Rulescoop 2017
Rulescoop 2017
Rulescoop 2017
CICPA, [2018?].
Edición especial del libro Administrar lo público, publicación anual del CICAP
ISBN 978-9968-932-29-5
CIP/3324
CC.SIBDI.UCR
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Administrar Lo Público: es una revista periódica que se publica y en este número se trata de una
edición especial que compila artículos científicos que versan sobre el tema: “Relaciones de la
Economía Social y Solidaria para una sociedad más inclusiva y sostenible y su vinculación
con sus orígenes, el derecho y el desarrollo.” Es una obra periódica del Centro de Investigación
y Capacitación en Administración Pública (CICAP) de la Universidad de Costa Rica (UCR)
desarrollada desde la Dirección del Centro, que tiene como propósito acercar a la comunidad
universitaria, científica y a la sociedad en general, a temas de interés en el ámbito de economía
social y solidaria, administración pública, participación ciudadana, ciencias sociales y ciencias
económicas.
COMITÉ EDITORIAL
COMITÉ CIENTÍFICO
http://www.cicap.ucr.ac.cr
e-mail: cicap@ucr.ac.cr
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La Universidad de Costa Rica y su Centro de Investigación y Capacitación en Administración
Pública (CICAP) se complacen en presentar el libro Administrar Lo Público, publicación periódica
que se publica cada año.
Esta edición es especial, ya que compila artículos científicos que versan sobre el tema: “Relaciones
de la Economía Social y Solidaria para una sociedad más inclusiva y sostenible y su vinculación
con sus orígenes, el derecho y el desarrollo.”
Este libro, es una obra elaborada por investigadores, docentes, estudiantes de posgrado,
funcionarios de las cooperativas de dos continentes y diez países de América y Europa, y recoge
las más importantes contribuciones del Congreso de RULESCOOP, celebrado en San José, Costa
Rica en el año 2017.
Esta sistematización de investigaciones, explora las formas en las que los investigadores de
diversos países piensan y reinventan formas cooperativas para cubrir las necesidades sociales y
económicas de la población, pero además, como éstas contribuyen a mejorar la calidad de vida,
y el ambiente, haciendo de nuestros países y sociedades más equitativas y preocupadas por la
sustentabilidad del planeta
En los últimos años hemos asistido a una gran transformación de la sociedad como consecuencia
de cambios socio-económicos que han influido, por un lado, en la aparición de nuevas actividades
económicas, y por otro, en el florecimiento de valores en la sociedad que reclaman un comportamiento
socialmente responsable, por parte de las empresas que contribuya a conseguir un desarrollo
económico, social y medioambiental, sostenible y responsable.
En este contexto, los artículos ponen de relieve la importancia de las sociedades cooperativas como
medio para contribuir al desarrollo sostenible, en la medida que su actividad se fundamenta en la
utilización de recursos endógenos de la zona, por su naturaleza económico-social son generadoras
de empleo, y funcionan de forma socialmente responsable, conforme a unos valores y principios
cooperativos.
Uno de los grandes valores de las empresas solidarias, especialmente las de naturaleza cooperativa,
es la capacidad de gestionar como principio fundamental de su quehacer organizacional, diversas
formas de educación, capacitación e información para sus asociados.
En principio, lo que la educación cooperativa busca es generar conciencia entre los asociados y
usuarios sobre la importancia de la asociatividad de las personas para generar condiciones de
bienestar y calidad de vida, pero adicional a lo anterior, la educación en la cooperativa genera
elementos trascendentales que permiten desarrollar la mayor participación de los asociados en
todas las formas democráticas permitidas por el modelo cooperativo y la autogestión de la forma
empresarial.
Es en esta línea que las Universidades, Centros e Institutos pueden aportar a la formación y
capacitación de los diferentes grupos que forman parte de las cooperativas y otras formas de
emprendimiento social, tanto en los valores que subyacen al modelo cooperativo y solidario, como
a las diferentes formas de gestionar la producción de bienes y servicios organizacionales.
Todos los autores desde su propia perspectiva, comparten enfoques, teorías, criterios y herramientas
que esperamos se los apropien los lectores y les sirvan a todos para el fortalecimiento de estas
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organizaciones y su relación con la ciudadanía.
Con la obra, queda así plasmado el espíritu del CICAP en contribuir con la generación de espacios
de estudio y análisis de la Administración Pública, de las organizaciones de la economía social
y solidaria que permitan avanzar hacia el el fin último de todo el quehacer humano, la mejora la
calidad de vida de las personas, la equidad y una sociedad sustentable.
Directora
UCR | CICAP
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CONTENIDO
Síntesis del eje 2. Economía social solidaria y su relación con la academia y los 29
gobiernos locales
Síntesis del eje 3. Relaciones de la economía social solidaria con el estado y las 66
Políticas Públicas para su desarrollo
Síntesis del eje 5. Economía social solidaria sustentable e inclusiva: experiencias 154
de género y grupos pre cooperativos y de otro tipo.
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Cooperativas de infraestrutura infracoop cooperativas de eletrificação rural 166
La difusa frontera del emprendimiento social. Una aproximación a las líneas 204
docentes y de investigación del profesorado de la EEC-ucm
Los principios del derecho cooperativo europeo. El proyecto pecol del Grupo de 290
Estudio en Derecho Cooperativo Europeo (SGECOL)
Los informes de impacto por razón de género como herramientas para la mejora 314
de la legislación de la economía social
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Síntesis del eje 1.Desarrollo sustentable con
participación de la Economía Social Solidaria:
Los artículos de este eje aportaron en el sentido académico, investigativo y reflexivo para cuestionar
y apoyar el desarrollo de la Economía Social y Solidaria (ESS). Tres de los cuatro investigadores
provienen de Costa Rica, y otro de Colombia.
Por su parte, el artículo de Yasy Morales Chacón, titulado Economía Social, Solidaria, implementación
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en los territorios y el aporte de la academia,
establece una crítica constructiva en este eje puesto que aborda el aporte que las organizaciones de la
Economía Social Solidaria (ESS) en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el papel
de la academia en el fortalecimiento de la ESS y los retos identificados para la implementación futura.
La investigación presenta una macro visión del aporte de las organizaciones de la ESS a los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS). Desde esta perspectiva, estas organizaciones tienden a asentarse
y establecerse en un territorio con un cuido característico de los recursos de la ubicación geográfica
circundante, lo que aporta al cumplimiento de los ODS 11 y 15, que están vinculados con la sostenibilidad
y el uso adecuado de los recursos naturales. Según la investigadora Morales, otras formas en las que las
organizaciones de la ESS aportan al cumplimiento de los ODS son mediante la práctica democrática y la
dinamización de la economía local, lo que contribuye con el cumplimiento de los ODS que tratan sobre
la reducción de la pobreza, el empoderamiento de la mujer y la resistencia al cambio climático.
Asimismo, Morales indica que la academia ha cumplido un papel importante en la visualización de las
organizaciones de la ESS con el devenir de los años, mediante su investigación, difusión y mapeo de
actores de la ESS. Adicionalmente, los programas de las instituciones académicas con fines de acción
social también han contribuido con acompañamiento y apoyo en la formulación de políticas públicas.
Finalmente, los retos que se observan para el futuro se presentan en el área del intercambio de las
experiencias y conocimientos para aumentar la cooperación entre organizaciones de la ESS y del sector
académico, así como posicionar a la ESS como medio para el cumplimiento de los ODS y generar la
política pública que verdaderamente apoye y fomente la consolidación de las organizaciones de la ESS.
A continuación se presentan los artículos del eje 1, denominado: Desarrollo sustentable
con participación de la Economía Social Solidaria.
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El desarrollo sostenible en la economía rural a través
de la promoción de emprendimientos rurales y
solidarios en Colombia y Costa Rica.
Sustainable development in the rural economy through
the promotion of rural and solidar enterprises in
colombia and Costa Rica.
Autores1:
Alberto Herrera Guzman
Federico Li Bonilla
Gustavo Hernández Castro
Resumen
La tendencia global ha demostrado que ninguna sociedad ha logrado altos estándares económicos
si no resuelve sus limitaciones en lo agrario. En Colombia existen diversos conflictos en torno a
la tenencia de la tierra, el rol inequitativo de los inversionistas y propietarios de grandes tierras, el
derecho a la vida digna y la ocupación territorial. Mientras que en Costa Rica el aprovechamiento
de los recursos naturales de manera racional y con visión exportadora son una práctica digna de
imitar.
Este artículo propone el fortalecimiento de las economías rurales en ambos países, a partir de
la creación y fortalecimiento de emprendimientos rurales, de carácter asociativo o solidarios que
fortalezcan la producción rural, la pequeña y mediana industria, el valor agregado, con una visión
exportadora.
Palabras clave: ruralidad, sostenibilidad, desarrollo rural territorial, equidad social y competitividad.
ABSTRAC
The global trend has shown that no society has achieved high economic standards if it does not solve
its limitations in the agrarian. In Colombia, there are various conflicts over land tenure, the unequal role
of investors and owners of large land, the right to a dignified life and territorial occupation. While in Costa
Rica the use of natural resources rationally and with an export vision are a practice worthy of imitation.
This article proposes the strengthening of rural economies in both countries, based on the creation and
strengthening of rural, associative or solidarity enterprises that strengthen rural production, small and
medium industry, value added, with an export vision.
1 1.-Dr. Alberto Herrera Guzmán, PhD. Universidad De La Salle, Facultad de Ciencias Administrativas y Contables Bogotá D.C. Colombia. Docente Investigador. (aherrera@
unisalle.edu.co)
2.-Dr. Federico Li Bonilla. (Ph.D.) Coordinador de la carrera y cátedra de Administración de empresas con énfasis en Cooperativas y Asociativas Universidad Estatal a
Distancia (UNED), Costa Rica, Miembro externo del Grupo de Analise e Modelización Económica (GAME), USC-España.(fli@uned.ac.cr)
3. Gustavo Hernández Castro. Candidato a doctor Universidad de Costa Rica. Profesor-Investigador, Universidad Estatal a Distancia, Costa Rica.(ghernandezc@uned.ac.cr)
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KEY WORDS
Rurality, sustainability, territorial rural development, social equity and competitiveness.
INTRODUCCIÓN
Durante las últimas décadas el ordenamiento institucional colombiano fue sometido a un proceso de
reformas y ajustes, que transformaron el panorama institucional en lo que organismos internacionales
denominaron “rompecabezas desarmado”. Es decir, un conjunto desarticulado y fragmentado de piezas
y mecanismos institucionales, cuyas competencias responden parcialmente por el cumplimiento de las
funciones básicas de apoyo al desarrollo rural (DR), pero carecen de un enfoque integral que las articule
como un componente institucional de una estrategia de desarrollo rural integral.
Un desarrollo sustentable, ha sido concebido entorno a esta investigación, como la capacidad del
campo para sostenerse o sustentarse por sí mismo, atendiendo a las necesidades humanas que sea
perdurable, pero sin afectar los recursos naturales. A manera de ejemplo, un buen sistema de desarrollo
sostenible es aquel que, en la tala de bosques para satisfacer las necesidades de vivienda, madera o
papel, existe normativa que obliga a los explotadores a que ese mismo bosque sea repoblado, para que
de una parte no se afecte el equilibrio ecológico y medio ambiental y de la otra la actividad industrial se
pueda mantener en el tiempo y al servicio o bienestar de las generaciones futuras.
De acuerdo con lo anterior, el desarrollo sustentable fue objeto de estudio, sobre dos ejes analíticos:
2. Un desarrollo amable con el medio ambiente, que no degrade el medio ambiente biofísico ni agote
irracionalmente, los recursos naturales. Esta premisa es la que le ha dado sentido a toda la concertación
internacional de desarrollo sostenible, con fundamentos desde la Cumbre de Estocolmo celebrada en
1972, que pasa por el informe Nuestro Futuro Común en 1987, y que se convierte en pilar estratégico
en la Cumbre de Río en 1992, promoviendo la reflexión sobre cómo compatibilizar las necesidades y
aspiraciones de las sociedades humanas, con el mantenimiento de la integridad de los sistemas naturales.
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Así, la nueva perspectiva de desarrollo, desafiada por una visión más amplia, compleja y holística
–donde lo cuantitativo está subsumido en lo cualitativo– articula el cuidado del medio ambiente, la
integridad de los ecosistemas, el protagonismo rural, las relaciones sociales solidarias orientadas hacia
la equidad y los entornos institucionales de la política pública, como expresión verdadera de solidaridad
y democrática, ejes constitutivos de la visión holística del desarrollo sostenible y sustentable.
Según la Cepal, (2016) será fundamental para Latinoamérica enfocar los esfuerzos en mantener el
empleo, identificar estrategias de emprendimiento rural con políticas públicas eficientes de preservación
y conservación ambiental para que la población más pobre que se esfuerza día a día en subir un escalón
en el PIB de cada País, se sostenga en ese nivel. En esto, la política para reactivar la industria y el agro
será clave, por ejemplo, en Costa Rica en las 2 últimas décadas el medio rural costarricense ha sufrido
transformaciones significativas. Los cambios ocurridos en el entorno internacional y la reorientación de
las políticas económicas impulsadas en ese país, propician el surgimiento de una estructura productiva
más diversa y de un ensanchamiento de las desigualdades entre los diferentes grupos de productores
agrícolas (Mora, 2005); mientras que en Colombia, las políticas públicas deben orientarse a que la
política sectorial agropecuaria se estructure alrededor de una agenda estratégica e instrumentos que
prioricen la inversión del gobierno nacional en la dotación de bienes públicos de naturaleza transversal, en
particular, investigación y desarrollo tecnológico, extensión y asistencia técnica, protección a la sanidad,
infraestructura productiva física y social en las regiones agrícolas, y líneas sostenibles y competitivas de
crédito (Parra-Peña, Ordóñez y Acosta C. 2012).
Metodología
Desde un paradigma interpretativo, este estudio recoge y analiza las posturas de las políticas
agropecuarias y sus contrastes significativos que se dan en Colombia y Costa Rica. La finalidad de
la investigación es comprender e interpretar la realidad, los significados de los estudios previos, las
percepciones, las interacciones y las acciones tendientes a visualizar el desarrollo sostenible en la
economía rural de ambos países.
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Rural que constituye un papel relevante en la diversificación económica de ciertas comunidades rurales
y que de hecho representan un embrión de multifuncionalidad rural y desarrollo local.
En este contexto, se debe tener siempre en cuenta que detrás de cada modelo de agricultura existe un
esquema teórico, o paradigma, que lo fundamenta, por ejemplo, la Unión Europea siempre ha intentado
justificar la evolución de sus intereses y los consecuentes vaivenes de sus políticas agrorurales desde
los puntos de vista teórico, conceptual y metodológico. Estos paradigmas, han experimentados desde
comienzos de la década de los años cincuenta del siglo XX, una evolución clara desde los enfoques
netamente productivos, centrados en la modernización y rentabilidad de la agricultura, hasta los
esquemas actuales que abogan por la consideración integral, sostenible y multifuncional del medio rural.
(Segrelles, 2012)
El futuro de la agricultura y de las sociedades rurales está condicionado por la revisión del paradigma
dominante y por el papel que éste reserva a las unidades de producción y a los territorios en su conjunto.
La Declaración de Cork (1996) constituye de hecho el inicio de los debates europeos sobre el cambio
de paradigma en la Política Agrícola Común (PAC) y el comienzo de una política rural bajo del criterio de
la multifuncionalidad. No obstante, la primera reforma de la PAC ya tuvo lugar en 1992. Con este nuevo
enfoque se pretende combinar la función productora de alimentos con otras actividades que garanticen
el mantenimiento del tejido social, la conservación del medio natural y la mejora de las condiciones
de vida y trabajo de la población rural. Por consiguiente, el medio rural asumiría la doble función de
producción de bienes tangibles para el mercado y de bienes públicos o servicios inmateriales ligados al
bienestar de los ciudadanos y al respeto ambiental. (Agronegocios, 2016)
En este escenario, un desarrollo agropecuario rural competitivo y sostenible en donde los protagonistas
sean empresas asociativas y solidarias sólidas, nos permitirá no sólo contribuir a la seguridad alimentaria,
a la producción de materia prima, sino a la generación de empleo, bienestar y riqueza en el campo
colombiano o costarricense.
ANTECEDENTES
Es a mediados del siglo XIX, donde el movimiento cooperativo, surge en América Latina, a través de
formas asociativas informales de iniciativa propia o colectiva y por consiguiente carentes de marcos
regulatorios o legislativos; desde el pensamiento social de la iglesia también se inspiraron estos
movimientos sociales y comunitarios, en pos de satisfacer muchas de las necesidades de tribus,
pequeñas poblaciones o asentamientos humanos, en donde se caracterizaba la labor social a partir de
las Mingas. (Mutuberria y Plotinsky (2015)
Con el transcurrir del tiempo y dadas las experiencias logradas, el movimiento cooperativo fue
expandiéndose sin excepción en todos los países latinoamericanos. Hoy en los albores del siglo
XXI, en Argentina según el último relevamiento realizado por el Instituto Nacional de Asociativismo y
Economía Social (INAES), las cooperativas registradas en el país a 2011 son 14 760, con un total de
más de 9 millones de asociados; en Brasil, la (OCB) Organización de Cooperativas de Brasil, tiene 7
261 cooperativas, con 8 252.410 asociados y generan 274 190 empleos directos; En Bolivia solo las
cooperativas mineras generan alrededor de 100 000 empleos. (INAES, 2016)
En América Latina, a pesar de no contar con estadísticas exhaustivas, se puede estimar que, según
el informe, existen 12 970 cooperativas registradas y afiliadas a la ACI Américas agrupan a más de 32
millones de ciudadanos y trabajadores. Sin dudarlo, el movimiento solidario es un modelo de desarrollo
integral para Latinoamérica que genera empleos directos e indirectos, crea mecanismos de solidaridad y
ayuda mutua, financiando proyectos de infraestructura y producción agraria para usuarios excluidos del
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sistema bancario tradicional y propiciando desde América Latina al mundo, un sin nuero de productos
alimenticios de exportación. (ACI Américas, 2016)
Ahora bien, pese a la heterogeneidad de los modelos asociativos y solidarios en América Latina se
visualizaron en esta investigación, algunas directrices principales que permiten suponer que a futuro
se pueden adoptar por lo menos tres estrategias. La primera de ellas debe estar apoyada en y por
las cooperativas financieras con mayor presencia en ciudades intermedias, para cofinanciar proyectos
productivos alternativos de consumo masivo nacional u orientados a las exportaciones. En segundo
lugar, una política pública, coherente propuesta por entes internacionales y organismos de integración
solidaria ante el Estado, la participación activa del sector productivo empresarial, que al igual que la
cultura europea o las de otros países desarrollados aboque la responsabilidad social empresarial en
beneficio de la calidad de vida de sus entornos. Una tercera modalidad podría configurarse en relación
a la posibilidad de generar grandes formas de organización, solidaria de índole internacional capaces
de dotar al mundo de productos y servicios de alta demanda alimenticia, haciendo más competitivas las
economías de los países latinoamericanos.
EL CASO DE COLOMBIA
Colombia es un país con vocación eminentemente rural, con suelos fértiles y multivariados en especies
gracias a la diversidad climática y geográfica existente; sin embargo, el país, cuenta hoy con más
hectáreas en explotación minera (Oro, Cobre, Carbón, Oro) que en la producción de alimentos. Ello
sumado al hecho que en los últimos años la actividad rural, agrícola o ganadera, del país se enfrenta a
diferentes barreras para desarrollarse y evolucionar y que puede dimensionarse desde el problema del
relevo generacional mas no el único ni el más grave, sino el de las desigualdades entre ciudad y lo rural.
(DNP, 2014)
Si entendemos desde la academia que desarrollo rural es a un proceso que busca el cambio social y
un crecimiento económico armónico y sostenible el objetivo final es propender por la mejora de la calidad
de vida de estos grupos sociedades (Castillo, 2008). Así, el país en medio de discursos y esfuerzos por
la paz, enfrenta un problema de definición de lo qué es la población rural. Ya que se catalogan como
urbanas todas las cabeceras municipales sin importar el número de habitantes y sólo se considera como
rural la población en lo que se denomina “resto” según el último censo nacional; gran cantidad de la
población vive en condiciones de extrema pobreza y miseria, la ocupación productiva del territorio y los
procesos de poblamiento revelan las más serias ineficiencias sociales, productivas e institucionales,
tales como en la concentración de la propiedad que es cada vez mayor y no existe una redistribución
equitativa de la tierra. Los intentos por una verdadera y necesaria reforma agraria llevan más de 30
años. (DANE, 2016)
Gran cantidad de la población que vive en condiciones de extrema pobreza y miseria. El actual modelo
de desarrollo económico en los últimos años ha contribuido a agravar este problema y a profundizar
la brecha entre ricos y pobres, El modelo de desarrollo rural instituido por entes descentralizados es
altamente improvisado, inequitativo y excluyente, propicia a diario y por zonas innumerables conflictos
rurales, no reconoce las diferencias entre los actores sociales, conduciendo a un uso inadecuado y al
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desaprovechamiento o la destrucción de los recursos naturales. (SAC, 2016)
De acuerdo con el Informe sobre seguimiento mundial 2013, de los Objetivos de Desarrollo del Milenio
(ODM) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dos necesidades en cuanto al desarrollo rural
latinoamericano para un futuro sostenible, fueron identificadas por el grupo investigativo:
1. Aunar esfuerzos conjuntos tendientes a mejorar el bienestar de millones de personas que viven en el
medio rural (estimada en más de la mitad de la población mundial), minimizando el factor entre lo rural- y
lo urbano, y erradicando la pobreza.
2. Proteger y preservar los recursos naturales, renovables y no renovables incluyendo desde lo
meramente ecológico, lo paisajístico y cultural.
En Colombia lamentablemente ni el mercado ni el Estado han logrado un satisfactorio desempeño
sectorial. A ello contribuyeron las políticas públicas de las minorías discriminatorias y sin compromisos
por parte de los inversionistas, las restricciones estructurales en infraestructura productiva y social, el
suministro de bienes públicos, el descuido imperdonable del papel de la ciencia y la tecnología, y el
desprecio por la capacidad productiva y social del campesinado, pues si bien estos, tienen la libertad de
elegir entre varias oportunidades, la de ser rentistas no es una elección libre e informada, pues termina
siendo obligada y es que al no ofrecérseles la alternativa de seguir siendo productores en condiciones
de equidad e igualdad con los empresarios. (Parra-Peña, Ordóñez y Acosta, 2012)
La crisis de crecimiento rural en Colombia, se manifiesta de la siguiente manera:
Todos estos elementos confluyeron con la expansión y degradación del conflicto armado y el arraigo del
narcotráfico con todas sus cadenas de criminalidad y corrupción, cuyo diagnóstico y recomendaciones
fueron establecidas en el Informe Nacional de Desarrollo Humano de 2003 (Gómez, 2003). El resultado
es una crisis estructural recurrente que se atraviesa en el desarrollo humano, especialmente de las
mujeres rurales, el campesinado, los pueblos indígenas y las comunidades afrocolombianas.
Según el Censo Nacional Agropecuario de Colombia de 2014, se destacó que de 43,3 millones de
hectáreas que hay disponibles para uso agropecuario, solo 15,9% cuentan con maquinaria; entre
los datos que se debe prestar atención es el número de trabajadores de las UPA2: 2.1 millones de
trabajadores permanentes; dos terceras partes (66,8%) de estos pertenece al hogar y dos terceras
partes (66,6%) trabajan en unidades menores de 5 hectáreas, y poco menos de la cuarta parte (23,7%)
de los trabajadores permanentes de las UPA son mujeres (DANE, 2014).
Estos resultados han motivado toda serie de hipótesis e incluso han llevado a plantear, por parte
del gobierno en turno, representado presidente Juan Manuel Santos, la inquietud de saber si sería
pertinente en Colombia una reforma agraria. A este respecto, cabe señalar que las reformas siempre
serán necesarias cuando los problemas que las justifican hayan sido bien definidos y entendidos, así
como establecidos muy bien los objetivos, alcances e instrumentos de dichas reformas.
15
En cuanto apoyo que reciben los productores respecto a maquinaria, construcciones, sistema de riego
y asistencia técnica, los datos son preocupante (tabla 1), el objetivo es modificar las políticas públicas,
para mejorar la calidad y la cobertura en cada uno estos rubros para optimar la producción agrícola.
Las cifras del Censo en este sentido son preocupantes, ya que solo 9,9% de los productores declararon
haber recibido asistencia técnica.
Pocos municipios rurales (3,6%) han conseguido niveles altos de desarrollo humano. Siguiendo su
ejemplo, los gobiernos municipales deberían empezar por mejorar su administración pública y desempeño
integral y fiscal. Sin embargo, esto no excluye la necesidad de la intervención estatal en el tema de la
concentración de las tierras. Un paso importante del gobierno nacional es la nueva Ley de Víctimas y
Restitución de Tierras (Ley 213 de 2010), cuyo objetivo es restituir las tierras a la población desplazada
y formalizar títulos de propiedad
Así mismo, son muchas las dificultades que existen en los entornos rurales para acceder a comodidades
básicas como los servicios públicos en los que apremian los servicios de educación, salud, agua potable y
saneamiento básico; o deficiencias en infraestructura vial energía eléctrica, salud preventiva, transporte,
recreación, cultura y deportes. Todo ello, independientemente del uso o acceso a las tecnologías,
la innovación o la asistencia técnica agropecuaria. Hechos que han agudizado la inestabilidad y la
precariedad de los espacios de participación ciudadana y la gobernabilidad local. (Herrera, 2009)
Dentro de lo rural, se concluyó que las mujeres campesinas ejercen mayores responsabilidades
respecto de los hombres, recayendo sobre ellas, las labores de crianza, labores hogareñas comunes o
domésticas y a ello se suman las labores productivas. Quiere decir que dedican muchas horas del día en
cuidado de los integrantes de la familia, preparación, trabajo de la tierra y cosecha, cuidado de animales
y en muchas ocasiones la comercialización de estos productos y adicionalmente la participación en
espacios sociales y en su comunidad.
Es muy importante reconocer esa labor de gran importancia al aporte de la economía y desarrollo
del medio rural. Siendo necesario el propender por la lucha y legitimidad de sus derechos a una mejor
condición de vida. Por ello la definición de políticas públicas de género también deben estar enfocados
para que los instrumentos o recursos básicos que beneficien y mitiguen la situación marginal de la mujer
rural colombiana. (DANE, 2014)
Con alcance a los artículos 64, 65 y 66 de la Carta magna o Constitución Política de Colombia, el
Estado debe garantizar el acceso a los derechos de dominio, restitución, libre goce y uso de la tierra por
parte de las mujeres rurales, la redistribución en equidad y demás derechos inherentes, que garanticen
16
un desarrollo integral de las mujeres, con respeto y observancia de la seguridad, soberanía y autonomía
alimentaria dentro los límites de un comercio justo y un reconocimiento pleno del aporte de la economía
campesina en el desarrollo del país.
En el corto plazo los apoyos a procesos formativos deben contribuir a mejoras competitivas tendientes
a la reducción de la pobreza pues estas iniciativas están íntimamente vinculadas con desarrollo de los
medios de vida rurales. En otras palabras, las economías rurales no pueden lograr una competitividad
sostenible sin la re-conceptualización de la generación de riqueza rural y con la articulación efectiva de
los pequeños productores a cadenas productivas y a los mercados. (García, 2006)
Para incrementar la productividad del pequeño productor latinoamericano y promover una competitividad
sostenible, se hace necesario consolidar emprendimientos asociativos y solidarios, ya que la actualidad
cada productor busca en forma individualizada maximizar sus ganancias sin importar el costo sobre los
demás. Es decir, aislado de los beneficios en los eslabones de la cadena productiva. Una recomendación
puntal tiene que ver con la necesidad de pensar en una manera en la cual se puedan estructurar e
implementar adecuadamente esos emprendimientos como modelos de negocio para la generación de
riqueza; lamentablemente son pocos los municipios que combinan la condición de ruralidad y con un alto
desarrollo humano integral y sostenible. (DAPA-CIAT, 2015)
17
En los últimos 15 años, EEUU ha invertido al menos 10 000 millones de dólares en el programa antidrogas
de Colombia. Buena parte de esta suma financió el componente militar, aunque el mecanismo social ganó
peso en los últimos años. No obstante, la cuantía de esta ayuda viene disminuyendo progresivamente,
de cara al postconflicto el presidente saliente Obama, solicitó una partida adicional de 288 millones de
dólares y se espera que se aprueben algunos recursos adicionales para temas específicos.
Y es que, sin temor a equivocarnos, es innegable que la cooperación internacional tiene presencia en
los territorios más apartados del país, por ejemplo, las empresas japonesas nuevamente están invirtiendo
en Colombia y en septiembre de 2011 se firmó entre Japón y la República de Colombia, el Acuerdo para
la liberalización, promoción y protección de inversión. (MCIT, 2012)
Equipos técnicos de las autoridades sanitarias de Colombia y Holanda se reunieron en las oficinas del
ICA, el pasado marzo de 2016, con el fin de hacer seguimiento al proceso de certificación electrónica,
que proporcionará datos en tiempo real del comercio y facilitará la entrada y salida de productos en
los puertos en que se lleva a cabo la inspección, lo anterior, en el marco del convenio binacional de
Cooperación Técnica Internacional, que se viene desarrollando entre las dos naciones para el intercambio
de productos agrícolas.
Como resultado de la reunión, se programó para el mes de octubre del 2016 una prueba piloto en la
cual se intercambiarán certificados de forma electrónica para las mercancías agrícolas que se exportan
hacia Holanda, y las que ingresan al país como material de propagación, esta prueba permitirá hacer
los ajustes necesarios para blindar la información, reducir el fraude en los documentos y aumentar el
comercio seguro, entre las dos naciones.
En octubre de 2014 el gobierno colombiano suscribió un crédito externo de tipo programático por hasta
100 millones de dólares con el Banco de Desarrollo Alemán para financiar la construcción de la paz y el
postconflicto.
La creación de un fondo permitirá una mejor y necesaria coordinación y articulación de los esfuerzos
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de los diferentes países. En este caso, las prioridades de la UE han sido definidas a través del diálogo
con las autoridades nacionales y en consultas con la sociedad civil y se ha nombrado a un enviado
especial, el ex viceprimer ministro irlandés Eamon Gilmore.
Con el fin de estructurar una cooperación con Colombia que refleje tanto las diferentes realidades que
enfrenta el país como las diversas prioridades de Suiza, bajo el enfoque que implique al conjunto del
gobierno, Suiza ha desarrollado dos estrategias de cooperación complementarias en Colombia.
Mientras que la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos (SECO) ha desarrollado una Estrategia
2013-16 que cubre la cooperación económica de Suiza en Colombia, la Agencia Suiza para el Desarrollo
y la Cooperación (COSUDE) y la División de Seguridad Humana (DSH), han conjugado sus programas
de ayuda humanitaria, desarrollo sostenible, construcción de la paz y de derechos humanos en la
Estrategia de Cooperación 2014 - 2016.
Cooperación bilateral con ONG internacionales: la articulación con ONG internacionales (OXFAM GB,
Acción contra el Hambre, Alianza por la Solidaridad, Handicap International, Geneva Call, Diakonie),
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permite a COSUDE intervenir con actividades enfocadas hacia el apoyo en emergencia y la recuperación
temprana de las poblaciones afectadas por el conflicto.
Integración del Enfoque de Acción sin Daño (ASD) en la “Política de Restitución de Tierras”.
Proyecto Suizagua “Huella Hídrica puesta en práctica”.
Cooperación con ONG suizas: COSUDE brinda apoyo financiero desde la sede en Berna a ONG suizas
que realizan labores de cooperación al desarrollo y de ayuda humanitaria en diversas zonas del país.
Asimismo, COSUDE actúa en estrecha coordinación con otros instrumentos y secciones del gobierno
suizo con el fin de crear sinergias y complementariedad entre los programas: el Programa de Paz
y Derechos Humanos de la Embajada (con quien se trabaja de manera conjunta en el marco de la
Estrategia de Cooperación 2014-2016), y la Secretaría de Estado para Asuntos Económicos SECO (que
fomenta procesos para el crecimiento económico sostenible).
Finalmente, se mantiene un diálogo permanente con entidades gubernamentales del nivel nacional,
regional y local, así como con agencias de cooperación y otros donantes humanitarios.
Oxfam3 trabaja en Colombia desde 1982 apoyando iniciativas de la sociedad civil que apunten a
crear una “ciudadanía activa”, un movimiento amplio con capacidad de propuesta, que tome decisiones
democráticas de manera responsable e informada, que demande el cumplimiento del marco constitucional
y que solicite la rendición de cuentas por parte del Estado colombiano. El énfasis de nuestro trabajo en
Colombia está orientado en los siguientes programas:
Justicia económica: el programa apoya modelos que impulsen el desarrollo rural en Colombia y
contribuye a la generación de cambios en políticas públicas locales para el acceso a mercados, soberanía
y seguridad alimentaria. Además, busca prevenir y adaptar al sector rural frente a los efectos del cambio
climático y las reglas comerciales globales.
Derechos de las mujeres: tiene por objetivo que las organizaciones y movimientos de mujeres consigan
una mayor participación en la toma de decisiones frente a diferentes espacios sociales, económicos y
políticos, además del reconocimiento de sus derechos en el ámbito legislativo, en el diseño de políticas
y en la esfera social y familiar.
Derechos en crisis: pretende que los ciudadanos, ciudadanas y organizaciones de sociedad civil
colombiana afectados por la crisis de derechos humanos, de derecho internacional humanitario y por
los desastres naturales, contribuyan a que el Estado colombiano proteja y garantice sus derechos
fundamentales, y a resolver las causas estructurales de esta crisis. Para ello este programa forma parte
de una campaña global, a su vez que se desarrolla a través de cuatro subprogramas:
La campaña violaciones y otras violencias: saquen Mi Cuerpo de la Guerra articula a ocho organizaciones
de derechos humanos y de mujeres. Esta campaña busca reducir los niveles de impunidad, especialmente
los relacionados con crímenes sexuales contra las mujeres en el marco del conflicto armado.
3 El nombre Oxfam proviene del Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre, fundado en Gran Bretaña en 1942.
20
OXFAM desarrolla su programa Derechos en Crisis a través del trabajo en:
Adaptación, reducción de riesgo y respuesta humanitaria: se busca que las comunidades que viven en
zonas de alto riesgo conozcan y exijan sus derechos a la asistencia humanitaria.
Derecho a la ciudad: por una ciudadanía participativa e incluyente: se potencia el desarrollo desde
la reivindicación y la restitución de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas que habitan sectores
populares.
Mientras se toman las medidas necesarias para la implementación de los acuerdos, el Estado puede
apalancar y apoyarse en ese trabajo, así como en experiencias previas de los cooperantes en otros
países, La Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) como organismo
operacional de las Naciones Unidas se espera que apoye al País, en la ejecución de sus proyectos
humanitarios, de desarrollo y de consolidación de la paz en todo el mundo.
Transformar el sector agrícola y las comunidades rurales, propender por el desarrollo rural es
fundamental para terminar con el hambre y la pobreza puede ser la oportunidad para Latinoamérica
del FIDA dando lugar a una mayor producción y productividad agrícolas con mejores accesos a los
mercados y servicios. También el FIDA en el mundo, ayuda a transformar sus comunidades desde un
punto de vista tanto social como económico, promoviendo la igualdad de género y la integración.
Estos son algunos de los resultados obtenidos por el FIDA, registrados en 2015:
114 millones de personas participaron en proyectos respaldados por el FIDA, de las cuales, un 49 por
ciento son mujeres
2,3 millones de hectáreas de tierras de propiedad común fueron objeto de prácticas de manejo
mejoradas
21
se construyeron o repararon 17 000 kilómetros de carreteras
Este reto innovador ante el que nos encontramos contribuye al fortalecimiento del ecosistema de
inclusión socio-laboral para personas vulnerables, y además favorece la creación de alianzas con
organizaciones públicas, privadas y sociales que pondrán en valor la especificidad de cada uno de ellos
al servicio de las personas vulnerables. Al respecto, la tabla 2 muestra el financiamiento realizado a
partir de la cooperación internacional para el mejoramiento de las capacidades en el agro.
En ese contexto, cabe resaltar que los cooperantes en sus proyectos actuales, vienen haciendo un
trabajo de coordinación y búsqueda de sinergias. La mayoría apoya programas en áreas temáticas
que son objeto de negociación en La Habana, tal como el desarrollo rural y de tierras o la atención a
víctimas. Esos dos sectores son los que concentran el mayor número de cooperantes y la mayor parte
de estos recursos. Otros sectores de particular relevancia para el postconflicto reciben menos atención
de parte de la cooperación internacional. Ante ese panorama un ejercicio de división de trabajo entre los
cooperantes parece imponerse.
En suma, la cooperación internacional mantiene su relevancia y su valor para múltiples aspectos del
posconflicto en la medida que sea capaz de coordinarse bajo un decidido liderazgo del gobierno nacional,
el cual tendrá que definir precisamente sus prioridades en términos de cooperación.
22
organizaciones de 97 países que representan a casi 1 000 millones de personas de todo el mundo,
tendrá un papel protagónico para el desarrollo de Colombia y su reto ante el postconflicto, la autoayuda
mutua y la democracia a nivel mundial, desarrollando las relaciones económicas y de cualquier otra
índole que beneficien mutuamente a sus organizaciones miembros.
El caso costarricense es un ejemplo digno de imitar, y que debe servir de referente para Colombia
Rural; delimitado en políticas publicas consensuadas con sectores públicos, privados, la academia y los
actores rurales clave en el desarrollo económico, social, ambiental y cultural de Costa Rica.
Se plantean a nivel de gobierno central, dos instrumentos: el componente agropecuario del Plan
Nacional de Desarrollo 2015-2018 y el Plan Sectorial de Desarrollo Agropecuario y Rural 2015-2018.
Un conjunto de planes y políticas, articuladas en ejes estratégicos donde la participación activa del
campesino encuentra alternativas para su propio desarrollo humano a partir de la dignificación de
las familias rurales, trabajadores y productores del agro, acciones base para garantizar la seguridad
alimentaria, la tecnología y un consumo interno o de exportación con estrategias de adaptación y
mitigación de la agricultura al cambio climático.
De esta forma, se concibe la actividad agrícola como una forma de vida y un modelo fundamental
para el sustento económico, social y cultural del país, sin demeritar los permanentes riesgos por
estar las actividades del campo, sujetas a factores como el cambio climático, plagas en plantaciones,
y enfermedades, el vaivén de los precios internacionales de los insumos y los productos agrícolas y
pecuarios.
Parta alcanzar los objetivos anteriormente plasmados, Costa Rica ha suscrito diversos tratados y
adquirido compromisos con organismos internacionales. Se destacan los acuerdos con la Organización
Mundial del Comercio (OMC), la Organización de Naciones Unidas (ONU), la Convención Internacional
de Protección Fitosanitaria (CIPF), los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), el Codex Alimentarius
(CA), cuyas normas son de aplicación obligatoria en el uso y explotación de alimentarios regionales; en
cuanto a la utilización del suelo, la conservación y preservación ambiental; existe un Código de Conducta
para la Pesca Responsable, que establece principios y normas para el uso de prácticas responsables,
con miras a la conservación, el ordenamiento y el desarrollo de la pesca.
A pesar de lo anterior, el gobierno de Costa Rica (2014-2018) ha firmado algunos decretos polémicos
respecto al registro de agroquímicos, para solventar un estancamiento de doce años en ausencia de
normativa en esta materia. Estos decretos ejecutivos tienen detractores, ya que los propulsores del
desarrollo sostenible le denominan agro venenos y los sectores que están a favor de estos, los impulsan
como medicinas para plantas (Chacón, 2017), el asunto debe ser analizado bajo los microscopios
académicos, ya que un estudio del IRET de la Universidad Nacional de Costa Rica, ha determinado
que en Costa Rica se utiliza un promedio de 18,2 kilogramos de plaguicida por cada área cultivada,
superando a China que alcanza los 17 kilos. (IRET, 2015)
23
productividad, la generación de valor agregado y los márgenes de comercialización, en la mayoría de
las cadenas agroalimentarias, utilizando la misma cantidad de tierras, haciendo un uso más eficiente del
agua, reduciendo la energía utilizada e incorporando el uso de energías limpias. Procesos productivos
deben ejecutarse con responsabilidad social y ambiental en los territorios rurales.
Compromisos que ponen de manifiesto elementos que deben ser considerados en las políticas públicas
nacionales colombianas y, en este caso, en la explotación agropecuaria y el desarrollo de los territorios
rurales a nivel latinoamericano.
La producción de alimentos como estrategia de refuerzo nutricional es una prioridad, tanto para el sector
agropecuario y rural, como en las políticas de futuros gobiernos, así como lo es en el Plan Nacional de
Desarrollo 2015-2018. Eso significa asignar recursos dinerarios con prioridad, minimizando el efecto de
la apertura, liberalización y transnacionalización de las economías, aspectos que cobran gran relevancia
los temas de control fito y zoo sanitario tanto para proteger al consumidor nacional y garantizar la calidad
de las exportaciones como patrimonio nacional (flora y fauna).
En cuanto al mercadeo y la el apoyo que requiere el agro costarricense y colombiano, como prioridad
y factor de desarrollo sustentable, es la promoción de organizaciones sociales, que a partir de la
asociatividad y la solidaridad agrupen a los productores campesinos, tecnifiquen sus procesos a costos
razonables, aumenten la capacidad productiva y tengan mayor capacidad de acopio y negociación.
Respecto al comercio exterior, los acuerdos comerciales hallados y que Costa Rica ha suscrito también
como en el caso colombiano constituyen en un gran desafío para el sector rural, como alternativa frente
a los gravámenes arancelarios
En cuanto al uso racional del recurso hídrico, se debe posicionar el tema de la gestión integrada, como
un eje central en las políticas públicas del Estado, con el fin de atender prioritariamente las limitaciones
en cuanto a las restricciones presupuestarias, como es la insuficiente asignación de recursos para
inversión en infraestructura.
Es necesario, también fundamental gestionar procesos de formación y capacitación para los pequeños
y medianos productores en procesos de comercialización y agregación de valor, para que puedan
24
articularse con los mercados internacionales exitosamente.
La participación de las actividades del sector agropecuario y rural (agricultura, pecuario, silvicultura
y pesca) en el producto interno bruto (PIB) durante el año 2015 fue de 8,1%, y la participación de los
subsectores en el valor agregado agropecuario fue: agrícola 75,7%, pecuario 19,1%, pesca 2,2% y
madera con 2,1%. Respecto al 2104, el decrecimiento agrícola obedeció a la disminución del banano y
la piña como resultado del fenómeno del niño. Las actividades agropecuarias con mayor participación en
el VAA en el 2015 fueron: piña (31,6%), banano (12,9%), leche (10,1%), café (4,2%) y ganado vacuno
(4,1%). Las que presentaron un mejor desempeño fueron yuca, carne porcina, pollo y café, las cuales
por su peso relativo afectan directamente a los subsectores a los cuales pertenece. (SEPSA, 2015)
Para el año 2014, según la ECE, la tasa de desempleo abierto fue del 12,4% por ciento de la fuerza de
trabajo y prevalecen amplias brechas por género, edad y condición migratoria. Las tasas más elevadas
las presentan las personas en extrema pobreza, las mujeres y los jóvenes menores de 25 años, muy
similar a los resultados arrojados por el censo colombiano de 2015. (Hernández, Li, 2015b).
Las exportaciones a nivel agropecuario registraron valores a septiembre de 2014 en promedio del
39,7% por ciento del total exportado por el país. Lo que equivale a una suma cercana a los 3. 5 millones
de dólares, con un crecimiento en las ventas al exterior de 2,9% anual con respecto al mismo período
del 2013.
Costa Rica sigue siendo un país exportador neto de productos agroalimentarios con una balanza
comercial positiva de dos a uno; donde por cada dólar importado se exportaron dos dólares, ello
representado en las exportaciones de leche y natas concentradas o de carne bovina fresca o refrigerada
mientras en el sector agrícola con un incremento cercano al 7,7 por ciento se destacan la piña, el
banano, melón y sandía. No obstante, es necesario advertir, que gran parte de la mano de obra agrícola
procede de trabajadores migrantes y transfronterizos que son los sujetos transformadores para que la
economía agrícola costarricense posea indicadores positivos. (Hernández, 2014)
Importante señalar que el sector público agropecuario de Costa Rica está conformado por las siguientes
instituciones públicas: el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Instituto de Desarrollo Rural
(Inder), el Consejo Nacional de Producción (CNP), el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y
Avenamiento (Senara), el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria
(INTA), el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca), la Oficina Nacional de Semillas
(ONS) y el Programa Integral de Mercadeo Agropecuario (PIMA). Además, dentro del MAG se incluyen,
25
como instancias adscritas, el Servicio Fitosanitario del Estado (SFE) y el Servicio Nacional de Salud
Animal (Senasa) y el Consejo Nacional de Clubes 4-S (Conac).
Para el caso de Costa Rica se deben desarrollar nuevas tecnologías para mejorar los procesos
producticos, principalmente en áreas de calidad, inocuidad, con la finalidad de elevar rendimientos
productivos y reducir costes asociada a las malas prácticas de manufactura, lo anterior, incorporando
nuevas formas de comercialización que incidan en la regulación de agentes intermediarios y sean
los mismos productores los que posean mecanismo de negociación para que sus productos estén a
disposición de la oferta. En este orden de cosas, los emprendimientos cooperativos serían una salida
oportuna y viable para el desarrollo del agro costarricense y el apoyo decidido de la academia debería
ser una actividad de extensión universitaria por excelencia. (Li, 2013)
Finalmente y no menos importante, es la necesidad de contar con una visión estratégica y compartida,
para mejorar los niveles de eficiencia y eficacia en el sector rural, así como de una coordinación efectiva
(compromiso) en la prestación de servicios al sector productivo agropecuario y rural por parte de la
institucionalidad pública, para fortalecer y rescatar algunas instituciones que presentan altos grados
de obsolescencia, entre el cumplimiento de sus roles y las necesidades reales de los receptores de los
servicios.
CONCLUSIONES
Se hace necesario y prioritario, promover los emprendimientos rurales para dinamizar las economías
rurales en Costa Rica y Colombia mediante acciones estratégicas orientadas al mejoramiento de la
producción, la dignificación del empleo a través de asistencia técnica, investigación especializada y
crédito para el pequeño productor. Una opción que se puede analizar es la creación de cooperativas
agrícolas binacionales que permitan a ambos países y en sus respectivas franjas fronterizas, crear
emprendimientos conjuntos, que posibiliten elevar las capacidades sociales de las comunidades y por
ende de los respectivos países. (Hernández, Li y Cordero, 2016)
El fomento, promoción y el fortalecimiento del emprendimiento rural es una de las estrategias más
importantes para abordar los problemas económicos de las comunidades rurales y está atrayendo
26
mucha atención de entes de inter cooperación a nivel internacional.
El cofinanciamiento de programas y proyectos que liderados por los gobiernos centrales contribuyan
efectivamente a la capitalización y dinamización de la economía rural y que actúen sobre los mecanismos
de retención y reinversión de excedentes de origen rural.
De todos los emprendedores, el emprendedor rural es tal vez el más heroico de todos. No solo cuenta
con poco apoyo y está lejos del poco que existe, sino que también es el que más decepciones ha
recibido de programas gubernamentales.
La mejora de la gestión de las empresas rurales, debe estar acompañada por el acceso al capital,
fortaleciendo la capacidad de innovación, la tecnología y consolidando el trabajo en red con políticas
públicas coherentes y permanentes generaran nuevas oportunidades económicas para el campo y el
PIB de los países latinoamericanos.
Con los acuerdos de paz en Colombia el gobierno colombiano está buscando el apoyo internacional
para financiar la agenda de políticas sociales que se ha consolidado a lo largo de la negociación, así
como los costes propios de la desmovilización de los combatientes y la reparación de las víctimas.
En este sentido, y siguiendo con las recomendaciones efectuadas por el International Crisis Group,
no ceder a las presiones de pasar de inmediato y por completo a una agenda postconflicto, y seguir
proporcionando recursos y apoyo político a las organizaciones de derechos humanos, con especial
énfasis en el impacto humanitario de la violencia criminal en zonas urbanas.
27
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29
Síntesis del eje 2. Economía social solidaria y su
relación con la academia y los gobiernos locales.
Los artículos presentados en este eje aportaron en el tema de Economía Social Solidaria y su relación con
la academia y los gobiernos locales. Las tres investigadoras proviene de España, Puerto Rico, y Argentina.
La investigadora del Instituto GEZKI, Ane Echebarria Rubio desarrolla una indagación que también versa
sobre la participación de las instituciones educativas en el fomento de la ESS. El artículo que Echebarria
se titula Inclusión de la Economía Social en los Estudios de Grado de la Universidad del País Vasco:
Una Aproximación Cuantitativa.
Según Echebarria, debido a que el gobierno español promulgó la Ley 5/2011, con el fin de propiciar la
Economía Social y promover el apoyo y fortalecimiento a este sector, la investigadora se enfoca en el
cumplimiento de este objetivo en el nivel superior de educación. Con este estudio, Echeebarria se interesa
sobre la presencia de la economía social en los cursos de la Universidad del País Vasco, cerrando el foco
sobre los grados de Derecho, Administración y Dirección de Empresas y Relaciones Laborales y Recursos
Humanos.
La metodología empleada es cuantitativa, se parte de un análisis de las guías docentes de las carreras
correspondientes y se aplica un cuestionario a los profesores de estas mismas áreas académicas. Sus
principales hallazgos denotan que en los cursos analizados en el grado de Relaciones Laborales y Recursos
Humanos se dedica una cantidad de tiempo significativa a la Economía Social, en específico, un 25% del
tiempo total, mientras que en Derecho y Administración y Dirección de Empresas menos de un 5%. En
general, los resultados muestran que los programas académicos están más orientados a conceptos de
mercado capitalista y aspectos tributarios y jurídicos de las empresas de esta rama.
Algunos integrantes de la población docente entrevistada incluso sugieren la propuesta de una asignatura
optativa de Economía Social y formas societarias de la misma. Estas personas asimismo, están de acuerdo
en que se le dedique más tiempo a la Economía Social; sin embargo, existen preocupaciones debido a que
deben ajustarse al programa del curso.
Por su parte, Hugo Borget abarca El paradigma cooperativo en la gestión y dirección de las
cooperativas con un análisis del conjunto de cooperativas agropecuarias de Entre Ríos, Argentina y
que se desarrollan entre 1945 y 1955. Con esto, Borget interviene en el paradigma, el modelo racional
que puede ser latente o visible y que impone un concepto o una serie de creencias que tienen valores
y significados para los seres humanos en un contexto particular.
30
Por otro lado, según el autor, el paradigma cooperativo es útil para evaluar y entender los procesos
de acción colectiva que surge desde el seno de acciones solidarias. Se ubica precisamente en el apego
social y en la voluntad individual.
A partir de este análisis, Borget encuentra que los asociados de las cooperativas pasan de ser un objetivo
de la misma a ser un elemento discursivo. Asimismo, su participación en la democracia de la cooperativa no
es asegurada ya que de las cooperativas investigadas, 12,5% de los asociados asisten a las asambleas y
un 30% corresponde a personas invitadas.
Aunado a ello, las relaciones de poder y dirección demuestran una tendencia en que la estructura
burocrática de la cooperativa detenta más fuerza, frente al producto individual. Asimismo, las gerencias
requieren de profesionales capacitados, claman por una mejor formación en el paradigma cooperativo en
las universidades, no tanto en un dogmatismo.
Concluyendo, Borget, afirma que las gerencias de las cooperativas deben evaluarse a partir de los servicios
que éstas dan a los asociados, por el nivel de contención de asociados, por la obtención de mayores
excedentes, por los aportes de capital para proyectos nuevos, por la integración de nuevos productores y el
valor agregado de los productos.
31
Inclusión de la economía social en los estudios
de grado de la universidad del país vasco: una
aproximación cuantitativa
Ane Echebarria Rubio
Investigadora del Instituto GEZKI – Universidad del País Vasco
gezki.teknikaria@ehu.eus
EJE: Economía Social Solidaria y su relación con la academia y los gobiernos locales
PALABRAS CLAVE: Economía Social, Formación, Universidad
RESUMEN
Este trabajo pretende realizar un análisis sobre el nivel de integración de la Economía Social en los
estudios de grado de la Universidad del País Vasco, con el objetivo de mostrar la presencia que tiene y
la forma en la que se traslada en los programas académicos de los diferentes grados.
El estudio tiene su justificación en la apreciación de una falta de estudios cualitativos sobre Economía
Social en la Universidades, que puedan ayudar a potenciarla y promocionarla. Esto se basa en la Ley
5/2011, que establece que los poderes públicos, tendrán como objetivo de sus políticas de promoción
introducir referencias a la Economía Social en los planes de estudio de las diferentes etapas académicas.
En este mismo sentido, el Gobierno aprobó un Programa para el fomento de la Economía Social donde se
contemplan medidas relacionadas con el papel de las Universidades, dirigidas a mejorar el conocimiento
de la economía social por parte del conjunto de la sociedad.
Los resultados del estudio, además de reflejar la realidad, presentarán propuestas para que la presencia
de la Economía Social sea mayor en el ámbito académico, ya que la expansión y el fortalecimiento de
esta forma de hacer economía empiezan en la educación.
INTRODUCCIÓN
Uno de los principales desafíos de la institución educativa, en todas las etapas académicas, es la
capacidad de adaptación a todos los cambios y necesidades de la sociedad, y uno de los principales
retos a los que se enfrenta la enseñanza universitaria es mejorar y ampliar la formación destinada a
transmitir el conocimiento de la Economía Social, sus valores y principios.
En este sentido, el presente estudio trata de ser una experiencia piloto, aplicable en otras universidades,
que analiza cómo es la formación en materia de Economía Social en diferentes grados de la Universidad
del País Vasco. Por lo que, el objetivo principal de este trabajo es mostrar la presencia que tiene y la
forma en la que se traslada esta otra forma de hacer economía en los programas académicos de los
estudios de grado de la UPV/EHU, que además de reflejar la realidad presentará los retos a los que se
enfrenta de cara al futuro en este ámbito.
El trabajo parte de una reflexión teórica sobre la formación en Economía Social, centrando la atención
en las directrices y previsiones legales de carácter estatal y europeo que inciden en la idea de incorporarla
32
en los planes de estudio de las diferentes fases académicas. Con el fin de analizar el nivel de integración
de la Economía Social, el estudio se ha basado en cinco asignaturas pertenecientes a los grados de
Derecho, Administración y Dirección de Empresas, y Relaciones Laborales y Recursos Humanos. Para
la selección de las asignaturas se ha tenido en cuenta, por un lado, que por el contenido puedan
introducir en sus programas temas relacionados con la Economía Social, y por otro lado, que estén
presenten en grados de otras universidades.
La metodología utilizada para la elaboración del presente trabajo es cuantitativa, ya que se ha basado,
por un lado, en el estudio de las guías docentes de las asignaturas, y por otro lado, en la información
secundaria obtenida de los datos de una encuesta realizada al profesorado de las mismas. De la puesta
en común de las dos se han obtenido interesantes resultados que se han analizado en el cuarto apartado.
En última instancia, a modo de conclusión, se exponen los principales resultados obtenidos y se hacen
diferentes propuestas que podrían mejorar la situación de la formación en Economía Social.
La Universidad Pública tiene una responsabilidad social importante, ya que su principal función es la
formación de estudiantes no solo en profesionales, sino en ciudadanos comprometidos y responsables
con el entorno. En este sentido, es necesario que los programas académicos incluyan temáticas
relacionadas con las necesidades de la sociedad, y entre ellos, con la Economía Social, que puedan
ayudar a entender y potenciar los aspectos socialmente más innovadores.
Este estudio tiene su justificación en la apreciación de una falta de estudios cualitativos sobre la
presencia de la Economía Social en los estudios universitarios4, asunto que preocupa tanto a los agentes
del sector como a los poderes públicos.
Varias investigaciones llevadas a cabo en los últimos años subrayan la importancia de la formación
en el impulso de la Economía Social (Flores, Guzmán y Barroso, 2015), y resaltan que es fundamental
la formación en valores y el conocimiento de las bondades de esta forma de organización. El futuro
pasa por intentar potenciar la docencia en Economía Social, algo difícil si no existe un apoyo de la
Administración que considere la importancia y transversalidad de esta materia en los planes de estudio
(Melián, Campos y Sanchis, 2017).
Existen diversas directrices y previsiones legales que inciden en la idea de incorporar la Economía
Social en los planes de estudio de las diferentes etapas académicas, provenientes tanto de instituciones
españolas como europeas e internacionales.
En lo referente a la normativa de nivel estatal, cabe destacar la Ley española 5/2011, de 29 de marzo
de Economía Social5, que establece en el artículo 8 que los poderes públicos tendrán como objetivos
4 Informe de la Subcomisión para el Fomento de la Economía Social del Congreso de los diputados, de junio de 2011, Constatación nº27. En el mismo sentido,
Moyano, Bruque y Martínez-Segovia 2002, Gelambi 2006, Juliá 2014, CEPES 2016
5 https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2011-5708
33
de sus políticas de promoción, entre otros, introducir referencias a la Economía Social en los planes de
estudio de las diferentes etapas académicas.
El Informe de la Subcomisión para el Fomento de la Economía Social del Congreso de los Diputados
de 20116, adopta distintas directrices respecto a la incorporación de estudios sobre Economía Social
en el ámbito académico. Por un lado, destacar la Recomendación nº5, que resalta que el desarrollo del
sector depende, entre otros agentes, de las universidades, y la necesidad de que todos complementen
esfuerzos y energías para promocionar conjuntamente la Economía Social. Por otro lado, la
Recomendación nº35, habla de incorporar la economía social en sus planes de estudio y promover
cursos de especialización sobre la temática que quieran desarrollar con el fin de integrarlo cada vez
más en el tejido socioeconómico y cultural de la sociedad. Asimismo, la Recomendación nº36 subraya
la necesidad de promover investigaciones en este ámbito.
En primer lugar, cabe destacar el Dictamen del Comité de las Regiones9 del 16 de junio de 2004 sobre
la “Comunicación de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social
Europeo y al Comité de las Regiones sobre fomento de las cooperativas en Europa”10 en el que se pone de
relieve la importancia de la participación de las cooperativas en los programas de educación, formación,
aprendizaje electrónico y aprendizaje permanente, así como de que se estimule a las universidades para
organizar programas de formación para dirigentes de cooperativas; y entre las recomendaciones que
hace, considera indispensable que los programas tengan en cuenta la participación y la contribución de
las cooperativas, especialmente en sectores innovadores.
6 http://www.congreso.es/public_oficiales/L9/CONG/BOCG/D/D_581.PDF
7 http://www.empleo.gob.es/es/sec_trabajo/autonomos/economia soc/NoticiasDoc/NoticiasPortada/Programa_Fomento_e_Impulso_de_la_Economxa_
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8 Analiza el concepto de Economía social y su relación directa con el cooperativismo vasco en los currículos académicos
9 Es la asamblea de los representantes locales y regionales de la UE, que da voz directa a los entes subestatales dentro del marco institucional de la UE
10 http://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=CELEX%3A52005AE0243
11 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P6-TA-2009-0062+0+DOC+XML+V0//ES
34
la enseñanza universitaria prevean programas de formación destinados a transmitir el conocimiento de
la economía social y las iniciativas empresariales inspiradas en sus valores. En la Resolución del 20 de
noviembre de 2012, sobre la Iniciativa a favor del emprendimiento social12, pide a la Comisión que mejore
el entendimiento y el conocimiento de las empresas sociales y de la economía social, que promueva
la visibilidad de ambas, respaldando la investigación académica, y solicita a los Estados miembros que
tengan en cuenta los beneficios que proporciona la inclusión de los principios de empresas sociales en
los planes de estudio de universidades, a fin de desarrollar competencias sociales. La Resolución del 2
de julio de 201313, sobre la contribución de las cooperativas a la salida de la crisis, considera que deben
fomentarse las iniciativas que promuevan el modelo cooperativo entre posibles nuevos empresarios, es
decir, en los planes de estudios universitarios.
Por otro lado, el Consejo de la Unión Europea, en las Conclusiones sobre la promoción del
emprendimiento juvenil15, destacó la importancia de fomentar las competencias empresariales de los
jóvenes a través de la educación formal.
Además de las iniciativas políticas, otras entidades como la Alianza Cooperativa Internacional16, han
subrayado en diversas ocasiones la importancia de incorporar los temas de Economía Social, y en este
caso de cooperativas, en el ámbito académico. De esta manera, en el año 2013, publicaron el Plan para
una Década Cooperativa17, en el que insisten en que una educación en cooperativismo es la mejor forma
de desarrollar la comprensión de la identidad y los mensajes cooperativistas. Para ello son necesarios
programas de formación en las escuelas empresariales y órganos profesionales. Además, hablan sobre
el impulso de la investigación y el desarrollo de teorías, conocimientos e ideas.
La Alianza publicó también en el año 2015 un documento sobre los principios cooperativos, titulado
“Guidance Notes to the Co-operative Principles”18, en el que señala el reto que tienen las cooperativas
para superar el escaso reconocimiento que tienen en los programas académicos de las universidades,
y en muy raras ocasiones son incorporados en las materias en las facultades de negocios, derecho,
sociología o otras áreas relevantes de estudios. Inciden en la importancia de dar respuesta a este
problema desde las mismas cooperativas, para que tengan visibilidad.
METODOLOGÍA
Para cumplir con el fin de analizar el nivel de integración de la economía social en los estudios de grado
12 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2012-0429+0+DOC+XML+V0//ES
13 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2013-0301+0+DOC+XML+V0//ES
14 http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P8-TA-2015-0320+0+DOC+XML+V0//ES
15 http://eur-lex.europa.eu/legal-content/Es/TXT/PDF/?uri=CELEX:52014XG0614(04)&from=Es
16 Es la federación de cooperativas que sirve para reunir, presentar y servir a cooperativas del todo el mundo. https://ica.coop/es
17 El Plan es un proyecto estratégico del movimiento cooperativo global que se extiende a toda la presente década. En él se define una agenda estratégica
para el movimiento cooperativo liderado por la ACI y se definen cinco objetivos centrales, para cada uno de los cuáles se propone una estrategia individual
propia.
18 Se realiza un estudio detallado de los siete principios cooperativos.
35
de la Universidad del País Vasco, tras la revisión de la bibliografía, se ha realizado una investigación
que proporciona la información necesaria para realizar este trabajo. Dicha información se ha obtenido
mediante el método de investigación cuantitativo19, en el que se han utilizado la técnica de análisis de
datos secundarios y la encuesta.
Finalmente, han sido cinco las materias elegidas y en las que se centrará el análisis:
Como representa la tabla, en el caso de las asignaturas de Derecho mercantil y Derecho del trabajo,
se han analizado los programas de diferentes grados en las que se imparten, con el fin de tener una idea
más amplia.
3.3. La encuesta
19 Lopez, J. “Herramientas para el trabajo sociológico” (2016) en Iglesias de Ussel, J. & Requena, T. : Leer la sociedad. Una introducción a la sociedad general.
Tecnos
20 Ley 5/2011, de Economía Social, art. 5 : “…las cooperativas, las mutualidades, las fundaciones y las asociaciones que lleven a cabo actividad económica, las
sociedades laborales, las empresas de inserción, los centros especiales de empleo, las cofradías de pescadores, las sociedades agrarias de transformación y
las entidades singulares creadas por normas específicas que se rijan por los principios establecidos en el artículo anterior.”
36
Tal y como se ha mencionado, para efectuar este estudio se ha considerado necesario contar con
fuentes primarias de información acerca de la integración de temas de Economía Social en diferentes
grados de la UPV/EHU.
Para ello, se ha realizado una encuesta dirigida a los docentes de las asignaturas seleccionadas con
un cuestionario que se ha enviado vía correo electrónico con preguntas mayoritariamente cerradas
(Anexo 1)
Cabe señalar que en general ha sido trabajoso conseguir que el profesorado colaborase y respondiese
a las preguntas. El índice de respuesta ha sido bajo, en este caso, de un 30%, por lo que se trata de una
investigación que nos da una primera aproximación respecto a la integración de la ES.
El cuestionario comienza con la pregunta de si se trabajan temas relacionados con la Economía Social
o alguna de sus entidades en la asignatura. A ésta le siguen otras cinco, sobre el número de horas
que se les dedica, el porcentaje que suponen respecto al total, la metodología empleada, y por último,
la opinión de los profesores sobre si se le debería dedicar más o menos tiempo o dar un tratamiento
diferente a la Economía Social en la asignatura.
La elección de las preguntas se ha llevado a cabo mediante la revisión de los programas académicos
de las asignaturas y consultas a profesores universitarios, con el fin de corregir o eliminar algunas
preguntas sobre aspectos más o menos relevantes.
Cabe decir que, aunque en el cuestionario se animaba a los profesores a incluir comentarios y opiniones,
la mayoría se ha limitado a responder las preguntas cerradas.
ANÁLISIS DE RESULTADOS
Tal y como se ha indicado anteriormente, el nivel de integración de la Economía Social en los estudios
de la Universidad del País Vasco se ha tratado de medir mediante el análisis de las guías docentes
de las asignaturas seleccionadas y la encuesta a los profesores, es decir, mediante ítems de carácter
cuantitativo.
El análisis de los resultados se llevará a cabo en cinco bloques, separados por asignaturas, y dentro
de los cuales se mostrarán los resultados obtenidos del análisis de los programas y la encuesta. Cabe
decir, que las tablas recogen la media de los resultados obtenidos del cuestionario.
37
Derecho mercantil
Tal y como se puede observar, en el caso de la materia de Derecho Mercantil, se ha optado por analizar
los programas académicos de la asignatura en tres grados diferentes en los que se imparte, y de esta
forma poder realizar un análisis comparado.
La primera diferencia la encontramos en las guías docentes. Mientras que, en los grados de Derecho y
de Administración y Dirección de Empresas no se hace referencia alguna a la Economía Social o alguna
de sus entidades, y los temas trabajados se centran, en mayor parte, en las sociedades de capital y
sus características; comprobamos que en el grado de Relaciones Laborales y Recursos Humanos se le
dedica una parte entera a las sociedades de Economía Social, el análisis y descripción de los órganos y
el funcionamiento de las sociedades cooperativas, mutuas y sociedades anónimas o limitadas laborales.
38
Más dedicación a la ES Razonar respuesta Tratamiento
diferente
-Es una realidad muy presente en el territorio
Derecho SÍ NO
-Modelo muy adecuado para emprendimiento de los jóvenes
Adm. Y Dir. NO -Asignatura de introducción al derecho NO
Empresas
- Al tratarse de una asignatura general, la dedicación debe rondar el 30%
RRLL y RRHH NO SÍ
- Podría plantearse una asignatura optativa que estudie estas formas
societarias
FUENTE: elaboración propia
Por otro lado, los resultados de los cuestionarios muestran que a pesar de que las guías docentes
no hagan referencia a la Economía Social o a sus entidades, sí se trabajan temas relacionados con
esta otra forma de hacer economía, centrándose la mayoría en las cooperativas, sociedades laborales,
asociaciones, fundaciones y mutualidades. Mientras que en Derecho y ADE se le dedica entre un
0-5% del tiempo total de la asignatura, en RRLL y RRHH estaría alrededor del 25%, ya que una de las
lecciones de la asignatura está dedicada en su totalidad a la ES. Además, esta diferencia se da también
en la metodología empleada respecto a otros temas impartidos en la materia.
En cuanto a la opinión de los profesores, en el caso de Derecho, los encuestados creen necesario
aumentar el tiempo dedicado a la ES, “ya que es una realidad muy presente en la Comunidad Autónoma
Vasca y un modelo muy adecuado para el emprendimiento de los jóvenes”; por el contrario, los profesores
de ADE y RRLL y RRHH que han respondido, opinan que no se le debería dedicar más tiempo del que
ocupa en la actualidad. Entre las propuestas realizadas, y a tener en cuenta en el presente estudio,
estaría la de crear una asignatura optativa que estudie las formas societarias de la Economía Social.
Derecho del trabajo
39
TABLA 5: Resultados encuesta al profesorado de derecho del trabajo
Profesor/a - Estudio Especificar Horas Porcentaje Metodología Diferencias
grado temas ES o cuales dedicadas respecto al empleada metodológicas
entidades total
(respecto al
total)
RRHH y RRLL SÍ. Coop., Los EI y CEE, 0-5 0-5% Clase magistral SÍ. Sin prácticas
SAL, empleo de las de aula
Fundaciones, personas con
Asociaciones discapacidad
EI, CEE y en riesgo de
exclusión
La figura del
empleador
Adm y Dir de SÍ. Sólo Coop. de 0-5 0-5% Clase magistral NO
empresas menciones trabajo
asociado, SAL
Más Razonar respuesta Tratamiento
dedicación a diferente
la ES
RRHH y RRLL SÍ - En caso de disponer de más tiempo absoluto para la asignatura SÍ
Como en el caso anterior, a pesar de que en el programa no esté explicitada la Economía Social, sí se
introducen menciones “puntuales” sobre el trabajo en las cooperativas de trabajo asociado, sociedades
laborales, fundaciones, asociaciones, centros especiales de empleo y empresas de inserción. Asimismo,
el tiempo dedicado a estos temas estaría entre el 0-5% del total de la asignatura, y todas las personas
que han respondido coinciden en que se le debería dedicar más tiempo a la ES, “por la importancia
cualitativa que tiene en el derecho del trabajo”; entre las propuestas estaría la de realizar conferencias
para dar a conocer y visibilizar esta otra forma de hacer economía. Además, el 100% de los encuestados
cree necesario darle un tratamiento diferente.
Macroeconomía
TABLA 6: Presencia de la ES en la guía docente de la asignatura de Macroeconomía
Título Grado Presencia del Presencia de Especificar cuales
concepto de ES entidades de ES
Macroeconomía Adm. Y Dir. De NO NO
empresas
FUENTE: elaboración propia
Esta asignatura ofrece una visión global de la generación de condiciones de estabilidad e inestabilidad
en el cuadro de los indicadores básicos de las cuentas económicas nacionales e internacionales, además,
estudia las visiones fundamentales de las principales variables macroeconómicas en los mercados de
bienes y servicios, en el mercado laboral y en el mercado de capitales. Por esta razón, los temas
40
de la guía docente son muy generales, por lo que las unidades económicas o formas de producción
específicas, entre los que se encontrarían temas relacionados con la Economía Social, no forman parte
del programa.
Dirección financiera
El objetivo principal de esta materia es conocer las fuentes de financiación de la empresa, y mediante
el análisis de la guía docente, podemos comprobar que se hace un especial hincapié en la financiación
bancaria y otras entidades financieras. No se hace referencia a la Economía Social o alguna de
sus entidades, como en este caso podrían ser las cooperativas de crédito, bancos éticos, servicios
41
cooperativos o EPSVs, como opciones de financiación para las empresas.
Analizando las respuestas de los profesores, al contrario que en los anteriores, no se hace mención
alguna sobre la Economía Social ni sobre ninguna de sus entidades. Además, todas las personas que
han respondido a la encuesta coinciden en que no es necesario analizar las especificidades que puedan
tener las entidades pertenecientes a la ES en esta materia.
Derecho financiero
En definitiva, los resultados del estudio muestran que la formación en Economía Social en los estudios
de grado de la UPV/EHU es muy escasa, y en los casos en los que se trabaja, existen grandes diferencias
respecto al tratamiento de las economías de las sociedades mercantiles de capital.
42
CONCLUSIONES
Este estudio tenía como objetivo analizar el nivel de integración de la Economía Social en los diferentes
grados de la Universidad del País Vasco, siendo una experiencia piloto aplicable en otras universidades.
Para ello, se han seleccionado cinco asignaturas de diferentes grados, que por el contenido puedan
trabajar temas relacionados con la Economía Social. En primer lugar, se han analizado los programas
académicos de las asignaturas seleccionadas, y a continuación, se ha diseñado un cuestionario que ha
sido enviado al profesorado de estas materias, con el objetivo de conocer la realidad de la formación en
economía social. Tras el análisis de los resultados se ha llegado a las siguientes conclusiones:
Sólo uno de los programas académicos analizados hace referencia a la Economía Social o a alguna
de las entidades que la conforman.
Los programas académicos están más en la línea con una economía de mercado capitalista, haciendo
especial referencia a las entidades de la economía capitalista (sociedades anónimas, limitadas…) y el
funcionamiento de éstas (características, relaciones laborales, sujetos, sistema tributario…)
Esto pone de relieve, como la formación en Economía (en general), y en cualquiera de las ramas
analizadas, centra su atención en la teoría económica dominante (neoclásica).
El 77,7% del profesorado que ha respondido el cuestionario, admite que, aunque no esté presente
en la guía académica, se tratan temas de Economía Social de forma tangencial, la mayoría sobre
cooperativas, sociedades laborales, asociaciones, fundaciones y mutualidades.
El tiempo dedicado a la Economía Social en las asignaturas, estaría de media, entre el 0-5% del total
de la asignatura. Un porcentaje muy pobre, ya que, comparándolo con otros temas, no sería suficiente
para formar al alumnado en Economía Social, sus valores y principios.
Respecto a la metodología empleada, el 55% admite que no difiere respecto a la utilizada para impartir
otros temas en la asignatura.
El 55,5% de los docentes que han respondido la encuesta está de acuerdo en que debería dedicarse
más tiempo a la Economía Social. Asimismo, muchos de ellos hablan de las limitaciones que existen para
ello en los programas, ya que tanto los temas a tratar como el tiempo que se les dedica o la metodología
empleada está establecido en cada una de las guías académicas, sin dejar margen de intervención.
Por tanto, el presente estudio, teniendo en cuenta que estamos ante una experiencia piloto y los
resultados se han obtenido del análisis de cinco asignaturas, ofrece una fotografía parcial sobre la
formación en Economía Social en los grados de la Universidad del País Vasco, que deja entrever la
escasa presencia de esta materia en asignaturas clave. Además, muestra la clara necesidad de actuar
para mejorar en esta formación, de tal forma que se convierta en una estrategia que contribuya a
visibilizar e impulsar la Economía Social.
Ante esta realidad, la Universidad tiene un reto muy importante en el ámbito que nos ocupa. Por un
lado, la necesidad de impulsar el conocimiento de la Economía Social y sus entidades, y la formación en
valores y las bondades de esta forma de organización en los planes de estudio; de forma que adquieran
mayor peso y protagonismo, con el objetivo de formar expertos en este tipo de entidades, que contribuyan
en el fututo a esta otra forma de hacer economía. Por otro lado, conseguir un mayor compromiso del
profesorado y de las Administraciones que permitan impulsar esta materia en los programas de diferentes
grados y asignaturas universitarias.
43
En definitiva, a partir de este análisis se ha puesto de manifiesto cómo promover la docencia en
Economía Social es realmente necesario de cara al futuro, dado el escaso peso que tiene y las diferencias
que existen respecto a la formación en la economía “capitalista tradicional”. Asimismo, se debe tener en
cuenta la importancia que tiene no sólo en el ámbito económico sino en la sociedad y en el desarrollo
de ésta.
44
REFERENCIAS
Ley 5/2011, de 29 de marzo, de Economía Social. BOE núm. 76, de 30 de marzo de 2011, páginas 33023
a 33033
Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre la «Comunicación de la Comisión al Consejo, al
Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre fomento
de las cooperativas en Europa». DOUE 234/1, 22 de septiembre de2005
Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de febrero de 2009, sobre economía social (2008/2250(INI)).
Visto en: http://www.europarl.europa.eu/oeil/popups/ficheprocedure.do?lang=fr&reference=2008/2250(
INI)
Resolución del Parlamento Europeo, de 20 de noviembre de 2012, sobre la Iniciativa en favor del
emprendimiento social - Construir un ecosistema para promover las empresas sociales en el centro de
la economía y la innovación sociales (2012/2004(INI)). Visto en: http://www.europarl.europa.eu/sides/
getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P7-TA-2012-0429+0+DOC+XML+V0//ES
Resolución del Parlamento Europeo, de 2 de julio de 2013, sobre la contribución de las cooperativas a la
salida de la crisis (2012/2321(INI)). Visto en: http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//
EP//TEXT+REPORT+A7-2013-0222+0+DOC+XML+V0//ES
Resolución del Parlamento Europeo, de 10 de septiembre de 2015, sobre emprendimiento social e innovación
social en la lucha contra el desempleo (2014/2236(INI)). Visto en: http://www.europarl.europa.eu/sides/
getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+TA+P8-TA-2015-0320+0+DOC+XML+V0//ES
Conclusiones del Consejo, de 20 de mayo de 2014, sobre la promoción del emprendimiento juvenil a fin de
fomentar la inclusión social de los jóvenes. DOUE 17/2, 20 de enero de 2015
45
La cooperación y la solidaridad a partir de la noción
de trabajo de Hannah Arendt y Simone Weil
Grisell Reyes Núñez, Ph.D.
Catedrática Auxiliar, Instituto de Cooperativismo
Universidad de Puerto Rico
grisell.reyes@upr.edu
RESUMEN
Este artículo está dirigido a relacionar conceptualmente la noción de trabajo con la noción de
cooperación como puntos de referencia para desarrollar áreas de conocimiento inter y multidisciplinarias
en los centros de investigación académica sobre cooperativismo y economía social y solidaria. Analiza
y discute la etimología de la palabra cooperación que proviene del latín cooperari y lo relaciona con el
concepto de trabajo desarrollado por Hannah Arendt en su texto La condición humana y por Simone Weil
en su libro La condición obrera, proponiendo un marco conceptual para los estudios en cooperativismo.
Propone la sustitución del concepto empleado por el de trabajador para establecer la diferencia entre las
cooperativas y otros tipos de empresas. Finalmente, propone desarrollar tres áreas de conocimiento en
lo concerniente al cooperativismo: teórica-filosófica, ética-política y, técnico-organizacional. Asimismo,
formula que el currículo de los programas universitarios en cooperativismo debe incluir tres áreas de
conocimiento: 1) teórico-filosófico, 2) ético-político y, 3) técnico-organizacional.
Los hombres son seres condicionados, ya que todas las cosas con las que entran en contacto se
convierten de inmediato en una condición de su existencia.
Hannah Arendt
La condición humana
Se realiza un esfuerzo a cuyo término, bajo cualquier punto de vista, no se tendrá más de lo que
se tiene. Sin ese esfuerzo, se perdería lo que se tiene. Pero en la naturaleza humana no hay más
fuente de energía para el esfuerzo que el deseo.
Simone Weil
La condición obrera
Hace aproximadamente once años, se comenzó a hablar en Puerto Rico de Economía Solidaria.
Este concepto conquistó un espacio importante a nivel internacional a partir del Primer Foro Social
46
realizado en 2001 en Porto Alegre, Brasil. De este primer foro surge la declaración “Otro mundo es
posible” posibilitando a los Foros Sociales subsiguientes crear un espacio de búsqueda permanente
para construir otra economía fuera de la lógica comunista y capitalista. Desde este instante, se hicieron
visibles diversas investigaciones y discusiones iniciadas en la década del 80 que conceptualizaban
otra economía en América Latina. En estas investigaciones y producciones teóricas se destacan las
aportaciones del profesor brasileño Paul Singer, el sociólogo chileno Luis Razeto, el doctor uruguayo
Pablo Guerra, el profesor argentino José Luis Coraggio. Al comienzo de estas discusiones se generó un
interesante debate epistolar entre ellos, donde dilucidaban cómo nombrar las experiencias económicas
solidarias surgidas ante el salvajismo de las prácticas neoliberales desarrolladas a partir de la década
del 70 (Guerra, P. 2003).
En este diálogo, José Luis Coraggio por ejemplo puntualizaba que la economía es un acto natural humano
y por tanto ésta debe nombrarse Economía Social. Por su parte, Pablo Guerra la llamó Socioeconomía
de la solidaridad, mientras que Luis Razeto desarrolló el concepto de Solidaridad en la economía y Paul
Singer enmarcaba estas experiencias bajo el nombre de Economía solidaria (Guerra, P.:2007). No
obstante, el denominador común de estas concepciones sobre la otra economía se fundamentaba en las
experiencias vinculadas a la economía popular, la economía comunitaria y la economía del trabajo, todas
ellas eran expresiones civiles que se organizaron en reacción a la exclusión que genera el capitalismo.
Asimismo, estas experiencias, entre otras, han servido de base para interrogar el discurso neoliberal,
consolidando un cuerpo teórico que ha permitido el desarrollo de una disciplina emergente llamada
Economía social y solidaria.
No obstante, esta discusión nos sugiere preguntarnos cómo y por qué quedó imbricado el cooperativismo
bajo estas conceptualizaciones a pesar de que ha tenido experiencias propias desde 1844. ¿Por qué
no se debatió sobre la Socioeconomía de la cooperación, la Cooperación en la economía o la Economía
Cooperativista? ¿Cuál es la diferencia entre solidaridad y cooperación dentro del contexto económico
aquí planteado? Este enigma me hace emprender un maravilloso viaje por el origen de las palabras, la
convención social de éstas y la transformación que van teniendo con el tiempo.
El concepto solidaridad proviene del latín solidus que significa firme, compuesto. La palabra latina
solidus tiene su raíz indoeuropea de la palabra sol que significa entero y que la vemos presente en
palabras como soldado y salud. El sufijo dad indica cualidad como bondad o calidad. Su significado
entonces nos lleva a dos vías: una relativa a la fabricación de algo construido sólidamente y otra que
nos conduce por el mundo de la jurisprudencia que significa “obligación contraída in solidum, es decir,
mancomunadamente”. En esta segunda concepción se desprende la exigencia de “compartir el destino
entre las personas implicadas” (Elizalde Hevia, A.:2015). Analicemos ahora la convención social de
este significante. Según el Diccionario de la Real Academia Española solidaridad significa “adhesión
circunstancial a la causa o la empresa de otros”, “modo de derecho u obligación in solidum”. No
obstante, este concepto fue fundamental en la filosofía y en la construcción de la modernidad a partir
de los ideales de la Revolución Francesa (Blais, M.:2007). Los conceptos de libertad e igualdad fueron
desarrollados en las primeras décadas de la modernidad, pero no fue hasta muy recientemente que la
solidaridad aparece como necesidad ante la irresponsabilidad colectiva de la humanidad con relación
a la explotación de los seres humanos y de la naturaleza (Hinkelammert, 2001) y como desafío ante el
desarrollo científico – tecnológico que tiene efectos adversos a escala planetaria (Michelini, D.: 2007).
La solidaridad había quedado circunscrita al ámbito de las micro-relaciones humanas y fue excluida (no
casualmente) del desarrollo económico moderno. El avance en el deterioro de nuestro medioambiente,
el aumento en las enfermedades crónicas en los países industrializados y el hecho que el 46% de la
población mundial viva en pobreza extrema (es decir, con menos de $2.00 diarios) son resultados de
haber separado la fraternidad y la solidaridad en la economía. Por ello es que necesitamos desarrollar
47
otras maneras de producir, otros modos de intercambiar y otras formas de relacionarnos.
Con respecto al concepto cooperación el Breve diccionario etimológico de la lengua española (Gómez
de Silva, G.:1985) la palabra cooperar igualmente viene del latín cooperari que significa acción y efecto
de trabajar juntos. El prefijo co significa con, reunión, unión y operari significa trabajar, operar. El sufijo
ción se refiere a la acción y efecto. Operari proviene de la palabra operarius que significa obrero, peón,
jornalero, propio del trabajo. Este breve análisis nos permite deducir que el cooperativismo respondió a un
contexto histórico donde el concepto obrero, trabajador, tenía un sentido que aún no había sido sustituido
por el concepto de empleado que viene del francés employer cuya raíz significa enredar, enlazar, plegar.
La sustitución de llamarnos empleados en vez de obreros representa un cambio en la significación de lo
que hacemos a diario, de nuestro trabajo y nos distancia del significado original, que como hemos visto
está dentro del concepto coopera (trabajar con). Siguiendo esta lógica de pensamiento, no estaríamos
incorrectos en derivar que la sustitución del significante obrero por empleado trastoca el concepto de
cooperación o cooperativismo, puesto que estaríamos confundiendo el trabajar con por enredarnos con,
que evidentemente no es lo mismo.
En cambio, la economía de la solidaridad florece tras los efectos de este cambio conceptual para
atender algunos estragos producidos por esta confusión y por el efecto de haber excluido la fraternidad
de los procesos económicos. Por consiguiente, tanto el cooperativismo como la economía solidaria
tendrían que enfrentar el capitalismo dando el sentido correcto a las palabras para diferenciar la propuesta
económica capitalista de la propuesta económica de la cooperación y la solidaridad.
