Herramienta 1 Encuentro Parroquial PRESENCIAL
Herramienta 1 Encuentro Parroquial PRESENCIAL
Herramienta 1 Encuentro Parroquial PRESENCIAL
Índice
Presentación al Párroco y su Consejo..............................................................3
Primer Momento
Segundo Momento
Este documento es un modelo amplio e ‘ideal’ del encuentro que se invita a las
parroquias a llevar a cabo durante el mes de octubre para discernir
comunitariamente, quienes son los candidatos idóneos a iniciar la formación para
los ministerios laicales de Lectorado, Acolitado, Catequista y Ministerio de la
Caridad. Decimos que es un modelo de encuentro ideal, pues ofreceremos
también un modelo de este mismo encuentro de discernimiento, pero de o modo
VIRTUAL, para que quienes no tengan la posibilidad de hacerlo de manera
presencial. De hecho, aunque se lleve a cabo el encuentro presencial que a
continuación ofrecemos en esta Herramienta 1, conviene que los fieles y miembros
de la comunidad parroquial que no estén presencialmente, se puedan conectar el
día del encuentro virtual. El PROCESO completo de discernimiento comunitario lo
hemos dividido en tres grandes momentos, los primeros dos vividos en el
Encuentro ya sea presencial o virtual, y el tercero, se vivirá mediante una reunión
de Consejo Parroquial posterior al encuentro parroquial.
Los tres momentos de este proceso pueden separarse en tres distintos días, pues cada
uno tiene duración de 2 horas. También puede hacerse en fin de semana un
encuentro de 4 horas con los dos primeros momentos y programar la reunión de
Consejo para otro día.
En cada una de la actividades ofrecemos con letra cursiva, algunas indicaciones para
una mejor ejecución de éstas, pero con creatividad, ustedes pueden hacer algunos
ajustes, siempre y cuando los contenidos no sean cambiados.
Atentamente:
Anexo 4: Tareas
para pegar en pared.
Anexo 5: Tabla de
tareas.
Anexo 6:
Papeletas logos de
cada ministerio.
Anexo 7: Papeleta
con 4 logos juntos.
Anexo 8: Tabla
completa con tareas y
logos
4.- Documento de estudio: 40 Fotocopias para
Carismas, servicios pastorales todos del Documento
de Estudio:
y ministerios laicales. ‘Carismas, servicios
pastorales y
ministerios laicales’.
5.- HORA SANTA: Oración 40 Anexo 9: Boletas
para identificar candidatos. para anotar
candidatos.
Primer Momento
Antes del encuentro:
Hay que tener listos los materiales de apoyo que para cada actividad se
hayan proporcionado, mismos que se enumeran en el Cronograma de
actividades y materiales.
Nota: Las letras con cursivas (letra inclinada como esta), son indicaciones para
quien prepara la dinámica, no se leen en voz alta.
Inicio de la oración:
Invitarles a hacer un ejercicio de respiración para relajarse, una, dos o tres veces.
Se puede ir guiando este ejercicio ya con música de fondo.
Quien dirige la oración invita a los participantes a relajarse, a cerrar sus ojos si
no están muy cansados y a olvidar, dejar a tras todo lo que dejaron en casa, en
la parroquia o en el trabajo.
Lector 1:
Dice el libro de los Hechos de los Apóstoles que “por aquellos días, al
multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los
hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia diaria. “Los
Doce convocaron la asamblea” (Hch 6,1-2a).
Lector 2:
Como los apóstoles, no nos cerraremos en justificaciones de todo tipo, más bien
venimos a escuchar la voz del pueblo y la voz de Dios, es fue el objetivo de la
asamblea que convocaron los apóstoles y la que hoy ha convocado nuestro
párroco. Vamos a leer los signos de los tiempos en los que Dios nos habla hoy a
su Iglesia y juntos vamos a discernir los posibles caminos y acciones para
responder a los desafíos y quejas de desatención.
Lector 1:
Continúa el libro e los Hechos de los Apóstoles diciendo que después de escuchar
las quejas de desatención, “Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos
y dijeron: ‘No está bien que nosotros abandonemos la palabra de Dios
por servir a las mesas” (Hch 6, 2).
Lector 2:
Los apóstoles saben que su ministerio pastoral debe estar sostenido por la
oración y la predicación, pero se han llenado de tantas cosas que resolver por la
cantidad de gente que se está acercando y porque muchos misioneros han salido
a predicar a otras partes. No es que ellos no quieran encargarse de la
administración de los bienes, como lo hacían al principio; ahora ellos deben salir a
predicar por todas partes y alguien más debe asumir esta tarea.
Por eso crean un nuevo ministerio, el de los diáconos y a ellos les delegarán
algunas tareas que ya no pueden cumplir. El Papa Francisco al igual que lo
hicieron Pedro y los Apóstoles, ha re-creado tres antiguos ministerios que fueron
creados para que los Laicos, ayudaran con algunas tareas tanto al ministerio de los
obispos, como de los presbíteros. No son tareas sacerdotales, propias de ellos, son
tareas laicales de especial confianza.
Lector 1:
Bajar un poco el volumen mientras se lee lo siguiente.
Lector 2:
Esa es la tarea que venimos a hacer a esta asamblea parroquial, a este encuentro
vocacional ministerial. Venimos a buscar entre nosotros a personas que se hagan
cargo de los nuevos ministerios.
‘Busquen entre ustedes’, dice Pedro. Hoy nos diría: busquen entre los grupos y
servidores de su parroquia trabajadores para la viña del Señor. Quizá tu y yo
decimos: pero no hay nadie. Nadie se quiere comprometer. Pero Pedro, y sus
sucesores los obispos, así como los sacerdotes pastores de las comunidades
parroquiales en nombre de Jesús nos dicen hoy: busquen entre ustedes quien nos
ayude, el trabajo es mucho, las quejas son muchas, nosotros no podemos andar
en todos lados, no podemos descuidar la oración, la confesión, la celebración de
la Eucaristía… busquen…. Busquen entre ustedes… la cosecha es mucha… hay
gente entre ustedes lista para la cosecha vocacional.
