Orihuela Museo Arqueoogico
Orihuela Museo Arqueoogico
Orihuela Museo Arqueoogico
ARQUEOLOGÍA Y MUSEO
Museos Municipales en el MARQ
ORIHUELA
ARQUEOLOGÍA Y MUSEO
MARQ, febrero 2014 - mayo 2014
ORGANIZA
Fundación MARQ
Diputación de Alicante
Ayuntamiento de Orihuela
MARQ, Museo Arqueológico de Alicante
MARQUO. Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela
Impresión
Gráficas Azorín
Depósito legal
A 83-2014
I.S.B.N.
978-84-616-8389-5
Luisa Pastor Lillo
Presidenta de la Diputación Provincial de Alicante
‘Orihuela, Arqueología y Museo’ es la undécima edición del programa expositivo Museos Municipales en el MARQ desde que se iniciara
el año 2004 como parte de su labor de asistencia a los museos locales de la provincia. Esta iniciativa ha contribuido a la renovación
de las exposiciones permanentes de los centros culturales de las poblaciones alicantinas con nuevos formatos museográficos, al
tiempo que ha permitido incrementar el conjunto de piezas restauradas y a presentar la más actualizada investigación sobre el
territorio en una serie de catálogos que reúnen colaboraciones de distintos especialistas. Una tarea, sin duda, que suma esfuerzos
para la conservación, investigación y difusión del legado histórico de todos los alicantinos.
En este sentido, el rico patrimonio arqueológico custodiado por el Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela recoge la histo-
ria de un territorio que ha destacado durante años como una puerta de comunicación del Sudeste peninsular, entre las costas
levantinas mediterráneas y las tierras andaluzas y meseteñas. La celebración de esta muestra aporta un valor añadido, ya que este
espacio cultural es heredero del primer museo arqueológico de la provincia de Alicante, el antiguo Museo de Antigüedades del
Colegio de Santo Domingo que creara Julio Furgús en 1902.
Esta exposición sobre la arqueología y el museo de Orihuela analiza la evolución histórica del municipio, desde la Prehistoria a
la época Contemporánea, a través de más de 250 piezas, de las que una treintena han sido restauradas por el Laboratorio del
MARQ con la finalidad de mejorar su calidad expositiva.
Este representativo conjunto del patrimonio oriolano procede, en su mayor parte, del Museo Arqueológico Comarcal y del anexo
Museo de la Muralla, donde se exponen los fondos descubiertos bajo la actual sede de la Universidad Miguel Hernández d’Elx.
Para potenciar el discurso histórico de la muestra, se ha contado, además, con piezas procedentes del edificio del Ayuntamiento
de Orihuela, del Museo Diocesano de Arte Sacro, del Patronato Histórico Artístico ciudad de Orihuela y del Santuario de Nues-
tra Señora de Monserrate.
Me gustaría agradecer por último la dedicación del comisario de esta muestra, el director del Museo Arqueológico Comarcal de
Orihuela Emilio Diz Ardid, así como el buen hacer y la colaboración de los equipos técnicos de ambos centros que ha permitido
organizar esta exposición centrada en potenciar el conocimiento de los elementos más significativos de la ciudad de Orihuela y
estimular al público del MARQ a visitar esta emblemática y monumental ciudad de la Vega Baja.
Monserrate Guillén Sáez
Alcalde de Orihuela
La arqueología en el municipio de Orihuela ha sido, desde los últimos años del siglo XIX, un referente objeto de constante estu-
dio y compromiso por diferentes colectivos e investigadores que, incluso en los tiempos más oscuros y difíciles, se mantuvieron
firmes en su propósito, convencidos de que aquel trabajo, minoritario e incomprendido, dejaría a la postre un legado del que
sentirnos orgullosos.
Nombres como Justo García Soriano o el jesuita Furgús no se pueden ignorar y merecen un reconocimiento que hasta ahora ha
sido escaso, cuando no nulo o simplemente interesado. Quizá, esta exposición del MARQ sea un primer paso para poner en valor
a estos protagonistas de nuestra historia que no siempre han estado en el lugar que debieran, a pesar de sus méritos.
Quisiera también, sin mirar tan atrás, agradecer y felicitar a aquellos que han mantenido y regenerado el patrimonio arqueo-
lógico oriolano. La oportunidad que desde aquí se me brinda es única para reconocer a quienes han trabajado en el mundo de
la historia y la arqueología en los últimos años en la capital de la Vega Baja, consiguiendo logros impensables, recuperando ma-
teriales y, sobre todo, valores en ocasiones olvidados, cuando no menospreciados. El arqueólogo municipal, Emilio Díz, y todo el
equipo que con él ha colaborado en los últimos años, en los que la arqueología ha avanzado, convirtiendo el Museo Arqueológico
Comarcal y, sobre todo, el Museo de la Muralla, en un referente fundamental en la rica oferta cultural y turística de la ciudad.
Y, por supuesto, a la Diputación Provincial de Alicante que abre esa gran propuesta provincial que es el MARQ a los municipios,
a los museos municipales y en este caso al comarcal de Orihuela. Agradecer ese esfuerzo que desde el organismo provincial se
hace con los municipios para mostrar su riqueza arqueológica, con una herramienta tan potente y prestigiada como el museo
provincial, y que nos sirve a todos como acicate para seguir trabajando y construyendo el futuro, gracias a nuestro rico pasado.
Una muestra que llega desde Orihuela y que añade al material puramente arqueológico, muestras de nuestra historia, de nuestra
rica etnología y de nuestro singular patrimonio natural y medio ambiental. Es tan solo eso, una pequeña muestra, de una riqueza
que hay que vivirla y sentirla en medio del paisaje que la alberga, y que es patrimonio histórico y raíz sentimental de todos los
alicantinos y de todos los valencianos.
Juan Bautista Roselló Tent
Diputado de Cultura
Las salas temporales del MARQ dedicadas a Enrique Llobregat y Figueras Pacheco acogen de febrero a mayo ‘Orihuela, Arqueolo-
gía y Museo’, una muestra que cuenta con un original diseño expositivo que vertebra el discurso histórico en base a dos vitrinas
centrales de grandes dimensiones que sirven, además, de contenedores del material de menores dimensiones.
Entre las colecciones que se exhiben destacan las cerámicas de cronología argárica procedentes de las excavaciones del Padre
Julio Furgús, especialmente un vaso lenticular. También fechado en la Edad del Bronce se presenta el conocido como “Ídolo de
Orihuela”, procedente del Llano de San Miguel y donado recientemente al museo. Asimismo, se ha seleccionado una estela he-
braica fechada en los siglos VI-VII procedente de los antiguos fondos del Museo de Santo Domingo, además de cerámicas islámicas,
cristianas bajomedievales y modernas obtenidas en la excavación de solares del casco urbano de la ciudad.
Pero es especialmente significativa la presentación pública de un tremis del rey visigodo Sisebuto (612-621), moneda de oro
acuñada en Aurariola (Orihuela), una de las pocas evidencias las guerras emprendidas por los reyes visigodos de Toledo contra el
Imperio Romano de Oriente. Por lo referente a las piezas procedentes de otros espacios culturales de la ciudad, cabría resaltar
una gárgola procedente del Museo Diocesano de Orihuela o el Collar del Rector de la Universidad de Orihuela, realizado en plata
dorada, esmalte y pedrería fabricado en el año 1753 y que procede del F.C.V. Patronato Histórico Artístico ciudad de Orihuela.
La muestra cuenta, además, con algunas ediciones originales de las principales publicaciones realizadas por los pioneros de la ar-
queología en Orihuela: Julio Furgús, Santiago Moreno, Pierre Paris o Francisco Vázquez Almarche. Especialmente significativos son
también algunos de los objetos restaurados por el MARQ para esta muestra, como un vaso lenticular argárico, un ajuar metálico
o pulseras de bronce, entre otras muchas piezas.
Por otra parte, cabe también destacar el trabajo del MARQ en materia de accesibilidad al Patrimonio Arqueológico, con objeto de
lograr la integración de personas con capacidades diferentes. En esta exposición esa labor se ha traducido en diversas estrategias
y materiales de apoyo que garantizan el acceso de todo tipo de público al contenido de la muestra.
ÍNDICE
214 LA CULTURA MATERIAL EN UNA CIUDAD MEDIEVAL CRISTIANA A TRAVÉS DE SUS ESPACIOS DE SOCIABILIDAD.
LA CIUDAD DE ORIHUELA, SS. XIII-XV
Juan Antonio Barrio Barrio
280 BIBLIOGRAFÍA
PAISAJE, FLORA Y FAUNA DE ORIHUELA Y SU ENTORNO
Plano de la colonización de las Pías Trino Ferrández Verdú
Fundaciones. Para desecar el almarjal Doctor en Biología e Ingeniero Técnico Agrícola
y poder cultivarlo, fue precisa la
construcción de un sistema de
riego-drenaje, creada a principios del
siglo XVIII por el Cardenal Belluga.
(Dibujo conservado en el Seminario
Diocesano de San Miguel, Orihuela).
16
de los cabezos y montañas próximos van arrastrando sus a las zonas históricas de pastos. En estos espacios forestales
sedimentos a la vez que los depositan, rellenando así el valle ganaderos apenas se harían evidentes, durante siglos, los
fluvial. En determinadas zonas los sedimentos llegan a alcan- efectos de la actividad humana, manteniendo una estructura
zar grosores de hasta 50 metros. Estos aportes mantenidos y composición de especie muy similar a la existente en con-
durante milenios son el origen de la Vega y de la fertilidad diciones naturales. Harán falta siglos de manejo del monte
de sus suelos. Es también durante ese periodo cuando co- para observar los efectos sobre el paisaje de la acción del
mienzan a ser evidentes las dos grandes unidades de relieve hombre. En las tierras de cultivo la trasformación del paisaje
de la comarca que observamos hoy: por un lado las llanuras debió ser mucho más rápida y acentuada.Ya entonces resul-
aluviales y, por otro, las sierras; entre ambas las zonas de tarían evidentes las diferencias entre los paisajes ganaderos
tránsito es ocupada por los abanicos aluviales. y agrícolas muchos más antropizados. Hasta ese momento,
Los restos más antiguos encontrados de actividad agrícola los procesos de trasformación del entorno habían tenido su
en Orihuela (una hoz de siega) datan del Calcolítico 4500- origen en procesos naturales o antrópicos, aunque estos úl-
3900 años b.p. Pequeñas áreas desbrozadas serían sembra- timos no tuvieran la envergadura e impacto sobre el paisaje
das de cereal cerca del río al tiempo que se cortaba y reco- que produjo el comienzo de la actividad agrícola En conse-
gía leña de la sierra para el fuego de los hogares. El escaso cuencia el hombre se erige, a partir de ese momento, en el
ganado ramonearía los matorrales de arbustivas y herbá- mayor agente de cambio sobre el medio, una constante que
ceas de llanuras y pies de monte, dando lugar con los años se mantendrá hasta nuestros días.
PAISAJE, FLORA Y FAUNA DE ORIHUELA Y SU ENTORNO
La fisonomía de la Vega presentaba notables diferencias res- un verde intenso las riberas del río al ser plantadas muy
pecto a la actual, pese a contener muchos de sus elementos próximas para facilitar sus continuos y abundantes riegos.
constituyentes. Una gran albufera (Albufera de Elche) ocu- Un mosaico de pequeñas parcelas en régimen de regadío,
paba parte de las tierras hoy emergías de Dolores, Rojales, salpicadas aquí y allá por pequeños saladares y almarjales
Catral, La Daya, San Fulgencio, etc., desde Callosa a Guar- incultos acompañaban al río aguas a bajo hasta su desem-
damar. En ella desembocaba el Segura y la sierra del Molar bocadura. Las tierras de cultivo dejadas en barbecho eran
aparecía como una pequeña isla entre la albufera y el mar. El empleadas como pastos, principalmente para el ganado de
cauce principal del Vinalopó, hoy desaparecido, desemboca- labranza y para carne. Más allá de las áreas regables en el
ba en el Segura conectando ambos ríos. En el mapa de 1609 entorno de la ciudad o junto al pie de la sierra, los pastos
realizado por Gerhard Kremer se observa como el Segura destinados al arrendamiento de ganaderos foráneos (arago-
recibe, por la margen izquierda, las aguas del brazo principal neses y castellanos), eran los realengos “camp realench”. Es-
del Vinalopó mientras que su ramal secundario desembo- tas tierras de pastos cuarteadas sólo por cañadas, cordeles,
ca directamente en la albufera. Los continuos sedimentos veredas, descansaderos y contaderos, que forman parte del
aportados por ambos ríos, junto a los esfuerzos permanen- intrincado sistema de vías pecuarias, dominaban el paisaje
tes llevados a cabo para la desecación que viene haciendo el agrario hasta hace unas cuantas décadas. La trasformación
hombre desde al menos el siglo IX, acaban por trasforman de estas tierras, que tuvo lugar a medida que decaían las
sustancialmente el espacio húmedo de albufera en almarjal. cabañas de ganado trashumante, dejó paso a la proliferación
Cerca de 4200 ha. ocupan los almarjales en Orihuela frente de cultivos de secano como almendros, algarrobos, olivos
a las casi 6000 ha. de todo el Bajo Segura entre los siglos y cereales, que han permanecido en cultivo hasta la brutal
XVI y XVII. Comienzan de ese modo a surgir espacios de trasformación acaecida durante los último 30 años. Desde
tierra firme en los que prospera la vegetación de saladar y los años 80 del siglo XX, con la llegada de nuevos cauda-
los asentamientos humanos casi al mismo tiempo. Las Pías les procedentes del trasvase Tajo-Segura, tiene lugar una
Fundaciones llevadas a cabo en el s. XVIII por el Cardenal reconversión del secano en regadío sin precedentes en la
Belluga son, sin duda, el ejemplo de drenaje y desecación de historia de esta tierra y con ella en la de su paisaje. Miles 17
terrenos inundados a mayor escala y más concienzudamente de hectáreas son trasformadas en cultivos de cítricos con
emprendido de que tenemos constancia. La transformación dotaciones de riego, en ocasiones ilegales, procedentes de
de tierras inundadas en espacios aptos para la agricultura y los nuevos caudales trasvasados, con lo que desaparecen en
los asentamientos humanos marcan un punto de inflexión
la práctica los paisajes del secano que durante tanto tiempo
en el proceso de cambio soportado por el paisaje moderno
caracterizaron el horizonte del campo oriolano.
del Bajo Segura. En la actualidad, El Hondo de Elche y Las
Salinas de Santa Pola son los restos más significativos de la
albufera que inundara el Sinus Ilicitanus. 2. EL PAISAJE ACTUAL Y SUS ELEMENTOS
Cereales, sobre todo el trigo, olivares, viñedos y huertos de CONSTITUTIVOS
moreras (en los años de auge de la seda) eran las especies
Pretender explicar un paisaje atendiendo sólo a los elemen-
más cultivadas y, por tanto, los elementos vegetales princi-
tos notables que lo constituyen puede ser, en ocasiones, una
pales del paisaje agrario a partir del bajo medievo. Hortali-
simplificación demasiado grosera. Si se trata de un paisaje
zas y frutales, aunque estaban presentes, resultaban menos
cultural con una larga historia y dotado de una notable com-
abundantes a causa de la vigilancia continua que requerían
plejidad estructural y de elementos, entonces la tarea podría
sus cosechas debido a los robos. La Vega estaba entonces
resultar ociosa. Pese a todo, la descripción de aquellos ele-
dominada por los tonos cromáticos, porte y estructura de
mentos relevantes puede tener sentido sí, como es el caso,
olivares, viñedos y campos de trigo, matizada por esbeltas
forman los componentes vertebradotes de su estructura.
figuras de palmeras datileras centenarias, almeces y nispole-
ros plantados en márgenes y linderos para separar las pro- La convergencia del agua, la fertilidad de la tierra y la pre-
piedades o como especies de sombra. Estos cultivos, que sencia de cerros, montañas y cabezos, muy interesantes
hoy ocupan preferentemente las tierras de secano, crecían desde un punto de vista estratégico y defensivo, hicieron
entonces en ambos márgenes del río, sobre las tierras re- de lo que hoy denominamos el Bajo Segura un de las zonas
gables. Algunas especies forrajera como la alfalfa cubrían de más atractivas para el establecimiento de los primeros pue-
Orihuela y su entorno en el S. XVIII.
(Dibujo anónimo conservado en el
Seminario de Orihuela).
blo levantinos; requisitos imprescindibles para los primeros vera. En ocasiones, los ciclos anuales no se repiten de manera
asentamientos humanos. Se trata, sin duda, de los elementos sostenida, con lo que el modelo general descrito no siempre
clave en la fisionomía de nuestro paisaje, al tiempo que los se ajusta a la realidad climática regional: a largos años de sequía
factores de origen de nuestra historia. en los que los valores pluviométricos, de modo natural bajos
(menores a los 300 mm/año de media) se ven notablemente
reducidos, les suceden años de grandes inundaciones, como
2.1. EL SEGURA. las más recientes de 1916, 1946, 1973 o 1987.
Las especies nidificantes, que sólo es posible observar fueron las primeras conducciones artificiales para el agua
o escuchar en los meses de primavera y verano, también de riego, dado que también servían para conducir el agua
son abundantes en el entorno del río. Podemos observar, a los cultivos.
y sobre todo escuchar, al Ruiseñor Común (Luscinia megar-
El origen de éste incipiente sistema de riego tradicional tie-
hynchos) de canto más melodioso y variado que el del R.
ne lugar entre los siglos VIII y IX, y fue llevado a cabo por los
Bastardo, o al Cuco (Cuculus canorus), especie parásita que
pobladores que se establecieron en la recién creada ciudad/
pone los huevos en los nidos de otros pajarillos para que
medina de Orihuela años antes.
estos los incuben y críen a sus polluelos.
La construcción de esta nueva red de riego-drenaje tiene
notables similitudes con los sistemas de riego desarrollados
2.2. LA HUERTA. en Egipto para el valle Nilo, al estar éste también sometido
a un periódico régimen de crecidas. Con el tiempo, será el
La huerta tradicional de la Vega Baja es hoy considerada un
origen de un nuevo sistema agro-ecológico: la huerta, que
agrosistema de excepcional valor por su escasez y compleji-
a su vez estará en la base de la estructura del poblamiento
dad. Según el Programa Comunitario de Política y Actuación
actual del Medio y Bajo Segura y de su paisaje.
en materia de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Es-
paña es el país europeo de mayores pérdidas de suelos fér- Entre las obra de aquella época que más beneficios propor-
tiles de gran valor agrícola, lo que se suma al de ser el país cionaron al nuevo sistema de riego-drenaje figura el Azarbe
en el que los suelos de alto valor agrícola son más escasos Mayor de Hurchillo. Denominado en el Libro del Reparti-
(7% de los suelos totales). miento de Orihuela como Benibrafim, se caracteriza por ser
el de mayor longitud de la margen derecha. No obstante,
Junto a su innegable papel socioeconómico, los sistemas de
como se expresa en el Plan Nacional de Ordenación Hi-
regadío situados tradicionalmente en las vegas fluviales, han
drográfica de 1933, “andando el tiempo, resulto ineficaz, por
tenido y tienen un importante papel ambiental ligado a los
las codicias de los terratenientes y cultivadores colindantes
usos sostenibles de los recursos naturales y del paisaje; al 21
con el moruno cauce, allanándolo e inundándolo, hasta el
gran contraste paisajístico y ambiental que generan, especial-
extremos de no dejar de su existencia si no borrosas hue-
mente en entornos áridos y semiáridos como el que nos ocu-
llas en un pequeño trayecto que está de manifiesto entre
pa; y al mantenimiento de una elevada diversidad biológica,
Zeneta y Alquerías”
tanto de variedades tradicionales como de especies silvestres.
Los regadíos tradicionales del Sureste Ibérico, entre los que Uno de los elementos que más influencia ha tenido en la
se encuentran los de Orihuela y su entorno, han demostrado configuración del paisaje de huerta en la Vega Baja del Segura
su viabilidad a lo largo de más de ocho siglos. Su carácter es la estructura de la red de riego-drenaje que la cruza. Con
sostenible, la elevada fertilidad natural del suelo asociada a la un funcionamiento parecido al de la circulación de la sangre
dinámica fluvial, los bajos niveles de fertilizantes adicionales en los humanos, las aguas presentan un doble sistema circu-
requeridos, la gran productividad y la alta diversidad de cul- latorio denominado de aguas vivas y aguas muertas. En el pri-
tivos constituyen valores adicionales de estos agrosistemas. mer caso, las aguas salen del río y entran en la acequia mayor,
cuya función es, exclusivamente, conducir el agua. De ellas se
2.2.1. El sistema de riego.
alimentan las acequias menores o arrobas y de éstas lo braza-
Las periódicas crecidas y desbordamientos del Segura en les que suministran el agua a las hijuelas. Desde las hijuelas el
la llanura de inundación de la Vega Baja, obligaron a sus po- agua llega al cultivo. La circulación se completa con la red de
bladores a construir canales de conducción para agua, esta- drenaje o aguas muertas cuya organización y estructura es
bleciendo así un sistema de drenaje que permitía evacuar inversa a la de aguas vivas, dado que el proceso no es de dis-
las aguas estancadas en el valle y regresarlas al río. De este tribución de caudales, sino de recogida y concentración. Para
modo se podían evitar las nefastas consecuencias de las el avenamiento de los cultivos las aguas son conducidas a los
aguas estancadas, se reducía el impacto de las grandes ave- escorredores de los que se alimentan las azarbetas y, de ellas,
nidas y se permitía la inundación de nuevas tierras que de los azarbes menores que desembocan en los azarbes mayores:
manera natural no resultaban inundadas. Estas construccio- canales encargados de retornar el agua al río o nuevamente a
nes de evacuación del agua llamadas azarbes por los árabes una acequia para su reutilización.
Noria Pando, partida rural de Las Norias, Orihuela.
(Fotografía: Trino Ferrández)
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Las diferentes redes de riego que han dado lugar a las tres las redes de riego-drenaje. Por otra parte, la utilización de
vegas del Segura tienen su origen en los azudes: presas estos sistemas de elevación completó el “riego natural” que
dispuestas transversalmente en el cauce del río y que tie- representaba el aprovechamiento de las crecidas del Segura
nen como fin derivar el agua lateralmente a las acequias con un “riego artificial” y permanente derivado de la ele-
mayores. Ejemplo son los azudes de Las Norias, Callosa, vación de las aguas, cuando éstas presentaban niveles más
Almoradí o Alfeitamí. Antes de la construcción en 1932 bajos, y que de otra forma no podían ser extraídas desde el
del embalse de Fuensanta, las únicas presas del río eran río o las acequias asociadas.
los azudes de derivación lateral. Las aguas fluían continua-
El cigüeñal o cubo con contrapeso (ciconia en latín), es el
mente y no existían pantanos o embalses que retuvieran
más antiguo de los sistemas de elevación de agua utilizados
el agua para su posterior distribución en épocas de sequía.
en el mediterráneo. Sobre un palo verticalmente sujeto al
Con todo, el Segura solía llevar agua suficiente, salvo en
suelo se colocaba otro horizontal, en uno de cuyos extre-
años de sequía extrema, para asegurar al menos el cultivo
mos se fijaba un contrapeso y en el otro un cubo de cuero
de cereales; así lo refleja Martín de Viciana en su Crónica
para elevar el agua.
de 1564, cuando escribe: “Llueva o no llueva, trigo cogen
en Orihuela”. El bombillo de pié o ceñil, también llamados “sanguangos”
por ser muy lentos, el ceñil es un aparato de pequeño ta-
La implantación de aparatos elevadores de aguas a comien-
maño usado en canales de riego de escasa dimensión. .Una
zos de la colonización islámica fue uno de los acontecimien-
persona apoyada en un soporte, a veces dos, lo hacían fun-
tos de mayor importancia para el mejor aprovechamiento
cionar con los pies.
de los caudales del Segura. El empleo de Cigüeñales, Norias,
Bombillos y Cenias redujo la dependencia que hasta ese mo- La noria, movida por la corriente del agua, es un aparato
mento había de los niveles de las aguas circulantes por el elevador de agua de gran envergadura que se situaba en el
río, y permitió ampliar la superficie de riego al extenderse cauce del propio río.
