Marvin Harris-Cap 13

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Capítulo 13 Economía, intercambio y control 237

ECONOMIA, INTERCAMBIO Y CONTROL Las dos definiciones de econon1ía no son necesaria1nente íncon1patibles.
Los antropólogos subrayan el hecho de que las motivaciones para pro-
ducir, intcrca1nbiar y consu1nir bienes y servicios están n1oldeadas por las
tradiciones culturales. Las diferentes culturas valoran distintos bicn<;s y
servicios y toleran o prohíben diferentes tipos de relaciones entre la gente
que produce, intercambia y consu1ne. Por ejernplo, co1no veren1os en bi"eve,
algunas culturas hacen hincapié en la adquisición cooperativa y la práctica
de compartir la riqueza, n1ientras que otras lo hacen en la adquisición
competitiva y en la retención de la riqueza. Algunas culturas subrayan la
propiedad colectiva y otras la privada. Es, pues, evidente que la «econo1ní-
zacíón» tiene diferentes pren1isas y consecuencias en los distintos contextos
culturales. Sin embargo, es posible que bajo especificaciones culturales de
los medios y fines aparentemente diversas, exista un cálculo humano co1nún
tendente a 1niniinizar los costes y 1naxiinizar los beneficios que explica tan-
to el origen co1no la perpetuación de los diferentes siste1nas econóinicos. El
punto de vista adoptado en este libro es que la existencia de relaciones
«n1ini-max» (costos n1ínin1os-beneficios 1náxiinos) es un problcn1a ernpírico
que sólo se puede resolver inediante la investigación e1npírica.

Este capítulo inicia el estudio comparativo de los aspectos estructurales


u organizativos de los sectores econó1nicos de los si<>temas socioculturales. El intercambio
Nos centraremos en la distribución de bienes y servicios 1nediante diferentes
1nodos de intercainbio y en los 1nodos alternativos de controlar el reparto de La mayor parte de lo que es producido por el trabajo humano se dis-
estos bienes entre los individuos, Nuestro foco de investigación se desplazará, tribuye 1nediant.e el interca1nbio. (J_,os casos de consu1no directo por parte
así, de los con1ponentes ínfraestructurales de los sistemas socioculturales de los mismos productores constituyen la excepción.) El intercambio desig-
a los estructurales. Este capítulo está concebido como un puente entre el análisis na la pauta panhumana de dar y recibir objetos y servicios valiosos. Como
anterior de los n1odos de producción (capítulo 11) y los capítulos posteriores hemos visto en el capítulo 3, el aprovisiona1niento en común de los niños
dedicados al origen del Estado y el 1nantenin1iento de la ley y el orden tanto por los hombres y tnujeres adultos es una forma de dar y recibir que, prác-
en sociedades igualitarias como estratificadas.
tica1nente, está restringida a los homínidos y que es ilnportante para la
definición de lo que s,ignifica ser hu1nano. Los seres humanos no pueden
vivir sin intercambiar su trabajo o los productos del mismo entre sí (Ro-
Definición de economía binson Crusoe, incluso antes de la llegada de Viernes, ton1aba, aunque no
daba; los ermitaños también dependen ínevitablernente de bienes que se lle-
En su sentido más restringido, la econontía alude a la asignac1on de van consigo al desierto y normalmente devuelven a ca1nbio de algún tipo de
medios escasos a fines competidores. La mayor parte de los economistas servicio). Sin embargo, las pautas de intercan1bio difieren clara1nente según
profesionales sóstienen que los seres humanos en general tienden a «econo- las culturas. Siguiendo la obra del economista Karl Polanyi, los antropólo-
mizar», es decir 1 asigna~· medíos escasos de tal inanera que se maximice la gos han distinguido tres tipos principales de intercambio: el recíproco 1 el
consecución de los fines y se ininímice el gasto de los inedias. Sin embargo 1 redistributívo y el de niercado. Con10 vere1nos 1 estos diferentes tipos de in-
muchos antropólogos ven la econotnizacíón sólo co1no un aspecto de las tercambio están relacionados con otras diferencias en los niveles infra-
actividades con que una sociedad se abastece de bienes y servicios. Desde estructura! y estructural.
una perspectiva más amplia:

Una economía es un conjunto de actividades institucionalizadas que combinan Los intercambios recíprocos
recursos naturales 1 trabajo humano y tecnología para adquirir, producir y
distribuir bienes materiales y servidos especializados de una manera estructu- Uno de los rasgos más sorprendentes de la vida econom1ca de las so-
rada y repetitiva (Dalton, 1969: 97).
236
, ciedades organizadas en bandas y aldeas es la importancia de los intercam-
238 Econo1nía, intercan1bío y control 239
Introducción a la antropología general

bias 1.·ealiza(!os según el p~incipío conocido con10 reciprocidad. En los inter- apercibido. Así, algunos individuos tendrán fan1a de recolectores diligentes
ca1nb1os _rcc1procos, el fl\lJO de_ s~rvícios y ptoductos del trabajo no parece o cazadores excepcionales) n1ientras que otros adquieren reputación de
dep;nde1 de un. contrafluJo definido. Los asociados en el intercan1bio ton1an gandules o ren1olones. Mecanisn1os específicos que obliguen a los deudores
s~gun su necesidad Y dan sin ninguna regla establecida de tie1npo o can- a sa1<lat la cuenta no existen. Pero sí hay sutiles sanciones para itnpedir
t!dad. que existan aprovechados. La conducta de este estilo genera una corriente
Richard Lee ha descrito de un modo sucinto la reciprocidad tal como soterrada y pern1anente de desaprobación. Los aprovechados acaban su~i,ien­
ocurre ~ntte los 1lrnng. Por la mañana, de 1 a 16 de los 20 adultos de la clo sanciones colectivas. A veces, pueden ser objeto de reacciones violentas
banda .kung abandonan el ca1npa1nento para pasar el día recolectando 0 porque se sospeche que están en1brujados o que han en1brujaclo a otros
cazando. Vuelven al atardecer con el alín1ento que han encontrado. Todo 1ncdiante hechizos (véase p. 309).
lo que se trae al carnpan1ento es cornpartido por igual, prescindiendo der Lo que distingue, pues, al intercan1bio recíproco no es) sin1plcn1ente,
hecho de que los receptores hayan pasado el día durmiendo o cazando: que se regalen productos y servicios sin ningún pensa1niento o expectativa
de devolución, sino 1nás bien que: (1) no hay ninguna devolución in1nedía~
No sólo las. familias r~ú_nen la producción del día, sino que el campamento ta) (2) no se efectúa ningún cálculo sisten1átíco del valor de los servicios y
ente.ro -res1dent~s y v1s1tantes- co1nparte equitativamente los aliinentos dis- productos intercan1biados y (3) no se reconocen abicrtarnente este tipo
ponibles. La co1n1da de cualquier fan1ilia se compone de alimentos aportados de cálculos ni la necesidad de que la balanza acabe nivelándose.
~o;-- todas ? c~da una de las dcinás fainilias residentes. Los productos alimen- ¿No hay) entonces, intercan1bíos correspondientes a lo que Bronisla\V
t.1cios_ se distnbuyen cru~os o son preparados previamente por los recolecto-
Malino\vski llan1aba «regalo puro»? ¿Síen1pre hcn1os ele buscar 1notivos
res .. I:fay un constante flu¡o de nueces, bayas, raíces y rnelones entre los hogares
fan:1hares, h~sta que cada residente ha recibido una parte equitativa. A la ocultos, egoístas) inateriales cada vez que los productos del trabajo se
manana .sig~1:nte, un grupo disti~to de .rec.olec~ores sale del cainpamento y, transfieren de un individuo o grupo a otro? No queren1os decir nada <le
~~)~do reg1esa al atardecer, se repite la d1stnbuc1ón de alimentos (Lee, 1969b: esto. La concesión de regalos sin ninguna reciprocidad tangible en servicios
o productos es un fenón1eno universal. De hecho, esta relación se está vol-
viendo cada vez 1nás frecuente en todo el n1undo industrializado. l~:n los
A la postre, todos los adultos habrán participado en la recolección o contextos preindustriales, los padres generalinente esperan y reciben reci-
cazai Y habrá1: ~ado y .recibido alin1entos. Durante largos períodos de tiem- procidad 1naterial por sus esfuerzos en la crianza de los hijos. Los hijos
po pu~den ~xistll: considerables desigualdades en la balanza del dar y recibir corresponden trabajando en faenas agrícolas y Jon1éstícas a una edad n1uy
ent1e 1nd1v1duos, pero ello no da lugar a habladurías o acciones especiales. temprana, y esta relación continúa hasta la vejez de los padres, quienes
En todas la~ culturas se. da alguna forma de ínterca1nbio recíproco 1 sobre frecuente1nente finalizan sus vidas con un saldo neto de trabajo y produc-
~odoi entre par1ent~s y amigos. En Estados Unidos, por eje1nplo, los 1nari- tos a su favor. En ca1nbio, todos los estados industriales cont:en1poráneos
?S _Y esposas, a1n_igos, hermanos 1 her1nanas y otros parientes regulan y tienden hacia un saldo de interca1nbios entre pad1·es e hijos favorable a la
a1ustan una pequena parcela de su vícla econótnica según transacciones de generación n1ás joven. Los padres deben depender cada vez 1nás de sus pro-
to1na Y .daca de carácter informal y desinteresado. Los jóvenes no pagan pios ahorros y de la ayuda estatal en forn1a de seguros, pensiones, subsidios
sus. co1111das en casa o abonan un alquiler por el coche de sus padres. Las de vejez y otros progran1as de bienestar social para n1antenerse durante
1~u3eres no cobran pot cocinar la con1ida. Los an1ígos se hacen regalos el períodos de enfermedad y la vejez (Minge-Kalman, 1977).
dra d~ su cu1npleaños y en Navidad. Sin embargo, estos íntercan1bios sólo Nadie pone en duda, pues, que algunos seres humanos se desprenden
constituyen una porción inínin1a de los actos totales de interca1nbio. La voluntarian1ente de sus posesiones n1ás valiosas sin esperar ninguna reco1n-
gra.n n1~y.oría de los ü:t~rcan1bios en las culturas niodernas implican contra- pensa material a ca1nbío. Pero tan1bién está fuera de toda discusión que
flu¡os ngidamente <lefmidos que se deben realizar en un plazo determinado. algunos seres humanos, en todas las poblaciones, tenderán a «aprovechar-
se» si se les presenta la ocasión. Aunque todo niodo ele producción puede
tolerar un cierto nú1nero de este tipo de personas, en algún punto debe
El problema de los aprovechados establecer un lín1ite. Es decir, ninguna cultura puede basar la producción y
distribución de bienes y servicios en sentitníentos puran1ente áltruistas. Lo
To.dos sabemos por propia experiencia con los regalos de cumpleaños que sucede, sobre todo en las sociedades del nivel de las bandas y las al-
Y Navidad que no ,c~mphr con los deberes de reciprocidad suscita malestar deas, es que los bienes y servicios son producidos e intercan1bíndos recípro~
entre parientes prox1mos y amigos y entre maridos y esposas. Los «gorro- can1ente de tal inodo que las nociones de balance, deuda u obligación n1a-
nes» no gozan de la.s simpatí~s de nadie. En las culturas organizadas en terial se n1antienen en una posición subordinada desde un punto de vista
bandas Y aldeas, el 1ntercamb10 claran1ente asünétrico ta1npoco pasa des- ernic. Como en el caso de los intercan1bios en el seno de la nioderna uni-
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240 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 241

