La Memoria Andina Colonial

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Allpanchis, año XLVII, núm. 86. Arequipa, julio-diciembre de 2020, pp. 165-204.

ISSN impreso 0252-8835 / ISSN en línea 2708-8960


DOI: https://doi.org/10.36901/allpanchis.v47i86.1175

artículos académicos

La memoria andina colonial: escritores indígenas


y mestizos de los siglos XVI y XVII

Alejandro HERRERA VILLAGRA


Universidad Nacional de San Antonio Abad (Cusco, Perú)
alehv772@hotmail.com

Código ORCID: 0000-0002-5254-7919

A mi madre, Rosa Esther Villagra

RESUMEN

Tres excelentes escritores, el Inca Garcilaso de la Vega, Juan


de Santa Cruz Pachacuti Yamqui Salcamaygua y Felipe Gua-
man Poma de Ayala, consiguieron registrar un recuerdo tras-
cendente de la antigüedad andina. Postulamos que en los
Comentarios Reales [1609], la Relación de Antigüedades deste Reyno
del Pirú [1613] y la Nueva Corónica y Buen Gobierno [1615], ellos
construyeron una memoria del pasado reivindicado a pesar de
la colonialidad de su época. Este hecho nos ha impulsado a

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interpretar las circunstancias en que la historia de los pueblos


de los Andes durante el siglo XVI experimentó una serie de
alteraciones culturales, y a explicar cómo una identidad étnica
trascendió gracias a la escritura histórica.

PALABRAS CLAVE: Andes Coloniales, cultura, escritura, memoria, iden-


tidad

Colonial Andean Memory: Indigenous and mestizo writers of the 16th


and 17th centuries

ABSTRACT

Three excellent writers, Garcilaso de la Vega, Juan de Santa


Cruz Pachacuti Yamqui and Felipe Guaman Poma, managed
to register a transcendent remembrance of andean antiquity.
We postulate that in the Comentarios Reales de los Incas (Royal
Comments of the Incas) [1609], the Relación de Antigüedades
deste Reyno del Pirú (Relation of Antiques in this Realm of Peru)
[1613], and the Nueva Corónica y Buen Gobierno (New Chronicle
and Good Government) [1615], they built a memory of the
past claimed in spite of the coloniality of its time. This fact
has prompted us to interpret the circumstances in which the
history and culture of the peoples of the Andes during the
XVI century underwent a series of transformations and to
explain how an ethnic identity transcended through the his-
toric writings.

KEYWORDS: Colonial Andes, culture, writing, memory, identity

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LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

Ñukñu wach’eq ñawillaykita/ Kicharimuy,


Ancha qokoq makillaykita/ Mast’arimuy
Chay samiwan kallpanchasqata/ Ripuy niway.
ANÓNIMO1

INTRODUCCIÓN

LA MEMORIA OCUPA UN ESPACIO fundamental en el estudio mo-


derno de la historia y la cultura de la humanidad debido a la nece-
sidad trascendental de los pueblos de recordar, construir y registrar
un recuerdo sobre sí mismos. La propia UNESCO está innovando
con su programa internacional denominado Memoria del Mundo,2
poniendo en valor piezas históricas y culturales como bagaje común
de todos los países del mundo (textos, complejos de arqueología,
derechos humanos). Las obras que aquí se comentan deberán ser
parte de esta memoria mundial en un futuro no lejano, dado que en
el caso del Cusco ya se ha propuesto que los Comentarios Reales de los
Incas, por ejemplo, sea patrimonio mundial en la Memoria del Mun-
do, lo que da pie para pensar que otros textos importantes también
debieran correr este mismo destino. La memoria humana es por de-
recho natural una faceta innegable de las ciencias históricas. Nuestro
análisis comienza valorando la documentación colonial realizada por
escritores indígenas o mestizos y continúa con el hecho cultural que
comienza con el fenómeno de la memoria, identidad y cultura que
estos actores de la historia colonial encarnaron. Incluiremos, ade-
más, algunas fuentes españolas para fundamentar elementos indis-
pensables de esta propuesta. En este trabajo, resumen de nuestra
tesis doctoral (Herrera Villagra 2016) nos interesa analizar la obra de

1 «Condesciende a abrir tus ojos/ que irradian claridad/ Extiéndenos/tus manos


JHQHURVDV<FRQHVDEXHQDVHxDDOHQWDGRVGLQRV£UHJUHVHQª9HUVLyQGH2GL
González (Anónimo 2014: 33).
2 <http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/memory-
of-the-world/register/>.
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individuos andinos de los siglos XVI y XVII afectados por densos


problemas políticos, religiosos y culturales.3 Sin duda, el problema se
traduce en hegemonías que intentaban controlar a los sujetos subal-
ternos: ello generó cambios en el ethos y praxis de los grupos en inte-
UDFFLyQ3HURVLELHQORVJUXSRVpWQLFRVFRORQL]DGRVIXHURQRÀFLDO-
mente controlados por el poder español, existió un espacio mental
que no logró ser reducido: es el espacio individual cognitivo que fun-
cionó subjetivamente y que con el tiempo logró producir cohesión
temática, una especie de recolección de lo que quedó diseminado,
DXQH[SUHVDGRHQXQSODQRFODQGHVWLQRRPDUJLQDOHOGHOFDPXÁDMHR
la adaptación. Esta idea se articula con la hipótesis de la persistencia
VHFXODUGHODFXOWXUDDQGLQDFRORQL]DGDTXHVHYHULÀFDHQODKLVWRULD
de la relación entre el Imperio español y el Tahuantinsuyo. En estos
FDPSRVFRQÁLFWLYRVHVGRQGHLQVHUWDPRVQXHVWUDUHÁH[LyQ4
Pues bien, ¿qué es la memoria andina y qué representa? ¿Cómo
contemplarla, reconstituirla, cómo entender su funcionamiento ge-
neral? ¿Qué quedó de la vieja tradición en el pensamiento de los
andinos que pasaron a ser sujetos colonizados por una sociedad
foránea? ¿Podemos construir un concepto operativo de aquella me-

3 No siendo quechua-hablantes empleamos la norma básica del quechua castella-


nizado. Sin ningún interés en polemizar cuestiones de quechuología, no estamos
en la penumbra desde que intentamos entender la evolución del quechua en los
siglos coloniales (Herrera Villagra 2017). Por ahora, no obstante, nos interesa
solamente el problema etnohistórico. Sobre el bilingüismo histórico, véase la
obra editada por Escobar, Matos Mar y Alberti (1975). Acerca del contacto
inicial entre el quechua y el castellano, hemos consultado Torero (2005; 2007),
Cerrón Palomino (1987; 2010), Parker (2013) e Itier (2015).
4 El tema de la memoria es parte constituyente de nuestra modernidad desde los
trabajos de Maurice Halbwachs (2004ª; 2004b). Desde entonces el enfoque de
la memoria ha ido aunando partidarios, aclarando los imaginarios humanos y
aplicándose en diferentes áreas de estudio. Lacan (1982), Yates (2006), Nora
(2009), Ricoeur (2008), Gruzinski (2013), entre otros, han utilizado este enfoque
para proyectar el estudio de «lo simbólico, lo imaginario y lo real» (Lacan 1982).
En particular, los imaginarios, las ideologías y las identidades también aparecen
enlazados en la producción teórica del último tiempo en estudios acerca del
psicoanálisis, la arqueología o la etnohistoria (Kaulicke 2016; Derrida 1998).

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moria histórica andina? ¿Cuáles son las cualidades que la constitu-


yeron? ¿Son la memoria y la identidad elementos vinculados que
GHÀQHQODUHSURGXFFLyQGHORTXHXQSXHEORFRQVLGHUDXQDWUDGL-
ción? ¿Hasta qué punto la posibilidad de una memoria andina pudo
mantener una identidad bajo el régimen colonial?5
La historia de los Andes es ciertamente antiquísima. En todo el
campo arqueológico y antropológico de la evidencia es donde visuali-
zamos la existencia de una memoria de los pueblos andinos. Es plau-
sible pensar que el pensamiento antiguo consiguió, a lo largo de miles
de años, reproducir el saber y la tradición mediante el uso de signos
OLQJtVWLFRVJUiÀFRVRYLVXDOHVSUDFWLFDGRVHQYDULRVVRSRUWHVItVLFRV
hecho determinante para el desarrollo de las sociedades andinas com-
plejas. Esas formas del pensamiento pueden estudiarse comprendien-
do dos asuntos trascendentes: 1) el sistema de signos que pudo haber-
se utilizado en la medida en que las necesidades comunicativas fueron
satisfechas a través del desarrollo de sistemas auditivos, materiales o
visuales que acompañaban a los discursos verbales de los hablantes,
y 2) la complejidad inherente de las lenguas nativas antiguas, como el
quechua, puquina o moche. Este desarrollo es milenario, pero puede
acotarse en este artículo. En rigor proviene de la época de las pinturas
rupestres del Período Arcaico, se prolonga por el Horizonte Forma-
tivo y Medio y prosigue hasta la Época Incaica que tuvo su propio
modelo de comunicación y el más complejo de todos los que presu-
miblemente existieron en el Horizonte Tardío. Nada sorprendente si
consideramos comparativamente la evolución del régimen hegemó-

