(Christian Jacq) - El Saber Magico en El Antiguo Egipto
(Christian Jacq) - El Saber Magico en El Antiguo Egipto
(Christian Jacq) - El Saber Magico en El Antiguo Egipto
El corazón intuitivo
El rey mago
Magos célebres
Textos mágicos
Figura04
En la boca del cuerpo momificado, extendido al sol, penetran
rayos de luz. El resucitado podrá así hablar al Verbo, lo que se
representa con la salida de un brazo, símbolo de la acción, fuera
del sudario. (Las capillas de Tutankhamon).
Es la entrada en el conocimiento la que autoriza al mago a
declarar: “Yo soy el señor de la vida cuya vida se renueva
eternamente, y mi nombre es Aquel que vive de los ritos”. En tanto
que khery-heb, título que significa “el que está encargado del libro
de los rituales” lee en voz alta los textos sagrados, dándoles una
animación mágica que los hace plenamente eficaces.
Es en las salas secretas de la Casa de la Vida donde el mago era
iniciado en la lectura y la comprensión de estos textos utilizados
en las ceremonias públicas y privadas. Existía una Casa de la
Vida cerca de cada templo, de tal manera que en ningún punto
del territorio faltaban especialistas responsables de la primera de
las ciencias del gobierno: la práctica de los ritos.
En el cuerpo oficial de magos, destacan algunas figuras,
especialmente la del gran sacerdote de Heliópolis cuyo título
egipcio, our maou, significa “gran viajero” o “El que ve al gran
(dios)”. Su vestimenta ritual es una piel de león ornada de
estrellas, lo que tiene una analogía lejana con el manto cósmico
portado por el rey de Francia con motivo de la ceremonia de su
coronación. El gran sacerdote de Heliópolis, “jefe supremo de los
secretos del cielo”, es el guardián de la tradición solar más
antigua y de una magia de luz que vela por el renacimiento
cotidiano de la fuerza de vida. Sin la aplicación de la magia, en
efecto, el sol no se levantaría cada mañana.
Magos igualmente, los sacerdotes de la diosa-leona Sekhmet son
especialistas de la medicina y de la cirugía. Médicos y
hechiceros, su gama de competencias va de la banal picadura de
insecto al traumatismo más grave. Sus más modestos
competidores son los curanderos de aldea, adecuados para
practicar los primeros auxilios. La comunidad iniciática de los
constructores de Deir el-Medineh, a quien debemos la mayor
parte de los templos y tumbas del Imperio Nuevo, contrató a un
encantador de serpientes y escorpiones para prevenir eventuales
accidentes.
La magia es indisociable de las actividades que calificamos de
“artística”. De este modo, los tocadores de sistro, los danzarines,
los músicos y las músicas formaban parte del personal de los
templos, sin sacrificar el placer estético, sino bañando el alma de
las divinidades de armoniosos efluvios para que éstas velen por el
equilibrio y la serenidad de los hombres.
Nada es gratuito en el mundo mágico del antiguo Egipto. Todo en
él es juego de sutiles correspondencias que sólo los iniciados en
la magia pueden percibir.
El mago astrólogo
Salir al día
Los amuletos
Figura 09
Diversos símbolos mágicos utilizados en amuletos: a la izquierda,
el ojo-ouadjat, ojo “completo” y perfecto que otorga al iniciado
una visión total de la realidad; a la derecha, Nephtis cuyo
nombre significa “la soberana del Templo”, magnetiza el signo
chen, el de la protección mágica que evitará que su poseedor sea
“disociado” por las fuerzas negativas. Está instalado bajo el signo
del oro, materia que constituye la carne de los dioses. (Las
capillas de Tutankhamon)
Como es norma dentro de la magia, es el Verbo quien confiere su
realidad a los amuletos. Así, los capítulos a del Libro de los
muertos se titulan: “Palabras a pronunciar sobre una columna-djed
de oro colocada en el cuello del bienaventurado, sobre un nudo
de jaspe rojo colocado en el cuello del bienaventurado, sobre un
collar de oro colocado en el cuello del bienaventurado…”
Bienaventurado, en efecto, el que se beneficia de tal seguridad
contra las fuerzas del mal. La columna-djed merece una atención
especial. Con motivo de una grandiosa ceremonia primordial
dentro de la magia de Estado, el faraón enderezaba una columna
tumbada sobre el suelo. De este modo recreaba la columna
vertebral de su reino. En efecto, esta columna es el eje secreto del
cuerpo de Osiris. Permite al Estado ser estable, conforme al
modelo divino. Sobre la columna-djed, se pronuncia esta fórmula:
“Tu espalda te pertenece, tú que tienes el corazón en reposo; tus
vértebras te pertenecen, tú que tienes el corazón en reposo. Tú te
acuestas sobre la orilla, yo pongo agua debajo de ti. Mira, yo te
entrego la columna-djed, de forma que te diviertas con ella”.
Fórmula enigmática, cuya finalidad es permitir al ser enderezarse,
adoptar la vertical, alcanzar la estabilidad necesaria para
perdurar.
Antes de pronunciar las fórmulas sobre la columna, el mago la
coloca sobre un ladrillo de arcilla. Se le prepara un nicho en el
muro oeste de la tumba y se le coloca mirando al este. Se cierra
luego el muro con tierra impregnada de aceite de cedro. La
columna es invisible, pero está presente. Gracias a ella, la
columna es inmutable y se convierte en una morada de eternidad.
Algunos amuletos son sorprendentes, como la “mano de Atum”,
diosa que ahuyentó la tempestad del cielo y que nos recuerda la
masturbación primordial del creador. Esta mano, calificada de
“Poderosa”, ayuda a la luz a vencer al demonio de las tinieblas.
Expulsa el sufrimiento, la impureza. También, en ausencia de la
madre o de la nodriza del niño, coloca sobre éste una mano
amuleto para protegerle. Esta no es otra que “la mano de Isis”
que vela por su hijo Horus y le procura bienestar y salud.
La rana (en realidad la diosa Hekert) es un amuleto que favorece
la resurrección, en razón de su nacimiento particular en el limo
del Nilo. Los seres más extraños decoran estos amuletos: los
patecos, personajes desnudos, deformes, con el cráneo rapado, a
la vez niños y adultos. cuyo papel consiste en expulsar a los
demonios.
