias para
Argentina 78, en el partido de Venezuela contra Uruguay jugado en
Caracas, Víctor Hugo y yo transmitimos para todo Uruguay desde
la tribuna del estadio porque no nos dieron cabina. Alrededor nues-
tro se ubicaron cientos y cientos de uruguayos gritando ‘Uruguay sí,
dictadura no… se va acabar, se va acabar, la dictadura militar’. Esos
cánticos salieron al aire durante todo el relato de Víctor Hugo y mis
comentarios. Previo al partido, los hinchas habían estado preguntan-
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mis padres lo escucharon por radio porque se estaban yendo del esta-
dio y volvieron a buscarme desesperados porque tenía a mi hermano
preso y a mi hermana exiliada. Mi padre me localizó y me pidió que
me escondiera por unos días porque la policía me iba a buscar. Efec-
tivamente la policía fue a buscarme el lunes al club. Como no me
encontraron se llevaron detenidos a varios compañeros. Al enterarme
de que Víctor Hugo había tenido problemas lo llamé por teléfono y le
dije: ‘Disculpame’. A lo que él me contestó: ‘No, por favor, no tenés
nada que ver, simplemente te están buscando, te conviene hablar con
fulano de tal’, me dijo, que era un coronel que estaba al mando del
operativo. A ese coronel lo llamé a los cuatro días para explicarle lo
que pasó. ‘Bueno, el operativo de las fuerzas conjuntas termina acá’,
me respondió. Mi hermano fue liberado en 1984 y esto fue en 1976,
cuando salimos campeones. Por primera vez que un barrio chico salía
campeón. Defensor era un cuadro chico y Víctor Hugo fue el único
periodista que se atrevió a seguirlo en todo el campeonato. Fue una
gran apuesta, con la que le fue bien”.
“Tarjeta amarilla, usted entiende”, le dijeron los militares a Víctor
Hugo al pedirle explicaciones.
•••
En junio de 1978 Víctor Hugo relató para su país el campeonato
Mundial que se disputó en Argentina, Selección por la que expresó
públicamente su simpatía, pese a que ocasionó el malestar en algunos
de sus oyentes, que llamaban ofuscados a la radio.
Entusiasmado entonces por la organización que Argentina había
mostrado durante el Mundial, en el retorno a su país Víctor Hugo en-
dureció las críticas hacia las autoridades del fútbol uruguayo, que en
varias oportunidades lo habían declarado “persona no grata”.
El 11 de julio de 1978, dos semanas después de haber finalizado el
Mundial en la Argentina y a tres semanas de que se iniciara un nuevo
campeonato de fútbol en Uruguay, Víctor Hugo escribió una nota que
el semanario Multicolor tituló: “Improvisación que avergüenza”.
Así fue que en la noche del miércoles 12 de julio de 1978, en Gua-
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–Voy a luchar por ella, de acuerdo con las leyes de mi país. Voy a
apelar a todos los recursos legales. No me entrego, aunque la veo fea.
Un gesto solidario de Miguel Olivencia, entonces gerente de Ra-
dioMundo, conmovió a Víctor Hugo: “Vengo a avisarte que si vos
no transmitís, nosotros tampoco. Esta decisión es definitiva. Aunque
relate otro en Oriental, si no sos vos, no dejo salir la transmisión de
fútbol”.
Al mediodía de ese día a Víctor Hugo le avisaron que, tras una ges-
tión de su compañero Carlos Giacosa, a las 16 lo recibiría el general
Julio César Rapela, protagonista de los alzamientos militares de 1973
y hombre cercano a Gregorio Álvarez, que desde 1981 a 1985 fue
presidente de Facto y quien en octubre de 2009 fue condenado por la
justicia uruguaya a 25 años de prisión por la muerte de 37 opositores
que se sucedieron entre 1977 y 1978, cuando era jefe del ejército.
Esa tarde, Víctor Hugo mantuvo el siguiente diálogo con Rapela:
–General, más que nada me importa hacerle una pregunta. No sé si
tengo derecho o si usted quiere responderla. Pero necesitamos saber.
–De aquí no tiene por qué irse sin respuestas a cuestiones concre-
tas.
–Sé positivamente que algunos dirigentes aceptaron la decisión
porque se les dijo que esto venía de arriba. ¿Ustedes dieron la aproba-
ción a las autoridades de la Asociación?
–De ninguna manera. Aquí fue hecha una consulta y se les respon-
dió a los señores dirigentes que era un tema en el que el gobierno del
país no tiene nada que ver. Era una cuestión entre particulares. Ahora
bien, frente a esta conmoción pública, sí debemos estar alertas. Y las
autoridades competentes resolverán hasta qué punto el tema escapa a
la administración pública. Ustedes pueden tener la seguridad de que
si las leyes los amparan, serán amparados. Si la Asociación tiene ra-
zón, será como ellos han decidido. En este momento, eso sí no se lo
puedo responder (…) En estos momentos, las autoridades competen-
tes se están informando. Es cuanto puedo decirle. Eso, y que aquí no
se le dio aprobación a nada ni a nadie.
En el atardecer de esa misma tarde, distintos medios de prensa se
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•••
“La verdad es que estaba muy enfrentado con aquellos dirigentes
de la AUF y el proceso de la Selección argentina, hecho al margen de
los dirigentes del fútbol de entonces, por afuera de sus intereses, me
llevó a elogiar lo que se hacía aquí. Hace un tiempo repasaba aquellos
días en una nota que me pidieron las Abuelas de Plaza de Mayo sobre
el Mundial 78 y les escribí con desconsuelo que en aquellos días, visto
desde el Uruguay, todo me había parecido muy bueno. La preparación
del equipo, la ceremonia inaugural, la victoria argentina, la fiesta del
pueblo que acompañé a pie desde River hasta el centro cantando con
la gente… Hoy lo veo de otra manera, claro. Es el eterno aprendizaje.
Cuando después de que Daniel Passarella levantara la Copa en Núñez
volví a Montevideo, mis críticas se hicieron más duras, tomando el
ejemplo argentino, mirá qué sabio era entonces, hasta que se pudrie-
ron y me prohibieron”, explica, a la distancia, Víctor Hugo.
Eran los últimos meses antes de partir hacia la Argentina, pero que-
daba tiempo para nuevos episodios.
“Con algunos jugadores organizábamos partidos de fútbol de salón,
hacíamos giras y donábamos la recaudación a escuelas, hospitales.
En una de esas andanzas de fútbol se armó una trifulca muy grande.
Estábamos jugando el partido, insultaron a mi mujer, que estaba em-
barazada, desde la tribuna y nos peleamos. Como siempre cuando hay
un tipo muy conocido, existe la fantasía de ver cómo le sacás dinero,
por lo que hubo una denuncia de por medio. Yo me acuerdo de que
me fui de viaje inmediatamente a Europa por una gira de la Selección
Uruguaya y me mandaron a buscar por Interpol. Se había armado un
escándalo. Entonces, en la radio me dijeron que me volviera porque
era un disparate. Y al pisar el aeropuerto me llevaron directamente en
‘cana’. Gravitó mucho que sucediera en tiempos de dictadura. Yo no
era un perseguido, pero me habían amonestado varias veces por cosas
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(…) Estar preso no es tan malo como se piensa. Las sociedades que se
construyen en las cárceles, sobre todo en las que no existen desfaces
con el tipo de internados, son muchísimo más agradables que las que
hay afuera. Estoy muy seguro. Se manejan valores como la solida-
ridad, la lucha contra el tiempo…la introspección. Yo no la pasé tan
mal. Es más, a los diez días detestaba las visitas, excepto las de mi
familia, claro. Por supuesto que yo tenía la ventaja de saber que mi
encierro no podía ser mayor a los dos meses. Había un final. Debe ser
duro estar ahí para siempre”.
•••
Entre el 30 de diciembre de 1980 y el 10 de enero de 1981, Víctor
Hugo narró los últimos partidos por radio Oriental, en el marco de la
Copa de Oro de Campeones Mundiales (el recordado Mundialito),
organizada para celebrar el cincuentenario del primer Mundial.
El torneo se disputó en Montevideo y participaron Uruguay, Ita-
lia, Brasil, Argentina, Alemania Federal y Holanda (sub campeón en
1974 y 1978, que jugó en reemplazo de Inglaterra).
“A Víctor Hugo la dictadura le permitió transmitir el Mundialito
de casualidad. Por decreto del entonces presidente de facto, Aparicio
Méndez, quien emitió la orden: ‘Autorízase al Señor Morales a ingre-
sar al Estadio Centenario para cumplir sus funciones como periodis-
ta’. Allí estábamos todos, con el apoyo de la gente y con la sonrisa
cómplice de algún colega, encantado de que no transmitiera. La guerra
a Víctor Hugo y a todos nosotros fue implacable. No podían entender
que de 10 oyentes, 8 ó 9 estuviesen con Oriental. Una lástima, pero
es la verdad. Fue terrible, aunque nunca se temió por la vida, lo que si
vimos era que se había puesto imposible trabajar en paz, porque si te
cuidás en cada expresión y siendo izquierdistas, como lo somos con
él, no teníamos mucho para caminar en estas calles”, detalla Crosa.
Con el arbitraje del austríaco Erich Linemayer, Uruguay derrotó en
la final del Mundialito a Brasil por 2-1 en el Centenario. Barrios abrió
el marcador a los 5 minutos del segundo tiempo para Uruguay. Brasil
empató a los 17 minutos, Sócrates de penal. Y, a 10 minutos del final,
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“Se abre Rubén Paz. La tira Venancio para Rubén Paz. Rubén Paz
levanta mal para Venancio. Quita Luisinho de cabeza. Busca Junior.
Levanta mal una pelota que toma Barrios. Barrios para Venancio Ra-
mos. Victorino esperando en el segundo palo. Va el centro de Ramos.
Pega en Junior. La busca otra vez Venancio Ramos. Foul de Junior.
Tiro libre para Uruguay. Me pregunto: ¿dónde está el público, donde
están las banderas, dónde están las ganas de gritar? ¡Hay que estar
con este equipo uruguayo que sin jugar bien mantiene en ésta toda su
chance, toda la moral, para llegar a la victoria! Aquí está pelándose
Rubén Paz con dos brasileños a los que él quería retirar porque la ban-
dera estaba demasiado cerca. Le quedan al partido diez minutos exac-
tos. Uruguay busca en este tiro de Venancio Ramos el gol. Viene para
Krazowsky ¡Gooool! ¡Victorino! ¡Gooooooooool! ¡Gooooooooool!
¡Uruguayoooooooo! ¡Victorinooooooooo! ¡Victorino! ¡Waldemar
Victorino! Otra vez, en la instancia dorada, apareció con su cabeza,
después de que no alcanzó Krazowsky el centro de Venancio Ramos.
¡Y estalla de alegría el país! ¡Quedate tranquilo Obdulio! ¡Los mu-
chachos no te van a dejar cambiar la historia! ¡Uruguay 2, Brasil 1!
¡Quedate tranquilo Obdulio te digo!”.
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Víctor Hugo y...
...su oficio de relator, y el partido más difícil de relatar.
L
a una y media de la tarde. Mate. Estamos en una cabina
de la cancha de River. Víctor Hugo se pone el buzo.
Pega dos papelitos sobre el cristal. En ellos ha escrito el
detalle de los partidos y la formación de los equipos. Otro mate. Dice:
“Muy buenas tardes, ¡Argentina!”. Pasa vertiginosa revista al deporte
del mundo. Mira el cielo. Y se enoja. Y acusa. ¿A quién? “A ese techo
de nubes que impide el sol”. Y hace el primer reclamo al sol. Todo lo
que desenvolverá en el par de horas y media anterior al comienzo del
partido escapa lejos al relator, al informador: corresponde más bien a
un maestro de ceremonias, o a un porfiado brujo. Víctor Hugo ha jun-
tado los leños, ha encendido el fuego, en adelante no dejará de soplar
todo el tiempo. Para que el fuego no se apague. Para que siga y siga
enarbolado. En sus manos tendrá esa ceremonia del fútbol y del gol
que involucra a millones de corazones expectantes. La mano derecha
de Víctor Hugo está extendida hacia un costado. Aunque no mira en
esa dirección, la mano recibe la calidez de otro mate. Ahora observa
que los primeros hinchas “van salpicando la tribuna popular”. Les ha-
bla como si cada uno de ellos lo pudiera oír: “Ustedes son los prime-
ros clientes del domingo”. De nuevo se queja por el sol. Un chiquilín
le golpea el vidrio de la cabina, lo saluda. Víctor Hugo, en medio de
una tanda publicitaria, recuerda: “A su edad yo era como él, tan alto
como ahora y flaquísimo. Me dolían los huesos. Tuvieron que poner-
me inyecciones de aceite de hígado de bacalao. El hospital quedaba
cerca de mis abuelos. Ese fue el pretexto para irme del pueblo”.
–Víctor Hugo, ¿sabía que hay mucha gente que secretamente soñó
con ser relator de fútbol?
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–Bueno, es una actividad como tantas otras, solo que mucho más
generosamente reconocida.
–No solo eso, como decía Serafín Vistalba –un poeta perfectamen-
te desconocido–, cuando uno se convierte en relator de fútbol hace de
invisible mago entre esas criaturas que están en la cancha y que otros
a la distancia solo pueden imaginar. ¿Tenemos un minuto para que le
cuente un par de casos?
–Tenemos dos minutos, Rodolfo. ¿Un mate?
(…) Las tres y tres minutos de la tarde. El partido ha comenzado.
Otro reclamo airado de Víctor Hugo: “Que se quiebre ese techo de
nubes. Que se abra la tarde, que asome su nariz el sol”.
¿Cómo es el señor Morales cuando relata? Así: siempre toma el
micrófono con la mano izquierda. Antes se pone la toalla al cuello. La
mano derecha la usa para dar indicaciones como una batuta orquestal,
y para el mate que no cesa, que no cesará. Al pie izquierdo lo cruza
por atrás, encimándolo al derecho, y lo sacude todo el tiempo. Ésa
es su descarga. Viéndolo por la nuca, uno advierte que Víctor Hugo
es un compaginador, un auténtico director de orquesta. Con el codo
derecho marca la entrada de su comentarista, Alejandro Apo. Siembra
la cabina de señales que el escucha ni imagina. “El fútbol me gusta,
pero lo que a mí me fascina es trabajar para el espectáculo radial.
Busco eso: el espectáculo, los colores. Casi no sé lo que dicen quie-
nes me rodean, salvo que sea muy ingenioso o muy bruto. Yo pongo
voces en el aire. Las barajo, juego con ellas. Combino una voz aguda
con una grave. Improviso. Deseché los cantos rimados... aquello de:
‘¡Y tírenle nomás papel. Se lo merece este gol de Miguel!’. Las cosas
que prenden son las que surgen solas”. Ésa es una de sus claves: cui-
dar la virginidad de la ocurrencia.
Veinte minutos de partido. Rostro empapado de sudor. Toalla.
Como la tarde sigue gris y el partido también, Víctor Hugo, urugua-
yo al fin, no se resigna, se embronca, saca pecho como si estuviera
en la final del Maracaná y desenvaina otra de sus claves. Juega a las
adivinanzas y apuesta con sus acotaciones. Empieza a arriesgar, a
apostar fuerte. Apuesta cuando vaticina que el joven debutante “dará
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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION
que hablar”. Apuesta cuando dice que Fulano “esta tarde jugará su
mejor partido desde que llegó a River”. Apuesta cuando otra voz le
informa “gol de Vélez” y él, sobre el pucho, pregunta: “¿De Funes o
de Gareca?” “Sí, de Funes, Víctor Hugo”. Apuesta cuando conmina y
emplaza al sol para “que salga de una vez”. Con esas apuestas Víctor
Hugo se compromete. Crea suspenso. Intenta saltos en el aire. Y una
y otra vez salta como se debe: salta sin red.
Y el mate busca el alma de su organismo dinamizado por el rela-
to al pie, al centímetro. Y la toalla enjuga. Y, ¿de dónde carajo saca
fuerzas habiendo dormido tan poco? “Soy un tipo con más energía
mental que física. A veces tengo que apelar a mi garra, a mi resto
físico. Como relator soy un jugador que da ventajas. Le hago caso
a esa canción que dice: ‘Dalo todo. No te quedes con nada’. No me
administro. Soy incapaz de cuidar mi garganta. Hace tres domingos,
a las dos horas del partido no salía de mí ni un hilo de voz. A mi voz
la tiro toda. Toda”.
Y es cierto lo que dice Víctor Hugo de su voz. Allá abajo, en el más
bello de los verdes, el de la gramilla de la cancha, ahora un pibe con
el 10 en la espalda elude a dos, patea, la pelota casi besa el ángulo. Y
Víctor Hugo arroja detrás de esa pelota a sus amígdalas. Tratando de
empujarla para que llegue al nido crucial: la red.
Pero el partido no se da por aludido: sigue gris, sigue chato. Malo.
Víctor Hugo no se entrega, apela a otro de sus recursos. Decide ser
actor y autor. Habla por los jugadores, desde ellos. Imagina lo que se
dicen dulcemente antes de un córner. Mate. Y se enoja con el referí,
porque conversa tanto: “¿Qué quiere este señor de negro? ¿Conseguir
un primer plano y verse esta noche por levé?”. Mate que queda incon-
cluso. Y de pronto: ¿gol? No: ¡el sol! Le da la bienvenida. El señor
Morales, ¿qué es en realidad?, ¿un relator de fútbol? No. El fútbol
es lo de menos, sobre todo cuando el fútbol como emoción se vuelve
anémico. El señor Morales es un maestro de ceremonias. Es un duende
que habla por los jugadores. Es un porfiado canciller capaz de hacer
gestiones para conseguir que el sol venga ¡y se haga la fiesta! Otro
mate. Una pregunta: ¿cuántos mates puede tomar un ser humano?
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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION
•••
En su libro “Entre Shakespeare y Maradona”, el periodista Héctor
Vega Onesime, bajo el título “El relato más difícil de mi vida”, repro-
duce las sensaciones que Víctor Hugo reconoció que tuvo el jueves
28 de octubre de 1982, cuando le tocó relatar por primera vez para
una radio argentina un partido entre uruguayos y argentinos.