5 El problema de la escritura indígena no es nuevo. Proviene del siglo XIX y se


extiende por el XX. Ibarra Grasso (1953), con una intuición ejemplar, lo abordó.
Hoy en día sigue hablándose de una escritura incaica, concepto que creemos
se emplea con demasiado apuro y que más bien obstruye el estudio de la cues-
tión, ya que nos entrampa en categorías eurocéntricas que impiden examinar
la otredad cultural en su propio estatuto (cf. Silverman 2014: 157-159). Sobre
los quipus, como índice de registro mnemotécnico cualitativo (o sea, narrativo),
véase Urton (2016). No desechamos el proyecto de conocer y comprender algún
día el sistema de signos andino. Lo que nos preocupa es emplear apropiadas
herramientas interpretativas para entender su carácter y singularidad.
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nico del sistema alfabético de escritura que utilizaron los españoles en


Europa, heredado a su vez de la cultura de la Antigüedad grecorro-
mana. Respecto de nuestro tema de estudio, debemos indicar que se
trata de toda una genealogía tecnológica comunicativa en evolución
que podemos rastrear históricamente en el tiempo observando sus
diversas fases y etapas en los horizontes continuos ya aludidos. Pen-
samos, por lo tanto, que los antiguos andinos sintetizaron inteligente-
mente todos los adelantos previos creando un sistema comunicativo
integral a la altura del desafío del Tahuantinsuyo.
El siglo XVI representa un silenciamiento de la cultura andi-
na debido a la imposición de tradiciones y costumbres europeas a
través de la ideología cristiana, la evangelización de los indígenas
\HOGHFLVLYRIDFWRUGHOGHVFHQVRGHPRJUiÀFRGHODSREODFLyQDQ-
dina (Estenssoro 2003; Alaperrine-Bouyer 2007; Cook 2010). Es
en el ámbito comunicativo donde se registró un cambio cualitativo
HVHQFLDOHQORVHVSDFLRVPHQWDOLGHROyJLFR\WHFQROyJLFRHOXVRRÀ-
cial de la literatura histórica (cultura del libro, educación), jurídica y
teológica, y la imposición de la escritura como principal medio de
comunicación entre los actores, la organización social y el poder co-
lonial. En este asunto trascendental hubo una impensada salvedad:
la emergencia de una escritura histórica particular en las manos de
sujetos andinos que utilizaron este recurso para diferentes activi-
dades y objetivos. Dejando aparte los aspectos formales,6 aquí solo
nos centraremos en el uso de la literatura histórica que tuvo indu-
dablemente sus propios propósitos. En efecto, a principios del siglo
XVII hubo una eclosión sorprendente y determinante: aparecieron
obras escritas que rompieron la tradición puramente española de la
crónica histórica eurocentrista (Hampe Martínez 1996). Los cronis-
tas Inca Garcilaso, Pachacuti Yamqui y Guaman Poma representan,
a nuestro juicio, el desarrollo de una nueva fase de la cultura hispa-
QRDPHULFDQDTXHLQÁX\yGHFLVLYDPHQWHHQODFRQWLQXDFLyQFXOWXUDO

6 Véanse Dueñas (2010); Navarro Gala (2015); Lienhard (2016); MacCormack


(2016); Lamana (2019).
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de la vida de los pueblos indígenas del Ande, en el que la palabra


escrita cobró principal protagonismo en la lucha simbólica que en-
frentó a dos culturas que coexistían: la española y la andina.
Los tres autores aludidos y sus obras nos parecen objetos et-
nohistóricos idóneos para indagar en la naturaleza de sus experien-
FLDVYLWDOHV\HQHOFRQWHQLGRGHVXVREUDVGREOHGLÀFXOWDGTXHQRV
acerca al principal problema aquí estudiado: la existencia de una
memoria indígena colonial registrada en textos escritos en el siste-
ma alfabético y a través de libros o documentos manuscritos, y sus
características más notables como producto de un proceso colonial
que afectó la libertad, la lengua y el futuro de quienes vivieron bajo
el régimen virreinal en los Andes de los siglos XVI y XVII. El pre-
sente artículo ofrece una posibilidad de comprensión de la naturale-
za teórica del problema seleccionado: la emergencia de un recuerdo
textualizado valorativo de la antigüedad andina, a partir de lo cual
exponemos varios argumentos que nos parecen demostraciones de
la existencia de este hecho cultural. Este problema es culturalmente
colonial; no disponemos de espacio para tratar el interesante asunto
de una memoria conservada en objetos prehispánicos como quipus,
textiles o keros. La trama expuesta solo nos autoriza a referirnos a
HVWRVPDWHULDOHVKLVWRULRJUiÀFRVFRPRSLH]DVHVHQFLDOHVGHXQDPH-
moria andina reconstituida gracias a la escritura histórica.

EL TRABAJO HISTÓRICO DE ESPAÑOLES, INDÍGENAS Y MESTIZOS.


PENSAMIENTO, MEMORIA E IDENTIDAD

La memoria es una cualidad psicológica y cognitiva inmanente


y expresión de formas de pensamiento histórico o mitológico, equivalentes
a registros de la mente humana que permiten recordar hechos y
acontecimientos importantes que han cohesionado culturalmente
a sociedades del presente y del pasado. Esta característica de la psi-
TXHLQGLYLGXDO\FROHFWLYDSHUPLWHJHQHUDUXQUHFXHUGRHVSHFtÀFR

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almacenarlo y conservarlo para su uso social y/o ritual y reprodu-


FLUORDWUDYpVGHWpFQLFDVHVSHFtÀFDV(VWHSURFHVRLPSOLFDSURWHJHU
una evocación determinada y legarla para la posteridad a través de
la enseñanza/aprendizaje (el sistema educativo), mediante tecnolo-
gías de la comunicación, a través de discursos narrativos altamente
desarrollados, fundamentados y elaborados desde las altas esferas
religiosas y políticas del poder.7
En 1532 la sociedad cusqueña incaica era el grupo dominante
que mantenía una sólida hegemonía a través de un enorme territorio
GHQRPLQDGR7DKXDQWLQVX\R/DJXHUUDVXFHVRULDKDEtDVLGRGHÀQLGD
por el triunfante Atahualpa. En aquel instante irrumpiría la hueste
de Francisco Pizarro portando además de armas de metal, fuego y
caballos, extraños papeles (una Biblia breviario) con símbolos inin-
teligibles que traían la noticia imposible de que el rey de España y el
papa en Roma habían decretado bajo su propiedad estas tierras y sus
habitantes. El texto escrito traía consigo el amanecer de un mundo
nuevo nada favorable para la libertad, bienestar y autonomía de los
andinos. Por su parte, en forma bastante distinta a lo que ocurría en
Europa, los incas no conquistaban a otros pueblos para imponerles
sus creencias, sus tradiciones; antes bien, establecían alianzas más o
menos convenientes que aseguraban que los pueblos conquistados
podían mantener sus deidades incorporando a las deidades cusque-
ñas, o bien esta tomaba también a la deidad y se la apropiaba (como
el caso de Pachacámac o de Pariacaca), generándose un interesante
vínculo relacional de tradiciones religiosas. Las memorias de los pue-
blos en esta interrelación negociada o pactada también se veían en-
riquecidas y ampliadas en sus contenidos, así como sus posibilidades
parentales, materiales y económicas. Sin embargo, aquel año un pro-
IXQGRFRQÁLFWRGLYLGtDWiFLWDPHQWHODVDOWDVFXPEUHVGHOSRGHULQ-
caico: la crisis Quito-Cusco (Hemming 2004; Herrera Villagra 2019).
Probablemente se estaba escribiendo, valga esta imagen metafórica, un

7 Véase Eliade (1996: cap. IX) y Durand (1993: 341-347).

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QXHYRSURFHVRSROtWLFRHQWUHORVLQFDVTXHÀQDOPHQWHTXHGDUtDWUXQ-
co por causa de la invasión de los conquistadores españoles.
(QWDOFRQWH[WRSHQVDPRVTXHH[LVWLyXQDPHPRULDRÀFLDOLQ-
caica que provenía desde el siglo XII o XIII con los mitos de la mi-
gración de linajes liderados por familias precursoras de la fundación
del Cusco y de la organización de una nueva sociedad dirigida por
una «Pareja Real». Una vez que aquella sociedad inició su proceso de
HVWUDWLÀFDFLyQ\FRQVWUXFFLyQGHXQSRGHUWRGDYtDPD\RUSRVWXOyD
las deidades del Templo del Sol o Coricancha, principal institución
religiosa, como las principales: Inti, Viracocha, Illapa, Pachamama,
Pacarinas, Mallquis y Apus. Con el tiempo también tomaron a otras
deidades para enriquecer y aumentar aún más su poder, como lo
representa la anexión del Collao, Pachacámac, Chincha y Chimor.
En consecuencia, según esta evidencia, existió una memoria étnica
que correspondió a los grupos dominados o en alianza con los in-
cas del Cusco, hecho que mantuvo en interacción constante ciertas
correspondencias comunes como el culto a los muertos (momias), a
ORVDSXV PRQWDxDVQHYDGDV \DODTRFKDPDPD HOLQÀQLWRHLJQRWR
mar), que también arrastraba a otros sistemas simbólicos religiosos
como el de las huacas, que se expresaban a través de la sacralización
de seres, cosas u objetos provenientes de la cosmovisión andina cen-
trada en la observación de la naturaleza.8