dad don1éstica euroa1nericana, esto se lleva a cabo expresando la necesi- bros de diferentes bandas o aldeas llegan a considerarse unos a otros con10
dad del intercan1bio recíproco en forn1a de obligaciones de parentesco. Di- parientes nletafóricos. Los que participan en las expediciones comerciales
chas obligaciones de parentesco establecen expectativas recíprocas respecto tratan exclusivamente con sus asociados, de quienes reciben el trato de
a los alin1entos, la vestin1enta, el alojan1iento y otros bienes econó1nicos. «het1nanos», así con10 alirnento y alojainiento. Los asociados se rigen_ en
Las transacciones basadas en el parentesco sólo constituyen una parte sus tratos de acuerdo con el principio de la reciprocidad, niegan estar iñte-
111uy exigua de los 1nodernos siste1nas de intercambio, n1ientras que en los resados en salir ganando de la negociación y ofrecen sus nlercancías en •for-
pueblos organizados en bandas y aldeas casi todos los interca1nbios ocurren ma de regalos (Heider, 1969).
entre parientes o al menos an1igos ínti1nos, para los que dar, recibir y usar
b~enes está in1pregnado de un significado sentünental y personal.
El Kula
)
La reciprocidad y el comercio El eje1nplo clásico de las asociaciones de comercio se describe en la obra
de Bronislaw Malinowski, Argonauts of the Western Pacific. Los argonau-
La reciprocidad es la forma dominante de intercambio dentro de las tas en cuestión son los isleños trobriandeses, quienes co1nercian con la isla
sociedades organizadas en bandas y aldeas. Pero incluso los cazadores y vecina de Dobú) emprendiendo audaces víajes en canoas a través de mar
recolectores desean objetos de valor, tales con10 sal) sílex) obsidiana) ocre abierto. Todo el complejo vinculado a este co1nercio se conoce con10 el
rojo, cañas y miel, que son producidos o controlados por grupos con los que Kula. Según los hombres que arriesgan 1, vida en estos viajes, la finalidad
no tienen ningún lazo de parentesco. Entre pueblos organizados en bandas dCl- con1ercio del Kula es interca1nbiar adornos de conchas con sus asocia-
y aldeas, las transacciones econó1nicas entre individuos no e1nparentados d_qs. Los adornos, denotninados por los trobriandeses vaygt/a, consisten
se basan en el supuesto de que todos los qÜe en ellas intervienen tratarán en brazaletes y collares. Cuando co1nercian con los dobuanos, qüe vh1 en al
de salir ganando en el intercambio 1nediante argucias y hurtos. Con10 con- sureste, los trobriandeses dan braz::~etes y reciben collares. Cuando lo hacen
secuencia, es probable que las expediciones con1erciales sean extren1ada- con las gentes que viven en el suroeste, dan collares y reciben brazaletes.
mente peligrosas y guarden cierto parecido con partidas de guerra. L.os brazaletes y los collares se co1nercian en direcciones opuestas de isla en
Un tnecanismo interesante para facílitar el comercio entre grupos dis- isla y) con el tie1npo, pasan a través de sus puntos de origen procediendo
tantes sé denomina contercio silencioso. Los objetos a intercatnbiar se ex- de la di,rección ópuesta a aquélla en la que se interca1nbiaron por priine-
ponen en un calvero y el prin1er grupo se rCtira. El otro inspecciona las ra vez.
nlercancías y deposita los productos que estiina son un interca1nbio justo. La participación en el co1nercio del Kula reptesenta una ainbición in1-
F~l pritner grupo vuelve y, si está satisfecho, retira los objetos íntercan1bia- portan_te para la juventud y una pasión rayana en el paroxis1no para los
dos. E,n caso contrario, deja intactas las inercancías en sefial de que todavía h6n1bres 1naduros. Los vaygu'a se han comparado con las joyas de fatnilia
no se ha igualado la cuenta. Los mbutí del bosque Ituri interca111bian de o las joyas reales. Cuanto 1nás antiguos son y nlás con1pleja es su historia,
esta nlanera carne por bananas con los agricultores bantúes, y los veddas de .n1ás valor tienen a los· ojos de los trobriandeses. Nada se hace con ellos
Sri I.,anka intercambian con los cingaleses n1iel por útiles de hierro. e• salvo po~·tarlos con10 adornos en algunos acontecin1íentos ceretnonialcs;
En las aldeas agrícolas preestatales encontran1os relaciones co1nerciales el resto del tien1po pern1anecen en casa 1 donde se exan1inan y adn1iran de
más desarrolladas. Condiciones especial1nente favorables para la aparición de vez en cuando en privado. Aunque están considerados con10 las posesiones
mercados parecen haber existido en Melanesia, donde, con10 en Malaita 1nás valiosas de un hon1bre, sólo se pueden usar para obtener otros brazale-
en las islas Salomón, las 111ujeres intercan1biaban con regularidad pescado tes o collares.
por cerdos y vegetales bajo la protección arn1ada de sus hon1bres. Entre los Cada expedición exige an1plios preparativos sociales y rituales. Para
kapauku de Nueva Guinea occidental tal vez existieran 1nercados plena- co111placer a los asociados, se llevan algunos regalos de nlenor iinportancia
mente desarrollados 1 que usaban conchas y abalorios co1no dinero (véase ade111ás de los vaygu 1a. Estas asociaciones se trans1niten nonnaln1ente de
infra), antes de la llegada de la dominación europea. Sin embargo, hablan- un pariente a otro, y los jóvenes se inician en el con1ercio del Kula here-
.do en general 1 el 1nercado y el dinero co1no 1nodo regular de co1nercio están dando o recibiendo un brazalete o un collar de un pariente. Cuando la
asociados a la evolución del Estado y al n1antenÍlniento del orden inediante expedición llega a la orilla, los asociados se saludan e intercan1bian regalos.
fuerzas policiales y 1nilitares. Después, los trobriandeses hacen entrega de los preciosos brazaletes, entre-
Tal vez la solución más frecuente al problema del con1ercio sin lazos ga que va acompañada de discursos rituales y actos fonnales en los que se
de parentesco o increados supervisados por el Estado sea el establecitniento resalta el carácter de regalo honorable que posee el 'intertii11bi·o-:··--Con10
de asociaciones especiales de co1nercio. Mediante esta institución, los miem- sucede en las transacciones recíptocas dentto de la fa1nilia, los asociados
242 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 243

