Marvin Harris-Cap 8
Marvin Harris-Cap 8
Marvin Harris-Cap 8
Capítulo 8
\;ez nJás rápidos. En la actualidad, evoluciona a un tittno exponencial, aun
EL PALEOLITICO DEL VIEJO MUNDO cuando reciente1nente no se hayan producido can1bíos significativos en el
volu1nen craneano o la organización neuronal del Tlon10 sapÍens.
La visión de la evolución de las culturas co1no un extenso período de
ligeros can1bios seguido por una explosión de innovaciones y desarrollo
dífiere de las concepciones n1antenidas en el pasado reciente. Antes di: la
década de 1970, los inicios de la vida cultural de los homínidos se situ~ban
no más allá de hace un millón de años. Por ello, cuando las pruebas de la
f-abricación de útiles en favor de la evolución cultural se reducían a ese
intervalo de tien1po, daba la ünpresión de que había existido una lenta pero
continua evolución de la cultura durante todo el período. La extensión del
período de fabricación de útiles hasta hace, por Jo n1enos, 2,5 n1illones de
nfios 1nuestra que esta visión era errónea. La estrecha relación entre el
«despegue» cultutal y el surgin1iento del Honio sapÍens arcaico presta un
nuevo apoyo a la visión de que hay que buscar la característica distintiva de
nuestra especie en la capacidad única d_e adaptación a la naturaleza n1ediante
innovaciones culturales en vez de biológicas.
Períodos prehistóricos
Lo:)_ ins_tru1nento_s de piedra propotcíonan la 111ayor parte de los datos
El estudio antropológico de la evolución cultural se inicia con los hechos sobre las fases n1ás ~ntiguas de la evolución cultural. De ahí que los
e inferencias de la arqueología prehistórica. La arqueología es a la antropología
lo que la paleon_ro_logí.a a la.biología. S.in la arqueología, los antropólogos no :1_1_·9~1_c.S,_l9gos dividan todo el período de la antigua prehistoria en edades
pueden n1 describir n1 explicar el curso de la evolución cultural. Debido l!ticas __(_esto es: «edades de piedra»). s~ re_conocen tres de estas edades en
a la g1~an extensión en el tien1po y el espacio del cainpo estudiado por los L1. evolución cultural de 1~uropa: Paleolítico (edad de piedra antigua),
arqucologos, la antropología goza de una posición' única entre las ciencias Mesolítico (edad de piedra media) y Neolítico (edad de piedra nueva). ·
sociales. Los antropólogos pueden observar tendencias de laroo alcance ~~.L,J~~_l_eo_lí_ti_c:o fue una fase de la cultura que e,'.'.'_istió __ hace tien1po en
y fonnular y contrastar teorías causales de la evolución cultu~al. ' todo el _1nundo._I-Iasta qué punto, sin en1bargo, son las edades del Mesolíti-
Este c.apítulo traza la evolución de las culturas del Viejo Mundo desde co y Neolítico identificables fuera de Europa es n1otivo de controversia
los artefactos 1nás antiguos que se conocen, indicativos de 1nodos de producción entre los arqueólogos. La n1ayoría concuerda en que el Mesolítico se res-
basados en la recolección, la caza y la recogida de desechos hasta el u1nbr<_1.l
~e la do1nesticación de plantas y anilnales. ' · 1rínge1 CS('.ncialinente, al norte de l~uropa y en que el J\}e()lfri_c_()_O su equi-
valente puede identificarse tan1bién en Asia y Africa 'Jd(ú1í'ás ·de 1~uropa.
;\lgunos arnplían este últin10 concepto hasta abarcat las antiguas fases de la
do1ncsticación de plantas y anin1ales en el Nuevo lvlundo. I--Ia de tenerse
El «despegue» cultural presente que los antropólogos están interesados en estas edades no por los
l'itílcs lítícos en sí -las «tradiciones tecnológicas»- 1 sino por lo que estos
~:~:.ª.!2.~_<:_Jª_J))ayor parte del Pleistoceno, las evoluciones de la cultura y útiles y sus 1nodificaciones evolutiv<is nos dicen sobre la evolución de los
q_~l ____ <:_el~(:?t_o de los hon1ínidos se influyeron recíproca1nente. l)oco a poco, sistc111as culturales.
