LECCIÓN
LECCIÓN
LECCIÓN
Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es
medicina.
Proverbios 17:27
El que ahorra sus palabras tiene sabiduría; De espíritu prudente es el hombre
entendido.
Proverbios 10:19
En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es
prudente.
Proverbios 13:3
El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá
calamidad.
Salmos 52:2
Agravios maquina tu lengua; Como navaja afilada hace engaño.
DOMINAR LA LENGUA:
Las palabras tienen un poder tremendo. “La palabra dicha como conviene” (Prov. 25:11): puede
afectar las vidas de manera
profunda, puede persistir durante días o aun años. Los niños absorben las palabras como
esponjas, y en poco tiempo hablan
cualquier idioma que escuchan mientras crecen. También es la razón por la que lo que oyen
acerca de sí mismos puede anticipar su éxito o su fracaso futuros. Para bien o para mal, la
comunicación de los padres se duplica y amplifica en sus hijos.
La palabra escrita también es poderosa, y más duradera. La más poderosa de todas es la Palabra
de Dios. Considera: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Sal. 119:105); y
“En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Sal. 119:11). Jesús dirigió la
atención de sus discípulos de las bendiciones temporales a algo mucho más vital: “Las palabras
que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63).
Las palabras pueden calmar y dar seguridad, o envenenar y contaminar. ¿Cuán a menudo has
dicho algo que deseaste poder retirar? Esta semana veremos que Santiago tiene algunas palabras
importantes.
https://www.adventistas.org/es/escuelasabatica/leccion-7-dominar-la-lengua/
Dominar la lengua
Lección 7: – Para el 15 de noviembre de 2014
El sábado enseñaré…
Texto Clave: Santiago 3:2, 6-10.
Enseña a tu clase a:
Saber reconocer la capacidad destructora de las palabras negativas, y el secreto
de controlar la lengua indomable.
Sentir y alimentar el deseo de hablar solo palabras que eleven.
Hacer: Extinguir los fuegos que sus palabras negativas hayan encendido.
Bosquejo de la Lección
I. Saber: La suma de un hombre perfecto
A. ¿Qué quiere decir Santiago con “perfecto”?
Resumen
El lenguaje tiene poder para sanar o para destruir; por eso, debemos elegir
nuestras palabras sabiamente.
CICLO DE APRENDIZAJE
Pasaje destacado: Santiago 3:2, 6-10.
Concepto clave para el crecimiento espiritual: El lenguaje tiene el poder de
sanar o de destruir; por ello, debemos elegir nuestras palabras sabiamente.
PASO 1: ¡Motiva!
Solo para los maestros: Ayuda a los miembros de tu clase a captar, mediante
una exploración de la comparación que hace Santiago de la lengua con el fuego,
la capacidad destructora del hablar negativo.
Actividad: Describe el fuego, usando tantos sentidos como sea posible. ¿Cuáles
son sus características? ¿Cómo se comporta? ¿Cuáles son sus beneficios para la
humanidad, así como sus peligros? ¿Qué sucede cuando un fuego se sale de
control?
Considera: Santiago compara la lengua con un fuego. Si un campo o un bosque
durante una sequía prende fuego, ¿qué posibilidad hay de apagar el fuego sin que
tenga efectos destructivos? Basado en la forma en que se conduce el fuego,
¿cómo nuestro lenguaje incendiario o fogoso “quema” a otros?
PASO 2: ¡Explora!
Solo para los maestros: Ayuda a los miembros de tu clase a comprender qué
quiere decir Santiago con “perfecto”, así como el secreto de controlar la lengua
indomable: una tarea aparentemente imposible, que cada cristiano es exhortado a
tratar de dominar.
Comentario de la Biblia
I. Domar la lengua: La suma del hombre perfecto
(Repasa, con tu clase, Sant. 3:2.)
