Fallo
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En Buenos Aires a los quince días del mes de noviembre de dos mil veintiuno,
reunidos los Señores Jueces de Cámara fueron traídos para conocer los autos
“VENTURA, AGUSTIN CONTRA VOLKSWAGEN ARGENTINA S.A. Y OTROS
SOBRE ORDINARIO” EXPTE. COM 22790/2018; en los que al practicarse la
desinsaculación que ordena el art. 268 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación resultó que la votación debía tener lugar en el siguiente orden:
Doctora Tevez, Doctor Lucchelli y Doctor Barreiro.
Se deja constancia que las referencias de las fechas de las
actuaciones y las fojas de cada una de ellas son las que surgen de los registros
digitales del expediente.
Estudiados los autos la Cámara plantea la siguiente cuestión a
resolver:
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mismo le explicó que el ruido era una característica propia del vehículo.
Añadió que para diciembre del mismo año surgió el segundo de
los inconvenientes cuando detectó nuevos ruidos extraños y vibraciones
provenientes del techo corredizo e ingreso de agua de lluvia al interior del
habitáculo, manchándose además los tapizados. Explicó que se presentó
nuevamente en el taller donde ejecutaron trabajos en el rodado; no
obstante, las filtraciones y vibraciones persistieron y el tapizado de
reemplazo resultó mal colocado.
Continuó relatando que ingresó por tercera vez su vehículo al
taller en agosto de 2017 por los mismos inconvenientes en la caja de cambios
y techo corredizo (vibraciones e ingreso de agua) sin que fueran
solucionados.
Sostuvo que lo contactó el Gerente de Servicios de Dietrich para
reemplazar el techo corredizo y panel del techo el 30.9.2017, oportunidad en
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13.11.86; ídem, “Soñes, Raúl c/ Adm. Nacional de Aduanas”, del 12.02.87; bis
ídem, “Pons, María y otro” del 6.10.87; ter ídem, “Stancato, Caramelo”, del
15.9.89; y Fallos 221: 37, 222: 186, 226: 474, 228: 279, 233: 47, 234: 250, 243:
563, 247: 202, 310: 1162; entre otros).
Así porque los magistrados no están obligados a seguir a las partes
en cada una de las argumentaciones, ni a ponderar una por una y
exhaustivamente todas las pruebas agregadas a la causa, sino sólo aquellas
estimadas conducentes para fundar sus conclusiones (CSJN, Fallos: 272: 225;
274: 113; 276: 132; 200: 320; esta Sala, mi voto, in re, “Bocci Jorge Humberto
c/ Inmobiliaria Prisa S.A. s/ ordinario” del 10/10/19, entre muchos otros).
a.2. Razones de orden lógico imponen tratar en primer término los
agravios de las accionadas, quienes procuran la íntegra revocación de la
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En efecto.
La inspección del vehículo del actor fue realizada el 1.11.2019
estando presentes los representantes legales de Dietrich SA y Volkswagen y
un representante técnico de este último.
Luego del examen asentó el experto en su dictamen, en relación a
la filtración de agua, que “Se pudo comprobar que el interior del rodado se
encontraba en buenas condiciones a excepción del tapizado del techo en la
zona frontal. En el mismo se pudo observar manchas y humedad en la zona
del conductor detectable al tacto”.
Al acompañar fotografías del interior explicó que en ellas se
retrataban “Manchas de humedad por agua que brotaba cuando se
presionaba el tapizado” y que “Los trabajos efectuados para la reparación de
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actual, o hacer una quita proporcional del precio. Todo ello sin perjuicio de
los daños que el reclamante puede peticionar (Picasso-Vázquez Ferreira, “Ley
de Defensa del Consumidor Comentada y Anotada”, t. I, págs. 169/70,
Editorial La Ley, 2009).
