Unidad V
Unidad V
Unidad V
Según Maynez la palabra fuente tiene tres acepciones que es necesario distinguir, se habla de
fuentes formales, reales e históricas.
Por fuente formal entendemos los procesos de creación de la norma jurídica; por fuentes reales a
los factores y elementos que determinan el contenido de determinada norma; por fuente
histórica aplicarle a los documentos que encierran el texto de un conjunto de leyes.
Cada fuente formal está constituida por diversas etapas que suceden en cierto orden y deben
realizar determinados supuestos. De acuerdo con la opinión más generalizada, las fuentes
formales del derecho son la legislación, la costumbre y la jurisprudencia. La concurrencia de
estos elementos es indispensable para la formación de los preceptos del derecho, son requisitos
necesarios, lo que equivale aclarar que nada tiene que ver con el contenido de la norma ya que
tal contenido deriva de diversos factores.
Según Cueto Rúa el tema de las fuentes es uno de los más complejos de la Teoría General del
Derecho. Su adecuada comprensión se encuentra perturbada por la equivocidad inherente en el
concepto de “fuente” del Derecho, y por una clasificación muy generalizada, conforme a la cual
las “fuentes se dividen en “formales” y “materiales”.
La palabra “fuente” es multívoca. Con ella se puede aludir al origen del Derecho, es decir, a las
causas que lo han creado o configurado tal cual es. También se ha interpretado la misma palabra
en el sentido de manifestación del Derecho, es decir como la expresión visible y concreta del
Derecho mismo. Para otros, fuente significaría la autoridad de la que emana el derecho, así, el
Legislador sería una fuente del Derecho porque de él emanan las normas legislativas.
El legislador puede tener dudas cuando debe resolver un problema social, sancionando la
legislación que lo cure o lo disminuya. Los diversos sectores en pugna afirman la justicia o la
constitucionalidad de sus pretensiones, y las razones vitales que justifican la actitud adoptada.
Cada lado puede efectuar una argumentación convincente e insistir en una solución que
reconozca sus pretensiones. La perplejidad asalta también al Legislador que pronto comprende
que ambos sectores antagónicos invocan fundamentos dignos de consideración. La solución de
la disputa no se presenta fácil. Para encontrarla busca respuesta en los interrogantes suscitados,
dirigiéndose a las fuentes del Derecho tales como: Ley, costumbre, jurisprudencia y doctrina.
Sin embargo, hay varias salvedades importantes:
Primero: No siempre se ha acudido a todas esas fuentes. Ello ha dependido del grupo social,
pueblo, o comunidad de que se tratase y del momento histórico en que surgieron los
interrogantes. Por ejemplo, en las tribus nómades la doctrina es habitualmente desconocida.
También suele faltar la ley escrita. Ella corresponde a un elevado grado de desarrollo cultural.
Segundo: No existe entre las fuentes un orden fijo de prelación. Cuál sea la más importante, es
también algo referido a la peculiar situación histórica de que se trate. En algunos casos, la ley
escrita tendrá un mayor peso en la costumbre, en otros será a la inversa.
Tercero: La mayor o menor gravitación de las fuentes depende también de la naturaleza del
sujeto que se dirige a ellas en busca de respuesta a sus interrogantes.
Las fuentes no sólo suministran orientación para resolver casos litigiosos, sino que actúan de
una manera mucho más general y silenciosa, canalizando las manifestaciones vitales de los
integrantes de los grupos sociales, los pueblos, las naciones, de modo tal que coordine
valiosamente la libertad individual de los miembros del grupo.
Existe interés social en la solución de los conflictos de manera tal que contribuya a la
consolidación y pacificación grupal. En toda disputa yace, en potencia, el peligro de la
destrucción del grupo. El antagonismo fomenta bandos, y los bandos transforman las luchas
individuales en conflictos colectivos. Los conflictos colectivos, a su vez involucran el riesgo de
la anarquía y la desintegración.
En síntesis, podemos decir que las fuentes del Derecho son los criterios de objetividad a los que
acuden los órganos comunitarios para la decisión de los conflictos o los integrantes del grupo
social en la elección de cursos de conducta que por su objetividad faciliten el entendimiento
colectivo.
Según Cossio, la noción múltiple y metafórica de fuente aparecerá subordinada a la noción
única de fuerza de convicción. Con la solución egológica se podrá ver que los argumentos
judiciales son totalmente jurídicos y por eso son naturalmente tribunalicios. Para que una
sentencia tenga fuerza de convicción, ella debe convencer a los demás; y a los demás se los
convence cuando se procede con justicia. El autor introduce el tema de la objetividad. “Las
valoraciones siendo individuales no tienen otra garantía contra lo arbitrario y lo personal que
regirse por valores objetivos. La posibilidad de la objetividad radica en crear no sólo un yo
como sujeto, sino, un nosotros como sujeto, pero también en cuanto al derecho, que vive en el
pueblo no solo como creencia y sentimiento sino también con un grado de conocimiento. En
este sentido los valores objetivos de la valoración jurídica son fundamentalmente históricos;
habrá fuerza de convicción cuando la sentencia judicial ajuste su valoración a patrones
históricos vigentes. Para cossio las fuentes del Derecho son las instancias a las que acuden los
Jueces, legisladores, cuando deben asumir la responsabilidad de crear una norma jurídica, ya sea
general o individual, imputando determinadas consecuencias jurídicas a la exigencia de un
determinado estado de hecho.
Cueto Rúa ha creado una división clásica de las fuentes, en la cual hay dos distinciones:
Fuentes formales, son sólo las normas jurídicas generales mediante las que se establecen
obligaciones, emanadas de autoridad competente y en las que se pueda subsumir lógicamente a
las normas de inferior jerarquía normativa. Es sinónimo de normatividad general; es la norma
jurídica de mayor jerarquía en la que se funda la norma jurídica inferior. La ley sería fuente
formal, porque ella expresa conceptualmente una imputación general elaborada por personas a
quienes el grupo social ha confiado tal tarea; la costumbre, porque del comportamiento repetido
por los integrantes de un determinado grupo social, se extraen por los órganos del grupo social
normas generales. La jurisprudencia solo sería fuente formal en el caso de que el ordenamiento
jurídico vigente en la respectiva comunidad, le atribuyera el carácter de obligatoria. En cuanto a
la doctrina sólo en muy pocos casos podría ser considerada como fuente formal del Derecho.
Fuentes materiales: Serían todos aquellos factores reales que gravitan sobre el ánimo de los
jueves, los legisladores, los
funcionarios administrativos, inclinando su voluntad en un sentido determinado en el acto de
crear una norma jurídica.
1.2 Para Cueto Rúa la fuente legislación comprende la ley en un sentido formal (norma legal) y
ley material (toda forma general). Las leyes expresan conceptualmente relaciones imputativas, o
sea , una específica conexión entre ciertos hechos, a los que llamamos antecedentes, y ciertos
comportamientos humanos que se enuncian como debidos (consecuentes). La ley perfila una
cierta conducta como debida en base a consideraciones axiológicas.