Este interesante camino complejo de las significaciones y el origen de las palabras lo elaboro con el
propósito de darle contenido y densidad al cooperativismo y a la economía solidaria para robustecerlos
cuando nos referimos a ellos. Entender con cierta profundidad lo que decimos, nos sitúa en un lugar
distinto frente a la vida, en un mundo de palabras con contenido. Nos posiciona éticamente frente a
un mar de significados y conceptos que nadie define y por consiguiente se convierten en conceptos de
moda, y como moda, se desvanecen con facilidad. Por otro lado, cuando tenemos una comprensión
de las palabras, más valor obtienen, y entonces nuestros actos cambian, cobran también un mayor
sentido. Por ello, recurro a la noción de trabajo como condición humana y como exploración de ésta
desde el texto de Simone Weil La condición obrera y de las elaboraciones de Hannah Arendt en su libro
La condición humana. A partir de mi lectura de estos dos textos, me propuse establecer un diálogo entre
Simone Weil y Hannah Arendt que nos permita ubicar el trabajo y la labor como punto de partida en la
reflexión de la economía solidaria y el cooperativismo.
Esta primera lectura que he realizado de Simone Weil me ha cautivado no solamente por la belleza de
su escritura, sino también por la lucidez con la que se acerca a las necesidades humanas. Procedente
de una familia judía y muy bien acomodada en Francia, Weil decide renunciar a los privilegios de su clase
social y trabaja en una fábrica de automóviles para “entrar en contacto con la vida real” puesto que para
ella era una verdadera “necesidad del alma sentir la solidaridad de los oprimidos, no solo “al lado” de los
oprimidos, sino en medio de ellos” (2014:13 y 14). Refriéndose a su experiencia en la fábrica, le escribe
al Padre Perrin: “Allí recibí para siempre la marca de la esclavitud como la marca de hierro al rojo vivo
que los romanos ponían en la frente du sus esclavos más depreciados” (Pétrement, 1997). En el texto
Experiencia de la vida en la fábrica explica que el desgarramiento de la condición humana en la fábrica,
se debe a una rasgadura del alma del cuerpo pues el trabajador queda imbricado con la maquinaria y
reducido a ejecutar unas series de movimientos, sin estar nunca en condiciones de coordinar la sucesión
de las operaciones (2014:247). Aquí el obrero queda atrapado en una interminable cadencia y repetición
ininterrumpida. El trabajador en la fábrica que se convierte en “máquina carne” vive desde el primer día
y en los días subsiguientes hasta llegar a veinte años, una vida semejante a la esclavitud (2014:302).
48
En estas afirmaciones encontramos dos significantes importantes en las elaboraciones de Simone
Weil y Hannah Arendt, estas son esclavo y repetición. En el tercer capítulo de La condición humana
Arendt establece una clara separación entre labor y trabajo y pone de relieve la figura del esclavo a
consecuencia de esta distinción. Comienza indicando que en la utilización del lenguaje a lo largo de
la historia la labor y el trabajo han sido sinónimos, aun cuando estas palabras no estén relacionadas
etimológicamente (Arendt, 2010:98). Arendt utiliza la aseveración de Locke “La labor de nuestro
cuerpo y el trabajo de nuestras manos” para puntualizar esta diferencia. El cuerpo que trabaja está
estrechamente vinculado con la sobrevivencia. Esa labor con el cuerpo se asemeja a la labor de un
animal doméstico, cuyo esfuerzo está a merced de su amo para satisfacerle sus necesidades además
de las propias. De esta manera, laborar significaba estar esclavizado por la fatalidad de satisfacer
las necesidades básicas: comer y vivir. Este particular modo de vida semejante a un animal era la
degradación de hombre a esclavo, un destino peor que la muerte. Arendt arguye: “Debido a que los
hombres eran dominados por las necesidades de la vida, sólo podían ganar su libertad mediante la
dominación de esos a quienes sujetaban a la necesidad por la fuerza” refiriéndose al esclavo (2010:100).
De esta forma se justificó y se instauró la esclavitud en la antigüedad. No para obtener trabajo barato o
como instrumento de explotación en beneficio de los dueños, sino más bien como un intento de excluir
la labor de las condiciones de la vida del hombre (Arendt, 2010:100). Las dos cualidades que el esclavo
no posee son deliberar y decidir o prever y elegir, y el esclavo sólo está sujetado por la necesidad de la
sobrevivencia (Reyes G., Aracena, F, Colón, R, Santana, J. 2016).
Es importante señalar que la diferencia que establece Arendt entre labor y trabajo, la labor nunca
designa al producto acabado, no existe un producto de la labor, en cambio el resultado del trabajo es
un producto concreto (Arendt, 2010:98), un bien a consumir, mientras que la labor es la consumición
de la vida misma. No fue hasta el siglo V a.E.C. que la polis comenzó a clasificar las ocupaciones
según el esfuerzo requerido. De esta forma, analiza Arendt (2014:99) es que Aristóteles calificaba esas
ocupaciones “en las que el cuerpo más se deteriora” como las más bajas y se estableció la diferencia
entre animal laborans y animal rationale. Estas últimas categorías tuvieron sus modificaciones en
la modernidad en las elaboraciones teóricas de Adam Smith y Karl Marx (Arendt, 2010:101-102). La
distinción entre labor productiva e improductiva, luego la diferenciación entre trabajo experto e inexperto,
y finalmente, superando a los dos anteriores, el trabajo manual e intelectual han sido objeto de discusión
en la modernidad. No obstante, según Arendt, aún quedó sin diferenciarse tanto en Smith como en Marx
la propuesta de Locke sobre “la labor de nuestro cuerpo y el trabajo de nuestras manos”. Es preciso
mencionar que Arendt trae a discusión la afirmación de Marx indicando que es “la labor (y no Dios) la
creó al hombre o que la labor (y no la razón) distinguía al hombre de los otros animales” (2010:102). En
la nota explicativa de esta tesis marxista, Arendt adjudica a Hume y no a Marx la primacía en enunciar
que la labor distingue al hombre del animal no por su capacidad de producir sino porque hace la vida
humana más dura y dolorosa que la del animal (2010:145). La importancia de esta reflexión está en que
es el dolor producido por el trabajo lo que nos diferencia de los animales y no la razón, este es otro punto
de encuentro entre ambas filósofas. ¿Por qué duele el trabajo?
La “marca de la esclavitud” expresada por Weil y el análisis de Arendt sobre el esclavo nos permiten
en este punto preguntarnos: ¿Se podrá salir en alguna economía de la lógica de la esclavitud y la
repetición? ¿Cómo se articula la relación del amo y el esclavo dentro del concepto labor como producto
inacabado en el psiquismo? ¿Cuáles son aquellas necesidades que el esclavo con su vida “satisface”?
Simone Weil establece la necesidad como lo que atañe irreductiblemente a la condición social del
hombre que tiene “necesidad de ganarse la vida” (Weil, 2014:301), ésta es una forma de necesidad que
define la esclavitud, la del obrero que queda reducido a un ser que no puede “perseguir ningún bien
salvo el de existir” (Weil, 2014:34). Asimismo, añade en el texto Condición primera de un trabajo no
servil lo siguiente: “Hay en el trabajo manual y en general en el trabajo de ejecución, que es el trabajo
49
propiamente dicho, un elemento irreductible de servidumbre que ni siquiera una perfecta equidad social
haría desaparecer. Se trata del hecho de que está gobernado por la necesidad, no por la finalidad”
(Weil, 2014:301). Pero la más destacada de sus afirmaciones sobre la necesidad es cuando confirma
que “lo real y la necesidad son la misma cosa” “Todo lo que es real está sometido a la necesidad” (Weil,
2014:33).
Para Hannah Arendt la labor está asociada a la necesidad de nuestro cuerpo, a nuestros procesos
biológicos, al nacimiento y a la muerte, puntualizando que el nacimiento y la muerte (o la natalidad o
mortalidad) son la condición general de la existencia humana. No obstante, el trabajo del hombre con su
producto artificial, “concede una medida de permanencia y durabilidad a la futilidad de la vida mortal y
al efímero carácter del tiempo humano” (Arendt, 2010:22). He aquí la diferencia establecida por Arendt
entre animal laborans y homo faber para distinguir “la labor de nuestro cuerpo y el trabajo de nuestras
manos”. El trabajo de nuestras manos a diferencia de la labor de nuestro cuerpo trata de fabricar
interminablemente cosas “cuya suma total constituye el artificio humano”. Es decir, el animal laborans
trabaja para su sobrevivencia y el homo faber “trabaja sobre” el esfuerzo de la sobrevivencia (Arendt,
2010:159). Este análisis lo que apunta es a que la propia actividad laboral, cuyo esfuerzo no termina
hasta la muerte, produce, con el trabajo, los medios para su propia subsistencia. El fruto del trabajo se
basa en producir un superávit para sobrevivir (Arendt, 2010:103). Este es otro punto de encuentro con
Simone Weil, cuando escribe (lo que he elegido como epígrafe) “Se realiza un esfuerzo a cuyo término,
bajo cualquier punto de vista, no se tendrá más de lo que se tiene” (Weil, 2014: 301) porque lo que se
produce en el trabajo siempre es un superávit (Reyes G., Aracena, F, Colón, R, Santana, J. 2016).
Asimismo, Weil considera que existir no es un fin para el humano, es la producción de bienes puesto
que estos se añaden a la existencia. Este es el otro puente con el pensamiento de Hannah Arendt (el
cuál también he tomado como epígrafe) en la medida en “… que todas las cosas con las que entran
en contacto (los bienes que produce el humano) se convierten de inmediato en una condición de su
existencia”. Además, arguye Arendt que el humano crea sus propias y autoproducidas condiciones.
Sin embargo, Weil desarrolla su pensamiento indicando que la existencia, cuando ya no está adornada
por ningún bien, queda desnuda y ésta se convierte en el único fin, entonces emerge el deseo (Weil,
2014:302). A pesar de su militancia sindical, Weil entendía que la condición obrera no estaba ligada
propiamente a las condiciones laborales en las que se encontraba el obrero y que esta condición obrera
estaba ligada a la condición humana. En el texto Condición primera de un trabajo no servil escribe “La
rebelión contra la injusticia social la idea revolucionaria es buena y sana. En cuanto rebelión contra la
desgracia esencial a la condición misma de los trabajadores, es una mentira. Pues ninguna revolución
abolirá esta desgracia” y sostiene que esa desgracia esencial del trabajador se siente mucho más
dolorosa que la propia injusticia. (Weil, 2014:302).
La desgracia, el dolor y el sufrimiento son las características comunes que ambas filósofas atribuyen
al trabajo y la labor. Esa “desgracia esencial” es lo que el discurso capitalista intenta forcluir instando
siempre al consumo, a llenar nuestra existencia con artificios humanos. Repensando el discurso
capitalista desde las elaboraciones de Weil y Arendt cabe preguntarnos entonces ¿Dónde queda esta
condición humana en el capitalismo que apuesta a la acumulación de riquezas para no trabajar? ¿Qué
implicaciones tendría el sustituir esas “manos que trabajan” por el dinero como la fuerza de trabajo? Uno
de los principales objetivos del neoliberalismo es el establecimiento de la “sociedad 20:80”, esto significa
una reducción de la población trabajadora del 80 al 20 por ciento. Gran parte de los administradores de
empresas transnacionales están considerando reducir a más de la mitad su fuerza de trabajo. El otro
restante, diría el estadounidense de origen polaco Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad Nacional
del expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter, se dedicará al “tittytainment” (Hans & Harald, 1998:
10-11). Este concepto (“tittytainment”) se refiere a la combinación de “tits” y “entertaiment”, es decir
50
que el buen humor de la desempleada población del mundo podría mantenerse con una mezcla de
entretenimiento aturdidor y alimentación suficiente. Esta idea de “sociedad 20:80” en cierta medida es
la que apuntala las prácticas neoliberales. ¿Cuál será el precio de sustituir las manos que trabajan
por los adelantos tecnológicos? ¿Cómo pensar la imagen de “máquina cuerpo” que Simone Weil alude
al “software-mente” de nuestros días? Y perdonen que lo diga en inglés, es que no encontré ninguna
traducción de software para dibujar una imagen similar a la de Weil que nos permitiera visualizar la
prótesis generalizada de los artefactos tecnológicos que nos caracterizan hoy, aún en las personas que
no se encuentran en un escenario de trabajo. ¿La proliferación de tantos juegos electrónicos que caben
en el más minúsculo aparato de último modelo es una forma de instaurar el “tittytainment”?
Por otro lado, ¿Cómo podemos articular la propuesta cooperativista y de la economía solidaria desde
esta noción de trabajo como condición humana? El dolor del trabajo y el sufrimiento que genera es lo
que nos distingue de los animales, es, en palabras de Arendt la conditio sine qua non, condición sin la
cual no es posible el humano. Sin embargo, seguimos en el intento de excluir la labor y el trabajo de la
condición humana. Un ejemplo claro lo vemos a diario cuando a una persona que vende limonada en
una esquina de nuestra ciudad o hace treinta bizcochos al mes le llaman empresario y no trabajador.
Mi propuesta es que la labor y el trabajo tal como lo plantean Weil y Arendt son también motor de la
vida psíquica, son parte de la sustancia de la economía de lo humano, por su relación con la vida y
la muerte, por su carácter pulsional. Ese intento de “administración” de lo pulsional que se concreta
en la labor y en el trabajo es la propia condición humana. De ahí propongo, que el cooperativismo y
la economía solidaria se acerquen a la noción de trabajo desde esta perspectiva, den una forma de
descubrir y experimentar la condición humana a través del trabajo. De intentar construir el lazo social
con la labor del cuerpo y las manos que trabajaban, comprendiendo que el cuerpo se desgasta y las
manos producen nuestras propias condiciones humanas. En este sentido, los programas académicos
que enseñan estas disciplinar conviene desarrollar tres áreas de conocimiento a partir de la discusión
del trabajo como condición humana: 1) teórica-filosófica, 2) ética-política y, 3) técnico-organizacional. El
área de conocimiento teórico y filosófico constituye el continuo análisis de la tradición del pensamiento
cooperativista en diálogo con otras tradiciones científicas o filosóficas. El aspecto ético y político es
el área de conocimiento que busca profundizar en estos elementos axiológicos que caracterizan el
discurso o doctrina del cooperativismo y finalmente, el área técnico-organizacional ofrece en análisis
práctico de las vicisitudes del de trabajo como condición humana.
“El pueblo tiene tanta necesidad de poesía como de pan”, escribió Simone Weil en Condición primera
de un trabajo no servil”. Más adelante añade: “Tiene necesidad de que la propia sustancia cotidiana de
su vida sea poesía”. Los invito a pensar el trabajo y la labor como centro de atención de la economía
solidaria, del cooperativismo, pero el trabajo como exploración de la condición humana, del dolor de la
existencia, que ese modo de ganarse la vida esté lleno de significación, de poesía.
51
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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trabajo asociado de Puerto Rico desde la centralidad del trabajo y la condición obrera. En Revista
Idelcoop No. 220. Buenos Aires.
52
El paradigma cooperativo en la gestion y direccion de
las cooperativas
RESUMEN
Las universidades deben ser capaces de formar profesionales que superen el conocimiento de los
principios del cooperativismo, para llegar a entender y comprender el paradigma cooperativo.
Las medianas y grandes cooperativas requieren profesionales altamente capacitados. Sin embargo
las universidades argentinas tienen una gran oferta de profesionales formados para las empresas
capitalistas.
La hipótesis va dirigida a que las estructuras gerenciales y administrativas deben acompañar las líneas
de pensamientos que dieron origen y potencialidad al proyecto cooperativo, generándose programas de
formación capaces de responder a esto.
Proponer una serie de índices, ratios y objetivos que nos permitan una medición de la actividad de
las gerencias, en sus obligaciones, de dar cuenta del cumplimiento de los objetivos propuestos por los
asociados.
En la cooperativas, que por su tamaño han generado estructuras gerenciales y burocráticas necesaria
para la gestión y que por ello han perdido el contacto con los asociados y además el paso del tiempo los
han alejado a los socios fundadores.
Herramientas que hagan necesaria la mirada permanente a los valores y exigencias establecidas en
los estatutos cooperativos. Así como las empresas de capital requieren una permanente mirada en la
rentabilidad de sus acciones, para satisfacer a sus socios capitalistas. Las sociedades cooperativas
establecen unas exigencias de tipo social y organizativo que va más allá de la mera ganancia por acción.
Poder y saber diferenciar la gestión cooperativa de otras formas de gestión es también participar del
paradigma cooperativo.
Las empresas capitalistas tienen muy claro sus objetivos en el fin de lucro y la medición de sus gerencias
en la capacidad de generación de la mayor ganancia por acción.
La empresa cooperativa tiene como objetivos el servicio a sus asociados la capacidad de transitar
a través de la empresa los servicios y actividades que permitan la satisfacción de las necesidades.
53
Haciendo mínimo el excedente o el necesario para la prosecución del servicio a los asociados. La
medida de las gerencias cooperativas es esta, la capacidad y cantidad de servicios prestados a sus
asociados.
En la génesis del afecto social se encuentran las raíces de las formas solidarias que permitieron estas
organizaciones.
El fenómeno científico se encuentra en el paradigma cooperativo, en estas formas profundas que dar
cuerpo a las relaciones y que permitieron la creación de grandes empresas cooperativas.
Establecer unas adecuadas relaciones entre estas dos expresiones paradigma cooperativo y grandes
empresas cooperativas es la base de nuestra investigación.
La investigación llevada a cabo es sobre organizaciones que tienen una antigüedad mayor a los
sesenta años, que han atravesado las turbulencias de la historia, permaneciendo y creando importantes
patrimonios en sus comunidades.
La Ecología Organizacional nos da elementos para analizar a las organizaciones propuestas en este
trabajo. Este enfoque plantea que el contexto es un elemento relevante en el análisis científico de las
organizaciones y llevado al fenómeno planteado en este tipo societario, en ese ambiente geográfico,
es el contexto social político y económico el que permitió la creación de estas sociedades, donde los
productores agropecuarios de la provincia de Entre Ríos fueron dando respuesta organizativa a sus
necesidades.
Desde esta perspectiva cabe destacar que la Ecología organizacional lo que permite es establecer
relaciones causales entre la característica y los desempeños obtenidos.
La gran discusión política y económica se desarrolla en esa década de la argentina, entre un mercado
monopolizado por grandes empresas exportadoras y un gobierno que pretendía y proponía una mejor
21 Ver mapa pagina 21
54
distribución de las riquezas, poniendo en la escena política a los productores agropecuarios organizados.
El propio Presidente de la Nación22 en reunión con productores les manifestaba que “la organización es
una cosa que marcha junto con el Estado, que hay que actualizar permanentemente y constantemente
durante la marcha”, para agregar “que los objetivos de los cooperativistas son los mismos objetivos que
tiene el Gobierno”.
En reunión con los Delegados de Cooperativas Agrarias en el año 1949 decía el Gral. Perón23 “Señores:
no se me ha pasado por alto que en la República Argentina los obreros no fueron los únicos explotados;
ellos fueron, quizás los más explotados; pero también los otros sectores de la actividad nacional han sido
explotados durante muchos años y, entre ellos, puedo mencionar a los productores”; “la organización
agraria, desde este momento, está representada por las cooperativas, y nosotros nos entenderemos con
ustedes”.
Decía además “Esto es un trabajo para veinte años, que tenemos que iniciar. Iniciarlo ahora para alcanzar
un efecto completo dentro de veinte o veinticinco años. Ningún país del mundo organiza su agro en cortos
periodos, porque esto implica una tarea de investigación científica de los suelos, una distribución de la
producción por zonas, una colonización racional, una irrigación conveniente, una mecanización de los
medios de producción, una selección ajustada a todos los regímenes productivos, semillas, etc.”.
“No queremos nosotros intervenir en forma directa, sea económica o políticamente en el campo de los
productores argentinos. Preferimos que sean ustedes, porque no queremos anarquizar sino que queremos
organizar, reunir y tener una dirección responsable con quien entendernos nosotros en estos problemas”
Un punto central de Hannan y Freeman24 sugiere que no hay una mejor forma de organizarse sino que
más bien hay que mirar al mercado y a sus distintivos nichos.
Con esto también se alejan de los enfoques mecanicistas y de aquellos que buscan explorar y desarrollar
“principios de administración” que serían válidos para alcanzar efectividad y eficiencia organizacional.
Toman una visión mucho más amplia de la administración, tecnología y el marketing; su perspectiva es
más bien social teniendo que ver en alguna forma con la evolución de las distintas especies tomando de
Darwin el marco conceptual general. Quizás podamos decir que la perspectiva de Hannan y de Freeman
es desde la posición de un naturalista / ecologista, y ya no se trata simplemente de “estudiar la relación
entre la organización y su contexto” (James Thompson, Burns & Stalker, Lawrence & Lorsch, entre otros).
Al mirar a las organizaciones, y a diferencia de los demás autores, Hannan y Freeman25 no se preguntan
solamente como es que se alinea la organización con el contexto; sino que la pregunta que se hacen
tiene que ver con un hecho que está presente en toda comunidad donde co-habitan distintas especies:
muchas de ellas nacen y otras mueren.
Ahora bien, y siguiendo a Hannan y Freeman26, los conejos sobreviven en una situación ecológica pero
dejan de vivir en otra. Lo mismo sucede con las organizaciones que compiten con otras organizaciones
22 Jaramillo Ana, (2012) compiladora. Cooperativismo y Justicialismo. Colección Pensamiento Nacional. Ediciones Universidad Nacional de
Lanus. Argentina
23 Idem( 2).
24 Silvia Campos, Roberto Carro, Claudia Duran, Hugo Oscar Fernández (2000).Un enfoque para el análisis de las organizaciones.
La Ecología Organizacional. Faces N* 6 Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Universidad Nacional de Mar del Plata.
25 Michael T. Hannan & John H. Freeman (1978-1989 ). COMPORTAMIENTO y DESARROLLO ORGANIZACIONAL
26 Idem (5)
55
para sobrevivir. Y consiguientemente, tanto para animales como para las organizaciones la ecología
poblacional es la que explica el reemplazo de formas anticuadas de especies y organizaciones en
reemplazo de otras formas nuevas. Y esto tiene que ver con encontrar respuesta a: ¿A qué se debe que
haya tantas especies (conejos y organizaciones) de distinto tipo y que es lo que causa el nacimiento y
muerte de ellas? Veremos la respuesta a través del análisis del paradigma cooperativo.
2. PARADIGMA COOPERATIVO
2.1. Concepto
El paradigma puede definirse como un modelo racional ejemplificante implícito o explicito que busca
responder cuestiones fundamentales proponiendo o imponiendo una concepción particular del ser
humano, así como los valores correspondientes en un contexto cultural global e histórico dado27.
Existe una pre comprensión de quienes deciden organizarse que lleva a la elección de un tipo de
empresa. Estas ideas tienen estatus anteriores y condicionan las decisiones28.
Genera una gran ventaja es que hace posible una forma interpretativa y argumentativa común, que
facilita los debates entre quienes comparten esta visión29.
No siempre veremos en la generación del afecto social de las cooperativas un compromiso ideológico
con los intereses generales del movimiento cooperativo30, si quizás podremos identificarlo en alguna
persona o algún grupo, no obstante conformar el paradigma de la solidaridad cooperativa si es una
decisión del conjunto, útil a los fines de la toma de decisiones.
En cambio la decisión organizacional de una empresa capitalista solo está en manos de su dueño quien
aportara sus ideas y afán de ganancias, en pos en ingresar a la competencia del mercado. El paradigma
capitalista no requiere de acciones colectivas solo de decisiones unipersonales que impondrá a su
equipo, bajo diferentes formas.
Este paradigma cooperativo no es homogéneo, pero allí se conforma en una síntesis, donde las
necesidades le dan un marco único.
Tras ese paradigma surgen los compromisos que se transforman en obligaciones de dar y de aportar.
27 Construyendo las bases teóricas del concepto de “Paradigma Cooperativo”. (2007) Autores: Juan Jose Herrera (Coordinador), Oscar
Bastidas Delgado, Pilar Gómez Aparicio, Gabriel Isola, Andre Martin, Pauolo Peixoto de Albuquerque, Javier Andres Silva Diaz. Editado por
Irecus.
28 Ricardo Luis Lorenzetti, Teoria de la Decisión Judicial, (2008), Editorial Rubinzal – Culzoni Editores
29 Idem (8).
30 Construyendo las bases teóricas del concepto de “Paradigma Cooperativo”. (2007) Autores: Juan Jose Herrera (Coordinador), Oscar
Bastidas Delgado, Pilar Gómez Aparicio, Gabriel Isola, Andre Martin, Pauolo Peixoto de Albuquerque, Javier Andrés Silva Díaz. Editado por
Irecus.
56
Allí aparece el aporte de capital, allí no hay debate de donde podría surgir el aporte de capital. La
obligación de aportar es parte esencial del afecto social.
El paradigma lo ubicamos esencialmente en el inicio de las relaciones sociales, allí es donde surge el
afecto social, enraizado en las necesidades y deseos de sus fundadores y la forma societaria adoptada.
Este elemento esencial es el que debemos desagregar y para ello propongo el análisis desde las
investigaciones llevadas adelante sobre un grupo de cooperativas agropecuarias de una Provincia de
la República Argentina.
En las cooperativas, que son empresas dedicadas a prestar servicios a sus asociados, llega un punto
en el que se olvidan de sus asociados. Esto visto desde la Ecología Organizacional, seria parte de una
evolución. No obstante desde el paradigma cooperativo, es perder el rumbo social y además olvidar el
motivo de la creación de la cooperativa.
Aquí podemos comenzar una gran diferenciación entre las burocracias de las empresas cooperativas.
Los gestores que se deben a sus asociados, pero que formados en Universidades en los que les indicaron
que en las empresas se busca el lucro y la ganancia por acción, no pueden ni saben qué hacer con este
grupo de asociados organizados en forma cooperativa.
Y al contrario reclaman la atención de los asociados a las cooperativas, enojados po ejemplo porque
los asociados no les entregan el cereal para comercializar. Y allí aparecen los resentimientos que si los
asociados no trabajan con las cooperativas, las burocracias buscan trabajar sin ellos.
Se da vuelta la relación. La cooperativa que se forma de acuerdo al paradigma cooperativo como una
estructura de servicios a los asociados, en el marco de la solidaridad, con el crecimiento y el paso de los
años vemos que ya no es tan así.
Allí también se plantean estas grandes disyuntivas, donde la cooperativa necesita hacerse de inversiones
que le permitan continuar su crecimiento. Buscando en el mercado de capitales las soluciones, sin tener
presente que no es una empresa capitalista. Sino una empresa cooperativa.
La investigación en curso sobre este grupo de cooperativas agropecuarias de una región de la argentina,
todas ellas creadas en los años cincuenta del siglo pasado, o sea con una antigüedad mayor a sesenta
años, ubicadas en localidades del interior muy vinculadas a las zonas de producción y dedicadas al acopio
de cereales y a la comercialización de ganado como actividades principales y originales, nos demuestra
como el asociado pierde el protagonismo y deja de ser el destinatario de los objetivos planteados por las
cooperativas, pasa a ser solo una mero elemento discursivo.
57
En la Asamblea ordinaria, se evalúa anualmente la gestión cooperativa, es el momento donde
desaparecen las delegaciones de funciones y se asume como órgano soberano en la toma de las
decisiones. Este órgano debe aprobar o desaprobar la gestión en base a los informes recibidos,
proponiendo cambios y a su vez eligiendo entre los asociados, a las autoridades que deberán dirigir el
destino de la empresa cooperativa por un tiempo limitado
De la lectura de las actas de asambleas, de las diez y ocho cooperativas agropecuarias relevadas,
que reúnen características similares, surge que a las asambleas asisten un pequeño porcentaje de
asociados.
Pero además a las asambleas, que es el órgano máximo de decisión, se le quita todo el formalismo
y exigencia legal. De los datos relevados se observa que permiten la presencia de invitados a las
asambleas y en muchos casos los invitados superan a los asociados presentes.
Qué tipo de decisiones serian posible de tomar en un marco de reunión social y no en un marco de
análisis y debate sobre las problemáticas de la cooperativas y las necesidades de los asociados?.
Aquí es donde se puede marcar la falta de consecuencia con el paradigma cooperativo. Momentos en
los cuales se deben revisar la marcha de la solidaridad social. Donde se debe revisar y decidir sobre la
marcha de la cooperativa en pos del cumplimiento de su objeto social.
Cooperativas
Periodo
2004/2014 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18
Promedio de
socios 141 309 265 649 389 204 389 463 4.320 2.945 832 1.495 1.167 1.177 1.997 91 1.210 1.864
Socios activos 68 129 42 111 352 206 197 39 s/d 750 264 934 1.167 s/d 387 s/d 1.173 s/d
Asistentes a
asambleas 49 24 10 26 62 25 18 25 136 44 71 55 40 40 42 26 40 37
Invitados a
asambleas s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d 29 27 15 15 s/d 21 s/d 6 s/d s/d
Del total de cooperativas relevadas solo catorce informan la cantidad de socios activos, de ese total
solo el 12,5% de los socios activos asiste a las asambleas.
Seis cooperativas informan la presencia de invitados a las asambleas, la cantidad de invitados presentes
a las asambleas representa el 30% respecto de asociado asistentes.
De la revisión de los datos relevados surge el interrogante, si quienes dirigen circunstancialmente los
destinos de las cooperativas están encaminados en pos de este objetivo cooperativo. O, equivocan el análisis
y lo hacen fuera del paradigma cooperativo, utilizando las estructuras sólidas, fuertes y potentes de las
cooperativas, organizadas para defender los intereses de los asociados individuales, para otros objetivos.
58
Es importante desentrañar adecuadamente las relaciones sociales que se pueden observar en el
estudio de campo de este grupo de cooperativas agropecuarias distribuidas en el territorio de la provincia
de Entre Ríos de la República Argentina.
Porque allí podremos observar los fenómenos científicos que conforman un cuadro que a nuestro
entender se aparta del paradigma cooperativo y por lo tanto impulsa a la cooperativa a un crecimiento
bajo la dirección de otro paradigma.
Ya hemos marcado la falta de participación de los asociados en las asambleas de las cooperativas,
observado muchas veces como un voluntario abandono a la organización. Ahora vamos a indicar
cuáles son las medidas que como organización la cooperativa dirigida por gerencias que se apartan del
paradigma cooperativo van socavando la relación asociado-organización.
Aquí está la relación económica medular de los asociados a la cooperativa que dieron origen y vida a
la organización y que permitieron generar importantes zonas de producción.
Hemos detectado varios momentos en los cuales la relación cooperativa se rompe y comienza una
relación claramente capitalista fuera del paradigma cooperativo de la solidaridad.
Ahogo Financiero.
Las cooperativas puestas bajo análisis no tienen en su objeto social la actividad financiera, por lo
tanto no están autorizadas al cobro de intereses. Pero si sus estatutos desde el origen de su fundación
autorizaban y/o permitían, que las cooperativas adelantaran fondos a sus asociados para la puesta en
marcha de la producción.
El asociado que requiere financiamiento para su producción, los solicita a la cooperativa, y esta adelanta
fondos para encarar la siembra de los campos o la cría y/o engorde de animales.
Estos fondos los adelantas la cooperativa, pero en el periodo investigado, cobrando un interés. al valor
de intereses de plaza. Igual o más caros que un banco. El encadenamiento de intereses más crisis
individuales, lleva al endeudamiento del productor con su cooperativa.
La pérdida de contacto de los fundadores y sus familiares con las autoridades que hoy, luego de
transcurridos una o dos generaciones, que están a cargo de las organizaciones cooperativas ha hecho
olvidar estos conceptos tan caros al momento de las fundaciones y que en las investigaciones llevadas
adelante nos permite observar como la cooperativa toma en parte de pago de las cuantiosas deudas
tomadas por los asociados sus propios campos o sus herramientas de trabajo como tractores o maquinas
cosechadoras.
59
De los relatos obtenidos de la vida de la cooperativa en los primeros treinta o cuarenta años en los
cuales se pudo mantener el afecto social creado por los asociados fundadores, y sus gerentes, jamás
se permitía que un asociados entregara sus herramientas de trabajo y mucho menos su campo, allí en
la crisis individual es cuando más afloraba el espíritu cooperativo ayudándolo en forma especial y dando
más oportunidades para que pueda recomponer su actividad agrícola o ganadera.
Esta distancia entre las estructuras de gestión de las cooperativas y sus asociados, induce a una
gran desconfianza entre ambos. Apareciendo el fantasma del retiro del asociado de la cooperativa y la
solicitud de devolución de su capital.
Ocultamiento de Excedentes.
Ante esto las estructuras de gestión desarrollan varios mecanismos de ocultamiento de los excedentes
generados para evitar que los mismos lleguen a las cuentas particulares de los asociados y no engrosen
las mismas ni sus deseos de hacerse de los montos allí acumulados.
Pero si se generan excedentes y la organización puesta como empresa en el sistema capitalista, trata
de apropiarse de la mayor tajada posible en la realización de negocios.
Aquí es donde si podremos evaluar a las gerencias su eficacia y eficiencia en la defensa de los
intereses de la empresa cooperativa.
De acuerdo a la legislación argentina estos excedentes serán puesto en tratamiento en las asambleas
ordinaria de asociados, quienes allí reunidos determinaran el destino de los mismos. Utilizando allí
las variantes distribución en efectivos a los asociados, capitalización en las cuentas individuales,
capitalización en Ticoca32, mecanismo de capitalización con plazo fijo y pagando alguna renta.
Aquí es donde nuevamente surgen los mecanismos técnicos contables que indican una relación
asociado-cooperativa alejada del paradigma cooperativo.
El debate planteado en el seno de la ACI al crear la comisión Cinta Azul sobre el capital cooperativo,
nos aporta visiones diferentes del tema33. Desde esta investigación hacemos nuestro aporte.
De los informes relevados surgen que las gerencias de las cooperativas utilizan los mecanismos
preventivos para disminuir el excedente final. La técnica contable da herramientas tales como Previsiones,
Reservas.
Previsión por Incobrables, Previsión por Despidos, Previsión por Balance, Previsión Por Casos
Presuntos, Reservas para Futuras Inversiones, Reservas de Capitalización. También se utiliza la cuenta
60
Resultados no asignados, para evitar la decisión de las asambleas sobre el destino de los excedentes.
Desde hace algunos años el órgano fiscalización de la profesión de contadores y auditores dicto una
nueva Resolución34 sobre presentación de balances, con la aprobación del organismo de fiscalización
de cooperativas, INAES35, que incorpora en el balance de presentación la cuenta Resultados Ajenos a
la Gestión Cooperativa. Que en la Resolución tiene un carácter muy restrictivo y destinado a exponer a
otros resultados, pero en las investigaciones realizadas vemos que es otra cuenta que sirve para detraer
al excedente generado.
La legislación argentina no permite las Reservas Facultativas, de manera que determinado el excedente
si es generados por actividades con no asociados ese excedente formara parte de las Reservas del Art
42 de la Ley de Cooperativas, si el excedentes es generado por actividades con los asociados se deberá
destinar al 5% a Reserva Legal (inmovilizada), 5% al Fondo de Capacitación y 5% al Fondo de Estímulo
al Personal. El resto del excedente será decisión de la asamblea general ordinaria darle el destino, si
distribución en efectivo o capitalización en las cuentas individuales de los asociados en proporción a las
actividades desarrolladas con la cooperativa.
Estos mecanismos de la técnica contable, que provocan una reducción muchas veces sustancial de
los excedentes, son llevados para la decisión de la asamblea de asociados expresados en el informe
denominado Proyecto de Distribución de Excedente. Esta decisión se torna irrisoria, por los pequeños
saldo de excedentes restantes. Pero además muestran la gran desconfianza de las gerencias para con
los asociados.
Desde el análisis de las relaciones de poder, la organización cooperativa, con sus estructuras burocráticas
es mucho más fuerte, frente al productor individual, y los únicos momentos de decisión colectiva, como las
asambleas se han transformado en reuniones sociales, culpándose a los mismos asociados respecto a su no
asistencia a las asambleas.
El paso del tiempo y el tamaño de las organizaciones cooperativas impone muchos más obligaciones a las
estructuras gerenciales para el sostenimiento del paradigma cooperativo.
La mayor parte de las cooperativas a través de los años han incorporados reformas a sus estatutos ampliando
el objeto social, sobre todo incorporando secciones de consumo. No obstante han mantenido el mismo criterio
restrictivo en la relación con los asociados. Las cooperativas en sus secciones de consumo deben mantener
actividades con asociados. Pero de las investigaciones realizadas las plantillas de asociados no han aumentado
de manera que denote el abastecimiento a gran parte de las comunidades en las que se encuentran.
Cooperativas exitosas con patrimonios muy importantes. Convertidas en empresas a las que la sociedad las
respeta. Mantienen un reconocimiento de la comunidad. El afecto social sostenido desde las comunidades y
desde las relaciones de los grupos de inmigrantes, agrupaciones por convicciones religiosas o regiones de
origen.
El éxito de estas organizaciones está dado en el paradigma de su creación, “unser kooperativ”, es una expresión
alemana que sintetiza. Nuestra cooperativa es la traducción que refleja el vínculo social necesario pero además
la fortaleza de estas organizaciones para sostenerse, no obstante los grandes cambios del contexto.
61
Cuál es el rol que asignamos a las universidades. Es justamente abrazar el paradigma cooperativo y educar
en función del mismo.
El paradigma cooperativo antes que un conjunto de principios, se presenta, como un estado del
espíritu humano. Se trata de una disposición profundamente ética conforme a la naturaleza humana que
permite al individuo y a la sociedad guiar sus pasos por caminos bordeados de valores que respetan
fundamentalmente al Hombre.
En un análisis sobre la económica solidaria del campesinado de Colombia, Ricardo Dávila L. de G37.
dice: “fue el magisterio el que a finales de los ochenta oxigeno la propuesta social y económica de
la cooperativa de cada localidad y región… Allí vino a complementar la propuesta que el grupo se
encontraba impulsando para el desarrollo local. La presencia del magisterio ha ayudado a consolidar la
propuesta social que encierra la cooperativa.
Las grandes cooperativas requieren profesionales altamente capacitados, sus gerencias y directivos,
hijos o nietos de los socios fundadores que han accedido a las universidades, por el crecimiento de sus
actividades agrícolas, producto seguramente de la organización en cooperativa y que desde ya hace
un tiempo son parte de las direcciones de las cooperativa, requieren de la formación adecuada para la
dirección de las grandes empresas cooperativas.
La formación universitaria debe superar la mera aprehensión de los principios cooperativos para abocarse
a la formación bajo el paradigma cooperativo. El capitalismo, con su variante actual el neoliberalismo,
está muy presente en la formación universitaria y desde ese lugar es donde se está dirigiendo a las
cooperativas con sus consecuencias, un constante alejamiento de las formas cooperativas, prevaleciendo
la forma individualistas de relación, a las formas solidarias de resolución de los problemas.
36 Construyendo las bases teóricas del concepto de “Paradigma Cooperativo”. (2007) Autores: Juan José Herrera (Coordinador),
Oscar Bastidas Delgado, Pilar Gómez Aparicio, Gabriel Isola, André Martin, Pauolo
37 Ricardo Dávila Ladrón de Guevara. Innovación y Éxito en la Gerencia Cooperativa. Casos exitosos de cooperativas rurales
de ahorro y crédito. (2004) Publicación de la Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá. Facultad de Estudios Ambientales y
Rurales. Instituto de Estudios Rurales. Unidad de Estudios Solidarios – UNES.
38 ídem
62
Economía Social, sobre Cooperativismo, Mutualismo, Empresas Recuperadas, son el camino.
Establecer normas de competencia en busca de los mejores y que sea esta pelea la que desangre el
futuro de una sociedad, versus modos de relación solidarios que permitan a los productores obtener las
mejores cosechas y sea la comunidad la beneficiada.
Esto nos impone un grado de complejidad que se debe abordar desde las universidades desde la
formación universitaria, desde una práctica social universitaria.
Las gerencias han de ser medidas por los servicios al asociado. Por la contención de los asociados, por la
obtención de mayores excedentes a sus cuentas particulares, por los aportes de capital que los asociados
sean capaces de incorporar para los nuevos proyectos. Por la incorporación de nuevos productores a las
cooperativas. Por el agregado de valor a los productos de los asociados y los mayores retornos que esto le
genera a los asociados a partir de poder comercializar productos elaborados desde su materia prima aportada.39
CONCLUSIONES
El paradigma cooperativo como concepto que ayude a comprender y ejecutar el objeto social de
las cooperativas, entendiendo que este proceso es factible de comprender y ser aprehendido en las
universidades.
Paradigma es aportado por los socios fundadores y serán los asociados continuadores los que deberán
ir adaptándolos a los nuevos tiempos. La Dirección y Gerencia deberán ser capaces de llevar adelante
y dar cumplimiento a esos fines y objetivos.
Las universidades tienen la obligación de formar profesionales capaces de cumplir estas misiones.
Deberemos desarrollar nuevos índices y ratios que permitan una adecuada medición de los profesionales
en la gestión cooperativa.
39 Ejemplo cooperativa yerbatera de la localidad de misiones provincia de argentina, que recibe la yerba de los productores, para
liquidarle por kilo de yerba vendido en la góndola de los supermercados. De los casos investigados en la provincia de Entre
Ríos, las cooperativas han incorporado valor a sus acopios de cereal, tales como la producción de alimentos balanceados para
aves o animales domésticos, extrusoras para la producción de aceite de soja, no obstante el productor le siguen liquidando por
tonelada de trigo, maíz o soja entregados con los descuentos de fletes para el traslado al puerto de Rosario.
63
64
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Rojas Herrera, Juan José (coordinador) Oscar Bastidas-Delgado, Pilar Gomez Aparicio, Gabriel Isola, Andre
Martin, Paulo Peixoto de Albuquerque, Javier Andres Silva Diaz. (2007): El paradigma cooperativo en
la encrucijada del siglo XXI, Editado por IRECUS, Quebec, Canadá.
Dávila Ladrón de Guevara, Ricardo (2004): Innovación y Éxito en la Gerencia Cooperativa, Editado por
Pontificia Universidad Javeriana, Facultad de Estudios Ambientales y Rurales, Instituto de Estudios
Rurales, Unidad de Estudios Sociales
Lorenzetti, Ricardo Luis (2008): Teoría de la Decisión Judicial, Editado por Rubinzal – Culzoni Editores.
Jaramillo, Ana. Compiladora (2012). Cooperativismo y Justicialismo. Colección Pensamiento Nacional.
Ediciones de la Universidad Nacional de Lanús.
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blueprint-themes/capital/capital-survey
Memorias y Balances de 18 cooperativas Agropecuarias de la Provincia de Entre Ríos, República Argentina,
del 2004 hasta el 2014, organizadas en tres organizaciones de segundo grado con alcance en la misma
provincia.
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Administrative Quaterly, 1980, n* 25, pp,605-622
Resolución Técnica 24, de la Federación Argentina de Consejos Profesionales en Ciencias Económicas.
INAES Resolución 4110 del año 2010
Borgert, Hugo. (1996) Acerca del Capital Cooperativo Anales de 11º Congreso Nacional de Profesionales en
Ciencias Económicas. Tucumán 1996
65
Síntesis del eje 3. Relaciones de la Economía Social
Solidaria con el Estado y las Políticas Públicas para
su desarrollo
Referente a los artículos presentados en este eje 3 cuatro investigadores provienen de Chile, Dos de
Puerto Rico, Dos de Argentina, una de México, uno de Brasil y otro de Costa Rica.
Asimismo indica que en Puerto Rico el Movimiento Cooperativo no ha ejercido su autonomía para
promover su auto-desarrollo. Se ha cambiado el discurso de la autonomía y la transferencia de funciones
por la co-participación en las estructuras gubernamentales que mantiene una relación de co-dependencia
entre el sector gubernamental y el cooperativo.
Se concluye que el movimiento cooperativo debe ser una acción afirmativa del propio movimiento
cooperativo para asumir las funciones de educación, promoción, ayuda financiera y el seguro de las
cooperativas. Este movimiento deberá presentar una propuesta de transferencia de funciones.
Los Investigadores Efraín Rosado y Grisell Reyes realizan una descripción en la investigación La co-
participación en la gobernanza y desarrollo del cooperativismo en Puerto Rico donde destacan
la creación en Puerto Rico de la Comisión de Desarrollo Cooperativo mediante la aprobación de la Ley
248, que permite la implantación de las estrategias gubernamentales para el fomento y desarrollo del
Cooperativismo. La Comisión se rige por una Junta Rectora con la co-participación del sector público y
el sector cooperativo.
Asimismo indican que dentro de los desaciertos de la co-participación, los autores destacan: 1) Falta
de conocimiento e interés sobre el cooperativismo, 2) escaso progreso en la política pública por parte de
la Junta Rectora manteniendo la dependencia en las acciones gubernamentales, 3) Confusión sobre las
funciones y deberes del rol de Comisionado, 4) Política partidista y concentración del poder, ya que los
4 miembros del sector gubernamental responden a la política partidista de turno y no a la política pública
que establece la legislación.
La falta de conocimiento por parte del sector gubernamental, la concentración del poder en la figura del
Comisionado y las influencias partidistas en los actores de la Junta son algunos factores que han detenido
el progreso del cooperativismo en Puerto Rico, aún cundo existe un espacio de participación. La acción del
movimiento cooperativista debe fortalecer la base social, del pueblo cooperador, sin un intervencionismo estatal.
Adicionalmente la investigadora María Elena Rojas Herrera con el tema Co-construcción de políticas
públicas de fomento cooperativo en el Distrito Federal: 2000-2015 nos indica que en México, el diseño
y puesta en marcha de políticas públicas de fomento cooperativo es una práctica poco común. Sin embargo,
el Gobierno de la ciudad de México ha apoyado desde el año 2000 las cooperativas, en gran parte, por la
influencia del movimiento cooperativo local. A lo largo de 15 años se implementaron varios programas de
fomento cooperativo.
66
A partir de los programas de fomento cooperativo, se han logrado avances en capacitación organizacional,
asesoría técnica, financiamiento, comercialización, interlocución con la conformación de dos consejos
consultivos.
Como conclusión, se constató que a nivel de la relación entre el movimiento cooperativo y el GDF en
la última década y media, las PPFC han estado marcadas por el signo de la discontinuidad y la falta de
estabilidad a largo plazo. Ello en parte por la disgregación del movimiento cooperativo y, también, por los
continuos cambios de escenarios políticos, económicos y legales. Como consecuencia de lo anterior, el
movimiento cooperativo no ha contado con un marco legal, social y político estable al cual atenerse, ni
tampoco con suficientes fondos públicos y adecuadas estructuras de apoyo.
Se requiere dar un salto de calidad en los procesos de diseño, ejecución y evaluación de las ppfc
en la Ciudad de México. Sin embargo, para lograr lo anterior es imprescindible que, por una parte, el
movimiento cooperativo, avance en sus procesos de integración sectorial y que logre consensuar una
visión estratégica, que sirva de guía a la implementación de ppfc en el futuro inmediato. El GDF debería
tener una visión prospectiva en este sentido.
La investigación de José Torres, Mario Radrigán, Pedro Narvarte y Catalina Careaga titulada: “Promoción
del Modelo Cooperativo en el ámbito de educación formal secundaria técnico profesional: Análisis
de las bases de una política pública en Chile en base al modelo de cooperativas escolares”
efectúa un análisis y reflexión de la experiencia de promoción de cooperativas escolares en el ámbito
de la educación pública en Chile entre los años 1997 a 2017 a nivel primario y secundario, que ha
servido como un campo de experimentación de nuevas formas de aprendizaje a través de la promoción
de experiencias concretas de emprendimiento solidarios, que se han llegado a proyectar en la fase
actual a liceos de enseñanza media técnica profesional en Chile. Se describen algunas experiencias
internacionales de formación y desarrollo de la capacidad emprendedora asociativa-cooperativa en el
medio escolar, y luego se enfatiza en las iniciativas históricas chilenas.
Entre los aciertos se destaca que Chile cuenta con una trayectoria de más de 50 años de promoción
de la enseñanza de diversas modalidades de cooperativismo escolar, que permiten tener una visión
panorámica de sus resultados.
Así también que los procesos formativos de docentes y estudiantes han permitido el desarrollo de
iniciativas en establecimientos escolares, como también la constitución concreta de cooperativas
escolares por propios alumnos, que son una base importante para avanzar en procesos que lleven estos
aprendizajes al currículum obligatorio.
Finalmente que desde el año 2010 y hasta la fecha, en Chile se han realizado diversas modificaciones
a los planes y programas de la educación parvularia, básica y media en Chile, permitiendo conectar los
aprendizajes históricos en materia de cooperativismo escolar con los procesos formativos formales en
el aula.
Para la ponencia presentada por el señor Daniel Francisco Nagao Menezes Políticas Públicas de
Economia Social e Solidária no Brasil el documento describe las políticas públicas en Economía
Social y Solidaria en Brasil, en sus tres niveles (Federal, estatal y municipal).
Como conclusión se identifica que la organización estructural de las políticas públicas sobre Economía
Social y Solidaria en Brasil son competencia del Gobierno Federal. No obstante, la ejecución de esas P.P
queda a cargo de los Estados, y principalmente de los municipios. No existe una legislación nacional que
67
trace las directrices de las P.P de Economía social y solidaria en Brasil, omisión que autoriza a los Estados
y a los Municipios a legislar en ese sentido, incluso a poseer disposiciones prácticas sobre su ejecución.
De esta forma, la participación de los Municipios en este tema abre una gama de oportunidades para la
ESS en cuestiones como territorialidad, participación política, inclusión social, de acuerdo a la localidad.
En el caso de la investigación del señor Oscar Segura Elementos para la comprensión del efecto de las
organizaciones de la economía social y solidaria como una dinámica relacional y espacial se presenta
un análisis ampliado sobre el conjunto de hallazgos de un trabajo de investigación anterior, titulada
“Cooperativas y su impacto al desarrollo Reconociendo vías y formas de incidencia” (Céspedes, J. C.
y Segura, O., 2017). Explica cómo la dinámica relacional propia de las organizaciones cooperativas y
de la Economía Social y Solidaria (ESS), a partir de sus cualidades asociativo-democráticas, crean una
realidad altamente compleja que es posible identificar con mayor claridad en el espacio local. Busca
cómo las vías y formas de impacto sugieren un modo de ser y de relacionarse para crear realidades
sociales, políticas, culturas y económicas relevantes, las cuales merece la pena reconocer y comprender.
Ofrece una comprensión de las condiciones particulares que hay detrás de ellos; acercando
analíticamente “comunidad” y “organización” como dos elementos, que se debe entender en su profunda
y compleja co-existencia y relación en contextos espacialmente dados.
Algunas consideraciones iniciales serían que trata un fenómeno propiamente empresarial determinado
a partir de sus cualidades internas. Pero, más allá de sí mismas, cualquier unidad económica, del tipo
que sea, posee una condición más amplia que viene de su naturaleza social. Se trata de un fenómeno
económico inscrito socialmente. Por lo tanto, ubicable espacialmente y reconocible como generador de
relaciones en ese espacio.
Y se destaca que Un logro fundamental de la política pública de la “década ganada” fue poner en agenda,
desde la gestión, a la Economía Social y Solidaria como la forma de organizar el trabajo y la producción
que facilita la reincorporación al mercado de trabajo de aquellas personas expulsadas del mismo,
promoviendo la democratización de la toma de decisiones con la consiguiente mayor equidad en la
distribución de los ingresos y cohesión social.
Esto se materializó no solo en las leyes de institucionalización y en el Programa de Ingreso Social con
Trabajo y su Diplomatura, sino también programas como el Plan de Emergencia Habitacional y el Plan
Agua Más trabajo. Sin embargo, a partir de diciembre de 2015, las políticas del nuevo gobierno impactan
negativamente la economía, generando desempleo y con políticas públicas que socavan la inclusión
social y el desarrollo del cooperativismo.
68
La transferencia de las funciones gubernamentales
de promocion y desarrollo del cooperativismo al
movimiento cooperativo en Puerto Rico
Efraín Rosado Rodríguez
Profesor, Universidad de Puerto Rico
Efrain.rosado@upr.edu
RESUMEN
Para la década de1950 el Gobierno Puerto Rico creó la Administración de Fomento Cooperativo para
el fomento y desarrollo del Cooperativismo como modelo de desarrollo socioeconómico del país. Entre
las funciones de esta agencia esta el promover y fomentar la organización de grupos cooperativos en
las áreas de: producción de bienes y servicios, vivienda y juvenil; y promover la creación de nuevas
cooperativas y brindarles asesoramiento en las distintas etapas de su organización, incorporación
y funcionamiento. Ya para la década de 1970 se comenzó a discutir la conveniencia de transferir al
Movimiento Cooperativo las funciones que desempeñaba esta entidades gubernamental. Para 1980 se
presentó un Informe sobre la transferencia de funciones gubernamentales al Movimiento Cooperativo,
específicamente a la Liga de Cooperativas de Puerto Rico. Lamentablemente esta propuesta nunca
llegó a materializarse, solo se quedó en una mera intensión. En el año 2008, esta agencia se transformó
en la Comisión de Desarrollo Cooperativo de Puerto Rico. Hoy ante la actual crisis fiscal que atraviesa
el país se plantea nuevamente la transferencia de funciones como política pública con la intensión de
promover un rol cada vez más protagónico del propio Movimiento Cooperativo y reducir la dependencia
de las acciones gubernamentales.
69
La transferencia de las funciones gubernamentales de
promocion y desarrollo del cooperativismo al movimiento
cooperativo en Puerto Rico
“Es muy común que el fuerte abrazo gubernamental finalice siendo un factor de fracaso para las
cooperativas”
Alexander Laidlaw 40
INTRODUCCIÓN
Desde comienzos del siglo pasado la relación de las Cooperativas con el Estado ha sido un tema de
discusión, estudio y debate en la Alianza Cooperativa Internacional. Este tema fue uno de los puntos
principales del Congreso de 1904, realizado en Budapest. En aquel momento la cuestión principal fue
si las cooperativas deberían aceptar asistencia gubernamental y el peligro de que dicha asistencia
influenciara las políticas y objetivos de las Cooperativas. En la última revisión que hizo la Alianza
Cooperativa Internacional sobre los principios cooperativos en el Congreso de 1995, el principio de
autonomía e independencia quedó definido de la siguiente forma:
Las cooperativas son organizaciones autónomas gestionadas por sus socios. Si intervienen en
acuerdos con otras organizaciones, incluidos los gobiernos, o captan capital de otras fuentes, lo hacen
en términos que aseguran el control por parte de los socios y mantienen su autonomía cooperativa.
El concepto de autonomía en este contexto se refiere a la condición de una comunidad (asociación)
con la capacidad de autogobierno. Mientras que el concepto de independencia se refiere a la condición
de libertad de una comunidad (asociación) que no es tributaria ni dependiente de otra. Recordemos
que históricamente las cooperativas surgieron como asociaciones independientes a las estructuras
establecidas y desarrollaron su propia identidad (valores y principios). Además, establecieron una
estructura y normas propias para operar de forma autónoma.
Las relaciones de las Cooperativas con el Estado se pueden establecer en los siguientes aspectos:
regulación a través de leyes y reglamentos, educación compulsoria, como requisito para los cuerpos
directivos promoción, organización e incorporación de las cooperativas, ayuda y Asesoramiento Técnico,
ayuda Financiera por medio de inversión o financiamiento, supervisión o fiscalización y seguros de
fondos (acciones y depósitos) en las cooperativas de ahorro y crédito.
Sobre esta base filosófica de la autonomía nos preguntamos: ¿Cuál ha sido el rol del Estado asumió la
función de la promoción y desarrollo del Cooperativismo en Puerto Rico? ¿Qué mecanismos ha utilizado
para realizar esta función? ¿Cuál ha sido la política pública en cuanto a la autonomía y auto desarrollo
del cooperativismo? ¿Qué ha hecho el Estado o el Movimiento Cooperativo para que se transfieran y se
asuman las funciones de promoción y desarrollo al propio movimiento? ¿Es posible en la actualidad la
transferencia de funciones al Movimiento Cooperativo?
La historia del promoción del cooperativismo por parte del Estado en Puerto Rico surge a partir del año
1873, con la proclamación de la Primera República Española, se produce la abolición de la esclavitud
y se firma un decreto autorizando las asociaciones de diferentes tipos. En el Art.1 de dicho decreto se
concede a los habitantes de Puerto Rico el derecho de asociarse para todos los fines de la vida humana
siempre y cuando que no se opongan a la moral pública. Este decreto no tardó en dar frutos, ya que
pronto comenzaron a surgir asociaciones obreras y cooperativas. El 22 de septiembre de 1873, se
solicitó del Gobernador de Puerto Rico la aprobación del reglamento de la primera sociedad de socorro
mutuo llamada Los Amigos del Bien Público.
Pasado el siglo, y con el cambio de soberanía a los Estados Unidos, en 1920 se aprobó la Ley Núm.
3, primera legislación para fomentar las cooperativas de consumo y producción en Puerto Rico. A esta
ley se le unieron varios programas federales como el Puerto Rican Emergency Relief Administration
(PRERA) y el Puerto Rico Reconstruction Administration (PRRA), luego de la Gran Depresión Económica
de 1929, que promovieron también la creación de cooperativas agrícolas, de producción y de vivienda.
Posterior a la segunda guerra mundial y en el comienzo del proceso de crecimiento económico en el
país En 1957, se aprobó la Ley Núm. 4 que creó la Administración de Fomento Cooperativo (AFC). La
primera agencia estatal con el objetivo ser el órgano administrativo de promoción y de fomento normativo
del desarrollo cooperativo del Estado. Esta agencia era dirigida por un Administrador, nombrado por
el Gobernador con el consejo y consentimiento del Senado. El objetivo principal de esta agencia era
fomentar empresas cooperativas e integrar los servicios gubernamentales con relación al cooperativismo
y promover la más amplia participación del Movimiento Cooperativo en el desarrollo socioeconómico del
país por medio de la creación de nuevas cooperativas.
En la exposición de motivos de dicha se establecía la intensión de promover un Movimiento Cooperativo
“que pueda asumir a la mayor brevedad posible, la responsabilidad de servirse a sí mismo, proveyendo
71
adecuadamente para su continuo crecimiento dentro de los objetivos señalados”. También, la Ley
indicaba que “la eficiencia de esta agencia deberá medirse, no tan solo por sus logros inmediatos,
sino por la rapidez con que sea capaz de pasar a las propias cooperativas, debidamente integradas y
fortalecidas, la responsabilidad de su propio desarrollo futuro”. Lamentablemente esto nunca sucedió por
lo que podemos decir que dicha agencia nunca cumplió con los motivos y objetivos que se establecieron
en su origen. La Administración de Fomento Cooperativo se convirtió en el como órgano administrativo
de promoción de fomento y normativo del desarrollo cooperativo del Estado.
Varios años después, esta ley fue derogada por la Ley 89 de 1966. Esta nueva ley de la Administración
de Fomento Cooperativo de Puerto Rico, expone que ¨los servicios que el Gobierno presta al movimiento
cooperativo deben ser fortalecidos para que se pueda impulsar un movimiento capaz de operar y crecer
con la necesaria rapidez y eficiencia, …para que las propias cooperativas, debidamente integradas y
fortalecidas, asuman su propio desarrollo futuro. Urge, por lo tanto, la reorganización de la Administración
de Fomento Cooperativo para lograr los objetivos anteriores en el más breve plazo¨. Esta política pública
supuso que aun las cooperativas no tenían la capacidad de asumir su propio desarrollo por lo que
se justificaba no solo mantener, incluso ampliar el rol protagónico del Estado en la promoción del
cooperativismo.
Para lograr esto, la Ley reorganizó la agencia, creó la figura del Administrador de Fomento Cooperativo;
estableció una Junta Consultiva de 7 miembros nombrada por el Gobernador con participación del interés
público y el sector cooperativo; y adscribió la Oficina del Inspector de Cooperativas a la Administración
de Fomento. Esta reorganización lejos de permitir una transferencia de funciones tuvo el efecto de
consolidar el control de esta agencia.
Otra acción gubernamental para promover y desarrollar el cooperativismo fue la aprobación de la
Ley 198 del 2002 que crea del Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativo (FIDECOOP). El fondo
de inversión fue creado como una organización sin fines de lucro. El mismo es dirigido por una Junta
compuesta por cuatro (4) representantes del Gobierno, cuatro (4) representantes del Movimiento
Cooperativo y un (1) representante del Interés público. El objetivo principal de este fondo fue promover
la creación de programas de inversión, financiamiento y asistencia técnica para la formación o desarrollo
de cooperativas orientadas hacia proyectos o actividades generadoras de empleo, actividad económica
y desarrollo social.
Dicho fondo fue formado por inversiones de las cooperativas y una asignación en pareo por parte
del Estado hasta llegar a cincuenta millones ($50,000,000) de dólares para la co-inversión de capital
y financiamiento de cooperativas. Este convenio tenía una duración de 10 años. No obstante, cabe
señalar que las expectativas del pareo para el fondo no se han cumplido por lo que el convenio tuvo que
extenderse. Actualmente el Fondo de Inversión ha dejado de recibir la aportación gubernamental por la
crítica situación económica del Estado. No obstante, se ha mantenido la representación gubernamental
en la administración Fondo.
Finalmente, en el año 2008, el estado nuevamente vuelve a legislar y crea una nueva estructura de
promoción y desarrollo cooperativo, la Comisión de Desarrollo Cooperativo de Puerto Rico (CDCOOP)
bajo el amparo de la Ley 247 de 2008. En dicha ley se reconoce que las entidades públicas y cuasi-
públicas “muestran una excesiva intervención gubernamental y un predominio de la función fiscalizadora
en detrimento de la autonomía que caracteriza a las empresas cooperativas, así como de los esfuerzos
de promoción y desarrollo social y económico”. Además, establece como política pública el ¨promover
un rol cada vez más protagónico del propio Movimiento Cooperativo, reduciendo la dependencia en las
acciones gubernamentales, con miras a que eventualmente el propio Movimiento Cooperativo asuma
72
pleno control de su desarrollo¨.
La diferencia de esta nueva agencia de desarrollo cooperativo es que crea una Junta Rectora
que establece una co-participación del sector gubernamental y el sector cooperativo. Además, le otorga
a esta Junta Rectora la responsabilidad de delinear, promover, coordinar y supervisar la ejecución e
implantación de la política pública sobre el desarrollo y fomento cooperativo de Puerto Rico. No obstante,
lejos de iniciar un proceso de transferencia de funciones, la Ley estableció que la Comisión de Desarrollo
Cooperativo (CDCOOP) asumiera las funciones de la Administración de Fomento Cooperativo; adscribiera
bajo ella a la Corporación Pública para la Supervisión y Seguro de las Cooperativas (COSSEC) y el
Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativo (FIDECOOP), entre otras cosas. Esta restructuración
concentra mayor poder en la Comisión y en la figura del Comisionado de Cooperativas quien preside la
Junta Rectora.
Ley 4/1957 Promover un Movimiento Cooperativo “que Crea una agencia gubernamental, Administración
pueda asumir a la mayor brevedad posible, la de Fomento Cooperativo con el fin de fomentar
responsabilidad de servirse a sí mismo, proveyendo empresas cooperativas e integrar los servicios
adecuadamente para su continuo crecimiento gubernamentales con relación al cooperativismo
dentro de los objetivos señalados”. Funciones de Promoción y supervisión de las
“la eficiencia de esta agencia deberá medirse, cooperativas
no tan solo por sus logros inmediatos, sino por
la rapidez con que sea capaz de pasar a las
propias cooperativas, debidamente integradas
y fortalecidas, la responsabilidad de su propio
desarrollo futuro”.
Ley 89/1966 ¨los servicios que el Gobierno presta al Reestructura la agencia gubernamental,
movimiento cooperativo deben ser fortalecidos mantiene sus funciones
para que se pueda impulsar un movimiento capaz
de operar y crecer con la necesaria rapidez y Crea la figura del Administrador de Fomento
eficiencia, …para que las propias cooperativas, Cooperativo
debidamente integradas y fortalecidas, asuman su
propio desarrollo futuro. Crea una Junta Consultiva de 7 miembros
nombrada por el Gobernador con participación
del interés público y el sector cooperativo
73
Ley 247/2008 ¨promover un rol cada vez más protagónico del Crea una nueva agencia, la Comisión de Desarrollo
propio Movimiento Cooperativo, reduciendo la Cooperativo
dependencia en las acciones gubernamentales, con Crea una Junta Rectora con la co-participación del
miras a que eventualmente el propio Movimiento sector cooperativo
Cooperativo asuma pleno control de su desarrollo¨. Crea la figura de un Comisionado con rango de un
secretario del gabinete del ejecutivo
Elimina la Oficina del Inspector de cooperativas y
transfiere sus funciones a COSSEC
Adscribe a Corporación Pública para la Supervisión
y Seguro de Cooperativas y al Fondo de Inversión y
Desarrollo Cooperativo bajo la Comisión
La transferencia de funciones
Entre los hallazgos del informe señala un clamor en el movimiento Cooperativo a los efectos que
aquellas funciones que se consideren inherentes a las operaciones y actividades del Movimiento fueran
transferidas en su totalidad. Estas funciones eran las de Educación, Promoción y de Ayuda y Asesoramiento
Técnico a las cooperativas. Sin embargo, reconoce las limitaciones estructurales y fiscales del Sector
Cooperativo como del Sector Gubernamental para llevar a cabo estas funciones. Para atender dichas
limitaciones el informe recomienda, entre otras cosas, adoptar como política pública la transferencia al
sector privado del Movimiento cooperativo de todas aquellas funciones gubernamentales en el área del
Cooperativismo que sean compatibles con un Movimiento Cooperativo autónomo.
Dicha transferencia se haría en tres años, en ese periodo de tiempo el presupuesto de funcionamiento
de la Liga de Cooperativas se financiaría mediante una combinación de subsidios gubernamentales
descendentes y aportaciones ascendentes del Movimiento Cooperativo. Para esto, había que enmendar
la Ley vigente para aumentar la aportación para fines educativos y promocionales que deben pagar las
cooperativas equivalentes a un décimo (1/10) del 1 por ciento de su volumen de negocios anual hasta
llegar al medio (1/2) del 1 por ciento.
El informe partía de las premisas de que el concepto de transferencia de funciones y poderes ubicaba
al gobierno frente a un paso que trasciende el Movimiento Cooperativismo y se adentra en la fibra de
74
la sociedad, de la estructura social. Por lo que expresaba que “se está frente a un desarrollo que ha
tomado largos años y hoy se pregunta si se ha llegado a su madurez y se encamina a desembocar en
una estructura social auto dirigida, activa, participante, autónoma, responsable, dueña de su propio
destino y capaz de movilizarse con entusiasmo, como un organismo integrado para mirar al futuro con
confianza en sí mismo, en su capacidad, en su voluntad”.
Lamentablemente este informe nunca llegó a traducirse en un proyecto de ley que viabilizara la
transferencia de funciones. Solo se quedó en una mera intensión y la Administración de Fomento
Cooperativo continuó asumiendo las funciones de promoción, educación, ayuda y asesoramiento
técnico a las cooperativas. Por otro lado, debemos señalar que el Movimiento Cooperativo tampoco
ha presentado alguna propuesta, medida o estrategia proactiva para viabilizar la transferencia de esas
funciones. Esto a pesar que ya cuenta con un fondo de inversión y desarrollo que bien pudiera financiar
las funciones que realiza el Estado.
Luego de 37 años de este informe aun no se ha logrado la transferencia de una sola función del
Estado al Movimiento Cooperativo. No obstante, el contexto histórico y económico en el cual surgieron
las estructuras para la promoción y desarrollo del cooperativismo en Puerto Rico han cambiado. En
primer lugar, la Administración de Fomento Cooperativo surge a mediados del pasado siglo, en la época
de la industrialización y crecimiento económico en el país lo que permitió un desarrollo y crecimiento
considerable del cooperativismo en diversos sectores económicos.
Para el inicio de este siglo, el contexto histórico y económico del país y el cooperativismo había
cambiado hacia una economía de servicios terciaria. Esto provocó que el cooperativismo en Puerto
Rico se concentrara en el sector financiero, especialmente en las cooperativas de ahorro y crédito. Para
esta época, el número de cooperativas se había reducido considerablemente en todos los sectores
económicos. En el caso de las cooperativas de ahorro y crédito se fueron fusionando mientras que las
de otros sectores se fueron liquidando. En este contento se creó el Fondo de inversión y Desarrollo
Cooperativo con la intensión de promover la formación de empresas cooperativas orientadas hacia
proyectos o actividades generadoras de empleo, actividad económica y desarrollo social en Puerto Rico.
Ya para el año 2008, cuando se creó la Comisión de Desarrollo Cooperativo, la situación económica
era muy distinta. El País comenzaba una recesión económica que se fue agudizando y que aún hoy no
termina. No obstante, el Movimiento Cooperativo, especialmente las cooperativas de ahorro y crédito,
estaban sólidas económicamente. Fue en ese contexto, en que el Estado reorganizó la Comisión y creo
la Junta Rectora para darle una mayor participación al sector cooperativo. Además, agrupó los recursos
del Movimiento Cooperativo, específicamente, los de la Corporación Pública para la Supervisión y
Seguro de Cooperativas y el Fondo de Inversión y Desarrollo bajo la Comisión. De esta forma pudo
mantener su rol protagónico, en la promoción y desarrollo del cooperativismo a pesar de contar con
menos presupuesto por parte del Estado. También debemos señalar que desde que se creó la Comisión
el número de cooperativas en Puerto Rico prácticamente se ha mantenido igual.
En la actualidad, el Estado comienza a reformular su rol de proveedor de servicios ante una crisis
fiscal sin precedente. Esto lo llevará a reducir su presupuesto, estructura y participación activa en ciertos
sectores económicos incluyendo el cooperativismo. En el programa de gobierno actual se estableció
que se evaluarían las leyes y reglamentos que impactan al Movimiento Cooperativo con el propósito
de establecer una estructura administrativa eficiente y consistente con el modelo de nuevo gobierno,
es decir, un gobierno más pequeño. Esto fue confirmado por el gobernador de Puerto Rico Dr. Ricardo
75
Rosselló en su mensaje ante la legislatura el 28 de febrero de 2017 en el cual destacó que su ¨compromiso
era reducir el tamaño del gobierno de 131 agencias a 35 en un periodo de 5 años.
Por otro lado, el Estado busca establecer alianzas con los sectores del tercer sector para delegar
funciones que típicamente eran asumidos por el sector gubernamental. En programa de gobierno se
estableció que Puerto Rico no cuenta aún con una política pública precisa e integrada en apoyo al Tercer
Sector que brinde el respaldo que necesitan para llevar a cabo su función. Por lo que el Gobierno de
Puerto Rico tiene el deber de atender y estudiar de forma seria y comprometida el sector compuesto por
las organizaciones sin fines de lucro conocido comúnmente como “Tercer Sector”.
Este esfuerzo tiene el propósito de transferir los programas que por su naturaleza o propósito estén
mejor administrados a través de las Organizaciones Sin Fines de Lucro, incluyendo a las cooperativas.
Tanto fue así que la primera ley aprobada en el 2017 por el gobierno actual fue la que busca la promoción
de las alianzas público privadas participativas.
Este nuevo contexto sienta las bases para que el Estado en los próximos años pueda eliminar la
Comisión de Desarrollo Cooperativo y transfiera las funciones al sector cooperativo o se reestructure
manteniendo las funciones de promoción bajo otra agencia como puede ser el Departamento de
Desarrollo Económico y Comercio (DEC). En todo caso, la trasferencia de funciones, al parecer será
una decisión del estado y no una acción afirmativa de autonomía del sector cooperativo.
CONCLUSIONES
Durante los pasados 60 años, el Estado ha mantenido un rol protagónico en la promoción y desarrollo
del cooperativismo en Puerto Rico a través de la creación de distintas estructuras. A pesar de que se
ha mantenido una política pública dirigida a transferir sus funciones al sector cooperativo, observamos
que las agencias se reestructuran para mantener las mismas. En estas restructuraciones el estado le
ha dado participación al sector cooperativo pero no se ha transferido ninguna función. Por su parte, el
Movimiento Cooperativo no ha ejercido su autonomía para promover su auto-desarrollo. Se ha cambiado
el discurso de la autonomía y la transferencia de funciones por la co-participación en las estructuras
gubernamentales que mantiene una relación de co-dependencia entre el sector gubernamental y el
cooperativo.
Ahora nos encontramos ante una situación donde el Estado nuevamente decidirá el rol que asumirá
con relación a la promoción y desarrollo del cooperativismo ante la actitud pasiva y silente del Movimiento
Cooperativo. La autonomía no debe ser un mero reclamo, más bien, debe ser una acción afirmativa del
propio movimiento cooperativo para asumir las funciones de educación, promoción, ayuda financiera y
el seguro de las cooperativas. El Movimiento Cooperativo Puertorriqueño debe presentar una propuesta
para la transferencia de funciones. Solo así podremos defender y proclamar una verdadera autonomía
de nuestras cooperativas y tendremos un Movimiento Cooperativo que logre atender las sus propias
necesidades y aspiraciones de manera autogestionada.
76
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ACI. (2015). Notas de orientación para los principios cooperativos. Recuperado en: http://www.centrocultural.
coop/blogs/cooperativismo/wp-content/uploads/2015/11/guindance.pdf. 1 de julio de 2017.
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Reglamento Interno Junta Rectora de la Comisión de Desarrollo Cooperativo, San Juan Puerto Rico, 23 de
enero de 2014.
77
La co-participación en la gobernanza y desarrollo del
cooperativismo en Puerto Rico
Efraín Rosado Rodríguez, Ph.D.
Director Interino,
Instituto de Cooperativismo
Universidad de Puerto Rico
efrain.rosado@upr.edu
EJE: Relaciones de la economía social solidaria con el Estado y políticas públicas pro su desarrollo
RESUMEN
En el año 2008 se creó en Puerto Rico la Comisión de Desarrollo Cooperativo mediante la aprobación
de la Ley 248. La misma instaura una entidad jurídica de la Rama Ejecutiva que agrupa bajo sí a
varias entidades gubernamentales y cuasi públicas que tienen funciones relativas al cooperativismo.
La Comisión es el eje principal para la definición e implantación de las estrategias gubernamentales
para el fomento y desarrollo del Cooperativismo. La Comisión se rige por una Junta Rectora con la co-
participación del sector público y el sector cooperativo. Ésta es una de tres organizaciones en Puerto
Rico que tienen este tipo de relación con el Estado. La Junta Rectora es responsable de delinear,
promover, coordinar y supervisar la ejecución e implantación de la política pública. En este artículo se
delinea esta estructura como una innovadora para el desarrollo de políticas en pro del desarrollo del
cooperativismo y de la economía solidaria. Igualmente, se discuten los aciertos y desaciertos de la co-
participación en la gobernanza y desarrollo del cooperativismo desde los propios fines y propósitos de
la ley orgánica, el principio de autonomía cooperativa y la experiencia de los ponentes como miembros
de la Junta Rectora.
78
LA CO-PARTICIPACIÓN EN LA GOBERNANZA Y
DESARROLLO DEL COOPERATIVISMO EN PUERTO
RICO
“No conviene que las cooperativas actúen bajo la tutela del Estado y mucho menos que se identifiquen
con él... porque el régimen del Estado puede cambiar, mientras que la cooperación necesita conseguir
la mayor estabilidad posible.
... La educación cooperativa es, por consiguiente, lo que más influye en el buen éxito del movimiento.”
Antonio Fabras Ribas
79
Cuando planteamos la co-participación en la gobernanza y desarrollo del Cooperativismo nos referimos
a aquellas políticas públicas o estructuras creadas para llevar a cabo un propósito en particular con la
participación activa del sector cooperativo. En Puerto Rico, esta experiencia de co-participación se inició
en el año 1990 con la aprobación de la Ley Núm. 5, Ley de la Corporación de Seguro de Acciones
y Depósitos de Cooperativas de Ahorro y Crédito (conocida como PROSAD-COOP), para ofrecer
un seguro y examinar a las cooperativas. Dicha entidad corporativa estaba dirigida por una Junta de
Directores integrada por nueve (9) miembros: cuatro (4) del sector gubernamental, cuatro (4) del sector
cooperativo y un (1) miembro del interés público. Esta Junta de Directores aparentaba una estructura
balanceada en la participación entre ambos sectores y un agente independiente o mediador para tomar
decisiones y resolver cualquier disputa. Este cuerpo a su vez, tenía todas las facultades y poderes para
aprobar las reglas y procedimientos para la aplicación de la Ley y para los asuntos de la Corporación.
El balance pronto se perdió al ser enmendada la Ley en 1993, reduciendo la participación del sector
cooperativo a solo dos (2) miembros en la Junta. Para el año 2001, bajo Ley 114, esta corporación
se reestructuró en una nueva Corporación Pública para la Supervisión y Seguro de Cooperativas de
Puerto Rico (COSSEC), ampliando sus poderes para reglamentar las operaciones de las cooperativas,
restituyendo a los miembros del sector cooperativo en la Junta y estableciendo nuevamente un balance
en la co-participación. Actualmente, esta composición permanece en la COSSEC.
La tercera y más reciente organización es la Comisión de Desarrollo Cooperativo la cual fue creada
por la Ley 247 en el año 2008. Esta agencia gubernamental sustituyó a la Administración de Fomento
Cooperativo fundada en el 1957. La Comisión es una entidad jurídica de la rama ejecutiva independiente
y separada de cualquier otra agencia o entidad pública. Tiene como propósito el logro de la política
pública señalada en la ley, así como el adelanto de las políticas y objetivos dictados por su Junta Rectora.
Es el eje principal para la definición e implantación de las estrategias gubernamentales para el fomento
y desarrollo del Cooperativismo. Esta Comisión adscribe a las otras dos organizaciones, COSSEC Y
FIDECOOP, siendo el organismo unificador de las demás agencias gubernamentales relacionadas al
cooperativismo. La misma ley establece que la Comisión es regida por una Junta Rectora de diez (10)
miembros en propiedad y dos (2) adjuntos que tienen voz, pero no voto. La Junta está compuesta
por la participación de cinco (5) miembros del sector gubernamental y cinco (5) miembros del sector
cooperativo. Hemos de subrayar que su mayor responsabilidad es delinear, promover, coordinar y
supervisar la ejecución e implantación de la política pública sobre el desarrollo y fomento cooperativo
de Puerto Rico. La Ley 247 de 2008 también estipula que la Comisión de Desarrollo Cooperativo será
administrada por un Comisionado quien será nombrado por el Gobernador con rango de Secretario de
Gabinete Ejecutivo, así pues, “desempeña el cargo a voluntad de éste”. De esta forma, el Comisionado
es el brazo ejecutivo de la Comisión y al mismo tiempo preside la Junta Rectora.
Debido a la importancia del principio cooperativo sobre autonomía e independencia, nos interesa
analizar la Política Pública de la Ley 247 de 2008, Ley Orgánica de la Comisión de Desarrollo Cooperativo,
principalmente la orden y la intención de la Asamblea Legislativa recogida en el Artículo 2 inciso b, la cual
80
que lee: “Promueva un rol cada vez más protagónico del propio Movimiento Cooperativo, reduciendo la
dependencia en las acciones gubernamentales, con miras a que eventualmente el propio Movimiento
Cooperativo asuma pleno control de su desarrollo”. Esta intención igualmente fue establecida en el 1957
con la creación de la Administración de Fomento Cooperativo, no obstante, el Movimiento Cooperativista
Puertorriqueño aún no ha logrado dicha independencia. Por consiguiente, cabe preguntarnos: ¿Cuáles
han sido los aciertos y desaciertos en la experiencia de la co-participación en la Junta Rectora?, la
conformación de la Junta Rectora ¿propicia la co-participación de todos sus actores? ¿Este cuerpo
dirigente ha promovido que el Movimiento Cooperativo ejerza un rol cada vez más protagónico, según
establecido en la Ley 247 de 2008? ¿Se ha logrado integrar los recursos y redistribuir estratégicamente
las funciones y responsabilidades del Gobierno para fortalecer la filosofía cooperativista y aumentar la
actividad económica bajo el modelo cooperativo?
Para abordar estas preguntas utilizaremos la técnica de investigación cualitativa de análisis de actores
o stakeholder analysis, aunque reconocemos que la mayoría de las aplicaciones de esta metodología
surge y se refiere a la administración y gestión de empresas (Phillips, R. 2010). Sin embargo, nos
permitirá realizar un estudio exploratorio sobre los procesos de articulación de los actores (personas y
entidades) representadas en la Junta Rectora, con relación al progreso y desarrollo del cooperativismo en
Puerto Rico y la creación de políticas públicas para la plena autonomía e independencia del movimiento
cooperativo tal como se ordena en el inciso b del artículo 2 de la Ley 247.
Para efectos de este análisis, el concepto “actores” se refiere a las personas y organizaciones que tienen
un determinado interés involucrados en un proyecto común, en este caso, la implantación de la política
pública. Esta técnica investigativa nos permite iniciar varias reflexiones para interpretar metódicamente
la experiencia de los autores como miembros o actores de la Junta Rectora en los últimos cinco años.
Principalmente la utilizaremos para clarificar las consecuencias de la relación de los actores involucrados
y así poder evaluar la co-participación al momento de implementar la política pública.
Definimos conocimiento a la idea o percepción general que tiene el actor sobre las leyes, filosofía, historia,
estructura del movimiento cooperativo, así como también su noción sobre la política pública de la cual van a
incidir como miembro rector de la Comisión. Concebimos la categoría interés como el apoyo y la pertinencia
que la agencia representada en la Junta Rectora tiene en torno al desarrollo del cooperativismo a través de
la política pública establecida con la creación de la Comisión de Desarrollo Cooperativo. La posición política
partidista se refiere a la lealtad y al desempeño de los actores involucrados con los programas de gobiernos de
turno sobre la noción de la autogestión y autonomía cooperativa, la plataforma de desarrollo económico y sus
posturas relacionadas a la situación colonial con Estados Unidos de América. Finalmente, la categoría poder
la describimos como la capacidad de imponer o influenciar sobre las decisiones, ya sea por las funciones que
le confiere la ley o puestos que representan dentro de la Junta Rectora o en las agencias a las que pertenecen.
De acuerdo a las experiencias de los autores y un análisis preliminar de las actas de la Junta Rectora, se les
asignó una escala de valores representativa de bajo, mediano y alto a cada una de estas categorías.
Abramos aquí un paréntesis con el fin de describir la constitución de la Junta Rectora. Como hemos
mencionado, se compone por cinco representantes del sector gubernamental, cinco representantes del sector
cooperativo y dos organizaciones adscritas:
81
Representación gubernamental en propiedad.
El Secretario del Trabajo y Recursos Humanos, quien puede delegar su participación en un funcionario
de alto rango, entiéndase, un Subsecretario o un Secretario Auxiliar. El Secretario del Trabajo también
es nombrado por el Gobernador y esta agencia asume todas las funciones y los deberes relacionados
con los asuntos del trabajo y las relaciones laborales, la implantación y administración de las leyes
protectoras de los trabajadores(as).
Un representante de las cooperativas de ahorro y crédito que sea miembro de Junta de Directores de
una Cooperativa de Ahorro y Crédito base, elegido por éstas.
Un representante de las cooperativas de seguro, designado por éstas. En Puerto Rico existen dos
cooperativas de seguro, la Cooperativa de Seguros de Vida (COSVI) y la Cooperativa de Seguros
Múltiples, que recientemente se convirtió en un Grupo Cooperativo, para ampliar sus negocios.
Un representante de las cooperativas de ahorro y crédito que sea Presidente Ejecutivo de una
Cooperativa de Ahorro y Crédito base, elegido por éstas.
82
Miembros adjuntos
Con el fin de orientarnos en el estudio, diseñamos una tabla con las categorías, los actores y la asignación
de la escala de valores según nuestras experiencias en las reuniones y el análisis de las actas de Junta
Rectora (Ver Tabla 1). El propósito de organizar el análisis de esta forma nos posibilitó tener una idea
proporcional de la participación de cada uno los actores conforme a las categorías. Igualmente, nos sirvió
para clasificar a los actores de acuerdo a su potencial de colaboración y desempeño. Este ejercicio nos
permitió realizar un análisis más integrador de la co-participación de los diversos actores. Los resultados
de este primer análisis no mostraron, por el momento, una información relevante pues como era de
esperarse el sector cooperativista se muestra con alto grado en casi todas las categorías. Por ejemplo,
en la categoría de conocimiento, es el sector cooperativista, junto con el Instituto de Cooperativismo,
brindan el 60% del saber frente al resto de los actores de la Junta que no poseen el conocimiento sobre
los asuntos a tratarse en este cuerpo. En la categoría de interés notamos que solamente el Comisionado
muestra un grado alto con relación a los demás actores de las agencias de gobierno, excluyendo a la
Universidad de Puerto Rico. Consideremos ahora la categoría de posición política partidista, notamos
que en esta categoría los actores gubernamentales, exceptuando a la Universidad de Puerto Rico, toman
decisiones bien sea porque son nombrados por el Gobernador y por sus lealtades a los partidos políticos.
