La Ordenacion de La Mujer Importa Realmente
La Ordenacion de La Mujer Importa Realmente
La Ordenacion de La Mujer Importa Realmente
Ordenación
de la Mujer:
¿Importa Realmente?
Este oportuno libro analiza y responde éstas y otras preguntas de una manera fácil de leer, con el respaldo
de una sólida erudición.
“Agradezco a Clinton y Gina por la gran contribución que realiza este libro para conocer el fundamento
bíblico de la voluntad de Dios”.Dr. George Reid, Director, Instituto de Investigación Bíblica (1984-2001)
“Este libro debe ser leído por todos los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día”.
Dr. Gerhard Pfandl, Director Asociado, Instituto de Investigación Bíblica (tiempo parcial)
“El valor de este libro trasciende el debate actual acerca de la ordenación de la mujer al ministerio
pastoral, y aborda la cuestión subyacente de los métodos de estudio de la Biblia”.Sikhu Hlatshwayo,
Administradora, Centro Adventista de Ministerio a los Alumnos de Universidades Públicas (CAMPUS)
“Sencillez, imparcialidad y claridad alentadoras. La sección de Preguntas y Respuestas vale el
precio del libro”.Dr. Ingo Sorke, Profesor de Religión, Southwestern Adventist University
“Este libro, de lectura obligada, ofrece una nueva percepción de manera razonable y sensible”.
Shelley Quinn, Autora y Administradora de Programación, 3ABN
ISBN: 978-0-9962661-3-0
Bright Shores Publishing
P. O. Box 4826
Silver Spring, MD 20914
www.womensordination.com
Biblioteca de Libros Adventistas en PDF
www.librosadventistas.rvda.es
La
Ordenación
de la Mujer:
¿Importa realmente?
Salvo que se indique de otro modo, las referencias bíblicas fueron tomadas de la versión
Reina Valera Revisada (RVR60). Copyright © 1960 Sociedades Bíblicas en América
Latina.
Las referencias bíblicas señaladas mediante la sigla LBA fueron tomadas de La Biblia de
las Americas. Copyright © 1986, 1995, 1997 The Lockman Foundation.
Las referencias bíblicas señaladas mediante la sigla LPH fueron tomadas de La Palabra,
versión Hispanoamérica. Copyright © 2010 Sociedad Bíblica de España.
Las referencias bíblicas señaladas mediante la sigla NC fueron tomadas de la versión
Nácar-Colunga. Copyright © 1944 Biblioteca de Autores Cristianos.
Las referencias bíblicas señaladas mediante la sigla NVI fueron tomadas de la Nueva
Versión Internacional. Copyright © 1999 Bíblica.
Las referencias bíblicas señaladas mediante la sigla PER fueron tomadas de La Biblia del
Peregrino. Copyright © 1993 Ega, Mensajero, Verbo Divino.
La letra cursiva que aparece en algunos textos fue añadida para dar mayor énfasis.
ISBN: 978-0-9962661-3-0
iv
vii
viii
ix
xii
La misma Biblia,
¿respuestas
diferentes?
E
stábamos sentadas en la misma mesa, charlando mientras es-
perábamos que nos sirvieran el almuerzo. Finalmente ella me
hizo una pregunta: “¿Por qué los adventistas van a la iglesia
los sábados siendo que los discípulos de Jesús y todos los cristia-
nos del Nuevo Testamento adoraban los domingos?”
Era una pregunta franca. Mi amiga amaba a Jesús, era una cris-
tiana que creía en la Biblia y el poder de la oración y junto con su
esposo, que era pastor, pastoreaban una pequeña iglesia interde-
nominacional. Teníamos mucho en común.
Mientras intentaba compartir las razones bíblicas por las cuales
guardamos el sábado, ella mencionó versículos como Mateo 28:1,
Hechos 20:7, 1 Corintios 16:1 y 2, y Apocalipsis 1:10, los cuales,
según ella, indicaban que el domingo es el “día del Señor” y de
hecho era el nuevo día de adoración. Inevitablemente, no pudi-
mos llegar a un acuerdo.
¿Cómo podía ser que dos mujeres jóvenes que amaban a Jesús
de todo corazón, creían que la Biblia es la Palabra de Dios, y se
dedicaban a compartir al mundo las buenas nuevas del evange-
lio, podían llegar a conclusiones tan diferentes con respecto a un
tema aparentemente sencillo?
El hecho de que obtuvimos respuestas diferentes a la misma
pregunta, a pesar de que ambas utilizamos la Biblia para obtener
13
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14 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Hasel continuó:
Resulta tanto sorprendente como inquietante que el direc-
tor de una comisión importante que estudia un tema que po-
dría causar divisiones en la iglesia Adventista recientemente
concluyó que, si bien algunos de los estudios de los expertos
que presentaban aspectos bíblicos del tema diferían de sus
conclusiones, estos estudios se contradecían y la Biblia no of-
recía un ‘así dice Jehová’ con respecto al tema para ser consid-
erado como fundamento para una decisión denominacional.2
Entonces, el Dr. Hasel hace una pregunta importante:
Pero cuando los expertos no están de acuerdo con sus inter-
pretaciones de la evidencia bíblica, ¿podemos concluir que la
Biblia no se puede usar para decidir acerca del tema? ¿No sería
más bien obligatorio, cuando existe una divergencia de inter-
pretaciones, que averigüemos cuáles son los métodos her-
menéuticos que utilizan los expertos y qué presuposiciones
están usando?3
Notas:
2. Ibid.
3. Ibid, 16 y 17.
5. Ibid.
¿Es Bíblica la
Ordenación?
M
uchos se preguntan por qué el tema de la ordenación ha
llegado a ser un asunto tan importante. Algunos aseveran
que la ordenación no es un concepto bíblico sino simple-
mente una práctica de la iglesia. Ya que es una práctica de la igle-
sia, argumentan, las cuestiones relacionadas a ella se deciden por
medio de reglamentos, así como otras cuestiones prácticas. Otros
sostienen que la ordenación es bíblica y que la Biblia provee tanto
las respuestas teológicas como prácticas con respecto a sus orí-
genes, los requisitos para los cargos que requieren ordenación, y
hasta cómo debe proceder en una ceremonia de ordenación.
En verdad, no se encuentra un “Ordenarás” o “No ordenarás”
en los diez mandamientos. Pero muchos mandatos bíblicos no
se encuentran en los diez mandamientos. Por ejemplo, ¿qué del
mandato de Jesús de seguir su ejemplo al lavarnos los pies unos
a otros, y su mandato en relación con la Cena del Señor, “Haced
esto en memoria de mí” (1 Co 11:24)? ¿O la Gran Comisión de “Id,
y haced discípulos…” (Mt 28:19)? Éstos no son parte de los diez
mandamientos, pero siguen siendo mandatos. No son optativos.
Pero, ¿es bíblica la ordenación? Esta práctica ¿se encuentra en
las páginas de las Escrituras?
Es interesante notar que, a pesar de que los miembros de la
Comisión de Estudio de la Teología de la Ordenación no lograron
un acuerdo respecto de la ordenación de la mujer al ministerio
19
20 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
ordenó a los doce (Lc 6:2-16). Los apartó para la obra a la cual los
había llamado.
En el capítulo de El Deseado de todas las gentes titulado “La or-
denación de los doce”, Elena de White brinda un hermoso panora-
ma de este servicio especial de ordenación:
Estaba por darse el primer paso en la organización de la
iglesia, que después de la partida de Cristo había de ser su rep-
resentante en la tierra. No tenía ningún santuario costoso a su
disposición, pero el Salvador condujo a sus discípulos al lugar
de retraimiento que él amaba, y en la mente de ellos los sagra-
dos incidentes de aquel día quedaron para siempre vinculados
con la belleza de la montaña, del valle y del mar….
Su cargo era el más importante al cual hubiesen sido llama-
dos alguna vez los seres humanos, y únicamente el de Cristo
lo superaba. Habían de ser colaboradores con Dios para la sal-
vación del mundo. Como en el Antiguo Testamento los doce
patriarcas se destacan como representantes de Israel, así los
doce apóstoles habían de destacarse como representantes de
la iglesia evangélica….
Cuando Jesús hubo dado su instrucción a los discípulos con-
gregó al pequeño grupo en derredor suyo, y arrodillándose en
medio de ellos y poniendo sus manos sobre sus cabezas, ofre-
ció una oración para dedicarlos a su obra sagrada. Así fueron
ordenados al ministerio evangélico los discípulos del Señor.4
Es interesante que estos doce discípulos fueron ordenados más
de un año después que Jesús los había llamado por primera vez:
“Sígueme” (véase Mr 1:16-20; Jn 1:35-51).5 Su ordenación repre-
senta una etapa más avanzada de su experiencia como discípulos y
en el desarrollo de la Iglesia. Juan 15:16 describe estos dos niveles
de discipulado (el llamamiento y la ordenación), al explicar Jesús a
sus discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí
a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto.” En Mar-
cos 3:13 y 14 se describe este proceso de manera abreviada. Jesús
llama y luego ordena a sus discípulos para enviarlos a predicar.
Mientras que el Nuevo Testamento menciona a otros grupos de
22 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
12 Apóstoles
Mateo 10:2 al 4 Marcos 3:16 Lucas 6:13 al 16 Hechos 1:13
al 19
Simón Simón Simón Simón
Andrés Jacobo Andrés Andrés
Jacobo Juan Jacobo Jacobo
Juan Andrés Juan Juan
Vale la pena notar que los únicos nombres que ocupan la mis-
ma posición en las cuatro listas son Pedro, Felipe y Jacobo (hijo
de Alfeo), y que estos tres nombres ordenadamente forman tres
subgrupos, cada cual compuesto por dos pares de discípulos. Esta
agrupación organizada nos permite entender fácilmente la manera
en que Jesús envió a los discípulos de dos en dos. Cada grupo de
“dos y dos” (así es como los describe Marcos 6:7 literalmente) era
¿Es Bíblica la Ordenación? • 23
2. La ordenación de diáconos
El segundo ejemplo de ordenación en el Nuevo Testamento está
registrado en Hechos 6. La iglesia cristiana estaba creciendo ráp-
idamente, y en Jerusalén surgieron algunas quejas de injusticia al
distribuir ayuda a las viudas de la iglesia.