la selección natural favoreció a los ho1nínídos que podían aprender a res~ En el nivel n1ás general, las culturas del Paleolítico se basaban en la
ponder a un n1ayor nú1nero de situaciones inediante tradiciones sociales cazfl_, _P~.s-~a y reco_lecció_i1_ 1nás que en la agricultura o ganadería. La gente
independientes de la progran1ación biológica. [)_e,, . ªhí que durante cientos de \'._i_\l_Í?... e_I1_ pequeños grupos, L~ ___ p_oblación total del n1un<:lo asce11día tan sólo
1n}~e_? __ <l_e año~~ en las épocas del Jlon10 habilis ·y-del. Hon10 erectus, el _rit_1no a __ unos cuantos n1illones de habitnntes y los g_r~~-Pº~--~S-~ftl:ian 111uy __ disperso~.
d~ ___la ey<?luc1on cultural fue tan lento gue apenas era apreciable. S_Q_lo con Para utilizar con eficiencia los recursos de plantas y anilnales disponibles,
l~- -~F-~1)(2_1Ón del 1101110 sapiens arcaicO, el ritn10 de la evolución. cuiÍ:ural los grupos de cazadores y recolectores recorrían extensos territorios y, pro-
<:~?P~_z_ó a dejar atrás al de la evolución biológica de los hon1ínidos. Este bable1nente, no _s_~ .. establecían en ningún can1pa1nento cueva o abrigo
«ctespe~ue» parece haberse producido hace unos 100.000 años. Sin embar- (_Jurante n1.á_s de unas cuantas se1nanas o ineses. '
go, dur(Ol}~_t~ Jos últinios ~.?.000, 18:. cu_ltura ha experitnentado can1bíos cad_a_
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Introducción a la antropología general
En la n1isn1a perspectiva general, se puede caracterizar al Neolítico El Paleolítico del Viejo lviundo IJ~
1: 11.-. 8.2.-Raedera paleolítica. El borde largo y casi re.cto. ~el lado dere~ho .de eSt<'
t'itil de 200.000 afios de antigüedad es el filo de traba¡o. Vista frontal (1zqu1erda) Y
perfil (derecha). [Lee Boltin.]
Parece casi increíble q~e pese al hecho de haberse hallado cientos de mi- 1977b: 150-151). Por el momento, todavía no se comprende el significado
. les de bifaces y haberlos utilizado nuestros antepasados durante 1,5 millones funcional de la diferencia entre las tradiciones oriental y occidental del Pa-
de años, nadie sepa con exactitud para qué se empleaban . Tal vez se utili- leolítico Inferior.
zaran para cortar ramas para fabricar lanzas de madera u otros instrumen- Con todo, el mayor enigma de este período es por qué. duró ta~to
tos, para aplastar o hender las articulaciones de los animales, Q para buscar 1iempo y por qué fueron tan ligeros lo~ .cambios duran te u!1 mtervalo .? e
tubérculos y raíces en suelos duros. Nadie lo sabe con seguridad, puesto tiempo tan extenso, a lo largo del cual v1v1eron clece~as ele millares ,de gdle-
que los modernos grupos de cazadores y recolectores que emplean útiles raciones ele homínidos. En el desfiladero de Olduva1 la «monotoma» de la
líticos ni fabrican ni utilizan nada parecido a un bifaz. tradición achelense no se interrumpe durante un millón de años. Para
Las toscas pero afiladas lascas que caracterizan a las industrias preache- Arthur Jelineck, esto sugiere
lenses habrían servido mucho mejor que los bifaces para cortar las duras~
pieles de las reses muertas o desmembrarlas. Cabe suponer que el bifaz era un tipo de actividad cultural cualitativamente disti nto del que nos es familiar e~. las
un subproducto de la producción de lascas achelense. Esto es, en vez de nctividades del Homo sapiens sapiens. Existe, pues, una buena razón para caltf1car
desechar el núcleo del que se extraían las lascas, el artesano achelense cst~ pauta del Paleolítico Inferior de conducta paleocultural que difería significativa-
mente de la conducta cultural del hombre moderno (1977: 28).
seguía una pauta definida de golpes (fig. 8.3), que producía tanto las lascas
como un buen útil sobre núcleo para varios fines.
