Ensayo, Permuta y Mandato

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Universidad Nororiental Privada “Gran Mariscal de Ayacucho”

Núcleo de Barcelona

Escuela de Derecho

Cátedra: Derecho Civil - Contratos y Garantías

7mo Semestre-Sección OD1

LA PERMUTA Y EL MANDATO

Profesora: Alumna:

Abg. Esmirna García Br. Eliannellys Rondón

CI: 30.498.043

Abril, 2021
Actualmente, la modalidad de estudio a distancia va orientada hacia la

preparación integral del estudiante, suministrando las herramientas necesarias

para enfrentar con éxito el reto de la práctica profesional, en cualquiera de las

especialidades de la carrera y en las múltiples disciplinas de su ejercicio,

encaminándose con un sentido crítico y pro-activo a la realidad profesional.

Siguiendo con el hilo de este contexto, y circunscribiéndome a la carrera de

derecho y a la materia presente en cuestión, es menester que se realice un

estudio y comprensión de los diversos contratos enmarcados en nuestro

ordenamiento Jurídico.

En esta oportunidad, me corresponde ahondar en relación a los

contratos denominados en nuestra Legislación Civil Venezolana como;

“Permuta” y “Mandato”, cuyo estudio, análisis y compresión se hará necesario

desde el principio de esta carrera y durante todo su ejercicio, debido a la

necesidad de manejar las teorías, principios y fundamentos que permitan el

análisis de las disposiciones legales contenidas en la Normativa Legal

Venezolana.

No es secreto que Actualmente Venezuela vive una realidad socio

económica un poco preocupante, donde la escasez de dinero, aunado a un

cono monetario desbalanceado que debe de ser actualizado con frecuencia

para que puedan tener un poder adquisitivo real, lo cual ha acarreado un

menoscabo a las formas de adquirir diversos bienes a través del peculio, lo que

conlleva a que figuras como la Permuta vuelvan a retomar protagonismo en la

vida cotidiana ante la dificultad de obtener dinero.

En términos simples el Legislador ha decidido definir la permuta como un

contrato por el cual cada una de las partes se obliga a dar una cosa para
obtener otra por ella, cuyo perfeccionamiento se da por el solo consentimiento

de las partes contratantes (Art 1558 y 1559 CCV), cabe destacar que este

contrato ha sido poco desarrollado por nuestra Doctrina, y al igual que en el

Derecho comparado y las Legislaciones de otros países, pues existe en

Venezuela un escaso tratamiento legislativo en relación a esta figura.

Desde tiempos precedentes siempre se ha dicho que la venta es cambio

de cosa por precio, pero previamente existió la permuta en las sociedades

primitivas, como cambio de cosa por cosa. En el Derecho Romano, se

consideraba como contrato todo acuerdo de voluntades reconocido por el

derecho civil, dirigido a crear obligaciones civilmente exigibles, dándose dentro

de este contextos figuras contractuales agrupadas como nominadas e

innominadas, dentro de esta última categoría de contratos encontrábamos la

Permuta, esta modalidad del contrato se perfeccionaba con la entrega de la

cosa (el consentimiento de las partes no era suficiente para que surgieran las

obligaciones recíprocas de las partes) porque se transmitía la propiedad de las

cosas permutadas, siendo este el único procedimiento conocido y utilizado en

un principio. Sin embargo, con el pasar del tiempo y la aparición de la moneda,

surgió la compraventa, siendo igual que la Permuta un contrato de cambio,

pero de un objeto contra un precio.

De la permuta destaca así su extrema antigüedad o mayor vejez frente

al contrato de compraventa, por responder a necesidades más primitivas,

consistiendo entonces en un cambio de propiedad de una cosa por otra,

considerando los sabinianos (Juristas de la antigua Roma) que la Permuta era

un contrato innominado, en razón de las diversas diferencias con la

compraventa que existían hasta en ese entonces, destacándose entre estas:


1.- La permuta solo adquiría fuerza obligatoria cuando una de las partes

ejecuta su obligación, 2.-En la Permuta ambas partes se denominaban

permutantes y en la compraventa como vendedor y comprador, 3.-En la

permuta cada una de las partes transfería la propiedad de las cosas que

entregan y en la compraventa se transfería la posesión pacífica y duradera de

las cosas, 4.- La permuta era considerado contrato innominado Du Ut Des

“Doy para que des”, y la compraventa un contrato consensual.