Sin embargo, podemos observar que las decisiones del sector cooperativo son también influenciadas
por esta categoría. Finalmente, se percibe en la categoría poder e influencia, que el Comisionado ejerce
el control decisional con respecto a las demás agencias gubernamentales representadas.
Este mapa nos conduce a realizar un análisis integral sobre las interrelaciones o simbiosis de estas
categorías con otros factores concurrentes u ocasionales que inciden en la participación de este cuerpo
rector.
Aciertos de la Co-participación
La Junta Rectora no es la primera estructura donde existe co-participación entre el sector cooperativo y
el Estado, sin embargo, es la primera vez que se establece que una Junta es la responsable de delinear,
promover, coordinar y supervisar la ejecución e implantación de la política pública sobre el desarrollo y
fomento cooperativo. La exposición de motivos de la Ley 247-2008 se establece que la Junta incorpora
la participación activa del Movimiento Cooperativo en los procesos de formulación e implantación de la
política pública de Desarrollo del Cooperativismo. Otro aspecto importante es el equilibrio entre el sector
gubernamental y el sector cooperativo.
83
corporación pública que tiene, como principio, autonomía fiscal y administrativa.
La autonomía universitaria ha permitido una representación neutral en la Junta Rectora ya que no
responde directamente a la política partidista del gobierno ni tampoco al sector cooperativo. La experiencia
incluso ha sido que, en las situaciones conflictivas entre el sector gubernamental y el sector cooperativo,
la posición de la Universidad es determinante para la aprobación o no de algunas decisiones de la Junta
Rectora.
Desaciertos de la co-participación
El más marcado de los desaciertos ha sido el insuficiente avance de la política pública concernida por
la Junta Rectora. En ella, destacamos dos aspectos fundamentales de la política pública: (1) Promover
un rol cada vez más protagónico del Movimiento Cooperativo y reducir la dependencia en las acciones
gubernamentales con miras a que el propio Movimiento Cooperativo asuma pleno control de su desarrollo
y (2) Se desarrolle y se propicie el auto-crecimiento del cooperativismo y la interconexión de los distintos
sectores comerciales, industriales, transporte, agrícola, consumo, ahorro y crédito, seguros y otros del
modelo.
En efecto, desde que la Junta Rectora inició sus trabajos hace ocho años, no ha presentado ninguna
propuesta o estrategia para que el Movimiento asuma control de su desarrollo o autorregulación, por el
contrario, se ha mantenido la dependencia en las acciones gubernamentales en cuanto a la organización
de cooperativas, la supervisión y el financiamiento de las mismas.
Hemos de subrayar, que las estadísticas muestran una disminución en el desarrollo (en el contexto
amplio de la palabra) del cooperativismo en Puerto Rico (Ver Gráfica 1.). Para julio de 2009 existían
en Puerto Rico 266 cooperativas, 143 de tipos diversos y 123 de ahorro y crédito. A junio de 2017 el
número de cooperativas se redujo a 254 Cooperativas: 138 de tipos diversos y 116 de ahorro y crédito.
Esta leve disminución y detención en el número de cooperativas puede tener varias explicaciones,
la más importante es la contracción económica por la cual atraviesa el País desde el año 2008. Otro
factor relacionado a esta disminución es la falta de un proceso de educación y formación previo a las
personas que incorporan una cooperativa. Igualmente, la dilación de la propia Comisión en el proceso
de incorporar nuevas cooperativas y la reglamentación excesiva por parte de COSSEC para emitir el
Permiso de Operación, desalientan a los ciudadanos a fundar una cooperativa.
Es importante señalar que de junio de 2009 a julio de 2017 se han incorporado 132 nuevas cooperativas.
No obstante, menos de la mitad, 63 cooperativas (48%), están activas actualmente.
84
también debemos Mencionar que existe una confusión entre las funciones y de los deberes de los
actores en ésta. Este desconcierto responde a la contradicción y conflicto entre el rol del Comisionado
como: 1) brazo ejecutivo de la Junta Rectora y, 2) Presidente de la Junta.
Otra de las confusiones que continuamente surgen en las reuniones de la Junta son las expresiones
con relación a quién verdaderamente le corresponde establecer la política pública. A pesar que la Ley
247 de 2008 establece claramente que le concierne a la Junta Rectora, los propios Comisionados han
expresado que esta facultad sólo la posee la legislatura y el gobernador. De esta manera, la Junta
Rectora se ha limitado a efectuar lo que establece la rama ejecutiva y legislativa. En otras palabras, la
Junta queda casi inoperante con este argumento, aún cuando está establecido en ley.
La Comisión fue creada como una entidad jurídica de la Rama Ejecutiva con independencia de cualquier
otra entidad o Instrumentalidad del Gobierno. A diferencia de una corporación pública, la Comisión no tiene
autonomía fiscal y depende del presupuesto del gobierno central. El propósito de la Comisión fue reorganizar
bajo un mismo ente a los componentes promotores y reguladores gubernamentales con inherencia
en los asuntos del cooperativismo con miras a ser más ágiles y eficientes. Dentro de este proceso de
reordenación, la Ley 247-2008, transfiere a la Comisión todas las funciones y poderes de la Administración
de Fomento Cooperativo, creada en 1957, y elimina a la Oficina del Inspector de Cooperativas, entidad
encargada de fiscalizar a de tipos diversos, y transfiere estas funciones a la Corporación Pública para la
Supervisión y Seguro de Cooperativas de Puerto Rico (COSSEC). También se adscriben a la Comisión,
como componentes operacionales, la propia COSSEC y el Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativo
(FIDECOOP). La Comisión tiene como propósito el logro de los objetivos de la política pública señalados
en la Ley 247, así como el adelanto de las políticas y objetivos dictados por la Junta Rectora. Además,
es el eje principal para la definición e implantación de las estrategias gubernamentales para el fomento
y desarrollo del Cooperativismo. Cabe agregar que la Administración de Fomento Cooperativo era una
agencia gubernamental tradicional, la cual respondía directamente a la política pública del poder ejecutivo,
mientras que ahora la Comisión de Desarrollo Cooperativo crea una Junta Rectora como ente rector.
Como mencionamos anteriormente, en la Junta Rectora tiene una estructura equitativa entre los miembros
del sector gubernamental y el sector cooperativo. En cambio, cuatro de miembros del sector gubernamental
son nombrados por el gobernador y responden a la política partidista de turno. Especialmente, el Comisionado
quien, según la propia Ley, desempeña el cargo a voluntad del Gobernador. Esto ha provocado que el
Comisionado responda al programa del partido que gobierna y no a la política pública que establece la Ley
247 de 2008 que crea la Comisión.
Asimismo, la propia ley 247 de 2008 concentra el poder en la figura del Comisionado pues también preside
la Junta de Directores de la Corporación Pública de Supervisión y Seguro de Cooperativas (COSSEC).
Igualmente, podría ser electo a presidir la Junta de Directores del Fondo de Inversión y Desarrollo Cooperativo
(FIDECOOP), situación que ya ha ocurrido.
Hemos hecho notar que la experiencia de co-participación en la gobernanza para el desarrollo del
cooperativismo en Puerto Rico, no ha sido efectiva, puesto que no ha habido progreso alguno para lograr
autonomía y la independencia con el Estado. El cambio de gobierno cada cuatro años desestabiliza los
pocos proyectos que se logran establecer. La falta de conocimiento por parte del sector gubernamental, la
concentración del poder en la figura del Comisionado y las influencias partidistas en los actores de la Junta
son algunos factores que han detenido el progreso del cooperativismo en Puerto Rico, aún cundo existe un
espacio de participación.
85
Derivamos de nuestro análisis que la participación ha sido más laberíntica que directa y que en el terreno
cooperativo el poder público no puede ni debe hacerlo todo. La acción del movimiento cooperativista, no
solo el puertorriqueño, debe orientarse en el fortalecimiento de la base, en el pueblo cooperador. Para
ello debemos permanecer dentro del espíritu democrático característico del acto cooperativo, y juntos
exigir y ocupar un espacio en la sociedad. El Estado debe garantizar, como a toda organización, el
ejercicio de la democracia mas no ha de incurrir en el intervencionismo y paternalismo, actitud perjudicial
para el desarrollo del cooperativismo.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Phillips, R. (2010). Stakeholder Theory and Organizational Ethics. Berrett-Koehler Publishers, Inc. San
Francisco
87
Co-construcción de políticas públicas de fomento
cooperativo en el distrito federal: 2000-2015
Dra. María Elena Rojas Herrera41
RESUMEN
El diseño y puesta en marcha de políticas públicas de fomento cooperativo es una práctica poco
común en México. Un rápido recuento histórico permite observar que son contados los gobiernos, de
cualquiera de los tres niveles, que han implementado este tipo de políticas públicas en alguna época. Sin
embargo, contrario a esta tendencia dominante, el Gobierno de la Ciudad de México se ha empeñado
en apoyar a las cooperativas desde el año 2000. Este fenómeno podría explicarse no sólo por el interés
y disposición de la autoridad gubernamental sino, sobre todo, por el protagonismo y activismo del
movimiento cooperativo local, razón por la cual esta experiencia puede inscribirse como parte de los
procesos de co-construcción de políticas públicas entre Estado y sociedad civil organizada. El presente
artículo describe y analiza el complejo proceso de interlocución establecido, así como los componentes
y resultados más visibles de dicha política en los últimos quince años.
INTRODUCCIÓN
El cooperativismo desempeña un papel cada vez más relevante en las sociedades contemporáneas
al ofrecer empleo, protección social y otros beneficios sociales y económicos. Debido a sus rasgos
distintivos, entre los que destaca su gestión democrática y autónoma, las cooperativas son respaldadas
por un número cada vez mayor de países. En la Ciudad de México, al menos desde el año 2000 se
tienen antecedentes de vinculación y trabajo conjunto entre el Gobierno del Distrito Federal (gdf) y las
organizaciones representativas del movimiento cooperativo local, en la perspectiva de construir políticas
públicas más abarcadoras y democráticas que han procurado la inclusión de los productores, el combate
al desempleo, la erradicación de la pobreza y la sostenibilidad ambiental.
88
entrevistas con funcionarios públicos, cooperativistas y estudiosos del tema.
3) Un análisis comparativo de la información documental y la obtenida en campo, lo que permitió
redactar el informe analítico de los resultados de la investigación, cuya exposición está ordenada del
siguiente modo: En el primer apartado, se presentan las categorías y conceptos utilizados para sustentar
el análisis de las PPFC implementadas en la Ciudad de México. En el segundo, se enuncian algunos
de los antecedentes y se ofrece un resumen de los principales resultados alcanzados en los ejes o
componentes en las que éstas se han concretado. El tercer apartado describe y analiza el complejo
proceso de interlocución que, a manera de un eje transversal, ha estado en la base de la política pública
implementada. Finalmente, en el cuarto apartado, se presentan las conclusiones generales del estudio.
El propósito de este apartado es indagar acerca del contenido epistemológico del concepto de
ppfc, para delimitar su significado específico e identificar sus características distintivas. Por ello, es
imprescindible reflexionar respecto a las modalidades en que suele expresarse la relación Estado-
movimiento cooperativo. De acuerdo con García Müller (2013), en los países de América Latina es
posible advertir que, a lo largo de la segunda mitad del siglo xx y lo que va del xxi, las relaciones entre
Estado y movimiento cooperativo se han alineado en torno a cuatro modelos que en su interior presentan
diversas variantes. Dichos modelos son:
89
Se promueve la articulación de estratos de escasos recursos al sistema bancario por medio de
cooperativas especializadas en la prestación de servicios financieros que se convierten y sirven como
pequeños bancos de proximidad, siendo tributarios de la banca comercial y regulados por la autoridad
pública o bancaria respectiva.
Se busca utilizarlas como instrumentos de precarización del trabajo mediante el empleo de cooperativas
de trabajo asociado que –por encargo de entes públicos y de empresas usuarias privadas– cometen
fraude laboral.
De fomento y promoción. Bajo este modelo se considera a las cooperativas como entidades que
coadyuvan al desarrollo económico nacional, fortalecen la cohesión social y reducen la exclusión, razón
por la cual las instituciones públicas deben darles un tratamiento especial de fomento. En este modelo la
política pública, al reconocer el carácter específico de las cooperativas, asume como propósito general
la creación de un entorno favorable para que el desarrollo de las empresas cooperativas se traduzca en
mayores niveles de generación de empleo y autoempleo dignos, reanimación e integración de grupos
marginados, generación y distribución equitativa de ingresos, arraigo de la población a sus sitios de
origen, fortalecimiento del poder de negociación de los actores económicamente vulnerables .
Es importante destacar que existen dos factores que determinan la prevalencia de cualquiera de
los modelos de relación Estado-movimiento cooperativo: 1). El vínculo existente entre política pública y
legislación; y 2) El ejercicio o no, en forma ordenada, planificada y responsable de la incidencia en políticas
públicas por parte del movimiento cooperativo. Tal y como señalan Tapia et al. (2010): La incidencia
en políticas públicas, es la organización y puesta en práctica de diversas acciones confrontativas y/o
colaborativas que implican interactuar con el gobierno y otras instituciones públicas a fin de influir,
persuadir o afectar decisiones de las élites institucionales que generen un cambio o transformación en
los cursos de acción tendientes a la solución de problemas públicos acotados.
Así, cuando se habla de ppfc se hace referencia a todas aquellas acciones o medidas que –teniendo en
cuenta la especial naturaleza de las empresas cooperativas y respetando su independencia y autonomía
con relación al Estado– se dirigen al fomento, promoción, prestación de servicios, registro y supervisión
de dichas entidades. De acuerdo con diversos autores, especialmente García Müller (2013) y Zabala
(1997), la ppfc se resume en que:
1. Toda ppfc debe apoyarse en la experiencia organizativa, comprobada como buena práctica o
factor de éxito, de las organizaciones cooperativas.
2. Debe respetar el ideario ideológico y filosófico de las sociedades cooperativas, constituido por
sus principios y valores éticos y por su finalidad no lucrativa y solidaria.
5. Debe basarse en la confianza plena sobre la capacidad de autoregulación y/o cogestión de los
organismos representativos del cooperativismo.
90
6. Debe evitar la discriminación hacia las empresas del sector cooperativo.
7. Las cooperativas y sus asociados deben ser sujetos y no objetos de las acciones públicas,
propiciando la creación de espacios de consulta y concertación democrática.
8. La ayuda estatal en cualquier materia deberá ser otorgada en forma subsidiaria y transitoria,
con independencia de la propia organización administrativa del Estado.
Sobre la base anterior, el movimiento cooperativo y los funcionarios de la Subsecretaría del Trabajo
y Previsión Social del gdf, avanzaron en el impulso de dos proyectos estratégicos: a) la emisión de una
Ley de Fomento Cooperativo para el Distrito Federal (lfcdf), y su reglamento, y b) la formulación de un
programa de fomento cooperativo para la ciudad.
Dicha actividad resultó exitosa, al aprobarse, en forma unánime, en la sesión de la aldf del 4 de
octubre de 2005 (publicada en la godf el 20 de enero de 2006), siendo la primera en su tipo a nivel
nacional. Una vez promulgada, diversos organismos de integración cooperativa, conjuntamente con el
área jurídica del gdf, elaboraron una propuesta de reglamento el cual se emitió el 4 de diciembre de
2006, por el entonces jefe del gdf, Alejandro Encinas.
El primer reglamento presentaba algunas deficiencias, por lo que el ccfcdf, dedicó sus primeras cuatro
sesiones ordinarias de trabajo (2007), a la discusión de una nueva propuesta de reglamento, lográndose
en agosto de 2007 generar un documento de mayor consenso, que subsanaba las deficiencias del
anterior, (godf 9 de junio de 2008).
A lo largo de los 15 años comprendidos entre 2000 y 2015, se implementaron las siguientes acciones y
programas de fomento cooperativo: Programa Especial de Empleo y Fomento Cooperativo (peefc), con
carácter experimental o piloto, con vigencia de 2004 a marzo de 2007; Programa General de Fomento
91
Cooperativo (pgfc), aprobado en 2007 y vigente hasta diciembre de 2012 (GODF el 10 de julio de 2009,
número 629); Subprograma ¡Qué Buena Puntada¡ (qbp), ejecutado entre 2007 y 2012, y Programa para
la Promoción, Fortalecimiento e Integración Cooperativa (ppfic), iniciado en 2012 y cuya denominación
cambio en 2015 a Programa de Apoyo para el Desarrollo de las Sociedades Cooperativas de la Ciudad
de México (Cooperativas cdmx 2015) cada año en la GODF publica las reglas de operación de este
programa. La ejecución de todos los programas ha corrido a cargo de la styfe a través de sus titulares:
Benito Mirón Lince (2000 a 2012); Carlos Navarrete Ruiz (2013); Patricia Mercado Castro (diciembre
de 2013-septiembre de 2015); y Amalia García Medina a partir de septiembre de 2015, mediante la
Dirección de Promoción al Empleo (dpe).
Las acciones de fomento cooperativo de estos programas, se ordenaron en torno a cuatro ejes:
la capacitación organizacional y el financiamiento; con carácter central y estratégico; y dos como
complementarios: la asesoría técnica y el apoyo a la comercialización.
La población potencial de las ppfc fueron 596 cooperativas existentes en el D.F. al tercer trimestre de
2014 según el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del inegi (DNUE, INEGI, 2015)
y no el directorio de styfe de solo 315 cooperativas activas.
Capacitación organizacional
Entre 2004 y 2015, se impartieron, en forma regular y sistemática, los siguientes cursos: a) formación
de formadores, capacitadores o multiplicadores, con una duración entre tres y seis meses; b) formación
de empresas cooperativas para el autoempleo para población desempleada, de 180 horas; c) formación
de empresas cooperativas en el ramo de costura y confección con duración de 240 horas; d) oficios
diversos de 240 horas; e) diseño y elaboración de proyectos productivos, con duración de 240 horas; f)
desarrollo de empresas cooperativas, de 180 horas, y g) aprendizaje cooperativo, con duración de 25
horas.
Entre 70 y 75% de los asistentes fueron mujeres y entre 25 y 30% hombres, con excepción de los cursos
de “formación de cooperativas de costura”, en los que el 90% fueron mujeres y 10% hombres. Lo que
evidencia que la capacitación organizacional desplegada por la STyFE ha contribuido al fortalecimiento
de la equidad de género en el medio cooperativo de la ciudad. Dicho efecto sería hoy más notorio, si a
las 7 cooperativas integradoras que existían en 2012 del Subprograma QBP, se les hubiera continuado
apoyando, lejos de ello, lo que el GDF hizo fue cancelar, en forma unilateral, el acuerdo de que las
cooperativas de costura fueran proveedoras de este tipo de prendas para los centros educativos de la
ciudad.
Estos resultados de capacitación se lograron por el hecho de que, con excepción de los cursos de
“oficios” y de “aprendizaje cooperativo”, en los que los beneficiarios participaron de manera voluntaria y
sin retribución alguna, en el resto, se ha brindado a los capacitandos apoyos como beca de un salario
mínimo durante el curso, transporte y material didáctico.
El costo por beneficiario ha sido variable en los diversos tipos de cursos y en las distintas épocas. En
el de “formación de empresas cooperativas”, que representa el 75.8% del total de los cursos impartidos,
el costo unitario por beneficiario ha sido alrededor de mil pesos.42
42 1,025.64 pesos para el año 2013, según consta en el Acta de la XIX sesión ordinaria del CCFCDF, celebrada el 21 de noviembre de 2013.
Si esta cantidad la multiplicamos por los 21 816 beneficiarios de los cursos de capacitación organizacional, obtenemos una cifra de 22
92
Por otra parte, aunque no se tiene el dato preciso, se calcula que el número de proyectos productivos
elaborados ronda la cifra de los 1 000 y el de cooperativas constituidas ha sido superior a la centena,
cuya distribución por rama económica de las cooperativas creadas es como sigue: 10% en el sector
primario, 25% en el secundario y 65% en el terciario.
Asesoría técnica
Históricamente las acciones de asesoría técnica se han concentrado en pocas áreas. De 2004 a 2006, se
brindó asesoría para la constitución legal de sociedades cooperativas y, se gestionó con las delegaciones
para que facilitaran los trámites de protocolización de las respectivas actas constitutivas. Durante 2007
y 2008, se incorporó la asesoría para la elaboración de proyectos productivos y mercadotecnia, para
ayudar a gestionar apoyos de diversas fuentes a los nuevos proyectos. Finalmente, a partir de 2009, la
asesoría técnica ha cobrado la forma de un acompañamiento más puntual, orientado a la consolidación
de las cooperativas constituidas en el marco de los cursos de capacitación organizacional.
Financiamiento
Una de las principales limitantes de los programas de fomento cooperativo de la Ciudad de México
de 2004 a 2011, fue que carecieron de financiamiento propio. Por tal motivo, este componente fue de
los menos desarrollados durante la primera década del presente siglo. A finales de 2011, después de
arduas gestiones, se aprobó en la aldf un presupuesto de 20 millones de pesos, que se transfirieron del
Programa de Seguro del Desempleo al pgfc. Se creó el Programa para la Promoción, Fortalecimiento
e Integración Cooperativa (ppfic) en 2012, cuyas reglas de operación se elaboraron conjuntamente
entre funcionarios de la styfe y una comisión del ccfcdf, así se estableció la creación de un comité
evaluador integrado en forma plural con representantes del GDF, del sector académico y del movimiento
cooperativo,43 el objetivo del programa fue brindar apoyos económicos a las cooperativas con residencia
en el df para la adquisición de equipo, maquinaria y servicios para desarrollar sus procesos productivos,
de comercialización y promoción. La meta del programa era beneficiar a un máximo de 100 cooperativas
con un monto de hasta 200 000 pesos.
millones 361, 400 pesos, que daría cuenta de la inversión aproximada efectuada en este rubro.
43 Reglas de Operación del PPFIC, correspondientes al ejercicio fiscal 2012, publicadas en la GODF, número 1451, de fecha 2 de octubre de
2012.
93
Actualmente el ppfic es el único programa de financiamiento exclusivo para las cooperativas. Ha
operado de 2012 a 2015 ejerciendo un presupuesto de 62 millones de pesos, y ha apoyado a un total de
393 cooperativas, en las que participan 3 339 socios, de los cuales 1 813 son mujeres y 1 526 hombres.
Empero, la estrechez de los recursos determina la fijación de metas anuales conservadoras que
impactan negativamente la cobertura del programa. En efecto, si se considera válido el dato de 596
cooperativas como población potencial y se supone que el ppfic, en sus cuatro ediciones, ha beneficiado
a cooperativas diferentes, se podría estimar que se ha apoyado a 66% de las cooperativas del df. Pero,
si se observa el mismo fenómeno, en forma desagregada, por año y en relación a la población potencial,
obtenemos que en 2012 la cobertura fue de 17.9%, al beneficiar a 107 cooperativas; en 2013, de 20.4%,
al apoyar a 122; en 2014, apenas alcanzó 5.03% con 30 cooperativas y, en 2015 se ubicó en 22.4%,
al canalizar recursos para 134 cooperativas. Esto significa que los recursos destinados al ppfic, en sus
mejores años (2013 y 2015), no han logrado superar el 25% del universo total, ni han satisfecho la
demanda anual solicitada; pues el apoyo es muy reducido.
En suma, el ppfic arrastra graves deficiencias que es imperativo superar y que podrían resumirse
del siguiente modo: a) el monto global a ejercer por el programa depende de gestiones extras con el
seguro de desempleo, lo cual hace que esté rodeado de incertidumbre, variando año con año; b) esta
tardanza en la gestión del recurso atrasa la apertura de ventanilla, lo cual empalma un ejercicio con
otro y demora el apoyo a las cooperativas; c) existe poca difusión del programa; d) no se cuenta con el
personal suficiente para agilizar los procesos de su gestión y operación; e) los montos globales a ejercer
anualmente, así como lo otorgado a las cooperativas resultan claramente insuficientes, no existiendo
líneas estratégicas de inversión ni instrumentos para generar y fortalecer cadenas productivas de valor;
f) la cobertura social es aún limitada y se aprecia una preocupante tendencia a la concentración regional
en pocas delegaciones; g) la política de financiamiento sigue un patrón único e indiferenciado, sin tomar
en cuenta las condiciones de solidez financiera que presentan las distintas cooperativas; h) las reglas de
operación están plagadas de procedimientos burocráticos difíciles de cumplir para muchas cooperativas,
e i) el peso de la cultura asistencialista y el cáncer de la corrupción dan pie a la formación de cooperativas
que se crean con la única finalidad de solicitar el recurso.
Comercialización
En cuanto a proveeduría, cabe destacar que en marzo de 2007 se publicó en el número 44, de la
godf, el primer aviso por el que se daba a conocer el listado de posibles cooperativas que podían
ofertar bienes y servicios al GDF. Para diciembre de 2012, los listados de cooperativas llegaron a 16
y el número de éstas superó las 300; sin embargo, en la práctica, las cooperativas, comparativamente
con las empresas privadas con las que tienen que competir, se han beneficiado muy poco de esta
medida, debido a la baja capacidad productiva de las cooperativas; y a que los criterios fijados para las
44 Memoria del taller sobre Políticas Públicas de Fomento Cooperativo en el Distrito Federal.
94
adquisiciones, son muy rigurosos y difíciles de cumplir, amén de que los pocos contratos que se realizan,
establecen plazos de pago a los proveedores demasiado largos.
Interlocución
En la primera etapa, que va de 2000 a 2006, la interlocución del gdf con el movimiento cooperativo,
se realizó en forma directa con los organismos de integración cooperativa, teniendo como marco de
referencia el convenio de colaboración suscrito en 2002 y, en la segunda etapa, que se extiende de
2007 a 2015, a través del ccfcdf. En el transcurso del segundo periodo, se conformaron dos consejos
consultivos. El primero funcionó del 7 de marzo de 2007 al 28 de julio de 2011; el segundo, del 29 de
julio de 2011 al 28 de julio de 2015. Enseguida se analiza el desempeño de cada uno de estos consejos.
Para la evaluación del desempeño del primer ccfcdf es importante tener presente el marco jurídico
que le da sustento. Al respecto, la lfcdf, en su artículo 21, previene la constitución del ccfcdf, como
un órgano de consulta en la materia; además, dispone que el reglamento de la propia ley regule el
procedimiento de elección, la organización y su funcionamiento.
Además, el reglamento de la lfcdf de 2006, en sus artículos 22, 23 y 24, especifica como
integrantes del consejo: a) el jefe del gdf, directamente o por su suplente, quien fungirá como
presidente; b) el secretario de Gobierno, a través del subsecretario del Trabajo y Previsión Social; c)
los secretarios de Desarrollo Económico, Desarrollo Social y Finanzas, directamente o por quienes
designen; d) dos representantes de cada uno de los organismos cooperativos, domiciliados en el
df; e) tres representantes de las instituciones de asistencia técnica del movimiento cooperativo, y
f) cinco representantes relacionados con cooperativas.
Con base en la normativa antes indicada, el 26 de enero de 2007 (GODF, número 23-Bis), el
jefe de gdf, Marcelo Ebrard Casaubon, publicó la convocatoria para la selección de integrantes del
ccfcdf. El 7 de febrero de 2007, se publicó, tanto en la página de Internet del gdf como en la godf,
la lista de personas seleccionadas para integrar el Consejo Consultivo, el cual se conformó con
un total de 47 personas (32 hombres y 15 mujeres), en calidad de consejeros con derecho a voz y
voto; quienes representaban a 24 cooperativas y organismos de integración, seis organizaciones
de asistencia técnica al cooperativismo, 12 organizaciones con prácticas cooperativas y cinco
funcionarios del gdf. El ccfcdf se instaló el día 8 de febrero en el Museo de la Ciudad de México,
con la asistencia de todos.
Desde la primera reunión del consejo (7 de marzo de 2007), se expresó una diferencia de
interpretación, entre las autoridades de la styfe y algunos integrantes del ccfcdf, en torno a las
atribuciones de éste. Para algunos consejeros, todos los proyectos a ejecutar por la styfe deberían
analizarse y aprobarse previamente en el Consejo. En cambio, para las autoridades, las funciones
del ccfcdf se limitaban a la emisión de opiniones, sugerencias y recomendaciones respecto a las
acciones de política pública; pero, la decisión final recaía en los funcionarios de la styfe.
Así, este primer Consejo Consultivo, dada su inexperiencia y composición heterogénea, tuvo
muchas dificultades para el desempeño de sus funciones, al pretender convertirlo en un órgano
colegiado de gobierno para la definición y evaluación de las ppfc y, además, porque no se respetó
el reglamento en cuanto a su integración y operación; por lo que no se permitió el acceso de más
95
personas, manteniéndose los originales 47 durante cuatro años45.
En total, este Consejo efectuó 16 sesiones de trabajo (13 ordinarias y 3 extraordinarias). Pero,
muy pronto, a partir de la segunda sesión ordinaria, se empezó a convertir en una arena de
discusiones bizantinas, en la que se tomaron acuerdos que a menudo no fructificaron. Debido a
ello, algunos consejeros dejaron de asistir a las sesiones, por lo que el quórum fue decreciendo.
De este modo, habiendo tenido un quórum de 45 consejeros en su primera sesión, concluyó su
ciclo con la asistencia de tan solo 11 consejeros. El dato anterior resulta relevante pues, según lo
establece el reglamento, para que tuvieran validez los acuerdos tomados, el quórum en primera
convocatoria, debía ser de 50% +1, es decir, 24 consejeros/as. Luego, en segunda convocatoria,
se podía sesionar con los consejeros que estuviesen presentes.46 De esta suerte, se constató que
únicamente las primeras cuatro sesiones estuvieron concurridas. En cambio, más de la mitad (12)
estuvieron sesionando con menos de 24 personas, lo que afectó el carácter representativo de las
decisiones tomadas.
Este segundo Consejo, hasta junio de 2015, realizó 11 sesiones de trabajo, (9 ordinarias y 2
extraordinarias). Es relevante señalar que con excepción de la décimo novena sesión ordinaria, el resto
tuvo un quórum que osciló entre los 22 y 35 consejeros, lo que es sintomático de un mayor compromiso
45 Dicha prolongación en el cargo de los integrantes del primer CCFCDF obedeció al hecho de que cuando se publicó el segundo reglamento
de la LFCDF ya llevaban un año en funciones, de tal modo que lo dispuesto en el segundo párrafo, del artículo 16 del nuevo reglamento,
que a la letra señala que “Los Consejeros durarán en su encargo tres años con derecho a ser reelectos de forma inmediata por otro periodo
igual”, no podía aplicarse retroactivamente y, en consecuencia, se determinó que los consejeros quedarán vigentes durante un período que
abarcaría del 9 de junio de 2008 al 9 de julio de 2011.
46 Como estrategia para realizar las reuniones y validar los acuerdos del CCFCDF, se hacía el llamado a la primera y segunda convocatoria, el
mismo día, pero en horarios diferentes.
47 La lista de 30 consejeros entonces aprobada se publicó en la GODF, de fecha 11 de agosto de 2011.
48 Acta de la décima quinta sesión ordinaria del CCFCDF, celebrada el 11 de julio de 2012.
96
de los integrantes del segundo ccfcdf y de un ambiente más estable para sus funciones.
Durante el primer semestre de 2015, se iniciaron los trabajos para la conformación del tercer ccfcdf.
Para tal efecto, se realizó un diagnóstico de cada uno de los integrantes del ccfcdf, mismo que puso
de manifiesto que en la integración de los dos consejos consultivos, existentes, no se habían respetado
las disposiciones del reglamento de la lfcdf, y que varios de los consejeros que llevaban en funciones
dos períodos consecutivos, debían ser removidos. En la xxii sesión ordinaria del ccfcdf, (16 de junio de
2015), se presentaron estos resultados pero no se llegó a acuerdo alguno y se propuso que el tema se
tratará en la comisión de organización interna, la cual debía presentar una propuesta de reestructuración
del ccfcdf en la siguiente reunión ordinaria, la que hasta hoy aún no ha sido convocada.
Cabe apuntar que, al igual de lo que había ocurrido con el primer Consejo, el jefe de Gobierno en
turno, Miguel Ángel Mancera, no se presentó en ninguna de las sesiones del ccfcdf y de igual forma los
titulares de la sedeso, la sedeco y la Secretaría de Finanzas.
No obstante, este segundo ccfcdf logró algunos aciertos, tales como: sostenerse como espacio
de discusión e incidencia en las políticas públicas dirigidas al sector cooperativo del df; elaboración
de propuestas concretas para los poa anuales; integración de diversas comisiones de trabajo y de
representación ante instancias del gobierno local y la aldf, y participación activa en la formación de los
consejos consultivos delegacionales, logrando pasar de tres Consejos Consultivos Delegaciones en
2014, a diez, hacia septiembre de 2015.
Visto en perspectiva, la formación del ccfcdf a partir del año 2007 y con vigencia hasta el día de hoy, ha
sido útil en la toma de decisiones colectivas basadas en el diálogo y el consenso. Por ello, apoyándonos
en la noción de Redes de Políticas Públicas expuesto por Cristina Zurbriggen (1996: 185), podemos
estimar que el CCFCDF, ha operado como una activa red social que ha sostenido interacciones más o
menos estables a través de las cuáles ha logrado dirigir, coordinar y controlar “los recursos materiales o
inmateriales en un ámbito de política pública de interés común”.
CONSIDERACIONES FINALES
Para la valoración de la experiencia del df es importante tomar en cuenta que la sustentabilidad a
largo plazo y, por ende, el éxito de toda ppfc depende de la conjunción equilibrada de tres factores
fundamentales: el marco normativo, los fondos públicos y las estructuras de soporte. Este último factor
presupone la existencia de instituciones fuertes y transparentes y un movimiento cooperativo unido e
integrado.
Con base en las consideraciones anteriores, se constató que a nivel de la relación entre el movimiento
97
cooperativo y el GDF en la última década y media, las PPFC han estado marcadas por el signo de la
discontinuidad y la falta de estabilidad a largo plazo. Ello en parte por la disgregación del movimiento
cooperativo y, también, por los continuos cambios de escenarios políticos, económicos y legales. Como
consecuencia de lo anterior, el movimiento cooperativo no ha contado con un marco legal, social y político
estable al cual atenerse, ni tampoco con suficientes fondos públicos y adecuadas estructuras de apoyo.
Pero, paradójicamente en el df, a pesar de los 15 años de experiencia acumulada, las ppfc manifiestan
aún un carácter incipiente y poco institucional, expresado en voluntarismo, improvisación y sujeción a
intereses políticos de grupo o facción partidaria. Por tanto, es evidente que el déficit más importante se
sitúa a nivel de los fondos canalizados para el fomento cooperativo, los cuales siguen siendo insuficientes
y raquíticos en comparación con los asignados a las empresas del sector privado o a los programas
asistencialistas del gdf.
La investigación realizada permite concluir que, visto en una perspectiva de largo plazo de 15 años
que van de 2000 a 2015, en el D.F., ha existido capacidad de incidencia del movimiento cooperativo
local –dentro de ciertos límites y contradicciones– en el proceso de construcción de políticas públicas del
sector. Sin embargo, esta incidencia no ha sido suficiente para superar las dos deficiencias principales
que presentan las ppfc en el df y que tienen que ver con falta de continuidad y la descoordinación
institucional. Dichos problemas tienen efectos diversos, entre ellos, la marcada concentración de las
acciones de fomento cooperativo en un número reducido de delegaciones; el establecimiento de metas
anuales conservadoras, en todos los componentes, particularmente en el de financiamiento, dada la
estrechez de los recursos disponibles, y el no aprovechamiento de oportunidades que ofrece el entorno
económico y social para hacer avanzar el movimiento cooperativo, así como la formulación de una
política específica de rescate y reconversión de empresas públicas y privadas en cooperativas, tal como
está ocurriendo en países de Europa y América Latina.
En conclusión, es indudable que se requiere dar un salto de calidad en los procesos de diseño, ejecución
y evaluación de las ppfc en la Ciudad de México. Sin embargo, para lograr lo anterior es imprescindible
que, por una parte, el movimiento cooperativo, avance en sus procesos de integración sectorial y que logre
consensuar una visión estratégica, que sirva de guía a la implementación de ppfc en el futuro inmediato.
Por otra parte, el gdf, acatando las disposiciones de la lfcdf debería ser capaz de superar sus añejos
problemas de coordinación institucional y plantearse seriamente la implementación de ppfc en la Ciudad
de México, como una política estable y de larga duración. Así, si ambos actores avanzan en el sentido
señalado estarían en condiciones de suscribir un pacto o acuerdo formal y público a favor del fomento
cooperativo que permitiera la elaboración de un plan de desarrollo cooperativo de largo plazo, de al
menos una década. La firma del pacto señalado tendría además otros efectos positivos como los relativos
a suscitar la atención y apoyo de diversos actores sociales e institucionales no solamente al interior
de la ciudad, sino a nivel nacional e internacional y la posibilidad de evaluar y renovar periódicamente
su contenido bajo el escrutinio de múltiples voces y miradas, convirtiendo al fomento cooperativo en
una política de carácter realmente público, al servicio de la sociedad civil organizada y despejando, al
mismo tiempo, toda duda o suspicacia relativa a simulación de la PPFC o de uso instrumentalizado del
cooperativismo por parte del GDF .
98
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99
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Reglas de Operación del Programa para la Promoción, Fortalecimiento e Integración Cooperativa (PPFIC),
2012. GODF, número 1451, 2 de octubre de 2012.
100
Promoción del modelo cooperativo en el ámbito de
educación formal secundaria tecnico profesional
Análisis de las bases de una política pública en Chile
en base al modelo de Cooperativas Escolares49
Eje Tres: Relaciones de la Economía Social Solidaria con el Estado y las Políticas Públicas
para su desarrollo
RESUMEN
El modelo empresarial cooperativo desde sus orígenes a mediados del siglo XIX ha tenido a la educación
como uno de sus principios rectores y que permiten reconocer a este tipo de emprendimientos basados
en la ayuda mutua, la participación y la solidaridad. Este atributo ya estaba presente en los principios
de acción de la primera cooperativa moderna, como lo fue la Cooperativa de los Equitables Pioneros de
Rochdale
En las primeras décadas de desarrollo del sector cooperativo este principio de la educación cooperativa
estuvo pensado como parte de procesos de educación de adultos, siendo en este sentido las cooperativas
y las mutuales baluartes en los modelos iniciales de educación de adultos de carácter nocturno.
En estas primeras experiencias se partía de la base que para que los socios y directivos de una
cooperativa pudieran ser exitosos en su actuar, estos tenían que tener claridad tanto en el manejo de su
propia organización como también de lo que era particular del modelo cooperativo.
Con el correr del tiempo y hasta llegar a la Declaración de Principios e Identidad de las Cooperativas
de la Alianza Cooperativa Internacional, aprobados en su Congreso de Manchester del año 1995, se
ha profundizado y perfeccionado el sentido del principio de educación cooperativa, de modo que esta
debiera abarcar en la actualidad no solo la educación cooperativa a los socios, sino que la capacitación
y perfeccionamiento a los directivos y empleados como también sistemas de información públicos hacia
la comunidad en general.
49 Se deja constancia que el desarrollo del estudio en que se basa la presenteinvestigación, ha contado con el apoyo de la Vicerrectoria de
Investigación, Desarrollo e Innovación, VIDREI, de la Universidad de Santiago de Chile, a través del proyecto DICYT Nº O31773T “Desarrollo
de la cultura del emprendimiento en liceos de enseñanza media técnico profesional”, cuyo investigador responsable es el profesor Jorge
Torres.
101
Una derivación en la aplicación de este principio ha sido el extender la educación cooperativa hacia el
sector de la educación formal en todos sus niveles: infantil, primaria, secundaria y superior, de modo que
tanto los valores como los modelos de gestión puedan ser conocidos y promovidos en todas las etapas
de la educación formal, evitando de este modo las distorsiones que se generan al promover el modelo
solo a nivel de adultos, cuando estos ya están formados con otros modelos de empresa y otros valores
en la actuación social global.
La reflexión se extiende finalmente por una parte al impacto que tiene este tipo de procesos en los
procesos globales de aprendizaje de los estudiantes, como también en su relación con los planes y
programas curriculares formales en diversas áreas de aprendizaje.
102
1) ECONOMÍA SOCIAL Y DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES EMPRENDEDORAS
ASOCIATIVAS Y COLECTIVAS
En esta sección se presentan de forma sintética, en primer lugar, la caracterización general de las
empresas de economía social. En segundo lugar, se presentará una síntesis de las teorías sobre el
emprendimiento50 , para finalizar en una tercera sección con una presentación general una tipología de
los emprendedores según el tipo de empresas o entidad.
Desde finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, en el campo de los intelectuales pero también de
los gestores de las empresas de la economía social, ha existido y sigue existiendo un fuerte debate
tanto sobre las características de las empresas de economía social, como de su relación con el entorno
económico, especialmente referido a su relación con la economía de mercado y el modelo capitalista,
como también a la identificación del tipo de entidades o organizaciones que debieran ser incorporadas
en el sector de la economía social.
Conocemos por economía social, un sector de la economía que presenta ciertos caracteres homogéneos
que le diferencian por su fin y por su estructura de otros sectores como son el público o el capitalista. Este
sector también recibe la denominación de Tercer Sector, Economía Solidaria, Empresa Social, Sector No
Lucrativas, o Economía Participativa, que con matices, vienen a definir la misma realidad económica51.
Las características que definen a este sector de la economía afectan, como decimos, a su fin y a su
estructura. Su finalidad es siempre el servicio a sus miembros y/o a la colectividad, y no la obtención
de un beneficio económico para retribuir la inversión de capital, finalidad que caracteriza a las empresas
capitalistas.
Atendiendo al fin de las organizaciones de economía social, Benedetto Gui (s/f) distingue entre
organizaciones de interés general (donde los beneficiarios de la actividad empresarial son diferentes del
grupo de personas que la controlan) y organizaciones de interés mutualístico (donde los beneficiarios de
la actividad son el mismo grupo de personas que la dirigen). Así, serían organizaciones de interés general
las fundaciones o las asociaciones, y serían organizaciones de interés mutualista las cooperativas,
sociedades anónimas laborales52, mutuas y mutualidades.
Primacía del hombre y del objeto social sobre el capital, a excepción de las fundaciones todas son
empresas de personas.
Adhesión voluntaria y abierta y control democrático por sus miembros desde la base.
Conjunción de los intereses de los miembros usuarios y/o del interés general.
Defensa y aplicación del principio de solidaridad y de responsabilidad.
50 Ocupamos aquí el concepto de emprendimiento como sinónimo de la palabra anglosajona de entrepreneurship, pues en los países de
América Latina es la mayor difusión, aunque no la única.
51 Para el análisis de estos conceptos ver Radrigán, M. y Barría , C. 2006.
52 Para el caso de España.
103
Autonomía de gestión e independencia de los poderes públicos.
La mayor parte de los excedentes se destinan a la consecución de los objetivos a favor del desarrollo
sostenible, el interés de los servicios a los miembros y el interés general.
De forma complementaria a los debates sobre la caracterización de las entidades de la economía social,
se ha desarrollado una confrontación de ideas sobre cuál es la relación entre este tipo de entidades y
el modelo de economía de mercado y de entorno capitalista. Tal como señala Monzón Campos (1989:
24), las empresas cooperativas y de economía social surgen con el capitalismo moderno en el contexto
de la revolución industrial, pero desde el momento mismo de surgimiento han existido distintas visiones
sobre cuál es el rol y la relación de este tipo de empresas con la economía de mercado y con el modelo
capitalista:
a) Por una parte, tanto a nivel de los propios gestores de empresas de economía social, como de los
investigadores e intelectuales de este fenómeno, se ha planteado a la economía social como una opción
alternativa al modelo capitalista imperante, al cual se le declara injusto e inhumano. Las empresas de
economía social y las cooperativas estarían llamadas a generar otra forma de sociedad y un modelo
económico basado en la solidaridad y en la participación democrática.
b) Para otros, el sector de economía social estaría llamado a ser un factor de corrección de los fallos
del modelo capitalista, logrando con ello una mayor equidad y distribución de la riqueza, pero sin implicar
ello un cambio global del modelo de desarrollo imperante en el mundo en los últimos 200 años.
c) Finalmente para otros autores, es importante reconocer la existencia a nivel mundial de modelos
de desarrollo económico-social de carácter plural, en donde, en función de las realidades particulares de
cada país o región, se generan diversas formas de interrelación entre el sector público, el sector privado
capitalista y el sector de economía social (ver por ejemplo, Noya, A. y C.Nativel, 2003), en lo que ha
venido en identificarse con el planteamiento de la “economía plural”.
El debate entre estos tres planteamientos, y diversas propuestas que de ellos se derivan, siguen en
pie, y sufren diversas reelaboraciones en los diferentes países según sus circunstancias particulares.
Mutuales
Cooperativas
Fundaciones sin ánimo de lucro
Corporaciones privadas
Asociaciones comunitarias
Asociaciones gremiales
Entre otras.
Uno de los principales componentes y centro del modelo de desarrollo capitalista corresponde a la
104
figura del empresario, aquella persona capaz de identificar una idea y llevarla a la práctica en la forma
de una empresa.
Sin embargo, la reflexión acerca de las características de este personaje tan singular y sus modos
de actuar y de relacionarse con el medio, por lo menos de forma sistemática, es bastante más reciente
que el ciclo de desarrollo económico de los últimos 200 años. Y aún es más reciente la literatura que
diferencia el concepto de empresario del concepto de emprendedor.
Si bien como señala Levesque (2002:9), se puede encontrar una primera referencia al concepto de
emprendedor en la obra de Richard Cantillon del año 1735 “Ensayo sobre la naturaleza del comercio
en general”, en donde ya se destacan las características individuales de racionalidad y gusto por la
incertidumbre (propias también de las acciones bélicas), y también en académicos tan respetables como
Max Weber o Joseph Schumpeter, que constituyen obras clásicas en la investigación de la sociedad
capitalista el primero, y en el análisis de la empresas en la economía de mercado el segundo, es solo en
épocas recientes que se desarrolla una investigación más fondo sobre las características y cualidades
del emprendedor.
Tal como ha señalado Orellana Zambrano (2005:2-3), existen dos grandes enfoques a la hora de
identificar las teorías explicativas del desarrollo empresarial y de la conducta emprendedora:
A su vez, en relación al enfoque socio-cultural, se pueden distinguir las siguientes teorías generales:
a) Teoría institucional, que pone énfasis en las condiciones del ambiente general en el cual se puede
desenvolver las empresas: normas, leyes, ordenamiento administrativo, etc.
b) Teoría de la marginación, que pone énfasis en los eventos que desencadenan las iniciativas
emprendedoras, que muchas veces implican una crisis o un quiebre con una situación anterior:
desempleo, quiebra, migración, etc.
d) Teoría del rol, que pone énfasis en las dimensiones territoriales y de especialización geográfica
para el desarrollo de iniciativas emprendedoras.
e) Teoría de las redes, que pone énfasis en los niveles y tipos de vínculos en los cuales las personas
se mueven, y que pueden ser un factor vital a la hora de generar un emprendimiento.
105
2.3.- Tipos de entrepreneurship según tipo de empresa: capitalista, social y asociativo-colectivo
Complementariamente a lo anterior, en los últimos años se ha venido prestando una mayor atención a
los rasgos de los emprendedores según el tipo de contexto empresarial-organizacional en el cual estos
desarrollen sus iniciativas emprendedoras.
Desde un inicio en el cual se ponía el énfasis casi exclusivamente en el análisis de las experiencias
innovadoras y emprendedoras a nivel de la empresa privada capitalista clásica, en la actualidad se ha
ampliado el enfoque a diversos tipos de emprendedores, incluso poniendo énfasis en los distintos tipos
de emprendedores al interior de la empresa privada clásica.
Siguiendo en esto a Levesque (2002:9-22), se podrían distinguir tres grandes tipos de emprendedores:
Sin embargo, aunque el emprendedor social sea capaz de movilizar activamente diversas energías
y recursos de su entorno, su “empresa social”, estará centrada en su persona y sus capacidades, a lo
menos inicialmente.
Para los fines del presente trabajo, es interesante esta distinción entregada por Levesque, pues permite
orientar la reflexión de las iniciativas desarrolladas en diversos países, en el campo de emprendimientos
asociativos juveniles.
No es el objetivo central del presente artículo realizar una presentación en detalle de la relación existente
entre los procesos educativos formales e informales y el desarrollo de las habilidades y competencias
emprendedoras en sentido amplio.
Quizá en los últimos 20 años está temática a nivel global ha ido adquiriendo cada vez más importancia
106
tanto para los gobiernos, las entidades empresariales y para el mismo mundo de la vida escolar, pero
aún falta mucho camino por recorrer.
En todo caso cabe destacar una parte de las conclusiones del Grupo de Expertos convocados por la
Comisión Europea para hacer un diagnóstico de la cuestión (Comisión Europea, 2002:7):
Más allá del debate sobre lo que falta por avanzar y reflexionar en el campo de la relación entre
ámbito educativo y el desarrollo de las capacidades emprendedoras, es importante presentar una breve
clasificación del tipo de actividades posible identificar en esta temática:
107
acción como de investigación, con sus respectivos impactos en el mundo de la economía social y cooperativa.
Teniendo en cuenta los antecedentes anteriormente expuestos, y de modo de ilustrar las posibilidades
que tiene la relación entre el sistema educativo y la promoción del espíritu emprendedor desde una óptica
asociativa, hemos seleccionado 4 experiencias de 4 países, que permiten vislumbrar las posibilidades
existentes en la actualidad en este campo de acción y de investigación.
La Ciudad Industrial del Valle del Nalón, S.A.U. (VALNALÓN) es una sociedad de gestión que nace en
1987 dependiente del Instituto de Fomento Regional (hoy IDEPA) organismo de desarrollo económico
de la Consejería de Industria y Empleo del Gobierno del Principado de Asturias con un objetivo concreto:
diseñar y llevar a cabo un proyecto de regeneración, promoción y dinamización industrial en la Cuenca
del Nalón, aprovechando el suelo y los edificios que ocupaban una antigua fábrica siderúrgica, cerrada
en 1984. Esta factoría fue creada por Duro Felguera y trasferida a ENSIDESA en 1967.
Desde entonces, la Ciudad Industrial de Valnalón ha evolucionado al ritmo de los cambios que le toca
vivir hasta convertirse en Ciudad Tecnológica Valnalón. Se han alcanzado muchos de los objetivos
iniciales, orientados principalmente a provocar un cambio cultural en el seno de la Región, donde
existía muy poca tradición emprendedora y es necesario favorecer la aparición de personas con perfil
emprendedor como paso previo, incluso, a la creación de empresas.
Como respuesta a esta necesidad. Valnalón diseñó en 1990 un proyecto formativo, denominado
CADENA DE FORMACIÓN DE EMPRENDEDORES y buscó la colaboración de la Consejería de
Industria y Empleo y de la Delegación Provincial del Ministerio de Educación y Ciencia (hoy, una vez
consumadas las transferencias del Gobierno Central al Autonómico, Consejería de Educación y Ciencia).
Dicha Cadena tiene su primer eslabón en la Educación Primaria, y el último, en la consolidación de la
empresa.
El objetivo del proyecto formativo ha sido motivar, formar, orientar y apoyar a los futuros emprendedores,
al profesorado y a los padres y madres de alumnos.
Dependiendo de Valnalón:
Un Centro de Creación de Empresas con capacidad para 40 empresas.
Una Incubadora de Empresas Tecnológicas “INCUVATIC I” con espacios totalmente equipados y
capacidad para 11 empresas.
108
Una Promoción Pública de Pequeñas Naves Industriales, con una superficie de 6.000 m2 que se
entregó a los usuarios en mayo de 2003, en régimen de alquiler con opción a compra.
Dependiendo de la Consejería de Industria y Empleo
Telecentro (Espacio dedicado a poner las nuevas tecnologías al alcance de todos los ciudadanos)
Un Centro SAT (Servicios Avanzados de Telecomunicaciones) para asesorar a las empresas sobre el
uso de las Nuevas Tecnologías.
Dependiendo de la Consejería de Educación y Ciencia
Un Centro Integrado de Mantenimiento y Servicios a la Producción. (MSP)
Un Centro Integrado de Comunicación, Imagen y Sonido. (CIS)
Una Escuela de Hostelería
Un Centro de Profesorado y Recursos (CPR). .
Dependiendo del Ayuntamiento de Langreo
Un Polígono Industrial con 32 empresas ubicadas
Una Incubadora de Empresas Tecnológicas (INCUVATIC II) con capacidad para 18 empresas, que es
gestionada por Valnalón y que se ofrece a los clientes en régimen de alquiler con opción a compra.
Para los años 2005 – 2006 registra una participación de más 16.000 personas, considerando profesores,
estudiantes y sus familias. A continuación se describe sintéticamente los diversos programas de acción
en desarrollo:
a) Emprender en mi escuela
Esta iniciativa integra educación y empresa al servicio, entre otros fines, de difundir cultura emprendedora
entre los niños, utilizando la creación, en cada clase, de una cooperativa escolar de fabricación de
productos como hilo conductor. En definitiva, un reto pedagógico que engarza el mundo de la empresa
y el de la educación.
El proyecto educativo de cooperativas escolares se viene desarrollando desde 1988 en las escuelas
de los municipios asturianos de Laviana y Sobrescobio. Aunque nació como un proyecto de educación
para el consumo, la estrecha colaboración, desde 1996, entre el profesorado de estos centros docentes,
pertenecientes al Colegio Rural Agrupado (CRA) y Valnalón hizo que con el tiempo se reorientase el
proyecto hacia lo que es hoy: un 80 % educación para emprender y un 20 % educación para el consumo.
Más tarde, en 1999, Valnalón, en colaboración con la Agencia de Desarrollo Local de Tineo, traslada la
experiencia educativa a los centros docentes de este municipio, donde la bautizan con el nombre “La
Empresa en la Escuela”. En los cursos sucesivos, se van incorporando escuelas de distintos municipios
asturianos.
Programa educativo dirigido a niños/as de 8 a 11 años, y su objetivo general es desarrollar espíritu
emprendedor adquiriendo hábitos y conductas, de forma autónoma a través del desarrollo de las
capacidades emprendedoras.
109
mejor la situación de las personas que viven allí. Durante el curso los alumnos y alumnas gestionan una
asociación escolar. Mantienen contactos con otra asociación escolar de otro país. Juntos y asesorados
por una ONG sobre un determinado proyecto de necesidad, emprenden acciones -cada cual en su país-
para obtener fondos y colaborar con dicho proyecto.
Corresponde a un programa educativo dirigido a jóvenes de 13 a 15 años, cuyos objetivos generales
son:
Familiarizarse con los conceptos de participación social y cooperación al desarrollo.
Conocer el funcionamiento y gestión de ONGD´s y asociaciones sin ánimo de lucro.
Desarrollar capacidades relacionadas con los emprendedores sociales: creatividad, observación y
exploración, análisis y síntesis del entorno., trabajo en equipo y toma de decisiones.
Utilizar las nuevas tecnologías como parte integrante del proceso de enseñanza-aprendizaje.
d) Taller de empresarios
Corresponde a un programa formativo dirigido a jóvenes de 17 a 25 años, y que tiene por objetivos
generales sembrar inquietud empresarial entre los jóvenes, y apoyar a aquellas personas que por sus
cualidades pueden llegar a ser emprendedores.
Para ello se les facilita información, asesoramiento y apoyo a lo largo de un período de tiempo, y
además otro objetivo del proyecto es descubrir e identificar las capacidades y potencialidades propias
y las características del entorno sociolaboral, relacionándolas para establecer objetivos personales y
profesionales de futuro y considerando el autoempleo como opción.
110
su objetivos generales es reproducir contextos y situaciones que conduzcan a la generación de una
microempresa educativa mediante el desarrollo de competencias emprendedoras, entendiendo como
tales la adquisición de destrezas, actitudes y la formación en valores.
Corresponde a un programa formativo dirigido a jóvenes universitarios, y que tiene por objetivo
general descubrir e identificar las capacidades y potencialidades propias y las características del
entorno sociolaboral, relacionándolas para establecer objetivos personales y profesionales de futuro y
considerando el autoempleo como opción
Fundada sobre la doble influencia de Ferdinand Buisson (Director de Enseñanza Primaria) y de Charles
Gide (profesor del Colegio de Francia y economista de la cooperación), la OCCE es en la actualidad
una Federación Nacional de 101 asociaciones departamentales que reúnen a sus miembros, ya sean
estas personas mayores o menores de la educación pública, que se agrupan en cooperativas escolares
o otros medios cooperativos en más de 55.000 establecimientos educacionales, y asociando de esta
forma a más de 4 millones de personas.
Para la enseñanza primaria y secundaria, las cooperativas escolares diseñan las clases que se
organizan pedagógicamente según los principios de la cooperación en la escuela, que corresponde a un
método activo de educación moral, cívica e intelectual.
Durante el segundo ciclo, las empresas cooperativas son tomadas por agrupaciones voluntarias de
estudiantes, lo anterior significa que los estudiantes, reparten la mayor parte del tiempo en el seno de
clubs y de talleres generados para ello.
Por otra parte, gracias a los proyectos puestos en marcha en su seno, que requieren la participación
real de los estudiantes, las cooperativas escolares, desde sus orígenes, contribuyen en gran medida al
111
mejoramiento de sus condiciones de aprendizaje promoviendo los métodos activos de educación.
3.2.2.- ¿Qué es aprendizaje cooperativo?
Todavía hoy, las clases cooperativas, el semillero cooperativo, continua siendo verdaderos laboratorios
de otra « manera de aprender ».
El aprendizaje cooperativo es un aprendizaje construido en conjunto, en interacción, un aprendizaje
que se construye a través de una experiencia activa, que implica la confrontación de puntos de vista, la
justificación de comportamiento, la validación de hipótesis. Un aprendizaje que permite la construcción
activa de conocimiento, el descubrimiento del otro y el aprendizaje del debate democrático. Si fuera
posible sintetizar la Cooperación en la Escuela, esta sería: aprender a vivir en cooperación, que significa
aprender a vivir con los demás, por los otros, para los otros y no contra los otros.
Tal como se ha señalado en la presentación general de la OCCE, esta entidad tiene una acción que
cubre todo el territorio nacional francés, y en cada escuela se realizan diversas actividades en función de
su propia realidad. Sin embargo, la OCCE impulsa una serie de actividades a nivel nacional, como son:
a) ÉTAMINE, Jóvenes Autores y Lectores de la OCCE, tiene por objetivo valorizar, promover y
organizar la creación, realización y el intercambio de libros, ampliar la comunicación entre los cursos, y
así promover el encuentro entre los escritores, los ilustradores y los editores. La evaluación cooperativa
de las producciones se realiza a través de jurados de niños, que a través de esta actividad desarrollan
su espíritu crítico y el respecto por el otro.
b) Semana de la Cooperación en la Escuela, a partir del año 2001, cada año la OCCE y la Grupo
Nacional de la Cooperación, GNC, organizan la Semana de la Cooperación en la Escuela. La Semana
de la Cooperación está abierta a todos los estudiantes de primaria y secundaria, como también a la
educación infantil y también al Liceo.
La Semana de la Cooperación en la Escuela tiene por objetivo sensibilizar a los jóvenes, al mundo
educativo y al gran público sobre la pedagogía cooperativa y sobre la cooperación, a la vez que favorecer
el encuentro con las empresas cooperativas.
Esta manifestación, sostenida en los últimos años por los Ministerios de la Juventud, de la Educación
Nacional y de la Investigación y por la Delegación Interministerial de la Innovación Social y la Economía
Social, da lugar a numerosas acciones e iniciativas en los cursos y en los establecimientos escolares,
orientados a promover los valores y las estructuras cooperativas.
c) Festival de Video Escolar, respalda, a partir del año 1988, la promoción y la difusión de las
producciones de los estudiantes desde el nivel infantil hasta el liceo. Las películas y videos son copiados
en DVDs de recopilación que permiten un funcionamiento deslocalizado de los jurados, que están
compuestos por profesionales y por dos jurados estudiantes (autores y críticos). Las películas y videos
seleccionados se transforman en un soporte de motivación para la educación en lenguaje y un elemento
para la crítica de la imagen en movimiento.
d) Concurso Nacional de Escuelas Floridas, organizada ya por más de 30 años por la OCCE con
el apoyo del Ministerio de Educación Nacional, la operación Escuelas Floridas es un proyecto educativo
de aprendizaje a través de la jardinería. Actuar y mejorar su entorno directo, respetar el trabajo de cada
uno a través de un trabajo común, observar la grandeza de la naturaleza a través de las estaciones y de
la vegetación, aprender jardinería, son los elementos claves de la operación “Escuelas Floridas”.
112
e) THEA, es una de las más recientes acciones nacionales impulsadas por la OCCE, bajo la idea
que el teatro es un proyecto cooperativo. THEA se dirige a todos los niveles educativos adherentes a la
OCCE, que se comprometen a desarrollar un proyecto colectivo de teatro en el corazón de una dinámica
nacional.
Las prácticas artísticas se deben apoyar sobre la filosofía de la cooperación en la escuela y se inscriben
en un proyecto de cada curso. La asociación estudiante-artista es un elemento esencial de esta práctica.
f) Línea editorial de la OCCE. Una de las publicaciones más reconocidas de la OCCE corresponde
a su revista bi-mensual “Animación y Educación”, que ya lleva más de 200 números editados. Para
muchos estudiantes y educadores se ha transformado en una de las revistas pedagógicas más leída y
apreciada en el mundo educativo. Esta revista se complementa con una serie de publicaciones como
una agenda escolar, material de trabajo para clases, afiches de promoción de los derechos de los niños,
entre otros.
Con la firma de este convenio de colaboración, ambas entidades dieron un gran paso en la difusión de
la educación cooperativa en la escuela.
Las actividades impulsadas en los últimos años en algunas regiones de Italia, han producido resultados
relevantes, en términos de publicaciones didáctico-pedagógicas.
Una particular sensibilidad en estas materias ha demostrado los entes regionales de Venecia y de
Trento, que ya habían propuestos instrumentos legislativos para favorecer y sostener la actividad de
educación cooperativa, reconociendo a su vez la sensibilidad de las autoridades educacionales de estos
territorios, lo que se traduce en que la Superintendencia Escolar provincial, crea la “Comisión por la
Educación Cooperativa”, cuyo rol fue el de proveer la iniciativas a nivel de las escuelas.
La firma de este protocolo ha dado una fuerte legitimidad al proyecto de educación cooperativa, a la
luz de una exigencia y de la riqueza de la renovación y de adecuación de la escuela a la realidad de un
mundo en continua mutación.
Para la realización de los objetivos previstos en el Protocolo el Ministerio de la Instrucción Pública ha
constituido un Comité Técnico-Administrativo, formado por representantes de la administración escolar y
del movimiento cooperativo. El Protocolo prevé por otra parte, que el Ministerio de la Instrucción Pública
pueda reconocer el valor pedagógico de las actividades realizas en el marco del acuerdo.
El movimiento cooperativo tiene la ocasión de tener una actuación completa actuación en el campo de
sus principios inspiradores, presentando a las nuevas generaciones jóvenes sus valores, posibilidades
y modelo de organización creíble, que logra conjugar democracia económica, eficiencia, productividad
y solidaridad.
La escuela permite contar con una amplia red de establecimientos a nivel nacional para realizar una
113
confrontación con la realidad económica-social, para conseguir que los estudiantes experimenten
vivencias concretas similares a las del mundo del trabajo.
El juego didáctico “Cooperación en la Escuela”, que puede obtenido en CD o bajado por Internet, que
corresponde a un juego didáctico interactivo que se puede jugar on – line, y que de forma lúdica permite
aprender las prácticas y valores de la cooperación.
Por otra parte, se han elaborado múltiples materiales pedagógicos orientados tanto a la familia, la
escuela como al medio en que cada escuela se desenvuelve.
En Chile el modelo de cooperativas escolares tuvo su origen a fines de la década de los 60, en un contexto
nacional de gran auge y desarrollo del modelo cooperativo, en el cual a través de un convenio entre
el Ministerio de Educación, la Cooperativa SODIMAC y el Instituto Chileno de Educación Cooperativa,
ICECOOP.
Fruto de este trabajo conjunto entre los años 1968 y 1975 se promovió y apoyo la constitución de
más de 130 cooperativas escolares en las diferentes regiones del país, incorporándose el modelo de
cooperativa escolar como un tipo más de actividad extraescolar. Lamentablemente esta iniciativa cayo
en el olvido y dejó de apoyarse a los inicios del Gobierno Militar
No fue hasta que inicialmente con la creación del Programa Interdisciplinario de Estudios Asociativos,
PRO-ASOCIA de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, en abril del año 1998,
y posteriormente a través del Centro Internacional de Economía Social y Cooperativa, CIESCOOP, de
la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile, que se retoma la
promoción del modelo de cooperativas escolares en Chile.
La falta de visibilidad del sector cooperativo en Chile, unido a su disminución cuantitativa en la década
de los 70 y 80, tuvo como consecuencia que para las nuevas generaciones de niños y jóvenes, este
opción de desarrollo empresarial que une objetivos económicos y sociales fuera casi completamente
114
desconocida53.
Lo anterior tiene un fuerte impacto en la falta de renovación en el sector cooperativo tanto a nivel de su
base social, dirigencial como de empleados y ejecutivos.
Durante el año 1998 se pone en marcha de forma piloto un proyecto de creación de cooperativas de
servicios escolares en dos comunas de la Región de Santiago, La Florida y Maipú, contando para ellos
con al apoyo financiero y técnico de dos de las mayores cooperativas de ahorro y crédito de Chile.
La idea era poner a prueba un nuevo modelo de cooperativismo escolar, similar al que había existido
en el país hasta mediado de la década de los 70, y que con el apoyo directo del Ministerio de Educación
y del sector cooperativo, impulsó la creación de más de 130 cooperativas escolares en Chile, ninguna
de las cuales se mantenía activa inicios de la década de los 90.
Esta iniciativa fue particularmente exitosa en la comuna de La Florida, donde se crearon 8 cooperativas
de servicios escolares, lo que dio pie a la firma inicial de un convenio entre la Universidad de Chile y
la Cooperativa de Ahorro y Crédito COOPEUCH, de 6 años de duración (2000-2005), para impulsar
este proyecto en 5 regiones del país, el cual se extendió de forma posterior hasta el año 2015. A la vez,
durante su desarrollo ha contado con el apoyo directo e indirecto del Ministerio de Educación de Chile,
de forma intermitente.
115
Existe un espacio válido y viable de interés de los niños y jóvenes de poder experimentar con formas
alternativas de empresas, a las que comúnmente muestran los medios de comunicación.
Los niños y jóvenes son perfectamente capaces de ser gestores de sus propias iniciativas empresariales,
habiendo llegado a constituirse en algunos casos en verdaderos referentes económicos, tanto a nivel de
sus establecimientos escolares, como de sus comunas.
El rol del profesor asesor al interior del establecimiento es fundamental, especialmente a la hora de dar
continuidad a la iniciativa, por el continuo egreso de promociones de jóvenes cooperativistas de cada
colegio (ver Radrigán et al, 2002).
Vinculado con el proceso general del proyecto de cooperativas de servicios escolares, a contar de fines
del año 2000, también desde PRO-ASOCIA en la Universidad de Chile, inicia el estudio de factibilidad de
adaptar este modelo al contexto de la educación superior, específicamente a nivel universitario.
Para estos efectos se toma contacto con la Sociedad de Cooperación para el Desarrollo Internacional,
SOCODEVI, institución quebequense relacionada directamente con el sector cooperativo de esta provincia
de Canadá, que desde mediados de los años 80 desarrolla una actividad continua en el campo de la
cooperación internacional, y cuyos socios son cooperativas o federaciones de cooperativas de Quebec.
Entre sus socios SOCODEVI cuenta con COOPSCO, la Federación de Cooperativas del Medio Escolar,
que reúne a más de 60 cooperativas que agrupan a 300.000 socios, especialmente del medio universitario
y de la educación post-secundaria.
Como resultados de esta primera etapa, y no sin dificultades, entre los años 2002 y 2005, se ponen en
funcionamiento 3 cooperativas de servicios universitarios, que han tenido que enfrentar diversos desafíos
entre los cuales se cuentan:
El desconocimiento casi completo de este modelo entre la juventud post-secundaria, tiene mayores
complejidades que a nivel escolar, pues se trata de personas con un mayor desarrollo y con una formación
superior.
Lentitud en la definición del proyecto empresarial mismo de la cooperativa, tanto por la competencia
externa, las diferentes opiniones entre los socios gestores como por la falta de antecedentes concretos.
116
Falta de apoyo y/o de claridad de las autoridades universitarias sobre el rol y potencial de las
cooperativas universitarias, que en ocasiones también entran en conflicto ya sea con áreas de negocios
de las propias universidades o en sus acuerdos con terceros proveedores de bienes y servicios a los
propios estudiantes universitarios.
De esta fase de iniciativa piloto básicamente en la ciudad de Santiago, entre los años 2005 a
2009 se ha pasado a una 2º fase de expansión de la iniciativa, especialmente gracias al apoyo de
la Cooperativa de Ahorro y Crédito ORIENCOOP de la ciudad de Talca, VII Región del país, que ha
permitido expandir el proyecto a las VII Región del Maule y a la VIII Región del Bío-Bío, en donde se
pusieron en funcionamiento otras tres nuevas cooperativas, contando siempre para ello con el respaldo
de SOCODEVI y de COOPSCO.
Es muy importante destacar que tanto la iniciativa de cooperativas escolares en el período 1998
a 2015, como de cooperativas universitarias entre los años 2000 y 2009, fueron impulsadas en un
régimen que de forma amplía podemos denominar como “educación extra-escolar”, es decir, que no
tenían una relación directa con los procesos de educación formal y curricular al interior de los diversos
establecimientos escolares donde se promovieron, lo que en la práctica significó dos cosas:
Eran iniciativas voluntarias para los estudiantes, lo que en la práctica implicaba un bajo número de
participantes en cada iniciativa.
Directamente vinculado con lo anterior, es que la casi totalidad de las actividades de esta primera fase
general de cooperativas en establecimientos educacionales, ha estado casi totalmente desvinculada
con el curriculum educativo, y por ende de la dedicación principal en el uso del tiempo, tanto para los
profesores como para los estudiantes, que corresponde al tiempo en la sala de clases.
De esta experiencia inicial que abarca prácticamente un período de 50 años, dividido en dos ciclos
históricos diferentes, 1965-1975 y 1998 – 2015, se abre un ciclo en donde la mirada y las prioridades
están puestas en buscar la mayor aproximación posible entre las propuestas de promoción del
emprendimiento asociativo de carácter cooperativo a nivel escolar y la enseñanza formal a nivel curricular,
cuyos fundamentas se describen en el punto siguiente y final
Desde el año 2010 el sistema educacional chileno en sus niveles parvularia, básico (primaria) y media
(secundaria), se encuentran nuevamente sometidos a cambios profundos a nivel curricular, que han
dado pie para que se puedan explorar nuevas alternativas de vinculación entre la educación para el
emprendimiento en general y el emprendimiento asociativo cooperativo en particular.
En lo concreto estamos hablando de dos cambios curriculares significativos que abren interesantes
posibilidades de trabajo, que corresponden a lo siguiente:
El año 2015 se modifica el currículum general de la enseñanza básica y media para incorporar
como obligatoria la asignatura de “formación ciudadana”, la cual había quedado fuera del
currículum escolar desde el año 1975.
117
La Ley que generó esta modificación establece que el objetivo central en la generación de un “Plan de
Formación Ciudadana”, que tiene por propósito central lo siguiente:
“…integrar y complemente las definiciones curriculares nacionales en esta materia, que brinde a
los estudiantes la preparación necesaria para asumir una vida responsable en una sociedad libre
y de orientación hacia el mejoramiento integral de la persona humana, como fundamento del
sistema democrático, la justicia social y el progreso. Asimismo, deberá propender a la formación de
ciudadanos, con valores y conocimientos para fomentar el desarrollo del país, con una visión del
mundo centrada en el ser humano, como parte de un entorno natural y social”.
El año 2014 el Ministerio de Educación de Chile, actualizó los planes y programas para todas las
especialidades técnicas de la educación media, incorporando en esta ocasión por primera vez un módulo
transversal obligatorio llamado “Emprendimiento y Empleabilidad”.
Tratar con respeto a subordinados, superiores, colegas, clientes y personas con discapacidades, sin
hacer distinciones de género, de clase social, de etnias u otras.
Respetar y solicitar respeto de deberes y derechos establecidos, así como de aquellas normas
culturales internas de la organización que influyen positivamente en el sentido de pertenencia y en la
motivación laboral.
Emprender iniciativas útiles en los lugares de trabajo o proyectos propios, aplicando principios básicos
de gestión financiera y administración para hacerlos viables.
118
Tomar decisiones financieras bien informadas, con proyección a mediano y largo plazo, respecto del
ahorro, especialmente, del ahorro previsional, de los seguros, y de los riesgos y oportunidades del
endeudamiento crediticio así como de la inversión.
De esta forma a contar del año 2015 los establecimientos educativos de enseñanza media técnico
profesional ha comenzado a actualizar de forma progresiva sus planes de estudios de forma de incorporar
en los niveles de 3º y 4º medio los contenidos correspondientes emprendimiento y empleabilidad.
En la actualidad la Unidad de Educación Técnica del Ministerio de Educación impulsa una serie
de iniciativas innovadoras, entra las cuales se encuentran dos fondos concursables orientados a los
establecimientos educacionales y a sus sostenedores, orientados tanto a mejorar su gestión y a la
actualización de su currículum.
Diseñar e implementar programas de intervención que vinculen a los establecimientos EMTP con el o
los sectores productivos para efectos de mejorar la pertinencia de los programas y el aprendizaje de los
119
estudiantes
Al finalizar el proyecto a inicios del año 2018, se contarán con resultados que puedan ser replicados,
y se contará con:
6.1.- Chile cuenta con una trayectoria de más de 50 años de promoción de la enseñanza de diversas
modalidades de cooperativismo escolar, que permiten tener una visión panorámica de sus resultados,
aunque para la primera etapa de los años 60 la información y documentación es muy escasa.
6.3.- En la actualidad y a contar del año 2010, como resultado de diversas modificaciones a los planes y
programas obligatorios de la educación parvularía, básica y media en Chile, abren las puertas para conectar los
aprendizajes históricos en materia de cooperativismo escolar con los procesos formativos formales en el aula.
120
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (MEDIANTE PROTOCOLO APA, 6TA EDICIÓN).
Brideault, A. (2001). «Dimensions el variables d´analyse de la reussite d´un groupe entrepreneur cooperatif ».
En VII Seminario de la Red UNIRCOOP, Universidad de Chile, Santiago de Chile.
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Internacional de la Red Motiva, Universidad de Valencia, Valencia.
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del Procedimiento Best sobre Educación y Formación en el Espíritu Emprendedor. Comisión Europea,
Bruselas.
CENSCOOP. s/f. Antología delle esperienze cooperative nella scuola in Europa. CENSCOOP, Roma.
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juveniles. Tesis para obtener el grado académico de Licenciado en Antropología Social, Universidad de
Chile, Santiago de Chile.
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Emprendedora. Consejería de Industria y Empleo, Gobierno del Principado de Asturias, Oviedo.
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los hechos. Ministerio del Trabajo y Seguridad Social, Colección Tesis Doctorales, Madrid.
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investigación, Red Universitaria de las Américas en Estudios Asociativos y Cooperativismo. Existe
también una edición digital. www.pro-asocia.uchile.cl
121
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Radrigán, M., Rodríguez, M y Silva, M. (2002). Modelo de cooperativas de servicios escolares. Manual del
profesor asesor. PRO-ASOCIA, Universidad de Chile, Santiago de Chile, 75 pags.
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Escolares. Tesis para obtener el grado de licenciada en sociología, Universidad de Chile, Santiago de
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de los jóvenes del mocimiento cooperativo internacional. Prometeo Libros, Buenos Aires.
122
Políticas Públicas de Economia Social e Solidária no
Brasil
Daniel Francisco Nagao Menezes54
Resumo
O artigo analisará a formulação de políticas públicas em Economia Social e Solidária no Brasil. O texto
analisará as políticas públicas em seus três níveis (Federal, Estadual e Municipal), as competências
de cada um desses níveis e, as formas como elas se relacionam, buscando apontar medidas para o
aperfeiçoamento das políticas públicas no Brasil. Será abordado um viés crítico à estrutura das políticas
públicas de ESS no Brasil as quais, não são integradas entre as várias instituições públicas o que acaba
por torna-las ineficazes especialmente pelo fato de buscarem somente a geração de trabalho e renda e
não se tornarem instrumentos de mudanças estruturais.
1) Introdução
O Brasil, segundo a Constituição Federal de 1988, é um país composto por uma federação de estado
e, também municípios, que compõe a União. Trata-se do único caso no mundo em que é reconhecida
autonomia política e econômicas aos municípios, transformando-os em entes federativos, assim como
os Estados.
Isto resulta que no país existentes três níveis federais, União, Estado e Municípios, completamente
autônomos e independentes entre si. Isto é, não existe hierarquia entre o poder federal, o estadual e o
municipal. A fim de evitar a existência de conflito entre os entes federados e promover a cooperação
entre os três níveis, a Constituição Federal estabeleceu o que chama de regras de competência que,
nada mais é do que a definição do que cada ente federado tem a obrigação de realizar.
Surge aqui o problema de pesquisa, qual seja: As políticas públicas de promoção e regulação da
Economia Social e Solidária são de competência material e legislativa de qual ente federado?
A hipótese a ser investigada é que por existir uma completa ausência de definição de conceitos teóricos usados
na Economia Social e Solidária existe uma dificuldade, até hoje não superada pelo poder público, de compreender
o que é Economia Social e Solidária. Sem compreender claramente o significado, não há como classificar a
Economia Social e Solidária dentre as regras rígidas de divisão de competência da Constituição Federal.
Com isso, surge a dúvida se a obrigação de regular a Economia Social e Solidária é da União, dos Estados e
dos Municípios ou ainda, se é comum a todos eles.
54 Possui graduação em Direito pela Pontifícia Universidade Católica de Campinas, especializações em Direito Constitucional
e Direito Processual Civil ambos pela PUC-Campinas, Especialização em Didática e Prática Pedagógica no Ensino Superior
pelo Centro Universitário Padre Anchieta, Mestre e Doutor em Direito Político e Econômico pela Universidade Presbiteriana
Mackenzie. Professor do Programa de Pós-Graduação em Direito Político e Econômico da Faculdade de Direito da Universidade
Presbiteriana Mackenzie. Pós doutorando pela Universidade São Paulo. Membro do CIRIEC-Brasil.
123
O problema é encontrado na prática ao observar a inexistência de legislação federal sobre o tema, nos Estados
somente serem encontradas legislações genéricas sobre o assunto e, nos municípios não passarem de 200
leis municipais sobre a questão, em um contexto de mais de seis mil municípios e, sendo a maior de natureza
genérica.
O texto, buscará contextualizar o problema de pesquisa, via revisão bibliográfica e, apontar qual ente
federado (União, Estado e Municípios) é o responsável por legislar e executar as políticas públicas de
Economia Social e Solidária.
No Brasil a federação originou-se da determinação do governo central, oriundo das exigências das elites
locais, a muito cerceadas pela concentração de forças do regime monárquico. A formação implantada de
cima para baixo, modelo de desfragmentação, dotou-se de estrutura organizacional já conhecida pela
classe política: estados dotados de poderes Executivo, Legislativo e Judiciário próprios; Constituições
estaduais e poder de regulamentação própria. Ocorreu uma verdadeira descentralização, devido à
dificuldade em se governar unitariamente, dividiu-se o país, fato distinto do que ocorreu na América do
Norte, especialmente Estados Unidos, onde houve uma agregação entre os Estados, visando compor
uma nação.
O Brasil tem como forma de Estado o federalismo, que consiste a distribuição interna em entes
autônomos, mas não independentes, sendo regidos pela constituição pátria. Entre a União, os Estados
e Municípios existem separação de competências, tanto administrativas quanto legislativas.
Quanto a moderação de poderes entre os entes federados, os constituintes criaram técnicas para
separar as funções de cada ente federado, havendo, não rara às vezes, confusão acerca dos assuntos
que cabem a cada membro da República Federativa do Brasil. Isto faz com que inúmeras ações cheguem,
ao guardião da constituição visando à declaração de inconstitucionalidade de determinadas leis.
Os entes federados têm, como princípios básicos, o princípio da autonomia e o princípio do equilíbrio
entre as pessoas políticas de Direito Público Interno. O art.18 da Constituição Federal prega que “A
organização político-administrativa da República Federativa do Brasil compreende a União, os Estados,
o Distrito Federal e os Municípios, todos autônomos, nos termos desta Constituição”.
Esse princípio é resultado da forma de Estado adotada no Brasil, o chamado Federalismo, princípio
esse que promove a descentralização política por meio da repartição de competências previstas na
Constituição. Deste modo temos um poder central (União) dotado de poderes, os entes federativos típicos
(Estados-membros) de igual modo com suas atribuições e os entes federativos atípicos (Municípios e
Distrito Federal) com outras competências.
O Pacto federativo pode ser definido como a união dos entes federados dotados de autonomia e
submetidos ao poder central e soberano. Assim, há uma clara cooperação entre os entes formadores
do Estado, visto que a união promove, dentro da autonomia de cada ente federativo, o desenvolvimento
através da descentralização.
A Constituição brasileira de 1988 traz a liberdade para criação normativa, porém, desde que se
enquadrem nas matérias elencadas do próprio texto constitucional e é claro, não vão contra a própria
Carta Magna, respeitando a hierarquia legal. A autonomia entre tais entes é baseada na não invasão
entre as competências, evitando assim que interesses locais possam ser justificativos para legislar
assuntos de interesse geral.
124
Em síntese cada ente possui suas competências, não podendo um invadir a alçada do outro, para que
não haja assim a inconstitucionalidade dos atos de cada um destes entes, lembrando que todos devem
se submeter ao que reza a Constituição, que resguarda a separação de competências. Mostrando dessa
maneira um claro respeito ao princípio supracitado do equilíbrio entre as pessoas políticas de Direito
Público Interno.
As competências federativas são parcelas atribuídas, pela soberania do Estado Federal, aos entes
políticos, permitindo-lhes tomar decisões, no exercício regular de suas atividades, dentro do círculo
pré-traçado pela Constituição da República. O exercício harmônico dessas atribuições é responsável
pela manutenção do pacto federativo, pois entidade não pode adentrar o campo reservado à outra,
praticando invasão de competências.
a) Competência exclusiva (art. 21da CF); • Competência geral da União (vedada a delegação para
qualquer outro ente da Federação). É consideravelmente ampla, abrange temas que envolvem
o exercício de poderes do Estado soberano, ou que, por razões de segurança e eficiência,
devem ser objeto de atenção do governo central. Exemplo desse tipo de competência: Atribui-
se à União a função de manter relações com Estados estrangeiros, emitir moeda, administrar a
reserva cambial, instituir diretrizes para o desenvolvimento urbano, manter e explorar serviços de
telecomunicações, organizar, manter e executar a inspeção do trabalho, conceder anistia, entre
outros.
125
poluição
e) Competência suplementar (art. 24, §2º da CF). Garante a harmonia do pacto federativo na
medida em que a inércia da União não impede que os Estados e o Distrito Federal exerçam
suas prerrogativas constitucionais, legislando sobre normas gerais e especiais, preenchendo os
claros e as lacunas legais. Exemplo: proteção do patrimônio histórico, cultural, artístico, turístico
e paisagístico.
“A Economia Solidária se caracteriza por relações de colaboração solidária, inspiradas por valores
culturais que colocam o ser humano como sujeito e finalidade da atividade econômica. Esta nova
prática de produção e consumo privilegia a autogestão, a justiça social, o cuidado com o meio ambiente
e a responsabilidade com as gerações futuras. Baseia-se numa concepção de desenvolvimento
socioeconômico ecologicamente sustentável, socialmente justo e economicamente dinâmico, capaz de
reorganizar os processos de produção, comercialização, consumo, financiamento e desenvolvimento
tecnológico com vistas à promoção do bem-viver das coletividades e da justa distribuição da riqueza
socialmente produzida. As manifestações da Economia Solidária são diversas, dentre as quais
se destacam: grupos informais e cooperativas de produção, de consumo solidário ou de serviços;
entidades e grupos de crédito solidário e fundos rotativos; grupos e clubes de trocas solidárias com
uso de moeda social (ou comunitária); empresas recuperadas e de autogestão; cadeias solidárias de
produção, comercialização e consumo, entre outras iniciativas.” (MANCE, 2000, p. 27)
126
• Economicamente, é um jeito de fazer a atividade econômica de produção, oferta de serviços,
comercialização, finanças ou consumo baseado na democracia e na cooperação, o que
chamamos de autogestão: ou seja, na Economia Solidária não existe patrão nem empregados,
pois todos os/as integrantes do empreendimento (associação, cooperativa ou grupo) são ao
mesmo tempo trabalhadores e donos.
