Historia Del Arte
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Para la historiografía de la historia del arte, véase Estudio de la historia del arte.
Cuarteto para flauta (1777), de Wolfgang Amadeus Mozart, considerado como uno de los mejores
compositores de música clásica de toda la historia
Las mil y una noches (ألف ليلة وليلة, Alf layla wa-layla), título clásico de la literatura árabe
El acorazado Potemkin (1925), de Sergéi Eisenstein, una de las obras maestras de la historia del
cine
La historia del arte es el relato de la evolución del arte a través del tiempo, entendido como
cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con finalidad estética o comunicativa,
a través de la cual se expresan ideas, emociones o, en general, una visión del mundo, empleando
diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros o mixtos.
La historiografía del arte, como disciplina académica y entorno institucional (museos, mercado del
arte, departamentos universitarios, producciones editoriales) se suele restringir a las denominadas
artes visuales o plásticas (esencialmente a pintura, escultura y arquitectura), mientras que otras
artes son más específicamente objeto de estudio de otras disciplinas claramente delimitadas,
como la historia de la literatura o la historia de la música, siendo todas ellas objeto de atención
por la denominada historia de la cultura o historia cultural, junto con las historias sectoriales
enfocadas a otras manifestaciones del pensamiento, como la historia de la ciencia, la historia de la
filosofía o la historia de las religiones. Algunos campos de conocimiento estrechamente
relacionados con la historia del arte son la estética y la teoría del arte.
A lo largo del tiempo el arte se ha clasificado de muy diversa manera, desde la distinción medieval
entre artes liberales y artes vulgares (o «mecánicas»), pasando por la moderna distinción entre
bellas artes y artes menores o aplicadas, hasta la multiplicidad contemporánea, que entiende
como arte casi cualquier manifestación de la creatividad del ser humano.
La sucesiva ampliación del listado de las «artes principales» llegó en el siglo XX hasta el número de
nueve: la arquitectura, la danza, la escultura, la música, la pintura, la poesía —entendida de forma
amplia como literatura con intención estética, que incluye los distintos géneros del teatro y la
narrativa—, la cinematografía, la fotografía y la historieta (o cómic).
Al solapamiento conceptual de términos entre artes plásticas y artes visuales se añadieron los de
diseño y artes gráficas. Además de antiquísimas formas de expresión artística como la moda y la
gastronomía, actualmente se suelen considerar artes nuevos vehículos expresivos como la
publicidad, la animación, la televisión y los videojuegos.
La historiografía del arte es una ciencia multidisciplinar, procurando un examen objetivo del arte a
través de la historia, clasificando culturas, estableciendo periodizaciones y observando sus
características distintivas e influencias. El estudio de la Historia del Arte se desarrolló inicialmente
en el Renacimiento, con su objeto limitado a la producción artística de la civilización occidental. No
obstante, con el tiempo se ha impuesto una visión más amplia de la historia artística, intentando
una descripción global del arte de todas las civilizaciones y el análisis de sus producciones artísticas
en términos de sus propios valores culturales (relativismo cultural), y no solo de los de la historia
del arte occidental.
El arte goza hoy en día de una amplia red de estudio, difusión y conservación de todo el legado
artístico producido por la humanidad a lo largo de su historia. Durante el siglo XX han proliferado
las instituciones, fundaciones, museos y galerías, de ámbito público y privado, dedicados al análisis
y catalogación de las obras de arte, así como su exposición a un público mayoritario. El auge de los
medios de comunicación ha sido fundamental para el mejor estudio y divulgación del arte.
Eventos y exposiciones internacionales, como las bienales de Venecia y São Paulo o la Documenta
de Kassel han ayudado al fomento de nuevos estilos y tendencias. Premios como el Turner de la
Tate Gallery, el Premio de la Fundación Wolf de las Artes, la Medalla Picasso de la UNESCO, el
Premio Velázquez de Artes Plásticas, el Premio Pritzker de arquitectura, el Premio Nobel de
literatura, la Medalla Mozart de la Unesco de música clásica, el Pulitzer de fotografía y los Óscar de
cine también fomentan la obra de los mejores creadores a nivel internacional. Instituciones como
la UNESCO con el establecimiento de un Patrimonio de la Humanidad ayudan igualmente a la
conservación de los principales monumentos del planeta.1
Índice
1 Prehistoria
1.1 Paleolítico
1.2 Neolítico
1.3 Edad de los Metales
2 Arte antiguo
2.1 Mesopotamia
2.2 Egipto
2.3 América
2.4 África
2.5 Asia
2.5.1 India
2.5.2 China
2.5.3 Japón
2.6 Oceanía
3 Arte clásico
3.1 Grecia
3.2 Roma
4 Arte medieval
4.8 América
4.9 África
4.10 Asia
4.11 Oceanía
5.1 Renacimiento
5.2 Manierismo
5.3 Barroco
5.4 Rococó
5.5 Neoclasicismo
5.6 América
5.7 África
5.8 Asia
5.9 Oceanía
6 Arte contemporáneo
6.1.1 Arquitectura
6.1.2 Romanticismo
6.1.3 Realismo
6.1.4 Impresionismo
6.1.5 Simbolismo
6.1.6 Modernismo
6.1.7 Fotografía
6.2 Siglo XX
6.2.1 Arquitectura
6.2.2 Vanguardismo
6.2.11 Cine
6.2.12 Historieta
7 Véase también
8 Notas
9 Referencias
10 Bibliografía
11 Enlaces externos
Prehistoria
El arte prehistórico es el desarrollado por el ser humano primitivo desde la Edad de Piedra
(Paleolítico superior, Mesolítico y Neolítico) hasta la Edad de los Metales, periodos donde
surgieron las primeras manifestaciones que se pueden considerar como artísticas por parte del
Homo sapiens. Durante el Paleolítico (25 000-8000 a. C.), los seres humanos se mantenían
principalmente gracias a la caza y a la recolección y habitaban en cuevas, en algunas de las cuales
desarrollaron la llamada pintura rupestre. Tras un periodo de transición (Mesolítico, 8000-6000 a.
C.), en el Neolítico (6000-3000 a. C.) el ser humano se volvió sedentario y se dedicó a la
agricultura, con sociedades cada vez más complejas donde fue cobrando importancia la religión, y
comenzó la producción de piezas de artesanía. Por último, en la llamada Edad de los Metales
(3000-1000 a. C.), surgieron las primeras civilizaciones protohistóricas.
Paleolítico
Las primeras manifestaciones artísticas proceden del Homo neanderthalensis, de hace unos 65
000 años, tal como se constata por los restos hallados en las cuevas de Maltravieso (Cáceres),
Ardales (Málaga) y La Pasiega (Cantabria).2 Aun así, la mayor parte de los primeros hallazgos
artísticos son del paleolítico superior y pertenecen ya al Homo sapiens, alrededor del 25 000 a. C.,
teniendo su apogeo en el periodo magdaleniense (±15 000-8000 a. C.). Los primeros vestigios de
objetos creados por el hombre aparecen en el sur de África, el Mediterráneo occidental, Europa
central y oriental (Mar Adriático), Siberia (Lago Baikal), la India y Australia. Estos primeros vestigios
son generalmente utensilios de piedra trabajada (sílex, obsidiana), o bien de hueso o madera. Para
la pintura utilizaban rojo de óxido de hierro, negro de óxido de manganeso y ocre de arcilla. Su
principal medio expresivo era la pintura rupestre, desarrollada principalmente en la región franco-
cantábrica: son pinturas de carácter mágico-religioso, en cuevas, de sentido naturalista, con
representación de animales, destacando las cuevas de Altamira, Tito Bustillo, Trois Frères, Chauvet
y Lascaux. En escultura, destacan las llamadas venus, representaciones femeninas que
seguramente servían de culto a la fecundidad, destacando la Venus de Willendorf. Otras obras
representativas de esta época son el denominado Hombre de Brno, el Mamut de Vogelherd y la
Dama de Brassempouy.3
Neolítico
Este periodo —iniciado alrededor del 8000 a. C. en el Próximo Oriente— supuso una profunda
transformación para el antiguo ser humano, que se volvió sedentario y se dedicó a la agricultura y
la ganadería, surgiendo nuevas formas de convivencia social y desarrollándose la religión. En la
pintura levantina —datada entre el Mesolítico y el Neolítico— se dio la figura humana, muy
esquematizada, con notables ejemplos en El Cogul, Valltorta, Alpera y Minateda. También se dio
este tipo de pintura en el norte de África (Atlas, Sáhara) y en la zona del actual Zimbabue. La
pintura neolítica solía ser esquemática, reducida a trazos básicos (el hombre en forma de cruz, la
mujer en forma triangular). Son de destacar igualmente las pinturas rupestres del río Pinturas en
Argentina, especialmente la Cueva de las manos. En arte mobiliar se produjo la llamada cerámica
cardial, decorada con impresiones de conchas (cardium), y apareció el arte textil. Se
manufacturaron nuevos materiales como el ámbar, el cristal de roca, el cuarzo, el jaspe, etc. En
esta época aparecieron los primeros vestigios de poblados con una planimetría urbanística,
destacando los restos hallados en Tell as-Sultan (Jericó), Jarmo (Irak) y Çatalhöyük (Anatolia).5
En la Edad del Hierro destacaron las culturas de Hallstatt (Austria) y La Tène (Suiza). La primera se
dio entre los siglos VIII a. C. y V a. C., caracterizada por las necrópolis con tumbas de túmulo, con
cámara mortuoria de madera en forma de casa, a menudo acompañada de un carro de cuatro
ruedas. La cerámica era polícroma, con decoraciones geométricas y aplicaciones de adornos
metálicos. La Tène se desarrolló entre los siglos V a. C. y I a. C., ligada a la cultura celta. Destacó
por sus objetos en hierro (espadas, lanzas, escudos, fíbulas), con diversas fases de evolución (La
Tène I, II y III), que al final de esta era recibió las influencias griega, etrusca y del arte de las
estepas.7
Tablilla sobre el diluvio, del Poema de Gilgamesh (c. siglo VII a. C.), Museo Británico.
Se denomina así a las creaciones artísticas de la primera etapa de la historia, iniciadas con la
invención de la escritura, destacando las grandes civilizaciones del Próximo Oriente: Egipto y
Mesopotamia. También englobaría las primeras manifestaciones artísticas de la mayoría de
pueblos y civilizaciones de todos los continentes. En esta época aparecieron las primeras grandes
ciudades, principalmente en cuatro zonas delimitadas por grandes ríos: el Nilo, el Tigris y el
Éufrates, el Indo y el río Amarillo.
Uno de los grandes avances en esta época fue la invención de la escritura, generada en primer
lugar por la necesidad de llevar registros de índole económica y comercial. El primer código escrito
fue la escritura cuneiforme, surgida en Mesopotamia alrededor del 3500 a. C., practicada en
tablillas de arcilla. Estaba basada en elementos pictográficos e ideográficos, mientras que más
adelante los sumerios desarrollaron un anexo silábico para su escritura, reflejando la fonología y la
sintaxis del idioma sumerio hablado. En Egipto se desarrolló la escritura jeroglífica, con una
primera muestra en la Paleta de Narmer (3100 a. C.). La lengua hebrea fue una de las primeras que
utilizó como método de escritura el alfabeto (abyad, alrededor del 1800 a. C.), que relaciona un
único símbolo a cada fonema; de aquí derivan los alfabetos griego y latino.8
Mesopotamia
Estatua sedente del príncipe Gudea, patesi de Lagash (2120 a. C.), Museo del Louvre, París
El arte mesopotámico se desarrolló en la zona comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates
(actuales Siria e Irak), donde desde el IV milenio a. C. se sucedieron diversas culturas como los
sumerios, acadios, amorritas, asirios, caldeos, etc. La arquitectura se caracteriza por el empleo del
ladrillo, con un sistema adintelado y la introducción de elementos constructivos como el arco y la
bóveda. Destacan los zigurats, grandes templos de forma escalonada piramidal, de los que
prácticamente no nos han llegado vestigios, excepto algunos basamentos. La tumba solía ser de
corredor, con cámara cubierta de falsa cúpula, como algunos ejemplos hallados en Ur. También
destacaron los palacios, conjuntos amurallados con un sistema de terrazas a modo de zigurat,
otorgando gran importancia a las zonas ajardinadas (los jardines colgantes de Babilonia son una de
las siete maravillas del mundo antiguo).
La escultura se desarrolló en talla exenta o relieve, en escenas religiosas o de caza y militares, con
la presencia de figuras humanas y animales reales o mitológicos. En época sumeria se dieron
pequeñas estatuas de formas angulosas, con piedra de color o pasta en los ojos, en figuras sin
cabello, con las manos en el pecho. En el periodo acadio son figuras con cabello y larga barba,
destacando la estela de Naram-Sin. De la etapa amorrita (o neosumeria) destacan las
representaciones del rey Gudea de Lagash, con manto y turbante y las manos nuevamente sobre
el pecho. En el dominio babilónico cabe mencionar la famosa estela de Hammurabi. De la
escultura asiria destacan las figuras antropomórficas de toros o genios alados, que flanqueaban las
puertas de los palacios, así como los relieves con escenas de guerra o caza, como el Obelisco negro
de Salmanasar III.9
Con la aparición de la escritura surgió la literatura, como medio de expresión de la creatividad del
ser humano. En la literatura sumeria destaca el Poema de Gilgamesh, del siglo XVII a. C. Se
escribieron una treintena de mitos sobre las divinidades sumerias y acadias más importantes,
entre los que destacan: el descenso de Inanna a los infiernos y los generados en torno a los dioses
Enki y Tammuz. Otra muestra de relevancia es el poema Lugal ud melambi Nirpal (Los trabajos de
Ninurta), cuyo contenido es de tipo didáctico y moral. En época acadia destaca el Atrahasis, sobre
el mito del diluvio. En la literatura babilónica es de remarcar el poema Enûma Elish, sobre la
creación del mundo.10
La música se desarrolló en esta región entre el IV y el III milenio a. C., en rituales de los templos
sumerios, donde se cantaban himnos o salmos (ersemma) a los dioses. El canto litúrgico estaba
compuesto de responsorios —canto alternado entre sacerdotes y coro— y antífonas —canto
alternado entre dos coros—. Tenían varios instrumentos, como el tigi (flauta), el balag (tambor), la
lilis (precursor del timbal), el algar (lira), el zagsal (arpa) y la adapa (pandero).11
Egipto
En Egipto surgió una de las primeras grandes civilizaciones, con obras de arte elaboradas y
complejas que suponen ya una especialización profesional por parte del artista/artesano. Su arte
era intensamente religioso y simbólico, con un poder político fuertemente centralizado y
jerarquizado, otorgando una gran relevancia al concepto religioso de inmortalidad, principalmente
del faraón,nota 1 para el que se construyen obras de gran monumentalidad. Iniciado alrededor del
3000 a. C., el arte egipcio perduró hasta la conquista de Alejandro Magno, si bien su influencia
persistió en el arte copto y bizantino.
