Almonacid Arellano y Otros Vs
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Almonacid Arellano y Otros Vs
Chile
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Víctimas(s):
Elvira del Rosario Gómez Olivares, Alfredo Almonacid Gómez, Alexis Almonacid Gómez y José Luis Almonacid Gómez
Representante(s):
Sumilla:
El caso se refiere a la responsabilidad internacional del Estado por falta de investigación y sanción de los
responsables de la ejecución extrajudicial de Luis Alfredo Almonacid Arellano, así como a la falta de reparación
adecuada a favor de sus familiares.
Palabras Claves: Amnistía, Control de convencionalidad, Crímenes de lesa humanidad, Garantías judiciales y
procesales, Jurisdicción militar, Jurisdicción penal, Protección judicial
Derechos violados
Convención Americana:Artículo 1 (Obligación de respetar los derechos.) , Artículo 2 (Deber de adoptar disposiciones
de derecho interno) , Artículo 25 (Protección Judicial) , Artículo 8 (Garantías Judiciales)
Otros Instrumentos: Convenio de la Haya sobre las leyes y costumbres de la guerra terrestre – Naciones Unidas,
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados – Naciones Unidas, Convenios de Ginebra de 1949 – Naciones
Unidas, Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional – Naciones Unidas
Hechos
- Los hechos del presente caso se desarrollan en el contexto del régimen militar que derrocó el gobierno del
entonces Presidente Salvador Allende en 1973. La represión generalizada dirigida a las personas que el régimen
consideraba como opositoras operó hasta el fin del gobierno militar.
- Luis Alfredo Almonacid Arellano era profesor de enseñanza básica y militante del Partido Comunista. El 16 de
septiembre de 1973 fue detenido por carabineros quienes le dispararon, en presencia de su familia, a la salida de su
casa. Falleció al día siguiente.
- En 1978 se adoptó el Decreto Ley No. 2.191, mediante el cual se concedía amnistía a todas las personas que hayan
encurrido en hechos delictuosos entre 1973 y 1978. Debido a esta norma no se investigó adecuadamente la muerte
del señor Arellano ni se sancionó a los autores del hecho.
- Petitorio de la CIDH: La CIDH solicitó al Tribunal que declare la responsabilidad internacional del Estado de Chile por
la presunta violación de los derechos reconocidos en los artículos 8 y 25 de la Convención Americana, en relación
con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de los familiares del señor Luis Alfredo Almonacid Arellano.
Asimismo, la CIDH solicitó a la Corte que declare que el Estado incumplió con la obligación emanada del artículo 2 de
la Convención Americana.
Competencia y Admisibilidad
I. Competencia
5. Chile es Estado Parte en la Convención Americana desde el 21 de agosto de 1990 y reconoció la competencia
contenciosa de la Corte en esa misma fecha. En ese momento declaró que reconocía la competencia de la Corte,
conforme a lo dispuesto por el artículo 62 de la Convención, solamente respecto a los “hechos posteriores a la fecha
del depósito de este Instrumento de Ratificación o, en todo caso, a hechos cuyo principio de ejecución sea posterior
al 11 de marzo de 1990”. El Estado ha alegado en sus excepciones preliminares que el Tribunal no tiene
competencia para conocer del presente caso (…). Por lo tanto, la Corte decidirá primero sobre las excepciones
preliminares interpuestas por Chile; posteriormente, si fuera jurídicamente procedente, el Tribunal pasará a decidir
sobre el fondo y las reparaciones solicitadas en el presente caso.
42. El fundamento de la primera excepción preliminar interpuesta por el Estado radica en su “declaración” realizada
al reconocer la competencia de la Corte el 21 de agosto de 1990, la cual establece que: (…) el Gobierno de Chile
deja constancia que los reconocimientos de competencia que ha conferido se refieren a hechos posteriores a la
fecha del depósito de este instrumento de ratificación o, en todo caso, a hechos cuyo principio de ejecución sea
posterior al 11 de marzo de 1990. Igualmente el Gobierno de Chile, al conferir la competencia a la Comisión y a la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, declara que estos órganos, al aplicar lo preceptuado en el párrafo
segundo del artículo 21 de la Convención no podrán pronunciarse acerca de las razones de utilidad pública o de
interés social que se hayan tenido en consideración al privar de sus bienes a una persona.
43. De acuerdo a la jurisprudencia desarrollada por esta Corte, debe entenderse que la “declaración” realizada por
Chile constituye una limitación temporal al reconocimiento de la competencia de este Tribunal, y no una “reserva”.
