Libro de Romanos
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Romanos
RESPUESTA
Libro de Romanos
Romanos 3:9-11, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna
manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo
pecado. Como está escrito: ‘No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No
hay quien busque a Dios.’”
Romanos 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 8:9, “Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es
que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, no es de él.”
Romanos 8:28, “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan
a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
Romanos 8:37-39, “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por
medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la
vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni
lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor
de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Romanos 12:1, “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional.”
Romanos 12:19, “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo
bueno.”
Romanos 16:17, “Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan
divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y
que os apartéis de ellos.”
Breve Resumen: Pablo estaba entusiasmado con la idea de poder ministrar al fin
en esta iglesia, y todos estaban bien enterados de este hecho (Romanos 1:8-15).
La carta a los Romanos fue escrita desde Corinto justo antes del viaje de Pablo a
Jerusalén para llevar las ofrendas que le habían sido entregadas para los pobres
de allá. Él había intentado ir a Roma y posteriormente a España (Romanos
15:24), pero sus planes fueron interrumpidos cuando fue arrestado en Jerusalén.
Eventualmente él iría a Roma pero como prisionero. Febe, quien era un miembro
de la iglesia en Cencrea cerca de Corinto (Romanos 16:1), es quien
probablemente llevó la carta hasta Roma.
Aplicación Práctica: El libro de Romanos deja en claro que no hay nada que
podamos hacer para salvarnos a nosotros mismos. Cada “buena” obra que
hayamos hecho alguna vez, es como un trapo inmundo ante Dios. Así que
tenemos sobre nosotros la sentencia de muerte por nuestras transgresiones y
pecados, de la que solo la gracia y misericordia de Dios puede salvarnos. Dios
expresó esa gracia y misericordia al enviar a Su Hijo, Jesucristo, a morir en la
cruz en nuestro lugar. Cuando entregamos nuestras vidas a Cristo, ya no somos
controlados por nuestra naturaleza de pecado, sino que somos controlados por el
Espíritu. Si confesamos que Jesús es el Señor, y creemos que Él fue levantado de
los muertos, somos salvados, nacidos de nuevo. Necesitamos vivir nuestras vidas
como una ofrenda a Dios, como un sacrificio vivo para Él. La adoración del Dios
que nos salvó, debe ser nuestro más alto deseo. Tal vez la mejor aplicación de
Romanos sería aplicar Romanos 1:16 y no avergonzarnos del evangelio. En vez de
ello, ¡seamos todos fieles en proclamarlo!