Los doce apóstoles citaron a la primera reunión administrati-
va de la iglesia (véase Hch 6:2) y presentaron la situación ante la
“multitud de los discípulos,” animándolos a buscar “hermanos, de
entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Es-
píritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”
(vers. 3).
El plan agradó a todos, y pronto escogieron a siete hombres,
“a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les
impusieron las manos” (vers. 7). Esta ceremonia de ordenación
significaba que los apóstoles los habían apartado para ejercer una
función especial para la cual habían sido llamados, basados en los
criterios que habían especificado en el versículo 3. Pablo da más
detalles sobre los requisitos de los diáconos (véase 1 Tm 3:8 al 10 y
12). Los apóstoles, por otra parte, continuaron persistiendo “en la
oración y en el ministerio de la palabra” (Hch 6:4).
Elena de White comenta acerca del nombramiento de los diáco-
nos de la iglesia primitiva:
24 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
3. La ordenación de ancianos
El tercer cargo con ordenación—el de anciano de iglesia local—
aparece por primera vez en Hechos 11:30. Anteriormente, como
vimos en Hechos 6, los apóstoles eran los líderes espirituales de
la Iglesia. Pero, como resultado de la persecución, muchos de los
miembros originales de la iglesia de Jerusalén se vieron obligados a
huir (Hch 8:1). Aunque los apóstoles permanecieron lo más posible,
la persecución se intensificó al punto que ellos también tuvieron
que irse; así que ordenaron ancianos como líderes espirituales en
Jerusalén. Como nota Lucas, fue alrededor de esta época en que
Santiago, el hijo de Zebedeo, sufrió el martirio y Pedro fue tomado
preso (Hch 12:1 al 4). Pedro hubiera sufrido la misma suerte si un
ángel no lo hubiera liberado milagrosamente (vers. 5 al 11).
Esta práctica de ordenar ancianos como líderes espirituales fue
ejercida por Pablo y Bernabé en las iglesias que establecieron (Hch
14:23). Cuando el concilio en Jerusalén se reunió para determinar
si los creyentes gentiles debían ser circuncidados a fin de ser sal-
vos y aceptados plenamente en la hermandad de la iglesia, vemos
que los apóstoles y ancianos de Jerusalén y Antioquía (y sin duda
de otros lugares también) estaban reunidos para decidir acerca del
asunto (Hch 15:1 al 6). Una vez que tomaron la decisión, la comu-
nicaron por medio de una carta de los apóstoles y ancianos a las
iglesias (vers. 23).
¿Es Bíblica la Ordenación? • 25
Notas:
3. Véase Marcos 3:14; Hechos 1:22; 14:23; 1 Tim. 2:7; y Tito 1:5
en la versión Reina Valera. Se utilizan distintas palabras en el
griego para resaltar distintos aspectos de la ordenación: (1) La
descripción que hace Marcos de que Jesús “estableció” (poieō)
a los doce discípulos como apóstoles (Mr 3:14) se enfoca en la
creación de un nuevo puesto. Se utiliza la misma palabra en
Hebreos 3:2 al decir que Jesús fue “establecido” o “nombrado”
por Dios como Apóstol y Sumo Sacerdote (lo cual era nuevo
en el sentido de que era según el orden de Melquisedec en
lugar de Aarón, según lo explica Hebreos 7:11). Resulta inte-
resante que la Septuaginta en 1 Reyes 12:31 y 13:33 utiliza el
mismo verbo para referirse a los falsos profetas establecidos
por Jeroboam; (2) Esta palabra no se utiliza en Hechos 1:22,
porque el puesto ya había sido creado por Jesús. Matías sim-
plemente fue “hecho” (ginomai) el duodécimo discípulo que
reemplazó a Judas Iscariote. (3) La palabra de Hechos 14:23
hace hincapié en el hecho de apartar ancianos por medio de
la “imposición de manos” (cheirotoneō). (4) En 1 Timoteo 2:7,
Pablo describe su designación u ordenación utilizando una pa-
labra que tiene la misma raíz (tithēmi) que la palabra utiliza-
da en otros textos para referirse a la “imposición de manos”
(epitithēmi en 1 Tm 5:22 y epithesis en 1 Tm 4:14; 2 Tm 1:6;
¿Es Bíblica la Ordenación? • 27
Heb 6:2). (5) La palabra en Tito 1:5 (así como en Hebreos 5:1 y
8:3 acerca de los sacerdotes del Antiguo Testamento) significa
“establecer a cargo” (kathistēmi) y se enfoca en las responsabi-
lidades que fueron confiadas a los ancianos ordenados.
Algunas Mujeras
Notables de la Biblia
Ordenación?
A
lo largo de la Biblia encontramos muchas mujeres notables,
tanto buenas como malas. Algunas fueron líderes civiles,
otras profetizas, y muchas tuvieron una influencia muy sig-
nificativa como madres.
edad (Ex 2:7 al 9). Años más tarde, guio a las mujeres de Israel al
cantar un cántico de victoria luego de cruzar el Mar Rojo. Como
profetiza, las palabras de este cántico quedaron registradas como
testimonio del poder salvador de Dios (15:20 y 21). Desafortunada-
mente, junto con Aarón, trató de usurpar la autoridad que Dios le
había dado a Moisés: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová?
¿No ha hablado también por nosotros?” (Nm 12:2). Como ella tam-
bién tenía el don de profecía, pudo haber pensado que, de algún
modo, era igual a él en autoridad espiritual. Al afligirla con lepra,
Dios indicó que esa suposición no solo era errada sino también pe-
caminosa. Dios demostró su desagrado hacia Aarón alejándose del
Santuario por un tiempo (vers. 9 y 10). Interesantemente, por su
autoridad como sumo sacerdote, Aarón intercedió por María junto
con Moisés para que fuera sanada (vers. 11 al 13).
Las cuatro hijas de Zelofehad, que eran las únicas hijas de su
padre puesto que no tenía hijos varones, pidieron que la tierra, que
normalmente era herencia de los hijos, se transfiriera a ellas. Dios
aceptó su petición de equidad: “Bien dicen las hijas de Zelofehad;
les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su pa-
dre, y traspasarás la heredad de su padre a ellas” (Nm 27:7). Es más,
se proclamó una legislación adicional para esclarecer las leyes de la
herencia (vers. 8 al 11).
El día de Pentecostés
Luego de la ascensión de Jesús, Hechos 2 registra que todos los
creyentes estaban juntos orando en el día de Pentecostés, esperan-
do el bautismo del Espíritu Santo prometido conforme al mandato
del Señor (Lc 24:49; Hch 1:5 y 8). Estaban “todos unánimes juntos”
(Hch 2:1) cuando el Espíritu Santo fue derramado. Tanto las mu-
jeres como los hombres comenzaron a hablar con poder y convic-
ción.
Hablando en nombre del grupo, Pedro identificó este derra-
mamiento como el cumplimiento de la profecía: “Y en los postre-
ros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán
34 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apoyo activo
En toda la Biblia, las mujeres desempeñan funciones impor-
tantes.13 Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, fueron
llamadas directamente por Dios para proclamar su mensaje como
profetisas. Entre ellas es notable Débora, que en circunstancias
extraordinarias en el tiempo de los jueces, fue consultada por el
pueblo para decidir en sus litigios y desempeñó una función clave
de apoyo cuando Barac lideró a Israel en la batalla. En el Nuevo
Testamento, las encontramos apoyando activamente el trabajo de
Jesús al seguirlo, darle sustento financiero, y apoyarlo con su in-
fluencia. Las mujeres también estuvieron involucradas en el tra-
bajo de la iglesia apostólica. Pablo menciona varias mujeres que lo
ayudaron. Algunas, como Priscila, con su esposo Aquila, abrían sus
hogares para tener reuniones de iglesia.
Sin embargo, en ningún lugar de la Biblia vemos que las mujeres
desempeñaran funciones de líderes ordenados. No se menciona en
ningún lugar que una mujer sirviera como sacerdotisa, apóstol, an-
ciana, o diaconisa.14 ¿Será el resultado del prejuicio cultural? ¿Hab-
rá querido Dios que las mujeres lo sirvan como líderes espirituales
desde un principio? ¿Qué dice la Biblia acerca de la voluntad de
Dios con respecto al liderazgo en la Iglesia hoy?
36 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Notas:
4. Ibid.
5. Ibid., párrafo 6.
11. La LPH traduce que “su labor apostólica es bien conocida”, mien-
tras que LBA traduce “que se destacan entre los apóstoles”, y la
RVR60 “son muy estimados entre los apóstoles”.
14. Para leer más acerca de las razones por las cuales Febe no se con-
sidera ni “diaconisa” ni líder de iglesia, véase el Capítulo 11, “Más
preguntas y respuestas,” bajo “Preguntas acerca de pasajes bíblicos
específicos,” Pregunta 7 sobre Romanos 16:1 y 2.
CUATRO
Autoridad bíblica
Al buscar respuestas bíblicas respecto de quién puede ser or-
denado para liderar la iglesia, es importante determinar quién, o
qué, consideramos como una fuente confiable y con autoridad.
39
40 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
el título que llegó a establecerse para este cargo en los siglos II y III.
La otra palabra griega usada para éste cargo es presbyteros, que es
universalmente traducida como “anciano”. Ambas palabras son us-
adas, en diferentes contextos, como sinónimos (Hch 20:17, 28; Tit
1:5, 7), lo que indica que ambas palabras se refieren al mismo cargo.