Como señalan los autores citados tal “garantía legal”, a diferencia
de la que emana de las normas del C.Civ. arts. 2164 a 2181 (hoy CCCN. 1051 a
1058) respecto de los vicios redhibitorios de carácter más restringida, abarca
con amplitud los defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan sido
ostensibles o manifiestos al tiempo del contrato, cuando afecten la identidad
entre lo ofrecido y lo entregado o su correcto funcionamiento (conf. Picasso-
Vázquez Ferreira, ob. cit. Pág. 173/4).
Asimismo, el art. 17 de la Ley 24.240 pone en cabeza del
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sustitución del rodado que diera lugar a este litigio por otro de similares
características (conf. art. 17 inc. a, LCD).
La solución que se impone no conlleva de ningún modo un
enriquecimiento sin causa para el accionante. Es que el plus de contar, hoy,
con automóvil 0 kilómetro y -eventualmente- mayores prestaciones tiene
una causa clara: el incumplimiento de las demandadas.
El temperamento que aquí propongo, por lo demás, es el que esta
Sala ha adoptado en casos análogos en anteriores oportunidades: vgr.
“González Pablo José c/ Ford Argentina S.C.A. y otro s/ sumarísimo”, el
23.8.2016; “Bovina Giorgio Vanesa Paula c/ Peugeot Citroën Argentina SA y
otros s/ordinario”, el 29.11.2016; “González Fernando Luis Felipe y otro c/
Sergio Trepat Automóviles S.A. y otro s/ sumarísimo”, el 13.7.2017; “Angio
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modelo Golf VII 1.4L TSI Highline DSG Bluemotion Techno o, en caso de que
ya no se fabrique, por el que lo reemplace en el mercado.
Postularon que el bien es fabricado en el exterior y que la
importación de una nueva unidad conlleva más de diez días. Añadieron que
debe contemplarse también el tiempo que insume el patentamiento de la
unidad 0 km y la transferencia del vehículo usado del actor. Requirieron
entonces se extienda el plazo a no menos de 40 días.
Encuentro justificado el planteo que formulan las demandadas.
Ello así desde que, por un lado, de acuerdo a lo que emerge del
título de propiedad aportado por el actor en su demanda, el vehículo resulta
importado desde México (v. fs. 5/10, pág. 7) a la vez que el perito contador
asentó en su inimpugnado dictamen presentado el 21.10.2019 que “no existe
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Forest Car S.A. y otro s/ ordinario”, del 16/08/11; íd. “Pachilla Irma Esther
c/Argos Compañía Argentina de Seguros S.A. s/ ordinario”, del 15/12/11 y mi
voto en esta Sala F, “Podestá Arturo Jorge c/ Caja de Seguros S.A. y otro s/
ordinario”, del 18/2/14, entre otros).
En el sentido apuntado, ha sido juzgado que la sola privación del
automotor afectado a un uso particular produce por sí misma una pérdida
susceptible de apreciación pecuniaria, que debe ser resarcida como tal (CSJN,
fallos 319:1975; 320:1567; 323:4065), y sin necesidad de prueba específica.
En rigor, se trata de un daño emergente que deriva de la objetiva ausencia
del rodado o de su falta de disponibilidad (CNCom., Sala D, voto del Dr.
Heredia, "Toneguzzo", del 21/09/06).
Por otro lado, sabido es que el automotor, por su propia
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Por otro lado, cuando el daño moral tiene origen contractual, debe
ser apreciado con criterio estricto, desde que generalmente en ese ámbito de
interacción humana sólo se afectan intereses pecuniarios.
En este sentido, corresponde a quien reclama la indemnización la
prueba de su existencia, es decir, la acreditación de las circunstancias fácticas
susceptibles de llevar al ánimo del juzgador la certidumbre de que la actitud
del incumplidor provocó un efectivo menoscabo de su patrimonio moral.