• Politicamente, é um movimento social, que luta pela mudança da sociedade, por uma
forma diferente de desenvolvimento, que não seja baseado nas grandes empresas nem
nos latifúndios com seus proprietários e acionistas, mas sim um desenvolvimento para as
pessoas e construída pela população a partir dos valores da solidariedade, da democracia, da
cooperação, da preservação ambiental e dos direitos humanos.
Da leitura dos conceitos de Economia Solidária, acima transcritos, vários temas são tratados: cultura,
relações econômicas, justiça social, inclusão social, empresas, meio ambiente, consumo, finanças,
inovação tecnológica e, bem-estar.
Com isso surge a questão prática a ser solucionada. Como a Economia Social e Solidária é um assunto
transversal, que abrange horizontalmente vários assuntos, é impossível determinar em qual inciso ou
alínea previstos entre os artigos 21 e 25 da Constituição Federal, somado ao art. 30, II do mesmo texto
legal.
O que se encontra na prática no Brasil é uma miscelânea de legislações estaduais e municipais sobre
Economia Social e Solidária, registrando-se que não existe uma lei federal sobre o assunto no país.
O conteúdo das leis, na maioria dos casos é genérica, não criando uma política pública definida de
promoção da Economia Social e Solidária.
Isto decorre de dois problemas, o primeiro é ausência de um conceito jurídico e econômico do que é
Economia Solidária e, o segundo, pela existência de dúvidas sobre a competência dos entes federados
em relação a promoção e regulação da Economia Social e Solidária. Tanto é assim que o Brasil possui
5.570 municípios e somente 42 possuem legislação sobre Economia Social e Solidária55. Dos 26 Estados,
somente 456 possuem legislação específica sobre o assunto.
Alguns exemplos podem ser levantados: Santo André – SP, prevê a possibilidade de estabelecimento
de convênios da prefeitura com cooperativas em processo de incubação; Diadema – SP prevê a redução
gradativa do Imposto Predial Territorial Urbano (IPTU) para cooperativas instaladas no município; Osasco
– SP, a Lei Geral de Economia Solidária prevê a criação de equipamentos públicos como a Incubadora
Pública, Centro Público, Centros de Comércio; Montes Claros – MG prevê a criação de um Fundo de
Fomento à Economia Popular e Solidária; Recife – PE criou o Fundo Recife Solidário; João Pessoa –
PB criou um fundo que possibilita a captação de recursos, em percentual sobre as compras de bens e
serviços efetuadas pela prefeitura.
127
2. A Competência Concorrente para as Políticas Públicas de ESS no Brasil
O legislador constitucional brasileiro tem demonstrado, nos últimos quarenta anos, acentuada simpatia
pela técnica da competência concorrente limitada, parecendo preferir a sua problemática definição dos
lindes de atuação da União e dos Estados a abrir mão das vantagens que ela proporciona, mantendo
uma solução que venha a possibilitar a tessitura de uma malha legislativa que, nacional, tenha condições
de mais adequadamente alcançar as peculiaridades políticas, econômicas, sociais e geográficas
encontradas em nosso imenso País.
Embora faça sentido esse objetivo político de unificar o essencial sem prejuízo da diversificação do
secundário, o problema foi ampliado, nas Constituições de 1967 e 1969, sem que se tivesse avançado
substancialmente em doutrina, seja na formulação de um conceito apriorístico de normas gerais ou, pelo
menos, de uma orientação empírica razoavelmente segura.
Pelo que já foi discutido anteriormente, a Economia Social e Solidária por sua natureza plural e complexa,
se encaixa perfeitamente na maioria das hipóteses da competência executiva comum prevista no art.
2358 da Constituição Federal, possuindo em decorrência disso, competência legislativa concorrente
limitada, previsto no art. 2459.
57 § 1º No âmbito da legislação concorrente, a competência da União limitar-se-á a estabelecer normas gerais.
§ 2º A competência da União para legislar sobre normas gerais não exclui a competência suplementar dos Estados.
§ 3º Inexistindo lei federal sobre normas gerais, os Estados exercerão a competência legislativa plena, para atender a suas
peculiaridades.
§ 4º A superveniência de lei federal sobre normas gerais suspende a eficácia da lei estadual, no que lhe for contrário.
58 Art. 23. É competência comum da União, dos Estados, do Distrito Federal e dos Municípios:
I - zelar pela guarda da Constituição, das leis e das instituições democráticas e conservar o patrimônio público;
II - cuidar da saúde e assistência pública, da proteção e garantia das pessoas portadoras de deficiência;
III - proteger os documentos, as obras e outros bens de valor histórico, artístico e cultural, os monumentos, as paisagens naturais
notáveis e os sítios arqueológicos;
IV - impedir a evasão, a destruição e a descaracterização de obras de arte e de outros bens de valor histórico, artístico ou cultural;
V - proporcionar os meios de acesso à cultura, à educação, à ciência, à tecnologia, à pesquisa e à inovação;
VI - proteger o meio ambiente e combater a poluição em qualquer de suas formas;
VII - preservar as florestas, a fauna e a flora;
VIII - fomentar a produção agropecuária e organizar o abastecimento alimentar;
IX - promover programas de construção de moradias e a melhoria das condições habitacionais e de saneamento básico;
X - combater as causas da pobreza e os fatores de marginalização, promovendo a integração social dos setores desfavorecidos;
XI - registrar, acompanhar e fiscalizar as concessões de direitos de pesquisa e exploração de recursos hídricos e minerais em seus
territórios;
XII - estabelecer e implantar política de educação para a segurança do trânsito.
59 Art. 24. Compete à União, aos Estados e ao Distrito Federal legislar concorrentemente sobre:
I - direito tributário, financeiro, penitenciário, econômico e urbanístico;
II - orçamento;
III - juntas comerciais;
IV - custas dos serviços forenses;
V - produção e consumo;
VI - florestas, caça, pesca, fauna, conservação da natureza, defesa do solo e dos recursos naturais, proteção do meio ambiente e
controle da poluição;
VII - proteção ao patrimônio histórico, cultural, artístico, turístico e paisagístico;
128
Com isso, caberá a União Federal criar no Brasil as diretrizes gerais das políticas públicas da Economia
Social e Solidária no Brasil, podendo as diretrizes serem aperfeiçoadas por Estados e Municípios.
A organização estrutural das políticas de ESS, a forma jurídica dos empreendimentos solidário, o
financiamento das atividades e outros pontos estruturantes são de competência do ente central, no caso
o Governo Federal.
Assim, a execução das políticas públicas fica a cargo dos Estados e, principalmente dos Municípios
(poder local).
Com isso, as ações voltadas para a Economia Social e Solidária, desde que previstas no art. 23
da Constituição Federal, podem ser executadas por pelos três entes federados (União, Estados e
Municípios). A formulação da política pública, que sempre advém de uma lei aprovada pelo Poder
Legislativo, obedece a regra do art. 24 da Constituição Federal, ou seja, as regras gerais (princípios) são
estabelecidas pelo ente central ou, na ausência pelos Estados, cabendo a execução primordialmente
aos Municípios.
Conclusões
A solução jurídica apontada no item anterior resolver a questão da validade formal das leis que criam
as políticas públicas no Brasil, definindo que a competência é primordialmente dos Municípios.
Se de um lado o problema jurídico foi resolvido, restam diversos outros problemas de ordem prática.
O primeiro deles é inconstitucionalidade da maioria das legislações das leis estaduais e municipais, as
quais, trazem somente princípios gerais da Economia Social e Solidária.
Embora ainda não exista uma legislação nacional que traga as diretrizes das políticas públicas de
economia social e solidária no Brasil, omissão que autoriza os Estados e Municípios a legislarem neste
sentido de organizar as políticas, fato é que, as legislações dos Estados e Municípios além das questões
de ordem geral também são obrigadas a possuírem disposições práticas, sobre a execução das políticas
públicas, o que, não acontece na legislação municipal existente.
Entretanto, a fixação da competência das políticas públicas de Economia Social e Solidária nos
municípios (poder local), abre uma gama de inúmeras oportunidades para a ESS, especialmente
em questões como territorialidade, participação política, inclusão social, todas questões diretamente
envolvidas com o enfretamento de questões econômicas e sociais de uma determinada localidade.
VIII - responsabilidade por dano ao meio ambiente, ao consumidor, a bens e direitos de valor artístico, estético, histórico, turístico
e paisagístico;
IX - educação, cultura, ensino, desporto, ciência, tecnologia, pesquisa, desenvolvimento e inovação;
X - criação, funcionamento e processo do juizado de pequenas causas;
XI - procedimentos em matéria processual;
XII - previdência social, proteção e defesa da saúde;
XIII - assistência jurídica e Defensoria pública;
XIV - proteção e integração social das pessoas portadoras de deficiência;
XV - proteção à infância e à juventude;
XVI - organização, garantias, direitos e deveres das polícias civis.
129
REFERÊNCIAS
130
Elementos para la comprensión del efecto de las
organizaciones de la economía social y solidaria como
una dinámica relacional y espacial60
Elaborada por: Óscar Segura Castro61
INTRODUCCIÓN
El presente artículo es una suerte de análisis ampliado que se deriva del conjunto de hallazgos de un
trabajo de investigación anterior, titulado “Cooperativas y su impacto al desarrollo. Reconociendo vías y
formas de incidencia” (Céspedes, J. C. y Segura, O., 2017). En cierto modo se retoma el marco teórico
de dicha investigación, pero con algunas precisiones en función de explicitar cómo la dinámica relacional
propia de las organizaciones cooperativas y de la Economía Social y Solidaria (ESS), a partir de sus
cualidades asociativo-democráticas, crean una realidad altamente compleja que es posible identificar
con mayor claridad en el espacio local. Esta requiere ser comprendida y explicada adecuadamente
para develar las posibilidades creadas a partir de estos hallazgos antes mencionados; pero, más allá de
ellos individualmente, se buscar asomar a cómo las vías y formas de impacto sugieren un modo de ser
y de relacionarse para crear realidades sociales, políticas, culturas y económicas relevantes, las cuales
merece la pena reconocer y comprender.
Para lograr lo anterior hay que considerar que la dimensión social de lo que primeramente se presenta
como un fenómeno económico, puede resultar como una tarea quizás escurridiza o con alguna dificultad
incluso epistemológica. Cómo se entiende el fenómeno, sus partes y la relación entre ellas, eso puede
ser una primera dificultad; seguidamente vendrían obstáculos metodológicos sobre cómo abordar y
hacer inteligible esto que se desea conocer. Sin duda son retos interesantes y que ofrecen posibilidades
para dar cuenta de dimensiones opacas de los fenómenos sociales en general, pero en particular de
aquellos usualmente apropiados por el pensamiento económico dominante.
De esta manera se ubica a las organizaciones cooperativas y de la Economía Social y Solidaria dentro
de esta concepción amplia y rica de relaciones sociales. Para comprenderlas y abordarlas el presente
trabajo intenta aterrizarlas dentro del espacio como escenario ineludible de las relaciones sociales,
económicas, políticas y culturas de las que estas organizaciones forman parte. A pesar de esto, se
vuelve necesario, entonces, conocer de estas relaciones, el con quiénes, el para qué y qué efectos
resultan. Pero, antes que solo fijarse en los efectos o en detectarlos, en este trabajo en particular lo
que se busca, es ofrecer una comprensión de las condiciones particulares que hay detrás de ellos. Así,
acercamos analíticamente “comunidad” y “organización” como dos elementos, que como se verá, se les
60 Este trabajo es producto tanto de un trabajo de investigación en el que participó el autor en el marco del convenio entre el
Centro Dominico de investigación y el Instituto Nacional de Fomento Cooperativo como de un proceso de análisis posterior
realizado como parte del proyecto “Efecto de las organizaciones de economía solidaria y comercio justo sobre el desarrollo
económico y social de las comunidades en Costa Rica” de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional, Heredia, Costa
Rica.
61 Investigador en el Centro Dominico de Investigación (Heredia, Costa Rica). Licenciado en Dirección de Empresas (UCR) y
egresado de la Maestría en Ciencias Políticas (UCR).
131
debe entender en su profunda y compleja co-existencia y relación en contextos espacialmente dados.
Lo anterior es una constatación que incluso podría resultar muy obvia. Además, también cierta para
el conjunto de las empresas, incluso para aquellas que operan en contextos globales, pues no pueden
eximirse de estas cualidades que las conectan a un -o a muchos- espacio y a otros agentes junto a
quienes co-habitan inevitablemente. Ahora bien, esta existencia de carácter espacial, siendo que es
un rasgo inevitable, tiene también expresiones concretas para las diferentes formas de organización
empresarial. Estos rasgos concretos vienen dados por la compleja relación entre las organizaciones
empresariales y el espacio desde el cual existen y se desarrollan. Hablamos de una relación viva y
compleja, altamente dinámica y determinada en buena parte por aspectos extra-económicos no siempre
reconocibles. No se trata de “medir efectos” solamente, sino de reconocer la complejidad detrás, de
observar y comprender la composición de las organizaciones como parte de sistemas espaciales y de
relaciones que se realizan simultáneamente y que se construyen y determinan mutuamente.
Dado lo anterior, el presente artículo parte de reconocer este mundo complejo en el que existen y
se relacionan las empresas cooperativas y las organizaciones de la Economía Solidaria en general.
Lo cual, como se verá a lo largo de este trabajo, no es una premisa sustentada ideológicamente. El
carácter asociativo-democrático de estas organizaciones es una expresión de otras relaciones sociales,
que las anteceden y las suceden, pero que en definitiva les provee de una impronta particular, distinta
de las que se pueden encontrar en otras formas de organización empresarial. Es por ello que resulta
esclarecedor ese mundo de relaciones, tanto en sus formas como en aquello que compone su carácter
particular. De esta manera, procuraremos recorrer los aspectos teóricos y metodológicos que, desde
nuestra perspectiva, hacen posible comprender el fenómeno de la Economía Social y Solidaria como
uno particular y con importantes potencialidades para el desarrollo desde el espacio local.
Esta perspectiva transita, necesariamente, por referir a la base epistemológica que subyace a este
fenómeno. Se trata de poner el foco de atención primero en cómo entendemos a estas organizaciones
-en general a las unidades empresariales- como parte de un sistema más amplio, el cual se encuentra
altamente interconectado. Esta interconexión exige una aproximación que al menos intente dilucidar de qué
manera, o más precisamente, que considere las mediaciones a través de las cuales estas interconexiones
se materializan. En definitiva, esta materialización es el insumo primario sujeto de observación y de
indagación para quien investiga; se trata de aquello que empíricamente es sujeto de ser aprehendido
y que permite dar cuenta de nuestro objeto de atención en este caso: la de dinámica de relación de las
organizaciones de Economía Social y Solidaria con las comunidades así como los efectos derivados.
132
La materialización de estas interconexiones las consideramos mediante esta lógica relacional; o
sea, con quiénes y para qué se relacionan las organizaciones. Es esta la base que provee la primera
aproximación para estudiar y luego dar cuenta, del efecto de estas organizaciones a nivel local. Aun
así, esta lógica de aproximación podría resultar interesante de explorar en otro tipo de organizaciones y
empresas en general. Se parte de preguntas sencillas, que a pesar de esta simpleza abren un camino
para la indagación, el conocimiento y, finalmente, el análisis de las organizaciones y sus efectos. Los
cuales estarán más apegados a la realidad empírica de ellas y, a su vez, al horizonte de posibilidades
que surgen de una aproximación de este tipo.
Justamente cuando se desea observar la relación de las organizaciones de ESS con las comunidades,
se parte de que hay una combinación de elementos en juego y no solo aspectos económicos. Con
frecuencia se buscan aspectos como empleo, ingreso, encadenamientos productivos, entre los más
frecuentes. Pero ¿qué sucede cuando se trata de los “efectos sociales”? Más aún, ¿hasta qué punto
resulta conveniente entenderlos como efectos distintos? No se pretende resolver esta habitual separación
entre lo económico y lo social, pero sí ofrecer pistas para una aproximación de manera que mediante
una lógica relacional, se ofrezcan insumos sobre el modo complejo de cómo las organizaciones de la
Economía Solidaria, por su arraigo y vínculo profundo con los espacios concretos donde se ubican,
logran construir una relación rica en efectos asociados al desarrollo, también desde una perspectiva
social. La cual, con frecuencia, se presenta difícil de aprehender.
El fenómeno empresarial como actividad humana que se suscribe en contextos concretos, sean locales
y/o globales, no es posible abstraerlo ni de relaciones entre actores sociales ni de una ubicación espacial
determinada. No hay empresa, sea del tipo que sea, que opere con independencia de actores a los que
su actividad afecta y de un medio ambiente que también recibe el impacto de su actividad. Lo anterior
podría ser tomado como una constatación que no admite discusión, lo cierto es que la posición de Milton
Friedman, aunque podría haberse convertido en políticamente incorrecta, no es menos susceptible de
estar incluso normalizada dentro de las lógicas operacionales de empresas en la actualidad. Para este
autor, las empresas no tienen mayor responsabilidad social que la de generar valorar para sus socios.
A su vez, menciona algunas pautas mínimas legales y de “competencia leal” que se deben respetar
(Friedman, 1966, p. 173), nada más. En general se trata de una postura auto-referenciada de la empresa,
en la que poco o nada interesa a la empresa fuera de ella misma y de su propósito supremo.
También, Adela Cortina señala la pretendida condición “amoral” que algunas corrientes de pensamiento
han querido imprimir a la actividad empresarial (1997, pp. 19-23). Para ello se refiere a tres líneas de
influencia ideológicas principalmente: el positivismo, que deriva del postulado de que la economía no
puede mezclarse con valoraciones subjetivas y que debe pretender siempre objetividad; el marxismo,
el cual parte de la negación misma de la empresa como creación burguesa que porta en sí misma
la condición de explotación del trabajo humano, por ello no puede ser objeto de una cualidad moral;
finalmente, la tercera, hace referencia a las teorías de las organizaciones, que sugieren que las
personas, y no las organizaciones, son objeto de una exigencia moral. Tanto la primera como la tercera,
en el contexto de la práctica económica de las empresas, son las que pueden tener mayor vigencia a
pesar de algunas corrientes que contravienen, de una u otra manera, esta supuesta condición aséptica
de las empresas, en cuanto a alguna exigencia de comportamiento moral o responsabilidad frente a su
actividad. Un buen ejemplo de estas corrientes, a pesar de las limitaciones que puedan reconocérsele,
es la llamada Responsabilidad Social Empresarial.
133
La cuestión primordial, en este punto de inicio, es reconocer que no está, sobre todo la práctica, libre
de controversia respecto a la idea de que cómo las empresas responden frente a sus responsabilidades
con la sociedad. Hay ejemplos dramáticos, como los ocurridos en Asia, especialmente asociados a la
industria textil, donde incendios muy relacionados a las pésimas condiciones laborales han ocasionado
cientos de muertes. El más grande de los últimos años acontecido en Bangladesh en 2013 (El Mundo,
2013), con un total de 300 personas muertas. Pero, en Costa Rica, la situación laboral no es favorable
para el 60% de las personas asalariadas, como señalaba el Programa Informe Estado de la Nación
en su decimonoveno informe (2013), las cuales veían incumplido alguno de los derechos laborales
garantizados por ley. Todo esto para indicar que, a pesar de ciertas corrientes de pensamientos que
señalan la responsabilidad de la actividad empresarial frente a la sociedad y al medio ambiente, hechos
lamentables siguen sucediéndose. La práctica es elocuente al expresar cómo aquella postura que en
la década de los sesenta defendía Friedman sigue presente, tal vez no explícitamente por su grotesco
peso discursivo, pero sí en la práctica.
Lo anterior es un rastro importante, en el tanto la práctica es el paso final de la manera en que afectamos
el planeta, no importa cuán seguros estemos de aceptar una idea como válida, la práctica es la que
finalmente indica lo que abiertamente no se desea o no se puede decir. No es posible ni se busca afirmar
que toda la práctica empresarial no integra otros intereses que los propios, sino solamente que ante lo
que podría pensarse que es una idea de consenso, no en pocos contextos cuando se pasa a la práctica,
esta no integra plenamente las consecuencias de su actividad y el efecto negativo que esta puede tener
en poblaciones directamente afectadas por ella. Desde luego, también hay que hacer referencia al
ambiente como una de esas poblaciones. En el tanto se pase por alto el destrozo de derechos laborales
y del medio ambiente, nos parece que no hay un consenso acerca de que la práctica empresarial,
necesariamente, va más a allá de la generación de valor para los accionistas. Aunque, como se dijo
antes, el peso discursivo de reconocer algo como esto es muy fuerte, la práctica continúa mostrando
la existencia de casos que sugieren un consenso que continúa pendiente. La práctica empresarial, por
los intereses que convergen en ella, es un terreno en disputa y alberga comportamientos que cuando
menos no son claros respecto al modo en que se integran los intereses externos que esta afecta.
Elsa González ofrece una interesante aproximación. Para ella esta teoría es un puente para, como
indica ella misma, “que la ética empresarial dialógica pueda pasar de la teoría a la práctica” (2007,
p. 208). En el marco de este artículo, se atienden a otros propósitos y se utilizará, especialmente, la
134
definición que González toma de Richard Edward Freeman, para poner el foco sobre lo que es un
aspecto fundamental, la definición misma de stakeholder. A saber, un stakeholder es “cualquier grupo o
individuo que puede afectar o ser afectado por el logro de los objetivos de la empresa” (Freeman, citado
por González, 2007, p. 208). En primera instancia hay en esta definición un elemento implícito que
resultar de gran interés: la empresa, como organización social que realiza una actividad que no la realiza
en el vacío, todo lo contrario. Aunque parece obvio, sugiere la existencia de actores que son relevantes
más allá de la empresa misma, en el tanto son afectados por la actividad de esta. Incluso, para Adela
Cortina, todos los afectados –directos o indirectos- por la actividad de una empresa son interlocutores
válidos con intereses que merecen tenerse en cuenta en la toma de decisiones (1997, p. 29). Por tanto,
no solo se trata de reconocer que existen estos “afectados potenciales”, sino que poseen intereses
legítimos en el tanto son afectos por la actividad de la empresa. Ahora bien, continuando con González,
hay tres razones principales por las que esta teoría es de interés. Haciendo un breve resumen: 1) porque
permite pensar un nuevo paradigma de la empresa, crea la comprensión de “la empresa plural”, más
allá de accionistas y trabajadores; 2) porque entre los distintos stakeholders que conforman la empresa
se establecen relaciones o, como dice González, “entre los distintos stakeholders que configuran la
organización empresarial existen expectativas recíprocas de comportamiento”; y 3) finalmente, porque
permite divisar la responsabilidad social de la empresa (González, 2007, p. 208-209).
Los puntos 1 y 2 son aspectos especialmente iluminadores en el marco de la idea que se viene
procurando sustentar. Lograr reconocer que la empresa es relevante más allá de los accionistas y de
quienes laboran en ella es un primer paso en absoluto necesario. Abre a una concepción en la que se
visibilizan otros actores para quienes legítimamente la actuación de la empresa no les es indiferente;
de esta manera queda abierta la posibilidad de identificar relaciones entre esos stakeholders, que es
a lo que hace referencia el punto 2. De esta manera es posible comprender no solo a la empresa más
allá de sí misma sino las relaciones que entre ella y esos actores y/o personas se tejen y se entretejen.
Se trata de evidenciar una realidad que existe al margen del ojo de quien la observa, es justamente
esa la posibilidad que ofrece esta perspectiva teórica: hacer evidente la profunda naturaleza social
de la empresa. De esta manera es posible pensar en aproximaciones con metodologías apropiadas.
Entendemos que estas relaciones se materializan mediante esa dinámica relacional a través de las
múltiples formas y vías de relación concretas que deben ser identificadas. Para ello es fundamental
antes identificar con quiénes se relaciona y para qué.
“la concepción de la empresa, como una institución social inscrita en un sistema abierto, dinámico y de
interdependencias entre sus instituciones, muestra que ésta actúa dentro de sistemas sociales, político-
administrativos y económicos que imponen límites o constricciones al actuar de la empresa pero que
también se ven modificados por las políticas, estrategias y valores de la empresa.” (2007, p. 214).
Hay dos vías de relación claramente diferenciadas, aunque inevitablemente entramadas. No es posible
la una sin la otra. Las empresas no pueden elegir recibir de su entorno las posibilidades y limitaciones
que este le ofrece ni tampoco no transmitir a este los efectos de su actividad. Hay una incidencia mutua.
La empresa recibe y da. Hay en esto una constatación que, expresada de esta manera, resulta todavía
135
muy abstracta. Es decir, hay una condición que induce efectos que van en doble vía pero que no precisa
aspectos más concretos sobre cómo se realizan estos efectos, a quiénes afecta y, lo más importante
quizás, cuáles son estos efectos. Por ahora, la afirmación de González hace posible constatar una
condición esencial: la empresa habita un sistema abierto en el que interactúa con otros actores sociales
que están interconectados a través de marcos comunes y relaciones de interdependencia.
La empresa depende de su entorno, toma de él todo lo que requiere para realizar su actividad
productiva. Al mismo tiempo lo transforma. No es viable, al menos no razonablemente, posicionarse
desde una perspectiva que observe parcialmente esta cualidad sistémica de la existencia de la empresa.
Aún más, tal como lo vemos, la empresa es en sí misma un sistema en el tanto que procesa insumos
y genera productos, y que a su vez ocupa un lugar en un sistema más amplio. En toda esta compleja
red, las relaciones son las que crean las conexiones. Pero, tal como se sugirió antes, estas conexiones
son tanto elegidas como no-elegidas, así como sus efectos. Si, por ejemplo, solo se considera de una
empresa A su impacto en el empleo al indicar el número de puestos de trabajo que genera de manera
directa e indirecta, esto es insuficiente para valorar el conjunto de la incidencia de esa empresa en el
espacio donde primariamente desarrolla su actividad.
Hasta este punto se ha hecho referencia a cualidades o aspectos que comparten las empresas en
general de cualquier tipo. Creemos que son cualidades que también comparten las organizaciones
empresariales de la Economía Solidaria. Esto, aunque cierto, no podría simplemente limitarse a una
argumentación tan general de lo que son y cómo pueden relacionarse y afectar su entorno más próximo
una empresa de tipo accionario a una de tipo asociativo-democrático. Hay diferencias constitutivas, que
no son solo internas o que, al menos, no se expresan solo internamente. Sobre esto se hará referencia
a continuación.
En qué sentido se puede decir que el fenómeno asociativo es particular y, si lo es, respecto a qué.
Hay dos cuestiones en este planteamiento: la primera referida a sí mismo como fenómeno que requiere
de unas ciertas características propias para identificarse a sí mismo; la segunda, se refiere a una
particularidad que surge de una comparación implícita, o sea, es particular respecto a otro fenómeno
frente al cual se posiciona de alguna manera. Podría decirse que la primera se refiere a una cuestión
más de tipo ontológico y, la segunda, a una de tipo propiamente histórico.
Al decir que es un fenómeno particular, primeramente se dice que lo es en sí mismo. Es decir, las
organizaciones de Economía Social y Solidaria, reúnen cualidades propias que las hace ser y pertenecer
simultáneamente; o sea, ser identificables por esas cualidades comunes, particulares y compartidas.
Hay tres elementos que podrían considerarse esenciales: propiedad colectiva, distribución democrática
136
de los beneficios y gestión democrática. Luego, como es natural, cada uno de estos elementos se realiza
con diversos matices. Es en este punto en el que la diferencia que se proponía antes se hace difusa y solo
sirve como un punto de partida a nivel analítico. Esas cualidades que hacen que las organizaciones de
la ESS se identifiquen dentro de ella, son a la vez las que la diferencian de otras formas de organización
económica. Podría decirse que, sus cualidades propias adquieren una dimensión histórica relevante.
En cambio, Razeto da un aporte para comprender las organizaciones de lo que denominó inicialmente
“Economía de Solidaridad”. Cuando las personas se unen para organizarse a pesar de poseer pocos
y/o precarios factores de producción para desarrollar un proyecto productivo, ¿cómo se explica esto
en términos económicos? ¿cómo se pasa de una precariedad de factores productivos a un proyecto
estable? Para Razeto esto se explica por una categoría que llamó Factor C62 (Ibíd.), que es la solidaridad,
la cooperación, la ayuda mutua y la confianza convertidas en un concepto síntesis económicamente
identificable. Esta funciona como categoría analítica y, en la práctica, como un factor productivo
efectivamente operante en la empresa. Pero más allá de sí misma, habría que referirse a aquello que
podría hacer que las organizaciones o empresas de Economía Solidaria incidan de manera particular en
las comunidades.
La cuestión del espacio y el arraigo: condiciones para una dinámica de relación particular
Las organizaciones de Economía Solidaria poseen algunas características que, como se verá, se
consideran determinantes para sugerir un tipo de relación particular con las zonas de influencia primaria63
(Céspedes, ét al., 2017). Esto puede integrar varias comunidades y distritos, principalmente, aunque
también cantones ocasionalmente. La cuestión que parece altamente relevante es determinar por qué
se propone que estas organizaciones tienen una forma particular de relacionarse y, por tanto, de afectar
positivamente sus entornos comunitarios.
137
tipo, se asienta en un espacio físico determinado, cae por su propio peso, es obvio. Pero, al comprender
que una empresa o, como se refiere en este documento, una organización de la ESS, existe en un
espacio particular, no se entiende como un hecho producto del azar o de la simple conveniencia por
la ubicación de unos recursos que le son necesarios. Las organizaciones de la Economía Solidaria
no se “instalan en” sino que “surgen desde” un espacio determinado. Esto es fundamental y
es, tal como se propone, una cualidad particularmente potente en términos de explicar la diferencia
entre nuestro objeto de análisis en este documento y otras formas de emprendimiento económico. Esta
cualidad está asociada al segundo elemento que se considera determinante para comprender lo que hay
de relevante en cómo se relacionan las organizaciones de ES y las comunidades.
Este segundo elemento es el arraigo. Se trata de uno que, utilizado como categoría analítica en el
marco del presente documento, cumple una función operativa fundamental en la tarea de enmarcar la
particular relación de las organizaciones de ES y las comunidades. Por arraigo entendemos aquella
cualidad entre dos elementos, A y B, en la que B no puede ser entendida sin A. Es decir, A (espacio)
existe y a la vez define la posibilidad de existencia de B (actor social en cuestión). Hay un vínculo de
dependencia que se teje a todo nivel: social, político, cultural y económico, de B con A. En definitiva,
B no puede ser entendida sin A. No se trata de un vínculo fortuito, ni si quiera voluntario. Es así que B
se enraíza en A para poder ser y cumplir su propósito específicamente económico que es el que le da,
finalmente, su razón de ser, pero entendiendo que en el proceso de lograrlo, este está configurado por
los condicionamientos y posibilidades que A le provee. Decimos entonces que las organizaciones de
ESS se arraigan en un espacio determinado, porque lo necesitan sin remedio y esto está determinado
porque ella, como decíamos más arriba, surge desde él. En este sentido el espacio es un ente vivo que
da a luz a la organización, y esta porta la “información genética” que este le ha impreso.
Los hallazgos y el sustento que provee este trabajo permite, en este punto concreto, comprender que
roles como lo son, por ejemplo, “agente detector de necesidades locales” y “plataforma generadora
de insumos (información) a terceros sobre problemáticas locales”, suponen más que una relación
puntual, refieren a una conexión entre las cooperativas y las comunidades. Ahora bien, ¿cómo detectan
y llegan a estos hallazgos los investigadores? Hay en esto dos elementos que ayudan a comprenderlo:
el primero se refiere a que estas organizaciones se identifican con las comunidades y esto les permite
no ser indiferentes a sus problemáticas. Las conocen. El segundo elemento refiere a comunicar ese
conocimiento. Esto es especialmente relevante en el tanto plantea una pregunta que es clave: ¿cómo
y con qué autoridad las cooperativas comunican esta información? Bueno, esto refiere a la legitimidad
que tienen estas organizaciones frente a terceros que confían en la información que ellas ofrecen
sobre la comunidad. Es decir, terceros, que pueden ser públicos o privados, reconocen el arraigo de
64 Este estudio se realizó considerando solo cooperativas, once en total. Aunque la población a la que se hace referencia en
este documento incluye a las cooperativas, no solo se refiere a estas. Dentro de las organizaciones de la Economía Solidaria
incluye diversidad de formas asociativas de carácter democrático.
138
las cooperativas, el cual se traduce en la capacidad de percibir y reconocer problemáticas locales para
luego comunicarlos. También es posible plantear la situación de manera inversa, ¿podría un actor
externo solicitar información a una organización que no evidencia conocimiento de las situaciones que
vive la o las comunidades? En esta confianza hay, implícitamente, un reconocimiento del arraigo y de la
capacidad de conocer el entorno comunitario de las cooperativas.
Estas cualidades no surgen espontáneamente ni en cualquier condición. Quienes integran las
organizaciones de la ESS son, simultáneamente, quienes habitan estos espacios. Es así para la
inmensa mayoría de casos. Podría decirse que una fuerte característica que marca el carácter local
de estas organizaciones está dada por esta doble pertenencia. Citando nuevamente el trabajo de
Céspedes y Segura, se encontró que era frecuente en los casos estudiados, que refirieran a solicitudes
de colaboración que las mismas comunidades solicitaban para apoyar actividades comunitarias, como lo
indica el rol “Plataforma de apoyo a actividades que recaudan fondos en beneficio de las comunidades
o la región”. Es decir, no solo actores externos reconocen esa conexión entre las cooperativas y las
comunidades, también estas últimas lo hacen y en primera instancia es lo más relevante. Este estudio
permite visibilizar cómo se materializan las relaciones entre las cooperativas y las comunidades, pero
además permite comprenderlas como una dinámica estable en el tiempo que además supone vínculos
entre ellas que no son evidentes, incluso con frecuencia están fuertemente normalizados. El arraigo
al espacio podría decirse que genera pertenencia por una parte y reconocimiento por otra. Ambas
cualidades caracterizan una forma de relacionarse y consecuentemente de incidencia que podría
considerarse particular, diferente a otras formas de relación que otros actores, incluso organizaciones
económicas, pudieran tener.
La propuesta que se ha desarrollada tiene como corolario esta proposición: si se desea conocer las
formas de relación y los efectos de las organizaciones de la ESS, especialmente los efectos sociales de
estas, se debe responder inicialmente a una pregunta que es central y que se presenta como la síntesis
de lo que se ha venido desarrollando: ¿con quiénes se relacionan las organizaciones de la ESS y para
qué? El supuesto65 del que se parte es que, al conocer con quiénes se relacionan las organizaciones, es
posible determinar cuáles son esas vías de incidencia y qué propósito tienen, de este modo se construye
una vía de aproximación metodológica a la cuestión de conocer el efecto de las organizaciones de
Economía Solidaria. Con mucha facilidad plantearse este objetivo puede resultar un punto de partida
confuso, especialmente si se trata de conocer los efectos sociales. ¿Cómo y por cuáles medios se
pueden identificar? Es la pregunta que pareciera marca un punto de partida y a la cual se ha quiere dar
una salida desde esta propuesta. Es así que fijar la atención en la dinámica relacional viene a ser una
puerta de entrada, metodológicamente hablando, para satisfacer el objetivo antes mencionado.
La dinámica relacional y los efectos sociales de las organizaciones de la ES
65 No se trata de un supuesto arbitrario, surge como producto de las dinámicas de relación detectadas en el estudio antes citado
(Céspedes y Segura, 2017).
139
Los efectos sociales de las cooperativas y, en general, de las organizaciones de la ESS están ahí. Se
han ofrecido criterios teóricos para sostener el sentido que tiene comprender a las organizaciones como
sistema abiertos que a su vez se desarrollan en un sistema más amplio. Esto permite ver la riqueza y la
complejidad de relaciones posibles. Pero, aun así, no se trata de un caos de relaciones que van y vienen sin
sentido. Cuando se comprende que el factor espacial es determinante, tanto para promover el surgimiento
y desarrollo de organizaciones productivas en general, como para comprender las posibilidades de
incidencia local que estas tienen, se abren posibilidades para abrir nuevas dimensiones de comprensión
más amplias de lo económico. Las relaciones económicas son relaciones sociales, pero, además, no se
dan en el vacío. Buscar, así, sin más, los efectos sociales de las organizaciones de la ES, presenta una
primera línea de dificultad que parece ser metodológica, pero creemos que es primeramente teórica.
Se ha procurado ofrecer una argumentación que dé recursos teóricos para comprender el fenómeno
en cuestión a partir de comprender la realidad en la que existen estas organizaciones. Luego se ha
visto, cómo las cualidades que son propias de estas formas de organización económica entran en una
especie de relación dialética con el entorno. Como se ha sostenido las organizaciones de la ES no se
instalan en el territorio, sino que surgen desde él. Al pretender observar, comprender y dar cuenta de
las relaciones y efectos de las organizaciones de la ES, se debe integrar analíticamente esta cuestión
que puede expresarse como arraigo territorial. Los efectos son producto de condiciones previas, en
este caso lo organizacional está condicionado por lo territorial y así, lo territorial luego se afecta por
el modo de organización que es particular al ser asociativo-democrático. Esa relación se materializa
en las acciones que en dicho marco surgen, entre las organizaciones y las comunidades. Por lo que
resulta pertinente determinar esas formas de incidencia a través de conocer con quiénes y para qué
se relacionan las organizaciones de ESS. Esta lógica relacional la hemos tomado como una puerta
de entrada metodológica que permite detectar y comprender rincones interesantes sobre cómo y qué
conocemos de los efectos amplios social que estas unidades económicas de tipo asciativo-democrático
producen en sus espacios más cercanos, los mismos de los cuales surgen.
A manera de conclusión
Explicitar que las organizaciones de la ESS surgen desde el territorio y no se “instalan” en él, tiene
implicaciones amplias no solo en cómo caracterizamos –y comprendemos- a estas expresiones
económicas como un fenómeno económico, sino también en cómo las comprendemos desde su
profundidad social y política. Creemos que esto abre una posibilidad interesante para que la política
pública pueda entramarse en torno al tejido social y económico que conforman estas organizaciones
y aprovechar así las plataformas existentes en las comunidades, de las cuales estas organizaciones
forman parte. Esto supone no solo abogar por una acción política respetuosa de las instancias y formas
de organización local, sino, también, abrir el espacio para pensar la acción del Estado de modo que se
supriman lógicas trazadas verticalmente -direccionalidad del poder (Bobbio, 2001) - desde el Estado,
sea con las organizaciones o con la comunidad. Es necesario que se puedan establecer propuestas
140
desde lógicas que supongan la promoción y el fortalecimiento de relaciones virtuosas entre las mismas
organizaciones y de estas con el entramado comunitario, a todo nivel. Esto, más allá de solo pensar en
las llamadas “cadenas de valor”, que suelen tener un enfoque con frecuencia economicista, sino desde
lógicas solidarias ampliadas que acerquen y potencien a las organizaciones y que a la vez potencien una
acción del Estado más eficaz y respetuosa con las comunidades y sus formas de organización.
BIBLIOGRAFÍA
141
12 años de avances en la institucionalización de la
economía social en Argentina. Desafíos del escenario
actual
Lic Verónica Haddad y Lic. Natalia Stein66
El objetivo del trabajo es exponer la experiencia argentina a partir de las políticas públicas que
favorecieron el desarrollo y la consolidación de las organizaciones de la economía social y sus redes
durante 2003 - 2015.
Palabras clave: Políticas Públicas, inclusión social, Cooperativas, Trabajo, Transformación social
Introducción
Desde la asunción del presidente Néstor Kirchner en Argentina en 2003, comenzaron transformaciones
estructurales con el fin de revertir la profunda crisis socioeconómica y cultural, producto de un modelo
económico socialmente excluyente. La concentración económica es la contracara de la exclusión y
esta había alcanzado niveles inéditos en el país. Los programas sociales implementados por gobiernos
anteriores eran insuficientes para superarla y como estrategia para paliar la situación crítica, aparecían
diversas y novedosas experiencias de economía social y solidaria, como los clubes de trueque, las
fábricas recuperadas por la cooperativización de sus trabajadores y distintos tipos de emprendimientos
socioproductivos que trataban de lograr ingresos para el sustento familiar dando lugar a lo que se
denominó la “segunda generación” de experiencias de economía social y solidaria (García Delgado,
66 Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
142
2004), con características de mayor informalidad que la aparecida en la segunda mitad del siglo XIX con
los pioneros de Rochdale.67
La inclusión social era el desafío prioritario y en este marco, comenzaron a proyectarse los ejes
rectores que fueron configurando una transformación en la metodología de construcción de políticas
públicas orientadas al fortalecimiento de la democracia, con espacios de debate participativos para la
planificación, gestión y evaluación de las políticas sociales y para la reconstrucción del entramado social.
Se instauró el concepto de políticas sociales integradas. De 76 programas sociales vigentes en 2002,
en 2003 se diseña un abordaje en torno a tres líneas: Plan Familias, Plan Nacional de Desarrollo Local
y Economía Social “Manos a la Obra” y Plan Nacional de Seguridad Alimentaria. Luego se agregó el
Plan Nacional de Recreación y Deporte Social. En 2009, la propuesta se integra en dos ejes de acción:
Argentina Trabaja y Familia Argentina (MDSN, 2010).
Lo novedoso fue el cambio de paradigma en la política social. Integrando las dimensiones económica,
social y cultural, otrora escindidas, la política social involucra ahora trabajo y producción. La promoción
socioproductiva representa un viraje total desde una concepción de sujeto beneficiario pasivo a otra
noción en la cual las personas y sus organizaciones son protagonistas activos de la transformación social.
El modelo de crecimiento con inclusión social se organizaba desde la Política Pública en torno al binomio
trabajo–familia, al centrarse en “el desarrollo de la persona, en la familia como núcleo contenedor y en el
trabajo como elemento dignificador, mediante acciones concretas de apoyo a proyectos socioproductivos
que generan puestos de trabajo, para integrar a las mayorías, con producciones sustentables orientadas
al consumo popular” (Gandulfo, 2010).
Así, la economía social se convirtió en la estrategia para la inclusión social, aprovechando su potencial
de generadora de trabajo, y con el aporte adicional de configurar un modelo de desarrollo alternativo
y sustentable dada su práctica de toma de decisiones democrática y distribución equitativa de los
excedentes.
“Entre 40 países de diversas regiones a nivel mundial, el Informe de Naciones Unidas de 2013 destaca
a países de América Latina, pioneros en los tres impulsores del desarrollo: mayor proactividad del Estado
en las políticas de desarrollo, mayor integración con los mercados globales, y sobre todo innovación
67 Según datos del INDEC, Encuesta Permanente de Hogares, la pobreza en Argentina había dejado de ser marginal para
convertirse en central. A principios del 2002, el 54,3% de la población estaba bajo la línea de pobreza y un 20% de la Población
Económicamente Activa no tenía trabajo, mientras un 20% se encontraba en condición de subocupados.
68 Ya en 2003 Daniel García Delgado hablaba de la Economía Social como subsistema en el marco de una economía plural.
69 Argentina se ubicó entre los países de alto desarrollo humano después de haber superado la crisis de 2001-2002. El valor
del IDH para 2006 es de 0,860 lo cual ubica a Argentina en el puesto 46 entre 179 países. Se presentan a nivel subnacional
disparidades en la mejora de los índices, sobre todo del IDHA, que incorpora otros indicadores.
143
ejemplar en políticas sociales.”70
La economía social y solidaria como forma diferente de relacionamiento entre las personas y las
comunidades y entre estas y su medio ambiente, interpela formas perimidas del sistema político,
económico, social y cultural. Representa un cuidado del otro y del espacio que había sido olvidado en
pos de un crecimiento cada vez más desigual e inequitativo. “Esta manera de tener ciertos códigos,
ciertas regulaciones, instituciones, y vinculaciones, basadas en principios diferentes a los del sistema
capitalista, favorece la reproducción de la vida de las personas y permite mejorar sus condiciones de
vida en base a conceptos de solidaridad y reciprocidad” (Sánchez Zurita, 2010).
Desarrollo:
Otras dependencias del Estado también tomaron a la economía social como estrategia de inclusión
y desarrollo, con la creación de nuevas estructuras, planes y programas que impulsaron la formulación
de proyectos en este sentido. Testimonio de ello fueron la creación del Centro de Investigación para
la Pequeña Agricultura Familiar (CIPAF) dentro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA), o iniciativas como la asignación de presupuesto para apoyar proyectos socioproductivos y de
comercialización, incorporando al Programa “ProHuerta” al Plan Nacional de Seguridad Alimentaría.71
Con estas acciones, el Estado asumió una práctica reparadora y de restitución de derechos
sociales y humanos, que fueran violentados por las políticas neoliberales y los agronegocios de la
riqueza concentrada. En esta nueva etapa se promovieron emprendimientos que generaran empleo
y mejoraran los ingresos familiares, recuperando el trabajo como integrador social, la solidaridad en
el esfuerzo conjunto, la complementariedad y el asociativismo, la distribución equitativa y el compartir
comunitario. Las organizaciones del campesinado, las cooperativas de trabajo, las fábricas recuperadas
y las empresas sociales, fueron así partícipes en un modelo de construcción de la Política Pública de
abajo hacia arriba, con una lógica de democracia participativa.
1) Ley 25.865/2004 y creación del Registro de Efectores de Desarrollo Local y Economía Social,
que dio origen al Monotributo Social:
El Monotributo Social es un régimen tributario optativo creado en 2004, tras fuertes discusiones con
la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). El objetivo principal fue incorporar a sujetos
históricamente excluidos de la economía formal, reconociendo sus actividades productivas, comerciales
y de servicios, incluyéndolos en la cadena de valor y mitigando así su condición de vulnerabilidad. A partir
de esta iniciativa inédita, estos contribuyentes, con subsidio del Estado, quedan habilitados para emitir
facturas, ser proveedores del Estado por contratación directa (Dto. 204/04), acceder a prestaciones
70 “El ascenso del Sur es uno de los hechos más notables del nuevo escenario mundial” señaló Heraldo Muñoz, Director del
PNUD para América Latina y el Caribe (Ciudad de México, 14 de marzo de 2013: Presentación del Informe de Desarrollo
Humano 2013).
71 Otro ejemplo son las diversas ferias que se promovieron, como la Feria Nacional de la Semilla Nativa y Criolla, con una
modalidad de gestión asociada entre organismos del Estado Nacional y el conjunto de organizaciones representativas del
campesinado y la agricultura familiar del país.
144
de las obras sociales del Sistema Nacional de Salud e ingresar al sistema previsional. Además, los
monotributistas sociales pueden acceder a la Asignación Universal por Hijo.
A partir de esta Ley, se define como Efector Social a toda Persona Física en situación de vulnerabilidad social,
o Cooperativa de Trabajo cuyos integrantes se encuentren en idéntica situación, reuniendo las condiciones
requeridas de acuerdo al marco normativo76. La categoría es permanente, es decir que el derecho se mantiene
72 Se trata de espacios conformados por equipos interdisciplinarios que articulan las diversas líneas de acción del MDS para
construir, participativamente con la comunidad, estrategias de desarrollo local y provincial desde un abordaje integral.
Distribuidos por todo el país, los CDR funcionan como delegaciones locales del nivel central.
73 Impuesto al Valor Agregado: Las cooperativas inscriptas en el Registro Nacional de Efectores pueden vender y facturarle al
Estado y/o a clientes privados. Las que prestan servicios exclusivamente al Estado están exentas del pago del IVA, es decir,
del 21% sobre el monto de sus ventas, mientras que las que presten servicios a privados, pagan el 10,5% del Impuesto.
- Impuesto a los Bienes Personales: La Ley 23.966 establece que las cuotas sociales de cooperativas están exentas del
impuesto. - Impuesto a los Ingresos Brutos: Este impuesto es de carácter provincial y estas jurisdicciones deben seguir los
lineamientos de la Ley de Coparticipación Federal, en la que establece que el impuesto recaerá sobre el ingreso proveniente
de las actividades civiles y comerciales con fines de lucro. Por tratarse de entidades sin fines de lucro, las cooperativas no
deberían estar alcanzadas, pero cada jurisdicción posee tasas, excepciones y calendario de vencimientos diferentes.
74 Datos de Junio del 2017. Al sancionarse la ley en el 2004, el monto era de $12.000 anuales. El mismo se fue actualizando
periódicamente para acompañar la inflación. Cabe aclarar que los proyectos productivos también tienen un límite de facturación
(establecido por el ingreso anual de cada uno de los asociados), en tanto las cooperativas de trabajo no lo tienen.
75 La Comisión Económica para América Latina y el Caribe expresa: “La dinámica del empleo y la institucionalidad laboral son la
clave de la igualdad de oportunidades para la inclusión social”. (CEPAL, 2010)
76 Marco Normativo: Decreto 189/2004: Crea el Registro Nacional de Efectores. Ley 25.865/2003: Establece el marco tributario
para los sujetos inscriptos en el Registro. Crea el Monotributo Social. Decreto 204/2004: Incorpora al régimen de la contratación
directa a aquellas celebradas entre la Administración Pública Nacional y los sujetos inscriptos en el Registro. Resolución de la
Secretaría de Políticas Sociales: Reglamenta la operatoria del Registro.
145
siempre que subsista la situación de vulnerabilidad social y se continúe cumpliendo con los requisitos de ingreso
al programa77. Pueden inscribirse: desocupados, subocupados, y/o beneficiarios de Programas de Ingreso Social,
cuentapropistas informales en situación de vulnerabilidad social, personas físicas oferentes de oficios/ servicios,
integrantes de grupos asociativos, beneficiarios del Programa Manos a la Obra u otros y asociados a cooperativas
de trabajo, comunes o bajo resolución 3026/06 del INAES, trabajando en obra pública78.
Los monotributistas sociales tienen la obligación de pagar todos los meses la cuota correspondiente
del titular y su grupo familiar adherido a la obra social79, de solicitar la baja al Registro de Efectores en
caso que desista de la actividad y de solicitar el cambio de categoría tributaria en caso que sus ingresos
superen los establecidos.
La expansión del microcrédito (o de las microfinanzas) se incrementó a partir de la crisis del 2001
y con la visibilización de la economía social y solidaria, expresada en redes de trueque y otras
experiencias multivariadas. De esa manera, las organizaciones de “microfinanzas” se desarrollaron
y consolidaron, pero en general desde una óptica conservadora con características propias del
modelo neoliberal. Este tipo de empresas pasaron de tener un rol marginal a ser consideradas
como un sector productivo con gran potencialidad para aliviar los problemas de exclusión.80
Respecto al empleo de los términos, corresponde hacer una distinción: el concepto de microfinanzas
se asocia a la mirada neoliberal centrada en el aspecto financiero, mientras que la palabra crédito
tiene un costado más humano pues encierra la idea de “creer” en alguien, o de “acreditar”, como se
dice en Brasil. El sistema de microfinanzas centra su accionar en el funcionamiento del instrumento
y en la rentabilidad de las entidades crediticias, con el fin de sostener la operatoria, justificando el
cobro de altas tasas de interés (30 a 100% anual). El modelo de microfinanzas más difundido, que
es el modelo conservador llevado adelante por Yunnus, apunta a combatir la pobreza basándose
en los mismos preceptos. Un modelo apuesta a “la salida individual” del emprendedor y otro a la
contención comunitaria; unos pregonan la “industria de la microfinanzas” y otros la diseminación del
“banco de los pobres”. Pero ambas miradas reducen la problemática a la necesidad financiera del
cliente/beneficiario, rechazan la intromisión del Estado (tachándola de clientelismo), y descreen de
la capacidad autogestiva de las organizaciones, representando ambas un enfoque estrictamente
comercial del microcrédito. “Efectivamente, desde el inicio de la aplicación del microcrédito en
Argentina hasta mediados de la década del 2000, en general, salvo contadas excepciones81,
predominaba la visión del microcrédito comercial, constituyendo en la región y en muchos países
del mundo lo que se conoce como la ‘industria de las microfinanzas’. En este enfoque se considera
que la presencia del Estado entorpece las relaciones entre oferta y demanda de microcrédito.
Sostiene que los autoempleados informales quieren acceso al crédito sin importar el costo. Con
esta excusa, las tasas son, en la práctica, usureras.” (Solís, 2010)
Con la sanción de la Ley 26.117, el Estado Argentino, distanciándose del enfoque comercial,
subsidia la tasa de interés para los microcréditos fijándola en el 6% de interés anual. A partir de
77 Cuando se dictó la normativa en 2004, el carácter de Efector duraba dos años, lo que fue modificado en 2013.
78 Ver al final Anexo 1: Monotributo Social y Registro de Efectores.
79 Los costos que afronta el monotributista general (en la categoría más baja) ascienden a $787 mensuales. Se desagregan en:
Pago del impuesto integrado (Ganancias e IVA) = $68, Pago de aportes jubilatorios = $300, Pago de obra social = $419. Siendo
monotributista social o Efector, el contribuyente es eximido del 100% de los dos primeros componentes y del 50% del último,
por lo que el costo se reduce a $209,50 (Datos de Junio del 2017. Los montos se actualizan regularmente).
80 La CEPAL plantea que América Latina presenta hoy una estructura productiva muy heterogénea, que requiere la implementación
de políticas públicas específicas en un modelo de “tres velocidades” que incluye a las microempresas informales, a las PYMEs
y a las grandes empresas (CEPAL, 2010).
81 Por ejemplo la Fundación Horizonte, Norte-Sur, SEDECA, CESS, entre otras.
146
la propia demanda de crédito por parte de las organizaciones de la economía social, se tomó al
microcrédito como herramienta para la promoción y el desarrollo de la economía social y solidaria,
a través de la gestión asociada entre el Estado y las organizaciones, y desde ese paradigma se
aplicaron fondos rotativos al sector.
Así es como, hacia 2012, más de 1500 organizaciones ejecutoras articulaban esfuerzos a través
de tres modalidades de gestión asociada: Consorcios de Gestión Local, Redes de Gestión
Asociada y Banco Popular de la Buena Fe. El Modelo de Gestión Asociada proponía un proceso de
construcción colectiva y de mirada integral del territorio, que generaba una nueva institucionalidad
en la relación Estado-Sociedad Civil. Antes de la sanción de la Ley 26.117/06 existían alrededor de
40 o 50 entidades de microfinanzas en Argentina, trabajando de manera individual y enfocadas en
las problemáticas de sus operatorias. Con la creación de la CONAMI, la aplicación del microcrédito
desde las diferentes instancias de esta red se vio facilitada en el corto plazo, dándose una rápida
expansión y promoción a través de las Organizaciones Ejecutoras.
147
3) Ley 26.355/2008 de Marca Colectiva:
El Programa de Ingreso Social con Trabajo en el marco del Plan Argentina Trabaja:
En 2008, con la crisis financiera internacional, quedó evidenciado que el modelo que facilita la
concentración económica no es sustentable. En Argentina se implementaron medidas que procuraban
que la crisis no afectara tanto a la población más vulnerable. En este marco, el Programa de Ingreso Social
con Trabajo (PRIST) apuntó a organizar a aquellos que, a pesar del crecimiento económico sostenido
durante casi seis años, no se hubieran insertado ni como empleados asalariados ni como trabajadores
autogestivos. A diferencia de programas similares implementados en el pasado, este no buscaba asistir
al sujeto aislado sino que promovía la organización en cooperativas para generar puestos de trabajo.
“Dentro de este programa el trabajo es considerado el principal y mejor organizador e integrador social,
y constituye la herramienta más eficaz para combatir la pobreza y distribuir la riqueza” (MDSN, 2015).
No era el objetivo principal la transferencia de recursos, sino reconocer, desarrollar y potenciar las
capacidades de los sujetos brindando herramientas para acceder a oportunidades. En concordancia
con las políticas integrales, se buscaba crear oportunidades de inclusión laboral mejorando la calidad de
vida de las personas, desarrollar capacidades desde una perspectiva holística, incluyendo el derecho
a la educación, la salud y los derechos de ciudadanía activa. Cada cooperativa tendría un orientador
u orientadora quien, accediendo a capacitación específica, se encargaría de multiplicar los saberes
adquiridos y de cohesionar al grupo. “El Programa fue anunciado por la Presidenta Cristina Fernández
de Kirchner como una herramienta para la creación de puestos de trabajo genuino despertando grandes
82 Ejemplo de ello son las Ferias Francas de Misiones, la Feria y Mercado Madre Tierra en Tres Arroyos, la Feria Manos de la
Tierra en La Plata, La Feria Verde de Mar del Plata, el Mercado de la Estepa en Rio Negro, El Mercado Solidario de Bonpland
en Capital Federal y muchas otras. Dentro del circuito de Ferias se destaca la de Tandil, muchos de cuyos productores pueden
encontrarse en el Portal www.otraeconomiatandil.com.ar.
148
expectativas, tanto en los sectores más vulnerables a los que estaba dirigido como en los colectivos
militantes integrantes del Movimiento Nacional y Popular” (Kaminszczik, 2012). Se lanzó en la primavera
de 2009 en 36 Municipios y varias provincias, implementado a través de articulaciones multiactorales
y multisectoriales con diversos municipios, entes ejecutores y otros actores nacionales, provinciales
y locales, orientando el trabajo a la mejora del hábitat y los espacios de uso público y comunitario.
Cientos de militantes de diversas organizaciones políticas y sociales fueron convocados por el Gobierno
Nacional para integrar el cuadro de “orientadores” del Argentina Trabaja83.
El 53% de la población eran mujeres y el 30% eran menores de 24 años. Más del 80% de los integrantes
no había terminado la escuela y más del 70% no tenía un oficio ni experiencia de trabajo asociativo.
La mayoría llevaba más de cinco años sin trabajar. Era un universo de personas de los sectores más
vulnerables a quienes era preciso dar una respuesta desde el Estado.
El modelo de exclusión neoliberal y la consecuente fragmentación del tejido social alteró profundamente
la idiosincrasia de nuestra sociedad, socavando su valores esenciales, en especial la solidaridad y
la cultura del trabajo. Cuando son sostenidas en el tiempo, la desocupación y subocupación no sólo
provocan la pérdida del medio de subsistencia y de la posición identitaria en el entramado social,
sino que se degradan las ligaduras institucionales generadoras de lazos de confianza, solidaridad y
responsabilidad colectiva, que son los factores ordenadores de la vida familiar, social y comunitaria. Así,
ante la necesidad de procurar el sustento, el sujeto desarrolla estrategias de socialización marginales,
más basadas en lógicas de autodefensa que de cooperación. Las asociaciones se vuelven atomizadas y
competitivas entre sí, lo que se agrava por la escasez de recursos, la falta de expectativas y la ausencia
de mecanismos de integración social (Salvia, 2003).
83 Para comprobar que aquellos que se inscribieran no tuvieran otro ingreso, tal como se verificaba en otros programas, se
cruzaban las bases de datos de AFIP y SINTyS, de manera tal de garantizar que cumplieran con el perfil y las condiciones de
necesidad. Ante la duda de algunos observados por el SINTyS, se realizaban posteriormente visitas domiciliarias para definir
cada situación. El SIEMPRO realizaba un informe social de cada cooperativista que a su vez era inscripto como Efector Social.
84 Los operativos de inscripción tomaban la forma de ferias en las que los “punteros” negociaban los peajes a cambio de reducir
las obligaciones laborales, y se daban tensas discusiones entre orientadores y miembros del aparato local que buscaban
impedir la inscripción de alguien que no formara parte de su “clientela”.
149
Lo anterior permite comprender porqué el terreno resultaba fértil para que los poderes locales utilizaran
–y sigan utilizando– las políticas sociales como herramienta de instrumentalización política de la
población vulnerada. Sin embargo, a partir de las denuncias de los cooperativistas más militantes y
comprometidos, el MDS comenzó a intervenir en el territorio, convocando a foros de intercambio con los
orientadores. De los propios nuevos cooperativistas surgió así la demanda de formación en economía
social, tanto por la necesidad de profundizar en la identidad cooperativa como por la posibilidad de
desarrollar sus proyectos socioproductivos y gestionar sus emprendimientos, con miras a alcanzar la
sustentabilidad y autonomía. Esta demanda se plasmó en la implementación de la “Diplomatura de
Operador Socioeducativo en Economía Social y Solidaria”, certificada como diploma de extensión en
universidades nacionales asentadas en el conurbano bonaerense.
La “Diplo”
“Entendemos que el conocimiento es un proceso de construcción colectiva. No se imparte solamente,
se construye desde las experiencias, desde las historias de vidas personales y colectivas y, sobre
todo, desde los territorios y sus identidades” (Alicia Kirchner)
En la primera cohorte de la DOSESS (2010-2011) cursaron casi 1000 cooperativistas del Programa
y se diplomaron 670. En la cohorte 2012-2013 se triplicó la apuesta, aumentando el número de
cooperativistas cursando e incorporando a las Universidades Nacionales de San Martín y de Moreno86.
Los días de cursada (un día por semana), los cooperativistas daban el presente en el aula, lo que
equivalía al presente en la cooperativa, cumplimentando las 8 horas de cursada. Recibían además una
beca de $500 como incentivo a la formación, cuando cumplimentaban el 75% de asistencia a clases. En
2013 cursaban aproximadamente 2200 cooperativistas, de los cuales un 31% eran varones y un 69%
mujeres. Considerando que al inicio del programa el 53% eran mujeres, se ve que proporcionalmente el
porcentaje que accede a esta formación era mayor en mujeres que en varones87.
Actualmente, no sólo la Diplomatura sino el Programa íntegro están siendo desarticulados, o bien están
virando en su esencia. Poco se atiene ahora el PRIST a la intención original de promover la constitución
de cooperativas para fortalecer la cohesión social, conformar redes para garantizar la sustentabilidad
de los emprendimientos, y organizar el territorio. Los y las titulares del Programa no conforman ya
cooperativas, sino que figuran en una nómina de beneficiarios a título individual88.
85 La Diplomatura articulaba un conjunto de cinco materias como módulos de formación (320 horas), a lo cual se agregaban 180
horas de prácticas profesionalizantes.
86 Se sumó también la Universidad Nacional de Avellaneda como ente administrador, además de ser sede de cursada.
87 A su vez, el nivel de estudios alcanzado por los cooperativistas, de acuerdo a los datos relevados es: Universitario incompleto:
4%, Terciario Incompleto: 5%, Terciario completo: 1%, Secundario Completo: 22%, Secundario incompleto: 31%, Primario
completo: 22% y Primario incompleto: 5%. La mayoría de quienes no habían terminaron el secundario, le dio continuidad a
través del Programa FINES, simultáneamente al cursado de la Diplomatura.
88 Testimonio de trabajadores del Ministerio de Desarrollo Social y de organizaciones de base y cooperativistas que fueron
reprimidos en la 9 de Julio el día 28 de Julio de 2017.
150
Un logro fundamental de la política pública de la “década ganada” fue poner en agenda, desde la
gestión, a la Economía Social y Solidaria como la forma de organizar el trabajo y la producción que facilita
la reincorporación al mercado de trabajo de aquellas personas expulsadas del mismo, promoviendo la
democratización de la toma de decisiones con la consiguiente mayor equidad en la distribución de los
ingresos y cohesión social.
Esto se materializó no solo en las leyes de institucionalización y en el Programa de Ingreso Social con
Trabajo y su Diplomatura, sino también programas como el Plan de Emergencia Habitacional y el Plan
Agua Más trabajo, los cuales, con articulaciones interministeriales e interinstitucionales avanzaron en la
construcción de viviendas y redes de agua potable para poblaciones carenciadas. También se efectivizó
en la creación de estructuras públicas como la Subsecretaría de Agricultura Familiar, en el ámbito de la
Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, o las numerosas Secretarías, Subsecretarías y Direcciones
de Economía Social y Solidaria en distintos municipios y en algunos Ministerios Nacionales. Creció el
interés del ámbito universitario en la temática, verificado en la creación de carreras de posgrado89,
maestrías, tecnicaturas y otros trayectos formativos. Se promovió la extensión universitaria como
función social sustantiva de la Universidad, con una voluntad política tendiente a la democratización
de las estructuras y del conocimiento. La extensión universitaria se orientó también a la convocatoria
de proyectos de economía social y solidaria, participando las más de 40 Universidades públicas de
todo el país presentando proyectos de lo más diversos, desde temáticas de comunicación comunitaria
hasta agroecología, gestión de emprendimientos o fortalecimiento de producción local90. Los avances
en la ampliación de las redes de organizaciones, la capacitación de cooperativistas y el incremento del
número de personas asociadas a emprendimientos asociativos y redes, fueron notables.
Sin embargo, a partir de diciembre de 2015 comenzaron a soplar otros vientos. Las políticas del
gobierno que asumió y que significó la “mayor estafa electoral de la historia”91, impactan brutalmente en la
economía, produciendo una contracción de la misma y una transferencia de ingresos desde los sectores
de trabajo hacia los sectores económicos más concentrados (como el caso de las compañías petroleras
y sus distribuidoras, cuyos accionistas son cercanos al gobierno)92. El presidente electo en 2015 por
una diferencia del 1% en ballotage, ha tomado medidas que atentan contra del desarrollo humano y
perjudican a grandes sectores de la población. El retroceso se da también en cuanto a democratización
y a derechos humanos. Algunos ejemplos de estas medidas son la quita de retenciones a la minería, la
eliminación del impuesto a los bienes suntuarios, el aumento indiscriminado de las tarifas en los servicios
públicos, la devaluación que se trasladó a los precios y no se acompaña con las negociaciones salariales
paritarias, los despidos masivos y el veto presidencial a la ley antidespidos que fue aprobada en el
Congreso, así como el veto a la ley de Expropiación que favorecía a los trabajadores cooperativizados
del Hotel Bauen. En agosto de 2016 se calculaban más de 200.000 despidos y el 2017 comenzó con 57
despidos por día en el sector privado93. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) muestra
que la tasa de desempleo presenta un incremento significativo en el último año y medio. La situación
de los emprendimientos asociativos se enmarca en este contexto hostil. Han desaparecido rápidamente
los programas estatales para ayudar a las empresas recuperadas y cooperativas en general, lo cual es
89 Posgrado de “Economía Social y Desarrollo Local” de la FCE-UBA, Posgrado de “Economía Social y Dirección de entidades
sin fines de lucro” en UNTreF, Posgrado de “Desarrollo Local, Territorial y Economía Social” en FLACSO, etc.
90 En 2003: presupuesto $500.000 y se financian 84 proyectos. Año 2004: presupuesto $1.000.000 y se financian 86 proyectos.
Año 2007: presupuesto $400.000 y se financian 30 proyectos. Año 2008: $1.500.000 y 36 proyectos. Año 2009: $2.300.000 y
66 proyectos. Año 2010: $4.500.000 y 137 proyectos. Año 2011: $4.590.000. Año 2013: $10.000.000.
91 Cristina Fernández de Kirchner en el Acto de lanzamiento de Unidad Ciudadana, 20 de Junio de 2017.
92 La empresa Petrobras Argentina, por caso, ha sido adquirida por un empresario cercano al Poder Ejecutivo. Por otra parte,
quien fuera titular de la empresa Metrogas es ahora titular de Enargas, entidad esta última encargada de controlar a la primera,
evidenciándose el conflicto de intereses. Ver: http://noticias.perfil.com/2017/03/31/por-que-marcelo-mindlin-es-el-empresario-
preferido-de-macri/ y http://elinversoronline.com/2015/12/el-presidente-de-metrogas-fue-designado-como-interventor-del-
enargas/
93 Tomado de: http://www.politicargentina.com/notas/201608/15810-calculan-que-ya-suman-casi-200-mil-despidos-desde-que-
asumio-macri.html
151
la primera demostración de la falta de voluntad política. Algunos medios periodísticos con fuerte línea
editorial sugieren que existe una completa falta de políticas hacia las empresas recuperadas, oscilando
la respuesta estatal entre “la represión, el silencio y las concesiones de a una”. “Los trabajadores de
fábricas recuperadas y de las cooperativas del plan Argentina Trabaja están sufriendo una ofensiva
que combina ingredientes pesados: ausencia de políticas públicas, guiños de Cambiemos a que el
sector privado avance sobre las experiencias de autogestión, el tarifazo, baja del consumo interno y
parate de la obra pública”94. Se está produciendo una “vuelta al neoliberalismo” con tintes similares a
las políticas implementadas durante el gobierno de facto iniciado en 1976: apertura de importaciones,
desindustrialización e incluso represión a las organizaciones de trabajadores que se manifiestan en
reclamo de sus derechos.
Mientras las políticas públicas implementadas por el actual gobierno socavan el desarrollo y la
inclusión social, las empresas cooperativas y las organizaciones de la Economía Social, que tienen
mayor resiliencia ante las crisis, continúan resistiendo y desarrollando estrategias de supervivencia en
un contexto hostil. Adhiriendo a la declaración del Profesor Julio H. G. Olivera (2003): “Es en verdad
un hecho interesante, aunque poco conocido, que la mayor parte de las figuras más significativas de la
ciencia económica, tanto de la escuela clásica como de épocas más recientes, que escribieron después
del nacimiento del cooperativismo moderno, manifestaron categóricamente su predilección por este
sistema, juzgándolo superior no sólo a los regímenes autoritarios y estatistas sino también al capitalismo
privado”.
Con relación al PRIST, el proceso de desarme comenzó hacia fines de 2016, cuando el conjunto de
organizaciones sociales reclamaba la sanción de la Ley de “Emergencia Social”, denunciando el hambre
y miseria que padecía la población empobrecida, lo que ameritaba la reglamentación de seguros de
desempleo o de pobreza. Como resultado del diálogo que desde entonces el MDS entabló con las
organizaciones, se acordó, entre otros puntos, que las organizaciones sumarían sus integrantes a la
nómina de titulares del PRIST. Lo anterior habilitó al MDS reformular el programa, eliminando la figura
de las cooperativas y los dispositivos de acompañamiento, así como a desintegrar la Unidad Ejecutora
que coordinaba su implementación desde la propia estructura ministerial. De 110.000 titulares en 2015
se pasó a 236.000 en 2017. Si bien esto podría aparecer como un crecimiento del Programa, se trata en
realidad de una mayor necesidad de contención desde la política social, cuando la política económica
falla en promover una sociedad inclusiva.
152
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precisiones conceptuales y algunas experiencias históricas. Ediciones Altamira. Argentina. 2003.
153
Vuotto, Mirta (compiladora): Economía Social, precisiones conceptuales y algunas experiencias históricas.
Edicionnes Altamira. Argentina. 2003.
Indica que las asociaciones cooperativas tienen de forma libre y solidaria, ofrecer servicios a sus
asociados. Para alcanzar ese objetivo, el sistema cooperativo, a la vez que una asociación de personas,
debe ser “una asociación democrática, de préstamo y mutua”. Mientras que una empresa no hay un trato
justo; el sistema cooperativo debe ser razonable, juicioso, eficaz para prestar un servicio perfecto a los
asociados.
Para esta investigación se aplicó una encuesta que revela información importante a considerar en
futuras acciones en la conquista de la paridad entre hombres y mujeres y su participación en los diversos
154
ámbitos cooperativos. Las mujeres deben conquistar los puestos de toma de decisiones aportando su
sensibilidad y demostrando que son capaces de ganar los espacios aportando ideas, conocimiento y la
sensibilidad que las caracteriza en apego a los principios y valores que inspira el modelo cooperativo.
Finalmente Verónica Lilián Montes, y Viviana Coppini exponen la investigación titulada La Equidad De
Género Como El Aseguramiento De Las Necesidades Básicas, El Desarrollo De Sus Capacidades
Y El Trabajo En Equipo en donde describen la elaboración teórica sobre género y la equidad de género
vinculados al desarrollo de los emprendimientos cooperativos. Y se analiza los factores que favorecen
al empoderamiento de las mujeres y la equidad de género como el aseguramiento de las necesidades
básicas, el desarrollo de sus capacidades y el trabajo en equipo.
Aseveran que la participación más significativa de la mujer se encuentra en la base social, mientras
que la administración y dirección en uno de los casos está en manos de una mujer y en las otras dos,
si bien están ejercidas por hombres, las mujeres manifestaron el interés de formar parte de los órganos
de dirección, pero para que esto pueda ser posible se necesita capacitarlas en estas tareas de gestión
organizacional, y también es muy importante que concluyan la educación formal.
Siendo cooperativas son una fuente de empleo para personas con alta dificultad de acceso a él y en
los tres casos presentados permiten la subsistencia de la mujer y sus familias, dando respuesta a sus
necesidades básicas mediante el empleo, ingresos estables, salud y educación, desarrollando varias
de sus características y capacidades individuales, como el cuidado de su salud y el de su familia, la
confianza, la autoestima, faltando en todos los casos la capacidad de conducción.
155
Albert K. Owen y el potencial creador de la utopía: la
experiencia de la colonia socialista de Topolobampo,
Sinaloa
Juan José Rojas Herrera95
Introducción
En este documento se exponen algunas de las vicisitudes del intento de colonización multinacional
del puerto de Topolobampo, Sinaloa, que tuvo lugar de 1887 a 1893, por parte de un nutrido grupo de
inmigrantes alemanes, ingleses, franceses y norteamericanos, procedentes de Nueva York, USA, y a
cuyo frente se encontraba el ingeniero norteamericano Albert K. Owen.
Esta experiencia formó parte de los intermitentes ensayos socialistas y precooperativos que, a lo largo
del siglo XIX, diversos grupos de reformadores europeos, hicieron en diversas regiones del continente
americano. A pesar de su fracaso como experimento de organización social y económica, fue, sin duda,
la más duradera en el tiempo y la más exitosa por sus realizaciones en el campo de la ingeniería civil, la
construcción de ferrocarriles y la apertura de vastas zonas a la agricultura moderna.
Para la redacción del documento y la organización de la temática abordada en los diferentes apartados,
se ha recurrido a la revisión bibliográfica de diversos textos elaborados sobre el tema, particularmente
los trabajos de Valadés (1939) y de Lastras (1974). De manera complementaria, se ha efectuado una
inicial exploración hemerográfica de algunos periódicos obreros de la época.
En 1848, en un hospital de Chester, Pennsylvania, nació Albert Kimsey Owen, el futuro fundador de la
colonia socialista de Topolobampo. Su madre se llamaba Harriet Moffit, era descendiente de profesionistas,
pensadores y políticos destacados. Tuvo también un hermano, dos años menor que él, de nombre Alfred.
Pero, por desgracia, ambos vivieron muy poco al lado de su madre, quien falleció cuando Albert tenía
6 años. Dada esta circunstancia, su padre, el Dr. Joshua K. Owen, se hizo cargo de la formación y
educación de sus hijos.
El padre de Albert era un médico-cirujano de gran prestigio. Había crecido al lado de grandes hombres.
Era amigo personal de Abraham Lincoln, de Ulises S. Grant, y de una pléyade de grandes pensadores.
El Dr. Owen, además, era cuáquero, una corriente filosófico-religiosa que va a influir poderosamente en
la posterior ideología política de Albert K. Owen.
156
Hacia mediados del siglo XIX, de acuerdo con Juan Antonio Lastras, (1974), el cuaquerismo en los
Estados Unidos, estaba encauzado a luchar contra la esclavitud. De allí, las fuertes conexiones del Dr.
Joshua K. Owen con los hombres que lucharon contra los esclavistas, al grado que cuando se desencadena
la guerra de secesión no duda en enlistarse en las tropas del Norte junto con sus dos hijos.
De este modo, la segunda década de la vida de Albert K. Owen, transcurre entre campamentos
militares. Su padre se ofreció como voluntario médico en el ejército de Potomac, y Albert y su hermano,
se desempeñaron como ordenanzas del General Staff. Tomó parte en numerosas batallas y fue testigo
presencial de la rendición incondicional de las tropas sureñas, ocurrida el 9 de abril de 1865, en Appomatox.
Al finalizar la guerra, cuando Albert K. Owen contaba con 17 años de edad fue enviado por su padre a
Pennsylvania, a estudiar Ingeniería Civil. En esa ciudad, bajo la dirección de James W. Dale, amigo de
su padre, y prominente ingeniero matemático, cursó dos años de estudios superiores.
En abril de 1866, el Dr. Joshua K. Owen y sus dos hijos, embarcaron con rumbo a Europa en un viaje
que duraría 14 meses durante los cuales visitaron: Inglaterra, Francia, Malta, Siria, Egipto, Palestina,
Sicilia, Italia, Suiza, Savoya y Alemania.
En París, el joven Albert asiste a varias reuniones de intelectuales socialistas, comunistas y anarquistas.
Luego de la estancia en Alemania, el padre y Alfred regresan a los Estados Unidos y él permanece en
Europa, caminando ochocientas millas a través de Inglaterra, Escocia e Irlanda. El estrecho contacto
que establece entonces con los pueblos de los países recorridos lo lleva a sumarse a los insurgentes
irlandeses, que luchaban desde tiempo inmemorial por su independencia de Inglaterra, siendo él quien
descubre la vía más fácil y segura para atacar Dublín, durante uno de tantos asaltos a que fue sometida
esta ciudad.
A su regreso a los Estados Unidos, da inicio a su carrera de ingeniero civil, trabajando para la compañía
ferrocarrilera de Chester Creek Railway. Posteriormente participó en la construcción de la ciudad de
Chester City y de Fourdh Ward, Filadelfia.
Dada su gran habilidad en el trazo de vías férreas, fue invitado por el General William J. Palmer, socio
importante de la Compañía Denver y Río Grande Railway, para que se agregara a su expedición como
ingeniero, en los trabajos que esta compañía tenía en México. Owen salió de Colorado Springs vía
Santa Fé, El Paso, Chihuahua, Querétaro y la Ciudad de México, haciendo la localización de la ruta que
usan actualmente los Ferrocarriles Nacionales de México. Esta vía fue localizada por Owen y su trayecto
lo recorrió a caballo.
En Querétaro se encontró con el General Palmer y el General William S. Rosevans, prominente ejecutivo
de la Compañía Southern California, dedicada al estudio y construcción de vías de comunicación, que
tenía concesiones del Gobierno Mexicano para el trazo de rutas de ferrocarril, así como la construcción
de obras de riego y drenaje.
Entre las rutas ferroviarias que el Gobierno de Juárez deseaba construir se encontraba la que conectaría
a la ciudad de Querétaro con el Puerto de Guaymas, Sonora con la que se esperaba unir las principales
ciudades de la costa del Pacifico. Dicha ruta fue encomendada a Owen, quien, de inmediato, parte
con rumbo al estado de Jalisco y, posteriormente, siguiendo la ruta de las diligencias, apartándose por
momentos de toda civilización y cruzando la sierra sobre el lomo de una mula llega a la ciudad de Tepic,
Nayarit, en donde pasa algún tiempo relacionándose con los naturales de aquellas regiones.
157
En sus exploraciones de la costa nayarita, el ingeniero Owen, conoce a un joven soldado, entonces
comandante militar de la costa oeste de Baja California, llamado Manuel González; Owen y González
conviven largo tiempo en los campamentos y en los recorridos que normalmente hacia el ejército,
llegando a entablar una gran amistad que, a la postre, llegaría a ser duradera y altamente provechosa
para los planes de Owen96.
Continuando con su recorrido inicial por el Pacifico mexicano, de la ciudad de Tepic, Owen se trasladó
al puerto de San Blas, en donde realizó diversos estudios topográficos del litoral. Más tarde llegó a
Mazatlán y allí conoció al Dr. Benjamín R. Carman, que era cónsul de los Estados Unidos en el puerto. Y
él fue quien después de escucharlo y conocer sus proyectos, le hizo saber que había una Bahía más al
norte, en un punto casi intermedio entre Guaymas y Mazatlán, que reunía las necesidades que buscaba
para la fundación de la colonia socialista.
Con estos datos, y la promesa de Carman de formar parte de la compañía que se formaría para el
trazo del ferrocarril y el puerto, partió Owen, en busca de la Bahía, que no aparecía publicada en ningún
mapa de la república mexicana.
Una tarde de septiembre de 1872, Albert K. Owen en compañía del Ing. Fred G. Fitch, llegó por primera
vez a la Bahía de Topolobampo. Desde ese momento, se afianza en su mente la idea de crear un
enorme puerto unido por un ferrocarril con los centros productores de Estados Unidos de Norteamérica,
convirtiéndolo así en fuerte competidor del puerto de San Francisco, California. Owen aseguraba así
un acortamiento en el tráfico terrestre y marítimo entre los grandes centros productores de los Estados
Unidos y los países de oriente y sudamerica.
Owen permaneció varias semanas en Topolobampo. Durante ese tiempo: levantó planos provisionales;
diseño los edificios que habrían de ser construidos, así como el modelo de casa habitación; señaló los
sitios para las escuelas, las salas de conferencias, las plazas públicas, los comedores comunales, los
almacenes y los muelles. Definió la división de las tierras de la comarca, que serían entregadas a los
colonos para la explotación agrícola comunal y formuló las bases morales y económicas sobre las que
había de sustentarse la nueva metrópoli.
Una vez concluida está monumental labor de planeación, Owen decide volver a la Unión Americana,
cruzando para ello la sierra madre hasta llegar a la ciudad de Chihuahua y de ahí continúa su camino a
lo largo de la costa este de los Estados Unidos. Instalado en Nueva York da inicio a los trabajos formales
para la fundación de la nueva metrópoli que básicamente consistían en reunir el capital necesario y la
gente adecuada y suficiente.
Con esta idea, en los meses siguientes, trata de obtener financiamiento y respaldo gubernamental y
privado, tanto en México como en los Estados Unidos. Amigo de Presidentes, como Ulysses S. Grant de
Estados Unidos y Manuel González, de México, usa toda su influencia para tratar de llevar sus planes a
un buen fin. Dialoga también con magnates ferrocarrileros a los que intenta interesar en sus proyectos y
sostiene reuniones con poderosos financieros para que inviertan en la construcción del ferrocarril y del
puerto.
Simultáneamente se da a la tarea de reclutar a los futuros pobladores de la nueva ciudad. Sin embargo,
ambas tareas - la de gestión de recursos y la de reclutamiento de los colonos - avanzaban de forma
96 El general Manuel González, fue un factor clave para la fundación de su colonia socialista, ya que años más tarde
(entre 1880 y 1884) ocuparía la presidencia de la República, con lo que Owen obtuvo en forma relativamente fácil
y expedida, la concesión del Gobierno Federal para la construcción del ferrocarril Ojinaga-Topolobampo, así como
la fundación de su colonia en la Bahía de Ohuira.
158
extremadamente lenta. Por tal motivo, en 1880 resolvió hacer un viaje a la Ciudad de México con el
propósito de difundir sus proyectos y asegurar la necesaria concesión del gobierno mexicano.
Meses después, convencido de que, dadas las condiciones reinantes en los Estados Unidos, no podría
éste sólo país aportar el total de los futuros pobladores, resuelve emprender un viaje a Europa. Llega
a Londres en el otoño de 1880 y después de instalar una oficina da inicio a una frenética labor de
propaganda a favor de su proyectada colonia. Owen permanece en Londres varios meses hasta que le
confirman una entrevista con el entonces Presidente de la República, general Manuel González, quien
le escuchó y atendió.
La noticia de que Owen había obtenido la concesión para la construcción del ferrocarril a Topolobampo
fue conocida en Estados Unidos a mediados de 1881, despertando las ambiciones de fuertes empresarios
y de gentes del mundo oficial norteamericano. Pero no solamente los potentados de dicho país se
mostraban entusiasmados por los proyectos de Owen, sino también los ciudadanos norteamericanos
que veían en el ferrocarril y en la nueva ciudad, un gran porvenir.
Como requisitos para integrarse al proyecto, Owen exigía a los futuros colonos dos condiciones.
En primer lugar, que todos ellos, independientemente de su nacionalidad, sexo, profesión o edad,
se comprometieran a trabajar y a vivir en comunidad. En segundo lugar, que todos y cada uno de los
colonos adquiriesen determinado número de bonos cooperativos, cuyo producto sería invertido en la
compra de instrumentos de labranza y en la construcción de edificios que se destinarían para viviendas
y escuelas.
Con la finalidad de organizar todo el proceso de reclutamiento de los futuros moradores de la ciudad
cooperativa, fue creada una empresa a la que se denominó: Credit Foncier of Sinaloa, entre cuyas
funciones estaba la de emitir y administrar los bonos cooperativos con los que se financiaría la futura
colonia, tarea que empezó a desarrollar desde principios de 1882.
Tres años más tarde, en los últimos días de 1885, Owen había logrado colocar una buena cantidad de
bonos, principalmente entre los emigrantes ingleses; pero considerando que por lo menos necesitaría
un millón de dólares para llevar a cabo sus proyectos, inicio una nueva y activa propaganda a favor de
la colonia y de la construcción del ferrocarril.