De claridad a incertidumbre
Durante los últimos cuarenta años, sin embargo, esta conclusión
aparentemente obvia ha sido cuestionada en forma creciente por
algunos eruditos bíblicos. Esta tendencia es evidente por la forma
en que ha sido traducida la frase griega de este versículo en algunas
versiones recientes de la Biblia (LPH), reemplazando “marido de
una sola mujer” con palabras que intentan ser más neutras respec-
to del género.
¿Cómo es posible que semejante lenguaje aparentemente sencil-
lo, que es tan claro en griego como lo es en castellano, pueda ahora
leerse tan diferentemente de la forma en que se ha entendido en
idiomas y culturas durante casi 2.000 años? ¿Podría ser que nue-
vos métodos y nuevas aproximaciones hermenéuticas (formas de
Esposo de una Sola Mujer . . . ¿En Serio? • 45
1. Falta de claridad
Algunas veces se sugiere que el texto de 1 Timoteo 3:2 no es tan
claro como parece. Unos pocos argumentan que la Biblia fue escri-
ta desde la perspectiva de una sociedad dominada por hombres,
como lo evidencia un lenguaje androcéntrico. Los discursos de
Hechos, por ejemplo, típicamente se dirigen a los hombres aunque
también estaban presentes las mujeres (Hch 1:11, 16; 2:22, etc.).
Pero mandatos en griego, el lenguaje del Nuevo Testamento, gen-
eralmente están en género neutral, y cuando era importante hacer
una distinción de género, los escritores la hacían (por ejemplo, 1
Co 7:16; Ef 5:22; 1 P 3:1).8
Otros aseveran que el texto literalmente dice en griego “hom-
bre de una mujer”, de modo que el énfasis está en ser fiel al propio
cónyuge, en vez de ser un “esposo” o un “hombre”. En realidad, el
griego literalmente dice “esposo de una mujer”. La palabra utilizada
para “esposo” en griego es aner. Algunos sugieren que aner tam-
bién puede usarse para referirse a una mujer, pero esto simple-
mente no es verdad. Aunque la palabra puede referirse a “hombre”
en forma genérica, como representante de todos los seres humanos
(lo cual ocurre solo 9 de las 216 veces que aparece esta palabra en
el Nuevo Testamento), Pablo nunca la usa de esta forma. Además,
con referencia 1 Timoteo 3:2, la enorme mayoría de la versiones en
castellano restringen aner al género masculino.9 Ver el Apéndice 2,
“Traducciones de 1 Timoteo 3:2”.
Entonces, ¿quiso Pablo decir realmente que el anciano/ministro
debe ser “marido de una sola mujer”, tal como lo escribió? Por las
palabras que utilizó, que se refieren al esposo y la esposa, por el
contexto literario inmediato de 1 Timoteo 3:2 (que avanza de géne-
ro-inclusivo a género-específico, y finalmente a género-exclusivo,
tal como se verá más adelante en este capítulo), y por la repetición
46 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
2. Poligamia/fidelidad marital
Otra objeción es que el tema aquí no es el género. El texto po-
dría estar diciendo simplemente que el supervisor (varón o mujer)
no debe ser polígamo; debería tener solamente un cónyuge. O aún
más simple, tal vez el texto está simplemente requiriendo fideli-
dad al propio cónyuge. El problema con estas sugerencias es que la
poligamia prácticamente no existía en el mundo romano del siglo
I.10 En realidad, existían leyes romanas en contra de la poligamia,
así como actualmente existen tales leyes en muchos países. Y si
Pablo solo quiso decir que la fidelidad marital debiera ser una cual-
idad, lo podría haber hecho claro en 1 Timoteo, así como lo hace
en 1 Corintios 7:10 y 11.
Un mandato claro
“Pero es necesario que el obispo [“supervisor”] sea … marido de
una sola mujer”. Pablo dice “es necesario que … sea” (dei en griego).
Existen varias otras formas de expresar un mandato en griego. Pero
esta expresión, que es la forma de mandato más fuerte posible en
griego, es tan clara en este idioma como lo es en castellano. Es la
mismo expresión utilizada en varios pasajes, tales como Marcos
13:10 (“Y es necesario que el evangelio sea predicado”); Juan 3:14
(“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesa-
rio que el Hijo del Hombre sea levantado”); Hechos 23:11 (cuando
Jesús le dijo a Pablo: “así es necesario que testifiques también en
Roma”); 1 Corintios 15:53 (“Porque es necesario que esto corrupt-
ible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortali-
50 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Notas:
3. Ibid.
Profundizando
Pero entonces, ¿qué quiere decir Pablo cuando escribe en 1
Timoteo 2:11, 12 que las mujeres se mantengan “ecuánimes” (NVI)
o, como algunas traducciones falazmente lo expresan, “en silen-
cio”?
Las Mujeres ¿Deben Permanecer en Silencio? • 55
Notas:
1. Las palabras en cursiva que están entre paréntesis son las palabras
del original griego.
2. John Paul Lotz, “The Homonoia Coins of Asia Minor and Ephe-
sians 1:21,” Tyndale Bulletin, vol. 50, no. 2 (1999), 180.
El jinete sin
cabeza cabalga otra
vez
D
e una forma u otra, el mito del jinete sin cabeza ha aterror-
izado a la gente durante siglos. En las leyendas celtas, un
“dullahan” irlandés cabalga un caballo negro y lleva su cabe-
za debajo de su muslo. Cada vez que el dullahan deja de cabalgar,
alguien muere. Un cuento popular escocés cuenta de un jinete sin
cabeza que cabalga un caballo sin cabeza mientras asaltan la isla
de Mull.
Las leyendas alemanas de los hermanos Grimm describen a un
hombre sin cabeza que usa un largo saco gris sentado en un ca-
ballo gris, y también hablan de otro jinete sin cabeza, llamado “el
cazador salvaje”, quien le advierte a los cazadores que no cabal-
guen al día siguiente porque tendrían un accidente.
En la tradición norteamericana, el jinete sin cabeza es un per-
sonaje del breve relato “La leyenda de Sleepy Hollow”, escrito por
Washington Irving durante la época de la guerra de la indepen-
dencia norteamericana. El fantasma de este soldado sin cabeza se
levanta de la tumba cada Halloween y va galopando por los alre-
dedores buscando su cabeza perdida. Recientemente, este cuento
norteamericano ha sido resucitado y reformulado en una popular
serie televisiva internacional llamada “Sleepy Hollow”.
El contexto es importante
Así que, no hay duda de que Cristo, no el hombre, es la Cabeza de la
iglesia. Sin embargo, cuando aceptamos un texto, aceptamos el pasaje
(o contexto) en su totalidad. Por ejemplo, algunos cristianos aceptan
Éxodo 20:8: “Acuérdate del sábado, para consagrarlo”, pero luego lo
aplican al domingo e ignoran el resto del pasaje: “Trabaja seis días, y
haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un
día de reposo para honrar al Señor tu Dios…” (vers. 9, 10, NVI).
Desafortunadamente, la misma selectividad ocurre algunas vec-
es con otros pasajes, tal como Efesios 5:23. Entendemos y acepta-
mos el hecho de que Cristo es la Cabeza de la iglesia, pero veamos
el versículo en su contexto:
Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;
porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza
de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como
la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo
amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:22-25).
diciendo que todas las mujeres tienen que someterse a todos los
hombres. Tampoco está diciendo que las esposas tienen que estar
“dominadas” o “subyugadas” por sus maridos. Dominar significa
“sujetar” o “reprimir”1 a alguien que se considera menos impor-
tante. Subyugar significa “avasallar, sojuzgar, dominar poderosa o
violentamente”.2 Esta idea es completamente anti bíblica e indud-
ablemente no es lo que el texto está diciendo.
Por otro lado, “someterse” significa “subordinar el juicio, de-
cisión o afecto propios a los de otra persona”,3 dejar de intentar
pelear. La palabra también puede significar “proponer a la consid-
eración de alguien razones, reflexiones u otras ideas”.4
Por supuesto, “someterse” también se puede referir a una situ-
ación muy negativa y controladora, que desafortunadamente
puede ocurrir (y ocurre) cuando los hombre no toman en serio el
contexto del versículo y no recuerdan que tienen que amar a sus
esposas “así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo
por ella” (vers. 25).
sia, y se entregó a sí mismo por ella” (vers. 24, 25). Que las esposas
cedan a sus maridos es tan importante como la amonestación para
los maridos de que amen a sus esposas así como Cristo ama a la
iglesia.
Aunque no vivimos en un mundo perfecto y los seres humanos
con frecuencia no están a la altura de las normas divinas, como
pueblo de Dios sabemos que “cuando la voluntad del hombre co-
opera con la voluntad de Dios, llega a ser omnipotente. Cualquier
cosa que debe hacerse por orden suya, puede llevarse a cabo con su
fuerza. Todos sus mandatos son habilitaciones”.5
Igualdad de naturaleza
Pablo entiende esta perspectiva cuando cita Génesis 1 y 2
alentando los distintos roles de los hombres y las mujeres en la ig-
66 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Teoría y práctica
Yo (Gina) debo admitir que este análisis sobre el liderazgo puede
sonar bastante teórico, hasta que uno lo pone en práctica. Por
ejemplo, hubo una época en la que yo no le presté atención a la
idea de sumisión, tal como está delineada en Efesios 5. Después
de madurar en mi vida espiritual, no ignoré más el texto, pero to-
davía luchaba con su significado. Finalmente, un día decidí tener
una conversación franca con Dios sobre este asunto.
“Dios”, oré, “creo que la Biblia –toda ella– es tu Palabra, y esto incluye
Efesios 5. Pero, ¿realmente quieres decir que me debería someter a mi
esposo? ¿Y qué significa “someterme” a él? Realmente quiero entender
este texto; por favor, ¿podrías mostrarme su verdadero significado?”
Una paz, cálida como una frazada, me envolvió. Sabía que Dios
había oído mi súplica sincera y que me respondería. Pero quedé
sorprendida de cuán clara y rápidamente respondió a mi oración.
