El Imperio Bizantino O Imperio Romano
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EL IMPERIO BIZANTINO O IMPERIO ROMANO
El Imperio Romano de Oriente, también conocido como Imperio Bizantino, fue una de las más
grandes potencias cristianas de la Edad Media. Sus orígenes se remontan a la división y posterior
fin del Imperio Romano, entre los siglos IV y V d.C.
Tras la división del Imperio Romano, la ciudad de Constantinopla se convirtió en la capital de la
zona oriental y se consolidó como un centro marítimo y comercial de gran importancia entre
Europa y Asia. Esta ciudad había sido fundada por Constantino en el 330, sobre una colonia griega
llamada Bizancio.
El Imperio Bizantino surgió en la antigua ciudad griega de Bizancio, donde fue fundada
Constantinopla. En la actualidad en este lugar se encuentra la ciudad de Estambul. (Capital de
Turquía).
A demás Constantinopla estaba situada en el estrecho del Bósforo, desde donde controlaba el
paso terrestre entre Europa y Asia y el paso marítimo entre el Mediterráneo y el mar Negro, lo
cual permitió su posterior auge.
A finales del siglo IV, el Imperio Romano ya estaba dividido en dos mitades gobernadas por
emperadores distintos: el Imperio romano de Oriente y el Imperio romano de Occidente.
En Oriente, provincias occidentales, el comercio decaía y las legiones no podían defender las
fronteras y entre todas ellas brillaba la nueva capital Constantinopla.
En el siglo V fue depuesto el último Emperador de Occidente, hecho que dio fin al Imperio romano.
A partir de entonces, el Imperio subsistente de Oriente vivió su apogeo en el siglo VI, cuando el
emperador Justiniano I, apoyado por su mujer, Teodora, reconquistó muchos territorios
occidentales: sus generales destruyeron el reino vándalo en el norte de África y el ostrogodo en
Italia y reconquistaron parte de España visigoda. En la capital, Constantinopla, JUSTINIANO
MANDÓ CONSTRUIR LA GRAN IGLESIA DE SANTA SOFÍA, que se usaba para las faustas ceremonias
religiosas de la corte y asombraba por su tamaño y riqueza a todos los viajeros que llegaban a la
ciudad. Tras la dominación musulmana, se convirtió en una mezquita y hoy día es uno de los
museos más visitados y aclamados en Estambul, ciudad perteneciente a la actual República de
Turquía.
Luego de la división del Imperio Romano, la Roma de Oriente fue gobernada por emperadores
como Arcadio, Teodosio II, Zenón León, Anastasio, entre otros. Cuando Justiniano adoptó las
siguientes medidas:
Concentró en sus manos las decisiones militares, políticas y religiosas.
Redactó un código judicial válido para todo el Imperio, llamado Corpus Iuris Civilis o cuerpo del
derecho civil.
Emprendió una serie de campañas militares para conquistar el occidente de Europa, llegando hasta
el sur de España.
Su ubicación geográfica favoreció el desarrollo de un activo comercio que se concentró en
ciudades de Constantinopla, Tesalónica y Atenas.
La agricultura tuvo gran importancia. Los cultivos de cereales, frutas y hortalizas se organizaron en
latifundios, propiedades de la nobleza y en los monasterios trabajados por los campesinos.
La producción textil se vio favorecida por la cría del gusano de seda.
Durante el gobierno de Justiniano, Constantinopla alcanzó un gran esplendor arquitectónico y
urbanístico. Así se puede evidenciar en edificaciones como El Gran Palacio de Constantinopla,
también conocido como el Palacio Sagrado y en la reconstrucción de la basílica de Santa Sofía.
El poder del Imperio Bizantino estaba en manos del basileus o emperador, quien controlaba el
ejército, la justicia, y los recursos públicos. La elite política estaba conformada por los funcionarios
el gobierno, los intelectuales y la corte del Emperador concentrados principalmente en las
ciudades. Los esclavos eunucos formaron formaban parte de esta elite; algunos, en calidad de
confidentes de los emperadores influyeron en gran parte las decisiones políticas.
El pueblo influía en las decisiones políticas, haciendo saber el apoyo o el rechazo público al
emperador. Esta participación se hacía generalmente en el hipódromo, lugar que con frecuencia
aglutinaba gran número de personas.
El emperador tenía el mando, y era la máxima autoridad religiosa del Imperio, cargo que compartió
con el patriarca de Constantinopla. Convocaba los concilios o reuniones de obispos y tomaban
decisiones con respecto al culto y a la posición religiosa oficial. Pese a la existencia de diversas
posiciones religiosas, el cristianismo fue un factor fundamental para la cohesión política y de
unidad nacional.
Las tendencias religiosas: en sus inicios, el Imperio Bizantino se dividió entre los nestorianos,
quienes predicaban que Jesús había muerto como hombre pero no como Dios, y los monofisitas
que señalaban que Jesús no fue un ser humano. Además en Occidente se encontraban los arrianos,
grupo religioso que sostenía que Jesús había sido humano pero no Dios.
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