48. Esta Corte ha considerado que en el transcurso de un proceso se pueden producir hechos independientes que
podrían configurar violaciones específicas y autónomas de denegación de justicia. (…)
49. En vista de ello, la Corte considera que es competente para pronunciarse sobre los hechos señalados por la
Comisión y los representantes referentes al otorgamiento de competencia a la jurisdicción militar en perjuicio de la
jurisdicción civil, y a la aplicación de la Ley de Amnistía en el presente caso por parte de las autoridades judiciales
militares, puesto que ocurrieron con posterioridad al 21 de agosto de 1990. (…) .
50. En lo que se refiere a la vigencia del Decreto Ley No. 2.191, no puede alegarse que el principio de ejecución del
supuesto incumplimiento del artículo 2 de la Convención Americana se haya dado con la promulgación de éste en
1978, y que por ende la Corte no tiene competencia para conocer ese hecho. El principio de ejecución del supuesto
incumplimiento del artículo 2 de la Convención Americana se produce cuando el Estado se obligó a adecuar su
legislación interna a la Convención, es decir, al momento en que la ratificó. (…)
51. En consecuencia, se rechaza la excepción preliminar en los términos que se han señalado.
55. La segunda excepción preliminar del Estado se refiere a dos asuntos: i) el envío “apresurado” de la Comisión del
presente caso a la Corte, sin que se hubiese tenido en cuenta el informe del Estado relativo al cumplimiento de las
recomendaciones contenidas en el Informe de Fondo de la Comisión, y ii) que la decisión de la Comisión de someter
el caso a la Corte se habría tomado con anterioridad a la presentación del informe estatal, puesto que se habrían
solicitado “los antecedentes” al representante de las presuntas víctimas.
56. Respecto al primer argumento del Estado, resulta pertinente referirse a lo dispuesto en el artículo 51.1 de la
Convención Americana (…).
58. Los plazos establecidos en los (…) artículos [51.1 de la Convención Americana y 43 del Reglamento de la
Comisión] no son los mismos. El plazo de tres meses señalado en el artículo 51.1 de la Convención es el plazo
máximo dentro del cual la Comisión Interamericana está facultada para someter un caso a la competencia
contenciosa de esta Corte, luego de lo cual la facultad de la Comisión caduca. Por su parte, el plazo del artículo 43.2
del Reglamento de la Comisión se refiere al plazo máximo dentro del cual un Estado debe informar a la Comisión
sobre las medidas adoptadas para cumplir con sus recomendaciones. Este último plazo es fijado por la propia
Comisión.
60. Como puede apreciarse (…), estaban transcurriendo dos plazos distintos, el plazo del Estado para presentar su
informe de cumplimiento, que vencía el 1 de julio de 2005 (artículo 43.2 del Reglamento de la Comisión), y el plazo
de la Comisión para someter el presente caso a la Corte, que vencía el 11 de julio de 2005 (artículo 51.1 de la
Convención). Consecuentemente, el Estado erró al considerar que el plazo del artículo 51.1 de la Convención le era
aplicable, cuando en realidad estaba sometido al plazo fijado por la Comisión en base al artículo 43.2 de su
Reglamento.
61. Por tales razones, el Tribunal estima que el Estado presentó su informe de cumplimiento fuera de plazo (…).
62. En relación con el segundo argumento del Estado, respecto a que la Comisión habría tomado la decisión de
someter el presente caso ante la Corte con anterioridad a la presentación del informe estatal, puesto que se
habrían solicitado los antecedentes, por correo electrónico, al representante de las presuntas víctimas, la Corte nota
que tal situación no se ha producido. En efecto, del expediente obrante ante este Tribunal se desprende que el
correo electrónico al que hace referencia el Estado corresponde a la comunicación remitida a la Comisión el 24 de
junio de 2005 por el representante de las presuntas víctimas, en el que envía la información solicitada por aquélla el
20 de junio de 2005, de conformidad con el artículo 43.3 del Reglamento de la Comisión (…).