La arquitectura se caracteriza por su monumentalidad con el empleo de la piedra, en grandes
bloques, con sistema constructivo adintelado y sólidas columnas. Destacan los monumentos
funerarios, con tres tipologías principales: la mastaba, tumba de forma rectangular; la pirámide,
que puede ser escalonada (Saqqarah) o de lados lisos (Gizeh); y los hipogeos, tumbas excavadas en
el suelo o en paredes de precipicios (Valle de los Reyes). La otra gran edificación es el templo,
conjuntos monumentales precedidos de una avenida de esfinges y dos obeliscos, un acceso con
dos pilonos o muros trapeciales, un patio hípetro, una sala hipóstila y el santuario. Destacan los
templos de Karnak, Luxor, Filae y Edfú. Otro tipo de templo es el speos, en forma de hipogeo,
como en Abu Simbel y Deir el-Bahari.
La literatura egipcia fue la primera en desarrollar un formato literario tal y como lo conocemos hoy
en día: el libro.13 Una de sus mejores manifestaciones es la Historia de Sinuhé, un servidor de
Sesostris I, cuyo relato data de mediados del siglo XX a. C. Posteriormente destaca el Libro de los
muertos, escrito en el Papiro de Ani, datado hacia el siglo XIII a. C. La música egipcia era
principalmente de signo religioso, con un gran protagonismo del canto vocal, desarrollando un
ciclo anual de festividades cada una de las cuales tenía su música correspondiente —hecho que
pasó a la liturgia judía y cristiana—. Entre sus instrumentos figuraban el sistro, el ser (pandero), el
ben (arpa), la seba (flauta), el sneb (trompeta) y el met (clarinete). Al parecer, tenían también un
tipo de órgano hidráulico, y en la tumba de Tutankamon se encontraron dos trompetas de plata.14
Pintura mural de la cámara funeraria de Amenemhet, Imperio Nuevo, dinastía XVIII (s. XV a. C.)
Pintura mural de la cámara funeraria de Amenemhet, Imperio Nuevo, dinastía XVIII (s. XV a. C.)
América
En una evolución paralela a la de los pueblos neolíticos europeos, los antiguos cazadores-
recolectores se iniciaron en la agricultura en torno al VII milenio a. C. —especialmente el maíz—,
surgiendo las primeras sociedades en las tierras altas de México, donde se observa el predominio
de una casta sacerdotal, con grandes conocimientos en matemáticas y astronomía. Los primeros
hallazgos artísticos son de alrededor del 1300 a. C. en Xochipala (estado de Guerrero), donde se
hallaron unas estatuillas de arcilla de gran vivacidad. La primera gran civilización mesoamericana
fue la olmeca, localizada en un espacio que actualmente corresponde a las provincias de Veracruz
y Tabasco, donde destacan las esculturas de piedra, de gran naturalismo (Luchador, hallado en
Santa María Uxpanapán), o las colosales cabezas monolíticas de hasta 3,5 metros de altura. Los
zapotecas, establecidos en Oaxaca, construyeron el magnífico conjunto de la Ciudad de los
Templos, en el Monte Albán. En América del Norte destacaron las culturas Hohokam, Mogollón y
Anasazi.
África
Escultura nok
El arte africano ha tenido siempre un marcado carácter mágico-religioso, destinado más a ritos y
ceremonias de las diversas creencias animistas y politeístas africanas que no a fines estéticos,
aunque también hay producciones de signo ornamental. La mayoría de sus obras son de madera,
piedra o marfil, en máscaras y figuras exentas de carácter más o menos antropomórfico, con un
típico canon de gran cabeza, tronco recto y miembros cortos. También se producían cerámica,
joyería y tejidos, así como objetos de metalurgia —el hierro era conocido desde el siglo VI a. C.—.
La primera producción de cierta relevancia fue la cultura Nok, en el I milenio a. C., situada en el
norte de la actual Nigeria. Destacan las esculturas de terracota, con figuras humanas —a veces
sólo la cabeza— o de animales (elefantes, monos, serpientes), de gran sentido naturalista,
mostrando expresiones faciales de signo individualizado, con diversos peinados, a veces con
collares y brazaletes. En Sudán se desarrollaron las culturas kerma y meroe, caracterizadas por sus
monumentales construcciones en barro, sus armas y su cerámica. En Etiopía destacó la ciudad de
Aksum, centro de un reino que alcanzó su apogeo en el siglo iv. Con una notable cultura —
desarrollaron una escritura en lengua ge'ez, y crearon un sistema monetario—, son de destacar
sus estelas en forma de pilares monolíticos, de carácter funerario, de hasta 20 metros de altura.16
Asia
India
Mohenjo-Dāro
El arte indio tiene un carácter principalmente religioso, sirviendo como vehículo de transmisión de
las distintas religiones que han jalonado la India: hinduismo, budismo, islamismo, cristianismo, etc.
También hay que destacar como rasgo distintivo del arte indio su afán de integración con la
naturaleza, como adaptación al orden universal, teniendo en cuenta que la mayor parte de
elementos naturales (montañas, ríos, árboles) tienen para los indios un carácter sagrado.
Cultura del Indo: la primera gran civilización india se desarrolló entre el siglo XXVI a. C. y el siglo
XIII a. C., conocida hoy día por las excavaciones realizadas en 1920 por sir John Marshall en
Mohenjo-Daro, antigua ciudad que en sucesivos emplazamientos muestra una planificada
urbanización, con edificios públicos construidos en ladrillos de barro cocido. De igual importancia
son las excavaciones realizadas en Harappa, con restos de cerámica, escultura y útiles de metal
(oro, plata, cobre y latón).17
Período védico (siglos XIII-VI a. C.) y premauria (siglos VI-III a. C.): en esta etapa se introdujeron los
pueblos arios, apareciendo las religiones tradicionales indias. En el siglo VI a. C. aparecieron el
budismo y el jainismo, estableciéndose estrechos lazos con el arte persa. La expedición a la India
de Alejandro Magno (326-325 a. C.) abrió contacto con el arte helenístico griego, plasmado en las
formas grecobudistas.
Arte maurya (siglos III-II a. C.): la dinastía Maurya, de religión budista, ocupó todo el curso medio
del Indo y la parte central de la península del Deccán. La arquitectura de piedra sustituye al
ladrillo, como en el Palacio de Aśoka en Pātaliputra. El monumento característico de este periodo
es la stūpa, túmulo funerario de carácter conmemorativo, generalmente recubierto de relieves
con escenas de la vida de Buda, como la Stūpa de Sānchi.
Arte de Gandhāra (siglos II a. C.-I d. C.): el arte de Gandhāra es de tradición grecobudista, con
influencia helenística y sasánida, destacando por la representación directa de la imagen de Buda.
Evolucionó la tipología de la stūpa, que es con cúpula sobre un alto tambor cilíndrico colocado
sobre una base cuadrada, como el de Kanisha, en Peshawar.
Arte de Mathurā y Amarāvatī (siglos I-IV): en la ciudad de Mathurā, situada en la cuenca superior
del Ganges, se desarrolló una importante escuela artística que se difundiría por el resto de la India
e influenciaría al arte gupta. El estilo Mathurā mezclaba elementos tradicionales indios con
motivos grecorromanos, sin embargo nos han llegado pocas representaciones de este periodo
debido a la destrucción producida por la invasión islámica. El arte de Amarāvatī también tiene
influencia grecorromana, como lo demuestra los restos hallados en Virapatnam (Pondicherry). Al
igual que los estilos anteriores, sus obras principales son monasterios y stūpas, destacando la gran
stūpa de Amarāvatī, de 50 metros de altura.18
La literatura india comenzó alrededor del 2500 a. C., escrita en sánscrito. Su primera manifestación
fue la literatura védica (de veda, ‘verdad’), con escritos centrados en la religión y la guerra, con un
tono poético y evocador de un mundo mágico. Se divide en tres grupos: los Samjitas (o
‘colecciones’, que incluyen el propio Rigveda (himnos litúrgicos de tema mitológico, con un
lenguaje poético y de exaltación de la naturaleza); los Brāhmaṇa, también de carácter litúrgico,
pero de signo más esotérico, incluyendo los Upaṇiṣad, escritos sobre doctrinas secretas que
suponen la primera obra de tipo filosófico en la India; y los Sutra, series de aforismos sobre
religión, gramática, filosofía y otros aspectos del brahmanismo. En un período posvédico (hacia el
siglo III a. C.) surgen los grandes poemas épicos indios: el Majabhárata es la tercera obra literaria
más extensa del mundo, con doscientos mil versos recopilados en dieciocho libros (donde destaca
el Bhagavad-gītā), sobre leyendas y epopeyas de la mitología hindú, pero con un fuerte trasfondo
filosófico y moral; y el Ramaiana, obra de Valmiki, nueva síntesis de poesía y epopeya con
elementos teológicos y filosóficos.19
El teatro indio tiene su origen en el Nāṭya-śāstra, libro sagrado de Brahma comunicado a los
hombres por el rishi Bharata Muni, donde se habla de canto, danza y mímica. Generalmente, la
temática es de signo mitológico, sobre las historias de los dioses y héroes indios. La representación
es básicamente actoral, sin decorados, destacando únicamente el vestuario y el maquillaje. Había
diversas modalidades: Śakuntalā, de siete actos; Mricchakaṭikā, de diez actos. Como dramaturgos
destacaron Kālidāsa y Śūdraka.20
La música india tiene un fuerte sello ecléctico debido a la multiplicidad étnica de los diversos
pueblos que fueron llegando al subcontinente índico: los vedas tenían melodías únicamente de
dos notas; los drávidas tenían músicas y danzas más elaboradas, relacionadas con cultos a la
fertilidad; los protomediterráneos introdujeron nuevos instrumentos, como el magudhi, la famosa
flauta de los encantadores de serpientes; los arios introdujeron los himnos religiosos en los Vedas.
El Ṛig vedá («himnos vedas») deja constancia de tres tipos de entonaciones: udatta (aguda),
anudatta (grave) y svarita (media). El Sāma Vedá («cantos vedas») pasó de cinco a siete notas,
usando generalmente un tetracordio en las melodías vocales, que aún perdura en zonas del
Himalaya.21
China
Ejército de terracota de Xian (210 a. C.), situado en el interior del Mausoleo de Qin Shi Huang
El arte chino ha tenido una evolución más uniforme que el occidental, con un trasfondo cultural y
estético común a las sucesivas etapas artísticas, marcadas por sus dinastías reinantes. Como la
mayoría del arte oriental tiene una importante carga religiosa (principalmente taoísmo,
confucianismo y budismo) y de comunión con la naturaleza. Al contrario que en Occidente, los
chinos valoraban por igual la caligrafía, la cerámica, la seda o la porcelana, que la arquitectura, la
pintura o la escultura, a la vez que el arte está plenamente integrado en su filosofía y cultura.
Dinastía Shang (1600-1046 a. C.): destacó por sus objetos y esculturas en bronce, especialmente
vasijas decoradas en relieve y máscaras y estatuas antropomórficas, como las halladas en la zona
de Chengdu, en el alto Yangtsé, de alrededor del 1200 a. C. Se han encontrado restos
arqueológicos de varias ciudades en la zona de Henan, amuralladas y con una retícula rectangular,
como en Zhengzhou y Anyang. En estos asentamientos se han hallado igualmente tumbas con
ricos ajuares de armas, joyas y diversos utensilios en bronce, jade, marfil y otros materiales.
Dinastía Zhou (1045-256 a. C.): evolucionando desde el arte Shang, los Zhou crearon un estilo
decorativo y ornamentado, de figuras estilizadas y dinámicas, continuando el trabajo en cobre.
Una invasión nómada en 771 a. C. fragmentó el imperio en pequeños reinos, periodo en el que sin
embargo florecieron la agricultura y la metalurgia, apareciendo diversos estilos artísticos locales
en el llamado Periodo de los Reinos Combatientes. Aparecieron el taoísmo y el confucianismo, que
influenciarían enormemente al arte. Destacó el trabajo en jade, decorado en relieve, y apareció la
laca.
Dinastía Qin (221-206 a. C.): unificada China bajo el reinado de Qin Shi Huang, se construyó la Gran
Muralla para evitar invasiones exteriores, con 2400 kilómetros de longitud y una media de 9
metros de altura, con torres de guardia de 12 metros de altura. Destaca el gran hallazgo
arqueológico del Ejército de terracota de Xian (210 a. C.), situado en el interior del Mausoleo de
Qin Shi Huang. Está compuesto por cientos de estatuas de terracota de guerreros a medida
natural, incluidos varios caballos y carros, con gran naturalismo y precisión en la fisonomía y los
detalles.
Dinastía Han (206 a. C.-220 d. C.): época de paz y prosperidad, se introdujo el budismo, que tuvo
una implantación lenta pero progresiva. Destacó por sus capillas funerarias, con estatuas aladas de
leones, tigres y caballos. La pintura se centró en temas de la corte imperial, nobles y funcionarios,
con un sentido confucianista de la solemnidad y la virtud moral. También son de remarcar los
relieves en santuarios y cámaras de ofrendas, generalmente dedicados a motivos confucianistas,
en un estilo lineal de gran simplicidad.
Periodo de las Seis dinastías (220-618): se difundió más ampliamente el budismo, construyéndose
grandes santuarios con estatuas colosales de Buda (Yungang, Longmen). Junto a esta nueva
religión, y gracias a la ruta de la seda, se recibieron diversas influencias procedentes del oeste
asiático. En pintura se formularon los seis principios, enunciados por Xie He a principios del siglo
VI, y comenzó la caligrafía artística con la figura legendaria de Wang Xianzhi.22
La literatura china se inició con obras de carácter religioso y filosófico, apareciendo entre los siglos
X y V a. C. los llamados Cinco Clásicos: el Li-Ki, compendio de rituales y costumbres que fue
posteriormente ampliado, llegando a los cien tomos; el I Ching, manual de adivinación basado en
el significado de ocho trigramas, atribuido al mítico emperador Fu Xi; el Shu-king, crónica escrita
en un lenguaje formal y ceremonioso que será típico de la producción literaria china; el Shi King (El
clásico de la poesía), recopilación de poemas; y el Ch'uen-tsieu, primera crónica fechada (722-481
a. C.). En torno al siglo V a. C. surgieron las principales obras del pensamiento chino, grandes
compendios de la filosofía y la moral: el Lùn Yǔ (Analectas) de Confucio y el Tao te king (Libro del
Tao) de Lao Tse. También tuvo mucha repercusión El arte de la guerra de Sun Tzu. En época Han
apareció un nuevo género, el fu, poesía de carácter didáctico asociada a una composición musical,
mientras que en prosa destacó el She-ki (Memorias históricas) de Ssê Ma-ts'ien.23
La música china es pentatónica (de cinco notas), al contrario que el sistema heptatónico occidental
(de siete notas). Del periodo predinástico hay constancia de varios instrumentos, como el ch'ing
(piedra sonora), el hsüan (flauta), el ku (tambor) y el chun (campana). De época Shang es el Shih
Ching (Libro de los Cantos), que recoge creaciones musicales desde el 1600 hasta el 600 a. C.