De igual forma, actualmente ambas figuras contienen diversos aspectos

que las diferencian; primordialmente el más claro y evidente de todos viene a

darse por la cosa u objeto de cambio, mientras que en la compraventa la cosa

cedida es a cambio de un precio establecido en dinero, en la permuta ambas

partes están en la obligación de pagar estos precios en especie. Otra diferencia

resaltante es la igualdad de condiciones en la Permuta, puesto que en la

compraventa las partes son diferenciadas como comprador y vendedor, los

cuales tienen diferentes obligaciones inherentes de su condición como partes

contratantes, de igual forma en la actualidad se ha acogido el mismo término

para las partes contratantes de la Permuta, denominándose estos como

“permutantes”, en lugar de comprador y vendedor. Otro aspecto destacable

radica en la obligación de evicción, pues esta no es exclusiva del vendedor

sino de ambos permutantes, quienes están obligados a responderse

mutuamente en el caso de evicción y vicios ocultos. De estas apreciaciones

precedentes se infiere que la permuta, tiene lugar cuando los contratantes se

obligan a transferir la propiedad o titularidad de una cosa o derecho, mediante

el intercambio de otra, siendo entonces que este intercambio no podrá darse a


cambio de dinero, o al menos la mayor parte de este, pues se configuraría

entonces una compraventa.

Sin embargo, además de sus diferencias, la Compraventa y la permuta

tiene ciertas analogías además de ser contratos de intercambio o transferencia,

estas analógicas radican principalmente en su regulación legislativa, puesto

que si nos paseamos por la Norma sustantiva Civil, se puede apreciar que en

articulo 1.563 el Legislador estableció que la permuta deberá de regirse por las

mismas normas que la venta, siendo entonces las normas específicas de la

permuta aquellas referentes a la permuta de la cosa ajena (Art. 1560 y 1563

CCV), a la evicción de la cosa permutada ( Art 1.501 y 1.562 CCV) y a la

opinibilidad de la resolución de la permuta frente a terceros (Art 1562 CCV). En

este sentido, podemos apreciar que entre las reglas comunes de la

compraventa y la permuta están: la excepción de incumplimiento (el artículo

1560 CCV no aplica); las reglas sobre saneamiento por evicción y por vicios

ocultos en materia de venta (art. 1563 CCV); las prohibiciones en materia de

venta (CCV, arts. 1481 y 1482); la obligación de hacer la tradición que se rige

entre copermutantes por las mismas reglas de la venta; la permuta inmobiliaria

así como la venta que debe ser registrada (CCV, art. 1929, ord. 1°).

Del análisis previo realizado a esta figura jurídica, puedo inferir que la

permuta actualmente obtiene un papel de suma relevancia en estos tiempos,

donde en cualquier contingencia presentada entre particulares, el cambio o

trueque puede resultar un método de adquisición mucho más útil y eficiente

que la compraventa. Tengo que resaltar que, a criterio de quien aquí suscribe,
ciertamente esta figura jurídica ha resurgido con fuerza ante la realidad

Venezolana a pesar de su escaza regulación legislativa, sin embargo, opino

que si bien la escasez pudo haber revivido la permuta, y en la actualidad su

importancia va en retroceso desde el uso del dinero o la moneda, este contrato

típico no ha de ser olvidado aunque llegue a recuperarse la realidad socio

económica de nuestro País, pues siempre habrá un particular que se vea en la

necesidad de recurrir a la permuta para la adquisición de bienes.

Ahora bien, ciertamente en el Derecho Romano primitivo solo las

personas capaces podían obligarse recíprocamente, y solo podían contraer

obligaciones por sí y para sí mismas, no podía un tercero contraer una

obligación en nombre de otra persona; sin embargo, con la evolución de la

sociedad, del Derecho y de la normativa legal surgió un contrato que desde sus

inicios se configuraba como un compromiso de honor, un contrato de buena fe,

de confianza, y las consecuencias que generaba se arreglaban conforme a la

equidad, cuyo perfeccionamiento se daba al momento en que las partes se

daban sus manos, este acto simbólico en aquella época dio origen al nombre

de dicho contrato, denominándose desde entonces como “Mandato”.

