Contratos Demanda Civil Trinadori

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CAUSA: “BECKMAN, FLAVIA MARCELA – SCIALOCOMO, ESTEBAN ANGEL

ALBERTO – ÁLVAREZ, MARÍA VICTORIA Y OTROS S/ ESTAFA”, y/o legajo de Fiscalía Nº


87933, caratulado: “BECKMAN, FLAVIA MARCELA y OTROS S/ ASOCIACIÓN ILÍCITA Y
OTROS”.

OBJETO: Estado Provincial interpone acción civil.

SEÑORA JUEZA DE GARANTÍAS:

EXCMO. TRIBUNAL DE JUICIO

I.- OBJETO

SEBASTIÁN MIGUEL TRINADORI, Fiscal Adjunto de la Fiscalía de Estado de


Entre Ríos, con domicilio en su despacho oficial sito en planta baja de la Casa de Gobierno
(intersección de calles Córdoba y México, ciudad de Paraná), constituyendo domicilio procesal
en el mismo y domicilio electrónico en la casilla de correo fiscaliadeestadoentrerios@gmail.com,
me presento ante VS y respetuosamente digo:

II.- PERSONERÍA

Conforme se acredita con copia del Decreto de nombramiento N° 850/17 GOB, Acta de
Toma de Posesión del cargo y Escritura de Sustitución de Facultades, soy Fiscal de Estado
Adjunto de la Provincia de Entre Ríos, correspondiendo tomar intervención en carácter de parte
y en representación del Estado Provincial, conforme lo establecido por el artículo 209° de la
Constitución Provincial y 32° del Código Procesal Penal de la Provincia de Entre Ríos (de aquí
en más “CPPER”.

III.- OBJETO. CONTRATACIÓN IRREGULAR. MONTO DEL RECLAMO Y


ALCANCE DEL RESARCIMIENTO

Que en el carácter invocado, vengo por el presente a promover demanda ordinaria


(acción civil en sede penal) por daños y perjuicios, contra las personas que más abajo se detallan
y que se encuentran procesadas penalmente en el legajo de epígrafe, identificado como OGA Nº
10668, caratulado “BECKMAN, FLAVIA MARCELA – SCIALOCOMO, ESTEBAN ANGEL
ALBERTO – ÁLVAREZ, MARÍA VICTORIA Y OTROS S/ ESTAFA”, y/o legajo de Fiscalía Nº
87933, caratulado: “BECKMAN, FLAVIA MARCELA y OTROS S/ ASOCIACIÓN ILÍCITA Y
OTROS”.

La pretensión concreta persigue que esta judicatura determine la restitución de dinero y/o
un resarcimiento a favor del Estado Provincial, originada en los daños y perjuicios ocasionados
por los encartados penales llevados a juicio, en función de los actos que conjunta, separada,
alternativa o individualmente aquellos llevaron a cabo, y que tienen su génesis en la celebración
de contrataciones irregulares que a la postre ocasionaron el desvío, y/o sustracción y/o detracción
ilegítimos de fondos públicos pertenecientes a la Honorable Cámara de Senadores (“HCS”) y la
Honorable Cámara de Diputados (“HCD”) de la Provincia de Entre Ríos, en los períodos
comprendidos entre enero del 2008 hasta septiembre de 2018 inclusive.

La cuantía reclamada tiene su punto de partida en el peritaje contable denominado


“oficial” (confeccionado por los auxiliares Battisti y Dumé), según consta en las páginas 129/131
del requerimiento de elevación a juicio (documento en adelante identificado bajo su sigla “REJ”)
formulado por el Ministerio Público Fiscal (órgano que en lo sucesivo será citado con la sigla
“MPF”); y asciende a pesos trescientos setenta y dos millones novecientos veinticuatro mil
doscientos cuarenta y nueve pesos ($372.924.249). Cabe aclarar que la suma referida ha sido
considerada –por el peritaje- como una “estimación”, atento la ausencia parcial de
documentación respaldatoria del circuito completo de pago, que consiste en contratación -
emisión de comprobante de pago – medio de pago.