Mi esposo nos había inscripto en un seguro de salud comple-
mentario para cubrir un eventual cáncer. Pensé que no era una
mala idea hasta que vi cuánto nos costaba de nuestros sueldos cada
mes esta cobertura adicional.
“Después de todo, no creo que necesitemos este seguro para
el cáncer”, le dije a Clint. “¡Mira cuánto estamos pagando por él!
Además, ¿cuáles son las probabilidades de que tú o yo tengamos
cáncer? Ambos tenemos buena salud”. Hasta nuestro contador es-
tuvo de acuerdo: deberíamos cancelar este gasto innecesario.
“Pero realmente creo que deberíamos conservar esta cobertura”,
insistió Clint. “¿Qué haríamos si a uno de nosotros se le diagnostic-
ara un cáncer? El tratamiento es muy costoso y nuestro seguro reg-
ular no cubre todo. Podríamos terminar debiendo miles de dólares”.
Todavía no estaba convencida: todo lo que podía ver era la de-
ducción mensual de nuestro sueldo.
Pero entonces recordé: “Las casadas estén sujetas a sus propios
maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer,
70 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Notas:
2. Ibíd., 2102.
3. Ibíd., 2089.
4. Ibíd.
11. Martin Hanna y Cindy Tutsch, eds., Questions and Answers About
Women’s Ordination [Preguntas y respuestas sobre la ordenación
de la mujer] (Nampa, ID: Pacific Press, 2014), 150.
¿Y qué acerca de
Elena de White?
73
74 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
para que sea su profetisa. Esto la pone aparte de todas las otras
formas de ordenación.
Según los Fideicomisarios de las Publicaciones de Elena G. de
White, “nunca fue ordenada por la imposición de manos humanas,
ni realizó bautismos, casamientos o la organización de iglesias”.5
Sin embargo, desde 1871 hasta su muerte se le otorgaron las mis-
mas licencias que portaban los ministros ordenados. En la licencia
fechada en 1885, la palabra Ordenado está cuidadosamente tacha-
da, pero en la siguiente que tenemos de 1887, no lo está. Es por
esto que algunas personas sugieren que Elena de White debe haber
sido ordenada entre 1885 y 1887. Sin embargo, si este fuera el caso,
¿por qué, durante los 15 años anteriores, se había votado otorgarle
la licencia de un ministro ordenado?6 De hecho, en la primera de
las licencias que se conservan, con fecha del primero de octubre de
1883, la palabra Ordenado no ha sido tachada. Nadie diría que el
hecho de que la palabra estuviera tachada en 1885 significa que de
alguna manera había sido “des-ordenada” en ese año.
En lugar de ello, el hecho de que la palabra Ordenado estuviera
tachada muestra lo incómodo que es darle una licencia a una pro-
fetisa: un cargo para el cual la iglesia obviamente no tiene licencia
alguna. De manera que la iglesia de ese tiempo otorgó a Elena de
White la mayor licencia que podía darle. Sin embargo, la profetisa
realmente no necesitaba una licencia humana. El suyo era un lla-
mado aún más alto, ordenada por Dios mismo, como lo muestra
el hecho de que antes de 1871 ella sirvió como “la mensajera del
Señor” durante más de veinticinco años sin licencia alguna.
Pastores y ministros
Considerar el contexto mayor de esta declaración nos ayuda a com-
prender mejor esta idea de pastorear al rebaño. Leamos nuevamente
90 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
por las personas, y les beneficiarán en gran manera. Será una ex-
periencia excelente para cualquiera que se proponga entrar en el
ministerio.
Los que están preparándose para el ministerio no pueden dedi-
carse a otra ocupación que les imparta una experiencia tan amplia
como la del colportaje.47
Esta obra personal en el hogar, que es central en el colportaje, es
precisamente el método de labor para el cual Elena de White dijo
que las mujeres estaban especialmente preparadas y en el cual ellas
podían cumplir “una tarea ministerial” que los hombres no podían
realizar.48
¿Ministras o pastoras?
Con este trasfondo histórico, estamos ahora en una mejor
posición para entender la declaración de Elena de White de que el
“Espíritu Santo… prepara a los obreros, sean hombres o mujeres,
para apacentar la grey de Dios.” No parece probable que ella esta-
ba llamando a las mujeres tanto como los hombres a ser pastores
en el sentido actual del término. Puesto que ella utilizó el término
pastor para describir una función (verbo) tanto como un oficio o
¿Y qué acerca de Elena de White? • 93
Notas:
10. Ellen G. White, “The Duty of the Minister and the People,” The
Advent Review and Sabbath Herald, 9 de julio de 1895, par. 4: “La
obra del ministro es también la obra del miembro laico”.
19. Ver, por ejemplo, “The Conference” [La Asociación], The Advent
Review and Sabbath Herald, 25 de mayo de 1869, 172, col. 1,
donde se registra que “veintidós ministros y licenciados se encon-
traban presentes” en el congreso de la Asociación General de ese
año. Ocasionalmente, el término “ministros licenciados” podía
referirse a los licenciados, pero cuando aparece solo la palabra
“ministros”, se refiere únicamente a los ministros ordenados.
23. Jaime White, “‘Go Ye Into All the World and Preach the Gospel’”
[Id a todo el mundo y predicad el evangelio], The Advent Review
and Sabbath Herald, 15 de abril de 1862, 156, col. 1. Elena G. de
White, en “The Work in Greater New York” [La obra en la gran
Nueva York], Atlantic Union Gleaner, 8 de enero de 1902, 2,
reiteró la sabiduría de esta forma de trabajar: “No debería haber
un llamado a tener pastores establecidos en nuestras Iglesias, sino
dejad que el poder vivificador de la verdad impresione a los miem-
bros individuales a actuar, guiándolos a obrar con interés de llevar
a cabo un trabajo misionero eficiente en cada localidad. Como
la mano de Dios, la iglesia ha de ser educada y entrenada para
realizar un servicio efectivo. Sus miembros han de ser los devotos
obreros cristianos del Señor.”
31. Ibíd.
39. Ibíd.
Un “Ministerio
de la Mujer”
E
lena de White fue clara en que “hay mujeres que debieran tra-
bajar en el ministerio evangélico. En muchos sentidos harían
mayor bien que los ministros que no visitan como deben la
grey de Dios”.1 Además agregó que, además de pagar salarios jus-
tos, “los adventistas del séptimo día no deben de ninguna manera
despreciar la obra de la mujer”.2
De afirmaciones tales como estas algunos han concluido que
Elena de White llamaba a la eliminación de la distinción de roles
entre hombres y mujeres en el ministerio de la iglesia. Dado que
ella claramente urgía a una imparcialidad en el trato y en el pago
de las obreras mujeres, infieren que eso debería entenderse como
la inclusión de la ordenación al ministerio evangélico sin consid-
eración del género. Pero, ¿era esa la intención de sus afirmaciones?
En respuesta a esta pregunta, es útil mirar el cuadro completo.
Mujeres en el ministerio
Nadie ejemplificó la comprensión de Elena de White sobre
el ministerio de las mujeres más que S. M. I. [Sarepta Myrenda
Irish] Henry. La señora Henry fue esposa, madre, poeta, escritora
y evangelista de la Unión de Mujeres por la Temperancia Cris-
tiana (WCTU, por sus siglas en inglés). Durante la mayor parte
de su vida fue una fiel miembro de la Iglesia Metodista. Después
de quedar incapacitada por una condición cardíaca grave, viajó al
99
100 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Ministerio de enseñanza
Por esta carta parece que se estaba alentando a S. M. I. Henry a
Un “Ministerio de la Mujer” • 103
“Ministerio de la mujer”
La hija de la señora Henry describió este ministerio de la mujer
como “estupendo en sus posibilidades”. Era un ministerio para mu-
jeres y familias, realizado por mujeres, pero “no un cuerpo organi-
zado de mujeres predicadoras”.16 La misma S. M. I. Henry explicó
el tipo de ministerio que tenía en mente:
El trabajo de ganar almas puede ser hecho con mayor efi-
cacia por medio de un esfuerzo personal, mano a mano, en el
trato de la vida normal del hogar y del vecindario. El ministerio
de la mujer es especialmente importante. Nuestro Señor tuvo
la intención de que la dulzura del Evangelio fuera predicada por
ella; pero no necesariamente desde la plataforma. Si a lo lar-
104 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Ministerio personal
Sería bueno que permitiéramos que la misma Elena de White
nos diga de qué tipo de trabajo está hablando cuando se refiere a las
mujeres trabajando en el ministerio evangélico. Los consejos que
acabamos de citar, junto con su afirmación con la que comenzamos
este capítulo, comienzan con el siguiente párrafo:
Algunos asuntos me han sido presentados con respecto a los
obreros que están buscando hacer todo lo posible para ganar
almas para Jesucristo.… Está bien que los ministros sean paga-
dos por su obra. Y si el Señor llama a la esposa tanto como al
esposo a llevar la carga y a dedicar tiempo y energías a visitar
las familias y abrir las Escrituras con ellas, aunque la esposa no
haya sido ordenada por la imposición de manos, cumple una
tarea ministerial. ¿Acaso sus labores no cuentan para nada, y el
salario de su esposo debería ser el mismo que el de otro siervo
de Dios cuya esposa no se dedica a la obra sino al cuidado de
su familia?21
El tema en análisis es el pago de las esposas de los pastores y se
describe el tipo de trabajo que están haciendo: visitar los hogares
y abrir las Escrituras a las familias. Es más, descarta el asunto de la
ordenación como irrelevante a la cuestión, en lugar de verlo como
un remedio a la injusticia en relación con el pago. Su propósito es
106 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
El contexto es importante
Es en este marco en que aparece la declaración de Elena de White:
“Hay mujeres que debieran trabajar en el ministerio evangélico”.