Ello pues, de su mismo concepto se desprende que el mero
incumplimiento contractual no basta para admitir su procedencia en los
términos de la norma citada (v. mis votos en los autos “Miani Luis Fabio c/
Zurich Argentina Compañía de Seguros S.A. s/ ordinario”, del 12/02/19 y
“Marotta Germán Ricardo c/ LG Electronics S.A. s/ ordinario”, del 19/02/19,
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entre muchos, a los que me remito a fin de evitar alongar en demasía este
voto).
El carácter restrictivo que la jurisprudencia asigna a la reparación
de esta clase de perjuicio en materia contractual tiende esencialmente a
excluir las pretensiones insustanciales, basadas en las simples molestias que
pueda ocasionar el incumplimiento del contrato (conf. esta Sala, “Vásquez
Gabriel Fernando c/ Cti PCS S.A. s/ ordinario”, del 23/03/10, con cita a Borda,
Guillermo A., “La reforma del 1968 al Código Civil”, Ed. Perrot, Bs. As., 1971,
pág. 203).
Por otro lado, resulta de difícil o imposible producción la prueba
directa de este daño al residir en lo más íntimo de la personalidad. De tal
manera, su modo habitual de comprobación quedará ceñido a indicios y
presunciones hominis.
Así, a partir de la acreditación por vía directa de un hecho, podrá
inducirse indirectamente otro distinto, desconocido, a través de una
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valoración lógica del juzgador, basada en las reglas de la sana crítica (conf.
Pizarro, Ramón Daniel, “Daño moral. Prevención. Reparación. Punición”, ed.
Hammurabi, Buenos Aires, 2004, págs. 626/8).
Desde las antedichas perspectivas conceptuales, es perceptible en
la especie que el incumplimiento de las demandadas aparejó en el accionante
sinsabor, ansiedad y molestias, que de algún modo trascendieron la normal
adversidad que en la vida cotidiana se verifica frente a contingencias
ordinarias.
En efecto.
La expectativa depositada en la adquisición de un vehículo 0 km
con alto nivel tecnológico y de equipamiento se vio frustrada frente a los
inconvenientes puestos de manifiesto al poco tiempo de la compra.
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al actor en su planteo. Así desde que si bien la suma establecida por privación
de uso -y también ahora por daño moral- resultan cristalizadas al momento
del dictado de este pronunciamiento, lo cierto es que no se fijó en el grado
una tasa de interés que compense el tiempo transcurrido desde la mora y
hasta el efectivo cumplimiento de la condena.
De allí que, de acuerdo con lo establecido en el Cpr. 278, de
seguido procederé a su determinación.
i.2. En tal labor, primeramente encuentro necesario realizar una
serie de precisiones para distinguir las obligaciones denominadas de “dinero”
de las otras, rotuladas de “valor”. Una de la otra se diferencia respecto al
objeto debido (cfr. Bueres, Alberto J. - Highton, Elena I., "Código civil y
normas complementarias...", t. 2 A, 2da. Reimpresión, p. 423, 2006).
En las primeras, desde su constitución, el objeto de la prestación
es la moneda misma como tal e independientemente de su valor intrínseco.
Aquí el deudor se obliga a entregar un “quantum” que está determinado al
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Raúl y otro c/ Transportes Olivos SACI y F y otro”, del 16.11.09; esta Sala,
“Rozanski Horacio Miguel c/ Banco Mercantil Argentino y otros s/ordinario”,
del 22.05.12., “Artes Gráficas Modernas y otros c/ Tattersall de Palermo S.A.
s/ ordinario”, 07.03.13; “Quintana Milciades Flora c/ Nosis Laboratorio de
Investigación y Desarrollo S.A. s/ ordinario”, del 10.09.13; “Santarelli, Héctor
Luis c/ Mapfre S.A. s/ ordinario”, del 08.05.14; “Podesta, Arturo Jorge c/ Caja
de Seguros S.A. y otro s/ ordinario”, 18.02.14; “Campos, Horacio Angel
c/HSBC Bank Argentina S.A. s/ ordinario”, del 03.07.14).
i.3. De allí que propondré establecer una tasa pura correlativa del
12% anual desde la mora, que establezco a la fecha de la primera
intervención por parte del taller, esto es, el 2.5.2017, hasta el vencimiento
del plazo de 10 días para el cumplimiento de la condena pecuniaria.
