Determinacion-De - Vitamina-K

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La vitamina K es un principio esencial en la dieta para la biosíntesis normal de varios factores

necesarios en la coagulación de la sangre. En 1929, Dam observó que los pollos alimentados
con dietas inadecuadas presentaron una enfermedad por deficiencia, en la cual el síntoma
notorio fue hemorragia espontánea, al parecer debido a un contenido bajo de protrombina en la
sangre. Después, Dam y colaboradores (1935, 1936) encontraron que el padecimiento podía
aliviarse con rapidez mediante alimentación con una sustancia liposoluble no identificada. Dam
denominó a esta sustancia vitamina K (vitamina de la Koagulation). Independientemente,
Alquimist y Stokstad (1935) describieron la misma enfermedad hemorrágica en pollos, y el
método para su prevención. Esas investigaciones se informaron en un momento en el cual la
atención de varios grupos de investigadores estaba centrada en la causa de la tendencia
hemorrágica en sujetos con icteria obstructiva y enfermedades del hígado. Por ejemplo, Quick y
cols., (1935) detectaron que el defecto de coagulación en individuos con ictericia se debió a un
decremento de la concentración sanguínea de protrombina. Durante el mismo año, Hawkins y
Whipple informaron que los animales con fístulas biliares tuvieron probabilidades de presentar
hemorragia excesiva. Hawkins y Brinkhous (1936) mostraron después que esto se debió a
deficiencia de protrombina, y que el padecimiento podía aliviarse al suministrar sales biliares
como alimentos. Esos estudios experimentales culminaron con la demostración por parte de
Butt y colaboradores (1938), así como por Warner (1938) y colaboradores de que el tratamiento
combinado con vitamina K y sales biliares era eficaz para tratar diátesis hemorrágica en
pacientes con ictericia. De este modo, se estableció la relación entre vitamina K, función
hepática adecuada y los mecanismos fisiológicos que operan e la coagulación normal de la
sangre.(1)

Es una vitamina antihemorrágica y es fundamental en los procesos de coagulación de la sangre.


Algunos estudios avalan que puede tener una función importante en mantener los huesos fuertes
en la vejez. Se encuentra en los vegetales de hoja verde, soja, alfalfa, leche, tomate y en el
hígado de bacalao. Normalmente el cuerpo la sintetiza en las bacterias de la flora intestinal. En
la leche materna está en concentraciones bajas. La falta de Vitamina K en el recién nacido
ocasiona hemorragias y sangrado: enfermedad hemorrágica del recién nacido. Actualmente se
realiza una prevención mediante la administración de Vitamina K intramuscular a todos los
recién nacidos en el paritorio. Es un trastorno raro en los países desarrollados. (2)

La actividad de la vitamina K se relaciona con al menos dos sustancias naturales, designadas


vitamina K1 y K2. La primera, o fitonadiona (filoquinona), es la 2-metil-3-fitil-1,4-
naftoquinona; se encuentra en plantas, y es la única vitamina K natural disponible para uso
terapéutico. La vitamina K2 representa una serie de compuestos (las menaquinonas), en los
cuales la cadena lateral fitil de la fitonadiona ha quedado sustituida por una cadena lateral que
consta de 2 a 13 U prenil. Las bacterias grampositivas sintetizan cantidades considerables de
menaquinonas, y las grandes cantidades de vitamina K contenidas en las heces de seres
humanos y de animales son generadas por las bacterias en el tubo digestivo. Los animales
pueden sintetizar menaquinona-4 a partir del precursor de vitamina menadiona (2-metil-1,4-
naftoquinona), o vitamina K3. Dependiendo del sistema de biovaloración utilizado, la
menadiona es al menos igual de activa desde un punto de vista molar que la fitonadiona. Las
estructuras de la fitonadiona, la serie menaquinona, y la menadiona, Las vitaminas K naturales y
la menadiona son liposolubles. Es posible elaborar derivados hidrosolubles activos de la
menadiona al formar la sal bisulfito de sodio o la sal tetrasodio del éster del ácido difosfórico.
Esos compuestos se convierten en menadiona en el organismo. En animales y seres humanos
normales, la fitonadiona y las menaquinonas están desprovistas virtualmente de actividad
farmacodinámica. En animales y seres humanos con deficiencia de vitamina K, el efecto
farmacológico de esta última es idéntico al de su función fisiológica normal, es decir, favorece
la biosíntesis de factores II (protrombina), VII, IX y X en hígado. (3)

