Historia Del Arte

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Historia del arte

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Para la historiografía de la historia del arte, véase Estudio de la historia del
arte.

La creación de Adán (1508-1512), de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina (Vaticano).

Cuarteto para flauta (1777), de Wolfgang Amadeus Mozart, considerado como uno de los
mejores compositores de música clásica de toda la historia.

Las mil y una noches (‫ألف ليلة وليلة‬, Alf layla wa-layla), título clásico de la literatura árabe.
El acorazado Potemkin (1925), de Sergéi Eisenstein, una de las obras maestras de la historia del
cine.

La historia del arte es el relato de la evolución del arte a través del tiempo.


Entendido como cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con
finalidad estética o comunicativa, a través de la cual se
expresan ideas, emociones o, en general, una visión del mundo, empleando
diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros o mixtos.
La historiografía del arte, como disciplina académica y entorno institucional
(museos, mercado del arte, departamentos universitarios, producciones
editoriales) se suele restringir a las denominadas artes visuales o plásticas
(esencialmente a pintura, escultura y arquitectura), mientras que otras artes
son más específicamente objeto de estudio de otras disciplinas claramente
delimitadas, como la historia de la literatura o la historia de la música, siendo
todas ellas objeto de atención por la denominada historia de la cultura o historia
cultural, junto con las historias sectoriales enfocadas a otras manifestaciones
del pensamiento, como la historia de la ciencia, la historia de la filosofía o
la historia de las religiones. Algunos campos de conocimiento estrechamente
relacionados con la historia del arte son la estética y la teoría del arte.
A lo largo del tiempo el arte se ha clasificado de muy diversa manera, desde la
distinción medieval entre artes liberales y artes vulgares (o «mecánicas»),
pasando por la moderna distinción entre bellas artes y artes menores o
aplicadas, hasta la multiplicidad contemporánea, que entiende como arte casi
cualquier manifestación de la creatividad del ser humano.
La sucesiva ampliación del listado de las «artes principales» llegó en el
siglo XX hasta el número de nueve: la arquitectura, la danza, la escultura,
la música, la pintura, la poesía —entendida de forma amplia como literatura con
intención estética, que incluye los distintos géneros del teatro y la narrativa—,
la cinematografía, la fotografía y la historieta (o cómic).
Al solapamiento conceptual de términos entre artes plásticas y artes
visuales se añadieron los de diseño y artes gráficas. Además de antiquísimas
formas de expresión artística como la moda y la gastronomía, actualmente se
suelen considerar artes nuevos vehículos expresivos como la publicidad,
la animación, la televisión y los videojuegos.
La historiografía del arte es una ciencia multidisciplinar, procurando un examen
objetivo del arte a través de la historia, clasificando culturas,
estableciendo periodizaciones y observando sus características distintivas e
influencias. El estudio de la Historia del Arte se desarrolló inicialmente en
el Renacimiento, con su objeto limitado a la producción artística de
la civilización occidental. No obstante, con el tiempo se ha impuesto una visión
más amplia de la historia artística, intentando una descripción global del arte de
todas las civilizaciones y el análisis de sus producciones artísticas en términos
de sus propios valores culturales (relativismo cultural), y no solo de los de
la historia del arte occidental.
El arte goza hoy día de una amplia red de estudio, difusión y conservación de
todo el legado artístico producido por la humanidad a lo largo de su historia.
Durante el siglo XX han proliferado las instituciones, fundaciones, museos
y galerías, de ámbito público y privado, dedicados al análisis y catalogación de
las obras de arte, así como su exposición a un público mayoritario. El auge de
los medios de comunicación ha sido fundamental para el mejor estudio y
divulgación del arte.
Eventos y exposiciones internacionales, como las bienales de Venecia y São
Paulo o la Documenta de Kassel han ayudado al fomento de nuevos estilos y
tendencias. Premios como el Turner de la Tate Gallery, el Premio de la
Fundación Wolf de las Artes, la Medalla Picasso de la UNESCO, el Premio
Velázquez de Artes Plásticas, el Premio Pritzker de arquitectura, el Premio
Nobel de literatura, la Medalla Mozart de la Unesco de música clásica,
el Pulitzer de fotografía y los Óscar de cine también fomentan la obra de los
mejores creadores a nivel internacional. Instituciones como la UNESCO con el
establecimiento de un Patrimonio de la Humanidad ayudan igualmente a la
conservación de los principales monumentos del planeta. 1

Índice

 1Prehistoria
o 1.1Paleolítico
o 1.2Neolítico
o 1.3Edad de los Metales
 2Arte antiguo
o 2.1Mesopotamia
o 2.2Egipto
o 2.3América
o 2.4África
o 2.5Asia
 2.5.1India
 2.5.2China
 2.5.3Japón
o 2.6Oceanía
o 2.7Otras manifestaciones
 3Arte clásico
o 3.1Grecia
o 3.2Roma
 4Arte medieval
o 4.1Arte paleocristiano
o 4.2Arte germánico
o 4.3Arte prerrománico
o 4.4Arte bizantino
o 4.5Arte islámico
o 4.6Arte románico
o 4.7Arte gótico
o 4.8América
o 4.9África
o 4.10Asia
o 4.11Oceanía
 5Arte de la Edad Moderna
o 5.1Renacimiento
o 5.2Manierismo
o 5.3Barroco
o 5.4Rococó
o 5.5Neoclasicismo
o 5.6América
o 5.7África
o 5.8Asia
o 5.9Oceanía
 6Arte contemporáneo
o 6.1Siglo XIX
 6.1.1Arquitectura
 6.1.2Romanticismo
 6.1.3Realismo
 6.1.4Impresionismo
 6.1.5Simbolismo
 6.1.6Modernismo
 6.1.7Fotografía
o 6.2Siglo XX
 6.2.1Arquitectura
 6.2.2Vanguardismo
 6.2.3Últimas tendencias
 6.2.4Globalización del arte
 6.2.5Artes decorativas
 6.2.6Literatura contemporánea
 6.2.7Teatro contemporáneo
 6.2.8Música contemporánea
 6.2.9Danza contemporánea
 6.2.10Fotografía del siglo XX
 6.2.11Cine
 6.2.12Historieta
 6.2.13Arte efímero
 7Véase también
 8Notas
 9Referencias
 10Bibliografía
 11Enlaces externos

Prehistoria[editar]

Venus de Willendorf, Museo de Historia Natural de Viena.

Artículo principal: Arte prehistórico


El arte prehistórico es el desarrollado por el ser humano primitivo desde
la Edad de Piedra (Paleolítico superior, Mesolítico y Neolítico) hasta la Edad de
los Metales, periodos donde surgieron las primeras manifestaciones que se
pueden considerar como artísticas por parte del Homo sapiens. Durante el
Paleolítico (25 000-8000 a. C.), los seres humanos se mantenían
principalmente gracias a la caza y a la recolección y habitaban en cuevas, en
algunas de las cuales desarrollaron la llamada pintura rupestre. Tras un periodo
de transición (Mesolítico, 8000-6000 a. C.), en el Neolítico (6000-3000 a. C.) el
ser humano se volvió sedentario y se dedicó a la agricultura, con sociedades
cada vez más complejas donde fue cobrando importancia la religión, y
comenzó la producción de piezas de artesanía. Por último, en la llamada Edad
de los Metales (3000-1000 a. C.), surgieron las
primeras civilizaciones protohistóricas.
Paleolítico[editar]
Artículo principal: Arte paleolítico
Las primeras manifestaciones artísticas proceden del Homo neanderthalensis,
de hace unos 65 000 años, tal como se constata por los restos hallados en las
cuevas de Maltravieso (Cáceres), Ardales (Málaga) y La Pasiega (Cantabria).2
Aun así, la mayor parte de los primeros hallazgos artísticos son del paleolítico
superior y pertenecen ya al Homo sapiens, alrededor del 25 000 a. C., teniendo
su apogeo en el periodo magdaleniense (±15 000-8000 a. C.). Los primeros
vestigios de objetos creados por el hombre aparecen en el sur de África,
el Mediterráneo occidental, Europa central y oriental (Mar
Adriático), Siberia (Lago Baikal), la India y Australia. Estos primeros vestigios
son generalmente utensilios de piedra trabajada (sílex, obsidiana), o bien
de hueso o madera. Para la pintura utilizaban rojo de óxido de
hierro, negro de óxido de manganeso y ocre de arcilla. Su principal medio
expresivo era la pintura rupestre, desarrollada principalmente en la
región franco-cantábrica: son pinturas de carácter mágico-religioso, en cuevas,
de sentido naturalista, con representación de animales, destacando las cuevas
de Altamira, Tito Bustillo, Trois Frères, Chauvet y Lascaux. En escultura,
destacan las llamadas venus, representaciones femeninas que seguramente
servían de culto a la fecundidad, destacando la Venus de Willendorf. Otras
obras representativas de esta época son el denominado Hombre de Brno,
el Mamut de Vogelherd y la Dama de Brassempouy.3
En la prehistoria surgieron las primeras formas rudimentarias
de música y danza: diversos fenómenos naturales y la modulación de la
propia voz humana hicieron ver al hombre primitivo que existían sonidos que
resultaban armónicos y melodiosos, y que afectaban a las emociones,
al estado anímico de las personas. Al tiempo, la danza, el movimiento rítmico,
supuso una forma de comunicación corporal que servía para expresar
sentimientos, o para ritualizar acontecimientos importantes
(nacimientos, defunciones, bodas). En principio, música y danza tenían un
componente ritual, celebrados en ceremonias de fecundidad, caza o guerra, o
de diversa índole religiosa. Pronto el ser humano aprendió a valerse de objetos
rudimentarios (huesos, cañas, troncos, conchas) para producir sonidos,
mientras que la propia respiración y los latidos del corazón sirvieron para
otorgar una primera cadencia a la danza.4
Neolítico[editar]
Artículo principal: Arte neolítico

Pintura rupestre de la Roca de los Moros, en El Cogul.

Este periodo —iniciado alrededor del 8000 a. C. en el Próximo Oriente—


supuso una profunda transformación para el antiguo ser humano, que se volvió
sedentario y se dedicó a la agricultura y la ganadería, surgiendo nuevas formas
de convivencia social y desarrollándose la religión. En la pintura levantina —
datada entre el Mesolítico y el Neolítico— se dio la figura humana, muy
esquematizada, con notables ejemplos en El
Cogul, Valltorta, Alpera y Minateda. También se dio este tipo de pintura en el
norte de África (Atlas, Sáhara) y en la zona del actual Zimbabue. La pintura
neolítica solía ser esquemática, reducida a trazos básicos (el hombre en forma
de cruz, la mujer en forma triangular). Son de destacar igualmente las pinturas
rupestres del río Pinturas en Argentina, especialmente la Cueva de las manos.
En arte mobiliar se produjo la llamada cerámica cardial, decorada con
impresiones de conchas (cardium), y apareció el arte textil.
Se manufacturaron nuevos materiales como el ámbar, el cristal de roca,
el cuarzo, el jaspe, etc. En esta época aparecieron los primeros vestigios de
poblados con una planimetría urbanística, destacando los restos hallados
en Tell as-Sultan (Jericó), Jarmo (Irak) y Çatalhöyük (Anatolia).5
Edad de los Metales[editar]

Complejo megalítico de Stonehenge, en Inglaterra.

La última fase prehistórica es la llamada Edad de los Metales, pues la


utilización de elementos como el cobre, el bronce y el hierro supuso una gran
transformación material para estas antiguas sociedades. En el
llamado calcolítico surgió el megalitismo, monumentos funerarios en piedra,
destacando el dolmen y el menhir, o el cromlech inglés, como en el magnífico
conjunto de Stonehenge. En España se formó la cultura de Los Millares,
caracterizada por la cerámica campaniforme y las representaciones humanas
de figuras esquemáticas de grandes ojos. En Malta destacó el conjunto de
templos de Mudajdra, Tarxien y Ggantija. En las islas Baleares se desarrolló
una notable cultura megalítica, con diversas tipologías de monumentos:
la naveta, tumba en forma de pirámide truncada, con cámara funeraria
alargada; la taula, dos grandes piedras colocadas una vertical y otra encima
horizontal; y el talayot, torre con una cámara cubierta de falsa cúpula.6
En la Edad del Hierro destacaron las culturas de Hallstatt (Austria) y La
Tène (Suiza). La primera se dio entre los siglos VIII a. C. y V a. C.,
caracterizada por las necrópolis con tumbas de túmulo, con cámara mortuoria
de madera en forma de casa, a menudo acompañada de un carro de cuatro
ruedas. La cerámica era polícroma, con decoraciones geométricas y
aplicaciones de adornos metálicos. La Tène se desarrolló entre los
siglos V a. C. y I a. C., ligada a la cultura celta. Destacó por sus objetos en
hierro (espadas, lanzas, escudos, fíbulas), con diversas fases de evolución (La
Tène I, II y III), que al final de esta era recibió las influencias griega, etrusca y
del arte de las estepas.7

Dama de Brassempouy, Museo de Arqueología


nacional, Saint-Germain-en-Laye.
 

Menhir de Champ-Dolent, en la zona de Bretaña (Francia).


 

Talayot circular de la isla de Mallorca (España).


 

Carro solar de Trundholm (Dinamarca).

Arte antiguo[editar]
Tablilla sobre el diluvio, del Poema de Gilgamesh (c. siglo VII a. C.), Museo Británico.

Artículo principal: Arte antiguo


Se denomina así a las creaciones artísticas de la primera etapa de la historia,
iniciadas con la invención de la escritura, destacando las grandes civilizaciones
del Próximo Oriente: Egipto y Mesopotamia. También englobaría las primeras
manifestaciones artísticas de la mayoría de pueblos y civilizaciones de todos
los continentes. En esta época aparecieron las primeras grandes ciudades,
principalmente en cuatro zonas delimitadas por grandes ríos: el Nilo, el Tigris y
el Éufrates, el Indo y el río Amarillo.
Uno de los grandes avances en esta época fue la invención de la escritura,
generada en primer lugar por la necesidad de llevar registros de
índole económica y comercial. El primer código escrito fue la escritura
cuneiforme, surgida en Mesopotamia alrededor del 3500 a. C., practicada en
tablillas de arcilla. Estaba basada en elementos pictográficos e ideográficos,
mientras que más adelante los sumerios desarrollaron un anexo silábico para
su escritura, reflejando la fonología y la sintaxis del idioma sumerio hablado. En
Egipto se desarrolló la escritura jeroglífica, con una primera muestra en
la Paleta de Narmer (3100 a. C.). La lengua hebrea fue una de las primeras
que utilizó como método de escritura el alfabeto (abyad, alrededor del
1800 a. C.), que relaciona un único símbolo a cada fonema; de aquí derivan los
alfabetos griego y latino.8
Mesopotamia[editar]
Artículo principal: Arte de Mesopotamia
Estatua sedente del príncipe Gudea, patesi de Lagash (2120 a. C.), Museo del Louvre, París.

El arte mesopotámico se desarrolló en la zona comprendida entre los


ríos Tigris y Éufrates (actuales Siria e Irak), donde desde el IV milenio a. C. se
sucedieron diversas culturas como
los sumerios, acadios, amorritas, asirios, caldeos, etc. La arquitectura se
caracteriza por el empleo del ladrillo, con un sistema adintelado y la
introducción de elementos constructivos como el arco y la bóveda. Destacan
los zigurats, grandes templos de forma escalonada piramidal, de los que
prácticamente no nos han llegado vestigios, excepto algunos basamentos. La
tumba solía ser de corredor, con cámara cubierta de falsa cúpula, como
algunos ejemplos hallados en Ur. También destacaron los palacios, conjuntos
amurallados con un sistema de terrazas a modo de zigurat, otorgando gran
importancia a las zonas ajardinadas (los jardines colgantes de Babilonia son
una de las siete maravillas del mundo antiguo).
La escultura se desarrolló en talla exenta o relieve, en escenas religiosas o de
caza y militares, con la presencia de figuras humanas y animales reales
o mitológicos. En época sumeria se dieron pequeñas estatuas de formas
angulosas, con piedra de color o pasta en los ojos, en figuras sin cabello, con
las manos en el pecho. En el periodo acadio son figuras con cabello y larga
barba, destacando la estela de Naram-Sin. De la etapa amorrita (o neosumeria)
destacan las representaciones del rey Gudea de Lagash, con manto y turbante
y las manos nuevamente sobre el pecho. En el dominio babilónico cabe
mencionar la famosa estela de Hammurabi. De la escultura asiria destacan las
figuras antropomórficas de toros o genios alados, que flanqueaban las puertas
de los palacios, así como los relieves con escenas de guerra o caza, como
el Obelisco negro de Salmanasar III.9
Con la aparición de la escritura surgió la literatura, como medio de expresión de
la creatividad del ser humano. En la literatura sumeria destaca el Poema de
Gilgamesh, del siglo XVII a. C. Se escribieron una treintena de mitos sobre las
divinidades sumerias y acadias más importantes, entre los que destacan: el
descenso de Inanna a los infiernos y los generados en torno a los
dioses Enki y Tammuz. Otra muestra de relevancia es el poema Lugal ud
melambi Nirpal (Los trabajos de Ninurta), cuyo contenido es de
tipo didáctico y moral. En época acadia destaca el Atrahasis, sobre el mito
del diluvio. En la literatura babilónica es de remarcar el poema Enûma Elish,
sobre la creación del mundo.10
La música se desarrolló en esta región entre el IV y el III milenio a. C., en
rituales de los templos sumerios, donde se
cantaban himnos o salmos (ersemma) a los dioses. El canto litúrgico estaba
compuesto de responsorios —canto alternado entre sacerdotes y coro—
y antífonas —canto alternado entre dos coros—. Tenían varios instrumentos,
como el tigi (flauta), el balag (tambor), la lilis (precursor del timbal),
el algar (lira), el zagsal (arpa) y la adapa (pandero).11
Egipto[editar]
Artículo principal: Arte del Antiguo Egipto

Las pirámides de Gizeh.

En Egipto surgió una de las primeras grandes civilizaciones, con obras de arte


elaboradas y complejas que suponen ya una especialización profesional por
parte del artista/artesano. Su arte era intensamente religioso y simbólico, con
un poder político fuertemente centralizado y jerarquizado, otorgando una gran
relevancia al concepto religioso de inmortalidad, principalmente del faraón,nota 1
para el que se construyen obras de gran monumentalidad. Iniciado alrededor
del 3000 a. C., el arte egipcio perduró hasta la conquista de Alejandro Magno,
si bien su influencia persistió en el arte copto y bizantino.
La arquitectura se caracteriza por su monumentalidad con el empleo de la
piedra, en grandes bloques, con sistema constructivo adintelado y
sólidas columnas. Destacan los monumentos funerarios, con tres tipologías
principales: la mastaba, tumba de forma rectangular; la pirámide, que puede
ser escalonada (Saqqarah) o de lados lisos (Gizeh); y los hipogeos, tumbas
excavadas en el suelo o en paredes de precipicios (Valle de los Reyes). La otra
gran edificación es el templo, conjuntos monumentales precedidos de una
avenida de esfinges y dos obeliscos, un acceso con dos pilonos o
muros trapeciales, un patio hípetro, una sala hipóstila y el santuario. Destacan
los templos de Karnak, Luxor, Filae y Edfú. Otro tipo de templo es el speos, en
forma de hipogeo, como en Abu Simbel y Deir el-Bahari.
La escultura y la pintura muestran las representaciones de forma figurativa,
generalmente con gran rigidez y esquematización. En la escultura
egipcia comenzó a representarse a faraones y dioses ya en las primeras
dinastías, alcanzándose durante la IV Dinastía el dominio absoluto de la técnica
en elegantes representaciones de porte majestuoso con acabados pulidos en
materiales tan duros como el granito o la diorita. Predominaba la ley de la
frontalidad y el hieratismo, con formas tendentes a la geometrización, dado su
carácter simbólico como manifestaciones de la vida ultraterrena. También
destacan los ushebti, pequeñas figurillas de tierra cocida o madera, de mayor
realismo que la escultura funeraria, representando escenas cotidianas.
La pintura se caracteriza principalmente por presentar figuras yuxtapuestas en
planos superpuestos. Las imágenes se representaban con criterio jerárquico,
por ejemplo: el faraón tiene un tamaño más grande que los súbditos o los
enemigos que están a su lado. Predominaba el canon de perfil, que consistía
en representar la cabeza y las extremidades de perfil pero los hombros y los
ojos de frente. En Egipto se desarrollaron notablemente las artes aplicadas,
especialmente la ebanistería y la orfebrería, con magníficos ejemplos como los
muebles de cedro con taraceas de ébano y marfil de las tumbas de Yuya y
Tuyu (Museo Egipcio de El Cairo), o las piezas halladas en la tumba
de Tutankamon, de gran calidad artística.12
La literatura egipcia fue la primera en desarrollar un formato literario tal y como
lo conocemos hoy en día: el libro.13 Una de sus mejores manifestaciones es
la Historia de Sinuhé, un servidor de Sesostris I, cuyo relato data de mediados
del siglo XX a. C. Posteriormente destaca el Libro de los muertos, escrito en
el Papiro de Ani, datado hacia el siglo XIII a. C. La música egipcia era
principalmente de signo religioso, con un gran protagonismo del canto vocal,
desarrollando un ciclo anual de festividades cada una de las cuales tenía su
música correspondiente —hecho que pasó a la liturgia judía y cristiana—. Entre
sus instrumentos figuraban el sistro, el ser (pandero), el ben (arpa),
la seba (flauta), el sneb (trompeta) y el met (clarinete). Al parecer, tenían
también un tipo de órgano hidráulico, y en la tumba de Tutankamon se
encontraron dos trompetas de plata.14

Speos de Ramsés II en Abu Simbel


 

El escriba sentado, Imperio Antiguo, Museo del Louvre


 

Pintura mural de la cámara funeraria de Amenemhet, Imperio


Nuevo, dinastía XVIII (s. XV a. C.)
 

Máscara funeraria de Tutankamón, Museo Egipcio de El


Cairo

América[editar]
Artículo principal: Arte precolombino
Ciudad de Monte Albán, Oaxaca, México.

En una evolución paralela a la de los pueblos neolíticos europeos, los


antiguos cazadores-recolectores se iniciaron en la agricultura en torno al
VII milenio a. C. —especialmente el maíz—, surgiendo las primeras sociedades
en las tierras altas de México, donde se observa el predominio de una casta
sacerdotal, con grandes conocimientos en matemáticas y astronomía. Los
primeros hallazgos artísticos son de alrededor del 1300 a. C. en Xochipala
(estado de Guerrero), donde se hallaron unas estatuillas de arcilla de gran
vivacidad. La primera gran civilización mesoamericana fue la olmeca,
localizada en un espacio que actualmente corresponde a las provincias
de Veracruz y Tabasco, donde destacan las esculturas de piedra, de gran
naturalismo (Luchador, hallado en Santa María Uxpanapán), o las colosales
cabezas monolíticas de hasta 3,5 metros de altura. Los zapotecas,
establecidos en Oaxaca, construyeron el magnífico conjunto de la Ciudad de
los Templos, en el Monte Albán. En América del Norte destacaron las
culturas Hohokam, Mogollón y Anasazi.
En Perú está documentada la construcción de grandes templos antes incluso
de la invención de la cerámica, en el III milenio a. C. (Sechín Alto, Kuntur
Wasi). Destaca Chavín de Huántar (900 a. C.), complejo religioso construido en
diversas fases, con una estructura en forma de U, con una plaza embaldosada
con losas en relieve con figuras de jaguares y animales mitológicos, templo
edificado sobre tres pisos de galerías, y un monolito central de granito blanco
de 4,5 metros de altura. En esta región surgió una notable industria textil, quizá
la primera del mundo, hilada con telar con hilos de casi 200 colores distintos,
destacando especialmente los mantos de lana de Paracas. Otras culturas
remarcables de la región fueron la moche y la nazca —con sus
enigmáticos geoglifos de Nazca—. En la zona del Amazonas destacó la cultura
barrancoide, con una cerámica de diseños incisos, así como la cultura San
Agustín en Colombia.15
África[editar]
Artículo principal: Arte africano
Escultura nok.

El arte africano ha tenido siempre un marcado carácter mágico-religioso,


destinado más a ritos y ceremonias de las diversas
creencias animistas y politeístas africanas que no a fines estéticos, aunque
también hay producciones de signo ornamental. La mayoría de sus obras son
de madera, piedra o marfil, en máscaras y figuras exentas de carácter más o
menos antropomórfico, con un típico canon de gran cabeza, tronco recto y
miembros cortos. También se producían cerámica, joyería y tejidos, así como
objetos de metalurgia —el hierro era conocido desde el siglo VI a. C.—. La
primera producción de cierta relevancia fue la cultura Nok, en el I milenio a. C.,
situada en el norte de la actual Nigeria. Destacan las esculturas de terracota,
con figuras humanas —a veces sólo la cabeza— o de animales
(elefantes, monos, serpientes), de gran sentido naturalista, mostrando
expresiones faciales de signo individualizado, con diversos peinados, a veces
con collares y brazaletes. En Sudán se desarrollaron las
culturas kerma y meroe, caracterizadas por sus monumentales construcciones
en barro, sus armas y su cerámica. En Etiopía destacó la ciudad de Aksum,
centro de un reino que alcanzó su apogeo en el siglo IV. Con una notable
cultura —desarrollaron una escritura en lengua ge'ez, y crearon un
sistema monetario—, son de destacar sus estelas en forma
de pilares monolíticos, de carácter funerario, de hasta 20 metros de altura. 16
Asia[editar]
India[editar]
Artículo principal: Arte de la India
Mohenjo-Dāro.

El arte indio tiene un carácter principalmente religioso, sirviendo como vehículo


de transmisión de las distintas religiones que han jalonado
la India: hinduismo, budismo, islamismo, cristianismo, etc. También hay que
destacar como rasgo distintivo del arte indio su afán de integración con
la naturaleza, como adaptación al orden universal, teniendo en cuenta que la
mayor parte de elementos naturales (montañas, ríos, árboles) tienen para los
indios un carácter sagrado.

 Cultura del Indo: la primera gran civilización india


se desarrolló entre el siglo XXVI a. C. y
el siglo XIII a. C., conocida hoy día por las
excavaciones realizadas en 1920 por sir John
Marshall en Mohenjo-Daro, antigua ciudad que en
sucesivos emplazamientos muestra una
planificada urbanización, con edificios públicos
construidos en ladrillos de barro cocido. De igual
importancia son las excavaciones realizadas
en Harappa, con restos de cerámica, escultura y
útiles de metal (oro, plata, cobre y latón).17
 Período védico (siglos XIII-VI a. C.)
y premauria (siglos VI-III a. C.): en esta etapa se
introdujeron los pueblos arios, apareciendo las
religiones tradicionales indias. En el siglo
VI a. C. aparecieron el budismo y el jainismo,
estableciéndose estrechos lazos con el arte persa.
La expedición a la India de Alejandro Magno (326-
325 a. C.) abrió contacto con el arte
helenístico griego, plasmado en las
formas grecobudistas.
 Arte maurya (siglos III-II a. C.): la dinastía Maurya,
de religión budista, ocupó todo el curso medio
del Indo y la parte central de la península
del Deccán. La arquitectura de piedra sustituye al
ladrillo, como en el Palacio
de Aśoka en Pātaliputra. El monumento
característico de este periodo es
la stūpa, túmulo funerario de carácter
conmemorativo, generalmente recubierto de
relieves con escenas de la vida de Buda, como la
Stūpa de Sānchi.
 Arte de Gandhāra (siglos II a. C.-I d. C.): el arte
de Gandhāra es de tradición grecobudista, con
influencia helenística y sasánida, destacando por
la representación directa de la imagen de Buda.
Evolucionó la tipología de la stūpa, que es con
cúpula sobre un alto tambor cilíndrico colocado
sobre una base cuadrada, como el de Kanisha,
en Peshawar.
 Arte de Mathurā y Amarāvatī (siglos I-IV): en la
ciudad de Mathurā, situada en la cuenca superior
del Ganges, se desarrolló una importante escuela
artística que se difundiría por el resto de la India e
influenciaría al arte gupta. El estilo Mathurā
mezclaba elementos tradicionales indios con
motivos grecorromanos, sin embargo nos han
llegado pocas representaciones de este periodo
debido a la destrucción producida por la
invasión islámica. El arte de Amarāvatī también
tiene influencia grecorromana, como lo demuestra
los restos hallados en Virapatnam (Pondicherry). Al
igual que los estilos anteriores, sus obras
principales son monasterios y stūpas, destacando
la gran stūpa de Amarāvatī, de 50 metros de
altura.18

La Guerra de Kurukshetra en una ilustración del Mahābhārata.

La literatura india comenzó alrededor del 2500 a. C., escrita en sánscrito. Su


primera manifestación fue la literatura védica (de veda, ‘verdad’), con escritos
centrados en la religión y la guerra, con un tono poético y evocador de un
mundo mágico. Se divide en tres grupos: los Samjitas (o ‘colecciones’, que
incluyen el propio Rigveda (himnos litúrgicos de tema mitológico, con un
lenguaje poético y de exaltación de la naturaleza); los Brāhmaṇa, también de
carácter litúrgico, pero de signo más esotérico, incluyendo los Upaṇiṣad,
escritos sobre doctrinas secretas que suponen la primera obra de
tipo filosófico en la India; y los Sutra, series de aforismos sobre
religión, gramática, filosofía y otros aspectos del brahmanismo. En un período
posvédico (hacia el siglo III a. C.) surgen los grandes poemas épicos indios:
el Majabhárata es la tercera obra literaria más extensa del mundo, con
doscientos mil versos recopilados en dieciocho libros (donde destaca
el Bhagavad-gītā), sobre leyendas y epopeyas de la mitología hindú, pero con
un fuerte trasfondo filosófico y moral; y el Ramaiana, obra de Valmiki, nueva
síntesis de poesía y epopeya con elementos teológicos y filosóficos.19
El teatro indio tiene su origen en el Nāṭya-śāstra, libro sagrado
de Brahma comunicado a los hombres por el rishi Bharata Muni, donde se
habla de canto, danza y mímica. Generalmente, la temática es de signo
mitológico, sobre las historias de los dioses y héroes indios. La representación
es básicamente actoral, sin decorados, destacando únicamente el vestuario y
el maquillaje. Había diversas modalidades: Śakuntalā, de siete
actos; Mricchakaṭikā, de diez actos.
Como dramaturgos destacaron Kālidāsa y Śūdraka.20
La música india tiene un fuerte sello ecléctico debido a la multiplicidad étnica de
los diversos pueblos que fueron llegando al subcontinente índico:
los vedas tenían melodías únicamente de dos notas; los drávidas tenían
músicas y danzas más elaboradas, relacionadas con cultos a la fertilidad; los
protomediterráneos introdujeron nuevos instrumentos, como el magudhi, la
famosa flauta de los encantadores de serpientes; los arios introdujeron los
himnos religiosos en los Vedas. El Ṛig vedá («himnos vedas») deja constancia
de tres tipos de entonaciones: udatta (aguda), anudatta (grave)
y svarita (media). El Sāma Vedá («cantos vedas») pasó de cinco a siete notas,
usando generalmente un tetracordio en las melodías vocales, que aún perdura
en zonas del Himalaya.21
China[editar]
Artículo principal: Arte de China

Ejército de terracota de Xian (210 a. C.), situado en el interior del Mausoleo de Qin Shi Huang.


El arte chino ha tenido una evolución más uniforme que el occidental, con un
trasfondo cultural y estético común a las sucesivas etapas artísticas, marcadas
por sus dinastías reinantes. Como la mayoría del arte oriental tiene una
importante carga religiosa (principalmente taoísmo, confucianismo y budismo) y
de comunión con la naturaleza. Al contrario que en Occidente, los chinos
valoraban por igual la caligrafía, la cerámica, la seda o la porcelana, que la
arquitectura, la pintura o la escultura, a la vez que el arte está plenamente
integrado en su filosofía y cultura.

 Dinastía Shang (1600-1046 a. C.): destacó por sus


objetos y esculturas en bronce, especialmente
vasijas decoradas en relieve y máscaras y
estatuas antropomórficas, como las halladas en la
zona de Chengdu, en el alto Yangtsé, de alrededor
del 1200 a. C. Se han encontrado
restos arqueológicos de varias ciudades en la zona
de Henan, amuralladas y con una
retícula rectangular, como
en Zhengzhou y Anyang. En estos asentamientos
se han hallado igualmente tumbas con
ricos ajuares de armas, joyas y diversos utensilios
en bronce, jade, marfil y otros materiales.
 Dinastía Zhou (1045-256 a. C.): evolucionando
desde el arte Shang, los Zhou crearon un estilo
decorativo y ornamentado, de figuras estilizadas y
dinámicas, continuando el trabajo en cobre. Una
invasión nómada en 771 a. C. fragmentó el imperio
en pequeños reinos, periodo en el que sin
embargo florecieron la agricultura y la metalurgia,
apareciendo diversos estilos artísticos locales en el
llamado Periodo de los Reinos Combatientes.
Aparecieron el taoísmo y el confucianismo, que
influenciarían enormemente al arte. Destacó el
trabajo en jade, decorado en relieve, y apareció
la laca.
 Dinastía Qin (221-206 a. C.): unificada China bajo
el reinado de Qin Shi Huang, se construyó la Gran
Muralla para evitar invasiones exteriores, con 2400
kilómetros de longitud y una media de 9 metros de
altura, con torres de guardia de 12 metros de
altura. Destaca el gran hallazgo arqueológico
del Ejército de terracota de Xian (210 a. C.),
situado en el interior del Mausoleo de Qin Shi
Huang. Está compuesto por cientos de estatuas
de terracota de guerreros a medida natural,
incluidos varios caballos y carros, con gran
naturalismo y precisión en la fisonomía y los
detalles.
 Dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.): época de paz y
prosperidad, se introdujo el budismo, que tuvo una
implantación lenta pero progresiva. Destacó por
sus capillas funerarias, con estatuas aladas
de leones, tigres y caballos. La pintura se centró
en temas de la corte imperial, nobles y
funcionarios, con un sentido confucianista de la
solemnidad y la virtud moral. También son de
remarcar los relieves en santuarios y cámaras de
ofrendas, generalmente dedicados a motivos
confucianistas, en un estilo lineal de gran
simplicidad.
 Periodo de las Seis dinastías (220-618): se
difundió más ampliamente el budismo,
construyéndose grandes santuarios con estatuas
colosales de Buda (Yungang, Longmen). Junto a
esta nueva religión, y gracias a la ruta de la seda,
se recibieron diversas influencias procedentes del
oeste asiático. En pintura se formularon los seis
principios, enunciados por Xie He a principios del
siglo VI, y comenzó la caligrafía artística con la
figura legendaria de Wang Xianzhi.22

Versión del Tao te king hallada en Mawangdui.

La literatura china se inició con obras de carácter religioso y filosófico,


apareciendo entre los siglos X y V a. C. los llamados Cinco Clásicos: el Li-Ki,
compendio de rituales y costumbres que fue posteriormente ampliado, llegando
a los cien tomos; el I Ching, manual de adivinación basado en el significado
de ocho trigramas, atribuido al mítico emperador Fu Xi; el Shu-
king, crónica escrita en un lenguaje formal y ceremonioso que será típico de la
producción literaria china; el Shi King (El clásico de la poesía), recopilación de
poemas; y el Ch'uen-tsieu, primera crónica fechada (722-481 a. C.). En torno al
siglo V a. C. surgieron las principales obras del pensamiento chino, grandes
compendios de la filosofía y la moral: el Lùn Yǔ (Analectas) de Confucio y
el Tao te king (Libro del Tao) de Lao Tse. También tuvo mucha repercusión El
arte de la guerra de Sun Tzu. En época Han apareció un nuevo género, el fu,
poesía de carácter didáctico asociada a una composición musical, mientras que
en prosa destacó el She-ki (Memorias históricas) de Ssê Ma-ts'ien.23
La música china es pentatónica (de cinco notas), al contrario que el
sistema heptatónico occidental (de siete notas). Del periodo predinástico hay
constancia de varios instrumentos, como el ch'ing (piedra sonora),
el hsüan (flauta), el ku (tambor) y el chun (campana). De época Shang es
el Shih Ching (Libro de los Cantos), que recoge creaciones musicales desde el
1600 hasta el 600 a. C. Durante la dinastía Zhou se sentaron las bases de la
música tradicional china, recopiladas en el Lü Shih Ch'un Ch'iu (Anales del Sr.
Lü) de Lü Buwei (239 a. C.): sobre un «tono base» (huang chung) procedente
de una caña de bambú, derivaron tonos más agudos cortando el tubo un tercio
menor que el anterior, obteniendo las cinco notas: king, shang, chiao, chih, yü.
Los principales instrumentos eran: el pien-ch'ing (carillones de piedra de jade),
el pien-chung (campanillas), el sheng (órgano de tubos de bambú), el p'ai-
hsiao (flauta pánica o siringa) y el ch'in (cítara).24
Japón[editar]
Artículo principal: Arte de Japón

Página de un Nihonshoki (Anales de Japón) del período Heian.

El arte japonés ha estado marcado por su insularidad, aunque a intervalos ha


ido recibiendo la influencia de las civilizaciones continentales, sobre todo
de China y Corea. Gran parte del arte producido en Japón ha sido de tipo
religioso: a la religión sintoísta, la más típicamente japonesa, formada alrededor
del siglo I, se añadió el budismo en torno al siglo V, forjando
un sincretismo religioso que aún hoy perdura.