¿Te habías puesto a pensar que la responsabilidad de buscar personas tanto para las
vocaciones como para los ministerios es una tarea de toda la comunidad?
Nuestro Arzobispo en su Sexta Carta Pastoral nos invita a unirnos todas las
parroquias y todos en cada parroquia en “una CADENA VOCACIONAL en la que
todos trabajemos (Nº 47) y nos pide hacer lo que haremos en este encuentro
parroquial: “que todos los sacerdotes reúnan a los niños, adolescentes, jóvenes y
familias de sus parroquias y comunidades… que se convierta en una gran red para
las vocaciones” (Nº 48). Eres parte de una cadena de llamados, eres llamado a
ser parte e instrumento de Dios para llamar a muchos para los ministerios
laicales y para las vocaciones de consagración.
Lector 1:
¿Qué nos parece a nosotros esta propuesta? ¿Asumiremos el reto? Mientras como
comunidad parroquial no nos parezca bien la propuesta de ser responsables en
crear una cultura y misión vocacional, la crisis vocacional y las desatenciones
pastorales seguirán creciendo.
Lector 1:
No somos nosotros los que llamaremos, tampoco seremos los que vamos a
decidir. Nos toca buscar y presentar candidatos. Son los sucesores de los
apóstoles los que finalmente acreditan a los posibles candidatos, y si les parece
bien, los ordenan diáconos o presbíteros, o los instituirán como Acólitos, Lectores,
Catequistas o Ministros de la Caridad.
A eso has sido convocado y hemos sido convocados cada uno de nosotros. Este
encuentro culminará cuando, habiendo hecho oración, tengamos nombres
concretos de personas con el carisma y perfil para cada uno de los ministerios y
además, ese es el gran desafío: tener nombres de adolescentes y jóvenes, mujeres y
hombres, con perfil para iniciar un discernimiento vocacional para el sacerdocio o
vida consagrada.
c) Canto vocacional.
Por otro lado, hay otra urgencia, y no es precisamente una mala noticia: El
Papa Francisco, ha instituido 3 ministerios laicales, dos de ellos al servicio
de la predicación de la Palabra y la Catequesis (Lector y Catequista) y
uno al servicio de la Liturgia y la celebración de la fe (Acólito), con la
novedad de que los ha abierto también para las mujeres ya que antes, dos
de ellos eran exclusivos para varones; además, nuestro Arzobispo, ha
creado también un nuevo ministerio en nuestra Arquidiócesis de
Monterrey, que esté al servicio de la Pastoral Social (Ministerio de la
Caridad).
En este encuentro explicaremos con más detalle cuáles son las tareas de cada uno y
qué los hace diferentes de un servicio ordinario en la pastoral parroquial.
Pero, te preguntarás, ¿será un encuentro únicamente informativo? ¿no decían
que seríamos escuchados? ¿Porqué se dice que es de discernimiento
comunitario?
Recordemos cómo se llevó a cabo esa asamblea del Hechos de los Apóstoles:
1º Hay quejas porque las periferias no son bien atendidas, ya que los apóstoles se
han llenado de tareas y tiene que delegar algunas de ellas a alguien más.
Los Apóstoles dan los criterios y el perfil, en base a las tareas que les serán asignadas,
pero piden a la comunidad que ellos, como bautizados, guiados por el Espíritu
Santo, hagan un discernimiento comunitario para buscar, de entre ellos mismos,
de la misma comunidad a los 7 candidatos, con nombre y apellido.
3º La comunidad, guiada por el Espíritu y en oración, hace esa búsqueda,
presenta a los apóstoles a las 7 personas que consideran de acuerdo al perfil y
carisma del nuevo ministerio y los apóstoles oran, y los ordenan.
2º Presentaremos los nuevos ministerios, sus tareas y perfiles, así como el numero de
personas que pueden acceder a ellos por parroquia.
Que el Espíritu Santo nos ilumine y no temamos responder a la tarea que nos será
encomendada: Buscar a los candidatos para los ministerios laicales y las vocaciones
sacerdotales u de consagración.
4.- Realidad vocacional: Proyección del
Crecimiento poblacional y eclesial 2020-2030
(30 minutos)
POBLACIÓN
PARROQUIAS
SACERDOTES
Pero en parroquias, de esos 665, el 58%, es decir, 386 sacerdotes, están activos en
parroquias. De ellos, 286 son diocesanos y 100 religiosos.
El otro 42%, es decir, 279 sacerdotes, están en otros servicios o una casa de reposo.
Algunos de estos 297 son maestros en seminarios, casas de formación religiosa,
colegios y universidades; otros más estudian en Roma o en otra parte; otros más,
por su edad ya no ejercen y están en una casa de reposo; otros, por su carisma,
son destinados a servicios diocesanos, nacionales o internacionales.
Conclusión 1: La cosecha es mucha, y los obreros son pocos, pero estamos saliendo
adelante.
Proyección para el 2030.
Si las congregaciones religiosas mantuvieran para el 2030 los 100 de sacerdotes que
hoy atienden parroquias: 197 diocesanos + 100 religiosos = 297 sacerdotes
Si para el 2030:
Algunas congregaciones, por falta de vocaciones, retiran apoyo a
algunas parroquias,
Algunos sacerdotes, se enferman y quedan imposibilitados de ejercer,
Algunos otros fallecen
Algunos otros dejan el ministerio,
En los siguientes años, iremos en ‘caída libre’, teniendo que dejar sin sacerdote
una parroquia tras otra. ¿Qué hacer?
Municipios estables y municipios en explosivo crecimiento.
Conclusión 2: La cosecha será mucha y los obreros muy, muy, muy pocos.
¿Qué podríamos hacer ahora para
atender el crecimiento en los próximos
10 años?
Si así lo hacemos, nos quedamos con las 262 actuales, y con los 357 sacerdotes
activos que suponemos habrá en el 2030, tendríamos 1.36 sacerdotes por
parroquia.