La ley ha sido considerada tradicionalmente como la más importante de las fuentes del Derecho.
El legislador es una persona a quien la comunidad acepta o elige como tal, por diversos
métodos, se alude a un individuo con la facultad de hablar, creando obligaciones, pueden ser
personas cuya única función consiste en sancionar leyes como también castigar a quienes las
violan. Las leyes que sancionan los legisladores, traducen una cierta concepción de la vida
social, y la vigencia de determinados valores. Generalmente se procura con ellas un
ordenamiento pacífico, seguro y justo de las conductas, distribuyendo equitativamente las
cargas y los beneficios, y adoptando las providencias necesarias para evitar la erupción de
conflictos. Lo típico de la ley es la enunciación mediante palabras de una relación imputativa
entre un núcleo de hechos antecedentes, pero ya sea en una forma o la otra, son indispensables
para que pueda hablarse con propiedad de ley. Bien puede decirse que la ley es la palabra del
legislador pronunciada conforme a cierto procedimiento o rito, estatuyendo obligaciones de
modo general.
La tarea legislativa es muy compleja y diversa. La teoría jurídica, mediante el análisis lógico de
las proposiciones pronunciadas por el legislador, ha puesto de evidencia que la estructura de ese
pensamiento es imputativo y disyuntivo:
estatuye que conducta se debe por alguien cuando suceden determinados hechos, o, de no
cumplirse la conducta debida, señala la sanción que debe aplicarse al infractor. Es que el
legislador no es un científico del Derecho sino un hombre de acción que se hace cargo de
determinada realidad en busca de soluciones para los problemas sociales que afligen a los
integrantes del grupo social.
Según Maynez: En los países de Derecho escrito, la legislación es la más rica e importante de
las fuentes formales; podríamos definirla como el proceso por el cual uno o varios órganos del
estado formulan y promulgan determinadas reglas jurídicas de observancia general, a las que se
da el nombre específico de leyes.
Según Alf Ross: La fuente más importante en el derecho de Europa continental de hoy está
constituida, sin duda, por las normas sancionadas por las autoridades públicas. De hecho los
jueves se sienten obligados en alta medida, por las declaraciones de la legislatura, y la doctrina
ideológica oficial expresa que el derecho legislado tiene fuerza obligatoria absoluta. El derecho
legislado es derecho sancionado, es decir, ha sido creado por una resolución de ciertos seres
humanos y, por ende, presupone normas de competencia que indican las condiciones bajo las
cuales ello puede tener lugar
. Una norma del derecho legislado recibe su autoridad de las normas de competencia que
definen las condiciones bajo las cuales la sanción tendrá fuerza legal. Estas condiciones pueden
ser divididas en dos grupos: Las condiciones formales de competencia, que definen el
procedimiento para la sanción de la norma, lo que incluye la identificación de las personas
calificadas para adoptar los diversos pasos del procedimiento; las condiciones materiales
definen el objeto o contenido de la norma que puede ser sancionada mediante el procedimiento
indicado.
Combinando ambos conjuntos de condiciones podemos decir que una norma sancionada tiene
fuerza legal si ha sido dictada por una autoridad que ha seguido el procedimiento regular y ha
obrado dentro de su competencia material.
La ley es siempre general, escrita, emanada un órgano competente, obligatorio y vigente.
El rito o procedimiento legislativo:
1- Presentación del proyecto de ley o iniciativa: Tanto el poder ejecutivo como cualquiera
de los miembros de las cámaras tiene la facultad de presentar un proyecto de ley. Los
ciudadanos tienen, sin duda el derecho de peticionar, y pueden hacerlo tanto dirigiéndose al
Presidente de cualquiera de las cámaras como a algunos diputados o senadores en particular.
Los proyectos pueden presentarse indistintamente en cualquiera de las cámaras salvo el caso de
que ellos se refieran a la conscripción militar o al presupuesto de gastos y recursos de la Nación,
los que deben, necesariamente, presentarse en la Cámara de Diputados.
El poder ejecutivo habitualmente envía el proyecto de ley con un mensaje en el que explica las
razones por las cuales solicita su sanción. Los diputados y senadores, por su parte, suelen
acompañarlos de una exposición de motivos. El trámite normal de esos proyectos es el girarlos
a las Comisiones internas integradas por miembros en las cámaras para facilitar su estudio y
despacho. Sólo en casos muy excepcionales y de urgencia, se avoca la Cámara al conocimiento
inmediato del proyecto.
a) Según Maynez se reconoce como iniciativa, definiéndolo como el acto por el cual
determinados órganos del estado se someten a la consideración del Congreso un proyecto de
Ley.
2- Discusión y Sanción: Una vez que las Comisiones competentes han producido
despacho, el proyecto es enviado al recinto para su discusión en el seno del Cuerpo y sometido
al debate, luego se lo vota en general. Si es aprobado, se inicia la discusión y votación en
particular, artículo por artículo, y finalizada la tarea se lo envía a la otra Cámara, llamada por
ese motivo, Cámara revisora. En la Cámara revisora el proyecto es sometido a un procedimiento
similar al recién señalado por la Cámara de origen, termina su trámite parlamentario y es
remitido al Poder Ejecutivo para su promulgación y publicación. Si el proyecto es desechado
totalmente por la Cámara revisora, no se lo puede reiterar en el resto del año legislativo. Si, en
cambio, sólo es modificado, vuelve para la consideración de las reformas a la cámara de origen.
Si ésta acepta las modificaciones, concluye con ello el trámite del proyecto, y es elevado al
Poder Ejecutivo a los fines ya indicados.
Supongamos ahora que la cámara de origen rechaza las modificaciones introducidas en la
cámara revisora e insiste en su sanción. En este caso si la Cámara revisora no obtiene dos
tercios de los votos de sus miembros presentes, prevalece la versión e la Cámara de origen, y
pasa como tal al Poder Ejecutivo. Si la Cámara revisora obtiene los dos tercios de votos, el
proyecto vuelve a la Cámara de origen, y si esta no obtiene a su vez, dos tercios de votos,
prevalece el voto de lea Cámara revisora. Este procedimiento facilita la acción del Congreso,
pues de lo contrario el predominio de intereses políticos opuestos en cada una de las Cámaras
podría conducir a la inactividad legislativa.
b) Según Maynez este punto esta dividido en:
a. Discusión: Es el acto por el cual las cámaras deliberan a cerca de las iniciativas, a fin de
determinar si deben o no ser aprobadas. La formación de las leyes puede comenzar en
cualquiera de las dos cámaras; a la cámara donde inicialmente se inicia un proyecto de ley es
llamada Cámara de Origen y a la que se le da el calificativo, Cámara Revisora.
b. Aprobación: Es el acto por el cual las Cámaras aceptan un proyecto de ley; esta puede
ser total o parcial.