De ello se deriva que el monto definitivo resultará de la intervención del Honorable


Tribunal de Cuentas y/o de la prueba pericial ofrecida en subsidio, según se expresa más abajo. A
ello deberán adicionarse intereses judiciales correspondientes desde que fueron sustraídos,
detraídos y/o desviados y hasta su efectivo pago. Con costas.

A todo evento, el objeto cuantitativo de esta pretensión queda sujeto a lo que en más o en
menos resulte procedente con arreglo al plexo probatorio y al elevado criterio de la judicatura.

Lo propio ocurre con las cualidades del débito que nace a favor del Estado como
consecuencia de las contrataciones irregulares. Así, conforme lo regula el título IV del Código
Penal y otros dispositivos concordantes, el tribunal establecerá la naturaleza, medida y alcance
de la obligación (artículos 31º y 32º del codex citado), según resulte de las pruebas colectadas
y/o producidas en relación a los hechos; pretensión que desde ya se deja introducida.
Todo ello según las consideraciones de hecho y de derecho que a continuación se
exponen y amplían.

IV.- LEGITIMACIÓN ACTIVA DEL ESTADO

En esencia, los hechos investigados en autos afectaron a la administración pública y


su patrimonio, combinación que conspira contra la satisfacción del interés general y la
ejecución de un programa constitucional, entendidas como funciones esenciales del Estado.
Esto ameritó, oportunamente, la constitución de esta Fiscalía de Estado como actor civil.

Frente al escenario judicial expuesto y en ejercicio de las funciones inherentes al


cargo que ocupo, se justifica la intervención en nombre del Estado Provincial y en defensa
de su patrimonio (artículo 209º de la Constitución de Entre Ríos, artículos 4º inciso “g”, 5º y
concordantes de la ley local Nº 7296, artículo 32º del CPPER).

V.- LEGITIMACIÓN PASIVA

La acción se dirige contra todos aquellos que -en distintas medidas, siempre decisivas-
han contribuido a perpetrar el daño señalado, y que resultan procesados en la causa penal que
nos convoca. La nómina se encuentra inserta en la página 3 a 10 vta. del REJ, y aquí
prácticamente se replica por razones metódicas, con la salvedad que a continuación se formula.

En función de la consideración inicial que hizo el Fiscal de Estado en el capítulo V


de la acción análoga que se presenta conjuntamente, aquí promuevo la demanda contra:

1.- JUAN PABLO AGUILERA, Documento Nacional Identidad Nº 26.807.771, nacionalidad


argentina, de 42 años, estado civil Soltero, profesión funcionario público, domiciliado en Fray
Montesinos 2107 de Paraná;

2.- JUAN DOMINGO ORABONA, Documento Nacional Identidad Nº 14.307.550, argentino,


de 59 años de edad, estado civil soltero, profesión contador público, domiciliado en Malvinas
452, 6º "C" de Paraná;

3.- JORGE FABIAN LAZZARO, Documento Nacional Identidad Nº 16.435.349, argentino, de


57 años de edad, estado civil divorciado, profesión contador público, domiciliado en calle Monte
Caseros Nº 396 2º piso Dpto. "A" de Paraná.
VI.- MÉTODO EXPOSITIVO:

Con relación a la plataforma fáctica, esta Fiscalía de Estado comparte la tesis


planteada por el MPF, habida cuenta que el REJ relata la génesis y modalidades mediante las
cuales se consumó el perjuicio al erario entrerriano, dado por la aparente celebración de
contratos de obra. Por dicho motivo y en miras de la economía procesal, ya se observó ut
supra y a partir de aquí se observarán justificadas reproducciones y/o remisiones directas al
REJ, pues de esa forma rehuimos de reiteraciones innecesarias y nos proponemos evitar la
fatiga de aquellos lectores que resulten destinatarios de la presente acción.

Dicho lo cual, corresponde advertir que, como consecuencia natural del objeto
diferenciado de esta acción (de índole civil), en lo que sea pertinente nos dedicaremos a
puntualizar aquellos aspectos que reúnen matices particulares y/o adicionales a las nociones
enarboladas por el MPF.