 Período Jōmon (5000-200 a. C.): durante


el Mesolítico y el Neolítico se fabricaron
instrumentos de hueso y piedras
pulimentadas, cerámica y figuras antropomorfas.
Japón se mantuvo aislado del continente, por lo
que toda su producción fue autóctona, aunque de
poca relevancia. Cabe señalar que la cerámica
Jōmon es la más antigua producida por el ser
humano, hecha a mano y decorada con incisiones
o impresiones de cuerda.25
 Período Yayoi (200 a. C.-200 d. C.): desde
el siglo I a. C. empezó a introducirse la civilización
del continente, a causa de las relaciones con
China y Corea. En esa época se difundió un tipo
de sepulturas de gran tamaño con cámara
y túmulo ornamentado con cilindros de terracota,
con figuras humanas y de animales. La cerámica
se producía con torno.
 Período Kofun (200-600): destacan las grandes
sepulturas de los emperadores Ōjin (200-310)
y Nintoku (310-399), donde aparecieron diversas
joyas, armas, cerámica y unas figuras de terracota
llamadas haniwa. En este período encontramos las
primeras muestras de pintura japonesa (tumbas
de Kyūshū, siglos siglo V d. C.-VI; enterramiento
real de Otsuka). En cuanto a arquitectura religiosa,
cabe destacar el templo de Isa.26
La literatura japonesa tiene una fuerte influencia china, debido sobre todo a la
adopción de la escritura china. El testimonio más antiguo conservado es
el Kojiki (Relatos de cosas antiguas), especie de historia universal de corte
mítico y teogónico. Otro testimonio de relevancia es el Nihonshoki (Anales de
Japón). La poesía está representada por el Man'yōshū (Colección de diez mil
hojas), antología de poemas de diverso signo, con gran variedad temática y
estilística, redactado por varios autores entre los que destacan Ōtomo no
Yakamochi y Yamanoue no Okura.27
La música japonesa tuvo sus primeras manifestaciones en
las honkyoku («piezas originales»), que se remontan al siglo XIX a. C., así
como el min'yō, canciones folclóricas japonesas. Los ritos sintoístas tenían
coros que recitaban un trino lento acompañado de flauta de bambú (yamate-
bue) y cítara de seis cuerdas (yamato-goto). La principal modalidad de música
y danza sintoísta es la kagura, sobre el mito de Amaterasu, diosa del sol. Se
ejecuta con los instrumentos mencionados, y otros como el hichiriki (oboe) y
tambores como el o-kakko y el o-daiko.28
Oceanía[editar]
Artículo principal: Arte de Oceanía

Pintura rupestre de los aborígenes australianos.


El arte oceánico está marcado por la multiplicidad de territorios insulares que
jalonan el océano Pacífico, destacando las islas de Australia y Nueva Zelanda,
y tres principales áreas de islas
y archipiélagos: Polinesia, Melanesia y Micronesia. La primera cultura
desarrollada en la zona fue la lapita (1500-500 a. C.), originada en Nueva
Caledonia y extendida por Nueva Guinea y Polinesia occidental (islas
Salomón, Vanuatu, Fiyi, Tonga y Samoa, principalmente). Se caracteriza por su
cerámica decorada con motivos dentados hechos con peines o púas, así como
objetos de obsidiana y conchas. Entre el 500 a. C. y el 500 d. C. continuó la
colonización hacia Micronesia, Melanesia y Polinesia oriental (islas
Sociedad, Marquesas, isla de Pascua, Hawái), aunque en estas primeras fases
no se han hallado numerosos vestigios, excepto algunos utensilios y abalorios,
principalmente de conchas. En Australia destacan las pinturas rupestres, que
son bastante esquemáticas, llegando a la simplificación geométrica. 29
Otras manifestaciones[editar]

Puerta del León en Boğazköy.

 Arte hitita: el pueblo hitita habitó en la península


de Anatolia, Armenia y Siria, entre el III y el
II milenio a. C. Recibió influencia mesopotámica y,
a su vez, influenció al arte
persa, minoico y etrusco. Su arquitectura era
monumental, con palacios precedidos de avenidas
con esculturas de esfinges, como en Boğazköy,
donde aparecieron también diversos relieves con
escenas de guerra y caza. También destacaron las
esculturas de Karkemish y Tell-Halaf (Siria).
 Arte fenicio: pueblo de tradición marinera,
dedicados principalmente al comercio, navegaron
por todo el Mediterráneo y el norte de África,
fundando la ciudad de Cartago en la
actual Tunicia. Transmitieron la influencia del arte
oriental por todo el Mediterráneo. Destacan sus
esculturas, de influencia asiria y egipcia, con cierta
rigidez arcaica y falta de naturalidad. El arte fenicio
se dio también en distintas zonas del
Mediterráneo,
especialmente Chipre, Cerdeña e Ibiza.
 Arte escita: también llamado «arte de las estepas»,
es el correspondiente a los pueblos nómadas que
habitaban las llanuras euroasiáticas,
principalmente entre el II y el I milenio a. C. Su arte
era preponderantemente mobiliar, fácil de
transportar, al ser un pueblo nómada. Ligado a la
metalurgia, destacan los objetos en bronce, hierro
y metales preciosos (armas, escudos, fíbulas,
cinturones, joyas), así como obras en madera,
hueso, cuero, telas y alfombras. En sus obras
destacan los motivos animalísticos, posiblemente
de origen totémico. El arte escita influenció al de
los pueblos germánicos, vikingos y paleocristianos.
 Arte ibérico: se desarrolló en la península
ibérica coetáneamente a la cultura de La Tène,
principalmente en Andalucía y la zona
de levante y, en menor medida, en la Meseta
Central y el sur de Francia. La arquitectura se
basaba en los muros de tapial, con sistema
adintelado, realizando arcos y bóvedas falsas por
aproximación de hiladas. Las ciudades se solían
construir en acrópolis, como
en Azaila, Ullastret y Olérdola. Se desarrolló
notablemente la escultura, destacando la tipología
de las «damas», como las de Elche, Baza y
el Cerro de los Santos. También fue típica la
representación de animales (caballos, toros,
leones), algunos de carácter antropoide, como
la Bicha de Balazote.
 Arte persa: en Persia se desarrolló una importante
cultura bajo el reinado de dos importantes
dinastías: la aqueménida (560-331 a. C.) y
la sasánida (226-640 d. C.). La arquitectura persa
aglutinó las formas mesopotámicas con las
egipcias, empleando por primera vez la piedra en
grandes palacios como los
de Susa, Persépolis y Pasargada, donde surgió
por vez primera el uso de la ventana —a diferencia
de la iluminación cenital utilizada hasta entonces
—, y donde destacan las grandes salas
o apadanas, con columnas de gran altura
y capiteles de volutas. En época sasánida
surgieron palacios (Ctesifonte, Firuzabad) con
sistemas abovedados con cúpulas sobre trompas,
y un pórtico o iwan con gran arco abierto a un
patio, que influirá al arte islámico. En la escultura
persa destacan los relieves, en piedra o
cerámica esmaltada, con escenas de guerreros,
combates con monstruos o animales como toros y
leones.30
 Arte nabateo: pueblo de origen semítico que
habitaron en la zona sirio-palestina entre los
siglos VI y II a. C., destaca especialmente la
ciudad de Petra, situada entre desfiladeros de
montaña, donde se han hallado diversos templos,
palacios y tumbas excavados en la roca, de estilo
helenístico. Entre ellos destaca el Jazneh
Firaun («el tesoro del faraón»), con una
monumental fachada
con pronaos hexástilo y frontón, y la parte superior
con un tholos redondo y dos edículos laterales con
semifrontones.
 Arte hebreo: los hebreos se instalaron
en Palestina en el siglo XIII a. C. Recibieron la
influencia del arte egipcio, fenicio y mesopotámico,
así como del helenístico más adelante. De acuerdo
a su religión se rechazaban las imágenes, por lo
que la mayoría de su arte es ornamental. En
arquitectura, hay testimonios de la gran
magnificencia del Templo de Jerusalén, que
lamentablemente no ha llegado hasta nuestros
días. Aparte de eso destacan las sinagogas,
generalmente de planta basilical y fachada
tripartita, como en los templos sirios. En
la literatura hebrea destaca
la Biblia (el Tanaj o Antiguo Testamento, también
llamado Torá, «ley»), importante documento no
solo religioso sino también literario, redactado
entre los siglos X a. C. y II d. C. en diversos estilos
y géneros (histórico, legendario, mitológico,
poético, profético, sapiencial y epistolar).
Posteriormente se redactaron la Mishná,
el Talmud y la Cábala.31

Puerta de todas las Naciones, Persépolis.


 

Dama de Elche, Museo Arqueológico Nacional de


España, Madrid.
 

Tumba de Jazneh Firaun («el tesoro del faraón»), en Petra.


 

Página del Tanaj, nombre hebreo del Antiguo Testamento.

Arte clásico[editar]
Fachada del Partenón, en la Acrópolis de Atenas.

Artículo principal: Arte y cultura clásica


Se denomina arte clásiconota 2 al arte desarrollado en las
antiguas Grecia y Roma, cuyos adelantos tanto científicos como materiales y
de orden estético aportaron a la historia del arte un estilo basado en
la naturaleza y en el ser humano, donde preponderaba la armonía y el
equilibrio, la racionalidad de las formas y los volúmenes, y un sentido de
imitación («mímesis») de la naturaleza que sentaron las bases del arte
occidental, de tal forma que la recurrencia a las formas clásicas ha sido
constante a lo largo de la historia en la civilización occidental.
Grecia[editar]
Artículo principal: Arte de la Antigua Grecia
En Grecia se desarrollaron las principales manifestaciones artísticas que han
marcado la evolución del arte occidental. Tras unos inicios donde destacaron
las culturas minoica y micénica, el arte griego se desarrolló en tres periodos:
arcaico, clásico y helenístico. Caracterizado por el naturalismo y el uso de la
razón en medidas y proporciones, y con un sentido estético inspirado en la
naturaleza, el arte griego fue el punto de partida del arte desarrollado en el
continente europeo.
En arquitectura destacaron los templos, donde se sucedieron tres órdenes
constructivos: dórico, jónico y corintio. Eran construcciones en piedra, sobre
un basamento (krepis), con o sin pórtico (o con pórtico delante y detrás, es
decir, anfipróstilo), con o sin columnas (que pueden ser frontales, laterales, o
pueden rodear todo el edificio, en cuyo caso se denomina períptero), y
coronados generalmente en forma de frontón, situado por encima
del entablamento, cuyo friso muestra habitualmente relieves escultóricos.
Destaca especialmente el conjunto de la Acrópolis, con el templo dórico
del Partenón y los jónicos del Erecteión y la Niké Áptera. Otras obras de
relevancia fueron el Teatro de Epidauro y la Linterna de Lisícrates, y se
desarrolló el urbanismo de la mano de Hipodamo de Mileto.
En escultura predominó la representación del cuerpo humano, basado en la
armonía de las proporciones. En época arcaica se dieron formas rígidas y
esquemáticas, de gran expresividad, destacando por un tipo de sonrisa
cercano a la mueca, llamada «sonrisa eginética» por tener su mayor
representación en las figuras del Templo de Afaia en Egina. También son
típicos de esta época las estatuas de atletas desnudos (kouros) y de
muchachas vestidas (kore). En el siglo V a. C. (el llamado «siglo de Pericles»)
se instauró el clasicismo, llevando a la perfección el canon en las proporciones
del cuerpo humano, con mayor naturalismo y un estudio anímico en la
expresión de la figura representada. Destacó especialmente la obra
de Mirón, Fidias y Policleto. En una segunda fase clasicista, se rompió la
serenidad naturalista en aras de enfatizar la expresión, que resulta más trágica
y angustiosa, como percibimos en la obra de Escopas, Praxíteles y Lisipo. Por
último, en el periodo helenístico la proporción y la armonía dan paso al
recargamiento y la sinuosidad, al dinamismo violento de la forma y la expresión
patética del sentimiento, como en el Laocoonte y el Toro Farnesio, si bien
persisten las formas clásicas en obras como la Venus de Milo y la Victoria de
Samotracia.
La pintura se desarrolló sobre todo en la cerámica, en escenas cotidianas o de
temática histórica o mitológica. Se suele establecer dos épocas, en función de
la técnica utilizada en la confección de cerámica pintada: «figuras negras sobre
fondo rojo» (hasta el siglo VI a. C.) y «figuras rojas sobre fondo negro» (desde
el siglo VI a. C.). Aunque no han llegado numerosas muestras hasta la
actualidad, se tiene constancia por fuentes históricas del nombre de varios
famosos pintores griegos, como Zeuxis, Apeles, Parrasio, Eufranor, Polignoto,
etc.32

Comienzo de la Odisea, de Homero.

La literatura griega alcanzó cotas de gran calidad, poniendo las bases de la


literatura occidental. Se configuraron los géneros
literarios (épica, lírica y dramática), siendo la base argumental de sus obras
la religión y la mitología. Desde unos inicios de tradición oral (la epopeya),
surgió la literatura escrita con el desarrollo del alfabeto griego alrededor
del siglo VIII a. C.. Los mitos griegos eran una fusión de elementos
indogermánicos y mediterráneos, con un particular sentido estético que daría
origen a la poesía. En origen, el mythos griego era una historia explicada, de
tradición oral, considerándose fidedigna —al contrario que hoy, en que «mito»
es sinónimo de leyenda, de ficción—; con la épica y la poesía, el mito pasó a la
literatura, principalmente con la figura de Homero y sus dos grandes obras:
la Ilíada y la Odisea. La poesía destacó por una lírica coral que expresaba
sentimientos colectivos, como se percibe en la obra
de Hesíodo, Píndaro, Safo y Anacreonte. También se desarrolló la prosa, sobre
todo en el género histórico, destacando Heródoto, Tucídides y Jenofonte;
la oratoria, representada por Demóstenes, Platón y Aristóteles; y la fábula,
practicada por Esopo.33
En Grecia nació el teatro entendido como «arte dramático», donde junto a un
texto —donde predomina el diálogo, base de la representación escénica—,
intervienen también los actores, la escenografía, las luces y efectos de sonido,
el vestuario, el maquillaje, etc., mientras que es esencial la presencia de un
público que contempla el espectáculo. El teatro griego evolucionó de antiguos
rituales religiosos (komos); el ritual pasó a mito y, a través de la «mímesis», se
añadió la palabra, surgiendo la tragedia. A la vez, el público pasó de participar
en el rito a ser un observador de la tragedia, la cual tenía un componente
educativo, de transmisión de valores, a la vez que de purgación de los
sentimientos («catarsis»). Más adelante surgió la comedia, con un primer
componente de sátira y crítica política y social, derivando más tarde a temas
costumbristas y personajes arquetípicos. Apareció entonces también
la mímica y la farsa. Los principales dramaturgos griegos
fueron: Esquilo, Sófocles y Eurípides en tragedia, mientras que en comedia
destacaron Aristófanes y Menandro.34
La música griega nos es desconocida a nivel auditivo, tan sólo tenemos idea de
cómo podía ser por documentos escritos. Los griegos escribían música con las
letras del alfabeto, pero no se sabe cuánto duraba cada nota, por lo que se
desconoce el ritmo. Una de las primeras modalidades fue el ditirambo,
relacionado con el culto a Dioniso. El teatro y las narraciones épicas eran
cantados, aunque al perderse las anotaciones musicales han quedado como
documentos escritos. En Grecia fue la primera vez en la historia que se estudió
la música de forma científica: Pitágoras la relacionó con las matemáticas, y se
escribieron tratados teóricos sobre música, siendo el primero el
de Aristóxeno en el siglo IV a. C. Los principales instrumentos utilizados en
Grecia fueron: la lira, la cítara, el aulos, la siringa, varios tipos de tambores —
como por ejemplo el tympanon—, el crótalo, el címbalo, el sistro, etc.35 Grecia
fue el primer lugar donde la danza fue considerada un arte, teniendo
una musa dedicada a ella: Terpsícore. Los primeros vestigios provienen
nuevamente de los cultos a Dioniso, mientras que fue en las tragedias —
principalmente las de Esquilo— donde se desarrolló como técnica, en los
movimientos rítmicos del coro.36

Estatua de mármol de kouros (hacia 590-


580 a. C.), Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
 

Copia romana del Discóbolo de Mirón (455 a. C.), Museo


Nacional Romano, Roma.
 

La Venus de Milo (130-100 a. C.), Museo del Louvre, París.


 

Laocoonte y sus hijos,


de Agesandro, Atenodoro y Polidoro de Rodas (hacia
50 d. C.), Museo Pío-Clementino, Vaticano.

Roma[editar]
Artículo principal: Arte de la Antigua Roma

El Coliseo de Roma.

Con un claro precedente en el arte etrusco, el arte romano recibió una gran


influencia del arte griego. Gracias a la expansión del Imperio romano, el arte
clásico grecorromano llegó a casi todos los rincones de Europa, norte
de África y Próximo Oriente, sentando la base evolutiva del futuro arte
desarrollado en estas zonas.
La arquitectura destacó por su carácter práctico y utilitario: grandes ingenieros
y constructores, los romanos destacaron en arquitectura civil, con la
construcción de carreteras, puentes, acueductos y obras urbanísticas, así
como templos, palacios, teatros, anfiteatros, circos, termas, arcos de triunfo,
etc. Al sistema arquitrabado griego añadieron el uso del arco y la bóveda, con
el empleo de sillería, ladrillo y mampostería. Utilizaron los órdenes griegos, al
que añadieron el orden toscano, de fuste liso
y capitel con collarino y equino rematado en un ábaco cuadrado. Entre sus
principales obras se pueden recordar el Coliseo, el Panteón de Agripa,
el Teatro de Mérida, la Maison Carrée de Nîmes, las Termas de Caracalla,
el Acueducto de Segovia, el Arco de Constantino, la Torre de Hércules, etc.
La escultura, inspirada en la griega, se centró igualmente en la figura humana,
aunque con más realismo, no les importaba mostrar defectos que eran
ignorados por la idealizada escultura griega. Un género muy difundido fue
el retrato, con gran detallismo y fidelidad en los rasgos, perceptible en el uso
del trépano para producir claroscuro y en el hecho de grabar las pupilas. Más
idealizados son los retratos de los emperadores, realizados en tres
versiones: togata, como patricio; thoracata, como militar; y apoteósica, como
divinidad. Destacó especialmente el relieve, en temas históricos o religiosos,
como vemos en el Ara Pacis de Augusto, en el Arco de Tito y en la Columna
Trajana.
La pintura es conocida sobre todo por los restos hallados en Pompeya, donde
se perciben cuatro estilos: el de incrustación, que imita el revestimiento
en mármol; el arquitectónico, llamado así por simular arquitecturas;
el ornamental, con arquitecturas fantásticas, guirnaldas y amorcillos; y
el fantástico, mezcla de los dos anteriores, con paisajes imaginarios, variadas
formas arquitectónicas y escenas mitológicas. También destacó el mosaico,
en opus sectile, de formas geométricas, u opus tesellatum, con pequeñas
piezas que forman escenas figurativas, como El sacrificio de
Ifigenia en Ampurias o La batalla de Isos en Nápoles.37
La literatura romana recibió como en el resto de las artes la influencia griega,
de la que adoptaron técnica y géneros; la principal innovación latina fue el
concepto de «estilo» que los romanos aplicaron a sus obras. Si bien su
producción no fue de gran calidad —en el aspecto estético-literario—, la obra
de los autores latinos ha ejercido una gran influencia en la literatura occidental,
por su ascendiente sobre la literatura cristiana y medieval, y debido a que
el latín fue el origen de las lenguas vernáculas habladas posteriormente en
muchos lugares de Europa. Cultivaron los mismos géneros que los griegos,
destacando en poesía Lucrecio, Virgilio, Horacio y Ovidio; en
prosa, Petronio y Apuleyo; en oratoria, Cicerón y Séneca;
en historiografía, Salustio, Tácito y Tito Livio.38
El teatro romano recibió la influencia del griego, aunque originalmente derivó de
antiguos espectáculos etruscos, que mezclaban el arte escénico con la música
y la danza: tenemos así los ludiones, actores que bailaban al ritmo de
las tibiae —una especie de aulos—; más tarde, al añadirse la música vocal,
surgieron los histriones —que significa «bailarines» en etrusco—, que
mezclaban canto y mimo (las saturae, origen de la sátira). Al parecer, fue Livio
Andrónico —de origen griego— quien en el siglo III a. C. introdujo en estos
espectáculos la narración de una historia. El ocio romano se dividía entre ludi
circenses (circo) y ludi scaenici (teatro), predominando en este último el mimo,
la danza y el canto (pantomima). Como autores destacaron Plauto y Terencio.39
La música romana nos es desconocida, igual que la griega. Tan sólo Cicerón
habla un poco de ella en sus escritos. Al parecer, la época de mayor esplendor
fue el reinado de Nerón, que favoreció notablemente la música —él mismo
tocaba la lira—. La música romana pasó a la iglesia cristiana primitiva.

Arco de Constantino.
 

Augusto de Prima Porta, Museos Vaticanos.


 
 Fresco hallado en Pompeya.

Mosaico de la Batalla de Isos, Casa del Fauno, Pompeya.


Arte medieval[editar]

Mosaico del Buen pastor, Mausoleo de Gala Placidia, Rávena (primera mitad del siglo V).

Artículo principal: Arte medieval


La caída del Imperio romano de Occidente marcó el inicio en Europa de
la Edad Media, etapa de cierta decadencia política y social, pues la
fragmentación del imperio en pequeños estados y la dominación social de la
nueva aristocracia militar supuso la feudalización de todos los territorios
anteriormente administrados por la burocracia imperial. El arte clásico será
reinterpretado por las nuevas culturas dominantes, de origen germánico,
mientras que la nueva religión, el cristianismo, impregnará la mayor parte de la
producción artística medieval.
Arte paleocristiano[editar]
Artículo principal: Arte paleocristiano
Se denomina arte paleocristiano al efectuado por los primeros seguidores de
esta nueva religión, primero de forma oculta, mientras aún eran perseguidos
por el poder imperial, para pasar posteriormente, tras la conversión
al cristianismo del emperador romano Constantino, a ser el estilo oficial del
Imperio. Las formas clásicas fueron reinterpretadas para servir como vehículo
de expresión de la nueva religión oficial, y se produjo una atomización de
estilos por zonas geográficas.
En arquitectura, las primeras manifestaciones se produjeron en el ámbito de
los cementerios o «catacumbas», que servían a la vez de lugares de reunión
para los perseguidos devotos cristianos. Con la legalización de su religión,
destacó como tipología la basílica, adaptación del edificio romano de mismo
nombre que, sin embargo, pasó de una función civil a una religiosa.
Generalmente constaba de tres partes: un atrio de acceso, el cuerpo de la
basílica, dividido en tres naves, y el presbiterio, donde se sitúa el altar.
Destacan las basílicas de San Pedro del Vaticano, San Juan de Letrán, San
Lorenzo y San Clemente en Roma, y San Apolinar en Rávena.
Las artes figurativas inician el camino del arte medieval, eminentemente
religioso, dando preponderancia al simbolismo de las escenas representadas
por encima del realismo de la narración o de su carácter estético. En escultura
destacaron los sarcófagos, que evolucionaron desde la simple decoración
ornamental con molduras cóncavas (strygiles) hasta la narración de escenas en
friso. La pintura se dio sobre todo en las catacumbas, con escenas religiosas
y alegóricas, y surgió la miniatura, iluminación de manuscritos, con dos
principales escuelas: la helenística-alejandrina y la siria. Cobró especial
relevancia el mosaico, que tuvo un gran desarrollo, llegando a influir al arte
bizantino; los mejores ejemplos se hallan en Santa María la Mayor de Roma y
San Apolinar y San Vital de Rávena.40
La literatura cristiana fue desarrollada en latín y griego, generalmente con
propósito didáctico y propagandístico de la nueva fe. Eran obras prácticas, sin
voluntad estilística, con una finalidad moralizante. En un primer momento
destacó la elaboración del Nuevo Testamento, redactado en griego, con tres
partes principales: los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas, Juan), el
corpus epistolar (cartas de San Pablo y otros apóstoles) y
el Apocalipsis de San Juan. A continuación surgieron una serie de
escritos apologéticos de los llamados Padres de la
Iglesia: Atenágoras, Orígenes, Clemente de Alejandría, Eusebio de Cesarea,
etc. Al convertirse el cristianismo en la religión oficial del Imperio surgió una
tendencia más literaria, más elaborada y retórica, destacando san Basilio el
Grande, san Juan Crisóstomo y san Gregorio Nacianceno. Entre
los exegetas latinos destacaron Tertuliano, Lactancio, Prudencio, San
Jerónimo (traductor de la Biblia al latín, la llamada Vulgata) y,
especialmente, San Agustín.41

Gaudeamus omnes
Canto gregoriano.

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La música cristiana primitiva era heredera de la romana, así como de la liturgia


judía. La misa era cantada, de tipo coral. En el siglo IV, san Ambrosio introdujo
el canto ambrosiano, ondulación vocal sin ritmo ni saltos entre notas. Más
adelante, el papa Gregorio I Magno creó el canto gregoriano (siglo VII), con una
línea melódica continua, en forma de misal (missalis romanum). Existen tres
estilos de canto gregoriano, que se clasifican dependiendo de la cantidad de
tonos diferentes que se cantan por sílaba: cuando hay un tono por sílaba se
llama estilo «silábico»; de 2 a 5 tonos por sílaba se llama «neumático»; y de 6 a
más tonos por sílaba se llama «melismático».42
Arte germánico[editar]
Iglesia visigoda de San Juan, en Baños de Cerrato (Palencia).

La invasión del Imperio romano por los pueblos germánicos supuso la


fragmentación del territorio en diversos reinos, donde los pueblos invasores
pasaron a ser la clase dirigente, si bien subsistió la cultura romana entre las
clases humildes. Esta convivencia cultural generó la aparición de las lenguas
vernáculas y la creación de nuevas entidades políticas y culturales, que se irán
afianzando a lo largo de la Edad Media hasta formar las diversas
nacionalidades existentes en la actualidad en el mundo occidental.
Las primeras manifestaciones arquitectónicas de estos pueblos fueron de
escasa relevancia, debido a la pobreza de los materiales usados y a la falta de
un programa constructivo de envergadura. Se solían aprovechar instalaciones y
materiales romanos, generalizándose el uso del arco de medio punto y
la bóveda. Destacan las construcciones ostrogodas en Italia, como el Mausoleo
de Teodorico en Rávena. En escultura destacó el relieve, como los
de Poitiers en Francia o de Cividale en Italia. La pintura se desarrolló en la
miniatura, como vemos en los sacramentarios de Luxeuil
y Gelasiano (Vaticano).
Entre los pueblos germánicos conviene destacar el visigodo, asentado en la
península ibérica, que desarrolló un estilo propio de gran relevancia.
La arquitectura destacó por el empleo de la sillería, el arco de herradura y la
bóveda, bien de cañón o de aristas. Desarrollaron tres tipos de iglesias: la
basilical de tres naves (San Juan de Baños), la de una nave con cámaras
laterales (San Pedro de la Mata) y la de cruz griega (Santa Comba de Bande).
En escultura, es de destacar la incorporación de la escultura figurativa a las
iglesias, sobre todo en frisos y capiteles, como en Quintanilla de las Viñas )
y San Pedro de la Nave. Destacó también la orfebrería, sobre todo en coronas
y cruces, como los hallados en los tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno.43
Arte prerrománico[editar]
Artículo principal: Arte prerrománico
Interior de la Capilla Palatina, en Aquisgrán.

Se denomina así a los múltiples estilos desarrollados en Europa desde la


coronación de Carlomagno (año 800) hasta alrededor del año 1000, donde la
aparición del románico supondrá la divulgación de un mismo estilo unitario a lo
largo de todo el continente europeo. Esta acepción es simplemente una forma
de englobar una serie de estilos independientes y con pocos o ningún factor
común, con el único aglutinante de ser predecesores de la internacionalización
del románico.

 Arte carolingio: la coronación de Carlomagno


supuso en cierta forma la restauración del Imperio
Romano, lo que conllevó un renacer cultural y un
primer retorno a la cultura clásica como fuente de
inspiración, aunque matizada por la religión
cristiana. La arquitectura carolingia se basó en el
uso del pilar en vez de la columna, con arcos de
medio punto y cubiertas de madera o bóvedas de
cañón. Ejemplos de ello son la Capilla
Palatina de Aquisgrán y monasterios benedictinos 
como Sankt Gallen, Fulda y Corvey. La escultura
se produjo sobre todo en marfil y bronce, como
la Estatua ecuestre de Carlomagno (Louvre). La
pintura se circunscribió a la miniatura, con varias
escuelas como la palatina, la de Tours, la
de Reims y la de Saint-Denis.
 Arte otoniano: se denomina así por coincidir con
los reinados de Otón I, Otón II y Otón III.
Arquitectónicamente son herederos del arte
carolingio: el modelo de Aquisgrán se percibe en el
coro de la abadía de Essen y en Ottmarsheim,
mientras que el modelo basilical benedictino se
halla presente en San Ciriaco de Genrode, San
Miguel de Hildesheim y la catedral de Espira. En
artes plásticas se percibe la influencia bizantina,
debido al matrimonio de Otón II con Teófano de
Constantinopla: en escultura destacan las obras en
bronce, como las puertas de San Miguel de
Hildesheim; en pintura, cabe citar los frescos
de San Jorge de Oberzell.
 Arte celta: en las islas británicas, recientemente
evangelizadas, tuvo una época de esplendor el
arte celta. En arquitectura se conservan pocos
restos, ya que generalmente se construía en
madera: cabe destacar las iglesias de Deerhurst y
Bradford-on-Avon. En escultura destacan las
grandes cruces irlandesas, decoradas en relieve,
como las de Moone, Kells y Monasterboice. La
miniatura tuvo influencia carolingia, destacando la
escuela de Winchester, a la que perteneció
el Pontifical de San Aethelwold (British Museum).
 Arte vikingo: la arquitectura era en madera,
destacando las iglesias de forma piramidal, de
tejados apuntados y salientes de gran verticalidad,
al estilo de las salas de reunión vikingas, como la
iglesia noruega de Borgund. Destacan asimismo
los trabajos de orfebrería, especialmente las
fíbulas con largas agujas y las espadas con botón
terminal y anillos en la empuñadura.
 Arte asturiano: con la invasión islámica de la
península ibérica, los cristianos se vieron
reducidos a la región de Asturias, que vio florecer
notablemente el arte sobre todo en arquitectura,
donde se distinguen tres etapas, en función del
reinado de Ramiro I: prerramirense, ramirense y
posramirense. Se caracteriza por el empleo de
muros de sillarejo, arcos de medio punto —a
veces peraltados—, bóvedas de cañón con arcos
fajones y contrafuertes exteriores. La tipología
principal es la basilical de tres naves, con
amplio crucero y tres capillas rectangulares a la
cabecera. En el primer periodo destaca la iglesia
de San Julián de los Prados; en el
ramirense, Santa María del Naranco, San Miguel
de Lillo y Santa Cristina de Lena; y en el
posramirense, San Salvador de Valdediós.
 Arte mozárabe: se denomina mozárabes a los
cristianos que vivían bajo la dominación islámica, y
que, al pasar de nuevo a territorio reconquistado
por los cristianos, practicaban un tipo de arte de
gran influencia islámica. Se desarrolló sobre todo
en el siglo X, principalmente al norte del Duero, en
el alto Ebro, sur de Galicia, Cantabria y Pirineos.
La arquitectura destaca por el uso del arco de
herradura califal, más cerrado que el visigótico, así
como el uso de dos tipos de bóveda: de nervios de
tipo califal, formada por arcos que se cruzan, y la
de gallones; también son característicos los aleros
muy sobresalientes. Son iglesias generalmente de
pequeño tamaño, con gran variedad en la tipología
de su planta, destacando Santa María de
Melque (Toledo), San Cebrián de
Mazote (Valladolid), San Baudelio de
Berlanga (Soria), San Millán de la Cogolla (La
Rioja) y San Miguel de Escalada (León). Cabe
destacar en miniatura los beatos, ilustraciones
del Comentario al Apocalipsis del Beato de
Liébana.44
La literatura medieval es heredera de la tradición clásica grecorromana, aunque
con un claro componente teocéntrico y de exaltación de la religión cristiana.
Enmarcada en el terreno eclesiástico, que es el encargado de la conservación
del antiguo legado cultural, la producción literaria es enteramente en latín,
generalmente sobre temas morales y de retórica, como se percibe en la obra
de Sidonio Apolinar, Boecio, Casiodoro, san Isidoro, san Gregorio
Magno, Venancio Fortunato, etc. También destacó la escuela irlandesa (san
Columbano, san Beda el Venerable) y la carolingia (Alcuino de York, Teodulfo
de Orleans, Rabano Mauro).45
En esta época, la música va experimentando sucesivos avances: la música
carolingia fue la primera en incorporar instrumentos musicales, además del
canto de tipo gregoriano; surgen las primeras piezas musicales sin texto, en
incisos a los cantos litúrgicos (tropos a medio texto, y secuencias al final); en el
siglo VIII comenzó un tipo de escritura musical diferenciada del alfabeto, con
una serie de grafismos (neumas) actualmente no identificados.46

Iglesia otoniana de San Miguel de Hildesheim.


 

Cruz de Brompton (Irlanda).


 

Iglesia vikinga de Borgund.
 

Santa María del Naranco, principal exponente del arte


asturiano.

Arte bizantino[editar]
Artículo principal: Arte bizantino

Iglesia de Santa Sofía, Estambul.

Pese a la caída del Imperio Romano de Occidente, en Oriente perduró —


conocido como Imperio bizantino—nota 3 hasta la conquista
de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos. Heredero del arte
helenístico, el arte bizantino recogió las principales tradiciones artísticas
orientales, de las que fue puerta de entrada en Europa, donde el arte bizantino
influyó en el arte prerrománico y románico. Se distinguen en el arte bizantino
tres «edades de oro»: una primera en el siglo VI, coincidiendo con el reinado
de Justiniano; una segunda desde el siglo IX hasta la toma de Constantinopla
por los cruzados el 1204; y una tercera en el siglo XIV, con la dinastía
Paleólogo.
En arquitectura se empleó la piedra y el ladrillo, con recubrimientos exteriores
de placas de piedra con relieves e interiores de mosaico. Abundó el uso de la
columna, con capiteles cúbicos decorados con relieves a dos planos, o bien en
forma de avispero. Se utilizó el arco de medio punto y
la bóveda con cúpula sobre pechinas. La tipología más utilizada fue la de
planta centralizada —quizá por la importancia otorgada a la cúpula—, con un
atrio de entrada, nártex, presbiterio y coro al fondo, con dos cámaras
o sacristías laterales y el altar bajo un baldaquino. Las primeras
manifestaciones, de época de Justiniano, son las más monumentales: iglesia
de los Santos Sergio y Baco, de Santa Irene y de Santa Sofíanota 4 en
Constantinopla; en la segunda edad dorada destacan la catedral de Santa
Sofía de Kiev y San Marcos de Venecia; y en la tercera cabe mencionar los
conjuntos de Mistra, Salónica y monte Athos.
Las artes figurativas tuvieron en época de Justiniano influencia paleocristiana, a
la vez que recogieron diversas tradiciones anteriores, especialmente la
helenística y la siria neoática, destacando los conjuntos musivarios de San
Demetrio de Salónica y San Vital de Rávena. En la segunda edad dorada se
establecieron la estética y la iconografía bizantinas, sobre todo en torno a
los iconos, con una fuerte carga simbólica de las imágenes, con figuras
estilizadas y perspectivas jerárquicas (el tamaño de la figura depende de su
importancia religiosa). La escultura solía ser en relieve, sobre piedra o marfil,
destacando las imágenes de «consagración imperial» (Cristo con las manos
sobre las cabezas de los emperadores). En la tercera edad dorada
la pintura sustituyó al mosaico, sobre todo los iconos de pintura sobre tabla,
destacando las escuelas de Chipre, Salónica, Creta, Venecia y Moscú (donde
descuella Andrei Rubliov).47
Arte islámico[editar]
Artículo principal: Arte islámico

Gran Mezquita de Córdoba.

Con la Hégira de Mahoma en 622 surgió una nueva religión, el islamismo, que


tuvo una rápida difusión desde el Próximo Oriente por el norte de África,
llegando a Europa con la conquista de la península ibérica y con la zona de
los Balcanes tras la caída del Imperio bizantino. Con el tiempo, la nueva
religión aglutinó a una gran diversidad de pueblos y culturas, siendo su arte el
reflejo de esta disparidad, teniendo numerosas manifestaciones y variantes
estilísticas según la región donde se produjese. La mayor parte de las
manifestaciones del arte islámico son obras de arquitectura —en las que se
incluyen magníficas ornamentaciones esculturales o de otro tipo—. En cuanto a
pintura y escultura, la prohibición religiosa de representar imágenes figurativas
conllevó que se desarrollase sobre todo como ornamentación, en motivos
abstractos o geométricos; las escasas muestras de obras figurativas se dieron
habitualmente en ámbitos privados como los palaciegos.
La arquitectura destacó por el uso del arco apuntado —que en al-Ándalus fue
de herradura por herencia del arte visigodo—, usado a veces en
superposiciones y entrecruzamientos, surgiendo más adelante el arco lobulado,
generalmente de tres o cinco lóbulos. Se utilizaban diversos tipos de bóveda,
como la de gallones y la de crucería. Se otorgó gran relevancia a la decoración
ornamental, generalmente de yesería, alabastro, mármol, mosaico o pintura,
que era de signo abstracto, con motivos epigráficos, vegetales o de lacería. La
principal tipología es la mezquita, compuesta habitualmente por un amplio patio
(sahn), la torre o alminar y la sala de oración (haram), en cuyo fondo (quibla) se
sitúa una hornacina llamada mihrab, precedida en ocasiones de un espacio
con arquerías (macsura). Destacan las mezquitas de Damasco, la de
la Roca y al-Aqsa de Jerusalén, la de Samarra, la de Ibn Tulun en Egipto, la
de Isfahán, la de Tamerlán en Samarcanda, la Mezquita Azul de Estambul, etc.
En al-Andalus el arte islámico tuvo su momento de esplendor en el emirato de
Córdoba: la arquitectura cordobesa era heredera de las formas
hispanorromanas y visigodas, como demuestra el uso del arco de herradura,
que es enmarcado en alfiz y al que se añade una característica alternancia de
sus dovelas en color rojo y blanco. Su principal monumento es la Mezquita de
Córdoba, compuesta de once naves perpendiculares a la quibla, con una serie
de arcadas superpuestas, de medio punto en la parte superior y de herradura
en la inferior, con la tradicional alternancia blanco-rojo. También cabe destacar
la Mezquita de Bab al-Mardum en Toledo y el Palacio de Medina Azahara.
Otras importantes manifestaciones del arte islámico en la península fueron las
producidas en Sevilla durante la dominación almohade, destacando la Giralda y
la Torre del Oro; y el arte nazarí en Granada, que tiene su principal expresión
en la Alhambra.48

El Corán fue la primera obra importante y la más influyente de la literatura árabe.

