Pueblos Bárbaros.

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Decadencia y Recuperación del Imperio Romano.

Durante el siglo III, se produjo un colapso integral de la civilización romana. Los


jefes militares de las fronteras comenzaron a luchar por el poder. Los
enfrentamientos debilitaron la organización Imperial y las luchas se extendieron
por todo el territorio. La recuperación del imperio comenzó con los emperadores
ilirios; estos pensaban que defendiendo la organización romana protegían su tierra
de la invasión de los pueblos germanos que amenazaban las fronteras del imperio.
Durante el Bajo Imperio, el estado tomó características muy distintas de las del
Alto Imperio. El emperador, investido de una misión divina era un monarca de
derecho pleno y hereditario. Con el apoyo del ejército controlaba toda la vida
política, económica, y religiosa. Desapareció la apariencia republicana que se
mantenían desde la época de Augusto. Los ciudadanos perdieron sus derechos
políticos y se transformaron en súbditos, es decir que debieron someterse a las
decisiones del emperador.
Entre los emperadores del bajo Imperio, se destacaron Diocleciano y
Constantino. Diocleciano (284-305) inició un sistema conocido como tetrarquía,
qué significa “gobierno de cuatro”. Para esto dividió el Imperio Romano en dos
partes: el Imperio de Occidente, con capital en Roma y el Imperio de Oriente
con capital en Bizancio. Él quedó el frente del Imperio Romano de Oriente y ubicó
a Maximiliano al frente del Imperio de Occidente. Para evitar problemas sucesorios
designados lugartenientes, los césares, que luego de 20 años se convertirían en
emperadores (augustos). Pero la sucesión, a pesar del sistema ideado por
Diocleciano, genera una serie de luchas entre los posibles candidatos. Finalmente,
en el año 323, el triunfador fue Constantino, quién quedó como único soberano
luego de varios años de conflicto. Constantino (324-337) estableció la capital del
imperio en la antigua Colonia griega de Bizancio, a orillas del mar Negro, cuya
situación era muy favorable para la navegación y el comercio. Le dio esa ciudad el
nombre de Constantinopla. Durante el bajo Imperio, pueblos de diversos orígenes
penetrado en el territorio Imperial, atraídos por el prestigio y la riqueza de Roma.
El Imperio los recibía porque necesitaba soldados y mano de obra campesina.
La división del Imperio Romano.
Luego de la muerte del emperador Teodosio, ocurrida en 395 d.C, el imperio
quedó definitivamente dividido en dos partes. El Imperio Romano de Occidente y
el Imperio Romano de Oriente.
En el Imperio Romano de Occidente, con capital en Roma, la decadencia fue cada
vez mayor a causa de las contiendas internas y las constantes invasiones de
pueblos de diverso origen. Ya a comienzos del siglo V, algunos hechos advertían
sobre la decadencia Romana. La gran ciudad había perdido el control comercial
del Mediterráneo en manos de Constantinopla, lo que provocó desabastecimiento,
escasez y hambre. En esta crisis algunos se dedicaron al saqueo, el robo y el
pillaje; otros huyeron al campo en busca de la seguridad perdida. A esto había que
sumarle la agresión de los pueblos vecinos al imperio, sobre todo los germanos,
que presionaban constantemente sobre las fronteras invadiendo y ocupando los
territorios más desprotegidos.
Finalmente, en el año 476, Odoacro, jefe de los hérulos (pueblo de origen
indoeuropeo, habitante de las costas del mar Báltico) destituyó al emperador
Rómulo Augústulo y se hizo proclamar rey por su ejército. A partir de entonces,
el Imperio de Occidente se dividió en varios reinos, bajo el dominio de distintos
pueblos germanos. Esta fecha ha sido considerada por los historiadores como el
final de La Edad Antigua y el inicio de la Edad Media. La única institución
Sobreviviente a la caída del Imperio fue la iglesia católica, que mantuvo la unidad
religiosa en el espacio del territorio Imperial y aseguró la continuidad el latín como
lengua oficial del culto y de las clases gobernantes en todos los nuevos reinos.
El Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino, con capital en
Constantinopla, subsistió durante 1000 años más, con los rasgos de una
monarquía Oriental. En él se conserva durante la Edad Media la tradición cultura
romana, transferida luego Europa en los siglos del Renacimiento, (es decir XV y
XVI de nuestra era) con el griego como la lengua común y oficial.
Con el fin del Imperio Romano de occidente se disolvió la unidad establecida por
la romanización: hubo una disgregación política y cultural. El mar Mediterráneo
dejó de ser el mare nostrum romano para transformarse en escenario de varias
culturas.
La formación de los reinos germánicos.
Luego de la caída del Imperio Romano de occidente en el año 476, se disolvió la
unidad establecida por Roma. En Europa el territorio se dividió entre varios reinos
germánicos, donde hubo una integración de las culturas romana y germánica.
Los germanos eran pueblos de origen indoeuropeo que habitaban en las aldeas y
se dedicaban al pastoreo en la agricultura. Los dirigía un jefe elegido por una