En la actualidad este contrato se halla tipificado en nuestra Legislación

Civil Venezolana como un contrato por el cual una persona se obliga de forma

gratuita o mediante salario, a ejecutar uno o más negocios por cuenta de otra,

que la ha encargado de ello, así como lo establece el artículo 1684 CCV,

configurándose entonces dentro de nuestro marco jurídico como un contrato,

unilateral, porque principalmente obliga al mandatario; consensual, aunque

tiene sus excepciones, debido a su naturaleza jurídica es definido como un


contrato gratuito, no obstante el articulo 1686 ejusdem nos establece que

puede darle la opción de que este contrato tenga carácter oneroso; y por último

es un contrato que se rige bajo el principio intuito personae.

En este orden de ideas, de acuerdo al artículo 1.141 de Nuestra Norma

Sustantiva Civil cada contrato, debe de tener los elementos requeridos para su

existencia como lo es; el consentimiento de las partes, el objeto que pueda ser

materia de contrato y la causa lícita; no obstante, el contrato de Mandato tiene

sus elementos característicos, es decir, elementos que lo distinguen de

cualquier otro contrato, siendo estos la capacidad, consentimiento y objeto en

materia de mandato, además de las formalidades especiales establecidas por

el legislador en ciertos casos.

En primer lugar podemos ahondar en relación a la capacidad

resaltándose entonces dos puntos en relación al Mandante y al Mandatario, en

cuanto al mandante la doctrina Venezolana nos señala que esta capacidad solo

es necesaria al momento de la celebración de este, y esta capacidad tiene que

ser equivalente a la necesaria para realizar el acto objeto del mandato, en

segundo lugar, en cuanto a la capacidad del mandatario basta la capacidad

general para contratar; en relación a su objeto, este vendría a ser toda clase de

acto jurídico en que recaiga el mandato, cabe destacar que para algunos

tratadistas, el objeto del mandato no puede consistir sino en negocios jurídicos,

es decir, actos que tengan por fin la creación, modificación o extinción de

derechos u obligaciones, no puede ser objeto suyo, la ejecución de actos de

otra clase, pues existiría la posibilidad de que pueda entonces constituir

materia de contratos distintos, como el de trabajo, el arrendamiento de obra,

entre otros; finalmente para que las partes se vinculen contractualmente es


necesaria la aceptación por parte del mandatario, refiriéndose al

consentimiento para realizar el contrato, el cual puede darse de forma expresa

o tácita.

Ahora bien, una vez dilucidado respecto a los elementos del mandato,

podemos abrir paso para ahondar en relación a su clasificación, de la cual,

para poder explicarla en el presente ensayo es menester apoyarse en la

Doctrina Venezolana, en tal sentido, el eximio Jurista José Aguilar Gorrondona

nos explica en su obra “Contratos y Garantías, Derecho Civil IV”, las siguientes:

En cuanto a su clasificación por la forma de manifestación de voluntad,

como se mencionó anteriormente este puede ser expreso o tácito, y se hace

exclusivamente en relación con la forma de asentimiento del demandante (Art

1685 CCV); por la extensión de los intereses del mandato puede ser general o

especial, el mandato general es conferido para todos los negocios o intereses

del mandante, de igual forma para hacer un mandato general se debe de

hacer la enumeración de las facultades que debemos otorgar, y el especial es

aquel conferido para un negocio o para ciertos negocios específicos; por la

forma de señalar los poderes del mandatorio el mandato puede ser concebido

en términos generales y expreso; por el medio técnico que para su ejecución se

confiere al mandatario, el mandato puede ser mandato con representación o

mandato sin representación, siendo el mandato con representación cuando el

mandatario no solo obra por cuenta del mandante sino en su nombre

adquiriendo el mismo los derechos derivados del contrato, como si el propio

mandante fuera el que contratase, siendo entonces un mandato sin

representación cuando el mandatario actúe solo por cuenta de mandante pero

no en su nombre, y por último el mandato puede ser gratuito o remunerado.