8 Vale le pena mencionar que el trabajo sobre los quipus y su comprensión cua-
litativa y cuantitativa continúa siendo un acto imprescindible para entender el
sistema de pensamiento y comunicación de los incas. Por nuestra parte, pensa-
mos que todavía es demasiado pronto para hipotetizar si las cuerdas anudadas
de colores contienen relatos o narraciones históricas de carácter cualitativo. El
manejo verbal, simbólico y mnemotécnico del Quipucamayoc, creemos, es la
clave para comprender este asunto con mayor certitud. Véase Murra (2002)
sobre un registro de la conquista española en Hatun Xauxa, y Urton (2017: 179-
182) sobre quipus ceques. En otro texto importante de Urton (2019), el autor
propone el carácter de estadísticas administrativas de los quipus y las categoriza
como fuente primaria. También es importante el texto editado por Pärsinnen
y Kiviharju (2004), donde se incluyen transcripciones de quipus sobre materia
económica y jurídica de los siglos XVI y XVII.
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A partir de este peculiar vínculo es interesante notar que la


cronística española también fue parte de este fenómeno, como lo
podemos visualizar en la siguiente tabla:

TABLA 1
MITOS ANDINOS DE MIGRACIÓN SEGÚN TRES AUTORES ESPAÑOLES

§ Polo de
§ Pedro Cieza Cronología § Juan Diez de Cronología Ondegardo
de León [1550] Preinca Betanzos [1551] Inca [1559-73]

ORIGEN: ORIGEN: ORIGEN:


Qollao El Collao El Collao,
(¿Chucuito?). Horizonte (Tiahuanaco). Tiwanaku-Wari
Pucará, Ayaviri y Intermedio (época perdida
Sicuani. Tardío El Oriente en la memoria
Canas y Canchis. (aprox. mítico; lugar de indígena).
900-1100 nacimiento del
d. C.). sol.
MIGRACIÓN:
Pacaritambo. MIGRACIÓN: Horizonte MIGRACIÓN:
Guanacaure. Condesuyo. Tardío Cusco.
Valle de Andesuyo. (aprox. Urcos.
Aqhamama. Cacha. 1100-1500 Yucay.
Urcos. d. C.) Jaquijahuana.
Llegada al Valle
de
Alcabicça.
Pacarictanbo.
Guanacaure.
Matagua.
FUNDACIÓN Período FUNDACIÓN
DEL CUSCO FUNDACIÓN Inicial DEL CUSCO
DEL CUSCO (1100-1200
d. C.)
Partida a Puerto Período
Viejo, en la Costa Medio
Norte: (1300-1400
desaparición de d. C.)
Viracocha.
Período
Fase Inca Tardía. Final
(aprox.
1400-1500
d. C.)

* Elaboración propia.

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(QHOFXDGURDQWHULRUSRGHPRVYHULÀFDUODVWUDGLFLRQHVTXHHV-
tos tres autores españoles lograron rescatar gracias a su nivel de
compresión lingüística, ideológica y cultural de las tradiciones que
YHUEDOPHQWHOHVLEDQFRQÀDQGRORVGLYHUVRVWHVWLJRVLQGtJHQDVTXH
rendían sus discursos de verdad. Este período de recopilación de
testimonios de los incas vencidos es interesante porque involucra
tres aspectos esenciales de un pensamiento auténticamente inca: el
origen lacustre, la migración terrestre y la llegada al lugar del orácu-
lo. Hemos organizado esta información de dos maneras: postulan-
do cronologías relativas en los siglos inmediatamente anteriores al
VXUJLPLHQWRGHODHWQLDLQFD\SRVWHULRUPHQWHHOÀQGHVXWUD\HFWRULD
migratoria y su consecuente asentamiento en el valle de Acamama
(Garcilaso), como aparentemente fue llamado el territorio antes de
recibir la denominación de Cusco.

ALETHEIA/VERITAS, VERDAD/YUYAININ

A partir de la sangrienta «entrevista» de los españoles con Ata-


hualpa (15 de octubre de 1532), se introduce en los Andes una cul-
tura foránea que entre sus elementos constituyentes era poseedora
de un sistema explicativo basado en la historia escrita, la Biblia (la
cultura del libro, la impresión, la lectura, el manuscrito, etc.), la ley
URPiQLFD\XQDWUDGLFLyQÀORVyÀFD\WHROyJLFDGHQRPLQDGDSDWUtV-
tica o escolástica. Esta situación inicial del contacto cristaliza con
el empleo de la violencia y la coerción. Entre estos elementos de
la cultura europea, es la escritura practicada en los Andes la que
coadyuvó a generar un cambio radical que afectó a todas las co-
munidades étnicas y, de hecho, se transformó en uno de los ejes
fundamentales de la nueva sociedad dominante, puesto que formó
XQD PHPRULD RÀFLDO GH OD FRORQL]DFLyQ HQ HO FRQWH[WR LQPHGLDWR
que reconocemos como el discurso de la conquista. En términos tras-
FHQGHQWHVODPHPRULDRÀFLDOLQVFULWDHQODKLVWRULRJUDItDRFFLGHQWDO

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RÀFLDOL]DODWDUHDSDVWRUDOGHODHYDQJHOL]DFLyQHLQVWLWX\HHOPRGHOR
de sociedad española; ambas tareas son llevadas a cabo con el desa-
rrollo de las principales instituciones del Imperio español que por
entonces crecía rápidamente: Consejo de Indias, Real Audiencia de
Lima, Iglesia Católica... El hombre andino quedó sujeto a la legisla-
FLyQUHDO\GHÀQLGRFRPRYDVDOORHQPLQRUtDGHHGDGTXHUHTXHUtD
de la paternidad de la Corona y del rey.9
La ideología de la monarquía y de la Iglesia controló transver-
salmente poblaciones imponiendo su lengua, técnicas de comunica-
ción, economía-política, cosmovisión, etc. Todos los grupos andi-
nos caerán bajo la presión del nuevo régimen y tendrán que aceptar
sus ideas, tradiciones y costumbres, en forma obligatoria. Encon-
tramos en los textos constitucionales del Primer Concilio Limense
normativas y ordenamientos referidos a los individuos, como los
que indican que: «dándole[s] a entender dentro del dicho término
el herror y vanidad en que ha[n] viuido, adorando al sol y a las pie-
dras y a las demás criaturas dejando al Criador» o «que son obliga-
dos a creer y guardar […] (sic) [y] crean todo lo que los cristianos
creemos» (Vargas Ugarte 1951: 9). Este cambio cultural y religioso,
FRHUFLWLYR VL ELHQ IXH GHÀQLWLYR QR IXH WRWDO 'XYLROV  (V-
tenssoro 2003). El fenómeno de dominación trajo aparejados, a la
escritura y la pintura, el urbanismo y arquitectura, las instituciones
políticas y la forma de su estructura económica, elementos de la
cultura hispánica que regirán desde entonces y por tres siglos las
vidas de los descendientes de los conquistados del siglo XVI. En
este contexto, la lengua quechua será transformada en una metodo-
logía auxiliar que ayudó a los católicos a desarrollar sus campañas
de evangelización, e inesperadamente también fue un importante
espacio (reducto, intersticio, ángulo) de mantención de las tradicio-
nes andinas —lo que nos parece un renacimiento heterodoxo de la
memoria indígena—. De hecho, la evangelización intervino directa-

9 Véanse Porras Barrenechea (1986) y Hemming (2004).

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mente en el espacio mental de las poblaciones andinas, pero no en


todo ese territorio, en realidad. Por ello, creemos que las memorias
autóctonas lograron trascender gracias a la lengua quechua que si-
guió siendo hablada por la población indígena en diferentes lugares
del Perú colonial. Pensamos, a la vez, que la lengua castellana usada
para imponer la cultura hispánica también resultó apropiada para la
mantención de la cultura indígena, una entre varias paradojas colo-
niales. Así pues, impensadamente, las lenguas quechua y castellana
fueron importantes herramientas ideológicas de la mantención de la
cultura indígena y de su recuerdo o memoria. En suma: la semios-
fera cultural10 que existió en la colonia no fue un producto absolu-
tamente nuevo: arrastraba lo antiguo, recicló los residuos, reordenó
ORGLVSRQLEOHYLYLÀFyORGHVFRPSXHVWRWDQWRHQHOSODQRHVSDxRO
como en el plano andino.
En efecto, la lengua quechua (o, en el altiplano, el aymara) fue
un reducto de la vida cotidiana para la mantención de tradiciones
en el mundo culto, así como en el mundo popular. La mantención
de la lengua quechua, cooptada como lengua misional, universita-
ria o pastoral, fortaleció las expresiones íntimas del pueblo andino
que mantuvo una identidad cercana a sus necesidades concretas de
acuerdo con su cosmovisión y a sus vínculos con la tradición. Des-
de luego, la lengua quechua no mantuvo su prestigio de lengua culta
XRÀFLDO\DTXHHOLGLRPDFDVWHOODQRUHWXYRHVDDOWDMHUDUTXtDSHUR
en el ámbito de la República de indios, el quechua sí mantuvo una

10 Lotman escribe: «[…] no existen por sí solos en forma aislada sistemas


precisos y funcionalmente unívocos que funcionan realmente. La separación
de éstos está condicionada únicamente por una necesidad heurística. Tomado
por separado, ninguno de ellos tiene, en realidad, capacidad de trabajar. Sólo
funcionan estando sumergidos en un continuum semiótico, completamente ocu-
pado por formaciones semióticas de diversos tipos y que se hallan en diversos
niveles de organización» (Lotman 1996: 11). Vemos en la ecuación colonial y
en plano textual relaciones culturales de distinto signo semiótico, por lo que el
pensamiento de Lotman ayuda a entender a conjuntos diversos vinculados y en
actividad incesante de producción de sentido.