Los factores de la coagulación dependientes de vitamina K, son proteínas precursoras


biológicamente inactivas en el hígado. La vitamina K funciona como un cofactor esencial para
un sistema de enzimas microsómico que activa a esos precursores mediante la conversión de
múltiples residuos de ácido glutámico cerca del aminoterminal de cada precursor en residuos g-
carboxiglutamil en la proteína completada. La formación de este nuevo aminoácido, el ácido g-
carboxiglutámico, permite que la proteína una al Ca2+, y que a su vez quede unida a una
superficie de fosfolípidos; esos dos sucesos son necesarios en la cascada de fenómenos que
conducen a la formación de coágulos. La forma activa de la vitamina K parece ser la vitamina K
hidroquinona reducida, que, en presencia de O2, CO2, y la enzima carboxilasa microsómica, se
convierte en su 2,3-epóxido al mismo tiempo que ocurre la g-carboxilación. La forma
hidroquinona de la vitamina K se regenera a partir del 2,3-epóxido mediante una
epoxidorreductasa sensible a cumarina. El carboxiglutamato se encuentra e diversas proteínas
además de los factores de la coagulación dependientes de vitamina K. Una de esas es la
osteocalcina en los huesos, que es un productor secretor de los osteoblastos. Su síntesis está
regulada por el calcitriol, la forma activa de la vitamina D, y su concentración plasmática se
correlaciona con la velocidad de recambio óseo. En la sangre, las proteínas tanto S como C
también contienen carboxiglutamato; esas proteínas poseen una función anticoagulante al
inactivar a los factores VIII y V.(4)

No se ha identificado con precisión el requerimiento de vitamina K en seres humanos; parece


ser en extremo pequeño. Frick y cols. (1967) Estimaron que el requerimiento diario, en
pacientes en quienes se produjo deficiencia de vitamina K por medio de una dieta de inanición y
antibioticoterapia durante tres a cuatro semanas, es de un mínimo de 0.03 mg/kg de peso
corporal; otros colocan el requerimiento diario en 0.5 a 1 mg/kg, y la ración diaria recomendada
por el Food and Nutrition Board del National Research Council se aproxima a 1 mg/kg de peso
corporal. Esas estimaciones se han basado en la conservación del tiempo de protrombina o la
restitución del mismo, que puede no ser suficientemente sensible como para detectar deficiencia
subclínica de vitamina K. En lactantes, 10 mg/kg de peso corporal de fitonadiona bastan para
prevenir hipoprotrombinemia. Las necesidades se satisfacen mediante la dieta promedio;
además, la vitamina sintetizada por las bacterias intestinales también está disponible para el
huésped. La fitonadiona y las menaquinonas no son tóxicas para los animales, incluso a dosis
muy grandes. En seres humanos, la administración de fitonadiona por vía intravenosa ha
producido rubor, disnea, dolor retrosternal, colapso cardiovascular y, rara vez muerte. No está
claro si esas reacciones se deben a la vitamina en sí o a los compuestos que se utilizan para
dispersar y emulsificar la preparación. La menadiona irrita la piel y las vías respiratorias. Sus
soluciones tienen propiedades vesicantes. La menadiona y sus derivados han quedado
comprendidos en la producción de anemia hemolítica, hiperbilirrubinemia y kernicterus en
recién nacidos, en especial prematuros. La menadiona también puede inducir hemólisis en
sujetos con deficiencia genética de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. En pacientes con
hepatopatía grave, la administración de dosis grandes de menadiona o fitonadiona puede
deprimir más la función del hígado.(1,2)

El mecanismo de absorción intestinal de compuestos con actividad de vitamina K, varía con su


solubilidad. La fitonadiona y las menaquinonas sólo se absorben de manera adecuada a partir
del tubo digestivo en presencia de sales biliares. No obstante, la menadiona y sus derivados
hidrosolubles se absorben incluso en ausencia de bilis. La fitonadiona y las menaquinonas se
absorben casi por completo por medio de la linfa; la menadiona y sus derivados hidrosolubles
entran de manera directa en el torrente sanguíneo. La fitonadiona se absorbe mediante un
proceso dependiente de energía y sensible de saturación, en las proyecciones proximales del
intestino delgado, y en el colon. Después de inyección por vía intramuscular, las preparaciones
de vitamina K tanto natural como sintética se absorben con facilidad. Luego de la absorción, la
fitonadiona se concentra inicialmente en el hígado, pero la concentración declina con rapidez.
Muy poca vitamina K se acumula en otros tejidos. La fitonadiona se metaboliza con rapidez
hacia metabolitos más polares, que se excretan en la bilis y la orina. Los principales metabolitos
urinarios se originan por acortamiento de la cadena lateral a cinco o siete átomos de carbono, lo
cual produce ácidos carboxílicos que se conjugan con glucuronato antes de la excreción. La
terapéutica con un anticoagulante cumarínico da por resultado gran aumento de la cantidad de
fitonadiona-2,3-epóxido en el hígado y la sangre. Ese tipo de tratamiento también aumenta la
excreción urinaria de metabolitos de fitonadiona, principalmente productos de la desintegración
de fitonadiona-2,3-epóxido. La menadiona al parecer se reduce a la forma diol (hidroquinona), y
se excreta como conjugados glucurónido y sulfato. (2,3)

Los fármacos con actividad de vitamina K pueden evaluarse químicamente y no requieren


biovaloración. Para cuantificar el contenido de la vitamina K en los alimentos, se emplea una
valoración basada en la capacidad de la preparación para aumentar las concentraciones de
protrombina en pollos con deficiencia.