Y, a partir del vencimiento de dicho plazo, cabe aplicar la tasa
activa del Banco de la Nación Argentina para sus operaciones de descuento
de documentos a 30 días, desde que tal ha sido el temperamento adoptado
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imponer la condena punitiva -ya que, además, debe mediar culpa grave o
dolo del sancionado, la obtención de enriquecimientos indebidos derivados
del ilícito o evidenciarse un grave menosprecio por los derechos individuales
del consumidor o de incidencia colectiva; cfr. López Herrera, Edgardo, “Daños
punitivos en el derecho argentino. Art. 52 bis”, Ley de Defensa del
Consumidor, JA 2008-II-1198; Pizarro - Stiglitz, Reformas a la ley de defensa
del consumidor, LL 2009-B, 949-, la norma aludida indica que a los fines de la
sanción deberá tomarse en cuenta “la gravedad del hecho y demás
circunstancias del caso”.
De allí que para establecer no sólo la graduación de la sanción sino
también su procedencia, resulta de aplicación analógica lo establecido por el
artículo 49 de la ley (cfr. Tevez, Alejandra N. y Souto, María Virginia, “Algunas
reflexiones sobre la naturaleza y las funciones del daño punitivo en la ley de
defensa del consumidor”, RDCO 2013-B-668). Véase que, en efecto, no
obstante aludir puntualmente a las sanciones administrativas, se fija un
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Argentina S.A.”, “Si bien es cierto que ha sido criticado el alcance amplio con
el que ha sido legislada la multa civil, en cuanto alude a cualquier
incumplimiento legal o contractual, existe consenso dominante en el derecho
comparado en el sentido de que las indemnizaciones o daños punitivos solo
proceden en supuestos de particular gravedad, calificados por el dolo o la
culpa grave del sancionado o por la obtención de enriquecimientos indebidos
derivados del ilícito o, en casos excepcionales por un abuso de posición de
poder, particularmente cuando ella evidencia menosprecio grave por los
derechos individuales o de incidencia colectiva”.
Más, en rigor, el análisis no debe concluir sólo en el art. 52 bis. Es
que el art. 8 bis refiere al trato digno hacia el consumidor y a prácticas
abusivas de los proveedores y, en su última parte, dice: “Tales conductas,
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bis de la Ley de Defensa del Consumidor”, del 26/04/16, La Ley 2016-C, 638).
Desde dicha perspectiva conceptual, adelanto que propiciaré la
recepción de la queja.
De los antecedentes colectados en la causa puede inferirse, con
suficiente grado de certidumbre, la configuración de este daño con arreglo al
marco de aprehensión de los arts. 4, 5, 8 bis y 52 bis de la LDC. Ello así, aún
juzgada la cuestión con el criterio restrictivo que debe primar en la materia.
Como ya fue señalado, este específico daño requiere la existencia
de una manifiesta o grosera inconducta por parte del proveedor en el trato
comercial con el consumidor. Claro que es tarea del juzgador discernir con
prudencia en qué circunstancias de modo, tiempo y lugar se verifica tal
conducta antifuncional en la relación de consumo (cfr. mis votos en esta Sala
F, en autos “Rodríguez Silvana Alicia c/ Compañía Financiera Argentina SA s/
Sumarísimo”, del 10/05/12, en “Rojas Sáez Naxon Felipe c/ Banco Comafi SA
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Capítulo I, Dra. Mariotto, Ediciones Mora, Buenos Aires). Ello implica que el
juez ex officio debe realizar un Control de Convencionalidad.