Esa noche, en el Monumental, por el Grupo 1 de la Segunda fase de
la Copa Libertadores 1982, River Plate perdió 4 a 2 contra Peñarol.
“Cuando llegué al estadio Monumental el jueves 28 tenía las gran-
des dudas y temores de los días previos a este choque entre River
Plate y Peñarol por la Copa Libertadores de América. Lo único que
no admitía discusión fue que me encontraba frente al relato más difí-
cil de mi vida. Es fácil y natural en una radio uruguaya entregar una
versión entusiasta cuando juegan dos equipos de mi país. También
había sido sencillo transmitir deseando que Argentina anduviera bien
en el Mundial, o, pocos días antes, trabajar con la camiseta de River
izada al micrófono. Pero esta vez...
Algo tenía claro: mis temores estaban inspirados más por lo que
podían sentir los uruguayos que por los argentinos. El injusto podía
castigarme diciendo “se vendió” si yo ponía sobre el tapete que ahora
estoy aquí, que vivo del fútbol argentino, que hace un año y medio
no recibo otra cosa que no sean halagos, respeto, amistad y estímulo
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JULIAN CAPASSO
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Capítulo II
J
osé María Muñoz arribó con los pantalones rotos a pedir
trabajo en radio Rivadavia en 1947 y allí se desempeñó
–salvo en 1955, que se fue a radio Belgrano–, hasta que
falleció, el 14 de octubre de 1992.
El 7 de noviembre de 1933, Edmundo Campagnale y su
hermano Alberto habían fundado “La Oral Deportiva”, un programa
semanal de informaciones desde la redacción del diario Crítica.
Al morir Campagnale en 1958, Muñoz se hizo cargo de la dirección
de deportes de radio Rivadavia y quedó como jefe del programa. En
1968 contaba con el 85% del share en las transmisiones deportivas.
“Resultó innovador, convirtió las transmisiones deportivas en
shows, impuso las conexiones con otras canchas, las previas de los
partidos y lo que ocurría después; inició las transmisiones interna-
cionales; eligió el horario vespertino para el deporte”, escribió para
La Nación en 2003 sobre “La Oral deportiva” Alicia Petti, periodista
especialista en radio, al conmemorarse los 70 años de aire.
Por el programa más antiguo de la radio argentina desfilaron los
hermanos Sojit, los Campagnale, Lalo Pelicciari, Bernardino Veiga,
Aytor Aramburu, Luis García del Soto, Ulises Barrera, Washington
Rivera, Héctor Vidaña, Francisco Mura, José Caldez, Julio Ricardo,
Alfredo Curcu, Néstor Ibarra, Julio César Conte, Dante Zavatarelli,
los hermanos D’Agostino, los Marini, Julio César Calvo, Roberto
Montes, Pedro Fiore, Horacio García Blanco, Juan Carlos Morales,
Osvaldo Caffarelli, Enrique Macaya Márquez, Jorge Bullrich, Mar-
celo Tinelli, Beto Gonzáñez, Roberto Ayala, Juan José Lujambio,
Roberto Rinaldi, Walter Saavedra, Juan José Moro, Eduardo Luis,
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•••
Los periodistas Fernando Niembro, Néstor Ibarra, Marcelo Araujo
y Adrián Paenza habían reclutado a un grupo de colegas que años
atrás se había despedido de radio Rivadavia, en épocas en que nadie
lograba ni siquiera hacerle cosquillas a Muñoz. En ese plan incluye-
ron la posibilidad de traer a Víctor Hugo a relatar a Argentina.
Niembro, en el programa “La Radio” emitido por canal (á) en
2006, contó: “Para competir con Muñoz, yo particularmente sabía
que había un relator en Uruguay que era extraordinario. No era aquel
que solo te decía con certeza quién llevaba la pelota sino que además
tenía una enorme cultura que la trasladaba a los partidos de fútbol y
embellecía los relatos. No era el narrador lineal que decía éste se la
pasa a aquel, y aquel se la pasa a éste, sino que le iba a incorporar
a todo eso un mundo todavía más mágico que era los partidos de
fútbol, donde uno puede recrearle al oyente sin mentirle un mundo
bello, feliz, lleno de fanatismo. Lo fuimos a buscar, y Julio Moyano
(productor) lo convenció”.
Con el aval de Moyano, en marzo de 1980, Paenza y Niembro via-
jaron al barrio montevideano de Punta Carretas a visitar a Morales,
que se encontraba preso desde hacía 23 días.
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•••
Desde su aparición en 1949 y durante las décadas del 50 y el 60,
la revista Goles, más barata, superó en ventas a El Gráfico. Hasta que
en 1968 sufrió durante varios meses una huelga de Fabril Financiera.
Esto le permitió a El Gráfico volver a monopolizar el mercado. En
1969, festejando sus 50 años, la tirada fue de 270.000 ejemplares.
“Cuando reapareció Goles encontró el mercado duro y copado por
su competencia. Entonces empezó lo de ‘imitar’ a El Gráfico. Tapa
dura, páginas a color y más hojas. Incluso los fotógrafos tenían orden
de seguir lo que hacían los nuestros. Esto llegó a provocar una tapa
que salió en las dos revistas el mismo día y con idéntica imagen. Fue
el 8 de octubre de 1972. Madurga, que había pasado al Palmeiras, jun-
to a Ponce y Novello, jugadores de Boca. Fue un partido del torneo de
verano de Mar del PLata. La revista Gente publicó las dos tapas como
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•••
El domingo 22 de febrero de 1981, por radio El Mundo, Víctor
Hugo relataba de este modo el gol de Diego Armando Maradona en
su debut oficial con la camiseta de Boca Juniors, triunfo sobre Talle-
res de Córdoba, por la primera fecha del torneo Metropolitano.
“Dijo nada por aquí y nada por allá, mostrando la galera. Empezó
a correr y fue sacando conejos y palomas y pañuelos azules y amari-
llos, hasta que finalmente escapó a Baley. Iba a convertir el gol, pero
el arquero de Talleres no tuvo otro remedio que derribarlo. Y allí está
Diego Armando Maradona, haciendo pensar a 70.000 argentinos que
están en la cancha de Boca: ‘iQué lindo es levantarse un domingo a la
mañana en Buenos Aires, si de tarde juega Maradona!’ Maradona va
a tirar el penal. 19 minutos y medio del primer tiempo. Se preparan
las gargantas, y todas las manos, y todos los puños, y todas las voces,
¡todas! en La Bombonera. Talleres está a punto de ser derrotado por
este tiro de Maradona. Se me ocurre que abajo, y al parante dere-
cho. O quizá lo tire fuerte para asegurarlo. Es el primero de todos.
Se adelanta Maradona... ¡Gggggoooooollllll! ¡Gggggooooooooooll-
lll! ¡De Boca! ¡Diego Arrrrrrrmando Maradona! El penal abajo. ¡La
soltó como una lágrima! La pelota se metió lentamente abajo, sobre
el parante izquierdo, mientras Baley disimulaba buscando palomitas
junto al derecho. Boca 1, Talleres 0. Diego Arrrmando Maradona es
el grito, es la explosión de júbilo en La Bombonera, cuando van 20
minutos y medio del primer tiempo. Y Talleres creo que ya conoce su
destino...”.
“‘La soltó como una lágrima’, dijo Víctor Hugo en su relato de
mi debut en Boca. Y es verdad porque la pelota cayó adentro de la
red prácticamente. Es muy difícil relatar un penal con tanta maestría.
Porque un penal es patear y el arquero va a un lado o lo ataja. Y se
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escucha la carga emotiva que le puso. Es mejor que verlo por televi-
sión”, comentó Maradona sobre esa narración.
“Entré a la cabina con mucho miedo. Estaba muy nervioso y an-
gustiado. Había avisos por muchos medios sobre mi debut. Mis ami-
gos estaban todos pendientes de cómo me iba a ir. Así que estaba muy
achicado. A mí me temblaba todo. Diego dijo que ese día le tembla-
ron las piernas. A mí me temblaba el estadio. Cuando estoy dando
un examen soy fatal: el miedo a defraudar es muy paralizante. Y ese
día no fue la excepción. Yo en ese momento tenía una garganta muy
mortificada por el cigarrillo, lo que me generaba dudas acerca de si
iba a aguantar. Y los nervios y la falta de descanso son lo peor para la
garganta. Sin embargo, salió un muy buen relato, muy creativo. Me
acuerdo de que Maradona metió un penal y dije que ‘había soltado la
pelota como una lágrima’. Y cuando dije eso me tranquilicé: sentí que
había presentado algo”, recuerda Víctor Hugo.
Dos meses después, el viernes 12 abril de 1981, ante una Bombo-
nera repleta, Boca Juniors goleó a River por 3 a 0. Los primeros dos
goles del encuentro los convirtió Miguel Brindisi. El tercero fue una
nueva obra de Diego Maradona. Luego del clásico y otro relato ma-
gistral, Víctor Hugo comenzó a sentir que su voz ya trascendía.
“Siempre recuerdo a la gente del Diario Popular, con la que yo no
tengo contactos, ni nunca he tenido una relación profesional y valoré
tanto, porque yo vivía envuelto en miedos en esos tiempos en los cua-
les cumplía mi primera etapa en la radiofonía argentina. Pero mi bau-
tismo de popularidad fue la noche en la que Diego le mete aquel gol
a Fillol en la cancha de Boca con el ‘que sea, que sea, que sea’, que
provocó un disgusto por un tiempo de la hinchada de River, que lo in-
terpretaron mal. Años después hubo varios ‘que sea, que sea, que sea’
para Francescoli también. Yo lo decía porque pedía un gol de Diego,
por la magia que estaba desplegando aquella noche memorable en la
cancha de Boca. Terminado el partido me fui a cenar, después a tomar
un café con los amigos y, para redondearla, fuimos a algún boliche.
Siempre fui muy nochero y, en esas épocas, muchísimo más que aho-
ra. Mi promedio era de acostarme a las 5 de la mañana. No sé qué
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Al poco tiempo de llegar a Argentina, Víctor Hugo y su equipo,
que en 1982 se mudaron a radio Mitre, lograron algo inesperado: par-
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Víctor Hugo y...
...las escuelas de periodismo y el periodismo deportivo
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mos por periodismo darle a la gente solo una historia oficial, conver-
tir canales y radios en agentes de aquellos a los que se debe juzgar?
Cerrados los caminos para ser críticos en serio, imposibilitados
de pagar el peaje porque el precio les resulta demasiado elevado,
se transita por las colectoras. O se habla de nada. Horas y horas ha-
blando de nada. Ochenta nombres posibles de jugadores que serán
vendidos, algún servicio intencionado o no a algún contratista que
quiera promocionar que ese jugador va a B, para que se asuste C. Y
ataques virulentos contra todo lo que se oponga a las libertades, a los
derechos y a las conveniencias del fútbol, entendiendo por fútbol no
el juego, ni el interés público o de las instituciones, sino la tranqui-
lidad de algunos hombres. Jueces que atiendan causas vinculadas al
fútbol, árbitros que desobedezcan el sistema o que lo hagan peligrar;
todos son puestos contra el paredón. Al fútbol, al de ellos, no lo
toca nadie. El periodismo pasa a desempeñar el papel de los voceros.
Hace propaganda para el fútbol. Está comprometido con él, y olvida
por completo que también se puede vivir “con” el otro: el Fútbol
hecho por los protagonistas, vivido por los hinchas, criticado por el
periodismo. Así como nació. Lo extraordinario es que el avance del
poder económico terminará poniendo absolutamente a todo el perio-
dismo bajo sospecha. Todos estarán comprados. Pasarán a fin de mes
por la misma ventanilla. De alguna manera ya sucede, porque las
compras hasta pueden ser indirectas. El periodista se vuelve un ma-
rinero al que le cambian muy seguido el dueño del barco. Cada vez
que la nave cambie de propietario, el marinero, por más que se haga
el distraído, tendrá que poner las velas como los vientos manden. El
periodismo deportivo de los medios audiovisuales será redefinido.
Ser periodista no será más ser un fiscal que actúa en nombre de la
gente.
(…) Los periodistas son un adorno, dan paso a lo que viene, si
es posible con un ademán, no ya con palabras, porque están com-
primidos, siempre corridos por el tiempo. Si el periodista llega al
programa queriendo hablar de la violencia, quizás no haya imágenes
al respecto si eso puede complicar al establishment. Dice que igual
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quiere opinar y le responden: “Lo que pasa es que no nos entra todo
lo que tenemos”. Y eso, “lo que tenemos” es el periodismo de casi
todo el programa. Ya no es cuestión de complicidades o de miedos.
Es, simplemente, no estar previsto, no interesar”.
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Capítulo III
E
n “El deporte de informar”, el periodista Sergio Le-
vinski cuenta: “El gran cambio se produjo con la
llegada de “Sport 80”, programa emitido por Radio
Mitre a fines de los años setenta, con una nueva con-
cepción dialoguista que terminó definitivamente con
el mensaje unidireccional al oyente. De ese plantel de notables pe-
riodistas (en la mayoría de los casos) aparecieron quienes en la ac-
tualidad marcan la opinión en las principales emisoras. Este cambio
se potenció a partir de 1981 con la llegada a la Argentina del relator
uruguayo Víctor Hugo Morales, dueño de una extraordinaria riqueza
cultural y de un excelente timbre de voz, que provocó el asombro de
los oyentes y un masivo cambio en la concepción del relato, median-
te lo que podría definirse como una nueva vuelta de tuerca hacia un
estilo más cercano al de Fioravanti, aunque conservando su propia
personalidad”.
“Sport 80 estaba integrado por un grupo de periodistas que fue au-
mentando con el tiempo, así como la aceptación de los oyentes, pero
la columna vertebral estaba conformada por Néstor Ibarra, Fernando
Niembro, Marcelo Araujo, Diego Bonadeo, Adrián Paenza, Roberto
Erguía, Alejandro Apo, Guillermo Salatino, Ricardo Ruiz, Juan José
Lujambio y un gran equipo, que tenía ciertos criterios que para ese
momento fueron originales y marcaron un cambio de rumbo: una
primera cuestión es que se priorizaba el análisis de la información
sobre los datos inconexos. La gran versatilidad de Ibarra y Niembro
tuvo mucha influencia en este estilo, junto a la agresividad e ironía
de Bonadeo. El hecho de que el programa tuviera una tira diaria y no
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•••
El periodista Diego Bonadeo aseguró en la revista Un Caño y en
una nota otorgada al portal digital Periódico Libre: “El Negro Erguía,
Pancho Ibáñez y yo fuimos los fundadores del mítico Sport 80. Gui-
llermo Salatino se borró el día que tenía que empezar el programa
porque Fernando Marín, que estaba con él en Radio Belgrano, no lo
dejó. A los quince días Pancho Ibáñez nos dijo ‘yo los quiero mucho,
pero esto no lo entiendo como periodismo así que si me lo permiten
me voy a ir’. Sport 80 iba a la tarde, algo absurdo para un progra-
ma sobre fútbol. Tengo las cartas guardadas, el 60% eran mujeres.
El Gordo Muñoz lo llamó a Julio Moyano, que era el productor de
Sport ‘80, para decirle que estaba muy nervioso por lo que decíamos.
Hicimos cosas maravillosas, que no se podían hacer durante la dicta-
dura y las hicimos igual. Después llegaron Néstor Ibarra y Juan José
Lujambio. Al año siguiente el programa pasó al mediodía y llegaron
Niembro y Araujo. Luego se sumó a Adrián Paenza. ¡Teníamos más
audiencia que Antonio Carrizo en Rivadavia!”.
Por su parte, Fernando Niembro reconstruyó en la edición de Cen-
tro de Prensa de septiembre de 1991: “Badía me dio la oportunidad
de trabajar con él en radio Mitre. Empecé haciendo flashes. Había un
programa deportivo llamado Sport 80, que iba por la tarde. Moya-
no, que era el productor, me dijo que lo iban a sacar. Yo le aconsejé
que lo pusiera a la una de la tarde, y nos incorporamos con Araujo.
Era un horario infrecuente para un programa de deportes, porque la
gente estaba acostumbrada a escuchar deportes según la tradición,
a las siete de la tarde”. Y, en el libro de Levinski, agregó: “(…) Lo
que hicimos fue conmover un poco el ambiente. Creo que en eso sí
fuimos pioneros, porque a partir de nuestra inquietud por enfrentar a
esa única voz que había en la Argentina, con nuestro estilo (después
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“¿Sport 80 es de esos programas que uno puede decir que mar-
có un antes y un después?”, le preguntó Eduardo Aliverti a Víctor
Hugo en el programa “Los Locos de la Azotea”, emitido por el canal
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“Por los egos de las personas, por el tema de querer ser la porción
más importante, se terminó Sport 80. Víctor Hugo se fue abriendo.
Siempre los argentinos en vez de unirse nos vamos separando para
tratar de ser mejores en otro lado. Pero todos juntos ese equipo no
tenía contra”, lamenta actualmente Pons.
Y Niembro contó: “¿Por qué se disuelve Sport 80? Hubo ofertas
que algunos aceptaron y otros no. A Víctor Hugo le hicieron una
grande en radio Argentina. Quiso llevarse a todo el equipo pero a
mí, a Araujo y a Ibarra, nos hicieron otra buena oferta en Mitre y nos
quedamos”.
La experiencia en Mitre terminó de forma traumática para Víctor
Hugo, cuando las flamantes autoridades de la emisora, como castigo
por haber firmado con radio Argentina, no le dejaron entrar a relatar
el último partido de ese año en el que Racing consiguió volver a
Primera División, luego de dos años en la “B” y tras empatar con
Atlanta.
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Víctor Hugo y...
...su exposición en el senado contra los monopolios
E
l 25 de febrero de 1994, el entonces presidente Carlos Saúl
Menem firmó el decreto de Necesidad y Urgencia 304/94,
que establecía: “Los titulares de derechos de transmisión te-
levisiva de encuentros de fútbol donde participe la Selección Argen-
tina, en torneos oficiales organizados por la Federación Internacional
de Fútbol Asociado (FIFA), deberán comercializar estos derechos de
modo que la difusión de los encuentros abarque todo el territorio del
país”.