3- Promulgación: No obstante que se considera a la Legislatura, ya sea bicameral o
unicameral, como el órgano típicamente legislativo por la índole de su composición y la forma
de elección de sus integrantes, ha sido una práctica generalizada del constitucionalismo
moderno, la de incorporar el Poder Ejecutivo al procedimiento legislativo. Bajo el sistema
prevaleciente en muchos Estados democráticos de occidente, la sanción de la legislatura
necesita todavía, para ser válida, la conformidad del Poder Ejecutivo mediante un acto de
consentimiento o adhesión al que se le da el nombre de promulgación. Esta puede ser expresa, si
el Poder Ejecutivo así lo decide mediante un acto formal dentro del plazo acordado al efecto, o
implícita, si deja transcurrir dicho plazo sin expresare en sentido contrario. Si el Poder Ejecutivo
estima inconveniente la ley o alguna de sus disposiciones, tiene la obligación de expedirse de
una manera categórica dentro del plazo. A esa expresión de desaprobación se le llama veto, y
puede ser total o parcial, según se refiera a la totalidad de la ley p sólo a alguna de sus
prescripciones. Conforme a la constitución Nacional argentina, si el presidente ejercita su veto,
la sanción legislativa es devuelta al congreso. Si ambas cámaras insisten en su anterior sanción
con la mayoría de los dos tercios, Poder Ejecutivo no tiene ya la facultad de vetar. Se encuentra
obligado a promulgar.
a- Según Maynez, esta etapa es denominada sanción: se da este nombre a la aceptación de una
iniciativa por el Poder Ejecutivo; esta debe ser posterior a la aprobación del proyecto por las
Cámaras. Existe una facultad exclusiva del Presidente de la Republica, la cual se trata de negar
la sanción de un proyecto ya admitido por el Congreso. Este procedimiento lleva el nombre de
“Derecho de veto”, que no es absoluta.
4- Publicación: El público se entera de las leyes a través de las publicaciones en los medios
populares de divulgación, como diarios, magazines, revistas, radio y televisión. La publicación
puede efectuarse mediante otro medio que las publicaciones oficiales especializadas. Existen sin
embargo, leyes que no se publican sin que la omisión afecte su validez. Se trata de las llamadas
leyes secretas discutidas en sesiones reservadas por las Cámaras, de las que son excluidos las
personas extrañas al Cuerpo. Y vinculadas habitualmente con problemas de Estado. El
principio de publicación en el órgano de publicidad no es inflexible y dista de ser exclusivo. Los
tribunales declararon que este es exigible, por haber “entrado en vigencia” a partir del momento
de su publicación en los órganos periodísticos privados. Las leyes pueden no regir
inmediatamente a partir de su publicación.
a) Según Maynez es el acto por el cual la ley ya aprobada y sancionada se da a conocer a
quienes deben cumplirla. La publicación se hace en el llamado Diario Oficial de la Federación.
Según el autor la iniciación de la vigencia, en el derecho patrio se revelan dos situaciones
diferentes: Si se trata de fijar la fecha de iniciación con relación al
lugar en que el diario oficial se publica, habrá que contar tres días a partir de aquella
publicación; en el caso de que sea un lugar distinto, deberá añadirse a dicho plazo un día más
por cada 40 km. El lapso comprendido entre el momento de la publicación y aquel en que la
norma entra en vigencia, recibe la terminología jurídica de “vocatiolegis”-
Carácter obligatorio de las leyes.El concepto habitual es que una ley obliga. Su carácter
obligatorio se define en función de las sanciones que acarrea el no cumplir la conducta descripta
en al ley como debida. Todo ordenamiento jurídico deja un margen de libertad al individuo,
para que regle sus propios negocios disponiendo de sus bienes, en la forma que estime más
apropiada. Ese ámbito podrá ser mayor o menor, según el grupo social de que se trate. Es
importante recordar que no todas las leyes estatuyen conducta obligatoriamente debida. El deber
puede surgir sólo de manera supletoria. Una segunda advertencia se refiere a que una ley sea
obligatoria no significa que sea una orden. Mediante la orden, una persona determinada e dirige
a otra haciéndole saber que debe cumplir una cierta tarea. Hace a la esencia de una orden, una
persona dotada de mayor jerarquía. Por lo tanto, la orden obliga, pero no que toda obligación
derive de una orden. El concepto de voluntad alude al estado anímico de una persona. No se
puede hablar de la voluntad de la ley sino, de los legisladores.
No hace a la ley, el que ella sea conocida. Si tal conocimiento fuera esencial, carecería d sentido
la regulación normativa de las personas por nacer, o la sanción de normas relativas al
patrimonio de los menores impúberes. La ley cubre la posibilidad de su cumplimiento o
incumplimiento y prevé las consecuencias. No deja abierta una tercera alternativa. No es
indispensable que las sanciones sean sufridas por aquél que cometió el acto ilícito.
Habitualmente, el autor es el castigado.
La ley es un instrumento o técnica de control social. Los legisladores, procuran con sus actos, de
eliminar asperezas, solucionar conflictos, prever dificultades, facilitar la convivencia ordenada
de los integrantes de un determinado grupo social. Lo socialmente valioso es el cumplimiento
del deber. Es mediante la adecuación de la conducta al sentido positivamente valioso prescripto
por el legislador que se consolida la vida en la intimidad del grupo social, ampliándose el
ámbito de posibilidades para el despliegue de la personalidad de los integrantes del grupo. Si
bien es cierto que una ley gana vigencia, tanto cuando se cumple con los deberes que ella
establece, como cuando se aplican las sanciones previstas por la violación de los mismos,
ambos modos de ganar vigencia no tienen el mismo significado.
Esa obligatoriedad además, resulta del juego de una serie de factores sociales. El grupo social
elige una o más personas que ellas puedan pronunciar palabras mediante las cuales se indiquen
obligatoriamente caminos o procedimientos para el comportamiento. Esas palabas despejan
incógnitas o introducen claridad en lo que, de manera contraria, podría ser una situación
confusa. Se sienten obligados a esa conducta porque intuyen el valor social que ella presenta. En
muchos casos las palabras del legislador son altamente técnicas y sólo pueden ser debidamente
interpretadas por peritos: los abogados, los jueves, los funcionarios administrativos.
La derogación de la ley: Las leyes pueden tener diferentes términos de validez, A veces, la
propia ley enuncia hasta que fecha ha de regir, es decir, el período de tiempo durante el cual
existe la obligación de cumplir los actos que ella enuncia. Habitualmente una ley deja re regir
cuando el mismo legislador quela sancionó, la deroga. Cuando nos referimos al mismo
legislador, no hacemos alusión, necesariamente, a la misma persona, sino al mismo órgano: si la
ley ha sido sancionada por el Congreso de la Nación, será el mismo el que podrá derogarla.