VII.- LOS HECHOS

Tal como adelantáramos en el capítulo tercero, en el lapso transcurrido entre enero de


2008 y hasta septiembre de 2018 inclusive, en el seno de la legislatura de la Provincia de
Entre Ríos se celebraron alrededor de 770 “contratos” que, bajo apariencia de legalidad,
tuvieron como único propósito el desvío, sustracción y/o detracción de los fondos que
estaban destinados a atender dichas contrataciones. En la HCS, las maniobras responden a la
totalidad del período, mientras que en la HCD principiaron en diciembre de 2011 y verifican
igual fecha de finalización que en su recinto hermano.

Como nota común y paradigmática de esos “negocios jurídicos”, se impone subrayar


una palmaria falta de relación entre su celebración y la satisfacción de fines propios del
Estado. Vale decir, reúnen distintos tipos de vicios, que pueden ser agrupados en categorías
tales como ilicitud en su objeto y fines, irregular concepción, inmotivación, deficiente
formación de la voluntad administrativa, innecesariedad funcional y/u operativa,
insubordinación al iter administrativo, ausencia de contraprestación de obra y posterior
desvío de los fondos en cuestión. La “contratación” fue concebida y dinamizada para detraer
fondos públicos en favor de terceros o en pos de satisfacer objetivos que en nada pueden
asociarse a los designios de la provincia.

En todos los supuestos o modalidades, la premisa radicaba en apartar la vida de esos


“contratos” del ámbito de dominio provincial. Ciertamente, en los albores de la maniobra se
creaba una contratación artificial (ya sea por defectos de forma, procedimiento, por carencia
de sustancia en la “obra” encomendada, etcétera), mientras que la fase de ejecución
conclusiva (llámese percepción de los montos retributivos) era desplegada por terceros
ajenos a una estipulación que, desde el punto de vista administrativo, puede catalogarse
como mal habida. Más tarde, ese dinero -el “producido” de la astucia- pasaba a formar parte
de un entramado de beneficiarios.

Con sus conductas, todos los demandados aportaron significativamente para lograr el
éxito de la maniobra descripta (páginas 10 a 57 del REJ).

La complejidad del caso traído a juzgamiento invita a hacer una aclaración inicial
ceñida a la mayor, menor o relativa posibilidad de determinar concretamente la
participación, cooperación, ayuda o concurrencia subjetiva; como así también a las variables
que pudiere enseñar la real trazabilidad y/o identificación del destino de los fondos
designados como el producido de los ilícitos.

En esa andadura, entendemos que esos pormenores no resultan decisivos a la hora de


valorar la acción aquí impetrada. En efecto, el perjuicio ocasionado al erario se verifica por
las conductas reprochadas, en tanto y en cuanto todas coadyuvaron a sustraer, detraer,
desviar o malgastar fondos públicos. Vale decir, los comportamientos que sirven de base a
esta demanda son causa fuente de la obligación de resarcir al Estado no por resultar
merecedoras del reproche penal (al menos no con exclusividad), sino porque claramente se
erigen como elementos constitutivos de la responsabilidad civil, instituto del derecho común
que trae aparejada la obligación reparatoria. Estas cuestiones serán ampliadas y tratadas
separadamente en los capítulos octavo y noveno).

VIII.- LA ACCIÓN CIVIL EN SEDE PENAL. VINCULACIÓN Y


ARMONIZACIÓN DENTRO DEL PROCESO
En forma previa a inmiscuirnos en los presupuestos de la responsabilidad civil (desde
ya, todos verificados en autos), resultará una buena práctica enmarcar la dinámica jurídica de
esta acción civil dentro del proceso penal. Veamos.

(i) contextualización del reclamo civil ante el fuero penal

Más arriba indicamos que, en esencia, los hechos investigados arremetieron contra el
correcto funcionamiento de la administración pública y contra su patrimonio, entendidos
como bienes jurídicos tutelados. De manera tal que, así como el MPF propone y propicia la
condena criminal de los encartados con base en la teoría general y procesal que hace a la
rama del derecho específica de su competencia constitucional, en lo que hace a la tarea
circunscripta a esta Fiscalía de Estado, hemos de encuadrar nuestra labor no en forma ajena
sino paralela y armonizada a aquella. Esto es, orbitaremos alrededor de los cánones de la
responsabilidad civil.