PAISAJE, FLORA Y FAUNA DE ORIHUELA Y SU ENTORNO
es el pinar en la mayoría de los casos de Pinus halepensis. las zonas más inaccesibles, sobre las paredes rocosas de los
Pese a ser una especie propia de nuestro territorio el ori- cortados, principalmente de las solanas, aparecen comunida-
gen de estas masas forestales data de los años cincuenta, y des vegetales de gran importancia y representatividad. Con-
su plantación fue acometida por la Administración dentro tamos aquí con una especie endémica, que sólo es posible
del programa de repoblaciones forestales desarrollado en encontrar en las sierras de Orihuela, Callosa, El Cantón, al
aquella década y las siguientes. No obstante, su presen- norte de la provincia y, muy localizada, en la sierra de Ricote,
cia es importante y condiciona, de una manera notable, en la vecina Comunidad de Murcia. Se trata del “Rabo de
24 la estructura vegetal de todas las sierras oriolanas. Otra gato” (Sideritis glauca). Otra especie de interés para la con-
unidad vegetal presentes es el matorral mediterráneo, con servación es la “Jarilla cabeza de gato” (Helianthemum caput-
especies como la coscoja (Quecus coccifera), el lentisco (Pis- felis), cuya distribución peninsular se centra en los cantiles y
tacea lentiscus), el palmito (Chamaerops humilis), el espino espacios calizos costeros de Orihuela, El Pilar de la Horadad
negro (Rhamnus licioides), el enebro (Juniperus oxicedrus), y Torrevieja a excepción de una pequeña población al norte
la sabina negra (Juniperus phoenicea), las jaras (Cistus sp.), de la provincia alicantina.
la madreselva (Lonicera implexa) o el romero (Rosmarinum
Dentro de la comunidad de vertebrados son las aves el gru-
officinalis), que cubre buena parte de su superficie, aunque
po mejor representado. Entre las rapaces diurnas aparecen
en ningún caso se trata de un matorral denso debido a la
el águila-azor perdicera (Aquila fascista), el águila real (Aquila
permanente necesidad de agua.
chrysaetos), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el gavilán
Donde abundan las rocas y el suelo es menos profundo, (Accipiter nisus) y el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), el
aparece otra comunidad representada por los géneros: Teu- busardo ratonero (Buteo buteo), el azor (Accipiter gentilis), el
crium, Thymus, Satureja y Fumanas, especies, en general, de águila calzada (Hieraaetus pennatus) y la culebrera (Circaetus
pequeño porte muy bien adaptadas a las condiciones extre- gallicus). Entre las representantes de las rapaces nocturnas se
mas que en muchos casos imponen estos ambientes secos encuentran: la lechuza común (Tito alba), el mochuelo (Athene
y calurosos. También son muy abundantes, aunque en zona noctua) y el búho real (Bubo bubo), entre otras. Es también im-
más degradadas con una mayor influencia antrópica, la albai- portante el número de aves menores entre las que se puede
da (Anthillys cytisoides), los Helichrysum o las Euphorbias. En citar: el pito real (Picus viridis), la perdiz roja (Alectoris rufa),
PAISAJE, FLORA Y FAUNA DE ORIHUELA Y SU ENTORNO
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la paloma torcaz (Columba palumbus), la tórtola (Streptopelia colilarga (Psammodromus algirus), la lagartija ibérica (Podarcis
Lagarto ocelado (Fuente
Ayuntamiento de Orihuela, turtur), el avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), la cogujada hispanicus), la culebra bastarda (Malpolon monspessulanus), el
Concejalía de Medio Ambiente). común y montesina (Galerida cristata y G. theklae), diferentes sapo común (Bufo bufo), el sapo corredor (Epidalea cala-
especies de currucas como la rabilarga (Sylvia undata) o la mita) o la rana común (Pelophylax perezi). Por último entre
cabecinegra (Sylvia melanocephala), alcaudones común y real los mamíferos aparecen especies como la gineta (Genetta
(Lanius senador y L. excubitor), colirrojos tizones (Phoenicurus genetta), el zorro (Vulpes vulpes), la comadreja (Mustela niva-
ochruros), carboneros del género Parus, herrerillos (Cyanistes), lis), la garduña (Martes foina), gato montés (Felis silvestres), el
mitos (Aegithalo cudatus), grajillas (Corvus monedula), etc. tejón (Meles meles), y el conejo (Oryctolagus cuniculus) junto
Los reptiles y anfibios se encuentran representados por es- a otras especies de roedores y murciélagos como el murcié-
pecies como: el lagarto ocelado (Timon lepidus), la lagartija lago de Cabrera (Pipistrellus pygmaeus).
EL PAISAJE CULTURAL Y NATURAL DEL PALMERAL DE SAN ANTÓN.
SU PUESTA EN VALOR Y CONSERVACIÓN.
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El Palmeral de San Antón entre la niebla (Fotografía E. Diz). Trino Ferrández Verdú
Doctor en Biología e Ingeniero Técnico Agrícola
El Palmeral de Orihuela es, junto al de Elche, una de las pocas agrupaciones de palmeras que puede considerarse autóctona
desde un punto de vista histórico.
No existen datos documentales que nos permitan fijar con exactitud sus orígenes. Es de extrañar la inexistencia de citas en
los cronistas locales y en los protocolos notariales hasta el siglo XIX. No obstante en su solar está documentada la existencia
de balsas de cocer lino y cáñamo desde el siglo XVII, precisamente las quejas de los regantes sobre las aguas pútridas que
estas balsas desaguaban al río a través del Azarbe de las Fuentes, motivó que éste se desviara en torno a 1633 hasta el Azarbe
de Abanilla, el mal trazado y escaso mantenimiento de este nuevo cauce pronto originó un almarjal, el denominado “pantano
de las Fuentes”, que ante los problemas sanitarios ocasionados tuvo que ser desecado trazando un nuevo cauce más corto y
directo al río (Berenabé Gil, 198-1999). Pese a los problemas que ocasionaron, las balsas vuelven a estar documentadas en el
siglo XVIII (Nieto, 1988). Para el siglo XIX, contamos con un interesante plano, debido al ingeniero militar Santiago Moreno
Tovillas, donde sí queda ya reflejado el palmeral (Moreno, 1942).
A pesar de todo ello lo que sí se puede afirmar es que nos encontramos ante un sistema agrícola de explotación intensiva,
cuyos paralelos hay que buscarlos en el mundo islámico y que sigue el modelo de los oasis magrebíes. (Franco, 1987, Vol. 2:
693-698)
Su presumible origen islámico y su ubicación entre la ciudad y la Sierra de Orihuela han favorecido, históricamente, la exis-
tencia de un considerable valor económico puesto de manifiesto a través de sus diferentes aprovechamientos agrícolas y
artesanales. El Palmeral de San Antón ha mantenido, tradicionalmente, espacios de huerta donde se cultivaban especies como
el algodón, el cáñamo, la alfalfa o algunas hortalizas, junto a otras especies de frutales tales como la morera o el olivo. Además,
el cultivo y explotación de la palmera datilera, para el consumo del dátil, permitió el desarrollo de una pequeña industria ar-
tesanal paralela centrada en la manufactura de objetos de cestería, escobas, la explotación del palmito y la palma blanca entre
otras. Desde un punto de vista ornamental, también mantiene un importante valor económico. Según un estudio realizado
por la Universidad Miguel Hernández el valor ornamental del Palmeral, según el Método de Valoración de Árboles y Arbustos
Ornamentales, conocido como Normas Granada asciende a 34.043.302 €.
Por otra parte, el Palmeral presenta un importante valor etnológico al servir de base al establecimiento de una forma de vida
ancestral centrada en la palmera y sus diferentes usos. Sin olvidar su alto valor histórico y arqueológico mantenido a lo largo
de siglos, con importantes yacimientos arqueológicos situados en su entorno como son el Castillo de Orihuela, el Oriolet o el
poblado-necrópolis de San Antón, en la que los restos funerarios se estiman en más de 800 enterramientos.
No obstante, es su interés natural el que presenta una mayor relevancia. Situado en un entorno físico de elevada singularidad,
sobre el llano aluvial y entre el Monte de San Miguel y la Sierra de Orihuela, el Palmeral presenta un elevado valor paisajístico
por su contraste con los marcados relieves de la sierra, paisaje único en el continente.
Bajo una perspectiva ecológica, su situación también ha favorecido el desarrollo de una interesante comunidad de fauna y flora
que aprovecha la diversidad de recursos que le ofrece las zonas de contacto con otros ambientes como las laderas de la sierra
y los sistemas agrícolas circundantes. En este sentido, el Palmeral representa un ecosistema de gran importancia natural com-
Plano del Palmeral y la zona
oriental de la Sierra de Orihuela,
realizado por Santiago Moreno
Tovillas en 1872.
28
parable, a pequeña escala, a la que puede albergar la dehesa, ocupado por las palmeras datileras. Se trata de un singular
dado que se trata de un ecosistema naturalizado donde aprovechamiento cultural de extraordinario valor paisajístico
los usos tradicionales y sostenibles, mantenidos durante ge- histótico y etnológico que, además, acoge una considerable
neraciones, hacen compatible su aprovechamiento con un comunidad de fauna.
elevado valor ecológico. Así, en el entorno del Palmeral se De una parte, aparecen las especies asociadas a los cultivos
encuentran algunas especies endémicas o muy escasas en propios del Palmeral y de las áreas de huerta asociadas. En-
nuestro territorio como el rabo de gato (Sideritis glauca), o tre las aves se pueden citar especies como el mirlo común,
la Centaurea saxicola, junto a algunos iberoafricanismos de el verdecillo, el verderón común, estorninos pinto y negro, y
notable importancia como el cornical (Periploca laevigata) y el jilguero. Los mamíferos se encuentran representados por
el oroval (Whitania frutescens) . algunas especies de murciélagos como el de herradura me-
Otro elemento ecológico de interés es la existencia de una diano y de herradura grande, junto a otras especies como el
estructura vertical compleja, que permite el desarrollo de un erizo moruno y europeo.
estrato herbáceo ocupado por las especies cultivadas y ni- Debido a la influencia de la sierra aparecen aves como el
trófilas silvestres, por encima del cual aparece un segundo pito real, la tarabilla común, la perdiz, las currucas cabecine-
nivel arbóreo de cultivos como el olivo o los cítricos, y sobre gras y capirotadas, el carbonero común, el colirrojo tizón,
el que se establece, rematando el dosel, un tercer estrato petirrojo, alcaudón real, autillo, cernícalo vulgar y lechuza
EL PAISAJE CULTURAL Y NATURAL DEL PALMERAL DE SAN ANTÓN. SU PUESTA EN VALOR Y CONSERVACIÓN
USOS Y APROVECHAMIENTOS
Por su larga historia y singulares características geográfi-
cas y ecológicas el Palmeral ha sido objeto de un notable
aprovechamiento histórico. Entre los diferentes usos se en-
cuentran:
LOS DERIVADOS DE LAS PALMERAS.
Los dátiles.
Han sido apreciados para el consumo humano ya fueran
crudos (“candíos”) o “adobaos” en vinagre. Los frutos de me-
nor calidad servían de alimento para ganado, principalmente
porcino. El Palmeral de Orihuela es un sistema agrícola de producción intensiva. En la fotografía pueden apreciarse dos de
los tres pisos de cultivos existentes, en este caso el nivel arbóreo y el de las palmeras datileras, (Fotografía E. Diz).
La palma.
Los canónigos de la Catedral portando las palmas en la procesión del Domingo de Ramos en 2002, (Fotografía E.
Las hojas se han utilizado, una vez troceadas, en tiras para la Diz).
fabricación de escobas, industria muy ligada a la de la caña. Palmerero recogiendo las inflorescencias masculinas para el “macheo” de las inflorescencias femeninas, lo que
Uno de los usos tradicionales más importantes ha sido la asegurará una buena producción de dátiles, (Fotografía E. Diz).
Seleccionando la caña para la
elaboración de escobas y cañizos
en el Barrio de San Antón.
palma blanca. Para ello había que “encapuruchar” la palmera el lino, documentado en los siglos XVII y XVII, y el cáñamo,
tapando sus hojas del sol para que no sintetizaran clorofila sobre todo en el siglo XIX y principio del XX. Otros cul-
que le da el color verde y así poder, posteriormente, deco- tivos tradicionales del Palmeral han sido hortalizas, cítricos,
lorarlas con azufre, para finalmente elaborar los palmones y forrajes y olivos.
palmas del Domingo de Ramos. Las hojas que no quedaban
del todo decoloradas en el proceso se utilizaban en la fa-
bricación de cestos, capazos y sombreros. LOS DERIVADOS DE INFRAESTRUCTURAS O LABORES.
El palmito. La construcción de barracas.
30 Brote tierno de la palmera, ha constituido una sutileza gas- A partir de alguno de los materiales vegetales obtenidos en
tronómica, consumido tradicionalmente en crudo en las fe- el Palmeral como palmas, troncos de palmera, cañas, etc., se
rias de San Antón y San Sebastián. llevaba a cabo la construcción de barracas y casetas.
El tronco La artesanía.
Se ha utilizado en la arquitectura tradicional para vigas, aun- Los productos artesanales derivados de las fibras vegetales
que sólo ocasionalmente, dada su escasa calidad; mas fre- representaban una industria artesanal de notable importan-
cuentemente fue utilizado para la construcción de mobilia- cia para los habitantes del Palmeral y su entorno. Escobas,
rio rústico, principalmente bancos. cestos, taburetes, zapatillas, “margüales”, cofas, cofines y
LOS DERIVADOS DE OTRAS ESPECIES VEGETALES. otros productos manufacturados empleados en la recogi-
da de los dátiles, eran comúnmente confeccionados para su
La caña uso o venta.
Tradicionalmente utilizada para la fabricación de escobas. La comercialización.
Rajada y convenientemente trenzada también servía para la
construcción de vallas y cañizos. En el mercado tradicional de San Antón (barrio situado en
el entorno inmediato del Palmeral) se compraban y vendían
El cáñamo las cosechas de los cultivos del Palmeral y su entorno, así
Usado para la fabricación de fibras textiles con las que se como los productos manufacturados.
confeccionaban un gran número de enseres: cuerdas, sacos,
El sistema de riego tradicional.
hilos, zapatillas, estopa, etc.
El sistema de riego tradicional, que todavía se conserva en
La agricultura
buena parte, consiste en una red de canales longitudinales
Las especies cultivadas han sido variadas y cambiantes a lo excavados en la propia tierra “zanjones”, por los que se
largo del tiempo. Destacan diferentes plantas textiles como hace correr el agua procedente de los pozos existentes en
EL PAISAJE CULTURAL Y NATURAL DEL PALMERAL DE SAN ANTÓN. SU PUESTA EN VALOR Y CONSERVACIÓN
31
la zona hasta hacerla llegar a todos los bancales del paraje. ESTADO DE CONSERVACIÓN
Los bancales son inundados (riego a manta), mientras que
En los últimos cuarenta años el Palmeral ha sufrido el peor
las palmeras obtienen el agua de los zanjones en torno a los
proceso de degradación de su historia. En el origen de este
cuales están situadas.
deterioro se encuentra la pérdida de interés económico que
ha sufrido la palmera debido a la desaparición de muchos de
LOS DERIVADOS DE APROVECHAMIENTO ANIMAL. sus aprovechamientos. De otro lado, el abandono de las par-
celas de cultivo, junto a una presión urbanística, mantenida
La ganadería local y la trashumante. durante décadas, también ha contribuido de forma notable
Por el Palmeral transcurren dos vías pecuarias: la denomina- a su degradación. A esta situación de progresiva destrucción
da “Vereda de Orihuela a Alicante”, que bordea el Palmeral de su patrimonio natural ha contribuido de forma decisiva
y “La Vereda de los Cuadros o del Coto de Guillamón” que el sistemático robo de ejemplares del que ha sido objeto, el
parte de ésta y asciende el collado del Oriolet para dirigirse empleo abusivo de algunas actividades tradicionales como
a tierras murcianas. Eran usadas tanto por los ganados loca- el encaperuchado y la falta de control sanitario sobre las
les como los trashumantes. Los pequeños ganados locales poblaciones que, en ocasiones, ha supuesto la muerte de
normalmente rastrojeaban entre los bancales del Palmeral cientos de individuos. De un total de 8100 palmeras adultas
y otros campos de la huerta, contribuyendo con sus excre- en 1993 se pasó a 7400 en el año 2002 estando, en la actua-
mentos al abonado de los bancales. lidad, el número estimado en torno a los 6400 ejemplares. Si
El palmeral en los años 60 del siglo pasado.
A la derecha puede apreciarse una barraca
realizada con palmas, (Fotografía Loino).
34
EL PAISAJE CULTURAL Y NATURAL DEL PALMERAL DE SAN ANTÓN. SU PUESTA EN VALOR Y CONSERVACIÓN
En este trabajo se estudian las biografías y las principales aportaciones científicas de toda una serie de autores que investiga-
ron yacimientos de nuestra comarca, desde historiadores locales de los siglos XVII y XVIII, como Pedro Bellot o José Montesi-
nos, pasando por los primeros trabajos científicos debidos a Santiago Moreno y a Julio Furgús, que son recogidos en las obras
de afamados investigadores nacionales y extranjeros como Vilanova y Piera y los hermanos Siret, hasta llegar a autores de los
años 20 y 30, que vieron truncados sus trabajos en nuestra comarca al iniciarse la Guerra Civil.
A finales del siglo XIX y principios del XX, una serie de he- SANTIAGO MORENO TOVILLAS.
chos y condiciones favorables propiciaron el desarrollo de
Hijo de Francisco Moreno Bernabeu y de Teresa Tovillas
las primeras investigaciones prehistóricas y arqueológicas
Romero. Nació en Orihuela el 5 de noviembre de 1832,
en nuestra comarca, entre ellos hay que citar: el nacimien-
falleció el 10 de noviembre de 1888. Estudió en su ciudad
to de la ciencia prehistórica y arqueológica en España, el
natal y obtuvo el grado de Bachiller, en 1847, ingresando al
descubrimiento de importantes yacimientos que originaron
año siguiente en la Academia General Militar de Toledo. En
la formación de las primeras colecciones de prehistoria y
1850 entró en el Cuerpo de Ingenieros Militares, siendo
arqueología en nuestra comarca (entre las que podemos
promovido a Subteniente Alumno de Ingenieros, en 1853.
destacar las de Valeriano Aracil y de José Mazón en Redován
Al salir de la Academia fue destinado a la Habana, en don-
y las de Joaquín Soto, la del juez D. Francisco López, la del
de pasó algunos años, volviendo a la Península para ocupar,
Sr. Correas, la de Santiago Moreno y la de Tomás Brotons
entre otros, el cargo de Jefe de Estudios de la Academia de
en Orihuela), la creación del Museo de Antigüedades del
Ingenieros de Guadalajara, hacia 1876.
Colegio de Santo Domingo y, finalmente, el concurso de
importantes figuras de la investigación, tanto de carácter Su aportación a la Arqueología en Orihuela fue importante,
local, como nacional e incluso internacional (Diz, 2009 a). ya que fue el primero en estudiar de forma científica, ma-
teriales hallados en yacimientos arqueológicos de nuestro
término municipal.
EL PADRE JESUITA JULIO FURGÚS (FOURGOUS). Bronce (Cultura de El Argar) en el Bajo Segura, lo que le
llevó a seguir los trabajos de los arqueólogos belgas, Louis 41
Nació el 13 de enero de 1856 en Agen (Lot-et-Garonne),
y Henri Siret.
Francia; falleció el 30 de enero de 1909 en Orihuela. Sien-
do niño, se trasladó con su familia de Francia a Tarragona Sus investigaciones prehistóricas en los alrededores de la
y Barcelona residiendo definitivamente en España hasta su localidad fueron realmente interesantes destacando las rea-
fallecimiento. Ingresó muy joven en la Compañía de Jesús lizadas en la Sierra de San Antón, en los yacimientos de Al-
donde recibió una completa educación. En 1877 llegó a gorfa, en la montaña de San Miguel, y en Callosa de Segura.
Veruela (Zaragoza), allí acabó el noviciado y fue profesor
de Humanidades. La labor realizada en la ladera de San Antón fue muy im-
portante ya que descubrió alrededor de 800 tumbas, que
Tras permanecer en distintos colegios de jesuitas, en 1893 constituyen un conjunto sólo comparable en todo el ámbito
llega a Orihuela donde permanecerá hasta 1895, para trasla- argárico, con el yacimiento epónimo de El Argar.
darse a Barcelona, donde ejercerá como prefecto del Cole-
gio de Sarriá. En 1898 vuelve a Orihuela, donde permanece En la necrópolis de “Mora” o Laderas del Castillo de Callosa
hasta su fallecimiento. de Segura, realizó una excavación que no concluyó debido
a su mortal accidente. Silenció la ubicación del yacimiento
Su labor profesional en nuestra ciudad se desarrolló en el para evitar el pillaje de los excavadores clandestinos.
Colegio de Santo Domingo, donde impartió clases de Retó-
rica, Griego, Historia Natural, Francés, Matemáticas y Lite- En Algorfa, descubrió una pequeña necrópolis formada por
ratura. Allí creó el Museo de Antigüedades del Colegio de dos sepulturas colectivas, recuperando material arqueológi-
Santo Domingo con fondos de sus propios hallazgos (Lasala co: utillaje y cerámicas datados en el Calcolítico.
Claver, 1992: 295-296 y O’Neil, y Dominguez, 2001: 1543).
Su actividad científica fue bien apreciada en España y en el
Durante una década se dedicó a la Arqueología, estudiando extranjero. Perteneció a la Société Archéologique de Belgi-
yacimientos de distinta cronología. Contribuyó especial- que junto a los hermanos Siret con los que tuvo una buena
mente al conocimiento del Calcolítico y de la Edad del relación a pesar de sus disputas arqueológicas.
Necrológica de Julio Furgús. El Social
de Orihuela, 30 de enero de 1909.
44
LOS PIONEROS DE LA ARQUEOLOGÍA EN EL BAJO SEGURA. HISTORIA DE LA INVESTIGACION, DEL SIGLO XVII a 1939.
48
Museo de Antigüedades del Emilio Diz Ardid
Colegio de Santo Domingo. Director del Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela
(Inicios del siglo XX).
En este trabajo se analizan una serie de hechos que propiciaron la creación del Museo de Antigüedades del Colegio de Santo
Domingo y la posterior dispersión de sus colecciones. Se estudia la creación en 1970 del Museo Arqueológico Comarcal de
Orihuela, al calor de las excavaciones del importante yacimiento de “Los Saladares”, y su andadura por distintos locales y sus
principales realizaciones hasta llegar a nuestros días.
El actual Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela, es una institución de titularidad municipal. Es el heredero del Museo de
Antigüedades del Colegio de Santo Domingo, creado por el Padre jesuita Julio Furgús, del cual conserva parte de sus fondos.
Hasta llegar a su situación actual ha sufrido toda una serie de vicisitudes, con cambios de sede, incorporación de nuevas com-
petencias, creación de museos filiales, realización de actuaciones arqueológicas y diseño de exposiciones. Podemos considerar
distintas etapas en la historia del museo, que han sido fuertemente influenciadas por el contexto histórico, político y cultural
de cada momento y por las personas que se han encargado de su gestión.