La declaración que le sigue nuevamente subraya la naturaleza de
la obra que ella previó para estas mujeres: “En muchos aspectos
pueden hacer aún mejor que los ministros que a veces descuidan
visitar el rebaño del Señor”. Inmediatamente añade: “Cuando sea
posible, ambos esposos debieran unirse en ese trabajo. Hay un
camino abierto para el trabajo de mujeres consagradas”.23
De modo que Elena de White no está llamando a las mujeres
para tener un rol intercambiable con los hombres, sino más bien
a complementar el ministerio que se enfoca en una obra personal.
Sus declaraciones parecen referirse primariamente a las esposas
de los ministros, animándolas a trabajar en un equipo ministerial
de esposo y esposa. Ella notó la falta de ordenación de la mujer,
pero no dio indicación de que este estatus debiera cambiar. Por
otro lado, no dejó duda de que se necesitaba un cambio en cuanto
a su pago:
Este asunto no deben resolverlo los hombres. El Señor ya lo
ha resuelto. Debéis cumplir vuestro deber con las mujeres que
trabajen en el Evangelio, cuya obra testifique que son indispens-
Un “Ministerio de la Mujer” • 107
Un plan revolucionario
¿Hizo Elena de White un llamado a ordenar a la mujeres como
ancianas o ministras? No. ¿Lo prohibió explícitamente? Tampoco.
Ella simplemente no se ocupó de esto como un problema. Pero
también parece claro que ella no lo imaginó o previó.
Lo que sí previó es significativo: aparte del asunto de la orde-
nación, ella urgió a una participación activa de las mujeres, es-
pecialmente en el ministerio personal, algo que aún no se ha de-
sarrollado suficientemente y que la Iglesia Adventista necesita
desesperadamente.
¿Qué diferencia habría si adoptáramos la perspectiva de Elena
de White sobre el rol de las mujeres en la iglesia? Ella no llama a un
cambio en la estructura de la iglesia o reglamento; sin embargo, su
implementación revolucionaría la vida práctica de la iglesia.
` Cuando las mujeres sean animadas a trabajar con el
espíritu de Jesús en armonía con sus roles dados por Dios,
la luz de Jesús “les dará un poder que excederá al de los
hombres”.36
` Aumentará el trabajo personal realizado, tanto por las que
114 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Notas:
2. Ibíd., 360.
8. Ibíd, 329.
14. Bobby Jane Van Dolson y Leo R. Van Dolson, eds., Seventh-day
Adventist Encyclopedia: A-L [Enciclopedia Adventista del Séptimo
Día: A-L], 2da ed. rev., Commentary Reference Series 10 (Hag-
erstown, MD: Review and Herald, 1996), 691, citando a Arthur
Whitefield Spalding, Origin and History of Seventh-day Adventists
[Origen e Historia de los adventistas del séptimo día] (Washing-
ton, D.C.: Review and Herald, 1962), 3:200.
15. Cuando Elena de White misma publicó el material que le había es-
crito a la señora Henry, bajo el título, “Las mujeres como obreras
evangélicas”, no publicó la carta completa, sino que revisó partes
para un uso general. Su consejo a la señora Henry de “dirigirse a
grandes audiencias cada vez que pueda hacerlo”, no fue incluido.
Ver White, Testimonios para la Iglesia, 6:119-121.
16. Rossiter, My Mother’s Life, 324, 325. Ver también Damsteegt, “S.
M. I. Henry,” 19.
20. Ibíd.
26. Patrick Allen, “The Depression and the Role of Women in the Sev-
enth-day Adventist Church” [La depresión y el rol de las mujeres
en a Iglesia Adventista del Séptimo Día], Adventist Heritage, vol.
11, no. 2 (Otoño 1986), 51, 53.
27. Ibíd., 50; Roger Coon, “Ellen White’s View of the Role of Women
in the SDA Church” [La opinión de Elena de White respecto del
rol de las mujeres en la Iglesia Adventista del Séptimo Día], 2, 3,
http://text.egwwritings.org/publication.php?pubtype=Book&boo
kCode=EGWVRWSDA&pagenumber=1¶graphReferences=1
(consultado el 16 de marzo de 2015).
36. Ibíd.
NUEVE
Lo que podemos
aprender de
Hechos 15
H
echos 15 muestra cómo la iglesia apostólica resolvió exi-
tosamente un asunto potencialmente muy divisivo: la cir-
cuncisión. Los primeros cristianos eran, por supuesto,
judíos. Pero luego de Pentecostés, las buenas nuevas se espar-
cieron rápidamente entre los gentiles y muy pronto se hizo claro
que más gentiles que judíos se estaban haciendo cristianos.
Los problemas comenzaron cuando algunos judíos cristianos,
“de la secta de los fariseos” (Hch 15:5), viajaron de Jerusalén a
Antioquía para demandar que se requiriera, de los gentiles con-
versos, que guardaran las leyes ceremoniales judías, incluyendo la
circuncisión. Estos fariseos cristianos continuaban creyendo en el
Templo, sus servicios y sus leyes. Desde su perspectiva, los crey-
entes gentiles tenían que ser circuncidados para poder ser salvos
(Hch 15:1). Era un problema teológico.
Según el versículo 2, Pablo y Bernabé tuvieron “una discusión y
contienda no pequeña con ellos”. Finalmente, los visitantes de Je-
rusalén crearon una tremenda revuelta en la iglesia de Antioquía,
influenciando a los judíos cristianos y alienando a los gentiles
cristianos. La iglesia decidió enviar a Pablo y Bernabé, junto con
otros delegados, a Jerusalén, donde se reunirían con los apóstoles
y ancianos para analizar la cuestión.
En camino a Jerusalén “ellos… pasaron por Fenicia y Samaria,
contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a
119
120 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
dice el Señor,
que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos.
Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se con-
vierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las con-
taminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.
(vers. 13-20)
Puntos clave
Al considerar esta situación de conflicto y resolución en la igle-
sia, como está registrada en Hechos 15, aquí hay algunos puntos
clave para tener en mente:
1. El Concilio de Jerusalén no estableció dos estándares dif-
erentes basados en la cultura: uno para los judíos creyentes y otro
para los gentiles cristianos. La decisión del concilio era para to-
dos los cristianos de todas partes, tanto para judíos como gentiles
creyentes en Cristo. Por eso el resultado fue una iglesia mundial
unificada.
2. El Concilio de Jerusalén no institucionalizó una división
en la iglesia entre judíos y gentiles; en realidad, hizo justamente
lo opuesto. Se reafirmó que la muerte de Cristo en la cruz derribó
la pared de separación entre judíos y gentiles: “Porque él es nuestra
paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared inter-
122 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Circuncisión y cultura
Algunos han sugerido que la situación que enfrentaba la igle-
sia apostólica sobre la circuncisión es similar al debate relacionado
con la ordenación de la mujer. Sugieren que el Concilio de Jerusalén
permitió “dos sistemas de evangelización” basados en la cultura,
uno para los circuncisos y otro para los incircuncisos.
Pero como ya se ha explicado, la iglesia apostólica permaneció
unida al hacer su decisión utilizando la Escritura y la revelación
divina, no la cultura. Ni a gentiles ni a judíos se les requirió que
fueran circuncidados. Como escribió Pablo posteriormente, “La
circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar
los mandamientos de Dios” (1 Co 7:19). Eso es lo que importa.
La circuncisión no estaba basada en la cultura. Fue una señal
dada por Dios a Abraham, “como sello de la justicia de la fe que
tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los
creyentes...” (Rm 4:11).
Lo que podemos aprender de Hechos 15 • 123
Ordenación y cultura
La ordenación exclusivamente masculina para el ministerio
evangélico, ¿está basada en la cultura? No según la Biblia o Elena
de White, como hemos visto en capítulos anteriores (ver 1 Tm 2:12,
13 y los capítulos 6 al 8 de este libro).
La ordenación al ministerio evangélico en la Iglesia del Nue-
vo Testamento fue iniciada por Cristo mismo al ordenar los doce
apóstoles. Posteriormente, a través de los escritos de Pablo, él con-
tinuó guiando a la iglesia en la selección de líderes espirituales (ver
1 Tm 3:1-13 y Tit 1:5-9). A diferencia de la circuncisión, que fue
dada por Dios como una señal temporaria a Abraham y a sus de-
scendientes, los roles, con exclusividad de género, de ministros y
ancianos fueron dados por Dios a su iglesia, basados en el modelo
del orden de liderazgo de la creación establecido en el Jardín del
Edén.
La tabla que sigue resume las diferencias entre el liderazgo según
el orden de la creación y la circuncisión:
Liderazgo según el Circuncisión
orden de la creación
Desde Edén, como el sábado y la Desde Israel, como la ley
familia ceremonial
Comienza con Adán, padre de Comienza con Abraham, padre
la raza humana de los judíos
124 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Notas:
¿Apoya la Biblia la
ordenación
de la mujer?
H
ay muchos puntos sobre los cuales la vasta mayoría de los
Adventistas del Séptimo Día concuerdan, incluso cuando
nos referimos a la ordenación. Estos incluyen las enseñan-
zas bíblicas de que Cristo es la Cabeza de la Iglesia, que todos
nosotros como miembros de iglesia estamos comisionados para
difundir el evangelio, que los dones espirituales incluyen ambos
géneros, y que hombres y mujeres son completamente iguales
porque hemos sido creados en la imagen de Dios.