De esto se derivan varias consecuencias.

1.- La primera es procesal. Acabamos de explicar que, como titular de la acción


penal, el MPF pretende cumplir con la finalidad específica del derecho penal (aplicación de
sanciones), y endereza su actividad en tal sentido. A su turno, la Fiscalía de Estado -actor
civil- persigue un resarcimiento económico a favor del erario, que “indemnice” o “reponga”
integralmente el perjuicio irrogado por los aquí encartados.

En tren de lograr nuestro cometido, impetramos esta demanda en orden a un principio


de oportunidad y concentración procesal, mas no de sujeción total, sesgada y/o absoluta al
derecho penal o procesal penal (artículos 91°, 104° párrafo segundo y concordantes del
CPPER). Acorde con ello, si bien el REJ (y la actuación en general del MPF) goza de un alto
grado de verosimilitud dado por su riqueza probatoria, técnica y argumentativa, la
responsabilidad civil de los procesados también puede validarse o refrendarse con el aporte
de pruebas convenientes que hacen a la intervención propia y específica del organismo que
represento.

Con la reflexión anterior pretendemos enaltecer y solicitar que, con la inserción de la


acción civil dentro del proceso penal, y siempre y cuando ello sea compatible con el juego
armónico de las reglas adjetivas que rigen uno y otro iter, se autorice la anexión y/o
producción de pruebas adicionales y complementarias a las ya incorporadas en autos, ello en
función del fin inconfundible y diferenciado de la acción civil respecto a la penal (esto se
verá, verbigracia, en la prueba que involucra al Honorable Tribunal de Cuentas de Entre
Ríos, que se ofrecerá más abajo).

A partir de este juego equilibrado y simétrico de normas adjetivas tenemos que, a lo


largo del tránsito procesal que nos convoca, la acción civil goza de cierta emancipación
teleológica respecto de la penal, pero sin cobrar autonomía absoluta; pues desde ya queda en
evidencia que vienen a avanzar y convivir en atención a una interdependencia necesaria y
lógica. En este sentido, con los elementos, principios, reglas y normas propios de la primera
con más aquellos aportes penales (o procesal penales) de los que pueda nutrirse, recién el
momento del dictado de la sentencia develará si la línea fronteriza se desvanece o se destaca
todavía más, según el resultado alcanzado.

Con ello, queremos advertir que aunque prima facie pudiera postularse una simple
accesoriedad o “residualidad” de la acción civil respecto a la penal, ello sería predicable solo
en el aspecto adjetivo, mas no sustantivo. Ciertamente, va de suyo que el actor civil debe
ejercerla dentro de un plazo estipulado normativamente, o bien manifestar el apartamiento
expreso para interponerla en un momento ulterior y ante el fuero civil (véase artículos 102° y
103° del CPPER). Pero una vez impetrada la demanda, esta accesoriedad meramente
procesal cesa, y se reconvierte a una convivencia armónica que dota de protagonismo civil al
proceso.

2.- En segundo lugar, relativo al plano del derecho sustancial, la otra consecuencia es
que si bien ambas acciones reconocen un mismo hecho generador, ello no conlleva sin más
la identidad de resultados. Es que, lógica y naturalmente, las reglas que gobiernan la
responsabilidad civil son extrañas al ámbito penal, de donde se deriva que quien ejerce la
judicatura no se somete rígidamente al fuero al que pertenece, sino que cuenta y goza de
amplia libertad valorativa. El valladar se encuentra, como es sabido, en las condiciones
esenciales de los hechos presuntamente punibles (explicados por el MPF en el REJ), en tanto
y en cuanto una contradicción que radique en tal arista implicaría lo que en derecho ha de
llamarse escándalo jurídico.