En el mandato, al igual que en todo contrato, de su acuerdo de

voluntades surgen obligaciones que tiene por objeto la ejecución de ciertos

actos jurídicos que deben de realizar cada una de las partes, en primer lugar

están aquellas que debe de realizar el mandatario de acuerdo con las

instrucciones del mandante: es evidente que la primera obligación a cumplir es

la ejecución del mandato, siendo esta la primordial, cumpliéndose esta de

forma diligente y con total responsabilidad como lo establece el artículo 1692

CCV; la obligación de mantener informado al mandante, esta obligación se

desprende de la ejecución diligente que debe de realizar; de igual forma tiene

una obligación de no hacer establecida en el artículo 1171 CCV, sienta esta un

límite donde el mandatario no puede contratar consigo mismo en nombre de su

representado, ni por cuenta propia ni por cuenta de otro, salvo disposición en

contrario o sin la autorización expresa del mandante; la obligación que tiene

todo mandatario de dar cuenta al mandante de sus operaciones (Art 1694

CCV); la obligación de abonar al mandante lo recibido en virtud del mandato,

en este sentido, el mandatario no está facultado para apreciar los derechos

que tenía el mandante a recibir el pago (Art 1694 CCV); y por último la

obligación de restituir al mandante las cosas que son objeto del mandato,

extendiéndose así a los bienes subrogados.

De este modo procedemos a examinar las obligaciones inherentes del

mandante como sujeto activo frente al mandatario, siento estas contenidas y

reguladas en la norma sustantiva Civil, dándose principalmente aquellas de

reembolsos, por concepto de los gastos que se hayan hecho para la ejecución

del mandato, como aquellos gastos de transporte (Art 1699 CCV); además
como se mencionó anteriormente el mandato es por esencia gratuito, por lo

tanto, normalmente el mandante no debe ninguna remuneración, salvo los

casos donde el mandante ha prometido salario al mandatario, a tal efecto se

encuentra en la obligación de hacerle la remuneración prometida; obligación de

indemnizar al mandatario por las pérdidas sufridas en la ejecución del mandato,

solo en los casos donde no se le sea imputable culpa alguna (Art 1700 CCV), y

por último se encuentra preceptuado en el artículo 1698 ejusdem, la obligación

de cumplir con aquellas obligaciones contraídas por el mandatario dentro de los

limites establecidos en el mandato o aquellos ratificados por el mandante.

En razón del análisis presente, es imperioso pasearnos en relación a las

formas de extinción de esta figura jurídica, que de forma general son aplicables

también las causas de extinciones comunes de todos los contratos, sin

embargo existe en nuestra normativa legal una regulación específica para la

extinción del mandato, encontrándose establecidas desde el artículo 1704

hasta el artículo 1712 del CCV. En primer lugar nos encontramos como forma

de extinción la Revocación del mandato, encontrándose el mandante facultado

para realizar dicha acción en razón del carácter intuito personae del mandato,

sin necesidad de que esta revocación se realice de forma expresa, es decir, la

revocación puede proceder y ser aceptado de forma tácita.

En segundo lugar como forma de extinción se encuentra la Renuncia

del mandato, dándose esta por parte del mandatario, el cual puede realizarlo

de forma tácita o expresa y surtiendo efecto desde el momento en que sea

notificado el mandante (artículo 1709 CCV), es menester resaltar que esta

extinción no se puede realizar en los casos donde las partes convengan que el

mandato sea irrenunciable; la extinción del mandato por muerte de alguna de


las partes, es lógico asumir que dado el carácter intuito personae del mandato,

el mismo se extinga por la muerte de cualquiera de las partes, como lo

establece el artículo 1704 CCV, sin embrago, la Ley establece ciertas

excepciones como la contenida en el artículo 1705 CCV, siento entonces que el

mandato otorgado por el mandante en cumplimiento de una obligación para

con el mandatario, no será extinguida por la muerte, de igual forma las

excepciones contenidas en los artículos 1710 y 1711 ejusdem; de igual forma

constituyen forma de extinción del mandato la interdicción de cualquiera de las

partes, la inhabilitación de cualquiera de las partes y la quiebra o cesión de

bienes de las partes, salvo las excepciones que establezca la ley.

