Trabajo Macro

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” UNIVERSIDAD NACIONAL DANIEL ALCIDES CARRIÓN”

“FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y CONTABLES”


” UNIVERSIDAD NACIONAL DANIEL ALCIDES CARRIÓN”
“FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y CONTABLES”

CURSO

ANALISIS MACROECONOMICO II

TEMA

MAPA CONCEPTUAL DEL ESTUDO DE LA INGENIERIA ECONOMICA

DOCENTE

MARTINEZ SOLANO, JOSÉ HUMBERTO

INTEGRANTES

CALDERON CANCHARI, MIGUEL

CHUQUILLANQUI SOTO, LUPITA

SANTANA SOTO, CESAR

OLAZO HIDALGO, ANTHONY

URIBE LAZARO, SANDY


Pasco-Perú
2021
RESUMEN

Mediante la presente monografía pretendemos esquematizar brevemente algunas

características fundamentales de la Teoría Económica Clásica y keynesiana. El objetivo es

difundir importantes temas vinculados con los planteamientos iníciales de dichas teorías y

mostrar como siguen creando controversia en la actualidad, teniendo en cuenta que estas

hipótesis siendo aplicadas para otra época, siguen siendo vigentes, y como las modificaciones

que se hacen en la actualidad son mínimas, o más bien se podría decir que se complementan

entre sí
INDICE

INDICE
1 INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 5

2 LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS Y LA ECONOMÍA ACTUAL .............................. 6

3 EL MODELO CLÁSICO ................................................................................................ 7

3.1 LA DEMANDA AGREGADA EN EL ENFOQUE CLÁSICO ............................. 9

3.2 LA OFERTA AGREGADA EN EL ENFOQUE CLÁSICO .................................. 9

4 LA GRAN DEPRESIÓN .............................................................................................. 13

5 LA EXPLICACIÓN CLÁSICA DE LA GRAN DEPRESIÓN .................................... 15

6 EL MODELO KEYNESIANO ..................................................................................... 19

7 LA DEMANDA AGREGADA EN EL ENFOQUE KEYNESIANO .......................... 22

8 LA OFERTA AGREGADA EN EL ENFOQUE KEYNESIANO ............................... 24

9 CONCLUSION ............................................................................................................. 28

10 BIBLIOGRAFÍA ........................................................................................................... 29
1 INTRODUCCIÓN

En la bibliografía económica, una pregunta tan simple como ¿cuál es la política económica

más efectiva? hace aflorar la falta de unanimidad entre los economistas. Como ya se señaló en

el capítulo introductorio sobre la macroeconomía en Economía I, dos son las ideas o

tradiciones intelectuales enfrentadas en cuanto al modo de entender el funcionamiento de la

economía y, por tanto, opuestas en cuanto al tipo de medidas más idóneas para influir en el

devenir de los acontecimientos. Recordando, las dos líneas o escuelas de pensamiento

aludidas son: a) La economía clásica (o neoclásica). b) La economía keynesiana. En este

curso nos vamos centrar en estos dos modelos de referencia básica para entender, a través de

los equilibrios de la oferta y la demanda agregadas, la naturaleza de los debates

macroeconómicos y la efectividad de las recomendaciones de política económica. Las

conclusiones que obtendremos con cada modelo, lógicamente, serán distintas; precisamente

porque las hipótesis de partida y el análisis deductivo que hagamos con estas hipótesis serán

exclusivos de cada modelo. Aún así, es posible complementar ambas visiones

macroeconómicas y, por ello, el modelo keynesiano se suele identificar con el análisis a corto

plazo y el modelo clásico con el análisis a largo plazo.


2 LOS ECONOMISTAS CLÁSICOS Y LA ECONOMÍA ACTUAL

La teoría clásica, parte del supuesto que los individuos usan la información eficientemente

y que no cometen errores sistemáticos en sus expectativas, además que esta escuela o teoría,

habla sobre el equilibrio de los mercados, de esta forma los agentes económicos determinan

salarios y precios, así se logra el pleno empleo y se maximizan los beneficios y el bienestar

económico general. Los neoclásicos y nuevos clásicos toman precios y cantidades (gustos y

preferencias de los consumidores, tecnología, entre otras) así para estos la distribución de

ingresos es parte de la teoría de precios, toman de referente la competencia perfecta; mientras

que para los clásicos dicha distribución esta determinadas por factores sociales. Para el

funcionamiento de la una economía de mercado, como lo es la competencia (como se conoce

en la actualidad) según los clásicos es el proceso resultante de la conducta individual que