Dato primordial: los amuletos son eficaces tanto para los vivos
como para los muertos. Pero ¿cómo garantizar las funciones
vitales, tanto aquí abajo como en el más allá, sin una utilización
inteligente de los amuletos? Gracias a ellos, el bienaventurado
tiene la posibilidad de unirse a los servidores e Horus, de
gobernar el mundo de las estrellas.
En la Época Baja, los amuletos proliferaron, exagerados por la
oleada de una magia popular cada vez más ingenua, cada vez
más alejada de sus raíces. Se utilizan sobre todo pelos de vaca,
de cabra, así como sustancias más o menos apetitosas para
fabricar talismanes a crédito. Aquello no era más que una
caricatura de la magia.
Nudos y números
El cuerpo de sustitución
La lámpara
El agua y la barca
Figura 11
El rey vierte agua ante una de las formas del díos-sol. Este “agua”
es energía polarizada (el doble flujo) necesaria para alimentar la
bola de fuego que se materializa con el disco solar de donde
saldrá el fluido creador (La tumba de Ramsés IX.)
El Nilo cobija seres peligrosos y maléficos que acechan a
animales y humanos que atraviesan el río. Hay que impedirles
actuar. El mago recita canciones, “lágrimas de agua”. Los textos
de estos hechizos son ultrasecretos. A este objeto se aconseja:
“No los reveléis al hombre corriente. Es un misterio de la Casa de
la Vida”. Algunas indicaciones nos permiten conocer una parte
del secreto. El mago utiliza un huevo que es “grande en el cielo y
en el douat (mundo intermedio entre cielo y tierra)”. De él nace un
pájaro. El mago sale del nido con él. Las palabras mágicas deben
pronunciarse sobre un huevo de arcilla que evoca al huevo
primordial. Tornándolo en su mano, el mago sostiene la proa del
barco que boga sobre las aguas. Si un ser dañino sale a. la
superficie y amenaza con atacar, el mago arroja el huevo sobre
él. El peligro estará conjurado al momento.
Estos “hechizos de agua” son a veces fórmulas muy
desarrolladas, ya que el peligro amenaza a menudo, de forma
muy directa, al viajero o al bebedor. El mago entonces se vuelve
muy solemne en sus declaraciones: “¡Oh, anciano que se
rejuvenece a si mismo en su edad, edad que se vuelve »oven! ¡Si
pudieseis hacer que Thot viniese a mí en mi voz! ¡Atrás, el que
habita en el agua, si el que se encuentra sobre el agua fuese
atacado, el Ojo de Horus lo será también! (Dicho de otro modo,
el orden del mundo estaría comprometido.) ¡Que el que está en el
agua no levante la cabeza antes de que Osiris haya pasado!”
Incluso Ra toma precauciones cuando viaja en barco para ir a
visitar a su Enéada. Los “señores del Duat” están prestos a
castigar al cocodrilo que se dirija contra la barca divina. Las
bocas de los habitantes del agua están cerradas por Ra, sus
gargantas cerradas por Sekhmet, sus lenguas cortadas por Thot,
sus ojos cegados por Heka, dios de la magia. Los cuatro dioses
que protegen a Osiris protegen a cualquiera que afronte el agua,
hombre o animal.
Otra fórmula muy impresionante: “¡-Ven a mí, señor de los dioses!
¡Arrójate por tierra, para mí, a toda forma del mal, a todo
monstruo que está en el río! ¡Transfórmales para mí en guijarros
sobre el gebel, parecidos a pedazos de loza esparcidos a lo
largo de los caminos”. Proceso radical, en efecto: transformados
en guijarros, los seres dañinos del agua no amenazarán ya a
nadie.
Para luchar victoriosamente contra las criaturas maléficas
presentes en las aguas, el mago no duda en identificarse con
Amón, Onuris, Montu, Soped en sus funciones guerreras.
Impresionados, los que están bajo las aguas no emergerán.
Derivarán por la corriente, con sus bocas selladas como los siete
grandes arcones, cerradas para siempre.
El aire
El fuego
Figura 12
Los babuinos están dispuestos alrededor de un estanque cuadrado
que contiene energía de la naturaleza del fuego. Es la
representación de una verdadera “central”, cuyos componentes
deben ser manipulados por especialistas con la máxima
precaución, para que este fuego perpetuamente creador. (La
tumba de Ramsés IX)
El fuego positivo y creador está contenido en el sol. El mago se
dirige a él cuando sale con un destello de las tinieblas: es él quien
alejará la sombra muerta que intenta arrancar al niño de su
madre. Existen fórmulas para disipar las tormentas a fin de que el
sol pueda brillar normalmente. La victoria no se adquiere nunca
de forma definitiva. El hechizo mágico debe ser renovado cada
día. Una prueba: la hoja de papiro sobre la que está inscrito el
nombre del dragón se pone en una caja y se arroja al fuego cada
día. Cuando sale el sol, la criatura-dragón arde.
La manifestación de un dios se acompaña a menudo de llamas
que destruyen adversarios y criaturas dañinas. Estos son
devorados por un fuego divino. “Oh, rebeldes (proclama una
fórmula) el fuego de Amón está contra vosotros, y no se extinguirá
jamás. Aquel que está oculto en su imagen, que está disimulado
en su forma, os maldice... lanza contra vosotros el fuego para
reduciros a cenizas”.
De este modo los enemigos más peligrosos verán sus proyectos
reducidos a la nada.
En la frente del faraón, la serpiente ureus es una llama ardiente
que calcina a los enemigos del rey. El mago se identifica con el
ureus. Afilada es la llama que se encuentra sobre su boca, contra
los puñales que están en las manos de los dioses hostiles de los
que ya no tiene nada más que temer.
Igualmente, el fuego destructor se revela protector. Los Textos de
los sarcófagos evocan el círculo de fuego que rodea a Ra y le
protege mientras se encuentra en la cabina de su barca solar. El
mago debe utilizar una fórmula para hacer desaparecer ese
círculo: el fuego se extingue momentáneamente para que él
acceda al interior del sol.
Figura 13
La barca del sol con su equipaje divino. Día y noche recorre el
universo y asegura la regulación de la energía creadora en todos
los espacios que atraviesa. Si la barca se detiene la vida cesa de
circular y el universo se debilita. Es por ello que el mago-
astrónomo observa constantemente el cielo, a fin de intervenir en
el caso de que la barca encontrara algunas dificultades. (Las
capillas de Tutankhamon.)
