Consumismo y Salud Mental
Consumismo y Salud Mental
Consumismo y Salud Mental
NOVIEMBRE 2021
TECNOLÓGICO DE ANTIOQUIA
INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA
MEDELLÍN, ANTIOQUIA
Se analizan diversos aspectos que ponen de manifiesto la relación que existe entre el
consumo y la salud. Se valoran elementos referentes a la pobreza y la importancia que tiene
para la salud pública dada la conexión que existe entre el ingreso individual y familiar y las
posibilidades de consumir. Se ejemplifica la responsabilidad del Estado y de las autoridades
sanitarias en la oferta de productos seguros y se pone de manifiesto la importancia de la
corresponsabilidad entre productor, proveedor y consumidor, que generalmente permite
obtener mejores resultados en este asunto. Se destaca el papel de la información y la
educación en la toma de conciencia de los consumidores para que ejerzan su función desde la
sociedad civil. Se hace énfasis en las consecuencias de los actos de consumo así como su
impacto en el bienestar físico, psíquico y social y en la salud pública, lo que expresa la
necesidad de políticas que favorezcan la prevención y la promoción de la salud. El desarrollo
tecnológico, sobre todo en la esfera de los alimentos procesados, crea incertidumbre y
desconfianza en el consumidor, pero la industria se concilia con estos avances y hace un
llamado para que las políticas sanitarias logren una adecuada relación entre el consumo y la
salud.
Las condiciones de vida se definen por las posibilidades y forma de acceder a los bienes de
consumo y los servicios. El estilo de vida no es más que el comportamiento que se tiene ante
ellos, marcando la diferencia que este último no está sólo determinado por las posibilidades
de acceso, sino por las creencias, hábitos y costumbres de los individuos y de los grupos que
conforman una determinada sociedad.
A todas luces resulta cierta la relación del consumo con la salud y se puede afirmar que según
consumen las personas así será, en última instancia su salud, por lo que si se analiza el
comportamiento en el consumo de una población se encontrará explicación a la situación
epidemiológica existente (Salud mental como resultado del consumismo, Nery Suarez Lugo,
2010).
Para lograr comportamientos en el consumo que tributen al bienestar, como concepto actual
de salud, en muchas ocasiones hay que transgredir intereses económicos de transnacionales y
a veces de gobiernos y para nadie es un secreto lo difícil que ello resulta. En situaciones
como las de Cuba, puede ser más sencillo, sin embargo, todo parece indicar que no se coloca
en la agenda de los que deciden las políticas públicas, los argumentos que establecen la
relación apropiada entre la forma de consumir y su resultante en la salud.
Analizada este problema desde el punto de vista teórico, es necesario considerar el proceso de
construcción de tres conceptos fundamentales: cultura, toma de conciencia y sensibilización,
que pueden facilitar en unos países formas, contenidos y medios para la mejoría o
erradicación de la pobreza, en la medida en que contribuyen a propiciar la racionalidad en el
consumo y en otros, como el caso de Cuba, impedir que los cambios en la situación de
mercado afecten las conquistas logradas (Salud mental como resultado del consumismo, Nery
Suarez Lugo, 2010).
OBJETIVOS
ANTECEDENTES
CONSUMISMO
A finales del siglo XIX, paralelamente al desarrollo del capitalismo industrial en Estados
Unidos y en Europa, surgieron grupos de consumidores para los que los patrones de consumo
jugaban un papel central en sus vidas, proporcionándoles formas de distinguirse de otros
grupos de distinto nivel social. Uno de estos grupos era la nueva y próspera clase media
norteamericana enriquecida con el comercio e industrial que intentaba imitar el estilo de vida
de las clases altas europeas (Bocock, 1995:29-30).
El consumismo evoluciona a lo largo del Siglo XX como resultado del capitalismo y la
aparición del marketing ya que hace referencia a crear, otorgar valor, y satisfacer
necesidades, midiendo y cuantificando la dimensión del mercado, del mismo modo la
publicidad fomentó el consumo generando nuevas necesidades en el consumidor, los países
capitalistas por su forma de libertad de precios y ofertas son más vulnerables para incitar a las
personas en la compra de artículos innecesarios que atraído por innovación y reconocimiento
social se ha logrado el consumo innecesario, los creadores de nuevos productos argumentan
lo hacen con el fin de satisfacer y cubrir necesidades en las personas, el concepto de los
creadores siempre será positivo, pero en realidad se generan muchos casos de productos que
en realidad no hacen bien a las personas, no se puede desconocer que muchos inventos nos
han arreglado la vida pero también muchos se convierten en problema para el ser humano.
(Daros, 2014).
SALUD MENTAL
Sobre las afecciones mentales aparecen ya referencias escritas en el antiguo Egipto y en otras
civilizaciones, la creencia generalizada era que los causaba el demonio o eran castigo de los
dioses, la curación se trataba de conseguir mediante exorcismos y otros rituales de carácter
religioso. Los griegos heredaron de estas civilizaciones primitivas la idea de lo sobrenatural y
así recurrieron a la religión para tratar de comprender y curar las enfermedades.
Durante la Edad Media se progresa muy poco en el conocimiento de la enfermedad mental y
la idea que prevalece es que la locura es una manifestación del pecado, un castigo divino
cuando no el signo externo de estar poseído por el demonio, consecuentemente los
tratamientos empleados eran los exorcismos, la penitencia y los castigos físicos, la actitud de
la sociedad hacia estos enfermos varía entre el rechazo y cierta tolerancia
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX aparece una tendencia en el tratamiento que se
da a las personas en los hospitales psiquiátricos que se denomina “Tratamiento Moral” que
coincide en el tiempo con la Revolución Francesa (1789–1799).
