12 Avivamiento
12 Avivamiento
12 Avivamiento
Como notó el autor de Eclesiastés, nada hay nuevo debajo del sol (Eclesiastés 1:9). Las
generaciones vienen y se van. Movimientos de avivamiento vienen y se van. El deseo de conocer
más a Dios viene y desgraciadamente disminuye. Algunas personas prefieren la rutina en vez de lo
inesperado. Otros quieren ver desesperadamente algo inusual, algo que jamás ha sucedido.
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No apaguéis el Espíritu
Lo último que cualquier creyente pentecostal sincero quiere hacer es apagar o afligir al
Espíritu Santo. Sabemos muy bien qué significaba Pablo cuando escribió a los tesalonicenses: “No
apaguéis el Espíritu”. Pero dos versículos después amonestaba: “Examinadlo todo
cuidadosamente, retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:19,21). Entonces no tomamos a la ligera la
doble responsabilidad de dejar que el Espíritu Santo unja y mueva como Él quiera, y al mismo
tiempo obedecer el mandato de juzgar y discernir. Si la profecía supuestamente impulsada por el
Espíritu Santo debe ser juzgada (1 Corintios 14:29), entonces las reacciones físicas que pretenden
ser la obra del Espíritu Santo pueden y deben ser juzgadas también. Pero el juicio en tales asuntos
siempre se debe hacer con la mente y el espíritu de Cristo. No queremos excomulgar a creyentes
sinceros que sin darse cuenta han caído en el exceso – si están dispuestos a escuchar las
enseñanzas y el discernimiento del cuerpo de Cristo con el que escogen identificarse.
En los años desde su establecimiento, Las Asambleas de Dios ha visto la necesidad de
hacer declaraciones acerca de “manifestaciones” de avivamiento según su entendimiento de las
Escrituras. Cuando éstas se aplican a informes actuales de avivamiento, afirmamos y damos
razones bíblicas de nuestras preocupaciones. Pero sobre todo, reafirmamos nuestro deseo de no
impedir cualquier movimiento del Espíritu. Si es de Dios, no podemos ni queremos pararlo. Si es
de hombre, fracasará en su tiempo, pero estamos advertidos por las Escrituras que discernamos con
la ayuda del Espíritu Santo, quien procura bendecir a la iglesia con crecimiento espiritual
perdurable. Entonces pedimos un discernimiento cuidadoso en las siguientes áreas que han
demostrado los excesos y abusos que no siguen las enseñanzas y ejemplos bíblicos.2
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nombrar dones específicos hasta que el Espíritu confirme tales profecías con la
manifestación sobrenatural de los dones prometidos.
En Efesios 2:20, Pablo está considerando el hecho histórico de que los judíos y gentiles se
juntaron para formar la Iglesia. El participio aoristo en el versículo 20 es mejor traducido como
“habiendo sido edificado sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo Jesucristo mismo
la principal piedra del ángulo” – un hecho del pasado. La referencia a los apóstoles y profetas en
Efesios 3:5 que trata de su papel en el registro de las Escrituras inspiradas es un hecho del pasado.
El liderazgo de la iglesia local, según las epístolas pastorales, está en las manos de los ancianos /
presbíteros y diáconos. Estas son las últimas de las epístolas de Pablo. No hay indicaciones en
estas últimas escrituras de una continuación en el puesto de apóstoles y profetas, aunque las
funciones del ministerio todavía continúan.
Los profetas en el Nuevo Testamento nunca son descritos como alguien con una posición
oficialmente reconocida como en el caso de los pastores y evangelistas. Hablaban proféticamente al
cuerpo para la edificación y amonestación. Cuando profetizaban con la inspiración del Espíritu, se
notaba su ministerio. En realidad, podrían haber sido llamados profetas sin designarlos a ocupar un
puesto. Un autoproclamado profeta que empezaba a visitar una iglesia local ciertamente habría sido
sospechoso hasta que lo conocieran mejor. Y para protegerse contra tales abusos, Pablo enseñó
que cada profecía debe ser probada por el Cuerpo (1 Corintios 14:29). La humildad que Pablo
enseñaba y modelaba debe ser una característica principal de todo líder espiritual. Afirmamos que
hay, y debe haber, ministerios apostólicos y proféticos en la iglesia, sin que los individuos sean
identificados como los que ocupan tales puestos.