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Alejandro HERRERA VILLAGRA

importancia secular, aunque soportando el peso de una operación


GHUHVHPDQWL]DFLyQGHVXFXHUSROH[LFRJUiÀFR 7RUHUR 
Vemos, por ejemplo, que en el Arte y vocabulario>@KDFLDHOÀQDO
GHODREUDHQODVHFFLyQÀQDO©$QQRWDFLRQHVªVHUHJLVWUDQODVUHJODV
GH SDUHQWHVFR FRQVDQJXLQLGDG \ DÀQLGDG GH ODV SDQDFDV \ D\OOXV
andinos, lo que a nuestro parecer es una recuperación cultural que
VXUJHGHOUHFRQRFLPLHQWRRÀFLDO(VWDSHTXHxDPXHVWUDHQVHxDTXH
el quechua, incluso impreso en libros, como en la Doctrina Christiana
de 1584, cumplió la función de recobrar, impensadamente, elemen-
tos culturales de la sociedad indígena.
A partir de 1570, la memoria incaica y la de otros pueblos an-
dinos resultan de nuevo intervenidas severamente por el proceso
organizacional virreinal (Merluzzi 2014). Por una parte, los incas
del Cusco, particularmente la panaca de Paullu y otras panacas con
semejante orientación, aceptaron la religión y cultura española para
asegurar el reconocimiento legal de la Corona. Por otra parte, los
incas rebeldes de Vilcabamba, que también intentaban negociar y
DFHSWDURQ DOJXQRV SURVHOLWLVPRV FULVWLDQRV IXHURQ ÀQDOPHQWH GH-
rrotados militarmente. En efecto, una tropa española, liderada por
Martín García Óñez de Loyola y guiada por Paullu Inca, y secun-
dada por guerreros cañaris, asaltó y destruyó el enclave de resisten-
FLDDVHVLQDQGRVXVJXHUUHURVPiVÀHOHV&DSWXUDGR\HQJULOODGRGHO
cuello, el último dignatario legítimo, el joven Túpac Amaru, resultó
asesinado el 24 de septiembre de 1572, ejecutado en la plaza Hauca-
ypata ante una multitud de españoles, indígenas y mestizos.
Un texto de esta época que afortunadamente quedó para la
posteridad es la Instrucción al licenciado Lope García de Castro [1570], en
el cual encontramos evidencia valiosa sobre variados aspectos de lo
que pensaban los incas rebeldes de Vilcabamba. Por ejemplo:

<SRUTXHODPHPRULDGHORVKRQEUHVHVGHYLO\ÁDFDHVLQRQRVDFXUUL-
mos [sic] a las letras para // nos aprovechar dellas en nuestras necesi-
dades, hera cosa ynposible podernos acordar por estenso de todos los

178 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

negoçios largos y de ynportançia que se nos ofresçiesen, y por esso,


ussando de la brevedad posible, me sera neçesario hazer recopilaçión
de algunas cosas neçesarias en las quales su señoria llevando my poder
para ello, me a de hazer merçed de favoresçerme ante su Majestad en
todas ellas, como a la clara de yuso yra declarado y relatado.11

Si bien esta opinión proviene de sus secretarios vinculados al


gobierno eclesial y civil, no tenemos por qué dudar de una consta-
tación grave: escribir resulta obligatorio hacia 1570. Así pues, el rey
inca rebelde no titubea en utilizar este medio como forma diplomá-
tica para luchar por sus derechos. No resulta para nada un anatema
demasiado clásico recordar que el patrimonio material de los incas
fue expropiado, convertido en barras de metal para su envío a Es-
paña o destruido por el violento accionar de los conquistadores y
GHORVSULPHURVHQFRPHQGHURV\RÀFLDOHVGHOD&RURQDFRQORTXH
se perdió parte importante de la cultura material donde se hallaban
inscritas sus imágenes sagradas. Más bien, esa poderosa evidencia
malograda y perdida nos recuerda que el concepto de agrafía resulta
falaz para evaluar adecuadamente el antiguo sistema de signos an-
dino (cf. Calvet 2013: Intro). Nosotros no creemos que el sistema
alfabético sea, a pesar de su trascendental importancia, el único pa-
UiPHWURSDUDGHÀQLUODKDELOLGDGGHOKRPEUHSDUDLQVFULELUPHQVDMHV
en soportes de la memoria y el pensamiento. El eurocentrismo va
bastante aparejado con la hegemonía de la escritura (Ong 2004: 11-
12, 16, 23-33, 36) de una manera sin duda análoga a lo que declaraba
Elio Antonio de Nebrija en su Gramática Castellana [1492], respecto
de la ecuación lengua-imperio.
En el plano jerárquico, más abajo en la escala social, otros regí-
menes de la memoria indígena también coexistieron con la verdad
RÀFLDO SROtWLFDPHQWH KHJHPyQLFD $O SDUHFHU SDUD DOJXQDV HWQLDV
DQGLQDV HO FULVWLDQLVPR UHVXOWy PiV VLJQLÀFDWLYR TXH VXV DQWLJXDV
formas de expresión. En este escenario, es posible pensar que se

11 Titu Cusi Yupanqui (1992: 3). Véase al respecto Herrera Villagra (2019: 69).

allpanchis 86 (2020) 179


Alejandro HERRERA VILLAGRA

produjo —considerando siempre a la lengua quechua y la memoria


indígena como ejes fundamentales de tal sobrevivencia— una ines-
perada interpenetración cultural de los sistemas en juego, aunque
también resulta cierto que el sector indígena fue quien se vio mayor-
mente intervenido debido al cambio cultural forzado por el imperia-
lismo español. Adicionalmente, es posible pensar que la resistencia
de ciertos sectores de la población haya aportado sustancialmente
DTXHDVSHFWRVGHODFXOWXUDLQWHUYHQLGDKD\DQÁXLGRPiVOLEUHPHQ-
te lejos del control español, experimentando igualmente cambios y
transformaciones. Esta posibilidad no supone, de ninguna manera,
el mantenimiento secular e histórico de una memoria precolombina
prístina. Esta realidad tampoco nos sitúa forzosamente frente a una
imposibilidad radical de estudiar el mundo antiguo. El cambio y la
transformación ocurrieron, sin duda. Y así la historia como discipli-
QDFLHQWtÀFDTXHDQDOL]DGRFXPHQWRVWLHQHVHQWLGR\OyJLFD(OSXQ-
to crítico es que el poder español fracasó en desarticular totalmente
la cultura tradicional andina, mientras que los pueblos nativos con-
siguieron mantener su tradición. Este hecho esencial es el que aquí
defendemos sin radicalismos ni esencialismos. Creemos que sim-
plemente la cultura logró perdurar gracias al utillaje colonial, lo cual
constituye un gran logro social. La memoria tuvo que haber sido un
gran ángulo de apoyo para este tipo de sociedades tradicionales. Si
WDOHVPHPRULDVHQÀQVHYLHURQDOLPHQWDGDVSRURWUDVWUDGLFLRQHV
estas tuvieron que haber sido también creadas en la época colonial
FRQRVLQLQÁXHQFLDGHODVLQVWLWXFLRQHVGRPLQDQWHV
En el Manuscrito Quechua de Huarochirí [¿1598-1608?] encontra-
mos una idea interesantísima sobre memoria, escritura (Quillcacta) y
archivo, como repositorio físico de la evocación cultural:

1. Si en los tiempos antiguos los antepasados de los hombres llamados


indios hubieran conocido la escritura, no se habrían ido perdido to-
das sus tradiciones como ha ocurrido hasta ahora.