La derogación, pues, es el acto del mismo legislador por virtud del cual se deja sin efecto una
ley anteriormente
sancionada. Este resultado se puede lograr mediante diferentes técnicas. Una ley puede
limitarse a disponer que
otra anterior cese en su vigencia. Es el caso más simple y se le conoce técnicamente por
abrogación. En otras ocasiones, el legislador reemplaza una ley por otra distinta. Este
procedimiento es conocido bajo el nombre de subrogación. Por último y esta es la práctica
habitual en nuestro país, se sancionan nuevas leyes que modifican parcialmente a las anteriores,
técnica conocida como derogación en sentido estricto.
La costumbre tan generalizada de sancionar nuevas leyes sin especificar qué normas anteriores
quedan derogadas crea
un problema interpretativo para la teoría jurídica, comúnmente solucionado por la
jurisprudencia, y la doctrina . De
modo tal que si se encontrara un aparente contradicción entre la nueva ley y las anteriores se las
procurará interpretar de tal manera que cada norma conserve un ámbito propio de aplicación,
compatible con el de las demás. El principio que ha ganado mayor aceptación es el de que la ley
anterior queda derogada. Ella solo alcanza a aquellas normas directamente en colisión, pero no
afecta a las demás que puedan haberse sancionado e incluido en la misma ley. Suele darse el
caso de que la incompatibilidad surge entre leyes sancionadas por distintos órganos legislativos,
se presenta el problema de conflicto entre norma de diversa jerarquía normativa. El principio
general es el de la prevalencia de la norma de mayor jerarquía.
Derogación de la ley por la costumbre desuetudo: El principio de la derogabilidad de las normas
por el mismo órgano que las sancionó es fácilmente comprensible. Pero las dificultades surgen
cuando uno se pregunta si algún otro órgano o el mismo grupo social, con su conducta, podrían
poner término a la vigencia de la ley. Puede suceder que sancionada la ley, sea ignorada de un
modo general por los integrantes del núcleo social, inclusive los órganos de la comunidad.
Supongamos, en el caso de que la ley luego de ser sancionada, no haya sido cumplida ni por los
súbditos, ni por los órganos de la comunidad. Ello equivale a decir que el nuevo sentido
introducido conceptualmente por el legislador en ningún momento correspondió a los sentidos
reales de conducta vividos por los integrantes del grupo social, que el deber ser enunciado por el
legislador no llego a ser en la realidad. Pero el problema de la derogación consuetudinaria de las
leyes, justamente porque se refiere a la pérdida de validez de una norma para el futuro, por su
incumplimiento, implica sus propios términos la suerte de una ley dotada de generalidad.
El jurista cumpliría su función al analizar conceptos y elaborar con ellos un sistema lógico
coherente. A los prácticos y a los súbditos correspondería hacer buen uso de esa elaboración, y
si no lo hiciese eso ya no sería de la incumbencia del jurista.
Mediante el cambio de los hábitos y los modos de vida, sobre todo en tiempos como los
actuales, en que se vive tan aceleradamente, suele suceder que una ley que tradujo
normativamente una modalidad colectiva, cae en desuso. El origen de este proceso se encuentra
en el cambio de sentido de la conducta de los integrantes del grupo social. Lo que antes se
estimaba conducta valiosa, socialmente útil, ya no lo es tanto. Por el cambio de circunstancias,
una conducta que con las prescripciones de la ley, puede tornarse equívoca o incomprensible.
Costumbre: Bajo la influencia del positivismo normativo predominante a lo largo del siglo XIX,
y del que todavía no hemos podido desprendernos, existió una marcada tendencia a negar
significado a la costumbre como fuente del Derecho. A parte de esta innegable influencia, tan
ligada a la intensa actividad legislativa de los órganos parlamentarios de la democracia liberal, y
a la ideología de la revolución francesa, a la que ya hemos aludido en otros capítulos, ha
existido también una tendencia exagerada a la generalización, como si el Estado moderno de
tipo democrático, fuese el único en que se plantease el tema de las fuentes del Derecho.
Si nos preguntáramos si la costumbre es fuente del Derecho en una comunidad primitiva, no
habría dudas en cuanto a la
respuesta. Ella es la más importante de las fuentes del Derecho en esas comunidades.
Respecto del Estado Moderno de
Occidente, predomina el criterio opuesto, y se le niega el atributo de fuente o se le reconoce una
muy limitada medida. La costumbre es uno de esos fenómenos sociales caracterizados por su
generalidad y universalidad. En todos los grupos sociales, por el hecho mismo de la estrecha
convivencia en un determinado territorio, surgen espontáneamente de modos de conducta que
permiten el entendimiento comunitario, y con ello el desarrollo pacífico y ordenado de la vida
de sus integrantes. La costumbre es una manifestación esencial de la vida humana en sociedad,
y su significado como fuente del Derecho es mucho mayor de lo que la teoría jurídica se siente
inclinada a reconocerle, especialmente en los países de formación romanista. La costumbre es
un hecho social susceptible de percepción. Consiste en la reiteración de una determinada
conducta cuando los miembros del grupo social, enfrentan las mismas circunstancias. El hecho
de que los miembros de un cierto grupo social silben habitualmente, no es suficiente par que
afirmemos que existe la costumbre de silbar. Puede haber la costumbre de silbar en el trabajo, o
la costumbre de silbar en el baño. Cuando se afirma la existencia de una determinada
costumbre, no sólo se hace referencia al mismo tipo de acto humano, sino también a su
ejecución en circunstancias similares.
Desde luego que las personas al comportarse siguiendo los cánones fijados
consuetudinariamente, no efectúan un análisis metódico de la situación en que se encuentran
para compararla con situaciones anteriores, y afirmar su similitud mediante la eliminación de las
notas irrelevantes y la conservación y categorización de las relevantes.
Hay grupos sociales en que la costumbre ha penetrado profundamente en la mayor parte de las
manifestaciones de la colectiva; en otros, es menor. A la vez se da, latente o en desarrollo, un
proceso de crisis, por virtud del cual las viejas costumbres son puestas en tela de juicio,
cuestionadas como anacronismos carentes de sentido en un mundo cambiante, mientras se
ensayan nuevas respuestas para hacerse cargo de las situaciones que presenta la nueva situación.
Toda una serie de mecanismos sociales se utilizan para suministrarles respuestas a los
interrogantes que plantea la vida cotidiana, casi automáticamente. Uno de ellos es la educación,
y otro de gran eficacia es la costumbre. Mediante estos procedimientos, los demás seres
humanos que nos rodean y con los que compartimos nuestra existencia, no se presentan como
antes opacos, desconocidos y de conducta imprevisible, sino como personas que actúan
conforme a ciertos cánones comprensibles, previsibles y socialmente satisfactorios.
La costumbre nos ahorra tiempo y energías. De un modo inconsciente, y habitualmente
mecánico, nos vamos adaptando a las diversas circunstancias y compartiendo nuestra vida con
las de los demás, con un mínimo de choques y malentendidos, Pero en la aceptación y
cumplimiento de las costumbres, mientras ellas mismas no se hacen equívocas por un cambio de
condiciones en el medio ambiente social, no sentimos que nuestra vida se encuentre
injustamente limitada. No es exacto sostener que las costumbres son extrañas, heterónomas a
nuestro espíritu. Nosotros somos, en alguna medida, costumbre. Desde nuestro nacimiento
ejecutamos actos cuyo contenido extraemos de nuestra herencia histórica, de nuestro ambiente
social. La costumbre es una forma de nuestra propia vida, con la que expresamos nuestra
adhesión, en general inconscientemente, al esquema social en que nos encontramos insertos.
