Meningoencefalitis Necrotizante
Meningoencefalitis Necrotizante
Meningoencefalitis Necrotizante
meningoencefalitis granulomatosa
Bueno, buenas tardes compañeros hoy vamos a hablar sobre un artículo de revisión que examinó y evaluó las
características clínicas, patológicas e inmunológicas de unas enfermedades neurológicas en perros y este articulo se
titula: Características patológicas e inmunológicas de la meningoencefalitis necrotizante canina y la
meningoencefalitis granulomatosa
Diapos 2
Bueno, yo les voy a hablar de cuál es el agente etiológico o desencadenante de esta afección del sistema nervioso
central como lo es la meningoencefalitis necrotizante o granulomatosa y la leucoencefalitis necrotizante que es
mucho más grave que la primera.
Existían 3 posibles etiologías como lo es una reacción de hipersensibilidad, bien sea por inmunoglobulinas E en los
mastocitos, por antígenos antieritrocitarios, por complejos antígeno-anticuerpos, o por una respuesta inmune
retardada; la otra posible causa era una inmunodeficiencia en el que, como su nombre lo indica, los mecanismos
del sistema inmune presentan fallas que alteran su funcionamiento y esto lógicamente provoca mayor
susceptibilidad a enfermedades infecciosas principalmente. Sin embargo, la causa desencadenante de estas
patologías neurológicas es una falla autoinmune, aunque en el artículo se dice que es idiopática, es decir, de causa
desconocida, lo relacionan con una falla del sistema inmune que provoca la síntesis de autoanticuerpos
Debemos saber entonces que una enfermedad autoinmune es una alteración que ocurre en el organismo porque se
sintetizan anticuerpos o linfocitos T citotóxicos que atentan contra la integridad de un tejido, es decir, son
mecanismos inmunes que alteran células propias del organismo mediante las mismas acciones que se emplean para
combatir agentes infecciosos.
Se dice que el genoma de perros Pug con Meningoencefalitis necrotizante (MEN) revela que el riesgo de esta raza
de padecer dicha enfermedad se debe a una alteración en una región específica en el cromosoma 12 canino que
codifica el complejo antígeno leucocitario. Por lo tanto, se estima que estas proteínas que ayudan a diferenciar las
moléculas propias de las extrañas tienen alguna alteración que provoca la síntesis de autoanticuerpos contra una
célula del organismo, en este caso, se producen contra el astrocito, más específicamente autoanticuerpos que se
unen a la proteína ácida fibrilar glial o incluso a la transglutaminasa 2 de los astrocitos, las cuales funcionan como
antígenos.
En la imagen inferior derecha vemos una fotografía microscópica de autoanticuerpos tipo inmunoglobulina G
marcados con inmunofluorescente en el citoplasma y procesos de varios astrocitos en perros pug con MEN
FIN
Introducción
Características clínicas
Meningoencefalitis necrosante
La ENM canina ocurre predominantemente en perros Pug jóvenes o de mediana edad (Kobayashi et al., 1994;
Levine et al., 2008; Talarico y Schatzberg, 2010; Park et al., 2012), pero también ocurre en los terriers malteses
(Stalis et al. ., 1995), Yorkshire terriers (Jull et al., 1997; Kuwamura et al., 2002) y otras razas (Higgins et al.,
2008; Spitzbarth et al., 2010). Investigaciones moleculares recientes han demostrado factores de riesgo genéticos
para ENM en perros Pug (Greer et al., 2009, 2010; Barber et al., 2011; Pedersen et al., 2011; Safra et al., 2011),
junto con los terriers malteses y otras razas (Schrauwen et al., 2014). La NME en perros Pug se ha comparado con
formas atípicas de esclerosis múltiple humana (EM) asociadas con un genotipo específico de antígeno leucocitario
humano de clase II (Greer et al., 2010). Una exploración del genoma de perros Pug con NME mostró que el riesgo
de NME se asigna a una región específica en el cromosoma 12 canino que codifica el complejo de antígeno
leucocitario de perro (DLA) (Barber et al., 2012). Sin embargo, los cambios patológicos en las enfermedades
humanas y caninas son sustancialmente diferentes; Los cambios desmielinizantes se observan a menudo en la EM
humana, pero no son evidentes en la ENM canina.
