Texto Descriptivo
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Texto Descriptivo
ORTOGRAFÍA Y REDACCIÓN
TEXTO NARRATIVO
ALUMNO:
DOCENTE:
HUÁNUCO – 2020
DEDICATORIA
“Agradecer principalmente a Dios, por darme
bienestar y salud, seguidamente a mis padres por la
dedicación, la forma de cuidarme día a día y por
enseñarme ser una persona de bien”
EL BARRIO DE ISCUCHACA
(TEXTO NARRATIVO)
EL BARRIO DE ISCUCHACA
ISCUCHACA, la historia de unos de los barrios de Huánuco que tenía más abolengo, su
presencia evoca los primeros tiempos de la ciudad.
Aquellos años, cuando se construyó la acequia madre, que corría de sur a norte, trayendo
las aguas límpidas del río Higueras, desde Yacutoma en Cabrito Pampa, hasta desembocar
en el río Huallaga, mediante la quebrada de Moras.
Luego se trazó una segunda acequia, la cual viene en forma diagonal, esta acequia también
trae aguas del río Higueras, en dos correntadas paralelas, al que se le llamó Acequión de
Dos Aguas, que llevaba agua al molino de Paltos y al molino de Batán, estos acequiones
discurrían por las calles del mismo nombre.
Este acequión al cruzar la Calle Real, que era la más importante de Huánuco; entre la cuarta
y la quinta cuadra de hoy Jr. Dos de mayo pasaba por debajo de un puente de piedra caliza,
que los quechuablantes lo llamaban Iscochaca: isco, cal y chaca puente.
El puente y el acequión han desaparecido por el impulso del progreso, que todo lo supera,
pero quedó para el barrio, quedó el nombre sonoro y poético de Iscuchaca.
En las coplas populares se le conocía a este barrio como Iscuchaca dulce, para darnos a
entender la dulzura de sus habitantes, o el sabor grato del ambiente, pero si observamos la
ubicación de barrio y de la calle, nos daremos cuenta que por su ubicación, era pase
obligado para los viajeros, que venían de Lima, Cerro de Pasco o Ambo, transitando por el
Camino Real, por esto se puede deducir que esta calle habían tiendas y pastelerías donde
vendían dulces, confituras, caramelos, miel de caña, chancaca y otras golosinas que
endulzaban el paladar y la vida de la gente, por eso se le llamó Iscuchaca dulce.
El jirón 28 de Julio de hoy, las cuadras uno y dos son del año 1960, año que se derruyó la
antigua y tradicional iglesia de San Sebastián, para construirse el actual templo, en ese
tiempo se demolieron la quinta y el molino de las señoritas Mansilla y las huertas de Paltos,
para dar lugar a la actual plaza de San Sebastián, acceso al puente del mismo nombre y al
inicio del Jr. 28 de Julio.
Iscuchaca, como San Pedro y San Juan, es un barrio que tiene precisas delimitaciones, pues
se llama Iscuchaca únicamente a esa calle que comprende la tercera, la cuarta y la quinta
cuadra de Dos de Mayo, desde la esquina de Tarapacá hasta la esquina de Junín, no más,
esto le ha dado personalidad y encanto a este lindo barrio.
El Iscuchaca de esos tiempos era un barrio distante y alejadísimo del centro, solo se pasaba
por Iscuchaca en tres oportunidades al año. Para visitar el Cementerio, de tránsito a la fiesta
de San Sebastián y para el año nuevo.
La caminata era larga, con coronas y ramos de flores confeccionados en casa, las familias
llegaban al cementerio para reverenciar a los abuelos y demás deudos el Día de los
Difuntos, cada 2 de noviembre. Ahí veía que el barrio era alegre, cuajado de tiendas y
casitas pintadas de blanquecina cal, con las puertas abiertas, en donde asomaban las vecinos
para saludar a las vecinas que iban o venían al cementerio, en considerable romería, y
conversar las novedades de la ciudad.
Además de las dulcerías y las panaderías había tiendas muy conocidas, como la de doña
Manuela Mirabal, la de Clorinda de Meza, y la de la Sra. Albertina, ellas abastecían a los
viajeros y vecinos.
Para que no faltara nada en este mundillo mágico, había peluquerías, y sastrerías como el
de don Leandro Espinoza, era un viejito sastre y peluquero, que de una u otra manera
siempre se entendía con las tijeras, como buen fígaro era hablador y que de tanto hablar
había veces se emocionaba de tal medida que cortaba hasta las orejas de los muchachos,
como le sucedió a Gumi Atencia en cierta vez, o los dejaba seplacos sin darse cuenta. El
sastre vivía atendido muy bien con su única hija la cual se llamaba Juanita, don Leandro se
movilizaba en una vieja bicicleta marca Raleigh.