Escribió entonces un libro, The Problem of the Hour, en el que resumía sus ideales. Recurrió a la prensa
escrita estadounidense en la que publicó un buen número de artículos en periódicos de todo signo
ideológico, ya fuesen liberales, socialistas o anarquistas y realizó diversas giras por las más importantes
97 En este periódico, entre otras notas de interés, se publicó el folleto: La Cooperación integra, redactado por Albert K. Owen y
en el que se expone el tipo de organización socialista que asumirá el asentamiento humano proyectado, así como mapas y
planos de la nueva ciudad, del ferrocarril y de las casas modelo que deberían construirse.
159
ciudades norteamericanas, en las que dictó encendidas conferencias.
Al mismo tiempo, fue necesario que Owen solicitase la ratificación de las concesiones que el
gobierno mexicano le había otorgado en 1881 y 1882, lo cual logró a mediados de 1886. En esta
tercera oportunidad el Ministerio de Fomento de México fue aún más preciso señalando que las
citadas concesiones “consistían en una dotación de trescientos mil acres de tierra en las cercanías de
Topolobampo, destinadas para trabajos agrícolas, y en un permiso para el disfrute de diez millones de
acres que deberían ser aprovechados para tender la vía férrea que, partiendo de un punto de la frontera
de Coahuila con Texas, terminase en el puerto de Topolobampo”. (Valadés, 1939: 17). La concesión se
extendería por 99 años y el financiamiento de los proyectos sería binacional.
Con base en las especificaciones anteriores, el proyecto de la ciudad programada se definió en los
siguientes términos: la Ciudad de la Paz tendría las mismas dimensiones que en aquel entonces
exhibía la de Nueva York; sólo que la tercera parte del área de la ciudad, sería destinada para
jardines, bulevares y plazas públicas. “Un malecón de cinco millas de longitud, y al que habían de
atracar los barcos de todas las nacionalidades, seria construido. Bordeando este malecón, luciría
un bulevar, adornado con espaciosos camellones cubiertos de palmeras tropicales. El edificio
destinado para biblioteca pública sería levantado frente al mar… Al norte de la bahía, las lomas
existentes serían rebajadas para dejar una gran extensión destinada para distrito comercial, en
tanto que en el lado opuesto surgiría el residencial”. (Valadés, 1939: 18).
Desde el punto de vista organizativo, la actividad económica de la colonia funcionaria con base en
las siguientes normas: a) La propiedad de la tierra y de todos los recursos naturales disponibles
sería colectiva; b) El individuo sólo tendría derecho al producto de su trabajo, obligándose a
entregar todos los productos obtenidos en las tierras de la comunidad para su comercialización
a través del Credit Foncier of Sinaloa; c) Los beneficios o ganancias individuales, no podrían ser
conservados por el productor, ni podrían ser subarrendadas las tierras; d) Todas las obras públicas
y de infraestructura, así como los espacios de uso común, serían estimados como patrimonio de la
comunidad y administrados colectivamente; e) El dinero solamente sería un símbolo, pero carecería
de valor monetario; f) Todos los servicios serían retribuidos con bonos de trabajo expedidos por
la administración de la colonia; g) El departamento bancario recibiría los bonos de trabajo como
la moneda común y corriente de la colonia, y h) Dentro de los límites de la nueva ciudad, no sería
permitido el establecimiento de empresa alguna que se dedicase a explotar el trabajo manual o
intelectual del prójimo.
La organización social de la comunidad estaría regida por diez departamentos administrativos. Los
encargados de los distintos departamentos, constituirían el consejo de directores de la colonia,
quienes serían designados en asambleas populares, y serían removidos de sus cargos cuantas
veces fuesen necesarias para el buen orden y entendimiento de la colonia, quedando establecido
el derecho soberano de los colonos a la revocatoria de mandato de sus representantes.
Finalmente, en materia religiosa, se establecía que la preferencia religiosa de los moradores sería
un asunto enteramente privado; aunque las grandes salas de conferencias podrían ser utilizadas
por los predicadores de todas las doctrinas sociales, sin que la administración citadina diese
preferencia a los representantes de determinada secta o grupo.
160
De acuerdo con Valadés (1939: 21), en febrero de 1887, Owen informaba que las personas inscritas
ascendían a cinco mil doscientas, que pertenecían a diferentes nacionalidades, que todas sabían
leer y escribir y que un gran número de ellas eran niños. No obstante, precisaba que únicamente mil
cuatrocientos noventa y un adultos habían cubierto en parte o en su totalidad el importe de cinco mil
novecientas diez y seis acciones.
Si tomamos en cuenta que el valor de cada bono o acción era de 10 dólares, la suma total acumulada
ascendía a sólo 59 160 dólares, una cantidad relativamente baja comparativamente con el millón de
dólares que Owen calculaba como inversión necesaria para el debido cumplimiento de sus planes. No
obstante, en abril de 1887, la empresa Crèdit Foncier anunciaba que los primeros trescientos colonos
embarcarían en Nueva York con rumbo a Topolopambo, en un barco especialmente fletado para este fin.
Sobre la opinión que la proyectada colonia generaba en los medios obreros y artesanos de México,
cabe destacar que, en el mismo mes de febrero de 1887, el periódico obrero, La Convención Radical,
publicó un artículo, intitulado: La Colonia Socialista de Topolobampo, en el cual pone en evidencia la
inadecuada distribución de la población mexicana a lo largo y ancho del territorio nacional y exhorta
a que las tierras desocupadas lo sean por mexicanos y no por inmigrantes extranjeros. Sin embargo,
manifiesta su apoyo al proyecto de creación de la colonia de Topolobampo por tratarse de una iniciativa
de colonización socialista, mediante el que se procura realizar el sistema cooperativo. Respecto al tema
de las pretensiones anexionistas de los nuevos colonos, que en algunos círculos políticos y económicos
se denunciaba, el artículo afirma que: “… debemos advertir que siendo socialistas los colonos, mal
podrían tener nunca pretensiones ni tendencias de anexión, pues el socialismo rechaza de plano la
guerra y el derecho de conquista, y carece de ambiciones patrióticas, porque para él no existe más que
la humanidad”. Se ratifica, asimismo, la confianza en su principal promotor Albert K. Owen y se augura el
éxito más completo del experimento social, debido a que en el lugar elegido para el establecimiento de
la colonia socialista, “no sólo hay… la fertilidad de terreno que exige el agricultor, sino la buena situación
geográfica que necesita el comerciante”.
En este contexto y tras tres meses de fatigosa navegación, los nuevos colonos llegaron a Topolobampo
en los primeros días de julio de 1887. Quedaron maravillados por la exuberante vegetación tropical del
extenso valle del Fuerte y por la tranquilidad y hermosura de la bahía de Topolobampo. El gobernador
de Sonora, D. Luis Torres, les envió una carta de bienvenida, que se publicó en el periódico Foncier
of Sinaloa98; sin embargo, también encontraron una tierra completamente despoblada e incomunicada
con el mundo, en la que el agua potable se encontraba a muy lejana distancia y donde no se había
construido ni una choza, ni habilitado algún lugar para almacenar los víveres que traían de Nueva York.
Así las cosas, como ninguno de los colonos quería asumir la responsabilidad de dirigir los trabajos
para la instalación de la colonia y como además no tenían los elementos necesarios para la construcción
de viviendas y nadie conocía en forma precisa el sitio en el cual habría de ser levantada la ciudad, las
familias anduvieron errantes de un lugar a otro por varias semanas.
Muy pronto, el paludismo, las fiebres y los mosquitos, empezaron a causar estragos entre los recién
llegados, principalmente entre la población infantil. Fueron aquellos días de desesperación y de zozobra,
sobrellevados a duras penas por los primeros colonos. Sin embargo, confiados en las promesas de
Owen y viéndose poseedores de una gran extensión de tierras y de una maravillosa bahía, mantenían
la confianza en el proyecto general.
Owen, entre tanto, continuaba en Nueva York reuniendo fondos y animando el trabajo de reclutamiento
98 La Convenció Radical, número 38, 6 de febrero de 1887.
161
de nuevos colonos; pero al tener noticia de la angustiosa situación de los primeros pobladores de
Topolobampo, se dispuso a emprender el viaje para ponerse al frente de la colonia e iniciar, la construcción
de habitaciones y los trabajos agrícolas, que serían el punto de partida de la vida económica de la
Ciudad de la Paz.
La llegada de Owen a Topolobampo, junto con un grupo de 30 nuevos colonos, se produjo hasta abril
de 1888. En los nueve meses transcurridos desde el desembarcó del primer grupo conformado por los
primeros trescientos colonos, éstos apenas habían podido construir unas humildes chozas de madera,
en las cuales se hospedaban incómodamente. No habían iniciado el cultivo de las tierras del valle
del Fuerte; ni se habían preocupado por la construcción de algún inmueble de uso común, ya fuese
hospital o escuela. Los niños vagaban y los enfermos sufrían. Una junta provisional estaba encargada
de administrar el comedor comunal, que funcionaba gracias a los víveres que Owen había remitido de
los Estados Unidos en tres ocasiones.
Así, a pesar de los nueve meses prácticamente desperdiciados, con la llegada de Owen los colonos se
pusieron en movimiento. En primer término, de acuerdo con los reglamentos de la colonia, fue designado
el comité administrativo. Posteriormente, fueron hechos los trazos para las calles y se construyeron tres
edificios destinados para hospital, escuela y comedor comunal.
Sin embargo, la situación económica del asentamiento humano de Topolobampo era en extremo
complicada. La combinación de diversos problemas como la imposibilidad de abrir canales de riego en
unas cuantas semanas o hacer producir las tierras en el corto plazo, generaban una grave situación
de desabasto de alimentos que se veía agravada por el alto costo que implicaba su importación de los
Estados Unidos. En estas condiciones los fondos de la empresa Crédit Foncier, se agotaban. “Ni un
centavo más llegaba de Nueva York, en donde había quedado establecido un comité encargado de la
venta de acciones y del embarque de nuevos colonos”. (Valadés, 1939: 27).
La problemática anterior se vio aún más agravada, a finales de 1889, con la llegada de un tercer grupo
de 70 colonos. Así, dado que el aumento de población chocaba con la escasez económica, dificultades
cada vez más frecuentes y agudas empezaron a aflorar entre los colonos, quienes sin saber a qué
atribuir la penosa situación en que se encontraban, creyeron que ella se debía al mal gobierno. El
consejo de la comunidad fue removido varias veces sin resultados visibles y las intrigas y los pleitos
se sucedieron sin cesar. Para entonces, aunque Owen seguía gozando de la confianza de los colonos,
ya no tenía colaboradores en el consejo. Mantenía una relativa influencia moral pero había perdido la
dirección del proceso.
Las quejas de los colonos se trasladaron a Nueva York, provocando una división entre los integrantes
del comité establecido en esa ciudad. Uno de los grupos, identificado como radical de izquierda, emitió
una proclama asegurando que Owen había defraudado las esperanzas de los colonos, ya que por las
noticias que habían recibido de Topolobampo, se entendía que éste intentaba formar una ciudad “con
régimen capitalista y no una colonia socialista”.
Por su parte, el grupo rival, calificado como empresarial de derecha, sostenía que Owen había abusado
de la confianza en él depositada, pretendiendo la organización de una colonia comunista y no de una
gran metrópoli en la que tuvieran albergue los hombres pertenecientes a todas las tendencias políticas;
este grupo, se dirigió, incluso, al gobierno de México, pidiendo la cancelación de la concesión otorgada
a Owen y ofreciendo el establecimiento de una verdadera ciudad progresista.
En realidad, como es comprensible, Owen no había logrado imprimir ninguna tendencia a la colonia.
162
El caos y el desorden reinante, así como las urgencias vinculadas a la mera sobrevivencia, impedían la
discusión seria del cariz ideológico que habría de seguir el asentamiento humano.
Las contradicciones y confrontaciones entre los grupos en disputa continuaron escalando, tanto en
Nueva York como en Topolobampo. De esta suerte, en los últimos días de 1889, un numeroso grupo
de colonos le exigieron a Owen que entregara la jefatura de la colonia a un nuevo presidente. Los
impugnadores argumentaban que no había dirección y que los colonos estaban amenazados por el
hambre, ya que ni se recibían fondos de Nueva York ni las tierras producían. Además, el paludismo
había causado serios estragos entre los pobladores. La mitad de los hombres que debían concurrir a
las labores agrícolas, estaba enferma. Los niños morían y las madres pedían que se les regresase a los
Estados Unidos.
Owen cedió a la presión y dio por concluido su encargo al frente del consejo de la comunidad y si bien
las primeras cosechas logradas por esos días hicieron surgir nuevas esperanzas, Owen había perdido
definitivamente la fe. Dejo de ser el hombre animoso de los primeros días; no lanzaba iniciativas, ni
distribuía optimismo. Los obstáculos le habían vencido moralmente.
Cuando un grupo de colonos le hizo saber su resolución de abandonar la colonia para trasladarse
a California, no trató siquiera de detenerlo. Ahora creía que la disminución del número de habitantes
podría ser provechosa.
Entre los meses de julio a diciembre de 1890, doscientos colonos salieron de Topolobampo. Día a día
emigraban familias enteras. Sólo los más pobres eran los que quedaban, resignados a su suerte. En los
primeros meses de 1891, otras treinta familias abandonaron la colonia.
Corrieron otros cuantos meses, y en noviembre Owen reunió a sus mejores amigos, haciéndoles saber
su irrevocable resolución de abandonar la colonia. No hubo quien le detuviera, y calladamente abandonó
Topolobampo. En los días y meses sucesivos el resto de los colonos, identificados con su corriente o
grupo de opinión, seguiría sus pasos, con lo cual el proyecto de la colonia socialista se derrumbaba para
siempre, dejando el camino despejado para que la iniciativa empresarial, individualista y parcelaría se
impusiera, por la vía de los hechos, durante los años subsiguientes.
Deliberando acerca de las causas del fracaso, en principio, es de advertirse un evidente descuido en
la planificación del proceso de traslado, recepción e instalación de los diferentes grupos de colonos que
fueron llegando a las costas de Topolobampo. No solamente había improvisación en tales actividades
si no que la información era inadecuada. Muchos colonos desconocían que el lugar elegido para el
asentamiento era un desierto, sin agua potable y dentro de una zona palúdica. Se ignoraba o no se quiso
reparar en el hecho de que la tierra disponible era totalmente virgen, sin preparación para su cultivo. Y
peor aún se desconocía el monto de recursos disponibles, los cuales evidentemente eran exiguos y su
disponibilidad dependía totalmente de lo que se pudiera enviar desde Nueva York.
Pero, en definitiva, el problema principal residió en la falta de consenso en torno al proyecto a desarrollar.
Para algunos efectivamente se trataba de crear una comunidad ideal y dar ejemplo al mundo entero de
las bondades de dichos experimentos sociales, en tanto que para otros se trataba de una empresa
de tipo económico consagrada a la construcción de grandes obras de infraestructura - la construcción
del ferrocarril y el puerto - que deberían arrojar jugosas ganancias, en forma rápida y sin demasiados
esfuerzos. Esta diferencia en las expectativas de los colonos se manifestó con toda su crudeza en
163
cuanto se constató que la materialización de los proyectos de Owen, ya fuesen los de orden utópico o los
propiamente empresariales, no podrían concretarse en el corto plazo y sin vencer enormes obstáculos
que demandaban unidad de criterio, voluntad inquebrantable y trabajo abnegado y constante de parte
del grupo de colonos.
Un último aspecto a tomar en cuenta es que la colonia fue habitada exclusivamente por población
extranjera y no se tuvo ni la habilidad ni el interés por incorporar a los lugareños, que conocían mejor
las condiciones ecológicas locales y que hubiesen podido hacer una contribución significativa en el
proceso de construcción de la proyectada colonia. Además, como señala Lastras (1974: 76), Owen,
en su colonia socialista de Topolobampo, se encontró rodeado de filósofos, músicos, matemáticos,
periodistas, impresores y profesionales. “Y esto, que debería de haber sido una gran ventaja, fue sin
lugar a dudas su desgracia en la consolidación de su proyecto; ya que trajo a Sinaloa, más intelectuales
que gente de trabajo rudo”.
No obstante, visto en perspectiva, podemos confirmar que, a pesar del fracaso de la colonia socialista,
lo cierto es que con el correr del tiempo, en ese mismo lugar, se erigiría la moderna ciudad de Los Mochis.
De forma análoga, otros proyectos de Owen, como el relativo a la construcción de extensos canales de
irrigación en el Valle del Fuerte, el tendido del ferrocarril Chihuahua-Pacífico y el establecimiento del
puerto marítimo de Topolobampo, se harían realidad. Este conjunto de realizaciones confirman por si
solas el poder creador de la utopía cuando se le abraza con cariño y dedicación, tal como lo hizo Albert
K. Owen a lo largo de su vida.
164
Bibliografía consultada
Gill, M. (1983). La conquista del valle del Fuerte. Culiacán: Ediciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Colección Rescate.
Ibarra, G. (1994) Contribuciones a la historia del Noroccidente mexicano. Culiacán: Ediciones de la
Universidad Autónoma de Sinaloa. Memoria del VIII Congreso Nacional de Historia Regional.
Lastras, J. A. (1974) Topolobampo. Albert Kimsey Owen. Un socialista en México. Los Mochis: Talleres
Gráficos de El debate de Sinaloa.
Nakayama, A. (1982). Sinaloa, un bosquejo de su historia. Culiacán: Congreso del Estado de Sinaloa y
Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa.
Sinagawa, H. (1986). Sinaloa, historia y destino. Culiacán: Cahita.
Valadés, J. (1939): Topolobambo, la Metrópoli Socialista de Occidente. El Trimestre Económico, 3: 15-39.
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COOPERATIVAS DE INFRAESTRUTURA INFRACOOP
COOPERATIVAS DE ELETRIFICAÇÃO RURAL
SUMÁRIO
INFRASTRUCTURE CO-OPERATIVES
ABSTRACT
The co-operative association meets its ground in the social process of cooperation, as well as, in a mutual
process according which those who find themselves in the same unfavorable position of competition
achieve the survival. Taken as an economic event, the co-operative association intends to reduce de
production expenses, and reach more propitious seasons and price conditions, offer trustful structures
aiming the trade of products. In the same way, to set up installations for current use, interfere in the
flowing system, trying to find alternatives to their methods and solutions. The co-operative associations
has in view, under a free and solidarity manner, to offer services to their associates. To achieve that
aim the co-operative system, while a people association, must be “a democratic, lending and reciprocal
association”. Whereas an enterprise, the co-operative system ought to be reasonable, judicious, effective
in order do render a perfect service to the associates.
166
as cooperativas como uma forma ideal de organização das atividades sócio-econômicas da
humanidade, e, conseqüentemente, aconselha, propicia ou se esforça na prática por conseguir
a difusão e consolidação desta entidade. O associativismo cooperativista tem por fundamento o
progresso social da cooperação e do auxílio mútuo segundo o qual aqueles que se encontram
na mesma situação desvantajosa de competição conseguem, pela soma de esforços, garantir a
sobrevivência. Como fato econômico, o cooperativismo atua no sentido de reduzir os custos de
produção, obter melhores condições de prazo e preço, edificar instalações de uso comum, enfim,
interferir no sistema em vigor à procura de alternativas a seus métodos e soluções.[2]
A Cooperativa visa, de forma livre, solidária e autônoma prestar serviços a seus associados. Para
tanto a cooperativa, enquanto associação de pessoas, precisa ser democrática, participativa,
mutualista e eqüitativa. Enquanto empresa, a cooperativa precisa ser racional, eficiente e eficaz
para a melhor prestação de serviços aos associados.
A cooperativa ´”é a união de pessoas economicamente frágeis que suavizam a rudeza das relações
econômicas por hábitos de ajuda mútua e solidariedade, mas que ao mesmo tempo se empenham
pelo esforço e a responsabilidade pessoal”. (G. Fauquet – “O Setor Cooperativo”)
A cooperativa é “empresa constituída e dirigida por uma associação de usuários, que aplica em seu
seio a regra da democracia e que tende diretamente ao serviço tanto de seus membros quanto do
conjunto da sociedade”. (Paul Lambert “La Doctrina Cooperativa”.)
“ Será considerada como cooperativa, seja qual for a constituição legal, toda a associação de
pessoas que tenha por fim a melhoria econômica e social de seus membros pela exploração de uma
empresa baseada na ajuda mútua e que observa os Princípios de Rochdale, tal como reformulados
pela terceira vez, por ocasião do Congresso Internacional Cooperativista de Manchester em 1995. ”
167
outras operações com a cooperativa
4) autonomia e independência das cooperativas
5) educação, informação e capacitação cooperativa
6) integração entre as cooperativas
7) preocupação para com a comunidade (concern for community)
É oportuno salientar que o cooperativismo mundial já dedicou três Congressos Internacionais, para
abordar, adequar e questionar aspectos relativos aos princípios e às normas do cooperativismo, e
inserir algum novo princípio, segundo as demandas econômicas e sociais de cada época. Para tanto,
foram destinados os seguintes Congressos Internacionais: O de Paris em 1937, o de Viena em 1966
e o de Manchester, em 1995. Dentre os sete principios definidos em 1995, dois deles são novos, o
quarto e o sétimo. Constata-se, porém que os valores hoje vigentes e defendidos pelo cooperativismo,
são os mesmos defendidos e propostos pelos Pioneiros de Rohdale, indicando que sendo instâncias
fundamentais do cooperativismo, são mais perenes e permanentes ao longo do tempo.
2) “O trabalhador, ao carecer de capital, vê-se obrigado a vender seu trabalho a quem é possuidor
daquele; contudo, o trabalhador podia facilmente converter-se em proprietário do capital, porque
todo capital é produto do trabalho” (William King – “El Cooperador”)
3) “De cada um segundo suas capacidades, a cada um segundo as suas necessidades” (Louis Blanc
– “Revista del Progreso”)
5) “Assim surgem as múltiples formas de organização de defesa do trabalho e dos trabalhadores, até
chegar ao mutualismo, ao sindicalismo e ao cooperativismo, entre outros, de cujas ações surgiram
as principais conquistas sociais a favor da dignidade humana, a liberdade e a democracia dos
povos do mundo”. (L. F. Verano “”El modelo de la economia solidaria”).
168
No relatório final, Laidlaw, ao tratar sobre os fundamentos da cooperação, destaca o que se relaciona
com a crise ideológica, que segundo ele, é a que surge devido às dúvidas angustiantes sobre o verdadeiro
propósito das cooperativas e da inquietação se as cooperativas estão desempenhando um papel claro
e preciso como classe e categoria diferente de empresa...
O primeiro é relacionado com a crise ideológica, que segundo Laidlaw é a que surge devido às dúvidas
angustiantes sobre a Identidade e o verdadeiro propósito das cooperativas e da inquietude sobre se as
cooperativas estão desempenhando um papel claro e preciso como classe de empresa diferente. A esta
inquietação, agrega-se as três seguintes interrogantes:
Portanto, como segunda prioridade, a pergunta é se as cooperativas se limitam a ser tão eficientes no
sentido produtivo e comercial como as outras empresas, isso é suficiente?
Na quarta prioridade a questão é: Se o mundo está modificando-se de maneira tão estranha, que não
poucas vezes produz perplexidade, deveriam as cooperativas mudarem no mesmo ritmo, ou talvez
teriam que lançar-se em direção diferente e tratar de criar outra classe de ordem econômica e social?
Resumindo, podemos perguntar afinal o que justifica a existência das cooperativas? Basicamente há
três razões: a) A satisfação de necessidades comuns, que permitem assim uma condição mais digna e
humana para os associados. b) A reação contra a exploração do homem pelo homem no capitalismo. c)
A evolução e difusão das formas de organização econômica na busca de bem-estar com justiça social.
Uma cooperativa é uma sociedade cujo capital é formado pelos associados e tem a finalidade de somar
esforços para atingir objetivos comuns que beneficiem a todos.[4] Há muitos tipos de cooperativas.
Algumas têm como finalidade a comercialização de bens produzidos por seus membros.[5] Essas são
as chamadas cooperativas agropecuárias, e cooperativas de produção. Outras têm a finalidade de
comprar bens de consumo e revendê-los a seus associados a preços mais baratos que os do mercado;
são as cooperativas de consumo. Outras fornecem recursos financeiros aos seus associados; chamam-
se cooperativas de crédito. Outras, finalmente podem prestar serviços, como transporte de carga,
abastecimento de água, distribuição de energia elétrica; são as cooperativas de serviço.[6]
Já desde os tempos mais primitivos e numa época de cultura ágrafa, os homens vinham trabalhando
em conjunto, na produção e na colheita de bens e serviços, tanto entre os povos primitivos da Europa,
Ásia e África, quanto entre os indígenas das Américas.
Alguns homens defenderam a ideia de que todos os frutos do trabalho comum deveriam ser repartidos
igualmente. Outros argumentam que todas as vezes que esse sistema foi tentado os trabalhadores
169
perderam o estímulo pelo trabalho, ficaram desinteressados e insatisfeitos. Robert Owen, artesão e
industrial inglês do final do século XVIII e início do XIX, foi a primeira pessoa no mundo moderno a
tentar organizar uma empresa destinada a beneficiar os empregados e consumidores, como donos
e empresários da iniciativa. Não obteve grande sucesso, mas algumas de suas iniciativas vingaram.
No mesmo período, o inglês William King, o “médico dos pobres”, recomendou aos operários que
possuíssem suas próprias organizações empresariais de consumo, e de produção, com acesso livre às
máquinas de sua época.[6]
A ONU, reconhece o grande papel que as cooperativas já desempenharam e continuam a desempenhar
na modernidade recente, em prol de um desenvolvimento mais humano, equitativo e participativo. Elas
oferecem uma nova proposta de empresa, não dominada e explorada pelo grande capital. Por isso a
ONU decretou o ano de 2012 como o ano Internacional das Cooperativas.
O potencial de cooperação reside no cerne da própria natureza social do ser humano, que o leva a criar
identidades com os demais. Por outro lado, as pessoas buscam soluções na base de um somatório de
esforços. Além disso, esforços constantes e a necessidade de soluções permanentes mediante a ação
coletiva, conduz à uma organização. Por fim, a Cooperação Organizada traduz-se em consciência e
atuação recíproca com Equidade e Acordo Voluntário.
Portanto, a cooperação, como um dos processos sociais já existe desde os primórdios da humanidade.
Povos na mais remota antiguidade européia, tribos e clãs indígenas nas Américas, só sobreviveram ante
os desafios da natureza, reforçando o coletivo e a ajuda mútua, tais como o “mir e artel”nos povos eslavos,
a “zadruga” na população balcânica e o sistema dos “Almende” entre os povos germânicos, no qual a
pecuária sempre era uma atividade coletiva/comunitária. E também se exercia atividades comunitárias,
para aliviar os camponeses no pagamento dos pesados tributos aos reis, príncipes e proprietários
das terras que cultivavam. As civilizações do Egito e da Mesopotâmia antiga, puderam destacar-se dos
demais povos, porque souberam organizar-se melhor e praticar a ajuda mútua na construção de canais,
que permitiam levar a água dos rios Nilo, Tigre e Eufrates deserto a dentro, permitindo uma atividade
agropecuária e a produção permanente de alimentos. Mas cabe agora a pergunta: Quando e como
surgiu o processo da cooperação cooperativa ?
O processo de cooperação mais específico, na condição de “cooperação cooperativa” já tem uma longa
trajetória histórica, desde a constituição das primeiras cooperativas junto aos operários das docas de
Chatan e Woolwich da Inglaterra em finais do Século XVIII. Nas primeiras décadas do Século XIX, surge
a cooperativa de consumo de Brighton, criada pelo médico dos pobres, William King em 1827 e logo
seguida por várias outras, levando à formação de uma Federação deste ramo de cooperativas, em 1830
e integrada por 350 cooperativas de consumo da época. Esta Federação patrocinou vários congressos
temáticos, tais como o de 1832 que se concentrou no tema da democracia cooperativa, na base de “uma
pessoa, um voto”, quando em nenhum país da Europa de então havia algum sistema político firmado na
democracia. Em outro dos congressos debateu-se o tema do autofinanciamento/autocapitalização das
cooperativas, entendendo-a como condição importante e necessária para as cooperativas preservarem
a sua identidade e autonomia.
170
Na Europa, ao longo do Século XIX o cooperativismo surgiu e se expandiu nos diversos reinos,
principados e países que os levou a criar em Paris em 1895 a Aliança Cooperativa Internacional, com
sede inicialmente em Londres e, que desde 1980 foi transferida para Genebra. Logo mais, a Aliança
passou a representar não só as cooperativas de consumo, mas progressivamente também os demais
ramos de cooperativas, passando a criar Secretarias Regionais nas Américas, na África e na Ásia.
No Brasil, o cooperativismo está representado no órgão nacional, a Organização das Cooperativas
Brasileiras – OCB que com suas filiadas estaduais, as OCEs promovem e defendem os interesses de
13 ramos do cooperativismo, que são: agropecuário, consumo, crédito, educacional, especial ou social,
habitacional, infraestrutura, mineração, produção, saúde, trabalho, transporte, turismo e lazer.
2. AS COOPERATIVAS DE INFRAESTRUTURA
Passando agora a analisar as características e funções das cooperativas de infraestrutura que também
são consideradas como cooperativas de eletrificação rural, temos a considerar o seguinte:
A eletricidade, descoberta e usada apenas a partir dos dois últimos séculos, novidade que é recente
ao longo da multimilenar história do “homo sapiens”, passou a tornar-se a principal fonte de luz, calor e
força utilizada no mundo moderno. Atividades simples como assistir à televisão ou navegar na internet, o
ter utensílios domésticos como geladeiras, freezers, máquinas de lavar e enxugar roupas, etc., somente
são possíveis porque a energia elétrica chega até a sua casa. Fábricas, supermercados, shoppings,
hospitais, asilos, colégios e universidades e uma infinidade de outros lugares precisam dela para
funcionar. Grande parte dos avanços tecnológicos que alcançamos se deve à energia elétrica.
Obtida a partir de todos os outros tipos de energia, a eletricidade é transportada e chega aos
consumidores no mundo inteiro por meio de sistemas elétricos complexos, compostos de quatro etapas:
geração, transmissão, distribuição e consumo.
A vantagens das usinas hidrelétricas é que a maior parte da energia elétrica produzida no Brasil vem de
uma fonte renovável - a água. O território brasileiro é cortado por rios e as usinas hidrelétricas são uma
opção sustentável para garantir a energia de que o país precisa para crescer. Por outro lado, utilizam
uma fonte renovável de energia. A água que movimenta as turbinas da hidrelétrica e gera eletricidade,
se renova sempre por meio do ciclo hidrológico e pode ser reutilizada. Sua qualidade é preservada 100.
E é usada para o consumo e a irrigação
No caso das cooperativas de infraestrutura, várias delas não são meras distribuidoras de energia
produzidas pelo Estado ou por Particulares, mas também geram energia, construindo e mantendo suas
próprias reservas de água, para gerar energia. Em geral, os reservatórios de água potável e que provém
das chuvas, são administrados pelas cooperativas, para serem utilizadas tanto para a produção de
energia elétrica, irrigação, quanto para serem áreas de criação de peixes e para áreas de lazer.
171
representam o desenvolvimento sustentável em sua melhor concepção. É uma energia produzida
por água limpa que não agride o ambiente e se destina para múltiples finalidades e necessidades da
economia e da sociedade.
Significam energia limpa e com menor custo para hoje e amanhã. Com um tempo médio de vida que
pode chegar a 100 anos, os empreendimentos hidrelétricos são investimentos de longo prazo, capazes
de beneficiar várias gerações, sobretudo quando administradas por cooperativas.
As 15 cooperativas de eletrificação rural no Rio Grande do Sul contam com 311.444 associados,
conforme dados atualizados em 27.04.2017, o que dará uma média de 20.762 integrantes por cooperativa.
São 282.925 os usuários e a uma média de 18.861 membros nas 15 cooperativas de infraestrutura no
RS. As quatro maiores cooperativas contam com 58,82% do total dos associados do sistema e que são
pela ordem de grandeza: Teutônia, Ibirubá, Caibaté e Taquari, com um total de 183.193 associados. Os
municípios da Região da Campanha do RS e do Centro do Estado, aparecem com baixa participação de
associados, ou seja, com apenas 5,53% (17.232) no total dos associados do sistema: Bagé, Encruzilhada
do Sul, Santa Maria e Viamão. O número de associados dos quatro municípios está muito próximo ao
total de associados da Região de Ijuí.
Considerando a situação das cooperativas de infraestrutura ao nível do País, podemos ver que contam
com 652.921 usuários, dos quais Rio Grande do Sul, com 43,33% e Santa Catarina com 36,48%,
apresentam uma alta concentração de 79,81% de tais usuários, restando para os demais 25 Estados e
Distrito Federal do País, apenas 20,19% de usuários. Por outro lado, no que se refere à quilometragem
das redes de distribuição de energia pelas cooperativas de infraestrutura do Brasil, chega-se a 108.616
km , ou seja, uma extensão mais de duas e meia voltas em torno do equador da Terra. As cooperativas
de infraestrutura do Rio do Grande do Sul e Santa Catarina lideram de forma expressiva o serviço de
tais cooperativas, pois administram 87.274 km de redes, portanto, responsáveis por 80,35% do total
das redes destas cooperativas no País, enquanto os demais 25 Estados e Distrito Federal contribuem
com apenas 19,65% do total de redes. As cooperativas de infraestrutura de ambos os Estados são
responsáveis por 75,72% da potência instalada bem como por 79,19% da energia distribuída por estas
cooperativas no País.
Notemos que os dois Estados da Região Sul do País, com aproximadamente 18 milhões de habitantes,
dos quais cerca de 2,8 milhões são população rural, tem uma forte presença da micro e pequena
propriedade familiar, onde cada proprietário tende a empenhar-se em prol de uma razoável autonomia,
determinação, espírito de iniciativa e de criatividade no uso e na forma de aproveitar sua propriedade.
Enfim, luta em ser um protagonista, onde sozinho ou com membros adultos da família, explora familiar
e informalmente a propriedade, extraindo dela e com competência, o necessário para o sustento de
sua família. Evita, pois, de estar dependente ou subordinado ao poder público ou a outras instâncias.
Seguramente a maioria dos micro e pequenos proprietários familiares do Estado do RS são associados
de alguma das 132 cooperativas agropecuárias com seus 327.443 associados. Ou contribui também com
algumas centenas de milhares deles como associados das 91 cooperativas de crédito e seus 1.739.949
associados, ou com as próprias 23 cooperativas de infraestrutura e seus 487.997 associados, das quais
15 são filiadas à FECOERGS. Destas há no País todo 125 cooperativas, com 955.387 associados.
Pode imaginar-se o papel relevante que tais cooperativas desempenham junto à população rural de
produção familiar, pois estender linhas e energia é um processo caro, de elevados custos e processos
de controle, que desmotiva até o poder público para prestar tais serviços. Sem as cooperativas, em sua
maioria em mãos de pequenos produtores familiares, boa parte senão a maioria deles não teria acesso
172
a energia elétrica e através dela, de ter as condições para ser um bom produtor de alimentos 101. Por
outro lado, isso mostra a grande capacidade de organização das populações da pequena propriedade de
produção familiar presente nos dois Estados, que percebem nas cooperativas o grande instrumento para
se firmarem e terem visibilidade na sua posição de produtores/consumidores da pequena propriedade
familiar.
Por outro lado, as cooperativas tem no seu DNA a organização de pessoas que em momentos de crise,
de dificuldades e desafios generalizados, se unem mais, interagem mais, se comunicam mais, planejam
e realizam consultas recíprocas e atuam mais em conjunto.
É relevante divulgar mais o lado bom das coisas que acontecem nestas cooperativas, o que na grande
mídia não aparece com tanta freqüência. Ao longo dos últimos anos tais cooperativas mereceram várias
premiações. Por exemplo, em 2016 as cooperativas gaúchas de infraestrutura ou de eletrificação,
mereceram o Prêmio Índice Aneel de Satisfação do Consumidor (IASC 2016). Reconheceu-se que as
distribuidoras de energia foram muito bem avaliadas e as cooperativas agraciadas como as melhores
no País no setor, e que foram: CERMISSÕES (a primeira do Brasil), COPREL, CRELUZ , CERILUZ,
COOPERLUZ, CERTEL ENERGIA, CERTAJA ENERGIA e a CRERAL.
Hoje as cooperativas de geração própria de energia, geram 25% (vinte e cinco por cento) – 375.783.718
kWh da necessidade total (1.503.134.871 kWh) da energia das cooperativas de distribuição de energia
elétrica. A energia gerada pelas usinas das cooperativas é suficiente para atender, anualmente, 70.689
famílias ou produtores rurais. Considerando o número médio de 5 pessoas por família rural, teremos
que a geração própria de energia beneficia a 353.445 pessoas.
c) A CERMISSÕES com sede em Caibaté, e com 26 mil unidades consumidoras, obteve pela
terceira vez a maior nota BRASILEIRA de avaliação dos consumidores entrevistados, entre as
63 concessionárias e 38 cooperativas permissionárias do País, e a nota que a distinguiu foi pelo
índice de 89,38. A pesquisa entrevistou 24.926 pessoas/domicílio. A nota média das cooperativas
permissionárias, segundo a pesquisa, é maior do que a das concessionárias brasileiras. A média
101 Segundo fontes fidedignas, em 2015 as cooperativas venderam R$ 27,1 bilhões e em 2016, o equivalente a R$ 60 bilhões, mais que o
dobro em relação ao ano anterior. Fontes oficiais informam sobre a relevância na produção de alimentos da produção familiar, que embora
ocupem uma área rural bem menor do que a ocupada pelos concorrentes, ela é responsável por cerca de 70% dos alimentos que aparecem
à mesa dos brasileiros. É igualmente responsável por 87% da produção de mandioca produzida no País, por 70% do feijão, 62% dos
produtos hortifrutigranjeiros, por 46% do milho, 34% do arroz, e por 16% da soja , com elevada participação no setor de produção láctea,
bem como por 30% das exportações do setor primário. Além disso, a produção familiar contribui com 74% dos postos de trabalho no
meio rural, por 84% dos estabelecimentos agropecuários, mais 4 milhões de famílias e com 13,6 milhões de pessoas (Jornal do Comércio,
-Economia – Agronegócios, Porto Alegre, 01.06.2017, p. 13).
173
geral de todas as cooperativas foi de 70,89% de aprovação e a das concessionárias foi de
64,86%. O índice das cooperativas o deixa muito próximo do índice de satisfação do Consumidor
Americano, que em 2016 registrou o valor de 71,90% 102.
A extensão das redes de energia elétrica cooperativada no Rio Grande do Sul, ascendem a 63.116 km,
ou seja, tal extensão equivale a mais de uma e meia vezes a volta em torno da terra no Equador. Em outra
dimensão, as redes construídas e administradas pelas cooperativas de infraestrutura, correspondem em
quilômetros a 11,26 vezes a distância do Oiapoque ao Chuí em linha reta e por estrada, a 15,02 vezes.
Por outro lado corresponde a 11,34 vezes, em linha reta e por estrada, a distância entre Rio Branco
(Acre) até Natal, que por estrada, seria equivalente a 17,35 vezes.
As redes de energia construídas pelas cooperativas de infraestrutura correspondem a 1/3 do total das
redes de distribuição do Estado. As quatro grandes redes de energia no RS são: RGE – AESUL – CEEE
- SISTEMA FECOERGS/INFRACOOP.
As cinco maiores cooperativas de infraestrutura em termos de associados são pela ordem: CERTEL
– COPREL – CERMISSÕES – CERTAJA – CERILUZ, que correspondem a 201.035 associados, ou
a 66,55% do total de associados do sistema e a uma média de 40.207 associados por cooperativa.
Cabem-lhes 36.869 km de redes de energia, equivalentes a 58,70% do total da extensão de redes. As
demais 10 cooperativas de infraestrutura servem a 104.051 associados, correspondendo a uma média
de 10.405 associados por cooperativa. Administram o equivalente a 25.939 km de rede, correspondendo
102 Revista Rio Grande Cooperativo, Ano 2, outubro-dezembro, 2016 # 8, p. 12.
174
a 41,3 % das redes da FECOERGS.
CONCLUSÃO
Ambos os Estados contam com uma população urbana de 14.233.978 e uma população rural de
2.711.236 pessoas. Por causa da forte presença da pequena propriedade familiar rural, nestes Estados
a população está geograficamente mais bem distribuída, não se concentrando a metade ou mais dela
na ou em torno da região metropolitana/capital, como sucede em outros Estados.
No mundo todo o grau de urbanização é de pouco mais de 50% da população. Na Europa há países
com 61% de população urbanizada e outros, como a França, com 85% de população urbanizada. Nos
países do BRICS, o Brasil (205,5 milhões de habitantes) é o que possui maior grau de urbanização,
com 85%, pois a Rússia com 73% e uma população de 146.415.292 habitantes, África do Sul em 2015
com 61,22% de populaçao urbana e com 54.956.900 de habitantes , a China em 2007 com 47% de
urbanos e com uma população de 1.329.349.388 , e a Índia, em 2010 com apenas 30% de população
urbana e com 1.210.193.422 de habitantes. Os países do BRICS, com uma população de 2.945.915.002
habitantes, correspondem a 36,55% da população mundial. Os EUA possui grau de urbanização pouco
menor do que o do Brasil: 82%. Todos esses são de acordo com o The World FactBook da CIA para o
ano de 2010.
Por isso, com a progressiva tendência à população urbana, as cooperativas de infraestrutura passaram
a atender também parcialmente a esta população com energia elétrica, embora não perdessem o seu
foco, dando prioridade à população rural.
Hoje enfrentam um novo desafio, o de levar o sistema de informação – Internet, às áreas rurais carentes
desta ferramenta VALIOSÍSSIMA de conhecimento e comunicação, que poderá servir como um dos
motivadores, incentivadores, para a sucessão familiar, principalmente, na pequena propriedade rural.
Mais uma vez são pioneiras, pois ninguém (Estado ou iniciativa privada) tem interesse neste desafiador
processo.
175
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177
La participación de las mujeres en clave de cooperativa:
Reflexiones sobre el trabajo de campo en cooperativas
de Santa Fe (Argentina)
María de los Angeles Dicapua
Profesora titular, investigadora y Directora del Centro de Investigaciones y Estudios del Trabajo
(CIET) – Universidad Nacional de Rosario (Argentina)
angelesdicapua@yahoo.com.ar
EJE 5: Economía Social Solidaria sustentable e inclusiva: experiencias de género y grupos pre
cooperativos y de otro tipo.
Introducción:
Durante el año 2015/2016 se llevó a cabo un proyecto de investigación titulado “El rol de la mujer en el
sector cooperativista”103 -a partir de la técnica de mapeo-, en el que se indagó acerca de la participación
de las mujeres en las cooperativas de la provincia de Santa Fe (Argentina). Las preguntas centrales
giraron respecto a la posibilidad, desde estos espacios, de una transformación y subversión de la división
sexual del trabajo, propia del modelo patriarcalista y androcéntrico.
En 1995 la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) estableció en su última revisión, como valores y
principios del cooperativismo los siguientes:
• Adhesión abierta y voluntaria: la cooperativa debe tener sus puertas abiertas para admitir
socios y el interesado es libre para solicitar su admisión a ella cumpliendo ciertas condiciones
ya previstas legalmente sin discriminación de género, raza, clase social, posición política o
religiosa.
• Control democrático de los socios: son organizaciones democráticas controladas por sus
propios socios, quienes participan activamente en la definición de las políticas y en la toma de
decisiones.
103 Presentado y aprobado en la 2da. Convocatoria de ventanilla abierta a la presentación de Proyectos de Investigación Aplicada
sobre Cooperativismo y Economía Social. Secretaría de Políticas Universitarias. Resolución 77SPU 23 de diciembre del 2015.
178
• Participación económica: los socios contribuyen de manera equitativa y controlan de manera
democrática el capital de la cooperativa.
• Cooperación entre cooperativas: sirven a sus socios más eficazmente y fortalecen el movimiento
cooperativo trabajando de manera conjunta.
Estos principios hacen suponer que las cooperativas, como una expresión de democracia organizacional,
deben garantizar la igualdad entre sus miembros a través de la propiedad compartida de la entidad de la
que forman parte. No obstante, esa igualdad no siempre incluye una perspectiva de género.
Incluso en relación con las cooperativas de trabajo, en varias investigaciones se ha corroborado que,
a pesar de que el trabajo productivo se organiza en referencia a una lógica autogestiva, los contenidos
de masculinidad y femineidad propios de la sociedad patriarcal predominan en las prácticas cotidianas
de las y los trabajadores de estas organizaciones, tanto dentro de sus familias y como en sus trabajos.
Esto llevó a centrarse en el estudio de las formas dinámicas en que se actualizan y revisan
cotidianamente viejas dicotomías como la de trabajo doméstico/trabajo remunerado, trabajo productivo/
trabajo reproductivo, trabajo productivo/trabajo administrativo, trabajo calificado/trabajo subsidiario, etc.,
a partir del estudio de prácticas e interacciones cotidianas que desarrollan trabajadores y trabajadoras
de organizaciones de la economía social y solidaria.
En este sentido se planteó cómo se articulan, desde la perspectiva de las mujeres, las acciones de las
y los sujetos sociales que comparten un mismo espacio de trabajo, relacionándose en un contexto dado.
El presupuesto de que las y los sujetos no son seres aislados, sino que están insertos en una trama de
relaciones e instituciones, supone también entender la realidad social en su extensión más compleja y
comprometerse en diseñar conjuntamente con las mujeres, estrategias de cambio para dicha realidad.
Para entender esa complejidad es que se planteó una reflexión sobre estos procesos, que incorporara
la perspectiva de la interseccionalidad, de los grupos operativos y de la psicodinámica del trabajo; y una
evaluación de metodologías de abordaje utilizados en el trabajo de campo y de procesamiento de datos.
Al analizar en perspectiva, se observa que existe una relación estrecha entre los principios del
cooperativismo y las teorías del género respectivamente. Ambos abordajes, considerándolos de una
manera general y entendiendo que hay una diversidad interna en cada uno de ellos, resaltan los
conceptos de igualdad y justicia para intentar revertir las relaciones de poder existentes. De hecho,
179
se puede observar cómo ambos movimientos se entrelazan y se convierten en temáticas vigentes en
la actualidad. Sin embargo, es necesario proceder también en este ámbito a la desnaturalización de
estereotipos de género y de relaciones de poder que permean estos espacios.
Repasando las características sobresalientes de las condiciones laborales de las mujeres, queda
claramente expuesta su debilidad estructural en la trama de relaciones sociales de producción. Por un
lado, las estadísticas muestran que las mujeres reciben salarios más bajos que los hombres, en parte
producto de la segmentación por género del mercado de trabajo que deviene en profesiones feminizadas
y trabajos específicamente masculinizados. Otro factor que conlleva a esta situación se relaciona con el
denominado “techo de cristal” y que se justifica en base a concepciones patriarcales antropológicas que
aún se sostienen y naturalizan en nuestra sociedad (Eagly, 2007). Finalmente la existencia de un mayor
número de mujeres que de hombres con contratos a tiempo parcial (Carrasco, 2003) ahondan la brecha
intergénero desde la precariedad laboral.
Una segunda y relevante característica que permite sostener a la primera, es que las mujeres se hacen
cargo de los trabajos no remunerados. Siguen siendo las mujeres quiénes tienen casi exclusivamente
la responsabilidad social de los cuidados de subsistencia y reproducción104, mostrando el fracaso de un
reparto equitativo de los trabajos necesarios para la reproducción de la vida. Las consecuencias directas
de esto implican la dificultad para una plena integración en igualdad al mercado de trabajo y, quedar
desprotegidas frente a situaciones de desempleo o al llegar a la edad jubilatoria.
Las consecuencias de la anterior descripción pone en evidencia que el mercado de trabajo, concebido,
organizado y controlado por hombres es un espacio que redunda no sólo en que las mujeres ocupen
lugares de menor responsabilidad que los hombres con los consecuentes diferenciales remunerativos
sino también en que las mujeres tengan un menor control sobre su trabajo (Artazcozet.al., 2007). Esto,
desde la Psicodinámica del Trabajo(Dessors, 1998), representa un alto costo no sólo profesional sino
personal, que se traduce en sufrimiento y erosiona la calidad de vida y la salud de las mujeres.
Si se considera que los derechos económicos y sociales siguen todavía derivando fundamentalmente de
104 Nos referimos a “todas las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven.
Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de las precondiciones en
que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios,
traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas, entre otros). El cuidado permite
atender las necesidades de las personas dependientes, por su edad o por sus condiciones/capacidades (niños y niñas, personas mayores,
enfermas o con algunas discapacidades) y también de las que podrían autoproveerse dicho cuidado” (Rodríguez Enriquez, 2015).
180
una vida laboral con contratación regular, las características descriptas del mercado de trabajo significan
a la vez un recorte de la autonomía, bienestar y derechos de ciudadanía de las mujeres. Ahora bien, si
se tiene en cuenta las coyunturas económicas actuales como una crisis, el grado de vulnerabilidad en
las posiciones sociales adscritas y en la toma de decisiones en el hogar para las mujeres, se incrementa
ostensiblemente. “La situación económica actual se caracteriza por una profunda crisis que no es para
nada neutral ni desde el punto de vista de clase ni de género”(Martínez i Castells, 2010).
Los procesos cooperativos y las formas asociativas propias de la economía social y solidaria, por
esencia desplazan las lógicas delegativas, disciplinarias, verticalistas de organización, por lógicas
autogestivas sostenidas desde las y los protagonistas de estos procesos como sujetos y no como objetos
sociales útiles de una matriz productiva. Sin embargo, estas experiencias se desarrollan insertas en una
sociedad que sigue respondiendo a la matriz androcéntrica propia de las sociedades capitalistas. Esto
dificulta y complejiza la progresión y afianzamiento de este proceso de cambio en las subjetividades
para la reconfiguración de identidades y relaciones de género equitativas y democráticas entre las y los
trabajadores de la economía social y solidaria.
El primer desafío que enfrentó el desarrollo del proyecto, fue cómo enriquecer la perspectiva cualitativa
de trabajo en el campo y, a posteriori la del análisis de los registros de ese trabajo. La preocupación era
la existencia de un campo intermedio -frecuentemente híbrido por la invisibilización de la que es objeto-
entre la obtención de datos que permiten contextualizar (describir) las relaciones de género en tanto
que relaciones de poder en las unidades de análisis (en este caso las cooperativas mencionadas) y el
análisis reflexivo que apunte a estructurar estrategias heterodoxas en las luchas simbólicas105 que se
juegan en la toma de decisiones diarias de estas organizaciones productivas que son las cooperativas.
A propósito de la percepción del mundo, Bourdieu (1984) dice que se dan luchas simbólicas por el
poder de producir y de imponer la visión del mundo legítima. Y en esta lucha por la imposición del
principio de visión y división, una de las divisiones más importante es la división biológica y del trabajo.
Para el autor (Bourdieu, 1994), las diferencias biológicas y sobre todo las que se refieren a la división del
trabajo de procreación y reproducción “es la más fundada de las ilusiones colectivas”.
Queda clara, entonces la importancia de valorizar una perspectiva desde las y los sujetos
contextualizados, desde la representación que ellas y ellos mismos tienen de su situación. Aquella
máxima, muchas veces olvidada que dictara W. Thomas en 1928 de que “si los hombres/mujeres definen
una situación como real, ésta es real en sus consecuencias”, tomó reconocimiento en esta búsqueda
y permitió pensar en que, como menciona Blumer (1954),“la definición de la situación” por parte de
los sujetos involucrados, opera como el “concepto sensibilizante” para abordar esa zona gris que se
mencionaba.
105 Esas luchas pueden tomar dos formas diferentes: en el aspecto objetivo “se puede actuar por acciones de
representaciones, individuales o colectivas, destinadas a hacer ver y hacer valer ciertas realidades”. En el aspecto
subjetivo “se puede actuar tratando de cambiar las categorías de percepción y de apreciación del mundo social,
las estructuras cognitivas y evaluativas: las categorías de percepción, los sistemas de clasificación, es decir, en lo
esencial, las palabras, los nombres que construyen la realidad social tanto como la expresan, son la apuesta por
excelencia de la lucha política, lucha por la imposición del principio de visión y de división legítimo, es decir por el
ejercicio legítimo del efecto de teoría” (Bourdieu, 1984: 137).
181
Así, nos acercamos al concepto de Goffman (1961) de sistema de actividad situada106, donde la
actividad del trabajo genera relaciones sociales de producción que llevan la marca indeleble de ser
relaciones de género y por tanto de poder, aunque se organicen en torno a un modelo de autogestión.
Sin embargo, como abordaje explicativo de esas relaciones, esto resulta insuficiente desde una
perspectiva genética para reflexionar sobre los contextos de historización previa de estas y estos
sujetos. Como complemento central en este sentido, se incorpora, entonces el concepto de habitus
(Bourdieu, 1984). El habitus construido desde una dimensión diacrónica, elabora al mundo mediante
una manera concreta de orientarse hacia él. El agente pasa por cambios individuales y sociales
que permitirán comprender las estructuras objetivas en el transcurso de su trayectoria personal.
Una trayectoria inmersa en el movimiento diacrónico colectivo de su sociedad y de su mundo.
Los esquemas de habitus107 -manera particular de entablar relaciones con el mundo- permiten adaptarse
sin cesar a contextos parcialmente modificados y elaborar la situación como un conjunto dotado de
sentido. Expuesto al mundo, a la sensación, el sentimiento, el sufrimiento, implicado en el mundo, el
cuerpo está dispuesto respecto al mundo, orientado hacia el mundo. El agente conoce el mundo, lo
comprende, lo habita como si fuera un hábitat familiar. Está dentro del mundo en forma de habitus. El
habitus engendra prácticas ajustadas a este orden, y percibidas como justas, correctas, adecuadas, sin
ser consecuencia de la obediencia a un orden en el sentido imperativo.
Adoptando una perspectiva interseccional108, las categorías sociales abordadas desde las relaciones
de género no se encuadran en términos esencialistas. Por el contrario, el género debe ser entendido
no como una diferencia social “real” entre hombres y mujeres, sino como un modo de discurso relativo
a grupos de sujetos cuyos roles sociales son definidos en base a sus diferencias sexuales y biológicas
(Yuval-Davis, 2006).
Justamente para operar sobre los procesos de discriminación, es imprescindible para comprender,
analizar y revertir estos procesos, considerar los modos en los cuales se experimentan diversas formas
de discriminación desde la intersección de diversos sistemas de opresión como la clase social, el género,
la calificación socioprofesional, entre otros, y a la mutua constitución de éstos bajo condiciones de
posibilidades históricas y sociales determinadas.
En particular, en este proyecto en el que indagó sobre la participación de las mujeres en las cooperativas
de trabajo, fue necesario articular diferentes dimensiones (características de la población encuestadas,
tipo de participación, consideración sobre las cooperativas, etc.) que se describirán en el siguiente
106 “Sistema de interacción directa con otros para realizar una actividad conjunta: un circuito de alguna forma cerrado de acciones
interdependientes, que se equilibra y termina a sí mismo” (Goffman, 1961:63).
107 “El habitus como sistema de disposiciones a ser y hacer es una potencialidad, un deseo de ser que, en cierto modo,
trata de crear las condiciones de su realización, y, por lo tanto, de imponer las condiciones más favorables para lo
que es. (…) el agente hace lo que está en su mano para posibilitar la actualización de las potencialidades de que
está dotado su cuerpo en forma de capacidades y disposiciones moldeadas por unas condiciones de existencia. Y
muchos comportamientos pueden comprenderse como esfuerzos para mantener o producir un estado de mundo
social” (Bourdieu, 1999: 197).
108 La interseccionalidad hace referencia a la situación en la cual una clase concreta de discriminación interactúa con
dos o más grupos de discriminación creando una situación única. Dentro del contexto académico es el método de
análisis sociológico que permite interrogarse sobre la reproducción institucional de la desigualdad.
182
apartado.
Desde la técnica de mapeo se realizó una encuesta sobre dos federaciones de cooperativas de la provincia
de Santa Fe (Argentina): FESCOE y FECOTRA. En el primer caso se trata de cooperativas de servicios
eléctricos y en el segundo de cooperativas de trabajo que reúnen a cooperativas de diversos rubros.
En ambas se trabajó sobre muestras109 confeccionadas por el equipo de estadística de la Escuela de
Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Rosario.
El objetivo central de la aplicación de esta encuesta era indagar sobre el grado y tipo de participación de
las mujeres socias de las cooperativas de estas dos federaciones110. Se realizaron durante el 2016 y a partir
del 2017 se comenzó con el análisis y triangulación de datos.
Lo que se presenta en este trabajo, son resultados preliminares que permitieron elaborar un protocolo de
buenas prácticas de género a poner en acto a partir del 2018, con la realización de talleres en diferentes
cooperativas en pos de mejorar la participación de las mujeres en el sector cooperativo.
En relación a las características de las mujeres encuestadas se puede decir que el mayor porcentaje de las
socias de estas cooperativas pertenecen al grupo de población activa entre 26 a 65 años (88%), siendo el valor
más alto el que corresponde a la franja etaria de 36 a 45 años.
Esta característica en relación con la configuración etaria de la población encuestada, determina también los
rasgos en relación a su estado civil ya que como ve, el 80% de ellas están en convivencia (casadas o en pareja).
Estas dos configuraciones son trascendentales, ya que necesariamente se asocian con la tercera
variable trabajada: la carga de familia que ellas tienen. Es de suponer que en estos casos, sumado al
8% que constituyen el sector de divorciadas, están atravesadas por las modalidades que en cada caso
registre la división sexual del trabajo en sus hogares.
Figura 1: carga familiar
Esto queda aún más explícito si se entrecruza estos datos con el número de encuestadas con hijos/as.
Finalmente, la tendencia registrada indica que de las mujeres con hijos/as en un 72% de los casos,
éstos/as aún viven con su familia de origen, lo cual indica claramente, la necesidad de manutención y
cuidado por parte de sus progenitores.
Figura 2: hijos/as convivientes.
109 En el caso de FESCOE, se realizaron 1909 encuestas a mujeres de diez cooperativas y en el caso de FECOTRA se realizaron 2576 encuestas
sobre 27 cooperativas, siendo el nivel de confianza de 99% con un error muestral de 2,5%.
110 Se anexa una encuesta tipo.
183
Estas características son centrales para entender, como se verá, los bajos índices de participación de
las mujeres en la gestión de las cooperativas, ya sea desde la constitución de sus comisiones directivas,
asambleas, comisiones de trabajo, etc. Evidentemente existe una relación directa entre el uso del tiempo
personal de estas mujeres y su actuación como socias de estas cooperativas.
Preguntadas las mujeres encuestadas acerca de si detentan cargos en la comisión directiva de sus
cooperativas, sólo el 8% de ellas contestan afirmativamente.
Más preocupante resulta corroborar que el 76% de ellas no participan “nunca” en las asambleas de sus
cooperativas, frente al 12% que participan “siempre”.
Por fuera de estas dos instancias básicas de participación para los/las socios/as de las cooperativas
(comisiones directivas y asambleas), preguntamos por instancias secundarias y en algunos casos
hasta periféricas de participación como las distintas comisiones dentro de las cooperativas (comisión
de derechos humanos, comisión de festejos, comisión de género, etc). En este caso, ninguna de las
mujeres encuestadas participa de estas comisiones.
Al ser preguntadas por las razones de esta falta de participación en las comisiones, la falta de tiempo
personal para dedicarse a estas actividades, figura entre las principales razones con un 32% de las
respuestas. En segundo lugar, que también podría inferirse de la primera razón, figura el desconocimiento
de la existencia de las comisiones (28%). Siendo la falta de interés uno de los más bajos porcentajes
(12%).
Figura 3: motivación para la no participación en comisiones
Cuando se indagó acerca de alguna otra forma de participación en la cooperativa, que no estuviera
circunscripta en las opciones anteriores, el 80% de las encuestadas dicen no participar de forma alguna.
Dentro del 20% restante, el 60% (12% del total) dice haber participado de talleres específicos de tiempo
acotado (talleres de lactancia, taller de consumo responsable, etc.) y un 40% (8% del total) ha participado
en algún cargo dentro de la cooperativa (síndica, representante en la federación, etc.).
Figura 4: participación de alguna índole en la cooperativa.
184
La representación social de la cooperativa como forma de organización social.
Paradójicamente, y a pesar de la baja participación de las mujeres, como se mostró más arriba, la
representación social que las cooperativas tienen en las mujeres encuestadas podría ser calificado
como positivo.
Por un lado y en relación con el conocimiento de los estatutos de estas cooperativas, los porcentajes
muestran una casi paridad entre quienes conocen y quienes desconocen estos estatutos.
En referencia a la imagen que estas mujeres tienen sobre su cooperativa, la califican como eficiente
(26,5%), solidaria con sus socios/as (24,5), integrada a la comunidad (16,6%) y abierta a la participación
de sus socios/as (14%) entre los porcentajes más altos.
Figuración 5: consideración de la cooperativa
Triangulación de datos.
A partir de los datos más significativos volcados arriba, las tres variables que se entrecruzan son: la
carga de familia, el grado de participación y la representación social que se tiene de la cooperativa.
Como se ha dejado claro, a pesar de que la cooperativa como forma de organización es valorada
positivamente por sus socias, el grado de participación de éstas en las diversas formas posibles, es muy
baja. En la mayoría de los casos, estas mujeres tienen carga de familia con varios hijos/as convivientes
en sus hogares. De manera que se evalúa como nudo problemático, la triangulación de estas dos
últimas variables: grado de participación y carga de familia.
Figura 5
185
Evidentemente la tradicional dicotomía trabajo productivo/trabajo reproductivo, se actualiza en esta
situación particular estudiada, en relación a la dicotomía participación como socias/trabajo reproductivo.
En este sentido y tal como plantea Rodríguez Enríquez (2015), la evidencia muestra que el trabajo
de cuidado es asumido mayormente por los hogares y, dentro de los hogares, por las mujeres. Esto
deviene, por un lado, de la histórica división sexual del trabajo y, en segundo lugar, de la naturalización
de la capacidad de las mujeres para cuidar.
En este sentido los aportes de la Economía Feminista permiten explicar la manera en que las sociedades
resuelven la reproducción cotidiana de las personas y por lo tanto qué papel tiene este trabajo de
reproducción en el funcionamiento económico para la determinación de relaciones de desigualdad. Las
sociedades capitalistas, donde han sido socializados los sujetos (mujeres y varones que pertenecen a
estas cooperativas) se asientan en relaciones patriarcales que han confinado a las mujeres a las tareas
de cuidado, en primer lugar, como un mandato naturalizado. Esta corriente del pensamiento económico
apunta justamente a visibilizar las dimensiones de género de la dinámica económica y sus implicancias
para la vida de las mujeres.
Particularmente, en este caso donde se trabajó la inserción como socias de cooperativas de estas
mujeres, las tareas reproductivas aparecen como un factor central en su baja participación dentro de
las cooperativas. Teniendo en cuenta las formas asociativas propias de la economía social y solidaria,
que por esencia se caracterizan por una organización autogestiva e igualitaria, podría pensarse que
se constituye como una forma disruptiva de la matriz androcéntrica de división sexual del trabajo. Sin
embargo, estas experiencias se desarrollan insertas en una sociedad que sigue asignando las tareas de
cuidado a las mujeres.
Conclusión propositiva
Como se dijo más arriba, estas paradojas que surgen de entidades cooperativas sostenidas sobre
lógicas igualitarias pero insertas en sociedades donde las relaciones de poder son constituyentes de su
dinámica, sólo pueden resolverse entendiendo a los sujetos a partir de su sistema de actividad situada
Goffman (1961), y considerando la palabra del/a entrevistado/a como fuente de información, es decir
como “reveladora de sujetos que viven y expresan convicciones y puntos de vista que son habilitados
por las estructuras donde se producen” (Giddens, 1995).
Por eso se consideró la realización de talleres internos en las cooperativas como una herramienta
eficaz en las luchas simbólicas en la deconstrucción de un habitus capitalista (Bourdieu P. , 1999) que
invisibiliza las relaciones de poder insertos en la organización social del cuidado. El objetivo es la
formación de un habitus cooperativo que devele la opacidad androcéntrica y priorice las instancias de
participación de los y la socios/as cooperativos/as en la construcción de una lógica autogestiva.
186
En este sentido se proponen talleres internos a las cooperativas para sus socios y socias a partir
de las técnicas grupales de la psicodinámica del trabajo (Dessors, 1998) y de la educación popular
(Freire, 1989) que a través de la palabra de los sujetos, visibilice sufrimientos psíquicos, malestares
en las relaciones interpersonales y relaciones de desigualdad en el funcionamiento de la organización
cooperativa y en el sistema de actividad situada de esas organizaciones en su medio social.
La discusión y formulación de un protocolo de buenas prácticas de género entre los socios y socias
apunta a desarrollar relaciones más igualitarias y aumentar la participación de las socias mujeres en sus
cooperativas.
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188
La equidad de género como el aseguramiento de las
necesidades básicas, el desarrollo de sus capacidades
y el trabajo en equipo.
Autoras:
Verónica Lilián Montes111
Alicia Ressel112
Viviana Coppini113
EJE TEMÁTICO 5: Economía Social Solidaria sustentable e inclusiva: experiencias de género y grupos
pre cooperativos y de otro tipo.
PALABRAS CLAVE: Equidad, género, desarrollo, cooperativa, social.
Resumen
En el presente trabajo se realizará una elaboración teórica sobre género y equidad de género vinculados
al desarrollo de los emprendimientos cooperativos.
Se analizarán los factores que favorecen al empoderamiento de las mujeres y la equidad de género
como el aseguramiento de las necesidades básicas, el desarrollo de sus capacidades y el trabajo en
equipo.
111 Contadora Pública y Técnico en Cooperativas. Directora del Instituto de Estudios Cooperativos de la Facultad de Ciencias
Económicas de la U.N.L.P. Profesor Titular Ordinario de la Cátedra Gestión Cooperativa, Profesor Titular Ordinario de la
Cátedra de Sociología y Educación Cooperativa. Facultad de Ciencias Económicas de la U.N.L.P. Investigadora categorizada
de proyectos acreditados. Investigador de proyectos Internacionales acreditados. Docente Universitario Autorizado, UNLP.
Autora y disertante a nivel nacional e Internacional del Tema Balance Social y otros temas cooperativos.
E- mail: veronica.montes@econo.unlp.edu.ar iecoop@econo.unlp.edu.ar
112 Técnico en Cooperativas. Secretaria del Instituto de Estudios Cooperativos de la Facultad de Ciencias Económicas de la
U.N.L.P. Profesor Adjunto Interino de la Cátedra de Sociología y Educación Cooperativa y del Seminario Final de Carrera de la
Facultad de Ciencias Económicas de la U.N.L.P Investigador de proyectos Internacionales acreditados.
E- mail: alicia.ressel@econo.unlp.edu.ar iecoop@econo.unlp.edu.ar
113 Técnico en Cooperativas. Profesor Adjunto del Seminario de Final de Carrera en La Plata. Investigador de Proyectos
Internacionales acreditados. Profesora en Ciencias Sociales. E- mail: iecoop@econo.unlp.edu.ar vivianacoppini2006@yahoo.
com.ar
189
y problemas de inclusión social, todas muestran dificultades de dinámica interna y sustentabilidad en el
tiempo, encuentran en su trabajo un espacio de contención y apoyo a sus conflictos sociales y familiares.
Como metodología del presente estudio se trabajará con información primaria y secundaria mediante
técnicas cuantitativas y cualitativas. Se realizarán encuestas a los asociados y referentes calificados que
nos permitirán dar respuesta a nuestros interrogantes.
Introducción
Este análisis de género no debe quedarse sólo en si las mujeres participan o no en estas organizaciones
ni cómo lo hacen, ni si acceden a sus beneficios económicos y sociales, sino que debe trascender a
entender que las cooperativas son entidades solidarias que ayudan a generar espacios de equidad de
género y permiten que las mujeres tengan una mejor intervención en las cooperativas, fortaleciendo a
las mismas.
La Alianza Cooperativa Internacional, creada a fines del siglo XIX, máximo organismo que agrupa a las
organizaciones cooperativas de todo el mundo, sostiene que “Las Cooperativas deberían asegurar que
en sus programas de educación y desarrollo de dirigentes hasta donde sea posible intervengan igual
número de mujeres y de hombres”. Asimismo, el cuarto elemento a destacar citado en la Declaración
de la Identidad Cooperativa, consiste en la perspectiva de género. Se trata no sólo de considerar la
participación de la mujer, sino de lograr superar las relaciones de subordinación que se dan en la
sociedad en general y aquéllas propias del cooperativismo.
MARCO TEÓRICO
Género y cooperativismo
“El concepto de género se inició con las reivindicaciones feministas de los años cincuenta, centradas
principalmente en la diferenciación por sexos. Gracias a ello se logró una mayor visibilidad del papel de
las mujeres más allá de la vida doméstica y se hizo explícita la falta de equidad en las políticas públicas
190
y en el acceso a bienes y servicios para las mujeres. El género es una categoría relacional que identifica las
características, oportunidades, expectativas y roles que un grupo social le asigna a las personas, según su
sexo (condición biológica), y que determinan, en buena medida, las diversas maneras en que se relacionan
los hombres y mujeres. (…) parte de las diferencias biológicas, pero es una construcción sociocultural – no
natural – a través de la cual se asignan y valoran, de manera diferenciada, los derechos, responsabilidades,
características y roles entre hombres y mujeres, los cuales condicionan sus opciones de vida, hábitos,
desempeños, oportunidades, comportamientos, actitudes y expectativas (FARAH QUIJANO, 2005)
“El alcanzar una equidad de género es una tarea difícil, sin embargo se debe dirigir a todos los niveles.
El hecho de que no se entienda el significado de la equidad de género es quizás el impedimento más
grande. La interpretación más sencilla de este término es que equidad significa tratar a las personas de
la misma manera y por ende aplicando las políticas y las prácticas existentes sin hacer diferencia alguna.
Tratar personas en situaciones diferentes de la misma manera perpetua las desigualdades. El reto es
el cómo identificar las barreras y cambiar las culturas institucionales de manera que se cree un espacio
donde haya igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres (Estrategia de la Alianza Cooperativa
Internacional para la promoción de la equidad de género 2000: pág. 3).
“Un análisis de género centrado especialmente en las mujeres, en el marco de la economía solidaria y
el cooperativismo, no debe quedarse sólo en si las mujeres participan o no en las organizaciones de este
tipo y como lo hacen, si acceden a sus beneficios económicos y sociales, sino que debe trascender a
entender si las cooperativas y las demás entidades solidarias ayudan a generar condiciones de equidad
de género y permiten que las mujeres tengan una mejor posición en la sociedad y cómo podría fomentar
y fortalecer este papel desde las organizaciones solidarias” (FARAH QUIJANO, 2005)
“La Organización Internacional del Trabajo O.I.T, ha señalado que, de manera casi universal, las
mujeres han fracasado en alcanzar puestos de liderazgo en grandes corporaciones o en organizaciones
del sector privado independientemente de sus habilidades , sin embargo se ha comprobado que “las
mujeres poseen cualidades que podrían contribuir significativamente al mejoramiento de la comunicación,
la cooperación, al trabajo en equipo y el compromiso de las organizaciones – cualidades que hoy son
esenciales para alcanzar la excelencia y mantener las redes necesarias de contactos y relaciones
interpersonales” (Estrategia de la Alianza Cooperativa Internacional para la promoción de la equidad de
género 2000: pág. 3).
Si se facilita a las mujeres y niñas igualdad en el acceso a la educación, atención médica, un trabajo
decente y representación en los procesos de adopción de decisiones políticas y económicas, se
impulsarán las economías sostenibles y se beneficiará a las sociedades y a la humanidad en su conjunto.
El mensaje emitido por la A.C.I. para el Día Internacional de la Cooperación del año 2010, señala que
en todo el mundo las mujeres están eligiendo el modelo de la empresa cooperativa como respuesta a
sus necesidades económicas y sociales. Ya sea para alcanzar sus aspiraciones empresariales, para
acceder a productos y servicios que quieren y necesitan, o bien para participar en una empresa que
se basa en valores y principios éticos y proporcionan oportunidades de generación de ingresos. Las
mujeres están descubriendo que las cooperativas representan opciones atractivas.
Las mujeres se acercan al cooperativismo como una alternativa para mejorar la situación económica
de sus familias y también como búsqueda de espacios de intercambio donde puedan dar su aporte,
superar condiciones de desigualdad y participar en la toma de decisiones.
Estas organizaciones de la economía social, son las que pueden crear un entorno seguro en el que
las mujeres aumenten su autoestima, identifiquen sus propios retos, tomen decisiones, también les
191
permite ejercer un liderazgo político que fortalezca a estas entidades, como consecuencia tienen más
recursos que los hombres para convertirse en agentes activos de cambio, empresarias y promotoras
de la transformación social que contribuya a mejorar sus vidas y la de los miembros de su comunidad,
desempeñando un papel importante en la creación de empleo ya que apoyan directamente el trabajo
autónomo y generan oportunidades adicionales en su entorno. La equidad de género significa asegurar
que los intereses, las demandas, las necesidades y las expectativas de las mujeres y hombres de
diferentes grupos de edad y de diferentes grupos étnicos, sean tenidos en cuenta en la toma de
decisiones. También hace referencia que hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades (…).
Trabajar con una perspectiva de género significa mucho más que buscar un equilibrio en el número de
hombres y mujeres; se busca una participación equitativa, el mejoramiento de condiciones de vida y la
transformación, si es necesario de la posición de mujeres y también de hombres“ (FARAH QUIJANO,
2005)
Para que exista equidad de género se deberá beneficiar a los menos favorecidos de la sociedad y
buscar la igualdad de oportunidades en el acceso a cargos y posiciones de toma de decisiones. En
este sentido son muy importantes los llamados bienes primarios sociales, que son las cosas que toda
persona racional tiene derecho y quiere tener, e implican libertades, ingresos, oportunidades. Pero existe
en cada persona una gran heterogeneidad en los llamados bienes primarios, esto varía de acuerdo a
la situación de cada ser humano como edad, sexo, cultura, y otros factores, esto no significa que toda
persona quiere ser lo mismo y tener lo mismo para que sea una distribución equitativa.
El empoderamiento de la mujer está referido a un mayor control de la misma sobre su propia vida, su
cuerpo y su entorno, este proceso involucra diferentes condiciones, tales como libertad de movimiento y
acción, injerencia en la toma de decisiones, acceso y control de recursos económicos. Kabeer, lo define
como la expansión de la habilidad de las mujeres para hacer elecciones de vida estratégicas en un
contexto donde previamente estaba denegado.
El concepto de igualdad de género parte de la idea de que todas y todos somos iguales en derechos
y oportunidades. La Igualdad es una meta a conseguir. El problema aquí es que se parte del hecho
real (no ideal o de finalidad) de que no tenemos las mismas oportunidades, pues éstas dependen del
contexto social, económico, étnico, político y cultural de cada persona.
De acuerdo con el FIDA (International Fund for Agricultural Development, IFAD) por “igualdad de género
se entiende una situación en la que mujeres y hombres tienen las mismas posibilidades, u oportunidades
en la vida, de acceder a recursos y bienes valiosos desde el punto de vista social, y de controlarlos. El
objetivo no es tanto que mujeres y hombres sean iguales, sino conseguir que unos y otros tengan las
mismas oportunidades en la vida.”
La ACI sostiene que “las cooperativas deberían asegurar que en sus programas de educación
y desarrollo de dirigentes, hasta donde sea posible, intervengan igual número de mujeres y de hombres”
192
(NOVARESSE de NIETO, 2003) Con este fundamento se propone se revisen las políticas y la capacidad de
organización y autonomía para mantener el equilibrio entre los géneros, tanto a la hora de contratar personal,
como a la hora de proponer a las personas que integrarán los órganos de administración y fiscalización.
Al postular entre los valores la ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y
solidaridad, el cooperativismo está comprometido a propiciar y sostener ambientes no discriminatorios,
donde las mujeres cuenten con igualdad de oportunidades y de trato. (HERRERA, DE SIMONE: 26).
Para lograr la participación de la mujer en las entidades cooperativas se debe invertir, lo que significa,
“no solo establecer compromisos financieros para la creación de capacidad e implementar programas
y políticas de sensibilización en materia de equidad de género, sino también tomar el liderazgo para
asegurar el progreso de la igualdad de género. Significa tomar medidas concretas para eliminar los
obstáculos y crear oportunidades para el empoderamiento de la mujer y el crecimiento profesional“
(BARBERINI, MARCONE, 2008: 143)
Las mujeres se han integrado fuertemente a proyectos cooperativos y en general de economía social,
para atender necesidades familiares y sociales, entre otras causas, porque están representadas entre los
pobres y continúan siendo las principales responsables de todas las actividades de reproducción social. Pero
también deben comprometerse a integrar lugares de decisión y liderazgo dentro de estas organizaciones.
Según los datos estadísticos brindados por la Autoridad de Aplicación para las cooperativas en Argentina
(INAES), la gran mayoría de los dirigentes de las cooperativas y mutuales censadas corresponden al
género masculino (81,3%). Como lo demuestran el cuadro y gráfico Nº 1, se destacan las regiones de
Santa Fe, Interior PBA, NEA y Córdoba con porcentajes de hombres en los Órganos Directivos por arriba
del promedio indicado. Por otro lado, los porcentajes más altos de participación femenina en cargos
directivos se observan en las regiones del NOA un 29,9% y Capital Federal (26,0%).
Cuadro y Gráfico Nº1: Autoridades Titulares – Masculinidad y Femineidad por región, Participación
por sexo en las cooperativas y mutuales argentinas- según el último Censo del INAES 2008.
% hombres %mujeres
Santa Fe 89 11
Interior P.B.A. 86,4 13,4
Pampeana 85,8 14,2
NEA 84,6 15,4
Córdoba 83,3 16,7
Cuyo 79,6 20,4
Patagonia 78,1 21,9
GBA 77,6 22,4
CABA 74 26
NOA 70,1 29,9
193
cargo % hombres % mujeres
El cuadro y gráfico Nº 2 muestran el predominio del género masculino en los cargos de presidente
(89,1 %), Tesorero (79,4%) y Síndico (83,4%). Mientras que sigue siendo minoría el género femenino,
que se encuentra ligeramente más representado en el cargo de Secretaria (26,2 %)
ANÁLISIS DE CASOS
Para el análisis de los casos se han tenido en cuenta a tres cooperativas de la ciudad de La Plata del
barrio de los Hornos, Abasto y del municipio de Ensenada. Donde se han aplicado las encuestas y se
han realizado entrevistas a sus referentes calificados.
Es una de las primeras cooperativas de clasificación de residuos inorgánicos, fundada en el año 2005,
por 25 asociados de los cuales 33 son de sexo femenino y 4 hombres (88% del total), mayoritariamente
mujeres con hijos, siendo los mismos sostenes de familia. Son los precursores del proyecto de reciclado
de residuos, que luego fue adoptado por el Municipio de La Plata.
El horario de trabajo debió ser modificado a dos turnos (de 8 a 14 horas y de 13 a 17 horas) para dar
respuesta a la demanda de los asociados en función de las necesidades familiares y personales. Respecto
a sus ingresos, los asociados reciben un subsidio municipal de $ 4.000 (USD 230 aproximadamente)
para 22 personas, incrementándose con las ventas diarias del trabajo de recolección que realizan puerta
a puerta, siendo este ingreso un 60% más para cada uno de los asociados, también nos comentaba un
referente de la cooperativa que se les entrega un bolsón de alimentos no perecederos en forma semanal.
Respecto al nivel de educación de las asociadas el 50% posee nivel primario completo, y el otro 50%
secundario incompleto. Es de destacar que en la actualidad la cooperativa les ha facilitado el acceso al
programa del gobierno denominado plan FInES, destinada a los jóvenes y adultos mayores de 18 años
que no iniciaron o no terminaron la primaria o la secundaria. Se plantea una metodología acorde con las
características de la población objetivo “la evaluación de las materias se realizará a través de diferentes
194
estrategias, tales como: monografías, trabajos prácticos parciales y finales, investigaciones aplicadas
al sector de la producción donde se estén desempeñando laboralmente, etc.”. Por todo lo dicho esta
cooperativa le da mucha importancia a la educación.
La salud también es prioridad de la cooperativa, ya que muchas madres tienen hijos pequeños y
necesitan ese este apoyo.
La causa por la que se acercaron a la cooperativa ha sido en todos la casos por la fuente de trabajo,
por lo ya expresado anteriormente.
Con respecto a si el trabajo de la cooperativa satisface sus necesidades básicas y las de su familia,
en su totalidad respondieron que sí y que gracias a ella se han revalorizado como personas, no solo las
asociadas sino también sus hijos, ya que le han podido brindar a través de la cooperativa, posibilidades
de estudios y un trabajo digno.
En la entidad la solidaridad “es un valor que se practica en el día a día, más cuando alguien necesita,
estamos todas juntas para escucharnos”. Lo social es lo más importante como espacio de contención,
una palabra vale más que lo económico, manifestó una de sus dirigentes.
“Nelly, una de las asociadas que fue muchos años la presidenta del consejo de administración nos
comentaba que dejó su cargo para poder defender desde otro lugar los intereses de la cooperativa”.
Esta cooperativa tiene una estructura maternalista, construida por sus propias dirigentes, que han
logrado consolidar un grupo estable con muy baja rotación, cuestión ésta que la diferencia de los otros
dos casos analizados. Las asociadas han encontrado, como se dijo anteriormente, un espacio de
contención a los múltiples problemas que las aquejan ya que tienen en común que son poblaciones
vulnerables con limitaciones económicas y problemas de inclusión social.
La Cooperativa Futuro Ensenadense nació el 1° de octubre de 2007, con la autorización del INAES,
como parte de un acuerdo entre la Unión Vecinal Mosconi, el municipio de Ensenada y la empresa YPF,
esta surge por la preocupación de sus miembros ante la carencia de una fuente laboral estable, ya que
en el barrio se contaba con abundante mano de obra calificada y a pesar de ello, la refinería elegía
contratar empleados provenientes de otras provincias e incluso extranjeros.
195
y ampliar sus áreas de trabajo a otras actividades como albañilería, herrería, pintura, electricidad,
jardinería, carpintería, fabricación de bloques de hormigón, cercos y costura.
Cabe destacar, que el progreso que tuvo la cooperativa se logró a través de la utilización de materiales
de producción propia, por ejemplo: gran parte de la infraestructura fue construida con bloques fabricados
por ellos. A su vez, no solo el crecimiento se reflejó en las instalaciones de la cooperativa, sino que
también los trabajadores pudieron realizar sus casas con los mismos materiales, aumentando así su
calidad de vida, mejorando sus viviendas, educación y obteniendo una mayor estabilidad laboral.
En la actualidad, para desarrollar sus trabajos, cuenta con un plantel de 50 asociados trabajadores de
los cuales 11 son mujeres, lo que la convierte en la cooperativa de trabajo más importante de la ciudad
de Ensenada y una de las más relevantes de la región.
Participan en las decisiones en igualdad del resto de los asociados pero desarrollan tareas acordes al
género sin someterlas a tareas peligrosas o de peso y son muy reguardada por los hombres.
Dentro de la cooperativa la contención social se trabaja mucho y constantemente acuden a dar charlas
de diferentes temáticas que contribuyen a mejorar distintos tipos de problemas. Ejemplo, violencia de
género, primeros auxilios, adicciones, embarazos, etc.
De acuerdo a las encuestas realizadas el nivel de instrucción es variado ya que algunas poseen solo
nivel primario, secundario, secundario incompleto, y solo una terciario y universitario.
En cuanto a la parte económica los anticipo de retorno mensuales son $ 12.000 (USD 700
aproximadamente), más el presentismo y un adicional anual que en el 2017 fue de $ 36.000 (USD 2000
aproximadamente), repartido en tres cuotas, lo que hace un promedio de $ 15.000 mensuales (USD 870
aproximadamente). Se pagan todos los impuestos, monotributo, seguros y un seguro de vida adicional.
Poseen vacaciones, días de enfermedad, estudio, mudanza, etc., según lo establecido en el Reglamento
Interno aprobado por la Autoridad de Aplicación INAES. Además, la cooperativa le proporciona ropa de
trabajo y todos los elementos necesarios para su seguridad.
Otro dato a tener en cuenta es que un 90% de los asociados viven muy cerca de la cooperativa, lo que
les permite almorzar con sus familias, política esta que llevan a cabo desde la creación de la cooperativa.
196
la contención de estos jóvenes. También nos mostró el salón de costura que se les había armado a las
mujeres con máquinas de primera generación, donde se las capacitó en costura. Ellas prefirieron estar
en la calle realizando la limpieza de espacios verdes. Nos manifestó que él no entendía esta actitud por
parte de las asociadas pero que la aceptaba.