Leucoencefalitis necrotizante
La encefalitis necrotizante (NE) en Yorkshire terriers y otras razas se caracteriza por pronunciados cambios
malacicos asimétricos en la sustancia blanca cerebral y el tálamo, por lo que también se conoce como
leucoencefalitis necrotizante (NLE), distinta de la ENM típica (Talarico y Schatzberg, 2010). ; Park et al., 2012).
Las características clínicas, incluidas las predisposiciones y el pronóstico de las razas caninas, son diferentes entre
NME y NLE, pero las características patológicas a veces se superponen (Cooper et al., 2014). No está claro si
NME y NLE son entidades de enfermedad separadas o comparten una patogenia común.
Meningoencefalitis granulomatosa
canina GME se caracteriza por inflamación granulomatosa idiopática, con acumulación perivascular de macrófagos
epitelioides y linfocitos en el SNC canino (Cordy, 1979; Braund, 1985). La patogenia, incluidos los riesgos
genéticos y los agentes causantes, sigue sin estar clara (Muñana y Luttgen, 1998; Granger et al., 2010; Talarico y
Schatzberg, 2010). A diferencia de NME y NLE, GME puede afectar a cualquier raza canina, mientras que las
razas toy y terrier parecen estar sobrerrepresentadas.
Características patológicas
Meningoencefalitis necrotizante
Los cambios morfológicos característicos de la ENM `` típica '' son la necrosis asimétrica multifocal en la corteza
cerebral profunda, que se detecta en el examen de resonancia magnética (IRM) antemortem (Fig. 1A) o en las
observaciones macroscópicas postmortem del cerebro de los afectados perros (Fig. 1B). En los casos de ENM
aguda que se encuentran con frecuencia en perros Pug y caracterizados por convulsiones generalizadas graves, que
a veces resultan en muerte súbita, los cambios inflamatorios se caracterizan por una infiltración leptomeníngea
difusa de células mononucleares, que consisten principalmente en linfocitos (Cordy y Holliday, 1989; Summers et
al. , 1995; Talarico y Schatzberg, 2010; Park et al., 2012), junto con inflamación de las células endoteliales
vasculares en la corteza cerebral superficial (Fig. 2A). Los cambios necróticos suelen estar ausentes en la ENM
aguda; por tanto, el diagnóstico diferencial de otras meningoencefalitis no supurativas puede ser difícil. Un
diagnóstico antemortem de ENM se apoya en pruebas de laboratorio de ausencia de infección por agentes
infecciosos, como moquillo canino o virus del herpes, junto con la presencia de autoanticuerpos contra los tejidos
del SNC en el LCR. La ENM subaguda y típica se caracteriza clínicamente por convulsiones o depresión
persistentes y la presencia de lesiones hiperintensas en la corteza cerebral en los exámenes de resonancia
magnética.
Fig. 1. Perro pug con meningoencefalitis necrosante con historia clínica subaguda. (A) RM típica con imagen
ponderada en T2. Las lesiones hiperintensas se detectan de forma difusa en la corteza cerebral y focalmente en la
corteza profunda. (B) Lesión macroscópica del cerebro después de la fijación. Se observaron focos malacicos en la
corteza profunda que se extendían hasta la sustancia blanca (flechas).
Fig. 2. Características histopatológicas de la corteza cerebral en perros Pug con meningoencefalitis necrotizante
de inicio clínico agudo (A) y inicio clínico subagudo (B). (A) Se observa infiltración difusa de células
mononucleares en las leptomeninges (flechas). No hay lesiones necróticas significativas en la corteza cerebral,
mientras que se encuentra una inflamación leve a moderada de las células endoteliales vasculares (puntas de
flecha) en el área superficial de la corteza cerebral. Hematoxilina y eosina. Bar = 240 μm. (B) Se observan cambios
inflamatorios intensos, que incluyen acumulaciones leptomeníngeas y perivasculares (flechas) e infiltración
parenquimatosa de células mononucleares, y lesiones difusas malacicas en la corteza cerebral.