La pregunta principal
Teniendo tantos aspectos en los cuales concordamos, es sor-
prendente que no nos hayamos puesto de acuerdo en cuanto a la
pregunta principal, es decir: “Las calificaciones bíblicas para el
ministro del evangelio que administra la iglesia, ¿permiten que
una mujer sea ordenada en este oficio?” Los capítulos precedentes
han tratado de explicar claramente que la Biblia no da dos respues-
tas diferentes a esta pregunta, al igual que no da dos respuestas
acerca de cuál es el día que Dios nos ordena que guardemos como
santo día de descanso, aunque otros cristianos conservadores que
creen en la Biblia completa como la Palabra inspirada de Dios han
llegado a conclusiones opuestas en este punto.1
Algunos sostienen que la cuestión de quién debiera ser orde-
nado al ministerio evangélico es un asunto “eclesiológico”, más
127
128 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
bien que una cuestión teológica. Pero esta es una falsa dicotomía,
porque la eclesiología (“parte de la teología que estudia el origen,
la esencia y el desarrollo histórico de la iglesia”)2 está dentro de
la teología; y lo eclesiástico (“relativo a la Iglesia y en particular
a los clérigos”)3 está determinado por nuestra teología. En otras
palabras, la forma en que entendemos la iglesia (eclesiología) y la
manera en que ésta funciona (lo eclesiástico) se derivan de nuestra
teología y no se las puede separar. Por lo tanto, en su raíz, el tema
de la ordenación es definidamente una cuestión teológica.
La Biblia es la autoridad
No somos libres de elegir y escoger las porciones de la Biblia que
deseamos seguir. La pregunta en cuanto a si es “apropiado” ordenar
mujeres para el ministerio evangélico es una pregunta inapropiada.
Preguntar si algo es apropiado o inapropiado coloca la pelota de
nuestro lado de la cancha y nos concede a nosotros, como seres
humanos, el poder de decidir qué es correcto o no para nuestro
tiempo y área del mundo.
Una vez que reconocemos que hay calificaciones bíblicas para
el oficio del ministro evangélico que supervisa la iglesia, entonces
¿quiénes somos nosotros para preguntar si esto es apropiado o no?
Eso es como preguntar si es apropiado o no que Jesús escogiera
doce apóstoles o nos dijera “haced discípulos a todas las naciones”
(Mt 28:19). Dios no ha dejado estos asuntos en nuestras manos
para que los decidamos, sino que él los especificó en su Palabra. Su
Palabra siempre ha sido y debe continuar siendo la base de autori-
dad para nuestra fe y práctica.
Notas:
3. Ibíd., http://servicios.elpais.com/diccionarios/castellano/eclesi%E1s-
tico (consultado el 3 de junio de 2015).
Más preguntas y
respuestas
Preguntas Generales
1. ¿Es realmente bíblica la ordenación, o es un asunto ecle-
siológico, es decir, algo inventado por la iglesia y que, por
lo tanto, puede adaptarse y modificarse?
Como lo afirma la Declaración de consenso sobre una teología
de la ordenación adventista del séptimo día, un documento
aprobado por el 92% de la Comisión de Estudio de la Teología de
la Ordenación de la Asociación General (GC-TOSC), y apoyada
en forma abrumadora por la Comisión ejecutiva de la Asociación
General en el Concilio anual de 2014,1
Las Escrituras especifican ciertos puestos de liderazgo que
fueron acompañados por el respaldo público de la iglesia para
personas que cumplen con los requisitos bíblicos (Nm 11:16-
17; Hch 6:1-6; 13:1-3; 14:23; 1 Tm 3:1-12; Tit 1:5-9). Varios
respaldos públicos de esta índole involucran “la imposición
de manos”. Las versiones modernas de las Escrituras utilizan
la palabra ordenar para traducir muchas palabras diferentes
del griego y hebreo que tienen la idea básica de seleccionar
o designar, que describen la colocación de estas personas en
sus respectivos oficios. A lo largo de la historia cristiana, el
término ordenación ha adquirido significados que van más
allá de lo que estas palabras implicaban originalmente. Con
139
140 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
a sus esposas (vers. 25-33), los hijos deben obedecer a sus padres
(6:1-3), y sigue así. Esto no es un mandamiento general para que
todos se sometan entre sí. Como cristianos, debemos someternos
a Cristo y a su voluntad para nosotros, en el hogar y en la iglesia. El
hecho de que algunas veces estos mandamientos han sido abusa-
dos no es razón para ignorarlos.
Filemón en Colosas (Flm 2), Lidia en Filipos (Hch 16:15, 40), y Aq-
uila y Priscila en varias ciudades donde vivieron (1 Co 16:19; Rm
16:5). No sabemos realmente nada acerca de quién estaba a cargo
de esta iglesia.
para distinguir cuáles son esas excepciones, así que Dios ¡no nos ha
dejado para que imaginemos! Elena de White dice:
El lenguaje de la Biblia debe explicarse de acuerdo con su
significado manifiesto, a no ser que se trate de un símbolo o fig-
ura. Cristo prometió: “El que quiera hacer la voluntad de Dios,
conocerá si la doctrina es de Dios” (Jn 7:17). Si los hombres
quisieran tan solo aceptar lo que la Biblia dice, y si no hubiera
falsos maestros para alucinar y confundir las inteligencias, se
realizaría una obra que alegraría a los ángeles y que traería al
rebaño de Cristo a miles y miles de almas actualmente sumidas
en el error.26
Incluso las figuras y los símbolos no son tan dif íciles de descifrar,
porque la Biblia misma provee la llave para develar su significado.
El problema es que algunos tratan de hacernos creer que hay mu-
chas otras excepciones basadas en costumbres culturales en lugar
de valores bíblicos. Existen en realidad muy pocos ejemplos de esta
clase en el Nuevo Testamento. Los principales son cubrirse la cabe-
za (1 Co 11:3-16) y el ósculo (beso) santo (Rm 16:16). Aún en estos
casos, los principios que fundamentan las formas (el decoro en la
adoración y saludos afectuosos con los hermanos en la fe) todavía
se aplican. En realidad, las presiones de la cultura occidental, y no
los prejuicios culturales incrustados en las Escrituras, son las que
fundamentan los cuestionamientos recientes de los principios de
liderazgo masculino según el orden de la creación en el hogar y en
la iglesia.
parte del orden de la creación (Gn 2), antes de la entrada del peca-
do. Pablo se refiere al engaño de Eva por la serpiente, porque haber
actuado independientemente del rol de liderazgo de Adán la hizo
más susceptible de ser engañada (1 Tm 2:14). El apóstol entiende
el desplazamiento dramático de liderazgo reflejado en los rela-
tos de la creación y de la caída. En Génesis 2, Dios crea a Adán
primero (vers. 7) y le da el rol de liderar (vers. 15-23): atendien-
do el jardín, nombrando los animales y describiendo quién es Eva
en sus propios términos. En Génesis 3, el orden se revierte: ser-
piente-Eva-Adán-Dios. Eva es engañada a pensar que ella está al
control: aproximándose al árbol prohibido; parlamentando con la
serpiente allí; replanteando (en forma inexacta) el mandamiento
de Dios acerca de si podían y no podían comer; decidiendo por sí
misma que el árbol era “bueno para comer”, “agradable a los ojos”, y
“deseable para alcanzar sabiduría”; tomando la fruta; comiéndola;
dando el fruto a su esposo para comer. Adán, al aceptar la fruta
de Eva no solamente desobedeció el mandato de Dios comiéndola,
sino aceptando el liderazgo de Eva, hundiendo a la raza en el peca-
do. Esta es la razón por la cual el “juicio investigador” comienza
con Adán, y por la que el veredicto de Dios comienza con las pal-
abras: “Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer” (Gn 3:17).
na. La Iglesia Adventista tiene una ventaja sobre muchas otras de-
nominaciones en el hecho de que podemos aprender de la reciente
historia de la ordenación de mujeres en otras denominaciones. Su
experiencia ha sido casi totalmente negativa. Generalmente, no las
llevó a crecer ni les dio mayor prosperidad, sino que produjo may-
or conflicto y desunión. En la realidad, se han producido cismas
como consecuencia de la ordenación de mujeres, como lo muestra
la experiencia de la Iglesia Episcopal y la Iglesia Presbiteriana en
los Estados Unidos.51 En muchas otras denominaciones, el resulta-
do de ordenar mujeres ha sido “tensión y división sustanciales”, no
mayor unidad.52
Notas:
10. Esta sección aborda los pasajes principales usados para apoyar
la ordenación de mujeres al ministerio evangélico en Mar-
tin Hanna y Cindy Tutsch, eds., Questions and Answers About
Women’s Ordination [Preguntas y respuestas acerca de la orde-
nación de la mujer] (Nampa, ID: Pacific Press, 2014), 29-69. En
lugar de presentar evidencias positivas, parecería que en esta
porción del libro los autores dedican más espacio a explicar lo
que muchos otros pasajes no pueden significar.
15. Ibíd., 42, 43. Elena G. de White, El hogar cristiano (Florida, Bue-
nos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007), 100.
180 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
17. La NVI y NBD usan “ser humano”; BLPH y NTV usan “seres
humanos”, mientras que PDT usa “la humanidad” para indicar
ésta clara distinción que realiza el texto hebreo. El término hebreo
toledot normalmente introduce las genealogías de los patriarcas
(Gn 6:9; 10:1;11:10, 27, etc.).
20. Por ejemplo, JBS, PDT, BLPH, RVR77. Ver el uso de diakonos como
“siervo” en los siguientes pasajes: Mt 20:26; 23:11; Mc 9:35;10:43;
Jn 12:26; Rm 15:8; 1 Co 3:5; 2 Co 3:6; 6:4; 11:5, 23; Efe 3:7; 6:21; Col
1:7, 23, 25; 4:7; 1 Tm 4:6. Elena de White se refiere a Febe como
“sierva” y no diaconisa en Testimonies for the Church (Mountain
View, CA: Pacific Press, 1948), 6:343, 344.
23. Ver Benjamin Reaoch, Women, Slaves, and the Gender Debate:
A Complementarian Response to the Redemptive-Movement
Herme- neutic [Mujeres, esclavos y el debate de género: una
respuesta complementaria a la hermenéutica del movimiento
redentor] (Phillipsburg, NJ: P&R, 2012).
33. Para más detalles acerca de Barac y Débora, ver White, Hijas de
Dios, 34-35.
38. Ellen G. White, “The Duty of the Minister and the People” [El
deber del ministro y del pueblo], TheAdvent Review and Sabbath
Herald, 9 de julio de 1895, par. 8.