¿Cuál es la definición de un hombre perfecto? Contrariamente a los ideales
populares culturales y hasta religiosos, puede no ser lo que uno esperaría. La
perfección en la Biblia se define no por una abundancia de buenas obras,
educación, riqueza, reconocimiento, o por abstenerse de prácticas dañinas o
excesos. De acuerdo con Santiago, la personificación de la “perfección”, por lo
menos en este contexto, es una persona que ha dominado completamente su
lenguaje. “Si alguno no ofende en su lenguaje [nunca dice las cosas equivocadas],
tiene un carácter completamente desarrollado y es un hombre perfecto, capaz de
controlar todo su cuerpo y dominar toda su naturaleza” (traducción del vers. 2 en
la Amplified Bible). La afirmación de Santiago plantea un conjunto de preguntas
vitales: ¿Qué quiere decir, exactamente, ser “perfecto”; y, en consecuencia, cómo
no ofender en el lenguaje, conduce a llegar a ser una persona madura,
plenamente desarrollada?
A la luz de estas preguntas, profundicemos en los orígenes de la
palabra perfecto como se usa en este versículo. La palabra traducida “perfecto”
aquí tiene sus raíces en la palabra griega téleios que significa estar completo o
maduro en su crecimiento, trabajo y carácter moral. Aquí, Santiago revela que la
clave para obtener tal dominio o perfección reside en la lengua. Con esta imagen,
quiere decir, en forma metafórica, nuestro poder de elegir las palabras que
usamos. Piensa en esto. Cada persona ha recibido este asombroso poder de
elegir, que incluye el potencial maravilloso y aún radical, de combinar palabras en
disposiciones verbales o escritas con capacidades para alterar vidas: sanar
heridas, o causarlas; destruir o edificar relaciones; inspirar o desanimar las
mentes. Todo este potencial reside en la libertad de elegir nuestras palabras.
Implícitas en esas elecciones no están meramente las palabras que decimos, sino
también las que nos abstenemos de decir.
Pero concluir con esta observación es dejar de captar la enorme importancia del
efecto transformador de nuestras vidas que proviene de controlar nuestro
lenguaje. Por eso, tenemos que ir más profundo en este versículo para obtener
todo su contenido. Comenzamos notando que Santiago establece una conexión
entre la perfección, o el controlar la lengua, y controlar todo el cuerpo, o la
naturaleza física, con todos sus apetitos, pasiones, deseos y antojos. Implícita en
esta conexión hay una promesa muy poderosa para el crecimiento del carácter y
la victoria espiritual: controlar la lengua y controlar la naturaleza. ¿El resultado?
Alcanzar la madurez plena como individuo, lo que Santiago llama perfección.
La conexión entre el lenguaje y la madurez es tan central porque la promesa aquí
va mucho más allá de la simple victoria sobre decir algo equivocado. Nos promete
que si controlamos nuestras palabras, podemos alcanzar el control sobre toda otra
faceta de nuestras vidas, tanto de nuestros cuerpos como de nuestra naturaleza
completa. ¿Por qué? Las palabras son indicadoras del estado del corazón. “De la
abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Si el corazón es puro, el
lenguaje lo será. ¡Qué admisión increíble! Que a su vez conduce al problema de
nuestra responsabilidad de usar este poder sabiamente. Porque, como se nos dice
en otra parte de la Escritura, tendremos que dar cuenta en el juicio por cada
palabra que usamos, sea para bien o para mal.
Considera: ¿Cómo define el mundo la perfección? Por contraste, ¿cuál es la
definición bíblica, como la bosqueja Santiago, de un hombre perfecto? ¿Qué
quiere decir Santiago con “perfecto”? ¿Cuál es la conexión entre tener el control
sobre el lenguaje, y el control sobre la naturaleza entera de la persona? ¿Por qué
esto es cierto?
II. La lengua es un fuego
(Repasa, con tu clase, Sant. 3:6-10.)
Georgia O’Keeffe, una de las pintoras más destacadas de los paisajes
norteamericanos del siglo XX, una vez escribió: “Es solo por selección, por
eliminación, por énfasis, como obtenemos el sentido real de las cosas”. O para
poner su observación de otra manera: lo que dejas fuera es tan importante como
lo que pones adentro. Si esto es cierto en el arte, es doblemente cierto en el
lenguaje.
Cada cristiano debe esforzarse por llegar a este dominio del lenguaje, pues
“manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha como conviene” (Prov.