Cuando la pregunta acerca de la propiedad o conveniencia de una costumbre se generaliza, es
un signo de que ella entra en crisis. La costumbre es algo que aceptamos, que descontamos
como un ingrediente necesario de nuestra vida comunitaria. Ella desempeña una función
positiva, entre otras razones porque no demanda de nosotros un esfuerzo de racionalización ni
de justificación. Cuando nos sentimos en la necesidad de justificarla, es porque ya no presta la
misma función de antes, ya no logra ese entendimiento comunitario espontáneo. Los jóvenes,
especialmente, se resisten a seguirla, a comportarse de la misma manera, solo por el hecho de
que sus progenitores así lo hayan hecho en el pasado. Ella se va extinguiendo lentamente,
aplastada por la presión de las nuevas generaciones a cuyo cargo se encuentra la imposición de
nuevos cánones de comportamiento. Habrá nuevas costumbres, pero ellas exhibirán muchas
notas o caracteres heredados, estarán ligadas a su historia. Además, las costumbres no son
estáticas. Cuando se habla de conducta repetida en la misma circunstancia, se utiliza un
conjunto de palabras, que describe inadecuadamente el proceso social que está teniendo lugar.
Es un proceso lento, coherente, de continuo crecimiento, que vamos asimilando sin mayores
resistencias, como si fuera la consecuencia previsible y racional del desarrollo de nuestra propia
existencia. Las costumbres contribuyen a formar el clima de nuestras vidas. Los seres humanos
no operan en el vacío. Sus vidas están hechas de historia, y se van haciendo históricamente.
Ellas reducen criterios sazonados por la sabiduría de muchas generaciones, para hacer frente a
los interrogantes de la vida social.
La complejidad de la vida social ya multiplicidad de las costumbres.
Los grupos humanos son complejos, u presentan una peculiar organización interna que muestra
distribución heterogénea de los centros de poder y control social. Sus integrantes se encuentran
inmersos en numerosos estratos, núcleos asociaciones, clases, cada una de las cuales exhibe sus
propias costumbres. Esas agrupaciones obedecen a distintos criterio. Gravitan factores
económicos, étnicos, religiosos, culturales, políticos, que permiten las más curiosas y
complicadas mezclas.
Las costumbres generales, practicadas por la totalidad o la gran mayoría de los integrantes de un
grupo social, cuando éste ha alcanzado un elevado grado de desarrollo, como en el caso de
Estado moderno, son menos de las que se estiman habitualmente. Cada vez será más necesario
hablar de las costumbres de determinados núcleos, sectores o clases sociales en vez de hablar de
la costumbre en general.
Las costumbres no son habitualmente las mismas para las mujeres que para los varones, ni para
los jóvenes que y ancianos, ni para solteros y los casados, ni para soldados y comerciantes. La
clase social, edad, el estado civil, la profesión y tantos otros elementos distintivos de la
personalidad, adquieren relevancia habitualmente, en la identificación del núcleo común que
permite afirmar la existencia de una costumbre, es decir, de la repetición de un cierto acto en
circunstancias similares. Las costumbres con las que tropezamos en nuestra vida social y que
gravitan poderosamente sobre los fenómenos jurídicos, las costumbres que son fuentes del
Derecho, no son solamente las muy excepcionales costumbres generalizadas entre todos los
integrantes del núcleo social y de tradición inmemorial, sino las muchas más modestas y más
modernas costumbres de los diversos sectores que lo integran.
más importantes tareas de la doctrina consiste en analizar las situaciones y los problemas
sociales para los que no se
encuentran fácilmente una solución normativa satisfactoria, en procura de apoyo normativo para
una respuesta que
contemple más adecuadamente los intereses generales de la comunidad. Tal tarea es ejecutada
mediante la
interpretación creadora de los viejos textos, sabiendo encontrar en ellos nuevas soluciones para
problemas inesperados.
Una de las maneras típicas de resolver el problema que se suscita cuando no se encuentran
normas jurídicas que se refieran de manera clara a un caso litigioso, dándole una solución
axiológicamente positiva, consiste en localizar los principios generales del ordenamiento
jurídico. En este sentido, la doctrina ha sido una fuente del Derecho invocada especialmente
para los órganos de la comunidad cuando se han lanzado a la renovación de las instituciones
vigentes. Ha ejercitado su más poderosa influencia sobre el ánimo de los legisladores quienes,
han demostrado especial preocupación por disminuir la injusticia de las relaciones sociales.
La doctrina y la crítica a la actividad judicial: Mediante el estudio crítico de los fallos dictados
por los órganos jurisdiccionales, los juristas se han constituido de hecho, en órganos de la
opinión comunitaria. Comparten habitualmente tendencias e inclinaciones, sus anhelos y sus
inquietudes. Una de las funciones más útiles que cumplen los juristas en los grupos sociales
consiste en encarar el estudio sistemático y continuo de las decisiones de los órganos para medir
su valor. Especulan sobre casos posibles, imaginan nuevas situaciones, analizan los nuevos
deberes que se imponen en sobre los integrantes del grupo social, y dan su opinión.
La labor doctrinaria de los juristas constituye un poderoso factor de desarrollo. Es una fuente
del Derecho, cuyo peso excede en mucho el hecho de que los jueces no se encuentren
formalmente obligados a guiarse por su enseñanza. De hecho lo hacen y en una forma más
profunda de lo que habitualmente se acepta por los propios especialistas.
5.3Fuente Jurisprudencia: Los órganos de la comunidad buscan apoyo para sus determinaciones
subjetivas. Necesitan convencerse de que la conclusión lograda no solamente es satisfactoria
para ellos, sino que ha de resultar satisfactoria para los integrantes del grupo social. Veremos
también como las palabras que pronuncian los jueces, y las acciones que ellos ejecutan en la
solución de los conflictos, representan un valioso criterio de objetividad, de una importancia
mucho mayor de la que habitualmente se le asigna. Todas aquellas personas que, por razón de
su jerarquía en el grupo social, gozan de la potestad de adoptar decisiones respecto de la
conducta de los integrantes del grupo, se ven sometidas a la necesidad de encontrar fundamento
para su decisión. Ésta en tanto pueda trascender socialmente y afectar a los demás. También
debe ser objetiva. Con ello queremos decir que la persona, con sus actos, debe satisfacer no
solamente su propio criterio subjetivo. Sino realizar un mínimo de valores sociales. Las
palabras y las acciones de los legisladores, esas personas a quienes el grupo ha designado para
que enuncien sentidos de conducta de manera general y obligatoria, presentan la solidez y
consistencia necesarias para funcionar adecuadamente como fuente del Derecho tanto respecto
de los funcionarios como de los integrantes del grupo social.