Dicho de otro modo, el destino penal del proceso no resta soberanía ponderativa ni
axiológica a quienes juzguen el caso. Cuando la acción civil ha sido incoada en el proceso
penal, el tribunal iudicante debe aplicar las normas y principios que correspondan a aquella
naturaleza, sin perjuicio de atender a la influencia que la ley sustantiva asigna al
pronunciamiento criminal. Tal consecuencia se deriva de las disposiciones procesales que
regulan su interposición en sede penal y de la aplicación de los artículos 1102°, 1103° y
concordantes del Código Civil -ley 340- (en adelante, “CC”), juntamente con los
dispositivos 1776°, 1777°, 1778° y demás correlacionados y unísonos previstos en el Código
Civil y Comercial (de igual manera, “CCC”).

La coherente política regulatoria que receptan ambos códigos es digna de destacar,


sobre todo porque los hechos generadores del daño, investigados en autos, sucedieron bajo el
imperio de ambos corpus civiles, sin que ello modifique las consecuencias normativas.

Por ende, la concurrencia de los presupuestos del daño resarcible y su evaluación en


el caso concreto han de examinarse de acuerdo con las normas pertinentes de la ley civil;
cualquiera sea el fuero ante el que se ejercite la acción resarcitoria.

La jurisprudencia siempre fue conteste y uniforme con ese temperamento. Así, para
ejemplificar estas vicisitudes planteadas puede mencionarse que la suspensión del juicio a
prueba en sede penal no es óbice para fundar y obtener un resarcimiento en sede civil,
cuando así se deriva de los hechos (“MAGALLAN, MERCEDES V. C/ TRICARIQUE,
LUCIANO A. Y OTS. S/ ORDINARIO DAÑOS Y PERJUICIOS”, Nº 8017, Cámara Civil
y Comercial de Paraná, Sala Tercera, 28/07/2016).

Adviértase que la tesitura va de la mano del artículo 393º y concordantes del CPPER.

En idéntica línea, el alto cuerpo judicial de la provincia tiene dicho que la exclusión
de responsabilidad criminal decidida con base en algún instituto propio del derecho penal
“…si bien pueden tener puntos de contacto en sentido amplio [con la responsabilidad civil],
en lo que a la antijuridicidad se refiere, poseen grandes diferencias que hacen imposible ese
correlato…”. A ello añadió que “…Lo que actúa con efectos prejudiciales y condicionantes
de la sentencia civil es la existencia del hecho principal, pero ninguna otra situación del
proceso penal o de la sentencia en él recaída se proyecta con efecto de incolumidad sobre el
proceso civil, sin perjuicio del valor probatorio que pudiera tener ese expediente penal…”
(SALINAS, MARÍA TERESA Y OTROS C/ DEMARTINI, CELESTINO GAUDENCIO Y
OTROS- S/ ORDINARIO DAÑOS Y PERJUICIOS (ACUMULADO "SALINAS MARÍA
TERESA Y OTROS C/GOBIERNO ENTRE RÍOS-ORDINARIO”, N° 7241, 26/07/2016,
STJ Sala Civil).

Lo antedicho también guarda consonancia con los artículos 95º, 105º y concordantes
del CPPER.

(ii) las conclusiones que se derivan del contexto normativo reseñado

Ergo, a título de saludable pauta orientativa, sin ánimo de taxatividad y sin que
implique condicionar con ello la procedencia de la demanda, se impone enumerar algunos
estándares aplicables al sub examine, especialmente en orden a la harto complejidad del
caso, que no ameritaría el rechazo total ni parcial de la demanda civil con base en
tecnicismos de índole penal.

Vale recordar, entonces:

a) que la concurrencia de los presupuestos del daño resarcible se examina de acuerdo con las
normas pertinentes de la ley civil, aun cuando la acción resarcitoria sea intentada en sede
penal;

b) las “culpas” difieren en grado y naturaleza. Por ende, si bien es dable suponer que la tesis
propiciada por el MPF será compartida por quienes integren el tribunal, deberá tenerse en
cuenta que algunas conductas insuficientes para excitar el sistema penal bien pueden ser
idóneas y elocuentes para dar fundamentación a la reclamación civil;

c) en igual sintonía con el inciso anterior, el microsistema del derecho de daños