El Movimiento Pastoral, un término que ahora no se usa tan frecuentemente como antes,
todavía es una práctica similar a los excesos de apóstol / profeta descritos anteriormente. La
sustitución errónea y al azar de apóstoles y profetas mutuamente nombrados para reemplazar el
actual liderazgo, nombrado divinamente y escogido debidamente, es una circunstancia abierta al
abuso. En el pasado las enseñanzas pastorales llevaban a un sistema piramidal artificial de
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responsabilidad, en el que cada persona era responsable ante un pastor personal.5 Este pastor al
mismo tiempo era responsable ante otro pastor para su dirección, responsabilidad, y control.
Aunque el ejemplo de Pablo de aconsejar al joven Timoteo es un buen patrón para hoy, no hay una
base bíblica para hacer una pirámide exigiendo a cada creyente que tenga un pastor personal. El
pastor, como pastor del rebaño de una iglesia local, junto con su cónyuge, puede tratar aun con los
asuntos más personales. El pastor al mismo tiempo tiene un superintendente de distrito, escogido
para este puesto por un trámite divinamente bendecido, en el que puede buscar ayuda cuando lo
necesite. Pero buscar al azar, y con un sentido de obligación, a alguien para ser un pastor personal,
no es bíblico. Los líderes ordenados por Dios, escogidos por colegas guiados por el Espíritu, que
buscan construir y edificar el cuerpo de Cristo, tienen la madurez, la estabilidad, y los dones
necesarios dados por el Espíritu.
La teología del Reino ahora o Dominio. La idea de que el reino de Dios puede venir a la
tierra con la ayuda de los hombres es fascinante para los que favorecen este enfoque para impactar
a la sociedad. En vez de mofarse de la promesa del regreso inminente de Cristo (2 Pedro 3:3,4),
esta errada teología dice que Jesús no regresará hasta que la iglesia retome la tierra de Satanás y sus
seguidores. Al tomar control por cualquier medio posible de las estructuras políticas, eclesiásticas,
educativas, económicas, y otras, supuestamente los cristianos pueden hacer que el mundo sea un
lugar digno del regreso de Cristo y de su dominio sobre él.6 Este triunfalismo no bíblico genera
otras variantes enseñanzas relacionadas.
Hijos manifiestos de Dios y El ejército de Joel. Estos son algunos de los nombres que se
usa para describir a los que han creído la visión para el Reino ahora y están trabajando activamente
ahora para vencer la oposición y declarar que los cristianos que tienen un entendimiento bíblico del
regreso inminente de Cristo son cobardes por no juntarse con los “ungidos”, como a veces ellos
mismos se llaman. Sin duda, el libro de Joel del Antiguo Testamento incluye muchas referencias
de los últimos días. Pero el gran y poderoso ejército de Joel 2 es uno de langostas terribles, un
instrumento de juicio sobre Israel. Después del arrepentimiento de Israel, el ejército de langostas es
destruido por el Señor. Solamente después de esta destrucción del instrumento de juicio llegará el
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avivamiento prometido. “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne” (Joel 2:28).
Es completamente una mala interpretación de las Escrituras encontrar en el ejército de langostas de
Joel una fuerza victoriosa militar que atacará a la sociedad y a la iglesia no cooperativa a fin de
preparar la tierra para el reino milenario de Cristo.