El museo recibió distintos calificativos y denominaciones, como Callosa de Segura, Necrópolis de Algorfa, Redován,
Museo Arqueológico del Colegio de Santo Domingo (Rubio Peña Roja (Abanilla), Bigastro, Baelo (Tarifa) y Ladera de
de la Serna, 1906 y Furgús, 1909), Museo Prehistórico del San Miguel (Orihuela), destaca asimismo la existencia de una
Colegio de Santo Domingo (M.G., 2007: 243), museo geoló- buena colección de monedas.
gico (La Iberia, 30 de Enero de 1909 y El Orden, 31 de enero
El museo de los jesuitas de Orihuela, fue el primer museo
de 1909) prehistórico de antigüedades (El Social de Orihuela
de Prehistoria y Arqueología de la Provincia de Alicante y no
30 de enero de 1909), aunque el nombre oficial parece ser
50 se limitó a coleccionar los objetos, sino que se expusieron
el reseñado en las postales de la época “Museo de Antigüe-
y clasificaron con criterios científicos, contextualizándolos
dades del Colegio de Santo Domingo”.
en algunas ocasiones, al exponer conjuntamente las urnas
Todas estas denominaciones eran ciertas. El museo dispo- funerarias con sus respectivos restos óseos y ajuares fune-
nía al parecer de varias secciones, así Furgús cita el ingreso rarios.
en la 1ª sección de un lote de materiales procedentes de
Callosa de Segura, que correspondería con toda seguridad A la muerte de J. Furgús la actividad investigadora del museo
a la sección de prehistoria local, que debió ser la principal decayó notablemente, aunque aún tenemos constancia en
de todas ellas (Furgús, 1909: 354). Al poco del fallecimiento torno a los años 20 de la existencia de un responsable del
del Padre Julio Furgús se presentaron en la Exposición Re- mismo, el Padre José Calbet (Lasala, 1992: 119).
gional Valenciana de 1909 una selección de materiales del En mayo de 1931 son expulsados del colegio los jesuitas,
museo, dispuestos en cuatro vitrinas que correspondían a creándose en sus dependencias una escuela de carabine-
sus cuatro secciones: 1ª, sección de prehistoria local, 2ª, ros. Hacia 1937, Justo García Soriano estaba comisionado
sección arqueológica de la provincia, 3ª, sección geológica y por la Junta Central de Protección del Tesoro Artístico para
4ª, sección paleontológica (Lasala, 1992: 297) cooperar con sus delegados de Murcia y Alicante, siendo
El contenido del museo, por lo menos en lo referente a además presidente de la subjunta de Orihuela (A.M.O. Le-
la sección de Prehistoria, fue descrito en una conferencia gado Justo García Soriano). Este investigador oriolano, en
leída por Juan Rubio de la Serna en la Real Academia de el ejercicio de sus competencias, entre otras actividades, se
Buenas Letras de Barcelona el 29 de diciembre de 1905, ocupó de la creación del Museo de Orihuela, que reunió
publicada al año siguiente en la Revista de la Asociación Ar- toda una serie de objetos artísticos procedentes de iglesias,
tístico-Arqueológica Barcelonesa (Rubio de la Serna, 1907), conventos y palacios, sin que se haga referencia alguna a la
este autor se centra principalmente en la descripción de los presencia en él de materiales arqueológicos (García Soriano,
riquísimos ajuares de la Necrópolis de San Antón, citando la 1937). Por eso creemos que lo más plausible es considerar
existencia en el museo de materiales de otros yacimientos que tanto el Museo de Antigüedades como los otros gabi-
EL MUSEO ARQUEOLÓGICO COMARCAL DE ORIHUELA. DEL MUSEO DE ANTIGÜEDADES DEL COLEGIO DE SANTO DOMINGO AL MUSEO ACTUAL.
netes y museos existentes en el colegio, fueron tutelados En 1956, los jesuitas se trasladaron a la ciudad de Alicante,
por Justo García Soriano, ya que durante gran parte de su fundando en Vistahermosa el Colegio de la Inmaculada, tras-
jornada trabajaba en la Biblioteca Pública, ubicada en el Co- ladando parte de la colección de arqueología a este nuevo 51
legio de Santo Domingo. De hecho los jesuitas al recobrar centro y dejando en Orihuela la otra parte. Este último es
el colegio después de la Guerra Civil, a pesar de los 8 años el lote que se conserva actualmente en el Museo Arqueoló-
de ausencia, no apreciaron mermas de importancia en los gico Comarcal de Orihuela. Está compuesto por unas 500
gabinetes y museos del colegio, entre ellos el de antigüeda- piezas en distinto grado de conservación, que cubren un
des (Lasala, 1992:135). amplio marco cronológico que abarca desde el Calcolítico
hasta época bajo medieval.
Tres excavaciones de esta época merecen resaltarse: la ex- En la excavación de la Calle Santa Lucía se documentaron
cavación de la Casa del Paso, la excavación del Solar de la varias viviendas almohades, algunas de ellas con baños pri-
Plaza Teniente Linares (hoy de La Soledad), nº 1 y la exca- vados, así como un horno y un posible taller de producción
vación de la Calle Santa Lucía nº 1-9. En la primera de ellas de pigmentos para su uso cerámico, elementos que se es-
se excavaron unos 2.200 m2 que pusieron de manifiesto la tudian en otro trabajo de este mismo volumen, junto con
existencia en el lugar de la muralla islámica, unos baños ára- otros elementos de arquitectura doméstica documentados
bes y el Palacio del Señor de Orihuela, entre otros hallazgos, en las excavaciones de la Calle Hospital 12 y Calle San An-
lo que motivó la incoación y declaración de B.I.C. de las tonio-esquina Calle Barrionuevo.
murallas, aun antes de que concluyeran las excavaciones y Mención especial merecen los trabajos de calcado de las
la musealización de todo el conjunto en un sótano visitable. marcas de cantero y graffitis que se realizaron con motivo
Se creó así un nuevo museo filial dependiente del Museo de la restauración de la Catedral, en tres campañas sucesi-
Arqueológico, que es dirigido por la directora de las excava- vas, 1997, 1999 y 2001, primeros de esta índole realizados
ciones, Dª Mª Carmen Sánchez Mateos. en nuestra ciudad.
La excavación de la Plaza de la Soledad, dirigida por Dª So- En los últimos años se está impulsando desde el museo la
ledad Vélez, se realizó con motivo de la construcción del consolidación de los elementos de las murallas conservadas
Hotel-Palacio Tudemir y proporcionó el hallazgo de una ne- en la ciudad, así en 2008 se excavó y consolidó la torre de la
crópolis islámica de cronología califal y taifal, en la cual se Calle Torreta y en 2013 se ha consolidado la torre y lienzo
documentaron diversos tipos de sepulturas, desde simples de muralla de la Calle Miguel Hernández y esperamos en
fosas a mausoleos de sillería con inscripciones, pasando por breve poder llegar a un acuerdo, dese el Ayuntamiento, con
maqâbirîyas. y fosas con estructuras de adobes. Uno de los propietarios de la emblemática Torre de Embergoñes
estos mausoleos y dos maqâbirîyas han sido restaurados y para eliminar la vegetación y un depósito de agua existentes
musealizados en el actual museo. en su coronación.
57
Horno de aludeles de “Santa Matilde” para la calcinación de cinabrio, construido en 1888 en las proximidades del
Barrio de San Antón.
Sección del horno de “Santa Matilde”. A, vaso; B, hogar; C; cenicero; D, camaretas; E, plan de cabecera, F, plan de
rabera; G, quiebra; H, arquetas; 1, boca del cenicero; 2, boca del atizadero; 3, cargadero; 4, anillo; 5, parrilla o red;
6, chimenea del horno; 7, aludeles; 8, chimeneas de las camaretas. Entre B y C probablemente existió una parrilla
metálica.
58
60
Panorámica desde la Cueva de Roca. Jorge A. Soler Díaz
Museo Arqueológico Provincial de Alicante. MARQ
Resulta Orihuela una referencia imprescindible para la Prehistoria valenciana. No en vano, en su término municipal se produjo
una de las primeras prospecciones arqueológicas en yacimientos prehistóricos de nuestra geografía. Se trata de una historia
cuyas páginas están suscritas por ingenieros de minas y un geólogo, a la vez que eminente científico, a quien se debe la intro-
ducción de los estudios de Prehistoria en España y la trascendencia a nivel nacional de los hallazgos que se consignaran. Me
refiero a la actuación que se llevara a cabo en la Cueva de Roca, una caverna visitada en 1871 por los hermanos José y Juan
Vilanova i Piera y hacia las mismas fechas por Santiago Moreno Tovillas (Goberna, 1981: 587), quien después en octubre de
1872 redactara los Apuntes sobre las estaciones prehistóricas de la Sierra de Orihuela, incluyendo no solamente la descripción de
sus trabajos y hallazgos en la cueva, sino también las primeras referencias que se conocen de los yacimientos en alto y al aire
libre de Ladera de San Antón, Meseta y Ladera de San Miguel y las Peñetas, para él muy acertadamente vestigios de asentamientos.
Antes de seguir, permitan que agradezca a Emilio Diz Ardid, la oportunidad de retomar en este texto el comentario de aquellos
trabajos del ingeniero Moreno Tovillas, una treintena de años previos a los del sacerdote jesuita Julio Furgús, a cuya iniciativa
y esfuerzo se debió en la primera década del siglo XX la consecución del primer museo arqueológico en tierras valencianas,
institución antecesora del actual Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela (Soler, 1986 y 2009).
Primeras prospecciones y primer museo, y luego, es cierto, un largo vacío hasta los inicios y desarrollo de la actividad que
genera esa institución, cuya trayectoria, dinámica y fondos, merecen el magnífico montaje que significa la exposición, Orihuela.
Arqueología y Museo, undécima del programa Museos municipales en el MARQ, cuyos contenidos perdurarán en este catálogo
coordinado por el director del museo orcelitano que, en los inicios de la segunda década del s. XXI, quiere recoger lo más
significativo de esa arqueología del Bajo Segura; a cuyas etapas más antiguas, orígenes y prohombres se destinan estas líneas. A
efectos de investigación, el telón puede abrirse en los años del convulso reinado de Amadeo de Saboya, aunque para entonces
han pasado treinta años desde que la Cueva de Roca ha sido vaciada, todo lo que, sin quitar un ápice del enorme a la vez que
trascendente mérito, debe hacer matizar su concepto no tanto como primer yacimiento prehistórico que fuera excavado
con fines científicos (Goberna, 1985), sino más bien como el primero en documentarse guardando un método arqueológico,
una vez que la excavación total que se desarrollara en torno a los años 1842 – 1843, tuvo como único objetivo la prospección
minera por parte de gentes vinculadas a una sociedad de plateros y artesanos de Orihuela que, con intereses crematísticos,
estaban volcadas en la búsqueda de apreciado metal (Ferre, Biosca y Vilanova, 1944: 69), tras los descubrimientos argentíferos
de la almeriense Sierra Almagrera. Así nos lo hace constar Santiago Moreno en los Apuntes…, quien informa que en la cueva
se había practicado un pozo en su centro, y que una vez alcanzado el fondo, se vació por completo de sedimentos la caverna,
vertiendo éstos y su precioso contenido en la ladera inmediata (Moreno, 1942: 30).
Aunque los Apuntes… puede considerarse el texto principal a la hora de aproximarse a la Cueva de Roca, una lectura pausada
de la Memoria de los trabajos llevados a cabo por la Sociedad Arqueológica Valenciana en el pasado año de 1872 (Valencia, 1873) -en
adelante citada como Memoria- hace de este texto buena referencia para entender la importancia y significación que para la
Prehistoria valenciana guarda el yacimiento de Orihuela. Se trata del segundo volumen de los 8 de memorias que desde 1872
y hasta 1881 editara la Sociedad, ahora muy accesible por disponerse en la página web del Museo de Prehistoria de Valencia;
monografía que recoge un memorándum de actividades suscrito por el Secretario de la Sociedad, José María Torres, y en lo
1. Objetos de la Cueva de Roca publicados por
la Sociedad Arqueológica Valenciana en 1873.
Extracto (Memoria 1872 Lámina 1ª).
que aquí interesa, un capítulo con título Prehistórico Español Según consta en dicho capítulo parece que los primeros
(páginas 13-20), que, suscrito por la Comisión correspon- materiales que se hallaran en la cavidad se localizaron en
diente, recoge preciosa información sobre dos yacimientos 1846 por parte de un vecino, Correas de apellido, si bien
de Orihuela: Laderas de San Antón y sobre todo, Cueva de éste no recordaba la suerte que hubieran podido correr
Roca. Además, de los dos yacimientos oriolanos también se las hachas, flechas y puntas de lanza que descubriera. De sus
hace constar la relación de los objetos que de los mismos hallazgos queda como única referencia un hacha pulimen-
recién recoge la Sociedad y una lámina con 8 piezas (Fig. 1), tada de la que se ofrece descripción -hacha de feldespato
de las que 6 son de la Cueva de Roca. labradorita que tiene 2,7 centímetros en el eje mayor vertical,
Se trata del segundo texto que se publica conteniendo in- y 1,8 centímetros el borde del bisel horizontal- y dibujo en la
62
formación sobre el yacimiento, si se recuerda que el prime- lámina (Fig. 1, 4ª), que el descubridor entregara a Vilanova i
ro se integra en el volumen Origen, naturaleza y antigüedad Piera cuando éste visitara Orihuela, formando a partir de
del hombre que un año antes publica en Madrid Juan Vilanova entonces parte de su propia colección (Memoria, p. 15 y 17).
i Piera (1872), donde en un apéndice también con título Pre- Se trata de Mariano Correas, un platero que se consigna en
histórico español, se da cuenta de los yacimientos españoles el Catálogo Monumental y Artístico de la Provincia de Alicante
más significativos, como complemento al extenso panorama que entre 1907 y 19081 redacta Manuel González Simancas,
que, el ilustre geólogo e introductor de los estudios de Pre- donde se refiere al yacimiento como Cueva de lo Roca, in-
historia en nuestro país (Pelayo y Gozalo, 2012: 111-160), dicando que también se reconocía como Cueva del Ramblar
traza de los hallazgos de esa, por entonces naciente para y que, después de Correas, la cavidad habría sido repetidas
la ciencia, primera etapa del devenir de la humanidad en veces visitada por el pintor Vicente Navarro2, quien reuniera
Europa. La coincidencia de ese título con el del capítulo de una copiosa colección que luego pasaría a Moreno Tovillas,
la Sociedad Arqueológica Valenciana, su contenido y la im- si bien conservando algunas piezas, cuando en los primeros
portancia que en la Comisión que lo suscribe tiene José Vi- años del s. XX lo visita González Simancas - dos sierras de
lanova i Piera, permite considerar a éste como su redactor pedernal (…), una pechina horadada (…), dientes de caballo
principal, a la vez que revindicar su papel en los primeros (…), pedernales (…) y punzones de hueso-, conjunto del que,
logros que atiende la Cueva de Roca. ignorándose ahora su paradero, el pintor regalaría al erudito
1
Catálogo editado por el Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 2011, p. 356. La especificación del oficio de Mariano Correas lo vincularía con
la sociedad de plateros que en 1842 y 1843 habría vaciado el yacimiento (Ferrer, Biosca y Vilanova, 1942: 72).
2
Vinculado a la figura del pintor Joaquín Agrasot,Vicente Navarro era en 1873 restaurador del Museo de pintura de Orihuela, quedando desposeído de
esas funciones a consecuencia de los cambios políticos del momento (Aledo Sarabia, 1991). El no contar con ese apoyo hizo que a diferencia de Agrasot no
prosperara en su reconocimiento, quedando en Orihuela sin más apoyo que las órdenes religiosas, nobles y terratenientes a los que dedicó gran parte de su
extensa obra (Aledo López, 1994).
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
autor del Catálogo Monumental en 1908. Habrá que indicar piedras y otras labradas se habían encontrado en una ca-
que, antes y seguramente por mediación del mismo Santiago vidad propiedad de Roca de Togores5, abierta hacia de la
Moreno, el platero remitió más materiales del yacimiento a mitad de la sierra de Orihuela, entregándolas sus descu-
la Sociedad Arqueológica, de los que resta sucinta referencia bridores a otro ingeniero de minas, residente en Murcia,
en la publicación de 1873, dentro del apartado de Catálogo apellidado Alcolado; quien conservó sendas hachas -una de
de los objetos arqueológicos y prehistóricos coleccionados por “feldespato” y otra de “diorita”, de unos 4 cm de longi-
esta Sociedad3. tud- en su colección mineralógica (Ferrer, Biosca y Vilano-
va, 1942). Con esa información, José Vilanova emprendió la
No obstante, a efectos científicos, el hallazgo de la cavidad subida al yacimiento arqueológico6, quedando sorprendido
debe atribuirse al ingeniero de minas José Vilanova i Piera por la cantidad de escombros que se observaban al pie del 63
(1836-1885), quien, como se indica en el capítulo que se desnivel en el que se abre la boca de la cueva, recogiendo
comenta de la Memoria…, en febrero de 1871 (ó 1870)4 entre los mismos un fragmento de lámina de sílex, hallazgo
habría aprovechado una expedición minera por las tierras que le alentó a remover más las terreras, prospectar bien
de la provincia de Alicante para recabar información sobre el interior de la cavidad y, con todo ello, provocar que su
el encuentro de piedras de rayo, nombre popular que des- hermano Juan, por entonces Catedrático de Geología y Pa-
de la Edad Antigua se atribuía a determinados útiles líticos, leontología de la Universidad Central de Madrid (Pelayo y
por su factura antrópica un tanto inexplicables en el medio Gozalo, 2012: 32), se prestara a visitar tan maltratado yaci-
natural, como fueran las hachas pulimentadas neolíticas. En miento en marzo de aquel año (Memoria, p. 14), siendo ya
ese afán, supo por un vecino, Felipe Díaz, que dos de esas portador de una dilatada experiencia en el conocimiento
3
Entrada 18ª- Pedernal melado, trozos labrados, una punta de lanza: tres de flecha perfectamente elaboradas, una forma triangular, otra con dos puntas abajo y dos
raedores. 8 objetos. Entrada 19ª – 4 puntas de flecha alargada, dos rombales y dos triangulares, color melado y 8 pedernales afectando forma de raedores (Memoria, p.
39).
4
1871 en Prehistórico español (Memoria, p. 14). Después indicaría que la primera visita a la Cueva de Roca fue en 1870 (Vilanova, 1878: 21; Ferrer, Biosca y
Vilanova, 1942: 72).
5
La cavidad toma el nombre del propietario, Sr. Roca de Togores (Memoria, p. 14). El apellido, muy destacado en la Orihuela del XIX, incluye distintos nobles.
Cuando se produce la intervención de Moreno Tovillas, ostenta el Condado de Pinohermoso que dispusiera el Palacio homónimo (actual sede de la biblioteca
Fernando de Loaces) Juan Nepomuceno Roca de Togores y Carrasco. Su hermano Mariano, fue el Marqués de Molins. Por la información recabada a familiares,
parece que las tierras donde se ubica el yacimiento serían propiedad del matrimonio formado por Diego Roca de Togores y Salcedo y María Rosa de Viterbo
Roca de Togores y Pérez de Meca. Bajo la cueva todavía se conserva la finca de labranza que poseyeran. Primo de los nobles antedichos, Diego fue Fiscal del
Tribunal de las cuatro Órdenes Militares, Magistrado de la Audiencia en La Coruña y en Albacete y Diputado a Cortes (Roca de Togores, 2004).
6
Las coordenadas de localización de la de la Cueva de Roca UTM son ETRS89 : X: 680.810m Y: 4.219.867 m, huso 30. La cavidad, próxima al Barranco de Roca
se abre hacia el noreste a una altura de 73 m sobre el nivel del mar, sobre una pared vertical de unos 12 m. Ese pie del escarpe dista unos 30 m de una pista
inmediata a la carretera CV 930.
2. Identificación (con número
destacado) de materiales de la
Cueva de Roca en la Lámina 8ª
del volumen Origen, naturaleza y
antigüedad del hombre (Vilanova,
1872).
64
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
65
de yacimientos arqueológicos sobre el terreno7, incluyendo sabemos propios de contextos funerarios de cavidades de
la observación de una excavación en una cavidad, la de San inhumación múltiple de la segunda mitad del IV y primera
Nicolás de l’Olleria, donde en 1867 llegara a dictaminar una mitad del III milenio antes de nuestra era (Soler, 2002; So-
secuencia arqueológica (Pelayo y Gozalo, 2012: 119). ler y Roca de Togores, 2012). De las puntas a las que alude
como flechas preciosas por la delicadeza que están labradas, y
El fragmento de lámina en sílex con posibles retoques o al-
hasta por la forma especial que ofrecen presenta la imagen de
teraciones de uso que hallara José Vilanova i Piera se descri-
dos: una simétrica de pedúnculo y aletas agudas desarrolla-
be –trozo de cuchillo de color amarillento, tres chaflanes (esto
das (Fig. 3, 14) y otra asimétrica elaborada sobre sílex tabu-
es, de sección trapezoidal), de dos centímetros de anchura y
lar con pequeños apéndices triangulares laterales (Fig. 3, 15);
ocho y medio de longitud (Memoria, p. 14)- y representa en la
lámina (Fig. 1, 1ª), no estando presente sin embargo entre los representándose de los varios cuchillos de bordes aserrados, lo
materiales que antes, al año siguiente de su vista, publicara que parece ser un fragmento mesoproximal de una lámina
el prestigioso geólogo, Juan Vilanova i Piera (1821-1893) en de sección triangular con retoque en el lateral derecho (Fig.
Origen, naturaleza y antigüedad del hombre, quien ahí indica 3, 10), y otra, acaso entera de sección trapezoidal con los
recogiera muchos huesos humanos, dientes y mandíbulas, con la bordes limpios (Fig.3, 13). Poco puede decirse, porque no se
particularidad de hallarse casi todos, y en especial los largos, tan representan en ninguna de las dos láminas que en ese volu-
profusamente quemados, que hasta el mismo tejido celular de la men recogen materiales de la cueva, de las pocas y pequeñas
médula se ve ennegrecido. Ese detalle, del que resta el dibujo piezas elaboradas en una especie de petrosílex que considera
de un fragmento diafisiario carbonizado (Fig. 2, 7) y que le características de la edad neolítica de la península. Con to-
hacía preguntarse se tratara de un vestigio de antropofagia, dos esos datos dictaminaba Juan Vilanova que la Cueva de
se acompaña en lo antropológico de la mención y dibujo de Roca debía asimilarse a la época del Reno, también llamada
un fragmento de mandíbula humana que le parecía notable a finales del s.XIX, como de los cuchillos o mesolítica. A su
por la forma y dirección de cóndilo (Fig. 2, 6) y por la aprecia- juicio algunos materiales debían entenderse en la posterior
ción de restos craneales caracterizados por el notable grosor época de la piedra pulimentada, haciendo ver que los restos
66 que ofrecen, y también por el prognatismo que acusan. El pres- de ambas etapas debían haber ocupado horizontes distintos
tigioso científico valenciano también detalla que asociados en un depósito, para él lamentablemente perdido por aque-
a esos restos humanos, había varios dientes y huesos largos llos faltos de conocimiento que sólo buscaban en dichas cavi-
de caballo, ciervo y otros mamíferos, restos de fauna8, que se dades subterráneas soñados tesoros haciendo perder los que
acompañan de ejemplares malacológicos, entre los que des- en realidad encerraban para la ciencia (Vilanova, 1872, 389).
taca la abundancia de valvas de pectunculus con el nates per- No es difícil suponer que esa aseveración que planteara el
forado -Glycymeris gaditanus- (Fig. 2, 14), además de conchas científico en cuanto al orden estratigráfico que guardara lo
de Conus -Conus mediterraneus- (Fig. 2, 15), Cyclostoma (Fig. 2, extraído de la cavidad de Orihuela, hubiera sido el acicate
16), Pecten y otros moluscos. para la realización de la reconstrucción de los niveles que
Santiago Moreno ofrece en los Apuntes…(Fig. 4)
No creo equivocarme si indico que las descripciones y dibu-
jos de Juan Vilanova y Piera que incluyen los restos que enu- Por resultar muy diferentes en su trazado a los de los Apun-
mera de la Cueva de Roca constituyen la documentación tes… y más próximos a los de Origen… es del todo pro-
científica más antigua en lo que atiende a la Prehistoria de bable que los dibujos de materiales que, de la Cueva de
la provincia de Alicante, recogiéndose del registro material Roca, se presentan en la Lámina I de la Memoria (Fig. 1) son
que caracterizaría el yacimiento piezas acordes a la presen- obra, si no de ellos, de dibujantes próximos a los Vilanova,
cia de huesos humanos, elementos en pedernal que ahora por lo que puede considerarse que todas las piezas que ahí
7
Desde que en el verano de 1863 iniciara sus primeras expediciones en las cuevas valencianas de Parpalló de Gandía y Negra de Xàtiva, reconocimientos
sobre el terreno con recogida de materiales que se incrementan en 1867 con sus visitas a los mismos yacimientos paleolíticos y también a los de la Cova de
les Meravelles de Gandía, Bolomor de Tavernes y Avellanera de Catadau (Pelayo y Gozalo, 2012: 118 y 119), ésta con restos humanos y materiales de cronología
más reciente (Soler, 2002: I, 112-113). De ese año data la observación de la primera referencia a una estratigrafía dictaminando dos niveles en la Cueva de San
Nicolás de l’Olleria, del que el más reciente contendría hachas pulimentadas y restos de cerámica (Pelayo y Gozalo, 2012: 119).