Probablemente, la diferencia crítica es~ribe en la capacidad p~ ra c?-
municarse mediante una forma plenamente desarrollada de lengua¡e. Sm
embargo, hay que tener presente que durante esta la rga época paleocultural
el género H~mo aprendió a emplear y contr?lar el ~uego, cazar grandes
animales y construir abrigos al aire libre con pieles, ho¡as y maleza.
hace 60.000 aiios (Solecki, 1971). Otrns yacimientos del Paleolítico Medio
indican que ta1nbién se utilizó el ocre rojo (un tinte asociado con Ja sangre
y con poderes n1ágicos entre n1uchas poblaciones aborígenes n1odernas) en
algún tipo de ritual funerario (Constable, 1973).
FIG. 8.7.~Joylls 111usterie11ses. Pendien- Fig. 8.8. ··- ()bjeto ritual n1usteriense.
tes n1us1cricnscs del yaciinícnto de L;1 Este objeto, tallado de una sección de
Quina, Francia, hechos con una falan¡~c inolar de man1ut, se asemeja al «churin-
de reno y un canino de zorro joven (1a- ga» australiano (véase pág. 424). [Alc- FrG. 8.9.-fíoja del Paleolítico
1naño natural). [Según 11 Manin.J xander lvlarshack.J Superior. Forn1a básica de 111u·
chos instnuncntos del PaleoJí..
tico Superior. Los útiles espe-
Asi111is1no, en otros enterranüentos del Paleolítico Medio, se han halla- cializados se fabricaban 1nedian-
te el retoque de bordes y pun-
do útiles de caza y restos óseos de ofrendas de carne, lo que sugiere la tas. La hoía tiene 4 pulgadas
posibilidad de que la n1uerte se interpretara )1a en aquel tíe1npo con10 un de largo y solmnente un cuarto
viaje a una tierra ren1ota. Durante este viaje) la carne era necesaria para de pulgada de grosor. [Lee
alin1entar al cazador, aunque en el punto de destino la caza no escasearía. Boltin.]
Sin einbargo, todas estas interpretaciones son su1nan1ente especulativas.
lítico Superior (fig. 8.10). se podía;1 obtener de d~ez a cuarenta pies de
filo cortante del mismo núcleo de sil ex (Bu tzer, 19I1) · . . .
El Paleolítico Superior En f,uropa, el Paleolítico Superior cn1pícza co~1 la. industria perigor-
diense (circa 32.000 B.P. en el suroeste de Francia), 1n1port.ante por su
I~l Paleolítico Supetior se caracteriza pot un acusado incre1nento de los mezcla de útiles del Paleolítico Medio con cuchillos sobre ho¡a apuntada,
útiles sobre hoja y por un gran florecimiento de los instru1nentos de 1narfil, buriles sobre hoja (para trabajar la n1adera y el hueso), punz?nes de bues~
asta y hueso. Las lascas que tienen cortes paralelos y que son el doble y puntas del mismo material idóneas para lanzas y fl<;chas (f1g. 8.11) .. Casi
de largas que de anchas se deno1ninan técnican1ente hojas (fig. 8.9). Aun" al niisino tien1po que el perigordiense apar~ce el aurt~1~c1ense) car~ctcrrzado
que poco corrientes, los útiles sobre hoja aparecen en el Paleolítico InfeH por finas hojas, cuchillos, raederas y buriles. Ta1nb1cn son corrientes l~s
rior en yacimientos dispersos de Europa y Africa. En efecto, se han hallado punzones de hueso, las astas petforada:·>i que se cree se en1pleaban P?lª
gigantescos útiles levalloisienses junto con delicadas hojas en Africa orien" enderezar flechas, y las puntas de flecha de hueso con una base hendida
tal, y tan1bién han aparecido algunas hojas en colecciones olduvaienses. para enn1angar (fíg. 8.11). Los ejen1plos tnás antiguos de arte _representa-
El desarrollo de los útiles sobre hoja es de especial interés puesto que tivo que se conocen en el inundo se han recuperad? en ~n yac1n11ento. del
ílustta una in1portante tendencia tecnológica y econón1ica: la conservaw auriñaciense n1edío ubicado en Vogclherd, Alen1an1a occ1de;1tal, que ?ata
ción del esfuerzo y de las materias priinas. Empleando la técnica de lascas del 30.000 B.P. Los hallazgos consisten en n1agníficas estatu1llas d~ an1111a"