busca oportunidades de mayores excedentes económicos teniendo como base los medios de

producción. Cabe resaltar la famosa “mano invisible” de Smith, donde para los clásicos el

problema de desempleo si existiera, (ya que ellos creían fielmente, en que no tendría por qué

existir), se solucionaba aumentando la inversión o estimulando el ahorro. Referente a la

división del trabajo los clásicos (específicamente Smith) sostenían que se encuentra ligada a

la extensión del mercado, es decir, entre más división exista será porque la productividad será

del mismo tamaño y de esta forma; si esta crece aumente la necesidad de intensificar la

división del trabajo y especializar tareas, lo cual generaría incremento en la productividad por

la relación que existe entre las dos, y así habría crecimiento en general.
3 EL MODELO CLÁSICO

El argumento de las ideas clásicas se basa en el principio de que los precios se ajustan de

manera natural para conducir a los mercados de bienes y de trabajo al equilibrio. Dicho de

otro modo, a través del sistema de precios (incluyendo también al salario como precio del

trabajo) la economía se ajusta por sí sola cuando se desvía de su tendencia de crecimiento a

largo plazo. Si tiene lugar una perturbación negativa sobre la actividad, que hace aumentar el

desempleo a corto plazo, las propias fuerzas del mercado, actuando libremente, devolverán a

la economía la senda de la prosperidad. Las recesiones económicas en este contexto sólo serán

transitorias y ocasionales.

En microeconomía hemos visto que el sistema de precios (lo que llamamos la ley de la

oferta y la demanda o lo que Adam Smith identificó como la mano invisible) es el mecanismo

más preciso para coordinar las decisiones económicas, logrando que el nivel de producción

así obtenido sea el más eficiente posible. Desde esta perspectiva, los precios, fijados

libremente en los mercados, transmiten los incentivos correctos a productores y

consumidores, dirigiendo los recursos a sus usos más productivos y sin despilfarros.

Esta idea simple, pero a la vez tan poderosa, sobre los precios es la que sustenta el

liberalismo económico de las ideas clásicas. Idea que se traduce en el famoso eslogan

“laissez-faire, laissez-passer”. Según esta premisa, para los economistas clásicos la

responsabilidad del crecimiento económico debe recaer exclusivamente en el sectorPrivado,

evitando el protagonismo o la injerencia del sector público en las actividades económicas.


En el modelo clásico, los precios y los salarios son totalmente flexibles, es decir, siempre

se ajustarán a las variaciones de la oferta y la demanda. Bajo este supuesto, la economía

tenderá a un equilibrio de pleno empleo. Por ejemplo, si se produjese un exceso de oferta de

algún recurso que lo dejara sin ser empleado, bajaría su precio y aumentaría su demanda,

corrigiéndose así el desempleo o excedente existente de forma automática.

No obstante, conseguir la flexibilidad de precios y salarios propugnada por los clásicos

tarda algún tiempo en conseguirse ya que el funcionamiento de la economía dista de ser

perfecto (piénsese en la oposición de trabajadores a que les rebajen sus remuneraciones). Por

esta razón se dice que el enfoque clásico es un análisis a largo plazo donde los precios y los

salarios siempre acabarán ajustándose completamente para alcanzar el pleno empleo.

En la Figura 3.1 se representan las principales hipótesis de este modelo. El nivel YPE sería

el nivel de producción potencial o de pleno empleo, es decir, el volumen de producción

máximo que se podría alcanzar si se emplease el capital y la mano de obra existentes de

acuerdo a la capacidad productiva de la economía.


3.1 LA DEMANDA AGREGADA EN EL ENFOQUE CLÁSICO

Los economistas clásicos sostenían que la demanda agregada es decreciente, es decir, que

al disminuir el nivel medio de precios aumenta la cantidad agregada demandada de bienes y

servicios. El motivo es 10 que, si se produce un descenso del precio de todos los bienes y

servicios, con cada unidad monetaria podemos comprar más bienes y servicios que antes,

habrá aumentado el poder de compra del dinero. Con nuestra riqueza (patrimonio) podremos

comprar más bienes y servicios, por lo que aumentaremos nuestras compras. Este aumento del

gasto supone un incremento de la demanda agregada.

3.2 LA OFERTA AGREGADA EN EL ENFOQUE CLÁSICO

Los economistas clásicos opinaban que la función de la oferta agregada era vertical en el

nivel de producción potencial o de pleno empleo.