8
Con los que, con dudas por su manera de recogerse en el texto de referencia, pudiera relacionarse la representación gráfica de un molar de cerdo o jabalí (Fig.
2, 9), y de un fragmento de mandíbula de ciervo (Fig. 2, 10).
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
9
En nota al pie se indica que ésta custodia elementos de la Cueva de Roca que pueden servir de estudio (nota *** en Memoria, p.17) .
10
Figura en el listado de socios fundadores de la Sociedad Arqueológica Valenciana, con el número 20. Memoria de los trabajos llevados a cabo por la Sociedad
Arqueológica Valenciana desde su creación que tuvo lugar el 22 de Abril de 1871 hasta el 31 de diciembre del propio año.Valencia, 1872, p. 20. En el mismo volumen ya
se anuncia el interés que guarda José Vilanova por la Prehistoria, si bien todavía no se ha generado ninguna Comisión que trate la materia (Ibid., 14).
11
Sirviendo la Cueva de Roca, no como lugar de habitación, sino como enterramiento sagrado para el hombre prehistórico cuyas costumbres funerarias nos revela la creencia
generalmente admitida en todas las épocas y todas las razas, de la existencia de otra vida para la cual se acompañaban a restos mortales las armas y joyas que entonces
eran los más preciados tesoros de la humanidad (Memoria, p. 19).
En el memorándum que en la mencionada Memoria ante- del todo trascendente para la naciente Prehistoria Valencia-
cede al capítulo Prehistórico español se da buena cuenta de na. El hecho de que el yacimiento sea uno de los principales
la amistad que mantenían los hermanos Vilanova con el por de los españoles que se señalan en el apéndice que Juan
entonces Teniente Coronel de ingenieros, natural de Ori- Vilanova i Piera dispone en Origen…para complementar el
huela Santiago Moreno Tovillas (1832-1888), quien tras una vasto panorama que ofrece de la Prehistoria europea, hace
larga estancia en La Habana y Méjico, la documentación lo que nuestra Prehistoria cobre fuerza dentro de esa corrien-
sitúa como residente en Orihuela hacia 187212, destacando te erudita que a partir de 1871 y desde la Sociedad Econó-
su papel en la investigación y obtención de objetos de la mica de Amigos del País de Valencia ha conseguido generar la
Cueva de Roca. En Orihuela pudo disfrutar unos años para Sociedad de Arqueología Valenciana, como entidad que parte
él importantes por cuanto que debió establecer noviazgo de la intención primera de lograr un Centro Numismático.
con la también oriolana y de familia acomodada Dolores Ci- La feliz coincidencia de que en la Económica figure como
rer Ochoa, con la que casaría en mayo de 1876 (Rico, 1888: miembro el hermano del mentado y prestigioso científico,
508) y definitivos para la naciente ciencia prehistórica por José Vilanova y Piera (Goberna, 1980: 580), permite que éste
cuanto que, desde su buena posición en la sociedad decimo- tras su excursión a la cueva logre que el ilusionante grupo
nónica, dispuso de tiempo libre, para seguramente incenti- amplíe sus intereses al estudio de la Prehistoria (Goberna,
vado por los Vilanova, recoger la información que dispusiera 1985: 23)15.Toda una efeméride que tiene fecha, si leyendo el
Correas, conseguir la copiosa colección que reuniera el pin- memorándum que rubrica el secretario de la Sociedad Ar-
tor Navarro, recuperar materiales del mismo yacimiento y queológica Valenciana se anota que fue el 24 de febrero de
su entorno y, desde sus conocimientos geológicos tratar de 1872 cuando el miembro de la misma José Vilanova y Piera
reconstruir la estratigrafía. Su afición era indiscutible, pues exponía además de su exploración en la Cueva de Roca, el
en nota al pie del capítulo Prehistórico Español se indica que papel que había jugado Santiago Moreno en la reunión de
el por entonces capitán habría reunido más de un millar de materiales de cronología prehistórica16, proponiendo que
objetos dispuestos en cuadros acartonados dignos de figurar se le nombrara socio corresponsal para que remitiera a la
68 en un Museo Nacional. En lo que atiende a la Cueva de Roca Sociedad datos precisos sobre esos hallazgos. Aceptada la
ahí también refiere José Vilanova, Moreno donaría a la So-
propuesta y cursado el nombramiento, en la sesión de 4
ciedad Arqueológica Valenciana 104 objetos procedentes de
de febrero se daba cuenta de la remisión de materiales por
la cavidad y del yacimiento de San Antón (Memoria, p. 15)13,
parte de Moreno (y también de Mariano Correas), hacién-
incluyendo de un modo increíblemente adelantado para su
dose constar también la recepción de unos apuntes sobre
época muestras del sedimento de la capa basal14.
los objetos prehistóricos encontrados por él mismo acom-
Vista con perspectiva la relación que vincula a los hermanos pañados de dibujos y croquis, que sabemos enviara para que
Vilanova i Piera y a Moreno Tovillas con la cueva de Roca es fueran sometidos a dictamen (Moreno, 1942: 66). Leídos el 5
12
Conforme a la documentación que aporta Manuel Rico García, tras la Revolución de 1868, por la disolución que sufre el cuerpo de artillería, Moreno
recién ascendido a Teniente Coronel y portador de la Cruz sencilla de San Hemenegildo, disfrutó de unos años como civil en Orihuela, hasta que en 1873 se
reincorporara al cuerpo para residir temporalmente en Granada,Valencia y de un modo más definitivo en Madrid (Rico, 1888: 507-508).
13
Según consta en el Catálogo de materiales recogido en la Memoria de la Sociedad Arqueológica, Moreno remitió a la misma varias cajas con materiales
de Cueva de Roca y Ladera de San Antón. De manera concreta con la cavidad se relaciona una –caja 3ª- con la mitad inferior de un maxilar humano, de un
individuo joven, un fragmento de cerámica a torno y otro decorado con un “dibujo estriado”, además de conchas de Pectunculus y Pecten agujereados y dos
cuentas de collar de “malaquita bruñida” y otra de “roca talcosa”, elementos todos calificados adecuadamente como Piezas de adorno. También como Objeto de
adorno se detalla el contenido de la caja 17, relatando la presencia de cuentas de collar sobre “roca anfíbolica” o “magnesita”, conchas de Conus perforadas; una
muestra de “magnesita” blanca, considerada soporte para la elaboración de cuentas y otra de “bermellón”, materia que se vincula al adorno corporal; y además
8 objetos pequeños no descritos. Otra -caja 4- integraba un hueso largo humano “semifosilizado” y un fragmento de mandíbula de rumiante.
14
La caja 15 de la relación indicada en la nota previa contenía una muestra de “cieno” de color negro que se atribuye a un alto contenido orgánico.
15
Así se hace constar al inicio del capítulo Prehistórico español, donde se indica a instancias de José Vilanova se presenta una adición al objeto primordial del
Reglamento, por el cual se rige la Sociedad, a saber, la ampliación de los estudios arqueológicos a los prehistóricos, llamados hoy a constituir una ciencia aparte como
complemento de la Antropología, de la Geología y la Paleontología (Memoria, p. 14).
16
No obstante en la Memoria de la Sociedad Arqueológica Valenciana no se menciona de manera expresa que en la primera visita de Jose Vilanova o en la posterior
de ambos hermanos esté presente Santiago Moreno. El hecho de que no se cite a Moreno en la obra de Origen… de Vilanova y el que en los Apuntes, tampoco
Moreno refiera una visita conjunta, me hace pensar con MªV. Goberna (Goberna, 1981: 587) que Moreno visitó la cueva por su lado. No obstante, en otro
trabajo esta autora afirma que la visita fue conjunta y en 1871 (Goberna, 1985: 24). Por su parte Nicolás Primitivo considera que la cueva se visitó en 1872,
tomando en consideración que Juan Vilanova situa en Origen…(publicado en 1872) su visita en la primavera última (Gómez Serrano, 1942: 10). Esa fecha es
errónea al indicarse en la Memoria (p. 14) que el Catedrático la visitó en marzo en 1871.
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
de noviembre, la Comisión integrada por el catedrático de Uno de los aspectos que más valoró la comisión del trabajo
Medicina que luego fuera rector de la Universidad Literaria de Moreno fue la recopilación de datos sobre el yacimiento,
de Valencia, Nicolás Ferrer Julvé, el sacerdote José Biosca elaborando la planta y una sección (Fig. 4) que incluía una
Mejía que fue Vicepresidente de la Sociedad y destacaba por reconstrucción orden estratigráfico que afectaría el sedi-
sus conocimientos numismáticos y el mismo José Vilanova mento antes de su extracción por parte de los plateros. A la
y Piera (Gómez Serrano, 1942: 21), emitió un informe que vista de la carbonización y las fracturas que se observaban
leído el 16 de noviembre se envió al ingeniero de Orihuela en la osamenta, la Comisión ponía sobre la mesa de nuevo
(Memoria, p. 8). aquella posibilidad de práctica de la antropofagia que antes
sugiriera Juan Vilanova en Origen, si bien apuntando como
El dictamen de la Comisión que juzgara los Apuntes se re-
alternativa que el rito funerario incluyera la incineración,
coge como apéndice en el volumen de los Trabajos Varios17
ritual que en cualquier caso debiera asumir ofrendas a la
que soporta la edición de aquellos, conteniendo datos y opi-
vista de la cuidadosa factura de la puntas de flecha y la pre-
niones que no se consignan en ese Prehistórico español edi-
sencia de elementos de adorno. No aceptaba sin embar-
tado en 1873, cuya redacción antes hemos atribuido a José
go las dos épocas, “Mesolítica” y “Neolítica”, que Moreno
Vilanova. Su estilo es más administrativo y en él se anotan
Tovillas, siguiendo las apreciaciones de Juan Vilanova, creía
aspectos como la adscripción cultural que antes no se han
ver en la serie material que enviaba a Valencia. Descartando
consignado, u opiniones más precisas referidas a la osamen-
la primera, la Comisión contraviniendo al sabio Catedráti-
ta que podrían ser aportadas por el médico Ferrer, todo lo
co, se decantaba por asimilar los materiales de la Cueva de
que da que pensar en una redacción más compartida, que
Roca a la vertiente funeraria del Neolítico, considerando en
en algún aspecto contraviene la opinión que Juan Vilanova
lo funcional que la morfología de la cueva la hacía inhabita-
propusiera en Origen…. De igual modo es un documento de
ble. Esos juicios que en sí mismos podrían hacer considerar
alto interés, no solamente para refrendar la importancia que
un alto nivel de conocimientos para aquellos que juzgaban
para la Sociedad Arqueológica Valenciana tuvo el trabajo de
los Apuntes, no alcanzaban esa lucidez a la hora de juzgar
Moreno Tovillas, sino también para aproximarse al estado de
como buena aquella hipótesis que hacía de San Antón un 69
conocimiento que sobre una naciente ciencia prehistórica
yacimiento del Mesolítico (Ferrer, Biosca y Vilanova, 1942:
tenían realmente aquellos ilustres miembros a los que se les
74-75), a pesar de encontrarse objetos de piedra pulimentada
encargara el estudio del documento llegado de Orihuela. En
que el ingeniero de Orihuela sometía a su dictamen (More-
primer término ahí se comentan los materiales remitidos
no, 1942: 64).
por Moreno a la Sociedad, donde se especifica se han recibi-
do 7 cajas (1 a 7 ) con materiales de la Cueva de Roca18, que Es claro que no nos podemos llevar a equívoco al respecto
ahora ascienden al millar, confirmando detalles de interés de esa preparación. La Sociedad Arqueológica es reflejo de su
en lo que afecta a la presencia de huesos humanos en casi época y de la posición conservadora de unos socios colec-
completo estado de fosilización y partidos en sentido longi- cionistas de vocación, donde hay un peso específico de la
tudinal, anotándose señales de fuego en la cara interna de Iglesia, como se hace palmario en la comisión que dictamina
algunos huesos19, entre los que se determinan fragmentos el trabajo de Moreno con la presencia del presbítero Biosca.
de cráneo, que debieran haber aparecido enteros, rompién- Como bien señala Mª Victoria Goberna (1981: 582), pese al
dose por el mal hacer de los prospectores metalúrgicos; intercambio bibliográfico que mantuvo con otras entidades
todo lo que contrastaba con el buen estado de los dientes, europeas similares, la Sociedad Arqueológica vivió totalmen-
destacándose un fragmento de la mitad derecha del maxilar te al margen de las preocupaciones que sobre la ciencia
inferior de individuo joven carente de dientes y no fosilizada prehistórica se determinaban en el último tercio del XIX
(Ferrer, Biosca y Vilanova, 1942: 68-69 y 73). en Europa. Los dos miembros más preocupados por la Pre-
17
Dictamen que presenta a la Sociedad Arqueológica la Comisión nombrada para el examen de los objetos regalados por los señores Moreno y Correas y de la Memoria
escrita por el primero sobre las Estaciones prehistóricas de la Sierra de Orihuela.
18
La numeración que ahí se hace de cajas, no coincide con la que trasciende en el catálogo de la Memoria.
19
En los fragmentos de huesos conservados actualmente en el Museo de Orihuela se ve una superficie ennegrecida y otra blanca. Este color blanquecino denota
un efecto de mayor exposición al calor.
historia, el Catedrático de Anatomía Quirúrjica y también blica con el que a partir de 1894 fuera director del Museo
coleccionista y numismático Ferrer y Julvé y el ingeniero Arqueológico Nacional, Juan de Dios de la Rada y Delgado
Vilanova mostraban una postura claramente antievolucio- (1827-1901), no dejando de citar ahora a Santiago Moreno,
nista en el debate que, al respecto de las ideas de Darwin, dando de nuevo por buena la adscripción a los objetos al
se empieza a anotar a partir de 1870, pasando a la historia Mesolítico y el Neolítico (Vilanova y De la Rada, 1894: 23),
universitaria valentina aquel discurso de la apertura del cur- algo que en su discurso no compartía José Vilanova para
so de 1877-78 que siendo Decano leyera el mencionado quien, haciendo suyo el dictamen de la Comisión expuesto,
galeno en la Facultad de Medicina con título Algunas conside- si bien con una explicación no muy elaborada: los objetos de
raciones sobre el origen y antigüedad del hombre encaminadas la Cueva de Roca, podían asociarse al hombre de la primera
a contrariar la doctrina materialista (Ibid., 583). Incluso se en- edad de piedra, pero por revelar una perfección relativamente
tendía mal a alguien en principio afín como el creacionista mayor a los encontrados en la primera época, se ha convenido
Juan Vilanova y Piera (Pelayo y Gozalo, 2012: 171), sobre- en colocarlos en la segunda, o de la piedra pulimentada, llamada
pasando su hermano José la prudencia del científico con también neolítica (Vilanova, 1878: 21).
aquel farragoso discurso que, como socio consagrado en la
No hay constancia de que los materiales arqueológicos de la
Sociedad Arqueológica, leyera en la sesión inaugural de las ac-
Sociedad Arqueológica Valenciana figuraran en la emblemá-
tividades de 1879 con título Los Estudios Prehistóricos, don-
tica exposición que la misma organizó en febrero de 1878
de los logros de Boucher de Perthes o los que se extraen
en el claustro del colegio del Patriarca de Valencia (Pla, 1973:
de un panorama que al respecto de la Prehistoria alcanzan
58), patrocinada por el Ayuntamiento de la ciudad con mo-
distintos museos e instituciones europeas, podían glosarse
tivo de las fiestas del enlace matrimonial de Alfonso XII y en
sin problemas entre referencias a personajes bíblicos como
cierta manera estimulada por la Exposición Antropológica y
Adán y Túbal – Caín, éste como mistérico antepasado de
Etnográfica de París (Goberna, 1981: 592). La naturaleza de la
los íberos que propusiera Flavio Josefo y luego rubricaran
exposición se recoge en el memorándum de actividades que
San Jerónimo y San Isidoro, en tierras valencianas todavía
antecede a los Estudios Prehistóricos editados en 1879. Aho-
70 más presente desde la Crònica (1538) de Pere Antoni Beuter
ra el secretario que suscribe es Luis María Arijo, quien da
(Soler y Olcina, 2005), que ahora debían acomodarse en el
cuenta de la participación de 53 expositores particulares que
tiempo para poder acoger las manufacturas en sílex, ante la
ofrecieron una variadísima muestra de objetos, algo que es
evidencia de que el mítico Tubal, nuestro primer poblador
sintomático de la escasa cohesión que guardaría una sociedad
(Caballero, 2003: 39), ya conocía la metalurgia del hierro
arqueológica que no se presenta como tal, sino que se limita
(Vilanova i Piera, 1879: 20).
a estimular a sus socios para aporten lo que coleccionan. No
En ese texto redactado 6 años después de los trabajos es imposible que ahí figuraran algunos materiales de la Cue-
de Moreno, José Vilanova rememoraría lo acontecido en va de Roca que pudiera conservar el ingeniero Vilanova, del
la Cueva de Roca como la página más brillante que en lo que se indica aportara a la muestra objetos neolíticos de su
que afecta a la Prehistoria consiguiera la Sociedad Arqueo- propiedad que en lo prehistórico se veían complementados
lógica Valenciana, donde haciendo ver que en un museo de por la exposición de 9 hachas pulimentadas (Ibid., 593). Tras
Estocolmo se habían clasificado más de 80.000 objetos en esa efeméride y hacia 1884 la Sociedad Arqueológica Valenciana
pedernal labrado, refería el millar que, del mismo material comenzó a languidecer, debiendo extinguirse hacia 1885, tras
custodiaba la Sociedad de la Cueva de Roca debidamente el impacto de la epidemia del cólera en la capital (Pla, 1973:
clasificados junto a hachas, “anzuelos” (¿?) y un gran número 58), coincidiendo aquella hecatombe con la temprana muerte
de conchas horadadas que con otras en piedras –de mag- por aneurisma del ingeniero don José Vilanova y Piera el 20
nesita y malaquita- bruñidas hubieran podido ornar tal vez a de abril de 1885 en su finca de Niñerola de Picassent (Gómez
la mujer prehistórica. Reafirmando su opinión de considerarla Serrano, 1942: 21). Fueran un centenar o un millar, las piezas
como inhabitable, ahora indicaba que la cavidad habría esta- que remitiera a la misma Santiago Moreno trece años antes,
do cerrada por una losa, sirviendo de enterramiento al hombre se perdieron con esa disolución, pudiendo sólo suponer que
prehistórico, junto con sus armas y sus adornos, sus vasijas de de manera efectiva durante esos años se custodiaran, primo-
tosca cerámica (Vilanova, 1878: 21). También su hermano rosamente clasificadas tal y como expusiera en 1878 aquel
Juan volvería a comentar la cavidad en 1890, ahora en la ingeniero ante los socios, haciéndonos la idea de esos carto-
edición del volumen Geología y Protohistoria Ibéricas que pu- nes que se indicara poseyera Moreno, contemplando aque-
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
73
preocupaciones del Servicio en todo el territorio valencia- periodización que en ese momento rige para la Prehistoria,
no20, y que recogen de la comarca que capitaliza Orihuela proponiendo que el grueso de los materiales de la cavidad
información documental, hasta ese momento si no perdida debiera encajarse en el neo-eneolítico-argárico, y consideran-
dispersa, de los logros de la arqueología prehistórica en los do que ésta habría sido necrópolis de algún hábitat en alto
finales del siglo XIX e inicios del XX. sito en la Muela (Ibid. 15 - 17 y nota 2). Ello no es obstáculo
para que identificase piezas paleolíticas, como la que parece
De la introducción que, como gustaba a Gómez Serrano,
ser una punta solutrense de muesca (Fig. 7.VI: 13), esto es, una
subscribía con su nombre de pila, además de hacer ver que
punta escotada (Villaverde y Peña, 1981).
ha sido buen soporte de buena parte de la información
hasta aquí expuesta, puede reseñarse su preocupación por Con toda la información que nos precede podemos co-
reseñar el método científico que caracteriza todo el hacer mentar de manera sucinta el contenido que de la Cueva
de Moreno (Gómez, 1942: 14), quien habría recibido buenos de Roca se vierte en los Apuntes…, sin que sea necesario
consejos de Juan Vilanova y Piera, autor a cuya trayecto- volver a entrar con detalle al registro, una vez que ya lo
ria Nicolás Primitivo dedica toda la primera parte de su hicimos en una ocasión previa, incluyendo los materiales
Introducción. También es de interés la contextualización que que del yacimiento conserva el Museo de Orihuela21 (So-
hace de todo lo que se vierte en los Apuntes…, tratando de ler, 2002: I, 406-410), ni retomar todos los detalles que
acercar los conceptos que Moreno aplica de Vilanova a la sirven de base a la exposición que aquí antecede. En pri-
20
Criterio bien expuesto en el elogio que Nicolás Primitivo Gómez hace de Isidro Ballester: Especialmente es digna de elogios es su decisión de publicar los trabajos
sobre prehistoria valenciana, esparcidos aquí y allá y por eso de difícil adquisición para la mayoría y aún su consulta, y aquellos otros que, como el que no ocupa, son como
los cimientos de lo que pudiéramos llamar Escuela de Prehistoria Valenciana (Gómez, 1942, nota 1).
21
Tras conocer a Emilio Diz, quien generosamente en la segunda mitad de los ochenta puso a mi disposición los materiales que hallara al pie del escarpe de la
Cueva de Roca y en otras cavidades del término como Cueva de Carlos IV, de las Escalericas y de San Antonio de Padua.