a veces no disponen inn1ediata1nente de un collar de valor con1parable al de1nográfica, el agotan1iento de recursos, el increinento de la guerra y el
del btazalete que acaban de recibir. Pero, aunque el viajero tenga que surgimiento de las clases y el Estado (véase capítulo 17). ..
retornar con las tnanos vacías, salvo por lo que a algunos regalos prelin1i- Hay que distinguir las formas igualitarias de las formas estratificadas de
nares se refiere, no se quejará. Sabe que su asociado trabajará duro para redistribución. La redistribución, con10 sistema de interca1nb10 1guahta~10,
co1npensar la de1nora, presentándole un collar todavía 111ás valioso en su corre a cargo de un redistribuidor que ha trabajado más duro que nadie
próxüno encuentro. para producir los artículos que se van a distribuir, que guarda para sí 1nis'mo
¿A qué obedece todo este esfuerzo por obtener unas pocas baratijas la parte más pequeña o nada y que, una vez que todo ha ~ca~)ado, se que?a
de valor sentí111ental o estético? Co1110 sucede a 111enudo, los aspectos etic con menos posesiones 1nateriales que ninguno. Por cons1gu1ente, Ja redis-
del Kula, son diferentes de los·- aspectos erni'c. Las cn1barcaciones que tribución en su forma igualitatia no patece ser sino un caso extremo de
·ron1an parte en la expedición del Kula suelen estar cargadas de artículos reciprocidad; el generoso proveedor lo distribuy~. todo y no espera nada
co1nerciales de gran valor práctico en la vida de los diferentes pueblos a cainbio salvo la admiración de los que se benefician de sus esfuerzos.
isleños qu~ intervienen en el anillo del Kula. Mientras otros n1Íembros de Sin e~bargo, en la modalidad estratificada, el redistribuidor se abstiene
la expedición truecan a,rt_í_c_t,~l_o_~ __gg j)_t:i_p1e_r:1 )lC_ce_sídad, los asociados en el de trabajar en el ptoceso de producción, se queda con la tnayot parte y
con1ercio acarician y ad111ú:;ln- ¿~1s inestin1abJes joyas de fan1ília. _En la 111edida termina con más posesiones materiales que nadie. .
en que todos están de acuerdo en que la expedición no se ocupa en realidad El intercambio redistributivo, al igual que el recíproco, se inserta, ge-
de artículos 1nundanos de prin1cra necesidad, tales co1no cocos, harina ·de
neralmente en un conjunto complejo de relaciones de parentesco y rituales
sqgú, pescado, ña1nes 1 cestas, esteras, espadas y palos de inadera, glauco-
que puede~ oscurecer el significado etic de la conducta ,de intercambio.
nita para útiles, conchas de 1nejillones para cuchillos) enredaderas y lianas
para cuerdas, estos artículos se pueden regatear con itnpunidad. Aunque La redistribución adopta a menudo la forma de un festm para celebrar
ningl1n trobriandés lo adn1ita, o incluso conciba que ésta pueda ser la algún acontecimiento importante) como una cosecha, el final de un tab~
verdad 1 -los __ va.vgu'ct son valiosos no por sus cualí_dades co1no joyas de ritual la construcción de una casa, una muerte, un nacimiento o un matn-
fan1ilía/---síno por el don) -realn1ente ínestin1able, que supone el cbúietcio moni~. Un rasgo co1nún de los banquetes redistributivos n1elanesios con-
que hacen posible (cf. Uberoi, 1962). siste en que los huéspedes se atiborran de comida, se internan tan1baleán-
dose en la espesura, vomitan introduciéndose los dedos en. la garganta
y regresan despUés para seguir comiendo con renovado entusiasmo .. Otro
El intercambio redistributivo rasgo común de los banquetes redistributivos es la actitud jactanc1o:a y
competitiva de los redistribuidores y sus parientes respecto a otros ind1~
La evolución de los siste1nas econon11cos y políticos desde las bandas viduos o grupos que han dado festines. Esto contrasta notablemente con el
y aldeas a las jefaturas y estados es) en gran n1edida, una consecuencia del intercambio recíproco. Examinemos con más detenimiento este contraste.
desartollo de forn1as de interca1nbio coactivas) que suplen o sustituyen
casi total1nente al intercan1bio recíproco. Las forn1as de intercan1bio co?i.cti-
vas no han surgido co1no una oposición súbita y plenamente desarrollada La reciprocidad frente a la redistribución
a las forn1as recíprocas. Más bien, es probable que aparecieran por prin1era
vez co1no una extensión de las fonnas recíprocas fa1niliares. La fanfarronería y el reconocimiento de Ja generosidad son incompati-
J_,a 1nejot n1anera de con1prender el sisten1a de interca1nbio que califíca- bles con las normas de etiqueta básicas de los intercambios recíprocos.
1nos de redistribución es conten1plado con10 una extensión de este estilo. Entre los semai de la Malasia central, nadie da nunca las «gracias» por la
En el intercan1bio redístributivo, los productos del trabajo de varios indi~ carne recibida de otro cazador. Después de luchar todo el día arrastrando
viduos diferentes se llevan a un lugar central, se clasifican por tipos, se hasta casa 1 bajo el calor de la Jungla, un cerdo 1nuerto, el cazado_r p~rmite
cuentan y después se distribuyen ent_re productores y no productores indis- que su presa sea dividida en partes exactamente iguales) qu.e se d1str1buyen
tintan1ente. Se requiere un esfuerzo i1nportante de organización para llevar a todo el grupo. Como explica Robert Dentan, expresar grarnud por la parte
sin1ultánea1nente grandes cantidades de bienes a un solo lugar y distdbuir- recibida indica que se es un tipo de persona que calcula cuánto da y cuán-
los en partes definidas. Esta coordinación se consigue nonnaltnente gracias to recibe.
a individuos que actúan con10 redistribuidores. Por lo con1ún, el redistriH
buídor intenta conscienten1ente aun1entar e intensificar la producción, por En este contexto, dar las gracias es de muy mala educación, puesto que sugiere,
lo cual obtiene prestigio a los ojos de sus con1pañeros. Co1no vere1nos, este primero, que uno ha calculado la cantidad del regalo y, en segundo lugar, que
intento está estrechamente relacionado con la expansión de la densidad no se esperaba que el donante fuera tan generoso (1968: 49).
1

244 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 245

Por tanto, llamar la atención sobre nuestra generosidad equivale a indicar Tribus, traed a vuestro tasador de propiedades para que en vano trate de
que los demás están en deuda con nosotros y que esperamos que nos corres- contar los bienes que serán distribuidos por el gran hacedor de cobre, el jefe
(Benedict, 1934: 190).
pondan. A los pueblos igualitarios les repugna incluso sugerir que han sido
tratados generosamente. Richard Lee cuenta cómo aprendió este aspecto
En el potlatch, los huéspedes continúan comportándose hasta ciertb
de la reciprocidad gracias a un revelador incidente. Para complacer a los
punto como los !kung de Lee. Refunfuñan, se quejan y tienen cuidado d~
!kung con los que vivía, decidió comprar un gran buey y sacrificarlo como
no aparecer nunca satisfechos o impresionados. Sin embargo se realiza un
presente de Navidad. Pasó días buscando en las vecinas aldeas bantúes el
buey más grande y cebado de toda la región. Finalmente, compró lo que
y
cómputo cuidadoso y público de todos los regalos exhibidos distribuidos.
Tanto los anfitriones como los huéspedes piensan que la única manera de
parecía ser un espécimen perfecto. Pero no hubo un solo !kung que no le
asegurase, reservadamente, que había sido timado al comprar un animal ~ liberarse de las obligaciones contraídas al aceptar estos regalos es celebrar
otro potlatch en el que cambien las tornas.
de tan escaso valor. «Naturalmente, nos lo comeremos», decían, «pero nÓ
nos saciará; nos lo comeremos y nos iremos a dormir a casa con las tripas
rugiendo.» Sin embargo, cuando se sacrificó el buey de Lee, resultó estar
cubierto de una gruesa capa de grasa . Al cabo del tiempo, Lee consiguió La ecología cultural de la redistribución y la reciprocidad
que sus informantes le explicaran por qué le habían dicho que su regalo no
tenía valor, aun cuando ciertamente sabían mejor que él lo que había bajo ¿Por qué los !kung aprecian al cazador que nunca llama la atención
la piel del animal. · sobre su generosidad y los kwakiutl y otros pueblos redistribuidores al
que es capaz de jactarse de lo que ha regalado? Una teoría compatible con
Cuando un joven trae tanta carne, llega a creerse un jefe o un gran hombre, y los principios «mini-max» es que la reciprocidad refleja una adaptación a
piensa que los demás son sus servidores o inferiores. No podemos aceptar condiciones tecnológicas y ambientales en las que un incremento en la
esto, rechazamos a quien se jacta, porque, algún día, su orgullo le llevará a producción provocará rápidamente rendimientos decrecientes y un agota-
matar a alguien. Así, siempre hablamos de su carne como si no tuviera valor. miento del medio ambiente. Los cazadores y recolectores rara vez tienen
De esta manera ablandamos su corazón y le hacemos generoso (1968: 62). oportunidad de intensificar la producción sin alcanzar el punto de los
rendimientos decredentes. La intensificación plantea una grave amenaza a
En flagrante violación de estas prescripciones de modestia en los inter- tales pueblos en forma de destrucción de la fauna. Incitar a los cazadores
cambios recíprocos, los sistemas de intercambio redistributivo entrañan pro- !kung a ser jactanciosos supone poner en peligro la supervivencia del
clamaciones públicas de que el anfitrión es una persona generosa y un grupo: En cambio, las aldea~ agrícolas en general disponen de mayor margen
gran proveedor. Esta fanfarronería es uno de los rasgos más conspicuos para mcrementar la producción mediante la inversión de trabajo. Pueden
de los potlatches dados por los americanos nativos que habitan la Costa elevar sus niveles de consumo si trabajan más duro y, aun así, no ponen
Noroeste de Estados Unidos y Canadá. En las descripciones que Ruth en peligro inmediato su e~iciencia tecnoambiental al agotar sus hábitats. Por
Benedict hizo famosas en Patterns of Culture, el redistribuidor kwakiutl S}lpuesto, los kwakiutl no son agricultores . Ahora bien, basaban su subsis-
se nos aparece como un auténtico megalómano. He aquí lo que dicen los tencia en las migraciones anuales río arriba del salmón y el pez-bujía. Al
jefes kwakiutl de sí mismos: usar redes de pesca aborígenes, era imposible que los kwakiutl y sus
vecinos afectaran a- la tasa global de reproducción de estas especies. Así
Yo soy el gran jefe que hace avergonzarse a la gente.
Yo soy el gran jefe que hace avergonzarse a la gente. pues, poseían un modo de producción sumamente intensificable. Además,
Nuestro jefe enciende la vergüenza en los rostros. había fluctuaciones periódicas en la magnitud de las migraciones anuales
Nuestro jefe enciende la envidia en los rostros. de estos peces entre unos años y otros (Langdon, 1979). De ahí que fuera
Nuestro jefe obliga a la gente a cubrirse el rostro por lo que continuamente está ecológicamente adaptativo que los kwakiutl trataran de maximizar su
haciendo en este mundo. producción y recompensaran con prestigio y el privilegio de la jactancia
Dando una y otra vez festines de aceite a todas las tribus. a los que desempeñaban el papel de hacer que todos trabajaran más duro.
¡Yo soy el único gran árbol, yo, el jefe!
¡Yo soy el único gran árbol, yo, el jefe!
Tribus, sois mis subordinadas.
Tribus, os sentáis en el centro de la parte posterior de mi casa.
....
El origen de los potlatches destructivos