Durante la dinastía Zhou se sentaron las bases de la música tradicional china, recopiladas en el Lü
Shih Ch'un Ch'iu (Anales del Sr. Lü) de Lü Buwei (239 a. C.): sobre un «tono base» (huang chung)
procedente de una caña de bambú, derivaron tonos más agudos cortando el tubo un tercio menor
que el anterior, obteniendo las cinco notas: king, shang, chiao, chih, yü. Los principales
instrumentos eran: el pien-ch'ing (carillones de piedra de jade), el pien-chung (campanillas), el
sheng (órgano de tubos de bambú), el p'ai-hsiao (flauta pánica o siringa) y el ch'in (cítara).24
Japón
El arte japonés ha estado marcado por su insularidad, aunque a intervalos ha ido recibiendo la
influencia de las civilizaciones continentales, sobre todo de China y Corea. Gran parte del arte
producido en Japón ha sido de tipo religioso: a la religión sintoísta, la más típicamente japonesa,
formada alrededor del siglo I, se añadió el budismo en torno al siglo V, forjando un sincretismo
religioso que aún hoy perdura.
Período Yayoi (200 a. C.-200 d. C.): desde el siglo I a. C. empezó a introducirse la civilización del
continente, a causa de las relaciones con China y Corea. En esa época se difundió un tipo de
sepulturas de gran tamaño con cámara y túmulo ornamentado con cilindros de terracota, con
figuras humanas y de animales. La cerámica se producía con torno.
Período Kofun (200-600): destacan las grandes sepulturas de los emperadores Ōjin (200-310) y
Nintoku (310-399), donde aparecieron diversas joyas, armas, cerámica y unas figuras de terracota
llamadas haniwa. En este período encontramos las primeras muestras de pintura japonesa
(tumbas de Kyūshū, siglos siglo V d. C.-VI; enterramiento real de Otsuka). En cuanto a arquitectura
religiosa, cabe destacar el templo de Isa.26
La literatura japonesa tiene una fuerte influencia china, debido sobre todo a la adopción de la
escritura china. El testimonio más antiguo conservado es el Kojiki (Relatos de cosas antiguas),
especie de historia universal de corte mítico y teogónico. Otro testimonio de relevancia es el
Nihonshoki (Anales de Japón). La poesía está representada por el Man'yōshū (Colección de diez
mil hojas), antología de poemas de diverso signo, con gran variedad temática y estilística,
redactado por varios autores entre los que destacan Ōtomo no Yakamochi y Yamanoue no
Okura.27
La música japonesa tuvo sus primeras manifestaciones en las honkyoku («piezas originales»), que
se remontan al siglo XIX a. C., así como el min'yō, canciones folclóricas japonesas. Los ritos
sintoístas tenían coros que recitaban un trino lento acompañado de flauta de bambú (yamate-bue)
y cítara de seis cuerdas (yamato-goto). La principal modalidad de música y danza sintoísta es la
kagura, sobre el mito de Amaterasu, diosa del sol. Se ejecuta con los instrumentos mencionados, y
otros como el hichiriki (oboe) y tambores como el o-kakko y el o-daiko.28
Oceanía
El arte oceánico está marcado por la multiplicidad de territorios insulares que jalonan el océano
Pacífico, destacando las islas de Australia y Nueva Zelanda, y tres principales áreas de islas y
archipiélagos: Polinesia, Melanesia y Micronesia. La primera cultura desarrollada en la zona fue la
lapita (1500-500 a. C.), originada en Nueva Caledonia y extendida por Nueva Guinea y Polinesia
occidental (islas Salomón, Vanuatu, Fiyi, Tonga y Samoa, principalmente). Se caracteriza por su
cerámica decorada con motivos dentados hechos con peines o púas, así como objetos de
obsidiana y conchas. Entre el 500 a. C. y el 500 d. C. continuó la colonización hacia Micronesia,
Melanesia y Polinesia oriental (islas Sociedad, Marquesas, isla de Pascua, Hawái), aunque en estas
primeras fases no se han hallado numerosos vestigios, excepto algunos utensilios y abalorios,
principalmente de conchas. En Australia destacan las pinturas rupestres, que son bastante
esquemáticas, llegando a la simplificación geométrica.29
Otras manifestaciones
Arte hitita: el pueblo hitita habitó en la península de Anatolia, Armenia y Siria, entre el III y el II
milenio a. C. Recibió influencia mesopotámica y, a su vez, influenció al arte persa, minoico y
etrusco. Su arquitectura era monumental, con palacios precedidos de avenidas con esculturas de
esfinges, como en Boğazköy, donde aparecieron también diversos relieves con escenas de guerra y
caza. También destacaron las esculturas de Karkemish y Tell-Halaf (Siria).
Arte fenicio: pueblo de tradición marinera, dedicados principalmente al comercio, navegaron por
todo el Mediterráneo y el norte de África, fundando la ciudad de Cartago en la actual Tunicia.
Transmitieron la influencia del arte oriental por todo el Mediterráneo. Destacan sus esculturas, de
influencia asiria y egipcia, con cierta rigidez arcaica y falta de naturalidad. El arte fenicio se dio
también en distintas zonas del Mediterráneo, especialmente Chipre, Cerdeña e Ibiza.
Arte escita: también llamado «arte de las estepas», es el correspondiente a los pueblos nómadas
que habitaban las llanuras euroasiáticas, principalmente entre el II y el I milenio a. C. Su arte era
preponderantemente mobiliar, fácil de transportar, al ser un pueblo nómada. Ligado a la
metalurgia, destacan los objetos en bronce, hierro y metales preciosos (armas, escudos, fíbulas,
cinturones, joyas), así como obras en madera, hueso, cuero, telas y alfombras. En sus obras
destacan los motivos animalísticos, posiblemente de origen totémico. El arte escita influenció al de
los pueblos germánicos, vikingos y paleocristianos.
Arte persa: en Persia se desarrolló una importante cultura bajo el reinado de dos importantes
dinastías: la aqueménida (560-331 a. C.) y la sasánida (226-640 d. C.). La arquitectura persa
aglutinó las formas mesopotámicas con las egipcias, empleando por primera vez la piedra en
grandes palacios como los de Susa, Persépolis y Pasargada, donde surgió por vez primera el uso de
la ventana —a diferencia de la iluminación cenital utilizada hasta entonces—, y donde destacan las
grandes salas o apadanas, con columnas de gran altura y capiteles de volutas. En época sasánida
surgieron palacios (Ctesifonte, Firuzabad) con sistemas abovedados con cúpulas sobre trompas, y
un pórtico o iwan con gran arco abierto a un patio, que influirá al arte islámico. En la escultura
persa destacan los relieves, en piedra o cerámica esmaltada, con escenas de guerreros, combates
con monstruos o animales como toros y leones.30
Arte nabateo: pueblo de origen semítico que habitaron en la zona sirio-palestina entre los siglos VI
y II a. C., destaca especialmente la ciudad de Petra, situada entre desfiladeros de montaña, donde
se han hallado diversos templos, palacios y tumbas excavados en la roca, de estilo helenístico.
Entre ellos destaca el Jazneh Firaun («el tesoro del faraón»), con una monumental fachada con
pronaos hexástilo y frontón, y la parte superior con un tholos redondo y dos edículos laterales con
semifrontones.
Arte hebreo: los hebreos se instalaron en Palestina en el siglo XIII a. C. Recibieron la influencia del
arte egipcio, fenicio y mesopotámico, así como del helenístico más adelante. De acuerdo a su
religión se rechazaban las imágenes, por lo que la mayoría de su arte es ornamental. En
arquitectura, hay testimonios de la gran magnificencia del Templo de Jerusalén, que
lamentablemente no ha llegado hasta nuestros días. Aparte de eso destacan las sinagogas,
generalmente de planta basilical y fachada tripartita, como en los templos sirios. En la literatura
hebrea destaca la Biblia (el Tanaj o Antiguo Testamento, también llamado Torá, «ley»), importante
documento no solo religioso sino también literario, redactado entre los siglos X a. C. y II d. C. en
diversos estilos y géneros (histórico, legendario, mitológico, poético, profético, sapiencial y
epistolar). Posteriormente se redactaron la Mishná, el Talmud y la Cábala.31
Arte clásico
Se denomina arte clásiconota 2 al arte desarrollado en las antiguas Grecia y Roma, cuyos
adelantos tanto científicos como materiales y de orden estético aportaron a la historia del arte un
estilo basado en la naturaleza y en el ser humano, donde preponderaba la armonía y el equilibrio,
la racionalidad de las formas y los volúmenes, y un sentido de imitación («mímesis») de la
naturaleza que sentaron las bases del arte occidental, de tal forma que la recurrencia a las formas
clásicas ha sido constante a lo largo de la historia en la civilización occidental.
Grecia
En Grecia se desarrollaron las principales manifestaciones artísticas que han marcado la evolución
del arte occidental. Tras unos inicios donde destacaron las culturas minoica y micénica, el arte
griego se desarrolló en tres periodos: arcaico, clásico y helenístico. Caracterizado por el
naturalismo y el uso de la razón en medidas y proporciones, y con un sentido estético inspirado en
la naturaleza, el arte griego fue el punto de partida del arte desarrollado en el continente europeo.
En arquitectura destacaron los templos, donde se sucedieron tres órdenes constructivos: dórico,
jónico y corintio. Eran construcciones en piedra, sobre un basamento (krepis), con o sin pórtico (o
con pórtico delante y detrás, es decir, anfipróstilo), con o sin columnas (que pueden ser frontales,
laterales, o pueden rodear todo el edificio, en cuyo caso se denomina períptero), y coronados
generalmente en forma de frontón, situado por encima del entablamento, cuyo friso muestra
habitualmente relieves escultóricos. Destaca especialmente el conjunto de la Acrópolis, con el
templo dórico del Partenón y los jónicos del Erecteión y la Niké Áptera. Otras obras de relevancia
fueron el Teatro de Epidauro y la Linterna de Lisícrates, y se desarrolló el urbanismo de la mano de
Hipodamo de Mileto.
La literatura griega alcanzó cotas de gran calidad, poniendo las bases de la literatura occidental. Se
configuraron los géneros literarios (épica, lírica y dramática), siendo la base argumental de sus
obras la religión y la mitología. Desde unos inicios de tradición oral (la epopeya), surgió la
literatura escrita con el desarrollo del alfabeto griego alrededor del siglo VIII a. C.. Los mitos
griegos eran una fusión de elementos indogermánicos y mediterráneos, con un particular sentido
estético que daría origen a la poesía. En origen, el mythos griego era una historia explicada, de
tradición oral, considerándose fidedigna —al contrario que hoy, en que «mito» es sinónimo de
leyenda, de ficción—; con la épica y la poesía, el mito pasó a la literatura, principalmente con la
figura de Homero y sus dos grandes obras: la Ilíada y la Odisea. La poesía destacó por una lírica
coral que expresaba sentimientos colectivos, como se percibe en la obra de Hesíodo, Píndaro, Safo
y Anacreonte. También se desarrolló la prosa, sobre todo en el género histórico, destacando
Heródoto, Tucídides y Jenofonte; la oratoria, representada por Demóstenes, Platón y Aristóteles; y
la fábula, practicada por Esopo.33
En Grecia nació el teatro entendido como «arte dramático», donde junto a un texto —donde
predomina el diálogo, base de la representación escénica—, intervienen también los actores, la
escenografía, las luces y efectos de sonido, el vestuario, el maquillaje, etc., mientras que es
esencial la presencia de un público que contempla el espectáculo. El teatro griego evolucionó de
antiguos rituales religiosos (komos); el ritual pasó a mito y, a través de la «mímesis», se añadió la
palabra, surgiendo la tragedia. A la vez, el público pasó de participar en el rito a ser un observador
de la tragedia, la cual tenía un componente educativo, de transmisión de valores, a la vez que de
purgación de los sentimientos («catarsis»). Más adelante surgió la comedia, con un primer
componente de sátira y crítica política y social, derivando más tarde a temas costumbristas y
personajes arquetípicos. Apareció entonces también la mímica y la farsa. Los principales
dramaturgos griegos fueron: Esquilo, Sófocles y Eurípides en tragedia, mientras que en comedia
destacaron Aristófanes y Menandro.34
La música griega nos es desconocida a nivel auditivo, tan sólo tenemos idea de cómo podía ser por
documentos escritos. Los griegos escribían música con las letras del alfabeto, pero no se sabe
cuánto duraba cada nota, por lo que se desconoce el ritmo. Una de las primeras modalidades fue
el ditirambo, relacionado con el culto a Dioniso. El teatro y las narraciones épicas eran cantados,
aunque al perderse las anotaciones musicales han quedado como documentos escritos. En Grecia
fue la primera vez en la historia que se estudió la música de forma científica: Pitágoras la relacionó
con las matemáticas, y se escribieron tratados teóricos sobre música, siendo el primero el de
Aristóxeno en el siglo IV a. C. Los principales instrumentos utilizados en Grecia fueron: la lira, la
kithara, el aulós, la siringa, varios tipos de tambores —como por ejemplo el tympanon—, el
crótalo, el címbalo, el sistro, etc.35 Grecia fue el primer lugar donde la danza fue considerada un
arte, teniendo una musa dedicada a ella: Terpsícore. Los primeros vestigios provienen
nuevamente de los cultos a Dioniso, mientras que fue en las tragedias —principalmente las de
Esquilo— donde se desarrolló como técnica, en los movimientos rítmicos del coro.36
Estatua de mármol de kouros (hacia 590-580 a. C.), Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Estatua de mármol de kouros (hacia 590-580 a. C.), Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Copia romana del Discóbolo de Mirón (455 a. C.), Museo Nacional Romano, Roma.
Copia romana del Discóbolo de Mirón (455 a. C.), Museo Nacional Romano, Roma.
Laocoonte y sus hijos, de Agesandro, Atenodoro y Polidoro de Rodas (hacia 50 d. C.), Museo Pío-
Clementino, Vaticano.
Laocoonte y sus hijos, de Agesandro, Atenodoro y Polidoro de Rodas (hacia 50 d. C.), Museo Pío-
Clementino, Vaticano.