Las principales lesiones histológicas se localizan dentro de la corteza profunda adyacente a la sustancia blanca y
consisten en infiltración perivascular y parenquimatosa de linfocitos y macrófagos, junto con áreas de necrosis
localmente extensas (fig. 2B). La proliferación de microglia reactiva también es evidente alrededor de áreas de
necrosis con astrogliosis leve (Suzuki et al., 2003). En los casos de ENM crónica, se observa una necrosis extensa
(malacia) en la corteza cerebral, así como en el núcleo del tálamo, mesencéfalo y cerebelo (Park et al., 2012;
Cooper et al., 2014) (Fig.3A ). Hay infiltrados perivasculares leves de linfocitos y macrófagos, y los astrocitos
reactivos se encuentran dispersos en o alrededor de los focos malacicos (Fig. 3B). La astrogliosis moderada
caracterizada por la proliferación de astrocitos gemistocíticos es uno de los cambios histopatológicos únicos en la
ENM subaguda a crónica (Suzuki et al., 2003). En NME, las células inflamatorias que se infiltran en el área
perivascular (Fig.4A) y el parénquima cerebral son poblaciones mixtas de células CD3 + (linfocitos T, Fig.4B),
CD20−, CD79acy− y / o células IgG + (linfocitos B y / o plasma células) y células CD163 + (macrófagos) en
proporciones casi iguales (Suzuki et al., 2003; Park et al., 2012).
Leucoencefalitis necrotizante
La NLE típica se presenta predominantemente en Yorkshire terriers (Talarico y Schatzberg, 2010) y otras razas de
perros, incluidos los chihuahuas y los bulldog francés (Park et al., 2012, 2013). El curso clínico de la NLE tiende a
ser lentamente progresivo (Talarico y Schatzberg, 2010). Las características patológicas de la NLE se caracterizan
por lesiones malacicas distribuidas predominantemente en la sustancia blanca cerebral y el tálamo (fig. 5A). En
ocasiones, se encuentran lesiones mínimas en el mesencéfalo, el cerebelo y el tronco encefálico (Park et al., 2012).
Histopatológicamente, las lesiones se caracterizan por una necrosis extensa, con infiltración leve de macrófagos
cargados de mielina en la sustancia blanca del cerebro y tálamo (fig. 5B). En las meninges y áreas perivasculares
tanto de la corteza cerebral como de la sustancia blanca, existe una infiltración de células mononucleares de
moderada a grave. Las poblaciones de las células infiltrantes son similares a las de las NME "típicas" por
inmunohistoquímica (Park et al., 2012). Aunque estas características patológicas, especialmente la distribución de
la necrosis en la NLE, son diferentes de las de la ENM típica, también se observan lesiones necróticas mínimas en
la sustancia blanca cerebral o en el tronco del encéfalo en los casos graves de ENM. Cooper y col. (2014)
sugirieron que el grado variable de necrosis y topografía de la lesión entre NME y NLE puede reflejar diferencias
genotípicas menores entre razas, que pueden influir en las respuestas inmunitarias.
Fig. 3. Lesiones macroscópicas (A) e histológicas (B) en el cerebro tras la fijación en un perro Pug con
meningoencefalitis necrosante con historia clínica crónica. (A) Son evidentes una extensa malacia cortical
difusa y una dilatación de moderada a severa de los ventrículos laterales. (B) Hay malacia difusa en la corteza
cerebral. Los astrocitos gemistocíticos se encuentran dispersos en o alrededor de los focos (puntas de flecha), con
mínima infiltración perivascular de células mononucleares (flechas).
Fig. 4. (A) Infiltración perivascular de células mononucleares en la corteza cerebral de un perro Pug con
meningoencefalitis necrotizante con curso clínico subagudo. Hematoxilina y eosina. Bar = 120 μm. (B) La mayoría
de las células mononucleares perivasculares son inmunopositivas para CD3, de acuerdo con los linfocitos T.
Fig. 5. Lesiones macroscópicas (A) e histológicas (B) de meningoencefalitis necrotizante en un perro Yorkshire
terrier. (A) Los focos malacicos simétricos (flechas) se distribuyen en la sustancia blanca cerebral y el tálamo. B)
Las lesiones malacicas difusas se distribuyen en la sustancia blanca del cerebro (puntas de flecha), con infiltración
perivascular de células mononucleares en las leptomeninges y la corteza (flechas).
Meningoencefalitis granulomatosa
La GME se clasifica en formas diseminadas, focales y oculares según la distribución de las lesiones (Summers et
al., 1995). Las lesiones histológicas se distribuyen ampliamente en el SNC, incluido el nervio óptico (Talarico y
Schatzberg, 2010; Park et al., 2012), pero la afectación del nervio periférico es poco común (Fliegner et al., 2006).