Recuerdo que en esa misma línea de interpretación la CorteIDH
juzgó que “cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la
Convención Americana, sus jueces también están sometidos a ella, lo que les
obliga a velar porque el efecto útil de la Convención no se vea mermado o
anulado por la aplicación de leyes contrarias a sus disposiciones, objeto y fin.
En otras palabras, los órganos del Poder Judicial deben ejercer no sólo un
control de constitucionalidad, sino también 'de convencionalidad' ex officio
entre las normas internas y la Convención Americana” (Caso “Trabajadores
Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú”; Sentencia de 24 de
noviembre de 2006 (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas), p.128).
En el marco apuntado, encontrándose los derechos de los
consumidores, como uno de los derechos, dentro de los Derechos Humanos,
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consumidor es de rango constitucional (art. 42, C.N.), como así también las
directivas emanadas de los arts. 1094 y 1095 del nuevo Código y el art. 3 de
la ley 24.240 que establece, en materia de prelación normativa, que las
normas que regulan la relación de consumo deben ser aplicadas conforme al
principio de protección al consumidor, y en caso de duda sobre la
interpretación del Código Civil y Comercial de la Nación o las leyes especiales,
prevalecerá la más favorable al consumidor.
En suma, esa tutela diferenciada, necesaria ante la vulnerabilidad
del consumidor, alcanza también a los derechos económicos.
3.2. Es doctrina consolidada de la CSJN que las leyes deben
interpretarse conforme el sentido propio de las palabras, computando que
los términos utilizados no son superfluos sino que han sido empleados con
algún propósito, sea de ampliar, limitar o corregir los preceptos, siendo la
primera fuente de interpretación de las leyes su letra, sin que sea admisible
una inteligencia que equivalga a prescindir de ella, pues la exégesis de la
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pág. 1202; 1° edición, ed. La Ley, Buenos Aires, Agosto de 2006; esta Sala el
29/10/2015 en “Consulgroup S.A. c/BMW de Argentina SA y otro
s/ordinario”).
Ahora bien, ante la constatación de defectos de fabricación en los
bienes, el fabricante tiene la obligación legal de proceder a su reparación, y el
resultado de tales reparaciones debe cumplir con el requisito de satisfacción
a que alude la LDC 17, pudiendo, en caso contrario, el consumidor ejercer las
opciones previstas en la norma, y/o el reclamo de los daños y perjuicios que
pudieren corresponder.
En otros términos, si la reparación no resulta satisfactoria, la ley le
otorga al consumidor la opción de resolver el contrato, con la condición de
acreditar que la reparación no ha sido óptima (conf. Farina, Juan M.,
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"Defensa del Consumidor y del Usuario", Ed. Astrea, Buenos Aires, 2004, pág.
259).
Pues bien, para que la reparación del bien no sea satisfactoria,
éste no debe poseer las "condiciones óptimas" para cumplir con el uso para
el cual fue fabricado. El decreto reglamentario N° 1798/94 explica que por
"condiciones óptimas" deben entenderse "...aquellas necesarias para un uso
normal, mediando un trato adecuado y siguiendo las normas de uso y
mantenimiento impartidas por el fabricante...".
Es decir que, una vez entregada la cosa aparentemente "reparada"
al consumidor, la reparación del bien no será satisfactoria cuando éste no
pueda emplearla para el fin para la cual la adquirió y de acuerdo a las
instrucciones impartidas en el certificado de garantía (art. 14, inc. c, ley
24.240) (conf. Picasso, Sebastián - Vázquez Ferreyra, Roberto A., "Ley de
Defensa del Consumidor. Comentada y Anotada", Ed. La Ley, Buenos Aires,
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establece ni pretende fijar una cantidad mínima de intentos que debe realizar
el servicio técnico para dar con la solución adecuada.