“Entrar en el disco solar” es un tema iniciático excepcional. El
mago ha probado su competencia estableciendo el orden cósmico
para gloria de Ra y abriendo el ojo misterioso que da la luz a la
humanidad. Una extraña figura de los Textos de los sarcófagos
presenta a un ser divino, sentado sobre un trono y rodeado de
óvalos. Es el símbolo esotérico de Ra, dominando a una serpiente
llamada Mehen. Evoca una multitud de ciclos y años. Caminos de
fuego protegen ese sol secreto. El mago conoce las sombrías rutas
por las que Hou y Sia, el Verbo y la Intuición, circulan. Conoce el
“circuito de Ra”, la curva del universo.
Una fórmula secreta sirve para entrar en el fuego y salir de él. El
mago es una criatura cuya forma es invisible en medio del fuego.
Es allí donde aprende a manejar un cuchillo que no es otro que
un rayo de luz. El mago se vuelve fuego en el reino de los
muertos, en cada lugar del Occidente. zona oscura a la que él
aporta calor. Se vuelve la llama que se mece con el viento, que
atraviesa los espacios, en la extremidad del cielo y la tierra.
Señor del fuego, el mago vive de la armonía de las esferas, Maât.
Es también señor de la eternidad. Crea la alegría. Conoce las
palabras secretas inscritas sobre los rollos mágicos. Será como Ra
en el este del cielo, como Osiris en el mundo inferior.
Se utiliza una fórmula “para hacer nacer la llama bajo la cabeza
del justo”: se trata del famoso hipocéfalo, disco de tela, papiro o
bronce situado bajo la cabeza de la momia. Esta llama hacia del
cadáver un ser vivo. Es el prototipo simbólico del nimbo cristiano,
esa aureola de fuego que rodea la cabeza de los santos. Sobre
este hipocéfalo, pintado a veces de color oro, se inscriben
fórmulas y se dibujan genios protectores.
Las antorchas utilizadas en los rituales son preparadas por los
iniciados en los secretos del fuego. Al mago se le recomienda
preparar cuatro cuencos de arcilla mezclada con incienso, llenos
de la leche de una becerra blanca, en los que se apagarán las
antorchas al final del ritual. Pronuncia unas palabras sobre cuatro
antorchas de tela roja impregnadas de aceite de Libia. Son
sostenidas por cuatro hombres sobre cuyos brazos está trazado el
nombre de los hijos de Horus. Respetando las reglas, el iniciado
tendrá poder sobre las Estrellas imperecederas.
Capítulo V
El mago frente a las divinidades
Figura 14
Representación del dios llamado “Dos caras”, es decir, las de
Horus y Seth, hermanos enemigos e inseparables, reunidos en el
mismo ser. Esta doble Persona, formada por dos entidades
simbólicas que no cesan de combatir para asegurar su
supremacía sobre el universo, es., en realidad, Uno: porque todo
está en la mirada del mago que sabe discernir la unidad dentro
de la dualidad. (La tumba de Ramsés IX.)
Un papiro mágico de París nos enseña que el mago invoca a los
dioses con ayuda de una vasija. Se dirige a Seth-Typon,
considerado como dios de los dioses. El mago tiene esta audacia
porque ha vencido a un dragón invisible gracias al poder de Seth
que le permite hacer venir a los dioses a voluntad.
*
Bes era el dios mago más popular del Egipto tardío. Existía ya en
el Egipto clásico donde jugaba el papel de iniciador a la alegría,
conquistada por la victoria sobre los poderes de las tinieblas. Bes
es un enano barbudo, con cabeza de león y piernas torcidas.
Saca la lengua: símbolo de la transmisión del Verbo, que a
menudo se encontrará formulado en los capiteles de las
catedrales. Bes aparece sobre estelas, vasijas, amuletos, muros de
los templos. Aterroriza a quien no le conoce, aleja al mago
incompetente. Con su cuchillo ataca a los demonios y los hace
huir. Muchas veces; su cuerpo está salpicado de estrellas:
protecciones contra el mal de ojo. Es por eso que se ocupa mucho
de la vida cotidiana de los humanos, protegiendo especialmente
a las parturientas.
Bes está también encargado a la frontera oriental del delta: por
allí vienen los invasores. Pero también por allí, cada mañana, el
sol combate victoriosamente con Apophis el dragón.
En Abidos, como encargado del templo de Seti I, Bes
pronunciaba oráculos y curaba enfermedades. El papiro mágico
de Brooklyn indica que Seth, el de las siete caras, aleja al difunto
y a la difunta, al enemigo y a la enemiga, al adversario hombre y
mujer, a la puerca devoradora del Occidente. Bes dispone de las
temibles fuerzas de Amón-Ra, que está a la cabeza de Karnak, el
carnero del pecho prestigioso, el gran león nacido de sí mismo, el
gran dios del comienzo de los tiempos, señor del cielo y la tierra,
aquel cuyo nombre está oculto, el gigante de un millón de codos.
Al ser muy popular, Bes desafió durante mucho tiempo al
cristianismo, el cual le relegará al rango de genio maléfico. Pero
cualquier egipcio sabe que el dios barbudo y risueño está siempre
presente, oculto en los templos. Son numerosos los que buscan
todavía sus favores.
Diosas de la magia
Enanos y gigantes
Cuentos y leyendas
Figura 16
Espacios del otro mundo: largas hileras de genios, serpientes,
fuerzas contenidas en óvalos protectores, personajes sin cabeza,
con las manos atadas a la espalda, simbolizando las fuerzas
oscuras. Todos suben hacia una misma meta: la transmutación por
la Luz. (La tumba de Ramsés IX.)
*
El cuento de las remeras, que se desarrolla en la época de Snefru,
evoca un combate más “físico” por parte del mago que se mide
con el elemento agua. El faraón Snefru se aburría. El jefe-lector, el
mago Djadjaemankh, le aconseja un paseo en barca con mujeres
bellas. La jefa de las remeras, instalada en la parte de atrás de la
barca, dejó caer al agua un adorno de turquesa con forma de
pez. Inmediatamente dejó de remar. Todo su equipo se detuvo. El
faraón está listo para reemplazar la joya, pero la mujer es
testaruda: ella desea aquel colgante y no otro.