¿Será la solución orar mucho para lograr llenar de muchísimos futuros sacerdotes
el seminario?
¿No será que nos falta ‘buscar’ en nuestras parroquias a candidatos y colaborar
con Dios haciendo un valiente y discernido llamado a los jóvenes?
¿Qué papel ocuparán los diáconos permanentes en esta nueva etapa? ¿Podrán
ellos suplir a los sacerdotes?
Algunos sugerirán que orar más, para pedir muchos, muchos, muchos y
muy muy muy santos sacerdotes es la prioridad y el único camino.
Todas estas soluciones son parciales o erróneas: la primera parecería ser muy
tradicionalista, con tinte ‘clericalista’, en la que se piensa que la evangelización en
la Iglesia depende únicamente y exclusivamente de los sacerdotes, pero la historia
de la Iglesia nos enseña que cuando eso sucede, es decir, que cuando se
‘sacerdotaliza’ la pastoral, visión en la que toda acción y decisión gira desde los
clérigos, la Iglesia se estanca, debilitando la fuerza del laicado y la vida
consagrada; la segunda opción desemboca en una Iglesia ‘diaconal’, pero la
historia también nos enseña que
empoderar más de la cuenta a los diáconos, condujo a una especie de ‘sindicato’,
por lo que el diaconado permanente fue un tiempo suspendido; la tercera opción,
de una Iglesia de laicos, sin ministros ordenados, tampoco responde a dos mil
años de historia y a la misma voluntad de Jesucristo y, de hecho, en nuestra
historia eclesial sí hemos tenido momentos en que algunos laicos con poder
político y económico, llegaron a controlar y manipular a papas, obispos y
sacerdotes con fines nada evangélicos. ¡No volvamos a cometer este error del
‘laicalismo’!
Parece que estamos en una encrucijada de la historia, por ello, por ahora, lo
más sensato es, ponernos en oración, sí, pero también en discernimiento
comunitario para preguntarle al Señor cuál es su voluntad y cómo ser fieles a la
Tradición de la Iglesia en la que la comunión fraterna y participación sinodal de
ministros ordenados, consagrados y laicos, ha sido siempre una respuesta ante las
diversas crisis.
2.- Solo tenemos 12 apóstoles, más, ¿qué es eso para tanta gente?
¡Busquen entre ustedes!
“Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: ‘No está bien que
nosotros abandonemos la palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto,
hermanos, busquen entre ustedes a siete hombres de buena fama, llenos del Espíritu
Santo y de sabiduría, y los pondremos al frente de esta tarea; mientras nosotros
nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra” (Hch 6, 2-4).
‘No está bien’ que los sacerdotes, tan escasos, hagan ellos solos todas las
tareas en la evangelización y atención pastoral.
No está bien que donde no hay sacerdote, no se tenga una
celebración dominical de la Palabra.
No está bien que la atención de las periferias geográficas y existenciales
queden sin atención por no haber sacerdotes, mientras otros ‘pastores’ los
congregan en nuevas agrupaciones religiosas y los conducen a abandonar la
Iglesia.
‘No está bien’ que los sacerdotes dejen de confesar por estar abrumados
en administración, construcción y otras tareas que pueden hacer los
laicos.
‘No está bien’ que queramos que el sacerdote sepa todo, resuelva todo,
ande en todos lados.
¿Qué nos dice este modo de actuar de los apóstoles ante la crisis? ¿Qué nos dicen
los ‘signos de los tiempos’ de la ‘crisis vocacional’ y del explosivo ‘crecimiento
poblacional’, ¿qué nos dice el ‘signo de los tiempos’ del resurgir de los laicos, que
poco a poco se han involucrado más y más en la misión evangelizadora de la
Iglesia? ¡Dios nos está hablando! El laicado ya ha asumido su misión
evangelizadora predicando, catequizando, apoyando en las celebraciones
litúrgicas e incluso celebrando la Palabra los domingos donde no hay presbíteros
disponibles, y también, el laicado ha asumido ya un liderazgo en el servicio de la
caridad. Los carismas ya están, ahora solo falta reconocer, ponerlos al frente de
las tareas más urgentes e instituirlos púbicamente como ministros laicos, para
que sean, como aquellos primeros diáconos, cercanos colaboradores de los
obispos, presbíteros y diáconos, sirviendo en las periferias geográficas y
existenciales. Jesús nos dice: ¡La cosecha es mucha! ¡Alcen la mirada! Y también nos
dice: ¡Busquen entre ustedes!
¡Sí! Hay que buscar personas concretas, para que en los próximos años, estén
al frente, como ‘ministros ordenados’ de las nuevas parroquias que
necesitamos crear;
Ante los signos de los tiempos que nos interpelan, tanto del crecimiento
poblacional, como las pocas vocaciones, nuestro Arzobispo, en su VI Carta
Pastoral, nos invita a realizar una búsqueda comunitaria: “En estos tiempos…
sufrimos una crisis vocacional, reflejada en pocos seminaristas, religiosas, religiosos,
matrimonios por la Iglesia y un aumento considerable en los divorcios y
separaciones… los invito a unirnos en una CADENA VOCACIONAL en la que
todos trabajemos… que todos los sacerdotes reúnan a los niños, adolescentes,
jóvenes y familias de sus parroquias y comunidades … que se convierta en una
gran red para las vocaciones” (Nº 47-48).
Una vez que la comunidad presenta a los apóstoles los nombres de las personas a
las que buscó para el nuevo ministerio, los apóstoles aprobando la propuesta, les
imponen las manos, ordenándolos diáconos en una ceremonia pública. Nosotros
haremos algo parecido, y una vez que el párroco ‘discierna’ si de todos los posibles
candidatos hay alguien que por su situación familiar, personal, laboral o de fe,
considera que no es el momento de promoverlo a un ministerio laical o proceso
vocacional, por esta ocasión no lo incluirá de la lista de candidatos idóneos y con
disponibilidad; luego, el párroco los presentará al Consejo de Pastoral y eligiendo
al número de candidatos indicado, después de hablar con ellos para hacerles el
llamado, si aceptan, sus nombres serán presentados el obispo.