Vitamina K. Bases farmacológicas de la terapéutica.

Hipoprotrombinemia del recién nacido

Los recién nacidos saludables muestran concentraciones plasmáticas disminuidas de los factores
dependientes de vitamina K, durante algunos días después del nacimiento, el periodo que se
requiere para obtener una ingestión adecuada de la vitamina en la dieta, y para establecer una
flora intestinal normal. Después, las cifras empiezan a aumentar hacia los valores propios de los
adultos. En prematuros y en lactantes con enfermedad hemorrágica del recién nacido, las
concentraciones de los factores de la coagulación están en particular disminuidas. Hay
controversias acerca del grado al cual esos cambios reflejan deficiencia verdadera de vitamina
K. Con el uso de mediciones sensibles a protrombina no g-carboxilada, Shapiro y cols. (1986)
encontraron datos de deficiencia de vitamina K en alrededor de 3% de los nacidos vivos. (3)

La enfermedad hemorrágica del recién nacido se ha relacionado con alimentación al pecho


materno; la leche humana tiene concentraciones bajas de vitamina K (Haroon y col., 1982);
además, la flora intestinal de lactantes alimentados al pecho materno carece de microorganismos
que sintetizan la vitamina (Keenan y col., 1971). Se cree que el aumento reciente de la
incidencia de enfermedad hemorrágica del recién nacido es una consecuencia de un mayor
número de nacimientos fuera de hospitales, y de un incremento de la alimentación al pecho
materno.( 3,4)

La administración de vitamina K en recién nacidos normales evita el decremento de factores de


la coagulación durante los días que siguen al nacimiento; sin embargo, no aumenta esas
concentraciones hasta las cifras propias de adultos. Los prematuros por lo general muestran
menor respuesta a la administración de vitamina K. En lactantes con enfermedad hemorrágica
del recién nacido, el suministro de vitamina K aumenta las concentraciones de esos factores de
la coagulación hasta cifras normales para recién nacidos, y controla la tendencia hemorragípara
en el transcurso de unas seis horas. Los lactantes de uno a cinco meses de edad parecen ser
vulnerables a la deficiencia de vitamina K, en especial si no han recibido administración
profiláctica de la misma en el momento del nacimiento. El contenido de vitamina de casi todas
las fórmulas para lactantes disponibles en el comercio satisface la ingestión recomendada si se
consumen en cantidades adecuadas. Empero, el consumo inadecuado de ese tipo de fórmulas
puede generar deficiencia de vitamina K en presencia de diarrea, antibióticos que reducen la
flora intestinal, o cualesquiera de los síndromes de malabsorción. (1)

¿Qué es la deficiencia combinada de factores de coagulación dependientes de la vitamina K?

La deficiencia combinada de factores de la coagulación dependientes de la vitamina K


(VKCFD, por sus siglas en inglés) es un trastorno hemorrágico hereditario muy poco común
provocado por un problema con los factores de coagulación II, VII, IX y X. Para que la reacción
en cadena de la coagulación pueda continuar, estos cuatro factores necesitan activarse en una
reacción química en la que participa la vitamina K. Cuando esta reacción no ocurre como
debiera, la reacción de coagulación se interrumpe y el coágulo sanguíneo no se forma.

La VKCFD es un trastorno autosómico recesivo, lo cual quiere decir que ambos padres deben
ser portadores del gen defectuoso a fin de transmitirlo a sus hijos. También implica que el
trastorno afecta tanto a varones como a mujeres. Esta deficiencia es muy poco común pero,
como todos los trastornos autosómicos recesivos, se encuentra con mayor frecuencia en
regiones del mundo donde los matrimonios entre parientes cercanos son comunes.

La VKCFD también puede presentarse en una etapa posterior de la vida, como resultado de
trastornos gastrointestinales, enfermedad hepática, deficiencia de vitamina K o consumo de
ciertos fármacos como el Coumadin®, medicamento anticoagulante. La deficiencia adquirida es
más común que la deficiencia heredada. Algunos bebés recién nacidos presentan una deficiencia
transitoria de vitamina K que puede corregirse administrando suplementos luego del
nacimiento.
Los síntomas de la VKCFD varían considerablemente de una persona a otra, pero generalmente
son leves. Los primeros síntomas podrían presentarse al nacimiento o en una etapa posterior de
la vida. Los síntomas al nacer deben diferenciarse de la deficiencia adquirida. Las personas con
deficiencias importantes pueden presentar episodios hemorrágicos graves, pero los síntomas
más graves generalmente son poco comunes y solo se presentan en personas con
concentraciones de factor muy bajas.(1,2)

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