Según escribió José Ignacio López en la página 267 de la biografía
de Héctor Magnetto, CEO del Grupo Clarín, “uno de los conflictos que
más recuerda coincidió con uno de los momentos de mayor tensión
entre Menem y los medios, en pleno 1993. Trisa y TSC, siguiendo el
esquema con el que habían comercializado un año antes la Copa Amé-
rica, negociaron con la AFA y la FIFA los derechos de las eliminatorias
del Mundial 1994. El esquema, que no contrariaba ninguna norma,
preveía la transmisión por aire en la Capital Federal y por cable en el
Interior. Los costos solo se amortizaban con este formato, ya que el
mercado publicitario del Interior no tenía la dimensión suficiente. Fo-
goneado por Ámbito Financiero, Menem dictó un decreto obligando
a transmitir los partidos por televisión abierta en todo el país. A los
cables del Interior, que ya habían lanzado sus campañas de marketing,
hubo que devolverles 6.600.000 dólares. Corach llegó a amenazar con
intervenir la AFA y finalmente los partidos se transmitieron por ATC.
Aunque el decreto hablaba de eventos ‘deportivos con representantes
argentinos’, nunca se aplicó a otros casos. Y en éste se hizo de manera
retroactiva”.
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Capítulo IV
L
a voz notable de Víctor Hugo, sus modos de decir y
sus ideas, pasaron largamente los límites de la radio.
Argentina respiraba ahora aires de democracia con el
triunfo de Ricardo Alfonsín en las elecciones de 1983 y
Eduardo Metzger, director de los spots publicitarios del
candidato radical en su campaña, apostó fuerte en la televisión.
“La dictadura había deteriorado a comunicación. Y pensamos que
era el momento de producir un programa televisivo bien federal, que
mostrara historias de vida, personajes típicos y cada uno de los rinco-
nes del país”, cuenta Metzger.
Era ya 1984. Y convocó a Luis Cella, socio de su productora: “Se va
a llamar ‘El Espejo… para que la gente se mire’. ¿A vos se te ocurre
quién puede conducirlo?”, le preguntó.
“Mi hermano trabajaba en Sport 80 –cuenta Cella–, eso para empe-
zar. Pero yo ya escuchaba a Víctor Hugo en Montevideo porque soy
un enfermo del fútbol. Un día, en el restaurante ‘Los Años Locos’,
Víctor Hugo señaló que había hecho mucha televisión en Montevideo
y al poco tiempo me mandó un cassette. Lo miré y quedé impactado.
‘Este tipo es un fenómeno’, comenté públicamente. ‘Sí, pero relata
fútbol’, solían contestarme. Así que se lo propuse a Metzger. Pese a
que había varios candidatos para conducir ‘El Espejo’ decidimos ju-
garnos por él. Desde entonces no paró más”.
“Yo lo escuchaba de vez en cuando a Víctor Hugo aunque no era
un asiduo oyente del fútbol. Pero me sorprendía cómo manejaba el
lenguaje radial. Por eso pasó a ser uno de mis candidatos”, agrega el
propio Metzger.
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“No andábamos bien al principio y un día le digo a Eduardo: ‘Me
parece que si vamos al Interior la rompemos’, y accedió a probar una
semana. El primer rating grande fue en Córdoba, cuando volvíamos
del Norte, un día que estuvimos con el Sapo Cativa y el Negro Alvarez
y marcamos 25 puntos. En el piso en Buenos Aires estaba también un
periodista emblemático, el Negro Juárez. Ese día salió un programa
bárbaro. Después no bajamos de los 20 puntos”, dice Cella.
“Víctor Hugo tenía que demostrar que no solo se ocupaba del fút-
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En 1985, luego de asegurarse los derechos de transmisión del Mun-
dial de México 86, Ricardo General, propietario de Radio Argentina,
contrató al periodista Julio Ricardo y se puso una meta entre ceja y
ceja: contar con Víctor Hugo Morales, a punto de terminar su víncu-
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Con los derechos asegurados desde bastante tiempo antes, el fla-
mante equipo de deportes de radio Argentina se propuso realizar una
transmisión ambiciosa desde México. Se establecieron acuerdos con
radios de Mar del Plata y Córdoba. Por esto se sumaron reconocidos
periodistas como Mario Trucco y Víctor Brizuela, quienes oficiaron
de comentaristas.
“En el verano de 1986, comenzamos a reproducir los relatos de Víc-
tor Hugo en fútbol de verano por LU6 luego de hacerlo durante 10 años
con los de Muñoz. Y fue increíble lo que sucedió con México 86 y un
Maradona esplendoroso: el mejor Maradona, para el mejor Bilardo, y
para el mejor Víctor Hugo. No había mejor ecuación para el éxito. En
los bares, los taxis, los comercios, las panaderías, los hoteles y hasta
en los colegios de Mar del Plata se hablaba de ‘un tal Víctor Hugo’”.
“La generosidad de Víctor Hugo se vio expuesta en toda su dimensión
ese año. Era tradición en las radios del Interior del país hacer las veces
de ‘propaladoras’, cuando de fútbol se trataba. Tomar la transmisión
implicaba solo eso. Era ‘bajar’ por línea telefónica el partido tal cual,
cortando la publicidad de la señal original, para insertar la propia con
el locutor comercial en el estudio. Se me ocurrió consultar si podía su-
mar dos o tres integrantes de nuestro staff periodístico, con el permiso
de LU6, para lograr una identidad lugareña con el oyente de aquí. No
solo que fue así, sino que cuando Víctor Hugo se enteró, dijo: ‘Desde
hoy les voy a dar, en medio de la previa de la transmisión, 10 minutos
de aire, mano a mano, para que le cuenten al país por nuestra radio lo
más importante que sucede en el deporte de Mar del Plata. Y si yo digo
blanco y ustedes piensan negro, me interrumpen en el aire, pero siem-
pre con argumentación que permita el intercambio de ideas válido.
Lo discutimos al aire, sin ningún prejuicio de mi parte por ello. Acá
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Víctor Hugo y...
...la pelea con César Luis Menotti
L
a pelea con César Luis Menotti fue la más grande, en inten-
sidad y duración, que Víctor Hugo Morales mantuvo con un
personaje público en Argentina.
Mientras estaba en Uruguay, Víctor Hugo adhería a las ideas futbo-
lísticas que aplicó Menotti en la década del 70 en Argentina. Primero,
dirigiendo al Huracán campeón del Metropolitano 73. Luego, con la
Selección Nacional Argentina campeón del mundo en 1978.
De hecho, en su libro El Intruso, publicado en 1979, Víctor Hugo
escribió una nota titulada: “Menotti: un tipo que duerme tranquilo”.
“La infamia le espera agazapada y él lo sabe. Lo acechan la envi-
dia, la intolerancia, las angustias, la impaciencia, la histeria… Quiere
que sus muchachos jueguen con alma de sábado a la noche. Conven-
cer a todos de que esto es un juego. O que si es un trabajo no hay por
qué dejar de hacer plata con poesía... Se llama Luis César Menotti”.
Recién instalado en Argentina, Víctor Hugo tomó la decisión de
abstenerse de opinar, entre tantas cuestiones, sobre el entonces en-
trenador de la Selección. Según Roberto Leto, integrante de Sport
80, “Víctor Hugo estuvo en ese debate muy influenciado por Araujo,
Niembro y Paenza, que estaban fuertemente enfrentados a Menotti”.
Luego, con el paso del tiempo, simpatizó y se puso en línea con las
ideas que aplicó Carlos Timoteo Griguol en Ferro y Carlos Bilardo en
Estudiantes de La Plata, cuando se consagraron campeones con esos
equipos, más vinculados al orden, la táctica y la especulación.
Así quedó de la vereda opuesta en cuestiones futbolísticas a lo que
pregonaba Menotti, con quien mantuvo cruces fuertísimos, que co-
menzaron a través de las páginas de la revista El Gráfico.
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Capítulo V
•••
“¿Como recuerda los días del Mundial del 86?”, le preguntó a Víc-
tor Hugo la periodista española Patricia Cazón, en un reportaje publi-
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•••
Para entender esta disputa y tomar dimensión del por qué de las
palabras alabadoras de Bilardo sobre Víctor Hugo, vale reflotar el ca-
pítulo 8 de “Breve Historia del deporte argentino”, donde Ezequiel
Fernández Moores, el periodista argentino de mayor prestigio y reco-
nocimiento internacional, titula: “México 86. Ganar en democracia”,
para reconstruir los turbulentos momentos por los que atravesó Carlos
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llamaba Roma Cuyas Sol, para firmar unos convenios y a raíz de eso
me llaman de Tiempo Argentino y me dicen, medio arreglado, ¿no?:
“Doctor, ¿y de la Selección nacional qué opina?”. “No va ni para atrás
ni para adelante”, le digo. Entonces el periodista me dice: “¿Y usted
qué haría? ¿Lo cambiaría a Bilardo?”. “Yo no tengo jurisdicción ni
competencia”, respondí. Está en los documentos eso. Fue textual. Para
qué... Fue un cable y a los cinco minutos todas las radios y los canales
con eso. Se armó un quilombo impresionante. Me puteaban en arameo
todos, desde Niembro a Víctor Hugo Morales. Me radicalizaron en la
postura y me empezaron a apretar. Dije que lo de Tilcara (preparación
en la altura) me parecía un desastre, que me parecía que estaban ar-
mando cosas para justificar el sueldo que percibían en la AFA, que en
treinta días un equipo se podía entrenar. Bueno, entonces pasa lo que
todos sabemos. Llamaron a los de Boca y a los de River, juntaron a los
que habían ido a Tilcara, se vinieron después los que estaban en Euro-
pa y fueron treinta y cinco días a México. El equipo era otro equipo.
Apareció Valdano, Maradona, “el Negro” Enrique, Olarticoechea, Ga-
rré. Entonces arrancan y se van allá a jugar con este loco (Maradona)
que estaba imparable’”.
•••
El 29 de junio de 1986, en el estadio Azteca de la Ciudad de Méxi-
co, Argentina y Alemania disputaron la final del Mundial. José Luis
Brown a los 23 minutos del primer tiempo y Jorge Valdano a los 10
del segundo pusieron en ventaja a Argentina. Alemania igualó el re-
sultado en el complemento por tantos de Karl-Heinz Rummenigge y
Rudi Völler.
A los 39 minutos del segundo tiempo, tras una habilitación de Ma-
radona, Jorge Burruchaga marcó el tanto definitivo para el triunfo ar-
gentino relatado así por Víctor Hugo:
Ahí Batista sacándola en dirección a Ruggeri. Ruggeri que de-
vuelve para Maradona. Salta con Förster. Golpe de cabeza de Förster.
Toma Enrique. Traba. Viene para Diego. Maradona de cabeza la tira
para Ricardo Giusti. Giusti de cabeza para Maradona. Maradona entre
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festejar. Yo sé que todos son gritos. Son abrazos. Que de los livings
salieron como disparados por las escaleras porque el ascensor demo-
raba mucho. Y salieron a la calle y, ¿a quién abrazo? A quien venga.
Ahí está el abrazo fuerte en todas las calles. Y salen corriendo por-
que ‘Y vamos al Obelisco porque se junta mucha gente. Vamos’. Y se
abrazan, mientras van corriendo. Algunos van directamente a pie. Una
señora que pierde la chancleta. ‘Vení nena vení, no te me pierdas’. Y
la toma del brazo y la levanta y ‘llevala viejo vos que yo no puedo’. Y
van todos corriendo para el Obelisco. Y el grito fuerte, que permite el
fútbol, que permite el deporte. En su hora más gloriosa. Y allí están en
el círculo central ahora. No han podido dar la vuelta olímpica todavía.
Porque no se puede. Y el estadio Azteca totalmente mudo frente a la
conquista de los argentinos. Les quedó cerca el triunfo de Alemania,
cuando Alemania empató y puso el 2 a 2 y nos pegó el susto de nuestra
vida relatando fútbol. Sin embargo, el genio de Maradona alcanzó a
mandar la pelota para Burruchaga, y el hombre de Gualeguay se fue
como rumbeando para el litoral. Se fue y se fue. Lo tenía a Valdano.
Yo pensé que se la tocaba a Valdano.
Todos me engañan cuando relato en el equipo argentino. Siempre
va uno acompañando pero nunca se la dan. Siempre el que la lleva es
el que patea. Y fue Burruchaga el que tiró cruzado. Jorge Cysterpiller
se da un abrazo con Maradona en la hora más gloriosa. ‘Vení, olvi-
demos todo, que somos muy felices como para pensar en pequeños
errores de nuestra vida’. Y Marcelo Trobbiani, que se permitió el
último lujo, el último taco, con el torso desnudo y los puños apreta-
dos y ahora con su amigo el ‘Cabezón’ Ruggeri. Y otro abrazo más.
¿Con quién será? Qué suerte que tienen. Yo busco más gente para
abrazarme. Lo empapé todo a Julio Ricardo. Y a Víctor Brizuela. Y
al Tano Fazzini. Y a ‘Tití’ Fernández. Y al ‘Ruso’ Ramenzoni. Y a
Antonito Pintos. Y a Dumas Leonardo. Y no llego a Marcelo Manue-
le, nada más porque está en el Centro de radio junto a Carlos Baiba,
pero también apretados en el festejo. Y allá en los estudios de radio
Argentina ‘El Tano’ Salvatori que tiró los controles por la ventana y
que dijo: ‘¿Qué me voy a poner a controlar el volumen? ¡Que se que-
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•••
En el vestuario campeón, los operadores técnicos que radio Ar-
gentina había enviado a México instalaron un equipo para que los
vestuaristas, ‘Tití’ Fernández y Ramenzoni, realizaran las notas post
partido. Apenas minutos después del partido, cuando los periodis-
tas aún no tenían permitido el ingreso al vestuario, Carlos Salvador
Bilardo se apartó de los festejos, buscó el equipo de transmisión de
radio Argentina, lo detectó, tomó el micrófono e interrumpió la des-
cripción de los festejos que aún estaba haciendo Víctor Hugo, que,
al no identificar la voz que llegaba a los oídos de sus auriculares,
preguntó:
–¿Quién habla? ¿Quién habla?
Y el entonces entrenador campeón del mundo dijo:
–Víctor Hugo, soy Bilardo. Solo te quiero decir muchas gracias.
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Víctor Hugo y...
...su declaración de ciudadano ilustre
E
l 7 de diciembre de 2006, la Legislatura de la Ciudad Au-
tónoma de Buenos Aires declaró como ciudadano ilustre a
Víctor Hugo Morales. También al bandoneonista y cantau-
tor Rubén Juárez y al doctor Floreal Ferrara. En la noche del viernes
13 de abril de 2007, se celebró el acto en el Salón Dorado de la Legis-
latura porteña.
La encargada de abrir la ceremonia fue su ex compañera Guada-
lupe Roverano, desde hace años locutora oficial de la Legislatura,
quien agradeció a Víctor Hugo la oportunidad de ser la primera mu-
jer que trabajó con él en un programa de radio. “Un profundo femi-
nista que dice todo lo que piensa y, además, se la banca”, resumió.
Mientras que el matemático Adrián Paenza, amigo personal de
Víctor Hugo, reflexionó: “Un 2 de febrero de 1981 Víctor Hugo Mo-
rales debutó como relator en Buenos Aires. Un 2 de febrero de 1981,
Diego Armando Maradona debutó en el Club Atlético Boca Juniors
(…) ¿Alguien conoce a una persona que vio 60 veces la Traviata?
¿Alguien conoce a una persona que vio 60 veces una misma cosa?
Bueno, Víctor Hugo fue capaz de hacer este tipo de cosas por la ópe-
ra y lo mismo habrá hecho con otros géneros, como el tango y otras
artes (…) Hoy más que nunca, si la ciudad hablara te diría: ‘Gracias
Nene, vos sí que entendiste mi alma. Te quiero’”.
“Estoy casado con Buenos Aires. Saludaré en el atrio”, señaló Víctor
Hugo. Y, emocionado, dijo que le faltaban dos abrazos: el de Norberto
Laporta, precursor de esta iniciativa y fallecido diez días antes tras una
larga enfermedad, y el de Diego Armando Maradona, por esos días
internado en la clínica Los Arcos por una insuficiencia estomacal.
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Capítulo VI
E
l 22 de junio de 1986, en el estadio Azteca del Distrito
Federal de la ciudad de México y por los cuartos de fi-
nal del Mundial de aquel año, la Selección Argentina
derrotó a Inglaterra por 2 a 1, con goles marcados por
Diego Armando Maradona.
El primero fue a los 5 minutos del segundo tiempo: Maradona
recibió el balón y se lo pasó a Jorge Valdano, cuyo remate rozó al
defensor inglés Steve Hodge. El balón se elevó y caía muerto en el
medio del área, pero Diego saltó con sus 166 centímetros, alcanzó
a cachetear la pelota con su puño izquierdo para engañar al árbitro
tunecino Ali Bin Nasser, anticipar al portero Peter Shilton y conver-
tir el gol conocido como el de “La Mano de Dios”, relatado de esta
forma por Víctor Hugo:
Argentina y la pelota. Argentina y el partido. ¿Para cuándo Ar-
gentina y el gol? ¡Vamos muchachos! La pelota viene para Batista.
Batista viene para Enrique. Enrique cambia para el Vasco. Allá viene
para Olarticoechea, que lo tiene a Diego como número 10, a Giusti
como número 9, a Burruchaga y a Valdano de 7. La pelota para Mara-
dona. Maradona puede tocar para Enrique. Siempre Maradona. Hace
un dribling. Se va. Se va entre tres. Siempre Diego. ¡Genial, genial,
genial! Tocó para Valdano… Le queda a Maradona, anticipó a Shil-
ton. Con la mano. Gol. Gooooooooooooooool. Goooooooooooool.
Gooooooooooooooool Argentino Diegol. Diego Armando Marado-
na. Entró a buscar luego de la jugada maravillosa. Un rechazo para
atrás. Saltó con la mano para mí para que termine en gol mandando
la pelota por arriba de Peter Shilton. El línea no lo advirtió. El árbitro
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•••
El 1 de junio de 1995, en la revista Gente, Víctor Hugo calificó el
relato de este gol como “el pájaro azul que los poetas quieren soltar
de sus cabezas. Una bala en la única guerra posible. Mi peor trabajo
y el que más satisfacciones me dio”. En Clarín, 22 de febrero de
1996, explicó: “Alguien había dicho que Maradona era un barrilete.