En correspondencia con lo anteriormente expresado a lo largo del

presente ensayo, es que logro inferir que el Mandato surge en nuestra

Legislación ante la complejidad de la vida cotidiana de cada persona que forma

parte de la sociedad, en virtud de la necesidad que se tiene de cumplir con

diversas obligaciones día a día, sucediendo al mismo tiempo y en diferentes

lugares, presentándose limitaciones como tiempo, enfermedades, distancia,

capacidad jurídica y sobre todo la imposibilidad de estar físicamente en

distintos lugares al mismo tiempo, y por lo tanto ha acarreado que se dé origen

a este tipo de contrato, siendo una solución y una respuesta a estas múltiples

necesidades, configurándose entonces como la forma dentro de los limites

legales para que una persona en representación de otro realice diversos

negocios jurídicos actuando con total responsabilidad, diligencia y Buena Fe.


CONTRATO DE PERMUTA

Eliannellys Rondón Hernandez


Abogada
I.P.S.A Nº 100.430
Entre MARIA FRANCIA GRANADILLO, venezolana, mayor de edad,

civilmente hábil, de estado civil Soltera, de profesión u ocupación Ingeniera con

Cédula de Identidad personal N° 14.145.152, con domicilio en Barcelona,

Municipio Simón Bolívar, Estado Anzoátegui, por una parte y por la otra la

ciudadana TERESA JULIANA GRANADO, venezolana, mayor de edad,

soltera, titular de la cédula de identidad N° 17.487.758, con domicilio en

Barcelona, Municipio Simón Bolívar, Estado Anzoátegui, ambas en calidad de

permutantes, han decidido celebrar Contrato de Permuta contenido en las

siguientes cláusulas:

PRIMERA.- La Permutante MARIA FRANCIA GRANADILLO es única y

exclusiva propietaria de un bien mueble constituido por Un (1) Vehículo

Automotor de las siguientes características: MARCA: Chevrolet, MODELO:

Malibú, AÑO: 1982, COLOR: Cobre, CLASE: Automóvil, TIPO: Sedan, USO:

Particular PLACAS: ET457T, SERIAL DE CARROCERIA: DIW69ACV315109,

SERIAL MOTOR: K1113SDA1E9133603.- El vehículo objeto de este contrato

le pertenece a la permutante tal como se evidencia en el Certificado de

Registro de Vehículo, N° 22858908, DIW69ACV315109 – 1 – 1, emitido por el

MINISTERIO DE TRANSPORTE Y COMUNICACIONES el 26 de Febrero del

2003. Estando valorizado dicho inmueble en TRESCIENTOS SETENTA

MILLONES DE BOLIVARES SOBERANOS (BsS. 370.000.000,00).


SEGUNDA.- La Permutante TERESA JULIANA GRANADO es única y

exclusiva propietaria de un bien mueble constituido por Un (1) Vehículo

Automotor de las siguientes características: MARCA: Volkswagen, MODELO:

Escarabajo, AÑO: 72, COLOR: Azul, CLASE: Automóvil, TIPO: Coupe, USO:

Particular, PLACAS: ALV112, SERIAL DE CARROCERIA: 1112573848,

SERIAL MOTOR: 3/4. El vehículo objeto de este contrato le pertenece a la

permutante tal como se evidencia en el Certificado de Registro de Vehículo, N°

F10HE062732-2-2.-, emitido por el MINISTERIO DE TRANSPORTE Y

COMUNICACIONES el 30 de Octubre del 2006. Estando valorizado dicho

inmueble en TRESCIENTOS SETENTA MILLONES DE BOLIVARES

SOBERANOS (BsS. 370.000.000,00).

TERCERA.- Por el presente contrato, ambas partes se obligan a transferirse,

recíprocamente, la propiedad de los bienes descritos en las cláusulas

precedentes, a título de permuta, dejando constancia de que los referidos

bienes tienen valores comerciales equivalentes, tal como se desprende de las

cláusulas primera y segunda de este documento.

CUARTA.- Con el otorgamiento de esta escritura ambas partes deberán de

realizar la tradición legal conforme a Derecho.

QUINTA.- Del mismo modo, ambas partes se obligan a entregar,

conjuntamente con los bienes objeto de sus respectivas prestaciones, todos los

documentos relativos a la propiedad y uso de los mismos.

SEXTA.- Ambas partes declaran que sobre los bienes objeto del presente

contrato no pesa ninguna denuncia ni proceso de carácter penal, civil o

administrativo, así como tampoco existe sobre el mismo ningún género de


gravamen. Del mismo modo, ambas partes se obligan recíprocamente al

saneamiento por vicios ocultos

SÉPTIMA.- En todo lo no previsto por las partes en el presente contrato, ambas

se someten a lo establecido por las normas del Código Civil y demás Normas

Legales que resulten aplicables.