182 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
40. Ibíd.
43. White, Ms. 11, 1850, in Manuscript Releases, vol. 5, 203, 204;
Idem, Early Writings (Washington, D.C.: Review and Herald,
1945), 97-104.
53. Ver F. Donald Yost, “An Inquiry into the Role of Women in the
SDA Church” [Una indagación acerca del rol de las mujeres
en la Iglesia Adventista del Séptimo Día], revisada con infor-
mación adicional, diciembre de 1977, https:// www.adventis-
tarchives.org/an-inquiry-into-the-role-of-women- in-the-sda-
church.pdf (consultado el 1 de abril de 2015).
185
186 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apéndices • 187
Apéndice 1
Declaración de consenso sobre una Teología de la ordenación
Adventista del Séptimo Día
Apéndice 2
Traducciones de 1 Timoteo 3:2
1599 Biblia del Oso “Conviene, pues, que el Obispo sea irrep-
X
rensible, marido de una sola mujer,...”
1829 Félix Torres Amat “Por consiguiente es preciso que un
obispo sea irreprensible, que no se haya casado X
sino con una sola mujer,...”
1909 Reina-Valera Antigua “Conviene, pues, que el obispo sea
X
irreprensible, marido de una mujer,...”
1943 Juan Straubinger “Mas es necesario que el obispo sea
X
irreprensible, marido de una sola mujer”
1944 Nácar-Colunga “pero es preciso que el obispo sea irrep-
X
rensible, marido de una sola mujer”
1947 Bóver-Cantera “Es, pues, necesario que el obispo sea
X
irreprensible, marido de una sola mujer”
1960 Reina-Valera Revisada 1960 “Pero es necesario que
el obispo sea irreprensible, marido de una sola X
mujer”
1961 Evaristo Martín Nieto “Así, pues, es preciso que el obispo
X
sea irreprensible, casado una sola vez”
1966 Biblia de Jerusalén “Es, pues, necesario que el epíscopo
X
sea irreprensible, casado una sola vez”
1968 Cantera-Iglesias “Es, pues, necesario que el epíscopo sea
X
irreprensible, casado una sola vez”
1975 Cantera-Iglesias “Es, pues, necesario que el epíscopo sea
X
irreprensible, casado una sola vez”
1975 Nueva Biblia Española “Porque el dirigente tiene que ser
X
intachable, fiel a su mujer”
1977 Reina-Valera Revisada 1977 “Es, pues, necesario que
el obispo sea irreprensible, marido de una sola X
mujer”
1979 Dios Habla Hoy “Por eso, el que tiene este cargo ha de
ser irreprensible. Debe ser esposo de una sola X
mujer”
1986 La Biblia de las Américas “Un obispo debe ser, pues,
irreprochable, marido de una sola mujer X
190 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apéndice 3
Similitudes entre 1 Timoteo y Tito
Instrucciones para ancianas/ 5:1 - al anciano,... exhórtale como 2:2 - Que los ancianos sean
jovencitas hombres/mujeres a padre; a los más jóvenes, como sobrios, serios, prudentes,
a hermanos; 2:6 - Exhorta... a los jóvenes a que
sean prudentes
5:2 - a las ancianas, como a 2:3 - Las ancianas… sean rever-
madres; a las jovencitas, como a entes en su porte
hermanas 2:4 - las mujeres jóvenes a amar a
sus maridos y a sus hijos
Instrucciones para esclavos 6:1 - tengan a sus amos por 2:9 - los siervos a que se sujeten a
dignos de todo honor sus amos, que agraden en todo
2:9, 10 - no sean respondones; no
defraudando, sino mostrándose
6:2 – a los amos creyentes, no los fieles en todo
tengan en menos
Instrucciones personales 4:11 - Esto manda y enseña 2:15 - Esto habla, y exhorta y
4:12 - Ninguno tenga en poco tu reprende con toda autoridad.
juventud,
4:12 - sé ejemplo de los creyentes 2:15 - Nadie te menosprecie.
en palabra, conducta, amor, 2:7 - presentándote tú en todo
espíritu, fe y pureza. como ejemplo de buenas obras
4:16 - Ten cuidado de ti mismo y
de la doctrina 2:7, 8 - en la enseñanza mostran-
do integridad, seriedad, palabra
sana e irreprochable
194 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apéndice 4
Respuesta de parte de W. C. White con respecto a las creden-
ciales de Elena G. de White
Apéndices • 195
17 de noviembre, 1935
Pastor L. E. Froom
Takoma Park, D.C.
Apéndice 5
Mujeres adventistas con licencia ministerial
1
1869-1975
1869 1902
Sra. S. A. Lindsay 2
New York-Pennsylvania Minnie Syp (poste- Oklahoma
riormente cambió a
Sype)
18753 1904
Ellen S. Lane Michigan Alma Bjdigg Misión de Finlandia
Roby Tuttle Michigan Sra. J. E. Bond Arizona
Bertha E. Jorgensen South Dakota
1878 1910
Anna Fulton Minnesota Pearl Field Nebraska
Julia Owen Kentucky-Tennessee Sra. Ura Spring Nebraska
1879 1920
Libbie Collins Minnesota Ella H. Osborne Northern California
Hattie Enoch Kansas Emme Wells Greater New York
Libbie Fulton Minnesota
Lizzie Post Minnesota
1880 1925
Anna Johnson Minnesota Sra. E. Flo Hawkins Illinois
Sra. B. Miller Unión Misión del Este
de China
1881 1930
Ida W. Ballenger Illinois Sra. E. Eder Northern Texas
Helen L. Morse Illinois Sra. Beulah Langdon Northern Texas
Pearl Stafford Oregon
1884 1935
Ruie Hill Kansas Lucy Andrus Misión de Hopei (China)
1886 1945
Ida W. Hibben Illinois Jessie Curtis East Pennsylvania
Apéndices • 197
1899 1965
Edith Bartlett British Conference Lois Mays Potomac
Julia Ross Potomac
1900 1970
Sra. Hetty Haskell (wife General Conference Sra. Phil Neal Kentucky-Tennessee
of S. N. Haskell)
Mina Robinson British Conference Sra. Harry Weckham Kentucky-Tennessee
1901 1975
Carrie V. Hansen Utah Josephine Benton Potomac
Emma Hawkins Iowa Clare Yauchzie Ontario
Sra. E. R. Williams Michigan
1
La mayor parte de esta información procede del Apéndice D en Roger Coon,
“Ellen G. White’s View of the Role of Women in the SDA Church,” [La opinion
de Elena de White sobre el rol de las mujeres en la Iglesia Adventista del Sép-
timo Día],18. http://egwtext.whiteestate.org/publication.php?pubtype=Book&book-
Code=EGWVRWSDA&lang=en§ion=all&pagenumber=18 (22 de febrero de
2015). Se han hecho algunas correcciones en base a William Fagal, “Did Ellen
White Support the Ordination of Women?” [¿Apoyó Elena de White la ordenación
de las mujeres?] Ministry 62/2 (February 1989), 7. Luego de investigar más, se
constató que la Sra. Sarah A. Lindsay en realidad fue licenciada dos años antes de
lo que Fagal informa. La tabla solamente llega hasta 1975 porque, por una variedad
de razones prácticas no relacionadas con las Escrituras, los reglamentos acerca de
las mujeres en el ministerio cambiaron sustancialmente después de ese año.
La licencia fue aprobada en la última session del congreso, alrededor del 16 de
2
septiembre de 1869. Ver “Report of the N.Y. and Pa. Conference,” [Informe de las
asociaciones de N.Y. y Pa.], Review and Herald, Oct 12, 1869, 126.
3
Ambas mujeres recibieron licencias el 11 de Agosto de 1875. Ver “Business
Proceedings of the Fifteenth Annual Session of the Michigan State Conference,”
[Informe de la session del 15º congreso de la Asociación del Estado de Michigan],
Review and Herald, August 26, 1875, 63.
198 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apéndice 6
Teología de la ordenación: Posición N° 1
Presentado por Clinton Wahlen al Comité Ejecutivo
de la Asociación General
14 de octubre de 2014
Introducción
Buen día!
Tengo buenas noticias para nosotros en esta mañana: Hay mucho
más que nos une en comparación con lo que nos divide... incluso
en lo que atañe al tema de la ordenación de la mujer.
` Cristo es la Cabeza de la Iglesia: Todos estamos de
acuerdo en que Cristo es la Cabeza de la iglesia, y que la
iglesia pertenece solamente a Cristo (Ef 1:22; Col 2:10).
` La gran comisión es para todos: Todos estamos de
acuerdo en que la gran comisión se aplica a todos los
cristianos, hombres, mujeres y niños, y que el Espíritu
trabaja a través de cada creyente alrededor del mundo para
llevar a cabo esa obra.
` Los dones espirituales son para ambos sexos: Todos
estamos de acuerdo en que cada creyente recibe uno o más
dones espirituales, por lo que los dones incluyen a ambos
sexos.
` El sacerdocio de todos los creyentes: Todos estamos
de acuerdo en que todos los cristianos forman parte del
sacerdocio de todos los creyentes y tienen acceso directo
a Dios por medio de la oración, y que los pastores y los
ancianos no son sacerdotes.
` Igualdad total por creación: Todos estamos de acuerdo
en que tanto hombres como mujeres poseen total igualdad
porque todos los seres humanos fueron creados a la
Apéndices • 199
imagen de Dios.
` Unidad en Cristo: Todos estamos de acuerdo en que, en
Cristo, “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre;
no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en
Cristo Jesús” y “herederos según la promesa” (Ga 3:28, 29).
` El derramamiento del Espíritu de Dios en el tiempo
del fin: Todos creemos en la promesa escatológica de la
lluvia tardía registrada en Joel 2: “Derramaré mi Espíritu
sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras
hijas [...] Y también sobre los siervos y sobre las siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días” (Jl 2:28, 29).