Roma
El Coliseo de Roma.
Con un claro precedente en el arte etrusco, el arte romano recibió una gran influencia del arte
griego. Gracias a la expansión del Imperio romano, el arte clásico grecorromano llegó a casi todos
los rincones de Europa, norte de África y Próximo Oriente, sentando la base evolutiva del futuro
arte desarrollado en estas zonas.
La arquitectura destacó por su carácter práctico y utilitario: grandes ingenieros y constructores, los
romanos destacaron en arquitectura civil, con la construcción de carreteras, puentes, acueductos
y obras urbanísticas, así como templos, palacios, teatros, anfiteatros, circos, termas, arcos de
triunfo, etc. Al sistema arquitrabado griego añadieron el uso del arco y la bóveda, con el empleo
de sillería, ladrillo y mampostería. Utilizaron los órdenes griegos, al que añadieron el orden
toscano, de fuste liso y capitel con collarino y equino rematado en un ábaco cuadrado. Entre sus
principales obras se pueden recordar el Coliseo, el Panteón de Agripa, el Teatro de Mérida, la
Maison Carrée de Nîmes, las Termas de Caracalla, el Acueducto de Segovia, el Arco de
Constantino, la Torre de Hércules, etc.
La escultura, inspirada en la griega, se centró igualmente en la figura humana, aunque con más
realismo, no les importaba mostrar defectos que eran ignorados por la idealizada escultura griega.
Un género muy difundido fue el retrato, con gran detallismo y fidelidad en los rasgos, perceptible
en el uso del trépano para producir claroscuro y en el hecho de grabar las pupilas. Más idealizados
son los retratos de los emperadores, realizados en tres versiones: togata, como patricio; thoracata,
como militar; y apoteósica, como divinidad. Destacó especialmente el relieve, en temas históricos
o religiosos, como vemos en el Ara Pacis de Augusto, en el Arco de Tito y en la Columna Trajana.
La pintura es conocida sobre todo por los restos hallados en Pompeya, donde se perciben cuatro
estilos: el de incrustación, que imita el revestimiento en mármol; el arquitectónico, llamado así por
simular arquitecturas; el ornamental, con arquitecturas fantásticas, guirnaldas y amorcillos; y el
fantástico, mezcla de los dos anteriores, con paisajes imaginarios, variadas formas arquitectónicas
y escenas mitológicas. También destacó el mosaico, en opus sectile, de formas geométricas, u
opus tesellatum, con pequeñas piezas que forman escenas figurativas, como El sacrificio de
Ifigenia en Ampurias o La batalla de Isos en Nápoles.37
La literatura romana recibió como en el resto de las artes la influencia griega, de la que adoptaron
técnica y géneros; la principal innovación latina fue el concepto de «estilo» que los romanos
aplicaron a sus obras. Si bien su producción no fue de gran calidad —en el aspecto estético-
literario—, la obra de los autores latinos ha ejercido una gran influencia en la literatura occidental,
por su ascendiente sobre la literatura cristiana y medieval, y debido a que el latín fue el origen de
las lenguas vernáculas habladas posteriormente en muchos lugares de Europa. Cultivaron los
mismos géneros que los griegos, destacando en poesía Lucrecio, Virgilio, Horacio y Ovidio; en
prosa, Petronio y Apuleyo; en oratoria, Cicerón y Séneca; en historiografía, Salustio, Tácito y Tito
Livio.38
El teatro romano recibió la influencia del griego, aunque originalmente derivó de antiguos
espectáculos etruscos, que mezclaban el arte escénico con la música y la danza: tenemos así los
ludiones, actores que bailaban al ritmo de las tibiae —una especie de aulos—; más tarde, al
añadirse la música vocal, surgieron los histriones —que significa «bailarines» en etrusco—, que
mezclaban canto y mimo (las saturae, origen de la sátira). Al parecer, fue Livio Andrónico —de
origen griego— quien en el siglo III a. C. introdujo en estos espectáculos la narración de una
historia. El ocio romano se dividía entre ludi circenses (circo) y ludi scaenici (teatro),
predominando en este último el mimo, la danza y el canto (pantomima). Como autores destacaron
Plauto y Terencio.39 La música romana nos es desconocida, igual que la griega. Tan sólo Cicerón
habla un poco de ella en sus escritos. Al parecer, la época de mayor esplendor fue el reinado de
Nerón, que favoreció notablemente la música —él mismo tocaba la lira—. La música romana pasó
a la iglesia cristiana primitiva.
Arco de Constantino.
Arco de Constantino.
Arte medieval
Mosaico del Buen pastor, Mausoleo de Gala Placidia, Rávena (primera mitad del siglo V).
La caída del Imperio romano de Occidente marcó el inicio en Europa de la Edad Media, etapa de
cierta decadencia política y social, pues la fragmentación del imperio en pequeños estados y la
dominación social de la nueva aristocracia militar supuso la feudalización de todos los territorios
anteriormente administrados por la burocracia imperial. El arte clásico será reinterpretado por las
nuevas culturas dominantes, de origen germánico, mientras que la nueva religión, el cristianismo,
impregnará la mayor parte de la producción artística medieval.
Arte paleocristiano
Se denomina arte paleocristiano al efectuado por los primeros seguidores de esta nueva religión,
primero de forma oculta, mientras aún eran perseguidos por el poder imperial, para pasar
posteriormente, tras la conversión al cristianismo del emperador romano Constantino, a ser el
estilo oficial del Imperio. Las formas clásicas fueron reinterpretadas para servir como vehículo de
expresión de la nueva religión oficial, y se produjo una atomización de estilos por zonas
geográficas.
Las artes figurativas inician el camino del arte medieval, eminentemente religioso, dando
preponderancia al simbolismo de las escenas representadas por encima del realismo de la
narración o de su carácter estético. En escultura destacaron los sarcófagos, que evolucionaron
desde la simple decoración ornamental con molduras cóncavas (strygiles) hasta la narración de
escenas en friso. La pintura se dio sobre todo en las catacumbas, con escenas religiosas y
alegóricas, y surgió la miniatura, iluminación de manuscritos, con dos principales escuelas: la
helenística-alejandrina y la siria. Cobró especial relevancia el mosaico, que tuvo un gran desarrollo,
llegando a influir al arte bizantino; los mejores ejemplos se hallan en Santa María la Mayor de
Roma y San Apolinar y San Vital de Rávena.40
La literatura cristiana fue desarrollada en latín y griego, generalmente con propósito didáctico y
propagandístico de la nueva fe. Eran obras prácticas, sin voluntad estilística, con una finalidad
moralizante. En un primer momento destacó la elaboración del Nuevo Testamento, redactado en
griego, con tres partes principales: los cuatro evangelios (Mateo, Marcos, Lucas, Juan), el corpus
epistolar (cartas de San Pablo y otros apóstoles) y el Apocalipsis de San Juan. A continuación
surgieron una serie de escritos apologéticos de los llamados Padres de la Iglesia: Atenágoras,
Orígenes, Clemente de Alejandría, Eusebio de Cesarea, etc. Al convertirse el cristianismo en la
religión oficial del Imperio surgió una tendencia más literaria, más elaborada y retórica,
destacando san Basilio el Grande, san Juan Crisóstomo y san Gregorio Nacianceno. Entre los
exegetas latinos destacaron Tertuliano, Lactancio, Prudencio, San Jerónimo (traductor de la Biblia
al latín, la llamada Vulgata) y, especialmente, San Agustín.41
Gaudeamus omnes
3:00
Canto gregoriano.
La música cristiana primitiva era heredera de la romana, así como de la liturgia judía. La misa era
cantada, de tipo coral. En el siglo IV, san Ambrosio introdujo el canto ambrosiano, ondulación
vocal sin ritmo ni saltos entre notas. Más adelante, el papa Gregorio I Magno creó el canto
gregoriano (siglo VII), con una línea melódica continua, en forma de misal (missalis romanum).
Existen tres estilos de canto gregoriano, que se clasifican dependiendo de la cantidad de tonos
diferentes que se cantan por sílaba: cuando hay un tono por sílaba se llama estilo «silábico»; de 2
a 5 tonos por sílaba se llama «neumático»; y de 6 a más tonos por sílaba se llama
«melismático».42
Arte germánico
La invasión del Imperio romano por los pueblos germánicos supuso la fragmentación del territorio
en diversos reinos, donde los pueblos invasores pasaron a ser la clase dirigente, si bien subsistió la
cultura romana entre las clases humildes. Esta convivencia cultural generó la aparición de las
lenguas vernáculas y la creación de nuevas entidades políticas y culturales, que se irán afianzando
a lo largo de la Edad Media hasta formar las diversas nacionalidades existentes en la actualidad en
el mundo occidental.
Entre los pueblos germánicos conviene destacar el visigodo, asentado en la península ibérica, que
desarrolló un estilo propio de gran relevancia. La arquitectura destacó por el empleo de la sillería,
el arco de herradura y la bóveda, bien de cañón o de aristas. Desarrollaron tres tipos de iglesias: la
basilical de tres naves (San Juan de Baños), la de una nave con cámaras laterales (San Pedro de la
Mata) y la de cruz griega (Santa Comba de Bande). En escultura, es de destacar la incorporación de
la escultura figurativa a las iglesias, sobre todo en frisos y capiteles, como en Quintanilla de las
Viñas ) y San Pedro de la Nave. Destacó también la orfebrería, sobre todo en coronas y cruces,
como los hallados en los tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno.43
Arte prerrománico
Arte carolingio: la coronación de Carlomagno supuso en cierta forma la restauración del Imperio
Romano, lo que conllevó un renacer cultural y un primer retorno a la cultura clásica como fuente
de inspiración, aunque matizada por la religión cristiana. La arquitectura carolingia se basó en el
uso del pilar en vez de la columna, con arcos de medio punto y cubiertas de madera o bóvedas de
cañón. Ejemplos de ello son la Capilla Palatina de Aquisgrán y monasterios benedictinos como
Sankt Gallen, Fulda y Corvey. La escultura se produjo sobre todo en marfil y bronce, como la
Estatua ecuestre de Carlomagno (Louvre). La pintura se circunscribió a la miniatura, con varias
escuelas como la palatina, la de Tours, la de Reims y la de Saint-Denis.
Arte otoniano: se denomina así por coincidir con los reinados de Otón I, Otón II y Otón III.
Arquitectónicamente son herederos del arte carolingio: el modelo de Aquisgrán se percibe en el
coro de la abadía de Essen y en Ottmarsheim, mientras que el modelo basilical benedictino se halla
presente en San Ciriaco de Genrode, San Miguel de Hildesheim y la catedral de Espira. En artes
plásticas se percibe la influencia bizantina, debido al matrimonio de Otón II con Teófano de
Constantinopla: en escultura destacan las obras en bronce, como las puertas de San Miguel de
Hildesheim; en pintura, cabe citar los frescos de San Jorge de Oberzell.
Arte celta: en las islas británicas, recientemente evangelizadas, tuvo una época de esplendor el
arte celta. En arquitectura se conservan pocos restos, ya que generalmente se construía en
madera: cabe destacar las iglesias de Deerhurst y Bradford-on-Avon. En escultura destacan las
grandes cruces irlandesas, decoradas en relieve, como las de Moone, Kells y Monasterboice. La
miniatura tuvo influencia carolingia, destacando la escuela de Winchester, a la que perteneció el
Pontifical de San Aethelwold (British Museum).
Arte vikingo: la arquitectura era en madera, destacando las iglesias de forma piramidal, de tejados
apuntados y salientes de gran verticalidad, al estilo de las salas de reunión vikingas, como la iglesia
noruega de Borgund. Destacan asimismo los trabajos de orfebrería, especialmente las fíbulas con
largas agujas y las espadas con botón terminal y anillos en la empuñadura.
Arte asturiano: con la invasión islámica de la península ibérica, los cristianos se vieron reducidos a
la región de Asturias, que vio florecer notablemente el arte sobre todo en arquitectura, donde se
distinguen tres etapas, en función del reinado de Ramiro I: prerramirense, ramirense y
posramirense. Se caracteriza por el empleo de muros de sillarejo, arcos de medio punto —a veces
peraltados—, bóvedas de cañón con arcos fajones y contrafuertes exteriores. La tipología principal
es la basilical de tres naves, con amplio crucero y tres capillas rectangulares a la cabecera. En el
primer periodo destaca la iglesia de San Julián de los Prados; en el ramirense, Santa María del
Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina de Lena; y en el posramirense, San Salvador de
Valdediós.
Arte mozárabe: se denomina mozárabes a los cristianos que vivían bajo la dominación islámica, y
que, al pasar de nuevo a territorio reconquistado por los cristianos, practicaban un tipo de arte de
gran influencia islámica. Se desarrolló sobre todo en el siglo X, principalmente al norte del Duero,
en el alto Ebro, sur de Galicia, Cantabria y Pirineos. La arquitectura destaca por el uso del arco de
herradura califal, más cerrado que el visigótico, así como el uso de dos tipos de bóveda: de nervios
de tipo califal, formada por arcos que se cruzan, y la de gallones; también son característicos los
aleros muy sobresalientes. Son iglesias generalmente de pequeño tamaño, con gran variedad en la
tipología de su planta, destacando Santa María de Melque (Toledo), San Cebrián de Mazote
(Valladolid), San Baudelio de Berlanga (Soria), San Millán de la Cogolla (La Rioja) y San Miguel de
Escalada (León). Cabe destacar en miniatura los beatos, ilustraciones del Comentario al Apocalipsis
del Beato de Liébana.44
En esta época, la música va experimentando sucesivos avances: la música carolingia fue la primera
en incorporar instrumentos musicales, además del canto de tipo gregoriano; surgen las primeras
piezas musicales sin texto, en incisos a los cantos litúrgicos (tropos a medio texto, y secuencias al
final); en el siglo VIII comenzó un tipo de escritura musical diferenciada del alfabeto, con una serie
de grafismos (neumas) actualmente no identificados.46
Arte bizantino
Pese a la caída del Imperio Romano de Occidente, en Oriente perduró —conocido como Imperio
bizantino—nota 3 hasta la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos otomanos.
Heredero del arte helenístico, el arte bizantino recogió las principales tradiciones artísticas
orientales, de las que fue puerta de entrada en Europa, donde el arte bizantino influyó en el arte
prerrománico y románico. Se distinguen en el arte bizantino tres «edades de oro»: una primera en
el siglo VI, coincidiendo con el reinado de Justiniano; una segunda desde el siglo IX hasta la toma
de Constantinopla por los cruzados el 1204; y una tercera en el siglo XIV, con la dinastía Paleólogo.