Se hacen dos ejemplares de un mismo tenor y aun sólo efecto.

En Barcelona a la fecha de su presentación.

________FIRMADO____________ _________FIRMADO________

MARIA FRANCIA GRANADILLO TERESA JULIANA GRANADO


CONTRATO DE MANDATO

Eliannellys Rondón Hernandez


Abogada
I.P.S.A Nº 100.430

Entre los suscritos, CARMEN VILLANUEVA GUTIERREZ, venezolana,

mayor de edad, civilmente hábil, de estado civil Soltera, de profesión u

ocupación Ingeniera con Cédula de Identidad personal N° 14.148.152, con

domicilio en Barcelona, Municipio Simón Bolívar, Estado Anzoátegui, quien a

los efectos del presente documento se denominará la MANDANTE, por una

parte, y por la otra; JOSÉ ELÍAS ZAMBRANO, venezolano, mayor de edad,

civilmente hábil, de estado civil Casado, de profesión u Ocupación Ingeniero,

con Cédula de Identidad personal N° V-18-498.460, con domicilio en

Barcelona, Municipio Simón Bolívar, Estado Anzoátegui, quien en lo sucesivo

se denominará el MANDATARIO, celebran un contrato de mandato especial,

no representativo, que sujetan al tenor de las siguientes cláusulas:

PRIMERA.- La mandante declara ser propietaria un (1) inmueble destinado a

vivienda, constituido por la parcela de terreno distinguida con el número 206-

07-07 y ubicada de acuerdo al plano general de parcelamiento, en la zona 206-

07 de la unidad de desarrollo 206 (UD206) del Municipio Bolívar, del Estado

Anzoátegui, ubicada en la dirección conocida como Urb. Fundación Mendoza,

el cual le pertenece según consta en documento otorgado en la Oficina

Inmobiliaria de Registro Público del Municipio Bolívar, Barcelona, Estado

Anzoátegui en fecha Cinco (05) de Noviembre del año 2010. SEGUNDA.- La

Mandante le encarga la administración del inmueble antes descrito al

Mandatario JOSÉ ELÍAS ZAMBRANO estando este último de acuerdo en


aceptar dicha administración. TERCERA.- Todos los actos jurídicos celebrados

en virtud de este mandato los realizará el mandatario a su nombre.

CUARTA- La mandante CARMEN VILLANUEVA GUTIERREZ, faculta al

mandatario, JOSÉ ELÍAS ZAMBRANO para que el contrato de arrendamiento

que celebre sobre el inmueble dado en administración, fije la cantidad mensual

de TREINTA MILLONES DE BOLÍVARES SOBERANOS (BsS.30.000.000,

00) por concepto de alquiler, y por un plazo no mayor de un año.

QUINTA.- Del contrato de arrendamiento que se celebre por parte del

mandatario, entregará una copia al propietario mandante para que conste su

existencia. SEXTA.- El mandatario recibirá como retribución un 30 % del valor

total de la renta, que deducirá cada mes, y el resto lo enviará al mandante a su

domicilio, o lo depositará en una cuenta debidamente estipulada.

SÉPTIMA.- En todo lo relacionado en que no se hubieran dado instrucciones,

el mandatario deberá consultar al mandante, siempre que lo permita la

naturaleza del negocio. OCTAVA.- Ambas partes declaran reconocerse

mutuamente con la capacidad jurídica para celebrar el presente contrato. Las

partes declaran que es su voluntad celebrar el presente contrato sin ningún

vicio en su voluntad. NOVENA.- Los gastos que se generen correrán a cargo

del mandante siempre y cuando no exista negligencia por parte del mandatario.

DECIMA.- Ambas partes reconocen estar de acuerdo con las clausulas

descritas anteriormente.

Se hacen dos ejemplares de un mismo tenor y aun sólo efecto. En


Barcelona a la fecha de su presentación.

________FIRMADO____________ _________FIRMADO________

JOSÉ ELÍAS ZAMBRANO CARMEN VILLANUEVA GUTIERREZ

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