LÁMINA III MESOLÍTICA
7. Materiales de las láminas III, IV,VI y VII de NEOLÍTICA
los Apuntes…, agrupados conforme a las
épocas consideradas por S. Moreno (Moreno DUDOSA
1942). Para la escala, debe consultarse el
original. LÁMINA IV
22
Véase el artículo de T. Fernández y E. Diz en este mismo volumen
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
LÁMINA V
LÁMINA VIII
que en principio se ciñe el yacimiento, le permite recons- sinfín de elementos orgánicos en un espacio reducido. La
8. Materiales de la láminas
truir el método que practicaron tres décadas atrás los pla- presencia de cerámica, sílex y huesos en el nivel basal de la V y VIII de los Apuntes…,
teros, con la realización primera del pozo en su centro y cueva oriolana, bien caracterizado por tierras negras –cuya agrupados conforme a las
épocas consideradas por S. 75
luego su total vaciado; su detenido examen, evidenciado por coloración a partir de muestra, hemos visto, en el s.XIX se Moreno (Moreno 1942). Para
el levantamiento de la sección y planta, le hacen confirmar dictamina como orgánica- nos hace pensar en un sedimento la escala, debe consultarse el
original (Moreno 1942).
la naturaleza arqueológica a la vez que totalmente alterada rico en cenizas carbones y fauna, coherente con una intensa
del contexto, al localizar materiales prehistóricos que, como pauta de frecuentación –bien identificado en los lechos de
los del pie del escarpe, se observan revueltos. Todas esas cenizas localizados en las cavidades de En Pardo de Planes
observaciones y acciones, a las que se añade la recogida de y Randero de Pedreguer o en la cavidad más próxima de
muestras que se descubre en la Memoria y el detalle del cro- Aranyes de Santa Pola (Hernández et alii, 2012)- por parte
quis con las distintas capas en base a la información propor- de pastores neolíticos que gestionan el espacio realizando
cionada si no por Correas por algún platero colaborador de hogares y saneándolos mediante la combustión de lechos
aquel, hacen muy justo que pueda considerarse el trabajo de de variada materia orgánica; pudiendo considerar que otra
Moreno Tovillas como la primera intervención metódica de negra suprayacente y separada de la basal por una amarilla
arqueología prehistórica en nuestras tierras. pudiera deber su color a una alta concentración de ele-
Son tan interesantes y completas sus observaciones que mentos materiales y orgánicos propios del hecho funerario,
sólo gracias a las mismas puede reinterpretarse el contex- como se determina en el nivel II de la cavidad de Planes.
to arqueológico que él, siguiendo a Juan Vilanova intuye de Incluso la “arena amarilla” intermedia a esos niveles oscuros
larga cronología, cuando admite sus dos épocas. Aunque no no nos sorprende, recordando esa pardusca y clara que en
le provoca mucha confianza, en atención al tiempo trans- En Pardo de Planes caracteriza al nivel III, también interme-
currido desde el vaciado de la cavidad (Moreno, 1942: 30), dio entre dos grisáceos que, desde el análisis sedimentológi-
la reconstrucción estratigráfica es ahora un documento co, Carlos Ferrer nos ha advertido de su posible generación
precioso (Fig. 4), recordándonos las tierras oscuras aque- a partir de removilización e hidromorfia de las cenizas que
llas con cerámica, de enterramiento o de habitación que se bien se conservan en el infrayacente caracterizado por ce-
señalan en las estratigrafías que conocemos, de seguro en rámicas esgrafiadas y peinadas (Soler, Roca de Togores y
Cueva de Roca más intensas por la concentración de un Ferrer, 2010: 178).
Varios de los elementos en sílex que el ingeniero en su mayor acomodo los colgantes en concha de forma oval que loca-
parte asociara a la fase “Mesolítica” - pensando se trata de ar- lizara Moreno (Lam. 8: 45 y 46) y con más seguridad por lo
mas en algún caso asimilables a puntas de lanza o hachas (Mo- que vamos conociendo de los registros que excavamos en
reno, 1942: 34-39)-, podrían ser equivalentes a los localizados Planes y Pedreguer esa abundancia de valvas de pectunculus
en los niveles con cerámicas peinadas en la cueva de Planes con el nates perforado que señalara Juan Vilanova en Origen…,
y también en los que vamos conociendo de la de Pedreguer, reproduciendo una (Fig. 2, 14).
donde se recogen elementos que nos recuerdan las figuras
Ello no impide que por debajo, como también ocurre en En
de Moreno como lascas, fragmentos de sílex con córtex (Fig.
Pardo o en Randero pudiera localizarse un nivel más anti-
7, Lam. III y Lam. IV: 1-15), denticulados (Fig, 7, Lam III: 16 y p.
guo asimilado a gentes de economía cazadora – recolectora
39) - o lascas laminares (Fig. 7,VI: 23 y VII: 24 y 27).
(Doménech, 2012 y Soler, Gómez y Roca de Togores, ep). La
Hay más indicios de ese nivel propio de una gestión gana- buena determinación de especies salvajes en los primeros
dera asimilable en otros contextos al V-IV milenio a.C., con diagnósticos que hiciera Juan Vilanova, la profundidad del
el que acaso pudieran relacionarse varios de los huesos de vaciado que en el croquis sobrepasa los 3 m, o la presencia
fauna que Vilanova y Moreno (1942: 33), de manera gené- en el registro material de las previsibles piezas paleolíticas
rica adscriben a mamíferos. Tan fragmentada como la del que intuyera Ballester, como aquella posible punta escotada
exterior, de la cerámica localizada en el interior, Moreno que indicara Gómez Serrano (Fig. 7, Lam VI: 13), con buen
(1942: 32) detalla la existencia de dos tipos de producciones paralelo con una localizada en el yacimiento de la Algueña
que debieran significar épocas distintas. Sin representarlas, de Albatera adscrita a los fondos del Museo de Orihuela;
la descripción de unas como finas y decoradas con ador- o de aquella otra que a partir del trazo de Moreno (Fig.
nos pintados, sirve a Nicolás Primitivo para en nota al pie 7, Lam VI: 14 ) nos hizo cavilar sobre la determinación de
considerarlas ibéricas, y acordes en su cronología si no an- alguna punta de dorso tipo Gravette (Soler, 2002: I, 406),
teriores, a los fragmentos de vidrio, acaso romanos, que se hace muy posible que algún grupo del Paleolítico Superior
asemejan a lacrimatorios que Moreno (1942: 49) localizara en aprovechara la cavidad.
76 el exterior; algo nada inverosímil desde que hace varias dé-
cadas se identificaran refugios de esa época (Gil Mascarell, Tras esa habitación neolítica que, por lo angosto del espacio
1975), cuyos vestigios coronan la secuencia de diferentes y la poca entidad del registro que la sostiene, debiera medir-
cuevas como la de En Pardo (Verdú, 2012). Pero el otro se en términos de no más que un pequeño refugio de pas-
grupo, aquel ingente realizado sin auxilio de torno que inte- tores, habitantes de algún poblado cercano el yacimiento, la
gra producciones comparativamente más burdas también Cueva de Roca alcanza toda su trascendencia como cavidad
puede esconder alguna pista de esa posible frecuentación de inhumación múltiple (Soler, 2002) a la vez que demarca-
neolítica, como el fragmento decorado que representa y dora de un territorio, característica de un tiempo que aho-
luego destacara Ballester (Fig. 8, Lam VIII: 49), que ahora bien ra no podemos medir pero que debe ser acorde a la segun-
visto se nos descubre como un posible trozo de cuello con da mitad del IV y buena parte de las centurias del III milenio
una decoración a bandas delimitadas por líneas rellenas por a.C, hasta que el área fuera asumida por la Cultura de El
agrupaciones de trazos paralelos y oblicuos, superpuesto a Argar (Soler y Roca de Togores, 2012: 248), en atención a las
un motivo a base de puntos circulares alineados que, no de- fechas que sobre ese fenómeno trascienden del interior -En
biera descartarse, pudiera asimilarse a las decoraciones inci- Pardo y Cova de la Pastora de Alcoy (Ibid., 221)- o la costa
sas e impresas propias de una fase media del Neolítico. Señal -Cova del Barranc del Migdia de Xàbia (Bolufer et alii, 2013,
ésta que en cualquier caso viene a reforzarse en la presencia 42)- Ahí sin reservas apostaríamos por incluir buena parte
entre los elementos custodiados por el Museo Arqueológi- de los elementos que Santiago Moreno Tovillas asimilara al
co de Orihuela, recogidos al pie de escarpe por Emilio Diz, “Neolítico”, como esos buenos fragmentos de cuchillos (Fig.
de un fragmento con decoración plástica (Soler, 2002: I, 409) 7: VI: 22 y VII, 26), similares a aquel que recogiera José Vila-
y otro, recién descubierto, con un cordón muy erosionado y nova que quizá fuera el publicado en la Memoria (Fig. 1., 1ª);
tratamiento de peinado interno (Fig. 9). Sin muchas reservas, un importante lote de puntas de flecha como útiles que, por
en ese marco neolítico habitacional podrían encontrar su presentes en las figuras de la Memoria, Origen…, Historia de
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
23
No en vano, los huesos que aquellos recogieran hacia 1871-72 llevaban una treintena de años al aire libre.
ORIHUELA EN EL NACIMIENTO DE LA PREHISTORIA COMO CIENCIA EN TIERRAS VALENCIANAS. APUNTES SOBRE LA CUEVA DE ROCA.
79
Entre finales del III y principios del II milenio cal. BC, Orihuela y la comarca de la Vega Baja del Segura en su conjunto formaron
parte del espacio social de una de las culturas más emblemáticas de la Edad del Bronce europeo: la denominada “Cultura de
El Argar”. Los trabajos desarrollados a finales del siglo XIX por los hermanos Siret en varios yacimientos de las provincias de
Almería y Murcia sentaron las bases para su definición y permitieron esbozar unas primeras tentativas de periodización (Siret
y Siret, 1890). A pesar del tiempo transcurrido, buena parte de las características observadas por los Siret en sus excavaciones
constituyen aún hoy indicadores válidos para el reconocimiento de la cultura argárica en el registro arqueológico: grandes
asentamientos ubicados preferentemente en cerros y promontorios elevados; unas prácticas funerarias normalizadas, con se-
pulturas preservadas en el subsuelo de los poblados; y un abundante, variado y singular repertorio artefactual, especialmente
característico en lo que se refiere a las producciones cerámicas y los objetos metálicos.
En la actualidad El Argar sigue siendo la cultura de la Edad del Bronce mejor conocida de la Península Ibérica, y se puede
afirmar que también fue una de las sociedades más avanzadas y relevantes de la Edad del Bronce de Europa Occidental. Al-
gunos de los trabajos más recientes proponen que entre aproximadamente 2200 y 1550 cal. BC la sociedad argárica llegó a
adquirir un carácter estatal (Lull y Risch, 1995; Arteaga, 2001) a través de la implantación de una rígida uniformidad ideológica
y la concentración y control de los procesos de trabajo, generando espacios especializados e imponiendo una normalización
en la producción de determinadas manufacturas, todo ello proyectado y sometido al control de un segmento reducido de la
población. Como medio de explicitar su privilegiada posición, esta elite disfrutaba de un acceso exclusivo a ciertos productos
de un alto valor social, a los que tenían derecho desde la infancia (Lull et alii, 2004) y que en buena medida se amortizaban al
depositarse como parte del ajuar funerario en sus sepulturas.
Según las últimas hipótesis, desde un área nuclear ubicada en la depresión de Vera (Almería) y el valle del Guadalentín (Murcia),
la sociedad argárica habría ido expandiéndose territorialmente hasta alcanzar, en torno a 1950 cal. BC, las actuales provincias
de Jaén, Granada, Almería, Murcia y también las comarcas meridionales alicantinas (Lull et alii, 2010a), en donde asentamientos
como Laderas del Castillo, en Callosa de Segura, y especialmente el enclave oriolano de San Antón, habrían desempeñado un
papel de centros políticos en lo que cabría definir como “confines orientales de El Argar” (López Padilla, 2009b).
I. SAN ANTÓN Y EL ARGAR ALICANTINO.
BREVE HISTORIA DE LA INVESTIGACIÓN
Pudo ser el azar lo que determinó que Santiago Moreno To-
villas (Orihuela 1832-1888), ingeniero militar, mostrase un
interés particular por el pasado prehistórico de su ciudad
natal que le llevara a trabar relación con Joan Vilanova i Piera
–figura que puede considerarse sin ambages “padre” de la
Prehistoria valenciana, cuando no uno de los pioneros más
ilustres de la Prehistoria española en general– a través de su
amistad con el hermano de éste, José Vilanova, ingeniero de
minas. La visita que los tres realizaron en 1871 a la Cueva de
Roca marca un punto cardinal en la historia de la investiga-
ción arqueológica valenciana, pues la publicación resumida del
informe que un año después remitiría Santiago a la Sociedad
Arqueológica Valenciana –titulado Apuntes sobre las estacio-
nes prehistóricas de la sierra de Orihuela (1872) y publicado,
justo medio siglo después, por el Servicio de Investigaciones
Prehistóricas de la Diputación de Valencia, (Moreno, 1942)–
representa la divulgación del primer yacimiento prehistórico
excavado en el País Valenciano (Goberna, 1986).
Lo que a todas luces no resulta casual es la riqueza arqueo-
lógica que atesoran los yacimientos prehistóricos que to-
82 davía cobijan las grutas, escarpadas laderas y elevados pro-
montorios de la sierra de Orihuela. Su estratégica ubicación
en el territorio del Bajo Segura explica en gran medida este
hecho, que a lo largo de los siglos ha cobrado, aunque de
forma discontinua, una muy marcada relevancia histórica. Sin
duda es el caso de la Edad del Bronce, momento en el que el
tramo terminante del río Segura, del que Orihuela es celosa
vigía, se convirtió en un punto clave para la comunicación
del hinterland argárico murciano con el mar Mediterráneo.
Es en ese contexto en el que cabe encontrar un sentido a la
creación y desarrollo de un núcleo de población tan impor-
tante para la época como el que se levantó en las empinadas
laderas de San Antón.
Aunque la primera exploración del yacimiento argárico de
San Antón irá para siempre ligada a la figura de Santiago Mo-
reno, su excavación y el grueso de los datos arqueológicos
de los que se dispone se deben al padre jesuita Julio Furgús
(1937). Sin embargo, otros investigadores se habían intere-
sado ya antes que ellos por las antigüedades que afloraban
en las pronunciadas pendientes de San Antón.
Retrato de Santiago Moreno Tovillas, primer investigador de San Antón
Las primeras exploraciones conocidas, de las que apenas se (Archivo del Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela,
gentileza de Dª Mª Dolores Botella)
conservan noticias, datan de 1853 y fueron llevadas a cabo
por Joaquín Soto. Sabemos por Santiago Moreno que en Materiales argáricos de San Antón, publicados por Santiago Moreno (1947).
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
poder de aquél había un recipiente en forma de tonelete Santiago Moreno centró sus investigaciones principalmente
que fue hallado en el interior de una tumba, de la que al pa- en la Cueva de Roca, aunque ello no le impidió explorar el
recer también procedían dos aros de metal de los que ya no paraje que él mismo denominó como Ladera de San Antón, 83
quedaba rastro (Moreno, 1942: 59, Lám XI). Aunque durante y llevar a cabo excavaciones durante las que halló dos cistas
un tiempo se llegó a especular, no sin reservas, con una cro- en cuya construcción se emplearon, según el propio autor
nología más moderna para la pieza (Fletcher, 1957: 118) hoy señala en su informe, algunos molinos de piedra del poblado
su adscripción argárica queda fuera de toda duda dadas las (Moreno, 1942: 52). En sus exploraciones Moreno recogió
semejanzas que guarda con otro tonelete similar, aparecido diversos materiales, actualmente en paradero desconocido,
años más tarde en el interior de una sepultura en urna en el que remitió en un conjunto de cajas junto con el informe de
yacimiento murciano de Puntarrón Chico (Beniaján) (García los trabajos realizados a la Sociedad Arqueológica Valenciana.
Sandoval, 1964: 106; Ayala, 1979-80: 162, lám.V, p).
A finales del siglo XIX los hermanos Siret visitaron Orihuela
Estos esporádicos hallazgos serían anteriores a los que rea- y pudieron contemplar la colección de materiales que había
lizaría años más tarde Tomás Brotóns Guillén, insigne perso- reunido Santiago Moreno, quien también les acompañó al
naje oriolano que en 1908 llegaría a ser alcalde de la ciudad y yacimiento. Allí realizaron una breve excavación en la ex-
que pasó por ser para muchos el primer explorador de San planada que se extiende por la parte alta del yacimiento,
Antón. En su poder conservaba una importante colección de pensando que el asentamiento estaría ubicado en ella (So-
materiales –que en la actualidad se conservan en el Museo riano, 1984), y estudiaron algunos de los perfiles existentes
Arqueológico de Murcia– de la que a principios del siglo pasa-
(Siret y Siret, 1890: 308-309). Sin embargo, los resultados
do Manuel González Simancas ya tomó algunas notas y esbo-
no fueron los esperados y sus investigaciones en San Antón
zó varios dibujos en sus cuadernos de campo –inéditos hasta
quedaron así en suspenso.
ser publicados en formato facsímil hace unos años (González
Simancas, 2010)– antes de que fueran dados a conocer por Bien distinto fue el caso de Julio Furgús. Sin embargo, de lo
Albert Berenguer (1945) y, especialmente, Gratiniano Nieto provechoso de sus excavaciones en San Antón dio noticia
(1959). Estos documentos revelan que González Simancas sólo en una serie de artículos, principalmente en la revista
realizó también excavaciones en el yacimiento, aunque con madrileña Razón y Fé, editada por los Padres de la Compañía
escasos resultados, según refieren sus propias anotaciones. de Jesús, y nunca llegaron a verse publicadas exhaustivamente,
Vista panorámica de Caramoro I
desde el Sureste y vasija carenada
de cerámica procedente del
mismo. Al pie del yacimiento, el
cauce del río Vinalopó.
quizá por su temprana desaparición, al morir despeñado, a cedente de las excavaciones de J. Furgús –que por avatares
la edad de 54 años, mientras realizaba una de sus habituales de la guerra fue casi totalmente disgregado y desperdigado
exploraciones en la Ladera de San Miguel. Furgús defendió en diversas colecciones– junto con la Colección Brotons y
siempre que San Antón era exclusivamente una necrópolis algunos otros conjuntos materiales, fruto de rebuscas y ac-
84 –el cementerio de la antigua Orcelis– negando la existencia de tuaciones más o menos incontroladas, constituyeron durante
cualquier tipo de asentamiento en el mismo lugar en el que muchísimo tiempo la única base material para el estudio del
había excavado las sepulturas. Hasta su muerte se mantuvo Grupo Argárico en la zona meridional del Levante peninsular.
firme en sus convicciones a este respecto, incluso a pesar de
Hacia mediados de la centuria, y con la ruptura del paradig-
las observaciones que en contrario manifestara públicamente
el propio Henri Siret (1905) a propósito de una comunica- ma que identificaba Cultura de El Argar y Edad del Bronce
ción presentada por Furgús (1905) a los Annales de la Société en la Península Ibérica (Tarradell, 1949), el interés en la in-
d’Archéologie de Bruxelles en las que ofrecía un resumen de sus vestigación se desplazó claramente desde las comarcas del
trabajos. Es por este motivo que carecemos casi por com- Bajo Segura a las del Valle del Vinalopó. Ahora, identificar y
pleto de información contextual que acompañe a los mate- precisar la frontera de “lo argárico” y su cronología frente
riales exhumados durante sus trabajos, los cuales integraron al recién “descubierto” “Bronce Valenciano” definido por
la excepcional colección del Museo del Colegio de Santo Miquel Tarradell se convirtió en un objetivo primordial (Ta-
Domingo de Orihuela (Soler Díaz, 2009a; Diz, 2009). Sólo de rradell, 1963), marco en el que se inscriben los trabajos que
algunas tumbas disponemos de cierta información relativa a llevó a cabo José Mª Soler en Villena, en el Alto Vinalopó, fun-
los ajuares que contenían y al número o características de los damentalmente con las excavaciones de Cabezo Redondo y
inhumados (Jover y López Padilla, 1997). Terlinques (Soler García, 1953a y b; 1955; 1959; Soler García
y Fernández, 1971).
Algunos años más tarde el arqueólogo catalán Josep Co-
lominas Roca (1929; 1931; 1936) insistiría en que el vecino Durante mucho tiempo, el interés principal continuó cen-
yacimiento de Laderas del Castillo de Callosa –cuyas pri- trado en la cuenca del Vinalopó. Tras algunas prospecciones
meras exploraciones también iniciara el infatigable Furgús realizadas a finales de los años setenta en Pic de les Mo-
poco antes de su temprana desaparición (Furgús, 1937)– era reres (Crevillente) y en el conjunto de yacimientos de la
exclusivamente una necrópolis. Los objetos recogidos por Serra del Búho (Elche) (Román, 1975; 1978; 1980) se inició
Colominas –hoy depositados en el Museu d’Arqueologia de la excavación del primero de ellos bajo la dirección de A.
Catalunya, en Barcelona– y el conjunto de materiales pro- González Prats dentro de un estudio integral de la sierra de
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
85
Crevillente (González Prats, 1983; 1986), al mismo tiempo la indudable adscripción argárica de los yacimientos de San
que M. S. Hernández (1994) llevaba a cabo excavaciones en Antón y Laderas del Castillo –y con ello, de toda la Vega Baja
La Horna, en Aspe. del Segura– diluyéndose la influencia argárica conforme se
iba avanzando hacia el norte por el territorio alicantino. De
En lo que se refería a los yacimientos argáricos de la Vega
Baja del Segura tan sólo se llevó a cabo el reestudio de ese modo se daba razón de ser a la existencia de una serie
algunas de las piezas más sobresalientes del repertorio pu- de facies comarcales, entre las que se incluía el grupo del
blicado por Furgús y Colominas, incorporadas a los traba- corredor del Vinalopó como una facies propia que no se
jos realizados durante la década de 1970 en torno a la pe- debía asimilar ni al Bronce Argárico ni al Bronce Valenciano,
riodización y sistematización de la cultura argárica –como y de los que poblados como La Horna podrían considerarse
los de B. Blance (1971), H. Schubart (1975) o V. Lull (1983). paradigmáticos (Hernández, 1985; 1986: 347-348).
Habría que esperar hasta mediados de la década siguiente Las excavaciones efectuadas entre finales de los años ochenta
para contar con una revisión actualizada de todo el con- y principios de los noventa en el yacimiento del Tabayá (Aspe),
junto artefactual argárico del sur de Alicante, obra de R. permitió constatar el indudable argarismo de este poblado,
Soriano (1984).
enclavado justo en el tránsito entre el Bajo y Medio Vinalopó.
En ese momento, y tras una revisión de toda la información Aunque por el momento sólo se han dado a conocer detalles
producida hasta entonces, M. S. Hernández Pérez propuso parciales (Hernández, 1990; 2009a; Hernández y López Mira,
Mapa del territorio argárico del
sur de Alicante (ca. 2100- 1500
cal BC) con indicación de los
yacimientos localizados en el
mismo.
1992; Hernández y López Padilla, 2010), del yacimiento ha yacimiento del Puntal de Búho, del que a finales de los ochen-
trascendido su dilatada secuencia temporal que abarca des- ta se publicaron varias noticias, recopiladas en su día por A.
de el Campaniforme hasta el Bronce Final, incluyendo fases Ramos Folqués (1989), sobre la existencia de tumbas en cista
que debían adscribirse a la cultura argárica. Por otra parte, de mampostería, lo que se unía al hallazgo de un pie de copa
la reexcavación y revisión de los trabajos que a finales de los realizado en los alrededores de este poblado algunos años
ochenta había realizado R. Ramos Fernández en el yacimiento antes (Román, 1978).
de Caramoro I (Elche), algunos kilómetros aguas abajo del
Hacia finales de los años noventa, por tanto, todo apuntaba
Tabayá, en los que se lo identificaba como una fortaleza vigía
a un ámbito argárico bastante bien definido en lo referen-
adscrita al Bronce Valenciano (Ramos Fernández, 1988), per-
te al tramo último del cauce del Vinalopó, a partir de los
mitió a A. González y E. Ruiz (1995) modificar este extremo y
datos que trascendían de las excavaciones más recientes
adscribir el yacimiento también a la órbita argárica, en función
(Hernández, 1997) y de lo que iba conociéndose de otros
de la presencia de una sepultura infantil (Cloquell y Aguilar,
asentamientos del sur alicantino (Simón, 1999).