Arte islámico
Con la Hégira de Mahoma en 622 surgió una nueva religión, el islamismo, que tuvo una rápida
difusión desde el Próximo Oriente por el norte de África, llegando a Europa con la conquista de la
península ibérica y con la zona de los Balcanes tras la caída del Imperio bizantino. Con el tiempo, la
nueva religión aglutinó a una gran diversidad de pueblos y culturas, siendo su arte el reflejo de
esta disparidad, teniendo numerosas manifestaciones y variantes estilísticas según la región donde
se produjese. La mayor parte de las manifestaciones del arte islámico son obras de arquitectura —
en las que se incluyen magníficas ornamentaciones esculturales o de otro tipo—. En cuanto a
pintura y escultura, la prohibición religiosa de representar imágenes figurativas conllevó que se
desarrollase sobre todo como ornamentación, en motivos abstractos o geométricos; las escasas
muestras de obras figurativas se dieron habitualmente en ámbitos privados como los palaciegos.
La arquitectura destacó por el uso del arco apuntado —que en al-Ándalus fue de herradura por
herencia del arte visigodo—, usado a veces en superposiciones y entrecruzamientos, surgiendo
más adelante el arco lobulado, generalmente de tres o cinco lóbulos. Se utilizaban diversos tipos
de bóveda, como la de gallones y la de crucería. Se otorgó gran relevancia a la decoración
ornamental, generalmente de yesería, alabastro, mármol, mosaico o pintura, que era de signo
abstracto, con motivos epigráficos, vegetales o de lacería. La principal tipología es la mezquita,
compuesta habitualmente por un amplio patio (sahn), la torre o alminar y la sala de oración
(haram), en cuyo fondo (quibla) se sitúa una hornacina llamada mihrab, precedida en ocasiones de
un espacio con arquerías (macsura). Destacan las mezquitas de Damasco, la de la Roca y al-Aqsa
de Jerusalén, la de Samarra, la de Ibn Tulun en Egipto, la de Isfahán, la de Tamerlán en
Samarcanda, la Mezquita Azul de Estambul, etc.
En al-Andalus el arte islámico tuvo su momento de esplendor en el emirato de Córdoba: la
arquitectura cordobesa era heredera de las formas hispanorromanas y visigodas, como demuestra
el uso del arco de herradura, que es enmarcado en alfiz y al que se añade una característica
alternancia de sus dovelas en color rojo y blanco. Su principal monumento es la Mezquita de
Córdoba, compuesta de once naves perpendiculares a la quibla, con una serie de arcadas
superpuestas, de medio punto en la parte superior y de herradura en la inferior, con la tradicional
alternancia blanco-rojo. También cabe destacar la Mezquita de Bab al-Mardum en Toledo y el
Palacio de Medina Azahara. Otras importantes manifestaciones del arte islámico en la península
fueron las producidas en Sevilla durante la dominación almohade, destacando la Giralda y la Torre
del Oro; y el arte nazarí en Granada, que tiene su principal expresión en la Alhambra.48
La literatura árabe arrancó con una obra de gran trascendencia, el Corán, libro sagrado del islam
escrito por Mahoma y fijado en su texto definitivo por el califa Uthman Ibn Affan en 650. Consta
de 114 capítulos (sura), en versículos rimados, con dos principales grupos de predicaciones: las
escritas por Mahoma en La Meca, breves y de tono poético, de una religiosidad más fervorosa; y
las escritas en Medina, más largas y discursivas, exponiendo los principales preceptos de la nueva
religión. El Corán fue la base gramatical y estilística de la literatura árabe, que se desarrolló sobre
todo en la poesía (Abu Nuwas, al-Mutanabbi, Ibn Quzman); y la prosa, ya sea filosófica (al-Kindi,
Avicena, Avempace, Ibn Tufail, Averroes), histórica (Ibn Jaldún), narrativa (Ibn al-Muqaffa, al-Jahiz),
o fantástica (al-Hamadani, al-Hariri). Cabe destacar la recopilación de cuentos titulada Las mil y
una noches, obra anónima redactada entre los siglos IX y XV en diversos estilos, y que es un
impresionante ejercicio de ingenio y fantasía.49
La música árabe tiene su origen en antiguos cantos (huda’) efectuados por los beduinos en sus
viajes en caravana, con seis pies métricos (rajaz) derivados —según la leyenda— de los pasos del
camello. El canto tenía una especial relevancia, con dos partes: estribillo (tarji’) y antífona (jawab).
La música sacra no se desarrolló tanto como la cristiana: en origen, la llamada a la oración
(adhdan) era cantada; el Corán tiene una prosa rimada cuya asonancia se presta a la modulación.
La música profana fue prohibida por los califas ortodoxos, pero potenciada posteriormente por los
Omeyas, predominando el canto solista con laúd. Ibn Misjaḥ fue el primer teórico musical árabe, y
es considerado el padre de la música clásica árabe. Creó un sistema melódico ornado (zawa'id),
similar a la fioritura occidental. A partir del siglo X cobró importancia la música instrumental —con
una modalidad principal, la nauba, especie de suite vocal—, y comenzó el estudio teórico de la
música (al-musiqi), destacando diversos eruditos como Avicena, al-Kindi y al-Farabi. Entre los
instrumentos árabes destacan el laúd (‘ud), la lira (mi'zaf), el arpa (jank), la flauta (gussaba), el
oboe (mizmar), el pífano (shahin), el tambor (tabl), la pandereta (duff) y los palillos (gadib).50
Arte románico
Artículo principal: Arte románico
La arquitectura destacó por el uso de muros de sillería, arcos de medio punto y bóvedas de cañón,
apoyadas en pilares por arcos fajones, correspondientes con los contrafuertes exteriores; también
son frecuentes las cúpulas, sobre trompas o pechinas. Las iglesias son de una o tres naves, con
crucero y en ocasiones girola. Se inició la construcción de grandes catedrales, que seguirá durante
el gótico. Como principales muestras tenemos: el Monasterio de Cluny, San Lázaro de Autun,
Santa Fe de Conques, San Saturnino de Toulouse, San Front de Périgueux y San Esteban de Caen
en Francia; las catedrales de Durham, York y Canterbury en Inglaterra; San Ambrosio de Milán, San
Abundio de Como, San Zenón de Verona y las catedrales de Parma, Módena, Pisa y Lucca en Italia;
las catedrales de Spira, Maguncia y Worms en Alemania; las catedrales de Braga y Coímbra en
Portugal; y Sant Pere de Roda, San Isidoro de León, San Martín de Frómista, San Juan de Duero
(Soria), Santo Domingo de Silos y las catedrales de Jaca, Solsona y Santiago de Compostela en
España.51
La pintura se desarrolló sobre todo en formato mural y en tabla, así como en la miniatura. Su
temática era de signo eminentemente religioso, en un estilo de corte esquemático al igual que la
escultura, con una intencionalidad simbólica alejada de la descripción naturalista. Tuvo una fuerte
influencia bizantina, difundida sobre todo por la orden benedictina a través de la abadía de
Montecassino como centro irradiante. La pintura mural se vinculó estrechamente con la
arquitectura, hasta el punto de que casi todos los muros de las iglesias se decoraban con pinturas,
con un programa iconográfico donde destacaba la figura del Pantocrátor —localizada por lo
general en el ábside—, así como el Tetramorfos, la Virgen y los apóstoles, el Juicio Final y otras
escenas del Antiguo y Nuevo Testamento. Algunos de los mejores exponentes se encuentran en la
Abadía de Sant'Angelo in Formis (Capua), la iglesia de San Clemente de Tahull y el panteón real de
San Isidoro de León. En la pintura sobre tabla, generalmente destinada a servir de frontal de altar,
se empleó principalmente el temple. En la miniatura cabe destacar las escuelas inglesa e
italiana.53
Tuvieron gran relevancia en esta época las artes aplicadas,nota 5 especialmente la orfebrería en
oro y piedras preciosas (Arca de las reliquias de los Reyes Magos, catedral de Colonia; Cáliz de
doña Urraca, San Isidoro de León); el esmalte, desarrollado notablemente por el taller de Limoges;
y las labores textiles (Tapiz de Bayeux, Tapiz de la Creación de la catedral de Gerona).54
Notación musical con los versos del Himno a San Juan Bautista, que dieron nombre a las siete
notas musicales, innovación realizada por Guido de Arezzo.nota 6
El teatro medieval era de calle, lúdico, festivo, con tres principales tipologías: «litúrgico», temas
religiosos dentro de la Iglesia; «religioso», en forma de misterios y pasiones; y «profano», temas
no religiosos. Estaba subvencionado por la Iglesia y, más adelante, por gremios y cofradías. Los
actores eran en principio sacerdotes, pasando más tarde a actores profesionales. Las obras fueron
en primer lugar en latín, pasando a continuación a lenguas vernáculas. El primer texto que se
conserva es el Regularis Concordia, de san Æthelwold, que explica la representación de la obra
Quem quaeritis?, diálogo extraído del Evangelio entre varios clérigos y un ángel.56
Durante el románico surgió la música tal como es practicada actualmente, gracias a la creación del
pentagrama y a la nomenclatura de las notas musicales elaborada por Guido de Arezzo. Las
principales obras musicales se circunscriben al canto gregoriano, aunque empezó a desarrollarse la
polifonía y la música profana, en torno a trovadores y juglares. Los juglares eran trotamundos,
mitad poetas y mitad saltimbanquis, mezclando en sus actuaciones la declamación y el
malabarismo, la música y la sátira, la lírica y las gestas épicas. Los trovadores eran de clase social
más elevada (el mismo rey Ricardo Corazón de León fue trovador), y componían y cantaban sus
propias obras. Entre las formas trovadorescas destacan: el rondeau (alternancia de coplas y
estribillo), el virelai (en que el estribillo no interrumpe el desarrollo de las estrofas), y la ballade
(estribillo alternante cada tres estrofas). En Alemania, los trovadores recibieron el nombre de
minnesänger.57
La danza medieval tuvo escasa relevancia, debido a la marginación a la que la sometió la Iglesia,
que la consideraba un rito pagano. A nivel eclesiástico, el único vestigio eran las «danzas de la
muerte», que tenían una finalidad moralizadora. En las cortes aristocráticas se dieron las «danzas
bajas», llamadas así porque arrastraban los pies, de las que se tiene poca constancia. Fueron más
importantes las danzas populares, de tipo folclórico, como el pasacalle y la farándula, siendo
famosas las «danzas moriscas», que llegaron hasta Inglaterra (Morris dances).58
Catedral de Pisa.
Catedral de Pisa.
Arte gótico
El arte góticonota 7 se desarrolló entre los siglos XII y XVI, época de gran desarrollo económico y
cultural. El fin de la época feudal supuso el afianzamiento de los estados centralizados, con mayor
predominio de las ciudades sobre el campo, al tiempo que un sector cada vez mayor de la
sociedad tenía acceso a la cultura, que dejó de ser patrimonio exclusivo de la Iglesia. El auge de las
universidades comportó un aumento de los estudios científicos, filosóficos y literarios, sentando
las bases de la cultura moderna.
La arquitectura sufrió una profunda transformación, con formas más ligeras, más dinámicas, con
un mejor análisis estructural que permitió hacer edificios más estilizados, con más aberturas y, por
tanto, mejor iluminación. Aparecieron nuevas tipologías como el arco apuntado y la bóveda de
crucería, y la utilización de contrafuertes y arbotantes para sostener la estructura del edificio,
permitiendo interiores más amplios y decorados con vitrales y rosetones. Es la época de las
grandes catedrales, entre las que cabe destacar: Laon, Chartres, Amiens, Reims, Bourges y Notre-
Dame de París, en Francia; Canterbury, Salisbury y Gloucester, en Inglaterra; Siena, Orvieto,
Florencia, Bolonia y Milán, en Italia; Colonia, Estrasburgo, Ulm y Magdeburgo en Alemania; San
Esteban de Viena en Austria; Barcelona, Gerona, Palma de Mallorca, Sevilla, Toledo, Burgos, León,
Zamora y Sigüenza, en España; y los monasterios de Batalha y Alcobaça en Portugal. En España
cabe destacar también el desarrollo del arte mudéjar, fuertemente influido por las formas
islámicas, y que se caracteriza por el empleo del ladrillo, el yeso y la madera de pequeña
escuadría: Cristo de la Vega (Toledo), San Lorenzo de Sahagún, Las Huelgas (Burgos), Santa Clara
de Tordesillas, Convento de Guadalupe (Cáceres), Alcázar de Sevilla, etc.
Gótico lineal o franco-gótico: se desarrolló desde el siglo XIII hasta principios del XIV, caracterizado
por el dibujo lineal, el fuerte cromatismo, un naturalismo de líneas sencillas y el idealismo de los
temas representados. Este estilo se desarrolló sobre todo en vidrieras y miniaturas.
Gótico itálico o trecentista: surgido en el siglo XIII en Italia, se caracteriza por la aproximación
realizada a la representación de la profundidad —que cristalizará en el Renacimiento con la
perspectiva lineal—, los estudios sobre anatomía y el análisis de la luz para conseguir la matización
tonal. Destacan dos escuelas: la florentina (Cimabue, Giotto, Andrea Orcagna) y la sienesa (Duccio,
Simone Martini, Ambrogio Lorenzetti).
Gótico internacional: corresponde a finales del siglo XIV y primera mitad del XV, suponiendo una
fusión de los estilos anteriores. Se caracteriza por la estilización de la figura y el predominio de la
línea curva, el detallismo técnico y el naturalismo simbólico de la narración. Destacan los pintores
Paul de Limbourg, Stefan Lochner, Conrad Soest, Bernat Martorell y Lluís Borrassà.
Gótico flamenco: surgió en Flandes a principios del siglo XV, predominando a lo largo de ese siglo
en la mayor parte de Europa —excepto Italia, donde ya descollaba el Renacimiento—. Su principal
aportación es la técnica al óleo, que da colores más brillantes y permite su gradación en diversas
gamas cromáticas, a la vez que permite mayor minuciosidad en los detalles. Cabe destacar a Jan y
Hubert van Eyck, Robert Campin, Rogier van der Weyden, Hans Memling, Gerard David, Hugo van
der Goes y el Bosco; en el resto de Europa, Jean Fouquet, Conrad Witz, Martin Schongauer, Hans
Holbein el Viejo, Nuno Gonçalves, Lluís Dalmau, Jaume Huguet, Bartolomé Bermejo, Fernando
Gallego, etc.