Si inicialmente la economía se encuentra en el punto a, en el gráfico 2.2, donde la

producción es igual a la de pleno empleo, y partiendo de esta situación suponemos que todos

los precios se duplican, de forma que no varían los precios relativos, vemos que la situación

de todos los agentes es igual a la situación inicial y que por tanto se producirá lo mismo. Los

trabajadores observan que ahora ganan el doble, su salario nominal (el precio del trabajo) se

ha duplicado, pero también lo han hecho los precios, por lo que su salario real, es decir, la

cantidad de bienes y servicios que pueden comprar con su salario, permanece inalterado. Al

ganar lo mismo en términos reales los trabajadores también desearán trabajar las mismas

horas. Las empresas también están en la misma situación pues los ingresos se duplican al

duplicarse los precios, y lo mismo ocurre con los costes, por tanto, se duplica el beneficio

nominal permaneciendo los beneficios en términos reales inalterados. Las empresas obtienen

los mismos beneficios, medidos en cantidad de bienes y servicios que se pueden comprar con

ellos, se enfrentan a la misma oferta de trabajo y tienen su capital productivo inalterado, de

todo ello deducimos que las empresas desearán producir la misma cantidad de bienes y

servicios que antes de subir los precios, por lo que el producto nacional, para P2 se situará en

b. Si en lugar de duplicarse, los precios se redujesen a la mitad, el análisis sería similar y la

economía se situaría
El equilibrio lo obtenemos por la intersección de las curvas de demanda y de oferta

agregadas. Podemos observar en el gráfico 2.3 que, en el enfoque clásico, en el punto de

equilibrio existe pleno empleo.

Los economistas clásicos van más allá al considerar que las fuerzas del mercado garantizan

que la economía alcance esa posición de pleno empleo. Supongamos que la economía se
encuentra en el punto C, en el gráfico 2.4, donde existe desempleo, nótese que la cantidad de

bienes y servicios demandados en C es.

inferior al nivel de pleno empleo (PNPE). Ante esta situación las empresas bajarán los

precios para vender más, esta bajada de precios producirá un aumento del poder de compra

del dinero lo cual generará un aumento del gasto en bienes y servicios por parte de la gente.

A medida que va bajando el nivel de precios la demanda agregada irá aumentando y se

aproximará al nivel de pleno empleo, moviéndonos a lo largo de la demanda agregada desde -

c hasta e. Debido al elevado paro, exceso de oferta de trabajo, los salarios irán bajando, por lo

que las empresas contratarán más trabajadores para hacer frente al aumento de la demanda.

Una vez alcanzado el pleno empleo, en el punto e, este proceso de ajuste a través de los

precios y los salarios se parará pues nos encontraremos en una situación de equilibrio. Por

tanto, vemos que las fuerzas de mercado, a través de la flexibilidad de precios y salarios,

garantiza la existencia de pleno empleo en el equilibrio


4 LA GRAN DEPRESIÓN

La crisis económica mundial de la década de los treinta fue desencadenada por crisis de la

economía norteamericana, que comenzó en 1928 con la caída de los precios agrícolas y estalló

cuando el 29 de octubre de 1929 se hundió la Bolsa de Nueva York. Los años veinte fueron

un periodo de prosperidad económica que supuso el inicio de la sociedad de consumo de

masas en EEUU Los inversores de “los alegres años veinte” buscaban donde colocar sus

ahorros. Durante el periodo 1922-1924 se produjo un boom inmobiliario fuertemente

especulativo en Florida, el precio del suelo llego a multiplicarse por diez e incluso por veinte.

Cuando el flujo de fondos cesó los precios se desplomaron generando grandes pérdidas. Los

ahorradores, escarmentados, decidieron dirigir sus inversiones hacia el mercado bursátil de

Nueva York. Se repitió el proceso especulativo que generó grandes aumentos en los precios

de los valores. La expectativa de un empeoramiento de los resultados de las empresas que

cotizaban en bolsa condujo a una rápida caída de las cotizaciones, que se acentúo a medida

que se extendía la recesión. Los títulos perdieron un 90% de su valor en apenas tres años, lo

que supuso la ruina de millones de ahorradores y provocó el agravamiento de la recesión. La

política monetaria llevada a cabo no fue la más acertada. Con el fin de combatir la

especulación bursátil, la Reserva Federal realizó una política monetaria de altos tipos de

interés. Un factor que influyó negativamente en la recesión fue el hecho de que en la segunda

mitad de los años veinte se generó una capacidad productiva excesiva respecto a la demanda,

especialmente en la economía norteamericana, por lo que la contracción de la demanda y del

consumo familiar causó excesos de producción, pérdidas y la caída de las inversiones. La

caída de los precios acrecentó el valor real de las deudas produciendo una ola de bancarrotas y

el agravamiento de la recesión. El factor que provocó que la Gran Depresión se generalizase,

y se extendiese desde EEUU a Europa, fue que la crisis bursátil rompió el circuito del ahorro
entre las economías occidentales, que permitía mantener el nivel de actividad en los países

europeos. La economía alemana necesitaba financiación para pagar las indemnizaciones de

guerra que le habían impuesto los vencedores de la I Guerra Mundial, dicha financiación se la

proporcionaba el sistema bancario de EEUU Con los cobros por las reparaciones de guerra