habitualmente repara en factores de atribución de naturaleza netamente objetiva, en tanto y
en cuanto reprocha al dañador la producción del perjuicio injusto, sin detenerse a analizar si
lo fue a título de culpa o dolo; lo que (en su caso y a todo evento) solo serviría para agravar
la indemnización debida, bajo el prisma variable de la intencionalidad del agente;

d) corolario de lo anterior, los hechos y pruebas colectadas en el caso pueden (y deben)


interpretarse a la luz de esa responsabilidad sustantiva;

e) en otras palabras, la eventual falta de tipicidad penal de un acto no incide en la


responsabilidad civil. Verbigracia, un sobreseimiento fundado en el principio in dubio pro
reo no compromete ni condiciona una condena civil, en cuanto podría constituir un
cuasidelito u otra fuente de obligación indemnizable;

g) esa hipotética falta de sometimiento a los resultados que pudieron haberse alcanzado en
sede penal admite una sola limitación, ceñida a aspectos esenciales del hecho presuntamente
punible, todo a efectos de impedir la existencia de una posible contradicción (escándalo
jurídico).

IX.- PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

Teniendo en cuenta que los hechos atraviesan la vigencia tanto del CC como del
CCC, liminarmente corresponde vaticinar que, en cuanto a los requisitos de la
responsabilidad civil, las conclusiones en nada van a variar.

La irrefutable irregularidad administrativa de las “contrataciones” y demás


pormenores relatados en este escrito y en el REJ pueden dar cuenta, sin necesidad de realizar
mayores esfuerzos valorativos, de la reunión y satisfacción de los elementos que excitan la
responsabilidad de resarcir en el caso concreto.

Así, tenemos:

1) el daño ocasionado, consistente en el desvío, detracción y/o sustracción de fondos


públicos, pertenecientes a la HCS y la HCD, harto detallados en el REJ;

2) la antijuricidad también aparece indiscutible, en virtud de la artificialidad de los


“contratos”, la ausencia de contraprestación, la deliberada ausencia de mecanismos
administrativos de rigor, entre otros elementos ya nombrados más arriba y que determinan el
total quebrantamiento de las normas;
3) la relación de causalidad entre las conductas u omisiones de los demandados surge
patente en relación con el daño ocasionado, pues guardan entidad adecuada y suficiente para
correlacionarlas con la consecuencia que se les atribuye. “…El sistema de la causalidad
adecuada ya se encontraba consagrado en el Código Civil en los arts. 901 a 906. Fue luego
mantenido por el actual Código Civil y Comercial en sus arts. 1726 y 1727. El mismo se
basa en la regularidad y la probabilidad. Se sustenta en la previsibilidad objetiva cuando se
refiere a las consecuencias inmediatas y mediatas, incorporando la previsibilidad desde un
prisma subjetivo a los fines de agravar el resarcimiento…” (in re “ROMERO, MATÍAS D.
Y OTRA C/ SCHENFELD, ARIEL D. Y OTROS S/ ORDINARIO Y SU ACUM.:
ROMERO, RUBÉN D. Y OTS. C/ SCHENFELD, ARIEL Y OTS. s/ ORDINARIO”, N°
10899, Cámara Civil y Comercial de Paraná, Sala Primera, 20/04/2020);

4) el factor de atribución. Como dijimos en “VIII-ii-c”, en lo tocante a la producción


del menoscabo al erario, la valoración penal emerge como más exigente, en cuanto requiere
elementos subjetivos y tipificantes que podríamos denominar como condicionantes de iure.
Por ello, parécenos una obviedad que al dictarse una condena penal, naturalmente no
surgirán dudas respecto al factor de atribución del que se deriva la obligación de indemnizar.
Ahora bien, esta consecuencia legal de resarcir también podría aparecer sin condena penal,
en los términos explicados en el capítulo VII; porque en tal supuesto estaríamos frente al
factor de atribución objetivo derivado de la mera prohibición civil de no dañar (non alterum
laedere).

