Proceso Contencioso Administrativo
Proceso Contencioso Administrativo
Proceso Contencioso Administrativo
1 Es un proceso judicial.
2. Organizado de derecho dentro de la relación de dos poderes públicos
(control intraorgánico), lo que Karl Lewis, debía, los controles internos, los
controles entre dos órganos del Estado, es una relación de control, es un medio
de control uno controla al otro, es un medio de controlo de lo judicial sobre la
administración.
Un tema que no debe dejarse de lado, es que el petitorio de nulidad puede ser
total o parcial respecto del acto administrativo. En el caso de la nulidad parcial,
su base normativa está concatenada a lo previsto en el numeral 13.2 del
artículo 13 del TUO de la LPAG, norma que establece que: «La nulidad parcial
del acto administrativo no alcanza a las otras partes del acto que resulten
independientes de la parte nula, salvo que sea su consecuencia, ni impide la
producción de efectos para los cuales, no obstante, el acto pueda ser idóneo,
salvo disposición legal en contrario».
De otro lado, resulta preciso advertir que en el ámbito propio del contencioso
administrativo resulta innecesaria la regulación de un petitorio de ineficacia,
puesto que el administrado lo que solicita en relación con el acto administrativo
es su nulidad: recuérdese que los efectos del acto administrativo —su eficacia
— se dan en el tiempo, de forma indefinida, hasta que sea declarada la nulidad
del acto, ya que mientras ello no ocurra, el acto se presume válido y sigue
surtiendo efectos —salvo medida cautelar en contrario—.
Creemos que es posible para los jueces reconocer directamente las situaciones
jurídicas individualizadas, siempre y cuando no se trate de una decisión
discrecional de la administración pública, pues en tal caso esta tendrá un cierto
margen de «libertad» frente al legislador y frente al propio juez, al atribuirle el
ordenamiento jurídico la potestad de determinar lo que es de interés general en
el caso concreto. En estos supuestos, el juez únicamente podrá sustituir la
decisión discrecional cuando se haya producido lo que se conoce como
«reducción a cero de la discrecionalidad» (2009, pp. 131-132).
Esta es la pretensión procesal específica para uno de los supuestos de las vías
de hecho. En realidad, tiene un efecto declarativo y otro de condena. Primero,
declara que, efectivamente, la actuación material que no se sustenta en acto
administrativo es contraria al ordenamiento, con lo cual declara su ilegalidad y,
sucesivamente, establece una condena, dirigida a la administración, para que
cese la referida actuación material.
Sobre este punto es preciso recordar que el proyecto original de la LPCA del
año 2000 contemplaba como una actuación impugnable a las actuaciones
administrativas que causaran daños a los administrados, en la lógica de
establecer un sistema de unidad de jurisdicción para el contencioso de la
responsabilidad patrimonial. No obstante, en el texto final —que se convirtió en
la ley 27584— se suprimió la regulación respectiva del contencioso de la
responsabilidad patrimonial de la administración, y se estableció que el mismo
se debía articular como pretensión principal y conforme a las reglas del Código
Civil y Procesal Civil en el ahora derogado artículo 26 de la LPCA.
Posteriormente, esta regulación fue cambiada por el decreto legislativo 1067,
que derogó el artículo 26 de la LPCA y reguló como una pretensión la
posibilidad de solicitar al órgano jurisdiccional especializado en lo contencioso-
administrativo una «indemnización por el daño causado por alguna actuación
impugnable», la misma que debería ser propuesta como una pretensión
acumulada a cualquiera de las otras reguladas en la lista del artículo 5 del TUO
de la LPCA.
Sin embargo, hay que tener presente que la regulación vigente del proceso
contencioso-administrativo todavía sigue lastrada por algunos temas, entre
ellos, quizás el más importante, la falta de un auténtico régimen procesal para
proteger a los administrados cuando sufran daños en su patrimonio causados
por responsabilidad del Estado, así como la cuestión de la ejecución de las
sentencias contra el Estado, entre otros aspectos.