Los potlatches fueron objeto de examen científico mucho tiempo des-


Tribus, yo soy el primero en daros bienes.
¡Tribus, yo soy vuestro águila! pués de que los pueblos del Noroeste del Pacífico entablaran relaciones co-
"

246 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 247

merciales y de trabajo asalariado con rusos ingleses canadienses y nortea- dencia junto a parientes de aldeas más productivas. En esta interpretación,
mericano.s. El descenso de la población y la' afluenci; inesperada de riqueza la jactancia, la distribución y exhibición de riqueza eran anuncios publici-
se com~maron para hacer los potlatches cada vez más competitivos y tarios que ayudaban a reclutar mano de obra para la fuerza de trabajo reuni-
destructivos hacia la época en que Franz Boas empezó a estudiarlos en da en torno a un redistribuidor especialmente eficiente. Dicho sea de paso,
la década de 1880 (Rohner, 1969). En este período la tribu en su totalidad si esta hipótesis es correcta, resulta más comprensible por qué los puebl~s
residía en la factoría de Fort Rupert de la Hudson'~ Bay Company, y entre de la Costa Noroeste prodigaron tanto esfuerzo en la producción de sus
los donantes de potlatches la intención de humillarse unos a otros se había mundialmente famosos postes totémicos. En estos postes estaban grabados
converti~o en una pasión devoradora. Mantas, cajas de aceites de pescado y los «timbres» del jefe redistribuidor a manera de figuras míticas; el derecho
otros ob¡etos de valor eran destruidos deliberadamente quemándolos o a los «timbres» se reivindicaba en base a la cel~bración de potlatches so-
arrojándolos al mar. En cierta ocasión, que Benedict ha 'hecho famosa en ~ bresalientes. Cuanto mayor es el poste, mayor la capacidad de ofrecer
Patt~rns of Cut:ure, se quemó una casa entera por culpa de la excesiva potlatches, y mayor la tentación de los miembros de aldeas pobres a cam-
cantidad de aceite del pescado venida en el fuego. Los potlatches que biar de residencia. Así, la pauta del potlatch aborigen tal vez fuera un
acababan de esta manera se consideraban grandes victorias para los anfi- ejemplo ecológicamente adaptativo de intercambio redistributivo.
triones. Sin embargo, con la llegada de los europeos se produjo un cambio hacia
T?do parece indicar que, antes de la llegada de los europeos, el potlatch formas de redistribución más destructivas . El impacto de las enfermedades
kwakiutl era menos destructivo y más similar a los festines melanesios. europeas redujo la población kwakiutl de los 10.000 habitantes con que
Aunque los festines competitivos son despilfarradores, el incremento neto contaba en 1835 a 2.000 a finales de siglo. Al mismo tiempo, las compañías
en la producción total enjuga las pérdidas debidas al exceso de consumo y el comerciales, fábricas de conservas, aserraderos y campamentos de minas de
despilfarro. Además, después de que los visitantes han comido hasta saciar- oro inyectaron una riqueza sin precedentes en la economía aborígen. El por-
se, todavía queda mucho alimento para que se lo lleven a sus hogares. centaje de gente dispuesta a reivindicar los timbres que simbolizaban los
El hecho de que los huéspedes vengan de aldeas distantes da lugar a logros creció, en tanto que disminuyó el número de gente disponible para
o.tra~ importantes ~entajas ecológicas y económicas. Se ha sugerido que la celebrar la gloria del donante de potlatches. Muchas aldeas fueron aban-
nval~d~d que suscitan los festines entre distintos grupos aumenta la pro- donadas; de ahí que se intensificara la rivalidad por ganarse la lealtad de
ductividad en toda la región más que si cada aldea agasajara sólo a sus los supervivientes.
propios productores. En segundo lugar, como han apuntado Wayne Suttles Un último fac.tor, tal vez el más importante, en el desarrollo de los
(1960) y Stuart Piddocke (1965) en sus análisis sobre el Noroeste del potlatches destructivos fue el cambio en la tecnología e intensidad de la
P.acífico, las redis.~ribuciones competitivas entre aldeas pueden ser ecoló- guerra. Como ha sugerido Brian Ferguson (1979), los contactos más anti-
g1camente adaptativas como medio de paliar los efectos de desastres pro- guos a finales del siglo xvm entre los europeos y los americanos nativos
ductivos de carácter local debidos a causas naturales. La ausencia inesperada del Noroeste del Pacífico se centraron en el comercio de pieles. A cambio
de salmones en un río concreto podía poner en peligro la supervivencia de de las pieles de nutrias, los europeos vendieron fusiles tanto a los kwakiutl
algu?as aldeas, mientras poblados vecinos, situados junto a otros ríos, c;omo a sus enemigos trádicionales. Esto surtió un doble efecto. Por una
contmuaban capturando sus contingentes habituales. En estas circunstan- parte, la guerra se volvió más mortífera; por otra, obligó a los grupos loca-
cias, los ald~anos empobrecidos desearían asistir a tantos potlatches como les a combatir entre sí por el control del comercio que permitía conseguir
les fuera P.os~ble y llevarse tantas provisiones vitales como pudieran obtener la munición de la que ahora dependía el éxito en la guerra. No es de extra-
de sus anfitnones recordándoles cuán grandes habían sido sus potlatches en ñar, pues, que a medida que disminuía la población, los jefes del potlatch
años anteriores. Así pues, los potlatches interaldeanos representaban una estuvieran dispuestos a tirar o destruir una riqueza que carecía de impor-
forma de ahorro en la que el prestigio adquirido en la donación de festines tancia militar para atraer mano de obra para la guerra y el comercio de
servía como talón de salvaguarda. Este se hacía efectivo cuando los hués- pieles.
pedes se torna~an anfitriones, tratando de colocarse en la posición no ya
de deudores, smo de acreedores de prestigio. Si al cabo de los años una
aldea no podía dar potlatches propios, su crédito de prestigio desaparecía. La redistribución estratificada
A este respecto, Thomas Hazard (1960) sugiere una tercera función
e~?lógica de las redistribuciones competitivas, a saber, el trasvase de pobla- Una tenue línea separa las formas igualitarias de redistribución de las
c10n desde aldeas menos productivas a otras más productivas. Cuando un estratificadas. En la forma igualitaria, la aportación a los fondos centrales
grupo empobrecido y sin prestigio no podía ya celebrar sus propios potlat- es voluntaria y los trabajadores recuperan todo o la mayor parte de lo que
ches, la gente abandonaba al jefe-redistribuidor derrotado y fijaba su resi- han aportado o artículos de valor comparable. En la forma estratificada,
248 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 249