La sustancia blanca cerebral, el cerebelo y el tronco encefálico están predominantemente involucrados en la GME
y las lesiones macroscópicas se caracterizan por focos de color marrón oscuro, a veces acompañados de formación
de masa solitaria (Fig. 6A). Histopatológicamente, la GME se caracteriza por la acumulación perivascular de
células mononucleares, formadas por linfocitos y macrófagos. En las lesiones leves, los linfocitos predominan
alrededor de los vasos sanguíneos, formando un manguito perivascular. En las lesiones de moderadas a graves,
muchos macrófagos epitelioides están presentes alrededor de los vasos sanguíneos, junto con linfocitos y células
plasmáticas (fig. 6B), que a veces forman lesiones granulomatosas más grandes. A veces se observa necrosis de la
coagulación dentro de grandes lesiones granulomatosas; sin embargo, no es evidente una necrosis difusa extensa.
Inmunohistoquímicamente, hay proporciones similares de células inflamatorias entre NME, NLE y GME (Park et
al., 2012).
Fig. 6. Lesiones macroscópicas (A) e histológicas (B) en la meningoencefalitis granulomatosa. (A) Se
encuentran focos de color marrón oscuro en el bulbo raquídeo y el cerebelo (flechas). (B) En la corteza cerebral,
hay infiltración perivascular de linfocitos y macrófagos con morfología de células epitelioides. Hematoxilina y
eosina.
Características inmunológicas
Autoanticuerpos
Se han detectado con frecuencia autoanticuerpos contra astrocitos en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y sueros de
casos de ENM, y ocasionalmente en casos de ENE y GME (Uchida et al., 1999; Matsuki et al., 2004; Tanaka et al.,
2012). Los autoanticuerpos contra astrocitos (Fig. 7) se detectaron por primera vez en dos perros Pug con NME
mediante inmunofluorescencia y análisis de transferencia Western (Uchida et al., 1999). En estudios posteriores, se
identificaron autoanticuerpos contra la proteína ácida fibrilar glial (GFAP) en 22/22 perros con ENM (Matsuki et
al., 2004, 2009; Shibuya et al., 2007) y 3/3 perros con GME, pero solo 4 / 12 perros con trastornos neoplásicos
(Matsuki et al., 2004). Se ha detectado GFAP en el LCR (Toda et al., 2007) y suero de perros con ENM,
especialmente perros Pug (Miyake et al., 2013). Por lo tanto, se plantea la hipótesis de que la fuga de GFAP podría
ser un evento clave en la patogenia de la ENM. La proteína transglutaminasa 2 (TG2) de los astrocitos también ha
sido identificada como un posible autoantígeno en el LCR de perros con NME, NLE y GME (Tanaka et al., 2012);
sin embargo, debido a la falta de especificidad para NME, NLE o GME, la importancia de esta observación no está
clara. Dado que nunca se han detectado autoanticuerpos contra neuronas u oligodendrocitos en NME, NLE o
GME, la respuesta inmune aberrante a los astrocitos puede desempeñar un papel importante en la patogénesis de
NME.
