Diarios de Pizarnik - Fragmentos
Diarios de Pizarnik - Fragmentos
Diarios de Pizarnik - Fragmentos
Este diario tiene que devenir más concreto. Hay que poblarlo de
nombres, de paisajes, de existencias.
21 de diciembre10
Estoy un poco enferma: una gran infección. Muy propio del signo
Tauro. Dificultades para estudiar.
25 de noviembre
Día colmado de desesperación. No tengo interés por nada. Nada me
atrae, ningún objeto, ninguna idea. He pensado en el suicidio. Y ello
porque veo claramente que mi único lugar es ninguna parte. Me siento
mal estudiando, leyendo, sólo hago planes para un futuro inexistente.
Reglas éticas, onanismo, alimentación y fantasías, delirios y arrebatos
muy infantiles. Lo esencial es que no me interesa explorar el mundo.
No me interesa nada, salvo no ser. Es decir, dormir y soñar. No
obstante mi anhelo más grande es estudiar y escribir una novela. Hoy
no estudié nada. Y mañana tengo que dar un examen.
26 de noviembre
3 de diciembre
5 de diciembre
8 de diciembre
Palabras. Palabras.
10 de diciembre noviembre11
Tengo que dejar el psicoanálisis. Tengo que reconocer, de una vez por
todas, que en mí no hay qué curar. Y que mi angustia, y mi delirio, no
tienen relación con esta terapéutica, sino con algo mucho más
profundo y más universal.
Yo sé que llevo un sueño. Sé cuál es, por qué está y para qué. Ahora
bien: no me desenlazaré de este sueño sino por el arte. De aquí la
urgencia de hacer la novela. En ella lo dejaré. ¿Cómo no lo pensé
antes? Cada día me es más evidente.
11 de diciembre
Desperté alucinada. Esta noche han trabajado fecundamente. Me
siento débil para sobrellevarlos.
13 de noviembre12
Todo está cerrado. Tengo dificultades con los amigos, los conocidos,
la familia. La gente, los otros, se me presentan horriblemente
complicados, obstáculos insalvables. Y lo peor es mi inconfesada sed
de amor, de amistad, de protección. Además, mis tareas actuales —el
estudio, sobre todo— me sumen en la desesperación. Tengo miedo de
estudiar, de dar exámenes. Recién ahora comprendo que cuando
decido comenzar algo —por ejemplo, un estudio— no tengo en cuenta
mi natural forma de ser, y pienso en mí como en otra persona. Pero
después, llegado el instante de actuar, me rebelo contra esa otra
Alejandra que me conduce sin conocerme. Y entonces no hago nada.
14 de diciembre
1959
3 de enero
6 de enero
15 de enero
Tal vez esté enloqueciendo. Pero tal vez no. Porque lo deseo, lo deseo
tanto como la muerte. Cierro los ojos y sueño la locura. Un estar para
siempre con los fantasmas amados, llámense paraíso, vientre materno,
o lo que el demonio quiera. Loin! Loin de l’immonde cité! «Lejos de
las ciudades en que se compra y se vende.»13 Allí, una niña llamada
Alejandra, aprendería a sonreír con menos amargura.