los trabajadores deben contribuir a los fondos centrales o sufrir castigos, y y la compra-venta se convierte en una importante preocupación o incluso
pu~de que no se les dé nada a cambio. En la forma igualitaria, el redistri- obsesión cultural.
buidor carece de poder para obligar a sus seguidores a intensificar la Es posible participar en un intercambio recíproco usando dinero, como
producción, y debe depender de su buena voluntad; en la estratificada el es el caso del amigo que otorga un préstamo sin especificar cuándo hay
redistribuidor tiene este poder y son los trabajadores los que dependen de que devolverlo. También se puede llevar a cabo un intercambio redistJ.'.i-
su buena voluntad. Los procesos responsables de la transformación de la butivo a través del dinero, como en la recaudación de impuestos y 1el
primera forma en la segunda se analizan en el capítulo 17. Aquí sólo indi- desembolso de pagos sociales . Sin embargo, la compra-venta en un mer-
caremos que las formas plenamente desarrolladas de redistribución estratifi- cado constituye un modo distintivo de intercambio puesto que especifica
cad~ implican la existen.cía de una clase de gobernantes con poder para con toda exactitud el tiempo, cantidad y forma de pago. Además, a dife-
obh~ar a otros a cumplir sus órdenes. La expresión de este poder en el ~ rencia de la reciprocidad o la redistribución, una vez concluido el pago
ámbito de la producción y el intercambio da lugar a la subordinación eco- en dinero, no existen posteriores obligaciones o responsabilidades entre
nómica de los trabajadores y su pérdida, parcial o total del control sobre comprador y vendedor. Pueden separarse sin volverse a ver jamás. Los
la producción y el intercambio. En particular, los trab~jadores pierden el intercambios de mercado son , pues, notables por el anonimato y la imper-
control sobre: sonalidad del proceso de intercambio y contrastan con los intercambios per-
sonales y basados en el parentesco de las economías preestatales. Examine-
1. El acceso a la tierra y a las materias primas. mos más detenidamente la naturaleza de esta extraña entidad llamada
2. La tecnología de la producción. dinero.
3. H oras y planes de trabajo.
4. Lugar y modo de actividad productiva.
5. Disposición de los productos del trabajo. El dinero
Las formas de producción e intercambio que dependen de los efectos Tanto la idea como la práctica de dotar a un objeto material de la
coactivos del poder sólo se pueden entender dentro del marco de un aná- capacidad de medir el valor social de otros objetos materiales, animales,
lisis ~~l~tico y eco~ómico combinado. Todos los conceptos adecuados para gente y trabajo son casi universales. Estos objetos utilizados como patrón
el analisis de los sistemas económicos contemporáneos tales como salarios de valor se intercambian en todas partes por bienes y servicios. Por ejem-
rentas, intereses, propiedad y capital, poseen m1a corre;pondiente dimensió~ plo, en gran parte de Africa, un joven entrega ganado a su suegro y recibe
po~ítica. ~sí como la .rro~ucc!ón y el intercambio en las sociedades iguali- a cambio una esposa (véase p. 273 ). En muchas partes de Melanesia se
tanas se rn.s~r tan . en rns t1t~c10nes basadas en el parentesco, los procesos intercambian conchas por instrumentos líticos, vasijas de barro y otros
de produccion e Intercambio en las sociedades de nivel estatal lo hacen artefactos de valor. En otros lugares, cuentas, plumas, dientes de tiburón
en instituciones de control político. y de perro, o colmillos de cerdo se intercambian por otros artículos de
valor y se dan como compensación por muertes u ofensas y por los servicios
El intercambio de mercado : la compra-venta personales que prestan magos, constructores de canoas y otros especialistas.
Sin embargo, salvo raras y a veces controvertidas excepciones, esta «mo-
Los mer~ados aparecen en forma rudimentaria dondequiera que grupos neda» carece de algunas de las principales características de las halladas en
de gentes srn lazos de parentesco y extraños se reúnen e intercambian las economías de mercado . En estas economías, el dinero es comercial o
artículos. Entre los pueblos organizados en bandas y aldeas, el comercio en dinero de mercado, es decir, es un medio de intercambio multifuncional.
mercados normalmente implica el trueque de artículos de consumo: pescado Consta de los siguientes rasgos :
por ñames; cocos por hachas, etc. En este tipo de mercados, anterior al
desarrollo del dinero multifuncional, sólo se intercambia una variedad l. Portabilidad.- Tiene un tamaño y unas formas adecuadas para ser
limitada de bienes o servicios. La mayor parte de las transacciones · de in- transportado durante las transacciones .
tercambio tienen lugar fuera de él e implican diversas formas de reciproci-
2. Divisibilidad.-Sus diferentes formas y valores son múltiplos ex-
dad y redistribución. Sin embargo, con el desarrollo del dinero multifuncio-
plícitos entre sí.
nal, los intercambios mercantiles pasan a dominar todas las demás formas
de intercambio. En un mercado, el precio de los bienes y servicios inter- 3. Convertibilidad.-Una transacción realizada con una unidad de
cambia9os :s .determinado por compradores y vendedores que compiten valor más alto también puede realizarse con múltiplos de valor más
entre si. Pracucamente todo lo que se produce o consume tiene un precio, bajo.
..

250
Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 251
4. Generalidad.-:Prácticamente todos los bienes y servicios tienen un convertibles entre sí ni respecto a las otras series. Por ejemplo, la concha
valor monetario. del número 18 es la única que se puede usar para la compra de esposas o
5. Anonimato.-:-Para la ma~~r parte de las compras, todo el mundo para el patrocinio de un festín de cerdos. La concha del número 20 es la
puede concluir la transacc1on al precio de mercado. única que se puede usar como indemnización por un asesinato ritual. Como
observa George Dalton (1965), «reviste casi la misma utilidad describir ~
6. Legalidad.-La naturaleza y cantidad del dinero en circulación festín de cerdo en Rossel como la compra de un cerdo con un ndap c\el
son controladas por el Estado. número 18 que describir el matrimonio en América como la compra de
una esposa con un anillo de boda».
Aunqu~ algunos de estos rasgos pueden estar asociados al «dinero» de
las economias de bandas y aldeas, en conjunto dependen de una economía -
en la 9ue la compra-venta en ~l mercado es un acontecimiento diario que El capitalismo
~e rep1t~ a lo largo d~ toda la vida. Donde la reciprocidad, la redistribución
1gual.aana y las. relac10ne.s entre. «asociados» (véase supra) son los modos El intercambio de mercado alcanza su max1mo desarrollo cuando está
domman~es. de intercambio, el dmero, en el sentido moderno ni existe ni inserto en la forma de economía política llamada capitalismo. En las socie-
puede ex1sur. '
dades capitalistas, la compra-venta mediante dinero multifuncional se ex-
Por ejemplo, el ganado vacuno que se intercambia por esposas no es la tiende a la tierra, recursos y alojamiento. El trabajo tiene un precio llama-
clase de moneda que se .podría depositar en la caja registradora del super- do salario y el mismo dinero tiene un precio llamado interés. Por supuesto,
mercado, ya que no es ni portable ni fácilmente divisible. El ganado vacu- no existe 'nada parecido a un mercado totalmente libre en el que el precio
no, tal como se emplea en el precio de ta novia (véase p. 273) no es esté fijado única y exclusivamente por la oferta y la demanda y en el que
frecuentemente convertible; es decir, no se puede sustituir fácilm~nte un todo se pueda vender. Sin embargo, en comparación con otras formas de
~oro grande, ?ermoso, cebado, con fama local por dos animales más peque- economía política, el capitalismo se puede describir como una economía
nos p~ro med10cres. Además, el ganado vacuno carece de generalidad, puesto política en la que con dinero se puede comprar todas las cosas. Por ello,
que so}o se pu_:de «comprar» con él esposas, y de anonimato, puesto que todo el mundo trata de adquirir tanto dinero como sea posible, y el objeto
cual9uier extrano que aparezca con la cantidad necesaria de reses se encon- de la producción no es simplemente proporcionar bienes y servicios valiosos,
~rara con .que no puede llevarse la mujer y dejar el ganado. El ganado se sino incrementar la posesión de dinero, es decir, rendir beneficios. El ritmo
Intercambia por mujeres sólo entre grupos de parentesco que están intere- de producción capitalista depende de la tasa a la que se pueden obtener
sados en estable.cer relaciones sociales o reforzar las preexistentes. Final- beneficios, y ésta a su vez de la tasa a la que la gente compra, usa, gasta
mente, ca~a unidad doméstica individual lo pone en circulación como y destruye bienes y servicios. De ahí que se dedique un enorme esfuerzo a
consecuencia de un esfuerzo productivo no regulado por autoridad central ensalzar las virtudes y beneficios de los productos para convencer a los
alguna.
consumidores de que realicen nuevas compras. El prestigio se otorga no
En otros. casos, esta «moneda» no comercial guarda una mayor semejan- a la persona que trabaja· más duro o reparte la mayor cantidad de riqueza,
za con e! dinero comercial. Por ejemplo, entre los habitantes de la isla "sino a la que tiene más posesiones y consume al ritmo más alto. Por ejem-
Rossel, situada en la costa oriental de Nueva Guinea, hay un tipo de di- plo, la profesión más prestigiosa en Estados Unidos, la de médico, es
nero de conchas 9~e- a veces se ha confundido con el dinero comercial. Las también aquella cuyos miembros ganan más dinero (New York Times,
conchas en cuest10n son portables y se dividen en 22 unidades de valor 1978). ~
que p~s~en nombre, es decir, desde 1 a 22. Sin embargo, estas unidades En teoría, las economías políticas socialistas y comunistas intentaron sus-
se clasifican en tres grupos: los números del 1 al 10 del 11 al 17 d 1 tituir el consumismo de mercado y la preocupación obsesiva por la ganan-
18 al 22. Una persona que pide prestada una concha' del número 1 ydebee cia de dinero por formas igualitarias de redistribución e intercambios recí-
devolver otra del número 2. Una que pide prestada una del núm~ro 2 procos. Sin embargo, todos los estados socialistas contemporáneos funcio-
debe devolver otra. del número 3. Así se continúa hasta la número 9. Per~ nan con economías monetarias de mercado, y muchos de ellos· están tan
una persona que pide prestada una concha del número 10 no está obligada orientados hacia la posesión como los Estados Unidos. También es cues-
a ?evo.lver otra del número 11. Así, la serie del 1 al 1O es divisible. Ade- tionable que alguno de ellos haya alcanzado la sociedad sin clases que es el
mas, tiene gran g~~1eralídad, siendo utilizada para comprar artículos tales requisito previo para las formas realmente igualitarias de redistribución
c~n:~ cesta~ Y vas1¡~s. Pero las dos series, 1 al 10 y 11 al 17, no son ni (véase capítulo 18).
d.1v1Slbles ni convertibles entre sí. Asimismo, la serie del 18 al 22 se man- El capitalismo provoca, inevitablemente, desigualdades acusadas en la
tiene aparte. Sólo hay en circulación 60 conchas de esta serie, y n~ son riqueza, cimentadas en la propiedad privada o acceso diferencial a los
-
252 Economía, intercambio y control 253
Introducción a la antropología general