[1] Si bien comparte nuestra posición, Víctor Baca considera que una
pretensión de ineficacia podría ser una pretensión cautelar autónoma: «se ha
sostenido que la ineficacia no puede pedirse de modo independiente a la
declaración de invalidez, sino que es su consecuencia, lo que es cierto. Sin
embargo, en realidad puede tratarse de una oportunidad, porque sí hay un
supuesto en que la pretensión de “ineficacia” es por lo menos anterior a la
declaración de invalidez: los casos de tutela cautelar, donde lo que el particular
pretende es no solo la anulación, sino que los efectos del acto administrativo
dejen de producirse o no se produzcan en absoluto. Por tanto, podría ser un
medio para consagrar la pretensión “cautelar” autónoma en nuestro
ordenamiento jurídico, tal como lo ha exigido respecto del ordenamiento
español el Tribunal de Justicia de la Comunidad Europea en su Sentencia de
15 de mayo de 2003. De este modo se admitiría la posibilidad de solicitar una
medida cautelar incluso antes de presentar el recurso contencioso-
administrativo, aunque, claro está, finalmente esté vinculada a la futura
interposición de este. Además, como veremos más adelante, esta pretensión
de “ineficacia” puede servir como un medio para reaccionar frente a la
ejecución material de actos que transgrede principios o normas del
ordenamiento jurídico» (2009, pp. 120-121).
a) ^Administración ejecutiva", en los códigos de Buenos Aires y Salta, vale decir sólo se
impugna el obrar del Poder Ejecutivo y no el resto de la actividad administrativa que emana de
otros órganos del poder (v. gr., legislativo y judicial). b) «Administración estatal", en los
códigos de Córdoba (3897-1941), La Rioja (1005-1946), Santa Fe (4106-1951), Santiago del
Estero (2297- 1951), Misiones (52-1960), vale decir la actividad «administrativa» impugnable
puede emanar de cualquier órgano del poder (ejecutivo, legislativo o judicial). c)
«Administración pública», en los códigos más recientes de Mendoza (1973-ley 3918) y
Formosa (1978-ley 584), la actividad administrativa impugnable puede emanar del Estado
(cualquiera de sus órganos y poderes, incluso órganos extra poderes, como el Tribunal de
Cuentas) o de entidades públicas no estatales que han recibido «potestas públicas» por
transferencia estatal (contractual o legal) (16). Tal criterio legislativo ha tenido recepción
jurisprudencial en los casos «Marcelino Sánchez c/Caja Forense del Chaco» (CSN., en ED, t. 50,
pp. 292 y ss., con nota de Julio Oyhanarte sobre «La institucionalización de los cuerpos
intermedios») y en el caso «Garat Ruiz López c/Caja Forense de Mendoza» (17).
4.2. Por las situaciones subjetivas: También podemos marcar una evolución en razón de las
situaciones protegidas o de los derechos tutelados, y en ese sentido indiquemos que en una
primera etapa (códigos de Buenos Aires y Salta) sólo se tutelaban «derechos subjetivos» (por
acción de plena jurisdicción) y en una segunda etapa (códigos de Córdoba, Santa Fe, Santiago
de Estero, Jujuy, Misiones, La Rioja) se agrega el ámbito subjetivo de protección los «intereses
legítimos» (por acción
A) Administrado actor: 1. Habeas corpus (art. 18 C. N., Ley 48, art. 20;
art. 167, CPPN). 2. Acción de amparo (Leyes 16986 y 17454).
3. Amparo por mora (Ley 19549, art. 28). 4. Recurso extraordinario
contra actos administrativos (art. 31 C. N., Ley 48, art. 14, CPCN, arts.
256-257).
5. Acción de inconstitucionalidad (en el derecho público local, v. gr.,
Mendoza, art. 144, inc. 3, Const., y art. 223 CPC).
