Catón El Viejo
Catón El Viejo
Catón El Viejo
Familia
Catón el Viejo nació en Tusculum, un municipio integrado en el Lacio al que sus antepasados habían
pertenecido durante varias generaciones. Su padre se había labrado una gran reputación como valiente
soldado y su bisabuelo había recibido una recompensa del Estado al matar a cinco soldados montados
durante una batalla. No obstante, los Porcios tusculanos no habían desempeñado jamás una magistratura
romana. Cuando comenzó su carrera política en la capital se le consideraba entre los aristócratas como un
homo novus; el sentimiento de encontrarse en una posición injusta unida a su creencia de ser superior a sus
rivales políticos contribuyeron a estimular su ambición. Desde sus inicios políticos a su muerte se le conoce
no solo como el líder de su familia, sino como el fundador de la gens Porcia.2
Cognomen Catón
Juventud
Periodo de paz
En el periodo entre las distintas campañas, Catón volvió a su granja de Sabinia, donde mostraba a menudo
su austeridad, vistiendo y comportándose de la misma manera que sus esclavos. Los vecinos de Catón le
apreciaban por su juventud, por su modo de vida y por su concisa y anticuada oratoria, y le seleccionaban
habitualmente para actuar de árbitro en las disputas vecinales o para representarles ante el Estado, tareas
para las que Catón, por su muy activo modo de vida, se mostraba siempre bien dispuesto. A consecuencia
de todas estas actividades, la capacidad oratoria de Catón fue mejorando: el joven campesino ganó
confianza en sí mismo, aprendió los modos que utilizaban los nobles al parlamentar, se inició en el estudio
de las leyes y empleó los principios de justicia que había adquirido mediando en las disputas vecinales para
analizar la diversidad humana y su comportamiento.12
Moral romana
En los alrededores de la granja de Catón se situaban las tierras de Lucio Valerio Flaco, un joven noble
perteneciente a una familia patricia de gran influencia. Dentro de la sociedad romana se estaba llevando a
cabo una transición desde los valores tradicionales de la vida rústica, asentada desde hacía mucho tiempo
en el Lacio, y, en general, en toda Italia, a valores más ostentosos, procedentes de la civilización helénica y
oriental. La máxima magistratura política de Roma, el consulado, había quedado en manos de unas pocas
familias aristocráticas inmensamente ricas. Estos patricios, aunque famosos por su corruptibilidad, también
eran populares entre los romanos por su generosidad, elegantes modales, refinada oratoria, conocimientos
artísticos y literarios y, sobre todo, por la fama de sus antepasados. Los nobles menos favorecidos
reaccionaron encabezando una facción dentro del Senado que defendía el retorno a los valores tradicionales
heredados por los sabinos, utilizados como símbolo de resistencia y robustez. Flaco, perteneciente a esta
facción conservadora, no pudo pasar por alto la energía y moral de Catón, su austeridad y su forma de vivir,
a lo que se sumaban su elocuencia y talento militar. Los líderes de la facción senatorial que promovían la
transición hacia el modelo de vida oriental eran la familia de los Escipiones, con Escipión el Africano a la
cabeza, Marco Claudio Marcelo y Tito Quincio Flaminino; la facción conservadora estaba liderada por
Flaco, Quinto Fabio Máximo, Catón y sus aliados.12
Sendero político
Flaco era un perspicaz político que esperaba a que emergieran jóvenes de valía que pudieran apoyar a su
facción, y encontró en el espíritu marcial y elocuencia oratoria de Catón un posible candidato. Flaco sabía
que las virtudes de coraje y capacidad de persuasión que poseía Catón eran muy valoradas en Roma y que
la única manera que tenía Catón para acceder a altas magistraturas era distinguiéndose en el Foro
Romano.12 Se puede comparar con la concepción que tenía Montesquieu acerca de la posterior corrupción
de Roma, refiriéndose a la guerra civil entre Sila y los simpatizantes de Cayo Mario:
Pero, en general, los romanos sólo conocían el arte de la guerra, que era el único camino hacia
el honor y las magistraturas. Por ello, las virtudes marciales permanecieron aun cuando el
resto se habían perdido.13
Por esta razón, sugirió al joven campesino que condujera su ambición hacia la actividad política,
asesorándole en todo lo que pudo. Flaco invitó a Catón a su residencia en Roma y le ratificó su apoyo
político haciendo que el joven comenzara a distinguirse por sí mismo en el Foro y convirtiéndose de ese
modo en un más que considerable candidato a acceder a una magistratura.12
Cuestor
En 205 a. C. Catón fue nombrado cuestor; al año siguiente comenzó a desempeñar las tareas que el puesto
exigía cuando marchó junto a Escipión el Africano a Sicilia. Cuando Escipión consiguió, tras derrotar a una
fuerte oposición en el Senado, que este diera consentimiento para que las tropas partieran de la isla hacia el
Norte de África, Catón y Cayo Lelio fueron designados como escolta de los buques de transporte. La
relación entre Catón y Escipión era totalmente carente de
simpatía y no existía cooperación entre el procónsul y el
cuestor, ya que cuando Escipión había solicitado al Senado
que le permitiera transportar sus tropas a África para atacar al
enemigo cartaginés en su propio territorio, Quinto Fabio
Máximo —el antiguo general de Catón— se opuso al
procónsul. Catón, cuyo nombramiento estaba destinado a
vigilar el comportamiento de Escipión, aprobó los puntos de
vista de su antiguo comandante.12
Según Plutarco, el relajamiento de la disciplina entre las tropas Fotografía orbital de Sicilia, provincia
de Escipión y los cuantiosos gastos en los que incurría el proconsular de Escipión el Africano bajo
general provocaron la ira del austero Catón al que el general cuyas órdenes sirvió Catón. NASA.