Espiritualizar los sucesos bíblicos y la historia. Ciertamente no hay nada malo en
encontrar paralelos entre los acontecimientos históricos bíblicos y la aplicación de la verdad bíblica
a la vida de hoy – para edificación y animar el crecimiento espiritual. Pero cuando estos sucesos
son forzados dentro de una aplicación torcida de los acontecimientos de los últimos días, los
cristianos que piensan deben estar atentos. Los de Berea en Hechos 17:10,11 fueron alabados
porque estaban “escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas [que Pablo estaba
enseñando] eran así”. Una enseñanza anunciada como la revelación de una nueva verdad bíblica
debe ser analizada profundamente. Los pentecostales se han acostumbrado a las predicaciones
ungidas y dinámicas. Pero que un maestro hable con autoridad y confianza personal no significa
que la enseñanza es verídica. Siempre tiene que estar de acuerdo con las Sagradas Escrituras. El
carisma personal nunca es un sustituto de la autoridad bíblica.
El evangelio de la prosperidad. La predicación del evangelio de la prosperidad ha
aumentado las donaciones a algunos programas, tanto los legítimos como los menos que legítimos.
Dios bendice la fidelidad, pero la bendición no siempre es ganancia financiera. Hay principios
espirituales de sembrar y cosechar, pero sacar dinero de los pobres para mantener un estilo de vida
de abundancia personal es injusto. Si un día vamos a tener que dar cuentas por cada palabra ociosa
(Mateo 12:36), parece razonable que también tendremos que dar cuentas por el dinero que
solicitamos por medios sospechosos. Una enseñanza bíblica debe ser aplicable en cada vecindario,
cultura, sociedad, y país del mundo.7
Dar a luz. Otro ejemplo de una parte de verdad llevada más allá de la decencia es la
enseñanza de que los cristianos tienen que “dar a luz” a nuevos cristianos en el reino. Pablo usó
este paralelo muy apropiadamente cuando escribió a los Gálatas: “Hijitos míos, por quienes vuelvo
a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:19). Pero cuando el
paralelo se describe vívidamente con la imaginería de una madre en el trance de dar a luz y los
creyentes son animados a interceder acostándose en la posición física de una madre dando a luz a
un hijo, se abusa de la verdad.
Maldiciones generacionales. Es cierto que las Escrituras hablan de que los pecados de los
padres son “visitados” sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación (Éxodo 20:5; Números
14:18; Deuteronomio 5:9). En dos de los tres pasajes la “visitación” es dirigida a los que odian a
Dios. También sabemos que la herencia y el ambiente sí pasan algunas cosas a los descendientes.
Pero se debe leer el pasaje del Antiguo Testamento a la luz de la obra de Cristo en la Cruz. En
ningún lugar en el Nuevo Testamento se encuentra una referencia a este concepto. Los creyentes
hoy no viven bajo una maldición personal, aunque la Creación caída alrededor de nosotros todavía
gime y sufre (Romanos 8:22), esperando la restauración de todas las cosas. Un fuerte énfasis en la
maldición generacional ata, en vez de librar, al creyente. Fuera del cuerpo de Cristo, quizás haya
evidencia de una maldición generacional, pero para los creyentes se rompe en el momento de la
salvación, aunque quizás haya características naturales o comportamientos que tenemos que tratar
con la ayuda del Espíritu Santo.
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las baratijas de Satanás y entregarse a su control. Satanás nunca puede tomar posesión
de un hijo de Dios, aunque quizás lo tentará y lo oprimirá. Los creyentes no pueden ser
poseídos por los demonios.
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Antiguo Testamento también tuvieron encuentros con la presencia de Dios que les causaban hacer
y decir cosas inesperadas. Si el Espíritu se movía en las personas en los tiempos bíblicos, puede
hacer lo mismo hoy, y como Él quiera. Pero las reacciones físicas que no son normas específicas
en las Escrituras deben ser probadas y discernidas para ver si son de Dios, una reacción humana, o
de un espíritu que busca deshonrar la obra genuina de Dios. Si no hay un paralelo bíblico, no
deben verse como evidencias de la perfección espiritual o como patrones normales de la experiencia
espiritual.