La literatura árabe arrancó con una obra de gran trascendencia, el Corán, libro


sagrado del islam escrito por Mahoma y fijado en su texto definitivo por
el califa Uthman Ibn Affan en 650. Consta de 114 capítulos (sura), en
versículos rimados, con dos principales grupos de predicaciones: las escritas
por Mahoma en La Meca, breves y de tono poético, de una religiosidad más
fervorosa; y las escritas en Medina, más largas y discursivas, exponiendo los
principales preceptos de la nueva religión. El Corán fue la base gramatical y
estilística de la literatura árabe, que se desarrolló sobre todo en la poesía (Abu
Nuwas, al-Mutanabbi, Ibn Quzman); y la prosa, ya sea filosófica (al-
Kindi, Avicena, Avempace, Ibn Tufail, Averroes), histórica (Ibn Jaldún),
narrativa (Ibn al-Muqaffa, al-Jahiz), o fantástica (al-Hamadani, al-Hariri). Cabe
destacar la recopilación de cuentos titulada Las mil y una noches, obra
anónima redactada entre los siglos IX y XV en diversos estilos, y que es un
impresionante ejercicio de ingenio y fantasía. 49
La música árabe tiene su origen en antiguos cantos (huda’) efectuados por
los beduinos en sus viajes en caravana, con seis pies métricos (rajaz)
derivados —según la leyenda— de los pasos del camello. El canto tenía una
especial relevancia, con dos partes: estribillo (tarji’) y antífona (jawab). La
música sacra no se desarrolló tanto como la cristiana: en origen, la llamada a la
oración (adhdan) era cantada; el Corán tiene una prosa rimada cuya asonancia
se presta a la modulación. La música profana fue prohibida por los califas
ortodoxos, pero potenciada posteriormente por los Omeyas, predominando el
canto solista con laúd. Ibn Misjaḥ fue el primer teórico musical árabe, y es
considerado el padre de la música clásica árabe. Creó un sistema melódico
ornado (zawa'id), similar a la fioritura occidental. A partir del siglo X cobró
importancia la música instrumental —con una modalidad principal, la nauba,
especie de suite vocal—, y comenzó el estudio teórico de la música (al-musiqi),
destacando diversos eruditos como Avicena, al-Kindi y al-Farabi. Entre los
instrumentos árabes destacan el laúd (‘ud), la lira (mi'zaf), el arpa (jank),
la flauta (gussaba), el oboe (mizmar), el pífano (shahin), el tambor (tabl),
la pandereta (duff) y los palillos (gadib).50
Arte románico[editar]
Artículo principal: Arte románico

Pantocrátor del ábside de San Clemente de Tahull, MNAC.

El arte románico representa el primer estilo de carácter internacional de la


cultura europea occidental, con una identidad plenamente consolidada tras el
paso del latín a las lenguas vernáculas. De carácter eminentemente religioso,
casi todo el arte románico estaba dirigido a la exaltación y divulgación del
cristianismo. Surgido a mediados del siglo XI, se desarrolló fundamentalmente
durante el siglo XII, a finales del cual empezó a coexistir con el
incipiente gótico. En el románico culminaron los diversos estilos producidos por
el prerrománico, a la vez que se denota la influencia oriental del arte bizantino.
La arquitectura destacó por el uso de muros de sillería, arcos de medio
punto y bóvedas de cañón, apoyadas en pilares por arcos fajones,
correspondientes con los contrafuertes exteriores; también son frecuentes
las cúpulas, sobre trompas o pechinas. Las iglesias son de una o tres naves,
con crucero y en ocasiones girola. Se inició la construcción de
grandes catedrales, que seguirá durante el gótico. Como principales muestras
tenemos: el Monasterio de Cluny, San Lázaro de Autun, Santa Fe de
Conques, San Saturnino de Toulouse, San Front de Périgueux y San Esteban
de Caen en Francia; las catedrales
de Durham, York y Canterbury en Inglaterra; San Ambrosio de Milán, San
Abundio de Como, San Zenón de Verona y las catedrales
de Parma, Módena, Pisa y Lucca en Italia; las catedrales
de Spira, Maguncia y Worms en Alemania; las catedrales
de Braga y Coímbra en Portugal; y Sant Pere de Roda, San Isidoro de
León, San Martín de Frómista, San Juan de Duero (Soria), Santo Domingo de
Silos y las catedrales de Jaca, Solsona y Santiago de Compostela en España.51
La escultura se desarrolló principalmente en el marco arquitectónico, de
carácter religioso, con figuras esquematizadas, sin realismo, de signo
simbólico, con un marcado carácter didáctico, debido al analfabetismo de la
época. Los principales ciclos escultóricos se producen en los tímpanos de los
portales de acceso a las iglesias y catedrales, como en Santa Magdalena de
Vézelay, San Lázaro de Autun, Santa Fe de Conques y el Pórtico Real de
Chartres. En Italia destacó la figura de Benedetto Antelami, que trabajó en
la Catedral de Parma, como en su magnífico Descendimiento (1178). En
España destacaron en primer lugar los talleres catalanes de Ripoll y la zona
pirenaica, los talleres de marfil de León (Crucifijo de Fernando I), los talleres
del Camino de Santiago, la Fachada de las Platerías de la Catedral de
Santiago y el claustro de Silos; en el siglo XII se produjeron diversas escuelas
regionales: la catalana (portal del monasterio de Santa María de Ripoll),
la aragonesa (monasterio de San Pedro el Viejo de Huesca),
la navarra (portada de Sangüesa) y la castellana (monasterio de Santa María la
Real de Nájera).52
La pintura se desarrolló sobre todo en formato mural y en tabla, así como en la
miniatura. Su temática era de signo eminentemente religioso, en un estilo de
corte esquemático al igual que la escultura, con una intencionalidad simbólica
alejada de la descripción naturalista. Tuvo una fuerte influencia bizantina,
difundida sobre todo por la orden benedictina a través de la abadía de
Montecassino como centro irradiante. La pintura mural se vinculó
estrechamente con la arquitectura, hasta el punto de que casi todos los muros
de las iglesias se decoraban con pinturas, con un programa iconográfico donde
destacaba la figura del Pantocrátor —localizada por lo general en el ábside—,
así como el Tetramorfos, la Virgen y los apóstoles, el Juicio Final y otras
escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Algunos de los mejores exponentes
se encuentran en la Abadía de Sant'Angelo in Formis (Capua), la iglesia de
San Clemente de Tahull y el panteón real de San Isidoro de León. En la pintura
sobre tabla, generalmente destinada a servir de frontal de altar, se empleó
principalmente el temple. En la miniatura cabe destacar las escuelas inglesa e
italiana.53
Tuvieron gran relevancia en esta época las artes aplicadas,nota 5 especialmente
la orfebrería en oro y piedras preciosas (Arca de las reliquias de los Reyes
Magos, catedral de Colonia; Cáliz de doña Urraca, San Isidoro de León);
el esmalte, desarrollado notablemente por el taller de Limoges; y las labores
textiles (Tapiz de Bayeux, Tapiz de la Creación de la catedral de Gerona).54
En esta época, la literatura siguió preferentemente en manos eclesiásticas,
conservando la tradición latina, aunque poco a poco fueron surgiendo obras en
lengua vernácula y comenzó la producción literaria de ámbito profano,
principalmente con el género trovadoresco. Las principales innovaciones se
produjeron en Francia, donde los círculos artísticos cortesanos fueron ganando
peso y desplazando al poder eclesiástico: destaca la gran epopeya del Cantar
de Roldán, de finales del siglo XI. La poesía trovadoresca se desarrolló
especialmente en lengua provenzal, exaltando el amor cortesano (fin'amors),
representada por Guillermo de Poitiers, Jaufré Rudel, Bernart de
Ventadorn, Marcabrú, Arnaut Daniel, Bertran de Born, etc. Otro género
relevante fue la novela de caballería (roman courtois), en francés, representada
principalmente por Chrétien de Troyes y sus novelas del ciclo artúrico. En
España, los primeros textos escritos en lengua romance fueron las glosas del
monasterio de San Millán de la Cogolla, a las que siguieron
las jarchas mozárabes; posteriormente surgieron los «cantares de gesta»,
como el Cantar de Mío Cid (1140).55

Notación musical con los versos del Himno a San Juan Bautista, que dieron nombre a las siete notas
musicales, innovación realizada por Guido de Arezzo.nota 6

El teatro medieval era de calle, lúdico, festivo, con tres principales tipologías:


«litúrgico», temas religiosos dentro de la Iglesia; «religioso», en forma
de misterios y pasiones; y «profano», temas no religiosos. Estaba
subvencionado por la Iglesia y, más adelante, por gremios y cofradías. Los
actores eran en principio sacerdotes, pasando más tarde a actores
profesionales. Las obras fueron en primer lugar en latín, pasando a
continuación a lenguas vernáculas. El primer texto que se conserva es
el Regularis Concordia, de san Æthelwold, que explica la representación de la
obra Quem quaeritis?, diálogo extraído del Evangelio entre varios clérigos y
un ángel.56
Durante el románico surgió la música tal como es practicada actualmente,
gracias a la creación del pentagrama y a la nomenclatura de las notas
musicales elaborada por Guido de Arezzo. Las principales obras musicales se
circunscriben al canto gregoriano, aunque empezó a desarrollarse la polifonía y
la música profana, en torno a trovadores y juglares. Los juglares eran
trotamundos, mitad poetas y mitad saltimbanquis, mezclando en sus
actuaciones la declamación y el malabarismo, la música y la sátira, la lírica y
las gestas épicas. Los trovadores eran de clase social más elevada (el mismo
rey Ricardo Corazón de León fue trovador), y componían y cantaban sus
propias obras. Entre las formas trovadorescas destacan:
el rondeau (alternancia de coplas y estribillo), el virelai (en que el estribillo no
interrumpe el desarrollo de las estrofas), y la ballade (estribillo alternante cada
tres estrofas). En Alemania, los trovadores recibieron el nombre
de minnesänger.57
La danza medieval tuvo escasa relevancia, debido a la marginación a la que la
sometió la Iglesia, que la consideraba un rito pagano. A nivel eclesiástico, el
único vestigio eran las «danzas de la muerte», que tenían una finalidad
moralizadora. En las cortes aristocráticas se dieron las «danzas bajas»,
llamadas así porque arrastraban los pies, de las que se tiene poca constancia.
Fueron más importantes las danzas populares, de tipo folclórico, como
el pasacalle y la farándula, siendo famosas las «danzas moriscas», que
llegaron hasta Inglaterra (Morris dances).58

Catedral de Pisa.
 

Detalle del Pórtico Real de Chartres.


 

Códice de Santa Hildegarda (1165), Abadía de Santa


Hildegarda, Eibingen (Alemania).
 

Tapiz de la Creación, Catedral de Gerona.

Arte gótico[editar]
Artículo principal: Arte gótico

Catedral de Nuestra Señora de París.

El arte góticonota 7 se desarrolló entre los siglos XII y XVI, época de gran


desarrollo económico y cultural. El fin de la época feudal supuso el
afianzamiento de los estados centralizados, con mayor predominio de las
ciudades sobre el campo, al tiempo que un sector cada vez mayor de la
sociedad tenía acceso a la cultura, que dejó de ser patrimonio exclusivo de la
Iglesia. El auge de las universidades comportó un aumento de los estudios
científicos, filosóficos y literarios, sentando las bases de la cultura moderna.
La arquitectura sufrió una profunda transformación, con formas más ligeras,
más dinámicas, con un mejor análisis estructural que permitió hacer edificios
más estilizados, con más aberturas y, por tanto, mejor iluminación. Aparecieron
nuevas tipologías como el arco apuntado y la bóveda de crucería, y la
utilización de contrafuertes y arbotantes para sostener la estructura del edificio,
permitiendo interiores más amplios y decorados con vitrales y rosetones. Es la
época de las grandes catedrales, entre las que cabe
destacar: Laon, Chartres, Amiens, Reims, Bourges y Notre-Dame de París, en
Francia; Canterbury, Salisbury y Gloucester, en
Inglaterra; Siena, Orvieto, Florencia, Bolonia y Milán, en
Italia; Colonia, Estrasburgo, Ulm y Magdeburgo en Alemania; San Esteban de
Viena en Austria; Barcelona, Gerona, Palma de
Mallorca, Sevilla, Toledo, Burgos, León, Zamora y Sigüenza, en España; y los
monasterios de Batalha y Alcobaça en Portugal. En España cabe destacar
también el desarrollo del arte mudéjar, fuertemente influido por las formas
islámicas, y que se caracteriza por el empleo del ladrillo, el yeso y la madera de
pequeña escuadría: Cristo de la Vega (Toledo), San Lorenzo de Sahagún, Las
Huelgas (Burgos), Santa Clara de Tordesillas, Convento de
Guadalupe (Cáceres), Alcázar de Sevilla, etc.
La escultura continuó enmarcada en la obra arquitectónica, aunque comenzó a
desarrollarse la escultura exenta, con formas más realistas, inspiradas en la
naturaleza. Los artistas buscaban la belleza ideal, en formas sencillas y
diáfanas, con cierta melancolía y nobleza en los sentimientos, y con escenas
de carácter narrativo. En Francia destacan el Pórtico Real y las portadas del
crucero de la Catedral de Chartres, así como los conjuntos de Amiens y Reims.
En Italia destaca el taller de Nicola y Giovanni Pisano en Pisa, mientras en
Alemania descuella la obra de Veit Stoss y Tilman Riemenschneider. En
España destaca el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de
Compostela, las portadas de la Colegiata de Toro y de las catedrales
de Tuy y Ciudad Rodrigo, los conjuntos de Burgos, León y Toledo, así como la
obra de Pere Johan y Gil de Siloé.
La pintura dejó de ser mural para pasar a retablos situados en los altares de las
iglesias, y empezó a desarrollarse la pintura en lienzo, al temple o al óleo. Se
sucedieron cuatro estilos pictóricos:

 Gótico lineal o franco-gótico: se desarrolló desde el


siglo XIII hasta principios del XIV, caracterizado
por el dibujo lineal, el fuerte cromatismo, un
naturalismo de líneas sencillas y el idealismo de
los temas representados. Este estilo se desarrolló
sobre todo en vidrieras y miniaturas.
 Gótico itálico o trecentista: surgido en el siglo XIII
en Italia, se caracteriza por la aproximación
realizada a la representación de la profundidad —
que cristalizará en el Renacimiento con
la perspectiva lineal—, los estudios
sobre anatomía y el análisis de la luz para
conseguir la matización tonal. Destacan dos
escuelas: la florentina (Cimabue, Giotto, Andrea
Orcagna) y la sienesa (Duccio, Simone
Martini, Ambrogio Lorenzetti).
 Gótico internacional: corresponde a finales del
siglo XIV y primera mitad del XV, suponiendo una
fusión de los estilos anteriores. Se caracteriza por
la estilización de la figura y el predominio de la
línea curva, el detallismo técnico y el naturalismo
simbólico de la narración. Destacan los
pintores Paul de Limbourg, Stefan
Lochner, Conrad Soest, Bernat Martorell y Lluís
Borrassà.
 Gótico flamenco: surgió en Flandes a principios del
siglo XV, predominando a lo largo de ese siglo en
la mayor parte de Europa —excepto Italia, donde
ya descollaba el Renacimiento—. Su principal
aportación es la técnica al óleo, que da colores
más brillantes y permite su gradación en diversas
gamas cromáticas, a la vez que permite mayor
minuciosidad en los detalles. Cabe destacar
a Jan y Hubert van Eyck, Robert Campin, Rogier
van der Weyden, Hans Memling, Gerard
David, Hugo van der Goes y el Bosco; en el resto
de Europa, Jean Fouquet, Conrad Witz, Martin
Schongauer, Hans Holbein el Viejo, Nuno
Gonçalves, Lluís Dalmau, Jaume
Huguet, Bartolomé Bermejo, Fernando Gallego,
etc.
Las artes aplicadas también tuvieron gran relevancia durante el gótico,
favorecidas por las nuevas clases urbanas de mercaderes y artesanos.
Destacó la ebanistería, la tapicería —siendo famosos los tapices de Arras—,
la orfebrería —especialmente las custodias y los relicarios, donde sobresale el
nombre de Enrique de Arfe—, las obras en esmalte —en particular las
procedentes de Limoges—, la cerámica —donde destaca la
de Faenza y Manises—, la vidriería —singularmente la veneciana y catalana—,
etc.59
Dante Alighieri y el universo de La Divina Comedia, representados por Domenico di Michelino en
la Catedral de Florencia.

La literatura tardomedieval se movió entre las obras escritas todavía en latín —


generalmente de signo religioso—, y las escritas en lenguas vernáculas, que
irán ganando protagonismo y popularidad. El centro creador pasó de Francia a
Italia, donde las cortes de los pequeños estados que se repartían el territorio de
la península itálica favorecieron las artes y las letras, dando origen a lo que
será el Renacimiento. Se practicó sobre todo el género del canzone, escrito
en endecasílabo —del que surgirá el soneto—, mientras que
en Florencia surgió el llamado Dolce Stil Novo, género poético de signo más
subjetivo, que exalta el amor, pero un amor más puro, más simbólico que el
trovadoresco. Destacan especialmente tres nombres: Francesco
Petrarca, Giovanni Boccaccio y Dante Alighieri, autor de La Divina
Comedia (1304-1320), una de las grandes obras de la literatura universal. En
Inglaterra destacó Geoffrey Chaucer con sus Cuentos de Canterbury (1386-
1400). En Francia, François Villon fue el primer gran poeta en lengua francesa.
En España, en el siglo XIII surgió la poesía del mester de clerecía (Gonzalo de
Berceo), así como la lírica galaico-portuguesa (Alfonso X el Sabio) y la catalana
(Ramon Llull); en el siglo XIV destacaron el Arcipreste de Hita, don Juan
Manuel y Pedro López de Ayala; mientras que en el siglo XV es de remarcar
las figuras de Jorge Manrique y el Marqués de Santillana, así como del poeta
catalán Ausiàs March.60
El teatro se desarrolló en tres principales tipologías: «misterios», sobre la vida
de Jesucristo, con textos de gran valor literario y elementos juglarescos;
«milagros», sobre la vida de los santos, con diálogos y partes danzadas; y
«moralidades», sobre personajes simbólicos, alegóricos, con máscaras
tipificadas. En esta época nació el teatro profano, con tres posibles orígenes —
según los historiadores—: la imitación de textos latinos de Terencio y Plauto; el
arte polivalente de los juglares; o los pequeños divertimentos escritos por
autores de signo religioso para evadirse un poco de la rigidez eclesiástica. 61
En música, durante el gótico se desarrolló la polifonía, surgiendo por vez
primera una música profana separada de la música religiosa realizada hasta
entonces (Le jeu de Robin et Marion, de Adam de la Halle, 1285). Surgió
el contrapunto, voces paralelas que se funden o se contraponen, y se
desarrollaron las técnicas compositivas y la notación. De la primera fórmula
compositiva por repetición se pasó a la imitación en el siglo XIV, y a
la variación en el XVI. El primer compositor conocido es Leoninus, organista de
Notre-Dame de París de mediados siglo XIII. En el siglo XIV surgió el Ars Nova,
con Guillaume de Machaut y Francesco Landino, mientras que en el XV
destacan Josquin des Prés, Guillaume Dufay, Gilles Binchois, Johannes
Ockeghem, Jacob Obrecht, John Dunstable y Bartolomé Ramos de Pareja. En
danza, las principales modalidades fueron: el carol, el estampie, el branle,
el saltarello y la tarantela.62

Palacio Ducal de Venecia.


 

Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de


Compostela.
 

La adoración de los Reyes Magos (1305-1306),


de Giotto, Capilla de los Scrovegni (Padua).
 


El matrimonio Arnolfini (1434), de Jan van Eyck, National
Gallery de Londres.

América[editar]
Artículo principal: Arte precolombino

Machu Picchu.

El arte precolombino floreció con gran brillantez hasta el descubrimiento de


América. Los invasores destruyeron numerosas obras de arte precolombino
(máscaras, códices ilustrados, piezas de plumas y, especialmente, obras de
oro y plata, que fueron fundidas). Aun así, la huella precolombina perduró en
numerosas producciones artísticas posteriores.
En México se desarrollaron varias culturas: la primera fue la de Teotihuacan,
ciudad construida entre los siglos I y VII, de sistema reticular —con un trazado
de base astrológica—, donde destacaba una gran avenida flanqueada de
templos en forma de pirámide escalonada, decorados con esculturas
en relieve y pinturas al fresco. Los mayas ocupaban la península del Yucatán y
las actuales Belice y Guatemala (siglos II-IX), desarrollando un arte de signo
religioso, donde destacaban igualmente los templos, concebidos bajo
mediciones astronómicas, de forma piramidal (Tikal, Uxmal, Templo de
Kukulcán en Chichén Itzá). La escultura era en relieve, generalmente de
animales mitológicos, serpientes, pájaros y figuras humanas, a menudo
con jeroglíficos. Los toltecas (siglos VII-VIII), en el estado de Hidalgo,
construyeron el Templo del Dios de la Estrella Matutina en Tula, y nos han
dejado una de las mejores muestras de escultura precolombina: el Chac Mool.
En la meseta mexicana se desarrolló la cultura azteca (siglos XIII-XV), que
recogió diversas tradiciones anteriores en un arte sintético consagrado a la
expresión del poder. En su capital, Tenochtitlán, construyeron una gran ciudad
con grandes palacios y jardines, y templos de forma piramidal, dedicados al
sacrificio humano.
En los Andes floreció el arte inca, surgido igual que el azteca en el siglo XIII,
abarcando los actuales Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y parte de Argentina. Los
incas tenían una cultura muy desarrollada, con adelantados procedimientos
metalúrgicos, cerámicos y textiles. Al igual que los romanos desarrollaron una
notable arquitectura e ingeniería civil, con ciudades planificadas y carreteras
bien trazadas, como el Camino Real de las Montañas, de 6000 kilómetros,
amurallado y con un ancho de 9 metros. Su capital, Cuzco, estaba fortificada
con murallas de sillares poligonales, técnica igualmente empleada en Machu
Picchu. Sus edificios eran rectangulares o circulares, con puertas y ventanas
de forma trapezoidal. Además de su arquitectura, destacó su cerámica y arte
textil, generalmente decorado con motivos geométricos. En Bolivia destacó la
ciudad de Tiahuanaco.63
La literatura precolombina era predominantemente oral, por lo que nos han
llegado pocos vestigios. En México se conservan varias expresiones en
lengua náhuatl: escritos de signo religioso, cosmológico y adivinatorio (Códice
Borgia); documentos administrativos y relatos históricos (Códice Xólotl); y
composiciones poéticas, como los himnos rituales recogidos por Bernardino de
Sahagún en Cantares de los Dioses. En lengua maya destacan los libros
de Chilam Balam, transcripción de obras jeroglíficas sobre tradiciones orales, y
el Popol Vuh, libro sagrado de los indios quiché. En Perú, la literatura inca está
representada por una serie de obras de poesía religiosa, así como largos
poemas narrativos de temática histórica o mitológica. Al parecer, fue la única
cultura precolombina donde se desarrolló algo parecido al teatro, como se
puede apreciar en el drama en lengua quechua Ollantay.64
África[editar]
Artículo principal: Arte africano

Iglesia de San Jorge, del conjunto de iglesias talladas en la roca de Lalibela (Etiopía).

El norte de África tuvo más relación con el arte europeo y asiático,


introduciéndose el cristianismo en el siglo IV, especialmente en Etiopía.
Posteriormente, el islamismo se expandió con fuerza por todos los países
del Magreb. El África subsahariana, en cambio, estuvo más aislada, con
pequeños reinos sumidos en frecuentes disputas. Sus primeras
manifestaciones artísticas, en materiales perecederos, no han llegado hasta
nosotros. Los primeros vestigios son tallas en madera, como las de los
pueblos tellem y dogon, en el actual Malí. Los objetos en bronce aparecen en
África occidental y meridional alrededor del siglo X, como algunas vasijas del
pueblo Igbo-Ukwu en Nigeria. En Zimbabue floreció la cultura
Monomotapa (siglos XI-XV), cuya capital, Gran Zimbabue, fue una de las
ciudades más grandes de toda África. En Ife (igualmente en Nigeria), de
cultura yoruba, surgió en los siglos XII-XIII una notable escuela de figuras
en terracota, de gran naturalismo. De esta época datan las iglesias talladas en
la roca de Lalibela, en Etiopía, donde también destaca la pintura de temas
cristianos. Entre los siglos XII y XV se dio en Djenné (Malí) un estilo de figuras
de terracota más esquemático, de figuras masculinas con una característica
barba puntiaguda. Por último, entre los siglos XV y XVI, se dio otra notable
escuela escultórica en Benín, destacando su magnífica colección de bronces.65
Asia[editar]
India
Artículo principal: Arte de la India

Templo de Khajurāhō.

 Arte gupta (siglos IV-VIII): en el Imperio gupta se


expandió el budismo, con un arte caracterizado por
el purismo formal, la armonía de proporciones y la
idealización de la figura humana. Destacan los
grandes santuarios rupestres
o vihara (Ajantā, Ellorā, Elephanta) y los templos al
aire libre (Bhitargaon, Bodhagaya, Deogarth,
Sirpur). El arte gupta se extendió por casi todo
el Deccán: los Chālukya lo emplearon en los
templos de Ahiōlē y Bādāmi (550-750), y
los Pallava lo pusieron de manifiesto en su
complejo arquitectónico-escultórico de
Mahābalipuram. A estos estilos se les suele
denominar «posgupta».
 Arte hindú (siglos VIII-XII): durante este periodo
perviven los estilos anteriores, acentuando las
formas brahmánicas. El tipo de santuario más
difundido es el śikhara, como el de Udaipur. La
arquitectura se divide en dos tipologías: «el edificio
cubierto y la pirámide» (vimāna de Tanjore,
siglo XI), y «el edificio con tejado curvilíneo»
(templo de Gujarāt). Entre los siglos X-XI se
produjo el arte de Khajurāhō, máxima expresión
del arte indoario por la elegancia formal y estética
de sus templos, así como de la escultura que los
adorna. En Orissā, en la parte nororiental de la
India, se desarrollan nuevas tipologías que
convirtieron los śikhara y los vimāna en
representaciones arquitectónicas de los dioses
hindúes, como en Bhubaneshwar y Kōnārka.66
La literatura india de esta época se realizó en diversas modalidades:
el drama continuó con las epopeyas mitológicas, con un fuerte sello de
imaginación, destacando Bhavabhūti, autor de Malatimadhava, historia sobre el
amor de dos jóvenes que ha sido comparada con Romeo y Julieta; el poema
épico es heredero del Rāmāyana, en un nuevo género
denominado mahakavya, de temas históricos y mitológicos, destacando
el Rajatarangini de Kalhana (hacia 1150); la poesía lírica está representada por
las Sataka de Bhartrihari, conjunto de poesías sobre el concepto indio de la
vida, y la Gītāgovinda de Jāyādeva, poemas de amor de tipo alegórico; por
último, la fábula se caracterizó por cuentos breves de aire popular, de carácter
didáctico y aleccionador, destacando los autores Narayana y Sivadasa.
También cabe citar al famoso Kama-sutra, compilado en el siglo VI
por Vātsyāyana, que es un conjunto de preceptos y consejos relativos al amor y
el sexo.67
El teatro evolucionó sin grandes signos de ruptura desde época antigua, en
espectáculos donde, junto a dramas de tipo mitológico sobre
la cosmogonía hindú, destacaban el canto, la danza y la mímica. En esta época
destacaron dos modalidades principales: el mahanataka (gran espectáculo),
sobre las grandes epopeyas indias; y el dutangada, en que un actor recita el
texto principal mientras otros lo escenifican con ayuda del mimo y la danza. 68
La música fue en esta época predominantemente vocal, con acompañamiento
de diversos instrumentos, principalmente cítaras y laúdes. Se escribieron varios
tratados sobre música: el Brihad deshi de Matamga (siglo VIII), el Naradiya-
siksa de Nārada (siglo X) y el Samgita-Ratnakara de Śārngadeva (siglo XIII).
Tenían siete notas (svaras): sa, ri, ga, ma, pa, dha, ni; con 22
grados microtonales (srutis). La melodía se componía de varias estructuras de
ciclos tonales (ragas), que incluyen diversos ornamentos (gamakas). A su vez,
cada raga está relacionado con un tala o medida de tiempo, para marcar
el ritmo, que puede ser lento (vilambita), medio (madhya) o rápido (druta). Por
último, el kharaja (pedal) es un sonido mantenido que sostiene el centro tonal,
ejerciendo de guía durante la ejecución de la obra. 69
China
Artículo principal: Arte de China
Colores del otoño en las montañas Qiao y Hua, de Zhao Mengfu.

 Dinastía Tang (618-907): este fue uno de los


periodos más florecientes del arte chino,
destacando por su escultura y sus célebres figuras
de cerámica. La figura más representada siguió
siendo Buda, así como los bodhisattvas (místicos
budistas), destacando la estatua en madera
policromada de Guan Yin (o Bodhisattva de la
Misericordia), de 2,41 metros de altura. En
arquitectura la tipología principal fue
la pagoda (Hua-yen, Hsiangchi). En pintura
apareció el paisaje, género inicialmente de signo
elitista, destinado a reducidos círculos culturales.
Desafortunadamente, los paisajes Tang no han
llegado hasta nuestros días, y sólo se conocen por
copias, como Templo budista en las colinas
después de la lluvia, de Li Cheng (siglo X).
 Dinastía Song (960-1279): época de gran
florecimiento de las artes, se alcanzó un nivel de
elevada cultura que sería recordado con gran
admiración en posteriores etapas. Apareció
el grabado sobre madera, impregnada
de tinta sobre seda o papel. En arquitectura
continuó la construcción de pagodas, como la
pagoda hexagonal de Kuo-Hsiang-Su (960), o la
pagoda de madera de Chang-Tiu-Fu. En cerámica
destacan dos tipologías: la cerámica
de esmalte blanco de Ting-tcheu, y la cerámica de
esmalte rosa o azul de Kin-tcheu. En pintura
continuó el paisaje, con dos estilos: el
septentrional, de dibujo preciso y colores nítidos,
con figuras de monjes o filósofos, flores e insectos;
y el meridional, de pinceladas rápidas, colores
ligeros y diluidos, con especial representación de
paisajes nublados.
 Dinastía Yuan (1280-1368): dinastía de
origen mongol (su primer emperador fue Kublai,
nieto de Gengis Khan), China se abrió más hacia
Occidente, como queda patente en el famoso viaje
de Marco Polo. En arquitectura destaca la Pagoda
Blanca de Pekín. Se desarrollaron especialmente
las artes decorativas: se manufacturaron
alfombras, se produjo cerámica con nuevas formas
y colores, y se elaboraron obras de metalistería de
gran riqueza. En pintura proliferaron los temas
religiosos, especialmente los taoístas y budistas,
destacando las pinturas murales del templo de
Yonglegong (Shanxi), y artistas como Huang
Gongwang, Wang Meng y Ni Zan.70

Representación de un concierto de música tradicional china en el Museo Provincial


de Hubei (Wuhan).

La literatura china de esta época estuvo marcada por la continuidad respecto a


la producción anterior. La época Tang fue la edad dorada de la poesía china,
destacando Li Bai y Du Fu, mientras que en prosa se tendió a un estilo más
simplificado, representado por Han Yu y Liu Zongyuan. También apareció un
nuevo género, el pienhuen, mezcla de verso y prosa, de signo budista. Durante
la dinastía Song apareció la imprenta de tipos móviles (inventada por Bi
Sheng), que favoreció la difusión de la literatura. La poesía estaba íntimamente
relacionada con la música (género ts'e), como en Liu Yu-Hui y Su She; en
prosa destacó el tratado histórico Tsê-che T'ong-kien, de Ssê Ma-kuang. En
época Yuan cobró relevancia el teatro, destacando Kuan-Han-K'ing y Po-Yeu-
Fu, mientras que en poesía descolló San-K'iu.71
En este periodo se produjo la edad de oro musical china: destacaron los
rituales confucianistas, donde un coro cantaba el himno, con instrumentos de
viento y campanillas, un órgano soplado para el contrapunto, y diversos juegos
de cítaras (ch'in, de 5 cuerdas, y sê, de 26 cuerdas), para definir la duración
(tsao-man). Era una música predominantemente tímbrica, con
una armonía sencilla y elemental. Durante el reinado del emperador Hsüan-
tsung (713-756) hay constancia de que existía en la corte una orquesta de unos
1300 músicos. Los poetas recitaban al ritmo de un laúd corto (p'i-p'a), música
de la que nos han llegado composiciones como La última batalla de Hsiang
Yü y Nueve canciones para Yüeh. Durante la dinastía Song se popularizaron
los espectáculos músico-teatrales, como Nan-ch'ü (Cantos del sur) y Pei-
ch'ü (Cantos del norte). En época Yuan surgieron los dramas musicales
u óperas, con dos escuelas: septentrional y meridional, que han llegado hasta
nuestros días.72
Japón
Artículo principal: Arte del Japón

Templo de Hōryū-ji, en Nara.

 Período Asuka (552-646): la llegada del budismo


produjo en Japón un gran impacto a nivel artístico
y estético, con fuerte influencia del arte chino.
Como edificio más destacable de este período hay
que mencionar el templo de Hōryū-ji (607),
representante del estilo Kudara. Las primeras
imágenes de Buda fueron importadas del
continente, pero luego se instalaron en Japón gran
número de artistas chinos y coreanos (Kannon de
Kudara, siglo VI). La pintura denota un gran
sentido del dibujo, con obras de gran originalidad,
como el relicario de Tamamushi.
 Período Nara (646-794): en esta época tuvo su
apogeo el arte budista, continuando con gran
intensidad la influencia china. Se conservan pocos
ejemplos de arquitectura: Pagoda del Este de
Yakushi-ji, templo de Tōdai-ji, templo de Kōfuku-ji,
Shōsoin de Nara. Obtuvo gran desarrollo en
escultura la representación de Buda: Sho
Kannon, Buda de Tachibana, Bodhisattva
Gakko de Tōdai-ji. La pintura está representada
por la decoración mural de Hōryū-ji (finales del
siglo VII) y por kakemonos y makimonos, historias
pintadas en un largo rollo de papel o seda, con
textos relatando las diversas escenas o sutras.
 Período Heian (794-1185): la iconografía budista
tuvo un nuevo desarrollo con la importación de dos
nuevas sectas del continente: Tendai y Shingon.
La arquitectura sufrió un cambio en la planta de
los monasterios, que se erigían en lugares
apartados, pensados para la meditación: templos
de Enryaku-ji, Kongōbu-ji y santuario-pagoda de
Muro-ji. Durante el período Fujiwara (897-1185), el
templo volvió a situarse en la ciudad, siendo centro
de reunión de las clases dirigentes. Se construían
según el modelo de los grandes palacios, con una
decoración muy desarrollada (monasterio
de Byōdō-in, también llamado del Fénix). En
pintura, la aparición de la escuela de Yamato-e
supuso la independencia de la pintura japonesa de
la influencia china; se caracterizó por su armonía y
luminosidad, con colores brillantes.
 Período Kamakura (1185-1333): en esta época se
introdujo en Japón la secta zen, que influyó
poderosamente en el arte figurativo. En escultura
destacó la Escuela de Nara, con la figura más
remarcada de Unkei (estatuas de los montes
Muchaku y Seshin). La arquitectura era más
sencilla, más funcional, menos lujosa y recargada;
la influencia zen provocó el llamado estilo Kara-yo.
Destacan el conjunto de cinco grandes templos
de Sanjūsangen-dō (1266). La pintura se
caracterizó por un mayor realismo y por su
introspección psicológica, desarrollándose
principalmente el retratismo y el paisajismo.
 Período Muromachi o Ashikaga (1333-1573): en
este período floreció notablemente la pintura,
enmarcada dentro de la estética zen. Predominó la
técnica de la aguada, perfecta transcripción de la
doctrina zen, que pretendía reflejar en los paisajes
lo que significan, más que lo que representan,
destacando Sesshū, autor de retratos y paisajes.
Cabe mencionar también la Escuela Kanō, que
aplicó la técnica de la aguada a temas
tradicionales. La arquitectura se distinguió por su
elegancia, destacando las mansiones señoriales:
el Pabellón de Oro y el Pabellón de Plata, en Kioto;
también hay que mencionar el monasterio de
Zuiho-ji. Se desarrolló notablemente el arte de
la jardinería, en cerámica destaca la de Seto, y
cobraron importancia los objetos de laca y metal.73
Interpretación de teatro nō en el Gran Santuario Kasuga (Nara).