Las artes aplicadas también tuvieron gran relevancia durante el gótico, favorecidas por las nuevas
clases urbanas de mercaderes y artesanos. Destacó la ebanistería, la tapicería —siendo famosos
los tapices de Arras—, la orfebrería —especialmente las custodias y los relicarios, donde sobresale
el nombre de Enrique de Arfe—, las obras en esmalte —en particular las procedentes de Limoges
—, la cerámica —donde destaca la de Faenza y Manises—, la vidriería —singularmente la
veneciana y catalana—, etc.59
La literatura tardomedieval se movió entre las obras escritas todavía en latín —generalmente de
signo religioso—, y las escritas en lenguas vernáculas, que irán ganando protagonismo y
popularidad. El centro creador pasó de Francia a Italia, donde las cortes de los pequeños estados
que se repartían el territorio de la península itálica favorecieron las artes y las letras, dando origen
a lo que será el Renacimiento. Se practicó sobre todo el género del canzone, escrito en
endecasílabo —del que surgirá el soneto—, mientras que en Florencia surgió el llamado Dolce Stil
Novo, género poético de signo más subjetivo, que exalta el amor, pero un amor más puro, más
simbólico que el trovadoresco. Destacan especialmente tres nombres: Francesco Petrarca,
Giovanni Boccaccio y Dante Alighieri, autor de La Divina Comedia (1304-1320), una de las grandes
obras de la literatura universal. En Inglaterra destacó Geoffrey Chaucer con sus Cuentos de
Canterbury (1386-1400). En Francia, François Villon fue el primer gran poeta en lengua francesa.
En España, en el siglo XIII surgió la poesía del mester de clerecía (Gonzalo de Berceo), así como la
lírica galaico-portuguesa (Alfonso X el Sabio) y la catalana (Ramon Llull); en el siglo XIV destacaron
el Arcipreste de Hita, don Juan Manuel y Pedro López de Ayala; mientras que en el siglo XV es de
remarcar las figuras de Jorge Manrique y el Marqués de Santillana, así como del poeta catalán
Ausiàs March.60
El teatro se desarrolló en tres principales tipologías: «misterios», sobre la vida de Jesucristo, con
textos de gran valor literario y elementos juglarescos; «milagros», sobre la vida de los santos, con
diálogos y partes danzadas; y «moralidades», sobre personajes simbólicos, alegóricos, con
máscaras tipificadas. En esta época nació el teatro profano, con tres posibles orígenes —según los
historiadores—: la imitación de textos latinos de Terencio y Plauto; el arte polivalente de los
juglares; o los pequeños divertimentos escritos por autores de signo religioso para evadirse un
poco de la rigidez eclesiástica.61
En música, durante el gótico se desarrolló la polifonía, surgiendo por vez primera una música
profana separada de la música religiosa realizada hasta entonces (Le jeu de Robin et Marion, de
Adam de la Halle, 1285). Surgió el contrapunto, voces paralelas que se funden o se contraponen, y
se desarrollaron las técnicas compositivas y la notación. De la primera fórmula compositiva por
repetición se pasó a la imitación en el siglo XIV, y a la variación en el XVI. El primer compositor
conocido es Leoninus, organista de Notre-Dame de París de mediados siglo XIII. En el siglo XIV
surgió el Ars Nova, con Guillaume de Machaut y Francesco Landino, mientras que en el XV
destacan Josquin des Prés, Guillaume Dufay, Gilles Binchois, Johannes Ockeghem, Jacob Obrecht,
John Dunstable y Bartolomé Ramos de Pareja. En danza, las principales modalidades fueron: el
carol, el estampie, el branle, el saltarello y la tarantela.62
La adoración de los Reyes Magos (1305-1306), de Giotto, Capilla de los Scrovegni (Padua).
América
Machu Picchu
El arte precolombino floreció con gran brillantez hasta el descubrimiento de América. Los
invasores destruyeron numerosas obras de arte precolombino (máscaras, códices ilustrados,
piezas de plumas y, especialmente, obras de oro y plata, que fueron fundidas). Aun así, la huella
precolombina perduró en numerosas producciones artísticas posteriores.
En los Andes floreció el arte inca, surgido igual que el azteca en el siglo XIII, abarcando los actuales
Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y parte de Argentina. Los incas tenían una cultura muy desarrollada,
con adelantados procedimientos metalúrgicos, cerámicos y textiles. Al igual que los romanos
desarrollaron una notable arquitectura e ingeniería civil, con ciudades planificadas y carreteras
bien trazadas, como el Camino Real de las Montañas, de 6000 kilómetros, amurallado y con un
ancho de 9 metros. Su capital, Cuzco, estaba fortificada con murallas de sillares poligonales,
técnica igualmente empleada en Machu Picchu. Sus edificios eran rectangulares o circulares, con
puertas y ventanas de forma trapezoidal. Además de su arquitectura, destacó su cerámica y arte
textil, generalmente decorado con motivos geométricos. En Bolivia destacó la ciudad de
Tiahuanaco.63
La literatura precolombina era predominantemente oral, por lo que nos han llegado pocos
vestigios. En México se conservan varias expresiones en lengua náhuatl: escritos de signo religioso,
cosmológico y adivinatorio (Códice Borgia); documentos administrativos y relatos históricos
(Códice Xólotl); y composiciones poéticas, como los himnos rituales recogidos por Bernardino de
Sahagún en Cantares de los Dioses. En lengua maya destacan los libros de Chilam Balam,
transcripción de obras jeroglíficas sobre tradiciones orales, y el Popol Vuh, libro sagrado de los
indios quiché. En Perú, la literatura inca está representada por una serie de obras de poesía
religiosa, así como largos poemas narrativos de temática histórica o mitológica. Al parecer, fue la
única cultura precolombina donde se desarrolló algo parecido al teatro, como se puede apreciar
en el drama en lengua quechua Ollantay.64
África
Iglesia de San Jorge, del conjunto de iglesias talladas en la roca de Lalibela (Etiopía)
El norte de África tuvo más relación con el arte europeo y asiático, introduciéndose el cristianismo
en el siglo IV, especialmente en Etiopía. Posteriormente, el islamismo se expandió con fuerza por
todos los países del Magreb. El África subsahariana, en cambio, estuvo más aislada, con pequeños
reinos sumidos en frecuentes disputas. Sus primeras manifestaciones artísticas, en materiales
perecederos, no han llegado hasta nosotros. Los primeros vestigios son tallas en madera, como las
de los pueblos tellem y dogon, en el actual Malí. Los objetos en bronce aparecen en África
occidental y meridional alrededor del siglo X, como algunas vasijas del pueblo Igbo-Ukwu en
Nigeria. En Zimbabue floreció la cultura Monomotapa (siglos XI-XV), cuya capital, Gran Zimbabue,
fue una de las ciudades más grandes de toda África. En Ife (igualmente en Nigeria), de cultura
yoruba, surgió en los siglos XII-XIII una notable escuela de figuras en terracota, de gran
naturalismo. De esta época datan las iglesias talladas en la roca de Lalibela, en Etiopía, donde
también destaca la pintura de temas cristianos. Entre los siglos XII y XV se dio en Djenné (Malí) un
estilo de figuras de terracota más esquemático, de figuras masculinas con una característica barba
puntiaguda. Por último, entre los siglos XV y XVI, se dio otra notable escuela escultórica en Benín,
destacando su magnífica colección de bronces.65
Asia
India
Templo de Khajurāhō
Arte gupta (siglos IV-VIII): en el Imperio gupta se expandió el budismo, con un arte caracterizado
por el purismo formal, la armonía de proporciones y la idealización de la figura humana. Destacan
los grandes santuarios rupestres o vihara (Ajantā, Ellorā, Elephanta) y los templos al aire libre
(Bhitargaon, Bodhagaya, Deogarth, Sirpur). El arte gupta se extendió por casi todo el Deccán: los
Chālukya lo emplearon en los templos de Ahiōlē y Bādāmi (550-750), y los Pallava lo pusieron de
manifiesto en su complejo arquitectónico-escultórico de Mahābalipuram. A estos estilos se les
suele denominar «posgupta».
Arte hindú (siglos VIII-XII): durante este periodo perviven los estilos anteriores, acentuando las
formas brahmánicas. El tipo de santuario más difundido es el śikhara, como el de Udaipur. La
arquitectura se divide en dos tipologías: «el edificio cubierto y la pirámide» (vimāna de Tanjore,
siglo XI), y «el edificio con tejado curvilíneo» (templo de Gujarāt). Entre los siglos X-XI se produjo el
arte de Khajurāhō, máxima expresión del arte indoario por la elegancia formal y estética de sus
templos, así como de la escultura que los adorna. En Orissā, en la parte nororiental de la India, se
desarrollan nuevas tipologías que convirtieron los śikhara y los vimāna en representaciones
arquitectónicas de los dioses hindúes, como en Bhubaneshwar y Kōnārka.66
La literatura india de esta época se realizó en diversas modalidades: el drama continuó con las
epopeyas mitológicas, con un fuerte sello de imaginación, destacando Bhavabhūti, autor de
Malatimadhava, historia sobre el amor de dos jóvenes que ha sido comparada con Romeo y
Julieta; el poema épico es heredero del Rāmāyana, en un nuevo género denominado mahakavya,
de temas históricos y mitológicos, destacando el Rajatarangini de Kalhana (hacia 1150); la poesía
lírica está representada por las Sataka de Bhartrihari, conjunto de poesías sobre el concepto indio
de la vida, y la Gītāgovinda de Jāyādeva, poemas de amor de tipo alegórico; por último, la fábula
se caracterizó por cuentos breves de aire popular, de carácter didáctico y aleccionador,
destacando los autores Narayana y Sivadasa. También cabe citar al famoso Kama-sutra, compilado
en el siglo VI por Vātsyāyana, que es un conjunto de preceptos y consejos relativos al amor y el
sexo.67
El teatro evolucionó sin grandes signos de ruptura desde época antigua, en espectáculos donde,
junto a dramas de tipo mitológico sobre la cosmogonía hindú, destacaban el canto, la danza y la
mímica. En esta época destacaron dos modalidades principales: el mahanataka (gran espectáculo),
sobre las grandes epopeyas indias; y el dutangada, en que un actor recita el texto principal
mientras otros lo escenifican con ayuda del mimo y la danza.68
La música fue en esta época predominantemente vocal, con acompañamiento de diversos
instrumentos, principalmente cítaras y laúdes. Se escribieron varios tratados sobre música: el
Brihad deshi de Matamga (siglo VIII), el Naradiya-siksa de Nārada (siglo X) y el Samgita-Ratnakara
de Śārngadeva (siglo XIII). Tenían siete notas (svaras): sa, ri, ga, ma, pa, dha, ni; con 22 grados
microtonales (srutis). La melodía se componía de varias estructuras de ciclos tonales (ragas), que
incluyen diversos ornamentos (gamakas). A su vez, cada raga está relacionado con un tala o
medida de tiempo, para marcar el ritmo, que puede ser lento (vilambita), medio (madhya) o
rápido (druta). Por último, el kharaja (pedal) es un sonido mantenido que sostiene el centro tonal,
ejerciendo de guía durante la ejecución de la obra.69
China
Dinastía Tang (618-907): este fue uno de los periodos más florecientes del arte chino, destacando
por su escultura y sus célebres figuras de cerámica. La figura más representada siguió siendo Buda,
así como los bodhisattvas (místicos budistas), destacando la estatua en madera policromada de
Guan Yin (o Bodhisattva de la Misericordia), de 2,41 metros de altura. En arquitectura la tipología
principal fue la pagoda (Hua-yen, Hsiangchi). En pintura apareció el paisaje, género inicialmente de
signo elitista, destinado a reducidos círculos culturales. Desafortunadamente, los paisajes Tang no
han llegado hasta nuestros días, y sólo se conocen por copias, como Templo budista en las colinas
después de la lluvia, de Li Cheng (siglo X).
Dinastía Song (960-1279): época de gran florecimiento de las artes, se alcanzó un nivel de elevada
cultura que sería recordado con gran admiración en posteriores etapas. Apareció el grabado sobre
madera, impregnada de tinta sobre seda o papel. En arquitectura continuó la construcción de
pagodas, como la pagoda hexagonal de Kuo-Hsiang-Su (960), o la pagoda de madera de Chang-Tiu-
Fu. En cerámica destacan dos tipologías: la cerámica de esmalte blanco de Ting-tcheu, y la
cerámica de esmalte rosa o azul de Kin-tcheu. En pintura continuó el paisaje, con dos estilos: el
septentrional, de dibujo preciso y colores nítidos, con figuras de monjes o filósofos, flores e
insectos; y el meridional, de pinceladas rápidas, colores ligeros y diluidos, con especial
representación de paisajes nublados.
Dinastía Yuan (1280-1368): dinastía de origen mongol (su primer emperador fue Kublai, nieto de
Gengis Khan), China se abrió más hacia Occidente, como queda patente en el famoso viaje de
Marco Polo. En arquitectura destaca la Pagoda Blanca de Pekín. Se desarrollaron especialmente las
artes decorativas: se manufacturaron alfombras, se produjo cerámica con nuevas formas y
colores, y se elaboraron obras de metalistería de gran riqueza. En pintura proliferaron los temas
religiosos, especialmente los taoístas y budistas, destacando las pinturas murales del templo de
Yonglegong (Shanxi), y artistas como Huang Gongwang, Wang Meng y Ni Zan.70
Representación de un concierto de música tradicional china en el Museo Provincial de Hubei
(Wuhan)
La literatura china de esta época estuvo marcada por la continuidad respecto a la producción
anterior. La época Tang fue la edad dorada de la poesía china, destacando Li Bai y Du Fu, mientras
que en prosa se tendió a un estilo más simplificado, representado por Han Yu y Liu Zongyuan.
También apareció un nuevo género, el pienhuen, mezcla de verso y prosa, de signo budista.
Durante la dinastía Song apareció la imprenta de tipos móviles (inventada por Bi Sheng), que
favoreció la difusión de la literatura. La poesía estaba íntimamente relacionada con la música
(género ts'e), como en Liu Yu-Hui y Su She; en prosa destacó el tratado histórico Tsê-che T'ong-
kien, de Ssê Ma-kuang. En época Yuan cobró relevancia el teatro, destacando Kuan-Han-K'ing y Po-
Yeu-Fu, mientras que en poesía descolló San-K'iu.71
En este periodo se produjo la edad de oro musical china: destacaron los rituales confucianistas,
donde un coro cantaba el himno, con instrumentos de viento y campanillas, un órgano soplado
para el contrapunto, y diversos juegos de cítaras (ch'in, de 5 cuerdas, y sê, de 26 cuerdas), para
definir la duración (tsao-man). Era una música predominantemente tímbrica, con una armonía
sencilla y elemental. Durante el reinado del emperador Hsüan-tsung (713-756) hay constancia de
que existía en la corte una orquesta de unos 1300 músicos. Los poetas recitaban al ritmo de un
laúd corto (p'i-p'a), música de la que nos han llegado composiciones como La última batalla de
Hsiang Yü y Nueve canciones para Yüeh. Durante la dinastía Song se popularizaron los
espectáculos músico-teatrales, como Nan-ch'ü (Cantos del sur) y Pei-ch'ü (Cantos del norte). En
época Yuan surgieron los dramas musicales u óperas, con dos escuelas: septentrional y meridional,
que han llegado hasta nuestros días.72
Japón
Período Asuka (552-646): la llegada del budismo produjo en Japón un gran impacto a nivel artístico
y estético, con fuerte influencia del arte chino. Como edificio más destacable de este período hay
que mencionar el templo de Hōryū-ji (607), representante del estilo Kudara. Las primeras
imágenes de Buda fueron importadas del continente, pero luego se instalaron en Japón gran
número de artistas chinos y coreanos (Kannon de Kudara, siglo VI). La pintura denota un gran
sentido del dibujo, con obras de gran originalidad, como el relicario de Tamamushi.