64. Este Tribunal observa que, si bien el Estado no ha planteado la excepción formal de no agotamiento de recursos
internos, éste señaló, interalia, que “[l]os representantes de los familiares de la víctima, quienes tenían la calidad de
querellantes particulares, no interpusieron los recursos de que disponían para llevar la definición de esta materia
ante la Corte Suprema de Justicia de Chile”. (…) En primer lugar, la Corte ha señalado que la falta de agotamiento de
recursos es una cuestión de pura admisibilidad y que el Estado que la alega debe indicar los recursos internos que
es preciso agotar, así como acreditar que esos recursos son efectivos. En segundo término, la excepción de no
agotamiento de recursos internos debe plantearse, para que sea oportuna, en la etapa de admisibilidad del
procedimiento ante la Comisión, o sea, antes de cualquier consideración en cuanto al fondo; si no es así, se presume
que el Estado renuncia tácitamente a valerse de ella. En tercer lugar, el Estado demandado puede renunciar en
forma expresa o tácita a la invocación de la falta de agotamiento de los recursos internos
65. En el caso particular, durante el procedimiento ante la Comisión el Estado no alegó la falta de agotamiento de
los recursos internos (…). Por lo tanto, como consecuencia de no haber planteado en su oportunidad procesal
objeción alguna sobre el agotamiento de los recursos internos, la Corte concluye que el Estado está impedido –en
virtud del principio del estoppel– de hacerla prevalecer ante este Tribunal (…)
No se consigna
Análisis de fondo
I. Incumplimiento de los deberes generales contenidos en los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana y
violación de los artículos 8 y 25 de la misma (Garantías judiciales y protección judicial)
1.1 La ejecución extrajudicial del señor Almonacid Arellano como crimen de lesa humanidad
96. (…) [L]a Corte reconoce que los crímenes contra la humanidad incluyen la comisión de actos inhumanos, como
el asesinato, cometidos en un contexto de ataque generalizado o sistemático contra una población civil. Basta que
un solo acto ilícito como los antes mencionados sea cometido dentro del contexto descrito, para que se produzca un
crimen de lesa humanidad (…). Todos estos elementos ya estaban definidos jurídicamente cuando el señor
Almonacid Arellano fue ejecutado.
99. (…) [L]a Corte encuentra que hay amplia evidencia para concluir que en 1973, año de la muerte del señor
Almonacid Arellano, la comisión de crímenes de lesa humanidad, incluido el asesinato ejecutado en un contexto de
ataque generalizado o sistemático contra sectores de la población civil, era violatoria de una norma imperativa del
derecho internacional. Dicha prohibición de cometer crímenes de lesa humanidad es una norma de ius cogens, y la
penalización de estos crímenes es obligatoria conforme al derecho internacional general.
103. Como se desprende del capítulo de Hechos Probados, desde el 11 de septiembre de 1973 hasta el 10 de marzo
de 1990 gobernó en Chile un dictadura militar que dentro de una política de Estado encaminada a causar miedo,
atacó masiva y sistemáticamente a sectores de la población civil considerados como opositores al régimen,
mediante una serie de graves violaciones a los derechos humanos y al derecho internacional (…).
105. Según el corpus iuris del Derecho Internacional, un crimen de lesa humanidad es en sí mismo una grave
violación a los derechos humanos y afecta a la humanidad toda. (…)
110. La obligación conforme al derecho internacional de enjuiciar y, si se les declara culpables, castigar a los
perpetradores de determinados crímenes internacionales, entre los que se cuentan los crímenes de lesa
humanidad, se desprende de la obligación de garantía consagrada en el artículo 1.1 de la Convención Americana.
Esta obligación implica el deber de los Estados Partes de organizar todo el aparato gubernamental y, en general,
todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean
capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. (…)
111. Los crímenes de lesa humanidad producen la violación de una serie de derechos inderogables reconocidos en
la Convención Americana, que no pueden quedar impunes. (…) Asimismo, la Corte ha determinado que la
investigación debe ser realizada por todos los medios legales disponibles y orientada a la determinación de la
verdad y la investigación, persecución, captura, enjuiciamiento y castigo de todos los responsables intelectuales y
materiales de los hechos, especialmente cuando están o puedan estar involucrados agentes estatales. (…)
114. Por las consideraciones anteriores, la Corte estima que los Estados no pueden sustraerse del deber de
investigar, determinar y sancionar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad aplicando leyes de
amnistía u otro tipo de normativa interna. Consecuentemente, los crímenes de lesa humanidad son delitos por los
que no se puede conceder amnistía.
115. Ya que se ha establecido que el crimen cometido en contra del señor Almonacid Arellano es un crimen de lesa
humanidad, y que los crímenes de lesa humanidad no pueden ser amnistiados, corresponde al Tribunal analizar si el
Decreto Ley No. 2.191 amnistía ese crimen y si, de darse ese supuesto, el Estado ha dejado de cumplir su obligación
derivada del artículo 2 de la Convención por mantener vigente esa normativa.