El juez y la sentencia: Con la expresión juez se acostumbra a designar a una persona dotada de
autonomía e independencia en el ejercicio de su cargo, a quien se ha confiado la tarea de dirimir
los conflictos que puedan surgir entre dos o más integrantes de un grupo social. Las decisiones
por las que se dirime un conflicto, suelen llamarse sentencias, pero como este concepto puede
dar lugar a equívocos, conviene formular una serie de especificaciones para evitar
malentendidos. Cuando se dice que la sentencia es la decisión del juez poniendo término al
litigio, se puede querer aludir tanto al hacer mismo del juez, cuanto a lo hecho por el juez. Lo
que el juez hace es tomar conocimiento de un conflicto de intereses, escuchar a las partes
observar las pruebas que producen en apoyo de sus pretensiones, estudiar el Derecho aplicable,
y determinar cuál es la conducta recíprocamente debida por las partes. La sentencia judicial,
como concepto, no es sino la expresión lógica de esa mutua implicación de conductas.
Por lo tanto, al referirnos en la actualidad a la jurisprudencia como fuente. Aludimos a las
decisiones de conflictos por órganos del grupo social, exteriorizadas mediante expresiones
conceptuales, ya orales, ya escritas. Cuando se habla de jurisprudencia como fuente del Derecho
no se hace referencia a la conducta visible del Juez, a su hacer mismo dirimiendo el conflicto.
En este sentido, puede decirse que la sentencia no es tanto lo que el Juez hace al resolver el
litigio, cuanto lo que el Juez deja escrito o dice al resolver el conflicto.
Significado social de la sentencia: Las decisiones adoptadas por los Jueces y las palabras con
que las anuncian a las partes, a sus abogados, y al público en general, tienen una especial
importancia en la vida moderna. Las sentencias de los jueces son fuentes del Derecho porque
ellas inspiran a otros jueces, a los funcionarios administrativos, a los legisladores y a los
integrantes del grupo social, llevándoles a actuar de una manera similar en el futuro. El criterio
seguido por el tribunal superior, es adoptado comúnmente en subsiguientes decisiones por
órganos inferiores. Se “apoyan” en la jurisprudencia sentada por el órgano de mayor jerarquía.
Desde el punto de la experiencia humana ese sistema solo tendrá valor como Derecho en la
medida en que sea aplicado a los negocios habituales de los integrantes del grupo social, a su
vida familiar y a su organización.
Al aplicar una norma general a un caso se individualiza el significado abstracto de la norma. Y
no cabe duda que a los integrantes del grupo lo que les interesa saber es el significado que le
atribuye el órgano que ha de aplicarla, más que la opinión abstracta de un lógico. La decisión de
un órgano jurisdiccional tiene una repercusión sobre su vida y sus bienes de que carece
habitualmente el criterio del teórico.
El propio Juez sabe que por el solo hecho de adoptar el mismo criterio seguido por sus colegas
en casos anteriores
similares contribuye a afianzar el orden existente, el orden que, respecto del tipo de conflicto en
consideración,
comenzó a establecerse la primera decisión jurisprudencial en la materia.
Alcance y sentido de la sentencia: El juez resuelve el conflicto mediante la aplicación del
Derecho. Determina quién es acreedor a una prestación y quién su deudor, conforme a lo que
estatuye de manera general a una norma jurídica, en función de las circunstancias de hecho que
da por acreditadas en el litigio. Esa norma general pudo haber sido enunciada “a priori” por los
legisladores, o pudo ser extraída de la costumbre vigente en la comunidad, o bien ser la norma
que, explícita o implícitamente, aparece explicada por otros jueces en casos anteriores similares.
Existe pues, una relación esencial entre los hechos y lo imputado. Lo que el juez señala como
debido tiene su fundamento en los hechos relevantes del caso.
De la individualidad de la sentencia a su generalidad como fuente: La decisión rendida por un
juez en un caso concreto será fundamento y criterio de objetividad para otro juez que debe fallar
otro caso. Ello es posible porque la decisión anterior es sometida a un proceso de generalización
y categorización por virtud del cual se eliminan del caso una serie de notas irrelevantes, y se
conservan sus datos significativos. Suelen eliminarse las notas relativas al sitio del acaecimiento
de los hechos y otros factores tan incidentales que las partes ni siquiera se toman el trabajo de
discutirlos. Una vez seleccionados los hechos relevantes del caso, se los subsume en un género
o categoría dotado de extensión lógica. Así surge la posibilidad de que la sentencia dictada
pueda guiar la decisión de casos siguientes similares, es decir, susceptibles de ser considerados
también como ejemplos o especies de la misma categoría o género.
Los jueces no proceden arbitrariamente, deben dar razón de sus actos. Esa tarea se ve facilitada
cuando otro juez en el pasado ha debido afrontar y resolver un problema similar. En ese caso, su
punto de vista encuentra apoyo en la decisión anterior, logrando así un mínimo de objetividad.
La jurisprudencia contradictoria y los cambios jurisprudenciales: Se habla de fallos
contradictorios, y de cambios jurisprudenciales, no cuando jueces de distinta jerarquía actuando
en el mismo caso dictan sucesivamente sentencias de contenido contradictorio, sino cuando
jueces de la misma jerarquía aplicando las mismas normas generales, dictan sentencias de
distinto contenido en casos similares. Los distintos jueces a quienes compete oír el caso
sucesivamente, se van haciendo cargo de las cambiantes modalidades del proceso, pesando los
diversos criterios sometiendo a su consideración tanto por las partes como por los jueces
inferiores, hasta que finalmente se llega a su decisión final. Si un abogado debe actuar en un
caso similar en la misma jurisdicción, no puede pretender que el fallo consentido de primera
instancia es el que sienta jurisprudencia. Esta ha sido establecida por la sentencia del Tribunal
de Apelación. Se suele sostener, en situaciones de esta índole, que la diferencia que puedan
presentar ambos casos no es suficiente para justificar decisiones contrarias si ellos son
susceptibles de subsunción en la misma norma general, en cuyas circunstancias la solución
debiera ser la misma desde que se les debe aplicar la misma norma general.
Solo puede hablarse de jurisprudencia contradictoria cuando los casos similares son resueltos de
manera contrapuesta.
Que sean similares implica que ambos han de presentar la misma contextura de sentido, y sus
hechos relevantes deben
corresponderse mutuamente y pertenecer a la misma categoría. No existen recetas lógicas, ni
podrían existir, para
decidir cuándo dos casos ofrecen tal grado de similitud que justifique la misma respuesta
jurisprudencial .
Las variaciones jurisprudenciales: Hay momentos en que los jueces deciden deliberadamente
apartarse del camino abierto por sus predecesores, y abrir una nueva picada para la acción
comunitaria. El antiguo criterio jurisprudencial, es ahora un factor de perturbación. En vez de
contribuir a afirmar el entendimiento colectivo, lo enigmatiza o provoca manifiestas injusticias.