Yo estaba medio zarpado con Diego, decía que era un extraterrestre,
y apareció eso como un flechazo en mi cabeza. ‘Barrilete cósmico’.
Fue un golpe eléctrico que todavía puedo evocar en mi cuerpo, una
emoción tan enorme que perdí el control. Se convirtió en una leyen-
da pero para mí fue como estar desnudo en mi casa y darme cuenta
de que miles de personas me miraban”.
“¿Te reconciliaste con el relato del gol de Maradona a los ingle-
ses?”, le preguntó en 2004 para la revista Todo radio el periodista
Gustavo Masutti. “Sí, porque ya parecía un acto de soberbia por mi
parte negar que nunca hice algo que generara más impacto emocio-
nal en la gente, que el relato de ese gol. Todavía sigo sin escucharlo
porque me cuesta reconocerme (…) Si relatara siempre desbordado
no me hubiera emocionado aquella vez. Yo no relato así. Nunca pier-
do noción de lo que digo. Aquello fue como si me filmaran un día
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•••
“Muchas veces me paran en la calle y me dicen: ‘¡Escuche!’. Y
me abren el celular en el que tienen de ringtone el gol. Es muy emo-
cionante. Yo digo en broma, pero un poco en serio también, que hace
como 24 años que vengo remando con ese gol. Mucha suerte tuve
con la admiración por Diego, el amor que yo tengo por Diego, la
gratitud de amante del fútbol pero también el desafío que Diego im-
plicó siempre con su creatividad, el genio, la poesía de su fútbol para
inspirar los relatos. Todo esto determinó que esa jugada se convirtie-
se en algo especial. Efectivamente es la más grande jugada de todos
los tiempos. Muchas veces cuando ando de viaje me han hecho en
entrevistas. El gol es conocido en Italia, en Francia, en España. Por
eso digo que le debo tanto a Diego”, contó Morales en noviembre de
2010 en el programa Mundo Casella, del canal C5N.
El miércoles 22 de junio de 2011, a 25 años de los goles de Mara-
dona a Inglaterra, la producción de “La Mañana” puso al aire a Ma-
radona de sorpresa para Víctor Hugo e intercambiaron el siguiente
diálogo:
–¿Cómo lo recuerda? ¿Cómo se despertó hoy? Con estos 25 años
que se cumplen de estas hazañas maravillosas que nos regaló –arran-
có el relator.
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•••
“Víctor Hugo lo ama a Diego y Diego lo ama a Víctor Hugo”, dice
el periodista Alejandro Apo, quien cuenta: “Estábamos haciendo la
previa de la final del Mundial de Alemania 2006 entre Francia e Italia.
En los pupitres de radio Continental en el Estadio Olímpico de Berlín
nos ubicamos junto a Víctor Hugo y a Román Iucht. En un momento,
todas las miradas apuntaron para un solo lado. Estaba entrando Ma-
radona al sector prensa rodeado por varios custodios. Diego comenzó
a subir las escaleras para ir a la cabina en la que iba a comentar para
la televisión española. En el único momento que detuvo su marcha,
se vino directo para donde estábamos nosotros para saludar a Víctor
Hugo. Corrió a los guardaespaldas, que lo miraban sin entender qué
iba a hacer, le dio la mano a cada uno de los tres y siguió su camino”.
Maradona, en un homenaje por el trigésimo aniversario de Víctor
Hugo en la Argentina, lo explicó así: “Empezamos casi juntos. Él re-
latando aquel partido ante Talleres de Córdoba. Yo lo quiero mucho
como relator y como persona. Porque siempre se manejó de la manera
correcta. Me pone contento que, además, haya realizado una brillante
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Víctor Hugo y...
...su lucha contra los monopolios de prensa.
E
l conductor Marcelo Longobardi lo entrevistaba y es-
cuchaba atentamente la noche del miércoles 30 de sep-
tiembre de 2009 en los estudios de C5N, cuando en un
momento lo interrumpió y le pidió: “Pero Víctor Hugo,
contame, ¿porqué tu desprecio hacia los monopolios?
¿Qué pasó? ¿Qué te pasó?”. A lo que el periodista rioplatense respon-
dió: “Yo he sufrido los monopolios, los he detestado, me parece que
han hecho un enorme daño, que han conspirado contra la calidad del
periodismo que tenemos, contra nuestra libertad de expresión, que han
dañado la imagen del periodismo que más o menos nosotros soñamos
desde la condición que tenemos ambos que es estrictamente de pe-
riodistas. No somos dueños de medios. En consecuencia, a la ley de
medios la leí con actitud positiva. Pero después me di cuenta de que
era una muy buena ley”.
Víctor Hugo Morales fue uno de los más vehementes críticos a la
conformación de los monopolios de prensa desde que su conforma-
ción en Argentina entre fines de los 80 y principios de los 90.
En el número 2 de la revista Sin Anestesia, publicada en julio de
1991, anticipaba por caso: “El hecho de que una misma empresa acu-
mule un diario, una radio, un canal de TV abierto y varios por cable
es un terrible mal tanto para los profesionales como para la gente. Es
prácticamente una desgracia que esto suceda al país. Para la gente es
pésimo porque esos “holdings” empresarios están referidos a intereses
concretos y marchan en la dirección que esos intereses disponen. La
gente, entonces, no cuenta con distintas fuentes para consultar sobre
la realidad que, como es inevitable, responden a aquellos intereses.
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Para los profesionales resulta pavoroso por las consecuencias que esto
tiene sobre las fuentes de trabajos. Significa una amenaza muy seria y
una merma considerable del mercado laboral, y no es difícil encontrar
a un mismo periodista que realiza el trabajo de tres a cuatro colegas
dejando fuera a tantos profesionales”.
A lo largo de su vida, en Uruguay y la Argentina, Víctor Hugo tuvo
un discurso coherente y una postura siempre opuesta a la de la concen-
tración de medios de comunicación, y así lo resumió en su libro “Un
grito en el desierto”, en 1998:
El periodismo, por su parte, debiera representar un rol decisivo. Es
el único que puede permanecer cerca de la gente, entre dos factores
preponderantes. Pese a semejante atributo, el hecho de haberse con-
vertido en poder en sí mismo, ha hecho claudicar en muchos países su
credibilidad. Absorbió tales proporciones su semejanza con los tiem-
pos de la concentración de poderío y riqueza, que el periodismo ha
instalado en los últimos años la misma sensación de desamparo que
proyecta el poder político. No es sencillo detectar cuándo sus títulos
y comentarios proceden de una irreductible pureza ética. Su afán por
aumentar influencias, su competencia salvaje con los otros medios y
los mismos gobiernos, lo llevó a darle la espalda a la hambruna de la
dignidad. Para que la situación se tomara más grave y de improbable
retorno, accedieron al periodismo recursos económicos que corres-
ponden a distintos intereses. Ya no son nacidos periodistas los due-
ños verdaderos de muchos medios. Ya no son auténticos fiscales que
actúan en el nombre del pueblo, los que fueron periodistas. Un título
perturbador para el gobierno puede ser parte de una negociación en la
que las autoridades no quieren ceder. O una estadística favorable, un
guiño amistoso por la adjudicación de algún privilegio.
Los últimos años globalizaron todas las relaciones de poder, y le
han hecho tanto pie a ese salto sin conciencia dado por los dueños
de los medios que le han dejado como si alguien hubiera oprimido la
pausa del video. En el aire, tironeados de un lado por la conciencia
buena del verdadero periodismo y del otro por los diabólicos llamados
a tener mayor predominio en la estructura del poder, son los medios de
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“El costo de las batallas que di en general ha estado compensado
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Capítulo VII
E
n enero de 1987, Víctor Hugo y todo el equipo que lo
acompañó el año anterior en radio Argentina comen-
zaron a transmitir en dúplex con Continental, enton-
ces manejada por Julio Cepeda Producciones.
En la emisora, fundada el 28 de septiembre de 1969
con el traspaso de nombre de lo que fue radio Porteña, y para nada
identificada con el fútbol en sus primeros 18 años de vida, respetaron
el nombre de la tira deportiva que ya se emitía por la emisora: “Com-
petencia”, en el que estaban Quique Wolff, Antonio De Turris, Diego
Bonadeo y Carlos Juvenal, entre otros. Cuando llegan Víctor Hugo y
equipo, el único que queda y se incorpora es Wolff.
“Yo estaba en Continental desde 1984 y Víctor Hugo arregla en
1987. No era una radio futbolera, pero llegó Víctor Hugo con su equi-
po y fue creciendo”, cuenta Rolando Hanglin.
Mientras que Ricardo Cutufos, quien empezó como operador de
vestuarios el mismo día que Víctor Hugo debutó en el micrófono
de El Mundo, señala: “En 1983 entro a Continental y ya estaba una
transmisión de fútbol diferente a la que llamaban ‘El carrusel’, con
un estilo muy particular. Relataban saliendo permanentemente de to-
dos los estadios. Era la época en que todos los partidos se jugaban el
domingo y al mismo horario. El que estaba en cancha de Boca salía
al aire y daba su opinión, e inmediatamente se pegaba el que estaba
en la cancha de Argentinos Juniors. Cuando Víctor Hugo desembar-
ca en Continental lo hace a partir de su relato en radio Argentina.
Salía por las dos emisoras y, al poco tiempo, ya desembarca en radio
Continental para hacer la tira de deportes”.
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•••
En “Jugados. Crítica a la patria deportista”, realizado por los en-
tonces integrantes de “Competencia”, Víctor Hugo dejó asentados
los principios con los que pretendía manejarse en la emisión:
“La actitud frente a la noticia es el primero de los elementos para
definir a los programas de los periodistas que firman este libro y a sus
compañeros. Aún si todo fuera un gran error, esa es la jerarquía de
valores dentro de la cual nos movemos. El programa se hace como
si se fuera a diagramar la página de un diario. En muchas ocasiones,
lo que pueda despertar nuestro interés es nada. Y aquí surge el desa-
fío. Producir. Hay una gama extraordinaria de materias pendientes,
fechas que disparan recuerdos valiosos, reportajes que no siguen el
vaivén de las novedades y que pueden resultar más profundos. Y ese
es el eje. Un programa de periodismo que depende de los periodistas.
De sus nombres, de su independencia, con nivel cultural, calidad de
pensamiento, sentido de la responsabilidad frente al oyente. Y no
hay forma de que cada día discutan Chilavert y Maradona.
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El lunes 13 de abril de 1987, y mientras Competencia crecía, Víc-
tor Hugo comenzó a conducir un show periodístico llamado “Desa-
yuno”, que se emitió por Canal 13 de lunes a viernes, de 7 a 10.
Un horario inusual para el uruguayo.
“¿Y la vida nocturna, la bohemia?” Ahora no existe. Cambió to-
talmente mi vida. Antes de empezar con Desayuno, me acostaba más
tarde de lo que ahora me levanto. Mi promedio era las 6 ó 7. ¿Cómo
vivo este cambio? ¿Cómo me siento? Bien, no extraño nada. Todas
las cosas tienen un precio y un premio. En este caso he pagado el
precio de no poder estar al lado de hechos del espectáculo, que me
gustan mucho, pero lo notable es que uno puede hacer las mismas
cosas en otros horarios. Por ejemplo, ir al cine a la 1 de la tarde. Son
cosas que hay que ir descubriendo. Digamos que rompí con la noche
en un momento interesante para hacerlo, aunque no sé si esto es de-
finitivo”, le contaba Víctor Hugo a un mes del estreno a la revista de
espectáculos Flash.
Teté Coustarot, co-conductora del ciclo, recuerda ahora: “Cuando
el productor Eduardo Metzger me convoca para hacer Desayuno,
me cuenta que iba a ser con Víctor Hugo, a quien escuchaba por el
fútbol. Pero uno conoce a la gente trabajando porque, como les decía
siempre a todos, en un programa donde nos teníamos que levantar
cuatro y media de la mañana, si realmente después tenemos armonía
quiere decir que podemos atravesar cualquier situación en la vida,
porque es muy difícil levantarse tan temprano todos los días y no
tener mal humor, no tener irritación, porque siempre dormís poco,
aunque pretendas acostarte temprano”.
El programa matutino, con fuerte presencia de la actualidad, te-
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Víctor Hugo y...
...la despedida intempestiva de Radio Continental.
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n 2002, la empresa española Telefónica Internacional se
convirtió en la dueña de la porción mayoritaria y controlan-
te de radio Continental y, además, contaba con el 20% de
Torneos y Competencias, empresa fundada por Carlos Avila.
El conductor y periodista Matías Martin asegura haber sido testigo
de una conversación entre miembros de las altas esferas de Torneos y
Competencias. “Un día presencié un encuentro entre jefes de TyC en
la que señalaron: ‘Si no podemos comprar o contratar a Víctor Hugo
vamos a comprar la radio en la que trabaja Víctor Hugo’. Y se fueron
a comprar una radio entera por no poder comprarlo a él. Yo estaba en
TyC en esa época y alguien muy, muy, muy importante me dijo que
si no podían comprar a ese capitán iban a comprar el barco, iban a
comprar el medio en el que trabajaba ese capitán”.
Víctor Hugo, desde su programa deportivo “Competencia”, que
hasta ese momento acumulaba 15 años ininterrumpidos en la emiso-
ra, despotricaba diariamente por el contrato leonino que TyC había
firmado con el presidente de la AFA, Julio Grondona, para la emisión
y comercialización de los partidos del fútbol argentino hasta 2014.
Las posturas que el relator y su equipo mantenían en las emisiones
vespertinas generaba la irritación de los gerentes que Telefónica ha-
bía designado para la radio, quienes se focalizaron en ponerle trabas
al programa para, de esta forma, sacarse de encima a Morales.
“Se les ocurrió acabar con el producto. Así fue como empezaron
las pérdidas de algunos profesionales, tal partido no hay que hacerlo,
tal viaje tampoco, y a fulano de tal no le renovamos el contrato, o
se lo pagamos pero no lo queremos ver dentro de la radio, más al-
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Capítulo VIII
L
uego de comandar la gran transmisión que con el
equipo Competencia realizó desde el Mundial de Ita-
lia 90, en el que Argentina finalizó subcampeón, Víc-
tor Hugo recibió una propuesta de trabajo que, desde
un primer momento, le despertó mucho entusiasmo.
Consistía en conducir un programa de interés general en la segunda
mañana de radio Continental.
Reemplazando el “Primera Mano” de Rolando Hanglin, desde el
lunes 4 de febrero hasta fin de diciembre de 1991, de 9 a 13, y previo
al espacio de Mario Mactas, Víctor Hugo condujo La Radio, al que
varias veces calificó como el mejor que hizo en su vida.
Lo acompañaba, al igual que luego en La Mañana, Daniel López.
El equipo estaba integrado por Guadalupe Roverano en la locución
y en temas de interés para la mujer; Darío Villarroel, que aborda-
ba las cuestiones judiciales; Mariano Closs y Fernando Villar, que
anunciaban las noticias deportivas; Silvio Ferrer, en la producción;
Fabián Blázquez, que aportaba apostillas y grageas humorísticas; y
Alejandra Martínez y Carlos Milito en móviles.
Competían en ese segmento horario contra El magazine de la Ma-
ñana, años más tarde Hoy poy hoy, que por radio Mitre conducía
Néstor Ibarra; Rapidísimo, con Héctor Larrea en radio Rivadavia; y
Contacto Directo, con Santo Biasatti al frente, en radio Del Plata.
“Estoy en cada detalle de la producción, muy encima del produc-
to, estoy atrapado por el proyecto. Soy el responsable de la elección
de todos los temas. Siempre fui un tipo informado de todo lo que
pasa, pero este año con el programa La Radio, he tenido que estar
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En el inicio de su Gobierno, Carlos Menem privatizó los canales
de televisión de aire. Editorial Atlántida, presidida en esos años por
Constancio Vigil, formó parte del Grupo Federal de Inversiones, que
se quedó con Canal 11 y radio Continental.
“Eran tiempos en que los primos Constancio y Aníbal manejaban
la compañía y en los que el primero compartía los greens de golf con
Menem”, detalló el periodista Sebastián Catalano en una investiga-
ción sobre la familia Vigil publicada por la revista Fortuna del 8 de
junio de 2007.
Las posturas políticas de centro izquierda que ya en esa época
expresaba Víctor Hugo no eran compatibles con la oleada neoliberal
imperante en los medios de comunicación. Incluso, desde la geren-
cia comercial le habían comunicado que por ese motivo se había
producido la pérdida de importantes anunciantes.
A estas problemática se le sumaba la estrecha relación amistosa
que los flamantes dueños de radio Continental mantenían con Me-
nem, habitualmente criticado en La Radio por sus políticas privati-
zadoras, que dejaron como saldo la venta de 33 empresas públicas
de servicios, 19 otorgadas y de 86 concesiones petroleras. Además,
el 1 de abril de ese 1991 se instauró el Plan de Convertibilidad, que
desmembró el Estado y la industria nacional.
Por estas cosas, a fin de año, las autoridades de la radio le anun-
ciaron a Víctor Hugo que no le iban a renovar el contrato por La
Radio, aunque iba a mantener su espacio con la tira deportiva y con
los relatos de los partidos de fútbol del fin de semana. “Es imposible
seguir así”, le reconocieron.
“En ese proceso hegemónico neoliberal las voces estaban muy
recortadas porque el debate estaba bastante cerrado donde en los me-
dios de comunicación había una sola voz. A Víctor Hugo lo sacan del
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aire y lo dejan solo con el fútbol porque ahí no estaba tan politizado
como con la agenda de la mañana. Luego de que se fue Víctor Hugo
llegaron Carolina Perín, Rolando Hanglin, Oscar Gómez Castañon,
y armaron toda una programación de un enorme discurso a favor
de la posibilidad de que los proyectos neoliberales encabezados por
Menem siguieran adelante”, confirma Carlos Milito, actualmente
Profesor Titular del Taller de Producción Radiofónica I de la Fa-
cultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, que se
desempeñó en la emisora, primero en el informativo y luego como
locutor comercial, desde 1985 hasta 2003.