Adicionalmente, no es baladí subrayar que el nomen iuris del factor de atribución hasta
podría aparecer como una anécdota de retórica doctrinaria. En efecto, el caso no solamente
podría experimentar factores de atribución objetivos y/o subjetivos con arreglo al resultado del
juicio penal, sino que, en lo que hace a una argumentación superadora de esa opción contingente,
es bien sabido que, para quien ejerce la magistratura, el catálogo de factores de atribución
disponibles es ciento por ciento abierto y no taxativo. Ello encuentra justificativo en que los
factores atributivos no solamente se derivan de la literalidad normativa sino de variopintos
principios, axiomas y reglas no escritas, pudiendo establecerse aquel que se exhiba como más
justo o apropiado para el caso concreto.
X.- PRUEBA

a) DOCUMENTAL:

1.- Copia del Decreto de Nombramiento y Acta de Toma de Posesión del cargo.

2.- Esta parte se adhiere a toda la prueba documental aportada por el Ministerio Público
Fiscal en el REJ.

3.- Teniendo en cuenta que ya obra agregado al expediente, esta parte se adhiere
específicamente al informe pericial contable de fecha 12/4/2021, suscripto por la perito oficial
Contadora Andrea Marina Battisti y por el perito de parte Contador Cristian Dumé, aportada por
el MPF en el REJ.

b) PERICIAL DEL HTC. EN SUBSIDIO, INFORMATIVA Y/O


INSTRUMENTAL

1.- Sin perjuicio de lo expuesto en el reciente punto “a.3”, a los fines de complementar,
ampliar o pormenorizar el perjuicio ocasionado al erario entrerriano, solicitamos que se dé
intervención al Honorable Tribunal de Cuentas de Entre Ríos, a los fines de que analice las
constancias de estos autos y toda la prueba producida y colectada, y que con esa información
elabore un dictamen que puntualice el menoscabo económico infligido al Estado Provincial.

Indudablemente, la judicatura deberá tener en cuenta que, en el sub examine, el actor


civil no es un particular cualquiera, sino el Estado. De ello se deduce que no aparece posible
encomendar la labor determinativa del perjuicio a un tercero –privado, público o mixto-, sino
que (va de suyo) en el marco del orden constitucional entrerriano será el Honorable Tribunal de
Cuentas quien aparece como el organismo autónomo, independiente y experto en la materia.

Esta tarea tendiente a diagnosticar, definir y delimitar el menoscabo al erario es


trascendental, y hace a la participación concreta de la Fiscalía de Estado en los autos de marras.
Bajo tal tesitura y en consonancia con lo narrado en el capítulo VIII y IX, hemos de indicar que
la existencia y comprobación de las maniobras que el REJ le enrostra a los procesados traerá
consigo el dictado de una condena penal, sin que a tal efecto resulte determinante o decisiva la
cuantía del perjuicio público, pues la subsunción de los hechos en un tipo penal conlleva, desde
ya, la consecuencia jurídica prevista en la ley criminal.
En cambio, la precisión numérica de la lesión patrimonial se proyecta a múltiples
consecuencias relativas al Estado, al organismo que represento, a los demandados e incluso al
Poder Judicial, toda vez que a partir de las conclusiones que arroje la prueba ofrecida, se podrá
auscultar la cantidad de dinero que los accionados deben devolver, las costas del juicio, la tasa de
justicia –de corresponder-, entre otras circunstancias no enumeradas y que pudieren sobrevenir.

A esos fines y como puntos de peritaje, se le requerirá al organismo que: a) determine los
montos individuales de todos los contratos del Anexo (770 contratos) obrantes en el Legajo
Penal, y distinga los mismos según Cámara “contratante” (HCD u HCS); b) informe en detalle
los montos que se pagaron según año y mes; c) fije el monto global que arroja la sumatoria de
todos los montos individuales, conforme la operación anterior; d) indique origen o proveniencia
de los fondos que se emplearon para atender las contrataciones del punto “a”; e) actualice la
suma desde que cada erogación estatal fue verificada y hasta el momento en que se practique la
labor pericial; f) con esta información y con más el resto del plexo probatorio de autos,
establezca si existió algún perjuicio para el Estado Provincial, derivado de la contrataciones bajo
investigación; g) de ser posible, identifique a los sujetos responsables; h) manifiesta otro dato de
interés que considere pertinente y conducente para dilucidar objetivamente la cuestión llevada a
su ponderación.