Snefru apela al mago. Este pronuncia algunas fórmulas
indispensables para obtener el dominio de las aguas. Luego, con
serenidad, coloca una mitad del lago sobre la otra y encuentra el
colgante, el cual devuelve a su propietaria. Para dejar las cosas
como las había encontrado, el mago devuelve cuidadosamente la
mitad del lago a su lugar normal.
*
Un cuento de la época de Ramsés II evoca un combate mágico
contra la enfermedad de una joven princesa prometida para los
más altos destinos. Esta joven, la princesa del país de Bakhtan,
debía casarse con el gran Ramsés, que se había enamorado de
ella. Pero la enfermedad se apoderó de ella. El faraón apela a
sus mejores sabios, los cuales no lograrán curarla. Los magos
humanos fracasan, es preciso poner en práctica el poder mágico
encarnado en la estatua del dios Khonsu. Consultado este último,
consintió en ser el jefe de la operación: fue trasladado, con todos
los honores debidos a su rango, hasta el país de la princesa. El
viaje duró diecisiete meses. La estatua divina actúa mágicamente
sobre la joven y consigue curarla. Incluso el demonio que la hizo
caer enferma conversó con el dios egipcio, asegurándole que en
adelante sería su esclavo. El príncipe de Bakhtan, estupefacto por
los poderes de la magia egipcia, decidió conservar esta estatua
milagrosa. Pero, tres años y nueve meses más tarde, vio, en
sueños, que el poder divino de la estatua escapaba bajo la forma
de un gavilán de oro y volaba hacia Egipto. Espantado, dejó
marchar a la estatua.
*
El cuento de Satni Khamosis es una de las joyas de la literatura
mundial. Satni Khamosis, hijo de rey, leía libros en escritura
sagrada, especialmente los incluidos en la Casa de la Vida, las
estelas, y conocía las cualidades de los amuletos y talismanes.
También redactaba. De él se decía: “Es un mago que no tiene
parangón sobre la tierra de Egipto.”
Un día un anciano se burló de él. Conocía un libro escrito de
mano de Thot y podía conducirle al lugar donde éste se
encontraba. Allí estaban inscritas dos fórmulas: “Si recitas la
primera, dijo el anciano, encantarás el cielo y la tierra, el
infierno, las montañas, las aguas; conocerás a los pájaros del
cielo y a los reptiles tal como son; verás a los peces, porque el
rostro divino les hará subir a la superficie. Si lees la segunda
fórmula, cuando estés en la tumba tendrás la forma que has
tenido en la tierra; verás salir el sol en el cielo, su cortejo de
dioses y la luna con la forma que tenía cuando salía.”
Este libro prodigioso está oculto en una necrópolis, en la tumba
de un hijo de rey. Satni desciende a la misma. La encontró clara
como si el sol penetrase hasta allí, porque la luz salía del libro. El
nombre del hijo de rey era Neferkaptah. Estaban presentes
también las almas de su mujer y de su hijo.
Esas almas dialogan con Satni, intentando disuadirle de coger el
libro, que es el origen de muchas desgracias. Neferkaptah, en
efecto, había preparado el emplazamiento del libro: en medio de
un río, en un cofre de oro. El cofre de hierro estaba en un cofre
de bronce, el cofre de bronce en un cofre de madera de palma, el
cofre de madera de palma en un cofre de marfil y ébano, el cofre
de marfil y ébano en un cofre de plata, el cofre de plata en un
cofre de oro y el libro dentro de este último. Alrededor hay un
hormigueo de serpientes, de escorpiones, de toda suerte de
reptiles. Último guardián del umbral: una serpiente inmortal
enroscada alrededor del último cofre.
Neferkaptah mató dos veces a la serpiente inmortal, la cual
revivió. Combatió una tercera vez con el reptil, la cortó en dos
pedazos y puso arena sobre los pedazos, de manera que la
serpiente no pudiera tomar su primitiva forma. Entonces dispuso
del libro y de sus encantamientos.
Pero se hallaba demasiado lejos. El dios Thot se enfadó. Fue a
quejarse a Ra. El dios sol embrujó al mago y le acarreó toda
suerte de desgracias, especialmente causando el ahogamiento de
su mujer y de su hijo. Antes de morir ahogado él mismo, el mago
se fijó el libro al pecho.
Satni no escucha ningún consejo de prudencia. Se juega el libro
al ajedrez con Neferkaptah, pierde la partida, pero se apodera
igualmente del legajo. Pagará cara su actitud. Hechizado por una
mujer de la que se había enamorado, hizo matar a sus propios
hijos para poder acostarse con ella. Estos terribles encantamientos
son la venganza de Neferkaptah.
Satni se despierta de su pesadilla. Todo no había sido mas que un
mal sueño. Sus hijos están todavía vivos. Guiado por el espíritu de
Neferkaptah, hará descansar en paz los restos de su mujer y de
su hijo y no tocará más el libro maldito.
*
El cuento de Siousire, hijo de Setna, evoca otro combate del
mago que no termina esta vez con una partida de ajedrez. Este
texto está escrito en demótico, en el dorso de papiros griegos
conservados en el British Museum.
Setna está muy afligido. Su mujer no consigue reconfortarle. Su
hijo viene a él. ¿Por qué su padre está tan postrado y doliente?
Que diga lo que le apena. “Eres muy joven, no lo
comprenderías.” El hijo insiste. El padre le explica. Un oficial
etíope ha venido a Egipto, portando una carta sellada. Ha hecho
un desafío: ¿Quién es capaz de leerla sin abrirla? Ningún sabio
egipcio es capaz de hacerlo. Egipto se siente humillado por el
país de los Negros. Es por ello que Setna está enfermo.
Su hijo Siousire se ríe. Setna se sorprende. “Levántate, padre
mío”, dice Slousire. “Yo sé leer la carta sin romper el sello.” Su
padre no le cree. Le somete a una prueba utilizando libros
guardados en su bodega. El resultado es positivo. Por
consiguiente, Siousire intervendrá en el drama que se desarrolla
en la corte de Egipto.
El mago etíope está decidido a sumergir la tierra de los faraones
en las tinieblas. Fabrica una camilla de cera con cuatro
porteadores y les da vida de forma mágica. Les da la orden de
conducir al rey de Egipto ante el rey de Etiopía sin demora. El
faraón recibe quinientos golpes de bastón y luego es sacado de
Egipto. Informado de ello, el mago oficial de la corte utiliza su
ciencia para evitar lo peor: ¡que se lleve a cabo una nueva
humillación! Invoca a Thot, inventor de la magia, que ha fundado
el cielo y la tierra: que salve al faraón de la magia etíope.