n1ustcriense, se podía conseguir que un núcleo de sílex de una libra de peso les y toscas figurillas humanas (Marshack, 1976: 274). Algo mas tarde
produjera 40 pulgadas de filo cortante. Con la técnica de hojas del Paleo- y centrada en el sur de Rusia y Europa central aparece la 1ndustua cono-
146 Introducción a la antropología general
El Paleolítico del Viejo lvlundo 14/ I
de cuevas y abrigos rupestres. En el sur. de Rusia, los arqueólogos han
identificado los restos de una inorada de piel de animal perteneciente a un
cazador gravetiense de n1amuts, situad~ er:, un pozo J_~oco pr?~undo de 1
40 pies de largo y 12 pies de ancho. En Checoslovaqma tamb1en ~e han
hallado plantas de vívíendas redondas, que recuerdan a los t1p1s o tienflas !
de los indios americanos.
Hace unos 23.000 años, aparece en gran parte de Francia y Espa11a 1
otra industtia del Paleolítico Superior: la solutrense. Los artefactos
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PERIGOílDIENSE
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cicla co1no gravetiense1 notable por pequeños cuchillos sobre hojas cuyos
cantos han sido en1botados) tal vez para proteger los dedos del usuario,
punzones de hueso y diferentes objetos de adorno personal, tales con10
cuentas de hueso, brazaletes y alfileres (fig. 8.11). Muchos de los objetos
de hueso y marfil están decorados con grabados de disefio geométrico. Los
artefactos n1ás notables del gravetiense son nun1erosas estatuillas que re~
presentan a n1ujeres e1nbarazadas con pechos y nalgas prorninentes. Dichas
cstatuillas, denon1inadas estatuas ele Venus, están esculpidas en piedra>
hueso y 1narfil, e indudablen1ente poseían algún significado ritual relacio~
nado con la fecundidad de las mujeres y los ani1nales o con desequilibrios
hormonales a los que se daba un significado religioso (Kopper y Grishman,
1979). Se han recuperado unos sesenta ejemplares en el trayecto que se
extiende desde Francia a Siberia. Con10 indican los restos de esqueletos,
los gravetíenses cazaban 1nan1uts, caballos, renos, bisontes y otros grandes F1G. 8.11.-lnstnnnentos del Paleolítico
anin1ales gregarios. Establecían sus ca1npan1entos al aire libre y en las bocas Superior. Raedera
148 Introducción a la antropología general El Paleolítico del Viejo Mundo 149
solutrenses n1ás famosos son puntas sitnétricas de puñales y lanzas magní- recen en las paredes de las cuevas y en los instru111entos de asta y hueso del
ficamente talladas en forma de largas y delgadas hojas de laurel. Los Paleolítico Superior. H_eciente1nente, se ha propuesto la teoría de que los
solutrenses ta1nbién hicieron puntas con pedúnculo y aletas fina1nente agujeros y líneas hallados en ciertas placas y «bastones» de asta y hueso
trabajadas. Las agujas halladas en yacünientos solutrenses segura1nente se eran registros del paso de los días y de las fases de la luna (Marshack,
e111pleaban para coser las vestünentas de pieles a Ja n1edida. 1972a, b). Aunque estas n1arcas pueden interpretarse de otra n1ancra,;.' no
La 1nás rica ele las industrias del Paleolítico Superior europeo se deno- hc1y razón alguna para dudar de que los artistas responsables d~ Jas es~enas
n1ina ntagdaleniense y se extiende desde circa 16.000 B.P. hasta circa sorprendente111entc realistas en las paredes de las cuevas tan1b1en tuv1era:1
10.000 B.P. (Bordes, 1968). Los magdalenienses añadieron los arpones al Ja capacidad de observar y registrar las fases de la luna y otros acontec~
inventario de arn1as de caza. Las puntas de estos arpones estaban hechas de n1icntos celestes, preparando así el carnina para el desarrollo de los pr1-
asta y hueso. Finas agujas de hueso testitnonian la probable ilnportancia (le 1ncros calendarios.