“Adriana”, una de sus asociadas nos comentó que, ante cualquier problema de salud de las familias se
encuentran todas juntas y son muy unidas y que se siente parte de la cooperativa.
“Silvia”, nos mostraba con orgullo las piezas de vidrio que realizan desde hace tres años y que regalan
en los diferentes eventos que realiza la cooperativa.
Nació en el año 2006 por una iniciativa del Centro Cultural y Social Leopoldo Marechal, cuyos miembros
asesoraron a los integrantes de la cooperativa para gestionar un proyecto de reciclado de residuos
sólidos urbanos presentado ante las autoridades del municipio.
La propuesta comenzó a construirse a través de sus propios protagonistas, la Cooperativa Textil del
Savoia, la Cooperativa Sol-Plat y Talleres Gambier, dedicadas a la separación y clasificación de residuos
secos, quienes de manera conjunta con el Centro Cultural y Social Leopoldo Marechal comenzaron a
trabajar para revertir la situación de desocupación de los actores mencionados.
La creación de la cooperativa surgió entonces por estímulos externos, como ya se mencionó por el
Centro Cultural, y además por el incentivo que significó el “Plan de Clasificación Diferencial de Residuos
en Origen” implementado por la Municipalidad de La Plata a mediados del año 2008, siendo el motivo
principal la generación de fuentes de trabajo.
Una característica muy destacada de esta cooperativa es que, desde sus inicios y hasta hace dos años,
el grupo estaba conformado por un 50% de asociados de sexo femenino y los cargos más importantes
se encontraban ejercidos por ellas, la mujer tenía un gran protagonismo y liderazgo, como era el caso
de su presidenta, su síndica y la coordinadora de las mesas de trabajo. En la actualidad, el cargo de
presidente del Consejo de Administración está en manos de uno de los socios fundadores, y solo una
mujer ocupa el cargo de secretaria.
Sol Plat, por muchos años fue un ejemplo a tener en cuenta por las cooperativas de su rubro, ha
vivido un proceso de restructuración organizativo muy importante y en el presente solo cuenta con 18
asociados, de los cuales 6 son mujeres, siendo el rango de edad de los mismos de entre 20 a 40 años.
Respecto al nivel de educación de las mujeres el 50% cuenta con primario completo y el otro 50%
secundario incompleto.
Los asociados reciben un subsidio del municipio de $ 4.000 (USD 220 aproximadamente) por
persona que se incrementa hasta $9000 (USD 500 aproximadamente), en virtud de las ventas propias
de la cooperativa. La distribución a cuenta de retornos asciende a un mínimo de $ 6000 (USD 300
aproximadamente) y se destaca la aplicación del Principio de Equidad.
197
Del resultado de las encuestas surge que la totalidad de las mujeres asociadas se sienten comprometidas
con la cooperativa y sus metas, manifiestan que encuentran apoyo y contención en la organización,
dado tanto en la ubicación en los puestos de trabajo y en función de la particular situación de cada una.
La cooperativa les brinda adicionalmente el servicio de desayuno y almuerzo diario ya que los turnos de
trabajo van desde las 7 de la mañana a las 5 de la tarde. Estos servicios de alimentación son preparados
por una de las asociadas de mayor edad y antigüedad, en la organización a fin de resguardar su salud,
ya que el riesgo es mayor en la clasificación y separación de residuos sólidos. Además se le entrega una
bolsa semanal de alimentos no perecederos con el fin de cubrir las necesidades alimentarias básicas
Si bien el rol que ejercen las mujeres no es diferente al de los hombres, éstos al ser mayoría toman
la actitud de protegerlas, tanto en las tareas que realizan como en los problemas que a cada una se le
presentan.
Conclusiones
Se analizaron los factores que contribuyen al empoderamiento de las mujeres y la equidad de género
como el aseguramiento de las necesidades básicas, el desarrollo de capacidades y el trabajo en equipo
en estas organizaciones.
Del presente análisis podemos inferir que, si bien la participación de la mujer en los últimos años se
ha incrementado en diferentes sectores (laboral, político, económico, cultural y educativo), aún sigue
siendo inferior con respecto al género masculino.
Las tres cooperativas analizadas, están integradas por asociados que provienen de poblaciones
vulnerables, con distintos tipos de problemáticas sociales, con limitaciones económicas y dificultades de
inclusión social, de tipo estructural, como resultado de generaciones excluidas del sistema.
Está claro que estas cooperativas son una fuente de empleo para personas con alta dificultad de acceso
a él y en los tres casos analizados permiten la subsistencia de la mujer y sus familias, dando respuesta
a sus necesidades básicas mediante el empleo, ingresos estables, salud y educación, desarrollando
varias de sus características y capacidades individuales, como el cuidado de su salud y el de su familia,
la confianza, la autoestima , faltando en todos los casos la capacidad de de conducción. Sin embargo,
la generación de transformaciones al interior de cada una de estas familias es un proceso muy lento y
198
complejo dadas las condiciones que presentan y la cultura de cada una de ellas.
La práctica de valores como la solidaridad, la equidad, la ayuda mutua, tienen vigencia en estas
cooperativas, sin embargo aún falta mucho por hacer para el logro de la igualdad y la democracia
participativa, cuestiones que son fundamentales para producir relaciones de género más equitativas al
interior de cada una de ellos para luego trascender a la comunidad en que están insertas. Pero también
las mujeres deben comprometerse a integrar lugares de decisión dentro de estas organizaciones.
Por lo expuesto consideramos que estas cooperativas son una fuente genuina de empleo de las
personas que se encuentran asociadas a ellas ya que de otra manera seguirían en la calle fuera del
sistema laboral y de esta forma acceden a la seguridad social, a la salud, a la educación, pilares estos
indispensables para el desarrollo de ellos y de sus familias.
Es necesario continuar en el camino iniciado en estas organizaciones, pero para ello se requiere
seguir apostando a la educación, concientización y práctica de los principios y valores del cooperativismo
que proponen de manera visible la equidad de género, tales como la autonomía y la independencia,
la participación económica de los miembros, la cooperación entre cooperativas, la adhesión abierta y
voluntaria, el control y gobierno democrático y la educación cooperativa.
199
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6
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FIDA (International Fund for Agricultural Development, IFAD
201
Síntesis del eje 6. Desafíos de la Economía Social
Solidaria
Referente a los artículos presentados para el eje 6 , se presentaron ponencias de España, Portugal,
México, Argentina y Venezuela, todas de gran valor científico y que despertaron el interés del auditorio
por una rica discusión.
Algunas de las ponencias elaboraron lo que se entiende por emprendimiento social (Lejarriaga Pérez
de la Vacas y Bel Durán), otras se inclinaron por discutir las figuras legales que atañen a las entidades de
la Economía Social, por ejemplo las sociedades laborales y participadas (Bel Durán, Lejarriaga Pérez de
las Vacas, Fernández Guadaño y Martín López) y las estrategias de grupos cooperativos (Meira). Otras,
aún, compartieron preocupaciones sobre el proceso económico que algunas entidades particulares de la
Economía Social y Solidaria (ESS), como las cooperativas de trabajo (Tacca), las cooperativas de ahorro
y crédito (Lara Gómez, Hurtado Maldonado y Pérez Sosa) y las cajas de ahorro (Torrealba), encaran en
su país.
Finalmente, algunas investigaciones optaron por una perspectiva más cualitativa en su abordaje y
presentaron reflexiones sobre el paradigma cooperativista en la gestión y dirección de las mismas
(Borget).
Estos puntos de vista tan diversos muestran que cada país tiene su coyuntura económica, social, legal
y cultural, desde la que se desarrolla el Tercer Sector. Las personas que expusieron provenientes de
España, Argentina, México y Venezuela, compartieron sus posiciones respecto del progreso social desde
varias aristas de la ESS, lo que permitió una riqueza de intercambios para la academia y la práctica.
En cuanto al concepto de emprendimiento social Lejarriaga Pérez de la Vacas y Bel Durán realizaron
un ejercicio interesante, el que exponen en su investigación La difusa frontera del emprendimiento
social. Una aproximación a las líneas docentes y de investigación del profesorado de la EEC-UCM.
En esta investigación, aplican encuestas a los mismos colegas de la Escuela de Estudios Cooperativos
de la Universidad Complutense de Madrid, en las que indagan cuál es el concepto manejado por el
profesorado sobre el emprendimiento social.
Los principales hallazgos indican que las personas investigadoras consideran que es correcto asociar
el emprendimiento social con el emprendimiento privado. Ello es consistente con el principal concepto
de emprendimiento social elegido por las personas entrevistadas, el que menciona las iniciativas que
pueden ser mediante el mercado o no, que priman las personas sobre el capital y a la democracia
participativa. El resultado rescata que lo importante del emprendimiento social es la creación del valor
social.
En un corte más jurídico, el grupo de personas investigadoras compuesto por: Bel Durán, Lejarriaga
Pérez de las Vacas, Fernández Guadaño y Martín López analizan los impactos de la crisis del 2008 en
las empresas españolas que debieron cerrar sus puertas; esta contracción afectó a muchas sociedades
laborales.
A pesar de que empresas de otras figuras jurídicas sí recuperaron su actividad económica a mediados
del 2016, las sociedades laborales no crecieron al mismo ritmo. Esta figura es la que se forma cuando
la mayoría del capital de la sociedad es de propiedad de los trabajadores y ninguna persona puede
202
acaparar más de una tercera parte. Sin embargo, el análisis de Bel Durán et al. en su trabajo titulado
La necesidad de un nuevo impulso a las sociedades laborales en España como forma natural
de concreción de las sociedades participadas indica que la figura legal de sociedad laboral no es
atractiva para muchas empresas o estas últimas no tienen conocimiento de ellas.
Para continuar con la discusión legal de las figuras jurídicas aplicables a las entidades de la ESS, Deolinda
Meira presenta una reflexión crítica y profunda sobre las estrategias de grupo en las cooperativas de
Portugal. Su investigación titulada Los grupos económicos cooperativos y el sector de la Economía
Social. Algunas cuestiones, presenta que una estrategia común por parte del sector cooperativo
portugués es la unión de las cooperativas en una sociedad comercial, dato que es confirmado por el
último censo cooperativo del 2013 en ese país.
Sin embargo, el ordenamiento normativo del país establece que las cooperativas que se asocien en grupo
con otras cooperativas o con sociedades comerciales, deben mantener su autonomía e independencia,
aspecto que es difícil de cumplir según el tipo de asociación. Meira comenta que otros códigos legales, por
ejemplo, el francés, el finlandés y el noruego establecen la posibilidad de asociación entre cooperativas
y otros entes no cooperativos como fundaciones, asociaciones y sociedades comerciales.
Lo particular de este hallazgo es que devela una nueva complicación ya que, si las cooperativas llegan
a ser las principales dueñas del capital de una sociedad comercial distinta, debe establecerse una forma
clara para distinguir entre los lucros y los excedentes y entre el capital repartible y el no repartible.
Por otro lado, el análisis legal no es la única perspectiva que primó en el XI Congreso RULESCOOP,
sino que también hubo excelentes aportes desde la perspectiva interna de las entidades de Economía
Social y Solidaria. En este sentido Lara Gómez, Hurtado Maldonado y Pérez Sosa dilucidan el concepto
de gobernabilidad interna, mediante su presentación La gobernabilidad individual en las cooperativas
de ahorro y préstamo de Santiago de Querétaro. Las personas investigadoras comentan que la
conformación de la estructura cooperativa es particular, ya que las personas socias son miembros de la
Asamblea General, se integran en los organismos directivos y, en fin, son dueños de la organización y
usuarios de los servicios que esta provee.
Por ello surge un problema común, estudiado en el Estado de Querétaro. Las personas miembros
de una cooperativa generalmente desean beneficiarse de sus servicios sin el máximo esfuerzo, sin
participar en los cuerpos directos o en la Asamblea General cuando hay decisiones trascendentales.
Esta problemática indica una falta de fomento de la voz individual e interna de las personas asociadas a
las cooperativas para aumentar su participación en los procesos de gobernabilidad y democracia.
Para Tacca, el contexto de este análisis antropológico es una época posterior al cierre de muchas fábricas
argentinas, por lo que diversos grupos empezaron a organizarse y a recuperar esas fábricas mediante la
figura de la cooperativa de trabajo. Este debate reveló que las cooperativas de trabajo aún luchan contra
paradigmas de trabajo capitalista, lo que deteriora las relaciones laborales de entidades como FECOOTRA.
La perspectiva etnográfica, además realza las luchas entre el capital y el trabajo, un conflicto en el
que las cooperativas de trabajo están inmersas, en un contexto de violencia y represión de las acciones
203
colectivas de trabajadores por parte de la Administración Pública en Argentina.
El trabajo plantea un estudio de la evolución de las cajas de ahorro entre el 2000 y el 2015. Se enfoca
en un estudio cuantitativo y toma en cuenta las variables de los ahorros de las cajas, los préstamos e
ingresos y la financiación de las cajas de ahorro. Este análisis arroja datos de que todas las variables
han aumentado en el periodo estudiado y concluye que debe fortalecerse la gestión patrimonial y las
plataformas comunes que informan al usuario del servicio.
Por otro lado, según el autor, el paradigma cooperativo es útil para evaluar y entender los procesos
de acción colectiva que surge desde el seno de acciones solidarias. Se ubica precisamente en el apego
social y en la voluntad individual.
A partir de este análisis, Borget encuentra que los asociados de las cooperativas pasan de ser un
objetivo de la misma a ser un elemento discursivo. Asimismo, su participación en la democracia de la
cooperativa no es asegurada ya que de las cooperativas investigadas, 12,5% de los asociados asisten
a las asambleas y un 30% corresponde a personas invitadas.
Aunado a ello, las relaciones de poder y dirección demuestran una tendencia en que la estructura
burocrática de la cooperativa detenta más fuerza, frente al producto individual. Asimismo, las gerencias
requieren de profesionales capacitados, claman por una mejor formación en el paradigma cooperativo
en las universidades, no tanto en un dogmatismo.
Concluyendo, Borget, afirma que las gerencias de las cooperativas deben evaluarse a partir de los
servicios que éstas dan a los asociados, por el nivel de contención de asociados, por la obtención de
mayores excedentes, por los aportes de capital para proyectos nuevos, por la integración de nuevos
productores y el valor agregado de los productos.
Estas siete ponencias presentan los desafíos de la Economía Social Solidaria desde la perspectiva
única de cada persona investigadora o grupo de ellas, según su experiencia nacional y regional y según
la legislación correspondiente. El intercambio de estas ideas refleja riqueza intelectual, valor social,
académico y público, por lo que vale la pena realizar este tipo de encuentros.
204
La difusa frontera del emprendimiento social. Una
aproximación a las líneas docentes y de investigación
del profesorado DE LA EEC-ucm
Gustavo LEJARRIAGA PÉREZ DE LAS VACAS
Director de la Escuela de Estudios Cooperativos
Universidad Complutense de Madrid
grlejarr@ucm.es
Paloma BEL DURÁN
Directora de la Oficina Complutense del Emprendedor
Universidad Complutense de Madrid
pbeldura@ucm.es
EJE: Desafíos de la economía social y solidaria
RESUMEN
Pues bien, en este contexto, un desafío para la economía social es convertirse en referente del
emprendimiento en general y del emprendimiento social en particular, al amparo de las iniciativas de la
Unión Europea que sitúan a la denominada “empresa social” en el epicentro del emprendimiento social.
Introducción
El término de emprendimiento social, que suele atribuirse a William Drayton, fundador de Ashoka en
1980, no tiene una única acepción, sino que hay quien lo concibe en un sentido restringido, limitándolo
en ocasiones a entidades no ligadas al mercado, y quienes lo hacen en sentido amplio, incluyendo a
organizaciones donde prima el interés social, la creación de valor social, ya sean de mercado o no (en
línea con el concepto de economía social).
205
La economía social tiene ya un notable reconocimiento en el ámbito internacional, particularmente
en Europa. Recientemente, el 23 de mayo de 2017 los Gobiernos de 11 países de la UE han firmado
la ‘Declaración de Madrid’, por medio de la cual reivindican un fuerte impulso europeo de la Economía
Social en la agenda política de la UE, al considerarla un modelo empresarial prioritario para un futuro
sostenible en el que prime la cohesión social y económica. En ella se destaca que “los valores comunes
de la economía social, como la primacía de las personas y el objeto social sobre el capital, la gobernanza
democrática y/o participativa, la reinversión de la mayoría de los beneficios para asegurar la sostenibilidad
a largo plazo de la empresa, la prestación de servicios a sus miembros y a las comunidades locales,
contribuyen activamente a la cohesión social y, por tanto, a un crecimiento innovador, inteligente,
sostenible e integrador, además de a la creación de empleo de calidad en Europa”114.
Siendo muchas las aportaciones académicas que han procurado delimitar conceptualmente el
emprendimiento social, es destacable la realizada por Enciso Santocildes, M.; Gómez Urquijo, L. y Mugarra
Elorriaga, A. (2012) quienes se basan en las iniciativas comunitarias en materia de emprendimiento
social para concluir la íntima relación de este término con la economía social. Ponen de manifiesto
“la responsabilidad para el movimiento europeo de economía social de participar activamente en la
promoción y desarrollo de esta figura para configurar un modelo acorde con la tradición cultural europea
que al mismo tiempo sea eficaz para responder a los importantes retos que Europa tiene planteados en
la actualidad” (Enciso Santocildes, M. et. al. 2012, p. 77).
Pues bien, en este trabajo se ofrecen los resultados de un proyecto cuya finalidad ha sido intentar
conocer cuál es la opinión mayoritaria sobre la delimitación conceptual del emprendimiento social por parte
de profesorado que se reconoce como interesado en el asunto bien por ser objeto de su investigación o
por motivos docentes, y para ello se ha solicitado la opinión de un grupo de investigadores relacionados
con el área, los que integran la Escuela de Especialización Profesional de Estudios Cooperativos de la
Universidad Complutense de Madrid.
Los conceptos de empresas y organizaciones de participación fueron definidos por el profesor Carlos
García-Gutiérrez Fernández primero en su influyente contribución al libro “En Memoria de María
Ángeles GIL LUEZAS” de título “La economía social o la economía de las empresas de participación (las
sociedades cooperativas y laborales)”, publicado en el año 1991, y después en el artículo publicado en
el número 33 de la revista CIRIEC sobre “la evolución de los fundamentos de los sistemas económicos
114 Puede consultarse la declaración íntegra en: http://ciriec.es/wp-content/uploads/2017/05/Declaracion_Madrid2017.pdf.
Fecha de consulta 10 de julio de 2017.
206
y de la denominada economía social. La participación en democracia en la economía: la regla de
comportamiento de la sociedad de la información”. En torno a estas contribuciones se ha formado a
lo largo de los últimos 25 años un grupo de setenta y cuatro investigadores activos, multidisciplinar,
de 22 universidades españolas y extranjeras, que en la actualidad integran la Escuela de Estudios
Cooperativos (a lo que se añaden 15 miembros honoríficos y, por supuesto, el Patronato que la soporta).
Metodología
Desde la Cátedra de emprendimiento social se pretende incentivar toda actuación por parte de sus
integrantes que se identifiquen como iniciativas en este ámbito. Se considera esencial tener una clara
referencia de la concepción que los docentes e investigadores interesados en el emprendimiento social
tienen sobre el mismo, motivo por el cual se ha solicitado, en una primera fase, la cumplimentación de
un cuestionario a los investigadores de la Escuela.
Aquella iniciativa que a través de fórmulas de mercado o no mercado contribuye a la cohesión social
basándose en la primacía de las personas sobre el capital y con gobernanza democrática y/o participativa
(definición propia basada en los conceptos de economía social y organizaciones de participación).
Los emprendedores sociales son agentes de cambio importantes, cuyo núcleo de valores se centra en
identificar, abordar y resolver problemas sociales (Drayton, 2002).
Asociaciones con fines sociales entre los sectores público, social y empresarial diseñadas para
aprovechar el poder de mercado para el interés público. (Cook, et al. 2003).
Proceso mediante el cual la creación de una nueva empresa de negocios conduce a la mejora de la
riqueza social tanto para la sociedad como para el beneficio empresarial. (McMillan, 2003).
Organizaciones que han creado modelos para la resolución de manera eficiente de las necesidades
humanas básicas que los mercados y las instituciones existentes no han podido satisfacer. El
emprendimiento social combina el ingenio del espíritu empresarial tradicional con la misión de cambiar
la sociedad. (Seelos y Mair, 2005).
207
El emprendimiento social implica innovaciones destinadas a mejorar el bienestar social de forma
explícita. Éste se encuentra dentro de organizaciones empresariales que inician, dirigen o contribuyen al
cambio en la sociedad (Nichols, 2006).
El emprendimiento social es una actividad emprendedora con una orientación e intención social
(Thompson, 2008).
El emprendimiento social abarca las actividades y procesos realizados para descubrir, definir y
aprovechar las oportunidades para mejorar la riqueza social mediante la creación de nuevas empresas
o la gestión de las organizaciones existentes de una manera innovadora (Zahra et al., 2009).
Los emprendedores sociales son personas con soluciones innovadoras a los problemas sociales más
acuciantes de la sociedad. Son ambiciosos y persistentes, abordando los principales problemas sociales
y ofreciendo nuevas ideas para el cambio a gran escala (Ashoka, 2014).
Sobre si se considera que hay fórmulas jurídicas que, en términos generales, dan cobertura a proyectos
de emprendimiento social y, en caso afirmativo, cuáles de las siguientes lo harían:
Sociedades cooperativas
Sociedades laborales
Sociedades de responsabilidad limitada
Trabajadores autónomos personas físicas
Asociaciones
Fundaciones
Mutualidades
Otras
Sobre si, en el caso de las sociedades cooperativas, sociedades laborales, trabajadores autónomos
personas físicas, asociaciones y fundaciones, se considera que son consecuencia de emprendimientos
sociales:
Todas, con independencia de cuál sea su objeto social
Prácticamente todas salvo excepciones puntuales
Solo aquellas con actividad relacionada con servicios sociales
Otras
Sobre cuáles de las siguientes características considera exigibles y deseables en un proyecto de
emprendimiento social
Innovación
Interés social
Ausencia de lucro
208
Creación de valor social
Democracia en la toma de decisiones por parte de los promotores
Potencial creación de empleo estable
Sobre, según su percepción, si el concepto de emprendimiento social está relacionado con:
Economía social.
Organizaciones de participación.
Empresas sociales.
Economía del bien común.
Economía solidaria.
Tercer sector.
Negocios inclusivos.
Economía alternativa.
Economía colaborativa.
Otros.
Sobre si su actividad docente y/o investigadora tiene relación con:
Emprendimiento.
Emprendimiento social.
Economía social.
Organizaciones de participación.
Empresas sociales.
Economía del bien común.
Economía solidaria.
Tercer sector.
Negocios inclusivos.
Economía alternativa.
Economía colaborativa.
Otros.
Integrada por los profesores de la Escuela que han trabajado o conocen el asunto. Del total de
profesores investigadores que integran la Escuela han contestado el cuestionario 39, que suponen el
52,7 por ciento del total y que representan a 15 Universidades (muestra resultante).
Hay representadas, por tanto, 10 áreas de conocimiento diferentes de economía, derecho y psicología.
Según manifiestan los encuestados, su actividad docente está relacionada tanto con las organizaciones
y economía social como con el emprendimiento de forma mayoritaria, manifestando un 42,11 por ciento
209
de los encuestados su vinculación con el emprendimiento social, tal y como puede apreciarse en el
siguiente gráfico:
Resultados
El primer asunto que se pretendía conocer con el estudio es la percepción de los investigadores
con relación al concepto de emprendimiento social y su diferenciación con el término genérico de
emprendimiento. Es relativamente frecuente que cuando se utiliza el término de emprendimiento se
haga referencia a iniciativas empresariales y cuando se hace referencia a emprendimiento social
se asocia a organizaciones no empresariales, algo que a nuestro juicio es erróneo, si bien, entre los
encuestados un 28,21 por ciento, si piensan que es una asociación de conceptos correcta.
Emprender, según el diccionario de la lengua española, es “acometer y comenzar una obra, un negocio,
un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”115. El emprendimiento, por tanto, puede
manifestarse en cualquier ámbito de la actividad de las personas. Implica iniciativa. Cuando esta iniciativa
supone la creación de una empresa, el emprendedor se convierte en empresario (“titular propietario o
210
directivo de una industria, negocio o empresa”116, según el propio diccionario). Los empresarios son,
por naturaleza, emprendedores. Los emprendedores no tienen por qué ser empresarios. El término
emprendedor no ha de limitarse, por tanto, a la creación de empresas.
Por su parte, los emprendedores sociales pueden concretar su iniciativa bajo formulas empresariales o
no pero, en efecto, son emprendedores necesariamente. Solo les diferencia su vocación social, el hecho
de que, como se verá más adelante, actúan creando valor social.
Por tanto, a nuestro entender, no es correcta la identificación del término emprendedor con el de
empresario (a pesar de que se utiliza frecuentemente como eufemismo) y tampoco la del emprendedor
social con el no mercado porque muchas iniciativas de emprendimiento social se concretarán en formulas
empresariales.
De las diferentes definiciones sobre las que se pidió a los encuestados que valoraran en qué medida
se adaptaban a su percepción de emprendimiento social, la más próxima es la aportada desde la propia
Cátedra, tal y como puede apreciarse en los siguientes gráficos.
Las tres definiciones que destacan sobre las demás, tanto como aceptables como cuando se pregunta
la considerada que mejor se adapta a su idea de emprendimiento social, son las de Guzmán y Trujillo,
Thompson y la aportada por la propia Cátedra (considerada la mejor por el 61,54 por ciento de los
encuestados teniendo en cuenta que se daba la posibilidad de elegir un máximo de tres). En concreto:
211
Aquella iniciativa que a través de fórmulas de mercado o no mercado contribuye a la cohesión social
basándose en la primacía de las personas sobre el capital y con gobernanza democrática y/o
participativa (definición propia basada en los conceptos de economía social y organizaciones de
participación).
Las tres definiciones coinciden en que el emprendimiento social puede desarrollarse a través de
todo tipo de organizaciones, empresariales o no, y la clave de diferenciación es la creación de valor
social sostenible (Guzmán y Trujillo), bien por simple orientación e intención social (Thompson) o por la
contribución a la cohesión social sobre la base de la primacía de las personas sobre el capital (definición
propia).
Hay una opinión casi unánime de que determinadas formas jurídicas, en términos generales, se
adaptan mejor a los proyectos de emprendimiento social (94,87%) y son las sociedades cooperativas,
sociedades laborales, asociaciones y fundaciones las que, de forma mayoritaria, se reconocen como
formas naturales de acoger a este tipo de proyectos.
212
Con relación a las características deseables y exigibles a un proyecto de emprendimiento social.
Con relación a este asunto se consideran como características exigibles a un proyecto de emprendimiento
social la creación de valor social y el interés social. La ausencia de lucro no se considera relevante en
este tipo de proyectos.
Ante la actual profusión de términos que a veces se tienden a identificar porque tienen algunas
características en común, se solicitó a los encuestados en qué medida consideraban que el emprendimiento
social estaba asociado a ellos, siendo muy evidente la identificación con los conceptos de economía
social y organizaciones de participación, como se aprecia en el siguiente gráfico.
Conclusiones
El valor social puede manifestarse de muy diferentes formas, con actuaciones respetuosas con el
medio ambiente, favoreciendo la inclusión social, actuando de forma socialmente responsable, incidiendo
sobre colectivos que requieren de una atención social no cubierta adecuadamente por el Estado o
concretándose las iniciativas en fórmulas que contribuyen a la creación de empleo estable, al desarrollo
territorial y a la cohesión social. Todo ello sin ánimo de exhaustividad.
Así, toda iniciativa, nuevo proyecto, en el que los promotores crean valor social en cualquiera de sus
formas de concreción, se ha de considerar emprendimiento social.
El valor social, el interés social o cualquiera otra de las características exigibles a un proyecto de
213
emprendimiento social pueden conseguirse a través de organizaciones empresariales o no empresariales.
Si bien existen fórmulas jurídicas particularmente adaptadas a dar cabida a proyectos de emprendimiento
social, estos pueden acogerse a cualquier modalidad legal posible. Sociedades cooperativas, sociedades
laborales, asociaciones, fundaciones y mutualidades, todas ellas integrantes de la economía social, son
formas naturales de emprendimiento social, pero, en términos generales, las organizaciones en las que
los socios participan democráticamente en todos los flujos de la organización, en las que claramente
se manifiesta la primacía de las personas sobre el capital porque los promotores fijan en democracia
los objetivos y toman decisiones, suelen identificarse con proyectos de emprendimiento social. Así
las cosas, las organizaciones de participación, que en términos generales incluyen a las entidades
de la economía social, dan cabida también a proyectos sociales que se realizan bien individualmente
(empresas individuales) o a determinadas sociedades con forma jurídica capitalista convencional.
Por todo lo anterior se considera que un desafío de la economía social a futuro (y de las organizaciones
de participación como concepto próximo al anterior) es convertirse en referente de todo proyecto de
emprendimiento social, frente la corriente que limita este término al tercer sector.
Conviene, así, que los investigadores en el ámbito de la economía social y de las organizaciones de
participación tomen posición claramente sobre el contenido en sentido inclusivo que debe tener este
concepto, el emprendimiento social, que, sin duda, con un mayor protagonismo de la sociedad ante
la paulatina inhibición del Estado como prestador de servicios, irá conformándose como un fructífero
campo de conocimiento.
214
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216
La necesidad de un nuevo impulso a las sociedades
laborales en españa como forma natural de concreción
de las sociedades participadas
BEL DURÁN, Paloma; LEJARRIAGA PÉREZ DE LAS VACAS, Gustavo; FERNÁNDEZ GUADAÑO,
Josefina; MARTÍN LÓPEZ, Sonia
Escuela de Estudios Cooperativos
Universidad Complutense de Madrid
pbeldura@ucm.es; grlejarr@ucm.es; jofernan@ucm.es;smartin@ucm.es
RESUMEN
La Ley 44/2015, de Sociedades Laborales y Participadas, pretende dar un impulso a esta fórmula jurídica
genuinamente española que ha sido un referente a nivel internacional para concretar la participación de
los trabajadores en la empresa. Durante todo el periodo de crisis económica (2008-2015) la constitución
de sociedades laborales se ha retraído considerablemente con respecto a periodos precedentes y
ha sido incapaz de compensar la mortandad de este tipo de empresas en estos años. Un porcentaje
muy importante de las nuevas iniciativas empresariales son sociedades participadas (en los términos
establecidos por la Ley referida) que cumplen con los requisitos para ser sociedad laboral (son por tanto
calificables) que, sin embargo, no solicitan su calificación.
El contexto general.
En los últimos años, el deterioro de la actividad económica en España ha afectado al ritmo de creación
de nuevas empresas con ya evidentes signos de recuperación en los tres últimos. Dicha reducción
comenzó a hacerse patente en la economía española hacia mediados del año 2007 que se cerraba
con una cifra de empresas creadas del 3,60 por ciento menor que la del año anterior. Es en el año
2008 cuando se evidencia, en mayor medida, la drástica reducción en el ritmo de creación de nuevas
empresas con un cambio de tendencia en los dos últimos años según los datos del Directorio Central de
Empresas (DIRCE) facilitados por el Instituto Nacional de Estadística. En efecto, un somero análisis a
dichas cifras manifiesta el duro varapalo para nuestra economía en el periodo 2008-2013 del que no es
fácil reponerse si bien en el periodo 2014-2016 es ya patente cierta recuperación económica.
217
De 3.422.239 empresas activas en 2008 se pasa a una cifra de 3.186.878 entidades a 31 de diciembre
de 2013, lo que supone una destrucción de empresas en activo superior a las 275.000, que representa
un 8,06 por ciento del tejido productivo. En promedio anual, la pérdida neta de empresas en España en
el quinquenio 2008-2013 supera las 55.000 empresas (Tabla 1).
Tabla 1
Sociedades anónimas y de responsabilidad limitada activas
a 31 de diciembre de 2008, 2013 y 2016
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional
de Estadística (INE): http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft37%2Fp201&file=ine
base&L=0. Fecha de consulta: 07 de febrero de 2017.
Es el año 2016 el que ya permite ser optimista porque la mejora económica se ha traducido en un
incremento de entidades activas que se sitúa por encima de los 3.200.000 y ya superando la cifra de
2008 en el caso de las sociedades de responsabilidad limitada (Gráfico 1), aunque el comportamiento de
las sociedades anónimas continúa poniendo de manifiesto cierta debilidad en el proceso de recuperación
(Gráfico 2).
Gráfico 1
Sociedades responsabilidad limitada activas en el periodo 2008-2016
Fuente: Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística (INE): http://www.ine.es/jaxi/menu.
do?type=pcaxis&path=%2Ft37%2Fp201&file=inebase&L=0. Fecha de consulta: 07 de febrero de 2017.
218
Gráfico 2
Sociedades anónimas activas en el periodo 2008-2016
Fuente: Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística (INE): http://www.ine.es/jaxi/menu.
do?type=pcaxis&path=%2Ft37%2Fp201&file=inebase&L=0. Fecha de consulta: 07 de febrero de 2017.
En todo el periodo de crisis, solo las sociedades de responsabilidad limitada consiguieron mantenerse
(la creación de nuevas empresas compensó el cierre de las afectadas por problemas comerciales y
financieros). En España, la pérdida de empresas bajo esta forma jurídica entre 2008 y 2013 se situó en
un 1,78 por ciento, muy por debajo de la media del conjunto (-8,06%) y del resto de fórmulas habituales
(sociedades anónimas y sociedades cooperativas, con descensos superiores al 14 por ciento, y Empresas
Individuales, con valores cercanos al 13 por ciento).
Tabla 2
Variación relativa de empresas activas en el periodo 2008-2013
por formas jurídicas
Fuente: Elaboración propia a partir del Directorio Central de Empresas (DIRCE) del Instituto Nacional de Estadística
(INE): http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft37%2Fp201&file=inebase&L=0. Fecha de consulta: 7 de
febrero de 2017.
En efecto, en el año 2008, se registraron en España 1.514 sociedades laborales, mientras que en el
año 2015 solo se dieron de alta en registro 515 empresas (999 menos); esto es, un 65,98 por ciento
219
menos (tendencia que se mantiene en 2016: entre enero y septiembre se constituyeron 346 sociedades
laborales. Evidentemente, se ha perdido gran parte del interés existente en adquirir la condición laboral
(como puede apreciarse en la Tabla 3).
El total de empresas registradas en el periodo 2008-2015 fue de 8.319 de las que el 98,37 por ciento
fueron sociedades de responsabilidad limitada laboral.
Tabla 3
Número de Sociedades Laborales registradas en España
en el periodo 2008-2015
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 Total 2008-2015
Variación relativa
SAL 26 21 16 15 20 15 14 9 1 3 6
(-65,38%)
Fuente: Elaboración propia a partir de la Base de Datos de la Economía Social del Ministerio de Empleo y Seguridad
Social. Disponible en Internet: http://www.empleo.gob.es/es/sec_Trabajo/autonomos/economia-soc/EconomiaSocial/
estadisticas/ . Fecha de consulta: 7 de febrero de 2017.
Según datos del Directorio Central de Empresas del Instituto Nacional de Estadística, en 2008 se
dieron de alta 129.028 sociedades de responsabilidad limitada. En 2015 las altas se situaron en 91.708
entidades. Evidentemente, el ritmo de creación de nuevas empresas se ha ralentizado significativamente.
Entre 2008 y 2015 la diferencia son 37.320 sociedades de responsabilidad limitada menos constituidas, lo
que supone una variación relativa de casi un 29 por ciento. Con todo, se pone de manifiesto la reducción
mucho más dramática en el caso de las sociedades laborales. Así, con relación a las sociedades de
responsabilidad limitada, se concluye que el ritmo de creación se ha reducido en un 65,98 por ciento
frente al 28,92 por ciento de la fórmula jurídica de base.
Con respecto a las sociedades laborales activas, y distinguiendo entre sociedades anónimas y
sociedades limitadas laborales, se observa una drástica disminución tanto en sociedades como en
trabajadores más acuciado, si cabe, en el caso de las sociedades anónimas laborales. También se
observa una disminución en la dimensión de estas últimas que, sin embargo, no ocurre en el caso de
las sociedades de responsabilidad limitada laboral que aumenta su dimensión en el periodo 2008-2015.
220
Tabla 4
Sociedades Anónimas y de Responsabilidad Limitada Laborales activas
en el periodo 2008-2015
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Disponible en: http://www.
empleo.gob.es/es/sec_trabajo/autonomos/economia-soc/EconomiaSocial/estadisticas/index.htm. Fecha de consulta: 7 de
febrero de 2017.
En conclusión:
1) La sociedad laboral (en particular, la sociedad de responsabilidad limitada laboral) deja de ser una
figura atractiva para acoger a los nuevos proyectos empresariales.
2) Hay una mortandad y/o pérdida de condición laboral superior a la de su figura jurídica de base
(especialmente llamativa en el caso de las sociedades de responsabilidad limitada).
Ambos hechos se explican, al menos en parte, por rigideces en la norma que las regulaba, la Ley
4/1997, de 24 de marzo, de Sociedades Laborales.
Que al menos la mayoría del capital social sea propiedad de trabajadores que presten en ellas
servicios retribuidos de forma personal y directa, en virtud de una relación laboral por tiempo indefinido.
Que ninguno de los socios sea titular de acciones o participaciones sociales que representen más de
la tercera parte del capital social, salvo que la sociedad laboral se constituya inicialmente por dos socios
221
trabajadores con contrato por tiempo indefinido, en la que tanto el capital social como los derechos
de voto estarán distribuidos al cincuenta por ciento, con la obligación de que en el plazo máximo de
36 meses se ajusten al límite establecido en este apartado o se trate de socios que sean entidades
públicas, de participación mayoritariamente pública, entidades no lucrativas o de la economía social,
en cuyo caso la participación podrá superar dicho límite, sin alcanzar el cincuenta por ciento del capital
social.
Que el número de horas-año trabajadas por los trabajadores contratados por tiempo indefinido
que no sean socios no sea superior al cuarenta y nueve por ciento del cómputo global de horas-año
trabajadas en la sociedad laboral por el conjunto de los socios trabajadores.
Puede darse el caso de sociedades que cumpliendo los requisitos establecidos en el artículo 1
(sociedades laborales “calificables”) no tengan la consideración jurídica de sociedad laboral por el hecho
de no haberlo solicitado (las motivaciones pueden ser muy diferentes). Estas serían las sociedades
laborales “no calificadas”, entidades que no tienen reconocimiento jurídico laboral y no están en ningún
caso a lo dispuesto por la ley específicamente para este colectivo.
Que cuenten con trabajadores que posean participación en el capital y/o en los resultados de la
sociedad.
Que cuenten con trabajadores que posean participación en los derechos de voto y/o en la toma de
decisiones de la sociedad.
Que adopten una estrategia que fomente la incorporación de trabajadores a la condición de socios.
Esta amplia definición pretende otorgar la consideración de sociedad participada por los trabajadores a
toda entidad en la que los trabajadores participan financieramente en la toma de decisiones o de algún otro
modo, y aunque la redacción de este artículo 19 pone en cuestión la inclusión de la sociedad laboral como
participada, entendemos que no era esta la intención del legislador y hacemos nuestra la exposición de
motivos de la ley, al referirse al capítulo III que regula las sociedades participadas por los trabajadores,
que deja claro que tendrán esta consideración no solo las propias sociedades laborales calificadas como
tales, sino “cualquiera otras sociedades en las que los socios trabajadores posean capital y derechos de
voto” las dejaría fuera.
Podríamos incluso diferenciar en este punto, siguiendo con la terminología a la que se hará referencia en
puntos posteriores de este trabajo, entre sociedades participadas de hecho (aquellas que se incluirían en la
intención del legislador según la exposición de motivos de la ley) y sociedades participadas de derecho (las
222
que quedarían recogidas en el artículo 19 y que suponen un subconjunto de las primeras al no integrar a las
sociedades laborales calificadas), siendo objeto de este trabajo las primeras.
Las causas que han motivado el comportamiento de las sociedades laborales en el periodo de crisis
y las posibles implicaciones de la nueva redacción legal para estas entidades que regula por primera
vez la figura de la sociedad participada se considera como un asunto de capital importancia para la
Confederación Empresarial de Sociedades Laborales en España (CONFESAL) y para la Dirección
General del Trabajo Autónomo, de la Economía Social y de la Responsabilidad Social de las Empresas.
Desde la Escuela de Estudios Cooperativos, con el apoyo de las dos instituciones referidas en el
párrafo anterior, se ha realizado un estudio tendente a conocer los motivos de la brecha entre sociedades
laborales calificables y calificadas buscando una aproximación en cifras a la realidad representada por el
colectivo de sociedades calificables y participadas en España.
Conclusiones: reflexiones sobre los motivos del comportamiento de la sociedad laboral en el periodo
de crisis económica y las aportaciones de la nueva Ley.
La actualización de este requisito en la nueva redacción legal que permite que “la sociedad laboral se
constituya inicialmente por dos socios trabajadores con contrato por tiempo indefinido, en la que tanto el
capital social como los derechos de voto estarán distribuidos al cincuenta por ciento, con la obligación
de que en el plazo máximo de 36 meses se ajusten al límite establecido en este apartado” (artículo
1.2.b) contribuirá, sin duda, a que muchas nuevas empresas consideren la posibilidad de ser laborales
(conviene ser prudentes en este sentido porque hoy por hoy, sin una actualización del marco fiscal, faltan
motivaciones suficientes para solicitar la calificación laboral en la mayor parte de los casos).
Pero el alarmante descenso en el número de sociedades laborales activas no se justifica solo por su
menor ritmo de creación, sino también, en mayor medida, por un llamativo número de bajas societarias. A
priori, no hay motivo para pensar que las sociedades de responsabilidad limitada laborales tuvieran que
tener mayores problemas para afrontar la situación de crisis económica que las entidades que conforman
su base societaria de referencia, las sociedades de responsabilidad limitada. Si acaso tendría que ser, al
contrario. El hecho de que no haya sido así sugiere que un importante porcentaje de las bajas societarias
en el caso de las sociedades laborales (fundamentalmente sociedades de responsabilidad limitada) son
empresas que han perdido su calificación laboral (por diversas causas) pero han continuado su actividad.
Probablemente, el motivo fundamental de lo anterior tiene que ver con lo establecido en el artículo 1.2.
de la Ley 4/1997 que regulaba el número de horas-año trabajadas por los trabajadores contratados
223
por tiempo indefinido que no eran socios. La nueva Ley de sociedades laborales y participadas, en su
artículo 1.2.c) da un paso importante para evitar nuevas pérdidas de calificación al establecer “que el
número de horas-año trabajadas por los trabajadores contratados por tiempo indefinido que no sean
socios no sea superior al cuarenta y nueve por ciento del cómputo global de horas-año trabajadas en
la sociedad laboral por el conjunto de los socios trabajadores”.
Con la actual redacción, muchas de las sociedades laborales que han perdido su calificación en este
periodo de crisis económica podrían haber mantenido su condición laboral. Pasaron de ser sociedades
laborales con reconocimiento jurídico a sociedades laborales “de hecho-no de derecho”, “no calificadas”
en definitiva. Actualmente podrían volver a solicitar su calificación laboral, pero probablemente muchas
no lo harán al no encontrar suficientes estímulos para ello. Continuarán siendo, eso sí, sociedades
laborales “de hecho”, “calificables”, como otras muchas sociedades anónimas y, sobre todo, sociedades
de responsabilidad limitada que, cumpliendo con los requisitos legales actuales no solicitan ser laborales
bien por desconocimiento de esta posibilidad o bien porque no encuentran suficiente motivación para
hacerlo.
La Tabla 5 intenta resumir los motivos por los que muchas sociedades laborales “calificables” no solicitan
la calificación (integrando el previsiblemente numeroso colectivo de sociedades laborales “no calificadas”)
y las posibles causas que provocan este hecho.
Tabla
5
Motivos que justifican la existencia de sociedades laborales “no calificadas”
Incumplimiento de requisitos
Pérdida de condición laboral establecidos por la Ley 4/1997
Desconocimiento de la figura de
sociedad laboral
No solicitud de calificación
Falta de atractivos para solicitar la
calificación
Con relación a las causas que provocan el hecho de que sociedades laborales que pueden obtener la
calificación no lo hagan cabe decir lo siguiente:
224
Sociedades Laborales y Participadas, fundamentalmente con relación a los límites de horas trabajadas
por los diferentes colectivos de trabajadores fijos en la sociedad laboral, solucione, en parte, el problema
de la pérdida de la condición laboral de muchas empresas.
El problema del insuficiente conocimiento de la figura de la sociedad laboral pasa por realizar campañas
informativas y formativas, prestando fundamentalmente atención a un colectivo que se considera esencial
en el hecho de la decisión última de la forma jurídica elegida para realizar una actividad empresarial: los
asesores o prescriptores empresariales.
Quizás el asunto más complejo, más delicado, es a su vez el más importante: la falta de incentivos
suficientes para solicitar la calificación laboral. En este sentido, la posibilidad de articular una fiscalidad
diferenciada se considera capital para que el colectivo de sociedades laborales calificadas y calificables
se aproxime cuantitativamente. En virtud de esta consideración, se incluye en este estudio una posible
graduación de las diferentes formas de concretarse las sociedades participadas con propuesta fiscal
asociada.
225
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
Bel Durán, P.; Fernández Guadaño, J., Lejarriaga Pérez de las Vacas, G. y Martín López, S. (2015).
Sociedades laborales de hecho y de derecho en el contexto de la nueva Ley de sociedades laborales
y participadas. XXXV Seminario Nacional y XX Seminario Internacional de investigación en materia de
organizaciones de participación organizado por la Escuela de Estudios Cooperativos de la UCM, 25 de
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Fajardo-García, G., Muñecas, J. y San José, J. (2016). Employee Financial Participation: Spain’s Sociedades
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Lejarriaga Pérez de las Vacas, G. y Bel Durán, p. (directores); Alguacil, P.; Fernández Guadaño, J.; Iturrioz,
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Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, 40, 73-98.
226
Os grupos económicos cooperativos e o setor da
economia social — algumas questões
The cooperative economic groups and the social
economy sector – Some issues.
Dra. Deolinda Meira.
Profesora Derecho Mercantil
Instituto Politécnico do Porto/CEOS.PP/ISCAP
dl.meira@sapo.pt
EJE: (6) Desafíos de la Economía Social Solidaria; (8) Marco normativo / Derecho cooperativo
ABSTRACT: The Portuguese Cooperative Code allows cooperatives to set up commercial companies,
subsidiaries, and acquire shares in the capital of commercial companies, provided this does not affect
the autonomy of the co-operative. If the cooperative adopts this group strategy to meet the needs of its
members, we will be facing on the concept of ‘indirect mutuality’, a concept expressly admitted by the
doctrine and the rules of certain jurisdictions. A casuistic analysis is necessary to distinguish situations of
indirect mutuality from situations of companization of the cooperative phenomenon.
KEY WORDS: cooperative group, commercial companies, indirect mutuality, mutuality, companization.
INTRODUÇÃO
Tendo em conta os dados da Conta Satélite para a Economia Social (CSES 2013), para o total de
cooperativas consideradas (2177 cooperativas), existem 188 cooperativas detentoras de um total de
340 participações no capital social de outras entidades, das quais 42 detêm a totalidade (100%) do
capital societário das referidas entidades117.
Aproximadamente 81% das sociedades comerciais participadas em 100% por cooperativas desenvolvem
a respetiva atividade económica nas seguintes áreas: desenvolvimento, habitação, ambiente, atividades
de transformação, cultura, desporto e recreio, comércio, consumo e serviços.
A relevância económica destas sociedades comerciais participadas por cooperativas é evidente. De
11 7 h t t p s : / / w w w. i n e . p t / x p o r t a l / x m a i n ? x p i d = I N E & x p g i d = i n e _ d e s t a q u e s & D E S TA Q U E S d e s t _
boui=278817467&DESTAQUESmodo=2&xlang=pt
227
facto, em 2013, este fenómeno gerou aproximadamente 137,8 milhões de euros de valor acrescentado
bruto (VAB). Acresce que as sociedades comerciais participadas em 100% pelas cooperativas foram
também responsáveis pelo pagamento de 46,8 milhões de euros em remunerações em 2013.
Atendendo à relevância económica destas sociedades comerciais participadas por cooperativas, esta
comunicação, que reveste o caráter de ensaio académico, pretende, dentro do universo de problemas
que estes grupos económicos cooperativos suscitam, dar resposta às seguintes questões:
Qual o regime jurídico que enquadra estas sociedades comerciais, detidas ou participadas por
cooperativas?
PONTO DE PARTIDA
Estes processos encontram o seu fundamento, desde logo, no art. 61.º, n.º 3, da Constituição da
República Portuguesa, nos termos do qual: «As cooperativas (…) podem agrupar-se em uniões,
federações e confederações e em outras formas de organização legalmente previstas». Na mesma
linha, o art. 7.º, n.º 1, da Lei de Bases da Economia Social (LBES)118 dispõe que «As entidades da
economia social podem livremente organizar-se e constituir-se em associações, uniões, federações ou
confederações que as representem e defendam os seus interesses.» (Meira, 2013).
Finalmente, o Código Cooperativo português (CCoop), aprovado pela Lei n.º 119/2015, de 31 de agosto,
prevê várias formas de articulação entre cooperativas: as cooperativas multissetoriais (art. 4.º, n.º 2); a
constituição de cooperativas de grau superior (arts. 101.º a 108.º); e a associação entre cooperativas e
outras pessoas coletivas (art. 8.º).
Todas estas formas de articulação decorrem do princípio cooperativo da intercooperação, que aparece
enunciado no art. 3.º do CCoop, nos seguintes termos: «as cooperativas servem os seus membros mais
eficazmente e dão mais força ao movimento cooperativo, trabalhando em conjunto, através de estruturas
locais, regionais, nacionais e internacionais». Este princípio estabelece um dever de mútua colaboração
entre cooperativas, que visa a prossecução dos interesses dos cooperadores e dos interesses das próprias
comunidades em que a cooperativa opera, afastando-se uma visão nacionalista da intercooperação,
dada a referência expressa a vários planos — local, regional, nacional e internacional.
118 - Lei n.º 30/2013, de 8 de maio de 2013.
228
Subjacente a este princípio está, segundo o nosso entendimento, um conceito amplo de intercooperação
que abrange quer as relações entre cooperativas quer as relações entre cooperativas e outras pessoas
coletivas.
A doutrina aponta dois critérios de classificação, quanto às formas de intercooperação: um critério que
distingue entre a intercooperação formal e a informal; um outro que distingue entre intercooperação
horizontal e vertical (Namorado, 1995).
Por sua vez, a intercooperação formal traduz-se na integração das cooperativas em estruturas de
grau superior ou na associação de cooperativas entre si ou com outras pessoas coletivas, da qual pode
resultar a criação de uma outra pessoa coletiva de natureza cooperativa ou diversa.
Saliente-se que, nestes casos de intercooperação por via da integração (cooperativas de segundo
grau ou de grau superior) ou por via da associação da cooperativa com outras pessoas coletivas, visar-
se-á, tal como se refere no art. 3.º do CCoop, aumentar a eficácia no modo como a cooperativa serve os
seus membros, pelo que o escopo mutualístico constitui o fundamento último destes processos.
As modalidades de associação
Centrando-nos, agora, nas modalidades de associação, o art. 8.º, n.º 1, do CCoop estabelece que
«É permitida a associação entre cooperativas e outras pessoas coletivas desde que essa associação
respeite os princípios cooperativos da autonomia e da independência».
A norma permite a associação da cooperativa com pessoas coletivas de natureza cooperativa ou não
cooperativa (associações, fundações, sociedades civis, sociedades comerciais, ou outras).
Esta associação pode materializar-se (ou não) através da criação de uma nova pessoa coletiva.
As pessoas jurídicas criadas por associação de cooperativas são cooperativas (de primeiro grau) e
não devem ser confundidas com cooperativas de segundo grau (Namorado, 2000). Este entendimento
é reforçado pelo art. 8.º, n.º 3, do CCoop, que permite expressamente alargar o regime de votação das
cooperativas de nível superior às pessoas coletivas resultantes da associação entre cooperativas.
229
Requisitos
A manutenção da autonomia e da independência da cooperativa é uma condição necessária à sua
associação com outras pessoas coletivas (art. 8.º, n.º 1, do CCoop).
Na mesma linha do que defendem Anacoreta & Rodrigues (2012:393), discordamos da posição de
Namorado quando afirma que «Parece não ser compatível com o respeito por este princípio [...] a
integração das cooperativas em pessoas coletivas privadas, no seio das quais não detenham uma
posição maioritária, como será, por exemplo, o caso de uma cooperativa constituir em conjunto com
outras entidades uma sociedade comercial, sem garantir a maioria das ações» (Namorado, 2000:190).
Esta posição doutrinal impediria, desde logo, a constituição de sociedades comerciais exclusivamente
por cooperativas, em que as várias sócias cooperativas não poderão todas elas deter a maioria das
participações sociais.
Desta forma, para determinar se a autonomia é ou não afetada pela associação da cooperativa com
outras pessoas coletivas, impõe-se uma avaliação casuística.
Neste sentido, importa destacar alguns exemplos de situações fácticas e jurídicas que poderão implicar
perda de autonomia (Anacoreta & Rodrigues, 2012), a saber:
a assunção de responsabilidade ilimitada pela cooperativa, na sua qualidade de sócia de uma sociedade
comercial;
a afetação pela cooperativa de uma parte significativa do seu património para realizar uma entrada
numa sociedade comercial que tem um contrato de subordinação com outra sócia;
a deslocação pela cooperativa de atividades instrumentais mas essenciais para o seu funcionamento
para uma sociedade comercial, na qual originariamente tinha a maioria dos votos, mas que perdeu
posteriormente, na sequência de um aumento do capital;
a celebração pela cooperativa de um acordo parassocial com outros sócios, nos termos previstos no
art. 17.º do Código das Sociedades Comerciais (CSC), acordo este que afeta o seu direito de voto na
sociedade em que a cooperativa participa (Trigo, 1998)121.
A estatuição do n.º 1 do art. 8.º do CCoop permite, então, que as cooperativas possam constituir sociedades,
incluindo sociedades comerciais, desde que tal não prejudique a autonomia da cooperativa, tal como já foi destacado.
230
No regime jurídico societário não encontramos nenhuma restrição à participação de uma cooperativa
numa sociedade comercial. De facto, nem o art. 980.º do Código Civil Português122, nem o Código das
Sociedades Comerciais (exceto nos casos em que este diploma exige que o sócio assuma a veste
de algum tipo societário, como acontece nas sociedades em relação de grupo, nos termos dos arts.
481.º e seguintes), impedem que a cooperativa aceda à condição de sócio numa sociedade comercial
(Anacoreta & Rodrigues, 2012).
Sendo assim, as cooperativas podem constituir sociedades comerciais associando-se com outras
cooperativas para a constituição de uma sociedade comercial, ou constituindo, por si, originariamente,
uma sociedade comercial.
No entanto, as cooperativas não podem constituir qualquer tipo de sociedade comercial. Na verdade,
dadas as restrições do n.º 1 do art. 8.º do CCoop, ou seja, a proibição de perda de autonomia, a
cooperativa não pode assumir responsabilidade ilimitada numa sociedade comercial.
Tal significa que nem todos os tipos de sociedades (ou modalidades de responsabilidade permitidas
por estes tipos) estarão acessíveis às cooperativas.
Em concreto, a cooperativa não pode ser sócia de uma sociedade em nome coletivo, ou sócia
comanditada de uma sociedade em comandita, pois nestes tipos societários, os sócios, além de
responderem perante a sociedade pela sua obrigação de entrada, respondem ainda perante os credores
da sociedade pelas obrigações desta (arts. 175.º e 465.º do CSC).
No caso de uma sociedade por quotas, a cooperativa não pode assumir, por via estatutária,
responsabilidade por dívidas da sociedade, nos termos do art. 198.º do CSC123.
Estaremos a reportar-nos, desde logo, a sociedades unipessoais por quotas (arts. 270.º-A a 270.º-G,
do CSC), criadas originariamente por cooperativas e a situações de unipessoalidade superveniente
tolerada (art. 142.º, n.º 1, al. a), do CSC). Esta última situação ocorre quando uma sociedade se
constitui com vários sócios, mas por vicissitudes várias vê o número de sócios reduzido à unidade e,
consequentemente, assiste-se à concentração das participações na titularidade do sócio restante. Neste
caso, teremos uma pretensa transitoriedade da unipessoalidade superveniente, com riscos de uma
dissolução diferida124.
Exclui-se a constituição direta, por cooperativas, de sociedades unipessoais anónimas, pois o legislador
122 - Esta norma dispõe que «Contrato de sociedade é aquele em que duas ou mais pessoas se obrigam a contribuir com bens
ou serviços para o exercício em comum de certa atividade económica, que não seja de mera fruição, a fim de repartirem os
lucros resultantes dessa atividade».
123 - O art. 198.º do CSC constitui um desvio à regra geral da limitação de responsabilidade dos sócios das sociedades por
quotas em matéria de dívidas sociais. Com efeito, o n.º 3 do art. 197.º do CSC dispõe que só o património da sociedade
responde perante os credores desta. O n.º 1 do art. 198.º vem permitir que, mediante cláusula estatutária, os sócios assumem
responsabilidade direta para com os credores sociais (solidária ou subsidiária em relação à sociedade e a efetuar apenas
na fase de liquidação); não obstante ser uma responsabilidade pessoal, continua a ser uma responsabilidade limitada («até
determinado montante»).
124 - O art. 142.º, n.º 1, do CSC, estabelece que a dissolução pode ser administrativamente requerida: «a) Quando, por período
superior a um ano, o número de sócios for inferior ao mínimo exigido por lei, exceto se um dos sócios restantes for o Estado
ou entidade a ele equiparada por lei para esse efeito».
231
societário não permite que uma cooperativa constitua, por si, uma sociedade unipessoal anónima,
condicionando esta faculdade às sociedades por quotas, anónimas e em comandita por ações (art.
488.º, n.º 1, em conjunto com o art. 481.º, n.º 1, do CSC).
Neste contexto, parece evidente que quando falamos da possibilidade de uma cooperativa criar, sozinha
e diretamente, uma sociedade comercial, estaremos a referir-nos apenas às sociedades unipessoais
por quotas (art. 270.º-A e ss. do CSC). Na verdade, o art. 270.º-C, n.º 2 do CSC permite a constituição
unilateral de uma sociedade unipessoal por quotas por qualquer pessoa coletiva, desde que não seja
uma outra sociedade unipessoal por quotas (Costa, 2003).
Nada impede, segundo o nosso entendimento, que a cooperativa constitua uma sociedade unipessoal
por quotas. Esta goza de autonomia patrimonial e o sócio único (a cooperativa) goza da limitação de
responsabilidade. Na verdade, a sociedade e a cooperativa são duas entidades jurídicas distintas, há
uma separação de patrimónios entre a sociedade e o sócio único (a cooperativa). Do ponto de vista
fiscal, ambas as entidades têm diferentes regimes fiscais, pelo que não serão aplicáveis à sociedade
os benefícios fiscais da cooperativa. Finalmente, o sócio único (a cooperativa) controla a sociedade
de responsabilidade limitada, com plena observância pelos princípios da gestão democrática e da
autonomia e independência (Costa, 2003).
O CCoop não dispõe de qualquer regime sobre a questão dos grupos cooperativos. Assim, tendo em
conta o disposto no art. 9.º do CCoop, que manda aplicar o Código das Sociedades Comerciais, em
tudo o que não está especificamente previsto no CCoop, na medida em que não se desrespeitem os
princípios cooperativos (Frada & Gonçalves, 2009), devemos refletir sobre as modalidades de coligação
compatíveis com os princípios cooperativos, a que as cooperativas portuguesas podem ter acesso.
A lei societária não permite que as cooperativas constituam os chamados grupos societários de direito,
ou seja, aqueles cuja criação resulta da utilização de um dos instrumentos jurídicos que o Código das
Sociedades Comerciais previu taxativamente para esse efeito. No ordenamento português são três
esses instrumentos: o domínio total (arts. 488.º e 489.º do CSC)125; o contrato de grupo paritário (art.
492.º do CSC)126 e o contrato de subordinação (art. 493.º do CSC)127. As normas que regulam estes
instrumentos jurídicos têm caráter excecional (Antunes, 2002), não sendo possível, por isso, a sua
aplicação analógica.
Este caráter excecional encontra o seu fundamento em dois desvios ao padrão normativo tradicional:
(i) nas relações de grupo, a sociedade dominante (sócia da dominada nas relações de grupo por
domínio total; e sócia nas relações de grupo assentes em contrato de subordinação) tem o direito
de dar instruções vinculativas à administração da sociedade dominada (art. 503.º do CSC); (ii) como
contraponto à permeabilidade existente entre as sociedades agrupadas e os seus patrimónios, permite-
se aos credores da sociedade dominada ou subordinada uma proteção suplementar, impondo-se uma
responsabilidade pessoal e ilimitada da sociedade dominante (ou diretora) por todas as obrigações da
sociedade dominada (ou subordinada). Portanto, em troca do poder de emanar instruções vinculantes,
125 - Nos termos do art. 488.º do CSC, o domínio total inicial ou originário assenta na titularidade exclusiva de uma sociedade
anónima por uma sócia única que poderá assumir a forma de sociedade anónima (unipessoal ou plural), de sociedade por
quotas (unipessoal ou plural) ou uma sociedade em comandita por ações. A sócia única será o sujeito ativo da relação de
domínio e a sociedade anónima constituída o sujeito passivo da relação de domínio.
126 - Situação grupal de base contratual, em que sociedades, independentes entre si, se subordinam a uma direção unitária e
comum.
127 - Situação grupal de base contratual, em que uma sociedade (dita subordinada) subordina a sua gestão à direção de outra
sociedade, dita sociedade diretora, dominante ou não da primeira.
232
a sociedade dominante responde ilimitadamente pelas obrigações e perdas da sociedade dominada, em
benefício dos credores desta (Costa, 2014).
Assim, relativamente às cooperativas, quando falamos de grupos, estaremos a falar apenas de grupo
societários de facto, ou seja aqueles em que o poder de direção detido pela sociedade-mãe sobre as suas
filhas teve a sua origem não num instrumento jurídico de constituição do grupo, mas em instrumentos
jurídicos contratuais ou outras fontes, como participações maioritárias, acordos parassociais, contratos
interempresariais, relações económico-fácticas de dependência (Antunes, 2002).
Especificamente, iremos descrever três grupos cooperativos que têm em comum a circunstância de
a cooperativa deter 100% do capital de uma entidade cuja forma jurídica é uma sociedade gestora
de participações sociais (SGPS), a qual por sua vez detêm participações no capital social de outras
sociedades.
Refira-se que as Sociedades Gestoras de Participações Sociais (SGPS), reguladas pelo Decreto-Lei n.º
495/88, de 30 de dezembro128, são sociedades comerciais, que podem adotar a forma de sociedade por
quotas ou de sociedade anónima, que têm por objeto a detenção duradoura de participações sociais de
outras sociedades, juridicamente independentes, não exercendo diretamente uma atividade económica.
Enquadram-se na figura geral das sociedades holding, sendo sociedades constituídas com o objetivo
de intervir na gestão e controlar as participadas, exercendo os direitos sociais inerentes às respetivas
participações sociais, de modo a receber os respetivos lucros ou dividendos, bem como os rendimentos
resultantes de eventuais alienações dessas participações sociais.
Através da SGPS, as cooperativas exercem indiretamente uma atividade económica. Assim, o n.º 2 do
art. 1.º do Decreto-Lei n.º 495/88 estabelece que «(…) a participação numa sociedade é considerada
forma indireta do exercício de atividade económica desta quando não tenha caráter ocasional e atinja,
pelo menos, 10% do capital com direito de voto da sociedade participada, quer por si só, quer através de
participações de outras sociedades de que a SGPS seja dominante» (Lopes, 1998).
Da informação disponível na página eletrónica do Grupo Lacticoop, resulta que o Grupo engloba
uma união de cooperativas, a Lacticoop, UCRL, cujo objeto social é o comércio por grosso de leite,
a qual, através de uma SGPS, a Lacticoop SGPS Unipessoal, Lda., participa na Lactogal - Produtos
Alimentares, SA. Através desta SGPS, a cooperativa é, igualmente, acionista da Matadouros da Beira
Litoral, SA, sociedade cujo objeto social é a promoção do desenvolvimento regional, concretização,
designadamente pelo exercício direto ou indireto do abate, transformação, tratamento e comercialização
de carnes e seus derivados, na qual detém uma participação social de 29,38%. É, também, através da
mesma SGPS, sócia da «Segalab - Laboratório de sanidade animal e segurança alimentar, SA», que
tem por objeto social a prestação de serviços de análises e amostras de origem veterinária, agrícola, de
alimentos e géneros alimentícios, bem como o apoio a explorações leiteiras e a prestação de serviços
de assistência ao controlo higieno-sanitário de cadeias de produção, transformação e comercialização,
e empresas do setor agroalimentar, na qual detém uma participação social de 2%. Através da mesma
SGPS, é sócia única da «Naturar, SA», sociedade cujo objeto social compreende as atividades de
transformação, comercialização e embalamento de produtos agrícolas. Finalmente, através da mesma
SGPS, é sócia da «Terra a Terra - Produtos Agrícolas, Lda.», sociedade cujo objeto social é o comércio
128 - Com as alterações que foram introduzidas pelo Decreto-Lei n.º 318/94, de 23 de dezembro, pelo Decreto-Lei n.º 78/98, de
27 de novembro e pela Lei n.º 109-B/2001, de 27 de dezembro.
233
por grosso de leite e de outros produtos agrícolas, desenvolvendo como atividades complementares
o transporte rodoviário de mercadorias, nacional e internacional por conta de outrem; manutenção
e reparação de viaturas e equipamentos, distribuição e transporte de produtos agrícolas, aluguer de
máquinas e equipamentos, prestação de serviços logísticos e operacionais, exploração agropecuária
e agroindustrial, prestação de serviços de apoio técnico nestas áreas. Nesta sociedade detém uma
participação social de 99,93%129.
Este esquema de relações consta da imagem a seguir apresentada (também retirada da página
eletrónica):
Por sua vez, da informação disponível na página eletrónica da cooperativa Proleite, constata-se a
existência de um esquema das relações entre as entidades que compõem o Grupo Proleite. A cooperativa
Proleite, CRL é detentora da Proleite SGPS que, por sua vez, detém uma participação de 33,3% do
capital da Lactogal – Produtos Alimentares , SA130. Na mesma página eletrónica é possível consultar um
esquema de relações entre as entidades que compõem o Grupo Proleite (conforme consta do esquema
abaixo indicado):
234
De igual modo, o esquema que ilustra as relações do Grupo Agros, disponível na respetiva página
eletrónica, sugere que a relação entre a Agros UCRL e a Lactogal - Produtos Alimentares, SA também é
mediada pela Agros SGPS131. Na mesma página eletrónica, é possível consultar um esquema de relações
entre as entidades que compõem o Grupo Agros (conforme consta do esquema abaixo indicado):
Recorde-se, finalmente, que em qualquer destes casos, estão vedadas à cooperativa as relações
de grupo que se traduzam em qualquer forma de «subordinação» da cooperativa aos interesses de
outras entidades. De facto, os princípios cooperativos de autonomia e independência e o do controlo
democrático pelos membros impedem a cooperativa de ser uma entidade controlada num grupo de
sociedades dominado por outra entidade jurídica.
Dos exemplos acima mencionados resulta que as cooperativas em causa desenvolvem uma parte da
sua atividade não diretamente com os seus membros, no contexto da cooperativa, mas, indiretamente,
através de sociedades comerciais controladas ou participadas pela própria cooperativa
Ora, existem ordenamentos jurídicos que, a este propósito, reconhecem, expressamente, o conceito da
«mutualidade indireta». Neste sentido, aponte-se o art. L.24.1 do Código Comercial Francês, na versão
alterada de 2001 (Hiez, 2013), a Lei finlandesa de 2002, na qual o intercâmbio entre o sócio cooperador
e uma sociedade controlada (pelo menos em 51%) pela cooperativa é considerada, expressamente,
como «mutualista», na condição de que a cooperativa detenha o controlo da sociedade (Henry, 2013)
e a Lei norueguesa, com as alterações de 2007, a qual estabelece, no art. 1.º, parágrafo terceiro,
do Cooperative Act, 29 June 2007, n. 81, uma definição de mutualidade indireta, dispondo que «A
cooperative society also exists if the interests of the members […] are promoted through the members’
trade with an enterprise, which the cooperative society owns alone or togheter with other cooperative
societies, including a secondary cooperative […]» (Fjortoft & Gjems-Onstadt, 2013).
Não esqueçamos que as cooperativas têm um escopo mutualístico, sendo este escopo que as distingue
de outras entidades. O que verdadeiramente identifica a cooperativa é a própria ausência de um escopo
autónomo que se diferencie dos interesses dos cooperadores. Na decorrência do escopo mutualístico
da cooperativa, os cooperadores assumem a obrigação de participar na atividade da cooperativa,
cooperando mutuamente e entreajudando-se em obediência aos princípios cooperativos [al. c) do n.º 2
do art. 22.º do CCoop]. Tal significa que as cooperativas operam com os seus membros, no âmbito de
uma atividade que a eles se dirige e na qual estes participam cooperando, que designamos de atividade
cooperativizada (Vasserot, 2006).
131 - Informação disponível em http://www.agros.pt/a-agros#grupo-agros (consulta em 16 de julho de 2017).
235
Sendo assim, o conceito de «mutualidade indireta», admitido sem limites ou condições, traz consigo
evidentes riscos de desmutualização das cooperativas, pelo que, na matéria que nos ocupa, se impõe
sempre uma análise casuística.
Se a atividade das cooperativas tiver sido transferida para a sociedade comercial, podemos estar
perante uma transformação encapotada da cooperativa em sociedade comercial, com a consequente
violação do art. 111.º do CCoop, que proíbe a transformação da cooperativa numa sociedade comercial.
Com efeito, o art. 111.º do CCoop dispõe que «É nula a transformação de uma cooperativa em qualquer
tipo de sociedade comercial, sendo também feridos de nulidade os atos que contrariem ou iludam esta
proibição legal».
Essa transformação proibida é uma transformação heterogénea, uma vez que a entidade jurídica
transformada não é originalmente uma sociedade comercial (Correia, 2009; Lanz, 2010). Além disso, a
transformação proibida inclui a transformação cooperativa formal e a transformação extintiva, na qual a
pessoa jurídica original é dissolvida e substituída por outra que lhe suceda. O legislador também proíbe
a «transformação dissimulada», que compreende todo tipo de atos que permitem às cooperativas o
acesso ao regime das sociedades comerciais.
Diversamente, será lícita a constituição de uma sociedade comercial por uma cooperativa, provando-
se que a sociedade comercial foi constituída para o desenvolvimento de atividades instrumentais,
preparatórias ou complementares da atividade económica desenvolvida entre a cooperativa e os seus
membros, mantendo a cooperativa a atividade principal que esteve na base da sua criação. A cooperativa
segmenta as atividades que integram o seu objeto social, entregando uma ou mais dessas atividades a
uma filial societária por si controlada ou participada.
Claro que poderemos sempre questionar porque é que, nestes casos, a cooperativa não opta pelo
caminho que seria mais natural tendo em conta a «identidade cooperativa» e que seria o da constituição
de uma cooperativa multissetorial (n.º 2 do art. 4.º do CCoop), ou seja uma cooperativa que desenvolve
atividades próprias de diversos ramos do setor cooperativo (Leite, 2012).
Com efeito, nos termos do art. 4.º do CCoop, os ramos hoje existentes em Portugal são: consumo;
comercialização; agrícola; crédito; habitação e construção; produção operária; artesanato; pescas;
cultura; serviços; ensino; solidariedade social, admitindo-se, expressamente, que uma cooperativa
abranja atividades próprias de vários ramos.
As cooperativas multissetoriais podem adotar uma organização interna por secções, criadas e reguladas
em termos de funcionamento nos estatutos da cooperativa [arts. 13.º e 19.º do Decreto-lei n.º 335/99,
de 20 de agosto (ramo agrícola); art. 4.º do Decreto-Lei n.º 523/99, de 10 de dezembro (cooperativas
multissetoriais de comercialização), art. 3.º do Decreto-Lei n.º 522/99, de 10 de dezembro (cooperativas
multissetoriais de consumo), art. 4.º do Decreto-Lei n.º 502/99, de 19 de dezembro (cooperativas
multissetoriais de habitação e construção), art. 3.º do Decreto-Lei n.º 7/98, de 15 de janeiro (cooperativas
de solidariedade social)].
236
Abstraindo das razões subjacentes à opção, que não cabem no âmbito deste estudo132, o certo é que a
legislação cooperativa portuguesa não reconhece expressamente o conceito de «mutualidade indireta».
Neste contexto, admitindo a possibilidade de que a cooperativa possa desenvolver o seu escopo
mutualístico indiretamente, através de uma sociedade por si controlada ou em que detém participações
sociais, levanta-se o problema da classificação dos resultados provenientes dessa atividade económica.
Será que os poderemos classificar como excedentes cooperativos?
Tendo em conta esta definição, parece que qualificar tais resultados como excedentes implicaria,
desde logo, a negação da personalidade jurídica da sociedade comercial participada. A cooperativa
e a sociedade comercial são duas entidades jurídicas distintas, com separação de patrimónios e com
finalidades distintas.
Uma solução possível seria a de defender que os resultados provenientes destas operações
desenvolvidas pelas sociedades controladas ou participadas por cooperativas deveriam ficar sujeitos ao
regime previsto no CCoop para as operações com terceiros.
Temos algumas reservas quanto à plena adequação desta solução. A dúvida persiste quanto aos
resultados provenientes de operações que a cooperativa desenvolve indiretamente por sociedades
comerciais por si detidas ou participadas e que se reportam a atividades situadas dentro do objeto social
da cooperativa, que ainda que sejam atividades instrumentais, complementares, se revelam essenciais
para a prossecução do escopo mutualístico.
132 - Um dos argumentos invocados pelas cooperativas para a constituição destes grupos económicos prende-se com
os grandes grupos económicos capitalistas. V., neste sentido, o Acórdão do Tribunal da Relação de Lisboa, de 29
de setembro de 2005, Processo n.º 2062/2005-8. O texto completo pode ser consultado em: http://www.dgsi.pt/jtrl.
237
Quanto às atividades situadas fora do objeto social da cooperativa, estaremos claramente perante lucros
(por exemplo, quando tais participações correspondem a meros investimentos feitos pela cooperativa).
Em todo o caso, o que é certo é que a existência de grupos cooperativos gera uma diversidade de
resultados económicos (Fajardo, 1997), pelo que a cooperativa terá de adotar uma contabilidade separada
que permita distinguir claramente os excedentes — resultantes das operações com os cooperadores
— dos lucros — provenientes das operações com terceiros ou das operações extraordinárias. Esta
contabilidade separada permitirá que a cooperativa contabilize, sem perigo de confusão, o património
repartível e o irrepartível (Fajardo, 2015).
Ora, nem o CCoop nem a legislação contabilística aplicável às cooperativas em Portugal (Sistema
de Normalização Contabilística – SNC) se pronunciaram sobre esta questão, pelo que continua a ser
possível, no estado atual da legislação, a não adoção de uma contabilização separada das operações
com membros, com terceiros e operações extraordinárias, com as consequentes dificuldades em termos
de controlo e fiscalização quanto à proveniência, distribuição e afetação dos resultados económicos das
cooperativas (Meira, 2016).
CONCLUSÕES
O regime jurídico que enquadra as estratégias de grupo adotadas pelas cooperativas em Portugal é
insuficiente.
À luz do regime previsto no CCoop, as cooperativas podem constituir sociedades comerciais, filiais
societárias, adquirir participações no capital social de sociedades comerciais, desde que tal não
prejudique a autonomia da cooperativa.
O CCoop não se pronuncia sobre a questão dos grupos cooperativos. Por força da remissão do art. 9.º
do CCoop, estes grupos poderão ser apenas grupo societários de facto.
Este conceito, que não está previsto expressamente na legislação portuguesa, não é isento de
riscos, podendo conduzir a situações de desmutualização da cooperativa, quando esta transfere para a
sociedade comercial a sua atividade. Estaremos, neste caso, perante uma transformação dissimulada
da cooperativa em sociedade comercial, a qual é proibida pelo art. 111.º do CCoop.
238
provenientes das operações com terceiros, sendo obrigatoriamente afetados a reservas irrepartíveis.
Quanto aos resultados provenientes de operações que a cooperativa desenvolve indiretamente
através de sociedades comerciais por si detidas ou participadas, que se reportam a atividades situadas
dentro do objeto social da cooperativa, as quais se revelam necessárias para a prossecução do escopo
mutualístico, poderão levantar-se dúvidas quanto à sua classificação e regime de distribuição. O
conceito de excedente parece revelar-se inadequado para enquadrar estes resultados, mas impõe-se
uma reflexão quanto à possibilidade de os mesmos serem, pelo menos parcialmente, repartidos pelos
cooperadores.
239
REFERÊNCIAS BIBLIOGRÁFICAS
240
La gobernabilidad individual en las cooperativas de
ahorro y préstamo de santiago de querétaro, México
Autoría
Dra. Graciela Lara Gómez
glara@uaq.mx
Dr. Jesús Hurtado Maldonado
jesus.hurtado@uaq.mx
Dr. Felipe A. Pérez Sosa
fperez@uaq.mx
Profesores – Investigadores de la
Universidad Autónoma de Querétaro.
RESUMEN
1) Introducción
El Gobierno Corporativo o Gobernabilidad tiene como finalidad establecer acuerdos y llevar a cabo
acciones tendientes a evitar posibles conflictos de interés derivados del proceso de toma de decisiones en
la cima de la organización (órganos de dirección, socios, gerentes, entre otros). Una buena gobernabilidad
ayuda a garantizar la continuidad de la empresa a través de su permanencia y su sanidad financiera;
protegiendo al mismo tiempo los intereses de los socios.
241
Establecer los mecanismos que conduzcan a una adecuada Gobernabilidad es algo complejo, más aún
lo es cuando se trata de organizaciones que tienen una forma de gestión democrática, que promueve la
participación de todos los socios independientemente de su aportación al capital, lo que es esencialmente
uno de los principios. El control democrático de los miembros, es el segundo de los siete principios
propuestos por la ACI (1995), el que prescribe que “Las cooperativas son organizaciones democráticas
controladas por sus miembros quienes participan activamente en la definición de las políticas y en la
toma de decisiones. Los hombres y mujeres elegidos para representar a su cooperativa, responden ante
los miembros. En las cooperativas de base los miembros tienen igual derecho de voto (un miembro,
un voto), mientras en las cooperativas de otros niveles también se organizan con procedimientos
democráticos.” (p.1).
Del texto citado destaca la tarea que tienen los miembros de participar en las políticas y la toma de
decisiones, además del derecho de emitir su voto y ser electos para representar a la cooperativa. En
la práctica del principio surgen diversas complicaciones, dado que los roles que pueden desempeñar
los participantes se superponen; dado que además de integrar la cooperativa como socio, una persona
puede ser elegible para ocupar un puesto directivo o formar parte de la plantilla de personal desde el área
ejecutiva hasta los niveles operativos. La situación planteada origina potenciales conflictos de interés,
que deben ser prevenidos a través de la incorporación a la estructura de un modelo de gobernabilidad,
que incluya tal como lo propone WOCCU tres pilares referidos a la gobernabilidad interna, externa e
individual.
Es la gobernabilidad individual y su vinculación con la interna, el tema que aquí se desarrolla, por lo que
se parte de la pregunta ¿Cuál es el rol de los socios en la gobernabilidad interna de las cooperativas de
ahorro y préstamo? Para dar respuesta al cuestionamiento, se llevó a cabo una aproximación teórica al
gobierno corporativo y a la gobernabilidad en las cooperativas, que sirvieron para generar los argumentos
necesarios para el diseño metodológico cualitativo y la selección de los estudios de caso. Para el estudio
del fenómeno se emplearon técnicas como la entrevista, la encuesta cualitativa y la observación no
participante. Los instrumentos citados se aplicaron a gerentes, socios y directivos.
Los resultados obtenidos muestran que el rol de los socios y principalmente los participantes en la
alta dirección, son indispensables para establecer un sistema de gobernabilidad en las cooperativas
estudiadas. Pudo confirmarse que la intervención de los socios en la toma de decisiones es escasa,
dado que ocasionalmente asisten a las asambleas y no se capacitan en administración, finanzas, ni en
la doctrina cooperativa.
2) Marco Teórico
Con una breve definición Pabst (2015) propone que el Gobierno Corporativo es el “conjunto de
instancias por medio de las cuales los órganos de gobierno dirigen la empresa” (p.3). Mientras que
Lara, Pérez y Hurtado (2016) indican que dicha expresión puede ser entendida como “las decisiones
estratégicas que toma el gobierno de una organización, a fin de regular las relaciones que se producen
entre los socios o accionistas, los órganos de dirección, los responsables de la administración y los
terceros interesados –stakeholders–; a efecto de establecer la estructura que permita definir y segregar
los roles de los participantes en la gestión y vigilancia, con la finalidad de proteger el patrimonio a través
de la conducción ética y transparente de la organización” (p.232).
242
El tema del Gobierno Corporativo es un tema reciente en las ciencias sociales, que se ha introducido
fuertemente en las empresas de capitales –principalmente en las multinacionales–, aportando y
cuestionando la manera o el proceso por el que se toman las decisiones estratégicas. No obstante
lo señalado, el tema no es ajeno a las cooperativas o a empresas de carácter social, en donde se ha
adoptado como expresión insignia a la gobernabilidad o gobernanza; que de acuerdo con Novkovic y
Miner (2015) proviene del latín gobernare y del griego kybernan cuyo significado es “conducir, dirigir, ser
la cabeza de, establecer normas, estar a cargo del poder” (p.10).
El Gobierno Corporativo es un elemento que debe estar presente en la estrategia de toda organización,
dado que como lo advierten Puentes Velasco y Vilar (2009) es un indicador de la buena gestión de las
empresas. En este sentido, Lara, Pérez y Hurtado (2016) asientan que para la óptima gobernabilidad
debe involucrarse a los diferentes actores, dentro y fuera de la estructura, dado que es en los espacios con
que se vincula el gobierno que debe legitimarse el accionar organizativo. Por lo que es importante tener
presente que las acciones que llevan a cabo los socios o accionistas, órganos directivos, administradores
(ejecutivos), influyen a otros entes vinculados (stakeholders) con la cooperativa y se relacionan con la
continuidad de la misma. En este sentido, son los órganos de dirección quienes definen los mecanismos
por los que el Gobierno Corporativo se pone en marcha, ello implica, que con ética y transparencia se
sientan las bases para proporcionar las estructuras que delimiten los roles de la gestión, la vigilancia, la
protección del patrimonio entre otros.
Es por ello, que para que el gobierno marche adecuadamente Novkovic y Miner (2015) proponen una
posición centrada en el humanismo, que defiende el equilibrio que debe existir entre las motivaciones
de índole personal y las grupales, es decir, los intereses personales deben estar guiados por principios
morales que deben concordar con la finalidad de la empresa. Tales autores afirman que está vertiente
teórica funciona sobre todo en el ámbito de las cooperativas, ya que en ellas, las personas están
motivadas por la solidaridad y la práctica de los valores cooperativos.
Por tanto, deben existir principios, valores, postulados éticos y guías de acción, que proporcionen
la dirección que ha de seguir la organización. En este sentido, se ubicaron diversas propuestas de
asociaciones, firmas y organismos internacionales que han aportado al tema, entre ellos, la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Deloitte, World Council of Credit Unions (WOCCU), entre
otros de igual importancia. Es precisamente de este último organismo que se retoman Los Principios
Internacionales de Gobernabilidad en las Cooperativas de Ahorro y Crédito, proponiendo Cak & Ikeda
(2005) para su explicación, una estructura de tres pilares denominados: Gobernabilidad interna, externa e
individual, en cada pilar se agrupan características o estándares que le dan forma, integrando elementos
exigibles o indispensables en las estructuras de gobierno de las cooperativas financieras (cooperativas
de ahorro y préstamo para el caso de México).
Considerando el aporte de WOCCU, Cak & Ikeda (2005), explican los tres elementos centrales de la
gobernabilidad como sigue:
• La gobernabilidad externa, integra los elementos que funcionan fuera del contexto organizacional,
los que son necesarios o exigibles por ley para legitimar el funcionamiento de la cooperativa
y generar confianza entre sus participantes y el público en general; tales elementos son
perceptibles a partir de la operación transparente, el cumplimiento de los estándares exigibles
por ley y la responsabilidad pública (gobierno, legisladores y entes reguladores).
