El Síntoma Neurótico
El Síntoma Neurótico
El Síntoma Neurótico
Resumen
Abstract
When we live a traumatic experience, we try to "forget it" through the mechanism
of repression in order to protect ourselves from having an unacceptable
representation for the ego which makes us feel bad. But the memory is not
completely eliminated; it returns in symptomatic form and maintains a deep
unconscious symbolic relation with that memory. Using two analyses found in the
works of Sigmund Freud —a bout the novel Gradiva written by W. Jensen and
about the forgetting of the names— I will explain how this characteristic process of
neurosis takes place.
Elisabeth von R. presenta dolores en las piernas sin ninguna causa orgánica
aparente.2 Una feliz esposa que desea tener hijos, al darse cuenta de que por su
esposo no podrá tenerlos, desvaloriza su vida sexual y empieza a lavarse las manos
compulsivamente.3 Francisco va a consulta porque padece insomnio y empieza a
tener un miedo intenso a hablar en público. Además le teme a la oscuridad y cree
padecer de impotencia.4 Juanito le tiene terror a los caballos.5 Sigmund Freud,
tratando de recordar el nombre del pintor Signorelli, únicamente puede recordar los
nombres de Botticelli y Boltraffio.6 ¿Cuál es la relación entre cada uno de los casos
y sus manifestaciones? ¿Por qué surgen dichas manifestaciones? ¿Cómo podemos
entenderlas o interpretarlas? Son algunas preguntas a las que trataré de dar
respuesta en el presente documento cuyo tema central es el síntoma neurótico y su
relación con el retorno de lo que se ha "olvidado". Empecemos entonces el
recorrido a través del mundo de los síntomas.
Sería prudente comenzar esta labor recurriendo al análisis que hace Sigmund Freud
(1907) respecto a la novela Gradiva escrita por W. Jensen (1903). En dicha obra se
describe la historia de un joven arqueólogo que, inspirado por una pieza
arqueológica de singular belleza, decide emprender un viaje motivado por un
sueño, esperando hallar respuestas que no revelarán sino recuerdos de su vida
personal. Es así como Norbert Hanold se encontrará con un amor infantil
protagonizado por una joven llamada Zoe que no era parte de una "fantasía
pompeyana" como creía el arqueólogo, sino una mujer de carne y hueso. Pero el
clímax de la obra nos revela que es ella quien ha mantenido vivo el recuerdo de
aquellos tiempos infantiles, mientras que Hanold parece haberse olvidado de ellos.
Lo interesante de la historia es centrar la atención en ese olvido, cuyas
reminiscencias finalmente resurgirán en forma de fantasía. "¿No columbramos de
pronto que las fantasías del joven arqueólogo sobre su Gradiva podrían ser eco de
esos recuerdos infantiles olvidados".7 Es así como podemos "dudar [que] 'olvido'
sea la designación psicológica correcta para el destino de esos recuerdos de nuestro
arqueólogo".8
Pero en ese momento, una conexión asociativa de nombres impidió que Freud
reprimiera lo que en realidad quería olvidar. Por esta razón, "la reminiscencia de lo
ocurrido con [su] paciente, no obstante el [...] desvío de [su] atención, se procuró
una acción eficiente dentro de [él]".12 Es entonces cuando podemos hablar del
retorno de lo reprimido, es decir, del síntoma. El olvido de los nombres propios es
un síntoma, un nexo simbólico con una experiencia traumática como lo es el
suicidio del paciente de Freud en el caso descrito con antelación. Recapitulando,
una vivencia dolorosa buscará ser reprimida, pero retornará en forma de síntoma
porque no hay una erradicación completa de dicha reminiscencia. No olvidemos que
"junto al olvido de los nombres propios, se presenta también un olvido que está
motivado por represión".13
Podemos concluir entonces que son los deseos incestuosos de Elizabeth von R. y su
enamoramiento secreto del esposo de su hermana difunta el origen de sus
síntomas: dolencias somatizadas, mientras que en el caso de la esposa "feliz" que
no podrá tener hijos se trata de pulsiones sádicas y anal–eróticas las que ha de
reprimir, retornando en síntomas como su compulsión por lavarse las manos.
Igualmente, en el caso de Francisco son estas pulsiones anal–eróticas sádicas las
que se manifiestan en el ser controlador, en su rigidez y en su duda obsesiva. Y no
nos olvidemos de Juanito, que le teme a ser devorado por su madre, es decir, ser
devorado "por su demanda de complacerla en todo momento, de nunca ser
suficiente para ella",28 lo que se manifiesta sintomáticamente en el temor a los
caballos. El desplazamiento de la madre al caballo se relaciona en que ella muerde
como si se tratase de un equino.
Finalmente, me gustaría cerrar este recorrido enfatizando que los síntomas son
expresiones de deseo y a su vez el retorno de lo olvidado. Lo que define el proceso
neurótico es la represión y a su vez el retorno de lo reprimido, guardando los
síntomas (ya sean corporales, en forma de compulsiones, manifestándose como
terror y angustia o simplemente olvidando los nombres propios y trastrabándose)
un profundo significado simbólico que está relacionado con el acontecer de los
sucesos de una persona. Por otro lado, se debe tener presente que para la curación
es necesario emprender un profundo recorrido en estas formaciones simbólicas y
reminiscencias inconscientes para encontrar su relación con los deseos reprimidos.