Fascinación excesiva con las “manifestaciones” físicas. Ninguna reacción física (con la
excepción de las expresiones bíblicas por medio de lenguas iniciadas por el Espíritu) es evidencia
irrefutable de que el Espíritu Santo es responsable de la reacción visible. La presencia de Dios no
siempre está en el viento, terremoto, fuego 9 (1 Reyes 19:11,12). A veces está en el silbo apacible
y delicado. Dios quizás use lo dramático para llamar la atención de los creyentes que están
absortos en otras cosas, pero el cristiano lleno del Espíritu, con una experiencia actual, siempre
debe estar escuchando los suspiros y los codazos del Espíritu. Hay veces en que el Espíritu quiere
decir, “estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10).
Juzgar la reacción humana. De la misma manera que las Escrituras nos dicen que una
profecía debe ser juzgada (1 Corintios 14:29), también una reacción física inusual debe ser juzgada.
¿Es la demostración física un resultado de que la convicción del Espíritu pesa sobre el pecador? En
los avivamientos de siglos anteriores, la convicción ha llevado a los pecadores a gemir, llorar, y aun
gritar del miedo de la perdición eterna que paralizaba el alma. Tales “manifestaciones” parecen
totalmente apropiadas, si son expresiones sinceras que llevan a la conversión.
Juzgar la reacción física que los creyentes experimentan es más difícil. Una experiencia
religiosa frecuentemente viene acompañada de emociones y es a veces una expresión de profundas
necesidades emocionales. Pero buscar un avivamiento sólo para tener una experiencia emocional,
resulta deficiente para la misión divina de cambiar vidas y moldear más a los creyentes a la
semejanza de Cristo. ¿Edifica la reacción humana tanto al individuo como a la congregación?
¿Glorifica a Dios y anima a los demás a acercarse más al Señor? Al contar de sus experiencias,
sean verdaderas o simuladas, ¿esperan ser admirados o aplaudidos? ¿O testifican de sus actitudes
cambiadas y de un creciente deseo de agradecer al Señor en cada manera posible, entregando todo
por Cristo, para llevar cualquier cruz que Él les pida cargar? ¿Hay una determinación obvia de
dejar los deseos carnales y buscar la santidad? ¿Es el gozo expresado resultado de las relaciones
con la Deidad, o un deleite en sus propias experiencias y habilidades? Los que juzgan las
“manifestaciones” deben ser los que están presentes, como en el caso de juzgar la profecía (1
Corintios 14:29).
Tenemos que reconocer que un Dios omnipotente puede poner rellenos de oro en los
dientes y polvo de oro sobre los individuos. Pero, ¿tales experiencias pueden ser demostradas
empíricamente?10 Si es para dar una señal a los que están presentes, la razón de la señal será obvia.
Pero buscar tales señales y milagros nos hace semejantes a los fariseos que se acercaron a Jesús
pidiendo ver una señal del cielo (Marcos 8:11). Los creyentes deben guardar la misma actitud,
cualquiera que sea la señal sobrenatural. Juzgar desde lejos sobre la base de noticias que se han
oído es peligroso.
Manifestaciones y ministerio. El profeta Isaías tuvo una experiencia inusual en la
presencia del Señor (Isaías 6). Primero, hubo una visión, una revelación de la majestad y santidad
de Dios. La reacción inicial de Isaías fue glorificar a Dios. “Santo, santo, santo, Jehová de los
ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria” (Isaías 6:3). Pero inmediatamente después de esa
declaración se sintió muy indigno por sus pecados. “Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto;
porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios
inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Isaías 6:5). Si realmente
experimentamos la presencia de Dios, no importa cuán buena sea nuestra vida, ésta será
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despreciable comparada con la santa presencia de Dios. No tenemos ningún mérito en nosotros
aparte del mérito de Cristo. Estar en la presencia misma de Dios resulta en profunda humildad.