recursos y a la base tecnoambiental de la producción. Como en todas las hermanos se exigen unos a otr~s pagos por arrendamiento, el crédito se
econon1ías estratificadas, la coaccíón del Estado es necesaria para evitar concede libremente a todos los miembros del sublinaje. La forma más
que los pobres ;xpropien la dqueza y privilegios de los ricos. Sin embargo, frecuente de crédito respecto a la tierra consiste simplen1ente en cederla
algunos antropologos aprecian muchos de los rasgos del capitalismo en en calidad de préstamo, es decir, con Ja esperanza de que se devolverá en
so.c1edades preestatales qu~ ~atecen de las ley;s y de los medios policiales y breve el favor en especie. (4) Cada sublinaje está bajo el liderazgo de un
mdit~1~es de control adm1n1stra~os _por el ~stado. Examinemos, pues, la cabecilla (véase capítulo 16). Pero la autoridad del cabecilla depende de &u
cuesuon del grado en que el cap1tahsmo esta prefigurado en algunas socie- generosidad, en especial, hacia los miembros de su propio sublinaje. Un
dades preestatales. cabecilla rico no rehúsa prestar a sus parientes todo lo que necesitan para
acceder al inedio an1biente, puesto que un «individuo egoísta que amasa
dinero y no es generoso, nunca verá el tnodo de que su palabra se torne en
El capitalismo sin Estado: el caso de los kapauku serio y sus consejos y decisiones sean acatados, no importa cuán rico pue-
da ser>> (Pospisil, 1963: 49).
No cabe la menor duda de que, en general, las sociedades organizadas en Es evidente, pues, que la riqueza del cabecilla no incluye el poder de
bandas y aldea.s carecen .de los rasg?s esenci~les del capitalismo porque, la propiedad asociado al verdadero capitalismo. En el Brasil o la India, a
con}o hemos vis.to,. sus. sistemas de 1ntercamb10 se basan en interca1nbios los arrendatarios o aparceros se les puede prohibir el acceso a la tierra y al
rec1procos y red1str1but1vos en vez de intercambios de mercado Con todo agua sin que importe la reputación del terrateniente. Bajo las reglas de la
en_.algunos casos los sistemas recíprocos redistributivos de carácter iguali~ verdadera propiedad privada de tierras, al alguacil y a los funcionarios poli-
t~110 pueder: m?strar algunos rasgos que nos recuerdan n1ucho a los de los ciales que expulsan a los .arrendatarios de las tierras les trae sin cuidado
s1sten:as capitalistas conten1poráneos. Lo norn1al es que tras un examen más que el terrateniente sea «egoísta».
detenido, con10 en el caso del «dinero» de la isla Rossel se pueda demos- Pospisil argumenta que las diferencias en la riqueza se correlacionan
trar ~ue ~ales ,semejanzas son superficiales. Sin embargo, ~stos casos son de con llarnativas diferencias en el consu1no de alünentos y que los niños ka-
esp~c1al interes .~orque. revelan .las permanentes limitaciones que pesan pauku de los hogares pobres están desnutridos, mientras que sus vecinos
sobre la producc1on, el 1ntercamb10 y el consumo cuando no existe el Esta- están bien alitnentados. Sin embargo, estos vecinos no son miembros del
do y, por ta~to1 no se puede mantener un acceso diferencial a los recursos n1is1no sublinaje: co1no señala Pospisil, los parientes del sublinaje «mues-
y la tecnologia. tran un afecto mutuo y un fuerte sentido de pertenencia y unidad» y
Los _papúes kapauku de Nueva Guinea occidental (hoy Irian occidental «Cualquier clase de fricción dentro del grupo se considera deplorable»
Indonesia) son _un caso pertine?te. Según Leopold Pospisil (1963), la mejo; (1963: 39). No debe causar ninguna sorpresa el que algunos sublinajes
f~:1n~. de desc11b1r l~ econom~a de los kapauku es como un «capitalismo sean más pobres que otros. Enfermedades y desgracias de diferentes clases
p~1n1it1vo>~. Toda la tierra cult1v.able de los kapauku es, según se dice, pro- a menudo provocan desigualdades en el bienestar físico entre las diferen-
p1ed.ad privada; las ventas en dinero son el medio regular de intercambio; tes unidades de parentesco que son los pilares de las sociedades sin Estado.
el. dinero, en .forma de conc?as y abalo:ios, se puede utilizar para comprar Sin ernbargo, sería raro que estas desgracias se perpetuasen de modo tal
~hmentos,. an11.nal~s do1ne~t1cados 1 c:i,lt1vos y tie~·ra; también se usa para que los pobres kapauku llegaran a formar una clase indigente como sucede
1e1nunera1 el t1aba10. Se af1rn1a tamb1en que hay tierras arrendadas e interés en el verdadero capitalismo. Sin el Estado, las desigualdades económicas
sobre los préstamo~. Sin embargo, un exámen más detenido de la situación acusadas sien1pre serán efímeras, porque los ricos no pueden defenderse
de _;~nenc1a de la tierra revela diferencias fundamentales entre la economía frente a Ja petición de los pobres de que se les dé crédito, dinero, tierra o
pohtica de los kapauku Y. las sociedades campesinas capitalistas (véase lo que sea necesario para acabar con su pobreza. Bajo condiciones aboríge-
znfra): Para empezar, no existe una clase terrateniente. En efecto, el acceso nes, algunos aldeanos kapauku podían pasar hambre mientras sus vecinos
a la tlerra es ;ontr?lª~º. por grupo.s de parentesco llamados sublinajes (véa- con1ían bien; pero es suman1ente improbable que esto se debiera a la falta
se P: 2_90). lodo md1v1duo es nuernbro de un grupo de este tipo. Estos de acceso a la tierra, el dinero o el crédito.
subh~a1es controlan los ter~en~s comunales que Pospisil llama «territorios». Pospisil aporta datos reveladores acerca de por qué no podía ocurrir
. Solo dentro de los. te;:ritonos de !ºs. sublinajes se puede hablar de pro- esto muy a menudo. El quid de la cuestión estriba en que el hombre rico
p1eda_d _p1wada, yd s1gmfICado econom1co de estos derechos de propiedad kapauku es inás bien un redistribuídor igualitario que un capitalista. Posee
es min11no en varios aspectos: (1) El precio de la tierra es tan barato que capital, pero no controla su disposición; no puede pern1itirse el lujo de no
t'?dos los huertos explotados en 1955 tenían un valor comercial en conchas- distribuirlo si se le pide. Si pudiera negarlo a aquellos que más lo necesi-
d;nero inferior al. de 10 cerdas. (2) La prohibición de transgredir la pro- tan, entonces dejaría de ser un verdadero cabecilla. Se convertiría entonces
piedad no se aplica a los parientes del sublinaje. (3) Aunque hasta los en un mie1nbro de una clase dirigente. Pero esto no puede ocurrir, porque
254 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 255

la gente no tolera voluntariamente la pobreza para que otros se enriquezM terrateniente se apropia en calidad de renta no es, forzosa1nente, una canti-
can. Un redistribuidor tacaño en una sociedad sin Estado es una contraM dad superflua desde el punto de vista del productor. Estos últimos pueden
dicción de términos por la sencilla razón de que no existe una policía que muy bien usar el monto total de su output para au1nentar el tamaño de su
proteja a esta gente de las intenciones asesinas de aquéllos a los que rehúsa fa1nilia o elevar su propio nivel de vida. Sí entregan sus productos es po1~­
ayuda. Como dice Pospisil: que no disponen del poder para retenerlos. En este sentido, toda renta es
un aspecto de la política, puesto que sin el poder para hacer respetar lo's
Los individuos egoístas y avaros, que han amasado una enorme fortuna perso-
títulos de propiedad, la- renta rara vez se pagaría. Así pues, existe una
nal, pero que no han cu1nplido con el requisito de la «generosidad» hada sus
compañeros de tribu inenos afortunados, pueden ser, y de hecho frecuenteJnente estrecha se1nejanza entre renta e itnpuestos. Ainbos dependen de la presen-
lo son, ejecutados... Incluso en regiones como el valle de Kan10, donde la cia de un poder coactivo, en forn1a de policía y annas, que se puede ein-
avaricia no está penada con la muexte, un ho1nbre rico no generoso puede sei plear si el contribuyente o arrendatario se niega a pagar.
condenado al ostracismo, reprendido y, por consiguiente, inducido finalmente a En algunos estados sun1a1nente centralizados, co1no en el antiguo I1n-
cambiar su modo de ser (1963: 49). perio inca (véase p. 329), no cabe establecer distinción entre renta e ün-
puestos, ya que no existe una clase terrateniente. En efecto, la buroc1:acia
estatal n1onopoliza los inedias de extraer riqueza a los productores prnna-
La propiedad de la tierra rios plebeyos. Estos estados tarnbién detentan un control directo sobre la
producción fijando contingentes regionales o co1nunitarios para cultivos
La propiedad de tierra y recursos es uno de los aspectos más importan- concretos y reclutando ejércitos de plebeyos para trabajar en proyectos de
tes del control político. Y esto es así porque las desigualdades en el acceso construcción patrocinados por el Estado. El reclutamiento obligatorio de
al n1edio ambiente implican alguna forma de coacción sobre los que carecen tnano de obra auspiciado por el Estado, denonünado corvea, constituye
de poder político. otra fortna de recaudación de in1pucstos. Co1no veren1os en el capítulo 17,
Co1110 he1nos visto, hay formas de propiedad de tierras y recursos en todas estas for1nas coactivas de extraer riqueza de los productores plebeyos
sociedades ·sin clases y sin Estado. En las comunidades aldeanas, la propie- probablemente tienen sus raíces en for1nas igualitarias de redistribución e
dad de huertos es a menudo reivindicada por grupos de parentesco; pero intensificación del trabajo.
todo el mundo pertenece a tales grupos de parentesco y, por ende, no se
puede impedir a los adultos el uso de los re~ursos que necesitan para ga-
narse la vida. Sin embargo, la propiedad de tierras por parte de terratenien- La eeonomía política de la vida eampesina
tes, gobernantes o el Estado significa que se puede excluir del uso de la
La n1ayor parte de los seres humanos que viven en la actualidad son
tierra a los individuos que carecen de títulos de propiedad o tenencias, aun
cuando esto provoque su inuerte por inanición. ca1npesinos, productores de alitnentos preindustriales que pagan rentas o
ünpuestos. Muchas clases diferentes de rentas o in1puestos se extraen de los
Como vere1nos en el capítulo 17, la propiedad de tierras y recursos no
can1pesinos según las posibilidades detnográficas, tecnoa1nbientales y tec-
proviene del impulso egoísta de riqueza y poder de unos individuos am-
noeconónücas locales. Pero «los ca1npesinos de todos los tie1npos y lugares
biciosos. Se origina en procesos sisténücos que seleccionan poblaciones
fon inferiores esttucturales» (Dalton, 1972: 406). La clase de rentas o
más densas y productivas. La propiedad de tierras supone un gran estí1nulo
hnpuestos extraídos del ca1npesinado define los rasgos esenciales de esta
para la producción porque obliga a los productores de alimentos a trabajar
más tietnpo y más duro de lo que harían si tuvieran libre acceso a los inferioridad esttuctural.
Cada uno de los principales tipos de econon1ía política campesina es
recursos. Incrementa la producción, sobre todo, mediante la extracción de
te1na de una extensa bibliografía. Los estudios antropológicos de los ca1n-
rentas de los productores de alünentos. La renta es un pago en especie o
pesinos han adoptado por lo generaC la fornla de «estudios de co1nunida-
dinero por la oportunidad de vivir o trabajar en la tierra del propietario. 1

