Caso Ana Ejemplo

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CASO ANA, 35 AÑOS

Se expone una síntesis de la primera entrevista tenida con la paciente, manteniendo el orden
en que salieron los temas.

Ana, que acude a consulta, habla con un tono enlentecido, la espalda algo inclinada, apenas
mira al evaluador y en ocasiones se queda en silencio, pero escucha bien al psicólogo
cuando interviene y acepta sus preguntas y sus sugerencias.

Es una señora viuda de 35 años, madre de dos niñas de 14 y 11 años, Sonia y Clara.
Consulta en una clínica privada sobre su sufrimiento y sentimiento de culpa por lo que “ha
hecho con su vida”, pero sobre todo por lo que está haciendo con “la vida de sus hijas”, ya
que ella a veces no tiene ganas de vivir ni de nada. Sin embargo no quiere seguir tomando
pastillas porque la dejan muy enlentecida y como tonta.

Se casó muy joven, 20 años, y con poca experiencia, con un hombre que siempre la ha
protegido y cuidado en todo. Ella trabajaba fuera en una carnicería, pero dejó el trabajo
para dedicarse a las niñas. Se quedó embarazada muy pronto y apenas ha tenido problemas
con la educación de las niñas. Recuerda dos situaciones en las que se sintió también muy
deprimida.

Una, cuando a los 17 años le dejó un chico con el que salía. Estaba hundida, triste, se sentía
inútil y no tenía ganas de salir ni de arreglarse. También a los 30 años, cuando murió un
hermano suyo, Luis, de 27, por sobredosis de droga.
Luis tenía una relación muy difícil con toda la familia, y Ana era la única en la que él podía
confiar porque le había ayudado económicamente y psicológicamente durante mucho
tiempo. Un día le pidió que lo alojara en casa, a lo que ella se negó, entonces le pidió la
llave del camarote para dormir allí y se la dejó. Él subió al camarote y se metió una
sobredosis. Ella lo encontró allí al día siguiente porque intuyó algo y, cuando las niñas
fueron al colegio, subió a ver qué hacía. Se estaba muriendo, lo intentaron recuperar, pero
no hubo remedio y murió. Ana repite en varias ocasiones: “yo lo empuje a la muerte”.

Su marido fue en estos momentos un gran apoyo, y le ayudó a ir a un psiquiatra porque ella
estaba hundida. Habla de su marido como de una persona inteligente, cariñosa, que la
comprendía y la apoyaba en todo, y en el que ella se apoyaba para todo. Refiere varias
anécdotas de la vida cotidiana (cambiarse de casa, ayudarla con las niñas, acompañarla a
ella al psiquiatra, etc.) en las que refuerza esta idea: el apoyo y seguridad que tenía con su
marido para cualquier cosa.

Cuando su marido Enrique empezó hace tres años con los dolores de estómago no quiso
acudir pronto al médico, “yo tampoco insistí”, pero cuando él fue tenía un cáncer de
estómago muy extendido y apenas había nada que hacer. “Ya sé que la culpa no es mía” es
una frase que repite Ana en varias ocasiones. Insiste que con su marido ha obrado como
con su hermano Luis, no atendiéndoles cuando tenían un problema, a las dos personas que
más ha querido aparte de sus hijas.
Con su propia madre no se lleva muy bien, son muy distintas. La describe como una madre
muy dura y exigente, siempre se ha llevado mejor con su hermana mayor, dice que es como
ella, tienen un genio brusco y se enfadan y gritan para hablar y eso a Ana le crea mucha
tensión y le angustia desde niña. Su padre murió cuando ella tenía 12 años, en un accidente
con el camión que conducía, con él se llevaba muy bien, y se quedó “como sin alma”. A
partir de ahí su infancia fue más triste y dura. Empezó a trabajar pronto y tuvo suerte en la
carnicería, la trataban muy bien.

En los tres últimos meses, a raíz de la boda de una sobrina suya que era como su confidente
y ha tenido que cambiar de ciudad, se han agudizado los síntomas: ha perdido tres kilos, no
tiene apetito y le cuesta mucho conciliar el sueño, hay noches que duerme entre 3 y 4 horas.
Le duele la cabeza constantemente, se siente lenta pensando y se le olvidan las cosas. Le
cuesta más tiempo realizar las labores del hogar, a veces no ha terminado de preparar la
comida cuando vienen las hijas del colegio y ha dejado de salir con amigas porque no le
interesan los temas de los que hablan.

Estos síntomas, se van ahora agudizando, especialmente las cefaleas y el insomnio, por lo
que se ha disparado su preocupación en relación a lo que le ocurre Su marido murió hace
dos años. A los seis meses de morir él, acudió con su hermana al psiquiatra, y éste
le recetó un tratamiento farmacológico antidepresivo que todavía continúa tomando.

Parecía que daba resultado, pero últimamente se encuentra peor. Cree que las pastillas no le
hacen nada más que “atontarla”. No sabe si necesita más dosis o si será peor seguir
tomándolas.
El psiquiatra no “me escucha”, solo me receta pastillas. Hace seis meses, hablando con la
profesora del colegio de sus hijas, ésta le sugirió asistir a un grupo de autoayuda para
personas con problemas para superar los duelos. A los tres meses de asistir la psicóloga del
grupo le indica que acuda a un psicólogo, por eso consulta en este momento.

Al finalizar la entrevista se le explica, como a todos los pacientes, las cuestiones generales
sobre funcionamiento, encuadre, normas deontológicas, aspecto económico y se le concede
una nueva cita para proseguir el trabajo con ella.
INSTRUCCIONES PARA EL ANÁLISIS DE LA PRÁCTICA:

El alumno leerá detenidamente la síntesis de la entrevista, intentado integrar los datos


que va leyendo y estableciendo hipótesis tentativas sobre el caso.
El alumno tratará de encontrar una respuesta a las cuestiones abajo enunciadas,
contestando con sus propias palabras a las mismas.

Motivo de consulta-
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Percepción del sujeto….

Antecedentes …..
Consecuencias del problema ….

Determinar la severidad …..

Tentativas de solución…..

Jerarquizar los problemas….

Definición operativa…

Hipótesis diagnósticas….

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