“Ese era mi ideal de programa, aunque su perfil contestatario hizo
que no me lo volvieran a ofrecer. Su desaparición fue mortificante
para mí. Allí puse en práctica todo lo que había aprendido como re-
lator, periodista, locutor e informativista. Me absorbió de tal manera
que no me importaba otra cosa que no fuera ese programa. La radio
tenía una gran producción, en un tiempo en que muchos creen que
ser productor es tener una buena agenda o marcar una revista o un
diario para que el conductor lea y opine”, dice VH.
El periodista y abogado Darío Villarroel se explaya sobre los re-
cuerdos que tiene de aquel programa en el que también participó:
“Ahí empecé a hacer información judicial de la actualidad y aban-
doné las transmisiones de fútbol. Recuerdo que le pregunté a mi
papá (el también periodista Sergio Villarroel, ya fallecido) y a Víc-
tor Hugo: ‘¿Qué hago?’. Mi papá me dice: ‘Periodistas deportivos
hay muchos, periodistas de información judicial no hay, con lo cual
como periodista deportivo podés ser bueno, pero con lo otro vas a ser
el único’. Dicho y hecho. Víctor Hugo me decía lo mismo: ‘Me pa-
rece que lo mejor es eso’. Así es que empecé. Lo más importante de
todo ese 1991 es que me mandó a Catamarca. La radio no me quería
enviar por presupuesto. Y entonces, de su propio bolsillo, puso el di-
nero Víctor Hugo. Estuve 15 días en Catamarca. Luego volví para la
sentencia. Fue una novela. Víctor Hugo me felicitó cuando retorné:
‘Darío te felicito por el trabajo’. En ‘La Radio’ hacíamos un progra-
ma con muchísima producción. Y por ahí venía la cadena nacional y
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...el llamado de Néstor y el encuentro con Cristina.
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SUENA EL TELÉFONO
Néstor Kirchner llamó ese martes hacia el mediodía, después de
las dos andanadas acusatorias hacia su persona. El firmante, que no
conocía al ex presidente ni había hablado nunca con él, fue hacia el
teléfono, prometiéndose firmeza frente a cualquier ataque, porque se-
guro que él llamaba para confrontar duramente. Un secretario dijo:
“Le paso con el doctor”, lo cual vino muy bien porque el periodista no
sabía cómo tratarlo.
–Holaaaa...
–Buen día, Víctor Hugo, ¿cómo está?
–Bien “doctor”, bien, algo preocupado, se imaginará. (Buena con-
sejera es cierta humildad, se dijo.)
–No, mire, la verdad es que lo llamo porque a usted, a usted –remar-
có–, quiero decirle cómo son las cosas. (¿Cómo “eran”, si estaba todo
tan claro...?) Yo compré esos dólares para una operación que debía
hacer en esos mismos días. Los compré con mi nombre, hasta el tope
permitido en el Banco Central, no me escondí para hacerlo, puse mi
nombre, respeté la ley y le aseguro que no lo hice para especular de
ninguna manera sino para afrontar un compromiso muy claro.
–Pero doctor, ¿por qué dejó pasar estos días sin aclararlo? (Un re-
proche como para ir justificando la mancada).
–La verdad es que ya estoy cansado. Van a decir lo que quieran,
siempre. Y le diría que ni me importa. Mienten como animales, y no
tengo ganas de aclararles nada.
–Pero qué macana, al fin de cuentas, porque ¿sabe lo que me da más
vergüenza? Ni se me ocurrió lo que usted me explica. Estamos hechos
para pensar mal, parece tan simple lo que me explica que...
–Tengo aquí los papeles para mandárselos al instante, porque quiero
que vea usted mismo...
–No, espere, doctor. Si esto es como usted me dice, yo ya lo insulté,
y aceptar que me lo pruebe sería volver a insultarlo. Le creo, entiendo
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Capítulo IX
D
el 15 de junio al 4 de julio de 1993, Ecuador volvió
a ser anfitrión de una Copa América de fútbol luego
de 34 años. Por primera vez participarían dos equi-
pos de la Concacaf: México y Estados Unidos.
El 19 de febrero de 1991, en Rosario, Alfio Basi-
le había debutado como entrenador de la Selección Argentina derro-
tando en un amistoso a Hungría por 2 a 0 con goles de Darío Franco
y Antonio Mohammed.
Con Oscar Ruggeri como capitán, Gabriel Batistuta de goleador,
y apoyado en referentes como Sergio Goycochea y Diego Simeone,
Basile logró rápidamente armar un equipo vistoso y ganador que,
seis meses después, el 21 de julio de 1991, derrotó en Santiago a
Colombia por 2 a 1, con goles de Batistuta y Simeone, y se alzó con
La Copa América disputada en Chile.
Esa Selección continuó su racha ganadora en todos los torneos,
amistosos u oficiales, en los que participó: Copas Kirin World An-
nual, FIFA Confederaciones y Artemio Franchi. Por lo que para los
primeros días de junio de 1993, cuando se instaló en el Club Filan-
banco, de la ciudad de Guayaquil, Provincia de Guayas, de cara a
una nueva Copa América (la citada, en Ecuador), la racha era de 23
partidos invicta.
Días antes del debut con triunfo ante Bolivia por 1 a 0 con gol de
Batistuta, Víctor Hugo Morales arribó al aeropuerto de Guayaquil
y, consultado sobre quiénes eran los favoritos a ganar el torneo en
una entrevista de la televisión ecuatoriana, señaló a Brasil, que un
año después se coronó campeón del mundo en Estados Unidos, y a
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El domingo 4 de julio de 1993, con dos goles de Batistuta, Ar-
gentina derrotó a México por 2 a 0 y se consagró bicampeón de
América.
“’Vos sos un traidor y en Buenos Aires me la vas a pagar’, fue
la única frase que Alfio “Coco” Basile le dijo a Víctor Hugo casi al
oído cuando accidentalmente se cruzaron en el Business del vuelo
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...la propuesta de sumarse a Fútbol para Todos.
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un fútbol hecho pedazos. Y pensó: ¿no quiero este final? (…) Hasta
lo ninguneaban desde Clarín. Pero Grondona tiene un solo atributo
desde mi punto de vista, es un hombre de pelea, hijo de la pelea. Se
fue calentando y Aníbal Fernández la pescó (…) Y no hay que olvi-
darse de todos los negocios que le permitió hacer Grondona a Tor-
neos y Competencias, como comprar en forma directa los derechos
del Mundial. Pero Grondona les pidió una mano, no se la dieron. Les
pagó con la misma moneda”.
En aquellos días que se implementaba el flamante “Fútbol para
Todos”, el jueves 27 de agosto de 2009 y por cadena nacional, la pre-
sidenta Cristina, en el Salón Mujeres Argentinas de la Casa Rosada,
firmó, presentó públicamente y envió al Congreso el proyecto de ley
de “Servicios de Comunicación Audiovisual” para reemplazar la ley
de radiodifusión vigente desde los tiempos de la dictadura militar.
“Conceptos como libertad de expresión, libertad de prensa y de-
recho a la información deben ser concebidos e interpretados en su
correcta interpretación. Libertad de expresión no puede convertirse
en libertad de extorsión. Libertad de prensa no puede ser confundida
con la libertad de los propietarios de la prensa. Y derecho a la infor-
mación significa el derecho a toda la información, no al ocultamien-
to de una parte o a la distorsión y la manipulación de la otra parte”,
señaló esa tarde la Presidenta.
Tres días después, el 30 de agosto, el director de cine Tristán Bauer,
por entonces presidente del Sistema Nacional de Medios Públicos y
actualmente presidente de Radio y Televisión Argentina (RTA) lla-
mó a Víctor Hugo para ofrecerle una de las mejores propuestas de
su vida: hacerse cargo de la transmisión del mundial de fútbol. La
oferta era la más alta económicamente que Víctor Hugo había reci-
bido en toda su vida profesional: casi 250 mil dólares por apenas un
mes de trabajo.
“Yo sé que se podría haber hecho una gran transmisión, pero sería
un comportamiento perverso en función de mi apoyo a la Ley de
Medios (…) Me da mucha pena porque es una oportunidad frente al
zafarrancho que el periodismo está haciendo con su credibilidad, me
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“Fue así tal cual –confirma Víctor Hugo-. Y me sucedió algo simi-
lar con un amigo mío, ‘Paco’ Casal. Lo conozco desde hace muchos
años y siempre agradezco no haber estado en Uruguay durante esta
etapa en la que él se quedó con todo, porque yo lo habría combatido.
Pero hay una diferencia: él no vino al fútbol a usarlo y quedarse con
todo, no; él llegó del fútbol, la peleó desde abajo y terminó cami-
nando por encima de tipos que antes lo miraban con desprecio. Y un
dato: no hay un solo jugador que hable mal de él. La cuestión es que
hace unos tres años, Paco me ofreció hacer un programa de fútbol
desde Europa pero en contacto directo con Sudamérica, a veces des-
de Barcelona, otras desde Milan, otras desde Londres. Entrevistan-
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do, pasando goles, en fin. Era para Telefé, y me dijo: ‘Voy a ofrecerte
una cifra que nunca escuchaste en tu vida’. Pero no dejé que me la
hiciera. ‘Paco, yo no puedo trabajar para vos’, le respondí”.
“Es que si yo trabajaba para Casal, tenía que renunciar al periodis-
mo. Si ataco al grupo Clarín porque es dueño de todo no puedo tra-
bajar para un tipo que es dueño de todo en Uruguay. Y además estaba
a punto de desembarcar en la Argentina con un proyecto televisivo,
con lo que habrían dicho que había estado operando… Así que le dije
que no. Lloraba Paco, porque es un tipo muy emotivo. ‘Cómo puede
ser que dos tipos que se conocen de toda la vida, hechos de abajo…’,
arrancó, y ahí se quebró. Fue hace tres años. En el hotel Plaza”.
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Capítulo X
E
n los casi 30 años que lleva en el aire de radio Conti-
nental, por Competencia pasaron reconocidos perio-
distas como Enrique Wolff, Julio Ricardo, Juan Fa-
zzini, Juan Carlos Mena, Gustavo Veiga, Guillermo
Salatino, Ricardo Sciocia, Tití Fernández, Eduardo
Ramenzoni, Juan Manuel Pons, Adrián Paenza, Reinaldo Martí-
nez, Marcelo Benedetto, Claudio Federovsky, Mariano Closs, Juan
Yanquilevich, Chavo Fucks, Osvaldo Wehbe, José Gabriel Carba-
jal, Alejandro Apo, Andrea Leonian, Vanina Pujol, Hugo Lencina,
Fernando Salceda, Fernando Villar, Dumas Morales, Ulises Barrera,
Jorge Vidal, Jesús Emiliano, Jorge Jaskillioff, Diego Osorio, Tony
Pintos, Walter Vargas, Gustavo Cima, Liliana Iaruso, Carlos Ilardo,
Julio Martínez, Marcelo Vivo, Pablo Edi y Tucán Pereyra Iraola.
En 1998, en la revista Humor, le consultaron a Víctor Hugo por la
pérdida de profesionales que se marchaban:
–Hay mucha gente que arrancó con vos y hoy trabaja para Torneos
y Competencias, grupo con el que mantenés diferencias conocidas.
¿Cómo te sentís frente a esto?
–Creo que he colaborado bastante bien en la formación de algunos
periodistas. Pero me parece que hubo un deliberado intento de dejar-
me solo sacándome gente valiosa. Era una manera de combatirme.
Te aclaro que permanentemente les doy impulso a los periodistas
para aprovechar las oportunidades. Siempre les digo que nunca dejen
pasar las ofertas, porque es la única manera de ganar dinero. Nunca
la empresa que nos tiene nos reconoce, nunca. Recién cuando nos
ofrecen el doble en otro lado quieren retenernos. El último que nos
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llevaron fue Diego Fucks. ¿Cómo voy a privarle al ‘Chavo’ del viento
profesional que significa que lo vean y lo escuchen millones con un
comentario de pocos minutos en “Fútbol de Primera”? Me encanta
que se vayan porque también me dan una gran angustia todos los que
están esperando por entrar. Hay mucha desesperación de laburo. No
me da bronca que me saquen gente, te lo digo de verdad. Algunos que
se van son más agradecidos. Otros, menos. Te da mucho dolor haber
sido muy amigo y muy protector de alguien que, rápidamente, en la
miel de otro éxito, se olvida del pasado. Ahí sentís que estuviste com-
partiendo cosas, cenas, viajes, ilusiones, y de eso no quedó nada”.
Hoy, el grupo que acompaña a Víctor Hugo en Competencia tiene
a Román Iutch, Matías Canillán, Sergio Kanevsky, Jorge Arcapalo,
Guillermo Caporaletti, César Ferri, Sebastián Srur, Fabio Vallejo, Pa-
blo Difonti, Roberto Mahmoud, Jorge Collazo, Néstor Clivati, Hernán
Castelo, Santiago Russo, Viviana Vila, Leandro Illia, Marcelo Gonzá-
lez, Gustavo Martínez, Sebastián Pordomingo, Marcelo Mármol De
Moura, Eduardo Bolaños y Maxi Giuliboni. La producción y coordi-
nación continúa a cargo de Héber Hernández y José Pedro Morales.
•••
Otro programa deportivo que creó y condujo Víctor Hugo en Ar-
gentina fue “Por Deporte”, que desde 1992, todos los sábados de 13 a
15, durante casi una década antes del “Con Afecto” de Alejandro Apo,
pasó revista a la actualidad de todos los disciplinas. En los primeros
tiempos incluyó juegos con los oyentes, destacadas producciones espe-
ciales y originales segmentos, como el “¿Sabías qué?” y “El colado”.
Integraron ese equipo Daniel Martínez y Fabiana Segovia en la coor-
dinación, Luis Di Fonti y Viviana Vila después en la co-conducción,
Rodolfo “El tachero memorioso” Bisco, y el chico memorioso Enri-
que Martins. También Carlos Barulich, Adrián Stoppelman y Mónica
Tosconi. También se iniciaron jóvenes como Matías Canillán, Andrés
Eliceche, Andrea Leonian, Sebastián Srur y Julio Martínez.
“A ‘Por Deporte’ el nombre se lo puso un oyente. Cuando arrancó
el programa no tenía nombre y le pidieron a los oyentes que propu-
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escuchaba la del maratonista ciego que corría con el pibe que llevaba
de lazarillo. Pero como le pagaban el pasaje a un torneo solo al pibe
que corría y el lazarillo no tenía cobertura, él siempre se terminaba
solidarizando e interviniendo”.
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Víctor Hugo y...
...su defensa a la Ley de Medios.
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más importantes que hemos tenido de muchos años a esta parte. Ahora
imagínelos hablando a favor de la ley de radio difusión, o imagínelos
nada más, declarando en otros medios que están a favor. Esto es im-
posible, entonces el solo hecho de no encontrar una sola voz a favor
del proyecto en esos medios, le demuestra que quizás y desde nuestro
punto de vista, a la señora Carrió y a la oposición que lo que en reali-
dad sucede es que esos periodistas no tienen la libertad de decir lo que
quieren. Ésa es la libertad de prensa que dice la oposición que quiere
defender. Y yo insisto, francamente, en pedir que no lo hagan, por lo
menos no en nombre de todos los periodistas. Nos hace tanto daño
que podemos pensar por lo contrario. Si hay periodistas que pertene-
ciendo a los medios implicados están en contra del proyecto por otras
cuestiones pero no lo pueden decir tampoco. Los multimedios son lo
suficientemente dañinos para nuestra profesión, para que no sonemos
creíbles, tengamos la posición que tengamos frente a un hecho como
este, por ejemplo, de la ley de radiodifusión. Libertad son muchos
medios. Libertad es que si me echan de este trabajo porque molesta lo
que digo pueda encontrar, rápidamente, otro sitio donde expresarme.
Los medios concentrados nos quitan el trabajo, nos condicionan, nos
limitan, ahí está uno de los reales enemigos de la libertad de prensa,
por lo cual yo discrepo, respetuosamente, con lo que ha dicho Lili-
ta Carrió, que parece un mensaje de mucha personalidad, de mucha
fuerza, que tiene un gran énfasis, pero nada más pensando en lo que
no pueden decir cientos de periodistas que trabajan en determinados
medios sobre la ley de radiodifusión, no pueden decir si están a favor
de la misma, pero tampoco casi pueden decir si están en contra, pense-
mos si realmente es ayudar a la libertad de prensa.”
Fabiana Segovia, coordinadora de “La Mañana” y amiga de Víctor
Hugo, cuenta: “Estábamos en Portugal, habíamos hecho el programa
desde Lisboa, y nos llama Fernando Salceda y le dice a Víctor Hugo
que estaba encaminado lo de la Ley de Medios y el Fútbol para Todos.
Cortó el celular y nos fuimos a un bar. Me miró y me dijo: ‘Es lo que
esperé toda mi vida’. Ese día estaba, por esto, exultante y feliz”.
“No me sorprendió su defensa de la ley porque Víctor Hugo siem-
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supuesto, la gente más modesta. Era una doble estafa. Yo veía solo la
que cometían contra el fútbol. Ahora comienzo a ver, cuando se leen
los ratings de televisión, la estafa contra millones de personas que no
tenían la posibilidad de ver lo que más aman, el fútbol. El único di-
vertimento al que pueden aspirar millones de personas. Yo puedo ir
al cine, al teatro, a donde quiera. Por ahora y gracias a Dios. Pero mi-
llones de personas que también tienen el mismo espíritu festivo que
yo y no pueden ir a ningún lado, pero por lo menos pueden quedarse
en su casa a ver a Independiente, a Racing, a su equipo favorito.
El fútbol les permitió comprar radios para ir destruyendo poco a
poco los mensajes de los comunicadores que estaban enfrentados
con el negociado que hacían durante quince años con el fútbol. Les
permitió comprar radios que financiaban con lo que ganaban de las
ganancias espurias que les daba el fútbol por TV. Radios que per-
dían dinero a raudales pero no importaba: lo que querían generar
eran transmisiones y transmisiones para poder, de esa manera, hacer
flaquear a los otros, a los que no podíamos manejarnos de la misma
manera porque no teníamos dinero salvo el que vendemos a través
de la publicidad. Y se lanzaron a todo tipo de negocios parecidos al
del fútbol.