ropas hechas a la n1edida. l)ara cazat, los priineros 111agdalenienses usaban La repentina aparición de adornos persona~es y de: u? .arte rep,resen.ta-
el propulsor de lanzas, un corto bastón o tablilla con una tnuesca o gancho tivo y decorativo a finales del Paleolítico Medro y pr1nc1p1os del Sup~r1or
en un extren10 que encaja con el extten10 posterior de la lanza. La longi- proporciona una nueva prueba de que el despegue cultu.ral estu:o aso~1ado
tud extra del propulsor aumenta, en efecto, la longitud del brazo del caza- ;t la transición del Hon10 sapiens arcaico al Horno saptens saptens. Con10
dor y la fuerza con la que se puede arrojar la lanza. A finales del magda- ha sugerido Alexander Marshack, el tipo de sín1bolos co111partidos que
Jeniense1 probable1nente, se usaban el arco y la flecha, tal como reflejan entrañan las líneas grabadas o las figurillas, cuyo carácter es claran1ent~ no
algunas pinturas tupestres de Francia y España. A n1enudo las puntas utilitario difiere del simbolismo implícito en la fabricación de un b1faz.
de flecha y arpones y los propulsores 1nagdaleníenses estaban decorados con lJn jove1~ del Paleolítico podía aprender cuál era el significado de un bifaz
grabados de caballos, íbices, aves, peces y dibujos gco1nétricos, algunos de ~)hscrvando có1no se fabricaba y usaba. En ca111bio, el significado de una
los cuales pueden ser notaciones que representan ciclos lunares y ca1nbios línea en zigzag o de una estatuilla de Venus era algo que necesitaba ser
estacionales. explicado.
El control alcanzado por los pueblos del Paleolítico Superior sobre las Secuencias de industrias paleolíticas sÍinilares a las europeas aparecen
técnicas de fabricación de útiles en piedra, hueso, n1arfil 1 asta y inadera se tan1bién en Africa y Asia. Por eje1nplo, las técnicas de Levallois y las
reflejó en su dominio de varías forn1as artísticas ritualizadas. En las pare- industrias n1usterienses sucedieron a las tradiciones achelenses en Faures-
des y techos de profundas cuevas en España y Francia, en galerías ocultas 1nith1 Sudáfrica, y en 111uchos otros yaciinientos africanos. 'fan:bíén hay una
ele la luz del día, los pueblos del Paleolítico Superior pintaron y grabaron industria de lascas de tipo 1nustetiense en el norte de China.' Entre el
representaciones de los anitnales que cazaban. Pinturas sünilares se en~ •10.000 y el 30.000 B.P. se fabricaron útiles de hueso, lasca y ho¡a en todos
cuentran ·ta1nbién 1 aunque en menor grado, en cuevas de puntos tan ale- los continentes (excepto la Antártida). Durante el período co1nprcnd1do
jados como Rusia. De vez en cuando aparecen, asin1ismo, figuras hu1nanas entre el 20.000 y el 10.000 B.P., resulta imposible afirmar que alguna
-en ocasiones portando 111áscaras-, contornos de n1anos, pictografías y región hubiera alcanzado ventajas tecnológicas decisivas sobre el resto. Por
sín1bolos geon1étricos, pero la gran 1nayoría de las pinturas y grabados re- su¡~uesto 1 entre el contenido específico de los utillajes de los cazado1:e,s
presentan caballos, bisontes, inamuts, renos, íbices, jabalíes, bóvidos, rino- euroasiáticos de 1nan1uts, de los habitantes de los bosques del Sudeste as1a-
cerontes lanudos y otros anitnales de caza 1nayor. Pese a su n1agnífica eco- tico y de los cazadores australianos de n1arsupiales se daban grandes dife-
no1nía de línea y color 1 tan adtnirada hoy en día, en el arte rupestre del rcncias1 pero esta variación probablen1ente reflejaba inás dif~r~ntes a~apta
Paleolítico Superior la expresión de un dtual culturaln1ente establecido ciones locales que diferentes niveles de progreso tecnolog1co (Bncker,
debe considerarse, con10 n1ínüno, tan importante como la plas1nación de 1976).