respondió alegando que contara las victorias y no el dinero:
Escipión le contestó (...) que no necesitaba un cuestor tan severo, porque de lo que había de
dar cuenta a la ciudad era de sus acciones y no del dinero.14
Tras la discusión, Catón dimitió de su servicio y regresó al Senado. Pronunció una queja ante la Cámara
referente a los desorbitados gastos del general. Ante esta petición, secundada por Fabio Máximo, se envió
una delegación para que investigara los gastos de Escipión. Sus integrantes no encontraron pruebas del
derroche del general.14 La versión de Tito Livio discrepa sin embargo con la de Plutarco y asegura que las
quejas de Catón estaban motivadas por incompatibilidades ideológicas con su comandante.15 Si la versión
de Livio es correcta, la delegación fue enviada para tratar las quejas de los habitantes de Locri, que habrían
sufrido una gran opresión bajo el mando de uno de los legados de Escipión, Quinto Pleminio. Livio no dice
nada acerca de una posible injerencia de Catón en este asunto, aunque sí menciona la amargura con la que
el joven cuestor se quejó a su aliado Fabio Máximo de cómo Escipión había corrompido la disciplina
militar, y de su marcha ilegal desde Sicilia para tomar Locri.16
El autor de la corta versión sobre la vida de Catón, cuya identidad se ha atribuido generalmente a Cornelio
Nepote, afirma que Catón, tras su regreso de África, hizo un alto en Cerdeña y embarcó en su nave al poeta
Quinto Ennio. Sin embargo es más probable que el primer contacto entre el poeta latino y el senador se
produjera cuando este fuera pretor de Cerdeña.17
Edilidad y pretura
En 199 a. C., Catón fue elegido edil curul; junto con su colega en el puesto, Cayo Helvio, restauró los
Juegos Plebeyos y dio su consentimiento para que se celebrara un banquete en honor a Júpiter. Fue elegido
pretor en 198 a. C. y le fue asignada como provincia la isla de Cerdeña, a la que partió al mando de una
fuerza de 3000 soldados de infantería y 200 soldados de caballería. Aquí se le presentó a Catón su primera
oportunidad para demostrar al mundo sus creencias sobre la obligación de aplicar una estricta moral
pública. Redujo los costes de las operaciones navales, caminó a través de su provincia en compañía de un
único asistente y puso de relieve el fuerte contraste entre su austero modo de vida y la suntuosidad con la
que vivían los magistrados provinciales de rango ordinario. Los ritos religiosos se celebraron con un
razonable ahorro, la justicia se administró con razonable imparcialidad, la usura fue perseguida con gran
severidad y se desterró a los que la practicaban. Cerdeña había permanecido en calma durante largo tiempo,
pero si tomamos como cierta la improbable y carente de fuentes versión del escritor Aurelio Víctor, Catón
subyugó una rebelión en la isla durante su mandato.18
Este espinoso asunto, sin embargo, no dañó en exceso la imagen pública de Catón, que se había mostrado
siempre en contra de la reprobación de la ley. Una vez terminada su designación consular, Catón fue
nombrado procónsul a cargo de la provincia de Hispania Citerior.18
Hispania Citerior
Los detalles de esta campaña están recopilados por el historiador Tito Livio e ilustrados con anécdotas de
Plutarco.21 Ambos historiadores cuentan el horror que caracterizó a las operaciones militares acaecidas
durante el conflicto y la rapidez y falta de clemencia con la que Catón subyugó a los insurgentes hispanos.