Respuestas de citocinas
Recientemente, los autores informaron sobre la expresión de ARNm de citocinas y receptores de quimiocinas
relacionados con T helper (Th) 1, Th2 y Th17 en lesiones del SNC de perros con NME, NLE y GME (Park et al.,
2013). Niveles de ARNm de citocinas Th1, que incluyen interferón (IFN) -γ, interleucina (IL) - 12A, IL-12B y el
factor de transcripción TBX21, citocinas Th2, incluidas IL-4, IL-10 y el factor de transcripción GATA3 y Th17 Se
examinaron citocinas, incluidas IL-17, IL-21 y el factor de transcripción RORγt en las lesiones del SNC de perros
con NME, NLE y GME. La expresión de la citoquina Th1 IFN-γ fue significativamente alta en NME que en NLE o
GME. Por el contrario, la expresión de la citoquina Th2 IL-4 y la citoquina Th17 IL-17 fue significativamente
mayor en GME que en NME o NLE (Fig. 8). En tres perros con NLE, solo se encontró una alta expresión de IL4 e
IL-17 en un caso. Las células IL-17 + CD163 + (macrófagos / células microgliales) fueron más frecuentes que las
células CD3 + IL17 + (linfocitos T) en las lesiones del SNC de perros con GME (Park et al., 2013). También se
examinó la expresión de ARNm de varios receptores de quimiocinas, como el receptor 3 de quimiocinas (motivo
CXC) (CXCR3), el receptor de quimiocinas CC tipo 2 (CCR2) y el receptor de quimiocinas CC tipo 4 (CCR4)
(Park et al., 2013) . CXCR3 se expresa principalmente en células T activadas, como las células Th1 que producen
una gran cantidad de IFN-γ (Aranami y Yamamura, 2008; Bromley et al., 2008); los niveles de expresión fueron
más altos en perros con NME, NLE y GME en comparación con perros normales. CCR2 se expresa principalmente
en macrófagos que producen IL-17. CR4 se expresa predominantemente en células Th2 y células T reguladoras,
que producen IL-4 o IL-17 (Aranami y Yamamura, 2008; Bromley et al., 2008). Los perros con GME exhibieron
niveles más altos de CCR2 y CR4 que aquellos con NME o NLE; el nivel de ARNm de CCR2 fue el más alto
(Park et al., 2013). Estos hallazgos pueden indicar el importante papel de las respuestas inmunitarias relacionadas
con Th1, acompañadas de una alta expresión de ARNm de IFN-γ y CXCR3, en la patogenia de NME. Los
macrófagos que expresan CD163 y CCR2 dentro de las lesiones del SNC pueden producir una gran cantidad de IL-
17 y, por lo tanto, pueden desempeñar un papel en la patogenia de GME.
Se ha producido un modelo de rata para NME utilizando enfoques modificados para la encefalitis alérgica
experimental (EAE), que se ha desarrollado como un modelo de enfermedad para la EM humana (Park et al.,
2014). Se inyectó proteína básica de mielina, proteína proteolípida o glicoproteína oligodendrocitaria de mielina
(MOG) en ratones o ratas junto con adyuvante de Freund completo o incompleto (Lassmann, 2007). Las ratas
inyectadas con MOG desarrollaron lesiones típicas de EAE, con desmielinización característica, pero las ratas
inyectadas con GFAP no mostraron signos clínicos ni cambios histopatológicos. Las ratas inyectadas con
homogeneizados cerebrales mostraron signos clínicos y lesiones histológicas caracterizadas por cambios
inflamatorios con cambios vacuolares y / o malacicos difusos en el parénquima del SNC, incluidos el cerebro, el
hipotálamo, el mesencéfalo y los ganglios basales, pero sin lesiones desmielinizantes (Park et al., 2014 ).
Los fenotipos de las células inflamatorias y el patrón de expresión de citocinas y receptores de quimiocinas en las
lesiones cerebrales de las ratas inyectadas con homogeneizados de cerebro fueron similares a los de la NME
canina. Curiosamente, se detectaron autoanticuerpos contra astrocitos y una proteína de aproximadamente 50 kDa
correspondiente a GFAP en las ratas inmunizadas (Park et al., 2014). Estos hallazgos indican que el modelo de
EAE de rata reproduce las características patológicas e inmunológicas del NME canino y apoyan en parte nuestra
hipótesis de que el NME canino es una enfermedad autoinmune contra los astrocitos en el SNC canino. No se han
establecido modelos de roedores adecuados que representen las características patológicas de GME y NLE caninos.
Los hallazgos también sugieren que NME y GME tienen una patogénesis diferente.
Conclusiones
Los estudios actuales sobre la ENM canina proporcionan nuevos conocimientos sobre las características genéticas,
patológicas e inmunológicas de estas enfermedades únicas del SNC canino. Las características patológicas e
inmunológicas, incluida la presencia de autoanticuerpos anti-astrocitos en NME, junto con los hallazgos de
modelos de rata, sugieren que las respuestas inmunes aberrantes EAElike contra los tejidos del SNC juegan un
papel importante en la patogénesis de NME canina. Dado que las lesiones desmielinizantes están ausentes en la
ENM, los autoantígenos diana pueden estar dentro de los astrocitos. Por el contrario, la etiología y patogenia de
NLE y GME siguen sin estar claras. Aunque se han sugerido respuestas alérgicas de tipo retardado mediadas por
células T como una posible etiología de la GME, no se han identificado los antígenos causantes.