des». Los antropólogos han estudiado las con1unidades can1pesinas 1nás a


Este pago obliga auto1náticamente a_ los arrendatarios a incre1nentar su
fondo aún que las sociedades tribales o las cazadoras y recolectoras (Pelta
input de trabajo. Al aun1entar o bajar las rentas, el terrateniente ejerce un
control bastante directo sobre el input de trabajo y la producción. y Pelta, 1973). Para comprender estos estudios (E. Wolf, 1966, 1969), es
esencial clasificar las principales variedades de tipos can1pesinos en base a
Co1110 la extracción de rentas se asocia evolutivatnente a un incre1nento
su relación con fonnas específicas de rentas, Ílnpuestos y control político
en la producción de ali1nentos, algunos antropólogos consideran el pago de
rentas co1no indicador de la existencia de un excedente de alimentos: una (Riegelhaupt y Forman, 1970).
cantidad 1nayor que la necesaria para el consu1no in1nediato de los produc- l. Campesinos feudales.-Están sujetos al control de una clase diri-
tores. Pero es itnportante señalar que el «excedente» de alitnentos que el gente hereditaria de carácter descentralizado cuyos 1nie1nbros se prestan
' ------ ----ir~-----------------------------""

256 Introducción a la antropología general Econo1nía, intercainbio y control 25l

n1utuamente ayuda militar, pero no interfieren en los dominios tetritoria- buyeron a un drástico descenso de sus efectivos de1nográficos (Dobyns,
les de los demás. Los campesinos feudales, o «siervos», heredan la oportu- 1966; Smith, 1970; Harris, 1974b).
nidad de explotar una parcela concreta de tierra; de ahí que se diga que
están «ligados a la tierra». Por el privilegio de cultivar sus propios alimen- 2. Campesinados de estados agrogerencialn-Donde el Estado
tos, los campesinos entregan al señor una renta en especie o en dinero: La está fuerte1nente centralizado, co1no en los casos del antiguo Perú,
renta puede adoptar ta1nbién la forma de servicio laboral en las cocinas, Egipto, Mesopotan1ia y China, los ca1npesínos pueden estar directa111erlte
establos o campos del señor. so1netidos al control estatal aden1ás del de una clase terrateniente local 1
Algunos antropólogos, siguiendo las directrices de los historiadores del aunque a veces ésta es inexistente. A diferencia de los ca1npesinos feuda-
feudalismo europeo, describen las relaciones feudales con10 un intercambio les1 los ca1npesinos de este tipo de estados están sujetos a un recluta-
más o menos equitativo de obligaciones, deberes, privilegios y derecho3 1niento frecuente para brigadas de trabajo, que se efectúa en aldeas de
mutuos entre señor y siervo. Por ejemplo, George Dalton (1972: 390- todo el reino con objeto de construir carreteras, presas) canales de regadío,
391) enumera los siguientes servicios y pagos de los señores feudales euro- palacios y inonu1nentos. Co1110 compensación) el Estado hace un esfuerzo
peos a los ca1npesinos: para ali111entar a sus can1pesinos en caso de escasez de alünentos causada
por sequías y otras cala1nidades. Se ha con1parado a 111enudo el fuerte
1. Concesión a los campesinos del derecho a usar la tierra para su control burocrático sobre los contingentes de producción y los estilos de
subsistencia y para la explotación de cultivos comercializables. vida en los antiguos estados agrogerenciales con el trato recibido por los
2. Protección militar (por ejemplo, contra invasores). ca111pesínos en modernas sociedades socialistas y comunistas como China,
3. Protección policial (por ejemplo, contra robos). Albania 1 Vietnam y Ca111boya. El Estado en estos países es 0111nipotente: fija
4. Servicios jurídicos para dirin1ir las disputas. los contingentes de producción, controla los precios y recauda in1puestos en
5. Donación de festines en Navidad y Pascua, así como regalos de especie y en trabajo. Por supuesto, reviste ünpottancia el grado en que
cosechas. los campesinos pueden acceder a puestos de dirigentes del partido y buró-
6. Alimento en los días que trabajan las tierras del señor. cratas (y viceversa). En China se está realizando un considerable esfuerzo
7. Provisión de alimentos de emergencia en tie1npos de desastres. por destruir la naturaleza clasista de la identidad campesina y fundir toda
la fuerza de trabajo -intelectual, industrial y agrícola- en una única clase
Dalton critica a algunos antropólogos por calificar las transacciones obrera. Pero algunos analistas insisten en que la econo1nía política china no
materiales entre señor y campesino de «explotación», puesto que no se equivale ní inás ni 111enos que a la restauración del socialismo estatal de
puede dar por supuesto que «el campesino pagara al señor mucho más de carácter despótico y agrogerencial que existió durante miles de años bajo
lo que recibía». A modo de réplica debo señalar que la razón de que los las dinastías Ming, Hang y Chou (Wittfogel, 1957, 1960, en prensa).
campesinos sean «inferiores estructurales», a total diferencia de los !kung
o los maring, consiste en que la clase dirigente feudal. les priva del libre 3. Campesinos capilalistas.-En Europa, Japón, Latinoamérica, In-
acceso a la tierra y a los recursos que sostienen la vida. Esta forn1a de dia y Sudeste asiático, los tipos de campesinados feudal y estatal fueron
privación es la antítesis del principio de reciprocidad y de la redistribución frecuente1nente sustituidos por can1pesinos que gozaban de mayores opor-
igualitaria. El contraf!ujo de bienes y servicios enumerados por. Dalton tunidades para con1prar y vender tierra, trabajo y ali1nentos en mercados
simplemente perpetúa la inferioridad estructural de los campesrnos. El co111petitivos. La mayor parte de los campesinados existentes en el n1undo
único regalo que alteraría esta relación, el regalo de la tierra (exenta de fuera del bloque con1unista pertenecen a esta categoría. Las variedades de
rentas o in1puestos) nunca se da. inferioridad estructural dentro de este grupo desafían cualquier taxonon1ía
La historia nos enseña que la inferioridad estructural de los campesinos sÍlnplista. Algunos ca111pesinos capitalistas están subordinados a grandes
no es algo que les resulte aceptable. Una y otra vez, el mundo se ha visto terratenientes; ottos a bancos por hipotecas y pagarés. Los. campesinos
convulsionado por revoluciones en las que los campesinos luchaban con la capitalistas pagan rentas en forma de dinero en efectivo, capitaciones o
esperanza de restablecer el libre acceso a la tierra (E. Wolf, 1969). faenas (aparceros) e intereses sobre las hipotecas y los préstamos.
Muchos ca1npesinados feudales deben su existencia a la conquista mili- Cuando los cultivos en explotación se envían al 1nercado internacional,
tar, lo que subraya la naturaleza explotadora de la relación entre terrate- las haciendas son de tipo grande (latifundios) y los propietarios reales de
nie:Ute y siervo. Por ejemplo, la corona española recompensó a Cortés y las tierras tienden a ser los bancos con1erciales ..En otras partes, en regio-
Pizarra y a los demás conquistadores con señoríos sobre grandes zonas de nes más aisladas o improductivas 1 las haciendas pueden ser muy pequeñas,
los territorios conquistados en México y Perú. Las fuertes demandas de dando lugar a granjas diminutas llamadas minifundios y al fenómeno que
itnpuestos y corveas exigidas a los americanos nativos conquistados contri- Sol Tax ha llamado acertadamente «capitalismo del céntimo».
258 Introducción a la antropología general Economía, intercambio y control 259