itnpulsos estéticos individuales o culturales. A n1enudo, los anin1ales se
pintaban unos sobre otros, aunque se dispusiera de superficies sin usar,
lo cual indica que su función era más ritual que artística. En general, se El fin del Paleolítico
supone que las pinturas constituían alguna forma de n1agia para la caza,
pero no se puede reconstruir con certeza su función exacta. Todo lo que Pese a los nun1erosos logros tecnológicos del Paleolítico, el 1nodo básico
cabe afírn1ar con seguridad es que los cazadores se sentían in1presionados de subsistencia siguió siendo 1 esencíalinente, el 1nis1110 que en la época
ante el poder y belleza de los animales cuya muerte hacía posible su propia achelense. Todos los grupos hu1nanos continuaron practicando alguna va-
existencia (Ucko y Rosenfeld, 1967; Leroi-Gourhan, 1968). riedad de caza recolección y pesca. Por supuesto, ni las oportunidades
Se han realizado varios intentos de interpretar ciertos dibujos e inci- a1nbientales pa1'.a la caza y recolección ni el inventario tecnológico dispo~
siones de tipo geométrico (rayas, cuadrículas, arañazos, líneas) que apa- nib1e para explotar el 1nedio atnbiente pennanecieron inalterados. A lo
El Paleolítico del Viejo Mundo 151
150 Introducción a la antropología general
En Europa este período se llama Mesolítico. Fue un tiempo de intenso
largo de los cientos de miles de años de avances y retrocesos glaciales, las cambio ecológico local. Bosques de abedules y pinos se extendieron por la
zonas climáticas experimentaron cambios drásticos. A su vez, estas altera- tierra, y los cazadores instalaron sus campamentos en calveros junto a los
ciones acarrearon una sucesión de cambios incesantes en la fauna y flora. márgenes de los ríos, a orillas de lagos y estuarios y en las costas. En los
Con cada avance de los glaciares, las especies animales de clima cálido se bosques se refugiaron animales de ·caza como el alce, el ciervo rojo, el. corzt.",
veían obligadas a emigrar hacia el sur, las tundras sustituían a las praderas, los bóvidos (uros ) y los cerdos salvajes. Pero para localizar estos ammal~s,
las praderas reemplazaban a los bosques, y los bosques se convertían en se necesitaban nuevas técnicas de rastreo. Los animales que poblaban ·el
desiertos, que también se extendían por otras regiones. La calidad y valor bosque desaparecían de la vista, salvo que el cobro de la pieza fuera rápido
nutritivo de la dieta del P aleolítico estaban determinados tanto por la y silencioso. Así, no constituye ninguna casualidad que los arqueólogos
abundancia local de plantas y animales como por la tecnología. Una tecno- ~ hayan encontrado en un yacimiento mesolítico, Star Carr, Inglaterra, la
logía ineficiente producía un alto nivel de vida cuando había una gran prueba más antigua (circa 9.500 B.P.) de las halladas en Europa de la
abundancia de plantas y animales, mientras que las tecnologías y técnicas larga y afortunada simbiosis entre hombres y perros (Clutton-Bro~k, 1969).
de caza y recolección más eficientes no evitaban el hambre y la extinción En el bosque, el olfato del perro dirigía los pasos del cazador pomendo a la
cuando escaseaban los recursos cinegéticos y vegetales. Así pues, el bienes- evasiva presa al alcance de su flecha . Pero la caza en hábitats boscosos,
tar humano estaba directamente relacionado con la respuesta de los animales incluso con arcos perfeccionados y podencos, no podía proporcionar las
y plantas a las condiciones naturales . Los grupos del P aleolítico pudieron in- cantidades de carne que antes se obtenían siguiendo a las manadas de
fluir en estas condiciones quemando bosques para incrementar las áreas bisontes y renos. Debido a ello, los pueblos mesolíticos tuvieron que re-
de pasto . Pero, las más de las veces, la única influencia que podían ejercer currir cada vez más a una dieta de espectro amplio compuesta de alimentos
era de carácter negativo, a través de la sobredepredación y la recolección vegetales, pescado, moluscos y otras fuentes fluviales y marítimas. A lo
incon trolada. largo de la costa, los restos del consumo mesolítico de mariscos, acumula-
La vulner abilidad del modo de producción basado en la caza y la reco- dos durante siglos, formaron los montículos llamados concheros. Aunque
lección queda bien ilustrada en la transición de las culturas del Paleolítico las almejas las ostras y los mejillones son fuentes valiosas de proteínas,
Superior a las culturas terminales del Pleistoceno en la Europa septen- hace falta Íngerirlos en grandes cantidades para que puedan saciar a una
trional y occidental. Hacia finales de la última glaciación, en la región persona hambrienta .