116. El artículo 1 del Decreto Ley No. 2.191 concede una amnistía general a todos los responsables de “hechos
delictuosos” cometidos desde el 11 de septiembre de 1973 al 10 de marzo de 1978. Por su parte, el artículo 3 de ese
Decreto Ley excluye de la amnistía una serie de delitos. La Corte nota que el crimen de lesa humanidad de asesinato
no figura en el listado del artículo 3 del citado Decreto Ley (…)
117. Esta Corte ha afirmado en varias oportunidades que [e]n el derecho de gentes, una norma consuetudinaria
prescribe que un Estado que ha celebrado un convenio internacional, debe introducir en su derecho interno las
modificaciones necesarias para asegurar la ejecución de las obligaciones asumidas. Esta norma aparece como válida
universalmente y ha sido calificada por la jurisprudencia como un principio evidente (….)
118. A la luz del artículo 2 de la Convención, tal adecuación implica la adopción de medidas en dos vertientes, a
saber: i) la supresión de las normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen violación a las garantías
previstas en la Convención, y ii) la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la efectiva
observancia de dichas garantías. Es necesario reafirmar que la obligación de la primera vertiente sólo se satisface
cuando efectivamente se realiza la reforma.
119. Leyes de amnistía con las características descritas conducen a la indefensión de las víctimas y a la perpetuación
de la impunidad de los crímenes de lesa humanidad, por lo que son manifiestamente incompatibles con la letra y el
espíritu de la Convención (…). En consecuencia, dada su naturaleza, el Decreto Ley No. 2.191 carece de efectos
jurídicos y no puede seguir representando un obstáculo para la investigación de los hechos que constituyen este
caso (…).
121. El Estado, desde que ratificó la Convención Americana el 21 de agosto de 1990, ha mantenido vigente el
Decreto Ley No. 2.191 por 16 años, en inobservancia de las obligaciones consagradas en aquella. Que tal Decreto
Ley no esté siendo aplicado por el Poder Judicial chileno en varios casos a partir de 1998, (…) no es suficiente para
satisfacer las exigencias del artículo 2 de la Convención en el presente caso (…).
122. Por tales razones, la Corte encuentra que el Estado ha incumplido con los deberes impuestos por el artículo 2
de la Convención Americana, por mantener formalmente dentro de su ordenamiento un Decreto Ley contrario a la
letra y espíritu de la misma.
123. (…) El cumplimiento por parte de agentes o funcionarios del Estado de una ley violatoria de la Convención
produce responsabilidad internacional del Estado, y es un principio básico del derecho de la responsabilidad
internacional del Estado, recogido en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en el sentido de que todo
Estado es internacionalmente responsable por actos u omisiones de cualesquiera de sus poderes u órganos en
violación de los derechos internacionalmente consagrados, según el artículo 1.1 de la Convención Americana.
124. (…) [C]cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces,
como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de
las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que
desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de
“control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no
solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana.
126. En el presente caso, el Poder Judicial aplicó el Decreto Ley No. 2.191 lo que tuvo como efecto inmediato el cese
de las investigaciones y el archivo del expediente, dejando en la impunidad a los responsables de la muerte del
señor Almonacid Arellano. (…)
128. Por lo tanto, la Corte considera que la aplicación del Decreto Ley No. 2.191 desconoció los deberes impuestos
por el artículo 1.1 de la Convención Americana en violación de los derechos de la señora Elvira del Rosario Gómez
Olivares y de los señores Alfredo, Alexis y José Luis Almonacid Gómez consagrados en los artículos 8.1 y 25 de la
Convención, de todo lo cual Chile es internacionalmente responsable.
130. La Convención Americana en su artículo 8.1 establece que toda persona tiene el derecho de ser oída por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial. Así, esta Corte ha señalado que “toda persona sujeta a un
juicio de cualquier naturaleza ante un órgano del Estado deberá contar con la garantía de que dicho órgano sea
imparcial y actúe en los términos del procedimiento legalmente previsto para el conocimiento y la resolución del
caso que se le somete”.
131. El Tribunal ha establecido que en un Estado democrático de derecho la jurisdicción penal militar ha de tener un
alcance restrictivo y excepcional y estar encaminada a la protección de intereses jurídicos especiales, vinculados
con las funciones que la ley asigna a las fuerzas militares (…). Al respecto, la Corte ha dicho que “[c]uando la justicia
militar asume competencia sobre un asunto que debe conocer la justicia ordinaria, se ve afectado el derecho al juez
natural y, a fortiori, el debido proceso”, el cual, a su vez, se encuentra íntimamente ligado al propio derecho de
acceso a la justicia.