25:11). Pero, ¿cómo lo logramos? Santiago admite claramente que el control es
difícil, hasta imposible, con solo las fuerzas humanas. No obstante, como vimos
antes, si se controla la lengua, se domina la naturaleza entera. Pero ahora,
Santiago parece estar diciéndonos que no puede ser controlada. Nos presenta
una contradicción poderosa que no se puede resolver en lo humano. Pero la Biblia
dice que lo que no podemos resolver en términos humanos, se puede resolver en
términos divinos, porque “lo que es imposible para los hombres, es posible para
Dios” (Luc. 18:27).
Pero, ¿cómo hace Dios para que lo imposible sea posible? Para responder a esta
pregunta, primero veamos el versículo para saber exactamente cuán difícil es
controlar la lengua, ya que es tan peligrosa. Santiago usa un lenguaje poético para
describir el poder de las palabras para herir y destruir. Compara el hablar negativo
con 1) un fuego, 2) animales salvajes, no domesticados, y 3) veneno. El fuego
diezma. Los animales salvajes son fieras y pueden matar. El veneno es mortal.
Las tres imágenes sugieren que puede dañar, aniquilar o destruir en forma
permanente. Santiago está usando imágenes tan poderosas para destacar su
punto: el poder negativo del lenguaje es mortal, y ningún ser humano puede
domarlo.
Pero implícita en esta admisión de cuán difícil es alcanzar este dominio, está la
clave para obtenerlo. Aunque es cierto que ningún hombre puede domar la lengua,
podemos hacer todas las cosas en Cristo, y con su presencia permanente en el
templo del cuerpo. “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús” (Fil. 2:5). De esta manera, se nos asegura la victoria por medio de
esta unión: “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1
Juan 4:4).
Considera: ¿Qué quiere decir Santiago cuando dice: “La lengua es un fuego”?
¿En qué forma el poder del habla es como un veneno? ¿Por qué la lengua es una
bestia salvaje que ningún hombre puede domar? Santiago nos presenta la
siguiente paradoja: por un lado, dice que ninguno puede domar la lengua, pero por
otro, dice que si es domada, entonces podemos tener el control sobre nuestra
naturaleza entera. Esa admisión implica que lo imposible puede lograrse. ¿Por
medio de qué poder se logra esta hazaña, y cómo sucede esta transformación?
PASO 3: ¡Aplica!
Solo para los maestros: Ayuda a los miembros de tu clase a aplicar la sabiduría
de Santiago a sus interacciones diarias con los demás.
Preguntas de aplicación:
1. Cambia la mente de alguien, y cambias su corazón. Las discusiones se ganan
menos por el poder de nuestras palabras que por el espíritu que está detrás
de ellas. En un conflicto, ¿por qué es más importante preguntarte: “¿Estoy
revelando a Cristo y su Espíritu?”, que “¿Estoy ganando esta guerra de
palabras?” ¿Qué revela la primera actitud acerca de mis motivos y actitudes?
¿Por qué la guerra por el corazón de aquel con quien estamos en conflicto es
más importante que ganar la batalla de astucia y palabras?
3. ¿Cómo puedes sanar las “víctimas con quemaduras”, heridas por tu lenguaje
descuidado y apresurado?
PASO 4: ¡Crea!
Solo para los maestros: Ayuda a los miembros de tu clase a crear, por medio de
este ejercicio, una nueva comprensión de lo destructivo que es el habla negativa.
Divide la clase en pequeños grupos, asignando la tarea que sigue. Pide que elijan
un informante del grupo.
Santiago usa imágenes poderosas para trasmitir su punto acerca del poder
destructor del habla negativa. Fuego, animales feroces, y veneno son todos
mortales si se permite que estén fuera de control o se ingieran. Piensa en otras
imágenes de la vida contemporánea que sean igualmente destructoras (p. ej.,
desastres naturales como tornados, tsunamis, huracanes, erupciones volcánicas,
etc., y desastres fabricados por el hombre como derrames de petróleo, armas
nucleares, guerra química o biológica, etc.) ¿De qué modo estas imágenes
modernas sugieren vislumbres nuevas de lo destructivo que es el hablar sin
control? Compartan las vislumbres obtenidas con la clase.