Aprender la clave que permita descifrar esa máscara, ese lenguaje que se deja ver
en el cuerpo no biológico, de tal manera que tenga lugar lo que expresó el doctor
Manuel Contreras en su conferencia sobre la histeria: "Cuando él [Freud] pudo
situarse frente al cuerpo de la histérica [...] ese cuerpo comenzó a hablar y a decir
cosas que aún nos maravillan. Los síntomas se descifraban, se comprendían y
sorprendentemente ¡desaparecían!".34
Notas
1
Escrito realizado para la asignatura de Psicopatologia de la licenciatura en
Psicología Organizacional del CCM–ITESM impartida por la doctora Lucia Rangel.
2
Cf. Sigmund Freud, "Estudios sobre la histeria, Historiales clínicos, Caso Elisabeth
von R." (1896), en Obras completas, t. 2. 5ª reimp. Trad. de José Luis Etcheverry.
Buenos Aires, Amorrotu, 1975, pp. 151–182. [ Links ] Elisabeth von R. fue
una paciente de Freud que presentaba dolores corporales sin tratarse de un
malestar orgánico. Después de desarrollar un método para curar a la joven,
descubre la relación de los significados simbólicos inconscientes con los sucesos
dolorosos del historial patológico de la enferma.
3
Cf. S. Freud, "La predisposición a la neurosis obsesiva. Contribución al problema
de la elección de las neurosis" (1913), en op. cit., t. 7, p. 340. En esta obra, Freud
hace referencia a una esposa que había sido feliz y estaba satisfecha con su
matrimonio hasta que enfermó porque recibió la noticia de que no podría tener
hijos con el hombre que amaba y había elegido. Freud indica que su deseo de tener
hijos estaba relacionado con una fijación de deseo infantil, por lo que después de
este suceso, presentaría síntomas de la neurosis obsesiva como la compulsión de
lavarse las manos y la excesiva limpieza.
4
El caso de Francisco fue revisado en clase, tratándose de un documento no
publicado. De acuerdo con este caso, los males de Francisco iniciaron cuando se
divorció debido a que su esposa ya no soportaba tanto control de su parte, además
de que no le gustaba asistir a fiestas y reuniones haciéndola sentir en una "cárcel
de oro". Es en este momento cuando Francisco empieza a presentar los síntomas
descritos anteriormente.
5
Cf. S. Freud, "Análisis de la fobia de un niño de cinco años" (1909), en op. cit., t.
10, p. 43. El caso de Juanito (Hans) le permitió a Freud dar un primer paso para
aclarar aspectos desconocidos sobre la angustia, la fobia, la obsesión y la histeria.
Freud explica la formación del objeto fóbico, en este caso los caballos, y su relación
con el tema de la devoración y la angustia de castración.
6
Cf. S. Freud, "Psicopatología de la vida cotidiana" (1901), en op. cit., t. 6, p. 9–
15. En esta obra, su autor dedica un capítulo para explicar el olvido de los nombres
propios y el fracaso de la función psíquica del recordar a través de un suceso
observado en sí mismo. Este análisis será retomado a lo largo del texto.
7
S. Freud, "El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen" (1907[1906]),
en op. cit., p. 26.
8
Ibid., p. 29.
9
Ibid., p. 20.
10
S. Freud, "Psicopatología de la vida cotidiana", en op. cit., p. 11.
11
Ibid., p. 12.
12
Ibid., p. 11.
13
Ibid., p. 15.
14
S. Freud, "El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen", en op. cit., p. 29.
15
S. Freud, "Psicopatología de la vida cotidiana", en op.cit., p. 9.
16
Ibid., p. 63.
17
Ibid., p. 64.
16
Ibid., p. 9.
19
S. Freíd, " El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen", en op. cit., p. 29.
20
Idem.
21
S. Freud, "Psicopatología de la vida cotidiana", en op. cit., p. 62.
22
S. Freud, "El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen", en op. cit., p. 12.
23
Idem.
24
S. Freud, "Psicopatología de la vida cotidiana", en op. cit., p. 13.
25
Idem.
26
Ibid., p. 14.
27
S. Freud, "El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen", en op. cit., p. 29.
28
Lucía Rangel, La fobia: más que un simple miedo, [Manuscrito no publicado], p.
4.
29
Jacques Lacan, "Las formaciones del inconsciente (1957–1958), sesión del 16 de
abril de 1958", en Seminario. México, Paidós, p. 334. [ Links ]
30
Idem.
31
Ibid., p. 335.
32
Ibid., p. 328.
33
Ibid., p. 332.
34
Manuel Contreras, "En la histeria, del elogio a la elegía", conferencia dictada en
Garza García N. L. el 10 de noviembre de 1985,inédito. [ Links ]