La literatura japonesa continuó con el influjo de la china, sobre todo en poesía,


donde la mayor producción fue en lengua china, considerada más culta:
tenemos así el Kaifuso (Tiernos recuerdos de poesía, 751), antología de varios
poetas. En época Heian hubo un renacer de las letras japonesas, destacando
la narrativa: Genji Monogatari (Relato de Genji), de Murasaki Shikibu, es un
clásico de la literatura nipona, describiendo el mundo de la nobleza en un
lenguaje sencillo, de tono a veces erótico. La poesía de la época fue compilada
en la antología imperial Kokinshu, donde se exaltaba preferentemente la
naturaleza, escrita en waka (composición de 31 sílabas). En el período
Kamakura la literatura se vio afectada por las constantes guerras feudales,
reflejadas en una narrativa de tono pesimista y desolado: Hojoki (Narración de
mi cabaña), de Kamo no Chomei. Del período Muromachi cabe destacar
el Tsurezuregusa (Ensayos en ocio), de Yoshida Kenkō, y el Sannin Hoshi (Los
tres sacerdotes), anónimo.74
En teatro apareció en el siglo XIV la modalidad denominada nō, drama lírico-
musical en prosa o verso, de tema histórico o mitológico. Su origen se sitúa en
el antiguo baile kakura y en la liturgia sintoísta, aunque posteriormente fue
asimilado por el budismo. Está caracterizado por una trama esquemática, con
tres personajes principales: el protagonista (waki), un monje itinerante y un
intermediario. La narración es recitada por un coro, mientras los actores
principales se desenvuelven de forma gestual, en movimientos rítmicos. Los
decorados son austeros, frente a la magnificencia de vestidos y máscaras. Su
principal exponente fue Chikamatsu Monzaemon.75
En música la llegada del budismo comportó la influencia extranjera, surgiendo
dos corrientes: la música izquierda, de origen indio y chino; y la música
derecha, de origen manchú y coreano. Estas modalidades empleaban
instrumentos como el biwa (laúd de cuello corto), el taiko (tambor japonés),
el kakko (tambor chino), el shôko (gong), el sô-no-koto (cítara), el koma-
bue (flauta), el hichiriki (oboe), el ôteki (flauta travesera) y el shô (órgano
soplado). Asimismo había una gran variedad de tipos de música tradicional:
dos de los estilos más antiguos eran shōmyō («hombre gordo que canta»)
y gagaku («música graciosa»), ambos provenientes de los períodos Nara y
Heian. Adicionalmente, el gagaku se divide en sōgaku (música instrumental)
y bugaku (música y danza).76
Sudeste asiático
Templo de Angkor Wat, principal realización del arte jemer.

En el sudeste asiático el arte estuvo a caballo entre la tradición hinduista y


budista, introduciéndose el islamismo en el siglo XV, principalmente
en Indonesia. En las culturas autóctonas de la edad del bronce y del hierro —
de las que se conservan escasos restos— se denota la influencia china, siendo
a partir del siglo VI que comenzará progresivamente la influencia india.

 Arte jemer: el reino jemer se situó en Camboya,


teniendo su apogeo entre los siglos VIII y XII. Su
principal manifestación es el magnífico conjunto
de Angkor Wat (1113-1150), ciudadela-templo
dedicado a Vishnú, cuya planimetría representa
el universo. El templo central está rodeado de
cuatro santuarios más pequeños, coronados por
agujas inspiradas en las śikhara indias, construidos
con piedra caliza con abrazaderas de hierro.
Destaca igualmente la decoración esculpida en
relieve.
 Arte thai: es el desarrollado en Siam (Tailandia),
caracterizado por una arquitectura vertical de
formas alargadas y puntiagudas, con una torre-
relicario (prang), como el templo de Vat Sri Sampet
(siglo XVI). Destacan las imágenes de Buda, como
la de Sukhothai (siglo XIV), en bronce y pan de
oro.
 Arte cham: se dio en el reino
de Champa (Vietnam). En los siglos VIII-IX recibió
la influencia hindú (monasterio de Dông-Dương).
En el siglo XII predominó la influencia jemer,
plasmada en una arquitectura armónica de sobria
decoración.
 Arte birmano: en Birmania es más palpable la
influencia china, como en el uso de la bóveda de
crucería. Se utilizaba el ladrillo recubierto
de estuco, sobre el que se realizaba la decoración.
Su período clásico fue la época de Pagan
(siglos X-XIII), donde destacan las stūpas, que
pueden ser de forma cilíndrica, cónica,
hemisférica, en bulbo o en campana (templo de
Ananda, siglo XII).
 Arte indonesio: se recibió una primera influencia
india —principalmente gupta—, constatable en las
stūpas con cúpulas de campana. El período más
floreciente se dio entre los siglos VII y X,
principalmente en Java, donde la dinastía
Sailendra adoptó el budismo, construyendo el
templo de Borobudur, la stūpa más grande del
mundo, con 120 metros de largo por cada lado y
35 metros de altura, contando con 1500
bajorrelieves y 400 estatuas de Buda. Entre los
siglos X y XV predominó nuevamente el
hinduismo, con una arquitectura más vertical, con
decoración en relieve, destacando los
monumentos funerarios (chandi), como los de
Shwentar y Kidal. En el siglo XV se introdujo el
islamismo, destacando las estelas sepulcrales y
las nuevas tipologías arquitectónicas, como la
mezquita de Sendang Duwur.77

Arte thai: templo de Wat Phra Kaew, Bangkok.


 

Arte cham: templo de Po Klaung Garai, Phan Rang


(Vietnam).
 

Arte birmano: pagoda de Shwedagon, Rangún (Birmania).


 

Arte indonesio: templo de Borobudur (Indonesia).

Oceanía[editar]
Artículo principal: Arte de Oceanía

Moái en Rano Raraku, isla de Pascua.

En este periodo continuó la expansión polinesia hacia la periferia oceánica


(Nueva Zelanda, islas Kermadec, islas Chatham). Se produjo una gran
diversificación cultural y artística: solo en Melanesia, por ejemplo, había más de
1000 grupos étnicos diferentes. La mayoría de manifestaciones artísticas eran
de carácter ritual, relacionadas con danzas y ceremonias de
tipo animista o politeísta. En Micronesia se produjeron elaborados complejos
arquitectónicos con esculturas de piedra y megalitos. En Yap (islas Carolinas),
apareció un tipo de moneda de piedra compuesta por grandes discos con un
agujero central. En Guam y las islas Marianas destacan las casas sobre
columnas de piedra (latte). En Hawái se construyeron grandes templos (heiau),
con esculturas de madera de hasta tres metros que representaban a sus
dioses. En las islas Marquesas se dieron un tipo de construcciones de casas
megalíticas sobre plataformas de piedra, con grandes estatuas
antropomórficas. En Nueva Zelanda, los maoríes desarrollaron un tipo de talla
de madera con figuras de líderes políticos y religiosos, así como colgantes
de nefrita tallada (hei tiki). Por último, cabe destacar la construcción en la isla
de Pascua de las famosas cabezas monolíticas (moái), de las que se erigieron
unas 600 entre el año 900 y el 1600. Son figuras de 4 o 5 metros, que se
situaban sobre plataformas de piedra que servían de base a los templos (ahu)
de culto a los ancestros.78

Arte de la Edad Moderna[editar]

El nacimiento de Venus (1485), de Sandro Botticelli, Uffizi (Florencia).

Artículo principal: Arte de la Edad Moderna


El arte de la Edad Moderna —no confundir con arte moderno, que se suele
emplear como sinónimo de arte contemporáneo—nota 8 se desarrolló entre los
siglos XV y XVIII. La Edad Moderna supuso cambios radicales a nivel político,
económico, social y cultural: la consolidación de los estados centralizados
supuso la instauración del absolutismo; los nuevos descubrimientos
geográficos —especialmente el continente americano— abrieron una época de
expansión territorial y comercial, suponiendo el inicio del colonialismo; la
invención de la imprenta conllevó una mayor difusión de la cultura, que se abrió
a todo tipo de público; la religión perdió la preponderancia que tenía en la
época medieval, a lo que coadyuvó el surgimiento del protestantismo; a la vez,
el humanismo surgió como nueva tendencia cultural, dejando paso a una
concepción más científica del hombre y del universo.
El origen de la historia del arte como tal data del siglo XVI, considerándose
las Vidas de Giorgio Vasari el texto inaugural del estudio del arte con
carácter historiográfico. El método que siguió el erudito florentino era
la biografía del artista. Esta metodología fue la que se impuso hasta el
siglo XVIII, cuando el historiador alemán Johann Joachim Winckelmann inició
un nuevo tipo de análisis del arte buscando en el desarrollo de
las civilizaciones una evolución estilística.nota 9
Renacimiento[editar]
Artículo principal: Renacimiento
Surgido en Italia en el siglo XV (Quattrocento), se expandió por el resto
de Europa desde finales de ese siglo e inicios del XVI. Los artistas se
inspiraron en el arte clásico grecorromano, por lo que se habló de
«renacimiento» artístico tras el oscurantismo medieval. Estilo inspirado en
la naturaleza, surgieron nuevos modelos de representación, como el uso de
la perspectiva. Sin renunciar a la temática religiosa, cobró mayor relevancia la
representación del ser humano y su entorno, apareciendo nuevas temáticas
como la mitológica o la histórica, o nuevos géneros como el paisaje,
el bodegón e, incluso, el desnudo. La belleza dejó de ser simbólica, como en la
era medieval, para tener un componente más racional y mesurado, basado en
la armonía y la proporción.

Iglesia de Santa Maria Novella, en Florencia, diseñada por Leon Battista Alberti.

La arquitectura recuperó los modelos clásicos, reelaborados con un concepto


más naturalista y con bases científicas: se recuperó el uso del arco de medio
punto, la bóveda de cañón, la cúpula de media naranja y los órdenes clásicos
(dórico, jónico, corintio y compuesto). La estructura del edificio se basó en
proporciones matemáticas, que buscaban la perfección de las formas, a la vez
que se potenció la luminosidad y la diafanidad de los espacios. En el
Quattrocento destacó la arquitectura desarrollada en Florencia: Filippo
Brunelleschi (cúpula de Santa María del Fiore, Basílica de San Lorenzo), Leon
Battista Alberti (San Andrés de Mantua); mientras que en el Cinquecento el
centro artístico pasó a ser Roma: Bramante (San Pietro in Montorio, Basílica de
San Pedro del Vaticano), Antonio da Sangallo (Palacio Farnesio). En esta
época cobró un progresivo auge la jardinería, que empezó a ser concebida
mediante un diseño estructurado; surgió así el llamado «jardín italiano», de
composición geométrica, construido sobre terrazas con escalinatas (Jardín del
Belvedere, Bramante; Villa Madama, Rafael). Fuera de Italia, el Renacimiento
se desarrolló sobre todo en Francia, con la obra de Philibert Delorme;
en Alemania no llegó hasta mediados del siglo XVI, con el castillo de
Heidelberg y, sobre todo a finales de siglo, en Baviera; en los Países Bajos la
influencia italiana se denotó especialmente en la decoración, sobre estructuras
todavía de signo gótico; en Inglaterra se produjo el estilo Tudor, desarrollado
sobre todo en la construcción de palacios civiles, caracterizado por la utilización
del arco Tudor; en Rusia, el Renacimiento italiano —introducido por Aristotile
Fioravanti— fue adaptado al estilo bizantino típicamente ruso, como en el
magnífico conjunto del Kremlin. En España se desarrollaron varios estilos:
el plateresco, caracterizado por el uso de paramentos almohadillados,
columnas abalaustradas y profusa decoración de grutescos (Alonso
Covarrubias, Diego de Siloé); y el purismo, más preocupado por la estructura
racional del edificio, abandonando la decoración exuberante del plateresco
(Rodrigo Gil de Hontañón, Andrés de Vandelvira).
La escultura buscó igualmente la idealizada perfección del clasicismo, aunque
perduraron hasta el siglo XVI la elegancia curvilínea y la esbeltez de
proporciones del gótico internacional. Se utilizaban materiales nobles, como
el mármol y el bronce, con un especial gusto por la forma monumental. Junto a
la temática religiosa se desarrolló el retrato, en busto o en figuras ecuestres, al
estilo de la antigua Roma. Destacaron especialmente: Lorenzo Ghiberti, Jacopo
della Quercia, Luca della Robbia, Andrea Verrocchio y,
especialmente, Donatello (David, 1409; Judit y Holofernes, 1455-1460); y, fuera
de Italia, Michel Colombe en Francia, Peter Vischer en Alemania, y Felipe
Bigarny, Bartolomé Ordóñez y Damián Forment en España.
La pintura sufrió una notable evolución desde las formas medievales, con
formas naturalistas y temáticas profanas o mitológicas junto a las religiosas.
Los estudios de perspectiva permitieron hacer obras de gran efecto realista,
basadas en proporciones matemáticas, con especial utilización de la «sección
áurea» tras el estudio publicado por Luca Pacioli (De Divina Proportione, 1509).
Se utilizó el fresco y el temple, mientras que se introdujo el óleo a mediados del
siglo XV por influencia flamenca. Uno de sus principales exponentes
fue Leonardo Da Vinci, genio polifacético que introdujo el sfumato o
«perspectiva aérea», con obras como La Virgen de las Rocas (1483), La Última
Cena (1495-1497), La Gioconda (1503), etc. Otro nombre de relevancia
fue Rafael, maestro del clasicismo sereno y equilibrado, con una perfecta
ejecución pictórica, como se demuestra en sus frescos de las Estancias del
Vaticano. Otros artistas destacados fueron: Masaccio, Fra Angelico, Paolo
Ucello, Andrea del Castagno, Perugino, Piero della Francesca, Benozzo
Gozzoli, Domenico Ghirlandaio, Botticelli, Andrea del Verrocchio, Luca
Signorelli, Andrea Mantegna, Giovanni Bellini, Antonello da Messina, etc. En el
resto de Europa: Matthias Grünewald, Alberto Durero, Hans Holbein el
Joven y Lucas Cranach el Viejo en Alemania; Quentin Metsys y Pieter
Brueghel en Holanda; y Pedro Berruguete, Alejo Fernández, Vicente
Masip, Juan de Juanes, Pedro Machuca y Luis de Morales en España.
Las artes industriales tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las
nuevas clases adineradas: se desarrolló la ebanistería, sobre todo en Italia y
Alemania, destacando la técnica de la intarsia, embutidos de madera de varios
tonos para producir efectos lineales o de ciertas imágenes. La tapicería destacó
en Flandes, con obras basadas en bocetos desarrollados por pintores
como Bernard van Orley. La cerámica se elaboró en Italia
con barnices vidriados, consiguiendo tonos brillantes de gran efecto.
El vidrio se desarrolló notablemente en Venecia (Murano), decorado a veces
con hilos de oro o con filamentos de vidrios de colores. La orfebrería fue
cultivada por escultores como Lorenzo Ghiberti, con piezas de gran virtuosismo
y elevada calidad, destacando especialmente los esmaltes y camafeos. Con la
invención de la imprenta se desarrollaron las artes gráficas, apareciendo o
perfeccionándose la mayoría de las técnicas
de grabado: calcografía (aguafuerte, aguatinta, grabado al buril, grabado a
media tinta o grabado a punta seca), linograbado, xilografía, etc.79

Don Quijote (1605), de Miguel de Cervantes.

La literatura renacentista se desarrolló en torno al humanismo, la nueva teoría


que destacaba el papel primordial del ser humano sobre cualquier otra
consideración, especialmente la religiosa. En esta época el mundo de las letras
recibió un gran impulso con la invención de la imprenta por Gutenberg, hecho
que propició el acceso a la literatura por un público más mayoritario. Ello
conllevó a una mayor preocupación por la ortografía y la lingüística, surgiendo
los primeros sistemas de gramática en lenguas vernáculas (como
la española de Elio Antonio de Nebrija) y apareciendo las
primeras academias de lenguas nacionales. Entre los literatos de esta época
destacan: Angelo Poliziano, Matteo Maria Boiardo, Ludovico Ariosto, Jacopo
Sannazaro, Pietro Bembo, Baldassare Castiglione, Torquato Tasso, Tomás
Moro, Erasmo de Róterdam, François Rabelais, Pierre de Ronsard, Michel de
Montaigne, Edmund Spenser, Luís de Camões, etc. En España comenzó una
edad dorada de las letras, que se prolongaría hasta el siglo XVII: la poesía,
influida por la italiana del stil nuovo, contó con las figuras de Garcilaso de la
Vega, fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús; en
prosa surgieron los libros de caballería (Amadís de Gaula, 1508) y se inició el
género de la picaresca con el Lazarillo de Tormes (1554), mientras que
despuntó la obra de Miguel de Cervantes, el gran genio de las letras españolas,
autor del inmortal Don Quijote (1605).80
El teatro renacentista también acusó el paso
del teocentrismo al antropocentrismo, con obras más naturalistas, de aspecto
histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se buscaba la
recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en
el espacio, en las tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos,
en trompe-l'œil. Surgió la reglamentación teatral basada en tres unidades
(acción, espacio y tiempo), basándose en la Poética de Aristóteles, teoría
introducida por Lodovico Castelvetro. En torno a 1520 surgió en el norte de
Italia la Commedia dell'arte, con textos improvisados, en dialecto,
predominando la mímica e introduciendo personajes arquetípicos
como Arlequín, Colombina, Pulcinella (llamado en
Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc. Como principales
dramaturgos destacaron Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres
Naharro, Lope de Rueda y Fernando de Rojas, con su gran obra La
Celestina (1499). En Inglaterra descolló el teatro isabelino, con autores
como Christopher Marlowe, Ben Jonson, Thomas Kyd y,
especialmente, William Shakespeare, gran genio universal de las letras
(Romeo y Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).81

Orfeo - Toccata
Toccata, de La favola d'Orfeo, una de
las primeras óperas (1607), compuesta
por Claudio Monteverdi.

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La música renacentista supuso la consagración de la polifonía, así como el


afianzamiento de la música instrumental, que iría evolucionando hacia
la orquesta moderna. Apareció el madrigal como género profano que aunaba
texto y música, siendo la expresión paradigmática de la música renacentista.
En 1498 Ottaviano Petrucci ideó un sistema de imprenta adaptado a la música,
en pentagrama, con lo que se empezó a editar música. Como compositores
renacentistas destacaron Orlandus Lassus, Carlo Gesualdo, Giovanni
Gabrieli, Tomás Luis de Victoria, Cristóbal de Morales, Claudio
Monteverdi y Giovanni Pierluigi da Palestrina. A finales del siglo XVI nació
la ópera, iniciativa de un círculo de eruditos (la Camerata Fiorentina) que, al
descubrir que el teatro griego antiguo era cantado, tuvieron la idea de
musicalizar textos dramáticos. La primera ópera fue Dafne (1594), de Jacopo
Peri, a la que siguió Euridice (1600), del mismo autor; en 1602 Giulio
Caccini escribió otra Euridice; y, en 1607, Claudio Monteverdi compuso La
favola d'Orfeo, donde añadió una introducción musical que denominó sinfonía,
y dividió las estructuras cantadas en arias.82
La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida de nuevo al papel
preponderante del ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos
autores consideran esta época el nacimiento de la danza moderna. Se
desarrolló sobre todo en Francia —donde fue llamado ballet-comique—, en
forma de historias bailadas, sobre textos mitológicos clásicos, siendo impulsado
principalmente por la reina Catalina de Médicis. Se suele considerar que el
primer ballet fue el Ballet comique de la Reine Louise (1581), de Balthazar de
Beaujoyeulx. Las principales modalidades de la época eran la gallarda,
la pavana y el tourdion. En esta época surgieron los primeros tratados sobre
danza: Domenico da Piacenza escribió De arte saltandi et choreas ducendi,
siendo considerado el primer coreógrafo de la historia; Thoinot Arbeau hizo una
recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie, 1588).83

Templete de San Pietro in Montorio, de Bramante (1502-


1510).
 

David (c. 1440), de Donatello, Museo Bargello, Florencia.


 

La Gioconda (1503-1506), de Leonardo da Vinci, Museo del


Louvre.
 

Frontispicio de la edición de Hamlet de 1605, de William


Shakespeare.

Manierismo[editar]
Artículo principal: Manierismo

David (1501-1504), de Miguel Ángel, Galería de la Academia, Florencia.

Surgido igualmente en Italia a mediados del siglo XVI como evolución de las


formas renacentistas, el manierismonota 10 abandonó la naturaleza como fuente
de inspiración para buscar un tono más emotivo y expresivo, cobrando
importancia la interpretación subjetiva que el artista hace de la obra de arte.
La arquitectura adquirió un signo más efectista y de tenso equilibrio,
destacando el polifacético artista Miguel Ángel, autor del ábside y
la cúpula de San Pedro del Vaticano; Jacopo Vignola (Iglesia del Gesù);
y Andrea Palladio, creador de un estilo propio (paladianismo), como vemos en
la Basílica de Vicenza, la Villa Capra (llamada la Rotonda), San Giorgio
Maggiore de Venecia, etc. En Francia surgió la notable Escuela de
Fontainebleau. En España se produjo la arquitectura herreriana (por Juan de
Herrera), estilo sobrio y sencillo, de formas simples y desnudas de decoración,
de acuerdo a la doctrina contrarreformista que entonces imperaba; tuvo su
máxima realización en el Monasterio de El Escorial.
La escultura es nuevamente reflejo del pesimismo que dominaba la sociedad
italiana de la segunda mitad del siglo XVI, con un arte donde se deforma la
realidad a capricho, predominando la expresión sentimental del artista, con
figuras estilizadas, en posiciones violentas y actitudes dramáticas. Descuella
nuevamente la obra de Miguel Ángel, con obras de tenso dinamismo donde
resalta la expresión de la persona representada: Piedad (1501), David (1501-
1504), Moisés (1513-1515), Sepulcro de los Médicis (1520-1534), etc. Otros
importantes escultores fueron: Baccio Bandinelli, Benvenuto
Cellini, Giambologna y Jacopo Sansovino; y, fuera de Italia, Jean
Goujon y Germain Pilon en Francia, Adriaen de Vries en Flandes, Hubert
Gerhard en Alemania, y Alonso Berruguete, Juan de Juni y Gaspar Becerra en
España.
La pintura manierista tuvo un sello más caprichoso, extravagante, con gusto
por la forma sinuosa y estilizada, deformando la realidad, con perspectivas
distorsionadas y atmósferas efectistas. Destacó en primer lugar —como en las
otras artes— Miguel Ángel (autor de la decoración de la Capilla Sixtina),
seguido de Bronzino, Andrea del
Sarto, Pontormo, Correggio, Parmigianino, Giorgione, Tiziano, Veronese, Tintor
etto, Jacopo Bassano, Giuseppe Arcimboldo, etc. Cabe mencionar a Maarten
van Heemskerck y Abraham Bloemaert en los Países Bajos, y Bartholomeus
Spranger en Alemania. En España destacaron Juan Fernández de
Navarrete, Alonso Sánchez Coello, Juan Pantoja de la Cruz y,
especialmente, El Greco, artista excepcional creador de un estilo personal y
único, de fuerte sentido expresionista.84

Villa La Rotonda, de Andrea Palladio.


 

Moisés (1513-1515), de Miguel Ángel, iglesia de San Pietro


in Vincoli.
 

Venus de Urbino (1538), de Tiziano, Galería


Uffizi (Florencia).
 

El entierro del Conde de Orgaz (1587), el Greco, iglesia de


Santo Tomé (Toledo).

Barroco[editar]
Artículo principal: Barroco
Las Meninas (1656), de Velázquez (Museo del Prado), fue un alegato de la figura del pintor como
artista inspirado, frente a la condición de simple artesano que hasta entonces se tenía del oficio de
pintor.

El barroconota 11 se desarrolló entre el siglo XVII y principios del XVIII. Fue una


época de grandes disputas en el terreno político y religioso, surgiendo una
división entre los países católicos contrarreformistas, donde se afianzó el
estado absolutista, y los países protestantes, de signo más parlamentario. El
arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un cierto
racionalismo clasicista pero con formas más dinámicas y efectistas, con gusto
por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de
efecto.
La arquitectura, bajo unas líneas clásicas, asumió unas formas más dinámicas,
con una exuberante decoración y un sentido escenográfico de las formas y los
volúmenes. Cobró relevancia la modulación del espacio, con preferencia por
las curvas cóncavas y convexas, poniendo especial atención en los juegos
ópticos (trompe-l'œil) y el punto de vista del espectador. Al igual que en la
época anterior, el motor del nuevo estilo volvió a ser Italia: Gian Lorenzo
Bernini fue uno de sus mejores exponentes, siendo el principal artífice de la
Roma monumental que conocemos hoy día (columnata de la Plaza de San
Pedro, baldaquino de San Pedro, San Andrés del Quirinal, Palacio Chigi-
Odescalchi); Francesco Borromini es otro gran nombre de la época, autor de
las iglesias de San Carlo alle Quattre Fontane y Sant'Ivo alla Sapienza;
también destacaron Pietro da Cortona, Baldassare Longhena, Filippo
Juvara y Guarino Guarini. En Francia, bajo el reinado de Luis XIV, se iniciaron
una serie de construcciones de gran fastuosidad: fachada del Palacio del
Louvre, de Louis Le Vau y Claude Perrault; Palacio de Versalles, de Le Vau
y Jules Hardouin-Mansart. En Austria destacó Johann Bernhard Fischer von
Erlach, autor de la Iglesia de San Carlos Borromeo en Viena. En Inglaterra
cabe mencionar la Catedral de San Pablo de Londres, de Christopher Wren. En
España, la arquitectura acusó en la primera mitad del siglo XVII la herencia
herreriana, con Juan Gómez de Mora como figura destacada, mientras que en
la segunda mitad de siglo se dio el estilo churrigueresco (por José Benito
Churriguera), caracterizado por el exuberante decorativismo y el uso
de columnas salomónicas (Retablo Mayor de San Esteban de Salamanca).
La escultura adquirió el mismo carácter dinámico, sinuoso, expresivo,
ornamental, destacando el movimiento y la expresión, con una base naturalista
pero deformada a capricho del artista. En Italia destacó nuevamente Bernini,
autor de obras como Apolo y Dafne (1622-1625), Éxtasis de Santa
Teresa (1644-1652), Muerte de la beata Ludovica Albertoni (1671-1674), etc.
En Francia destacaron François Girardon, Antoine Coysevox y Pierre Puget. En
España perduró la imaginería religiosa de herencia gótica,
destacando Gregorio Fernández, Juan Martínez Montañés, Alonso
Cano, Pedro de Mena, Francisco Salzillo, etc.
La pintura se desarrolló en dos tendencias contrapuestas: el naturalismo,
basado en la estricta realidad natural, con gusto por el claroscuro —el
llamado tenebrismo—, donde cabe citar a Caravaggio, Orazio y Artemisia
Gentileschi, Pieter van Laer, Adam Elsheimer, Georges de La Tour y
los hermanos Le Nain; y el clasicismo, que es igualmente realista pero con un
concepto de la realidad más intelectual e idealizado, englobando a Annibale
Carracci, Guido Reni, Domenichino, Guercino, Giovanni Lanfranco, Nicolas
Poussin, Claude Lorrain, Hyacinthe Rigaud, etc. En el llamado «pleno barroco»
(segunda mitad del siglo XVII), de estilo decorativo y predominio de la pintura
mural, destacaron Pietro da Cortona, Andrea Pozzo, Luca Giordano y Charles
Le Brun. Aparte de estas corrientes, hubo infinidad de escuelas, estilos y
autores de muy diverso signo, destacando dos escuelas regionales:
la flamenca (Peter Paul Rubens, Anton Van Dyck, Jacob Jordaens, Frans
Snyders), y la holandesa (Rembrandt, Jan Vermeer, Frans Hals).
En España destacó la figura excepcional de Diego Velázquez (La fragua de
Vulcano, 1630; La rendición de Breda, 1635; Venus del espejo, 1650; Las
Meninas, 1656; Las hilanderas, 1657), así como José de Ribera, Francisco
Ribalta, Alonso Cano, Francisco de Zurbarán, Juan de Valdés Leal y Bartolomé
Esteban Murillo.
En el terreno de las artes industriales, destaca especialmente la ebanistería,
que llegó a cotas de altísima calidad sobre todo en Francia, gracias a la obra
de André-Charles Boulle, creador de una nueva técnica de aplicación de
metales (cobre, estaño) sobre materiales orgánicos (carey, madreperla, marfil)
o viceversa. Entre sus obras destacan las dos cómodas del Trianón,
en Versalles, y el reloj de péndulo con el Carro de Apolo en Fontainebleau.
También destacaron la tapicería, la orfebrería —especialmente las «piedras
duras» en Florencia—, la cerámica y el vidrio —que cobró relevancia
en Bohemia—.85
Portada del Manuscrito Chacón, que transmitió la obra poética de Luis de Góngora.

La literatura barroca se caracterizó por el pesimismo, con una visión de la vida


planteada como lucha, sueño o mentira, donde todo es fugaz y perecedero. Su
estilo era suntuoso y recargado, con un lenguaje muy adjetivado y metafórico.
En un primer momento se produjeron diversas corrientes: el eufuismo en
Inglaterra (John Lyly, Robert Greene), el preciosismo en Francia (Vincent
Voiture), el marinismo en Italia (Giambattista Marino), la primera (Martin
Opitz, Angelus Silesius, Andreas Gryphius) y segunda escuela de
Silesia (Daniel Casper von Lohenstein, Hans Jakob Christoph von
Grimmelshausen) en Alemania. Más adelante surgió el clasicismo en Francia,
con autores como François de la Rochefoucauld, Jacques-Bénigne
Bossuet, Nicolas Boileau-Despréaux, Jean de La Fontaine, François de
Malherbe, Cyrano de Bergerac y Madeleine de Scudéry. En Inglaterra destacó
la obra poética de John Milton (El paraíso perdido, 1667). En España, donde el
siglo XVII sería denominado el Siglo de Oro, se produjeron dos corrientes:
el culteranismo, liderado por Luis de Góngora, donde destacaba la belleza
formal, con un estilo suntuoso, metafórico, con proliferación de latinismos y
juegos gramaticales; y el conceptismo, representado por Francisco de
Quevedo y Baltasar Gracián, donde predominaba el ingenio, la agudeza, con
un lenguaje conciso pero polisémico, con múltiples significados en pocas
palabras.86
En el teatro barroco se desarrolló sobre todo la tragedia, basada en la
ineluctabilidad del destino, con un tono clásico, siguiendo las tres unidades de
Castelvetro. La escenografía era más recargada, siguiendo el tono ornamental
característico del Barroco. Destacan Pierre Corneille, Jean Racine y Molière,
representantes del clasicismo francés. En España el teatro era básicamente
popular («corral de comedias»), cómico, con una personal tipología,
distinguiéndose: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, fará
ndula y compañía. Destacaron Tirso de Molina, Guillén de Castro, Juan Ruiz de
Alarcón y, principalmente, Lope de Vega (El perro del hortelano,
1615; Fuenteovejuna, 1618) y Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño,
1636; El alcalde de Zalamea, 1651).87
Tocata y fuga en re menor, BWV
565
de Johann Sebastian Bach

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La música barroca destacó por el contraste, los acordes violentos, los


volúmenes móviles, la ornamentación exagerada, la estructura variada y
contrastada. Se caracterizó especialmente por la utilización del bajo continuo,
sección instrumental grave que sostenía ininterrumpidamente la parte melódica
superior. En esta época la música alcanzó cotas de gran brillantez,
desvinculándose plenamente de la voz y el texto, surgiendo las formas
instrumentales puras (suite, sonata, tocata, concierto, sinfonía). Con la sonata
nacieron los nombres de velocidad: allegro, adagio, presto, vivace, andante,
etc. En la música religiosa nacen el oratorio y la cantata, mientras que la
música coral triunfó especialmente en el mundo protestante. En España
nacieron la zarzuela y la tonadilla como manifestaciones de la música popular.
Entre las grandes figuras de la música barroca conviene recordar a Antonio
Vivaldi, Tommaso Albinoni, Arcangelo Corelli, Marc-Antoine
Charpentier, Johann Pachelbel, Heinrich Schütz, Johann Sebastian
Bach, Georg Philipp Telemann, Georg Friedrich Haendel, etc.
En ópera destacó la escuela veneciana, primer lugar donde la música se
desligó de la protección religiosa o aristocrática para ser representada en
lugares públicos: en 1637 se fundó el Teatro di San Cassiano, primer centro
operístico del mundo. Comenzó el gusto por las voces solistas, principalmente
las agudas (tenor, soprano), apareciendo el fenómeno de los castrati. La ópera
barroca destacó por la escenografía complicada, ornamentada, recargada, con
cambios repentinos. Destacan Pier Francesco Cavalli, Antonio Cesti, Jean-
Baptiste Lully, Henry Purcell, Georg Friedrich Haendel, etc. A finales del
siglo XVII, la escuela napolitana introdujo un estilo más purista, más clasicista,
simplificando los argumentos y haciendo óperas más cultas y
sofisticadas. Alessandro Scarlatti introdujo el aria en tres partes (aria da
capo).88
En Francia, la danza barroca (ballet de cour) hizo evolucionar la música
instrumental, de melodía única pero con una rítmica adaptada a la danza. Fue
patrocinada especialmente por Luis XIV, que convirtió la danza en grandes
espectáculos (Ballet de la Nuit, 1653, donde intervino el rey caracterizado de
sol), creando en 1661 la Academia real de Danza. Como coreógrafo
destacó Pierre Beauchamp, creador de la danse d'école, el primer
sistema pedagógico de la danza. Las principales tipologías
fueron: minuet, bourrée, polonaise, rigaudon, allemande, zarabande, passepied
, gigue, gavotte, etc. En España también se dieron diversas modalidades de
danza: seguidilla, zapateado, chacona, fandango, jota, etc.89

Baldaquino de San Pedro (1624-1633), de Gianlorenzo


Bernini.
 

Éxtasis de Santa Teresa (1647-1651), de Gianlorenzo


Bernini, iglesia de Santa María de la Victoria, Roma.
 

Puerto con el embarque de la Reina de Saba (1648),


de Claude Lorrain, National Gallery de Londres.
 

Las tres Gracias (1636-1639), de Peter Paul Rubens, Museo


del Prado.

Rococó[editar]
Artículo principal: Rococó

El columpio (1767), de Jean-Honoré Fragonard, Colección Wallace, Londres.

Desarrollado en el siglo XVIIInota 12 —en convivencia a principios de siglo con


el barroco, y a finales con el neoclasicismo—, supuso la pervivencia de las
principales manifestaciones artísticas del barroco, con un sentido más
enfatizado de la decoración y el gusto ornamental, que son llevados a un
paroxismo de riqueza, sofisticación y elegancia. El progresivo auge social de
la burguesía y los adelantos científicos, así como el ambiente cultural de
la Ilustración, conllevaron el abandono de los temas religiosos a favor de
nuevas temáticas y actitudes más mundanas, destacando el lujo y la
ostentación como nuevos factores de prestigio social.
La arquitectura pasó de la grandilocuencia barroca a un gusto más delicado, de
formas gráciles y con preponderancia de espacios pequeños, de ambientes de
recogimiento pensados para el bienestar y el confort. Se puso de moda lo
exótico, especialmente el gusto por el arte oriental. El rococó se desarrolló
sobre todo en Francia y Alemania, representado principalmente por Ange-
Jacques Gabriel (Petit Trianon de Versalles, Hotel Biron de París), François de
Cuvilliés (Pabellón de Amalienburg del Palacio de
Nymphenburg en Múnich), Johann Balthasar Neumann (Palacio Episcopal
de Würzburg) y Dominikus Zimmermann (Iglesia de Wies). En jardinería, al
«jardín italiano» sucedió el «jardín francés», de composición geométrica igual
que el italiano, pero con una perspectiva más larga, composición más simple,
mayores zonas de césped y un nuevo detalle ornamental: el parterre; destacan
los jardines de Versalles (diseñados por André Le Nôtre) y Aranjuez.
La escultura tiene un aire grácil, refinado, con cierta pervivencia de las formas
barrocas, especialmente por influencia de Bernini. En Italia cabe destacar
la Fontana de Trevi, de Pietro Bracci y Filippo della Valle. En Francia destacó la
obra de Edmé Bouchardon, Jean-Baptiste Pigalle y Étienne-Maurice Falconet.
En Alemania tenemos la presencia de Georg Rafael Donner, Ignaz Günther y
los hermanos Asam (Cosmas Damian y Egid Quirin). En España podemos
reseñar a Juan Pascual de Mena y Luis Salvador Carmona.
La pintura se movió entre la exaltación religiosa o el
paisajismo vedutista en Italia (Giambattista Tiepolo, Canaletto, Francesco
Guardi), y las escenas cortesanas de Jean-Antoine Watteau, François
Boucher, Jean-Baptiste-Siméon Chardin y Jean-Honoré Fragonard en Francia,
pasando por el retratismo inglés de Joshua Reynolds y Thomas Gainsborough.
Figura aparte es el inclasificable pintor español Francisco de Goya, que
evolucionó desde un sello más o menos rococó hasta un
cierto prerromanticismo, pero con una obra personal y expresiva de fuerte tono
intimista. Cultivó tanto la pintura como el grabado, siendo igualmente de
destacar sus cartones para tapices. Entre sus obras destacan:
los Caprichos (1799), La familia de Carlos IV (1800), El tres de mayo de 1808
en Madrid (1814), las Pinturas negras (1820), etc.
Las artes decorativas tuvieron especial relevancia, ya que, como se ha
señalado, el rococó fue un arte de aire burgués dedicado a la ostentación y el
lujo. Se desarrolló notablemente el interiorismo, con especial énfasis en
el mobiliario, los espejos, las sedas, los tapices y los objetos de porcelana. Esta
última tuvo una gran difusión, sobre todo la de Sajonia y la de Sèvres, con
delicados motivos ornamentales, preferentemente de estilo oriental. En
porcelana se fabricaron también pequeñas tallas escultóricas con motivos
galantes, pastorales o de la Commedia dell'arte. En mobiliario se desarrolló el
«estilo Chippendale» (por Thomas Chippendale), caracterizado por
el eclecticismo, con mezcla de elementos góticos,
rococó, palladianos y chinescos. En España adquirieron notoriedad los tapices
de la Real Fábrica de Santa Bárbara, algunos de ellos diseñados por Goya. En
esta época apareció la litografía, nueva modalidad de grabado sobre
piedra caliza, inventada por Aloys Senefelder en 1778.90
Portada de L'Encyclopédie (1751).