Los apóstoles indicaron que deberían ser elegidos 7, un número preciso. Hoy
nuestra Iglesia de Monterrey también pone un número: 10. ¿Porqué limitado?
Porque enviar masivamente a muchas personas impediría un serio y sincero
discernimiento. Además, la creación de los ministerios laicales no anula los
servicios ordinarios de todos los laicos. Estos nuevos ministerios se crean para
‘ponerlos al frente’ de proyectos a favor de las periferias parroquiales o
diocesanas, con una
entrega más generosa y disponibilidad para ser enviados no a dónde es más fácil,
o a donde más les gusta, sino, a donde el Espíritu Santo los envíe a través de la
Iglesia, mediante el discernimiento de su párroco u obispo.
De las 10 personas que se elijan, deberán ser 2 para cada uno de los 4 ministerios.
¡Pero las matemáticas no son precisas! ¿No hay acaso un error? ¿No serían 8
personas? ¡Es correcto! Los números no dan, y la razón es la siguiente: Además de
enviar 8 personas, 2 para cada uno de los 4 ministerios, quienes, unos vez
instituidos seguirán sirviendo en su parroquia, los invitamos a hacer una ofrenda y
enviar a otras 2 personas, independientemente de que ministerio sean, que
tengan disponibilidad misionera para ser destinarlos a servir como apostolado de
Domingo, en los nuevos asentamientos urbanos en las periferias de la
Arquidiócesis. Ellos o ellas se formarán en el centro de su zona pastoral, pero su
proyecto pastoral lo hará no para ponerlo en práctica en su parroquia, sino en las
periferias y de hecho, comenzará a hacer allá su apostolado desde el inicio de su
formación. Los que se queden en su parroquia, también harán un proyecto
pastoral para las periferias parroquiales. Hay que incluir los 4 ministerios en los 8
que se envíen. No se pude enviar, por ejemplo, a 10 lectores, o a 10 acólitos;
tiene que enviarse 2 por cada uno de los 4 ministerios, con equidad entre mujeres
y hombres, pero, además, les pedimos que en los que envíen, haya también
jóvenes, adultos y adultos mayores.
Conclusión.
La asamblea vivida en Hechos de los Apóstoles para discernir los nombres de los
nuevos diáconos, no tardó en dar frutos, pues se afirma en el último versículo
que: “La Palabra de Dios iba creciendo; el número de discípulos se multiplicaba
considerablemente” (Hch 6,7).
El nuevo ministerio de los 7 diáconos no solo fue de gran ayuda para los apóstoles
en el servicio de la Caridad, su principal tarea, sino que, además, éstos se
volvieron misioneros incansables, como se da testimonio de Esteban y Felipe, que
ejercieron el ministerio de la Palabra proclamando el Kerigma y bautizando a los
nuevos creyentes de las periferias, como el eunuco de Cándese. Esteban fue el
primer mártir cristiano, coronando su vida y dando testimonio de que este nuevo
ministerio era un gran don para la Iglesia.
Creemos que los nuevos ministerios laicales que en cada parroquia queremos dar
a conocer y promover, con un exigente discernimiento, nos ayudarán a encontrar
a personas llenas del Espíritu Santo, que aman a Cristo, dispuestas incluso a dar la
vida completa, como esteban y dispuestos a ir a las periferias como Felipe. La
respuesta del Espíritu, al menos en aquél primer momento de la historia de la
Iglesia, no fue la de multiplicar el número de apóstoles, sino que, con conciencia
de ministerialidad, éstos delegaron algunas tareas a otros miembros de la
comunidad, los pusieron al
frente de esas tareas evangelizadoras y de atención pastoral, y gracias a ello, se
multiplicó el número de discípulos. Lo que de allí siguió lo sabemos por la historia
de la Iglesia, muy pronto los apóstoles, habiendo organizado las comunidades de
Jerusalén, salieron cumpliendo el mandato del Señor, por todo el mundo a
predicar el evangelio, su principal tarea y a donde quiera que fundaban nuevas
comunidades, multiplicaban, ahora sí, el numero de sucesores suyos, creando el
ministerio de los obispos, de los presbíteros, manteniendo en de los diáconos,
pero, además, reconociendo el carisma de muchos laicos quienes en estrecha
colaboración con los apóstoles, compartían auténticos ministerios al servicio de la
Palabra, la Caridad y la Celebración de la fe, los sacramentos y especialmente la
Eucaristía.
Si bien es cierto que necesitamos seguir orando por muchos y muy santos
sacerdotes, así como por muchas y muy santas personas a la vida consagrada,
también es cierto que, mientras salimos de la crisis vocacional en la que estamos
y aprendemos lo que Dios nos dice por medio de ésta, también es cierto que,
como los apóstoles, la solución a la atención no está en tener suficientes
sacerdotes, para que haya al menos 2 ó 3 en las 83 nuevas parroquias de 20,000
habitantes que ocuparemos en 10 años. Por ahora la luz que nos el texto de
Hechos que nos ha guiado, es que con la colaboración de diáconos y ministros
laicos, como brazos derechos de los sacerdotes, y éstos en colaboración con todos
los servidores, podemos implementar proyectos evangelizadores y de atención
pastoral que den, a futuro, frutos de nuevas vocaciones.
6.- Compartir: Asimilación y cierre del primer momento
del encuentro (15 minutos).
En este momento es importante compartir las luces que la realidad y la reflexión
nos han dado a los que participamos en el encuentro de discernimiento vocacional.