asamblea de guerreros que intervenían en las cuestiones políticas. La familia era
la base de su organización social. Carecían de leyes escritas y el padre era el que
resolvía los problemas. En cuanto sus creencias, eran politeístas.
A partir del siglo I d.C los germanos comenzaron a cruzar las fronteras romanas.
Su objetivo no era destruir el Imperio si no tener un lugar seguro para vivir.
Muchos germanos reconocieron la autoridad Imperial y se incorporaron como
soldados o colonos, pero en el siglo V irrumpieron violentamente en el Imperio,
empujados por el ataque de los hunos, un pueblo de Europa Oriental.
Los hunos
Los hunos a pesar de que lograron mucho en sentido político y territorial, no
estaban totalmente unidos en el ámbito político como para haber logrado tanto, ya
que no fue un imperio como tal, sino más bien un conjunto de pueblos o tribus.
Pero más tarde, en el año 420, se levanta entre los hunos un líder conocido como
Octar, el cual se encargó de unificar a todas esas tribus y comandarlas con gran
autoridad. Luego, su hermano Rua lo sucedió como líder de esta confederación
huna, proporcionándoles además un objetivo como conjunto. El objetivo era atacar
al Imperio Romano de occidente con el general romano Aecio como aliado. Más
tarde, también se enfocó en atacar al Imperio Romano de oriente, pero no logró
vivir para completar su objetivo. Así fue como llegaron Atila y Bleda, sus dos
sobrinos, al poder de los hunos, quienes iniciaron una era donde el liderazgo de
los hunos se llevaba por dos reyes.
Además, los reyes hunos contaban con hombres con autoridad militar que se
encargaban de dirigir a grupos de arqueros, que era la especialidad de los hunos
en la guerra.
De esta forma contribuyeron al derrumbe de la organización Imperial y a la
desaparición de un estado único. Desde ese momento el espacio que había
ocupado el Imperio Romano de Occidente quedó dividido en varios reinos en los
que la monarquía era hereditaria, que gobernaba con el apoyo de los jefes
guerreros. Germanos y romanos se integraron paulatinamente y el proceso se
aceleró a partir de la conversión de los primeros al cristianismo. Debido a la gran
hostilidad que había entre ellos, los reinos germánicos no perduraron mucho
tiempo. Los reinos más duraderos fueron el de los francos, el de los visigodos y
el de los ostrogodos.
Reino Franco
Los francos se instalaron al norte de las galias. Uno de sus jefes, Meroveo, inició
en 448 La dinastía merovingia, que duró tres siglos. Luego de una serie de luchas,
consiguió crear un reino unido, donde se integraron francos y romanos con relativa
rapidez. En el año 751, Pipino el Breve inició una nueva dinastía: la carolingia.
Era católico y fue apoyado por el papa. Pipino expulsó a los lombardos del centro
de Italia y entregó estos territorios al papa. Este fue el origen de los estados
pontificios. En el reino Franco florecería tiempo después el sistema feudal.
Reino ostrogodo
En el año 493, Teodorico, jefe de los ostrogodos, venció las fuerzas de Odoacro,
rey de los hérulos, que había destituido al último emperador romano. Instaló en
Italia un reino ostrogodo independiente, con capital en Rávena que duró 60 años.
En el orden económico, los ostrogodos mantuvieron la administración de
impuestos y el sistema burocrático de los romanos. En el aspecto religioso,
adhirieron al arrianismo que negaba la divinidad de Jesús y no reconocía la
Santísima Trinidad. Teodorico basó su gobierno en la idea de una convivencia
pacífica entre godos y romanos por lo que respetó la tradición y la cultura del
pueblo dominado.
Reino visigodo
Los visigodos dominaron España y el sur de la galia. Su rey, Eurico (420-484)
instaló la capital en Tolosa. Luego Los francos los expulsaron de allí y el centro de
gravedad del reino visigodo se desplazó hacia España. Toledo fue su nueva
capital. En el orden económico, los visigodos continuaron en líneas generales con
el tipo de administración romana. En los primeros tiempos no se integraron a la
población romanizada de la Península. La religión funcionaba como elemento
separador. Cuando el rey Recaredo, en el 589, se convirtió del arrianismo al
catolicismo comenzó el proceso de acercamiento. Los visigodos llegaron
finalmente a una total integración cultural con los pueblos de la península.
Reino godo
La política se desarrolló con el tiempo y era conocida como Civitas, lo cual
representaba a los pueblos. Algunos pueblos tenían una política de tipo
monárquica y otros no. Las monarquías eran gobernadas por un rey mientras que
las otras eran dirigidas por príncipes con menos autoridad.
El poder político no lo tenía el rey ni los príncipes de forma absoluta, ya que existía
en ambos tipos de civitas una asamblea formada por hombres libres armados,
quienes se reunían junto al rey para decidir asuntos relacionados con el pueblo.
Los reyes eran elegidos a través de la votación de los nobles y la asamblea. Tanto
la asamblea como esta clase noble tenían el poder para decretar leyes y
derechos, decidir sobre asuntos de paz y también de la guerra, así como
administrar la justicia.

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