A nivel literario, el siglo XVIII fue el de la Ilustración, proyecto iniciado


con L'Encyclopédie de Diderot y D'Alembert y que supuso la consagración
del racionalismo a nivel filosófico, poniendo el acento en la idea de progreso del
ser humano y su capacidad ilimitada, concepto que estableció el germen de la
era moderna. Sus principales representantes
fueron Montesquieu, Voltaire, Denis Diderot, Jean-Jacques Rousseau, el Abate
Prévost, André Chénier, Giambattista Vico, Alexander Pope, Daniel
Defoe, Jonathan Swift, etc. En España se denotó la influencia francesa en una
literatura crítica y especulativa, ganando gran auge el género del ensayo;
destacaron Benito Jerónimo Feijoo, Diego de Torres Villarroel, Ignacio
Luzán y José Francisco de Isla. Es de remarcar la fundación en esta época de
la Biblioteca Nacional y la Real Academia Española.91
El teatro en el siglo XVIII siguió modelos anteriores, contando como principal
innovación la reforma que efectuó Carlo Goldoni de la comedia, que abandonó
la vulgaridad y se inspiró en costumbres y personajes de la vida real. También
se desarrolló el drama, situado entre la tragedia y la comedia. La escenografía
era más naturalista, con un mayor contacto entre público y actores. Los
montajes solían ser más populares, atrayendo un mayor público, dejando el
teatro de estar reservado a las clases altas. Al organizarse espectáculos más
complejos, empezó a cobrar protagonismo la figura del director de escena.
Como dramaturgos destacan Pietro Metastasio, Pierre de Marivaux, Pierre-
Augustin de Beaumarchais y Voltaire. En España, Nicolás Fernández de
Moratín se enmarca en la «comedia de salón» dieciochesca, con base en
Molière.92
Al rococó en música corresponde la llamada «música galante», que era más
tranquila que la barroca, más ligera y sencilla, amable, decorativa, destacando
el sentimentalismo. Desapareció el gusto por el contraste y se buscó la
gradación sonora (crescendo, diminuendo). En la llamada Escuela de
Mannheim se desarrolla la música sinfónica, con la primera gran orquesta
moderna (40 instrumentos), iniciativa del elector Carlos Teodoro de
Wittelsbach. Su principal representante, Johann Stamitz, es considerado el
primer director de orquesta. De entre los músicos de la época destacan los
hijos de Bach: Wilhelm Friedemann, Carl Philipp Emanuel, Johann Christoph
Friedrich y Johann Christian —este último introductor del piano en la música
sinfónica, inventado en 1711 por Bartolomeo Cristofori—. En ópera, junto a la
culta aparece la «ópera bufa», de aire cómico, destinada a un público más
popular, con influencia de la Commedia dell'arte (Niccolò Piccinni, Baldassare
Galuppi).93
La danza siguió desarrollándose sobre todo en Francia, donde en 1713 se creó
la Escuela de Ballet de la Ópera de París, la primera academia de
danza. Raoul-Auger Feuillet creó en 1700 un sistema de notación de danza,
para poder transcribir por escrito la diversa variedad de pasos de danza. En
esta época la danza comenzó a independizarse de la poesía, la ópera y el
teatro, consiguiendo autonomía propia como arte, y formulando un vocabulario
propio. Se empezaron a escribir obras musicales sólo para ballet,
destacando Jean-Philippe Rameau —creador de la opéra-ballet—, y
comenzaron a surgir nombres de bailarines destacados, como Gaetano
Vestris y Marie Camargo. A nivel popular, el baile de moda fue el vals, de
compás ¾, mientras que en España surgió el flamenco.94

Basílica de Ottobeuren (Baviera).
 

Fontana de Trevi (1732-1762), de Pietro Bracci y Filippo della


Valle, Roma.
 

La familia de Carlos IV (1800), de Francisco de Goya, Museo


del Prado (Madrid).
 

Interior rococó del palacio de Gatchina, cerca de San


Petersburgo, en Rusia.

Neoclasicismo[editar]
Artículo principal: Neoclasicismo

Juramento de los Horacios (1784), de Jacques-Louis David, Museo del Louvre.

El auge de la burguesía tras la Revolución francesa favoreció el resurgimiento


de las formas clásicas, más puras y austeras, en contraposición a los excesos
ornamentales del barroco y rococó, identificados con la aristocracia. A este
ambiente de valoración del legado clásico grecorromano influyó el
hallazgo arqueológico de Pompeya y Herculano, junto a la difusión de un
ideario de perfección de las formas clásicas efectuado por Johann Joachim
Winckelmann, quien postuló que en la antigua Grecia se dio la belleza perfecta,
generando un mito sobre la perfección de la belleza clásica que aún condiciona
la percepción del arte hoy día.nota 13
La arquitectura neoclásica era más racional, de signo funcional y un cierto
aire utópico, como vemos en los postulados de Claude-Nicolas
Ledoux y Étienne-Louis Boullée. Conviene distinguir dos tipos de arquitectura
neoclásica: la de herencia barroca, pero despojada de excesiva decoración
para distinguirse de la arquitectura rococó; y la propiamente neoclásica, de
líneas austeras y racionales, sobria y funcional. A la primera pertenecen obras
como el Panteón de París, de Jacques-Germain Soufflot, o la Ópera de Berlín,
de Georg Wenzeslaus von Knobelsdorff; también se enmarca en esta línea
el neopalladianismo británico y estadounidense. En la nueva línea más racional
puede mencionarse el proyecto urbanístico de las Tullerías, de Pierre-François-
Léonard Fontaine (iniciador del llamado «estilo Imperio»); la Piazza del
Popolo de Roma, de Giuseppe Valadier; el Walhalla de Ratisbona, de Leo von
Klenze; y el Museo del Prado de Madrid, de Juan de Villanueva.
La escultura, de lógico referente grecorromano, tuvo como principales figuras
a: Jean-Antoine Houdon, retratista de la sociedad prerrevolucionaria
(Rousseau, Voltaire, Lafayette, Mirabeau); Antonio Canova, que trabajó para
los papas y la corte de Napoleón (Paulina Borghese como Venus, 1805-1807);
y Bertel Thorvaldsen, muy influido por la escultura griega, consagrado a la
mitología y la historia antiguas (Jasón con el vellocino de oro, 1803). Otros
nombres destacables serían John Flaxman, Johann Gottfried Schadow, Johan
Tobias Sergel y Damià Campeny.
La pintura mantuvo un sello austero y equilibrado, influido por la escultura
grecorromana o figuras como Rafael y Poussin. Destacó
especialmente Jacques-Louis David, pintor «oficial» de la Revolución
Francesa (Juramento de los Horacios,1784; La muerte de Marat,
1793; Napoleón cruzando los Alpes, 1800). Junto a él conviene recordar
a: François Gérard, Antoine-Jean Gros, Pierre-Paul Prud'hon, Anne-Louis
Girodet-Trioson, Jean Auguste Dominique Ingres, Joseph Wright of
Derby, Johann Zoffany, Angelika Kauffmann, Anton Raphael Mengs, Joseph
Anton Koch, Asmus Jacob Carstens, José de Madrazo, etc.95
Las artes decorativas se desarrollaron en diversos estilos, algunos de los
cuales perduraron a lo largo del siglo XIX: el estilo Directorio surgió en Francia
en la época del Directorio (1795-1805), caracterizado por las líneas sencillas,
clásicas, sobrias, sin adornos excesivos; el estilo Imperio se desarrolló en la
Francia napoleónica y de la Restauración, de donde pasó al resto de Europa,
sustituyendo la sobriedad por la ostentación y el lujo, con un estilo suntuoso,
con preferencia de temas exóticos y orientales; en contraposición, el
estilo Biedermeier alemán presentó un diseño más práctico y cómodo, de
líneas sencillas y hogareñas. Estos estilos influyeron en el isabelino español y
el victoriano inglés, de aire burgués, dedicados al lujo y la ostentación, aunque
sin renunciar al confort y la funcionalidad.
A nivel literario, a finales del siglo XVIII se produjo una vuelta a premisas
clasicistas, con la pretensión de establecer un tipo de literatura preceptiva,
ordenadora, con una base ética e intelectual. Muchos de los autores de esta
época estuvieron a caballo entre el neoclasicismo y el prerromanticismo,
destacando: Friedrich Gottlieb Klopstock, Christoph Martin Wieland, Henry
Fielding, Laurence Sterne, etc. En España, se denotó la influencia del
clasicismo francés y los preceptos fijados por Boileau, destacando José
Cadalso, Juan Meléndez Valdés y Gaspar Melchor de Jovellanos, así como los
fabulistas Tomás de Iriarte y Félix María Samaniego.96 El teatro neoclásico tuvo
pocas variaciones respecto al desarrollado a lo largo del siglo XVIII, siendo su
principal característica la inspiración en modelos clásicos grecorromanos, seña
de identidad de esta corriente. Destacan: Vittorio Alfieri, Richard Brinsley
Sheridan y Gotthold Ephraim Lessing y, en España, Leandro Fernández de
Moratín y Vicente García de la Huerta.97

K527
Obertura de Don Giovanni, una de las
piezas más famosas de Wolfgang
Amadeus Mozart (1787).

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La música clásicanota 14 supuso entre el último tercio del siglo XVIII y principios


del XIX la culminación de las formas instrumentales, consolidadas con la
definitiva estructuración de la orquesta moderna. El clasicismo se manifestó en
el equilibrio y la serenidad de la composición, la búsqueda de la belleza formal,
de la perfección, en formas armoniosas e inspiradoras de altos valores. Nació
el desarrollo, nueva forma de composición que consistía en desmontar el tema,
cogiendo el ritmo o la melodía, pero cambiando la tonalidad a través de la
modulación. Evolucionó la música de cámara al desaparecer el bajo continuo,
en distintos formatos: dúo, trío, cuarteto, quinteto, etc. La música clásica está
representada principalmente por: Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus
Mozart, Christoph Willibald Gluck, Luigi Boccherini y Domenico Cimarosa. La
ópera clásica era menos recargada que la barroca, con una música austera, sin
ornamentos vocales, arias limitadas, recitativo con acompañamiento orquestal,
argumentos más sólidos y personajes más verídicos. Destacan: Jean-Philippe
Rameau, Christoph Willibald Gluck y, especialmente, Wolfgang Amadeus
Mozart, autor de varias de las mejores óperas de la historia (Le Nozze di
Figaro, 1786; Don Giovanni, 1787; La flauta mágica, 1791).98
El ballet clásico también experimentó un gran desarrollo, sobre todo gracias al
aporte teórico del coreógrafo Jean-Georges Noverre y su ballet d'action, que
destacaba el sentimiento sobre la rigidez gestual del baile académico. Se
buscó un mayor naturalismo y una mejor compenetración de música y drama,
hecho perceptible en las obras del compositor Gluck, que eliminó muchos
convencionalismos de la danza barroca. Otro coreógrafo relevante
fue Salvatore Viganò, que dio mayor vitalidad al «cuerpo de ballet», el conjunto
que acompaña a los bailarines protagonistas, que cobró independencia
respecto a estos.99

Panteón de París (1757-1791), de Jacques-Germain Soufflot.


 

Perseo con la cabeza de Medusa (1800), de Antonio


Canova, Museos Vaticanos.
 

La muerte de Viriato (1806-1807), de José de


Madrazo, Museo del Prado.
 

Wolfgang Amadeus Mozart.

América[editar]
Artículo principal: Arte colonial hispanoamericano

Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.

Desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492 hasta


la independencia de los diversos países americanos a lo largo del siglo XIX (los
últimos Cuba y Puerto Rico en 1898) se dio el denominado arte colonial, que
fue un fiel reflejo del arte efectuado en la metrópoli, desarrollándose los
mismos estilos artísticos que en el continente europeo, principalmente
el Renacimiento, el Barroco y el Rococó. Las principales muestras de arte
colonial se produjeron en los dos centros geográficos de más relevancia en la
era precolombina: México y Perú.
La arquitectura se basó en las mismas tipologías de edificios propios de la
cultura europea, principalmente iglesias y catedrales, dado el rápido avance de
la labor de evangelización de los pueblos nativos americanos, pero también
edificios civiles como ayuntamientos, hospitales, universidades, palacios y villas
particulares. Durante la primera mitad del siglo XVI fueron las órdenes
religiosas las encargadas de la edificación de numerosas iglesias en México,
preferentemente un tipo de iglesias fortificadas llamadas «capillas de indios». A
mediados de siglo se empezaron a construir las primeras grandes catedrales,
como las de México, Puebla, Guadalajara, Cuzco y Córdoba. La arquitectura
barroca se caracterizó por una profusa decoración, que resultaría exacerbada
en el llamado «ultrabarroco» (Fachada del Sagrario de la Catedral de México).
En Perú, las construcciones desarrolladas
en Lima y Cuzco desde 1650 muestran unas características originales que se
adelantan incluso al barroco europeo, como en el uso de muros almohadillados
y de columnas salomónicas (Iglesia de la Compañía, Cuzco). En el siglo XVIII,
la arquitectura se orientó a un estilo más exuberante, otorgando un aspecto
inconfundible al barroco limeño (Palacio del Marqués de Torre-Tagle.
Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas
elaboradas por maestros anónimos, como las imágenes de la Virgen con el
Niño. La producción artística hecha en Nueva España por indígenas en el
siglo XVI es denominada arte indocristiano. La pintura barroca recibió la
influencia del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán, como se puede
apreciar en la obra de los mexicanos José Juárez y Sebastián López de
Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de Holguín. A finales del siglo XVI
destacó la Escuela cuzqueña de pintura, representada principalmente por Luis
de Riaño y Marcos Zapata. En el siglo XVIII la principal influencia sería la
de Murillo, y en algún caso —como en Cristóbal de Villalpando— la de Valdés
Leal. Destacan Gregorio Vázquez de Arce en Colombia y Juan Rodríguez
Juárez y Miguel Cabrera en México.
En escultura las primeras muestras fueron nuevamente en el terreno religioso,
en tallas exentas y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente
en madera recubierta con yeso y decorada con encarnación —aplique directo
del color— o estofado —sobre un fondo de plata y oro—. A principios del
siglo XVII nacieron las primeras escuelas locales, como la quiteña y
la cuzqueña, destacando la labor patrocinadora de la orden jesuita. En el
barroco destacó la obra escultórica desarrollada en Lima, como la sillería de la
Catedral de Lima. En Brasil destacó la obra del Aleijadinho.100
África[editar]
Artículo principal: Arte africano

Gran Mezquita de Djenné, Malí.

En esta época continuó la diversidad de estilos y manifestaciones artísticas en


el continente africano, debido a la multiplicidad étnica y religiosa, y a las
diferentes organizaciones sociales, desde pueblos nómadas hasta estados
centralizados como Benín, Dahomey, el Congo y Ashanti. Los principales
materiales eran la madera, la piedra, el marfil, el metal, la arcilla, pieles,
plumas, conchas, etc. En las montañas Drakensberg (Sudáfrica),
los San (o bosquimanos) realizaron miles de pinturas rupestres entre los
siglos XVIII y XIX, relacionadas con rituales chamánicos. En la región de Owerri
(Nigeria) se construyeron una serie de edificios votivos llamados mbari,
decorados con pinturas y esculturas. En Malí destacaron las construcciones
en adobe, como la Gran Mezquita de Djenné, datada inicialmente del siglo XIII
pero reconstruida varias veces. En Ashanti (actual Ghana) adquirieron
notoriedad los tejidos llamados kente, de algodón o seda, decorados con
motivos geométricos.
La escultura fue la principal actividad artística en el continente en general,
caracterizada por su gran expresividad y fuerza emotiva, que llegó a influir en el
arte de vanguardia europeo cuando el colonialismo favoreció la creación de
museos etnológicos que llevaron las obras de arte africanas por toda Europa.
En Benín se hacían figuras de latón desde el siglo XV hasta el XIX. En Ashanti
se dio un estilo naturalista de pequeñas esculturas de metal (siglos XVII-XX).
En la cultura yoruba (entre Nigeria, Benín y Togo) proliferaron los relieves en
madera tallada, como en las puertas del palacio de Ikere, del escultor Olowe de
Ise. Otras tipologías fueron: los fetiches o «figuras de poder» (nduda),
relacionadas con ritos ultraterrenales, de figuras antropomórficas recubiertas de
tela, cuero o plumas; los pfemba, dedicados a la maternidad, generalmente una
mujer con un niño en brazos; y los mbulu-ngulu, relicarios protectores. También
se forjaron figuras en hierro, como la del rey Glele de Dahomey, de tamaño
natural, obra de Akate Akpele Kendo (1860). Por último, destacaron
las máscaras, destinadas a ritos de distinta índole (funerarios, agrícolas, de
fertilidad, etc.).101
Asia[editar]
India
Artículo principal: Arte de la India

Taj Mahal.

Durante este periodo se introdujo en la India el arte islámico. La invasión


musulmana, que tuvo su culminación en el Imperio mogol, provocó una gran
convulsión en la sociedad india y, por tanto, en su arte. A las formas
tradicionales se añadieron elementos característicos del arte islámico, con
nuevas tipologías como la mezquita. Este sincretismo artístico se manifestó en
construcciones como las mezquitas de Lahore y Delhi y en
las sepulturas de Agra, sobre todo en el famoso Taj Mahal (siglo XVII).
También se desarrollaron la jardinería y la miniatura, ambas de
influencia persa, y adquirieron gran relevancia las artes textiles y las joyas
engarzadas (como el Trono de Aurangzeb).
El arte tradicional hindú tuvo su manifestación en el magnífico templo de
Meenakshi (Madurai), así como en la escuela miniaturista de Rajput, donde
vivía una comunidad jainista que creó un arte que tuvo gran difusión en
Occidente, plasmado en un conjunto de templos y esculturas de mármol con
incrustaciones de piedras de colores, decorados con gran preciosismo. A partir
del siglo XII la escultura se realizó más en bronce que en piedra, destacando
las representaciones del dios Śivá en actitud danzante; después serían
característicos los retratos de guerreros y cortesanos, tradición que llegó hasta
el siglo XVIII. La arquitectura de finales de este periodo evolucionó hacia
formas cada vez más complejas, con gran riqueza decorativa, en la que se
podría denominar una fase «barroca» del arte indio (aunque sin hacer
paralelismos con el barroco europeo). 102
En literatura la principal particularidad de esta época fue el despunte de las
lenguas vernáculas, surgiendo una literatura
en hindi, bengalí, tamil, maratí, guyaratí, télugu, rayastaní, etc. En el género
dramático destacó Anandarayamakhin, autor de Jiva-nandana (hacia 1700),
drama alegórico que representa el alma humana como un rey encarcelado en
su palacio (el cuerpo); y en el poema épico destaca el Ram-chari-
manas de Tulsidas, reelaboración del Ramaiana con gran pureza lingüística y
estilística. El teatro derivó en tiempos más recientes del antiguo dutangada —
donde predominaba la danza y la mímica— en una nueva modalidad
denominada kathakali, que igualmente ponía énfasis en la música y la
gestualidad. En esta interpretación adquirió gran relevancia el lenguaje de las
manos (mudras, con 24 posiciones básicas y otras combinadas), así como la
expresión del rostro y los movimientos de los ojos (navarasya). También tenía
importancia el maquillaje, donde los colores eran simbólicos, identificando al rol
o personaje.103
La música recibió igualmente la influencia musulmana, aunque subsistieron las
antiguas formas tradicionales, basadas en los ragas. Sin embargo, la
convivencia de ambas modalidades provocó una división en dos tradiciones
musicales diferenciadas: la septentrional o indostánica, más influida por
la música árabe; y la meridional o carnática, más conservadora de la antigua
tradición. La primera era más elegante, decorativa, romántica, mientras que la
segunda era más austera, intelectual. Dos de las danzas clásicas de la
India que ejemplifican lo anterior son el kathak, en el norte, y el bharatanatyam,
en el sur.104
China
Artículo principal: Arte de China
El Palacio de la Suprema Armonía, en el centro de la Ciudad Prohibida de Pekín.

 Dinastía Ming (1368-1644): supuso la restauración


de una dinastía autóctona tras el periodo mongol,
retornando a las antiguas tradiciones chinas. El
tercer emperador de la dinastía, Yongle, trasladó la
capital de Nankín a Pekín (1417), construyendo un
Palacio Imperial (la Ciudad Prohibida), con tres
grandes patios rodeados de una muralla de 24
kilómetros, y un amplio complejo de edificios
donde destacan la Sala de la Suprema Armonía
(con el trono imperial) y el Templo del Cielo. La
pintura de esta época era tradicional, de signo
naturalista y cierta opulencia, como en la obra
de Lü Ji, Shen Zhou, Wen Zhengming, etc.
También destacó la porcelana, muy ligera y de
tonos brillantes, generalmente en blanco y azul, y
comenzó la decoración de vasijas de bronce
en esmalte cloisonné.
 Dinastía Qing (1644-1911): dinastía de
origen manchú, en el arte supuso la continuidad de
las formas tradicionales. La pintura era bastante
ecléctica, dedicada a temas florales (Yun
Shouping), religiosos (Wu Li), paisajes (Gai Qi),
etc. En arquitectura, se continuó la construcción —
y, en algunos casos, restauración— del recinto
imperial, con el mismo sello estilístico, al tiempo
que se edificaban nuevos templos y villas
aristocráticas, destacando la riqueza de los
materiales (balaustradas de mármol, cerámica en
los tejados, etc.). Continuó igualmente la tradición
en las artes aplicadas, especialmente ebanistería,
porcelana, tejidos de seda, lacas, esmalte, jade,
etc. Cabe mencionar que las manufacturas chinas
influyeron en la decoración del rococó europeo (las
llamadas chinoiseries).105
La literatura siguió siendo de corte tradicional, destacando en época Ming la
producción teatral, con obras como El círculo de tiza de Li-Hsing-Tao, La
guitarra de Kao Ming y El pabellón de T'ang-Hien-Tsu. En prosa destacó El
mono, de Wu Cheng'en, de signo alegórico; y La ciruela del vaso de oro,
de Wang Shih-chên, narración de tono erótico. En época Qing la poesía
destacó por su virtuosismo, detectándose por vez primera el influjo occidental
en la obra de Huang-Tuen-Hien. La narrativa era más humanista, como se
puede percibir en P'u-Song-Ling y Ts'ao-Sine-K'in, autor de Hong-leu-mon, la
más famosa novela de amor china; Los letrados, de Wu-Ching-Tzu, es una
novela de tono satírico.106
La música siguió las tradiciones anteriores, recopiladas en el Manual de
música de Tsai Yü (1596). De esta época destacan las tonadas para cítara, con
dos vertientes: tonadas breves (hsiao-ch'ü), de letra con acompañamiento
musical; y tonadas largas (ta-ch'ü), puramente instrumentales. En la dinastía
Ming destacó el compositor Wei Liang-fu, creador de un nuevo estilo dramático
con óperas de 30 actos (k'un-ch'ü), con partes cantadas y partes declamadas.
El instrumento principal era la flauta travesera (ti), junto a la guitarra (san-
hsien), el laúd corto (p'i-p'a) y el tambor (pan-ku). Durante la dinastía Qing
surgió un nuevo tipo de ópera (ching-hsi), más popular, con acompañamiento
de violín de una cuerda (hu'chpin). En ese periodo comenzó la influencia
occidental, al tiempo que la música china llegó a Occidente, como se observa
en la obertura de Turandot, de Carl Maria von Weber (1809).107
Japón
Artículo principal: Arte del Japón

El puente Ōhashi en Atake bajo una lluvia repentina (1857), de Utagawa Hiroshige, Brooklyn


Museum of Art, Nueva York.

 Período Momoyama (1573-1615): el arte de esta


época se alejó de la estética budista, remarcando
los valores tradicionales japoneses, aunque
durante este período se recibieron las primeras
influencias de Occidente. Se construyeron grandes
castillos y palacios: palacio de Fushimi, castillos
de Himeji y Osaka. En pintura, la escuela de Tosa
continuó la tradición épica japonesa (Mitsuyoshi,
Mitsunori). La cerámica alcanzó un momento de
gran apogeo: Seto continuó siendo uno de los
primeros centros de producción, mientras que en
Mino nacieron dos escuelas muy importantes:
Shino y Oribe. En la producción de laca destaca el
nombre de Honami Kōetsu.
 Período Edo o Tokugawa (1615-1868): este
período artístico se corresponde con el histórico
de Tokugawa, en el que Japón se cerró a todo
contacto exterior. Los edificios más importantes
son el mausoleo de Toshogu en Nikkō y el palacio
de Katsura en Kioto. También son características
de esta época las casas de té (chashitsu). Se
desarrolló notablemente la pintura, que adquirió
gran vitalidad, destacando Tawaraya
Sōtatsu y Ogata Kōrin, así como la escuela
de Ukiyo-e, que destacó por la representación de
tipos y escenas populares (Kitagawa
Utamaro, Katsushika Hokusai, Utagawa Hiroshige).
La cerámica tuvo uno de sus mayores centros de
producción en Kioto, con influencia del arte chino y
coreano; su principal artista es Nonomura Ninsei.
En este período se produjeron las primeras
porcelanas, con un primer centro productor en
Arita; destacan las escuelas de Kakiemon,
Nabeshima y Ko-Kutami.108
La literatura evolucionó hacia un mayor realismo, generalmente de
tono costumbrista y con una sutil vena humorística, como se aprecia en la obra
de Saikaku Ihara, Jippensha Ikku y Ejima Kiseki. En poesía, la principal
modalidad es el haiku, composición de 17 sílabas, generalmente de tono
bucólico, centradas en la naturaleza y el paisaje, destacando Matsuo
Bashō, Yosa Buson y Kobayashi Issa. Continuó el género de la waka,
generalmente en chino, representada principalmente por Rai Sanyo. En el
siglo XIX destacó el novelista Takizawa Bakin, autor de Satomi
Kakkenden (Vidas de ocho perros).109
En teatro surgió la modalidad del kabuki, que sintetizó las antiguas tradiciones
tanto musicales e interpretativas como de mímica y danza, con temáticas
desde las más mundanas hasta las más místicas. Así como el nō era de tono
aristocrático, el kabuki sería la expresión del pueblo y la burguesía. La puesta
en escena era de gran riqueza, con decorados donde destacaba la
composición cromática, vestidos de lujo y maquillaje de tono simbólico,
representando según el color diversos personajes o estados anímicos. La
dicción era de tipo ritual, mezcla de canto y recitativo, en ondulaciones que
expresaban la posición o el carácter del personaje. 110
La música fue en esta época principalmente de cámara, de tipo profano,
desarrollada con diversos instrumentos entre los que destacan
el shamisen (laúd de tres cuerdas), el shakuhachi (flauta de bambú) y
el koto (cítara de 13 cuerdas). El koto, principalmente, tuvo un gran auge a
partir del siglo XVII, siendo popularizado por el músico ciego Yatsushashi. Se
tocaba solo, con diversas variaciones (dan) de 52 compases (hyoshi), o
acompañado de voz (kumi).111
Oceanía[editar]
Artículo principal: Arte de Oceanía

Casa de reunión melanesia.

El arte siguió siendo predominantemente indígena, aunque se dieron los


primeros contactos con la civilización occidental. En sus viajes por
el Pacífico (1768-1780) James Cook reunió una serie de obras de arte que
incluían tejidos, esculturas, joyas, muebles, armas, herramientas, instrumentos
musicales, etc. En Melanesia destacan las grandes casas de reunión o «casas
de los espíritus», dedicadas a ceremonias relacionadas con el culto a los
antepasados. Continuó la talla de figuras antropomórficas —principalmente
deidades locales—, como la de Kukailimoku, dios de la
guerra hawaiano (British Museum), o el dios A'a, de Rurutu (islas Australes).
También siguió la tradición de las máscaras, especialmente en Nueva
Guinea (mai), Nueva Irlanda (malanggan) y Nueva Caledonia (apuema).
Los asmat, tribu de Irian Jaya (Nueva Guinea), construían unos postes
conmemorativos (bisj) de entre 5 y 10 metros de altura, tallados con figuras
antropomórficas, una encima de otra. En las islas Salomón se dan estatuas de
madera (indalo) de figuras humanas o animales, con incrustaciones de
conchas. En Australia continuó la tradición de las pinturas rupestres, así como
las churingas, piezas de madera, piedra o concha, decoradas con motivos
geométricos.112

Arte contemporáneo[editar]
Viajero frente al mar de niebla (1818), de Caspar David Friedrich, Kunsthalle de Hamburgo.

Artículo principal: Arte contemporáneo


Siglo XIX[editar]
Artículo principal: Historia del Arte del siglo XIX
Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se sentaron las bases de la
sociedad contemporánea, marcada en el terreno político por el fin
del absolutismo y la instauración de gobiernos democráticos —impulso iniciado
con la Revolución francesa—; y, en lo económico, por la Revolución Industrial y
el afianzamiento del capitalismo, que tendrá respuesta en el marxismo y
la lucha de clases. En el terreno del arte, comienza una dinámica evolutiva de
estilos que se suceden cronológicamente cada vez con mayor celeridad, que
culminará en el siglo XX con una atomización de estilos y corrientes que
conviven y se contraponen, se influyen y se enfrentan. Surge el arte
moderno como contraposición al arte académico, situándose el artista a la
vanguardia de la evolución cultural de la humanidad.
Arquitectura[editar]
Artículo principal: Arquitectura del siglo  XIX
Torre Eiffel, diseñada por Alexandre Gustave Eiffel para
la Exposición Universal de París (1889).

La arquitectura decimonónica sufrió una gran


evolución debido a los avances técnicos que
comportó la Revolución Industrial, con la
incorporación de nuevos materiales como el hierro,
el acero y el hormigón, que permitieron la
construcción de estructuras más sólidas y
diáfanas. Cobró cada vez mayor importancia
el urbanismo, la preocupación por el entorno
habitable, que se tradujo en obras de saneamiento,
infraestructuras, mayor atención a los medios de
transporte y apertura de espacios verdes para
buscar mejores ambientes y condiciones de vida
para el ciudadano. Después de unos primeros
planteamientos de signo utópico, como los
de Robert Owen o Charles Fourier, se produjeron
las grandes transformaciones urbanas del
siglo XIX: París (plan
Haussmann), Londres, Bruselas, Viena, Florencia, 
Madrid, Barcelona (plan Cerdà), etc. Otro gran
motor de la arquitectura de la época fueron
las exposiciones universales, festivales
económico-sociales que pretendían incentivar y
difundir el comercio, la industria, la cultura, los
avances tecnológicos, etc. Estos eventos fueron un
campo de pruebas para las nuevas tipologías
arquitectónicas, como se puso de manifiesto en
la Exposición de Londres de 1851, la
de París de 1889 (con la famosa Torre Eiffel), etc.
En jardinería, apareció el llamado «jardín inglés»
—que introdujo el concepto de «arquitectura
paisajística»—, el cual, frente al geometrismo del
italiano y el francés, defendía una mayor
naturalidad en su composición, interviniendo
únicamente en una serie de detalles ornamentales,
como templetes o pérgolas, o incluso la colocación
de ruinas —naturales o artificiales—, en
consonancia con los conceptos románticos de
lo sublime y lo pintoresco (Regent's Park, de John
Nash; Kew Gardens, de William Chambers).
Estilísticamente, la primera mitad de siglo vio un
cierto eclecticismo de las formas, así como
un revival de estilos anteriores reinterpretados
según conceptos modernos: es el
llamado historicismo, que produjo movimientos
como el neorrománico, el neogótico, el neobarroco,
etc. Entre sus principales artífices cabe recordar
a: John Nash, Augustus Pugin, Viollet-le-Duc, etc.
En Estados Unidos surgió una nueva tipología de
edificio, el rascacielos, fomentado por la
denominada Escuela de Chicago (William Le
Baron Jenney, Louis Sullivan). A finales de siglo
surgió el modernismo,nota 15 que supuso una gran
revolución en el terreno del diseño, con nombres
como Victor Horta, Henry van de Velde, Hector
Guimard, Charles Rennie Mackintosh, Otto
Wagner, Adolf Loos, Joseph Maria Olbrich, Hendrik
Petrus Berlage, Antoni Gaudí, Lluís Domènech i
Montaner, Josep Puig i Cadafalch, etc.113

Pabellón Real de Brighton (1815-1822), de John Nash.


 

The Crystal Palace, de Joseph Paxton, Exposición de


Londres de 1851.
 

Home Insurance Building (1884), de William Le Baron


Jenney, Chicago (Illinois).
 

Templo Expiatorio de la Sagrada Familia (comenzado en


1882), de Antoni Gaudí, Barcelona.
Romanticismo[editar]
Artículo principal: Romanticismo

La Libertad guiando al pueblo (1830), de Eugène


Delacroix, Museo del Louvre, París.

Movimiento de profunda renovación en todos


los géneros artísticos, los románticos pusieron
especial atención en el terreno de la espiritualidad,
de la imaginación, la fantasía, el sentimiento, la
evocación ensoñadora, el amor a la naturaleza,
junto a un elemento más oscuro de irracionalidad,
de atracción por el ocultismo, la locura, el sueño.
Se valoró especialmente la cultura popular, lo
exótico, el retorno a formas artísticas
menospreciadas del pasado —especialmente las
medievales—, y adquirió notoriedad el paisaje, que
cobró protagonismo por sí solo. Cobraron también
importancia las artes gráficas, principalmente
la litografía y el grabado en madera.
En pintura, después de una
fase prerromántica donde podríamos citar
a William Blake y Johann Heinrich Füssli,
destacaron Hubert Robert, Eugène
Delacroix, Théodore Géricault, Francesco
Hayez, John Constable, Joseph Mallord William
Turner, Caspar David Friedrich, Karl Friedrich
Schinkel, Philipp Otto Runge, etc. Una derivación
del romanticismo fue el movimiento alemán de
los Nazarenos, inspirados en
el Quattrocento italiano y en
el Renacimiento alemán,
principalmente Durero (Friedrich Overbeck, Peter
Cornelius, Franz Pforr). En España
destacaron Genaro Pérez Villaamil, Valeriano
Domínguez Bécquer, Leonardo Alenza y Eugenio
Lucas.
En escultura prevalecen las formas neoclásicas,
reinterpretadas según las nuevas temáticas
románticas. Cabría citar en Francia a: François
Rude, que evolucionó del neoclasicismo al
romanticismo (La Marsellesa, 1832); Antoine-Louis
Barye, especializado en figuras de animales; Jean-
Baptiste Carpeaux, artista polivalente con gusto
por lo espectacular; y David d'Angers, autor del
relieve del frontón del Panteón de París (1830-
1837). En Alemania destacaron: Christian Daniel
Rauch, Rudolf Schadow y Johann Heinrich
Dannecker.114

Lord Byron, uno de los mejores poetas románticos.