A este mago, llamado Hor, hijo de Paneshe, se le aparece Thot en
sueños: le aconseja ir a la biblioteca del templo de Khnum donde
encontrará, en un armario cerrado y sellado, un caja conteniendo
un rollo de papiro escrito de su propia mano. Que haga una
copia y la coloque en su lugar. Con la ayuda de este documento,
Hor fabrica amuletos protectores. Gracias a ellos, el faraón no
volvió a ser arrastrado a Egipto contra su voluntad.
Horus fabrica a su regreso una camilla de cera con cuatro
porteadores y les da vida: que lleven a Egipto al rey de Etiopía, el
cual recibe quinientos golpes de bastón. Cuando se despierta,
está contusionado y cae en la cuenta de que ha caído bajo los
efectos de la hechicería enemiga.
Por dos veces el rey de Etiopía es maltratado de esta manera. El
mago negro decide volver a Egipto para enfrentarse allí a su rival.
Efectivamente, el combate de los magos tiene lugar. Horus el
Egipcio hace llover y apaga un fuego. El Etíope hace juntarse de
nuevo las nubes encima de la corte de Egipto de forma que nadie
reconoce a nadie. Por medio de una fórmula mágica, Horus
limpia el cielo. Su adversario crea una gran bóveda de piedra
para separar Egipto de su faraón, y a este del cielo. Horus crea
una barca y coloca en ella la bóveda de piedra, transportándola
así hacia el cielo. Al borde ya de la derrota, el Etíope se vuelve
invisible para huir. Pero Horus le hace reaparecer bajo la forma
de una rapaz vuelta sobre su espalda. Un pajarero se prepara
para herirla. La madre del mago etíope, sintiendo que su hijo está
en peligro de muerte, llega a Egipto bajo la forma de una oca.
Horus la identifica y la somete a su voluntad. Ella vuelve a tomar
conciencia de una negra e implora piedad para su hijo y para
ella. Los dos juran no regresar a Egipto antes de 1.500 años.
Según esto, Horus había regresado del Occidente, 1.500 años
después de su muerte, para luchar contra el mago enemigo y
salvar el honor de Egipto. Osiris le permitió volver a la tierra para
cumplir esta misión, bajo la forma de... Siousire, el cual, como
una sombra, desapareció ante el faraón y su padre.
*
El escéptico Luciano, en El escriba sagrado de Menfis, relata un
célebre combate mágico que es el origen de la leyenda del
aprendiz de hechicero, muy inexperto ante las fuerzas a las que
intenta someter. El narrador había ido a vivir a Egipto para
estudiar. Fue a ver la estatua de Memnón y escuchar el extraño
sonido que ofrecía al salir el sol. Prodigio: Memnón emite un
oráculo en siete versos. Remontando el Nilo, el narrador
encontrará a un escriba de Menfis que había pasado veintitrés
años en unas criptas en las que Isis le había enseñado la magia.
Sabía cabalgar sobre los cocodrilos y dominar a los monstruos. El
viajero se ganó su confianza. Cuando llegaba a su posada, el
mago cogía el pomo de la puerta, o una escoba, o un almirez,
cubría el objeto con ropas y pronunciaba una fórmula mágica
que le daba vida y le hacía caminar. ¡Todos creían que se trataba
de un hombre! El objeto animado satisfacía todos los deseos de
los dos viajeros: acarreaba agua y provisiones. Luego volvía a
convertirse en escoba o almirez. Pero el mago no consentía en
revelar su secreto. Un día, su compañero, demasiado curioso, se
escondió y escuchó el encantamiento: una palabra de tres sílabas.
Intentó imitar a su maestro, vistió un almirez, pronunció la fórmula
y le ordenó que le llevara agua. Éxito total. Pero ¿como
detenerlo? El almirez, animado, no dejaba de llevar agua e
inundó la casa. Desastroso resultado: ¡Ahora había dos
portadores de agua! Por suerte, cuando regresó el maestro mago
puso las cosas en orden pero desapareció con su secreto.
Las amenazas
Un médico mago
Figura 20
El genio Nedj-Her, sentado, sostiene la vida en sus manos. El
iniciado debe saber responder a las preguntas de este guardián
del umbral para descubrir esta vida en sí mismo. (Las capillas de
Tutankhamon)
No se trata, como se ha supuesto a menudo, de una fisiología
elemental, sino, por el contrario, de indicaciones precisas
concernientes al “cuerpo sutil” del ser que es preciso curar con
tanta atención como al cuerpo físico. En el mismo orden de ideas,
y conforme a una lógica mágica, el mago no utiliza más que
remedios físicos o directos contra el veneno, por ejemplo. Hace
siete nudos en un tejido, sujeta en sus manos una reliquia
proveniente de un cofre conservado en Heliópolis, que contiene
en especial un cuchillo de piedra negra. El conocimiento de los
nombres secretos ¿no es el remedio más eficaz contra los humores
malignos?.
Frente a tales males, sólo la magia lucha con algún éxito. Si el
enfermo está muy grave, el médico le conferirá un terrible furor
que le hará capaz de destruir ciudades como Busiris y Menes, de
impedir que lleguen ofrendas a Abidos, en suma, perturbar el
orden del mundo. Los demonios de la enfermedad estarán
obligados a retroceder.
Contra la fiebre y el catarro se utiliza... ¡un decreto real! El rey
del Alto y el Bajo Egipto, Osiris, dice al visir, el príncipe heredero
Geb, que levante el mat de su barca, que despliegue su vela y
bogue hacia los campos de rosas. Que se lleve a las fuerzas
hostiles, la fiebre y el catarro, lejos de la tierra. Palabras divinas a
pronunciar sobre dos barcas divinas y dos ojos completos; se
dibujan dos escarabajos sobre un papiro que se pondrá en la
garganta del paciente.
Contra el resfriado, afección que parecía especialmente penosa
para los egipcios, el médico-mago despliega todos los recursos de
su elocuencia: “¡Retírate, coriza, hijo de coriza! Tú que destrozas
los huesos, que rompes el cráneo, que te hundes en el cerebro,
que haces enfermar las siete aberturas de la cabeza, sirvientes de
Ra, lisonjeros de Thot. Mira, yo traigo un remedio contra ti, una
poción contra ti: leche de mujer que ha traído al mundo a un niño
varón, y resma perfumada. ¡Que él te cace y te expulse, y
viceversa! Decirlo cuatro veces sobre leche de mujer que haya
traído al mundo a un niño varón, y sobre resina odorífera. Ponerlo
sobre la nariz.