243
la gerencia y el personal; por tanto, aquí debe considerarse la estructura de gobierno, que
debe garantizar la continuidad de las operaciones, a través de las decisiones estratégicas, los
planes, programas, las políticas, los códigos de ética, las medidas de control interno, entre
otros elementos que contribuyen al fortalecimiento de la toma de decisiones y a la adecuada
marcha de la cooperativa.
Por tanto, los diferentes elementos de la gobernabilidad son incorporados a la estructura organizacional,
a partir de la responsabilidad que toman los directivos y gerentes, para planificar estratégicamente el
destino de la cooperativa, buscando su trascendencia a través del tiempo, apoyados en una gestión
donde deben prevalecer los principios y valores de la cooperación.
Los estándares que integran cada uno de los tres pilares pueden verse en la Figura 1:
Los principios y sus estándares deben formar parte del sistema de gobernabilidad, que de acuerdo con
Vita (2010) debe incluir de manera enunciativa elementos como:
244
la cooperación, principalmente buscar que la gestión democrática se lleve a cabo, evitando desviaciones
y conflictos.
De acuerdo con las leyes, las cooperativas de ahorro y préstamo, se integran por personas físicas,
pueden tener un mínimo de 20 socios, solo prestan servicios a sus socios y principalmente llevan a
cabo operaciones de ahorro, préstamo e inversión a plazo fijo y se rigen por lo contemplado en las
leyes y en sus bases constitutivas (estatutos) (LGSC, 2009). De acuerdo con la LRASCAP (2009), tales
organizaciones son consideradas como instituciones del sistema financiero sin fines de lucro.
3) 3Metodología
3.1. Metodología cualitativa
Con apoyo en la propuesta de WOCCU, se retomó el principio de la democracia como eje del
planteamiento, dado que en la práctica de tal principio surgen obstáculos para cumplirlo plenamente.
Cabe mencionar que los tres pilares propuestos por WOCCU, se relacionan entre sí y deben verse como
un todo; por lo que la gobernabilidad interna tiene un rol preponderante en el diseño de la investigación
a través de sus estándares de estructura y responsabilidad, y los elementos de la gobernabilidad
individual que obedece a las características particulares de los participantes (socios). Es así que surge
la pregunta central ¿Cuál es el rol de los socios en la gobernabilidad interna de las cooperativas de
ahorro y préstamo? Con la aproximación teórica se armonizaron las características de la gobernabilidad
individual (socios) y su relación con la gobernabilidad interna (organización). Con ello, se determinaron
los atributos necesarios para los socios de las cooperativas y como éstos, influyen en la estructura, la
continuidad y la responsabilidad (Figura 2). Con dicho patrón fue posible identificar lo que se preveía
encontrar en la realidad; por lo que este ejercicio fue útil para la formulación de los instrumentos de
investigación.
245
Figura 2. Elementos de la gobernabilidad interna e individual.
246
Es importante señalar, que de la misma manera que el resto de las cooperativas financieras del país,
las cooperativas UNO y DOS, realizan preponderantemente operaciones de ahorro, préstamo e inversión
a plazo fijo.
4) Resultados
En una cooperativa de ahorro y préstamo que ha sido fundada en la práctica de Principios y Valores
desde una perspectiva humanista, se esperaría que los participantes contribuyeran con la cooperativa
por el solo hecho de considerar que se hace lo correcto, es decir se encuentran motivaciones internas
que las mueven a cooperar y a procurar el beneficio propio y de las personas que se han organizado
para buscar el bien común. En este sentido, se defiende la bondad de la naturaleza humana (Spear,
2004; Novkovic y Miner, 2015), por lo que los objetivos personales se ajustarían a los que se persiguen
en la cooperativa, pero esto no siempre ocurre así. Por tanto, se retomaron los supuestos inicialmente
planteados, a efecto de recabar la información relevante, que fuera útil para dar respuesta a la pregunta
de investigación.
En ambas cooperativas se coincide en que el primer filtro para saber si un socio debe será aceptado
o no, es la solicitud de ingreso, la que además de captar la información general del aspirante, debe
estar acompañada de comprobantes de identidad y domicilio, además de dos recomendaciones de
socios, este último requisito se considera muy importante, ya que se verifica la trayectoria del socio
que recomienda y si es un buen socio, se consideran de manera preferente la propuesta realizada. No
obstante, se reconoce que cada vez, menos socios recomiendan a otro, lo que puede estar influido por
la creciente migración interna que ha sufrido el municipio.
Es necesario mencionar que en ambas cooperativas los trabajadores son socios, ya sea porque se
afiliaron con anterioridad a la fecha de integrarse como trabajadores, o bien, al ser aceptados se les
impuso como un requisito. Algunas evidencias sobre las características de integridad moral se mencionan
enseguida.
En la cooperativa UNO, a los trabajadores se les denomina socios colaboradores, ya que son socios
y trabajadores. Respecto de su perfil y características, el gerente señala que existe un Manual de
organización donde se incluyen los perfiles de los puestos y las particularidades generales del puesto
que se desempeñará, en este sentido el informante indicó: “Yo creo que las características que debe
tener un colaborador, primero que nada debe de ser un colaborador que entienda las necesidades de los
socios, un colaborador que tenga esa pasión por el servicio y que comprenda que lo prioritario aquí es
cumplir las necesidades y expectativas de cada uno de nuestros socios.” El colaborador ya en funciones
debe capacitarse intensamente, ya que existen exigencias de la CNBV que deben cumplirse. En cuanto
a los directivos, estos son electos por la asamblea general y ya cuando están en el cargo se capacitan,
aunque previamente asisten a cursos de formación para directivos.
247
En lo que corresponde a la cooperativa DOS, se tienen manuales de puestos para los trabajadores;
se indica que últimamente se están incorporando más profesionistas a la actividad de las cooperativas,
ya que casi no existen Universidades que capaciten en este tema. En cuanto a los directivos, para ser
electos, deben haber aprobado los cursos de capacitación, se proponen en asamblea general y es este
órgano el que define quienes serán los directivos.
Los informantes coincidieron en que se tiene que trabajar con mayor intensidad para seleccionar a los
socios, directivos y trabajadores que sean los más adecuados para el buen desarrollo de la cooperativa.
Mientras que en la cooperativa DOS, se proporcionan pláticas a los socios de nuevo ingreso y la
capacitación técnica es para los directivos y gerentes; el aspecto doctrinario es secundario, dado que
por el momento es prioritario conservar la autorización de la CNBV. Actualmente, la capacitación se ha
focalizado al lavado de dinero y al manejo financiero de los recursos. En lo que toca a la capacitación
de los socios para participar como directivos, se programa una serie de cursos, los que deberán ser
aprobados y tener una asistencia del 100%.
En ambas cooperativas, los socios muestran interés en participar en las decisiones y en ser capacitados
en aspectos doctrinarios (principios y valores) o técnicos (administración y finanzas).
Es importante señalar que los socios encuestados manifestaron que no conocen las bases constitutivas,
ni las leyes financieras o cooperativas que aplican a la organización.
Para los informantes la problemática surge cuando los socios deben mostrar su responsabilidad y
compromiso para con la cooperativa, dado que en muchas de las ocasiones asisten, pero solo participan
con su voto, o simplemente no asisten. Para conocer las razones de la escasa participación en las
asambleas se aplicó una encuesta cualitativa en ambas cooperativas, exclusivamente a socios (no
248
empleados o directivos) y en un solo momento; por la característica del instrumento se aplicó a un
número limitado de socios (20). Con la información recabada en la cooperativa UNO se pudo determinar
que los socios:
En lo que corresponde a la cooperativa DOS, el gerente señala que los socios asisten a la asamblea
a través de invitación, lo que es positivo, dado que aunque no todos pueden participar, se garantiza que
los socios se encuentran informados de lo que pasa en la cooperativa. Los resultados obtenidos a través
de la encuesta, muestran que los socios:
1. Ingresan a la cooperativa principalmente para depositar sus ahorros y para solicitar préstamos,
2. En su mayoría (85%) no han asistido a asambleas, ya que no se enteran sobre su celebración, y
los que han participado, no preguntan,
3. Identifican claramente que la asamblea general es el máximo órgano de la cooperativa.
Únicamente el gerente de la cooperativa UNO reconoce que la participación de los socios es escasa,
por lo que se debe trabajar de manera intensa para conseguir que los socios asistan a las asambleas y
en general identifiquen el verdadero objetivo de la organización.
Mientras que en la cooperativa DOS, los socios señalan que no conocen los resultado de la cooperativa,
ya que no los publican.
No obstante lo indicado por los socios, los gerentes de ambas organizaciones se afirmó que
periódicamente se da a conocer la información financiera, a través de los tableros de avisos que se
encuentran en las oficinas de la cooperativa, además de que los socios tienen la libertad de solicitar
información al consejo de administración, cuando lo juzguen conveniente.
5) Conclusiones
El rol de los socios en la gobernabilidad interna de las cooperativas de ahorro y préstamo, es un tema
que no puede ser estudiado en forma unidimensional, ya que se trata de un fenómeno que se integra
con otras dimensiones, tanto internas, como del entorno en el que se desarrollan. Con esta investigación
se efectuó una aproximación a la gobernabilidad individual, pero reconociendo su estrecha vinculación
con el eje interno, que implica la existencia de una estructura definida por la alta dirección, que integre
distintos elementos que den certeza de las decisiones y las acciones que a través de la cooperativa se
llevan a cabo.
Las conclusiones conducen a identificar la importancia que tiene para las cooperativas de ahorro y
249
préstamo, incorporar un sistema de gobierno corporativo, lo que debe ser prioritario, dado que pudo
establecerse que en los dos estudios de caso se mantiene un rezago importante en el tema.
Al cumplir con las características deseables para el socio, se estará reforzando la gobernabilidad interna,
esto quiere decir, la estructura organizacional, será sólida en la medida que la formación, capacitación
y perfil de los integrantes, sea el adecuado para una organización de tipo solidario, además de que se
promueve la responsabilidad entre los miembros y se asegure la continuidad de la organización.
Las evidencias muestran que es primordial fortalecer la gobernabilidad interna e individual, en razón
de garantizar la participación efectiva de los socios en las decisiones de la organización, lo que ayudará
a garantizar la permanencia de la cooperativa en el mercado de ahorro y crédito.
Se estableció que en las cooperativas se entiende la capacitación, como proporcionar cursos en materia
de administración y finanzas, lo que es comprensible, dado que ambas organizaciones deben mantener
su autorización para continuar realizando intermediación financiera, por lo que se ha minimizado la
capacitación en principios y valores, así como destacar la importancia de que los participantes en la
gestión y el resto de los socios conozcan la regulación aplicable, lo que potencialmente podrá ser el
detonador para que los integrantes puedan entender la información financiera.
250
6) Referencias bibliográficas
251
Una perspectiva etnografica sobre las
transformaciones institucionales y las prácticas en el
cooperativismo de trabajo
Mónica Tacca
Universidad de Buenos Aires
mtacca1034@gmail.com
RESUMEN
El desafío de repensar prácticas socioculturales, desde una perspectiva etnográfica, supone también
una instancia de la reflexión téorica que posibilite desnaturalizar ciertos conceptos, cuyo uso acrítico y
deshistorizado, simplifican la dinámica de las prácticas colectivas. En este sentido, es que esta propuesta
es pensada con los propios sujetos que día a día sostienen el trabajo cooperativo como una forma
alternativa de construir subjetividades colectivas emancipadoras del trabajo alienado. Los problemas y
las contradicciones que esto implica forman parte del desarrollo de esta indagación.
En este sentido, la propuesta incluye una mirada sobre la Federación de Cooperativas de Trabajo
(Fecootra, La Plata, Argentina) como parte del análisis de las transformaciones institucionales, ya que
los cambios en las subjetividades de las prácticas, se construyen tanto, en la interpelación como en
la hegemonía, de las estructuras del trabajo capitalista. Por lo que, desde la reflexión antropológica,
consideramos relevante las tensiones y contradicciones que se establecen entre las formulaciones de
los principios del trabajo cooperativo y la concepción hegemónica del trabajo en las últimas décadas, en
las que la precarización laboral estructura su forma de gestión (Modonesi, 2010) La complejidad de los
procesos de construcción de subjetividad en el cooperativismo de trabajo, representa un desafío para la
reflexión antropológica y parte de este desafío, supone una construcción colectiva del conocimiento que
nuestras ciencias sociales deben protagonizar.
252
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Otro eje que resulta interesante en este estudio, es el proceso de institucionalización de las cooperativas
a través de las distintas federaciones o asociaciones. Nuestro relevamiento etnográfico tiene como centro
a FECOOTRA (Federación de Cooperativas de Trabajo) con sede en la ciudad de La Plata (prov. de
Buenos Aires). No es el objetivo de esta exposición historizar la trayectoria de esta institución, más bien,
reflexionar sobre la especie de constelación heterogénea de cooperativas (nota al pie) que caracterizaría
esta organización. Lo que permitiría destacar la polisemia de las prácticas institucionales enriqueciendo
el debate sobre la subjetividad y los procesos de autonomía en el cooperativismo.
253
muchos trabajadores y que ya “no es rentable”, etc. etc.) Las luchas reivindicativas de los trabajadores,
o de los que subsisten en los márgenes precarizados del sistema, no pueden entenderse fuera de esa
tensión entre capital y trabajo. (Cueva-Tacca, 2013,2014)
En la historia de las últimas décadas de nuestro país, se transformaron profundamente los escenarios
del trabajo asalariado en favor de las formas precarizadas e informales, con las consiguientes crisis de
las subjetividades políticas. Las cooperativas de trabajo sufrieron junto a otros trabajadores la crisis de
desempleo y consumo. Muchas de las estrategias de conservación de empleo o de subsistencia precaria
tuvieron que ver con el aumento de la forma cooperativa de trabajo, “entre 1980 y 1990 el profundo
deterioro de la economía generó en el mercado laboral agudos procesos de desocupación, informalidad
y precarización, el número de cooperativas creadas con respecto a la década anterior se multiplicó por
casi 1,8 y la expansión continuó durante los años ’90 para alcanzar a partir de 2000 un crecimiento como
no había tenido lugar hasta entonces.” (Vuotto, M., 2011)
No cabe duda de que el crecimiento económico a partir de 2003 puso en producción algunas de las
plantas existentes o se amplió el volumen del producto sin necesidad de recurrir a grandes inversiones,
al tiempo que la exorbitante desocupación imperante mantenía relativamente deprimido el salario. En
consecuencia, la vigencia de una elevada tasa de ganancia, que superaba marcadamente las tasas de
interés de las colocaciones
financieras, permitió reavivar numerosas producciones intensivas en mano de obra, dando lugar a un
crecimiento económico acelerado. Estas actividades estaban destinadas fundamentalmente a satisfacer
el mercado interno, a medida que la economía y -con ella- el empleo se expandían, la capacidad productiva
requería de nuevas inversiones. Pero, además, la reducción del desempleo ponía a los trabajadores
en condiciones de obtener aumentos en sus salarios reales. El factor común de todas estas medidas
es su claro corte “intervencionista” o “estatista”, visiblemente contrapuesto al espíritu de época que
reinaba durante la Convertibilidad y -más en general- durante el cuarto de siglo que siguió al golpe de
Estado de 1976. Por más determinantes que sean estas rupturas con la etapa anterior, tampoco deben
ignorarse los definidos elementos de continuidad, entre los que se destaca el nivel históricamente bajo
de los salarios reales. Entre los restantes aspectos que tampoco han mutado sobresale la persistencia
del empleo precario e informal, la orientación predominantemente primaria de las exportaciones y la
recurrente tendencia a la fuga de capitales. (Informe CENDA 2010)
254
no es lineal, nuestra reflexión aspira, desde una mirada antropológica, a desplegar las tensiones que
se producen entre los horizontes de expectativas y los espacios de experiencias generados en los
contextos socioculturales actuales de trabajo cooperativo. Lo que supone una indagación crítica sobre
la construcción de la subjetividad en la lógica capitalista.
Por ello, proponemos un análisis teórico-empírico que explique y describa las acciones colectivas tanto
de las cooperativas que se inscriben en los planes propuestos por el Estado, como de las que no lo hacen.
Enfatizando aquellos procesos en los que los sujetos reconstruyen, en la acción, horizontes de autonomía
política y social, advirtiendo, no obstante, el afianzamiento de ciertas prácticas de precarización laboral
que configuran la presión de “lo hegemónico” en las diferentes subjetividades. Para comprender este
proceso, definimos lo hegemónico como aquellas representaciones que se imponen por consenso pero
que atraviesan todo el proceso aún en la construcción de la resistencia.(Williams, 1987) Es claro, que
sólo un recorrido histórico no explica la interpelación al Estado y al sistema capitalista en general, la
vinculación con los cambios en la estructura del trabajo constituye un eje central en el debate sobre la
dinámica de la economía en los intersticios del capitalismo de nuestros días.
“La historia en la que estamos implicados no es solo la historia de las teorías, sino también la historia de
lucha y revueltas callejeras, de la violencia de la dominación y la explotación, de la trabajosa conquista
y la construcción material de libertad e igualdad por parte de los explotados.”
Sandro Mezzadra
La reflexión sobre las prácticas sociales en torno al trabajo, nos plantea también desplegar una
indagación sobre la conceptualización y el sentido asignados al trabajo cooperativo. Percibir las
cooperativas o los movimientos de autogestión en las coyunturas históricas actuales implica el desafío
de construir la mirada desde abajo, pero sin vaciar de contenido las prácticas, es decir, parafraseando
a R. Williams (1997) lograr captar no solo lo que se está viviendo sino lo que se piensa que se está
viviendo, ya que lo hegemónico atraviesa todo el proceso aún en la construcción de la resistencia.
Advertimos esto porque el proceso de trabajo cooperativo y de organización que implica, requiere a
nuestro entender, una mirada que incluya el análisis histórico y de las macro estructuras, pero que a la
vez descubra la capacidad de los sujetos de enfrentar lo hegemónico en un proceso colectivo concreto.
Las cooperativas de trabajo resumen su problemática sobre tres ejes principales: el capital necesario
para producir, la relación con el mercado (capitalista), las cuestiones jurídicas-contables. Estos ejes son
descriptos, en líneas generales, como desfavorables a las organizaciones cooperativas, especialmente
en las pequeñas o las nuevas. Las tensiones entre las dos formas de entender la gestión del trabajo
(asalariado, incluso cuenta propia y el cooperativo) van más allá de la cuestión económica ya que uno de
255
los debates centrales dentro de las Federaciones y de los foros de discusión, se refiere a los procesos
de construcción de la identidad del trabajador cooperativo. Asumir los principios del cooperativismo no
deviene automáticamente por estar en una cooperativa, sino que requiere de unas prácticas asamblearias
y democráticas en las que las decisiones son tanto económicas como sociales y políticas. La formación
ideológica de los sujetos, en relación con el trabajo, supone lo hegemónico del capitalismo, romper con
la tradición del trabajo asalariado implica una tarea de formación contrahegemónica o de resistencia,
tarea que no todas las cooperativas pueden desarrollar. Es por ello, que las Federaciones y/o Foros de
discusión, proponen talleres y debates sobre la estructura de funcionamiento de la cooperativa.
La precarización del trabajo capitalista también ha afectado, por consiguiente, al trabajo cooperativo, no
sólo en sus aspectos filosóficos o doctrinarios, sino también desde el plano jurídico-político y sociocultural.
Esto lo manifiestan tanto los dirigentes cooperativistas como los trabajadores y los coordinadores de los
planes. Es así que Macellari (2013) caracteriza al menos cuatro formas de trabajo cooperativo en las
últimas décadas:
1) Las autogestionadas por voluntad propia. Son las más antiguas y promueven los valores
cooperativos de solidaridad, horizontalidad y participación democrática.
2) Las empresas recuperadas. Sus integrantes forman cooperativas casi por obligación ante el cierre
de la fuente de trabajo.
3) Creadas a partir de planes sociales. El Estado promueve estas formas cooperativas como
contención social.
4) Las cooperativas de jóvenes profesionales. Estas son muy recientes, datan de los últimos cinco o
seis años.
Hay una mirada peyorativa sobre la cooperativa. Se piensa que no tiene orden, no tiene disciplina,
como si las cooperativas no tuvieran que competir en el mercado (Foro de Debate, Bs. As. 2015)
Acá no manda nadie, pero el compromiso de estar en la Comisión Directiva y ponerse al hombro la
gestión, a veces es muy ingrato, ya que algunos compañeros no entienden que esto es colectivo. Si no
lo hacemos juntos perdemos todos. Si no se vende o no se produce, no tenemos qué llevar a nuestras
casas. Eso implica mejorar el trabajo y participar de las decisiones. Es difícil compartir esta visión.
(Cristal Avellaneda, fábrica recuperada)
Además de las tensiones internas en las cooperativas, deben tenerse en cuenta, las dificultades que
se generan para acceder a los subsidios implementados por las políticas públicas. Si bien existen varios
tipos de subsidios, no son de fácil implementación ya que muchos de los trabajadores de las cooperativas
256
carecen de la información y de la capacitación necesaria para postularse. Parte del reclamo consiste
en contar con los equipos técnicos y administrativos que ofrece el Estado para consolidar la práctica
cooperativa. En este sentido, es que advertimos la importancia de una indagación que reconozca la
dialéctica entre las políticas oficiales (la mirada desde arriba) y las prácticas concretas de los trabajadores
en las formas cooperativas actuales (la mirada desde abajo). Ya que, en la acción los sujetos resignifican
las categorías socio-culturales y, por ello, las prácticas, lejos de ser homogéneas y lineales, se presentan
contradictorias y configurando nuevas tensiones las que, según nuestra experiencia de campo, también
suponen reconstruir la subjetividad social y política en el marco del trabajo capitalista
Somos unos pobres tipos recuperados y unos pobres tipos que hacemos cooperativas. Esa es
la visión del Estado, el desafío es una política pública específica para el sector. (Foro de debate, Bs. As.
2015)
El cooperativismo implica un proyecto de inclusión. Para ello hay que formar cooperativistas.
(Orbaiceta, Dirigente Cooperativista 2016)
Esta minuta de campo abre este apartado con el propósito de explicitar a la vez que poner en debate,
la construcción de conocimiento desde nuestras disciplinas. La reflexión metodológica no puede estar
ausente de la sistematización teórica y empírica que implica establecer relaciones sociales con los
sujetos que trabajamos. La desnaturalización de prácticas materiales y simbólicas se postula, entonces,
como un proceso de reflexividad colectiva. Los saberes y las prácticas no son categorías ahistóricas y
fijas que se aprenden unilateralmente, en la demanda y la interpelación se constituye el conocimiento,
que posibilita reconocer y explorar la dimensión política de la subjetividad.
Fecootra fue fundada en 1988 en el marco de la crisis del primer gobierno democrático de Raúl Alfonsín,
luego de la cruenta dictadura de 1976-83. En el 2009 al cumplirse 21 años desde su creación se publicó
un libro que recopilaba esos años de consolidación institucional, entre los que se reconoce la década
de los 90, la crisis del 2001 y la posterior gestión Kirchnerista. Sin duda, el nombre que titula el texto “El
Gallego” se refiere a Héctor Garay un incansable militante del cooperativismo y mentor de la fundación
de Fecootra. (Coria, M., 2009) Quizás el párrafo que sintetiza el horizonte de expectativa, siguiendo a
257
Koselleck, señala que “los cambios políticos y de gobierno no son hechos que escapan a la federación
porque se pelea por un concepto de trabajador distinto al que propone el sistema capitalista, entonces,
a veces se hace muy difícil remar contra los intereses de los poderosos.” (Coria, 2009: 59)
Retomamos aquí la relación pasado/futuro descripta por Koselleck, (Koselleck, R., 1993) para enfatizar
la historicidad de la relación entre experiencia y expectativa. Aún, cuando lo que se está viviendo
contradiga lo que se piensa que se está viviendo los horizontes de autonomía reconfiguran las experiencias
colectivas en tanto proyectos posibles de emancipación. “Así, el principal desafío radica en la capacidad
de los trabajadores para articular en cada empresa las metas sociales que se obtienen por medio de
actividades económicas, combinando una lógica empresarial con la lógica solidaria prevaleciente, de
manera tal que la propia cooperación funcione como vector de eficacia económica, produciendo efectos
tangibles y beneficios reales, en comparación con la acción individual y la cooperación técnica no
solidaria.” (Vuotto, M. 2011)
No cabe duda de que la discusión sobre el concepto de autonomía constituye uno de los pilares de
la reflexión marxista contemporánea, especialmente vinculado con los conceptos de antagonismo y de
subalternidad. En este sentido, “la autonomía figura como un dato siempre relativo de construcción de
la independencia del sujeto-clase que no tiene valor en si sino en función de la relación conflictual que
configura.” (Modonesi, M., 2010:101) Las distintas acepciones teóricas y prácticas que se formularon
durante el desarrollo y expansión del capitalismo desde mediados del siglo XIX, hasta nuestros días,
si bien son diversas y heterogéneas, destacan que la independencia de la clase proletaria funda la
base de la experiencia de emancipación la que implica la valoración de los procesos de subjetivación
correspondientes. (Modonesi, M., 2010) El debate marxista acentúa, así, el aspecto político de la
emancipación cuyo elemento organizativo lo representa el partido, en contra de los defensores del
espontaneismo social de las revoluciones. Es por ello, que ciertas prácticas autogestionarias son
consideradas piedras en el camino de la revolución anticapitalista. Con el correr del siglo XX y teniendo
en cuenta, que los éxitos emancipatorios de la clase proletaria fueron relativos y que lo hegemónico
recuperó aliados en algunos movimientos sindicales y políticos, el debate principal -de la posguerra
y de los años 60- se centró en lo procesos de subjetivación política contrahegemónica subrayando la
importancia de la autonomía no solo como fin sino como medio, como proceso y como prefiguración.
El fin de la guerra fría y la globalización, entendida en su doble aspecto, no sólo como mundialización
de las relaciones económicas sino también como la lógica cultural del capitalismo de fin de siglo, lejos
de cancelar el debate, reavivó las reflexiones sobre los horizontes de autonomía como expectativa del
futuro. En este sentido, es que señala Modonesi, que se ubica “entre presente y futuro, entre el énfasis
sobre el valor en sí de las luchas autonómicas de hoy y el acento en la autonomía como autoregulación
societal futura...entre un eco del pasado y el todavía no planteado.” (Modonesi, 2010:144)
Manuel de Arrieta (Coordinador General) cuenta cómo es hoy la estructura de fecootra, caracteriza un
área “de lo político” y otra “operativa”.
Lo político se refiere al armado desde el Consejo, de las relaciones con Cooperar, con otras cooperativas
y con el Estado, a través de los planes que están en vigencia desde distintos Ministerios (Trabajo,
Desarrollo Social, Modernización). La cuestión operativa tiene que ver con la organización interna de la
federación y con la relación con las cooperativas asociadas y también con la entidad como ejecutora de
planes promovidos por el Estado. El padrón actual de asociadas esta compuesto por 122 cooperativas.
Fecootra tiene representación nacional y se dividió en 10 secciones. La provincia de Buenos Aires
concentra el 40% en tres secciones y luego 7 provincias. En el cooperativismo argentino las únicas que
se plantean romper con la relación obrero/patrón son las cooperativas de trabajo.(La Plata 6/17)
258
El desafío identitario: la profundización del trabajo cooperativo en la lógica cultural capitalista.
Estas reflexiones, las proponemos desde lo que se conoce como experiencia antropológica de la
cultura, es decir, teniendo en cuenta que las categorías culturales son sometidas -en la acción- a riesgo
empírico. Esto implica considerar una relación dialéctica entre acontecimiento y estructura lo que
permitiría profundizar las transformaciones de la subjetividad en las prácticas de los sujetos, esto es,
delimitar a la acción social y colectiva, no en un enfoque lineal, sino por el contrario, históricamente
configurada. Además, tal como se viene señalando en los puntos anteriores, acceder (etnográficamente)
a las contradicciones del sentido común, orienta la investigación hacia explicaciones no mecanicistas
sobre los procesos de la coyuntura. La incongruencia del sentido común, parafraseando a Gramsci, no
es, entonces, un obstáculo sino la posibilidad de reconocer la tensión trabajo/capital, como parte de la
sociedad jerarquizada e inequitativa inherente a la lógica capitalista. No obstante, este apartado, pretende
contribuir al análisis de los procesos identitarios (materiales y simbólicos) que día a día construyen los
trabajadores cooperativistas a contracorriente de la lógica cultural del sistema capitalista. Contradicciones
que ya hemos señalado más arriba, pero que sugerimos recortar en experiencias concretas en las que se
han debatido intensamente distintas visiones sobre cuáles serían las marcas identitarias que sostienen
al trabajo cooperativo como tal. Vuotto advierte (Vuotto, M. Documento de Trabajo Nº 217, 2011) que
“desde la óptica de los medios económicos predominan los instrumentos facilitadores, al igual que en
el ámbito de las regulaciones y las informaciones. Aunque esto puede tener un impacto significativo, no
indica de antemano hasta qué punto los instrumentos pueden ser eficaces y cómo inciden en el costo de
implementación de los programas. Por lo general, los efectos de los instrumentos aplicados a las CT, no
siempre coinciden con aquellos que los decisores les atribuyen o suponen que pueden tener. Al tomar
en cuenta alguna de las limitaciones señaladas, se debería subrayar que en la medida de su utilización
los instrumentos han producido efectos originales, a veces no previstos, que superan o se demarcan
claramente de las expectativas iniciales.”
Parte de estas dinámicas sociopolíticas pudimos observarlas en uno de los Foros ya citado (3/15 Bs.
As.) ya que fue muy concurrido y heterógeneo tanto desde las experiencias cooperativistas como, desde
el punto de vista geográfico/territorial. Uno de los temas sobresalientes a lo largo del encuentro se refiere
expresamente a la definición sobre el trabajador cooperativo.
¿De quién hablamos cuándo hablamos de cooperativas de trabajo? ¿Qué trabajadores? Porque no
es un trabajo en relación de dependencia. Si no hay una caracterización adecuada sobre el sujeto de
trabajo, no podemos legislar correctamente.
“Los que ingresan no saben qué votar porque no saben cómo es el sistema, hay que enseñarles lo que
es el trabajo cooperativo. Hay que darle tiempo a los que ingresan para saber de qué se trata.”
Hay que planificar con la educación porque por mas bien que te vaya económicamente la
cooperativa se puede fundir
Creo que hay un individualismo que es muy difícil de combatir y que es promovido desde el
capitalismo
259
Conclusiones: Tiempos violentos
Queríamos finalizar remarcando el protagonismo de la lucha y resistencia de los distintos colectivos
sociales en el último medio siglo: su presencia y sus contradicciones se verifican en todos los ámbitos
de la vida política, y también subsisten –como no puede ser de otra manera- condensadas en el seno
de la política pública actual, en inestable equilibrio, respondiendo al momento coyuntural presente y
exhibiendo vestigios de luchas del pasado. Estas reflexiones ilustrarían la simplificación de considerar al
desarrollo de las políticas públicas como un proceso meramente técnico, llevado adelante al margen del
devenir, sin pensarlas en el contínuo pasado-presente.
Es por ello, que insistimos, desde nuestro enfoque etnográfico, en reconocer que el análisis de las
prácticas sociales incluye el plano ideológico y simbólico de las acciones colectivas lo que le da espesura
al proceso histórico. Es esa espesura, por así decir, la que algunos enfoques teóricos minimizan al no
asumir la condición contradictoria del sentido común, tal como ya lo advirtió Gramsci.
Estas palabras concluyen este trabajo, pero en la Argentina desde diciembre de 2015 se ha vuelto a
vivir un embate de las políticas neoliberales caracterizadas por un ajuste brutal a los trabajadores, con
enorme transferencia de riqueza a los sectores mineros y agropecuarios y acompañada de una gestión
policial de disciplinamiento preocupante siendo que se trata de un gobierno democrático, al menos en
su aspecto formal. La resistencia de los trabajadores es brutalmente reprimida y la calle vuelve a ser
escenario de defensa del campo popular contra el intento sistemático de avasallar la ampliación de
derechos de la gestión anterior. Está claro que la praxis social no es ahistórica pero se resuelve en el
presente (en el espacio de experiencia de Kosellec) y, según las presiones del proceso hegemónico,
en pos de un proyecto de mejores condiciones de vida (horizonte de expectativa). Esto no es lineal
y expresa, a través de la lucha de clases, la tensión entre el trabajo y el capital. Tensión, a la que no
escapa el trabajo cooperativo y que se manifiesta, también, a través de una lucha cultural y simbólica.
Las palabras finales se las dejamos al coordinador de Fecootra
Subsidios si se presentan proyectos hay, casi más agilizados que antes, el problema es el
consumo. No hay ventas y los tarifazos complicaron aún más la situación. En general cayeron entre un
15% y 30% las ventas en las cooperativas. (Arrieta 6/17)
260
BIBLIOGRAFIA
261
Las cajas de ahorro venezolanas en el contexto de la
economia social: logros y desafios
Gloria M. Torrealba U.
Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado” (Venezuela)
tgloria@ucla.edu.ve
RESUMEN
Este trabajo estudia el comportamiento de las cajas de ahorro venezolanas, como entidades de la
Economía Social, entre los años 2000 y 2010, con base en un conjunto de variables que se consideran
relevantes para evaluar los logros económico-sociales de dichas instituciones, lo que sirve como punto
de partida para reflexionar sobre los desafíos de tales asociaciones. El horizonte temporal del trabajo
se limita al período antes indicado, debido a carencias informativas de las fuentes oficiales, lo que, sin
embargo, no merma la significación del estudio, como acercamiento a la evolución del sector analizado,
en un momento de énfasis político en la Economía Social del país. Las variables estudiadas son: ingresos,
ahorros, préstamos e inversiones, cuyas cifras proceden de la Superintendencia de Cajas de Ahorro.
Estos datos se analizaron usando cálculo de medias de las tasas de variación de las variables aludidas,
en el periodo estudiado. Los desafíos de las cajas de ahorro se derivaron de entrevistas a expertos,
sometidas al análisis de contenidos. Los resultados reflejan un comportamiento creciente real de todas
las variables analizadas. Como desafíos del sector destacan: protección de la fortaleza patrimonial y
creación de plataformas comunes de gestión e información para las entidades del mismo.
INTRODUCCIÓN
Desde comienzos del siglo XXI, la Economía Social ha cobrado mayor relevancia económica, social y
política a nivel internacional, impulsada de manera determinante por la aplicación de políticas públicas
destinadas a vigorizar este sector, en sus diversas expresiones, con el interés de potenciar su capacidad
de generar beneficios en términos de inclusión social, creación de empleo y desarrollo comunitario
(Castelao, 2016, pág. 349-350). Estas iniciativas, a su vez, han ido acompañadas por esfuerzos de
investigación orientados a delimitar conceptualmente a la Economía Social, como paso obligatorio para
cuantificar su tamaño y medir sus aportes, utilizando criterios homogéneos, y precisos.
En Venezuela, el énfasis otorgado a la Economía Social en los albores del nuevo milenio, emerge
de un modelo político, económico y social delineado en la Constitución de 1999, el cual promueve las
distintas formas de la economía participativa, entendida como uno de los pilares fundamentales de
un proyecto transformador del país. En tal sentido, dicho instrumento jurídico establece el apoyo a las
formas asociativas compatibles con la Economía Social. De igual forma, el propósito de fortalecer este
sector ha sido incorporado a planes de desarrollo del país (Plan de Desarrollo Económico y Social 2007-
2013) y ha adoptado expresiones concretas en el terreno legal, a través de la promulgación de leyes
específicas orientadas a regir distintos subsectores de esta esfera económica.
No obstante estos esfuerzos del sector oficial por elevar el fortalecimiento de la Economía Social
al rango de política de Estado, las iniciativas de apoyo a este sector no han sido acompañados por
mecanismos de seguimiento que permitan evaluar el impacto de las acciones estatales en esta materia,
262
ni las contribuciones del segmento en cuestión a los objetivos de desarrollo social y económico. Como
resultado de esta omisión, existe un vacío de información considerable, si no absoluto, en relación al
comportamiento y aportes de la Economía Social venezolana, antes y después del reciente interés
estatal en el sector, lo que obstaculiza la aplicación de mecanismos coherentes y eficaces para el
fortalecimiento permanente del mismo. De igual forma, estas carencias informativas impiden valorar
la significación económica y los impactos sociales de la Economía Social en Venezuela, lo que resulta
contrario a la tendencia global que apunta a la visibilización y reconocimiento de este movimiento, como
polo de utilidad social.
Es pertinente advertir que, debido a las restricciones de información ya comentadas, este trabajo se
ha visto limitado en su alcance temporal al análisis del período 2000-2010, lo que, sin embargo, no
invalida su importancia como avance inicial en el acercamiento a la evolución del sector analizado en el
siglo XXI, a partir de lo cual es posible visualizar los logros del mismo, en un momento de despertar del
énfasis político en la Economía Social del país. De acuerdo a los límites temporales señalados y con
base en las interrogantes de investigación formuladas, este trabajo se plantea los siguientes objetivos:
Analizar el comportamiento de los ahorros, los préstamos, los ingresos y las inversiones, tanto sociales
como financieras, de las cajas de ahorro venezolanas, entre los años 2000 y 2010 (ambos inclusive).
Determinar la proporción que representan los ahorros del sector estudiado con respecto a los depósitos
de ahorro de la banca nacional en el período de análisis..
Reflexionar sobre los desafíos de las cajas de ahorro venezolanas en el contexto nacional y global de
la actualidad.
El trabajo se inicia con algunos aspectos descriptivos sobre la Economía Social y las cajas de ahorro
venezolanas, a continuación de lo cual, se incluye una panorámica general sobre los desafíos de la
Economía Social en el contexto global, de acuerdo a la literatura sobre este sector. De seguido, se exponen
las bases metodológicas del trabajo y los resultados del mismo, incluyendo algunas consideraciones sobre
los desafíos actuales de las cajas de ahorro venezolanas. Finalmente, se presentan las conclusiones del
estudio.
263
Se espera que este esfuerzo constituya un punto de partida en el desarrollo de una línea de trabajo que
analice el comportamiento y contribuciones del sector en cuestión, como apoyo al diseño de políticas
públicas en materia económica y social.
ASPECTOS TEÓRICOS
La Economía Social: Rasgos Fundamentales
La Economía Social es un ámbito económico alternativo entre la empresa privada y el sector público,
constituido por un conjunto de formas muy heterogéneas de organización. No obstante, sus rasgos de
identidad han sido precisados a través de un considerable esfuerzo de delimitación conceptual, que ha
permitido reconocer características comunes en medio de la diversidad y delinear un núcleo identitario
alrededor del cual se aglutinan multiplicidad de actores con vocación social (Comité Económico y Social
Europeo, 2012, pág. 20; Monzón, 2016, pág. 13).
Con apego a tales consideraciones, Monzón (2016, pág. 13).define a la Economía Social como un
conjunto de entidades de carácter asociativo, creadas desde la sociedad civil, no controladas por los
poderes públicos, guiadas por el interés mutualista o general, de carácter libre y voluntario, que se rigen
por procesos democráticos y/o participativos de decisión, se orientan a satisfacer las necesidades de las
personas y no persiguen la retribución de las inversiones de capital.
Los asociados de las cajas de ahorro aportan fondos a estas entidades, bajo la figura de “ahorros
estatutarios”, que tienen, no obstante, carácter de aportaciones patrimoniales y constituyen el principal
componente en la estructura de patrimonio de estas asociaciones. En la mayoría de los casos, las
organizaciones analizadas también reciben aportes del empleador o gremio al cual están vinculadas las
personas que las conforman, sumas de dinero que se agregan a la participación patrimonial acumulada
por los asociados, quienes son, a la par, beneficiarios exclusivos de los servicios prestados por las
entidades en cuestión y gestores de las mismas.
264
Las cajas de ahorro otorgan préstamos a sus asociados aplicando, generalmente, tasas de interés
inferiores a las vigentes en el mercado de crédito. Entre las modalidades de préstamos figuran: a corto
plazo, a largo plazo, compra de vehículos e hipotecarios. Por otra parte, las entidades analizadas pueden
abrir cuentas bancarias, colocar depósitos a plazo, realizar inversiones financieras e, igualmente,
desarrollar proyectos sociales orientados a las materias de vivienda, servicios asistenciales, educación y
recreación. Estos proyectos se identifican en el plan de cuentas de las cajas de ahorro como inversiones
sociales.
Las fuentes principales de ingresos de las cajas de ahorro están representadas por los intereses
derivados de las operaciones de préstamos y depósitos bancarios.
265
y sociales, que den impulso a este sector. En tal sentido señalan Jácome y Páez (2013, pág. 9) que
se requieren gerentes públicos con conocimiento de la Economía Social, de manera que las políticas
públicas dirigidas a la misma se adapten a las necesidades del sector.
ASPECTOS METODOLÓGICOS
3.2. Variables
Las variables a estudiar en la investigación son: préstamos, ahorros estatutarios, ingresos, inversiones
sociales e inversiones financieras de las cajas de ahorro venezolanas. El indicador utilizado para
describir el comportamiento de cada una de ellas es la tasa de variación interanual, calculada en base a
los valores reales de las variables estudiadas.
A los efectos de analizar el comportamiento de las variables antes indicadas, se utilizó estadística
descriptiva, concretamente, el cálculo de la media de las tasas de variación interanual de cada una de
las variables estudiadas, a lo largo del período de análisis. El análisis enfoca, tanto el valor global de
las mismas para la generalidad de las cajas de ahorro del país, como las cifras correspondientes a los
segmentos de las cajas de ahorro originadas en el sector público y en el sector privado.
La información derivada de las entrevistas a expertos fue sometida al análisis de contenidos.
4. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
4.1. Comportamiento de las Variables Analizadas
El análisis del comportamiento de las variables objeto de estudio de esta investigación, expresadas a
valores reales, revela un crecimiento generalizado de las mismas, a lo largo del periodo examinado, lo
que se expresa en tasas medias de variación interanual no inferiores al 15% para todas las variables
consideradas, vistas en términos de las cifras globales del sector de las cajas de ahorro venezolanas.
En la mayoría de los casos, estas variaciones porcentuales son similares a las que se aprecian en
los segmentos de cajas de ahorro del sector público y del sector privado. A continuación, se expone
el comportamiento de los préstamos, los ahorros, los ingresos y las inversiones, tanto sociales, como
266
financieras, de las cajas de ahorro venezolanas en el período comprendido entre los años 2000 y 2010
(ambos inclusive).
4.1.1. Préstamos.
Los préstamos totales de las cajas de ahorro venezolanas se incrementaron de manera real durante
el período comprendido entre los años 2000 y 2010, a una tasa media interanual de 26,7%. De igual
forma, los préstamos muestran un comportamiento ascendentes en los dos segmentos representados
por las cajas de ahorro del sector público y del sector privado, con tasas medias de variación interanual
de 27,8% y 22,4%, respectivamente.
Resultan llamativas algunas variaciones positivas muy superiores a la tasa media interanual de
crecimiento de los préstamos, las cuales se aprecian en los años 2006, 2007 y 2009. Este fenómeno
parece estar relacionado con el incremento de los ahorros estatutarios, que también ascendieron de
forma más enérgica en dichos períodos, lo que originó una corriente de fondos adicionales que pudo
haberse canalizado hacia los préstamos. En la Figura 1 se muestra el comportamiento de los mismos
en el lapso analizado. Como puede apreciarse, la evolución de los préstamos está muy marcada por la
dinámica de las cajas de ahorro del sector público, en virtud del considerable peso que ejercen éstas en
la composición de la cifra global de los mismos.
FIGURA 1
PRÉSTAMOS TOTALES DE LAS CAJAS DE AHORRO VENEZOLANAS
PERÍODO 2000-2010 (A VALORES REALES, EN MILES DE BOLÍVARES)
Por otra parte, se debe señalar que en la mayoría de las modalidades de financiamiento, excepto en
los préstamos de vehículos, se evidencian tasas medias de crecimiento similares a las observadas en el
comportamiento general del sector. De igual forma, al segmentar las modalidades de préstamos según
el ámbito de origen de las cajas de ahorro, se aprecian tasas medias de crecimiento mayores en las
entidades del sector público.
267
crecimiento en términos reales, durante el período comprendido entre los años 2000 y 2010, con una tasa
media de crecimiento interanual del 23,50%, comportamiento que refleja un fortalecimiento patrimonial
del sector. De manera similar a los préstamos, los ahorros estatutarios evidencian un incremento más
vigoroso en los años 2006, 2007 y 2009, lo que hace pensar en una posible relación positiva entre el
comportamiento de ambas variables. En la Figura 2 se muestra la evolución de los ahorros estatutarios
de las cajas de ahorro durante el período de estudio de esta investigación.
FIGURA 2
AHORROS ESTATUTARIOS TOTALES DE LAS CAJAS DE AHORRO VENEZOLANAS
PERÍODO 2000-2010 (A VALORES REALES, EN MILES DE BOLÍVARES)
Si se relacionan los ahorros estatutarios de las entidades analizadas con los depósitos de ahorro
de la banca nacional, a lo largo del período estudiado, se evidencia que los primeros representaron
durante dicho lapso, al menos, un 11,47% de los depósitos de ahorro del sector bancario y para el año
2010 alcanzaron un porcentaje del 19,69% de dichos depósitos. Los resultados comentados revelan
la importante y creciente contribución de las entidades estudiadas al sistema de ahorro del país, en el
período analizado, al igual que su potencial para actuar como mecanismo de inclusión financiera (Solo,
2010, pág. 89).
El Cuadro Nª 1 muestra la relación entre los ahorros estatutarios de las cajas de ahorro y los depósitos
de ahorro de la banca nacional en el período 2000-2010.
268
CUADRO Nº 1
RELACIÓN DE LOS AHORROS ESTATUTARIOS DE LAS CAJAS DE AHORRO
CON LOS DEPÓSITOS DE AHORRO DE LA BANCA NACIONAL
PERÍODO 2000-2010 (A VALORES NOMINALES, EN MILES DE BOLÍVARES)
4.1.3. Ingresos.
Los ingresos de las cajas de ahorro venezolanas crecieron en términos reales durante el período
estudiado, a una tasa media de 18% interanual. Los principales componentes del ingreso de las
instituciones analizadas, a saber, intereses por préstamos e intereses por depósitos bancarios, se
incrementaron, respectivamente, a una tasa media interanual de 24,7% y 13,5%. Los intereses bancarios
predominan en la estructura de ingresos de las cajas de ahorro hasta el año 2005, luego de lo cual, las
proporciones favorecen a los intereses por préstamos, comportamiento concordante con el marcado
incremento en los montos correspondiente a este tipo de operaciones a partir del año 2006.
En la Figura 3 se muestra la evolución de los ingresos de las cajas de ahorro en el período estudiado,
tanto en términos globales, como en el detalle de las dos principales categorías que los componen.
269
FIGURA 3
INGRESOS DE LAS CAJAS DE AHORRO VENEZOLANAS
PERÍODO 2000-2010 (A VALORES REALES, EN MILES DE BOLÍVARES)
En la primera modalidad se evidencian incrementos muy tímidos hasta el año 2006, luego de lo cual,
ocurren aumentos más pronunciados a partir del año 2007, básicamente por la contribución de las
cajas de ahorro del sector público, ya que los montos de inversión social de las entidades del sector
privado son irrisorias y presentan un comportamiento oscilante, no obstante lo cual, la tasa media de
crecimiento de este tipo de inversión es del 20,7% en dicho segmento. Por su parte, las cajas de ahorro
del sector público presentan una tasa media de crecimiento del 34,4% en las inversiones sociales, con
un comportamiento ascendente más vigoroso y sostenido entre 2007 y 2010. En materia de inversiones
financieras se registran tasas medias de variación de 32,8% y 20,4%, respectivamente, en las cajas del
sector público y privado.
El comportamiento de las inversiones sociales y financieras de las cajas de ahorro del país sugieren una
inclinación de las entidades del ámbito estatal hacia la primera modalidad, mientras las organizaciones
del sector privado se decantan por las inversiones financieras (Torrealba, 2008, pág. 370). Las figuras 4
y 5 muestran los resultados comentados.
270
FIGURA 4
INVERSIONES SOCIALES DE LAS CAJAS DE AHORRO VENEZOLANAS
PERÍODO 2000-2010 (A VALORES REALES, EN MILES DE BOLÍVARES)
De cara a los desafíos antes planteados, se requiere habilitar estrategias de generación de recursos que
permitan compensar el impacto del fenómeno inflacionario sobre el valor real de los ahorros estatutarios
y, por ende, del patrimonio. En tal sentido, se debe solicitar al Estado la flexibilización de las operaciones
271
permitidas a las cajas de ahorro, a los fines de que sean autorizadas a realizar inversiones en activos
que garanticen una tasa de retorno positiva, en un entorno altamente inflacionario.
Formar talento humano en gestión de cajas de ahorro y aplicar herramientas gerenciales adaptadas a
la realidad de estas entidades. Igualmente, es necesario sensibilizar al personal y a los asociados sobre
los principios de la Economía Social, para que sirvan como marco de referencia en la gestión de estas
entidades, especialmente, en las decisiones de inversión, apuntando al fortalecimiento del componente
social de la misma.
Establecer alianzas de las cajas de ahorro entre sí y con entes del sector público y privado, para
desarrollar programas sociales y de apoyo a iniciativas de emprendimiento.
Crear un sistema integrado de información consolidada del sector, gestionado por las propias entidades
del mismo, a los fines de garantizar el mantenimiento de información actualizada que proporcione
insumos para diseñar estrategias y políticas conjuntas.
Establecer redes de apoyo entre las cajas de ahorro, con base en las tecnologías de información y
comunicación, para los efectos de compartir información, brindar asesoría mutua y divulgar experiencias
de innovación social y financiera (Asef, 2016, pág.19).
Crear equipos de investigación para apoyar la innovación en los servicios ofrecidos a los usuarios y en
el desarrollo de los procesos (Bel y Coque 2014, pág. 375).
5. Conclusiones
Los resultados de la investigación sobre el comportamiento de los préstamos, ahorros, ingresos e
inversiones sociales y financieras de las cajas de ahorro venezolanas, evidencian que estas variables
experimentaron un crecimiento real y, en términos generales, bastante uniforme, durante la primera
década del siglo XXI, etapa inmediatamente posterior a la entrada en vigencia de la ley que rige a estas
organizaciones. No es posible, sin embargo, establecer una relación entre los resultados obtenidos y
la aplicación del instrumento jurídico aludido, ya que esta investigación no aporta evidencia estadística
suficiente para tal propósito, en virtud de que el mismo escapa a los objetivos del presente trabajo.
El crecimiento real de los ahorros estatutarios de las cajas de ahorros venezolanas durante el período
analizado en esta investigación, se tradujo en un fortalecimiento patrimonial del sector en cuestión a lo
largo del lapso aludido, lo que contribuyó a impulsar la significación de dichos fondos, en comparación
con los depósitos de ahorro de la banca nacional.
El planteamiento de los desafíos que enfrentan las cajas de ahorro venezolanas discurre en el marco
de las reflexiones relativas a los aspectos de gestión del talento humano; plataformas tecnológicas
de información para la gestión de procesos; atención a las necesidades de los usuarios; y fortaleza
patrimonial, elementos que deben abordarse en el marco de la gestión estratégica conjunta del sector; y
que responden, de forma general, a los retos de la Economía social en el ámbito global.
272
Referencias Bibliográficas
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economía social y solidaria. En: A. Amorim (Ed.). Economía social y solidaria y cooperación Sur-Sur:
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2007-2013. Decreto con fuerza de Ley de Planificación.
273
Síntesis del eje 8. Marco Normativo Derecho
Cooperativo
Referente a los artículos del Encuentro RULESCOOP realizadas en el marco del eje 8, estas realizaron
un estudio de Marco Normativo Derecho Cooperativo. Cuatro investigadores provienen de España y uno
de Portugal.
Siempre los más perjudicados son los trabajadores, que se quedan donde poder laborar. Un dato
importante es que para el año 2008 a 2012 se cerraron en España 177.369 empresas, el ponente explica
que si hubiesen traspasado a la forma de cooperativas de autogestión, todavía estarían funcionando y
no estarían en la pobreza tantas personas.
Los dueños de las empresas han podido hacer un capital y con la venta y cierre les quedan ganancias
y si se las venden a terceros o fondos de capital riesgo especializados en comprar empresas acuciadas
por las deudas, que se conocen como fondos de buitres (vulture funds), cuyo objetivo principal es
realizar operaciones especulativas con las empresas o con su deuda, lo que han tenido unos efectos
devastadores sobre el tejido productivo de los países que más han sido afectados por la crisis económica
de los últimos años.
Presentan la armonización posible de las leyes para la CEE, es un trabajo profundo y arduo. Sobre la
Legislación cooperativa a partir de sus principios.
El concepto de cooperativa y el marco jurídico al que se hallan sometidas dista mucho de unos países
a otros. Ni todos los Estados tienen una ley que regule las cooperativas, ni aquellos que la tienen
coinciden ni siquiera en la forma jurídica atribuida a la cooperativa. En unos países tiene la consideración
de asociación, en otros de sociedad, civil o mercantil y en otros se identifica como una entidad de base
mutualista.
Por lo que esta investigación presenta un proceso de armonización o aproximación de las legislaciones
europeas en materia de sociedades.
Adicionalmente la investigadora Marina Aguilar Rubio, escritora del artículo titulado: Especialidades de
la fiscalidad de las cooperativas de segundo grado como fórmula de integración de cooperativas
(España), presenta un caso con orientación tributaria y jurídica.
274
En la mencionada investigación, Aguilar indica que, lo que se conoce como la fusión en el mercado de
las sociedades de capitales, en el que las sociedades de capital se unen para hacer una sola con mayor
capital y tamaño, en el sector cooperativo se conoce como una integración. La integración resulta en la
creación de una cooperativa de segundo grado, en la que dos o más cooperativas se unen para crear
una nueva, pero conservan su individualidad propia.
En las integraciones, los estatutos orgánicos son clave para la delimitación de cuán integrada estará la
nueva entidad. Según estos estatutos, la unión de los socios, (las cooperativas) puede surgir en la forma
de una mera colaboración hasta una concentración empresarial, como sucede en el caso de las fusiones
de las sociedades de capitales.
Algunas regulaciones son que los socios en Cooperativas de Segundo Grado (CSG) que no son
cooperativas, solo podrán serlo hasta un 45% de la cantidad total de miembros de la CSG. En general
el régimen jurídico de las cooperativas en España es complejo, al existir dieciséis leyes autonómicas
aplicables al sector exclusivamente en su territorio de Comunidad Autónoma y en lo aplicable en el
sentido fiscal, la norma vigente es la Ley sobre el Régimen Fiscal de Cooperativas, Ley 20/1990.
Esta norma establece los beneficios de los que pueden gozar las cooperativas de primer grado, las
cooperativas de protección especial y las cooperativas de segundo grado. Entre los incentivos fiscales
que tienen estas organizaciones se encuentran tipos de impuesto de la renta diferentes y compensaciones
tributarias.
Los hallazgos de Aguilar indican que los beneficios fiscales que reciben las cooperativas se justifican en
tanto que son organizaciones que generan encadenamientos productivos y crean empleos; sin embargo,
los regímenes fiscales cooperativos han perdido fuerza en comparación con el régimen general, debido
que las sociedades de capital ahora gozan de ciertos beneficios. Por otro lado, el régimen fiscal aplicable
para las cooperativas de segundo grado también es beneficioso, en el tanto que las CSG no pierdan
estos beneficios por las causas establecidas por la norma, por ejemplo, si admiten la participación de
entidades no cooperativas en cuantía superior al 10%.
Estas investigaciones amplían los temas de conversación sobre la economía social y solidaria que se
reúne en este XI Congreso de RULESCOOP, en Costa Rica, septiembre, 2017. El interés por fomentar a
Economía Social Solidaria puede observarse desde el gobierno, desde los grupos académicos y desde el
sector de las organizaciones del Tercer Sector como una forma de motivar la colaboración y cooperación
en relaciones de productividad que generan comunidad y beneficio mutuo.
Se finaliza con la investigación Los informes de impacto por razón de género como herramientas
para la mejora de la legislación de la economía social presentada por la investigadora María José
Senent Vidal, en la cual expone que en España, los proyectos legislativos, antes de su tramitación
parlamentaria, se han de incorporar un «informe sobre su impacto por razón de género», en el que
se deben de analizar y valorar sus eventuales efectos desde la perspectiva de la eliminación de
desigualdades y de consecución de igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres.
Dicho informe debe incluir, en todo caso, entre otros aspectos, la identificación de los objetivos
en materia de igualdad de oportunidades; la descripción de la situación de partida, la previsión de
resultados y la valoración del eventual impacto de género; las medidas para corregir desigualdades o
reforzar la igualdad; y las recomendaciones para la aplicación de la norma y el desarrollo de medidas
complementarias.
Pero si bien es cierto que los textos legislativos, sean reguladores de entidades de economía social
275
o no, van incorporando algunas medidas de fomento de la igualdad, también lo es que no se suele
cumplir el mandato de realizar, previamente, un verdadero informe de impacto de género. Y sin embargo,
en paralelo a la reclamación de su realización, se debería reflexionar además sobre su utilidad, su
«rentabilidad» social y también económica.
276
Reestructuraciones socialmente responsables la
transmisión de empresas en crisis preconcursales
a sus trabajadores mediante fórmulas de economía
social en España
Carlos Vargas Vasserot
Catedrático de Derecho Mercantil
Universidad de Almería (España)
cvargas@ual.es
INTRODUCCIÓN
Cuando una empresa está en crisis, por las razones que sean (descenso de ventas, incremento
de costes, falta de crédito, problemas con los trabajadores, impagos de deudas, malas decisiones
empresariales, fallas del mercado, falta de sucesión, etc.), los propietarios --léase los socios mayoritarios
en una sociedad mercantil o el empresario individual-- tienen distintas alternativas para intentar encauzar
la situación. Aunque esto depende de la gravedad de la situación, a veces se tienen que tomar medidas
poco deseables (despido de trabajadores, deslocalización de la empresa, reducción de costos, etc.), que
en último extremo llevan al cierre y liquidación de empresa.
Una posible alternativa al cierre es su transmisión a un tercero. Pero esta alternativa a veces
conlleva importantes riesgos para la viabilidad futura de la empresa y el mantenimiento de los puestos
de trabajo, especialmente en momentos de crisis económica donde proliferan fondos de capital riesgo
especializados en comprar empresas acuciadas por las deudas, que se conocen como fondos de buitres
(vulture funds), cuyo objetivo principal es realizar operaciones especulativas con las empresas o con su
deuda (distressed debt, que hoy forman parte de la cartera de productos financiero de muchas entidades
de crédito) y que han tenido unos efectos devastadores sobre el tejido productivo de los países que
más han sido afectados por la crisis económica de los últimos años (Buil & Cerdá, 2012). Que haya un
cambio en la titularidad de una empresa o que se traspase un negocio o rama de actividad a un tercero
no tiene, en principio, nada de dramático si el nuevo propietario realmente tiene interés en continuar la
actividad, pero esto no es lo que ocurre con los fondos buitre, que lo que buscan es una mera inversión
a corto plazo, sin compromiso alguno de permanencia. La receta de estos especuladores cuando
adquieren empresas con deudas y sin posibilidad de financiación, es sencilla: se compra la empresa al
menor precio posible, se le aplican severas medidas de reestructuración y planes de saneamiento, que
suelen pasar por importantes ajustes de plantilla y otros recortes, y al cabo de un tiempo se terminan
vendiendo los activos saneados o más productivos de la empresa o toda ella a otro tercero, que suele
volver a aplicar las mismas medidas hasta que la empresa quiebra o termina por cerrarse. Para la cuenta
de resultados del comprador, la operativa es positiva porque la inversión ha sido rentable, pero deja
tras de sí, y en el mejor de los casos, una empresa organizativamente muy debilitada. En el proceso
han ganado los antiguos propietarios de la empresa (que algo suelen ganar con la operación) y el
comprador especulador (que siempre obtiene beneficios con la reventa) y ha perdido el resto. Y cuando
277
hablo del resto me refiero no sólo a los acreedores de la empresa que suelen quedarse sin cobrar sus
deudas y a los trabajadores, que se quedan sin empleo, si no toda la sociedad. Por ello, hay que barajar
muy seriamente la alternativa de que sean los propios trabajadores los que continúen con el proyecto
empresarial de la empresa en crisis para evitar el cese de actividad o a la venta especulativa de la
empresa.
Muchos de estos problemas se solucionarían si las empresas en crisis se transmite a sus propios
trabajadores, que dicho así parece una fórmula sencilla pero la realidad nos demuestra lo contrario,
ya que de otro modo no se entiende porque por ejemplo en España un gran número de empresas que
durante la última crisis podrían haberse salvado de su cierre si los trabajadores hubieran continuado su
explotación a través de su autogestión ya han desaparecido (de 2008 a 2012 se cerraron en España
177.369 empresas) o se han vendido a terceros, muchas veces con un Expediente de Regulación de
Empleo por medio que ha afectado a gran parte de la plantilla de trabajadores. Además, aunque no
pasemos por una época crítica de nuestra economía, siempre habrá empresas que tengan la opción
de salvarse del cierre por su transmisión a los trabajadores cuando los actuales propietarios no quieran
o no puedan (por ejemplo, por jubilación) seguir con el proyecto empresarial. En esta investigación
nos centraremos en la transmisión de empresas en crisis, pero antes de ser declarada en concurso o
quiebra, a los trabajadores mediante fórmulas empresariales de economía social.
278
de empresas a los empleados, tanto en casos de en crisis (COM, 2004) como en casos de falta de
sucesores (COM, 2006). El Dictamen del Comité Económico y Social Europeo sobre Cooperativas y
reestructuración (2012/C 191/05), recomienda expresamente establecer medidas e incentivos para
facilitar la transferencia de empresas a los trabajadores (apdo. 1.8) y señala que “las estrategias de
reestructuración socialmente responsables –entre la que tienen un lugar preferentes las llevadas a cabo
a través de la constitución de cooperativas -- son una condición esencial para evitar más quiebras y
cierres de empresas, mantener y crear empleo y organizar el bienestar social mediante el impulso de la
competitividad y el desarrollo local” (apdo. 3.1), por lo que los Estados miembros deberían “desarrollar
un marco para la transferencia de empresas a los empleados basado en las mejores prácticas para
evitar el cierre” (apdo. 3.5).
En España, la transmisión de empresas a sus trabajadores fue una realidad en los años setenta y
ochenta, especialmente con ocasión de la reconversión industrial que tuvo como resultados numerosas
experiencias de transmisión de empresas a los trabajadores constituidos en cooperativas o sociedades
laborales, algunas de las cuales siguen aún en funcionamiento (Coque, López & Loredo, 2012).
Precisamente, la figura de la sociedad laboral surgió como fórmula para dar continuidad a empresas
que iban a cerrar por la crisis de la época. Primero se reguló administrativamente a través de ordenes
ministeriales destinadas a aprobar con carácter anual los planes de inversión del Fondo Nacional de
Protección al Trabajo, que fue el principal mecanismo financiero utilizado para incentivar la adquisición de
acciones de las empresas en crisis por los colectivos de trabajadores y, posteriormente, se regularon sus
aspectos jurídicos por la Ley 15/1986 de Sociedades Anónimas Laborales (Fernández-Albor, 1992). Esta
norma fue de las primera de nuestro ordenamiento que daba cuerpo al mandato constitucional dirigido
a los poderes públicos de promover las diversas formas de participación en la empresa y establecer los
medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción (art. 129
CE) (Calvo Ortega, 2003). El número de sociedades anónimas laborales constituidas gracias a este
apoyo de la Administración, concienciada con la necesidad de facilitar la transmisión de las empresas
a los trabajadores, fue espectacular (en 1988 había 5.944 SAL registradas), aunque un alto porcentaje
de estas empresas por diversas razones (endeudamiento excesivo, huida a otros tipos sociales, falta de
preparación de los trabajadores para dirigir la empresa, etc.), dejaron en poco tiempo de tener actividad
o perdieron la calificación de sociedades laborales (en 1990 quedaban 3.448 SAL) (Barea & Monzón,
1992). En la Ley 4/1997 de Sociedades Laborales se nota ya el tránsito de una regulación pensada
para salvar a empresas en crisis a través de la adquisiciones de sus acciones por los trabajdaores a
otra dirigida a incentivar la constitución de sociedades como simples fórmulas de autoempleo (Gómez
Calero, 2002), origen que olvida del todo la Ley 44/2015 de Sociedades Laborales y Participadas, que a
pesar de elaborarse y aprobarse en un momento de recesión económica no hace ni una sola mención a
la oportunidad del tipo social para instrumentalizar la transmisión de empresas en crisis a los empleados.
A pesar de esta carencia de apoyos concretos para articular la transmisión de empresas en crisis a
cooperativas de trabajadores, España es el país de la UE que ha realizado un mayor número de estas
operaciones, representando prácticamente la mitad de las que se han hecho en toda Europa en los
últimos años (COCETA, 2012), lo que demuestra la fuerza del movimiento cooperativo nacional. Sin
embargo, esta cifra hay que tomarla con reservas, puesto que comparada con el ritmo de destrucción
del tejido empresarial que ha habido en nuestro país desde el inicio de la crisis es insignificante. Por
ejemplo, en 2012 las empresas salvadas de la liquidación o cierre por ser transmitidas a sus trabajadores
(75) no llegaron al 0,45% del total de las destruidas en ese mismo periodo de tiempo (38.683). Además
si analizamos la tipología de las empresas convertidas en cooperativas o en otro tipo de empresas de
economía social, en la mayoría de casos han sido de pequeño tamaño y han sido transferidas a unos
pocos empleados antes o de su cierre o liquidación, con lo que apenas ha habido transmisiones de
empresas de cierta envergadura. Esto nos debe hacer reflexionar sobre cuáles son las barreras tanto
jurídicas como de otro tipo que obstaculizan en nuestro país el traspaso o la conversión de una empresa
279
capitalista en crisis a sus empleados y no dará pie a proponer determinadas soluciones para facilitar
estos procesos.
2.2.1. Falta de motivación, de apoyo al proceso y de conocimiento por parte de los empleados de
las posibilidades de quedarse con la empresa en la que trabajan
En primer lugar, está el elemento subjetivo o personal, término con el que nos referimos a la necesidad
de que haya una masa crítica de trabajadores que quieran continuar la empresa en crisis y, en
particular, un grupo de personas con capacidad y motivación suficiente para liderar el proyecto. Están
bien documentadas las ventajas competitivas que tienen las empresas en la que los trabajadores son
socios respecto a las empresas en que los socios son meros inversores, puesto que son más eficiente
económicamente al haber menos costes por la coincidencia de intereses y objetivos entre el factor
capital y el factor trabajo, pero también es cierto que los trabajadores deben asumir en este tipo de
organizaciones otros costes (como es el de la toma de decisiones empresariales, el de control de los
directivos o el de la responsabilidad de los administradores) que suelen ser menores cuanto mejor
preparados estén los socios/trabajadores y que no todos los empleados están dispuestos a asumir
(Hansmann, 1996)). La auto-organización por antiguos compañeros, la toma de decisiones sobre
salarios, puestos y responsabilidades es algo muy complicado, máxime si, como muchas veces ocurre,
hay que tomar determinadas medidas organizativamente traumáticas para tratar de encauzar la marcha
de la empresa.
Por otra parte, suele haber gran desconocimiento por parte de los empleados sobre las oportunidades,
ventajas y dificultades que conlleva suceder al empresario o adquirir la empresa en la que trabajan en
contextos de crisis y de las posibilidades de utilizar la fórmula cooperativa para llevarla a cabo. Por ello se
hace necesario implantar para los empleados que quieran continuar la empresa programas específicos
de formación empresarial y darles asesoramiento especializado. En España, a diferencia de lo que ha
ocurrido en países con gran tradición en la gestión por los propios trabajadores de las empresas en crisis
como es Argentina (Arias, 2008), los sindicatos, con carácter general, no han prestado el apoyo necesario
a los trabajadores con la creación de unidades especializadas en estos procesos de transmisión de
empresas --quizá porque la conversión de los trabajadores por cuenta ajena en trabajadores por cuenta
propia y en cierta manera en empresarios, no encaja en sus políticas de conservación de empleo—, ni
se han creados redes de apoyo a estas iniciativas, seguramente porque al contrario de lo que ocurrió
con la crisis de los años setentas y ochenta, hoy día el movimiento obrero en España está política y
socialmente muy debilitado. Tampoco ha habido programas de apoyo o iniciativas de envergadura para
promover y difundir esta modalidad de transmisión de empresa y las entidades representativas de la
economía social --excepto en casos aislados y hasta fechas recientes (FAECTA, 2014; COCETA, 2015;
CONFESAL, 2016)--, apenas han prestado atención a esta posibilidad de continuación de la empresa
por los trabajadores.
Es de reseñar también que a pesar de haberse promulgado varias leyes de cooperativas autonómicas
desde que empezó la crisis (Andalucía 2011, Cantabria 2013, Aragón 2014, Cataluña 2015, Valencia
280
2015) ninguna de ellas contiene disposiciones que faciliten la utilización de esta forma societaria como
forma de continuación de empresas en crisis (por ejemplo, permitiendo destinar parte de los fondos de
reservas obligatorios de la cooperativa constituida para estos fines), lo que unido al desinterés mostrado
por el legislador estatal en este tema, que a pesar del ritmo de destrucción de empleo y de empresas de
los últimos años no ha tomado ninguna medida específica para incentivar la adquisición de empresas
por sus trabajadores, resulta un panorama. jurídicamente hablando, poco halagüeño para realizar
operaciones de este tipo.
Las respuesta de los legisladores en algunos países de Derecho comparado e incluso de sus tribunales,
con decisiones judiciales que han evitado la deslocalización y despidos masivos de trabajadores y han
llegado a la expropiación de determinadas unidades productivas a favor de los trabajadores (Estados
Unidos, Argentina, Francia, Alemania, etc.), han sido mucho más enérgicas que las habidas en nuestro
país. Por poner un ejemplo cercano, en Francia la Loi n° 2014-856 relative à l’économie sociale et
solidaire contiene un bloque entero (Tít. II, arts. 18-22) con el sugerente título de Dispositions facilitant
la tranmission dénterprises à leurs salariés, que reforma varios artículos del Code de commerce (arts. L
141-23 y ss.; arts. L 23-10-1 y ss.) y del Code du travail (arts. L. 1233-57-2 y 21) para facilitar este tipo
de transmisiones. Esta norma, en particular para solventar el problema de la falta de conocimiento de
los trabajadores sobre las posibilidades que tienen para quedarse con la empresa en la que trabajan,
establece la obligación cada cierto tiempo (tres años) de implantar sistemas de información para explicar
a los trabajadores los requisitos legales, las ventajas y las dificultades de dichas transmisiones y las
ayudas y programas de asistencia de los que se pueden beneficiar (art. 18). El último precepto de este
conjunto de normas deja clara la firme voluntad del legislador francés por potenciar la continuación de
empresas en crisis al disponer que, si a pesar de existir ofertas de adquisición de compra de la empresa
–por ejemplo, por parte de los trabajadores— el empresario decide cesar la actividad, la autoridad
administrativa podrá reclamarle las ayudas públicas recibidas en los dos años anteriores al cierre (art.
22).
Esto no quita que en ciertos supuestos sí haya una obligación de información a los trabadores del
proyecto de transmisión de la empresa. Por ejemplo, si se considera que hay una sucesión de empresas,
el empresario cedente y el cesionario deberán informar a los representantes legales de los trabajadores
o a los propios trabajadores afectados por el cambio de titularidad, con la suficiente antelación y siempre
antes de la realización de la transmisión de las siguientes circunstancias: fecha prevista y motivos de la
transmisión; consecuencias jurídicas, económicas y sociales, para los trabajadores; y medidas previstas
respecto de los trabajadores (art. 44.5. 6, 7 y 8 ET). Por otra parte, en el caso de que se articule la
281
transmisión por alguna modalidad de modificación estructural, como puede ser una escisión (art. 73.1
LME, que remite al régimen de la fusión) o cesión global de activo y pasivo (art. 87 LME), también se
exige dar cuenta de la misma a los trabajadores afectados. Si la sociedad titular de la empresa fuese
cotizada y se hubiera formulado una oferta pública de adquisición de acciones (OPA), los órganos de
administración de la sociedad afectada y el oferente informarán a los representantes de sus respectivos
trabajadores, o en su defecto, a los propios trabajadores (art. 25 RD 1066/2007). Lo que ocurre es que
todas estas obligaciones de información no están diseñadas para que los trabajadores presenten una
oferta alternativa de adquisición, sino que su finalidad esencial es que los trabajadores puedan mantener
sus derechos laborales tras la transmisión. Esta cuestión ha sido recientemente abordada en Francia
por la citada Ley de Economía Social y Solidaria (arts. 19 y 20), que prevé una obligación de comunicar
a los trabajadores con cierta antelación (dos meses si la empresa tiene menos de cincuenta trabajadores
o cuando se haga la necesaria consulta al comité de empresa en empresas con mayor número de
empleados) la voluntad de los socios de vender acciones o participaciones que representen la mayoría
del capital social o de la sociedad titular de la empresa de enajenar el negocio o parte del mismo, para
permitir de este modo que los trabajadores puedan hacer de manera individual o conjunta una oferta de
adquisición. Aunque los socios o la sociedad cedente son libres de aceptar o no la propuesta de comprar
realizada por los trabajadores, el deber de información es obligatorio (aunque no hay que cumplir el
plazo si los trabajadores comunican que no desean presentar una oferta) y su incumplimiento conlleva
la nulidad de la transmisión. Iniciativa que me parece, de nuevo, digna de imitar.
Conscientes de las dificultades que tienen los trabajadores para obtener los recursos necesarios para
continuar la actividad de la empresa en crisis en la que trabajan, se debería crear por parte de la
administración pública un fondo específico con esta finalidad y establecer determinados beneficios de
carácter financiero para la empresas que sean transmitida a sus empleados. En cuanto a lo primero,
tenemos ejemplos en Derecho comparado (por ejemplo, en Argentina la Ley 13.828 creó el llamado
Fondo Especial de Recuperación de Fábricas de la Provincia de Buenos Aires, cuyo 5% se destina para
ofrecer asistencia técnica y financiera a las ERT con el objeto de optimizar su desempeño comercial,
financiero y económico) y un importante antecedente en nuestro país. La principal razón del desarrollo
de las sociedades laborales en los años ochenta está en la aplicación Fondo Nacional de Protección
al Trabajo (FNPT) para dar asistencia técnica y conceder préstamos a los trabajadores que quisieran
adquirir participaciones o acciones de la mercantil en la que trabajaban (Fernández-Albor, 1992). La
aplicación del FNTP para esta finalidad fue la causa del espectacular número de sociedad mercantiles
adquiridas por los trabajadores en esa época, como lo demuestra el hecho de que cuando desapareció
282
dicho fondo decreció enormemente el número de sociedades laborales. (Barea & Monzón, 1992).
Aparte de la creación de un fondo destinado a facilitar el acceso de los trabajadores a la propiedad de
la empresa, una vez continuada la empresa, a ésta deberían concedérsele determinados beneficios
público de carácter financiero. Por ejemplo, acceso preferente al crédito público o a la constitución de
avales, sea a través de ENISA, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) o la entidad análoga de las respectiva
Comunidad Autónoma. Hay que tener en cuenta que en este tipo de empresas participadas por los
trabajadores, la entrada de capital riesgo privado para financiar el proyecto de continuación puede
conllevar la imposición de un tipo social capitalista, que sea más cómodo para movilizar rápidamente la
inversión, con lo que las posibilidades de constituir una cooperativa pueden verse comprometidas por la
necesidad de recursos externos.
Una posibilidad, aún no explotada, de solventar parte del grave problema de financiación que suelen
tener estas iniciativas empresariales sería que la banca privada, en concreto que las cooperativas
de crédito de nuestro país creasen líneas de apoyo y financiación de los proyectos de continuación
de empresas por trabajadores constituidos en cooperativas. Esta sería una forma fácil para que las
cooperativas de crédito, a las que tanto se les acusa de bancarización y de pérdida de valores cooperativos
(Vargas Vasserot, 2015), cumpliesen con dos de los principios cooperativos de la ACI: cooperación entre
cooperativas (Sexto) e interés por la Comunidad (Séptimo).
El ordenamiento jurídico españo habilita distintos mecanimos para que una empresa, o parte de ella,
se transmita a todos o algunos de sus empleados y la elección de cuál de ellos elegir depende de
diferentes factores, por lo que se debe estudiar caso por caso para ver qué proceso de transferencia se
adecua mejor a cada circunstancia concreta. En todo caso, y también como aclaración, todo proceso que
termina con que los antiguos trabajadores constituidos en cooperativa, siguen explotando, de la manera
que sea, la empresa en la que trabajaban, se suelen calificar como operaciones de transformaciones de
empresas en cooperativas aunque no suponga jurídicamente hablando una transformación propiamente
dicha (Coque, López & Loredo, 2012). Por otra parte, antes de describir y comentar las principales
modalidades de transmisión de empresas, debemos diferenciar al empresario (individual o social) que
realiza la actividad empresarial (empresa desde el punto de vista subjetivo) de la empresa propiamente
dicha, es decir, una unidad económica organizada compuesta de un conjunto de bienes y derechos
organizados por el empresario (empresa desde el punto de vista objetivo o establecimiento mercantil).
Esta distinción es importante porque a la hora de transmitir una empresa a los trabajadores existen
principalmente dos grandes alternativas: transmitir o ceder a una entidad de nueva creación constituida
por los trabajadores, el conjunto de bienes y derechos afectos a la actividad empresarial o alguna de
sus unidades productivas para su explotación, es decir una sucesión de empresa desde el punto de
vista objetivo (transmisión o sucesión de empresa o asset deals); o transmitir la sociedad mercantil
que explota la empresa a sus empleados o a parte de ellos, a través de una venta de las acciones o
participaciones de la sociedad titular de la empresa (transmisión de sociedad, venta de capa o share
deals), sociedad que puede después o al mismo tiempo, transformase en otro tipo social que se adapte
mejor a la nueva situación societaria y laboral.
Aunque hay otras alternativas de transmisión de empresa, la mayoría son combinaciones de éstas que
tratan de aprovecharse del régimen fiscal más favorables de determinadas modificaciones estructurales
o de evitar la oposición de acreedores o de minorías activas de la sociedad cedente. Así, por poner
algunos ejemplos de ingeniería societaria, se puede articular la transmisión a los trabajadores mediante
la fusión de la sociedad titular de la empresa con otra de nueva creación y transformar después la
283
sociedad resultante en una cooperativa; o mediante la escisión total o parcial a favor de una sociedad
de nueva creación seguida de una venta de las acciones o participaciones recibidas por los socios de la
sociedad escindida a los trabajadores de la empresa.
Pero también es posible la continuación informal de una empresa que ha dejado de funcionar por los
antiguos trabajadores que constituyen una CTA que se dedica a la misma actividad que desarrollaba
aquélla, sin haber una operación de venta de empresa ni de bienes, ni una transformación del tipo
social. Esta opción es factible, sobre todo, en caso de empresas que prestan servicios que no requieren
importantes inversiones, infraestructuras o maquinaría especializada y en las que no sea necesario
o conveniente seguir con la imagen comercial de la antigua empresa, puesto que en lo único que se
van a parecer la nueva y antigua empresa --y no es poco-- es que los trabajadores, los servicios y los
clientes son los mismos o similares. En el supuesto de que la antigua empresa no haya cesado en su
actividad, los antiguos trabajadores que quieren continuar desarrollando la misma actividad tienen que
tener las debidas cautelas respecto a la posible obligación de no competencia (que se tiene que haber
pactado, no puede tener una duración superior a dos años para los técnicos y a seis meses para los
demás trabajadores, y solo será válida si el empresario tienen un efectivo interés industrial o comercial
y se satisface al trabajador una compensación económica adecuada –art. 21.2 ET) o del riego de que
la utilización del know-how, el aprovechamiento de la imagen, de la reputación o de la clientela de la
antigua empresa puedan considerarse actos de competencia desleal (arts. 12 y ss. LCD) e incluso delitos
de revelación de secretos (arts. 197 y ss. CP) y delitos informáticos (arts. 264 y ss. CP), lo que puede
acarrear importantes multas e incluso penas de prisión para los autores y para los responsables de la
empresas que se aprovechan de esta información. Respecto a la clientela, aunque la jurisprudencia (por
todas, la Sentencia de la AP de Barcelona de 18 de junio de 2012) ha reiterado en defensa de la libre
competencia que salvo que haya habido una inducción a la infracción contractual o se hayan utilizado
información reservada, no hay problema en que una empresa, constituida por antiguos empleados de
otra, contacte y contrate con los clientes de la empresa en la que trabajaban, lo tienen que hacer una
vez, o poco antes, que se haya terminado la relación laboral y sin haber sustraído ilegítimamente listado
o información sobre clientes.
284
hacer depender la creación de la CTA de la formalización de dicha transmisión, incluyendo la pertinente
cláusula resolutoria o suspensiva en la escritura de constitución. También se puede articular dicha
transmisión sin que la CTA esté plenamente constituida y hacerlo en su consideración de cooperativa
en constitución, para lo que se puede articular de manera consecutiva la escritura de constitución de la
cooperativa y la de la transmisión de empresa. Un aspecto esencial en el supuesto de que la CTA se
constituya por los trabajadores de la antigua empresa es que hay que rescindir la antigua relación laboral
por cuenta ajena a una relación societaria por cuenta propia (aunque se puede elegir cualquiera de estas
modalidades de cotización a la Seguridad Social). Por otra parte, tal como establece la Ley, cuando una
cooperativa se subrogue en los derechos y obligaciones laborales del anterior titular, los trabajadores
afectados por esta subrogación podrán incorporarse como socios y si llevaran, al menos, dos años en la
empresa anterior, no se les podrá exigir el período de prueba (art. 86.1 LCOOP).
Lo que ocurre es que para que se tenga derecho a este pago único de la prestación por desempleo el
trabajador tiene que estar desempleado, y esto que puede parecer una perogrullada tiene su interés en
el tema que nos ocupa. En el caso de transmisión de empresas en crisis a los trabajadores sólo podrán
ejercer este derecho de capitalización del desempleo las personas que haya cesado de manera previa la
relación laboral que tenía (hayan perdido de forma involuntaria el puesto de trabajo, sea por un despido
individual, en el marco de un ERE o por cese de la actividad y con un mínimo de cotizaciones) para
constituir una nueva sociedad que continúe la actividad o para incorporarse como socios en la antigua
sociedad en la que trabajaban convertida ya en cooperativa o sociedad laboral. Esta última posibilidad
estaba limitada a los socios trabajadores o de trabajo en cooperativas o en sociedades laborales siempre
que no hubieran mantenido un vínculo contractual previo con dichas sociedades superior a los 24 meses
(Real Decreto 1413/2005), pero esta limitación laboran no opera desde la incorporación de un nuevo
artículo 10 LES por la Ley 31/2015. No obstante, dado los límites cuantitativos que tienen este este tipo
de prestaciones (dos años como máximo), no suelen servir para el desarrollo de iniciativas empresariales
de gran entidad, lo que no quita que haya de reconocer su valor como instrumento para iniciar nuevas
actividades empresariales y fórmulas de autoempleo.
285
3.1.2. Transmisión de la empresa
Como decimos, posteriormente a la constitución (e incluso al mismo tiempo, en el periodo de constitución)
de la CTA habrá que realizar la transmisión de toda o parte de la empresa para lo que se tendrán que
suscribir los pertinentes contratos sean de arrendamiento o de compraventa de empresa o proceder a
la pertinente modificación estructural de la sociedad cedente (escisión, segregación o cesión global de
activo y pasivo). La elección de uno u otro tipo de transmisión es una cuestión delicada que depende,
entre otros aspectos, del régimen fiscal aplicable y de las deudas existentes de la empresa y su posible
subrogación por la sociedad cesionaria. Respecto a lo primero, cabe recordar que las operaciones de
escisión y segregación, con carácter general, se benefician de un régimen de neutralidad fiscal (arts. 76
y ss. Ley 27/2014 del Impuesto sobre Sociedades), lo que las hace, en este aspecto, más atractivas que
las operaciones de cesión global de activo y pasivo o la venta de empresas que carecen de este trato
fiscal. Sin embargo, aunque se pueden utilizar la escisión de sociedades y segregación como fórmulas
de transmisión patrimonial, en realidad estos tipos de modificaciones estructurales no están pensadas
para esa finalidad.