Cada ministerio es identificado con un logo propio y cada uno tienes algunas
tareas propias. Se puede ambientar el salón parroquial con los cuatro logos, al
menos del tamaño de una cartulina cada uno, e incluir abajo, al ministerio que
representan, como los que a continuación presentamos:
Desarrollo de la dinámica:
Cada uno de los 4 ministerios tiene muchas tareas, hemos elegido para esta
dinámica únicamente 4 tareas por ministerio que consideramos las más
representativas. Son tareas específicas de cada uno, es decir, que no le corresponde a
otro hacerla. Además, incluimos 4 tareas comunes de un Ministro Laico,
independientemente si es Lector, Acólito, Catequista o Ministro de la Caridad.
Pasos a seguir:
1.- Distribuye la 6.- Apoya en la 11.- Promueve cursos 16.- Está disponible
Sagrada Comunión a elaboración de bíblicos populares en para servir
los fieles, materiales catequéticos las periferias. diocesanamente mas
especialmente en la virtuales. allá de su propia
Eucaristía dominical. parroquia.
2.- Anima y 7.- Ayuda y facilita el 12.- Ofrece y hace 7.- Anima al pueblo de
acompaña los acceso a los accesible su carisma y Dios a participar en las
procesos de educación sacramentos, siendo servicio en las lecturas y le capacita
en la fe. asesor y gestor de periferias. para hacerlo con
trámites y requisitos. buena dicción, tono,
claridad .
3.- Proclama la 8.- Lidera , coordina y 13.- Promueve y 18.- Busca y capacita
Palabra de Dios en la dirige pastorales, anima los procesos de nuevos catequistas en
Asamblea Litúrgica. comunidades y grupos. catequesis infantil las comunidades de
parroquial. misión.
4.- Promueve la 9.- Anuncia como 14.- Celebra los 19.- Coordina con
comunión y misionero el mensaje Domingos la Palabra Caritas el apoyo en
participación con de Salvación a quienes de Dios con casos de enfermedad,
otros ministerios y el aún no lo conocen. comunión en colonias marginación y
pueblo de Dios. o barrios donde no pobreza.
hay capilla o misa
dominical.
5.- Se encarna en la 10.- Diagnostica la 15.- Diseña proyectos 20.- Visita enfermos
comunidad y la sirve, realidad para descubrir pastorales que y les lleva comunión,
respetando la realidad las necesidades que integran: Asistencia, busca prepararlos a la
y cultura de pobreza. tienen las personas en Promoción humana confesión y unción.
las periferias. y Transformación
Social.
3er Paso: Leer e identificar en equipo las tareas con los ministerios.
f) Se pondrá, frente a las tareas pegadas en la pared, una mesa con papeletas
de los logotipos de los 4 ministerios. Las papeletas estarán revueltas y
volteadas hacia abajo. Habrá 4 papeletas por ministerio (Anexo 6).
Además, hay cuatro papeletas que incluyen los 4 logos juntos (Anexo 7):
Por ejemplo:
1.- Distribuye la 6.- Apoya en la 11.- Promueve cursos 16.- Está disponible
Sagrada Comunión a elaboración de bíblicos populares en para servir
los fieles, materiales catequéticos las periferias. diocesanamente mas
especialmente en la virtuales. allá de su propia
Eucaristía dominical. parroquia.
n) Una vez que han pasado todos los equipos, se menciona el equipo ganador
y el que dirige va tomando cada una de las tareas que no fueron bien
asignadas y que están pegadas en un lugar aparte en la pared. La lee en
voz alta, pregunta a todos los participantes si saben a qué ministerio
corresponde y luego, la coloca en el lugar correcto. Así hasta terminar de
pegar en su lugar cada una de las tareas que no fueron correctamente
asignadas.
h) Quien dirige la dinámica despega cada una de las 4 cartulinas con los
logotipos de cada ministerio que se pusieron como adorno y las pega
alrededor de una cruz previamente puesta en la pared, a un lado del lugar
donde estaban las tareas. Así, la cruz queda dividiendo los 4 ministerios:
Uno arriba a la izquierda, otro arriba a la derecha, otro abajo a la izquierda
y otro abajo ala derecha.
j) Pasan todos a sus lugares y quien dirige, o el sacerdote hace esta breve
reflexión:
Hermanos, hermanas, los ministerios laicales no son una tarea fácil. Miremos las
tareas que llevarán sobre sus hombros. Todos llevamos cargas, todos tenemos
una cruz en los hombros, pero quien sea llamado a un Ministerio Laical, lejos de
que sea un puesto de honor, cargará sobre sí la responsabilidad de ayudar a los
obispos, presbíteros y diáconos, a cargar con esas tareas, especialmente en las
periferias parroquiales y diocesanas, según sea el caso. En las periferias geográficas,
en lugares no atendido o periferias existenciales, con grupos de personas como
migrantes, indigentes, presos, etc.
Instrucciones:
“Por aquellos días, se fue Jesús al monte a orar y se pasó la noche en oración con
Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de entre ellos, a
los que llamó apóstoles… después, designó el Señor a otros setenta y dos
discípulos y los envío por delante, de dos en dos, a todas las ciudades y sitios a
donde él había de ir. Y les dijo: ‘la cosecha es mucha y los obreros pocos. Rueguen
pues al dueño de los campos que envíe obreros a su cosecha” (Lc 6, 12-13; 10, 1-
2).
En este pasaje que hemos leído, queda claro que Jesús llama y elige de entre
todos los discípulos a algunos, primero a los doce, luego a los setenta y dos. Hay y
sigue habiendo más discípulos, pero Jesús después de orar y discernir la voluntad
de su Padre, los ‘distingue’ con un llamado personal a ser sus colaboradores más
cercanos. Pero al llamarlos y distinguirlos de entre los demás discípulos, no lo hace
para darles un puesto de honor que se merecen por ser los mejores, como ellos en
algún momento lo pensaban. En efecto, en una etapa del camino discutieron quien
de ellos era el más importante y el mayor (cfr Lc 22,24), a lo que Jesús responde
que su elección no es como la de los poderosos del mundo que escalan en puestos
oprimiendo a los de abajo, sino, más bien, su llamado es para ser como Él, que
está a la mesa como un sirviente (cfr Lc 22,27) y que esta abajo, ya que, además
de servir la mesa, lava los pies de aquellos a los que sirve (cfr Jn 13, 1-15). Y
cuando expresamente la madre de Santiago y Juan le pide a Jesús un cargo
importante para sus dos hijos, Jesús les pregunta: “¿Pueden beber al cáliz que yo
voy a beber?’ a lo que ellos responden: ‘Si podemos’” (Mt 20, 20-21).