2.- Para el improbable e hipotético supuesto de no admitir la prueba como peritaje,


solicitamos que se libre oficio al organismo precitado, a los mismos fines y efectos interesados
en este subacápite; a título de prueba complementaria.

3.- También huelga decir que ante el Honorable Tribunal de Cuentas de la Provincia
tramita el expediente administrativo Nº 645/2018, caratulado “Secretaría de Vocalía Nº 3 inicia
actuaciones con relación a lo publicado en el Portal de Internet Página Judicial del día 03-10-
2018”, y por lo tanto las actuaciones podrán ser ampliadas a los fines probatorios requeridos por
esta parte, como así también, a todo evento, se ofrecen los actuados ad effectum videndi et
probandi, para conocimiento de VS. La solicitud de esta prueba instrumental tiene directa
relación con la determinación del efectivo perjuicio provocado al Estado Provincial por los
hechos investigados en la causa que nos convoca.

Lógicamente, el expediente penal perteneciente a la causa que nos convoca se ofrece en


su totalidad como prueba instrumental.
c) PERICIAL EN SUBSIDIO

De no admitirse el abocamiento del Honorable Tribunal de Cuentas para llevar a cabo el


peritaje del punto b), se dejan ofrecidos los peritajes practicados en autos, como así también un
peritaje contable a realizar en el marco del juicio, ceñido los mismos puntos propuestos

A todo evento, en su carácter de auxiliar ya interviniente en estos actuados, solicitamos


la citación de la Perito Contadora Andrea Marina Battisti, a los fines de que ratifique y brinde
explicaciones del informe pericial de fecha 12/04/2021.

d) TESTIMONIAL

Esta parte adhiere a la producción de la prueba testimonial ofrecida por el MPF,


consignada en las páginas 435 a 503 vta., quienes depondrán a tenor del pliego que
oportunamente se acompañará. En específico, y en subsidio de la prueba pericial, solicitamos la
citación de la Perito Contadora Andrea Marina Battisti, a los fines de que ratifique y brinde
explicaciones del informe de fecha 12/04/2021, que se agregó como prueba en autos.

XI.- CASO FEDERAL:

Dejamos expresamente introducido el Caso Federal ante la improbable e hipotética


eventualidad de que la presente demanda fuera rechazada, por estar en juego en el sub lite
derechos y garantías de índole constitucional, con énfasis en la integridad patrimonial del
Estado, protegida a través del artículo 17° de la Carta Magna. Un pronunciamiento adverso a los
intereses que representamos estaría soslayando (o bien directamente contrariando) dichas
garantías consagradas, que se encuentran protegidas para que el Estado persiga y cumplimente
con los propósitos inherentes al programa constitucional.

XII.- DERECHO:

La demanda se funda en los artículos 209° de la Constitución Provincial; la ley 7296;


libro primero (capítulo tercero y quinto del título segundo), artículo 393° y demás concordantes
del CPPER; artículos 1102°, 1103° y concordantes del CC, 1776°, 1777°, 1778° y demás
normas concordantes del CCC; artículos 29º, 30º, 31º, 32º y concordantes del Código Penal;
Código Procesal Civil de la Provincia de Entre Ríos, y/o cualquier otra norma que el elevado
criterio del tribunal estime aplicable.
XIII.- PETITORIO:

Por todo lo expuesto a VS solicito:

1.- Me tenga por presentado en el carácter invocado, domicilio de mi representado


denunciado y procesal constituido, dándoseme la intervención que por ley corresponde.

2.- Tenga por promovida la demanda civil que se expresa, contra los demandados
indicados en el capítulo quinto, por los montos sindicados en el capítulo tercero y respecto a la
operación descripta en los hechos reseñados tanto en este escrito como en el REJ.

3.- Tenga por agregada la prueba documental y por ofrecida las restantes probanzas.

4.- Tenga presente la reserva del caso federal.

5.- En ocasión de dictar sentencia haga lugar íntegramente a la demanda; con expresa
imposición de costas a la parte contraria.

Proveer de conformidad SERÁ JUSTICIA.

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