1996) y la aparición de elementos materiales de indudable
filiación argárica. Según se desprendía de la nueva planimetría Aunque contemplado desde una perspectiva básicamente
realizada, el yacimiento seguía considerándose un fortín, pero culturalista, el territorio de la provincia podía seguir inter-
dependiente del vecino Tabayá (Aspe), situado a unos 3 km pretándose en función de unas divisorias de carácter ma-
aguas arriba. A medio camino entre ambos se localizaba el cro-comarcal (Hernández, 1997: 93-94), el surgimiento de
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
nuevas hipótesis relativas a la caracterización de la sociedad y calidad de su registro arqueológico con el disponible para
argárica y su organización como sociedad de tipo estatal las comunidades de su periferia inmediata, área en la que
(Lull y Risch, 1995) y la aparición de nuevos posicionamien- durante varias décadas se había invertido un esfuerzo con-
tos teóricos desde los que abordar el estudio del denomi- tinuado en la prospección del territorio y en la excavación
nado “Bronce Valenciano” (Jover, 1999), exigía “re-pensar” de diversos yacimientos, obteniendo buenas series estrati-
el espacio de contacto entre las comunidades argáricas del gráficas, baterías de dataciones radiocarbónicas y amplios
Bajo Segura y los grupos del Medio y Alto Vinalopó desde repertorios artefactuales (Hernández, 2002; Jover y López
planteamientos alejados de la mera “influencia cultural” y Padilla, 2004; Jover y López Padilla, 2005). En este sentido
más próximos al terreno de lo más puramente “político”, puede considerarse paradigmático de la situación generada
en el que se resuelve la aparición de fronteras capaces de el que, hasta la intervención arqueológica realizada en 2001
delimitar prácticas sociales con contenido socio-ideológico en la Illeta dels Banyets (Soler Díaz, 2006; 2009b), como
verdaderamente diferenciado. consecuencia de las obras de musealización del yacimiento,
no se dispusiera de la primera serie de dataciones radiocar-
Este cambio de perspectiva conduciría a una reconsidera-
bónicas para un yacimiento argárico alicantino.
ción de los límites del espacio argárico en su extremo más
oriental (Jover y López Padilla, 1999), tomando en conside- En 2005 se dieron los primeros pasos para tratar de sub-
ración y de modo conjunto la distribución en el territorio sanar esta circunstancia, abordando una primera labor de
alicantino de las evidencias funerarias de la Edad del Bronce prospección del territorio argárico del Bajo Segura y Bajo
y la de determinados objetos genuinamente característi- Vinalopó y una estimación preliminar del estado de con-
cos de la sociedad argárica y muy ligados al plano de su servación de los yacimientos allí localizados (López Padilla,
reproducción socio-ideológica (como las copas, los vasos 2009b). Este trabajo está siendo completado en la actuali-
lenticulares o las alabardas metálicas) según las propuestas dad por uno de nosotros (SMM), en el marco de un pro-
establecidas por otros investigadores (Castro et alii, 1994; yecto más amplio que pretende abordar los procesos de
1995). De acuerdo con los datos que esta distribución seña- comunicación y desarrollo inter-social entre las comunida-
des argáricas del sur de Alicante y las sociedades vecinas 87
laba en el espacio de estudio, quedaba de manifiesto la exis-
tencia, durante al menos un considerable espacio de tiempo, del Prebético Meridional Valenciano a lo largo de los dos
de una divisoria marcada en sentido este-oeste a través de primeros tercios del II milenio cal BC.
una línea de sierras que irían desde su extremo occidental Por desgracia, hoy es prácticamente imposible precisar la
en la sierra de Abanilla, pasando por la sierra de Crevillente, cronología de la mayor parte de los yacimientos ubicados
sierra de la Madera, sierra Negra y sierra de Tabayá, en El- en la Vega Baja del Segura, al haber sufrido importantes agre-
che, y marcando su límite más oriental en la Sierra Gorda y siones en forma de excavaciones incontroladas por parte
Sierra de Sancho, en Torrellano (Jover y López Padilla, 1997). de furtivos, la apertura de canteras y la construcción de
A un lado y otro de dicha línea parecían dibujarse con cla- diversos tipos de infraestructuras, lo que ha provocado que
ridad unas diferencias en el registro empírico que sólo era muchos prácticamente hayan desaparecido.
posible explicar en función de la presencia de una divisoria
entre dos grupos con rasgos manifiestamente diferenciados
(Jover y López Padilla, 2004). Como orbitando este confín II. EL TERRITORIO ARGÁRICO ALICANTINO:
del territorio más oriental del Argar peninsular, casi a modo DEL BAJO SEGURA AL BAJO VINALOPÓ Y EL
de satélite proyectado para adentrarse en el territorio de “EMPORION” DE LA ILLETA DELS BANYETS
las comunidades de su periferia, restaba la Illeta dels Banyets DE EL CAMPELLO
(Simón, 1997), que con razón puede considerarse el enclave
La Vega Baja del Segura constituye la comarca más meridional
más septentrional de la sociedad argárica.
de las tierras valencianas, limítrofe con la provincia de Murcia,
Una vez establecidos unos límites para lo argárico, identifi- y se enmarca en el amplio dominio geológico de las Cordille-
cables con claridad en el territorio del sur de Alicante bajo ras Béticas. Está formada por una gran llanura aluvial que se
unas coordenadas espacio-temporales definidas, resultaba corresponde con el extremo oriental de la Fosa Intrabética,
imprescindible abordar un nuevo estudio de este ámbito constituyendo una fosa tectónica alineada según el rumbo
desde perspectivas que permitiesen reequilibrar la cantidad SO-NE, continuación de la Depresión prelitoral murciana.
Esta llanura se encuentra dividida en dos por los horsts de las seo Arqueológico Comarcal de Orihuela. Esta tipología de
sierras de Orihuela y de Callosa, así como una serie de cabe- yacimiento se puede considerar atípica si la comparamos
zos de menores dimensiones. Estas sierras separan el tramo con el resto de los asentamientos reconocidos en la zona
septentrional de la fosa constituido por los campos de Benfe- para este periodo cronocultural, salvo que pudiera relacio-
rri, la Matanza y la Murada, de la depresión central del Segura, narse con algún contexto de tipo funerario e interpretarse
eje estructural de la fosa, situada al sur. Esta última, si bien en como una pervivencia de las tradiciones de enterramiento
88 este sector está bien definida, hacia el este se funde con los calcolíticas en momentos argáricos.
espacios lagunares y saladares característicos de su extremo
En el otro extremo de la sierra de Callosa se encuentra el
oriental. En la depresión central se dispone el amplio valle
yacimiento de Laderas del Castillo (Callosa de Segura) (Fur-
del Segura hasta su desembocadura en el mar a la altura de
gús, 1937; Colominas, 1929; 1931; 1936) sobre tres laderas de
Guardamar y en él se encuentran las mejores tierras para la
agricultura de todo el ámbito meridional valenciano. fuertes pendientes y parte de lo que hoy es la población de
Callosa de Segura, ocupando una superficie difícil de delimitar
En el conjunto de elevaciones centrales que se sitúan en pero superior a 1 Ha, como ya indicara el propio Furgús.Aun-
la margen izquierda del Segura encontramos, en el extre- que sus excavadores no identificaron restos constructivos,
mo occidental, el Cabezo de la Mina o La Mina (El Siscar, nos informan de la existencia de un tramo de muro trans-
Santomera, Murcia) (Ayala, 2003), situado junto a las únicas versal a la pendiente junto al cual se hallaron restos de barro
vetas de sulfuros cúpricos y evidencias auríferas de todo con improntas de cañas o de ramaje (Furgús, 1937: 66). En la
este amplio territorio. Con una extensión de aproximada- actualidad, se aprecian estructuras aflorando en la superficie
mente 1 Ha, el poblado se asienta fundamentalmente sobre casi por todas partes, la mayoría de ellas dispuestas en sen-
las laderas meridional y occidental, organizado en terrazas, tido transversal a la pendiente, y con bloques de mediano y
y ha sido expoliado sistemáticamente por furtivos, lo que gran tamaño en el paramento. J. Furgús distinguió varios tipos
provoca que hoy en día se observan en superficie los restos de enterramiento en el asentamiento: túmulos, urnas de ce-
de seis cistas de lajas expoliadas. rámica y sepulcros formados por seis losas unidas en seco, al
En el extremo oriental de la sierra de Orihuela se localiza el que J. Colominas Roca añadió el tipo fosa, siendo las fosas y
yacimiento de San Antón (Furgús, 1937), al que nos referi- las urnas los tipos de enterramientos más comunes.
remos en otro apartado.
Más al Este se localizaba el Cabezo del Pallarés (Granja de
En el extremo noroccidental de la sierra de Callosa se lo- Rocamora), sobre un cabezo aislado al Suroeste de Albatera,
caliza la Grieta de los Palmitos (Redován), una grieta poco hoy en día destruido por las labores de demolición realiza-
profunda de la que procede una tulipa depositada en el Mu- das por una cantera para la extracción de áridos.
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
En el conjunto conocido como “Cabezo de los Ojales” se Crevillente, vestigios de la Albufera de Elche, las Salinas de
Cabezo Pardo (San Isidro / ubica el Cabezo Pardo (San Isidro/Granja de Rocamora) Santa Pola, el Carabassí, el Clot de Galvany y las salinas de
Granja de Rocamora, Alicante). donde se vienen realizando excavaciones sistemáticas desde Agua Amarga. Estas zonas lagunares y saladares costeros en
Hurchillo (Albatera, Alicante). 2006. En una superficie algo superior a las 0,2 Ha se han po- la antigüedad constituirían en buena medida un amplio espa-
dido distinguir tres fases arqueológicas que según las data- cio lacustre que iría desde el cabo de Santa Pola, siguiendo la
Pic de Les Moreres (Crevillent,
Alicante). ciones radiocarbónicas realizadas ocupan un lapso temporal isohipsa de los 10 m s.n.m., hasta el mismo cauce del Segura,
que abarca desde ca. 1950 a ca. 1550 cal BC (López Padilla, delimitado por la sierra del Molar (Jover et alii, 1997: 126- 89
Laderas del Castillo (Callosa de
Segura, Alicante).
2009a). Si en la fase más antigua sólo se ha podido docu- 127). Esta unidad morfoestructural ha sido identificada con
mentar los restos de una cabaña de tendencia oval, a partir el Sinus Illicitanus de las fuentes clásicas (Box, 1987: 210). Son
de la segunda fase el poblado sufre una importante trans- espacios biológicamente ricos, que fueron desecados en el
formación urbanística pasando a organizarse a partir de una siglo XVIII por obra del cardenal Belluga (las Pías Funda-
calle que da acceso por un lado a un amplio espacio central, ciones) y el Marques de Elche (Basa Llarguera) (Gutiérrez,
que se encuentra muy deteriorado, y por otro lado a una 1996c: 315) y a principios del siglo XX por iniciativas parti-
serie de dependencias alargadas de menores dimensiones. culares y del Instituto Nacional de Colonización (saladeras
de Albatera) (Bru, 1987), bajo los principios ilustrados que
A escasos metros del Cabezo Pardo, se ubica el Cabezo del
los calificaban como zonas de riesgo para la salud humana.
Molino (San Isidro). Se trata de un cabezo aislado dividido
en dos porciones como resultado de la acción de una can- El extremo septentrional viene delimitado por las sierras
tera, que hacen casi imposible estimar sus proporciones ya de Abanilla, Albatera y Crevillente y coincide con la alinea-
que el área delimitada en estos momentos para el yacimien- ción de sierras que sirven de límite septentrional a la so-
to es sólo algo superior a 200 m2. ciedad argárica. En las principales vías de comunicación que
atraviesan este conjunto montañoso se ubican una serie de
A partir de estas última elevaciones nos adentramos en el
poblados, experimentando una notable concentración en el
extremo oriental de la Fosa Intrabética, presidido por el
cauce del Vinalopó.
abanico deltaico del Vinalopó, conformando la llanura aluvial
de Elche que se inicia a los pies de las últimas estribaciones En el extremo occidental nos encontramos con el yacimien-
de la sierra de Crevillente, siendo un espacio históricamen- to del Morterico (Abanilla,Murica), ocupando una superfi-
te supeditado a las inundaciones, hasta tal punto que ha sido cie aproximada de 1 Ha sobre la ladera meridional de un
un área palustre hasta el siglo XVIII. En los confines han cerro próximo al municipio de Abanilla, que junto a la posi-
quedado un rosario de áreas encharcadas y humedales, que ble ocupación también del Lugar Alto, donde se encuentra
de Oeste a Este son: el Hondo (Fondó de Crevillent) de el Castillo de Abanilla, controlarían la entrada al territorio
argárico siguiendo el cauce del río Chicamo hacia Redován,
por el pasillo que se abre entre las sierras de Orihuela y
Callosa de Segura.
Sobre la Rambla de la Algüeda se localizaría el Cabezo de
Hurchillo (Albatera), con un tamaño de 0,2 Ha, sobre la
cima y la ladera meridional de un cresta rocosa adelantada
a las estribaciones meridionales de la sierra de Crevillente
donde se puede advertir la presencia de algunas estructuras
murarias en la parte alta del yacimiento debido a las catas
abiertas por aficionados.
Siguiendo la orientación de este conjunto de sierras hacia
el NE se localiza el Pic de les Moreres (Crevillente) (Gon-
zález Prats, 1983, 1986) en la margen izquierda del Barranc
de la Rambla. Excavado en 1982 por A. González Prats, se
divide en dos sectores que ocupan una superficie algo su-
perior a las 0,2 Ha. En la parte alta de la ladera, el hábitat se
organiza en cuatro terrazas, donde se han podido distinguir
dos fases constructivas. A la fase más antigua correspon-
de únicamente una vivienda de planta ortogonal. En la fase
más reciente el espacio se reorganiza y se distinguen tres
viviendas de planta rectangular en la terraza inferior organi-
zadas en torno a una estrecha calle de poco más de 1 m de
90 anchura y otra vivienda en la terraza superior que aparece
aparentemente desconectada respecto a las estructuras de
la terraza inferior.
Sobre un pequeño promontorio que se proyecta a modo
de espolón sobre la margen izquierda del Barranco de los
Arcos (Elche), se ubica el yacimiento que recibe el mismo
nombre. En él se distinguen varias estructuras murarias que
parecen conformar anillados concéntricos en una superficie
inferior a 0,1 Ha. Probablemente debía actuar como fortín
o puesto de vigilancia sobre una de las principales vías de
comunicación del campo de Elche con el río Vinalopó (Ra-
mos Fernández, 1988).
En el cauce del Vinalopó la concentración de yacimientos es
significativa, desde el Tabayá, al norte, que controla la en-
trada al pasillo que conecta el Vinalopó Medio con el campo
de Elche a través de la sierra, a la serie de yacimientos que
se localizan en la margen izquierda del río y que jalonan el
tránsito a través de dicho pasillo: el conjunto de yacimientos
de la Serra del Búho (Román, 1978; 1980) y Caramoro I
(Ramos Fernández, 1988; González Prats y Ruiz, 1995), to-
Enterramiento en cista de mampostería del Tabayá (Aspe, Alicante).
(Foto: Mauro S. Hernández).
dos ellos en Elche.
Materiales cerámicos del Tabayá (tomado de M. S. Hernández, 1997: El yacimiento del Tabayá (Aspe) (Hernández, 1990; 2009a;
102, fig. 1). Hernández y López Mira, 1992; Hernández y López Padilla,
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
2010) se localiza sobre un espolón rocoso con tres cres- por producirse en las partes más altas de las laderas meridio-
Cabezo del Mojón (Benejúzar,
tas en las estribaciones occidentales de la sierra del mismo nales de los cerros y el único que ha conservado sedimento Alicante).
nombre que flanquean el cauce del Vinalopó en su margen arqueológico es el denominado “Puntal del Búho”, alcanzando
Cabezo Soler (Rojales, Alicante).
derecha. Constituye el poblado argárico más importante casi las 0,1 Ha. De este yacimiento procede una sepultura
de los establecidos a lo largo del curso del Vinalopó, y fue sacada a la luz por aficionados realizada en una cista de mam- San Antón (Orihuela, Alicante).
excavado por Mauro S. Hernández Pérez a finales de los postería, cuyo ajuar incluía al menos una olla de unos 20 cm
años ochenta del pasado siglo. Aunque solo se han publi- de diámetro de boca con algunos mamelones sobre la super-
cado resultados parciales de las excavaciones realizadas, la ficie exterior, a la altura del borde (Ramos Folqués, 1989: 34). 91
estratigrafía documentada en la terraza baja del yacimiento
Un poco más al sur, en un espolón situado en el inicio de la
presenta una amplia secuencia temporal que abarca desde
el Campaniforme hasta el Bronce Final. Para época argá- sierra de Borbano, sobre la margen izquierda del Vinalopó,
rica las viviendas, con una orientación Norte-Sur y planta se encuentra el yacimiento de Caramoro I (Ramos Fer-
de tendencia rectangular, se disponen sobre dos terrazas nández, 1988; González Prats y Ruiz, 1995). El yacimiento
conformadas por muros perimetrales perpendiculares a la parece corresponder a una fortificación donde se pueden
pendiente. Se documentaron un total de once enterramien- distinguir nueve espacios con funcionalidad diferente en
tos de varones adultos o jóvenes (De Miguel, 2001), mayo- una extensión inferior a 0,1 Ha. Un bastión y un grueso
ritariamente en cistas de mampostería o fosas. Tan sólo tres torreón de tendencia circular, donde aparecieron los restos
contenían ajuar, mereciendo destacar la tumba 1 donde el del gozne de un portón de madera, constituían el ámbito de
cadáver de un individuo se acompañaba de un ajuar com- ingreso a la fortificación. Desde este primer espacio se ac-
puesto por una alabarda, un pequeño vaso carenado y, junto cedía a una habitación que a juicio de sus excavadores debía
al brazo derecho, el radio y la ulna de un ovicárprido adulto funcionar como distribuidor, a modo de pequeño patio o
(Hernández, 1990: 88). La única datación válida procede del porche cubierto, pues desde este se podía acceder al resto
esqueleto de la tumba 3, estratigráficamente superpuesta a de unidades habitacionales registradas. En una de estas uni-
la tumba 1, que fija con anterioridad a ca. 1900 cal. BC la rea- dades habitacionales se registró una fosa que contenía el
lización de prácticas funerarias argárica en este yacimiento cráneo y varios huesos de un individuo infantil de un año y
(Hernández y López Padilla, 2010). medio de edad que presentaba la señal de un impacto con
una hoja metálica en el cráneo (Cloquell y Aguilar, 1996).
El conjunto de yacimientos de la Serra del Búho (Serra del
Búho I, Puntal del Búho, Serra del Búho III, Serra del En el borde meridional de este territorio hay una nítida con-
Búho IV) (Román, 1978, 1980) se localizan sobre una serie traposición entre la continuación de las sierras prelitorales
de lomas que flanquean el curso bajo del río Vinalopó en su murcianas (Carrascoy, Cresta del Gallo, Miravete, Escalona,
margen izquierda. Todos los asentamientos se caracterizan etc.) en las sierras de Hurchillo, Arneva, Escotera de Algorfa,
hasta el extremo más oriental, en el Moncayo (sierra de arqueológico, probablemente al haberse visto afectado por
Guardamar) y las depresiones tectónicas ocupadas por las una pista de motocross. En el extremo septentrional del
dos cuencas endorreicas de mayor significación –lagunas de “Cabezo de los Mozos” y sobre el cabezo más adelantado
La Mata y Torrevieja- que enlazan con las depresiones cos- se sitúa el Cabezo del Mojón (Benejúzar) con una exten-
teras cerradas por restingas o pequeñas colinas recubiertas sión inferior a las 0,2 Ha, ocupando la cima y las laderas
por dunas vivas o fósiles. septentrional y occidental.Al Este de éste último yacimiento
se localiza otro poco conocido pero que presenta las mis-
En este conjunto de sierras prelitorales se localizan varios
mas características que los mencionados anteriormente, el
yacimientos. En los cabezos situados en torno al actual
Cabezo de las Yeseras (Benejúzar-Almoradí) (García Me-
Embalse de la Pedrera se sitúan los yacimientos de Arroyo
Grande (Orihuela), Cabezo del Moro (Orihuela), Cuestas nárguez, com. pers.).
del Pelegrín (Orihuela) y Cabezo de la Mina (San Miguel de Finalmente, en las cercanías de la desembocadura del río
Salinas). Segura y en las proximidades del área lacustre mentada se
El yacimiento de Arroyo Grande (Orihuela) (Soriano, 1985) sitúa otro conjunto de yacimientos. El Cabezo del Muladar
se ubica sobre un pequeño cerro de forma cónica situado (Rojales), desaparecido en la actualidad por la urbanización
al Noroeste del Embalse de la Pedrera y se encuentra pro- del solar donde se encontraba, ocupaba una pequeña pla-
fundamente afectado por la apertura de un camino que va taforma en la cima de un cabezo donde se apreciaban al-
desde la orilla hasta la cumbre del cabezo, sin que puedan gunas estructuras murarias. Tampoco se conservan restos
documentarse restos en la actualidad. El Cabezo del Moro del yacimiento de Monte Calvario (Rojales), que se locali-
(Orihuela) se sitúa sobre un cerro alargado, dispuesto en sen- zaba a escasos metros del anterior, por las obras realizadas
tido Este-Oeste, al Noreste del Embalse de la Pedrera, ocu- en el solar para la instalación de mirador y la creación de
pando la cima, parte de la ladera meridional y buena parte de un viacrucis que serpentea toda la ladera hasta llegar a la
la vertiente septentrional del cerro, ofreciendo una extensión parte más alta. Más hacia el Este se sitúa el Cabezo Soler
de menos de 0,1 Ha, delimitado en sus extremos por grandes (Rojales), con una importante ocupación tardorromana y
92
bloques de piedra. Próximo a él se encuentra el yacimiento altomedieval (Gutiérrez, 1996c) que hacen difícil precisar la
de Cuestas del Pelegrín (Orihuela) sobre un cerro de gran magnitud de la ocupación prehistórica en este lugar, de más
altura. Un muro perimetral delimita la cima amesetada por de 1 Ha de extensión.
sus vertientes septentrional y oriental, conformando un es- Por fin, y aunque apartado y desconectado en lo territo-
pacio de unas 0,2 Ha aproximadamente. Sobre su vertiente rial de este conjunto de yacimientos quedaría la Illeta dels
septentrional, aparecen los basamentos de mampostería de Banyets (El Campello) (Figueras, 1950; Llobregat, 1986; So-
algunas unidades habitacionales que parecen adosarse a este ler Díaz, 2006; 2009b). A pesar de las excavaciones rea-
muro perimetral. Al Este de este conjunto y sobre una de lizadas en este yacimiento no se han registrado viviendas
las últimas elevaciones que demarcan por este extremo el argáricas en el sector excavado (Soler Díaz y Belmonte Mas,
embalse de la Pedrera se localiza el Cabezo de La Mina (San 2006). Los datos parecen indicar que su extensión aproxi-
Miguel de Salinas), con una superficie inferior a 0,1 Ha y muy
mada sería de 0,6 Ha, donde se han registrado un conjunto
afectado por la construcción de una vivienda particular que
de rellenos, dos cisternas de especial importancia por sus
ha alterado los niveles arqueológicos.
características y cronología y un conjunto relevante de in-
El siguiente conjunto de yacimientos se ubica en la sierra de humaciones argáricas. Este yacimiento debió jugar un papel
Benejúzar. Al Oeste del conjunto conocido como “Cabezo importante en la organización de la sociedad argárica ya
de los Mozos”, junto al Barranco del Mojón, se localiza el que a su ubicación en un punto geoestratégico para la co-
yacimiento del Cabezo del Rosario (Benejúzar) (Soriano, municación marítima de cabotaje (Simón, 1997), se añade
1985). El yacimiento debió ocupar la pequeña cima, donde también su posición en el extremo de un punto clave de
aparecen los escasos restos cerámicos, pero no se detec- acceso hacia el interior, hacia el Valle del Serpis, remontando
tan estructuras en superficie ni prácticamente sedimento el río Montnegre (López Padilla, 2009b).