Las leyes permiten variadas interpretaciones, todas ellas lógicamente fundadas. El que los
jueces elijan una de ellas y no otra, depende de la naturaleza de los hechos que juzgan, y de la
objetividad de la elección. A los jueces corresponde hacer justicia mediante la aplicación del
Derecho. Estos van ensayando con sus diversas decisiones las varias fórmulas de entendimiento
disponibles, en procura de una decisión que pueda ganar aceptación en el respectivo grupo.
Siempre es preferible que exista un criterio definido, aunque criticable, a que no exista criterio
alguno. Los miembros de la comunidad buscan certeza, seguridad. La incertidumbre paraliza y
fomenta la anarquía. Los cambios jurisprudenciales son instancias dela búsqueda del hombre de
una mayor justicia.
Modalidades de la jurisprudencia en la aplicación de las leyes: Los jueces no proceden
arbitrariamente en su tarea de resolver conflictos. Los deciden aplicando el Derecho. Esta norma
señala comúnmente lo que es debido. Le está autorizado para que decida los conflictos sociales
de la manera que estime adecuada, con la única limitación de que respete los derechos y las
garantías constitucionales. Existen comunidades enteramente regidas por prácticas
consuetudinarias. Los miembros del núcleo se comportan espontáneamente, ajustando su
conducta en un lento proceso de convivencia. En otras comunidades. Mucho se confía a los
jueces para que experimenten nuevas formas de convivencia. .
En otras comunidades, mucho se confía a los jueces para que experimenten nuevas formas de
convivencia. En otros sistemas, se prefiere confiar la tarea a órganos especializados para que
enuncien formalmente las normas generales. El
derecho consuetudinario predomina en las comunidades primitivas. El derecho de origen
judicial en Inglaterra y los
Estados Unidos. El Derecho legislado en los países de inspiración romanista. En los países
romanistas, la jurisprudencia
gira principalmente alrededor de la integración y aplicación de las leyes. La ley, la principal
fuente del Derecho.
El legislador habla un lenguaje general. Una forma consuetudinaria de conducta, ella no
ofrecerá mayores dificultades interpretativas enseguida de su sanción. Su sentido será
comprensible, pero ganará equivocidad a medida que cambien los modos consuetudinarios del
obrar. Cuando el legislador anuncia una nueva relación imputativa, está efectuando un
experimento social. Confía en que el nuevo sentido que atribuye a la conducta, gozará de
aceptación comunitaria. Utiliza un lenguaje deliberadamente general para que alcance a todos
los integrantes del núcleo social, para suministrar un amplio margen operación a los órganos
encargados de su individuación en función de las cambiantes condiciones sociales. Se propone
utilizar un lenguaje preciso, conciso, transparente desde el punto de vista lógico, esos términos
encierran siempre la posibilidad de su equivocidad. Por último los legisladores suelen utilizar
procedimientos que dejan un ámbito deliberadamente abierto a la discreción jurisprudencia.
Cuando se trata de jurisprudencia sobre el Derecho legislado, las sentencias desempeñan tres
funciones de la máxima
importancia
Primero: suministran un contenido más específico a los conceptos de las normas generales de la
norma legislativa;
Segundo: Definen el ámbito recíproco de aplicación de las diversas normas vigentes:
Tercero: Adecúan la norma legislativa general a las peculiaridades de los casos concretos.
Modalidades de la jurisprudencia en el derecho jurisprudencial: Aquí examinaremos con más
detalle cómo opera la jurisprudencia como fuente dl Derecho en sistemas jurídicos, como el
CommonLaw, en el los jueces deben decidir los casos recurriendo a las sentencias dictadas por
otros jueces en casos similares, y no a las leyes dictadas por el legislador. Cuando los jueces
recurren a las leyes como fuentes, para fundar en ellas la decisión del caso concreto que se les
ha sometido a su consideración, se encuentran con normas de un alto grado de generalidad que
si bien facilitan la subsunción de los casos, pueden crear dificultades y provocar injusticias,
porque su misma generalidad permite incluir sus términos otros tipos de casos para los cuales
ellas resulten injustas o inadecuadas.
Una sentencia es una norma jurídica individual, es decir, una norma carente de generalidad.
Reconocer en la sentencia una fuente de Derecho es equivalente a alegarla para decidir otros
casos, atribuyéndole un valor que excede los detalles de los casos concretos. Se podría alegar
que el mismo proceso tiene lugar cuando la sentencia a la que se recurre como fuente ha
aplicado una norma legislada, en vez de haber aplicado una sentencia precedente como en el
CommonLaw. Cuando la sentencia ha aplicado una norma legislada existe desde el comienzo
del proceso una norma general de la cual la sentencia se presenta como un simple ejemplo que
guía en la captación el contenido de los conceptos generales utilizados por el legislador. Cuando
la sentencia a la que se recurre como fuente, no traduce en su aplicación una norma legislada,
sino otra sentencia como en el CommonLaw, necesita darle una generalidad de que ella carece,
y que tampoco se encuentra en la fuente invocada.
La tendencia de los juristas, en el CommonLaw, es la de limitar en lo posible la generalidad de
las categorías, para circunscribir el alcance de los precedentes a casos cuya similitud se
encuentre descripta de manera más bien específica. Mediante este proceso, el juez que acude a
una sentencia precedente como fuente, en el CommonLaw, transforma lo que era una sentencia
individual, en norma general. De esta manera, cada sentencia firme y consentida es algo así
como un trampolín desde que se salta hacia una norma general.
Algunos problemas teóricos que suscita el derecho jurisprudencial anglosajón:
a) Se acude a las sentencias firmes dictadas por jueces de la misma o mayor jerarquía;
b) De entre ellas se eligen las que guardan un mínimo de similitud con el caso pendiente
de decisión judicial. Es necesario empezar por el análisis del caso que está aguardando
sentencia, de los datos irrelevantes y quedándose con aquellos que expresan su verdadero
sentido;
c) En este proceso de selección de hechos, juega un papel decisivo, la intuición jurídica del
juez, y su conocimiento del ordenamiento jurídico como un todo.
d) Resulta más sencilla la búsqueda del precedente apropiado porque ha reducido
e) La lectura irá ilustrando y suministrando criterios cada vez más precisos para analizar el
litigio pendiente de sentencia
f) El juez irá perfilando la generalización y categorización de las sentencias precedentes
que se consideren aplicables al caso en consideración influido por las exigencias objetivas de
justicia del caso, de tal modo que su decisión satisfaga no sólo sus convicciones personales sino
a la comunidad.
g) Se produce, pues, una peculiar interacción entre las exigencias axiológicas del caso
pendiente, las modalidades del precedente, y la necesidad de proceder de tal manera que la
sentencia a dictarse realice los valores vigentes en el seno del grupo social.
h) El rol decisivo en el proceso descripto lo desempeña la valoración judicial. El juez
señala el núcleo esencial de ambos, define la analogía y dicta la sentencia mediante la cual se
resuelve las pretensiones contradictorias de las partes.