Dios no deja en autocondenación a los que han pagado el precio de experimentar su
presencia. Él inmediatamente les da una misión, alguna tarea de la Gran Comisión que llevar a
cabo. A Isaías, Dios dijo: “Anda, y di a este pueblo”. Este mensaje no era fácil de entregar, pero
Isaías obedeció. Obedecer la voz de Dios debe seguir a la experiencia especial de la presencia de
Dios. Sin embargo, el creyente lleno del Espíritu que anda en el Espíritu momento a momento,
puede escuchar y responder al silbo apacible y delicado sin una gran experiencia emocional cada
vez que Dios da direcciones. Tal experiencia grandiosa quizás sea necesaria para despertar una
pasión santa que se ha apagado, pero el solo buscar tener más experiencias así, sin responder al
llamado de levantarse y hacer la obra del Reino, es inútil. El avivamiento tiene un propósito más
alto que hacer sentir mejor a los santos.
1. Puede ser que en este momento Dios esté produciendo en su iglesia el crecimiento
espiritual que Él desea. Él ama a cada individuo para quien mandó a su Hijo a morir,
y el Padre desea que cada miembro de su congregación se acerque a su Hijo.
2. No critiquen por envidia o falta de valor a las otras iglesias que experimentan actividades
de un avivamiento visible. Sea paciente y fiel a su llamado. Dios puede mover a su
manera, a su tiempo, y donde Él escoja. Sea abierto y prepárese para su movimiento
sobrenatural.
4. No permita que los que han visitado otros lugares que parecen tener un movimiento
espectacular de Dios lo persuadan a usted o a su gente a simplemente imitar las
actividades observadas en otros lugares. Busque un movimiento especial de Dios
según las necesidades de su iglesia. Un “avivamiento” imitado probablemente será de
origen humano.
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uno sólo daña el testimonio cristiano. Si una persona con sinceridad testifica de una
sanidad personal y después sufre un retraso, el testimonio prematuro no puede ser la
culpa del pastor o del evangelista, que se reflejaría negativamente en el testimonio de la
iglesia en la comunidad.
NOTAS
1
Maria Woodworth-Etter, A Diary of Signs and Wonders (Tulsa: Harrison House, 1916
reimpreso) p. 37.
2
El Concilio General de 1949 de Las Asambleas de Dios en Seattle, Washington, aprobó una
resolución refutando las doctrinas de la Nueva Orden de la Lluvia Tardía. Las actas de este
Concilio registran que después de un breve debate, la resolución fue aprobada por una inmensa
mayoría. La resolución trató con muchos de los siguientes asuntos.
3
“Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros,
luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que
tienen don de lenguas” (1 Corintios 12:28).
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4
Para más información sobre el patrón bíblico del ministerio de liderazgo en la iglesia, vea “The
Ministry of the Body of Christ,” declaración de creencias de Las Asambleas de Dios (Springfield,
MO: Gospel Publishing House, 1974).
5
Vea “El movimiento del discipulado y la sumisión”, declaración de creencias de Las Asambleas
de Dios (Springfield, MO: Gospel Publishing House, 1976).
6
Esta falsa enseñanza se trata en detalle en “El reino de Dios como se describe en las Sagradas
Escrituras”, declaración de creencias de Las Asambleas de Dios (Springfield, MO: Gospel
Publishing House, 1990).
7
Para un estudio previo sobre los problemas con el evangelio de la prosperidad y la confesión
positiva, vea “El creyente y la confesión positiva”, declaración de creencias de Las Asambleas de
Dios (Springfield, MO: Gospel Publishing House, 1980).
8
El uso bíblico del término “manifestación” (1 Corintios 12:7) se refiere a la obra sobrenatural o
milagrosa del Espíritu Santo. Hoy, sin embargo, el uso popular aplica este término a las reacciones
físicas humanas a la presencia de Dios.
9
No obstante, en esta situación Dios era la causa del fenómeno del viento, del terremoto, y del
fuego.
10
Sanidades válidas pueden estar confirmadas y verificadas con documentos médicos. Miembros
de algunas religiones afirman que han visto raras apariencias de Jesús, María, y los símbolos de la
muerte de Jesús. Sin confirmaciones empíricas, dudamos de tales informes. Informes no
confirmados de cosas increíbles que suceden en cultos de avivamiento deshonran en vez de
promover la causa de Cristo. A través del Nuevo Testamento las sanidades físicas eran evidencias
sobrenaturales de la presencia y de la obra de Dios.
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