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
III. SAN ANTÓN DE ORIHUELA Y LA de González Simancas (2010: 356) en las que éste hacía in-
Vasijas de cerámica (Museo
CULTURA ARGÁRICA EN EL BAJO SEGURA dicación, siguiendo las referencias proporcionadas por al- Arqueológico Comarcal de
gunos de los obreros que colaboraron con Furgús, de la Orihuela) y sierra de hueso
Sea cual sea el aspecto que se desee abordar, hablar del (Museo Arqueológico de Murcia)
localización aproximada de algunas de sus catas, situadas al
Argar en Alicante es referirse a San Antón. El yacimiento procedentes de San Antón
pie de la vertiente meridional de la sierra de Orihuela, cerca
se encuentra al Noreste del casco urbano de Orihuela, en
del camino de Benferri.
la sierra de La Muela, próximo a la barriada de San Antón, 93
de la que tomó el nombre el yacimiento. Aunque es posible Según parece, Furgús llegó a alcanzar durante sus excavacio-
localizar restos dispersos por un área más amplia, el núcleo nes hasta tres y cuatro metros de profundidad en algunos
principal del asentamiento se ubica sobre la ladera septen- puntos, vertiendo sobre las laderas del propio yacimiento
trional de un promontorio con acusados escarpes por su las tierras que iba removiendo. Sus trabajos sacaron a la luz
vertiente meridional, que se yergue en el extremo oriental un conjunto de sepulturas que en un primer artículo estimó
de la sierra, frente al ramblizo del Escorratel, y a aproxima- en 600 (Furgús, 1902), número que más tarde elevaría a 800
damente 1,8 km del curso del río Segura. –sin que hiciera constar la realización de nuevos trabajos
(Furgús, 1903)– y que finalmente fijó en aproximadamente
Desde los trabajos desempeñados por Julio Furgús a co-
un millar (Furgús, 1906), en una escalada que quizá perse-
mienzos del siglo pasado no han vuelto a realizarse investi-
guía equiparar el inventario de San Antón con el publicado
gaciones con fines científicos en el propio yacimiento, por
por Luís Siret del propio yacimiento de El Argar. Pese a ello,
lo que nuestro conocimiento del enclave argárico sigue su-
afirmaba no haber encontrado en condiciones de estudio
peditado básicamente a los datos y materiales obtenidos
aceptables más que un par de esqueletos enteros y poco
durante sus excavaciones. Lamentablemente, la información
más de una docena de cráneos (Furgús, 1937: 43).
recopilada y publicada en su día por Furgús dista mucho de
cumplir las exigencias del registro que hoy se consideraría Furgús distinguió cinco tipos de contenedores funerarios:
necesario para caracterizar un asentamiento como San An- cromlechs, túmulos, fosas, urnas y tumbas de losas, que a
tón. De hecho, a partir de sus escritos, y salvo vagas indica- finales de los años noventa fueron valorados bajo una visión
ciones poco esclarecedoras, ni siquiera es posible precisar crítica (Jover y López Padilla, 1997). Si las cistas de lajas,
en dónde excavó. En este sentido resultan interesantes unas las fosas y las urnas resultan bien conocidas en el registro
anotaciones recogidas en uno de los cuadernos de campo funerario argárico, no sucede lo mismo con los cromlech
Tumba de tipo “túmulo” tal y como se
reprodujeron en las publicaciones de J.
Furgús (1902: lám. 3. fig. 3).
y túmulos, estructuras funerarias que en sentido estricto de muros, lo que definitivamente confirma hoy lo errado de
resultan claramente ajenas al mismo. Los primeros, que sus planteamientos. Él mismo describía estos restos de mu-
Furgús localizó en escaso número, podrían corresponder a ros de aterrazamiento de mampostería trabada con barro,
enterramientos en covachas como los registrados en otras de aproximadamente 1 m de anchura, en San Antón (Fur-
regiones argáricas, o quizá a sepulturas asociadas a restos de gús, 1937: 22) así como un tramo de muro similar, también
94 construcciones que el jesuita no supo identificar como ta- transversal a la pendiente, en Laderas del Castillo, junto al
les. En cambio, los túmulos aparecieron en número bastante cual se hallaron restos de barro con improntas de cañas o
considerable. Es casi seguro que se tratase de cistas con de ramaje (Furgús, 1937: 66). A pesar estos indicios, para
paredes y cubiertas de mampostería que, hundidas y desplo- Furgús tales estructuras no eran más que obras de acon-
madas sobre los esqueletos, Furgús sólo atinó a identificar dicionamiento del espacio destinado a la necrópolis, y no
y describir con un término poco apropiado –aunque muy al plataformas relacionadas con la construcción de viviendas.
uso en la época– que en décadas posteriores no contribuyó
Como resultado, gran parte del amplio repertorio de ma-
más que a alimentar una confusión sólo resuelta en fechas
teriales procedentes de San Antón, recogido y recopilado
relativamente recientes. Por otra parte, que se sepa, Furgús
por Furgús, y que todavía hoy conforma el grueso del re-
jamás enumeró ni estudió las sepulturas localizadas agru-
gistro artefactual argárico alicantino, puede considerarse un
pando sus propios contextos cerrados, como hiciera Siret
paradigma de la descontextualización. Al menos la relación
(1890), de modo que sólo de unas pocas de estas tumbas
de objetos exhumados referida en sus publicaciones, si bien
disponemos de suficiente información para relacionar con
no puede considerarse exhaustiva, sí que ofrece una idea
ellas algunos de los objetos de ajuar conservados.
aproximada de las distintas actividades realizadas en los es-
Con respecto a San Antón, Furgús siempre sostuvo que se pacios y edificios que conformaban el asentamiento. Entre
trataba exclusivamente de un cementerio, aunque es cierto ellas destacan sin duda las labores de recolección y proce-
que el tono de sus afirmaciones al respecto de la existencia sado del cereal, a tenor de los numerosísimos molinos que
de construcciones en el yacimiento varió un tanto entre la según Furgús aparecían por doquier en San Antón, algunos
publicación de sus primeros trabajos en San Antón (Furgús, de ellos de grandes dimensiones (Furgús, 1937: 39) y tam-
1937: 16) y los de sus últimas excavaciones en las Laderas bién los más de dos centenares de dientes de hoz recogidos
del Castillo (Furgús, 1937: 64). Paradójicamente, fueron sus (Furgús, 1937: 36; Jover, 2009). Junto a éstos, la aparición
esfuerzos por justificar esta ausencia de viviendas y de es- de toda suerte de objetos vinculados a diversos procesos
tructuras por encima del nivel de los enterramientos los que productivos –crisoles, punzones, escoplos, cinceles y agujas
le empujaron a mencionar en sus publicaciones la presencia de hueso, útiles de asta de ciervo, pesas de telar de dos y
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
1.- El Tabayá
2.- Castellar de la Morera
3.- Les Moreres
4.- El Promontori
5.- Figuera Redona
6.- La Alcudia
7.- Cova de les Aranyes del
Carabassí
8.- Espeñetas
9.- San Antón
10.- Cabezo de Redován
11.- El Bancalico de los Moros –
El Rincón
12.- Laderas del Castillo
13.- Castillo de Cox
14.- La Bernarda
99
nuidad en la ocupación de La Bernarda (Rojales), a partir del yacimiento. Al mismo tiempo, en otros puntos del Bajo Vina-
hallazgo de un fragmento cerámico también con decoración lopó se constata la presencia esporádica de campaniforme
impresa de estilo marítimo. Es posible que en un momen- inciso en puntos como la Figuera Redona, El Promontori
to un poco más avanzado estuviera también ocupado ya y La Alcudia (Ramos Folqués, 1989), sin mencionar otros,
el yacimiento de Les Moreres, en la sierra de Crevillente todavía inéditos, que en fecha reciente se han localizado en
(González Prats y Ruiz, 1991/1992). solares al sur del cinturón urbano de la ciudad de Elche.
En cualquier caso, estos poblados parecen tener continui- En este punto se debe mencionar la presencia de fragmen-
dad durante el campaniforme inciso, y junto a ellos asisti- tos cerámicos con decoración campaniforme en algunos ya-
mos a la fundación de nuevos emplazamientos localizados cimientos argáricos. Es el caso del Tabayá (Hernández, 1983),
en el extremo suroccidental de la sierra de Callosa, como San Antón (Castillo, 1928) y Laderas del Castillo (Ruiz, 1990:
el Cabezo de Redován y el Bancalico-Rincón de los Moros 71), yacimiento éste último en el que las recientes exca-
(Ros Dueñas y Bernabeu, 1983). Con grandes reservas, se ha vaciones que desde el pasado año venimos desempeñando
apuntado también la presencia de campaniforme en el cerro permiten aventurar la presencia de una fase de ocupación
donde se ubica el Castillo de Cox (Torres, 1995), cuestión campaniforme bajo los estratos del asentamiento argárico.
hoy prácticamente imposible de dilucidar, habida cuenta de No está claro si este mismo escenario sería extrapolable
la gran transformación que sufrió con posterioridad este a los demás casos, como por ejemplo Pic de les Moreres
(González Prats, 1986). En este yacimiento fue hallado un la diferencia esencial que ofrecen los emplazamientos es-
fragmento durante las prospecciones realizadas por J.L. Ro- cogidos para unos y otros residió fundamentalmente en las
mán Lajarín, pero la inexistencia de una fase adscrita a este posibilidades de interconexión y preeminencia visual que, a
momento en las excavaciones que se realizaran en los años nuestro entender, permitían en uno y otro caso:
ochenta y la revisión que hemos efectuado de los materiales
– encajonado en el Barranc de la Rambla, el poblado de Les
provenientes de este yacimientos depositados en el Museo
Moreres se sitúa sobre un paso estratégico de primer
de Crevillente nos hacen desestimar esta propuesta. Por
orden, pero sin conexión visual alguna ni con la cuenca
otro lado, la secuencia del yacimiento del Tabayá no presen-
del Vinalopó ni, especialmente, con el Camp d’Elx y Vega
ta en su base materiales cerámicos típicamente campani-
Baja del Segura;
formes, sino una suerte de motivos incisos claramente, eso
sí, continuadores de las tradiciones decorativas campanifor- – a su vez, y a pesar de su notable altura, desde el empla-
mes (Hernández, 2009a). zamiento del Bancalico de los Moros no es posible vi-
sualizar ningún espacio situado a oriente de la sierra de
Por lo tanto, lo más prudente por ahora sería considerar
Callosa de Segura, y en especial el Bajo Vinalopó;
que sólo los principales poblados de la zona, como San An-
tón o Laderas del Castillo, serían los únicos con una ocu- – y desde Espeñetas, que con diferencia constituyó uno de
pación previa a su posterior desarrollo durante la Edad del los asentamientos campaniformes más importantes de la
Bronce. Aunque todo parece indicar que el modelo de or- zona, la visibilidad se estrecha de tal modo que la sierra
ganización social y económico que acabará conformando la de Orihuela, al norte, y el cerro de San Miguel, al este,
sociedad argárica aparece ya estructurado con anterioridad sólo permiten una conexión visual directa hacia el sur y el
al momento en que ésta empieza a ser reconocida en el re- oeste, es decir, remontando el cauce del Segura.
gistro a partir de los rasgos y parámetros establecidos por
En cambio, con respecto a Les Moreres, y manteniendo una
la arqueografía tradicional (López Padilla, 2006).
posición estratégica sobre el mismo Barranc de la Rambla,
100 En conclusión, la información recopilada hasta ahora permi- el enclave de Pic de les Moreres se sitúa sobre un punto
te al menos plantear como hipótesis la existencia, ya desde elevado de la vertiente meridional de la sierra de Crevillent,
el inicio de esta fase, de unos pocos enclaves que constitui- desde el que se divisa perfectamente no sólo el Bajo Vinalopó,
rían los núcleos más antiguos y principales, cuyos orígenes el Hondo de Elche y el tramo final del Segura, sino especial-
estarían directamente involucrados en el desmantelamien- mente la sierra de Callosa, la sierra de Orihuela y un buen
to de la red de núcleos anterior, como cabría deducir de número de los emplazamientos argáricos diseminados por
su inmediata proximidad geográfica con respecto a éstos. toda esta área. Y por su parte, los poblados de Laderas del
En ese sentido, nos atreveríamos a sugerir que al menos el Castillo y San Antón, pasan a ocupar las vertientes septentrio-
abandono de los yacimientos de adscripción campaniforme nales de dos promontorios manifiestamente emplazados en
en la zona, como Espeñetas, Bancalico de Los Moros y Les los extremos orientales de las sierras de Callosa y Orihuela,
Moreres, y la fundación de los enclaves argáricos de San respectivamente, variando por completo la perspectiva visual
Antón, Laderas del Castillo y Pic de les Moreres, se halla co- que ofrecían Bancalico de los Moros y Espeñetas. Podría de-
nectado de un modo más directo de lo que la mera presen- cirse, al cabo, que los cambios de emplazamiento que unos y
cia de fragmentos cerámicos con decoración campaniforme otros manifiestan en su previsible sucesión diacrónica, traje-
en estos tres asentamientos argáricos ha permitido apuntar, ron consigo un vuelco hacia oriente del interés de la red de
y que tal conexión tuvo sobre todo que ver con la propia interconexión visual del territorio. Si dicho vuelco coincidió,
constitución de la frontera septentrional argárica en la zona como creemos, con la definitiva inclusión del Bajo Vinalopó
y el replanteamiento de la organización territorial del nuevo al ámbito argárico recién constituido en el Bajo Segura, por
espacio (Jover y López Padilla, 1999). ahora sólo cabe suponerlo.
Observado desde esta perspectiva, cobra sentido el trans- La ordenación territorial que se deduce del patrón de asen-
vase poblacional que la clausura y nueva fundación de unos y tamiento observado –claramente jerarquizado en torno a
otros pone de manifiesto, y que debió acontecer en un mo- San Antón y Laderas del Castillo, los dos yacimientos princi-
mento cronológico todavía impreciso pero que a nuestro pales que articularían y vertebrarían el proceso productivo
juicio cabría fijar entre ca. 2300 y ca. 2200 cal BC. Y es que en toda esta zona– no debió corresponder a una sola fase.
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
101
1
Véase el artículo de D. Brandherm et alii, en este mismo volumen.
SAN ANTÓN Y LOS ORÍGENES DE LA EDAD DEL BRONCE EN EL SUR DE ALICANTE
adscribibles al periodo comprendido entre 1500 y 1300 cal En cambio, otros yacimientos parecen ser de nueva funda-
Loma de Bigastro (Bigastro,
BC (Hernández, Jover y López Padilla, 2013). ción, como el Cabezo de las Particiones, cercano al yaci- Alicante). Al fondo, las sierras
miento del Cabezo Soler –ambos en Rojales y próximos de Callosa y de Orihuela.
A partir de este momento se inicia una etapa que desde
a la desembocadura del río Segura–, la Loma de Bigastro
mediados de los setenta se viene denominando “Bronce
–situado sobre una loma alargada de mediana altura, en el
Tardío”, sobre cuya caracterización se mantiene abierto
conjunto de sierras prelitorales– y La Aparecida –en un
un vivo debate entre quienes la identifican como una fase 103
final del Argar, en la que se produciría una última expan- emplazamiento ubicado sobre las estribaciones meridio-
sión hacia el área de Villena (Molina y Cámara, 2004) y nales de la sierra de Orihuela y cercano al yacimiento del
quienes prefieren considerarla una fase postargárica que Cabezo de La Mina–. Sin embargo, ninguno de ellos parece
definen como Grupo Arqueológico Villena-Purullena disponer en estos momentos de la importancia y empuje
(Castro et alii, 1999). económico del que parecen disfrutar otros asentamien-
tos ubicados en zonas más septentrionales del territorio
Todavía no contamos con suficientes bases como para pro- alicantino, en especial la comarca del Alto Vinalopó y muy
poner una hipótesis plenamente consistente acerca de lo su- particularmente el poblado de Cabezo Redondo, enclave
cedido en este territorio a partir de mediados del II milenio que en muchos aspectos parece haber tomado el relevo a
cal BC. Al menos, los trabajos realizados en Cabezo Pardo los antaño poderosos centros argáricos de la cuenca del
permiten afirmar que con posterioridad a 1500 cal BC el Segura (Hernández, 2009b).
asentamiento ya no estuvo ocupado, y a juzgar por los datos
recopilados en buena parte de los yacimientos prospecta- Con todo, este periodo de pujanza del que disfrutarán las
dos, no sería aventurado suponer que algo parecido ocurrió poblaciones de la cubeta de Villena durante algunas centu-
con la gran mayoría del resto de los poblados de la zona. rias y que al parecer se prolongó hasta ca. 1300 cal BC, será
Los únicos yacimientos excavados en los que se ha podido seguido de una etapa de profundas transformaciones que
constatar la continuidad en su ocupación en estos momentos culminarán con la aparición, varios siglos más tarde, de un
avanzados –Tabayá y la Illeta dels Banyets– se encuentran en nuevo escenario en el que la Vega Baja del Segura volverá a
el extremo septentrional del territorio argárico alicantino. En tomar un papel preponderante en lo político y económico,
otros yacimientos, como San Antón o Laderas del Castillo, esta vez de la mano de los primeros colonizadores fenicios,
tal continuidad apenas se puede intuir a partir de contados en un momento en el que El Argar y sus tradiciones ni si-
vestigios completamente faltos de contexto. quiera conformaban ya un vago y lejano recuerdo.
EL ÍDOLO DE ORIHUELA, (ALICANTE).
Emilio Diz Ardid
Director del Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela
106
fácil defensa y control visual del territorio. Desde la cima a la parte del Norte, donde aún se ven unas torres terraplena-
del monte, en los días claros pueden verse el Mar Medite- das muy desechas”… “Y por la parte de Mediodía, desde junto
rráneo y la desembocadura del Segura hacia el Este; y las a San Miguel, donde estaba la muralla más antigua, hasta las
Sierra de Carrascoy hacia el Oeste, así como todo el valle torretas que dicen del Estudio, en medio de las cuales había otro
fluvial y montañas limítrofes. Podrían así visualizarse durante portal” (Bellot, 2001)
el Bronce Final yacimientos contemporáneos de San Miguel
La construcción del seminario en el siglo XVIII y posterio-
como Saladares, Santa Catalina del Monte o Monteagudo.
res obras de terraplenado, en el siglo XIX, acabaron por
Desgraciadamente para el trabajo que nos ocupa, los niveles destrozar el yacimiento como nos relata Santiago Moreno,
más antiguos del yacimiento han sido dañados y removidos el primer autor en estudiarlo de forma científica, al descri-
por las construcciones medievales, algunas de las cuales aún bir sus hallazgos en el lugar comenta: “… Y aún aparecerían
se conservan y ya son citadas en el siglo XVII por Mossèn más sin tal como se encontraba la explanada en el siglo XVII, la
Pere Bellot: viésemos hoy; pero la construcción del Seminario que tuvo lugar
“Ser Orihuela población antiquísima, a más de lo que dice Rasis a mediados del siglo último, y sobre todo los grandes terraplenes
y otros históricos, lo manifiestan claramente las ruinas y diversos que se hicieron con aquel objeto, ocultaron unos restos y remo-
fundamentos de sus murallas, porque por ellas se colige que su vieron otros, dejando perdidos para la ciencia los datos luminosos
primera población fue en el llano de San Miguel, con un castillejo que allí pudieran hallarse. Pero no para aquí el destrozo de los
EL ÍDOLO DE ORIHUELA, (ALICANTE)
restos antiguos: en 1867 aun quedaba sobre la ladera, parte de “…hemos hallado trozos de sílex análogos a los de la ladera de
Localización de los Sondeos
una capa fangosa, que a la manera de lo que sucede en San san Antón; trozos de diorita labrados y pulimentados; trozos de arqueológicos realizados en
Antón y hemos descrito, cubría el diluvium rojo; y en esta época cerámica del mismo género que los descritos; y, en fin, pectún- la Biblioteca del Seminario 107
Diocesano en 1995.
se emprendieron unos trabajos de desmonte, que dirigidos por culos horadados, cípreas y otros moluscos, que servían sin duda
personas poco amantes de la ciencia prehistórica y de la histo- alguna de adorno, como los mencionados en los otros yacimien-
ria, dejaron perder y destrozar por los operarios los documentos tos ya descritos. Estos objetos nos demuestran la existencia del
más importantes para la historia de esta población…” (Moreno, hombre prehistórico en este lugar.” (Moreno, 1942, pp. 61-62).
1942; 61)
De Santiago Moreno toma la referencia Enrique Llobregat
La pendiente del relieve ha favorecido que los materiales Conesa en su Contestania ibérica, obra en la que cita también
removidos vayan rodando por las laderas hacia cotas más una fase ibérica del yacimiento (Llobregat, 1972; 116). En
bajas. Son muchos los habitantes del municipio que pasean 1985, Rafaela Soriano estudió algunos de los materiales del
por la zona, prestando atención a los fragmentos cerámi- Bronce Final recuperados en las prospecciones realizadas
cos de la superficie, recogiéndolos en muchas ocasiones sin por el Museo Arqueológico Comarcal de Orihuela (Soria-
percatarse del daño que están produciendo al patrimonio. no, 1985; 110-111).
Los materiales documentados en los sondeos 2 y 4 pertene- nuevo 1-3 (Yus, 2008). Aquí quedaron depositados de forma
cen al mismo contexto poblacional, los más significativos de interestratificada, en los niveles de abandono y derrumbe de
ellos son: fragmentos de vasos de perfil en “S”, fuentes y vasi- unas estructuras mucho más modernas, los mencionados
tos carenados de superficies espatuladas, algunos con tetones fragmentos de la Edad del Bronce, asociados a sedimentos
perforados a modo de asas; vasos globulares de base plana arrastrados de cotas altas.
109
cuerpo globular y cuello recto o ligeramente excasado; y frag- DESCRIPCIÓN DEL “IDOLO”
mentos con decoración incisa o con ungulaciones en el labio
de la vasija.Todos ellos con claros paralelos en los niveles del Se trata de un gran canto rodado de piedra caliza bioclástica,
Bronce Final del cercano poblado de Los Saladares, donde se de forma elíptica, aplanado y ligeramente más grueso hacia
fechan entre el 850 y 725 a. J.C. (Arteaga y Serna, 1979-1980). uno de sus extremos. Una amplia zona, que corresponde
aproximadamente a un tercio lateral de la pieza, presenta fi-
nas líneas paralelas de sedimentación, con partículas de gra-
OTROS HALLAZGOS EN EXCAVACIONES no fino. El resto del canto es de granulometría más gruesa,
URBANAS apreciándose pequeños fragmentos de conchas marinas de
hasta 5mm de lado mayor.
También hemos de mencionar los hallazgos realizados en
alguna excavación sistemática situada al pie de la falda de la Formaciones geológicas de calizas bioclásticas existen en la
sierra, en cuyo registro estratigráfico se documentan mate- Sierra de Hurchillo, situada en las inmediaciones de Ori-
riales provenientes de la montaña, depositados en posición huela, aunque se trata de depósitos de gran potencia es-
secundaria por la escorrentía y la erosión pluvial. tratigráfica y no de cantos rodados de estas características.
Por lo que el canto con el que está elaborado el ídolo debe
Así, en la Calle Comedias (Yus, 2006) situado en la cota proceder de alguna terraza fluvial, que no se documenta en
baja, al Sur del Llano de San Miguel, se recuperó en el nivel el territorio inmediato.
superficial una mano de molino de cereal de la Edad del
La elipse que le sirve de módulo mide 183mm de diámetro
Bronce, un nódulo de sílex gris con impactos de percutor
máximo y 125mm de diámetro mínimo. El espesor máximo
para la extracción de lascas y una raedera de sílex marrón
de la pieza es de 54,5mm en lo que hemos considerado su
sobre lasca de arista.
extremidad distal, que se estrecha paulatinamente hacia la
Otra excavación donde se recuperó cerámica prehistórica extremidad proximal donde alcanza los 30mm de espesor,
bruñida proveniente de la ladera fue la de la Calle Barrio- estrechándose y redondeándose además hacia los bordes.