Período Nara (646-794): en esta época tuvo su apogeo el arte budista, continuando con gran
intensidad la influencia china. Se conservan pocos ejemplos de arquitectura: Pagoda del Este de
Yakushi-ji, templo de Tōdai-ji, templo de Kōfuku-ji, Shōsoin de Nara. Obtuvo gran desarrollo en
escultura la representación de Buda: Sho Kannon, Buda de Tachibana, Bodhisattva Gakko de
Tōdai-ji. La pintura está representada por la decoración mural de Hōryū-ji (finales del siglo VII) y
por kakemonos y makimonos, historias pintadas en un largo rollo de papel o seda, con textos
relatando las diversas escenas o sutras.
Período Heian (794-1185): la iconografía budista tuvo un nuevo desarrollo con la importación de
dos nuevas sectas del continente: Tendai y Shingon. La arquitectura sufrió un cambio en la planta
de los monasterios, que se erigían en lugares apartados, pensados para la meditación: templos de
Enryaku-ji, Kongōbu-ji y santuario-pagoda de Muro-ji. Durante el período Fujiwara (897-1185), el
templo volvió a situarse en la ciudad, siendo centro de reunión de las clases dirigentes. Se
construían según el modelo de los grandes palacios, con una decoración muy desarrollada
(monasterio de Byōdō-in, también llamado del Fénix). En pintura, la aparición de la escuela de
Yamato-e supuso la independencia de la pintura japonesa de la influencia china; se caracterizó por
su armonía y luminosidad, con colores brillantes.
Período Kamakura (1185-1333): en esta época se introdujo en Japón la secta zen, que influyó
poderosamente en el arte figurativo. En escultura destacó la Escuela de Nara, con la figura más
remarcada de Unkei (estatuas de los montes Muchaku y Seshin). La arquitectura era más sencilla,
más funcional, menos lujosa y recargada; la influencia zen provocó el llamado estilo Kara-yo.
Destacan el conjunto de cinco grandes templos de Sanjūsangen-dō (1266). La pintura se
caracterizó por un mayor realismo y por su introspección psicológica, desarrollándose
principalmente el retratismo y el paisajismo.
La literatura japonesa continuó con el influjo de la china, sobre todo en poesía, donde la mayor
producción fue en lengua china, considerada más culta: tenemos así el Kaifuso (Tiernos recuerdos
de poesía, 751), antología de varios poetas. En época Heian hubo un renacer de las letras
japonesas, destacando la narrativa: Genji Monogatari (Relato de Genji), de Murasaki Shikibu, es un
clásico de la literatura nipona, describiendo el mundo de la nobleza en un lenguaje sencillo, de
tono a veces erótico. La poesía de la época fue compilada en la antología imperial Kokinshu, donde
se exaltaba preferentemente la naturaleza, escrita en waka (composición de 31 sílabas). En el
período Kamakura la literatura se vio afectada por las constantes guerras feudales, reflejadas en
una narrativa de tono pesimista y desolado: Hojoki (Narración de mi cabaña), de Kamo no Chomei.
Del período Muromachi cabe destacar el Tsurezuregusa (Ensayos en ocio), de Yoshida Kenkō, y el
Sannin Hoshi (Los tres sacerdotes), anónimo.74
En teatro apareció en el siglo XIV la modalidad denominada nō, drama lírico-musical en prosa o
verso, de tema histórico o mitológico. Su origen se sitúa en el antiguo baile kakura y en la liturgia
sintoísta, aunque posteriormente fue asimilado por el budismo. Está caracterizado por una trama
esquemática, con tres personajes principales: el protagonista (waki), un monje itinerante y un
intermediario. La narración es recitada por un coro, mientras los actores principales se
desenvuelven de forma gestual, en movimientos rítmicos. Los decorados son austeros, frente a la
magnificencia de vestidos y máscaras. Su principal exponente fue Chikamatsu Monzaemon.75
En música la llegada del budismo comportó la influencia extranjera, surgiendo dos corrientes: la
música izquierda, de origen indio y chino; y la música derecha, de origen manchú y coreano. Estas
modalidades empleaban instrumentos como el biwa (laúd de cuello corto), el taiko (tambor
japonés), el kakko (tambor chino), el shôko (gong), el sô-no-koto (cítara), el koma-bue (flauta), el
hichiriki (oboe), el ôteki (flauta travesera) y el shô (órgano soplado). Asimismo había una gran
variedad de tipos de música tradicional: dos de los estilos más antiguos eran shōmyō («hombre
gordo que canta») y gagaku («música graciosa»), ambos provenientes de los períodos Nara y
Heian. Adicionalmente, el gagaku se divide en sōgaku (música instrumental) y bugaku (música y
danza).76
Sudeste asiático
Arte jemer: el reino jemer se situó en Camboya, teniendo su apogeo entre los siglos VIII y XII. Su
principal manifestación es el magnífico conjunto de Angkor Wat (1113-1150), ciudadela-templo
dedicado a Vishnú, cuya planimetría representa el universo. El templo central está rodeado de
cuatro santuarios más pequeños, coronados por agujas inspiradas en las śikhara indias,
construidos con piedra caliza con abrazaderas de hierro. Destaca igualmente la decoración
esculpida en relieve.
Arte thai: es el desarrollado en Siam (Tailandia), caracterizado por una arquitectura vertical de
formas alargadas y puntiagudas, con una torre-relicario (prang), como el templo de Vat Sri Sampet
(siglo XVI). Destacan las imágenes de Buda, como la de Sukhothai (siglo XIV), en bronce y pan de
oro.
Arte cham: se dio en el reino de Champa (Vietnam). En los siglos VIII-IX recibió la influencia hindú
(monasterio de Dông-Dương). En el siglo XII predominó la influencia jemer, plasmada en una
arquitectura armónica de sobria decoración.
Arte birmano: en Birmania es más palpable la influencia china, como en el uso de la bóveda de
crucería. Se utilizaba el ladrillo recubierto de estuco, sobre el que se realizaba la decoración. Su
período clásico fue la época de Pagan (siglos X-XIII), donde destacan las stūpas, que pueden ser de
forma cilíndrica, cónica, hemisférica, en bulbo o en campana (templo de Ananda, siglo XII).
Arte indonesio: se recibió una primera influencia india —principalmente gupta—, constatable en
las stūpas con cúpulas de campana. El período más floreciente se dio entre los siglos VII y X,
principalmente en Java, donde la dinastía Sailendra adoptó el budismo, construyendo el templo de
Borobudur, la stūpa más grande del mundo, con 120 metros de largo por cada lado y 35 metros de
altura, contando con 1500 bajorrelieves y 400 estatuas de Buda. Entre los siglos X y XV predominó
nuevamente el hinduismo, con una arquitectura más vertical, con decoración en relieve,
destacando los monumentos funerarios (chandi), como los de Shwentar y Kidal. En el siglo XV se
introdujo el islamismo, destacando las estelas sepulcrales y las nuevas tipologías arquitectónicas,
como la mezquita de Sendang Duwur.77
Oceanía
Artículo principal: Arte de Oceanía
En este periodo continuó la expansión polinesia hacia la periferia oceánica (Nueva Zelanda, islas
Kermadec, islas Chatham). Se produjo una gran diversificación cultural y artística: solo en
Melanesia, por ejemplo, había más de 1000 grupos étnicos diferentes. La mayoría de
manifestaciones artísticas eran de carácter ritual, relacionadas con danzas y ceremonias de tipo
animista o politeísta. En Micronesia se produjeron elaborados complejos arquitectónicos con
esculturas de piedra y megalitos. En Yap (islas Carolinas), apareció un tipo de moneda de piedra
compuesta por grandes discos con un agujero central. En Guam y las islas Marianas destacan las
casas sobre columnas de piedra (latte). En Hawái se construyeron grandes templos (heiau), con
esculturas de madera de hasta tres metros que representaban a sus dioses. En las islas Marquesas
se dieron un tipo de construcciones de casas megalíticas sobre plataformas de piedra, con grandes
estatuas antropomórficas. En Nueva Zelanda, los maoríes desarrollaron un tipo de talla de madera
con figuras de líderes políticos y religiosos, así como colgantes de nefrita tallada (hei tiki). Por
último, cabe destacar la construcción en la isla de Pascua de las famosas cabezas monolíticas
(moái), de las que se erigieron unas 600 entre el año 900 y el 1600. Son figuras de 4 o 5 metros,
que se situaban sobre plataformas de piedra que servían de base a los templos (ahu) de culto a los
ancestros.78
El arte de la Edad Moderna —no confundir con arte moderno, que se suele emplear como
sinónimo de arte contemporáneo—nota 8 se desarrolló entre los siglos XV y XVIII. La Edad
Moderna supuso cambios radicales a nivel político, económico, social y cultural: la consolidación
de los estados centralizados supuso la instauración del absolutismo; los nuevos descubrimientos
geográficos —especialmente el continente americano— abrieron una época de expansión
territorial y comercial, suponiendo el inicio del colonialismo; la invención de la imprenta conllevó
una mayor difusión de la cultura, que se abrió a todo tipo de público; la religión perdió la
preponderancia que tenía en la época medieval, a lo que coadyuvó el surgimiento del
protestantismo; a la vez, el humanismo surgió como nueva tendencia cultural, dejando paso a una
concepción más científica del hombre y del universo.
El origen de la historia del arte como tal data del siglo XVI, considerándose las Vidas de Giorgio
Vasari el texto inaugural del estudio del arte con carácter historiográfico. El método que siguió el
erudito florentino era la biografía del artista. Esta metodología fue la que se impuso hasta el siglo
XVIII, cuando el historiador alemán Johann Joachim Winckelmann inició un nuevo tipo de análisis
del arte buscando en el desarrollo de las civilizaciones una evolución estilística.nota 9
Renacimiento
Surgido en Italia en el siglo XV (Quattrocento), se expandió por el resto de Europa desde finales de
ese siglo e inicios del XVI. Los artistas se inspiraron en el arte clásico grecorromano, por lo que se
habló de «renacimiento» artístico tras el oscurantismo medieval. Estilo inspirado en la naturaleza,
surgieron nuevos modelos de representación, como el uso de la perspectiva. Sin renunciar a la
temática religiosa, cobró mayor relevancia la representación del ser humano y su entorno,
apareciendo nuevas temáticas como la mitológica o la histórica, o nuevos géneros como el paisaje,
el bodegón e, incluso, el desnudo. La belleza dejó de ser simbólica, como en la era medieval, para
tener un componente más racional y mesurado, basado en la armonía y la proporción.
Iglesia de Santa Maria Novella, en Florencia, diseñada por Leon Battista Alberti
La arquitectura recuperó los modelos clásicos, reelaborados con un concepto más naturalista y
con bases científicas: se recuperó el uso del arco de medio punto, la bóveda de cañón, la cúpula de
media naranja y los órdenes clásicos (dórico, jónico, corintio y compuesto). La estructura del
edificio se basó en proporciones matemáticas, que buscaban la perfección de las formas, a la vez
que se potenció la luminosidad y la diafanidad de los espacios. En el Quattrocento destacó la
arquitectura desarrollada en Florencia: Filippo Brunelleschi (cúpula de Santa María del Fiore,
Basílica de San Lorenzo), Leon Battista Alberti (San Andrés de Mantua); mientras que en el
Cinquecento el centro artístico pasó a ser Roma: Bramante (San Pietro in Montorio, Basílica de San
Pedro del Vaticano), Antonio da Sangallo (Palacio Farnesio). En esta época cobró un progresivo
auge la jardinería, que empezó a ser concebida mediante un diseño estructurado; surgió así el
llamado «jardín italiano», de composición geométrica, construido sobre terrazas con escalinatas
(Jardín del Belvedere, Bramante; Villa Madama, Rafael). Fuera de Italia, el Renacimiento se
desarrolló sobre todo en Francia, con la obra de Philibert Delorme; en Alemania no llegó hasta
mediados del siglo XVI, con el castillo de Heidelberg y, sobre todo a finales de siglo, en Baviera; en
los Países Bajos la influencia italiana se denotó especialmente en la decoración, sobre estructuras
todavía de signo gótico; en Inglaterra se produjo el estilo Tudor, desarrollado sobre todo en la
construcción de palacios civiles, caracterizado por la utilización del arco Tudor; en Rusia, el
Renacimiento italiano —introducido por Aristotile Fioravanti— fue adaptado al estilo bizantino
típicamente ruso, como en el magnífico conjunto del Kremlin. En España se desarrollaron varios
estilos: el plateresco, caracterizado por el uso de paramentos almohadillados, columnas
abalaustradas y profusa decoración de grutescos (Alonso Covarrubias, Diego de Siloé); y el
purismo, más preocupado por la estructura racional del edificio, abandonando la decoración
exuberante del plateresco (Rodrigo Gil de Hontañón, Andrés de Vandelvira).
La escultura buscó igualmente la idealizada perfección del clasicismo, aunque perduraron hasta el
siglo XVI la elegancia curvilínea y la esbeltez de proporciones del gótico internacional. Se utilizaban
materiales nobles, como el mármol y el bronce, con un especial gusto por la forma monumental.
Junto a la temática religiosa se desarrolló el retrato, en busto o en figuras ecuestres, al estilo de la
antigua Roma. Destacaron especialmente: Lorenzo Ghiberti, Jacopo della Quercia, Luca della
Robbia, Andrea Verrocchio y, especialmente, Donatello (David, 1409; Judit y Holofernes, 1455-
1460); y, fuera de Italia, Michel Colombe en Francia, Peter Vischer en Alemania, y Felipe Bigarny,
Bartolomé Ordóñez y Damián Forment en España.