Más usual en estos casos, y a pesar de no beneficiarse del régimen de neutralidad fiscal, es utilizar el
mecanismo de la cesión global de activo y pasivo que es un negocio que sí desempeña genuinamente la
función de transmisión o enajenación patrimonial propia de un negocio de compraventa, del que se ocupa
el Título IV de la LME. Esta consiste en la transmisión en bloque o en globo de todo el patrimonio de una
sociedad por sucesión universal a cambio de una contraprestación que no podrá consistir en acciones,
participaciones o cuotas de socio del cesionario (art. 81 LME). Aunque esta venta de la empresa se
puede realizar indirectamente, mediante una venta de todas las acciones o participaciones de la sociedad
titular, mediante la cesión global del patrimonio la que vende es la sociedad y no los socios de la misma
y, por tanto, la operación se puede realizar sobre la base de un acuerdo mayoritario y no necesariamente
de esos socios de la vendedora. En cuanto a la transmisión del pasivo de la sociedad cedente a las
sociedad beneficiaria, éste se produce en las operaciones de modificación estructurales por el efecto
de la sucesión universal por la que el empresario que se subroga en la posición del cedente y tiene
que responder de las obligaciones que tenía éste. En particular, en caso de empresas con problemas
económicos y riesgo de insolvencia, las deudas laborales, tributarias y de la Seguridad Social, suele ser
auténticas rémoras para la transmisión global de la empresa, por lo que en ocasiones conviene a acudir
a la adquisición de determinados elementos del activo o hacer la transmisión de determinadas unidades
productivas en el marco del concurso de acreedores, para que no se tengan que heredar todas las
deudas del anterior empresario
Otro mecanismo para transmitir la empresa, o parte de ella, a los trabajadores es a través de un contrato
de transmisión de empresa a favor de la CTA constituida. No existe en el ordenamiento jurídico español
una regulación específica sobre la transmisión o cesión de la empresa, salvo referencias normativas
aisladas, pero según aclara la doctrina para que pueda hablarse en puridad de términos de transmisión
de empresa es necesario que se trate de un contrato en que el objeto vendido sea la empresa en
su conjunto, con sus elementos esenciales con la finalidad de pueda siendo objeto de explotación
(Mercadal, 2015). El adquirente, si así se ha pactado en el contrato, puede asumir la totalidad o parte de
las deudas de la empresa aunque el transmitente no se liberará de las mismas salvo cuando el acreedor
lo consienta (art. 1.205 CC).
286
decidan (art. 368 LSC), sea de manera obligatoria, si la sociedad está incursa en una causa legal de
disolución, por ejemplo, por el cese de la actividad que constituye el objeto social [art. 363.1, letra a)
LSC] o de manera automática, si la sociedad se ha extinguido como consecuencia de una cesión global
de activo y pasivo (art. 89.2 LME).
Con carácter general, la disolución de la sociedad abre el período de liquidación que tras el pago de
las deudas sociales (art. 385 LSC) y, si hubiera sobrante, el pago de la cuota de liquidación a los socios
(arts. 392-394 LSC), se procede a su extinción, con la pertinente cancelación de los asientos registrales
(arts. 395-397) y desaparición de la persona jurídica. No obstante, hay que advertir la posibilidad que en
caso de insolvencia, los administradores sociales de la mercantil, aún iniciado el proceso de liquidación,
tengan la obligación de instar el concurso (art. 365.1 LSC) o que algún acreedor de la misma lo solicite
como necesario, lo que puede alterar gravemente la operación de transmisión realizada a favor de los
trabajadores. En tal caso conviene advertir que operan los mecanismos de reintegración de bienes a
la masa del concurso, con lo que se puede anular la venta o transmisión de la empresa si fue realizada
dentro de los dos años anteriores a la declaración del concurso si se considera hecha en perjuicio de la
masa activa y aunque no hubiera habido intención fraudulenta por parte del deudor (art. 71 LCon).
287
imprescindible la participación de todos los socios de la sociedad que se está vendiendo y de ahí los
frecuentes derechos de arrastre (drag-along).
Pero si se opta por la transformación en una CTA, tipo social cuya estructura y diseño presenta
una serie de ventajas frente a otras alternativas, habrá que conjugar los preceptos de la LME con la
legislación especial de las sociedades cooperativas que sea aplicable (Alfonso, 2002), en la que ya se
admite de manera unánime las transformaciones heterogéneas. Recordemos que la LME señala que
en virtud de la transformación una sociedad adopta un tipo social distinto, conservando su personalidad
jurídica (art. 3 LME) y admite expresamente la transformación de una sociedad mercantil inscrita en una
sociedad cooperativa (art. 4.5 LME), estableciendo que esta operación se regirá en lo referente a los
requisitos y efectos de la transformación por la legislación que le sea aplicable (art. 7.1 LME). Según la
Ley estatal de cooperativas cualquier sociedad que no tenga carácter cooperativo podrán transformarse
en una sociedad cooperativa siempre que, se cumplan los requisitos de la legislación sectorial y que los
respectivos miembros de aquéllas puedan asumir la posición de cooperadores en relación con el objeto
social previsto para la entidad resultante de la transformación (art. 69.1 LCOOP), que en el caso de una
CTA significa que tengan capacidad para contratar la prestación de su trabajo (art. 80.2 LCOOP). Un
aspecto que, de nuevo, hay que tener en cuenta es la necesidad de modificar el tipo de relación de los
trabajadores con la cooperativas, que pasa de ser laboral a tener carácter societario (art. 80.1 LCOOP),
lo que requiere una adaptación de los contratos laborales a la nueva situación jurídica.
288
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290
LOS PRINCIPIOS DEL DERECHO COOPERATIVO
EUROPEO. El proyecto PECOL del Grupo de Estudio
en Derecho Cooperativo Europeo (SGECOL)
Dra. Gemma Fajardo García
Profesora Derecho Mercantil e
Investigadora del IUDESCOOP.
Universitat de València (España).
fajardo@uv.es
Las cooperativas surgen en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, y se extienden por la mayor
parte de los países europeos y sectores económicos; sin embargo, a pesar de su implantación en
Europa, el concepto de cooperativa y el marco jurídico al que se hallan sometidas dista mucho de unos
países a otros. Ni todo los Estados tienen una ley que regule las cooperativas, ni aquellos que la tienen
coinciden ni siquiera en la forma jurídica atribuida a la cooperativa. En unos países tiene la consideración
de asociación, en otros de sociedad, civil o mercantil y en otros se identifica como una entidad de base
mutualista (Münkner, 2015: 17-19)..
La Unión Europea (UE) nació con la voluntad de crear un mercado común, y no estaba entre sus objetivos
crear un derecho de sociedades o de cooperativas europeo. Sin embargo, se atribuyó competencias
legislativas para suprimir las restricciones a la libertad de establecimiento y hacer equivalentes las
garantías exigidas en los Estados miembros a las sociedades para proteger los intereses de socios y
terceros (art. 50 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea TFUE).
No sorprende por tanto que en 1989 la Comisión Europea propusiera la elaboración y aprobación
de un estatuto jurídico para la Sociedad Cooperativa Europea ; estatuto que se aprobó mediante
el Reglamento nº 1435/2003 , sin haberse llevado a cabo una armonización previa de las normas
cooperativas europeas, ni siquiera de aquellas que regulan los elementos distintivos más importantes
de la cooperativa, a diferencia de lo ocurrido con la sociedad anónima.
El Estatuto de la Sociedad Cooperativa Europea (SCE) no nació con la finalidad de armonizar las
291
legislaciones cooperativas, sino con la finalidad de dotar a las cooperativas de un instrumento normativo
específico que les permita realizar operaciones de cooperación y de integración transfronterizas
(Sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de 2 de mayo de 2006). Pero además, el Estatuto de la
SCE no ha conseguido crear ni quiera un marco “europeo” completo para estas sociedades (Fici, 2014),
por las frecuentes remisiones a la legislación nacional aplicable en la sede de la SCE y al estatuto de la
SAE, y no ha tenido el éxito esperado (Informe de la Comisión Europea de 23 de febrero de 2012 sobre
la aplicación del Reglamento de la SCE ).
La adopción del Estatuto de la SCE no ha cubierto por tanto la necesidad de armonizar mínimamente
las legislaciones cooperativas europeas, como ha recordado el Parlamento Europeo en su Resolución
de 2 de julio de 2013 sobre la contribución de las cooperativas a la salida de la crisis (2012/2321(INI)) .
Por otra parte, cabe mencionar que la Comisión Europea en su Comunicación de 23 de febrero
de 2004 sobre la Promoción de las Cooperativas en Europa (COM(2004)0018) , ha renunciado
expresamente a promover la armonización de la legislación cooperativa, sugiriendo en cambio que sean
las organizaciones cooperativas quienes tomen la iniciativa de desarrollar reglamentaciones tipo que
fomenten una progresiva aproximación de las normas nacionales (Henrÿ, 2012).
Es en este contexto y ante la ausencia de iniciativas por parte del sector cooperativo, que un grupo de
profesores expertos en derecho cooperativo, de diversas universidades europeas constituyeron en 2011
el grupo de estudio SGECOL (Study Group on European Cooperative Law) , con el fin de trabajar en el
diseño de unos principios generales de lo que debería ser el derecho cooperativo europeo, a partir de la
experiencia de las legislaciones cooperativas europeas. Estos principios son conocidos como Principles
of European Cooperative Law (PECOL).
Desde su constitución en 2011 hasta 2017, fecha de publicación de su trabajo, SGECOL ha llevado a
cabo el estudio de la cooperativa en los diversos ordenamientos jurídicos europeos, con el fin de extraer
esos principios que, formulados jurídicamente, pueden considerarse característicos de las cooperativas.
Esta comunicación presentada por dos profesoras, miembros de SGECOL y partícipes en dicho
estudio, tiene como objetivo dar a conocer las principales conclusiones del estudio .
El estudio concluye con la propuesta de una serie de normas que contendrían esos principios básicos
del derecho cooperativo europeo, estructurados en cinco capítulos . Esta comunicación sigue la estructura
de los Principios del Derecho Cooperativo Europeo (PECOL). Así, comenzaremos por centrarnos en
292
la definición y los objetivos de las cooperativas. Después veremos la gobernanza cooperativa, las
especificidades de su estructura financiera y de la auditoría cooperativa y, finalmente, las formas de
intercooperación.
3.- ¿QUÉ ES UNA COOPERATIVA Y CUÁLES SON SUS OBJETIVOS EN LA LEGISLACIÓN COOPERATIVA
EUROPEA?
En primer lugar cabe advertir que el régimen jurídico de las cooperativas es consecuencia de su
naturaleza mutualista, y de los principios y valores que le caracterizan (Namorado, 2001).
Las cooperativas se identifican en la legislación europea como personas jurídicas de derecho privado
que llevan a cabo cualquier actividad económica, sin fin lucrativo, y principalmente en interés de sus
miembros, como consumidores, proveedores o trabajadores de la empresa cooperativa.
En efecto, las cooperativas son organizaciones formalmente constituidas a las que se les
otorga personalidad jurídica, y por tanto capacidad para ser titulares de derechos, obligaciones y
responsabilidades. Son personas jurídicas de derecho privado, lo que no les priva de poder establecer
relaciones de colaboración con los poderes públicos, incluso integrar entre sus miembros a entidades
públicas o empresas públicas.
Las cooperativas desarrollan actividades económicas con criterios de eficiencia y rentabilidad y por
ello también tienen la consideración de empresas. Sin embargo, las cooperativas a diferencia de las
sociedades de capital, son organizaciones sin fin de lucro porque su objetivo principal no es generar
beneficios repartibles entre los que aportan capital, sino satisfacer los intereses de sus miembros en
las mejores condiciones posibles. La cooperativa es un instrumento de satisfacción de las necesidades
individuales y colectivas de sus miembros que, en su seno y a través de ella, cooperan. Y es precisamente
este fin específico el que otorga identidad propia a la cooperativa y justifica la existencia del derecho
cooperativo (Fici, 2015)
En otras palabras, los miembros de una cooperativa tiene un interés directo en la actividad económica
desarrollada por la cooperativa, en la que participan como trabajadores, proveedores o consumidores
de bienes o servicios. Precisamente es su capacidad y compromiso de participar directamente en la
actividad económica lo que les legitima para ser miembros de la cooperativa, como en las entidades
mutualistas.
Pero las cooperativas, si lo prevén sus estatutos, pueden tener también miembros que no participan
en la actividad económica de la cooperativa, ello permite distinguir entre miembros cooperadores y
no cooperadores. Estos últimos no cooperan pero colaboran en la consecución de los objetivos de la
cooperativa de diversa forma, pueden ser inversores, voluntarios u organismos públicos. Para constituir
una cooperativa debe exigirse al menos la presencia de dos miembros cooperadores.
293
Como podemos ver, la finalidad cooperativa de satisfacer los intereses de sus miembros se lleva a cabo
a través de la participación de estos en la actividad económica desarrollada por aquella. Esta actividad,
que conocemos en España como “actividad cooperativizada”, permite proveer de bienes, servicios o
empleos a los miembros de la cooperativa. La cooperativa aplicará en su desarrollo el principio de
igualdad de trato entre sus miembros y regulará en sus estatutos las condiciones en que participarán,
con especial atención a la extensión mínima de dicha participación. El incumplimiento por parte de los
miembros o de la cooperativa de las obligaciones derivadas de la actividad cooperativizada es causa
justificada para la expulsión o para la separación de aquellos.
En principio y salvo que los estatutos dispongan lo contrario, las cooperativas deberían poder realizar
estas actividades. En este caso deben dar a los no miembros la opción de convertirse en cooperativistas
e informarles de ello. En todo caso, si las cooperativas desarrollan este tipo de actividades deberán
mantener una contabilidad separada de estas operaciones con referencia a las realizadas con los
cooperativistas.
La cooperativa es una entidad de base mutualista y como tal, no sólo tiene como objetivo principal
satisfacer en las mejores condiciones las necesidad e intereses de sus miembros, sino que está abierta
a cualquier persona capaz y dispuesta a aceptar la responsabilidad de ser miembro.
Por ello se hace necesario que los estatutos de la cooperativa aseguren que las solicitudes de adhesión
se tramiten debidamente, dentro de un plazo razonable y por un órgano designado al efecto; que la
denegación de admisión sea motivada; que el candidato tenga derecho a apelar a la asamblea tal
decisión y a ser oído antes de que ésta resuelva.
Nadie tiene el derecho absoluto de adhesión a una determinada cooperativa. Los estatutos pueden
condicionar la admisión de miembros al cumplimiento de requisitos razonables relacionados con su tipo
y objetivo, pero no pueden discriminar por razones de género, sociales, raciales, políticas o religiosas,
ni por cualquier otra restricción artificiosa, como podría ser exigir un elevado importe de ingreso no
justificado por razón del servicio prestado.
294
La condición de miembro de la cooperativa va a implicar entre otras cosas, un haz de derechos y
obligaciones.
Los socios también tiene derechos colectivos, que pueden ejercer agrupadamente, como el derecho
a solicitar y recibir cualquier información necesaria para el desempeño de su función como miembro
de la cooperativa; a proponer candidatos para los órganos sociales; a solicitar la convocatoria de una
asamblea general, añadir temas al orden del día o hacer propuestas de acuerdos; exigir la auditoría de la
cooperativa, promover la modificación de estatutos, la reestructuración o la disolución de la cooperativa.
Entre las obligaciones de los miembros de las cooperativas cabe citar la de participar en las actividades
cooperativizadas en la medida y/o nivel mínimo establecido estatutariamente; hacer la aportación a
capital que corresponda; participar en la gobernanza cooperativa y en las acciones de educación y
formación previstas para los miembros, y otras obligaciones impuestas por la ley o por los estatutos de
la cooperativa, que pueden en algunos casos incluir la obligación de asumir una parte de las deudas
o pérdidas de la cooperativa. En cuanto a los miembros inversores, la obligación principal es la de
desembolsar el capital suscrito.
Las estructuras de gobernanza pueden variar con base en el tamaño y tipo de la empresa cooperativa
o del sector en el que opera; pero en todo caso, deben asegurar siempre su autonomía y el control
democrático por parte de sus miembros.
A menos que los estatutos de la cooperativa indiquen lo contrario, en las cooperativas pequeñas todos
los miembros participarán directamente en la toma de las decisiones, y en las demás, la gobernanza
se dividirá entre un órgano que permita a los miembros el control final de la organización (la asamblea
general) y uno o varios órganos o comisiones, responsables de la gestión diaria de la cooperativa y que
responderán ante los miembros.
La asamblea general puede ser organizada como una única asamblea o varias asambleas separadas.
Las cooperativas con una amplia o dispersa membresía, o las cooperativas con diferentes categorías de
socios, pueden prever en sus estatutos reuniones sectoriales.
295
La asamblea general tiene la competencia para examinar la información financiera y demás información
sobre el desarrollo económico y cooperativo de la cooperativa, así como de la actividad y resultados de las
empresas y entidades en las que participe la cooperativa; nombrar y destituir a los miembros de órganos
y comisiones y auditores financieros; y tomar las decisiones fundamentales sobre la reestructuración o
disolución de la cooperativa, la modificación de sus estatutos, la participación en entidades jurídicas o
grupos, o el establecimiento de filiales.
La cooperativa debe celebrar anualmente asambleas generales; pero también podrá celebrar
asambleas extraordinarias, y deberá hacerlo cuando le sea solicitado por un cierto número o porcentaje
de miembros, por un órgano autorizado para ello conforme a la ley o los estatutos, o por la entidad
auditora.
La votación en una asamblea general se basa en principio en la regla de un miembro un voto con
independencia del capital aportado; pero cuando sea necesario para un mejor funcionamiento de la
cooperativa, los estatutos podrán atribuir votos plurales, no relacionados con la aportación de capital,
excepto en el caso de los miembros inversores.
Una adecuada convocatoria previa del orden del día indicando el día, la hora y el lugar de celebración
de la asamblea garantiza que los miembros tienen la oportunidad de asistir, mientras que la exigencia
de quórum garantiza que los acuerdos son representativos de la mayoría.
Las decisiones se deben tomar por mayoría simple de los votos emitidos, pero las decisiones
fundamentales, requerirán de mayorías cualificadas que se adoptarán siempre conforme a la regla de
un voto por miembro.
296
La ley o los estatutos establecerán el número máximo y mínimo de miembros por cada órgano; la
duración del mandato y número de mandatos que como máximo puede ejercerse; las condiciones en
cuanto a la paridad de género; el sistema de retribución si la tuvieran; el procedimiento para la designación
o elección de administradores, los requisitos para su elección y las causas para su destitución. Los
requisitos que se establezcan para ser miembro del órgano de administración, no podrán, separada o
conjuntamente, limitar el derecho democrático de los miembros a elegir y ser elegido administradores.
Las cooperativas disponen de una estructura financiera específica para la consecución de sus objetivos,
que respeta los valores y principios cooperativos universalmente reconocidos. Como organizaciones
empresariales, las cooperativas pueden utilizar cualquier tipo de instrumento financiero como fuente de
capital, siempre que sea compatible con su naturaleza cooperativa.
Las cooperativas no deben requerir de un capital social mínimo a menos que las leyes o estatutos
dispongan lo contrario, pero de existir capital, éste debe ser variable, favoreciendo con ello el ingreso y
baja de los socios.
Los estatutos de la cooperativa podrán fijar la cuantía mínima y la naturaleza de la aportación de cada
miembro al capital social, respetando el principio de adhesión abierta.
La ley puede permitir que los estatutos de la cooperativa requieran a los nuevos socios que aporten
más capital o una aportación superior al mínimo establecido con el fin de ajustarse de manera razonable
a las nuevas condiciones.
En todo caso, ningún socio podrá poseer un porcentaje de capital social superior al máximo establecido
por la ley o los estatutos de la cooperativa.
El capital desembolsado puede ser remunerado con intereses si los estatutos de la cooperativa lo
prevén y la asamblea así lo decide. El tipo de interés podrá variar según la naturaleza obligatoria o
voluntaria de la aportación y la categoría del miembro (cooperativista o no). En todo caso, el tipo de
interés no podrá ser superior al tipo razonable que sea necesario para obtener y retener el capital
suficiente para mantener el negocio.
297
La ausencia de fin de lucro en las cooperativas no les impide remunerar dentro de ciertos límites,
las aportaciones sociales suscritas por los cooperativistas y por los miembros inversores. En el caso
de los cooperativistas, la finalidad de esta remuneración será compensar el esfuerzo que, para los
mismos representan las aportaciones a capital, constituyendo simultáneamente, un incentivo para que
los cooperativistas hagan aportaciones a capital más significativas (Meira & Ramos, 2014).
Las aportaciones sociales pueden transmitirse pero sólo entre miembros o candidatos a serlo. La
transmisión estará sujeta siempre a su aprobación por el órgano designado. Las aportaciones suscritas
por los miembros inversores no son transmisibles sin permiso del órgano competente de la cooperativa.
En cualquier caso, las aportaciones a capital no pueden ser embargadas por acreedores personales de
los miembros.
Por último, los miembros que causan baja de la cooperativa podrán ser reembolsados del valor nominal
de sus aportaciones y de su parte en las reservas repartible, en los términos previstos en los estatutos,
los cuales pueden supeditar el reembolso a condiciones razonables. En la determinación del importe
a reembolsar podrá tenerse en cuenta los intereses y retornos pendientes de abono y las pérdidas
imputables al socio no satisfechas.
Este derecho al reembolso es posible gracias a la variabilidad del capital social y se fundamenta en el
principio cooperativo de adhesión voluntaria y abierta de los cooperativistas.
En las cooperativas existen reservas obligatorias y voluntarias. Las primeras incluyen las reservas
legales y otras reservas requeridas por la ley o los estatutos de la cooperativa, como la reserva de
educación, formación y promoción cooperativa.
La reserva legal y la reserva de educación, formación y promoción, son irrepartibles, incluso en caso
de disolución de la cooperativa. Esta irrepartibilidad y su destino a la promoción del cooperativismo tras
la liquidación de la cooperativa (el llamado principio de distribución desinteresada), favorece la libre
adhesión de los miembros de la cooperativa, evita decisiones especulativas y refleja la función social de
la cooperativa.
Teniendo en cuenta las finalidades de la reserva de educación, formación y promoción esta podrá ser
tratada como un patrimonio separado si así lo establece la Ley, como en España o Portugal.
La reserva legal se constituye con un porcentaje del excedente neto anual de la cooperativa sujeto en
principio, a un límite previsto en la ley o en los estatutos; y otro porcentaje de los beneficios netos anuales
establecido en los estatutos, entre otros recursos. La reserva de educación, formación y promoción por
su parte se constituye con un porcentaje del excedente neto anual y la parte de los beneficios netos
anuales no destinados a la reserva legal, junto con otros recursos previstos en los estatutos.
La reserva legal sólo puede destinarse a cubrir pérdidas que no puedan ser cubiertas con otras reservas.
Es decir, la imputación de pérdidas a la reserva legal tiene carácter subsidiario. La reserva legal funciona
como una primera línea de defensa del capital social, evitando que las pérdidas generadas en la actividad
empresarial de la cooperativa incidan directamente sobre el capital y determinen su reducción.
La reserva de educación, formación y promoción debe utilizarse para la educación y formación técnica
y en valores, de los cooperativistas, miembros de los órganos sociales, directivos y empleados de la
cooperativa; y para informar al público en general sobre el modelo cooperativo.
Las reservas voluntarias son acordadas por la asamblea general que deberá determinar su modo
298
de constitución, implementación y liquidación, y en particular su naturaleza irrepartible o repartible,
organizándose en este caso mediante cuentas individuales de los miembros.
Las cooperativas gozan de autonomía patrimonial con respecto al patrimonio de sus socios, por lo
que ninguno de estos responderá de las deudas de la cooperativa más allá del capital social suscrito, a
menos que los estatutos establezcan su responsabilidad por dichas deudas, en cuyo caso, deberán fijar
un límite máximo.
Los resultados económicos de la actividad cooperativizada con los miembros pueden ser excedentes o
pérdidas en la actividad cooperativizada. Los excedentes cooperativos son la diferencia entre los ingresos
y los gastos generados en la actividad cooperativizada con los socios, mientras que las pérdidas de la
actividad cooperativizada son el exceso de los gastos sobre los ingresos generados en dicha actividad.
Las cooperativas de interés general no podrán en cambio distribuir excedentes entre sus miembros.
Las cooperativas también pueden obtener otros resultados, incluyendo los procedentes de la actividad
cooperativizada con no miembros y resultados de la titularidad de acciones y otros activos; pero sea cual
sea su origen, estos resultados serán destinados a reservas irrepartibles. Las pérdidas procedentes de
estas actividades se cubrirán asimismo con las reservas, comenzando con las voluntarias.
En caso de liquidación de la cooperativa los miembros tendrán derecho a recuperar el valor nominal
de su aportaciones a capital social y en su caso la cuota parte que les corresponda de las reservas
repartibles, siendo el haber sobrante repartido de acuerdo con el principio de distribución desinteresada.
Este mismo destino tendrán las reservas irrepartibles cuando la cooperativa pierda su forma jurídica por
transformación, fusión, escisión, o cualquier otra modificación estructural, a menos que la nueva entidad
jurídica también esté sometida al principio de distribución desinteresada en caso de liquidación.
Las cooperativas tienen que realizar periódicamente una auditoría financiera, de conformidad con la
ley y teniendo en cuenta la naturaleza y volumen de sus actividades, y una auditoria cooperativa.
La auditoria cooperativa tiene por finalidad verificar si las cooperativas prosiguen los objetivos definidos
por la ley y por los estatutos, y si su estructura y actividad son coherentes con su identidad en cuanto
cooperativas. Son por tanto varios los objetivos perseguidos por la auditoría cooperativa: defender los
intereses de la cooperativa y de los cooperativistas, asegurar que el fin mutualista así como la constitución
financiera interna de la cooperativa son respetados; tutelar los intereses de las personas que contratan
con las cooperativas y en particular de los acreedores; proteger el interés general de la comunidad,
asegurando el buen funcionamiento de la cooperativa en cuanto que unidad económica con relevante
función social; asegurar la confianza general de los organismos públicos y de los agentes económicos
en la idoneidad de la cooperativa.
299
Por todo ello la auditoría cooperativa representa tanto un derecho como un deber para la cooperativa
(Munkner, 2015).
La auditoria cooperativa debe incluir principalmente, cual es el volumen de actividad cooperativizada
con miembros y con no miembros; la utilización y resultado procedente de las filiales; la participación
de los miembros en el gobernanza; el control democrático de la cooperativa por sus miembros; la
composición de los activos; el origen y distribución de los resultados económicos, la cuantía de las
reservas repartibles e irrepartibles; la sostenibilidad económica de la empresa; la existencia de prácticas
de cooperación entre cooperativas y de responsabilidad social cooperativa; el nivel de participación en
actividades de formación y educación cooperativa; el modo en que el interés general ha sido perseguido
y la participación de los interesados en las cooperativas de interés general.
Una vez realizada la auditoría de la cooperativa el auditor emite un informe que incluye entre otras las
conclusiones obtenidas así como consejos sobre cómo afrontar las deficiencias detectadas. El auditor
comunica este informe a los órganos de la cooperativa y un resumen del mismo a la autoridad pública
competente.
El informe debe ser debatido en la siguiente asamblea general y la cooperativa deberá adoptar las
medidas necesarias a tenor de los resultados de la auditoria. En el caso de que el informe ponga de
manifiesto irregularidades, la autoridad pública competente adoptará las medidas establecidas en la ley.
Las cooperativas deben cooperar entre sí para alcanzar sus objetivos y para apoyar, promover y
desarrollar otras cooperativas, la cooperación entre cooperativas y el modelo empresarial cooperativo.
Las cooperativas en cambio, no deben participar en estructuras de cooperación que pongan en cuestión
su autonomía o su control por parte de sus miembros.
Las actividades cooperativas entre una cooperativa de segundo grado y los miembros de sus
cooperativas asociadas, deben considerarse actividades cooperativizadas.
Dos o más cooperativas deben poder establecer un grupo cooperativo y delegar en alguna de ellas, en
otra de segundo grado, o en otra entidad que controlen, la facultad de coordinar o dirigir sus actividades
300
económicas, siempre que en todo caso, las asambleas generales de las cooperativas asociadas
retengan la capacidad de tomar las decisiones fundamentales. Así mismo, cualquier miembro debe tener
el derecho de separarse de un grupo en el caso de que su permanencia pueda perjudicar sus objetivos
o los intereses de sus miembros.
Dos o más cooperativas también deben poder establecer una asociación o cualquier otro forma de
entidad jurídica para promover sus intereses político-sociales como cooperativas. Estas entidades
pueden perseguir sus objetivos a través de actividades tales como: representación; asistencia y
protección; educación y formación; servicios de consultoría; asistencia financiera, jurídica y técnica;
auditorias; resolución de conflictos; apoyo a la creación de nuevas cooperativas o al desarrollo de las ya
existentes; y la promoción del modelo de empresa cooperativa.
CONCLUSIONES
A partir de ahí el objetivo del proyecto PECOL es por una parte, contribuir a una mejor comprensión de
las cooperativas y de los principios jurídicos en que estas entidades se basan, con el fin de maximizar
su potencial desarrollo. En este sentido esperamos que PECOL sea una obra de referencia científica
y académica que haga avanzar los conocimientos y la comprensión de la materia. Pero por otra parte,
PECOL también aspira a servir como guía a la hora de la elaboración y reforma de la legislación
cooperativa nacional o europea.
301
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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en derecho cooperativo europeo y el Proyecto Los principios del derecho cooperativo europeo. CIRIEC-
España, Revista Jurídica de Economía Social y Cooperativa, n.º 24 (2013): 331-350.
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España, Revista Jurídica de Economía Social y Cooperativa, Monográfico, n.º 27 (2015): 205-241.
FICI, A. The essential role of cooperative law. The Dovenschmidt Quartely, International Review on
Transitions in Corporate Life, Law and Governance, n.º 4, (2014): 147-158.
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HENRŸ, H. Guidelines for Cooperative Legislation, (2012), Geneva: International Labour Office.
MEIRA, D. A. & RAMOS, M. E. Governação e regime económico das cooperativas. Estado da arte e
linhas de reforma, (2014), Porto: Vida Económica.
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technological change”.Ciriec. Revista Jurídica n.º 26, (2015a): 11-25.
MÜNKNER, H. Co-operative Principles and Co-operative Law (2015b). Zurich: Lit Verlag GmbH & Co.
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Study Group on European Cooperative Law (SGECOL): Draft Principles of European Cooperative Law
(draft PECOL), May 2015, http://www.euricse.eu/wp-content/uploads/2015/04/PECOL-May-2015.pdf
(última consulta el 12 de marzo de 2017).
302
Especialidades de la fiscalidad de las cooperativas de
segundo como fórmula de integración de cooperativas
Marina Aguilar Rubio (magui@ual.es)
Profesora Doctora de Derecho Financiero y Tributario
Universidad de Almería (España)
Las cooperativas de segundo grado (CSG) constituyen el mecanismo por excelencia de integración
cooperativa, con una individualidad propia, regulación peculiar en las leyes cooperativas y con una larga
tradición en determinados sectores del cooperativismo. Éstas son sociedades cooperativas compuestas
por dos o más cooperativas (aunque se admite, por lo general, la participación como socios de otro tipo de
entidades) que se unen con objeto de promover, coordinar y desarrollar fines económicos comunes de las
entidades socias e integrar la actividad económica de las mismas. La flexibilidad que ofrece este peculiar
subtipo social cooperativo permite alcanzar mayores o menores cuotas de integración dependiendo de
la voluntad de sus miembros, que van desde facilitar meras colaboraciones empresariales hasta servir
de marco organizativo a verdaderos fenómenos grupales a los que el legislador le da una específica
vestidura jurídica (EMBID, 1998:167).
En el art. 77.1 de la Ley 27/1999, de 16 de julio, de Cooperativas (en adelante LCOOP), se definen
como cooperativas que se constituyen por, al menos, dos cooperativas y aunque pueden integrarse en
calidad de socios otras personas jurídicas y empresarios individuales el conjunto de estos sólo puede
303
llegar hasta un máximo del cuarenta y cinco por ciento del total de los socios.
Aunque tienen por objeto promover, coordinar y desarrollar fines económicos comunes de sus socios,
y reforzar e integrar la actividad económica de los mismo, la regulación actual de las CSG en las leyes
cooperativas se caracteriza por la amplitud funcional, por lo que la colaboración empresarial podrá
ser tan intensa como admitan las entidades que las integran, aunque sin llegar a anular o prescindir
de la fisonomía de cada miembro agrupado. En cada caso, serán los estatutos los que establezcan el
grado de vinculación entre las entidades participantes, pudiendo ésta limitarse a una mera colaboración
o a alcanzar una concentración empresarial en sentido propio. Como ha señalado, queda reservada
a la autonomía de la voluntad, consignada en los estatutos, la determinación concreta del modo de
vinculación querida, así como su grado de intensidad (VARGAS et al, 2017:229).
La creación de cooperativas de segundo o ulterior grado ha sido la fórmula de cooperación más utilizada
por las cooperativas, en especial en el ámbito agrario: en primer término, por la tradición normativa y
doctrinal (todas las legislaciones que inciden en la materia cooperativa regula esta fórmula como un
modelo propio de organización empresarial cooperativa); y, en segundo término, por una denominada
interpretación “purista” de algunos principios cooperativos, como Segundo, de control democrático,
que no parecía casar con otras fórmulas de integración cooperativa más profundas como las fusiones
(PERIS, 2002:71).
Esta visión ha sido ampliamente superada y no podemos desconocer que el Sexto principio cooperativo
viene a establecer que estas sociedades sirven mejor a sus socios y al propio movimiento cooperativo
trabajando conjuntamente mediante estructuras locales, regionales, nacionales e internacionales. Este
principio de cooperación entre cooperativas ha sido recogido de manera implícita o explícita en todas las
leyes sustantivas que regulan las sociedades cooperativas en España.
La realidad de las CSG y de los grupos cooperativos se ve afectada, como no, por el panorama
legislativo español en materia de cooperativas, donde coexisten dieciséis leyes autonómicas aplicables
exclusivamente en su territorio, la ley de sociedades cooperativas estatal, de carácter supletorio, además
de algunas leyes consideradas sectoriales. En la medida en que no es posible un análisis pormenorizado
de cada una de las normas que inciden en la cuestión, respecto de los aspectos sustantivos, hemos
optado por centrar el análisis en la citada LCOOP.
La regulación actual de las CSG en nuestras Leyes más modernas se caracteriza por la amplitud
funcional, por lo que la colaboración empresarial podrá ser tan intensa como admitan las entidades que
las integran, aunque sin llegar a anular o prescindir de la fisonomía de cada miembro agrupado (GADEA,
2010:252). En cada caso, la determinación concreta del modo de vinculación querida, así como su grado
de intensidad, queda reservada a la autonomía de la voluntad en el marco de la amplia configuración
del fin social establecido por el legislador (EMBID IRUJO 1998:227), por lo que serán los estatutos los
que establezcan el grado de vinculación entre las entidades participantes, pudiendo ésta limitarse a una
mera colaboración o a alcanzar una concentración empresarial en sentido propio (ALFONSO 2000:269,
GADEA, 2010:252).
Este trabajo tiene como objeto analizar la fiscalidad de las CSG, centrándonos en el Impuesto sobre
Sociedades (en lo sucesivo IS). Ello exige estudiar el supuesto de que actúe como CSG propiamente
dicha y también el supuesto de que desarrolle su actividad como cabeza de un grupo cooperativo. En
cualquier caso, esto supone acercarnos a dos realidades diferentes:
Por una parte, analizaremos las CSG como fórmula de cooperación, entendiendo por tal toda actuación
tendente a la colaboración entre empresas pero salvaguardando la independencia de las mismas. Ello
304
sin olvidar que, como ya hemos adelantado, se podría por esta vía alcanzar una auténtica concentración
empresarial.
Por otra parte, nos vamos a centrar en los grupos de sociedades, en este caso cooperativas, como uno
de los exponentes de la concentración empresarial, aunque no suponen la desaparición de la personalidad
jurídica de las sociedades agrupadas -como sí sucede en los procesos de fusión, absorción o escisión-,
pero sí una unidad de decisión, que puede ser más o menos centralizada por la entidad dominante.
El régimen fiscal aplicable a las cooperativas se recoge en la Ley 20/1990, de 19 de diciembre, sobre
Régimen Fiscal de Cooperativas (en adelante LRFC). En lo no previsto en la misma, les resulta de
aplicación la Ley 27/2014, de 27 de noviembre, del Impuesto sobre Sociedades (en lo sucesivo LIS).
La LRFC confiere a las cooperativas un tratamiento fiscal diferenciado en la medida que establece una
forma de tributación que regula:
por una parte, medidas de ajuste técnico que adaptan los preceptos tributarios a las especiales
características de las cooperativas (aportaciones de los cooperativistas, rendimientos de los
cooperativistas, extornos, etc.) y
por otra parte, determinados beneficios fiscales, tanto en la imposición directa como en la indirecta.
Las primeras en modo alguno pueden ser consideradas beneficios, ya que, si bien pueden suponer una
ventaja en relación con las que integran el régimen general, no tienen una finalidad incentivadora, sino
una necesidad técnica aplicativa del tributo. Por ello resultan de aplicación incluso a las cooperativas
que no gozan de protección fiscal a los efectos de la LRFC, esto es, aquéllas que no se constituyan con
arreglo a los principios y disposiciones de la Ley sustantiva que les sea de aplicación o que incurran en
alguna de las causas de pérdida de la condición de cooperativa fiscalmente protegida reguladas en el
art. 13 de la citada norma.
Según el art. 6 de la LRFC, serán consideradas como cooperativas protegidas «aquellas entidades
que se ajusten a los principios y disposiciones de la LCOOP o de las leyes de cooperativas de las
Comunidades Autónomas que tengan competencia en esta materia y no incurran en ninguna de las
causas previstas en el artículo 13». Este precepto será objeto de análisis en sede del dedicado al estudio
del régimen fiscal de las CSG.
Por su parte, se incluyen en el grupo de las especialmente protegidas las cooperativas de primer grado
que, con ciertas condiciones y requisitos, pertenezcan a alguna de las siguientes categorías: de trabajo
asociado; agrarias, de explotación comunitaria de la tierra; del mar; o de consumidores y usuarios.
A continuación, vamos a recoger los beneficios fiscales establecidos en la LRFC para el Impuesto
sobre Sociedades en las cooperativas protegidas.
Tipo de gravamen:
a. Para los resultados cooperativos, el tipo aplicable es del 20%.
b. Para los resultados cooperativos de las cooperativas de crédito, el tipo es del 25%.
c. Los resultados extracooperativos se gravan al tipo general del Impuesto, que actualmente es el 25%.
305
Libertad de amortización: Gozarán de libertad de amortización de los elementos de activo fijo nuevo amortizable,
adquiridos en el plazo de tres años a partir de la fecha de su inscripción en el Registro correspondiente.
Compensación de pérdidas: Establece art. 23 LRFC que la suma algebraica de las cantidades
resultantes de aplicar a las bases imponibles los tipos de gravamen constituye la cuota íntegra, siempre
que sea positiva. Esta última precisión resulta necesaria porque la compensación de pérdidas se realiza
para las cooperativas en la cuota y no en la base imponible como sucede con carácter general en el
Impuesto sobre Sociedades. Así, si la suma algebraica de las cuotas resultase negativa, su importe
podrá compensarse por las cooperativas con las cuotas íntegras positivas con el límite del 70% de la
cuota íntegra previa a su compensación. En todo caso, serán compensables en el período impositivo
cuotas íntegras por el importe que resulte de multiplicar un millón de euros al tipo medio de gravamen
de la entidad.
Cuota tributaria: En general, hay que entender que resultan aplicables a las cooperativas las deducciones
de la cuota establecidas con carácter general en la LIS. Ahora bien, existen ciertas especialidades:
por ejemplo, la cuantía de la deducción para evitar la doble imposición de dividendos e internacional
se obtendrá aplicando el tipo de gravamen que corresponda en función del carácter cooperativo o
extracooperativo de los rendimientos que originan dicha deducción.
A las sociedades cooperativas calificadas como especialmente protegidas, además, de los beneficios
fiscales anteriormente enumerados, se les aplica una bonificación 50% de la cuota íntegra del impuesto
(art. 34.2 LRFC).
Protegidas Especialmente
protegidas
IMPUESTOS DIRECTOS (locales):
Impuesto sobre Bonificación del 95% sobre cuota y recargos
Actividades Económicas
Impuesto sobre Bienes Bonificación del 95% sobre cuota y recargos, para
Inmuebles sociedades cooperativas agrarias y de explotación comunitaria
IMPUESTOS INDIRECTOS:
Impuesto sobre Exenciones:
Transmisiones Transmisiones Patrimoniales Onerosas: Adquisiciones de
Patrimoniales y Actos Adquisiciones de bienes y derechos que se integran el Fondo bienes y derechos
Jurídicos Documentados de educación y promoción destinados directamente
(estatal cedido a las Operaciones Societarias: a cumplir sus fines
Comunidades Autónomas Actos de constitución, ampliación de capital fusión y escisión sociales y estatutarios
306
Las incesantes reformas llevadas a cabo en las leyes españolas de cooperativas no se han visto
acompañadas por una reforma en el régimen fiscal en el mismo sentido. A título de ejemplo, la LCOOP
se aprobó nueve años después de la LRFC, pero es que la tercera generación de leyes autonómicas
pertenece a la década actual. Las consecuencias de este «divorcio» se resumen en que, por un lado, las
cooperativas que cumplen los requisitos para ser fiscalmente protegidas se encuentran en peor situación
en términos de mercado; y por otro, las cooperativas que intentan aprovechar las mejoras de su régimen
sustantivo que les ofrecen sus legislaciones autonómicas corren el riesgo de perder los beneficios
fiscales previstos en la LRFC (RODRIGO, 2010:9-25). Ello unido a la atenuación de la tributación de
las sociedades de capital en España da como resultado que pueda resultar más beneficioso para ellas
aplicar el régimen general (TEJERIZO, 2010:75).
Todo el régimen fiscal de las CSG se regula en un solo artículo de la LRFC: el art. 35. Este artículo
distingue los diferentes niveles de tratamiento fiscal que pueden tener las CSG y que reproducen el
esquema de las de primer grado. Veámoslo:
Las cooperativas de segundo y ulterior grado que no incurran en ninguna de las circunstancias
señaladas en el art. 13 de esta Ley disfrutarán de los beneficios fiscales previstos en el art. 33.
Las causas de pérdida de protección fiscal se pueden sintetizar así:
Causas relativas a los fondos cooperativos: no hacer las dotaciones al FRO y al FEP en los supuestos,
condiciones y cuantías previstas en las disposiciones cooperativas; repartir tanto el activo sobrante en el
momento de la liquidación de la Cooperativa como los fondos que tengan carácter de irrepetibles entre
los socios durante la vida de la sociedad; y aplicar a finalidades distintas de las previstas por la Ley,
cantidades del FEP.
Causas relativas a los socios: acreditar a los socios en proporción distinta a las entregas, actividades
o servicios realizados con la cooperativa o distribuirlos a terceros no socios; exceder de los límites
legales autorizados las aportaciones al capital social de los socios; o tener un número de socios inferior
al previsto en las normas legales, sin que se restablezca en un plazo de seis meses.
Causas producidas por incumplimiento de normas substantivas: incumplir la normativa reguladora del
destino del resultado de la regularización del balance de la cooperativa y del resultado de la actualización
de las aportaciones de los socios al capital social; retribuir las aportaciones de los socios o asociados
al capital social con intereses superiores a los máximos autorizados o superar tales límites en el abono
de intereses por demora en el supuesto de reembolso de dichas aportaciones o por los retornos
cooperativos devengados y no repartidos, por incorporarse a un Fondo Especial constituido por acuerdo
de la Asamblea General; no imputar las pérdidas del ejercicio económico o imputarlas vulnerando las
normas establecidas en la Ley, los Estatutos o los acuerdos de la Asamblea General; realizar más del
50% de las operaciones cooperativizadas de la cooperativa con terceros no socios, fuera de los casos
establecidos en la Ley; contratar trabajadores asalariados en número superior al que autoriza la ley; y la
falta de auditoría externa en los casos señalados en las normas legales.
Otras causas: participar en el capital social de entidades no cooperativas en cuantía superior al 10%
(y más del 50% de los recursos propios de la cooperativa). La cuantía podrá ascender al 40 % si la
307
participación se produce respecto de entidades que realicen actividades preparatorias, complementarias
o subordinadas a las de la propia cooperativa. Además, la participación podrá ser superior si el Ministerio
de Economía y Hacienda lo autoriza; incumplir las normas sobre contabilización separada de operaciones
con terceros no socios: reducir el capital social a una cantidad inferior a la cifra mínima establecida
estatutariamente, sin que se restablezca en un plazo de seis meses; paralizar la actividad cooperativizada
la actividad los órganos sociales durante dos años, sin causa que lo justifique; y concluir la empresa que
constituye su objeto o la imposibilidad manifiesta de desarrollar la actividad cooperativizada.
Las cooperativas de segundo y ulterior grado que asocien, exclusivamente, a cooperativas especialmente
protegidas disfrutarán de los beneficios fiscales previstos para éstas.
La LRFC establece con minuciosidad cuáles son los requisitos y características que deben reunir
las cooperativas que, dentro de las categorías indicadas anteriormente, son merecedoras de un trato
especial. El denominador común de las cooperativas de esta categoría parece ser que respetan los
principios cooperativos de un modo más perfecto, bien atendiendo a sectores primarios de la actividad
económica o cubriendo necesidades básicas de los ciudadanos.
1. «Que asocien a titulares de explotaciones agrícolas, forestales, ganaderas o mixtas, situadas dentro
del ámbito geográfico al que se extienda estatutariamente la actividad de la cooperativa». Para las CSG
significa que tiene que estar conformada por cooperativas especialmente protegidas que sean titulares
de explotaciones agroalimentarias. No cabe aquí que asocien a otro tipo cooperativas ni a otra clase de
entidades como pueden ser las sociedades agrarias de transformación.
«a) Que las materias, productos o servicios adquiridos, arrendados, elaborados, producidos,
realizados o fabricados por cualquier procedimiento por la cooperativa, sean destinados exclusivamente
a sus propias instalaciones o a las explotaciones de sus socios». Sus socios, en este caso, serán las
cooperativas agrupadas. Sin embargo, se permite ceder a terceros no socios siempre que su cuantía,
durante cada ejercicio económico, no supere el 50% del total de las operaciones de venta realizadas por
la CSG.
308
«3. […]Las cooperativas dedicadas a la comercialización y transformación de productos ganaderos,
en las que se integren socios titulares de explotaciones de ganadería independiente, que el volumen de
las ventas o entregas realizadas en cada ejercicio económico, dentro o fuera de la cooperativa, por cada
uno de estos socios, exceptuados los Entes públicos y las sociedades en cuyo capital social participen
éstos mayoritariamente, no supere el límite cuantitativo establecido en el Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas para la aplicación del régimen de estimación objetiva singular». Aunque se admitirá
que haya socios cuyas bases imponibles o volumen de ventas superen los indicados, siempre que no
excedan en su conjunto del 30% de las que correspondan al resto de los socios.
Este apartado tercero, introducido por la Ley 13/2013, de 2 de agosto, de fomento de la integración de
cooperativas y de otras entidades de carácter agroalimentario (en adelante, LFIC), está pensando en
la posibilidad de integración de las cooperativas a fin de ganar dimensión, como demuestra el siguiente
párrafo del mismo: «A efectos de la aplicación de estos límites, cuando figuren como socios otras
cooperativas o sociedades o comunidades de bienes, las bases imponibles o el volumen de ventas de
éstas se imputarán a cada uno de sus socios en la proporción que estatutariamente les corresponda».
La LFIC, como su nombre indica, tiene como objetivo fomentar los procesos de fusión e integración de
cooperativas agrarias y de otras entidades asociativas, para favorecer, a través de la concentración de
la oferta, el redimensionamiento de dichas entidades, el incremento de la competitividad internacional
de las empresas agroalimentarias españolas y el necesario reequilibrio de la cadena alimentaria (CANO,
2015:60-85). El vehículo diseñado para lograr estos ambiciosos objetivos es el reconocimiento a ciertas
entidades asociativas agroalimentarias como Entidades Asociativas Prioritarias (EAP), a las que se les
dispensa de un trato preferencial para la obtención de subvenciones y ayudas públicas. La entidad ha de
tener la forma jurídica de sociedad cooperativa, cooperativa de segundo grado, grupo cooperativo, SAT,
Organización de Productores reconocida o ser una entidad civil o mercantil cuando más del 50% del
capital social de la misma pertenezca a alguna de las entidades antes citadas [art. 1.3 y art. 3.1, letra a)].
Ahora bien, hay que tener en cuenta que, para aplicar el tratamiento del art. 9.3 a CSG, los socios
no pueden ser distintos a cooperativas de primer grado especialmente protegidas. Debería haberse
flexibilizado el régimen del art. 35 para las CSG en el sentido de permitir otro tipo de socios como, por
otra parte, también hacen las leyes sustantivas de cooperativas españolas.
Cooperativas de segundo grado que integren a cooperativas con distinto grado de protección
Las CSG que asocien a cooperativas que sean protegidas y especialmente protegidas, además de
los beneficios fiscales previstos en el art. 33 LRFC, ya enumerados, disfrutarán de la bonificación
contemplada en el art. 34.2, «que se aplicará, exclusivamente, sobre la cuota íntegra correspondiente a los
resultados procedentes de las operaciones realizadas con las cooperativas especialmente protegidas».
Este precepto establece que, en el Impuesto sobre Sociedades, disfrutarán de una bonificación del 50%
de la cuota íntegra.
Esto significa que las CSG serán tratadas, en términos generales, como cooperativas protegidas,
aunque podrán aplicar la bonificación prevista para las especialmente protegidas a la parte proporcional
de los resultados que provengan de sus operaciones con sus cooperativas socias que tengan este
carácter.
Junto a las ventajas fiscales específicas recogidas en la LRFC, en la medida en que la LIS les resulta
309
aplicable como ya hemos comentado, pueden disfrutar también de los beneficios en ella regulados
dentro del régimen general, así como de los contemplados dentro del régimen fiscal especial para las
empresas de reducida dimensión. Esto parece entrar en contradicción con la finalidad para la que se
crea una CSG, que lo que pretende es, fundamentalmente, ganar dimensión para ser más competitiva.
En cualquier caso, la aplicación de las bonificaciones previstas en la LIS se podrá llevar a cabo siempre
y cuando dichos beneficios no sean incompatibles con los establecidos en la LRFC.
Las CSG pueden actuar como sociedades cooperativas individuales o como grupo cooperativo.
Actuarán como grupo en la medida que estén constituidas exclusivamente por sociedades cooperativas
y las relaciones entre ellas se realicen por acuerdo paritario y libre.
La relación de dominio en un grupo de sociedades cooperativas tiene una dirección inversa respecto
de los grupos consolidados de sociedades anónimas. Así, en estos últimos, el poder de decisión de
la sociedad dominante cabecera del grupo sobre el resto de entidades se consigue en virtud de la
participación que aquella sociedad tiene en el capital social de las dependientes, lo que permite su
control y, por tanto, su poder de decisión sobre tales entidades dependientes. Por el contrario, en un
grupo cooperativo es la cabecera del grupo quien está participada por el resto de entidades cooperativas
del mismo, por lo que el control sobre éstas no se tiene en virtud de ninguna participación en el capital,
sino por medio de disposiciones estatutarias que así lo prevean (GARRIDO et al, 2000:77-78).
La propia LCOOP establece que «las especiales características de las sociedades cooperativas
han hecho necesaria la regulación del grupo cooperativo, con la finalidad de impulsar la integración
empresarial de este tipo de sociedades, ante el reto de tener que operar en mercados cada vez más
globalizados» (Exposición de Motivos).
Los grupos cooperativos al igual que los grupos de sociedades, pueden aplicar dos regímenes de
tributación:
- El régimen de declaración individual, en el que cada sociedad del grupo registra en su contabilidad el
gasto por IS que deberá calcularse en función de su excedente cooperativo y de las posibles diferencias
permanentes que puedan presentar sus operaciones, reconociendo, en su caso, los impuestos
anticipados o diferidos que puedan existir; y
- El régimen de declaración consolidada, según el cual el sujeto pasivo del impuesto es el propio grupo,
ostentando la sociedad dominante, a efectos de gestión, liquidación y recaudación del impuesto su
representación ante la Administración. No obstante, todas las sociedades que la integran:
Están igualmente sujetas a las obligaciones tributarias que se derivan del régimen de tributación
individual, excepción hecha del pago de la deuda tributaria.
Responden solidariamente del pago de la deuda tributaria consolidada, excluidas las sanciones.
Este procedimiento de tributación fiscal consolidada regulada en los arts. 55 a 75 LIS, es de difícil
aplicación al grupo cooperativo, pues las peculiares reglas de funcionamiento de las cooperativas
impiden que los grupos cooperativos se puedan encuadrar perfectamente en este régimen de tributación
(PERIS, 2002:95).
En previsión de estas dificultades, la LRFC en su disposición final segunda, apartado tercero, facultó
310
al Gobierno para dictar las normas necesarias para adaptar el régimen de tributación del beneficio
consolidado de los grupos de sociedades a las cooperativas que, en virtud de sus reglas estatutarias,
mantuvieran relaciones de vinculación en el ejercicio de sus actividades económicas. El mandato se
concretó en el Real Decreto 1345/1992, de 6 de noviembre, por el que se dictan las normas aplicables
a los grupos cooperativos que opten por la tributación consolidada, que sigue en vigor en virtud de la
disposición final primera de la actual LIS.
Esta norma define a efectos fiscales el grupo consolidado como el conjunto formado por una entidad
cabeza de grupo, que puede no ser cooperativa, y las cooperativas que tengan consideración de socias
del mismo. Por tanto, se centra en las relaciones de vinculación en sus actividades empresariales y
se aleja del criterio de participación en el capital, que resulta determinante respecto de otros grupos
societarios.
No obstante, a efectos de nuestro estudio, nos interesa el caso de que la cabeza del grupo cooperativo
sea una CSG. Los requisitos para que así sea son: uno, que en virtud de sus reglas estatutarias se le
conceda el poder de decisión (art. 1.2 RD); y dos, que haya un compromiso de redistribuir solidariamente
el excedente neto obtenido por cada una de las cooperativas integrantes (art. 1.3 y 4 RD). Estos
requisitos pueden ser cumplidos por las CSG en virtud del contenido de los estatutos de la misma y de
acuerdos parasociales, aunque lo normal en la constitución de CSG sea ceder menos poder a la entidad
cabeza de grupo que se utilizará básicamente para la comercialización conjunta de los productos de las
cooperativas socias.
La especialidad más sustancial del régimen de tributación consolidada de los grupos cooperativos
se centra en el sistema de integración de cuotas íntegras, que sustituye al de integración de bases
imponibles. Los grupos cooperativos no precisan determinar una base imponible consolidada de
grupo, sino que cada una de las sociedades integrantes han de calcular la suya propia, centrándose
la liquidación del impuesto en la fijación de la cuota íntegra consolidada positiva o, en su caso, del
importe negativo. La razón de este tratamiento radica en la existencia de dos bases imponibles, una
cooperativa y otra extracooperativa, y las diferencias del tipo tributario a aplicar, de ahí que la aplicación
del sistema de consolidación de bases imponibles obligaría, con posterioridad, a optar por un tipo
tributario concreto a aplicar a la base consolidada y, creemos que con acierto, se ha entendido preferible
consolidar las respectivas cuotas tributarias, una vez aplicado por cada cooperativa el tipo tributario que
respectivamente le corresponde (ORMAECHEA, 1993:11).
1.º Que cada cooperativa integrante del grupo determina su base imponible de acuerdo con lo estipulado
en la LRFC y la LIS (en lo no previsto por aquélla) realizando exclusivamente las eliminaciones por:
operaciones de traspaso de excedentes o beneficios entre las entidades del grupo que corresponden
a retornos entre cooperativas,
ayudas económicas obligatorias asumidas y que deban prestarse entre sí que no se consideran ni
partida deducible ni ingreso computable
resultados distribuidos por la entidad cabeza de grupo.
2.º Que se determinen las cuotas, positivas o negativas, de cada una de las entidades aplicando a las
bases imponibles positivas o negativas, los tipos de gravamen que correspondan así como, en su caso,
las correspondientes bonificaciones previstas en la LRFC.
3.º Que se obtenga la cuota íntegra consolidada mediante la suma algebraica de los importes resultantes
de las cuotas tributarias de cada una de las entidades del grupo. En el caso de que la suma anterior
fuese negativa, podrá compensarse con las cuotas consolidadas de los de los períodos impositivos
311
siguientes, con el límite del 70% de la cuota íntegra previa a su compensación. En todo caso, serán
compensables en el período impositivo cuotas íntegras por el importe que resulte de multiplicar un millón
de euros al tipo medio de gravamen de la entidad (en aplicación de lo previsto en el art. 24 LRFC con
efectos para los períodos impositivos iniciados a partir de 1 de enero de 2015, en su redacción dada por
la por la disposición final cuarta 3.1 de la Ley 27/2014, de 27 de noviembre, modificada posteriormente
por la disposición final sexta 7 de la Ley 34/2015, de 21 de septiembre).
Las cuotas tributarias negativas de cualquier sociedad cooperativa que se hubieran producido en
períodos impositivos anteriores a aquél en que dicha cooperativa tribute en régimen de declaración
consolidada, serán compensables sólo con cuotas tributarias positivas de la propia sociedad cooperativa
y hasta el límite de éstas.
El régimen es opcional y, como tal, implica el acuerdo de las Asambleas generales de las sociedades
cooperativas de base para su aplicación. Será la CSG la encargada de solicitar al Ministerio de Economía
y Hacienda la aplicación de dicho Régimen, ostentado así la representación a efectos de gestión,
liquidación y recaudación del impuesto ante la Administración Tributaria (art. 61.1.y 2 LIS).
La duración de aplicación de este régimen especial, será indefinida, en tanto se mantengan los
requisitos (por aplicación del art. 61.5 LIS en ausencia de regulación específica). De acuerdo con el RD
1345/1992, son causas de pérdida del derecho de aplicación de este régimen fiscal:
La realización por parte de la entidad cabeza de grupo, cuando no sea cooperativa, de actividades no
comprendidas dentro de su objeto exclusivo.
Junto a estas causas expresamente recogidas en el reglamento, también resultan de aplicación las
contenidas en el art. 73 LIS para el régimen general de consolidación fiscal (PERIS, 2002: 101).
Se hace preciso decir que el RD 1345/1992, que se aprobó en cumplimiento del mandato del legislador
contenido en la LRFC, se ha quedado más que obsoleto. En efecto, entró en vigor cuando en Impuesto
sobre Sociedades se regía por la Ley 61/1978, de 27 de diciembre, y ha sobrevivido a tres leyes
posteriores: la Ley 43/1995, de 27 de diciembre, el Real Decreto Legislativo 4/2004, de 5 de marzo, por
el que se aprobó el texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades y la vigente Ley 27/2014,
de 27 de noviembre y también a las modificaciones que ha sufrido la propia LRFC. Se hace necesario,
pues, un nuevo texto que se adapte a la regulación actual del impuesto para las cooperativas.
312
CONCLUSIONES
En cuanto al régimen fiscal especial aplicable a las cooperativas:
Las cooperativas persiguen unos objetivos de política económica y social, fomento del empleo, desarrollo
sostenible, apoyo a las actividades agrarias, acceso a los bienes de consumo necesario, búsqueda de
igualdad de las mujeres, etc., que justifican sobradamente la adopción de medidas fiscales específicas. A
ello hay que unir los límites en su actuación, sobre todo a la hora de decidir el destino de sus beneficios.
No obstante, el régimen fiscal especial ya no es tan favorable, sobre todo porque la tributación de las
sociedades de capital en España se ha aligerado hasta equipararse al de las cooperativas. En algunos
casos, incluso, será más beneficioso para ellas aplicar el régimen general.
En términos generales, estas cooperativas reproducen el esquema de las de primer grado. Así, si
incurren en alguna causa de las previstas en el art. 13 LRFC, pierden el derecho a la aplicación del
régimen especial, pasando a tributar según el régimen general del Impuesto; si estuvieran constituidas
por cooperativas protegidas o especialmente protegidas participan de los beneficios correspondientes
a estas categorías; y si estuvieran asociadas simultáneamente cooperativas con distinto grado de
protección, gozarán de los beneficios de cada tipo en proporción a las operaciones realizadas con cada
una de las cooperativas asociadas.
A efectos fiscales, el grupo consolidado será el conjunto formado por una CSG cabeza de grupo y las
cooperativas que tengan consideración de socias del mismo. El nivel de cesión de poder a la CSG que se
requiere hace que esta opción sea poco frecuente, aunque posible. Determinada la existencia del grupo
cooperativo a efectos fiscales, a la cabeza de grupo le corresponderá cumplir las obligaciones tributarias
derivadas del régimen fiscal especial de declaración consolidada, sin perjuicio de que las cooperativas
integrantes del grupo deban cumplir también con las obligaciones que les son propias. El régimen de
tributación consolidada de los grupos cooperativos se caracteriza por el sistema de integración de cuotas
íntegras, que sustituye al de integración de bases imponibles.
No podemos obviar que la posible existencia de ventajas fiscales puede motivar la cooperación y
la concentración empresariales. Las empresas, a la hora de tomar decisiones en cuanto a su forma
jurídica, tienen en cuenta la legislación tributaria junto a factores relativos al mercado (la globalización
y sus retos) o a las dificultades propias de su estructura (debilidad financiera, problemas de dimensión,
etc.).
Es por ello por lo que, si se apuesta por poner en marcha medidas que fomenten la integración y la
potenciación de las cooperativas y de los grupos de base cooperativa y asociativa, como hace, por
ejemplo, la LFIC, tales medidas deberían ir acompañadas por los incentivos fiscales que se requieran
para hacer atractiva la intercooperación o, en su caso, la concentración de cooperativas. En este sentido,
se ha previsto para las explotaciones agrarias asociativas prioritarias una bonificación del 80% de la
cuota íntegra en el Impuesto sobre Sociedades, pero harían falta medidas con un mayor alcance.
313
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
314
Los informes de impacto por razón de género como
herramientas para la mejora de la legislación de la
economía social
María José Senent Vidal
Universitat Jaume I
Castellón de la Plana (España)
senent@uji.es
Introducción.
El primer párrafo de la Guía para la evaluación del impacto en función del género de la Comisión
Europea dice que «Decisiones políticas que parecen no sexistas pueden tener un diferente impacto
en las mujeres y en los hombres, aun cuando esta consecuencia ni estuviera prevista ni se deseara.
Se procede a una evaluación del impacto en función del género para evitar consecuencias negativas
no intencionales y para mejorar la calidad y la eficacia de las políticas» (1999:5). Como también se
ha indicado, «cuando desarrollamos políticas con el objetivo de conseguir la igualdad de mujeres y
hombres tenemos que tratar de identificar esas diferencias en las condiciones y en la posición, dónde se
producen las asimetrías en las relaciones de poder e intervenir para modificar el sistema, no sólo en las
mujeres (aunque haya que desarrollar políticas específicas para ellas cuando sea necesario), sino en las
relaciones de poder/subordinación de mujeres y hombres» (Emakunde y Ortiz, 2013:21).
En las páginas que siguen intentaremos dar respuesta a tres interrogantes básicos: 1. ¿Qué son los
informes por razón de impacto de género?; 2. ¿Cuál ha sido su aplicación hasta ahora en el Estado
Español?; 3. ¿Qué utilidad pueden tener para la Economía social?.
Los informes por razón de impacto de género han sido identificados como «herramientas» para la
aplicación de la denominada «transversalidad» de género, entendida ésta como la integración de la
perspectiva de género en todas las políticas y los programas de Gobiernos y otros agentes internacionales
315
(Comisión Europea, 1999:5). Se considera que «no basta con aplicar medidas positivas centradas en
las mujeres, sino más bien [...] recurrir a todas las políticas y medidas generales con el fin específico
de lograr la igualdad» (Comisión Europea, 1996:3); que «la dimensión de la igualdad y la dimensión del
género deben tenerse en cuenta en todas las acciones y actividades, desde la fase de planificación,
estudiando sus efectos en las situaciones respectivas de unas y otros cuando se apliquen, supervisen y
evalúen» (Comisión Europea, 1999:8).
La transversalidad (mainstreaming) trata de superar, por una parte, las insuficiencias tanto del principio
de igualdad formal (que no atajaba las desigualdades sociales de partida) como de las acciones positivas
(que dependen «de la voluntad política del legislador y, en sus formas más incisivas ―régimen de
cuotas―, está sometida a un continuo debate doctrinal»); y, por otra parte, «una segunda carencia, aun
en trance de superación [...] considerar, de manera más o menos explícita, la situación de los hombres
como el modelo objeto de comparación» (Lousada, 2004:40 y 41).
Para su implantación se requiere «un compromiso político firme, fortalecer las políticas específicas
para la igualdad de mujeres y hombres, disponer de estadísticas desagregadas por sexo y herramientas
adecuadas, disponer de conocimiento de las relaciones de género y de la Administración, disponer
de recursos financieros y personal suficiente, impulsar la participación de las mujeres y cambiar las
estructuras y procesos institucionales y organizativos» (Emakunde y Ortiz, 2013:30). Y en su aplicación,
los informes de impacto de género «representan una técnica de evaluación prospectiva de las normas.
Constituyen un estudio y análisis ex ante del proyecto normativo que se promueve para verificar si en
el momento de la planificación las medidas que contiene la disposición tienen en cuenta el impacto que
tendrán sobre mujeres y hombres . Asimismo, advierten a quienes los van a adoptar de cuáles pueden
ser las consecuencias deseadas y no deseadas, proponiendo en su caso una modificación» (Alonso,
Diz y Lois, 2010:108)
Para ello, la evaluación en que consiste el informe por razón de impacto de género «da mejores
resultados si se practica en una fase precoz del proceso de decisión para permitir, cuando proceda,
introducir modificaciones en dicha política, o incluso someterla a una reorientación importante» (Comisión
Europea, 1999:8). Y cuando se habla de aplicarlos a «una decisión de los poderes públicos se alude
a los actos normativos y a los actos ejecutivos, y, en cuanto los fiscalizan, a los actos judiciales. En
definitiva, cualquier acto del legislativo, del ejecutivo o del judicial» (Lousada, 2004:41; Emakunde y Ortiz,
2013:38). Nosotros nos centramos ahora en las decisiones normativas del legislativo, particularmente en
las dirigidas a regular las entidades de la economía social.
En cualquier caso, la primera cuestión a resolver para su eventual aplicación consiste, precisamente,
en valorar «si la dimensión de género es pertinente para la política en cuestión. Para ello es necesario
disponer de datos desagregados por sexo, estudiarlos y plantearse las cuestiones apropiadas: — ¿La
propuesta va dirigida a uno o a más grupos objetivo? ¿Afectará a la vida diaria de una o de varias partes
de la población? — ¿Existen en este ámbito diferencias entre las mujeres y los hombres (por lo que se
refiere a los derechos, los recursos, la participación, las normas y los valores vinculados a la pertenencia
a un sexo)? Si la respuesta a cualquiera de estas dos cuestiones es positiva, la dimensión de género
es pertinente. Entonces hay que evaluar el impacto potencial de la propuesta en los hombres y en las
mujeres» (Comisión Europea, 1999:7). Como veremos más adelante, en España, el criterio concreto
aplicable es el de que «en todos aquellos casos en los que la norma propuesta pueda tener efectos,
directos o indirectos, sobre personas físicas» se ha de elaborar el Informe de impacto.
316
en función del género, esto es, «las repercusiones positivas o adversas que la actividad proyectada en
la norma o acto puede tener»; y 3. las medidas para eliminar desigualdades y promover la igualdad de
mujeres y hombres» (Emakunde y Ortiz, 2013:64). En la «evaluación previa del impacto» se propone
la toma en consideración de los siguientes criterios: la presencia de mujeres y hombres en el ámbito
concreto; el acceso a los recursos (tiempo, espacio, recursos económicos, información, formación,
empleo, carrera profesional, trabajo doméstico o reproductivo, TIC, asistencia sanitaria, vivienda,
medios de transporte, ocio...); la participación en la toma de decisiones; la influencia de las normas
sociales y los valores; y el cumplimiento de la normativa en materia de igualdad (Comisión Europea,
1999:8; Emakunde y Ortiz, 2013:66 a 70 ). En cuanto a las medidas dirigidas a eliminar desigualdades
y promover la igualdad de mujeres y hombres se pueden referir tanto al contenido del propio proyecto
como a la aplicación de la futura norma y a la adopción de otras medidas complementarias .
En España, la Ley 30/2003, de 13 de octubre, sobre medidas para incorporar la valoración del impacto
de género en las disposiciones normativas que elabore el Gobierno, ya obligaba a que los proyectos de
ley y los reglamentos que elabore el Gobierno vayan acompañados de “un informe sobre el impacto por
razón de género de las medidas” que se establezcan en ellos . Con posterioridad, el artículo 15 de la
Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres (LOIEMH), como
concreción del carácter informador del principio de igualdad de trato, establece su «transversalidad»,
esto es, su integración, “de forma activa”, en todas las actuaciones de los poderes públicos, incluyendo
“la adopción y ejecución de sus disposiciones normativas”. Para ello, reafirma (art. 19 LOIEMH) que
“los proyectos de disposiciones de carácter general [...] que se sometan a la aprobación del Consejo de
Ministros deberán incorporar un informe sobre su impacto por razón de género”. Además, su Disposición
transitoria décima ordena al Gobierno que desarrolle reglamentariamente la Ley 30/2003, “con la
precisión de los indicadores que deben tenerse en cuenta para la elaboración del informe de impacto
por razón de género” (Párr. Noveno del Preámbulo del RD 1083/2009).
Dicho desarrollo reglamentario tuvo lugar mediante el Real Decreto 1083/2009, de 3 de julio, “por el
que se regula la memoria del análisis de impacto normativo”, que unificó en éste único documento (la
denominada MAIN) todos los informes y memorias que deben acompañar los anteproyectos y proyectos
normativos del Gobierno, incluyendo el informe sobre el impacto por razón de género. En relación con
éste, el Real Decreto 1083/2009 establece que la MAIN habrá de incluir, entre otros, un apartado e),
“Impacto por razón de género”, en el que “se analizarán y valorarán los resultados que se puedan
seguir de la aprobación del proyecto desde la perspectiva de la eliminación de desigualdades y de su
contribución a la consecución de los objetivos de igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y
hombres, a partir de los indicadores de situación de partida, de previsión de resultados y de previsión de
impacto recogidos en la Guía Metodológica” que debía ser elaborada para su desarrollo.
Tal Guía Metodológica para la elaboración de la memoria del análisis de impacto normativo (2010), a su
vez, en su apartado IV.4, “Impacto por razón de género” (pp. 30-33) comienza por indicar que “En todos
aquellos casos en los que la norma propuesta pueda tener efectos, directos o indirectos, sobre personas
físicas, se realizará una previsión sobre los resultados de la aplicación de la misma y se analizarán
sus efectos para los hombres y mujeres que sean sus potenciales destinatarios”. A continuación, se
establece que “El análisis de impacto de género incluirá, en todo caso, los siguientes apartados: a.
Identificación de los objetivos en materia de igualdad de oportunidades que son de aplicación. […] b.
Análisis del impacto de género”, que, a su vez implica, “1) Descripción de la situación de partida […] 2)
Previsión de resultados […] y 3) Valoración del impacto de género...». Además deberán reflejarse “todas
317
aquellas medidas que se han ido introduciendo en el proyecto con el propósito de corregir o remediar
las situaciones de desigualdad que se han detectado o a reforzar la igualdad de oportunidades”, así
como “aquellas recomendaciones sobre la aplicación de la norma y para el desarrollo de medidas
complementarias que pudieran evitar el impacto negativo o que puedan garantizar y fortalecer el impacto
positivo de género”. Y es también la repetida Guía metodológica la que, a los efectos de la calificación
del impacto que ha de incluir necesariamente el informe, los clasifica en tres categorías:
Impacto negativo: “cuando no se prevea una eliminación o disminución de las desigualdades detectadas
y no contribuya a las políticas de igualdad”.
Uno de los aspectos en los que se ha constatado una importante resistencia es el de la incorporación
de las mujeres a los puestos de toma de decisiones, a pesar del referente que suponen las leyes de
igualdad a la hora de justificar el principio de presencia equilibrada (Alonso, Diz y Lois, 2010:129 y
130). Por otra parte, se ha señalado la diferente incidencia en la implementación de políticas sectoriales:
«Las áreas de educación y trabajo, por ejemplo, frente a otras áreas como vivienda, medio ambiente o
innovación e industria, son campos que llevan participando en las políticas de igualdad desde el inicio, y,
por lo tanto, son áreas donde hay elementos facilitadores» . También se ha puesto de relieve un impacto
mayor de las propuestas referidas a las categorías de violencia de género y organización sociopolítica
que las relacionadas con la organización de la vida personal y con la división sexual del trabajo; pero en
todas ellas se destaca la relevancia determinante de que exista normativa vinculante como inductora de
cambios (Alonso, Diz y Lois, 2010:132).
En el ámbito de la economía social son pocos los informes a los que hemos podido acceder y vendrían
a corroborar las tendencias generales mencionadas. Así, por ejemplo, el Informe de impacto por razón de
género (04/2013) que acompañó a la vigente Ley de cooperativas de la Comunidad Valenciana, después
de afirmar que «no se aprecia la posibilidad de integrar objetivos de igualdad de oportunidades en el
seno del proyecto, más allá de la utilización de un lenguaje no sexista («Identificación de los objetivos en
materia de igualdad»); y que «no existen desigualdades de género previas en el ámbito de intervención
de la norma, dado que la situación es de absoluta igualdad en derechos, oportunidades, limitaciones
y requerimientos para hombres y mujeres» («descripción de la situación de partida»); se concluye
valorando «el impacto de género como NULO, toda vez que no existen desigualdades de partida en
relación a la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres en materia de cooperativas
318
y no se prevé modificación alguna de esta situación». Tales afirmaciones contrastan, al menos, con la
previsión contenida en el artículo 42.6 del texto legal , cuando afirma que «Las cooperativas procurarán
incluir en su consejo rector un número de mujeres que permita alcanzar en su seno una presencia
equilibrada de mujeres y hombres coherente con la composición de su masa social». Si el impacto se
prevé nulo porque, además, se supone que «no existen desigualdades de partida», dicho mandato de
procura carecería de sentido.
Y lo mismo sucede en la MAIN (Memoria del ánalisis de impacto normativo) del Anteproyecto de Ley
de sociedades laborales y participadas (05/2015) que, de forma aún más escueta, se limita a incluir un
único párrafo, ya habitual en otros anteproyectos, que dice lo siguiente: «El anteproyecto de ley no afecta
ni de manera positiva ni negativa a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, por lo que el
impacto es nulo». No podemos detenernos en un análisis detallado de tal afirmación ; baste con apuntar
que, sin embargo, la Ley ya en vigor incorpora en su artículo 13.3 el siguiente mandato: «La actuación de
los administradores debe ser diligente, leal, responsable, transparente y adecuada a las peculiaridades
de la sociedad laboral como modelo de sociedad específico. Deberán favorecer la generación de empleo
estable y de calidad, la integración como socios de los trabajadores, la igualdad de oportunidades entre
hombres y mujeres, y la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.». Sin embargo, a diferencia
de lo que ya va sucediendo en algunos textos legales cooperativos, no se introduce ninguna norma
explícita que siquiera promueva la presencia equilibrada en los órganos de representación y gobierno; ni
tampoco se concreta medida alguna para favorecer la integración de las mujeres como socias, corregir
los sesgos de género en el acceso a empleo a tiempo completo y correctamente remunerado, o facilitar
la conciliación de socios y socias así como de personas trabajadoras por cuenta ajena .
Por su parte, el Informe de evaluación de impacto de género del anteproyecto de Ley de microempresas
cooperativas y cooperativas rurales de Castilla-La Mancha (02/2016), aunque realiza un esfuerzo de
contextualización normativa, de «análisis de la situación actual de mujeres y hombres en el ámbito de
actuación» y de «previsión de efectos sobre la igualdad de género y valoración del impacto», finaliza
aseverando, en un único párrafo, que «desde la perspectiva de la igualdad de género, y en virtud de
todo cuanto antecede, cabe decir, que si bien es cierto que el Anteproyecto de Ley de Microempresas
Cooperativas y Cooperativas Rurales de Castilla-La Mancha no contiene ninguna medida ni actuación
dirigida explícitamente a las mujeres, la cobertura legal contenida en el mismo podrá producir efectos
sobre la igualdad de género, en tanto en cuanto contribuya a fomentar la creación de empleo estable
para las mujeres a través de las microempresas cooperativas, y pueda mejorar la empleabilidad de las
mismas en las zonas rurales, mediante las cooperativas rurales. De esta forma, el anteproyecto de ley
podrá tener un impacto positivo en materia de igualdad de género en la medida en la que aumente la
autonomía económica de las mujeres e incremente su empoderamiento, mejorando así su calidad de
vida».
En cuanto al Informe de evaluación del impacto de género del Anteproyecto de Ley por el que se
modifica la Ley y el Reglamento de las sociedades cooperativas andaluzas (06/2016) también comienza
por referir la normativa vigente en materia de igualdad entre mujeres y hombres; dedica varios párrafos
a reproducir algunos datos suministrados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social respecto de las
personas trabajadoras en situación de alta de la Seguridad Social en cooperativas y sociedades laborales
; a continuación afirma que «el anteproyecto de Ley [...] no producen [sic] en sí ningún desequilibrio ni
afecta a la igualdad entre hombres y mujeres en ningún ámbito que se pudiere aplicar»; y concluye que
«la disposición de referencia no genera efectos positivos ni negativos sobre la igualdad de oportunidades
entre hombres y mujeres, por lo que no requiere mecanismo ni medida alguna para neutralizarlos».
319
competencia atribuída por el artículo 21 de la Ley 4/2005, de 18 de febrero, para la Igualdad de Mujeres
y Hombres de Euskadi, relativo al Proyecto de Ley de Cooperativas presentado al Parlamento Vasco
en 2016, con la finalidad de refundir e integrar varias modificaciones introducidas en la Ley 4/1993 de
cooperativas de Euskadi . Se trata de un Informe que Emakunde ha de realizar sobre otro previo del
órgano promotor de la norma y de su lectura puede deducirse claramente la diferencia sustancial que
supone contar con conocimientos y práctica en la aplicación de la perspectiva de género.
En él, el Instituto Vasco de la Mujer destaca, por una parte, la falta de aportación de datos, «ni
cuantitativos ni cualitativos», relativos a la presencia de mujeres y hombres en el ámbito regulado;
ni a la alegada previsión de que «la norma contribuirá a una disminución de las desigualdades, en la
presencia de mujeres y hombres en los distintos órganos»; ni a la previsión positiva sobre la eliminación o
disminución de desigualdades en el acceso a los recursos. Por todo ello, se recomienda la aportación de
diversos tipos de datos desagregados por sexo. Por otra parte, en base a diversos estudios que se citan,
Emakunde concluye que «los datos indican claramente la existencia de una importante segregación
vertical y horizontal en el sector»; que «los ámbitos de decisión en las empresas de economía social
de Euskadi se encuentran muy masculinizados». Se destaca sin embargo que, «en cuanto a la toma
de decisiones, en la disposición adicional quinta, la norma prevé una presencia equilibrada de mujeres
y hombres en los órganos de que disponga la cooperativa, al procurar como medida una presencia
equilibrada de socios y socias». Por lo que respecta a «los objetivos y medidas planteadas en la futura
norma para la superación o modificación de las normas sociales y valores de lo que se atribuye a las
mujeres y a los hombres, en el Informe se señala que es propio de los valores y principios cooperativos
favorecer la igualdad de género en la constitución y funcionamiento cooperativos». El análisis del texto
lleva a también a advertir de que, aunque «el informe de impacto, apunta que en los artículos 145 y 146
del anteproyecto y art. 137 y 138 de la Ley 4/93 de cooperativas de Euskadi, en desarrollo de políticas
de fomento del cooperativismo y para su implantación progresiva en la práctica, reforzará la base social
femenina en las cooperativas, favorecerá su participación activa, informará de los derechos que las
asisten como socias, etc.», sin embargo, «en el articulado del proyecto de Ley no se ha encontrado
ninguna mención expresa al respecto». Otro aspecto que el Informe del órgano promotor alega pero
que Emakunde no ha podido constatar es «la previsión de la adopción de otras medidas más allá del
contenido del proyecto de norma, dirigidas a evaluar el género en las cuentas de la economía social, a
promover actividades de formación y difusión de las políticas de igualdad y dar ayudas para emprender
o acceder a la condición de socio, en que el género tiene una consideración específica».
320
efectivamente la presencia equilibrada de socios y socias en sus órganos de dirección».
- La «completa revisión y adecuación de los términos enunciados exclusivamente en masculino a
lo largo de todo el texto del proyecto de Ley, tales como “socio”, “socios”, “promotor”, “los gestores”,
“administradores”, etc., de conformidad con la obligación de hacer un uso no sexista del lenguaje» (art.
18.4 Ley 4/2005, de 18 de febrero, para la Igualdad de Mujeres y Hombres de Euskadi).
3. A modo de conclusión: ¿qué utilidad pueden tener para la Economía social los informes sobre
impacto por razón de género de los proyectos legislativos que les afecten?.
Llegad@s a este punto, cabe reflexionar, efectivamente, sobre la utilidad que una correcta realización
de los informes de impacto de género de los proyectos legislativos, tanto con carácter general como
específicamente en aquellos que regulen la Economía social.
Sin embargo, aunque la falta de datos desagregados por sexo impide, hoy por hoy, constatarlo, nos
tememos que tales normas son «invisibles» las más de las veces para l@s operador@s jurídic@s.
La comentada resistencia a la igualdad y a la transversalidad van a hacer necesarias otras medidas,
como la exigencia de efectiva y correcta realización de los informes de impacto por razón de género.
Y paralelamente a la reclamación de su realización, se debería reflexionar además sobre la utilidad
económica, social y jurídica de los informes sobre impacto de género.
En efecto, como se ha argumentado reiteradamente, hay que partir (no puede ser de otro modo) de
que la igualdad y no discriminación de las mujeres respecto de los hombres es una exigencia de justicia
social (Ventura, 1999:191; Tobías, 2017:61), que es la base de su obligatoriedad legal y de la eventual
sanción de su incumplimiento . Pero además, se han aportado otras razones de carácter económico
y social. Por una parte, como sintetizaba de forma excelente el Código Unificado de Buen Gobierno
de las Sociedades Cotizadas de 2006, «Desaprovechar el potencial talento empresarial del 51% de
la población —las mujeres— no puede ser económicamente racional en el conjunto de las grandes
empresas de nuestro país» ; o, dicho de otro modo, «“la desigualdad de género no es más que mala
economía. La inversión en la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer es, por lo tanto, vital
para la mejora económica, social y política. Además, tiene un efecto multiplicador en la productividad,
la eficiencia y el crecimiento sostenido y sostenible de la economía” (ACI, 2008). Por otra parte, la
Comisión Europea ya argumentaba en 1999 que «no son sólo las mujeres, sino también los hombres y
el conjunto de la sociedad, quienes saldrán ganando de la igualdad entre hombres y mujeres y de una
distribución igualitaria de beneficios, tareas y responsabilidades» (Comisión Europea, 1999:11 ).
En este contexto, los informes sobre el impacto por razón de género de las normas reguladoras en
general y de las de la economía en particular se convertirán en necesaria reflexión previa tanto de la
situación desigual de partida de mujeres y hombres, como de las medidas que se pueden implementar
321
para su erradicación. Y desde un punto de vista de técnica jurídica se señala además un efecto ex post
de los informes: su carácter de «antecedente legislativo» que, según lo previsto en el artículo 3.1, del
Código Civil español, es un elemento de la interpretación de la propia norma (Lousada, 2004:46 ).
Con cierta frecuencia ya, se señala la potencialidad de las entidades de economía social para
favorecer la igualdad de mujeres y hombres (Arroyo, 2011; Ribas, 2013; Ulshoefer, 1991); menor ha
sido la incidencia en las eventuales ventajas que obtendrían las propias entidades si aplicasen medidas
destinadas a eliminar discriminaciones y estereotipos de género (Senent, 2011). Lo bien cierto es que
los principios y valores cooperativos y de la economía social hacen de la igualdad y no discriminación
por razón de sexo un mandato a observar (Senent, 2017); en el Estado español, además, como hemos
visto, algunas normas legales comienzan a incluir concreciones de tal mandato en materias tales como
la presencia equilibrada de mujeres y hombres y la conciliación de la vida laboral, societaria, familiar
y personal. Para su cumplimiento, la realización adecuada de los preceptivos informes de impacto de
género cada vez que se promulgue o modifique una norma reguladora de las entidades de economía
social sería una herramienta útil.
322
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