Incidentes, banales o a veces de consecuencias desastrosas: una
fórmula mágica evita la asfixia a quien tiene un hueso atascado
en la garganta. El mago se identifica con un busto de león, con
una cabeza de carnero, con un diente de leopardo.
Técnicamente, vierte aceite en la boca del enfermo. Con el dedo
ayuda a tragar el aceite. Cuando escupa su saliva, el hueso
saldrá con ella. En el mismo caso, el mago, utilizando medios
aparentemente desproporcionados contra el mal, se identifica con
aquel cuya cabeza toca el cielo y cuyos pies descansan sobre las
aguas eternas. Son necesarios un huevo de halcón en su boca y
un huevo de ibis en su vientre.
El hueso de dios, de hombre, de pájaro, de animal, las espinas,
saldrán de la boca del enfermo y caerán en la mano del mago,
hijo del dios vivo.
La saliva es un remedio excelente. Echando saliva sobre una
herida, se la cura. La saliva forma parte de las secreciones y
exudaciones que, como la sangre, el sudor, la orina, provienen
del cuerpo de los dioses. Es por ello que la utilización de los
excrementos, la orina y otras materias en principio repugnantes,
procede de una concepción mágica. El mundo de las fuerzas
demoníacas es el anverso del hombre justo. En el otro mundo, los
condenados comen excrementos y marchan cabeza abajo. No
obstante, es posible el uso homeopático de estas materias
naturales. Como los demás elementos de la vida, contienen una
parcela de divinidad que el mago debe saber extraer y
manipular. Herencia tardía de esta concepción, una tradición
curiosa, que deriva de Egipto, fue conservada en la Edad Media
y conocida hasta el siglo XVII. Para conocer el sexo del niño que
va a nacer, se moja espelta y trigo en la orina de la mujer encinta
y se colocan los granos en dos saquitos. Si el trigo germina,
nacerá un niño. Si es la espelta, una niña. También se pueden
cavar dos fosas. En una se arroja cebada; en la otra trigo. En las
dos se vierte orina de la mujer encinta y se recubre de tierra. Si el
trigo crece más deprisa que la cebada, será un niño. Pero si la
cebada crece primero, es una niña lo que la madre dará a luz.
Estas anécdotas mágicas, fundadas por otra parte en
conocimientos químicos, no deben disfrazar extraordinarios
aspectos de la magia de estado, como las estatuas curativas.
Estas, cubiertas de textos mágicos y consagradas en los templos,
eran situadas en sanatorios sagrados o en capillas. En su zócalo
estaba excavada una cubeta donde se recogía el agua vertida
sobre la estatua y que, al pasar sobre los textos, se impregnaba
de magia. Este agua se convertía en energética, y se ofrecía a los
enfermos o a los infelices picados por una serpiente o un
escorpión. Este agua mágica tenía un efecto preventivo,
protegiendo de toda agresión a los viajeros que se aventuran en
el desierto.
Figura 21
Una diosa-estrella recibe del sol una energía que entra en su
boca. Ella la restituye a una serpiente; símbolo de las fuerzas
telúricas, animadas así con una energía celeste. Lo que está en
arriba es como lo que está en abajo. (Las capillas de
Tutankhamon)
Sangre y magia
Dolencias de la cabeza
Plantas mágicas
Encantamientos
El niño
El niño, sobre todo el recién nacido, es una criatura frágil. Es por
eso que el mago dispone de una abundante serie de fórmulas
para protegerle. En Heliópolis, el primero y el último día de la
lunación, se celebran las fiestas para salvaguardar a la madre y
al niño.
La protección del niño es comparable a la del cielo, de la tierra,
del día y de la noche, de los dioses que poseen los fundamentos
de la tierra. Los dioses protegen el nombre del niño, la leche que
mama, la ropa con la que se viste, la época en que vive, los
amuletos fabricados para él y colocados alrededor de su cuello.
Se recitan fórmulas sobre el niño cuando aparece la luz del sol.
La mano y el sello del dios sol constituyen la protección de la
madre.+ Cada mañana y cada tarde pronuncia fórmulas
mágicas sobre un amuleto colgado del cuello de su bajo. Apela al
sol naciente. Implora que aleje a los muertos que querrían
arrebatarle a su niño. “Es Ra, mi señor, quien me salva”, afirma:
de esta forma no entrega a su hijo al ladrón o la ladrona venidos
del reino de los muertos.
A menudo a los magos egipcios se oponen los magos de los
países extranjeros. La madre protege a su hijo contra la magia
extranjera rodeándole con sus brazos. Desconfía en particular de
la hechicera nubia y de la asiática. Ya sean esclavos o nobles,
ella profiere al encontrarlas un terrible maleficio: ¡que se
conviertan en vómito u orina!
Existe inquietud por el bebé en todo momento: ¿Está bien caliente
en su nido, él que parece un pajarillo? ¿Su madre se ocupa bien
de él? ¿Está ella presente? ¿Si no es así, está su nodriza? ¿Se
tiene cuidado de que respire bien? Para evitarle cualquier
molestia, se confeccionan nudos mágicos y se pronuncian
fórmulas sobre bolitas de oro y de granate y sobre un sello con un
cocodrilo y una mano.
Si el niño es atacado por una hinchazón sospechosa, se le
recuerda que es Horus y se rechaza el demonio que se manifiesta
como un agresor con cuchillo afilado, como un carnicero. La
hinchazón disminuye y el fluye el pus. Frente a este poco
gratificante espectáculo, el mago evoca una escena deliciosa en
la que está acostado en compañía de maravillosas mujeres con
cabellos perfumados con mirra.
La estela de Metternich explica que Horus fue mordido en un
campo de Heliópolis mientras Isis se encontraba en las moradas
superiores, haciendo libaciones en honor de su hermano Osiris.
Horus gritó de dolor. Isis apeló a los poderes celestes para que le
socorrieran. Para que Horus sea curado las nodrizas de la ciudad
santa de Buto velan por él, marcando su camino entre los
hombres hasta que él haya tomado posesión del trono de las Dos
Tierras. El poder mágico de su madre es su protección, ella le
rodea de amor y hace que los hombres tengan temor de él.