180 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

2. Más bien se habrían conservado, como se conservan las tradiciones


y ([el recuerdo de]) la antigua valentía de los huiracochas que aún hoy
son visibles.
3. Pero como es así, y hasta ahora no se las ha puesto por escrito, voy
a relatar aquí las tradiciones de los antiguos hombres de Huarochirí,
todos protegidos por el mismo padre, la fe que observan y las cos-
tumbres que siguen hasta nuestros días.12

Que hayan quedado escritas estas narraciones en el soporte


mismo de la historia colonial nos parece una latencia de conser-
vación, aun cuando el hombre andino se veía asediado constante-
mente por extirpadores, encomenderos y curacas (véase Guaman
3RPD 7RGDVODVÁXFWXDFLRQHVGHODVFXOWXUDV
relacionadas colonialmente pudieron haber sido las responsables
de variaciones en términos locales de los registros de la memoria,
puesto que en perspectiva cada área regional pudo haber tenido di-
námicas particulares y exclusivas, así el caso de Cusco (diócesis de
Cusco), área central de la población indígena en la época colonial,
Lima y Trujillo en la costa central, o Puno y Juli en la puna lacustre,
por ejemplo. Más aún, esta evidencia se hace todavía más fuerte
cuando estudiamos la cultura de pueblos y aldeas pequeñas y más
DOHMDGDVJHRJUiÀFDPHQWHGHORVFHQWURVXUEDQRVGHFRQWUROGRQGH
la cultura tradicional pudo sobrevivir menos riesgosamente ante el
ojo panóptico del poder eclesial, civil y militar español. Pero allí es
donde lastimosamente escasean los escritos coloniales. Estudiando
relacionalmente estas variables podría llegarse a una cierta imagen
de conjunto de estos movimientos heterogéneos, lo que requiere de
muchas miradas disciplinarias, sobre todo estrategias investigativas
con experiencia de campo y con gran pericia en el trabajo de archi-
vos de diversos repositorios que sobreviven de la época colonial.13

12 Versión de Taylor (1999: 3).


13 Nosotros hemos venido revisando en el Archivo Regional del Cusco el Catálogo
del Fondo Corregimiento (siglo XVI), del cual hemos tomado algunas infor-

allpanchis 86 (2020) 181


Alejandro HERRERA VILLAGRA

Por su parte, la existencia de alternativas coyunturales de la me-


PRULDWDPELpQSXGRKDEHUFUHDGRÁXMRVFXOWXUDOPHQWHHVSHFtÀFRV
TXHUHÁHMDUDQVXVSROtWLFDVVXVHIHFWRVODVUHDFFLRQHVFRQWUDHOOD
o las acciones a favor de las memorias locales. Pero la existencia
inextricable de una Verdad Única (y esto conviene plantearlo así,
ya que estamos hablando del catolicismo colonial), nubla, oscurece
y complica bastante la observación y la distinción de tipos de pen-
samiento que pudieron contradecir abierta o encubiertamente su
lógica de intolerancia. El siglo XVII es un siglo extraño, cuando se
le mira con demasiada aprehensión. Hay hechos interesantes más
globales que ayudan a comprender lo que ocurre en la América his-
pana, como es el caso de la witch-hunt o caza de brujas, lo que calza
bien con el movimiento de extirpación de idolatrías en los Andes.
La crisis económica general en Europa es también otro evento im-
portante sin lo cual no entendemos la historia colonial de América
(Trevor-Roper 2009: cap. 2). El problema de España en los Países
Bajos es otro ejemplo. Finalmente, el cambio social propiciado por
la Reforma y la Contrarreforma también ofrece buenos ventanales
para observar la realidad de este siglo de hambre, ciencia y colonia-
lismo. España no era la única monarquía que pretendía usufructuar
del Nuevo Mundo.
En la práctica, la escritura se empleó para desarrollar múltiples
labores administrativas, económicas, jurídicas, teológicas y literarias,
su carácter social fue insustituible, y fue aprovechada por los auto-
res andinos estudiados quienes conocían bien el patrimonio de la
palabra antigua (despojada de su sistema de signos que la soporta-
ba o complementaba) para reinterpretar precisamente la memoria
de sus antepasados. Probablemente esta coincidencia azarosa, una
memoria renacida inesperadamente, o combinación deliberada, o

maciones tocantes a cuestiones de pleitos, testamentos y juicios, solo a modo


de información primaria de base. En lo sucesivo pretendemos usar con mayor
conocimiento de causa estos documentos.

182 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

ambas, produjeron unas formas de pensar que reunieron visiones


ideológicas opuestas formulando hibridismos que, producto de una
LQFLHUWDVROXFLyQGHFRQÁLFWRVVHIXVLRQDURQHQXQDIRUPDFXOWXUDO
nueva, aparentemente contradictoria, que no podía de otro modo
nombrar un presente colonial crítico. Negar esta posibilidad prác-
WLFD SRGtD VLJQLÀFDU HO ÀQ GHÀQLWLYR GH OD FXOWXUD LQGtJHQD SHUR
inversamente, se terminó abriendo una brecha dogmática blanda
llena de intersticios por los cuales penetró una agencia indígena con
capacidad para resistir y negociar alternativamente. Este hecho cul-
WXUDOFRQÀJXUDHOIHQyPHQRGHOVXUJLPLHQWRGHGLVFXUVRVKLVWyULFR
literarios heterogéneos que tuvieron tres consecuencias formales: 1)
efectos disolventes en muchos aspectos de la memoria antigua dado
su eje de articulación central: el cristianismo; 2) paradojalmente, el
recurso de la palabra escrita en manos indígenas recobró de modo
inesperado varios aspectos de esta memoria, dado que la población
continuó empleando su cultura y lengua para comprender su pre-
sente colonial; y 3) esa memoria escrita cuando fue pública (caso del
,QFD*DUFLODVRGHOD9HJD WXYRODYLUWXGGHLQÁXLUHQHOUHFXHUGR\
ODPHQWDOLGDGGHODSREODFLyQDQGLQDHVSHFLDOPHQWHHQHOFRQÁLF-
tivo siglo XVIII. De estos hechos deducimos que una tecnología
comunicativa sustituyó a otra en el plano de la conservación de las
memorias, que una ideología destruyó a la otra en el plano de la
conquista política y que un sistema religioso intentó destruir al otro
que lo precedía. Pese a estos actos típicamente colonizadores, no
fue posible doblegar a la población a una borradura absoluta de los
registros de la memoria, incluso habiendo destruido los sistemas
materiales de la comunicación. Justamente por esta razón los sis-
temas de pensamiento terminaron amalgamándose hasta generar
socialmente una percepción de doble matriz en diferentes áreas del
saber y del conocimiento.14

14 Rolena Adorno y Raquel Chang-Rodríguez, quienes han estudiado al Inca Gar-


cilaso y a Guaman Poma de Ayala, piensan que «la escritura alfabética era por

allpanchis 86 (2020) 183


Alejandro HERRERA VILLAGRA

Ahora necesitamos brevemente volver la mirada a las obras es-


tudiadas en nuestra tesis: los Comentarios Reales de los Incas [1609], la
Relación de Antigüedades deste Reyno del Pirú [ca. 1613] y la Nueva Coró-
nica y Buen Gobierno [1615].

LA MEMORIA ANDINA COLONIZADA

Es necesario entender que la adopción de la escritura como he-


cho cultural fue parte de una compleja solución de continuidad que,
HQSULPHUWpUPLQRRSXVRGRVVLVWHPDVVHPDVLRJUiÀFRVFDUDFWHUL]D-
dos como no complementarios entre sí: el «sistema de signos andino» y
el «sistema de escritura alfabética», que presuponen, respectivamen-
te, concepciones de saber, pensamiento y memoria soportadas en
técnicas distintas. Este proceso de choque fue resuelto mediante la
imposición de un poder culturalmente diferente que no proponía
diálogo, consenso ni tolerancia, valoración o respeto, sino exclu-
sión, denigración y destrucción de lo distinto. El vector religioso es
el principal responsable de esta situación histórica. Pese a todo, la
escritura se transformó en una herramienta para la recuperación de
la tradición andina, y también sobrevivieron muchos objetos comu-
nicativos del pasado: quipus, keros, textiles, nueva paradoja museo-
lógica y arqueológica.
El Inca Garcilaso representa claramente la idea que nos hemos
LGRIRUPDQGRGHDXWRUHQFXDQWRHVFULWRUDUWtÀFH\FUHDGRUGHWH[-
tos literarios de factura europea editados en su momento. Poseyó
una formación cristiana tanto en los Andes como en España. De

excelencia la institución de la colonización» (Adorno 1992: 21) y que «los indios


ladinos, versados en lenguas nativas —quechua, aimara, náhuatl— y en las di-
versas formas de conservar el saber de la culturas americanas —quipus, glifos,
libros pintados—, y al mismo tiempo capacitados para hablar y escribir el cas-
tellano» (Chang-Rodríguez 2005: 79). Un enfoque que nosotros hemos querido
profundizar un tanto más.