Inmediatamente Jesús les aclara que, si bien han recibido un llamado de entre muchos,
es el Padre quien, en sus planes, concede u otorga los servicios en la comunidad
de creyentes. Ante la pregunta de si podrán beber el cáliz que el beberá, les asegura
que en efecto, sí lo beberán (cfr Mt 20, 23). Pero ese cáliz, lo sabemos, es el
sufrimiento y la muerte, fruto de una entrega de fidelidad al Padre, al pueblo de
Dios y de una entrega generosa hasta dar la vida por amor ‘hasta el extremo’ (cfr
Jn 13,1). Jesús llama a los Doce, a los Setenta y dos, como colaboradores más
cercanos, pero al llamarlos por su nombre, ha pasado la noche en oración y el
Padre, que asigna los lugares de servicio, le ha mostrado a quiénes ubicará en cada
servicio según su carisma. Un carisma es un don que el Espíritu Santo da todos por el
bautismo y la confirmación, a los miembros del Cuerpo de Cristo, sean o no servidores.
Los carismas se ejercen en la vida ordinaria, como servicio en el mundo, al servicio
de la fe. La misión principal de los laicos, es precisamente servir y amar a Dios y al
prójimo, en donde viven, estudian o trabajan. Los carismas también se ejercen en
los apostolados y servicios pastorales de la Iglesia.
Los servicios en la Iglesia nacen de los carismas y, al igual que en tiempos de Jesús,
los servicios no se limitan a los Doce apóstoles y a los Setenta y dos, ya que la
necesidad de sembrar y cosechar frutos de fe, ya que eso es evangelizar, es enorme y
sobre pasa las fuerzas de unos cuantos. Por ello a los Doce, a los Setenta y dos y a
nosotros, nos invita Jesús a pedir al dueño de los campos que llame y envíe más
trabajadores y servidores. Aunque todo bautizado está llamado a servir, en la
práctica pastoral, se ha llamado ‘SERVIDORES’ a quienes colaboran con alguna
responsabilidad en la Iglesia. De entre los servidores, la Iglesia como lo hacía
Jesús, después de orar y discernir, elige y llama a algunos como de ellos como
‘MINISTROS’. La palabra ‘ministro’ o ‘ministerio’ también significa servicio, pero
en la Iglesia, recibir un ministerio, significa que la persona es llamada a ‘beber del
cáliz’ que Jesús ha bebido, para una entrega de la vida más exigente, al servicio de
la evangelización y con disponibilidad a ser enviados más allá de nuestro lugar de
servicio, a las periferias del mundo, a los marginados, a lugares de riesgo, a donde
nadie ha llegado aún o a donde muchos no pueden o quieren ir. Un fiel que sirve a
Dios en la vida diaria, no es menos que un ‘servidor’ que tiene algún cargo en una
parroquia; un ‘servidor’ no es menos que un ‘ministro’. Si Jesús ‘distingue’ a
algunos de entre muchos, como hemos dicho, es para ponerlos al servicio de los
demás: El ministro es un servidor de servidores y el servidor está al servicio de
todo fiel.
Hay dos grandes grupos de ministerios laicales: los ‘instituidos’, que tienen
reconocimiento universal, en toda la Iglesia, y los ministerios ‘reconocidos’ por el
obispo en su diócesis o por todos los obispos a nivel nacional. El Concilio Vaticano
II y el Magisterio posterior, como Ministeria Quiaedam de Pablo VI, animó a las
Conferencias Episcopales Nacionales a impulsar los ministerios laicales instituidos y
reconocidos. Hasta hace poco, solo teníamos dos ministerios laicales instituidos: el de
Lector y el de Acólito, mismos que eran otorgados exclusivamente a varones, de
manera temporal previamente a la ordenación diaconal o presbiteral. El 10 de
enero de 2021, en la fiesta del Bautismo del Señor, el Papa Francisco nos
sorprende al publicar el documento Spiritus Domini, como Montu Propio (Ley
eclesial), en el que abre ambos ministerios de Lector y Acólito también a las
mujeres, y además, para tanto para ellas, como para los varones, ambos ministerios
adquieren un carácter más estable, es decir, se da una sola vez y en adelante, para
muchos años e incluso, toda la vida, aunque no sea obligatorio hasta la muerte
como el Matrimonio o el sacramento del Orden. Unos meses después, ese mismo
año, el 10 Mayo, el Santo Padre nos vuelve a sorprender instituyendo, en el Montu
propio Antiquum Ministerium, un nuevo y a la vez antiguo ministerio: el de
Catequista. Tenemos así tres ministerios instituidos. En nuestra Arquidiócesis,
nuestro Arzobispo, habiendo consultado a su Consejo Episcopal, ha decidido crear
en nuestra Iglesia particular de Monterrey, el Ministerio Laical de la Caridad.
Los carismas, servicios y ministerios, brotan como de una fuente de agua viva de
nuestro Bautismo y bajan como fuego que enciende la pasión por la evangelización
como gracia de nuestra Confirmación. Después de recibir el agua del bautismo, en
el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, el ministro que nos bautizó,
pidió a Dios que nos ungiera con el crisma de la salvación, para que fuéramos
incorporados a su pueblo, para siempre, como miembros de Cristo Sacerdote,
Profeta y Rey (cfr Ritual del Bautismo). Fuimos ungidos in persona Christi, lo que
significa que el que nos ungió realmente fue Jesús mismo, llenándonos de su
Espíritu, para que como Él lo hizo, sirvamos al pueblo de Dios, desde la triple
misión de anunciar la Palabra (Profeta), ejercer la caridad (Rey servidor) y abrir las
puertas de la gracia mediante la
celebración litúrgica de nuestra fe, ofreciendo en la misión evangelizadora nuestras
propias vidas, como ofrenda agradable al Padre (Sacerdote).