La pintura sufrió una notable evolución desde las formas medievales, con formas naturalistas y
temáticas profanas o mitológicas junto a las religiosas. Los estudios de perspectiva permitieron
hacer obras de gran efecto realista, basadas en proporciones matemáticas, con especial utilización
de la «sección áurea» tras el estudio publicado por Luca Pacioli (De Divina Proportione, 1509). Se
utilizó el fresco y el temple, mientras que se introdujo el óleo a mediados del siglo XV por
influencia flamenca. Uno de sus principales exponentes fue Leonardo Da Vinci, genio polifacético
que introdujo el sfumato o «perspectiva aérea», con obras como La Virgen de las Rocas (1483), La
Última Cena (1495-1497), La Gioconda (1503), etc. Otro nombre de relevancia fue Rafael, maestro
del clasicismo sereno y equilibrado, con una perfecta ejecución pictórica, como se demuestra en
sus frescos de las Estancias del Vaticano. Otros artistas destacados fueron: Masaccio, Fra Angelico,
Paolo Ucello, Andrea del Castagno, Perugino, Piero della Francesca, Benozzo Gozzoli, Domenico
Ghirlandaio, Botticelli, Andrea del Verrocchio, Luca Signorelli, Andrea Mantegna, Giovanni Bellini,
Antonello da Messina, etc. En el resto de Europa: Matthias Grünewald, Alberto Durero, Hans
Holbein el Joven y Lucas Cranach el Viejo en Alemania; Quentin Metsys y Pieter Brueghel en
Holanda; y Pedro Berruguete, Alejo Fernández, Vicente Masip, Juan de Juanes, Pedro Machuca y
Luis de Morales en España.
Las artes industriales tuvieron un gran auge debido al gusto por el lujo de las nuevas clases
adineradas: se desarrolló la ebanistería, sobre todo en Italia y Alemania, destacando la técnica de
la intarsia, embutidos de madera de varios tonos para producir efectos lineales o de ciertas
imágenes. La tapicería destacó en Flandes, con obras basadas en bocetos desarrollados por
pintores como Bernard van Orley. La cerámica se elaboró en Italia con barnices vidriados,
consiguiendo tonos brillantes de gran efecto. El vidrio se desarrolló notablemente en Venecia
(Murano), decorado a veces con hilos de oro o con filamentos de vidrios de colores. La orfebrería
fue cultivada por escultores como Lorenzo Ghiberti, con piezas de gran virtuosismo y elevada
calidad, destacando especialmente los esmaltes y camafeos. Con la invención de la imprenta se
desarrollaron las artes gráficas, apareciendo o perfeccionándose la mayoría de las técnicas de
grabado: calcografía (aguafuerte, aguatinta, grabado al buril, grabado a media tinta o grabado a
punta seca), linograbado, xilografía, etc.79
Don Quijote (1605), de Miguel de Cervantes
El teatro renacentista también acusó el paso del teocentrismo al antropocentrismo, con obras más
naturalistas, de aspecto histórico, intentando reflejar las cosas tal como son. Se buscaba la
recuperación de la realidad, de la vida en movimiento, de la figura humana en el espacio, en las
tres dimensiones, creando espacios de efectos ilusionísticos, en trompe-l'œil. Surgió la
reglamentación teatral basada en tres unidades (acción, espacio y tiempo), basándose en la
Poética de Aristóteles, teoría introducida por Lodovico Castelvetro. En torno a 1520 surgió en el
norte de Italia la Commedia dell'arte, con textos improvisados, en dialecto, predominando la
mímica e introduciendo personajes arquetípicos como Arlequín, Colombina, Pulcinella (llamado en
Francia Guignol), Pierrot, Pantalone, Pagliaccio, etc. Como principales dramaturgos destacaron
Niccolò Machiavelli, Pietro Aretino, Bartolomé Torres Naharro, Lope de Rueda y Fernando de
Rojas, con su gran obra La Celestina (1499). En Inglaterra descolló el teatro isabelino, con autores
como Christopher Marlowe, Ben Jonson, Thomas Kyd y, especialmente, William Shakespeare, gran
genio universal de las letras (Romeo y Julieta, 1597; Hamlet, 1603; Otelo, 1603; Macbeth, 1606).81
Orfeo - Toccata
1:31
Toccata, de La favola d'Orfeo, una de las primeras óperas (1607), compuesta por Claudio
Monteverdi.
La danza renacentista tuvo una gran revitalización, debida de nuevo al papel preponderante del
ser humano sobre la religión, de tal manera que muchos autores consideran esta época el
nacimiento de la danza moderna. Se desarrolló sobre todo en Francia —donde fue llamado ballet-
comique—, en forma de historias bailadas, sobre textos mitológicos clásicos, siendo impulsado
principalmente por la reina Catalina de Médicis. Se suele considerar que el primer ballet fue el
Ballet comique de la Reine Louise (1581), de Balthazar de Beaujoyeulx. Las principales
modalidades de la época eran la gallarda, la pavana y el tourdion. En esta época surgieron los
primeros tratados sobre danza: Domenico da Piacenza escribió De arte saltandi et choreas
ducendi, siendo considerado el primer coreógrafo de la historia; Thoinot Arbeau hizo una
recopilación de danzas populares francesas (Orchesographie, 1588).83
Manierismo
Surgido igualmente en Italia a mediados del siglo XVI como evolución de las formas renacentistas,
el manierismonota 10 abandonó la naturaleza como fuente de inspiración para buscar un tono
más emotivo y expresivo, cobrando importancia la interpretación subjetiva que el artista hace de
la obra de arte. La arquitectura adquirió un signo más efectista y de tenso equilibrio, destacando el
polifacético artista Miguel Ángel, autor del ábside y la cúpula de San Pedro del Vaticano; Jacopo
Vignola (Iglesia del Gesù); y Andrea Palladio, creador de un estilo propio (paladianismo), como
vemos en la Basílica de Vicenza, la Villa Capra (llamada la Rotonda), San Giorgio Maggiore de
Venecia, etc. En Francia surgió la notable Escuela de Fontainebleau. En España se produjo la
arquitectura herreriana (por Juan de Herrera), estilo sobrio y sencillo, de formas simples y
desnudas de decoración, de acuerdo a la doctrina contrarreformista que entonces imperaba; tuvo
su máxima realización en el Monasterio de El Escorial.
La pintura manierista tuvo un sello más caprichoso, extravagante, con gusto por la forma sinuosa y
estilizada, deformando la realidad, con perspectivas distorsionadas y atmósferas efectistas.
Destacó en primer lugar —como en las otras artes— Miguel Ángel (autor de la decoración de la
Capilla Sixtina), seguido de Bronzino, Andrea del Sarto, Pontormo, Correggio, Parmigianino,
Giorgione, Tiziano, Veronese, Tintoretto, Jacopo Bassano, Giuseppe Arcimboldo, etc. Cabe
mencionar a Maarten van Heemskerck y Abraham Bloemaert en los Países Bajos, y Bartholomeus
Spranger en Alemania. En España destacaron Juan Fernández de Navarrete, Alonso Sánchez
Coello, Juan Pantoja de la Cruz y, especialmente, El Greco, artista excepcional creador de un estilo
personal y único, de fuerte sentido expresionista.84
Villa La Rotonda, de Andrea Palladio.
El entierro del Conde de Orgaz (1587), el Greco, iglesia de Santo Tomé (Toledo).
El entierro del Conde de Orgaz (1587), el Greco, iglesia de Santo Tomé (Toledo).
Barroco
Las Meninas (1656), de Velázquez (Museo del Prado), fue un alegato de la figura del pintor como
artista inspirado, frente a la condición de simple artesano que hasta entonces se tenía del oficio de
pintor
El barroconota 11 se desarrolló entre el siglo XVII y principios del XVIII. Fue una época de grandes
disputas en el terreno político y religioso, surgiendo una división entre los países católicos
contrarreformistas, donde se afianzó el estado absolutista, y los países protestantes, de signo más
parlamentario. El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia de un cierto
racionalismo clasicista pero con formas más dinámicas y efectistas, con gusto por lo sorprendente
y anecdótico, por las ilusiones ópticas y los golpes de efecto.
La arquitectura, bajo unas líneas clásicas, asumió unas formas más dinámicas, con una exuberante
decoración y un sentido escenográfico de las formas y los volúmenes. Cobró relevancia la
modulación del espacio, con preferencia por las curvas cóncavas y convexas, poniendo especial
atención en los juegos ópticos (trompe-l'œil) y el punto de vista del espectador. Al igual que en la
época anterior, el motor del nuevo estilo volvió a ser Italia: Gian Lorenzo Bernini fue uno de sus
mejores exponentes, siendo el principal artífice de la Roma monumental que conocemos hoy día
(columnata de la Plaza de San Pedro, baldaquino de San Pedro, San Andrés del Quirinal, Palacio
Chigi-Odescalchi); Francesco Borromini es otro gran nombre de la época, autor de las iglesias de
San Carlo alle Quattre Fontane y Sant'Ivo alla Sapienza; también destacaron Pietro da Cortona,
Baldassare Longhena, Filippo Juvara y Guarino Guarini. En Francia, bajo el reinado de Luis XIV, se
iniciaron una serie de construcciones de gran fastuosidad: fachada del Palacio del Louvre, de Louis
Le Vau y Claude Perrault; Palacio de Versalles, de Le Vau y Jules Hardouin-Mansart. En Austria
destacó Johann Bernhard Fischer von Erlach, autor de la Iglesia de San Carlos Borromeo en Viena.
En Inglaterra cabe mencionar la Catedral de San Pablo de Londres, de Christopher Wren. En
España, la arquitectura acusó en la primera mitad del siglo XVII la herencia herreriana, con Juan
Gómez de Mora como figura destacada, mientras que en la segunda mitad de siglo se dio el estilo
churrigueresco (por José Benito Churriguera), caracterizado por el exuberante decorativismo y el
uso de columnas salomónicas (Retablo Mayor de San Esteban de Salamanca).
Portada del Manuscrito Chacón, que transmitió la obra poética de Luis de Góngora
La literatura barroca se caracterizó por el pesimismo, con una visión de la vida planteada como
lucha, sueño o mentira, donde todo es fugaz y perecedero. Su estilo era suntuoso y recargado, con
un lenguaje muy adjetivado y metafórico. En un primer momento se produjeron diversas
corrientes: el eufuismo en Inglaterra (John Lyly, Robert Greene), el preciosismo en Francia (Vincent
Voiture), el marinismo en Italia (Giambattista Marino), la primera (Martin Opitz, Angelus Silesius,
Andreas Gryphius) y segunda escuela de Silesia (Daniel Casper von Lohenstein, Hans Jakob
Christoph von Grimmelshausen) en Alemania. Más adelante surgió el clasicismo en Francia, con
autores como François de la Rochefoucauld, Jacques-Bénigne Bossuet, Nicolas Boileau-Despréaux,
Jean de La Fontaine, François de Malherbe, Cyrano de Bergerac y Madeleine de Scudéry. En
Inglaterra destacó la obra poética de John Milton (El paraíso perdido, 1667). En España, donde el
siglo XVII sería denominado el Siglo de Oro, se produjeron dos corrientes: el culteranismo, liderado
por Luis de Góngora, donde destacaba la belleza formal, con un estilo suntuoso, metafórico, con
proliferación de latinismos y juegos gramaticales; y el conceptismo, representado por Francisco de
Quevedo y Baltasar Gracián, donde predominaba el ingenio, la agudeza, con un lenguaje conciso
pero polisémico, con múltiples significados en pocas palabras.86
En el teatro barroco se desarrolló sobre todo la tragedia, basada en la ineluctabilidad del destino,
con un tono clásico, siguiendo las tres unidades de Castelvetro. La escenografía era más recargada,
siguiendo el tono ornamental característico del Barroco. Destacan Pierre Corneille, Jean Racine y
Molière, representantes del clasicismo francés. En España el teatro era básicamente popular
(«corral de comedias»), cómico, con una personal tipología, distinguiéndose: bululú, ñaque,
gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía. Destacaron Tirso de Molina,
Guillén de Castro, Juan Ruiz de Alarcón y, principalmente, Lope de Vega (El perro del hortelano,
1615; Fuenteovejuna, 1618) y Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño, 1636; El alcalde de
Zalamea, 1651).87
8:34
de Johann Sebastian Bach
La música barroca destacó por el contraste, los acordes violentos, los volúmenes móviles, la
ornamentación exagerada, la estructura variada y contrastada. Se caracterizó especialmente por la
utilización del bajo continuo, sección instrumental grave que sostenía ininterrumpidamente la
parte melódica superior. En esta época la música alcanzó cotas de gran brillantez, desvinculándose
plenamente de la voz y el texto, surgiendo las formas instrumentales puras (suite, sonata, tocata,
concierto, sinfonía). Con la sonata nacieron los nombres de velocidad: allegro, adagio, presto,
vivace, andante, etc. En la música religiosa nacen el oratorio y la cantata, mientras que la música
coral triunfó especialmente en el mundo protestante. En España nacieron la zarzuela y la tonadilla
como manifestaciones de la música popular. Entre las grandes figuras de la música barroca
conviene recordar a Antonio Vivaldi, Tommaso Albinoni, Arcangelo Corelli, Marc-Antoine
Charpentier, Johann Pachelbel, Heinrich Schütz, Johann Sebastian Bach, Georg Philipp Telemann,
Georg Friedrich Haendel, etc.
En ópera destacó la escuela veneciana, primer lugar donde la música se desligó de la protección
religiosa o aristocrática para ser representada en lugares públicos: en 1637 se fundó el Teatro di
San Cassiano, primer centro operístico del mundo. Comenzó el gusto por las voces solistas,
principalmente las agudas (tenor, soprano), apareciendo el fenómeno de los castrati. La ópera
barroca destacó por la escenografía complicada, ornamentada, recargada, con cambios
repentinos. Destacan Pier Francesco Cavalli, Antonio Cesti, Jean-Baptiste Lully, Henry Purcell,
Georg Friedrich Haendel, etc. A finales del siglo XVII, la escuela napolitana introdujo un estilo más
purista, más clasicista, simplificando los argumentos y haciendo óperas más cultas y sofisticadas.
Alessandro Scarlatti introdujo el aria en tres partes (aria da capo).88
En Francia, la danza barroca (ballet de cour) hizo evolucionar la música instrumental, de melodía
única pero con una rítmica adaptada a la danza. Fue patrocinada especialmente por Luis XIV, que
convirtió la danza en grandes espectáculos (Ballet de la Nuit, 1653, donde intervino el rey
caracterizado de sol), creando en 1661 la Academia real de Danza. Como coreógrafo destacó
Pierre Beauchamp, creador de la danse d'école, el primer sistema pedagógico de la danza. Las
principales tipologías fueron: minuet, bourrée, polonaise, rigaudon, allemande, zarabande,
passepied, gigue, gavotte, etc. En España también se dieron diversas modalidades de danza:
seguidilla, zapateado, chacona, fandango, jota, etc.89