Hasta la primera mitad del siglo XX la asistencia en salud mental estaba centrada en
hospitales psiquiátricos, cuyo fin era principalmente mantener controladas a las personas
internadas por considerarlas peligrosas para sí mismos o para terceros.
Este modelo alejaba a las personas afectadas del resto de la sociedad, generando aislamiento,
discriminación, estigmatización y una pobre recuperación de la enfermedad. Esta forma de
organizar los servicios en salud mental se llama modelo asilar. Este modelo fue fuertemente
criticado, no solo por la pobre evidencia de mejoría que mostraba, sino también porque eran
un espacio constante de violación de los Derechos Humanos de las personas que allí estaban.
En la segunda mitad del siglo XX, al terminar la Segunda Guerra Mundial las críticas al
modelo asilar comenzaron a hacerse más potentes.
Para los años 50, en Inglaterra Maxwell Jones puso en práctica una experiencia de
“comunidad terapéutica”, comienza a usarse el concepto de “Psiquiatría comunitaria” y
comienza a incluirse la rehabilitación de los pacientes con actividades laborales de tipo
industrial.
MARCO TEÓRICO.
El desarrollo tradicional y el desarrollo ambiental buscaban algo en común sin tener una
relación directa y es que ambos buscaban que las cosas fueran de mayor calidad, durarán
mucho más y que hubiera el menor consumo de materias primas, todo lo contrario al
consumismo, las políticas de desarrollo tradicional buscaban que los productos de segunda
necesidad como los electrodomésticos, automóviles, aparatos electrónicos, entre otros, los
obtuvieron las personas más ricas, las personas de clase media o baja solo alcanzaban obtener
artículos de primera necesidad, así se aseguraba un buen precio para el producto y se tenía la
certeza de que dicho producto era exclusivo para cierta clase social. En cuanto al medio
ambiente hace unos 20 años atrás no se veía tan deteriorada la calidad de vida por factores
antrópicos producto del excesivo consumo que está llevando la sociedad actual, sin embargo
el crecimiento económico se ha venido dando desde el siglo pasado, donde se incorporaron
nuevas fuentes de energía a los procesos de producción de las empresas, dichas energías eran
el carbón y los combustibles fósiles, desde ese momento la sociedad empezó a mejorar en
casi todo, la calidad de vida era mejor, el desarrollo social y económico de las sociedades
aumentó, la esperanza de vida para los humanos pasó de ser 40 a 60 – 70 años y además
aumentó significativamente la demografía poblacional, este aumento en la población hizo
también que se aumentara la producción de comida (Kcal/persona) y de materias primas para
satisfacer la necesidad de la sociedad actual, esto ocasiona que los diferentes ecosistemas se
vean afectados ya que estamos consumiendo nuestros recursos a tal ritmo que necesitaremos
2 planetas para satisfacer dicha demanda, esto traerá serios problemas a las poblaciones
futuras puesto que sufrirán todas las consecuencias generadas por el hombre en esta época
(XILEMA, 2008).
La economía ambiental busca mejorar los procesos de producción para que se utilice menos
materia prima en la fabricación de un producto final, también busca que las personas de la
comunidad dejen de consumir excesivamente productos que no necesitan y que simplemente
compran por aparentar un estatus social, lo que busca la economía ambiental es que seamos
consumidores responsables, aprendamos a reutilizar y reciclar los residuos que todavía se les
puede dar un segundo uso, también se enfoca en la disminución del consumo de carnes y
productos derivados o hechos con animales, ya que la manutención de los mismos demanda
una gran cantidad de recursos hídricos y aportan la mayor cantidad de metano (gas de efecto
invernadero) a la atmósfera.
La economía ambiental nos enseña a incluir todo lo que consumimos en un ciclo donde todo
sea reutilizable y se puedan aprovechar al máximo los residuos generados en cada hogar y
que cada uno se apropie y concientice de realizar un consumo responsable.
CONCLUSIONES
*La salud mental está determinada por múltiples factores socioeconómicos, biológicos y
medioambientales, pero también es visible como nuestras decisiones y prácticas diarias
influyen en ella, por ejemplo, el consumismo puede llevar a las personas a ser compradores
compulsivos y aunque es un problema para muchas personas, la adicción a las compras aún
no constituye un trastorno oficial. Diferentes estudios han mostrado que estas personas tienen
un perfil específico, matizado por el predominio de valores materialistas, experiencias
negativas del pasado y, una visión fatalista y hedonista del presente (adicción a las compras,
s.f, s.a). En estas personas, la satisfacción con la vida se encuentra directamente impactada
por la importancia de la adquisición del objeto del deseo y no tienen en cuenta el problema
mental y físico que se pueden causar, además del daño ambiental.
*El consumismo se ha convertido en una problemática casi invisible pero que afecta a
millones de personas alrededor del mundo, una situación que acarrea con el tiempo no solo
problemas mentales sino dificultades económicas, estando ambas ligadas, ya que, cuando al
llegar a un punto de sobre endeudamiento empiezan a llegar síntomas de ansiedad y
depresión, sumados al estrés generado por la ausencia de dinero suficiente para realizar los
pagos, es por esto que es necesario que la sociedad entera tome conciencia de la importancia
de los problemas personales y sociales que derivan de la adicción al consumo, es decir, la
compra compulsiva y la falta de autocontrol y responsabilidad en el consumo y en el gasto
deben realizar campañas específicas de sensibilización y prevención; así como intensificar la
educación de los niños y jóvenes como consumidores responsables y autocontrolados.
REFERENCIAS
● (Salud mental como resultado del consumismo, Nery Suarez Lugo, 2010) tomado el
03 de noviembre del 2021 de http://scielo.sld.cu/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0864-34662010000400006