Queda fuera de toda discusión que entre las obligaciones como
fabricante/importador, se encuentra la de proveer un vehículo que cumpla
con todas las características con que fue concebido, diseñado, promocionado
y vendido. Y, para el caso que presentare fallas o desperfectos, debe procurar
una solución satisfactoria al cliente en el marco de la garantía (LDC: 11, 13 y
17).
El actor compró un auto 0km y tenía derecho a que le fuera
entregado un automotor en perfectas condiciones, sin defectos de ningún
tipo. La responsabilidad del fabricante se aprecia en forma palmaria porque
colocó en el medio económico un producto defectuoso, sabiendo o debiendo
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escrita (arts. 37 LDC y 1117, 1119 y 1122 CCyC) porque restringe el derecho
del consumidor y puede considerarse abusiva.
Agrego que, como es sabido la buena fe objetiva se relaciona con
el comportamiento leal y honesto en el tráfico. No se refiere a la creencia que
un sujeto tiene respecto de la posición de otro, como en el caso de la buena
fe creencia, sino a la manera en que las partes deben comportarse en el
cumplimiento de un contrato. Es un modelo o standard de conducta. En este
sentido, la buena fe es fuente de obligaciones contractuales de origen legal,
reclamando para las partes comportamientos objetivos, diferentes de los que
tengan su fuente en el contrato (LORENZETTI, Ricardo L., Tratado de los
Contratos. Parte General, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2010, p. 159).
5. Así las cosas, no es posible forzar a la parte a aceptar un rodado
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art. 52 bis de la ley 24.240, Revista del Derecho Comercial, del Consumidor y
de la Empresa, Año V, N° 3, La Ley, junio de 2014, ps. 123/135), es corriente
asignar a la multa civil, además del propósito punitivo, otras dos finalidades:
reparatoria y preventiva.
6.2. El daño punitivo en nuestro derecho es una pena privada que
consiste en determinar una suma de dinero suplementaria o independiente
de la indemnización que le pueda corresponder a la víctima para reparar los
daños sufridos, que tiene por finalidad castigar una grave inconducta del
demandado, hacer desaparecer los beneficios obtenidos a través de ella -si
los hubiera- y prevenir su reiteración en el futuro.
De esa noción se extraen los propósitos que cumple el dispositivo
del art. 52 bis LDC:
USO OFICIAL
#32581122#308837180#20211112160437545
Poder Judicial de la Nación
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Con lo que terminó este Acuerdo que firmaron los señores Jueces
de Cámara doctores:
USO OFICIAL
Alejandra N. Tevez
Ernesto Lucchelli
Rafael F. Barreiro
#32581122#308837180#20211112160437545
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Y Vistos:
I. Por los fundamentos expresados en el Acuerdo que antecede,
se resuelve: i) establecer el plazo para la sustitución del automóvil en 30 días
y disponer que el actor deberá proceder a la dación material y jurídica del
vehículo que adquiriera; ii) admitir el reclamo por daño moral, fijado en
$80.000; iii) establecer la tasa de interés sobre los rubros privación de uso y
daño moral de acuerdo a los términos establecidos en el apartado “i. Tasa de
interés”; iv) aplicar una multa por daño punitivo de $100.000, y v) imponer
las costas de Alzada a las demandadas, perdidosas (Cpr. 68).
II. Difiérase la fijación de los honorarios hasta tanto se
encuentre expedita la entrega del automotor y se tome conocimiento del
efectivo valor del mismo, monto al cual se le adicionarán los rubros aquí
USO OFICIAL
admitidos.
III. Notifíquese (Ley N° 26.685, Ac. CSJN N° 31/2011 art. 1° y N°
3/2015), cúmplase con la protocolización y publicación de la presente
decisión (cfr. Ley N° 26.856, art. 1; Ac. CSJN N° 15/13, N° 24/13 y N° 6/14) y
devuélvase a la instancia de grado.
Alejandra N. Tevez
Ernesto Lucchelli
Rafael F. Barreiro
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