6. Acción de retrocesión (Ley 21499, art. 35).
7. Acción civil (demandas contra el Estado) (Leyes 3952 y 11634).
8. Expropiación indirecta o irregular (Ley 21499, art. 51).
9. Medidas y procesos cautelares (arts. 1132 y 2499 Código Civil y
Códigos Contenciosos).
10. Acción de repetición (art. 784 Cód. Civil, Leyes 11683 y 21858).
11. Acciones e interdictos posesorios (arts. 2468-2501 Cód. Civil y 606 a
623 CPCN).
12. Suspensión judicial de la ejecución (véanse Códigos Contenciosos).
13. «Acciones» o «recursos» procesales o contencioso-administrativos
(plena jurisdicción y anulación)
B) Persona pública actora.-
1. Lesividad.
2. Expropiación.
3. Servidumbre y restricciones.
4. Ocupación temporánea.
5. Defensa o excepción de «caducidad».
6. Defensa o excepción de «prescripción».
7. Acción de inconstitucionalidad (en el derecho local a cargo del fiscal
del Estado).
8. Acciones civiles.
9. Acciones o recursos procesales o contencioso-administrativo.
Por lo expuesto, desde una perspectiva formal, puramente procesal, los
sujetos de la relación jurídica aparecen «defendidos» por un arsenal jurídico
judicial de alta eficiencia y riesgo mínimo. Pero en el orden operativo, en la
praxis, en el mundo de la realidad Ino en el «cielo de los conceptos puros»,
como decía JHERING (19)1, estos remedios son un fracaso por: a) su excesivo
número; b) la confusión que generan al no saber nunca, a ciencia cierta, cuál
es el antibiótico jurídico más idóneo; c) la opción procesal prematura por uno o
algunos de ellos, dado que todos tienen breves plazos de caducidad. En fin,
pareciera que el Derecho o la legislación, mejor dicho, quiso darles tantas
«defensas al administrado» que, a fuer de sinceridad, se peca por exceso de
cantidad en desmedro manifiesto de la calidad y la real tutela de los derechos
de los administrados (20). En esta materia es observable el «providencialismo
estatal», propenso a crear un inhibitorio mesianismo en el ánimo de los
subditos, ya que suele realizarse mediante una asombrosa floración legislativa
que entorpece la vida económica y desvanece la conciencia jurídica del pueblo,
el cual carece de preparación técnica, por ello sólo se suele malograr el
designio estatal, recuérdese la observación de TÁCITO (Anales, III, 27, 5):
«Corrüptissima república, plurimae leges».
«La moderna tendencia a creer en la virtud taumatúrgica y, por tanto,
realizar una multiplicación de las leyes que conduce a una verdadera
enfermedad de transformación social y determina fenómenos de hipertrofia o
inflación legislativa, tan conocida como dañosa, aunque sólo fuera porque los
interesados no logran ya encontrar el hilo de una madeja increíblemente
grande y enmarañada» (CARNELUTTI, en Teoría general del Derecho).
2. Heterogeneidad sustancial. –
La materia procesal administrativa, como contenido del proceso
administrativo, presenta un diverso matiz sustantivo en razón del reparto
político del poder (federal, provincial y municipal) y la naturaleza jurídica
de las vías procesales (constitucional, civil y administrativa). En ese
sentido podemos decir que el proceso administrativo se clasifica:
a) Por razón política en:
1. Federal o nacional (Leyes 11683, 20626, 21858, 14878, 19549, artículos 23
a 32).
2. Provincial (los Códigos Contencioso-administrativos de cada provincia).
3. Municipal (de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires; Leyes 1893,
19987, 20261).
b) Por razón jurídica en:
1. Vías constitucionales (habeas corpus, amparo, amparo por mora, recurso
extraordinario, acción de inconstitucionalidad).
2. Vías civiles (acción de repetición, retrocesión, procesos cautelares, acciones
e interdictos posesorios).
3. Vías administrativas (suspensión judicial de la ejecución de decisiones
administrativas, acciones procesales administrativas).