La literatura del Romanticismo estableció la idea


de un arte que surge espontáneamente del
individuo, destacando la figura del «genio» —el
arte es la expresión de las emociones del artista—.
Exaltó la naturaleza, el individualismo, el
sentimiento, la pasión, con un nuevo gusto por
formas íntimas y subjetivas de expresión como
lo sublime, y dando valor a nuevos aspectos como
lo oscuro, lo tenebroso, lo irracional. En un
prerromanticismo —plasmado en el movimiento
alemán Sturm und Drang— destacaron Johann
Christoph Friedrich von Schiller y Johann Wolfgang
von Goethe, así como el poeta inglés William
Blake. Posteriormente es de remarcar la obra
de: Johann Christian Friedrich
Hölderlin, Novalis, Heinrich Heine, August Wilhelm
von Schlegel, Friedrich von Schlegel, Heinrich von
Kleist, Johann Ludwig Tieck, E. T. A.
Hoffmann, Walter Scott, William
Wordsworth, Samuel Taylor Coleridge, John
Keats, Lord Byron, Percy Shelley, Mary
Wollstonecraft Shelley, Jane Austen, Alphonse de
Lamartine, Madame de Staël, François-René de
Chateaubriand, Alfred de Vigny, Victor
Hugo, George Sand, Prosper Mérimée, Alexandre
Dumas (padre), Ugo Foscolo, Giacomo
Leopardi, Alessandro Manzoni, Aleksandr
Pushkin, Nikolai Gogol, Adam
Mickiewicz, Washington Irving, James Fenimore
Cooper, Ralph Waldo Emerson, Nathaniel
Hawthorne, Edgar Allan Poe, Gustavo Adolfo
Bécquer, Ramón de Campoamor, José de
Espronceda, Mariano José de Larra, Fernán
Caballero, Rosalía de Castro, Bonaventura Carles
Aribau, Andrés Bello, Domingo Faustino
Sarmiento, José Hernández, Gertrudis Gómez de
Avellaneda, etc.115
El teatro romántico tuvo dos notables antecedentes
nuevamente en el Sturm und Drang con Schiller
(Don Carlos, 1787; Guillermo Tell, 1804) y Goethe
(Fausto, 1808). Como en el resto de la literatura
romántica, destaca por el sentimentalismo, el
dramatismo, la predilección por temas oscuros y
escabrosos, la exaltación de la naturaleza y del
folclore popular. Surgió un nuevo género,
el melodrama, y se popularizaron los espectáculos
de variedades (vaudeville). Sus mejores
exponentes fueron: Georg Büchner, Christian
Dietrich Grabbe, Juliusz Słowacki, Alfred de
Musset, Victor Hugo, Francisco Martínez de la
Rosa, el Duque de Rivas, Antonio García
Gutiérrez, José Echegaray, José Zorrilla (Don
Juan Tenorio, 1844), etc.116

Oda a la alegría
De la Novena Sinfonía de Beethoven.
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La música romántica se caracteriza como en el


resto de las artes por el predominio del sentimiento
y la pasión, de la subjetividad y emotividad del
artista, exaltando la música nacional y popular. Se
amplía notablemente la orquesta, para poder
satisfacer plenamente la expresividad del artista,
los nuevos sentimientos que en él anidan (lo
sublime, lo patético). El piano fue el instrumento de
moda, pues su registro, la intensidad de la
pulsación, son fiel reflejo de esa emotividad, ligada
al nuevo culto a la personalidad que se desarrolla
en el romanticismo. Nació la musicología como
ciencia aplicada a la música, así como la crítica y
la estética musicales, y aparecieron los
primeros conservatorios. Sus principales
representantes fueron: Ludwig van
Beethoven, Carl Maria von Weber, Franz
Schubert, Felix Mendelssohn-Bartholdy, Robert
Schumann, Franz Liszt, Frédéric Chopin, Niccolò
Paganini, Johann Strauss, Johannes
Brahms, Anton Bruckner, Hector Berlioz, Jules
Massenet, etc.
En esta época se desarrolló notablemente la
ópera, sobre todo en Italia, donde recibió el
nombre de bel canto. Destacó por el brillo de sus
voces, la coloratura, la ornamentación, ganando
importancia el papel de la soprano —desde 1840
se puso de moda el do de pecho—. La ópera
romántica tuvo dos vertientes: la cómica —o bufa
— y la dramática, sobre los grandes dramas
literarios románticos. Destacan: Luigi
Cherubini, Gaetano Donizetti, Vincenzo
Bellini, Gioacchino Antonio Rossini, Charles
Gounod, Georges Bizet y,
especialmente, Giuseppe Verdi (Rigoletto, 1851; Il
trovatore, 1853; La Traviata, 1853; Aida, 1870). En
Alemania, Richard Wagner dio a la ópera cotas de
gran brillantez, con la pretensión de hacer una
«obra de arte total» (gesamtkunstwerk) que
aunase música, poesía, filosofía, escenografía, etc.
(Tannhäuser, 1845; Lohengrin, 1850; Tristán e
Isolda, 1865; Parsifal, 1882).117
La danza romántica recuperó el gusto por los
bailes populares, las danzas folclóricas, muchas de
las cuales sacó del olvido. Surgió el clásico
vestuario de ballet (el tutú), aparecido por vez
primera en el Ballet de las Monjas de Robert le
Diable (1831), de Giacomo Meyerbeer. Se empezó
a componer música puramente para ballet,
destacando Coppélia (1870), de Léo Delibes. En el
aspecto teórico, destacó la figura del
coreógrafo Carlo Blasis, principal creador del ballet
moderno en cuanto codificó todos los aspectos
técnicos concernientes a la danza: en El código de
Terpsícore (1820) relacionó la danza con las otras
artes, efectuando estudios de anatomía y
movimientos corporales, ampliando el vocabulario
relativo a la danza, y distinguiendo varios tipos de
bailarines según su físico. También introdujo el
baile sobre las puntas de los pies, en el que
destacaron Maria Taglioni y Fanny Elssler. En
bailes populares, continuó la moda del vals, y
aparecieron la mazurca y la polca.118

La pesadilla (1781), de Johann Heinrich Füssli, Detroit


Institute of Arts.
 
 La balsa de la Medusa (1819), de Théodore
Géricault, Museo del Louvre.
 

La Marsellesa (1832), de François Rude, Arco de Triunfo


de París.
 

Primera página de la Quinta sinfonía (1808), de Ludwig


van Beethoven.
Realismo[editar]
Artículo principal: Realismo pictórico
El Ángelus (1857), de Jean-François Millet, Museo de
Orsay, París.

Desde mediados de siglo surgió una tendencia que


puso énfasis en la realidad, la descripción del
mundo circundante, especialmente
de obreros y campesinos en el nuevo marco de la
era industrial, con un cierto componente de
denuncia social, ligado a movimientos políticos
como el socialismo utópico.
En pintura destacaron Camille Corot, Gustave
Courbet, Jean-François Millet, Honoré
Daumier, Adolph von Menzel, Hans Thoma, Ilya
Repin y Marià Fortuny. Ligado al realismo
estuvieron dos escuelas paisajísticas: la francesa
de Barbizon (Théodore Rousseau, Charles-
François Daubigny, Narcisse-Virgile Díaz de la
Peña), marcada por un sentimiento panteísta de la
naturaleza; y la italiana de
los Macchiaioli (Silvestro Lega, Giovanni
Fattori, Telemaco Signorini), de corte
antiacadémico, caracterizada por el uso de
manchas (macchia en italiano, de ahí el nombre
del grupo) de color y formas inacabadas,
esbozadas. En Gran Bretaña surgió la escuela de
los prerrafaelitas, que se inspiraban —como su
nombre indica— en los pintores italianos anteriores
a Rafael, así como en la recién surgida fotografía,
destacando Dante Gabriel Rossetti, Edward Burne-
Jones, John Everett Millais y Ford Madox Brown.119
La escultura se basó igualmente en el fiel reflejo de
la sociedad, con predilección por figuras de
obreros y personajes marginales. Destacan: Max
Klinger, Adolf von Hildebrand, Aimé-Jules Dalou,
los hermanos Agapito y Venancio
Vallmitjana, Ricardo Bellver, Mariano Benlliure y,
especialmente, Constantin Meunier, principal
evocador de la figura del proletario, con cierto aire
idealizado, el obrero como héroe moderno (El
Pudelador, 1884-1888).
La literatura realista se opuso al subjetivismo
romántico, defendiendo la descripción rigurosa y
detallada de la realidad, con influencia de la
filosofía positivista, que consideraba al artista
como parte indisoluble de la sociedad, siendo la
obra artística un fiel reflejo de los
condicionamientos sociales que envuelven al
artista. El principal formato realista fue la novela,
que destacó por un estilo naturalista que
enfatizaba el aspecto cotidiano de la realidad, que
era descrita en toda su minuciosidad y fidelidad al
mundo real, con descripciones temperamentales
de los personajes, de gran
prospección psicológica. El autor es un «cronista»,
que presenta de forma objetiva los hechos, con un
elevado componente crítico, de afán reformador.
Destacan figuras como: Honoré de
Balzac, Stendhal, Gustave Flaubert, Guy de
Maupassant, Émile Zola, Giovanni Verga, Giosuè
Carducci, Charles Dickens, Alfred Tennyson, las
hermanas Emily, Charlotte y Anne Brontë, George
Eliot, Fiodor Dostoievski, Lev Tolstoi, Maksim
Gorki, Mark Twain, Herman Melville, Henry
James, Emily Dickinson, Joseph Conrad, Benito
Pérez Galdós, Pedro Antonio de
Alarcón, Marcelino Menéndez y Pelayo, Emilia
Pardo Bazán, Leopoldo Alas (Clarín), Vicente
Blasco Ibáñez, Ignacio Manuel Altamirano, José
María Eça de Queirós, etc. También destacan las
novelas de aventuras y suspense, como las
de Alexandre Dumas (hijo), Emilio Salgari, Jules
Verne y Arthur Conan Doyle.120
Con el teatro realista nació el teatro moderno, pues
sentó las bases del que sería el teatro del siglo XX.
Se puso énfasis en el naturalismo, la descripción
minuciosa de la realidad, no solo en la temática y
el lenguaje, sino también
en decorados, vestuario, atrezzo, etc. La
interpretación era más veraz, sin grandes
gesticulaciones ni dicción grandilocuente, como en
la «representación antiteatral» —actuar como en la
vida real, como si no se estuviese en un teatro—
de André Antoine y su Théâtre Libre —donde por
primera vez se iluminó sólo el escenario, dejando
al público a oscuras—. A un periodo prenaturalista
corresponden Eugène Scribe, Victorien
Sardou y Eugène Labiche. Destacó especialmente
el teatro nórdico, con figuras como Björnstjerne
Björnson, August Strindberg y Henrik Ibsen. Otros
autores fueron: Frank Wedekind, Anton
Chejov, Adelardo López de Ayala, Manuel Tamayo
y Baus, Àngel Guimerà, etc.121

E lucevan le stelle
Acto III de Tosca, ópera de Giacomo
Puccini.

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En el terreno de la música, en paralelo al realismo


surgió el llamado nacionalismo musical, que
supuso el renacer de diversas regiones europeas
hasta entonces poco destacadas culturalmente.
Heredero de las formas musicales románticas, se
revalorizó el folclore y la música popular como
portadores de ancestrales valores culturales de
todos los pueblos. Destacaron figuras como: Mijaíl
Glinka, Modest Músorgski, Aleksandr
Borodín, Nikolái Rimski-Kórsakov y Piotr
Chaikovski en Rusia; Antonín Dvořák, Bedřich
Smetana y Leoš Janáček en Checoslovaquia; Jean
Sibelius en Finlandia; Edvard
Grieg en Noruega; Carl
Nielsen en Dinamarca; Karol
Szymanowski en Polonia; Béla Bartók y Zoltán
Kodály en Hungría; Edward Elgar y Ralph Vaughan
Williams en Gran Bretaña; Isaac Albéniz, Enrique
Granados y Manuel de Falla en España. También
en América surgieron las primeras escuelas
nacionales: John Philip Sousa en Estados
Unidos; Heitor Villa-Lobos en Brasil; Manuel María
Ponce en México; Guillermo
Uribe en Colombia; Próspero
Bisquertt en Chile; Juan Bautista
Plaza en Venezuela; Amadeo Roldán en Cuba;
y Eduardo Fabini en Uruguay. En ópera,
el verismo italiano buscaba en igual medida reflejar
la realidad, con argumentos más populares, en
ambientes rurales y proletarios, donde los
protagonistas son personajes corrientes. Está
representado por Arrigo Boito, Amilcare
Ponchielli, Ruggero Leoncavallo, Umberto
Giordano y, principalmente, Giacomo Puccini (La
bohème, 1896; Tosca, 1900; Madama Butterfly,
1903).122
En la danza, el centro geográfico en cuanto a
creación e innovación pasó de París a San
Petersburgo, donde el Ballet Imperial alcanzó
cotas de gran brillantez, con un centro neurálgico
en el Teatro Mariinski —y, posteriormente, en
el Bol'šoj de Moscú—. La figura principal en la
conformación del ballet ruso fue Marius Petipa, que
introdujo un tipo de coreografía narrativa donde es
la propia danza la que cuenta la historia. Hizo
ballets más largos, de hasta cinco actos,
convirtiendo el ballet en un gran espectáculo, con
deslumbrantes puestas en escena, destacando su
colaboración con Chaikovski en tres obras
excepcionales: La bella durmiente (1889), El
cascanueces (1893) y El lago de los cisnes (1895).
A nivel popular, el baile más famoso de la época
fue el cancán, mientras que en España surgieron
la habanera y el chotis.123

Entierro en Ornans (1849), de Gustave Courbet, Museo


de Orsay, París.
 

Ecce Ancilla Domini (1850), de Dante Gabriel


Rossetti, Tate Gallery, Londres.
 

El Pudelador (1884-1888), de Constantin
Meunier, Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica.
 

Representación de El cascanueces, de Piotr Chaikovski.


Impresionismo[editar]

Impresión, sol naciente (1872-1873), de Claude


Monet, Museo Marmottan Monet, París. Cuadro al que debe
su nombre el movimiento.

 Impresionismo: fue un movimiento


profundamente innovador, que supuso una
ruptura con el arte académico y una
transformación del lenguaje artístico, iniciando
el camino hacia los movimientos
de vanguardia. Los impresionistas se
inspiraban en la naturaleza, de la que
pretendían captar una «impresión» visual, la
plasmación de un instante en el lienzo —por
influjo de la fotografía—, con una técnica de
pincelada suelta y tonos claros y luminosos,
valorando especialmente la luz. Surgió una
nueva temática, derivada de la nueva forma de
observar el mundo: junto a los paisajes y
marinas, aparecen vistas urbanas y nocturnas,
interiores con luz artificial, escenas
de cabaré, circo y music-hall, personajes de
la bohemia, mendigos, marginados, etc. Cabe
mencionar como principales representantes
a Édouard Manet —considerado un precursor
—, Claude Monet, Camille Pissarro, Alfred
Sisley, Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas.
Igual de renovador fue en el terreno de la
escultura el papel de Auguste Rodin, que sentó
las bases de la escultura del siglo XX (El
pensador, 1880-1900; Los burgueses de
Calais, 1884-1886). También destacó Medardo
Rosso, que conduciría la escultura hacia la
desintegración de la forma.
 Neoimpresionismo: evolucionando desde el
impresionismo, los neoimpresionistas se
preocuparon más de los fenómenos ópticos,
desarrollando la técnica del puntillismo,
consistente en componer la obra mediante una
serie de puntos de colores puros, que se
colocan junto a otros de colores
complementarios, fusionándose en la retina del
espectador en un nuevo tono. Sus principales
representantes fueron Georges Seurat y Paul
Signac. Otra variante fue el divisionismo,
surgido en Italia en ambientes de
inconformismo social cercanos al anarquismo.
Esta técnica se caracteriza por la proximidad
de colores descompuestos, con largas
pinceladas que, observadas a larga distancia,
producen un efecto de composición. Este estilo
fue practicado principalmente por Giovanni
Segantini, Giuseppe Pellizza da
Volpedo y Gaetano Previati, e influyó en
el futurismo italiano.
 Postimpresionismo: fueron una serie de artistas
que, partiendo de los nuevos hallazgos
técnicos efectuados por los impresionistas, los
reinterpretaron de manera personal, abriendo
distintas vías de desarrollo de suma
importancia para la evolución del arte en el
siglo XX. Así, más que un determinado estilo,
el postimpresionismo fue una forma de agrupar
a diversos artistas de distinto signo: Henri de
Toulouse-Lautrec, autor de escenas de circo y
cabaret esbozadas con rápidos apuntes del
natural; Paul Gauguin experimentó con la
profundidad dando un nuevo valor al plano
pictórico, con colores planos de carácter
simbólico; Paul Cézanne estructuraba la
composición en formas geométricas
(cilindro, cono y esfera), en una síntesis
analítica de la realidad precursora
del cubismo; Vincent van Gogh fue autor de
obras de fuerte dramatismo y prospección
interior, con pinceladas sinuosas y densas, de
intenso colorido, deformando la realidad, a la
que otorgó un aire onírico. En España
podemos reseñar a Joaquín Sorolla, autor de
escenas populares donde destaca la utilización
de la luz.124
En paralelo a la pintura, la música
impresionista hace primar la armonía sobre
la melodía, igual que en la pintura prevalece el
color sobre la línea. Se deja al espectador la
reconstrucción de una composición musical, hecha
a base de partes, de sugerencias. Su principal
representante, Claude Debussy, rechazó el
cromatismo tónico, introduciendo nuevos acordes
de cinco y seis tonos, opuestos a las escalas
habituales. Frente a la melodía continua
wagneriana, volvió a la tonalidad estática,
aquietando la armonía y potenciando la textura, la
tímbrica, la irregularidad rítmica (Preludio a la
siesta de un fauno, 1894). Maurice Ravel retornó a
la expresión lineal, aunque con notas y acordes
algo fuera de contexto (Bolero, 1928). Otros
representantes fueron Paul Dukas y Florent
Schmitt.125

Clase de baile (1875), de Edgar Degas, Musée


d'Orsay, París.
 

Tarde de domingo en la isla de la Grande Jatte (1884),


de Georges Pierre Seurat, Instituto de Arte de Chicago.
 

Los girasoles (1888), de Vincent van Gogh, Neue


Pinakothek, Múnich.
 

El pensador (1902), de Auguste Rodin.


Simbolismo[editar]
Artículos principales: Simbolismo y  Pintura simbolista.

El beso (1908), de Gustav Klimt, Österreichische Galerie


Belvedere (Viena).

Estilo de corte fantástico y onírico, surgió como


reacción al naturalismo de la corriente realista e
impresionista, poniendo especial énfasis en el
mundo de los sueños, así como en
aspectos satánicos y terroríficos, el sexo y
la perversión. Una característica principal del
simbolismo fue el esteticismo, reacción al
utilitarismo imperante en la época y a la fealdad y
materialismo de la era industrial. Frente a ello, el
simbolismo otorgó al arte y a la belleza una
autonomía propia, sintetizada en la fórmula
de Théophile Gautier «el arte por el arte» (L'art
pour l'art), llegando incluso a hablarse de «religión
estética». La belleza se alejó de cualquier
componente moral, convirtiéndose en el fin último
del artista, que llega a vivir su propia vida como
una obra de arte —como se puede apreciar en la
figura del dandy—. Destacaron: Gustave
Moreau, Odilon Redon, Pierre Puvis de
Chavannes, James McNeill Whistler, Lawrence
Alma-Tadema, Arnold Böcklin, Ferdinand
Hodler y Gustav Klimt, así como el grupo de
los Nabis (Maurice Denis, Paul Sérusier, Pierre
Bonnard, Félix Vallotton y el escultor Aristide
Maillol). Ligado al simbolismo estuvo también el
llamado arte naïf, cuyos autores eran autodidactas,
con una composición algo ingenua y
desestructurada, instintiva, con cierto primitivismo,
aunque plenamente consciente y expresiva (Henri
Rousseau, Séraphine Louis, Grandma Moses).126
La literatura simbolista destacó por su esteticismo
y decadentismo, llevando la sensibilidad romántica
a la exageración, sobre todo en el gusto por lo
morboso y terrorífico, surgiendo una «estética del
mal», apreciable en la atracción por el satanismo,
la magia y los fenómenos paranormales, o la
fascinación por el vicio y las desviaciones
sexuales. Los escritores se apartan del mundo y
las convenciones sociales, surgiendo la figura del
«poeta maldito». Su principal vehículo de
expresión fue la poesía, que era elaborada,
formalmente exigente, con un sentido rítmico casi
musical, con un lenguaje evocador y sugerente,
simbólico, destacando su carácter polisémico.
Tuvo un antecedente en
el parnasianismo de Leconte de Lisle, José María
de Heredia y Charles Baudelaire, destacando
posteriormente autores como Oscar
Wilde, Algernon Charles Swinburne, Arthur
Rimbaud, Paul Verlaine, Stéphane Mallarmé,
el Conde de Lautréamont, Jean Moréas, Anatole
France, Frédéric Mistral, Joris-Karl
Huysmans, Walt Whitman, Dmitri Serguéievich
Merezhkovski, etc.127
El teatro simbolista recibió la influencia del
«espectáculo total» wagneriano, destacando por
un lenguaje de fuerte trasfondo metafísico y
trascendente, buscando la esencia humana a
través de la intuición y la meditación, con
preferencia por los temas míticos y las leyendas,
de influjo esotérico y teosófico.
Destacaron Auguste Villiers de l'Isle-Adam, Paul
Claudel, Maurice Maeterlinck y Émile Verhaeren.128
En música, Gabriel Fauré innovó con un lenguaje
sonoro preciosista, minucioso y personal, en la
línea de la poesía simbolista. Hizo una música
estática, difusa, de armonías líquidas, dando
importancia a los instrumentos solistas: La buena
canción (1892), sobre poemas de Verlaine.

Júpiter y Sémele (1894-1895), de Gustave


Moreau, Museo Gustave Moreau, París.
 

Las rosas de Heliogábalo (1888), de Lawrence Alma-


Tadema, colección particular, México.
 

La noche (1902), de Aristide Maillol,


Schlossplatz, Stuttgart.
 

Oscar Wilde.
Modernismo[editar]
Artículo principal: Modernismo (arte)

El valle de los naranjos, Biniaraix (Mallorca) (1901),


de Santiago Rusiñol.

En paralelo a la arquitectura, el modernismonota 15


también se desarrolló en pintura, surgiendo una
notable escuela en Cataluña, con artistas
como Ramon Casas y Santiago Rusiñol, con un
estilo caracterizado por una temática naturalista de
ambiente sombrío, con una cierta influencia
del impresionismo francés. Más tarde se recibió la
influencia del simbolismo, practicado por el mismo
Rusiñol y por artistas como Alexandre de
Riquer, Adrià Gual y Joan Llimona. En escultura
cabe mencionar a Eusebi Arnau, Josep
Llimona y Miguel Blay. En un llamado
«posmodernismo»nota 16 se encuentran nombres
como Isidre Nonell y Joaquim Mir, así como
hallamos la presencia de un joven Pablo Picasso,
que se adentró en el ambiente modernista
alrededor del año 1900, hecho que supuso un
cambio en su trayectoria y su adscripción al arte de
vanguardia, como podemos ver en su
etapa fauvista (1900-1901) y en el simbolismo de
la «época azul» (1901-1904), para desembocar
finalmente en el cubismo.
En el resto de Europa, la pintura modernista estuvo
muy ligada al mundo del diseño y la ilustración,
especialmente al cartelismo, nuevo género artístico
a caballo entre la pintura y las artes gráficas, ya
que se basaba en un diseño realizado por un pintor
o ilustrador, para ser luego reproducido en serie.
En su génesis fue determinante el
aspecto publicitario del cartel, aunque pronto se
dedicó también a la divulgación de eventos y a
la propaganda política e institucional. Entre los
diversos artistas dedicados a la pintura o el cartel
conviene recordar a Alfons Mucha, Aubrey
Beardsley, Jan Toorop, Fernand Khnopff, etc.
El modernismo, por su carácter ornamental,
supuso una gran revitalización de las artes
aplicadas, especialmente la carpintería, la forja,
la vidriería, la cerámica, el moldeado en yeso,
la impresión (libros, revistas, postales), la joyería,
el mosaico, etc.129 A ello ayudaron los nuevos
procedimientos industriales, que permitían la
fabricación en serie. Cobró especial relevancia el
diseño, el proceso creador del artista, que
materializa su creación en el bosquejo de la obra,
que puede ser luego realizada por diversos
artesanos. Entre sus principales artífices
destacaron Émile Gallé (ceramista y
vidriero), René Lalique (orfebre), Koloman
Moser (diseñador), Louis Comfort Tiffany (joyero y
vidriero), Gaspar Homar (ebanista), etc. También
tuvo especial relevancia el movimiento inglés Arts
and Crafts («Artes y Oficios»), promovido por John
Ruskin y William Morris, que defendía una
revalorización del trabajo artesanal y propugnaba
el retorno a las formas tradicionales de fabricación,
estipulando que el arte debe ser tan útil como
bello.130
En literatura, se suele vincular el modernismo a la
obra del nicaragüense Rubén Darío, inaugurador
de las letras modernas españolas con un lenguaje
esteticista de gran riqueza formal, de influjo
simbolista. Otros exponentes fueron
el cubano José Martí, el mexicano Amado Nervo,
el peruano José Santos Chocano,
el argentino Leopoldo Lugones y
el colombiano José Asunción Silva, así como los
españoles Salvador Rueda y Eduardo Marquina.
Con el mismo afán modernizador podemos situar
también aquí la denominada Generación del
98 que, frente al pesimismo por la pérdida de las
últimas colonias españolas, supuso un gran
impulso en la renovación de la literatura española,
especialmente en cuanto a contenido. Destacaron
autores como Ramón María del Valle-
Inclán, Antonio Machado, Jacinto Benavente, Juan
Ramón Jiménez, Azorín, Pío Baroja, Miguel de
Unamuno, Ramiro de Maeztu, Ramón Menéndez
Pidal, etc. En Cataluña se dio el movimiento de
la Renaixença, destacando Jacinto
Verdaguer y Joan Maragall, mientras que
en Galicia el Rexurdimento contó con figuras
como Manuel Curros Enríquez y Eduardo
Pondal.131

La carga (1899), de Ramon Casas, MNCARS, Madrid.


 

El Ángel Exterminador (1895), de Josep Llimona,


cementerio de Comillas (Cantabria).
 

Biscuits Lefèvre-Utile (1896), litografía de Alfons Mucha.


 

Tiara con forma de gallo, de René Lalique.


Fotografía[editar]
Artículo principal: Historia de la fotografía

Isla Pagoda en la desembocadura del río Min (1870),


de John Thomson. La fotografía supuso una gran revolución
a la hora de concebir el arte en el siglo XIX y el XX.

En el siglo XIX apareció una nueva tecnología que


permitía captar imágenes del natural, a través del
principio de la cámara oscura. Pese a ser una
realización puramente técnica, pronto se vislumbró
la artisticidad de este nuevo medio, pues la obra
resultante podía ser considerada artística en
cuanto suponía la intervención de la creatividad de
la persona que capta la imagen, derivada de la
labor de percepción, diseño y narratividad
efectuada en la toma de la imagen. Así, pronto
la fotografía pasó a ser considerada una de las
artes, concretamente la octava.nota 17
Esta nueva técnica comenzó con las
investigaciones de Joseph Nicéphore Niépce, que
logró la primera fotografía en 1816, en negativo
sobre papel, a partir de donde se fueron
perfeccionando los procedimientos técnicos para
su captación y reproducción. La construcción
del daguerrotipo por Louis-Jacques-Mandé
Daguerre supuso un nuevo adelanto, consiguiendo
impresionar placas metálicas y fijar la imagen con
un baño de sal y mercurio. Otro de los pioneros
fue William Henry Fox Talbot, que en 1835 inventó
el negativo, que permitía sacar diversas copias de
la imagen obtenida. Hippolyte Bayard logró en
1840 la fotografía en positivo directo. Otro
precursor, John Frederick William Herschel, fue el
creador del término fotografía, así
como negativo y positivo, e instantánea cuando se
redujo el tiempo de exposición (25/100 de
segundo). En 1888 George Eastman lanzó la
película de celuloide y el aparato Kodak, pequeña
cámara cargada con 100 clichés. La primera
fotografía en color fue obtenida por James Clerk
Maxwell en 1861; sin embargo, la primera placa
fotográfica en color (Autochrome) no llegó a los
mercados hasta 1907.
A partir de entonces la fotografía se popularizó, ya
que era un medio que no requería grandes
cualidades personales, simplemente el dominio de
la técnica, apareciendo numerosos aficionados que
se lanzaron a plasmar el mundo en imágenes.
Surgieron los primeros estudios y laboratorios
fotográficos, dedicados en principio sobre todo al
retrato, aunque posteriormente a todo tipo de
eventos y a imágenes del natural. También
apareció la fotomecánica y las primeras
publicaciones ilustradas, siendo pioneros los
álbumes de Excursions Daguerriennes (1841-
1842) y, como primer libro ilustrado, Pencil of
Nature (1844), de Fox Talbot. Igualmente apareció
la fotografía documental, especialmente en cuanto
a la plasmación de conflictos bélicos, siendo las
guerras de Crimea y de Secesión americana las
primeras en ser retratadas.
A finales de siglo se empezó a considerar la
fotografía como un arte, surgiendo
el pictorialismo como primer movimiento artístico
fotográfico; este tenía la pretensión de hacer
fotografías con una composición de tipo pictórico,
con influencia del impresionismo. Entre los
fotógrafos más destacados del siglo XIX se puede
citar a Gaspard-Félix Tournachon, Louis Désiré
Blanquart-Evrard, André Adolphe Eugène
Disdéri, David Octavius Hill, John Thomson, Julia
Margaret Cameron, Oscar Gustav
Rejlander, Eadweard Muybridge, Étienne-Jules
Marey, Jacob August Riis, etc.132
Siglo XX[editar]
Artículo principal: Arte del siglo XX

Fuente, de Marcel Duchamp. El siglo XX ha supuesto una


pérdida del concepto de belleza clásica para conseguir un
mayor efecto en el diálogo artista-espectador.

El arte del siglo XX experimentó una profunda


transformación: en una sociedad más materialista,
más consumista, el arte se dirige a los sentidos, no
al intelecto. Igualmente, ha cobrado especial
relevancia el concepto de moda, una combinación
entre la rapidez de las comunicaciones y el
aspecto consumista de la civilización actual.
Surgieron así los movimientos de vanguardia, que
pretendían integrar el arte en la sociedad,
buscando una mayor interrelación artista-
espectador, ya que es este último el que interpreta
la obra, pudiendo descubrir significados que el
artista ni conocía. Las últimas tendencias artísticas
han perdido incluso el interés por el objeto
artístico: el arte tradicional era un arte de objeto, el
actual de concepto. Hay una revalorización del arte
activo, de la acción, de la manifestación
espontánea, efímera, del arte no comercial (arte
conceptual, happening, environment).133
Arquitectura[editar]
Artículo principal: Arquitectura del siglo  XX

Casa de la Cascada (1939), de Frank Lloyd Wright, Bear


Run, Pensilvania.

La arquitectura ha sufrido una profunda


transformación desde las formas tradicionales
hasta los movimientos de vanguardia, que han
supuesto un nuevo concepto constructivo
basado en una idea más racional del espacio,
estructurado de forma más depurada y
funcional, con especial atención a las
nuevas tecnologías y a su
ubicación medioambiental. Ha cobrado gran
importancia el urbanismo, fomentado por el
nuevo aspecto consumista de la civilización
occidental, a la vez que el auge de las
comunicaciones ha derivado en un desarrollo
de los estudios de ingeniería aplicados a la
arquitectura.
La arquitectura del siglo XX ha tenido un
desarrollo independiente del resto de las artes,
aunque en ocasiones ha ido en paralelo a
algún determinado movimiento artístico.
Tenemos así la arquitectura expresionista,
caracterizada por el uso de nuevos materiales
y su fabricación en masa (ladrillo, acero, vidrio),
con nombres como Bruno Taut, Erich
Mendelsohn, Hans Poelzig y Fritz Höger.
El futurismo también tuvo alguna manifestación
arquitectónica, aunque lo utópico de sus
formulaciones impidió en muchos casos su
realización material; destaca la obra de Antonio
Sant'Elia. En
el neoplasticismo neerlandés tenemos la obra
de Jacobus Johannes Pieter Oud, Gerrit
Thomas Rietveld y Truus Schröder. Por último,
cabe reseñar la vertiente arquitectónica
del constructivismo ruso, donde se inició un
programa ligado a la revolución que buscaba
una arquitectura funcional que satisficiese las
necesidades reales de la población; estuvo
representado principalmente por Konstantin
Melnikov.
Pero la principal tendencia artística del siglo XX
ha sido el racionalismo (1920-1950) —también
llamado «Estilo Internacional»—, representado
fundamentalmente por la Escuela de la
Bauhaus. Esta corriente buscaba una
arquitectura fundamentada en la razón, de
líneas sencillas y funcionales, basadas en
formas geométricas simples y materiales de
orden industrial
(ladrillo, acero, hormigón, vidrio), renunciando a
la ornamentación excesiva y otorgando gran
importancia al diseño, que es igualmente
sencillo y funcional. Entre sus figuras
sobresalen: Walter Gropius, Ludwig Mies van
der Rohe, Le Corbusier, José Luis Sert, Frank
Lloyd Wright, Eliel Saarinen, Oscar
Niemeyer, Alvar Aalto, etc.
Entre las últimas tendencias arquitectónicas se
ha producido una gran diversidad de estilos y
movimientos, como en el resto de artes
plásticas: en los años 1950 surgió el
denominado brutalismo en paralelo
al expresionismo abstracto, caracterizado por
las formas austeras, basadas en la pureza del
material, primando la estructura sobre el
acabado (Alison y Peter Smithson, Louis
Kahn y Anne Tyng);
el metabolismo japonés respondía a las
necesidades de una sociedad masificada, con
grandes escalas, estructuras flexibles y formas
orgánicas (Kenzō Tange, Kishō Kurokawa);
la arquitectura pop destacó el carácter urbano y
las tipologías populares, tomando como
referencia los ambientes nocturnos de Las
Vegas, con sus luces de neón y
su escenografía decorativista (Robert
Venturi, Denise Scott Brown); el llamado
«diseño científico y estructural» puso énfasis
en las nuevas posibilidades de la técnica,
especialmente el uso de hormigón y las formas
orgánicas (Félix Candela, Pier Luigi Nervi, Frei
Otto, Jørn Utzon, Eero Saarinen, Richard
Buckminster Fuller); en los años 1960 apareció
el high-tech, basado en las posibilidades
otorgadas por las nuevas tecnologías, tanto a
nivel práctico como estético (Norman
Foster, Richard Rogers, Renzo Piano); entre
los años 1960 y 1970 surgió el antidiseño,
opuesto al racionalismo y a la primacía del
diseño sobre la función social y cultural de la
arquitectura, representado por el grupo
inglés Archigram y los
italianos Archizoom y Superstudio; el
neorracionalismo supuso en los años 1970 el
retorno a las premisas funcionalistas,
representado por el grupo italiano Tendenza y
el estadounidense Five Architects;
desde 1975 se ha desarrollado la arquitectura
posmoderna, que como en las otras artes se
basa en el eclecticismo y la reinterpretación de
estilos anteriores (James Stirling, Aldo
Rossi, Ricardo Bofill, Arata Isozaki); en
los años 1980 se dio el deconstructivismo,
caracterizado por la fragmentación, el proceso
de diseño no lineal y la manipulación de las
estructuras (Frank Gehry, Peter
Eisenman, Rem Koolhaas). Entre otros
arquitectos contemporáneos conviene destacar
igualmente a Jean Nouvel, Glenn
Murcutt, Peter Zumthor, Jacques
Herzog, Pierre de Meuron, Sverre Fehn, Ieoh
Ming Pei, Zaha Hadid, Santiago
Calatrava, Rafael Moneo, Luis
Barragán, Álvaro Siza, etc.134


Pabellón de Alemania para la Exposición
Internacional de Barcelona (1929), obra de Ludwig
Mies van der Rohe.
 

Corte Suprema de Chandigarh (1952), de Le


Corbusier.
 

Ópera de Sídney (1956), de Jørn Utzon.


 

Pabellón estadounidense de la Expo 67, de Richard


Buckminster Fuller, llamado actualmente Biosphère,
en Île Sainte-Hélène, Montreal.
Vanguardismo[editar]
Artículo principal: Vanguardismo
Formas únicas de continuidad en el espacio (1913),
de Umberto Boccioni, Galleria d'Arte Moderna, Milán.

En los primeros años del siglo XX se forjaron


las bases del llamado arte de vanguardia: el
concepto de realidad fue cuestionado por las
nuevas teorías científicas (la subjetividad del
tiempo de Bergson, la relatividad de Einstein,
la mecánica cuántica); también influyó la teoría
del psicoanálisis de Freud. Por otra parte, las
nuevas tecnologías provocaron que el arte
cambiase de función, ya que la fotografía y
el cine ya se encargaban de plasmar la
realidad. Gracias a las
colecciones etnográficas fomentadas por
el colonialismo europeo los artistas tuvieron
contacto con el arte de otras civilizaciones
(africano, asiático, oceánico), que aportó una
visión más subjetiva y emotiva del arte. Todos
estos factores comportaron un cambio de
sensibilidad que se tradujo en la búsqueda de
nuevas formas de expresión por parte del
artista.