132. En el presente caso, la Corte ha encontrado probado que el 27 de septiembre de 1996 el Segundo Juzgado
Militar de Santiago solicitó al Primer Juzgado del Crimen de Rancagua que se inhibiera de seguir conociendo la causa
porque las personas investigadas al momento en que ocurrieron los hechos estaban sujetas al fuero militar. Como
resultado de lo anterior, la Corte Suprema chilena resolvió el conflicto de competencia a favor de la Jurisdicción
Militar (…).
133. En vista de lo anterior, la Corte declara que el Estado violó el Artículo 8.1 de la Convención Americana, en
conjunto con el artículo 1.1 de la misma, por otorgar competencia a la jurisdicción militar para que conozca el
presente caso, ya que ésta no cumple con los estándares de competencia, independencia e imparcialidad
anteriormente expuestos.
Reparaciones
- La Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas constituye per se una forma de
reparación.
-El Estado debe asegurarse que el Decreto Ley No. 2.191 no siga representando un obstáculo para la continuación de
las investigaciones de la ejecución extrajudicial del señor Almonacid Arellano y para la identificación y, en su caso, el
castigo de los responsables
- El Estado debe asegurarse que el Decreto Ley No. 2.191 no siga representando un obstáculo para la investigación,
juzgamiento y, en su caso, sanción de los responsables de otras violaciones similares acontecidas en Chile.
- El Estado deberá efectuar el reintegro de las costas y gastos dentro del plazo de un año, contado a partir de la
notificación del presente fallo, en los términos de los párrafos 164 de la Sentencia de Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas.
- El Estado deberá realizar las publicaciones señaladas dentro del plazo de seis meses contados a partir de la
notificación de la Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Puntos Resolutivos
La Corte decide,
- El Estado incumplió sus obligaciones derivadas de los artículos 1.1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, y violó los derechos consagrados en los artículos 8.1 y 25 de dicho tratado, en perjuicio de la señora Elvira
del Rosario Gómez Olivares y de los señores Alfredo, Alexis y José Luis Almonacid Gómez.
- Al pretender amnistiar a los responsables de delitos de lesa humanidad, el Decreto Ley No. 2.191 es incompatible
con la Convención Americana y, por tanto, carece de efectos jurídicos, a la luz de dicho tratado.
b) publicación de la Sentencia en el Diario Oficial y en otro diario de amplia circulación nacional (punto resolutivo
octavo de la Sentencia.
(ii) De conformidad con lo señalado en los Considerandos pertinentes de la presente Resolución, se encuentran
pendientes de cumplimiento los siguientes puntos resolutivos de la Sentencia:
a) investigar, identificar, juzgar y, en su caso, sancionar a los responsables por la ejecución extrajudicial del señor
Almonacid Arellano y el deber de asegurar que el Decreto Ley No. 2.191 no siga representando un obstáculo para la
continuación de las investigaciones (punto resolutivo quinto y párrafos 145 a 157 de la Sentencia)
b) asegurar que el Decreto Ley No. 2.191 no siga representando un obstáculo para la investigación, juzgamiento y, en
su caso, sanción de los responsables de otras violaciones similares acontecidas en Chile (punto resolutivo sexto y
párrafo 145 de la Sentencia).
- La Corte resuelve,
(i) Requerir al Estado que adopte todas las medidas que sean necesarias para dar efectivo y pronto acatamiento a los
puntos pendientes de cumplimiento que fueron ordenados por el Tribunal en la Sentencia,
(ii) Solicitar al Estado que presente, a más tardar el 30 de marzo de 2011, un informe que contenga información
detallada, actual y precisa sobre los puntos que se encuentran pendientes de acatamiento.
(iii) Solicitar al representante de la víctima y sus familiares y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que
presenten sus observaciones al informe del Estado mencionado en el punto resolutivo anterior, en los plazos de
cuatro y seis semanas, respectivamente, contados a partir de la recepción de dicho informe.
(iv) Continuar supervisando los puntos pendientes de cumplimiento de la Sentencia de excepciones preliminares,
fondo, reparaciones y costas de 26 de septiembre de 2006.
(v) Requerir a la Secretaría de la Corte que notifique la presente Resolución al Estado de Chile, a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y al representante de la víctima y sus familiares.