situada al sur de los glaciares los torrentes de agua procedentes del deshielo Todo parece indicar que el Mesolítico fue una época relativamente dura
favorecieron el crecimiento de praderas en· las que pastaban enormes para muchos de los descendientes de los cazadores de mamuts del auriña-
manadas de caballos, bisontes, mamuts y renos. A medida que se retiraban ciense y el perigordiense. La nueva relación tecnoambiental tuvo, asimismo,
los glaciares, se formaron exuberantes praderas vírgenes que fueron invadi- consecuencias bastante drásticas sobre el arte rupestre. Las manadas de
das por estos animales y por los depredadores humanos que los perseguían. animales y el arte ritual que los representaba desaparecieron casi al mis-
En ellas prosperaron sendas poblaciones de animales y humanos; pero, sin mo tiempo. El componente estético de los rituales del Mesolítico se expre-
só en dibujos y símbolos· geométricos, grabados en útiles y armas, o pin-
que ellos lo supieran, su mutuo estilo de vida estaba condenado. Las pra-
tados sobre cantos rodados. En un sentido muy gener al, la desaparición del
deras eurasiáticas eran simplemente una fase ecológica temporal. Hace unos
arte rupestre tal vez refleja el fracaso de las pinturas rituales para impedir
12.000 años, los árboles empezaron a invadir las praderas. Bajo el dosel
la destrucción de los ecosistemas del P aleolítico Superior (G. Clark, 1967).
frondoso de los bosques, no podía crecer la hierba. Hacia el 10.000 B.P. Debido a esta desaparición, algunos prehistoriadores consideran el Me-
gran parte de la llamada mega/auna pleistocénica europea se había extin- solítico como un período de decadencia o incluso de degeneración cultural.
guido. El rinoceronte y el mamut lanudos, el bisonte de las estepas, el Sin embargo, esta concepción no tiene en cuenta la ininterrumpida vitalida?
alce gigante y el asno salvaje desaparecieron. Sin duda alguna, los cazado- de la innovación cultural durante este período. Seguramente, fa domesti-
res, extraordinariamente hábiles, del Paleolítico Superior contribuyeron cación del perro supone un logro no menos importante que las pinturas
a esta catástrofe ecológica, de la misma manera que los cazadores del rupestres. También la tecnología de útiles continuó cambiando. La conser-
Nuevo Mundo probablemente desempeñaron un importante papel en la vación de las materias primas alcanzó un nuevo extremo con el desarrollo
extinción de la megafauna del Hemisferio Occidental (véase p. 181). de filos cortantes hechos de hojas y lascas diminutas denominadas micro-
Los elefantes, los .rinocerontes y otros géneros habían sobrevivido a los litos (fig. 8.12). En respuesta al desafío y la oportunidad que proporciona-
numerosos avances y retrocesos de las praderas y los bosques que se pro- ba la gran abundancia de árbo~es, se desarrollaron nuevas técnicas par.a
dujeron durante todo el Pleistoceno. El factor nuevo en esta situación era fabricar y enmangar útiles de trabajar la madera. Por primera vez, se fabn-
la eficiencia sin precedentes de la tecnología del P aleolítico Superior (Bu- caron hachas mediante procesos de pulimentado en vez de lascado. Se per-
tzer, 1971; Kurtén, 1972).
153
152 Introducción a la antropología general El Paleolítico del Viejo Mundo
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