En la Iglesia, todos los servicios se engloban en tres pastorales básicas que se originan
en el triple ministerio de Cristo: Profética (Predicación y catequesis), Litúrgica
(oración-celebración) y Social (Caridad-compromiso social). El ministerio de Lector
y el Catequista, se insertan en la Pastoral Profética o Catequética; el Acólito en la
Pastoral Litúrgica y el ministro de la Caridad en Pastoral Social.
No hay mayor título que ser hijo de Dios. ¡Tú lo eres por el bautismo! Recordemos
que Jesús en su bautismo se pone en la fila entre prostitutas y pecadores para ser
bautizado sin privilegios, como uno más del pueblo. El Padre lo ve así, de hombro
a hombro con sus hermanos y por eso dice con orgullo: ‘¡Este es mi hijo amado!’
(Cfr Mt 3,17). En el desierto Satanás dos veces lo tienta tratando de hacerle dudar
su identidad y espiritualidad de ‘hijo amado’ cuando le dice: ‘Si en verdad eres hijo
de Dios’… convierte las piedras en pan, con privilegios, y lánzate desde lo alto del
templo en Jerusalén, que se te note que eres el Hijo cuando los ángeles no dejen
que te caigas. Además, lo lleva a un monte alto y le ofrece que él solo, puede
conquistar todo, haciendo a un lado a los demás, sobresaliendo y llevándose todo
el mérito. Pero Jesús rechaza esos privilegios, y es fiel a su opción por encarnarse
en la realidad del pueblo, como lo vivió desde que nació. En este sentido, afirma la
Carta a los Hebreos que Jesús aún siendo el único santo y eterno Sacerdote ‘no se
avergüenza de llamarnos hermanos” (Hb 2,11).
Puede ser que algunos laicos y laicas, como le puede suceder también a los
ministros ordenados, con el tiempo se sientan dueños de la parroquia, el grupo,
capilla o área pastoral en la que llevan muchos años sirviendo. Jesús elige a personas
con antigüedad en el servicio, como Simeón y Ana, para ser los primeros en
proclamar la Buena Nueva en el Templo como ‘Lectores’, pero ellos, no eran de los
que se sentían con derechos, ni ocupaban los lugares de honor en el Sanedrín,
eran gente sencilla, de oración y con una vida de entrega fiel en su servicio de
oración, como Acólitos. Jesús también convocó gente nueva como Mateo y
Magdalena, recién convertidos y afirmo que: ‘el vino nuevo se pone en odres
nuevos’ (cfr Mt 9,17). Un ministro laico puede ser joven, adulto o de la tercera
edad, pero nunca debemos elegir a alguien que por antigüedad, se siente con
derecho al puesto y le gusta el poder, mandar, que humilla
a la gente, que ve desde arriba, arrogante y grosero. ¡Esperaríamos que en las
parroquias no hubiera gente así! Pero las hay. ¡La antigüedad no da el derecho a
aspirar a los ministerios laicales! ¡Solo el testimonio probado de una vida
entregada a Dios y a los hermanos sin privilegios! También pueden ser ministros
quienes tienen muchos años sirviendo, siempre y cuando sean auténticos servidores
que saben bajarse a lavar los pies, a servir las mesas y que ven a Cristo en los más
pobres y pequeños, los que nada nos dan a cambio y por los que desean entregar
la vida gratuitamente.
A quiénes sean llamados a los ministerios laicales, el Espíritu Santo los ungirá, no para
Amontonarlos en la parroquia o en el altar en torno al sacerdote, aunque también
lo hagan, como Jesús que seguirá sirviendo en las sinagogas y el Templo. El
Espíritu los ungirá y enviará a las periferias a servir a aquellos que están lejos. Por
ello:
Para facilitar este discernimiento, les ofrecemos los perfiles y tareas para cada uno
de los cuatro ministerios, para que oren y pidan luz para que el Señor les inspire
nombres de personas que creen, podrían ser los candidato o candidatas a cada uno
de los ministerios. Pero les pedimos que lo hagan en oración, delante de Dios y que
mientras oran, si vienen algunos nombres a su mente para los diversos ministerios,
los anoten, si creen en verdad que esa persona se identifica con el perfil deseado.
Luego, como se les indicará, depositarán de manera secreta, los nombres ante el altar,
para dejarlo en manos de Dios. Nuestro párroco, pastor de la comunidad, tiene la
encomienda, de discernir si alguno de los candidatos propuestos, por razones que
solo él sabe, no está por ahora en el tiempo y momento de iniciar la formación.
Luego, nuestro párroco, presentará los nombres de los candidatos idóneos ante
Consejo de Pastoral parroquial, para que en oración, disciernan y elijan de entre
los candidatos propuestos por la comunidad, los 10 que consideren disponibles y
por el momento, más idóneos. Si ellos aceptan después de una entrevista con el
párroco, la lista de los candidatos será lista presentada al Arzobispo, dando fe de que
se ha hecho un serio y prudente discernimiento.
5.- Tareas perfil y carisma de los candidatos y candidatas a los
ministerios laicales.
cernimiento. Sin embargo, si la parroquia que organiza el Encuentro lo ve conveniente y dispone de otros 20 minu
LECTOR
Tareas:
Perfil y carisma:
CATEQUISTA.
Tareas:
Perfil y carisma:
ACÓLITO.
Tareas y funciones:
Perfil y carisma:
Perfil y carisma:
Un lápiz o pluma.
Ocuparemos bocina para reproducir los cantos, aunque la parroquia podría llevar u
coro y cantarlos en vivo. Los cantos pueden ser cambiados, buscando que se
adecuen al momento y tema reflexionado.