¿Quién no conoce el negocio de las AFJP? Claro, es muy difícil
hablar. Todos los periodistas en su conjunto, y bien hacemos, segui-
mos los rastros de corrupción de cualquier elemento que aparezca en
los gobiernos, en éste y en los del pasado. Pero los rasgos de corrup-
ción que aparecen en las empresas privadas a veces los perdemos de
vista porque hay una gran complicidad.
En determinado momento, con el contratito del fútbol que eran
cinco papeles que nunca vio ningún dirigente y que después estaban
apurados por mostrárselo a los dirigentes diciendo: ‘Vengan que les
queremos mostrar el contrato’. Con ese papelito fundaron cadenas
de televisión por cable en todo el país y, sobre todo, dijeron: ‘Tene-
mos un negocio tan bueno que lo vamos a poner a cotizar en la bol-
sa”. Por supuesto, con el conglomerado de otros negocios. Se trata
de 264 empresas, ni más, ni menos. De eso estamos hablando.
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Y con ese papelito del fútbol, con ese contrato, por cierto, mal ha-
bido, sin licitación, sin nada, se lanzaron al negocio de las acciones
de la bolsa. Acciones de más de 20 pesos, casi 30, que hoy día deben
valer seis o siete pesos. Una diferencia de un dinero de los jubilados
que se tragaban entre las AFJP, las diez, porque no quedó ninguna
afuera, y el conglomerado periodístico en cuestión.
Vayamos a la discusión de la ley. Se habla de las telefónicas, su-
pongo que tendrán el buen gusto de corregir cualquier línea que pue-
da poner donde había un monopolio a otro monopolio. No creo que
sean tan zonzos de privarse que la ley se vote para favorecer a nadie
porque esto es demasiado grande como para impedírselo ellos mis-
mos.
Se habla del control parlamentario que podría llegar a tenerse a tra-
vés de esta ley por parte del poder ejecutivo. Los gobiernos cambian,
a los gobiernos los podemos cambiar, siempre los podemos cambiar
cuando no nos gustan. Pero lo que no podemos cambiar son esos
poderes que desconocemos, que la gente no sabe prácticamente que
existen, que están por encima, efectivamente, de los poderes de los
partidos políticos y de los gobiernos, bien que lo saben.
El COMFER es inmensamente más poderoso que cualquier órgano
que, por otra parte, va a tener control parlamentario, que se pueda ins-
tituir con esta ley. El COMFER puede decir, por ejemplo, “no va más
Cablevisión ni Multicanal” y lo hace sobre algo que firmó un ex pre-
sidente muy poderoso de la república. Fíjense ustedes lo que se puede
hacer. Es tan perverso este organismo creado por los militares, que no
existe nada más importante que quitárselo de encima, nada puede ser
peor si el COMFER ejecuta todo lo que puede ejecutar desde el poder
que tiene, y responde solo al poder ejecutivo.
La integración del COMFER es un militar de aviación, un militar
del ejército, un militar de la marina, ésa es la conformación natural.
Ahora es un organismo dependiente estrictamente del Poder Ejecu-
tivo a través del cual el Poder Ejecutivo podría hacer lo que quisiese
pues este gobierno se lo quita de encima y da la posibilidad de que
haya un organismo donde haya control y discusión parlamentaria.
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Capítulo XI
D
oce años después de su versión original, y luego de que
Argentina Televisora Color (ATC) cediera su nombre
para volver a llamarse Canal 7, el lunes 29 de mayo
de 2000 Víctor Hugo comenzó a conducir la segun-
da etapa de ‘Desayuno’, reflotado casi con la misma
estructura de otrora, aunque en esta ocasión acompañado por “Chiche”
Almozny (deportes), Gabriela Andrinetti (meteorología), José Ignacio
López(política), Liliana Resnik(espectáculos), Pablo Wende (econo-
mía) y María Amuchástegui (calidad de vida).
“Al reflotar ‘‘Desayuno’’ siento un gran placer, muchas ganas de
trabajar y entusiasmo. De lo contrario, no hubiera podido enfrentar al
público. La experiencia cuando debutamos, en 1987, fue estupenda.
Pero reconozco que sentí un gran cansancio sobre el final del ciclo.
Es un gran esfuerzo para asumir durante siete u ocho meses (…) No
puedo evitar el hecho de estar informado, y muy bien, ya que llego al
canal con los diarios leídos. El público bien temprano está ávido de
información”, contaba Víctor Hugo a la revista Ultima Hora del 22
de junio de 2000.
La gran novedad en el comienzo del programa matutino fue la utili-
zación de un video que le permitía al telespectador mirar y escuchar las
entrevistas que se realizan en forma telefónica.
Si Víctor Hugo se ausentaba por otros compromisos de trabajo o
viajes, quien tomaba la conducción era José “Chiche” Almozny, que
cuenta: “Metzger me daba la posibilidad de conducir a mí. Yo hacía la
mía. No podía hacer de Víctor Hugo porque es imposible. Hay lugares
donde se iba el conductor principal y se trata de hacer lo mismo. En
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mi caso trataba de hacer lo que podía. Fue muy grato. Era muy fácil
porque teníamos buenos columnistas, venían invitados al piso, tenía
mucho prestigio el programa”.
Por su parte, el periodista José Ignacio López rescata: “Era muy
buena la convivencia profesional con Víctor Hugo. Con él se trabaja-
ba muy bien. Con mucha libertad. Con mucho respeto mutuo. En los
valores fundamentales del periodismo y en cómo lo entendíamos no
teníamos muchas diferencias. Eso también ayuda”.
A fin de la temporada 2000, para la revista Claro del 20 de diciem-
bre, Víctor Hugo realizó un balance: “Lamentablemente, en televi-
sión siempre hay que hablar de esta cosa tan traumática del rating:
el programa mantuvo siempre un promedio de entre 1,5 y 2,4, con
picos de tres y cuatro puntos muchas veces. Y en más de una ocasión
fue el programa más visto del canal. Si lo medimos a nivel calidad,
creo que se hizo un programa digno, un programa perfectible y me-
jorable, que dependió mucho de la parte técnica con la que se contó.
Tuvo buena convocatoria, además, porque uno también intuye cómo
le va al programa cuando ve quiénes aceptan concurrir y en ‘Desayu-
no’ hubo un nivel de invitados, sobre todo del ámbito político, muy
alto... Casi todos pasaron por allí…”.
•••
En febrero de 2000, en Latinoamérica comenzó a emitirse un nuevo
canal de cable y satélite dedicado a los deportes, Panamerican Sports
Network (PSN), que se posicionó rápidamente en el mercado y acaparó
una gran audiencia al comprar la exclusividad de las transmisiones de
la Fórmula 1, la NBA y la Copa Libertadores.
Los derechos de la final de la Copa Intercontinental 2000, que a fina-
les de año jugarían Boca Juniors (campeón de la Libertadores) y Real
Madrid (ganador de la Champions de Europa), fueron comprados en un
millón de dólares por la empresa estadounidense Hicks y Liberty Me-
dia, propietario de CableVisión, que decidió transmitirlo por PSN para
fortalecer la señal. Multicanal, que ya pertenecía al Grupo Clarín y era
líder del mercado con 3 millones de abonados, no llegó a un acuerdo
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justo porque Luciano Olivera no tiene nada que ver con la decisión del
programa”. Sin embargo, según informó el periodista Carlos Polimeni,
“la actitud de Víctor Hugo fue celebrada por muchos funcionarios que
no pueden decir en público lo que piensan del monopolio”.
“Pudimos estar mal legalmente, pero lo que hicimos fue legítimo
éticamente”, justificó Víctor Hugo en Página 12.
Metzger reconstruye lo que sucedió tras la polémica emisión del
partido: “No tuvimos temor. Lo que ocurre es que visita el canal un
funcionario de Cablevisión avisando que va a hacer una demanda. En-
tonces, los del canal se asustan y dicen que esto había sido una deci-
sión de Víctor Hugo y de Megtzer. De esta manera, el canal se abrió
de piernas. Fue una mentira total porque, como dije y antes que nada,
nosotros lo habíamos promocionado; y cuando estábamos al aire me
llamó el gerente artístico de la emisora para felicitarme por lo que es-
tábamos haciendo. Fue una suma de desencuentros a los que se agrega
uno que yo creo que fue el problema del juicio, que ni Víctor Hugo ni
yo conocíamos. Al no hacerse el negocio entre Cablevisión y Multi-
canal, la gente de Cablevisión hace un precontrato con Canal 7 para
transmitir el partido en diferido a la noche, por el cual se le iban a pagar
más de 300 mil dólares, una cifra muy grande, a pagar en publicidad
de CableVisión. No era efectivo sino que CableVisión accedía a miles
de segundos que le iban a servir para promocionar su servicio de cable
durante un largo período. Ese precontrato se firmó el viernes 24. Tanto
tuvo de validez ese precontrato y tan encaminado había quedado todo
que durante el sábado 25 y domingo 26 se comenzó a emitir publici-
dad de CableVisión en Canal 7. Pero el lunes 27 alguien del Gobierno
señaló a las autoridades del canal que eso era una locura y le reprochó
que se pague tanto. Por eso tiraron para atrás el convenio firmado y
terminaron arreglando de último momento con América. Por esto, la
gente de Cablevisión me decía: ‘Estos ustedes lo hicieron a propósito
porque se rompió ese contrato’. Pero yo le explicaba: ‘Te doy mi pala-
bra de honor de que yo no sabía que ni existía ese contrato. Me estoy
enterando por vos que existía ese precontrato’. Un gran error de Víctor
Hugo fue declarar que lo volvería a hacer. Lo agarré y le dije: ‘No digas
191
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•••
Luego de un prolongado receso, que incluyó un conflicto por el pre-
supuesto del ciclo y que originó la salida de José María Hermida, res-
ponsable en aquel entonces de contenidos de la emisora estatal, ‘Desa-
yuno’ volvió a la pantalla de canal 7 el martes 10 de julio de 2001 para
instalarse definitivamente en la mañana de la televisión.
El miércoles 11 de julio Domingo Cavallo, en su segundo perío-
do como Ministro de Economía, eligió a ‘Desayuno’ para anunciar un
histórico plan de ajuste, en el que prometía afrontar la deuda externa a
costa de una reducción en los gastos del Estado, jubilaciones y sueldos
incluidos, con recortes de hasta el 10%.
En ese 2001 se sumaron al staff Guillermo Caporaletti (Deportes),
Andrea Campbell (co-conducción), Claudio Rico (Humor), Alejandro
Puerta y Pablo Viña. Y, hacia fin de ese año, a Metzger se le ocurrió
incluir como columnistas a Ricardo Alfonsín y a Eduardo Duhalde.
“El Víctor Hugo del fútbol es el que más me insertó en la gente, pero
el de ‘Desayuno’ es el periodista interesado por todo y el que profesio-
nalmente más se acerca al profesional de los medios que siento que soy
(…) Me libera ser un hombre orquesta. Es una carga energética de co-
sas que me gustan y me hacen bien para avanzar sobre las otras”, decía
el uruguayo por esos días.
El lunes 13 de mayo de 2002 se inició la tercera temporada de ‘De-
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sayuno’, un buen año en que la pantalla del canal estatal estuvo caliente
por el acuerdo que realizado con DirecTV para transmitir en vivo va-
rios partidos del Mundial de fútbol Corea y Japón.
Paola Prenat se sumó como co-conductora en reemplazo de Andrea
Campbell; Zulma Richardt empezó a compartir los comentarios polí-
ticos junto a José Ignacio López y Pablo Basz pasó a ocuparse de las
noticias internacionales.
El gran acierto de Metzger para esta temporada fue haber incorpo-
rado a José Luis Telecher, creador de Carozo y Narizota, para animar a
un conejo peluche apodado Pepe Pompín.
Transcurrido el primer semestre de 2003, varios canales tomaron la
decisión de darle batalla a un segmento horario en el que históricamen-
te en Argentina el público escuchaba radio.
El lunes 25 de agosto de 2003, tres meses después de que el ex presi-
dente Carlos Menem desertara de competir en el ballotage contra Nés-
tor Kirchner, que asumió el 25 de mayo la presidencia, Daniel Hadad
llegaba en helicóptero a los estudios que Canal 9 tenía en Palermo para
conducir “El primero de la mañana”.
Los biógrafos no autorizados de Hadad escribieron: “(…) Comenzó
como uno de los proyectos periodísticos más ambiciosos de la historia
de televisión: cincuenta personas fueron contratadas para mantener a
Hadad y a su nueva troupe dos horas al aire: un equipo de guionistas
coordinado por Jorge “el Turco” Manzur; un equipo de editores; dos
móviles propios, tres alquilados, dos puntos fijos (en Comodoro Py y
en Casa de Gobierno); una escenografía importada de Estados Unidos
y la presencia de Rubén Suguier, el ex gerente de noticias de Telefé
y América poniendo toda su experiencia al servicio de dos horas de
programa y el chiche nuevo: un helicóptero sobrevolando los ciclos
de Buenos Aires en vivo y en directo. Pero no alcanzó. Su regreso a la
televisión duró solo 22 días. Hadad estaba obsesionado con su nuevo
emprendimiento. El programa tenía que ser perfecto. Emular a las verti-
ginosas mañanas de la televisión norteamericana, hasta en las enormes
tazas de café que ostentan los periodistas en cámara. Quería demostrar
que a pesar de la pérdida de rating y las dificultades económicas del 9
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Ya en 2004, tras la “renovación automática” para la continuidad de
‘Desayuno’, se sumaron al programa Jorge Elías, actual columnista so-
bre temas internacionales del diario La Nación, y Myriam Bunin, para
abordar las cuestiones de interés femenino.
“Eduardo Metzger me conocía por cuestiones sociales y sabía de
mi pasión por la televisión de la mañana. Yo venía trabajando en los
medios gráficos y un día me conoció y me dijo: ‘Vos tenés que ha-
cer televisión Myriam. Tengo problemas con mi columna femenina en
‘Desayuno’ y ahí fui. Víctor Hugo, luego de mi estreno, me pregunta:
‘¿Cuántas veces por semana vas a venir? ¿Una? Bueno, vení dos’. A
la tercera semana me dijo: ‘¿Venís todos los días no?’ Así que estuve
tres años trabajando en lo que fue una experiencia maravillosa. Fue
muy divertido y me dio una magnitud de lo que era Víctor Hugo en
cuanto a la masividad. Además, descubrí que no era solamente un señor
excelente relator de futbol, sino que era un libro abierto, que tiene un
carisma como pocos, una inteligencia brutal y una humildad increíble
para aprender todos los días”.
Dos años más tarde, en abril de 2006, Víctor Hugo escribió una nota
para la edición impresa del diario La Nación en la que se explayó sobre
por qué creía que el Gobierno uruguayo, liderado por Tabaré Vázquez
y el Frente Amplio, estaba en la vereda correcta en el conflicto más
resonante y duradero que tuvo que llevar adelante la gestión de Nés-
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Víctor Hugo y...
...su fascinación por el arte y los artistas.
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Capítulo XII
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Por el inicio del ciclo, entrevistado por la periodista Soledad Agua-
do para La Nación del martes 18 de marzo de 2003, Víctor Hugo de-
cía: “Es un programa sin otra pretensión que hablar del fútbol como
juego en sí mismo (…) Para mí, lo fundamental es trabajar con gente
cuyas ideas aprecio. Será un programa de corte sencillo, donde no
solamente charlaremos sino que también analizaremos con imáge-
nes. Hablar cada lunes de lo que pasó en la fecha y, cada jueves, de
todo lo que compone la actualidad del juego (…) Hablar de fútbol es
hablar de un todo, estrictamente del juego. Si se habla de las reglas,
se habla de fútbol. También del rol de la mujer en las canchas, que
no será un tema que se nos escape. De lo que vamos a hablar poco es
del negocio. Quiero disfrutar este proyecto, y cuando hacés crítica
no disfrutás. Tenés que pelearte con gente y no es placentero (…) Va
a haber crítica, pero sobre otros aspectos: porque el equipo se paró
con dos o con tres o con cuatro en el fondo o porque no juega bien
el off-side. También podemos hablar de la locura del fútbol: que a
los técnicos los quieren echar a la segunda derrota, mencionar el
resultadismo, o el mal hábito de la violencia. Vamos a dar vueltas
en derredor del fútbol, con los conocimientos de Roberto Perfumo
y mi impronta, más periodística (…) Esta es una de mis primeras
veces en TV. Mis programas, en general, han sido fuera del fútbol y
la verdad es que me cuesta este cambio. Siempre he querido reservar
mi costado televisivo a mis placeres. Pero esta es una posibilidad
de encabezar una cosa bien hecha. ¿Cómo responde el coequiper?
Creo que vamos a tener buena química. Siempre hubo un trato muy
cordial. Compartir la escena con un deportista da buenos resultados,
porque tenés un testigo de lo que querés demostrar: en contra o a
favor, claro... Sobre todo, las cuestiones que hacen a la psicología
del juego se hacen más interesantes cuando las aporta alguien que
las ha vivido”.
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Para Perfumo, “lo más saliente era el entusiasmo que traía el en-
trevistado para ir a un programa a hablar de fútbol. Fue tan exacto
el nombre. Fue tan anormal por el estilo del programa. El invitado
venía y sabía que no lo iban a apretar mal, ni lo iban a incomodar y
que iba a poder decir lo que le parezca en la medida que sea razo-
nable. ¿Qué me cambió luego de haber trabajado con Víctor Hugo?
Aprendí a memorizar con él, a manejar un poco los tonos. El tema
es que hablar después de Víctor Hugo es como cantar después de
Gardel. Te baja la autoestima. ‘Dejame que empiezo yo porque si
lo hacés vos no tenemos que ir todos’, le decía. Víctor Hugo no es
solo un relator, es un fenómeno de la comunicación. Es como Silvio
Marzolini, el ex lateral izquierdo de Boca Juniors y que fue compa-
ñero mío en la Selección Argentina. Marzolini llegaba al vestuario
cansado o lesionado y sin ganas, pero cuando empezaba el partido
no lo paraba nadie. Siempre digo siempre que fue como haber ido a
la facultad. Pero ojo, ¡A la de Harvard!”, enfatiza.