Francia y el Reino Unido pagaban las deudas contraídas con EEUU durante la guerra, de esta

forma se cerraba el circuito y los recursos que salían de EEUU acababan volviendo a la

economía estadounidense.

La crisis bursátil generó un clima de desconfianza entre los ahorradores, muchos de los

cuales retiraron sus depósitos de los bancos. El sistema bancario norteamericano no pudo

seguir financiando a Alemania, la cual no pudo resistir la retirada de los capitales

norteamericanos y la falta de créditos internacionales y se vio obligada a suspender sus pagos

por reparaciones de guerra a Francia y el Reino Unido. Al cortarse el flujo de fondos Francia

y el Reino Unido no pudieron pagar sus deudas a los bancos de EEUU Ello supuso una crisis

en el sistema bancario estadounidense, la mitad de los bancos norteamericanos quebraron

(unos 9.000), lo que significó la ruina de muchos ahorradores que perdieron sus depósitos.
Esta crisis bancaria redujo la financiación a las empresas lo que agravo su delicada situación y

llevo a muchas a la quiebra. Las medidas de política económica adoptadas para salir de la

crisis, siguiendo la ortodoxia económica imperante, tales como elevación de impuestos,

reducción del gasto público y de las importaciones, recortes salariales y limitación de las

importaciones, resultaron a corto plazo muy negativas. Los efectos de la Gran Depresión

fueron devastadores. Primero, generó una profunda recesión, la producción cayó en un tercio

en cuatro años, con un elevado coste social en términos de desempleo, catorce millones de

parados en EEUU, seis millones en Alemania y tres millones en

Gran Bretaña. Segundo, la crisis social favoreció el extremismo político. El temor real o

ficticio al avance del comunismo y de la agitación revolucionaria provocó en muchos países

el auge de movimientos de extrema derecha, cuya llegada al poder desató la II Guerra

Mundial. Tercero, ante la situación de recesión generalizada cada país trato de salvar su

economía, aunque fuese a costa de “empobrecer al vecino”. Los gobiernos adoptaron una

batería de medidas proteccionistas encaminadas a defender sus sistemas productivos

nacionales. La consecuencia fue el colapso del comercio internacional, lo que agravó la fuerte

caída de la actividad económica mundial. Los efectos de la Gran Depresión no se empezaron

a superar hasta final de los años cuarenta cuando se instrumentó una política keynesiana a

nivel internacional. Fue el denominado Plan Marshall, financiado por EEUU, que permitió

reactivar las economías europeas.

5 LA EXPLICACIÓN CLÁSICA DE LA GRAN DEPRESIÓN

Ya que los economistas clásicos creían que siempre habría pleno empleo cuando la

economía estaba en equilibrio, ¿cómo explicaban las recesiones? y, en particular, ¿cómo

explicaron la mayor recesión de todas: la caída en la Gran Depresión entre 1929 y 1933? Su

respuesta fue que el desempleo masivo sólo existió cuando la economía estaba en
desequilibrio como resultado de perturbaciones sobre la economía. La economía se podía ver

perturbada principalmente por un desplazamiento de la curva de demanda agregada. Los

economistas clásicos se centraron en el dinero y en su poder de compra cuando analizaron la

demanda agregada. Al trazar cualquier función de demanda agregada los economistas clásicos

suponían que la cantidad de dinero era constante. Cualquier cambio en la cantidad de dinero

originaría un desplazamiento de la función de demanda agregada. Se movería ala derecha si la

cantidad de dinero aumentase y a la izquierda si se redujese. Según los economistas clásicos,

en 1929 la economía estaba cerca del equilibrio con pleno empleo en -a-, gráfico 2.5, con la

curva de demanda agregada DA1929. Entonces, debido a ciertas perturbaciones en el sistema

bancario y financiero, la cantidad de dinero en manos del público cayó entre 1929 y 1933

cerca de un 30% Como resultado de la disminución de la cantidad de dinero la curva de

demanda agregada se desplazó hacia la izquierda.

