El Conejito Valiente
El Conejito Valiente
El Conejito Valiente
El conejito se dio prisa. Tenía que rescatar a su amigo. La carta decía que solo tenía un día para entregar el
saco con mil nueces y que debía hacerlo yendo solo a un sitio mucho más allá del bosque. No había tiempo
que perder. El conejito pidió ayuda a sus amigos para meter las mil nueces en el saco.
El conejito se fue muy contento con su saco de nueces, su bolsa de piedras y sus ganas de salvar a su amigo.
El conejito sintió mucho miedo. No quería ser la cena de nadie, así que cogió una piedra de la bolsa y la tiró
contra la serpiente para que se fuera el miedo y se espantara la serpiente. Y eso fue lo que sucedió.
Pero el conejo, rápidamente, sacó una piedra y se la tiró al lobo. Y cuando el miedo y el lobo se fueron con la
piedra, el conejito siguió por su camino.
Por fin, conejito llegó al lugar donde estaba su amigo el ratón. Y, junto a él, una pandilla de ardillas.
- Aquí tenéis vuestras nueces ardillas tramposas -dijo el conejito-. Pero primero, quiero a mi amigo.
De camino a casa el ratón le dio las gracias al conejito y éste le contó cómo había superado todos sus miedos
gracias a las piedras mágicas que le regaló el ciervo.
- Estás equivocado conejito, no fueron las piedras quienes te ayudaron a vencer tus miedos, sino tu valentía.
Pues con ella has sido capaz de jugarte la vida viniendo a rescatarme y por ello te estaré siempre agradecido.