110
Cerámicas del Bronce Final de las excavaciones realizadas en el Seminario de San Miguel
(Dibujos de Sara Gómez Durendez y Juan Martínez Baldero).
Cerámicas del Bronce Final de las excavaciones realizadas en el Seminario de San Miguel
(Dibujos de Sara Gómez Durendez y Juan Martínez Baldero).
EL ÍDOLO DE ORIHUELA, (ALICANTE)
En cuanto a la representación simbólica, de acuerdo con El Ídolo de Puig Peregrí (Lleida), es un hallazgo casual rea-
los paralelos a nuestro alcance, la interpretamos como una lizado en la superficie de este yacimiento ibérico, aunque
figura antropomorfa. Se han representado en forma lineal el en las proximidades del lugar se halla una necrópolis de los
cuerpo y las extremidades, resaltando, por su volumen des- Campos de Urnas. Se trata de una pieza de granito, la-
proporcionado, la probable cabeza poligonal, que presenta brada en forma oval, con una representación antropomorfa
un tocado o quizás un casco con cuernos. incisa compleja, con la representación de la cara, cuerpo y
112
CONCLUSIONES
Estas representaciones simbólicas, son manifestaciones de
la ideología social que se asocian a la religiosidad, se suelen
interpretar como representaciones de la deidad, de héroes
deificados, o de los antepasados difuntos, y también como
exvotos, todo ello dependiendo de su abundancia en el ya-
cimiento y de su contexto arqueológico. Para el caso del
“Ídolo de Orihuela” desgraciadamente no disponemos del
necesario contexto arqueológico para poder determinar
con toda exactitud su funcionalidad.
Por lo que respecta a su cronología los paralelos más cer-
canos tipológicamente nos llevan a encuadrarlo en un mo-
mento indeterminado del bronce Medio o Bronce Final.
Aunque teniendo en cuenta el contexto arqueológico en
el entorno de hallazgo, creemos que lo más plausible sería
datarlo en el Bronce Tardío o Final.
PROSPECCIONES ARQUEOMINERAS EN LA SIERRA DE ORIHUELA
114
Cerro de la Mina, visto desde la Dirk Brandherm
vertiente sur de la Sierra de Orihuela. Queen’s University Belfast
Alexander Maass
Freiburger Institut für Paläowissenschaftliche Studien
Milena Müller-Kissing
Ruhr-Universität Bochum
En los veranos de 2010 y 2011 los autores del presente trabajo realizamos dos campañas de prospecciones arqueomineras
en las Sierras de Orihuela y Callosa. El proyecto tuvo como objetivo localizar y documentar de una manera sistemática la
totalidad de restos dejados por la actividades mineras en la margen septentrional de la Vega Baja del Segura, tanto de época
prehistórica como de tiempos más recientes. Se trata del primer proyecto de este tipo llevado a cabo en la zona, habiéndose
concentrado la mayoría de las actuaciones arqueomineras previas en el distrito minero de Cartagena-La Unión, unos 50 km
más al sur (Puche, 2005).
La Sierra de Orihuela domina la zona septentrional de la cuenca baja del río Segura, situándose más o menos en un lugar cen-
tral, entre la ciudad epónima de Orihuela al este y Santomera al oeste. Su lomo se extiende por unos 10 km de longitud, con
una anchura de 2,5 km y alcanzando una altura máxima de 600 m sobre el fondo de la vega. A una distancia de 2 km más al
este se sitúa la Sierra de Callosa, con una longitud de 3,5 km. Ambas sierras están compuestas principalmente por sedimentos
carbonatados, como calizas y dolomías triásicas, superponiéndose en muchas zonas de la sierra a pizarras o cuarcitas. En las
estribaciones orientales de la Sierra de Orihuela se registran también de manera muy localizada y siempre en pequeñas can-
tidades, metabasitas y vulcanitas. Los recursos minerales más importantes son el hierro y el yeso, que se encuentra en bancos
entre los sedimentos carbonatados. También existen varias mineralizaciones de cobre, siendo la del Cerro de la Mina la única
que ostenta algún significado, situada ya en el término municipal de Santomera, asimismo se presentan pequeñas mineralizacio-
nes de cinabrio en la vertiente del Monte de San Miguel, en la periferia oriental de Orihuela. Para ofrecer una visión completa,
conviene señalar también la existencia de un pequeño depósito de sílex al norte de la Sierra de Orihuela, cerca ya de Benferri,
aunque debido a su deficiente calidad no se utilizó como materia prima para la producción lítica en época prehistórica.
En un principio, el proyecto pretendía sobre todo continuar avanzando en la investigación de la explotación de recursos mine-
ros en la Sierra de Orihuela durante la Prehistoria, prestando particular atención a una posible explotación de cobre durante el
Bronce Antiguo (Brandherm y Maass, 2010). En nuestra estrategia inicial preveíamos, por un lado, estudiar las mineralizaciones
de cobre en la sierra, con el fin de localizar posibles huellas de actividad minera prehistórica, tomando muestras también de los
minerales correspondientes, y por otro lado, recogimos también los artefactos de cobre fechados en el Bronce Antiguo y que
procedían de yacimientos arqueológicos del Bajo Segura. A través de un estudio analítico comparativo tanto de los elementos
traza como de los isótopos de plomo se pretendía clarificar en qué medida las mineralizaciones de cobre de la zona fueron
explotadas por las poblaciones locales en esta periferia septentrional de la cultura de El Argar. Dado que hasta el momento la
única región en el ámbito de la cultura argárica que cuenta con indicios directos de explotación de cobre durante el Bronce
Antiguo es el distrito minero de Linares-La Carolina en la Sierra Morena oriental, esta cuestión era de un interés especial
(Maya, 2003; Montero Ruiz y Rodríguez de la Esperanza, 2004; Contreras, Moreno y Cámara, 2010). Una vez empezados los
trabajos de campo, de pronto quedó bastante claro que antes de poder entrar en un estudio detallado de las evidencias de
minería prehistórica, hacía falta primeramente un levantamiento sistemático de todos los restos arqueomineros en la sierra.
Para realizar este levantamiento nos apoyamos tanto en nuestras propias observaciones sobre el terreno como en pistas
proporcionadas por colegas, aficionados y la información bibliografía, para luego registrar las coordenadas de las respectivas
huellas mineras con GPS, crear una documentación fotográfica y describirlas (Brandherm et al., 2011).
Mapa de los sítios arqueomineros
mencionados en el texto.
De algunas de las estructuras más significativas se realizó entorno inmediato, no ha sido posible por el momento con-
además un levantamiento topográfico. Los distintos tipos firmar esta atribución cronológica. En las galerías de las minas
de información se reunieron luego en una base de datos. ORI-9 y ORI-13, ambas de fácil acceso, se registraron claras
116 De esta manera logramos documentar más de cien sitios huellas de picos, típicos de la minería en la Antigüedad. Tam-
relacionados con actividades de extracción minera, situán- bién las dimensiones y la forma de las galerías, con una altura
dose casi la mitad de los mismos en el término municipal entre 1,5 y 2 m, y una anchura de aproximadamente 1,2 m re-
de Orihuela, y los demás en los términos contiguos. Como cuerda mucho a las minas romanas que se conocen en otros
fruto de esta labor, ahora tenemos una imagen clara de las distritos mineros de la Península Ibérica (Domergue, 1987;
actividades mineras que se realizaron en la Sierra de Ori- 1990; Arboledas, 2010). En algunas minas de esta agrupación,
huela, desde sus inicios en la Prehistoria hasta mediados del sin embargo, también se observaron barrenas indicativas del
siglo XX. uso de explosivos y fechadas probablemente en siglo XVIII
o inicios del XIX. A este respecto, la interpretación de la
Más arriba de Orihuela, al noroeste del túnel de carretera mina ORI-9 resultó particularmente complicada. Se trata
en la N-340, se encuentra una agrupación dispersa de minas de una mina con varias plantas, de las cuales sólo las dos
en la ladera sur de la sierra. Algunas de estas minas sólo son superiores se han podido explorar, mientras que la planta
accesibles mediante pozos verticales, y en nuestro caso debi- inferior sigue sin explorar, siendo su único acceso mediante
do al tiempo limitado del que disponíamos, nos tuvimos que un pozo vertical. El mejor acceso a esta mina se realiza por
abstener de una ulterior exploración, limitándonos exclusi- un socavón en la segunda planta, de 38 m de longitud y
vamente en registrar los restos visibles en la superficie. Los corriendo casi en dirección norte-sur. A su final se abre una
pozos tienen una sección entre redonda y ovalada, con un pequeña cámara de 5 x 4 m, en cuyo centro se abre un pozo
diámetro entre 1,5 y 3 m. Se excavaron con pico o martillo y vertical con un diámetro de 2m. No se ha podido determinar
cincel, lo cual permite una atribución bien a la época romana, la profundidad de este pozo. En la pared Este de la cámara,
bien a la Edad Moderna. Tienen una profundidad aproximada a unos 1,2 m sobre su suelo, se abre un pozo diagonal de
entre 10 y 15 m. En la pared norte del pozo de la mina ORI-7, escalera que lleva a la primera planta. En la pared norte de la
a una profundidad de 8 m, se observó la boca de una galería cámara se abre la continuación del socavón de entrada, que
con sección rectangular que suele ser típica de obras mineras continua unos 8,3 m hacia el norte, para luego girar hacia el
romanas. Debido a la falta de hallazgos bien fechados en el oeste-noroeste, terminando en una cueva de extracción de
PROSPECCIONES ARQUEOMINERAS EN LA SIERRA DE ORIHUELA
117
118
casi 13 m de longitud, 4,5 m de anchura y 5 m de altura. De que se abre en su pared suroccidental, son claramente de
esta cueva artificial se abren un par de galerías de prospec- época más reciente que el propio pozo. Otras galerías que
ción hacia el norte y noroeste, asimismo como otro pozo pertenecen a esta misma mina quedan completamente re-
diagonal de escalera de 5 m de longitud hacia el sudeste, que llenas e inaccesibles. Mientras que en la segunda planta y
lleva a la primera planta. Al lado de la escalera se encuentra en las grandes cuevas de extracción se observaron huellas
otra cueva de extracción, con 10,5 m de longitud, 3,8 m de picos y barrenas, y no se detectaron indicios del uso
de anchura y 4 m de altura. El nivel de su suelo queda a de explosivos ni en los dos pozos de escalera ni en la
1 m encima del extremo superior del pozo de escalera. galería superior con su pozo de acceso. Esta parte de la
Las dos cuevas de extracción están interconectadas por mina debió pertenecer entonces a un sistema más antiguo,
un agujero de 2,3 m. En su extremo superior se abre una posiblemente romano, que fue cortado por actividades de
galería de 13 m de longitud que va en dirección sudeste, extracción más recientes, lo que queda demostrado con
y que termina en un pozo de 1,2 de diámetro y 5,3 m meridiana claridad en la zona de la galería superior.
de altura, cuya boca viene a dar a la actual superficie del
terreno. El techo de esta galería queda destruido por una También en la mina ORI-13, situada a unos 80 m al oeste
explotación a cielo abierto, de unos 5 m de profundidad de la mina ORI-9, se han detectado por lo menos dos fases
y obviamente relacionada a trabajos recientes. En la pared distintas de actividad minera, sin que hubiera sido posible
del pozo se han picado diez escalones. Aproximadamente determinar con exactitud la medida en que las estructuras
a 1 m debajo de la boca del pozo se abre otra galería que de la fase más antiguas quedaban afectadas por actividades
lleva hacia el suroeste, y que quedo sin explorar. Desde la más recientes. El acceso original era a través de un pozo
base del pozo del ya mencionado pozo de escalera, lleva cuyos restos siguen siendo visibles en la pared de la parte
a la primera cámara. Tanto una pequeña cueva de extrac- central de la mina, hoy colapsada. De este pozo se abrían
ción excavada desde el pozo de escalera, como un socavón dos galerías, hacia el noroeste y el sureste respectivamente,
PROSPECCIONES ARQUEOMINERAS EN LA SIERRA DE ORIHUELA
hasta que en una segunda fase se creó un nuevo acceso te para aprovechar la propia vulcanita como materia prima
por un socavón excavado desde el interior al exterior. En en la producción de molinos. Al lado de la explotación se
el frente sur de la galería ORI-13-5, que lleva del pozo en recogieron un pico de caliza y dos fragmentos de cerámica
dirección noroeste, se observan huellas de pico al estilo ro- tardo-ibérica (s. II/III a. C.). El pico posiblemente se pue-
mano, mientras que en la parte delantera del frente norte de relacionar con las huellas observadas en la vulcanita,
se detectan claros indicios del uso de explosivos. En la parte mientras que la presencia de este tipo de cerámica en el
trasera del frente ya no se registraron tales evidencias. La- yacimiento sugiere actividades mineras en época ibérica o
mentablemente el uso reciente de la mina como basurero durante los primeros momentos de la ocupación romana,
ilegal hizo imposible su exploración ulterior. probablemente para la extracción de mineral de hierro.
En dirección cuesta arriba del sitio ORI-13 se encuentra la Al sur del túnel de carretera ya mencionado, existen en la
mina ORI-15. Se trata de una explotación a cielo abierto, parte alta del barrio de San Antón varias minas de cina-
con un diámetro de 2,3 m y una profundidad de 2,7 m. En brio, bajo las denominaciones de Virgen del Carmen, Cueva
la pared occidental sólo se conservan unos pocos restos Montero y La Colón, cuya explotación tendría lugar entre
del frente del trabajo original, habiéndose derrumbado la mediados y finales del siglo XIX según indican las fuentes
mayor parte de esta pared. En la parte conservada todavía documentales. Estas minas actualmente están parcialmen-
se pueden observar inequívocas huellas de útiles de hierro, te derrumbadas y son de difícil acceso, de esta manera tan
aunque no queda claro si son de picos o de cinceles. Al sólo logramos en el marco de nuestras prospecciones acce-
contrario que en la pared oriental, ésta se trata de una roca der a una parte de la mina Virgen del Carmen, sitio ORI-18
volcánica en cuya superficie se conservan huellas de útiles de nuestro inventario. Aquí la extracción se realizó por un
de piedra, indicando que en este lugar ya se habían realizado sistema de galerías con 1,5 m de altura y 1 m de anchu-
actividades extractivas en época prehistórica, posiblemen- ra, excavadas a pico. Algunas secciones de este sistema de
pozos y galerías, una vez terminada la actividad minera, se XIX contamos de nuevo con una explotación de hierro, pero
convirtieron en cuevas de habitación. En sus inmediacio- ahora también junto a la del cinabrio.
nes también se encuentran los restos de las instalaciones
120 También en otras zonas de la Sierra de Orihuela se encuen-
de producción del cinabrio. Destaca por su buen estado de
tran múltiples restos arqueomineros de distintas épocas.
conservación un horno de tipo Bustamante, conocido como
Una de las concesiones más extensas es la mina de hierro
Horno de Santa Matilde, datado en 1888. Dispone de dos “La Concepción”, sitio ORI-32 de nuestro catálogo, situa-
cámaras seccionadas encima de una gran cámara de combus- da en la cabecera del valle de Leja Millamón en la vertiente
tión, donde el mineral reaccionaba con el oxígeno del aire norte de la sierra. Aquí las fuentes documentales atestiguan
calentado, extrayéndose el mercurio a través de un proceso una explotación en el último tercio del siglo XIX e inicios
de condensación en tubos cerámicos al exterior del horno. del XX. Por las laderas escarpadas del valle se extienden
Al lado del horno quedaba la casa de los mineros, así como varias explotaciones en distintos niveles, sin contar con una
restos de otras instalaciones de producción derrumbadas. conexión subterránea entre sí. El acceso a las distintas ex-
Recientemente, hay que añadir a esto, que las concejalías de plotaciones se hace por senderos muy estrechos que se van
Medio Ambiente y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento abriendo camino en las laderas. La baja profundidad de las
Orihuela han empezado un proyecto de recuperación y re- mineralizaciones hace que la mayoría de las actuaciones mi-
habilitación del conjunto y de todo su entorno. neras incidan directamente sobre la superficie del terreno.
De esta forma se distinguen tres fases de actividad minera Las escombreras, debido a la fuerte inclinación de las lade-
en la sierra norteña de Orihuela, que se dedicaban a la ex- ras, quedan protegidas por muros de contención contra los
Pico de caliza, hallado al tracción de distintas materias primas. En primer lugar conta- deslizamientos. Debajo de un abrigo en la parte baja del valle
lado de la explotación mos con la explotación de la vulcanita durante la Prehistoria, los mineros construyeron muros de mampostería recreando
ORI-15.
probablemente para la producción de molinos. La cronología pequeñas habitaciones de carácter muy simple. Otro edificio,
Una de varias bocas exacta de esta actividad todavía queda por determinar. Du- también de construcción básica, pero de mayores dimensio-
de acceso a la mina
de cinabrio Virgen del rante el final de la protohistoria, posiblemente alcanzando nes, se sitúa en la parte superior de la concesión minera. Sus
Carmen (ORI-18). la época romana, se explotaron minerales de hierro, sin que dimensiones son de 6,5 x 5 m y se encuentra en la zona de
Horno de San Matilde
actualmente sea posible determinar las dimensiones reales acceso a una cueva de extracción. Aunque no han aparecido
(ORI-19-1). que pudo abarcar esta actividad. Finalmente, ya en el siglo hallazgos en este edificio, es de suponer que se trataba de
PROSPECCIONES ARQUEOMINERAS EN LA SIERRA DE ORIHUELA
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Plano de la concesión minera de “La Concepción” según el catastro minero de 1872 (ORI-32).
Ya en el territorio provincial de Murcia, en el término de hacía la vertiente Sur de la sierra, donde se van agotando
Horno de cal ORI-33-1 en las
Santomera, se sitúa, llegando casi a las estribaciones occi- a una altura de aproximadamente 190 m sobre el nivel del estribaciones septentrionales
dentales de la Sierra de Orihuela, otra aglomeración minera mar. En la zona del Cerro de la Mina el estrato superior de la Sierra de Orihuela.
importante que se centra sobre el Cerro de la Mina. Se parece cerrarse, ya que aquí tan sólo se pudo detectar una Escombreras modernas al pie
trata de un cabezo aislado de la sierra principal de 200 m única mina con su escombrera. De forma diferente, la mitad del Cerro de la Mina (SAN-53 123
baja del Cerro de la Mina aparecía recubierta de escombre- y SAN-54).
de altitud, más arriba de Raiguero de Poniente. Sus laderas
más bajas tienen un desnivel de entre 20º y 30°, mientras ras modernas, que quedaron de las explotaciones del estra-
que la parte alta consta de un peñón de una caliza más dura, to inferior Más arriba, la mayor parte del poblado se pudo
de unos 20 m de altura, con dos cimas que sobresalen.Tanto mantener intacto ante los trabajos mineros modernos. En
en el cerro como en la vertiente colindante de la sierra se las laderas sur y oeste, donde sólo existen unas pocas mi-
aperciben muchas huellas de la intensa actividad minera del nas modernas, se han podido localizar también restos de
cobre que se realizó hasta la segunda mitad del siglo XX. la ocupación prehistórica hacia el pie de la ladera, donde
Aquí tiene lugar la mayor de las mineralizaciones cupríferas actualmente empiezan plantaciones de cítricos. El área del
en la sierra, mientras que en otros contados lugares sólo se poblado en la ladera sur queda atravesada por un acueducto
han detectado unos filones pequeños. La mayor relevancia moderno, cuyos restos arqueológicos subyacentes se han
para nuestro proyecto del Cerro de la Mina, la constituye visto afectados.Tanto la situación topográfica, como los res-
un poblado de la cultura de El Argar, cuyos restos se hallan tos materiales encontrados, permiten adscribir plenamente
por todas las laderas, exceptuando la ladera norte. Como al yacimiento prehistórico del Cerro de la Mina al modelo
este yacimiento del Bronce Antiguo se sitúa exactamente de poblado en altura de la cultura argárica. Se han hallado
sobre todo en la parte alta de las laderas restos de muros
sobre las minas modernas de cobre, ya con anterioridad
de terraza y estructuras habitacionales. Por desgracia, han
al presente proyecto se suponía una relación directa entre
tenido lugar intervenciones clandestinas en todo el com-
el poblado y la explotación de cobre. Las mineralizaciones
plejo, que han dañado gravemente las tumbas intramurales
cupríferas confinadas ocurren en un depósito sedimentario
argáricas. Se han podido identificar varias sepulturas en cis-
que consiste en dos estratos superpuestos a una distancia
ta, que se hallaban ultrajadas y expoliadas, pero que por lo
de 10 m, inclinados ligeramente hacia el suroeste.
general presentaban un buen estado de conservación. En
Las explotaciones modernas siguen los estratos minerales superficie se hallaron muchos restos cerámicos del Bron-
de la ladera Sur del Cerro de la Mina, desde su ladera Este ce Antiguo, así como fragmentos de molino de vulcanita y
algunas piezas de sílex. En lo que se refiere a la posible ex-
plotación minera de cobre en este entorno durante época
prehistórica, son de particular interés los cientos de mazas
de piedra y otros utensilios metalúrgicos que se hallan es-
parcidos por todo el área del poblado. La mayoría de las
mazas son de metabasita, un tipo de roca que se encuentra
mismamente al pie del propio Cerro de la Mina. Sin embargo,
ahí la materia prima es de mala calidad, así que la metabasita
utilizada para la producción de las mazas debió proceder con
toda probabilidad de otro afloramiento importante cerca de
Orihuela. En cierta medida se debió emplear la cuarcita local
para la elaboración de útiles. En algunos casos aislados tam-
bién se recogieron cantos rodados de los sedimentos aluvia-
les del entorno, que en mayor parte tuvieron que tratarse,
o bien de piedras de cantera, o bien de piedras recogidas
sobre el terreno, que podían identificarse bien por la superfi-
cie rasgada de sus facies. La mayoría de las mazas tenían unas
proporciones reducidas, por lo cual es muy probable que se
hubieran utilizado para la trituración del mineral. Sólo unas
pocas dadas sus dimensiones podían haberse aprovechado
en el proceso de extracción. Todas se manejaban directa-
mente con la mano, sin ningún tipo de enmangue. Aparte
de las mazas también fue hallado un elemento de cuarcita
124 identificado como cincel. Debió tratarse de un instrumento
muy eficaz para separar el mineral de la roca estéril, con el
que a su vez se hacía la selección, y disminuía de una forma
considerable la cantidad del material que quedaba para su
posterior procesamiento. Junto a las mazas se utilizaban lajas
de piedra como plataforma para triturar. Se identifican por
la presencia de una o varias cazoletas formadas durante el
proceso de trituración. En los trabajos de prospección en las
laderas del Cerro de la Mina se localizaron tres lajas de este
tipo. Aparte de los utensilios que parecen indicar una intensa
actividad metalúrgica, faltan indicios para determinar que una
actividad extractiva de minerales de cobre hubiera tenido
lugar también en el entorno inmediato del Cerro de la Mina
durante la Prehistoria. En las explotaciones modernas no se
registraron huellas de una actividad minera más antigua. Sin
embargo, por las restricciones de tiempo no fue posible un
estudio completo, por lo cual no se puede descartar que
queden posiblemente huellas antiguas en el entorno perifé-
rico de las cavidades extractivas modernas. En la cima se han
observado unas concavidades con leves empañamientos de
malaquíta, aunque hay que advertir que dichas concavidades,
Cista expoliada SAN-16-2 en la ladera sur debido a la fragilidad de la calcita pudieran haber sido de
del Cerro de la Mina.
origen natural. Para sacar unas conclusiones más definitivas
Una de las numerosas mazas de metabasita habrá que esperar a futuros trabajos de campo.
documentadas en el Cerro de la Mina.
PROSPECCIONES ARQUEOMINERAS EN LA SIERRA DE ORIHUELA