Ante esta disminución en la demanda, el pleno empleo aún habría sido posible si los

precios y los salarios hubieran descendido todo el tramo hasta Pe. Sin embargo, los precios y

los salarios presentaron rigideces a la baja; es decir, no cayeron rápidamente ante una

demanda débil y un alto desempleo. Una razón para estas rigideces se encuentra en que se
precisa tiempo para que los que buscan trabajo se percaten de que no encontrarán el empleo

que desean al salario que esperan. Sólo tras una búsqueda frustrante estarán dispuestos a

aceptar un salario inferior. Algo similar ocurre con las empresas, únicamente tras un periodo

de bajas ventas consentirán una bajada de precios. Debido a estas rigideces, los precios sólo

descendieron hasta 1933 en 1933, representado en el gráfico 2.6. Al permanecer por encima

de lo que requería el nuevo equilibrio, la cantidad de bienes y servicios comprados fue

inferior al nivel de pleno empleo potencial de la economía. Claramente, en el nivel de precios

P1933, la demanda agregada sólo era lo bastante grande para comprar la cantidad de

producción existente en el punto -b-. La economía estaba en una profunda depresión

De este modo, ante el colapso de la demanda, las rigideces de precios y salarios detuvieron

el movimiento descendente de la economía a lo largo de la función de oferta agregada. En vez

de ello, a medida que la demanda caía, la economía se movió a lo largo de la trayectoria a

corto plazo de A hasta B, gráfico 2.6, a una situación de desempleo. Sin embargo, los

economistas clásicos creían que, en ausencia de cualquier perturbación posterior en la

demanda, los precios y los salarios se ajustarían a la baja restaurando gradualmente el pleno

empleo. Aunque ello llevaría tiempo, la economía finalmente se movería a lo largo de la


nueva curva de demanda agregada desde -b- a -c-,de -c- hasta -d- y, finalmente, al nuevo

equilibrio de pleno empleo en -e-. Los economistas clásicos confiaban en que a largo plazo

los precios y los salarios se ajustarían, restaurando el pleno empleo. Este enfoque condujo a

los economistas clásicos a sugerir dos soluciones posibles a una depresión. Eliminar el origen

de la perturbación. Adoptar medidas para impedir un descenso en la cantidad de dinero o para

restablecerla en el caso de que ya hubiera disminuido. Si se hubiera mantenido estable la

oferta de dinero, la demanda agregada no habría disminuido y la economía no habría caído en

la depresión

5.1. Agilizar el tránsito de la situación de pleno empleo inicial a la nueva situación de

pleno empleo. Los trabajadores y las empresas podrían verse estimulados a aceptar

rápidamente menores salarios y precios, de modo que la economía se desplazara

rápidamente a su nuevo nivel de equilibrio de pleno empleo. Cuanto más dispuestos

estuviesen los trabajadores y empresarios a aceptar menores salarios y precios más

corto sería el período pasajero de desempleo y más pronto alcanzaría la economía su

equilibrio a largo plazo con pleno empleo Sin embargo, muchos economistas clásicos

fueron muy escépticos sobre la capacidad del Estado para ayudar a la economía

fomentando la flexibilidad a la baja de precios y salarios. En realidad, muchos creían

que cuando el Estado interviene en los mercados es probable que se mantengan los

precios altos y aumenten sus rigideces. Así, muchos economistas clásicos defendieron

una política de laissez faire, consideraron que el Estado debía tener un papel

reducido, no intervenir en la 19 economía y dejar que las fuerzas del mercado

actuasen para restablecer el pleno empleo


6 EL MODELO KEYNESIANO

John Maynard Keynes (1883-1946) no fue consciente de la gran revolución que supusieron

muchas de sus ideas expuestas durante los años treinta del siglo XX. Fue tal la transcendencia

y aceptación de sus recetas económicas que su desarrollo y fundamentación empírica supuso

la configuración de la macroeconomía como la disciplina que actualmente conocemos.

La obsesión de Keynes por el bajo crecimiento de la economía británica durante la primera

década de los años veinte del siglo anterior y la necesidad de sacar al Reino Unido de la

situación permanente de desempleo le llevó a romper con el carácter dogmático de las ideas

clásicas (las únicas existentes hasta su época). Para él las creencias en el largo plazo de la

teoría clásica son ingenuas porque tanto los empresarios como los trabajadores se guían por el

corto plazo y ello hace prolongar las recesiones. La crisis del 29 fue el entorno perfecto para

difundir su modelo económico. En el modelo que lleva su nombre se argumentaba el carácter

indispensable de la intervención del Estado para sustituir la apatía y agotamiento de la

iniciativa privada en las decisiones de compra e inversión. Sólo la visión de los políticos y

funcionarios, actuando con honradez y acierto, conseguiría sacar a la economía de las

recesiones.