En el CommonLaw ellos demandan acatamiento “staredecisis et quieta non moveré”. Aceptar lo
decidido en el pasado y no alterar lo ya resuelto. La similitud es captada mediante la intuición y
el empleo de instrumentos conceptuales, adquiridos por los jueces y los abogados en su
preparación profesional. Pero la teoría en el CommonLaw es que esas palabras no obligan a los
jueces subsiguientes. Pueden ser aceptadas, pero no porque por haberla pronunciado, el juez la
tornara obligatoria. En la práctica del CommonLaw, los jueces trabajan sobre líneas
jurisprudenciales. Ello facilita la explicitación de la norma general.
La unificación de la jurisprudencia: Surgen cuando dos casos sustancialmente similares, son
resueltos de manera opuesta por los respectivos tribunales, generalmente de la misma jerarquía
pertenecientes a la misma jurisdicción. En las costumbres primitivas, pues debido a la sencillez
de su organización, el número limitado de sus órganos, y la plenitud de poderes investidos en el
jefe del grupo social, las posibilidades de que subsistieran dos decisiones finales contradictorias,
emanadas de dos diversos órganos, eran remotos. Pero en el Estado moderno la situación es
distinta. La gran concentración de población, el elevado grado de especialización, incluyendo la
existencia de un complejo sistema judicial con diversas jerarquías y competencias, ha
multiplicado las posibilidades de que los órganos jurisdiccionales difieran en la interpretación
de las fuentes, y las apliquen de manera heterogénea.
Tal heterogeneidad no presenta exactamente la misma característica en el Derecho legislado y
en el Common Lay. En él los jueces atribuirán a los conceptos del legislador, un contenido
distinto no obstante referirse a hechos similares. Las
mismas palabras d la ley serán habladas por los jueces atribuyéndoles un distinto significado.
Tratándose del CommonLaw, los casos de jurisprudencia contradictoria o contrapuesta son
menos comunes.
Técnicas para uniformar la jurisprudencia: La forma más sencilla consiste en designar un
órgano de jerarquía superior al
que se pueda someter en última instancia el problema que ha suscitado la divergencia, para que
pronuncie su última
palabra.
En el CommonLaw este resultado se logra con bastante sencillez, mediante el recurso de
apelación.
Por virtud de la estructura específica del CommonLaw esa sentencia unifica criterio en razón de
la alta posición jerárquica del Tribunal superior, y del principio del “staredecisis”. Esta es otra
de las ventajas que se invoca por los defensores del CommonLaw frente al Derecho legislado.
El procedimiento de unificación es más complicado en los países de tradición romana.
El recurso de casación: El recurso de casación es el más conocido. Este procedimiento
de unificación gir en torno a la existencia de un tribunal de última instancia habitualmente
denominado Corte de casación cuya función típica consiste en anular las sentencias de
Tribunales inferiores que no se ajustan a la doctrina que dicha Corte considera aplicable al caso.
No examina la prueba introducida por las partes; se limita a señalar el derecho aplicable.
La función típica de los tribunales de casación, como se ve, no consiste en decidir casos
concretos, sino en fijar los criterios generales interpretativos de la legislación, señalando
contenidos más específicos para los conceptos legislativos, con lo que facilita la tarea de adaptar
los términos abstractos de las leyes a las circunstancias peculiares de los casos sobre los que
debe pronunciarse los tribunales.
El recurso extraordinario: En la Argentina se utiliza a estos fines la técnica
extraordinaria. La unificación se logra
mediante la potestad reconocida a un tribunal superior para decidir casos en que se ha alegado
un conflicto entre la
Constitución federal y normas inferiores o entre normas federales y locales. Para asegurar
supremacía las normas
nacionales, se han establecido los recursos especiales ante tribunales federales de la más alta
jerarquía. En la Argentina,
la Suprema Corte está autorizada a intervenir, cada vez que la decisión final del Tribunal
inferior se pronuncia a favor de
la validez de la ley provincial impugnada. La suprema Corte analiza el problema suscitado en el
caso concreto y lo
resuelve. El pronunciamiento de la suprema Corte, no tiene otra validez que el que le da el
principio de res judicata.
El fallo plenario: Mediante el fallo plenario se resuelve el problema que suscita la
existencia de diversos tribunales finales de la misma jerarquía. Para evitar el desorden que
podría resultar de la divergencia de criterio entre ellas, diversas leyes de organización de los
tribunales de la capital federal, han previsto la convocatoria de todos los jueces que integran las
cámaras de competencia sobre la materia para que fijen por mayoría el criterio del Tribunal
sobre el punto en cuestión.
Jurisprudencia obligatoria: Con el concepto de jurisprudencia obligatoria se alude a una
peculiaridad técnica de algunos ordenamientos jurídicos en los que se va más allá de la
organización jerárquica de los tribunales. Se sostiene el carácter obligatorio de la jurisprudencia
cuando los jueces inferiores deben ajustar sus fallos al criterio señalado por los jueces
superiores. En los casos de jurisprudencia obligatoria, la ley misma señala el deber de los jueces
de jerarquía inferior de aplicar el Derecho siguiendo el mismo criterio fijado por el Tribunal
superior que la misma ley designa. En los países de formación romanista, a lo largo del siglo
XIX, la ley reinaba de manera visible, si bien actualmente, la jurisprudencia va acentuando su
influencia. Si el juez no se siente satisfecho con la aplicación de esa jurisprudencia, deberá
arbitrar otros recursos imperativos para decidir el caso con justicia.
En síntesis: la llamada obligatoriedad de la jurisprudencia dispuesta por sanciones legislativas
no atribuye carácter de fuente algo que ya lo tenía, pero le tribuye obligatoriedad formalmente
y coloca en el mismo nivel de la ley en países en los que ésta había ocupado hasta ahora una
posición de preminencia.
La interpretación de la jurisprudencia: en los países de tradición romanista no es común
plantearse el problema de la interpretación de la jurisprudencia. Esta última era, el resultado de
la interpretación de la ley, y, según la teoría dominante, su validez e influencia era derivada.
Valía porque ella consistía en la aplicación de la ley a los casos concretos. Pero carecía de
significación autónoma.
La ley era un conjunto de conceptos en los que había adquirido forma definitiva la voluntad del
legislador. El Derecho se encontraba solamente en la ley, y por lo tanto no era necesario prestar
atención a la jurisprudencia, salvo si sirviera como una expresión de la ley. Por este motivo, no
había que preocuparse en interpretar la jurisprudencia, sino con interpretar a la ley alcanzaba.
El estudio de la jurisprudencia, pone de manifiesto un invisible ligamen entre las sentencias
dictadas por los jueces y la
evolución de las costumbres, el cambio de los datos materiales de la vida social, las variaciones
en las valoraciones
vigentes, y las exigencias de la vida comunitaria. La jurisprudencia se va perfilando con más
claridad, y se hace más
inteligible cuando se interpreta el lenguaje del juez en función de los hechos relevantes del caso.