Este mito fundamental de Isis y Horus, de la Madre y del Niño es
frecuente en el pensamiento egipcio. Aquí se enfrentan la
fragilidad de la existencia humana y la fuerza de la magia. El
drama vivido por Isis es intenso. Escapando del furor de Seth,
oculta a su hijo y marcha a buscar a la nodriza. Cuando regresa,
encuentra a Horus inconsciente. Interroga a los habitantes de los
pantanos. Horus ha sido mordido por un escorpión o una
serpiente. Isis abraza a Horus y canta la letanía “Horus ha sido
mordido”. Por consejo de la diosa escorpión, Serket, invoca a la
barca solar, que se ve obligada a detenerse. Thot desciende de
ella. Ordena al veneno que desaparezca, para que cesen las
perturbaciones cósmicas debidas a la inmovilidad del barco
solar.300
No existe educación que no sea mágica. ¿Cómo podría una
madre atenta rechazar a los genios malvados si no es por la
magia? Para curar la fiebre del vientre del niño, Isis y Nepthis
lanzan un llamamiento a Geb, padre de los dioses. Recitan la
fórmula sobre dos imágenes de Thot, trazadas con tinta fresca
sobre la mano de un hombre.301
Para ayudar a un niño a crecer, se le hace absorber un pedazo
de su placenta, empapado en leche. Si lo vomita, morirá. Si lo
ingiere bien, vivirá mucho tiempo. La placenta real estaba
considerada, en efecto, como uno de los símbolos del principio de
la vida. Esto se debe exaltar en todo momento frente a las
fuerzas de los muertos que vagabundean. El demonio de la
enfermedad viene de las tinieblas. Tiene la nariz detrás y el rostro
vuelto también hacia atrás. Hay que evitar que este demonio
abrace al niño, apoderándose de él, que se le lleve, es decir, que
le haga morir. La madre está siempre inquieta por la salud de su
hijo. A cada momento, una forma inquietante, un fantasma
femenino puede penetrar en la casa. La madre pregunta: “¿Has
venido para abrazar a este niño? Yo no te lo permitiré. ¿Has
venido para debilitar a este niño? No te lo permitiré. ¿Has venido
para llevártelo? No te lo permitiré.” El espectro es una difunta.
Descorazonada por las preguntas de la madre, no sabe ya para
qué ha venido. Se aleja y se pierde en la nada.302
Los antiguos egipcios tenían un acusado sentido de una magia
médica en la que el entorno jugaba un importante papel. Las
fuerzas negativas son no solo expulsadas fuera del cuerpo, sino
también fuera de la casa. No se puede estar sano en un medio
malsano. Por fortuna, la madre de familia dispone de un
formidable remedio mágico: su leche. La lecha de las diosas
regenera al faraón, el de la madre aleja a los niños de los
demonios. Este extraordinario alimento cura los cólicos, el catarro,
las quemaduras, y da vigor y potencia. La leche, “potenciada”
mágicamente por medio de fórmulas, se vierte en un recipiente
cuya forma es la de una madre sosteniendo a un niño sobre sus
rodillas. La leche de la madre o de la nodriza es considerada
como un “agua de protección” que pone al recién nacido al
abrigo de las enfermedades. Al salir de la fábrica de tejidos ¿no
extinguió Isis con su leche el fuego que había alcanzado a Horus?
303
Leche de mujer y granos de perfume son excelentes soportes
mágicos para luchar contra una penosa afección, el catarro del
cerebro. “Deja de fluir, catarro del cerebro, que haces enfermar a
los siete orificios de la cabeza”, dice el mago; los servidores de
Ra dirigen sus plegarias a Thot y el mago aporta el remedio, a
saber, la leche de una mujer que haya dado a luz a un niño, y
granos de perfume muy seleccionados. Thot curó de esta forma a
Ra de una sinusitis que le afligía enormemente.304
*
La infancia es un estado a reconquistar. El faraón se convierte en
niño para beber de la fuente de la vida. Lo mismo sucede con el
iniciado que entra en el reino del más allá, que proclama el ritual:
“Tú vas a recomenzar el camino, bajo la apariencia de un niño
pequeño, porque lo que se ha hecho a tu ka, según el decreto de
la Soberana, los cuatro soportes del cielo te dan una sepultura
perfecta, esmerada, terminada”.305
Este es el bello resultado del amor mágico: hacer de un niño un
hombre cuyo espíritu se abra al conocimiento de lo divino, un ser
cuya inteligencia sensible capte las energías sutiles del cosmos.
Capitulo IX
El mundo animal
Figura 23
La vaca celeste, madre nutricia, sostenida por genios. Circulan
por ella las barcas divinas. De ella proviene la leche
regeneradora de la que se alimentan el rey y el universo. (Las
capillas de Tutankhamon)
Desde luego, yo le hice mil preguntas sobre las divinidades
egipcias con cabeza de animales, sobre los animales sagrados,
sobre ese amor extraordinario del antiguo egipcio para con el
mundo animal donde lo divino se expresa con tanta fuerza y
precisión. En muchos momentos se contentó con aprobar con la
cabeza, como si el tiempo hubiera sido abolido, como si el
paisaje espiritual del antiguo Egipto se desarrollase ante nuestros
ojos.
El escarabajo
Figura 24
Fases de mutación de la energía creadora: los rayos de luz
penetran en la cabeza de seres momificados que sirven de canal
a la radiación, la cual se transmite luego a las fuerzas telúricas
simbolizadas por serpientes. En sus ojos entra una columna
inclinada de fuego. (Las capillas de Tutankhamon)
A veces la serpiente es considerada como benéfica. Así, Aha, una
serpiente de buen carácter, estaba situada a la entrada de los
templos, es el guardián del umbral. Otra serpiente protege el
palacio real o rodea la mesa de las ofrendas, poniéndola a salvo
de influencias maléficas. Renenutet, mujer con cabeza de
serpiente, vela sobre las cosechas y las mieses. Es por excelencia
la serpiente nutricia que conserva la vida sobre la tierra. Según
los capítulos 87-88 de los Textos de los sarcófagos, el difunto es
la serpiente-naou, toro de los Enéadas, y no está sujeto a ninguna
magia. Nada malo puede sucederle. Ni el fuego ni el agua le
alcanzarán. Será como Ra cada día. Transformado en serpiente
“hijos-de-la-tierra”, el mago nace cada noche, renovado,
rejuvenecido.