Para los keynesianos el sistema de precios no funciona siempre de la forma ideal que

sugieren los clásicos. Cuando los precios no transmiten rápidamente las señales correctas a los

productores y los consumidores, la coordinación entre ambos puede fallar y el mercado puede

no alcanzar el equilibrio de pleno empleo tan alabado por los clásicos.

En las economías modernas, algunos precios son muy flexibles, pero otros no. Así, como

señalan O ‘Sullivan, y Sheffrin en su manual de texto (2007), se distinguen dos tipos de

precios: los precios subastan y los precios habituales. Los precios subasta son aquellos que se

ajustan diariamente a los cambios de la oferta y la demanda (es el caso de los productos
frescos como las frutas, las verduras o el pescado). En el otro extremo están los precios

habituales cuyas variaciones son muy lentas (entre éstos nos encontramos los precios de

muchas materias primas como los de la electricidad, los de bienes intermedios como el acero

o los de los bienes de capital como las máquinas herramienta). En la literatura económica, los

precios subasta se denominan precios flexibles y los precios habituales son conocidos como

precios fijos o rígidos.

Para Keynes hay un precio rígido determinante en el funcionamiento de la economía. Se

trata del precio del trabajo o, más conocido como salario. Los trabajadores suelen estar sujetos

a convenios colectivos, previamente pactados con los empresarios, en los que se impide

reducir sus salarios mientras estén vigentes dichos convenios. Es el caso de la mayoría de los

obreros o empleados por cuenta ajena, tanto públicos como privados

Sólo hay muy pocos trabajadores cuyos salarios varíen rápidamente con la demanda o la

oferta de sus cualificaciones. Tal vez la única excepción en este sentido sea la de aquellas

personas que posean unas aptitudes especiales altamente valoradas por la sociedad (actores de

cine, deportistas de élite o cantantes), pero esta población no deja de ser minoritaria y poco

representativa del conjunto de trabajadores de una economía

En la mayoría de las empresas, el coste productivo más importante es el coste laboral,

determinado por la cuantía de los salarios que se han de pagar. Si estos son rígidos a la baja

(piénsese en la presión de los sindicatos), los costes totales de las empresas también lo son, lo

que impide a las empresas reducir los precios. En consecuencia, la rigidez de los precios,

provocada por los salarios, reduce la capacidad de la economía para tender por sí misma al

pleno empleo.

Si a corto plazo los precios y los salarios son rígidos o fijos, la demanda agregada es la

fuerza que determina la producción a corto plazo y no la oferta agregada, como sugieren los
clásicos. Es decir, al existir contratos establecidos entre las empresas y sus proveedores de

factores de producción (convenios colectivos, precios fijados para el suministro de materias

primas, alquileres,...), a corto plazo las empresas hacen frente a las variaciones de la demanda

de sus productos ajustando la producción y modificando muy poco o nada los precios que

cobran a sus clientes.

Gráficamente, la curva de demanda agregada se seguiría representando igual que antes, es

decir, representando la relación inversa entre producción y el nivel de precios mediante una

línea decreciente (DA1 en la Figura 3.2). Sin embargo, si aceptamos el supuesto de la rigidez

de los costes empresariales la curva oferta agregada (OA) ya no puede ilustrarse, como en el

modelo clásico, como una recta vertical. Al contrario, la curva de oferta agregada será una

recta horizontal (o bastante plana) en el nivel de precios que se esté considerando constante

(por ejemplo, en el nivel Po de la Figura 3.2)


A largo plazo, según el modelo clásico, hemos visto que los precios era la única variable

que se ajusta completamente a los cambios de la demanda agregada. Ahora, en el enfoque

keynesiano a corto plazo, las variaciones de la demanda agregada se traducen esencialmente

en variaciones de la producción, no de los precios, debido a los contratos establecidos por las

empresas con sus proveedores. Esto es lo que refleja la Figura 3.2 con los sucesivos

desplazamientos hacia la derecha de la curva DA hasta el nivel de pleno empleo (es decir,

hasta la posición que hemos llamado DA4). Fijarse que el nivel de precios se mantiene en el

valor Po. Por tanto, en el contexto descrito en este modelo, las intervenciones políticas

dirigidas a aumentar la demanda agregada serían muy útiles para aumentar la producción y el

empleo.