 Fauvismo (1905-1908): primer movimiento


vanguardistanota 18 del siglo XX, el fauvismo
supuso una experimentación en el terreno
del color, que es concebido de modo
subjetivo y personal, aplicándole valores
emotivos y expresivos, independientes
respecto a la naturaleza. Destacan Henri
Matisse, Albert Marquet, Raoul Dufy, André
Derain, Maurice de Vlaminck y Kees van
Dongen.
 Expresionismo (1905-1923): surgido como
reacción al impresionismo, los
expresionistas defendían un arte más
personal e intuitivo, donde predominase la
visión interior del artista —la «expresión»—
frente a la plasmación de la realidad —la
«impresión»—, reflejando en sus obras una
temática personal e intimista con gusto por
lo fantástico, deformando la realidad para
acentuar el carácter expresivo de la obra.
Con precedentes en las figuras de Edvard
Munch y James Ensor, se formó
principalmente en torno a dos grupos: Die
Brücke (Ernst Ludwig Kirchner, Erich
Heckel, Karl Schmidt-Rottluff, Emil Nolde),
y Der Blaue Reiter (Vasili Kandinski, Franz
Marc, August Macke, Paul Klee). Otros
exponentes fueron el Grupo de Viena (Egon
Schiele, Oskar Kokoschka) y la Escuela de
París (Amedeo Modigliani, Marc
Chagall, Georges Rouault, Chaïm Soutine).
Figuras individuales serían: José Gutiérrez
Solana, Constant Permeke, Cândido
Portinari, Oswaldo Guayasamín, etc.
También se suele considerar como una
derivación del expresionismo el
grupo Nueva Objetividad (George
Grosz, Otto Dix, Max Beckmann).
En México tuvo su expresión en
el muralismo de José Clemente
Orozco, Diego Rivera, David Alfaro
Siqueiros135 y Rufino Tamayo, e influyó en
la obra de Frida Kahlo. En escultura
destacaron Ernst Barlach, Wilhelm
Lehmbruck y Käthe Kollwitz.
 Cubismo (1907-1914): este movimiento se
basó en la deformación de la realidad
mediante la destrucción de
la perspectiva espacial de
origen renacentista, organizando el espacio
de acuerdo con una trama geométrica, con
visión simultánea de los objetos, una gama
de colores fríos y apagados, y una nueva
concepción de la obra de arte, con la
introducción del collage. La figura principal
de este movimiento fue Pablo Picasso, uno
de los grandes genios del siglo XX, junto
a Georges Braque, Jean Metzinger, Albert
Gleizes, Juan Gris y Fernand Léger, así
como Alexander Archipenko, Jacques
Lipchitz, Pablo Gargallo y Julio González en
escultura. Una derivación del cubismo fue
el orfismo de Robert Delaunay, así como
el rayonismo ruso, síntesis de cubismo,
futurismo y orfismo (Mijaíl Larionov, Natalia
Goncharova). Igualmente, el purismo fue un
movimiento poscubista (Amédée
Ozenfant, Le Corbusier).
 Futurismo (1909-1930):
movimiento italiano que exaltó los valores
del progreso técnico e industrial del
siglo XX, destacando aspectos de la
realidad como el movimiento, la velocidad y
la simultaneidad de la acción. El futurismo
aspiraba a transformar el mundo, a cambiar
la vida, mostrando un concepto idealista y
algo utópico del arte como motor de la
sociedad. Fue el primer movimiento que se
proclamó con un manifiesto (redactado
por Filippo Tommaso Marinetti), sello
distintivo de los futuros movimientos de
vanguardia, que denotaba además la
interrelación entre las diversas artes.
Destacan en pintura Giacomo Balla y Gino
Severini, y Umberto Boccioni en
escultura.136
 Arte abstracto (1910-1932): cuestionado el
concepto de realidad por las nuevas teorías
científicas, y con el surgimiento de nuevas
tecnologías como la fotografía y el cine, que
ya se encargaban de plasmar la realidad,
se produjo la génesis del arte abstracto: el
artista ya no intenta reflejar la realidad, sino
su mundo interior, expresar sus
sentimientos. El arte pierde todo aspecto
real y de imitación de la naturaleza para
centrarse en la simple expresividad del
artista, en formas y colores que carecen de
cualquier componente referencial. Iniciado
por Vasili Kandinski, fue desarrollado por el
movimiento neoplasticista (De Stijl), con
figuras como Piet Mondrian y Theo Van
Doesburg en pintura, y Georges
Vantongerloo en escultura.
 Constructivismo (1914-1930): surgido en
la Rusia revolucionaria, fue un estilo
comprometido políticamente que pretendía
a través del arte realizar una transformación
de la sociedad, mediante una reflexión
sobre las formas puras artísticas
concebidas desde aspectos como
el espacio y el tiempo, que generan una
serie de obras de estilo abstracto, con
tendencia a la geometrización.
Destacan Vladimir Tatlin, Lissitzky, Anton
Pevsner y Naum Gabo. Una variante fue
el suprematismo de Kasimir Malevich.
 Dadaísmo (1916-1922): movimiento de
reacción a los desastres de la guerra, el
dadaísmo supuso un planteamiento radical
del concepto de arte, que pierde cualquier
componente basado en la lógica y la razón,
reivindicando la duda, el azar, lo absurdo de
la existencia. Esto se traduce en un
lenguaje subversivo, donde se cuestionan
tanto las temáticas como las técnicas
tradicionales del arte, experimentando con
nuevos materiales y nuevas formas de
composición, como el collage,
el fotomontaje y los ready-made.
Destacan Hans Arp, Francis Picabia, Kurt
Schwitters y Marcel Duchamp.
 Surrealismo (1924-1955): con un claro
precedente en la pintura metafísica (Giorgio
de Chirico, Carlo Carrà), el surrealismonota 19
puso especial énfasis en la imaginación, la
fantasía, el mundo de los sueños, con una
fuerte influencia del psicoanálisis, como se
percibe en su concepto de «escritura
automática», por la que intentan expresarse
liberando su mente de cualquier atadura
racional, mostrar la pureza del inconsciente.
La pintura surrealista se movió entre la
figuración (Salvador Dalí, Paul
Delvaux, René Magritte, Max Ernst) y la
abstracción (Joan Miró, André
Masson, Yves Tanguy). En escultura
destacan Henry Moore, Constantin
Brâncuşi, Alberto Giacometti y Alexander
Calder.137

Fränzi ante una silla tallada (1910), de Ernst Ludwig


Kirchner, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
 

Retrato de  Picasso (1912), de Juan Gris, Instituto de


Arte de Chicago.
 

Composición VII (Las Tres Gracias) (1917), de Theo


van Doesburg, Mildred Lane Kemper Art
Museum, Saint Louis, Missouri.
 

Family Group (1950), de Henry


Moore, Stevenage (Hertfordshire).
Últimas tendencias[editar]

Elogio del agua (1987), de Eduardo Chillida, Parque de


la Creueta del Coll, Barcelona.

Desde la Segunda Guerra Mundial el arte ha


experimentado una vertiginosa dinámica
evolutiva, con estilos y movimientos que se
suceden cada vez más rápido en el tiempo. El
proyecto moderno originado con las
vanguardias históricas llegó a su culminación
con diversos estilos antimátericos que
destacaban el origen intelectual del arte por
sobre su realización material, como el arte de
acción y el arte conceptual. Alcanzado ese
nivel de prospección analítica del arte, se
produjo el efecto inverso —como suele ser
habitual en la historia del arte, donde los
diversos estilos se enfrentan y se contraponen,
el rigor de unos sucede al exceso de otros, y
viceversa—, retornando a las formas clásicas
del arte, aceptando su componente material y
estético, y renunciando a su carácter
revolucionario y transformador de la sociedad.
Surgió así el arte postmoderno, donde el artista
transita sin pudor entre diversas técnicas y
estilos, sin carácter reivindicativo, volviendo al
trabajo artesanal como esencia del artista. Por
último, hay que remarcar a finales de siglo la
aparición de nuevas técnicas y soportes en el
terreno del
arte: video, informática, internet, láser, holografí
a, etc.138

 Informalismo (1945-1960): conjunto de
tendencias basadas en la expresividad del
artista, renunciando a cualquier aspecto
racional del arte (estructura, composición,
aplicación preconcebida del color). Es un
arte eminentemente abstracto, donde cobra
relevancia el soporte material de la obra,
que asume el protagonismo por encima de
cualquier temática o composición. Incluye
diversas corrientes como el tachismo, el art
brut y la pintura matérica.
Destacan Georges Mathieu, Hans
Hartung, Jean Fautrier, Jean
Dubuffet, Lucio Fontana, etc. En España
surgieron los grupos El Paso (Antonio
Saura, Manolo Millares) y Dau al set (Antoni
Tàpies, Modest Cuixart). En escultura cabe
citar a Jorge Oteiza y Eduardo Chillida.
En Estados Unidos se desarrolló
el expresionismo abstracto —también
llamado action painting—, caracterizado por
la utilización de la técnica del dripping, el
chorreado de pintura sobre la tela, sobre la
que intervenía el artista con diversos
utensilios o con su propio cuerpo. Entre sus
miembros figuran Jackson Pollock, Mark
Rothko, Franz Kline y Willem de Kooning.
 Nueva figuración (1945-1960): como
reacción a la abstracción informalista surgió
un movimiento que recuperó la figuración,
con cierta influencia expresionista y con
total libertad de composición. Aunque se
basaban en la figuración no quiere decir
que ésta fuese realista, sino que podía ser
deformada o esquematizada a gusto del
artista. En la génesis de este estilo tuvo
decisiva influencia la
filosofía existencialista y su visión pesimista
del ser humano, y entroncaron con el
movimiento beat y los angry young men.
Entre sus figuras se puede mencionar
a Francis Bacon, Lucian Freud, Bernard
Buffet, Nicolas de Staël y los miembros del
grupo CoBrA (Karel Appel, Asger
Jorn, Corneille y Pierre Alechinsky), así
como Germaine Richier y Fernando
Botero en escultura.
 Arte cinético (desde 1950): también
llamado op-art (arte óptico), es un estilo que
pone énfasis en el aspecto visual del arte,
especialmente en los efectos ópticos, que
son producidos bien por ilusiones ópticas
(figuras ambiguas, imágenes persistentes,
efecto de moiré), bien mediante el
movimiento o los juegos de luces. Es un
arte abstracto pero racional, compositivo, al
contrario que el informalismo.
Destacan Victor Vasarely, Jesús Rafael
Soto, Yaacov Agam, Julio Le Parc, Eusebio
Sempere, etc.
 Pop art (1955-1970): surgió en Estados
Unidos como movimiento de rechazo al
expresionismo abstracto, englobando una
serie de autores que retornaron a la
figuración, con un marcado componente de
inspiración popular, tomando imágenes del
mundo de la publicidad, la fotografía,
el cómic y los medios de comunicación de
masas. Con un precedente en el
llamado New Dada (Robert
Rauschenberg, Jasper Johns), destacaron
en el pop art Andy Warhol, Roy
Lichtenstein, Tom Wesselmann, James
Rosenquist, Eduardo Paolozzi, Richard
Hamilton y, en escultura, Claes Oldenburg.
 Nuevo realismo (1958-1970): movimiento
francés inspirado en el mundo de la
realidad circundante, del consumismo y la
sociedad industrial, del que extraen —al
contrario que en el pop art— su aspecto
más desagradable, con especial
predilección por los materiales detríticos.
Sus representantes fueron Arman, César
Baldaccini, Yves Klein, Jean Tinguely, Piero
Manzoni, Daniel Spoerri, Niki de Saint
Phalle, etc. Klein y Manzoni fueron
antecedentes del arte conceptual: Klein con
sus antropometrías y
sus cosmogonías (pinturas expuestas a los
elementos: fuego, lluvia) o con su
exposición Vacío (1958, Galería Iris Clert),
donde vendió el espacio vacío de una
galería; y Manzoni envasando
sus excrementos en lata (Merda d'artista,
1961).

¿Por qué el proceso entre Pilatos y Jesús duró


solamente dos minutos? (1996), de Wolf Vostell, Museo
Vostell, Malpartida de Cáceres.

 Arte de acción (desde 1960): son diversas


tendencias basadas en el acto de la
creación artística, donde lo importante no
es la obra en sí, sino el proceso creador, en
el que además del artista interviene a
menudo el público, con un gran
componente de improvisación. Engloba
diversas manifestaciones artísticas como
el happening, la performance,
el environment, la instalación, etc. Entre sus
figuras destacan Joseph Beuys, Allan
Kaprow, Wolf Vostell, Yoko Ono, Nam June
Paik y los grupos Fluxus y Gutai.
 Minimalismo (1963-1980): con un
antecedente en la Nueva
abstracción o Abstracción
postpictórica (Barnett Newman, Frank
Stella, Ellsworth Kelly, Kenneth Noland) el
minimalismo fue una corriente que supuso
un proceso de desmaterialización que
desembocaría en el arte conceptual. Son
obras de carácter abstracto, de acusada
simplicidad, reducidas a un mínimo motivo,
depurado al planteamiento inicial del autor,
la base sobre la que habría desarrollado la
idea que, sin embargo, queda plasmada en
su fase inicial. Destacaron los
pintores Robert Mangold y Robert Ryman, y
los escultores Carl Andre, Dan
Flavin, Donald Judd y Sol LeWitt.
 Hiperrealismo (desde 1965): como reacción
al minimalismo surgió esta nueva corriente
figurativa, caracterizada por su visión
superlativa y exagerada de la realidad, que
es plasmada con gran exactitud en todos
sus detalles, con un aspecto casi
fotográfico. Destacan Chuck Close, Richard
Estes, Don Eddy, John Salt, Ralph
Goings, Antonio López García y, en
escultura, George Segal, famoso por sus
figuras humanas en yeso.
 Arte conceptual (1965-1980): tras el
despojamiento matérico del minimalismo, el
arte conceptual renunció al sustrato
material para centrarse en el proceso
mental de la creación artística, afirmando
que el arte está en la idea, no en el objeto.
Incluye diversas tendencias: el arte
conceptual lingüístico, el más purista de la
conceptualidad, centrado en la relación
arte-lenguaje (Joseph Kosuth); el arte
povera, centrado en las instalaciones,
generalmente de materiales detríticos
(Mario Merz, Jannis Kounellis); el body-art,
con el cuerpo humano como soporte
(Gilbert and George, Dennis Oppenheim);
el land-art, que utiliza la naturaleza como
soporte, con un marcado componente
efímero (Christo, Walter De Maria, Robert
Smithson, Richard Serra); el bio-art, que
usa técnicas biológicas (Joe
Davis, Estéfano Viu), etc. También podrían
enmarcarse en esta corriente diversos
géneros de reivindicación social como
el arte feminista (Jenny Holzer, Barbara
Kruger, Cindy Sherman, Judy Chicago) y
el arte homoerótico (Paul Cadmus, Robert
Mapplethorpe, Deborah Cherena).
 Nuevas tecnologías (desde 1965): la
aparición de nuevas tecnologías desde
los años
1960 (televisión, video, informática) ha
supuesto una gran revolución para el arte
no solo en cuanto a nuevos soportes y
materiales, sino a nuevas formas de
expresión que han ampliado los límites del
arte. El videoarte surgió en 1965 con la
aparición de la primera cámara de
video portátil (la Portapak de Sony). En esta
modalidad destaca no solo su componente
físico —la emisión de imágenes,
generalmente en el marco de instalaciones
o performances—, sino el mensaje
inherente a la imagen filmada, fusionando el
mundo de la comunicación con la cultura
popular. Exponentes de esta modalidad
son Nam June Paik, Dan Sandin, Bill
Viola, Tony Oursler, etc. El sound
art (o audio art) se basa en el sonido, ya
sea natural, musical, tecnológico o acústico,
y se integra en el arte a través
de ensamblajes, instalaciones,
performances, videoarte, etc. (Laurie
Anderson, Brian Eno). La informática
e internet han supuesto igualmente un gran
impulso para el arte, no solo como soporte
sino por sus nuevas posibilidades creativas
y, especialmente, por su aspecto
interactivo, suponiendo una nueva forma de
colaboración entre el artista y el público
(Olia Lialina, Heath Bunting, Jake Tilson).
 Arte postmoderno (desde 1975): por
oposición al denominado arte moderno, es
el arte propio de la postmodernidad.
Asumen el fracaso de los movimientos de
vanguardia como el fracaso del proyecto
moderno: las vanguardias pretendían
eliminar la distancia entre el arte y la vida,
universalizar el arte; el artista postmoderno,
en cambio, es autorreferencial, el arte habla
del arte, no pretenden hacer una labor
social. Destacan artistas individuales
como Jeff Koons, David Salle, Jean-Michel
Basquiat, Keith Haring, Julian
Schnabel, Eric Fischl, Miquel Barceló, etc.;
o también diversos movimientos como
la transvanguardia italiana (Sandro
Chia, Francesco Clemente, Enzo
Cucchi, Nicola De Maria, Mimmo Paladino),
el neoexpresionismo alemán (Anselm
Kiefer, Georg Baselitz, Jörg
Immendorff, Markus Lüpertz, Sigmar Polke),
el neomanierismo, la figuración libre, etc.139
 Hombre a caballo, de Fernando Botero, Museo de
Israel, Jerusalén.
 

Liberación de 1001 globos azules, «escultura


aerostática» de Yves Klein.
 

The Umbrella Project (1991), instalación


artística de Christo, Ibaraki (Japón).
Estilos artísticos occidentales del siglo XX
Globalización del arte[editar]
Instalación del grupo japonés Gutai, en la Bienal de
Venecia de 2009.

Durante el proceso de colonización iniciado por


las potencias europeas en el siglo XIX, y sobre
todo en el XX con el auge de los medios de
comunicación (radio, televisión, internet) y el
proceso de globalización cultural producido a
nivel mundial, el arte se ha estandarizado
progresivamente hacia la universalización de
estilos, conservando en muchos lugares las
formas autóctonas y tradicionales, pero
adquiriendo un sello estilístico común
perceptible en diversos puntos del planeta.
Antiguas formas artísticas basadas en
materiales y tipologías tradicionales han
abrazado las nuevas tecnologías y un nuevo
sentido estético dominado por factores como la
moda y la rapidez de difusión de los diversos
movimientos artísticos.
En el continente africano aún perduran ciertas
formas tradicionales de arte, si bien la
colonización europea introdujo el arte
occidental, produciéndose cierta mezcolanza
de ambos estilos. En muchas partes de África
el arte está marcado por la religión islámica,
mientras que en otras es más de
signo cristiano, pero aún perduran las antiguas
formas animistas. El interés por el arte
africano en Europa ha llevado a su producción
con fines de exportación,
principalmente máscaras y esculturas
ornamentales de ébano o marfil. Entre los
artistas más destacados se puede citar
a Ashira Olatunde (de Nigeria), Nicholas
Mukomberanwa (de Zimbabue), Henry
Tayali (de Zambia) y Eric Adjetey
Anang (de Ghana).
En la India, el arte se abrió a mediados del
siglo XX a las formas de vanguardia, como se
puede apreciar en la intervención de
arquitectos extranjeros como Le
Corbusier en Chandigarh y Bangalore.
Actualmente la India está viviendo un auge en
el campo de la creación emergente y las artes
plásticas contemporáneas, siendo el artista
indio más cotizado el escultor Anish Kapoor,
junto al que destacan nombres como Ram
Kinker Baij, Sankho Chaudhuri, Ajit
Chakravarti y Nek Chand.
El fin de la era imperial supuso la
modernización de China, que se abrió más a la
influencia occidental. El triunfo de
la revolución comunista impuso como arte
oficial el realismo socialista, si bien
recientemente la nueva política aperturista ha
favorecido la llegada de las últimas tendencias
artísticas, ligadas a las nuevas tecnologías.
En 1989 tuvo gran resonancia la
exposición China/Vanguardia, en la Galería
Nacional China de Pekín, que mostraba las
últimas creaciones del momento, incluyendo
tanto obra pictórica como fotografías,
instalaciones y performances.
Desgraciadamente, los sucesos
de Tiananmen provocaron un nuevo retroceso,
hasta una nueva apertura en 1992. Los artistas
chinos contemporáneos más relevantes son: Qi
Baishi, Wu Guanzhong, Pan Yuliang, Zao Wou
Ki y Wang Guangyi.
En Japón, el período Meiji (1868-1912) supuso
una profunda renovación cultural, social y
tecnológica, abriéndose más al exterior y
empezando a incorporar los nuevos adelantos
conseguidos en Occidente. La pintura presentó
entonces dos corrientes: una tradicional
(Nihonga), y otra occidentalista (Yōga). En
escultura existe igualmente la dualidad
tradición-vanguardia. Más recientemente
destaca la presencia en el terreno del arte de
acción del grupo Gutai, que asimiló la
experiencia de la Segunda Guerra Mundial a
través de acciones cargadas de ironía, con un
gran sentimiento de crispación y una
agresividad latente. Artistas destacados del
Japón contemporáneo son: Tsuguharu
Foujita, Kuroda Seiki, Tarō Okamoto, Chuta
Kimura, Leiko Ikemura, Michiko
Noda, Yasumasa Morimura, Yayoi
Kusama, Yoshitaka Amano, Shigeo
Fukuda, Shigeko Kubota, Yoshitomo
Nara, Isamu Noguchi y Etsuro Sotoo.140
Artes decorativas[editar]

Diseño de objetos de uso art déco Pal-Bell, de Maurice


Ascalon.

En el siglo XX las artes decorativas han tenido


una rápida evolución, marcada por el uso de
nuevos materiales y tecnologías más
avanzadas, y con una clara apuesta por
el diseño como base creadora, remarcando el
aspecto intelectual de estas creaciones frente a
la mera realización material otorgada
tradicionalmente a la artesanía. La gran
revitalización de esta actividad artística provino
del art déco,nota 20 movimiento surgido
en Francia a mediados de los años 1920 que
supuso una revolución para el interiorismo y
las artes gráficas e industriales. Este estilo se
caracterizó por la predilección por la línea
curva y el floreado simétrico en artes gráficas, y
las formas cuadradas y geométricas en
mobiliario y decoración interior. Dirigido
principalmente a un público burgués, destacó
por la ostentación y el lujo, y se desarrolló
notablemente en ilustración publicitaria (Erté)
y cartelismo (Cassandre). El art déco también
se dio en arquitectura (el Chrysler
Building de William van Alen) y pintura (Tamara
de Lempicka, Santiago Martínez Delgado).
Otro gran adelanto en el terreno del diseño se
produjo con la Bauhaus, que frente a la
excesiva ornamentación del art déco introdujo
un concepto de diseño más racional y
funcional, más adaptado a las necesidades
reales de la gente. Esta institución pretendía
romper las barreras entre arte y artesanía, con
una clara apuesta por la producción industrial.
Su diseño se basaba en la simplicidad, la
abstracción geométrica y el uso de colores
primarios y de nuevas tecnologías, como se
hizo patente en el mobiliario de acero tubular
creado por Marcel Breuer, o
las lámparas diseñadas por Marianne Brandt.
En esta escuela destacaron creadores
como László Moholy-Nagy, Oskar
Schlemmer, Johannes Itten, Paul Klee, Josef
Albers, etc. Igualmente, el
grupo neoplasticista De Stijl desarrolló un estilo
interiorista basado en la simplicidad, las formas
geométricas y los colores primarios, como la
famosa silla roja y azul de Gerrit Thomas
Rietveld (1923). Desde entonces el diseño
industrial y de interior ha seguido por la vía de
la creación intelectual y el diseño funcional, con
un progresivo aumento de la experimentación
con nuevos materiales (plástico, fibra de vidrio),
atendiendo a las necesidades de mercado sin
renunciar al proceso de modernización de la
sociedad, lo que ha generado una línea
llamada styling (representada
fundamentalmente por Raymond Loewy).141
Literatura contemporánea[editar]
Artículo principal: Historia de la literatura moderna
En el siglo XX la literatura ha tenido —como el
resto de las artes— una gran diversidad
estilística, partiendo de premisas anteriores y
cánones clásicos en algunos casos, y
rompiendo con el pasado y experimentando
nuevas formas y estilos en otros. El afán de
innovación llevó a la búsqueda de la esencia
literaria, de un lenguaje trascendente y
metafísico, como es el caso de la denominada
«poesía pura» (Paul Valéry, William Butler
Yeats, Ezra Pound, T. S. Eliot, Eugenio
Montale, Fernando Pessoa, Konstantinos
Kavafis). El principal campo de
experimentación fue el de las vanguardias
artísticas: el futurismo destacó por su afán
modernizador, exaltando los adelantos
técnicos, la velocidad, la acción, incluso la
violencia (tuvo estrechos contactos con
el fascismo italiano), defendiendo la
destrucción de la sintaxis y la libertad de las
palabras; estuvo representado principalmente
por Filippo Tommaso Marinetti y Vladimir
Maiakovski. El cubismo buscó nuevas formas
sintácticas, deshaciendo los poemas y
dándoles un aspecto gráfico, con diferentes
tipos de letra y aparición de signos
extralingüísticos, suprimiendo los signos de
puntuación («collage lingüístico»),
destacando Guillaume Apollinaire.
El dadaísmo introdujo la anarquía en la génesis
literaria, buscando deliberadamente un
lenguaje caótico y absurdo, que pierde su
aspecto lógico y comunicativo, como en la obra
de Tristan Tzara. El expresionismo criticó la
sociedad burguesa de su época, el militarismo,
la alienación del individuo en la era industrial y
la represión familiar, moral y religiosa. Ya no se
imita la realidad, no se analizan causas ni
hechos, sino que el autor busca la esencia de
las cosas, mostrando su particular visión.
Destacaron Franz Kafka, Gottfried Benn, Alfred
Döblin, Georg Heym, Franz Werfel, Georg
Trakl y Rainer Maria Rilke. El surrealismo tuvo
gran influencia de la psicología freudiana,
evocando en sus obras el mundo del
inconsciente, de los sueños, de la subjetividad,
en un estilo que buscaba la asociación insólita
de palabras, de metáforas oníricas y delirantes,
que se tradujo en la técnica de la «escritura
automática». Destacaron André Breton, Paul
Éluard y Louis Aragon.
Ulises, de James Joyce. Portada de la primera edición
(1922).

En el ámbito de la narrativa, la amarga


experiencia bélica en la contienda
mundial provocó una serie de obras de crítica
de la guerra, de reflexión, de introspección
psicológica, de búsqueda de unos nuevos
valores morales, con un lenguaje simbólico y
metafórico; así se aprecia en la obra de Marcel
Proust, André Gide, François Mauriac, Thomas
Mann, Hermann Hesse, etc. Más adelante
surgió un mayor compromiso social, con obras
de denuncia de los valores burgueses que
habían llevado a la guerra; esta corriente está
representada por André Malraux, Antoine de
Saint-Exupéry, George Orwell y Aldous Huxley.
En contraposición, hay una corriente más
innovadora, más centrada en la técnica
literaria, en el virtuosismo estilístico y la
profundización de los personajes, como
podemos apreciar en James Joyce, Lawrence
Durrell y Virginia Woolf. En Estados Unidos
surgió la llamada «generación perdida»,
caracterizada igualmente por la crítica social y
la búsqueda de unos nuevos valores
humanos: John Dos Passos, F. Scott
Fitzgerald, John Steinbeck, William
Faulkner, Gertrude Stein, Henry Miller y Ernest
Hemingway.
La segunda mitad del siglo XX ha estado
marcada por el eclecticismo y la diversidad de
tendencias, con un cierto continuismo de
estilos anteriores, sobre todo en poesía, donde
autores como Jacques Prévert, Dylan
Thomas y Wystan Hugh Auden hacen una
poesía inconformista e intelectualizada. La
narrativa es más innovadora, caracterizada por
la preocupación existencial y el compromiso
social: Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Simone
de Beauvoir, Jean Genet, Cesare Pavese, Italo
Calvino, Alberto Moravia, etc. En los años
1950 surgió en Francia el nouveau
roman («nueva novela»), centrado en el
análisis frío y objetivo de la realidad (Alain
Robbe-Grillet, Nathalie Sarraute). En esos años
hay un renacer de la «novela histórica»,
con Marguerite Yourcenar, Robert
Graves y Umberto Eco. En Alemania,
aparecieron escritores anticonvencionales
como Peter Handke y Günther Grass, mientras
que en Estados Unidos surgió la
generación beat (Allen Ginsberg, William
Burroughs, Jack Kerouac), así como una nueva
serie de novelistas encabezada por Truman
Capote, J. D. Salinger y Norman Mailer. Entre
otros grandes autores del siglo XX merecen
destacarse igualmente: H. G. Wells, Rudyard
Kipling, J. R. R. Tolkien, Salvatore
Quasimodo, Nikos Kazantzakis, Halldór
Laxness, Pär Lagerkvist, Mika Waltari, Jaroslav
Hašek, Boris Pasternak, Mihail
Šolohov, Aleksandr Solzhenitsyn, José
Saramago, Sholem Asch, Rabindranath
Tagore, Jalil Gibran, Naguib Mahfuz, Wen
Yiduo, Yukio Mishima, Kenzaburo Oé, Wole
Soyinka, Orhan Pamuk, etc.142
En España, la literatura del siglo XX comenzó
con el llamado novecentismo, representado
por José Ortega y Gasset, Ramón Pérez de
Ayala, Ramón Gómez de la Serna y Eugeni
d'Ors. Más adelante surgió la Generación del
27, con un mayor afán vanguardista, que
persigue el ideal de «poesía pura», con cierta
influencia del surrealismo (Federico García
Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Pedro
Salinas, Jorge Guillén, Dámaso
Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Miguel
Hernández). Los años de la dictadura producen
una escisión: por un lado, una literatura afecta
al régimen que exalta los valores nacionales
(Luis Rosales, Leopoldo Panero); por otra, una
literatura desarraigada, de tono angustioso
(Camilo José Cela, Ramón J. Sénder, Miguel
Delibes, Gonzalo Torrente Ballester, Carmen
Laforet, Ana María Matute). En los años
1950 surgió el realismo social, literatura más
comprometida que denuncia la injusticia y la
falta de libertad (Blas de Otero, Gabriel
Celaya, León Felipe). Desde los años
1970 surge una nueva vitalidad en las letras,
con afán reformador (los llamados
«Novísimos» en poesía), destacando figuras
como Manuel Vázquez Montalbán, Juan
Marsé, Antonio Gala, José Hierro, Jaime Gil de
Biedma, José Agustín Goytisolo, etc. En el
siglo XX se desarrollan la literatura
catalana (Josep Carner, Carles Riba, Salvador
Espriu, Josep Pla, Mercè Rodoreda, Josep
Maria de Sagarra), gallega (Celso Emilio
Ferreiro, Ramón Otero Pedrayo, Alfonso
Rodríguez Castelao, Álvaro Cunqueiro)
y vasca (Esteban Urkiaga, Gabriel Aresti, José
Luis Álvarez Enparantza).
En Hispanoamérica destacan: Alfonsina
Storni, Gabriela Mistral, Vicente
Huidobro, César Vallejo, Pablo Neruda, Jorge
Luis Borges, Nicolás Guillén, Rómulo
Gallegos, Miguel Ángel Asturias, Alejo
Carpentier, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Julio
Cortázar, Mario Vargas Llosa, Gabriel García
Márquez, Octavio Paz, Guillermo Cabrera
Infante, Augusto Roa Bastos, Ernesto
Sabato, Mario Benedetti, Isabel Allende, etc.143
Teatro contemporáneo[editar]

Bertolt Brecht, creador del teatro épico.

El teatro del siglo XX ha tenido una gran


diversificación de estilos, evolucionando en
paralelo a las corrientes artísticas de
vanguardia. Se pone mayor énfasis en la
dirección artística y en la escenografía, en el
carácter visual del teatro y no solo el literario.
Se avanza en la técnica interpretativa, con
mayor profundización psicológica (método
Stanislavski, Actors Studio de Lee Strasberg), y
reivindicando el gesto, la acción y el
movimiento. Se abandonan las tres unidades
clásicas y comienza el teatro experimental, con
nuevas formas de hacer teatro y un mayor
énfasis en el espectáculo, retornando al rito y a
las manifestaciones de culturas antiguas o
exóticas. Cobra cada vez mayor protagonismo
el director teatral, que muchas veces es el
artífice de una determinada visión de la puesta
en escena (Vsevolod Meyerhold, Max
Reinhardt, Erwin Piscator, Tadeusz Kantor).
Entre los diversos movimientos teatrales
conviene reseñar: el expresionismo (Georg
Kaiser, Fritz von Unruh, Hugo von
Hofmannsthal); el «teatro épico» (Bertolt
Brecht, Peter Weiss, Rainer Werner
Fassbinder); el «teatro del absurdo», vinculado
al existencialismo (Antonin Artaud, Eugène
Ionesco, Samuel Beckett, Albert Camus); y
los Angry young men, de signo inconformista y
antiburgués (John Osborne, Harold
Pinter, Arnold Wesker). Otros autores
destacados son: George Bernard Shaw, Luigi
Pirandello, Alfred Jarry, Tennessee
Williams, Eugene O'Neill, Arthur Miller, John
Boynton Priestley, Dario Fo, etc. En España
destacan Federico García Lorca, Miguel
Mihura, Alejandro Casona, Antonio Buero
Vallejo, Alfonso Paso y Fernando Arrabal.
Desde los años 1960 el teatro ha reaccionado
contra la distanciación del teatro épico,
buscando una comunicación dramática
establecida a través de acciones reales que
afecten al espectador (The Living Theatre,
teatro-laboratorio de Jerzy Grotowski, acciones
de happening). Los nuevos directores han
agregado a este «teatro de provocación» una
conciencia estilística basada en la ceremonia,
el divertimento y el exhibicionismo (Peter
Brook, Giorgio Strehler, Luca Ronconi). El
lenguaje oral queda así doblado por el visual, y
el arte dramático recupera en cierta forma su
antigua ambición de «teatro total». Esto se
pone de manifiesto en varios grupos
españoles, como Els Joglars, Els
Comediants y La Fura dels Baus, o el
grupo canadiense Cirque du Soleil.144
Música contemporánea[editar]
Artículo principal: Música clásica contemporánea

Adagietto
Adagietto, cuarto movimiento de
la Quinta Sinfonía de Gustav Mahler.

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En el terreno musical la transición de siglo


estuvo marcada por
el postromanticismo de Richard
Strauss, Gustav Mahler y Aleksandr Skriabin,
introduciéndose posteriormente en el ámbito de
las vanguardias artísticas: el cubismo tendió a
la deshumanización, a la esquematización y a
las construcciones lineales, sin ornamentos
(Erik Satie); el expresionismo pretendía
desligarse de los fenómenos objetivos
externos, siendo instrumento únicamente de la
actividad creadora del compositor y reflejando
principalmente su estado anímico, fuera de
toda regla y toda convención (Darius
Milhaud, Francis Poulenc, Arthur Honegger);
el futurismo experimentó con el ruido y los
sonidos de la naturaleza y la vida cotidiana
(Luigi Russolo, Edgar Varèse);
el neoclasicismo —ligado en Rusia al realismo
socialista, también llamado «sinfonismo
soviético»— recuperó las formas clásicas, pero
reinterpretándolas, y sin renunciar a los nuevos
adelantos vanguardistas (Carl Orff, Gustav
Holst, Ígor Stravinski, Serguéi Prokófiev, Dmitri
Shostakóvich, Serguéi Rajmáninov);
el dodecafonismo fue un sistema basado en los
doce tonos de la escala cromática, que se
utilizaban en cualquier orden, pero en series,
sin repetir una nota antes de haber sonado las
otras, evitando la polarización, la atracción a
centros tonales (Arnold Schönberg, Alban
Berg, Anton von Webern); de igual forma,
el ultracromatismo amplió la escala musical a
grados inferiores al semitono —cuartos o
sextos de tono— (Alois Hába, Ferruccio
Busoni); la Nueva Objetividad aportó una visión
más realista y social de la música, surgiendo el
concepto de Gebrauschmusik («música
utilitaria»), basada en el concepto de consumo
de masas para elaborar obras de sencilla
construcción y accesibles a todo el mundo
(Paul Hindemith, Kurt Weill).
Desde mediados de siglo ha continuado la
experimentación y la diversidad de conceptos
musicales, produciendo nuevas técnicas y
efectos sonoros, como la música
electrónica de Karlheinz Stockhausen;
la música concreta de Pierre Schaeffer y Pierre
Henry; el serialismo de Olivier Messiaen, Luigi
Dallapiccola, Pierre Boulez y Luis de Pablo;
el poliestilismo de Luciano Berio; los «ámbitos
sonoros» de Luigi Nono; la música
aleatoria de John Cage, Charles Ives, Witold
Lutoslawski y Cristóbal Halffter;
el neotonalismo de Arvo Pärt y Henryk Górecki;
la «música estadística» de Iannis
Xenakis, Krzysztof Penderecki y György Ligeti;
el minimalismo de Philip Glass; y el new
age de Michael Nyman y Wim Mertens.145
La ópera en el siglo XX ha mantenido vigente
el repertorio anterior, que se continúa
representando con éxito en los mejores teatros
y auditorios del mundo, mientras que a nivel
productivo, si bien ha existido una copiosa y
excelente producción, las innovaciones
producidas en este terreno no han gozado de
gran éxito entre el público mayoritario. A
principios de siglo, el verismo italiano continuó
en un llamado «posverismo» representado
principalmente por Riccardo
Zandonai (Francesca da Rimini, 1914; Giulietta
e Romeo, 1922). El postromanticismo contó
con la gran figura de Richard Strauss (Salomé,
1905; Ariadne auf Naxos, 1912).
El neoclasicismo dejó obras como Edipo
rey (1925), de Igor Stravinski; Lady Macbeth de
Mtsensk (1936), de Dmitri Shostakóvich;
y Guerra y paz (1946), de Serguéi Prokófiev. A
nivel vanguardista, destacaron
el expresionismo y el dodecafonismo: Moisés y
Aarón (1926), de Arnold
Schönberg; Wozzeck (1925) y Lulú (1935),
de Alban Berg; Jonny spielt auf (1927),
de Ernst Krenek. Más recientemente destaca la
obra de Benjamin Britten, de gran valor
dramático (Peter Grimes, 1945; El sueño de
una noche de verano, 1961; Muerte en
Venecia, 1973). Otros exponentes son: Kurt
Weill (Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny,
1930), George Gershwin (Porgy and Bess,
1935), Paul Hindemith (Matías el pintor,
1938), Francis Poulenc (Les mamelles de
Tirésias, 1947), Gian Carlo Menotti (La
médium, 1946; El teléfono, 1947; El cónsul,
1950), Alberto Ginastera (Bomarzo, 1967), etc.
También ha tenido mucha importancia
la música popular, que ha generado diversos
estilos musicales como el jazz, el soul, el blues,
el rock, el pop, el heavy, el punk, el reggae,
el rap, el ska, etc. En el siglo XX también han
tenido un gran auge los espectáculos
musicales, como el cabaret y el music hall, al
tiempo que ha cobrado un creciente
protagonismo la banda
sonora cinematográfica (John Williams, Ennio
Morricone, Henry Mancini, Andrew Lloyd
Webber, Leonard Bernstein, Maurice
Jarre, Vangelis, Nino Rota). El
aspecto consumista de la civilización actual, la
aparición de nuevas tipologías (radio, hilo
musical, video-clip) y la introducción de nuevos
soportes de grabación musical (disco de
vinilo, casete, disco compacto,
formatos informáticos de audio, mp3) han
favorecido la popularización de la música, que
se ha convertido en un aspecto indispensable
del ocio moderno, con la proliferación de
conciertos y recitales, y auténticos fenómenos
de masas en torno a diversos grupos e
intérpretes (Elvis Presley, The Beatles, Rolling
Stones, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Michael
Jackson, Madonna, etc.). En los últimos
tiempos, la industria discográfica ha sufrido un
progresivo declive debido a las descargas
ilegales en internet, hecho que ha generado
una fuerte controversia que aún perdura.146
Danza contemporánea[editar]
Artículo principal: Danza contemporánea
Ballet ruso (1912), de August
Macke, Kunsthalle, Bremen.