“’Hablemos de Fútbol’ es un programa atractivo e interesante por
la sencilla razón de que Roberto Perfumo y Víctor Hugo Morales
son dos personas interesantes, conocedoras del tema y que ven el
fútbol desde un punto de vista distinto de los periodistas y cronistas
deportivos en general, que están más obligados a opinar en función
de los resultados del partido (…) Víctor Hugo y Perfumo no están
atados a la inmediatez de la opinión, entonces toman más distancia
y pueden ver a los equipos, a los jugadores y a los entrenadores con
mayor perspectiva, con más profundidad, pueden ver a mediano y
largo plazo. En ese sentido, es un espacio distinto, con mayor elabo-
ración de la opinión, con más reflexión. Las conversaciones con los
invitados –jugadores y entrenadores- son más inteligentes, con pre-
guntas que pretenden mayor profundidad (…) Es un programa que
tiene un contenido pedagógico, que enseña. Perfumo es un maestro y
cuando describe a un jugador, te enseña a mirar. Y Víctor Hugo sabe
aprovechar la experiencia de Perfumo como jugador y entrenador
a la hora de hablar de mediocampistas, rabonas, arqueros, caños,
defensores, penales y del juego en general…”, describió en la publi-
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Por no llegar a un acuerdo económico con ESPN, Víctor Hugo
abandonó el ciclo a fines de 2008. La señal internacional, a partir
de marzo de 2009, decidió cambiar el formato del programa: pasó
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Víctor Hugo y...
...sus disputas con Grondona y Torneos y Competencias
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Clarín, mantuvo con la AFA desde 1991 hasta 2009 por la comercia-
lización y emisión de los derechos del fútbol argentino:
“Grondona demuestra ser socio de Avila. Torneos es la AFA o al
revés; es la oficina de un fantástico negocio al que llegan los dirigen-
tes de los clubes a pedir una limosna”, dijo Morales. Avila llegó a
demandarlo por un millón de dólares, sin éxito.
El primer contrato entre la AFA y TyC se firmó el 28 de junio de
1985. Y el 19 de abril de 1991 la Asociación del Fútbol Argentina
(AFA) y la empresa Televisión Satelital Codificada (TSC), formada
por Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, firmaron un contrato
sin previa licitación hasta 1996 por la comercialización y la emisión
de los derechos del fútbol argentino.
El abogado y periodista Pablo Llonto detalló en “La Noble Er-
nestina. El misterio de la mujer más rica del país” (Ediciones La
Cartonera, 2003), la biografía no autorizada de Ernestina Herrera
de Noble: “Hay algo que unifica a las pocas mujeres millonarias de
Argentina y que no tiene nada que ver con el oro: su lejanía con el
fútbol. Lo consideran un deporte que no entienden y que se juega
allá lejos, en la chusma. Los negocios de fútbol son cosa de hombres,
de la que deben ocuparse los hombres. La llegada del programa Fút-
bol de Primera, cuyo dueño era la empresa Torneos y Competencias
(TyC), a Canal 13 fue aceptada por la viuda cuando sus gerentes le
dijeron que con los resúmenes de los partidos el rating de los domin-
gos a la noche estaba asegurado y que los ingresos publicitarios en
ese programa podían convertirse en buena parte del sostén del canal.
La recién nacida Telefé había preferido no emitir fútbol los domin-
gos a la noche porque empezaba a tomar vuelo Marcelo Tinelli, un
muchacho de 30 años que con su simpatía atraía a la familia con
‘Ritmo de la Noche’. Pero, en 1991, las posibilidades de participar
en un negocio global con TyC eran tantas, que Pagliaro y Magnetto,
durante un almuerzo en el que analizaban los pro y contras del fu-
turo emprendimiento, acordaron que solo le trasladarían a la viuda
toda la información cuando cerraran trato con ese señor con pinta
de tanguero del que tanto les habían hablado en la Asociación del
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‘Si esto que cuentan es así, hagan lo que les parezca. El fútbol no lo
entiendo. ¿Qué quieren que haga?’”.
“Grondona le debe mucho al Grupo Clarín”, es el título que el
periodista Gustavo Veiga generó de parte de Carlos Avila en una
entrevista publicada en abril de 2010 por la revista Un Caño. En
la repregunta a esa afirmación, el empresario oriundo de Paraguay
consagrado como el zar de la televisión en el fútbol en la década del
90, amplió: “Grondona le debe mucho al Grupo Clarín porque nun-
ca fue un dirigente atacado bajo ningún concepto, cuando cualquier
dirigente, de cualquier institución, siempre puede ser nota. El Grupo
nunca lo atacó, aunque sí otros periodistas como Víctor Hugo Mo-
rales y algunos de medios con menor penetración. Sin embargo, el
grupo poderoso que tenía los derechos lo cuidó”.
“(…) Estoy harto de “Torneos y Competencias”. Es un grupo al
que la AFA le vendió su alma. Estoy a punto de escribirle una carta a
(Julio) Grondona, una carta personal tratando de hacerlo reflexionar
sobre lo que ha hecho”, denunció Víctor Hugo Morales inmediata-
mente sobre esto en el libro “El negocio del fútbol”, con testimonios
recogidos por Sergio Levinsky entre 1991 y 1995.
Carlos Avila llegó a reconocer en alguna oportunidad sin ningún
pudor: “Mis periodistas tienen libertad, pero lo único que no deben
hacer es hablar mal de donde comen ni de donde trabajan. Tampoco
yo les voy a pedir que hagan cierto tipo de cosas para beneficiarme
en algún negocio, es decir, consensuamos la línea. Eso sí, no voy a
aceptar que un periodista hable mal de nosotros”.
“¿Usted critica a Torneos y Competencias porque no pertenece a
esa empresa?”, lo interpelaron los cronistas Analía Argento y Javier
Manes. “No es así. Por esa cosa de que los multimedios están confor-
mados por varias empresas, los dueños de TyC también son patrones
míos”, explicó Víctor Hugo. ¿Entonces? “Y, es dramático. Esperarán
el momento oportuno para darme el raje. ¿Si haría un programa de
televisión producido por TyC? No way. No hay manera. Por ellos y
por mí. Pero si me lo ofrecieran, la respuesta sería rotundamente no.
¿Si Carlos Avila me ofreciera tres millones de dólares por un año de
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trabajo? No hay dinero. También en ese caso diría que no, porque no
puedo funcionar periodísticamente donde los intereses se confunden
con lo periodístico. Trabajaría en cualquier lado menos en Torneos…
¿Qué opino de Avila? Diría que es un tipo muy cordial que ha sido
hasta tolerante conmigo. Yo siempre los he criticado mucho. Me pa-
rece que ni Avila ni nadie en estos tiempos le supo poner freno a la
situación monopólica que generan por su propio poder”, explicaba
Víctor Hugo.
“Avila se moría por tenerlo. Le daba cualquier cosa por tenerlo.
Avila pagaba cualquier cosa para que estuviera en Torneos y Compe-
tencias. Lo querían para el fútbol de primera. Y el no quería”, asegura
José “Chiche” Almozny, quien trabajó para el canal América 2 cuan-
do la familia Avila era uno de sus propietarios. Mientras que Alejan-
dro Apo confirma: “Avila lo tentó varias veces a Víctor Hugo”.
Tal es así, que entre 1996 y 1997, Víctor Hugo recibió la visita de
varios emisarios de Torneos y Competencias, quienes lo comenzaron
a persuadir con la firme intención de contratarlo. Sin embargo, pre-
firió no escuchar ni siquiera ofertas. Incluso, para evitar la tentación
por aceptar una propuesta de esta empresa a la que criticaba constan-
temente, avisó que lo estaban tanteando a las entonces autoridades
de radio Continental, quienes para retenerlo le ofrecieron un contrato
por diez años.
Compañero de Víctor Hugo Morales entre 1986 y 2009, el pe-
riodista Hugo Lencina cuenta: “Me consta, porque yo lo estaba es-
perando, aunque no entré en una reunión en la que Víctor Hugo me
pidió que lo acompañase en la calle Libertad, entre Lavalle y Tucu-
mán. En un momento Avila con su gente empezaron a hacerle una
tarea de seducción porque querían llevárselo. Y Avila en una reunión
de las que tuvo con él en el piso 12 de Libertad 567 hizo una puesta
en escena, sacó la chequera y le dijo: ‘Poné la cifra Morales, hasta
siete cifras resisto”. Y Víctor Hugo le contestó: ‘No. Porque eso va a
ser un mal contrato para los dos’. Para él porque la gente ya no iba a
seguir escuchándolo porque iba a dejar de creerle porque se cruzaba
de vereda, y tampoco para Avila porque si se cruzaba de vereda iba
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“Me da cierta pena, cierta nostalgia, me mortifica, pero mi rela-
ción con Grondona no tiene retorno –cuenta hoy-. Tuve una relación
cordial con él, más allá de que a mí nunca me gustó la cercanía con el
protagonista porque me parece que puede debilitar mi opinión, con
Grondona había cordialidad por coincidir en los viajes, quedarnos
de charla en los hoteles, esas cosas. Sobre todo le tenía respeto por
cómo lo había sostenido a Bilardo antes del Mundial 86. Pero cuan-
do llega la TV empiezo a pelearme, digo esto, responde lo otro…
hasta que en el 97, 98 se rompen todos los puentes. Y yo creo que
una de las cosas más difíciles que le han pasado fue pelearse conmi-
go, porque yo nunca lo juzgué por interés”.
“De esto que él ha hecho, cederle a Clarín la posibilidad de cons-
truir el poder que tiene, porque todo lo ha hecho desde el fútbol con
los cables y los abonos y esas cosas, que tanto daño provocó en el
país, de eso no tiene retorno. Me da nostalgia, lo que les digo. Tenía
mucho respeto por su mujer, por la lealtad que su mujer le tenía;
y hasta uno de sus hijos ha intentado un acercamiento, pero no se
puede. No hay vuelta de tuerca. Julio Grondona ha sido el Doctor
Jeckyll de Clarín, de ese monstruo que todo se lo devora”.
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Capítulo XIII
E
n noviembre de 2004 y luego de tres años de nego-
ciaciones con el Grupo Telefónica, el grupo español
Prisa accedió al paquete accionario de radio Conti-
nental, tras utilizar a una sociedad americana para
beneficiarse con un tratado bilateral de inversiones.
De esta manera, salteó la Ley 25.750, de Preservación de Bienes y
Patrimonios Culturales, conocida como “La ley Clarín” y promul-
gada por el ex presidente Eduardo Duhalde durante su presidencia,
que estableció un principio de propiedad de los medios de comuni-
cación para que pertenezcan en su mayoría a empresas nacionales,
limitando a un 30% el capital extranjero en los medios de comuni-
cación.
Luego de un tiempo de transición y reacomodamientos, que in-
cluyeron a fines de 2006 el alejamiento a radio 10 de figuras como
Rolando Hanglin y Alejandro Dolina, históricamente identificadas
con la emisora, el Grupo Prisa afianzó la idea de incorporar a mega
estrellas para los horarios centrales de la programación de radio
Continental.
El viernes 3 de noviembre de 2006, Magdalena Ruiz Guiñazú
anunció que dejaba radio Mitre tras 20 años de relación, porque
había aceptado la oferta del Grupo Prisa, con quien a la semana
firmó un vínculo por cinco años para retornar a radio Continental,
la emisora donde se inició. Semanas después, Víctor Hugo lubricó
su acuerdo para hacerse cargo de la segunda mañana de la emisora
situada en Rivadavia 835.
Así las cosas, el lunes 5 de febrero de 2007 Víctor Hugo abrió
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En los primeros tiempos de “La Mañana” a Víctor Hugo lo acom-
pañaron: Daniel López en la información general; Florencia Ibáñez
en la locución, Omar Lavieri con temas judiciales; Jorge Elías, en
las noticias internacionales; el humorista Adrián Stoppelman; Mar-
celo Stiletano, en espectáculos; Matías Canillán en deportes; Susa-
na Andrada, que atendía las consultas de los consumidores; Cyn-
thia García, en investigaciones; Pablo Milrud, con acertijos para
entretener a los oyentes; Carlos Marrero, Marcela Ojeda y Domini-
que Metzger en los móviles; Ludmila Moscato en la edición de los
llamados; Matías Arreseygor y Laura Caragliano para los clips de
audio; Hernán Avella en los controles y Orlando Barone con una
columna de opinión diaria. La producción, con la coordinación de
Fabiana Segovia, quedó a cargo de María González Bergés, Silvio
Ferrer, Carlos Bianco y Agustina Zeballos.
Daniel López, co-equiper de Víctor Hugo, cuenta: “Cuando los
nuevos dueños de la empresa nos comunican que habían tomado la
decisión de tener mega estrellas conduciendo en los horarios centra-
les, lo acepté tranquilamente. De conducir ‘Desayuno Continental’
de 6 a 9 pasé a volver a acompañar a Víctor Hugo de 9 a 13.
Lo hablé con Víctor Hugo cuando me hablaron de esa posibili-
dad, que a mí me encantó. Dentro de la mala situación que era dejar
de conducir de 6 a 9, volver a trabajar con él, con quien siempre me
sentí muy cómodo, era un reacomodamiento agradable y la mejor
opción”.
“(…) El programa surge de una especie de combate entre la pa-
sión informativa de Daniel López, un periodista con una vibración y
un conocimiento de la noticia que le permitiría perfectamente hacer
un programa de diez horas seguidas sobre la actualidad sin parar
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“A fines de 2006 Víctor Hugo me escribe un mail desde Nue-
va York, y me avisa que va a empezar un programa a la mañana
con toda gente nueva. Y me propone acompañarlo. Ahora somos un
equipo pero en ese momento no éramos nada. Nos fuimos conocien-
do todos sobre la marcha. Era como la embajadora y la verdad que
el tema medio que me superó. Yo estuve dos meses muy mal, que
no dormía nada porque estaba muy nerviosa. Para mí los primeros
meses del programa fueron un desastre. Había que armar un equipo
donde no lo había y con gente de muchos años, que arrastraba sus
vicios. Con Daniel López acostumbrado a conducir programas, con
un montón de columnistas. No había ni lugar para todos. Entonces
al final del programa siempre había tres enojados. Si no era un co-
lumnista era un productor que había preparado cuatro cosas y no
había salido”, recuerda Fabiana Segovia.
Por su parte, la locutora Florencia Ibáñez dice: “A fines del año
2006 tuve una lucha interna sobre irme o no a Radio 10 porque eran
muchos años los que había compartido con Rolando Hanglin. Era
una dupla muy fuerte porque actuábamos juntos en teatro y nos iba
muy bien. La gente nos asociaba. Yo me había acoplado muy bien a
su historia y sabía muy bien que palabra meter en el momento justo.
Y sabía que separarme de él era bravísimo para él y para mí. Pero
tuve que tomar una decisión y me quedé en Continental. “Ay Dios
mío, ¿qué me vas a dar después de Rolando? ¿Qué me va a tocar a
la mañana? ¿Si contratan a uno que habla mal? ¿O a alguien que no
es mi look?”, me preguntaba. Cuando me enteré de que era Víctor
Hugo dije: ‘¡Gracias Dios mío no sólo porque me abriste una ven-
tana cuando se cierra una puerta, sino que es un ventanal gigante”.
Fue una gran suerte”.
Hernán Avella es operador técnico desde 1990. A fines de 1994
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es que esté revelando nada que no se puede revelar. Tiene esa cosa
pacata de su imagen profesional, que es muy respetable. Se la ganó
y la trabajó. El no admite la mala palabra. Tampoco la grosería. Yo
puedo hacerlo si quisiera, pero no caigo en eso porque sé con quién
estoy. Es el trabajo del humorista tirar del piolín. Víctor Hugo sabe
que llego hasta ahí y que no lo voy a comprometer. Está de acuerdo
a sus valores”.
•••
Gran parte del equipo que inició La Mañana en febrero de 2007
continúa actualmente. Se sumaron Cecilia Pilar Pintos, Celeste Del
Bianco y Tamara Di Tella en 2008, Paulino Rodrigues en 2009 para
reforzar el tratamiento de la actualidad política, César Ferri en 2010
reemplazó en la información deportiva a Matías Canillán y en 2011
se le dio espacio a Gabriela Vizental para que aborde problemáticas
ambientales.
“A fines del 2009 VH me entrevistó telefónicamente para que haga
una reseña sobre la COP 15 (cumbre de cambio climático en Copen-
hague). Luego de esas dos salidas al aire me ofreció que haga las
columnas de medio ambiente, entendiendo que era un tema impor-
tante y que a la audiencia le iba a interesar. Hasta ese momento no era
común un columnista de esta temática en los programas periodísticos
de las AM. Hoy luego de dos años de participar, puedo decirte que
su buen ojo y olfato periodístico le dio la razón, ya que la respuesta
y los llamados de los oyentes nos demuestran a diario que los temas
ambientales interesan y preocupan a la audiencia. En lo que respecta
a él, es una persona que ilumina a quienes están en su mesa de trabajo
y te permite trabajar con total libertad”, afirma Vizental.
Hernán Avella agrega: “Lo que tiene de bueno Víctor Hugo en
comparación a muchos conductores, y lo digo sin que nadie se sienta
ofendido porque trabajé con mucha gente por suerte y con todos me
he llevado muy bien, es una enorme generosidad en lo que al trabajo
se refiere. Descansa mucho en la gente de confianza. Así como des-
cansa y te banca y te palmea la espalda y te saluda en los premios y te
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Víctor Hugo y...
...su amor por la radio, la admiración de sus colegas.
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hablaba solo, hablaba como los actores, presentaba como los pre-
sentadores, relataba como los relatores. Aprendía el esquema de las
novelas y representaba al actor, caminando por la casa. Alguna vez
una vecina le comentó a mi madre que echara un vistazo a ver qué
pasaba conmigo, si era normal o no. Mis padres se reían... (…) En mi
pueblo, Cardona, una empresa instaló parlantes sonoros en las doce
esquinas más importantes y transmitía desde una oficina chiquitita.
Esa propaladora hizo un concurso de locutores y lo gané yo, que
por entonces tenía 13, 14 años. Durante tres meses, los últimos tres
que viví en el pueblo, me convertí en el locutor de esa propaladora.