En Iscuchaca había dos o tres chicherías famosas, famosas y de muy grata recordación por
sus chichas sabrosas y deliciosas, chichas de maní, y chicha de jora que eran bien
requeridas por los sedientos visitantes. También recordamos a doña Michi, en la esquina de
Dos Aguas, y la de doña Julia Herrera la quinta cuadra de Dos de Mayo. En las chicherías
sobre el mostrador y encima de un blanco mantel, se ponían unos enormes vasos de vidrio,
marca Herraje, tapados con platillos de loza, para evitar el polvo y las moscas. Había chicha
de jora verde y dulcecita, chicha dulcete, chicha picante y madura, y la inolvidable chicha
de maní, aceitocita y de buen cuerpo, con una pizca de canela molida que lo aromatizaba.
Así era el antiguo barrio de ischchaca, muy querida, muy dulce y muy añorada hoy en día
por los antiguos huanuqueños, los primeros en poblar la ciudad de Huánuco, los que aun
quedan en vida claro está.
EL DINERO
(TEXTO ARGUMENTATIVO)
EL DINERO
Hablar sobre este asunto es bastante contradictorio para todos, ya que conozco mucha gente
que puede prescindir del dinero, pero que jamás se negaría a hacerse millonario. Por mi
parte también tengo ese dilema; me gustaría tener una casa gigante, pero sé que, con ella, la
palabra hogar desaparecería; me encantaría tener los lujos que sueño, pero entonces mi
amor por la vida se haría añicos. El dinero es una puta que ofrece placer, más nunca cariño
sincero. No existe algarabía más grande que merecer las monedas que tienes y poseer las
cosas que las ganaste con tu esfuerzo y creatividad. Maradona era un genio y le dio la
felicidad más grande a toda una Nación (y al mundo) cuando jugaba por amor, ya todos
conocemos su historia cuando el dinero se apoderó de él.
Yo no tengo poco ni mucho, tengo lo suficiente para tomarnos un café y mirar las estrellas
juntos. No es más rico el que no tiene carencias, sino el que hace de esas carencias una
oportunidad para ser mejor. Hace poco estaba saliendo con 2 chicas espectaculares; una me
pidió que me quedara y le dije que tenía prisa y no estaba preparado para una relación; a la
otra le pedí yo que se quedara: "quedarme a tu lado para qué, si tengo todo el mundo para
recorrerlo sola", me negó. La primera persona era una Economista algo mayor y lucía en su
pared, tres diplomas de posgrados; su salario cuadruplicaba el mío y su vida estaba
dedicada al trabajo que otros hacían; me senté a charlar con ella y entendí que el dinero no
hace a las personas más buenas ni siquiera más interesantes; ella era fría, vacía y dudo que
alguna vez haya leído un verso o disfrutado placenteramente de un acorde de guitarra;
después de una breve plática, entendí que no podría estar más de 2 horas con ella. La
segunda era una chica de 25, amante de la vida y su familia; estudiaba Turismo y se hacía
cargo de una madre enferma y sus dos hermanos menores; divertida a más no poder, libre,
muy amable y cantora de valses; salía los domingos al campo, solo para tomarle unas fotos
a las flores y escuchar el cantar de los ruiseñores, ¿le interesaba el dinero? Claro que sí,
soñaba con llevar a su madre a México y visitar Aguas Calientes con sus hermanos:
"Cuando tenga más de la cuenta, voy a donarlo todo", decía.
El dinero es una cifra tan necesaria, pero a la misma vez tan ridícula; díganme con qué
cantidad de dinero podemos comprar el cariño de la persona que amamos; explíquenme con
cuántos miles puedo volver a ver la sonrisa de mi abuelo ya fallecido; háganme saber
cuánto cuesta regresar a los 10 años cuando nada importaba más que leer los yaravíes de
Melgar. Las cosas que realmente tienen valor para el ser humano, no las compra el dinero,
sino el amor, la esencia y la verdad. Nada sabemos y lo que sabemos lo aprendimos cuando
no sabíamos del dinero: caminar, hablar y reír.
Mis últimas noches se han llenado de fantasías frívolas y a veces espantosas: "Me
encuentro en un lugar (Europa), caminando con una camisa Christian Dior, al compás de
las caravanas del Carnaval de Venecia; llego a un escenario donde me espera un público;
mi palabra vale oro; subo al estrado; la gente calla; todos me escuchan, pero ahí en el
centro, no puedo articular un solo vocablo; el silencio me ahoga, sudo, lloro y pregunto el
porqué; me aparece una mujer mayor muy bella y me da una respuesta: tu corazón lo
sabe"...
¿Qué será de mí más adelante? Dios no avisa, pero le he pedido muchas veces un equilibrio
entre lo que soy y lo que tendré. Mi círculo más íntimo sabe que no me apetece demasiado
el dinero, conocen que quiero irme de esta vida con algún reconocimiento por lo que soy,
mas no por lo que tengo. Quiero que la gente me recuerde por una idea, un suceso
memorable o simplemente porque a pesar de mis errores, siempre tuve las intenciones de
ayudar y hacer de este mundo, un lugarcito mejor.