La posición n° 1 afirma todas estas enseñanzas bíblicas. No está
en conflicto con ninguna de ellas.
Además, la “Declaración de consenso” de la Comisión de Estu-
dio de la Teología de la Ordenación muestra que más del 90 por
ciento de los miembros de la comisión concordaron en que la or-
denación de líderes eclesiásticos es bíblica (“Comisión de Estudio
vota Declaración de Consenso sobre la ‘Teología de la Ordenación’
”, Adventist Review, 15 de agosto, [2013], p. 8, énfasis añadido en
todas las citaciones de aquí en más). Solamente podemos resumir
algunos pocos puntos aquí:
La pregunta principal
Hubo una sola pregunta sobre la cual no obtuvimos consenso:
¿Permiten los requisitos bíblicos del ministro del evangelio que
supervisa a la iglesia que una mujer sea ordenada para este oficio?
Al responder esta pregunta, no deberíamos pasar por alto el
hecho de que dos de los tres grupos encontraron claras evidencias
en las Escrituras para un modelo bíblico de liderazgo masculino.
Noten esta declaración de la “Síntesis de la postura n° 3”:
“Creemos que hay un modelo bíblico de liderazgo eclesi-
ológico cuya validez trasciende el tiempo y la cultura” (Informe
de la TOSC, p. 100 [énfasis en el original]).
Por lo tanto, incluso con respecto a la ordenación de la mujer
hay una respuesta bíblica clara. Se encuentra en 1 Timoteo (ver
“¿Expresa especificidad de género la expresión ‘marido de una sola
mujer’ en 1 Timoteo 3:2?”).
Oficios religiosos en el AT y en el NT
Regresemos ahora a nuestra pregunta principal: ¿Pueden ser or-
denadas también las mujeres para servir como ministros del evan-
gelio que supervisan la iglesia?
Para responder plenamente a esta pregunta debemos analizar lo
que la Biblia entera dice, aunque en forma resumida por causa del
tiempo.
Aunque vemos una variedad de personajes bíblicos de sexo fe-
menino que cumplieron papeles importantes a lo largo de las Es-
crituras (por ejemplo, María y Débora en el Antiguo Testamento;
María, Priscila, Febe, Junias y otras en el Nuevo Testamento), dos
puntos clave se destacan:
` Ninguna mujer recibió el papel sacerdotal en el Antiguo
Testamento.
` Y ninguna mujer en el Nuevo Testamento sirvió alguna
vez como apóstol o ministro del evangelio supervisando la
iglesia.
Jesús, como cabeza de la iglesia de Dios tanto en el Antiguo
como en el Nuevo Testamento, ha dejado muy claro, por precepto
y práctica, quién debe ser ordenado a este oficio.
206 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
1. Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, aun cuando Israel era un sacerdocio
de todos los creyentes (Éx 19:5, 6), Dios mandó que los sacerdotes y
los levitas (todos hombres) fueran apartados para guiar a Israel en
adoración e instrucción religiosa (Éx 40:12-16; 29:9; Nm 8:10, 18-
20; ver Posición n° 1, 21, 22). Tanto para los sacerdotes como para
los levitas, se dio como mandato ciertos requisitos y rituales para
su ordenación. Estos requerimientos no eran optativos.
2. Nuevo Testamento
En la iglesia neotestamentaria, Jesús ordenó doce hombres como
apóstoles. Eran sus ministros del evangelio para supervisar la igle-
sia y fueron comisionados para ordenar a otros líderes de cada na-
ción, tribu, lengua y pueblo (Mt 28:19, 20; Ap 14:6).
Los requisitos de género no eran temporales. Aun cuando Jesús
y Pablo enfatizaron que el evangelio e, incluso, el liderazgo fueron
abiertos a los gentiles, el requisito en cuanto a género nunca fue
cambiado. Pablo se refiere al orden de la creación para demostrar
su aplicabilidad para todos los tiempos.
Pablo y Bernabé “ordenaron ancianos en cada iglesia” y Pablo
también instruyó a Tito que estableciera “ancianos en cada ciudad,
así como yo te mandé” (Tit 1:5).
De hecho, el género es el requerimiento fundamental sobre el
cual los demás construyen y “es un requisito claro e inequívoco que
no da lugar a interpretaciones erróneas o malentendidos” (Posición
n° 1, 13, 14).
Algunos argumentan que si una mujer puede trabajar en el min-
isterio tiempo completo, ¿por qué no darles lo que algunos están
solicitando? ¿Por qué no ordenarlas? No podemos hacerlo por una
simple razón:
No es nuestro para otorgar según se nos plazca, pues Dios dice
que él (el ministro) debe ser “marido de una sola mujer” (1 Tm 3:2)
y que no está permitido que una mujer usurpe su autoridad como
ministro del evangelio que supervisa a la iglesia (1 Tm 2:11, 12).
Apéndices • 207
Conclusión
1. Debido a que el dilema que estamos enfrentando hoy es teológi-
co y está conectado con el orden de creación, este dilema es mucho
mayor que decidir si la mujer debería ser ordenada o no como min-
istro del evangelio que supervisa a la iglesia. La pregunta es si las
Escrituras o la cultura guiarán a la iglesia.
2. Tal como hemos visto, la Escritura, tanto el Antiguo como el
Nuevo Testamento, es clara; y si traicionamos nuestra fidelidad a
la Escritura sobre este punto, habremos traicionado nuestra única
base de unidad. Por mucho que apreciemos la diversidad, es la Es-
critura, nuestra fe y práctica basadas en la Biblia, lo que nos une,
y no la diversidad. Es esta unidad basada en la Biblia lo que nos
protegerá de los azotes del pluralismo.
Nuestra confianza en la unidad de la Escritura solo puede ser
mantenida si continuamos interpretándola de la manera en que la
Biblia se interpreta a sí misma. Si comenzamos a interpretarla de
modo diferente en diferentes lugares, no hay nada que evite que la
iglesia se divida sobre temas como el diezmo, el congregacional-
ismo, la homosexualidad y otros temas. Así como el sábado y el
matrimonio no pueden ponerse en tela de juicio sin poner en tela
de juicio la unidad de la iglesia, así tampoco puede ocurrir con el
liderazgo según el orden de creación dado en el Génesis y reafir-
mado por Pablo, porque se aplica al liderazgo altruista en la iglesia.
Ese principio no puede ser puesto en tela de juicio sin destruir en
última instancia la unidad de la iglesia.
Si permitimos la diversidad en este punto, nos dividirá. De
hecho, ya nos ha dividido hasta cierto punto. Cuando Israel
pidió un rey, rechazando el reinado de Dios y su plan de lider-
azgo para ellos, Israel quedó dividido, y finalmente Israel fue
destruido.
3. El Concilio de Jerusalén tomó su decisión basado en la rev-
elación divina. Luego de un estudio profundo y exhaustivo de la
Biblia, podemos reafirmar la base bíblica para las decisiones de los
congresos de la Asociación General de 1990 y 1995.
La posición 1 recomienda respetuosamente y con oración lo
210 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apéndice 7
Por qué la tercera opción no es una opción
Conclusión
Simpatizamos mucho con el deseo de la tercera opción de man-
tener unida a una iglesia que está dividida sobre el tema de la or-
denación de la mujer. Sin embargo, esa intención noble nunca será
alcanzada por medio del plan que recomienda. Aunque apunta a
preservar la unidad, institucionaliza la desunión. Aunque pretende
no comprometer nuestra hermenéutica, introduce un método ex-
traño de adaptar las instrucciones bíblicas que sería desastroso
para nuestra misión e incluso para nuestra credibilidad como ig-
lesia basada en la Biblia. Aunque busca proteger la distinción de
género, en realidad la debilita al considerar que el lenguaje espe-
cífico en cuanto a género referido al anciano es “solamente uno
entre varios requisitos”. Aunque pretende prevenir que la misión
de la iglesia se vea estorbada, de hecho produce un estorbo a la
misión misma al dar a entender a los laicos no ordenados que la
ordenación es necesaria para poder verdaderamente hacer avanzar
la obra. Y en un esfuerzo por proteger la libertad religiosa, termi-
na marginalizando a aquellos cuyas conciencias están sujetas a las
claras enseñanzas de la Escritura.
Al leer el resumen de la tercera posición, uno puede verse fácil-
mente influenciado por las referencias continuas a que algunas en-
señanzas bíblicas son organizacionales o eclesiásticas. Estas pal-
abras tienen el efecto de disminuir el peso de la instrucción divina,
dándole una calidad meramente humana y haciéndola más fácil de
ser considerada flexible. Debemos recordar, sin embargo, que el re-
querimiento de género para el oficio de anciano/ministro es más
que solamente una directriz organizacional o una norma eclesiásti-
ca; es un requisito bíblico. No estamos tratando aquí con el Manu-
al de la iglesia ni el Working Policy, sino con la Biblia. Simplemente,
no tenemos la autoridad para adaptar o desacatar las instrucciones
inspiradas.
No es más que una ilusión creer que si se vota la tercera opción
entonces todo estará bien, que nuestra iglesia puede seguir diferentes
prácticas en diferentes lugares, y la misión progresará. En realidad,
este primer paso de alejamiento de la práctica bíblica es solamente
el comienzo. Si nos alejamos de nuestra base bíblica, abriríamos la
Apéndices • 219
Notas:
2. Ibíd., p. 15.
220 • LA ORDENACIÓN DE LA MUJER: ¿IMPORTA REALMENTE?
Apéndice 8
Síntesis de las ponencias presentadas en la Comisión de
Estudio de la Teología de la Ordenación1
1
Para accede a los estudios en esta Tabla, copie este enlace a su explorador:
https://www.adventistarchives.org. Tabla creada por P. Gerard Damsteegt y Wil-
liam A. Fagal. Usada con permiso. Se han adaptado ligeramente las columnas para
usarlas aquí. La Tabla continúa en las siguientes páginas.