Cuando la economía alcanza el nivel de pleno empleo (YPE), la conclusión es la misma

que la obtenida por el modelo clásico: los aumentos en la demanda agregada sólo provocarían

alzas en los precios, pasando, como en la gráfica, de Po a P1.

7 LA DEMANDA AGREGADA EN EL ENFOQUE

KEYNESIANO

Keynes analizó la demanda agregada a partir del estudio de los cuatro componentes del

producto nacional.

1.1. Los gastos del consumo privado.

1.2. La demanda de inversión.

1.3. Las compras de bienes y servicios por parte del Estado.

1.4. Las exportaciones netas.

El consumo privado es importante ya que es la base del proceso multiplicador de la política

económica y del que hablaremos en los próximos capítulos.


La demanda de inversión es fundamental debido a que Keynes la utiliza para justificar la

inestabilidad de la economía de mercado. Keynes sostenía que el gasto en bienes de capital

dependía de las expectativas de los empresarios, cuando la economía entraba en declive las

expectativas empresariales se volvían pesimistas recortando la inversión y agravando la

recesión. El gasto del Estado juega un papel clave en la economía keynesiana como remedio a

la inestabilidad económica. Si una disminución de la inversión hubiera sido la causa principal

de la depresión, sería irreal esperar que el restablecimiento de la inversión privada pudiera

sacar a la economía de la depresión, ya que las expectativas de los empresarios serían muy

pesimistas. Más bien era tarea del Estado proporcionar una solución mediante el incremento

del componente de la demanda agregada, directamente bajo su control. Es decir, era deseable

que el Estado aumentara su gasto para compensar el descenso en la inversión privada y, de

este modo, mantener el nivel global de demanda en la economía. Así, el gasto en

infraestructuras del Estado puede ser utilizado para compensar las fluctuaciones de la

demanda de inversión privada, jugando un papel estabilizador de la demanda agregada.

No mostraremos cómo responde la demanda de bienes y servicios a un cambio en el nivel

medio de precios, dado que esta cuestión será analizada en próximos capítulos2. La teoría
keynesiana sugiere que en tiempos normales la curva de demanda agregada es descendente,

tiene pendiente

8 LA OFERTA AGREGADA EN EL ENFOQUE KEYNESIANO

Los economistas clásicos reconocieron que los precios y los salarios podían presentar

rigideces temporales, habían usado esa rigidez para explicar períodos transitorios de

desempleo a gran escala cuando la demanda agregada descendía. Keynes enfatizó aún más las

rigideces. Bajo su punto de vista trabajadores y empresas rechazarían con firmeza cualquier

recorte de precios y salarios. Como resultado, ante una situación de desempleo masivo, los

precios y los salarios permanecerían rígidos indefinidamente.

Esta rigidez de precios y salarios significaba que existía un tramo horizontal en la función

de oferta agregada keynesiana, como se muestra mediante el segmento ab del lado izquierdo

del gráfico 2.8. Veamos por qué. Si partiendo de una posición inicial de pleno empleo en el

punto -a-hubiera un descenso en la demanda agregada, los precios permanecerían estables,

por lo que la caída en la demanda agregada se manifestaría en términos de un descenso en el

nivel de producción y no en los precios. Esto se muestra por el movimiento de -A- A -B-.

Además, si la demanda agregada se mantiene baja, la economía permanecería en una

depresión en b. Según Keynes, el remedio consistía en incrementar la demanda agregada.

Respondiendo a ello las empresas aumentarían la producción. Debido al gran número de

personas y de máquinas paradas se podría producir más a los precios existentes. La

producción aumentaría y la economía se movería hacia la derecha, a lo largo del tramo

horizontal de la función de oferta agregada, en dirección hacia A

Una vez la economía hubiera alcanzado el punto -a- (en situación de pleno empleo) Keynes

no presentaba ninguna objeción esencial al enfoque clásico de la oferta agregada. Como la

economía ya estaba operando a plena capacidad, cualquier incremento posterior en la


demanda agregada se reflejaría en mayores precios. La economía se movería verticalmente

hacia C.

En resumen, la función de oferta agregada keynesiana tiene dos tramos totalmente

distintos: uno horizontal y otro vertical


➢ El segmento horizontal, que es relevante para analizar los períodos de depresión y de

recesión, cuando una demanda inadecuada origina altas tasas de desempleo. Esta

sección horizontal de la curva de oferta agregada se denomina como tramo

keynesiano.

➢ El segmento vertical, que se alcanza cuando la demanda agregada fuera lo

suficientemente elevada para asegurar el pleno empleo. Posteriores incrementos de la

demanda sólo originarían inflación. Esta sección vertical de la oferta agregada se

conoce como tramo clásico.