184 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

niño tuvo profesores privados, con su padre trabajó como secreta-


rio escribiendo cartas, también obtuvo una educación por parte de
su tío materno en el seno de su familia cusqueña. Años después en
España, luego de participar en la guerra en el sur (en las Alpujarras)
y del retiro militar, se dedicó a criar caballos en Montilla, producir y
YHQGHUYLQRDOHHUUHÁH[LRQDUWUDGXFLU\HVFULELUGHVGHHQWRQFHVYD-
rias obras. Su contexto fue inmejorable: el renacentismo humanista
italiano y español, y sus amistades jesuitas, por entonces una orden
PX\LQÁX\HQWHQRWDEOHVLQWHOHFWXDOHVGHO6LJORGH2URHVSDxRO3RU
su contenido histórico y su circulación concreta en el ámbito de la
cultura del libro, varios autores le han dedicado una lectura crítica
y atenta, por ejemplo: Hernández (1993), Cerrón-Palomino (2013),
Chang-Rodríguez (ed. 2010) y Mazzotti (ed. 2010; 2016). El método
de escritura del Inca Garcilaso fue muy moderno, según nuestro
punto de vista, ya que utilizó no solo una perspectiva histórica, sino
también intercultural y lingüística (Herrera Villagra 2018). Sus in-
formaciones reposaron en su propia memoria individual y familiar,
en la experiencia ganada en las letras con su traducción del libro de
León Hebreo y su historia de La Florida, así como su conocimiento
de obras históricas clave: el libro malogrado de Blas Valera, Cieza
de León [1553], Zárate [1555; 1557], Acosta [1590], entre otras. Al
paso, podemos indicar que su traducción de León Hebreo fue cen-
VXUDGDSRUHO6DQWR2ÀFLRHLQFOXLGDHQHOIDPRVRÌQGLFHGHOLEURV
prohibidos (González Vigil 2016: 87). De una manera realmente
SDUDGLJPiWLFDGHVWDFDHOVLJQLÀFDWLYRLQWHUFDPELRHSLVWRODUFRQVX
familia materna, aspecto que nos parece de primer orden en rela-
ción con el recuerdo y memoria de las panacas del Cusco colonial
del siglo XVI y comienzos del XVII. Finalmente, su Historia general
del Perú [Córdoba, 1617] también constituye una pieza rica en estilo,
lenguaje e informaciones, libro que tuvo ni más ni menos que la
aprobación personal del rey de España, Felipe III, en 1614.
La siguiente cita, lúcida e irónica, representa vivamente su

allpanchis 86 (2020) 185


Alejandro HERRERA VILLAGRA

intelecto:

Reprendiendo yo mi memoria por estos descuidos, me responde que


por qué le riño de lo que yo mismo tengo la culpa; que advierta yo
que ha cuarenta y dos años que no hablo ni leo en aquella lengua.
Válgame este descargo para el que quisiere culparme de haber olvi-
dado mi lenguaje. Creo que el tigre se llama uturuncu, aunque el Padre
Maestro Acosta da este nombre al oso, diciendo otoroncos, conforme
a la corruptela española; no sé cuál de los dos se engaña; creo que Su
Paternidad.15

Pachacuti Yamqui Salcamaygua también nos parece sumamen-


te importante para adentrarnos en los discursos indígenas que le-
vantaron aquellos individuos que estuvieron presentes en el campo
de batalla de las letras. En el caso de Pachacuti Yamqui estamos
en presencia de una persona joven que pudo haber sido reclutada
en las labores evangelizadores por el vicario Francisco de Ávila,
el mismo que patrocinara la escritura del Runa Yndio Ñiscap. Este
autor tuvo que haberse instruido en alguna parroquia de indios
donde se realizaban labores educativas enfocadas en la formación
de indígenas al servicio de la Iglesia católica. Su pertenencia étnica
y territorial al área de Canas y Canchis también resulta tremenda-
mente importante porque gracias a ello logramos trascender infor-
maciones puramente cusqueñas e incaicas, y extendemos nuestro
radio de conocimientos a otras etnias y a sus respectivos procesos
de cambio cultural de lo andino a lo hispánico. Su ardiente mili-
tancia cristiana resulta admirable, pero a la vez intrigante porque
su conocimiento sobre tradiciones mitológicas andinas es bastan-
te rico en detalles. Si bien es cierto que su narración está cuida-
dosamente estructurada desde la crítica antimitológica, de todos
PRGRV ORV FLFORV DQWLJXRV DUUDVWUDQ FRQVLJR YHVWLJLRV VLJQLÀFDWL-
vos de las tradiciones precristianas. El uso de algunos dibujos de

15 De la Vega (1985: 189).

186 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

factura occidental a pesar de su precariedad técnica, indican una


formación pedagógica en alguna institución educativa de la Iglesia.
Particularmente, gracias al estudio de esta obra podemos conocer
los vínculos de la memoria tradicional entre el altiplano y la sierra,
área más que importante para aclarar varios asuntos del pasado del
Tahuantinsuyo. Sus informaciones nos resultan sumamente válidas
para aclarar una memoria andina colonial. Las ediciones y estudios
de Pierre Duviols y Cesar Itier (1993), Carlos Araníbar (1995), así
como Rosario Navarro Gala (2007) y Jan Szemiĸski (2019) son
insustituibles.
En la siguiente cita el autor asume una identidad profundamen-
te cristiana:

Yo, como nieto y descendiente legítimo de los susodichos, siempre des-


GHTXHVR\KRPEUHKHSURFXUDGRVHUÀUPH\HVWDEOHHQHOPLVWHULRGH
nuestra santa fe católica, exhortando a los prójimos a que fueran más
adelante en ser buenos cristianos con intención y celo de guardar los
10 preceptos de la ley de dios, creyendo en Jesucristo nuestro Señor
a imitación de nuestra santa madre iglesia de Roma. De modo que la
santa iglesia romana cree lo que yo, don Juan de Santa Cruz, creo. Y, así,
en ella quiero vivir y morir en el temor de dios trino y uno, que vive y
UHLQDSDUDVLHPSUHVLQÀQ16

La obra de Guaman Poma de Ayala es también paradigmática.


$ODÀUPDUORQRHVWDPRVFRQHFWDGRVFRQODLGHDGHTXHORSUHKLV-

16 Pachacuti Yamqui Salcamaygua (1993: 5). La fecha aproximada de 1613 fue de-
ducida por Marcos Jiménez de la Espada (1879: XLIV). Duviols e Itier (1993:
18-20) y Szemiľski (2019: 25) han dudado de ello. Szemiĸski, comentando los
argumentos de los antes mencionados, indica que la obra pudo ser escrita entre
\  SHURDJUHJDÀQDOPHQWHTXHGHGXFFLRQHV\VXSRVLFLR-
QHVVRQLPSRVLEOHVGHYHULÀFDU6LQHPEDUJRVLJXHVLHQGRFRQVLGHUDGDXQD
IHFKDDSUR[LPDWLYDWUDGLFLRQDO3DUDVLPSOLÀFDUHODUJXPHQWR\FLUFXQVFULELUORDO
análisis etnohistórico aquí seguimos las grafías de la edición de Duviols e Itier
(1993), si bien entendemos que en la obra de Szemiĸski (2019) hay mayor rigor
OLQJtVWLFRÀOROyJLFR

allpanchis 86 (2020) 187


Alejandro HERRERA VILLAGRA

pánico trascendió sin cambios en los tres siglos coloniales, puesto


que la transformación cultural operó sin lugar a dudas, tanto en la
República de indios como asimismo ocurrió, aunque ciertamen-
te en menor grado, en la República de españoles. La observación
del plano de las ideologías, identidades e imaginarios, así como el
examen del plano de la lengua, lo simbólico y lo comunicativo, se
constituyen en evidencias importantes sobre la cultura andina co-
lonial. Nos enseña que la población autóctona no fue tan inerme
como algunos autores lo creen, ni fue tan aculturada como también
otros lo sostuvieron en su momento. Hubo más agencia, más crea-
tividad, más capacidad para eludir el ojo censor eclesial y trascen-
der los márgenes que el gobierno colonial estrechaba alrededor de
los andinos. Su trabajo escrito, tanto como su trabajo visual, de-
muestra que Guaman Poma de Ayala conoció bien lo que todavía
subsistía en el segundo y tercer tercio del siglo XVI. Si bien se tra-
ta de una persona tremendamente convencida de su cristianismo,
tampoco cabe alguna duda de la veracidad de sus informaciones
aun cuando estas quedasen recubiertas de la forma cultural de la
escritura y prosa europea que subrepticiamente lo hegemonizaba
todo. Las oralidades que quedan encapsuladas en el trabajo escrito
IXHURQPRGLÀFDGDVSRUHOSDWUyQLGHROyJLFRHVSDxRO2WURKHFKR
LQWHUHVDQWHTXHUHOHYDPRVHVVXPDQLÀHVWRGHVDFXHUGRFRQHOSUR-
ceso de mestización que reprobadada drásticamente. Los estudios
de López-Baralt (1993), Ossio (2008) y Szemiĸski (2008) me pare-
cen cruciales, mientras que la edición y estudio de John V. Murra,
Rolena Adorno y Jorge Urioste (2006) es la mejor fuente de estudio
de la «Carta al Rey».17
La siguiente cita exhibe una historia andina cuyo origen es
cristiano:

17 Sin olvidar el excelente recurso en línea: <http://www5.kb.dk/perma-


link/2006/poma/info/es/frontpage.htm>, actualizado por Adorno y Boserup.