La danza contemporánea se inició nuevamente


con el liderazgo del ballet ruso adquirido a
finales del siglo XIX: Mihail Fokin dio más
importancia a la expresión sobre la técnica; su
obra Chopiniana (1907) inauguraría el «ballet
atmosférico» —sólo danza, sin hilo argumental
—. Sergéi Diágilev fue el artífice del gran
triunfo de los Ballets Rusos en París,
introduciendo la danza en las corrientes de
vanguardia: su primer gran éxito lo obtuvo con
las Danzas polovtsianas de El Príncipe
Igor de Borodin (1909), al que siguieron El
pájaro de fuego (1910), Petrushka (1911) y La
consagración de la primavera (1913),
de Stravinski; por último, Parade (1917) fue un
hito dentro de la vanguardia, con música
de Erik Satie, coreografía de Léonide Massine,
libreto de Jean Cocteau y decorados de Pablo
Picasso. En el grupo de Diágilev destacaron los
bailarines Vaslav Nijinsky, Anna
Pavlova y Tamara Karsavina. Con
la Revolución soviética el ballet ruso pasó a ser
un instrumento de propaganda política,
perdiendo gran parte de su creatividad, aunque
surgieron grandes bailarines como Rudolf
Nureyev y Mihail Baryshnikov, y se produjeron
obras memorables como Romeo y
Julieta (1935) y Cenicienta (1945),
de Prokofiev, y Espartaco (1957), de Aram
Jachaturián. También alcanzó notoriedad el
sistema pedagógico ideado por Agrippina
Vagánova.
La danza expresionista supuso una ruptura con
el ballet clásico, buscando nuevas formas de
expresión basadas en la libertad del gesto
corporal, liberado de las ataduras de
la métrica y el ritmo, donde cobra mayor
relevancia la autoexpresión corporal y la
relación con el espacio. Su principal teórico fue
el coreógrafo Rudolf von Laban, quien creó un
sistema que pretendía integrar cuerpo y alma,
poniendo énfasis en la energía que emanan los
cuerpos, y analizando el movimiento y su
relación con el espacio. Este nuevo concepto
quedaría plasmado con la bailarina Mary
Wigman. De forma independiente, la gran
figura de principios de siglo fue Isadora
Duncan, que introdujo una nueva forma de
bailar, inspirada en ideales griegos, más
abierta a la improvisación, a la espontaneidad.
En el período de entreguerras destacaron las
escuelas francesa y británica, así como el
despuntar de los Estados Unidos. En Francia,
el Ballet de la Ópera de París volvió al
esplendor de la era romántica, gracias sobre
todo a la labor de Serge Lifar, Roland
Petit y Maurice Béjart. En Gran Bretaña
destacaron figuras como Marie
Rambert, Ninette de Valois, Frederick
Ashton, Antony Tudor, Kenneth
MacMillan, Margot Fonteyn, etc. En Estados
Unidos, donde había escasa tradición, se
consiguió en poco tiempo llegar a un alto nivel
de creatividad y profesionalización, gracias en
primer lugar a pioneras como Ruth Saint
Denis, Martha Graham, Doris
Humphrey y Agnes De Mille. El ruso George
Balanchine —surgido de la compañía de
Diágilev— se instaló allí en 1934, donde fundó
la School of American Ballet, y produjo
espectáculos que lo renombraron como uno de
los mejores coreógrafos del siglo. En los años
1950 y 1960 destacó la actividad innovadora
de Merce Cunningham que, influido por
el expresionismo abstracto y la música
aleatoria de John Cage, introdujo la danza
basada en la casualidad, el caos, la
aleatoriedad (chance choreography). Otro gran
hito de la época fue el West Side Story (1957)
de Jerome Robbins.
Con Paul Taylor la danza entró en el ámbito de
la posmodernidad, con un manifiesto inicial en
su Duet (1957), donde permanecía inmóvil
junto a un pianista que no tocaba el piano. La
danza posmoderna introdujo lo corriente y lo
cotidiano, los cuerpos ordinarios frente a los
estilizados de los bailarines clásicos, con una
mezcolanza de estilos e influencias, desde las
orientales hasta las folclóricas, incorporando
incluso movimientos de aerobic y kickboxing.
Otros coreógrafos posmodernos fueron Glen
Tetley, Alvin Ailey y Twyla Tharp. En las
últimas décadas del siglo destacaron
coreógrafos como William Forsythe y Mark
Morris, así como la escuela holandesa,
representada por Jiří Kylián y Hans van Manen,
y donde también se formó el español Nacho
Duato. A nivel de bailes populares, en el
siglo XX ha existido una gran diversidad de
estilos, entre los que se puede
remarcar: foxtrot, charlestón, claqué, chachach
á, tango, bolero, pasodoble, rumba, samba, co
nga, merengue, salsa, twist, rock and
roll, moonwalk, hustle, break dance, etc.147
Fotografía del siglo XX[editar]
Artículo principal: Historia de la fotografía

La fotografía del Che Guevara (1960), de Alberto Korda,


es una de las fotografías más famosas y reproducidas
del siglo XX.

En el siglo XX se extendió notablemente el uso


de la fotografía, ya que las continuas mejoras
técnicas en cámaras portátiles permitían un
uso generalizado de esta técnica a nivel
amateur. Su presencia fue esencial
en revistas y periódicos, asumiendo los medios
de comunicación de masas un papel
preponderante en la cultura visual del siglo XX.
Durante la Primera Guerra Mundial y la
siguiente posguerra nació el periodismo
fotográfico, originalmente en Alemania, con
revistas como Berliner Illustrierte
Zeitung y Münchner Illustrierte Presse,
destacando la obra de Erich Salomon y Stefan
Lorant, creador del «reportaje fotográfico».
Pronto esta forma de fotoperiodismo se
expandió por todo el mundo, propiciada por la
aparición de una nueva cámara —
la Leica (1925)— con objetivos intercambiables
y rollos de 36 tomas. En 1947 apareció
la Polaroid, de película instantánea. En el
siglo XX la fotografía también ha estado muy
unida a la moda y la publicidad.
La fotografía se integró plenamente a los
movimientos de vanguardia: así, los
fotógrafos expresionistas alemanes (August
Sander, Karl Blossfeldt, Albert Renger-Patzsch)
crearon un tipo de fotografía basada en la
nitidez de la imagen y la utilización de la luz
como medio expresivo, modelando las formas y
destacando las texturas. Este tipo de fotografía
tuvo una importante resonancia internacional,
generando movimientos paralelos como
la photographie pure francesa y la straight
photography estadounidense.
El futurismo italiano estuvo ligado a la
fotografía en movimiento (fotodinamismo),
representado por Anton Giulio Bragaglia. En
Gran Bretaña surgió el vorticismo, ligado
al cubismo, destacando Alvin Langdon Coburn.
Con la Revolución soviética, en Rusia se
impuso el realismo socialista, con la figura
predominante de Aleksandr Rodchenko. En
Estados Unidos, Alfred Stieglitz fundó la Photo-
Secession, que mostró la vida urbana con una
emotividad artística, y se vinculó a movimientos
como el dadaísmo. En este último destacó Man
Ray, que llegó a hacer fotografías sin cámara,
poniendo objetos sobre la película y
exponiéndolos unos segundos a la luz, creando
imágenes ambiguas entre la figuración y la
abstracción. Otra innovación del dadaísmo fue
el fotomontaje, como los elaborados por John
Heartfield y Hannah Höch. Por último,
el surrealismo introdujo en fotografía el mundo
del inconsciente, de los sueños, las imágenes
oníricas (Eugène Atget, Jacques-André
Boiffard, Raoul Ubac).
En el período de entreguerras surgieron una
serie de fotógrafos que retrataron la crudeza de
la realidad circundante, especialmente tras
la crisis económica de 1929, como es el caso
de Lewis Hine, Margaret Bourke-
White y Dorothea Lange. Desde la Segunda
Guerra Mundial la fotografía ha seguido unida
al periodismo —especialmente con el auge de
agencias como Magnum—, así como a la
fotografía documental, predominando
el realismo fotográfico. También ha estado
fuertemente vinculada a las últimas tendencias
artísticas, especialmente el pop art,
el hiperrealismo y el arte conceptual. Entre los
más afamados fotógrafos de este siglo
destacan: Werner Bischof, Brassaï, René
Burri, Robert Capa, Henri Cartier-
Bresson, Agustí Centelles, Imogen
Cunningham, Robert Doisneau, Robert
Frank, Raoul Hausmann, André
Kertész, William Klein, Alberto Korda, Jacques-
Henri Lartigue, Annie Leibovitz, Dora
Maar, Inge Morath, Helmut Newton, Irving
Penn, Joe Rosenthal, Sebastião
Salgado, Jeanloup Sieff, William Eugene
Smith, Emmanuel Sougez, Otto Steinert, Gerda
Taro, Spencer Tunick, Edward Weston, etc.
Desde 1990, fecha de aparición de la fotografía
digital, la creación fotográfica se ha vinculado
fuertemente a las nuevas tecnologías,
preferentemente en el diseño por ordenador y
los programas de retoque fotográfico,
como Photoshop.148
Cine[editar]
Artículo principal: Historia del cine

Viaje a la Luna

Viaje a la Luna (1902), de Georges


Méliès.

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Una de las grandes revoluciones artísticas
y audiovisuales del siglo XX ha sido el cine: a
partir de la invención
del cinematógrafo en 1895 por los hermanos
Lumière, el cine ha tenido una rápida evolución
tanto artística como tecnológica que lo ha
convertido en un auténtico fenómeno de
masas, siendo rápidamente considerado como
el «séptimo arte».nota 21 El cine es quizá uno de
los medios artísticos más completos, ya que
aúna imagen con sonido, guion literario, interpr
etación, decorados, maquillaje, vestuario, etc.
Además introduce una nueva dimensión,
el tiempo, la sucesión cronológica de los
hechos, donde cobra un papel relevante
el montaje. En sus inicios el cine era mudo, sin
sonido, hecho que no impidió la creación de
una auténtica gramática visual que aportó la
base principal de la narración cinematográfica.
Con la incorporación de elementos tomados
del teatro como los decorados y los efectos
especiales —proceso iniciado por Georges
Méliès—, el cine alcanzó un grado de auténtica
artisticidad. De carácter netamente industrial en
cuanto a su aspecto productivo, el cine tuvo
una primera y rápida implantación en Estados
Unidos, donde se forjó una poderosa industria
cinematográfica que cristalizaría en Hollywood.
Allí surgieron algunos de los primeros genios
del cine: Edwin S. Porter, primero en rodar
escenas plano-contraplano; David Wark
Griffith, que introdujo el montaje narrativo y los
efectos de luz; y Charles Chaplin, que aparte
de ser iniciador del star system hollywoodiense,
fue pionero en numerosos aspectos
interpretativos y argumentales, como los
géneros y los personajes arquetipo, además de
introducir la psicología en la interpretación.
El gabinete del doctor Caligari (1919), de Robert Wiene,
obra maestra del cine expresionista alemán.

Los siguientes pasos del cine van en paralelo a


las vanguardias artísticas de la época: el cine
expresionista alemán introdujo un estilo
subjetivista que ofrecía en imágenes una
deformación expresiva de la realidad, traducida
en términos dramáticos mediante la distorsión
de decorados y maquillajes, así como efectos
de luz, y la consiguiente recreación de
atmósferas terroríficas o, cuando menos,
inquietantes. Cabe destacar a Robert
Wiene, Friedrich Wilhelm Murnau, Fritz
Lang, Georg Wilhelm Pabst, Josef von
Sternberg y Ernst Lubitsch. En Francia,
tuvieron reflejo cinematográfico tanto
el impresionismo como el surrealismo: el
primero se tradujo en obras de elevado
contenido intelectual y moral, de temática
refinada y gran simplicidad estilística, y un
naturalismo contrapuesto a la artificiosidad
expresionista, con recursos como el flou y
el flashback; estuvo representado por Louis
Delluc, Abel Gance y Jean Epstein. El cine
surrealista fue un fiel reflejo del carácter onírico
de esta corriente, con obras donde
predominaba una cierta atmósfera de ensueño,
de delirio, sino de locura; fueron sus mejores
representantes Salvador Dalí y Luis Buñuel.
El cubismo también tuvo su reflejo en la
experimentación rítmico-plástica del Ballet
mecánico (1924) de Fernand Léger. Se
llegaron incluso a realizar algunos
filmes abstractos, obra de directores
como Viking Eggeling (Sinfonía Diagonal,
1921), Hans Richter (Rythmus, 1921), Oskar
Fischinger (Composición en azul, 1927)
y Germaine Dulac (Arabesque, 1930). Uno de
los grandes aportes al cine mudo fue el del cine
soviético: conscientes del valor divulgativo del
nuevo arte, los líderes revolucionarios rusos
fomentaron la industria cinematográfica, que
alcanzaría cotas elevadas con la obra
de Sergei Eisenstein, Lev Kuleshov, Dziga
Vertov, Vsevolod Pudovkin, Aleksandr
Dovzhenko, etc. Es un cine que aúna pureza
visual con elegancia estética, renovando el
lenguaje cinematográfico a través del montaje,
con el que consiguen metáforas visuales de
gran impacto y calidad, con un gran
componente de introspección psicológica y
expresión sentimental.
En 1926 se introdujo el sonido, con la
película Don Juan, a la que siguió al año
siguiente El cantante de jazz, ambas de Alan
Crosland. Esta nueva particularidad comportó
por una parte la mejora de los guiones, que
podían ser más ricos en diálogos —lo que llevó
a nuevos registros interpretativos por parte de
los actores— y, por otro lado, la introducción de
la música, que sería primordial para acompañar
numerosas escenas. El siguiente avance
tecnológico fue la introducción
del color en 1935 con La feria de la vanidad,
de Rouben Mamoulian. Fue esta la época
dorada del cine estadounidense, con directores
como King Vidor, Frank Capra, John
Ford, William Wyler, Elia Kazan, George
Cukor, Billy Wilder, Cecil B. DeMille, Howard
Hawks, Alfred Hitchcock, Michael Curtiz, Raoul
Walsh, Orson Welles, etc. En Europa, se
sucedieron en esos años diversos movimientos
de gran relevancia: en Francia apareció el
«naturalismo poético», caracterizado por
la simbiosis entre el realismo descriptivo y el
lenguaje poético, representado por Jean
Vigo, René Clair y Jean Renoir; y la nouvelle
vague, influida por el existencialismo, de signo
antiintelectual, surgiendo el llamado «cine de
autor» (Claude Chabrol, François
Truffaut, Alain Resnais, Jean-Luc Godard). En
Italia surgió el neorrealismo, que se nutrió de la
estricta realidad, con obras de denuncia social
realizadas generalmente en ambientes obreros
y rurales; destacan Luchino Visconti, Roberto
Rossellini, Vittorio de Sica, Federico
Fellini y Pier Paolo Pasolini. En Gran Bretaña
se produjo el Free cinema, caracterizado por
una estética realista y temáticas de
compromiso social (Lindsay Anderson, Tony
Richardson, Karel Reisz). Despuntó el cine
nórdico con la obra de Carl Theodor
Dreyer, Ingmar Bergman y Victor Sjöström. En
España se produjeron las primeras obras de
importancia de la mano de Luis García
Berlanga, Juan Antonio Bardem, Carlos Saura,
etc.

Ciudadano Kane (1940), de Orson Welles, considerada


como la obra maestra de la historia del cine.149

A mediados de siglo empezaron a cobrar


importancia las cinematografías de países no
occidentales, que aportarían nuevas formas de
entender el cine y una mayor frescura tanto en
temáticas como en particularidades estéticas.
En Brasil se produjo una escuela (cinema
nôvo) que aglutinaba el legado folclórico con la
denuncia social: Glauber Rocha, Nelson
Pereira dos Santos, Ruy Guerra, Vítor Lima
Barreto. En Cuba el
impulso revolucionario favoreció la creación de
una industria de signo documentalista pero
gran calidad estética (Humberto Solás, Tomás
Gutiérrez Alea). También despuntaron las
cinematografías mexicana (Juan Bustillo
Oro, Emilio Fernández) y argentina (Hugo del
Carril, Leopoldo Torre Nilsson, Mario Soffici).
En Japón se aunó la moderna tecnología con la
temática tradicional, con un particular sentido
estético que otorgaba gran importancia a la
lírica visual (Akira Kurosawa, Kenji
Mizoguchi, Nagisa Ōshima). Otras
cinematografías emergentes son la africana y
la islámica (especialmente en Irán con Abbas
Kiarostami). En la India se ha generado una
fuerte industria cinematográfica que se ha
denominado Bollywood —emulando la meca
del cine estadounidense pero con B,
por Bombay—, con preferencia por el
tema mitológico y la presencia de música y
danza tradicionales, destacando Satyajit
Ray, Raj Kapoor, Farah Khan y Sanjay Leela
Bhansali.
En las últimas décadas del siglo XX la
producción cinematográfica ha oscilado entre el
cine comercial y el cine artístico, siendo de
remarcar la obra de directores como Woody
Allen, Pedro Almodóvar, Adolfo
Aristarain, Bernardo Bertolucci, Tim
Burton, Mario Camus, Francis Ford
Coppola, Constantin Costa-Gavras, Brian De
Palma, Clint Eastwood, Miloš Forman, José
Luis Garci, John Huston, Stanley Kubrick, Ang
Lee, David Lynch, George Lucas, Joseph L.
Mankiewicz, Vincente Minnelli, Max
Ophüls, Roman Polanski, Sydney Pollack, Otto
Preminger, Carol Reed, Arturo Ripstein, Martin
Scorsese, Ridley Scott, Steven
Spielberg, Oliver Stone, Andréi
Tarkovski, Guillermo del Toro, Fernando
Trueba, Andrzej Wajda, Wim Wenders, Zhang
Yimou, Franco Zeffirelli, Fred Zinnemann, etc.
Uno de los últimos movimientos
cinematográficos ha sido Dogma 95 (Lars von
Trier, Søren Kragh-Jacobsen), cine ascético y
libre, en localizaciones exteriores, sin
decorados ni más luz que la natural, con sonido
directo y color, sin trucajes, géneros ni acción
superficial.150
Historieta[editar]
Artículo principal: Historieta
Little Nemo in Slumberland. La historieta ha sido una de
las últimas incorporaciones a la categoría de bellas
artes.

La historieta —o cómic— es una narración


ilustrada por medio de viñetas, que presenta
imágenes y —opcionalmente— texto (insertado
a través de los llamados «bocadillos» para
diálogos, y «cartuchos» para texto al pie de
imagen), narrando una historia en
sentido argumental y cronológico. Basado en la
reproducción en serie, apareció por primera
vez en periódicos y revistas, para cobrar
autonomía propia en ediciones independientes.
Tiene pues su origen en los medios de
comunicación de masas aparecidos a finales
del siglo XIX y principios del XX. Se suele
considerar como primera historieta la de The
Yellow Kid, de Richard Felton Outcault,
aparecida en 1896 en el diario New York
World (la camisa amarilla del personaje dio
nombre a la llamada «prensa amarilla»).
En 1905 apareció Little Nemo in Slumberland,
de Winsor McCay, que elevó la historieta a
grandes cotas artísticas, destacando por su
fantasía y creatividad. Posteriormente
destacaron Rudolph Dirks, George
Herriman, George McManus, etc.151
Pasada la Primera Guerra Mundial aparecieron
los primeros comic-books o revistas de
historietas, y comenzó la relación del cine con
la historieta, que se influyeron mutuamente,
destacando la obra de Walt Disney, cuyas
películas de dibujos animados se convertirían
en auténticos clásicos. En los años
1930 aparecieron algunos de los personajes y
autores más reconocidos del mundo de la
historieta: Buck Rogers de Dick
Calkins (1929), Hergé y
su Tintín (1930), Chester Gould y Dick
Tracy (1931), Alex Raymond con Flash
Gordon (1933), Terry y los piratas de Milton
Caniff (1934), Burne
Hogarth y Tarzán (1936), Harold
Foster con Príncipe Valiente (1937), etc. Un
gran filón para el cómic fueron los superhéroes,
con figuras míticas
como Superman (1938), Batman (1939) o
el Capitán América (1941).
La edad de oro de la historieta fue en los años
posteriores a la Segunda Guerra
Mundial (1945-1960): en la prensa se impuso la
llamada daily strip («tira diaria»), con
personajes como Nancy (1938) de Ernie
Bushmiller, Pogo (1948) de Walt Kelly,
y Peanuts (1950) de Charles Schulz, con su
mundialmente famoso Snoopy; en el comic-
book se alcanzó una gran variedad temática,
triunfando los de ciencia
ficción, aventuras, terror, romance y western.
En esta época aparecieron personajes
como Lucky Luke de Morris (1946), Los
pitufos de Peyo (1958), Astérix el
Galo de Goscinny y Uderzo (1960), etc.
Continuó el éxito de los superhéroes, con Los 4
Fantásticos (1961) y Spiderman (1962),
destacando la obra de Stan Lee, Jack Kirby y el
sello Marvel. En España, descuella la obra
de Francisco Ibáñez, con personajes
como Mortadelo y Filemón (1958).
Entre los años 1960 y 1980 hubo una gran
diversificación del medio, con una nueva
sensibilidad donde predominaba la estética y el
sello de calidad, y comenzaron a abundar los
títulos dirigidos a un público más adulto.
Destacan personajes
como Barbarella (1962), Blueberry (1963), Maf
alda de Quino (1964), Valentina (1965),
el Corto Maltés de Hugo
Pratt (1967), Conan de Roy Thomas y John
Buscema (1970), etc. Surgió el cómic
erótico (Guido Crepax, Milo Manara),
la historieta de autor (Jacques Tardi, Carlos
Giménez, Enki Bilal, Vittorio Giardino), y sellos
más vanguardistas, como Métal
Hurlant de Moebius. Desde los años 1980 ha
tenido gran éxito el manga japonés,
caracterizado por largas epopeyas de gran
dinamismo, con abundantes efectos sonoros.
Aunque su inicio se vincula a la revista Manga
Shōnen (1947), de Osamu Tezuka, sería a
finales de los 1980 cuando alcanzaría su mayor
repercusión, con Akira de Katsuhiro
Otomo (1982-93) y Dragon Ball de Akira
Toriyama (1984-95). Por último, las nuevas
tecnologías han supuesto grandes
innovaciones para la historieta, como
el webcómic en internet.152
Arte efímero[editar]

Diseño de moda de 1909.

Artículo principal: Arte efímero


En el siglo XX ha adquirido gran auge el arte
efímero, que por su carácter perecedero y
transitorio no deja una obra perdurable, o si la
deja —como sería el caso de la moda— ya no
es representativa del momento en que fue
creada. En estas expresiones es decisivo el
criterio del gusto social, que es el que marca
las tendencias, para lo cual es imprescindible la
labor de los medios de comunicación.

 Moda: es el arte del vestido, de la


confección de prendas según parámetros
funcionales y estilísticos, tanto en ropa
como accesorios
(sombreros, guantes, bolsos, zapatos, gafa
s). La tendencia desde inicios del siglo XX
ha sido hacia una mayor funcionalidad y
comodidad (eliminación del corsé),
apareciendo en los años 1920 la minifalda,
mientras que a partir de 1950 predomina la
ropa informal y juvenil, marcada por la
utilización del pantalón vaquero. Entre los
más afamados modistos destacan: Coco
Chanel, Cristóbal Balenciaga, Christian
Dior, Manuel Pertegaz, Yves Saint
Laurent, Giorgio Armani, Paco
Rabanne, Gianni Versace, Karl
Lagerfeld, Calvin Klein, Jean Paul Gaultier,
etc.
 Peluquería: es el arte del peinado, realizado
según parámetros estilísticos que van
evolucionando según la moda. Está
fuertemente relacionada con el maquillaje,
así como con el arte
corporal (tatuaje, piercing). A principios de
siglo se llevó el pelo corto con flequillo, que
recibió diversos nombres: bob cut, shingle
bob o eton crop, característico de un tipo de
mujer llamada flapper; a mediados de siglo
volvió el pelo largo, mientras que en
los años 1960 se llevó el pelo corto con
cortes geométricos; desde entonces ha
habido múltiples tendencias, con una mayor
proliferación del cabello teñido. Han creado
tendencia peluqueros como: Lluís
Llongueras, Frank Bongiovi, Jamal
Hammadi, Teddy Charles, George
Westmore, etc.
 Perfumería: es el arte de
confeccionar perfumes, líquidos aromáticos
que se utilizan para producir un buen olor
corporal. Desde la Edad Media, Francia es
el centro europeo de diseño y comercio en
perfumería. Basada sobre todo en el olor de
las flores, en la actualidad se producen
muchos perfumes con productos químicos.
La perfumería actual está muy relacionada
con la moda, y es frecuente que modistos
famosos comercialicen sus propios
perfumes. Como perfumistas cabe destacar
a Pierre-François-Pascal Guerlain, François
Coty, Ernest Beaux (creador de Chanel n.º
5), Eugène Schueller (fundador
de L'Oréal), Yves Rocher, Estée Lauder,
etc.
 Gastronomía: es el arte de la cocina, con un
claro componente práctico en cuanto
la alimentación es indispensable para el ser
humano, pero con una gran faceta de
creatividad derivada de la combinación de
alimentos y de la innovación en cuanto a la
creación de nuevas recetas. Las diversas
tendencias gastronómicas son debidas
sobre todo a variantes regionales, ya que
cada país tiene su propio sello distintivo.
Recientemente surgió la llamada nouvelle
cuisine, que pone énfasis tanto en la
comida como en su presentación. Como
cocineros de relevancia se podría citar
a: Auguste Escoffier, Joël Robuchon, Paul
Bocuse, Heston Blumenthal, Donato de
Santis, Karlos Arguiñano, Juan María
Arzak, Ferran Adrià, Santi Santamaria,
etc.153

Peinado bob: Louise Brooks en 1927.


 

Chanel n.º 5, quizá el perfume más famoso de la


historia.
 

Esferificación de té verde, plato innovador de Ferran


Adrià.
 

La pirotecnia es otro arte efímero.

Véase también[editar]
 Arte
 Métodos de investigación de la Historia del
Arte
 Crítica de arte
 Estética
 Estudio de la Historia del Arte
 Historia de la arquitectura
 Historia de las artes decorativas
 Historia del cine
 Historia de la danza
 Historia del desnudo artístico
 Historia de la escultura
 Historia de la estética
 Historia de la fotografía
 Historia del grabado
 Historia de la historieta
 Historia de la jardinería
 Historia de la literatura
 Historia de la música
 Historia de la ópera
 Historia de la pintura
 Historia del teatro
 Patrimonio de la Humanidad
 Psicología del arte
 Sociología del arte
 Tema artístico
 Teoría del arte

Notas[editar]
1. ↑ El término «faraón» proviene del egipcio per-
o («la gran casa», por el palacio donde habitaba el
rey), pero este vocablo surgió durante la dinastía
XVIII, por lo que no debería aplicarse a reyes
anteriores, aunque por lo general se suele
extrapolar. Isaac Asimov: Los egipcios, Alianza
Editorial, Madrid, 1981, ISBN 84-206-1794-6, p.
82.
2. ↑ Derivado del latín classicus («de primera clase»),
el término «clásico» hacía referencia al periodo
del arte griego comprendido entre el arcaico y
el helenístico, valorado como el de mayor
creatividad de la historia del arte griego. Así, el
término quedó como sinónimo de creatividad, de
excelencia, de la mejor época de cualquier estilo
artístico, por lo que numerosos estilos a lo largo
del tiempo han tenido una fase denominada
«clásica». Heinrich Wölfflin, por ejemplo, se refería
a arte clásico para hablar
del Renacimiento italiano. Chilvers (2007), p. 207.
3. ↑ El nombre del Imperio Bizantino deriva del
antiguo nombre de su
capital, Bizancio (en griego Bizantion, derivado del
fundador de la ciudad el 657 a. C., llamado Byzas),
posteriormente rebautizada Constantinopla en
honor al emperador Constantino, y
llamada Estambul en la actualidad. Isaac
Asimov: Constantinopla, Alianza Editorial, Madrid,
1982, ISBN 84-206-1886-1, p. 12.
4. ↑ Hagia Sophía (Άγια Σοφία) en griego, que quiere
decir Santa Sabiduría; sin embargo, se suele
nombrar como Santa Sofía en castellano.
5. ↑ El término artes aplicadas es sinónimo de artes
decorativas o artes industriales —también
llamadas artes menores—, refiriéndose a las obras
realizadas con una
elaboración industrial o artesanal pero
persiguiendo una cierta finalidad estética,
generalmente de tipo ornamental. Guillermo Fatás
y Gonzalo Borrás, Diccionario de términos de arte
y elementos de arqueología, heráldica y
numismática, Alianza, Madrid, 1990, ISBN 84-206-
0292-2, p. 30.
6. ↑ Ut  queant laxis,  resonare fibris, mira
gestorum,  famuli tuorum,  solve polluti, labii
reatum, Sancte  Ioannes. Más tarde, se
cambió ut por do —excepto en Francia—. En los
países anglogermánicos se mantuvo la notación
por las letras del alfabeto: a=la, b=si, c=do, d=re,
e=mi, f=fa, g=sol.«Historia de las notas
musicales». Consultado el 4 de septiembre de
2010.
7. ↑ La denominación «gótico» fue introducida por los
artistas italianos del Renacimiento, en sentido
despectivo, pues lo veían como algo bárbaro y
atrasado, como las realizaciones de los «godos»
que acabaron con el Imperio romano. Chilvers
(2007), p. 419.
8. ↑ El término «arte moderno» proviene del concepto
de «modernidad», teoría filosófico-cultural que
postula la actual vigencia de un periodo histórico
marcado en lo cultural por la Ilustración, en lo
político por la Revolución Francesa y en lo
económico por la Revolución Industrial, y que
supondría la raíz social propia de la Edad
Contemporánea. El proyecto moderno se
caracteriza por el fin del determinismo y de la
supremacía de la religión, sustituidos por
la razón y la ciencia, el objetivismo y el
individualismo, la confianza en la tecnología y
el progreso, en las propias capacidades del ser
humano. Esta «era moderna» habría llegado hasta
la actualidad, estando plenamente vigente según
unos escritores, mientras que otros defienden que
es actualmente una fase superada en la evolución
de la humanidad, hablándose de
«posmodernidad» como periodo sucesor de este
proyecto moderno. Valeriano Bozal: Modernos y
postmodernos, Historia 16, Madrid, 1993.
9. ↑ Esta es una simplificación del estudio histórico
del arte, pues es difícil establecer en un nombre o
una fecha el inicio de la historiografía del arte. Se
suele citar a Vasari como iniciador de esta ciencia,
aunque sus escritos —generalmente crónicas,
inventarios, biografías u otros escritos más o
menos literarios— carecían de perspectiva
histórica y el rigor científico necesarios para ser
considerados historiografía del arte. Sin
embargo, Winckelmann creó
una metodología científica para la clasificación de
las artes, por lo que suele ser considerado el padre
de la historia del arte. Valeriano Bozal (y
otros): Historia de las ideas estéticas y de las
teorías artísticas contemporáneas (vol. I). Visor,
Madrid, 2000, ISBN 84-7774-580-3.
10. ↑ La palabra deriva del término italiano maniera,
que significaba «estilo», y que fue introducido
por Giorgio Vasari en sus biografías de artistas
para denotar el estilo grácil y equilibrado de los
artistas de su tiempo. Chilvers (2007), p. 593.
11. ↑ El término «barroco» proviene de un vocablo de
origen portugués, donde a las perlas que tenían
alguna deformidad se las denominaba
perlas barruecas, siendo en origen una palabra
despectiva que designaba un tipo de arte
caprichoso, grandilocuente, excesivamente
recargado. Chilvers: (2007), p. 83.
12. ↑ El rococó surgió en Francia durante la regencia
del duque de Orleáns, en la minoría de edad
de Luis XV, y pervivió durante el reinado de éste.
El término rococó se formó con la conjunción
del italiano barocco y rocaille, elemento decorativo
parecido a una concha, muy usado en la
ornamentación durante este periodo. Chilvers
(2007), p. 818.
13. ↑ En Reflexión sobre la imitación de las obras de
arte griegas (1755), Johann Joachim
Winckelmann afirmó que los griegos llegaron a un
estado de perfección total en la imitación de la
naturaleza, por lo que nosotros sólo podemos
imitar a los griegos. Asimismo, relacionó el arte
con las etapas de la vida humana (infancia,
madurez, vejez), estableciendo una evolución del
arte en tres estilos: arcaico, clásico y
helenístico. Valeriano Bozal (y otros): Historia de
las ideas estéticas y de las teorías artísticas
contemporáneas (vol. I). Visor, Madrid, 2000, ISBN
84-7774-580-3, pp. 150-154.
14. ↑ Aunque hoy día se suele generalizar como
«música clásica» la música sinfónica de
tipo orquestal, en realidad hace referencia a un
periodo concreto de la historia de la música,
caracterizado por el clasicismo, correspondiente al
último tercio del siglo XVIII y principios del XIX. El
término «música clásica» apareció por primera vez
en el Oxford English Dictionary en 1836, y
señalaba las composiciones europeas más
destacadas del siglo anterior. Con el tiempo ha
significado lo opuesto a la música popular en el
lenguaje corriente: es el nombre habitual de
la música culta, académica o docta.The Oxford
English Dictionary (2007). The OED Online,
ed. «Classical». Consultado el 10 de mayo de
2007.
15. ↑ Saltar a:a b El modernismo recibió diversos nombres
según el lugar de procedencia: Art
Nouveau en Francia, Modern Style en Reino
Unido, Jugendstil en Alemania, Sezession en Austr
ia, Liberty en Italia, etc. Chilvers (2007), p. 61.
16. ↑ Conviene no confundir con arte postmoderno,
aplicado a las últimas tendencias artísticas del
siglo XX y principios del XXI. Francesc
Fontbona: El modernisme i el noucentisme, en El
llibre d'or de l'art català, Edicions Primera Plana,
Barcelona, 1997, pp. 171-172.
17. ↑ Aunque la fotografía es anterior al cine, éste se
considera el séptimo arte y la fotografía el octavo,
pues adquirió tal categoría antes que la fotografía
alcanzase dicho estatus.
18. ↑ Se denominan «vanguardias históricas» a las
producidas desde la preguerra de primeros de
siglo (en torno a 1910) y el fin de la Segunda
Guerra Mundial. Javier Arnaldo: Vanguardias
históricas (I), Historia 16, Madrid, 1993, p. 6.
19. ↑ El término «surrealismo» fue ideado
por Apollinaire en 1917, refiriéndose a lo que está
«por encima de la realidad». En español se tradujo
directamente del francés surréalisme, aunque lo
correcto sería «sobrerrealismo» o
«superrealismo».
20. ↑ El término art déco es diminutivo de arts
décoratifs («artes decorativas» en francés), y
proviene de la Exposición de Artes Decorativas de
1925 (Exposition Internationale des Arts Décoratifs
et Industriels Modernes) en París. AA.
VV.: Enciclopedia del Arte Garzanti (1991), p. 59.
21. ↑ Denominación introducida por el crítico Ricciotto
Canudo en 1911.«Ricciotto Canudo». Consultado
el 4 de septiembre de 2010.

Referencias[editar]
1. ↑ Onians (2008), pp. 316-317.
2. ↑ Manuel Ansede. «La obra de arte más antigua la
hizo un neandertal». El País. Consultado el 23 de
febrero de 2018.
3. ↑ Honour-Fleming (2002), pp. 36-44.
4. ↑ Abad (2004), p. 15.
5. ↑ Onians (2008), pp. 20-25.
6. ↑ Azcárate (1983), pp. 24-28.
7. ↑ Onians (2008), pp. 30-31.
8. ↑ «Historia de la escritura». Consultado el 4 de
septiembre de 2010.
9. ↑ Azcárate (1983), pp. 36-44.
10. ↑ Margueron, Jean-Claude (2002). «La literatura
sumeria». Los mesopotámicos. Madrid:
Cátedra. 84-376-1477-5.
11. ↑ Robertson-Stevens (2000), pp. 13-20.
12. ↑ Azcárate (1983), pp. 29-34.
13. ↑ Amelia Edwards. «The literature and religion of
ancient Egypt». Consultado el 29 de agosto de
2010.
14. ↑ Robertson-Stevens (2000), pp. 21-30.
15. ↑ Honour-Fleming (2002), pp. 121-126.
16. ↑ Honour-Fleming (2002), p. 127.
17. ↑ Honour-Fleming (2002), pp. 60-64.
18. ↑ Onians (2008), pp. 82-85.
19. ↑ Riquer-Valverde (2007), vol. I, pp. 13-16.
20. ↑ Oliva-Torres Monreal (2002), pp. 18-19.
21. ↑ Robertson-Stevens (2000), pp. 31-39.
22. ↑ Honour-Fleming (2002), pp. 267-276.
23. ↑ Riquer-Valverde (2007), vol. II, pp. 835-838.
24. ↑ Robertson-Stevens (2000), pp. 59-72.
25. ↑ Onians (2008), pp. 46-47.
26. ↑ Onians (2008), pp. 88-89.
27. ↑ Riquer-Valverde (2007), vol. II, p. 843.
28. ↑ Robertson-Stevens (2000), pp. 87-89.
29. ↑ Onians (2008), pp. 50-51.
30. ↑ Onians (2008), pp. 80-81.
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