Se puede leer en estas obras que hubo multitudes a las que, tras despojarles de sus armas, se las ejecutó por
su deshonra o se las masacró durante saqueos.18
Regreso a Roma
Parece ser que el regreso de Catón sucedió antes de lo previsto debido a que su enemigo Escipión el
Africano, que era cónsul ese año, deseaba arrebatar la provincia al procónsul. Existe cierto desacuerdo
entre los escritos de los historiadores Cornelio Nepote y Plutarco en ese punto:23 el primero afirma que
Escipión no tuvo éxito en obtener la provincia mediterránea y que, debido a su enfado, rechazó dejar Roma
hasta el final de su consulado. Plutarco afirma, sin embargo, que Escipión sí tuvo éxito en obtener la
provincia de su rival, pero que no consiguió la reprobación de la administración provincial de su rival y
que, como réplica a sus opositores, se mantuvo durante su proconsulado en Roma. Los escritos recogidos
por Tito Livio afirman que Sexto Digitio fue nombrado gobernador de Hispania Citerior.24 Es probable
que Plutarco se equivocara en ese punto debido a que ese mismo año Publio Cornelio Escipión Nasica fue
nombrado gobernador de Hispania Ulterior.25
Al parecer Catón intentó sin éxito demostrar a través de su elocuencia la veracidad de las cuentas
financieras de la provincia con el objetivo de contrarrestar los ataques vertidos sobre su persona durante su
consulado. Existen fragmentos de algunos de sus discursos que dan testimonio de la fuerza de sus
argumentos.18
Plutarco afirma que tras su consulado Catón acompañó a Tiberio Sempronio Longo a Tracia en calidad de
legado,26 pero parece que hay un error, ya que en 193 a. C. se designó a Sempronio Longo como
gobernador de la provincia de la Galia Cisalpina.27 Ese mismo año Catón financió la construcción de un
pequeño templo en honor a Victoria Virgo, el cual había prometido dos años antes, por lo que parece muy
improbable que sirviera como legado en Macedonia.28
Visita a Atenas
Según los escritos de Plutarco, durante la campaña en Grecia bajo el mando de Glabrión, tras la batalla de
las Termópilas, Catón fue enviado a proteger los territorios de Corinto, Patras y Egio con el objetivo de que
no se pasaran al bando de Antíoco. Fue entonces cuando Catón visitó Atenas para impedir que los
atenienses escucharan las propuestas del rey seléucida y se dirigió a la población de la actual capital griega
en un discurso en latín. Es bastante probable que Catón tuviera nociones básicas de griego, ya que según
Plutarco, Catón estudió este idioma durante su juventud en Tarento, donde entabló gran amistad con el
filósofo griego Nearco. Según Aurelio Víctor, durante la pretura de Catón en Cerdeña, este recibió clases
de griego de Ennio. Independientemente de todo era conocido el desdén de Catón por el mundo helénico.
Es probable sin embargo que se dirigiera a la población ateniense en latín debido a que era de obligado
cumplimiento para los magistrados romanos, ya que mostraba la dignidad romana.31
Censura
Catón fue elegido censor en el año 184 a. C. junto a su antiguo patrón Lucio Valerio Flaco. Con una firme
reputación como soldado, Catón prefirió servir al Estado en su hogar, escrutando la conducta de los
candidatos a honores públicos y de los generales en el campo de batalla. Aunque no se implicara
personalmente en la persecución de los Escipiones (Escipión el Africano y Lucio Cornelio Escipión
Asiático) por corrupción, sí que fue su voluntad la que animó el ataque político contra ellos. Escipión fue
absuelto por aclamación, tras rehusar defenderse de sus acusaciones. A pesar de ello, el escándalo de las
acusaciones acabó con la vida pública del Africano, quien hubo de retirarse a su villa de Liternum. La
enemistad de Catón con Escipión se remontaba a la campaña de África, cuando se enfrentó con este por su
despilfarro en el reparto del botín entre las tropas y por el lujo y la extravagancia de que Escipión hacía
gala.
Sin embargo, Catón tenía entre manos una tarea aún más seria, ya que
se oponía a la expansión de la nueva cultura helénica que amenazaba
con destruir la áspera simplicidad del modo de vida romano.