Anunciaba bailes, remates de feria, esas cosas. Cuando me sentaba
en el escritorio, frente al micrófono, en esa oficina chiquita me sentía
el tipo más feliz del mundo. Creo que aquél fue el estudio de radio
más importante que habité en mi vida... (…) Tres meses después del
comienzo de esa experiencia en mi pueblo me fui a Colonia. Había
terminado el liceo y tenía que hacer el preparatorio para abogacía.
Mis padres hacían un gran esfuerzo para pagarme la pensión y se me
ocurrió ir a pedir trabajo a Radio Colonia. Recuerdo que llegué el 15
de marzo, que el 16 empezaron las clases y que el 20 de abril ya era
locutor de la radio. Mi primer sueldo fue de 250 pesos nominales,
215 pesos líquidos; el segundo fue de 468; el tercero, de 913 (el ge-
rente escribía trece con ese), y el cuarto, 1.064 pesos. No es que ten-
ga buena memoria sino que aquello fue muy impactante. La pensión
costaba 400 pesos y cuando ganaba 913 ya era un potentado. (…) La
primera satisfacción fue que a los ocho meses me pusieron a condu-
cir un programa que se llamaba Tardecitas porteñas. Al poco tiempo
empezaron a contratarme avisadores de Buenos Aires y simultánea-
mente comencé a redactar noticias para el informativo. Hacía una
tarea importante y ganaba mucho dinero. A los dos años de estar en
Colonia, Héctor Ricardo García me aceptó una prueba de relator.
Viajé a Buenos Aires y el 11 de septiembre del 66 en un grabador
transmití el partido de reserva de Boca y Argentinos Juniors, en el
que recuerdo jugaba Menotti, y a la noche se lo di a escuchar a Gar-
cía. Él escuchaba en silencio, sin una mueca y yo tirado en un sillón,
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otros los fue juntando acá. Pero Víctor Hugo defiende a su gente, va
con su gente, y eso es muy valioso para un periodista. Víctor Hugo
lleva a su equipo, protege a su gente y hace muy bien. Para nosotros
es importante tener cabezas de compañía como Víctor Hugo. Saber
que te defienden y que no sos negociable. ¡No son negociables! Es
bueno eso. Esas son las condiciones muy especiales que yo le reco-
nozco a Víctor Hugo Morales, que creo que por decisión personal,
que se ha convertido en ‘Víctor Hugo’, que es una marca y es un
estilo”.
Mientras que Paulino Rodrigues, que además de tener su colum-
na sobre actualidad en ‘La Mañana’ conduce “Primera Mano” (FM
Imagina 104.3 de 8 a 10) y “Antes que mañana” (radio Continental
de 21 a 24), apuntala: “Tener a Larrea, con quien trabajé tres años en
radio Rivadavia, y a Víctor Hugo de maestros ha sido una suerte para
mi carrera. De Víctor Hugo se aprende a poner el acento en las di-
versas miradas que hay sobre los temas, en indagar a fondo, en tratar
de buscar los problemas importantes sobre lo urgente. Y de Larrea el
estilo, la velocidad, “Rapidísimo”, el entretenimiento que implica la
radio. Y de Víctor Hugo, a su vez, también la producción. Convertir
a la radio en un espectáculo. Darle al que escucha la posibilidad de
que en realidad tenga casi un monitor de televisión. Es un hombre
muy importante en mi carrera, que le tengo una gran admiración y
que seguramente es alguien de quien uno aprendió mucho. Tengo
mucha gratitud hacia él”.
Ari Paluch cuenta: “Yo fui un gran oyente de radios uruguayas y
en aquellos tiempos Radio Oriental, que tenía canal libre e interna-
cional, entraba como tiro en Buenos Aires. Me gustaba mucho su
estilo de relato, me llamaba la atención. Me generaba una atracción
porque era algo distinto a lo que escuchás habitualmente Aquí, por
aquellos tiempos estaba muy fuerte Muñoz. Además, me gustaba
mucho la combinación que hacía con Carlos Luis Gregory, un lo-
cutor comercial, para hacer una muy interesante transmisión. Y un
primo mío, oriundo de Uruguay, me dijo: ‘Vas a ver que si Víctor
Hugo viene a Buenos Aires, lo desbanca al gordo Muñoz’. Mi res-
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puesta fue: ‘Mirá, acá el gordo Muñoz es una institución’. Como soy
de Boca tengo presente el día que fui a la cancha a ver el debut de
Maradona, que le ganamos a Talleres y que debutó Víctor Hugo en
Argentina. Me despertó mucha admiración un producto radiofóni-
co que me parecía muy atractivo. Después Víctor Hugo ya empezó
a meterse en algunas polémicas que ya mostraban su tinte. Por un
contacto en común, lo fui a ver para pedirle como estudiante de pe-
riodismo la posibilidad de hacer algo en Sport 80 que lamentable no
se dio. O que sabiamente no se dio porque no tenía por qué darse. Ya
empezamos a ver un hombre que tenía una posición clara, tomada y
que no era simplemente una buena voz de relator. Todo esto se fue
proyectando y potenciando cuando el empezó a pegarle a Ávila y los
monopolios, algo que lo dejaba muy bien parado y como un hombre
muy valiente, muy honesto y muy decente. Y ahora, en esta última
etapa, que no es el Víctor Hugo que a mí más me agrade porque creo
que ya está demasiado obsesionado con el tema Clarín. Me parece
muy lindo lo que hace pero hay veces que cuando observás un pro-
ducto de él, desde una transmisión deportiva o su programa periodís-
tico, si bien tiene todo el derecho y a lo mejor hasta tenga la razón,
me parece que a veces está muy obsesionado con el tema. Por eso
entonces hay veces que me parece que los programas de él se están
tornando monotemáticos”.
Beto Casella, que ha desempeñado su labor en las radios Provin-
cia, Del Plata, El Mundo, radio 10, Mitre, La Mega, y desde 2005
años comanda “Bien levantado”, actualmente líder en audiencia des-
de la FM Pop, asegura: “No es ninguna originalidad sostener que,
para los de mi generación, Víctor Hugo fue el quiebre obligado,
post José María Muñoz, la Oral Deportiva y Rivadavia clavada in-
variablemente, a la hora del fútbol. En su desembarco en la radio
argentina, Víctor Hugo no tenía nada que ver con cualquier cosa que
hubiéramos escuchado hasta ese momento. Salvando las distancias,
fue como cuando llegaron Los Beatles. En mi caso, que tuve mi
primera Spika allá por mis 8 años, crecí con Fontana, Carrizo, La-
rrea, Muñoz, Pedro Aníbal Mansilla y, después, Juan Alberto Badía
244
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION
245
JULIAN CAPASSO
pibito de pelo largo de 20 años, que relataba fútbol, que podría haber
quedado en el olvido y haber terminado mi carrera ese mismo día.
Sin embargo, Víctor Hugo tuvo el gesto de venir y darme la mano y
desearme suerte. Esas cosas no se pueden olvidar de ninguna mane-
ra. Cuando estaba en radio Mitre también tuvo el gesto de desearme
suerte, saludarme y también de reconocer un par de relatos míos que
le habían gustado. ‘Venía escuchando en el auto Alejandro Fantino,
este buen relator que tiene radio Mitre’, decía al aire. Todo esto me
genera un sentimiento hacia él de gratitud importante”, señala Ale-
jandro Fantino, que luego de relatar por diez años la campaña de
Boca Juniors, condujo programas de interés general y magazines en
las emisoras Mitre, La Mega, Radio Show, Uno y Rivadavia hasta
instalarse desde febrero de 2011 en los mediodías de radio 10.
Por su parte, Alejandro Dolina señala: “Viajaba por razones fami-
liares a Uruguay porque mi pareja de entonces era oriental. Pasaba
mis vacaciones en Montevideo en los 70 y tenía muchos amigos que
me contaban de la realidad uruguaya. Entre ellas, la realidad radial.
Entonces lo empecé a escuchar como relator, supe de su lenguaje tan
especial y tan rico, pero también de su carácter firme. Me chusmea-
ban mis amigos orientales los enfrentamientos que había tenido con
algunos jugadores o algunos personajes del fútbol en el Uruguay.
Así que yo soy antiguo escucha de Víctor Hugo, quizás más antiguo
que todos los argentinos que lo escuchan. Por eso es que cuando
él vino a transmitir ya lo conocía ampliamente. De manera que no
me sorprendieron sus virtudes. Pero yo creo que en aquel comienzo
hubo una etapa de continuo crecimiento que llega hasta hoy. Afor-
tunadamente para todos, Víctor Hugo excede los límites del relator
deportivo e incursiona en territorios de periodismo general. Incluso,
más recientemente se especializa en ciertos conocimientos de ópera
y arte. Es decir, el tipo va aprendiendo y a medida que va apren-
diendo nos va dando una respuesta profesional cada vez mejor. Eso
ha ocurrido continuamente desde que el llegó como el estupendo
relator deportivo que continúa siendo, hasta hoy que es un referente
periodístico. Y es notable y admirable, por lo que ahora es más evi-
246
VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION
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JULIAN CAPASSO
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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION
noche menos pensada”, que fue un programa que hizo Víctor Hugo
en canal 9, donde yo era un notero de exteriores. Ni Víctor Hugo
posiblemente sepa esto. ¿Qué siento cuando me nombra o elogia?
Me acuerdo de Las primeras veces, por ejemplo en una nota para
“El Rayo” que me hizo Dolores Barreiro. Ella había hecho en ese
programa una nota con Víctor Hugo y una nota conmigo. Antes, para
dar pié a mi nota, Víctor Hugo habló muy elogiosamente, y para mí
ya era algo enorme, ya significaba algo y me generaba como una
situación insólita. Y que hable elogiosamente me hacía poner colo-
rado.Ya pasaron muchos años, yo ya tengo 40 y me lo he cruzado
muchas veces, he compartido momentos, incluso alguna cena, y es
alguien a quien yo, además de admirarlo lo he bajado a tierra, lo he
transformado en una persona, en un ser humano, y por eso me da pla-
cer encontrarlo y puedo tener un diálogo normal y llano aún desde la
admiración que siento por él”.
Finalmente, Eduardo Aliverti explica: “Lo descubrí como medio
mundo, en Sport 80. Y “La Mañana” es el programa de su trayectoria
que más de cerca seguí, no sólo por su figura y en particular la atrac-
ción que ejerce su modo de expresarse, su dicción, su construcción
sintáctica (condiciones que para mí son imprescindibles a la hora de
elegir una escucha), sino porque es muy buen magazine de actuali-
dad. Yo creo que Víctor Hugo, antes que nada, es un profesional, en
términos de relato futbolístico, en términos de cómo construye una
oración, en términos de cómo desarrolla una idea, está sin lugar a
duda entre los más grandes con que ha contado la radiofonía argenti-
na. Y esto que puede parecer una obviedad, por lo menos a mí, no me
parece un dato menor, porque cuando se envidia a alguien y cuando
se ataca a alguien, hay un componente muy fuerte de que se lo hace
porque es el mejor. O porque es uno de los mejores. Nadie se detiene
en cuestionar un mediocre. Esto es lo primero que quiero dejar claro.
A partir de ahí, o en medio de eso, hay un posicionamiento político
muy claro de Víctor Hugo, que se ha salido de lo que se conoce
como políticamente correcto. Yo creo que, sobre la base también, de
que hay en la Argentina en particular, o tal no en particular, pero en
249
JULIAN CAPASSO
todo caso lo hay, y esto es lo que nos debe importar, la idea de que
un periodista, un animador, un comunicador, pero sobre todo un pe-
riodista, debe ser necesariamente un opositor, un fiscal. Nunca tener
puntos de contacto, de simpatía, con rasgos de algún oficialismo de
turno, aunque esto supónganle en contra de sus propias creencias, de
sus propias convicciones. Víctor Hugo y alguna gente más encarna
hoy el reverso de ese cinismo. Del cinismo de que existe el perio-
dismo independiente. De que existe la neutralidad. De que existe la
objetividad. Y por eso creo que se lo ataca. Pero vuelvo al comienzo
de la respuesta. Se lo ataca, en principio, porque es un grande. Por-
que nadie se detiene en cuestionar a un mediocre. Y muchos de los
que los cuestionan son precisamente esos: mediocres”.
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Capítulo XIV
B
ajada de Línea, la vuelta de Víctor Hugo a la televi-
sión abierta luego de cuatro años, buscó posicionarse
como la opción más fuerte de periodismo político y
de actualidad, en el horario que históricamente tenía
reservado el fútbol. Para el primer programa, Víctor
Hugo tuvo material relacionado con la despenalización del aborto, el
conflicto de Papel Prensa, las escuchas ilegales y la minería a cielo
abierto.
“Periodismo sin medias tintas”, tituló Página 12 la crítica del pro-
grama. “Entre las reflexiones del periodista uruguayo y la presencia
de invitados virtuales que debaten vía Twitter, el ciclo conecta con la
coyuntura mediático-política del país. En el primer envío fue entre-
vistada Lidia Papaleo y se abordó el tema del aborto”.
“Antítesis desde su mismo título del ‘periodismo independiente’
que se declama desde algunos sectores, Bajada de línea (domingos a
las 21.30) no es más que un ciclo periodístico que se propone abor-
dar diferentes temas de índole social explicitando su posición. El
programa que el domingo estrenó Canal 9 tiene por objetivo echar
luz sobre temas de relevancia nacional –tanto coyunturales como es-
tructurales– proponiendo mostrar la “otra campana”, frente a la que
los grandes grupos mediáticos ofrecen a diario. Sin autoproclamarse
independiente, Bajada... toma posición independiente respecto de
cualquier gobierno o empresa periodística. En ese sentido, Bajada...
es Víctor Hugo Morales hecho programa de TV. No es poco para los
convulsionados tiempos mediático-políticos que corren. En el debut,
el ciclo midió 5,4 puntos de rating, quedando tercero en su franja y
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VICTOR HUGO UNA HISTORIA DE COHERENCIA Y CONVICCION
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JULIAN CAPASSO
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Prólogo Por Adrián Paenza 9
Introducción “¿Qué le pasó a Victor Hugo?” 21
Capítulo 1 29
Víctor Hugo y...su oficio de relator, y el partido más difícil de relatar. 45
Capítulo 2 51
Víctor Hugo y...las escuelas de periodismo y el periodismo deportivo 63
Capítulo 3 71
Víctor Hugo y...su exposición en el senado contra los monopolios 80
Capítulo 4 89
Víctor Hugo y...la pelea con César Luis Menotti 95
Capítulo 5 101
Víctor Hugo y...su declaración de ciudadano ilustre 110
Capítulo 6 113
Víctor Hugo y...su lucha contra los monopolios de prensa. 121
Capítulo 7 129
Víctor Hugo y...la despedida intempestiva de Radio Continental. 135
Capítulo 8 143
Víctor Hugo y...el llamado de Néstor y el encuentro con Cristina. 149
Capítulo 9 159
Víctor Hugo y...la propuesta de sumarse a Fútbol para Todos. 164
Capítulo 10 171
Víctor Hugo y...su defensa a la Ley de Medios. 177
Capítulo 11 187
Víctor Hugo y...su fascinación por el arte y los artistas. 197
Capítulo 12 207
Víctor Hugo y...sus disputas con Grondona y Torneos y Competencias 213
Capítulo 13 227
Víctor Hugo y...su amor por la radio, la admiración de sus colegas. 237
Capítulo 14 251
N
DICIO
E
Julián Capasso
NDA Julián Capasso
Julián Capasso SEGU
Víctor Hugo
de la línea estatal Ferrobaires y
EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu-
Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó
Beder sus estudios secundarios en
Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal-
JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El
Ganadores del II Concurso
Deportivo”, programa deportivo
Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo
Roberto Santoro semanal que produjo y condujo
quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense
AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500).
Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en
atletismo argentino arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que las revistas PM y EMERSUR.
Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja
económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” para Koala Contenidos, donde re-
¡PARTIDAZO!
alizó entrevistas y producciones
Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA
Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV
Ediciones Al arco
Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente
HECHOS PELOTA, para DeporTV.
El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista
durante la dictadura militar en 2011.
(1976-1983)
Fernando Ferreira juliancapasso@hotmail.com
@juliancapasso
N
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E
Julián Capasso
NDA Julián Capasso
Julián Capasso SEGU
Víctor Hugo
de la línea estatal Ferrobaires y
EL ORO Y EL ARO pensaba.” en la empresa de viajes estu-
Alejandro Pérez y Germán “Peleó contra Clarín y contra Grondona. Y contra diantiles Snow Travel. Finalizó
Beder sus estudios secundarios en
Torneos y Competencias. Es decir: peleó con balas 2005 en el Instituto Vicente Pal-
JUGÁ CONMIGO de cebita frente al equivalente de la Armada Inglesa. lotti de Turdera. En 2006 creó “El
Ganadores del II Concurso
Deportivo”, programa deportivo
Nacional de Cuentos de Fútbol Les peleó todos los días, desde todos los frentes. Lo
Roberto Santoro semanal que produjo y condujo
quisieron comprar de todas las formas posibles.” hasta 2008 por radio Bonaerense
AVENTURAS EN LAS PISTAS “Víctor Hugo nunca se arrepintió de no haber (AM 1500).
Héroes y protagonistas del Entre 2007 y 2008 escribió en
atletismo argentino arreglado, y como tantas otras veces, el dinero que las revistas PM y EMERSUR.
Luis Vinker rechazó delante de mí, hubiera resuelto el problema Desde 2008 a la fecha trabaja
económico de su vida para siempre. Pero dijo que no.” para Koala Contenidos, donde re-
¡PARTIDAZO!
alizó entrevistas y producciones
Pablo Vignone con Malva ADRIAN PAENZA
Marani y Paula Di Crocco Prólogo de periodísticas para TerraTV, GolTV
Ediciones Al arco
Adrián Paenza Latinoamérica y actualmente
HECHOS PELOTA, para DeporTV.
El periodismo deportivo Se recibió en TEA de Periodista
durante la dictadura militar en 2011.
(1976-1983)
Fernando Ferreira juliancapasso@hotmail.com
@juliancapasso