Los campesinos capitalistas corresponden a lo que Dalton llama «pri- está. _inse1:to. en est1~echas relaciones personales o de parentesco. La distri-
n1eros ca1npesinos modernizados». Muestran los siguientes rasgos: bu:1on d1ar1a de alin1entos entre los !kung es un ejen1plo de intetcan1bio
rec1?roco .. El control ~?bre el c?nt~·aflujo en el interca1nbío recíproco se
l. Tenencia de tierras negociable. logia nied1a:ite l~ pres1on .con1unitar1a sobre los aprovechados y los gandu-
2. Predominio de la producción para el mercado. les. La rec1proc1dad persiste en las sociedades de nivel estatal basadas
3. Sensibilidad creciente a los mercados de bienes y trabajo nacio- en el n1erca.~o en el seno de I?s grupos de parentesco y nos es faniilíar
nales. como donac101: de regalos a parientes y anügos.
4. Inícíos de inodernización tecnológica. En au~enc1a de 1nercados y de la supervisión policial y n1ilitar estatal,
el comem~ plantea un problema especial a la gente habituada al inter-
Aunque rnuchos campesinos capitalistas poseen su propia tierra, no se. ca1nb10 re:1~roco. El trueque silencioso representa una solución. Otra es
libran del pago de rentas o su equivalente. Muchas comunidades de cam- crear asoc1ac1ones de con1ercio, en las que las parejas de asociados se tra-
pesinos propietarios de tierras constituyen reservas de 1nano de obra tan. entre sí con10 parientes. El Kula es un ejen1plo clásico de có1no se
para plantaciones y agricultores inayores y 1nás fuerten1ente capitalizados. real_iza el tr~eque de ?rtícul~s prácticos de prÍinera necesidad con el pre-
Los ca1npesinos del «Capitalisn10 del céntin10» están obligados a 1nenudo a texto de los 1ntercamb1os rec1procos.
trabajar con10 asalariados en estas en1presas de cultivos comercializados y El intercan1bio redistributivo implica la reunión de los bienes en un
no pueden obtener los ingresos suficientes para satisfacer las necesidades l~1gar centr~I. y su reparto por un redistribuidor entre los productores.
de subsistencia con la venta de sus productos en el increado local. Por ello, En la trans1cion de las formas igualitarias de redistribución a las estratifi-
se ven obligados a trabajar por salarios con10 inn1igrantes estacionales en cadas, 1? produsción e intercambio cruzan la línea que separa las conductas
latifundios y plantaciones de cultivos co1nercializados, y se encuentran bajo
el control de clases n1ercantiles o terratenientes do1ninantes al igual que sus
econó~11c~s ?e indole voluntaria de las coactivas. En la forn1a igualitaria,
el red1stnbmdor depende de la buena voluntad de los productores; en la
ho1nólogos sin tierras de los que se extraen rentas de una fonna más estrat1f1cad~, los s~~undos dependen de la buena voluntad del primero.
directa (Wolf y Mintz, 1957; Stavenhagen, 1975; Wolf, 1976; Wassers- La. red1str~buc1on. se caract~riza por el cómputo de lo aportado y lo
trom, 1977). reparn_do. A d~ferencia de la reciprocidad, conduce a la jactancia y a la com-
peten~ia mamf1est_a por el status prestigioso de gran proveedor. El potlatch
Resumen k\vakrutl es un e1emplo clásico de Ja relación entre redistribución y con-
ducta osten_tosa. El ptedominio de la redistribución sobre la reciprocidad
Todas las culturas tienen una econon1ía: un conjunto de instituciones t~I vez este relacionado con la posibilidad de intensificación que brindan
que combinan la tecnología, el trabajo y los recursos naturales para produ- ciertos 1nodos de_ producción. Donde puede intensificarse la producción sin
cir y distribuir bienes y setvicios ..En la medida en que se produce la eco- prov?car agot~n~1entos, las redistribuciones competitivas pueden cumplir
non1ización, es decir, se minimizan los costos y se n1axiinizan los beneficios, funciones ecolog1cas co~ valor de adaptación, tales como proporcionar un
ésta sien1pre se produce en un contexto cultural definido, insertándose ina~·gen ex,tra de seguridad en afias de escasez y nivelar la producción
sie111pre en relaciones institucionales con10 el parentesco o el control polí- regional. El desarrollo de los potlatches destructivos entre los kwakiutl
tico. }lasta qué punto se ajustan las econo1nías a principios «tnini-1nax» pudo haber sido causado por factores asociados a la situación originada
constituye un proble1na que debe ser investigado empírica1nente, pero no por el contacto con europeos, como el recrudecüniento de la guerra la
hay que perder de vista la posibilidad de que las conductas aparentemente introdu.cción COfl?ercial de fusiles y munición, y la despoblación. '
despilfarradoras y «antieconó1nicas», co1no los festines glotones, se ajusten El mtercamb10 de mercado depende del desarrollo del dinero multifun-
a los principios «mini-1nax» en un nivel 1nás an:iplio de análisis. donal, definido po1· los criterios de portabilidad, divisibilidad, convertibi-
Los increados 1nodernos sólo representan uno de los varios modos lidad, generalidad, anonimato y legalidad. Aunque algunos de estos rasgos
alternativos de intercan1bío. La co1npra-venta no es un rasgo universal. La aparecen en patrones de valor de finalidad limitada empleados por socieda-
idea de que el dinero puede comprar todas (o casi todas) las cosas ha des pteestatales, los mercados implican la existencia de forn1as estatales
sido ajena a la n1ayoría de los seres humanos que han vivído a lo largo de de control.
la historia. Otros dos modos de intercambio, la reciprocidad y la redistri- El pleno desarrollo del modo de intercambio de mercado está asociado
bución, han dese1npeñado un papel econó1nico niás itnportante que los a. la economí~ política del capitalis1no, en Ja cual prácticamente todos los
mercados durante toda la prehistoria y antes de la evolución del Estado. b1er:es. y serv1c1os son susceptibles de compra-venta. Coino la producción
En el interca1nbio recíproco no se especifican el tie1npo y la cantidad capitalista depende del consumisn10, el prestigio se otorga a Jos que poseen
Je! contraflujo. Este tipo de intercambio sólo puede ser efectivo cuando o consumen el mayor número de bienes y servicios. Al igual que todos los
260 Introducción a la antropología general Capítulo 14
den1ás n1odos de íntercarnbio de nivel estatal, los intercambios de metcado LA ORGANIZACION DE LA VIDA DOMESTICA
se insertan en una econo1nía política de control, necesaria por las desigual-
dades en el acceso a los recursos y el conflicto entte pobres y ricos. El caso
de los kapauku ilustra las razones por las que no pueden existir institucio-
nes de n1ercado y capitalismo en ausencia de controles estatales.
La relación entre formas políticas de control y modos de producción
e intercambio se centra en 1nuchas sociedades en torno a la cuestión de
la propiedad de tierras. La renta, el trabajo de corvea y los in1puestos
reflejan un acceso diferencial a la tierra y a los recursos estratégicos. La
inayor parte de los habitantes actuales del n1undo son campesinos: inferio-
res estructurales que cultivan la tierra con tecnologías preindustriales y
pagan rentas o impuestos. Cabe distinguir tres principales variedades de
ca111pesinos: feudales agrogerenciales y capitalistas. Su inferioridad estruc-
tural depende, en el 'primer caso, de la incapacidad de cambiar o a?quirir
tierra; en el segundo, de la existencia de una poderosa élite gerencial q~e
fija los contingentes de producción y trabajo, y en el tercero, del func10-
na1niento de un mercado de tierra y trabajo controlado por grandes terrate-
nientes, sociedades anónin1as y bancos. Así pues, vemos por qué el estudio
comp<..._(1t1vo de la economía debe incluir el de las instituciones en las que se
inserta la economización.
l~n este capítulo continuamos el estudio comparativo del nivel estructural
de los sistemas socioculturales y exan1inamos las principales modalidades
de organización doméstica. Investigaren1os si todos los grupos doinésticos
están, básica1nente, compuestos de una sola fonna de fan1ilia y si existe una
base genética para .los intercan1bios de personal que vinculan entre sí a los
grupos domésticos. Este capítulo es principalinente descriptivo, pero se discuten
de un modo preliminar algunas explicaciones teóricas que se elaborarán más
plena1nente en capítulos posteriores. Debemos tener algún conocimiento sobre
el grado de variación en los asuntos domésticos hurnanos antes de poder
abordar el proble1n~ de la explicación de por qué algunas variedades, y no otras,
aparecen en detern11nadas culturas.

La esfera domésticá de la cultura

Todas las culturas tienen actividades pautadas que se pueden agrupar


en la categoría de la esfera doméstica de la vida. El ingrediente básico es
un espacio de vivienda 1 abrigo, residencia o domicilio que sirve como
lugar en el que se realizan ciertas actividades de carácter universal. Ahora
bien, no es posible ofrecer una lista rígida de estas actividades domésticas.
~:n inuchas culturas cotnprenden la preparación y consu1no de aliinentos;
el aseo, acicalamiento y disciplinan1iento del joven; dorn1ir, y las relacio-
nes sexuales entre adultos. Sin en1bargo, no hay ninguna cultura en la que
estas actividades se realicen exclusiva111ente dentro de inarcos don1ésticos
y, en muchas, algunas se realizan fuera de ellos. Por ejen1plo, las relaciones
sexuales en los pueblos organizados en bandas y aldeas tienen lugar más a
inenudo entre los matorrales o en el bosque que en la casa donde se duer-
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