Clases de Piano
Clases de Piano
Clases de Piano
Monitorizar tus avances te permitirá comparar dónde estás ahora respecto al objetivo que te
marcaste al principio. ¿Sigues en el buen camino? ¿Has adquirido una gran coordinación de
manos pero te falta velocidad? ¿Te has concentrado en la primera mitad de una pieza pero
has descuidado la segunda? Al reconocer que te has quedado atrás, podrás realizar cambios
en tu método de aprendizaje y en tu régimen de práctica para volver a encauzarte.
También puede ser que necesites reevaluar tu objetivo a largo plazo ya que quizá lo fijaste
sin saber qué era realista y ahora te resulta demasiado ambicioso. O quizá tus gustos han
cambiado y ya no te parece tan atractivo. No hay nada malo en ello. Replantea lo que
quieres hacer y establece un nuevo objetivo a largo plazo, siguiendo el mismo método
expuesto anteriormente.
Imagina que consigues tu objetivo. Imagina que puedes tocar el concierto de Mozart que te
propusiste aprender. O que tienes preparada toda la banda sonora de Frozen para un
pequeño concierto de Navidad en familia o la pieza romántica favorita para deleitar a tu
abuela en su ochenta cumpleaños. Ahora estás en ese lugar que antes te parecía tan lejano, y
lo has conseguido haciendo mejoras sistemáticas y graduales; estableciendo un objetivo
diario, practicando, tomando medidas ante el feedback para mejorar.
Cuando llegues a este punto, la recompensa será algo mucho más poderoso que una simple
galleta o el gusto de caerte de sueño viendo Netflix. La recompensa será poder tocar ese
concierto de Mozart, o la confianza para tocar frente a un público. La recompensa será la
habilidad que has desarrollado y que nadie te podrá quitar.
El refuerzo positivo es el más importante aquí. Tocar lo que has aprendido sienta tan bien
que no hay manera de que tu viaje termine aquí. Elige la siguiente montaña: fija otro
objetivo y sigue el mismo patrón, con la seguridad de que puedes llegar a él. Después de
todo, ya lo has hecho una vez. ¿Por qué no repetir el éxito?