Consideraba esta resistencia a la invasión cultural como su misión
especial. Catón exhibía esta determinación con más firmeza en su
censura, razón por la que sería apodado «el Censor», nombre por el
que se le conoce hoy de forma más común. Revisó con una severidad
inusitada las listas de senadores y caballeros, expulsando de su orden
social a aquellos a los que consideraba que no eran merecedores del
mismo, ya fuera por motivos morales o por la ambición de estos. La
expulsión de Lucio Quincio Flaminino por crueldad fue un ejemplo
de su rígido modo de entender la justicia.
Últimos años
De su periodo como censor hasta su muerte en el año 149 a. C., Catón no ocupó cargo público alguno,
aunque continuó distinguiéndose en el Senado como un persistente adversario contra las nuevas ideas. Al
igual que muchos otros romanos, le horrorizaba lo que los misterios báquicos tenían de licencioso y exigió
la expulsión de los filósofos griegos Carnéades, Diógenes y Critolao, los cuales habían llegado como
embajadores desde Atenas, a causa de la peligrosa naturaleza de sus puntos de vista.
Catón tenía terror a los médicos, los cuales eran en su gran mayoría griegos. Gestionó la liberación del
historiador Polibio y sus compañeros prisioneros, preguntando despectivamente a los senadores si no tenían
nada mejor que hacer que discutir sobre si unos cuantos griegos debían morir en Roma o en su tierra. No
conoció la literatura griega hasta ser octogenario, aunque algunos estudiosos de sus escritos piensan que
debió conocer las letras griegas durante la mayor parte de su vida.
Su última actividad pública fue promover en sus compatriotas la necesidad de iniciar la tercera guerra
púnica y la destrucción de Cartago. En el año 157 a. C. fue uno de los diputados enviados a Cartago para
arbitrar entre los cartagineses y Masinisa, rey de Numidia. La misión fue infructuosa, y los comisionados
volvieron a casa. Pero Catón volvía tan impresionado por las evidencias de la prosperidad cartaginesa que
estaba convencido de que la seguridad de Roma dependía de
la aniquilación de Cartago. En aquellos tiempos, durante y
fuera de las sesiones, repetidamente clamaba: «Ceterum
censeo Carthaginem esse delendam» (lo que significa: «Por
lo demás, opino que Cartago debe ser destruida»).34 Esta
coletilla en todos sus discursos le hizo también muy famoso
en Roma.
Vida doméstica
Durante toda su vida Catón mantuvo el espíritu rural que le habían inculcado sus padres desde su más
tierna infancia. Contrajo matrimonio con una aristócrata de la gens Licinia. Con su primera esposa tuvo un
único hijo, al que se le conoce como Marco Porcio Catón Liciniano a fin de diferenciarlo de su medio
hermano. A su primer hijo, Catón le inculcó sus mismos valores tradicionales y aquel llegó a ser un hombre
de gran valía, muy inteligente, brillante jurista, sagaz político y valiente soldado.
La enemistad entre ambas ramas de la familia de Catón seguiría a la muerte del patriarca. A pesar de que en
teoría la que lo tenía más fácil para hacer historia gracias a su mayor poder económico e influencia política
era la rama de los Licinianos, los que más se recuerdan son los de la rama de los Salonianos gracias a su
descendiente Catón el Joven.
Escritos de Catón
Catón no es solo famoso por su importancia política y reconocimientos militares, sino que también destacó
como escritor. Catón fue un historiador, el primer escritor en prosa latina de importancia,35 y el primer
autor de una íntegra historia de Italia en latín. Algunos historiadores han argumentado que de no ser por el
impacto que causaron las escrituras de Catón, el griego habría sustituido al latín como lengua literaria en
Roma.36 Catón es uno de los pocos autores del nacimiento de la literatura latina que podían afirmar que
ese idioma era su lengua materna.37 .
Su manual sobre cómo debe dirigir una granja (De Agri Cultura o Sobre la Agricultura), es
la única de sus obras que ha sobrevivido en su totalidad. Se trata de una colección de libros
que recopila las normas y reglas de cría y gestión de granjas, incluyendo anécdotas sobre
cómo era la vida rural de los campesinos itálicos del siglo II a. C. Adoptada por muchos
como un libro de texto, De Agri Cultura proporciona reglas para dirigir una granja amplia y
dotada de muchos esclavos. Catón asesora a los granjeros en la adquisición de
trabajadores para la recogida de aceitunas38 y también proporciona técnicas de turnos de
refresco esclavistas que evitan el extremo cansancio de algunos, lo que provocaba un
descenso en la producción. Afirma en su obra que es necesario vender esclavos cuando
éstos envejecen o se ponen enfermos.39 Catón proporcionó a los granjeros interesados en
su obra una serie de discursos que son citados por diversos autores latinos.40 .
