ANALOGÍA

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 2

ANALOGÍA

¿Cómo sería la sociedad si las personas trabajan en equipo de la misma forma en que
lo hacen las neuronas?

Las neuronas del cerebro están interconectadas como las personas en el mundo, se ha
descubierto que cada célula nerviosa tiene vínculos con muchas otras, pero los lazos más
fuertes se forman entre aquellas células más similares entre sí, tal cual lo hacemos como
los seres humanos. Esta forma de interaccionar ayuda a la eficiencia del procesamiento de
información pero, también, garantiza el aprendizaje. Las neuronas forman entre ellas una
malla de conexiones mediante las sinapsis (uniones de unas con otras). Cada célula
nerviosa se conecta con otras miles. Sin embargo, no todas sus conexiones sinápticas son
iguales. La abrumadora mayoría de estas conexiones son débiles; solo unas pocas, son
muy fuertes. Varios científicos han querido averiguar por qué regla se regían estas
diferencias sinápticas. Encontraron que era bastante simple: las neuronas afines se acoplan
con fuerza, mientras que las que no son afines se conectan débilmente o ni siquiera se
conectan. En algunas sociedades, nos mantenemos en contacto con un gran número de
conocidos, pero solemos comunicarnos sobre todo con un círculo pequeño, de amigos
cercanos. Estos suelen ser los amigos con los que tenemos más en común, aquellos cuyas
opiniones son más importantes para nosotros que la del resto de nuestros ‘amigos’. Del
mismo modo se relacionan nuestras neuronas. Los investigadores creen que este tipo de
conectividad neuronal ‘selectiva’ aumenta la eficiencia cerebral. Por una parte, porque las
escasas conexiones fuertes entre neuronas con funciones similares permiten ejercer una
mayor influencia sobre la actividad de las neuronas asociadas. Esto impulsaría el trabajo en
equipo, y ampliaría la información específica del mundo exterior Por otra parte, las
conexiones débiles también tendrían un papel importante, en este caso en el aprendizaje.
ya que “si las neuronas necesitan cambiar su comportamiento, cuentan ya con conexiones
débiles que fortalecer”. En otras palabras, cuentan con recursos para adaptarse a nuevas
necesidades; para funcionar de otra manera, si el entorno se los exige. Estas conexiones
débiles tendrían que ver, por tanto, con el aprendizaje y la plasticidad neuronal, esa
maravillosa y fascinante capacidad del cerebro que lo convierte en un órgano dinámico,
capaz de modificarse continuamente como consecuencia de la experiencia, durante toda
nuestra vida. La presente analogía forma parte del esfuerzo por arrojar una idea sobre cómo
el cerebro genera percepciones, pensamientos y acciones, a partir de su propio ‘cableado’.
Este conocimiento ha servido para desarrollar por ejemplo, simulaciones computacionales
del cerebro y para entender mejor enfermedades neurológicas, como la esquizofrenia o el
autismo. otros estudios afirman que en el que se vinculó el desarrollo del cerebro humano
con el desarrollo de las sociedades. Se han estudiado los cerebros de personas de distintas
edades con una tecnología avanzada, y se ha podido establecer lo siguiente: el cerebro de
un niño pequeño se parece a los inicios de las sociedades antiguas, con sociedades
aisladas o mal constituidas mediante conexiones poco eficaces y por el contrario, el cerebro
adulto puede ser comparado con una moderna metrópoli, completamente integrada. Otras
investigaciones han partido para su estudio de la hipótesis de que la sustancia blanca del
cerebro, formada por los haces de neuronas que conectan las diferentes partes de este,
madura por la transformación de las conexiones frágiles neuronales iniciales en potentes
“autopistas”. Podemos utilizar el símil sociedad-cerebro para describir las conexiones
neuronales, no se debe olvidar que la ‘sociedad perfecta’ es la original. Fruto de miles de
años de evolución, el cerebro es el que está sirviendo de inspiración a especialistas de
diversas ramas, y no a la inversa. Nuestro cerebro constituye lo que se denomina una “red
natural” y, como tal, tiene una gran estabilidad y eficiencia. Por esa razón, los científicos se
afanan por imitarlo. Recientemente, otras investigaciones descubrieron un factor clave de
las redes naturales: estas funcionan así de bien gracias a la relación entre su estructura
interna y el patrón de conexiones que cada una de esas redes establece con otras redes.
Esta organización supone un paradójico equilibrio que, de ser emulado, permitiría mejorar
muchas redes no biológicas o artificiales, como Internet, pero también otras de las que
dependemos, como los sistemas financieros o de suministro energético. Por Jésus
Guadalupe Míreles Collazo

También podría gustarte