Pero todo ejercicio de discernimiento implica oración, como Jesús que pasó la
noche orando antes de llamar a los Doce. Se trata de preguntarle a Jesús, a
quienes ha elegido Él para los ministerios y ponernos a su disposición como
instrumentos de búsqueda.
Por ello, una vez que hemos comprendido qué y cuales son los nuevos ministerios
y sus tareas, en esta Hora Santa, pediremos al Señor que su Espíritu nos guíen en
esta búsqueda.
Él que dijo, Vengan a mí, tomen mi yugo, que mi carga es ligera’, nos comprende
y viene en nuestra ayuda. Pongamos a sus pies nuestros miedos especialmente ante
esta tarea que se nos encomienda de buscar de entre nosotros a los candidatos a los
ministerios. Nos reconocemos frágiles, por eso, pidámosle la luz y sabiduría para
cumplir esta encomienda con fe.
ORACION:
Estamos hoy aquí ante tu presencia Señor.
Para pedirte luz y sabiduría ante la tarea de búsqueda que nos encomiendas.
Eres un Dios bueno, y grande es tu amor para con nosotros y sabemos que
seguramente ya has ungido con los carismas necesarios para los cuatro ministerios a
hermanos de la comunidad. Danos un corazón humilde y sencillo, capaz de
discernir tu voluntad e identificar los rostros de estos hermanos nuestros.
Amén.
Lector 1:
“Un ángel del Señor se presento a Felipe y le dijo : Dirijete hacia al sur, por el
camino que baja de Jerusalén a Gaza; no pasa nadie en estos momentos. Felipe
se levantó y se puso en camino. Y justamente paso un Etíope, un eunuco de
Candences, reina de Etiopía, un alto funcionario al que la reina encargaba la
administración de su tesoro. Había ido a Jerusalén a rendir culto a Dios y ahora
regresaba, sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
c) Oración
Lector 1:
e) Canto.
CANTO:
(MENSAJERO DE LA PAZ)
https://www.youtube.com/watch?v=_Y7LvsJbs2I
Lector 1:
“En aquellos días, el Señor le dijo a Moisés: “Convoca a la tribu de Leví y ponla a
la disposición del sacerdote Aarón; estarán a su servicio y al de toda la comunidad
en lo referente al culto, en la tienda de reunión, y cuidarán de todos los objetos
de la misma. Aparta a los Levitas y asígnalos al servicio de Aarón y de sus
descendientes”. “Yavé dijo a Moisés: He elegido a los levitas de entre los demás
hijos de Israel, en lugar de todos los primogénitos de israel, de los que abren el
seno materno: los levitas serán, pues, para mí.”
Lector 2:
Hermanos, sigamos atentamente la lectura del perfil y tareas del ministerio laical
de Acólito, y al leer, seguramente se vendrá a su mente algún o algunos
nombres.
c) Oración
Lector 1:
MINISTERIO DE LA CARIDAD:
Lector 1:
“Esto dice el Señor: “Clama a voz en cuello y que nadie te detenga. Alza la voz
como trompeta. ¿Acaso es este el ayuno que me agrada? ¿Es ésta la
mortificación que yo acepto del hombre: encorvar la cabeza como un junco y
acostarse sobre saco y ceniza? ¿A esto llaman ayuno y día agradable al Señor? El
ayuno que yo quiero de ti es éste: que rompas las cadenas injustas y levantes los
yugos opresores; que liberes a los oprimidos y rompas todos los yugos; que
compartas tu pan con el hambriento y abras tu casa al pobre sin techo; que
vistas al desnudo y no des la espalda a tu propio hermano. Entonces surgirá tu
luz como la aurora y cicatrizarán de prisa tus heridas; te abrirá camino a la
justicia y la gloria del Señor cerrará t marcha. Entonces clamarás al Señor y te
responderá
Lo llamarás y te dirá ‘Aquí estoy’.”
Lector 2:
Hermanos, sigamos atentamente la lectura del perfil y tareas del ministerio laical
de la Caridad, y al leer, seguramente se vendrá a su mente algún o algunos
nombres.
c) Oración
Lector 1:
e) Canto.
Lector 1:
Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los
profetas! ¿No era necesario el Cristo padeciera eso para entrar que así en su gloria?»,
empezando por Moisés y continuando por todos los profetás, les explicó lo que
había sobre él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo,
ademán de seguir adelante. Pero ellos le rogaron insistentemente: «Quédate con
nosotros, porque atardece y el día ha declinado.» Entró, pues, y se quedó con
ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y
sè lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él
desapareció de su vista. Se dijeron uno a otro: No estaba ardiendo nuestro
corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las
Escrituras?»
Lector 2:
Hermanos, sigamos atentamente la lectura del perfil y tareas del ministerio laical
del Catequista, seguramente se vendrá a su mente algún o algunos nombres.
c) Oración
Lector 1:
e) Canto.
Lector 1:
b) Lector 2:
Hermanos, hermanas, aún nos falta dar el último y quizá el más importante paso
de este proceso de asamblea comunitaria para buscar a los que el Señor llamará,
no solo a los ministerios laicales, sino a una vocación de consagración de toda la
vida en el sacerdocio o bien en la vida consagrada femenina o masculina.
c) Oración
Lector 2:
Señor, danos tu luz, este es el mayor desafío. Hemos trabajado mucho por las
vocaciones y los sacerdotes cada día son menos. Los que ingresan al seminario, cada
año son muchos menos. Nuestras redes están vacías. Muéstranos si tú están
llamando a alguien, que seamos instrumentos de tu garcia. Que no temamos
proponerles a algunos jóvenes el don de la vocación y los desafiemos a hacer un
proceso vocacional. Señor, no queremos manipular a nadie, pero somos
demasiado respetuosos y es posible que por miedo, no nos hemos decidido a
plantear esta posibilidad.
Muestranos Señor si hay alguien en nuestra comunidad parroquial, con
vocación sacerdotal o de vida consagrada.
e) Canto vocacional.
Mientras se hace este ejercicio, se puede poner un canto vocacional.