La que es probablemente la obra más importante de Catón, Orígenes, ofrece en un
pequeño compendio de siete libros una visión de la antigua historia de las ciudades
italianas, en especial Roma, sobre la que escribe desde su fundación hasta sus días.
Aunque la obra se ha perdido, diversos fragmentos han sobrevivido gracias a antiguos
autores que los han recuperado.41 .
Durante el Imperio romano se conservaron unos 150 discursos políticos de Catón. En ellos
Catón proclamaba su repulsa a la decadencia de la moral romana y ejercía venganzas
verbales contra sus adversarios políticos. En la actualidad no se conocen siquiera los títulos
de estos discursos, aunque se han conservado algunos fragmentos de ellos. El primero del
que se puede dar una fecha concreta es una obra llamada Sobre la Elección de Ediles,
escrita en 202 a. C. Existen además una serie de discursos a partir de su consulado
seguida de una retrospectiva autojustificativa llamada Sobre su Consulado, que recopila
numerosos discursos emitidos durante su censura. No es seguro que Catón permitiera a
otros leer o copiar sus discursos mientras estaba vivo (en otras palabras «publicarlos»).
También se desconoce si su circulación se produjo inmediatamente tras su muerte.42 ; 43 .
«A su debido tiempo Marco, hijo mío, te explicaré lo que encontré en Atenas sobre el mundo
griego y demostrar qué ventajas pueden residir en sus escritos (aunque no debemos tomarlos
demasiado en serio). Son un pueblo rebelde y sin valor. Toma esto como una profecía: cuando
los griegos nos cedan sus obras nuestro mundo se corromperá, al igual que si envían a sus
médicos aquí. Han jurado matar a todos los bárbaros con sus medicinas y cobran recompensas
por hacerlo a fin de que trabajen de forma más eficiente. Los griegos por supuesto nos
consideran bárbaros además de sucios oscos. Te prohíbo ser jamás atendido por uno de ellos.»
Las dos colecciones de proverbios que han sobrevivido hasta nuestros días y que se conocen como Dichos
de Catón y Monosticha Catonis, escritas en versos hexámetros, pertenecen probablemente al siglo IV d.C.,
y por tanto es imposible que hayan sido escritas por el censor, a pesar de que se le han atribuido
tradicionalmente.
Cronología
234 a. C. - Nacimiento de Catón en Tusculum.
217 a. C. - Catón marcha a combatir contra Aníbal.
214 a. C. - Sirve en Capua.
209 a. C. - Participa en el Sitio de Tarento.
207 a. C. - Pasa al servicio de Cayo Claudio Nerón.
205 a. C. - Entra en el Senado al ser nombrado cuestor.
204 a. C. - Como procuestor pasa al servicio del procónsul Escipión el Africano.
202 a. C. - Escribe su primera obra de la que se puede dar una fecha concreta, titulada
Sobre la elección de ediles.
199 a. C. - Es elegido edil.
198 a. C. - Es elegido pretor.
197 a. C. - Gobierna como propretor en la provincia de Cerdeña.
195 a. C. - Es elegido cónsul junto a Lucio Valerio Flaco. Ese mismo año se ve obligado a
derogar la Lex Oppia.
194 a. C. - Gobierna como procónsul la provincia de Hispania Citerior. Al regresar a Roma
celebra un triunfo.
191 a. C. - Es nombrado tribuno militar y marcha al Este en calidad de legado de Manio
Acilio Glabrión.
184 a. C. - Es elegido censor junto a Lucio Valerio Flaco.
181 a. C. - Se opone a la introducción de la Lex Orchia y luego a su abolición.
169 a. C. - Promueve la Lex Voconia.
160 - 150 a. C. - Dice por primera vez su frase más famosa, Ceterum censeo Carthaginem
esse delendam.
157 a. C. - Es enviado a África a la cabeza de una delegación para arbitrar las diferencias
entre Numidia y Cartago.
149 a. C. - Muere en Roma.
Véase también
República romana media
Referencias
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Bibliografía
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Este artículo incorpora una traducción del artículo «Cato (1)» de John Thomas Graves del
Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology editado por William Smith (1867),
vol. 1, pp. 636-644, actualmente en el dominio público.
Sucesores:
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