188 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

Y ací, cologado de uarios descursos, pasé muchos días y años yndeter-


minando hasta que uencido de mí y tantos años, comienso deste rreyno,
acabo de tan antiguo deseo, que fue cienpre buscar en la rudeza de mi
engenio y ciegos ojos y poco uer y poco sauer, y no ser letrado ni dotor
ni lesenciado ni latino, como el primero deste rreyno, con alguna oca-
ción con que poder seruir a vuestra Magestad, me determiné de escriuir
la historia y desendencia y los famosos hechos de los primeros rreys y
señores y capitanes nuestros agüelos y des prencipales y uida de yndios
y sus generaciones y desendencia desde el primero yndio llamado Uari
Uira Cocha Runa.18

Las citas precedentes solo son un pequeño índice del conjunto


de evidencias que hemos encontrado al realizar nuestras lecturas
críticas de estas obras, lo que en el futuro seguiremos comunicando.
Creemos que estas obras en sí mismas representan actos de reivin-
dicación que involucran dos referentes culturales contradictorios y
en tensión permanente como el fruto de subjetividades coloniales.
El estudio de estas obras requiere, desde luego, un espacio amplio
en un libro de texto que examine en detalle diversos aspectos ape-
nas aquí esbozados. Tareas para el futuro. La riqueza de las informa-
FLRQHVRIUHFLGDVQRVSHUPLWHDÀUPDUMXQWRDPXFKRVHVSHFLDOLVWDV
que llevan décadas estudiando estas obras, que son realmente im-
prescindibles en el campo de la historia andina y por ello merecen
toda nuestra atención (cf. Herrera Villagra 2016).
La tabla 2 reúne una visión de conjunto de las ideas que suscri-
bimos en este ensayo (compárese con la tabla 1).

18 Guaman Poma de Ayala (2006: 6).

allpanchis 86 (2020) 189


Alejandro HERRERA VILLAGRA

TABLA 2
DIVERSOS ASPECTOS DE LA CULTURA ANDINA RECUPERADOS GRACIAS AL
RESCATE DE LA MEMORIA, SEGÚN TRES AUTORES INDÍGENAS/MESTIZOS

§ Juan de Santa Cruz


§ Inca Garcilaso de la § Felipe Guaman
Pachacuti Salcamaygua -
Vega - 1609 Poma de Ayala - 1615
1613

Migración: Titicaca – Los meses del año


,QÁXHQFLD7LZDQDNX:DUL
Valle de Acamama. lunar.

Expansión Inca –
Las eras culturales
Creación del Tawantin- Purun Pacha.
preinca e inca.
suyu.

Descripción de la Qhapaq
Canas y Canchis. Deidades andinas.
Cuna.

Salud, derecho, política,


Viracocha / Hombre
astronomía, arquitectura, Los mallquis.
Barbudo.
economía.

Lenguas andinas:
Guerras rituales. Minka, ayni, mita.
quechua, aimara, puquina.

Sistema de signos
Mestizajes. Evangelización. andino / Sistema
alfabético de escritura.

Literatura, historia, poesía. Extirpación de idolatrías. Buen gobierno colonial.

* Elaboración propia.

La presentación resumida de algunos aspectos de la cultura in-


dígena en la tabla anterior, exhibe un conjunto aceptable de elemen-
WRVSDUDTXLHQDGPLWDQXHVWUDVVXJHUHQFLDVUHVSHFWRGHOVLJQLÀFDGR
que ofrece una lectura analítica de estas obras clásicas de la literatura
peruana. Desde una cima ideológica andina (las mito-historias de la

190 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

migración de los protoincas y la fundación del Cusco) hasta aspec-


tos complejos de las formas de gobierno indígena (expansión del
Tahuantinsuyo), así como de la morfología de la sociedad andina, la
organización económica de las unidades étnicas, el carácter históri-
co y mítico del funcionamiento de las formas políticas y religiosas,
incluidos aspectos simbólicos, artísticos y estéticos de la cultura an-
tigua, emergen completando eventualmente un nuevo ciclo de exis-
tencia, esta vez en un contexto más difícil de sobrevivencia y bajo
otro ritmo de vida encapsulado en la escritura europea.
Una vez dicho esto cabe preguntarnos lo siguiente: ¿Estas ex-
presiones textuales-documentales son aisladas o tuvieron efectos
prácticos en la cultura del siglo XVII? Observamos que la escritura
y la cultura del libro fueron importantes puntos de apoyo para quie-
nes vieron en estas tecnologías de la comunicación la posibilidad de
continuar practicando, recreando y protegiendo tradiciones en los
nuevos contextos que cada generación de sujetos debió enfrentar
durante la vida colonial. Posiblemente el éxito editorial en Europa
de los Comentarios reales [1609] del Inca Garcilaso, obra que fue tra-
ducida a varias lenguas, como el inglés, francés y holandés, fue cada
vez más constante a lo largo de todo el siglo XVII. Y al parecer en
el siglo XVIII llegó a ser paradigmática, tanto así que después de
la rebelión de Túpac Amaru II y Túpac Katari, en 1782, la obra
de Garcilaso fue proscrita y hasta quemada (Guibovich 1990-1992:
103). Esto refuerza la idea de que la «pasión por la escritura» (Gruz-
inski 2013), y desde luego por la lectura, y el saber que ella entraña-
ba, fue cada vez más esencial al interior de las diversas expresiones
de la cultura colonial americana y, al parecer, también de la cultura
iluminista europea. El actual concepto de «intelectuales indígenas»
(Ramos y Yannakakis 2014: 4; Lamana 2019: Intro) por supuesto
aparece abierto en toda su riqueza literaria, agencial y sociológica.19

19 Ramos y Yannakakis escriben: «When indigenous intellectuals wrote and acted,


they made choices. In making those choices, they innovated using materials,
discourses, and traditions available to them. Some of these intellectual resources

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Alejandro HERRERA VILLAGRA

REFLEXIÓN FINAL

Escribió Aristóteles: «La memoria es el escribano del alma».


Creemos que tan sabias palabras siguen siendo válidas en nuestra
época. La memoria andina colonial no es estrictamente la memoria
de las poblaciones de antes del siglo XVI; es una mezcla de dos siste-
mas de pensamiento: el sistema sagrado andino y la religión cristiana
española, cuya compleja composición y resultado, teóricamente vin-
culados y mezclados por el sincretismo, la aculturación y el mestizaje,
expresa peculiares formas de un pensamiento colonial que lograron
acomodar, componer o armonizar hombres críticos de estas reali-
dades. Por lo que no podemos continuar sesgando el hecho de que
tenemos ante nosotros un sistema dual religioso-cultural que creó
QXHYDVUHDOLGDGHVFRQÁLFWLYDV(VWDVUHDOLGDGHVFRQÁLFWLYDVLPSOLFDQ
actitudes heterodoxas, según hemos indicado. La aceptación, la re-
sistencia y la ignorancia son tres actitudes básicas que nos pueden
ayudar a entender otras actitudes ambivalentes, oportunistas o prag-
máticas. Consensos, negociaciones y acuerdos pudieron haber ma-
tizado el difícil mundo de la imposición y la aceptación. El esquema
«dual» aquí propuesto implica un horizonte complejo de actitudes y
conductas, no una dicotomía radical. Entender cómo se representó
el hombre andino colonial su propio contexto sociohistórico nos
debiera ayudar a entender esa sociedad marcada por asimetrías na-
turalizadas: una coexistencia bicultural llena de contradicciones y fe.
Ahondar en los contenidos de obras históricas españolas, mestizas e
LQGtJHQDVGRQGHVHH[SUHVDQVLJQLÀFDWLYDVHYRFDFLRQHVGHOSDVDGR
nos debe ayudar a observar necesariamente que dentro del texto histórico

were rooted in the past. The work of indigenous intellectuals was to transform
these resources according to the circumstances of the colonial present» (Ramos
y Yannakakis 2014: 4). Por su parte, Lamana anota: «While indispensable to the
study of colonialism in the Andes, the relevance of these two intellectuals goes
beyond that. Garcilaso and Guaman Poma are in a way comparable to thinkers
like Aristotle and Plato» (Lamana 2019: 9).

192 allpanchis 86 (2020)


LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

existen dos dimensiones que engloban: 1) un conjunto de informa-


FLRQHVTXHVHHVWiQUHÀULHQGRDODVWUDGLFLRQHVDQGLQDVPiVDQWLJXDV
y 2) una forma de representarse el mundo que pese a todo debía
mantener mínimamente un orden esencial que solo la fe podía man-
tener latente y vivo. Ambas son funciones esenciales de la memoria
TXHWRGRSXHEORGHÀHQGHSDUDFRQWLQXDUH[LVWLHQGR\HQIUHQWDQGR
los desafíos con la tradición como punto de apoyo, pese a la violen-
cia, la explotación y el fanatismo.
A principios del siglo XVII la escritura, el principal medio de
comunicación occidental, contribuyó en los Andes a que la pobla-
ción lograse reinterpretar la memoria de los antepasados y sus for-
PDV GH YLGD D ÀMDUOD \ VHFXODUL]DUOD 6LQ XQ PHGLR GH FRPXQLFD-
FLyQ SURSLR WXYLHURQ TXH WRPDU HO HXURSHR \ XWLOL]DUOR SDUD ÀQHV
de interés particular. Este es un hecho trascendente del expediente
del cambio cultural en los Andes del seiscientos. Como campo del
saber que provenía de otra cultura, esta forma de expresión, es de-
FLUODHVFULWXUDLQGtJHQDDQGLQDWXYRTXHDÀOLDUVHDUHJODV\QRUPDV
discursivas y gramatológicas de las formas de pensar europeas. El
intelecto indígena andino tuvo que borrar algunos aspectos de sus
formas de pensamiento antiguo para iluminar otros, emplearlos y
legitimarlos; se vio obligado a decir lo justo y lo correcto creando
XQDWURSRORJtDSURSLDFHUFDQDVHPLyWLFDPHQWHDOGLVFXUVRRÀFLDO
(OFRQWUROHFOHVLDO\RÀFLDOOLPLWyIXHUWHPHQWHDORVDQGLQRVHQVXV
impulsos culturales más íntimos. El pensamiento hubo de escindir-
se y manifestarse en dos esferas coexistentes simultáneamente. La
VHPLRVLVFRORQLDOSXGRGHVSOHJDUXQPDFURFRVPRVGHVLJQLÀFDGRV
RÀFLDOHV SHUR D OD YH] WDPELpQ SURGXMR QXHYRV VLJQLÀFDQWHV TXH
enriquecieron el lenguaje colonial, los que quedaron encriptados en
HVWUXFWXUDVLGHDOHVPXFKDVYHFHVGRWDGDVGHGREOHVLJQLÀFDGR/D
PHPRULDLQGtJHQDUHQDFLGDFRORQLDOPHQWHSDUDUHDÀUPDUVXVYDOR-
UHVWXYRREOLJDGDPHQWHTXHDFXGLUDODLGHRORJtDRÀFLDOSDUDSUR-
poner un discurso pragmático que lograse obtener una redención
social. Tuvo que basarse en la historiografía española para sostener

allpanchis 86 (2020) 193


Alejandro HERRERA VILLAGRA

legítimamente sus bases epistemológicas. Y lo hizo brillantemente


al integrar tradiciones que aseguraron el recuerdo del pasado andi-
no. Los documentos que Titu Cusi Yupanqui dejó hacia 1570 (He-
rrera Villagra 2019), abren para nosotros un espacio propicio para
estudiar el surgimiento de la literatura indígena en el amanecer de
una memoria andina colonial. Nuestra interpretación de las infor-
maciones etnohistóricas que nos entregan el Inca Garcilaso, Gua-
man Poma o Pachacuti Yamqui, propone que el conocimiento de la
cultura andina que estos autores representaron literariamente tras-
cendió gracias precisamente a la cultura escrita de la época estudia-
GDODTXHÁX\yGHP~OWLSOHVPRGRVSRUHOWHMLGRVRFLDOUHKDFLHQGR
el complejo entramado de las tradiciones que quedaron aisladas en
el plano de las oralidades. Esto pudo ocurrir así, estimamos, debi-
do a que un ambiente crecientemente docto permitía a escritores
y obras eludir los censores eclesiales y políticos, obtener su apro-
bación, o permanecer clandestina incluso. Espacios de creatividad
literaria surgieron y experimentaron diferentes destinos. Creemos
que entre la cultura y la historia, la memoria de los pueblos es la
que sutura los desgarros y los cortes que difunde el cambio social, y
nos permite estudiar su anatomía con algún detalle. Al interior de la
ciudad letrada del siglo XVI un autor podía maniobrar intelectual y
políticamente de manera inteligente amparado en la utopía cristiana,
lo mismo que jurídicamente, como lo demuestran con amplitud los
famosos y molestos pleitos de andinos contra particulares españo-
les. Ello ocurrió de una manera inadvertida, subrepticia, pero tuvo
efectos positivos en la conciencia de los andinos ligados al campo
problemático aquí estudiado.
Al releer el Manuscrito Quechua de Huarochirí nos damos cuenta
de las posibilidades que se abrían y que se refrendaban experiencia
tras experiencia gracias al útil campo de la memoria registrada a
WUDYpVGHHVWHDUWHIDFWRFXOWXUDOWDQVLJQLÀFDWLYRSDUDORVKRPEUHV
del período: la escritura de la historia. Estos hechos característicos
de los siglos XVI y XVII constituyen un debate colonial perma-

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LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

nente en el que se pueden encadenar las vicisitudes de la escritura


indígena. La fe o la economía espiritual de la época proporcionaron
un marco relativo de agencia social que daba la posibilidad de enun-
FLDUXQDLGHQWLGDGLQGtJHQD/DVOHWUDVDQGLQDVHQÀQUHÁHMDURQHO
pensamiento vivo de los grupos sociales que interactuaban inter-
FDPELDQGRVtPERORVGHXQDPDQHUDÁXLGDVREUHWRGRPHGLDQWHHO
fondo de estas enunciaciones, lo que quizás represente el paradigma
inamovible de lo escrito. El ambiente propicio que la educación y
las artes del período humanista instauraron consiguió que aspectos
de la cultura andina fuesen aceptados e incorporados en la cultura
cotidiana, ya que tales elementos se consideraban cristianizados o
inocuos. Hubo dominación militar, política y económica, pero sin
una hegemonía cultural completa. La doctrina cristiana, el mundo
natural y sobrenatural que abarcaba, fue el factor determinante que
les permitió a estos cultos escritores apropiarse de la cultura occi-
dental, y desde este concepto de mundo hubieron de componer una
cosmovisión ideal a partir de sus mundos subjetivos, sin desanclarse
de la realidad social a la cual pertenecían. Las historias míticas, ce-
lebraciones y ceremonias, los conocimientos vinculados con la ali-
mentación, salud, parentesco, tecnología, economía y religión, hasta
la percepción política de las diversas tipologías sociales, todo ello
muestra que la memoria andina permaneció viva aunque oculta en
aquellos espacios que pudieron reivindicarse para la protección de
una cultura que no podía morir, porque de ello dependía el futuro
concreto y objetivo de la población andina, mucho más allá de cual-
quier Pachacuti que pudiese afectar al mundo y a la naturaleza.
¿Tuvo continuidad histórica la adopción de la escritura, la uti-
OL]DFLyQ GH ORV HVWLORV QDUUDWLYRV KLVWRULRJUiÀFRV R OLWHUDULRV SRU
parte de sujetos pertenecientes al estamento indígena o mestizo?
Es decir, ¿hubo otros hombres andinos que utilizaron esta preciada
KHUUDPLHQWDFXOWXUDOSDUDÀQHVGHUHLYLQGLFDFLyQpWQLFDSROtWLFDR
económica, más allá de lo valórico, intelectual e individual, más allá
del ego del escritor? La respuesta es que sí los hubo. Entre otras

allpanchis 86 (2020) 195


Alejandro HERRERA VILLAGRA

REUDV TXH KHPRV LGHQWLÀFDGR OD SRHVtD GH $PDULOLV ODV REUDV GH
teatro en lengua quechua como el Ollantay [ca. 1770], las cartas de
Vicente Chimú Cápac, Fray Calixto Túpac y José Gabriel Condor-
canqui Noguera, así como los libros de Domingo Choquehuanca
o Justo Sahuaraura, todos producidos entre ca. 1620 a 1830, a la
par de un sinnúmero de obras españolas o criollas, muestran que
la lucha por la memoria histórica andina continuó en otros contex-
tos, enfrentando problemas coyunturales, utilizando otros estilos,
LQWHQWDQGRUHÁHMDUODYLGDGHODVRFLHGDGDQGLQDGLVFUHSDQGRFRQOD
Autoridad Regia, fomentando el avance hacia otras formas de inter-
pretar la vida política y económica, hacia incluso la superación del
estatus colonial tal como podemos interpretar los edictos de Túpac
Amaru II contra la esclavitud, la mita y la Corona española.
/DLQWHUVHFFLyQGHFXOWXUDVPiVDOOiGHVXVFRQÁLFWRVHQHORU-
den formal económico-político no canceló la posibilidad de que
nuevos fenómenos fueran desarrollándose, como la preservación
de las tradiciones locales, uso de las lenguas indígenas, protección
de las formas míticas del pensamiento, el hibridismo religioso, etc.
(VWRVLPSRUWDQWHVDVXQWRVVLJQLÀFDWLYDPHQWHUHVWDQIXHU]DGHDF-
FLyQDODFODVLÀFDFLyQGHODVFXOWXUDVFRORQLDOHVFRH[LVWHQWHVHQGLFR-
tomías, antinomias o claroscuros parciales. Las soluciones de con-
tinuidad entre los modos de la sociedad española, los modos de la
sociedad andina y los espacios intermedios de simultaneidad social
(de negociación, de aceptación) muestran muchísimas posibilidades
de un cambio cultural que evaluamos como multilineal; en efecto,
las muchas variables en juego interactuaron con profusa intensidad.
El cambio y trasformación se generaron en múltiples direcciones.
Es importante seguir esas simultaneidades y trayectorias para re-
construirlas. Su composición altamente heterogénea no puede ser
HVWXGLDGDFRQYHUGDGHUDHÀFDFLDVLQRFRPSUHQGHPRVGHELGDPHQWH
este hecho social de tanta envergadura, según la evidencia etnohis-
tórica nos muestra. Los siglos XVI y XVII deben continuar exami-
nándose a la luz del dinamismo cultural propuesto en estas líneas.

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LA MEMORIA ANDINA COLONIAL: ESCRITORES INDÍGENAS Y MESTIZOS DE LOS SIGLOS XVI Y XVII

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