Dado que la oferta agregada del modelo keynesiano, en forma de L al revés, es relevante

tanto para periodos de depresión como de pleno empleo, Keynes decidió titular a su libro

Teoría General: “He llamado a este libro Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero,

recalcando el sufijo general, con objeto de que el título sirva para contrastar mis argumentos y

conclusiones con los de la teoría clásica, en que me eduqué y que domina el pensamiento

económico, tanto práctico como teórico, de los académicos y gobernantes de esta generación

igual que lo ha dominado durante los últimos cien años. Sostendré que los postulados de la
teoría clásica sólo son aplicables a un caso especial, y no en general, porque las condiciones

que supone son un caso extremo de todas las posiciones posibles de equilibrio. Más aún, las

características del caso especial supuesto por la teoría clásica no son las de la sociedad

económica en que hoy vivimos, razón por la que sus enseñanzas engañan y son desastrosas si

intentamos aplicarlas a los hechos reales.

Desgraciadamente, el mundo es más complejo de lo que expone la simple curva en forma

de L. Desde los primeros días de la revolución keynesiana, los economistas reconocieron que

podría no existir un punto -a-, claramente definido, en el cual la economía repentinamente

alcanza el pleno empleo. A medida que la economía se expansiona, no todas las industrias

alcanzan su plena capacidad al mismo tiempo. En las industrias que se aproximan a su plena

capacidad, los precios empiezan a aumentar. Mientras, otras industrias operan aún por debajo

de su capacidad máxima y responden aumentando su producción a medida que la demanda

aumenta.

Así, hay un período en el cual están creciendo tanto la producción como el nivel de

precios. La economía sigue el tramo de la curva entre B y A. Cuando se mueve desde -b-

hacia A cada vez más empresas alcanzan su plena capacidad, por lo que un incremento de la

demanda se refleja cada vez más en el alza de precios y cada vez menos en el incremento de

la producción real. La curva se va haciendo más vertical hasta alcanzar el punto -a-

El tramo horizontal de la curva de oferta agregada fue utilizado por los keynesianos en su

explicación de la Gran Depresión. El tramo intermedio curvado entre B y A es el relevante en

tiempos más normales, cuando la economía no se halla ni en un auge inflacionario (la sección

vertical) ni en una depresión (la parte horizontal).


9 CONCLUSION

Smith fue optimista con su teoría dando como un hecho la posibilidad de que el

crecimiento económico fuera un proceso acumulativo, y pensando que el ingreso será cada

vez mayor por habitante, y si esto es como un sueño, es peor creer que todo el mundo podía

disponer de tierra. Obviamente todo esto se daría un mundo ideal. Ahora si unimos a Smith y

Keynes caemos entonces en creer que la mejor manera es subsidiar a los ciudadanos, para que

así de esta forma puedan cubrir sus necesidades. Lo que sí podemos apropiar y tomar como

referente de esa época a la actual es que es mejor darle trabajo a los individuos y así habrá

generación de recursos, por lo tanto inversión lo que crea un ciclo de economía creciente. Una

estrategia ideal sería crear programas nacionales de empleo, reales y aplicados para cada

sector, sin desmejorar las condiciones laborales ya establecidas, es decir una política laborar

ajustada a la realidad de cada país, esta es la única forma de generar riqueza, en eso si se está

de acuerdo con Smith. Las teorías como todo son perfectas, son ideas muy bien

fundamentadas, son la base del pensamiento, plantean soluciones que se aplican, han logrado

desarrollos significativos, han permitido el continuo cambio, tanto positivo y negativo, pero

en la realidad son maltratadas, modificadas, cambiadas, transformadas, como más le

convengan a las personas que la van a aplicar, por lo que hace falta, concientización de las

comunidades para implantarla de acuerdo a las necesidades de la sociedad y no a un grupo

reducido que la ajuste a su parecer o a su comodidad


10 BIBLIOGRAFÍA

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➢ Banco Interamericano de Desarrollo, 2002, Inversión extranjera directa en América

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➢ CEPAL, La Inversión Extranjera en América Latina y el Caribe, 2003.

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➢ https://www.imf.org/external/pubs/ft/fandd/spa/2014/09/pdf/basics.pdf

➢ https://www.bbva.com/es/keynes-para-dummies-de-que-se-habla-cuando-se-habla-

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➢ http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-

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➢ https://www.cerem.pe/blog/los-principios-de-fayol-y-las-funciones-basicas-de-la-

empresa

➢ http://fcaenlinea.unam.mx/2006/1130/docs/unidad4.pdf

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