Veneno y ponzoña son temibles, porque se introducen en los
canales del cuerpo, perturban el fluido y conducen a una muerte
segura. Sin embargo, la iniciación del. mago le conduce a
familiarizarse con estos peligros. Es incluso probable que haya
sido picado, de manera controlada, para experimentar los efectos
reales del mal. Djed-her, el mago, se expresa en estos términos:
“Yo me he aproximado de forma que he sido mordido y he caído
enfermo. Pero el veneno saldrá. ¡Que sea quemado el veneno que
estuvo por todo el cuerpo de este hombre sufriente!”.
Al hombre sufriente se le llama “señor de la noche”, es decir, del
período durante el cual la serpiente, invisible, es más peligrosa.
Es dueña de las fuerzas oscuras, desciende a las tinieblas y vuelve
a salir de ellas. El mago vivía una iniciación indispensable para
poder combatir el mal con alguna probabilidad de éxito.
El veneno es una fuerza. Como tal, es preciso conjurarla. Al
cegarla mediante sus fórmulas, el mago impide que circule a su
antojo. El veneno tiene un rostro, que no podrá levantar, una
cabeza que no podrá bajar, vagará sin poder dar en el blanco.
No lanzará gritos de alegría.
Cuando se le da orden al veneno de descender al suelo dejando
el cuerpo del individuo enfermo, se crea un clima mágico muy
particular. Hay un rumor de viento, pero no hay viento. Hay un
rumor de agua, pero la inundación no ha llegado. Es necesario
estar alerta ante la aparición de la luz solar, al brillo del disco
que terminará por vencer a las tinieblas. El mago mira el cielo y
ve a Ra. Es él quien le salvará. Mira a la tierra y ve a Geb. El
también le salvará. “¡Oh, Ra invoca el mago, ven, actúa como un
salvador, ten presente que te he visto!”.
El veneno ya no actuará. Se amenaza al veneno, se le explica
que su acción podría tener consecuencias catastróficas para el
orden universal: “Si el veneno avanza hacia el corazón del
hombre sufriente, avanza hacia el corazón de Ra. Si se apodera
del corazón de este hombre, se apodera del corazón de Ames de
Heliópolis. Esta última catástrofe es imposible. Durante todo el
tiempo que el mago no sufra el veneno, Ra no se marchará, Thot
no se marchará, Horus no se marchará, la luz vendrá, el rito será
realizado en los templos.
La voz del exorcista es fuerte cuando interpela al veneno, como la
voz de Ra dirigiéndose a su Enéada, como la de Thot a sus
escritos, de la harina al grano, de Seth cuando se bate con el
mal. Existe una fórmula para impedir la acción del veneno desde
“el tiempo primordial”, aquel en que las criaturas comenzaron su
existencia. Las palabras son pronunciadas por Serket, la diosa-
escorpión, evocando al dios que se creó a sí mismo, formó el
cielo, la tierra, el agua, el aliento, la vida, los dioses, los pájaros
y los peces. El mago obtiene así la revelación de que la realeza
sobre los hombres y sobre los dioses es una misma cosa. Por
medio de este dominio obliga al veneno y la ponzoña a ejecutar
las órdenes que formula con un tono severo: “¡Sal, veneno, ven,
espárcete sobre el suelo! Horus te conjura, te destruye, te escupe
encima. No te levantas, te caes, eres débil, no tienes fuerza, eres
despreciable y no luchas, eres ciego y no ves, tu cabeza cuelga y
no levantas el rostro”.
Para luchar contra el dardo del escorpión, Isis utiliza un aceite
con el cual dirige una plegaria especial. Este aceite se compara
con una gota de lluvia, con un diluvio de Júpiter que desciende de
la barca del sol al alba. Si alguien ha bebido veneno, el mago
evoca el hecho de que él mismo, Isis y Osiris lo bebieron también
y no murieron. Utilizará “la copa de oro de Osiris” que
transforma todo líquido maléfico en brebaje benéfico. Según la
estela de Metternich, Isis y Nephtis hilan y tejen contra el veneno.
Crean así una red de armonías que impiden a las fuerzas del mal
estrellarse sobre la tierra. Son estas dos diosas las que fabrican a
los magos las cintas y tejidos necesarios para la práctica de su
arte.
Figura 25
En los dos registros superiores, un genio-carnero, representación
del sol, genera la energía naciente representada a su vez por un
hombre (vertical) y por hombre con cabeza de carnero
(horizontal). En el registro inferior, al lado de criaturas amarradas
marchando cabeza abajo, los magos magnetizan el cofre
misterioso donde se elabora la energía de la resurrección. (La
tumba de Ramsés IX)
El mago, vencedor del dardo del escorpión, es considerado como
un rey alrededor del cual se concentran los dioses. Si ha sido
herido durante su combate, Isis viene en su ayuda, aconsejándole
lamer con sus labios el borde de su herida, porque su lengua es la
del creador, Atum. De esta forma será curado instantáneamente.
*
Decenas de animales juegan un papel más o menos destacado en
los rituales mágicos. Sería pesado enumerarlos aquí. Algunos
casos sorprendentes merecen ser citados. Así, para alejar a las
criaturas siniestras atraídas a pesar suyo por el mago, es preciso
poner sobre un brasero excrementos de mono. Ectoplasmas y
fantasmas, incómodos por el olor, retornarán a las zonas oscuras
de donde salieron.
No se olvidan de las criaturas más modestas, ya que se conoce
una fórmula para purificar una mosca e impedir que contamine.
El capítulo 98 de los Textos de los sarcófagos, que se refiere a un
viaje celeste del alma del mago, debe recitarse sobre un piojo de
su cabeza, posado sobre su rodilla hasta que una mosca se lo
trague.
Pero la principal preocupación del mago que utiliza las fuerzas
del mundo animal es no caer bajo las garras del monstruo más
espantoso de todos, “la comedora del Occidente”, con cabeza de
cocodrilo, lomo de hipopótamo y crines de leona. Está encargada
de comerse y destruir al difunto que no ha sido reconocido como
justo por el tribunal. El mago debe evitar tal desgracia, gracias a
las fórmulas de conocimiento, y franquear este obstáculo para
acceder a los paraísos celestes.
Apéndice
Magia egipcia, magia cristiana
Lista de abreviaturas
Bibliografía